BOTORRITA I • Descifrado por Enrique Cabrejas

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Enrique Cabrejas · Transcripción de la placa Botorrita I

BOTORRITA I · Descifrado por Enrique Cabrejas

HIJOS DE TITANES

Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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Enrique Cabrejas · Transcripción de la placa Botorrita I

Extracto del libro: HIJOS DE TITANES - EL SECRETO ÍBERO De Enrique Cabrejas

1ª edición, 2015 © Enrique Cabrejas Iñesta www.enriquecabrejas.com www.elonol.com/karuo www.facebook.com/EnriqueCabrejasIniesta http://www.regenpalmer.com/estudios-linguisticos https://twitter.com/EnriqueCabrejas https://plus.google.com/+EnriqueCabrejas enriquecabrejas.blogspot.com.es © 2012 by Enrique Cabrejas Iñesta © 2012 Fuentes gráficas de Ibero Juan-José Marcos RPI: B-0030-15 ORCID: 0000-0002-5002-5850

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Análisis del Texto de Botorrita I Verán, Botorrita es un municipio de la provincia de Zaragoza que tiene un importante yacimiento arqueológico. Se encuentran los restos de una ciudad íbera a la que llaman Contrebia Belaisca. Allí hallaron unas placas y una de ellas contiene el texto ibérico más extenso encontrado jamás. Se conservan en el Museo Provincial de Zaragoza. Justo ahora me encontraba delante de esa enigmática escritura que recibía el nombre de Botorrita I. ¿Podría desvelarla? Tenía la plena confianza de que la podría transcribir. Sabía que lo iba a lograr. Meses antes había descifrado la escritura ibérica y transcrito otro bronce: “El bronce de Luzaga”. Así que tenía la experiencia necesaria que ni en el mejor de los sueños pensé alcanzar. Ahora me consideraba un especialista. Descifrando la escritura ibérica tuve la oportunidad de tener un nuevo asomo hacia ellos y hallar sus auténticos orígenes. ¿Pero este otro enigmático bronce? ¿Qué misterios ocultaba? Todo aquello era tan interesante, tan emocionante y tan inédito que asustaba, pero me mostraba confiado de que lo podría realizar y concluir. Sabía, que como ocurrió con el anterior tendría que hacerlo público, pero, mientras me fuera posible, lo disfrutaría como una gran experiencia personal. Y cuantas ganas tenía por empezar. Ponerme de nuevo a trabajar en esa sobrecogedora epigrafía. Miren, en mi sincera opinión, no hay nada más parecido a la realidad que la Mitología. Vivimos en un mundo donde todo parece ser lo que es, sin embargo nada es sino solo lo que parece. Los antiguos helenos lo sabían muy bien. Su modo común de denominar a las cosas era de ese modo, por su apariencia. Los iberos lo hacían de la misma manera. Y en ese sentido, la palabra “mito” en sus inicios no fue lo que hoy en Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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día nos parece. No tuvo el significado que tiene en la actualidad, sino otro bien distinto. Μιτο que se escribe igual tanto en griego como en castellano, significó en sus inicios “la palabra” Pero y los iberos... ¿qué misterios podrían haber testimoniado? ¿Qué enigmas nos ocultaban? ¿Nos hablarían acaso de su historia? ¿De su sociedad? ¿De su cultura? ¿De sus noticias? ¿De sus políticas? ¿De su religión? ¿De qué...? Les confieso que empezaba a conocerlos un poco mejor, y tenía una ligera sospecha de lo que me iba a encontrar, aunque obviamente no conocía nada en concreto o en particular de lo que podría haber en esas placas, pero sí que intuía sobre qué asunto podrían haberlo hecho y con mucha probabilidad. ¿Podría darnos esa lámina las claves? Pronto saldríamos de dudas. Ahora conocía su idioma, y sus alfabetos epichorikos los tenía tan interiorizados como cualquiera de las otras nueve lenguas que por aquel entonces ya hablaba. Soy políglota, y además para aquel entonces tenía abastos conocimientos de lenguas antiguas. Su lengua era fascinante, y mostraba un pensamiento más complejo del que jamás se pudo pensar. Otra dificultad, es que habría que averiguar en qué modo dialectal del griego antiguo, arcaico o anterior lo hacían otros íberos. Meses atrás hallé que los Carpetanos lo hacían en el modo frigio, y ahora tendría la oportunidad de ver como lo hacían los que grabaron este otro bronce. Así, pudiera ser bien un dialecto del grupo del Oeste, es decir del Noroeste o dorio. Si acaso fuera Eolio podría ser de las regiones del Egeo, Asiático Eolio, Tesálico, Beocio. Pudiera ser también del grupo Jónico, es decir, Ático, Eubeo, Jónico Asiático o bien de las islas Cíclades o Acadio-chipriota. ¡Qué gran lío! pero tan emocionante a la vez. Sin embargo por la experiencia anterior, conocía que probablemente terminaría siendo una lengua anterior a estos mismos Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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dialectos, pero helena y que posiblemente la conocieran no solo griegos, sino también otros. Veríamos. Porque sabía que quienes se establecieron en nuestras regiones no solo fueron griegos sino profusamente Ilirios, Macedonios, Tracios, Getas, Lidios, Licios, Cario, etc., y que hablaban lenguas que tuvieron su origen en el este, en Anatolia, la gran cuna de las lenguas. Y alguna de estas, tenía no cinco sino hasta siete casos para declinar. Espectacular, dado que tendré que lidiar, nada menos que, con un nominativo, un genitivo, un acusativo, un dativo, un locativo, un vocativo y hasta con un instrumental. Así que una de las cosas que me resultaba importante de determinar y que me ayudaría a descubrir de qué estamos hablando, sería encontrar primero el modo dialectal, y luego ver qué clase de declinaciones colgaban de la mayor parte del texto. Así di un primer vistazo, y vi que al igual que el bronce que transcribí de nuestros Carpetanos, es decir, de los Karyo “Cario”, ahora los supuestos Belos de Belaisca Contrebia hablaban la misma lengua, pero, con algunas ligeras variaciones. El acento también era distinto, pero sin duda se trataba del mismo idioma. Para entender aquello tenía una pista importante en la Ilíada, abiertamente para mí fue primordial. Si hacemos caso a lo que nos reveló Homero, claro. Miren, ahora resultaba fundamental conocer ese detalle y, es que resulta que nos informó de que los dioses Zeus, Ares y Apolo estaban del lado de los Troyanos mientras que Hera, Atenea y Poseidón apoyaban a los griegos en la Guerra de Troya. Según esto, es obvio que los griegos no solo ganaron la guerra sino que también los dioses de sus oponentes. En origen no fueron dioses suyos, pero luego constituyeron parte, en grado máximo, del Panteón griego. Y hasta el punto de que siempre se consideraron como dioses griegos cuando todo indica de su adopción. Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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Ese determinante indicio fue decisivo, porque si daba con los dioses que dieron culto quienes escribieron nuestros textos en la península, podría conocer mejor quienes eran ellos, y también cuál era su idioma. En este sentido, y profundizando en los conocimientos mitológicos helenos, sería bueno saber en qué consiste el que con diferencia fuera el más, o uno de los más notables. Se trata del Orfismo, y que en griego se le da el nombre de Ὀρφ · ικά, y que es el nombre dado a un conjunto de creencias religiosas o místicas procedentes de la antigua Grecia y también del mundo helenístico en general, profundamente ligado a prácticas religiosas de los pueblos tracios, fundamentalmente. También, por supuesto está asociado a la literatura, como no, atribuida al poeta Ὀρφεο “Orfeo”. De él se dice que descendió a los infiernos, y que luego supo y fue capaz de regresar de allí. El término Órfico también da reverencia a las diosas Deméter y Perséfone. A Orfeo se le atribuye la creación de los misterios de Dioniso, y la poesía que contiene las creencias órficas. Las fuentes clásicas, como Platón, se refirieron a él y a los ritos religiosos asociados. Y por mucho pretendamos evitarlo, todos nosotros tenemos una representación en la mitología. Es increíble el modo perfecto con el cual nos esforzamos y, eso sin pretenderlo, en parecernos y encajar en sus peculiares personalidades. Todos somos tan humanos. Al igual que en los misterios de Eleusis, a quienes estaban iniciados en esos misterios se les reveló la existencia de una vida después de la muerte, una vida futura. Y de acuerdo con el investigador griego Sotiris Sofías, buen conocedor del griego antiguo, el origen de la raíz del nombre de Orfeo, es decir, Ὀρφ “Orf”, no se encuentra en una etimología que derive desde el término “orfandad”, como se ha venido sosteniendo, sino en cambio en el concepto de la “oscuridad”. Así por Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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lo que él nos dice de los escritos antiguos, Orfeo significaba “místico” o “iniciado”. Era el hombre que conocía los secretos y los “oscuros” agorefmenes (conocimientos). Y por lo que investigué sobre este asunto lo suscribo también. Así, una vez más, con Orfeo nos encontramos ante un nombre que es un apelativo: El Místico. ¿Y podría acaso cómo si de un nuevo Orfeo se tratase, conocer los secretos de esa ignota placa ibera? Para mí había llegado la hora de “la palabra”. Verán, la placa de Botorrita I se compone de 11 líneas o capítulos con 116 acrónimos, en otras palabras 116 frases o sintagmas. Y pude comprobar, que cada línea no era fruto de la casualidad sino que se trataba de distintos párrafos, compuestos y distribuidos con un claro propósito capitular. ¿Cuál sería la relación entre esas palabras y la composición del texto? Aproximadamente casi medio millar de palabras esperaban a ser descifradas más de 2.000 años después. Es plausible que nos encontráramos frente a un texto que no fuera de un único autor sino la fiel locución de una tradición oral milenaria y custodiada, quien sabe si por los sacerdotes más ilustres de su tiempo o algo similar, pero en cualquier caso, quiero dejar aquí constancia de que cuando hablamos del texto grabado en el Botorrita I, nos estamos refiriendo a una lámina que tuvo su redactor o redactores, y que aunque sea anónimo merece de toda nuestra mayor consideración. Porque voy a adelantarles algo importante, el Botorrita I no se trata de un mero apunte en una placa, de un vulgar rudimento. ¡No! Bien al contrario, se trata de una magna obra en su periodo. Hoy todos sus descendientes somos sus legítimos depositarios. Por lo tanto... Veamos que nos dice el primer párrafo con nueve de esas enigmáticas frases. Pensé que el primer vocablo era esencial para determinar adecuadamente el contenido del texto. Tal vez si lo comprendía a la primera, pudiera Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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situarme rápidamente en el asunto: ACRÓNIMO UNO: Se trata de Yüíc, y traducido podía leerlo así: ΤΙΚΥΙΚΑ “tikuika”. Ese era el primero de los enigmáticos acrónimos, es decir transcrito a la lengua griega frigia tenía una primera frase. Entonces, se trataba de un acrónimo, sintagma que tenía que identificar en sus distintas partículas de significado. Y lo hice de este modo: ΤΙ · ΚΥ · ΙΚΑ. Ellos tenían otro acento al cario, no usaban C sino c, un símbolo de consonancia más suave para expresar en el mismo sentido. Créanme que supe, inmediatamente, que significaba esto tan solo leerlo. Miren, los antiguos helenos realizaron algo extraordinario con el lenguaje. De la unión de las palabras construían frases, y estas daban a su vez como resultado otras nuevas palabras con significados. Por ejemplo y ahora translitero: Demos (pueblo) y Cratos (poder) significa “el poder del pueblo”, pero con ello obtenían así un nuevo vocablo: “La Democracia”. Nuestros iberos lo hacían igual, y en Noviembre de 2013, con suficiente fluidez ya podía leer, hablar, escribir y comprender la escritura ibera. Y lo que esas palabras significaban era tan fascinante y extraordinario que apenas podía dar crédito a lo que leía. Así comenzaba el texto del Botorrita I: BENDITA DIOSA TITAN. Literalmente significaba “Ella Altísima”, pero es algo que explicaré más adelante. ¡Sensacional! Estaba que no cabía de gozo, me quedé casi sin respiración. Bien, vayamos por partes para explicarlo. Encontré el primer vocablo: ΤΙ, y sabía que se refería a un dios o una diosa Titán, porque ese sustantivo a su vez es un sintagma que se divide en dos partículas más de significado: “Ti” y “Tan”. Miren, para nosotros un dios tiene asociado el atributo de “inmortal” pero, para ellos eran conceptos distintos. Para nosotros un Titán no tiene por qué ser un dios pero, para Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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ellos un Titán se iguala a “dios”. Es dios. Sus dioses eran titanes y la condición de inmortal lo expresaban con otra partícula: “Tan”. Así pues TI · TAN significaba “Él Inmortal”. Al descifrar la lengua ibérica, me di cuenta de que las palabras no son como las piensan quienes estudiaron estos asuntos. No eran palabras sino que eran frases. Al principio, las palabras no eran tal y como las conocemos. No me refiero a que con el tiempo derivasen en otras palabras, sino que fueron pensadas de otro y distinto modo. Por supuesto, los lingüistas intuyen que las palabras debieron ser interjecciones y onomatopeyas, en sus inicios. El hombre se separó del mundo animal (salvaje) y comenzó a crear imágenes mentales en complejos conceptos, gracias también a estímulos auditivos y vocales, que recibían para elaborar desde simples sonidos los fonemas, y eso está claro, pero a lo que me refiero es a otra cosa distinta. No repararon que cuando comenzaron a constituirse las primeras frases con palabras, esas no lo eran ya, se habían enlazado previamente con otras, y eran, propiamente, frases en sí y no palabras. Los sintagmas no se construyeron con palabras sino con frases. ¡Impensable! y tiene lógica, porque las palabras eran y son, la representación de una lengua que es hablada, pero que luego se transmitirá también escrita. Sin embargo, todo inicio nace de una mínima expresión, para luego crecer y con el tiempo seguir evolucionando. En ese sentido, me di cuenta, que aquello que vemos como simples sufijos también fueron raíces de antiguas palabras. El razonamiento es aplastante, y los lingüistas nunca lo han entendido como yo, al menos aquellos que siguen pensando que no es posible que pudiera hacer el “milagro”, y en eso tienen toda la razón, solo Dios los hace. Es el inicio de la vida de las palabras. Nuestra lengua se creó Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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formada de diminutas partículas de sonido y que unidas a otras creaban nuevas palabras. Y así camino hacia la eternidad... Luego, teníamos la segunda palabra y partícula: ΚΥ “ku”, en realidad es junto a ΤΙ “ti” las palabras más significadas para ellos, así que no es extraño que las presenten al inicio del texto. Verán, la palabra ΚΥ “ku” que algunos iberos escribían con este símbolo ü, y otros iberos con este ù, es otro modo de nombrar a dios. Al “altísimo”. Y tal vez parezca extraño, que tuvieran tantos y distintos modos de dirigirse a “dios”: Ti, Ku, Ba, Bal, Bel, etc. Sin embargo, nosotros tenemos muchos términos para significarlo también, y lo hacemos igual que lo hicieron ellos. Somos el resultado de una misma cultura: “Padre nuestro”, “Dios Santo”, etc., pero hay algo especial en este símbolo, que es minoico, y que heredaron los iberos a través de Creta y de Asia Menor. Este es nada menos el signo del Sol. El dios Sol, y como logograma designaba el concepto de dios. Y en templos egipcios podemos verlo y significando lo mismo. ¿Pensamos que la “moda” es un concepto moderno? Tanto egipcios como iberos adoraban al astro rey, era su moda. Eran sus tiempos y la moda influía a unos y otros e interfería del mismo modo en la vida cotidiana, con igual gusto, pretensión, sentido o irracionalidad que lo hace en la actualidad. Por último, tenía que averiguar de qué se trataba la tercera palabra. Qué era exactamente eso de ΙΚΑ “ika”. Lo que significa “ika” es “bendita”. El primer escollo estaba resuelto, y ya iba encaminado. Verán, en HIJOS DE TITANES · EL SECRETO ÍBERO explico con todo detalle los acrónimos que siguen pero, me di cuenta que ahora el que mucho importaba, era, y en especial, el noveno. ¿Creen que es casualidad que fuera el noveno? No, no lo es. Pero es un asunto que retomaré más adelante, ahora tampoco nos ocupa mucho. Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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ACRÓNIMO NUEVE: Finalmente llegaba el vocablo medular, esencial, el último del primer párrafo y que lo aclararía todo de un modo inapelable, y que sería capaz de dar luz definitivamente al texto: HélíÓJ. ¡No! ¡No! No es posible. No puedo creerlo. Tampoco lo van a creer ustedes cuando se lo diga, siquiera cuando se lo confirme: HélíÓJ. Lo estoy viendo, lo estoy leyendo, y apenas puedo dar crédito a lo que veo. Ahora estaba claro, diáfano, cristalino. HélíÓJ. No se trataba de la diosa Perséfone. ¡No! Tampoco de su madre Deméter. ¡No! Ahora es indudable quien es, y ya queda definitivamente patente. No es disputable. Es más, ellos lo declamaban tan claro, que todos, iberos de ayer y hasta de hoy, incluso los griegos actuales podrían entenderlo perfectamente, y solo con estas palabras que nos dejaron atestiguado nuestros iberos: HélíÓJ, -ΝΕ · ΛΙΤ · ΟΜ- SI! NUESTRA SEÑORA LETO. Nuestra Señora Leto. La madre de los Λητοί; Los gemelos hijos de Zeus y Leto: APOLO y ARTEMISA. Miren, tal vez suene extraño que para afirmar con un ¡sí! nuestros iberos dijeran “ne”, pero tanto es así, que aún hoy quienes hablan griego lo exclaman por un igual: “¡ne!”, y lo escriben de este modo: “Ναι!” porque los griegos lo escriben con “a” y nosotros usamos recurrentemente la “e”. Entonces, y es francamente demostrativo que aun hoy sigamos usándola de un modo tan prominente. Siempre encontramos a esa excepción que nos confirma la regla, una y otra vez. Es demostrable, porque en todos los textos lo vemos exactamente por igual. ¡Pues aún mejor! Si los matemáticos quisieran establecer una ecuación para determinar un factor de probabilidad, en cuanto a si nuestras palabras iberas son griego y antes del griego y con su propio acento, se encontrarían ante un abrumador resultado de un 100%, y es tan absoluto, que hasta a mí se me antoja embarazoso justificarlo como Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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concluyente. Las placas de Botorrita son unas reliquias extraordinarias. En ellas se guarda veneración a los dioses helenos Titanes de nuestros antepasados. Son los textos sagrados de nuestros íberos, dentro de otra doctrina y época; serían equivalentes litúrgicos a las sagradas escrituras del cristianismo. Verán, la primera placa es una ofrenda invocada a la diosa Leto. Nada menos, que a la madre de Apolo y esposa de Zeus. Es una auténtica Letanía, como nunca la vimos antes. Ahora se comprende por qué el texto de la placa ibérica fuera tan extenso. Se trata de una retahíla para salmodiar, y que revela la razón por la cual, tiempo después, y con la llegada a la península del nuevo culto, los elogios y las suplicas a Nuestra Señora la Virgen María, recibirían no otro sino también el mismo nombre de LETANIAS. Ellos escribían a la diosa Leto con el nombre de léÓ, (ΛΕΤΟ) “Leto”, y a Apolo con el nombre de aúlu, (ΑΠΥΛΥ) “Apulu”. Continúa…

Para saber más: Cabrejas Iñesta, Enrique. HIJOS DE TITANES - EL SECRETO ÍBERO - ISBN: 978-84-9095-585-7. Colección: Investigación. Editorial Círculo Rojo. Almería. DEPÓSITO LEGAL: AL 199-2015. Hijos de Titanes · El Secreto Íbero

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