Buscando el Milagro

July 21, 2017 | Autor: M. Estrella Casado | Categoría: Biografías
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Descripción

BUSCANDO EL MILAGRO

Por María Dolores Estrella Casado

Queda totalmente prohibido copiar todo o parte de este material sin el permiso expreso de la autora.

DEDICATORIA: A todas las personas que encontré en el camino, porque para bien o para mal y sin ellas saberlo, han sido mis Guías y mis Maestros.

PRÓLOGO: Hoy como de costumbre, me siento frente al ordenador, es temprano y tengo ganas de hacer algo diferente; hay una idea que ronda mi cabeza, pero no sé exactamente qué es; primeramente, voy repasar el correo acumulado, aunque no voy a perder lo más mínimo de mi tiempo en abrir mensajes, no tengo ganas de leer información que no me interesa ni descubrir negocios milagrosos para ganar dinero, esos e-mails para mí, son “ladrones de tiempo”, ya que con sus insistentes páginas, que envían una y otra vez, no hacen otra cosa que distraer a las personas que tienen algo interesante que hacer, y hoy, precisamente hoy, no quiero distracciones, hoy voy a escribir, porque es lo que en definitiva quiero hacer, y ya no me valen las excusas de estar atrasando todo esto día tras día. Quiero que hoy sea distinto; lo primero que he hecho al levantarme, ha sido preparar un termo con café, porque estoy segura que tomaré más de uno. Ya tengo dispuesto el lugar perfecto para sentarme a trabajar; como hago a menudo, me pondré junto a la ventana, y como acabo de regar todas las plantas y macetas del patio, el olor a tierra mojada llega hasta aquí y eso me ha de inspirar. Precisamente hoy, estoy dispuesta y preparada para escribir una historia, “mi historia”; necesito vaciarme, como se

dice vulgarmente, para poder contarle al mundo entero, cómo a pesar de los obstáculos que la vida ha puesto en mi camino, he logrado salir adelante superándome día a día, aunque para eso, primeramente he tenido que curar mis emociones y mi pasado, he curado mis viejas heridas y he conseguido entender cómo a pesar de todo y de todos, estoy aquí resurgiendo como el ave fénix y con mi experiencia, puedo ayudar a otras personas, porque yo, solamente he tenido que ejercer de canal conductor de esa maravillosa energía que nos une y nos envuelve y que llamamos Universo. Me comparo con otras personas de mi quinta y me doy cuenta de que llevo muy bien la edad; tengo más de medio siglo pero me encuentro joven y llena de vitalidad; aún sigo despertando talentos en mi interior ya que estoy acostumbrada a leer mucho, porque me ayuda a estar al día y con ello aprendo lo que no pude estudiar en la Universidad; jamás me he quedado impasible viendo el correr de los años y no he parado de profundizar en distintas materias de estudio, porque con ello, mantengo mi mente activa y motivada, por eso, dentro de mí, rondan numerosas ideas y ganas de hacer cosas nuevas; por suerte, llevo a mis espaldas cuantiosas vivencias de un pasado no muy lejano y sin pensarlo más de la cuenta, he tomado la decisión de contar parte de mi historia y dedicarla a todas esas personas que no me conocen y a esas otras, que aún conociéndome, apenas saben nada de mí. Percibo, que mucha gente de mi alrededor, cuando lean lo que viene a continuación, podrán darse cuenta de que nada es imposible, sólo hay que creer en uno mismo y tomar acción.

Haciendo un repaso sobre mi pasado, me doy cuenta de que buena parte de mi existencia, ha sido muy movida, mi infancia transcurrió sobre los pilares de una familia de clase media/baja, con algunas carencias, aunque nunca nos faltó lo imprescindible y siempre procuré ser feliz. La juventud la viví con muchas emociones y algún que otro sinsabor, porque cuando somos jóvenes, apenas nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor, porque sólo pensamos en comernos el mundo y disfrutar. Ahora me encuentro viviendo la madurez, ya nada me asusta porque estoy en el ecuador de mi existencia y es ahora, cuando la vida quiere salir por todos los poros de mi piel; es ahora cuando quiero hacer cosas que no pude realizar en su momento, ya que aún me quedan ganas de mostrar al mundo, todo aquello que quedó almacenado. No voy a escribir una autobiografía de mí misma porque todavía me quedan muchos años por delante para dar guerra, pero sí que quiero exponer que aunque las situaciones sean adversas, se pueden conseguir objetivos sin importar los años que acumulemos, el dolor que sintamos o el tiempo que hayamos tardado en decidirnos a realizar lo que de verdad queramos hacer. Soy una persona sencilla, no poseo estudios universitarios, pero he aprendido mucho en estos años, y tengo a gala que he leído más libros que algunas personas que pasaron por Universidades, tienen una carrera y se sienten instruidas. Para mí, la verdadera Escuela y en la que he aprendido mucho más que otras personas, es la Universidad de la Vida, porque en ella, tuve que aprender a desenvolverme sola para

aprobar las correspondientes asignaturas sin ayuda de nadie, por mí misma, tuve que asimilarlo todo y es por eso, que te pido a ti lector, que disculpes si en algún momento me desvío del tema, creo que lo que tengo que contar, no tiene porqué ir seguido de fechas concretas, así que voy a tratar de exponer lo mejor posible todo lo que quiero decir, utilizaré un lenguaje coloquial y con mi forma de escribir, quiero que te sientas como si me tuvieras enfrente tuyo, como si fuéramos dos amigos que charlan y se cuentan sus penas, ya que esto debe de ser algo parecido a una confesión.

RECUERDOS Desde muy temprana edad, estuve relegada a un segundo plano, (soy la cuarta de cinco hermanos), la pequeña, era y es la “pequeña”, la más consentida y la que más quebraderos de cabeza proporcionó a mis padres, a mis hermanos y a toda la familia en general. Mi padre, tenía visión de futuro, quizás por la época que le tocó vivir, nos inculcaba que estudiáramos una carrera para defendernos el día de mañana; mi madre sin embargo, sólo decía que había que encontrar un buen marido y casarse, porque si sabíamos mucho y teníamos un buen empleo, serían ellos los que se beneficiarían de nuestras carreras. Yo quería estudiar Medicina, me embelesaba viendo películas y documentales de médicos y cirujanos, pero claro, mis hermanas mayores ya se habían ido casando y el puesto de “la chica de los recados”, quedó vacante, y desde entonces me convertí en “la chacha de la casa”, con todos mis respetos hacia esas dignas mujeres; así que a la edad de diecisiete años, cuando

más receptiva estaba a los conocimientos, mis ansias de estudiar quedaron enterradas para siempre. No podía hacer lo que de verdad me atraía, quería estudiar, pero ni por asomo tenía una opción, también me gustaba cantar, pero me quitaron la idea de la cabeza a base de parodiarme y hacer burlas malintencionadas; era su modo de decir que eso no tenía futuro, que no era para mí y que me buscara algo más serio. Cuando cantaba, no lo hacía mal, durante un tiempo estuve de vocalista con un conjunto de la época y actuábamos en fiestas cuando nos contrataban pero a pesar de ganar varios premios y algún dinero, el grupo no prosperó. Como tenía que hacer algo para el día de mañana, me inscribí a un curso de administración y contabilidad, algo que hoy llamaríamos “economía y finanzas” y a los pocos meses de terminar, me contrataron de secretaria en unas grandes oficinas. Empecé a sentirme independiente; tenía un trabajo, disfrutaba de un sueldo y siempre estaba activa. Sentirme con dinero propio, hizo que comenzara a hacer cosas que se habían quedado pendientes, como por ejemplo: a mí, me gustaba la pintura, fui a una academia y recibí clases de dibujo, pinté varios cuadros al carboncillo, acuarela y óleo, pero lo tenía como un hobby; el mundo de la belleza también llamaba mi atención y en cuanto pude, me apunté a un curso de “Esteticista”, (cuando esa carrera como tal, aún no existía en España); dicho curso, lo impartían en la antigua Sección Femenina, ya que era un programa ideado sólo para mujeres y al finalizar ése innovador proyecto, (que creó gran curiosidad), fuimos entrevistadas por la prensa, nos hicieron fotografías para el periódico local y se creó una gran expectación.

A esta profesión, le veía un futuro prometedor, inocentemente pensé en que podía dedicar una habitación de la casa de mis padres para ejercer lo que había aprendido, pero poco a poco, me fueron espantando la clientela, porque si mi tiempo libre lo dedicaba a otra cosa, (aparte de mi trabajo de secretaria), no tendría un momento para hacer la comida a mediodía, lavar los platos, planchar la ropa o arreglar la casa y tengo que reconocer que envidiaba a algunas de mis compañeras de curso por sus avances, ya que con el tiempo, llegaron lejos. Como administrativa, estaba bien, tenía un sueldo, pero yo tenía otros objetivos y no me quería quedar ahí, así que cuando nos propusieron jornada intensiva en la empresa, no lo pensé dos veces y me matriculé en el Instituto para terminar el Bachiller Superior en clases nocturnas. Ya estoy contando demasiado de mí, pero es necesario que lo sepan para lo que voy a escribir a continuación. Estando un día en el trabajo, al llegar la hora del café, me uní a una de las conversaciones que tenían mis compañeros; comentaban que se reunían semanalmente para hablar de Ovnis, Meditación, Reiki, Remedios Ancestrales,…, y yo les pregunté si me podía unir a su grupo; me dijeron que sí, así que quedé encantada; había nacido la tendencia de seguir la llamada “Nueva Era” y aunque todo aquello podría ser nuevo para mí, en lo más profundo de mi ser, ya conocía aquellas “Medicinas Alternativas” que tanto me apasionaban, por eso, el poder acudir a aquellas conferencias me llamaba tanto. Con aquel grupo, podía dar rienda suelta a mi imaginación porque estaba en mi “salsa”; charlábamos y compartíamos nuestras experiencias, anécdotas e historias, en ocasiones

salíamos a hacer trabajos de campo en todo lo que se refiere a grabar psicofonías en casas abandonadas o marchar a “cazar” ovnis en noches estrelladas. Éramos lo más parecido a una asociación y siempre estábamos al día de cada una de las cosas nuevas que surgían, pues nos apuntábamos a todos los cursos que daban los “Gurús” de turno; junto a ellos aprendí y practiqué cosas como Técnicas de Regresión a vidas pasadas, Sanación por imposición de manos, Lectura de Tarot, Reiki, Radiestesia, Quiromancia, Runas, Amuletos, Talismanes, y un largo etcétera; también se impartían seminarios de Terapias para canalizar Energías con Cuarzos, conocí las propiedades de la mayoría de las Gemas semipreciosas, aprendí a Sanar con Colores, (Cromoterapia) y cosas tan inverosímiles como la mediumnidad a través de Francisco Cándido Xavier o Divaldo Pereira Franco, conocimos a “Pachita” y la vimos operar en directo a varios pacientes con las manos, con la única ayuda de una navaja oxidada, descubrimos la práctica de la pintura en trance a través de Gasparetto, también le di un sentido a la escritura automática, con Amalia Domingo Soler, ya que no había tenido en cuenta, que esa facultad ya la practicaba desde mi niñez. Todo eso y más, formaba parte de una amalgama de cosas diferentes, pero no me sorprendía de nada ya que mi interior decía que todo aquello lo conocía de antemano. Cuando llegó mi cumpleaños, una amiga de toda la vida, me regaló un libro: el Kybalión, y ahí es donde verdaderamente comenzó mi andadura. El Kybalión se convirtió en mi libro de cabecera, entendía lo que decían sus páginas, pero no llegaba a ponerlo en práctica, no

tenía apoyo de nadie y lo senía como algo imposible de lograr; con respecto a mi entorno, me trataban como si fuera una extraña que se dedicaba a cosas “raras”. Hasta llegar aquí, pasé por un matrimonio infernal, recibía palizas casi a diario, tuve un hijo, me separé cuando en España aún no había divorcio, sufrí una violación a manos de cuatro desalmados, recurrí a un aborto clandestino por el que casi pierdo la vida y me vi en la calle, sin trabajo y sin saber qué hacer, porque mi familia no me prestó el apoyo suficiente y en alguna ocasión y junto a mi hijo de apenas un año, tuve que dormir en el albergue municipal. Lo que acabo de contar, no es para echarle la culpa a nadie, sino más bien, para reafirmarme a mí misma y poder decir con orgullo, que pude salir de aquella situación y ahora, al haber vivido en primera persona todas esas experiencias, me veo capacitada para poder ayudar a otras personas cuando se encuentren en iguales o parecidas circunstancias y quieran solicitar mi ayuda y servicios. Al poco tiempo de separarme, me presenté a unas oposiciones para funcionaria del Estado, aprobé con el número uno, así que ya mi vida comenzó a tener un cariz diferente y económicamente hablando, ya estaba más tranquila. Me marché de casa de mis padres y me fui a vivir a un piso de alquiler, una vecina cuidaba a mi hijo cuando yo estaba trabajando y esa mujer, se convirtió en una madre para mí y en una verdadera abuela para mi retoño. Habían transcurrido un par de años, era joven aún y pronto conocí al que sería mi nueva pareja, aunque todo aquello que en un principio parecía ser amor, no era más que un espejismo, era

una necesidad que tenía porque no quería continuar sola, porque “inocente de mí”, creí que con un hombre a mi lado, me sentiría protegida, así que, aunque me pese, tengo que reconocer que a pesar de querer a mi marido, la experiencia de mi segundo matrimonio fue un error que acepto, lo tengo asimilado, lo vivo como una costumbre, ya que me siento sola en determinados momento, sobre todo a la hora de tomar decisiones, porque la soledad en compañía es peor que la soledad como tal; a pesar de todo, aquello que parecía amor, dio su fruto y tuve dos hijos más, que unidos al anterior, son una bendición y el motor de mi vida. Hoy, recapacito y me doy cuenta de que nadaba contra corriente porque sólo pretendía agarrarme a una tabla de salvación para dirigir mi vida hacia un horizonte que ni siquiera conocía, y doy gracias a Dios por haberme regalado a esta pareja, pues gracias a ella, he podido completar mis conocimientos; él nunca se ha interesado por lo que me gusta, le resulta difícil salir de la zona de confort para hacer algo diferente, él deja que me dedique a “mis cosas”, que no le moleste y tengo que decir, que gracias a su actitud conformista, he podido viajar a multitud de Conferencias y Seminarios viviendo transformadoras experiencias en diferentes localidades, recorriendo muchas de las ciudades de la Península. He recorrido media España participando en Ferias Alternativas y Mercados Medievales, en su momento lo hice por sacar adelante a mis hijos, ya que mi marido estuvo una larga temporada sin conseguir trabajo y yo estaba al frente de todos los gastos de la casa; pero, pese a los malos tiempos que me tocó vivir, nunca me he quejado, siempre he tenido buen humor pues hacía lo que me gustaba, viajaba, conocía gente y me adentraba

en un mundo de posibilidades, pero dentro de mí, percibía que “algo” o “alguien”, iba dirigiendo mis pasos hacia algún lugar, cosa o persona que sabía que existía, pero que no conocía y yo, segura de encontrar ese algo, seguía buscando para ver si encontraba lo que tendría que descubrir algún día en algún lugar. Con el tiempo y mucho esfuerzo, pude montar mi propia consulta Esotérica, ya no llevaría una vida tan ajetreada y podría estar más tiempo en casa, pero pasados unos años de tranquilidad y debido a un malestar generalizado, se me comunicó que padecía un cáncer, ¡ahora que creía que iba a terminar con tanto sufrimiento!...., la vida me daba la espalda y todo eso, unido a una situación de inestabilidad sentimental, fue la guinda del pastel, ya que mis hijos aún eran muy pequeños y todavía me necesitaban. Me ayudó el estar trabajando en un Hospital y los Médicos se portaron muy bien conmigo, ya que aceleraron los trámites cuanto pudieron para operarme rápido. La noche antes de la operación, “Alguien” vino a visitarme, fue una aparición de luz que se asemejaba al “Maestro Jesús”, se acercó a mí, puso su mano derecha en mi cabeza y susurró: ¡”Todavía no es tu tiempo”! En ese momento de emoción, sentí correr la sangre por mis venas, noté cómo el aire entraba y salía de mis pulmones, sentí una temblorosa convulsión recorriendo todo mi ser, era como si me hubiese conectado a la corriente eléctrica y notaba como la energía me entraba por la cabeza y salía por la yema de los dedos de mis manos y de mis pies. Acto seguido, comencé a llorar sin darme cuenta, ya que las lágrimas fluían como agua de manantial; pasado un rato, (que no sabría definir cuanto duró), me quedé dormida. Al día siguiente, la

especialista de Digestivo junto con la Cirujana, me hicieron las pruebas pertinentes para detectar el lugar exacto en donde estaba ubicado el “mal” para acto seguido, llevarme al Quirófano, pero decidieron que no me iban a operar, que el tumor, no existía pues había desaparecido como por arte de magia y aunque las pruebas diagnósticas existen y las guardo celosamente por si alguien duda, en aquella sala, hubo comentarios de todos los colores, aquello era increíble, el médico de cabecera, me había pronosticado de seis meses a un año de vida pero los allí presentes, dedujeron deliberadamente que todo había sido un fallo en las analíticas de la biopsia. Reaccioné ante ésas circunstancias tan benéficas para mí, comprendí que aquello era una señal y comencé a indagar sobre anteriores acontecimientos que había padecido años atrás y lo primero que vino a mi mente, fue recuperar mi antiguo libro de cabecera, lo leí de nuevo e inicié un camino diferente. Continué con mi trabajo habitual, mi mundo había cambiado y por eso me abrí a nuevas expectativas de futuro y dejé que ese “algo” o “alguien”, que maneja los hilos del mundo, me guiara para iniciar el camino que tenía que seguir. Quería aprender de todo, iba a Seminarios, Ferias, cursillos,…, estaba imparable, pero quizás por eso mismo, otra vez ese “alguien” me frenó los pies. Ocurrió cuando menos lo esperaba. Estábamos en una Feria Alternativa en una ciudad lejos de nuestra residencia, allí teníamos un stand montado con productos para la venta, me acompañaba mi marido, porque al no trabajar, lo tenía de ayudante; una noche, después de cerrar el recinto, fuimos a cenar y nos dirigimos de regreso a la pensión donde dormíamos,

pero un coche se cruzó en nuestro camino y salí disparada por el parabrisas, sólo recuerdo que antes de caer al suelo, pude sentir como unas manos invisibles me recogían y me depositaban suavemente en el arcén de la carretera, sólo tuve unas contusiones, propias del golpe y muchos cristales incrustados en la frente que poco a poco desaparecieron usando la planta de Aloe Vera. A partir de ése momento y después de unos meses de baja, con rehabilitación incluida, comprendí que aquello había sido un regalo para que yo misma me diera el permiso de reflexionar con respecto a mi actitud. El tiempo que estuve sin trabajar, lo dediqué a estudiar y como acabábamos de comprar un ordenador para los chicos, me decidí a manejarlo mientras ellos estaban en la escuela. Con respecto al manejo de aquel aparato, yo sólo sabía escribir a máquina pero aprendí rápidamente. Internet, me abrió un mundo de posibilidades; mis hijos me enseñaron lo básico pero el resto lo aprendí yo sola a base de equivocarme una y otra vez; comencé por abrir un correo electrónico y por conocer personas interesantes que elevaron mi autoestima, tuve la oportunidad de comunicarme con profesionales que vendían sus conocimientos e hice cursos que me hicieron crecer personalmente, entonces inicié un camino de cambios, tanto a nivel interior como exterior. En esas entremedias, se estrenó la película El Secreto, tuve que verla más de una vez para darme cuenta de que todo lo que explicaban en ella, ya lo conocía de antemano; para mí no hubo sorpresas ni me descubrió nada que no supiera ya, aún y así, compré el libro y lo leí en apenas un día y comencé a atar cabos,

ya que todo lo que había vivido hasta ese momento, era mi Escuela de vida, mi Academia de aprendizaje y una Universidad llena de Maestros, porque todas aquellas personas que consideraba que se habían portado mal conmigo, ahora las contemplaba desde otro punto de vista. Ahora, voy a tratar de recuperar cronológicamente algunos de los acontecimientos importantes que marcaron mi vida; puede que se me olvide alguno, pero intentaré recordarlos para explicar mejor todas las ocasiones en las que el destino trabajó para mí, sin que apenas me diera cuenta de ello.

INFANCIA Como cualquier niña de apenas cinco años, mi vida transcurría feliz, era muy alegre e imaginativa, tanto es así, que por las noches me levantaba de la cama para hablar con “alguien”; ése alguien, no era nada más ni nada menos que José, aquel que descifraba los sueños del Faraón, el mismo que vendieron sus hermanos a cambio de un plato de lentejas en el desierto. José me contaba historias, me descifraba los sueños que tenía y poco a poco iba asimilando muchas de las cosas que me enseñaba; absorbía esos conocimientos como si fuera una esponja y disfrutaba de aquellos ratos de charla, pero a todo esto, cuando mi madre se percataba de que me había levantado otra vez de la cama, se molestaba, me castigaba y me recitaba una serie de reprimendas diciéndome todo lo que le venía a su

cabeza, yo apenas comprendía por qué me decía esas cosas, no hacía nada malo, sólo sé, que cuando de madrugada me despertaba, salía al comedor y allí estaba José, pero ella. sólo me escuchaba hablar con “alguien” que ella no veía, se enfadaba porque no me creía y porque no la dejaba dormir y tantas cosas me decía, que poco a poco me fui apartando de aquello que para mí era una maravillosa experiencia que jamás olvidé. Era muy pequeña para tomar consciencia de lo que me ocurría, aparte de eso, no tenía a nadie de carne y hueso que me pudiera instruir al respecto, sólo recuerdo vagamente que las vecinas venían a preguntarme cosas que querían saber y a las que yo les respondía porque tenía clarividencia y ante sus inquietudes, yo hablaba y hablaba, sin saber realmente que era lo que le respondía a cada una de sus preguntas, pero lo cierto es que acertaba con mis respuestas. Para mí, todo eso era un juego, una fiesta, una diversión que me cautivaba, me hacía sentir mayor, me mantenía en vilo y hacía que yo misma me hiciera preguntas inverosímiles a pesar de mi corta edad, pero para los demás, era como si estuviera haciendo algo malo, todo era pecado, hablaban de fantasmas, de cosas de miedo, y ¡Qué sé yo! Por aquellas fechas estaba próxima a hacer la Primera Comunión, pensé mucho en el castigo y en el Infierno, estuve dudando sobre esas experiencias pues no comprendía tal reacción de mi entorno, por eso, cuando pensaba en el lindo traje que había hecho mi madre para ese día, pasé por alto aquellas enseñanzas y al final pude olvidarme de todo. Pasaron unos diez años más o menos, durante ese periodo de tiempo, estuve desconectada del mundo Espiritual, me olvidé

de los Ángeles de la Guarda, esquivé a los Profetas y me aparté de José, pero una y otra vez, por cualquier razón, volvían a mí “esos seres”, para recordarme que tenía una misión y que habría de hacer algo, pero: ¿Qué tenía que hacer yo?

JUVENTUD Recuerdo mis diecisiete años como si fuera ayer, los viví de una manera fascinante, romántica, inolvidable y feliz, en la que podía presumir de mis primeros zapatos de tacón, el primer maquillaje y el poder disfrutar bailando como loca en los originales guateques que organizábamos en casa de los amigos, siempre y cuando sus padres nos dejaban el salón y el tocadiscos, para pasar la tarde, porque en aquella época no había discotecas como ahora. Cuando de vez en cuando nos reunimos de nuevo, (ya que no hemos perdido el contacto), rememoramos lo traviesos que éramos cuando los dueños de la casa se despistaban y aprovechábamos para apagar la luz y bailar algo lento con el chico o la chica que nos gustaba, ¡Qué recuerdos! Con esa edad, vivía muy ilusionada, era toda una mujer, podía conocer chicos, formaba parte de algunas de las pandillas del barrio y nuestra diversión, aparte de organizar guateques, era hacer excursiones, irnos a merendar al campo o subir los fines de semana a la montaña; pero lo mejor es que me enamoré, fue una de las experiencias más hermosas de mi vida, ya que comencé a vivir mi primera historia de amor, ése gran amor que nunca se olvida y a pesar del tiempo transcurrido, aún tengo en la memoria esas fechas, ya que fueron tres años emocionantes y de aquél novio, guardo un bello recuerdo, pero

la cosa no salió bien, cortamos la relación y la historia no tuvo un final feliz como en los cuentos. Mi vida transcurría tranquila, tenía dieciocho años cuando sucedió una de las tragedias más significativas que conmocionó el país, vivimos el primer atentado terrorista de la historia de España que yo recuerde. Un coche saltó por los aires debido a la explosión y se colocó encima del tejado de unos edificios colindantes; pero todo eso, yo ya lo sabía, lo había descubierto, tres días antes por medio de un sueño, fue tan impactante y tan real que se lo conté a mis padres nada más levantarme de la cama, incluso hice dibujos de lo que había soñado, pero me llamaron fantasiosa y no me hicieron caso; aunque al ocurrir de verdad y salir las fotografías en la prensa, pude ver con estupefacción que se parecían a los dibujos que había hecho días antes en la libreta y me asusté, quise saber más, pero en ningún momento tuve una explicación por parte de nadie y mucho menos, por parte de mis padres, ya que no quisieron investigar que era aquello que me estaba sucediendo, dijeron que era un sueño al que yo le había puesto una interpretación, pero que me olvidara de esas locuras, así lo hice y ahí quedó todo. Comencé a hacerme más retraída con el resto de la gente, mis experiencias no tenían explicación alguna para los que me conocían, y yo, continuaba teniendo visiones y sueños que se hacían realidad pasados dos o tres días; aparte de eso, también me ocurrían otras cosas, como por ejemplo: cuando se acercaba a mí, una persona enferma, tenía la necesidad de tocarla y las manos me ardían al contacto con la misma, algunas de ellas, se aliviaban de su padecimiento, me pedían que las tocase, me solicitaban un masaje, o requerían de mis consejos, pero en cambio otras, se asustaban y procuraban no estar cerca de mí.

Poco a poco me fui apartando de aquella “gracia”, que no hacía más que perjudicarme, pues para mi círculo de amistades, era la chica rara, la que hablaba con los espíritus, la que tenía sueños proféticos y a la que apodaban. “bruja”. Ahora tenía veinte años, había roto con mi novio y continuaba con mi trabajo, entonces, quedó un puesto vacante en la empresa y me quedé de encargada de la comercial del almacén de la fábrica. Uno de los chicos que trabajaba allí me comenzó a rondar y al final comenzamos a salir y nos hicimos novios; no era mala persona, era un muchacho muy gracioso, aparentemente me quería mucho, me colmaba de atenciones para envidia de mis amigas, así que tras dos años de relación, nos casamos, pero en menos de quince días pude ver su verdadero carácter. Comenzó dejando el trabajo, holgazaneaba visitando todos los bares que conocía y se gastó en poco tiempo todo lo que había recibido de la liquidación. A partir de ahí, empezó a exigirme dinero, quería la ropa limpia y planchada; la casa debía estar en orden, y si por la noche quería “fiesta”, tenía que estar dispuesta a ello, pero yo estaba muy cansada, ya que tenía que ir a trabajar bien temprano y cuando llegaba a la vivienda, me lo encontraba todo patas arriba y a él, tirado en el sillón con un montón de botellines de cerveza e innumerables colillas de cigarros en el cenicero y en el suelo. Con sólo veintiún años, quise separarme, lo denuncié por malos tratos, pero en un país machista por aquel entonces, era impensable la denuncia. Recuerdo un comentario que escuché una vez en la comisaría de labios de un policía: ¡Algunas mujeres se merecen de vez en cuando una bofetada!

Para mi pena, (o alegría), descubrí que estaba embarazada y vanamente pensé que aquello lo cambiaría, pero no fue así. Me atreví a poner las cartas boca arriba, pues no teníamos dinero para salir adelante. No quiero ahondar en la herida, porque si no, esta pequeña historia se convertiría en un libro, que no dudo que haré más adelante, pero lo que sí quiero resaltar, son algunas cosas imperdonables e impensables por las que tuve que pasar. Tras mis palabras, de vez en cuando, mi marido traía dinero a casa, decía que había estado en el puerto descargando cajas, pero no era así, más tarde descubrí que el mundo donde estaba metido, era en el de la droga y lo supe, porque un día arreglando su ropa, (que se la dejaba por cualquier parte), descubrí una “china” envuelta en papel de aluminio y según me enteré después, aquello costaba mucho dinero, pero como en ese momento no sabía a ciencia cierta lo que era, lo tiré a la basura. La paliza no se hizo esperar cuando descubrió que había tirado su “mercancía” a la basura; como en una niebla, recuerdo los golpes que recibí, fue tan grande la paliza que me propinó, que me partió el labio superior y me hizo saltar cuatro muelas del maxilar inferior, por lo que estuve varios días sin poder salir a la calle ni para comprar el pan. Lloré de intenso dolor y rabia porque no me podía defender, pero también de pánico, estaba totalmente amedrentada porque ésa no era la persona con la que yo me había casado y ahora estaba embarazada y me quedaban sólo dos meses para dar a luz. Tuve que ir al Hospital a curarme las heridas, por desgracia, para las muelas no hubo remedio, y para el daño

moral tampoco, pero a pesar de la denuncia y de que tuvo que dormir tres noches en Comisaría, tuve que agachar las orejas e ir a rescatarlo, perdonarlo y retirar la denuncia, porque de lo contrario, tendría que pagar su estancia y yo no tenía dinero suficiente para mantenerlo en los calabozos Transcurría el mes de Mayo, estaba súper embarazada, pues me quedaba un mes para dar a luz, me sentía muy pesada porque aparte de trabajar en una oficina, cosía ropa para gente de la calle; mis clientas, eran personas generosas que muchas veces cuando me traían trabajos, también me entregaban algún que otro alimento, sobre todo, leche, galletas y madalenas. Algunas vecinas, sabían de mis circunstancias, ya que en ocasiones, adivinaban que no tenía nada para llevarme a la boca y al saber de la situación, no querían que pasara hambre, así que me traían encargos para que me ganara algo de dinero para ayuda del pago del alquiler de la vivienda y para preparar todo lo que iba a necesitar el bebé que estaba en camino; también me traían ropita usada de sus hijos ya mayores y comida, para que me alimentara y estuviera fuerte. Había trabajado mucho ese mes y tenía dinero ahorrado, pero mi hermana pequeña, con gran maldad, hizo que devolviera la máquina de coser que me habían prestado, ella no tuvo caridad conmigo, pero yo tuve orgullo para devolverla aunque no era de ella, pero entonces, decidí que con mis ahorros, me compraría una máquina de coser, hablé con el dueño de la tienda y adquirí una de las mejores, la súper automática. Como no tenía suficiente, la pagué a plazos, porque antes la palabra de uno significaba más que cualquier firma y comencé a disfrutarla, porque seguí cosiendo y recogiendo más trabajos.

Estaba feliz, aquella máquina eléctrica era una inversión, venía con muchas prestaciones y cosía a una velocidad increíble y eso me facilitó la opción de amortizarla en poco tiempo porque comencé a trabajar para una fábrica muy famosa que suministraba trabajo para las amas de casa, que como yo, necesitaban un plus en su hogar. Al principio se me dificultó coser toda aquella ropita de las muñecas de la época, porque eran prendas muy pequeñas, aunque pronto le cogí la maña y comencé a sacarme un buen sueldo, aunque lo que ganaba, lo tenía que esconder o decir que ganaba menos, porque de lo contrario, mi cónyuge me lo quitaba y se lo gastaba. Mi hijo nació sano y salvo y tuvo todo lo que podría necesitar un bebé, cuna, ropita, colonia, talco, etc., y todo lo que yo amorosamente había cosido y tejido para él. El nacimiento del niño, no cambió en nada el carácter del padre, muy al contrario, empeoró y cuando yo no estaba en casa, todo lo pagaba con él, no le daba de comer, lo dejaba llorando en la habitación o le tiraba un zapato a la cuna para que se callara y no lo molestara, cuando me enteré de lo que hacía con el bebé, busqué poner remedio, mi marido no trabajaba y era impensable pagar a una cuidadora, se lo dije a mi madre, pero ella no estaba por la labor de echarme una mano, no quería niños en su casa a pesar de que era su nieto, y aunque se lo quedaba a regañadientes, tuve que aguantar muchas de sus impertinencias; ahora mismo, recuerdo esa situación y sólo de pensarlo se me pone la piel de gallina. Debido a la maternidad y a tener que estar de baja varios meses, perdí mi trabajo en la oficina, entonces me coloqué en una casa para cuidar a dos niñas y hacer las labores propias del

hogar. Tenía que trabajar, pero yo no me quedaba muy tranquila, aunque el bebé, al fin y al cabo, se quedaba a cargo de su padre, pero había algo que rumiaba en mi interior y no me gustaba la angustia que me producía el saber que estaba con él, no tardaría en averiguarlo, porque un día, al llegar de trabajar, me encontré al niño echado en la cuna, blanco como el mármol y sin responder a mis estímulos, todo indicaba que estaba deshidratado, (aunque eso lo supe después). Cuando ocurrió todo, me enteré de lo que sucedía y es que cuando mi hijo lloraba, le mojaba el chupete en leche condensada hasta que se calmaba, pero no tomaba ninguna clase de líquido; yo lo venía observando un poco triste y sin ganas de querer comer casi de nada y como yo trabajaba mucho y llegaba tarde a casa, pedí el día libre a la señora para llevarlo al día siguiente a su pediatra, pero lamentablemente no tuve que esperar al día siguiente, ya que aquel mismo día hubo que llevarlo de urgencia sin esperar la cita que tenía prevista, así que en poco menos de dos días, casi lo pierdo, tengo que dar gracias a que acudí rápido, porque de ese modo, el niño se pudo salvar. Como ya no me fiaba de mi marido, ahora marchaba a trabajar con mi hijo, salía de casa a las cinco de la madrugada porque tenía que hacer las escaleras de varios edificios de diez plantas que iba alternando durante la semana. Para no hacer ruido, tenía cuidado de que el bebé, que apenas contaba ocho meses, estuviera dormidito y tranquilo para que no se pusiera a llorar, no quería que despertara a los vecinos, por eso, lo dejaba en el hueco de la escalera de la planta baja e iba bajando los pisos limpiando planta por planta con mucho cuidado y de allí, marchaba a casa de la señora a la que le

cuidaba las niñas. En multitud de ocasiones y siempre que la recuerdo, no me olvido de darle las gracias por cómo se portó con nosotros, porque podía trabajar, ganar un jornal por cuidar a sus hijas y de paso, me permitía cuidar también a mi hijo, además, comíamos allí, por tanto tenía un gasto menos, y mi marido para no hacer comida, se iba a casa de su madre a la hora del almuerzo. Así pasaban los días, hasta que un abogado me dijo que me iba a ayudar, pues aunque no había divorcio, si que podía conseguir la separación y para ello, él mismo, se lo tenía que comunicar a mi marido. Pareció que aquello le hizo reaccionar y días después se colocó a trabajar en una empresa de reparto, pero tuvo la desgracia de tener un accidente; se salvó de milagro, estuvo más de veinte días en el hospital porque se había roto el fémur derecho, la cadera y la clavícula izquierda, así que cuando regresó a casa, llevaba escayolada toda la pierna derecha hasta la cadera, y también un cruzado para inmovilizar la espalda, para que la clavícula fuera al sitio. Ni que decir tiene que eso supuso más trabajo para mí, tenía que atender el trabajo, la casa, al niño y ahora a él, tenía que lavarlo cuando hacía sus necesidades incluso darle la comida, esto era una prueba muy dura para mí que apenas tenía veintitrés años y pasaba muchas necesidades, incluso no podía comprarme unos zapatos de charol que había visto en un escaparate y que no podía evitar mirar cada vez que pasaba por la zapatería, que era a diario. Mi marido se recuperó rápidamente, (dicen que bicho malo nunca muere), y al poco tiempo, comenzó a hacer de las

suyas y como no podía salir a la calle, empezó a invitar a “amigotes” a casa para emborracharse y comer de todo, vaciando la nevera y lo poco que tenía en la despensa. Cómo no podía con tanto, decidí hablar con el abogado para que siguiera con su trabajo, la situación se mantuvo un poco más de tiempo en que aguanté estoicamente como pude, pero cuando le enviaron la sentencia de que debía abandonar el hogar, su respuesta fue totalmente agresiva, descubrí el animal que habitaba en él y la paliza no se hizo esperar; después de los golpes, quedé un rato en el suelo sin poder moverme, más tarde a eso de las tres de la madrugada, el estaba durmiendo borracho perdido y yo me levanté, me fui hacia la habitación en donde cosía y alcé una losa del suelo donde guardaba el libro de familia y el poco dinero de que disponía, cogí una toquilla, arropé a mi niño y me marché de casa para siempre aún a sabiendas de que perdería todos mis derechos. Llegué a la comisaría, puse la denuncia correspondiente y me permitieron llamar por teléfono, mi familia tardó en venir a por mí, pues las llamadas a esas horas tan intempestivas les hacía pensar que era una broma de mal gusto, pero al final contestó a la llamada una hermana mayor que vino a recogerme junto a su marido, le conté por encima lo que había pasado pero era tarde y nos acomodamos para dormir. Al día siguiente marché a casa de mis padres, pero para mi desgracia, no fui bien recibida, mi madre solía decir: “el que hizo el escombro, que se lo eche al hombro”, pero como no tenía otro lugar a donde ir y todas mis cosas estaban inaccesibles para mí, no tuve más remedio que aguantar y tragar ruedas de molino.

En esas circunstancias y con toda nuestras pertenencias en la casa que ahora habitaba aquel maltratador, estaba como un animal enjaulado al que le echaban de vez en cuando algo de comer como si le hicieran un favor, así que me armé de valor y estuve unos días vigilando controlando sus horarios y cuando salió de la vivienda para hacer su paseo habitual por varios bares de la zona, contraté un motocarro y entre mi cuñado, mis sobrinos y dos chavales más, recogí todo lo que pude y lo repartí entre la casa de mis hermanas y la de mis padres. Con mis padres estuve unos dos meses, tiempo suficiente hasta que pude organizarme un poco mientras conseguía un trabajo, no tenía más remedio que aguantar el desprecio de mi hermana pequeña y sus comentarios, pero era joven y tenía agudizado el instinto de supervivencia. Más tarde, comencé a echar en falta algunos regalos, recuerdos, colecciones de cromos, broches, libros, discos, etc.…, descubrí que se los quedó mi hermana pequeña, pues mientras yo salía a trabajar, se dedicaba a escarbar en mis cosas, y se apoderó de muchos de los objetos que traje cuando salí de mi hogar ya que pensaba que en casa de mis padres, los tendría a buen recaudo, pero no fue así, ninguna de aquellas cosas las pude recuperar, además, tuvo la desfachatez, de ponérselas a la vista, como por ejemplo, un broche con forma de ratón al que yo le tenía gran estima; ese broche fue un regalo de mi hermana mayor, a la que considero como una madre, porque prácticamente, fue ella la que nos crió a todos por ser la primera que nació, también me faltaron unos cromos que tenía en una caja de lata, no tuvo suficiente con apoderarse de ellos, sino que los recortó para hacer un cuadro y cuando lo vi colgado en la pared, supe de dónde había salido esa composición, no dije

nada porque esa hermana es muy “leguleya” e hiriente con sus palabras y yo estaría en aquella casa de paso, además fue después cuando descubrí todo lo que me había “robado”. Entré a trabajar a un supermercado a las afueras de la ciudad, tenía a mi cargo el puesto de helados y palomitas de maíz; a pesar de mi sufrimiento, procuraba no mostrar una mala cara, era joven, estaba muy guapa y siempre me expresaba con una sonrisa, solía ser amable con el público ya que de eso dependía mi contrato porque me hacía falta el trabajo y claro, con veintidós años, tanto mi porte como mi larga cabellera, llamaban la atención allá por donde pasaba. Cuando terminaba la jornada, volvía de trabajar cerca de las doce de la noche, (pues había más de una hora de camino más el trayecto hasta el autobús y después, el de llegar a casa), lo primero que me encontraba era a mi niño llorando porque había que cambiarle los pañales o porque le tocaba el biberón, y a mi hermana pequeña, no le gustaba hacerlo porque le daba asco, pero yo callaba y lo arreglaba todo sin rechistar porque no tenía otro sitio a donde ir. En el trabajo estaba contenta, podrían hacerme un contrato indefinido pues era muy simpática con la clientela y habían subido las ventas y con ello, me ganaba una buena gratificación, aparte de las propinas, pero uno de los jefes del supermercado, al saber que estaba separada, que eso era “pecado” en aquella época, se me insinuó mientras estaba en la nevera recogiendo el género; cuando vi que cerró la puerta por dentro y que se abalanzaba sobre mí, me convertí en la diosa Laksmi, porque se me multiplicaron los brazos y las piernas y comencé a defenderme a capa y espada. Como era joven y

estaba ágil, comencé a trepar por las estanterías, vi una lata de cinco litros de tomate frito que estaba abierta y se la tiré a la cabeza, se le derramó toda por encima y los que estaban fuera y habían sentido el estruendo, acudieron alarmados, pensando que pasaba algo peor, pero tras abrir la puerta del congelador, quedaron sorprendidos por el espectáculo, yo encaramada en lo más alto de las estanterías y el jefe, lleno de tomate frito; algunos sonrieron al ver aquel panorama, ya que era de chiste ver al gran jefe gruñón chorreando con toda aquella salsa roja de tomate por encima y eso hizo que se sintiera humillado ante sus trabajadores. Me tuvieron que ayudar para bajar, aún no sé cómo subí hasta lo alto, y él, me acusó de provocarlo, (para eso era el jefe) y acto seguido me despidieron de la empresa por su causa, no sin antes sentenciarme con un: ¡Me las pagarás! Cuando lo conté en casa, todo fueron malas caras y la respuesta de mi madre fue: “algo habrás hecho” y sin más, me quedé todo el día en la habitación, pensando en qué iba a hacer al día siguiente para subsistir. A la mañana siguiente cuando me levanté, salí de nuevo hacia el supermercado para cobrar la liquidación de aquellos dos meses y cuando tuve el dinero en mi poder, entré al despacho del director, estaban todos los jefes reunido y dirigiéndome a ese “personaje” en cuestión, le dije: ¡Su madre será una santa, pero usted es un hijo de la grandísima vaca! Acudieron a mi mente todos los insultos habidos y por haber; me desahogué a conciencia, me quedé a mis anchas y aún hoy, pienso en cómo pude gritarle tantos improperios malsonantes, cómo podían salir de mi boca tantas palabrotas que eran más grandes que yo, y así seguí así un rato hasta que vinieron los guardias de seguridad y me sacaron de allí.

Salí del centro totalmente satisfecha por la hazaña que acababa de cometer y ahora con el dinero en el bolsillo, lo primero que se me ocurrió, fue ir a por ese par de zapatos de charol que me tenían enamorada desde hacía tanto tiempo; aparte de estar en la situación de verme sin trabajo, era joven y me atrevía a todo, así que caminé distraída con un montón de proyectos en mente y pensaba solamente en llegar pronto a la ciudad para acercarme a la zapatería, porque aquellos zapatos de charol tenían que ser míos, me estaban llamando cada día porque me estaban esperando muchos meses. Continué mi itinerario con firmeza, emprendiendo el camino para coger el autobús, pero para eso tenía que cruzar un famoso descampado al que ya estaba acostumbrada; a lo lejos vi a unos individuos que no parecían de fiar, pero era temprano, apenas llegaban a ser las doce del día, el sol brillaba, pensaba en mi futuro con optimismo y seguí mi camino tranquilamente; al pasar por el lado de aquellos chicos, apenas me miraron y me dejaron pasar sin hacer ningún movimiento extraño, pero cuando me confié, se abalanzaron sobre mí, me sujetaron y fui sufriendo una violación tras otra, hasta quedar maltrecha en el suelo, con el vestido y la ropa interior destrozada, el cuerpo magullado, llena de tierra, con un desconsuelo difícil de olvidar y una rabia e impotencia humillante; después salieron huyendo como lo que eran: unos cobardes que acababan de cometer una atrocidad. Había quedado tirada en el suelo, me incorporé como pude, me apoyé en un árbol y rompí a llorar amargamente, hasta que acertó pasar por allí una persona que paseaba a su perro y al verme en ese estado, me preguntó que qué había ocurrido; yo no podía hablar, me eché a llorar de nuevo y él se percató enseguida de que me acababa de suceder algo desagradable.

Esa persona se convirtió en mi salvador, lo vi como si fuera un ángel guardián que “alguien” había puesto en el camino, aproximó su coche hasta donde yo estaba, se acercó a una gasolinera para que entrara al servicio y pudiera arreglarme un poco, me trajo una taza de tila para que la tomara y me serenara, la tomé en el coche porque no me encontraba visible y cuando ya estaba más tranquila, me llevó a un comercio donde me compró un vestido y ropa interior, pues me lo habían destrozado todo; recuerdo que se equivocó de talla y me hizo sonreír, acto seguido, me acercó a casa, no sin antes darme su tarjeta por si algún día necesitaba algo de él. Ya en casa, entré en el cuarto de baño, llené la bañera y me di un baño eterno, llegué a restregarme tanto la piel, que incluso me hice daño, ya que me sentía sucia por lo que me acababa de suceder, me sentía culpable aunque no tuviera la culpa, pero en esa época era impensable denunciar, ¿Qué iba a denunciar? ¿A quién iba a denunciar? Vivía en un país machista quizás por la época, además, el pez grande siempre se comía al chico y en ese momento, no podía discernir claramente lo que me había ocurrido y el porqué. Una vez duchada y compuesta, miré el bolso, respiré tranquila porque no se habían llevado el dinero, más tarde supe que aquello había sido una venganza de aquél jefe ya que le había pagado a aquellos agresores para que cometieran aquella atrocidad. En ese momento comprendí que la vida te puede cambiar de un momento a otro, agradecí al cielo por estar viva y con más agallas que nunca, salí a la calle con la frente bien alta y me dirigí directamente a la zapatería para comprarme los zapatos de charol que todavía estaban esperándome. Con el resto del dinero, quería ir a buscar un piso de alquiler a un precio

económico; pasé por una inmobiliaria que anunciaba varios pisos en el escaparate, y para mi sorpresa, allí estaba la persona que me había salvado días antes, por eso pienso que las casualidades no existen son “causalidades”, me atendió amablemente, sin hacer mención a cómo me había encontrado días antes, me presentó a su esposa que trabajaba con él y nos hicimos muy amigos; esa amistad aún perdura y de vez en cuando quedamos para tomarnos un café y charlar de cómo van nuestros asuntos. Una vez arreglado el contrato, con todos los papeles en regla y las llaves en la mano, me fui del hogar de mis padres para comenzar una nueva vida y en cuanto pude, me llevé todos los enseres que tenía repartidos entre la casa de mis hermanas y aunque eché de menos muchos recuerdos con gran valor sentimental, pensé que más valía eso que perder mi vida, yo estaba feliz y el destino ya se ocuparía de pasarle la factura a la que habían metido mano en mis pertenencias.

UNA MUJER A LA DERIVA Comencé de nuevo en una vivienda sita en un barrio de la ciudad, con gente humilde, trabajadora pero sobre todo servicial, cuando se enteraron de mi caso, pasé a formar parte de la comunidad y entre todos me ayudaron para que pudiera sacar adelante a mi hijo. Mi trabajo era limpiar casas, coser, hacer de “canguro” los fines de semana y como había aprendido a tapizar en los cursillos que daba el paro en aquella época, arreglaba pequeños desperfectos de sillas y cabeceros de cama; además, para que me alcanzara el presupuesto, me anoté en la lista de la Cruz Roja, ya que ofrecían un servicio de acompañamiento para atender

por las noches a pacientes enfermos en diferentes hospitales de la capital o en sus casas; pagaban medianamente bien y aunque era mucho el trabajo, me ayudaba la edad, disfrutaba de una gran energía y tenía ganas de salir a flote, además, como había que abonar todos los meses el alquiler de la vivienda, la luz, el agua y todos los gastos que conlleva llevar una casa hacia adelante, no me paraba a pensar; aparte de esos gastos, le pagaba a la vecina que se encargaba de cuidar a mi hijo y no me quedó otro remedio que multiplicarme y salir del apuro. Una noche, estando en el hospital cuidando a un enfermo, me enteré por la enfermera de la planta, que se iba a impartir un curso de seis meses para obtener el título de auxiliar de enfermería, pudiendo hacer las prácticas en el mismo lugar, ella me había observado como trataba a los pacientes, y por eso pensó que me podía interesar y puesto que no tenía un trabajo fijo, debería de inscribirme, y yo, ni corta ni perezosa, me anoté en la lista, porque de sobra sabía que a mucha gente no le gustaba ese trabajo y yo era la candidata ideal, porque aunque había que trabajar los días festivos, lavar a enfermos, ver sangre y convivir entre numerosas miserias humanas, no todas las personas, están preparadas para ese menester, pero a mí, aparte de gustarme esa profesión, era una oportunidad que se me presentaba, ya que necesitaba trabajar, ganar un sueldo, salir adelante, etc.…, por eso, no me lo pensé dos veces para ir a rellenar la inscripción y para mi satisfacción, fui aceptada. Tenía pendiente una oposición a la que me había inscrito meses antes, porque se generaron varias plazas de personal subalterno en el hospital y tenía que presentarme a tres pruebas. Aparte de eso, el curso de auxiliar de enfermería estaba por comenzar, así que ocurrió todo a la vez.

Cuando comenzó el curso, pasé unos días raros, empecé por sentirme mareada y tener náuseas casi a diario; inocentemente, lo achaqué al ambiente que se respira en los hospitales, pero para mi estupor, la violación, había dejado su huella y acabé por darme cuenta de que estaba embarazada. El problema del embarazo no me amedrentó, sabía que el tema de mi estado era preocupante, estaba a punto de cumplir la doceava semana pero muy valientemente me presenté a las oposiciones, optando por varias categorías, así que tuve que ir al centro donde nos examinaban en varias ocasiones en pleno mes de Diciembre. Ya he dicho antes que era muy valiente y atrevida pero ahora tenía miedo, no tenía trabajo y ¿A dónde iba a ir con un niño más? Además era un hijo no deseado, fruto de unos crueles desconocidos, jamás sabría quién era el padre, ¿Y si traía alguna enfermedad? Aparte de todo eso, mi familia no me apoyaba, como vivía en otro sitio, me consideraban independiente y me volvieron la espalda y de golpe y porrazo, me sentí aterrorizada, sola y desvalida. En aquellos días, estaba trabajando en una casa que estaba ubicada en un piso diecinueve, recuerdo ese día como si fuera ayer mismo, una angustia se apoderó de mí cuando salí a barrer el balcón, miré hacia abajo y reparé en lo pequeñas que se veían las personas y pensé que si caía por allí, no viviría para contarlo, la vista se me nubló y un mal pensamiento llegó a mi mente, porque en mi desespero, pensé en tirarme por el balcón y ya alguien se haría cargo de mi hijo, pero el sonido del teléfono me sacó de aquel aturdimiento; fue como si despertara de un sueño y al decir: ¿Diga? Pude escuchar con agrado la voz de una de mis

amigas, me derrumbé y le conté lo que me ocurría, me consoló y quedamos para vernos más tarde, así que cuando salí del trabajo, vino a recogerme y me pude desahogar con ella. En aquella época, pensar en abortar, era algo casi imposible, en España sólo se hacían clandestinamente y muchas “hijas de papá” tapaban sus vergüenzas de ese modo, pero tenías que conocer a alguien que te llevara al sitio y era muy costoso y yo no tenía dinero suficiente ni tampoco disponía de un pasaporte para ir a Londres, así que tenía que buscar un remedio urgente porque aquello crecería. A la consentida de mi hermana, le pagaron un aborto en Londres y cuando volvió, contó la experiencia como si fuera una aventura, dando pelos y señales de cómo transcurrió la operación. Lo que ella no supuso, es que el dolor y la pena que sintió mi padre al haber dado el dinero para cometer un crimen, lo llevó a la tumba, pues era una persona muy creyente y con gran temor de Dios. Los días que mi padre estuvo solo, (mientras la pequeña y mi madre estaban en Londres), mi hermana mayor y yo le visitábamos a diario para hacerle compañía, pero uno de esos días, con lágrimas en los ojos, confesó que me quería mucho, casi más que si hubiera sido hija suya, que era su ojito derecho pero que lamentablemente, no era su hija biológica y que por favor, guardara el secreto hasta que faltaran ellos dos. Esto supuso un golpe bajo, porque jamás lo habría imaginado, pero supe guardar el secreto hasta un par de años de fallecidos los dos. Comprendí el desprecio de mi madre y la actitud de algunos de mis hermanos, pues siempre quedaba relegada a un segundo plano, sentía el rechazo, sufría pero callaba porque tenía una

promesa con mi padre, pero cuando pasados treinta y cinco años, (que se dice pronto), me enteré de que todas las barbaridades de la pequeña, me las habían achacado a mí manchándome con su estiércol, me rebelé y a partir de entonces, a todo aquel o aquella, que me comentaba algo, le decía la verdad, una verdad que dudo que su marido supiera, ya que su argucia para que nunca comentáramos nada, fue que mi madre separó a la familia y enemistó a los hermanos, todo por defender a quien menos se lo merecía, hasta para la herencia, la “carota” se llevó todo el dinero que había antes y después de morir mi madre, los enseres de la casa, fotos, recuerdos, regalos, y todo eso era de los cinco hermanos, además cobró más que lo que yo gano en dieciocho meses y a los demás nos quedó una limosna después de pagar abogados y papeleos. Esto es una espinita que tengo clavada y que saldrá el día menos pensado, por eso lo he escrito, es mi derecho al pataleo y a poner las cosas claras. Retomando lo que estaba contando antes, esta amiga, con toda la confidencialidad del mundo, me comentó que había una señora que acababa de salir de la cárcel porque había realizado abortos y la habían pillado pero que la acababan de dejar en libertad, porque el padre de una de las chicas a las que había atendido, había pagado la fianza, para que no hablara ni diera nombres de nadie. Yo estaba desesperada, le pregunté a mi madre por un teléfono para salir de la situación en la que me encontraba, porque por la hija del portero de la finca sabía que tenía información de sobra para echarme una mano y varios teléfonos de clínicas aquí en España, aunque ellas decidieran ir a Londres como quien se toma unas vacaciones. Además de confirmarme que no me ayudaría, me contestó que me buscara

la vida; le pregunté que por qué, le había resuelto el “problema” a la “leguleya” y me contestó que ella se lo merecía más que yo. Tuve que morderme la lengua para que no saliera de mi boca lo que poco antes, nos había confesado mi padre, el pobre hombre, no se merecía un disgusto así. Tal y conforme estaba la cosa, di media vuelta y me marché, llamé a mi amiga y le dije que me llevara al domicilio de la señora para hablar con ella; al principio dudó en llevarme a aquel lugar, pero después de ver mi estado de desasosiego me acompañó a la casa. Llegamos a la dirección y aunque en principio no quiso atendernos, abrió la puerta y entramos; pude ver a una mujer que había sufrido en sus carnes el desamor y el abandono, por eso se apiadaba de las chicas que iban a pedirle un servicio de aquella clase, porque sabía, que cuando iban hasta aquel lugar era porque no les quedaba otra alternativa ya que ser madre soltera era algo denigrante, (no como ahora) y el tormento de lo que les podría ocurrir después, es que serían señaladas con el dedo acusador por mucha gente que se daba golpes de pecho en misa de doce y ante los demás, siempre serían humilladas, como si llevaran en la frente la “letra escarlata” y muchas mujeres que no sabían dónde ir, acababan suicidándose si no podían resolver el “problema”, era una crueldad por parte de la sociedad, pero era lo que les esperaba y en su desespero y por miedo al qué dirán y a la falsa moral de la época, acudían hasta allí. Cuando acertamos a traspasar la puerta, le comenté lo que me había sucedido, pero me explicó que ya no podía hacer nada, comencé a llorar y mi amiga le dijo que me habían faltado unos segundos para que me hubiera suicidado, tirándome al vacío

desde un piso diecinueve que era donde trabajaba y que estaba desesperada; algo obligó a la mujer para que pudiera reaccionar, porque se apiadó de mí y de mis circunstancias, no sin antes comentarme la situación en la que se encontraba ella, y decirme que no se hacía responsable de lo que me sucediera después, porque bastante llevaba ya a sus espaldas, le pagué lo que llevaba encima como señal y quedé para el día siguiente en una dirección donde debía acudir con el resto del dinero para que hiciera su trabajo, aunque era mucho para mí, debería buscarlo bajo las piedras. Como no tenía más ahorros, tuve que pedir prestado, era mucho lo que tenía que reunir, más de un sueldo de la época, así que entre varias personas que me demostraron su apoyo y sin confesarles para qué lo necesitaba, logré reunir el capital suficiente e ir a un lúgubre lugar donde me practicaron un aborto por el que casi pierdo la vida, ya que comencé a sangrar abundantemente durante varios días, pero yo fui más fuerte y aguanté sin ir a un hospital donde se habría destapado todo, además, no quería descubrir a la persona que lo había hecho, pues para mí en aquellos momentos fue un ángel salvador. Gracias a mi predisposición y a mi Fe, salí airosa de aquella situación, quedé muy débil porque había perdido mucha sangre, adelgacé hasta llegar a la talla treinta y cuatro, pero, me había quitado un “peso” de encima que era lo más apremiante; ahora, recapacito y pienso que cuando somos jóvenes, actuamos de un modo inconsciente ya que vivimos ajenos a las cosas que nos suceden y en lo que a mí respecta en algún momento, me he arrepentido de haber tomado esa determinación al actuar de ese modo, porque sólo veía el problema que se me venía encima, porque tendría que rendir cuentas frente a la sociedad y mi vida

estaría marcada de por vida ya que sería señalada con el dedo allá donde fuere, ahora pienso en que algún día, tendré que rendir cuentas a Alguien Superior y espero que me entienda. Ya repuesta de tanto ajetreo, recibí una carta anunciándome que había aprobado el examen de la oposición y que tenía la plaza en propiedad, pero mi puesto no fue para cuidar enfermos, mi destino era elegir entre la lavandería o la cocina ya que había sacado el número uno, y yo, que había pasado necesidad y hambre en algún momento, opté por la cocina, al menos siempre habría algo que llevarse a la boca, por algo tenía que empezar, además el haber sacado tan buena nota, para mí supuso estar orgullosa de mis habilidades, porque lo había obtenido sin ayuda de ninguna clase.

SÁNATE PARA SANAR Con mi vida relativamente resuelta y con muchas experiencias a mis espaldas, comencé lo que llamaríamos una nueva existencia, ahora disponía de un sueldo fijo para atender mis gastos más precisos, mi hijo crecía a su ritmo y se hacía un hombrecito y yo quería recuperar el tiempo perdido. Tomar posesión de mi plaza en propiedad, fue muy gratificante, aunque mi destino fue comenzar a trabajar en un hospital de una ciudad diferente, esa situación me hizo pensar que todo era nuevo y me dispuse a comenzar desde cero; allí conocí a personas a las que les gustaba todo lo referente al tema alternativo y comencé a asistir a sus reuniones para aprender distintas técnicas de curación.

Todo ese mundo, siempre había estado presente en mi vida, me fascinaba, me llamaba, era porque lo conocía de antes, y cada día me adentraba más en él, pero tenía unas viejas heridas que curar y eso, hacía que no me encontrara ni preparada ni confiada para ayudar a otras personas, tenía que curarme antes de curar a los demás. En aquella escuela-taller, conocí la verdadera sanación, aprendí a canalizar energías, averigüé lo que son los Chacras, obtuve la Maestría en Reiki, me certifiqué como Terapeuta en Flores de Bach e hice un Máster de tres años sobre Parapsicología y Ciencias afines, y como una cadena, un eslabón me llevó a otro, tenía mi propio gabinete esotérico, la Medicina Alternativa, (hoy llamada Complementaria), estaba en auge y el siguiente paso fue ser propietaria de una revista y tener un programa de radio. Asistía a Eventos y Seminarios, me codeaba con gente muy conocida de la época y aparte de la radio, estuve varias veces en televisión y parecía que el Mundo estaba a mis pies. Conocí de nuevo el amor, me casé y tuve otros dos hijos, pero cuando ya me encontraba en la cima, (o creía estarlo), otra desgracia se me vino encima. (Querido lector: sé que te habrás fijado en que siempre hablo en primera persona, pareciendo que olvido a las que tengo alrededor, pero es que en lo que se refiere a mi existencia, siempre he sido yo, la que he tirado del carro y la que en todas las ocasiones ha sacado las castañas del fuego y ahora que me amo incondicionalmente, y me acepto como dice en unos de sus libros Louis L. Hay, tengo que darle valor a mi vida y a mis hechos).

Retomando lo anterior, tengo que contar cómo era la situación en la que vivía junto a mi familia: teníamos un piso casi totalmente pagado, dos vehículos y una vida cómoda, disfrutaba con mi trabajo en la cocina y con mi gabinete de crecimiento personal, mi marido también trabajaba y la economía era satisfactoria pues podíamos gastar sin grandes preocupaciones. Como estaba destinada en un pueblo y a mi marido le habían ofrecido un puesto más seguro en la capital, decidimos trasladarnos; yo me alegré porque a pesar de disfrutar con mi trabajo, no conecté con la gente del lugar, ya que eran unas personas muy cerradas y de viejas convicciones y no me sentía muy a gusto con ellas. Por el tema de la vivienda, el director del Banco, nos asesoró para poder ponerlo en venta y sacar unos fondos para comenzar otra vida en la capital, pero no fue así, aquel director, nos había hecho una estafa con las famosas Cédulas Hipotecarias y nos quedamos sin vivienda y sin dinero, además, el jefe de mi marido, se marchó con el sueldo de todos sus trabajadores dejándonos en la calle sin más opción que el paro y estaban muy cerca las fiestas navideñas. No tuvimos otro remedio que alquilar un piso y continuar, no nos quedaba otra alternativa, mi marido quedó sin trabajo, vendimos los coches y comenzamos desde cero otra vez. Ante esas expectativas, mi mundo espiritual con el que tanto disfrutaba, y que tantas satisfacciones me había regalado, se fue por la alcantarilla, ahora tenía que trabajar duro, doblaba turnos casi a diario incluso cuando llegaban fiestas señaladas, y mientras, como si no pasara nada, mi marido se quedaba en casa al cuidado de los niños delante del televisor.

Como la situación financiera estaba tan mal y los Bancos no daban créditos, los alquileres comenzaron a subir y la dueña de nuestro piso, aumentó la mensualidad; de momento no pudimos hacer otra cosa que claudicar, pero yo me aferré a “algo” que existía más allá y pedí salir de aquel laberinto pues pagaba más del ochenta por ciento de mi sueldo de alquiler, el resto lo tenía que sacar de los trabajos extras que hacía; mi marido, no se inmutaba, sólo decía que qué íbamos a hacer, que no había otra cosa, que ya veríamos, pero yo insistí a diario, porque cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. El cielo me escuchó y encontré un piso más grande, más aireado y con un local por menos de la mitad del precio que estábamos pagando, eso para mí era un regalo del cielo, “algo” o “alguien”, me había escuchado y me lo había puesto delante. Sin consultar con nadie, hice el contrato y comencé a hacer la mudanza y en poco menos de dos meses, ya estábamos disfrutando de la nueva vivienda, los niños estaban contentos, tendrían una habitación para cada uno y yo estaba satisfecha, porque aquella casa tenía luz, tenía patio tenía balcones y tenía un local en dónde iba a poder ejercer de nuevo mi pasión por ayudar a los demás y sacar un sobresueldo. El local era amplio, tenía distintos compartimentos que se prestaban para poder atender a las personas que venían en búsqueda de una sanación o de una consulta de tarot, también atendía a quienes venían a comprar algo diferente ya que disponía de una tienda esotérica con detalles para regalo muy originales y como disponía de un gran salón al fondo, también enseñaba y hacía Formaciones, ahora, era yo la Maestra.

Mi evolución llegó a más, estudié y me certifiqué en Técnicas de Regresión e Hipnosis, con lo que empecé a practicar a conciencia, también añadí un Máster en Remedios Ancestrales y Plantas Medicinales, continué alternando con personas que me llevaron a conocer técnicas tan innovadoras como la Cromoterapia, Cristal terapia, Aromaterapia, Fango terapia, etc., y fue en ésa última disciplina, donde conocí a la persona que más me enseñó sobre como poder ejercer esa profesión que para muchos está degradada, y que no es ni más ni menos que la de curandera, donde sólo se cobra la voluntad. Comenzó por hacerme ver que tenía que darle más valor a mis conocimientos y de ese modo, yo podría tener una tarifa de precios sin incomodarme, pues a mí los conocimientos no me los habían regalado, los había tenido que pagar y sobre todo, tenía que valorar el tiempo que gastaba con cada persona, pues el tiempo, vale ORO y éste no se recupera. Cuando me preguntó por los precios y le contesté que por mis servicios cobraba “la voluntad”, me hizo ver que cuando yo iba al mercado, tenía que abonar lo que marcaba la factura, ni menos, ni más, tenía que pagar luz, agua y los productos que utilizaba, así que me alentó a que hiciera un curso específico de masaje tanto deportivo como relajante, y lo complementara con otros de drenaje linfático y terapia cráneo-sacral, además, como tenía conocimientos de base por mi especialidad en estética, no me sería difícil terminar dicha formación y con un diploma por delante, la gente estaría más convencida a la hora de pagar y yo más segura a la hora de cobrar. Al llegar a aquel centro, para mi sorpresa, me encontré con personas conocidas, ya que una de las profesoras, había estudiado Estética conmigo años antes, hablamos de cómo

habían sido nuestros diferentes caminos y me preguntó porqué dejé aquel futuro tan prometedor que tenía y al fijarme en los maquillajes, las cremas, las camillas y el ambiente que se respiraba allí, volví a interesarme por el mundo de la belleza que había dejado atrás y recuperé mis principios e hice un reciclaje completo de todas las materias, incluso me especialicé en caracterización y Tanatoestética, algo innovador y con pocos profesionales que se presten a ejercer esa profesión, porque la gran mayoría de personas, le tiene miedo a los difuntos. Comencé a trabajar como Free Lance y estudié para ser Personal Shopper acompañando a señoras adineradas a hacer sus compras; el mundo del glamour, el estilo y la belleza se rindieron a mis pies y comencé a frecuentar diferentes tipos de eventos y personalidades, pero a todas las encontraba “vacías”, sólo les preocupaba la parte externa y llegó un momento en que no me interesó tanto la parte económica y le di más valor a las relaciones que tenía con distintos tipos de gente, viendo que a pesar de tener dinero, lujos, viajar y que podían gastar sin miramientos, también tenían problemas por resolver y yo era siempre su paño de lágrimas. En ocasiones llegaba a casa con la cabeza embotada, hacía míos sus problemas y aquella situación no me compensaba. En lo referente al trabajo, seguía igual, compaginaba todo lo que estaba a mi alcance, me recorrí media España haciendo de azafata para algunas marcas de cosméticos, también tenía la parte Esotérica y no me perdía un Mercado Medieval que se me pusiera a tiro ni una Feria Alternativa en la que había Sanadores, Reikistas y Tarotistas, porque yo era una de las participantes incondicionales y comenzaba a ser famosa en el medio.

Ahora, tomo conciencia de cómo caminaba en esa etapa de mi vida, lo había pasado tan mal en las ocasiones en que me vi sin dinero, sin casa y sin medios para subsistir, que iba como un caballo desbocado y acudía a todo lo que me presentaban, pues yo era la que sustentaba la casa y el alimento y colegio de mis hijos, pero el Universo que es tan sabio y tan grande, me dió un tirón de orejas y como mencioné al principio, tuve un accidente de coche que me colocó en el lugar que me correspondía. Durante mi convalecencia, y debido al dolor que sufrí por las contusiones y a que no quería tomar medicamentos, fui a un lugar donde por cosas de la vida, estaba de visita un Chamán del Amazonas, yo había ido para ver si me aliviaban, pero me encontré con una conferencia de ese señor que entre otras cosas, hizo referencia a la Ayahuasca y de cómo encontrar a nuestro Nahual; pasado un rato, organizó una ceremonia y se dirigió a mí, encendió una pipa y me hizo unos pases mágicos con el humo, me hizo inhalarlo por la nariz y de pronto, sentí que estaba sola en el recinto, visualicé o me convertí en un águila, aún no lo sé, pero este señor, me aseguró que era especial, que tenía que retomar mi camino, que me limpiara, que me sanara y que sanara a tanta gente necesitada de limpiarse y de sanarse; me dijo que era un espíritu viejo, que tenía muchos conocimientos, que traía muchas vidas acumuladas y que el sufrimiento no era tal sino que eran experiencias que había querido “sufrir” en esta existencia para purificarme y avanzar en mi camino espiritual. A pesar de todo este gratificante discurso, el tema del dinero no lo tenía asimilado, pero me dijo, que a mi vendrían a poner una semilla y que tiempo después, recogería la cosecha, así que para estar conforme conmigo misma, surgió un curso de

Coaching, que me hizo reconocer dónde estaba y a dónde quería llegar, vi claro que todo lo que había estado haciendo hasta entonces, era coachear a las personas, pero sin un diploma de por medio, ni nada a lo que la gente me pudiera tomar confianza al verlo, porque para nuestra ignorancia y para muchos de nuestros clientes, un simple papel, da crédito al profesional; eso reforzó mi autoestima y mi crecimiento personal, aparte, fue una época en que leí muchos libros, todos enfocados al mismo tema: el de la superación personal y profesional. Habían transcurrido apenas tres meses cuando se convocó una nueva oposición para diferentes plazas de Auxiliares de Enfermería, era mi oportunidad y aunque no tenía puntos por haber trabajado en ese estamento, me presenté a las mismas y ante la sorpresa de mucha de la gente que llevaba años ejerciendo, yo saqué plaza y ellas, no. En cuestión de trabajo, había conseguido lo que quería, ya tenía una relación directa con los enfermos y eso me satisfacía, además, todas las circunstancias negativas que se habían presentado en mi existencia, me habían conducido a la inteligente opción de adquirir más conocimientos y ahora me sentía preparada para que mi camino fuera diferente y comprendí que está claro que cuando el Alumno está preparado, aparece el Maestro y en mi vida, el Maestro apareció en distintas ocasiones por activa y por pasiva, y no me soltó de la mano, hasta que me convencí del todo, de cuál era mi camino a seguir y mi trabajo a desempeñar.

MADUREZ

Cuando me repuse y comprendí a lo que había venido, quise sacar al exterior, mucho de lo que tenía guardado en el interior, escribí y edité varios libros y otros los tengo guardados en un cajón o en la carpeta del ordenador, todos hablan de lo mismo pero desde diferentes puntos de vista. Para mí, escribir es una extraordinaria terapia, ya que hace que me sienta yo misma y que convierta mis más tristes experiencias en aprendizajes para otras personas, para luego poder ayudar a tantos semejantes que están perdidos porque creen que son únicos y que esas cosas sólo les suceden a ellos. He profundizado en el Coaching haciendo varios cursos más, porque la vida evoluciona y hay que estar al día con respecto a las personas que vienen a mí buscando ayuda, porque cada vez nos encontramos en la vida con diferentes obstáculos para alcanzar nuestras metas, y como cada persona es diferente, tengo que saber de qué modo puedo ayudarlas mejor. Ya comenté antes que el Kybalión y El Secreto, fueron un antes y un después en mi vida, por eso quise ser Formadora Oficial de la Universidad de El Secreto y ya ostento los tres Niveles, además de que he accedido a casi todos los cursos adicionales que nos imparten para adquirir más conocimientos y con ello, tener una mejor preparación. Lo último ha sido entrar en la Universidad de P.N.L., (Programación Neuro Lingüística), ingresé porque es una herramienta grandiosa, ya que los resultados son espectaculares y se ven en apenas media hora en personas que llevan años de psicoanálisis, psicólogos o psiquiatras, sin ánimo de críticas para estos profesionales y ahora soy Máster Coach Internacional en Ventas con PNL.

Actualmente, aparte de mi trabajo de Hospital, mantengo mi gabinete para la ayuda directa y personal, pues tengo clientela que así me lo pide desde hace más de dieciocho años, además doy conferencias, talleres, cursos y seminarios on-line, ya que eso me permite estar en casa más tiempo y hacer lo que me gusta con una dedicación plena. Ahora, no puedo decir que mi vida sea un remanso de paz, pero tengo que reconocer que he conseguido el equilibrio, veo la vida de un modo diferente y ya no me agobio por el dinero; mis hijos, son hombres hechos y derechos, cada uno ha elegido su vida y saben que en todas las circunstancias cuentan con el apoyo de su madre. Sigo teniendo mi gabinete de Terapias Complementarias y en ese pequeño local, cualquiera puede recibir aquello que vaya buscando, unas veces es un masaje, otras vienen a contarme un problema matrimonial, en ocasiones quieren un lifting facial porque van a asistir a un evento, una boda o un bautizo y necesitan una sesión de radiofrecuencia; cuando vienen las fiestas locales, maquillo a las bellezas para que estén más guapas si cabe, ya que tienen que estar radiantes e impecables durante todo el día, otras veces te piden una consulta de Tarot, un drenaje linfático o una sesión de Reiki, es decir a cada cual le doy SU MEDICINA, porque a lo largo de mi vida he acumulado conocimientos y experiencias suficientes, por lo que estoy dispuesta y preparada para compartir con todo aquel o aquella persona que venga a mí. No soy una “súper mujer”, soy una persona nada más, (y nada menos), hoy he comprendido mi misión en la vida, y mi cometido no es otro que atender a todas esas almas perdidas

que hay por el mundo, y aunque muchas personas se extrañan porque no defino lo que hago, yo me pregunto, ¿Qué hago? Si sé hacer de todo o de casi todo, tengo un arsenal de conocimientos a la disposición de la persona que va buscando “algo” y siempre les repito a quien me pregunta que cada cual recibe SU PROPIA MEDICINA, siempre se llevan un masaje o un maquillaje con consejo, una sesión de Reiki con una lección donde la persona llora y se desahoga, y como cada cual busca algo, les ayudo a encontrar lo que van buscando y siempre termino las sesiones diciéndoles:

“EL MILAGRO EXISTE, EL MILAGRO ERES TÚ”

María Dolores Estrella Casado Soy natural de Melilla, nací el 27 de Noviembre de 1.955 y actualmente, vivo en Alicante. Experiencia Profesional: -Trabajo desde 1.972, comencé como Administrativa, luego fui Pinche de Cocina y en la actualidad soy Auxiliar de Enfermería en el Servicio de Urgencias del Hospital General Universitario de Elche, (Alicante). -Regento un gabinete de Estética y un comercio Esotérico. -Desempeño servicios Free-lance de Maquillaje para novias y eventos. -Practico tratamientos con Terapias Complementarias. -Experta en elaboración de productos Naturales. Estudios realizados: -Bachiller Elemental -Formación Profesional en Rama Administrativa, Estética y Sanitaria. -Quiromasaje, Reflexología Podal, Maquillaje y Tanatoestética. -Curso Completo de Medicina Complementaria. -Instructora del Método Silva -Formadora Oficial de El Secreto, Nivel I , II y III Diplomaturas: -Máster en Parapsicología y Ciencias Afines

-Técnicas de EFT, Feng Shui, Ho’hoponopono -Reset Colectivo, (Toque Zen), Nivel I y II -Flores de Bach -Reiki con Nivel I, II, III y Maestría -Regresiones a vidas pasadas -Sofrología e Hipnosis Clínica. -Coach de Vida y Literaria -Mentora Emocional con PNL -Patrones de Excelencia con PNL -Facilitadora de Masterminds -Facilitadora en Procesos de cambio con PNL -Especialista en Influencia Irresistible, Diploma otorgado por la Universidad de Marketing y ventas con PNL -Máster Coach Internacional, avalado por la UMV con PNL Libros editados: -Cómo llegar a un encuentro con Jesús, (El Amigo que nunca falla). (Co-autora) http://www.amazon.es/dp/9875611107 http://www.librosenred.com/libros/comollegaraunencuentrocon jesuselamigoquenuncafalla.html -Orgasmo Divino. (Co-autora) http://www.amazon.es/dp/8484545024

http://www.editorial-club-universitario.es/libro.asp?ref=2119

-Caridad, el sentido de http://www.amazon.es/dp/B00HINWIUC

la

vida

-Historia de Jaime http://www.amazon.es/Historia-Jaime-Cuentos-para-imaginarebook/dp/B00HAKAZK8/ref=sr_1_2?s=digitaltext&ie=UTF8&qid=1391666228&sr=1-2 -Atrévete a sanar. (Cinco co-autores) http://www.amazon.ca/s/ref=nb_sb_noss?url=searchalias%3Ddigital-text&fieldkeywords=atrevete+a+sanar&rh=n%3A2972705011%2Ck%3Aatr evete+a+sanar

-Arriésgate a parir, (tu propósito de vida, quiere ver la luz) (Cinco co-autores) http://www.amazon.es/Arri%C3%A9sgate-Parir-WIEn%C2%BA-276ebook/dp/B00KDNOXLG/ref=sr_1_2?s=books&ie=UTF8&qid=14 16045648&sr=1-2&keywords=Maria+Dolores+Estrella+casado

-Mis primeros 6.000 euros, (un millón de las antiguas pesetas) http://www.amazon.es/Mis-primeros-6-000-Euros-antiguasebook/dp/B00JN29ICC/ref=sr_1_4?s=books&ie=UTF8&qid=141 6045648&sr=1-4&keywords=Maria+Dolores+Estrella+casado

-Hoylaestrellaerestu.com, (transcripción de algunos de los shows más vistos, volumen I) http://www.amazon.es/HOYLAESTRELLAERESTU-COMTRANSCRIPCIONES-SHOW--Dolores-Estrella-Casadoebook/dp/B00LXEQFSS/ref=sr_1_5?s=books&ie=UTF8&qid=141 6045648&sr=1-5&keywords=Maria+Dolores+Estrella+casado

-Almas dormidas, Almas despiertas. http://www.amazon.es/Almas-Dormidas-Despiertas-WIE-966ebook/dp/B00P0MHJ6Q/ref=sr_1_6?s=books&ie=UTF8&qid=141 6045767&sr=1-6&keywords=Maria+Dolores+Estrella+casado

Actualmente, regento un local donde brindo diferentes servicios de Coaching con PNL, Hipnosis y Medicina Complementaria. Imparto Seminarios On-line y Off-line como Formadora de la Ley de Atracción. Desarrollo sesiones de Coaching para grupos de MLM e imparto conferencias de PNL, tanto a nivel presencial como a través de internet.

Proporciono sesiones de Coaching personal y de negocios a través de Skype

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