Brasil y su inversión en defensa

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BRASIL Y SU INVERSIÓN EN DEFENSA
Mag. Guillermo Lafferriere

De acuerdo a lo que hemos mencionado en un comentario anterior, Brasil aparece como el 10mo país en el mundo por su gasto dedicado a la defensa. En efecto, de acuerdo a datos del SIPRI del año 2013, este país aplica una suma de u$s 36.200.000, equivalentes a un 1,4 % de su PBI. La cifra es relativamente importante, a pesar que de la misma deben necesariamente deducirse erogaciones en salarios, pensiones y otros gastos no directamente relativos a la adquisición de materiales ni al adiestramiento militar.
Es evidente por otro lado, que Brasil está abarcando una serie de diferentes programas que van desde la modernización de su instrumento militar, a otros que tienen relación con la adquisición de nuevas capacidades, entre las que puede mencionarse el impulso al desarrollo de submarinos tanto convencionales como de propulsión nuclear, la adquisición de cazas de combate de última generación, el desarrollo de un avión de transporte militar de importantes prestaciones y otra larga serie de cuestiones que abarcan el ciberespacio, la utilización de drones de probada aplicación en otros ambientes operativos y el fomento del empleo de tecnología muy actualizada en todo lo referente al adiestramiento empleando la realidad virtual, con la posibilidad de integrar diversos elementos en una misma ejercitación y separados por grandes distancias. Todos estos procesos se dan apelando a muy importantes empresas extranjeras del campo de la defensa como también a otras locales que poseen larga experiencia en el tema y otras, más pequeñas, que han percibido la posibilidad de desarrollarse acompañando esta demanda del país.
Todo lo mencionado se da en un marco estratégico signado por distintas circunstancias que creemos deben ser expresadas, para comprender los pasos que Brasil está dando con su defensa.
El país es ya un importante actor económico global. Las dificultades que actualmente pueda estar sorteando su economía en modo alguno puede pensarse que evitará que esa creciente interacción económica global desaparezca en el futuro. Esa mayor presencia global, no está hoy acompañada por una acción política de Brasil que haga que sus posiciones tengan un predicamento similar al que su economía normalmente posee.
Brasil tiene una clara intención de consolidar el ya de por si importante control que ejerce sobre la Amazonia y pretende extender esa acción sobre el Atlántico Sur, donde una muy importante riqueza petrolífera ha sido descubierta y comienza a ser explotada.
El Atlántico Sur es a la vez el camino de proyección de Brasil hacia el África, muy especialmente a la parte occidental del continente. Brasil tiene crecientes intereses en esa región, donde confluyen asimismo los de China y en un segundo lugar los de la India.
Brasil participa también de la asociación del BRICS, la cual más allá de sus reales capacidades actuales para influir en los sistemas de decisión globales, es una muestra del proceso de creciente multilateralización que viene llevándose adelante. Un proceso que está enmarcado en una mayor renuencia de muchos países centrales a tomar compromisos en temas de seguridad internacional que impliquen el despliegue de efectivos terrestres a escenarios distantes de sus metrópolis. No se es de la opinión que el BRICS venga a llenar la brecha que se produce entre la necesidad de dar respuestas a graves problemas de la agenda de seguridad global, pero es evidente que cada uno de los países que lo integran es un actor relevante en términos de capacidad militar en la región del mundo donde se encuentran y puede creerse que en el largo plazo esa condición coadyuve a que al menos tengan una mayor injerencia en los asuntos de seguridad de los espacios regionales donde interactúan y quizás se extienda más allá de los mismos, bajo el paraguas de acciones multilaterales que hoy pueden resultar difíciles de concebir.
Brasil pretende desde hace tiempo, el alcanzar un puesto permanente en el CSNU. Esa meta largamente anhelada, ha sido en la práctica un sinónimo de contar con una capacidad militar relevante, que llega para el caso de los cinco que hoy son miembros permanentes, a contar con capacidad de proyectar acciones con armas nucleares. No creemos que Brasil considere este último aspecto como clave para su objetivo de integrar el CSNU, aunque sin dudas sí debe ser el contar con un poder militar convencional creíble como parte de los insumos que el país debiera poseer en su haber a la hora de poder concretar este objetivo.
Todo lo que expresamos se da también en un marco de profundas discusiones al interior del Brasil. En general no se discute la necesidad de contar con un instrumento militar moderno y en condiciones de proporcionarles diferentes alternativas al gobierno en caso de una crisis. La discusión pasa quizás por comprender las implicancias que para Brasil impondrá la tendencia al multilateralismo que parece crecer con fuerza en el presente Siglo XXI. Ese multilateralismo obligará a países como los que integran el BRICS a avanzar en relación a los aspectos de seguridad internacional más allá de las declamaciones de una forma más compartida en la toma de las decisiones que atañen a estos temas; sino que en algún punto, demandará el asumir el compromiso de disponer el empleo de la fuerza en la obtención de los mismos. Hoy esa posibilidad pareciera lejana, y hasta inconcebible para algunos. Sin embargo no lo será en la medida que las tendencias que mencionamos tomen un camino de consolidación.
Finalmente, Brasil con su proceso de modernización de sus capacidades de defensa, alargará todavía más la ya muy importante brecha que existe entre ese país y otros socios del mismo en la región. En la medida que esa grieta se extienda, y nada parece indicar que ello deje de suceder, las posibilidades de interactuar con Brasil en temas de defensa serán cada vez más escasas, y posiblemente se limiten a gestos declamativos y acciones poco relevantes. Cuando ello se alcance, será muy difícil pretender influir en la toma de decisiones críticas del gigantesco vecino del Cono Sur. Un simple recordatorio que la defensa es mucho más que un gasto. Es una herramienta cada vez más crítica para los países que desean interactuar en el mundo con una gravitación que vaya más allá de la descripción de las muchas injusticias que en el mismo suceden.

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