CALDERÓN, M. (2015): “Graffiti y dipinti: la necesidad de pintar en las paredes. Perdurabilidad e inmortalidad”, en García, J.; Mañas, I. y Salcedo, F. (eds.): Navigare necesse est. Estudios en homenaje a José María Luzón Nogué, Madrid, 2015, pp. 446-452. ISBN 978 84 608 2272 1.

June 19, 2017 | Autor: M. Calderón Sánchez | Categoría: Pompeii (Archaeology), Ancient Graffiti (Archaeology), Epigraphy
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Descripción

Título: Navigare necesse est. Estudios en homenaje a José María Luzón Nogué García Sánchez, Jorge; Mañas Romero, Irene; Salcedo Garcés, Fabiola (eds.) Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 2015. 29,7 x 21 cm, 597 pp. I.S.B.N.: 978-84-608-2272-1

Edita Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia Avenida Profesor Aranguren s/n. Ciudad Universitaria 28040 Madrid Cubierta Pequeña nave en bronce procedente de Cerdeña, Cultura nurágica, ss. X-VIII a. C. Museo Archeologico Nazionale di Cagliari. Diseño, maquetación y corrección Elisa Borsari y Ronda Vázquez Martí © Universidad Complutense de Madrid © de los textos: sus autores Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización expresa de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. I.S.B.N.: 978-84-608-2272-1 Depósito legal: M-29647-2015 Impresión y encuadernación Artes Gráficas Rejas. Mérida. Impreso en España (Unión Europea)

José María Luzón Nogué (Foto: Karin Faber, septiembre 2015)

Índice general

Prólogo y cartas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

José María Luzón Nogué: su obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Organismos e Instituciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

Estudios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Índice de estudios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Arqueología e Historia Antigua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Historiografía, Coleccionismo, Museología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269 Iconografía, Epigrafía y Numismática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 407

Graffiti y dipinti: la necesidad de pintar en las paredes. Perdurabilidad e inmortalidad* Macarena Calderón Sánchez Universidad Complutense de Madrid

Introducción

L

a cultura romana, como es sabido, es esencialmente epigráfica. Desde los primeros estudios de esta civilización, principalmente a raíz de los descubrimientos de Herculano y Pompeya, se la denominó “la cultura de la epigrafía”,1 debido a la gran variedad de textos –tanto públicos como privados– que informan sobre diferentes temas y motivos convencionales. Incluso llegó a ser considerada la cultura de “la literatura de la calle”,2 pues las inscripciones, en su mayoría, eran dadas a conocer a los viandantes y cumplían una función inmediata (contexto de uso) y, a su vez, una función futura (memoria).3 Además de los mecanismos de educación por medio de escuelas y pedagogos y los praecones, quienes acudían a las concentraciones para informar de asuntos de interés general, esta escritura supuso la evolución de la cultura oral y de la población analfabeta. La “literatura de la calle” llegaba a todo el mundo, ricos y pobres, eruditos e incultos, hecho que influyó enormemente en todos ellos, en el sentido de cambiar el límite del analfabetismo. Parece que este furor epigráfico se incrementó con el reinado de Augusto, la época de los grandes cambios políticos, económicos e ideológicos, el periodo de la gran monumentalización de los oppida, municipia y coloniae.4 Ante tan amplio material, con un mayor auge en el periodo imperial, los primeros epigrafistas hicie*. El siguiente artículo es el resultado de una síntesis y re-

flexión del trabajo fin de máster “Documentos epigráficos para el estudio de la casa de la Diana Arcaizante y de la ínsula VII, 6 en Pompeya”, fruto de la dirección y de los consejos del homenajeado. Por otro lado, ha sido desarrollado gracias a la financiación del proyecto de investigación “Fiestas Dionisíacas fuera del Ática”.(FFI2012-31814). 1. Robert, 1961: 454. 2. Literalmente “littérature de rue” Sanders, 1977: 44-64 y Susini, 1982: 13. 3. Beltrán, 2011: 3. 4. Alföldy, 1991: 573-600.

ron una clasificación de las inscripciones atendiendo al tipo de soporte (piedra, metal, madera, arcilla, pared y cera) o al contenido del texto (conmemorativas/honoríficas, funerarias, jurídicas, administrativas, de instrumento y parietales).

Definición y funciones

Además de las inscripciones públicas y monumentales existió también la llamada epigrafía menor, cuyo soporte era, fundamentalmente, la pared: los famosos graffiti y dipinti que inundaban las paredes tanto de las estancias públicas como de los hogares particulares. Se debe hacer una distinción entre las públicas, concebidas para una lectura abierta, y las privadas, de ámbito personal y realizadas en un rincón de la domus. Tal y como afirma Roldán,5 merece la misma atención un grafito obsceno que un decreto en mármol de la asamblea popular, el humilde epitafio de un soldado y el largo y pomposo de un senador. Sin embargo, no todos los epígrafes aportan la misma documentación y siempre cabe obtener más datos de un texto jurídico que de un modesto epígrafe funerario. Por ello, el trabajo de los epigrafistas durante largo tiempo ha consistido en la recopilación ordenada de todos los textos que nos han llegado, para obtener, a partir de ellos, innumerables conclusiones de toda índole. Por otro lado, para los latinistas y los estudiosos de lingüística antigua, este fiable testimonio no sólo aportó un vasto conocimiento sobre la cotidianeidad de una ciudad romana, sino que, además, ofreció una importante información acerca del latín vulgar y su evolución, su escritura típica y su puntuación. A pesar de que la vigésima edición del Diccionario de la RAE define “grafito” como “letrero pintado en las paredes, preferentemente de contenido político o social” y en su vigésima segunda edición lo define como “letrero o dibujo circunstancial, generalmente agresivo 5. Roldán, 1975: 146.

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y de protesta, trazado sobre una pared u otra superficie resistente”, conviene precisar tal definición. En primer lugar, a pesar del uso tan extendido de llamar “grafito” a todo aquello que está pintado en las paredes, es necesario hacer una diferenciación entre graffiti y dipinti:6 el grafito (Fig. 1) es el texto o dibujo escrito sobre la pared al carbón o, también, inciso, mientras que el dipinto (Fig. 2) es el texto escrito sobre la pared con pintura. La palabra española “grafito” es un préstamo tomado del italiano graffito, étimo procedente del latín scariphare “hacer incidir con el scariphus”; sin embargo, no existe el término español dipinto (sí en italiano, que procede, a su vez, del verbo latino depingere). Por ello, en nuestra lengua llamamos “grafito” a cualquier inscripción realizada sobre muro/pared, sea cual fuere la técnica empleada y el mensaje o dibujo. Ambas formas de escritura ofrecen una excepcional información sobre la vida y costumbres de su época, pues autores anónimos dejaron en las paredes de sus hogares, de sus establecimientos o, incluso, en las paredes públicas testimonio de sus creencias y de sus situaciones personales, lo cual, no por ello, posee menos valor estético. Son escritos espontáneos, inmediatos, cuya necesidad momentánea no implica una perdurabilidad en el tiempo, sino todo lo contrario: están concebidos para tener una función precisa en el ahora, a pesar de que el tipo de soporte –la pared– es un material que ofrece rigidez y solía ser empleada para inscripciones que cumplieran una función prolongada en el tiempo. Lo realmente interesante de estos graffiti y dipinti es que reflejan la vida del edificio y de las paredes que los soportan y, por supuesto, la vida de los protagonistas que hicieron uso de él. Estas inscripciones nos han permitido escuchar la voz del pueblo jocoso, el eco de la vida sana, ruidosa, trepidante, del pueblo que dialoga en la calle, en su barrio e, incluso, en la ciudad entera.7

Fig. 1. Ejemplo de grafito inciso en el lupanar e Pompeya (VII, 12, 18) Fig. 2. Ejemplo de dipinto en la fachada de la d Casa de los Ceii, en Pompeya (I, 6, 15) 6. Montero, 1990: 82. 7. Étienne, 1970: 311.

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Las fuentes clásicas, como era de esperar, también nos relatan la importancia y el uso extendido y cotidiano de estas inscripciones menores. Veamos algunos ejemplos: Cicerón, en uno de sus Discursos, menciona a una mujer llamada Pipa, cuyo nombre había sido muy difundido, entre otras cosas, porque aparecía escrito en la sala de un tribunal: […] Pipa es la mujer del siracusano Escrión. Su nombre se ha divulgado por toda Sicilia por culpa de la maldad de ése. Sobre esta mujer se escribían muchos versos encima del tribunal y de la cabeza del pretor. […] […] Estaba una tal Pipa, esposa del siracusano Escrión, mujer sobre la que se oyen a cada paso por toda Sicilia muchísimos versos referentes a la pasión de ése […] (Cic. Verr. III, 33, 77 / V, 31, 81).

El poeta Catulo, en uno de sus Carmina, arremete contra Egnacio y todos sus colegas (unos “chulos de callejón”, como afirma el propio poeta). Egnacio, al parecer, fue un rival de Catulo en su relación con Lesbia, por lo que le dice que va a escribir lo siguiente en la fachada de su taberna: […] ¿O es que, porque estáis sentados uno detrás de otro como idiotas cien o doscientos, creéis que no voy a atreverme a llenaros la boca de una vez a los doscientos espectadores? Pues creedlo: Porque inscribiré la fachada de toda vuestra taberna con pichas. Pues mi niña, que ha huido de mis brazos, a la que yo quiero tanto como nadie querrá a ninguna, por la que me he peleado grandes guerras, se sienta ahí […] (Cat. XXXVII).

Marcial, el divertido y sincero escritor de Epigramas, oriundo de Bílbilis, en uno de ellos menciona la práctica tan corriente de escribir sobre las paredes de las letrinas, una costumbre, por otra parte, igualmente común en la actualidad: Temes, Ligurra, que escriba contra ti versos y un epigrama breve y vigoroso y deseas parecer digno de ese miedo. Pero temes en vano y en vano lo deseas. […] Te aconsejo que busques, si tienes interés en que tu nombre sea leído, un poeta borracho de oscuro burdel, que escribe con rudo carbón o con creta que se deshace, versos que leen los que cagan. Esa frente tuya no debe ser marcada con mi hierro (Mart. XII, 61).

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Plinio el Joven, en una de sus Cartas, le describe a su amigo Voconio Romano cómo era la fuente del Clitumno, un afluente del Tíber en la Umbría, donde se levantó un santuario en honor a Júpiter Clitumno. En la misma también hay presencia de inscripciones: […] En resumen, no habrá nada que no te cause placer, pues incluso podrás estudiar: Leerás muchas inscripciones escritas en honor a aquel dios, de aquella fuente, por muchas personas en todas las columnas, en todas las paredes. Muchas te causarán admiración, algunas te harán reír; aunque, dadas tus buenas cualidades, sé que no te burlarás de ninguna. Adiós (Plin. Ep. VIII, 8, 7).

Tipología

Los graffiti y dipinti se caracterizan por estar escritos en dos tipos de letras: la llamada “capital” y la “cursiva pompeyana”. La primera está compuesta de letras mayúsculas y trazos rectos. Sin embargo, a pesar de la claridad de este tipo de letra, el ductus no siempre es reposado, sino que en ocasiones un nexo liga una letra con otra o una ligadura utiliza los trazos de dos letras para formar una tercera, de manera que unas letras pueden estar montadas sobre otras. (Fig. 3).

Fig. 3. CIL IV, 7983

El otro tipo de letra es aquélla en la que predominan los trazos rápidos e irregulares y, también, el uso de ligaduras; a este tipo de escritura se le asignó el nombre de “cursiva pompeyana”, por la sencilla razón de que el modelo de letra no es recto y porque la mayor parte de inscripciones que se conservan con este tipo de trazo se hallaron en Pompeya (figs. 4 y 5).

Fig. 4. CIL IV, 9035

Fig. 5. CIL IV, 9042a

Como es fácil observar, estuviera el grafito o dipinto escrito con un tipo de letra u otra, en numerosas ocasiones el mensaje llega a resultar ilegible y, por tanto, incomprensible para nosotros. En un pasaje de la comedia Pséudolo de Plauto, el protagonista alude a esta incomprensión del mensaje debido, precisamente, a que las letras están subidas

unas encima de otras. Aunque el soporte protagonista de la escena son unas tablillas, muy posiblemente debía de suceder algo parecido con los escritos sobre pared: […] Calidoro.— Toma estas tablillas y, valiéndote de ellas, cuéntate a ti mismo la congoja y la pena que angustian mi corazón. Pséudolo.— Tus órdenes serán cumplidas. Pero ¿qué es esto por favor? C.— ¿Lo qué? P.— Me da la impresión de que estas letras quieren tener hijos, pues montan unas sobre otras. C.— ¿Ya estás con tus bromas? P.— Bien creo yo, por Pólux, que como no las lea la Sibila, no hay nadie en el mundo que las pueda descifrar. C.— ¿Por qué eres tan cruel con unas letras tan adorables, con unas tablillas tan adorables, escritas por una mano tan adorable? P.— ¡Oh, cielos! ¿Es que las gallinas tienen manos? Porque tiene que haber sido una gallina la que escribió esos garabatos […] (Plaut. Ps. vv. 20-30).

Dentro de los graffiti y dipinti que conservamos, se debe distinguir entre:8 personales, públicos y oficiales. Los primeros fueron escritos por personas anónimas, las cuales dejaron plasmados en la pared sus preocupaciones, sentimientos y pensamientos. Destacan fundamentalmente aquéllos realizados por soldados en sus momentos de ocio, los que van dirigidos a famosos gladiadores, los grafitos sacrales, las injurias e insultos y, sin duda, los grafitos amorosos, entre otros. Los llamados comúnmente públicos (figs. 6 y 7) fueron realizados por gentes particulares, cuya intención era dar a conocer al público su establecimiento, comunicar una noticia o hacer publicidad. Predominan los anuncios de artesanos y tenderos, los grafitos eróticos y carnales, también injurias e insultos expuestos al público, versos de los más ilustres poetas y moralistas latinos, dibujos de todo tipo, números que señalan algo o que ayudan a un tendero a recordar lo que le deben y, por supuesto, los grafitos amorosos escritos en paredes públicas (lances de amor para que todo el mundo los lea, proezas amorosas, predicaciones pervertidas…).9 Por último, los oficiales fueron realizados por especialistas dedicados a pintar rótulos electorales, festivos y 8.  Introducción de Montero. Vid. nota 6. 9. Según afirma Étienne, la calle es “mensajera del amor”. Vid.

nota 7.

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circenses, entre otros. Debido a la movilización general que provocaban las elecciones, encontramos grafitos de agrupaciones de artesanos y gladiadores, amenazas al que se oponía a la elección de uno o denigraciones al contrario.

Fig. 6. Ejemplo de grafito erótico (falo) y Fig. 7. Representación de un luchador (Incisos en las paredes del pasillo de entrada al Teatro Grande desde la via Stabiana –según Fiorelli, el vano VIII, 7, 20–. Ambos grafitos son públicos)

Además, la práctica de pintar en las paredes, se sabe, era algo habitual. Un fiel testimonio de esta costumbre lo conocemos gracias a un anónimo pompeyano que, en forma de dístico elegíaco, escribió lo siguiente: “Me maravillo, pared, de que no te hayas caído en pedazos, al soportar los muermos de tantos escribidores”.10 La clasificación y el estudio en general de los grafitos y dipinti se ha podido hacer gracias al descubrimiento de Herculano (en 1738), Pompeya (en 1748), las dos grandes ciudades sepultadas por el Vesubio, y las grandiosas villas de Estabia (1749) que, bajo las capas de ceniza y lapilli, en todas ellas se conservaron y han llegado hasta la actualidad numerosos letreros pintados e incisos que han aportado a la ciencia una amplia fuente de conocimiento sobre la vida cotidiana en un municipium (el caso de Herculano), en una colonia (Pompeya) o en una inmensa villa. En 1871 se publicó el volumen IV del Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL),11 un volumen entero dedicado a las inscripciones parietales de Pompeya, Herculano y Estabia. Este amplísimo repertorio epigráfico recoge más de 10.000 documentos de todo tipo. Además, una de las ventajas del descubrimiento de todos esos graffiti y dipinti es que se pueden datar de manera más o menos precisa:12 poniendo como fecha tope la erupción del volcán (24 de agosto del año 79), sabiendo que en el año 62 se produjo un famoso terremoto y que, debido a las condiciones climáticas de 10.  CIL IV, 1904. [Trad: autora]. 11. Con posteriores suplementos en 1875, 1887, 1898, 1909,

1951, 1952, 1956, 1963 y 1970.

12.  Introducción de Montero. Vid. nota 6.

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las dos ciudades, un grafito o dipinto no puede persistir más de ocho o diez años en contacto con el aire, se intuye que fueron realizados entre estos diecisiete años, entre el año 62 y el 79.

Cómo se vieron y cómo los vemos. Ejemplo de un testimonio real

La labor de investigación de J. M. Luzón y su equipo en la ínsula VII, 6 de Pompeya, desde el año 2008 hasta la actualidad, ha permitido dar a conocer muchos y variados aspectos de esta zona de la ciudad antigua. Fue excavada por primera vez en 1760 por los ingenieros militares Roque Joaquín de Alcubierre y Karl Weber, quienes trabajaban bajo las órdenes y el patrocinio del rey Carlos III. Durante el siglo XIX, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli y posterior director del Museo Arqueológico de Nápoles recogió de los archivos, un siglo después (entre 1848 y 1860), toda esa información generada por los dos ingenieros y la publicó,13 gracias a lo cual se han podido rastrear los inicios de la ínsula. Lo más interesante de esta publicación es que se han transmitido todos los hallazgos descubiertos durante aquellos trabajos en forma de diarios de excavación; es decir, gracias la recopilación realizada por Fiorelli conocemos qué día exacto y en qué año apareció cada domus, cada templo, cada fuente, cada inscripción, cada pintura e, incluso, cada objeto por insignificante que pudiera parecer. Ya en el siglo XX, entre 1909 y 1910, se llevó a cabo la excavación más importante de la ínsula VII, 6 bajo la dirección del arqueólogo Giuseppe Spano. El investigador italiano realizó un trabajo inmejorable por varios motivos: porque fue el primero en excavar la ínsula al completo; en segundo lugar, porque dejó todo perfectamente documentado, incluyendo fotografías y planos; y, por último, porque fue el único arqueólogo que recogió los graffiti, dipinti y tituli picti de la ínsula que iba hallando según avanzaba su trabajo. Posteriormente, publicó sus estudios y hallazgos.14 Además, los documentos epigráficos que halló Spano se incorporaron al CIL en el supplementum del año1955, a cargo de Matteo della Corte. La ínsula VII, 6 se dividía en seis domus. En el muro del lado izquierdo del pasillo de entrada a la Casa VII, 6, 38 apareció una de las inscripciones más famosas y

13. Fiorelli, 1860. 14. Spano, 1910: 436-486.

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destacadas de la ínsula: un grafito con el nombre de Neptunus trazado en forma de nave (Figs. 8 y 9).

Fig. 8. Transcripción Fig. 9. CIL IV, 9039

y

dibujo

realizados

por

Spano

Las representaciones de barcos son abundantes en las paredes pompeyanas (Figs. 10, 11, 12 y 13). No ol-videmos que Pompeya era una ciudad de navegantes, de comerciantes marítimos que tenía contacto directo y diario con el mar. Esta filiación de pueblos con un ele-mento común queda plasmada en sus representaciones cotidianas.

discusión sobre lo que dice realmente, parece que afirma “el navegante, el mejor“. El grafito 4742 (Fig. 19) es curioso porque, bajo el mensaje “crecerás Spatalios” y bajo los remos, se lee “sal”, referencia al mar. La Fig. 20 muestra un barco con casco, mástil y una fila de remos, y dice “crecerás Arquitecto”. Una nave con aphlaston y espolón presenta la Fig. 21, que dice Receptus.

Fig. 17. CIL IV, 8161      Fig. 18. CIL IV, 4225   Fig. 19. CIL IV, 4742

Fig. 20. CIL IV, 4755       Fig. 21. CIL IV, 5428

Incluso una oración entera puede ir a bordo, como la inscripción 8162 (Fig. 22), que dice:

Fig. 10 y 11. Grafitos de barcos incisos en las paredes del pasillo de entrada al Teatro Grande desde la via Stabiana (según Fiorelli, el vano VIII, 7, 20) en Pompeya

hic fuimos cari duo nos sine fine sodales. Nomina si [quaeris]… [Aquí estuvimos nosotros sin fin, dos queridos camaradas. Si nombres [quieres]…].

Fig. 22. CIL IV, 8162 Fig. 12. Grafito de barco inciso en una pared de la villa de San Marco, Estabia. Fig. 13. Grafito de barco inciso en una pared de la Casa del Bracciale d’Oro (VI, 17, 42), Pompeya

En el volumen IV del CIL son frecuentes los grafitos y dipinti de nombres propios cuyas letras forman un barco: destaca la Fig. 14 (región I, ínsula VI), que dice Venustus. Juego parecido lo encontramos en Metrodorus, Fig. 15 (región I, ínsula X). La número 8991 (Fig. 16) dice [N]avigiu[m] Celeris (Barco Veloz).

Fig. 14 CIL IV, 8020     Fig. 15 CIL IV, 8396     Fig. 16 CIL IV, 8991

El grafito número 8161 (Fig. 17) muestra el nombre de Restitutus de la misma forma ingeniosa. La Fig. 18 destaca debido a que las prolongaciones de algunas letras insinúan los remos y el timón; aunque hay

Destacan, en todos ellos, una letra central formando el mástil (generalmente la “T”) y la letra “S” final formando el casco de la nave. Volviendo a nuestro Neptunus e independientemente de lo que, en un primer momento, puede parecer cuando uno ve la publicación de Spano: una forma ingeniosa de dibujar en la pared el nombre del dios del mar sobre un barco, sin embargo, en el momento en que un determinado pictograma empieza a repetirse, deja de ser un dibujo agudo y ocurrente y pasa a convertirse en una imagen difundida y conocida con una fuerte carga iconográfica. En el tomo IV del CIL, publicado por Karl Zangemeister en 1871 (antes de que Spano hallase el grafito Neptunus de la ínsula VII, 6) aparece publicado otro idéntico, dibujado en la lámina XXVII, por Raffaele Garrucci,15 el cual fue descubierto

15. Garrucci, 1856: 90.

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en la pared del templo de Apolo que da al Foro, entonces llamado Templo de Venus. Si a esto añadimos el reciente hallazgo en la villa de San Marco, en Estabia, de otro Neptunus pintado a carbón, se demuestra que el pictograma con el nombre del dios del mar en forma de barco fue un tema difundido en la Antigüedad, y no la creación individual del que lo pintó. Esta metáfora repetida, hasta ahora, en tres ocasiones es lo que induce a pensar que dicha representación estaba vinculada a un simbolismo que iba más allá del propio nombre y formaba parte de un lenguaje conocido en el seno de una comunidad. Probablemente hacía referencia a las famosas Neptunalia o Neptunales,16 unas fiestas agrícolas en honor del dios Neptuno, divinidad de las aguas y protector de pescadores y navegantes, que tenían lugar entre el 22 y 23 de julio, según el calendario de Philocalus, en el año 354. La causa de su celebración era, fundamentalmente, rendir culto al agua, al dios como símbolo del elemento húmedo y, como consecuencia, a la fertilidad. Todo ello, con el fin de apartar la sequía. También estaban asociadas a las diosas menores Salacia, diosa del agua salada y del fondo marino, y Venilia, personificación de las olas y del agua que llega a la orilla.17 Las Neptunalia se celebraban cerca de la costa o de puertos, había ludi y competiciones náuticas, se sacrificaba un buey y la gente bebía, cantaba y bailaba. Algunos autores clásicos cuentan curiosos datos sobre estas fiestas: Varrón, en el siglo I a. C., ya afirma que las Neptunales son unas fiestas en honor del dios del mar.18 Horacio, poeta de época de Augusto, cuenta que, con motivo de estas fiestas, acude al festejo en compañía de Lide. La oda, escrita en dísticos gliconios y asclepiadeos menores, refleja el buen ambiente de la fiesta, el alboroto, la bebida y los cantos en honor al dios del mar, a las Nereidas, a Leto, Diana, Venus y la Noche (Hor. C. III, 28): ¿Qué es lo mejor que en la fiesta de Neptuno hacer podemos? El Cécubo recóndito saca al punto, Lide, y sitio enérgico pon a tu prudencia. ¿El sol que baja estás viendo y, como si inmóvil quedara el alado día, no traes la indolente

ánfora del cónsul Bíbulo? A Neptuno cantaré y a las Nereides de verdes cabellos y tu corva lira loará en respuesta a Latona y los dardos rápidos de la Cintia. El último canto, para la que reina en Cnido y las Cícladas brillantes y Pafo visita en carro de cisnes; y habrá cantilenas que honren a la Noche.

Tertuliano, un autor tardío que vivió durante los años 160 y 220, en su obra De Spectaculis19 cuenta que las fiestas en honor de Cibeles, Apolo, Ceres, Neptuno, Júpiter y Flora eran celebraciones muy antiguas y de interés general, al contrario que las fiestas menores, de culto privado, las cuales solían asociarse a ceremonias fúnebres en memoria de algún familiar. Con el grafito Neptunus como curioso ejemplo, es necesario hacer una reflexión sobre este tipo de inscripciones y de epigrafía menor: escritos inmediatos, rápidos y espontáneos con una importancia momentánea para la comunidad o para su autor en el instante en que fueron realizados. Tienen una validez notable a pesar de su naturaleza simple, ya que, como hemos visto, un dibujo sencillo, hábil e ingenioso puede ser el símbolo de una identidad concreta. Valorar la importancia de los graffiti y dipinti y estudiar la rica información que han transmitido es esencial para que en épocas posteriores podamos conocer y reconstruir la vida y costumbres de una antigua civilización. De esta manera, combinando los hallazgos arqueológicos y los testimonios epigráficos, ha sido posible reconstruir la vida “en vivo” de una auténtica ciudad romana: su lengua, la sociedad, la economía, la política, la religión, el ocio y la literatura. Como ya es sabido, las palabras se las lleva el viento, pero los escritos perduran en el tiempo y, de alguna manera, son inmortales y hacen inmortal a todo lo que lo rodea. Tal y como afirma Marcial en uno de sus Epigramas: “[…] pero a las páginas escritas no las perjudican los robos, y el paso de los siglos les resulta beneficioso y ellas son los únicos monumentos que no conocen el morir” (Mart. X, 2).

16.  Para más información sobre estas fiestas: Scheid, 2003;

Rüpke, 2011; Contreras et al., 1992; CIL I, 322 ss.

17. Grimal, 1979: 473. 18. Varro. L.L. VI, 19 [Trad: Hernández Miguel].

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19. Tert. Apol. VI [Trad: Turcan].

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EPIGRAPHIC DATABASE: http://edh-www.adw.uni-heidelberg.de/home?lang=en DATABASE OF THE DAI: http://arachne.uni-koeln.de/drupal/ SOPRINTENDENZA SPECIALE A POMPEI: http://www.pompeiisites.org/ DATABASE OF ARCHAEOLOGICAL EXCAVATIONS: http://www.fastionline.org/ NOCTES GALLICANAE: http://www.noctes-gallicanae.fr/

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