Bizancio y la provincia de Spania: ¿capital Málaga?

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N.º 75

ENERO-MARZO 2012

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BIZANCIO Y LA PROVINCIA DE SPANIA: ¿CAPITAL MÁLAGA? Por Francisco Collado Campaña

L

a caída del Imperio Romano de Occidente se produce en el año 476 después de Cristo. A la muerte del emperador Teodosio (395), el Imperio es dividido en dos bloques, el Imperio de Occidente, que queda en manos de Honorio, y el Imperio de

Oriente, que es heredado por Arcadio. No pasarían muchos años para que la civilización romana que se asentaba en Hispania, Italia, Galia, Britania y el norte de África cayera en manos de los pueblos del Norte. Así, los factores que conllevaron la caída de este extenso territorio y el cese de su unidad política fueron, entre otros, la caída de los ingresos del erario público, la entrada de soldados bárbaros en el ejército y la escasez de líderes militares capacitados. Para principios del siglo V, godos, vándalos, suevos y francos, entre muchos otros, arrasaron paulatinamente las provincias romanas, siendo ocupada la Península Ibérica por vándalos y, posteriormente, por los visigodos, tras la expulsión de los primeros.

El Imperio Romano de Occidente en el siglo V La relevancia de la caída de Roma tiene un valor fundamental para la historia de Occidente. En primer lugar, marca el paso de la Edad Antigua a la Edad Media. En segundo, supone una transformación política, económica y social, con el paso de la unidad política hacia la poliarquía feudal. Por último, el antiguo Derecho Romano se integra con las costumbres y normas de las tribus visigodas, dando lugar a las leyes que imperarán a lo largo de la Edad Media en el territorio conquistado. No obstante, en la dimensión cultural, los nuevos gobernantes heredaron y mantuvieron el latín como lengua culta y religiosa y el cristianismo como culto oficial.

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El emperador Justiniano y su séquito. Mosaico situado al lado del altar de la iglesia de San Vital de Ráv ena (Italia).

Mientras todo el Mediterráneo Occidental experimentaba el cambio de gobernantes, fronteras y leyes sumido en el caos de la guerra, el Imperio Romano de Oriente caminaba hacia su época de gran esplendor. En esta coyuntura, Bizancio se convertía en una de las grandes potencias marítimas debido a las trifulcas entre los propios pueblos bárbaros por delimitar las fronteras de sus reinos y territorios (Martínez, 1992). Desde el otro lado de la costa mediterránea, los gobernantes romanos de Oriente interpretaron las victorias de los pueblos extranjeros como la pérdida de un territorio que les pertenecía, no ya política, sino culturalmente. Por eso, en torno a la primera mitad del siglo VI, el emperador Justiniano I (483-565) inició desde Constantinopla una serie de acciones militares que tenían como objetivo la reconquista de lo que hubiera sido el Imperio Occidental.

Los bizantinos traicionan a los visigodos de la Península Ibérica La fuente más antigua de esta campaña militar se encuentra en algunas notas desordenadas de San Isidoro de Sevilla. Según relata el sabio hispalense, los bizantinos habían arrebatado el Norte de África y el Sur de Italia de manos de los vándalos. En esta situación, el noble visigodo Atanagildo cerró un pacto con Justiniano en el año 552 para que le ayudase a arrebatarle el trono a su adversario el rey Agila I (Vallejo, 2002). Aunque no queda claramente detallado, los historiadores plantean la hipótesis de que dicho acuerdo implicase la cesión de determinados territorios a los bizantinos. Este argumento explica que las tropas orientales ocupasen las ciudades de Carthago Nova y Gades, bajo el liderazgo del general Liborio, con la pretensión de ayudar a Atanagildo y que, posteriormente, traicionasen el pacto invadiendo el resto de la costa mediterránea de la Península Ibérica. Rápidamente, corrió

la noticia de

que

los bizantinos habían

conquistado

importantes plazas marítimas entre la población hispanorromana de la Bética, cuya élite dirigente era la responsable del gobierno de la zona. Esta clase alta hispanorromana tenía una cultura común con los bizantinos y rechazaba la presencia de los bárbaros. Así que animaron revueltas y enfrentamientos en distintas ciudades y villas para favorecer la llegada de las tropas de Constantinopla. Merece la pena mencionar el caso de Córdoba, donde se produjo una violencia extrema. Los bizantinos conquistaron Malaca y Baza para el año 552, alcanzando hasta Sevilla y Mérida. Durante ese tiempo, Atanagildo había vencido frente a su adversario Agila I, lo que favoreció que la aristocracia visigoda se unificara en torno a su figura. Sin dudarlo, el noble

visigodo avanzó

con sus tropas hacia el interior de la zona bizantina,

aproximadamente para el año 555. Así, las tropas de Justiniano se replegaron hasta sus

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aproximadamente para el año 555. Así, las tropas de Justiniano se replegaron hasta sus dominios costeros, que abarcaban desde la actual provincia de Huelva hasta Cartagena e incluía las Islas Baleares, con los que fundan la provincia de Spania (Vallejo, 1993). El problema al que se enfrentaban ahora los bizantinos era inverso a la ventaja de la que habían gozado en un primer momento. Si habían comenzado expulsando a los distintos pueblos bárbaros de los antiguos dominios romanos gracias a su fragmentación política y sus disculpas, ahora se enfrentaban a un ejército visigodo unido por un mismo líder.

Foto del dromón grabado en una piedra que se ha encontrado en Málaga, prueba de la presencia bizantina en nuestra ciudad. El dromón era un barco de guerra del Imperio bizantino, siendo uno de los estandartes de su flota. Su desplazamiento se lograba con tres v elas triangulares (llamadas ‛latinas’) y dos filas de remeros. (Museo Nav al de Madrid)

La provincia de Spania y la situación de Málaga La provincia bizantina de Spania tendrá una duración de algo más de medio siglo. Se trató eminentemente de una zona costera rodeada en el interior por distintos frentes enemigos, lo que, unido a la falta de tropas, obligó a los orientales a encerrarse en sus fortalezas cercanas al mar. El gobierno de la región quedaba en manos de un líder político y militar, que mantuvo la estabilidad durante el reinado de Justiniano hasta el 565 (Vallejo, 1993). Las principales ciudades de esta provincia fueron Malaca (Málaga) y Carthago Nova (Cartagena), y se postula que una de las dos sería posiblemente la capital de la provincia. En cuanto a la zona de Málaga, se establece que el desembarco tuvo lugar en los primeros momentos de la campaña, cuando los bizantinos aún eran aliados de Atanagildo (Vallejo, 2002). Esta hipótesis planteada por los historiadores sugiere que el gobernante local permitiría el establecimiento de los orientales. A partir de ahí, los bizantinos adoptaron Málaga como base de operaciones y aprovecharon la escasa presencia de tropas visigodas para emprender la campaña en la Península Ibérica. Si, por el contrario, la ciudad estaba bajo el dominio de Agila, los soldados de Constantinopla habrían tomado la ciudad por la fuerza y gracias a su superioridad en el combate marítimo. Una vez los bizantinos se hicieron con la ciudad, aprovecharían para extenderse por el resto de plazas marítimas en la costa de la Bética.

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marítimas en la costa de la Bética.

De la presencia bizantina en Málaga, han quedado algunos restos arqueológicos. Entre ellos, el más importante es la imagen grabada de un barco que los expertos han calificado como un “dromón bizantino”, una nave propulsada por amplias velas y remos. Por la brevedad de la ocupación, los historiadores han puesto en duda el origen y la época de esta pieza. Por un lado, el profesor O. Höckmann (1995) establece una cronología del siglo VI en relación con la presencia de Bizancio en la Bética. En cambio, otros autores, como Alertz (1995), señalan que esta imagen es propia del período del emperador León VI. En concreto, esta obra se encuentra en el Museo Naval de Madrid. Una cuestión interesante sobre el dromón, que era un barco de gran escala, es su comparación cualitativa con la actual jábega. De hecho, los expertos establecen que la forma de la tradicional embarcación malagueña y la disposición de los remos están relacionadas con este tipo de embarcación. Probablemente, el breve tiempo que los bizantinos estuvieron en Málaga no fue suficiente como para adoptar la estructura de estas naves y adaptarlas a un tamaño menor. Por tanto, esta influencia sería indirecta y vendría más bien condicionada por otras embarcaciones similares que usaron otras culturas mediterráneas, como los fenicios, los griegos y los egipcios.

Malaca, ¿capital de Spania? El debate sobre la capital de Spania representa un interrogante que los historiadores aún no han conseguido desentrañar. Por lo que, la ciudad de Málaga posiblemente pudiera haber sido el centro neurálgico de esta provincia, aunque, en caso de no haberlo sido, fue una de las principales plazas marítimas tanto en el término militar como comercial. De hecho, la historiografía del puerto de Málaga constata que los bizantinos acometieron con obras de reparación y expansión de los muelles durante su ocupación (Martínez, 1992; Autoridad Portuaria de Málaga), además de mantener la tradición pesquera que ya había adquirido la ciudad después de varios siglos y consolidando los contactos comerciales con otros puertos.

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Mapa de la prov incia bizantina de Spania.

Para finales del siglo VI, los hijos de Atanagildo dirigen continuas escaramuzas contra las ciudades de Almería y Murcia, al tiempo que diversas conquistas de los visigodos frente a los bizantinos van cerrando el cero. Es el líder Sisebuto quien, durante dos campañas contra los bizantinos, conquista la ciudad de Málaga en el año 615, fecha que coincide con el cónclave del clero visigodo. Posteriormente, Cartagena era arrasada y perdía el obispado visigodo que disfrutaba previamente a la conquista bizantina. Así, los visigodos, que se habían convertido al catolicismo, castigaban a los hispanorromanos que se habían rebelado y colocado de parte de los bizantinos. En torno al año 624, las tropas de Constantinopla se retiraban definitivamente de la Península Ibérica y caía la provincia de Spania.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ALERTZ, U. (1995): «Ein Graffito aus Malaga – Ein Dromos Leos VI?», en Das Logbuch, 31, pp. 60-66. AUTORIDAD PORTUARIA DE MÁLAGA: «Historia del Puerto», en El Puerto [En Línea]. Disponible en Web: . (Consulta del 24 de abril de 2012). HÖKMANN, O. (1995): Antike Seefarht. München. MARTÍNEZ, Sergio (1992): «La navegación en el Mediterráneo: Bizancio y el Islam», en Cuadernos de Arqueología Marítima, 1, pp. 139-148. VALLEJO, Margarita (1993): Bizancio y la España tardoantigua (ss. V-VIII): un capítulo de historia mediterránea. Universidad de Alcalá de Henares, Madrid. —— (2002): «Las relaciones políticas entre la España visigoda y Bizancio», en AA.VV. [ed.]: Toledo y Bizancio. Universidad de Castilla-La Mancha, Toledo, pp. 75-112.

FRANCISCO COLLADO CAMPAÑA (Málaga, 1984). Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster en la Unión Europea por el Instituto Europeo ‘Campus Stellae’. Actualmente, cursa los estudios de la licenciatura en Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla). Desde finales de 2002, ha ejercido como periodista para Onda Puerto Radio, Canal Sur Radio, diario SUR y Punto Radio. Además de trabajar como técnico de comunicación para la Diputación Provincial de Málaga e Ingeniería Sin Fronteras, es investigador en politología y colabora en la publicación El Avisador Malagueño, de la Academia de las Artes y las Letras Santa María de la Victoria. Ha publicado los poemarios Si al mirar las estrellas hacia el cielo (2003), la colección Ars Poética (2004) en ‘Nómadas’ y Tú no sabes de amor (2005) en ‘El Robador de Europa’ y resultó Primer Accésit en el concurso de poesía de la Feria del Libro Antiguo de 2006.

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Año XI. II Época. Número 75. Enero-Marzo 2012. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2012 Francisco Collado Campaña. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones del texto, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2012 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

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