Campos de concentración de las dictaduras latinoamericanas. Una mirada filosófica.

Share Embed


Descripción

ART Í C ULO

Campos de concentración de las dictaduras latinoamericanas. Una mirada filosófica MARIELA AVILA IDEA/USACH Doctora en Filosofía

Resumen

Abstract

En el presente artículo se lleva a cabo una reflexión

This article sets forth a philosophical approach to the

filosófica sobre los campos de concentración de las dic-

concentration camps created by the Latin American dic-

taduras latinoamericanas. Para ello se analiza su cons-

tatorships. We examine their legal and political estab-

titución jurídico-política a partir del estado de excep-

lishment stemming from the state of emergency and its

ción y de su relación con los Lager nazis. Esto permite

relationship with the Nazi Lagers. This provides insight

vislumbrar las características propias de los campos de

into the specific characteristics of Latin American con-

concentración latinoamericanos, donde cobra particular

centration camps, where politics plays a crucial role. In

importancia el lugar de lo político. En estos espacios, la

these spaces, the relationship between life and politics

relación entre la vida y la política se materializa en prác-

is materialized by practices of torture and dehumaniza-

ticas de tortura y deshumanización, que buscan hacer

tion, which aim at doing away with the allegedly subver-

desaparecer a un sujeto político considerado subversivo.

sive political subject.

Palabras clave: Campos de concentración - Latino-

Key words: Concentration camps - Latin America - Nazi

américa - Lager nazi - tortura - desaparición.

Lager - Disappearance.

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

Campos de concentración de las dictaduras latinoamericanas. Una mirada filosófica MARIELA AVILA

I “¿Qué ha sucedido? ¿Por qué sucedió? ¿Cómo ha podido suceder?”1 Estas son las preguntas que Hannah Arendt realizó para tratar de comprender una nueva forma de gobierno, el totalitarismo, y sus instituciones más descarnadas, los campos de concentración. Considero que las preguntas de Arendt, dirigidas al mundo, pero también a sí misma, se sostienen como un grito que atraviesa una densa noche de niebla que se 1

Arendt, Hannah, Los Orígenes del totalitarismo, Madrid: Alianza Editorial, 1987, p. 458.

cierne sobre la comprensión. A simple vista, las demandas de Hannah Arendt podrían parecer simples, incluso cotidianas, pero una mirada más atenta pone en evidencia la profundidad que estas encierran. En efecto, los interrogantes arendtianos dan cuenta ISSN 0718-9524

216

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

de la desesperación y el desconcierto de quien no puede abarcar con el entendimiento la magnitud de ciertos sucesos. Así, las preguntas de Arendt se constituyen en la punta del hilo que busca desenmarañar el ovillo de ciertos acontecimientos que dan un nuevo carácter al horror conocido hasta ese momento en la historia. En efecto, el ejercicio de un pensar “sin barandillas”2 que emprende la autora, busca ahondar en las especificidades del acontecimiento totalitario y no simplemente asimilarlo a algo que ya haya acontecido con anterioridad en la historia, como sería el primer impulso natural3. Los interrogantes de Arendt se dirigen a lograr una comprensión de la novedad histórico-político-filosófica que implica el totalitarismo ya que, según Arendt, cada acontecimiento es fruto de una cristalización particular de sucesos, lo que le brinda un carácter de diferencia respecto a los otros eventos. El vislumbrar la Historia como una cristalización aleatoria, que no sigue un orden preestablecido, es decir, que no es resultado directo de acontecimientos previos, ni condición de eventos futuros, se hace patente en la reflexión de Arendt sobre el totalitarismo y los campos de concentración. Entonces, desde esta perspectiva analítica —que permite la entrada del azar en el campo de la Historia— el movimiento totalitario se convierte en un evento particular, cuyas consecuencias ponen en jaque las herramientas conceptuales y morales con las que los hombres han pensado tradicionalmente lo humano, la Historia y la Política. Si bien este análisis arendtiano sobre la radical novedad del totalitarismo podría verse como problemática, pues una lectura rápida y poco profunda podría tildarlo de 2

Cfr., Birulés, Fina, Una herencia sin testamento. Hannah Arendt, Barcelona: Herder, 2007.

3

Cfr., Arendt, Hannah, La nature du totalitarisme, Paris: Payot, 1990.

eurocentrista, considero que, en gran medida, la radical novedad que Arendt advierte en el totalitarismo guarda una relación directa con su principal institución: los campos de concentración. En efecto, algunas de las críticas que recibe Arendt en este respecto dicen relación con su aparente imposibilidad de analizar otros acontecimientos de ISSN 0718-9524

217

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

carácter tan horroroso como el totalitarismo. Así, diversas matanzas a lo largo de la Historia, como la Conquista de América, el Colonialismo Africano y Asiático, o el Genocidio Armenio, parecieran pasar a un segundo plano frente al asesinato de los judíos en la Segunda Guerra Mundial. No obstante, creo que la novedad que ve Arendt en el totalitarismo no guarda relación con la cantidad de muertes, sino con el modo en que son producidas esas muertes, es decir, con la maquinaria productiva que posibilita el asesinato masivo. Tal maquinaria no es otra que el campo de concentración y exterminio, al que Arendt considera un “escollo” para logar una correcta comprensión de lo acontecido. “La tesis de este escrito, es que la institución de los campos de concentración y de exterminio (…) puede muy probablemente llegar a ser ese fenómeno inesperado, ese escollo en la comprensión adecuada de la política y la sociedad contemporáneas”.4 En ningún caso es la intención de este escrito realizar una apología de las ideas de Arendt, sin embargo, considero importante este punto, porque a la vez, me permite aclarar mi propia intencionalidad frente al problema de los campos de concentración y exterminio. En efecto, la reflexión que trato de desarrollar aquí no desconoce las matanzas, los asesinatos, la violencia y el dolor sin límites que han acontecido en la Historia. Es decir, no creo que la Segunda Guerra Mundial, y los campos de concentración, sean el paradigma de la violencia y el horror, ya que no creo que un suceso histórico en particular sea el abanderado del dolor y trascienda el tiempo bajo esa categoría. Desde esta perspectiva, la Historia puede verse como un gran campo de batalla, plagado de acon4

Arendt, Hannah, “Las técnicas de las ciencias sociales y el estudio de los campos de concentración”, en Ensayos de comprensión, Madrid: Caparrós, 2005, p. 283.

tecimientos que afincan en el horror y la injusticia. No es la intención de este trabajo entrar en los detalles de cada uno de dichos acontecimientos, ni si quiera enumerarlos, pero sí tratar de mostrar por qué es posible encontrar en los campos de concentración nuevos elementos que se encuentran ausentes en estos otros sucesos previos.

ISSN 0718-9524

218

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

Sumando mi reflexión a la de Arendt, creo que es posible ver una serie de factores absolutamente novedosos en los campos de concentración. Uno de estos factores, y quizá el más importante, es la organización perfecta —cual una maquinaria— de los campos de concentración, pues en estos espacios de excepción se lleva a cabo una sistemática producción de la muerte. En efecto, el aspecto operativo de estos dispositivos evidencia una faceta productiva dentro de su “antiutilidad”5, cuyo producto final es la muerte y la des-humanización de millones de sujetos. Arendt busca mostrar cómo en estos “laboratorios de la muerte” se experimenta con la humanidad de los hombres, hasta convertirlos en algo diferentes de sí mismos e incluso de su especie. El papel de una racionalidad técnica puesta al servicio del exterminio y la muerte da cuenta del modo en que la razón —estandarte y tesoro de la modernidad— puede actuar en vistas a la deshumanización de los hombres. Esa racionalidad, a la que podríamos llamar instrumental, cobra su mayor visibilidad en los campos de concentración. En efecto, son los Lager nazis los espacios en donde se desarrolla una técnica metódica, calculada y efectiva de producción del dolor y la muerte. Entonces, según Arendt, lo que ocurre dentro de estos laboratorios de la muerte es lo que desafía al pensar y le impone la tarea de elaborar nuevas categorías para tratar de lograr su comprensión. Ahora bien, la idea que sustenta este escrito es que los campos de concentración no tuvieron sólo lugar durante la Segunda Guerra Mundial, sino que su estructura trasciende dicho momento histórico, y que es posible encontrarlos en otros tiempos y lugares más cercanos a nuestra realidad histórico-política contemporánea. Creo, en efecto, que durante las últimas dictaduras del Cono Sur se erigió la estructura de la excepción, por lo que sería posible encontrar operando campos de concentración en dichos perio5

Cfr., Arendt, Hannah, op. cit., 1987, p. 661 y ss.

dos políticos. Es necesario aclarar que no es mi intención realizar una simple traspolación categorial, es decir, aplicar las categorías analíticas con que se pensaron los Lager ISSN 0718-9524

219

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

nazis a otros campos de concentración en la Historia sin ningún tipo de mediación. Por el contrario, esta reflexión busca tener en cuenta las especificidades propias de cada suceso, centrándose precisamente en sus particularidades. No obstante, creo que la batería conceptual surgida a partir del análisis de los campos nazis puede presentar un interesante rendimiento filosófico al momento de pensar los campos de las últimas dictaduras latinoamericanas del Cono Sur.

II En esta línea, las preguntas de Arendt —“¿Qué ha sucedido? ¿Por qué sucedió? ¿Cómo ha podido suceder?”— que se dirigían a lograr una comprensión de la magnitud del horror acontecido en la Alemania nazi, se convierten en una suerte de guía al momento de reflexionar sobre los campos de concentración de las dictaduras latinoamericanas. Creo que estas interrogantes tienen la potencialidad de iluminar otros sucesos, no ajenos al dolor y al horror, que demandan también un ejercicio de comprensión. Hay sucesos de nuestro reciente pasado político que interpelan hoy a la Filosofía, pues su cercanía y —a la vez— lejanía temporal, los coloca en el centro de la reflexión. Uno de estos sucesos son, precisamente, los campos de concentración de las últimas dictaduras latinoamericanas. Al hablar de dictaduras latinoamericanas en conjunto, atiendo a las palabras de Marcelo Raffin, quien indica que las dictaduras del Cono Sur se inscriben en un registro común interno, relativo al terrorismo, a los golpes de Estado y a la disrupción de la vida constitucional. En efecto, uno de los elementos comunes de esta forma de gobierno es el quiebre de la vida constitucional y la instauración de estados de excepción, que suspenden la continuidad de estados de Derecho. ISSN 0718-9524

220

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

Ahora bien, junto a este registro común interno, se agrupan ciertos factores externos, como los pactos clandestinos de cooperación represiva que respaldaron los golpes militares de América Latina. Estos pactos de cooperación tenían entre sus tareas moldear una sociedad y un ciudadano que se ajustaran a las necesidades de las nuevas prácticas políticas y económicas que se buscaba imponer. En este sentido, dice Raffin: “…las dictaduras del Cono Sur implicaron la creación de un nuevo modelo social, construido a partir de una política de terror ejercida desde el Estado”6. El terror y la violencia son administrados estatalmente, siendo su punto visible, e incluso neurálgico, los campos de concentración. Respecto al caso chileno, dice Tomás Moulian: “La Comisión Rettig demostró de manera brutal y fehaciente que las prácticas de fusilamientos, desapari Raffin, Marcelo. La experiencia del horror. Subjetividad y derechos humanos en las dictaduras del Cono Sur, Buenos Aires: Del Puerto, 2006, p. 158.

ciones y torturas con consecuencia de muerte eran institucionales.”7 En esta línea, se

Moulian, Tomás, “El gesto de Agüero y la amnesia”, en Verdugo, Patricia (Ed.), De la Tortura no se habla. Agüero versus Meneses, Santiago de Chile: Catalonia, 2004, p. 55.

administración del terror.

6

7

8

En relación a la Doctrina de Seguridad Nacional: “Esta doctrina fue implantada durante la década de 1960 y 70 en toda América Latina, siendo los casos más conocidos en Sudamérica Brasil, 19641985; Argentina, 1976-1983; Bolivia, 1971-1978; Uruguay, 1973-1984; y Chile, 1973-1990.” Colectivo de Memoria Histórica Corporación José Domingo Cañas, Tortura en poblaciones del Gran Santiago (1973-1990), Santiago de Chile: ByJ Impresores, 2005, p. 35.

puede ver claramente que los campos de concentración son mecanismos implementados por el Estado, lo que los convierte en sus principales instituciones represivas y de Si bien, cada proceso político latinoamericano tuvo sus propias características, hay un número de elementos teóricos y prácticos que nos permite hablar de las dictaduras latinoamericanas en conjunto. Así, la Doctrina de Seguridad Nacional, aplicada a la mayoría de los países Latinoamericanos, da cuenta de las similitudes estructurales que respaldaron a los procesos militares que buscaban reorganizar la Nación8. En este contexto, se instauran estados de excepción que propician la aparición de campos de concentración destinados a albergar y torturar a aquellos sujetos que, a partir de una supuesta disidencia política, se opusieran a los proyectos de Estado-nación deseados por las Juntas Militares. Un punto fundamental es la nominación que en América Latina reciben estos espacios de excepción, pues parece no haber un nombre instituido para referirse a ellos. ISSN 0718-9524

221

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

Hay pensadores que los llaman “campos de concentración”, mientras que otros, prefieren utilizar un lenguaje jurídico-político, y denominarlos “centros de detención clandestina”9. Entonces, ¿cómo llamar a estos ámbitos del horror? ¿Es posible hablar de campos de concentración en América Latina? El uso de este nombre, a primera vista, podría parecer una simple homologación entre estos espacios de prisioneros en Latinoamérica y los Lager nazis de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, es necesario notar que los campos de concentración no surgen con el nazismo, sino que sus orígenes pueden encontrarse en el último cuarto del siglo XIX. Además, todos los testimonios de los prisioneros de estos espacios de excepción hablan directamente de campos de concentración. Dado lo anterior, creo que no sólo es posible hablar de campos de concentración en Latinoamérica, sino que también es necesario. Para clarificar estas ideas haré una pequeña genealogía de la irrupción y transformación de estos espacios en la Historia contemporánea.

III Sobre el surgimiento de los campos de concentración en la Historia existen dos versiones, por un lado, hay quienes sitúan su aparición a fines del siglo XIX en Cuba, en el contexto de la Guerra Independentista con España. Mientras que por otro lado, hay quienes ven el origen de los campos de concentración en Sudáfrica, en el último cuarto del siglo 9

Raffin, Marcelo, op. cit., p. 158.

10

Cfr., Agamben, Giorgio, Homo sacer I. El poder soberano y la nuda vida, Valencia: Pre-textos, 2006 y Arendt, Hannah, op. cit., 1987.

XIX, en la Guerra entre los Boérs y el Imperio Británico10. Lo que intento mostrar es que estos espacios existían antes de la Segunda Guerra Mundial, incluso en territorio alemán, donde durante la Primera Guerra Mundial albergaron enemigos políticos. No obstante, si bien estos espacios excepcionales se implementaban desde el siglo XIX, ISSN 0718-9524

222

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

es necesario mencionar que durante el gobierno nazi adquieren algunas características novedosas. Así, la principal de estas nuevas características durante el nazismo, es la de constituirse como un espacios de exterminio11. Si bien en los campos cubanos y africanos la muerte no estaba ausente, esta se producía más bien por abandono que por acción directa de los administradores del campo. Ahora bien, los campos de concentración alcanzan su momento extremo al convertirse en espacios donde se lleva a cabo una meticulosa, sistemática y planificada producción de la muerte, y esto ocurre, justamente, durante el periodo nazi12. Este es, precisamente, el elemento que busca destacar Arendt: el momento en que los campos de concentración se convierten en fábricas de la muerte, donde la existencia humana pierde todo valor. En efecto, en ese contexto, la vida de los prisioneros pierde toda valía política, y su existencia queda a merced de una violencia y un terror descarnado, pues no hay un estado de derecho que garantice la 11

La característica del exterminio planificado es precisamente el elemento que me permite centrar este análisis en los Lager nazis, y separarme de los gulags rusos, ya que en los primeros se desarrolla una mecánica productiva alrededor de la muerte que está ausente en los segundos, donde los prisioneros morían por abandono e inanición. En efecto, es la producción sistemática del dolor y la muerte lo que me interesa abordar en este trabajo.

12

Cfr., Arendt, Hannah, op. cit., 1987, p. 661.

13

Aguilar, Héctor Orestes. Carl Schmitt, teólogo de la política, México: Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 23.

dignidad de estos hombres. La situación jurídico-política permite reunir a estos espacios en un conjunto común, el del estado de excepción, pues todos se construyen al margen de la legalidad. Si bien ya he adelantado esta noción, para comprenderla con mayor profundidad es necesario acudir al pensamiento de Carl Schmitt, jurista alemán que busca justificar legalmente la existencia y el mantenimiento del régimen nazi en el poder. Así, según Schmitt, el estado de excepción es una especie de quiebre temporal en la linealidad de la legalidad, una suspensión del Derecho que tiene por fin mantenerlo. “El caso excepcional, no descrito en el orden jurídico vigente, puede a lo sumo definirse como un caso de necesidad extrema, de peligro para la existencia del Estado o algo semejante”13. En efecto, este recurso jurídico suspende el Derecho excepcionalmente, para luego poder restablecerlo. La declaración del estado de excepción es prerrogativa exclusiva del soberano, que es quién decide sobre el caso normal y el caso anormal. Entonces, al ISSN 0718-9524

223

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

quedar suspendido el marco legal rigen decretos con fuerza de ley, que según Derrida, se caracterizan por ser mera fuerza sin ley14. La estructura jurídico-política que posibilita la aparición, implementación y mantenimiento de los campos de concentración es el estado de excepción, ya que durante estos periodos se abre un margen de violencia que puede recaer sobre la población. En este contexto, torturas y tormentos inimaginables hacen del cuerpo de los prisioneros el blanco de sus flagelos. Ahora bien, si seguimos la reflexión de Benjamin en la “Octava Tesis de Filosofía de la Historia”, hay que considerar que el estado de excepción ha devenido regla, esto es, que se ha extendido y dejado de ser un caso excepcional para convertirse en normal. “La tradición de los oprimidos nos enseña que el ‘estado de excepción’ en que vivimos es la regla. Tenemos que llegar a un concepto de historia que le corresponda. Entonces estará ante nuestros ojos, como tarea nuestra, la producción del verdadero estado de excepción; y con ello mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo”.15 De esta tesis se hace eco Agamben para mostrar que cada vez que se decreta un estado de excepción se dan las condiciones estructurales para que emerja un campo de concentración, sumiendo a la vida en una particular relación con la Política. En este sentido, la suspensión de la vida democrática para garantizar su continuidad fue, precisamente, la fórmula que utilizaron las juntas militares de los países latinoamericanos, que escudadas en procesos de reorganización nacional, buscaron 14

Derrida, Jacques. Fuerza de ley. El fundamento místico de la autoridad, Madrid: Técnos, 2008.

15

Benjamin, Walter. La dialéctica en suspenso. Fragmentos sobre la historia, Santiago de Chile: LOM-Universidad Arcis, 1996, p. 53.

instaurar un orden particular, amenazado por las prácticas políticas de una disidencia subversiva. La suspensión de la legalidad, que conllevó al quiebre de los derechos y las garantías de la ciudadanía, tuvo claras consecuencias en el espacio público, resintiendo las relaciones personales e institucionales. Así, sobre el caso chileno dicen Loveman y Lira: “En circunstancias de crisis, los regímenes de excepción, la suspensión de las garantías constitucionales, la concesión de facultades extraordinarias al Ejecutivo, y ISSN 0718-9524

224

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

la usurpación del poder en algunos casos, fue la respuesta reiterada desde el antiguo orden a las demandas para reformar, modernizar y liberalizar la vida chilena.”16 La instauración de estados de excepción fue la respuesta no sólo del Estado chileno, sino la de aquellos países latinoamericanos que instalaron el terrorismo de Estado como modo de gobierno, dando por tierra toda posibilidad de reparo legal. A partir de lo anterior, creemos haber dado cuenta de modo suficiente del motivo jurídico-político por el que los espacios que se constituyeron al margen del derecho, posibilitando prácticas de terror y muerte sobre la población, pueden ser llamados en América Latina campos de concentración.

IV En el contexto de lo presentado, es posible ver ciertas similitudes estructurales entre los campos de concentración latinoamericanos y los Lager nazis. No obstante, es necesario remarcar que estos espacios tienen numerosas diferencias, que son las que precisamente, le dan su especificidad a cada acontecimiento histórico. Entonces, aunque en ambos casos nos encontramos ante un dispositivo excepcional que tiene una función específica, creemos que esta función es diferente en cada caso, y que esta diferencia se centra, principalmente, en su relación con el ámbito político. Si bien no es posible pensar que los Lager nazis estaban exentos de prácticas políticas, no era una cuestión de filiación o mi16

Loveman y Lira, “Marco Histórico: Terrorismo de Estado y Tortura en Chile”, en Verdugo, Patricia (Ed.), De la Tortura no se habla. Agüero versus Meneses, Santiago de Chile: Catalonia, p. 202.

litancia el elemento que determinaba quienes quedarían apresados en estos espacios. Por el contrario, en los campos latinoamericanos es precisamente el factor de la filiación política el que determinó que miles de sujetos se convirtieran en prisioneros, y luego, en desaparecidos. El uso desmedido de la tortura y la violencia descarnada ISSN 0718-9524

225

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

aplicadas desde el aparato Estatal sobre cuerpos considerados sacrificables, tuvo como fin el mantener en movimiento una maquinaria que se alimentaba de la captura de vidas. Esas vidas consideradas indignas, a las que se buscaba despolitizar y en última instancia deshumanizar, eran el elemento que permitía el funcionamiento de los campos de concentración. En este contexto, el sujeto político disidente era un “otro” al que era necesario exterminar, pues su sola existencia impedía el orden y la paz social. La presencia de ese “otro” al interior del cuerpo social alteraba un proyecto que buscaba elevar los valores establecidos como hegemónicos sobre la Patria, Dios y la familia. En este sentido, y aludiendo al caso argentino, dice Pilar Calveiro: “La política argentina (…) se basó durante décadas en una concepción de tipo binario. La noción del Otro, peligroso, al que es preciso destruir, estaba profundamente arraigado en las representaciones y prácticas políticas.”17 Para apoyar esta reflexión hacemos uso de la noción de Racismo de Estado18 analizada por Foucault, para quien este mecanismo opera a partir de una segregación o corte al interior del cuerpo social, que marca una división de carácter biológico entre quienes merecen vivir y quiénes no. Esto puede verse con claridad en el caso del régimen nazi, donde una característica biológica fue suficiente para decretar la muerte de millones de personas. No obstante, este análisis, visto a la luz de las dictaduras latinoamericanas, cobra otro cariz. En efecto, si bien es posible encontrar un factor que divide el cuerpo social entre vidas que merecen vivir y vidas que no, ya no es un elemento biológico el 17

Calveiro, Pilar, Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina, Buenos Aires: Colihue, 2008, p. 152.

18

Cfr. Foucault, Michel, Defender la sociedad, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2001.

que marca este límite, sino que la diferencia la instala ahora el factor ideológico. Así, la existencia que se busca aniquilar porque enferma el cuerpo social ya no es el judío ni el homosexual, sino el comunista, el guerrillero o el subversivo, considerados una amenaza y un factor de alteración social y política. Este diagnóstico se actualiza en políticas represivas y desaparecedoras, que sumen a la población en un terror generalizado. ISSN 0718-9524

226

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

La tortura juega un papel primordial en este contexto, y es a la vez, uno de los elementos que caracteriza a los campos de concentración latinoamericanos. Si bien en los Lager había sectores destinados a la tortura, su fin era el aleccionamiento o el castigo de actos particulares, como robos o intentos de huida. Sin duda, las condiciones de vida dentro de los campos de concentración pueden considerarse en sí mismas una tortura, pero en este análisis hacemos alusión a la práctica constante, consciente y sistemática de causar dolor sobre el cuerpo del prisionero. Respecto al elemento teleológico que tiene la tortura, dice Roberto Garretón: “(…) la tortura a una persona debe perseguir obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación.”19 Por cierto, cuando uno lee en los testimonios los relatos sobre las torturas y las violaciones emerge una mezcla de vergüenza, dolor, rabia e impotencia al conocer la gran diversidad de crueles métodos para ocasionar terror y dolor en los prisioneros. Al respecto, dice Pilar Calveiro: “El tormento fue la ceremonia iniciática de cada uno de los campos de concentración-exterminio. La llegada a ellos implicaba automáticamente el inicio de la tortura, instrumento para “arrancar” la confesión, método por excelencia para producir la verdad que se esperaba del prisionero, criterio de verdad para producir 19

Garretón, Roberto. “Una perspectiva desde el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. ¿Qué es ser Torturador?”, en Verdugo, Patricia (Ed.), De la Tortura no se habla. Agüero versus Meneses, op. cit., p. 154.

20

Calveiro, Pilar, Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina, op. cit., p. 60.

el quiebre del sujeto”20. De esta manera, es posible ver que el modo en que el campo de concentración operó en América Latina tiene ciertas particularidades que no es posible encontrar en otros campos. En gran medida, estas particularidades estás dadas precisamente por el uso sistemático de la tortura sobre los cuerpos individuales. Pilar Calveiro habla del proceso de vaciamiento que sufren los prisioneros en los campos del Cono Sur, lo que no puede dejar de remitirnos al proceso de des-humanización al que alude Arendt en Los ISSN 0718-9524

227

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

Orígenes del totalitarismo. Allí, la filósofa judía hace referencia a un proceso que busca destruir la humanidad de los hombres, cuyo primer paso es la destrucción de la persona jurídica por la falta de respaldo legal que ampare esas vidas. Quienes son deportados son exceptuados de la sociedad civil, e incluso, dice Arendt, del mundo de los vivos. El segundo paso es la destrucción de la moralidad de los prisioneros, mientras que el tercero es el quiebre de la individualidad o de la personalidad21. Cuando un sujeto pierde aquello que lo hace único y lo diferencia de los demás, se vuelve un ser superfluo, sin capacidad de resistencia ni de concertación política. En esta línea, sobre el proceso de vaciamiento que sufren los prisioneros en los campos latinoamericanos dice Calveiro: Si bien el objetivo final de los campos de concentración era el exterminio, para completar su circuito y obtener la información que alimentaba el dispositivo, los campos necesitaban transformar a las personas antes de matarlas. Era una transformación que consistía básicamente en deshumanizarlas y vaciarlas, procesarlas por medio de la tortura para que aceptaran los mecanismos del campo y colaboraran con ellos. Una parte central de esta transformación consistía en borrar en el hombre toda capacidad de resistencia.22

El ingreso al campo de concentración implicaba también el ingreso a un universo desconocido de torturas, cuyo fin era la búsqueda de información para lograr más detenciones y secuestros, lo que, en algún momento, llevaría a la aniquilación total de los elementos considerados subversivos. Dice Calveiro, “Hay una autentica labor del campo de concentración para destruir al hombre; para eso usa la tortura, el terror y un conjunto de mecanismos de deshumanización y despersonalización”23. Estas prácticas 21

Arendt, Hannah, op. cit., 1987, pp. 661 y ss.

muestran cómo, a partir del uso de la tortura se busca quebrar la condición humana de

22

los hombres, para llevarlos a un límite en que su existencia se convierta en una mera

23

vida biológica, sin atisbos de humanidad que pueda oponer alguna clase de resistencia.

Calveiro, Pilar, op. cit., p. 93.

Calveiro, Pilar, ibídem, p. 100.

ISSN 0718-9524

228

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

El uso de la tortura, presente en todos los campos de concentración latinoamericanos, buscó diezmar la posibilidad de concertación política de los hombres, sometiéndolos a prácticas brutales con un alto grado de humillación y violencia. No obstante, y en esto concuerdan Arendt y Calveiro, la condición humana puede ser reestructurada, esto quiere decir que en estos espacios donde se busca hacer desaparecer la humanidad de los individuos, surgen gestos ínfimos y prácticas que afirman la resistencia de los hombres. Por numerosos testimonios de prisioneros es posible ver que pequeños gestos cotidianos burlan y enfrentan el poder totalizante de los campos de concentración. Para finalizar, cito las palabras de Calveiro: “Aun en medio de un proyecto de destrucción y arrasamiento de la personalidad, el hombre busca y encuentra su dignidad.”24

A modo de conclusión Dentro de los campos de concentración, en muchos casos, el resultado de la tortura y la violencia es la desaparición de los prisioneros. Si bien muchos de los asesinados en estos espacios de excepción fueron abandonados en la vía pública, la mayor parte de ellos nunca aparecieron. Los desaparecidos son el resultado de la violencia y el horror de un poder totalizante, y dan cuenta de la producción sistemática de la muerte que se llevó a cabo en los campos de concentración en las últimas dictaduras del Cono Sur. En el año 1979, en una conferencia de prensa, el ex presidente de facto argentino Jorge Rafael Videla decía, refiriéndose al producto de los campos de concentración, los desaparecidos: “Frente al desaparecido en tanto esté como tal, es una incógnita. Si el 24

Ibídem, p. 113.

hombre apareciera tendría un tratamiento X y si la aparición se convirtiera en certeza ISSN 0718-9524

229

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

de su fallecimiento, tiene un tratamiento Z. Pero mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está… ni muerto ni vivo, está desaparecido”. Esta clase de discursos y el trato que puede recibir la vida —y la muerte— de algunos hombres muestra la vigencia que tienen aún hoy las preguntas de Hannah Arendt con que comenzamos: “¿Qué ha sucedido? ¿Por qué sucedió? ¿Cómo ha podido suceder?” Tales preguntas se encuentran vigentes hoy en la medida en que no han sido completamente respondidas ni agotadas, y en realidad me pregunto si efectivamente se pueden llegar a responder, porque como bien sabía Arendt, creo que hay sucesos que por la magnitud del horror que representan, siempre guardan un resto que nunca alcanza a ser comprendido. No obstante, dicha vigencia sigue interpelando al pensamiento en general y a la Filosofía en particular, a reflexionar sobre la magnitud de ciertos sucesos que aún perviven en nuestro presente.

Bibliografía Agamben, Giorgio, Homo sacer I. El poder soberano y la nuda vida, Valencia: Pre-textos, 2006. , Estado de excepción, Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2007. Arendt, Hannah, Los orígenes del totalitarismo, Madrid: Alianza Editorial, 1987. Arendt, Hannah, La nature du totalitarisme, Paris: Payot, 1990. , “Las técnicas de las ciencias sociales y el estudio de los campos de concentración”, en Ensayos de comprensión, Madrid: Caparrós, 2005. Benjamin, Walter, La dialéctica en suspenso. Fragmentos sobre la historia, Santiago de Chile: LOM-Universidad Arcis, 1996. Birulés, Fina, Una herencia sin testamento: Hannah Arendt, Barcelona: Herder, 2007. Calveiro, Pilar, Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina, Buenos Aires: Colihue, 2008.

ISSN 0718-9524

230

LA CAÑADA Nº4 (2013): 215- 231

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS · MARIELA AVILA

Colectivo de Memoria Histórica Corporación José Domingo Cañas, Tortura en poblaciones del Gran Santiago (1973-1990), Santiago de Chile: ByJ Impresores, 2005. Derrida, Jacques, Fuerza de ley. El fundamento místico de la autoridad, Madrid: Técnos, 2008. Foucault, Michel, Defender la sociedad, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2001. Garretón, Roberto, “Una perspectiva desde el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. ¿Qué es ser Torturador?”, en Verdugo, Patricia (Ed.), De la Tortura no se habla. Agüero versus Meneses, Santiago de Chile: Catalonia, 2004. Horkheimer, Max, Crítica de la razón instrumental, La Plata: Terramar, 2007. Loveman y Lira, “Marco Histórico: Terrorismo de Estado y Tortura en Chile”, en Verdugo, Patricia (Ed.), De la Tortura no se habla. Agüero versus Meneses, Santiago de Chile: Catalonia, 2004. Moulian, Tomás, “El gesto de Agüero y la amnesia”, en Verdugo, Patricia (Ed.), De la Tortura no se habla. Agüero versus Meneses, Santiago de Chile: Catalonia, 2004. Orestes Aguilar, Héctor, Carl Schmitt, teólogo de la política, México: Fondo de Cultura Económica, 2001. Raffin, Marcelo, La experiencia del horror. Subjetividad y derechos humanos en las dictaduras del Cono Sur, Buenos Aires: Del Puerto, 2006.

ISSN 0718-9524

231

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.