Biotipología y eugenesia en Argentina. Matices y voces disonantes en la historia de un rotundo fracaso.

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Descripción

Biotipología, eugenesia y orden social en Argentina, (1930 - 1943). Matices y voces disonantes en la historia de un rotundo fracaso.

José Antonio Gómez Di Vincenzo Centro Babini, Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, Buenos Aires, Argentina. [email protected]

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Resumen Estudios historiográficos han venido ocupándose de analizar un conjunto de ideas que circularon entre las élites intelectuales y políticas y las instituciones eugenésicas del país. Son conocidas las tecnologías sociales propuestas por la literatura eugenésica en Argentina. Entre éstas se destacó el fichado biotipológico de la población y su articulación con test psicotécnicos. No obstante, la propuesta nunca pudo institucionalizarse como política pública, más allá de una serie de pruebas o experiencias efímeras, dada una serie de contradicciones, discrepancias, críticas y desacuerdos al interior mismo de las instituciones o provenientes de distintos sectores del contexto social. Este trabajo discute algunos aspectos centrales de la historiografía clásica sobre la temática, esa que encuentra una suerte de complot totalitario omnipresente a lo largo del siglo XX, tratando de imponer las prácticas ligadas a la denominada “eugenesia latina”, gracias a una “coercitividad disimulada” y mostrar los matices y tensiones presentes en los discursos. Palabras claves: Biotipología, eugenesia, orden social, tensiones, disenso.

Biotypology, eugenics and social order in Argentina, (1930 - 1943). Shades and dissonant voices in the history of a failure. abstract Historical studies have been dealing with analyzing a set of knowledge and ideas circulating among the intellectual elites and political and eugenic institutions in the 2

country. The social technologies proposed by the eugenic literature are well known in Argentina. Among these are highlighted the biotipológical cards used in profiling the population and its articulation with psychometric tests. However, the proposal was never institutionalized as public policy, beyond a series of tests or ephemeral experiences, given a series of contradictions, discrepancies, reviews and disagreements within the same institution or from different sectors of the social context. This paper seeks to discuss some central aspects of classical historiography on the subject, that it is a sort of totalitarian plot ubiquitous throughout the history of the twentieth century, trying to impose the practices associated with the so-called "Latin eugenics" thanks to a "hidden coercivity", show the refinements and tensions in the addresses. Keywords: Biotypology, eugenics, social order, tension, dissent.

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Biotipología, eugenesia y orden social en Argentina, (1930 - 1943). Matices y voces disonantes en la historia de un rotundo fracaso. “Muchas historias resultaron simples y racionales a costa de simplificaciones excesivas”. (Paolo Rossi, Las arañas y las hormigas. Una apología de la historia de la ciencia.)

Consideraciones previas Una serie de estudios historiográficos han venido ocupándose de analizar un conjunto de saberes e ideas que circularon entre las élites intelectuales y políticas autóctonas y las instituciones eugenésicas del país. Existen importantes y abundantes aportes que tratan la problemática desde diferentes lugares. No se puede dejar de reconocer una deuda con Palma (2002), Miranda y Vallejo (2005) o Vallejo y Miranda (2007), sólo por nombrar los desarrollos más destacados en Argentina.1 Son conocidas, entonces, las tecnologías sociales y médicas propuestas por la literatura eugenésica con el objeto de resolver, teórica y prácticamente, la tensión entre homogeneización y diversificación de la población desde la medicalización de las relaciones sociales (por ejemplo: certificado médico prenupcial; control diferencial de la concepción; esterilización de individuos o

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En las últimas décadas han aparecido también numerosos estudios sobre el movimiento eugenésico en distintos países. Véase, entre otros Álvarez Peláez (1985, 1988, 1999), Álvarez Peláez (1985, 1988, 1999); Chorover (1985); Glick, Th; Puig-Samper, M. y Ruiz, R. (edit) (2001); Kevles (1995); Romeo Casabona (edit.) (1999); Palma (2005); Suárez y López Guazo (2005).

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grupos; aborto eugenésico, control de la inmigración). Entre estas tecnologías se destacó, especialmente en la década del 30 del siglo pasado2, y gracias a la impronta de la Asociación Argentina de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social3 (en adelante, AABEMS), el fichado biotipológico de la población y su articulación con el empleo de test psicotécnicos. Palma y Gómez Di Vincenzo (2009) Desde la biotipología se sostiene que es posible establecer una clasificación de los seres humanos

a

partir

de

determinadas

características

corporales,

anatómicas,

manifestaciones de orden hormonal, humoral, factores genéticos, ambientales y aspectos neuropsicológicos, y que existe una relación entre el biotipo obtenido y ciertos rasgos temperamentales, aptitudinales y morales del sujeto. En la evaluación biotipológica, el médico confecciona un fichado recabando una serie de datos biométricos, clínicos y psicológicos con el fin de determinar el biotipo del sujeto e inferir las características temperamentales específicas, cualidades morales y aptitudes que corresponden a dicho biotipo, evaluando las posibilidades del sujeto, por ejemplo, para el cumplimiento de determinados roles u ocupaciones prácticas. Pende (1947)

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No obstante, como sugieren Vallejo y Miranda desde 1923, algunos representantes de la comunidad médica exigían la aplicación de la biotipología junto al programa eugenésico. Vallejo y Miranda (2004) 3

La AABEMS fue fundada en el año 1932 en Buenos Aires, Argentina. A ella, se acercó un nutrido y variopinto grupo de intelectuales empapados de los ideales eugenésicos con el objeto de implementar las tecnologías sociales asociadas al programa y difundir los saberes que caracterizan dichas prácticas. En efecto, entre sus principales actividades se encontraba la realización de investigaciones en el área de la medicina constitucional para determinar los biotipos étnicos de la población argentina y obtener, de este modo, un diagnóstico que permita llevar a cabo un programa eugenésico.

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Las más caras metas del ideario eugenista cobran, entre los años 1930 y 1943, un impulso formidable. Nunca como antes - y tampoco después-, llegarán a adquirir la fuerza que caracterizaron dicha época, el grado de influencia en ciertos sectores y penetración en instituciones públicas. Pero además, es en esta fase, cuando más fuertemente se encuentra imbricado el discurso eugenésico con la práctica médica. No obstante, la propuesta de biotipificar a la población nunca pudo institucionalizarse. En absoluto fue más allá de una serie de pruebas o experiencias efímeras, dada una serie de contradicciones, discrepancias, críticas y desacuerdos al interior mismo de la AABEMS y provenientes de distintos sectores del contexto social. El objetivo de este trabajo es indagar por qué todo este conjunto de disciplinas y prácticas orientadas a delinear la praxis eugenésica nunca pudo implementarse, más allá de ciertas transitorias experiencias. Se revisaran aquí algunos aspectos centrales de la historiografía clásica sobre la temática, esa que encuentra una suerte de complot totalitario omnipresente a lo largo de la historia del siglo XX, tratando de imponer las prácticas ligadas a la denominada “eugenesia latina”, gracias a una “coercitividad disimulada”, categorías que también se discutirán aquí. Vallejo (2005)4

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Ya desde su trabajo “Los bordes y los límites de la eugenesia, donde caen las “razas superiores” (Argentina, primera mitad del siglo XX)”, incluído como capítulo en el citado texto de Vallejo Miranda (2007), María Silvia Di Liscia daba cuenta de una serie de problemas teóricos que surgen a partir del tratamiento dado por diferentes investigadores al asunto de las políticas médicas orientadas a la medicina social cuando dichas cuestiones quedan subsumidas dentro de lógicas y programas corporativos bajo la influencia de ideologías fascistas. Véase también Vallejo, G., Miranda, M., (2005): “La eugenesia y sus espacios institucionales en Argentina”, en Miranda, M., Vallejo, G., (comps), Darwinismo social y eugenesia en el mundo latino, Buenos Aires: Siglo XXI; Vallejo (2004): “El ojo del poder en los espacios del saber”, en Asclepio, LVI (1), pp. 219-244; Vallejo, G., Miranda, M., (2004): “Los saberes del poder: eugenesia y biotipología en Argentina del Siglo XX”, en Revista de Indias, LXIV (231), pp. 425-444.

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En efecto, cuando se recorren los documentos, la cuestión deja de ser lineal. Lejos del dominio hegemónico de un grupo de élite ilustrado, empapado de las ideologías fascistas, conspirando a partir de una teoría a priori que diera sustento a sus intervenciones desde las esferas del poder, lo que caracteriza al programa eugenésico local, es un complejo entramado de discursos y prácticas en algunos puntos concordantes, pero en otros, disonantes. Lejos está del propósito de este trabajo impugnar los relatos existentes acerca de la temática. El objetivo es agudizar la mirada, teniendo en cuenta la complejidad de las prácticas sociales y los discursos, en los que algunos actores, apelando a distintos significados y metáforas, buscan alcanzar los fines previstos, mientras otros, desde distintos espacios, manifiestan resistencias, desacuerdos e impugnaciones. Todo programa eugenésico para ser exitoso necesita operar evolutivamente sobre la totalidad de la población. Requiere, por lo tanto, de la implementación de políticas públicas que pongan en marcha las tecnologías sociales de corte eugenésico y su segura aplicación por medio de la coacción estatal. En Argentina, nunca se aprobaron leyes que universalicen la propuesta, por lo que puede sostenerse que la historia de la eugenesia argentina y sus tecnologías sociales es la narrativa de un rotundo fracaso. Las investigaciones e innovaciones tecnológicas realizadas en el campo de la biotipología y la psicotecnia y empleadas para el fichado biotipológico, junto con las tecnologías sociales postuladas desde el programa eugenésico, afectan, de algún modo, a la sociedad en su conjunto, plantean tomas de posición política e influyen en la cultura, al tiempo que reciben influencias del contexto en el que se inscriben. En este sentido, representan un claro ejemplo de las influencias recíprocas entre el desarrollo 7

científico, la innovación tecnológica y el contexto sociocultural, demandando para su elucidación, un abordaje multidisciplinario propio de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología. Es por tal motivo que este trabajo, al centrarse en el estudio de las relaciones entre eugenesia, biotipología y orden social, se inscribe dentro de ese campo de estudios. Para cumplir con el propósito planteado, se analizarán fuentes documentales diversas: los Anales de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social (en adelante, Anales), el Tratado de Biotipología, ponencias en congresos, entrevistas y artículos que recogen la temática desde otros enfoques. Dados los límites espaciales que son propios de este tipo de trabajo, sólo se expondrán aquellos datos y argumentos que se consideran más representativos para dar cuenta de las tesis planteadas.

Revisando la historia El recorrido que se emprenderá, a continuación, tiene como protagonista a una figura clave en el campo de la biotipología argentina, el Dr. Arturo Rossi. Tres son los motivos por los cuales se ha decidido exponer los cruces y tensiones presentes en el discurso biotipológico y eugenésico haciendo foco en las intervenciones de Rossi. En primer lugar es el principal impulsor y exponente de la biotipología en el país; en segundo término es quien enarbola con más énfasis los discursos legitimadores de las prácticas, llevando a distintos ámbitos, cual cruzado, la propuesta de biotipificar a la población, buscando fundamentar el estatus de las prácticas asociadas al programa eugenésico del período y su potencia transformadora para el progreso social; en tercer lugar, y

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principalmente, Rossi es un fascista militante5 y es discípulo de otro miembro consagrado del partido, el Dr. Pende. La estrategia de exposición adoptada puede resultar llamativa en la medida que parte del reconocimiento de aquellos indicios que podrían llevar al investigador a validar argumentos tales como los que se sostienen desde una historiografía que sobredimensiona la influencia del fascismo en el discurso eugenésico del período, para luego, destacar el carácter “latino” de la eugenesia argentina y su tinte totalitario. No obstante, como se podrá constatar a lo largo del presente trabajo, nuestro personaje chocará con diversas objeciones provenientes de distintos ámbitos, haciendo que, tras exponer claramente los objetivos prácticos del programa, inspirados en la experiencia italiana, deba, lisa y llanamente, dejar de lado el tenor proselitista de sus primeras notas para remitirse a exponer sólo los aspectos formales de la disciplina en sendos artículos escritos hasta su muerte en Anales.

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Además de ocupar importantes cargos en la AABEMS (como Presidente y Director de Anales), hacia 1935, Rossi creó y presidió el Comité Argentino Pro-Italia y la Unión latina Argentina - Italia. Rossi defendió activamente las intervenciones de la Italia fascista en África. Trabajó juntando firmas de importantes intelectuales argentinos para una petición en contra de las sanciones impuestas a la Italia de Mussolini. En cumplimiento de los cargos anteriormente citados fue agasajado el 10 de mayo de 1936, por la Asociación Patriótica Italiana en un acto celebrado en el teatro Colón de Buenos Aires, con el motivo de festejarse las victorias fascistas italianas, específicamente, la conquista de nuevos territorios en África. En dicho acto, Rossi pronunció un discurso en el cual, celebró las conquistas y sostuvo que desde el 2 de octubre hasta el 5 de mayo la gesta etíope mussoliniana había contado con el apoyo del Vicepresidente de la Nación Argentina, del Ministro del Interior, del Intendente Municipal y del alto clero nacional. Prislei (2004), Scarzanella (2007).

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¿El totalitario director de Anales sin límites? Rossi editó en el Nº 31 de Anales, una nota acerca de la legislación racista del Tercer Reich. Veamos las repercusiones, controversias y reproches que esto trajo aparejado de parte de los colegas y cómo estos cuestionamientos actuaron como limitación, impidiendo en lo sucesivo, la publicación de artículos que pretendan exaltar la política del Tercer Reich. En el artículo citado, la redacción sostiene que el representante de la AABEMS en Alemania, Justus Brinckmann envió para su publicación una reproducción del discurso pronunciado por el Ministro del Interior del régimen, Dr. Frick, el 15 de febrero de 1934, en el que se describe dicha legislación. Se trata de las llamadas “Leyes de Nüremberg”. El encabezado dice que el texto se publica “Considerando que ese discurso tiene marcado interés para los lectores de nuestros Anales”, pero enseguida se pone a reparo, manifestando que se reproduce “sin comprometer la opinión al respecto” y que se toman los más importantes párrafos del discurso “como documento de estudio en los actuales momentos en que la cuestión racial se debate apasionadamente.” (Anales, Nº 31, p. 12). En cierta forma el texto es ambiguo. La redacción se muestra cautelosa y se preserva, frente a las posibles críticas que pudieran dispararse a raíz de tal publicación. Justamente, más adelante, el Nº 37 de los Anales, reproduce una nota titulada “La Legislación Racista Arios y no Arios”. Allí, la redacción de los Anales da cuenta de una serie de debates y repercusiones ocasionadas por la nota anteriormente citada. Un lugar destacado ocupa la mención de una carta enviada a Gonzalo Bosch, vicepresidente de la

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AABEMS, por el Dr. David Efrón del Departamento de Antropología de la Universidad de Columbia y adscripto a la Cátedra de Psicología Experimental de la UBA, quien condena el artículo publicado en el Nº 31, sosteniendo que dicho texto se trata de “una confusa y tendenciosa diatriba en contra de los judíos”. (Anales, Nº 37, p. 6) Además de Efrón, se manifestaron en contra de la nota que reproduce la legislación racista del Tercer Reich otros intelectuales y biotipólogos residentes en Estados Unidos como el Dr. Franz Boas, Director del Departamento de Biotipología de la Universidad de Columbia y el Dr. William White, Presidente de la International Commite for Mental Higiene. En el artículo se reproduce una carta enviada por el mismísimo Boas a la redacción de Anales. Allí sostiene que los argumentos de Frick “carecen de validez científica”. (Anales, Nº 37, p. 6) Boas se toma el trabajo de adjuntar en su emisiva una extensa exposición del Dr. Efrón. La redacción de Anales justifica la publicación de la legislación del Tercer Reich volviendo a insistir en que lo hace “sin comprometer opinión al respecto” y argumentando que los Anales “son y serán siempre, una tribuna abierta a estas manifestaciones de alta cultura”, agregando que las mismas “pueden ser ventiladas con libertad de criterio científico (…) cuando ellas tienen por finalidad (…) el estudio e investigaciones de hechos vinculados al problema de la raza humana”. Anales (Anales, Nº 37, p. 6) Una vez más, una salida ambigua. Se apela a la neutralidad y objetividad, a la libertad de expresión y de divulgar ideas científicas y sin más, la redacción de deshace de toda responsabilidad. Más adelante, en el Nº 38 Rossi reproduce “por cortesía” el texto íntegro de la carta enviada por Efrón, sosteniendo que “la dirección no tiene ningún inconveniente en autorizar que se publique” y entiende “dejar al Dr. Efrón, toda la responsabilidad de sus palabras; y de su exclusiva cuenta,

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van los juicios formulados, con personal apasionamiento, que los lectores podrán leer en la carta, cuya lectura recomendamos”. (Anales, Nº 38, p. 18)

Los roces con el eugenista Bernaldo de Quirós Desde el riñón mismo del movimiento eugenésico, hubo resistencias a ciertas prácticas y discursos enarbolados por Rossi y su séquito de biotipólogos. Es interesante, por tanto, considerar el caso de Bernaldo de Quirós. Asesor letrado de la AABEMS y uno de los principales referentes y promotores de la eugenesia en Argentina, Bernaldo de Quirós abandonó su cargo en la asociación hacia 1939 y fundó en 1945, la Sociedad Argentina de Eugenesia. Fue reemplazado por el Dr. Julio Escobar Saenz, manteniendo solamente en la AABEMS su rol como docente en la Escuela de Biotipología, al solo fin de difundir su mirada integral de la eugenesia. Bernaldo de Quirós difería con Rossi respecto a qué biotipo a considerar como representativo de la argentinidad, siendo para el abogado necesario “rescatar al criollo y al indio”. Consideraba valiosos tanto al mestizo, al gaucho y al descendiente de las culturas autóctonas. Pensaba que ellos representaban al argentino, prefiriéndolos antes que al inmigrante. Bernaldo de Quirós (1942) En una entrevista realizada en Buenos Aires el 23 de noviembre de 2010, el Lic. Rafael Álvaro Puig, alumno y luego adjunto de cátedra de Bernaldo de Quirós, egresado de la carrera de Eugenesia y Humanismo Integral de la Universidad del Museo Social, heredero de la biblioteca, los escritos y las epístolas del abogado y Presidente del Colegio de Eugenistas Humanólogos fundado en 1985 (institución que, dicho sea de paso, aún se encuentra en funcionamiento en el edificio de la Asociación del 12

Profesorado de Buenos Aires y cuyos alcances este historiador aún se encuentra estudiando) sostiene que su maestro hacía explicitas sus diferencias con Rossi en sus clases y conferencias. Aunque sí adhería a los lineamientos generales de la AABEMS, reconociendo los aportes de la biotipología sólo como herramienta de diagnóstico para el tratamiento de enfermedades o para pautar la intervención educativa y medidas de corte higienista, no compartía la mirada del biotipólogo en lo que hace a ciertos núcleos centrales de la eugenesia, ni estaba de acuerdo en cuanto al modo de llevar a cabo el programa eugenésico. El testimonio se refuerza si se considera que Quirós sostiene en La Humanogogía, una de sus obras capitales, que la biotipología, junto a otras ciencias humanas, “ocultan la esencia del hombre más de lo que la iluminan” y por eso no pueden compararse con su eugenesia integral y su humanogogía capaces de “hacernos conocer, comprender y realizar el universo humano en todos sus aspectos, relaciones y fines”. (Bernaldo de Quirós 1970, p. 65) Su posición se alejaba definitivamente de la mirada de Rossi, ligada a la aplicación de tecnologías asociadas con prácticas de eugenesia negativa a las que como un abuso y una irrupción sobre la libertad del individuo. Por otra parte, su liberalismo político (aunque matizado con ciertas dosis de conservadurismo) chocaba con la simpatía por el totalitarismo propia del biotipólogo. Estas diferencias terminaron por ser cruciales a la hora de decidir su permanencia en la AABEMS.

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Biotipología y pedagogía, los límites a la biopedagogia pendeana Rossi también encontró una fuerte resistencia de parte de sectores educativos mucho menos permeables a la propuesta de implementar la biopedagogía6 heredada de Pende que aquellos actores dispuestos a aceptar la consumación de la ficha biotipológica como tecnología social, en todas las escuelas del país.7 Como verdadero militante de la causa, Rossi concurría a cuanto congreso pedagógico tuviera lugar8 para dar cuenta de las soluciones biopedagógicas a las problemáticas educativas y poblacionales argentinas. Pero su propuesta debe insertarse en un ámbito caracterizado por un complejo entramado de posiciones teóricas en puja, distintos enfoques y concepciones pedagógicas acerca de cómo llevar a cabo la práctica educativa. Esto hace que nuestro personaje deba ajustar su discurso para encontrar resonancia en variopintas posiciones. A veces, inclusive, el doctor llega tarde con sus iniciativas puesto que ciertas disputas ya habían sido saldadas por los pedagogos, dando al campo educativo un tinte en el que el discurso del italiano resultaba impropio.

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El maestro de Rossi, Nicola Pende denomina su propuesta sobre educación con el nombre de “biopedagogía ortogenética unitaria”. La principal característica de su biopedagogía es que considera al niño y al adolescente como “individualidad hecha de cuerpo y alma inseparables entre sí”. Pende (1947, p. 426) Nicola Pende insiste en varios capítulos de su tratado y en diversos artículos publicados en distintos medios en este aspecto. 7

La AABEMS contaba con adherentes y afiliados que ejercían distintos roles en el sistema educativo, alqunos de ellos gestionaron la aplicación de la ficha biotipológica, como el Inspector de Escuelas Julio Picarel o el Director de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Rafael Palomeque quien firmó el decreto para su experimentación en dos escuelas de la provincia, la Nº 66 de La Plata y la Nº 1 de San Isidro. 8

En el período estudiado surgían como hongos, dadas las fuertes controversias imperantes en el campo educativo y los intentos de reformar el sistema.

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En efecto, el panorama teórico dentro del campo pedagógico de la época se encuentra cruzado de múltiples tensiones y disputas entre distintas posiciones teóricas.9 Basta con tener presente que sectores de la Iglesia y escolanovistas que se oponían al positivismo (y que en consecuencia, se mostraban reacios a toda propuesta impregnada de naturalismo y biologicismo) habían comenzado a consolidarse, desplazando los discursos de orden cientificista que dominaron la escena en la décadas precedentes. Estos sectores no veían con buenos ojos el tipo de fichado que el biotipólogo promovía, en el que se solicitaba la respuesta a 298 ítems, a los que se agregaban, en el caso de los anormales psíquicos, otros 60. Su rechazo se debía al grado de control que se pretende por parte del especialista médico y su avance sobre los cuerpos. Es así como algunos destacados e influyentes docentes que se desempeñaban en el sistema educativo se opusieron a la implementación de la ficha bitipológica escolar y lo manifestaron en distintos espacios. Para graficar la cuestión veamos un interesante debate que tiene lugar en el Primer Congreso de Instrucción Pública de la Provincia de San Luis realizado los días 9, 10, 11 y 13 de enero de 1936. Allí, un grupo de delegados argumentaron el porqué de su oposición a la realización de la ficha biotipológica en las escuelas. Un artículo publicado en el número 60 de Anales bajo el título “Promovió un interesante y animado debate la ponencia sobre la Ficha Biotipológica Escolar” hace

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Sobre este punto pueden consultarse los trabajos de 28. Carli, S., (2005), Niñez, pedagogía y política. Transformaciones de los discursos acerca de la infancia en la historia de la educación argentina entre 1880 y 1955, Buenos Aires: Miño y Dávila; Puiggrós, A. (1990), Sujetos, disciplina y currículum en los orígenes del sistema educativo argentino, tomo 1, Buenos Aires: Galerna y Tedesco, J., (1986), Educación y Sociedad en la Argentina (1880 – 1945), Buenos Aires: Ed. Solar.

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referencia al mencionado debate y recoge los argumentos esgrimidos por la Dra. Tobar García, la Prof. Salotti y el Dr. Virgilio Moreta Algañaraz en oposición a la propuesta de Rossi. Todos ellos votaron en contra de la ficha biotipológica escolar por considerar entre otras cuestiones que “sus fundamentos son hipotéticos y no científicos”.10 La Dra. Tobar García, además de fundamentar teóricamente sus dudas acerca del estatus científico, argumentó que “la adopción de la ficha significaría convertir a los niños en un cobayo de la India” y que la confección de la ficha presentaría una serie de inconvenientes dados por su extensión, la excesiva cantidad de aparatos que debía llevarse a las escuelas y el “ejército de médicos” que debían abocarse a la tarea.11 Anales (23 p. 18) La Dra. sostuvo irónicamente que, (…) la vida del niño no sería suficiente para llenar esa ficha a conciencia, que la escuela no podía ponerse al servicio de la Biotipología porque si accedemos a esa petición corremos el riesgo de tener que hacer lo mismo cualquier día con corporaciones científicas, industriales, artísticas o de zapateros que nos pidan una ficha para hacer trajes, sombreros, o zapatos para el nuevo biotipo. (Anales, Nº 60, p. 18)

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Primer Congreso de Instrucción Pública de la prov. de San Luis. Anales. Biotipología, Eugenesia y Medicina Social. Nº 60, pp. 1 - 2. Buenos Aires; 1936. 11

Resulta interesante destacar el hecho de que Tobar García adhería e incluso acordaba con miembros de la AABEMS en ciertos puntos básicos, habiendo incluso publicado un artículo en el número 16 de los Anales sobre Educación Diferencial titulado “Las diferencias individuales en la educación primaria”. Aún así, Tobar García podía expresar - y de hecho expresaba- su desacuerdo con ciertas prácticas, discrepando específicamente con la postura propia de los biotipólogos en relación a la implementación del fichado biotipológico de escolares.

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El enfoque epistémico en puja, la herramienta de relevamiento de datos y diagnóstico en disputa El cortocircuito con miembros destacados del campo pedagógico se intensificaba cuando los interlocutores provenían del ámbito de la psicología y la psicopedagogía, sobre todo, cuando Rossi intentaba imponer sus métodos de diagnóstico. Si bien con algunas estrellas rutilantes del campo, el biotipólogo comparte el escenario dentro del movimiento eugenésico y sus instituciones, específicamente, la necesidad de realizar cuantificaciones y mediciones rigurosas para tornar más eficientes las prácticas y lograr mejores resultados escolares, los distanciamientos en relación con algunos presupuestos metafísicos y la modalidad de las prácticas se hacen cada vez más notorios. Las vinculaciones entre psicopedagogía y eugenesia venían aceitándose ya desde fines del siglo XIX. En efecto, en el imaginario pedagógico y eugenésico de la época existe lo que puede considerarse una derivación del programa hereditarista de la inteligencia que se plasma en la práctica educativa bajo el rótulo de optimización de la capacidad productiva de la mano de obra en función de la creencia de que existen ciertas características heredables entre las cuales, la inteligencia ocupa un lugar central. Esta variante, íntimamente ligada a la práctica educativa, ha tenido diferentes formas de implementación concreta, siempre bajo la apariencia de una manera de tornar eficiente la organización de la práctica educativa. En realidad no se trata solamente de lograr un mayor grado de organización sino también, de procurar una verdadera clasificación de los sujetos, aptitudes laborales y distribución de roles sociales.

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Como quiera que sea, es importante analizar cómo este discurso se imbrica con la biotipología escolar y la orientación profesional en el pensamiento de los principales exponentes del movimiento eugenésico argentino y al mismo tiempo, para hacerlo correctamente es necesario tener presente el marcado eclecticismo que define como característica al movimiento en Argentina. Son este eclecticismo y los diferentes puntos de vista reinantes dentro mismo de la AABEMS, los que promovieron una serie de debates acerca del rol de los test psicopedagógicos dentro del programa. En efecto, algunos eugenistas como Víctor Mercante centraban su interés en la psicopedagogía y la psicotécnica viendo a la biotipología, solamente, como un buen complemento teórico-práctico. Estos chocaban con los biotipólogos encabezados por el Dr. Rossi, para quienes tanto la psicopedagogía como la psicotécnica deberían articularse bajo el paraguas más amplio de la biotipología. Más allá de una disputa por el protagonismo y dominio en el campo académico existe una diferencia epistemológica insalvable. Mercante entendía que la psicología brindaba herramientas de vital importancia y que sus aportes debían ser tenidos en cuenta en el ámbito pedagógico. Es por este motivo que el profesor creó una nueva disciplina centrada en el estudio del niño en situación de aprendizaje, la paidología o estudio del alumno que parte del supuesto de que todos los aparatos psíquicos son iguales y se comportan de la misma manera puesto que se desarrollan a partir de una estructura biológica básica que es idéntica para todos los seres humanos. Mercante (1927) Por otra parte, como señalan Talak y García (2004), el conocimiento psicológico de los niños y adolescentes con el propósito de mejorar las prácticas educativas no tenía como

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propósito destacar las “diferencias individuales” sino más bien, el colectivo estudiantil. A diferencia de las aplicaciones de test tal como era concebida por Galton, en las que se destacaban las diferencias específicas de los individuos respecto a una población, Mercante, siguiendo a Hall, se basaba en la recolección de información llevada a cabo por docentes de grandes o pequeñas poblaciones infantiles. Desde la biotipología, por el contrario, los sujetos funcionan según ciertas características propias del biotipo individual no siendo posible encontrar un sujeto igual a otro en lo orgánico funcional. Es el sujeto individual el punto de partida para todo diagnóstico y para la prescripción de las acciones a seguir. A partir del conocimiento diferencial de los individuos se apuntaba a determinar una distribución de roles sociales según una diferenciación de aptitudes o la implementación de diversas tecnologías asociadas a la práctica eugenésica.

¿Eugenesia latina? En su trabajo sobre las formas del organismo social en la “eugenesia latina”, Vallejo apela a la noción de “eugenesia latina” para describir un conjunto de teorías “que tuvo una difusión homogénea en países signados por la presencia central de la Iglesia Católica” caracterizado no por una “benignidad” que la diferenciaba a las soluciones más “duras” practicadas, por ejemplo, en Alemania, sino por “una propia lógica que en todo caso llegará a reemplazar la „coercitividad explícita‟ por otra „disimulada‟, y que viene de la búsqueda de articular la biología y religión a partir de la reinterpretación de la ciencia de Galton” pero sin ir en contra de sus postulados básicos. Vallejo (2005, p. 237)

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Nancy Lays Stepan había sostenido que en México, Brasil y Argentina se había dado un desarrollo de la eugenesia con características propias, dada la impronta cultural ibérica y católica que la tornaban crítica del darwinismo y más cercana a la base ambientalista que a la hereditarista. Stepan (1991) Stepan elaboró, entonces, el término de “eugenesia positiva y latina” para contraponerla a la “negativa” imperante en los países anglosajones y protestantes. Vallejo discute esta forma de utilizar el concepto introduciendo la categoría “eugenesia latina”. Desde la mirada del autor, ésta acentúa la influencia de ideologías de corte fascista italianas en las instituciones eugenésicas argentinas y en la legislación propia de la década del 30. Vallejo (2005) Según el investigador, En ese „ajuste‟ de la eugenesia a la realidad „‟latina‟, le cupo un rol protagónico a Nicola Pende y su biotipología creada en Italia para poner en interacción una relectura del organicismo social de Santo Tomás de Aquino con la predicción de comportamientos humanos buscada en la medicina endócrina y la biología. Inmersa en un vitalismo que catalizaba tendencias que a priori parecerían poco asimilables, la biotipología de Pende nació a partir de fundamentos socio-darwinianos y precisos mandatos de la preceptiva tomista que pasaron a iluminar una nueva teoría orgánica del Estado. Vallejo (2005 p. 237) Junto con estas reflexiones de tipo filosófico, el autor expone el uso que de las analogías orgánicas hace el Dr. Pende en sus trabajos con el objeto de legitimar su avance sobre el orden social. Según el biotipólogo italiano, sostiene, el médico tenía la misión de

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trasladar sus conocimientos sobre el funcionamiento endocrinológico, y en general, de todas las funciones del organismo humano, a la sociedad. Vallejo (2005) Del mismo modo que en la colectividad de los tejidos y de las células de un organismo existen, para la gran ley de la división del trabajo, clases celulares energéticamente diferenciadas que trabajan en armonía unas con otras en el recíproco interés, que es el interés colectivo, en el organismo nacional las verdaderas clases de ciudadanos serán ahora en adelante las clases biológicas, las clases energéticamente diferenciadas de los trabajadores y productores. Citado en Vallejo (2005 p. 249) Puede pensarse entonces que, para avanzar sobre las libertades individuales y la igualdad de derecho en la que se encuentran los ciudadanos, como resultado de la constitución moderna del Estado, y poder intervenir sobre los cuerpos y prescribir roles y destinos sociales, a partir del diagnóstico biotipológico, indicando de este modo el lugar que cada individuo ocupará en la división social del trabajo en función de sus cualidades - puesto que si bien somos todos iguales, no todos podemos ocuparnos de lo mismo-, el biotipólogo debe poner el todo por sobre las partes, al interés general por sobre el particular. Para ello, debe apelar a una concepción organicista del Estado, inspirada en el trabajo individual de cada ciudadano cual si fuera una célula, un tejido o un órgano en el organismo vivo. Ahora bien, antes de dar cuenta de los argumentos que permitirían poner en duda la potencia explicativa de la categoría conceptual “eugenesia latina” caracterizada por una “coercitividad discimulada” es preciso introducir una breve aclaración. El médico

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biotipólogo desarrolla su actividad en un nivel de discurso en el que para nada se encuentra presente una reflexión meta-teórica del estilo del que el lector encontrará en la cita que antecede este párrafo, ni en las anteriores. Dicho en otros términos, ni Pende, ni su discípulo Rossi, ni ningún otro exponente del movimiento eugenésico argentino se discurría en el campo de la filosofía de la ciencia o de la filosofía en general. Eran médicos preocupados por llevar a cabo sus planes de progreso social, mediante la estrategia eugenésica basada en alertar sobre la decadencia de la sociedad occidental (o de la especie), un discurso bastante corriente hacia fines del siglo XIX y sobre todo, después de la primera guerra mundial. Por lo tanto, todas las apreciaciones acerca de posicionamientos epistemológicos y/o filosóficos en general tales como, “la concepción organicista del Estado”, el “organicismo social de Santo Tomás de Aquino” o “vitalismo”, supuestamente presentes en la obra de Pende, constituyen interpretaciones a posteriori del investigador citado. En rigor, el uso de metáforas y analogías propias del campo de la biología se lleva a cabo en un espacio en el que, de lo que se trata, es de interpelar y convencer al otro para la consecución de los fines previstos pero sin apelar, conspirativa o conscientemente, a ninguna forma de discurso que, a priori, legitime o fundamente dichas prácticas. En otras palabras, son las metas las que guían la acción, y en pos de su concreción, el médico argumenta, a veces apelando a distintos significados disponibles, metáforas, analogías, sin que medie de su parte, una reflexión a priori sobre el carácter de cada uno de estos significados. No hay “mandatos” ni “preceptos”; no hay intrigas totalitarias. En definitiva, la historiografía que ve en el discurso biotipológico una trama conspirativa surge, en primera instancia, como resultado del hecho de pretender ajustar toda la complejidad de dicho discurso a una evaluación epistemológica y/o filosófica realizada a posteriori y en otro nivel teórico; en segundo 22

lugar, por sobredimensionar el rol que dentro del discurso eugenésico argentino llevaron a cabo Pende y su discípulo Rossi. Ahora bien, en contra a la supuesta negatividad propia de la propuesta eugenésica autóctona y su “coercitividad discimulada”, ambas notas características que permitirían dar cuenta de la “latinidad” de la eugenesia por estas pampas, pueden contraponerse una serie de datos que surgen del relevamiento mismo de documentos históricos. En efecto, si el historiador recorre los diversos trabajos publicados en los Anales puede constatar que existía una preocupación por la salud de la población que se denota en su lucha contra la tuberculosis, las enfermedades venéreas, las endémicas, la fundación y el apoyo a instituciones benéficas ocupadas de dar tratamiento a la infancia y a la madres en situación de desamparo, la nipiología, la puericultura, la nutrición en general, etc. En muchos casos, el fichado biotipológico contribuyó también a aportar datos para implementar acciones preventivas y terapéuticas. Efectivamente, muchos de los niños a quienes examinó biotipológicamente el Instituto de Biotipología fueron posteriormente enviados a recreos o “preventorios”, para su debido cuidado y educación. Uno de estos espacios destinado al cuidado de los niños y madres en situación de desamparo fue el “Gran Preventorio Parque Redolatti” situado en Tandil, provincia de Buenos Aires. Allí, según sostenía Lozano en una nota publicada en los Anales del 15 de diciembre de 1933, Se enviarán a los niños que examine nuestro Instituto de Biotipología y que requieran campo. Será, pues, un establecimiento de permanente prevención para mujeres y niños, donde estos serán estudiados biotipológicamente, lo

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que les permitirá ser unidades activas y eficientes en nuestro medio. Lozano (1933, p. 13) En la gran mayoría de los trabajos publicados se hace referencia a proyectos que apuntan a modificar y controlar las condiciones ambientales, luchar contra enfermedades como la tuberculosis o las venéreas, definir roles laborales, proteger la procreación, la maternidad y la infancia o la reglamentación de la prostitución. Se refuerza, entonces, lo adelantado por Di Liscia (2007): en Argentina, y más allá de las contradicciones y distintos puntos de vista presentes entre los protagonistas del movimiento, la eugenesia fue preventiva y no negativa.

Conclusiones El recorrido realizado nos ha permitido poner de manifiesto una serie de disonancias propias del programa eugenésico local durante el período analizado. Cuando se recorre el recetario de soluciones que promueve la AABEMS, centrándose la mirada en el discurso del biotipólogo, soluciones emanadas de una cantidad de estudios puestos en conocimiento al resto de la comunidad en publicaciones tales como Anales o en ponencias presentadas en distintos ámbitos, un marcado optimismo y cierto halo exitista conquistan la escena, entonces, el historiador se siente tentado a concluir que, en Argentina, el programa eugenésico fue un éxito, una conspiración totalitaria que, lenta y meticulosamente, fue logrando imponer en diversos ámbitos sus objetivos. Sin embargo, esto no ocurrió, el programa jamás adquirió el vuelo que sus principales actores hubieran querido imprimirle. Porque si bien en el período analizado, el discurso de la AABEMS adquiere una dimensión y alcances significativos, en la práctica, nunca pudo

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universalizar sus objetivos, dada una serie de cuestionamientos desde distintos sectores, debido a las dificultades técnicas de su concreción, la progresiva pérdida de apoyo por parte de algunos de sus componentes que dedicados a sus propios proyectos, fueron distanciándose. O, lisa y llanamente, por la desaparición física de los principales impulsores y fundadores. Pero, fundamentalmente, por la resistencia de algunos sectores a la práctica biotipológica, la escasa recepción del discurso en otros y también, por discrepancias internas en cuanto al modo de poner en práctica la eugenesia. Todas estas problemáticas hicieron que el proyecto vaya languideciendo lentamente hasta perderse definitivamente entrada la década del 40, aun habiendo sido incorporada la AABEMS a la Secretaría de Salud de la Nación. A pesar de flirtear con importantes actores de la administración pública y conseguir la implementación de experiencias piloto de fichado en instituciones varias, la historia de la sociedad eugenesia-biotipología en nuestro país es la historia de un fracaso. Porque no se institucionalizó el uso de la ficha biotipológica como política pública a nivel nacional, ni se puedo coaccionar ni universalizar la puesta en marcha de ninguna tecnología social de corte eugenésico. Aun con su impronta biologicista y, a pesar de la influencia de actores totalitarios como Rossi, cuyos propósitos podrían encolumnarse con el de sectores conservadores nacionalistas y reaccionarios, la AABEMS nunca llegó a plasmar en la práctica, tecnologías asociadas con acciones eugenésicas negativas. Además, debe reconocerse que, en muchos casos, su preocupación por la puericultura y maternidad, por la salud de los niños y demás cuestiones vinculadas a la higiene constituyeron importantes aportes a la discusión de las problemáticas propias del campo

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de la salud. Rossi y otros representan sólo a aquellos intelectuales que radicalizaron la propuesta. Por todo lo antes dicho, no es posible seguir sosteniendo la idea de que lo que se da en el período es una suerte de conspiración de médicos fascistas con el objeto de poner a la ciencia al servicio de prácticas ligadas a implementar una eugenesia negativa. Sería necesario, por tanto, reconsiderar la capacidad explicativa de constructos teóricos como “coercitividad disimulada” o “eugenesia latina”. Porque el análisis de los documentos da cuenta de que los eugenistas de la AABEMS fueron muy explícitos tanto cuando pretendieron avanzar con la puesta en marcha de tecnologías sociales como también, para dar cuenta de sus preocupaciones referidas a cuestiones como el cuidado de los niños y madres desamparadas y la curación de sus males, el tratamiento de enfermedades venéreas, etc. Es más, podría afirmarse que el desarrollo de instrumentos para llevar a cabo un seguimiento y diagnóstico de la población y la constante preocupación por la higiene y el cuidado de los ciudadanos contribuyeron a afirmar la toma de conciencia de la importancia de instrumentar una política sanitaria. Su impronta en las acciones tomadas en la década del 40 es notoria y debe tenerse en cuenta para el desarrollo de futuros abordajes a la cuestión.

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