Vol. XXV, Nº 1, 2010 Revista bíblico teológica de la Facultad de Teología de la Universidad Peruana Unión. Casilla 3564, Lima 1 - Perú. Director: Director asociado: Editor: Jefe de Redacción: Redactores: Gerente: Distribución: Secretaria:
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TABLA DE CONTENIDO BIBLIA Siembra dolorosa y cosecha jubilosa: Perspectivas teológicas en el Salmo 126 Merling Alomía
2-23
TEOLOGÍA El uso del Antiguo Testamento en el Nuevo: Diagnóstico y prescripción sobre el debate actual Roy Graf
24-47
ARQUEOLOGÍA Laquish en la Edad de Hierro: Identificación del Laquish bíblico Teófilo Correa
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HISTORIA Las publicaciones en los comienzos y desarrollo del adventismo en Bolivia Miguel Salomón
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RECENSIONES
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THEOLOGIKA, Facultad de Teología de la Universidad Peruana Unión Casilla 3564, Lima-Perú. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta revista sin la autorización de los editores E-mail:
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RECENSIONES Plenc, Daniel Oscar. El culto que agrada a Dios: Criterios revelados acerca de la adoración (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana; Libertador San Martín: Universidad Adventista del Plata) 2007. Daniel Oscar Plenc es director del Centro de Investigación White de la Universidad Adventista del Plata en Entre Ríos, Argentina y docente de la Facultad de Teología de dicha institución. Tiene un doctorado en Teología y es profesor de Música. Ha publicado artículos tanto eruditos como de divulgación sobre el don profético y sobre la adoración que es un tema de su especialidad. La adoración, su estilo y propósito, especialmente en lo referente al culto, se ha convertido en un gran tema de debate en la iglesia adventista actual y el cristianismo en general. Los últimos treinta años han visto en el ámbito evangélico y adventista en Sudamérica cambios importantes en el estilo de adoración, incluyendo el aspecto de la música para la adoración. Pero hay poco material sólido que oriente esos cambios. En ese sentido, nada más oportuno en el contexto sudamericano que esta publicación de Daniel Plenc acerca de la adoración. Ésta es probablemente la primera producción sudamericana de este tipo por un adventista y es resultado de su trabajo doctoral sobre el tema. Plenc propone en su primer capítulo responder a las siguientes preguntas: ¿Qué es la adoración? ¿Cómo
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se corresponden el culto y las doctrinas de la iglesia? ¿Cuáles son los criterios que podrían orientar las prácticas y las demandas del culto contemporáneo? (15) Para responder a estas preguntas Plenc propone seguir el siguiente camino: (1) buscar en la Biblia el significado de la adoración; (2) comprender la relación histórica entre la adoración y la doctrina de la iglesia; y (3) proponer una criterio para la adoración congregacional basado en las doctrinas cristianas sobre Dios, el hombre, la salvación, la iglesia y los eventos finales (16). Para cumplir su propósito inicial Plenc aborda en el segundo capítulo el desafío de definir la adoración. Para ello aborda el estudio de palabras bíblicas clave tales como “homenaje”, “servicio”, “reverencia”, “glorificación”, “alabanza”, etc. Curiosamente, al momento de elaborar una definición, Plenc no parece depender demasiado de su análisis previo de los términos bíblicos sino que presenta definiciones de diferentes autores de los cuales busca extraer un consenso. En base a ese consenso Plenc propone que la adoración se puede definir como “la respuesta positiva, sumisa, obediente e integral del hombre redimido a la iniciativa de Dios de revelar sus atributos y acciones, sobre todo de creación, redención y providencia” (30). El resto de la obra busca ser un desarrollo de este concepto fundamental. En el tercer capítulo, Plenc aborda las formas de concebir la adoración para el catolicismo, el protestantismo, el carismatismo y el adventismo, demostrando de qué manera su entendimiento doctrinal determinó sus formas o estilos de culto. En el caso de la iglesia adventista, Plenc destaca el papel de Elena de White, quien valora en sus escritos “atributos divinos como la santidad, la grandeza, y la trascendencia de Dios” (47)
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en contraposición a algunas tendencias carismáticas surgidas en el adventismo primitivo. A pesar de este énfasis “el adventismo no logró evitar definitivamente el impacto del carismatismo, particularmente en la experimentación con estilos de culto de celebración a partir de los años 1980” (48). Este impacto se ha notado más en que “el adventismo ha estado utilizando la música y otros elementos del culto carismático” (ibíd). Plenc no ve que estos cambios sean automáticamente negativos. El concepto del culto ha cambiado, ”a veces favorablemente, hacia una actitud más abierta a la celebración, el gozo y la gratitud” (ibíd). Los capítulos cuatro y cinco examinan la relación entre la adoración, por un lado, y el carácter y las acciones de Dios por otro. Se incluye aquí el aspecto trinitario de Dios. Se dividen los atributos de Dios en absolutos, relativos y morales, de acuerdo a una clasificación corriente en la teología sistemática, para ocuparse al final de la relación de Dios con el mundo destacando la necesidad de un equilibro entre la trascendencia e inmanencia de Dios en la adoración. Plenc señala que este equilibrio se encuentra tanto en la Biblia como en Elena de White, aunque su afirmación sobre esta última (66) parece estar algo enfrentada con lo que dice en la página 47 (ver párrafo anterior). Por otro lado, no señala claramente cuáles atributos pueden asociarse con la trascendencia de Dios y cuáles con su inmanencia. En relación a las acciones de Dios, la adoración también es una respuesta a sus acciones de revelación, creación, preservación, providencia y redención. De esto se desprende entre otras cosas que la adoración es originada en Dios y debe estar centrada en Dios. Plenc también extrae criterios relacionados con la adoración
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de la concepción bíblica del hombre (capítulo 6), de la salvación (capítulo 7), de la iglesia (capítulo 8) y de los eventos finales (capítulo 9). Llama la atención el poco espacio dedicado a un tema tan importante como la discusión sobre la relación entre la adoración y el contexto cultural del ser humano (92, 93). Por otro lado, en cuanto a la cuestión de si la meta principal de la iglesia es la adoración o la misión (122, 123) su discusión resulta un tanto ambigua. El lector se pregunta a veces si Plenc utiliza con total rigor algunos pasajes bíblicos. A título de ejemplo, en la página 25 cita a 1 Cor 6:20 como si pidiera glorificar a Dios en cuerpo y espíritu, cuando la evidencia textual sugiere que la palabra espíritu no figura en el texto griego. Por otro lado, hubiese sido deseable que algunos de los criterios en cuanto a la adoración que Plenc elabora fuesen discutidos un poco más en el terreno de sus aplicaciones concretas. Esto tal vez se deba a un tono intencional que busca evitar polémica, como el mismo autor afirma en el prólogo (11). La obra se complementa con una extensa bibliografía (145-159). En resumen, la lectura de esta obra es ampliamente recomendable no sólo para pastores y profesores de Culto y Adoración sino también para todos aquellos interesados en profundizar la teología bíblica de la adoración. Roy Graf
