Borges: La filosofía como opción

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Descripción

BORGES: La filosofía como opción , decía Reb Hazel. Esta conclusión disgustó a Ioakim Elia, que conocía el origen de las sombras. -Una sombra no es más que una apariencia, dijo, y sabemos que al amparo de las apariencias cada mañana se echa a perder un universo. -Pero, replicó Reb Hazel, ¿cómo captar dicho universo si no existe? -Puedo captar lo que veo, dijo Iokim Elia. Me basta con abrir los ojos o cerrarlos. Edmond Jabès El Libro de las Preguntas

Aquí estoy otra vez (creo) intentando que mis divagaciones parezcan coherentes y que usted querido lector comparta conmigo este proceso de escritura que es presente al momento de la impresión1 y presente, otra vez, al momento de la impresión2. Aquí estoy otra vez, no sé si empezando o continuando. No sé si para empezar he perdido o he ganado tiempo y tampoco sé si es el tiempo el que me ha ganado; afortunadamente las palabras sirven para demasiadas cosas, incluso para calmar los nervios antes de empezar y por ello, hablar un poco de mierda -al estilo de los protagonistas de la esquina- sirve para relajarse un tanto.

En primer lugar, pregúntese, sí, usted: ¿qué entiende o qué quiere entender por filosofía, qué por literatura, qué por lenguaje y qué por tiempo? Tiene exactamente, para ello, el espacio que existe entre una frase y otra, entre un descuido y otro, entre la bulimia vespertina y un tinto con pandebono. Mejor todavía, en lugar de espacio -por no decir distancia- tiene tiempo, por ejemplo: toda la vida, es decir, un segundo. Ya voy, ya lo voy agarrando3. ¡Creo!, sí, eso creo. Tal vez logre comunicarme con usted aunque usted sea alguien a quien nunca conoceré, alguien que sólo existe si lee este absurdo sin fondo. Usted es mi lector y si no lee, no existe, ni existo yo que soy un lector del otro lado del espejo. Aquí estoy otra vez, ayudándole a escribir algo que quizás usted nunca quiso escribir y que sin embargo necesita su presencia para ser. Por ello, ¡gracias y bienvenido!

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Impresión en dos sentidos: -La tinta “pinta” sobre el papel. -Mi conciencia transforma la hoja en un texto, al imprimir sobre ella, pensamientos, además de caracteres. 2 Impresión de los caracteres grabados sobre el papel, que invertidos se reproducen en el fondo de sus ojos y acarician u ofenden su conciencia. 3 ¿El hilo del discurso?

Óscar Ágredo Piedrahíta Escuela de Estudios Literarios Universidad del Valle

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¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?

Pregunta en primer lugar, mamagallística4 y en segundo lugar, absurda, puesto que busca establecer la sucesividad de un orden en el que el origen de dos conceptos -huevo y gallinase examina como el origen de dos sujetos que confirman la Teoría de la Evolución como un desarrollo cíclico. La verdad es que se busca una sucesión conceptual en donde sólo hay una sucesión de palabras y de seguro, lo que fue primero, fue la palabra que primero pronunciamos -o enunciamos-: “qué”. ¿Qué? Palabra francamente filosófica que nos remite a una dicotomía similar a la provocada por una diferencia de gusto gastronómico5. ¿Qué fue primero: el pensamiento o el lenguaje?, pregunta abordada por filósofos y lingüistas y que se ha resuelto preferentemente a favor del último6. Sin embargo, pensar un lenguaje sólo para comunicarnos sería pensar el lenguaje como respuesta a una necesidad harto precaria, no por única, si no por sencilla. Así, supondríamos en primer lugar la incomunicación, para que luego se planteara el lenguaje como comunicación; sin embargo no se ha comprobado la existencia de un lenguaje en el reino animal, aunque sí algunos modos simples de comunicación. En este sentido, un lenguaje no podría surgir como respuesta a una necesidad de comunicación. Pero de verdad ¿debería el lenguaje haber surgido necesariamente como consecuencia evolutiva de la superación de una falencia por una especie? ¿Posibilitó el lenguaje, el pensamiento, o posibilitó el pensamiento, el lenguaje? Antes de divagar sobre la solución a la cuestión, recordemos que el lenguaje es también una característica que nos separa de los animales y para recordarlo, entre otras, usamos la palabra animales que siendo una, integra a todos los seres vivos animados diferentes al ser humano; es decir, la palabra animales unifica un género de vida y convida a perderse en el camino. Entonces, regresando sobre la cuestión suspendida, habremos de preguntar si la necesidad de pensar fue la base del surgimiento del lenguaje y encontraremos que probablemente el pensar tiene en el Orden, un antecedente, que fue la necesidad de nombrar y ser nombrado. 4

Aunque el papel del gallo está por verificarse. Elección entre huevo frito o sancocho de hembra del gallo, como la define el diccionario. 6 Último sólo en el orden sintáctico de la frase. 5

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Arriesgo a riesgo de incoherente, que el lenguaje es hijo y padre de la necesidad de realidad, es decir de la necesidad de que existiera un algo por fuera de la condición humana y ese algo, era lo que el primitivo podía alcanzar a conocer y lo que podía alcanzar a transformar. Sin embargo, la creación creada del lenguaje desbordó lo que el hombre primitivo podía alcanzar a conocer o transformar y dio origen a algo que estaba más allá de la necesidad de realidad: la necesidad de imaginar. Casi como en un juego publicitario, el lenguaje nacido de la necesidad de realidad, creó la necesidad de lo real; es decir, creó el pensamiento que ya atestiguaba su presencia desde el momento en que las cosas empezaron a tener nombre y a constituir el libro universo que tanto obsesiona(ba) a Borges. Y es que el pensamiento nace con la pregunta y la pregunta nace con el lenguaje que posibilita la pregunta que lo posibilita. Y es que el lenguaje arma al hombre de sed de mundo, sed sólo saciable y renovable en la palabra única que por ahora resume lo que llamamos Universo. “El hombre se elabora en la palabra. Vive perpetuamente su nacimiento -Nacemos mañana-. La muerte del hombre da a luz a la palabra mediante la cual el hombre se afirma o se disloca”7.

Una de las curiosidades posibilitadas por el método divagativo8 es aquella que permite filosofar sin filosofar. ¿Para ser creado, tuvo el lenguaje que ser imaginado? ¿Qué diría John Wilkins de todo esto?9

Pensamiento y lenguaje son caras transparentes de filosofía y literatura que obligadamente remiten a repensar el Universo como Pluriverso, es decir como mundo con múltiples presencias de unidad, surgidas de ese más allá imaginativo o metafísico del que son culpables: poetas

y

filósofos. La filosofía es un discurso literario -Borges nunca se cansó de definirla como rama de la literatura fantástica- con pretensiones de verdad que no puede separarse de la literatura, 7

JABÈS, Edmond. El libro de las preguntas. Ediciones SIRUELA 1.990. Traducción de Martín Arancibia y J. Escobar. Madrid, España. Pg. 229. ???!!! 9 BORGES, Jorge Luis. “El idioma analítico de John Wilkins” en Otras inquisiciones. Alianza Editorial S.A. Madrid, España 1.989. Pgs. 102-106. 8

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dada la condición humana expresada profundamente por ambas; el ser humano escoge una u otra, o las dos, y constata que el origen de ambas sigue estando en esa cualidad dualidad que lo hace precisamente humano y por humano, confuso ambiguo y soñador. La verdad es entonces, un objetivo de la tarea de pensar pero es también un resultado de la tarea de dar coherencia a la Imaginación; tarea para cuyo cumplimiento, se valía Borges, de la filosofía. La verdad es incesante invención porque se contradice a sí misma y porque sólo lo que es provisional es cierto, sólo lo que puede ser compartido. En cuanto nuestra mirada se posa en un objeto, en un paisaje; en cuanto la emoción provocada por esas cosas entrevistas nos atenaza, las cosas cambian; les hemos dado la vida que nos pedían, su pasado se confunde con la primera sorpresa; sólo existen por nosotros, para nosotros; sólo existen fuera de nosotros para todo lo que no son y que las transforma10. Arriesgaré nuevamente reafirmando que la verdad es buscada por la filosofía pero inventada por el arte, pues es imposible reducir la presencia de la imaginación al campo de la literatura cuando la música, la escultura, la arquitectura, el cine, la pintura y la danza han contribuido tanto en la producción de posibles y en la producción de mundo:

¡Qué la filosofía es música, la máxima! Platón Antes de continuar recuerde que esto no existe, divagar es caminar por la nada, es decir, transfigurarse en todo para poder especular y establecer un idioma de conceptos amigos que copulan con los afectos sobre la superficie espejada de un piano de cola. Sí, tómese unos segundos para sus cuestionamientos, aportes, críticas; si quiere ¡sonría! Y tómese un sorbo de aire; sacuda el sueño y cámbielo por un sueño, el suyo, que al fin y al cabo es el mío; ¿qué digo? ¡el nuestro!, el plurisueño que da origen al pluriverso, recostado sobre un idealismo inocente y cristiano como las montañas. De todas maneras no olvide que el sufrimiento de Borges surge de la imposibilidad del lenguaje para constituirse a sí mismo en lugar y tiempo, para constituirse en absoluto. El lenguaje contiene las palabras y las palabras contienen el universo que contiene los seres dotados de lenguaje y creados por El Nombre; las palabras contienen el universo múltiple, hijo de la imaginación y pensado para ser olvidado en el punto siguiente de una línea cuyo final está en su principio. El juego de nunca acabar es el pluriverso, 10

JABÈS, Edmond. Op. cit. Pgs. 176-177.

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plurisigno; pluriespejismo reencontrado con un tablero de ajedrez, robado de una tienda de antigüedades polifónicas. “El pensamiento asiste a esos encuentros secretos de vocablos que ha provocado él mismo, favorece sus alianzas y propósito sutil, pues por ellos o a través de ellos se precisa, se prolonga, se supera, se inventa, se abdica”11.

Lo que nos conmueve o nos exalta de un pensamiento formulado es justamente su destrucción en tanto que pensamiento y su resurrección en el vocablo; en las pocas palabras gracias a las cuales llegamos a entreverlo, amarlo por sí mismo antes de aprehender su sentido y alcance, antes de medirnos, a nuestra vez, a él por intermedio de la inteligencia y del corazón12.

AYER RECIBIRÉ UN FAX DE DIOS CONFIRMÁNDOME QUE LA VIDA SE ACABA CUANDO CADUCA EL INVENTO DEL TIEMPO Un minuto dormido es una cárcel sin barrotes en la que la memoria descuenta la vida que se pierde en el laberinto del olvido. Así es el amor, es la libertad y la desesperanza de no poder ocultar que hay días que hemos vivido . . . y que jamás recordaremos. LUIS VICTORIA

Buen día, tarde o noche te deseo querido lector13. “Ese movimiento era una ilusión”14 y sin embargo llega el día en el que llega la hora; y se va el día y se va la hora que vino con él y ¡pum! ; otra vez llorar, otra vez sonreír; levantarse en la noche y dormir en la mañana cuando nuestros “otros” están despiertos dentro de los sueños que sus “respectivos otros” han inventado tan sólo para no morir y atragantarse con unas pocas horas de eternidad. Hoy, aunque hoy que leo es mañana de hoy que escribo y hoy que escribo es pasado de hoy que leo; y muerdo y remuerdo el aire donde supuestamente está el vacío; hoy he vuelto. Por favor, mire qué hora es en el reloj de su vecino y confírmele que su reloj15 está descompuesto desde que quemaron el año viejo. Seguramente al destaparlo hallarán un fragmento de diamante gestado por el pedacito de carbón que fosilizó el segundo en el que 11

Ibid. Pg. 230. Ibid. Pg. 231. 13 ¡Cuánta vanidad! Si el lector soy yo que escribo y soy escrito, yo que soy usted. De todas maneras: ¡Gracias, lo mismo! 14 BORGES, Jorge Luis. “El Aleph” en El Aleph. Alianza Editorial S.A. Madrid. 1.992. Vigésima reimpresión. Pg. 119. 15 Su vecino y usted, están hermanados por un pronombre posesivo, por la propiedad de un reloj, cada uno, que quiere medir lo que no se puede medir: La conciencia del tiempo. 12

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todo el mundo celebró la llegada del año nuevo a una hora distinta, justo el día en que me suicidé con el tiempo. “Yo tenía miedo a estar muerta, como las siete noches que acaban de transcurrir”16.

He empezado a extraviarme -otra vez-, no sé si ayer o hace tiempo y si “hace tiempo”, no sé cuánto tiempo. Me extravío y no propiamente en la metafísica, tampoco en lo físico y menos en lo suprafísico que siempre está levantado sobre la imposibilidad de asir las confesiones mundanas de aquellos filósofos que nunca se rehusaron al placer de un vaso de buen vino o de cerveza; aquellos filósofos que gastaron sus vidas en bohemias similares o iguales -acaso las mismas- a las de los literatos, intelectuales y pseudointelectuales de todas las ramas de amantes no oficiales del saber. Les decía que he empezado a perderme y es la incoherencia del sentirme encontrado, lo que me permite afirmar coherentemente, que he empezado a perderme debido a que la metafísica no es posible si no me pierdo; puesto que perdiéndome puedo percibir todo aquello que bajo ninguna circunstancia pudo haber estado guardado en mi memoria. Hacia ella voy, a buscar un laberinto espacioso y tiemposo en el que el olvido sea más que una excusa para el extravío.

¿ES EL ESPACIO FOTOSUCESIVO? Hay un reloj de tiempo detenido, con el péndulo roto. Jorge Luis Borges

Si algo ha hecho cambiar al tiempo, es la amistad profunda entre letras y pensamientos. Desde el problema de lo inasible, hemos caminado hacia la propuesta de lo posible, de aquello que existe más allá de cualquier realidad percibida como acuerdo entre los sujetos.

Hace unos cuantos siglos la tierra era plana, pues así lo acordaron los sujetos que tenían el poder sobre los pensamientos de los pobladores de los reinos. Un hombre imaginó y calculó un poco en una “quijotesca” actitud- que la posibilidad física del planeta estaba signada por diversos experimentos que se perdían en una idea diferente de la organización del universo. De Galileo a Colón, los sueños seguían su rápido proceso de combate contra molinos de viento. 16

JABÈS, Edmond. Op. cit. Pg. 247.

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Los astros en el cielo, inauguraban la partida de los barcos sobre el firmamento del océano repleto de espejos; así, un mundo físico que no existía para los combativos guerreros eurocentristas, debió ser encontrado por una casualidad adversa a “La Causalidad”. La hasta entonces ficción, construida con ayuda del Conocimiento, era la esfericidad del planeta -plano por tantos años- y el paso de ficción a realidad se pretendía -el paso de hipótesis a “verdad” comprobada- concretar mediante el viaje hacia las Indias Orientales, pero partiendo con rumbo hacia el oeste; sin embargo no se logró la confirmación de lo que se buscaba -al menos hasta ese momento- y en lugar de la prueba de la esfericidad del mundo, se encontró un mundo nuevo que fascinaba los sentidos de los europeos que tuvieron el placer de vivir lo que hoy equivaldría para nosotros, a viajar por el tiempo. La aceptación de la “nueva realidad” de la esfericidad del mundo, vendría poco tiempo después cuando el Vaticano resultó impotente para censurar los medios de información de la época; tal aceptación implicaba además, aceptar una subordinación de lo temporal a lo físico, implicaba achacar a la rotación permanente de la tierra, el paso sucesivo de los días y por tanto, del tiempo -al menos, del tiempo medido-. Otra ficción se hacía realidad, el tiempo era movimiento, movimiento rotatorio del sol, de las estrellas, de la luna, de la tierra; todo daba vueltas y la Historia empezaba a sentirse mareada; todo daba vueltas y por lo tanto, el movimiento era cíclico, aunque inicialmente, en el sentido restringido del término: el tiempo daba vueltas, pero sólo hacia adelante. Vistas así las cosas, la cuestión entre filosofía y literatura empezaba a parecer un problema entre metafísica teórica y metafísica práctica, dando como resultado una redefinición general de la metafísica como: “Arte de imaginar universos con base en el conocimiento o el sueño, destinados a ser descubiertos, conocidos, gozados o sufridos”.

La filosofía ha sido asumida por algunos, como la puesta en práctica de ideas formuladas con relación a un tema específico; es así como en el caso de Sócrates, contra todo pronóstico, el Maestro bebe la cicuta y asume una cierta “consecuenticidad” entre los postulados expuestos durante su defensa17 y la situación con base en la cual ha desarrollado tales postulados18. Nieztche a su vez, había cuestionado la labor del filósofo -principalmente en su última obra “La voluntad de Poder”- afirmando la necesidad de una participación activa del filósofo en la 17 18

Que al decir de algunos era más la exaltación de la entrega de su vida en nombre del amor por el saber. PLATÓN. Apología de Sócrates. Traducción de Francisco García Yagüe. Ediciones ORBIS S.A. Barcelona 1.984.

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vida social, y cuestionando al mismo tiempo la metafísica, para llamar la atención sobre la necesidad de recuperar el mundo apariencial en el cual las ideas tenían su expresión concreta; es decir, llamaba la atención sobre la necesidad de que el pensador volviera sus ojos hacia problemas específicos de la realidad que resultaban ser consecuencia del haber vivido durante mucho tiempo preocupados por el mundo de lo real. Curiosamente es Borges, quien plantea una solución intermedia entre Platón y la crítica que de él hace Nieztche: el mundo de la realidad -o de las apariencias- es tan metafísico como el mundo de lo real. Recordemos entonces el tema central de Las Ruinas Circulares: somos seres soñados por otros, pero también en nuestros sueños depositamos “nuestros propios otros” que adquieren existencia, gracias tan sólo, a que la cadena infinita de la Creación permite que el sueño contenga al sueño y éste a su vez se contenga él mismo. “La realidad” y “Realidad” entonces, son mundos de la imaginación, fuente de la verdad, que surge del acercamiento entre dos hechos incontrovertiblemente controvertidos: la racionalidad humana y la creación estética.

La realidad del arte, que obviamente cobija a la literatura, permite la certificación de universos posibles: ideales o físicos; éstos desbordan las ideas y la materialidad sobre la base de la construcción de lo nuevo que surge no como lo “recién creado” si no como lo recién encontrado en el laberinto del tiempo. Nieztche había llamado la atención sobre la necesidad de proponer la práctica filosófica como práctica creativa; con ello, reforzó, los antecedentes metodológicos de los llamados “filósofos de la Modernidad” y abonó el campo para que Borges -quien no era propiamente uno de sus adeptos- desarrollara sus angustias filosóficas más como un artista que como un filósofo. Borges decidió crear realidades allí donde los filósofos las buscaban. La Posibilidad, aunada a una lógica de la coherencia le permitió perderse, extraviarse y “no olvidar”; para con ello certificar su convicción acerca de la existencia absoluta de un universo laberíntico que se constituye a sí mismo en pluriverso de acuerdo con la entrada por la cual nos introduzcamos en él. Parafraseando a Cortázar, Borges “es culpable de literatura, de fabricaciones irreales. Nada le gusta más que imaginar excepciones, individuos fuera de la especie, monstruos no

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siempre repugnantes”19 y siguiendo con el plagio: Borges “invitaba a la invención, dando quizá las claves suficientes para acertar con la verdad”20.

Para Nieztche, como para los filósofos de la Modernidad y para Borges, una pregunta surgida de la pretendida concepción del tiempo como progresión sería la que hermanaría su cúmulo de “relaciones con el saber”: ¿Hacia dónde va la vida? Los hombres nunca han sabido el nombre del tiempo en que viven y nosotros no somos una excepción a esta regla universal. Llamarse postmoderno -como dice Octavio Paz en “El Romanticismo y la Poesía Contemporánea”-, es una manera más bien ingenua de decir que somos muy modernos. Ahora bien, lo que está en entredicho es la concepción lineal del tiempo y su identificación con la crítica, el cambio y el progreso -el tiempo abierto hacia el futuro como tierra prometidaLlamarse postmoderno es seguir siendo prisionero del tiempo sucesivo, lineal y progresivo21. Para Borges, el hurgar en la metafísica fue el hurgar desde su contemporaneidad sobre problemas clásicos universales que como objeto de conocimiento necesitaban si no una completa reinterpretación, por lo menos, una recontextualización que permitiese pensarlos de acuerdo con una categoría relacional establecida entre ese algo maravilloso llamado vida y ese otro algo maravilloso llamado amor por el saber. El medio idóneo para mirar la filosofía fue entonces la literatura que le había permitido a la primera, ser. Su afirmación “soy un argentino extraviado en la metafísica” no contiene gratuitamente su gentilicio. La conciencia de ser argentino pasaba por la conciencia de saber que su percepción y concepción del mundo, incidían en su manera de relacionarse con el hecho estético y por lo tanto, con “el saber en sí”. La conciencia de vivir al interior de la metafísica misma lo definía como artista pretexto fundamental, para la existencia del pluriverso: Todos los libros son el mismo libro; todos los autores son un solo autor.

La filosofía contemporánea despojada de su caracterización como madre de todas las ciencias estaba, para Borges, representada como una parte vital de su existencia y si tal forma existe, diré que era: el motivo para la vivencia de su existencia -o existencialidad- literaria. La 19

CORTÁZAR, Julio. Las babas del diablo en: Las Armas Secretas. Editorial Sudamericana. 2a. De. 1.963. Pg. 89. Ibid. 21 PAZ, Octavio. Citado por MARGOT, Jean Paul en : Editorial Revista Universidad del Valle. No. 6 Nov. 1.993. Cali. Pg. 2. 20

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metafísica, entonces, existe sólo como laberinto puesto que es postulable, argumentable, imaginable, pero no cognoscible; para vivirla o intentar comprenderla, era entonces necesario perderse por sus vericuetos -como Alicia en lo profundo del espejo- que siguen siendo los mismos vericuetos de la creación sistemática o anárquica de ideas: los vericuetos de La Imaginación. La Imaginación, fuente y resultado del pensamiento permite mantener algo de lo poco en lo que los filósofos de la Modernidad están de acuerdo: El mundo se reinventa constantemente en un devenir no previsible hacia el Infinito. Entonces la tarea de la filosofía es conjugar la reflexión con la acción, la producción intelectual con el espacio y el tiempo y seguir, igual que la literatura, buscando un ¿hacia dónde va la vida? La filosofía es consecuentemente una opción que busca deconstruir y construir qué tanto de angustia queda en el hombre de hoy; ante la conciencia de la imposibilidad de un liderazgo filosófico que logre el consenso sobre La Verdad, la literatura se constituye en el único “cuento” que permite respirar y resolver angustias a pesar de no saber hacia dónde conduce el vacío de tiempo originado por la afirmación cada vez más consistente de los sujetos que se constituyen a sí mismo como universos dentro del universo; es decir, como unidades imaginativas del Pluriverso: “quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad”22. La continuidad del tiempo no puede existir sin la continuidad del espacio, de ahí el planteamiento de Borges acerca de la necesidad de negar el tiempo cuando el espacio es negado. El instante detenido es una forma de presencia del universo en la que el espacio y el tiempo son nada y son todo, son El Aleph y por tanto son El Lenguaje, fruto y consecuencia de la necesidad de imaginar. La solución del problema central es imposible puesto que de encontrarla tendríamos que recurrir al lenguaje para comunicarla y por tanto volveríamos a entrar en la progresión aparente que surge del carácter sucesivo del lenguaje: “Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es, algo sin embargo recogeré”23.

La Filosofía como opción literaria entonces, será siempre luz que permita la definición y por tanto el nombramiento del tiempo y del espacio como ideas físicas, pero ideas detenidas justo 22 23

BORGES, Jorge Luis. Op. cit. Ibid.

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en el momento en que las abstraemos para hacerlas objeto de nuestros pensamientos24; ideas detenidas a la velocidad de la luz (300.000 km./seg.); es decir, ideas detenidas en una relación de distancia (espacio) y duración (tiempo), para ser vividas por fuera de los parámetros que usamos para medirlas; para ser vividas sólo en términos de la relación conceptual entre unas y otras:

la idea de tiempo vs. la idea de espacio,

la idea de realidad vs. la idea de sueño sobre sueño,

la idea de sucesión en el tiempo vs.

la idea de suceso en el espacio.

A trescientos mil kilómetros por segundo es fácil confundirse, el tiempo pasa más despacio y las cosas parecen no moverse:

“El tiempo está viviéndome”25.

ÓSCAR ÁGREDO PIEDRAHÍTA © 24

JABÈS, Edmond. Op. Cit. Pg. 231. BORGES, Jorge Luis. Poema: “Jactancia de quietud” En: Luna de enfrente. Obras completas Tomo I. Emecé Editores. Barcelona 1.989. Pg. 62. 25

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