Calidad del Suelo Como Indicador de Desertificación en la Península de Paraguaná, Estado Falcón, Venezuela

June 8, 2017 | Autor: J. Mogollón | Categoría: Desertification, Salinity, Organic Matter Depletion, Soil Erosion and Land Degradation
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Descripción

1 2 3 4

croizatia Revista Multidisciplinaria de Ciencia y Tecnología Aceptado para su publicación en el Volúmen 16 número 1, Año 2015

5 6

Calidad del Suelo Como Indicador de Desertificación en la Península de Paraguaná,

7

Estado Falcón, Venezuela.

8 9

José Pastor Mogollón1; Wilder Rivas1; Betsy Muñoz1; Alicia Martínez2; Edjuly Márquez3; Luis Arrieta4; Luis Lemus1; Maribel Colmenares1; Yris Campos2; Samuel Hernández1.

10 11 12

1. Departamento de Ambiente y Tecnología Agrícola, UNEFM; 2. Departamento de Química, UPTAG; 3. Oficina Nacional de Diversidad Biológica, MINEA; 4. Parque Zoológico El Pinar.

13

Email: [email protected]

14

Resumen

15

Se determinó el indice de calidad del suelo (ICS) como expresión del grado de

16

vulnerabilidad a la desertificación en la Península de Paraguaná, producto de la ocurrencia

17

de procesos de degradación del suelo. El calculo del ICS se basó en la integración de los

18

siguientes indicadores: contenido de carbono orgánico del suelo (COS), textura,

19

profundidad, salinidad y pendiente, los cuales sugieren la disponibilidad hídrica, resistencia

20

del suelo a la erosión, presencia de suelos salinos, perdida de fertilidad biológica como

21

factores relacionados a problemas de degradación en la zona. La integración se realizó

22

mediante el cálculo de una media geométrica, usando valores numéricos que calificaron la

23

calidad de los diferentes índices en relación a su capacidad de influir sobre la

24

vulnerabilidad del territorio ante el proceso de desertificación. El proceso de la información

25

y representación de los resultados se realizó mediante herramientas de análisis espacial con

1

26

un sistema de información geográfica. El 31 % de la Península presentó una calidad de

27

suelos moderada que se traduce en un moderado grado de vulnerabilidad ante la ocurrencia

28

de procesos de desertificación, caracterizándose estas zonas por la presencia de suelos no

29

salinos o ligeramente salinos, baja pedregosidad, moderadamente profundos, de texturas

30

medias a finas y niveles medios de COS. Un 69 % del área presenta suelos de baja a muy

31

baja calidad influenciada principalmente por bajos contenidos de COS, alta salinidad,

32

media a baja profundidad, y texturas medias que favorecen el proceso de erosión. No se

33

encontraron suelos de buena calidad en la zona de estudio.

34

Palabras Claves: degradación; erosión; salinidad; uso de la tierra; perdida de materia

35

orgánica.

36

Soil quality as indicator of desertification in the Paraguana Peninsula, Falcon State,

37

Venezuela.

38

Abstract

39

Index of soil quality (ISQ) as an expression of the degree of vulnerability to desertification

40

in the Paraguana Peninsula, due to the occurrence of soil degradation processes was

41

determined. The calculation of ISQ was based on the integration of the following

42

indicators: soil organic carbon (SOC), texture, depth, salinity and slope, which manifest

43

water availability, soil resistance to erosion, presence of saline soils , loss of biological soil

44

fertility, factors related to degradation problems in the area. The integration is performed by

45

calculating a geometric mean, using numerical values that rated the quality of the different

46

indices in relation to their ability to influence the vulnerability of the territory to the

47

desertification process. The process of information and representation of the results was

48

performed using spatial analysis tools with GIS. 31% of the peninsula presented a moderate 2

49

soil quality resulting in a moderate degree of vulnerability to the occurrence of

50

desertification processes, these areas characterized by the presence of non-saline or slightly

51

saline soils, low stoniness, moderately deep, medium texture to fine and medium levels of

52

SOC. 69% of the area has soils of low to very low quality influenced mainly by low

53

contents of SOC, high salinity, low to medium depth, medium textures that favor the

54

erosion process. No good soils were found in the study area.

55

Key Words: Soil degradation; soil erosion; salinity; land use; organic matter depletion.

56 57

Introducción

58

La degradación del suelo se refiere a la modificación o alteración de las funciones del

59

suelo, producto de las actividades humanas, lo cual reduce su capacidad actual o futura para

60

funcionar y sostener los ecosistemas naturales y los agroecosistemas, contribuyendo

61

además a mejorar la capacidad del aire y el agua (FAO/ISRIC, 2000). La desertificación se

62

refiere al mismo fenómeno, pero acotado a las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas

63

(Morales, 2012). El nivel de degradación del suelo puede ser medido a través de índices y

64

de propiedades indicadoras sensibles a los cambios funcionales en los primeros 20 cm de

65

suelo mineral (Sánchez et al., 1997). El uso de índices para calificar la degradación del

66

suelo es valioso, porque éstos aglutinan el efecto de varias propiedades dándole un peso

67

específico a cada una acorde a su funcionamiento en el suelo. Los índices consideran

68

atributos o propiedades que reflejan aspectos de la productividad o funcionalidad

69

ambiental, también son usados para determinar si la calidad del suelo se mantiene estable o

70

está declinando debido a un proceso de degradación (Singh y Khera, 2009).

3

71

Los índices y propiedades indicadoras tienen que estar relacionados con alguna función del

72

suelo en el ecosistema (Herrick et al., 2002), por ejemplo, la de mantener la productividad

73

de las plantas, la conservación de la biodiversidad, almacenar y proveer recursos para los

74

organismos; así mismo, deben de reflejar cambios que se deriven del manejo, en la medida

75

de lo posible deben ser predictivos: tienen que reflejar cambios tempranos en los procesos

76

ecológicos y deben advertir de futuros cambios o tendencias en el funcionamiento del

77

suelo. Karlen et al. (1997), destacan que la selección de indicadores de degradación debe

78

hacerse pensando en las funciones que el suelo deja de realizar cuando es degradado y de

79

los cambios en las funciones que surjan en respuesta a un estrés, natural o introducido, o a

80

una práctica de manejo.

81

La necesidad de elaborar indicadores es una de las prioridades identificadas por la

82

Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía (COP9,

83

2009). Los indicadores de desertificación representan las manifestaciones más claras de

84

degradación de las tierras, en donde se involucran diversas disciplinas de estudio, teniendo

85

como base la pérdida de la calidad del suelo y sus implicaciones a nivel social y

86

económico. Los indicadores de desertificación pueden demostrar que la desertificación

87

avanza irreversiblemente hacia suelos infértiles. En este sentido, Kosmas et al. (2014),

88

consideran que los indicadores más útiles, son aquellos que indican el riesgo potencial de

89

desertificación, mientras que aún haya tiempo y oportunidad para realizar acciones de

90

rehabilitación. En este contexto, la calidad del suelo constituye la principal preocupación

91

de los científicos, en la degradación de tierras secas, ya que el suelo constituye el factor

92

integrador de los componentes biológicos, químicos, físicos y de los procesos relacionados

93

con su entorno. La calidad del suelo es un factor determinante para la evaluación y 4

94

monitoreo de la desertificación. La disminución de la calidad del suelo tiene un fuerte

95

impacto adverso sobre las funciones ecológicas y ambientales de los suelos que mantienen

96

la calidad del agua y aumentan la calidad del aire. La degradación del suelo influye en el

97

balance de agua, la producción de biomasa, la cobertura vegetal y el microclima, y

98

finalmente, la degradación del suelo conlleva a la desertificación (García y Correa, 2010).

99

El enfoque empleado en esta investigación para la determinación de la calidad del suelo se

100

fundamenta en la metodología propuesta por Kosmas et al. (1999), donde se plantea el uso

101

de algunos parámetros para definir la calidad del recurso suelo. Los indicadores de calidad

102

del suelo seleccionados deberían estar relacionados con la disponibilidad de agua, la

103

resistencia del suelo a la erosión, la presencia de suelos salinos, la pérdida de fertilidad

104

biológica, tal como ha sido señalado por algunos autores (Kairis et al., 2014; Mogollón et

105

al, 2013; Parvari et al, 2011; Lavado et al., 2010).

106

La presente investigación tuvo como objetivo determinar el índice de calidad del suelo

107

como expresión del grado de vulnerabilidad de la Península de Paraguaná ante la

108

ocurrencia de procesos de desertificación. Este índice evalúa la fragilidad del territorio ante

109

procesos de desertificación, a partir de la integración de ciertos parámetros representativos

110

del suelo, que combinados con indicadores de clima, vegetación y gestión permitirán más

111

adelante la determinación de áreas ambientalmente sensibles a la desertificación.

112

Materiales y Métodos

113

Área de Estudio

114

La Península de Paraguaná se ubica en el extremo norte central del estado Falcón (Figura

115

1), constituye la parte más septentrional de la tierra firme venezolana en el Mar Caribe,

116

abarca aproximadamente unos 2680 Km² de superficie y se encuentra unida al resto del 5

117

estado Falcón por una estrecha faja de dunas y salinas denominada Istmo de Los Médanos,

118

de unos 33 Km de longitud por unos 5 Km de anchura y altitud media de alrededor de 6

119

m.s.n.m. Desde el punto de vista climático, de acuerdo a la clasificación de Holdridge

120

(1967), el área de estudio pertenece a una de las regiones más secas del país,

121

correspondiendo con la zona de vida denominada Monte Espinoso Tropical (me-T), que se

122

distribuye desde el nivel del mar, hasta unos 200 msnm., y donde la evaporación (3000

123

mm/año) supera permanentemente los valores de precipitación (300 mm/año) durante todo

124

el año y según Thornthwaite (1948), el clima característico del área es árido mega térmico o

125

cálido, sin ningún exceso de agua. 126 127 128 129 130 131 132 133 134 135 136

137

Figura 1. Area de estudio con los sitios de muestreo de suelos.

138

6

139

Los suelos que predominan en la Península de Paraguaná corresponden a los órdenes

140

Entisoles y Aridisoles, siendo los subórdenes más importantes, Orthents, Orthids,

141

Torriorthents, Camborthids, y Calciorthids (COPLANARH, 1975).

142

Muestreo de suelos

143

El muestreo de suelos se planificó inicialmente en toda la Península de Paraguaná estado

144

Falcón, a partir de un muestreo sistemático por medio de una red con 1,46 km de distancia

145

a cada vértice; esto contempló el muestreo de un total de 1300 puntos. Sin embargo, por

146

razones principalmente de accesibilidad, el muestreo en el área de estudio se redujo a un

147

total de 617 muestras lo que equivale, en promedio, a una intensidad de toma de muestras

148

cada 4 Km (Figura 1).

149

Variables Edaficas Evaluadas (Indicadores)

150

La metodología propuesta por Kosmas et al. (1999) en el proyecto Medalus consideraba

151

como indicadores de suelo los siguientes parametros: material parental, pedregosidad,

152

profundidad del suelo, pendiente del terreno, estabilidad de la estructura y salinidad. En

153

este trabajo se propone una modificación, donde se evaluan de igual manera seis

154

indicadores, incluyendo el carbono orgánico del suelo (COS) y la textura del suelo. Fueron

155

excluidos el material parental y lo relacionado a la estructura del suelo. Estas variables

156

fueron seleccionadas en función de su relación con algunos procesos asociados a la

157

degradación del suelo, y su posible repercusión en el problema de desertificación.

158

El COS se determinó utilizando la metodología propuesta por Walkley-Black (1934). La

159

clasificación textural del suelo se realizó mediante el método de Bouyoucos (Bouyoucos,

160

1962). La profundidad prestablecida para el muestreo de suelos fue de 25 cm; sin embargo,

161

es conveniente acotar que en algunos puntos de muestreo la profundidad del suelo no 7

162

alcanzaba los 25 cm, por lo cual se procedió a tomar la capa efectiva de suelo, por encima

163

del material rocoso. Esta se midió con cinta métrica. La pedregosidad fue estimada

164

utilizando el método gravimétrico descrito por Schargel (1999). La salinidad del suelo se

165

cuantificó a partir de los valores de la conductividad eléctrica (CE), determinada en una

166

relación suelo:agua 1:2 por el método conductimétrico, según la metodología propuesta por

167

Dellavalle (1992).

168

determinación de la pendiente del terreno se utilizaron cuatro modelos de elevación digital

169

(MED) con resolución de 30 m obtenidas del satélite Aster GDEM2 (Advanced Spaceborne

170

Thermal Emission And Reflection Radiometer)

171

relativa y numeración de los MED se muestra en la Figura 2.

172

En la Tabla 1, se muestra la valoración de los índices de calidad para cada uno de los

173

parámetros de suelo seleccionados. Cada uno de estos parámetros se agrupó dentro de

174

varias clases uniformes con respecto a su comportamiento sobre el proceso de

175

desertificación y se les asignaron factores de ponderación dentro de cada clase.

176

Índices de calidad

177

Para el caso del COS se consideró que valores superiores al 3% son altos para suelos de

178

zonas áridas en la península de Paraguaná, en base a estudios previos realizados en la zona

179

(Mogollón et al., 2014; Mogollón et al., 2013), y en función de este valor se establecieron

180

cuatro clases.

La CE fue expresada en dS/m en base a peso seco. Para la

(METI-NASA, 2011). La ubicación

181 182

8

183 184 185 186 187 188 189 190 191 192 193 194 195

Figura 2. Ubicación relativa y numeración de los MED Aster de 30 m de resolución. Fuente: Campanini (2013)

196

En este sentido, suelos con valores de COS mayores al 3% se consideran de muy alta

197

calidad, es decir, menos vulnerables a la desertificación, en el entendido de que suelos con

198

mayores niveles de materia orgánica tienen mayor capacidad de suplir de nutrientes a las

199

plantas, mayor retención de agua disponible, se mejoran los procesos de agregación del

200

suelo (Jaramillo, 2002). La reducción o pérdida de materia orgánica del suelo se considera

201

como uno de los procesos responsables de la desertificación (Granados et al, 2013).

202

La determinación de la clase textural del suelo permite estimar el riesgo de erosión tal

203

como lo plantean Melgarejo y Cardozo (2012); se definieron tres clases de suelo en

204

función de la clase textural (fina, media y gruesa), y se constituyeron tres clases de calidad,

205

correspondiendo los suelos de mejor calidad o de menor riesgo a la erosión los de textura

9

206

fina (arcillosos y arcillo-limosos), y los de mayor riesgo a erosionarse los de textura media

207

(Quiñones y Dal-Pozzo, 2008).

208 209

Tabla 1. Índices de calidad para los parámetros de suelo Indicador Carbono Orgánico % Descripción > 3,00 Muy Alto 2,10 – 3,00 Alto 1,10 – 2,09 Medio < 1,10 Bajo Erosión (clase textural) Descripción A, AL Fina Aa, F, FAa, FAL, FA, FL, L Media Fa, a, aF Gruesa Profundidad (cm) Descripción > 20 Profundo 11 – 20 Moderado 5 – 10 Medio 40 Alta pedregosidad CE dS/m Descripción ˂ 0,8 No Salino 0,80 – 1,60 Ligeramente Salino 1,61 – 3,20 Salino 3,21 – 6,40 Fuertemente Salino > 6,40

Extremadamente Salino

Pendiente (%) 35

Descripción Muy Suave Suave Fuerte Muy Fuerte

Índice de calidad Índice Calidad 1 Muy Alta 2 Alta 3 Moderada 4 Baja Índice Calidad 1 Alta 3 Baja 2 Moderada Índice Calidad 1 Alta 2 Moderada 3 Baja 4 Muy Baja Índice Calidad 1 Alta 2 Moderada 3 Baja Índice Calidad 1 Alta 2 Moderada 3 Baja 4 Muy Baja Extremadamente 5 Baja Índice Calidad 1 Alta 2 Moderada 3 Baja 4 Muy Baja

210

10

211

La profundidad del suelo evaluada en este trabajo fue la capa superficial que va de 0-25 cm,

212

ya que como se ha reportado en la literatura (Sanchez et al., 1997) es en esta capa del suelo

213

donde se dan los primeros indicios del nivel de degradación del suelo, lo cual puede ser

214

estimado a partir de índices y de propiedades indicadoras sensibles a los cambios

215

funcionales. En este mismo orden de ideas, se construyeron cuatro clases de suelos en base

216

a este parámetro: suelos profundos (profundidad > 20 cm), suelos de profundidad moderada

217

(0-20 cm); suelos de profundidad media (0-10 cm) y suelos de baja profundidad (0-5 cm).

218

La pedregosidad, en términos generales, está dada por la presencia de fragmentos de rocas

219

o “piedras” con diámetro, equivalente, igual o mayor que 2 mm (Poesen y Lavee, 1994). La

220

pedregosidad es un indicador de los procesos de desertificación, que ha sido utilizado

221

básicamente considerando dos enfoques: i) la pedregosidad superficial, y ii) la

222

pedregosidad en la zona radicular (Añó et al., 2002). En el primer enfoque, se plantea que

223

la pedregosidad representa un factor protector en ambientes mediterráneos, ayudando a

224

conservar la humedad del suelo y protegiendo el suelo de la erosión hídrica (Van Wesemael

225

et al., 2002). Sin embargo, más allá del contenido óptimo de fragmentos de roca en el suelo

226

(variable entre 10 y 30%; según Andrades et al., 2007), la pedregosidad comienza a afectar

227

adversamente la productividad de las plantas, por la restricción del espacio para el

228

desarrollo de raíces, por la reducción de la capacidad de almacenamiento de agua y la

229

capacidad nutricional del suelo y por el incremento de la temperatura del suelo por encima

230

de los valores tolerados por las plantas.

231

En este trabajo se plantea que el porcentaje de pedregosidad en el suelo puede ser un factor

232

condicionante de la desertificación, ya que como señala López-Bermúdez (1999) esta puede

233

ser una implicación ambiental visible de la erosión (hídrica y eólica) y de la desertificación 11

234

en ambientes semiáridos. Este autor además señala que existe una estrecha relación entre el

235

adelgazamiento progresivo del suelo, y el aumento de la pedregosidad e incluso el

236

afloramiento en superficie de las capas más profundas del suelo y material parental. Bajo

237

este enfoque metodológico, se identificaron tres clases de suelo (Tabla 1): suelos con baja

238

pedregosidad (0-20%; índice de calidad = 1); suelos de pedregosidad moderada (21-40%;

239

índice de calidad = 2) y suelos de alta pedregosidad (>40%; índice de calidad = 3). Esto

240

implica que los suelos con menor contenido de rocas son los que presentan mejor calidad o

241

menor grado de vulnerabilidad a la desertificación.

242

La salinidad del suelo fue estimada a partir del valor de la conductividad eléctrica del suelo

243

medida en una relación suelo/agua de 1:2, y tal como plantean Dellavalle (1992) y Fuentes-

244

Yagüe, (1999), cuando los valores de CE están por encima de 0,8 dS/m se considera que los

245

suelos comienzan a manifestar problemas asociados con la salinidad. Se utilizó el sistema

246

de clasificación de la salinidad del suelo que proponen estos autores, donde se plantean

247

cinco clases de suelo: a) suelos no salinos con CE ≤ 0,8 dS/m; b) ligeramente salinos, CE =

248

0,81 – 1,60 dS/m; c) salinos, CE = 1,61 – 3,20 dS/m; d) fuertemente salinos, CE = 3,21 –

249

6,40 dS/m; y e) extremadamente salinos, CE ≥ 6,41 dS/m.

250

La pendiente del terreno es un factor altamente relacionado a procesos de degradación del

251

suelo, tal como la erosión hídrica (Suleman et al., 2014). La erosión se agudiza cuando el

252

ángulo de inclinación excede de un valor crítico, y luego aumenta logarítmicamente. Este

253

valor crítico ha sido señalado a partir de 18% de pendiente (Lavado et al., 2010) y en

254

función de este valor se plantea un sistema de clasificación de cuatro clases de suelos, los

255

cuales son: suelos de pendiente muy suave (< 6%); suelos de pendiente suave (6 - 18%);

256

suelos de fuerte pendiente (18 - 35%), y suelos de muy fuerte pendiente (> 35%). Los 12

257

suelos más vulnerables al proceso de degradación por efectos de erosión serían los ubicados

258

en pendiente muy fuertes, con un valor de índice de calidad de 4, y los menos susceptibles a

259

erosionarse los suelos de pendiente muy suave, con un valor de calidad de 1.

260

Para calcular el índice de calidad del suelo (ICS) se aplicó la media geométrica ingresando

261

los índices de calidad para cada parámetro (Kosmas et al., 1999):

262

ICS = (carbono orgánico * riesgo erosión * profundidad * pedregosidad * salinidad *

263

pendiente)1/6

264

La interpretación de los resultados obtenidos en relación a la calidad del suelo, se realizó a

265

partir de la clasificación presentada en la Tabla 2.

266 267

Tabla 2. Valoración de la calidad del suelo 268 Índice de calidad del suelo ≤ 1,19 1,20 – 1,87 1,88 – 2,54 2,55 – 3,77

Calidad Alta Moderada Baja Muy baja

269 270 271

272

Modelos de ajuste y elaboración de mapas temáticos y de los índices de calidad

273

Para la elaboración de los mapas temáticos asociados a cada uno de los indicadores de

274

suelos y sus respectivos índices de calidad, se utilizó la herramienta de análisis

275

geoestadístico del sistema de información geográfico. Se aplicó el método de interpolación

276

cokriging, que consiste en hacer la predicción espacial de una variable con base en su

277

información y en la de algunas variables auxiliares que estén correlacionadas espacialmente

278

con ella (Giraldo, 2002). En este caso, el cokriging permitió gracias a la correlación de las

279

variables (interés y auxiliares) obtener una disminución de la varianza de predicción en 13

280

comparación con el método de interpolación kriging. Para cuantificar el grado y escala de

281

variación espacial se utilizaron diversos modelos teóricos, que para cada caso fueron

282

seleccionados a partir de una validación cruzada (Gallardo, 2006), la cual compara el valor

283

real medido con uno estimado en el mismo punto, es decir calcula el error de estimación o

284

residuo. Se consideró como el modelo de mejor ajuste, al variograma teórico cuya media de

285

los residuos fue más cercana a cero. En la Tabla 3 se muestran las variables y sus

286

correlaciones, los modelos teóricos usados para la predicción, la media de los residuos y el

287

error promedio de predicción (%).

288 289

Tabla 3. Variables y sus correlaciones utilizados en el modelo de ajuste. Variable de interés (Mapeada)

Variable auxiliar

Carbono orgánico (%)

Arcilla (%)

Profundidad (cm) Pedregosidad (%)

Pedregosidad (%) Profundidad (cm) Limo (%)

R

Modelo de predicción

Media residuos

Error promedio predicción (%)

0,151**

Estable

0,0001

2,25

-0,779**

Esférico

-0,0015

0,44

-0,779**

Estable

-0,0038

32,71

290

Salinidad (dS/m) 0,182** Exponencial 0,0076 19,45 Riesgo de Erosión Arcilla (%) -0,467** Esférico -0,0017 15,98 (Textura) r = Coeficiente de correlación de Pearson, ** correlaciones significativas al nivel de p≤

291

0,01

292 293

Resultados

294

Los suelos de la Península de Paraguaná presentaron valores de carbono orgánico bajos en

295

un 34% de la superficie (908 km2); y valores medios (1,10 a 2,0 %) en un 58% del área

14

296

total de la península (1549 km2). Apenas un 8% de la superficie (223 km2) presentan altos

297

valores de CO (Figura 3). 298 299 300 301 302 303 304 305

306

Figura 3. Distribución del carbono orgánico del suelo en la Península de Paraguaná.

307

Con respecto a la textura del suelo, predominaron los suelos de texturas medias; estos

308

ocuparon un 69% de la superficie de la península (1850 km2). Los suelos de texturas finas

309

ocuparon un 24% de la superficie (634 km2), mientras que los suelos de granulometría

310

gruesa (franco-arenosos, areno-francosos y arenosos) cubren apenas un 8% del territorio

311

(196 km2) (Figura 4).

312

En cuanto a la profundidad del suelo, se puede ver en la Figura 5, que un 95% de la

313

superficie de la Península de Paraguaná presenta suelos que van de moderada a alta

314

profundidad (2542 km2). El 5% restante de la superficie (137 km2) presenta valores de

15

315

media a baja profundidad, y los mismos están ubicados hacia la parte noroccidental de la

316

Península. 317 318 319 320 321 322 323 324 325 326

327

Figura 4. Tipo de textura del suelo en la Península de Paraguaná

328

De manera general, se puede afirmar que en la Península de Paraguaná predominan suelos

329

con bajos niveles de pedregosidad. Se puede ver en la Figura 6 que aproximadamente un

330

73% de la superficie (1948 km2) presenta porcentajes bajos de rocas en la superficie. Los

331

suelos de moderada pedregosidad ocupan una superficie de 611 km 2 (23%) y están

332

ubicados fundamentalmente en la costa occidental de la península. Suelos con alta

333

pedregosidad están ubicados en la parte noroccidental de Paraguaná y ocupan el 4,5% de la

334

superficie (120 km2).

16

335 336 337 338 339 340 341 342 343 344 345

Figura 5. Profundidad del suelo en la Península de Paraguaná. 346 347 348 349 350 351 352 353 354 355 356

357

Figura 6. Pedregosidad del suelo en la Península de Paraguaná. 17

358

La distribución espacial de la salinidad del suelo se presenta en la Figura 7. Se observa que

359

los suelos fuertemente salinos y extremadamente salinos se encuentran fundamentalmente

360

ubicados hacia la costa tanto occidental como oriental, así como en la zona inundable del

361

itsmo de Paraguaná y algunas salinetas; ocupan aproximadamente un 10% de la superficie

362

(254 km2). Los suelos salinos y ligeramente salinos ocupan un 56% de la superficie de la

363

península (1504 km2), estando distribuidos hacia la zona central y occidental de la

364

península. Mientras que los suelos no salinos ocupan un 34% de la superficie (921 km2) y

365

se distribuyen a manera de parches en toda la Península. 366 367 368 369 370 371 372 373 374 375 376 377

378

Figura 7. Salinidad del suelo (CE) en la Península de Paraguaná.

379

La Península de Paraguaná se caracteriza por presentar suelos con pendientes suaves y muy

380

suaves. Aproximadamente un 98% de la superficie (2621 km2) presenta esta condición 18

381

(Figura 8). Apenas un 2% de la península presenta suelos con pendientes pronunciadas,

382

ubicados hacia el Cerro Santa Ana, Cerro Colorado y la Fila de Montecano.

383

384 385

Figura 8. Pendiente del terreno en la Península de Paraguaná.

386

El índice de calidad del suelo (Figura 9) generado por la aplicación del algoritmo

387

matemático empleado (media geométrica de los índicadores COS, textura, salinidad,

388

pedregosidad, pendiente y profundidad) señala que el 64,5% aproximadamente de la

389

Peninsula de Paraguaná presenta suelos de baja calidad y un 4,4% de la superficie, suelos

390

de muy baja calidad (Tabla 4). Un 31% de la Península presenta suelos de moderada

391

calidad, y no existen suelos de alta calidad.

19

392 393 394 395 396 397 398 399 400 401 402 403 404

Figura 9. Índice de calidad del suelo en la Península de Paraguaná.

405 406

Tabla 4. Áreas correspondientes a las diferentes categorías del índice de calidad del

407

suelo. Calidad Alta Moderada Baja Muy baja

Índice de calidad del suelo ≤ 1,19 1,20 – 1,87 1,88 – 2,54 2,55 – 3,77 Total

Área (Km2) 0 834,15 1727,71 117,70 2679,56

% 0 31,13 64,48 4,39 100,00

408 409

Discusión

20

410

La calidad del suelo muestra que la Península de Paraguaná presenta una alta

411

vulnerabilidad al proceso de desertificación. Un 69 % del área total de la península fue

412

calificada de baja a muy baja calidad de suelos. El alto porcentaje de áreas con baja calidad

413

es atribuido a los bajos niveles de materia orgánica, la presencia de suelos con textura

414

media y pocos profundos, y la fuerte salinidad. En este sentido se plantean algunos

415

procesos de degradación que podrían estar operando bajo la interacción del componente

416

suelo con el clima, vegetación y manejo o uso de la tierra que viene ocurriendo en la zona.

417

Es así como la baja calidad del suelo o la vulnerabilidad que tiene éste ante el proceso de

418

desertificación estaría siendo propiciada por la pérdida de la fertilidad biológica, producto

419

de la disminución del COS, por la salinización del suelo, por el riesgo de erosión tanto

420

hídrica como eólica que se da con preferencia en suelos de textura media, y la baja

421

capacidad de almacenamiento de agua y sustrato de anclaje para la vegetación natural de la

422

zona, lo que podría generar estrés hídrico, producto del reducido espesor del horizonte

423

superficial.

424

En este sentido, Martínez et al. (2009) plantean que la mineralización del carbono orgánico

425

es muy intensa en zonas áridas y semiáridas, debido a las condiciones climáticas reinantes,

426

y como consecuencia, su fijación en formas estables es reducida, provocando el

427

agotamiento de los suelos y, por lo tanto, su desertificación. Al mismo tiempo Mogollón et

428

al. (2013) señalan que los cambios de uso de la tierra en suelos bajo uso agrícola intensivo

429

en la Península de Paraguaná pueden condicionar la disminución de las reservas del COS

430

en el orden de un 50 hasta un 86 %, en términos de tiempo relativamente corto (de 5 a 10

431

años).

21

432

En este mismo orden de ideas, se señala en la literatura que el uso de la tierra bajo cultivo

433

agrícola que mayor degradación del suelo genera en la zona de estudio es el melón

434

(Cucumis melo L.), ya que en áreas donde se desarrolla la producción de este rubro se

435

manifiestan problemas de disminución de la materia orgánica del suelo (MOS), problemas

436

de salinización y sodificación del suelo, todo esto producto de la intensa mecanización y

437

aplicación de fertilizantes al suelo, así como el uso de sistemas de riego inadecuados y con

438

aguas de mala calidad (Mogollón et al., 2014; Maseda, 2013; Zamora et al., 2008).

439

La salinidad es otro de los factores que tiene una influencia en los procesos de

440

desertificación. Según García y Correa (2010) la salinidad, en algunas de sus

441

manifestaciones ha sido la causa, en mayor o menor grado, de la reducción de la capacidad

442

productiva de los suelos en muchas regiones del mundo, y aun del ocaso de muchas

443

civilizaciones. La salinización del suelo se da normalmente en los suelos desarrollados en

444

condiciones climáticas en donde la precipitación es menor a la evapotranspiración y

445

asociado a condiciones de mal drenaje (FAO, 1995).

446

Al observar la Figura 7, relacionada a la salinidad del suelo en la Península de Paraguaná,

447

se ve cómo hay, claramente, una alta correspondencia con la calidad del suelo (Figura 9).

448

Las áreas de suelos con muy baja calidad (4,4 % de la superficie total) coinciden con las

449

áreas bajo fuerte y extrema salinidad, las cuales se ubican en zonas de salinetas muy

450

cercanas a la costa y que ocupan un 9,5 % del territorio. Por otra parte, los suelos de calidad

451

moderada (31 % de la superficie total) tienen una alta correspondencia con la distribución

452

espacial de los suelos no salinos (34 %). Los suelos salinos, se encuentran frecuentemente

453

en zonas anegadizas, presentando capas freáticas muy cercanas a la superficie o texturas

454

finas que reducen el movimiento del agua al interior del suelo (FAO, 1997). 22

455

En la Península de Paraguaná ya comienzan a mostrarse algunas evidencias del cultivo

456

intensivo y altamente tecnificado de algunos rubros como el melón (C. melo) y la cebolla

457

(Allium cepa L.) y su relación con la acumulación de sales en el suelo, producto del

458

desbalance entre los aportes y las salidas en el perfil, lo cual es consecuencia de la mala

459

calidad del agua de riego, del uso de una excesiva fertilización, y la poca efectividad de las

460

lluvias en el lavado (Mogollón et al., 2014; Fernández et al., 2011).

461

Desde el punto de vista del riesgo a la erosión, se plantea que este proceso se ve altamente

462

influenciado por la clase textural, siendo los suelos de textura media (incluyen los suelos

463

Aa, F, FAa, FAL, FA, FL y L) los más susceptibles al proceso de erosión hídrica

464

(Melgarejo y Cardozo, 2012). Se puede observar en la Figura 4 la distribución de las clases

465

texturales en la Península de Paraguaná, resaltando la presencia de suelos de textura media

466

en un 69 % del área total de la misma, predominando su presencia hacia la zona occidental

467

y oriental de la península, lo cual se corresponde con las zonas de más baja calidad de suelo

468

o de mayor vulnerabilidad a la desertificación que se consigue en este trabajo (Figura 9).

469

Los suelos de textura fina (A y AL) son los que tienen menor susceptibilidad de ser

470

erosionados, a pesar de que presentan una baja capacidad de infiltración y permeabilidad, lo

471

cual origina mayores escurrimientos superficiales, sin embargo, dada la alta cohesión entre

472

partículas, se dificulta la acción desintegradora del flujo superficial (Loredo et al., 2007).

473

La distribución espacial de los suelos de textura fina en Paraguaná (Figura 4), coincide con

474

los suelos de calidad moderada (riesgo moderado a la desertificación) (Figura 9). Kosmas et

475

al. (2014), consideran que los indicadores más útiles, son aquellos que indican el riesgo

476

potencial de desertificación, ya que aún hay tiempo y oportunidades de realizar y ensayar

477

acciones de rehabilitación. En este contexto, es importante que las zonas de la Península de 23

478

Paraguaná que están bajo situación de moderada calidad de suelo, y que cubren unos 834

479

Km2 (31 % de la superficie total), y que además es allí en esta área donde confluyen gran

480

parte de los suelos bajo uso agrícola, sean considerados sistemas de manejo acordes con la

481

calidad del recurso para evitar procesos de degradación que puedan conducir a etapas

482

avanzadas del proceso de desertificación. La calidad del suelo constituye la principal

483

preocupación de los científicos en la degradación de tierras secas, ya que el suelo es el

484

factor integrador de los componentes biológicos, químicos, físicos y socioeconómicos de

485

los procesos relacionados con su entorno.

486

El estudio realizado en la Península de Paraguaná reveló que el 65% del área de estudio

487

presentó suelos con una baja calidad, un 5% del área suelos de muy baja calidad, y un 30%

488

de la superficie mostró suelos con calidad moderada. No se encontraron áreas con suelos de

489

alta calidad. Esta situación fue producto de suelos con bajos niveles de materia orgánica,

490

salinidad de ligera a fuerte, y de baja resistencia a la erosión asociada a los tipos de texturas

491

predominantes.

492 493

Agradecimientos

494

Los autores agradecen al FONACIT por el financiamiento recibido para desarrollar el

495

Proyecto Estratégico de Investigación denominado “Delimitación de Áreas Vulnerables a la

496

Desertificación en la Península de Paraguaná como Base para la Planificación de la Gestión

497

Ambiental” código 2011000316, del cual forma parte este trabajo de investigación.

498

24

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