Caminos y Rutas Prehispánicas y Coloniales entre el Valle del Panchoy y la Costa Sur de Guatemala

July 24, 2017 | Autor: R. Johnston Aguilar | Categoría: Etnicidad, Rutas comerciales, Historia De La Conquista
Share Embed


Descripción

Estructuras prehispánicas de planta circular en El Salvador Carmen Morán y Luisa Ramos El paisaje cultural de chocolate: los pipiles izalcos y los cambios semánticos del mundo atlántico, siglos XVI-XIX Kathryn Sampeck El Preclásico en los registros arqueológicos del valle de Ciguateguacán Vicente Genovez La Geografía Sagrada de los Lagos en las Tierras Altas Mayas Tomas Barrientos, Edgar Carpio y Marlon Escamilla Arqueología de Tamanique Miriam Méndez Caminos y rutas prehispánicas y coloniales entre el Valle del Panchoy y la Costa Sur de Guatemala René Johnston Aguilar La Cueva del León: el arte rupestre en una región de confines Sébastien Perrot-Minnot, Philippe Costa y Ligia Manzano Experiencias de la arqueología del rescate en El Salvador Frabricio Valdivieso Obrajes para beneficiar añil de los departamentos de San Vicente y La Paz Heriberto Erquicia Cruz Revisitando a Stanley Boggs. Apuntes para la arqueología salvadoreña: cuadernos de 1943 y 1944 Federico Paredes Umaña Economía y parentesco en el Cantón Joya de Cerén Carlos Benjamín Lara Martínez

Número 22-24

ISSN 0041-8242

Nueva Época

Número 22-24

julio 2013 - marzo 2014

Autoridades universitarias Rector Ing. Mario Roberto Nieto Lovo Vicerrectora Académica MsD. Ana María Glower de Alvarado Secretaria General Dra. Ana Leticia Zavaleta de Amaya Fiscal General Lic. Francisco Cruz Letona Presidente de la Asamblea General Universitaria MSc. Carlos Armando Villalta

Revista La Universidad Director: Dr. David Hernández Consejo Editorial: Ing. Mario Roberto Nieto Lovo MsD. Ana María Glower de Alvarado, Lic. Ernesto Deras, Dr. Julio Olivo Granadino, Lic. Raymundo Calderón, Dr. Carlos Martínez, Dr. Raúl Azcúnaga, Dr. Carlos Gregorio López Bernal.

Convocatoria Invitamos a que nos envíen artículos y ensayos que aborden temas relacionados con las ciencias naturales y sociales, cultura, política y economía. Estas colaboraciones son de vital importancia para la difusión de la agenda de investigación científica, cultural y política que se desarrolla en el campus universitario y en el país. A continuación se detallan las normas para la publicación de textos: 1. Deben ser originales e inéditos. Será decisión de los comités de redacción la publicación de los trabajos. 2. Deben presentarse en dos versiones: electrónica e impresa. 3.

Los trabajos deben tener las siguientes características formales: a. Oscilar entre 10 y 60 páginas incluidas imágenes, gráficos y anexos. b. Deberán ir escritos en Word, fuente Times New Roman pt. 12, a doble espacio con sangrías y márgenes de 2.5 cm. c. Los subtítulos irán en negrita y enumerados. d. El título irá alineado a la izquierda y en negrita, con el nombre del autor abajo en el mismo tipo de letra. e. Incluir un resumen de no más de 250 palabras y cuatro palabras clave. f. La bibliografía debe escribirse según el sistema de referencias Harvard. g. Las imágenes deberán entregarse además en documentos aparte en formato *.jpg, *.bmp, *.php, *.gif o *.pdf.

h. Los documentos deberán enviarse a cualesquiera de los correos electrónicos: [email protected], editorial. [email protected].

También se pueden entregar en el local de la Editorial Universitaria, al nororiente de la Facultad de Odontología.

Comité Internacional de redacción: Dr. Fernando Cerezal (España), Dra. Magda Arias (Cuba), Dr. William R. Fowler (Estados Unidos). Imagen de portada: Cuenca de cerámica tipo Catalina Rojo-sobre-Blanco

Kathryn Sampeck

Colaboraciones y contacto: Editorial Universitaria, Universidad de El Salvador, Final Av. Mártires 30 de Julio, Ciudad Universitaria, 2511-2035, 2226-2282. [email protected] [email protected]

ISSN 0041-8242

ef

Edi t Número 22-24, julio 2013 - marzo 2014

Carta del director

3

Introducción: Ética y política en el 5 quehacer arqueológico salvadoreño Ramón Rivas

ial Univer

aria sit

or

Universidad de El Salvador

La Cueva del León: el arte rupestre en una región de confines Sébastien Perrot-Minnot, Philippe Costa y Ligia Manzano

153

Estructuras prehispánicas de planta circular en El Salvador Carmen Morán y Luisa Ramos

13

Experiencias de la arqueología del rescate en El Salvador Frabricio Valdivieso

179

El paisaje cultural de chocolate: los pipiles izalcos y los cambios semánticos del mundo atlántico, siglos XVI-XIX Kathryn Sampeck

39

Obrajes para beneficiar añil de los departamentos de San Vicente y La Paz Heriberto Erquicia Cruz

215

El Preclásico en los registros arqueológicos del valle de Ciguateguacán Vicente Genovez

55

231

La Geografía Sagrada de los Lagos en las Tierras Altas Mayas Tomas Barrientos, Edgar Carpio y Marlon Escamilla

69

Revisitando a Stanley Boggs. Apuntes para la arqueología salvadoreña: cuadernos de 1943 y 1944 Federico Paredes Umaña

241

Arqueología de Tamanique Miriam Méndez

113

Economía y parentesco en el Cantón Joya de Cerén Carlos Benjamín Lara Martínez Nuestros Colaboradores

301

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales entre el Valle del Panchoy y la Costa Sur de Guatemala René Johnston Aguilar

137

La revista más antigua de El Salvador Fundada el 5 de mayo de 1875 Director fundador: Doctor Esteban Castro De publicación trimestral.

3

Carta del director Ofrecemos a nuestros queridos lectores este número temático de La Universidad, dedicado a la arqueología.

Como una continuación al número temático 14-15 de nuestra revista, esta edición ha estado bajo el cuidado y la coordinación del arqueólogo estadounidense Dr. William Fowler, de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos, quien es considerado con justicia uno de los más competentes científicos de la arqueología y antropología mesoamericanas.

Es de gran trascendencia por ello el trabajo de Federico Paredes Umaña dedicado a Stanley Harding Boggs, el Padre de la Arqueología de El Salvador, un prohombre que abandonó su carrera académica en Harvard para dedicar su vida entera al estudio científico de los grandes espacios arqueológicos del país como las ruinas del Tazumal, de San Andrés y de Cihuatán, así como por su labor en el Museo Nacional de Antropología. Es loable además reseñar sus intentos, en los años cincuenta, de crear un instituto dedicado a la investigación arqueológica en la Universidad de El Salvador (UES), donde por cinco años impartió asignaturas de arqueología a estudiantes y público interesado. En estas páginas nuestros lectores podrán encontrar en la investigación, “La Cueva del León: el arte rupestre en una región de confines” un verdadero trabajo de equipo, realizado por la licenciada Ligia Manzano de la Escuela de Artes de nuestra Universidad y los arqueólogos franceses Sébastien Perrot-Minnot y Philippe Costa. Así también, el maestro Carlos Benjamín Lara Martínez, coordinador de la carrera de Antropología Sociocultural de la Facultad de Ciencias y Humanidades de nuestra Alma máter, nos ofrece una significativa descripción de la vida cotidiana de un sitio emblemático, con su ensayo “Economía y parentesco en el Cantón Joya de Cerén”.

Hemos querido acompañar la edición de este número temático con la (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

edición príncipe de un opus magnum de la arqueología salvadoreña, por parte de la Editorial Universitaria, como es la obra “Joya de Cerén, patrimonio cultural de la humanidad 1993-2013”, del Dr. Payson Sheets de la Universidad de Colorado en Boulder. Y ello con motivo de celebrarse el vigésimo aniversario de la Declaración por parte de la UNESCO del Sitio Joya de Cerén como patrimonio cultural de la Humanidad. Aprovechamos asimismo este espacio para rendir agradecimientos infinitos al Dr. William Fowler y sus valiosísimos esfuerzos por hacer posible la edición en Editorial Universitaria de su libro Ciudad Vieja y de los números temáticos de “La Universidad” 14-15 y 22-23, dedicados a la arqueología cuzcatleca.

“HACIA LA LIBERTAD POR LA CULTURA”



David Hernández

Ética y política en el quehacer arqueológico salvadoreño

Introducción: Ética y política en el quehacer arqueológico salvadoreño Ramón Rivas Ph.D

¿Se hacen investigaciones arqueológicas en nuestro país? ¿Quién hace esas investigaciones y para qué se hacen? ¿Qué relevancia tienen esos estudios para el país en general? ¿Bajo qué parámetros teóricos y pedagógicos se hacen? ¿En qué medida sirven para reforzar la enseñanza formal en los estudiantes de educación básica y media? Estas son solo algunas de una serie de preguntas que me han entretenido durante los últimos años. ¿Muestra la instancia estatal encargada de velar por la conservación del patrimonio tangible e intangible de nuestro país, el interés necesario por la investigación arqueológica o simplemente deja pasar los años, entretenida en hacer “inspecciones” a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional?

El Salvador es rico en vestigios arqueológicos, lo que lo hace atractivo no solo para el científico en estas áreas del conocimiento sino también para quien quiere profundizar en el estudio del pasado prehispánico. Dentro de los lugares que contienen vestigios arqueológicos están los que se conocen como  parques arqueológicos, que son espacios culturales en donde la gente puede llegar, debido a que han sido adecuados para el disfrute del visitante. Estos son Joya de Cerén (Departamento de La Libertad), San Andrés (Departamento de La Libertad), Cihuatán (Departamento de San Salvador), Tazumal (Departamento de Santa Ana), Casa Blanca (Departamento de Santa Ana). Hay otros que se han clasificado

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

5

6

Ramón Rivas

como “sitios arqueológicos visitables” y que no están accesibles al público por las condiciones en que se encuentran. Estos son Cara Sucia (Departamento de Ahuachapán), Iglesia de Tacuba (Departamento de Ahuachapán), Santa Leticia (Departamento de Ahuachapán), Iglesia de Caluco (Departamento de Sonsonate), El Trapiche-Finca, San Antonio (Departamento de Santa Ana),  Ciudad Vieja (Departamento de Cuscatlán), Tehuacán (Departamento de San Vicente), Quelepa (Departamento de San Miguel) y la Gruta de Espíritu Santo Corinto (Departamento de Morazán). Por su parte, el número de espacios arqueológicos inventariados en el país suman 671 (según mapa de sitios arqueológicos de El Salvador elaborado por la entonces Concultura y CNR, noviembre de 2006). Por lo demás podemos afirmar que el número estimado de espacios arqueológicos en el país es de más de 900. Esto nos hace pensar que en nuestro territorio, de escasos 21.000 kilómetros cuadrados, cada kilómetro y medio en donde ponemos pie estamos pisando un espacio arqueológico. De ello, la necesidad de proteger, regular y promover el patrimonio cultural, a través de una Ley Especial de Cultura. En cuanto a la investigación arqueológica, podemos decir que la

arqueología, por parte de nacionales y extranjeros —salvo con algunas excepciones—, está mediatizada. Desde hace ya muchas décadas podemos observar estudios descriptivos, en los cuales de una manera automática se suman de una forma mecánica los materiales que se encuentran sin mayor preocupación por la teoría que subyace a la práctica, la falta de preocupación por parte del arqueólogo de buscar la relación de la pieza encontrada y las comunidades que habitan en los sitios arqueológicos estudiados. Sería interesante preguntar al investigador qué premisas epistemológicas fundamentan sus estudios en a o b espacio arqueológico que estudia o ha estudiado. En definitiva, podemos decir, a partir de los resultados que nos aportan muchas   investigaciones arqueológicas, que tenemos un país marcadamente dividido en  regiones que se han estudiado más, se han trabajado más y son los que permanecen abiertos al público, además son precisamente esos sitios arqueológicos más cercanos a San Salvador: San Andrés, Joya de Cerén, Cihuatán; en el occidente, pero también relativamente cerca de las grandes urbes nacionales: Tazumal y Casa Blanca. Se trata de sitios arqueológicos ampliamente estudiados y de los cuales aún hay mucho trabajo investigativo, algu-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Ética y política en el quehacer arqueológico salvadoreño

nos de ellos más estudiados que otros, espacios arqueológicos que los arqueólogos curiosamente más los han definido a partir de las relaciones “estilísticas” y “tipológicas”, que no dicen mucho de la organización social ni de las relaciones económicas y territoriales de estas sociedades ni de los grupos humanos que produjeron los restos encontrados y mucho menos de los procesos históricos relacionados con las particularidades culturales presentes en estas regiones. Durante el estudio de la arqueología aprendemos en base a los referentes bibliográficos y la experiencia de los expertos que el trabajo arqueológico presentado de esta manera resulta inútil a los docentes, a los estudiantes y en consecuencia, a las comunidades en general. Más bien este es ventajoso para quien investiga y  para aquellas personas que de una u otra forma se han interesado en la colección de   material arqueológico. Es más, desde el punto de vista museográfico, estos estudios muestran un discurso que obedece solo a la visión del investigador quedándose muchas veces corto porque el espectador no logra establecer una vínculo entre los objetos encontrados y la realidad que vive el visitante y el lugareño. En el caso del visitante se pregunta ¿quién lo

hizo?, ¿por qué lo hizo?, ¿con qué lo hizo? Son preguntas que dejan mucho que desear y que no ofrecen respuestas concretas al establecer una conexión visual e interpretativa con los objetos. Es como que los investigadores generan conocimiento, descubren conocimiento y se llevan ese conocimiento sin retribuirlo o devolverlo a la comunidad. Así ha sucedido a lo largo de la historia, contada y ya publicada, de la arqueología en nuestro país. La gente solo dice, si mire ahí hay ruinas y no se más… Casos como estos escuché por parte de los pobladores cercanos al sitio arqueológico como Joya de Cerén, en donde la misma comunidad que rodea este importante sitio con el estatus desde 1993de Bien Cultural Patrimonio de la Humanidad, dado por la Unesco, lo único que sabe es que se trata de un importante lugar pero más nada.   En definitiva, nosotros los arqueólogos no hemos podido con nuestros resultados investigativos dar los insumos necesarios para que sea comprendida de manera distinta nuestra historia cultural.   Una historia convencional para el beneficio de otros   Desde los primeros años de la Conquista y, posteriormente, con la Colonia, en el marco de   la construc-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

7

8

Ramón Rivas

ción de un imaginario impuesto a la “nueva sociedad”, se negó de forma tajante y de manera deliberada la posibilidad del reconocimiento de las expresiones culturales edificadas de las poblaciones originarias. Las historias así contadas fueron aquellas que justificaron la imagen del occidente civilizador. Más tarde, algunos elementos son tomados como referentes para la construcción de la naciente nación que después de muchos traspiés, perpetuó aspectos del pasado que solo  glorifican, tal como sucede hasta el día de hoy, el proceso independentista, negando de esta manera las culturas locales conformadas por los denominados indios, negros y mestizos y perpetuando así la visión de la historia desde una perspectiva occidental de civilización. David Joaquín Guzmán Martorell es un ejemplo de los intelectuales que defendieron la idea de que lo peor que tenía El Salvador era la raza de los indígenas, pues estos en vez de trabajar para el desarrollo del país, con sus pésimas y arraigadas costumbres y actitudes,  obstruían toda iniciativa de desarrollo, que había que educarlos. La nueva realidad en nuestro país a nivel constitucional plantea la estructuración de la nación salvadoreña a partir del reconocimiento de los pueblos que habitan

el territorio, haciendo a El Salvador un país  pluricultural que conlleva, en primer lugar, al reconocimiento explícito de todo un conjunto de comunidades relacionadas directamente con los pueblos originarios. La realidad es diferente, pues, en el año 2014, muchas comunidades se debaten en esa lucha por ser verdaderamente reconocidos.  Hoy en día hay pueblos de origen nahuapipil que son los únicos en el país, también existe un reducido grupo de familias, principalmente ubicadas en pueblos del occidente del país, que aún conservan su lengua originaria y muchas de sus costumbres ancestrales:  los afrodescendientes, los migrantes árabes, chinos, judíos, etc., cuyas historias y culturas particulares se expresan en la cotidianidad. En segundo lugar, está el deseo y ña lucha de los pueblos originarios, principalmente los nahua-pipiles y los mayas, de hacer realidad ese nuevo enfoque en la administración del patrimonio histórico-cultural al vincular directamente a las comunidades en la designación de su proceso histórico y los referentes culturales del mismo. Esta nueva realidad plantea necesariamente una reflexión sobre la práctica de la arqueología y su objeto de estudio, en relación al proceso de conocimiento donde se está generado y su transferencia hacia las  comunidades.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Ética y política en el quehacer arqueológico salvadoreño

  Hago referencia a esto porque, en la actualidad, la reconstrucción del pasado plantea un nuevo manejo en el discurso del conocimiento sobre este pasado y los elementos materiales, manejados tradicionalmente por las investigaciones arqueológicas. Al año 2014, no basta con la designación dada por los especialistas, en este caso el antropólogo o el arqueólogo, para definir lo que es patrimonio histórico-cultural y su valoración hacia las comunidades, locales y nacionales, sino que son los hombres y las mujeres donde el patrimonio se encuentra quienes van a contribuir en las interpretaciones de lo que se considere patrimonio históricocultural. Ello permitirá, en última instancia, a la redefinición de los procesos históricos y la identificación de estas comunidades humanas con su historia. Sin embargo este planteamiento no deja de tener una gran complejidad para su aplicación en la realidad concreta. Esto nos lleva a reflexionar sobre dos puntos. El primero de ellos, es que con el reconocimiento de nuestro país como pluricultural se han abierto las puertas hacia el reconocimiento de pueblos que se encontraban excluidos del contexto que se reconocía como nacional, así como los procesos históricos que hacían posible tal reconocimien-

to; en segundo lugar, si se plantea que estas historias hasta hace poco eran parte de “otras” historias, cuyos elementos patrimoniales también se veían como el patrimonio de  los otros  y no eran tomadas en cuenta en la estructuración del discurso de lo nacional, en la actualidad esto implica una demanda de producción de conocimiento tendiente a incluir todos aquellos elementos considerados por estas comunidades como su patrimonio histórico y cultural. Si esto es así, la arqueología necesariamente tendría que comenzar a trabajar hacia el interior de nuestras comunidades sociales, es decir, trabajar con estos conglomerados humanos que no solo están demandando reconocimiento, sino conocimiento sobre ellos mismos, pero un conocimiento que pasa por el establecimiento de un diálogo entre las necesidades de las propias comunidades con su pasado y su inserción en el proceso histórico-social del presente. Esto no es imposible, pues los pueblos que ahora habitan cerca de los sitios arqueológicos ya no se identifican con ese pasado prehispánico. Entonces, tenemos la tarea de hacer esa vinculación. Con ello lo que quiero manifestar es que las investigaciones ahora deben darse desde la perspectiva multidisciplinaria en donde la an-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

9

10

Ramón Rivas

tropología y la historia jueguen un papel de primer orden. Los arqueólogos debemos de tener en cuenta que nuestro quehacer investigativo no es ya una isla en donde solo los expertos en determinado sitio tienen cabida. Ya no podemos aceptar que un arqueólogo se apropie de determinado sitio arqueológico y con ello impida que otros se acerquen a ese lugar. Una arqueología de esa índole debe ser aborrecida y por ende, puesta fuera de lugar. No hay que olvidar que el conocimiento histórico juega un papel fundamental en la creación del sentimiento, en la elaboración de símbolos de pertenencia y la creación de epistemologías que permitan la vinculación con los elementos de la construcción de la identidad social, de tal manera que la historia y su construcción, sujeta la experiencia y la práctica en la percepción que se da en la vida cotidiana supone una consciencia social enraizada con la historia. El reconocimiento de las distintas identidades e imaginarios colectivos que forman que se manifiestan en El Salvador y sus herencias históricas es un reto en la actualidad en nuestro país. Sin duda la arqueología tiene mucho que aportar para esto, por lo que se hace necesario plantear la discusión en el marco de esta nueva rea-

lidad en relación a nuevos enfoques y a la forma de aproximación de los aspectos que conforman la arqueología, como son el posicionamiento del arqueólogo y los intereses de las comunidades.   Se trata, en otras palabras de descolonizar la arqueología y para ello se tiene que pasar por un enfoque ético-político; ético porque demanda un compromiso social del arqueólogo sobre su quehacer, y político porque tenemos que tener presente que toda construcción de la historia conlleva un discurso ideológico. Lo vuelvo a recalcar, las investigaciones arqueológicas deben estar orientadas a tener una utilidad social que trascienda del simple conocimiento de los contextos arqueológicos y sus cronologías por parte de un estrecho círculo académico e intelectual que convive en nuestras universidades, museos e institutos afines y que le dé lugar a lo que hoy conocemos como el ser salvadoreño. La utilidad social de la arqueología salvadoreña pasa por situar a las comunidades originarias, en el marco de la construcción de los referentes históricos que le son propios y particulares, pero que a su vez permiten nuestro reconocimiento como parte de un colectivo.   En definitiva considero que solo el

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Ética y política en el quehacer arqueológico salvadoreño

reconocimiento de la historia vivida desde la época prehispánica, la Conquista, la Colonia y la época republicana, enfocado en la herencia cultural, que reúne la diversidad de las formas sociales y logros materiales que se han acumulado dialécticamente para construir las diversas expresiones identitarias, pueden responder a la necesidad estratégica de darle a la educación actual, en ese gran deseo de que los jóvenes se apropien de su cultura y la hagan suya, un contenido positivo para la formación de la conciencia histórica sobre el pasado, el presente y el futuro de la educación en El Salvador.   Por lo que en el ámbito educativo el contacto con las propuestas escolares en torno a la arqueología, su método y eficacia comunicativa... de aquellos contenidos procedentes de la investigación que aportan elementos a la formación de los escolares, debería tener una presencia ineludible en toda reflexión que desde la arqueología se haga sobre la transmisión del conocimiento disciplinar, sea en un centro educativo, en un museo, en la presentación de un yacimiento e incluso en un spot de la televisión y en revistas de turismo dentro y fuera de las fronteras. Qué hacer para que el Ministerio de Educación incorpore seriamente en la currícula un co-

nocimiento más amplio sobre las culturas prehispánicas en nuestro país y la importancia de la arqueología, la antropología y la historia como ciencias claves para estimularla por medio de sus estudios que contribuyan a la apropiación de la identidad, esa identidad que tanto necesita nuestro país.   Creo firmemente que la arqueología es un medio para hacer que los jóvenes se sientan orgullosos de su pasado pero esto se da solo cuando hay apoyo del Estado, de la empresa y naturalmente de las universidades donde se crea el conocimiento.   En síntesis la arqueología salvadoreña tiene que producir, por un lado, un conocimiento científico de la historia y, por el otro, ese conocimiento tiene que ser socialmente útil.    

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

11

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

Estructuras prehispánicas de planta circular en El Salvador

Carmen Morán y Luisa Ramos

Resumen En el ámbito arqueológico se tiene la idea generalizada de que las estructuras circulares mesoamericanas son indiscutibles marcadores del período Postclásico (900-1525 d.C.), casi siempre relacionadas a la filiación tolteca o mexicana y a la veneración de Quetzalcóatl (Navarrete, 1976; Smith, 1955), cuando en realidad estas estructuras existen desde el período Preclásico, lo que significa que no necesariamente se adscriben a un grupo cultural específico. Si bien es cierto que la mayoría de estas estructuras, en el área mesoamericana, está relacionada con el aspecto ceremonial (Pollock, 1936), no podemos aseverar que todas ellas responden al culto de Quetzalcoatl, una deidad mesoamericana cuya veneración se generaliza para finales del período Clásico (Sodi & Aceves, 2002; Piña Chan & Dahlgren, 1987). Partiendo de estos planteamientos nos preguntamos ¿Pertenencen, las estructuras de planta circular registradas en el territorio salvadoreño para la época prehispánica, al período postclásico?, ¿son de filiación tolteca y de uso ceremonial para veneración de Quetzalcoatl? Para lograr responder a esta interrogante es necesario observar el registro y comportamiento las estructuras de planta circular prehispánicas que se encuentran en territorio salvadoreño, tomando en cuenta para tal estudio, el significado del espacio, la arquitectura, el simbolismo, entre otros aspectos, que tuvieron este tipo de construcciones para los grupos culturales mesoamericanos. (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

13

14

Carmen Morán y Luisa Ramos

1. Planteamientos teóricos 1.1 La cultura

Todos los grupos humanos, sin importar el lugar en que se encuentren o el tiempo en el que se desarrollen, se encontrarán inmersos dentro de una cultura. Geertz nos dice: (La) cultura denota un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por medios con los cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida” (Geertz, 2003, P.88).

De manera que la sociedad es un conglomerado humano organizado cuyos procesos de aprendizaje no son más que ejercitaciones simbólicas. La comunicación humana es configuradora de procesos culturales y de producción simbólica, comunicación que se realiza a través de acciones expresivas que funcionan como señales, signos y símbolos (Vallverdú, 2008). Estos conglomerados humanos creadores de cultura, dejan evidencia de su existencia a través de diferentes expresiones materiales y objetos con

los cuales y mediante los cuales se relacionan (Bate, 1998; Mangino, 1990), ejemplo de ello es la cerámica, pinturas, esculturas, arquitectura entre otros. 1.2 El espacio

Básicamente, el espacio es la relación entre la posición de los cuerpos. Nuestra comprensión del espacio viene dada por cada uno de los sentidos con que registramos la posición de dichos cuerpos. La experiencia espacial no es privilegio del arquitecto, es una función biológica de todos, es una experiencia humana como otras, es un medio de expresión como otros (Pere, Montaner, & Oliveras, 1999). El significado del espacio, a menudo, se confunde con el de lugar, el espacio es más abstracto que el lugar, lo que en un principio es solamente un  espacio, indiferentemente, se va convirtiendo en  lugar en la medida que se llega a conocer mejor, esto significa que se le comienza a  dotar de  valor (Tuan, 2003). Cada grupo cultural en diferente período tiene su propia concepción del espacio, según lo planteado por Muntañola (2001), en la actualidad el espacio tiene un significado muy individual a diferencia de la percepción del espacio en la antigüedad, ya que este poseía un significado social. La represen-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

tación arquitectónica era más complicada que la propia construcción de edificios: en esta se encontraba implícita mucha más intencionalidad ya que la organización social se encontraba reforzada por el espacio. El ser humano construía un espacio-tiempo que reflejaba las relaciones sociales de tal manera que cuando cambiaba la sociedad, cambiaba también el espacio físico (Muntañola, 2001). 1.3 La arquitectura

De acuerdo a Esteban, Borrás y Álvaro (1996), la arquitectura es una actividad ligada a la cultura y a la organización social, por lo que a través del tiempo la percepción de la misma ha venido cambiando de acuerdo al contexto del que lo percibe, es por ello que no podemos dar un solo y único concepto de arquitectura.

Muñoz (2007) nos dice que allí donde está el ser humano existe arquitectura ya que esta no es más que la forma en la que las personas intervienen sobre la naturaleza para hacerla más habitable. Esta tendencia de humanización del entorno es inherente al ser humano, pero la forma en la que se materializa y los resultados que se obtienen han variado mucho a lo largo de la historia debido a que son manifestaciones culturales.

Al analizar las formas arquitectónicas de cualquier cultura, debe considerarse las circunstancias históricas en las que fueron creadas, así como el medio en que se produjeron, ya que estos elementos permitirán comprender los diversos estilos o las expresiones formales y sus orígenes. He ahí la importancia del estudio de la arquitectura desde una perspectiva sociocultural, pues ella entraña valores testimoniales de los momentos que circunscribieron su concepción, por lo tanto, encierra el conocimiento del ser humano, de los procesos sociales y de su entorno en una época determinada (Álvarez, 2006; Mangino, 1990). Según Álvarez (2006), gracias al estudio de la arquitectura como un conjunto de valores y símbolos culturales, la percepción de la misma se hace más amplia, pues deja de estar apegada únicamente a contemplaciones estéticas y/o funcionales. Recordemos que una sociedad: Se manifiesta en los objetos que fabrica, en el arte que produce, en el pensamiento que comunica, pero también, se expresa en sus ciudades y edificios. En ellos podemos leer los intereses, los sueños y los anhelos de una civilización” (Muñoz, 2007, p.14)

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

15

16

Carmen Morán y Luisa Ramos

Por lo tanto, se debe procurar percibir y entender las sensaciones arquitectónicas, pues cuando un edificio no logra comunicar ninguna de ellas, deja de ser arquitectura y se convierte en una simple construcción (Bassegoda, 1984). 1.4 La comunicación no verbal del ambiente construido

La comunicación no verbal es, en sentido general, la comunicación efectuada por medios distintos de las palabras (Rapopport, 1990). Este tipo de comunicación representa ideologías materializadas en forma de ceremonias, objetos simbólicos, monumentos y sistemas escritos. Esta transformación hace posible extender una ideología más allá del grupo local y comunica el poder de una autoridad central a una población más amplia (DeMarrais, Castillo & Earle, 1996). Este tipo de comunicación puede ser palpable en las estructuras, Sanders (1990) afirma que un edificio es una unidad de significado cultural antes de ser un objeto de función práctica, de manera que, la función de una estructura tiene dos conceptos básicos y diferentes: primario (meramente funcional); y secundario (de connotación conceptual), esto es a lo que DeMarrais et al (1996), se refieren cuando sugieren que el concepto de mate-

rialización de la ideología está estrechamente relacionado con la comunicación arquitectónica, es decir, el entorno construido se puede ver como un sistema para codificar información. El proceso de codificación se realiza por medio de inductores de la conducta que son plasmados a través de características físicas en el ambiente construido, estos elementos físicos pueden ser: tamaño, altura, color, materiales y decoración, una combinación particular de elementos se selecciona y se filtra a través de normas de visualización; en otras palabras, el ambiente construido puede ser un medio de enseñanza que, una vez aprendido, se convierte en un recurso mnemotécnico, es decir, sirve como recordatorio. El entorno construido sirve, pues, como un medio perenne de transmisión de significados que influyen en el comportamiento de las personas, en los procesos de reproducción, de interacción y de transformación social, ya que a través de éste se crean y difunden ideologías que promueven intereses (Rapoport, 1990). Las señales pueden consistir de cualquier clase de diferenciación y contraste que marquen los edificios de manera distintiva, lo que significa que, cuando estos elementos constructivos son únicos o diferentes, transmiten

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

un mensaje más claro, no dejan lugar a dudas de su significado. Por ejemplo, en un lugar donde los edificios son de color, el elemento distintivo puede ser la ausencia del mismo; la diferencia también puede radicar en el tamaño, la forma, la decoración (o su ausencia), el grado de la modernidad o el grado de antigüedad, entre muchas otras señales. Este contraste, dentro de la comunicación no verbal, es de gran importancia debido a que los símbolos deben ser presentados en conjunto para lograr transmitir un significado, ya que éstos al contrastarse con otros logran transmitir información, objetivo que no se logra si estos se encuentran solos, es decir, si estas diferencias no son notables el significado es más difícil de leer (Leach, 1976; Rapoport, 1990). 1.5 Simbolismo

La palabra “símbolo” proviene del latín symbolum, que significa imagen o figura, que materialmente representa un concepto moral o intelectual (Vallverdú, 2008).

De acuerdo a Barba (2009), el ser humano en su necesidad de explicar los fenómenos que observa en la naturaleza, ha creado infinidad de símbolos que tienen formas y contenidos específicos, por lo tanto, el significado de los mismos

está directamente relacionado con la psiquis de las sociedades que los crearon, es decir, que los símbolos son parte del ser humano y es imposible no hallarlos en cualquier situación existencial y en la psique del mismo, estos símbolos se transforman con el paso del tiempo y se adaptan a la realidad de los grupos sociales que los utilizan (Terán, 1982; Vallverdú, 2008).

Mediante los símbolos (materiales y visibles) el ser humano ha intentado siempre representar sus ideas (invisibles) y comunicarlas más allá de las limitaciones del lenguaje. Un símbolo puede ocultar y mostrar aquello que queremos expresar, un mismo símbolo tendrá un significado y una influencia diferente en diversas culturas puesto que es una construcción cultural resultado de la significación humana, un símbolo no necesariamente tiene un significado universalmente reconocible y no siempre se da una conexión obvia, natural o necesaria entre el símbolo y lo que simboliza, pueden tener muchos niveles y significados, son cambiantes y su interpretación depende a menudo del contexto (Barba, 2009; Terán, 1982; Vallverdú, 2008). Si contemplamos la arquitectura como una forma de expresión cultural, como un producto de la abstracción humana, notaremos que implica una gran carga simbó-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

17

18 lica:

Carmen Morán y Luisa Ramos

De tal modo que estas construcciones se convierten por sí solas en la materialización de ciertas ideas, es decir, de símbolos. La expresión del hombre por medio de símbolos es una constante histórica y en este lenguaje de los símbolos la arquitectura ocupa un lugar primordial.” (Esteban, Borrás & Zamora, 1996, p. 34).

1.6 El significado de la forma circular para diferentes culturas Es preciso aclarar que se ha hecho referencia al significado de esta forma geométrica para diferentes culturas y no para una en específico, pues consideramos necesario abordar la concepción de la figura circular por el ser humano en general, sin importar la parte del mundo en que este habitó o la cultura a la que perteneció. Hablamos simplemente de la percepción del círculo por la psiquis humana.

De acuerdo con la psicología analítica, el círculo o la esfera es el símbolo del “sí-mismo” (el principio y el fin de algo: que inicia, muere y vuelve a comenzar; se refiere a un sistema cíclico). Hay una implicación psicológica profunda en el significado del círculo como perfección. Esta figura expresa la

totalidad de la psique en todos sus aspectos, incluida la relación entre el ser humano y la naturaleza. El círculo y la esfera se identifican con todo sistema cíclico (evolución, involución, nacimiento, crecimiento, muerte, etc.), significan totalidad (Cirlot, 2006; Jaffé, 1995). Para muchas culturas, el año significa un círculo cerrado ya que tiene un comienzo y un final, pero también tiene la particularidad de que puede renacer bajo la forma de un año nuevo, con cada nuevo año viene un tiempo nuevo y puro. Para otras culturas (sociedades chinas antiguas), el círculo simbolizaba el cielo y la perfección, así como la eternidad. En Egipto y toda la cuenca oriental del Mediterráneo, esta figura tenía un significado solar, en cambio para los grupos paganos de Europa tenía un significado mágico relacionado con la luna. Para Pitágoras la forma esférica era el más hermoso de los sólidos, y el círculo la más bella de las figuras planas. Para Platón el círculo era la más bella de las figuras ya que representaba las esferas concéntricas en las que evolucionaban los planetas. En la India y Medio Oriente la representación del círculo se expresa comúnmente en el arte visual de las imágenes religiosas que sirven como elementos de meditación (Barba, 2009; Beigdeber, 1995; Eliade, 1998).

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

En las culturas antiguas americanas, como dan fe muchos de los cronistas españoles (Motolinia, Torquemada, Gómara, entre otros), se repite mucho la idea de circularidad asociada al viento que se arremolina en el cielo y a todos los fenómenos naturales, anímicos y materiales. Al igual que en otras culturas del resto del mundo, la forma circular también se vincula a la idea del ciclo, reincidencia, totalidad y vida (González, 2003; Pollock, 1936).

Los Sioux Oglala, un pueblo perteneciente al grupo de los Teton-Lakotas, en el norte de América, profesan que el círculo es sagrado porque el gran espíritu hizo que todas las cosas de la naturaleza (el sol, el cielo, la tierra y la luna) fueran redondas, por esta razón, la humanidad debería considerar el círculo como sagrado, pues el símbolo del círculo forma el borde del mundo y, por lo tanto, el símbolo de los cuatro vientos que lo recorren. En consecuencia, es también el símbolo del año, porque el día, la noche y la luna se mueven en círculo por el cielo, por eso el círculo es un símbolo de todos los tiempos. Por todas estas razones es que los tipis de los oglala son circulares, sus campamentos son circulares y en toda ceremonia se sientan en círculo (Geertz, 2003).

En la cosmogonía mexicana

del postclásico, el círculo significaba que el punto de partida era el mismo que el del final de la jornada, simbolismo expresado a través de una serpiente enrollada con la cola en la boca como símbolo de lo infinito y la eternidad, que no tiene principio ni fin. En la filosofía náhua, la superficie de la tierra es un gran disco que se encuentra en el centro del universo, el disco se expande como un anillo hacia los cuatro puntos cardinales y se prolonga hasta donde las aguas que lo rodean se juntan con el cielo (Barba, 2009; González, 2003). 2. La arquitectura mesoamericana

Tratar de comprender por completo la arquitectura mesoamericana prehispánica sería todo un reto ya que debemos estar conscientes de la importancia que juega el universo simbólico en la arquitectura, así como también, la influencia de la relación simbiótica entre el ser humano y su entorno natural, es decir, la geografía y los elementos ecobiológicos de cada zona supeditan los recursos materiales con los que se puede contar y que, al mismo tiempo, influyen en la creatividad de los constructores. Por otro lado, tenemos también el aspecto religioso, principalmente si hablamos de un sistema

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

19

20

Carmen Morán y Luisa Ramos

teocrático, lo que significa, una sociedad cuya autoridad política son sus ministros o líderes religiosos, situación que se va a ver reflejado en la cultura material de la cual el espacio arquitectónico forma parte (Godoy, 2011; Gussinyer & García, 1993). 2.1 La concepción del espacio para las culturas mesoamericanas

El estilo de construcción prehispánico presenta un concepto de espacio muy diferente a la perspectiva habitual. Lo que se conoce como espacio exterior o espacio a cielo abierto, de acuerdo a los conceptos arquitectónicos actuales, fue para los pueblos mesoamericanos el espacio arquitectónico más importante, su visión de lo habitable y del lugar en el cual la mayoría de actividades se llevaban a cabo iba más allá del edificio.

Dentro de la visión occidental de arquitectura, la fachada es un límite entre el espacio interior y el exterior, funciona como una barrera que regula la interacción entre dos universos, el interno y el externo. En cambio, la arquitectura mesoamericana rompe con tales limitaciones que contraponen los espacios abiertos y los cerrados; el espacio abierto fluye, no puede dividirse por medio de cercas, muros o puertas, el conjunto arquitectóni-

co prehispánico incluye el paisaje circundante, es toda una vivencia espacial donde montañas, llanuras, accidentes topográficos y vegetación están siempre presentes acompañando e interactuando con la arquitectura. Mangino (1990) llama a este diseño “de carácter orgánico”, lo que significa que estas ciudades se encontraban integradas a la naturaleza de sus entornos, estableciendo una armonía arquitectónica entre el medio ambiente que les rodeaba y los elementos artificiales creados por el ser humano (Godoy, 2011; Gussinyer, 2001; Wurster, 2001). 2.2 Deidades mesoamericanas asociadas a la arquitectura circular

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

• Xiuhtecuhtli- Huehueteotl: deidad del fuego, uno de los primeros elementos en ser divinizado. Su culto y veneración tuvo gran importancia, por lo menos a partir de la última etapa del período preclásico. En otras áreas se le conoció con el nombre de Ixocozauhqui (el de rostro amarillo), Curicaueri y, en tiempos posteriores, se le llamó Huehuetéotl, que significa el dios viejo (Fernández, 2006; León-Portilla, 2004). • Las estructuras circulares relacionadas a esta deidad las po-

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

demos encontrar en Cuicuilco, Tzintzúntzan, Guachimontones y algunos lugares en Jalisco y Nayarit (Beekman, 2008; Pohl, 2011). • Quetzalcoatl: una de las figuras más polifacéticas de las religiones mesoamericanas, no es solo el nombre del más famoso rey-sacerdote tolteca, sino también el de una deidad de gran importancia entre los toltecas, aztecas-mexicas, los mayas y muchas otras culturas mesoamericanas. De acuerdo a Sodi y Aceves (2002) y Piña Chan y Dahlgren (1987), la religión y culto a Quetzalcoatl se originó en Xochicalco, Morelos cerca del año 700 D.C. y tuvo su comienzo en la vieja deidad del agua, la serpiente-nube de lluvia. • No en todos los lugares Quetzalcoatl tuvo las mismas asociaciones, en Teotihuacán la deidad estuvo más inclinada a la unión del agua de lluvia con el agua terrestre; mientras que entre los mexicas, los atributos y características de la deidad estaban relacionados con el viento y la lluvia; en cambio los toltecas, adoptaron el culto de Quetzalcoatl en asociación con Tlahuizcalpantecuhtli o lucero de la mañana (Solanilla, 1996). • b.1) Quetzalcoatl- Ehecatl:

Quetzalcoatl como Ehecatecuhtli alude al viento que barre los caminos de los dioses de la lluvia y recorría los cuatro rumbos del cosmos. Los cronistas españoles cuentan que la mayoría de templos dedicados a Quetzacoatl eran de planta circular para permitir que el aire, convertido en viento, pudiera circular dentro de los edificios y no chocar contra los ángulos de la pared (Arellano, 1987; Barba, 2009; Florescano, 1995). 2.3 Las estructuras circulares en Mesoamérica Las estructuras circulares existen en el área mesoamericana desde el período preclásico; en torno a ello, Barba (2009) comenta que diversos estudiosos se han ocupado de investigar si hay en realidad un grupo cultural al cual adjudicarle la autoría de dicha tradición arquitectónica. Muchos plantean que las estructuras de planta circular fueron introducidas a las Tierras Bajas Mayas por inmigrantes Toltecas dentro de lo que se conoce como “paquete de influencias mexicanas”. Sin embargo, los ejemplares del Preclásico Medio y Preclásico Tardío localizados hasta ahora en la región de Tierras Bajas Mayas, le restan validez a

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

21

22 dicho planteamiento.

Carmen Morán y Luisa Ramos

Otros autores, como, W. Krickeberg, apuntan a los Tuxtlas como creadores de este tipo de arquitectura; por otro lado se encuentran Paul Gendrop y G. Ekholm, quienes señalan sus inicios en la región Huasteca. Sin embargo, las evidencias más antiguas de construcciones circulares registradas hasta el momento, se remontan al 1000 a.C. y aparecen en tres regiones específicas: la Costa del Golfo (Sitio La Venta), en el Occidente de México (sitios Guachimontones, El Arenal, San Felipe y El Campanillo), y en el sector B de Cuicuilco. En este sentido, la evidencia arqueológica enmarca al grupo olmeca, en específico al asentamiento de La Venta en Tabasco, como entre los primeros en utilizar este tipo de diseño en su arquitectura a inicios del preclásico (1200 a.C.) (Barba, 2009). Partiendo de los ejemplos más antiguos de estructuras circulares conocidas, Barba (2009) sugiere que la arquitectura circular, por lo menos en sus inicios, puede ser vista como una idea que trasciende fronteras, como un concepto con uno o varios orígenes y que, con el paso del tiempo se fue transformando y adaptando, aunque no como una tradición creada por un grupo cultural específico en una época específica y que lue-

go fue difundido. Recordemos que en la historia de la humanidad se han observado semejanzas que no necesariamente han involucrado contacto entre culturas, diferentes sociedades y civilizaciones pueden percibir fenómenos naturales y de diversa índole otorgándoles explicaciones análogas. Hay que tener presente que los símbolos y la cultura material son producto de las abstracciones mentales de grupos sociales, los cuales se encuentran influenciados por diversos factores como la geografía, la economía, la política y otros aspectos de cada época específica (Barba, 2009). Es bastante probable que las estructuras circulares surgieran, en un principio, como veneración e imitación de la naturaleza, ya que para mediados y finales del preclásico se logra observar una inclinación en la relación de este tipo de estructuras con el aspecto ceremonial y monumental (Barba, 2009). Recordemos que la naturaleza fue en Mesoamérica objeto de devoción, por lo que sus representaciones en la cultura material fueron un factor de gran importancia al momento de diseñar. Es muy probable que las estructuras circulares formaran parte importante de los primeros centros urbanos como una imitación que el ser humano hizo de su entorno, principalmente relacionando elementos básicos

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

e importantes de la naturaleza, algunas de las construcciones trataban de imitar las formas naturales de su entorno, como lo serían los volcanes o montañas, o es probable que estuvieran ligadas hacia un culto relacionado con el fuego y/o la fertilidad (Barba, 2009).

Susan Evans (2008) explica que muchos de los poderosos fenómenos naturales que inspiraron las creencias mesoamericanas pudieron llevar a dichas culturas a desarrollar algunas deidades a partir de elementos geofísicos y meteorológicos, por ejemplo, la fuerza de algunos espíritus sagrados y poderosos podía fácilmente habitar dentro de los volcanes activos, por lo que no es de extrañarse que las representaciones de estos se vieran reflejadas a través de las estructuras piramidales. En el período clásico, las construcciones circulares se expandieron a lo largo del territorio mesoamericano, su uso fue más generalizado y diverso (doméstico y ritual), al igual que su tamaño (Morales, 1993). El aumento de estas edificaciones, probablemente, se debió a la dinámica política, económica y social de este período, lo que permitió un desarrollo regional basado en el intercambio, tanto de bienes de consumo cotidiano y suntuario, así como pautas ideológicas de tipo tecnológico, político y

religioso (Barba, 2009).

Para el postclásico, la arquitectura circular observa una fuerte disminución en su construcción así como cambios en su forma y composición, efectos que se vislumbraban desde el período anterior y que se materializan durante esta época. La mayoría de estas estructuras vuelven a estar asociadas a una gran carga ritual que va de la mano con la transformación de la planta circular a la de tipo compuesto o mixta, es decir, la combinación de estructuras circulares con rectangulares o cuadradas; este tipo de planta, de acuerdo a Barba (2009), podría estar relacionada con el culto a la deidad Ehecatl-Quetzalcoatl, sin embargo, cabe destacar la presencia y recuperación de elementos relacionados con otras deidades como Huehueteotl. 2.4 Función y distribución de las estructuras circulares en Mesoamérica De acuerdo a Smith (1992), las fuentes etnográficas y etnohistóricas, así como algunos mayistas y mesoamericanistas, proponen cuatro posibilidades de uso para las estructuras circulares: templos, viviendas, temascales y almacenes o graneros. Por otro lado, Powis, Hohmann, Awe y Healy (1996), sugie-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

23

24

Carmen Morán y Luisa Ramos

ren que las estructuras de planta circular también pudieron funcionar como observatorios astronómicos, plataformas adosadas, edificios públicos o recintos ceremoniales. En cambio, Morales (1993) sostiene que, debido a su forma tan particular, aparte de las funciones mencionadas anteriormente, también pudieron servir como hornos, depósitos de agua, altares y puntos de referencia. Pollock, en su interesante investigación publicada en 1936, menciona que casi todas las estructuras circulares de Mesoamérica fueron altares de algún tipo o templos públicos. Mientras que la coexistencia de muchas estructuras de planta circular con los complejos de conmemoración astronómica y patios para el juego de pelota en distintos centros ceremoniales, sugiere la posibilidad de haber sido utilizadas durante la celebración de ritos especiales a los que probablemente asistía un público relativamente numeroso (Pollock, 1936).

Para el área maya, Quintal, Sierra, Vargas y Huchim (1999) aseguran que las construcciones circulares pueden haber tenido las funciones de semilleros, cocinas adosadas, pequeños talleres, corrales, almacenes o graneros rurales, habitaciones temporales, hornos de alfarero, y colmenas.

Ciertamente, el uso y función de las estructuras circulares en Mesoamérica estuvo directamente relacionado con el lugar en el que se construyeron y con el grupo cultural que se encargó de hacerlo. Arqueológicamente, la función de este tipo de estructuras va a estar determinada por: el material in situ asociado a la estructura, otras estructuras relacionadas y el tamaño y orientación de la estructura en cuestión. Indudablemente, las variaciones que este tipo de estructuras presenten en cuanto a su tamaño, detalles arquitectónicos, localización y orientación van a depender de la importancia y funcionalidad que se les dio en su época (Morales, 1993). Dentro de las estructuras circulares hubo gran número de variaciones, inclusive hasta de forma ya que no todas ellas eran estrictamente circulares, las hubo en forma de herradura, absidal, elíptica y compuesta. Es por estas variaciones que diferentes autores han propuesto varias tipologías (ver tabla 1) de acuerdo a diferentes criterios, entre ellos: las zonas investigadas, la funcionalidad de las estructuras, la periodicidad, materiales constructivos, tipo de planta, entre otros.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

2.5 ¿Están todas las estructuras circulares relacionadas con Ehecatl-Quetzalcoatl? Un aspecto bastante expandido en el área mesoamericana fue el culto a la deidad Ehecatl-Quetzalcoatl y la aparición de materiales relacionados con esta divinidad durante el clásico tardío lo demuestra. Si bien es cierto que muchos de los casos de arquitectura circular en Mesoamérica están relacionados con el culto a esta deidad, ya sea en su advocación de Estrella de la mañana o como Ehecatl, no se puede descartar una función diferente, principalmente porque este tipo de estructuras representan una larga tradición arquitectónica en casi toda Mesoamérica encontrándoselas desde el preclásico (Barba, 2009; Morales, 1993).

Por otro lado, existe constancia de que el culto a Quetzalcoatl y sus diversas advocaciones incluye estructuras que no son necesariamente circulares. Con lo expuesto anteriormente, consideramos que no es pertinente asumir que toda estructura circular está asociada al culto de Quetzalcoatl, ya sea en su advocación de Ehecatl o como «Estrella de la mañana». Muchas veces esta relación se asume independientemente de que existan materiales

asociados que confirmen tal aseveración. Si analizamos la edificación de construcciones circulares (y la cultura material asociada a las mismas) correspondientes a los tres períodos culturales, podemos señalar que en algunas de ellas se carece de evidencia material asociada con el culto a esta deidad, mientras que por el contrario, en lugares como Cuicuilco, Nayarit y Tzintzuntzan, existe evidencia de asociación de este tipo de estructuras con elementos relacionados a la deidad del fuego y/o sus diversas advocaciones, así como también, el culto a la tierra en sitios como La Venta (Barba, 2009), y de hecho, Pollock en su libro de 1936 sostiene que: La unanimidad en la atribución de los templos redondos para el culto de Quetzalcoatl, dios del aire, es impactante, sin embargo Motolinia y Torquemada definitivamente nos dicen que hay templos redondos para otros dioses, mientras que Sahagún en su descripción de las pequeñas plataformas redondas [nos dice que] por lo menos dos de éstas están asociadas con deidades que no son el dios del aire (Pollock, 1936, P.159).

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

25

26

Carmen Morán y Luisa Ramos

Imagen 1: Propuesta de clasificación de estructuras circulares prehispánicas en El Salvador

Imagen 2. Comportamiento de las estructuras circulares registradas en territorio salvadoreño La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

3.

Las estructuras circulares prehispánicas en El Salvador

Para El Salvador, lastimosamente, no contamos con suficiente información como para formar un panorama completo y detallado sobre este tipo de arquitectura ya que muy poco se han estudiado estas estructuras en nuestro país. Hasta la fecha se cuenta con un inventario de aproximadamente catorce estructuras de planta circular (ver tabla 2) y cerca de seis estructuras que posiblemente sean circulares, la verdadera forma de algunas de estas últimas seguirá siendo una incógnita ya que su situación actual impide el estudio de las mismas (algunas se encuentran bajo el agua o ya no existen), en el caso de otras, la posibilidad de excavación aún es viable, por lo que en el futuro el registro de estructuras de planta circular podría aumentar. 4. Propuesta de clasificación de estructuras circulares prehispánicas en El Salvador

La siguiente propuesta de clasificación (ver imagen 1) se basa en las características arquitectónicas que presentan las estructuras prehispánicas circulares que, hasta la fecha, han sido registradas en El Salvador. Consideramos que lo ideal habría sido basar nuestra clasificación en las funciones de dichas estructuras

pero dado que ese es un dato que no se conoce con certeza no pudo ser considerado para tal menester. Cabe aclarar que la nuestra es una clasificación y no una tipología, ya que la muestra con la que contamos es relativamente pequeña, pero esperamos que, en un futuro cercano, ésta pueda llegar a convertirse en una tipología.

Para que la clasificación propuesta sea clara y se evite confusiones en la terminología, nos hemos basado en algunas concepciones arquitectónicas propuestas por Gendrop (1997), Barba (2009) y Valdés, Valladares y Díaz (2008), conceptos que se aplican perfectamente a la arquitectura mesoamericana. A continuación presentamos los conceptos en los cuales se basa nuestra clasificación: Cimiento: es la parte de la estructura que sirve para sustentar el edificio y repartir sus cargas sobre el terreno; los cimientos pueden ser superficiales o profundos (Gendrop, 1997).

Altar: es una estructura que, por lo general, se ubica en la parte central de una plaza o patio (abierto o cerrado), y frecuentemente está rodeada por otros edificios de mayores dimensiones. También puede encontrarse en las zonas aledañas o

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

27

28

Carmen Morán y Luisa Ramos

anexas de otras edificaciones, formando conjuntos. El altar puede estar edificado sobre plataformas bajas y, en algunas ocasiones, se acompaña de banquetas que sirven de acceso o se localizan en el área perimetral. En pocas ocasiones tienen plantas ovaladas, siendo la circular la forma que prevalece. Algunos ejemplares sobrepasan los 35 metros de diámetro y, por lo general, no exceden los dos metros de altura, suelen ser estructuras bajas. Los altares se encuentran directamente relacionados con la quema de incienso, inmolación de víctimas u ofrecimiento de algún otro tipo de sacrificio (Barba, 2009; Gendrop, 1997). Plataforma: superficie elevada, plana, lisa y horizontal que constituye la cara superior de un terraplén sobre el cual se alza una o varias construcciones. Se trata de uno de los elementos básicos en la arquitectura mesoamericana, especialmente en exteriores donde ostenta, a menudo, un carácter ceremonial. (Gendrop, 1997; Valdés et al, 2008). Estructura piramidal: en Mesoamérica se denomina de esta manera a cualquier basamento monumental compuesto, ya sea de uno o de varios cuerpos, que usualmente son escalonados. La estructura puede ser de

base rectangular, redondeada o circular compuesta, y puede o no poseer templos, o restos de los mismos, en su nivel superior (Gendrop, 1997).

Le llamaremos estructura compleja a una construcción, ya sea de carácter religioso, residencial, administrativo u otro, que suele hacerse sobre alguna explanada, plataforma o basamento artificial y que posee paredes y techo (ya sea de materiales perecederos o no), que puede contener uno o varios cuartos, y que se encuentra provisto de una o varias puertas de acceso (concepto propuesto por las autoras basándose en Gendrop, 1997). En las tablas 3, 4, 5 y 6 se presentan las estructuras de planta circular prehispánicas registradas en El Salvador ordenadas de acuerdo a nuestra propuesta de clasificación, presentadas en orden cronológico. 5. Discusión sobre las estructuras circulares prehispánicas de El Salvador Como ya lo hemos mencionado, en la antigüedad, el diseño arquitectónico no era el simple hecho de construir una edificación, implicaba mucha más intencionalidad,

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

era un medio por el cual se daban a conocer aspectos como la organización social y la religiosidad (Muntañola, 2001). Recordemos que este último aspecto fue fundamental en las comunidades mesoamericanas, y de hecho, las expresiones arquitectónicas de carácter religioso gozaban de un simbolismo propio, se encontraban sujetas a un sistema de símbolos con los que manifestaban su significado (Esteban et al. 1996), es decir, que para transmitir estos mensajes se recurría a la codificación de la información por medio de elementos constructivos únicos o diferentes (color, forma, tamaño, entre otros), la información se transmitía a través de los contrastes arquitectónicos. La transmisión clara y correcta de la información podía lograrse, siempre y cuando, el elemento de contraste se encontrara dentro de un conjunto, de manera que, cuando las edificaciones eran únicas o diferentes y lograban sobresalir del resto, transmitiendo así, un mensaje entendible por la comunidad (Rapoport, 1990). Claramente lo expone Leach (1976) al decir que en un campo uniforme lo que importa son los límites, la atención se enfoca en las diferencias, no en las semejanzas y, los marcadores de tales límites son considerados de valor especial o sagrado. Esta discrepancia o contraste entre

la forma de las estructuras especiales y las que la rodean es evidente en la mayoría de estructuras circulares reconocidas en El Salvador pues estas (a excepción de la E-11 y E-16 de Joya de Cerén) son de carácter ceremonial y se encuentran inmersas dentro de sitios arqueológicos cuya forma arquitectónica predominante es la rectangular y/o cuadrada, lo que confirma que las edificaciones circulares (registradas en El Salvador) poseen un valor especial, es por ello que sobresalen. Un claro ejemplo de esto es la arquitectura del Grupo Tazumal, pues de trece estructuras registradas hasta el momento, solamente una de ellas era circular (estructura B16), la cual, dicho sea de paso, era de carácter ceremonial.

Con respecto a la funcionalidad de este tipo de estructuras en El Salvador, al igual que en el resto de Mesoamérica, se observa que la misma fue fluctuante, lo cual es coherente si tomamos en cuenta que cada grupo cultural, en su propio tiempo, tiene su propia concepción del espacio (Muntañola, 2001), así como también, las circunstancias históricas en las que dichas edificaciones fueron creadas (Álvarez, 2006; Mangino, 1990), y no hay que olvidar que los símbolos tendrían un significado, una influencia y una interpretación diferente dependiendo del contexto y del grupo

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

29

30

Carmen Morán y Luisa Ramos

cultural que los puso en practica; recordemos que los símbolos sobreviven al paso del tiempo, viéndose transformados a partir de la dinámica sociocultural de quienes lo utilizan (Barba, 2009; Terán, 1982; Vallverdú, 2008). Dichas variables de significado, tanto espacial como arquitectónico y simbólico, fueron evidentes a lo largo de los tres períodos culturales (preclásico, clásico y postclásico) en el territorio (ahora) salvadoreño dado que en el preclásico, la connotación de la arquitectura circular fue de carácter monumental y ceremonial, sin embargo, hasta la fecha se desconoce a qué tipo de ritual estuvieron relacionadas estas estructuras, aunque tomando en cuenta que para este período no se contaba con un panteón de dioses bien establecido y, conociendo que en otros lugares de Mesoamérica (La Venta y Cuicuilco) se veneraba la naturaleza (el fuego, la tierra, los volcanes), no descartamos que las estructuras de El Trapiche (E3-1) y Los Flores (Montículos 10, 20 y 30) estuvieran ligadas a algún tipo de ritual relacionado a las fuerzas naturales. Para el período clásico, al igual que en el resto de Mesoamérica, vemos una diversificación en la utilización de esta forma arquitectónica, ya que su uso estuvo relacionado con el aspecto tanto ceremonial como domiciliar. El aspecto do-

miciliar de esta forma arquitectónica se observa en las estructuras 11 y 16 de Joya de Cerén, cuya función, dentro de los grupos domiciliares, fue la de cocina, lo que demuestra una variación en la concepción de la función de este tipo de estructuras para este período, este es un comportamiento también observado en el área maya, y recordemos que la filiación cultural de Joya de Cerén es maya.

Un ejemplo de recinto ceremonial de la época clásica es la Estructura 1 de Nuevo Tazumal, cuya función estuvo ligada a eventos comunitarios de carácter, muy probablemente, religioso (Shibata, 2005). Mientas que las estructuras C5-16, B7-4 y B7-6 y D5-8 de Laguna Seca, pudieron ser plataformas de habitación para familias de la elite, o bien pudieron ser templos comunitarios (esta es la opción por la que Sharer (1998) se inclina más), como sucedió en otros sitios (San Dieguito y Los Gavilanes) que contaban con barrios domiciliares los cuales poseían sus propios templos vecinales, algo muy característico del período posclásico, y recordemos que estas estructuras (Laguna Seca) funcionaron desde el período clásico hasta el 1250 d.C. aproximadamente. Para el período postclásico, notamos un nuevo cambio en la utilización de este tipo de arquitectu-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

ra, ya que lo ceremonial vuelve a ser el tema principal (por lo menos esto indican las estructuras registradas hasta la fecha), ejemplo de ello son las estructuras P-28 y Peralta 4 de Cihuatán, la B1-6 de Tazumal y la E1-1 de Peñate. De las cuales podemos decir que, la estructura P-28 estuvo estrechamente relacionada con el culto a Quetzalcoatl (Amaroli & Bruhns, 2006), mientras que Peralta 4 pudo haber estado vinculada con ceremonias dedicadas a Xipe Totec.

En cuanto a la filiación cultural de estas estructuras, es un aspecto que hasta la actualidad no se conoce con certeza, aunque se postula que El Trapiche pudo estar estrechamente relacionado con los olmecas, llevando a algunos investigadores a comparar la estructura E3-1 con la estructura cónica de La Venta, en Tabasco (Sharer, 1978, 1998); mientras que la población de Los Flores, a pesar de haber tenido contacto cultural con el oriente y el occidente del territorio, tuvo un desarrollo propio (Fowler & Earnest, 1985), por lo que el centro ceremonial al cual pertenecen los montículos 10, 20 y 30, pudo ser producto de una cultura propia de la cuenca El Paraíso. La estructura B1-6 de Tazumal presenta aspectos arquitectónicos que la relacionan con la cultura tolteca, aunque no se conoce con certeza la relación de

la estructura con alguna deidad en específico y, aún no se sabe si los monolitos “Chac Mool” (aparentemente encontrados cerca de la estructura) están verdaderamente relacionados a ella. De ser así, pudo haberse tratado de una estructura relacionada a los sacrificios humanos aunque no se sabe si relacionados con Quetzalcoatl u otra deidad. Referente a la estructura E1-1 de Peñate, Sharer (1978) no ofrece más información sobre la misma, solamente se conoce que, de trece estructuras ubicadas en el sitio, solamente ésta es circular y se encuentra relacionada con el aspecto ritual.

En síntesis, la dinámica observada a través de esta investigación nos indica que la funcionalidad de las estructuras circulares registradas para el territorio actualmente salvadoreño sigue el mismo patrón observado en Mesoamérica (ver imagen 2), haciendo la aclaración de que hubo ciertas zonas mesoamericanas que se caracterizaron por la presencia de estructuras circulares relacionadas a lo domiciliar a lo largo de los tres períodos antes mencionados, así como zonas que se caracterizaron por la ausencia de dicha forma arquitectónica o que el uso de la misma fue estrictamente ceremonial durante los tres períodos culturales.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

31

32 6. Conclusiones

Carmen Morán y Luisa Ramos

A lo largo de esta investigación, hemos comprobado que las estructuras circulares no son un rasgo creado (inventado) exclusivamente por una cultura específica en un período cultural determinado, como nos lo han hecho saber diversos autores e investigadores como Navarrete (1976), Gendrop (1970), Smith (1955), Carmack (2001), entre otros, ya que estos tienden a adjudicar toda estructura circular a la injerencia de grupos provenientes del centro de México, específicamente, grupos toltecas o mexicas. Postulan que este rasgo arquitectónico fue creado por estos grupos y se difundió al resto de Mesoamérica a partir del clásico tardío, invisibilizando de esta manera, la creación arquitectónica de otros grupos culturales en diversas regiones mesoamericanas.

Hemos comprobado que las afirmaciones referentes a que la forma circular aparece tardíamente y por influencia mexicana o tolteca no son completamente ciertas ya que encontramos estructuras circulares desde períodos tempranos (preclásico medio), de igual manera, no se puede adjudicar el culto a Quetzalcoatl (Echecatl) a cualquier estructura circular sin tener las pruebas suficientes para

ello, principalmente, si estas son tempranas, ya que el culto a Quetzalcoatl se origina cerca del 700 d.C. en Xochicalco, Morelos (Sodi & Aceves, 2002; Piña Chan & Dahlgren, 1987) y luego se dispersa por el área mesoamericana.

Con respecto a la relación cultural de las estructuras circulares prehispánicas en El Salvador, se puede concluir que, las de aparente injerencia mexicana son: la B1-6 de Tazumal, la P-28, P-41 y Peralta 4 de Cihuatán (Valdivieso, 2007; Amaroli & Bhruns 2006). Mientras que las estructuras 11 y 16 de Joya de Cerén, pertenecieron a una sociedad de filiación maya (Sheets, 2002; Mobeley-Tanaka 1990). Y con respecto a la estructura E3-1 de El Trapiche, Sharer (1978) propone que, partiendo de los materiales asociados a la estructura, esta podría ser de filiación olmeca. Acerca del resto de estructuras incluidas en este trabajo, por la poca información que se posee, no podemos relacionarlas con algún grupo cultural específico. Asimismo, hemos constatado que, si bien la mayoría de estructuras circulares eran especiales, no todas estaban destinadas únicamente al uso ceremonial, pues hemos percibido que a lo largo de los tres períodos culturales (preclásico, clásico y postclásico), en las

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

diversas regiones de Mesoamérica (incluyendo a El Salvador), el uso de estas estructuras varió. Si bien es cierto que en el período preclásico éstas tuvieron una connotación sagrada, fue porque representaban ciertas fuerzas de la naturaleza, a las cuales se les temía (o por lo menos se les tenía respeto); mientras que en el período clásico observamos una diversificación del uso de dicha forma arquitectónica ya que, por lo menos, en el Área Maya tuvo funciones domiciliares, de granero, apiario, cocinas adosadas, entre otras; es en el período postclásico que se retoma la forma arquitectónica circular para usoe mayormente ceremonial, principalmente relacionado al panteón mexicano (en algunas zonas su uso siguió siendo diverso), aclarando que, como bien lo menciona Pollock (1936), Barba (2009), Torquemada, Motolinia y Sahagún (en Pollock, 1936), no todas las estructuras circulares ceremoniales fueron destinadas para el culto a Quetzalcoatl en su advocación de Ehecatl, pues hubo edificaciones circulares dedicadas a otras deidades. Así como tampoco, todos los templos para Quetzalcoatl fueron redondos, ya que también los hubo de forma compuesta o mixta (Barba, 2009).

Basándonos en la teoría de contrastes arquitectónicos y la teoría del ambiente construido po-

dríamos concluir que, en general, las estructuras circulares prehispánicas registradas hasta la fecha en El Salvador poseen esta forma porque tuvieron cierto grado de importancia, fueron en algún sentido, especiales y es por ello que sobresalían del resto. Esto queda evidenciado en que la mayoría de ellas fueron de carácter ceremonial, la excepción se encuentra en las estructuras de Joya de Cerén, que fueron de carácter domiciliar, lo que probablemente se deba a la diversificación de este tipo de arquitectura observado en el período clásico en Mesoamérica por las razones que ya mencionamos anteriormente.

Por lo expuesto anteriormente, queda demostrado que las estructuras de planta circular prehispánicas registradas en territorio salvadoreño no están adscritas solamente al período posclásico puesto que se las puede encontrar desde el período preclásico; no son únicamente de injerencia tolteca/ mexicana dado que los ejemplares de El Trapiche, Los Flores y Joya de Cerén no presentan relación alguna con esta cultura; y no fueron exclusivas para uso ceremonial de culto a la deidad Quetzalcóatl dado que esta práctica inicia en épocas tardías (700 d.C. (Sodi & Aceves, 2002; Piña Chan & Dahlgren, 1987)), asimismo, las estructuras 11 y 16 de

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

33

34

Carmen Morán y Luisa Ramos

Joya de Cerén fueron de uso doméstico y las edificaciones circulares de El Trapiche y Los Flores fueron

erigidas antes de la instauración del culto a dicha deidad.

Tablas

Propuestas de clasificación y tipología de estructuras circulares en Mesoamérica Área de Investigador Año Tipología basada en: estudio Baja América Posibles funciones de las estrucSamuel Lothrop 1926 Central turas H. E. D. Pollock

Paulino Morales

1936 1993

Área Ubicación, cultura, datación y pomesoamericana sible función Tierras bajas mayas

Quintal, Sierra, Vargas y 1999 Área maya Huchim Elena Barba

2009

Características arquitectónicas

Aspectos arquitectónicos y funcionales

México, Belice y Funcionalidad  Guatemala

Tabla 1. Diversas propuestas de clasificación y tipología de estructuras circulares en Mesoamérica

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

Tabla 2. Resumen de estructuras circulares en El Salvador (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

35

36

Carmen Morán y Luisa Ramos

Tabla 3. Estructuras circulares del preclásico de acuerdo a clasificación propuesta

Tabla 4. Estructuras circulares del clásico de acuerdo a clasificación propuesta. La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Estructuras prehispánicas de planta circular ...

Tabla 5. Estructuras circulares del Postclásico de acuerdo a clasificación propuesta

Tabla 6. Consolidado de estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador según períodos culturales y clasificación propuesta (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

37

El paisaje cultural del chocolate...

El paisaje cultural del chocolate: pipiles izalcos y cambios semánticos en el mundo atlántico. Siglos XVI-XIX Kathryn Sampeck

Resumen Al momento de la Conquista española, el chocolate era una de las bebidas provenientes del cacao consumidas en Mesoamérica. El occidente del actual territorio de El Salvador era el corazón político de los Pipiles Izalcos, uno de los estados precolombinos más importantes del sur de Mesoamérica. La importancia y el poder político de los Pipiles Izalcos se basaba, tanto en tiempos previos como en los posteriores a la Conquista, en su participación en la producción mesoamericana de cacao. Debido a que el cacao gozaba de una creciente importancia en la economía colonial, la palabra ‘chocolate’, la cual aparece primero en la zona pipil, fue todavía más común durante la época colonial, hasta llegar a convertirse en una palabra de uso común a nivel mundial para designar productos que contienen cacao. Este cambio semántico llevó implicaciones económicas y sociales para los habitantes de los Izalcos, que se traducen en cambios en el asentamiento y en el uso de materiales culturales. En este ensayo se presentaran datos históricos y arqueológicos hasta el siglo XIX para localizar las consecuencias del destino del chocolate en el paisaje cultural de los pipiles-izalcos. Palabras claves: chocolate, paisaje cultural, Pipiles, comercio colonial   (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

39

40

Katheryn Sampeck

Los Izalcos

Figura 1. Zona de los Izalcos.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

41

El paisaje cultural del chocolate...

Cuando llegaron los españoles al occidente del actual territorio de El Salvador, en 1524, encontraron una de las principales regiones productoras de cacao del mundo. En aquel tiempo, los indígenas de Mesoamérica utilizaban el cacao en contextos sagrados, como ingrediente principal en comidas y bebidas y además, como moneda.

Para entonces, la mayoría de mesoamericanos no se refería a la comida o a las bebidas de cacao con el nombre de ‘chocolate’. ¿Cómo se utilizó, entonces, la palabra ‘chocolate’ para designar comidas y bebidas de cacao? En este estudio sugiero que la zona del occidente de

El Salvador tuvo mucha influencia en este cambio semántico. A través de una investigación arqueológica de la zona de los Pipiles Izalcos y de su evidencia histórica, veremos que la carrera política-económica de los izalcos estaba muy relacionada a la del chocolate. 1. Investigaciones etnohistóricas y arqueológicas

El reconocimiento del valle del Río Ceniza realizado durante los años 1994 y 1995 estuvo enfocado en el Izalco colonial. El proyecto investigó un área desconocida arqueológicamente pero para la cual existen

Cuadro 1

Fecha

Zona Geográfica

Cantidad (cargas/año)

Valor (pesos)

1532

Ateos

6.67

24

1549

Izalco

966

4830

1538 1552 1576

1562-1615 1638

Izalco

333

Puerto de Acajutla

22,000

Caluco, Izalco, Nahu- 50,000 lingo, Tacuscalco Puerto de Acajutla 50,000 Prov. de Guatemala

21,000

1332 242,000 500,000

1,000,000 63,000

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

42

Katheryn Sampeck

patron de asentamiento fase Irarraga

patron de asentamiento fase Lopez

patron de asentamiento fase Marroquin

*

munici io asentamiento nucleado

linea de contorno a metros

asentamiento semi-nucleado

sendero

asentamiento agregado

rio o ue rada

estructura aislado acti idad no residencial

Figura 2. Cambios en el patron de asentamiento por fase.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

N

El paisaje cultural del chocolate...

muchos documentos históricos que pertenecen a la Conquista española y a los pipiles. Según los cambios en el material cultural, hemos definido varias fases culturales precolombinas e históricas.

Antonio Fuentes y Guzmán fue el único cronista que incluyó dibujos de manuscritos pictóricos procedentes de Sonsonate y Guatemala en su recopilación (Fuentes y Guzmán 1932-3). Fuentes dio prueba documental del uso precolombino del cacao como artículo de tributo o moneda. Se ve en sus dibujos una sola figura de un vaso de cacao. Los símbolos que son muy comunes en sus dibujos son el sistema de conteo para tributo y comercio. Se pueden observar cada uno de los incrementos: el círculo para el uno; la bandera o pantli para veinte; el cabello o pluma (en nahua zontle) que representa cuatrocientos, y la bolsa de incienso, que representa ocho mil. El uso más común que se le dio a este sistema después de la Conquista fue para contar cacao.

Al menos, estos documentos precolombinos indican que los izalcos ejercían el comercio y la recaudación de tributo, y el cacao era parte de estas actividades. Parece que en el Postclásico Tardío, el cacao habitaba un espacio inter-

medio entre producto agrícola y moneda. También fabricaron otros bienes —tejidos de algodón y hachas de cobre— que se ocupaban como moneda precolombina, en lugar de productos agrícolas, y su uso era menos problemático. 2. Fase Irarraga (Postclásico Tardío A.D. 1100 a 1500)

¿Cómo era la zona de los izalcos un poco antes de la Conquista? A través de un reconocimiento de casi toda la zona del valle del Río Ceniza y de excavaciones limitadas tenemos una buena idea de cómo fue el asentamiento Postclásico, designado como la Fase Irarraga.

Las características de la cerámica indican que la población mantenía tradiciones culturales asociadas con los nahuas. El tipo cerámico más común fueron los cajetes y jarros con engobe rojo y bruñido. El tipo de cerámica Catalina Rojo-sobre-Blanco era casi exclusivamente cajetes con lados delgados y encorvados, adornados con motivos geométricos como grecas y volutas. Otro tipo de cerámica común en el Postclásico Tardío en la zona de los Izalcos fue Gines Café, que fue análogo al Grupo Joateca designado en Chalchuapa (Sharer, 1978). Los incensarios de este período eran espigados y unos eran del estilo Mayapán, con efiges de

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

43

44

Katheryn Sampeck

animales (monos) y dioses, particularmente del Xipe Totec.

En la Fase Irarraga, el asentamiento fue más extensivo que en la fase anterior (el Postclásico Temprano). Los asentamientos de esta fase estaban colocados en zonas con acceso al control del agua, como vados. Además, se observa más continuidad en los patrones de asentamiento de la Fase Irarraga con las fases siguientes que con las anteriores. El patrón de asentamiento fue en pequeños asentamientos distribuidos uniformemente, sin grandes centros de población. Habían unos asentamientos más grandes que otros, pero las grandes urbanizaciones no dominaban el paisaje cultural de los Izalcos. Este patrón es semejante al de las zonas nahuas del México central y lo que el historiador James Lockhart nombró "celular".

El historiador James Lockhart propuso que el mundo nahua era una unidad en varios aspectos, antes y después de la Conquista española. Una zona extensa ocupaba los mismos conceptos políticos, económicos y sociales. El alcance de estas similitudes llegó mucho más allá de México, ya que los Pipiles Izalcos ocuparon la misma terminología y los mismos principios de organización.

Algunos de los principios

nahuas fueron la simetría y la independencia. La unidad política de los nahuas era el altepetl, y cada uno de ellos tenía su territorio, templo, dioses especiales, consejo y líder (tecutli o tlatoani). Cada altepetl era independiente, y sus partes constitutivas (los calpolli) replicaron la independencia del altepetl. Lockhart llamó este sistema “celular”, ya que cada componente tiene la capacidad ser independiente.

Las preferencias nahuas a favor de la simetría y la independencia provocan un patrón de asentamiento esparcido, ya que los asentamientos se ubicaban en intervalos iguales. Un ejemplo de este concepto “celular” es un pequeño templo encontrado cerca de Sonsonate. Normalmente, un templo está ubicado en el asentamiento principal, rodeado por casas de la elite y edificios de gobierno. En este caso, no encontramos otras estructuras más que el templo. El objetivo de la colocación aislada es proveer de un acceso igualitario a toda la comunidad. La independencia del altepetl se encarnó en el templo, por medio del requisito de movimiento a través del altepetl para realizar las actividades esenciales. Toda la gente, sin importar su rango, tenía que pasar al espacio y paisaje del altepetl para usar el templo. Los ritos y ceremonias no estaban colo-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

El paisaje cultural del chocolate...

cados en una villa o capital porque eran parte del paisaje pipil. La jerarquía política creó una red de poder penetrativo en todo el paisaje. A través de ello la elite pudo mantener su poder sin la necesidad de observar el templo constantemente. La unidad política tal vez ocurrió no porque todo el poder estaba concentrado en un solo lugar, sino porque no lo estaba; todos los elementos de la vida social, política, y económica —callialli (hogar), calpolli y altepetl— eran mantenidos por la jornada a través del paisaje izalco. Los datos arqueológicos de la Fase Irarraga sugieren que fue la temporada de la llegada de los pipiles, y por otro lado, los manuscritos pictóricos indican que la zona estaba asociada con el cultivo de cacao. Era un período de crecimiento de población que tenía vínculos con los nahuas. 3. La Conquista española

Aunque Pedro de Alvarado, el conquistador de Guatemala, no mencionó el cacao o el chocolate, los colonistas posteriores lo identificaron como un producto especial de la zona. Las referencias más tempranas de este producto son una carta escrita por el jesuita Pedro de Morales y la Relación Geográfica de Zapotitlán, los dos escritos en 1579.

Morales y la relación geográfica identificaron el ‘chocolate’ como una bebida de cacao sazonada con achiote. Los dos dijeron que el chocolate fue inventado en Guatemala (Swanton et al., 2010). Cronistas anteriores, como García de Palacio (1985) y Motolinía (1903), discutieron el cacao primeramente como moneda ya que (según Motolinía ) “…es la principal moneda que por toda la Nueva España se trata” (Motolinía 1903:210).

Los cronistas mejicanos no ocuparon la palabra chocolate como referencia a bebidas o comidas de cacao hasta alrededor de 1580. Aquí se ve el manuscrito del Doctor Francisco Hernández ocupando la palabra chocolatl. El cacao fue la primera fuente monocultural de riqueza para los encomenderos del sur de Mesoamérica, y la fecha de 1580 se podría ver una revolución en su producción, pues en ella se ve el cambio en los niveles de tributo y exportación.

Durante varios años la cantidad de cacao que salía de Acajutla fue alrededor de un billón de granos de cacao. Los izalcos subieron a la gloria del mundo colonial temprano por sus ganancias, pero al mismo tiempo cayeron al abismo por el abuso contra la población indígena (Fowler 1981). La década de 1575 a 1585 se reformó el tribu-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

45

46

Katheryn Sampeck

Figura 3. Cuenca de cerámica tipo Catalina Rojo-sobre-Blanco. Parroquia

Anexos

Haciendas

Familias

Personas

Renta

Nahuizalco Sonsonate Caluco

3 4 3

1 14 2

1424 844 378

4692 3654 1815

Guaymoco

4

2

501

2024

1462 2030 1293 pesos, 2 reales 1200(D), 1009 (A)

Izalco (2): Dolores y Asunción San Salvador Escuintla

6 2

23 8

1845

1857 654

5667

11,450 2050

1382 pesos, 5 reales 4215 2200

Cuadro 2. la población y ingresos de las parroquias de los Izalcos 1768-1770. Según Cortés y Larraz [1958(1):299-300]. La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

El paisaje cultural del chocolate...

to en cacao hasta niveles más bajos (pero todavía formidables).

Esta evidencia lingüística sugiere que el movimiento de la palabra 'chocolate' inició en el sur (en Guatemala) y propagó al norte (a México). La region de Suchitepequez y los Izalcos juntos formaron el fuente de cacao incomparable en toda Mesoamérica y fue en este momento que un producto indígena se agregaba a la lengua común. 4. Fase López (Conquista española, A. D. 1500 a 1580)

Durante las décadas de la Conquista española y las siguientes, el patrón de asentamiento en la zona de los Izalcos fue más nuclear que antes, posiblemente un resultado del proceso de congregación.

Las ciudades españolas son distinguidas por sus trazas rectas y solares cuadráticos. La ciudad fue el centro de comercio y poder político. Mucho más que estas nuevas ciudades españolas, otros asentamientos que se formaron fueron más nucleares que los postclásicos. Además, la cantidad de sitios eran bajos —parecía producto de la despoblación resultante de las guerras de conquista y pandemias de enfermedades del Mundo Viejo—. Generalmente, el patrón de asentamiento de esta fase replicó los patrones anteriores, pero en un área mucho

más restringida. Lo más impresionante es la continuación de la preferencia por lugares especialmente situados para el control de agua.

Un asentamiento nombrado Pancota tiene estructuras alineadas simétricamente por cimas de cerros naturales. Se encuentran acequias rodeando al fondo de los cerros. Desde el cerro más grande se mira la planicie cercana a Nahulingo y al sur. Este lugar está situado para ver el movimiento en una parte del valle que siempre estaba poblado y donde los españoles colocaron sus villas y pueblos (Figura 3). Hasta el siglo XVIII, esta zona tenía cacaotales. La cerámica típica de esta fase lleva diseños muy semejantes a los de Catalina Rojo-sobre-Blanco, pero con pastas distintivas. Cajetes de molcajete se miran frecuentemente y asas de efigie por cántaros. Los artículos más raros son incensarios espigados en forma de vaso y el tipo cerámica de Vajilla (ware) de Mica de Guatemala.

Mientras el uso de la palabra 'chocolate' florece, la población indígena disminuía, pero siempre reproducía la organización del Postclásico. Es asombroso que una población tan baja, como lo indican los restos arqueológicos, producían el aumento astronómico del cultivo y uso de cacao, como es indicado por documentos coloniales.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

47

48

Katheryn Sampeck

Figure 4. Rerum Medicarum del Dr. Francisco Hernández. Imagen cortesia de la biblioteca John Carter Brown por la Universidad de Brown.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

El paisaje cultural del chocolate...

5. El apogeo de cacao en Los Izalcos Durante los finales del siglo XVI hasta el medio del siglo XVII se ve la palabra ‘chocolate’ en obras populares de Europa, pero todavía no en el uso común. Un buen ejemplo es el holandés Johannes de Laet (1640), quien escribió varias obras que trataron de las Américas. En el volumen de 1640, escrito en francés, ocupó ‘chocolate’ para designar una bebida de cacao.

La frecuencia del uso de la palabra se incrementó en las Américas también. José de Acosta y el Calepino o Diccionario de Motul ocuparon la palabra ‘chocolate’ (Kaufman and Justeson 2007:222). Ciudad Real (1873:295-296), en 1586, afirmó que el cacao es la “moneda minuta” de toda Nueva España, y los españoles ocuparon el cacao como moneda igual que los indígenas. En un sistema de competición entre monedas, el cacao funcionó igual que el maravedi. El cacao todavía ocupaba ambos papeles, de comida y moneda, pero la palabra de chocolate empezó su dominancia del mundo semántico relacionado a bebidas y comidas. Después de 1580 se redujo la producción de cacao en los Izalcos (Escalante 1991; Fowler 1981). Según los datos documentales, en el momento en que el comercio mundial comenzaba a aceptar su

producto, Los Izalcos dejaba de ser el centro de producción. Sin embargo, los datos arqueológicos devuelven otra perspectiva. 6. Fase Marroquín (1580 a 1650)

En la Fase Marroquín el asentamiento se distinguía por el crecimiento de los pueblos y el regreso al patrón de asentamiento esparcido en el campo, semejante a los del Postclásico. Aunque los españoles estaban incrementando su poder en las ciudades, los pipiles que vivían en el campo demostraban que su control no era absoluto.

Además, los artefactos de esta fase son distinguidos por el contrabando, más que todo en la cerámica porcelana Ming. La porcelana es la evidencia arqueológica del intercambio con el Oriente a través los galeones de Manila. El comercio intercolonial estaba prohibido, pero parece que todos estratos de la sociedad de la zona de los Izalcos estaban muy involucrados en el comercio marítimo. El cacao todavía fue una clave a ganancia, aunque empezando en 1625 otros centros de producción como Guayaquil y Venezuela empezaba a dominar el comercio mundial en cacao (Escalante 1991(2):40). En efecto, la producción de cacao se trasladó de manos indígenas con una larga tradición en su cultivo a

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

49

50

Katheryn Sampeck

Figura 5. Vista desde sitio Pancota, rumbo al oeste.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

51 productores dirigidos por los europeos, pero esta ampliación del mercado incrementó las oportunidades para los inhabitantes de los Izalcos, al mismo tiempo que su sistema de producción era menos opresivo. Durante el siglo XVII tardío hasta principios del siglo XIX (en otras palabras, el siglo XVIII largo) se utiliza la palabra ‘chocolate’, ocupada por europeos, para referirse a varias comidas y bebidas. El chocolate volvió a ser una necesidad diaria en vez de un artículo de lujo. En realidad, el chocolate ganaba un sentido político para los ingleses, ya que las casas de chocolate fueron asociadas con los loyalistas y las de café, con los revolucionarios. Despúes del apogeo del comercio de galeones de Manila, los habitantes de los Izalcos no dejaron el cultivo de cacao, pero tampoco intentaban a dominar el comercio. El rechazo a este papel parecía una forma de resistencia al fantasma del pasado dorado de cacao (Escalante 1991). Los Izalcos mantenían el cultivo de cacao, indicado por los esfuerzos indígenas por mantener control de los cacaotales en el siglo XVIII, y los granos todavía servían de moneda minuta en Guatemala hasta el principio del siglo XIX (García de Palacio 1985:21, nota 9 de Squier). La relación de producción de cacao en los izalcos y el comercio mundial en chocolate se in-

virtió: mientras uno se disminuía, el otro se incrementaba. La palabra ‘chocolate’ ganaba dominancia para indicar bebidas y comidas de cacao al mismo tiempo que el cacao se convirtía de doble espacio semántico (de comestible y moneda) a uno solo: el de comestible. 7. Fase Shupan (1650 a 1825)

Las características de la Fase Shupan son peor definidas que otras fases. La cerámica de esta fase se está estudiando todavía, pero podemos decir que observamos la presencia de porcelana oriental del siglo XVII y pocos tiestos de pearlware, la cerámica pasta blanca de Inglaterra del siglo XVIII. El patrón de asentamiento demuestra la dominancia de la hacienda indicado por varios sitios pequeños regados por el campo. El movimiento a independencia política estaba también un movimiento a propiedad privada. 8. Conclusiones

El asentamiento en los Izalcos era concentrado, pero siguía tradiciones precolombinas.

Durante de su máxima producción, la palabra ‘chocolate’ avanzó a un uso mas allá de Guatemala. El cacao fue icónico como bebida pipil, que fue comestible y moneda, además, otros empezaron

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

52 a ocupar su nombre. Despúes de la producción máxima en los Izalcos, los izalqueños mantuvieron sus enlaces con comercio mundial, y el cacao entró a la cocina europea. Al mismo tiempo que la palabra chocolate cambiaba para indicar un producto comestible común, el pasiaje cultural de los Izalcos se convertía al cultivo de una mercadería con dominancia de las haciendas. Este cambio marginaba a los mismos indígenas, quienes permitían su producción. Es decir que la carrera de chocolate está inscrita en el paisaje cultural de los Izalcos.

Fowler, William R.

De Laet, Johannes

1985 «Letter to the King of Spain, Being a Description of the Ancient Provinces of Guazcapan, Izalco, Cuscatlán, and Chiquimula, in the Audiences of Guatemala, with an Account of the Languages, Customs, and Religion of their Aboriginal Inhabitants, and a Description of the Ruins of Copán». Traducción de Ephraim G. Squier, y anotado por Alexander von Frantzius y Frank E. Comparato, Editor. Labyrinthos: Culver City.

Bibliografía

1640 L’histoire dv Noveau Monde ou Description des Indes Occidentales, Continent dixhuict Liures, Par le Sieur Iean de Laet, d’Anuers; Enrichi de nouuelles Tables Geographiques & Figures des Animaux, Plantes & Fruicts. A Leyde, Chez Bonauenture & Abraham Elfeuiers, Imprimuers ordinaries de l’Vniuersité. CICICCXL Escalante Arce, Pedro Antonio

1991 Códice Sonsonate: Crónicas hispánicas. 2 vols. CONCULTURA, Dirección de Publicaciones e Impresos: San Salvador.

1981 The Pipil-Nicarao of Central America. Tesis doctoral, Departamento de Antropología, Universidad de Calgary, Canadá. Fuentes y Guzmán, Francisco Antonio de

1932-3 Recordación Florida: Discurso historial y demonstración natural, material, militaria, y política del Reyno de Guatemala, 3 vols. Prólogo del Lic. J. Antonio Villacorta C. Biblioteca Goathemala, Vols. 6-8. Sociedad de Geografía e Historia: Guatemala. García Palacio, Lic. Dr. Don Diego.

Kaufman, Terrence, and John Justeson

2007 «The History of the Word for

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

53 Cacao in Ancient Mesoamerica». Ancient Mesoamerica 18:193–237.

Lockhart, James

1992 The Nahuas After the Conquest: A Social and Cultural History of the Indians of Central Mexico, Sixteenth through Eighteenth Centuries. Stanford University Press, Stanford. Motolinía, Fray Toribio de

1903 «Memoriales». Manuscrito de la colección del Señor Don Joaquin García Icazbalceta, publicado por primera vez por su hijo Luis García Pimentel. Casa del Editor: México. Sampeck, Kathryn

2007 Late Postclassic to Colonial Landscapes and Political Economy of the Izalcos Region, El Salvador. Tesis doctoral, Departmento de Antropología, Universidad de Tulane, New Orleans, Louisiana.

2010 «Late Postclassic to Colonial Transformations of the Landscape in Western El Salvador». Ancient Mesoamerica 21(2): 261–282.

2010 «Comments on Kaufman and Justeson: The History of the Word for Cacao in Ancient Mesoamerica». Ancient Mesoamerica 21 (2): 430-432. Sharer, Robert

1978 The Prehistory of Chalchuapa, El Salvador. 3 vols. University of Pennsylvania Press, Philadelphia. Swanton, Michael, Alejandro de Ávila y Bas van Doesburg

2010 «Comments on Kaufman and Justeson: The History of the Word for Cacao in Ancient Mesoamerica.» Ancient Mesoamerica 21(2):432-437.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

El Preclásico en los registros arqueológicos...

El Preclásico en los registros arqueológicos del valle de Ciguateguacán Vicente Genovez

En el presente artículo, el autor presenta una revisión de los registros arqueológicos en el Valle de Ciguateguacán sin perder la perspectiva histórica y aquellas actividades humanas que han incidido en la existencia o no de dichos registros. La abundancia de registros gracias a los trabajos realizados después de los Acuerdos de paz, los relatos populares y hallazgos fortuitos de los que muchas personas dan cuenta, son motivos suficientes para futuras investigaciones en la zona.

(julio-diciembre 2013) La Universidad / 22-23

55

56

José Vicente Genovez

Hablar de la arqueología de Santa Ana, considerada durante muchos años la segunda ciudad salvadoreña (Figura 1), me resulta un ejercicio inevitablemente nostálgico y casi autobiográfico. Allí, desde corta edad –en alternancia con las márgenes de la cercana Laguna Cuscachapa y la línea férrea en la vecina “Ciudad del Río de Jade”- experimenté esos sentimientos provocativos que supone encontrar tiestos y “piedras de rayo” a flor de tierra; en este caso, en las calles polvorientas de los viejos barrios y la periferia de la urbe santaneca. Esas calles de terracería y aquellos solares baldíos como escenarios para una infancia sesentera entre baladas en español o canciones de Los Beatles y una adolescencia con música disco como “banda sonora”, de “siglo pasado”, típicas de la época; es decir, sin más sobresaltos que eventuales golpes de Estado, la publicidad “azul” de los regímenes militares o la propaganda verde de la oposición, una guerra con Honduras, encerronas por toques de queda, abiertos fraudes electorales y frecuentes manifestaciones populares con desenlaces violentos. De cualquier manera, el interés particular por la arqueología nacional y mesoamericana germinó y creció en aquel contexto, hasta devenir en lo que soy ahora mismo: un aprendiz de científico social, con la mixtura resultante de escuela foránea y el ejercicio profesional dentro del país y la región. Una expe-

La Universidad / 22-23 (julio-diciembre 2013)

riencia por la que debo agradecer a mis maestras y maestros, compañeras y compañeros colegas en Guatemala y El Salvador, con quienes he tenido el privilegio de hurgar la tierra e imaginar el pasado desde la evidencia en el presente; a mi familia, compañeros de faena y los siempre solidarios excavadores en los proyectos, por tanta vivencia humanizada. Durante años he escuchado historias sobre fortuitos hallazgos arqueológicos en la Ciudad Morena; historias, casi todas ellas, vinculando tiestos, vasijas y “caritas”, a veces huesos presuntamente humanos que luego degeneraban en tumbas y tesoros, sustentando – diacrónicamente- leyendas o cuentos fantásticos de fuerte arraigo popular: ollas con “pisto” en los patios de casonas y campos sembrados, figuritas de oro entre danzantes luces azules de medianoche, pueblos sumergidos bajo las aguas de las lagunas o los relatos evocadores del bandolero “Partideño”, …“un tipo originalísimo de quien se refiere multitud de rasgos ingeniosísimos, y cuyos tesoros es fama dejó escondidos en una cueva, que cada pueblo de esta República (El Salvador) pretende poseer en sus dominios” (Barberena 1998: 138). Vecinos de barrio, campesinos de las cercanías a la ciudad, familiares, amigos y ciudadanos santanecos con la más variada gama de oficios, dieron cuenta o me mostraron alguna vez –en aquellos años

El Preclásico en los registros arqueológicos...

Figura 1. Centro histórico de la Ciudad de Santa Ana, visto desde el poniente.

Figura 2. Ciguateguacán (Santa Ana) entre los pueblos mencionados en la Relación Marroquín, 1532 (Segmento de mapa presentado por Amaroli 1991: 49). (julio-diciembre 2013) La Universidad / 22-23

57

58

José Vicente Genovez

distantes- diversos fragmentos de objetos que ahora identifico como materiales preclásicos, particularmente las conocidas figurillas femeninas modeladas en terracota clara, con rasgos faciales punteados o a pastillaje y en aparente estado de gestación. No pretendo hablar aquí enfáticamente de esta clase de figurillas, ni de las historias como tales, pero me parece importante decir que de aquellos hallazgos fortuitos, la mayoría habrían correspondido con la ocupación formativa del valle de Ciguateguacán, antigua nominación nahuat (o eso es lo que creemos) del poblado que los conquistadores españoles encontraron en el lugar que hoy ocupa la ciudad de Santa Ana (Figura 2). Ciguateguacán, con inicial “C” y “g” intercalada, es solamente una de varias escrituras que al nombre se ha dado a lo largo del período colonial, manifestación ésta que corresponde a la versión aparecida en la relación Marroquín, “una serie de testimonios tomados por el obispo licenciado Francisco Marroquín a los 57 encomenderos en la Villa de San Salvador” en 1532 (Amaroli 1991: 44). El documento fue encontrado en el Archivo General de Indias, Sevilla, España y paleografiado por el historiador guatemalteco Francis Gall (Loc.cit). Entre otras versiones del término, que algunos han traducido como “Lugar de Sacerdotizas”, también se tiene Cihuatehuacán, Ciguateocán, Ziguateocán o Sihuatehuacán. Des-

La Universidad / 22-23 (julio-diciembre 2013)

de la segunda mitad del siglo XVI, la administración colonial le llamó Santa Ana Grande, para luego evolucionar a Santa Ana, como hoy se le conoce (Barberena 1998, Barón Castro 1978, Cortés y Larraz 2000 –véase Figura 3-, García de Palacio 2000, Lardé y Larín 2000, Ministerio de Obras Públicas de El Salvador 1985, entre otras fuentes). Esta ciudad, también cabecera municipal y departamental de unidades político-administrativas homónimas, se encuentra en la zona occidental de El Salvador, en un valle con declive hacia el norte que conforma apenas una parte del relativamente extenso paisaje que delinea el graben o fosa central del país, escenario de continua e intensa ocupación humana, sustentando grandes zonas arqueológicas prehispánicas y coloniales en los sectores de San Lorenzo, Chalchuapa y la cuenca media del Lempa. La ciudad descansa, en términos vulgares y orden descendente desde la superficie, sobre un lecho conformado por suelos arcillosos, cenizas volcánicas y roca madre. El subsuelo corresponde a la formación geológica San Salvador, constituida entre el Pleistoceno y el Cuaternario reciente u Holoceno (esto es, entre dos millones y cien mil años antes del presente); tiene un manto de tobas poco compactas y piroclásticos (pómez y basalto) que descansan sobre lavas andesíticas y basálticas fracturadas, con escorias y lapilli (PLAMDARH 1981, cit. pos. López

El Preclásico en los registros arqueológicos...

Figura 3. Mapa de Santa Ana, mostrado en la obra de Cortés y Larraz (2000) hacia finales del siglo XVIII.

Figura 4. Sector oeste del sitio Finca Rosita, Ciudad de Santa Ana. La estructura mayor está cubierta por árboles que sirvieron anteriormente como sombra para arbustos de café.

(julio-diciembre 2013) La Universidad / 22-23

59

60

José Vicente Genovez

y Retana 2007). Hay sectores con gruesos estratos de tierra blanca o cenizas volcánicas relativamente jóvenes, procedentes de la caldera de Coatepeque; sus explosiones a gran escala, ocurridas probablemente hace más de 30,000 años y que darían origen al lago homónimo, depositarían la tefra que hoy puede observarse en casi cualquier parte de la zona. “Las coladas volcánicas, particularmente extensas alrededor de Santa Ana,…se desintegran en una textura granular fina para dar suelos margosos que cubren las laderas medianas y basales de la mayor parte del sistema volcánico;”…(Browning 1998: 51). Viene al caso tal mención, debido a que casi todos los rasgos arqueológicos del Formativo registrados en la ciudad y sus alrededores, están asociados estratigráficamente a dicha tefra y a las capas arcillosas superyacentes. Estos estratos sustentaron las ocupaciones locales, soportando muchas de las estructuras arquitectónicas alguna vez identificadas y alojando decenas de botellones o depósitos subterráneos, elementos de uso generalizado por muchos grupos mesoamericanos durante el período Preclásico, quizá como basureros y espacios funerarios. Los registros prehispánicos en el valle de Ciguateguacán han permanecido, durante mucho tiempo, a la sombra de lo que Chalchuapa ofrece como zona arqueológica, debido a la monumentalidad de su

La Universidad / 22-23 (julio-diciembre 2013)

arquitectura y la complejidad de la sociedad que allí habitó durante el Preclásico: Boggs puso a la vista del público las estructuras restauradas de Tazumal en los años de 1940 y 1950; Sharer y colaboradores realizaron uno de los más importantes trabajos sistemáticos en Chalchuapa durante los años de 1960 y 1970 y Fowler Jr. excavó en El Trapiche pocos años después (Cobos 1998, Fowler Jr. 1995, Sheets 1984, entre otras síntesis). Arqueólogos japoneses continúan, desde 1995, con otros proyectos en la zona, mientras la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural sostiene intervenciones diversas allí desde hace muchos años, con el apoyo de técnicos conservacionistas (muchos de ellos originarios de la localidad) y una nueva generación de arqueólogos nacionales, integrados a la institución o como consultores especializados. Chalchuapa es un referente para El Salvador y Mesoamérica en cuanto a cultura prehispánica y colonial. Un factor determinante en el desconocimiento generalizado de los centros preclásicos en los alrededores de la ciudad de Santa Ana, es el hecho de que grandes fincas de café se mantuvieron relativamente inalteradas hasta finales de los años sesenta y setenta del siglo XX, albergando sectores con importante evidencia arquitectónica ceremonial y doméstica del Formativo (Figura 4). Estas condiciones, lastimosamente para la

El Preclásico en los registros arqueológicos...

arqueología y la conservación del medio local, habrían de cambiar en poco tiempo desde entonces, pues el país experimentaría un fuerte crecimiento de los contextos urbanos y se vería social y políticamente convulsionado en las décadas siguientes. Hacia finales de la década del setenta, miembros del Departamento de Arqueología del Museo Nacional “David J. Guzmán” acotaban, en una sección del Atlas de El Salvador, que “durante los últimos quince años (es decir, en la década de los años sesenta y setenta del siglo anterior), se ha recopilado más información sobre el Preclásico que toda su historia previa, debido, casi enteramente, a descubrimientos al azar producidos por el aumento de actividades agrícolas y de construcciones…; (así como por) la expansión metropolitana de San Salvador y Santa Ana; y las recientes extensiones de la red de carreteras nacionales” (Ministerio de Obras Públicas 1979). Es oportuno considerar que las observaciones de aquellos arqueólogos, para entonces, correspondían con las consecuencias –a largo plazo- de las transformaciones que el país experimentó en la década del cincuenta, cuando los altos precios del café, el azúcar y el algodón en el mercado internacional, así como la consiguiente inversión en carreteras y otras obras de infraestructura para procesar o movilizar aquellos productos, cam-

biaron la fisonomía del territorio nacional, tanto en lo rural como en lo urbano. Además, con la dinámica que implicó su posterior participación en el Mercado Común Centroamericano, el Estado salvadoreño generó proyectos de inversión para la agricultura, el comercio y la industria de exportación en la década del sesenta. Es preciso recordar, sin embargo, que con el continuo vaivén de precios en los productos de monocultivo en los años venideros (que no permitía emplear tanta mano de obra en el campo como antes), el conflicto con Honduras en los albores de los años setenta, así como la sostenida motivación gubernamental para invertir en industria alrededor de las ciudades mayores, muchas personas migraron hacia los centros urbanos en busca de mejores condiciones de vida, presionando a las entidades gubernamentales para construir colonias en la periferia urbana o invadiendo terrenos cercanos a los barrancos. En un clima de creciente insatisfacción social y efervescencia política, fueron construidas presas hidroeléctricas, se incrementó la infraestructura portuaria y marítima, crecieron las colonias residenciales populares y los edificios multifamiliares, así como carreteras y autopistas para unir la zona metropolitana de San Salvador con otros puntos de desarrollo en el país (véase figura 5). Para el caso que nos in-

(julio-diciembre 2013) La Universidad / 22-23

61

62

José Vicente Genovez

teresa, fueron precisamente las construcciones de colonias como El Palmar, San Luis, IVU, España, Lamatepec y El Molino, entre otras, así como el crecimiento de la aldea San Antonio y los trabajos de la autopista Santa Ana-San Salvador, los proyectos cuya ejecución pondrían en evidencia la extensa presencia de restos preclásicos en la ciudad de Santa Ana y sus alrededores; aunque no habrían generado suficiente interés o no hubo capacidad institucional en aquel entonces para materializar la posibilidad de estudiar sistemáticamente la zona, con el agravante de no disponer todavía de una ley especializada para ello. No fue sino hasta en el período

del conflicto armado interno, en la década de los ochenta, cuando la mayoría de reportes de destrucción o registros oficiales de estos sitios abundarían, con anotaciones sobre intenso saqueo en estructuras monumentales, antes desconocidas por la arqueología oficial. El fenómeno puede interpretarse en términos de coyuntura, con muchos depredadores aprovechando el caos social e institucional imperante y el consecuente abandono relativo de las haciendas y las fincas de café. Estas propiedades, antes muy productivas, degeneraron en tierras de bajo perfil laboral, pues pronto serían fragmentadas para evitar la intervención estatal

Figura 5. Autopista Santa Ana-San Salvador y centro comercial en los alrededores de los sitios Finca Rosita, Arizona y San José, antes fincas cafetaleras al sur de la ciudad de Santa Ana.

La Universidad / 22-23 (julio-diciembre 2013)

El Preclásico en los registros arqueológicos...

por las políticas de reforma agraria o el asedio popular por los espacios y los recursos de supervivencia en la periferia urbana santaneca (leña, madera, fruta de estación, piedra para construir, agua para uso doméstico, etc.). Las lotificaciones – autorizadas o ilegales- abundaron desde entonces a la fecha y, con ello, los problemas para proteger y conservar los sitios arqueológicos, rescatando –en ciertas ocasiones- solamente algunas estructuras mayores; la mayoría de ellas, que sepamos, erigidas durante el Preclásico. En este escenario, se ha sabido de tres sitios con construcciones masivas: San Antonio, Carcagua y Finca Rosita (sectores suroeste, noreste y sur de la ciudad, respectivamente); aunque algunos otros como Cantarrana (al suroeste), Arizona, Santa Teresita y Sinaí (al sur) han mostrado evidencia de actividad doméstica entre los cafetales que todavía sobreviven, pudiendo ser –en poco tiempo- intensamente abordados como objetos de rescate, debido a la inminente construcción de nuevas colonias sobre el sector. El área de las actuales urbanizaciones Loma Linda, San Miguelito, Jardín, El Trébol, Minerva y Altos del Palmar, entre otras, habrían estado fuertemente vinculadas a las áreas de sostén de las antiguas comunidades de Preclásico o Formativo hacia la parte meridional de Santa Ana. Después de los Acuerdos

de Paz en 1992, prácticamente todos los arqueólogos en actividad dentro del país hemos intervenido una o más veces en la zona, debido al constante crecimiento de la ciudad y las consecuentes acciones de rescate y salvamento. Algunos profesionales han desarrollado recientes investigaciones con los rasgos y los materiales arqueológicos de estos sitios, sumando elementos a la cada vez mejor conocida secuencia ocupacional durante el Preclásico, proponiendo un lapso de 800 años para esta comunidad, entre algún momento de la segunda mitad del Preclásico Medio (600 a 400 antes de Cristo) y finales del Formativo Tardío (400 antes de Cristo a 200/250 después de Cristo), correspondientes a las fases regionales Kal, Chul y Caynac, presentadas por Sharer y colaboradores a partir de sus trabajos en Chalchuapa (Sharer 1978). Otros colegas (v.g. Miriam Méndez, comunicación personal), quienes han revisado algunos lotes cerámicos de Finca Rosita, me planteaban hace algún tiempo sus sospechas sobre la presencia de materiales cerámicos más tempranos (es decir, más antiguos), que bien podrían incluirse en los correspondientes a la fase Colos (900 a 650 antes de Cristo). Erquicia (2000) ha documentado, basándose en el trabajo suyo y en el de otros colegas en el sector, decenas de botellones en los sectores de Sinaí, San José, San Miguelito, Arizona, Aldea San An-

(julio-diciembre 2013) La Universidad / 22-23

63

64

José Vicente Genovez

tonio y Carcagua. En este último, Valdivieso reportó más de veinte de ellos (Figura 6). Gallardo efectuó amplios sondeos al sur del sitio Arizona y San José, proporcionando datos sobre la extensión del área doméstica asociada a Finca Rosita (Figura 7). Luis Martos, arqueólogo mexicano que colaboró con nosotros en 1998, ha hecho el comentario acerca de la similitud del centro monumental de este sitio con otros del área olmeca (por cierto, existen algunos objetos con rasgos de este estilo en colecciones privadas de la zona), mientras otros profesionales comentan sobre el parecido de algunas estructuras grandes de Santa Ana con la E-3-1 de Trapiche en Chalchuapa. A pesar de mi limitada experiencia en el sector, me parece que hay suficientes elementos o evidencias para motivar nuevos trabajos que propongan la existencia de un cacicazgo satélite a Chalchuapa o de un estado temprano paralelo a éste en la zona de la actual ciudad de Santa Ana. Las referencias de los viejos registros nos sugieren sitios con varios montículos entre uno y quince metros de altura, y hasta sesenta metros de diámetro, algunos formando plazuelas. La cerámica es básicamente la misma que la observada en Chalchuapa; las figurillas de terracota (Figura 8) tienen atributos similares a los documentados por Dahlin (1978) en aquella zona, correspondientes a los complejos Xiquin y Tat; y la considera-

La Universidad / 22-23 (julio-diciembre 2013)

ble cantidad de depósitos subterráneos, revelan –en conjunto- una vida intensa en la zona durante el Preclásico. Será difícil comparar elementos arquitectónicos y analizar la distribución espacial de la evidencia existente sobre el Formativo o Preclásico en Santa Ana y sus alrededores, pues no conocemos muy bien las dimensiones originales de los sitios. Los registros siguen siendo escasos todavía como para percibir que la tarea sea sencilla. En ese afán de reconstruir la historia de las antiguas sociedades que habitaron el lugar donde la ciudad está asentada, podríamos experimentar muchas decepciones, principalmente por las sorpresas que el conocimiento de los fenómenos de transformación espacial del paisaje a lo largo de los últimos cinco siglos pueda darnos. El reto, sin embargo, es interesante; sobre todo el de proteger lo poco que queda para obtener más información acerca de dichos sitios. El papel que las autoridades municipales jueguen en esta dinámica es importantísimo: no se debiera otorgar licencias de construcción o alteraciones amplias del subsuelo en la periferia de la ciudad (colonias, fábricas, parqueos, centros comerciales, etc.), sino hasta que los peritos del Estado en el rubro de patrimonio cultural manifiesten su opinión técnica favorable para ello. Algunas experiencias han sido satisfactorias en años an-

El Preclásico en los registros arqueológicos...

Figura 6. Depósitos subterráneos en un sector de Carcagua, al noreste de Santa Ana. Un proyecto de rescate en el lugar permitió localizar y registrar algunos más a finales de los años noventa (Valdivieso 1999).

Figura 7. Croquis del sector monumental de Finca Rosita. La Estructura 1 alcanza los 13 m. de altura y más de 50 m. de largo (Martos 1998).

(julio-diciembre 2013) La Universidad / 22-23

65

66

José Vicente Genovez

Figura 8. Figurilla de terracota encontrada durante un salvamento arqueológico en Finca Rosita, 1998 (Dibujo de Fabricio Valdivieso).

teriores, pues ciertos espacios con evidencia prehispánica medianamente conservados en la zona, alcanzaron ese estatus por la acción de la alcaldía local, coordinada con el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA) y la actual Secretaría de Cultura del país, operaciones respaldadas por la –ahora sí- vigente Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural de El Salvador y su Reglamento, con decretos de 1993 y 1996. Hubo que superar dificultades legales, debido a las comprensibles razones de propietarios de terrenos y ejecutores de proyectos de infraestructura; pero los esfuerzos han valido la pena. En ciertos casos ha habido colaboración de muchas maneras por parte de todos ellos, por lo que

La Universidad / 22-23 (julio-diciembre 2013)

es oportuno agradecerles también esos gestos incidentes. Debemos buscar en archivos diversos, que nos den luces sobre la presencia de estos grupos monumentales dentro de las propiedades santanecas a lo largo del tiempo; hacer, incluso, “encuestas arqueológicas” a varias generaciones de habitantes santanecos, con la esperanza de que los relatos populares nos lleven a más puntos de encuentro con las evidencias prehispánicas del Preclásico en el valle de Ciguateguacán, o para que nos amplíen información existente de los sitios ya registrados. En ese sentido, intentaremos hacer prontas gestiones para iniciar un proyecto de revisión documental y/o bibliográfica sobre el uso de la tierra en la

El Preclásico en los registros arqueológicos...

zona, involucrando estudiantes en varias carreras de ciencias sociales. Las expectativas son muchas. Bibliografía Amaroli, Paul 1991 «Linderos y Geografía Económica de Cuscatlán, Provincia Pipil del Territorio de El Salvador». En Mesoamérica 21, Año 12, Mes de Junio, Págs. 41-70. CIRMA, Antigua Guatemala. Barberena, Santiago Ignacio 1998 Monografías Departamentales. Academia Salvadoreña de la Historia, DPI, San Salvador, El Salvador. Barón Castro, Rodolfo 1978 La Población de El Salvador. 2ª. Ed., UCA. Editores, San Salvador, El Salvador. Browning, David 1998 El Salvador, La Tierra y El Hombre. Cuarta Edición, Dirección de Publicaciones e Impresos, CONCULTURA, San Salvador. Cobos, Rafael 1998 Síntesis de la Arqueología de El Salvador (1850-1991). Co-

lección Antropología e Historia No. 21. Patronato ProConsejo Nacional para la Cultura y el Arte, Dirección General de Publicaciones e Impresos.

Cortés y Larraz, Pedro 1958 Descripción geográfico-moral de la diócesis de Goathemala (Con notas de Don Adrián Recinos). Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, Guatemala. Dahlin, Bruce 1978 «Figurines». En The Prehistory of Chalchuapa, El Salvador, vol.2, págs.134-211. R. Sharer ed., University of Pennsylvania Press, Philadelphia. Erquicia Cruz, José Heriberto 2000 “Los depósitos subterráneos del período Preclásico en El Salvador”. Tesis de Licenciatura en Arqueología, UTEC, San Salvador.

Fowler Jr., William 1995 El Salvador. Antiguas Civilizaciones. Banco Agrícola Comercial de El Salvador, San Salvador. García de Palacio, Diego 2000 Carta Relación del Oidor Diego García de Palacio. En

(julio-diciembre 2013) La Universidad / 22-23

67

68

José Vicente Genovez

Cartas de Relación y otros documentos, págs. 35-55. CONCULTURA, DPI, San Salvador, El Salvador.

Lardé y Larín, Jorge 2000 El Salvador: historia de sus pueblos, villas y ciudades. DPI, CONCULTURA, San Salvador, El Salvador.

López Araujo, Diego Rodrigo y José R. Retana Peña 2007 “Reconocimiento hidrogeológico de la zona norte del departamento de Santa Ana y área aledaña del departamento de Chalatenango”. Trabajo de graduación para optar al grado de Ingeniero Civil, UCA, San Salvador.

Martos, Luis Alberto 1998 Informe de los trabajos arqueológicos realizados en Finca Rosita, Santa Ana, El Salvador. Inédito, CONCULTURA, San Salvador. Ministerio de Obras Públicas de El Salvador 1985 Diccionario Geográfico de El Salvador. Instituto Geográfico Nacional “Ingeniero Pablo Arnoldo Guzmán”, San Salvador. 1979 Atlas de El Salvador. Instituto Geográfico Nacional “Ing. Pablo Arnoldo Guzmán” 3ª.

La Universidad / 22-23 (julio-diciembre 2013)

Ed. San Salvador.

Sharer, Robert 1978 The Prehistory of Chalchuapa, El Salvador. 3 vol., University of Pennsylvania Press, Philadelphia, USA. Sheets, Payson 1984 “The Prehistory of El Salvador: An Interpretative Summary”. En The Archaeology of Lower Central América. F. Lange y D. Stone editores, págs. 275-294. University of New México Press, Alburquerque. Valdivieso, Fabricio 1999 Sitio arqueológico Carcagua. Informe inmediato de actividades. Rescate arqueológico en Proyecto Terminal de Buses de Santa Ana. CONCULTURA, San Salvador.

La geografía sagrada de los lagos ...

La geografía sagrada de los lagos en las Altas Tierras Mayas

Tomas Barrientos, Edgar Carpio y Marlon Escamilla

Resumen Para los antiguos Mayas y otros pueblos prehispánicos mesoamericanos, los cuerpos de agua fueron lugares con un alto significado simbólico, mitológico y religioso. En este estudio se presenta evidencia arqueológica que se ha registrado en varios de los principales lagos en las Tierras Altas Mayas (Güija, Amatitlán y Atitlán), en especial lo referente al arte rupestre y a los objetos recuperados de contextos subacuáticos, con el objeto de definir un tipo particular de paisaje sagrado que tuvo gran relevancia para los antiguos habitantes de la región. Es de particular interés la combinación de cuerpos de agua con volcanes; un paisaje asociado al concepto del “corazón de la tierra” y el “corazón del agua” que evoca relatos mitológicos de creación y que fue utilizado como centro de peregrinaje y como centro de conexión entre los seres humanos y los dioses que controlaban la naturaleza. Palabras clave: Maya, Tierras Altas, Lagos, Arte Rupestre, Paisaje sagrado, Atitlán, Amatitlán, Güija, Mejicanos, Igualtepeque, Chuk’muk

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

69

70

Barrientos, Carpio y Escamilla

1. Introducción La presencia del ser humano en el planeta ha dependido desde siempre del agua como fuente de vida y desarrollo. Las costas de los mares y las orillas de lagos y ríos fueron elegidas como zonas de abundantes recursos y por lo tanto lugares ideales para los asentamientos humanos. Los sitios arqueológicos asociados a lagos suelen encontrarse en sus orillas e incluso sumergidos. En otros casos, los sitios arqueológicos no corresponden a asentamientos, sino a lugares de actividad ritual en la forma de depósitos de artefactos que fueron arrojados intencionalmente como parte de ofrendas, o simplemente como desechos. La interacción entre los asentamientos humanos y los cuerpos de agua ha hecho que los cuerpos de agua se conviertan en parte del paisaje cultural de muchas culturas. Como paisaje cultural se entiende, según Sauer [1925], como la construcción por parte de una sociedad que modifica la percepción de un paisaje natural. La geografía sagrada se define también como un tipo de paisaje cultural, que en este caso toma rasgos naturales y los interpreta como elementos sagrados. En Mesoamérica, la geografía sagrada ha sido muy importante para definir las montañas, cerros, volca-

nes, cuevas y cuerpos de agua como lugares íntimamente asociados con el mundo sobrenatural, por lo que tuvieron una fuerte actividad ritual en la época prehispánica. El presente estudio tiene como objetivo adentrarse en el significado y función que tuvieron los lagos como elementos importantes de la geografía sagrada mesoamericana en tiempos prehispánicos, y para ello se tomarán como ejemplo algunos casos de los lagos que se encuentran el las Tierras Altas Mayas, ubicados hoy en día en los países de Guatemala y El Salvador. Se propone entonces que los lagos en Mesoamérica representaron físicamente conceptos cosmológicos, por lo que se convirtieron en vínculos entre el mundo natural y sobrenatural. Por lo tanto, la creación de una geografía sagrada asociada a los lagos los ha definido como lugares sagrados con un alto contenido simbólico. La propuesta se basa principalmente en la presencia de una considerable cantidad de elementos simbólicos asociados a los lagos de las Tierras Altas Mayas, la cual se expresa en distintas formas de arte rupestre, la presencia de depósitos subacuáticos y algunos contextos funerarios descubiertos en sitios arqueológicos ubicados en sus orillas. Por lo tanto se presentará dicha evidencia como base para

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

Figura 1. Ubicación de los principales lagos en el Área Maya

formular algunas interpretaciones que pueden explicar su significado, especialmente para entender la función simbólica y ritual que tuvieron los lagos en esa región y en los diferentes períodos de su ocupación prehispánica.

2. Los lagos en las Tierras Altas Mayas Todos los lagos en esta región tienen un origen volcánico-tectónico, por lo que han sido el resultado de grandes erupciones en el pasado. Además, estos lagos se caracterizan por estar rodeados de cerros y volcanes, los cuales se integran como parte fundamental del paisa-

je. La presencia de islas es también común, las cuales generalmente tienen evidencia de ocupación prehispánica. En Guatemala, los lagos que presentan considerable evidencia arqueológica son Atitlán, Amatitlán y Güija, aunque hay bastantes restos arqueológicos en las orillas del lago de Izabal [Bronson 1992, 1993; Calderón 1980; Chang 1992; Fialko 1982; Hermes 1981; Rodriguez 1980; Rosal 1979; Saenz de Tejada 1983; Santa Cruz 1983; Valdés 1979; Vega de Zea 1984; Velásquez 1995], así como restos subacuáticos coloniales [Torón 2003]. En El Salvador, los lagos con evi-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

71

72

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 2. Ubicación del Lago de Amatitlán en referencia a la ciudad de Guatemala dencia arqueológica son Güija, Coatepeque e Ilopango [Escamilla et al. 2005, 2006; Valentini et al. 2011: 18-26, 41-48, 64-73]. Para efectos de este estudio, solamente se presentará la información relevante en cuanto a la interpretación simbólica de los lagos, por lo que se limita a los lagos de Atitlán, Amatitlán y Güija (Figura 1).

3. Lago de Amatitlán Este lago, ubicado a 28 kilómetros al sur de la ciudad de Guatemala, constituye con sus 14 kilómetros de longitud el depósito de agua más grande cercano a la ciudad (Figura 2). Por esta razón ha sido siempre punto de atracción turística. En él se han practicado deportes acuáticos entre los que destacan el remo y la navegación a vela. Posee fuentes termales en ciertos sectores de-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

73

La geografía sagrada de los lagos ...

Figura 3. Pintura El Diablo Rojo, Amatitlán (Foto: Edgar Carpio)

Figura 4. Sitios arqueológicos de Amatitlán: A) Diablo Rojo, B) Amatitlán, C) Contreras, D) Mejicanos.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

74

Barrientos, Carpio y Escamilla

bido a una posible conexión con el cercano volcán de Pacaya ubicado más al sur. En las últimas décadas el lago se ha degradado considerablemente debido a la contaminación producida por la deposición de desechos industriales y aguas negras procedentes del Río Villalobos. Ha habido múltiples esfuerzos por salvar al lago y a nivel gubernamental, se creó una entidad que se encarga de esta tarea. Para ello organiza festivales anuales con campañas como “Saludemos al lago de Amatitlán” que se celebra a comienzos del mes de diciembre. Asimismo, se han colocado sistemas de filtración y se realizan limpiezas constantes para retirar el exceso de algas. En los alrededores del lago de Amatitlán se han reportado numerosos sitios arqueológicos, tanto en el lado de Villa Canales como en Amatitlán, incluyendo el sitio Diablo Rojo en la aldea Laguna Seca, que posee una pintura rupestre de estilo Olmeca que se fecha para el Preclásico Medio (Figura 3). Hacia mediados de los años cuarenta, el arqueólogo Edwin Shook realizó un reconocimiento en los alrededores de Amatitlán y reportó varios sitios que ubicó temporalmente en los períodos Preclásico Tardío y Clásico Temprano y Tardío (Figura 4). En la década del cincuenta se iniciaron las exploraciones subacuáticas en el lago y se recuperó una

gran cantidad de objetos cerámicos y de otros materiales que fueron considerados como parte de ofrendas dedicadas al lago, como parte de ceremonias llevadas a cabo durante la época prehispánica [Mata y Medrano 2011] (Figura 5). Uno de los puntos más relevantes se encuentra asociado al sitio arqueológico Mejicanos, el más grande e importante del período Clásico en Amatitlán (Figura 6). Aquí, el arqueólogo Stephan Borhegyi, Guillermo Mata y otros buzos aficionados recuperaron innumerables objetos, principalmente cerámicos, que habían sido depositados en el fondo del lago como parte de ofrendas al mismo [Mata 2002; Borhegyi 1959, 1960]. Esto ha sido interpretado como un culto al lago por su importancia como fuente de vida y por el simbolismo de estas fuentes acuáticas, asociado a la cosmovisión de los pueblos antiguos. Los objetos depositados en el lago en diferentes puntos se cuentan por cientos y ponen de manifiesto una actividad ritual que tuvo una larga duración. Entre estos se cuenta con braceros en forma de cuencos y también de forma tubular, que son los más característicos (Figura 7). Se han encontrado vasijas de distintas formas, incluyendo las que tienen decoración con picos o espigas, también muy propias de Amatitlán (Fi-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

Figura 5. Ubicación de depósitos subacuáticos en Amatitlán

Figura 6. Vista del lago de Amatitlán desde Mejicanos (Foto: Edgar Carpio)

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

75

76

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 7. Braseros tubulares y de otros estilos recuperados en el Lago de Amatitlán, exhibidos en el Museo Popol Vuh (Foto: Edgar Carpio)

Figura 8. Vasijas con decoración de espigas proveniente del Lago de Amatitlán, exhibidas en el Museo Popol Vuh (Foto: Edgar Carpio) La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

Figura 9. Incensarios con estilo teotihuacano provenientes del Lago de Amatitlán, exhibidos en el Museo Popol Vuh (Foto: Edgar Carpio)

gura 8), así como objetos cerámicos de tradición foránea como aquellos de estilo teotihuacano, correspondientes al período Clásico Temprano (Figura 9). La cerámica en general es de color negro, aunque puede ser que este color se deba al tiempo de permanencia bajo el agua que posee fuentes termales asociadas al volcán de Pacaya, distante unos 8 kilómetros. El mismo fenómeno de deposición de ofrendas ocurre en otros puntos del lago de Amatitlán, tanto en la playa sur como en la norte; sin embargo es en Mejicanos donde se concentró la mayoría y

donde aparecen esos elementos de estilo foráneo. Asimismo en la porción de tierra firme del sitio, se localiza uno de los conjuntos más importantes de arte rupestre de las Tierras Altas de Guatemala, el cual posee características singulares [Carpio 2009, 2010; Carpio y Román 1999, 2000, 2002]. Este arte rupestre es común encontrarlo asociado a cuerpos de agua y a la cercanía de volcanes, tal como ocurre en Atitlán y otros lugares de Mesoamérica como Teotenango en el valle de Toluca y la zona del Altiplano Central mexicano [Piña Chan 2000].

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

77

78

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 10. Ejemplos de arte rupestre de Mejicanos: maquetas de piedra con cavidad superior (arriba), rostro antropomorfo y cavidad (abajo) (Fotos: Edgar Carpio)

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

Figura 11. Petrograbado “Hombre de Monte Sión”, Sector 5 de Mejicanos (Foto: Edgar Carpio)

Figura 12. Ubicación del Lago de Atitlán

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

79

80

Barrientos, Carpio y Escamilla

Los elementos rupestres del sitio Mejicanos incluyen: maquetas de piedra, cavidades, escalinatas, rostros antropomorfos y zoomorfos y figuras antropomorfas y zoomorfas (Figura 10). En muchos casos todos estos elementos se combinan en conjuntos rocosos, que adquieren una connotación especial como lugares para la práctica de rituales. Estos conjuntos suelen estar asociados a rasgos arquitectónicos. El conjunto denominado “Hombre de Monte Sión” posee todos estos rasgos, lo que lo convierte en uno de los lugares de ritual o altares más representativos del sitio Mejicanos (Figura 11). Las excavaciones efectuadas en las cercanías proporcionaron material fechado para el período Clásico Temprano, mismo período de las ofrendas al lago. Por todo lo anterior se cosidera que el paisaje (lago y volcanes) debió jugar un papel muy importante en el imaginario de los habitantes de Mejicanos, aspecto que se refleja también en el arte rupestre. Dichos elementos debieron formar parte de espacios creados y acondicionados para la práctica de rituales fundamentales dentro de la espiritualidad de los habitantes del lugar en la Época Prehispánica. Estas formas de representación tienen, sin lugar a dudas, un origen distante y un sustrato mesoame-

ricano, como se aprecia en otros lugares y culturas ubicados en la cercanía de fuentes de agua y volcanes, aunque adquieren particularidades dentro de la cosmovisión regional. Los altares de piedra de Mejicanos refuerzan el sentido de espiritualidad y la combinación entre las fuerzas de la naturaleza, las creencias y las manifestaciones culturales de estas sociedades antiguas. Todo esto en combinación con la práctica de depositar vasijas al lago, hacen de Mejicanos un sitio de culto y peregrinaje en un punto estratégico de la geografía de las Tierras Altas de Guatemala. 4. Lago de Atitlán El lago de Atitlán se ubica actualmente en el departamento de Sololá, y constituye una cuenca de origen volcánico que se formó por la explosión de un antiguo volcán conocido como Los Chocoyos hace 85,000 años. El lago se encuentra a 1,560 msnm y mide aproximadamente 130 km2, con una profundidad que puede sobrepasar los 350 m. El lago está rodeado en su lado sur por los volcanes Tolimán, Atitlán y San Pedro, y la cuenca mide un total de 548 km2 (Figura 12). La ocupación prehispánica en el lago esta evidenciada por la presencia de varios sitios arqueológicos en sus orillas, donde destaca Semetabaj

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

Figura 13. Ubicación de los principales sitios arqueológicos del Lago de Atitlán (Mapa realizado por Carlos Alvarado, CIAA-UVG)

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

81

82

Barrientos, Carpio y Escamilla

en su orilla noreste, Chuk’muk en su orilla sur y Chuitinamit al pie del volcán San Pedro (Figura 13). Las investigaciones arqueológicas iniciaron en la Cuenca del Lago de Atitlán en 1910, con las excavaciones de Carlos Luna en el sitio de Chuitinamit [Luna 1910]. Posteriormente fueron importantes las investigaciones de Samuel Lothrop entre 1928 y 1932, como parte de los estudios patrocinados por el Instituto Carnegie de Washington [Lothrop 1933]. A partir de la década de los años cuarenta, Edwin Shook registró la mayoría de sitios en la cuenca, aunque no hubo investigaciones sistemáticas hasta la década de los setenta por parte de Sandra Orellana [Orellana 1973, 1984, 1999]. En 1978, Edwin Shook y Marion Popenoe llevaron a cabo excavaciones en el sitio de Semetabaj y un año más tarde apareció accidentalmente una tumba en el mismo sitio. Las investigaciones se reanudaron en el lago hasta 1993, con un proyecto de la Universidad Texas A & M [Bruchez 1994, 1995; Bruchez y Carlson 1994] y en 1994 por el Proyecto de Arqueología Subacuática Agua Azul [Barrientos y Benítez 1997; Chinchilla et al. 1995]. En época más reciente, destaca el descubrimiento e investigaciones en Samabaj a partir de 1998 [Samayoa 2000; Benítez 2003], las investigaciones en Semetabaj a

partir de 2003 y los proyectos de salvamento en Chuk’muk a partir de 2007 [Amarra et al. 2008; Salalá 2008; Chocano 2009b; Marroquín et al. 2009; Aguilar y Aguilar 2010]. Como resultado de las investigaciones llevadas a cabo hasta hoy en día, se sabe que en el lago de Atitlán hubo mucha actividad ritual en forma de ofrendas depositadas en el lago, evidenciada por depósitos de piezas cerámicas y líticas ubicados mayormente en la playa sur, entre los poblados de Santiago Atitlán y San Lucas Tolimán. Las ofrendas fueron depositadas a poca distancia de la orilla, posiblemente para que fueran observadas por los habitantes de las comunidades prehispánicas, especialmente durante el período Clásico Temprano. Como parte de las ofrendas cerámicas se encuentran cántaros y otras piezas de carácter utilitario, pero destaca un tipo especial de brasero o incensario en forma de cuencos con base pedestal, en cuyo pedestal presentan decoraciones espigadas y diseños calados en forma cruciforme o con elementos de cinco puntos (Figura 14). En el borde del cuenco también suelen presentar cuatro figuras aplicadas, generalmente en forma de aves. De acuerdo con los estudios iconográficos realizados en otras regiones del área Maya, estos incensarios se puede interpretar como representaciones de

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

ceibas y sus diseños calados representan el “quinqunx” o universo cuatripartito, en el cual se representan las cuatro esquinas del cosmos cuadrangular y su centro. Las aves en la parte superior de los incensarios bien pueden simbolizar las aves celestiales que habitan en la parte superior del cosmos. La ocupación prehispánica en el lago de Atitlán se remonta hasta el Preclásico Medio, ya que se ha encontrado cerámica de este período en Semetabaj. Llama mucho la atención que la tumba descubierta en el sitio también corresponde a esta época, indicando que esta fue desde un principio una de las regiones más importantes de las Tierras Altas Mayas [Popenoe de Hatch 2007]. La tumba fue cavada dentro del talpetate, a manera de cueva, y contaba 4 osamentas y una ofrenda de 27 vasijas (Figura 15). El sitio fue abandonado durante el Preclásico Tardío y reocupado en el Clásico Temprano. Su arquitectura comprende 17 estructuras de barro que conforman una plaza ceremonial de 300 x 700 m, algunas de las cuales sobrepasan los 10 m de altura [Rick y Escobar 2006] (Figura 16). El principal centro ceremonial durante el Preclásico Tardío fue Samabaj, que se ubicaba sobre una isla en la parte sur del lago. Actualmente se encuentra sumergido,

a 17 m de profundidad, y fue descubierto en 1998 por Jorge Samayoa. Desde entonces se ha investigado, definiendo 11 grupos de estructuras y 10 altares y estelas lisos [Linares 2009; Linares y Medrano 2009; Medrano 2009a, 2009b]. Se cree que la isla pudo tener una función ceremonial, posiblemente como centro de peregrinaje, la cual fue inundada como consecuencia de una catástrofe a finales del período Preclásico. Es posible también que dicho evento haya propiciado un aumento considerable en la actividad ritual del lago, especialmente las ofrendas en forma de incensarios elaborados y otro tipo de objetos asociados a deidades y símbolos acuáticos que han sido fechados para el Clásico Temprano. Tras el hundimiento de Samabaj, Chuk’muk se convirtió en el principal asentamiento del lago. Este sitio se encuentra a pocos kilómetros al este de Santiago Atitlán y pudo contar con más de 100 estructuras residenciales (Figura 17). Hoy en día gran parte del sitio ha desaparecido por la presencia de varios proyectos de urbanización, y todavía se sabe poco de su cronología. No obstante, los proyectos de salvamento han localizado contextos funerarios en la forma de enterramientos múltiples, los cuales son poco comunes en la región. Su ocupación principal data del Clási-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

83

84

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 14. Incensarios con pedestal calado, provenientes del Lago de Atitlán (Fotos: Tomás Barrientos, Jocelyne Ponce)

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

Figura 15. Foto y dibujo de la tumba encontrada en Semetabaj (Dibujo: Alfredo Román)

Figura 16. Montículos en Semetabaj (Foto: Luisa Escobar)

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

85

86

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 17. Estructura residencial en Chuk’muk (Foto: Tomás Barrientos)

Figura 18. Vasijas del complejo Solano encontradas en entierros de Chuk’muk (Fotos: J. Ponce)

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

co Temprano, y es notable la presencia de cerámica del Complejo Solano, con tipos muy diagnósticos como Esperanza Flesh y formas como vasos cilíndricos trípodes, “cremeros” o picheles y “floreros” [Popenoe de Hatch 2003] (Figura 18). También ha llamado la atención la presencia de ofrendas funerarias con vasijas que presentan rasgos de estilo teotihuacano, especialmente un vaso trípode con un motivo cruciforme y una vasija con una efigie del dios “tuerto” (Figura 19). Estos objetos evidencian fuertes contactos con la región costera de Tiquisate, que es ampliamente conocida por la presencia de vasijas con estilo teotihuacano. Aunque los incensarios depositados en el lago corresponden a la época de mayor auge de Chuk’muk, my pocos de estos presentan elementos teotihuacanos, indicando así que corresponden a un estilo muy local. Chuk’muk es un sitio con un asentamiento muy disperso, aunque su plaza ceremonial está bien definida y fue registrada por Lothrop como un sitio distinto, denominado Xikomuk (Xek’muk) (Figura 20). De acuerdo con las investigaciones recientes, se ha propuesto que ambos son parte de un mismo asentamiento y que lo que se ha conocido como Chuk’muk corresponde a un área residencial y Xek’muk pudo ser la parte ritual y administrativa.

Cabe destacar que en los alrededores de Xek’muk se ha registrado bastante arte rupestre, que incluye pequeñas escalinatas talladas en piedras, cavidades y otros petrograbados con formas antropomorfas y zoomorfas [Chocano 2009a; Martínez 2009] (Figura 21). Destaca la presencia de una pintura realizada en color rojo sobre una piedra de más de 3 m de alto, la cual parece representar figuras de animales [Costa 2010; Guirola y Sacayón 2010; Hernández y Núñez 2010] (Figura 22). Lamentablemente el crecimiento urbano en esta parte del sitio ha destruido casi por completo todo el arte rupestre [Martínez 2007], incluyendo la pintura, la cual fue removida de su lugar original y trasladada a un área donde se espera instalar un museo regional. Chuk’muk fue abandonado a finales del período Clásico, seguramente cuando se construyó el sitio de Chiya’ o Chuitinamit en la cima de un cerro en las faldas del volcán San Pedro (Figura 23). Este cambio de ubicación pudo ser parte de la tendencia general que se dio en esa época, en la que los asentamientos buscaron sitios defensivos. Chuitinamit fue entonces una verdadera fortaleza, que según las crónicas indígenas y españolas, nunca pudo ser conquistada. Aunque el sitio no ha sido excavado sis-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

87

88

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 19. Vasija trípode estilo teotihuacano, con motivo cruciforme (izquierda) y fragmento de vasija con efigie del dios “tuerto” (derecha), provenientes de entierros de Chuk’muk (Fotos: Jocelyne Ponce).

Figura 20. Vista del sitio Xek’muk, con el volcán San Pedro al fondo (Foto: Tomás Barrientos).

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

Figura 21. Petrograbados de Chuk’muk. Escalinata (izquierda) y cavidad zoomorfa (derecha) (Fotos: Tomás Barrientos).

Figura 22. Arriba: Pintura rupestre de Chuk’muk. (Foto: Tomás Barrientos) Abajo: registro fotográfico de la pintura (FLAAR) y dibujo por Philippe Costa. (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

89

90

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 23. Cerro donde se ubica el sitio de Chuitinamit (Foto: Tomás Barrientos).

Figura 24. Esculturas trapezoidales provenientes de Chuitinamit (Fotos: Tomás Barrientos) Izquierda: Museo Rossback, Chichicastenango; Centro: Sotano Museo Nacional de Arqueología y Etnología; Derecha: Municipalildad de Santiago Atitlán.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

temáticamente, llama la atención la presencia de varios petrograbados zoomorfos y la presencia de esculturas de forma trapezoidal con rostros de serpiente, las cuales bien pueden representar los volcanes que rodean el lago (Figura 24). La evidencia encontrada tanto en depósitos subacuáticos como en los sitios arqueológicos ubicados en sus orillas, indica que el lago de Atitlán fue un paisaje cultural de gran relevancia para sus habitantes y posiblemente para otras poblaciones, tal como se observa por la gran cantidad de arte rupestre en sus orillas, especialmente en Chuk’muk. La presencia de volcanes a su alrededor fue seguramente importante para establecer su simbolismo, tal como se pudo representar en las esculturas de Chuitinamit. Vale la pena indicar que en las orillas de este lago crece un tipo de cañas conocido como tul, el cual originó el nombre de tulán o tollan, que según la mitología mesoamericana, es un lugar de origen o creación para las poblaciones postclásicas (Figura 25). Por otro lado, la presencia de un asentamiento sumergido como lo es Samabaj, refleja que en su historia prehispánica sucedieron grandes catástrofes, las cuales pudieron generar crisis emocionales y conflictos ideológicos para sus pobladores. Esto parece haber pro-

vocado un incremento sustancial en la actividad ceremonial durante el Clásico Temprano, representado en la elaboración de objetos con un alto simbolismo cosmológico. Por estas y otras razones, el lago de Atitlán tuvo que ser un importante lugar de peregrinaje, en el cual se evocaban imágenes de creación y de destrucción, las cuales han sido fundamentales para la mitología mesoamericana. 5. Lago de Güija Este es uno de los tres lagos ubicados en El Salvador, el cual se ubica en el departamento de Santa Ana. Cuenta con un área de 44 km² y se encuentra a 435 msnm, contando con una profundidad máxima de 20 m. Su entorno se caracteriza por estar rodeado de una formación geológica llamada los volcanes de Güija, la cual consta de volcanes geológicamente recientes y mesetas de lava (Figura 26). El lago posee algunas islas pequeñas, la mayor de las cuales es la Isla Teotipa (también llamada Isla Tipa). Esta y la isla de Igualtepeque, vuelven a ser península cuando el nivel del agua baja en la estación seca. La utilización del lago y sus alrededores en las épocas prehistórica e histórica temprana ha sido atestiguado por hallazgos esporádicos de artefactos, restos de estructuras y por antiguos relatos es-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

91

92

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 25. Tul que crece en las orillas del Lago Atitlán (Foto: Tomás Barrientos).

Figura 26. Lago de Güija (Foto: Marlon Escamilla)

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

critos [Amaroli 1979]. En términos culturales, el lago de Güija constituye una zona arqueológica localizada en el extremo noroeste de El Salvador. Actualmente se conoce de nueve sitios cerca de sus riberas, de los cuales pueden considerarse de mayor importancia Igualtepeque, Azacualpa y El Cofre [Escamilla, et al. 2005]. Azacualpa fue investigado por Stanley Boggs en 1942, observando un total de 27 estructuras sobre la meseta de Azacualpa, las que incluían 16 plataformas residenciales (menores de 60cm de altura) y 11 estructuras con arquitectura monumental (Figura 27). En el año 2000, Paul Amaroli, de la Fundación Nacional de Arqueología (FUNDAR), hizo recorridos a solicitud de la Alcaldía de Metapán para evaluar el sitio, lo que resultó en el fechamiento de El Cofre y Azacualpa para a la fase cultural Guazapa, del período Postclásico Temprano (900-1200 d.C.) [Ibíd.]. El lago de Güija posee el sitio arqueológico con mayor concentración de arte rupestre en El Salvador, el cual es denominado Igualtepeque o Cerro de las Figuras. El sitio fue registrado por Stanley Boggs en su recorrido del lago en 1942, quien lo describió como una península que se convierte en isla cuando crece el nivel del lago, y que fue extensivamente modifi-

cada en la antigüedad con terrazas, una pirámide, una muralla y plataformas. En la playa del extremo norte de la península, Boggs notó la presencia de docenas de piedras con petrograbados, los cuales fueron posteriormente documentados por Andrea Stone a finales de los noventa, encontrando más de 200 elementos en unas 80 piedras [Ibíd.] (Figura 28). Por encontrarse en las riberas de un cuerpo de agua, el arte rupestre de Igualtepeque muestra un fuerte vínculo con el elemento agua, demostrado en las manifestaciones gráficas zoomorfas de peces, así como espirales y círculos concéntricos los cuales son símbolos asociados con el agua (Figura 29). Por otro lado un buen porcentaje del arte rupestre de Güija exhibe manifestaciones abstractas las cuales se pueden asociar o vincular con estados alterados de consciencia, es decir, con estados producidos por el consumo de sustancias alucinógenas, la cual era una práctica relativamente común de las distintas sociedades mesoamericanas y muchas veces asociadas a prácticas chamanísticas. Por lo tanto se cree que el sitio era utilizado como un espacio sagrado de peregrinaje en el cual se pudieron haber desarrollado algún tipo de festividades rituales asociadas a prácticas chamanísticas y/o al sacrificio humano.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

93

94

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 27. Estructura principal en el sitio Azacualpa (Foto: Marlon Escamilla)

Figura 28. Concentración de petrograbados en Igualtepeque (Foto: Marlon Escamilla) La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

Figura 29. Petrograbados antropomorfos y zoomorfos de Igualtepeque (Fotos: Marlon Escamilla)

Figura 30. Dibujo de la placa de jade de Güija (Amaroli y Houston 1988)

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

95

96

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 31. Una de las efigies cerámicas de Xipe Totec procedentes de Güija (www.fundar.org.sv)

Figura 32. Una de las posibles efigies estilizadas de Tlaloc en Igualtepeque (Foto: Marlon Escamilla) La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

De los hallazgos arqueológicos en el Lago de Güija destaca la placa de jade encontrada por el buzo Ernesto Ferreiro Rusconi en 1983, quien realizaba trabajos de remoción del sedimento cerca de la península de Igualtepeque. La placa fue encontrada a una profundidad de 3 m y mide 8.5 cm de largo por 6.5 cm de ancho, con un grosor de 0.6 cm. Presenta incisiones excepcionalmente finas que representan en un lado un personaje de perfil izquierdo exhibiendo ornamentación corporal como un elaborado tocado, orejeras, collar entre otros. El otro lado contiene un texto glífico, cuyo estilo sugiere que fue realizada durante el Clásico Temprano [Amaroli y Houston 1988; Escamillla et al. 2005] (Figura 30). Stanley Boggs (1976) también reporta la existencia de dos estatuas cerámicas del dios Xipe Totec, que parecen haber sido encontradas por buzos bajo el agua, a poca distancia de Igualtepeque (Figura 31) Al igual que Azacualpa y El Cofre, Igualtepeque parece haber sido ocupado también en la Fase Guazapa, tal como lo sugiere el uso de “lajas” de lava vesicular y repello de cal confeccionada con conchas quemadas. Por lo tanto parece que el Lago de Güija fue una zona de especial interés en este momento, ya que es posible que por lo menos dos sitios adicionales (Isla Teotipa

y El Tule), también pertenezcan a esta fase (Amaroli 1979). Cabe mencionar que la fase Guazapa se ha asociado con la llegada de grupos de posible origen mexicano, por lo que es relevante la presencia de por lo menos dos posibles representaciones gráfico-rupestres estilizadas del dios Tlaloc, asociado a la lluvia. (Figura 32). La evidencia arqueológica que se encuentra en el área del Lago de Güija apunta hacia la existencia de un paisaje cultural que refleja la relación del ser humano con el medio acuático y la acción antrópica que puede ejercer. Por lo tanto, la definición de un paisaje arqueológico caracterizado por la interacción tierra-agua da una nueva perspectiva de investigación, donde los sitios bajo el agua y los sitios en tierra tienen la misma definición desde la diversidad de los materiales culturales y desde su ubicación como parte de un paisaje integral [Escamillla, et al. 2005]. En cuanto a la funcionalidad de sitios como Igualtepeque, la evidencia también apunta hacia su uso como un posible lugar de peregrinaje o como lugar para la realización de ceremonias que incluían ofrendas y hasta sacrificios humanos.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

97

98

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 33. Procesiones acuáticas del “Niño” de Amatitlán (Fotos: Edgar Carpio)

Figura 34. “Silla del Niño” en Amatitlán (Fotos: Edgar Carpio)

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

6. Ceremonialismo contemporáneo asociado a lagos en Mesoamérica Dentro de las actividades más relevantes que se realizan actualmente en el Lago de Amatitlán se cuenta con la Procesión Acuática del Niño, que se lleva a cabo el día 3 de Mayo, día de la Santa Cruz. Esta procesión se practica desde hace más de 50 años y recientemente fue declarada como Patrimonio Cultural Intangible por el Ministerio de Cultura de Guatemala. La imagen del Niño de Amatitlán es colocada en una barcaza especial y es acompañada de numerosas lanchas de pasajeros, otras de remos y algunas lanchas particulares (Figura 33). La procesión efectúa un recorrido por toda la playa sur del lago, visitando los altares que los propietarios de chalets y otras viviendas colocan especialmente para honrar a la imagen. En el cortejo se incluye una banda musical que va anunciando la proximidad de la barcaza y los lugareños responden con fuegos artificiales. El recorrido concluye en las inmediaciones del lago en el lugar denominado “La Silla del Niño”. Esta formación rocosa una probable columna basáltica, posee una cruz de metal y a ella se fija la imagen y permanece en ese lugar por espacio de 6 horas (Figura 34). Los feligreses deben hacer el recorrido desde la playa para visitar la

imagen. Al final de la tarde la imagen regresa a la playa principal visitando previamente los chalets de la parte norte que nuevamente la saludan con fuegos artificiales. La actividad concluye con el retorno de la imagen a la iglesia parroquial en una procesión terrestre. Curiosamente, desde la Silla del Niño se obtiene la mejor vista del sitio Mejicanos, pues éste se puede apreciar en toda su extensión, desde la Acrópolis o Sector 1, hasta el Campamento Monte Sión o Sector 5. En Mejicanos también existe una silla de piedra que tiene un petrograbado zoomorfo en la parte del espaldar (Figura 35). Dicha silla está orientada al norte hacia donde se ubica La Silla del Niño. Esta coincidencia hace considerar que existió una conexión de rasgos del paisaje vinculados a la cosmovisión de los grupos que allí habitaban, lo que le confiere un significado especial al lago como rasgo relevante del paisaje, relacionado con la actividad y vida cotidiana de sus pobladores. Otro foco de ritualismo asociado a los lagos se encuentra en la Laguna de Chicabal, que se encuentra en San Martín Chile Verde, Quetzaltenango. Esta laguna se constituye en uno de los lugares sagrados con mayor actividad contemporánea, ya que recibe cientos de visitantes y feligreses cuando se

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

99

100

Barrientos, Carpio y Escamilla

Figura 35. Silla de piedra con petrograbado zoomorfo en Mejicanos (Foto: Edgar Carpio)

Figura 36. Ceremonia en la Laguna de Chicabal (Foto: Camtur-Guatemala)

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

cumplen 40 días después de Semana Santa, con el objeto de participar en las ceremonias de la Rogativa para la Lluvia. Los alrededores de la laguna cuentan con más de 25 altares, cada uno con un significado especial (www.lagunadechicabal. com , Figura 36) 7. Conclusiones Los datos presentados con anterioridad sirven de muestra para resaltar la existencia de un complejo simbólico muy bien definido para los pueblos prehispánicos de Mesoamérica, con un énfasis particular en las comunidades que se asentaron en los alrededores de los lagos de origen volcánico. En primer lugar resulta interesante que los cuerpos lacustres presentan complejos de arte rupestre, generalmente petrograbados, los cuales se asocian espacial y temporalmente con actividades rituales tanto terrestres como acuáticas. Así, sitios como Mejicanos, Chuk’muk e Igualtepeque contienen distintos tipos de arte rupestre, cuyo fechamiento corresponde con los depósitos subacuáticos o sitios arqueológicos cercanos. Asimismo, cabe resaltar que hay muchos elementos comunes en estos sitios, especialmente la presencia de un entorno natural de cerros y volcanes. En cuanto al arte rupestre, las maquetas es-

101

tán presentes tanto en Amatitlán como Atitlán, así como el simbolismo asociado a ceibas y elementos cruciformes. No obstante, una de las similitudes entre los tres sitios presentados es que los complejos rituales y simbólicos se han fechado para períodos con fuerte influencia proveniente del Altiplano Central de México. Para Amatitlán y Atitlán, las ofrendas subacuáticas y sitios principales corresponden al momento de la influencia teotihuacana (Clásico Temprano), mientras que Güija tiene su principal ocupación para el Postclásico Temprano, momento de migraciones o influencias asociadas a la expansión tolteca. Este aspecto hace necesario considerar si el simbolismo lacustre tiene su origen en las culturas del altiplano mexicano, en especial los mitos de origen asociados al lugar mítico de tula o tollan. En cuanto al aspecto simbólico, se pueden sugerir algunas ideas que se relacionan con la geografía sagrada lacustre y que son importantes para comprender la interacción entre tierra y agua, que es tan clara en estos paisajes. Uno de los elementos que nos ayudan a entender este simbolismo es la presencia de cruces o cuadrifolios, los cuales son comunes en la iconografía de las Tierras Bajas Mayas [Egan 2011; Houston et al. 2005; Lacadena 2006; Looper 2000; Reents-Bu-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

102

Barrientos, Carpio y Escamilla

det 2001]. Estudios recientes han definido estos signos como portales hacia mundos acuáticos, que en su forma glífica se han traducido como pan ha’ [Finamore y Houston 2010]. Por lo tanto, los lagos bien pudieron haber simbolizado portales hacia un mundo sobrenatural de naturaleza acuática. Pero, ¿qué exactamente simbolizaba el agua de los lagos? Tradicionalmente se ha asociado el agua con el inframundo o el Xib’alb’a, mencionado en el Popol Vuh, pero un análisis minucioso de estas propuestas revela que la asociación entre agua y Xib’alb’a es bastante débil. De forma alterna, se propone que los lagos representaban el “agua primordial” que se menciona como uno de los elementos del cosmos que son anteriores a la creación del mundo y la humanidad. Así, si se toma como referencia el Popol Vuh, es claro que los K’iche’s definieron al “Corazón del Cielo” y el “Corazón de la Tierra”, pero también se habla del “Corazón del Agua” o el “Corazón del Lago”, denominado uq’ux cho uq’ux palo. Estas aguas primordiales eran la morada de los dioses creadores Tz’aqol, B’itol, Tepew y Q’uqumatz (la serpiente emplumada), quienes fueron responsables de formar el mundo que conocemos. Por lo tanto, los lagos conformaban un paisaje que evocaba la

creación, ya que el lago era la morada de estos dioses, y los cerros y volcanes que los rodean representaban al Corazón de la Tierra, de donde nació el fuego y otros elementos. A eso se puede agregar la presencia de tul en sus orillas, que los definen como verdaderos tulas o tollanes, los lugares de origen mítico que tanto mencionan los pueblos postclásicos. Ante la presencia de paisajes con tal simbolismo, resulta claro que estos fueron espacios de peregrinaje para las poblaciones prehispánicas del área Maya y toda Mesoamérica. La geografía sagrada de los lagos evocaba entonces la creación y la vida a través de las deidades que los habitan, pero si se toma en cuenta el carácter dual de la ideología mesoamericana, estas deidades también eran las que provocaban destrucción y causaban muerte. A este respecto resulta de gran importancia la evidencia encontrada en el Lago de Atitlán, donde su sitio ceremonial del Preclásico Tardío, Samabaj, fue inundado por una catástrofe natural. Por lo tanto, la actividad ceremonial en los lagos se asocia a la oposición de vida y muerte, que era constantemente negociada por las deidades que las controlaban. Es por ello que la actividad ritual se intensificó en ciertos momentos, tanto por las poblaciones locales como por pe-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

regrinos provenientes de otras regiones, en su búsqueda por agradar y apaciguar a las deidades que controlaban las fuerzas naturales. Esto se refleja hoy en día en las ceremonias llevadas a cabo en la Laguna de Chicabal, y también puede verse claramente el papel que se le da al agua como destructora de creaciones anteriores, tal como se menciona en el Popol Vuh y la Leyenda los Cinco Soles. A manera de síntesis, se propone entonces que en la Mesoamérica prehispánica los lagos fueron portales entre los seres humanos y los dioses que controlaban la naturaleza. Su geografía sagrada jugó entonces un papel central como fundamento para la cosmovisión y los mitos de creación, convirtiéndose en lugares de peregrinaje. La arqueología de los lagos proporciona distintos tipos de evidencia de rituales y ofrendas que reflejan la preocupación de sus habitantes para mantener el balance de la naturaleza y la protección contra desastres. Hay que recordar que las investigaciones en estos lagos aún son bastante limitadas y quedan muchas interrogantes que responder. Las interpretaciones preliminares y tentativas presentadas en este estudio constituyen la base para enfocar investigaciones futuras, que deben procurar recuperar

103

más datos y evidencias arqueológicas. Se recomienda poner atención en la relación que existe entre el simbolismo de los lagos y los mitos e iconografía provenientes del Altiplano Central de México, lo que requiere una revisión de las fuentes etnohistóricas y los reportes de arte rupestre y actividades rituales en los sitios lacustres de esa región. También resulta importante cuestionar si el concepto del agua y el significado de la geografía sagrada de los cuerpos de agua fue el mismo en todas las regiones mesoamericanas, o si pueden definirse variaciones significativas en el mismo. Finalmente, hay que tomar en cuenta que los lagos todavía representan lugares sagrados importantes para varias comunidades mesoamericanas, por lo que debe estudiarse de mejor forma la continuidad que existe en cuanto a la actividad ceremonial lacustre. A este respecto resulta importante ampliar la recopilación de datos etnográficos asociados, en especial tradiciones orales y rituales contemporáneos que ayuden a entender el significado de los lagos en las Tierras Altas Mayas.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

104 8. Referencias

Barrientos, Carpio y Escamilla

Aguilar, Erick y Boris Aguilar

2010 Informe sobre: Acompañamiento profesional durante el proceso de movilización de una piedra con pintura rupestre y de la excavación de las lagunas de estabilización de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR), Segunda Etapa, Urbanización Chuk’muk, Santiago Atitlán, Sololá. Informe entregado a la Dirección General de Patrimonio Cultural y Natural, Guatemala Amaroli, Paul

1979 Un Reconocimiento Arqueológico en la región del Lago de Güija, El Salvador, Centroamérica. Santa Rosa, California. Amaroli, Paul y Stephen Houston

1988 The Lake Guija Plaque. Re-

search Reports on Ancient Maya Writing 15. Dumbarton Oaks,Washington D.C.

Amarra, Gustavo, Guillermo Chocano y Sergio Cuyán

2008 Salvamento Arqueológico en Chuk’muk. Informe Final de

Excavaciones. Guatemala: Departamento de Monumentos Prehispánicos, IDAEH.

Barrientos, Tomás y Henry Benítez

1997 “Arqueología subacuática en la playa sur de lago de Atitlán: Métodos y hallazgos”. En X Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1996, editado por J.P. Laporte y H. Escobedo, pp.24-35. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología. Benítez, Henry

2003 “Sociedad cacical lacustre: Samabaj, lago de Atitlán”. En XVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2002, editado por J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y H. Mejía, pp.871-874. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología. Bronson, Richard

1992 Atlas de Sitios Arqueológicos. Proyecto Arqueológico Izabal. Shell Exploradora y Productora Guatemala B.V. Fundación Ruta Maya.

1993 Informe sobre sitios históricos en la cuenca del lago de Izabal-Río Dulce. Proyecto

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

Arqueológico Izabal. Shell Exploradora y Productora Guatemala B.V. Fundación Ruta Maya.

Boggs, Stanley

1976 “Dos Xipe Totecs del Lago de Güija”. Anales 49:106-116 Borhegyi, Stephan de

1959 “Underwater Archaeology in the Maya Highlands”. Scientific American 200.

1960 “Underwater Archaeology in Guatemala”. En American Philosophical Society Yearbook, pp. 549-550. Philadelphia Bruchez, Margaret

1994 “Informe de la primera temporada de campo del Proyecto Arqueológico Sololá” Ponencia presentada en el VIII Simposio de Arqueología Guatemalteca, Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala. 1995 “Informe del proyecto de arqueología de Sololá” Ponencia presentada en el IX Simposio de Arqueología Guatemalteca, Museo Nacional

105

de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Bruchez, Margaret y David Carlson

1994 Proyecto de Investigación Arqueológica, Departamento de Sololá, Guatemala, Informes Finales. Archaeological Surveys, No. 10. College Station: Texas A&M University. Calderón, Emilio

1980 Ríos Sauce y Tunico, Estudio arqueológico de dos cuencas al norte del Lago de Izabal. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala Carpio, Edgar

2009 “El arte rupestre y las maquetas de piedra del sitio arqueológico Mejicanos, Amatitlán”. Arqueología Guatemalteca 1 (1): 21-25 2010 “Evidencias asociadas a prácticas rituales en Mejicanos, Amatitlán”. Ponencia presentada en el Primer Coloquio Regional de Arte Rupestre, El Salvador. Carpio, Edgar y Alfredo Román

1999 “Nuevos detalles acerca del petrograbado y el conjunto

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

106

Barrientos, Carpio y Escamilla

de arte rupestre en Monte Sión, Amatitlán”. En XII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1998, editado por J.P. Laporte y H. Escobedo, pp.807-816. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología.

2000 “El Petrograbado de Monte Sión, Amatitlán, Guatemala”. Arqueología 24. Revista de la Coordinación Nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia. México

2002 “Primeros avances del Proyecto Mejicanos, Amatitlán”. En XV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2001, editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y B. Arroyo, pp.605-616. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología. Chang, Elsa

1992 “El Proyecto Arqueológico Izabal: Interesantes hallazgos de las Temporada 19901991”. En V Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1991, editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Brady, pp.266-272. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología.

Chocano, Guillermo

2009a “Elementos naturales adscritos a la práctica médica y la mitología presentes en los petrograbados de Chuk’muk, Chutinamit y Cerro de Oro, Santiago Atitlán”. Ponencia presentada en el IX Coloquio de Arte Rupestre. En Recopilación Digital del Coloquio Guatemalteco de Arte Rupestre VIII, IX y X, editado por C. Martínez, pp. 206-212. Guatemala: Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala. 2009b “Relaciones de intercambio mesoamericano identificadas a partir de la cerámica y arquitectura de Chuk’muk, Santiago Atitlán, Sololá”. Ponencia presentada en el III Congreso de Arqueología Centroamericana, San Salvador, El Salvador.

Chinchilla, Teresita, Henry Benítez y Tomás Barrientos 1995 Proyecto Arqueológico Subacuático Agua Azul. Informe Temporada de Campo 1994. Informe entregado al Instituto de Antropología e Historia, Guatemala. Costa, Philippe

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

2010 Registro de la roca al aire libre de Chuk Muk, Santiago Atitlán, Sololá, Guatemala. CEMCA. Egan, Rachel

2011 New Perspectives on the quatrefoil in Classic Maya iconography: The center and the portal. Tesis de Maestría (Master of Arts). Orlando: University of Central Florida Escamilla, Marlon, Mónica Valentini y Javier García

2005 “Arqueología subacuática de El Salvador: Exploraciones en cuerpos lacustres y costeros”. Ponencia presentada en el I Congreso Centroamericano de Arqueología, San Salvador. 2006 “El Salvador Sumergido: Reconocimiento del Patrimonio Cultural Subacuatico”. En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005, editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejia, pp.282-290. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología. Fialko, Vilma

1982 El Pataxte, Izabal, Guatemala: una aproximación de su

107

contexto sociocultural. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala

Finamore, Daniel y Stephen Houston

2010 Fiery Pool: The Maya and the Mythic Sea. New Haven: Yale University Press. Guirola, Cristina y Eduardo Sacayón

2010 Documentación Fotográfica del Arte Rupestre de Chukmuk, Santiago Atitlán. Cultural Heritage Documentation. FLAAR Reports, Maya Archaeology. Hermes, Bernard

1981 La cerámica arqueológica de Pataxte, Izabal: un análisis. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala Hernández, Miguel y Laura Núñez

2010 Informe sobre roca con pinturas rupestres en la comunidad de Chuk muk (Santiago de Atitlán). Geólogos del mundo, Asociación Vivamos Mejor, Gestión Ambiental y del

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

108

Barrientos, Carpio y Escamilla

A”. En Reporte 20, Atlas Arqueológico de Guatemala, pp. 74-123. Guatemala: Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Ministerio de Cultura y Deportes.

Riesgo en la Cuenca del Lago Atitlán.

Houston, Stephen, Karl Taube, Ray Matheny, Deanne Matheny, Zachary Nelson, Gene Ware, y Cassandra Mesick 2004 «The Pool of the Rain God: An Early Stuccoed Altar at Aguacatal, Campeche, Mexico.» Mesoamerican Voices, vol. 2: 1-29

Ivic, Matilde, Tomás Barrientos, Carlos Alvarado y Marion Popenoe de Hatch

2010 Guión Científico, Museo del Pueblo Tz’utujil. Asociación Vivamos Mejor. Ivic, Matilde, John Rick, Carlos Fernández, Tomás Barrientos, Carlos Alvarado y Marion Popenoe de Hatch 2008 Proyecto Arqueológico de Rescate Estación de Campo, Semetabaj. Informe final entregado a la Dirección de Patrimonio Cultural y Natural. Guatemala Lacadena, Alfonso

2006 “Excavaciones en Machaquila, Temporada 2005: El recinto cuadrilobulado de la Plaza

Linares, Adriana

2009 “La cerámica encontrada en el Lago Atitlán”. XXII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía, pp.469-478. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología. Linares, Adriana y Sonia Medrano

2009 “Construcciones Preclásicas cubiertas de agua”. Ponencia presentada en el XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala. Museo Nacional de Arqueología y Etnología. Looper, Matthew

2000 “The Quatrefoil T510cd as ‘Cave’”. Glyph Dwellers, Report 7. Davis: Maya Hieroglyphic Database Project, at the University of California Lothrop, Samuel

1933 Atitlan: An Archaeological Study of Ancient Remains on

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

the Borders of Lake Atitlan, Guatemala. Publicación 444. Washington D.C.: Carnegie Institution of Washington.

Luna, Carlos

1910 Restos arqueológicos en la región tzutujil. El Heraldo.

Marroquín, Elizabeth, Guillermo Chocano y Sergio Cuyán

2009 Salvamento Arqueológico – Chuk’muk Sector IV. Rescate del Terreno de la Escuela Tipo B – Chuk’muk Sector III. Informe Final. Martínez, Christopher

2007 “Cho’qu’muc: la destrucción de un sitio arqueológico”. ��� Mesoweb: www.mesoweb.com/ es/informes/Martinez.pdf 2009 “Cho’qu’muc, Representaciones Cotidianas en el Arte Rupestre”. Ponencia presentada en el VIII Coloquio de Arte Rupestre, 2007. En Recopilación Digital del Coloquio Guatemalteco de Arte Rupestre VIII, IX y X, editado por C. Martínez, pp. 108-118. Guatemala: Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala.

109

Mata, Guillermo

2002 “Exploraciones subacuáticas

en los lagos de Guatemala”. En XV Simposio de Arqueología de Guatemala, 2001. Editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y B. Arroyo, pp. 589-604. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología.

Mata, Guillermo y Sonia Medrano

2011 Arqueología Subacuática: Amatitlán-Atitlán. Guatemala: Museo Popol Vuh. Medrano, Sonia

2009a “Bajo el lago de Atitlán: Samabaj”. Ponencia presentada en el XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala. Museo Nacional de Arqueología y Etnología. 2009b “Samabaj; un sitio sumergido en El lago de Atitlán”. Ponencia presentada en el III Congreso de Arqueología Centroamericana, San Salvador, El Salvador. Orellana, Sandra

1973 “Ethnohistorical and Archaeological Boundaries of the Tzutujil Maya”. Ethnohis-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

110 tory 20: 125-142

Barrientos, Carpio y Escamilla

1984 The Tzutujil Mayas, Continuity and Change, 12501630. Norman: University of Oklahoma Press

1999 “Los Tzutujiles”. En: Historia General de Guatemala, Tomo I, editado por M. Popenoe de Hatch, pp. 679-688. Guatemala: Fundación para la Cultura y Desarrollo, Sociedad de Amigos del País. Piña Chan, Román

2000 “Teotenango”. Mexicana 43

Arqueología

Popenoe de Hatch, Marion

2003 “La cerámica del Altiplano Noroccidental de Guatemala, La Lagunita y la Tradición Cerámica Solano: algunas comparaciones”. En Misceláneas…en honor a Alain Ichon, editado por M-C. Arnauld, A. Breton, M-F. Fauvet Berthelot y J.A. Valdés, pp. 49-64. Guatemala: CEMCA y Asociación Tikal. 2007 “Las relaciones entre Tak´alik Ab´aj, Chocola, Semetabaj y Kaminaljuyu: La evidencia cerámica”. En XX Simposio de Investigaciones Arqueológi-

cas en Guatemala, 2006, editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía, pp. 944-958. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología.

Reents-Budet, Dorie

2001 “Classic Maya Concepts of the Royal Court”. In Royal courts of the ancient Maya. Volume I: Theory, Comparison, and Synthesis, edited by T. Inomata and S. Houston, pp. 195-235. Boulder: Westview Press Rick, John y Luisa Escobar

2006 Report of the 2005 Fieldwork of the Stanford-Universidad del Valle Semetabaj Project. Manuscrito, Universidad del Valle de Guatemala. Rodriguez, Zoila

1980 La cerámica de Sepila, relaciones internas y externas durante la época clásica (Ribera noroeste del Río Polochic). Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala Rosal, Marco Antonio

1979 Pataxte: un sitio arqueológico en la cuenca suroeste del Lago de Izabal. Tesis de Licencia-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La geografía sagrada de los lagos ...

tura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala

Saenz de Tejada, Sandra

1983 Industria lítica de la cuenca del lago de Izabal. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala Salalá, William

2008 Proyecto de Investigación de Sitios Arqueológicos y Sagrados de la Comunidad Lingüística Tz’utujil. Informe Final presentado a la C. L. Tz’utujil. Academia de Lenguas Mayas de Guatemala. Samayoa, Roberto

2000 “Samabaj y la arqueología subacuática en el lago de Atitlán”. En XIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1999, editado por J.P. Laporte, H. Escobedo, B. Arroyo y A.C. de Suasnávar, pp.688-692. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología. Santa Cruz, María Sara

1983 Arquitectura doméstica en

111

sitios arqueológicos del lago de Izabal y sus interrelaciones socioeconómicas. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala

Sauer, Carl

1925 “The morphology of landscape”. University of California Publications in Geography 2: 19-54.

Shook, Edwin, Marion Popenoe de Hatch y Jamie Donaldson 1979 “The Ruins of Semetabaj, Department of Solola, Guatemala”. University of California Research Facility Contributions No. 41, pp. 7-142. Berkeley: University of California. Torón, Francisco

2003 Museo de arqueología subacuática y facilidades turísticas, Livingston, Izabal. Tesis de Licenciatura, Facultad de Arquitectura, Universidad de San Carlos de Guatemala Valdés, Juan Antonio

1979 Murciélago: un sitio arqueológico en la ribera noreste del Lago de Izabal. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueo-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

112

Barrientos, Carpio y Escamilla

logía, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala

Valentini, Mónica, Marlon Escamilla y Javier García

2011 Informe Final, Proyecto de investigación y desarrollo regional Arqueología Subacuática en El Salvador. Escuela de campo para la formación de recursos humanos en la región y creación del Mapa Arqueológico Subacuático de El Salvador. Entregado al Departamento de Arqueología. Dirección Nacional de Patrimonio Cultural, Secretaría de Cultura de la Presidencia.

Vega de Zea, Lilian

1984 Cerámica arqueológica de Santa Rosa, Izabal. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala Velásquez, Juan Luis

1995 Nuevas evidencias de la ocupación de la cuenca del Lago de Izabal, Río Dulce y el este del Río Polochic. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

113

Arqueología de Tamanique, La libertad

Miriam Méndez

Resumen Desde el año 2007, se han realizado en la zona montañosa del municipio de Tamanique una serie de registros de sitios arqueológicos asentados estratégicamente sobre laderas y cimas de cerros. En el año 2007, se registraron cuatro asentamientos (El Cabro, El Tecolote, El Güiligüishte y El Campo), mientras que en el año 2011 se ubicaron 11 más. Dichos sitios varían en tamaño según la extensión de cada planicie además de haberles designado nombres distintos a cada uno de estos, generalmente el nombre con el que los habitantes de la zona reconocen cada lugar. Sin embargo, según su ubicación respecto uno de otro sitio así como otras características que parecieran ubicarlos al menos a varios de ellos en una misma temporalidad, se está analizando la opción de ver a estos sitios como un complejo de asentamientos contemporáneos relacionados e identificados por intereses comunes que aún están pendientes de conocer debido a la superficialidad de las investigaciones hasta el momento realizadas, las cuales se limitan al registro de estructuras y de material diagnostico en superficie. Lo importante es poder plantear la hipótesis inicial consistente en la estrecha relación existente entre algunos de estos asentamientos, los cuales se regirían por un sitio mayor que jugaba el papel de centro rector: Acahuaspán. (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

114 1. Introducción

Miriam Mendez

La Cordillera del Bálsamo representa una fuente importante de información respecto a los pueblos prehispánicos que allí se asentaron, los mismos que probablemente participaron en la dinámica socio-política que se vivió durante el Posclásico Temprano. Por lo anterior y en un afán de aportar a esta poca investigada zona geográfica del país, es que se ha iniciado un proyecto que buscará principalmente responder a ciertas interrogantes relacionadas con la filiación étnica de estos grupos sociales. A continuación se presentan los antecedentes a partir de los cuales surge el proyecto «Arqueología de Tamanique, La Libertad», además de la descripción de cada sitio arqueológico registrado hasta el momento, apreciaciones preliminares de los mismos, así como las proyecciones que a futuro se pretenden alcanzar y que además de incluir a los sitios hasta el momento registrados, permitan identificar otros aún sin registro. Estos, en conjunto, contribuirían a dilucidar algunos aspectos que hasta el momento no se tienen muy claros respecto a los grupos humanos que habitaron la zona en la época prehispánica.

2. Antecedentes El municipio de Tamanique ha sido objeto de investigación en los últimos años, dando como resultado el registro de varios sitios arqueológicos. Es así que en el año 2007 se hace reconocimiento arqueológico dentro de la Cooperativa San Isidro ubicada al centro del municipio, en donde se registran en esa ocasión, 4 sitios: El Cabro, El Campo, El Güiligüishte y El Tecolote. En ese momento se planteó la hipótesis de que estos asentamientos prehispánicos podían estar estrechamente relacionados con otro ubicado sobre la cima del cerro El Cabro, el cual, a pesar de no haberse podido visitar en ese momento, era observable desde los sitios antes mencionados [Figura 1]. Más recientemente, en el año 2010, nuevos reconocimientos en la zona a cargo del arqueólogo Marlon Escamilla, llevaron a la identificación de otros 2 asentamientos: Miramar (ubicado dentro de la Cooperativa Acahuaspán) y El Panteoncito (dentro de la Cooperativa San Isidro). No es sino hasta el año 2011 y como parte de su trabajo de tesis de maestría, que a la autora le fue posible contactar con miembros de la Cooperativa Acahuaspán, a fin de solicitar los permisos necesarios para ingresar a sus tierras y poder de esta manera conocer y registrar el sitio al cual se ha denominado Acahuaspán.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

115

Figura 1. Parte del cuadrante de La Libertad, mostrando la delimitación del área de estudio así como los principales elementos orográficos que lo componen.

Figura 2. Imagen satelital mostrando los sitios arqueológicos hasta el momento registrados en el área de estudio. (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

116

Miriam Mendez

En el mismo año, en los meses de agosto y septiembre gracias al aviso y a la guía de los ciudadanos de la Cooperativa San Isidro y del cantón Buenos Aires, se han podido visitar otros sitios arqueológicos los cuales se han denominado: El Zapote, El Cañal, Mirador, Loma Linda, Cuyanigua I, II, y III, La Loma I y II, y Buenos Aires [Figura 2]. Aunado a lo anterior, dentro del Departamento de Arqueología, existen otros sitios registrados con anterioridad, los cuales se deben tomar en cuenta para el análisis global del área, estos son: El Peñón de Cinacantan, Piedra del Letrero, Piedra Herrada. 3. Ubicación y descripción geográfica

El área de estudio forma parte de la cadena montañosa conocida como Cordillera del Bálsamo, la cual se extiende: «…a lo largo de la mitad sur del territorio de El Salvador, en los departamentos de La Libertad y Sonsonate. Es una región de relieve irregular y muy escarpado, configurada por colinas que en el sector costero, descienden casi paralelas desde los 1500 metros de elevación sobre el nivel del mar, hasta prácticamente el nivel cero» [Erazo, 2003:36].

El municipio de Tamanique forma parte de dicha cordillera y presenta una topografía típica de la misma, la cual consiste en terrenos montañosos donde predominan formaciones rocosas que alcanzan tamaños considerables. En sus partes medias y altas presentan una serie de extensiones alargadas y planas, así como grandes acantilados y depresiones entre cada uno, dificultando el acceso a los mismos. En las partes bajas existen algunas quebradas que fluyen hacia el sur, así como muchos ríos entre los cuales se encuentran los ríos Sunzal, El Palmar, Las Hormigas, Grande o San Vicente, entre otros. Además se cuenta con abundantes nacimientos de agua que proporcionan líquido durante todo el año, tanto en las partes altas como en las partes bajas de las lomas y cerros; entre estos últimos se encuentran: loma El Cabro, loma El Tecolote o El Pital, cerro Cenizo, cerro Redondo, loma El Tablón, entre otros [Ver Figura 1]. 4. Descripción de cada sitio arqueológico registrado

A continuación se describe cada uno de los sitios registrados hasta el momento dentro de este proyecto, aclarando, sin embargo, que la evidencia arqueológica no se limita a ese municipio sino más bien se extiende más allá del mismo, te-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

niendo evidencia de otros asentamientos prehispánicos en los municipios aledaños como Chiltiupán, Comasagua y La Libertad.

El Cabro. Ubicado dentro de la cooperativa San Isidro, municipio de Tamanique, en las faldas del cerro El Cabro, con una elevación de 300 m s.n.m. Acá se han identificado un total de 17 estructuras visibles, conformando 5 grupos de estructuras que incluyen montículos, terrazas y una plataforma circular asociada a uno de los montículos. Entre el material cultural registrado se encuentran fragmentos de obsidiana incluyendo una punta de proyectil bifacial, fragmentos de metates, asas de comal, fragmentos de cerámica tipo Las Lajas, fragmento de cerámica tipo Espiga. El sitio se encuentra a una distancia de 400 m aproximadamente de Acahuaspán, y a unos 650 m del sitio El Campo.

El Güiligüishte. Ubicado en las faldas del cerro El Tecolote dentro de la cooperativa San Isidro, a 265 m s.n.m. En este sitio se han identificando un total de 10 estructuras visibles conformadas en su mayoría por montículos y solamente dos plataformas distribuidas en dos líneas paralelas de norte a sur, 270 m al sureste de El Tecolote, y unos 340 m al este de El Campo. Dentro

117

del material cultural registrado se encuentran fragmentos de navajas prismáticas, fragmentos de asas, fragmentos cerámicos con decoración de pequeños círculos incisos, una bola lítica de 9 cm de diámetro, una mano de metate tubular. El Tecolote. Ubicado en las faldas del cerro El Tecolote, dentro de la cooperativa San Isidro, se han identificado un total de 9 estructuras entre montículos y terrazas distribuidas de norte a sur, a una altura de 310 m s.n.m. Este se sitúa al Noreste del sitio Güiligüishte, a unos 260 m de El Campo. Entre el material cultural registrado se encuentran, fragmentos de manos y metates, una escultura lítica probable del tipo Bálsamo, fragmentos de asas y cuerpos no diagnósticos, así como dos pequeños fragmentos de navajas prismáticas que fueron reutilizadas como pequeñas puntas de proyectil. El Campo. Ubicado en las faldas del cerro El Tecolote dentro de la cooperativa San Isidro a una altura de 280 m s.n.m. Aquí se identificaron 7 estructuras visibles entre montículos y plataformas de tamaño variable dispersos de norte a sur, y una pequeña plaza central. Este se encuentra ubicado a unos 260 m aproximadamente al suroeste del

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

118

Miriam Mendez

sitio arqueológico El Tecolote. El material cultural registrado consiste en fragmentos cerámicos, fragmentos de obsidiana, y fragmentos de metates.

Acahuaspán. Se encuentra ubicado dentro de la cooperativa del mismo nombre, en la cima del cerro El Cabro, municipio de Tamanique, a una altura máxima de 535 m s.n.m. Las estructuras entre terrazas, plataformas y montículos bajos , entre otros de mediano tamaño, se distribuyen abarcando lo largo y ancho de la cima del cerro, el cual fue modificado con una serie de terrazas (al menos 10) que alcanzan una altura aproximada de 3 m. Sobre ellas fueron construidas las plataformas y los montículos, muchos de estos alargados, ubicados justo a la orilla de los precipicios. En cuanto a la extensión del asentamiento, el mismo abarca una longitud aproximada de 1 km, cubriendo casi la totalidad de la cima del cerro (como suele suceder en los otros sitios registrados en la zona) por unos 50 a 100 m de ancho, esto varía según el lugar en que se esté de la cima. El material registrado en la superficie es poco, limitándose a fragmentos cerámicos —en su mayoría no diagnósticos, a excepción de uno que podría tratarse del tipo cerámico Las Lajas—, fragmentos de navajas prismáticas, manos y

metates. El sitio se ubica a 1.39 km del sitio arqueológico Miramar, registrado en el año 2010 por el arqueólogo Marlon Escamilla.

El Zapote. Este sitio se ubica en una planicie del lugar conocido como Montaña El Zapote dentro de la cooperativa San Isidro, a 400 m s.n.m, unos 2.18 km al norte de Acahuaspán. Se conforma de tres montículos alargados que rodean una pequeña plaza central. Frente a los montículos se observa lo que aparenta formar parte de algún piso de piedras en relativo buen estado de conservación. No se observó mayor cantidad de material cultural, solamente algunos cuantos fragmentos de cerámica no diagnóstica y obsidiana. El Cañal. Ubicado a unos 250 m, aproximadamente, al este del sitio El Zapote, sobre una pequeña planicie, siempre dentro de la cooperativa San Isidro, a 407 m s.n.m. Se compone de al menos tres montículos.

Mirador. Ubicado al norte de la cooperativa San Isidro, en terrenos que hoy se utilizan para el cultivo del café, a una altura de 755 m s.n.m. En la parte plana de una pequeña loma se ubican al menos 11 estructuras, en su mayoría montículos

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

119

Figura 3. (Arriba) Imagen satelital mostrando los sitios arqueológicos ubicados dentro de las cooperativas San Isidro y Acahuaspán. Figura 4. (Abajo) Estructura circular en sitio arqueológico El Tecolote.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

120

Miriam Mendez

alargados y un par de plataformas. No se observó mayor cantidad de material cultural, simplemente algunos pequeños fragmentos de cerámica no diagnóstica. Este sitio se encuentra unos 4.7 km al norte de Acahuaspán, y unos 1.58 km al norte del sitio El Panteoncito registrado en 2010 por Escamilla.

Loma Linda. Ubicado en el cantón Buenos Aires del municipio de Tamanique, a una altura de 177 m s.n.m. Se conforma de dos sectores (este y oeste) separados por el río Hormiga. El sector este está compuesto por al menos 6 montículos pequeños asentados sobre lo que pareciera ser una plataforma artificial. En el sector oeste, se observan al menos 3 montículos, además de dos plataformas en las cuales se registró material cultural disperso en mediana densidad. Luego, tanto al sur como al norte, se observan algunas plataformas bajas dispersas. Entre el material cultural observado, se tiene un cuchillo bifacial, dos pequeños fragmentos de navajas prismáticas que fueron reutilizadas como pequeñas puntas de proyectil, fragmentos de manos y metates. Cuyanigua I. Ubicado en el cantón Cuyanigua, del municipio de Tamanique, a una altura de 290 m s.n.m. Se observaron tres montícu-

los alargados dispuestos en torno a una pequeña plaza. Se encuentra a unos 900 m aproximadamente al noreste del sitio Loma Linda. Cuyanigua II. Ubicado unos 300 m al noreste del sitio anterior, con una altura sobre el nivel del mar de 316 m. Se compone de al menos un montículo, aunque según el guía existen dos más, los cuales no pudieron observarse debido a la espesa vegetación; sin embargo, sí pudo observarse material cultural disperso en superficie aunque en baja densidad. Cuyanigua III. Ubicado unos 550 m aproximadamente hacia el sur del sitio anterior, con 280 m de altura sobre el nivel del mar. Este consiste de al menos 4 montículos, uno de los cuales ha sido destruido en un 70 % debido a la extracción de tierra y piedras. No se observó mayor cantidad de material cultural, solamente unos cuantos fragmentos cerámicos no diagnósticos.

La Loma I. Ubicado en el lugar conocido como La Loma, en el municipio de Comasagua. El sitio se conforma de dos montículos alargados de aproximadamente unos 10 m de largo por unos 5 m de ancho y 1.50 m de altura, a 427 m s.n.m. Uno de ellos (el más grande), presenta alto

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

121

Figura 5. (Arriba) Estructura del sitio arqueológico Güiligüishte. Figura 6. (Abajo) Estructura en el sitio arqueológico El Tecolote, en donde se registró in situ, una escultura lítica de las denominadas Bálsamo.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

122

Miriam Mendez

Figura 7. (Arriba) Estructura de sitio arqueológico El Campo. Figura 8. (Abajo) Vista del sitio arqueológico El Zapote, con partes del piso original frente a una de las estructuras.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

123

Figura 9. Montículo en el sitio arqueológico Mirador.

Figura 10. Izquierda, montículos en el sitio arqueológico Loma Linda; abajo, se observa parte de la plataforma artificial sobre la que se construyeron los montículos.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

124

Miriam Mendez

grado de destrucción —en un 40% aproximadamente—. No se observó mucho material cultural en superficie, solamente unos pocos fragmentos cerámicos no diagnósticos. Este sitio se ubica a 1.3 km aproximadamente al este de Loma Linda. La Loma II. Este sitio ubicado unos 150 m al suroeste del sitio anterior, se conforma de al menos una pequeña plataforma rectangular asociada a fragmentos cerámicos en mediana densidad. Las dimensiones de la misma son de 4 m de largo por unos 3 m de ancho, aproximadamente. Se localiza a 388 m s.n.m.

Buenos Aires. Ubicado en el cantón Buenos Aires, municipio de Tamanique, a 259 m s.n.m. Se observan al menos 3 montículos de aproximadamente 6 m de largo por 3 m de ancho y 1 m de alto. Además de dos posibles plataformas cuadradas. En dos de los montículos se observan unas trincheras muy bien hechas, que cortan el centro de las estructuras dejando visible el material del que están construidas. No se sabe cuándo, quienes ni con qué objetivo fueron hechas estas trincheras, solamente se presume, por información del guía, que pudieron hacerlas entre el 2010 y 2011. Se observó muy poco material cultu-

ral en superficie, el cual consiste en fragmentos de cerámica no diagnóstica y fragmentos de navajas prismáticas. Se localiza unos 900 m al suroeste de Loma Linda.

El tamaño de las estructuras de todos los sitios varía; sin embargo, existen algunas que alcanzan mayores dimensiones, especialmente en El Cabro y Acahuaspán, donde se registran algunas estructuras de 15 m de largo por unos 2 m de altura, mientras que la mayoría oscila entre los 5 y 10 m de largo por 1.5 m de altura.

5. Otros sitios registrados en la zona El Zonte. Ubicado en la playa del mismo nombre, en la jurisdicción del municipio de Chiltiupán, departamento de la Libertad. Acá se identificó, en 1998, un entierro que ha sido interpretado como parte de una aldea maya que existió entre el 650 y 850 d.C. [Gallardo, 2009]. Peñón de Cinacantan. Ubicado en el cantón y el caserío Tarpeya del municipio de Tamanique.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

El sitio arqueológico-histórico Cinacantan, principalmente consiste en los restos de un sitio prehispánico del período posclásico tardío [12001525 d. de C.], que tuvo con-

Arqueología de Tamanique

125

Figura 11. Montículo en el sitio arqueológico La Loma 1.

Figura 12. Arriba, vista de algunas de las terrazas y montículos en sitio arqueológico Acahuaspán; abajo, vista en perfil de una de las terrazas.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

126

Miriam Mendez

Figura 13. (Arriba) Imagen tomada desde el sitio Acahuaspán, desde donde se tiene una buena visibilidad hacia tres de los sitios registrados en la zona (El Güiligüishte, El Tecolote, El Campo). Figura 14. (Abajo) Vista de norte a sur de la cima del cerro El Cabro en donde se extiende el sitio arqueológico Acahuaspán.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

127

Figura 15. Plano parcial del sitio arqueológico Acahuaspán (extremo norte).

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

128

Miriam Mendez

tacto con los españoles de la Villa de San Salvador por un hecho de guerra documentado en los archivos [Erquicia, 2008:520].

El Sunzal [Ficha de registro 18-1]. Ubicado en la cuenca oeste del río Sunzal, a la altura del kilómetro 44 de la carretera Litoral. El sitio cubre un área aproximada de una manzana conformado por al menos 3 montículos en malas condiciones, debido tanto a factores antrópicos como naturales. Se describe la presencia de fragmentos cerámicos en superficie en alta densidad. Piedra Herrada [Ficha de registro 18-7]. Ubicado en el caserío San José Guadalupe, jurisdicción de Comasagua, está compuesto por dos grandes rocas con arte rupestre abstracto, aunque se pueden identificar algunas representaciones antropomorfas y zoomorfas, figuras esquemáticas, líneas de depresiones circulares y una posible punta de flecha. Peña del Letrero [Ficha de registro 18-12]. Se encuentra ubicado en el municipio de Chiltiupán, al este del río Zonte. Se trata de una roca con petrograbados.

Miramar. Ubicado dentro de la cooperativa Acahuaspán: [...]sobre una corta y angosta planicie alta de la loma El Cabro… está conformado por 14 montículos con una distribución espacial… determinada por la topografía de la lengüeta… —en el sitio— se logró identificar cerámica postclásica [Escamilla, 2011: 73, 74].

Panteoncito. El sitio se ubica dentro de la cooperativa San Isidro: Sobre la parte alta y en el sector norte de la loma El Cabro… está conformado por 21 estructuras que se encuentran divididas en siete grupos… a lo largo de dos ejes, un eje largo orientado de norte a sur y un eje corto orientado de este a oeste… acerca de la cerámica, se logró identificar algunos tiestos del tipo cerámico Las Lajas [Escamilla, 2011: 75].

6. Descripción de elementos característicos Como resultado del registro de sitios en el área, se han identificado ciertos elementos espaciales. Estos se asocian al período posclásico, debido a la realidad conflictiva que vivían las sociedades en Mesoamé-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

rica y específicamente en el actual territorio salvadoreño, el cual presenciaba la llegada de gente proveniente del centro de México de filiación tolteca, que se encontraban con la población nativa [Fowler, 2011]. A continuación se enumeran los rasgos más importantes observados en los sitios arqueológicos registrados y que tienen que ver con ubicación, distribución espacial, elementos naturales y/o artificiales (que pueden relacionarse con intenciones defensivas) y cultura material. • Ubicación de los asentamientos en la cima de cerros y lomas, así como en planicies situadas en las partes medias de dichas elevaciones y rodeadas por barrancos o quebradas, abarcando y aprovechando al máximo la totalidad del espacio plano con el que cuenta cada asentamiento. • Otro rasgo distintivo es la visibilidad que existe entre los sitios, lo que permite una buena comunicación entre la mayor parte de estos.

• El tipo y la distribución de estructuras —especialmente en el sitio Acahuaspán, el cual presenta una serie de terrazas— pudieron haber tenido una doble función: la de acomodar el espacio para la construcción de las estructuras por un lado, y

129

por otro, como elemento defensivo en momentos de amenaza, las cuales podrían haber complementado a los montículos alargados ubicados a la orilla de los precipicios que rodean los lados este y oeste del sitio.

• Cierto tipo de estructuras como las circulares y los montículos alargados, característicos de la influencia nahua-pipil que pueden observarse también en otros sitios correspondientes al posclásico temprano [Fowler, 2011]. • Cerámica identificada como de los tipos cerámicos Las Lajas y Espigas. • Cuchillo bifacial, así como puntas de proyectil a partir de fragmentos de navajas prismáticas.

• Esculturas líticas tipo Bálsamo, de las cuales una probablemente tenga relación con el contexto arqueológico en el que se registró. 7. Observaciones preliminares (comparación con otros sitios clásicos y posclásicos)

En base a la cantidad de sitios hasta la fecha registrados, podría pensarse en una actividad fuerte en cuanto a ocupación poblacional en esta parte de la Cordillera del Bálsamo, la misma que podría preliminarmente ubicarse dentro del

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

130

Miriam Mendez

posclásico temprano. Sin embargo, por el momento no es posible asegurar con total certeza que estos sitios sean exclusivamente de ese período, ya que habría que tomar en cuenta la evidencia de otros sitios arqueológicos (Yichkuhuatan, en las tierras altas occidentales de Guatemala [Borgstede,2006]; la región Huista-Acateco en las montañas Cuchumatanes de Guatemala [Borgstede y Mathieu, 2007]; Santa Rosa, en los altiplanos de Guatemala [Robinson, 1993]), que presentan elementos particulares de ubicación geográfica, distribución espacial y sistemas constructivos. Estos elementos hacen pensar en estrategias defensivas pero que no son exclusivas de este período cultural, ya sea porque presentan continuidad desde épocas anteriores —es decir, del clásico al postclásico— o por que corresponden exclusivamente al clásico. De ahí que se vuelve necesaria una investigación más profunda, especialmente en aquellos asentamientos cuyas características relacionadas a aspectos de planificación urbana o ubicación no concuerdan con las que se consideran como típicas del postclásico, que incluya además aspectos relacionados con el material cultural asociado. Este sería el caso del sitio Loma Linda, el cual se ubica junto a dos ríos en una planicie, a tan solo 177 m s.n.m., sin mayores

evidencias de elementos pensados en la defensa del mismo, pero en donde se registra lítica específicamente obsidiana, característica del postclásico temprano.

En ese sentido, la investigación recientemente iniciada busca responder algunas interrogantes surgidas en la medida en que se han ido identificando nuevos asentamientos relacionados con temas de temporalidad de los sitios, movimientos migratorios, patrones de asentamiento y filiaciones étnicas, enfocado esto último a comprender mejor la dinámica migratoria de los pueblos pipiles, si fuera el caso que todos los sitios pertenecieran a ese período cultural; de lo contrario, a entender los procesos de interacción e influencia ideológica entre diferentes culturas asentadas en una misma zona geográfica. Esta alternativa se vería reforzada por lo propuesto por algunos autores como Fowler [1984], quien plantea que otros sitios del postclásico temprano como Cihuatán, ubicado en la Cuenca del Paraíso, mantuvieron «…conexiones comerciales con las poblaciones de la costa al sur y con las tierras altas de Guatemala al oeste» [Fowler, 1984: 35].

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

131

Figura 16. (Arriba) Muestra del tipo cerámico Las Lajas registrada en el área arqueológica de la cooperativa San Isidro. Figura 17. (Abajo) Fragmento de cerámica tipo Espigas registrado en el área arqueológica de la Cooperativa San Isidro.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

132

Miriam Mendez

Figura 18. (Arriba) Punta de lanza registrada en el área arqueológica de San Isidro; izquierda cuchillo bifacial y fragmento de proyectil registrado en el sitio arqueológico Loma Linda. Figura 19. (Abajo) Figurilla lítica de estilo Bálsamo registrado en el sitio arqueológico El Tecolote.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

8. Acahuaspán como centro rector: ¿por qué? En general, se observan similares características en los sitios hasta el momento registrados; sin embargo, uno de ellos parece tener otros atributos que lo hacen diferente y que podrían significar que el mismo tuvo funciones diferentes al resto, que parecen limitarse a actividades domésticas y de vigilancia. Dichos atributos podrían catalogarse en dos áreas: una, pensando en términos principalmente defensivos, si se toma en cuenta la definición que aparece en Borgstede [2007] que se refiere al «…degree to which a place is capable of protecting itself agains to with standing an attack…» [Borgstede et al, 2007: 195]. En ese sentido, se podría pensar en un sitio elite que buscaba resguardar a una posible casta sacerdotal así como a los templos de cualquier ataque del que pudieran ser objeto. Esto se apoya en los siguientes elementos: • Ubicación estratégica y ‘privilegiada’ en la cima del cerro El Cabro respecto a los sitios que lo rodean (El Cabro, El Tecolote, etc.), lo que dificulta el acceso debido a las características topográficas del mismo, volviéndolo un sitio naturalmente defensivo.

• La capacidad de comunicación y visibilidad con otros sitios

133

cercanos (asumiendo que estos fueran contemporáneos), que le permitiría estar actualizado en cuanto a posibles ataques desde las zonas bajas al tener la capacidad de ampliar el rango de visibilidad en conjunto.

• El tipo de construcción observado en el sitio en donde sobresale una serie de terrazas sobre las cuales se acomodan otras estructuras generalmente montículos y plataformas. Algunos de estos montículos se ubican justo a las orillas de los acantilados que corren a cada lado del sitio; dichos montículos son alargados y podrían perfectamente haber funcionado como barreras defensivas. Tal como lo menciona Borgstede «Improving site defensibility may have also played a role. Specifically, structures (walls, pyramids, platforms) and spaces (plazas, causeways) may have been organized to direct attackers along specific routes where they would be vulnerable to the site's defenders. Inferring whether this was the case at particular sites requires an assessment of site organization that goes beyond purely ideological, cosmological, and social principles» [Borgstede et al, 2007:197].

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

134

Miriam Mendez

La otra función que se plantea haya tenido el sitio está relacionada con la administración político-religiosa que pudo tener sobre el área en la que se ubica. Esto se basa fundamentalmente en el patrón de asentamiento que incluye la extensión que abarca y que sobrepasa las dimensiones de los otros sitios hasta el momento registrados, la cantidad, la naturaleza, el tamaño y la ubicación de las estructuras que según el conteo hasta el momento realizado, supera las 50, el material cultural registrado en las faldas del cerro que parece ser producto del lavado desde la cima, y que pertenece a tipos utilizados para actividades religiosas. 9. Planes a futuro

Debido a la notable densidad de asentamientos prehispánicos dentro de un espacio geográfico relativamente reducido, se ha pensado en la necesidad de darle continuidad al proyecto de investigación, para que además del registro de sitios arqueológicos —como hasta el momento se ha hecho—, se profundice y se enfoque en fortalecer la información que hasta el momento se tiene de esta parte de la Cordillera del Bálsamo, que en el pasado ha sido poco estudiada. En ese sentido, se ha planteado una investigación que a futuro busque responder algunas interrogantes

surgidas y que tienen que ver con:

• La división jerárquica entre los sitios, en el sentido de buscar evidencias que indiquen diferenciación de estatus entre la elite y la población común, ya que solamente con los recorridos superficiales y el poco material cultural observado —a excepción de Acahuaspán— no se ha podido identificar con certeza zonas ceremoniales y residenciales de elite.

• La temporalidad de los sitios, tratando de comprender mejor si estos fueron habitados simultáneamente; y si ese fuera el caso, si se trata de un solo sitio con grupos principales independientes, si presentan una secuencia cronológica desde el clásico o si se trata de asentamientos sin ocupaciones previa. Además debe investigarse el rango de ocupación dentro del postclásico, en el sentido de poder identificar cuáles de estos sitios estaban vigentes al momento de la conquista española. • Tener una idea del tipo de influencia cultural a la que estuvieron expuestos los mismos, es decir, si se trata de sitios en los que se asentaron poblaciones migrantes con una tradi-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Arqueología de Tamanique

ción nahua-pipil, o si fue más bien una migración de tipo cultural-ideológica a través del comercio con los grupos autóctonos que habitaban esta zona.

• Finalmente, de comprobarse la ubicación de los sitios dentro de la Fase Guazapa, cual fue el rol que estos jugaron dentro de la dinámica de expansión de los pueblos nahua-pipiles en lo que hoy es El Salvador en el sentido de comprender las relaciones de estos con otros sitios de la misma Cordillera, de la zona costera y de los valles internos. 10 . Agradecimientos Deseo agradecer a las siguientes personas por su invaluable colaboración y guía en diferentes momentos dentro de esta investigación: don Juan Castillo, miembro de la Cooperativa San Isidro; don Nelson y don Rutilio García, miembros de la Junta directiva de la cooperativa San Isidro; don Gregorio Flores, presidente de la cooperativa Acahuaspán; don Manuel Monterrosa, vecino del cantón Buenos Aires, Tamanique; Lic. Shione Shibata, coordinador del Departamento de Arqueología de la Secretaría de Cultura de la Presidencia; Msc. Roberto Gallardo, técnico, Coordinación de Arqueología; Lic. Julio Alvarado,

135

técnico, Coordinación de Arqueología; Dr. William R. Fowler, Vanderbilt University; a los estudiantes de la Universidad Tecnológica de El Salvador: Edgar Cabrera, Alex Rivera, Héctor Mata, Leo Salazar, Rebeca Galdámez, y al Lic. Paul Amaroli, arqueólogo, Fundación Nacional de Arqueología (FUNDAR). Referencia bibliográfica Borgstede, Greg.

2010. La Transición del Clásico Terminal al Postclásico en las Tierras Altas Occidentales de Guatemala. FAMSI. Borgstede, Greg and James R. Mathieu

2007. Defensibility and Settlement Patterns in the Guatemalan Maya Highlands Source: Latin American Antiquity, Vol. 18, No. 2 (Jun., 2007), pp. 191-211 Published by: Society for American Archaeology. Erazo, César.

2003. “Plan Director Para el Abastecimiento y Saneamiento de Aguas en el Sur de La Libertad. Municipio de Nueva San Salvador”, Tesina de Especialidad. ETSECCPB-UPC.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

136 Erquicia, José Heriberto

Miriam Mendez

2008. “Entre Barro, Hierro y Calicanto: Historia y sitios arqueológicos Coloniales en El Salvador”. En XI Congreso Centroamericano de Historia, 21 al 25 de julio. San José, Costa Rica. En Diálogos Revista Electrónica de Historia ISSN 1409- 469X. Número Especial. Escamilla, Marlon

2011. “La Costa del Bálsamo Durante el Postclásico Temprano (900-1200 d. C.): Una Aproximación al Paisaje Cultural Nahua-Pipil”. En Revista La Universidad, Órgano Científico-Sociocultural de la Universidad de El Salvador. Nueva Época, Número 14-15, Abril-Septiembre.

Fichas de Registro del Departamento de Arqueología de la secretaría de Cultura de La Presidencia.

Fowler, William R.

2011. El complejo Guazapa en El Salvador: La diáspora tolteca y las migraciones pipiles. En Revista La Universidad, Órgano Científico-Sociocultural de la Universidad de El Salvador. Nueva Época, Número 14-15, Abril-Septiembre. 1984. Patrones de Asentamiento y Prehistoria de la Cuenca del Paraíso El Salvador. Universidad de North Dakota, Grand Forks. Articulo Basado en un Trabajo Presentado en la 48° Reunión Anual de la Sociedad para la Arqueología Americana, Pittsburh, 1983. Robinson, Eugenia J.

1993. Santa Rosa, un Sitio Defensivo de los Altiplanos de Guatemala. En VI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1992. Pp.353-367. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales...

137

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales entre el Valle del Panchoy y la Costa Sur de Guatemala René Johnston Aguilar

Resumen Esta es una investigación que trata sobre algunas rutas y caminos prehispánicos que estuvieron localizados entre la región y valle del Panchoy en el que estuvo asentada Santiago de Guatemala, capital del Reino de Guatemala (hoy Antigua Guatemala), y ciertas poblaciones asentadas en la Costa Sur y en los alrededores de los volcanes de Fuego y Agua. En esa región aún se localizan muchos pueblos fundados (y otros por descubrir) por reducciones en asentamientos prehispánicos o cerca de estos. Es, además, una investigación etnohistórica y arqueológica que trata sobre el asentamiento prehispánico y el posterior pueblo colonial localizado en una estratégica ruta. Ese sitio servía para el control del intercambio comercial entre el Altiplano y la Costa Sur. Es un estudio de cómo las mismas rutas prehispánicas fueron utilizadas posteriormente como caminos coloniales. En ella se asentaron varios pueblos coloniales que ya desaparecieron, así como el camino. Para esta investigación, y como ejemplo, se utilizó el desaparecido pueblo de San Pedro Aguacatepeque, cuyos vestigios se localizan en las faldas del Volcán de Fuego. En él se presentan brevemente algunos de los procesos socioculturales documentados desde la época prehispánica y colonial; su estratégica localización para el control del comercio; su posición como pueblo fronterizo entre las etnias Kaqchiquel y Pipil: fundación y desarrollo como pueblo colonial y las posibles causas de su desaparición en el siglo XIX. (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

138

René Johnston Aguilar

1. Introducción Este es un breve estudio de cómo algunas de las rutas prehispánicas mencionadas fueron utilizadas durante la Conquista y posteriormente, como caminos coloniales. Estas estratégicas rutas sirvieron para el control del comercio y en ellas hubo asentamientos prehispánicos, algunos de los cuales fueron posteriormente utilizados como reducciones coloniales. Muchas de estas rutas y pueblos aún perviven, pero otros fueron desapareciendo por razones particulares a cada una de ellas. Sobre la construcción de vías de comunicación la Recopilación de Leyes de Indias dice así: …que los Virreyes y Presidentes manden abrir caminos, hacer puentes donde conviniere y repartir las contribuciones, para el uso y comercio de las poblaciones… (Libro III, título III ley III y Libro IV títulos XV-XVII).

En parte, es cierta esta aseveración, pero no totalmente. La evidencia nos indica que desde el primer momento en que pusieron pie los europeos utilizaron los caminos y rutas que existían desde muchísimos años antes, tal vez milenios. Un término que es bueno aclarar es el del Camino Real. Estos eran todos aquellos caminos que a lo largo del periodo español recibieron este nombre en el contexto

de la integración territorial de toda la América española, era el camino que por su importancia y su utilidad articulaba todo el territorio y recogió todo el bagaje legal y cultural peninsular y americano. Un ejemplo es el Camino Real que conectaba a la ciudad de México con Guatemala y sus ramales (Pérez Aguilera, 2001; 310-320). Poco después de la Conquista, los españoles decidieron reducir a la población indígena dispersa fundando pueblos, y así facilitarse el adoctrinamiento religioso y la administración política. Es probable que algunos pueblos hayan sido fundados en lugares donde desde la época prehispánica ya existía población, vías de comunicación y alguna organización social y agrícola. Originalmente fueron muchos los asentamientos erigidos en distintas regiones, algunos sobrevivieron hasta la actualidad y otros, por diferentes causas, desaparecieron. La fundación de asentamientos humanos nunca ha sido al azar, se asientan en un sitio que cumple ciertas necesidades, tales como la adquisición o producción de recursos necesarios para la supervivencia. La administración colonial española lo reconocía y está, como vimos antes, perfectamente legislado en la Recopilación de Leyes de Indias.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales...

El proceso de establecimiento de los pueblos y ciudades que fundaron los españoles fue similar, ya que hubo continuidad de adaptación de las civilizaciones precolombinas y coloniales en esa región Kaqchiquel de Guatemala, en lo que respecta a los patrones de asentamiento y adaptación humana a un mismo ambiente. La organización de las reducciones se llevó a cabo debido a la introducción del proceso social de congregación, distinto a los patrones dispersos prehispánicos. En la mentalidad europea colonial española de la época, la idea general de todo lo "colonial" era diferente a los patrones de asentamiento dispersos de los indígenas. Los colonizadores españoles escogieron para ubicar la mayoría de sus pueblos y ciudades de acuerdo a sus propias leyes para su asentamiento establecidas en la Recopilación de Leyes..., en lugares con suficiente tierra plana, donde podían acomodar la iglesia, la plaza y lograr un trazo reticular y que además tuviera suficientes recursos de mano de obra humana, acuíferos y tierra plana en sus alrededores para desarrollar agricultura y ganadería. Esto no fue una innovación, estos tipos de ubicación fueron seleccionados a través del tiempo desde la Época Precolombina, existiendo una continuidad de adaptación al medio ambiente

139

demostrada por la ubicación de los asentamientos.

2. El pueblo de San Pedro Aguacatepeque La bibliografía colonial refuerza y apoya la discontinuidad en cuanto a la ubicación de algunos asentamientos pero de otros no. Tal es el caso, y como ejemplo, se utiliza el caso del pueblo de San Pedro Aguacatepeque. Este pueblo, hoy desaparecido, se encontraba localizado en una ruta, hoy también desaparecida, que comunicaba al valle del Panchoy y a la ciudad de Santiago de Guatemala en una ruta que iba por las faldas del Volcán de Fuego en dirección hacia la Costa Sur. San Pedro fue establecido en un sitio prehispánico que pervivió desde el Preclásico hasta la Conquista. La situación geográfica del pueblo era privilegiada ya que se encontraba localizado sobre una importante ruta de intercambio comercial y cultural de corta y larga distancia entre el Altiplano y la Costa Sur. Por la Costa Sur se conectaba con las principales rutas de comercio de larga distancia de toda Mesoamérica y más allá; hacia Kaminaljuyú y Tierras Bajas hacia el norte. Por lo que debió estar en posición de controlar el paso del comercio sobre esta importante ruta. Lo anterior es fundamental para entender la localización e

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

140

René Johnston Aguilar

Figura 1: Barranca Honda está cerca de San Pedro y por ser un obstáculo natural, se propone como frontera entre Kaqchiqueles y Pipiles ya que lo empinado de las laderas lo hacen un sitio de fácil defensa.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales...

importancia que tuvo durante su historia. El pueblo colonial fue fundado en la misma localización que tuvo antes de la Conquista. El área que ocupan los restos y artefactos es bastante extensa. Sobre la superficie hay una gran cantidad de artefactos (cerámica, piedra labrada, etc.) y montículos que indican que ese sector fue ocupado posiblemente desde el Preclásico hasta la Colonia. Robinson (1992 y 1993) reportó una gran cantidad de estructuras y caminos coloniales y prehispánicos en el área, entre ellos el de San Pedro Aguacatepeque. Es posible que en la época prehispánica San Pedro Aguacatepeque haya sido un pueblo fronterizo, ya que, como vimos, era un pueblo Kaqchiquel y por lo tanto dependiente de Iximché. Por su posición geográfica, cerca debieron haber quedado los linderos pipiles, cuya capital era Escuintla (también conocida como Escuintepeque, Izcuintepéc o Izcuintepéque), conocidos enemigos de los Kaqchiqueles. Las pugnas entre estas dos etnias por el control de esta estratégica región debieron de ser continuas a lo largo de su historia. Según Polo Cifuentes (2009: 125-129) en el Título de Alotenango se indica que el territorio de Alotenango perteneció a los pipiles hasta que los Kaqchiqueles se los arrebataron durante su guerra de expansión al-

141

rededor de principios del siglo XVI. Esta guerra se dio por el deseo de estos últimos por controlar tierras productoras de cacao en la Costa Sur y el paso obligado hacia el altiplano entre los volcanes de Agua y Fuego. Los problemas por la tenencia de la tierra entre las dos etnias eran muy comunes y no terminaron con la Conquista. Hubo problemas hasta el siglo XVII, por ejemplo, en 1705 los pipiles quisieron invadir las tierras de Alotenango, pero la Corona lo impidió (AGCA A1.24 leg. 1574 exp. 10218 fol. 92). El título de Alotenango (2009) trata precisamente sobre eso, es un extenso documento sobre conflictos y títulos de tierra a mediados del siglo XVI. En 1565 los señores indígenas de Alotenango se quejaron ante las autoridades españolas que los indígenas pipiles de Escuintepeque estaban invadiendo sus tierras. En él, las autoridades coloniales trataron de establecer los linderos territoriales que pertenecían a cada una de las etnias para evitar conflictos y aclarar el territorio y los tributos de las encomiendas. Se explica que en ese momento la frontera y los mojones que las separaban a ambas etnias estaba localizado desde hacía muchos años sobre el Camino Real en un sitio llamado Xeococó o Silosuihuil «mucho antes que estas tierras fueran conquistadas por los

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

142

René Johnston Aguilar

españoles»; aunque no dice en qué lugar estaban localizados esos mojones, es posible que estuvieran hacía el sur de dicho sitio. Este lugar era considerado el lindero de los Kaqchiqueles y para ello se utilizó el ejemplo que para la revuelta de los Kaqchiqueles contra los españoles en 1524, los señores Sinacán y Sequechul hasta allí enviaron sus tropas, y «porque hasta allí tenían terminó los señores de Escuintepec y de Tecpán Guatemala». Los Kaqchiqueles tenían cuatro gobernantes, pero solo dos ellos (Sinacán y Sequechul) ejercían el verdadero poder. El Ahpozotzil o gobernante principal de los Kaqchiqueles desde 1521, cuyo verdadero nombre en Kaqchiquel era Cahí Imox y fue conocido por los cronistas españoles como Sinacán o Zinacán. Apoyó a los españoles en la conquista de Utatlán y a someter a la población Quiché y a la conquista de la Costa Sur (incluyendo a Panacatán o Escuintepeque) y Cuscatlán. Cuando Pedro de Alvarado regresó a Iximché ante sus desmedidas exigencias de metales preciosos y abusos a la población, organizó la sublevación de su pueblo entre agosto de 1524 hasta mayo de 1530, y otra que finalizó en 1525, año en que fue atrapado y posteriormente ahorcado, hasta 1540. En otro documento localizado en el Archivo General de Cen-

troamérica (AGCA A1.24 leg. 1574 exp. 10221) refuerza la hipótesis que cerca de San Pedro quedaba la frontera entra ambas etnias, ya que el siguiente pueblo en esa ruta, el de Magdalena Malacatepeque, localizado a una legua de distancia, era un pueblo pipil. Lo que refuerza, la hipótesis que el Barranca Honda pudo haber sido una frontera natural. No se conoce la fecha de la fundación del pueblo colonial, pero debió de ser fundado poco después de la conquista. Vázquez dice que en 1539: Por la parte de la costa salía (un franciscano) a recoger indios por los montes, de que pobló Alotenango en el primer sitio que tuvo y el de San Pedro Xeoh (¿San Pedro Aguacatepeque?) ya que según el Título de Alotenango a esa región en la época prehispánica se le llamaba Xeococó (Recinos, 2001: XV ) en su antiguo suelo….ya que los pueblos de (menciona a varios) Alotenango y sus anexos… eran cacaotales de los señores de Tecpán-Goathemala y Tecpanatitlán.

Los cuales son Iximché y Sololá, respectivamente (Vázquez, tomo: 1 87, 111,128; tomo IV: 34).

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales...

2. Rutas y caminos Así vemos que la ciudad de Santiago de Guatemala y la Nueva Guatemala de la Asunción (como muchas otras ciudades y pueblos a lo largo de toda la América española) fueron fundadas precisamente en sitios en las que ya había caminos prehispánicos y que formaban parte de nudos o rutas de comercio perfectamente preestablecidas. En el Reino de Guatemala, lo mismo que otras, estas dos ciudades fueron fundadas en la misma localización en que estuvieron asentamientos prehispánicos. En las áreas que ocupan hay evidencia de muchos restos prehispánicos, en sobre la superficie hay una gran cantidad de artefactos y montículos que indican que esos sectores fueron ocupados por lo menos desde el Preclásico. En la capital de los Kaqchiqueles, Iximché, se fundó la primera ciudad de Guatemala y la segunda, Santiago de Guatemala en Almolonga, sobre un sitio habitado desde el Preclásico (Pompeya) y en una importante ruta prehispánica; Escuintla se localiza en o cerca de lo que fue Izcuintepeque; Santa Lucía Cotzumalguapa en el sitio de la civilización Cotzumalguapa y posteriores pueblos pipiles y Kaqchiqueles, etc., hay muchos otros como estos. La situación geográfica del Valle del Panchoy (en el que está asentada la ciudad de Antigua Gua-

143

temala) era privilegiada ya que se encontraba localizado sobre una importante ruta de intercambio comercial y cultural de corta y larga distancia entre el Altiplano y la Costa Sur. Conectaba con las principales rutas de comercio de larga distancia; hacia Kaminaljuyú y Tierras Bajas hacia el norte y hacia el sur la ruta que iba hacia la costa y hacía el resto de Mesoamérica. Por lo que debió estar en posición de controlar el paso del comercio. El intercambio a larga distancia fue aquel que se llevaba a cabo entre distintas zonas alejadas entre sí, tal es el caso de la parte más meridional de Centroamérica y el Altiplano mexicano. Una de estas rutas, de eje este oeste, pasaba por la costa del Pacífico. Por otro lado, Hatch y Shook opinan que hubo evidencia de intercambios en la Costa Sur desde el Preclásico. Señalan que la distribución de las grandes esculturas preclásicas de estilo olmeca y maya tuvieron un patrón linear a lo largo del pie de las montañas, lo que sugiere que en el Preclásico, estos marcaban una ruta de comunicación e intercambio, y que, cada uno de los sitios en que se encuentran dichos monumentos estaba situado cerca de un pasaje montañoso que comunicaba la Costa con el Altiplano, situación en la que se encuentra el pueblo bajo estudio (Popenoe de Hatch y Shook 1999: 179-182).

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

144

René Johnston Aguilar

Figura 2: Detalle del Lienzo de Quaquecholan (Assenberg) en que se pueden ver(al centro) el Volcán de Fuego y los caminos a sus alrededores que se utilizaron en la conquista.

Figura 3: Mapa de 1598 (AGI) del camino de Santiago de Guatemala al Mar del Sur

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales...

Las otras rutas son aquellas que la unían al Altiplano y por las cuales se intercambiaban productos locales y también minerales como jade, serpentina, hematita especular y cinabrio; y en dirección opuesta, cacao, maíz, algodón, pescados y frutas. Estas se daban a través de corredores naturales, tales como las barrancas formadas por las montañas y los ríos que bajan del Altiplano hacia la costa. No se sabe exactamente por dónde pasaban las rutas prehispánicas, pero es posible que estas hayan sido aproximadamente las mismas que se utilizaron para la Conquista y se continuaron utilizando durante la Colonia. En el lienzo de Quaquecholan (Akkeren: 2001 y Assenberg 2004)) aparecen algunas de esas rutas, que evidencian que ya existían desde la época prehispánica. Rud Van Akkeren concuerda que fueron las utilizadas para la Conquista. Las ciudades y mercados de la cuenca de México se mantenían en contacto con la costa del Pacífico y el Altiplano de Guatemala, a través de mercaderes que viajaban en largas caravanas con objetos de intercambio comercial y cultural. Fueron estos mismos caminos los que fueron utilizados por los conquistadores de Guatemala de antes, durante y después de la llegada de

145

los europeos. Los españoles fueron guiados y acompañados por guías mesoamericanos que los conocían muy bien. En un mapa de 1598 (AGI) se ve el camino de Santiago de Guatemala, pasando por el Volcán de Fuego hacia Escuintepeque y al puerto de Iztapa en el Mar de Sur, hoy conocido como el Océano Pacífico. Este fue el camino que utilizó Alvarado para la Conquista de la Costa Sur y Cuscatlán. De las rutas que comunicaban a San Pedro Aguacatepeque hay poca referencia histórica, pero existen algunos documentos en que se hace alguna referencia al respecto, todos ellos los describen como de tránsito difícil, en especial en la época de lluvia, a causa de los numerosos ríos, barrancas, bosques espesos y numerosos animales. Esta situación ha de haber sido común en todos los demás caminos del Reino en esa época. Por ejemplo, la ruta entre Santiago de Guatemala, la zona de Cotzumalguapa y la Costa Sur está descrita por varios cronistas, entre ellos, Antonio de Ciudad Real, desde antes de Larraz a mediados del siglo XVIII, y en otros documentos etnohistóricos, 1586; Fuentes y Guzmán a finales del siglo XVII, Alonso Crespo en 1740, Pedro Cortés y Fuentes y Guzmán describen el camino de Alotenango hacia la

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

146

René Johnston Aguilar

Figura 4: Fuentes y Guzmán: dibujo del valle de Santiago y sus pueblos periféricos (1993: TII, p. 75). En la parte superior (Sur) el Mar del Sur (Océano Pacífico). Abajo Santiago, más arriba Alotenango y un poco más arriba, al costado izquierdo del Volcán de Fuego, San Pedro Aguacatepeque. Hacia el sur Escuintla hacia y hacia el poniente los pueblos que estaban en las faldas del volcán de Fuego y más adelante la región de Santa Lucía Cotzumalguapa.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales...

costa, citándolo, dice:

En tiempo de lluvia quedaban anegados y pantanos y con barrancos y robaderos muy peligrosos, sin embargo con el cuidado de los antiguos conquistadores se arregló este camino desde la ciudad de Guatemala hasta las playas de la mar del Sur y puerto de Iztapa por el año de 1539. Por él en carros se conducía toda la carga a aquel puerto y por allí se transportaron muchos de los pertrechos y víveres de la armada del Pedro de Alvarado.

Ello indica que el camino ya existía antes de la Conquista y que fue una amplia carretera, por lo menos del ancho de una carreta, y no una vereda, como se podría suponer. Sigue describiendo el cronista que la carretera la mantenían los españoles limpia y en buenas condiciones. En 1838 John Stephens hizo un viaje de la Antigua Guatemala hacia la boca costa. Pasó por Alotenango y por el camino que iba por las faldas del Volcán de Fuego hacia Escuintla. No menciona el pueblo de San Pedro Aguacatepeque pero sí describe el mal estado y abandono del camino. Dice que el camino estaba casi destruido por las erupciones del volcán, la gran cantidad de piedras pequeñas y grandes, ceniza, arena y materia vegetal que lo

147

cubrían casi totalmente. Con ello se deduce que el camino hacia la Costa Sur ya no recibía mantenimiento y este y el pueblo ya estaban prácticamente abandonados. Lo anterior lo confirma un documento de 1837 (AGCA B95.1 leg. 1398) en el que se reafirma lo aseverado por Stephens sobre el abandono de la antigua ruta que rodeaba el Volcán de Fuego y que ya no existía el pueblo de San Pedro Aguacatepeque. En esos años, el gobierno del Estado de Guatemala estaba tratando de reparar las vías de comunicación terrestres. Dentro de un estudio sobre la posibilidad de reparar la vía que conducía de Mixco hacía Escuintla está un informe sobre el reconocimiento del camino que iba de Alotenango para Escuintla. En él hay un dibujo del camino y una descripción con cierto detalle del estado y lo que había en él. Entre la descripción de lo difícil del paso, la montaña, las barrancas, no habla de restos de San Pedro Aguacatepeque, pero sí de ‘piedras labradas’ en lo que se considera el sitio adonde está el pueblo colonial y los vestigios prehispánicos. Este debió ser el camino prehispánico que describió Fuentes y Guzmán y que amplió y utilizó Pedro de Alvarado. Para ilustrar la posible localización de los caminos (Ilustración 5) se presenta la probable situa-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

148

René Johnston Aguilar

Figura 5: Mapa del camino prehispánico/colonial entre Alotenango y Escuintla

Figura 6. Mapa de posibles rutas prehispánicas y coloniales que comunicaban a San Pedro Aguacatepeque con la ciudad de Santiago de Guatemala la Costa Sur y los pueblos en los alrededores del volcán de Aguas y de Fuego.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales...

ción geográfica de algunos pueblos coloniales en el Altiplano Central, Santiago de Guatemala y las rutas que los unían. Algunas están descritas en documentos coloniales, otras se encuentran en la bibliografía descrita y algunas más son aportación de la tradición oral y el reconocimiento del terreno que he efectuado a través de los años. Por lo tanto, las rutas que están señaladas no todas son exactas y únicamente se presentan como posibles referencias. Los puntos verdes representan la localización geográfica de los pueblos coloniales; los números en azul identifican el nombre del pueblo; y la línea punteada roja las rutas coloniales y prehispánicas. En el centro del mapa están los volcanes de Agua (lado derecho) y Fuego y Acatenango (del lado izquierdo). Al norte del de Agua el valle del Panchoy; al sur Escuintla y al sur poniente la zona de Cotzumalguapa. Al poniente del Volcán de Agua está el pueblo de San Pedro Aguacatepeque. Hacia el norponiente estaba la ciudad de Santiago de Guatemala. En dirección norte del sitio existían caminos que comunicaban a la región Kaqchiquel de Xeococó, nombre con el que los Kaqchiqueles denominaban a región entre el Volcán de Agua y el Volcán de Fuego, con el altiplano y más allá.

149

Por ejemplo, estaba comunicado con Iximché y la zona Quiché por el camino que iba (y que aún existe) hacia lo que fueron los pueblos coloniales de Ciudad Vieja (3), Parramos, Chimaltenango, Patzicía, Patzún y Iximché. En dirección norte de Alotenango, pasando por San Miguel Dueñas (18) y hacia el poniente de este pueblo, por la ladera norte del Volcán de Acatenango, había una ruta que comunicaba a este pueblo, y por lo tanto también a Santiago de Guatemala, con Yepocápa y Santa Lucía Cotzumalguapa. Dueñas se comunicaba directamente con los sitios Kaqchiqueles de lo que es hoy San Andrés Itzápa y Parramos. Por el lado norte del Volcán de Agua, las rutas prehispánicas comunicaban a Xeococó con Almolonga y el Panchoy. Esta ruta posiblemente pasaba por lo que es hoy la calle principal y el camino que comunica a los pueblos de Ciudad Vieja (2), San Miguel Escobar (lugar en el que estuvo la ciudad de Guatemala, posteriormente destruida por el deslave del Volcán de Agua en 1541, marcada con el 3 en la Figura 6), donde está localizado el sitio Preclásico de Pompeya, y que sigue hacia San Pedro Las Huertas (número 5). De este último pueblo salían dos posibles rutas prehispánicas. Una se dirige al sur, por un

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

150

René Johnston Aguilar

camino que pasaba por el desaparecido pueblo colonial de San Bartolomé Carmona, en lo que es hoy la Finca Carmona, y de allí, hacia el oriente, subiendo por las ladera sur del cerro del Cucurucho había una ruta que iba hacía Amatitlán y otra hacia el sur, donde hoy está ubicado el pueblo de Santa María de Jesús (21) y que baja hacia Palín (22). Estas debieron ser rutas también muy importantes porque comunicaban a esta parte de la región Kaqchiquel con los Pokomám. También hacia el norte, otra iba hacia la zona Kaqchiquel de Chimaltenango y al nororiente hacia Kaminaljuyú.

3. Algunas consideraciones finales La creación de las redes comercio y de distribución de mercaderías a corta y larga distancia fueron fundamentales para el surgimiento de la civilización maya y posteriormente, para la Conquista y la Colonia. Estas rutas de intercambio no solo se utilizaron para comerciar bienes, sino que también fueron rutas de intercambio de personas y de ideas. A través de estas rutas se difundió a través de toda Mesoamérica los rasgos que cada cultura tenía en común, pero que también los diferenciaba entre sí, tanto en la época prehispánica como en la colonial. Muchas de estas fueron

después utilizadas por la Conquista, la Colonia y, aún hoy, se siguen usando. Por lo tanto se puede decir que hay continuidad. Las rutas de intercambio fueron establecidas desde una época muy temprana del Preclásico Formativo. Estas rutas continuaron en uso a través de los distintos periodos hasta llegar al Postclásico Terminal, rutas que fueron ampliadas y mejoradas o abandonadas de acuerdo al auge o decadencia de cada uno de los centros o nudos de distribución. Desde el punto de vista de las mayas, se puede decir que la importancia principal de estas rutas fue la creación de lo más elemental y aglutinante de su civilización: la ideología, razón de ser y de identidad de esa civilización. Situación que también se aprovechó para la Conquista y Colonia, y en ellas se construyeron las ciudades y los pueblos. Al transitar los caminos prehispánicos se descubre que su trazo era lógico y por ello fueron utilizados por tantos siglos. Generalmente tienen: pendientes suaves donde es posible, están localizados donde el paso de los ríos son más estrechos, y los asentamientos humanos se localizaban en lugares estratégicos, tanto para su defensa como para el aprovechamiento de los recursos naturales.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Caminos y rutas prehispánicas y coloniales...

Bibliografía Assenberg, Florine

2004 «Conquered Conquistadors. The Lienzo de Quauhquechollan: a Nahua Vision of The Conquest of Guatemala», CNMS Publications, Leiden. Cortez y Larras, Pedro

1958 Descripción geográfico-moral de la Diócesis de Guatemala. Biblioteca Guatemala, de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, volumen XX. Guatemala. Chinchilla, Oswaldo y René Johnston

2000 Proyecto Arqueológica Cotzumalguapa. Informe Final de la Temporada 1999-2000. Guatemala: Museo Popol Vuh

malguapa, Escuintla». Tesis de Licenciado en Arqueología, Universidad del Valle de Guatemala.

2001bAspectos de Arqueología Histórica en San Juan Perdido Y El Convento, en: XV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología; 2003 «Pueblos Perdidos de la costa sur». Revista Galería, Publicaciones GyT. 2003. Pérez Aguilera, María Luisa. 2001

«Los Caminos Reales de América en la legislación y la Historia», en Memorias del Coloquio Internacional El Camino Real Tierra Adentro, México: Instituto Nacional de Antropología e historia; pp. 310-320.

Fuentes y Guzmán, Francisco Antonio de

Polo Cifuentes, Francis

Johnston Aguilar, René

Recinos, Adrián

1933 Recordación Florida, Biblioteca Goathtemala, Tomos I al III. Sociedad de Geografía e Historia. 2001a «Arqueología Histórica en San Juan Perdido y El Convento, en el área de Cotzu-

151

2009 «Introducción del Título de Alotenango» en: Crónicas Mesoamericanas, Universidad Mesoamericana, Guatemala. 2001 Crónicas Indígenas de Guatemala, Academia de Geografía e Historia de Guatemala, Pu-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

152 blicación Especial 38.

René Johnston Aguilar

1973 Recopilación de Leyes de los Reinos de Indias. Ediciones Cultura Hispania, Madrid. Robinson, Eugenia

1993 Etnohistoria de la formación y desarrollo de la población de San Miguel Dueñas y su comparación con las tierras altas de Chimaltenango. Universidad de San Carlos, Instituto de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Arqueológicas, Guatemala Robinson, Eugenia y Rodrigo Aparicio 1992 «Continuidad de adaptación cultural y ambiental en el valle de Antigua Guatemala y sus alrededores desde épocas prehistóricas hasta nuestros días». En IV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1990 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Brady), pp.276-286. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Stephens, John L.

1969 Incidents of travel in Central America, Chiapas and Yucatan. Volume I, New York: Dover Publications. 2009 «Título de Alotenango» en: Crónicas Mesoamericanas, Universidad Mesoamericana, Guatemala. Van Akkeren, Ruud

2007 La visión indígena de la conquista, Serviprensa. Vázquez, Francisco.

1937 Crónica de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Guatemala”, Biblioteca Goathemala de la Sociedad de Geografía e Historias, XIV. Ximénez, Fray Francisco

1971 Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, Orden de Predicadores, Biblioteca Goathemala, Sociedad de Geografía e Historia.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

153

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre en una región de confines Sébastien Perrot-Minnot, Philippe Costa y Ligia Manzano

Resumen Los pueblos que ocupaban las montañas de Chalatenango en el momento de la llegada de los españoles y antes de este suceso, siguen envueltos en las nieblas de la historia. La información brindada al respecto por las fuentes etnohistóricas es muy limitada; no obstante, provee valiosos indicios que pueden ayudar a determinar la afiliación cultural y lingüística de los autores del arte rupestre de la Cueva del León. Por medio de una alianza entre la Universidad de El Salvador, la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural y el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, se realizó una visita al sitio de la Cueva del León en febrero de 2010 para investigar un aspecto particular del patrimonio prehispánico de La Montañona: el arte rupestre. Palabras claves: Arte rupestre, petrograbados, Postclásico

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

154 1. Introducción

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

La superficie de la República de El Salvador es la más pequeña de Centroamérica; sin embargo, revela, en sus 21,041 km2, poderosos contrastes geográficos; algunos de ellos se pueden apreciar al viajar de San Salvador al departamento de Chalatenango, pasando de los llamados «valles internos» —limitados al sur por la cadena volcánica— a las imponentes «montañas del norte», que en ciertos lugares evocan una verdadera muralla (sobre las unidades topográficas de El Salvador, ver Williams [1955]). Estas montañas, que cubren la mayor parte del departamento de Chalatenango, se yerguen en la frontera con Honduras, culminando en el Cerro El Pital (2,730 m s.n.m.), el punto más elevado de El Salvador. Son constituidas esencialmente por rocas volcánicas, pero cabe mencionar también la presencia de reducidas bolsas de rocas sedimentarias (como las calizas, el cuarzo y las areniscas) e intrusivas (como los granitos y las dioritas). La topografía muestra a menudo pendientes abruptas y valles encajonados, flanqueados por riscos.

Las montañas del norte, una de las regiones más lluviosas de El Salvador, son surcadas por numerosos ríos (permanentes o temporales), siendo los más importantes el río Lempa —que atraviesa

el país antes de echarse al Océano Pacífico— y uno de sus tributarios, el Sumpul.

A pesar de la actividad agrícola y ganadera, el área ha conservado grandes extensiones de un bosque húmedo subtropical, donde se reconoce una notable diversidad de árboles (entre los cuales se pueden mencionar los chaparros, conacastes, nances, guayabos y pinos). En estos bosques hormiguea una fauna que comprende venados de cola blanca, conejos, gatos de monte y múltiples especies de aves, reptiles e insectos. Cabe notar que diferentes proyectos ambientalistas y ecoturísticos se están desarrollando en las montañas de Chalatenango, como por ejemplo en la mancomunidad de La Montañona, que une a los municipios de Chalatenango, Comalapa, Ojos de Agua, El Carrizal, La Laguna, Las Vueltas y Concepción Quezaltepeque. La riqueza de La Montañona no es solamente natural sino que también cultural. Al respecto, un importante pero todavía poco estudiado legado arqueológico descansa en esta verde y accidentada comarca. Dicho legado proporciona llaves para el conocimiento de la historia de los antiguos indígenas en una región que, como lo veremos en más detalle a continuación, ya se situaba en el paso de fronteras antes de la llegada de los conquista-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

155

Figura 1. Localización de la Cueva del León y otros sitios con arte rupestre en El Salvador. Mapa de Philippe Costa.

Figura 2. Ubicación del sitio de la Cueva del León en la hoja «Chalatenango 2458 III» del Instituto Geográfico Nacional “Ing. Pablo Arnoldo Guzmán”. Fuente: Ficha de Sitio Arqueológico elaborada por el Programa Binacional de Desarrollo Fronterizo Honduras-El Salvador [2005]. (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

156

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

dores españoles a las tierras salvadoreñas (en 1524).

Decidimos investigar un aspecto particular del patrimonio prehispánico de La Montañona: el arte rupestre. Es así que el 7 de febrero de 2010, realizamos una visita al sitio de la Cueva del León, un abrigo rocoso cubierto con petrograbados, ubicado en el municipio de Concepción Quezaltepeque, cerca del caserío La Montañona [Figuras 1, 2]. El estudio de las manifestaciones gráficorupestres se efectuó con la autorización de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural de El Salvador y en el marco de la cooperación científica entre la Universidad de El Salvador y el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) del Ministerio francés de Asuntos Exteriores. En dicha visita nos acompañaron el Sr. Hugo Chávez, técnico del Departamento de Arqueología de la Secretaría de Cultura de El Salvador, y un miembro de la comunidad local, el Sr. Juan Carlos Calderón.

Se procedió a medir el abrigo de la Cueva del León y a sacar fotografías a color y con escala de los petrograbados, en la perspectiva de un dibujo, retomando un método que hemos usado con éxito para varios otros sitios rupestres del país [cf. Costa, 2007; Perrot-Minnot, Costa y Manzano, 2009; Perrot-Min-

not, 2010]. Como en anteriores ocasiones, nos interesamos específicamente por la definición de estilos rupestres y el aporte del arte rupestre en la definición de entidades culturales prehispánicas. Estas cuestiones revisten una dimensión particular en una región de antiguas fronteras. Luego de haber expuesto algunos datos etnohistóricos referentes al actual departamento de Chalatenango, presentaremos una síntesis de las diversas investigaciones que ya se llevaron a cabo sobre el rico arte rupestre de la región, antes de abordar el estudio del sitio y los petroglifos de la Cueva del León. 2. Datos etnohistóricos

En muchos aspectos, los pueblos que ocupaban las montañas de Chalatenango en el momento de la llegada de los españoles y antes de este suceso, siguen envueltos en las nieblas de la historia. La información brindada al respecto por las fuentes etnohistóricas es muy limitada; no obstante, provee valiosos indicios que pueden ayudar a determinar la afiliación cultural y lingüística de los autores del arte rupestre de la Cueva del León. Para entender bien los testimonios etnohistóricos, es preciso tener en mente lo que fueron la

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

conquista del señorío de Cuscatlán y sus consecuencias. En 1524, al frente de un ejército compuesto de tropas españolas y fuerzas auxiliares indígenas, el capitán Pedro de Alvarado incursionó en el territorio de los pipiles de Cuscatlán y tomó su capital epónima, la ciudad de Cuscatlán. Así cayó un estado bien organizado que se extendía en unos 7,000 km2 y se podía comparar con los grandes estados mayas protohistóricos de las tierras altas de Guatemala; de hecho, se sabe que a la víspera de la conquista española, los cuscatlecos estaban en guerra contra los mayas kaqchikeles de Iximché [Amaroli, 1986; 1991]. Los conquistadores ibéricos fundaron una primera «Villa de San Salvador» en 1525, tal vez en el lugar de la antigua Cuscatlán. Pero debido a una sublevación de la provincia pipil, esta localidad fue abandonada, y tras la pacificación llevada a cabo por un primo de Pedro de Alvarado (Diego de Alvarado), una nueva Villa de San Salvador (designada posteriormente como Ciudad Vieja) fue fundada en 1528, a 8 km al sur de Suchitoto. Diecisiete o dieciocho años más tarde, la tercera Villa de San Salvador fue establecida donde se encuentra la actual capital de la República de El Salvador. Luego de la campaña llevada a cabo por Diego de Alvarado, los españoles empezaron a con-

157

signar informaciones acerca de los pueblos tributarios de la nueva provincia de San Salvador, a veces llamada «San Salvador de Cuscatlán». La extensión de dicha provincia, en 1528, debía corresponder aproximadamente a la del antiguo Estado de Cuscatlán, a la excepción de unos pueblos adicionales [Amaroli, 1991: 44].

Una relación escrita por el obispo de Guatemala Francisco Marroquín (1532), y mediante la descripción de los pueblos encomendados de la provincia de San Salvador, así como la relación escrita por Alonso López de Cerrato en ocasión de la realización de la primera tasación (en 1548), muestran que en el actual departamento de Chalatenango cohabitaban poblados pipiles y «chontales». Este último término significa «extranjeros» en nahuat y se refería en este contexto a las poblaciones no cuscatlecas, es decir, chortis o lencas [Amaroli, 1991; Stanislawski, s. f.].

Cuando Marroquín redactó su informe, en 1532, el territorio chalateco ya formaba parte de la provincia de San Salvador [Figura 3]. En la época prehispánica, sin embargo, el mismo territorio parece haber permanecido en su mayor parte fuera del Estado de Cuscatlán; Amaroli [1991: 61] indica que: Nada se sabe acerca de las relaciones entre Cuscatlán y sus

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

158

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

Figura 3. Pueblos tributarios de la Villa de San Salvador, en 1532, con el número de casas [Amaroli 1991].

Figura 4. Paisaje en el área de la Cueva del León. Foto: Sébastien PerrotMinnot. La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre... vecinos chontales, es decir, los pueblos chortís del norte y los pueblos lencas del este y el noreste. Se supone que la organización social de los lencas no sobrepasaba el nivel de comunidad y no tenía integración regional. Quizás por tal razón a los españoles les fue tan difícil conquistarlos. En 1532, varios pueblos lencas se encontraban en guerra y, en muchos casos, sus encomenderos no se habían atrevido a visitarlos. La mayoría de los centros Chortis también se encontraban en guerra, hecho interesante en vista de la supuesta subyugación de Citalá, apenas dos años antes.

159

referido municipio, apenas a una docena de kilómetros del antiguo pueblo pipil de Chacalingo [Fowler, 1989: 172; Figura 3]. Como lo vemos, la Cueva del León, especialmente si se confirma su datación postclásica, ofrece una excelente oportunidad para estudiar el arte rupestre en un contexto de fronteras culturales y políticas.

En el caso particular del pueblo de Quezaltepeque (el actual pueblo de Concepción Quetzaltepeque, en la jurisdicción del cual se encuentra el sitio de la Cueva del León), se trataba, en el tiempo de la Relación Marroquín, de un asentamiento chontal en estado de guerra [Amaroli, 1991: 47], aunque el topónimo sea nahuat. Lardé y Larín [2000: 124] escribe que el pueblo de Concepción Quezaltepeque «está situado en un área geográfica ocupada desde tiempos inmemoriales por tribus lencas, pero influenciadas en épocas más recientes por los chortis, pipiles y ulúas». La Cueva del León está ubicada al suroeste del

Cabe notar que al final de la época precolombina, esta comarca de confines y turbulencias tenía, de hecho, una débil densidad de población. Fowler [1988: 112] estima que en el momento de la Conquista, entre 36,000 y 53,000 personas vivían en las Montañas del Norte (Chalatenango, Cabañas y Morazán) pero estas cifras deber considerarse tomando en cuenta las drásticas bajas demográficas conllevadas por las epidemias esparcidas por los españoles a principios del siglo XVI (y que precedieron la llegada de los conquistadores ibéricos). 3. Antecedentes del estudio del arte rupestre en Chalatenango

La primera mitad del siglo XX se caracterizó por el establecimiento y la publicación de inventarios de sitios arqueológicos de la República de El Salvador. Esta tendencia continuó, en cierta forma, los esfuerzos

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

160

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

que se dieron a finales del siglo XIX para definir y registrar con precisión los límites y diversos aspectos del territorio salvadoreño (en estas empresas geográficas participaron investigadores que tenían también un notable interés por la historia y la arqueología, como en el caso de Santiago Barberena).

En su Índice provisional de los lugares del territorio salvadoreño en donde se encuentran ruinas u otros objetos de interés arqueológico, Jorge Lardé [1926: 216, 217] incluye tres sitios de arte rupestre del departamento de Chalatenango: Cotei (petrograbados), El Fraile (petrograbados) y la Cueva del Ermitaño (pinturas). Al igual que la Cueva del León, Cotei se encuentra en una colina de la jurisdicción de Concepción Quezaltepeque. El mismo año del índice de Lardé sale una «Lista de sitios arqueológicos de El Salvador», publicada por Samuel K. Lothrop. El investigador de la Instituto Carnegie (Washington) menciona, en Chalatenango, las manifestaciones grafico rupestres del Cerro de la Peña. En 1944, John Longyear (con la colaboración de Stanley Boggs, y basándose en observaciones de campo, testimonios y trabajos anteriores) publica el inventario arqueológico más rico que se haya realizado hasta entonces, clasificando los sitios por departamento.

Para el de Chalatenango, reporta varios sitios rupestres: Cotei, El Fraile, la Cueva del Ermitaño y el Cerro de la Peña [Longyear, 1944: 76]. De los tres primeros sitios, Longyear dice tener la información de Jorge Lardé, mientras los datos sobre el Cerro de la Peña provienen del Prontuario geográfico, comercial, estadístico y servicios administrativos de El Salvador, del general José Tomás Calderón [1939]. A estas obras de inventario hay que agregar las misiones del Museo Nacional, llevadas a cabo en los años sesenta y cuyo propósito era el registro del patrimonio rupestre de El Salvador. Muy poco fue publicado al respecto [cf. Muna, 1963-1967 : 77, fig. 1-7]. En la Cueva del Ermitaño, Coladan [1999] señala una inscripción que se refería a una misión efectuada en el sitio por un equipo del Museo Nacional en 1965.

En las décadas setenta y ochenta, las referencias al arte rupestre de Chalatenango se hicieron más escasas. Los trabajos de campo eran entonces obstaculizados por los efectos del conflicto interno, particularmente sensibles en las Montañas del Norte. Sin embargo, en 1979, en una bibliografía anotada sobre el arte rupestre del México oriental y Centroamérica, Matthias Strecker menciona los lugares rupestres de Chalatenango que había

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

señalado Lardé [1926], llamando la atención de más investigadores.

Entre estos investigadores están Elisenda Coladan y Paul Amaroli, quienes estudiaron juntos varios sitios rupestres de El Salvador durante los años noventa. En Chalatenango, visitan la Cueva del Ermitaño, en 1998, y concluyen que las pinturas del lugar son «bastante originales» [Coladan y Amaroli, 2008: 166; Coladan 1998, 1999].

En 2000, el historiador Jorge Lardé y Larín (hijo de Jorge Lardé) publica el libro El Salvador, historia de sus pueblos, villas y ciudades, donde presenta diversas informaciones geográficas, etnológicas, históricas, arqueológicas de los municipios de El Salvador, haciendo mención de varios sitios de arte rupestre. En la sección dedicada a la jurisdicción de Concepción Quezaltepeque, se refiere a un «petrograbado que asemeja una puerta» en la «falda Oeste del cerro Cotei» [Lardé y Larín 2000: 125]. Los años 2000 se caracterizan por un notable desarrollo de los estudios sistemáticos del arte rupestre en El Salvador. En 2004 y 2005, en el marco del proyecto «Historia de las Artes Plásticas en El Salvador», investigadores de la Universidad de El Salvador (entre los cuales, Ligia Manzano y Fabio Amador) visitan, en el departamento de Chalatenango, los sitios

161

rupestres de la Cueva del Ermitaño y El Tablón (petrograbados).

En 2006 y 2007, expertos del Departamento de Arqueología del extinto Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura), la Universidad de El Salvador y la Universidad Tecnológica de El Salvador, estudian diversos sitios rupestres chalatecos, incluyendo la Cueva del Ermitaño, el Cerro de la Peña, El Tablón, Las Huertas, Loma Colorada y la Cueva del León (que Ligia Manzano, visita en 2007); parte de estas investigaciones se llevan a cabo en el marco del Proyecto Arte Rupestre de El Salvador (PARES), que en sus distintas etapas asoció el Departamento de Arqueología con las dos casas de estudios antes mencionadas [Manzano y Pérez, 2006; Escamilla, 2007; EDH, 2-3-2006]. En un artículo dedicado a las manifestaciones gráfico-rupestres de las Montañas del Norte, Marlon Escamilla [2007] indica que no se encontró material cultural «como fragmentos cerámicos o líticos» en El Tablón ni en la Cueva del Ermitaño, de tal manera que resulta difícil pronunciarse sobre la temporalidad de estos dos importantes sitios. A propósito de la Cueva del Ermitaño, el sitio rupestre que más notoriedad adquirió en el departamento de Chalatenango, sus repre-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

162

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

sentaciones de manos fueron estudiadas en el marco de una tesis de maestría en Historia del Arte, preparada por Félix Alejandro Lerma Rodríguez en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en 2009. Este autor sugiere como hipótesis un fechamiento al Clásico Tardío o al Postclásico Temprano de las pinturas de la Cueva del Ermitaño [Lerma Rodríguez, 2009: 36]. A estas investigaciones hay que sumar las del estudiante en Arqueología (de la Universidad Tecnológica de El Salvador) Ismael Crespín, quien en 2006, visitó 7 sitios con arte rupestre del área de la mancomunidad de La Montañona (la Peña Blanca, el Cerro Vivo, el Tablón, las Huertas, los Naranjos, el Sicahuite y la Cueva del León), enfocando su interés en la iconografía y el simbolismo de las manifestaciones gráficas [Crespín, 2006]. El sitio de la Cueva del León fue también registrado en 2005, por el Programa Binacional de Desarrollo Fronterizo Honduras-El Salvador, apoyado por la Unión Europea. La ficha correspondiente estipula que «no se encontró material arqueológico en superficie, en una prospección de 100 m de diámetro de las rocas con grabados». En síntesis, constatamos que el arte rupestre de Chalatenango ha sido objeto de pocas investi-

gaciones, lo que se podría explicar al menos parcialmente por los problemas generados por la guerra interna en las décadas de los setenta y ochenta, y por las dificultades de acceso a los sitios, en una región rural donde, hasta hoy, las infraestructuras han permanecido muy limitadas. En la mayoría de los casos, las investigaciones sobre sitios rupestres chalatecos se realizaron en el marco de proyectos más amplios, que abarcaban sitios de otros departamentos y buscaban el establecimiento de inventarios arqueológicos. Hasta la fecha, muy poco se sabe de la cronología, la afiliación cultural y el significado de los petrograbados y los pictogramas. 4. Contexto geográfico y características generales del Sitio de la Cueva del León

La Cueva del León es en realidad un abrigo rocoso situado a menos de 500 m de la cancha de fútbol del caserío La Montañona. Se encuentra en una altitud de 1,300 m s. n. m, y sus coordenadas son: 14o 07’ 32,3’’ de latitud norte y 88o 55’ 0,6’’ de longitud oeste. El abrigo está localizado en la parte superior de un cerro, y en la abrupta falda de una quebrada en el fondo de la cual corre un riachuelo durante la temporada lluviosa [Figura 4]. Esta información

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

163

Figura 4. Paisaje en el área de la Cueva del León. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

Figura 5. El abrigo rocoso de la Cueva del León. Foto: Sébastien Perrot-Minnot. (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

164

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

topográfica podría ayudarnos a entender la función y el significado de las manifestaciones gráfico rupestres; las mismas, efectivamente, estaban ubicadas en un área de ruptura del paisaje y aparentemente, a cierta distancia de cualquier asentamiento. Cabe agregar que frente a la Cueva del León, al otro lado de la quebrada, se yergue un cerro cuya cumbre es dividida en dos, ofreciendo un punto de referencia para observaciones del cielo. En El Salvador, diversos sitios de arte rupestre se encuentran en las pendientes de valles encajonados y quebradas [Perrot-Minnot, Costa y Manzano, 2009, para los casos de los sitios de El Letrero y Las Caritas, en el departamento de Ahuachapán]. La Cueva del León tiene una longitud de 24.5 m, una altura de 4.3 m y una orientación general noreste-suroeste. Su pared es irregular y presenta varias grietas [Figura 5]. El análisis de un fragmento de roca de la Cueva del León, efectuado en mayo de 2010 por el Centro de Investigaciones y Aplicaciones Nucleares de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de El Salvador, revela que la roca es de origen volcánico y que contiene aluminio, silicio, potasio, calcio, escandio, titanio y vanadio (según el informe de Luis Ramón Portillo, analista responsable). El paredón muestra, en superficie, di-

ferentes tonos de beige, café, gris y rosado morado.

La Cueva del León exhibe grabados en una franja de 13.50 m de largo y hasta 1.30 m de alto, con respecto al nivel actual del piso. Los grabados ocupan cinco sectores de superficie relativamente lisa (que designaremos como los paneles 1 a 5, del noreste al suroeste), delimitados por la morfología de la pared y situados a diferentes alturas. Las manifestaciones gráfico-rupestres están en un estado de conservación precario, por la erosión de la roca, la presencia de líquenes, rayas de machetes (en el panel 5) y algunos trazados modernos de color negro, ejecutados para realzar la figura de un “león”, en el panel 1 (Figura 6). Según nuestro guía, Juan Carlos Calderón, habitante del caserío La Montañona, no se tiene memoria de pinturas rupestres. La misma persona nos explicó que los miembros de la comunidad relacionan los enigmáticos grabados de la Cueva del León con los antiguos indígenas. Lamentablemente, no pudimos observar ningún otro tipo de vestigio arqueológico en las inmediaciones del sitio. Según el señor Calderón, hace 10 años, un norteamericano realizó una excavación en un pequeño abrigo ubicado a unos 20 m de la Cueva del León, más arriba, en la falda de la que-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

165

Figura 6. Motivo grabado realzado de negro en la época moderna e interpretado como la figura de un león. Foto: Sébastien PerrotMinnot.

Figura 7. Cavidad pequeña evocando un nicho, cerca de la Cueva del León. Foto: Sébastien Perrot-Minnot. (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

166

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

Figura 8. Los petrograbados de la Cueva del León. Dibujo: Philippe Costa.

Figura 9. Petrograbados del panel 1. Dibujo: Philippe Costa.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

brada; habría hallado algunas figurillas allí. En dicho lugar se ven una reducida anfractuosidad (de 50 cm de alto) así como una cavidad tal vez artificial, evocando un nicho [Figura 7].

A unos kilómetros de la Cueva del León, en un terreno particular del caserío Brisas de la Paz (conocido también como El Camalote), observamos un grupo de montículos bajos revestidos de piedras escogidas. Pero no encontramos en la superficie vestigios diagnósticos que nos permitan fechar el sitio.

6. Los petrograbados de la Cueva del León Las representaciones gráfico-rupestres de la Cueva del León solo consisten (según lo que se puede ver hoy) en una veintena de motivos grabados, claramente delimitados y distribuidos en cinco paneles, en una franja horizontal (Figura 8). No se observan aquí la densidad, la abundancia y la complejidad que caracterizan los grabados de otros sitios rupestres de El Salvador, tales como los de la Pintada de Titihuapa (San Vicente) o de la Pintada de San José Villanueva (La Libertad). El panel 1 (Figura 9) incluye las representaciones que dieron su nombre al sitio; se aprecia una serie de rostros hoy interpretados

167

como los de un león. La técnica del grabado es la de la abrasión, consistiendo los petroglifos en surcos poco profundos. Al observar los motivos en detalle, se pueden identificar cinco pares de ojos (bajo la forma de círculos con un punto en el centro) y un rostro de un estilo distinto, abajo a la derecha. En el mismo, los ojos son marcados por simples puntos en lugar de círculos concéntricos; además, el rostro es erizado con línea pequeñas que podría representar el cabello. Entre todas las caras de este panel, la más grande y mejor conservada –la segunda partiendo de la izquierda- muestra un par de círculos concéntricos, que conforman los ojos, y un ovalo aplastado y rayado que se interpreta como la boca con su dentadura. En cada lado de la boca, volutas podrían figurar bigotes.

Esta cara, y las demás con los pares de ojos en forma de círculos concéntricos, se asemejan a petrograbados de los sitios de El Letrero, en el departamento de Ahuachapán [Perrot-Minnot, Costa y Manzano 2009], y del lago de Güija, en el departamento de Santa Ana [A. Stone 1998]. En estos últimos sitios, las manifestaciones grafico rupestres fueron atribuidas al Postclásico (900-1524 d. C.). El motivo en cuestión recuerda las representaciones del dios mexicano de la lluvia y el relámpago, Tlaloc,

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

168

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

Figura 10. Panel 2. Foto: Philippe Costa.

Figura 11. Petrograbados del panel 2. Dibujo: Philippe Costa.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

cuyo culto en la Mesoamérica suroriental tuvo su auge durante el Postclásico Tardío (1200-1524 d. C.).

El panel 2 (Figuras 10, 11) presenta el estado de conservación más crítico; exfoliaciones han provocado la desaparición de parte de los petrograbados. Los grabados han sido ejecutados por abrasión y están constituidos por surcos poco profundos, pero homogéneos, a la diferencia de los grabados del panel 1, donde cada rostro presenta cierta diferencia de profundidad de los surcos. El panel 2 muestra dos motivos. Uno es abstracto y se compone de un elemento rectangular y de una línea terminada por una voluta. El otro, compuesto por líneas curvas y rectas, parece representar una cabeza de reptil (¿serpiente?) de perfil, con una espiral en el ojo y la boca abierta hacia la izquierda. Este último motivo se puede comparar con representaciones reptiles de varios otros sitios rupestres de El Salvador, Honduras [cf. D. Stone 1957: 91, McKittrick 2008: 182, 183, 189] y Guatemala [cf. Mata Amado 2004, Perrot-Minnot 2007, Robinson 2008]. En El Salvador, dicho motivo recuerda especialmente petrograbados de El Letrero, en la sierra costera de Ahuachapán, Igualtepeque, en el lago de Güija, y la Piedra Labrada de Zacatecolu-

169

ca, en la planicie costera central de El Salvador; en estos tres lugares, se propuso para las referidas representaciones un fechamiento al Postclásico [cf. A. Stone 1998, Coladan y Amaroli 2008: 167, PerrotMinnot, Costa y Manzano 2009].

El panel 3 (Figura 12), situado muy cerca (a menos de 60 cm) del panel 2, y en una posición central con respecto al conjunto de los petrograbados de la Cueva del León, revela una figura zoomorfa parada sobre una línea horizontal que se podría identificar como un piso, y debajo de esta línea, a la derecha, un motivo abstracto. La técnica utilizada aquí es distinta a la que observa en los dos paneles precedentes, ya que los grabados han sido obtenidos picoteando la superficie de la roca con una herramienta punzante, para delinear los motivos. Se trata de una técnica poco usual en el arte rupestre El Salvador, a la diferencia de la abrasión. La figura zoomorfa del panel 3 está erguida en dos patas, con las manos levantadas hacia un tipo de disco aplanado de contorno picoteado. Esta criatura muestra una cola en forma de voluta y lo que podría ser un falo desproporcionado. El conjunto podría constituir una escena de orante. La figura zoomorfa y la técnica empleada, con una herramienta punzante, recuerdan otros sitios rupestres, ubicados

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

170

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

Figura 12. Petrograbados del panel 3. Dibujo: Philippe Costa.

Figura 13. Petrograbados del panel 4. Dibujo: Philippe Costa.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

171

en la orilla del Río Lempa, como los de la Pintadota Las Brisas, en el departamento de Usulután [Jarquín y Martínez 2007].

representar a guerreros o cazadores.

Ambas figuras están compuestas por dos elementos cerrados y redondeados, para la cabeza y la panza, y líneas sencillas, para los brazos y las piernas (o las patas), en posición abierta. La doble voluta debajo del individuo de la derecha podría ser una cola, pero también, un símbolo del agua. Esta última interpretación acreditaría la identificación de las dos figuras como ranas. Las representaciones del panel 4 recuerdan varios motivos de la Cueva Pintada de Ayasta (en el departamento de Francisco Morazán, Honduras), mostrando animales y tal vez chamanes con atributos zoomorfos [Rodríguez Mota, Figueroa y Juárez Silva 2003; Rodríguez Mota 2007]. Los dos individuos de la Cueva del León se comparan también con pictogramas de Yaguacire, en el departamento de Francisco Morazán, en Honduras; según McKittrick [2008: 180], estos pictogramas podrían

El panel 5 (Figura 14), a la extrema izquierda del campo grabado de la Cueva del León, representa dos seres zoomorfos parados, parecidos uno al otro pero de tamaños distintos (siendo el de la izquierda más grande). La técnica de grabado es la misma que en los paneles 3 y 4.

El panel 4 (Figura 13) representa dos figuras muy parecidas, con un aspecto antropomorfo y/o zoomorfo. La figura de la derecha es un poco más grande que la otra, y está sobre una doble voluta. La técnica de grabado es la misma que la del panel precedente.

La posición de las dos figuras del panel 4, una a la par de la otra, expresa tal vez una secuencia, la evolución de una entidad desde su forma más pequeña hacia su forma más desarrollada. Tal secuencia se encontraría en el sitio de Las Brisas, con la asociación de un par de motivos zoomorfos [Jarquín y Martínez 2007].

El tamaño de la panza de la criatura de la izquierda hace pensar en un animal embarazado. Este tema aparece en las pinturas rupestres de la Casa de las Golondrinas, en el departamento de Sacatepéquez, en Guatemala [Robinson 2001]; y en el sitio ya mencionado de Yaguacire, en Honduras, los pictogramas incluyen la representación de una mujer embarazada [McKittrick 2008: 181]. El tema constituye una referencia al concepto más general de fertilidad. La figura de la derecha, en el panel 5 de la Cueva del León, es más difícil de interpretar, por sus

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

172

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

Figura 14. Petrograbados del panel 5. Dibujo: Philippe Costa.

diversas excrecencias. Algunas de las mismas podrían representar patas, un pico y una cola. El panel 5 expresa posiblemente, al igual que el panel 4, algún tipo de secuencia. Se nota una cruz al lado derecho del panel. Se trata talvez de una herencia del período colonial o moderno, durante los cuales cruces han sido plasmadas sobre sitios rupestres, para bendecir lugares donde se celebraban antiguos ritos paganos. Tales cruces se encuentran, por ejemplo, en La Koquinca, en el departamento de Morazán. Sin embargo, en la Cueva del León, un origen prehispánico del petrograbado no puede ser excluido.

Conclusión

La Cueva del León ilustra, a su manera, la riqueza del arte rupestre de las Montañas del Norte de El Salvador, y especialmente la del departamento de Chalatenango. Aunque no muestre una profusión de petroglifos, los mismos revelan una interesante variedad técnica e iconográfica. Las manifestaciones grafico-rupestres de la Cueva del León son bastante originales y difícilmente se podrían comparar con las de otros lugares de Chalatenango. No obstante, hemos señalado analogías consistentes (incluso, en términos de asociaciones de moti-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

vos) con varios sitios rupestres, y en particular, con El Letrero, en El Salvador, y Yaguacire, en Honduras. Lamentablemente, hasta la fecha, no ha sido posible asociar las representaciones rupestres de la Cueva del León con otros tipos de vestigios, para lograr una datación. Sin embargo, nuestro estudio comparativo apuntaría hacia un fechamiento al Postclásico. El hecho de que la Cueva del León haya estado aparentemente alejada de cualquier asentamiento humano se relaciona quizás con su carácter sagrado. Pudo fungir como lugar de peregrinación. Por otra parte, es interesante notar que ciertos templos de los lencas del siglo XVI se habrían encontrado fuera de los pueblos [Chapman 1978: 27]. La iconografía de la Cueva del León parece referirse al agua y a la fertilidad, pero podría también revestir un significado sociopolítico, en una zona montañosa y al paisaje parcelado que se partían, en el Postclásico, los pipiles y los “chontales” (lencas y chortís). Las antiguas divisiones políticas y culturales de esta zona de confines y fronteras parecen reflejarse en la diversidad de los estilos rupestres de las Montañas del Norte, así como en las analogías que se pueden establecer con diferentes áreas culturales (pipiles, lencas, mayas…),

173

mesoamericanas y no mesoamericanas. En la iconografía rupestre de la Cueva del León, ciertos motivos, como la cabeza de serpiente o la figura evocando a Tlaloc, podrían haber constituido símbolos de poder, distintivos de una dinastía local. Como lo expresa muy acertadamente Jean Clottes [2009]: “La primera [función del arte rupestre] es la afirmación de una presencia, que se trate de un individuo o de un grupo constituido, cuyos símbolos pertenecen a la tribu o al clan, del los cuales refuerzan el poder y la cohesión. Estos símbolos, estos signos, humanos o animales, marcan las fronteras naturales y el territorio tradicional, al mismo tiempo que dan un sentido al paisaje”. En varias partes del mundo, como por ejemplo en Costa Rica [Hurtado de Mendoza y Gómez Fallas 1984; Fonseca y Acuña Coto 1986; Zilberg 1986], se realizaron estudios profundizados sobre la relación entre el arte rupestre y la problemática de las fronteras territoriales, sociales y simbólicas. En el caso del arte rupestre de Chalatenango, Lerma Rodríguez [2009: 35] evoca la posibilidad de que los creadores de las pinturas de la Cueva del Ermitaño “estuvieron dotando de significado a un espacio dotado de una frontera natural”. Sería pertinente desarrollar tales reflexiones en El Salvador, un país

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

174

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

con un territorio contrastado y parcelado, y un prodigioso legado rupestre. Bibliografía

Alfaro, Claudia y Marielba Herrera 2008 «Sitio El Letrero: un espacio sagrado con grafías rupestres». Ponencia presentada en el IX Coloquio Guatemalteco de Arte Rupestre (Guatemala, septiembre de 2008). Amaroli, Paul 1986 «En la búsqueda de Cuscatlán. Un proyecto etnohistórico y arqueológico». Patronato Pro-Patrimonio Cultural (informe). San Salvador.

1991 «Linderos y geografía económica de Cuscatlán, provincia pipil del territorio de El Salvador». En: Mesoamérica, 12 (21): 41-70. Amaya Amaya, Miguel Ángel 1985 Historia de Cacaotera. Dirección de Publicaciones. San Salvador.

Barberena, Santiago 1998 Monografías departamentales. Academia Salvadoreña de la Historia / CONCULTURA.

San Salvador. (Edición original: 1910).

Baron Castro, Rodolfo 1942 La población de El Salvador. Madrid.

Calderón, José Tomás 1939 Prontuario geográfico-comercial estadístico y servicios administrativos de El Salvador. San Salvador. Clottes, Jean 2009 L’art rupestre dans le monde. Clio. Paris. 2009.

Coladan, Elisenda 1998 «Nuevos datos sobre el arte rupestre de El Salvador». Informe preliminar presentado a CONCULTURA. San Salvador. 1999 «Nuevos datos sobre el arte rupestre de El Salvador». Ponencia presentada en el 12th International Rock Art Congreso (IFRAO), 1999. Ripon, Wisconsin.

Coladan, Elisenda y Paul Amaroli 2008 «Las representaciones rupestres de El Salvador». En: Arte rupestre de México oriental y Centro América (M. Künne y M. Strecker, eds.): 157-169. Gebr. Mann Verlag. Berlin. 2ª ed.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

Cortés Y Larraz, Pedro 1958 Descripción geográfico-moral de la diócesis de Guatemala. Biblioteca “Goathemala” de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, vol. 20. Guatemala. (Escrito en 1770). Costa, Philippe 2007 «Los petrograbados de la Cueva de los Fierros (Departamento de Cabañas, El Salvador)». Ponencia presentada en el VIII Coloquio Guatemalteco de Arte Rupestre (Universidad de San Carlos de Guatemala, septiembre de 2007). 2010 Historiographie de l’art rupestre au Salvador. Tesis de maestría. Universidad de París 1 (Panthéon-Sorbonne). París.

Crespin, Ismael 2006 «Informe sobre posibles yacimientos arqueológicos de la micro-región de la Montañona, Chalatenango». Instituto para el Rescate Ancestral Indígena Salvadoreña. Informe entregado al Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA). San Salvador.

175

Chapman, Anne 1978 Los Lencas de Honduras en el siglo XVI. Estudios Antropológicos e Históricos, 2. Instituto Hondureño de Antropología e Historia. Tegucigalpa. Escamilla, Marlon 2007 «Las montañas del norte y sus manifestaciones gráfico rupestres». Temporada 2007, Proyecto de Arte Rupestre de El Salvador. Ponencia presentada en el II. Congreso Centroamericano de Arqueología en El Salvador (San Salvador, octubre de 2007).

Fonseca Zamora, Oscar y Víctor Acuña Coto 1986 «Los petroglifos de Guayabo de Turrialba y su contexto». En: Prehistoric Settlement Patterns in Costa Rica (Frederick W. Lange y Lynette C. Norr, eds.), Journal of the Steward Anthropological Society, 14 (1/2): 236-254. Urbana. Fowler, William R.

1988 «La población nativa de El Salvador». En: Mesoamérica, Vol. 15 : 79-116.

1989 The Cultural Evolution of Ancient Nahua Civilizations:

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

176

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

The Pipil-Nicarao of Central America. University of Oklahoma Press. Norman.

Hurtado de Mendoza, Luis y Gómez Fallas, José 1984 «Breve descripción comparativa de dos regiones arqueológicas en Costa Rica: Guayabo de Turrialba y Ta Lari de Pacuare». En: Vínculos, 11 (12): 67-99. Museo Nacional de Costa Rica. San José.

Jarquín Pacheco, Ana María y Enrique Martínez Vargas 2007

«Análisis de los petrograbados de las riberas del río Lempa: la Cueva del Toro, Las Brisas, La Pintadota, Las Cruces y El Arrimadero». Ponencia presentada en el II. Congreso Centroamericano de Arqueología, Museo Nacional de Antropología «Dr. David J. Guzmán», San Salvador, octubre de 2007.

Kunne, Martin 2008

«Arte rupestre de Costa Rica». En: Arte rupestre de México oriental y Centro América (M. Künne y M. Strecker, eds.): 217-239. Gebr. Mann Verlag. Berlin. 2ª edición.

Lardé, Jorge 1926

«Indice provisional de los lugares del territorio salvadoreño en donde se encuentran ruinas u otros objetos de interés arqueológico». En: Revista de Etnología, Arqueología y Lingüistica, t. I, nos. 3 y 4 : 213-221. San Salvador.

Lardé y Larín, Jorge 2000 El Salvador, historia de sus pueblos, villas y ciudades. Biblioteca de Historia Salvadoreña, vol. 4. CONCULTURA. San Salvador.

Lerma Rodríguez, Félix Alejandro 2009 «Las manos de la Cueva del Ermitaño, El Salvador. Indagaciones espaciales en arte rupestre». Tesis de maestría en arte rupestre. Universidad Nacional Autónoma de México. México. Longyear, John 1944 Archaeological Investigations in El Salvador. Memoirs of the Peabody Museum of American Archaeology and Ethnology, Vol. IX, no. 2. Harvard University. Cambridge.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

La Cueva del León, Chalatenango: Arte rupestre...

Losilla, Marcelino, Hugo Rodríguez, Günther Schosinsky, Jesse Stimson y David Bethune 2001 Los acuíferos volcánicos y el desarrollo sostenible en América Central. Editorial de la Universidad de Costa Rica. San José.

Lothrop, Samuel K. 1926 «Lista de sitios arqueológicos en El Salvador». En: Revista de Etnología, Arqueología y Lingüística, 1: 325-328. San Salvador.

Manzano, Ligia y Xenia Pérez 2006 «Arte Rupestre de El Salvador: Avance 1». Informe. Escuela de Artes, Facultad de Ciencias y Humanidades, Universidad de El Salvador. San Salvador. Mata Amado. Guillermo 2001 «Petroglifos en las faldas del volcán Suchitán, Jutiapa». En: Utz’ib, Vol. 2, nº 10. Guatemala. Mc Kittrick, Alison 2008 «Arte rupestre en Honduras». En: Arte rupestre de México oriental y Centro América (M. Künne y M. Strecker, eds.): 177-195. Gebr. Mann Verlag. Berlin. 2ª edición. Perrot-Minnot, Sébastien 2007 «Un análisis de las pinturas

177

rupestres de Ayarza, departamento de Santa Rosa, Guatemala». En: Utz’ib, Vol. 4, no. 3: 15-27. Guatemala. 2010 «Desafíos y perspectiva del arte rupestre en El Salvador» En: Contribuciones: 28-35. Secretaría de Arte y Cultura de la Universidad de El Salvador. San Salvador.

Perrot-Minnot, Sébastien, Philippe Costa y Ligia Manzano 2009 «Visitas a los sitios de arte rupestre de El Letrero y Las Carias (Municipio de Guaymango, departamento de Ahuachapán, El Salvador)». Informe presentado a la Secretaría de Arte y Cultura de la Universidad de El Salvador. San Salvador.

Robinson, Eugenia 2001 «Informe final, imágenes multiespectrales de la Casa de las Golondrinas». Informe entregado al Instituto de Antropología e Historia (IDAEH). Guatemala. 2008 «Memoried Sacredness and International Elite Identities: The Late Postclassic at La Casa de las Golondrinas, Guatemala». En: Archaeologies of Art: Time, Place and Identity (editado por I. Domingo, D.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

178

Perrot-Minnot, Costa y Manzano

Fiore y S. May). Left Coast Press, California.

Rodríguez Mota, Francisco Manuel 2007 «Análisis de Representación de Petroglifos Antropomorfos de la Cueva Pintada de Ayasta, Francisco Morazán, Honduras». En: Rupestreweb, http://rupestreweb.info. com/ayasta.html Rodríguez Mota, Francisco Manuel, Alejandro J. Figueroa y Ranferi Juárez Silva 2003 «El arte rupestre en Honduras. Metodología para su estudio, conservación e interpretación». En: Yaxkin, Vol. XXII: 74-91. Tegucigalpa.

Stanislawski, Dan s. f. Guatemalan Villages of the 16th Century. Manuscrito inédito puesto en línea en 2006: http//libro.uca.edu/ guatemala/guatemala.htm (The Library of Iberian Ressources Online). Stone, Andrea 1998 «A study of the carved boulders of Lake Güija, El Salvador, and a survey of rock art in Highland Guatemala». Informe entregado a la Foundation for the Advancement of Mesoamerican Studies (FAM-

SI, Inc.).

Stone, Doris 1957 The Archaeology of Central and Southern Honduras. The Peabody Museum. Cambridge, Massachussets. Williams, Howel y Helmut MeyerAbich 1955 «Volcanism in the southern part of El Salvador, with particular reference to the collapse basins of Lakes Coatepeque and Ilopango». En: University of California Publications in Geological Sciences: 32: 1-64. Berkeley y Los Angeles.

Zilberg, John 1986 «The Diquís Petroglyphs: Distribution, Archaeological Context and Iconographic Content». En: Prehistoric Settlement Patterns in Costa Rica (Frederick W. Lange y Lynette C. Norr, eds.), Journal of the Steward Anthropological Society, 14 (1/2): 339360. Urbana.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

179

Experiencias de la arqueología del rescate en El Salvador

Fabricio Valdivieso

Resumen A consecuencia de los daños ocasionados por los terremotos del 2001 a diversos inmuebles en el área central de Santa Tecla, se realizaron una serie de trabajos que dieron como resultado importantes hallazgos en la Iglesia Inmaculada Concepción, en el Colegio parroquial homónimo y en residencias en el Centro Histórico de Santa Tecla. También se da cuenta en el presente artículo de los hallazgos encontrados en la Iglesia El Rosario, del centro de San Salvador y en un sitio arqueológico prehispánico: Tazumal. Todos estos hallazgos responden a la época republicana de El Salvador y refieren importante información sobre el comercio y la industria de aquella época, y en el caso de las iglesias, acerca del patrón funerario de los primeros años de la república, entre otros.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

180

Fabricio Valdivieso

1. El hallazgo de un obispo en Inmaculada Concepción

Después de que el terremoto de 1854 desolara la ciudad capital, la iglesia parroquial Inmaculada Concepción, en Santa Tecla, se pensó como una nueva catedral. Este nuevo templo fue fundado aquel mismo año por el segundo Obispo de San Salvador Tomás Pineda y Saldaña, quien en 1875 fuese enterrado frente al Altar Mayor.

Los restos del Obispo fueron encontrados a consecuencia de los daños ocasionados al inmueble por los terremotos del 2001. Este inusual hallazgo requirió de intervención arqueológica, lo que permitió registrar la modalidad de enterramiento fúnebre de uno de los personajes más célebres de la época republicana. Los restos aún vestían sus ornamentos, y yacían en un lujoso féretro de vidrio y madera, en el interior de una bóveda. Este importante registro documental representa una sección del informe final elaborado a consecuencia de los rescates arqueológicos realizados por el autor en la ciudad de Santa Tecla, una de las zonas más afectadas por los siniestros naturales acaecidos en 2001.

1.1 Antecedentes inmediatos y generalidades El sábado 13 de enero del 2001, a las 11:35 de la mañana, un fuerte terremoto de 7.6 grados Richter, con 45 segundos de duración hace sentir su fuerza en todo el territorio salvadoreño y países vecinos, afectando gravemente 172 municipios de la nación. Un mes después, el 13 de febrero, la desgracia se agudiza con un segundo terremoto de 6.6 grados Richter. Con 20 segundos de duración, este segundo sismo ocasionó más daños a las ya deterioradas estructuras. Tal destrucción fue más evidente en casas y edificios públicos de construcciones de adobe y bajareque, así como en las montañas, donde cuantiosos derrumbes sepultaron personas y viviendas. En Santa Tecla se tiene el infausto episodio vivido en la colonia Las Colinas, en donde un alud de tierra proveniente de las montañas al sur que conforman parte de la Cordillera del Bálsamo, cayó sobre gran cantidad de hogares y soterró a casi medio millar de personas.

El patrimonio cultural recibió también su parte en pérdidas, puesto que muchos templos católicos con más de cien años de antigüedad colapsaron, mientras que en otros casos sufrieron tal daño

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

que sus encargados se vieron obligados a derribarlos, pretendiendo evitar con ello consecuencias más lamentables y dar inicio con las tareas de reconstrucción. Santa Tecla es una de las ciudades mayormente afectadas por el sismo. Muchas edificaciones del centro histórico datan del siglo XIX y principios del XX.

En San Tecla, el templo Concepción fue evaluado por ingenieros estructurales, quienes el 17 de enero lo clasificaron con bandera roja. Por ello, el Padre Rogelio Esquivel, cura párroco de este, opta por derribarlo y comenzar un proyecto de reedificación. Para el día 22 de febrero, el antiguo templo Inmaculada Concepción se encontraba completamente demolido, a excepción de la torre del campanario construida en la década de los setenta del siglo XX. Sin embargo, mientras se realizaban los trabajos de remoción de escombros el tractor arrancó accidentalmente un pedazo de la parte superior de una bóveda de ladrillo, localizada en el sector que ubicaba frente al altar mayor los restos del Ilmo. Obispo Dr. Tomás Miguel Pineda y Saldaña. Los restos estaban conformados por fragmentos óseos entremezclados con tela en regular estado de conservación, y la combinación de fragmentos de madera y vidrio. Este material se encontra-

181

ba depositado en el interior de un ataúd no muy visible debido a las limitaciones de la perforación accidental. Los responsables avisaron de inmediato al Instituto de Medicina Legal, quienes remitieron el caso al entonces Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura), hoy Secretaría de Cultura de la Presidencia.

El día 27 de febrero se presentaron al sitio dos arqueólogos de la Unidad de Arqueología de Concultura, quienes constataron que efectivamente se correspondía a un entierro. Se trataba de un cuerpo en el interior de un féretro, y este mismo en el interior de una bóveda de ladrillo. Inmediatamente se realizó un rescate arqueológico con limitantes de tiempo y recursos extremadamente reducidos. Se extendió la excavación y la limpieza del rasgo con la colaboración de un obrero destacado en la zona, y con ello se obtuvo un mejor detalle del rasgo en su contexto y se identificaron los limites del entierro. Se tomaron alturas y medidas y se obtuvieron fotografías, al mismo tiempo en que se obtenían dibujos, que no pasaron de ser sucintos debido a la presión de los encargados por liberar cuanto antes la zona de trabajo. Se dedicaron únicamente seis escasas horas de ese mismo día para rescatar cuanto antes aquellos

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

182

Fabricio Valdivieso

restos arqueológicos. Por tratarse de una iglesia se creía en la posibilidad de encontrar más entierros, lo que conllevó a denominar el rasgo como Entierro 1.

En este rescate, las herramientas utilizadas fueron una cámara Fuji Work Record y otra Canon EOS Kiss, cordel, nivel de pita, brújula, cintas métricas de cinco y 50 metros, cuchara para excavar, escobillas, plumones marcadores, bolsas plásticas transparentes, cajas de cartón para clasificación y almacenaje, libreta de campo, clavos y cordel. También se consideró necesaria la ayuda del tractor para la realización de calas de prueba de manera inmediata. De este modo se tomaron los datos para luego extraer los restos y colocar los restos ya clasificados en las cajas. Se almacenó vidrio, metal, madera, tela, yeso, osamentas, y otros. Finalmente se elaboró un reporte técnico, y los restos fueron entregados a la parroquia. 1.2 Entierro 1: la tumba de un Obispo El entierro está conservado en un 70 %, su estado es de regular a pésimo, debido a que la humedad que prevalece en los suelos del llano de Santa Tecla contribuye a que el ma-

terial orgánico depositado en este se desintegre en menor tiempo que en otros sitios. En este sentido, se tienen suelos cuyo material orgánico es altamente vulnerable a su contacto. La bóveda en que descansaba el féretro contribuyó a aislar buena parte de la humedad, permitiendo que el ataúd y su contenido relativamente se conserven. El entierro se compone de tres partes: a. Bóveda: recámara en la cual se deposita el ataúd.

b. Féretro: caja donde se deposita el cuerpo u osamentas.

c. Osamentas: los componen los huesos cubiertos por los ornamentos.

Los restos de ornamentos y los vestigios humanos eran casi indecifrables debido al mal estado de conservación. La tela que envolvía el cuerpo presentaba un estado de conservación de regular a pésimo, tanto que en ciertos casos se desintegraba al pretender extraerla. También los huesos se presentaban en malas condiciones; se percibían algunos huesos largos (como costillas y fragmentos de extremidades) y huesos irregulares en menor densidad. Las osamentas se extrajeron en bulto junto a los ornamentos. Se utilizó para ello una lámina que, co-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

locada bajo el cuerpo, se introdujo lentamente a manera de pala. Posteriormente se colocaron en dos cajas.

Mientras tanto, el féretro presentaba un 75 % de conservación. Este estado de conservación favorable se debía en parte a la naturaleza de los materiales, cuyos componentes permiten explicar la originalidad de su forma. Se trataba de una lujosa urna fúnebre de vidrio y madera, con detalles decorativos exteriores elaborados en yeso y forros de tela sobre la madera, como parte de la decoración. El cierre del féretro era un candado muy propio de la época. Los vidrios se encontraron fragmentados, en su mayoría sobre las osamentas. La madera por su parte se percibía semidescompuesta debido a la humedad del suelo, pero aún en buen estado. En cuanto a la bóveda, esta se encontraba en un 90 % bien conservada, a excepción del golpe accidental proporcionado por el tractor que la encontró. Dicho golpe le extrajo un gran pedazo de su parte superior, lo que le permitió el contacto con la superficie o exterior. Al observar los atributos de la tumba y su contexto, a primera vista, es posible confirmar que efectivamente se trata de un personaje importante. Ahora bien, se tiene una placa fúnebre que reza en

183

latín el nombre del Obispo Tomás M. Pineda y Saldaña, y está localizada esta en la otrora primera columna del lado norte en el interior del templo, casi frente del ya retirado altar mayor. Del mismo modo, se tienen datos provenientes de fuentes documentales que indican que el obispo fundador del templo, Tomás Pineda y Saldaña, manifiesta su deseo de dormir el sueño eterno a los pies de la Virgen Purísima. Además, se ha confirmado que esta persona fue enterrada en un cajón de cristal, madera y zinc. Este dato fue comprobado, ya que fue la única tumba existente frente al altar mayor, y posee las mismas características proporcionadas por las fuentes documentales. En otras palabras, Tomás Pineda y Saldaña fue sepultado frente al altar mayor de «su templo»; también fue el único sacerdote cuyo sepelio es registrado en este templo. De este modo, queda claro que el entierro encontrado refiere al segundo Obispo de El Salvador Dr. Tomás Miguel Pineda y Saldaña, quien falleció la noche del 6 de agosto de 1875, y fue sepultado el día 8 del propio mes. Por las características del hallazgo, el obispo Saldaña tuvo honras el día de su sepelio, siendo en este sentido muy admirado y querido por la sociedad del siglo XIX.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

184 Datos técnicos

Fabricio Valdivieso

Condiciones: El entierro se localiza a 196° AZ y a 29.80 metros de la arista de la pared oeste de la capilla de la parroquia. Su orientación es la misma que tenía el desaparecido templo en forma de cruz latina. Se trata de un entierro cuyas osamentas se presentan en depósito indirecto, de carácter primario, en posición decúbito dorsal extendido, en estado de conservación que tiende de lo regular a pésimo, hasta el grado de pulverulencia húmeda, envueltas en su hábito que envuelve al individuo. Se localizaron en el interior de un féretro asentado en el interior de una bóveda.

Bóveda: Sus materiales constructivos comprenden argamasa de cal y ladrillo rojo. La base o suelo interior se compone de baldosas rojas de 20 por 20 cm a cada lado, con 3 cm de grosor. Las paredes interiores fueron construidas de modo que se cierran en forma de arco o bóveda. Todo el espacio mide 2.40 m de largo con 80 cm de ancho, con profundidad de 80 a 100 cm aproximadamente.

Féretro: El arranque del féretro se tiene a 80 cm de profundidad. Se compone de vidrios transparentes planos, madera, forro de tela y yeso decorativo que circunda su exterior. Ninguno de los vidrios se recuperó completamente, algunos estaban sobre las osamentas. Estos vidrios conformaron la parte superior del féretro. Algunos fragmentos largos de los vidrios laterales aún permanecían in situ con relación a su posición original, es decir, la misma posición que tenía al momento en que el obispo fue sepultado. Algunos vidrios tenían de ancho 21.5 cm y un largo variable que lógicamente no excede las dimensiones del ataúd. Sobre el cuerpo se encontró un madero largo de 20 cm de ancho y 200 cm de largo, el cual fue parte de la sección superior del mueble, lo que da lugar a creer que este formó aparentemente el punto de intersección de las hojas de vidrio laterales para que esta luciera como paredes de vidrio recto convergentes, conformando así la tapa del ataúd. La tela que forra los exteriores de madera se encuentra en pésimo estado de conservación, en el cual difícilmente se perciben algunos dibujos de flores, con un desgastado color rojo. No fue posible identificar este tipo de tela.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

Como se menciona en líneas anteriores, en la madera se percibe una decoración de yeso al contorno exterior, color dorado, con ligeros relieves en pésimo estado de conservación. Se encuentra también, en el lado norte del mueble, un candado con cerradura al centro que enganchaba al mismo tiempo dos argollas de roscas que se atornillaban al madero, para cerrar el ataúd. El resto de la madera que conformaba la base del féretro se encontraba en regular estado de conservación. Se dejaba ver la manera en que esta sujetaba los vidrios que conforman las paredes laterales y sirven como mostrador. El fragmento más grande de la pieza mide 43 cm de ancho por 1.86 de largo. Las piezas laterales de la parte inferior del féretro son planas y divergentes. Entre la madera se encuentran artefactos metálicos como clavos forjados que por lo general miden 7 cm de largo. Se recuperaron 20 muestras en regular estado de conservación. Otro detalle adjunto al féretro: Cabe agregar que en el exterior del féretro y al interior de la bóveda, en la esquina suroeste, se encontró una botella de vidrio adherida a una base de argamasa, la cual presun-

185

tamente pudo contener vino. Esta botella mide 21.5 cm de largo con 6.5 cm de diámetro máximo y 2 cm diámetro mínimo.

Cuerpo y ornamentos. Tal como se menciona en otras líneas, el cuerpo se encuentra in situ en el interior del féretro, dentro de sus ornamentos, con orientación este-oeste. Sobre los ornamentos yacen fragmentos de vidrio largos y algunos pequeños en escombro, como parte del féretro colapsado; cubren y presionan los restos óseos. La presión del vidrio sobre los ornamentos propició una conservación favorable en los colores y formas de los tejidos, ya que el mismo cristal le protegió de otros contactos dentro del lecho. En otros casos estos textiles se encontraron en mal estado de conservación, a tal grado que al pretender extraerlos se rompen, quedando en los dedos del arqueólogo. Por esta razón se hace sumamente necesario tener a la mano algún consolidante adecuado al caso, y tecnología apropiada, cosa que no fue posible por la escasez de tiempo para conseguirlos.

Es común, aun en nuestros días, enterrar sacerdotes con sus ornamentos. Por lo general, los sacerdotes son vestidos con un alba o sotana, luego la estola y sobre esta, la casulla. Algunos obispos se los entierra con mitra, pero en este

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

186

Fabricio Valdivieso

caso Tomás Pineda y Saldaña no fue enterrado con mitra. Se cree que probablemente fue sepultado con solideo, aunque no fue reconocido debido al alto grado de descomposición del material. Los restos de los ornamentos muestran lentejuelas metálicas, hilo metálico, malla decorativa y un traje elaborado con un material similar al terciopelo, detalles que se conservaron por encontrarse debajo del vidrio que ligeramente los protegía. La tela muestra dibujos de flores tejidas. El fondo de la misma se percibe de color rojo y café. Aparecen también restos del calzado, específicamente el tacón y parte de la suela. En cuanto a los huesos, la mayoría están, como se mencionó, entre la tela de la indumentaria, de regular a pésimo estado de conservación debido a la humedad del suelo de la zona. Gran parte de los huesos se caracterizan por ser largos, y otros irregulares. Destino de los restos del Obispo

En marzo de 2001, los responsables informan que los restos fueron incinerados y colocados en una pequeña caja especial para trasladarlos a Catedral Metropolitana, y luego serán trasladados a la nueva Iglesia Concepción para ser enterrados nuevamente. Todo ello se da

bajo la autorización del Arzobispado de San Salvador, a cargo de Monseñor Saenz Lacalle. Calas de prueba

Paralelo al rescate del Entierro 1 se realizan dos (2) calas de prueba en sectores estratégicos en el área que ocupó el antiguo templo, donde se sospecha que pueden existir más restos o rasgos de interés. Entendemos el término «cala de prueba» como una excavación no controlada, realizada con el fin de detectar restos materiales o suelos culturales que ameriten observación arqueológica. Se opta por desarrollar calas en lugar de sondeos arqueológicos formales, debido a las limitantes de recursos y tiempo. La cala determinará la zona de mayor interés, en donde el arqueólogo pondrá en práctica la técnica, y cuyos sectores figuraran como unidades arqueológicas que permitirían la integración de los elementos dentro de un contexto espacio-tiempo mediante normas científicas. En este caso se justifica la utilización de calas por tratarse de un rescate arqueológico con limitantes extremas. Cala 1. Por falta del recurso humano y la escasez de tiempo, esta cala, al igual que la Cala 2, se excavó con

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

el auxilio de un tractor como única herramienta disponible, el cual fue monitoreado minuciosamente por el arqueólogo. De este modo se excavaron siete (7) metros hacia el sur del Entierro 1, y cinco (5) metros hacia el oeste, con una profundidad de 175 cm. Aquí se identificó un estrato de tierra café clara, compacta, limosa y fina, la cual serviría como relleno o terracería. Entre esta tierra se perciben dos huellas con corte perfectamente definido, de color negro, húmedo, revuelto, limosa y suave, semiconsistente. Se cree que esta última es la huella dejada por los pilares del templo. Esta cala permite concluir que el sector central del templo carece de otro entierro, siendo el de Tomás Pineda y Saldaña el único. Cala 2. La Cala 2 se realiza con el auxilio de un tractor, en el sector localizado bajo la torre del campanario moderno. En el primer nivel de esta torre yacían en sus paredes y en el piso siete placas fúnebres, que más adelante expondremos. Se sospecha, entonces, que es posible localizar más entierros, entre ellos el del Gral. Nicolás Angulo (1809 1879). Esta cala únicamente contiene tierra de relleno o terracería parecida a la de la Cala 1 (café claro, compacta, limo, fina), lo que nos permite creer que los restos de las

187

personas ahí enterradas fueron en algún momento removidos hacia otro sitio. Probablemente se extraviaron, o bien esas placas fueron puestas en ese lugar provenientes del puesto original. Si el caso es que siempre estuvieron ahí, es posible que los cuerpos fueran removidos cuando construyeron la torre del campanario en los años setentas del siglo XX. Placas:

1º pilar al norte, de cara al sur, frente al altar mayor: En latín: Thomas M. Pineda et Saldaña (sin fecha). Bajo la torre del campanario: • Nicolás Angulo (1809 - 1879) • Da. Ángela González de Trabanino • Juan J. Saldaña (1878) • Juana Francisca Velázquez (1880) • Gertrudis P. y Saldaña (1865) (Primer entierro en el templo) • Carlos Portillo Velis • Francisco Escolán (1871) Gratitudes: • León XIII - Ocaso del Siglo IX. • Juan Pablo II - Ocaso del Siglo XX.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

188 2. Hallazgos arqueológicos en Colegio Parroquial Inmaculada Concepción

Fabricio Valdivieso

Los trabajos de demolición en la Parroquia Inmaculada Concepción continuaron, de modo que el día 16 de abril de 2001 se notificaron nuevos hallazgos en el sector ocupado por el Colegio Parroquial Inmaculada Concepción, en la esquina suroeste. El nuevo hallazgo arqueológico se debe a una excavación realizada por el tractor que nivela dicha área, de la cual se obtuvieron datos de lo que fue un basurero probablemente de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

El 17 de abril del mismo año se presentó el arqueólogo al sitio y logró recuperar una regular muestra de material, como botellas (completas y fragmentadas), fragmentos de vidrio, una paila de metal, huesos, entre otros. También se hicieron dibujos y fotografías. En esta ocasión no fue posible realizar un rescate arqueológico adecuado debido a los avanzados trabajos de reconstrucción en la zona y a la carencia de recursos. Sin embargo, los rasgos registrados, grosso modo, enriquecen el conocimiento que se tiene de los depósitos de desechos sólidos de aquella época, y la morfología en determinados artefactos. Todos estos restos están asociados a ladrillos de barro coci-

do y piedras de diversos tamaños revueltas en tierra negra.

El depósito subterráneo, o «basurero», se percibe a 130 cm desde su boca o abertura (cuyo diámetro tiene 2.47 cm), con profundidad de 0.80 cm (2.70 cm de diámetro) con base o fondo aun indefinido. Material recuperado

a) Huesos. Se tiene un total de 19 fragmentos posiblemente de animal (?), entre los cuales figuran ocho fragmentos irregulares, cinco largos, dos planos y cuatro irreconocibles. b) Porcelana. Se tiene un total de 5 fragmentos, entre los que figuran tres bordes de tazas con decoración, una base anular y un cuerpo decorado. c) Metal. Se obtiene la muestra de una paila completa, con decoración azul en el borde, semi oxidada y craquelado.

d) Botellas. Estas posiblemente contenían vino, ginebra, cerveza, u otros licores. • Se tienen 7 botellas completas, en cinco tipos diferentes. Una de las botellas es de cerámica y el resto son de vidrio. Estas tienen una altura

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

189

Conclusiones preliminares

máxima de 28 cm con un mínimo de 8 cm, con un ancho de 9 cm máximo y un 5 de mínimo.

Se cree que este hallazgo es un basurero de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Dicho lugar fue ocupado primeramente por el Colegio Tridentino, luego el Colegio Champagnat, seguido por el Colegio San José y finalmente por el Colegio Parroquial Inmaculada Concepción hasta nuestros días.

• Se tiene una botella de vidrio, completa fragmentada.

• También se recuperan 11 bases diferentes: nueve son de vidrio, con 8 cm de diámetro máximo y 6 cm de diámetro mínimo. Dos de estas bases contienen papel tornasol, con 3 cm de diámetro máximo con 6 cm de diámetro mínimo. Se tiene 2 de bases elaboradas en cerámica, con 8 cm de diámetro máximo. • Se obtienen 4 boquillas, todas de diversa forma, con 2 cm de diámetro mínimo y 3 máximo.

• También se recuperan 11 cuerpos fragmentados, cuatro de cerámica y siete de vidrio, pertenecientes a cinco tipos distintos de botellas.

e) Vasija. Se tiene 1 fragmento de vidrio de considerable tamaño, aparentemente forma parte de un plato frutero, con decoración en relieve. Sus medidas son de 24 cm de largo con 6 cm de alto. f) Fragmento desconocido. Se recuperó un fragmento de un hueso decorado (?).

La hipótesis es que posiblemente, en la época del Colegio Tridentino, antes de la colocación de la primera piedra para su edificación el 2 de septiembre de 1858, fue utilizado este espacio como basurero. Se cree así, puesto que la tierra negra que forma el segundo estrato y al mismo tiempo el contenido del depósito, luce como una capa que en un tiempo formó parte de una superficie plana (el suelo natural). Sobre esta se colocó una capa de tierra para compactar y dar espacio para la nueva estructura. Sin embargo las conclusiones quedan abiertas a futuras investigaciones. En la temporada de excavación arqueológica de 1999, realizada en el Templo Santiago Apóstol en Chalchuapa —el cual data desde el siglo XVII y contiene rasgos del siglo XIX— fue posible encontrar un basurero en el sector Este del mismo, bajo la antigua bodega. Este basurero tiene una forma dife-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

190

Fabricio Valdivieso

rente al del Colegio Parroquial Inmaculada Concepción, sin embargo los materiales contenidos son muy similares, excepto que los del templo Santiago Apóstol contiene mayor cantidad de restos orgánicos que materiales sólidos. En aquella ocasión también se encontró, entre vidrios, cerámica, porcelana, huesos, monedas de plata, metales no identificables y una botellas muy parecidas a las aquí encontradas. 3. Arqueología en las residencias del Centro Histórico de Santa Tecla

El día 24 de abril de 2001 se realizaron recorridos en algunas residencias que en ese momento se encontraban en labores de reconstrucción, para lo cual se tuvo que perforar el suelo y preparar la colocación de zapatas que se utilizarían en las nuevas estructuras. Se tiene el reporte de dos residencias en las cuales se presenta material enterrado y acumulado, sumado a otros hallazgos tenidos en varias residencias de la zona , los cuales no fueron registrados por los arqueólogos. Nutrivid (Clínica Naturista), 4° Av. norte, # 3 - 10

Se desconoce el antecedente his-

tórico de esta residencia. Cerca de la entrada principal de esta casa se localizó una concentración de material en baja densidad, a 90 cm de profundidad en un diámetro de 90 cm. Se tienen ocho fragmentos metálicos desconocidos, tres fragmentos cerámicos, un fragmento de botella y un tintero fragmentado.

Venta de Plátano y Banano, calle Daniel Hernández, # 2-5, al sur de la Parroquia Concepción Se trata de una residencia que anteriormente fue ocupada por alguien de la alta sociedad. Sin embargo, se desconocen sus antecedentes históricos. Aquí se tiene nota del hallazgo de un plato de porcelana y una base de vidrio. También se notifica la presencia de restos de candelabros metálicos que no pudieron recuperarse. 4. Armas en Nuestra Señora de la Asunción de Ahuachapán

Antes de empezar a excavar en Nuestra Señora de la Asunción, en Ahuachapán, se sabía de un mito relacionado con ciertas armas ocultas en el interior de la parroquia: «Se dice que un día se ocultaron armas en la casa parroquial del templo», comentaban el Dr. Horacio Magaña y el Padre Carlos Álvarez. El dato

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

era solo una fracción de la tradición oral que no muchos conocían, cuya minúscula referencia poco definía la historia aún no escrita. Percatando en el curioso mito, el siglo XX había dejado algunos recuerdos.

Habían pasado ya cuatro temporadas de intervenciones arqueológicas, desarrolladas durante los trabajos de restauración del histórico templo a raíz de los daños ocasionados por los terremotos de 2001. Aquella época de investigaciones dejó un exquisito mosaico de hallazgos e información cultural que entrelazan la fuente documental con la evidencia material. Lo anterior permitió la elaboración de un importante informe arqueológico y texto denominado «Una Visión del Pasado desde Nuestra Señora de la Asunción de Ahuachapán», documento inédito ahora localizado en el Departamento de Arqueología de la Secretaría de Cultura y en algunas bibliotecas nacionales. Aquel informe resume muchas horas de lectura y archivos, mesas de análisis, escritorio y actividad en campo. El estudio fue la búsqueda de una prudente interpretación que detallase la historia local a través de los artefactos y rasgos arqueológicos. En principio, la investigación giraba en torno a los hallazgos de restos óseos que apuntaban a un cementerio colonial —posteriormente, republicano— suscitados

191

en templos anteriores al actual, en la misma área. Así se sumaba el hallazgo de cerámica, vidrio y porcelana del siglo XIX que se evidenciaban como parte del ripio y la mezcla de una antigua modalidad constructiva de aquel viejo siglo, de cuyo suelo emerge el inmueble que ahora conocemos. Pero por su lado, en otras investigaciones se había ya suscitado el hallazgo de restos de un antiguo asentamiento indígena del periodo preclásico, localizado bajo los entierros republicanos en la nave central de la iglesia. La historia de esta limitada área se remonta a épocas lajanas.

Tras toda esta rica información no sospechábamos que luego, entre el enlace de épocas fundidas en un solo espacio en las entrañas del templo, fue en la última temporada de excavación cuando acontece el inesperado hallazgo. Se trataba de un considerable lote de armas y municiones en el contexto arqueológico de una época muy reciente. Sin precedente alguno más que aquel conocido rumor de las armas, la arqueología abriría nuevamente un viejo expediente que traería a la luz algunos hechos suscitados en el corazón del siglo XX, incorporando la historia del templo en la cotidianidad política de aquella convulsa época. Con este relevante hallazgo se cierra la quinta temporada de

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

192

Fabricio Valdivieso

investigaciones arqueológicas en Nuestra Señora de la Asunción de Ahuachapán. Y fue así, a no más de tres generaciones, como se logra constatar que aquel ‘mito’ de las armas ocultas fue siempre una verdad. El hallazgo

Durante la tarde del 13 de octubre de 2003 transcurrían las excavaciones de reconocimiento de rasgos culturales y registro de suelos en el pequeño jardín de la casa parroquial del templo. A menos de 30 cm de la superficie, uno de los trabajadores encontró una munición no detonada calibre 7 mm, lo cual fue motivo suficiente para concentrar nuestro interés en el reducido espacio donde estaban algunas macetas.

Tomando con seriedad aquel rumor de las armas, se trazó una cuadrícula de excavación que cubría 4.15 m de largo con 1.43 m de ancho, al contorno del hallazgo. Para realizar esta excavación fue indispensable contar con la colaboración de un buen amigo y colaborador del Departamento de Arqueología, Lic. Giovanni Zaghini, especialista en armas, quien incorporó un detector de metales al rastreo de estas evidencias y con su conocimiento aportó importante información para el registro de material armamentístico,

lo cual permitió nutrir la interpretación del hallazgo.

De este modo, la excavación logró detectar, primeramente, ocho fusiles de 1.23 cm de largo, colocados de cuatro en cuatro en direcciones contrarias (este-oeste y oesteeste). Debido a la acidez del suelo, los fusiles se encontraban en pésimas condiciones de conservación: carecían de sus partes de madera (como la culata), lo cual ofrece una referencia anticipada del tiempo en que debieron permanecer enterradas. Estas armas aún conservaban las alzas de mira regulables y las argollas en las que se enganchaba el portafusil (correa); aún eran notorias las puntas de mira y el enganche para la bayoneta. De antemano se constató que se trataba de fusiles de cerrojo con cargador interno para almacenar cinco cartuchos de tiro 7 mm. El cerrojo estaba a 90 grados del fusil, al tiempo en que estos se encontraban cerrados.

Estos fusiles, al momento de enterrarse, fueron depositados sobre abundante munición. Esta se econtraba en cajas de cartón, cuyos restos aún se estaban adheridos a los cartuchos. Dichas cajas contenían 20 cartuchos cada una. El estado de conservación de los cartuchos supone un alto grado de oxidación, mientras que otros todavía se perciben intactos.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

En el mismo contexto, con-

Experiencias de la arqueología del rescate

tiguo a los fusiles en el sector oeste, se encontró otro lote de munición de 7 mm depositado a granel. Consecuentemente, a 85 cm de distancia hacia el sector este se obtuvo un tercer lote de municiones también depositado a granel. La munición encontrada nunca fue detonada. Es curioso que en este último rasgo, entre los cartuchos de munición, se encontró una rasuradora metálica de dos piezas y una interesante medallita de la Virgen de la Milagrosa. Al concluir la excavación se contabilizó un total de 1,391 cartuchos de munición de 7 mm, sumado a los ocho fusiles de cerrojo, cada uno con sus accesorios —la placa de culata y gancho de cincheta trasera. El análisis de Zaghini nos permite considerar que estos fusiles son de manufactura española de la fábrica Oviedo, cuyos modelos se produjeron entre 1909 y 1910, utilizados en la primera mitad del siglo XX.

Datos del fusil. El Oviedo realmente se conoce como Mauser Español. En esta versión, España tomó como base el fúsil Mauser Alemán producido en 1893, siendo este último el precursor del cerrojo. La diferencia entre el Mauser Alemán y el Mauser Español es determinada por la posición del cerrojo, un dato muy importante que nos permite algu-

193

nas interpretaciones que se detallan más adelante. El Mauser Español es un arma utilizada en la guerra civil española, preámbulo de la segunda guerra mundial, siendo estos los más robustos y avanzados de su época. Este fusil era muy preciso y potente, algo muy importante para la infantería. Los Mauser constituyen un sistema de repetición para cinco cartuchos y uno en la recámara. Sus partes principales son un cañón de tres cuerpos escalonados, unidos por medio de roscas al cajón de los mecanismos de alimentación en su interior, el mecanismo de disparo y los elementos de seguridad y puntería, y finalmente la caja y el guardamano de madera. Estos modelos pueden apreciarse en el Museo Militar en San Salvador. El Mauser Alemán era el arma oficial utilizada por el ejercito de El Salvador en la primera mitad del siglo XX, mientras que el Mauser Español u Oviedo, era distribuido en países como México, Brasil y Uruguay; en América Central lo utilizó Guatemala. De este modo, la posición del cerrojo ha permitido reconocer la fábrica del fusil, siendo este un Oviedo, y según algunas referencias podría tratarse de un arma perteneciente al ejército guatemalteco.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

194 Otros hallazgos posiblemente relacionados

Fabricio Valdivieso

Hemos de señalar también otro hallazgo relacionado a la época de las armas. Se trata de una recámara subterránea localizada bajo la sacristía de la misma casa parroquial, a pocos metros del jardín. Consiste en una curiosa habitación cuya profundidad oscila los 3.81 m, en un área de 2.5 m de largo que corre de norte a sur, y 1.30 de ancho, de este a oeste. Esta oscura recámara se presenta como una bóveda de cañón sostenida por columnas con detalles arquitectónicos ornamentales, y cuya área total le componen tres espacios formando una T. A dichos espacios les denominamos ‘ala norte’, ‘ala sur’ y ‘centro’.

Una de las paredes en el ala norte contiene dos nichos cuya función es desconocida, los que aparentemente sugieren escondrijos. En la misma ala se tiene una perforación o pequeño pozo en cuyo interior encontramos un antiguo candelabro decorado con una cruz soldada en hierro. Este artefacto sugiere doble funcionalidad: cruz y candelabro. Mientras tanto, en el ala sur, en la parte superior de la bóveda se tiene un orificio que traspasa la pared hacia el exterior, y sugiere un respiradero o entrada de aire. Nadie pudo proporcionar información relacionada con esta

habitación, por ello permanece completamente desconocida su función. Algunos creemos que se trata de un escondite. Su construcción es similar a los estilos arquitectónicos eclécticos de la primera mitad del siglo XX. Se reporta que en aquella época, por los años 30, se realizaron algunas remodelaciones al inmueble, las cuales posiblemente dieron lugar a la construcción de este espacio sin que fuese divulgado. Curiosamente, tanto su estilo arquitectónico y constructivo, como las fuentes orales y documentales relacionadas a las remodelaciones del templo, nos sugieren que esta habitación data de la misma época de las armas: primera mitad del siglo XX.

Surge así una pregunta más compleja, ¿las armas, la recámara o escondite y el templo son un conjunto? Las preguntas pueden que conduzcan a considerar el papel jugado por la iglesia, o por los encargados de esta iglesia, en la primera mitad del siglo XX. Recámara y armas: una interpretación del hallazgo

En conversación personal con el Dr. Horacio Magaña, ahuachapaneco de distinguido abolengo, en cuanto al yacimiento de fusiles y municiones en la parroquia del templo,

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

comenta que siempre se ha creído que este armamento se depositó en consecuencia a la rebelión en contra del Gral. Maximiliano Hernández Martínez, del 2 de abril de 1944. Agrega el Dr. Magaña que en aquel momento se realizaron modificaciones al templo, lo cual posiblemente tenga también relación con la construcción de la recámara localizada en el sector de la sacristía.

Ahondando un poco más en la traición oral, fue posible que este material fuera detectado en los años cuarenta del pasado siglo, por el entonces párroco del templo Padre Francisco Echevarria, Misionero Josefino, quién fungió entre las fechas comprendidas del 11 de diciembre de 1942 al 1 de febrero de 1953. Posiblemente para evitar cualquier dificultad con las autoridades de la época, el padre Echevarria decidió sepultar el armamento. Desde aquel momento existió el rumor de la presencia de armas en el sector del jardín de la casa parroquial. La tradición oral no especificó nunca mayores datos sobre la procedencia de estas armas, ni la cantidad y cualidades.

Con este hallazgo puede tenerse una posible referencia en cuanto a la funcionalidad de la recámara: ¿se trataba de un escondite?.

195

Para explicar la presencia de este armamento, deberemos retomar documentos de la época y con ello concebimos algunos supuestos que permitan posibilidad para esclarecer el hecho. De este modo, partiendo de los argumentos de la tradición oral, tomaremos otras fechas que sugieren posibilidades. Consideraremos el 2 de diciembre de 1944, tomando en cuenta el año de referencia señalado por el Dr. Magaña. Durante aquella época en el siglo XX, El Salvador se fundía en el espectro político acarreado tras la caída de la dictadura martinista. El transcurso de aquel 1944, luego de numerosos incidentes políticos, la pugna y la inconformidad llevó al país a su crisol, luego que el Coronel Osmín Aguirre y Salinas conquistara el poder. Los principales periódicos del 2 de diciembre de 1944, redactan la alarmante noticia referente a al tiroteo suscitado la noche anterior, entre las 10:30 y 12:00, que sembró intranquilidad en San Salvador. Se vivía un ambiente de inseguridad política en la región. Un grupo de revolucionarios encabezados por el Dr. Arturo Romero, desde Guatemala, pretendían derrocar al entonces presidente salvadoreño. De este modo se rumoraba que desde el vecino país saldría una invasión. En respuesta, el Presidente Aguirre estableció una base de

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

196

Fabricio Valdivieso

operaciones militares en Santa Ana y minó la carretera que de la ciudad de Ahuachapán conduce a la misma. Hecho esto, los revolucionarios que venían de Guatemala entraron por Ahuachapán. La historia escribe, para aquel 2 de diciembre, una sangrienta batalla en los llanos del Espino, contiguo a la ciudad, en la que tropas de refuerzo lograron aplacar a los revolucionarios. Aquello terminó en numerosas muertes. El llano fue el escenario donde se vivió uno de los más duros episodios bélicos que el siglo XX recordaría para esta ciudad. Ahora bien, otras referencias nos indican que Guatemala utilizaba fusiles españoles Oviedo, similares a los encontrados en la casa parroquial del templo a Nuestra Señora de la Asunción, mientras que en El Salvador el arma oficial del ejército era el fusil Mauser de origen alemán, muy similar al Oviedo, con la diferencia determinada por el ángulo del cerrojo, como se ha dicho en párrafos anteriores. Se desprende la posibilidad de que, por tratarse de una ciudad fronteriza con Guatemala, y en adición a la inestabilidad política de la época, así como al papel de la iglesia en aquel contexto, esta cámara fue construida años antes, durante las restauraciones señaladas por el Dr. Magaña, posiblemente con algún objetivo relacionado al caos político de aquellos años.

Para algunos analistas, la iglesia evitaba cualquier dificultad que pudiera ocasionar confrontación con el gobierno y los militares. Debido a ello, se reprimía todo intento discordante dentro del clero que fuese en contra del capitalismo y de la clase gobernante cafetalera. Posiblemente eso motivó a que se escondieran esas armas, y así evitar cualquier problema con las autoridades de la época. Puede que aquellos incidentes tuvieran relación con estas armas. Si estas fuesen armas de uso exclusivo del ejército de Guatemala o aquel país era uno de los receptores de este armamento, la pregunta será: ¿porqué se encontraron estas armas en el interior de una iglesia salvadoreña?, ¿decomiso?, ¿reserva?, ¿deshecho? Las verdaderas intenciones —con un tinte escéptico, aunque se cuente con evidencias escritas— quedará solo en la memoria de los protagonistas. 5) Exhumación y arqueología de rescate a los restos del Prócer Independentista Gral. Manuel José Arce Muerte de un prócer Según La Gaceta del Salvador correspondiente al 17 de diciembre de 1847, el Gral. Manuel José Arce murió el día 14 de diciembre

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

del mismo año en la casa del Gral. Fermín Paredes, ubicada frente a la Administración de Rentas, en el barrio La Vega de San Salvador, a la edad de 60 años.

Los restos mortales del Gral. Manuel José Arce fueron sepultados frente al Altar Mayor del antiguo templo La Merced. El actual templo La Merced, donde se ubicó la tumba del Gral. Manuel José Arce, se localiza en la 10ª Av. Sur y 6ª calle oriente, en el centro histórico de San Salvador.

La edición del 5 de septiembre de 1978 del periódico El Diario de Hoy publica que los restos del Gral. Manuel José Arce fueron exhumados, sin que el reportero lograse conseguir mayor información referente a motivos o técnicas utilizadas. Las fotografías de aquella exhumación, archivadas en la Secretaría de Cultura, poseen fecha de los meses abril y mayo del mismo año. Este entierro de 1978 se localizaban en el sector Sureste de la actual iglesia. Para esa fecha, esos restos fueron trasladados a una capilla edificada en el sector sur del templo, la que luego fue conocida como «Capilla Cívica», frente al Cristo Crucificado. Durante los últimos años, esta capilla contuvo una lápida fúnebre alusiva al prócer. No se tiene dato de alguna exhumación realizada a los restos

197

antes de 1978. Tampoco se tienen notas de interés científico tomadas de la exhumación de ese mismo año. Habrá que considerar que aquella exhumación de 1978 pudo ser la primera intervención a los restos del prócer desde 1847. Partiendo de ello, alguna nota nos pudiese dar a conocer si estos restos estuvieron siempre desde 1847, en el lugar antes mencionado. De ser así, con la presencia de un arqueólogo en aquel momento, se hubiera obtenido nota de anteriores intervenciones, saqueos, o en caso de encontrarse in situ, se tendría un patrón de enterramiento, modalidades funerarias, forma y naturaleza del féretro, vestimenta, posición de objetos, orientación del entierro, materiales y naturaleza de los artefactos contenidos tanto en el interior del féretro como en el individuo. Con el interés de conocer patrones funerarios y registrar mediante la técnica arqueológica todo detalle de la célebre tumba, la figura de «exhumación» adoptó el tono de «rescate arqueológico», como se expone a continuación. Actividades de exhumación

La Unidad de Arqueología, por medio de la entonces Coordinación de Investigaciones de Concultura,

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

198

Fabricio Valdivieso

conformó un equipo de trabajo para el rescate de muestras de información cultural contenidas en el entierro. Este equipo se compuso de la siguiente manera: para el trato del material óseo se requirió del paleontólogo Dr. Mario Romero, quien a la vez dirigía la Coordinación de Investigaciones de Concultura; para la consolidación del material se contó con la asistencia de la Arq. Alejandra González, entonces era miembro del Taller de Restauración del Museo Nacional de Antropología ‘Dr. David J. Guzmán’. El levantamiento fotográfico y el registro del material en gabinete estuvo a cargo el Sr. José Concepción Torres, miembro de la Coordinación de Registro e Inventario. El registro escrito, análisis de los restos in situ, selección del material de interés cultural y dirección de la exhumación estuvo a cargo el Lic. Fabricio Valdivieso. Los restos del Gral. Manuel José Arce fueron exhumados el 4 de septiembre de 2002. Fue esta la segunda exhumación conocida, como se menciona en líneas anteriores.

Durante toda la actividad, el equipo de exhumación estuvo rodeado por una elegante escolta o guardia de honor conformada por cadetes de la Escuela Militar Capitán General Gerardo Barrios, quienes se apostaron al contorno del área de actividad y sector de la sepultura, hasta el acce-

so al templo.

A pesar de que la información cultural en esta ocasión recuperada es mínima, aún es posible conocer algunos aspectos útiles a la ciencia. Entre estos aspectos se tienen artefactos contenidos en el cuerpo: tela, que permitirá conocer texturas, decoración, colorantes utilizados en la época, influencias comerciales de otros países en cuanto a textiles, entre otros. Así también se tienen restos de metales que permitirán conocer algo referente a esta industria y sus características: cueros, sus acabados, funcionalidad y decoración; madera, naturaleza de la misma y sus utilidades; y otros que comprenden tanto parte de la vestimenta, como del resto del primer féretro. Además, las muestras del mismo cuerpo pueden proporcionar datos sumamente importantes: análisis de ADN, patologías, estatura, nutrición, entre otras cosas. Este rescate se aplica, prácticamente, a un entierro de secundario, indirecto, contenido en un féretro y bóveda construidos en los años posteriores a 1970. Investigación:

El objetivo de la investigación consiste en aprovechar la oportunidad de registrar datos culturales

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

y tomar muestras de osamentas para futuros análisis que puedan enriquecer el acervo tenido en torno al prócer Gral. Manuel José Arce y su época. Asimismo, se pretende disponer de las muestras mismas cuando la ocasión lo requiera.

El procedimiento seguido se detalla de la siguiente manera: 1. Excavación hasta el nivel del féretro (en este caso apertura de la bóveda mortuoria). 2. Identificación de materiales culturales y selección del mismo. 3. Limpieza superficial del material seleccionado. 4. Clasificación. 5. Consolidación con Paraloid B-72 en thinner, aplicado superficialmente con brochuelo. Únicamente se aplica consolidante a las muestras óseas y metales, puesto que la tela tendrá otro procedimiento de laboratorio. 6. Embalado de cada muestra, utilizando papel aluminio. 7. Traslado de las muestras al Museo Nacional de Antropología “Dr. David J. Guzmán”. 8. Levantamiento fotográfico del material. 9. Segundo tratamiento de consolidación del material, en gabinete. 10. Presentación de informe técnico.

199

Detalle: La exhumación inició a las 9: 00 a.m. del día 4 de septiembre de 2002, aún sin la presencia del equipo de rescate de Concultura. Este último se presentó media hora después. Se requirió de dos trabajadores, quienes al iniciar los trabajos en el piso quebraron cuatro ladrillos al Norte y cinco al Este, correspondientes a la Capilla Cívica. Con esto último se logró mostrar dos (2) de las cuatro (4) tapaderas de cemento que cerraban la bóveda que contuvo el féretro, que posteriormente fueron levantadas. Cabe señalar que los trabajadores, en su inicio, quebraron la lápida mortuoria que hace alusión a los restos del prócer, antes de la presencia del equipo de rescate. La referida lápida fue recuperada por los miembros del equipo y posteriormente llevada a las instalaciones del Museo Nacional de Antropología ‘Dr. David J. Guzmán’ para su restauración y resguardo.

Al observar los restos que yacían en el interior de la bóveda, se logró constatar que estos refieren a un entierro secundario, indirecto, cuyas osamentas se perciben envueltas en tela y otros materiales que componen parte de la indumentaria del individuo, rasgo que se denomina ‘bulto’. El bulto se encuentra en el interior de un féretro

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

200

Fabricio Valdivieso

moderno putrefacto que colapsó sobre los restos. El féretro se localiza en el interior de una bóveda de cemento, la cual contiene una ligera fuga de agua. El agua, obviamente, fue el acusante del acelerado proceso de putrefacción del féretro, a la vez que contribuyó al deterioro del contenido en bulto al que se hace referencia. Esto permitió que el material óseo se pulverizara, el metal se oxidara aceleradamente, y el cuero y la tela se pudrieran. Sin embargo, se extrajeron muestras en pésimo estado de conservación. Se separaron los restos del féretro y se seleccionó el material útil para muestreo, según el procedimiento.

La mayor parte del material óseo, tanto pulverizado como semicompleto, se colocó en un féretro lujoso, para su traslado a la funeraria La Auxiliadora, en San Salvador, y luego inhumarlos en el Monumento Conmemorativo a los Próceres Independentistas, localizado en el Complejo Cultural Recreativo San Jacinto. En este nuevo féretro se tiene un revestimiento metálico en su interior, el cual permitirá que los restos del prócer se conserven por mucho más tiempo. Así también se dejaron restos de tela, que fueron llevados por personal de la funeraria, posiblemente para enterrarlos junto al nuevo féretro. Las evidencias culturales fueron pocas, si consideramos

la posibilidad de atuendos de un general de la época y prócer de la nación. Lo anterior puede deberse a que en la primera exhumación o mucho antes posiblemente, se extrajo la mayor riqueza del material contenido en el referido entierro y fue repartido entre particulares. Luego de la exhumación, se dio un acto en honor al prócer. Material recuperado como muestras para análisis

El material recuperado contiene las pruebas mínimas que identifican visualmente su naturaleza o forma. Indumentaria:

11 fragmentos de tela

8 fragmentos que en primera instancia aparentan restos de cuero 2 tacones de calzado 4 restos de capona

1 fragmento de fibra no identificada

Metales:

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

25 clavos 1 botón

4 fragmentos no identificados

4 fragmentos que aparentan alambres

Experiencias de la arqueología del rescate

Hueso:

1 falange

1 fragmento de hueso largo

El total de materiales recuperados asciende a 62 muestras. Fueron fotografiadas para el registro de la Unidad de Arqueología. Asimismo se recupera también la placa fúnebre elaborada en mármol, la cual se presenta completa-fragmentada en ocho partes. Las medidas de la placa son: 1.24 cm de largo con 64 cm de ancho. Conclusiones preliminares

Según las muestras recuperadas, es notable que este individuo portaba indumentaria de lujo. El tipo de botón, de aproximadamente de 1 pulgada de diámetro, parece pertenecer a un traje con cierres suntuosos. También, los restos de caponas sugieren cierto rol en la sociedad. La localización en el interior de un templo católico cuyos antecedentes datan del siglo XIX, identifican a este individuo como un personaje de importancia. Las fuentes históricas, la lápida y el carácter de la indumentaria del individuo parecen corresponder al Gral. Manuel J. Arce. Pruebas de ADN lograrían reconocer con certeza la identidad de este individuo.

201

La investigación a través de los restos materiales del prócer Gral. Manuel José Arce, quien fue el primer Presidente de Centroamérica, queda abierta a quienes interesen conocer a fondo su historia y su tiempo.

6. Dr. José Matías Delgado y hermanos Aguilar en Iglesia El Rosario Esta investigación intenta demostrar la veracidad de la existencia de los restos mortales de los próceres Dr. José Matías Delgado y los hermanos Vicente Aguilar y Nicolás Aguilar en el interior de la iglesia El Rosario, en donde se suponen sepultados. Este templo se ubica en el sector Este de la Plaza Libertad, en el Centro Histórico de San Salvador. El objetivo de la investigación consiste en localizar dichos restos pretendiendo luego una exhumación, como parte de un mandato presidencial durante el año 2002.

Antes de ejecutar cualquier intervención de suelos se realizaron investigaciones preliminares, que consistían en localizar y abordar toda fuente directa de información como documentos y entrevistas que puedan referir datos precisos del lugar de enterramiento en el interior del templo.

El día 15 de agosto de 2002,

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

202

Fabricio Valdivieso

una comisión dirigida por el autor en compañía del Arq. Rubén Martínez, diseñador y constructor del actual templo El Rosario, realizan una inspección técnica al referido inmueble. En aquella ocasión, la comitiva logró entrevistarse con el Padre Antonio, párroco de la iglesia, y con el Padre Gregorio, quienes los acompañaron en un recorrido por el templo. Los padres mostraron algunas lápidas removidas del templo predecesor al actual, ubicadas actualmente en una recámara ubicada en el sector noreste de la Iglesia. En primera instancia se constató que de las lápidas mostradas, una es alusiva al Centenario del Grito de Independencia, colocada el 11 de noviembre de 1911, la cual conmemora al Dr. José Matías Delgado. Así también se tiene otra lápida fragmentada que refiere a los restos mortales de Nicolás Aguilar, quien murió en 1818. Del mismo modo se percibe otra lápida fragmentada que hace referencia en latín al tercer Obispo del Salvador, Dr. Cárcamo y Rodríguez, sepultado en el referido templo hacia 1885. Según el Arq. Rubén Martínez, en los trabajos de construcción realizados entre 1964 y 1971 se encontró, a escasos 100 cm de profundidad aproximada, una bóveda que contenía un féretro. Este rasgo se localiza en un lugar no cla-

ramente determinado en el interior del templo, contiguo a las paredes del sector Sureste. El Arq. Martínez afirma haber presenciado en el interior del ataúd, restos de calzado y tela putrefacta. Se prohibió que fuese tocado por los trabajadores y se dejó todo en su lugar para luego enterrarlo y continuar con la edificación del templo sin que el rasgo fuese alterado.

Los datos recuperados del entierro encontrado en febrero del año 2001 en la demolida Iglesia Inmaculada Concepción de Santa Tecla, el cual correspondía al segundo Obispo de El Salvador Dr. Miguel Tomás Pineda y Saldaña, sepultado en 1875, refieren a un patrón de enterramiento que consistía en un féretro contenido en una bóveda. Dicho féretro se localizaba a un metro de profundidad aproximada, dato muy similar al proporcionado por el Arq. Martínez. Lo anterior hace creer que lo encontrado en los trabajos de construcción del templo pueda referir a los restos del tercer Obispo de El Salvador Dr. Cárcamo y Rodríguez, sepultado en el segundo templo edificado en el área, lo cual consta mediante fuentes documentales y en la misma lápida aquí localizada. O bien puede tratarse de otro personaje de la época cuya lápida, en caso la hubo, haya desaparecido.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Algunas fuentes señalan

Experiencias de la arqueología del rescate

que a raíz de las batallas que tuvo el gobierno de Gerardo Barrios y Rafael Carreras, los restos del Gral. Bracamonte fueron enterrados en el atrio del primer templo edificado en el área. El primer templo, denominado Iglesia Parroquial, fue uno de los edificios que más dominaba la urbe de 1811. Este edificio se ubicaba al oriente del otrora Plaza Mayor o Plaza de Armas, hoy Plaza Libertad. Esta Iglesia Parroquial fue edificada por el Dr. José Matías Delgado, la cual se admira en una estampa francesa publicada en los viajes de Enault. Este templo fue llevado al grado de Catedral el 1º de octubre de 1843, momento en el cual el Dr. Jorge Viteri y Ungo, primer Obispo de El Salvador, ofició una misa. Este antiguo inmueble se edificó en forma de cruz latina, con dos torres: una para el campanario y otra para el reloj. Aparentemente este templo abarcaba toda la manzana donde hoy se encuentra la Iglesia El Rosario.

La Iglesia Parroquial se dañó en el terremoto del 16 de abril de 1854, debido a un golpe ocasionado por la torre —que durante un breve tiempo lució adornada por un nuevo reloj traído de Europa hacía apenas un año— llevando a su caída gran parte de la contemporánea estructura. Luego del siniestro, a crite-

203

rio de los eclesiásticos, la arruinada catedral aun brindaba seguridad. Temporalmente se podían guardar en su interior parte del mobiliario y algunas cosas de los demás templos dañados, entre imágenes y alhajas. Mientras tanto, las misas se daban provisionalmente en una ermita de teja localizada en la Plaza Mayor. Este templo ya había soportado los terremotos de 1815, 1831 y 1839. Luego de 1854, el templo fue restaurado por el gobierno, hasta el terremoto del 19 de marzo de 1873 el cual propició su demolición. Hoy día no se cuenta con los planos originales de aquel antiguo templo, como tampoco se tienen los planos de los templos que le prosiguieron. Los templos posteriores ocuparon la porción norte de la cuadra donde lució el primero. Un plan de investigación consistiría, en primera instancia, en comprender las dimensiones y la orientación del antiguo primer templo dentro del área que ocupó, y con ello pretender localizar los entierros dentro del mismo. A su vez, se hace necesario comprender las construcciones de los templos que le procedieron, considerando así la remoción de contextos que dieron paso a dichas edificaciones. Nicolás Aguilar, según fuentes históricas, fue enterrado en una fosa abierta en la capilla mayor de aquel primer templo, en septiem-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

204

Fabricio Valdivieso

bre de 1818. Vicente Aguilar fue sepultado en la nave derecha de la misma iglesia, en abril de 1818. El Dr. José Matías Delgado, según algunos historiadores, fue enterrado al pie del altar mayor del mismo templo, en noviembre de 1832. No se percibe en el actual templo una lápida que refiera a los restos del Dr. José Matías Delgado y a Vicente Aguilar. Si los restos existiesen, no tenemos datos precisos de la localización de los mismos en el terreno donde antes estaba la primera catedral, comprendida hoy tanto por la Iglesia El Rosario como por el ex colegio Fray Martín de Porres, en el sector Sur del mismo, y algunos comercios en el sector Este de la cuadra. Por otro lado, la remoción de suelos para los trabajos de terracería que dieron lugar a la construcción de establecimientos comerciales y la actual Iglesia El Rosario, permite dudar de la existencia de dichos restos. Además, se desconocen datos precisos de la vestimenta o rasgos físicos particulares de los individuos al momento de ser enterrados. Esto último garantizaría la identificación de los restos de determinado personaje, evitando cometer un falso histórico. Lo anterior se da considerando que en este espacio también fueron enterrados otros eclesiásticos o personajes distinguidos en diversos tiempos.

En conclusión, no se consideró conveniente realizar una excavación sin antes poseer las pruebas suficientes que garanticen la existencia y localización de los cuerpos en el referido inmueble, de lo cual se carece. Los estudios magnéticos en el área pueden identificar anomalías en el subsuelo, lo cual sería normal puesto que las iglesias de la época fungieron como cementerios. Así también, dichas anomalías no garantizarían que estas tratan en realidad, de un entierro. 7. Arqueología de épocas republicanas en sitios prehispánicos Durante los años 2004 y 2007, la estructura B1-2 de Tazumal, en Chalchuapa, fue objeto de intervención arqueológica intensiva y restauración. Estas intervenciones, dirigidas por el autor, pretendían definir sistemas constructivos indígenas y diferenciarlos de las restauraciones en cemento realizadas durante la década de 1950. Las primeras intervenciones, a mitad de siglo, fueron dirigidas por Stanley H. Boggs. De este modo, se requirió demoler de manera manual y controlada las viejas estructuras de hormigón, pretendiendo no dañar las estructuras arqueológicas prehispánicas

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

de su interior. Lo anterior es parte del proceso deconstructivo.

Las restauraciones de la década de 1950 fueron elaboradas directamente sobre las construcciones originales. Hubo que definir con precisión la construcción moderna de la arqueológica. El sistema constructivo moderno utilizó piedra embonada con cemento y lodo, y en ocasiones, piedras de menor tamaño que simulan pasillos empedrados y muros originales. La colocación de piedras permitió aumentar el volumen del edificio, y luego le fue colocado el revestimiento de cemento. A este sistema constructivo realizado en los años cincuenta le reconocemos como ‘falsos arquitectónicos’. Estos últimos serán todas aquellas intervenciones constructivas modernas aplicadas sobre las construcciones prehispánicas. Deconstrucción

Como primer paso para iniciar la deconstrucción de una estructura arqueológica compuesta de cemento se organiza un adecuado plan de intervención, el cual tiene como objeto prioritario reconocer rasgos arquitectónicos de naturaleza arqueológica, o llamados también ‘originales’, y diferenciarlos de los rasgos arquitectónicos edificados

205

en virtud a las primeras intervenciones realizadas en la década de 1950, o falsos arquitectónicos. Esto significa que identificaremos primero los falsos arquitectónicos de las evidencias originales, pretendiendo no destruir estos últimos, y dejarlos intactos para el registro, estudio y posterior consolidación y restauración. De este modo se removerá el cemento y los materiales constructivos modernos aquí contenidos, hasta localizar las evidencias indígenas. Habremos de reconocer aquí dos sistemas constructivos de dos épocas muy distantes: prehispánica y mitad del siglo XX.

Una vez hemos reconocido lo original de lo falso, damos inicio con el registro de los mismos. Luego, la investigación se torna hacia el estudio arqueológico de las evidencias prehispánicas acaecidas, comparándolas con el registro de resultados documentales emanados de las primeras intervenciones en 1950. De este modo se solventan dudas, y se actualiza la información, dando lugar a nuevas interpretaciones. En nuestro caso surgieron también nuevos aportes sustentados por el hallazgo de evidencias antes no percibidas. Siendo así, el procedimiento deconstructivo de una estructura arqueológica evoca el estudio del procedimiento arqueológico aplicado por los pri-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

206

Fabricio Valdivieso

meros arqueólogos que intervinieron el sitio. Es decir, a través de la arqueología moderna se estudiarán y entenderán los procedimientos arqueológicos realizados a mitad del siglo XX: arqueología de la arqueología. De este modo se pretenden identificar técnicas arqueológicas utilizadas en el pasado, empleo del concreto en la arqueología incipiente en El Salvador y motivos que condujeron a las interpretaciones antes tenidas, así como corroborar datos relacionados al estado de conservación de la estructura en su parte interior, y la búsqueda de precisión hacia las teorías antes sostenidas, en base a las pruebas ahora suscitadas. Excavación

El proceso deconstructivo de la estructura B1-2 inicia en la parte superior de la misma. En este sector se requirió delimitar con pita cuatro trincheras y registrar el procedimiento en los diarios de campo digitales. Las cuatro trincheras fueron ubicadas mediante dibujo en planta, y orientadas de acuerdo a la posición de la estructura y su desviación de 10° del norte magnético. El total de la excavación comprende 19.10 m de ancho máximo esteoeste, y 19.20 m de largo máximo norte-sur. El material arqueológico

recuperado se clasifica en relación a la trinchera en que se encuentra, por estratos y por la naturaleza arqueológica del material: obsidiana, lítica, cerámica, misceláneos y basura moderna.

Los primeros centímetros excavados demostraron la existencia de abundante material arqueológico revuelto, entre los que se tienen fragmentos cerámicos de diversas épocas prehispánicas, incluyendo plomizos del tipo Tohil, restos de vasijas del tipo Púas, fragmentos con engobe rojo y una interesante cuenta de barro, así como restos de piso fuera de contexto. Se tienen también obsidianas y puntas de flechas, y abundante basura moderna como canicas, plásticos, vainas de tiro, monedas de diferentes años y países, corcholatas, vidrios y otros materiales dejados por turistas u otros visitantes a lo largo del siglo XX. El turista solía subir a la estructura, ver las montañas desde los alto y descansar en el césped, el cual le cubrió durante los últimos cincuenta años. Todo este material es parte del primer estrato de humus revuelto con otras tierras provenientes de antiguas intervenciones. A lo largo y ancho de la parte superior de la estructura, una vez limpio, pueden observarse algunas antiguas intervenciones las cuales parecen haber sido ocasionadas por saqueadores y por las excavaciones

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

arqueológicas de los años de 1950. Estas intervenciones dañaron parcialmente los rasgos arquitectónicos de naturaleza prehispánica aquí contenidos. Cabe señalar que los restauradores de los años de 1950, en ocasiones colocaron un recubrimiento de mezcla a base de lodo sobre el sistema constructivo original, lo cual permite identificar o rastrear aquellas antiguas intervenciones. Asimismo, creemos que algo de la basura moderna localizada en las antiguas trincheras fue colocada adrede para indicar las intervenciones de la época. Así se reconocen también falsos arquitectónicos a los costados del escombro de la estructura prehispánica. La mayoría de basura moderna encontrada en el humus corresponde a restos de empaques de golosinas, prendas, juguetes, monedas y otros materiales dejados por los visitantes durante la historia del parque. Como nota aparte, en una ocasión durante estas intervenciones se encontró un muñeco de plástico de los clásicos indios norteamericanos, el cual cualquier niño salvadoreño de hace treinta años —como el autor— logró conocer en la infancia, y cuya industria parece ahora haber desaparecido. Por tratarse de un indio encontrado en el estrato de humus de esta estructura prehispánica, el hallazgo fue motivo de bromas.

207

Volviendo a la historia reciente de este edificio, según la tradición oral, en los años de 1980, durante el conflicto armado, en Tazumal fue instalada una estación militar, por lo que podemos suponer el motivo por el cual yacen restos de vainas de balas e incluso un fragmento de antena de radio y baterías.

En el sector norte, aproximadamente a los 1.80 m de profundidad y bajo los muros edificados en virtud a las restauraciones de la década de 1950, se encontró un curioso fragmento de lápiz en pésimo estado de conservación, el cual aún conservaba el grafito y la madera con pintura amarilla, similar a los lápices que actualmente solemos usar. Este lápiz posiblemente fue utilizado para las anotaciones de la época, no se sabe si por algún obrero o por el mismo arqueólogo Stanley H. Boggs; quién sabe. Lo cierto es que estos hallazgos son el remanente que el siglo XX deja en uno de los primeros parques arqueológicos de El Salvador.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

208

Fabricio Valdivieso

8. Algunas apreciaciones finales y otros casos En cuanto a los materiales de épocas de la República

El derrumbe de antiguas residencias e inmuebles con valor histórico, luego de los terremotos del año 2001 y la restauración de los inmuebles históricos realizada a raíz de los referidos siniestros, lograron evidenciar un alto potencial arqueológico contenido en su subsuelo. El grueso de este potencial lo constituye abundante material fragmentado del siglo XIX y principios del siglo XX. Entre artefactos se tienen cerámicas, porcelanas, metales, vidrios, botellas, y hasta restos de una cajetilla de cigarrillos curiosamente conservada, encontrada bajo el suelo de relleno en el Palacio Nacional, en el centro de San Salvador, entre otros hallazgos presenciados por este investigador. El material proveniente del subsuelo de residencias e inmuebles históricos de nuestras ciudades, con el análisis hacia el artefacto mismo y su contexto, son una ventana que nos llevará a conocer rubros arqueológicos aún vírgenes de estudio dentro del campo de la economía, industria. En otras partes del mundo, los arqueólogos irrumpen con

sus investigaciones en lugares no usuales a su profesión, como antiguos rellenos de basura o depósitos de maquinaria vieja desechada. En el caso de los rellenos, sería labor del arqueólogo aplicar su procedimiento, por lo general mediante una excavación, para luego ordenar el material recuperado, clasificándolo y registrándolo. El caso común es encontrar lo más antiguo en lo más profundo de la excavación, de tal modo que cada nivel de profundidad indicará una época, con modas y tipos diferentes. A medida que se clasifica el material contenido y una vez ubicado en determinada época, estos arrojan importante información en el campo del comercio y la industria. Por ejemplo, se pueden encontrar botellines de perfumes, estos pueden clasificarse e inducir cuál fue el más aceptado por los consumidores en la década de 1920, y por qué fue así. Lo mismo con determinadas marcas de otros artefactos como licores, frascos de medicinas o tónicos, o hasta electrodomésticos y otros enseres. Luego se toman algunos de estos artefactos y pasan a estudiarse en los laboratorios, tratando de responder otras interrogantes. Es común el hallazgo de fragmentos de vidrio que formaron parte de vajillas o botellas, estas últimas también las hay de cerámica las cuales hacen posible que otros in-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

vestigadores realicen taxonomías de materiales utilizados en la industria del siglo XVIII y XIX.

Es curioso también darnos cuenta de las posibilidades de conservación de determinados utensilios, una vez que estos se encuentran aislados de la superficie, enterrados bajo los cimientos de una casa, por ejemplo, fungiendo como basureros. Así se han dado casos en los que se encuentran plásticos, canicas, papel aluminio, restos de llantas, restos de juguetes, propagandas publicitarias, sistemas de cañerías o cables y alambres antiguos, tapones, metales entre otros, como parte del ripio localizado bajo suelos de relleno de urbanizaciones construidas hace más de cincuenta años. En nuestro país es curioso encontrar en edificaciones de finales del siglo XIX (donde al mismo suelo de relleno se le mezclaban ripios que incluían fragmentos de botellas, porcelanas y hasta huesos de animales comestibles) todo ello posiblemente para solidificar la mezcla. Estos fragmentos no solo nos proporciona un vistazo de lo que fue la vida doméstica de la época, también nos permite conocer el comercio tenido con otros países en cuanto a la importación de productos. Por ejemplo, se tienen botellas de cerveza provenientes de Europa y elaboradas en cerámica, se incluyen algunos fragmen-

209

tos de vajillas con el sello de la casa que las elabora, muchas de estas provenientes de casas inglesas. Algunas imágenes en porcelana reflejan escenas domésticas del siglo XVIII y otras variadas decoraciones de un gusto exquisito. Se cita también el caso de una botella de salsa Inglesa encontrada bajo el suelo en el templo Santiago Apóstol, Chalchuapa, la cual, por el contexto en el que se encuentra y por la forma de la botella, suponemos que viajó hasta aquí por todo el Atlántico a fines del siglo XIX. Posiblemente sea la botella de salsa inglesa más antigua en nuestro país, dándonos un parámetro de la introducción de este producto a nuestras tierras. En nuestro país se tienen curiosos casos, como el particular hallazgo de antiguas monedas de plata del siglo XIX, que aconteció nuevamente en Santiago Apóstol en el año 1998. A estas clasificaciones pueden agregarse la gran cantidad de fragmentos metálicos encontrados: clavos, hierros no identificables, restos de candelabros o antiguas latas de alimento en pésimo estado de conservación, entre otros. El análisis de la industria de aquellos años a través de los restos materiales, puede ofrecer a las actuales empresas un panorama histórico de determinados productos y su aceptación en el tiempo,

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

210

Fabricio Valdivieso

y así disponer de estos datos a su provecho. De igual modo, estos datos permiten conocer un modelo de vida cotidiana en una sociedad de consumo poco antecesora a nuestra época. En cuanto a la arqueología en las iglesias

Durante la década de 2000, en El Salvador se realizaron numerosas intervenciones arqueológicas en el interior de iglesias, edificadas estas en diferentes épocas, compilando valiosa información, útil a su vez para compararlas con algunas fuentes históricas documentales. Esta información se acompaña de un rico muestrario de artefactos recuperados y utilizados por la antigua sociedad, que pasan a exhibición en museos estatales para el goce de todos o se mantienen resguardados en los depósitos de la Secretaría de Cultura para futuras exposiciones.

En cuanto a los hallazgos en iglesias, por lo general, el patrón funerario ha sido el de mayor presencia. Se tienen casos que permiten señalar un número estimado de entierros, hasta el grado de sobrepasar los 200 individuos en un área reducida o definida por los limites estructurales del inmueble. Tal es el caso del templo Nuestra Señora de la Asunción en Ahuachapán, donde

los entierros se extienden por debajo de la casa parroquial adyacente a este inmueble. Lo anterior indica que el templo y su atrio, como área de entierros, fue más amplia en otras épocas. El espacio hoy es ocupado por la referida parroquia. Se sabe que las áreas ocupadas por los templos coloniales o republicanos fungieron como cementerios. Es de gran valor conocer la tradición mortuoria de esta antaña sociedad y su transformación en el tiempo: modos de enterramiento, ofrendas y costumbres, anatomías, patologías y acontecimientos en la zona, entre otros.

La actividad arqueológica en El Salvador ha proporcionado muestras interesantes de patrones de enterramientos y artefactos extraídos de templos, véase el caso de Santiago Apóstol en Chalchuapa, Nuestra Señora de la Asunción en Ahuachapán, las iglesias coloniales de Virgen de la Asunción en Izalco, San Juan Bautista de Nahuizalco, San Pedro y San Pablo Apóstol de Caluco, San Pedro Apóstol en Metapán, San Miguel Arcángel de Ilobasco, El Pilar en San Vicente, entre otras. En otros casos se han encontrado restos de antiguos empedrados sugiriendo anteriores atrios. Así también se han encontrado componentes estructurales que aportan información en cuanto

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

a sistemas constructivos. Los datos relacionados a sistemas constructivos ofrecen una alternativa de aplicación en tiempos modernos, puesto que mucha de esta información no fue documentada por sus constructores, dejando que el tiempo, y con este las nuevas modalidades constructivas, contribuyesen a que este conocimiento se olvidara.

Entre las curiosidades encontradas se tuvo en una ocasión, en el templo a Nuestra Señora de la Asunción en Ahuachapán, el hallazgo de una botella contiguo a un entierro colectivo compuesto de tres cuerpos: dos adultos y un infante, en cuyo interior se encontró un mensaje con el nombre de los individuos y el motivo de su muerte, fechado hacia el siglo XIX. Cabe señalar aquí también, el ocasional hallazgo de piedras de moler incrustadas en las paredes de la estructura, cuya última construcción sobrepasa los cien años. Estas piedras de moler fueron utilizadas como parte del material constructivo.

Otro caso interesante es el hallazgo de catacumbas clausuradas en la Basílica de El Pilar en San Vicente, en el año 2003, cuyas paredes nos muestran grafitos y leyendas mortuorias que datan desde principios del siglo XIX hasta principios del siglo XX. Esto último es una muestra clara de una idiosin-

211

crasia popular de la época. Desde su clausura, pocos sabían, a manera de mito, que en cada misa al recorrer el pasillo central hacia el Altar Mayor del templo tenían bajo sus pies estas catacumbas, cuyo diseño arquitectónico y sistema constructivo hace verso con la totalidad de la estructura del siglo XVIII, algo muy singular de la época.

Incluso el subsuelo de nuestra Catedral Metropolitana nos enseñó en una ocasión el curioso hallazgo de un entierro colonial, siendo muy probable que este se refiera a un eclesiástico del antiguo Monasterio de Santo Domingo. Este rasgo se acompañaba de ofrendas compuestas de vasijas, cuya decoración y forma presentan motivos nativos, sugiriendo con ello una costumbre indígena en rituales cristianos hacia un personaje anónimo de la época.

En otras oportunidades y en otras Iglesias, se han encontrado suelos culturales que sugieren actividades realizadas en periodos prehispánicos en el mismo lugar del actual templo. Poco a poco estos hallazgos dan las pruebas con las cuales tanto arqueólogos como historiadores, antropólogos u otros especialistas perfilan un nuevo rostro a sus inquietudes, demostrando del mismo modo un panorama más amplio del accionar de estas disciplinas y pro-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

212

Fabricio Valdivieso

piciando paulatinamente el desarrollo de las mismas en El Salvador. Referencias bibliográficas consultadas Anónimo

S/a Biografía del Ilmo. Y Rmo. Señor Don Tomás Miguel Pineda y Saldaña, Segundo Obispo de San Salvador. Desde su nacimiento en 1791 hasta su promoción al episcopado de Antígona (in partibus infidelium) en 1848. Capitulo 1. Inédito. Bolaños Aguilar, Roberto

1997 Ilmo. Mons. Dr. Don Jorge de Antígona Ungo Primer Obispo de San Salvador. San Salvador. Cardenal, Rodolfo

2001 El poder eclesiástico en El Salvador. Biblioteca de Historia Salvadoreña. CONCULTURA. San Salvador, El Salvador. Chang, K. C.

1990 Nuevas perspectivas en arqueología. Alianza editorial. España. Fomento Cultural Banco Agrícola

2000 El Salvador, La República. Tomo I y II. B.A.C. San Salvador, El Salvador.

Gallardo, Miguel Ángel

1954 Papeles históricos (a Santa Tecla en su primer centenario). Santa Tecla, La libertad.

1977 Papeles históricos. Vol. 5. editorial LEA. San Salvador, El Salvador. Leistenschneir, María y Freddy Leistenschneider

1980 Gobernantes de El Salvador (Biografías). Publicación del Ministerio del Interior. San Salvador. López Jiménez, Ramón

1996 Mitras Salvadoreñas. Ministerio de Cultura Departamento Editorial. BANCASA. San Salvador, El Salvador. Magaña Menéndez, Enrique

1955 Gobernantes salvadoreños. Comentarios, cuartillas y crónicas. Imprenta “Kelly”. Ahuachapán. El Salvador. Salaverría, Joaquín y Miguel Sánchez

1985 (¿?) «Reseña Histórica de Ahuachapán». Elaborado para el Comité Pro Restauración del Templo Nuestra Señora de la Asunción. Inédito. Ahuachapán, El Salvador.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Experiencias de la arqueología del rescate

Tórrez A., Joaquín

1997 Hallan Restos del Obispo Valdivieso. El Nuevo Diario. Ejemplar de 3 de enero. Managua, Nicaragua. Valdivieso, Fabricio

2002 Rescates Arqueológicos y Recopilación de Datos Históricos de la Parroquia Inmaculada Concepción y su Contexto Urbano en Nueva San Salvador. Luego del Terremoto del 13 de Enero del 2001. Informe Técnico. CONCULTURA. San Salvador.

213

2005 Una Visión del Pasado desde Nuestra Señora de la Asunción de Ahuachapán. Inédito. Departamento de Arqueología, CONCULTURA. San Salvador, E.S.

2008 Tazumal y la estructura B12, registro de una deconstrucción arqueológica y nuevos aportes para su interpretación. Informe elaborado para CONCULTURA. El Salvador.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

Obrajes para beneficiar añil en San Vicente y La Paz...

215

Obrajes para beneficiar añil en San Vicente y La Paz: Reconocimiento y registro de sitios arqueológicos históricos de El Salvador Heriberto Erquicia

Resumen El descubrimiento de añil en los territorios hispanoamericanos, fue de gran interés comercial para España; así, el tinte que se obtenía del xiquilite se encontraba entre los productos de mayor aprecio para la exportación durante la época colonial, a tal grado que llegó a conocerse como el ‘oro azul’. Durante los siglos coloniales en la provincia de San Salvador, el añil se convirtió en el principal producto de exportación hasta el fin de la época. A mediados del siglo XVIII, dicha provincia contaba con un estimado de más de seiscientos obrajes que servían para beneficiar el añil. Esta tercera fase del proyecto registró y documentó más de una docena de obrajes de añil de la época colonial y primera mitad del siglo XIX, localizados en la zona paracentral de El Salvador específicamente en los departamentos de La Paz y San Vicente. Palabras claves: arqueología colonial, obrajes de añil, El Salvador.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

216

Heriberto Erquicia

Agua, y Pilas con primor, Puntero que bien lo entienda, Mucho aseo, con yerba buena, Producen la tinta flor.

(Juan de Dios Del Cid, 1641) A manera de introducción El descubrimiento del añil en los territorios hispanoamericanos fue de gran interés comercial para España; así el tinte que se obtenía del Xiquilite se encontraba entre los productos de mayor aprecio para la exportación durante la época colonial, a tal grado que llegó a conocerse como el ‘oro azul’. Durante los siglos coloniales en la provincia de San Salvador, el añil se convirtió en el principal producto de exportación hasta el fin de la época. A mediados del siglo XVIII, dicha provincia contaba con un estimado de más de seiscientos obrajes que servían para beneficiar el añil. Este artículo es consecuencia de la investigación denominada Proyecto de Registro y Reconocimiento de Sitios Arqueológicos Históricos de El Salvador FASE III-2011, basada en la continuidad del registro y el reconocimiento arqueológico de sitios históricos de El Salvador [Erquicia: 2008, 2009, 2009a, 2009b, 2010, 2011]; proyecto de la Dirección de Inves-

tigaciones de la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad Tecnológica de El Salvador UTEC. La Fase III-2011 del proyecto consistía en documentar los obrajes de añil de la Zona Paracentral de El Salvador, más bien los que se encuentran concentrados en las antiguas haciendas añileras de los actuales departamentos de La Paz y San Vicente. La investigación se enmarca en el estudio de los sitios arqueológicos históricos, que están referenciados por las fuentes etnohistóricas, documentales, archivos y la oralidad; los cuales se reconocieron y evidenciaron en el campo a través de las técnicas de la metodología de campo en arqueología. De manera que la técnica de investigación parte de las fuentes documentales y la técnica de la prospección superficial. La investigación consistió en un estudio de carácter exploratorio y descriptivo que, por medio de visitas de campo, obtuvo el registro fotográfico, la ubicación, el mapeo preliminar, la descripción y el análisis de los datos obtenidos en campo. Para la presente investigación definimos la arqueología histórica como el estudio en el que convergen dos ciencias sociales, la arqueología y la historia. Una, estudiando e interpretando los restos materiales dejados por las sociedades del pasado y la otra, com-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Obrajes para beneficiar añil en San Vicente y La Paz...

plementando la investigación y la interpretación por medio de documentos escritos desde la sociedad que construyó los restos materiales y que la arqueología encuentra en el presente. Como se acotó anteriormente, en este estudio se determinó reconocer y documentar obrajes de añil de la zona paracentral de El Salvador (La Paz, San Vicente). Por ello se elaboró un marco, basado en el conocimiento de la historia, producción y comercialización del añil en el Reino de Guatemala (Provincia San Salvador), pues se pretendía documentar los restos de los obrajes coloniales. El registro arqueológico se elaboró del 6 de junio al 12 de julio de 2011. Se visitaron más de una veintena de lugares previamente propuestos por este proyecto como posibles zonas de hallazgo de los inmuebles históricos; de los cuales 16 arrojaron datos e información de vestigios arqueológicos en donde se mostraban los restos de antiguos obrajes que en su momento sirvieron para la producción de tinta de xiquilite o añil. Dichos sitios históricos, se encuentran ubicados en los municipios de San Vicente, Tecoluca, Zacatecoluca, San Juan Nonualco, San Sebastián y San Idelfonso.

217

Tipología de los obrajes para beneficiar añil Vasijas, canoas, bateas, peroles u ollas se sustituyeron por las pilas o piletas, las cuales estaban construidas en mampostería [Aguirre, 2009], muchas veces de calicanto y ladrillo de barro cocido, generalmente formaban juegos de tres pilas. Las instalaciones en donde se lleva a cabo el beneficiado de añil, se denominan obrajes. Dichas infraestructuras necesitan estar cerca de fuentes de agua, pues las actividades de beneficiar demandan de este recurso en abundancia. Las fuentes documentales e historiográficas, así como los estudios arqueológicos y etnográficos nos muestran una ‘tipología’ o más bien una serie de características en las cuales se pueden clasificar algunos de los obrajes documentados en esta fase de investigación, para ello es importante mencionar esos estudios en donde se aborda dicha temática. Según Amaya, los ejemplares de obrajes de añil de los cuales se ha obtenido documentación son de tres tipos: Obrajes de pilón. Estos consisten en una sola pila grande hecha de mampostería [Amaya, 2006], los cuales parecen ser muy escasos, pues fueron prohibidos por la autorida-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

218

Heriberto Erquicia

des coloniales. Obrajes reales. Se refiere estructuras que constan de tres pilas en desnivel. Obrajes hidráulicos. Se sitúan en las grandes haciendas añileras, se trata de complejas estructuras que pueden contar con cinco a siete pilas de gran tamaño y contienen una canaleta para rueda hidráulica [Batres, Batres, Garnica, Martínez y Valle, 2005].

Por su parte, Aguirre [2009], basado en un registro etnográfico y las descripciones de Moziño [1976], presenta para el territorio mexicano, tres tipos de obrajes: el artesanal —probablemente de una sola pila o pilón— los obrajes simples, los de tres pilas escalonadas —que Amaya denomina obrajes reales— y los obrajes con rueda de molino hidráulicas, o con ruedas horizontales tipo Catarina, que vendrían a ser los obrajes hidráulicos. Desde la arqueología se han documentado en El Salvador varios obrajes para la producción de tinta de añil, por ejemplo en San Gerardo [Valdivieso, 2005] y en las vertientes del río Torola [Valdivieso, 2009], todos del departamento de San Miguel. El mejor registro y documentación que se tiene hasta el día de hoy es el obraje de añil hidráulico que se excavó en el sitio arqueológico de

San Andrés en el Valle de Zapotitán, La Libertad, a mediados de la década de 1990 [Amaroli, 1996; Gallardo, 1997]. Los obrajes de añil documentados Achichilco I El sitio Achichilco I, se ubica a 5 km al Sureste de la ciudad de San Vicente, en el cantón y caserío Llanos de Achichilco, del municipio y departamento de San Vicente, a unos 370 m sobre el nivel del mar. La hacienda Achichilco es mencionada en la Descripción del Estado General de la Provincia de San Salvador: Reyno de Guatemala (año de 1807), elaborada por el Corregidor Intendente de la Provincia de San Salvador, Don Antonio Gutiérrez y Ulloa [1962]. Como parte de las haciendas del Partido de San Vicente de la Provincia de San Salvador, la Hacienda Achichilco aparece como hacienda extraviada del Camino Real a 1 ½ leguas al este de San Vicente, la cual pertenece a Don Francisco Merino. En cuanto a su clima es de regular temperamento, pero cálida; se encuentran en ella varios ranchos (de campesinos), los cuales están dedicados en su totalidad al cultivo del añil, maíz, frijol (granos básicos) y otras semillas [Ibíd.], que probablemente se refiere entre ellas a la mostaza

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Obrajes para beneficiar añil en San Vicente y La Paz...

o semilla del xiquilite. Por su parte, Santiago Barberena [1998], en su texto de Monografías Departamentales, elaborado entre 1909 y 1914, menciona a la Hacienda Achichilco como una de las más valiosas del departamento de San Vicente todavía para el primer cuarto del siglo XIX y menciona que su propietario es Don Octavio Miranda. El sitio consiste en dos obrajes de añil (Figuras 1 y 2), del tipo que Amaya [2006] describe como ‘real’ o del tipo ‘simple’ según la descripción de Aguirre [2009]. Uno, el que se encuentra en mejores condiciones, presenta tres pilas escalonadas, la del cocimiento o remojo, la del batido y la del secado; según las descripciones descritas en el manual de Moziño [1976] de finales del siglo XVIII. El otro obraje presenta solamente dos pilas escalonadas y una está cortada por la calle de acceso vecinal a varios inmuebles del sector. Lo más probable es que era muy parecido al anterior, pues se pudo documentar que este último habría perdido una de las pilas al derrumbarse una parte del terreno que va hacia el río Achichilco. Además, del primer obraje podía observarse los restos de una larga canaleta que conducía un flujo de agua hacia las piletas, para el proceso de beneficiar añil. Por su parte, los obrajes se encuentran en un estado de conservación

219

regular; el primero (el que presenta las tres pilas) se encuentra mejor pues conserva aún sus paredes y algunos de sus repellos; el segundo, como se mencionó, perdió una de las pilas y fue cortado por una calle vecinal. El sistema constructivo de los obrajes es de calicanto, es decir, están construidas sus paredes con piedra y argamasa hecha de cal; además de utilizarse otro elemento para su construcción, ladrillos de barro cocido. Achichilco II

El sitio Achichilco II, se ubica a 5 km al Sureste de la ciudad de San Vicente, en el cantón y caserío Llanos de Achichilco, del municipio y departamento de San Vicente; se sitúa al Sur del río los Tempates y al Este del puente de la vía férrea, a unos 412 m sobre el nivel del mar. El sitio consiste en los restos de un obraje de añil con ruedas, el cual habría funcionado a partir de energía hidráulica (Figura 3). Obraje conocido como hidráulico, el cual consta de varias piletas (por lo menos cuatro), se pueden observar dos líneas de piletas escalonadas o en desnivel, así como una pequeña pileta para el proceso de secado. Entre cada pila de batido hay un espacio o cárcamo como los descritos por Aguirre (2009), donde se instalaba la rue-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

220

Heriberto Erquicia

da del molino que era movida por la energía hidráulica a través de un canal de agua que en su momento se documentó con un largo de más de 20 m. Por su parte, el obraje se encuentran en mal estado de conservación, pues sobre la estructura colonial existen varias viviendas de los pobladores actuales; muchos de los espacios de las antiguas piletas son reutilizados, algunos como letrinas. Otros, como la canaleta que llevaba el agua hacia el cárcamo que hacía mover la noria o rueda, han sido modificados para diferentes usos, y por último los restos de material constructivo mejor conservados son reutilizados para la edificación de las nuevas viviendas. El sistema constructivo del obraje es de calicanto, piedra y argamasa hecha de cal; además algunas de sus paredes están elaboradas con ladrillos de barro cocido. Achiotes I

El sitio Achiotes se ubica a 6.5 km al Sureste de la ciudad de Tecoluca, en el cantón y caserío San Andrés Achiotes, del municipio de Tecoluca y departamento de San Vicente; se sitúa al Norte del río Los Achiotes o San Jacinto, a unos 120 m sobre el nivel del mar. La hacienda Achiotes es mencionada hacia la primera década del siglo XIX por el Intendente

de San Salvador Gutiérrez y Ulloa [1962]. Ulloa la ubica como parte de las haciendas del Partido de San Vicente de la Provincia de San Salvador y describe que se encuentra extraviada del Camino Real; así Achiotes aparece como hacienda localizada a 5 leguas al Este de la cabecera de San Vicente, en la cual se cultiva añil y otros frutos; y su propietario era Pedro Velázquez [Ibíd.]. El sitio consiste en los restos de un obraje de añil (Figura 4), que presenta dos pilas con un pequeño desnivel, el cual pareciera representar un obraje de los de tipo real o simple, aunque de dos pilas escalonadas (por lo que se pudo observar en campo), y no de tres como muestra alguna de la literatura [Amaya, 2006; Aguirre, 2009] ya citada por esta investigación. Las pilas del obraje están construidas de calicanto, piedra y argamasa de cal. Se encuentra en mal estado de conservación, pues apenas se logra identificar sus paredes, más bien los cimientos son los que están más visibles. Achiotes II El sitio Achiotes II se ubica a 14.3 km al Sureste de la ciudad de San Vicente, sobre el cerro Buena Vista, en el cantón San Juan Buena Vista

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Obrajes para beneficiar añil en San Vicente y La Paz...

y caserío El Cerro, del municipio y departamento de San Vicente; se sitúa al Norte del río Los Achiotes o San Jacinto, a unos 590 m sobre el nivel del mar. El sitio Achiotes II consiste en los restos de un obraje de añil, que presenta dos pilas con un desnivel. Representa un obraje de los de tipo real o simple, aunque de dos pilas escalonadas y no de tres (Figura 5). Las pilas del obraje están construidas de calicanto, piedra y argamasa de cal. Se encuentra en muy mal estado de conservación, pues apenas se logra identificar sus paredes, pues está en constante deterioro porque sobre dicho obraje circula el agua de la quebrada El Guayabo, la cual en época de lluvias tiene un flujo constante del agua que baja de la montaña. El Marquesado I

El sitio El Marquesado I se ubica a 6.8 km al Sureste de la ciudad de San Vicente, en el caserío Rincón del Sapo del cantón San José Río Frío, del municipio y departamento de San Vicente; se sitúa al Este del río Frío, a unos 380 m sobre el nivel del mar. La hacienda el Marquesado aparece mencionada hacia la primera década del siglo XIX por el Intendente de San Salvador Gutiérrez y Ulloa [1962]. Ulloa la ubica como

221

parte de las haciendas del Partido de San Vicente de la Provincia de San Salvador y describe que se localiza a 5 leguas al Sur de la cabecera de San Vicente; la describe como una hacienda de añil, de los herederos de Don Pedro Vidaurre [Ibíd.]. Por su parte Barberena [1998], a inicios del siglo XX, describe la Hacienda El Marquesado como una hacienda valiosa, propiedad del Doctor Luis Velasco. El sitio consiste en los restos de un obraje de añil del tipo hidráulico (Figura 6), presenta al menos unas cinco pilas y un cárcamo en donde se encontraba la rueda que giraba a partir de la energía hidráulica. Esta llegaba a partir de una canaleta que tenía una extensión de por lo menos 9 m. Una pileta alargada se muestra en la parte superior de las demás pilas, la que probablemente servía como pila de secado. Las pilas del obraje están construidas de calicanto, piedra, cantos rodados, argamasa de cal y ladrillos de barro cocido. Se encuentra en regular estado de conservación, y es uno de los obrajes más grandes que se ha logrado documentar por este proyecto. El Marquesado II

El sitio El Marquesado II se ubica a 5.8 km al Sureste de la ciudad de San Vicente, en el caserío y cantón

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

222

Heriberto Erquicia

La Joya, del municipio y departamento de San Vicente; se sitúa al Norte del río La Joya o Caliente y entre el del río Frío y río Grande, a unos 300 m sobre el nivel del mar. El sitio consiste en los restos de un obraje de añil de los de tipo real o simple (Figura 7), que posee un conjunto de dos pilas escalonadas y una pequeña pila que servía como recipiente de secado. Además se muestra una canaleta que llevaba el agua a la primera pila de remojo. Las pilas del obraje están elaboradas de calicanto, piedra, cantos rodados y argamasa de cal. Se encuentra en regular estado de conservación, pues todavía guarda elementos constructivos que servirían para entender su funcionamiento. El Marquesado III

El sitio El Marquesado III se ubica a 8.3 km al Sureste de la ciudad de San Vicente, en el caserío Río Grande del cantón San José Río Frío, del municipio y departamento de San Vicente; se sitúa al Oeste del Río Frío, a unos 200 m sobre el nivel del mar. El sitio consiste en los restos de un obraje de añil de los de tipo real o simple (Figura 8), el cual contiene dos pilas escalonadas en desnivel, una que probablemente habría servido para cocimiento o

remojo y la otra para el batido. En la visita de campo no se logró identificar otra pila que sirviera para el proceso de secado. Las pilas del obraje están elaboradas de calicanto, cantos rodados y argamasa de cal. Se encuentra en regular estado de conservación. Concepción Ramírez I

El sitio Concepción Ramírez I se ubica a 0. 8 km al Sureste de la ciudad de Tecoluca, en el caserío y cantón La Esperanza, del municipio de Tecoluca y departamento de San Vicente; se sitúa al Este del río Bravo o El Palomar, a unos 200 m sobre el nivel del mar. La hacienda Concepción Ramírez es mencionada por Gutiérrez y Ulloa [1962], este la ubica como parte de las haciendas del Partido de San Vicente de la Provincia de San Salvador y describe que se localiza a 3 leguas al Sureste de la cabecera de San Vicente; la describe como una hacienda en donde se cultiva y se cosechan algunos granos y semillas; su temperamento es cálido y pertenece al señor Marqués de Ayzinena [Ibíd.]. Barberena [1998], a inicios del siglo XX, describe la Hacienda Ramírez como una hacienda valiosa del departamento de San Vicente, propiedad de don José María Ramírez. El sitio consiste en los res-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Obrajes para beneficiar añil en San Vicente y La Paz...

tos de un obraje de añil que en otra época habría contado con ruedas de molino hidráulico (Figura 9). Contiene dos juegos de pilas escalonadas en formación horizontal y no en desnivel vertical como los obrajes mencionados por Aguirre [2009] para Michoacán, México y otros documentados por este proyecto. Más bien, este obraje es muy similar al reportado, documentado y excavado por Amaroli [1996] y Gallardo [1997] en San Andrés, La Libertad. Así, cada juego de pila consiste en una pila de remojo y otra de batido en una posición o nivel inferior. Las pilas del obraje están elaboradas de calicanto, piedra, cantos rodados, ladrillo de barro cocido y mortero de argamasa de cal. Se encuentra en regular estado de conservación. Concepción Ramírez II

El sitio Concepción Ramírez II se ubica a 1 km al Sureste de la ciudad de Tecoluca, en el caserío y cantón La Esperanza, en un lugar conocido como Las Plazuelas, del municipio de Tecoluca y departamento de San Vicente. Se sitúa al Sur del río Bravo o El Palomar, a unos 200 m sobre el nivel del mar. El sitio consiste en los restos de un obraje de añil que habría contado con ruedas de molino hidráulico (Figura 10). Contiene por lo

223

menos dos juegos de pilas escalonadas en desnivel vertical como otros documentados por este proyecto. Cada juego de pila consiste en una pila de remojo y otra de batido en una posición o nivel inferior. Las pilas del obraje están elaboradas de calicanto, piedra, cantos rodados, y se observan algunos ladrillos de barro cocido; todos se juntan entre sí por medio de mortero de argamasa de cal. Se encuentra en muy mal estado de conservación, pues en algunas partes ha perdido parte de los cimientos. San Marcos

El sitio San Marcos se ubica a 12.5 km al Sureste de la ciudad de Zacatecoluca, en el caserío y cantón San Marcos de la Cruz del municipio de Zacatecoluca y departamento de La Paz. Se sitúa sobre las corrientes del río El Espino, a unos 20 m sobre el nivel del mar. Según Gutiérrez y Ulloa [1962], a inicios del siglo XIX, San Marcos era una hacienda en donde se beneficiaba añil, se criaba ganado y se cosechaban granos básicos. Dicha hacienda se localizaba a 3 leguas al Sureste de Zacatecoluca; de temperamento cálido, esta temperatura era llevadera gracias a que en el lugar circundaban los ríos Apante y Espino. El propietario de la Hacienda San Marcos era el Sr. Marqués de

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

224

Heriberto Erquicia

Ayzinena. Por su parte Ignacio Gómez [1992], en su obra Estadística General de la República de El Salvador (1858-1862), en el apartado de Notas, describe sobre el pueblo de Santa Lucía Zacatecoluca que para este momento —mediados del siglo XIX—, existen muchas haciendas abandonadas, las cuales están reducidas a escombros, entre las que menciona la hacienda San Marcos. El sitio consiste en unos pequeños restos de paredes de un antiguo obraje para la producción de tinta de añil (Figura 11). Dichos restos están elaborados de ladrillo de barro cocido, algunas piedras y se encuentran adheridos con argamasa de cal. La conservación y estado de los cimientos de lo que fueron unas pilas de obraje, se encuentran en muy mal estado de preservación, pues la corriente constante del río El Espino, fluye por sobre los restos arquitectónicos. Jalponga El sitio Jalponga se ubica a 4.2 km al Sur de Santiago Nonualco, en el caserío y cantón Concepción Jalponga del municipio de Santiago Nonualco y departamento de La Paz. Se sitúa sobre el costado Sur del río Huiscoyolapa, en el lugar conocido como Los Obrajes, a unos 40 m sobre el nivel del mar.

Según la referencias de Gutiérrez y Ulloa [1962], la Hacienda Jalponga o Jalponga Nueva, a inicios del siglo XIX, pertenecía a Doña Dorotea González. En dicha estancia se criaba ganado y se cultivaba añil, maíz y otros frutos. Esta hacienda se localizaba a 3 leguas al Oeste de Zacatecoluca, fuera del Camino Real. Gómez [1992], para mediados del siglo XIX, afirma que el río Guiscuyulapa, servía a los obrajes de las haciendas de añil de Jalponguita y Jalpongon (Jalponga Nueva) y para regar las fértiles tierras en donde se cosechan maíz, frijol arroz, caña de azúcar entre otros productos. El sitio consiste en los restos de un obraje para beneficiar añil (Figura 12). Gracias a que se ubica en un lugar poco accesible —pues está en un ‘paredón’, a la orilla del río Huiscoyolapa— se ha desbordado parte de la tierra de dicha pared. Se pueden observar los muros de al menos dos pilas del obraje; sin embargo no está clara su conformación, pues buena parte de su estructura parece estar dentro o cubierta por el nivel superior de del denominado paredón. El sistema constructivo es de calicanto, pues sus muros están elaborados de piedra con mortero de cal. En cuanto a su estado de deterioro, presenta varias de las pilas en mal estado de preservación.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Obrajes para beneficiar añil en San Vicente y La Paz...

Rosario El sitio Rosario se ubica a 2.4 km al Sureste de San Idelfonso, en el caserío El Rosario y cantón Candelaria Lempa del municipio de San Idelfonso y departamento de San Vicente. Se sitúa en la actual Hacienda El Jocote, muy cerca de la quebrada El Zancudo, a unos 120 m sobre el nivel del mar. Esta hacienda Rosario, aparece mencionada por Gutiérrez y Ulloa [1962] como una hacienda extraviada del Camino Real, la cual se encuentra a 5 leguas al Norte de San Vicente. En dicha propiedad se siembra añil, granos básicos y otras semillas, es de temperatura cálida y seca. Sus propietarios son los herederos de Juan Francisco Quintanilla. Barberena [1998] informa que hacia la primera década del siglo XX, la hacienda El Rosario posee unas 20 caballerías y para este tiempo, un siglo después, es propiedad de los usufructuarios de Atanasio Pineda. El sitio consiste en los restos de un obraje para beneficiar añil (Figura 13). Consta de dos pilas que pueden observarse en la superficie, una está completa y la otra se encuentra muy deteriorada, al punto que no se pudieron definir sus dimensiones. Los materiales constructivos de dichas pilas se basan en piedra consolidada con argamasa hecha de cal. Se encuentra

225

muy cerca de la orilla de la quebrada El Zancudo. La Labor I

El sitio La Labor I se ubica a 3.4 km al noroeste de San Sebastián, en el caserío y cantón San José La Labor del municipio de San Sebastián, departamento de San Vicente. Se sitúa muy cerca de la quebrada El Pito, a unos 750 m sobre el nivel del mar. La descripción que se encuentra de esta hacienda es muy corta, pues Gutiérrez y Ulloa [1962] menciona que en dicha estancia se cultiva añil, maíz y otras semillas; y se ubica a 3 leguas y media al Noroeste de la cabecera de San Vicente. Pertenece la propiedad Don Antonio Guzmán y socias. El sitio consiste en los restos de un obraje para beneficiar añil (Figura 14). Consta de dos pilas del tipo real o simple escalonadas, formando un desnivel para que la pila de remojo suceda a la de batido y despida el agua sobrante por medio de un canal de desagüe. Un elemento de mucho interés de este obraje es que su sistema constructivo es muy diferente a los descritos por esta investigación, pues las pilas (2) se encuentran excavadas dentro de una formación natural de talpetate; sus muros fueron esculpidos dentro de la formación natural y el desnivel lo obtuvieron

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

226

Heriberto Erquicia

gracias al desnivel de la formación del material original. A escasos 8 m al Este del obraje se encuentra otra pila que fue labrada de la misma manera dentro de la formación de talpetate. Este rasgo asilado, pudo haberse tratado de un tipo de pilón artesanal, como los ya mencionados por Amaya [2006]. Labor II

El sitio La Labor II, se ubica 4 km al Noroeste de San Sebastián, en el caserío y cantón San José La Labor del municipio de San Sebastián, departamento de San Vicente. Se sitúa a 2 km al Oeste del sitio La Labor I, muy cerca de la quebrada La Bruja, a unos 760 m sobre el nivel del mar. El sitio consiste en los restos de un obraje para beneficiar añil del tipo hidráulico (Figura 15). Consta de dos juegos de pilas colocadas en batería escalonada y en el centro de ellas un cárcamo en donde se encontraba la rueda que giraba a partir probablemente de energía hidráulica. En la esquina Noreste del obraje se encontraba el depósito de forma rectangular donde se situaba el secado. Sus materiales de construcción son a partir de piedra con argamasa de cal, una forja de calicanto. Su conservación es medianamente buena, pues aún conserva muchas de sus paredes con repello.

El Paraíso El sitio El Paraíso se ubica a 2.7 km al Noreste de San Sebastián, en el caserío Los Mejía y cantón El Paraíso del municipio de San Sebastián, departamento de San Vicente. Se sitúa muy cerca de la quebrada La Charcaca, y del Ojo de Agua de los Méndez, a unos 540 m sobre el nivel del mar. El sitio El Paraíso no ha podido adscribirse a una hacienda determinada, como ha sucedido con los demás obrajes de producción de añil estudiados por este proyecto de investigación. Sin embargo, es importante poder resaltar que el obraje de añil documentado en El Paraíso pertenece a otros muchos obrajes que dedicaron su producción a la obtención de la tinta del xiquilite en el pueblo de San Sebastián a inicios del siglo XIX. Así, en Gutiérrez y Ulloa [1962] aparece San Sebastián como un pueblo numeroso de ladinos, en el que algunos de sus pobladores se dedicaban a la cosecha de añil y por ende a la producción del mismo. El sitio consiste en los restos de un obraje para beneficiar añil, del tipo real o simple de dos pilas, una de remojo y la otra de batido, en posición escalonada una de la otra (Figura 16). Sus materiales de construcción son piedra con argamasa de cal, edificada con ca-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Obrajes para beneficiar añil en San Vicente y La Paz...

licanto. Su conservación es mala, pues aún se encuentra en un desnivel de unos 40 grados, lo que lleva a un deterioro por parte de los deslaves que ocasiona la época de lluvias. Consideraciones finales

La historia de la extracción, comercio y exportación de la tinta de añil ha estado arraigada a la sociedad salvadoreña desde los tiempos coloniales. La provincia colonial de San Salvador que incluía doce de los actuales departamentos, a excepción de Ahuachapán y Sonsonate, era la región más rica en producción de tinta del Reino de Guatemala. Según Manuel Gálvez Corral [1936], durante la segunda mitad del siglo XVIII, en la Provincia de San Salvador habían unas 267 haciendas, las cuales contenían 618 obrajes para beneficiar añil; así a inicios del siglo XIX, existían 447 haciendas de tinta y ganado, según lo refería el Intendente de la Provincia de San Salvador Antonio Gutiérrez y Ulloa [1962]. Esta tercera Fase del Proyecto registró y documentó 17 obrajes de añil de la época colonial y primera mitad del siglo XIX, localizados en la zona paracentral de El Salvador, específicamente en los departamentos de La Paz y San Vicente. Muchos de ellos pueden defi-

227

nirse como artesanales o de pilón, reales de tres o dos pilas, en desnivel e hidráulicos, con variedad en el proceso de producción vertical u horizontal, los cuales parecen ser más escasos para las muestras estudiadas de México y Guatemala, pero que para El Salvador aparecen con más regularidad. De la mayoría —16 de 17— de los obrajes registrados por esta investigación se encuentran dentro de las áreas de acción de 8 haciendas, las cuales aparecen mencionadas en la obra citada de Antonio Gutiérrez y Ulloa [1962] Estado General de la Provincia de San Salvador: Reyno de Guatemala (1807), por lo tanto se deduce que son parte de los muchos obrajes que las haciendas añileras poseían. Desde la arqueología histórica, investigar los restos de los obrajes de añil coloniales es fundamental para comprender la economía de las haciendas, los procesos territoriales y sociales de la Provincia de San Salvador, es tratar de entender las dinámicas de una sociedad dividida en castas y de carácter multiétnico que estaba por iniciar una nueva era en el siglo XIX. Bibliografía Aguirre Jorge Alberto. [2010] “La tecnología de los obrajes de añil

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

228

Heriberto Erquicia

en el occidente de Michoacán”. En: Red Patrimonio, Revista Digital de Estudios de Patrimonio cultural. El Colegio de Michoacán, A.C. Centro de Estudios Arqueológicos, México.

Amaroli, Paul. [1996] “Investigaciones arqueológicas en el área de nuevas instalaciones en el parque arqueológico San Andrés”. Informe preparado para el Patronato Pro-Patrimonio Cultural. San Salvador, El Salvador. Amaya, Lorenzo. [2006]. “El azul de Jiquilite”. En: revista El Salvador Investiga, No. 4, CONCULTURA. San Salvador, El Salvador.

Bátres, Carlos., Lucrecia de Bátres, Marlen Garnica, Ramiro Martínez y Raquel Valle [2005]. “Las evidencias de la industria del añil en la cuenca CopánCh`orti´.” En: XVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2004, (editado por: Jp. Laporte, B Arroyo y H. Mejía), pp.558-575. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Barberena, Ignacio. [1998]. Monografías Departamentales. Biblioteca Popular, volumen número 46, Dirección de Publicaciones e

Impresos, CONCULTURA.

Del Cid, Juan de Dios. [1999]. El puntero apuntado con apuntes breves. (Facsimilar) Estudio preliminar de Isabel Casin de montes. Dirección de Publicaciones e Impresos, CONCULTURA.

Erquicia, José Heriberto. [2011]. El hierro de la tierra del Reino de Guatemala: los ingenios de hierro de El Salvador. Un acercamiento desde la arqueología histórica. En Revista La Universidad, Nueva Época, número 14-15, p.282-303. Editorial Universitaria, Universidad de El Salvador. ----- [2010]. Arqueología Histórica de El Salvador: los resultados de la segunda fase del Proyecto de Reconocimiento y Registro de Sitios Arqueológicos Históricos de El Salvador (PAHES-UTEC). En: el XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas de Guatemala, en el Museo de Arqueología y Etnología de la ciudad de Guatemala. Guatemala, 2010. ----- [2009]. Resultados del Proyecto de Reconocimiento y Registro de Sitios Arqueológicos Históricos de El Salvador, PAHES-UTEC. En el XXII Simposio

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Obrajes para beneficiar añil en San Vicente y La Paz...

de Investigaciones Arqueológicas de Guatemala, en el Museo de Arqueología y Etnología de la ciudad de Guatemala.

----- [2009a)] Proyecto de registro de Registro y Reconocimiento de sitios arqueológicos históricos de El Salvador, Fase II. En Tomo I, Recopilación Investigativa, Universidad Tecnológica de El Salvador, San Salvador, El Salvador. ISBN 978-99923-2150-8 (v.1) ----- [2009b] El desarrollo de la arqueología histórica en El Salvador: el proyecto de reconocimiento de sitios históricos. En: Cuadernos del Centro. Ciudades de la transculturación: ciclo de charlas. Centro Cultural de España en El Salvador. Coordinadora: Sofía Mata. San Salvador, El Salvador. ISBN 978—9992367-03-2

----- [2008] Proyecto de Registro y Reconocimiento de sitios arqueológicos históricos de El Salvador. San Salvador, El Salvador, Universidad Tecnológica de El Salvador. ISBN 978-99923-2147-8. Gallardo, Roberto. [1997] El obraje de añil de San Andrés. Grupo Editorial Sinquisirí, México. Gálvez, Manuel. [1935] “Relación

229

Geográfica de la Provincia de San Salvador, por don Manuel de Gálvez, Alcalde Mayor de ella”. En: Boletín del Archivo General del Gobierno, Secretaría de Gobernación y Justicia, año II, número 1, Guatemala C.A.

Gómez, Ignacio [1992] “Estadística General de la República de El Salvador (1858-1861). Academia Salvadoreña de la Historia, Concultura, Dirección de Publicaciones e Impresos, San Salvador, El Salvador. Gutiérrez y Ulloa, Antonio. [1962]. Estado General de la Provincia de San Salvador, Reyno de Guatemala (año de 1,807). Ministerio de Educación, Dirección General de Publicaciones, San Salvador, El Salvador, C. A. IGN [1986]. Diccionario Geográfico de El Salvador. Tomos I y II. Instituto Geográfico Nacional “Ing. Pablo Arnoldo Guzmán”, Centro Nacional de Registros, Ministerio de Obras Públicas, San Salvador, El Salvador.

Moziño, José Mariano. [1976]. Tratado del Xiquilite y Añil de Guatemala. En: Colección antropológica e histórica No. 5. Administración del Patrimonio Cultural, Dirección de Publica-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

230

Heriberto Erquicia

ciones, Ministerio de Educación San Salvador, El Salvador.

Valdivieso, Fabricio. [2005]. Reconocimientos arqueológicos preliminares en San Gerardo, Departamento de San Miguel. Informe inmediato de actividades arqueológicas. Inédito en el Departamento de Arqueología de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la República de El Salvador.

----- [2009] Estudio complementario de investigación arqueológica del área a ser afectada por el futuro embalse del proyecto hidroeléctrico, El Chaparral. Informe presentado a la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del río Lempa CEL. Inédito en el Departamento de Arqueología de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la República de El Salvador.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Revisitando a Stanley Boogs...

231

Revisitando a Stanley Boggs. Apuntes para la arqueología salvadoreña: cuadernos de 1943 y 1944 Federico Paredes Umaña

Resumen Esta serie de textos inéditos de Stanley Boggs es el resultado del trabajo combinado de la búsqueda de sus cuadernos de campo en las bibliotecas del Museo Peabody de Harvard y su motor de búsqueda en línea, así como en el Middle American Research Institute (MARI) de la Universidad de Tulane. Los relatos que se presentan se han extraído de sus cuadernos arqueológicos, fechados entre los años 1943 y 1944. Para entonces, Boggs ya habia sido comisionado para excavar el importante sitio de Tazumal, y sin embargo, aún dedicaba su tiempo libre a realizar viajes por el interior del país con el fin de identificar zonas con potencial arqueológico para el trabajo futuro. Boggs acompañaba sus notas de campo con registros fotográficos en blanco y negro. Afortunadamente una parte de estos registros está disponible para su consulta en línea, lo cual ha facilitado el trabajo de investigación. Otro factor que ha posibilitado el presente trabajo es que las notas de campo y las fotografías son fácilmente cotejables, permitiendo la edición de textos e imágenes. Esta compilación de escritos de Boggs comprende una selección de sus reportes de viajes en la república de El Salvador, algunos de ellos en compañía del arquitecto Augusto Baratta; otros de sus acompañantes por aquel entonces fueron Rubén Aráus, director de la escuela de música de El Salvador y Salvador Sánchez Aguillón, del Museo Nacional. (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

232

Federico Paredes Umaña

Los apuntes de Boggs son, junto a sus fotografías, auténticos registros y aportes para la investigación arqueológica de El Salvador. La posibilidad de que vean la luz editorial después de más de medio siglo de permanecer lejos de los ojos de los estudiosos, es en sí misma prometedora, tanto para el disfrute de la sociedad salvadoreña en general, como para las nuevas generaciones de estudiosos, quienes podrán repasar de la mano de Boggs, viajes a través de un El Salvador de cabalgatas y vías férreas que ya se nos desdibuja en pleno siglo XXI. Tan importante fue para Boggs dejar registro de sus hallazgos, que utilizaba un tipo de cuadernos de campo que fabricaba copias al carbón de todas su páginas. Es así como a partir del vínculo de Boggs con el Instituto Carnegie de Washington, algunas de sus notas finalmente fueron depositadas en instituciones académicas en Estados Unidos. Algunas copias al carbón de sus cuadernos tempranos llegaron a Harvard; otra parte de sus archivos se depositó en la Universidad de Tulane antes y después de su fallecimiento en diciembre de 1991. Buena parte del trabajo de Boggs también se conserva en los archivos del Museo Nacional de antropología (MUNA) en San Salvador y continúa siendo imprescindible para la historia de la arqueología nacional.

En el año 2007 pude viajar a la ciudad de Boston para fotografiar las copias al carbón de los cuadernos de 1943 y 1944. Recientemente Margarita Cossich obtuvo permiso de fotografiar notas originales y algunas copias al carbón, alojadas en el MARI de la Universidad de Tulane; entre ellas sus cuadernos fechados entre 1942 y 1949. La asistencia de Rocío Herrera Reyes, estudiante avanzada de la carrera de arqueología de la Universidad Tecnológica de El Salvador, permitió transcribir los textos para su posterior traducción del inglés. Además, entre los años 2010 y 2011, Herrera Reyes ha conducido nuevas exploraciones en la localidad de la Colonia Santa Marta en Sonsonate. Esta localidad figura entre los sitios reportados por Boggs en 1944, cuya descripción se incluye en este trabajo. Los datos de los recorridos de Reyes son parte de su trabajo de tesis de licenciatura y no se incluyen aquí. Finalmente deseo agradecer la ayuda del Dr. E. Wyllys Andrews V y del Dr. Marcello Canuto por facilitar las consultas de los materiales alojados en el Middle American Research Institute.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Revisitando a Stanley Boogs...

233

Notas inéditas de Stanley Boggs 1943

1. Tehuacán Durante una visita a la Hacienda "La Purísima Concepción" Cerca de Tecoluca en el Dpt. De San Vicente, fui invitado a la adyacente Hda. Tehuacán (anteriormente llamada la Hda. Opico). Esta Hacienda es de fácil acceso ya sea por tren (a la estación"Tehuacán") o en carro. Por desgracia, se ha sabido por mucho tiempo que esta es una gran ruina arqueológica, pero esto no ha evitado la destrucción de gran parte de la ruina. Don José Sagrera y yo cabalgamos gran parte de la zona que se dice posee ruinas. En la actualidad, las ruinas se encuentran en la zona conocida localmente como el Valle del León de piedra. Las líneas de cantos rodados en algunos puntos indican terrazas pero los montículos situados en estas terrazas han sido en su mayoría destrozado por la práctica moderna de robo de piedra. Me ha sido imposible localizar los restos del Juego de Pelota mencionados en la literatura. Le preguntamos a varios residentes locales sobre el León de Piedra y nos dirigieron a una gran roca volcánica en unos pastos. Esta roca tiene dos pictografías, ambas representan, un animal de cuatro patas de cola larga. Una de estas [ver foto 43-16-39] es claramente un mono, y está en el lado E de la roca. La otra está en la parte superior de la piedra, puede o no representar un león o tigre (foto 43-16-38c). En cualquier caso, este Petroglifo probablemente no es el verdadero "león de piedra" de Squier, que parece haber sido una losa. Tehuacán debería ser prospectado y excavado con trincheras antes que sea completamente destruido, pero dudo que excavaciones de gran proporción sean fructíferas.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

234

Federico Paredes Umaña

Figura 1. Fotografías de Stanley Boggs tomadas del sitio http://via.lib.harvard.edu/ via/deliver/advancedsearch?_collection=via Fotos protegidas por copyright, disponibles solo para investigación. Para más información sobre regulaciones de copyright, o para obtener imágenes de mejor calidad para publicación, ver clausulas de la Harvard University Library Visual Information Access. Compilación y traducción : Federico Paredes Umaña,

PhD candidate Universidad de Pennsylvania Transcripción del ingles original: Rocío Herrera Reyes

Este documento se finalizó en abril de 2010

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Revisitando a Stanley Boogs...

235

Viaje a Sonsonate en febrero de 1944 Viaje que hice con Don Rubén Araus, director de la escuela de música de El Salvador, Don Augusto Baratta, director del Museo Nacional y don Salvador Sánchez Aguillón, Sec. del Museo. Fue a través de Colón y la nueva carretera a Sonsonate. Araus, originario de Sonsonate, me mostró una colección de cerámica de las ruinas de Tacuzcalco, cerca de Sonsonate, Nahuilingo y la zona de Acajutla y pensamos que podríamos ir a buscar las monumentales "cabezas de piedra ", descritas por Habel en esta zona. La nueva carretera pasa cerca, pero no avista las ruinas en torno a Armenia. A corta distancia al E de Sonsonate, justo antes de entrar en la Colonia Sta. Marta de la ciudad, nos detuvimos en una fábrica de velas, Araus dijo que en el corte del camino, pasando la fábrica, se hallaron muchas cabezas de figurillas y ollas policromadas. Le preguntamos al director de la fábrica si sabía de la existencia en este lugar de material antiguo o si tenía materiales antiguos en su posesión. Negó cualquier conocimiento de este tipo de cosas, pero Araus nos aseguró que se trataba de una mentira, que él, Araus, había en realidad visto el material en posesión de este hombre dos semanas antes. Probablemente el director de la fábrica tenía miedo que el museo quisiera hacerse con su colección. Yo vi unos pocos tiestos lisos en la superficie en el lugar indicado, pero sin evidencia de montículos. La siguiente parada fue en la casa de don Francisco Chacón en la Colonia Santa Marta de Sonsonate. El Sr. Chacón, en su jardín - patio, tenía una gran cabeza de piedra tallada, de forma ovalada, que media de 70 cm. de ancho y 70 de alto y 36cm. en máx. de espesor. Una foto [# 44-16-49] de la cabeza fue tomada. Los lados y el reverso no tienen talla. El frente posee talla en bajo relieve del bien conocido tipo cabeza de jaguar, altamente estilizado; dicho tipo puede ser culturalmente de filiación pipil. Desde aquí, manejamos unos cuantas cuadras al norte, a un terreno en el que existían algunos montículos cerca de la línea del tren Izalco-Sonsonate.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

236

Federico Paredes Umaña

Figuras 2 y 3. Fotografía de Stanley Boggs tomada del sitio http:// via.lib.harvard.edu/via/deliver/advancedsearch?_collection=via Foto protegida por copyright, disponible solo para investigación. Para más información sobre regulaciones de copyright, e imágenes de mejor calidad para publicación, ver cláusulas de la Harvard University Library Visual Information Access.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Revisitando a Stanley Boogs...

237

Sitio Colonia Santa Marta: Dos montículos vistos en la Col. Sta. Marta de Sonsonate, uno en tierras pertenecientes a don Francisco Chacón, y el otro, un poco al SO del primero, parcialmente en las tierras del señor Gerardo Pérez, y en tierras de un soldado del ejército. Chacón parece frecuentar el sitio, Pérez y el soldado vienen poco por aquí, uno puede manejar directamente hacia el sitio. Uno de los montículo se orienta E-W y el otro, el más grande, se orienta N-S como lo muestra este boceto(Figura 3): El Montículo 1 muestra una larga trinchera que lo corta, penetrando en el adobe que lo conforma. Chacón declara que la cabeza de piedra en su casa se encontró en esta trinchera. Ninguno de los montículo fue medido, pero juzgo que ambos tienen unos 25 pies de Alto (7.62 m), 60-80 pies de largo (18- 24 m). El montículo 2 debe ser unos 15-20 pies (4.5- 6 m) más largo y tal vez 10-15 pies (3- 4.5 m) más ancho que el montículo 1.También es más plano en su parte superior. Desde este sitio nos fuimos a Sonsonate, vimos al alcalde, quien adujo saber muy poco de ruinas en el area, recogimos al hermano de Araus y fuimos al S de Sonsonate para visitar una ruina no reportada previamente (hacienda San Ignacio). Compilación y traducción : Federico Paredes Umaña,

PhD candidate Universidad de Pennsylvania Transcripción del ingles original: Rocío Herrera Reyes

Este documento se finalizó en abril de 2010

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

238

Federico Paredes Umaña

Finca Santa Teresa Acompañado por el propietario de esta finca, Sr. Don. Guillermo Battle de Santa. Ana, Srs. Baratta y Aguillón del Museo Nacional de El Salvador a principios de 1943, visité una ruina de considerable extensión en una Finca de café. La Finca Santa Teresa se ubica entre 8-10 millas aereas (12-16 km aereos) al SE de Santa Ana en una zona de terrenos en pendiente Norte y Este, ahora mucho más cortada por sus serpenteantes arroyos. Esta área debe haber sido en el el pasado una de las principales vías del valle de Santa Ana al de Zapotitán. Ya que no hay colinas altas que interrumpan en la actualidad, tanto Carreteras como la línea férrea de El Salvador R. R. Co. utilizarn este "paso".            A la finca se puede llegar en auto a través de la carretera PanAmericana, tomando un desvío cerca del km 57, y tomando una calle de finca de cerca de 6 km. más o menos hasta la casa de la finca. A corta distancia (cerca de 1 km) antes de llegar a la F. Sta. Teresa, en el lado N de la carretera, se pasa un montículo que ha sido muy dañado. En la propia finca, a ½ km de la casa, se puede ver en las plantaciones de café un grupo de unos 10 montículos. Por desgracia, tantos árboles cubren estos montículos que ni su número ni su trazo puede ser fácilmente determinado. A continuación se muestra un esquema del trazo que creo haber visto:

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Revisitando a Stanley Boogs...

239

Pequeños montículos cuyo trazo no me es posible adivinar yacen al Norte. El  Montículo 1 es bastante grande, tanto como el Montículo 5 de San Andrés o el Montículo 1 de El Trapiche, es decir, alrededor de 65-70 pies (1921 m) de alto, y alrededor de 150-200 pies de base (45- 60). En su esquina NW se ha excavado un agujero que muestra el mortero de adobe de su construcción. Al parecer, una espiga horizontal con la talla de un jaguar de piedra fue encontrado en dicho agujero, y luego llevado a la Finca. Se tomó fotografía del Monticulo 1, ver [# 43-16-10, 40].

La cabeza de piedra está tallada en bulto más que la mayoría de este estilo en El Salvador y se diferencia también en tener un pequeño rostro humano emergiendo de la boca del jaguar [ foto # 43-16-43].

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

240

Federico Paredes Umaña

Otros objetos encontrados en esta finca, no necesariamente en las propias ruinas, se ven en las fotos [# 43-16-41,42,44].

Los montículos 2 y 3 son largos, de mediana estatura (c. 30-35 pies o entre 9 -10 m) y no han sido excavados. Los montículos pequeños son todos de baja altura, de 3-5 pies ( entre 1- 1.5 m), y en la actualidad de contornos irregulares, probablemente debido al cultivo de café. Este sitio es muy digno de investigación, a pesar de que su localización es algo remota, los excavadores podrían vivir en la casa de la finca.

Compilación y traducción : Federico Paredes Umaña,

PhD candidate Universidad de Pennsylvania Transcripción del ingles original: Rocío Herrera Reyes

Este documento se finalizó en abril de 2010

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

241

Economía y parentesco en el Cantón Joya de Cerén

Carlos Lara Martínez

Resumen El material que pongo a consideración del lector es una síntesis de algunos aspectos centrales de mi investigación sobre el cantón Joya de Cerén, la cual se llevó a cabo en los años de 1996-1997, con el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA), ahora Secretaría de Cultura, y la UNESCO, con el objeto de que esta investigación sirviera de base para el impulso de determinados proyectos de desarrollo cultural en esta área. En este artículo, me interesa resaltar determinadas características de la estructura social de este cantón, en particular la estructura económica que prevalecía en 1996-97 y el sistema de los grupos domésticos, pues estos aspectos son esenciales para definir el tipo de comunidad que se construyó en Joya de Cerén a finales del siglo XX. Palabras clave: Antropología, antropología económica, parentesco.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

242 1. El cantón Joya de Cerén

Carlos Lara Martínez

Joya de Cerén pertenece al municipio de San Juan Opico, en el departamento de La Libertad, en la zona central de El Salvador. Está compuesto oficialmente por cinco caseríos (o unidades menores): la Colonia Joya de Cerén, que constituye el centro del cantón y cuatro caseríos periféricos: Plan del Hoyo, La Ranchería, Estación Bandera (parte) y Agua Zarca. Existen tres caseríos más que no han sido incorporados a los documentos oficiales: El IRA, que se ubica en los alrededores del sitio arqueológico Joya de Cerén, Sta. Bárbara y la colonia El Progreso, de reciente creación. De acuerdo con los datos proporcionados por promotores de salud, el cantón Joya de Cerén contaba en 1996 con 5834 habitantes, lo que representaba el 11.28 % de la población total del municipio de Opico. Esta población habitaba 680 viviendas, por lo que se puede estimar una relación de 8.57 personas por vivienda. La Colonia Joya de Cerén estaba compuesta en 1996 por 304 viviendas, las cuales mantenían un asentamiento compacto, pues inicialmente fue diseñada por los técnicos del Instituto de Colonización Rural en la década de 1950; pero los caseríos periféricos, excepto la recién creada colonia El Progreso, mantenían un asentamiento

de tipo disperso.

1.1 Historia local Para comprender la estructura social de esta comunidad, es necesario estudiar su desarrollo histórico, el proceso a través del cual la comunidad ha venido construyendo sus principales sistemas sociales y culturales, ya que este proceso es responsable de la configuración del cantón. La referencia más remota que tenemos de un asentamiento humano en la zona que hoy conocemos como cantón Joya de Cerén, es la aldea de agricultores del 600 D.C., estudiada por un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado. Lo novedoso de este trabajo consiste en el estudio detallado de las unidades residenciales y la vida cotidiana que se desarrollaba en su interior. Payson Sheets (1992), el arqueólogo encargado de esta investigación, verifica que los grupos domésticos constituyen elementos centrales de la organización económica y social de esta comunidad, pues representan unidades que desarrollan diversas funciones sociales, como la producción y distribución de bienes y servicios, la reproducción biológica, social y cultural de la comunidad, y la transmisión de los bienes materiales. Es-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

tas funciones las llevan a cabo los grupos domésticos, precisamente porque las sociedades campesinas mesoamericanas no eran sociedades basadas en la descendencia unilineal, por lo que los conceptos de clan y linaje no son pertinentes, sino que su sistema de parentesco era predominantemente cognático (reconocían las líneas de descendencia paterna y materna). Este tipo de sociedades tiende a favorecer las unidades residenciales, como los grupos domésticos, antes que unidades de tipo parental, en la organización de sus relaciones sociales. Este elemento estructural sigue constituyendo, aún a finales del siglo XX, un aspecto clave de la estructura social del cantón Joya de Cerén, no obstante que los grupos domésticos han experimentado fuertes transformaciones a lo largo del tiempo. Sheets y su equipo de investigadores también mostraron otros aspectos de la vida material y social de esta comunidad del 600 D.C., como el hecho de que sus viviendas habían sido construidas con bahareque y adobe, elementos constructivos que en la actualidad pueden observarse en el cantón Joya de Cerén. Estas viviendas constituían complejos residenciales cuyas unidades cumplían funciones diversas. En general, las viviendas de la aldea del 600 D.C. se componían de al menos tres estructuras separadas por dos

243

o cuatro metros de distancia, siendo la estructura principal el domicilio, donde el grupo familiar comía, dormía y trabajaba haciendo vasijas y fibra de algodón. Otra estructura era utilizada como bodega y la tercera estructura, la única estructura circular, constituía la cocina, pues en ella se encontró las tres piedras que formaban el fogón. En algunas viviendas se encontró una cuarta estructura que destinaban como taller de trabajo. A la par de estas estructuras, Sheets encontró el desarrollo de una actividad agrícola, basada en el cultivo de maíz y frijol, base de su alimentación, pero que también incluía la producción de yuca, chile, cacao, agave y algodón. Esta actividad agrícola estaba orientada a la satisfacción de las necesidades básicas del grupo doméstico, pero los pequeños agricultores también generaban un excedente económico que utilizaban para el intercambio con otras poblaciones, como San Andrés. En el año 600 D.C., aproximadamente, el volcán Caldera destruyó esta aldea campesina, enterrando sus viviendas con cenizas volcánicas. Después de este acontecimiento, no tenemos más datos sobre asentamientos humanos en el Período Clásico, pero es posible que la zona haya sido poblada nuevamente al pasar el peligro.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

244

Carlos Lara Martínez

A partir del 900 D.C. se registran las migraciones pipiles a El Salvador. Estas poblaciones llegaron del centro de México, introduciendo a estas tierras la tradición nahuat-tolteca. La presencia nahuat-pipil en la zona de Opico ha sido documentada por el trabajo del arqueólogo William Fowler (ver El Salvador. Antiguas Civilizaciones, San Salvador, 1995: 165). En efecto, en el Postclásico la mayor parte de las regiones central, paracentral y occidental de El Salvador, estaban habitadas por poblaciones de origen nahuat. Estas, sin embargo, no desplazaron completamente a las poblaciones que ya estaban asentadas en el área. Ya en el siglo XX, el cantón Joya de Cerén surge en 1954 en el marco de un proyecto de reforma agraria impulsado por el Instituto de Colonización Rural (I.C.R.). A principios del siglo XX, lo que ahora conocemos como cantón Joya de Cerén formaba parte de la hacienda San Andrés, propiedad del Dr. Francisco Dueñas. Esta hacienda abarcaba 5509 Ha., de las cuales el Dr. Dueñas en 1942 vendió 3309 Ha. a la Junta Nacional de Defensa Social, con el objeto de que este organismo llevara a cabo proyectos sociales de tipo agrario. De acuerdo con el documento de compra-venta, estas tierras esta-

ban cultivadas con caña de azúcar y granos básicos. Entre 1942 y 1954, el gobierno de El Salvador no impulsó ningún proyecto en estas tierras, pero los funcionarios arrendaban las tierras a bajos costos. Esta política atrajo población campesina a la zona, la cual se asentó en las orillas del río Sucio. El 4 de Septiembre de 1954 el Instituto de Colonización Rural repartió las primeras 80 viviendas, con lo cual dio inicio a la organización de la Colonia Joya de Cerén y al cantón que lleva el mismo nombre. Plan del Hoyo y La Ranchería ya existían, pero las tierras que utilizaron para la Colonia Joya de Cerén eran cañales, en donde no vivía nadie. Posteriormente, se llevarían a cabo otras dos etapas que ampliarían la colonia. De acuerdo con mis informantes, las personas que poblaron Joya de Cerén eran en su mayoría del municipio de Opico, y muchos de ellos residían en los ranchitos de los alrededores. El proyecto del Instituto de Colonización Rural contemplaba el desarrollo integral de la comunidad, no solo en el aspecto económico sino también en un sentido social y cultural. Esta política demostró haber alcanzado un objetivo de gran trascendencia: hasta el momento en que se realizó esta investigación (1996-97), y sobre

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

todo a lo largo de la década de los ochentas, Joya de Cerén ha sido una comunidad socialmente estable. El primer elemento que debemos destacar del proyecto Joya de Cerén es que los beneficiarios debían constituir grupos familiares, es decir, los solares y las propiedades agrícolas se distribuían bajo el concepto de “bien de familia”. En este sentido, eran los grupos familiares más que los individuos los que se concebían como los beneficiarios del proyecto. Desde el punto de vista económico, el I.C.R. creó una asociación cooperativa que denominó “Finca de Beneficio Proporcional”. El objetivo era mejorar las condiciones de vida del campesino por medio de la organización comunitaria. La tierra le pertenecía al I.C.R. y este la adjudicaba a la comunidad a través de la creación de una cooperativa de producción. La mayoría de los trabajadores de Joya de Cerén formaban parte de esta cooperativa. El cultivo principal era la caña de azúcar, pero también se producía maíz y frijol, estos últimos básicamente para la subsistencia. Los agricultores recibían un salario por el trabajo que realizaban en las tierras del I.C.R. y recibían dividendos al finalizar la zafra. El maíz, comentaba un informante, “se amontonaba todo y se daba a según uno hubiera trabajado”.

245

Sin embargo, después de algunos años de trabajo (alrededor de 1961) los propios campesinos pidieron la disolución de la cooperativa y que se repartieran las tierras entre los miembros de la comunidad. Efectivamente, el I.C.R. parceló las tierras de la comunidad y repartió de 2 a 3 manzanas por jefe de familia, dependiendo de lo quebrado del terreno. Estas tierras las vendió a un precio de C3000 ($1200) por lote, pagaderos en 20 años. Originalmente, estas tierras no podían ser vendidas por parte de los nuevos propietarios, pero después modificaron la ley, de manera que los propietarios podían vender sus parcelas si así lo deseaban. De esta manera, Joya de Cerén se convirtió en una comunidad de pequeños propietarios. Estos pequeños agricultores continuaron produciendo caña de azúcar, pero a medida que pasaba el tiempo la producción de maíz y frijol fue cobrando mayor importancia. “En aquel tiempo, señala Doña Celina, casi todos trabajaban en los cañales, porque muy pocos hacían milpa, hoy ya hay más milpa que caña, y otros han vendido”. Cuando pregunté por qué se había disuelto la cooperativa, todos los antiguos socios y sus hijos insistieron que los agricultores solo recibían una pequeña parte de las utilidades, ya que la mayor parte

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

246

Carlos Lara Martínez

de las ganancias desaparecían. Algunos pobladores responsabilizan de este hecho a las autoridades del I.C.R., mientras que otros señalan a los directivos de la cooperativa, que eran de la propia comunidad. Pero existe otro elemento que jugó un papel central en la disolución de esta cooperativa, me refiero a la valoración de la propiedad colectiva. Excepto unos pocos informantes, la mayoría de pequeños agricultores prefieren la propiedad privada, que en el contexto de la economía campesina es de carácter familiar, a la propiedad colectiva. Como señaló un informante: “yo prefería lo propio, porque ahí uno decide”; es decir, la preferencia por la propiedad privada tiene que ver con la capacidad de decisión sobre lo que se va a producir, y aquí hemos visto que cuando los pequeños agricultores adquirieron la capacidad de decidir optaron por la producción de granos básico antes que por continuar produciendo caña de azúcar. Pero, el proyecto del I.C.R. no se limitó a la creación de cooperativas, sino que también buscaba generar una organización social que garantizara el desarrollo integral de la comunidad. En este sentido, el I.C.R. fomentó el desarrollo de prácticas comunitarias que contribuyeron a mejorar la calidad de vida de los miembros del cantón.

Se creó una Directiva Central de la comunidad, que se encargaba de coordinar todos los trabajos que contribuían al mejoramiento social de la comunidad. Se realizaban asambleas generales todas las semanas, en las cuales se discutían los problemas más urgentes, estableciéndose un sistema en el que las decisiones las tomaba la mayoría. El I.C.R. instaló una unidad de salud y una escuela pública, que en su tercer año de funcionamiento cubría cinco grados. También se contrató a una trabajadora social, con el objeto de introducir nuevos patrones de comportamiento e inculcar un espíritu comunitario entre los pobladores. A todos estos proyectos contribuyó un grupo de norteamericanos y europeos que llegaban a través del Programa Latinoamericano de American Friends Service Committe, con sede en Pennsylvania. Por último, los pobladores promovieron y trabajaron en la construcción de la iglesia de la comunidad, para lo cual el I.C.R. cedió un terreno de 2247.3 m2 por C10 ($4.00). En síntesis, a lo largo de este período de más de 40 años Joya de Cerén se convirtió en una comunidad de pequeños propietarios. Es interesante resaltar que si bien la base fundamental de esta economía era la producción de caña

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

de azúcar, al desaparecer el sistema de propiedad colectiva, es decir, cuando los pequeños agricultores adquirieron capacidad de decisión sobre su propio proceso productivo, la caña de azúcar pasó a un segundo plano y el cultivo de maíz y frijol (la milpa) se constituyó en la base del sistema económico de Joya de Cerén. Esto queda aún más claro al revisar el sistema económico de Joya de Cerén a finales del siglo XX. 1.2 Economía

De acuerdo con mis propios datos, actualmente el 84 % de los jefes de familia de Joya de Cerén mantienen la agricultura como la actividad económica principal. El 64.2 % de los jefes de familia son propietarios de tierra, y solo un 29.9 % de los agricultores declaró que cultiva en tierras ajenas. Mis datos señalan que en Joya de Cerén predomina la pequeña propiedad privada. El 32.60% de las propiedades del cantón están constituidas por dos manzanas. Las propiedades de una manzana representan el 26.08 % y las propiedades de 1/4 y 1/2 manzana constituyen el 19.56 % de las propiedades del cantón. Las propiedades que van de 2 1/2 a 6 manzanas representan el 13.04 %. Algunos lugareños me señalaron a

247

personas que poseen propiedades que exceden las que se han considerado aquí, incluso un señor hizo referencia a un propietario que tiene 30 manzanas. Pero es claro que la mayor parte de las propiedades en Joya de Cerén no exceden las 2 manzanas. La información obtenida en el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA) de San Juan Opico, corrobora esta conclusión. Según esta institución, las propiedades cultivadas en Joya de Cerén oscilan entre 0.5 y 9.5 manzanas. El CENTA señala que entre las propiedades cultivadas con maíz y frijol predominan las de una manzana, las cuales representan el 39.62 % del total de las propiedades milperas (cultivadas con maíz y frijol) del cantón. Las propiedades de 0.5 manzanas representan el 22.64 % de las propiedades milperas, mientras que el resto de propiedades cultivadas con maíz y frijol (37.73 %) oscilan entre 1 1/2 y 3 manzanas. En cuanto a las tierras cañeras, el CENTA registra que la mayor cantidad de propiedades son de 2 manzanas (41.56 %). El segundo lugar lo ocupan las propiedades de una manzana (22.28 %), y el tercer lugar en importancia lo ocupan las propiedades de 3 manzanas, que representan el 16.26 %. Única-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

248

Carlos Lara Martínez

mente se registra una propiedad de 9.5 manzanas. Esta información muestra que las propiedades cañeras tienden a ser ligeramente más extensas que las milperas, posiblemente por la calidad comercial de la caña de azúcar. El lector habrá notado que entre mis datos y los del CENTA existen ligeras diferencias. Esto se explica porque el CENTA ha dividido las propiedades cultivadas con maíz y frijol y las que están cultivadas con caña de azúcar, mientras que mis datos hacen referencia a la estructura de la propiedad, independientemente si están cultivadas o no o con qué producto. Con respecto a las tierras alquiladas, también encontramos la misma tendencia. El 42.30 % de los arrendatarios renta una manzana, el 23.07 % arrienda entre 1/4 y 1/2 manzana, y el 19.23 % arrienda 2 manzanas. En otras palabras, el 84.6 % de los arrendatarios no alquila más de dos manzanas. De acuerdo con la clasificación elaborada por la CEPALFAO-OIT (1973), las propiedades de este cantón pueden ubicarse en los rubros de microfinca y propiedad subfamiliar, lo que indica que la producción obtenida en estos minifundios no logra satisfacer en su totalidad las necesidades de los grupos familiares. Pero mis datos muestran que la agricultura sigue

constituyendo la fuente principal de ingresos de esta población. Con una encuesta sobre condiciones socioeconómicas que se aplicó a este cantón, se ha logrado corroborar que estos pequeños agricultores producen principalmente maíz y frijol. De acuerdo con mis propios datos, el 72.65 % de los agricultores de Joya de Cerén están dedicados a la producción de estos granos básicos. Los productores de caña de azúcar representan el 11.36%, mientras que los productores de verdura sólo constituyen el 5.60%. Por lo demás, en el cantón se cultiva sorgo o maicillo (3.45 %), fruta (2.30 %) y arroz (2.30 %). Estos datos confirman la tendencia que ya habíamos apuntado en la reconstrucción de la historia local, en el sentido que los agricultores de Joya de Cerén al convertirse en pequeños propietarios se transformaron en milperos (productores de maíz y frijol), pasando a un segundo plano la producción de caña de azúcar, que ocupaba el primer lugar cuando se constituyó la primera cooperativa de producción (1954-1961). Si observamos este fenómeno por caserío, nos percatamos, sin embargo, que es en la colonia Joya de Cerén, centro del proyecto del Instituto de Colonización Rural, donde se mantiene la mayor cantidad de productores de caña

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

249

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

Cuadro 1 El ciclo agrícola en Joya de Cerén Enero

Febrero

Cosecha y

Cosecha y

azúcar

azúcar

siembra de la caña de Julio

Marzo

Abril

Agosto

Siembra del frijol

Junio

Siembra del

siembra de la caña de

Mayo maíz

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

Cosecha de

Cosecha y

maíz y frijol

siembra de la caña de azúcar

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

250

Carlos Lara Martínez

de azúcar (29.41 % de los agricultores de ese caserío), mientras que en los demás caseríos, por ejemplo, La Ranchería y Plan del Hoyo, el número de cañeros disminuye. En La Ranchería solo un 11.11 % de los agricultores produce caña de azúcar, y en Plan del Hoyo nadie cultiva caña. Pero, aún en la colonia Joya de Cerén el incremento de los milperos ha sido importante, pues actualmente los productores de caña de azúcar solo representan el 29.41% de los agricultores de este caserío. Esto confirma la tendencia que en Joya de Cerén los pequeños agricultores continúan favoreciendo la práctica de la economía de subsistencia. Es importante señalar que las tierras de este cantón presentan un buen nivel de productividad. Esto puede observarse en el caso de la caña de azúcar, ya que en Joya de Cerén se cosecha como media 100 toneladas (tn.) por manzana, cuando la media nacional para la caña de plantación es de 76.88 tn. por manzana y la de la caña de mantenimiento es de 61.32 tn. por manzana. En el caso del maíz híbrido (en Joya de Cerén se cultiva maíz híbrido del tipo H-5), se produce de 50 a 60 quintales por manzana. Esto demuestra que las tierras de este cantón conservan un buen nivel de productividad. El ciclo agrícola puede esta-

blecerse según el Cuadro 1. Si observamos el ciclo agrícola, constatamos que al igual que en el resto del territorio nacional, el maíz se siembra al inicio de la época lluviosa, en el mes de mayo, aprovechando los cuatro o seis meses de invierno. Los agricultores declararon que cultivan la semilla H-5, aunque algunos indicaron que utilizan la H-3. Estos datos hay que tomarlos con cautela, pues frecuentemente el pequeño agricultor compra semilla híbrida en un año determinado (un año de bonanza, por ejemplo) y después continúa sembrando la misma semilla por varios años, por lo que esta pierde la calidad de semilla mejorada. La milpa se abona en cuatro ocasiones: en el mes de mayo, en el mes de junio, en julio y en septiembre, este último con el objeto de incrementar la cosecha de frijol. Los fertilizantes más usados por los agricultores son el sulfato de amonio y los «formulados». Un informante estableció las siguientes cantidades para una manzana de milpa: en la primera aplicación de abono (mes de mayo) se utilizan dos sacos de fórmula; en la segunda aplicación (junio) se ocupa un saco de fórmula y uno de sulfato; en la tercera aplicación (julio) se consumen dos sacos de sulfato; y en la cuarta aplicación (septiembre) solo se utiliza un saco de fórmula.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

La aplicación de estos fertilizantes implicó un costo de producción de ¢1285 ($147.70 U.S.) para 1995. A los 90 días de haber sembrado el maíz, los agricultores doblan las varas, con el objeto de proteger a las mazorcas de la lluvia, que pueden dañarse si les continúa cayendo el agua directamente. En el mes de agosto, se recoge la cosecha de maíz. En este mes, se siembra el frijol, en las mismas tierras que se ha cultivado el maíz. En estas mismas tierras se cultiva pipián (o calabaza pequeña), ayote (o calabaza grande) y pepino. La cosecha de maíz y frijol se recoge en noviembre. Las vainas de frijol se ponen a secar y luego se aporrean para obtener el grano. Algunos agricultores siembran maíz por segunda vez, pero la segunda cosecha nunca produce tanto como la primera. Antes de sembrar el maíz muchos agricultores queman los terrenos, con el objeto de dejarlos limpios y listos para la actividad agrícola. En el mes de junio se deshierba la milpa, para lo cual se aplica Gramoxone y Edonal. La aplicación de estos herbicidas trae consecuencias graves para la tierra. Indudablemente, reduce el tiempo de trabajo de los agricultores, pero incrementa los costos de producción e introduce en las tierra sustancias tóxicas que no son biode-

251

gradables, las cuales dañan tanto al ecosistema como a los seres humanos que consumen estos productos. Para combatir a los insectos que perjudican la milpa, como el gusano tronconero, utilizan diversos productos tóxicos, como Sagás, Volatón granulado, Tamarón y Lacnate. Estas sustancias dañan tanto al ecosistema como las anteriores. De acuerdo con nuestros informantes, en una manzana cultivada con maíz y frijol se puede aplicar un litro de Sagás (en dos fumigadas) y 10 libras de Volatón granulado (o pueden ser 20 libras si la plaga está muy fuerte). Sin embargo, es importante señalar que los lugareños comienzan a cobrar conciencia de las consecuencias negativas de la aplicación de tanto agroquímico. En una plática que se llevó a cabo esperando el inicio de una asamblea, algunos agricultores de Joya de Cerén sostenían que la tierra ahora produce menos por «tanta cosa que se le echa», refiriéndose a los herbicidas, los insecticidas, e incluso los fertilizantes. Un agricultor señaló que cerca del cantón «hay personas que están cultivando naturalmente, sin tanta porquería, y cosechan más que nosotros», concluyó. Esto indica que hay cierta preocupación entre los pequeños agricultores por la utilización excesiva de agroquímicos.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

252

Carlos Lara Martínez

Un caso especial es la plaga de la roya, que en estos momentos está atacando al cultivo del frijol. Esta plaga se originó en los plantíos de papaya y sandía, por lo que los agricultores dejaron de sembrar estas frutas. Ahora, se ha extendido al cultivo del frijol, provocando una reducción significativa del rendimiento de este grano. Algunos agricultores están obteniendo únicamente entre 4 y 2 qq. por su cosecha, lo que les obliga a comprarlo en el mercado. Hasta este momento, no se ha podido controlar esta plaga. Con respecto a los instrumentos de trabajo, muchos agricultores de Joya de Cerén continúan utilizando los instrumentos que tradicionalmente se han usado desde la época de la Colonia. El chuzo (un palo largo con punta de hierro), la cuma (una especie de guadaña con palo corto) y el machete, constituyen los principales instrumentos para el desarrollo de las actividades agrícolas de al menos más del 50 % de los agricultores. Únicamente el 19.4 % de los pequeños agricultores de Joya de Cerén utilizan arado o tractor para sus actividades agrícolas. Según nuestros informantes, algunas personas de la comunidad se dedican a arar las tierras y a jalar el maíz y el frijol. Por arar la tierra con arado tirado por bueyes cobran C 150.oo

($ 17.24 U.S.) por manzana, y por jalar el maíz y el frijol cobran C 5.oo ($ 0.57 U.S.) por carga (una carga transporta dos redes, que es igual a 4 qq.). Es importante resaltar que en Joya de Cerén no predomina el sistema de mano vuelta, (sistema de ayuda mutua entre dos o más agricultores), como se ha observado en otras comunidades del área mesoamericana. Solo un 28.4 % declaró practicar este sistema, el cual se realiza normalmente entre grupos domésticos que forman parte de la misma familia. Sin embargo, la fuerza de trabajo que utilizan los agricultores es principalmente familiar. Esto significa que la mayoría de los agricultores utilizan como fuerza de trabajo a los miembros de su propio grupo doméstico, lo que les permite reducir los costos de producción. Esto es válido para las actividades relacionadas con la producción de maíz y frijol, en la producción de caña de azúcar se utiliza básicamente fuerza de trabajo asalariada. Sin embargo, el hecho que la mayor parte de los pequeños agricultores no practiquen la mano vuelta ocasiona que una parte de ellos se vean obligados a contratar fuerza de trabajo, incluso en la producción de granos básicos, pues no siempre cuentan con la fuerza de trabajo que necesitan al interior de

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

su grupo doméstico, sobre todo si se toma en cuenta que un sector de la comunidad, principalmente los jóvenes, buscan trabajo en el área de la industria y los servicios. En efecto, de acuerdo con nuestros datos, el 36.8 % de los pequeños agricultores utiliza fuerza de trabajo ajena o de la comunidad, es decir, asalariada. Nuestros informantes calculan el valor de la fuerza de trabajo agrícola en C 25.oo ($ 2.87 U.S.) por tarea (para 1995), aunque en algunas actividades, como cuando doblan las varas de maíz, se paga ¢ 20.oo ($ 2.29 U.S.) por tarea. A estos salarios hay que agregarle la obligación del contratista de proporcionar el alimento a los trabajadores, principalmente el almuerzo. Con base en los datos que obtuve en el campo, se puede establecer que los agricultores destinan, como media, 21.44 quintales al año de maíz y 4.72 quintales al año de frijol para el consumo de un grupo doméstico de 8 personas, que constituye la media de las viviendas en Joya de Cerén. Si tomamos las estimaciones de productividad del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para el maíz híbrido en la cosecha 1995-1996, según las cuales en una manzana se obtiene como media 56.99 quintales, se puede hacer las siguientes consideraciones: al menos en teo-

253

ría, los agricultores que producen en menos de media manzana destinan toda la producción de maíz a la subsistencia de su grupo doméstico. Los que cultivan en 1/2 manzana (22.64 % de los productores de maíz y frijol, de acuerdo con los datos del CENTA) solo pueden destinar al comercio 7 quintales de maíz. Los agricultores que cultivan una manzana de maíz (39.62 % de los milperos) destinan el 37.62 % de su producción de maíz a la subsistencia, lo que les permite comercializar con el resto de la producción, 35.55 quintales al año. Los demás milperos (37.73 %) tienen propiedades de 1 ½ a 3 manzanas, lo que les da mayor capacidad de comercialización con el maíz. El frijol se cultiva en extensiones más reducidas, normalmente los agricultores solo cultivan media manzana, pero el precio por quintal es más del doble que el del maíz, lo que proporciona un margen considerable para la comercialización de este producto. Si dejamos por el momento de lado el problema de la roya, en media manzana un agricultor puede obtener 6.4 quintales de frijol. Esto supone que la mayor parte de los milperos solo puede destinar al comercio 1.68 quintales de este grano. De acuerdo con nuestros informantes, los camiones llegan a la comunidad a comprar el maíz y

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

254

Carlos Lara Martínez

el frijol. Un elemento que favorece a los agricultores de Joya de Cerén, es el hecho de que la mayoría tiene graneros en su casa para almacenar la cosecha de maíz y frijol, lo que les permite esperar el momento en el que los precios les sean más favorables. En el año 1995, el quintal de maíz se vendió a ¢ 90.oo ($ 10.34 U.S.) y el de frijol a ¢ 250.oo ($ 28.73 U.S.). En consecuencia, un agricultor que produjo una manzana de maíz obtuvo por la venta de este producto un monto de ¢ 3199.50 ($ 367.75 U.S.), partiendo del supuesto que cosechó 56.99 quintales. Si este mismo agricultor cultivó media manzana de frijol, y obtuvo una cosecha que le permitió comercializar 1.68 quintales, este agricultor consiguió un monto adicional de ¢ 420 ($ 48.27 U.S.). En total, un agricultor que cultivó una manzana de milpa pudo obtener en 1995 por la comercialización del excedente de la producción de maíz y frijol un monto de ¢ 3619.95 ($ 416 U.S.). Si a esta cantidad le restamos los costos de producción:

- fertilizantes : ¢1285.00 ($147.70 U.S.) - herbicidas : ¢ 183.00 ($ 21.03 U.S) - insecticidas : ¢ 246.00 ($ 28.27 U.S.) - alquiler de arado : ¢ 150.00 ($ 17.24 U.S.) - transporte del maíz a la casa del agricultor : ¢ 71.25 ($ 8.18 U.S.) - total : ¢1935.25 ($ 222.44 U.S.)

se obtiene un beneficio de ¢1684.70 ($193.64 U.S.). Es conveniente aclarar que en los costos de producción del maíz y del frijol solo he querido contemplar los que son comunes a todos los agricultores, es decir, los que pueden considerarse como indispensables desde el punto de vista de la cultura local. Sin embargo, estoy consciente que existen otras variables que incrementan los costos de producción de algunos agricultores. En primer lugar, el 29.9 % de los agricultores arriendan tierras para realizar sus actividades agrícolas. En 1995, la renta de la tierra era de ¢ 800 ($ 91.95 U.S.) por manzana, aunque, por supuesto, se podían encontrar tierras más baratas o más caras, dependiendo de lo plano

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

del terreno. Incluso, entrevisté un agricultor que producía en tierras ajenas, pero el propietario, que era su vecino, no le cobraba, le permitía producir sin costo alguno. Pero, es claro que la renta de la tierra es un costo de producción indispensable para un sector de los agricultores de Joya de Cerén, lo cual reduce el beneficio que los arrendatarios pueden obtener en la comercialización de su producto. Otro factor importante son los intereses que los agricultores deben pagar al banco, básicamente al Banco de Fomento Agropecuario. En 1995, los intereses estaban al 21 %, y el crédito debía pagarse en un plazo de 9 meses. Si se toma el cálculo sobre costos de producción presentado más arriba como el crédito solicitado por los agricultores, se puede estimar que los intereses bancarios representan un costo de ¢ 406.40 ($ 46.71 U.S.). Esto reduce aún más el beneficio de los agricultores, no obstante que no todos los agricultores toman el crédito bancario. Un tercer factor que normalmente se toma en cuenta es la contratación de fuerza de trabajo asalariada. Este factor, como ya se indicó, no afecta a todos los agricultores de Joya de Cerén, pues el 64.2 % utiliza fuerza de trabajo familiar. Esto ayuda a que los agricultores, sobre todo los que cultivan una o

255

menos de una manzana, no sigan reduciendo sus beneficios. Por último, la adquisición de semilla mejorada no se puede tomar como un costo de producción fijo, pues los agricultores no renuevan todos los años la semilla. En realidad, la compra de semilla mejorada es irregular, ya que depende del ingreso que el agricultor haya tenido el año anterior. En síntesis, la comercialización del excedente de la producción de maíz y frijol proporciona los fondos necesarios para cubrir los costos de la producción del siguiente año, con lo que se garantiza la continuidad del proceso, pero no alcanza para ampliar la producción o generar capital. Únicamente se obtiene un pequeño monto que debe ser destinado al consumo familiar. Esto es particularmente cierto para los agricultores que cultivaban una o menos de una manzana (62.26 % de los milperos), el resto de los agricultores pueden conseguir mejores beneficios, pero difícilmente logran generar un capital que pueda ser reinvertido en la producción. Los beneficios no alcanzan más que para satisfacer las necesidades básicas de los grupos domésticos. Alguien podría argumentar que el año 1995 fue un año particularmente negativo para el pequeño agricultor, y que la situación podría mejorar en los próximos

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

256

Carlos Lara Martínez

años. En efecto, en el año 1996 los precios del maíz y del frijol mejoraron (maíz: ¢ 125 -$ 14.36 U.S.- por quintal; frijol: ¢ 600 -$ 68.96 U.S.por quintal, al menos hasta junio de 1996). Además, los intereses de los créditos agrícolas disminuyeron. Sin embargo, también los costos de producción se incrementaron, por lo que esencialmente la situación siguió siendo la misma. A partir de este análisis, se puede concluir que la producción de maíz y frijol en el cantón Joya de Cerén tiene como propósito satisfacer las necesidades alimenticias de los grupos domésticos. No se busca incrementar el beneficio económico, en el sentido de una economía de lucro, sino únicamente garantizar la supervivencia de los miembros de las familias de los agricultores. Sin embargo, en este propósito la milpa suele ser sumamente efectiva, pues a pesar de las fluctuaciones del sistema económico nacional y mundial, los agricultores garantizan el sustento diario a través del maíz, el frijol y determinadas verduras (ayote, pipián, pepino y güisquil, este último es producido en sus casas). Esta es la razón por la cual la agricultura de subsistencia continúa constituyendo la base del sistema económico en Joya de Cerén.

1.3 La caña de azúcar Como pudo observarse en el esquema del ciclo agrícola de Joya de Cerén, la cosecha de la caña de azúcar se lleva a cabo en los meses de diciembre, enero y febrero. En estos tres meses muchos trabajadores se contratan en la zafra para complementar los ingresos que han adquirido a través de la milpa. Otros, los productores de caña de azúcar, alrededor de 65 jefes de familia, recogen su producto y lo venden a los ingenios. La caña de azúcar es un cultivo semiperenne, la planta puede mantenerse hasta por 13 años, aunque los agricultores consideran que después de ocho años el rendimiento de la planta comienza a decrecer. No obstante, muchos cañeros mantienen sus cultivos por diez o trece años, pues no cuentan con los suficientes ingresos para cambiar el cultivo cada ocho años. A pesar de esto, como mencionamos más arriba, la productividad de los plantíos de caña de azúcar en Joya de Cerén sobrepasa la media nacional. Al igual que en el cultivo del maíz y el frijol, los agricultores utilizan fertilizantes para incrementar los rendimientos de la caña de azúcar. En general, se aplican 3 sacos de formulado en el mes de mayo y tres sacos de sulfato de amonio en

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

el mes de julio. También se utilizan herbicidas para limpiar los terrenos. Los costos de producción por manzana para 1995, pueden calcularse de la siguiente manera:

Fuerza de trabajo : ¢2,000.oo ($229.88 U.S.) ¢25 por tarea Transporte : ¢2,400.oo ($275.86 U.S.) -¢30 por toneladaSemilla :

Fertilizantes :

Herbicidas :

Tractor :

¢ 174.94 ($20.11 U.S.) ¢1,065.oo ($122.41 U.S.) ¢ 61.oo ($ 7.01 U.S.) ¢ 20.oo ($ 2.29 U.S.)

Intereses Bancarios (21%): ¢1,211.64 ($139.26 U.S.) Total :

¢6,932.58 ($802.45 U.S.)

En relación a este cálculo habría que hacer algunas aclaraciones. Para una manzana se utiliza 11.42

257

toneladas de semilla, lo que representa un costo de ¢ 1749.94. Dado que normalmente los agricultores cambian el cultivo cada 10 años, el cálculo que se obtiene es de ¢ 174.99 por año. Lo mismo se puede decir del tractor. Es importante tomar en cuenta que en el caso de la caña de azúcar los surcos no pueden abrirse con arado. Los cañeros se ven obligados a alquilar tractor cada vez que van a sembrar, es decir, cada 10 años (como media), lo que da un costo de ¢ 20 por año. Dado que en 1995 por una tonelada de caña de azúcar los ingenios pagaron ¢ 122.oo ($ 14.02 U.S.), es decir, por 100 toneladas un productor de caña de azúcar recibió ¢ 12,200 ($ 1402.29 U.S.), el beneficio que los cañeros obtuvieron de la cosecha de este producto en el año agrícola 1995-1996 puede estimarse en ¢ 5,267.42 ($ 605.45 U.S.) por manzana. Como vimos anteriormente, el 22.28 % de los cañeros desarrollan su actividad en una manzana, por lo que el beneficio de estos cañeros fue de ¢ 5,267.42. Pero la mayoría de los cañeros (41.56 %) cultiva dos manzanas, por lo que sus ganancias en 1995 ascendieron a ¢ 10,534.84 ($ 1,210.90 U.S.). Por último, el 16.26 % cultiva 3 manzanas, es decir, este sector obtuvo un beneficio de ¢ 15,802.26 ($ 1,816.35 U.S.).

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

258

Carlos Lara Martínez

Un problema de gran trascendencia para los cañeros es el costo del transporte, que está relacionado con la distancia a la que se encuentra el ingenio que les compra la caña. Anteriormente, los cañeros de Joya de Cerén entregaban su producto al ingenio estatal Chanmico, que se encuentra ubicado en el mismo municipio de San Juan Opico. Sin embargo, a principios de 1994 el Instituto Nacional del Azúcar de El Salvador (INAZUCAR) decidió cerrar este ingenio, pues los técnicos de esta institución consideraron que el ingenio Chanmico no es rentable, ya que está ubicado en una zona (municipios de San Juan Opico, Ciudad Arce y Quezaltepeque) que no produce suficiente caña para moler. Por esta misma razón, el gobierno de El Salvador decidió trasladar este ingenio al oriente del país, para activar en esa zona un polo de desarrollo en torno a la producción de la caña de azúcar. La decisión no fue del agrado ni de los cañeros de la zona ni de los trabajadores de este ingenio, muchos de ellos originarios del cantón Chanmico. Los primeros se sintieron afectados por el incremento al costo del transporte, ya que al cerrar el ingenio Chanmico se vieron obligados a vender su caña al ingenio El Angel o al San Francisco, lo que representa un

incremento del 30 % al costo del transporte. Por su parte, los trabajadores del ingenio perdían su empleo: "alrededor de 500 familias serán afectadas", declaró el representante de los trabajadores a La Prensa Gráfica. Además, de acuerdo con la Ley de Privatización de los Ingenios y las Plantas de Alcohol, los cañeros de la zona tenían la posibilidad de adquirir determinadas acciones del ingenio Chanmico, lo que les permitiría mantener cierto control sobre la comercialización de su producto. Con la decisión de trasladar este ingenio al oriente del país esta posibilidad se desvanecía. Los cañeros de la zona y los trabajadores del ingenio, se organizaron para impedir que el gobierno trasladara este ingenio. Se exigía el cumplimiento de la Ley de Privatización de los Ingenios..., según la cual los ingenios debían ser privatizados en su lugar, con el objeto de beneficiar a los habitantes de la zona, cañeros y trabajadores, quienes tendrían acceso a las acciones del ingenio. La ley establecía que la venta de las acciones debía mantener la siguiente proporción: el 55% de las acciones debía quedar en manos de los cañeros de la zona, el 15 % en manos de los trabajadores del ingenio, y el 30 % restante se vendería a inversionistas privados. Para llevar a cabo este plan, el gobierno aportaría el 90 % del capital

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

que se necesita para comprar las acciones de los cañeros y los trabajadores del ingenio, el cual se pagaría en un plazo de 12 años. Sin embargo, de acuerdo con los cañeros y los trabajadores del ingenio, en este proceso de privatización se interpusieron intereses económicos que desvirtuaron el proyecto inicial. El 8 de marzo de 1996, la Asamblea Legislativa con 51 votos aprobó la reforma a la Ley de Privatización de Ingenios y Plantas de Alcohol, autorizando el traslado del ingenio Chanmico al oriente del país. "Ya verá Ud.”, me decía un cañero de Joya de Cerén, “como la producción de caña decae después de esta decisión". Actualmente (1996), los cañeros de Joya de Cerén y de toda la zona de influencia del ingenio Chanmico tienen que vender la caña al ingenio El Angel o al San Francisco. «El problema no es únicamente el transporte», aseguraba un cañero de Opico, «sino que ellos no pagan la calidad de la caña, porque aquí se produce una caña de calidad, que le da hasta dos quintales de azúcar, y ellos la quieren pagar como caña común y corriente». Esta es la razón por la cual para los cañeros es tan importante lograr cierto control sobre el ingenio al cual van a vender su producto. Sin embargo, últimamente han surgido nuevas esperanzas

259

para los cañeros de esta zona. Al parecer, los agricultores de oriente se han convencido que es más barato montar un nuevo ingenio en aquellas tierras que trasladar el ingenio Chanmico. De ser así, este ingenio podría reiniciar su actividad en los próximos años. Otro problema que afecta a los cañeros de Joya de Cerén es la práctica de quemar los cañales. Los productores de caña no han detectado a los responsable, «son manos traviesas», afirma un cañero, con lo cual demuestra su ingenuidad ante este grave problema. En todas las épocas de zafra personas desconocidas queman algunos cañales de la zona. Esto obliga a los agricultores afectados a levantar la cosecha lo antes posible, pues una vez la caña ha sido quemada no puede permanecer más de quince días en pié. Además, debe venderse rápidamente, ya que cada día pierde peso y se corre el riesgo de que la caña se arruine, «se chuqueya», dicen los cañeros, y una vez arruinada ya no la aceptan en el ingenio, porque arruina la caña buena. Los ingenios tienen sus agrónomos de campo, estos visitan las comunidades y establecen la fecha en la que será entregada la caña de cada productor. Lo ideal es cortar la caña en la fecha establecida, pues la caña pierde peso una vez

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

260

Carlos Lara Martínez

que ha sido cortada. Sin embargo, cuando queman la caña de un agricultor este se ve obligado a venderla de inmediato, pero el ingenio no se la recibe pues tiene una lista bastante amplia de cañeros que debe de atender. Entonces, entran en acción los intermediarios. En su desesperación, los agricultores venden la caña a bajos precios a determinados sujetos que ya tienen contacto con los trabajadores del ingenio, garantizando de esta manera que el producto va a ser recibido. Lo curioso de este proceso es que el único que realmente pierde con la quema de los cañales es el productor directo. Tanto los intermediarios como los trabajadores de los ingenios salen ganando, pues obligan al cañero a vender el producto por debajo de su valor. Esto permite que los intermediarios y los trabajadores del ingenio puedan apropiarse de una parte del valor de la caña de azúcar. Es posible que esta práctica sea promovida por los intermediarios y los trabajadores de los ingenios que obtienen ganancias dañando al productor de caña de azúcar. Sin embargo, a pesar de estos inconvenientes es claro que el cultivo de la caña de azúcar representa una fuente de ingresos de gran trascendencia para los pobladores de Joya de Cerén, tanto para los cañeros como para aquellos que

se contratan en la zafra. Además, los cañeros han venido mejorando su producción (la producción de 1995-96 representa el doble de la producción de 1958-59), por lo que en este rubro los pequeños agricultores mantienen una actitud más empresarial que en la producción de granos básicos. La inversión en fertilizantes y semilla mejorada ha incrementado el rendimiento de la caña de azúcar, elevando los beneficios por manzana. Aunque esta inversión sigue siendo limitada, pues buena parte de los ingresos se destinan al consumo familiar o a la ampliación de las relaciones sociales, a través de reuniones, festividades, eventos sociales o la simple convivencia, es claro que la producción de caña de azúcar es la actividad agrícola que más se acerca a una dinámica de acumulación-reinversión. 1.3 Las asociaciones cooperativas

A pesar de los conflictos que desarticularon las cooperativas en la década de los cincuenta, en 1976 un grupo de agricultores organizó una nueva asociación cooperativa. Esta nueva cooperativa estaba constituída originalmente por 69 socios, pero a raíz de determinados conflictos internos se redujo el número de socios a 50. La cooperativa está organi-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

zada de la siguiente manera: Directiva: - un presidente - un vicepresidente - un secretario - un tesorero - un vocal - dos suplentes

También cuenta con una junta de vigilancia, un comité de crédito, encargado de tramitar los créditos bancarios, y un comité de educación, que se encarga de impartir educación cooperativa a los asociados. La cooperativa cuenta con 67 manzanas, pero las tierras pertenecen a sus asociados. La cantidad de tierra por asociado es irregular, algunos poseen 1/2, 1, 2 ó 3 manzanas. Solo una manzana pertenece a la cooperativa, en la cual se encuentran ubicadas las oficinas. Los miembros de la cooperativa siembran maíz, frijol y caña de azúcar. En realidad, los asociados determinan lo que van a sembrar en sus parcelas, únicamente tienen que entregar una programación de las actividades agrícolas del año. Las principales funciones de la cooperativa son comprar los insumos a precios más cómodos y tramitar el crédito con el Banco de Fomento Agropecuario (BFA). El año 1995 el banco otorgó a la cooperativa un interés del 20 %, lo

261

que en realidad no representa una reducción significativa del crédito agrícola. Sin embargo, en otros años la cooperativa ha logrado mejores concesiones por parte del BFA. Otra asociación cooperativa que tiene incidencia en Joya de Cerén es la cooperativa San Andrés, la cual está ubicada principalmente en el vecino municipio de Ciudad Arce, pero cuenta con once asociados en el caserío Plan del Hoyo. Esta cooperativa surgió en 1980 como producto de la reforma agraria que impulsó la Democracia Cristiana, sin embargo desde esa fecha hasta la actualidad ha ido perdiendo membresía. La cooperativa San Andrés es de gran trascendencia para el cantón Joya de Cerén, pues en esta asociación se contratan muchos agricultores para complementar sus ingresos. La cooperativa San Andrés cuenta con 283 miembros y 265 hectáreas. En estas hectáreas, los asociados siembran cítricos (60 manzanas), café (150 manzanas) y el resto lo tiene cultivado con caña de azúcar. Cada asociado recibe una pequeña parcela para cultivar su milpa. Por último, hay que mencionar que en el período en el que se llevó a cabo esta investigación estaba surgiendo una nueva asociación cooperativa, denominada "Sol

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

262

Carlos Lara Martínez

Naciente". Por el momento, sus miembros no han definido el carácter de esta cooperativa ni el tipo de proyectos que va a llevar a cabo. Es importante resaltar que a pesar de la presencia de estas asociaciones cooperativas, la opinión de los pobladores de Joya de Cerén no es favorable al desarrollo del cooperativismo. El 65.7 % de los jefes de familia considera que no se han beneficiado con la constitución de las asociaciones cooperativas. Las razones de esta posición ya las he abordado en el apartado sobre la historia local de Joya de Cerén, y pueden sintetizarse de esta manera: 1) mal manejo de fondos por parte de los directivos de las asociaciones cooperativas o los representantes de la sociedad nacional; 2) alta valorización de la propiedad privada. 1.4 Otras actividades económicas del Cantón

De hecho, en el cantón Joya de Cerén existen otras actividades económicas que complementan los ingresos de los pequeños agricultores. Estas actividades se enmarcan en la dinámica de la economía de subsistencia que predomina en Joya de Cerén. La primera actividad que se debe tomar en cuenta es la ganadería, pues existe un número conside-

rable de jefes de familia que practican esta actividad económica. De acuerdo con mis propios datos, el 23.9 % de los jefes de familia practican la actividad ganadera. En la comunidad puede observarse una ganadería a pequeña escala. La mayor parte de los agricultores que posee ganado cuenta con 4 y 6 cabezas, aunque existen personas que tienen de 15 a 18 cabezas, tanto de ganado de engorde como lechero. La mayoría de estos pequeños ganaderos tienen sus propios potreros, aunque hay quienes comparten los potreros con otros ganaderos y otros más que alquilan tierras para pastoreo. Otra actividad económica que debe mencionarse son las pequeñas tiendas que se encuentran por todo el cantón. Estas tiendas están ubicadas en las casas de los propietarios y únicamente cuentan con los artículos básicos que debe tener cualquier establecimiento de esta naturaleza, como gaseosas, productos Diana (golosinas), jabón, azúcar, sal, pan dulce, y en algunas ocasiones cervezas y otros tipos de producto. La mayor concentración de tiendas y las de mayores dimensiones se encuentran en la colonia Joya de Cerén, caserío central del cantón. Es interesante observar que estas tiendas son atendidas por las mujeres y los niños de los

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

grupos domésticos de la comunidad. De hecho, las señoras supervisan las tiendas como si se tratase de una extensión de sus labores domésticas. Como las tiendas están ubicadas en sus propios hogares, no les resulta difícil pasar de la cocina, la limpieza o la atención al bebé, a la venta de gaseosas o golosinas. Nuevamente, esta actividad económica debe enmarcarse en la economía de subsistencia que predomina en el cantón Joya de Cerén. La crianza de animales domésticos es una actividad característica de la economía de subsistencia. En el cantón Joya de Cerén casi todos los hogares cuentan con aves de corral, gallinas y pollos. De acuerdo con la información proporcionada por el CENTA de San Juan Opico, el 14.85 % de las casas cuenta con 12 aves; el 12.87 % cuenta con 10 aves; el 11.88 % mantiene 15 aves; y el 9.90 % mantiene 13 aves. El resto de los hogares mantiene menos de 10 aves de corral. También se observa la crianza de cerdos. Esta es más limitada que la de aves, pues el cerdo consume más grano (maicillo y maíz). Según los datos del CENTA, el 34.05 % de los hogares que cría cerdos mantiene únicamente 2 cerdos; el 20 % mantiene 3 cerdos; el 18.37 % solo tiene un cerdo; y el 16.75 % cuenta con 4 cerdos. Son muy pocos los hogares que man-

263

tienen 8 cerdos, estos únicamente representan el 1.62 % Tanto la ganadería como las pequeñas tiendas y la crianza de animales domésticos, son actividades que complementan el ingreso de los pequeños agricultores. Sin embargo, el desarrollo de la economía monetaria obliga a las familias rurales a buscar un salario que les de cierta capacidad de compra y de movilidad en la sociedad nacional. 1.5 El trabajo asalariado

El trabajo asalariado es un rubro de gran trascendencia para garantizar la supervivencia de los pobladores de Joya de Cerén. De acuerdo con mis datos, el 38.80 % de los jefes de familia realizan algún tipo de trabajo asalariado. De este 38.80 % (264 jefes de familia), el 34.61 % se contrata en labores agrícolas, principalmente en la zafra, pero también en diversas tareas agrícolas en la cooperativa San Andrés o, finalmente, se contratan en las milpas de los agricultores que necesitan fuerza de trabajo asalariada. Como ya se indicó anteriormente, el salario en el área agrícola es de ¢ 25.oo por tarea, aunque algunas labores consideradas más simples pueden pagarse a ¢ 20.oo por tarea. El 26.92 % de los jefes de familia que trabajan asalariadamente, 71 personas, declararon ser

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

264

Carlos Lara Martínez

empleados. Este constituye un rubro sumamente amplio que abarca tanto al sector de la industria como al de los servicios. Los salarios son variados, encontramos desde ¢ 750 ($ 86.20 U.S.) hasta ¢ 2,000 ($ 229.88 U.S.) por mes. Dado que al principio de este artículo se había establecido que el 83.6 % de los jefes de familia se dedican a la agricultura como actividad económica principal, entre los cuales hay un sector de pequeños propietarios (64.2 %) y otro de arrendatarios (29.9 %), es válido suponer que los jefes de familia que se incorporan al trabajo asalariado lo hacen como una actividad complementaria, es decir, solo dedican al trabajo asalariado el tiempo que les queda después de haber realizado las actividades en sus propios cultivos. El carácter cambia cuando analizamos el trabajo asalariado que desempeñan otros miembros del grupo familiar. En efecto, el 37.31 % de los encuestados (254 jefes de familia) declaró que en su grupo familiar existe al menos un miembro que trabaja asalariadamente. Este puede ser un hijo, una hija, un yerno o un hermano. Los datos indican que el 77.27 % de estos trabajadores se encuentra entre los 18 y los 28 años de edad. Estos jóvenes son mayoritariamente solteros (72.72 %), y solo un pequeño

porcentaje está casado o acompañado. Es curioso constatar que a diferencia de los jefes de familia que se contratan asalariadamente, estos jóvenes solo en un pequeño porcentaje (12 %) se contratan en labores agrícolas. En otras palabras, estos datos muestran la tendencia que los miembros maduros de la comunidad son los que desarrollan las actividades agrícolas, ya sea en sus propios cultivos o contratándose asalariadamente, mientras que los miembros más jóvenes buscan otros tipos de trabajo, en el sector de los servicios o en la industria. El 88 % de estos jóvenes (223 personas) ya no ven el trabajo asalariado como una actividad suplementaria o adicional a la producción agropecuaria, sino que se incorporan a los sectores de los servicios y la industria a tiempo completo, dejando de lado el trabajo agrícola y pecuario. Si se toma el porcentaje de la población económicamente activa (PEA) que el V Censo de Población de 1992 proporciona para el municipio de Opico como válido para el cantón Joya de Cerén, podemos afirmar que la PEA representa el 32.16 % (1876 personas) de la población total del cantón. Esto indica que el sector que ya no se dedica a labores agropecuarias representa únicamente el 11.88 % de la población econó-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

micamente activa de este cantón. Si bien este sector representa un elemento de transformación de la dinámica socioeconómica del cantón, pues es un sector que ya no se encuentra integrado al trabajo agrícola y pecuario, en el contexto del sistema económico global de la comunidad cumple una función específica: la de complementar el ingreso de los grupos domésticos de los pequeños agricultores, proporcionándoles liquidez, lo que les da cierta capacidad de movimiento en la economía monetaria nacional. En otras palabras, en el contexto del grupo doméstico (o la economía familiar) este sector constituye una fuente de ingresos adicional que complementa el ingreso obtenido con el trabajo agrícola. Recordemos, además, que el trabajo en la industria y los servicios no es un trabajo estable; si bien existe un pequeño sector que sí cuenta con un contrato permanente de trabajo, muchos de los que se contratan en estas áreas mantienen una posición de subempleados, lo que impide que estos rubros desplacen a la agricultura como base de la economía de Joya de Cerén. También debemos considerar el ingreso que los grupos domésticos obtienen de los familiares que residen en EEUU. De acuerdo con mis datos, el 28.78 %

265

de los grupos domésticos de Joya de Cerén cuentan con al menos un familiar residiendo en los Estados Unidos, no obstante que en mi trabajo de campo he podido corroborar que varias familias cuentan con 2 o 3 familiares. Estos inmigrantes residen principalmente en Los Angeles (68.42 %), aunque también viajan a San Francisco (21.05 %), Texas y México. El 83.33 % de estos inmigrantes salió de Joya de Cerén entre los 20 y 30 años de edad, lo que corrobora la tendencia de los jóvenes a buscar nuevos tipos de trabajo. De los hogares con familiares en el extranjero, el 36.84 % (72 hogares) recibe ayuda económica, la mayor parte de ellos entre $100 U.S. y $200 U.S., lo que representa un ingreso importante para estos hogares. El 50 % de estos grupos domésticos destina estos ingresos al consumo diario de la familia, aunque el 25 % lo invierte en la actividad agrícola y el 12.5 % lo utiliza para la educación de sus hijos. El 12.5 % restante declaró usarlo para pagar deudas, lo que no permite determinar el destino final de esta última categoría de remesas. Por último, debo señalar que existen algunas personas que han logrado una posición socioeconómica que está por encima del resto de la comunidad. En el cantón hay algunos maestros que

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

266

Carlos Lara Martínez

trabajan en el Ministerio de Educación, los cuales no solo perciben un salario superior al grueso de la comunidad sino que también gozan de una posición de prestigio que los coloca entre las personas más importantes del cantón. Esta posición va a ser aprovechada en las contiendas políticas. También hay algunos pequeños empresarios, como el dueño de las ruedas mecánicas que se colocan en las fiestas de la comunidad, los dueños de los molinos de maíz, el dueño del conjunto musical Joya de Cerén y el dueño de un autobús de pasajeros, quienes perciben ingresos superiores al resto de la comunidad. Estas personas poderosas residen en la colonia Joya de Cerén, el caserío central, donde se encuentran las mejores condiciones de vida del cantón (mejores viviendas, acceso a los servicios básicos, etc.). 2. La economía de Joya de Cerén en 1996-97

A lo largo de este trabajo se ha observado que los pobladores de Joya de Cerén utilizan diferentes fuentes de ingreso para garantizar la subsistencia y mejorar, en la medida de sus posibilidades, las condiciones materiales de vida de sus grupos domésticos. La agricultura de subsistencia (identificada principalmente con la producción de granos

básicos) constituye la base del sistema económico local. Por medio de esta actividad los agricultores obtienen la base de la dieta diaria de sus grupos familiares. En el contexto de la economía capitalista que domina el panorama nacional, en el cual los pequeños agricultores no tienen control sobre la dinámica de los precios y el costo de la vida, la producción de maíz, en asociación con el frijol y determinadas verduras, es decir, lo que se denomina la milpa, crea una base que permite amortiguar las fluctuaciones de la economía de mercado. A partir de esta base de subsistencia, que tiene su origen más remoto en la época prehispánica, los agricultores, pequeños propietarios y pequeños arrendatarios, pueden desarrollar otras actividades que complementan el ingreso y que les permite enfrentar de mejor manera el medio socioeconómico. Pequeño comercio local (tiendas), ganadería a pequeña escala y crianza de animales domésticos, constituyen prácticas que continúan la lógica de la agricultura de subsistencia. Incluso la producción de caña de azúcar está integrada a la economía de subsistencia, aunque los cañeros son los que más se acercan a una lógica empresarial (acumulación-reinversión), pero, finalmente, los beneficios de su

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

producción se destinan al consumo familiar y a financiar los eventos sociales de la comunidad. Así, con base en el sistema de pequeña propiedad privada se desarrolla la economía de subsistencia. Cuando hablo de una economía de subsistencia me refiero a un tipo de economía cuya lógica de producción tiende más a la satisfacción de las necesidades básicas de los productores y sus grupos familiares que al incremento constante de beneficios, que desarrolla un proceso de reinversión y capitalización. No se trata de una economía aislada que opera al margen de la economía monetaria dominante, pues como se ha podido observar los agricultores de Joya de Cerén están integrados a la dinámica de la sociedad capitalista salvadoreña. La economía de subsistencia se caracteriza, por la actitud del productor de trabajar con el objetivo de obtener lo necesario para garantizar la subsistencia de su grupo familiar. El productor puede generar un excedente pero este no entra en una lógica de creación de capital (acumulación-reinversión) sino que se destina al consumo de la familia y al desarrollo de las relaciones sociales (reuniones sociales, festividades, etc.). Únicamente se invierte en la producción lo equivalente a los costos de la producción del siguiente año. De esta mane-

267

ra, la economía de subsistencia o economía campesina es un tipo de economía que funciona sin acumulación. Esto es válido, en el caso de Joya de Cerén, para la producción de granos básicos, pero también lo es en alguna medida para la caña de azúcar. Se entiende entonces que la economía de subsistencia está integrada a la lógica de la economía monetaria de carácter macrosocial. Y es más, podría irse más lejos y afirmar que la economía capitalista (de tipo empresarial) utiliza la economía de subsistencia para incrementar sus beneficios, sobre todo a través del proceso de comercialización de sus productos, pero también porque la economía de subsistencia permite reducir los costos de la reproducción de la fuerza de trabajo que utilizan las empresas capitalistas. En este sentido, la economía de subsistencia resuelve un problema que la economía empresarial no podría resolver: mantiene a una amplia población de subempleados que el sistema nacional no puede absorber. Pero sería demasiado unilineal afirmar que la economía de subsistencia se mantiene solo por los beneficios que la economía empresarial obtiene de ella. En realidad, los pequeños agricultores han desarrollado una actitud de resistencia frente a la imposición de la

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

268

Carlos Lara Martínez

economía empresarial como modelo único de la sociedad nacional. Esta actitud de resistencia quedó documentada en la reconstrucción de la historia local, pues a pesar de que las tierras en Joya de Cerén eran casi totalmente cañeras y que los pequeños agricultores recibieron asesoría técnica para obtener mayores beneficios con la producción de la caña de azúcar, éstos sustituyeron este producto por maíz y frijol. Por otra parte, actualmente la producción de caña de azúcar se ha incorporado a la lógica de la subsistencia. Esto me hace pensar que la economía de subsistencia no es únicamente el producto de "las condiciones objetivas" que el sistema económico nacional impone, sino también, y fundamentalmente, de la actitud de los pequeños agricultores frente al proceso de producción, es decir, de las expectativas y los objetivos que los pequeños agricultores tienen en relación a las actividades económicas que realizan. Este punto es de gran trascendencia, pues normalmente los investigadores solo enfatizan “las condiciones objetivas” de la dinámica socioeconómica, olvidando el sistema de valores y concepciones culturales, pues suponen que este se deriva automáticamente del primero. Lo que me interesa enfati-

zar en este trabajo es que entre las condiciones técnicas y sociales, por un lado, y el sistema de valores culturales, por el otro, existe una relación dialéctica, que puede definirse como una relación de interdeterminación, según la cual ambos aspectos se condicionan mutuamente. Así, si bien la economía empresarial saca ventaja de la permanencia de la economía de subsistencia en Joya de Cerén, esta representa una opción cultural que tiene que ver con el estilo de vida de estos sujetos sociales. En pocas palabras, la economía empresarial supone la subordinación de la vida social a los intereses económicos, mientras que la economía de subsistencia valora la vida social (reuniones sociales, convivencia, festividades religiosas y profanas, etc.) por encima de las condiciones materiales de vida. Esta opción de vida (la de la economía de subsistencia) supone invertir mayores esfuerzos y recursos en el desarrollo de las relaciones sociales antes que en el incremento de los beneficios económicos; o, dicho de otra manera, los pequeños agricultores de Joya de Cerén prefieren invertir más en el capital social de sus parientes y su comunidad, que en el capital material. Pero también hemos visto que los pobladores de Joya de Cerén combinan la economía de sub-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

sistencia con el trabajo asalariado. El trabajo asalariado lo realizan dos tipos de sujeto social: los propios agricultores, quienes se contratan asalariadamente en ciertas épocas del año, como en la zafra y en otras actividades, cuando no tienen trabajo en sus cultivos; y aquellos sujetos, principalmente los jóvenes, que se incorporan a los sectores de los servicios y la industria a tiempo completo. Con base en esta información, se puede concluir que los agricultores de Joya de Cerén son actualmente semi-campesinos, pues combinan la economía campesina (o de subsistencia) con actividades propias de la economía empresarial capitalista. Sin embargo, el carácter semi-campesino no debe verse únicamente al nivel de los individuos, sino que debe enmarcarse en la división del trabajo al interior del grupo doméstico, es decir, del grupo de personas que residen en una misma vivienda, pues es ésta la unidad de consumo. Esto quedará aún más claro en el siguiente apartado. Algunos autores, como Luisa Paré (1977) y Cabarrús (1983, 1985), han acuñado el concepto de semi-proletariado agrícola, para referirse a estos agricultores que producen bajo una lógica de subsistencia pero que al mismo tiempo se contratan asalariadamente. Yo prefiero utilizar el concepto de semi-

269

campesino pues, como ha quedado demostrado en este trabajo, la base del sistema económico sigue siendo la economía de subsistencia. Es importante señalar que el carácter semi-campesino no hace referencia a un estado pasajero o de transición, sino que se refiere a una condición estable (o estructural) del capitalismo dependiente en El Salvador. En esencia, representa una estrategia a través de la cual los pequeños agricultores logran mantener la economía de subsistencia en condiciones que les son adversas, esto es, en una sociedad dominada por una economía monetarizada, de carácter empresarial. De lo contrario, si solo se dedicaran a la economía de subsistencia, no podrían sobrevivir en las condiciones actuales o sobrevivirían muy mal. 3. La dinámica de los grupos domésticos

En este apartado me propongo estudiar un aspecto esencial de la estructura social del cantón Joya de Cerén, el sistema de los grupos domésticos. Para estudiar este sistema, considero necesario analizar a profundidad sus elementos constitutivos. Estos elementos pueden reducirse a tres variables: la base material de los grupos domésticos, su composición social, que abarca

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

270

Carlos Lara Martínez

los tipos de familia y su organización interna, y el sistema de normas y valores, que rige la vida familiar y las relaciones entre los parientes. A partir del examen de estos tres elementos, se puede precisar el papel que los grupos domésticos juegan en la sociedad local de Joya de Cerén, es decir, las funciones que cumplen en el contexto de la sociedad global. 3.1 La base material de los grupos domésticos

El grupo doméstico es ante todo un grupo residencial, está compuesto por un conjunto de individuos que habitan un espacio común. En consecuencia, la base material de los grupos domésticos está constituída por la vivienda y sus implementos. En Joya de Cerén, el 92.6% de los jefes de familia son propietarios de la vivienda en la que viven. La mayor parte de las viviendas han sido construídas con adobe (36.8%). Le sigue el tipo mixto (29.4%) y el bloque (13.2%). Por último, se pueden observar las viviendas de bahareque (8.8%) y los ranchos (2.9%), sobre todo los de cartón y plástico. El adobe es un tipo de construcción que ya se encuentra en la época prehispánica, pero se extiende y se perfecciona en la época colonial. Actualmente, el adobe se

sigue utilizando en la construcción de las viviendas de las áreas rurales, principalmente de personas de escasos recursos. Los lugareños preparan los ladrillos de adobe para ser utilizados en la construcción. Estos ladrillos se preparan con barro, tierra limpia y cierta cantidad de arena. La mezcla se elabora en un hoyo que se ha abierto previamente. Ahí se va agregando el agua hasta que se crea un lodo con cierta consistencia. A esta mezcla se le agrega paja o zacate, lo que es útil para que el lodo adquiera mayor consistencia. También se puede agregar aceite quemado para que la mezcla se vuelva más resistente. Esta mezcla se coloca en moldes de madera para formar los ladrillos. Los moldes deben mojarse previamente pues de lo contrario el adobe se pega al molde. Una vez que los ladrillos están listos, se dejan al aire libre, al sol y luego en la sombra, para que se sequen. El tiempo que se tardan en secarse puede ser de 2 a 3 semanas. Las construcciones de adobe tienen una base de piedra que también se fija con este tipo de mezcla. Sobre esta base se colocan los ladrillos de adobe para levantar las paredes. Estas paredes pueden recubrirse con cal o cemento, con el objeto de evitar que se erosionen. Diversos arquitectos coinciden que

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

el adobe tiene una vida corta, pues no resiste las inclemencias del clima. Tampoco resiste los sismos, las paredes tienden a desmoronarse hacia adentro, poniendo en peligro la vida de los que habitan este tipo de vivienda. Otro sistema constructivo que tiene su origen en la época prehispánica es el bahareque. El bahareque ha perdido presencia en Joya de Cerén, únicamente el 8.8 % de las viviendas del cantón han sido construídas con este sistema. El bahareque consiste en un entramado o tejido de caña brava, vara de castilla, bambú o tablas de madera, que se levanta sobre un ci-

271

miento o muro de piedra o ladrillo. Este cimiento puede ser de 0.60 a 0.80 cms. El entramado debe fijarse bien en los extremos para que no se desarme. Puede ser reforzado con alambre espigado con el objeto que el lodo quede más fijo. La armazón se rellena con una mezcla de lodo formando así las paredes de la vivienda. Estas paredes pueden ser repelladas con cal o cemento, lo que evita las filtraciones de agua y el paso de insectos. Estas viviendas son sumamente frescas y resistentes a los movimientos telúricos. Los ranchos representan únicamente el 2.9 % de las vivien-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

272

Carlos Lara Martínez

Figura 1 (arriba): Vivienda 1. Figura 2 (abajo):En este esquema se maneja la siguiente simbología: ∆ significa hombre; Ο significa mujer; el signo = representa una relación de matrimonio; cuando dos o más sujetos están unidos directamente por una línea horizontal es porque son hermanos; bajo la línea vertical que sale del signo = se encuentran los hijos de una pareja y sus esposos o esposas. Los signos que están enmarcados en las líneas cortadas representan a los miembros de un grupo doméstico, es decir, a los que viven bajo un mismo techo. La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

273

Figura 3.

Figura 4.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

274

Carlos Lara Martínez

Figura 5.

Figura 6.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

das del cantón. Es un tipo de construcción muy sencillo que se hace a base de cartón y plástico. Los ranchos de paja son muy escasos en este cantón. Estas viviendas son habitadas por las familias más pobres de la comunidad. Por último, tenemos los sistemas constructivos modernos, el tipo mixto y el bloque. El tipo mixto es el segundo en importancia en Joya de Cerén, 29.4 %. Consiste en la combinación de ladrillo rojo y cemento, con vigas de concreto en los extremos que soportan la estructura. Las construcciones de bloque representan el tercer sistema constructivo en importancia, 13.2 %, y consiste en la construcción

275

de paredes de ladrillo de concreto con varas de hierro intercaladas, en donde el peso de la estructura recae sobre las paredes. Estos sistemas han ido ganando terreno en Joya de Cerén, principalmente porque son más resistentes y duraderos que los anteriores. Sin embargo, no se debe perder de vista que estos sistemas constructivos modernos constituyen símbolos de poder económico y social al interior de la comunidad. En efecto, las personas que tienen mayor capacidad económica sustituyen sus viviendas de adobe o bahareque por sistema mixto o bloque, indicando de esta manera el nivel socioeconómico que han

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

276

Carlos Lara Martínez

Figura 5. Vivienda 4

Figura 6. Esta es la vivienda de una familia nuclear: el padre, la madre, un niño y una niña.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

alcanzado. Es por ello que no nos debe extrañar que estos sistemas constructivos modernos predominen en la colonia Joya de Cerén, caserío central de este cantón, donde residen las familias con mayor poder social, mientras que a medida que uno avanza hacia los caseríos periféricos (La Ranchería, Plan del Hoyo, Agua Zarca) las viviendas de adobe y bahareque adquieren mayor presencia. Así, los sistemas constructivos indican poder económico y social al interior del cantón. En términos generales, se puede establecer la siguiente valoración cultural en los sistemas constructivos de Joya de Cerén: De inferior a superior: rancho ---> bahareque ---> adobe ---> mixto y bloque. Es lógico, entonces, que los pobladores de Joya de Cerén tiendan a sustituir los sistemas constructivos tradicionales por los modernos. De cualquier manera, es interesante constatar que los lugareños ya se han apropiado de las técnicas para construir por sí mismos sus viviendas con sistema mixto o de bloque. Ahora bien, es importante conocer la distribución interna del espacio en las viviendas de Joya de Cerén, para ello tomaré cuatro viviendas, dos en la colonia Joya de

277

Cerén y dos de Plan del Hoyo. • Viviendas en la colonia Joya de Cerén (Figura 1) En esta vivienda habita una familia ampliada, esto es, se observa la asociación de dos familias nucleares, la familia de los padres (hogar 1) y la familia de la hija del padre (hogar 2). Esta situación puede representarse como lo muestra la figura 1. Aunque cada uno de los hogares funciona con cierta autonomía, mantienen entre ellos una práctica constante de ayuda mutua. La familia de la hija entra y sale de la casa de los padres de la madre como si fuera su propia casa, hacen uso de la cocina del hogar 1 e intercambian alimentos. Es interesante observar que la cocina está separada por tres metros del resto de la casa. Un señor comentó que ellos construyen la cocina por separado porque así evitan que el humo penetre en sus residencias. Una bodega también ha sido construída a dos metros de distancia del resto de la vivienda. El lavadero queda contiguo al corredor. En este lavadero está la pila, donde se bañan los miembros de la familia. El corredor está delimita-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

278

Carlos Lara Martínez

do por un muro de 60 cms de alto. Este corredor sirve como un espacio de convivencia cotidiana de los miembros del grupo doméstico o simplemente para pasar el rato, sobre todo para evitar el calor que caracteriza a los climas tropicales. En el patio de la casa, encontramos diversos tipo de árboles frutales. La milpa está a media hora de camino. La Vivienda 2 (figura 3) también ilustra un caso de familia ampliada. El padre dividió el terreno (1,000 m2) en dos, dándole una mitad a un hijo que tuvo en su primer matrimonio. En el hogar 1 también existe una situación de familia ampliada, pues la madre y su hijo conviven con la familia de la hija de la madre. De acuerdo con la madre, su hija y su familia se fueron a vivir con ella porque después que murió su marido ella se sentía demasiado sola. La composición de esta vivienda tambie´n se representa en la figura 4. Esta vivienda fue construída por el Instituto de Colonización Rural, por lo que su construcción responde más a patrones urbanos que a los patrones de la cultura local. • Viviendas en Plan del Hoyo En esta vivienda habitan cinco per-

sonas, el padre, la madre, dos hijas y una nieta. Nuevamente, la cocina se encuentra a tres metros de la construcción principal de la vivienda. El lavadero-baño está a 7 ½ metros de la construcción principal. La letrina queda a 10 m de distancia del lavadero-baño. En la bodega de la construcción principal tienen dos silos para almacenar el maíz. El maíz que no ha sido desgranado se guarda en un granero que se encuentra en el patio de la casa. En este patio hay árboles frutales. La milpa está a 40 minutos de la casa. La cocina está también ubicada a 3 metros de la construcción principal. La concepción del espacio que muestran estas viviendas responde a las necesidades económicas y a los principios de sociabilidad de la cultura local. En su interior, se desarrollan los tipos de familia que garantizan la subsistencia de los pobladores. Llama la atención cierta analogía que estas viviendas mantienen con los complejos habitacionales del 600 D.C. estudiados por Payson Sheets y su equipo de colaboradores. Exceptuando la casa 2, que es la única diseñada con base en los criterios de los técnicos del Instituto de Colonización Rural, en las demás viviendas la cocina

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

aparece como una unidad autónoma con una función específica. Lo mismo podría decirse de las bodegas de las viviendas 1 y 4. En este sentido, se puede observar cierta tendencia a construir “complejos habitacionales” cuyas funciones mantienen autonomía física. Además, las viviendas 1 y 4 presentan corredores en las fachadas principales, los cuales constituyen espacios para estar o descansar. Estos corredores cumplen una función importante en la socialización de los miembros del grupo doméstico y de estos con otros grupos domésticos de la comunidad. Este es otro elemento de continuidad con los complejos habitacionales del 600 D.C. Pero, a diferencia de las unidades residenciales del 600 D.C., en las cuales los campos de maíz (o milpas) estaban a la par de las viviendas, en la actualidad en los patios de las casas encontramos árboles frutales, y las milpas están ubicadas a 30 o 40 minutos de camino. Estas comparaciones nos llevan a la conclusión que las unidades residenciales de Joya de Cerén mantienen determinados elementos de continuidad cultural con su pasado lejano, a la vez que existen elementos de ruptura o discontinuidad cultural. Ahora, es importante revi-

279

sar los objetos que se encuentran al interior de estas viviendas, pues estos objetos nos darán una visión más clara del nivel y del estilo de vida de los pobladores del actual catón Joya de Cerén. En primer lugar, hay que establecer la diferencia entre la colonia Joya de Cerén y el resto de los caseríos del cantón. En general, la colonia Joya de Cerén presenta un nivel de vida superior al resto de los caseríos, lo que puede observarse a través del tipo de vivienda y de los objetos que poseen en sus casas. Pero al interior de la colonia Joya de Cerén también hay diferencias. Las principales calles de esta colonia están pobladas por las familias que cuentan con las condiciones de vida más elevadas, mientras que en las zonas periféricas viven familias de escasos recursos. Esta distribución del espacio sigue el patrón colonial de asentamiento, según el cual en el centro de los poblados se establecían las familias más poderosas, mientras que en las periferias se ubicaban las familias menos beneficiadas. El mobiliario de las viviendas de Joya de Cerén es sencillo. Se trata de una estufa, de leña o de gas, una mesa de comedor, sillas, mesas de noche, camas, roperos y gaveteros. En la colonia Joya de Cerén y el caserío El Ira pueden observarse varias casas con estufa de gas, aun-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

280

Carlos Lara Martínez

que predomina la cocina de leña. En los caseríos periféricos es mucho más difícil observar una casa con estufa de gas. En general, una vivienda consume 4 pantes de leña al año. Un pante es un bulto de leña cortada de una vara de alto por cuatro varas de largo, que se vende a ¢300 ($34.48 U.S.), es decir, en un año una familia gasta ¢1200 ($137.93 U.S.) en leña. Un informante comentó que para hacer fuego se utiliza el pepeto. Existen tres tipos de pepeto: el pepeto blanco, que es el más blando y más fácil de cortar, el pepeto rojo y el negro. Este último es el más difícil de cortar, hay que hacerlo con cuña y almágana, pues solo con hacha no se puede cortar.

En la colonia Joya de Cerén, muchas casas ya no tienen piedra de moler (para triturar el maíz) pues llevan el maíz a los molinos, que cobran ¢0.50 ($0.05 U.S.) por moler 2 quintales; pero en los caseríos periféricos (Plan del Hoyo, La Ranchería, Agua Zarca) las señoras tienen molinillos manuales o eléctricos y piedras de moler. La técnica actual consiste en que ya cocido el maíz, primero lo muelen en el molinillo (manual o eléctrico) y después lo terminan de moler en la piedra, pues de esta manera la masa queda más fina. Este instrumento (la piedra de moler), que de acuerdo con Rafael Cobos (1997: 35) constituyó la herramienta de subsistencia más importante de las

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

281

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

CUADRO II TIPOS DE FAMILIA EN JOYA DE CEREN Familias nucleares

68.52%

Familias nucleares incompletas

9.26%

Una familia nuclear y una familia nuclear incompleta

12.26%

Fragmentos de familias nucleares

9.26%

unidades domésticas de Mesoamérica en la época prehispánica, sigue desempeñando un papel importante en la vida doméstica de los caseríos periféricos de Joya de Cerén. Como en el 600 D.C., estas piedras de moler se componen de una plancha de piedra (metate) y una pieza de piedra alargada y circular, que se denomina mano. El metate mide 0.50 cms de largo y 0.36 cms de ancho, y en esta plancha se coloca el grano de maíz cocido o la masa pasada por el molinillo manual o eléctrico. El metate no se coloca directamente en el suelo, como en otros lugares de mesoamérica, sino que se asienta sobre unos troncos de madera en forma de Y, denominados horquetas. Dos horquetas sostienen el metate, la primera es la más corta, mide 64 cms, mientras que la posterior mide 74 cms, de tal manera que el metate queda en posición inclinada hacia abajo. La persona que va a moler el maíz (siempre es una mujer) se

coloca detrás de la horqueta más larga. Sujeta la mano y la hace girar sobre el metate, al mismo tiempo que se desplaza hacia delante y hacia atrás, tirando hacia el frente la masa ya molida. La posición del metate, inclinada hacia abajo, permite que se aproveche el peso del cuerpo de la señora que está moliendo, el cual ayuda a hacer presión para que la masa salga más fina. Esta técnica es más o menos similar a la utilizada hace 1400 años. Pero los implementos domésticos también incluyen el uso de aparatos eléctricos. Estos se concentran en la colonia Joya de Cerén, aunque también pueden observarse en los caseríos periféricos. El aparato eléctrico que mayor presencia tiene en Joya de Cerén es el televisor. El 32 % de las viviendas del cantón (218 casas) cuentan con este aparato. El televisor es un medio a través del cual se transmiten los valores de la sociedad urbana dominante, por

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

282

Carlos Lara Martínez

lo que debe considerarse como un medio de transformación cultural. Es también un medio de socialización, pues parientes, amigos y trabajadores, se reúnen en torno a la televisión para disfrutar de un programa determinado, sobre todo si se trata de un partido de fútbol. En Joya de Cerén, la mayoría ve los canales 2, 4 y 6, pues los demás no se captan muy bien. El segundo aparato eléctrico más extendido es el aparato de música, el cual forma parte de los implementos domésticos del 28.1% de las viviendas. Este aparato es fundamental para la realización de fiestas y reuniones sociales. Constituye, por lo tanto, un medio de interacción social. Los otros aparatos eléctricos de importancia son la refrigeradora, que está presente en el 15.7% de las viviendas, y la licuadora, 14.4 %. A pesar que estos últimos dos aparatos pueden considerarse indispensables por un sector social medio de la sociedad urbana, en Joya de Cerén el televisor y el aparato de música son más indispensables que la refrigeradora y la licuadora, posiblemente porque aquellos están más directamente involucrados con el desarrollo de las relaciones sociales. Por lo demás, en las viviendas de Joya de Cerén pueden encontrarse diversos tipos de ollas y

sartenes, la mayoría de las cuales son de metal, pero también hay de barro. Vasos, platos y recipientes de plástico son comunes en estas casas. Las mujeres suelen transportar el agua en cántaro de plástico. 3.2 La composición de los grupos domésticos

Los grupos domésticos están constituídos por un conjunto de personas que se consideran parientes entre sí. Este conjunto de personas establecen diferentes tipos de familia. En Joya de Cerén, he clasificado los grupos familiares en tres tipos: 1- Familia nuclear: es la constituída por un padre, una madre y sus hijos e hijas. 2- Familia nuclear incompleta: es la que carece de alguno de los tres elementos de la familia nuclear, es decir, no cuenta con el padre o con la madre o con los hijos e hijas. 3- Familia ampliada: es la formada por la asociación de dos o más núcleos familiares. Existen tres subtipos de familia ampliada: 3.1 La constituída por dos familias nucleares 3.2 La constituída por una familia nuclear y una familia nuclear incompleta

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

3.3 La constituída por fragmentos de familias nucleares.

Para determinar el peso de cada uno de estos tipos de familia en la comunidad Joya de Cerén, se aplicó una encuesta en la que se entrevistó a las señoras de la casa, es decir, las que están encargadas de la organización de las labores domésticas. Los resultados de esta encuesta son los siguientes: El cuadro II muestra que en el momento en el que se aplicó la encuesta, la mayor parte de los grupos domésticos estaban constituídos por familias nucleares. Solo el 21.52 % de los grupos domésticos pueden considerarse familias ampliadas, básicamente de los tipos una familia nuclear + una familia nuclear incompleta y asociación de fragmentos de familias nucleares. La asociación de familias nucleares completas es muy escasa, de hecho no aparece en la muestra. Esto no quiere decir que no exista pero su nivel de representatividad es muy bajo. Esto indica que la familia ampliada es un tipo de asociación que se constituye para proteger económica y socialmente a las familias nucleares incompletas, ya sea porque éstas representan nuevas parejas que inician su vida marital o porque constituyen familias que carecen de la presencia del padre

283

o, finalmente, porque alguno de los padres ha quedado viudo. Por último, las familias nucleares incompletas representan un pequeño sector de los grupos domésticos de Joya de Cerén. Estos grupos normalmente carecen de la presencia del padre. El 45.5 % de los hogares (309 hogares) declaró que cuando se casaron (o se acompañaron) se fueron a vivir a la casa de sus padres, la mayoría a la casa de los padres del hombre (viripatrilocalismo) pero algunos a la casa de los padres de la mujer (uxoripatrilocalismo). Esto crea una situación inicial de familia extensa. Esta situación da la pauta para interpretar los tipos de familia de estos 309 hogares, no como tipos fijos de familia, sino como tipos dinámicos que tienden a cambiar en diferentes momentos de la vida de los grupos domésticos. En efecto, las parejas inician su vida conyugal en una situación de familia ampliada, del tipo una familia nuclear + una familia nuclear incompleta. Algunas parejas prolongan la convivencia con el núcleo paterno aún después de tener su primer hijo, pero la mayoría ponen su propia casa. Normalmente, las parejas viven en la casa paterna por uno o dos años, mientras logran reunir lo suficiente para independizarse. A partir de este mo-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

284

Carlos Lara Martínez

mento, la nueva pareja constituye una familia nuclear, la cual se mantiene hasta que los hijos crecen y se comienzan a casar. Esta es una de las razones por la cual el 68.52% de los grupos domésticos son familias nucleares, pues la mayor parte del tiempo permanecen en este tipo de familia. Una vez que el primer hijo se casa (o se acompaña) se establece de nuevo la familia ampliada. Si por alguna razón el matrimonio de una de las hijas falla o simplemente tiene hijos sin establecer una relación estable, ella y sus hijos se reintegran al hogar paterno. Finalmente, si alguno de los padres queda viudo o ya son de edad avanzada, alguno de los hijos (con su familia) se hace cargo de ellos. Esta, por supuesto, es una reconstrucción ideal que únicamente pretende identificar la tendencia general en el desarrollo de este 45.5 % de los grupos domésticos de Joya de Cerén. De esta reconstrucción ideal se desprenden dos puntos: (i) los grupos domésticos atraviesan por un ciclo de desarrollo (Arizpe, Lourdes: 1973) a través del cual pasan de un tipo de familia a otro; y (ii) la familia ampliada es un mecanismo que soluciona las deficiencias de la familia nuclear incompleta, en un tipo de economía en el que la fuerza de trabajo es clave para el sostenimiento

del grupo familiar. Este es el funcionamiento de los grupos domésticos en el marco de la sociedad campesina tradicional. Pero en Joya de Cerén, el 51.5 % de los hogares declararon que cuando se casaron (o se acompañaron) se fueron a vivir a su propia casa, marcando independencia de sus padres. Esta tendencia a la neolocalidad rompe con el ciclo de desarrollo del grupo doméstico tal y como se ha expuesto más arriba. En efecto, la neolocalidad representa la tendencia del capitalismo contemporáneo y, por tanto, la incidencia de este sistema en el cantón Joya de Cerén, mientras que la patrilocalidad, masculina o femenina, representa la sociedad campesina tradicional. Así, el carácter semicampesino de este cantón también se observa en la composición de los grupos domésticos, pues en la comunidad se encuentran las dos dinámicas, la dinámica capitalista (neolocal) y la dinámica campesina (el ciclo de desarrollo del grupo doméstico). Sin embargo, debemos alejarnos de una interpretación simplista basada en una concepción de evolución unilineal, con base en la cual alguien podría pronosticar que en un futuro cercano el patrón de residencia neolocal desplazará completamente al patrón campesino mesoamericano. Como ya se

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

señaló en un apartado anterior, el carácter semicampesino de estos pequeños agricultores representa una condición estable que forma parte no sólo del sistema social local sino también del sistema nacional. De la misma manera, el patrón actual de residencia debe entenderse como un patrón ya estabilizado, que se basa en un movimiento dialéctico que combina el patrón neolocal, fundado en la familia nuclear, y el patrón campesino mesoamericano, fundado en el ciclo de desarrollo del grupo doméstico. Piénsese, por ejemplo, en una pareja que cuando se casa o se acompaña decide instalar su propia casa totalmente independiente de la casa de sus padres (patrón neolocal), pero cuando sus hijos crecen y contraen matrimonio (o simplemente se acompañan) uno o más de éstos decide permanecer en la casa paterna por un tiempo determinado, reestableciendo el ciclo de desarrollo del grupo doméstico. Así, la neolocalidad no es un patrón cultural irreversible, sobre todo tomando en cuenta que la escasez de recursos económicos pueden obligar a los agricultores a retornar al patrón campesino mesoamericano. Una solución muy común en Mesoamérica es la que podemos observar en las viviendas 1 y 2 del apartado anterior. Dos hogares viven en el mismo terreno en vivien-

285

das independientes, pero compartiendo un espacio común (el patio y en repetidas ocasiones la cocina y la bodega) y diversos elementos del consumo diario. La cercanía física y parental se traduce en una dinámica constante de solidaridad y ayuda mutua. Este es el tipo de familia que Alfonso Villa Rojas (1987) denomina “familia múltiple”, pues aunque comparten espacios comunes e intercambian diversos bienes no constituyen una unidad de consumo, sino que cada uno mantiene su autonomía económica. 3.3 Grupo doméstico y sistema de parentesco La importancia del grupo doméstico en la estructura social de este cantón queda más clara si examinamos el tipo de sistema de parentesco que predomina en la comunidad. En general, puede afirmarse que los pobladores de Joya de Cerén tienden a buscar cónyuge al interior de su cantón o en las comunidades aledañas. Esta tendencia endogámica o localista favorece la preservación de las normas de comportamiento de la comunidad. En Joya de Cerén, como en toda Mesoamérica, no existe (y nunca existió, al menos al nivel de las comunidades campesinas) una organización basada en un sistema de grupos de descendencia unilineal (agnática o uterina), sino que

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

286

Carlos Lara Martínez

más bien el parentesco que ha prevalecido es fundamentalmente cognático, pues se reconocen ambas líneas de descendencia, la del padre y la de la madre. Si bien la línea paterna (patrilinealismo) tiende a ser más importante que la línea materna, siempre existe la opción de afiliarse al grupo de solidaridad que deriva de la línea de descendencia materna. Este tipo de parentesco puede definirse como un sistema ambilineal, pues crea una red ambigua de solidaridad, en la cual nunca se establecen los límites exactos del grupo, de tal manera que un pariente puede o no sentirse obligado a ayudar a otro pariente. En este contexto, el grupo de residencia adquiere mayor trascendencia para el sistema de relaciones sociales de la comunidad que el grupo de descendencia. Como lo señala Lourdes Arizpe a propósito de Zacatipan, una comunidad nahuat de la Sierra Norte de Puebla, en México: La relación de parentesco que se recalca en Zacatipan es la actual hacia los miembros en vida del grupo de parentesco. La identidad social que reciben los individuos de su grupo de descendencia en sociedades unilineales la derivan en Zacatipan del grupo de residencia con que habitan. Y este no tiene que ser patrilineal. El cirterio de resi-

dencia, por tanto, tiene prioridad sobre el de descendencia" (1973:1188).

Un fenómeno similar ha sido observado por el Dr. Payson Sheets (1992) en la comunidad de Joya de Cerén del 600 D.C. El arqueólogo norteamericano ha desarrollado lo que él denomina la arqueología doméstica, es decir, aquel tipo de investigación arqueológica que centra el análisis en el grupo doméstico, de carácter residencial, ya que este también constituía, en aquella época, la célula de la estructura social de las comunidades campesinas. Estos grupos residenciales (o grupos domésticos) mantienen sus relaciones de solidaridad apoyándose en la parentela personal, esto es, constituyen grupos de parentesco que únicamente son idénticos para los hermanos, siendo el punto de referencia ego y no un ancestro o antecesor común, como en el caso de los grupos de descendencia unilineal. De aquí se deriva el carácter difuso de sus límites, pues el grupo de parentesco varía en función de ego, o sea, en función del individuo que se toma como referencia, lo que supone que el grupo de parentesco nunca es el mismo para todos los miembros que componen una parentela determinada. Esta es la razón por la cual

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

este tipo de parentesco necesita un factor adicional que concretice al grupo en el que se desenvuelven las relaciones de cooperación, y elimine o, al menos, disminuya, el carácter difuso de sus límites. En Mesoamérica, y en particular en Joya de Cerén, este factor adicional está representado por el grupo doméstico. 3.4 La organización de los grupos domésticos El sistema de autoridad está definido en virtud de dos principios fundamentales: la supremacía masculina y la jerarquía de los grupos de edad. La máxima autoridad de la familia es el padre, excepto en aquellos hogares donde este se encuentra ausente. En Joya de Cerén, el 70.6 % de los hogares cuenta con el padre como jefe de familia, mientras que en el 26.5 % este rol es asumido por la madre. El jefe de familia es el que toma las principales decisiones dentro del hogar, sobre todo las que tienen que ver con la subsistencia de sus miembros. En estas decisiones, participan todos los miembros del grupo doméstico, sobre todo la madre. Esta, inclusive, puede presionar para que se tomen determinadas decisiones, pero "a final de cuentas”, señala una

287

informante, “es el hombre el que decide". Este principio de autoridad masculina se combina con otro principio, el de la jerarquía de los grupos de edad, según el cual los mayores tienen autoridad sobre los menores. De acuerdo con este segundo principio, los hijos deben respetar y obedecer a los padres, pues estos son los encargados de enseñar a aquellos los valores y las normas de comportamiento con base en los cuales deben regir su vida social. Asimismo, los hermanos menores deben obedecer a los hermanos mayores, aunque este principio decae a medida que los niños van creciendo. Los abuelos son respetados por el conocimiento que han acumulado a lo largo de su vida y, en este sentido, también participan de la educación de sus nietos, pero esta función recae principalmente en los padres. Por último, los tíos también participan en la educación de los menores, principalmente si estos viven en la misma casa. Sin embargo, el aspecto punitivo de la educación es asumido básicamente por los padres. Así, el sistema de autoridad, basado en la supremacía masculina y la jerarquía de los grupos de edad, es efectivo no solo para garantizar la subsistencia de los miembros de los grupos domésticos sino también para transmitir

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

288

Carlos Lara Martínez

las normas y los valores sociales de la comunidad. Sin embargo, el proceso de apertura de la comunidad a la dinámica de la sociedad nacional y mundial, el llamado proceso de globalización, ha afectado en primer término al principio de autoridad de los grupos de edad, antes que al principio de autoridad masculina, pues los jóvenes cuestionan las enseñanzas y los estilos de vida de los adultos. En Joya de Cerén, ya se observa la formación de ciertos grupos de jóvenes que amenazan la estabilidad de la vida social del cantón, sobre todo en el caserío central (la colonia Joya de Cerén), quienes generan comportamientos sociales

que transforman la dinámica sociocultural de la comunidad. Pero a pesar de este conflicto entre jóvenes y adultos, la unidad del grupo doméstico se mantiene en función de este principio de autoridad de los grupos de edad. Como lo ha señalado Mounsey Taggart (1975) a propósito de una comunidad nahuatl de la Sierra Norte de Puebla, en México, la unidad del grupo normalmente se mantiene a través de una relación vertical, que puede ser entre los padres (o alguno de ellos) y los hijos o entre los abuelos (o alguno de ellos) y los nietos, pero cuando hace falta este elemento jerárquico el grupo se dispersa.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

La relación entre los hermanos no es lo suficientemente fuerte para mantener la unidad del grupo; además, normalmente estos tienden a crear su propio grupo doméstico. Esto en ningún momento pretende negar las relaciones de solidaridad (o flujo de bienes y servicios) que existe entre los hermanos, pero al casarse, estos se concentran en su propio grupo doméstico, a menos que se asocien como fragmentos de familias nucleares (como producto de fracasos matrimoniales o por fallecimiento del cónyuge o por cualquier otra razón). Incluso las relaciones de solidaridad son más fuertes entre padres e hijos o abuelos y nietos que entre hermanos. Cuando la relación es vertical los bienes y servicios pueden fluir en una única dirección (de padres a hijos, por ejemplo, o al revés) pero cuando la relación se establece entre hermanos los bienes y servicios deben fluir en ambas direcciones y en cantidades más o menos equivalentes, pues de lo contrario la relación puede romperse. La herencia también se define al interior del grupo doméstico. Teóricamente, las propiedades y los bienes se dividen en partes iguales entre todos los hijos, sin establecer distinciones de género. Sin embargo, dado que la agricultu-

289

ra es una actividad completamente masculina, las mujeres tienden a quedar excluídas del reparto de propiedades agrícolas. Además, el hecho que normalmente las mujeres sigan a sus maridos favorece que ellas reciban menos bienes que sus hermanos varones, pues las mujeres gozan de la herencia de sus cónyugues. La fragmentación de las propiedades agrícolas repercute negativamente en la producción agrícola y pecuaria del cantón, pues en cada generación que pasa el pequeño agricultor cuenta con menos tierras para cultivar. Esto impulsa a determinado sector de las nuevas generaciones a buscar nuevas fuentes de ingreso. Desde el punto de vista de la actividad económica, en el grupo doméstico prevalece una división del trabajo basada en las diferencias de género y de grupos de edad. La función económica, es decir, la responsabilidad de garantizar la satisfacción de las necesidades materiales de los miembros del grupo doméstico es, ante todo, una responsabilidad masculina. El 60.3 % de las señoras entrevistadas declaró que las mujeres de su grupo doméstico no realizan ningún trabajo remunerado. Unicamente el 26.5 % consideró que en su grupo doméstico las mujeres realizan actividades remuneradas, mientras que

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

290

Carlos Lara Martínez

el 13.2 % se negó a responder. En otras palabras, la mayor parte de las mujeres de la comunidad están dedicadas a las labores domésticas. Esto queda aún más claro al revisar las respuestas que dieron las señoras a la pregunta, ¿Qué actividad realiza?. El 77.9 % respondió: doméstica. Mantener la casa limpia y ordenada, lavar la ropa, cocinar, darle de comer a los animales domésticos, moler el maíz, cuidar a los niños pequeños, son algunas de las principales actividades que día tras día realizan las mujeres de Joya de Cerén. Las mujeres que se incorporan a las actividades remuneradas, se contratan en las fábricas, principalmente en las maquiladoras, o en el comercio, ya sea en el comercio formal o en el informal, o en el servicio doméstico. Solo conozco una señora que es maestra del Ministerio de Educación, que por supuesto goza de mayor estatus que el resto de las señoras. Pero a la actividad agrícola no se incorpora el género femenino, esta es una actividad completamente masculina. El género masculino se involucra en diferentes tipos de actividad económica, como se ha podido constatar en el capítulo anterior. La mayor parte de los jefes de familia son agricultores. Estos entrenan a sus hijos en las labores del campo. Mientras el niño es un infante per-

manece al lado de su madre, pero a medida que va creciendo se incorpora a la escuela y acompaña a su padre en las labores agropecuarias. De hecho, el director de la escuela señala que en Joya de Cerén la deserción escolar es principalmente temporal, los niños se ausentan en las épocas de siembra y cosecha. Los jóvenes continúan con las labores agropecuarias, pero una cantidad considerable de ellos se han incorporado a los sectores de los servicios y la industria, ya sea en El Salvador o en los Estados Unidos. Desde la perspectiva del grupo doméstico, esta diversidad de las fuentes de ingreso constituye una división interna del trabajo: la mayor parte de los jefes de familia y de los miembros más adultos del grupo, se dedican a las labores agrícolas y pecuarias en sus propias tierras o en tierras arrendadas, obteniendo así la base de la subsistencia del grupo. Estos mismos sujetos se contratan asalariadamente en labores agrícolas, como la zafra, los cultivos de la cooperativa San Andrés o en las milpas que requieren fuerza de trabajo asalariada. Entre los jóvenes, el 80.21 % de la Población Económicamente Activa que se encuentra entre 10 y 29 años, se dedica a la producción agrícola y pecuaria, pero un 19.79 % está incorporado a tiempo completo en

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

291

Figura 7. Esquema de parentesco de tres grupos domésticos.

los sectores de la industria y los servicios. Por último, el 10.59% de los hogares recibe ayuda de los familiares que residen en los Estados Unidos. En conclusión, se puede establecer que el carácter semicampesino de la población de Joya de Cerén se vuelve más claro cuando se sobrepasa el nivel del individuo y se observa el funcionamiento del grupo doméstico, pues es este el que adquiere la condición semicampesina en toda su dimensión. En este sentido, el grupo doméstico no constituye una unidad de producción, pues sus elementos están integrados a diversas ramas de la economía. Únicamente cuando trabajan en sus propios cul-

tivos se pueden considerar unidades de producción, ya que como se estableció en el apartado anterior el 63.2 % de los jefes de familia utiliza fuerza de trabajo familiar en las labores agrícolas. Pero si partimos de la condición semicampesina de los grupos domésticos de Joya de Cerén, concluiremos que estos no constituyen unidades de producción sino solamente unidades de consumo. 4. La solidaridad social

El grupo doméstico es la unidad primaria en la que se desenvuelven las relaciones de cooperación y ayuda mutua entre los pobladores de Joya de Cerén. Como se ha indi-

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

292

Carlos Lara Martínez

cado más arriba, al interior del grupo doméstico existen dos tipos de relaciones sociales: las relaciones verticales, relaciones de autoridad, y las relaciones horizontales, entre sujetos que ocupan más o menos la misma posición de poder. Las relaciones de solidaridad se desarrollan, en primera instancia, a través de las relaciones verticales, es decir, entre sujetos que ocupan posiciones de poder asimétricas, como las relaciones entre los padres y los hijos o los abuelos y los nietos. Entre ellos se establece un tipo de transacción basada en la lógica del don, en la cual el donante ofrece incondicionalmente un bien o un servicio a alguien, cuidándose de no hacer explícito cualquier propósito instrumental que se tenga. Estas relaciones tienen un fuerte contenido altruista, los bienes y los servicios pueden fluir en una única dirección por largo tiempo, e incluso indefinidamente, mientras que el beneficiado no está obligado a devolver los bienes y servicios recibidos. El beneficiado puede hacerlo, pero esto normalmente depende de sus posibilidades y de las necesidades reales del donante. En muchas ocasiones, sin embargo, el donante espera que la retribución no se de en objetos materiales sino en convivencia, lealtad y apoyo moral. En este sentido, el don es un tipo de

transacción económica en la cual la dimensión social es más importante que el beneficio material. En Joya de Cerén, el hecho que alguien de los hijos se haga cargo de los padres representa un tipo de retribución por los bienes y servicios recibidos. Asimismo, las remesas que llegan a determinados hogares constituyen otra forma de retribución. De alguna manera, los hijos se sienten obligados a devolver los bienes y servicios recibidos por parte de sus padres, aún y cuando estos no sean equivalentes cuantitativamente ni correspondan en el tiempo. Entre los hermanos se establece un tipo diferente de relación de solidaridad. En este caso, la relación es de reciprocidad, en la cual el flujo de los bienes y los servicios corre en ambas direcciones, en cantidades más o menos equivalentes y correspondiéndose en el tiempo. La relación entre los hermanos es delicada, pues cualquier intento de abuso puede romper esta relación. Sin embargo, siempre existe un grupo de hermanos (que incluye a sus grupos familiares) que mantienen relaciones de cooperación y ayuda mutua, aún después de haber fallecido los padres. Normalmente, los hermanos se dividen en subgrupos o grupos más pequeños, de 3 a 5 hermanos y hermanas, en los cuales se desa-

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

rrollan las relaciones de solidaridad. El hecho de vivir cerca unos de otros o en la misma comunidad es de suma importancia, pues el contacto físico constante crea la solidaridad cotidiana. Esta relación entre los hermanos y sus grupos familiares, constituye la base de la familia ampliada, más allá de los límites del grupo doméstico. Esta, por supuesto, incluye la familia de algunos primos hermanos e incluso primos en segundo grado, pero la base es la relación entre los hermanos y sus grupos familiares. Otra relación social de trascendencia es la relación entre vecinos. Un informante señaló que él ha mantenido relaciones de cooperación con sus vecinos más que con su propia familia. Uno de los vecinos le está dando terreno para cultivar y no le cobra nada. También puede ir donde cualquiera de sus vecinos a pedirles prestada una bolsa de abono. Otro informante indicó: "las personas aquí se ayudan, esa es la diferencia entre lo rural y lo no rural. Allá en San Salvador la gente vive tan preocupada, una vida de tensiones, de preocupaciones, eso no es vida, el vecino no sabe si Ud. se murió. Siempre son los mismos problemas, políticos y económicos. Pero aquí la ayuda es más espontánea…". Las relaciones de vecindad complementan

293

las relaciones de solidaridad que se establecen al interior del grupo doméstico y entre grupos domésticos emparentados. Otra relacion social que normalmente se toma en cuenta en el sistema de solidaridad de una comunidad rural es el compadrazgo. En Joya de Cerén, el 73.5 % de las encuestadas aceptaron mantener relaciones de compadrazgo. Esta relación social se establece cuando los padres de un niño o niña buscan a una pareja de personas adultas para que sean el padrino y la madrina de su hijo o hija. El aspecto central de esta relación social no es tanto la relación entre el padrino o madrina y su ahijado o ahijada, sino la relación que se establece entre los padrinos y los padres de aquéllos. Entre ellos se denominan compadres. Existen diversos tipos de compadrazgo: de bautizo, de primera comunión, de matrimonio, y otros más. Estas relaciones sociales crean una red de cooperación y ayuda mutua que se extiende más allá de los límites del cantón. Por último, debe considerarse las asociaciones voluntarias que los pobladores de Joya de Cerén han creado. En primer lugar, debemos señalar la existencia de diversas organizaciones religiosas, tanto católicas como protestantes. La religión predominante en el cantón es el catolicismo, pero existen

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

294

Carlos Lara Martínez

cuatro iglesias protestantes: Testigos de Jehová, Asambleas de Dios, Príncipe de la Paz y Adventistas del Séptimo Día. Los fieles más comprometidos con la iglesia católica se reúnen todos los miércoles para planificar las actividades que se van a impulsar en la semana. Son alrededor de 60 personas que pertenecen a los diversos sectores del cantón. Entre ellos, se encuentran el pastor natural, máxima autoridad católica en Joya de Cerén, los apóstoles, los catequistas, los encargados del coro y la liturgia, y las rezadoras. Por su parte, los encargados de cada uno de los sectores, que corresponden a los caseríos del cantón, han organizado grupos de oración que se reunen todos los jueves. En estas sesiones los fieles leen la Biblia, reflexionan sobre temas religiosos que el encargado ha preparado, y hacen oración. A pesar que las organizaciones católicas mantienen un contenido jerárquico, por su inserción en una institución tradicionalmente verticalista, al interior de estos grupos se desarrolla un fuerte sentido de solidaridad y cooperación, que se manifiesta ayudándose cuando alguien está enfermo o cuando tienen otro tipo de necesidad. Aunque no todas las familias están emparentadas, en el grupo católico de la colonia Joya de Cerén

predominan tres grupos domésticos que mantienen relaciones de parentesco entre ellos (figura 7). Las figuras que están pintadas de negro representan a miembros de estos grupos domésticos fueron miembros de la antigua directiva de la iglesia católica de la colonia Joya de Cerén y miembros del grupo de jóvenes de esta misma iglesia. Actualmente, forman parte del grupo que planifica y organiza las actividades católicas. El hecho de ser parientes y pertenecer a la misma organización religiosa intensifica las relaciones de solidaridad y ayuda mutua entre ellos. Las iglesias protestantes son organizaciones más pequeñas que están constituídas únicamente por dos o tres grupos domésticos. Estas iglesias tienden a desarrollar fuertes relaciones de cooperación económica y social entre sus miembros. En Joya de Cerén, se han organizado dos Asociaciones de Desarrollo Comunitario (ADESCO). No todos los directivos de estas asociaciones son parientes, sin embargo, es claro que los miembros de los grupos domésticos y las familias ampliadas apoyan a sus familiares en la contienda política. Pero, en general, puede afirmarse que las relaciones de solidaridad son más intensas al interior de las organizaciones religiosas que de

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

las organizaciones políticas, posiblemente porque aquéllas son más estables que las ADESCO y que cualquier organización política. Por último, debemos considerar la constitución de asociaciones juveniles, como el grupo JUVENS, que se dedica a organizar las fiestas bailables del cantón. Entre los miembros de esta asociación juvenil también se desarrollan relaciones de cooperación y ayuda mutua. De la misma manera, los equipos de fútbol constituyen organizaciones que promueven relaciones de amistad, a través de las cuales se desarrollan las relaciones de solidaridad. En síntesis, se puede establecer que el sistema de solidaridad del cantón Joya de Cerén se construye, en primera instancia, sobre la base del sistema de los grupos domésticos. 5. Grupos domésticos y estructura social en Joya de Cerén

El estudio del sistema de los grupos domésticos en Joya de Cerén ha mostrado que estos constituyen el elemento clave a partir del cual se estructura el cantón. Como ya lo ha señalado Lourdes Arizpe (1973, 157), estos grupos domésticos se definen básicamente por la combinación de

295

dos factores: la residencia y el consumo. Los miembros del grupo doméstico son todos los que habitan en una misma vivienda y por tanto, constituyen una unidad de consumo. En Joya de Cerén el grupo doméstico no constituye una unidad de producción, pues sus miembros están integrados a diferentes ramas de la economía. En otras palabras, en Joya de Cerén el hecho que el grupo doméstico no constituya una unidad de producción sino únicamente una unidad de consumo, responde al carácter semicampesino de la comunidad. Esta conclusión se ve refozada por el dato proporcionado en el apartado anterior, en donde se señala que el 63.2 % de los jefes de familia utilizan fuerza de trabajo familiar en sus labores agrícolas de subsistencia, o sea, en la milpa y las demás actividades que constituyen la economía de subsistencia. De aquí se desprende que el grupo doméstico constituye para la economía de subsistencia una unidad de producción y de consumo, pero el carácter de unidad de producción lo pierde a medida que sus miembros se incorporan a la economía capitalista nacional. Sin embargo, el grupo doméstico no se limita a estas dos funciones básicas (la de residencia y la de consumo). Como hemos

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

296

Carlos Lara Martínez

visto a lo largo de este capítulo, el grupo doméstico cumple múltiples funciones. Esta es una característica que diversos antropólogos (Jack Goody, 1958; Lourdes Arizpe, 1973; Mounsey Taggart, 1975; Payson Sheets, 1992) han observado en el área mesoamericana, tanto en la época prehispánica como en la actualidad. En concreto, además de constituir una unidad residencial y de consumo, los grupos doméstico de Joya de Cerén cumplen las siguientes funciones: a partir de ellos se verifica la reproduccion biológica de los miembros de la comunidad; se organizan las relaciones de solidaridad y ayuda mutua; se transmiten los bienes y las propiedades de generación en generación; y se transmiten los valores y las normas culturales que orientan la vida social de sus miembros. Esta multifuncionalidad provoca que los grupos domésticos se constituyan en el elemento estructurante de la comunidad en tanto que totalidad social. Ahora bien, el carácter semicampesino de la comunidad se manifiesta no solo en el hecho que el grupo doméstico ha dejado de ser una unidad de producción, sino también en la composición misma del grupo doméstico, pues no todos experimentan el llamado ciclo de desarrollo del grupo doméstico

(ciclo de transición de un tipo determinado de familia ampliada a la familia nuclear, y de esta a otro o el mismo tipo de familia ampliada). El 51.5 % de los grupos domésticos de Joya de Cerén rompen con este ciclo de desarrollo al optar por un patrón neolocal de residencia. Esta combinación de ciclo de desarrollo del grupo doméstico y neolocalismo, sin embargo, no es necesariamente un estado de transición, sino que puede constituir una condición permanente de la comunidad. Por último, quisiera insistir que el sistema de los grupos domésticos de Joya de Cerén mantiene elementos importantes de continuidad cultural, que puede observarse tanto en la construcción de sus viviendas como en la dinámica de estos grupos. El hecho de constituir la unidad estructurante de la comunidad, representa en sí mismo un patrón sociocultural que proviene del 600 D.C. Esto no nos impide observar los puntos de ruptura o transformación que han experimentado a lo largo del tiempo, como producto de la introducción de la cultura española y de su incorporación al capitalismo contemporáneo.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

6. Conclusión A manera de conclusión, podemos establecer que si bien el cantón de Joya de Cerén ha experimentado fuertes transformaciones socioculturales a lo largo del tiempo, esta comunidad también presenta importantes continuidades en su dinámica económica y en su estructura social con respecto a la comunidad del 600 D.C. estudiada por Payson Sheets y su equipo de colaboradores. A nivel económico, el predominio de la economía de subsistencia muestra una continuidad sociocultural con respecto a la comunidad del 600 D.C., ya que la agricultura de subsistencia constituía en aquél entonces la base de la supervivencia de las poblaciones que residían en lo que hoy conocemos como Joya de Cerén. A finales del siglo XX, los pequeños agricultores de Joya de Cerén siguen desarrollando la agricultura de subsistencia, basada en la producción de granos básicos a pequeña escala, pero esta lógica de subsistencia se ha extendido a otras ramas de la economía, como el comercio a pequeña escala, la ganadería e incluso ha influenciado la producción de caña de azúcar. A nivel de la dinámica de los grupos domésticos, también observamos importantes continuida-

297

des socioculturales, sobre todo en lo que hemos denominado el ciclo de desarrollo del grupo doméstico, el cual combina diferentes tipos de familia ampliada con la familia nuclear. Este ciclo de desarrollo del grupo doméstico sigue constituyendo un elemento central de la estructura social de Joya de Cerén, ahora entrelazado con el neolocalismo, propio de la sociedad capitalista nacional. Pero además es importante resaltar que los grupos domésticos continúan representando el núcleo de la estructura social de Joya de Cerén. Al igual que la comunidad campesina del 600 D.C., el cantón de Joya de Cerén de finales del siglo XX se estructura en función de los grupos domésticos, los cuales condicionan no solo la vida económica, sino también la solidaridad y la ayuda mutua entre los miembros de la comunidad, la dinámica de la vida política y la organización de las iglesias. Es importante resaltar que cuando hablamos de continuidad sociocultural no estamos hablando de una entidad estática o de elementos fijos que permanecen a través del tiempo, sino de procesos que se originan en un momento determinado y que se siguen desarrollando a través del tiempo, a través de diversos sistemas sociales, pero que mantienen un hilo de

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

298

Carlos Lara Martínez

continuidad con el pasado, en este caso con un pasado lejano. Tanto la agricultura de subsistencia como la dinámica de los grupos domésticos tienen su origen en la época prehispánica, pero a través del sistema colonial y del capitalismo contemporáneo se continúan desarrollando, constituyendo elementos centrales de la estructura social de las poblaciones campesinas de finales del siglo XX. Bibliografía

Arias Peñate, Salvador: 1988 “El Subsistema del Azúcar”, en Arias Peñate: Los Subsistemas de Agroexportación en El Salvador. El Café, El Algodón y El Azúcar, San Salvador, UCA. Arizpe, Lourdes: 1973 Parentesco y Economía en una Sociedad Nahua, México, INI. 1985 Campesinado y Migración, México, SEP. Bonfil Batalla, Guillermo: 1987 México Profundo. Una Civilización Negada, México, CIESAS/SEP. Browning, David: 1975 El Salvador. La Tierra y El

Hombre, San Salvador, Dirección de Publicaciones e Impresos.

Buchler, Ira: 1982 Estudios de Parentesco, Barcelona, ANAGRAMA. Cabarrús, Carlos R. 1983 Génesis de una Revolución. Análisis del Surgimiento y Desarrollo de la Organización Campesina en El Salvador, México, Ediciones de la Casa Chata. 1985 “El Salvador. De Movimiento Campesino a Revolución Popular”, en P. Gozález Casanova: Historia Política De Los Campesinos Latinoamericanos, Tomo 2, México, Siglo XXI. Carmack, Robert M. (Ed.) 1994 Historia Antigua, en Historia General de Centroamérica, Tomo I, San José, FLACSO. CEPAL, FAO, OIT: 1973 Tenencia de la Tierra y Desarrollo Rural en Centroamérica, San José, EDUCA.

Cobos, Rafael: 1994 Síntesis de la Arqueología de El Salvador, San Salvador, Dirección General de Publicaciones. Cobos, Rafael, y Sheets, Payson: 1997 San Andrés y Joya de Cerén,

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Economía y parentesco en Joya de Cerén...

Patrimonio de la Humanidad, San Salvador, BANCASA.

Fowler, William R.: 1995 El Salvador, Antiguas Civilizaciones, San Salvador, BAC. Instituto de Colonización Rural: s.f. Lo Que Dice La Prensa Nacional, San Salvador, Imprenta Nacional. 1972 Memoria 1972, San Salvador.

Lara M., Carlos Benjamín: 2003 Joya de Cerén. La Dinámica Sociocultural de una Comunidad Semi-Campesina de El Salvador, San Salvador, UNESCO-CONCULTURA. López Austin, Alfredo: 1980 Cuerpo Humano e Ideología. Las Concepciones de los Antiguos Nahuas (2 tomos), México, UNAM. Montes, Segundo: 1986 El Agro Salvadoreño (1973-1980), San Salvador, UCA. Palerm, Angel: 1980 Antropología y Marxismo, México, NUEVA IMAGEN. Paré, Luisa:

299

1977 El Proletariado Agrícola en México. ¿Campesinos Sin Tierra o Proletarios Agrícolas?, México, Siglo XXI. Sheets, Payson: 1992 The Ceren Site. A Prehistoric Village Buried by Volcanic Ash in Central America, Orlando, Harcourt Brace Javanovich Publishers.

Taggart, James M. 1991 Estructura de los Grupos Domésticos de una Comunidad de Habla Nahuatl de Puebla, México, INI/CONACULTA. Villa Rojas, Alfonso: 1987 Los Elegidos de Dios. Etnografía de los Mayas de Quintana Roo, México, INI.

Warman, Arturo: 1972 Los Campesinos, Hijos Predilectos del Régimen, México, Ed. Nuestro Tiempo. 1976 ...Y Venimos a Contradecir. Los Campesinos de Morelos Y El Estado Nacional, México, SEP/ CIESAS. Wolf, Eric: 1967 Pueblos y Culturas de Mesoamérica, México, ERA. 1971 Los Campesinos, Barcelona, Ed. Labor.

(julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

300

Carlos Lara Martínez

1972 Las Luchas Campesinas del Siglo XX, Madrid, Siglo XXI. 1994 Europa y la Gente Sin Historia, México, FCE.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Nuestros colaboradores

Ramón Rivas Investigador salvadoreño. Doctor en Antropología Social y Cultural por la Universidad de Nijmegen. Ha realizado investigaciones socioantropológicas en Centroamérica, la Costa del Caribe de Honduras y de Nicaragua. También ha trabajado en comunidades indígenas en la selva amazónica de Bolivia. Ha sido Director de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura de la Presidencia y docente en universidades de Holanda, Nicaragua y El Salvador. Kathryn Sampeck

Es profesora y catedrática de Antropología en la Universidad Estatal de Illinois, Normal, Illinois. Recibió el Doctorado en Antropología de la Universidad de Tulane, Nueva Orleans, Louisiana. Ha trabajado en Bolivia, El Salvador y el estado de Tennessee, EE.UU. Carmen Morán

Licenciada en Arqueología por la Universidad Tecnológica de El Salvador, donde se ha desempeñado como Docente. Actualmente labora como técnico en la Dirección de Arqueología de la Secretaría de Cultura de la Presidencia. Ha participado como ponente en diversos seminarios, foros, congresos y coloquios en Guatemala y El Salvador. Ha publicado artículos en revistas y boletines de Perú y El Salvador. Luisa Ramos

Licenciada en Arqueología en el año 2012 por la Universidad Tecnológica de El Salvador, donde se desempeña como Docente, sus investigaciones involu-

cran las temáticas de Arqueología y Patrimonio Cultural. Ha participado como ponente en diversos foros, congresos y coloquios en Guatemala y El Salvador. Ha publicado artículos en revistas y boletines de Perú y El Salvador. Tomas Barrientos

Actualmente se desempeña como director del Departamento de Arqueología de la Universidad del Valle y del Centro de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas de la misma institución. También es codirector del Proyecto Regional Arqueológico La Corona. Ha trabajado en las diferentes regiones arqueológicas de Guatemala, incluyendo el Proyecto de Arqueología Subacuática Agua Azul, en el lago de Atitlán. Edgar Carpio

Actualmente funge como coordinador de Práctica de Campo en el Área de Arqueología de la Escuela de Historia en la Universidad de San Carlos de Guatemala. También ha realizado investigaciones en el Altiplano Central de Guatemala por más de 25 años, incluyendo el sitio Mejicanos en el Lago de Atitlán, donde ha trabajado desde 1999. Marlon Escamilla

Marlon Escamilla es alumno del programa de doctorado en Antropología de Vanderbilt University, USA; y catedrático de la Escuela de Antropología de la Universidad Tecnológica de El Salvador. Por más de una década formó parte del equipo de investigadores del Departamento de Arqueología de El Salvador dirigiendo proyectos de investigación arqueológica en diferentes áreas del país. Sus intereses académicos están enfocados en la arqueología del paisaje, la antropología del movimiento, migraciones, arqueología subacuática y el estudio del arte rupestre. Miriam Méndez

Licenciada en Arqueología en el año 2006. Desde el 2007 al 2010 se desempeñó en ese campo como consultora, y a partir del 2011 a la fecha, funge como técnico en el Departamento de Arqueología de la Secretaría de Cultura de la Presidencia. Actualmente se encuentra terminando su trabajo de tesis de Maestría en Desarrollo Local.

303 René Johnston Aguilar Investigador y profesor guatemalteco, licenciado en Arqueología y en Historia por la Universidad del Valle de Guatemala, con estudios de Administración de Empresas en la Universidad Landívar, además, ha estudiado doctorado y obtenido el Título de Estudios Superiores de Historia Moderna en la Universidad de Navarra.  Su tema de especialidad es el periodo Postclásico Tardío y Colonial. Federico Paredes Umaña

Arqueólogo salvadoreño. Actualmente es becario del Programa de Becas Posdoctorales en la UNAM. Sébastien Perrot-Minnot

Investigador asociado al Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA, Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia) y Director Pedagógico de la Alianza Francesa de Guatemala. Participó en investigaciones arqueológicas en Francia metropolitana, la Guayana Francesa, Chile, Guatemala y El Salvador. Philippe Costa

Estudiante de doctorado en arqueología de la Universidad de Paris 1 (Panthéon-Sorbonne). Investigador asociado al Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA). Actualmente dirige el Proyecto “Reconocimientos y Contextualización del Arte Rupestre Salvadoreño 2011” por parte del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), Embajada de Francia en El Salvador y la Universidad de El Salvador. Posee una maestría en Restauración de Monumentos, Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC). Ligia Manzano

Docente de la Escuela de Artes de la Universidad de El Salvador. Fue Codirectora del Proyecto “Reconocimientos y Contextualización del Arte Rupestre Salvadoreño 2011” por parte del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), Embajada de Francia en El Salvador y la Universidad de El Salvador. Participación como docente investigador en el proyecto del CIC-UES “Historia de las Artes Plásticas en El Salvador. Fase de Preconquista”, sobre la (julio 2013 - marzo 2014) La Universidad / 22-24

304 Expresión de la Gráfica Rupestre en 2004. Fabricio Valdivieso

Arqueólogo salvadoreño, especialista en estudios mesoamericanos. Es parte de la primera promoción de arqueólogos formados en El Salvador por la Universidad Tecnológica (UTEC). Posee estudios y otras capacitaciones en Estados Unidos y Japón. Ha dirigido más de una veintena de proyectos arqueológicos. A su vez ha trabajado como consultor especializado en proyectos de desarrollo para el patrimonio cultural de El Salvador. Su trabajo le ha permitido impartir múltiples ponencias tanto en su país natal como en el extranjero. Entre los años 2002 al 2008 dirigió eficientemente el Departamento de Arqueología de la entonces CONCULTURA. Heriberto Erquicia Cruz

Arqueólogo por la Universidad Tecnológica de El Salvador y Maestro en Ciencias Sociales por la FLACSO-Guatemala. Es miembro de número de la Academia Salvadoreña de la Historia. Actualmente trabaja como investigador y docente en la Dirección de Investigaciones de la UTEC, y es consultor en trabajos de investigación arqueológica y patrimonio cultural. Carlos Benjamín Lara Martínez

Máster en Antropología Sociocultural, estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y en la Universidad de Calgary, Canadá, y actualmente está integrado al programa de Doctorado del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es el fundador de la Licenciatura en Antropología Sociocultural de la Universidad de El Salvador y desde 2005 se desempeña como coordinador de ese programa académico.

La Universidad / 22-24 (julio 2013 - marzo 2014)

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.