Brevísima reseña de Teoría Tradicional y Teoría Crítica - Max Horkheimer

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Luis Periáñez Llorente

Teoría Tradicional y Teoría Crítica Max Horkheimer RESEÑA

Luis Periáñez Llorente

Asistimos aquí a un acto de presentación de la Teoría Crítica, en confrontación con lo que Horkheimer llama “Teoría Tradicional”, amalgama cuyo principal exponente es el positivismo – aquella tradición de la que Comte es cabeza de cartel –, pero que también cuenta con rasgos del racionalismo cartesiano y del idealismo trascendental kantiano. Es en oposición a este último como Horkheimer delimita qué hemos de entender como “crítica” en su sistema y qué no. La noción kantiana de crítica legitima la ciencia en cuanto que ésta responde a formas puras a priori, condiciones trascendentales de posibilidad, a su misma vez incondicionadas. El sujeto científico es un sujeto separado del mundo que estudia. Aunque sea la experiencia la que le otorgue la pauta, esta experiencia es filtrada por las condiciones subjetivas de su darse, no a este o a aquel sujeto, sino a “un sujeto racional cualquiera como nosotros”, al sujeto que porta las mismas condiciones de posibilidad de la experiencia, es decir, esta experiencia es filtrada por sus propias condiciones de posibilidad: el sujeto trascendental. El sujeto que posibilita la ciencia se torna así descorporizado, no-histórico. No pudiendo conocer las cosas en sí, poseemos estructuras, categorías, que filtran lo real, en las que se asienta el estatus de ciencia. Ya en este punto podemos sacar a colación la Teoría Crítica. Donde Kant no puede dar cuenta del origen de tales estructuras, la Escuela de Frankfurt las considera producto histórico-social 1. La noción de crítica frankfurtiana proviene de la crítica económico-política, tal y como la presentaron Marx y Engels2, y trata de comprender cómo la misma ciencia – y el sujeto científico haciendo uso de ella – cambia el mundo que intenta aprehender al tiempo que lo intenta aprehender, y a través de esta comprensión, ponerla al servicio de la lucha social 3. El sujeto científico es siempre un sujeto con motivaciones, un sujeto sumido en un sistema de relaciones sociales, jamás aislado, jamás del todo objetivo, y sus categorías, aquellas con las que apresa la experiencia y la pone a 1 “Los hechos que nos entregan nuestros sentidos están preformados socialmente de dos modos: por el carácter histórico del objeto percibido y por el carácter histórico del órgano percipiente. Ambos no están constituidos solo naturalmente sino que lo están también pormla actividad humana; no obstante en la percepción el individuo se experimenta a sí mismo como receptor y pasivo”. Max Horkheimer, Teoría Crítica, BBAA, Amorrortu, 1974, Pag. 233 2 “Este comportamiento es designado, en lo que sigue, como . La palabra se entiende aquí no tanto en el sentido de la crítica idealista de la razón pura, como en el de la crítica dialéctica de la economía política” Ibid. Pag. 239 3 “En cambio, la teoría que tiende a la transformación de la totalidad social tiene, por lo pronto, como consecuencia que la lucha con la que está relacionada se agudice”. Ibid, Pag. 250

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Luis Periáñez Llorente servicio propio y, en fin, de la ciencia, son un producto histórico-social, cuyo modelo de estudio es el análisis económico-político. En torno a esto, las diferencias entre ambos modelos teóricos se suceden en la primera mitad del texto, mientras la segunda queda en preferencia para explicar los fines sociales de la Teoría Crítica. Donde los hechos son tomados en consideración bajo el prisma matemático y fisicalista propio del positivismo, de forma que la verdad queda sometida a criterios cientificistas, en la Teoría Tradicional, en la Teoría Crítica los hechos jamás pueden ser tomados de forma ajena al sujeto, sujeto y objeto no son idependientes. A esta noción remite el tema de la cosificación. La ciencia, entendida bajo criterios tradicionales, se concibe como independiente, y en tanto que independiente, como cosa, es reificada. Sobre esto recae gran parte del peso crítico del texto tratado. La ciencia es algo vivo, es un producto social e histórico, por lo que jamás puede ser tratada como un objeto, jamás pueden serle alienados todos sus caracteres histórico-sociales, todo lo que la hace ser cambio, ser vida y afectar y ser afectada como afecta y es afectado lo vivo. ¿Cómo podemos enlazar esta noción con la toma en consideración del método de trabajo? La teoría tradicional ha considerado las ciencias positivas – la física, por antonomasia – como el modelo a seguir. El método científico es, pues, el de estas ciencias; es aquel que permite matematizar o hacer semejante a las matemáticas toda ciencia. Lo cierto e indudable, hablando en términos cartesianos, es lo verdadero. El contexto de descubrimiento no influye en la ciencia. Su justificación es independiente de la sociedad que arriba en ella y que la pone en práctica. Todas estas afirmaciones son asimilables cuando la ciencia es cosificada, cuando la maniobra ideológica burguesa se lleva a cabo con éxito y logran imponer – conscientemente o no – sus resultados particulares como universales. Sin embargo, cuando se descubre la dinámica interna de la ciencia, y se descubre, ante todo, que no sólo su dinámica, sino que es dinámica, se torna patente la necesidad de un método capaz de asir el cambio, la dinámica viva, en toda su complejidad. Así, el método del que se sirven los teóricos de la Teoría Crítica para poner en práctica su metateoría, su teoría sobre las teorías científicas, es el método dialéctico del materialismo histórico. La historia desenvolviéndose en un conjunto de relaciones de dominación cambiantes, que guarda en la tesis, y, ante todo, en su antítesis, esto es, en la revolución, la simiente de la síntesis, del cambio radical 4. Impregnar la ciencia de ansia de cambio, descubrirla como viva, como producto de seres vivos con principios, valores y sentimientos – propios o de clase – implica comprender la ciencia como henchida de motivaciones, motivaciones que hay que desentrañar para llegar a ser sujeto consciente, para poder luchar por el modelo social que se desea. Por supuesto, en la noción especular propia de la Teoría Tradicional no cabe, ni en el más recóndito resquicio de la misma, la posibilidad de una ciencia motivada. Pero, como ya hemos adelantado en un brochazo anterior, el movimiento burgués de presentar las teorías como si de productos asépticos, idependientes de todo contexto de descubrimiento – y con él de toda clase social descubridora, es decir, la burguesa – se tratase, no tiene porqué ser consciente, si bien, consciente o no, oculta la realidad concerniente a las condiciones socio-históricas de posibilidad de tales teorías, oculta, hablando en plata, los intereses de la clase que produce tal teoría, y renuncia 4 “Pero si el teórico y su actividad específica son vistos como constituyentes de una unidad dinámica con la clase dominada, de modo que su exposición de las contradicciones sociales aparezca, en esa unidad, no solo como expresión de la situación histórica concreta, sino, en igual medida, como factor estimulante, transformador, entonces se hace patente su función. (…) la conciencia desarrolla (así) al mismo tiempo que sus fuerzas liberadoras, sus fuerzas propulsoras, disciplinantes y agresivas”. Ibid, Pag 247

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Luis Periáñez Llorente irremisiblemente a la esencia del pensar5. ¿Cómo afecta a la justificación de la verdad concebir la ciencia de esta manera? La justificación de la verdad queda inmediatamente subordinada a la lucha social. Como, evidentemente, de ninguna forma nos es posible sustraernos a nuestro propio contexto social, el contexto social determina el pensamiento de Max Horkheimer. Una teoría proletaria será más verdadera que una teoría burguesa, según la idea de racionalidad introducida en el texto sobre la racionalidad instrumental anterior. La racionalidad, y con ella la ciencia, quedan imbuidas en principios morales y valores, de forma que la justicia social rige el criterio de verdad de las teorías. Si bien la Teoría Crítica supone también un análisis de la propia Teoría Crítica, no pierde por eso su estatus de práctica política, su carácter revolucionario, sino que en el curso del propio análisis reflexivo se vislumbra con mayor nitidez que nunca su carácter favorable al cambio radical. ¿Nos sumen estos resultados en una suerte de relativismo o irracionalismo? Desde mi punto de vista, no se da tal situación. Mucho antes afirmaría un perspectivismo, en el que la luz de valores como la justicia social niega posibilidad alguna de “todo vale” 6, y supone la introducción de esa nueva forma de racionalidad no-instrumental, no tachable de irracional.

5 Ibid. Pag. 271 6 “La Teoría Crítica no tiene hoy este contenido y mañana este otro. Sus transformaciones no mcondicionan ningún vuelco hacia posiciones totalmente nuevas, mientras la época no cambie. La fijeza de la teoría consiste en que, a pesar de sus cambios, la sociedad, en cuanto a su estructura económica básica, a las relaciones de clase en su forma más simple y, con ello, también a la idea de su supresión, permanece idéntica”. Ibid. Pag. 263

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