Breve ensayo sobre posmodernidad

July 4, 2017 | Autor: Chesx Garcia Larios | Categoría: Posmodernidad
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Descripción

García Larios, Daniel Amadeo 5 de diciembre de 2014
Seminario de modernidad y posmodernidad

La posmodernidad como el carácter reflexivo crítico de los valores modernos

La Posmodernidad surge como el carácter reflexivo y crítico hacia los valores propios de la modernidad en la segunda mitad del siglo XX, sobre todo poniéndolos en juicio desde una actitud escéptica. Cabe resaltar que, ante esta actitud escéptica, la posmodernidad no nace como un pensamiento caótico que suspenda a lo moderno, sino como un pensamiento estructurado que responde ante las problemáticas actuales desde las categorías modernas (V.gr. Sujeto, Razón, etc), pero sometiéndolas a un riguroso análisis crítico donde, si bien no son eliminadas por completo del pensamiento filosófico, sí son llevadas hasta un límite en que son obligadas a cambiar la figura a la que representan. El llamarse posmoderno, indica un post, que podría ser interpretado como lo que viene después de la modernidad, y sin embargo, vale la pena aclarar que la posmodernidad no refiere a ello en tanto que carácter histórico, pues el delimitar el umbral que ponga fin a lo moderno y dé paso a lo posmoderno en un hecho histórico traería serias dificultades; de ahí que para referir a lo posmoderno podemos mostrar dos figuras: lo primero dar el nombre de posmoderno por la forma en que se lleva el proyecto moderno a un límite de exposición más amplio gracias a la búsqueda de acoplamiento de este a los problemas de la actualidad, y por otro lado, referir los ideales modernos como superados en su reflexión desde los problemas actuales, por lo cual, después de los ideales modernos viene la nueva estructuración del pensamiento filosófico.
El prescindir de alguna de estas dos figuras podría mostrar una visión menguada, pues la posmodernidad es capaz de recoger el proyecto moderno para llevarlo a un límite de exposición, pero también de superarlo y retomar sus categorías sólo de una manera crítica. Tal es el caso de la noción de Sujeto, que ve en su exposición un descentramiento de su propia figura; la centralidad que había adquirido en la modernidad como legitimador de todo conocimiento y fundamento de toda existencia desde el pensamiento cartesiano en su máxima Je pense donc je suis se ve afectado desde la crítica posmoderna, en la que ya no se apela a una Razón universal, sino a la racionalidad y por tanto cambia el marco en el orden de la representación. Ya en el pensamiento de autores como Schopenhauer o Nietzsche se ve una clara separación del Sujeto y la Razón, para Nietzsche el sujeto se entiende desde el pathos que no es algo fijo, estable o universal sino que tiene la capacidad de modificarse y abarcar las diferencias.
Pareciera que con el carácter escéptico se cayera en un nihilismo total, cosa que Vattimo expone desde las perspectivas de Nietzsche y Heidegger, pero reducir a la posmodernidad a una forma de nihilismo es quitar todo el carácter propositivo que esta tiene. Habermas expone que para él el proyecto de la modernidad no ha visto su plena realización aún, por lo cual existen distintas posturas para abordarlo: la anti modernidad de los jóvenes conservadores, la premodernidad de los viejos conservadores y la posmodernidad de los Neoconservadores. Por un lado los jóvenes conservadores buscan el descentramiento de la subjetividad y su emancipación del trabajo, al mismo tiempo que rechazan y exponen como arcaico el poder de la imaginación, la auto experiencia y el de la emotividad. Por su parte los viejos conservadores buscan regresar a lo premoderno precisamente por ver los ideales modernos no cumplidos, es el caso del neotomismo o el neo aristotelismo. Y la parte que más interesa son los Neoconservadores, pues no ven fracasado el ideal moderno en su totalidad, sino que buscan la reivindicación de los ideales modernos en un nivel crítico desde la aceptación del progreso técnico, los avances del saber científico, el crecimiento del capitalismo, la globalización y otros problemas actuales.
Desde esta descripción la posmodernidad supera cualquier carácter de nihilismo que no sea propositivo ni sensible a los problemas actuales, por lo que no puede ser reducido como se acostumbra a algo peyorativo en donde los relatos entran en una crisis profunda y el mundo se queda sin fundamentos sólidos en los que base su existencia. Ante este desarrollo de la posmodernidad es necesaria una mirada retrospectiva que enfoque de qué forma se dio el desarrollo de la modernidad y de qué forma se dio la transición hacia el pensamiento posmoderno.
La modernidad se expone como el pensamiento filosófico que surge en el siglo XVII, se puede exponer como punto clave de inicio la publicación del Discurso del método, obra en la que René Descartes expone su sistema filosófico en forma condensada. La modernidad es el efecto de una serie de acontecimientos que habían hecho cambiar la visión del mundo que se tenía hasta el momento y exponer de manera crítica algunas de las categorías que hasta ese entonces imperaban. En un primer momento el surgimiento del humanismo trajo como consecuencia una relectura de los griegos desde la lengua directa y sin intermediaciones interpretativas; otro momento fundante es la revolución científica expuesta en el giro copernicano, que pone al sistema cosmológico hasta entonces conocido en duda, y no solo la cosmovisión, sino también la metafísica que le daba fundamento; de igual forma, con la búsqueda de recuperar el pensamiento griego en su originalidad, se da un cambio en la disciplina estética, en la forma de concebir el mundo desde su matematización, lo que formula la creación de teorías de la perspectiva y expone de manera crítica la noción de representación. Ante estos antecedentes se busca fundamentar los conocimientos de lo que hasta entonces se tenía arribando al llamado giro gnoseológico, desde el cual se dará en la modernidad centralidad a la figura de la Razón y la formulación cartesiana del Sujeto. La Razón se erige como la categoría principal que da fundamento a la existencia, y se le otorga el grado de verdad apodíctica en términos de necesidad, por lo cual se expone como universal, abstracta y a priori. Ante esta fundamentación del conocimiento y la búsqueda de hacerlo universal surgen las categorías de Orden y Naturaleza que buscan dar una exposición del mundo desde un punto mecanizado en el que todo está regido por leyes universales: todo obedece a un orden, el racional.
Ante el pensamiento filosófico moderno surge la ilustración como el principal medio de representación de los valores modernos: la Razón es la que debe guiar al hombre a una buena vida, la idea de progreso de las sociedades se desarrollará conforme al apego a la racionalidad, el concepto de Estado se erige como la máxima figura de representación de la ley y el orden en las sociedades.
Con Hegel la modernidad llega a su máxima exposición sistemática en el idealismo absoluto, el cual será puesto en juicio desde la recepción crítica de algunos autores como Friedrich Nietzsche que señala la forma en que se tienen fundamentos tan arraigados en la vida del hombre que no lo llevan a definirse a través del pathos, y de igual forma con su exposición de la muerte de Dios provoca la pérdida de los fundamentos que desde la modernidad se habían plantado sólidamente para dar fuerza a la cosmovisión de los siglos XVII y XVIII, llevando a nuevas formas de pensamiento filosófico a desarrollarse de forma sistemática.
La ilustración fracasa en el siglo XX y desde las distintas disciplinas se establece una crítica y comienza la fundamentación de nuevas formas que den cuenta de la realidad y busquen la formulación de nuevas categorías que permitan dar cuenta de lo que los avances en el arte, el conocimiento teórico y la técnica propiciaban para la filosofía moderna:
El concepto de sujeto debe cambiar su configuración racional de existencia, pues categorías como la de inconsciente expuesta por Freud, o la propia forma de alienación expuesta por Marx dan cuenta de que no toda representación es totalmente racional. Además la Razón absoluta deviene en razón instrumental en tanto que los relatos que la sostenían entraron en crisis y por lo tanto también la forma de legitimación del saber.
La recepción crítica de la lectura de algunos autores como Nietzsche y Heidegger hacen mostrar el umbral del fin de la modernidad como pensamiento en que impera la Razón fundamentando a la realidad, llevando a un nihilismo que Gianni Vattimo retomará en la apología del Nihilismo, pues desde este debemos intentar "comprender en qué punto está, en qué nos incumbe y a cuáles decisiones y actitudes nos llama". Las ideas de que el ser se aniquila tornándose totalmente en valor, o la muerte de Dios que exige una transvaloración de los valores, solo se presentan como la crítica más radical a los valores modernos, desde la cual deben ser rescatadas sus principales figuras dándoles una nueva recomposición.
El concepto de posmoderno surge a finales del siglo XIX en el dominio del arte, y sobre todo en la arquitectura, y sin embargo muestra solamente esbozos del término y se convierte en una figura muy maleable que quiere mostrar el fin del arte moderno, pero que no alcanza a dilucidar un concepto positivo definido en su totalidad. La propia receptividad de ciertas obras, sobre todo a nivel de literatura, que muestran abiertamente una crítica contra ilustrada a la Razón abstracta, permiten abrir el espectro hacia miradas alternas de lo que sería la lectura oficial de la reflexión crítica de los problemas actuales.
Así mismo la filosofía con la aceptación de métodos y paradigmas, como la hermenéutica, el existencialismo o la fenomenología, se exigen la necesidad de delimitar su objeto de estudio de formas distintas, ya no son los grandes sistemas modernos que desde una mirada holística pretendían dar explicación a toda la realidad, sino que al delimitar el objeto exigen una mirada crítica más audaz hacia los problemas sobre los que reflexiona.
A grandes rasgos podemos mencionar los anteriores como precedentes generales de la posmodernidad, pues dilucidan la necesidad de evolución del pensamiento, ante el cambio de la condición del saber en las sociedades más desarrolladas, y la crisis de los relatos. De esto que Lyotard exponga en su obra a la condición posmoderna como un estado de la cultura y la sociedad, que no es una teoría filosófica, pero que ante la tendencia al nihilismo y la deslegitimación positivista ciega de todos los saberes, y en especial del narrativo, comience a desarrollarse la posmodernidad como actitud reflexiva crítica de los valores modernos, encarnada en la propuesta filosófica de algunos autores que desarrollan su pensamiento desde la segunda mitad del siglo XX y hasta nuestros días.
Ante esta condición posmoderna Lyotard identifica la problemática que se da en el saber, se reduce al saber científico contraponiéndolo al saber narrativo, y llevando a que la legitimación de todo saber sea necesariamente desde la vía del consenso y la autoridad, saber y poder se tornan como partes de un mismo proceder. De esto que, retomando lo que el mismo autor expone, el lazo social hace referencia desde la condición posmoderna a los juegos del lenguaje, y en estos, específicamente el sistema obtiene su fuerza de la performatividad. Sin embargo, con la crisis de los relatos el lazo social parece disolverse, creando una gran cantidad de redes sobre las que tiene que transitar el sí mismo, y llevando a un punto en que la pragmática científica debe mostrar que está ajena a la performatividad. El cambio de pregunta ¿qué es? Por el ¿Para qué sirve? Define de forma importante la importancia pragmática del saber, sin embargo debe ser deslegitimada desde sí misma para poder dar respuesta ante el consenso del saber y sus procesos de legitimación.
Los Derechos humanos pueden mostrarse en este rubro, pues exponiendo que los derechos humanos poseen un orden normativo y deben ser legitimados en algo, debemos de hacer necesariamente una fundamentación en algún relato: por un lado, si hacemos referencia a un derecho natural, el relato que lo fundamenta es el Dios cristiano y la cosmovisión que a él envuelve, un Dios creador y providente que establece para sus creaturas leyes mínimas para la convivencia y la supervivencia; y por otro lado, si no se fundamenta en el derecho natural y se hace referencia más bien a un formalismo jurídico, la noción de Estado moderno se presenta como fundamento de los Derechos humanos, pues debe ser un garante mediante el acto de legislación positiva.
El atender a los DDHH desde esta perspectiva muestra problemáticas serias respecto a lo expuesto por Lyotard, en primer lugar se está presuponiendo la idea de Identidad presente en el hombre, se está basando en la noción abstracta de Hombre para expresar la necesidad de que, todo lo que pertenezca a la especie humana, debe poseer unos mínimos que puedan asegurar su supervivencia sin llegar a un consenso; entre las críticas que Luis Villoro hace a los Derechos humanos se encuentra precisamente esta, a pesar de la globalización como proceso en que se los avances científicos y tecnológicos, junto con el saber como cúmulos de información, circulan por todo el mundo, el asegurar que cada cultura es capaz de postular los mismos derechos universales y legitimarlos desde el consenso sería algo problemático.
El anteponer la Diferencia a la Identidad desde el pensamiento posmoderno, sin duda dejaría fuera de la jugada una abstracción tan amplia como son los derechos humanos, pues, a pesar de estar inscritos en una pragmática narrativa, no obtienen legitimación consensual.
Concluyendo este trabajo, la posmodernidad está presente en nuestros días, y es difícil entender a las sociedades y culturas actuales desde este tinte crítico y reflexivo, desde el que pretender dar explicación a las problemáticas que día con día se suscitan.
BIBLIOGRAFÍA

ABBAGNANO, Nicola; Diccionario de Filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 2010
LYOTARD, Jean François; La condición posmoderna, REI, México, 1990
NEBREDA, Jesús; Muerte de Dios y Posmodernidad: ¿Las largas sombras del Dios muerto?, Universidad de Granada, Granada, 1993
VATTIMO, Gianni; El fin de la modernidad: nihilismo y su hermenéutica en la cultura posmoderna, Gedisa, Barcelona, 1986
VILLORO, Luis; Estado plurar, pluralidad de culturas, Paidós, México, 1998
WELLMER, Albrecht; Sobre la dialéctica de modernidad y postmodernidad: La crítica de la razón después de Adorno, Visor Distribuciones, Madrid, 1993




La noción de posmodernidad no surge en la filosofía, surge sobre todo en el arte, por lo cual se hace la aclaración primera en el trabajo de que, la exposición que se hará del concepto se dará a nivel filosófico estrictamente.
Nótese que la exposición no se afirma como una teoría debido a que no tiene un carácter sistemático tan amplio como el de una teoría acabada, sin embargo, como efecto de la crítica que realiza retoma categorías anteriores dándoles nuevas formas (el paso de la categoría de Sujeto a la de Subjetividad) o formulando categorías completamente nuevas desde la exposición crítica de las anteriores (la Diferencia ante la afirmación de la Identidad moderna)
Cfr. WELLMER, Albrecht; Sobre la dialéctica de modernidad y postmodernidad: La crítica de la razón después de Adorno, Visor Distribuciones, Madrid, 1993, p. 51
Apelar a la racionalidad en lugar de la razón trae como consecuencia un cambio a nivel del marco de representaciones, pues mientras la Razón se entiende como a priori y universal exponiéndose desde una idea de Identidad y Unidad, la racionalidad se entiende desde el cambio y la diferencia.
La perspectiva de Vattimo no es la defensa del nihilismo total, sino la explicación de las formas del nihilismo y cómo este puede ser el marco teórico para el desarrollo del pensamiento filosófico posmoderno.
NEBREDA, Jesús; Muerte de Dios y Posmodernidad: ¿Las largas sombras del Dios muerto?, Universidad de Granada, Granada, 1993, pp.82-83
Ejemplo de esto es lo propuesto como el mejor de los mundos posibles de Leibniz en el que todo obedece a un principio de razón suficiente.
VATTIMO, Gianni; El fin de la modernidad: nihilismo y su hermenéutica en la cultura posmoderna, Gedisa, Barcelona, p. 23
Se llama performativo al enunciado en el que el verbo no describe una acción, sino que la cumple. Cfr. ABBAGNANO, Nicola; Diccionario de Filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 2010, p. 809. Y puede ser entendido desde esta definición como actuación eficiente o carácter funcional.
Cfr. VILLORO, Luis; Estado plural, pluralidad de culturas, Paidós, México, 1998, p. 129

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