Biografía de Nadie. José Antonio Osorio Lizarazo (1900-1964). Tesis de Maestría en Historia y Etnohistoria, Escuela Nacional de Antropología e Historia

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Descripción

BIOGRAFÍA DE NADIE JOSÉ ANTONIO OSORIO LIZARAZO (1900-1964)

POR: OSCAR CALVO ISAZA

TESIS DE MAESTRÍA ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA MÉXICO, D.F. 2005

Biografía de Nadie

BIOGRAFÍA DE NADIE

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yo, he sido un sembrador de ideas; un cosechador de odios; un rebelde; un perseguido; una alma de lucha, envuelta en la perpetua tormenta de la vida; yo, no he dejado una estela de serenidad, un eco de cánticos, un reguero de pétalos de flores en pos de mí; las etapas de mi vida, se miden por las persecuciones que he sufrido, por las tormentas que he provocado, por la veces que he caído de espaldas ante la Fuerza por no caer de rodillas ante el poder; y sólo he dejado en pos de mí, las leyendas que forjan mis contrarios; un horizonte de odios incendiados; las hojas de mis diarios despedazadas sobre mi cabeza; los pedazos de mi pluma rota entre mis manos; el grito atronador de mis protestas; mis himnos de Libertad; el rugido salvaje de mis cóleras no extintas.

José María Vargas Vila, La Libertad (1909)

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ÍNDICE Introducción… 6 La miseria humana… 16 El nacimiento del archivo… 27 Las vidas ilusionadas… 39 El criminal… 60 ¡Llegó la hora!... 74 El nacionalismo en la literatura… 91 Palabras para ser redefinidas… 104

Conclusión… 139 Material gráfico… 142/143 Cronología… 143 Periódicos y revistas en los que trabajó como redactor, director o colaborador… 154

Estado de la obra de J. A. Osorio Lizarazo… 156 Fuentes primarias… 160 Libros… 160 Folletos… 162 Obras colectivas… 163 Publicaciones seriadas… 163 Manuscritos (Catálogo del fondo JAOL)… 177

Fuentes secundarias… 224 Apéndice: Tiempo Muerto. Selección de manuscritos inéditos…231

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INTRODUCCIÓN

Esta es una biografía y una historia del archivo personal de José Antonio Osorio Lizarazo, quien fuera el más prolífico novelista del realismo social y de los temas urbanos en Colombia durante la primera mitad del siglo XX. Periodista y novelista, escritor de profesión, trabajó como empleado en minas de oro, haciendas cafetaleras, edificios burocráticos, salas de redacción y conciliábulos de dictadores, experiencias que guiaron su labor publicitaria durante cuatro décadas. En sus novelas buscó plasmar el proceso de formación de la nacionalidad colombiana con un criterio estético realista y naturalista, influido por la literatura rusa y francesa decimonónica. Cultivó la novela regional o terrígena de moda en América Latina pero situó la mayoría de los personajes de su obra en la gran ciudad y les concedió a los sujetos populares urbanos la calidad de protagonistas de la acción en la “novela colombiana”. El problema planteado es la validez de utilizar la novela como dato susceptible de ser empleado de manera crítica por la sociología, la antropología y la historia, cuando estas disciplinas buscan estudiar procesos, actividades y espacios sociales en el pasado. La obra de Osorio Lizarazo es más conocida y estudiada por las ciencias sociales que por la crítica y la historia literarias. Sin embargo, su utilización como fuente de información para las ciencias sociales tiene también algunas dificultades, sobre todo en cuanto se refiere a una obra literaria, siempre que se pretende utilizarla como un testimonio verosímil de la actividad de los sujetos urbanos y considerar personajes novelados como si fueran personajes históricos. Las principales dificultades radican en la identificación de las técnicas narrativas del naturalismo con las técnicas de descripción etnográfica y en la afinidad ética que produce su reivindicación política de los sujetos populares como protagonistas de la acción narrativa. Ambas impiden construir un aparato crítico dirigido a cuestionar las condiciones empíricas bajo las cuales es posible, y legítimo, invocar la novela de Osorio Lizarazo como fuente para la antropología y la sociología históricas. Nuestra contribución al respecto, desde la perspectiva de la historia, se concentró en estudiar las 6

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relaciones del archivo con el autor y del autor con su obra. Exploramos esas relaciones con base en dos preguntas sencillas ¿quién es un autor nacional? y ¿qué es una novela nacional? conceptos que utilizamos cuando suponemos la existencia de una literatura colombiana como suponemos la existencia de un cine, una televisión, un fútbol y una música nacional. En esta dirección hemos trabajado los últimos años, precisamente, a partir del hallazgo del archivo manuscrito del autor y su donación a la Biblioteca Nacional de Colombia, procurando fijar el corpus de la obra y ofrecer un amplio repertorio de fuentes sobre la vida del autor como premisa de una lectura enriquecedora de sus novelas. Con todo, la labor del historiador —la política de la memoria— no tiene un significado neutro. Sólo en cuanto el archivo de Osorio Lizarazo se ha constituido en un fondo manuscrito patrimonial es posible hablar en propiedad de su constitución como autor nacional. Quiérase o no, la conversión en patrimonio de un archivo personal supone incluir a un sujeto entre los colombianos “dignos de memoria”, aquellos cuyas reliquias deben conservarse contra los avatares del tiempo en un recinto especial dedicado a crear y recrear el pasado en el orden del presente. Sin embargo, menos preocupados por procurarle a Osorio Lizarazo un lugar en la historia o reivindicar como nuestro su credo nacionalista, nos compete reconstruir un contexto material en el cual su obra pueda ser relacionada formalmente con los manuscritos y los impresos de otros autores. El trabajó fue desarrolló a partir de la recuperación, la conservación, la clasificación y el análisis de una fuente documental específica producida y ordenada por el autor: el Fondo José Antonio Osorio Lizarazo (JAOL) de la Biblioteca Nacional de Colombia. Nuestro método para la lectura del archivo combinó la comprensión y la crítica histórica. Comprensión porque el archivo ofrece claves de lectura para la valoración interna de los documentos, de acuerdo con los criterios de validez estética o política —y eventualmente científica— ofrecidos por el autor. La comprensión es pertinente para señalar cómo el conocimiento de un archivo y, por supuesto, de su autor y su obra, reportan un aprendizaje histórico relevante en el presente, en la medida que puede cuestionar nuestra propia forma de aprehender la sociedad y la cultura. Quien escribe, el autor de estas páginas, no trató a su personaje como a un sujeto a quien podía juzgar y dar lecciones a su antojo, sin dejarse cuestionar y trasformar en el proceso de investigación. Por el contrario estuvo dispuesto a aprender y, como fruto de ese proceso —de un compromiso del que se pueden encontrar testimonios en el presente texto—, justifica su trabajo de investigación y su contribución historiográfica porque la considera relevante para la historia social y cultural 7

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latinoamericana de la primera mitad del siglo XX. Es evidente que esta postura choca con una visión que confunde la biografía con hagiografía y, bien desde la literatura o desde las ciencias sociales, busca afirmar o negar la presencia de algunos santos en los altares de la historia. Osorio Lizarazo no es nuestro santo de devoción. Cuando afirmamos su autoridad con respecto a los productos de su trabajo intelectual y su responsabilidad sobre sus opiniones, nos situamos también en una perspectiva adecuada para criticar sus propias posiciones. Es una postura crítica porque empleamos conceptos diferentes a los suyos o a los de su época para la valoración de los documentos, de acuerdo a problemas teóricos y metodológicos de las ciencias sociales contemporáneas. La crítica tiene lugar para relacionar de manera descriptiva el estudio de un autor y su archivo concreto con procesos históricos más generales. Por eso, este ensayo biográfico no busca reconstruir la historia de un sujeto trascendental, de una experiencia creadora o de una obra singular. El concepto autor remite a una atribución producida por diferentes procesos y tomas de posición de una categoría de escritores en el seno de un campo concreto y en un momento histórico de la sociedad. A su vez, comprendemos el concepto obra como un corpus no segregado de la experiencia social, que requiere un examen acorde con la posición de quien lo ha elaborado dentro del campo intelectual.1 El argumento de este escrito proviene de cuestiones específicas sugeridas por la investigación documental. La calificación de Osorio Lizarazo como autor nacionalista y de su obra novelística como nacional proceden de sus reiteradas afirmaciones al respecto. Pero la consignación de su archivo personal en el fondo antiguo de la Biblioteca Nacional de Colombia, y su consideración usual como “autor” de “literatura colombiana”, requieren un mayor refinamiento conceptual. Por eso la explicación de la posición nacionalista de Osorio Lizarazo, y la explicación y el significado histórico y sociológico del nacionalismo, proceden de herramientas conceptuales ajenas por completo al autor.2 Para el efecto compartimos la definición básica de 1

FOUCAULT, 1990, pp. 27-38; BOURDIEU, 2000, pp. 24-26 y 30-31. Foucault definió la “función autor” por cuatro características: 1) está inscrita en un sistema jurídico e institucional —modos de apropiación y censura legales; 2) se ejerce en contexto histórico y cultural; 3) no se forma por la atribución de un discurso a un individuo sino por medio de operaciones específicas y complejas; 4) no reconstruye un texto originario, sino la multiplicidad de egos o “posiciones-sujetos” a los que puede remitir (pp. 27-38). Ver el ensayo homónimo de CHARTIER, 1993, p. 58-89, para un seguimiento del estado del arte hasta el principio de la década de los noventa. 2 Es imposible seguir aquí de cerca el amplio debate sobre la génesis, los tipos y los periodos de la nación. La tipología de los nacionalismos o movimientos nacionales se le debe fundamentalmente a Gellner y Horch. Para GELLNER, 1988, p. 124, son cuatro las situaciones sociales que generan el nacionalismo 1) nacionalismo étnico (heterogeneidad cultural y desigual acceso a la educación a favor de quienes detentan el poder; 2) industrialismo homogéneo maduro (homogeneidad cultural y acceso universal al nuevo estilo de educación entre quienes detentan y

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Ernest Gellner sobre el nacionalismo, como “principio político que sostiene que debe haber congruencia entre la unidad nacional [cultura] y la política [Estado]”, pero la complementamos en el sentido de un deber político que se impone sobre el uso público de la razón privada.3 E. Gellner y B. Anderson, en dos trabajos clásicos publicados casi simultáneamente a principios de los años ochenta, se deslindaron de los motivos clásicos de definición objetiva del nacionalismo. En vía opuesta a los planteamientos de la tradición romántica nacionalista, van a resaltar el carácter novedoso de las entidades históricas, étnicas o lingüísticas vinculadas con la nación, y de allí en adelante éstas van a ser consideradas como invenciones modernas —impostadas o trasfiguradas como tradiciones genuinas de la “cultura popular”— que forman parte esencial del programa nacionalista para hacer congruentes la unidad política y cultural.4 Esto tiene dos consecuencias correlativas: que la nación no es “natural” o esencial a la actividad humana y, en tanto construcción histórica, tiene una existencia finita. No conocemos con certeza, desde luego, si el fin de las naciones está cerca, pero sabemos que las naciones comenzaron a adquirir su forma actual en un movimiento de cambio que se gestó —o tuvo su punto de quiebre— en el occidente de Europa en el siglo XVIII. La nación es entonces una “comunidad imaginada” que vive inmersa en una cultura común alfabetizada, sustentada en intercambios simbólicos y materiales impersonales. Esta “cultura común”, ya sea provista por el “capitalismo impreso” (Anderson) o por “la modernización “ (Gellner), cobra la forma de una estructura objetiva de la no el poder); 3) nacionalismo occidental liberal clásico (heterogeneidad cultural entre quienes detentan y no el poder, acceso universal al nuevo estilo de educación); y 4) nacionalismo de diáspora (homogeneidad cultural, acceso desigual al nuevo estilo de educación a favor de quienes no detentan el poder). Por su parte, HORCH, 2000, p. 130 no utiliza el concepto “nacionalismo”, porque no lo considera “una herramienta adecuada para el análisis especializado”. En su lugar propone el concepto de “movimiento nacional”, al cual le asigna tras fases consecutivas de desarrollo: la A, en la que definen y difunden los atributos lingüísticos, históricos y culturales de una etnia no dominante; la B, en que se produce la agitación patriótica de ciertos activistas para buscar la adhesión de su grupo étnico al proyecto de construcción de una nación; y la C, en que la pertenencia a la nación se convierte en un sentimiento común entre la mayoría de la población. HORCH, 2000, p. 133. 3 En la modernidad el análisis racional, es decir, la crítica de las ideas en un tiempo continuo, sin límites en el espacio social, supone teóricamente que el trabajo intelectual se realice por medio de la opinión pública (“la publicidad”) a través de la lectura y la escritura en la esfera de la intimidad burguesa. Este uso público de la razón privada requiere siempre de autores que se comuniquen entre sí por medio de lenguajes francos o códigos estandarizados, a través del alfabeto impreso, por ejemplo, sin que necesariamente existan contactos cara a cara. El concepto de opinión pública remite a un uso público de la razón privada —tal y como fue prevista por Kant en “¿Qué es la ilustración?”—, delimitada únicamente por una comunidad universal de “sabios”, de autores, sujetos autónomos que piensan por sí mismos. Sin embargo, el proceso que definió la esfera de la intimidad burguesa y la existencia de un sujeto autónomo con respecto a los imperativos de conservación social y natural, propició también el deslizamiento de una noción de autonomía, centrada en los individuos, a una de autodeterminación de la esfera de lo público adjudicada a unidades políticas centralizadas de nuevo cuño. HABERMAS, 1981; CHARTIER, 1995. 4 GELLNER, 1988; ANDERSON, 1993. La primera adición de ambos libros en inglés se realizó en 1983. El punto de partida de Anderson es la celebre frase de Gellner en su Thougth and Change (1965): el “nacionalismo no es el despertar de las naciones a la autoconciencia: inventa las naciones donde no existen”, ANDERSON, 1993, pp. 23-24.

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nación, pero ésta no existe en realidad sin que los seres humanos se reconozcan voluntariamente como parte suya.5 Sin embargo, aunque una cultura común se experimente por todos como nexo fraterno —sincero— con otros seres humanos en el marco de la nación, esto no excluye una diferencia fundamental en el ejercicio del poder. Así, las naciones son principalmente expresiones genuinas de identidad de los sujetos (acuerdos intersubjetivos); entidades históricas, étnicas o lingüísticas (estructuras objetivas); y formas trasfiguradas del poder de las élites (herramientas de dominación). Gellner y Anderson, al dar prioridad a la formación de una cultura común prohijada por la exoeducación, desarrollaron con un énfasis distinto herramientas teóricas para comprender el significado subjetivo de la nación. Así, no conocemos muy bien cómo las estructuras objetivas se pudieron concretar en formas particulares, específicas, que las hicieran operativas en una experiencia histórica concreta (¿Cómo la gente interpreta y experimenta la nación?). Otro tanto cabe decir de los problemas que presenta la formación de una cultura común, pues en los modelos clásicos de la nacionalidad, con la notable excepción del propuesto por Horch, son los fenómenos estructurales —amén de los actores históricos— los que determinan la formación de las naciones. Tanto Gellner como Anderson afirman que no son relevantes para el nacionalismo los “ideólogos” de las naciones. En una versión pionera de la teoría del nacionalismo, dominada por la metáfora del soldado desconocido, el papel de los intelectuales estaría signado por el anonimato de una sociedad de movilidad vertical en la cual los cargos serían intercambiables entre quienes ya hubiesen sido formados por un nuevo estilo de educación. Es notable que para saltar la trampa del romanticismo los primeros teóricos de las naciones y el nacionalismo hayan resaltado que la nación no tiene un “autor” (¡nadie dijo hágase la nación!). Pero la “muerte del autor”, necesaria para apresurarse a negar cualquier tentación teleológica, no explica muy bien 5

En la formulación original de Gellner el nacionalismo es un fenómeno relacionado no tanto con la industrialización o con la modernización, como con su “desigual difusión” por el globo terrestre. Pero en la actualidad la crítica más generalizada a su teoría es un marcado funcionalismo económico, sobre todo porque hace débiles sus enunciados en contextos diferentes a la Europa occidental. Una hipótesis revisionista afirma, en la voz de Mouzelis, “que la fuerza motriz que trajo consigo un tipo especial de estructura social que, de acuerdo con Gellner, “requiere” un principio político nacionalista, puede tener menos que ver con la industria o el mercado que con el desarrollo del Estado”, MOUZELIS, 2000, p. 213. Luego agrega, “Si por modernización se entiende el tipo de organizaciones sociales que se institucionalizaron tras la revolución industrial inglesa y la revolución política francesa, es decir, si el término describe la destrucción del localismo y la creación, a través de una movilización social sin precedentes, de amplias áreas sociales en las esferas social, política, económica y cultural, entonces podemos argüir que la afinidad optativa que trata de establecer Gellner no es entre nacionalismo e industrialización, sino entre nacionalismo y modernidad. En algunos casos la modernidad llegó a través de vías predominantemente mercantiles; en otros, por vías político militares”, p. 215.

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qué papel le corresponde a la agitación política e intelectual —lo que supone hablar de discursos— en cada una de las fases o tipos de movimientos nacionales o nacionalismos. No consideramos a la nación como un invento intelectual y, en consecuencia, compartimos como absurda la pretensión de encontrar “autor” o “autores” del nacionalismo. Con todo, podemos decir, y sobre este punto insistiremos nuevamente, que las preguntas ¿quiénes conforman una nación? ¿Qué significa ser ciudadano de esa nación? representan la matriz del discurso político indispensable para el nacionalismo. En este espectro conceptual se sitúa el trabajo de Osorio Lizarazo por cuanto su labor de novelista y publicista, especialmente en Colombia, pero también en Venezuela, Argentina, Chile y República Dominicana, se puede comprender como parte de los esfuerzos nacionalistas para dar lugar a una cultura común coherente con la unidad política de la nación encarnada en el Estado. Su obra literaria no es un llamado a la conciencia que permitiría dilucidar la realidad objetiva distorsionada ideológicamente por la burguesía.6 Si por cultura se entiende un sistema de símbolos, comportamientos y prácticas comunicativas, cabe afirmar que la obra de Osorio Lizarazo contribuyó, como novelista, en la ejecución de las estrategias publicitarias de la burguesía para constituir una cultura común entre los ciudadanos. El principio de coherencia entre la unidad cultural y política no está en debate entre los nacionalistas, por eso no tiene autor o autores; pero las respuestas a las preguntas ¿Quiénes conforman una nación? ¿Qué significa ser ciudadano de esa nación? no son siempre las mismas y sí están sujetas a un debate. La alternativa de Osorio Lizarazo de situar la acción de personajes populares en el centro de la “novela colombiana” puede parecer a unos democrática y a otros simplemente populista, sin que en ninguno de los dos casos esto indique por sí mismo —de acuerdo a aquello que pueda parecernos políticamente correcto— un grado mayor o menor de adecuación a la realidad de las prácticas populares. Puede concederse que la posición de Osorio Lizarazo con respecto a los grupos populares es comprensiva de su diferenciación social y sus múltiples dificultades frente a la modernización, en relación con una representación de las prácticas populares que sólo reconoce actores colectivos pasivos. Pero el novelista no dejó por esto de compartir la posición fundamental del nacionalismo con respecto a la “cultura popular”, como forma de clasificación referida a la cultura de la élites que entraña la trasformación de las prácticas de muy diversas 6

Es la postura de GUTIÉRREZ GIRARDOT, 1982, pp. 445-536. Al respecto ver también su “Prologo” al libro de NEIRA PALACIO, 2002, pp. 15-16.

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culturas, eliminando o inventando antiguas tradiciones, oponiendo sociedades de masas a comunidades independientes, como parte de su estrategia para minar las formas de reproducción cultural —a través de la generalización de la educación— y crear las condiciones para el anonimato en una sociedad que requiere comunicarse sin contactos cara a cara. La postura de Osorio Lizarazo en la tercera y la cuarta décadas del siglo XX —las dos décadas en que publicó prácticamente toda su obra novelística— debe ser comprendida en el conjunto de prácticas y discursos asociados con la política cultural de masas del Estado colombiano, el proceso de regulación de los conflictos sociales a través del Estado y el despliegue de múltiples dispositivos publicitarios (los periódicos, libros, revistas, radiodifusoras, cinematógrafos y teatros) dirigidos a difundir códigos estandarizados que permitirían formar una cultura común entre los ciudadanos. Sin embargo, su reivindicación del realismo social como único genero posible de la novela, no puede confundirse con un juicio únicamente extraliterario, pues no se desarrolla como una descripción desprevenida y literal de aquello que observa el autor, sino por una estrategia de aproximación a partir del conocimiento de una tradición y el dominio de unas técnicas literarias (en este caso las de la novela francesa y rusa decimonónica), y por su identificación dentro de una corriente literaria concreta en América Latina (la novela social, particularmente la literatura social andina). Nuestro interés estará enfocado más a interpretar la mirada del escritor que a repetir las descripciones del novelista que pueden tener interés histórico. Del mismo modo, nuestra intención es fijar la atención en el autor y la obra y no interpretar o analizar sus novelas. Si bien ofrecemos herramientas de investigación y alternativas de lectura para investigadores de diversos campos, por medio de un riguroso trabajo con fuentes manuscritas y su vinculación sistemática con materiales impresos, nuestra contribución se sitúa en un terreno indefinido entre la historia social, intelectual y cultural, y el método adoptado es biográfico: virtudes y defectos del trabajo se deben evaluar en relación con la historiografía, y de manera más general con las ciencias sociales, sin desconocer sus consecuencias en el campo literario. No pretendemos reducir la novela a un epifenómeno de la vida de un personaje, ni evaluarla en términos literarios a partir de criterios externos. Y viceversa, no seguimos la novela como dato biográfico puro. Por el contrario, al aceptar la división fundamental entre autor y obra, al no dar por sentadas de antemano ambas categorías, proponemos una lectura compleja del trabajo intelectual de un novelista. Evitamos proceder por analogía, método bien fundado en la crítica literaria pero difícil 12

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de adoptar en el campo de las ciencias sociales, y apuntalar relaciones formales por fuera del significado que las acciones tienen para los sujetos. Contamos, por supuesto, con la lectura como una acción creadora que enriquece los horizontes creativos del autor con múltiples referencias a otras historias y otras literaturas. Y sobretodo, no encontramos a un lector vacío sino a un sujeto activo cuyas lecturas están filtradas a través de diversos discursos y prácticas sociales. Desde luego, ese sujeto comparte unos símbolos y unas prácticas con otros sujetos, y esta ligado por el lenguaje a una experiencia intergeneracional común, que lo precede y lo sucede, sin que esto conlleve una predeterminación total de sus acciones. Por eso evitamos validar la lectura de una obra únicamente como producto objetivo de su tiempo, camino que conduce a muy fáciles conclusiones: tal o cual novela reflejaron bien o mal la economía, la sociedad y la cultura de una época. Ahora bien, en este trabajo trazamos nuestro argumento con una estrategia narrativa de corte biográfico, y lo desarrollamos empíricamente a partir de las relaciones entre un archivo, un autor y una obra. Es posible sugerir un orden para los escritos autorizados por Osorio Lizarazo confinados en publicaciones periódicas, documentos manuscritos y folletos impresos. Como queda anotado en la cronología y las fuentes adjuntas al final del trabajo, el orden de producción resulta adecuado a los conocimientos empíricos que nos proporciona el material manuscrito. Una serie estaría integrada por diversos materiales producidos entre 1923 y 1929 como redactor de Gil Blas y Mundo al Día: los poemas modernistas que constituyen sus primeros escritos autorizados (1923-1925), los poemas vanguardistas del anunciado pero nunca publicado libro “¡Llegó la hora!” (1925), las crónicas urbanas compiladas en el libro La cara de la miseria (1926) y los reportajes que luego se convertirían en las Biografías de nadie (1924 y 1927). Una serie más estaría conformada por los escritos realizados entre 1936 y 1949 como colaborador y periodista de El Tiempo —y sus filiales Revista de las Indias y Revista de América—: los ensayos dedicados al nacionalismo en la literatura (1936-1946), los escritos sobre literatura colombiana (19361956), las crónicas de las Biografías de nadie (1939-1940), los cuentos cortos de los manuscritos “Viento en el Prado” (1941-1943) y “Los hermanos menores” (1927-1946), los ensayos sobre sus maestros de la literatura universal recogidos en el manuscrito “Cabezas de estudio” (1942-1946) y las biografías políticas de caudillos liberales compiladas en el manuscrito “Lámpara que no se extingue” (1947-1949). Otra serie estaría conformada por manuscritos inéditos de sus últimas obras literarias (1949-1963): la novela “¿Cuántas copias señor ministro?” [1949], el argumento 13

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cinematográfico “La batalla en la sombra” [1948-1956], la pieza de teatro “Los hombres no sufren” [1948-1956] y la novela “Barco a la deriva” (1963). Y una última serie, estaría compuesta por una selección apretada de textos publicitarios escritos o publicados en Colombia, Venezuela, Argentina, Chile y República Dominicana entre 1944 y 1960: escritos de agitación política dedicados a Jorge Eliécer Gaitán (1944-1946), Rómulo Betancur (1944-1947), Juan Domingo Perón (1949-1956), Gustavo Rojas Pinilla y Rafael Leonidas Trujillo (1946-1960). En esta biografía utilizamos como punto de partida las constantes reflexiones biográficas y autobiográficas del autor, y especialmente su pretensión de construir una narrativa con una doble referencia a la historia nacional y a la historia personal. Desde la perspectiva del autor, el archivo legado por Osorio Lizarazo tiene como función garantizar la identidad de su biografía con su obra novelística, y reafirmar el realismo como criterio para la valoración de su obra. Muchos personajes de sus novelas representan diferentes posiciones sujeto —esto es, alteridades desde las cuales se construye la posición del autor—, y en el desarrollo del ensayo biográfico son invocados, asimilados o contrapuestos con nuestro personaje. Nos moveremos con una cronología heterodoxa. La forma de construcción del escrito remite a un plexo de indicios más o menos dispersos en la narración —sobre los cuales volvemos de manera reiterada—, y reconstruye las series temporales relevantes a partir de las novelas y el archivo. La realización del trabajo inició en 1997 y 1998 con el hallazgo del archivo personal de Osorio Lizarazo y concluyó con la curaduría de una exposición —manuscrita, iconográfica y bibliográfica— dedicada a Osorio Lizarazo en el recinto central de esa Biblioteca Nacional de Colombia entre los meses de agosto y noviembre de 2003, y con la lectura de tres conferencias en la Biblioteca Virgilio Barco del parque Metropolitano Simón Bolívar en Bogotá. En esas actividades presenté de manera pública los resultados de la investigación y leí primeros borradores del presente escrito. En principio este trabajo fue una iniciativa colectiva de la revista universitaria Goliardos del los estudiantes de Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Mis compañeros Mario Barbosa, Jaime Cortes, Lida Núñez, Belén Pardo, Helena Pérez, Carolina Ramírez, Manuel Ruiz y Marta Saade, acompañaron la iniciativa en diversos momentos, y colaboraron activamente en la organización física del archivo y las entrevistas a la familia del escritor. Mi amigo y colega Ricardo López, además de seguir de cerca todo el proceso de investigación, realizó conmigo el índice preliminar del archivo y me acompañó en las tareas necesarias para la conversión del archivo en un fondo patrimonial. Álvaro Rodríguez, asesor 14

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cultural de la Biblioteca Nacional, fue el cómplice de nuestras aventuras hasta realizar la exposición. La señora Eri Ortiz de Osorio Lizarazo prestó durante años su apoyo generoso y abrió su casa y su memoria para escribir la biografía de su esposo.

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LA MISERIA HUMANA

Al final de su vida Osorio Lizarazo intentó deshacer el hilo de sus días con su archivo a cuestas y entregó a varios editores el manuscrito “Barco a la deriva”, fechado en 1963, su último esfuerzo por construir una mirada “objetiva” sobre sí mismo a través de otro yo, Carlos Gutiérrez: “Quiero dejar en sus páginas el testamento de una vida simple, ingenua, torpemente conducida —me dijo. —Mis aficiones íntimas han de engranar con el brutal espectáculo exterior y fundirse: porque sólo así podré revaluar mi yo”.7 El manuscrito fue rechazado por los editores. Una crítica que la comentó muy temprano, en 1964, notó bien los dejos melodramáticos, la falta de pericia en la técnica narrativa y la superficialidad de los personajes que la convierten en una pésima novela.8 Con todo, cabe advertir un elemento estilístico importante en esta obra, la variación que introduce en la posición del autor, y la dificultad insuperable para lograr varias posiciones sujeto con relación a una obra. El argumento de “Barco a la deriva” regresaba al manido pretexto de unos papeles legados por un ser anónimo y desesperado, ensayado antes en La casa de vecindad (1930), Garabato [1939] y “¿Cuántas copias señor ministro?” [1949]. Pero en su último manuscrito, Osorio Lizarazo trabajará con esos papeles como biógrafo, se tomará la molestia de introducir comentarios, editar

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Fondo JAOL: IV, 31 (1-175). La cita se encuentra en (6). Helena Araujo, “Barco a la deriva”, citada por Mutis Durán en su “Introducción” a OSORIO LIZARAZO, 1978, p XV. 8

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y resumir los manuscritos que supuestamente le fueron confiados. Firmará así, con su nombre, la última biografía de nadie: Me entusiasmaba pensando cuán justo y patético era emprender la biografía de uno de esos seres desconocidos y triviales en torno de cuya simplicidad han girado los acontecimientos, y que encarnan la esencia de la humanidad y de su tiempo con mayor amplitud que las figuras protagónicas, y me preguntaba si no era más puro y más útil reconstruir la trayectoria de una existencia oprimida por la insensibilidad social, víctima de su propia sinceridad, agobiada bajo pasiones íntimas de las que carcomen la carne y el espíritu y por lo tanto profundamente humana, que emprender la alabanza o la crítica de uno de esos genios maléficos que pasan sobre el mundo distribuyendo la destrucción y el odio.9

Su novela se refrendó por la confianza en la construcción de un arte adecuado a las condiciones telúricas, psicológicas y étnicas de una nación, pero también por la exigencia de que sus personajes y sus temas estuviesen ligados de forma íntima a la vida del autor. El autor puede hacer una creación “objetiva” sólo a través de las sensaciones corporales y la auto-experiencia, pues, en la novela, “los personajes no pueden ser productos ideales o imaginarios, en quienes el autor vuelca su fantasía adocenada, sino que proceden de la realidad efectiva. No son muñecos sino seres impregnados de dolor, de fuerza combativa, de esperanza, de sentimientos que se han hecho más tangibles”. Y continuaba: Dentro de esta concepción de la novela, el elemento autobiográfico actúa casi como principio primordial. Las experiencias personales, las impresiones de panorama, de topografía, de pasión, de sufrimiento que han actuado directamente sobre el autor forman en la novela objetiva y brutal de hoy la urdimbre en la cual se engranan otras vidas que muchas veces son simples derivaciones de la propia, manifestaciones mal contenidas de deseos íntimos, en los cuales juega un papel destacado el anhelo de represalia o el complejo de expiación.10

Tal orientación produjo una sospechosa coherencia entre biografía y obra novelística, traducida con intencionalidad en los documentos legados por Osorio Lizarazo: su archivo es un esfuerzo para garantizar la unicidad del autor, o si se quiere, para intentar resistir que otros yo anden por ahí sin autorización del sujeto, como símbolos con una vida propia y despojados de los atributos originarios del autor. El ensamblaje de sus novelas con el periplo de su vida constituiría una extensa obra escrita con tinta sangre, análoga a la de Honorato de Balzac: En realidad, si en nuestro país, más aún, si en nuestra América se leyera con una dedicación y un espíritu crítico similares a los de algunas naciones europeas y de los Estados Unidos, alguien 9

Fondo JAOL: IV, 31 (1-175). La cita se encuentra en (10). Manuscrito “Un aspecto de la novela contemporánea” [1946]: Fondo JAOL I, 2 (21-24).

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hubiera comprendido que toda mi obra novelística al través de 35 años no es en realidad sino una sola novela y que cada uno de mis libros constituye un episodio de un gran conjunto, a la manera (guardando las distancias y sin pretender remotamente el parangón) de La comedia humana. Mi obra total podría llamarse 'La Miseria Humana'. Por mi sensibilidad, mi temperamento, mis propios sufrimientos he elegido la posición de denunciante, de voz erguida para enrostrarle a la sociedad su indiferencia y su crimen y el origen exacto de las causas por las cuales va perecer..11

“La vida de O. L. es una vida novelesca y novelada. Novelada por él mismo”, notaba con agudeza Gustavo Samper en 1937. “Es quizá una vida un poco dura —continuaba—, pero tampoco ha sido una vida de crueles sufrimientos ni adversidades permanentes, como él se complace en presentarla a menudo. De aquí que todas sus cosas las haya convertido, por una poderosa transformación intelectual, en un quejido sordo, a veces lento, pero siempre sostenido y constante”.12 Esa actitud deliberada creó nexos evidentes entre novelas y periodos específicos en la vida de Osorio Lizarazo: de su infancia entre los jesuitas en el Colegio Nacional de San Bartolomé, Garabato; de su adolescencia como empleado despensero en una mina de oro, El hombre bajo la tierra; de su labor en varias empresas de comercialización de café, La cosecha; de su experiencia en la redacción del periódico Mundo al Día y su enfermedad, El criminal; de su apasionada aventura con Blanca Restrepo, La casa de vecindad; de su recorrido por las dependencias del Estado, Hombres sin presente y “¿Cuántas copias señor ministro?”; y de su amargo desencanto amoroso en Shangri-La, El Pantano. En “Barco a la deriva” presentará una carta de Carlos Gutiérrez dirigida a J. A. Osorio Lizarazo, con la pretensión de explicar su propia vida como un producto “objetivo”: “Pensé que de esa manera, si por una casualidad improbable un hipotético lector de sensibilidad crítica llegara a detener su mirada sobre mis páginas, estaría en capacidad de hacer su propio juicio eliminando o neutralizando las fallas del instrumento a través del cual los hechos y las gentes habían pasado de la realidad de su existencia a la precaria vicisitud del papel”.13 Siguiendo esta estrategia narrativa, un personaje insignificante contaba escuetamente cuanto veía y sentía en su presuroso descendimiento. En La casa de vecindad un tipógrafo sin trabajo por la introducción del linotipo en los talleres de imprenta, escribió un diario de un mes sobre su amor por una joven obrerita y la imposibilidad de luchar contra la indigencia.14 Al final, arrojado a la calle y sin 11

Carta de Osorio Lizarazo a Hernando Cediel [1954]: Fondo JAOL V, 38 (5-8). Gustavo Samper, Acción Liberal (Bogotá): no. 9 (abr./may. 1939), citado por MUTIS DURÁN, 1978, p. XXVIII. 13 Fondo JAOL: IV, 31 (11-24) La supuesta carta está incluida en la sección “Tiempo muerto”, pp. 266-274. 14 “Casa de vecindad –copia definitiva”. Fondo JAOL: E, 11 (1-242); O, 12, (1-241) En el Fondo JAOL: I, 1 (1-16), se encuentran unas “Correcciones a la casa de vecindad para la segunda edición que no fueron publicadas. La que 12

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amparo, lo acompañarán en la indigencia los viejos papeles que guardan su historia y la pluma que registraba el descendimiento escalón por escalón y centavo por centavo, la postración total frente a una ciudad fatal y mezquina que devoraba la esperanza y la vida de los trabajadores: Voy a doblar las dos camisas que constituyen mi único equipaje. Lo demás quedará aquí tirado. Con esta pluma escribí cien veces el nombre de Juana. La llevaré conmigo. La tinta la dejaré. El frasco está a punto de terminarse. ¿Qué más me llevo? Nada. Romperé el retrato de Carmen, conservado a través de veinticinco años de vicisitudes. Ahora el pasado ha muerto dentro de mí. Llevaré los papeles que he escrito, porque en ellos encontraré algún día un nombre querido cuando los encienda para calentarme, en una de esas noches frías de Bogotá.15

La misma estrategia seguirá en las otras dos novelas mencionadas. El protagonista de Garabato es un carpintero que escribió en un taller las memorias de su infancia, sus primeros amores y la segregación social en el sistema de educación público en manos de los jesuitas16. En “¿Cuántas copias señor ministro?” la protagonista, una hábil y bella secretaria, escribe un diario durante los momentos de ocio en la oficina de un ministerio de Estado, y capta con mirada femenina la improvisación del gobierno en la conducción de los asuntos públicos.17 En otras novelas de Osorio Lizarazo, entre las cuales se destacan Hombres sin presente (1937), El hombre bajo la Tierra (1944) y El día del Odio (1952) —y también en las más regulares El Pantano (1952) y El Camino en la sombra (1965)—, los protagonistas seguirán siendo extractados del mundo del trabajo: el empalado público, el minero, el jornalero agrícola, el artesano proletarizado y la sirvienta-prostituta. Sin embargo, en estas novelas la primera persona cedió el paso a la tercera persona, un observador que dibujaba el ambiente exterior, autorizaba la acción de los personajes y les colocaba piedras en el camino hasta precipitarlos en el abismo. En el caso más podría considerarse la segunda edición de La casa de vecindad, en la compilación a cargo de Santiago Mutis Durán [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 5-132], no incluye estas correcciones. 15 OSORIO LIZARAZO, 1978, p. 131. En un pasaje afirma: “Todo esto que llevo escrito son puras tonterías. Frases sin ilación [sic], conceptos absurdos, tonterías. ¿Pero quién ha dicho que yo soy un escritor? El único motivo lógico de mi empeño en escribirlo todo es el de que haciéndolo puedo desarrollar mejor mis planes de trabajo, mis proyectos para conseguir dinero, y además mis propias impresiones. ¿Por qué no he de tener yo impresiones de las cosas que ocurren a mi alrededor?”. OSORIO LIZARAZO, 1978, p. 58. 16 El manuscrito de Garabato en Fondo JAOL: II, 10, (1-207 17 La novela manuscrita “¿Cuántas copias señor ministro?” [1949] Fondo JAOL: O, 24 (1-263) cambió de nombre por “La escala invisible” para su presentación en el concurso abierto por la cámara chilena del libro en 1956. Fondo JAOL: III, 25 (1-168); III, 26 (1-168). En la versión chilena, la jerga oficinesca fue adaptada a los modismos de ese país. Aquí seguiremos la versión de 1956. En esta novela, Osorio Lizarazo encuentra un manuscrito en la gaveta atorada de un escritorio: “Era una buena calidad de papel, algunas hojas con membrete oficial, y todas muy pulcramente escritas, que contenía una especie de memorias íntimas, o un diario personal de una mecanógrafa o secretaria, que se llamaba o se hacia llamar Luchita Gutiérrez”: (4-5). Y más adelante, de manera similar a la de “Barco a la deriva”, el autor de las letras le pedirá quemarlas: “Queme esos papeles, destrúyalos, ¿si? Son ingenuidades que me avergüenzan. O devuélvamelos”: (5).

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extremo —y patético— de esta posición, el autor alejará por todos los medios disponibles los dos pesos que le hacen falta a Tránsito para volver al campo y escapar de la tragedia en El día del odio; no importaba cuán bajo estuviera, la desgraciada muchacha siempre podría caer más y con más dolor, y no tendría otra opción que vagar por los prostíbulos, los hospitales y las chicherías hasta encontrar la muerte entre la muchedumbre que protagonizó la rebelión popular del 9 de abril de 1948.18 En “Barco a la Deriva”, Carlos Gutiérrez no es ya un artesano o empleado, pero aún pertenece al mundo del trabajo: es un intelectual colombiano, un asalariado de la pluma frágil y temeroso, de unos 55 años, con “una extática inteligencia de un espíritu pervertido por la ineptitud para avanzar en la vida por el ancho camino de las transacciones”. Osorio Lizarazo lo conoció, supuestamente, en un café de la calle Corrientes de Buenos Aires, y luego lo visitó en su departamento, donde éste le ofreció para la lectura unos materiales que contendrían “la esencia de su ser”.19 Meses más tarde de la desaparición misteriosa del malogrado escritor, la policía visitó a Osorio Lizarazo y le preguntó: “—¿Qué clase de confidencias le hizo Carlos Gutiérrez?” “— ”¿Nunca le dijo dónde estaba empleado?” “—¿Ni sabés lo que estaba escribiendo?”. Osorio Lizarazo incluirá otra carta de Gutiérrez, en la que describe su estrecha relación con el régimen peronista y la persecución —y la tortura— a la que fue sometido por la policía justicialista: “Escribo todo esto, arriesgándome mucho, sólo para explicar cómo desde un primer momento, me incorporé con mi debilidad y con mi insignificancia en la revolución peronista, con entusiasmo y sincera complacencia. Yo pretendí hacer manifestaciones de esta adhesión, y aun cuando me encontraba empleado en una empresa comercial, escribí unos articulitos bajo el título general de ‘Palabras para ser redefinidas’”. 20

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OSORIO LIZARAZO, 1979, p. 218. “—Tú eres más experto que yo en estos menesteres —me decía— Confío en que tu me dirás la verdad, me orientarás, me corregirás”. Y luego, arrepentido, “—Tengo el presentimiento de que todo eso carece de significado y es torpe y cínico”, “nadie perdona el pecado de sinceridad. Y además, toda mi vida me he debatido en la incertidumbre y en la angustia y jamás encontré una respuesta a mi ansiedad. Devuélveme eso”. Fondo JAOL: IV, 31 (1-175) La cita en el folio (7). 20 Fondo JAOL: IV, 31 (157) En otra parte, al principio del texto, el propio Osorio afirmaba “A veces insistía en publicar algún artículo, pero siempre su literatura me pareció superficial y frívola. Le faltaban seguridad y empuje. Eran alabanzas al régimen por la audacia de sus realizaciones sociales y denunciaban su convicción de que el peronismo venía a interpretar plenamente algunos de sus conceptos sobre revolución social, y esto nimbaba de cierta sinceridad sus palabras”: (5-6). 19

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Alguien leyó estos escritos de “Palabras para ser redefinidas” y una mañana recibió un telegrama en que se le instaba para acudir a la fundación de ayuda social de Eva Perón.21 Empleado por el gobierno, a Gutiérrez se le encargó escribir un libro para que fuese publicado en nombre de Eva Perón. Cuando el libro apareció, efectivamente incluía capítulos escritos por él, los cuatro primeros, porque “El resto parece que lo escribió un español, pero no pude saberlo con certeza”.22 Por supuesto el libro se convirtió en texto obligatorio de enseñanza, fue traducido a todos los idiomas y nadie —que se preciara de peronista— podía dejar de tenerlo.23 En resumen, el apologeta resultó envuelto en líos con el justicialismo, fue torturado por la policía y en su últimos momentos no pudo siquiera quitarse la vida. En las páginas finales de su carta escribió: “Miré hacia atrás mi vida. Siempre tuve anhelos revolucionarios, que me parecían el triunfo de la justicia”, y un poco más adelante: “¡Maldita sea! El cianuro, que tanto he guardado, se ha adulterado. No tengo otro instrumento de liberación. ¡Dios! ¡Que mi muerte no sea tan dolorosa! Miren en lo que terminaron mis anhelos revolucionarios”.24 Así pues, Osorio Lizarazo construyó el relato de “Barco a la deriva” a partir de los borradores de un libro que quería escribir Carlos Gutiérrez, sobre los tropiezos de su propia vida. Este sería el último capítulo de la saga denominada “La Miseria Humana”, dedicado a revaluar la propia vida del autor, a juzgar con mano fuerte a su otro yo: al apologista, al mujeriego, al sifilítico y al revolucionario. Carlos Gutiérrez es una parte viva de él, el apologista dedicado a revaluar los conceptos a cambio de dinero, pero también el hombre apasionado de la juventud, el luchador social y el novelista. A pesar de todo, nunca queda clara la diferencia de la voz del autor de los manuscritos con el autor de la novela, ni convencen las explicaciones sobre el visible desorden del texto, en el que se mezclan los recuerdos personales con las disertaciones extensas y las cartas del finado Gutiérrez con los comentarios textuales de Osorio Lizarazo. Un detalle: las correcciones autógrafas sobre el manuscrito son casi todas para aclarar quién habla, para poner aquí y allá comillas que diferenciaran su voz de la del hipotético personaje que lo representaba. Otro detalle: las notas que acompañan algunos capítulos: “Nota. -Lo mismo que el capítulo VIII, transcribo éste copiando textualmente de los papeles autógrafos de Carlos Gutiérrez, y si le he 21

Telegrama análogo a otro recibido por Osorio Lizarazo con fecha de enero 22 de 1949 en que se le convocaba a comunicarse con la Casa Rosada. Fondo JAOL: V, 35 (4) 22 Se refiere a Manuel Almoina, ALMOINA, [1950]. 23 Fondo JAOL: IV, 31 (162-164). Ver también el recibo por la donación de un día de salario a la fundación Eva Perón: VII, 49 (38). 24 Fondo JAOL: IV, 31 (173-174).

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hecho alguna corrección, ha sido enteramente superficial. Por eso va en primera persona”.25 Pero con todo y las numerosas correcciones, con las aclaraciones constantes de quién está hablando y quién está protagonizando la acción, “Barco a la deriva”, no se puede leer ni como las memorias postreras de Osorio Lizarazo ni como una novela. Una mirada detenida permite entrever que se trataba de diferentes fragmentos, de varias historias que aparecen cruzadas sin mayor coherencia en el cuerpo del texto, comentadas a marchas forzadas por un autor desprevenido. En este texto Osorio Lizarazo perderá definitivamente las comillas: no construirá una posición sujeto diferente a la suya, como autor, para juzgar, editar y censurar su propia obra, ni como personaje capaz de llevar una vida singular, definir su escritura e imponer su experiencia al autor. ¿Habrá consultado su archivo para escribir la última biografía de nadie? Si trabajó con su archivo, no lo hizo como biógrafo sino como publicista, esto es, el uso corriente del archivo estaba asociado con la elaboración de nuevos escritos. “Barco a la deriva” (1963) fue escrito con fragmentos de otros materiales y es posible identificar algunos de ellos: “Plan para Tiempo Muerto” [1937-1939]26, “Pretexto para intentar un retorno” (1937)

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, la saga nuclear de las

biografías de nadie (1939-1940)28, “Una ciencia integral del hombre” (1955)29, y un anecdotario 25

Lo mismo ocurre, entre otros apartados, en el aburrido y absurdo final de un capítulo: Al transcribir todo lo que he consignado en las páginas anteriores, a pesar del deseo expresado por Carlos en la carta en que pretende desmenuzar su intimidad, confieso que he hecho importantes omisiones y que he recortado algunas referencias, con la confianza de que lo escrito bastaba para un efecto novelístico y además, porque así creí innecesario reproducir anécdotas y episodios presenciados por Carlos con su ánimo pesimista, que lo inducía a deducciones adversas, y que podrían lastimar a algunos de los grandes y flamantes jefes políticos que han ayudado a construir esta democracia de que tanto nos ufanamos en Colombia. Pero supongo que del segundo escrito no habré de eliminar gran cosa, por lo que lo trascribo usando la primera persona en que lo redactó Carlos. Fondo JAOL: IV, 31 (154). 26 Fondo JAOL: I, 1 (217-218), Documento incluido en la sección “Tiempo muerto”, pp. 2258-259. Este plan manuscrito señala el argumento de los capítulos dedicados a Blanca Restrepo (su más tormentoso e intenso amor) en la novela manuscrita “Barco a la Deriva”. En la entrevista I, 1, (219-224) realizada hacia 1942 o 1943, Osorio Lizarazo dice haber concluido una novela con el mismo título, “Tiempo Muerto”(220). 27 “Pretexto para intentar un retorno”, Revista Pan (Bogotá): no. 16 (Oct. 1937), p. 24. 28 “La vida misteriosa y sencilla de Julia Ruiz”, El Tiempo (Bogotá): (5 feb. 1939), Segunda, p. 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 314-317]; “Biófilo Panclasta: el anarquista amigo y compañero de Lenin, que conoció los horrores de la estepa de Siberia”, El Tiempo (Bogotá): 12 feb. 1939), Segunda, pp. 1 y última [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 364-370]; “La vida extraordinaria de Jacinto Albarracín, el primero que en América ensayó un gobierno de soviet”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1939), Segunda, p. 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 426434]; “Pablo Emilio Mancera: el hombre que durante 40 años escribió un periódico del que era el único lector”, El Tiempo (Bogotá): (26 mar. 1939), Segunda p. 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 326-336]; “Efraím de la Cruz”, El Tiempo (Bogotá): (20 ago. 1939), Segunda, p. 2 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 475-481]; “El último romántico que vivió sobre la tierra”, El Tiempo (Bogotá): (16 jul. 1939), Segunda, p. 2 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 351357]; “Alirio Caicedo Álvarez: el hombre que durante 35 años ha enseñado a bailar en Bogotá”, El Tiempo (Bogotá): (21 ene. 1940), Segunda, pp. 2 y 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 358-363]; “Cuchuco” El Tiempo (Bogotá): (28 abr. 1940), p. 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 371-375]; “Aventuras del indio Rondín, el vendedor de específicos

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que habría acometido Osorio Lizarazo durante su periodo de residencia en Buenos Aires.30 Algo de esta técnica de cortar y pegar fragmentos fue detectada en ensayos con diferentes versiones de apólogos a favor de Juan Domingo Perón y Gustavo Rojas Pinilla, y es muy evidente en una crónica escenificada en la calle Corrientes, “Las noticias más consecuenciales de los últimos tiempos”, manipulada para enaltecer la labor “democrática” de Trujillo en la República Dominicana.31 Y fue con esta fórmula que Osorio Lizarazo intentó tejer una historia en que se más famoso del país”, El Tiempo (Bogotá): (7 may. 1939), Segunda, p. 1 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 459465]; “Mariana Madiedo: la pitonisa que por más de 30 años ha ejercido en Bogotá la dictadura de la suerte”, El Tiempo (Bogotá): (25 jun. 1939), Segunda, pp. 3 y última [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 344-350]. 29 Fondo JAOL: III, 27B (259-267), publicado como “Una ciencia integral del hombre”, Economía colombiana (Bogotá): Vol. 6, no. 16 (Ago. 1955), pp. 263-268, está estrechamente ligado a la primera carta que le envía a Osorio Lizarazo su otro yo, Carlos Gutiérrez, protagonista de “Barco a la deriva”. La carta en cuestión es una disquisición de los mismos temas que aborda Osorio para demostrar la necesidad de una ciencia integral del hombre. El problema es el mismo: ¿Cuáles son los hechos que determinan la conducta humana? ¿Qué jerarquía casual tienen? Concluye que “la ciencia moderna ha parcelado al hombre a fuerza de analizarlo”, y que esta fragmentación es la causa de los males humanos. Reclama así una ciencia integral, en la que el sujeto y la sociedad estén completamente engranados, en equilibrio, para prohijar el progreso común, “la solidaridad y el amor universales”: (265). 30 En una carta del 6 de octubre de 1950, dirigida por el economista Antonio García, se congratulaba con la noticia de que Osorio Lizarazo escribiría “una especie de anecdotario de los acontecimientos que presenciaste en los último 20 años, ya que —por desgracia o por fortuna— has estado cerca de todas las cosas importantes que han sucedido”. [Sin dato: registro con problemas de clasificación] 31 El escenario, la calle Corrientes de Buenos Aires, así como las alusiones al final de la guerra y el establecimiento de un estado sionista en Israel, señalan la primera fecha límite hacia 1948. El folio (35), elaborado con posterioridad al resto del manuscrito —seguramente hacia 1960 para su publicación en El Caribe, si se admite la relación en el orden natural con I, 2 (38-39)—, se inserta entre el penúltimo y el último párrafo del folio (34). La adición en un papel y con una máquina diferente, denominada “Una elección presidencial”, se coloca precisamente antes del descubrimiento de la penicilina: Hay en el Caribe —intervine yo— una isla maravillosa, nimbada de leyendas y de gestas aventureras. Es un país soleado y fértil, una de esas regiones de fantasía a las cuales hemos querido ir todos cuando leíamos a Stevenson o a Sabatini. Su historia está colmada de vicisitudes. En su playas se asentó el pie ilusionado y desolado de Colón, sus puertas fueron el centro de donde se irradiaron los héroes que construyeron la epopeya de la conquista y la colonia, sus costas se convirtieron en nidales de bucaneros y de piratas, su generosa fecundidad despertó codicias internacionales, y en el fondo de sus valles y de sus cumbres, de sus bahías y de sus ríos se desarrolló una historia convulsionada y dolorosa. Pues bien, el 17 de mayo de 1930 los diarios publicaron una noticia sencilla, que apenas podría parecer un episodio cotidiano de América: ‘Ayer fue elegido presidente de la República Dominicana el general de brigada Rafael Leonidas Trujillo, candidato de una coalición de partidos.’ O algo así. “Los ojos tornáronse a mí con interés “—Y?.... –inquirió uno. “—Esto representó el nacimiento de un nuevo sentido de gobierno, que hasta entonces no se había ensayado en América ni, posiblemente, en el mundo —continué yo ante la expectativa unánime— Fue la iniciación de un experimento para aplicar nuevas formas de convivencia, para exaltar el significado de la solidaridad social y para conferir un dinamismo actuante y eficaz a la democracia, esta deidad múltiple perpetuamente vilipendiada. Desde aquel momento, el pequeño país antillano se convirtió en un laboratorio de experimentación, de donde habría de salir un sistema y un método de cooperación social que aplicado en grande escala entrañan la perpetua convivencia y fraternidad humanas. “Indudablemente —replicó uno de los contertulios—, tal elección encaja dentro de los hechos de insignificante apariencia más intensamente consecuenciales. Y a propósito de laboratorio, no podemos olvidar otra pequeña noticia, procedente de Londres y publicada a principios de 1928. Según ella, el químico Alexander ‘...................”..

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superponen dos momentos límites de su vida, su formación como revolucionario social en la década de los veinte y su conversión en un atemorizado escritor a sueldo de un dictador en la década de los cincuenta —dictador simbolizado en la novela por Eva Perón, aunque las labores del escritor estén más próximas a las desarrolladas para Rafael Leonidas Trujillo. No cabe insistir más en que “Barco a la Deriva” no se trata de una autobiografía en el sentido lato. Lo biográfico se revela más en las preguntas que en las forma de responderlas, en los problemas que intenta plantear Osorio Lizarazo sobre su vida en ese esfuerzo infinito por revaluar su yo: ¿Cómo “lograr una presentación imparcial y sincera de las míseras realidades que me han circunscrito?”, Si lo que cree es resultado de su propia experiencia, ¿Cómo explicar su vida de manera imparcial? ¿Cómo salvar las barreras que le impiden descubrir su verdadera esencia? ¿Cómo explicar la relación entre el sujeto y la sociedad? ¿Cómo experimenta el sujeto, en su propio cuerpo, las fuerzas de la sociedad? ¿Por qué el fracaso?: ¿La niñez? ¿La juventud? ¿el sexo? ¿La enfermedad? ¿El dolor? ¿El aspecto físico? ¿La sicología? ¿La geografía? ¿La economía? ¿Las mujeres? ¿La pobreza? ¿La política?32 Por esta vía Osorio Lizarazo llegaría a un callejón sin salida al plantear que la realidad existe independiente de los sujetos, pero un sujeto sólo puede conocer la “realidad” a través de las sensaciones y de la auto-experiencia. Aunque él reconocía en un sentido negativo la importancia del autocontrol emotivo y corporal para la distinción y cohesión social, y se calificará a sí mismo como incapaz de seguir los códigos de comportamiento civilizado trazados por las élites, no llegará comprender cabalmente cómo las representaciones ordenadas por las sensaciones fisiológicas sólo tienen sentido preciso como dimensión subjetiva de una experiencia histórica y antropológica colectiva.33

Y aquí se conecta con la crónica, a la cual se le alteró el final, añadiéndole: “Al disolvernos definitivamente, exclamé con voz pausada: “—Hemos hecho una versión de pequeños hechos con inmensa consecuencialidad. Sostengo que solo es perdurable y eterno lo que conduzca al amor, a la convivencia y al bienestar humanos. Y la pequeña noticia que he citado se lleva las palmas. “Era una tarde convulsionada sobre una acera de Corrientes”. “J.A.O.L”. Fondo JAOL: I, 2, (32-37) 32 Fondo JAOL: IV, 31 (11-24). 33 “Si la intención imparcial existe, puede animar el ejercicio narrativo o dialéctico con la firma convicción de encontrarse en estado de objetividad. Pero el juicio está previamente afectado y contra todos los esfuerzos por mantener el equilibrio se alza una fuerza pasional, incontenible e invisible en sus detalles, que anima y vivifica los relatos o las deducciones poniendo de relieve los preconceptos o sugiriéndoles con repudiaciones o con encarecimientos no expresados directamente, tal vez cuidadosamente eliminados, pero palpitantes en el tono general de la redacción, en la conducta de los personajes, en el encadenamiento lógico de las ideas, en el juego físico de los acontecimientos, en el furtivo deslizamiento de un adverbio, en el sutil vigor de un adjetivo extraviado”. Fondo JAOL: IV, 31 (11-24).

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Desde luego, estos cuestionamientos se extraen con pinzas entre el desorden del manuscrito. Incluso puede ser atrevido adjudicarle tales aspiraciones a un autor que no cultivó con cuidado sus conocimientos teóricos; como Carlos Gutiérrez, Osorio Lizarazo, “leía sin descanso y sin método”.34 Vale un ejemplo. En todas las apologías de Trujillo —y también en Gaitán: vida, muerte y permanente presencia— se ufanó de ofrecer un análisis desapasionado y de imponer un punto de vista “objetivo” —”científico”— para describir la “realidad” de una nación.35 Pero con tal pretensión no sólo asomaba el descaro —a menos que “objetivo” se considere un libro bien pagado— sino además la falta de conocimiento. Aquí y allá afirmó que sus escritos eran “objetivos” porque él mismo había visto lo que decía: para Osorio Lizarazo lo “objetivo” era “escribir lo que veía”, como lo hacían algunos personajes de sus novelas. “¿Pero quién ha dicho que yo soy un escritor?” “¿Por qué no he de tener yo impresiones de las cosas que ocurren a mi alrededor?”.36 No es posible ubicar la posición de Osorio Lizarazo en el campo científico. Sus especulaciones son literarias, o aún mejor, se deben a la literatura, a la novela. Pero como la política, la ciencia será una protagonista de primer orden en la narrativa de Osorio Lizarazo. Tal embeleco no se resuelve —de ninguna manera— en “Barco a la deriva”. La novela sólo agrega una pista, los famosos manuscritos de Carlos Gutiérrez sobre un periodo de su vida en que se formó como luchador social y en el que tendría génesis su novela realista: los años veinte. Sería con el metro del revolucionario, con sus memorias de los primeros años veinte, como Osorio Lizarazo juzgaría al autor de “Palabras para ser redefinidas”, al publicista que aún en Buenos 34

Fondo JAOL: IV, 31 (6). La variación sensible con respecto a esta posición se puede observar en Fundamentos y política de un régimen Fondo JAOL: II, 21 (1-178). Allí, para avenirse bien con el dictador, considera que existe un sólo elemento subjetivo en la apreciación de la realidad, la fe en el cristianismo: la certeza de que la verdadera meta del progreso y la civilización es la fraternidad humana iluminada por el amor y la comprensión predicados en Galilea: (6). 36 La cita fue extractada de Casa de vecindad, OSORIO LIZARAZO, 1978, p. 58. En la biografía de Gaitán, afirma en una carta desde Buenos Aires el 23 de agosto de 1949: he prescindido, como lo he hecho siempre en mi absurdo vivir, de todo cálculo y de toda preocupación, y me he limitado a hacer un libro esencialmente sincero, que comprende, propiamente, una síntesis de la política colombiana en los últimos veinte años, tratando de fijar responsabilidades en todas las dificultades en que se ha visto nuestro país con un criterio objetivo, ausente de resentimientos y animado por el deseo de que los últimos incidentes de nuestra vida política no sean trasmitidos a la historia con deformaciones introducidas por el interés o por las complacencias. Y un poco más adelante, sin notar la abultada contradicción: Como no tuve un solo amigo que quisiera colaborarme en parte mínima, he tenido que apelar a mi memoria y relacionar los acontecimientos políticos con mis propios episodios personales. Tengo la certidumbre de no haberme equivocado: pero en algunos puntos hubiera querido ser más explícito y en otras cosas secundarias, que me eran indispensables para engranar bien, he tenido que apelar a un poco de imaginación. [Fondo JAOL: V, 38 (73)]. 35

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Aires, hacia 1953, sostenía con vehemencia: “Me cortaría las manos antes que escribir una sola línea para justificar esta abominable sociedad profundamente injusta, insensible, explotadora, cuyos abusos y demasías llevan a las masas hambrientas a la revolución, al comunismo y al crimen”.37 A quien con esas mismas manos, como si al escribir le fueran mutiladas, garabateó una biografía de alguien, un perfil megalómano de este personaje de novela que logró hechizarlo con algunos dólares: Físicamente, el Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina es un hombre de arrogante y seductora estampa, que irradia el poderío correspondiente a la plenitud de la vida. La investidura militar le pone de relieve el pecho musculoso y atlético y le eleva los hombros cuadrados para dar mayor sensación de fortaleza. Sus movimientos no son bruscos o impacientes, sino dotados de esa gran seguridad que delata al hombre de autoridad; pausados, pero impulsados por una irresistible energía, que demuestra la plena posición de sí mismo. La frente es ancha, coronada de cabellos cada día mas blancos, que acentúan la expresión majestuosa y dan mayor austeridad a las facciones. Esos ojos de mirada penetrante y severa, pero dispuestos siempre a la cortesía y la bondad, de perímetro casi circular y vigorosamente expresivos, le conceden a la faz una presencia impresionante, confirmada por la nariz, perfectamente proporcionada al conjunto, y por el mentón pulido y también fuerte y ancho, signo inequívoco de coraje y voluntad. Bajo la nariz blanquea un pequeño bigote, más recortado en los últimos años que en la juventud, y que siempre distinguió su fisionomía.38

¿Dónde estaba el otro hombre?¿El apóstol? ¿El novelista? ¿El amante? ¿Y los sueños? ¿Sus sueños? ¡Todos estaban en el pasado! Y así viene a cuento la imagen de otra época, de los días fervorosos de la juventud, cuando forrados en ruanas felpudas los discípulos del Silvestre Savitsky caminaban rumbo a oriente en los empinados Andes, salvando los barrizales y la pendiente del terreno, conspirando para descubrir entre ranchos y chicherías a esos seres que llenaban de esperanza el futuro humano: los miserables. Y entre los apóstoles socialistas caminaba Osorio Lizarazo, este tipo flaco, con veintiuno o veintidós años, imberbe y frágil, recién llegado a Bogotá, quien había surcado la cordillera en el camino de retorno a la ciudad natal, aquella de donde huyó a los diecisiete años para buscar destino de empleado en el Viejo Caldas.

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Fondo JAOL: V, 38 (5-8). OSORIO LIZARAZO, 1958b, pp. 11-12. Y una página más adelante: “La clara luz de su inteligencia ilumina sus palabras, a través de cuya parquedad y exactitud se adivina el caudal de una vasta y total ilustración [...]”, p. 13.

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El nacimiento del archivo

La fuga tantas veces repetida se había iniciado en Bogotá durante los primeros días de septiembre de 1917. El 31 de agosto está fechada la primera carta del fondo J. A. Osorio Lizarazo de la Biblioteca Nacional de Colombia: “El suscrito saluda atentamente al Sr. Gobernador de Departamento de Caldas y se permite recomendarle al joven José Antonio Osorio Lizarazo para un empleo dependiente de esa Gobernación”.39 Luego, el 4 de septiembre, conseguirá dos recomendaciones más: “Por la presente, me permito recomendarle al Señor José Antonio Osorio á quien conozco personalmente, y pertenece a una familia honorable y trabajadora en esta ciudad, y se halla sin destino en este momento. Tiene buena letra y es apto para el servicio de oficina”.40 “Certifico que el joven José Antonio Osorio, natural de esta ciudad, es persona que ha observado conducta correcta y que a sus antecedentes personales de honradez, une el de ser hijo de Belisario Osorio, hombre honrado y laborioso, que siempre ha dado a su familia buenos ejemplos”.41 Osorio Lizarazo abrió la tenaz empresa de su archivo cuando, protegido con tres cartas que conservará hasta la muerte, salió de la casa de sus padres en el poblado de Fontibón —al occidente de Bogotá—, se descolgó de la Sabana siguiendo el camino de Honda, cruzó el Río Magdalena y trepó hasta Manizales —capital de Caldas— en la Cordillera Central de los Andes colombianos. Así pues, desde la perspectiva del archivo, el autor existe desde el momento en que Osorio Lizarazo dejó Bogotá y rompió con su padre, aunque desde una perspectiva literaria el autor sólo se constituirá tras su regreso a Bogotá en la década de 1920. Terminado el colegio, al final de 1916, el joven había sido obligado por su padre a ganarse la vida, a trabajar con los conocimientos coleccionados durante seis años de exoeducación bajo la tutela de los padres jesuitas. Estaba obligado a vender su trabajo, y el trabajo que había aprendido con los jesuitas era manipular los significados: conocía los signos del Estado y el mercado, las palabras y los números, era “apto para el servicio de oficina”, pero luego de seis meses se encontró sin trabajo, “sin destino”, en Bogotá. Partió entonces a Manizales para buscar empleo burocrático en la Gobernación de Caldas y, sin conseguirlo, acudió ese mismo año a su padrino con la intención de 39

Fondo JAOL: VI, 43 (4). Fondo JAOL: VI, 43 (3). 41 Fondo JAOL: VI, 43 (5). 40

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obtener una nueva recomendación.42 Tenía ya cuatro cartas a cuestas, quizá más, no menos, y con tan liviana carga, sin trabajo en la ciudad, se internó en los caminos de las altas montañas forjadas por los arrieros para buscar fortuna en las minas de oro. Sobre los pasos de esos días entre la niebla y las fondas que demarcaban el cruce de los caminos, volverá Osorio Lizarazo veinticinco años después como escritor, para novelar la vida minera en el bello y estremecedor relato de El hombre bajo la tierra: En torno del cuerpo luchaban entre sí millones de esferitas microscópicas, blancas, blancas. Se unían, se compactaban, reñían y giraban en un loco torbellino de átomos, cuyo conjunto envolvía todas las cosas en un gran manto inmaculado. En ninguna parte como allí podía apreciarse la composición íntima de la neblina. Hubiera sido posible tomar una sola de aquellas esferitas y analizar su contenido de agua. Entonces podría aparecer la fuerza interna que le concede esa forma geométrica o el poderío que le impele a unirse, a disgregarse y volverse a unir, hasta formar el conjunto. Y era así como se deslizaban los pensamientos de Ambrosio Múnera, mientras avanzaba, invisible entre la neblina, que parecía pesadumbre para los hombros y hacía más incierta su ruta. Su ruta por la vida y su ruta por la montaña incógnita a donde se encaminaba.43

Y sí, allí estuvo, no como Ambrosio Múnera en la novela, sino en carne y hueso, en la mina de oro “La Coqueta”, trabajando durante “algún tiempo” como “empleado despensero”. Un primer recuerdo autobiográfico sobre estos años fue abordado por el autor en 1939, tres años antes de terminar la novela con miras al concurso abierto por la Revista de Indias para participar en el premio internacional de la casa Ferrar & Rinehart en Nueva York.44 Sobre las actividades en el campamento, el quehacer de los mineros del oro en los socavones y las noches mojadas con aguardiente en la fonda del camino, Osorio Lizarazo escribirá las páginas apasionadas en que se propuso sacar del vientre de la tierra a los trabajadores de la mina —al valor del trabajo—, y con ellos traer arriba, en términos sociales, a quienes estaban abajo en la “novela colombiana”: Esta era la mina, los ocultos filones que contenían moléculas de oro, gravitando con una pesadumbre de crimen, de sangre, de locura, sobre todas las cosas y sobre todos los hombres. El oro no se veía pero ejercía un poder satánico, acechando desde lo más profundo de la tierra las vidas humanas para salir manchando de oprobio a la superficie y lanzarse por el mundo, sembrando la desolación y la miseria. Ninguno de aquellos hombres había contemplado el metal brillante, agazapado entre arcillas grises y azules y entre cuarzos cristalinos. Trabajaban por su jornal: pero el significado del dinero se desvanecía. Estaba sucio desde su origen [...].45

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Fondo JAOL: VI, 43 (2). OSORIO LIZARAZO, 1944a, pp. 1-2. 44 J. A. Osorio Lizarazo, “Hombres bajo tierra”, Revista Pan (Bogotá): no. 27 (feb. 1939), p. 113. 45 OSORIO LIZARAZO, 1944a, p. 311. 43

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En la novelística de Osorio Lizarazo, aún con la impericia técnica evidente en muchos pasajes, los trabajadores cuentan con rostros, con un habla y con una personalidad propia, definida; son sujetos y no simplemente “alma colectiva”, son protagonistas y no sólo el decorado de una escena de la vida patriarcal. El hombre bajo la tierra tiene deudas evidentes con Germinal de Zola: sus temas y estrategias narrativas y sus temas tienen un trasnochado sabor francés y ruso decimonónico. Es posible notar, incluso, algunos dejos románticos, evidentes por ejemplo en la reivindicación de la novela como representación fiel de la realidad y como herramienta para descubrir la verdadera esencia de una nación. Pero para el novelista el pueblo no será una entidad abstracta sino un grupo humano interdependiente, poliforme, cuya disgregación explícita en mineros, sirvientas-prostitutas, jornaleros agrícolas, artesanos, periodistas o empleados, distintos unos a otros, con sus propios intereses y contradicciones, es un producto histórico de la modernización. Este mérito incuestionable, evidente también en las novelas La casa de vecindad, El criminal, La cosecha, Hombres sin presente y El día del odio, no se lo quitó Trujillo ni Perón, no se lo ha cuestionado nadie y no se lo arrebataremos nosotros. Sin embargo, tal convicción evade el problema que plantea utilizar Los hombres sin presente —y cualquier otra novela suya— como fuente para la historia, y de considerar sin mayor aclaración que los episodios narrados en las novelas corresponden realmente a las prácticas de los sujetos. A la realidad sin comillas, porque, como habrá notado y notará el lector, “realidad” y “objetivo”, entre comillas, fueron palabras utilizadas hasta la saciedad por Osorio Lizarazo. Algo se puede sacar en claro de sus precarios ensayos de teoría literaria: para el escritor, una novela puede representar la realidad, tal cual es, de una manera objetiva. Y así, este problema general para observar la literatura como fuente con validez historiográfica, es también un problema particular para el biógrafo de un sujeto que se tomó la molestia de conservar en su archivo documentos que demostrarían la filiación auténtica de su biografía y sus novelas. Y es preciso reiterar y ampliar aquí, en la mina de oro —cuando Osorio Lizarazo está empleado en la despensa, mientras espera un documento que lo autorice a entrar o salir—, una hipótesis sobre el fondo documental: el archivo es un esfuerzo de Osorio Lizarazo para garantizar la unicidad del autor, o si se quiere, para intentar resistir que otros yo anden por ahí sin autorización del sujeto, como símbolos con una vida propia y despojados de los atributos originarios del autor. El archivo es un producto histórico del trabajo intelectual de un autor, en un 29

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momento y espacio concreto —en este caso el siglo XX y América Latina—, pero también permite corroborar la forma concreta en que un sujeto experimenta un proceso general de la sociedad moderna: la escisión del autor con respecto a una obra. Con todo, la resistencia de Osorio Lizarazo evidencia más el deseo que la posibilidad de oponerse efectivamente a la conversión de la obra en una mercancía y del autor en un trabajador asalariado, sujeto a vender significados para ganarse la vida. Y así lo encontramos trabajando por primera vez, mientras los mineros exploraban con sus picas los socavones de la mina, dedicado a llevar las cuentas, verificar el inventario, realizar los pagos y los descuentos en el almacén de un campamento minero en Caldas. Trabajó allí como “empleado de categoría” no más de seis o siete meses, hasta el 5 de mayo de 1918, cuando “se retiró por su propia voluntad” según lo atestigua un pequeño papel con el sello de la Compañía Minera de Tostado “La Coqueta”.46 Pero eso es todo lo que sabemos, lo demás es cosa de novela. La trampa del autor —para el historiador, el antropólogo y el sociólogo— es que conduce a inferir que si él estuvo allí, y como Ambrosio Múnera trabajó tras el mostrador en la despensa de la mina La Coqueta, llevó las cuentas, observó y clasificó con su propio cuerpo las sensaciones que le producían los mineros — por ese sólo hecho conocido—, El hombre bajo la tierra es una apreciación justa y verdadera de la realidad de la vida minera. Desde luego éste no es un problema exclusivo de la novela, y se puede seguir en la distinción básica de la historiografía entre un hecho y un documento. Éste es un tema límite de nuestra investigación, pero es preciso advertir que la novela remite a unas normas de construcción, a una historia y a unas estrategias distintivas, propias, cuyo desarrollo no está circunscrito únicamente a las contingencias sociales. ¿Es inconmensurable —entonces— el universo del autor plasmado en una novela? No desde la perspectiva de la historia, la sociología y la antropología. Sin embargo, su uso como fuente estará limitado por las condiciones específicas del campo literario. Por esto es preciso considerar como órdenes clasificatorios diferentes, con cierta autonomía, al autor y la obra literaria. Sería una tarea digna de Pierre Menard, autor del Quijote en la Ficciones borgianas, entrar a buscar en cada una de las novelas los episodios reales de la vida de Osorio Lizarazo. Su equivalente historiográfico sería algo así como contar los muertos de la masacre de los trabajadores bananeros en 1928 a partir de Cien años de soledad.47 Cien años, estos sí bien 46 47

Fondo JAOL: VI, 43 (6). POSADA CARBO, 1999, pp. 2-20.

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contados, no les han alcanzado a críticos literarios, lingüistas, historiadores y novelistas, para el estudio de la única novela de José Asunción Silva, De sobremesa, con miras a fijar la relación con la vida del autor durante el —único— año que residió en Europa. Claro, se conocen detalles insospechados y esclarecedores, pero hoy por hoy tiene mayor interés para la historiografía colombiana el “caso Silva”, la obsesión de todo un siglo por Silva, que la propia vida y obra de quien fue consagrado por sus lectores como “poeta nacional” de Colombia. Sería quijotesco y por demás estéril emprender una labor similar, porque el asunto planteado aquí es menos preciso y nuestro problema otro, la construcción del archivo de Osorio Lizarazo a partir del trabajo de un autor y la escisión de los productos de este trabajo con respecto a su autor. Bien. Si damos crédito a la entrevista que le realizó su amigo y compañero de la infancia Luis Enrique Osorio, el joven salió de la mina La Coqueta con una mula apeada, algo de ropa y treinta pesos.48 Y con un fardo de cartas, las primeras del archivo, llegó a Manizales el 7 de marzo de 1918 para presentar su certificado de trabajo en la oficina de la Sociedad de Defensa Minera: “Declaro que en esta misma fecha se ha presentado a este despacho el señor José A. Osorio, empleado despensero que ha sido por algún tiempo de la mina La Coqueta, a hacer registrar su certificado de buen manejo, expedido por el administrador de esa empresa con fecha del 5 del mes en curso”.49 Según el mismo Luis Enrique Osorio, el joven emprendió de nuevo la fuga por los Andes, hacia el occidente, y en el camino encontró el campamento de una construcción de ferrocarril, donde se unió con un grupo de jornaleros y perdió en el juego de dados la mula, el dinero y la ropa que llevaba. Obligado a trabajar en la construcción para ganarse la vida detuvo su andar algún tiempo, pero al cabo bajó la cordillera central y atravesó el Río Cauca, trepó la cordillera occidental camino de las minas de oro de Marmato, en el Departamento de Antioquia. Si esto es cierto, Osorio Lizarazo arribó a Marmato a mediados de 1918, con su fardo de cartas y un certificado de empleo que acreditaba cierta experiencia laboral en el mundo minero. Pero allí no valieron sus títulos de empleado, sus certificados de buena familia ni sus presunciones de niño letrado, bachiller del Colegio San Bartolomé de la capital del país. En Marmato, un poblado de antiguos esclavos y libertos negros dedicada a la explotación de las minas del oro, Osorio Lizarazo no encontró trabajo en las sutiles artes de manipular los números y las palabras, y sin experiencia alguna en las duras faenas de la minería aurífera, deambulará 48

Luis Enrique Osorio “Un gran novelista colombiano: J. A. Osorio Lizarazo”, El Tiempo (Bogotá): (11 abr. 1943), p. 2. 49 Fondo JAOL: VI, 43 (7).

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entre las tabernas de los trabajadores. “Cierta noche, en una taberna de negros le ofrecieron un trago y lo rechazó porque no tenía con que corresponderlo... El anfitrión, ofendido, rompió la lámpara y cerró la puerta. “—¡Ahora todos somos negros!... No hay peligro que nos desprecie ningún blanco desgraciado”.50 El episodio de una riña en Marmato, y el consecuente regreso a Bogotá en el segundo semestre de 1918, fue un motivo sugerido por Osorio Lizarazo en el final de El hombre bajo la tierra, aunque, de nuevo, en el archivo no existe ningún documento al respecto. En la novela la querella se resuelve cuando Múnera se convierte en asesino en la misma fonda donde inició la narración antes de llegar a La Coqueta, con el mismo pretexto, la incapacidad de aceptar un trago sin contar con dinero para invitar a otro minero.51 La información relativa a ese pasaje de su vida juvenil procede de la década de los cuarenta, después de que El hombre bajo la tierra fuera terminada con ocasión del segundo concurso de novela de la casa Ferrar & Rinehart en Nueva York (1942).52 Como Luis Enrique Osorio, también Jorge Moreno Clavijo, el más cercano y fiel amigo de Osorio Lizarazo, afirmará: “Regresó herido de un tobillo a Bogotá”.53 Y a continuación, ambos lo colocarán en una cama del hospital San Juan de Dios en Bogotá, procurando salvar la pierna herida de la gangrena, la caridad pública y la epidemia de cólera morbus que asoló la capital del país en 1918.54 Todos estos serían detalles infecundos si a ese mismo hospital, en septiembre, no hubiese llegado herido de la pierna Pascual Goya, el otro yo de Osorio Lizarazo en la sensacional crónica “Las escenas de horror y de miseria que Bogotá presenció durante la epidemia de gripa de 1918” (1939): Yo, Pascual Goya, me encontraba en una cama de hospital cuando se presentó la epidemia. Tenía a mis costados dos rufianes de tipo clásico, y por toda la extensión de la sala se extendían los cuerpos, lacerados por la miseria, de mendigos, vagabundos y obreros de ínfima categoría. En el ambiente 50

Luis Enrique Osorio “Un gran novelista colombiano”, p. 2. OSORIO LIZARAZO, 1944a, pp. 6-7 y 322- 326. 52 Fondo JAOL: VII, 50 (104). Documento incluido en la sección “Tiempo muerto”, pp. 259-260. 53 Jorge Moreno Clavijo, “José Antonio Osorio Lizarazo”. Cromos (Bogotá): Vol. LVII, no. 4 (23 sep. 1944), pp. 89. Por lo general los juicios de Moreno Clavijo son erráticos (atribuye la presencia de Osorio Lizarazo en la mina a 1921) y siguen literalmente las novelas (Garabato, La cosecha, El criminal) y las crónicas (especialmente “Las escenas de horror y de miseria”). A sus dos artículos dedicados a Osorio Lizarazo sólo puede atribuírseles un valor testimonial sobre el momento en que fueron escritos (la década de los cuarenta). Más crédito tienen las afirmaciones de Luis Enrique Osorio, amigo desde la infancia, aunque éstas estuviesen también salpicadas por la lectura de las novelas y las crónicas periodísticas. 54 Luis Enrique Osorio “Un gran novelista colombiano”, p. 2; Jorge Moreno Clavijo, “José Antonio Osorio Lizarazo”, pp. 8-9. 51

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flotaba a todas horas un penetrante olor de ácido fénico, con el cual los practicantes y enfermeros querían amortiguar el que despedían las carroñas humanas que se descomponían entre las camas.55

“Las escenas de horror y de miseria” es un verdadero nudo gordiano de la novelística de Osorio Lizarazo, porque plantea dos dificultades adicionales para la biografía. En primer lugar, indica cómo el juicio del propio autor sobre la identidad entre su vida y su novela comprometió a los más importantes comentaristas de su vida y su obra, amigos más o menos íntimos pero confesos del escritor. En segundo lugar, señala el mecanismo por el cual las novelas —y algunas crónicas— fijaban, en relación con el archivo, el repertorio de recuerdos sobre algunos hechos — y sus relaciones causales— en la memoria del autor. Después de terminado el manuscrito de “El hombre bajo la tierra”, 1942, quedó concluida la saga de novelas correspondiente a la infancia, la juventud y la madurez de Osorio Lizarazo, “La miseria humana”, en un periodo que abarca entre 1900 y 1937. Entonces ya había publicado Garabato (1939), La cosecha (1935), El criminal (1935), La casa de vecindad (1930) y Hombres sin presente (1937). El hombre bajo la tierra, relativo a 1917 y 1918, se inserta cronológicamente entre Garabato y La cosecha, esto es, en el periodo que va entre el final de la vida escolar (1916) y la peregrinación por las fincas cafeteras y las empresas comercializadoras de café en las vertientes del río Magdalena (1920). Con “Las escenas de horror y de miseria” —en ese año de 1918 a partir del cual la ciudad se convirtió en un vasto hospital de caridad—, Osorio Lizarazo apuntalaba el que sería el final de El hombre bajo la tierra con La cosecha, y se colocaba a sí mismo de regreso a Bogotá un año después de abandonar la casa paterna en septiembre de 1917: Yo, Pascual Goya, era adolescente y habíame solidarizado en el padecimiento con esa gentuza. Tenía, como los rufianes, una llaga purulenta, que me abrió las puertas de la gran casona misericordiosa en cuya escalera de piedra, anchurosa y cómoda, hecha como para que no se desbaratase con el excesivo ejercicio del vientre obeso de los frailes que habían de habitar en sus aposentos, después salas de cirugía, se destacaban, con colores opacos por el tiempo, la efigie inexpresiva del fundador español. Bajo un numerito que había reemplazado mi nombre, Pascual Goya, como en los presidios, se descomponía mi carne adolorida, sin que los yoduros, las aguas oxigenadas, los jarabes innocuos que costeaba la benevolencia, trajeran alivio alguno para la agresividad implacable del mal, que corroía, corroía sin cesar, hasta perforar el hueso y hacer precisa, al cabo de años de sufrimiento en el lecho mercenario, la amputación.56

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J. A. Osorio Lizarazo, “Las escenas de horror y de miseria que Bogotá presenció durante la epidemia de gripa de 1918”, El Tiempo (Bogotá): (19 feb. 1939), Segunda, p. 1 y última [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 318-325]. 56 “Las escenas de horror y de miseria que Bogotá presenció durante la epidemia de gripa de 1918”, El Tiempo (Bogotá): (19 feb. 1939), Segunda, p. 1 y última.. Vale transcribir los fragmentos de los artículos ya citados para notar la asimilación de la obra con la vida del autor: “El hospital de San Juan de Dios lo recibió en una cama de

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¿Se encontraba en Bogotá? ¿Cuánto duró su estancia? ¿Qué hizo allí? No hay, por lo pronto, ninguna noticia adicional al respecto. Un poco después, 1920, lo encontramos peregrinando “durante algún tiempo” con su fardo de cartas a cuestas entre los cafetales y productores cafeteros de la Codillera Central. Y será allí, en la zona de colonización, en las tierras fértiles de vertiente, donde Osorio Lizarazo escenificará quince años después la novela de la vida cafetera La cosecha (Manizales, 1935). De regular factura, poco conocida hoy y escasamente comentada en su momento,57 La cosecha alcanzó una segunda edición cuatro décadas después, por cuenta del éxito de su versión para televisión emitida en 1977.58 Con La casa de vecindad (1979), La cosecha sería una de las primeras obras de la literatura colombina adaptadas para la televisión y la primera de un género nacional del melodrama inspirado en la colonización del Viejo Caldas y la vida cafetera (cuya realización más conocida fuera de Colombia fue “Café, con aroma de mujer”).59

pobre. Al poco tiempo la epidemia de gripa azotó a la ciudad, y el joven Osorio vio como sus vecinos de lecho morían cada día, siendo reemplazados inmediatamente. Cadáveres por todas partes. Los limones, únicos proyectiles para enfrentar la enfermedad, no eran lo suficientemente eficaces”. Jorge Moreno Clavijo, “José Antonio Osorio Lizarazo”, pp. 8-9. “Echó a andar a pie, hacia el rincón natal, y llegó a Bogotá con cincuenta centavos y la pierna casi gangrenando”. Luis Enrique Osorio “Un gran novelista colombiano”, p. 2. 57 Salvo quizás por el comentario crítico del escritor chileno Mariano La Torre: “Es la intensidad del drama, la observación de los medios de producción y de su intercambio comercial, lo que hace de La cosecha una novela de tipo social”. “Primero glosa sobre la novela americana”. Atenea (Santiago de Chile): Vol. XII (1936), p. 154-167. A este comentario debe agregarse la menos atinada reseña de N. Bayona Posada, “Osorio Lizarazo J. A. La cosecha.”.. Revista Javeriana (Bogotá): Vol. III, no. 14 (may. 1936), p. 314. 58 “La Casa de vecindad” y “La cosecha” fueron producidas y emitidas en Colombia por RTI Televisión, en 1977 y 1979, respectivamente. “Café, con aroma de mujer”, producida por RCN Televisión, fue emitida en toda América Latina, así como en España y Rusia entre 1994 y 1998. 59 Al respecto Fernando Gaitán, el más cotizado guionista de la televisión colombiana, también autor de “Bety la fea”, afirmaba: En 1990 RCN Televisión me encomendó la tarea de escribir una historia que tuviera como trasfondo el universo cafetero colombiano. Para la programadora resultaba curioso que la televisión no se hubiera ocupado del tema hasta el momento; un tema vital para la economía y la cultura del país, y un tema que abarcaba a un porcentaje muy alto e importante de la población colombiana. Y todo, a partir de ese momento, fue curioso. Cuando empecé las investigaciones, lo primero a lo que traté de recurrir fue a la literatura con la ilusión de encontrar en ella los personajes más arraigados de la cultura cafetera y también para impregnarme de la atmósfera particular de este universo. Fue sorprendente que en toda una vasta y prolifera zona, que ha parido grandes escritores colombianos, no existiera más que una novela, La Cosecha, de un escritor y periodista bogotano: José Antonio Osorio Lizarazo. Si bien la novela me dio las primeras luces sobre un ambiente cafetero, no reflejaba el universo que deseaba tocar en mi historia. La novela se desarrollaba en una etapa muy oscura para el cafetero, era una novela de personajes pobres, desesperanzados, sometidos a la dictadura de tenderos y comerciantes sin escrúpulos que recorrían la región comprando café. Sin embargo, había algo que me conmovió y donde entendí el sentido de la vida del cafetero: su existencia y la de su familia giraba alrededor del café y sobre todo, de la ilusión de la cosecha.

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En la novela La cosecha, esto es, en 1935, los protagonistas son de nuevo extractados del mundo del trabajo, jornaleros, peones y pequeños propietarios campesinos. En términos escuetos, La cosecha pretendía simbolizar la formación del mercado interno colombiano con base en la colonizaron cafetera del occidente del país. Novelar cómo el fruto del trabajo de los hombres y las mujeres aferrados en los pliegues de las montañas, se desplazaba hacia los intermediarios de los pueblos, luego a los exportadores en las ciudades, y de allí a los especuladores en los mercados internacionales, produciendo pingues ganancias y un mundo de extraño refinamiento sin ningún beneficio para ellos. Pero el desprendimiento profundo de los trabajadores no opera únicamente como mecanismo exterior, como una lógica inefable que reduce la masa al anonimato, sino que opera en los mismo sujetos, en sus cuerpos, como una experiencia singular, cuyas inflexiones marcan la personalidad, las facciones y el habla. Este será un aspecto muy polémico de su obra novelística, el menos notado y no el menos importante, porque Osorio Lizarazo, falto de una destreza técnica adecuada, dará cada vez más prioridad en sus novelas a los alegatos económico sociales y a la disertación con el fin de brindar lecciones políticas.60 En La cosecha no trataba, pues, sólo de narrar su experiencia con los trabajadores, sino de conjugar explícitamente su historia personal con el proceso de formación de la nacionalidad colombiana. Así lo demuestran sus preocupaciones ulteriores sobre el café —al que él era adicto en las noches de escritura, como buen discípulo en tierras andinas de Honorato de Balzac—, que tendrían continuidad en dos libros monográficos, Biografía del café (Bogotá, 1945) y El árbol turbulento (1954), publicados durante su madurez61.

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Ya en 1936 el escritor chileno Mariano La Torre ofrecía, a propósito de la recién publicada novela, una prematura —y atinada— versión de lo que será la postura de la crítica literaria sobre el conjunto de la obra de Osorio Lizarazo: “Bien está que la capacidad de vida lograda, el desarrollar una acción, fijar un medio y dibujar unos caracteres, denoten la explotación de una clase social y se vean, inmovilizados por el sortilegio de la creación, los males de un sistema y los errores de un gobierno, pero el novelista no debe invadir el campo del sociólogo, ni especular como un pedagogo cualquiera, falto de ideas y de asunto, ya que la confusión de los géneros es un signo de inferioridad artística”. Mariano La Torre, “Primero glosa sobre la novela americana”. Atenea (Santiago de Chile): Vol. XII (1936), p. 154-167. 61 El manuscrito de El árbol turbulento se encuentra en Fondo JAOL: I, 7 (1-216). Una primera versión de esta monografía histórica fue publicada como Biografía del café: OSORIO LIZARAZO, 1945a. Con base en dicho material preparó este manuscrito publicado en Bogotá como: OSORIO LIZARAZO, 1954. En 1961 Osorio buscó apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros para publicar una nueva edición y su traducción al inglés, cuyos manuscritos aparecen en II, 8 (3-219) y II, 9 (1-256), respectivamente. A este hecho, documentado en V, 39 (1-2), se debe la segregación de I, 7 (1-216) y II, 8 (1-2) de la serie documental correspondiente a la edición de El árbol turbulento, consignada en V, 39 (1-36). El proceso creativo que permitió la elaboración del manuscrito para la edición corregida y aumentada quedó consignado en el borrador E, 8A, (1-190). Como se advierte en el texto, el primer vestigio de su constante preocupación por la economía cafetera fue plasmado en la novela La cosecha: OSORIO LIZARAZO, 1935b [reeditada: OSORIO LIZARAZO, 1979a]. La serie

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En el Líbano Tolima está fechada el 6 de marzo una carta que certifica sus labores como auxiliar “cumplidor de su deber y hombre honrado”, con el sello y la rúbrica de la compañía de comerciantes y comisionistas de café, propiedad de Juan M. y Federico Ángel. “Motivos ajenos a nuestra voluntad —señalan en la carta— nos han obligado á privarnos de tan excelente auxiliar”.62 Lo propio indica otro certificado autógrafo fechado tres semanas antes en el corregimiento Santa Teresa, acompañado por nueve firmas de los pobladores de ese lugar: Los suscritos vecinos de Santa Teresa en el Municipio del Líbano gustosos certificamos: 1º) que el señor José Antonio Osorio L. ha vivido en esta población durante algún tiempo dedicado a negocios comerciales por cuenta de la respetable casa de Juan M. y Federico Ángel – 2º) que el señor Osorio durante dicho tiempo, por sus conocimientos, su consagración y su prendas personales se ha captado la estimación general de los habitantes de este lugar- 3º) que por medio del presente certificado, nos permitimos recomendarlo a las personas que tengan a bien ocupar sus energías, en la seguridad de que dicho señor desempeñará perfectamente cualquier cargo que se le confíe63.

Con estas nuevas cartas de recomendación, buscó fortuna en otro municipio cafetero, San Lorenzo, en la cordillera Central, y allí trabajó como contador auxiliar algunos meses, hasta septiembre, en la casa comercializadora de Londoño, Ayala y Co. Entonces se encontró sin dinero y obligado a pedir “fiado” en las tiendas del pueblo, como lo indican las dos cartas fechadas el 7 de septiembre, en las cuales se certifica a Osorio Lizarazo como persona honorable y trabajadora. La primera señalaba, como la del 6 de marzo, “Motivos ajenos a nuestra voluntad nos han obligado a privarnos de tan buen auxiliar”.64 Con esa carta en mano, pidió una certificación con la intención de “que se le pueden hacer unos créditos en la seguridad de que el señor dará cumplimiento”, y para el efecto obtuvo un documento habilitado oficialmente por el recaudador de impuestos del municipio y rubricado por seis vecinos de San Lorenzo65. Sin un trabajo estable, viviendo de “fiado”, Osorio Lizarazo salió de San Lorenzo con rumbo a Manizales, donde llegó hacia 1921. Allí deambuló buscando empleo con sus recomendaciones escritas, y con una nueva carta —cuya fecha y lugar son atribuidos— que lo presentaba “como persona muy honrada y apta para desempeñar cualquier empleo, pues tiene el

de documentos relativos a su trabajo en la las empresas comercializadoras del grano en los primeros años de 1920: Fondo JAOL: VI, 43 (8-12). 62 Fondo JAOL: VI, 43 (9). 63 Fondo JAOL: VI, 43 (8). 64 Fondo JAOL: VI, 43 (10). 65 Fondo JAOL: VI, 43 (11).

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diploma de Bachiller en Filosofía y Letras, adquirido en Bogotá”.66 El caso es que Osorio Lizarazo reapareció en 1921, cuando se inició como periodista con un artículo político en un diario de Manizales. Según Luis Enrique Osorio, el joven envió una carta comentando la campaña del liberal Benjamín Herrera contra el conservador Pedro Nel Ospina, y luego, al verla publicada, se acercó al periódico y pidió trabajo: “—Soy Jansol —le dijo al director: y éste, al verle tan imberbe, no dio fe. “—Le aseguro que sí... ¿No ve que estas son mis iniciales? “—A ver. Siéntese entonces, y escriba el editorial de mañana. “... Quedó contratado como editorialista, a dos pesos por artículo [...]”.67 No hay ninguna evidencia al respecto entre los papeles de trabajo de Osorio Lizarazo. Cuarenta años después, en “Barco a la deriva”, la fuga del otro yo, Carlos Gutiérrez, iniciará también en Manizales, a donde habría llegado meses antes procedente de una población rural enclavada en las montañas del Viejo Caldas. Por esa ciudad vagará Gutiérrez acosado por la falta de trabajo y presa de las tentaciones de la carne, buscando sexo a crédito —“fiado”— con las prostitutas en la zona de tolerancia y ofreciendo su trabajo en la prensa cuando “empezaba a adueñarse de su candidez la cenicienta y fútil vanidad de ser leído por la gente”.68 Gutiérrez participará entonces en las reuniones de un pequeño grupo de artesanos radicales, en el taller de un relojero, donde se comenzaban a ventilar con un tono casi místico las hazañas de la revolución que derrocó a los zares en Rusia. Esto en la novela “Barco a la Deriva”, porque en la entrevista realizada por Luis Enrique Osorio, la fuente de información acreditada hasta el momento para este incierto periodo en Manizales, lo único que se mencionó con claridad fue la fundación de un periódico —el primer impreso en el largo prontuario de Osorio Lizarazo— denominado El

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Fondo JAOL: VI, 43 (12). La adjudicación de fecha en acuerdo con el orden de procedencia, que lo coloca como el último documento de la serie dedicada a sus empleos y recomendaciones en este periodo. La adjudicación del lugar en acuerdo con la versión sobre la fundación de El reivindicador en esa ciudad. 67 Luis Enrique Osorio “Un gran novelista colombiano”, p. 2 68 Fondo JAOL: IV, 31 (1-175). En “Barco a la deriva”, la situación que llevó a la publicación de su primer artículo es muy diferente que la señalada en la entrevista con Luis Enrique Osorio. En la novela afirma que siempre le negaron pago por los artículos, y que se le obligó a mantener su nombre oculto bajo el seudónimo “Yago” (31) —el seudónimo fue corregido a mano en diversos fragmentos, sobre otro nombre, “Ariel”.

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reivindicador, “que apareció durante un mes y medio proclamando un socialismo meramente intuitivo que lo condujo al fracaso”.69 Aquí terminó, en una fecha y en condiciones aún no esclarecidas, el recorrido de Osorio Lizarazo tras la fuga de la casa paterna en las primeras semanas de septiembre de 1917. Salió de Bogotá con tres cartas y regresó con una docena de papeles, quizá más — algunos recortes de periódico, luego extraviados en alguna vecindad o chichería —, no menos. De vuelta por los caminos entre las cordilleras, encontramos nuevamente sus huellas en la Sabana de Bogotá, con veintiuno o veintidós años, aún sin barba y muy flaco, convertido en periodista y agitador político. Había trabajado en minas, obras públicas y cafetales, llevando siempre a cuestas su fardo de cartas. En sus novelas publicadas en las décadas del treinta y el cuarenta, interpretará estos hechos, su propia experiencia, y la conjugará con la historia colombiana de las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX: la minería que produjo la acumulación de capital necesaria para el primer ciclo de sustitución de importaciones a finales del siglo XIX —y la colonización minera que abrió las trochas para la colonización cafetera—; las obras públicas que expulsaron a los jornaleros agrícolas del campo y los condujeron a las ciudades; la colonización cafetera en las tierras de vertiente que gestó la gran expansión del mercado nacional y la primera integración exitosa a la economía internacional. En 1922, cuando aún no existía el novelista, tras este periplo con los trabajadores que habían forjado el despegue de la nación en el siglo XX, Osorio Lizarazo observará el desarrollo del sistema exportador/importador y la apertura del país al mercado mundial que convirtieron a Bogotá en el eje del sistema financiero del país en la década de los veinte. Entonces el joven pasará de los cafetales a los cafés bohemios donde — como en otras latitudes del continente—, junto con las meses de redacción de los periódicos, se escenificaba la sociabilidad política burguesa que prohijó el surgimiento de las vanguardias intelectuales en Colombia después de la Primera Guerra Mundial.

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Luis Enrique Osorio “Un gran novelista colombiano”, p. 2. En “Barco a la deriva” (Fondo JAOL: IV, 31 (1-175): “Botero sugirió la fundación de un pequeño periódico en cuyas columnas se podría revelar la identidad de ‘Yago” y sostener tales conceptos. Eran aquellos los últimos tiempos en que la libertad de imprenta todavía era posible y no había sido estrangulada por la gran maquinaria. Con poco dinero se compraban unos kilogramos de tipo y una prensita de mano y el público se contentaba con cuatro páginas sentenciosas y combativas” (41).

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Las vidas ilusionadas

Pero si aún no existía el novelista, en rigor tampoco existía el intelectual, este sujeto sin la aureola de los sabios que está sujeto a manipular los significados por un salario. Es posible afirmar que el joven se insertó en Bogotá en un lugar intermedio entre la vanguardia y la bohemia simbolista; entre la gran prensa y la prensa de las primeras generaciones obreras; con un pie en las formas de sociabilidad política de los artesanos, base de los primeros sindicatos, y el otro en las formas de sociabilidad burguesa, bajo cuyo asiento se desarrolló la opinión pública moderna en Colombia. El “socialismo meramente intuitivo” cultivado durante los años de fuga de Bogotá, especialmente en Manizales durante la campaña presidencial de 1921-1922, le habían facilitado contactos con los agitadores de ruanas felpudas que caminaban por los cerros de oriente buscando redimir a los miserables. Al regresar a Bogotá en el segundo semestre de 1922, Osorio Lizarazo se aproximó al núcleo inspirado por un agitador ruso, Silvestre Savinski, cuya presencia en la tertulia en el café Windsor dio pábulo a la formación de un grupo protocomunista compuesto por algunos intelectuales y artesanos de la ciudad. Según Jorge Moreno Clavijo: Hubo en cierta época de nuestra historia un movimiento revolucionario que no terminó en nada definitivo, pero que figura como un amable recuerdo de juventud. Gabriel Turbay, Moisés Prieto, Luis Vidales, Alejandro Vallejo, Luis Tejada, eran comunistas, leían entusiastamente a Marx. Un ruso les daba clases de terrorismo, humedecidas con autentico vodka, infernal aguardiente que les destrozaba el estómago. Luis Tejada y Osorio Lizarazo, cubiertos de ruanas, se marchaban al Paseo Bolívar, y después de comprar en una tenducha dos “Cabritos”, la cerveza más barata, instalaban cátedra de comunismo. Los obreros obsequiados con aguardiente, escuchaban con atención, pero su entusiasmo no iba más allá del calor producido por las copas [...]”.70

En el piso de arriba del Windsor, en el hotel Franklin, vivía el general Benjamín Herrera, uno de los últimos caudillos fraguados en la Guerra de los Mil Días, cuyo ascendente sobre los trabajadores y la agitación de las ideas sociales le habían valido su designación como candidato 70

Jorge Moreno Clavijo, “José Antonio Osorio Lizarazo”. Cromos (Bogotá): Vol. LVII, no. 4 (23 sep. 1944), pp. 89. Nótese que la lista de intelectuales señalada por Moreno Clavijo (1944) coincide, salvo Darío Mejía, con la suministrada por uno de los miembros del grupo en 1977, Luis Vidales, Alternativa (Bogotá): no. 122 (11-18 jul. 1977), pp. 22-24. Aunque en general los datos aportados por Moreno Clavijo no son muy confiables cuando se refieren a la juventud de Osorio Lizarazo, le damos crédito aquí por la preeminencia cronológica con respecto a Vidales y por la evidencia de la relación de Osorio Lizarazo con Luis Tejada —a la cual él se refiere específicamente su nota.

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del Partido Liberal en las elecciones presidenciales de 1922. El propio Herrera había agenciado un pequeño periódico, El Sol, dirigido por José Mar (heterónimo de José Vicente Combariza) y Luis Tejada, dos miembros prominentes de la célula semiclandestina inspirada por el tintorero Sevinski. La idea de Herrera, frustrada por lo visto, era tener un medio escrito que pudiese competir con la propaganda de sus opositores en el bando liberal, los civilistas, propietarios de sus respectivos periódicos: Eduardo Santos de El Tiempo y Alfonso López de El Diario Nacional.71 En este periódico se aprecia muy bien la primera apropiación del vanguardismo literario: allí aparecen, además de las crónicas de Luis Tejada, poemas y prosas de Luis Vidales, y poemas de León de Geiff.72 Y de El Sol —con el mismo nombre del periódico donde es acogido Rogers, el redivivo protagonista de su novela futurista Barranquilla 213273— procede la primera acreditación documentada sobre la labor de Osorio Lizarazo como periodista, en una carta autógrafa escrita en verso y sin esfuerzo por “Luis Tejada, Director”, entre enero y diciembre de 1922: “El señor José A. Osorio Lizarazo es nuestro redactor; por consiguiente, nos representa, y rogamos que se le atienda”.74 A pesar de la evidencia anterior, la aproximación de Osorio Lizarazo al grupo de Savinski fue temporal o muy superficial: no publicó nada con su nombre en el periódico.75 Por demás, él no la contará entre sus recuerdos gratos y muy pronto se distanciará del marxismo y de la estética de las vanguardias. Por demás, al menos Luis Tejada y José Mar, escribían en la gran prensa bogotana, en un momento en que la redacción de los periódicos liberales El Tiempo, dirigido por Eduardo Santos, y El Espectador, por Luis Cano, se habían convertido, estrechamente 71

Los datos sobre El Sol en COBO BORDA, 1980, “Luis Tejada”, pp. 59 y 65; LOZANO Y LOZANO, 1944, Vol. I, p. 128. 72 Luis Tejada, “El elogio de la guerra”, El Sol (Bogotá): (22 nov. 1922), p. 1; Luis Tejada, “Estética futurista”, El Sol (Bogotá): (27 nov. 1922), p. 1; Luis Tejada, “Profesión de fe”, El Sol (Bogotá): (29 nov. 1922), p. 1; Luis Vidales, “El enigma” [cuento], El Sol (Bogotá): (29 nov. 1922), p. 3; Luis Tejada, “El valor de la vida”, El Sol (Bogotá): (1 dic. 1922), p. 1; Luis Tejada, “Elogio del pescador”, El Sol (Bogotá): (2 dic. 1922), p. 1; Luis Vidales “La mano derecha” [cuento], El Sol (Bogotá): (11 dic. 1922), p. 3; Luis Tejada, “Reportaje fantástico”, El Sol (Bogotá): (23 dic. 1922), p. 1. Una página literaria está dedicada a Leon de Geiff: publican la “Balada del mar no visto”, “De verde y gualda”, “Signos”, “Balada del abominario, diatriba imprecante y oratoria”: El Sol (Bogotá): (18 dic. 1922), p. 3. Otra a Luis Vidales: publican las prosas “El hombre raro” y “La Sombra muerta” y los poemas “Las joyas”, “El vaso chino”, “La virgen triste”, “A Betsy”, “Diseños”, “En Calí” y “La extranjera”, en El Sol (Bogotá): (26 dic. 1922), p. 3. 73 OSORIO LIZARAZO, 1932. 74 Fondo JAOL: VII, 50 (64). La fecha se estima según lo dejan entrever los ejemplares disponibles en la Biblioteca Nacional de Colombia el primer número se publicó el 21 noviembre 1922 y el último el 30 de diciembre de 1922. 75 Osorio Lizarazo conoció a Benjamín Herrera cuando realizó un reportaje —¿para El Sol?— en 1922, según se sigue de sus afirmaciones al final de “El General Benjamín Herrera. La obra civil”, El Tiempo. (Bogotá): (2. jul. 1950) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 611-619]

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relacionados con los cafés, en centros de sociabilidad política de la burguesía bogotana. Osorio Lizarazo podía compartir con Luis Tejada y José Mar las aventuras apostólicas entre los pobladores del oriente de la ciudad, en las chicherías, los inquilinatos y los prostíbulos, pero no participaba aún de la sociabilidad de las mesas de redacción, ni tenía la calidad de escritor capaz de pronunciarse en asuntos diferentes al debate partidista.76 Por esta razón, Osorio Lizarazo no figuró como parte de las publicaciones de vanguardia —específicamente en “Los Nuevos”—, no participó con el cenáculo de Savinski en la convención socialista organizada en paralelo con el primer Congreso Obrero de 1924, ni estuvo relacionado en los siguientes años con el Partido Socialista Revolucionario, el primer intento serio de construir una institución política con base en la plataforma del movimiento indígena, campesino y obrero en Colombia. Por fin Osorio Lizarazo llegaba al lugar donde Carlos Gutiérrez, el otro yo de “Barco a la Deriva”, se imaginaba como revolucionario social en los años veinte. En la malograda novela, Gutiérrez había iniciado sus labores periodísticas en medio de la contienda electoral y partió de Manizales tras la derrota del liberal Benjamín Herrera frente al conservador Pedro Nel Ospina en 1922. Cuando llegó a Bogotá “traía consigo los nombres de algunas publicaciones humildes, redactadas por obreros, porque sabía que nunca se atrevería a alzarse hasta los grandes periódicos”. En la capital encontró, primero, a un grupo de jóvenes redactores inexpertos seducidos por la revolución de octubre, “que experimentaban el júbilo de vivir, bebían aguardiente, discutían animadamente, forjaban ambiciones”. Aunque lo invitaron a colaborar en su periódico, “Carlos escribió algunas tonterías, tan sin fondo ni contenido que ni siquiera se las publicaron”, de manera que se alejó de este grupo y siguió peregrinando por la ciudad en busca de empleo hasta que fue acogido por un artesano en el barrio Las Cruces. Con él trabajó en un periódico obrero, Piloto, y se aproximó a la “Casa del Pueblo”, donde conoció a Pablo Mancera, director y tipógrafo de La Libertad, también inspirado en las causas sociales. La novela dice que Gutiérrez fue nombrado secretario de la “Casa del Pueblo” con el apoyo de Mancera y, en tal condición, resultó seducido por un burgués asiduo al Jockey y Gun Club de Bogotá. El clubman —síntesis abigarrada del tipo burgués, radicado en Chapinero, que no disimula su identidad con Eduardo Santos— quería obtener al apoyo de la “Casa del Pueblo” como candidato liberal en las elecciones legislativas de 1923. Entonces comprometió al secretario para granjearse el apoyo de 76

Desconocemos, por ahora, la producción de Osorio Lizarazo hasta marzo de 1923. Pero es posible postular, a la espera de datos en pro o en contra de esta hipótesis, que Osorio Lizarazo era un comentarista político de filiación liberal, algo radical, inclinado a las peroratas electoreras.

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los trabajadores y le ofreció el segundo lugar en la lista que le presentarían a Benjamín Herrera, jefe del Partido. Éste rechazó acoger dichos nombres en la lista Liberal y el clubman, desairado, decidió formar una lista disidente apoyada por los concurrentes a la “Casa del Pueblo”. El fracasó estrepitoso en las elecciones condujo a la clausura del club popular, propició la expulsión ignominiosa del secretario y le acarreó el desafecto del burgués.77 Aunque podamos dudar de los detalles, los pasajes y personajes novelados, todo apunta a señalar que así Osorio Lizarazo quiso expresar, ya envejecido, el lugar subordinado que ocupó con respecto a las élites en los primeros años veinte. Sin duda, fue entonces cuando conoció o se relacionó por primera vez con quien sería su jefe en El Tiempo: Eduardo Santos. En la interminable lista de quejas sobre los males de su vida, Osorio Lizarazo explicará las dificultades de su trayectoria intelectual (retratada por él como imposibilidad para “avanzar por el ancho camino de las transacciones”, controlar su expresión corporal, contener sus pulsiones y regular sus actuaciones de acuerdo a un plan) originadas por una infancia miserable, llena de violencia familiar y marcada por la exclusión social: “Pero claro, mi padre se arruinó en la guerra civil, tuve una infancia pobre y triste y desde mi primera impresión sólo encontré la indiferencia y la humillación. No podré ser de otra manera”.78 Sin embargo, ningún detalle de la infancia está documentado hasta ahora, porque como ya se advirtió el archivo nació con la ruptura de Osorio Lizarazo con su padre y el abandono del hogar en 1917. Hay, por supuesto, una novela consagrada a la niñez, Garabato (Santiago de Chile, 1939), y menciones dispersas en entrevistas y en correspondencia posterior. Pero sobre Garabato habrá que acotar el mecanismo ya observado en otras novelas de la “Miseria Humana” que permite fijar los acontecimientos y las relaciones entre ellos, en la memoria del escritor. El propio Osorio Lizarazo, en la voz del otro yo de Garabato, el artesano que escribe en el taller de carpintería sus memorias sobre la infancia, confesaría este sesgo: “Y en el fondo, quizá todo esto sea pura ficción. ¿Me acordaré, en realidad, de mis sentimientos de aquella época? ¿No los deformaré al revisarlos con mi criterio de hombre? Dios mío, entonces nada de esto sería sincero”. Aún con dicha limitación es imposible dejar de 77

Fondo JAOL: IV, 31 (1-175). Las afirmaciones de Osorio Lizarazo coinciden con nuestras observaciones sobre la filiación de Eduardo Santos con la Casa del Pueblo y el programa de educación popular dirigida por El Tiempo, ver CALVO Y SAADE, 2002, pp. 121-149. La rebeldía de Luis Cano y Eduardo Santos contra B. Herrera en el Partido Liberal, a las puertas de las elecciones, y las críticas a las medidas impopulares del Concejo de Bogotá: “A la carga! A la carga!” Gil Blas (Bogotá): (1 feb. 1923), p. 1; “Ni siquiera mediocres”, Gil Blas (Bogotá): (6 feb. 1923), p. 1; “Santos y Cano juzgados por ‘La República’” Gil Blas (Bogotá): (7 feb. 1923), p. 1; “La pareja de gamonales de la prensa” Gil Blas (Bogotá): (9 feb. 1923), p. 1; Culpabilidad del Concejo”, Gil Blas (Bogotá): (7 feb. 1923), p. 1. 78 Fondo JAOL: V, 38 (5-8).

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lado una pequeña reflexión sobre la infancia del autor y, por lo pronto, bastará insistir en que las sugerencias aquí expuestas deben ser refrendadas o desechadas en el futuro con nuevos datos.79 José Antonio Osorio Lizarazo nació en Bogotá el 30 de diciembre de 1900, primogénito de los tres hijos de Belisario Osorio Navas y de María Josefa Lizarazo Durán. No conocemos si nació o no en la mítica calle 32 de Bogotá, como lo indica en Garabato, pero puede afirmarse con mayor certeza que vivió la mayor parte de la infancia en el barrio Las Nieves, uno de los principales desarrollos urbanos del siglo XIX, donde tiene lugar la mayor parte de El camino en la sombra. Además, las primeras cartas incluidas en el archivo de autor constituyen evidencia para consentir la afirmación de aquélla novela en cuanto refiere que al final de sus estudios escolares, la familia Osorio Lizarazo vivía en el pueblo de Fontibón, próximo a Bogotá, en la carretera al río Magdalena. Cuando José Antonio nació su padre combatía con el bando liberal, el perdedor, en la Guerra de los Mil Días. Belisario Osorio, proveniente de una familia de clase media letrada, se convirtió en carpintero e instaló su propio taller después del final de la guerra en 1902. Sin embargo, empobrecido y desclasado, nunca logró identificarse como artesano, se vestía como empleado, odiaba que le dijeran “maestro” y no se confesaba carpintero sino ebanista.80 Todo cuanto sabemos sobre la familia del padre está cifrado en Garabato y El camino en la sombra, obras en las que aparecen bien definidos personajes femeninos —sus tías— agiotistas como la magra anciana asesinada en Crimen y castigo.81 A través de este filtro —que exige ser 79

El manuscrito de Garabato se encuentra en Fondo JAOL: II, 10 (1-207). La cita en (122). Publicado como: OSORIO LIZARAZO, 1939. La siguiente versión sobre la infancia de Osorio Lizarazo se basa en menciones dispersas en varias cartas y entrevistas manuscritas. Véanse: V, 38 (5-8); V, 37 (67-71) y I, 1 (219-224). También la interpretación sobre el papel de la infancia en el genio creador a propósito de la obra de Eca de Queiroz “Acaso una infancia martirizada y triste contribuya a intensificar la capacidad emotiva y en lugar de anestesiar o relajar la sensibilidad, la exaspere y la agudice: porque cuando se busca el origen de los grandes intelectuales, se encuentra siempre una niñez trágica y doliente”: (83), E, 6 (1-158). Finalmente ver el fragmento de “Barco a la deriva” incluido en la compilación documental: “Está demostrado hasta la saciedad, y es teoría de fortaleza científica, que la esencia de la personalidad humana se conforma en la niñez y que las impresiones infantiles influyen decisivamente en la estructura moral y mental mucho antes de que la conciencia empiece a descubrir factores de otra índole, que son objetivos y requieren, por consiguiente, la previa sensibilidad, cosa que no es indispensable en el campo virgen de la puericia”: IV, 31 (11-24). 80 Fondo JAOL: II, 10 (21-22). 81 En Garabato: “Mis tías compraban sueldos y pensiones y hacían otras operaciones similares con modestos descuentos que quizá nunca pasaran del quince por ciento. Tenían ya su clientela de descendientes de próceres e inválidos de las campañas. El gobierno no pagaba oportunamente estas pensiones, y mis tías anticipaban dinero sobre ellas”. Fondo JAOL: II, 10 (125). Y en El camino en la sombra: “Había ensanchado sus actividades, que principiaron concediendo algunos adelantos, en los días siguientes al armisticio, a personas que tenían pendientes reclamaciones contra el Gobierno o eran sus acreedores por saldos atrasados. Cuando la tesorería decretaba algunos pagos, Raquel recogía su dinero multiplicado. Después se entendió con viejos pensionados, descendientes de próceres o de militares que hubieran prestado eminentes servicios al partido que mandaba y pronto se supo que siempre tenía algún dinero disponible para solucionar cualquier dificultad transitoria, a condición de que el

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corroborado en los documentos— Osorio Lizarazo desarrollará la observación de la usura desde “Los vampiros” de La cara de la miseria (1926) hasta el artículo “La usura en Bogotá” (1944), y la introducirá en el engranaje opresivo de la ciudad que produce el descendimiento de los personajes en las novelas La casa de vecindad y Hombres sin presente. Belisario Osorio insistió en brindarle una buena educación a su primogénito y lo inscribió en San Bartolomé, colegio de carácter nacional —público— bajo la tutoría de sacerdotes jesuitas, al cual asistían también los hijos de las familias acomodadas de Bogotá. Allí estudió al menos desde 1910 hasta 1916, entre los nueve y los dieciséis años aproximadamente, en compañía de los niños Álvaro de Brigard Silva, Carlos Manuel Canal, Alfonso Uribe, Luis Enrique Osorio, Gustavo Samper y Augusto Ramírez Moreno. Sobre este periodo, al trazar un esbozo de sus primeras lecturas, Osorio Lizarazo afirmaba en una entrevista datada hacia 1942-1943: La primera obra que leí, hacia los siete años, fue “El lazarillo de Tormes”, antes que los cuentos de hadas con que se suele tergiversar la imaginación infantil. Después leí la peregrina historia de Bertoldo y en seguida me puse a crear un personaje que era mezcla de los dos y a inventarle aventuras convincentes, que escribía con una letra patoja en el reverso de los programas de teatro para que el papel me saliera barato. Claro que nadie me puso bolas, pero antes tampoco me las habían puesto cuando, a los cinco años, tenía decidido ser fraile y había inventado un juego singular que consistía en meterme dentro de un barril e imitar los grandes ademanes y la voz hueca de los oradores sagrados, cubierto con el bonete sucio de algún tío cura que debió haber en mi familia: por cierto que párroco de Cota. Más tarde, a los nueve años, recibí una tremenda impresión con Hamlet, cuya sicología posiblemente no comprendí en toda su profundidad, pero que me emocionó. Durante varios años, como hasta los trece, estuve pensando en que el problema vital consiste en “ser o no ser”, y esta preocupación era tan intensa que dañaba mi condición de estudiante de San Bartolomé y me hizo extraordinariamente imaginativo, de suerte que mantenía echando globos sobre la manera cómo debía interpretar para mi propia condición el ser o no ser. Por la misma época hice un periódico manuscrito, en donde protestaba contra las injusticias de los profesores: pero mi padre me pegó cuando descubrió el primer número y no insistí por entonces en la peligrosa profesión.82 peticionario ofreciera las suficientes garantías y se sometiera a las tarifas de plazos e intereses elaborados por Raquel. El negocio adquirió las clásicas proporciones de la usura cuando empezó a recibir prendar y objetos de valor a cambio de míseras cantidades”. OSORIO LIZARAZO, 1965, pp. 245-246. 82 Fondo JAOL: I, 1 (219-224). La producción de periódicos manuscritos era una actividad común entre los niños, como quedó anotado en la fallidas memorias de Augusto Ramírez Moreno, publicadas en Noticias Culturales, (Bogotá): Instituto Caro y Cuervo, Nº 164, (1 sep. 1974), pp. 6-10. A propósito de Garabato Gustavo Samper, uno de los compañeros burgueses de Osorio Lizarazo, recreó la siguiente anécdota que confirmaría las acusaciones del novelista sobre las frecuentes humillaciones de sus condiscípulos, en Acción Liberal (Bogotá): no. 9 (abr./may. 1939): [...] entre los muchachos del primer año de estudios de bachillerato se formó un grupo de aficionados al periodismo y se fundó un flamante seminario. Este periódico estaba dirigido por Augusto Ramírez Moreno —un poco más flacuchento y un poco más audaz que Osorio Lizarazo—. Para el primer número, Ramírez pidió colaboración de algunos otros mocosuelos —la suya era la principal— y como era natural no se le ocurrió al “leopardo” solicitarle nada a “garabato”. Pero Osorio se presentó ante el flamante director y le puso con gran timidez en sus manos un articulito descriptivo. No le pareció malo del todo al director y en primer número apareció el escrito de Osorio Lizarazo. La sorpresa del tímido colaborador tuvo que ser muy

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Cito en extenso este fragmento porque es la única declaración de Osorio Lizarazo adulto con un tono libre de quejas sobre las privaciones que padeció junto a su padre y en la que nos cuenta algo sobre sus lecturas de la picaresca clásica y sus primeras aficiones intelectuales. Por lo demás, el tópico más recurrente, y el argumento de Garabato, fue la contradicción entre la igualdad formal prescrita en el colegio nacional de San Bartolomé —en nombre del dios católico y de una educación nacional en manos clericales tras la aprobación del concordato del estado colombiano con el estado Vaticano— el trato discriminatorio y clasista de los sacerdotes con los hijos de los artesanos, y el favoritismo y la alcahuetería con los hijos de familias burguesas.83 En cuanto a la enseñanza, la postura de la novela es un calco de las críticas de la pedagogía activa a la “escuela tradicional”. El caso es que el niño estudió seis años en San Bartolomé, esto es, el tiempo preciso para concluir los estudios básicos en filosofía y humanidades. “Los padres jesuitas —afirma su compañero de colegio, Luis Enrique Osorio— lo hicieron bachiller; pero le faltó [aprobar] la [materia de] química”.84 Según esto, Osorio Lizarazo no obtuvo el título, su familia se mudó a las afueras de la ciudad, su padre le retiró o no pudo brindarle ayuda económica y no continuó su formación académica en la Universidad. El propio Osorio Lizarazo entrevió dicha situación como un límite para sus aspiraciones de promoción social por el ejercicio de una

grande al darse cuenta de que su artículo llevaba la firma de Augusto Ramírez Moreno. Indignado buscó al abusivo director para pedirle cuentas, pero Ramírez Moreno, con su petulancia, ya entonces visible, le contestó: —Los grandes escritos no tienen dueño. Nadie hubiera creído que una cosa tan bien hecha fuera tuya; por eso la firmé yo. Creo que debes estarme agradecido. 83 El manuscrito de Garabato en Fondo JAOL: II, 10, (1-207). El motivo más trabajado de la novela es la relación del niño con la institución educativa de carácter nacional pero regida por la iglesia católica. Hay evidencias de cierta autocensura en determinados pasajes en los que presenta explícitamente la pedofilia de los padres. Una escena objeto de pequeñas correcciones en un primer manuscrito: I, 1 (213-216), se inserta en el Capítulo X: (103-106). El padre apodado “La Perra” lo llevó a su cuarto y cerró con llave: Tornó a preguntarme sobre el número exacto de los azotes que debía darme. Lo decía con acento paternal y benévolo. Yo intentaba negarle todo derecho a su tentativa, pero mi voz entrecortada por la emisión y por el miedo no concretaba en palabras. Me decía melodiosamente “hijito” a cada una de sus preguntas, y esto me hacía –culpable de mí!—a crecer un odio absurdo, del que hoy me arrepiento. Luego, tomándome con fuerza, pero sin hacer grandes alardes de supremacía, me doblegó sobre sus rodillas y dejó caer su disciplina sobre mi pequeño e indefenso trasero, hasta siete veces. Me parecía que no eran tan santos como sabían presentarse, que de vez en cuando hacían sus cosas malas, encerrando a algunos muchachos, bien escogidos, en sus habitaciones; —que harían dentro?— que la misa no bastaba para llenarlo todo y que eran bien ostentosas sus predilecciones por esos alumnos sanos, rozagantes, hermosos. (113) 84 “Ambos nacimos al morir el siglo diecinueve, en el barrio Las Nieves; nos sentamos juntos en las aulas de San Bartolomé, asediados por la retórica del padre Rodrigo”. Luis Enrique Osorio, “Un gran novelista colombiano. J. A. Osorio Lizarazo”. El Tiempo (Bogotá): (11 abr. 1943), p. 2.

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profesión universitaria y como la causa de su condena a vivir en la “posición indefinida, nebulosa e imprecisa” de escritor profesional.85 Desde luego Osorio Lizarazo no tuvo acceso a la Escuela Activa confinada aún en un establecimiento privado, el Gimnasio Moderno, ni a la pedagogía católica de corte experimental de los colegios regentados por los Hermanos Cristianos, por sólo citar los ejemplos de renovación pedagógica existentes en los años diez. Se puede denigrar —con cierta razón— de la participación espuria de los religiosos en la educación pública y la gran parcialidad partidista del saber impartido por los jesuitas, de su carácter escolástico y su favoritismo descarado, pero esto no debe ocultar el carácter estructurante de la formación de un niño en manos de una de las órdenes religiosas con mayor experiencia histórica en la educación de las élites hispanoamericanas. No obstante las quejas sobre el sistema escolar y los filtros morales impuestos por los curas para el acceso a ciertas lecturas consideradas “liberales” o “materialistas”, Osorio Lizarazo reconocía que sus rudimentos de geografía, química orgánica, matemática, francés, filosofía y literatura, el dominio de los signos necesario para el ejercicio de la actividad intelectual, se lo debía a los jesuitas: “Sujeto a estas humillaciones —afirma Juan Manuel Vásquez, su otro yo en Garabato— pude adquirir algunos conocimientos elementales, que con toda devoción he tratado de desarrollar posteriormente”.86 Era diferente de los artesanos por su educación, vestía como empleado, pero se identificaba con ellos por ser el hijo de un artesano y por la discriminación social a la que había sido sometido como tal en el colegio; al mismo tiempo, era diferente que los intelectuales de las élites por su extracción social, por su vestido y su comportamiento, pero se identificaba con ellos por sus aficiones literarias y por la bohemia. Tal dualidad fue explicitada posteriormente por el novelista en la caracterización de los personajes en las obras redactadas en primera persona: el carpintero, el tipógrafo, la secretaria o el empleado no eran especialistas en la escritura, no se consideraban a si mismos como escritores, sino que seguían un impulso indefinido para decir cuanto veían y sentían. Lo propio ocurría en 85

“Ciertamente, la cosa no hubiera ocurrido así si hubiera obtenido un título profesional. En cierto modo la penuria de mis padres podría ser responsable de haberme quedado en esa posición indefinida, nebulosa e imprecisa, de ser un escritor, con una pequeña reputación que suponía base del porvenir, pero esa penuria fue también una falla económica. Mi padre se arruinó en la guerra y fue incapaz de toda restitución: y el martirio de las privaciones absolutas comenzó en el borde mismo de la vida, en la más inicial infancia. Fondo JAOL: V, 37 (67-71). 86 Fondo JAOL: IV, 31 (11-24). Los pocos textos primer año que cita en Garabato son el Tratado de gramática castellana de Álvarez Bonilla (1907), el Compendio de Geografía Universal de Martínez Silva arreglado por Abadía Méndez (1900), la Ortografía de Marroquín y la Aritmética del padre Quijano (12); las fechas de publicación de los textos en NEIRA PALACIO, 2002, p. 112.

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las novelas dedicadas a la clase media, escritas en tercera persona, Hombres sin presente y El pantano, y en El criminal, escrita alternativamente en tercera y primera persona, en las cuales los personajes eran presas de una marcada ambivalencia social, sin una identidad estable, oprimidos por las penurias económicas —como los obreros— pero envueltos en una “vida artificial” bajo las exigencias de la sensibilidad y las formas de vida burguesa.87 Con las indicaciones anteriores podemos volver al mismo argumento: por lo menos hasta 1925 o 1926 el joven aprendiz de escritor estuvo más cerca de la prensa de los “sindicatos primarios” y de la bohemia simbolista, que de las redacciones de los grandes periódicos liberales y la vanguardia. Son muy pocos los documentos del Fondo JAOL que acrediten las labores de Osorio Lizarazo en este periodo. Si determinados periodos y maestros del joven Osorio Lizarazo en Bogotá aparecen de una u otra manera narrados en “Barco a la deriva” sin un orden cronológico preciso, algunas veces ocultos con nombres ficticios, esto no quiere decir que su última y frustrada novela hubiese sido —ahora sí— un testimonio realista de esta época de su vida. La afinidad, en cambio, se debe al método constructivo de esta obra ya descrito en un pasaje anterior, a partir de fragmentos de otros materiales manuscritos e impresos: la saga de las biografías de nadie (1924-1929 y 1939-1940) quedará incluida, a medio pegar con un puñado de comillas, como cuerpo central de la historia de “Barco a la deriva”. Y en el texto, las biografías de nadie se imbricarán al menos con otro manuscrito, supuestamente terminado hacia 1942 o 1943, y cuyo único legado son dos materiales estrechamente relacionados, “Pretexto para intentar un retorno” (1937) y el “Plan para Tiempo Muerto” [1937-1939]. Entre enero de 1939 y julio de 1940, el mismo año que apareció la crónica “Las escenas de horror y de miseria que Bogotá presenció durante la epidemia de gripa de 1918”, Osorio Lizarazo publicó en el suplemento literario de El Tiempo una serie de escritos biográficos que constituyen la saga denominada “Las vidas ilusionadas”, “Las vidas humildes” o “Las vidas sencillas y

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El manuscrito de Hombres sin presente. E, 13 (1-233) Publicada como: OSORIO LIZARAZO, [1937?] [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 133-292]. El tema de la burocracia y la clase media fue uno de los motivos favoritos para los escritos de Osorio Lizarazo. En virtud de su valoración como escritor de la clase media, fue designado en 1945 como parte del cuerpo asesor del comité coordinador del IV congreso nacional de empleados V, 35 (2). Sobre su experiencia como burócrata entre 1937 y 1944, ver la serie que documental que certifica sus empleos públicos en Bogotá: VI, 42 (17) y VI, 46 (2-10). Los empleo públicos en Argentina (1949-1954) están documentados en: V, 35 (3-6); VII, 49 (34-43). El personaje principal de la novela El pantano —cuyo manuscrito puede verse en E, 17 (1281)— también es un empleado, OSORIO LIZARAZO, 1952a. Otra novela manuscrita sobre la burocracia, esta vez inédita, es “¿Cuántas copias señor ministro?” —también titulada “La escala invisible”—: O, 24 (1-263); III, 25 (1168); III, 26 (1-168).

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extraordinarias”, en cuyas páginas regresó sobre los pasos de los trabajadores intelectuales con los cuales compartió las primeras faenas literarias y las borracheras en Bogotá durante los años veinte. Tal y como los subtítulos lo anunciaban, la saga de 1939-1940 no biografiaba a los activistas comunistas, ni a los sindicalistas, ni a los personajes de la vanguardia que estremecían el mundo literario en la primera mitad de siglo. En cambio, los biografiados correspondían a ese perfil impreciso, el socialismo cristiano, el anarquismo y el espiritismo teosófico, muy próximos al gusto y la sensibilidad de los artesanos bogotanos de las últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras del siglo XX. Y vale advertir que Osorio Lizarazo no se conformó, al retratarlos, a seguir los orígenes de su trayectoria, sino que logró legar con estas crónicas biográficas llenas de afecto y belleza —no exentas de su patetismo y romanticismo característicos— una saga histórica indeleble sobre el periodismo, el espiritismo, la bohemia y la cultura obrera en Colombia. Las biografías de nadie son borradores para construir personajes de novela social. Son una serie de crónicas dedicadas a rescatar los perfiles biográficos de sujetos despreciados por los periodistas y los historiadores de la época cuando se preguntaban ¿quiénes son los colombianos? y ¿qué significa ser colombiano?: “¡Cuán hermosas son las vidas opacas y cuán dignas de admiración las que languidecieron en la penumbra, cumplieron, en su hora, con su deber y no recibieron jamás recompensa ni fueron glorificados, ni abandonaron su ingenuidad perfecta!”.88 No tratan de presentar una entidad abstracta, al pueblo o las mayorías, sino a sujetos cuya vida singular merece ser contada como encarnación de una experiencia colectiva: “Yo he tenido la afición, un poco tonta y pesimista, de escarbar entre esas almas que presentaban algo extraordinario o irregular, pero esta afición se ha situado por lo bajo y me gustan más esos espíritus humildes y sinceros que llevan una pobre vida de privaciones y de dolor, que lo que se ha llamado gentes de selección”.89 Las crónicas fueron elaboradas con base en reportajes publicados durante el periodo en que trabajó en Mundo al Día, entre 1924 y 1929.90 Las versiones que aparecen recogidas en este 88

J. A. Osorio Lizarazo, “La vida extraordinaria de Jacinto Albarracín, el primero que en América ensayó un gobierno de soviet”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1939), Segunda, p.3, [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 426-434]. 89 J. A. Osorio Lizarazo, “La vida misteriosa y sencilla de Julia Ruiz”, El Tiempo (Bogotá): (5 feb. 1939), Segunda, p.3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 314-317]. 90 Los textos publicados en Mundo al Día: J. A. Osorio Lizarazo, “Se prepara una contienda universal a la que pondrá fin un superhombre. Una mujer en Bogotá domina cien millones de espíritus”, Mundo al Día (Bogotá): (2 abr. 1927), pp. 22 y 23; “Perseguido por todos los gobiernos Panclasta se refugia en su rebeldía. El hombre que ha vivido veinte años de bohemia anárquica”, Mundo al Día (Bogotá): (7 mar. 1927), pp. 12-13; “Albarracín revolucionario y escritor. Ni los fracasos ni la ingratitud han apagado su entusiasmo”, Mundo al Día (Bogotá): (26

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trabajo (véase “Biografías de nadie”) aparecieron en la página literaria de El Tiempo, entre 1939 y 1940, modificadas de manera notable para destacar con acento crítico y humorístico las vidas de hombres y mujeres cuya sensibilidad, actuación y pensamiento quedaban excluidos de los cánones pragmáticos de la vida urbana moderna.91 Estos personajes aparecieron de manera literal o eufemizada en las principales novelas urbanas de Osorio Lizarazo y tuvieron un lugar en su vida tal como la conocemos a través del fondo manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional. Resultaría ocioso ofrecer una larga lista de posibles correspondencias en cada una de las novelas, empresa tan dilatada como seguir las respectivas trayectorias de los personajes o corregir los innumerables errores históricos de cada crónica. En cambio, vale notar cómo en estas crónicas Osorio Lizarazo confirió a sus protagonistas el carácter de personajes de las novelas de Máximo Gorki, Fedor Dostoievski y Emilio Zola, para lo cual empleó la técnica biográfica de cuño periodístico de Stephan Zweig, el único autor del siglo XX a quien Osorio Lizarazo atribuyó una notable influencia en su formación como escritor (el mismo, dicho sea de paso, que le abrió las puertas de la industria editorial norteamericana a Germán Arciniegas). La misma técnica inspirada en Zweig fue empleada en escritos que podríamos llamar las biografías de alguien, el libro Gaitán: vida, muerte y permanente presencia (1952) —por no mar. 1927), pp. 18-26; “A los 18 años de apostolado estéril, a pesar de todos los fracasos y de todas las contingencias, Pablo Emilio Mancera persigue incansablemente la realización de un ideal imposible y la dicha futura de la humanidad”, Mundo al Día (Bogotá): (19 feb. 1927), p. 22; “Vida inarmónica de Efraim de la Cruz. Fue ‘estanco’ la primera palabra que Helios pudo leer”, Mundo al Día (Bogotá): (9 abr. 1927), p. 15; “Un poeta que espera la consagración. El último romántico vive ajeno a las complicaciones del presente siglo”, Mundo al Día (Bogotá): (22 ene. 1927), pp. 12-13; “Un Sancho Bogotano socarrón y poeta ‘Cuchuco’: fundó el gremio de los ayudantes de la prensa”, Mundo al Día (Bogotá): (12 jul. 1927), pp. 15-18; “Un rato de charla con el profesor Caicedo Álvarez. Cómo adquirió los últimos adelantos del arte coreográfico viajando por París, La Habana y casi toda España”, Mundo al Día (Bogotá): (28 jun. 1924), p. 7; “El fin del mundo ocurrirá en 1931. La naturaleza ha escrito sus misterios en las manos”, Mundo al Día (Bogotá): (28 may. 1927), p. 17. 91 Las crónicas publicadas en El Tiempo: J. A. Osorio Lizarazo, “La vida misteriosa y sencilla de Julia Ruiz”, El Tiempo (Bogotá): (5 feb. 1939), Segunda, p.3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 314-317]; ““Biófilo Panclasta: el anarquista amigo y compañero de Lenin, que conoció los horrores de la estepa de Siberia”, El Tiempo (Bogotá): 12 feb. 1939), Segunda, pp. 1 y última [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 364-370]; “La vida extraordinaria de Jacinto Albarracín, el primero que en América ensayó un gobierno de soviet”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1939), Segunda, p.3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 426-434]; “Pablo Emilio Mancera: el hombre que durante 40 años escribió un periódico del que era el único lector”, El Tiempo (Bogotá): (26 mar. 1939), Segunda p.3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 326-336]; “Efraím de la Cruz”, El Tiempo (Bogotá): (20 ago. 1939), Segunda, p.2 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 475-481]; “El último romántico que vivió sobre la tierra”, El Tiempo (Bogotá): (16 jul. 1939), Segunda, p.2 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 351-357]; “Alirio Caicedo Álvarez: el hombre que durante 35 años ha enseñado a bailar en Bogotá”, El Tiempo (Bogotá): (21 ene. 1940), Segunda, pp. 2 y 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 358363]; “Cuchuco” El Tiempo (Bogotá): (28 abr. 1940), p.3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 371-375]; “Aventuras del indio Rondín, el vendedor de específicos más famoso del país”, El Tiempo (Bogotá): (7 may. 1939), Segunda, p. 1 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 459-465]; “Mariana Madiedo: la pitonisa que por más de 30 años ha ejercido en Bogotá la dictadura de la suerte”, El Tiempo (Bogotá): (25 jun. 1939), Segunda, p. 3 y última [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 344-350].

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mencionar el perfil megalómano trazado en Así es Trujillo (1958)—, y en los ensayos compilados en los manuscritos “Cabezas de estudio” y “Lámpara que no se extingue”. Las biografías de alguien son el marco de referencia para comprender la especificidad de las biografías de nadie, puesto que en cuanto al estilo y verosimilitud Osorio Lizarazo obró a la manera de su maestro, poco ajustado a los hechos y más preocupado por las exigencias de un género periodístico de divulgación histórica. Las crónicas de 1939 y 1940, además de su afinidad cronológica, se diferencian de otros escritos y tienen coherencia interna por el tratamiento de los sujetos como personajes novelados, tratamiento acorde con una posición ética que Osorio Lizarazo sustentó en sus ensayos sobre la novela social y reafirmó en su última novela “Barco a la deriva” (1963). A finales de la década de 1930, cuando las primeras cuatro Biografías fueron publicadas, Osorio Lizarazo abandonó su empleo como secretario privado en el Ministerio de Guerra para participar en la sección editorial de El Tiempo. Sin embargo, mucho antes de que terminaran de aparecer las últimas crónicas al mediar 1940, la situación de Osorio Lizarazo en el periódico se tornó insostenible, como lo deja entrever la carta que le escribió al presidente de Colombia y propietario de El Tiempo, Eduardo Santos, en la que protestó por la reducción en la importancia del puesto y el salario que le fueron asignados inicialmente.92 Como se verá más adelante, Osorio Lizarazo pertenecía a la misma categoría de los intelectuales vinculados a los gobiernos liberales y participaba más de sus formas de acción política que del apostolado romántico de los personajes de las biografías de nadie. Sin embargo, él, hijo de un artesano, se había formado en la niñez, la adolescencia y la juventud en un medio más próximo al de estos sujetos, con quienes compartió, además, sus primeras experiencias en la prensa obrera, el diarismo y la bohemia tabernaria durante los años veinte. Su invocación cobra sentido por la necesidad de crear sus propios “precursores” y denunciar el lugar subordinado que ocupó en las empresas periodísticas y las instituciones públicas, en un momento en que quiso oponer la imagen humilde, pura y sincera de sus personajes novelados frente a quienes “pretenden agarrar la bandera de las reivindicaciones” cuando “vinieron al mundo y se lo encontraron todo hecho, por el sacrificio oscuro de hombres olvidados a quienes menosprecian”.93

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Carta de Osorio Lizarazo a Eduardo Santos (23 feb. 1940): Fondo JAOL, I, 42 (11-12). J. A. Osorio Lizarazo, “La vida extraordinaria de Jacinto Albarracín, el primero que en América ensayó un gobierno de soviet”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1939), Segunda, p. 3.

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Tras escribir las dos primeras crónicas —sobre Julia Ruiz y Biófilo Panclasta— Osorio Lizarazo reencontró en los reportajes de prensa de Mundo al Día a otros maestros intelectuales, “precursores” de las ideas sociales y la educación popular, Jacinto Albarracín, Pablo Emilio Mancera y Efraím de la Cruz. Y al revisar estos materiales escribió también las crónicas dedicadas a Roberto Rojas Gómez, Juan de Jesús Flórez, Alirio Caycedo Álvarez, Mariana Madiedo y el indio Rondín. Los personajes presentan una mezcla abigarrada de espiritismo, radicalismo liberal, socialismo cristiano, poesía romántica y modernista, sindicalismo primario y anarquismo, que apuntalaban un espectro más amplio sobre las sociabilidades políticas y literarias en las cuales tuvo lugar la agitación de lo social en Colombia durante las dos primeras décadas del siglo XX. En las crónicas publicadas en El Tiempo, a diferencia de las de Mundo al Día, la noción de lo social se había incorporado ya al Estado con el advenimiento de la República Liberal, y los viejos activistas habían sido desplazados y olvidados de forma definitiva por la aparición de nuevas generaciones de sindicalistas, políticos e intelectuales profesionales: el apostolado cultural de los personajes de las Biografías, sus novelas, poemas, panfletos, invocaciones espiritistas, obras de teatro y periódicos maravillosos destinados a “despertar a todas las clases oprimidas de su marasmo y de su indolencia para lanzarlas en la conquista acerada de la justicia social”,94 cedieron el paso a la política cultural de masas emprendida desde el Estado por otros intelectuales con su parafernalia de libros, revistas, radios y cinematógrafos circulando por diversas regiones del país. Los “sindicatos primarios” eran organizaciones de cuño artesanal radical en las cuales aparecían mezcladas las mutuales, las sociedades teosóficas y espiritistas que albergaron las reivindicaciones de los trabajadores en el primer cuarto del siglo XX.95 En las chicherías, los talleres y los solares de la ciudad que servían de sede a los artesanos y los primeros asalariados, peregrinaban también un puñado de intelectuales recitadores de versos, conocedores de las leyes, autores de libros, encargados de escribir los reclamos, de promover la lectura y la organización 94

J. A. Osorio Lizarazo , “Pablo Emilio Mancera: el hombre que durante 40 años publicó un periódico del que era el único lector”, El Tiempo (Bogotá): (26 mar. 1939), Segunda p. 3. 95 La versión de Osorio Lizarazo coincide, no por lo nombres, sino por la composición de estos primeros sindicatos, con la de los historiadores de la clase obrera. Ver ARCHILA NEIRA, 1991, pp. 231-232. “El presidente —afirmaba Osorio Lizarazo— era un ebanista, y como vocales y como miembros figuraban obreros de diversas fábricas, albañiles, carpinteros, zapateros, un inefable periodista, Pablo Mancera, y un deportista convencido de que el ejercicio físico contribuiría a librar a las masas de la esclavitud. Pero ninguno de ellos poseía una noción aproximada de los fines y actividades del sindicalismo y se reunían sólo como un grupo amistoso, para expresar inocuas protestas y recitar algunas de esas poesías a que era tan aficionado el pueblo bogotano”. Fondo JAOL: IV, 31 (50).

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entre sus compañeros. Estos intelectuales imprimían pequeños papeles impresos con un tiraje diminuto, no muy periódicos, que circulaban por las manos de unos pocos lectores, se leían en voz alta o en la intimidad, en algunos talleres de la ciudad.96 Uno de los primeros maestros del joven periodista fue Pablo Emilio Mancera, ese tipógrafo apóstol —como el protagonista de La casa de vecindad, el padre de Jorge Eliécer Gaitán o el activista socialista Ignacio Torres Giraldo — que escribía con tipos escasos el periódico La Libertad, fundado hacia 1907 bajo la censura del régimen de Rafael Reyes y que los obligaba a dedicarse sólo a temas literarios: “En esa época, que podemos llamar de tinieblas, fundamos esta hoja dándole el título que menos se conformaba con la situación del país”.97 En el periódico dedicado a la educación popular se difundían escritos de José María Vargas Vila y Jacinto Albarracín —y alguno sobre José Asunción Silva—, se publicaban novelas por capítulos, se criticaban las obras de teatro y las películas del cine, se debatía la agenda electoral del artesanado y la necesidad de construir un partido obrero.98 En los primeros años veinte Mancera invitó a 96

A propósito de la orientación presindical de estas formas de sociabilidad política, ver “ Nuestros propósitos”, La Libertad (Bogotá): (16 ago. 1907), p. 1-2, el primer editorial de La Libertad en que se presenta la orientación de la publicación, al margen de las pugnas políticas, dedicada a los obreros, y abierta a las asociaciones piadosas y a las virtudes de la caridad. 97 “Adelante” La Libertad (Bogotá): no. 12 (3 jul. 1909), p. 1. Viarias veces se publica el “Decreto legislativo número 47 de 1906 (12 de septiembre) sobre prensa”, medida en que se fundan las restricciones a la libertad de expresión de los que se queja el periódico. La Libertad (Bogotá): no. 8 (7 mar. 1908), p. 2. Sólo hemos encontrado existencias intermitentes del periódico entre 1907 y 1917. Fundado como La Libertad periódico de literatura y variedades/ Directores j. Enrique Rojas, M. E. Callejas y Herman Caster. Bogotá: Imprenta Colombia, 1907; La Libertad periódico de literatura y variedades/ Directores F. Diago, M. E. Callejas y Herman Caster. Bogotá: Imprenta Colombia, 1908. A partir de La Libertad (Bogotá): no. 17 (19 nov. 1909) aparece Pablo Emilio Mancera, encargado de la correspondencia, y sólo en La Libertad/ Redacción a cargo de Pablo Emilio Mancera y Leopoldo Angulo. Bogotá: Imprenta Colombia, 1912. [número 31) tiene autoría en el periódico obrero. Hacia 1915, La Libertad periódico obrero/ Pablo Emilio Macera propietario, Jesús González F. Director. Bogotá: [s. i.], 1915, cuando publica el retrato de Rafael Uribe Uribe, Mancera se ha apropiado del periódico. 98 Sobre la educación popular y las reformas sociales: “Necesidades apremiantes” La Libertad (Bogotá): no. 8 (7 mar. 1908), p. 1; “José Asunción Silva” La Libertad (Bogotá): no. 9 (25 abr. 1908), p. 2; “Zorrilla y su drama” La Libertad (Bogotá): no. 10 (23 may. 1908), p. 2; “El artesano” La Libertad (Bogotá): no. 19 (6 ene. 1910), p. 1-2; “Evolución social” La Libertad (Bogotá): no. 23 (2 dic. 1910), p. 2; “Partido obrero”, La Libertad (Bogotá): no. 25 (13 may. 1911), p. 2; Rafael Gutiérrez Jiménez “Partido obrero” (poema), La Libertad (Bogotá): no. 27 (20 oct. 1911), p. 1; “La Pola” “El obrero agrícola”, La Libertad (Bogotá): no. 30 (9 mar. 1911), p . 2; “El cinematógrafo Olimpia”, La Libertad (Bogotá): no. 30 (9 mar. 1912), p. 3; Rafael Gutiérrez Jiménez “Partido obrero” (poema), La Libertad (Bogotá): no. 27 (20 oct. 1911), p. 1; “La Pola” “El obrero agrícola”, La Libertad (Bogotá): no. 30 (9 mar. 1911), p . 2; “Parque de la Independencia. Gran Cinema Olimpia de Di Domenico Hermanos. Grandiosa función para hoy Sábado 6 de abril de 1912 a las 8 y 30 p.m., La Libertad (Bogotá): no. 32 (6 abr. 1912), p 1; “El cinematógrafo Olimpia”, La Libertad (Bogotá): no. 30 (9 mar. 1912), p. 3; “Parque de la Independencia. Gran Cinema Olimpia de Di Domenico Hermanos. Grandiosa función para hoy Sábado 6 de abril de 1912 a las 8 y 30 p.m”., La Libertad (Bogotá): no. 32 (6 abr. 1912), p 1; “Escuela popular” La Libertad (Bogotá): no. 34 (17 jun. 1912), p. 4; “Partido Político” La Libertad (Bogotá): no. 38 (22 cot. 1912), p 2; “Acción social” La Libertad (Bogotá): no. 40 (7 dic. 1912), p. 2; “Directorio obrero” La Libertad (Bogotá): no. 41 (19 dic. 1912), p. 2; “A las urnas” La Libertad (Bogotá): no. 43 (2 feb. 1913), p. 2; “Alzad la bandera” La Libertad (Bogotá): no. 44 (17 mar.

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Osorio Lizarazo a compartir la dirección de su periódico y él lo acompañó a conseguir el dinero necesario para una esporádica edición de La Libertad.99 “Cuando le conocí —recodará en 1939— , los tipos estaban aplastados de tanto componer palabras de revolución, de tanto buscar un sentido de equidad para la contextura social”. A dicho contacto, prolongado a través de una larga amistad y luego enriquecido con experiencias posteriores, se debía la capacidad de Osorio Lizarazo retratada por Hernando Téllez: “Podía encargarse de llenar, él solo, todas las páginas del diario. Podía escribirlo íntegramente y, además, corregirlo y armarlo”. En el solar de la Casa del Pueblo donde yacía el taller de Mancera en la década de los veinte, el joven conocería la intimidad del proceso misterioso que permitía la impresión de los signos tipográficos y la escritura, como un proceso no especializado, no jerarquizado, entre la manipulación de la materia y los significados: Mientras hablaba, levantaba su editorial. No escribía, porque no le quedaba tiempo, sino que las cosas por decir pasaban directamente del pensamiento al chibalete. El material del periódico salía letra por letra, y los dedos, ágiles, las cazaban en el fondo de las cajas, mientras el intelectual concebía la frase expresiva y vehemente, capaz de despertar a todas las clases oprimidas de su marasmo y de su indolencia para lanzarlas en la conquista acerada de la justicia social.100

Por esa misma fecha conoció a Jacinto Albarracín —“uno de esos precursores que hoy son anónimos, como Pablo Emilio Mancera”— el luchador social que fundó en los días del cambio de siglo una comunidad agraria utópica en el Carare, organizador de las primeras sociedades obrero-artesanales en Bogotá, miembro de la sociedad de autores, crítico de arte, novelista, dramaturgo, espiritista, y quien podría considerarse el más claro exponente de la literatura colombiana, con Eugenio Díaz Castro, José María Vargas Vila y Luis Enrique Osorio, en la que se asentaría la novela social de Osorio Lizarazo. Desde principios de siglo la obsesión de 1913), p. 2; “Por los obreros” La Libertad (Bogotá): no. 45 (5 abr. 1913), p. 2; “Adelante” La Libertad (Bogotá): no. 46 (10 abr. 1913), p. 1; “Directorio profesional obrero” La Libertad (Bogotá): no. 46 (10 abr. 1913), p. 3; “A los obreros” La Libertad (Bogotá): no. 47 (26 abr. 1913), p. 3; “En el salón Olimpia” La Libertad (Bogotá): no. 49 (4 may. 1913), p. 3; Pío Burgos “Vicente Di Doménico”, La Libertad (Bogotá): no. 50 (17 may. 1913), p. 2; Andrés Mercado, “Vicente Di Doménico”, La Libertad (Bogotá): no. 50 (17 may. 1913), p. 2. 99 J. A. Osorio Lizarazo, “A los 18 años de apostolado estéril, a pesar de todos los fracasos y de todas las contingencias, Pablo Emilio Mancera persigue incansablemente la realización de un ideal imposible y la dicha futura de la humanidad”, Mundo al Día (Bogotá): (19 feb. 1927), p. 22. 100 Hernando Téllez, “El día del odio”, El Tiempo (Bogotá): (25 de octubre de 1953) [OSORIO LIZARAZO, 1978, p. 692]. “El hombre estaba arrimado a las cajas y extendía la mano con febril actividad tomando una letra, otra, que se alimentaba en el componedor y luego se quedaban quietecitas, sobre una mesa de piedra, donde el peso constante y liviano de los diminutos lingotes en posición vertical, había logrado hacer casi invisibles concavidades [...]”. J. A. Osorio Lizarazo, “Pablo Emilio Mancera: el hombre que durante 40 años publicó un periódico del que era el único lector”, El Tiempo (Bogotá): (26 mar. 1939), Segunda p. 3.

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Albarracín fue la educación popular, por lo cual ensayó diferentes maneras de formar un público entre los trabajadores. Poseía una bien dotada biblioteca en cuyos anaqueles compartían espacio las obras clásicas de la teosofía, la quiromancia, la alquimia, el socialismo y el marxismo.101 Su gigantesca labor publicitaria se vio consagrada, además de algunos papeles periódicos, en los libros de crítica Exposición Nacional de Bellas Artes (1899) y Apuntes Estéticos sobre escultura y pintura [s. f.], en las novelas Raquel (1902) y Almíbar y Castidad (1903) [s.f.], el poema Raquel (1902), los dramas La hija del obrero [s. f.], Por el honor de una india [1917] y Juratena [s. f.], y la compilación de su Labor periodística (1915). Al respecto, y para trazar distancia con la supuesta novedad de la vanguardia política, Osorio Lizarazo resaltaba la antigua preocupación del activista por comunicarse e identificarse con los “humildes”102: Si Luis Tejada, en plena juventud ilusionada, mucho después de Jacinto Albarracín, descubrió que su apostolado social era estéril y que la masa no se contagiaba de su misticismo por razones de indumentaria, porque desconfiaba secularmente del cachaco, y compró ruana y se la hizo adquirir a José Mar y Moisés Prieto, cuando estos fueron comunistas, para llevárselos al Paseo Bolívar a pregonar su verdad entre los maleantes, el llanero [Albarracín] lo había aprendido de manera instintiva y bautizaba sus dramas, sus escritos y sus novelas con nombres proporcionados a la intención, humildes y tristes como al pueblo al que se dirigían.103

En la bohemia de las tabernas —léase las chicherías o botillerías, aunque eran dos tipos de establecimientos diferentes— convergían estos intelectuales con los poetas decadentistas, inclinados por su vocación romántica a perseguir entre el pueblo la sabia predilecta de su musa. Allí Efraím de la Cruz (Helios) —publicista en El Espectador, El Cantar de los Cantares, Bilis, La Chispa en Santo y Seña, Helios, El Bateo y Gil Blas—, contaba su legendario viaje a París con un premio de lotería que le permitió agasajar a Rubén Darío y compartir sus parrandas con Rufino Blanco Fombona, Enrique Gómez Carrillo y Amado Nervo.104 En las tertulias también circulaban comentarios sobre las novelas del incendiario y el panfletario por excelencia, el demonio de los demonios liberales, santo rojo cuyas lecturas reposaban en las entrañas de los

101

J. A. Osorio Lizarazo, “Albarracín revolucionario y escritor. Ni los fracasos ni la ingratitud han apagado su entusiasmo”, Mundo al Día (Bogotá): (26 mar. 1927), pp. 18-26. 102 Entre los escritos cuya publicación ha sido posible verificar, se encuentran ALBARRACÍN, 1902a, 1902b, 1915, [s.f.], 1915 y [1917]. 103 J. A. Osorio Lizarazo, “La vida extraordinaria de Jacinto Albarracín, el primero que en América ensayó un gobierno de soviet”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1939), Segunda, p. 3. 104 “Vida inarmónica de Efraim de la Cruz. Fue ‘estanco’ la primera palabra que Helios pudo leer”, Mundo al Día (Bogotá): (9 abr. 1927), p. 15; “Efraím de la Cruz”, El Tiempo (Bogotá): (20 ago. 1939), Segunda, p. 2.

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héroes de las biografías de nadie: José María Vargas Vila.105 En La cara de la miseria, al describir el ambiente tabernario en que se refugiaban los rufianes suplicantes de un trago de licor, los “gotereros”, comentaba: “No siempre el ‘goterero’ poeta echa mano de sus versos para conseguir trago. Conoce también los clientes, y sabe cuándo está entre seudo-intelectuales, lectores de Vargas Vila y de Álvaro Retana, de Felipe Trigo y de Murguer, que pueden saborear la intensidad de una juerga en compañía de un poeta. Porque las personas sensatas no hacen eso”.106 Según la idea aquí desarrollada, este ambiente bohemio de los poetas simbolistas fue el germen de la formación como publicista de Osorio Lizarazo. Al menos así lo dio a entender él mismo en Gaitán, vida, muerte y permanente presencia, cuando explicó muy bien la continuidad de la antigua bohemia como forma de sociabilidad en la década de los veinte: En 1922 no habían desaparecido del ambiente bogotano esos vates melenudos que dieron sabor y contenido a los albores del siglo; y los ecos de las bacanales de aquella sociedad literaria y bohemia que se llamó la gruta simbólica se proyectaba por encima de dos décadas en sus múltiples supervivientes, que influían con su desenfado sobre los que venían a desafiar su obra y que adaptaban, en parte, sus costumbres y su despreocupación. Desaparecía para siempre la tenebrosa «botillería» donde los poetas de la generación anterior al novecientos desganaban su melancolía artificiosa inspirada en Heine y en Espronceda y certificaban su menosprecio a la vida intoxicándose con alcohol. Surgía el café, con más decoro, para disipar un poco la tonalidad macabra de sus vidas; pero el desparpajo subsistía.107

El libro de cabecera: Las escenas de la vida bohemia: “La vida bohemia era un signo de capacidad artística y el libro de Enrique Murguer era la fuente perenne de donde se obtenían los modelos para establecer la ruta que convenía seguir”.108 Así cobra sentido el segundo documento consignado en el archivo relativo a su labor como periodista en Bogotá, la carta que lo acreditaba como empleado del periódico Gil Blas, rubricada por el codirector del diario, Antonio Bonilla, el 105

“Polemista terrible, Vargas Vila ha puesto siempre su pluma al servicio de los oprimidos y ha sido en todo tiempo un verdadero apóstol del Derecho y la Justicia, lo que le ha captado simpatías de los amigos de la libertad, así en América como en Europa”, Melcíades Carvajal, José María Vagas Vila” La Libertad (Bogotá): no. 13 (15 sep. 1909), pp. 1-2; Ver también, “Palabras de Vargas Vila”, La Libertad (Bogotá): no. 20 (8 abr. 1910), p. 3. 106 OSORIO LIZARAZO, 1926, p. 17. Sobre Vargas Vila ver los poco comprensivos ensayos de DEAS, 1992 y YANKELEVICH, 2003. Cabría exigir aquí la actualización de las investigaciones sobre el escritor colombiano, a la luz de los problemas abiertos por los estudios de la recepción y, más allá de enjuiciar al autor, comprender por qué Vargas Vila fue el escritor latinoamericano más leído de su época. 107 OSORIO LIZARAZO, 1998a, p. 63. 108 J. A. Osorio Lizarazo, “Los bohemios bogotanos de principios de siglo”, El Tiempo (Bogotá): (21 may. 1938) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 337-342]. Osorio consideraba Escenas de la vida bohemia como “una de los libros que mayor participación han tenido en la historia universal para la conformación moral de dos o tres generaciones”: (101). La cita se encuentra en el manuscrito “Cabezas de estudio”, y más precisamente en el ensayo dedicado a Eca de Queiroz, Fondo JAOL: E, 6 (1-158), publicado como “Centenario de Queiros”, El Tiempo (Bogotá): (15 nov. 1945).

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22 de marzo de 1923: “El suscrito, director de Gil Blas, hace constar que el portador de la presente, señor José A. Osorio Lizarazo, es empleado de la Dirección, y está autorizado para los asuntos referentes a ella, tales como entrevistas, revistas, etc.”.109 Y cobra sentido porque allí trabajaría con uno de los poetas sobrevivientes de la “Gruta Simbólica”, maestro en la taberna y maestro en la mesa de redacción, Ricardo Sarmiento, nombre de pila de “Delio Seravile, de quien dijo Marcelino Menéndez Pelayo —según la invocación de autoridad de Osorio Lizarazo— que era el mejor sonetista de América”.110 En Gil Blas (1923), y después, en Mundo al Día (1924-1929), Osorio Lizarazo aprenderá las artes del periodismo de la mano del viejo Seravile, su maestro, quien la abriría las puertas a los medios de información y le convencería de la necesidad de tener un nombre como escritor — convertirse en un autor— para ganarse la vida: “—Qué admirable era ese cojo Seravile y como aprendí a su lado. Su amistad fue mi mejor jornal, por seis años”, decía en la ya citada y recitada entrevista con Luis Enrique Osorio”.111 Al “cojo” Ricardo Sarmiento, Seravile, un personaje característico de la “Gruta Simbólica”, borracho y conocedor de las delicias de los “paraísos artificiales”, sumergido en los bodegones y las rimas lúgubres, Osorio Lizarazo le dedicaría también una nota necrológica (1936) en la cual trazaría la genealogía de sus propias aficiones intelectuales: Mi contacto con Delio Seravile se efectuó hace quince años, cuando una indómita tendencia vocacional me condujo a una imprenta, como si el olor de la tienta y la agitación de las máquinas, me hubiese sido connatural. [...] Yo era bastante más joven que él, pero desde el primer momento sentí toda la influencia de su simpatía. No sería vanidad pensar que Seravile creyó encontrar en mí un posible discípulo de sus conceptos y de su sensibilidad, para la cual pretendió educarme.112

Osorio Lizarazo intentó adjudicar parte de la psicología de su maestro a uno de sus personajes, Gustavo Sandínez: “Experimenté por él una constante admiración, cada día más acentuada y lo certifiqué en uno de mis últimos libros, El Criminal, que le dediqué con sincero fervor porque traté de pasear por entre su páginas a un personaje a quien decoré con algunas condiciones de Seravile”.113 Hasta ahora no se ha estudiado con detenimiento la hemerografía de 109

Fondo JAOL: VII, 50 (63). OSORIO LIZARAZO, 1955, p. 142. La misma afirmación parece copiada de Osorio Lizarazo, “Los bohemios bogotanos de principios de siglo”... 111 Luis Enrique Osorio, “Un gran novelista colombiano”..., p. 2. 112 J. A. Osorio Lizarazo, “Delio Seraville”, El Tiempo (Bogotá): (Feb. 24 de 1936). 113 J. A. Osorio Lizarazo, “Delio Seraville”... 110

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Osorio Lizarazo, cuantificada por él en más de cinco mil artículos, reseñas, ensayos, editoriales, cuentos, poemas, fábulas, crónicas, notas y variedades publicados en Colombia, Argentina, Chile, República Dominicana y Venezuela.114 Indudablemente se podrá decir que cumplir una labor así dejaría al desnudo la misma heterogeneidad que él pregonaba sobre los manuscritos de su maestro: “Estoy seguro —afirmaba en la nota necrológica— de que Seravile deja una rica producción inédita, que es un tesoro escondido y que por respeto a su memoria deberían conservarse intactas, ausentes de toda antología, que no hubiera halagado su vanidad”. Esta hemerografía de novela, se inició en Gil Blas en 1923, de la mano de Delio Seravile. Claro, Osorio Lizarazo había publicado antes en un periódico de provincia, en dos o tres papeles obreros. Pero Mundo al Día no era un impreso socialista ni obrero, aunque tampoco era uno de los grandes diarios liberales. Era un diario comercial vespertino que circulaba en la ciudad con las infaltables polémicas políticas y páginas literarias, pero cuyos motivos se aproximaban al aún reducido mundo de los lectores populares —a un público de lectores, no sólo de escritores— a través de la noticia breve, los grabados truculentos y el reportaje sensacional. En el periodo 1923-1928, el joven bohemio escritor de algunas rimas y articulitos políticos —como buen bohemio y buen bogotano— se convertiría en periodista profesional, en un publicista dedicado a manipular significados todos los días por un salario. El poeta Seravile no era propietario, ni director, ni administrador del periódico, sino un trabajador asalariado —un poeta sin aureola— cuyos conocimientos del medio y de la profesión lo hacían indispensable en la empresa comercial.115 Gil Blas cerró sus puertas en junio de 1924 y ese mismo mes Osorio Lizarazo acompañó a su maestro en una nueva publicación, Mundo al Día, editada por la casa Manrique de Bogotá desde enero de 1924.116 Así lo corrobora la “Tarjeta de identidad del Señor José A. Osorio L. quien hace parte de la redacción de este periódico como ‘reporter’”, en la que 114

Fondo JAOL: IV, 31 (11-24). “Seravile se hizo también periodista y tuvo un concepto elevado de su misión como tal. Tenía, como es natural, sus opiniones políticas, moderadas, discretas, profundamente escépticas y no puso al servicio de estas opiniones su contacto con el público. Era el ejercicio noble de una misión educadora y cultural y en los días iniciales del diarismo, cuando la noticia todavía ocupaba un lugar secundario y accesorio y la literatura o la polémica eran la esencia de toda publicación de esa índole, la clara inteligencia de Seravile se adelantó y le indicó con exactitud las perspectivas de esta actividad, pudiéndose afirmar que fue un precursor de este periodismo de hoy. Así fue su labor en Gaceta Republicana, en Gaceta Gráfica, y en Gil Blas, y en Mundo al Día, periódicos que orientó con esa gran sensibilidad de periodista, de la cual no le ha quedado ninguna reputación”. J. A. Osorio Lizarazo, “Delio Seraville”, El Tiempo (Bogotá): (24 feb. 1936). 116 N. Forero Morales, “La última jornada” Gil Blas (Bogotá): (14 jun. 1924), p. 1. El último articulo autorizado de J. A. Osorio Lizarazo, “Una ciudad de ensueño. En plena tierra de promisión- La ciudad luz en Neiva- Política y periodismo- La afición taurina- Impresiones de don Arturo González”, Gil Blas (Bogotá): (13 jun. 1924), p. 2. 115

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aparece la estampa del joven diarista en una fotografía sepia, vestido con saco de paño y corbata delgada —como empleado—, con la cara larga, las orejas dirigidas al cielo, la mandíbula desencajada, la frente amplia y los ojos sorprendidos mirando de frente a la cámara.117 Aún en medio de las privaciones, de una vida confinada en algún cuarto de una casa de vecindad, el trabajo le permitió a Osorio Lizarazo participar con mayor profusión en las bacanales de los viejos poetas y refrendar en ellas sus preferencias estéticas acordes con el credo modernista: “la vida de Verlaine pudo parecernos magnífica y ejemplar cuando —¡ay, nosotros también!— quisimos encontrar en la bohemia la sublimación del espíritu, la ruptura de los privilegios de la burguesía estúpida, la protesta contra el materialismo de cerdos que oprimían los vuelos creadores de la mente”.118 En alguna taberna, durante una de esas incontables jornadas de borrachera, Osorio Lizarazo y Delio Seravile conocerían a un personaje legendario, un “revolucionario integral” que recorrió el mundo propalando el odio contra todo lo establecido: Biófilo Panclasta, anarquista. Vicente Rojas Lizcano (1879-1942), quién había adoptado como nombre de lucha Biófilo Panclasta, llegó a Bogotá hacia 1922 o 1923, antes de emprender un nuevo viaje al sur del continente, viaje del que regresaría a Bogotá en 1924 tras participar solidariamente en una huelga cafetera en el Brasil. En aquellos días fervorosos, los intelectuales bohemios conocieron sus cuentos sobre Kropotkin, Ravachol y Lenin en La Haya, París y Siberia, sus destierros, su éxodo infinito, y agasajarán al apóstol libertario con sendas libaciones de aguardiente. Los escritos de Osorio Lizarazo sobre Biófilo estarán marcados por esas conversaciones al calor de unos tragos, sin tomar apuntes y sólo apoyados en la memoria, y por eso seguramente “Hay algún detalle de información exagerado”, “culpa de mi ligero decir o del rápido escuchar vuestro”, según afirmaba el propio anarquista.119 Si las afirmaciones de Osorio Lizarazo acerca de las relaciones de Panclasta con los agitadores rusos hacen parte de la leyenda fraguada sobre este hombre, no es menos cierto que Rojas Lizcano sí participó en el movimiento libertario americano desde 1906, primero en Buenos Aires, donde participó en el movimiento anarcosindicalista argentino, y luego en las principales capitales europeas durante 1907, donde colaboró activamente en las más variadas conspiraciones, congresos obreros y movimientos de protesta, hasta ser apresado y expulsado de España en 1908. Luego de algunas expulsiones y 117

Fondo JAOL: VII, 50 (157). Fondo JAOL: E, 6, (1-158). La cita (058) se encuentra en el ensayo sobre Verlaine publicado como: “En el centenario del Pauvre Lelian”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 20, no. 63 (mar. 1944), pp. 166-191. 119 Fondo JAOL: VI, 41 (30). 118

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otros tantos presidios en Colombia, de un apostolado peregrino por Centro América, fue detenido entre 1914 y 1921 en una cárcel de la Venezuela gobernada por Juan Vicente Gómez.120 “Biófilo Panclasta es un personaje gigantesco para una biografía que no se escribirá nunca”, mascullaba con rabia Osorio Lizarazo cuando publicó —en febrero de 1939— un hermoso escrito póstumo sobre la pitonisa Julia Ruiz, amiga suya y compañera íntima del gran agitador.121 Y para reafirmar esta posición publicó unos días después “Biófilo Panclasta, el anarquista colombiano amigo y compañero de Lenin que conoció los horrores de la estepa de Siberia”, la segunda crónica biográfica que le dedicaba a su maestro.122 Sí, la segunda, porque ya en 1927 Osorio Lizarazo publicó en Mundo al Día un escrito consagrado a las prisiones y las pasiones del anarquista en Europa y América, dos años antes que el propio Panclasta publicara las memorias Mis Prisiones, mis destierros y mi vida.123 Si en 1927 Osorio Lizarazo relató el mítico tercer bautizo de Vicente Rojas Lizcano por Máximo Gorki a la orilla del mar —“¿Pero tú, Panclasta, amas hasta ese punto la vida? Merecerías llamarte Biófilo”— unos días después el anarquista respondió desde la Cárcel de Correccionales al “Compañero Osorio Lizarazo”: “Gracias. El genio de vuestra visión psicológica dio formas significantes a mi bohemia anárquica en mi vida tan mal comprendida como mi alma fuerte, libre y buena”.124 Y dos meses después, ahora desde la Cárcel de Ambalema (Tolíma), en otra carta autógrafa le repetía su afectos y le pedía un ejemplar de La cara de la miseria: “Hijo pródigo de la libertad como soy, mi vida callejera es un estado extraño y sólo vivo mi vida en el obligado hogar de todos los rebeldes: la cárcel. De aquí que ‘libre’ no haya satisfecho el grato deber de presentaros la expresión de mi agradecimiento apolíneo por la magistral crónica que a mí se refiere en el número correspondiente al 7 de marzo en curso”.125

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ALAS DE XUE, 1992; “Perseguido por todos los gobiernos Panclasta se refugia en su rebeldía. El hombre que ha vivido veinte años de bohemia anárquica”, Mundo al Día (Bogotá): (7 mar. 1927), pp. 12-13. 121 En los primeros años de la década de los treinta Osorio Lizarazo y Seravile participaron en la unión de la pareja revolucionaria: “El día solemne en que Panclasta y la vidente reunieron sus vidas, fueron invitados algunos poetas y literatos que habían conocido a Panclasta cuando se fue a pie a Buenos Aires para buscar un hijo que había tenido de una princesa rusa”. J. A. Osorio Lizarazo, “La vida misteriosa y sencilla de Julia Ruiz”, El Tiempo (Bogotá): (5 feb. 1939), Segunda, p. 3. 122 J. A. Osorio Lizarazo, “Biófilo Panclasta: el anarquista amigo y compañero de Lenin, que conoció los horrores de la estepa de Siberia”, El Tiempo (Bogotá): 12 feb. 1939), Segunda, pp. 1 y última. 123 PANCLASTA, 1929. 124 “Perseguido por todos los gobiernos Panclasta se refugia en su rebeldía. El hombre que ha vivido veinte años de bohemia anárquica”, Mundo al Día (Bogotá): (7 mar. 1927), pp. 12-13; Fondo JAOL: VI, 41 (29). Una prueba adicional de que Osorio Lizarazo no utilizaba su archivo como historiador, es que él no contó con la información de las cartas de Panclasta fechadas en 1927 para realizar su crónica de 1939. 125 Fondo JAOL: VI, 41 (30-31). Así valoró en su momento Biófilo la crónica de Osorio: “No creí yo, que de una incoherente y nerviosa causerie pudierais vos, con prodigio de memoria y sutil profundidad psicológica, fijar los

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“Para mí la cárcel es el estado natural, puesto que un hombre de mi mentalidad sólo tiene un asilo, la cárcel ó una fuga, el suicidio”, le había escrito también Panclasta en la primera carta. Biófilo Panclasta, amante de la vida, destructor de todo, fue el personaje novelado de “Barco a la deriva”, el maestro cínico que antes de acostarse con su mujer y de quejarse por sus nalgas hundidas y su pubis hiriente, le regaló a Gutiérrez el cianuro para quitarse la vida, la pócima nihilista que encontró malograda cuando la policía justicialista tocó a la puerta de su departamento en Buenos Aires y exhaló sus palabras postreras: “Miren en lo que terminaron mis anhelos revolucionarios”.126 Y claro, el anciano apologista de Perón y Trujillo recordaba cómo su maestro anarquista, el luchador y panfletista infatigable en Buenos Aires, San Pablo, Barcelona y La Haya, el tantas veces expulsado de Colombia, su ajena patria, había intentado suicidarse en Barranquilla electrocutándose con un cable y degollándose con una navaja en 1940.127

El criminal

Dañado el veneno ¿Qué le quedó de esta vida delirante de los años veinte? En un fragmento de “Barco a la deriva” Biófilo Panclasta, personaje de novela, cuenta una historia que deberá figurar en los anales del comunismo internacional, no por su verosimilitud sino por su ingenio:

— ¿Te he contado que yo pertenecía a una célula de terroristas rusos en 1909? Nos capturaron y nos condenaron a Siberia. Formábamos una dolorosa procesión de condenados. El compañero que marchaba atado a mí por una cadena sufría de manera indecible. Una blenorragia sin cuidado alguno le obstruía la uretra y cuando se detenía, el knut del guardián le barría la piel del rostro. La nieve nos envolvía. Yo, Panclasta, pensé en que eso no era vida: y en la noche, en el refugio donde nos custodiaban los feroces verdugos que nos guiaban, extraje, con una acción drástica, la pus que cerraba el conducto. El desgraciado pudo orinar, y al día siguiente [caminó] sin el atroz sufrimiento de la víspera. Meses después nos fugamos y los dos pudimos llegar a Vladivostok. Más tarde mendigábamos en las calles de París. ¿Sabes cómo se llamaba ese camarada? Vladimir Ilitch Ulianov, pero ya había cambiado su nombre por Nicolai Lenine [sic].128

trazos ideales de mi tipo de mentalidad psíquica especial. Bien dijera de vos, lo que Lamartine de un traductor suyo: en vuestra obra reflejo de la mía como una fuente que hermoseada representa mi faz, me admiro”(30). 126 Fondo JAOL: IV, 31 (1-175). La entrega del cianuro (88) y el frustrado suicidio (174). 127 J. A. Osorio Lizarazo, “Biófilo Panclasta: el anarquista amigo y compañero de Lenin, que conoció los horrores de la estepa de Siberia”, El Tiempo (Bogotá): 12 feb. 1939), Segunda, pp. 1 y última; El Deber (Bucaramanga), núm. 4830 (31 ene. 1940), p. 1, citado en ALAS DE XUE, 1992. 128 “Barco a la Deriva”, Fondo JAOL: IV, 32 (85).

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“¿Qué afinidad le trajo el inmundo recuerdo?”, le preguntaba Osorio Lizarazo a Carlos Gutiérrez tras repasar la historia de Panclasta. En “Barco a la deriva” el disimulado decoro del novelista evadirá cualquier respuesta y, sin embargo, aún el archivo del autor conservará algunas sorpresas al respecto. En Gil Blas y sobre todo Mundo al Día, realizó labores de reportero recorriendo las calles, las inspecciones de policía, los prostíbulos, las vecindades y las chicherías. Aunque escribió noticias de carácter general como cualquier redactor, muy pronto las crónicas judiciales y de policía, las notas rojas, se convirtieron en su especialidad. En el periodismo continuará su periplo por el mundo de los vencidos, se acercará de manera directa al problema de la delincuencia urbana y las instituciones punitivas del Estado y recorrerá los mismos espacios de la ciudad innominada donde trascurría su vida bohemia y doméstica.129 Con algunas crónicas escritas entre marzo de 1925 y diciembre de 1926 formará su primer libro, La cara de la miseria, un año después de contraer la fiebre de putas, el treponema pallidum, cuyos primeros síntomas afloraron en mayo de 1924.130 Veinticinco años después de contraer la sífilis, cuando un dictamen de la Oficina de Reconocimientos Médicos amenazó su ingreso al servicio del régimen presidido por Juan Domingo Perón, Osorio Lizarazo comentó detenidamente el desarrollo de la sífilis durante la juventud:

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En Gil Blas hay muy pocos reportajes autorizados. Con una excepción todos los escritos autorizados por JANSOL son poemas. Sin embargo, pueden destacarse algunas informaciones sobre criminalidad aparecidas allí: “Una mujer envenenada”, Gil Blas (Bogotá): (12 may. 1923), p. 4; “El ‘pavoroso crimen’ de El Hato”, Gil Blas (Bogotá): (19 feb. 1923), p. 1; “Un obrero desbarrancado en el Paseo Bolívar” Gil Blas (Bogotá): (13 oct. 1923), p. 1; “El crimen del Paseo Bolívar” Gil Blas (Bogotá): (20 may. 1924), p. 1; “La primera audiencia” Gil Blas (Bogotá): (21 may. 1924), p. 1. En Mundo al Día pueden atribuírsela algunas notas judiciales firmadas por “reporter” y “reporter brujo”. Entre las muchas que aparecen en esta época, ver: “Desaparece misteriosamente don Cayetano Cuervo”, Mundo al Día (Bogotá): (2 sep. 1924), p. 8; “Ayer fue hallado don Cayetano Cuervo”, Mundo al Día (Bogotá): (3 sep. 1924), p. 17; “Pero no se mató”, Mundo al Día (Bogotá): (10 jul. 1925), p. 5; “Fue detenido por la policía un joven que se había robado la suma de cincuenta pesos. Un periódico. Juanito en su aposento monologaba así —¡Ser hombre! Sentirse uno dominador, invencible!”, Mundo al día (Bogotá): (24 jul. 1925), p. 13; “Hablan los prófugos. Quién es José Helena, uno de los sindicados del robo al señor Bauer. Trágicas memorias de un ex-presidiario”, Mundo al día (Bogotá): (19 jun. 1925), p. 12 y 13; “Donde se recogen sin distinción los hijos de la miseria y los del pecado. Las voces infantiles se pierden bajo los amplios corredores”, Mundo al Día (Bogotá): (31 jul. 1926), pp. 16-17; “Pequeños delincuentes que más tarde se convertirán en grandes criminales. En Bogotá no existe una verdadera casa correccional”, Mundo al Día (Bogotá): (28 ago. 1926), pp. 22-23; “Una guerra a muerte entre policías y rateros se desarrolla en las tinieblas. Cómo trabajan los individuos que viven de lo que no tienen”, Mundo al Día (Bogotá): (18 sep. 1926), pp. 12-13; “El imperio espléndido que en la urbe filantrópica tiene erigido la miseria. Cómo viven en Bogotá aquellos que no tienen donde vivir.”, Mundo al Día (Bogotá): (25 sep. 1926), pp. 20-21; “¿Quién disparó el trágico balazo? Edilberto Ávila posee un espíritu impasible y extraño”, Mundo al Día (Bogotá): (7 may. 1927), pp. 13 y 16. 130 Fondo JAOL: V, 37 (67-71).

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En el mes de mayo de 1924, a los veinticuatro años de edad [sic], me fueron revelados por primera vez los síntomas que se me han observado en los exámenes que acaban de serme practicados. Tales síntomas (signo de Romberg, abolición de los reflejos rotulianos, anormalidad de los reflejos pupilares) que eran pronóstico de una tabes, me han acompañado desde entonces, habiéndome disminuido desde aquella época algunos de ellos, como el paso vacilante (paso de labrador) y la ausencia del sentido muscular, que recuperé casi totalmente desde 1927, en medio de un intenso tratamiento, prolongado hasta 1932. La incapacidad que ahora me han notificado data, pues, desde el año de 1924 y tiene una antigüedad de veinticinco años.131

En El criminal (Bogotá, 1935), Higinio González —émulo criollo del Raskolnicov dovstoieskiano—, abandonó el mísero hogar paterno a los dieciséis años y regresó a Bogotá a los veintidós, para vagar por el centro y los suburbios ostentando su indigencia.132 Consiguió trabajo en el periódico El Globo, en el cual inició su carrera publicitaria al lado de Gustavo Sandínez. En la novela, el “reporter” del diario bogotano y artista de vanguardia contrae la sífilis y experimenta “dentro de sí los efectos de la taberdorso-lumbar, claramente manifestados”, para terminar sus días en la cárcel tras victimar a la mujer de quien esperaba un bebe. A la par que se produce el estrepitoso descendimiento del periodista por la enfermedad, Higinio González visita hospitales y manicomios, estudia el cuadro clínico de la sífilis y comprueba en los dispensarios médicos que miles de prostitutas comparten su enfermedad.133 La presencia de la mujer en la novelística de Osorio Lizarazo es muy clara: toda historia es siempre un drama de amor, un amor frustrado por las fatalidades sociales. La mujer prostituta o que no tiene otro medio de subsistencia que su propio cuerpo ocupó un lugar central en las novelas que van desde La casa de vecindad hasta El día del odio. Algo de esto se debió, por supuesto, al lugar que ocupaba la prostitución en la sexualidad masculina de la primera mitad de siglo y al estigma que representó adquirir a temprana edad la fiebre de putas. Pero todo indica que ésta es una trama ya fijada por la novela realista. Con la clara excepción de “¿Cuántas copias 131

Fondo JAOL: I, 27B (184-185). Una nueva tentativa para salvar el fallo médico, en Fondo JAOL: III, 27B (186). Documentos incluidos en la sección “Tiempo muerto”, pp. 260-263. El tratamiento, se entiende, es el que convirtió el descubrimiento de la penicilina una de “Las noticias más consecuenciales de los últimos tiempos”, Fondo JAOL: I, 2 (32-37). 132 OSORIO LIZARAZO, 1935a, p. 54. El manuscrito de la novela “El criminal” estaba ya terminado antes de la publicación de La casa de vecindad entre diciembre de 1930 y enero de 1931, y de la publicación de Barranquilla 2132 en 1932, como lo evidencia el folleto impreso Fondo JAOL: I, 1 (206-208) que anuncia su próxima aparición. Por razones que aún ignoramos, sólo se publicaría en Bogotá en 1935. Sobre las gestiones de Osorio Lizarazo para publicar esta obra en Europa ver la correspondencia con Eduardo Santos: VI, 42 (5-9). 133 Menos que “una documentación actualizada en la elaboración de este cuadro social”, NEIRA PALACIO, 2002, p. 95, lo que representa El Criminal es la intervención del cuerpo del escritor por el saber médico.

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señor ministro?”, todos los personajes femeninos esbozados en las novelas están en trance de prostituirse, de descender por la fatalidad de las leyes sociales hasta la absoluta postración sexual o de morir a manos de un hombre violento. Aún más: la tentación de la infidelidad o el abandono femenino se tratan como epifenómenos del descalabro económico y las relaciones sobre estos temas no escapan del tópico del comercio sexual.134 Conocemos sólo algunos fragmentos sobre la vida íntima de Osorio Lizarazo, y en este sentido como en ningún otro, el archivo del autor está desprovisto de cualquier detalle ¿Qué podemos decir al respecto? Cuando trabajaba en Mundo al día, el joven cronista se enamoró de una trabajadora del periódico, Blanca Restrepo, quien sería su compañera hasta mediar la década del cuarenta y la madre de su primer hijo (¿o sus hijos?). Blanca, fue el más apasionado amor de su vida hasta la madurez. A ella asimiló los personajes femeninos: la obrerita —“Juana, Juanita mía”— de La casa de vecindad, Berta de El criminal, Betty de Hombres sin presente, Cecilia de El Pantano y Lucrecia de “Barco a la deriva” y “Plan para Tiempo Muerto”. Blanca Restrepo era hija del poeta morfinómano Restrepo Gómez, cuya figura decadente vagará por las páginas de La cara de la miseria y La casa de vecindad. Al parecer, Restrepo Gómez hacía parte de la bohemia frecuentada por Osorio Lizarazo, o al menos así puede colegirse por el final de una de las cartas de Biófilo Panclasta: “Recuerdos al poeta (Seravile) á Gaitán, Restrepo y demás. Y soy de vos, fraternamente, Biófilo Panclasta”.135 Lo mismo se desprende de un apartado del “Plan para tiempo muerto”: “Tu padre, tu familia. Tu padre y Kiosco.- Tu padre y lo demás.- El dulce poeta.- A lo “pauvre Lelian”.- Ambiente centenarista.- La muerte de Pauvre Lelian.- Orfandad, etc”.136 Osorio Lizarazo conoció a Blanca entre 1924 y 1928, después de contraer la sífilis, y con ella convivió —sin casarse— de manera intermitente toda la década de los treinta. Su hijo José Volodia Osorio Restrepo nació en la década de los treinta pero es posible que ella tuviera otro hijo y que Osorio Lizarazo lo hubiese aceptado como suyo.137 Al finalizar la década de los treinta y con el dinero reunido por la copiosa venta (10.000 ejemplares) de El Fundador civil de la 134

CIPLIAJAUSKAITÉ, 1984. Ver también NEIRA PALACIO, 2002, pp. 168-179. Fondo JAOL: VI, 41 (29). 136 Fondo JAOL: I, 1 (217-218). 137 Hasta 1944 Osorio Lizarazo habló siempre de sus dos hijos, pero después sólo encontramos menciones a José Volodia. Una de las dos menciones a Volodia en el archivo se debe a una carta autógrafa de Jorge Moreno Clavijo: “Guillermo Jaramillo me contó que le acabó de pagar la plata a Volodia y además le regaló cien pesos. También lo llevó cuatro días a Tota. No se que tan cierto sea ese cuento”. Fondo JAOL: V, 35 (23-24). La otra, sólo el nombre, aparece en la lista manuscrita de los ejemplares de la primera edición de Gaitán obsequiados en el exterior: V, 38 (15-16). 135

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república. Santander, el escritor compró para su familia una casa en el suburbio de El Prado, en el norte de la Sabana de Bogotá, donde vivía cuando lo entrevistaron sus amigos Jorge Moreno Clavijo y Luis Enrique Osorio entre 1943 y 1944. Allí apareció su fotografía en la revista Cromos, vestido con la ruana de usanza campesina y rodeado de las flores que se esmeraba en cultivar: “Con mis propias manos —afirmaba— yo construí esta casa sobre un cimiento de ilusión. El suave viento que corre por allí, predispone el ánimo para las confidencias”. Ésta será una época ambigua, entre la felicidad y la incertidumbre. Denominó su casa campestre ShangriLa inspirado por un “imaginario país creado por la mente de un inglés, donde no se sufre, no se ansía nada, porque todo se tiene; no se envejece porque la longevidad se logra plenamente”.138 Además, en El Prado, Osorio Lizarazo escribirá una serie de cuentos cortos recogidos en el volumen manuscrito “Viento en El Prado”.139 Sin embargo, hacia 1944, en los mismos meses en los que fundó Jornada, ese ambiente idílico descrito en “Viento en El Prado” se convirtió en el arrabal mefítico de la novela El pantano (Bogotá, 1952) y Osorio Lizarazo se separó definitivamente de Blanca Restrepo. El motivo de la separación, por cuanto se puede entender de algunas menciones dispersas en cartas, sería una “traición domestica”. La fecha no se conoce con precisión, aunque es posible que la pareja estuviese en trance de separarse desde finales de los treinta, cuando publicó “Pretexto para intentar un retorno”.140 En El pantano Osorio Lizarazo caracterizará a su otro yo, Rogelio, como un artista fracasado empleado al servicio del Estado, un espíritu romántico y frágil dominado por su ambiciosa esposa, Cecilia, quien le será infiel con un vecino del sector. Así, el espacio ventilado del campo se trasmutará en una basurero plagado de miasmas y hará renacer el recuerdo del padecimiento que acompañó su tormentoso amorío: “Los ranchos pajizos, tirados como al azar, al lado de las cuatro o cinco casas de materiales más consistentes, parecerían lacras que le hubieran brotado a la tierra como síntomas de un secreto mal vergonzante”.141 Bacterias y chancros, miasmas y finales funestos: “El final inevitable y 138

Jorge Moreno Clavijo, “José Antonio Osorio Lizarazo”. Cromos (Bogotá): Vol. LVII, no. 4 (sep. 23 de 1944), pp. 8-9. Como se anotó antes los juicios de Moreno pueden ser erráticos con respecto a la juventud de Osorio Lizarazo, pero la información sobre este momento 1943-1944 es verosímil por el contacto directo con el escritor y la evidencia —la fotografías— incluidas en la entrevista. 139 Fondo JAOL: O,14 (1-198) Algunos de los cuentos incluidos en este manuscrito fueron publicados de manera dispersa entre 1941 y 1943: “Viento en el Prado”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 18, no. 56 (ago. 1943), pp. 262.-266; “El viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (4 jun. 1944); “Viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (13 ago. 1944); “Viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (27 ago. 1944); “Viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (15 oct. 1944). 140 J. A. Osorio Lizarazo, “Pretexto para intentar un retorno”, Revista Pan (Bogotá): no. 16 (Oct. 1937), p. 24. 141 Fondo JAOL: E, 17 (1-281). El manuscrito titulado originalmente “El suburbio despoblado. El arrabal perdido” fue publicado como: OSORIO LIZARAZO, 1952a. La novela ganó un concurso abierto en Bogotá por la editorial

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trágico: XVII.- Podré gritar: victoria?.- Ahí sigo, caminando torpemente, buscando mi propio objetivo.- Ah! Con que tú estás siempre, a mi lado!- Pero ya es tarde.- Ya es tarde!.- Ahora viene hacia ti, Lucrecia, cautelosamente, el bacilo de Koch.- No eres sino un montoncito de huesos!”.142 Ahora bien, como la tuberculosis que obsesionaba a Osorio Lizarazo, también la sífilis tenía una modesta presencia en los textos médicos decimonónicos y en la literatura colombiana anterior a Osorio Lizarazo, acotada de uno y otro lado por la moral religiosa o las estrategias narrativas del decoro. Las enfermedades de trasmisión sexual eran un problema que preocupaba a la higiene en el siglo XIX, aunque las migraciones dirigidas hacia las ciudades y el consecuente crecimiento de la población las hubiesen hecho socialmente más visibles en las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, la diferencia fundamental no se deriva de la proliferación de estas enfermedades entre la población sino del cambio decisivo que va a representar el proceso de ascenso de la ciencia experimental y el ocaso de la religión católica como fundamento para la legitimación del poder. Este proceso observará en principio la continuidad de la moral religiosa como moral biológica, de la misma manera que el método etiofisiopatológico de la medicina experimental se insertará en el terreno ya abonado por el higienismo ambientalista, matriz del pensamiento médico decimonónico que persistió —dirigido especialmente a los sectores populares— durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, sólo hasta la década los veinte la salubridad se convertiría en un problema público y se obrarían modificaciones sustantivas en las políticas gubernamentales.143 En efecto, la generalización del discurso médico no sólo obedece a la tímida intervención del Estado en la primera posguerra y a la marcada influencia de las misiones de la Fundación Rockefeller a partir de 1917 y tras la epidemia de cólera —la “gripe” de 1918—, sino que coincide con el periodo formativo de la opinión pública moderna en Colombia. Si desde el siglo XIX las élites colombianas —como sus pares latinoamericanos— compartían una concepción de la ciencia como fuerza civilizadora por excelencia, después de la “Polémica sobre la degeneración de la raza” el lenguaje biológico y médico ya no fue utilizado exclusivamente por los sabios, sino que pasó a convertirse en parte del arsenal retórico

Espiral, al cual alude Moreno Clavijo en una carta autógrafa de 1951. Fondo JAOL: V, 35 (23-24). La infidelidad femenina que determinó el desenlace trágico de la novela se menciona en V, 37 (67-71). Los problemas suscitados por una venta ilegal del terreno donde estaba situada la casa, está documentada en un segmento de la correspondencia con Roberto García Peña entre 1948 y 1950: VI, 45 (9, 13-15). 142 Fondo JAOL: I, 1 (217-218). 143 Como se sigue de nuestro argumento en CALVO Y SAADE, 2002.

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indispensable para la vida pública y en recurso necesario para la mediación de los conflictos entre capital y trabajo.144 Hacia la tercera década del siglo XX los médicos sabían que el origen de ciertas enfermedades —la sífilis, la tuberculosis, para citar las que más preocupaban a los contemporáneos— no estaba fincado en la moral religiosa o en el medio ambiente, sino en un ser vivo que se desarrollaba en un medio de cultivo adecuado. Desde los años diez y fundamentalmente durante los veinte, se habían comenzado a institucionalizar los laboratorios de microbiología en Colombia como espacios asépticos especializados donde se construía el campo de la medicina experimental.145 Pero las políticas de salubridad y el debate público estuvieron aún dominados por el tópico moralizante de las “patologías sociales” —venéreas, intoxicaciones, tuberculosis, prostitución y criminalidad, según la prédica internacional—, clasificación con fines más políticos que científicos en la que se combinaban las inquietudes de diversas disciplinas médicas con la pretensión de establecer un espacio legítimo de intervención social. Sin esta forma de clasificación es difícil comprender cómo la retórica del dolor y la enfermedad cobraron importancia para Osorio Lizarazo, quien por esta vía filtrará en toda su obra una desbordada —y desordenada— preocupación por la antropología criminal, el higienismo y la medicina etiofisiopatológica. Los críticos literarios han visto el tratamiento de estos asuntos por parte de Osorio Lizarazo como una parafernalia únicamente seudo científica —cuyo origen se debe simplemente al

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Acerca del desplazamiento de la religión por la ciencia como lenguaje para la legitimación del poder, SÁENZ OBREGÓN et. al., 1997; las políticas de salud pública después de la Primera Guerra, ABEL, 1996; el papel de los medios de comunicación en la implantación y construcción de nuevas percepciones sobre la salud y la enfermedad, PEDRAZA GÓMEZ, 1999; la apropiación del lenguaje de la ciencia por la prensa obrera, ARCHILA NEIRA, 1985; la circulación del saber médico a partir de la intervención del Estado en la vida urbana, CALVO y SAADE, 2002. 145 La carencia de un laboratorio fue señalada en 1909 por el prominente médico Federico Lleras Acosta al probar positivamente —a través de la experimentación en un laboratorio particular— que el agua para el consumo humano estaba contaminada. Tal fue el origen de una memoria que dirigió el 14 de mayo de 1909 a la Academia de Medicina con el título “Algunos datos sobre análisis bacteriológico de las aguas de Bogotá”, primer esfuerzo de esta naturaleza del que se tenga noticia y cuyo documento original tiene gran trascendencia para el estudio de la historia del agua en Bogotá. En el expediente en el cual se encuentra la memoria (Concejo Municipal de Bogotá, Archivos, tomo 19, 1909, folios 619-646), está cifrado el origen del laboratorio de análisis bacteriológico de la ciudad que funcionó intermitentemente durante la segunda década del siglo XX (“Acuerdo número 5 de 1909”, Acuerdos del Concejo de Bogotá, 1906 a 1912. Bogotá: Imprenta Municipal, 1913, pp. 217-218.) y que en las décadas del veinte y treinta trabajará regularmente en el control biológico de los bienes de consumo humano. En 1917 Bernardo Samper Sordo y Jorge Martínez Santamaría fundaron el Laboratorio Samper Martínez, luego comprado por el gobierno nacional en 1926 y dirigido por el médico, pintor y escritor César Uribe Piedrahita, autor de Mancha de aceite, primera novela moderna de América Latina sobre el mundo del trabajo en las zonas de explotación petrolera, ESCOBAR MESA, 1997.

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naturalismo decimonónico— y, con ello intentan imponer una versión sacralizada, que no comprende las múltiples estrategias de apropiación del saber y la formación de los públicos de la ciencia, incluso a partir de un personaje cuya escritura es muchas veces disipada.146 Osorio Lizarazo, el reportero, participó activamente en este despertar de la opinión pública moderna en Colombia: si el laboratorio permitió a los científicos aislar y observar el mundo microbiano, éste sólo podía ser visible para los legos a través de la prensa. Lo común de toda la palabrería de divulgación científica y periodística es la fijación de un lenguaje para la representación de lo invisible, cuyos sujetos principales son estos pobres que colmaba las ciudades y cuya amenaza para el orden social debería ser controlada a través de la intervención médica del “cuerpo social”. Desde luego las preguntas planteadas, el método empleado y los hechos observados por los investigadores experimentales no tenían mucho que ver con lo reportado por los periodistas, más sensibles ante las tesis ambientalistas de la higiene, por ejemplo, y cuyas lecturas de la novela francesa del siglo XIX hacían eco de un ambiente plagado de efluvios morbosos y miasmas asesinos.147 Así Osorio Lizarazo yuxtapone nociones como podredumbre, pobreza, vapores, raza, bacterias, infecciones y miasmas: cuando las palabras intentan descubrir con los lentes de aumento de la publicidad el mundo microbiano, se trasluce un bestiario invisible de la ciudad que se debe tanto a las lecturas de la microbiología y a la higiene como a los seres terríficos que pueblan el ambiente novelesco del París decimonónico descrito por Egène Sue, Víctor Hugo y Emilio Zola. Es a partir de este proceso de apropiación de la ciencia y la literatura como Osorio Lizarazo construye la atmósfera —el ambiente— de la ciudad que preside la acción de los sujetos en su novela social.148 La cuestión es saber cómo fue el proceso de apropiación de la palabrería experimental por parte de la literatura colombiana y en qué forma comprenderlo puede ayudar a reconstruir las representaciones sociales de una época. El caso de Osorio es sintomático —para mantenernos acordes con su terminología—, por cuanto sus crónicas periodísticas y sus novelas se podrían 146

Tal es la afirmación de Ernesto Volkening, “Literatura y gran ciudad”. Eco (Bogotá): nos. 143-144 (1972). Este tipo de confusión sobre la etiología de las enfermedades, recurrente en la Cara de la miseria, fue una característica de su obra. En el manuscrito de “El pantano” (1951), Fondo JAOL: E, 17 (1-281), podemos leer: “La vigorosa senectud del doctor Boves los había inmunizado contra todos los peligros que representaba la fermentación de la basura, con su saturación de gases deletéreos y su generosa distribución de bacterias, de bacilos, de microbios y otras clasificaciones infecciosas, las cuales trasportaban por el ámbito [sic: ambiente] cómodamente colgadas de las patas o asentadas en las alas de un número infinito de moscas, cuyas larvas disponían de una excelente nutrición” (166). 148 CORBIN, 1987. 147

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catalogar a la manera de estudios patológicos colectivos e individuales. Osorio Lizarazo utilizó el velo tácito de la terminología médica para enunciar la lascivia sin mencionar el cuerpo del deseo,149 pero fue el primer escritor colombiano que se atrevió a tratar de una forma directa en una novela, sin puntos suspensivos, las enfermedades venéreas.150 Esto se lo permitió la intervención de su cuerpo —el cuerpo del autor— y la inclusión de escritor en las clasificaciones de los discursos médicos.151 Con sus ayes desesperados Osorio Lizarazo no sólo tradujo una visión orgánica de la sociedad y de las patologías como forma de clasificación social, sino que acompañó el proceso iniciado en Colombia con los “Zoospermos” de J. A. Silva, por el cual el 149

Una genealogía de la estrategia del decoro para evitar nombrar el cuerpo del deseo, puede seguirse con claridad en varios manuscritos tardíos de Osorio Lizarazo, en los que califica la novela moderna como pura pornografía. Fondo JAOL: III, 27B (206-221) “Esta decadencia, que carcome los mismos países en donde su sublimizó lo que se ha dado en llamar cultura de occidente, afecta la supremacía del libro, que no ofrece satisfacción estética ni interés humano al lector desprevenido y se circunscribe cada vez más al lector devorado también por ocultas morbosidades, capaz de deleitarse en aberraciones tan pronunciadas como las de Lolita o Trópico de Cáncer”. (211). El mismo argumento en la entrevista manuscrita: III, 27B (234-237). El manuscrito que aborda con más detenimiento la necesidad de silenciar el cuerpo del deseo puede verse en “La pornografía en el existencialismo de Sartre” Fondo JAOL: III, 27B (173-175): “El cuadro literario, en Sartre, no queda completo sin una descripción llevada hasta la minucia, de los actos sexuales de sus personajes. Es como si hubiera hecho el descubrimiento sensacional, y tratara de vulgarizarlo lo mismo que una teoría científica. En la última novela del libro a que me refiero, ‘La infancia de un Jefe’ hay una exasperada escena de homosexualismo, retratada con la precisión de una película, y que resulta de una aberración monstruosa, no necesaria en tan exacta precisión para presentar lo más profundo de la intimidad sensitiva y emocional del protagonista. Me parece que dentro de mi modesta obra no he sido un moralista propiamente dicho: pero las funciones escatológicas serán siempre, dentro de cualquier tendencia literaria o artística, por lo menos ridículas y grotescas”. (73-74) Un poco más adelante, a propósito de “Erostrato” afirma: Por cierto que esa inquietud, ese conflicto entre la psicosis y la ley social, esa desesperada ansiedad de encontrar un camino triunfal por medio del asesinato, es el tema de mi novela El criminal, tratado con la misma técnica de penetración que adopta Sartre: y lo digo sin falsa y mentirosa modestia. Mi novela fue escrita en 1932 [sic] y publicada en 1935, en tanto que el cuento de Sartre apareció en 1936; pero aparto de mí con horror el pensamiento y la sugerencia de que Sartre la haya conocido alguna vez. La diferencia sustancial consiste en que mi personaje permite transcurrir su actividad sexual por una línea sinuosa, en la cual no aparecen monstruosidades, relatada con una exageración de informaciones que parece ser una de las bases del existencialismo literario, a juzgar por la metódica regularidad con que apela a la cuidadosa relación de los actos de extravagancia íntima, como si vendiera tarjetas postales para deliquio de vejestorios verdes”. (174) “He tratado de encontrar el contenido de profundidad, de renovación del existencialismo, y me conseguí la La Putain Respecteuse, título intraducible en castellano decente, que fue presentada en París. Jamás aun cuando parezca retrasado y tímido, podré aceptar la existencia de un arte teatral en la presentación de unas sábanas sucias y en el sonido de un surtidor de bidet. Me parece que hay, por sobre todas las cosas, una entidad que se denomina ‘buen gusto’, y que aun cuando resulte anacrónico, tiene un contenido inmutable, limitado sino a la vista, por lo menos al olfato. (174-175) 150 JARAMILLO ZULUAGA, 1994, p. 28 151 Los comentarios de dos médicos a la novela El criminal en los manuscritos Fondo JAOL: VI, 41 (47-48) y VI, 41 (49). “Con ojo clínico y pulso de experto cirujano ha manejado usted el escalpelo para la disección anatómica del esquema que se trazó, el cual desarrolla de manera didáctica y profunda en esas emocionantes páginas que pueden ser trascendentales con los frutos de aplicación práctica que les den sobre dos cuestiones fundamentales: PRIMERA: La indiferencia con que todo el mundo mira esos estudios; y SEGUNDA: la despreocupación y el ningún caso que se hace del inmisericorde flagelo aún entre las personas ilustradas” (49).

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propio cuerpo, vivo, enfermo o muerto, visible o microscópico, pasó al frente en una escritura para nombrar lo innombrable y romper lentamente el sistema del decoro en la literatura colombiana: Afortunadamente, perdidos para siempre os agitáis ahora, ¡oh, puntos que sois hombres! entre los vidrios gruesos traslúcidos y diáfanos del microscopio enorme; afortunadamente, zoospermos, en la tierra no creceréis poblándola de dichas y de horrores: dentro de diez minutos todos estaréis muertos, ¡hola, espermatozoides!152

A partir de 1924, tras las primeras manifestaciones de la enfermedad en los cordones posteriores de la médula espinal —cuyos síntomas, recordados, definidos y padecidos muy bien por el autor de El criminal fueron la ataxia, la abolición de los reflejos y los trastornos de la sensibilidad—, Osorio Lizarazo caminará con la cojera característica de las secuelas de la sífilis. Luego en Buenos Aires, en una noche de bohemia hacia 1951, sufrió un accidente en una calle en construcción que lo confinó un año en su casa y del cual sólo se recuperará parcialmente.153 Durante el resto de su vida sufrirá múltiples crisis acompañadas de fuertes dolores, a los que hará referencia en sendos ensayos dedicados a demostrar que el sufrimiento físico era la fuente de toda creación artística trascendente. Desde este punto de vista construirá una abigarrada retórica del dolor y el odio: “Y esta sería una oportunidad para hacer una apología del dolor. De la persecución incurable del dolor proviene la deformación de los conceptos fundamentales. Y la afición a la soledad, y la fuga de los lugares ruidosos, y el rencor contra el individuo que mira con indiferencia o con alegría jubilosa el estallido implacable de las puntas ultrasensibles de mil nerviecillos anónimos”.154

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SILVA, 1990, pp. 84-86. Muchos escritos suyo fueron alterados o mutilados en las primeras ediciones de sus libros (Silva nunca publicó un libro en vida) en el siglo XX. Otros permanecieron inéditos durante algunas décadas por el mismo motivo, sobre todo “Gotas amargas” (pp. 73-91) a las que pertenecen los “Zoospermos”, publicadas por primera vez en la “edición definitiva de París” a través de Baldomero Sanín Cano. Al respecto ver MEJÍA, 1990, pp. 471-500. 153 Sobre el accidente que sufrió en Argentina en 1951 y que agravó su padecimiento nervioso: Fondo JAOL: VII, 49 (31); VII, 49 (34?); VII, 49 (39-43). Sobre el mismo tema y algunos antecedentes de su enfermedad neuromuscular: I, 2 (39); V, 35 (23-24); V, 37 (60-66); VI, 45 (3); VII, 50 (58); V, 37 (67-71). 154 La última frase, con una tachadura autógrafa en el manuscrito, dice textualmente: “Sobre ese dolor físico Hitler ha incendiado el mundo” (10), en Fondo JAOL: I, 0 (7-10). Dicho fragmento aparece sin corrección en el ensayo publicado como: “El dolor físico en la obra de nietzscheana”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 21, no. 65 (may.

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En fin, este es el significado manifiesto de sus constantes afirmaciones sensualistas: su creación estética no estaba cifrada en un ejercicio intelectual o teórico, sino en una hiperestesia que lo impulsaba a identificarse con el sufrimiento de la humanidad; el desgarramiento que vivifica su obra no se registra en el exterior, únicamente como verificación de una condición objetiva, sino por una sensación que adquiere sentido en el cuerpo mismo del escritor, como una representación organizada a partir de las sensaciones fisiológicas. Y así encontramos en 1925 y 1926 al joven cronista recorriendo con paso del labrador las calles de la ciudad innominada, para explorarla y desvestirla en la literatura colombiana como hasta entonces sólo lo habían hecho los médicos, los únicos con la autoridad legitimada por la ciencia para nombrar lo innombrable.155 La cara de la miseria siguiere así el desencantamiento del pueblo ensalzado por los románticos y el ascenso de un pueblo violento, monstruoso y amenazante, a la manera del que representaron Egène Sue y Víctor Hugo en el París del siglo XIX, como la otra cara de la prosperidad económica de los años veinte, el ensanche de la traza urbana y el ascenso de las vanguardias estéticas. El bestiario invisible de La cara de la miseria corresponde a un caldo de cultivo intelectual que le permitió representar los miasmas y las bacterias, los locos, los enfermos y los 1944), pp. 104-112 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 521-532]. Sobre el dolor moral como componente crucial para la homogeneización social la reseña de 1984 de George Orwell. Fondo JAOL: I, 2, (25-27). 155 Las crónicas aparecieron publicadas en Mundo al Día: J. A. Osorio Lizarazo “El hospital la misericordia de niños pobres”, Mundo al Día (Bogotá): (5 mar. 1925), pp. 4-5; “El abismo rugiente y espumoso que es una boca abierta hacia la eternidad. Allí encuentran consuelo los desesperados”, Mundo al Día (Bogotá): (10 jul. 1926), pp. 16-17 y 20; “Esperando que la muerte emancipe los atormentados. Espíritus de locas. Un carnaval desordenado y más espontáneo”, Mundo al Día (Bogotá): (17 jul. 1926), pp. 14-15; “Donde se recogen sin distinción los hijos de la miseria y los del pecado. Las voces infantiles se pierden bajo los amplios corredores”, Mundo al Día (Bogotá): (31 jul. 1926), pp. 16-17; “Desfile apocalíptico que pasa como una visión de pesadilla. Combinaciones del cruel humorismo de la vida”, Mundo al Día (Bogotá): (14 ago. 1926), pp. 20-21 y 24; “Llegue a ellos la lumbre espiritual que vencerá el dolor de sus tinieblas ‘por el amor y por el arte alcanzarán la luz y la verdad’”, Mundo al Día (Bogotá): (21 ago. 1926), pp. 18-19; “Pequeños delincuentes que más tarde se convertirán en grandes criminales. En Bogotá no existe una verdadera casa correccional”, Mundo al Día (Bogotá): (28 ago. 1926), pp. 22-23; “Sobre sus blancas cabezas conducen el peso de un pasado absurdo y fatal. Sin ilusiones, sin esperanza, son harapos de la vida”, Mundo al Día (Bogotá): (4 sep. 1926), pp. 20-21; “Una guerra a muerte entre policías y rateros se desarrolla en las tinieblas. Cómo trabajan los individuos que viven de lo que no tienen”, Mundo al Día (Bogotá): (18 sep. 1926), pp. 12-13; “El imperio espléndido que en la urbe filantrópica tiene erigido la miseria. Cómo viven en Bogotá aquellos que no tienen donde vivir.”, Mundo al Día (Bogotá): (25 sep. 1926), pp. 20-21; “En la ciudad sombría donde se aloja una fúnebre población de cadáveres. Hablan las tumbas con la voz expresiva de sus decoraciones”, Mundo al Día (Bogotá): (2 oct. 1926), pp. 18-19; “Los paraísos artificiales ejercen funesta atracción sobre los débiles. Forman legión los prosélitos del vicio que ensalzó Baudelaire”, Mundo al Día (Bogotá): (16 oct. 1926), pp. 18-19; “El amor y la caridad han levantado un refugio para los desesperados. Un ignorado lugar para los que no lo tienen”, Mundo al Día (Bogotá): (23 oct. 1926), pp. 16-17; “Vampiros humanos que convierten en oro la sangre tibia de los miserables. La usura extiende sus garras insaciables desde la sombra”, Mundo al Día (Bogotá): (6 nov. 1926), pp. 14-15; “Nada queda de aquel admirable ‘chino’ bogotano que inspiró a los artistas. Los limpiabotas se han aburguesado sin ser burgueses”, Mundo al Día (Bogotá): (13 nov. 1926), pp. 14-15; “La corte de los milagros. Con los anormales y los incompletos se formó una colección de miserias. En el asilo de mendigos se encuentran monstruosos ejemplares humanos”, Mundo al Día (Bogotá): (4 dic. 1926), pp. 1, 18-19.

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criminales, como agentes del ajuste de cuentas de una “miseria ostensible y desvergonzada”, que castiga la ciudad burguesa “arrojando un ejército de bacterias y de infecciones a lo largo de las tortuosas callejas, y ofreciendo un eterno contingente a los panópticos y a los hospitales”.156 Existe otra ciudad más allá de los cafés y los carnavales, la ciudad que recorre el cronista y donde trascurren todos los días las biografías de nadie, la Atenas ciega y sorda interpretada a través del dolor: También eso es la ciudad. Todas esas casas pequeñas, cuyas paredes de bahareque han visto morir de hambre a sus habitantes y los han impulsado al crimen, forman parte de la ciudad. Lo mismo que aquellas miserias que se recogen en los hospitales, en los asilos de incurables y de mendigos. Lo mismo que todos los entes amorfos que se mezclan con los habitantes de la urbe y pasean por las calles centrales, ocultando su impudicia bajo grasientos vestidos. Lo mismo que aquellos grupos que se han clasificado por sí mismos o que han sido clasificados por las leyes que defienden a la sociedad. Lo mismo que todos los miserables y que todos los vagos. Eso también es la ciudad, que reviste nuevos aspectos. Pintorescos algunos y lastimosos otros. Yo he reído y he llorado. He visto que todos esos exponentes de la miseria tienen el dolor risueño de los clowns. A veces han llegado hasta blanquearse la cara, para reír mejor, para disimular la mueca que el dolor pone en sus semblantes enflaquecidos. Muchas de esas muecas trágicas hacen nacer en los labios del espectador una sonrisa alegre, aunque saben que allí no hay sino dolor. Un dolor incurable y vergonzante. ¡Oh, la extraña sensación de reír con el dolor!. 157

La cara de miseria sigue la estrategia del viaje —“En pos de todos he ido yo”— a lugares exóticos para las élites, a una ciudad reprimida por otra ciudad empeñada en trasformarse a sí misma silenciando las voces y los gestos del dolor humano, donde la clasificación sociopatológica autoriza a quebrar una representación idílica de lo popular anclada en lo pintoresco y describir un pueblo vengativo capaz de estremecer la sociedad con sus miserias, enfermedades y alucinaciones. La interpretación sociopatológica de las prácticas sociales populares —tema desarrollado en extenso en nuestra Ciudad en cuarentena— coloca al cronista en la línea de los problemas de la “Polémica sobre la degeneración de la raza”, debate que en la primera posguerra mostró la necesidad de crear e intervenir la esfera de lo social en Colombia. Si la intervención del cuerpo y la inclusión en las clasificaciones del discurso médico autorizaron la apropiación de la literatura francesa, y regularon a su vez la apropiación de los discursos médicos para representar la atmósfera viciada en el que viven los personajes urbanos, también el autor acudió a la antropología criminal y la frenología como guías para la construcción de la psicología y la fisonomía de los personajes de la “novela colombiana”, en el trayecto inverso al seguido por 156 157

OSORIO LIZARAZO. 1926, p. 158. OSORIO LIZARAZO, 1926, p. 9.

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Cesare Lombroso para releer con fines antropológicos los Misterios de París de Eugèn Sue.158 En El pantano como en El criminal el soporífero final trágico es un asesinato cometido por alguien con pretensiones de artista y, en dichas novelas, como en El día del odio, la psicología está claramente asociada con el fenotipo en el proceso de construcción de los personajes: “Era macizo y fuerte y sus pupilas verdosas —dice el narrador de El pantano— lanzaban miradas de reto y amenaza. Los pómulos protuberantes, el ceño adusto y la frente estrecha indicaban su obstinación y su voluntad, regida por una inteligencia elemental”.159 Por eso encontremos personajes con los rasgos bárbaros, atávicos y simiescos del criminal poblando la atmósfera viciada de las cárceles, las chicherías, las casas de vecindad y las calles de Bogotá. Y el mismo proceso constructivo del personaje vale para las biografías de alguien, en cabeza del perfil megalómano de Así es Trujillo, o para los criminales sociales biografiados en Fuera de la Ley (historias de bandidos).160 Entretanto, el tema de la novela El criminal es la sicopatología del artista, el “conflicto entre la psicosis y la ley social, esa desesperada ansiedad de encontrar un camino triunfal por medio del asesinato”.161 Y para decir lo indecible, Osorio Lizarazo se amparó otra vez en el lenguaje médico, en la división secular entre lo normal y lo patológico que ya no reconoce — aunque en realidad sustituye— un imperativo moral cristiano. Por eso en su ensayo sobre Verlaine observamos el esfuerzo por transustanciar el estigma de la sífilis en un elemento que certificaba su propia genialidad, en los brazos siempre cómodos de Lombroso: Pero la vida privada de los hombres excepcionales, de los que crean o presiden una transformación fundamental, ha de ser el objeto de las investigaciones más minuciosas, de exámenes de laboratorio que busquen la bacteria que produjo el genio. Y es entonces cuando se obtiene la conclusión desoladora de que, con frecuencia, el genio no es otra cosa que una morbosa anormalidad. Dostoyewski, epiléptico; Oscar Wilde, homosexual, Verlaine, dipsómano, como Poe, y además furioso sexual.162

La observación sobre Lombroso y la crítica a Nordau para justificar a Verlaine no implican que el autor compartiera llanamente su concepción sobre el delincuente nato. En cuanto a la 158

Los Fragmentos de Lombroso sobre Sue en PESET, 1975, pp. 660-692, y un comentario de Peset sobre la literatura realista, pp. 141-170. 159 Fondo JAOL: E, 17, (1-281). La cita del manuscrito “El pantano” en (48). Y precisamente, uno de los personajes Benigno Acuviña, que trabaja con esqueletos humanos, le señala a Rogelio Ferrara: “—Mire que bello cráneo — decía— Las anrectosidades de la frente denuncian, sino es una farsa completa la frenología, aptitudes oratorias, y el ángulo maxilar, instintos carniceros” (146). 160 OSORIO LIZARAZO, [1945]b. 161 “La pornografía en el existencialismo de Sartre”, Fondo JAOL: III, 27B (173-175). 162 Fondo JAOL: E, 6 (1-158). La cita en el ensayo sobre Verlaine (059).

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criminalidad, Osorio Lizarazo se encuentra a medio camino entre la postura de su futuro compañero en el movimiento gaitanista, el higienista Jorge Bejarano en la conferencia La delincuencia infantil en Colombia y la profilaxis del crimen (1929), y del propio Jorge Eliécer Gaitán —discípulo de Enrico Ferri, seguidor ardiente de la escuela positivista italiana y el más influyente penalista colombiano de la época163—, en El criterio positivo de la premeditación, tesis defendida en Real Universidad de Roma (1927).164 Puede decirse que en la novela el crimen se atribuye finalmente a la sociedad —a una infancia triste, a la falta de oportunidades profesionales o a la miseria— a enfermedades venéreas —la sífilis— o síquicas —psicosis— del individuo. El naturalismo de Osorio Lizarazo, en el tono de Zola, se desplaza comúnmente de las causas hereditarias o psíquicas a las condiciones ambientales y sociales: la conciencia moral espontánea que posee el hombre sólo se aligera o se pervierte por la miseria y por la actuación inmoral del Estado. Pero al juzgar el artista a la manera del criminal esto importa tan poco como saber si es el equilibrio (Nordau) o el desequilibrio mental (Lombroso) el que produce el genio creador: en todos los casos la imaginación creadora se sitúan por fuera de un sujeto, el artista, quien al final de cuentas es una víctima que no puede —ni debe— imaginar nada más allá de las condiciones prefijadas por la naturaleza o la sociedad. El dato clave de El criminal —en relación con la posición vanguardista de una experiencia subjetiva plena, representada en los años veinte a través del “caso Silva”— es que Osorio Lizarazo identificó explícitamente la creación artística con la locura y la criminalidad, y convirtió a Higinio González en un artista sifilítico que se devanaba los sesos para cometer un crimen de vanguardia, un “asesinato cubista”, por el cual será reconocido como precursor del arte nuevo.165 Y no sólo en esta novela sino en decenas de escritos volverá a defender la misma postura: “Ninguna transacción profunda y esencial se describe con

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En 1926 Gaitán viajó a Europa con el fin de hacer una especialización en derecho penal en la Real Universidad de Roma. Gaitán fue el primer latinoamericano acogido en la Sociedad Internacional de Derecho Penal (grupo itálico), de la cual hacían parte figuras de la talla de Ferri, Garófalo, Gandolfi, Altavilla y Manzini. 164 BEJARANO, 1929; OSORIO LIZARAZO, 1998a, pp. 105-106. Es clave el análisis de la tesis de Gaitán para comprender la trama de El criminal, “El problema radicaba en establecer la cuantía del agravante que se denomina premeditación en un delito que ha sido proyectado por su autor, quien no puede llevarlo a cabo dentro de su plan original, por lo cual abandona la intención de realizarlo. Pero surge de pronto un conjunto de circunstancias ajenas a su voluntad, que lo colocan en trance favorable y aun de impulso y entonces cumple su designio”, pp. 105. Al respecto ver especialmente, la defensa de Gaitán en los sonados casos de Vélez Lora y “La Ñapa” a principios de los veinte, pp. 67-74, a partir de los cuales el joven estudiante de derecho construye sus nuevas tesis sobre el delito; es muy posible que Osorio Lizarazo los siguiera personalmente como cronista judicial: “El asesinato de “La Ñapa” Gil Blas (Bogotá): (24 may. 1924), p. 1, con una fotografía de Gaitán en primera plana. 165 OSORIO LIZARAZO, 1935a, p. 215.

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precisión sin haberla experimentado”.166 Así como el artista no puede escapar al cuerpo y al medio en que se desarrolla, la imaginación tiene un límite natural en la experiencia de una nación. Tal concepción condujo al novelista a condenar al vanguardismo por sus supuestos excesos de imaginación, una subjetividad incontrolada e inadecuada con respecto a los problemas sociales, y a señalar la escritura asociada a las nuevas tendencias estéticas europeas como un simple ejercicio de imitación sin adecuación alguna con la historia colombiana.

¡Llegó la hora!

Tal es el esbozo biográfico del amigo y discípulo de Biófilo Panclasta, Delio Seravile, Pablo Amilio Mancera y Jacinto Albarracín. Del adolescente que partió de la casa paterna a los diecisiete años, caminó entre las cordilleras, trabajó en las minas de oro y regresó a su ciudad natal durante la “epidemia de gripa”. Del joven que trabajó en los cafetales, fundó su primer papel periódico y participó en las primeras faenas políticas en el Viejo Caldas. Del hombre que volvió a Bogotá, aprendió el oficio del periodismo en Gil Blas y Mundo al Día, gozó la vida bohemia y recorrió con paso de labrador la ciudad innominada. Pero quedará aún por aparecer el autor en todas sus dimensiones, el novelista que se dedicó a construir una “novela nacional” durante el gobierno de la República Liberal, y el apologista que consagró sus últimos años de vida a redefinir los conceptos de democracia y libertad a cambio de dinero. Lo que constituye el tema de su obra a partir de La cara de la miseria son los grupos rezagados o menos beneficiados en el proceso de modernización. Como lo veremos más adelante, cuando entremos a examinar en propiedad el nacionalismo profesado por Osorio Lizarazo, esta posición se adecuó con respecto a los requerimientos de las elites en el poder, como parte de un movimiento más amplio en América Latina para identificar la literatura con los respectivos proyectos de construcción nacional, y fijar por medio de la escritura los espacios y los grupos sociales que el proceso de modernización estaba trasformando en el campo y las ciudades. Por eso la filiación de la obra de Osorio Lizarazo con el proceso de modernización, también comprendido como integración política y cultural en forma de Estado nación, produce la aparente continuidad de sus temas literarios con los estudiados por algunas corrientes de la sociología, la 166

Fondo JAOL: E, 6 (1-158). La cita en el ensayo sobre Eca de Queiroz (102).

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antropología y la historia de nuestros días —relativos a la pobreza, la miseria y la exclusión social—, y estimula nuestras afinidades afectivas —la tentación de lo políticamente correcto— con un autor dedicado a rescatar para la novela colombiana las historias otras, las historias de los sujetos y los grupos sociales segregados de las promesas de progreso y felicidad modernas: El conglomerado se agita, en un ansia insaciable de desenvolvimiento y de progreso. Y, en realidad, avanza. Avanza dejando, como los penitentes antiguos, retazos de su piel en las arideces del camino. Avanza, humillado y en reptación unas veces, y altivo y viril otras. Avanza, y a lo largo van quedando los inadaptados, los tristes, los anormales, los miserables. Y sus gritos de dolor —a veces imploran auxilio— se pierden entre el ruido absurdo de la agitación urbana. Y como nunca ha de mirar atrás, nunca se enterará de que los huesos de los vencidos han dejado la huella imperecedera, la huella blanquecina que parece lanzar un reto silencioso e inaceptable.167

En el mismo sentido la vida y la obra de Osorio Lizarazo parecerían demasiado singulares, ajenas a la sensibilidad estética de las vanguardias del siglo XX. Pero en realidad el autor estuvo al tanto de las tendencias de la literatura en el siglo XX, y fue con respecto a éstas que pudo reivindicar una posición propia en el campo intelectual colombiano, sustentada en la doble identificación entre el realismo literario y el nacionalismo político, opuesto a la estética subjetiva y universalista de las vanguardias. La autoridad de Osorio Lizarazo estuvo primero asociada a la literatura, como lo demuestra sin lugar a dudas la aparición de sus primeros poemas firmados en Gil Blas. Entre tanto los escritos del reportero o el redactor político aparecían bajo la autoridad del periódico — genéricamente trasferida al director y al propietario del periódico, responsables legales de cuanto se publica allí—, porque el escritor sólo encuentra un espacio de autonomía con respecto al medio en la creación literaria. En las poesías de cuño modernista el nombre del autor será el mismo del primer artículo publicado en Manizales unos años atrás, JANSOL, con el cual publicó sus escritos autorizados hasta pasar a Mundo al día, antes del “J. A. Osorio Lizarazo” adoptado definitivamente en relación con una obra, La cara de la miseria. Se trata de poemas modernistas, con títulos cursis y dedicados a mujeres (a la flor del trabajo y a la reina del carnaval, por ejemplo), escritos con el respaldo de su maestro simbolista: “Hacía yo entonces versos, de los que siempre me avergonzaré, aun cuando Seravile estimuló la pueril afición de poetizar”.168 167

OSORIO LIZARAZO, 1926, p. 10. J. A. Osorio Lizarazo, “Delio Seraville” El Tiempo (Bogotá): (24 feb. 1936). Los poemas detectados son: “Viernes Santo”, Gil Blas (Bogotá): (28 mar. 1923), p. 5; “Mujer Moderna”, Gil Blas (Bogotá): (2 jul. 1923), p. 5; “Empleadilla”, Gil Blas (Bogotá): (9 jul. 1923), p. 5; “De la escena al manicomio”, Gil Blas (Bogotá): (17 jul. 1923),

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Después de contraer la sífilis, en mayo de 1924, en junio se cerraron las prensas de Gil Blas y Osorio Lizarazo pasó con Seravile el recién creado Mundo al día. La enfermedad y el nuevo empleo pueden ser indicados como puntos de transición para su obra, no sólo por el sentido conferido por la intervención del autor en las clasificaciones del discurso médico, sino por la notable trasformación de la escritura ejercida durante los siguientes cinco años de trabajo en Mundo al día. “En lo pleno de mi juventud”, escribió en una carta con “tono confidencial” desde Buenos Aires en 1951, “trabajé hasta catorce horas diarias en Mundo al Día por veinticuatro pesos mensuales”. Y agregaba con su característico tono lastimero: “Piense usted un sólo minuto en una vida de veinticuatro pesos mensuales y ese simple esfuerzo imaginativo lo estremecerá de angustia”.169 También en La casa de vecindad, El criminal y “Barco a la Deriva”, representará con amargura estos años difíciles llenos de dolor y miseria cuando se inició en el periodismo, y condenará la explotación y el despotismo a los que fue sometido por el editor y propietario, Arturo Manrique, y el director, Luis Carlos Páez. Según lo indicaba Gil Blas en 1923, Manrique (“Tío Kiosco”) fundó durante la Guerra de los Mil Días Esfinge, más tarde el periódico de la costa atlántica Rigoletto, y en la década de los diez, con Gaceta Republicana “Introdujo los primeros linotipos; hizo del fotograbado, antes privilegio de revistas elefantinas y engreídas, un instrumento eficaz e indispensable del diarismo, lo puso al día al instante y desarrolló los servicios de información ágil, rápida, atractiva y cautivadora”.170 Ahora, en una nueva empresa que contaba con la sofisticada maquinaria importada e instalada por el maestro norteamericano William Johnson, Manrique integraba también una compleja planta de obreros y artesanos, fotógrafos, grabadores, periodistas y dibujantes. En “Plan para Tiempo Muerto” [1937-1939], esquema de una novela ambientada en un periódico de los años veinte, y por lo tanto con un sabor similar a El criminal, Osorio Lizarazo trazó el ambiente y los personajes de una futura novela: “II- Ambiente de periódico, de redacción.- Personajes: Kiosco, Gavilán, Gato, Duende, el Cojo. Otros insignificantes. -Otros: Milcíades, Soler, Teófila, Téllez, Fajardo, el pintor.- La p. 17; “Con Julian Ney´s”, Gil Blas (Bogotá): (18 jul. 1923), p. 2; “Abatimiento”, Gil Blas (Bogotá): (18 jul. 1923), p. 5; “A doña Elvira I”, Gil Blas (Bogotá): (21 sep. 1923), p. 1; “Año nuevo” Gil Blas (Bogotá): (1 ene. 1924), p. 3; “La poesía”, Gil Blas (Bogotá): (21 ene. 1924), p. 3; “Anhelo ignoto” Gil Blas (Bogotá): (31 ene. 1924), p. 3; “Reto singular” Gil Blas (Bogotá): (13 feb. 1924), p. 3; “A la Flor del Trabajo” Gil Blas (Bogotá): (30 abr. 1924), p. 1; “En la cuna” Gil Blas (Bogotá): (13 may. 1924), p. 3; “Melancolía invernal”, Mundo al Día (Bogotá): (26 dic. 1924), p. 9. 169 Carta de J. A. Osorio Lizarazo a Eduardo Putnam Tanco (Buenos Aires, 19 oct. 1951), Fondo JAOL: V, 37 (6771). 170 “Arturo Manrique” Gil Blas (Bogotá): (3 mar. 1923), p. 1. La nota podría ser atribuida a Seravile, quien trabajó con Manrique en Gaceta Republicana.

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imprenta, las plegadoras: lugar y personas”.171 Algunos de los personajes del plan, también presentes en El criminal, eran Arturo Manrique (Kiosco), Luis Durán (Gato), Delio Seravile (Cojo), Milcíades Núñez (maestro fotograbador), Adolfo Samper (pintor), Avelino Fajardo (sección vida militar) y Hernando Téllez.172 A pesar de todas las quejas, Osorio Lizarazo aprenderá allí el funcionamiento de una empresa publicitaria organizada de manera moderna, con una amplia división del trabajo y, logrará convertirse en un periodista reconocido en la ciudad para reanudar su acercamiento a las tertulias de los cafés donde se discutían las nuevas tendencias políticas y estéticas de Europa y América. En Mundo al Día aparecerán por primera vez, entre cientos de notas, artículos y un par de poemitas modernistas, los poemas de un libro vanguardista jamás publicado, los reportajes que luego se convertirían en las biografías de nadie y las crónicas acogidas por Germán Arciniegas en los Talleres de Ediciones Colombia para editar La cara de la Miseria. “Se inició como repórter”, recordaba muchos años después el crítico literario Hernando Téllez, “Puedo dar fe de su tarea en la prensa, porque en cierta época me cupo en suerte ser su compañero y porque, desde entonces, he sido su amigo”.173 Aunque Téllez no lo recordará, Osorio Lizarazo publicó con un comentario suyo los primeros poemas que conformarían el libro “¡Llegó la hora!”, cuya portada apareció en un facsímil pocas semanas después de que Luis Vidales diera a conocer Suenan Timbres (1926), considerado el punto de encuentro de la poesía colombiana con el movimiento de las vanguardias europeas.174 La aproximación de Osorio Lizarazo con los artistas de vanguardia, como hemos visto, no era nueva, aunque pudo ser breve o muy superficial. Osorio Lizarazo había acompañado a los jóvenes apóstoles por las montañas empinadas de los Andes en pos de los miserables y también los siguió en el breve experimento de El Sol a finales de 1922, en el que aparecerán algunos versos y prosas de Vidales y León de 171

Fondo JAOL: I, 1 (217-218). J. A. Osorio Lizarazo, “Un reportaje...”, Mundo al Día (Bogotá): (17 ene. 1925), p. 9. En este número, dedicado al primer aniversario del periódico, aparecen fotografías de toda la planta de personal. Ver “Algunos de nuestros colaboradores”, p. 28; “Corresponsales de Mundo al Día”, p. 29; “Diario Político”, p. 5; “Mejorar, mejorar y mejorar”, p. 5. También: “Grupo de empleados de los talleres y oficinas de Mundo al Día, tomada en la fiesta en celebración del primer aniversario de la fundación de este diario”, Mundo al Día (Bogotá): (20 ene. 1925), p. 1. 173 Hernando Téllez, “El día del odio”, El Tiempo (Bogotá): (25 de octubre de 1953). [OSORIO LIZARAZO 1978, p. 691]. 174 Por cuanto conocemos el libro estaría conformado por los siguientes poemas: J. A. Osorio Lizarazo, “El campo”, “El río San Francisco”, “Insomnio”, “La idea”, “Tú”, “Aves”, “La vida”, “Nocturno”, “La calle” “El primer poema”, “Alegría”, “Risas”, “La piedra filosofal”, “El sol”, “Todo Anda”, “El vacío”, “El tiempo” y “Fotografías”. Ver: “Luis Vidales tiene un émulo feliz. Poemas ultraimaginistas de Osorio Lizarazo.”, Mundo al Día (Bogotá): (21 nov. 1925), p. 13; “Llegó la hora: ¡Suenan timbres! Nuevos poemas ultraimaginistas de Osorio Lizarazo”, Mundo al Día (Bogotá): (6 mar. 1926), p. 15. “Fotografías”, Mundo al Día (Bogotá): (8 mar. 1926), p. 9. 172

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Greiff, y en las interminables tertulias en que se descubrían de la mano del tintorero Savinski los novelistas rusos que luego serían indiscutibles maestros y orientadores en su obra novelística. Pero no los acompañó en el Congreso Socialista de 1923, esto es, en la politización creciente de los escritores en torno a la emergencia del movimiento obrero, ni —tras la muerte de Luis Tejada en 1924— en la edición de la revista Los Nuevos que apareció entre junio y agosto de 1925. Sin embargo, sólo hasta finales 1925 el versificador atildado, a la manera de Seravile, se convertiría en el vanguardista hiperbolizado por Hernando Téllez: “Más ágil, más brillante que Vidales, este nuevo ‘danseur de corde’ ama la eutropelia funambulezca, se lanza a cabriolas fantásticas, explota toda suerte de disociaciones ideológicas y se entrega al impulso pleno de los espejismos verbales y las imágenes prismáticas.” Si Luis Tejada había presentado a Vidales, en 1923, afilando cuchillos “contra quienes confunden la belleza con la sonoridad vacua y pretenden hacer poesía escalonando adjetivos arquitectónicamente, o, decorativamente, como se escalonan baldosines de colores”; Téllez volverá a sentenciar la ruptura de la poética con la gramática: “Y si quiere Osorio una divisa para sus blasones, grabe en ellos este lema orgulloso: ‘Ausencia total de ideas, ausencia total de gramática, ausencia total de sintaxis, ausencia total de retórica, ausencia total de métrica, ausencia total de rima’”.175 Veamos, pues, un poema homónimo del “Una Noche” de Silva, escrito desconocido de esta joven promesa del arte nuevo: Nocturno Los postes son los suspiros de los burgueses clavados en el suelo. A lo largo líneas temblorosas de puntos suspensivos: los bombillos. El cielo un paréntesis monstruoso y negro. Los árboles son interrogaciones. (La duda en su máxima expresión).

175

Luis Tejada, “Un poeta nuevo”, en TEJADA, 1977, P. 159; “Luis Vidales tiene un émulo feliz. Poemas ultraimaginistas de Osorio Lizarazo.”, Mundo al Día (Bogotá): (21 nov. 1925), p. 13.

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Los transeúntes todos son signos innecesarios de puntuación. En esta noche todas las cosas adquieren las formas de signos ortográficos concebidos por alguien que padeciera de enajenación mental.

O esta otra joya olvidada por la crítica del siglo XX:

Insomnio

Luces. Luces de colores. Amarillas, verdes, rojas. Cuántas luces! Un operador de cine proyecta las sobras de mis amigos en el Salón Olimpia de mi imaginación. Un martillo me golpea con insistencia. ¿Es en la almohada en mi oído o en mi cerebro donde ese martillo golpea? ¿Quién se está robando mis ideas fracturando las puertas de mi cerebro? No. Son obreros que trabajan sin descanso.176

Ignoramos porqué “¡Llegó la Hora!” nunca fue publicado, aunque su portada apareció en un facsímil de Mundo al día en 1926. El caso es que en todos sus bosquejos sobre la literatura colombiana de los años veinte, Osorio Lizarazo recordará ritualmente que “Luis Vidales importaba a Colombia las inquietudes de la juventud desorientada de Europa y denunciaba la 176

“Luis Vidales tiene un émulo feliz. Poemas ultraimaginistas de Osorio Lizarazo.”, Mundo al Día (Bogotá): (21 nov. 1925), p. 13.

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existencia de Tristán Tzara y de la profesión de fe dadaísta, hablaba por primera vez de Picasso y del recién nacido surrealismo de Jules Supervielle, entregando en su libro Suenan Timbres los principios del nuevo credo estético”.177 Además de los poemas de “Llegó la hora”, seguro ingratos en su recuerdo, él compartió con la vanguardia de los años veinte la búsqueda de nuevas sensaciones, la preocupación por descubrir los espacios donde el pensamiento racional puede alterarse y la realidad aparece trastocada. Algo así puede observarse también en varias crónicas de La cara de la miseria, en “Carnaval de espíritus” dedicada a las fiestas urbanas y en “Las incompletas”, sobre teratología clínica.178 En todas se situará su reflexión sobre el nuevo ambiente que se respiraba en la ciudad. Pero invirtiendo los presupuestos de la búsqueda de nuevas sensaciones, se inclinará por escribir las alucinaciones y las formas corporales acalladas por las conversaciones de café y las mascaradas callejeras, en espacios donde también todo “es nuevo, desconocido, original y desconcertante”. En la casa asilo donde la ciudad escondía los enfermos con deformidades físicas, “La vida ha tomado actitudes insospechadas, y con los diversos órganos de que habitualmente se compone el cuerpo humano, ha hecho las más peregrinas combinaciones. Dijérase que es el producto inesperado de una creación cubista”.179 En “Carnaval de espíritus”, el cronista fue más lejos y tomó posición en un espacio opuesto a las fiestas organizadas por los estudiantes —liderados por Germán Arciniegas—, y describirá un espectáculo abigarrado, sin disfraces, que tiene lugar a la misma hora y en la misma ciudad: “Yo fui a pasar la tarde de los carnavales, cuando la ciudad se agitaba con las espirales de las serpentinas, y se reía con las carretas de los disfrazados, a otro carnaval más perdurable, más desorganizado y, por consiguiente, más espontáneo”. En el otro carnaval: “las diminutas estrellas del confeti forman universos tan densos, que obstruyen la mirada. Los desfiles ruidosos adquieren aspectos de tragedia, y más que desfiles, parecen exhibiciones de miserias”. Mientras la ciudad se desprende de sí misma e intenta ponerse en movimiento, “yo también presencié el

177

OSORIO LIZARAZO, 1955, p. 144. Ver también sobre Vidales y las vanguardias: “Del nacionalismo en la literatura”, Revista de las Indias (Bogotá): vol. 13, no. 40 (abr. 1942), pp. 287-288 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 495-500]; “Divagación sobre la cultura”, El Tiempo (Bogotá): (28 abr. 1946) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 541545]. 178 Ver las respectivas crónicas publicadas en Mundo al Día: “Esperando que la muerte emancipe los atormentados. Espíritus de locas. Un carnaval desordenado y más espontáneo”, Mundo al Día (Bogotá): (17 jul. 1926), pp. 14-15; “La corte de los milagros. Con los anormales y los incompletos se formó una colección de miserias. En el asilo de mendigos se encuentran monstruosos ejemplares humanos”, Mundo al Día (Bogotá): (4 dic. 1926), pp. 1, 18-19; “Desfile apocalíptico que pasa como una visión de pesadilla. Combinaciones del cruel humorismo de la vida”, Mundo al Día (Bogotá): (14 ago. 1926), pp. 20-21 y 24. 179 OSORIO LIZARAZO, 1926, p. 75.

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espantoso desarrollo de una saturnal que ponía en mis nervios estremecimiento y emociones no sentidas hasta entonces. Fui al manicomio de mujeres...180 Un poco más tarde, en “Benjamín Méndez y el Ricaurte” (1928), siguiendo la sublimación tecnológica de Marinetti para enterrar todo pasado, escribe sobre una máquina que seduce al piloto hasta el orgasmo, lo invita a examinar y alimentar los órganos y las articulaciones del cuerpo metálico, lo reta a sacudir “el emblema supremo” de la hélice, “que es el movimiento, que es la vida ¡que es tu gloria!”: Los dulces quejidos metálicos, que adquieren caracteres de voz cuando el hombre y el monstruo están solos frente a la sombra inmensa del agua, se atenúan, se apagan. Vibra el motor en el ensayo definitivo, y las articulaciones vertebrales del hombre sufren movimientos contráctiles, al unísono de los rugidos del motor. Y por el cuerpo y el organismo todo del hombre penetra, gota a gota, el alma poderosa del avión. Y el hombre y el monstruo tienen ahora una sola alma, que vibra, que se agita y que ambiciona. ¡El alma formidable que ha de dominar el mundo!.181

En fin, demostrado hasta el cansancio el vuelo literario de Osorio Lizarazo según el viento vanguardista, faltará entrever por qué se decidió por “lo viejo” y por qué no será, en literatura, un hombre “nuevo” que rompa con el pasado. Dicho de otra manera ¿Cómo pasó de una postura comprensiva del lenguaje como campo de competencia propio de la literatura, a otra que utiliza y concibe el lenguaje como medio, como un instrumento supuestamente neutro para afirmar la preeminencia de la historia sobre la creación artística? O, igual ¿Por qué llegó a concebir como necesidad limitar su imaginación creadora a las condiciones geográficas, económicas y sociales de una nación?.182 Estas preguntas nos llevarán, finalmente a preguntar también por qué escogió la novela como campo específico de competencia literaria. Con la visión puesta en los años treinta, en el futuro en que trascurre la existencia del novelista nacionalista, podemos aducir tanto el ascenso de los conflictos sociales al centro de la arena política como el rezago de la novela —con respecto a la poesía— para acoger las tendencias estéticas vanguardistas. Sin embargo, si damos por entendido, con un criterio histórico, que no era necesario ni inevitable que el poeta modernista y luego vanguardista se 180

OSORIO LIZARAZO, 1926, p. 37. “Benjamín Méndez y el Ricaurte” Mundo al Día (Bogotá): (1 dic. 1928), p. 13; [OSORIO LIZARAZO, 1978, p. 401-404]. Ver también, “El poeta poliédrico”, Mundo al Día (Bogotá): (12 may.1928), p. 17; “Cuando las máquinas de retratar son artistas”, Mundo al Día (Bogotá): (15 dic. 1928), p. 13. 182 “Del nacionalismo en la literatura”, Revista de las Indias (Bogotá): vol. 13, no. 40 (abr. 1942), pp. 287-288 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 495-500]; “Divagación sobre la cultura”, El Tiempo (Bogotá): (28 abr. 1946) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 541-545]. 181

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inclinara por la novela realista, será preciso extender algunas explicaciones complementarias. Así, aquellas dos vías de lectura deberán ser evaluadas primero a partir de una tercera variación, impuesta por el mismo régimen de producción y circulación de la escritura de Osorio Lizarazo como periodista en Mundo al Día y como autor tras la publicación de La cara de la miseria.183 Una buena excusa para introducir este asunto es la motivación de El Criminal, cuyo asesinato “vanguardista” se debería a un desbordado deseo de popularidad, de publicidad refrendada por un público lector ávido de noticias truculentas. Pero llevado cabo el crimen “cubista”, el asesino fracasa crudamente cuando El Globo publica una crónica en que lo califica como un criminal vulgar.184 Algo inverso podría decirse del éxito que alcanzaría Osorio Lizarazo como reportero de Mundo al Día, cuyos deseos de adquirir un nombre literario y ser leído por la gente se vieron refrendados por el público, por los editores del periódico y por sus compañeros en las faenas literarias. Algunos datos: ya en 1925 aparecía en un fotograbado en la primera plana del periódico y, hacia finales de 1926, el futuro novelista abandonará los seudónimos de “reporter” —y la siglas JANSOL o JAOL— y utilizará ya su nombre de autor, contará con páginas dedicadas exclusivamente a su reportajes y luego con una sección denominada “Crónica de Osorio Lizarazo”. Ya no empleará su nombre de autor exclusivamente en la poesía y, de hecho, después de marzo de 1926, cuando anunciaba la publicación de “¡Llegó la Hora!”, sus poesías dejarán de aparecer en las páginas del periódico. Este proceso que permite la fijación de la calidad del autor, del género que cultiva y de su propio nombre tienen una fecha límite: el 26 de noviembre de 1926, porque cuando el periódico anunció la aparición de La cara de la miseria, publicó también un retrato fotograbado con el pie “J. A. Osorio Lizarazo, cronista ponderado en Nueva York”.185 No es posible afirmar, sin más ni más, que el trabajo periodístico en la década de los veinte, alejó a Osorio Lizarazo de cumplir su irresistible vocación literaria en la novela. No puede disolverse un autor que aún no existe en propiedad, aunque ya convertido en novelista sí se verá escindido —confinado al periodismo venal— por la necesidades propias de los medios informativos y por un tipo de lectores que acceden a la literatura sólo a través de empresas publicitarias. Por lo pronto, a través de sus crónicas folletinescas en la década de los veinte, el 183

NEIRA PALCIO, 2002, pp. 62-69, parece señalar este punto sobre “La ciudad y sus fragmentos o la literatura de folletín y sus fragmentos”, pero lo desarrolla en el sentido de la crítica ideológica sobre los medios, sin considerar que la estrategia del escritor está ajustada también a un público lector y unos críticos o comentaristas de su obra. 184 OSORIO LIZARAZO, 1935a, pp. 211 y ss. 185 “La cara de la miseria”, Mundo al Día (Bogotá): (27 nov. 1926), p. 5.

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periodista se convertirá en autor y el autor en novelista, y construirá los primeros borradores escritos del ambiente y los personajes con los cuales escribirá buena parte de su primera obra novelística urbana antes de la monumental Hombres sin presente. Novela de empleados públicos (1938). La relación entre folletín y novela será evidente también en la novela futurista escrita por Osorio Lizarazo al iniciar la década de los treinta, durante la etapa en que se radicó en Barranquilla: “entre uno y otro editorial, dicté al linotipista los episodios dominicales que formaron mi libro Barranquilla 2132”.186 Pero incluso en una obra tan tardía como El día del odio (1952) muchos personajes y espacios de la ciudad precedentes al Bogotazo estarán ya prefigurados en las crónicas de Mundo al Día y, como en el caso de “Barco a la deriva”, hay suficiente evidencia para afirmar que el defecto fundamental —desde el punto de vista constructivo— de esta novela será la desconexión narrativa entre las crónicas urbanas de los años veinte, y de las crónicas con las peroratas políticas y económicas escritas por el publicista en los años cuarenta.187 Podría creerse que la continuidad entre novelas y crónicas no reporta otras cosa que la continuidad entre la experiencia cotidiana del autor y sus novelas, o la continuidad de la experiencia histórica del autor y los temas de sus novelas. Sin embargo, son los escritos publicados —o más exactamente el proceso de la escritura y la lectura— los que fijan una interpretación sobre su propia experiencia, los que ordenan recuerdos en la memoria del autor y permiten autorizar la memoria como algo vivido. Tampoco se debe olvidar que como burócrata, 186

Luis Enrique Osorio “Un gran novelista colombiano: J. A. Osorio Lizarazo”, El Tiempo (Bogotá): (11 abr. 1943), p. 2. 187 Sería interminable fijar las escenas y los escenarios convergentes entre las crónicas de Mundo al Día, La cara de la miseria y la novelística urbana de Osorio Lizarazo. No es nuestra intención reducir cualquier interpelación a características externas, sino señalar la importancia del tránsito entre los géneros del folletín y la novela. Quien desee corroborar esto con las novelas en mano puede examinar la hemerografía anexa. Con respecto a El día del odio, y para respaldar una afirmación fuerte, valen algunos ejemplos. Sobre las chicherías, los pasajes y el Paseo Bolívar, principales espacios de habitabilidad y sociabilidad de los personajes de la novela, OSORIO LIZARAZO, 1926, pp. 117-158. También puede seguirse la creación de los personajes y el ambiente delincuencial en las cónicas, no todas autorizadas, publicadas en Mundo al Día: “Fue detenido por la policía un joven que se había robado la suma de cincuenta pesos. Un periódico. Juanito en su aposento monologaba así —¡Ser hombre! Sentirse uno dominador, invencible!”, Mundo al día (Bogotá): (24 jul. 1925), p. 13; “Hablan los prófugos. Quién es José Helena, uno de los sindicados del robo al señor Bauer. Trágicas memorias de un ex-presidiario”, Mundo al día (Bogotá): (19 jun. 1925), p. 12 y 13; “Donde se recogen sin distinción los hijos de la miseria y los del pecado. Las voces infantiles se pierden bajo los amplios corredores”, Mundo al Día (Bogotá): (31 jul. 1926), pp. 16-17; “Pequeños delincuentes que más tarde se convertirán en grandes criminales. En Bogotá no existe una verdadera casa correccional”, Mundo al Día (Bogotá): (28 ago. 1926), pp. 22-23; “Una guerra a muerte entre policías y rateros se desarrolla en las tinieblas. Cómo trabajan los individuos que viven de lo que no tienen”, Mundo al Día (Bogotá): (18 sep. 1926), pp. 12-13; “El imperio espléndido que en la urbe filantrópica tiene erigido la miseria. Cómo viven en Bogotá aquellos que no tienen donde vivir.”, Mundo al Día (Bogotá): (25 sep. 1926), pp. 20-21; “¿Quién disparó el trágico balazo? Edilberto Ávila posee un espíritu impasible y extraño”, Mundo al Día (Bogotá): (7 may. 1927), pp. 13 y 16.

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editorialista de los grandes periódicos bogotanos, escritor de novelas o publicista a sueldo, su experiencia cotidiana estará disociada del mundo en el que se desarrolló su escritura y su vida en los años veinte. La cuestión clave, entonces, aparece en la producción de sus crónicas en Mundo al Día, de los temas que trata y de los nexos emotivos que establece con el público al recrear en las páginas de un diario una “novela de la vida real”, acompañada siempre por dibujos o fotograbados que permiten una esfera de circulación ampliada en una ciudad escasamente alfabetizada. No sabemos bien si esta sección del diario, “novela de la vida real” (nombre que anuncia ya el de las “vidas humildes” o “las vidas sencillas e ilusionadas” de las biografías de nadie publicadas en El Tiempo en 1939-1940, y el de la sección “Biografía de nadie” que creó en Jornada hacia 1944), fue escrita en su integridad por Osorio Lizarazo o si en ella alternaban diversos escritores; la cuestión es la continuidad de los temas y las técnicas con respecto a los escritos autorizados del cronista durante el mismo periodo. Ante todo el cronista no se sitúa de antemano en el mismo espacio que los protagonistas. Va como un reportero curioso, incrédulo, con una libreta de notas y un fotógrafo, en pos de “los inadaptados, los tristes, los anormales y los miserables” creados por una ciudad que no quiere mirar atrás y cuyos gritos de angustia se pierden entre el bullicio de la multitud. Ese mundo popular desencantado, privado de su proverbial pasividad, habría permitido a los lectores identificar sus propios gustos y su sensibilidad con los personajes del bajo mundo urbano. No se trata, por supuesto, de imaginar a los protagonistas de la “novela de la vida real” leyéndose a sí mismos a través de Osorio Lizarazo. En principio poco o nada se leía en las cárceles, los manicomios, los prostíbulos y los cementerios. Pero sin duda la restitución en sus fragmentos de una parte de la sociedad hasta entonces silenciada y reprimida, podía cobrar sentido por los lectores en las chicherías, los talleres, las industrias, las casas de vecindad y las oficinas como la denuncia de una injusticia latente. ¿Quiénes y cuántos eran estos lectores? Con franqueza: no lo sabemos. Esto es algo que aún está por estudiar acerca de Colombia. Lo que sí podemos destacar es la importancia concedida a las imágenes, a las noticias cortas y escuetas en un periódico de gran circulación, con una organización del trabajo moderna, para señalar la emergencia de un tipo de lectores que ya no son los contados de los periódicos obrerosartesanales o de la gran prensa política. ¿Por qué el éxito de esta crónicas? Más que los números, la pauta distintiva aquí es la crónica urbana como género, con un plexo argumental que lo asocia de manera clara con los pliegos de cordel y la biblioteca azul de la época moderna —no 84

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olvidemos que las primeras lecturas de Osorio Lizarazo fueron El lazarillo de Tormes e Historia de Bertoldo, la de su hijo Bertoldino y la de su nieto Cacaseno —, con su parafernalia de crímenes pasionales, ricos burlados, ciegos mendicantes, lustrabotas pícaros, premios de lotería, bandidos astutos, viajeros legendarios, pitonisas perseguidas, agiotistas malvados y poetas locos. Aquí también aparecen muy bien definidos dos temas que Sue y Hugo consagraron en el folletín para descubrir la barbarie interior de París decimonónico: las cárceles, los asilos, los manicomios y las barracas. Se trata de sujetos, prácticas y espacios que en los años veinte sólo obtienen legitimidad social —más allá de los discursos médicos o criminalísticos— en la prensa, y de unas crónicas que movilizan géneros y medios a través de los cuales se constituye y se sigue constituyendo aquello clasificado como popular urbano en la modernidad.188 La “novela de la vida real” como género y Mundo al Día como medio en los cuales se comprenden las crónicas de Osorio Lizarazo, tiene su antecedente inmediato en La Novela Semanal de Luis Enrique Osorio —el compañero de colegio y amigo eventual del escritor—, revista en que aparecen novelas cortas y obras de teatro, dramas de amor cuya conclusión edificante es una bien anunciada tragedia. La Novela Semanal se publicó entre 1923 y 1925 con novelas como El cementerio de los vivos, La culpable y La bendición de Luis Enrique Osorio, Vuelo de palomas de Rafael María Rodríguez, La mendiga de Uva Jaramillo, Lilí de Emilio Cuervo Márquez y Muchacha sentimental de Bernardo Arias Trujillo.189 Tan exitosa entre el público como odiada por la vanguardia por su indudable tufillo romántico y costumbrista, La Novela Semanal enfrenta a los lectores con personajes que también estarán presentes en las crónicas de Osorio Lizarazo, los consabidos pecadores carnales, ladrones, suicidas, tuberculosos, 188

Seguimos aquí la síntesis de MARTÍN-BARBERO, 1997, pp. 133-153, sin embargo, nos distanciamos de una postura que entrevé el folletín como un espejo a través del cual se reconocen protagonistas y lectores y, la recurrente estrategia de los lectores de Gamsci de buscar resistencia voluntaria o inconsciente en todas partes y exagerar la capacidad de agencia de los sujetos. Por eso acogemos la versión de más largo plazo y que combina diversos medios, ofrecida por CHARTIER, 1993. Sobre la ciudad mefítica de Víctor Hugo, ver CORBIN, 1987. 189 Esquematizando al extremo, el argumento de las novelas es el siguiente. Luis Enrique Osorio cuenta en El cementerio de los vivos la historia de unos leprosos fugados del sanatorio de Agua de Dios acosados por el hambre y el frío; en La culpable el amor desenfrenado de un joven de costumbres réprobas, quien comparte su destino con estafadores y ladrones; y en La bendición caricaturiza a unos intelectuales mediocres que producen teorías extravagantes y extranjerizantes. Emilio Curvo Márquez relata en Lilí la tragedia de una pareja separada por la edad y la tardanza de la trágica carta de compromiso que induce al suicidio del protagonista en Nueva York. Vuelo de palomas de Rafael María Rodríguez sigue la historia de un hombre de la ciudad que mata a su enamorada, una humilde mujer campesina. Bernardo Arias Trujillo en Muchacha sentimental sigue las peripecias de un joven violador de doncellas “intoxicado de las lecturas amorales de los señores Vargas Vila, Zamacois y Trigo” y quien fue ladrón, comunista, conspirador, guerrillero”. La mendiga de Uva Jaramillo describe el descendimiento de una mujer castigada por haber seducido con su mente sucia y su voluptuoso cuerpo a hombres castos y buenos. MONTAÑA CUELLAR, 1994.

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leprosos y locos, auxiliares de la acción central representada por el idilio amoroso fallido, posible o imposible. Sin embargo, en las crónicas publicadas en Mundo al Día se producirá una doble trasformación de la perspectiva, a través de la conversión de aquellos intrusos decorativos en protagonistas de la acción, y la inversión de un juicio moral que se desplaza de los propios personajes hacia la denuncia de la inmoralidad de la sociedad: “También eso es la ciudad, y todas esas deformidades del espíritu y de la materia, son producto de la misma ciudad. Los vicios, la indiferencia, el egoísmo, las han producido. La gestación ha sido tan prolongada como la de urbe, que al final de tres o cuatro siglos nos ha ofrecido el espectáculo de un monstruo o de un degenerado”.190 La consagración de Osorio Lizarazo como cronista está asociada con el momento más álgido de movilización y protestas sociales de los años veinte, conspirativa y sindicalizada en las regiones, y más pacífica y gremialista en las ciudades, simbolizado en la historiografía colombiana por la masacre perpetrada contra los trabajadores de las bananeras del Magdalena en 1928. Y se ensambla con el repliegue de la agitación callejera protagonizada por los artesanos, quienes ya no estarán presentes en las protestas de las clases medias urbanas coordinadas por los estudiantes en junio de 1929. Si los lectores posibles se estaban trasformando y, por medio de la acción colectiva pasaban al frente de la escena política, esto no quiere decir que Osorio Lizarazo dedicará sus crónicas —ni después sus novelas— al proletariado urbano o a las formas de acción colectiva modernas, sino a un mundo popular donde la modernización sólo llegaba en forma de represión directa y donde la invocación de la angustia y el dolor constituían un llamado a la justicia y a la rebelión de manera más imperiosa. Si en un primer momento Osorio Lizarazo escribió, entre cientos de notas sobre economía y política, sus crónicas dedicadas al bajo mundo urbano, después de publicar La cara de la miseria dedicará su escritura a reconocer, entre aquello entrevisto como masivo, entre una concepción de lo popular que sólo reconoce actores colectivos, los perfiles biográficos de hombres y mujeres con nombres propios, cuyas historias no emergían de las comisarías policiales sino de un lucha apostólica y atormentada por la redención de los trabajadores. Con la saga de las biografías de nadie, aparecerán con nombres propios —el anarquista Biófilo Panclasta, el periodista Pablo Emilio Mancera, la pitonisa Julia Ruiz y el poeta Efraím de la Cruz, entre muchos otros— los protagonistas de un activismo en el cual podía cifrarse —o si se quiere, con el cual podían crearse— la historia de quienes abrieron el campo 190

OSORIO LIZARAZO, 1926, p. 10.

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para las luchas obreras posteriores con sus invocaciones espiritistas, fundaciones de periódicos, organización de huelgas, presentación de obras de teatro, impresión de panfletos y escritura de novelas durante una época en que “la simple posibilidad de que existiesen en Colombia problemas sociales constituía un delito”. Este afán vindicativo del cronista —moralista y justiciero— al abordar personajes y situaciones comunes en la literatura popular de la modernidad, permite comprender el éxito de sus crónicas como parte de un proceso a través del cual los lectores —estos hipotéticos lectores de las chicherías, las casas de vecindad, los talleres, los clubes populares, las industrias y las oficinas, cuya verosimilitud histórica está por estudiar— reconocerán, por la mediación de la prensa, su propio movimiento desde la periferia hacia el centro de la acción narrativa en la “novela de la vida real”.191 Pero si la consagración de Osorio Lizarazo como cronista corrió por cuenta de unos lectores hipotéticos a través de las prensas de Mundo al Día, la definición creativa de Osorio Lizarazo estuvo relacionada con la lectura de personas que escribían y no sólo leían, con sus pares, quienes serán los encargados de valorar la obra, clasificarla, y concederle en un sentido pleno la categoría de autor de una obra. Su primer libro fue editado como parte de un proyecto más duradero y cosmopolita que la ya disuelta revista Los Nuevos, y que reunirá a la intelectualidad colombiana de los años veinte en torno al movimiento de Reforma Universitaria: la revista Universidad y los Talleres de Ediciones Colombia de Germán Arciniegas. Por eso el autor de La Cara de la miseria será un “cronista ponderado en Nueva York” por Luis C Sepúlveda y, como ningún otro de sus libros —quizá hasta la edición argentina de El hombre bajo la tierra (1950)— será leído y comentado por algunos intelectuales con proyección latinoamericana: Juana Ibarburou, Enrique Gómez Carrillo, José Vasconcelos, Gabriela Mistral y José Eustasio Rivera. A propósito de La Cara de la miseria Osorio Lizarazo contó con lecturas de personajes radicados en Calí, Medellín, Panamá, Nueva York, París, Montevideo y México. Apreció la valoración del autor de La Vorágine, quien la calificó como “uno de los más valiosos y útiles aportes a la literatura nacional de los últimos años”, de Eduardo Castillo quien encontró en las páginas del libro “un grito inmenso de angustia y de rebelión”, o de Gómez Carrillo, quien lo leyó como “uno de los 191

Según Hernando Téllez, “Y como había sido humilde y pobre, se acercaba al drama cotidiano de los humildes y de los ofendidos con una fuerza espiritual de simpatía y de compasión tales, que sus crónicas del crimen, del latrocinio, de la prostitución, del drama de la picaresca bogotana, adquirían bajo su pluma no sé qué acento vindicativo y, al mismo tiempo, una firme pulsación literaria en la cual podía descubrirse ya la vocación del novelista”. Hernando Téllez, “El día del odio”, El Tiempo (Bogotá): (25 de octubre de 1953). [OSORIO LIZARAZO 1978, p. 692].

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mejores libros de crónicas de los últimos días en la América”. Pero el comentario más agudo que recibió Osorio Lizarazo fue el de José Vasconcelos: “Su libro no parece nacido de la actual generación de América, de esta generación que ama la alegría y la fuerza y mira el dolor sin detenerse. Es el análisis escalofriante, la copia cruel de una tragedia que llega hasta nosotros cada día. Al recorrer emocionado sus líneas, sentí el anhelo de conocer al hombre luego de haber conocido íntimamente al autor”. A partir de entonces coleccionaría los comentarios epistolares e impresos sobre sus obras, consignándolos en listas que utilizará para promocionar sus nuevos libros. Con muy raras excepciones las listas posteriores incluirán nombres conocidos en otras latitudes del continente.192 Cabe pues, afirmar que fue el doble reconocimiento de los lectores y los escritores los que definieron la orientación literaria de Osorio Lizarazo, quien abandonará cualquier tentativa de seguir cultivando la poesía vanguardista. Por la misma vía, se abrirá la posibilidad de cultivar la novela como género mayor de la literatura y dedicarla como sus crónicas a la denuncia de la injusticia para sacudir las conciencias de los oprimidos. La emergencia de las ideas sociales, la mediación de la prensa y la intervención médica del cuerpo del autor, habían hecho relevante su tratamiento de personajes y situaciones abordadas por los géneros populares de la literatura en la modernidad. Osorio Lizarazo participará en el ascenso de los movimientos y las protestas sociales de su tiempo, y se verá refrendado por los lectores de Mundo al Día al seguir su propio movimiento desde la periferia hacia el centro de la acción narrativa, en el camino que seguiría después los gobiernos de la República Liberal al incluir las demandas sociales en la esfera de acción del Estado. La posición sustentada aquí indica que si bien la literatura rusa y francesa decimonónica jugarán un papel indiscutible en la novelística de Osorio Lizarazo, no se puede concebir al autor como una categoría vacía. La bohemia simbolista y los agitadores socialistas de los primeros años del siglo constituyeron la instancia formativa del intelectual después de la Primera Guerra Mundial, lo que equivale a decir que se formó en el medio romántico que la vanguardia y el sindicalismo moderno intentaban combatir. De este periodo derivará no sólo su afición por la bebida y la vida bohemia, sino también los temas y el ambiente de algunas de sus obras. Otro aspecto destacado es el origen artesanal que le permitió identificarse con otros 192

La primera información al respecto en el folleto que anuncia la próxima aparición de la novela El criminal (1930). Fondo JAOL: I, 1 (205). También se encuentra en el archivo una carta autógrafa de Juana Ibarburou a Osorio Lizarazo, Montevideo, 1 abr. 1927, que coincide con lo impreso en el folleto. Fondo JAOL: V, 35 (15). Las litas posteriores Fondo JAOL: I, 1 (197-204); I, 1 (206-208); I, 1 (209-212).

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intelectuales de escaso prestigio, quienes compartían el saber sobre los mismos signos pero no el origen social y los comportamientos con sus pares burgueses en una ciudad aún fuertemente estratificada. Él conocía bien estas exigencias, y las contrapondría con la ilusión de ser uno, único e indivisible, ser “puro y sincero”, como los personajes de la biografías de nadie, y no compartir “la vida artificial”, el buen trato, y las ceremonias exigidas por la burguesía para el ascenso social. “J. A. Osorio Lizarazo”, el autor de la “Miseria Humana” permanecerá fiel a la imagen de su maestro Pablo Emilio Mancera frente al chibalete. En su novelística se negará a reconocer el desprendimiento, aunque en la práctica, en su trabajo como periodista, empleado público o publicista, el oficio de escribir supusiera vender significados, y venderlos, incluso, sin su nombre para ser publicados por un periódico. A lo largo de su vida citará hasta el cansancio a Verlaine “L´art, mes enfants, c´est d´etre absolutment soi-meme”, reafirmará con Lao Tseu que la ceremonia pervierte el dogma y concluirá por su propia cuenta que la autonomía de los sujetos pervierte la democracia. Sin embargo, fue por la mediación de Germán Arciniegas y del grupo formado en torno a El Tiempo y Eduardo Santos, que se verificó la constitución de Osorio Lizarazo como autor, en un proyecto editorial y cultural con múltiples referencias en América Latina, a través del cual podrá encontrar eco para sus preferencias estéticas como parte de una categoría de escritores, legitimado incluso por la lectura de otros intelectuales cuya autoridad era significativa para sus contemporáneos. Así se entiende porque en los siguientes veinte años, El Tiempo, sería el referente más estable de Osorio Lizarazo, el objeto de sus odios y sus amores más cerrados. En la segunda mitad de los años veinte, el Partido Liberal, uno de cuyos dirigentes máximos era y sería Eduardo Santos, logrará monopolizar las reivindicaciones sociales y cooptará las expectativas políticas de unos intelectuales con clara vocación nacionalista. Así, muchos escritores, en su mayoría atraídos por la creciente politización de la literatura, abandonaron sus carreras y se dedicaron a las tareas del gobierno y del periodismo. Quienes fueron los pares de Osorio Lizarazo, se convertirán entonces en altos funcionarios del gobierno durante la República Liberal o forjarán sus carreras en la gran prensa de la capital. El caso típico en Colombia lo constituyeron los intelectuales forjados en la revista Los Nuevos, quienes con raras excepciones —por ejemplo Luis Vidales, quien contribuiría a la fundación del Partido Comunista en 1930— terminaron plegados al sistema partidista colombiano y, alejados de las faenas literarias, encontrarán su campo de competencia publicitaria en la política facciosa. El propio Osorio Lizarazo figurará 89

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como polemista sectario en los principales diarios liberales entre 1929 y 1946, creará en Barranquilla un Centro de la Juventud dedicado a impulsar la carrera presidencial de Enrique Olaya Herrera en 1929, agitará el nombre de Alfonso López Pumarejo como candidato a la primera magistratura desde la jefatura de redacción de El Heraldo de Barranquilla, presentará su candidatura a la Cámara de Representantes hacia 1937 (cuando apoyó la candidatura presidencial de Eduardo Santos), tomará partido por Carlos Arango Vélez en su contienda con Alfonso López Pumarejo por la presidencia en 1941 y, entre mil aventuras —y desventuras— políticas, acompañará como director de Jornada la candidatura presidencial de Jorge Eliécer Gaitán entre 1944 y 1946.193 Convertido en autor, Osorio Lizarazo no compartió la experiencia del viaje a Europa que desde el siglo XIX tenía el carácter de ritual de iniciación de las élites, ni tendrá la oportunidad de cotejar personalmente los movimientos intelectuales del viejo continente. Viajará primero a Panamá y después a Barranquilla, donde llegaría a ser director de La Prensa y más tarde fundaría El Heraldo. Durante este periodo escribiría la versión definitiva de su primera novela, La casa de vecindad, y el primer borrador de El criminal. Cuando entre diciembre de 1930 y enero de 1931 salió de la imprenta la Casa de Vecindad, acogida por todos los críticos como la novela más sobresaliente de Osorio Lizarazo y una de las obras más representativas de la literatura colombiana del siglo XX, las librerías bogotanas se negarán a venderla por su contenido social explícito y por unas vagas alusiones sexuales. Sólo la librería médica, por obvias razones, fijaría la propaganda en sus mostradores y tomaría empeño en venderla. Hacia 1932 se habían vendido en las librerías bogotanas treinta ejemplares de La casa de vecindad.194 Así, fijada su obra a través de libros, Osorio Lizarazo descubrirá pronto que sus novelas no tenían la misma fluidez de la prensa para llegar a los hipotéticos lectores a quienes estaba dirigida, y que requeriría de empresas comerciales bien fundadas y lectores multiplicados para cumplir su cometido. Sin embargo, el libro no se constituirá en una mercancía y el intelectual tendrá que “refugiarse en el periódico, y a cambio de tal hospitalidad resignarse a modificar la pura tendencia de su espíritu, uniformando el estilo, despersonalizando la erudición, buscando, antes que formas de pensamiento, motivos sensacionales”. Convertido en novelista, y abiertas las puertas a las 193

Gustavo Samper, Acción Liberal (Bogotá): no. 9 (abr./may. 1939); carta de J. A. Osorio Lizarazo a Eduardo Putnam Tanco, Buenos Aires, enero 18 de 1952, Fondo JAOL: V, 37 (51-54); Luis Enrique Osorio “Un gran novelista colombiano: J. A. Osorio Lizarazo”, El Tiempo (Bogotá): (11 abr. 1943), p. 2. 194 La serie correspondiente a la edición de La casa de vecindad Fondo JAOL: V, 36 (1-10). Documentos incluidos en la sección “Tiempo muerto”, pp. 253-258.

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reformas sociales con el advenimiento de la República Liberal, el autor concertará sus esfuerzos en construir una “novela nacional”, en “escarbar la propia entraña de nuestro suelo” y en edificar un arte americano “sobre las condiciones telúricas, psicológicas, étnicas, de nuestro continente”.

El nacionalismo en la literatura

J. A. Osorio Lizarazo fue un intelectual cuya apuesta, a la manera de sus contemporáneos en distintos países de América Latina, fue trabajar sobre el significado de la nación. Este tipo de trabajo no era nuevo: desde mediados del XVIII se aceleró la diferenciación de los atributos históricos y culturales de las elites criollas con respecto a los funcionarios de la monarquía española y en la segunda mitad del siglo XIX se produjo una amplia propaganda impresa para legitimar entre las élites alfabetizadas el proyecto de construcción de una nación. La novedad del papel de los intelectuales en el siglo XX no radicó en reclamar las supuestas raíces de la nación en la lengua, la historia, la etnia, el folclor o la geografía, característica que compartían con los escritores románticos del siglo XIX, sino en participar de forma efectiva en el proyecto de formar una cultura común entre cada uno de los ciudadanos para generalizar el sentimiento de pertenencia a la nación. Osorio Lizarazo ejemplifica bien esta postura en “El problema de la cultura americana” (1944): La vida de un pueblo o de una nacionalidad no reside exclusivamente en la fijación exacta de sus fronteras geográficas, ni en la estabilización de su estructura política, ni siquiera en la existencia de una intensa actividad manufacturera, a consecuencia de la cual se realice un intenso tráfico comercial. Todo esto podría funcionar en el grado máximo de la armonía y de la prosperidad: pero le faltaría a ese pueblo la demarcación de su inteligencia. Esta inteligencia común ha de adquirir una fisonomía propia, conformada, lo mismo que las especies zoológicas, en acuerdo con las condiciones telúricas, con la influencias ancestrales, con la calidad de la lucha que es necesario adelantar para la subsistencia común, con otras circunstancias de orden físico que determinan, a causa de su influencia directa, todas las orientaciones de lo subjetivo en frente a lo objetivo.195

En “Del nacionalismo en la literatura”, entre otros escritos, Osorio Lizarazo se consideró a sí mismo un autor nacionalista y a su obra como auténticamente nacional, posición intelectual que fue estructurada por la filiación entre realismo literario y nacionalismo político frente a la

195

“El problema de la cultura americana”, Revista de las Indias (Bogotá): vol. 22, no. 69 (sep. 1944), pp. 107-112.

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estética subjetiva y universalista de las vanguardias. El nacionalismo es un ideal político necesario para la formación de las naciones. Supone la necesaria coherencia entre la unidad política y cultural de la nación. No es un invento intelectual y por eso resulta absurda la pretensión de encontrar “autor” o “autores” del nacionalismo.196 Su desarrollo en los dos últimos siglos se debe a un proceso general de la sociedad, orientado hasta donde conocemos por la acción conjunta del Estado y el mercado en la dirección de un mayor nivel de integración social de los seres humanos. Podemos decir, sin embargo, que la competencia —competencia entre especialistas, pero también competencia entre grupos de diversas especialidades— por responder las preguntas ¿Quiénes conforman una nación? ¿Qué significa ser ciudadano de esa nación?, representa la matriz del discurso político indispensable para el nacionalismo. La posición nacionalista de Osorio Lizarazo se apoyó en una lectura de la historia de la literatura en Colombia que desconoció la tardía apropiación del vanguardismo por los novelistas colombianos y exageró para su propio beneficio la proliferación del “arte importado” en la literatura de su época. Sólo hasta mediar la década de los treinta se publicarán las dos obras que la crítica considera —junto con De Sobremesa (1925), y parcialmente La vorágine (1924)— las primeras novelas modernas de la historia colombiana: 4 años a bordo de mí mismo (1934) de Eduardo Zalamea Borda (1907-1963) y Mancha de aceite (1935) de César Uribe Piedrahita (1896-1951).197 A través de una analogía evidente con el ciclo de industrialización, en el periodo entre la crisis internacional de 1929 y el final de la guerra en 1945, postulará la necesidad de extender la sustitución de importaciones al campo de la literatura y considerará suntuaria cualquier importación de bienes simbólicos cuya producción no estuviese ajustada a las demandas de progreso económico y orden social. Para el autor la novela representa el despertar de la nación al hacer inteligible su existencia natural: “No podemos tener una literatura definida dentro de las denominaciones creadas hasta ahora, porque no somos puebles definidos”. La novela nacional es posible a través de una cultura común que delimita la experiencia objetiva de quienes se suponen colombianos: “Tenemos que colocar en nuestros libros los relámpagos de las 196

GELLNER, 1988. JARAMILLO ZULÚAGA, 1994; ESCOBAR MESA, 1997. Salvo Mancha de aceite Osorio Lizarazo valoró estas novelas en “Tomás Carrasquilla”, Sábado (Bogotá): (15 dic. 1945) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 533-540]. La versión más depurada, pero francamente parcial, sobre historia de la literatura colombiana, en OSORIO LIZARAZO, 1955, pp. 142-150. En cuanto a poesía, su indiscutido favorito será Porfirio Barba-Jacob, a quien dedicó el manuscrito “Poetas malditos de América. Porfirio Barba-Jacob” [c. 1942], Fondo JAOL: I, 0 (1-6); publicado como “Porfirio Barba Jacob y Carlos Borges: dos poetas malditos de América”, Revista de América (Bogotá): Vol. 20, no. 62 (mar. 1950), 317-332. Ver también OSORIO LIZARAZO, 1955, p. 53. 197

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tormentas tropicales, y el rugir de los torrentes que se desprenden desde los Andes, y el bramar del viento de las selvas, y la miseria del hombre, su insignificancia en frente de los cataclismos físicos y morales”.198 El ideal nacionalista supuso identificar la novela con la experiencia objetiva de un pueblo, explicar que la cultura común es una consecuencia de la división de las clases naturales aplicada al campo político, y presentarse a sí mismo como la acción manifiesta de una esencia originaria que había permanecido latente en la historia de un pueblo. Pero esa cultura común no existía. La estrategia nacionalista fue crear esa unidad cultural al trasformar, inventar o eliminar culturas preexistentes, y su poder descansó, precisamente, en su capacidad de hacer creer y sentir a los sujetos que la nueva cultura era legitima para todos.199 La novela fue considerada como un instrumento político poderoso, capaz de hacer sensible entre los sujetos esa cultura común. Tal consideración podría parecer falsa de antemano si confinamos la novela al dispositivo libro y encontramos delimitado el universo de los lectores posibles a la clase media, sin tener en cuenta que bien a través de la mediación del libro —pero con mayor frecuencia del cine, la radio y la televisión—, la novela fue el género literario más ampliamente difundido en América Latina durante el siglo XX. La literatura fue sólo uno entre otros bienes simbólicos que los intelectuales nacionalistas pretendieron instrumentalizar cuando, a partir de la tercera y cuarta década del siglo XX, se puso en marcha una política cultural de masas que conjugó la ampliación de la ciudadanía política con el despliegue de la producción simbólica auspiciada por el Estado, y la intervención estatal en la economía con la organización y la reorganización de las principales instituciones nacionales encargadas de la educación, la investigación y la difusión cultural. Así, al plantear las preguntas básicas —¿Quiénes somos los colombianos? ¿Qué significa ser colombiano?—, la novela contribuyó a dotar de sentido a la expresión “ser colombiano”, a la formación de un sentimiento compartido de pertenencia a una nación, en un proceso acelerado en el curso del siglo XX por la multiplicación de los públicos y los dispositivos culturales basados en la reproducción técnica de los símbolos. 198

Entrevista manuscrita: Fondo JAOL I, 1, (219-224). El manuscrito “Colombia, realidad y leyenda” [1948-1949]: Fondo JAOL I, 1 (106-127) muestra bien la concepción sobre la determinación por el medio. Lo mismo en OSORIO LIZARAZO, 1955, especialmente en los apartados “La imponente tiranía del medio”, pp. 80-86; “El proceso de una formación legalista”, pp. 105-11; “La vocación se perfila”, pp. 129-132. Algunos pasajes sobre el determinismo climático y el problema racial, también fueron incluidos en “Una ciencia integral del hombre”, Economía colombiana (Bogotá): vol. 6, no. 16 (ago. 1955), pp. 263-268 [el manuscrito de este ensayo: Fondo JAOL III, 27B (259-267)]. Una comparación entre Argentina y Colombia aborda el mismo problema desde la óptica de la migración y la introducción de especies animales en América, Fondo JAOL III, 27A (11-14). 199 GELLNER, 1988; ANDERSON, 1993; HOBSBWUM, 1992.

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En un combate largo y profundo, Osorio Lizarazo ubicará las posiciones límites de su universo literario entre los dos grandes inspiradores de los temas y el estilo de su novela, Máximo Gorki y Fedor Dostoievski: “Gorki toma al hombre en relación con el medio, Dostoiewsky en relación consigo mismo”.200 Este combate lo ganará con creces Gorki, aunque con su afán de introspección psicológica él mismo resultará un personaje francamente dostoievskiano. Pero hay información disponible para afirmar que su predilección por la narrativa, volcada al paisaje exterior como reflejo del paisaje interior, tiene otra matriz: la primacía de la sensación como condición de la experiencia, el carácter casi absoluto conferido a la geografía y a la historia como determinantes de la conducta humana, la consideración de la lucha del hombre contra la naturaleza como la esencia de la novela americana y la necesaria identificación de la narrativa con la realidad contingente de una nación. Osorio Lizarazo escogió la literatura como campo de competencia y compitió amparado en un lenguaje sencillo, si se quiere torpe, al emplear sin alternativa las técnicas del naturalismo, al presentar una visión moralizante de la realidad social y al adjudicar a los personajes una arbitraria enunciación de las acciones. Sus referentes literarios estaban situados en el siglo XIX, “el siglo de oro de la novela”: “Porque yo he creído que entre nosotros no son temas lo que falta, aun cuando no podamos producir obras a la manera de Proust o de James Joyce, o de Virginia Wolf, sino dentro de la humilde interpretación de Máximo Gorki, con la técnica, por ejemplo, de Emilio Zolá”.201 En otro texto comentó los alcances de su postura: “El naturalismo de Zola es observación reducida a líneas geométricas. El autor está fuera del episodio: lo contempla y lo analiza. La literatura gorkiana, en cambio, coloca al autor dentro del episodio. Lo siente y lo padece en su propia carne”.202 En plena madurez, cuando entre 1942 y 1946 publicó una serie de ensayos sobre los escritores que más influyeron en su formación intelectual, únicamente incluyó un autor antiguo, Lao Tseu; y uno contemporáneo, Stephan Zweig. Los otros, Honorato de Balzac, Paul Verlaine, José María Eca de Queioz, y Máximo Gorki, lo remitían a ese mundo perdido decimonónico: Cuando se emprenda un análisis de la trayectoria que ha seguido la cultura humana, podría calificarse el siglo XIX como el siglo de oro de la novela. Fue durante él cuando ésta adquirió las más peregrinas expresiones, cuando anduvo por todas las escalas de la sensibilidad humana, 200

Fondo JAOL: E, 6 (1-158). La cita en el ensayo sobre Máximo Gorki (147). Entrevista manuscrita: Fondo JAOL I, 1, (219-224). 202 Fondo JAOL: E, 6 (1-158). La cita en el ensayo sobre Máximo Gorki (140). 201

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cuando intentó, simultáneamente, idealizar al hombre y alejarlo de todo contacto con la sucia tierra, y escarbar en el fondo de su vida cuanto hubiera de abyecto y de cruel.

En estos ensayos Osorio Lizarazo buscará retazos de sí en sus autores favoritos: Lao Tseu, el amor por los miserables y la abominación de la ceremonia; Balzac, el dolor y la angustia, el eterno endeudamiento, la capacidad para convertir su cuerpo —enturbiado por el café— en un laboratorio para medir, analizar y sintetizar las pasiones; Verlaine, la enfermedad y la deformidad física, la capacidad de retratarse a sí mismo y el tormento integral; Eca de Queiroz, la infancia martirizada y el trabajo burocrático; Zweig, la afición por la biografía como género realista que permite la fusión del ambiente con los personajes; y Gorky, la amargura, la ambición de justicia social y la reivindicación de la literatura realista como un instrumento para despertar “la conciencia” de los oprimidos.203 Escribió, pues, confiado en la capacidad de la escritura —los libros, los lectores y sus lecturas— para seguir la evolución de una sociedad embrionaria y martillar la cabeza de las mayorías: “Todo demuestra que la mentalidad primitiva tiende a simplificar hasta el último grado el trabajo de razonar” —afirmaba en un ensayo sobre el antropólogo Levy-Bruhl. “Trasferida la existencia de mentalidades primitivas en sociedades cultas al campo de la especulación literaria, puede obtenerse la literatura realista”.204 La novela debía ser, pues, un instrumento político dedicado a producir una nueva cultura al despertar una nueva sensibilidad en las “rudimentarias facultades espirituales de las mayorías” y su forma reglada por la función social de la actividad del autor, pues las artes perderían “su propia razón de ser si no pudieran lograr un beneficio ampliamente distribuido, por lo menos al alcance de gran número de posibilidades personales”.205

203

Estos ensayos fueron agrupados después en el manuscrito “Cabezas de estudio” Fondo JAOL: E, 6 (1-158). Los ensayos fueron publicados como: “Lao-Tseu o la serenidad ascética”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 13, no. 39 (Mar. 1942), pp. 11-23; “Pequeña exaltación de Laura de Berney”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 19, no. 59-60 (Nov./Dic. 1943), pp. 129-144; “La tragedia de Petrópolis”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 19, no. 61 (Ene. 1944), pp. 436-462 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 501-520]; “En el centenario del Pauvre Lelian”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 20, no. 63 (Mar. 1944), pp. 166-191; “Centenario de Queiros”, El Tiempo (Bogotá): (Nov. 15 de 1945); “Un nuevo aniversario de Maximo Gorki”, Revista de América (Bogotá): Vol. 7, no. 19 (Jul., 1946), pp. 17-24 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 546-555]; “A los cuatro años de la tragedia de Petrópolis”. El Tiempo (Bogotá): (Feb. 24 de 1946). También existen versiones manuscritas de los ensayos sobre Lao-Tseu y Balzac refritos para la República Dominicana en I, 2 (1-17) y III, 27A (133-164), respectivamente. 204 Manuscrito “Las mentalidades primitivas y la literatura realista” [1953]: Fondo JAOL I, 1 (224-137), versión posterior del escrito publicado en Revista de las Indias (Bogotá): vol. 30, no. 94 (oct. 1946), pp. 37-50 e incluido en la compilación OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 582-591. 205 “Del nacionalismo en la literatura”, Revista de las Indias (Bogotá): vol. 13, no. 40 (abr. 1942), pp. 287-288 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 495-500]. Sin embargo, las ideas expresadas allí fueron uno de los motivos más

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Con todo, la cuestión aquí no se refiere a sus influencias o a su precario dominio de las técnicas narrativas de la novela moderna. Lo mismo ocurriría, en el sentido opuesto, aunque con los mismos argumentos, si quisiéramos fijar su posición con respecto a otros campos de competencia especializados, por entonces en formación, y considerarlo sin más ni más un agudo precursor de la antropología y la sociología. Pero dado que su postura está en relación con un campo de competencia específico, la literatura, y los sujetos que lo conforman, otros escritores ocupados de escribir “literatura colombiana” en el siglo XX, es legítimo cuestionar su negación del novelista como un sujeto autónomo capaz de una experiencia estética singular y su condena a la imaginación como una impostura si no se ajusta a demandas sociales o naturales de una nación. Con cierta frecuencia y de manera errática la obra novelística de Osorio Lizarazo es invocada para estudiar la actividad popular. Sin embargo, además de novelar las prácticas, el autor participó con sus novelas en el proceso por el cual hemos llegado a reconocer y a definir la existencia de una “cultura popular”, idea con la cual la burguesía designa la unificación de sentido verificado en formas sociales y culturales segmentadas. Esto se debe a que él pertenecía a la misma categoría de intelectuales cuya acción contribuyó a designar y clasificar la cultura popular como un objeto privilegiado de intervención política para dar lugar a una cultura común. Su obra novelística hizo parte del esfuerzo para “extender la cultura a las clases populares” y “colectivizar la educación” de acuerdo con los fines pragmáticos del Estado, y se comprometió con la formación de una subjetividad limitada por las exigencias del progreso económico y el orden social en la cual no tenían cabida la “ensoñación inútil” o la “especulación contemplativa” como recursos del goce estético.206 Contamos con una abundante información empírica para afirmar que la posición de Osorio Lizarazo no se puede comprender sin hacer referencia a las repetidos en todos sus ensayos sobre teoría literaria: la novela sólo es posible si interpreta o refleja las circunstancias específicas de las naciones en las cuales fueron escritas. Ver especialmente Fondo JAOL I, 2 (21-24), manuscrito publicado como “Intimidad de la novela”, Revista Santander (Bogotá): (1946), y cuya primera versión fue “Divagación sobre la novela”, El Tiempo (Bogotá): (12 feb. 1936) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 411-414]. Variaciones sobre el mismo tema fueron publicadas en: “La esencia social de la novela”, Revista Pan (Bogotá): no. 19 (feb. 1938), p. 124 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 422-425]; Tomás Carrasquilla”, Sábado (Bogotá): (15 dic. 1945) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 533-540]; “Divagación sobre la cultura”, El Tiempo (Bogotá): (28 abr. 1946) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 541-545]; “Un nuevo aniversario de Máximo Gorki”, Revista de América (Bogotá): vol. 7, no. 19 (jul. 1946), pp. 17-24 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 546-555]. La documentación manuscrita del mismo tenor también es abundante: Fondo JAOL I, 1 (219-224); III, 27B (234-237); III, 27B (173175); III, 27B (206-221); IV, 31 (1-175); IV, 32 (1-177); V, 37 (51-54); V, 37 (67-71). Tomás Carrasquilla”, Sábado (Bogotá): (15 dic. 1945) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 533-540]. Un buen ejemplo de estos textos es el manuscrito “El contenido social de la novela latinoamericana”, Fondo JAOL: III, 27B (238-243), incluido en la sección “Tiempo muerto”, pp. 263-266. 206 “Divagación sobre la cultura”, El Tiempo (Bogotá): (28 abr. 1946) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 541-545].

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políticas educativas y culturales, y a los grupos de intelectuales que las tradujeron en instituciones y prácticas sociales delineadas por el nacionalismo. A través de su archivo es posible restituir el plexo de sus relaciones con las empresas publicitarias e instituciones públicas encargadas de la política cultura de masas, y con algunos de sus más destacados agitadores públicos durante el periodo que la historiografía colombiana denomina República Liberal (1930-1946). Luego de dirigir en Barranquilla La Prensa entre 1930 y 1934, —año en el que fundó el periódico El Heraldo—, abandonó esa ciudad para asumir varios cargos públicos en el seno del gobierno de la República Liberal: relator de la Cámara de Representantes (1934), secretario privado del Ministro de Guerra (1937), secretario privado del Gabinete del Ministro de Guerra (1938), jefe de la sección quinta del Ministerio de Educación y secretario privado del Ministerio de Educación (1941), bibliotecario de la Contraloría General de la República (1943), revisor contador del Departamento de Asistencia Social del Ministerio de Trabajo e Higiene y Prevención Social (1944). Durante las décadas treinta y cuarenta estuvo adscrito a El Tiempo como redactor y reportero de manera intermitente desde 1936 hasta 1950. En esos años dirigió El Diario Nacional (1935), colaboró en Acción Liberal (1936), Pan (1937-1938), Estampas (1942), La Razón (1943) y dirigió el Radioperiódico Capitalino (1942); fue redactor de Sábado (1945), participó en la Revista de las Indias (1942-1947) y en La revista de América (1945 y 1950). Durante la República Liberal Osorio Lizarazo escribió ocho de sus diez novelas publicadas, y mientras trabajó alternativamente como burócrata, periodista y novelista, también pasó por la imprenta varias obras monográficas o panfletarias, anticipando la que se convertiría en la faceta dominante de su obra durante las siguientes dos décadas (1944-1964).

Los presidentes Alfonso López (1935-1938, 1942-1945) y Eduardo Santos (1938-1942) y el caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán, fueron las figuras políticas en torno a las que se movilizó la posición del autor frente a los problemas sociales. Entre los novelistas activos durante la República Liberal, Eduardo Zalamea Borda (4 años a bordo de mí mismo, 1934), Bernardo Arias Trujillo (Risaralda, 1935) y César Uribe Piedrahita (Toa, 1933 y Mancha de aceite, 1935), Osorio Lizarazo no sólo fue el más prolífico sino también el único que desafió la temática dominante en la novela colombiana posterior a La Vorágine —asociada en América Latina con el Criollismo— cuyos referentes de la cultura nacional y el conflicto social estaban cifrados fuera 97

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de las ciudades.207 Pero aún en el ámbito urbano —y por supuesto en sus obras sobre el campo y la mina— Osorio Lizarazo compartió con estos novelistas colombianos la afición por el folclor y el lenguaje vernáculo, y sobre todo la intención de construir una novela que fijara lo popular en relación con una “cultura propia” dignificada por la sensibilidad estéticas de las élites. Así podemos entrever los lazos de su prédica terrígena con el discurso folclorista de su época, plasmado en buena parte en la misma Revista de las indias que el autor utilizó como trampolín para sus ensayos sobre el nacionalismo en la literatura: La cultura de un país no reside tan sólo en las pacientes obras de los eruditos, ni en las obras aquilatadas de los artistas minoritarios. Es en el subsuelo de la sensibilidad colectiva en donde puede hallarse la más auténtica fisonomía de los pueblos. Y es precisamente la riqueza, densidad y hondura de esa que podemos denominar capa vegetal del espíritu nacional, la que da la mejor medida del genio de una nación. El folklore resulta de la lenta y peculiar acumulación de las experiencias artísticas, elementales, del pueblo. En él palpita y alienta lo más verdadero e irrevocable de su sensibilidad, y sobre él pueden apoyarse las más altas duraderas fábricas de la inteligencia. No está por demás señalar aquí la indiferencia con que por lo general han mirado los artistas colombianos ese producto del ingenio y de la emoción popular. El arte del pueblo, estilizado, levantado a puros planos estéticos, constituyó siempre, en última instancia, la esencia de las obras más fuertemente humanas, es decir clásicas, perdurables.208

En esa medida su propósito de sacar la novela de las entrañas de la tierra puede comprenderse en relación con el grupo de intelectuales encargados de la política educativa, la política cultural de masas y la política del libro de los gobiernos liberales, responsables de la creación de instituciones públicas como el Museo de Arte Colonial, el Instituto Etnográfico Nacional, la Radio Nacional y el Instituto Caro y Cuervo, así como de la reorganización de la Universidad, el Museo y la Biblioteca Nacional de Colombia. Entre estos intelectuales se encontraban Germán Arciniegas, Luis López de Mesa, Darío Achury Valenzuela, Tomás Rueda Vargas, Agustín Nieto Caballero y Daniel Samper Ortega.209 La relación con este grupo estaba dada por los empleos burocráticos en el Ministerio de Guerra, el Ministerio de Educación, la Contraloría General de la República y el Ministerio de Trabajo, y con su colaboración en la redacción de El Tiempo (donde publicó sus mejores crónicas, cuentos y centenares de artículos entre 1936 y 1952), en Revista de las Indias (donde aparecieron sus cuentos, reseñas, ensayos de crítica literaria y donde se precisa su concepto de novela social entre 1942 y 1944), y luego con La revista de América (donde

207

WILLIAMS, 1994, pp. 45-46.

208

Revista de las Indias, No 41, mayo, 1942, pp. 415-416.

209

SILVA OLARTE, 2000.

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aparecen algunos ensayos de crítica literaria y sus biografías políticas de los caudillos liberales entre 1946-1950). La ruptura de Osorio Lizarazo con los políticos y los intelectuales liberales que habían influido de manera decisiva en la orientación social de su novelística durante la República Liberal, precipitó el distanciamiento doctrinario de los ideales liberales y la radicalización de la postura nacionalista al mediar la década de los cuarenta. La ruptura con los políticos e intelectuales liberales se expresó en términos políticos, aunque también es plausible sugerir sus implicaciones sociales. En la oficina burocrática o la mesa de redacción Osorio Lizarazo ocupó cargos subordinados con respecto a otros intelectuales de su misma categoría y, al llegar a la madurez de su carrera como novelista y periodista en la década de los cuarenta, entrevió que las posibilidades de ascenso social estaban cerradas en el país. A partir de 1946 el escritor trabajó al servicio de Juan Domingo Perón y Rafael Leonidas Trujillo durante un periplo que lo llevó a recorrer Venezuela, Argentina, Chile y República Dominicana, defendiendo la dictadura como el sistema más adecuado para la “realidad” de América Latina. Entonces, y como extensión de sus elucubraciones sobre la novela social, considerará que los conceptos democracia y libertad sólo podían ser definidos en el marco de la nación, y por eso les concedió un valor especulativo si no estaban vinculados con una historia, una economía y una geografía específicas.210 Si en las instituciones públicas o en las empresas publicitarias Osorio Lizarazo ocupó cargos subordinados en relación con otros intelectuales a quienes él consideraba menos capaces, no quiere decir que su obra no gozara de reconocimiento por parte de sus pares, ni que estuviera excluido del circuito de producción simbólica dominante. No puede decirse esto de un sujeto que tenía asiento seguro en los principales diarios y publicaciones culturales de la capital y que en calidad de autor puso a circular entre sus lectores potenciales once obras en casi veinte mil volúmenes entre 1935 y 1946 —la mitad publicada o subvencionada por el Estado—, una cantidad nada desdeñable en el contexto de la época. Otra cosa es que un buen número de lectores haya abierto las páginas de los libros, que los críticos prestaran atención seria a su literatura, que las ventas produjeran dividendos y los editores se interesaran en estimular la publicación de sus novelas. Por ahora este aspecto es poco conocido por la falta de 210

La crítica al universalismo también ocupo un lugar destacado en la inflexión ideológica de Osorio Lizarazo, visible en todas la apologías al régimen de Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana, OSORIO LIZARAZO, 1946b; 1947a; 1947b; 1953; 1956a; 1956b: [1957]; [1958a];1958b; 1958c; 1958d; 1958e; 1959a; 1959b; 1960.

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documentación pertinente sobre la mayoría de sus novelas, al menos con el detalle en que aparecen registrados la debacle de la novela La casa de vecindad (1930), con menos de medio centenar de libros vendidos de una edición de mil ejemplares, o el éxito en las ediciones argentinas de la novela El día del odio (1952), con una tirada de tres mil quinientos ejemplares, y la biografía Gaitán, vida, muerte y permanente presencia (1952), con ocho mil quinientas unidades impresas en dos ediciones consecutivas el mismo año. La crítica literaria de su obra no fue profusa ni profunda, aunque sí le ofreció reconocimiento en diversos momentos, sobre todo durante los años 1941 y 1942 cuando El camino en la sombra y El hombre bajo la tierra fueron seleccionadas por Revista de las Indias para participar por Colombia en el concurso de novela latinoamericana de la editorial Ferrar & Rinehart de Nueva York. A partir de este evento que abrió un espacio público internacional para la difusión y definición de la literatura andina iniciada en la década anterior —representada entre otros por el peruano Ciro Alegría, los ecuatorianos Jorge Icaza y Enrique Gil Gilbert y el boliviano Augusto Céspedes—, las preocupaciones de esta tendencia se harían sentir en diversas regiones de América Latina. La elección de las obras de Osorio Lizarazo para este concurso internacional y las gestiones llevadas a cabo con una agente literaria en Estados Unidos para publicar traducciones de sus novelas, muestran cómo su posición en ese momento estaba orientada por las tendencias dominantes de la novela social —“novela de la tierra”, “novela indigenista”, “novela regional” y “novela de enclave”. Con ocasión del segundo concurso en 1942, Osorio Lizarazo escribió a Germán Arciniegas, entonces radicado en Nueva York, insistiendo en su filiación con las vertientes de inspiración nacionalista: Tu sabes cuánto he perseverado en la creación del tipo de novela que encaja con nuestra índole y con nuestro temperamento, que es el de todos nuestros pueblos, con variantes accidentales. Yo he escrito mis libritos persuadido de que somos pueblos en trance permanente de lucha contra los elementos para afianzar la personalidad, y de que vivimos un período que tiene puntos de contacto con las grandes épocas geológicas. Captar ese ambiente convulsionado en que pugnamos por descubrirnos y por estabilizarnos con las condiciones que nos encontramos es la aspiración permanente que me ha guiado.211

Desde luego, sólo obras como La cosecha (1935) y El Hombre Bajo la Tierra (1944) podrían caber en los temas de la literatura social andina, aunque las diferencias parecen esfumarse en cuanto a las técnicas narrativas del realismo y el naturalismo se refiere. También es 211

Carta de J. A. Osorio Lizarazo a Germán Arciniegas (21 nov. 1942): Fondo JAOL VII, 50 (104).

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cierto que Osorio Lizarazo reconoció los esfuerzos de la novela regional, indigenista, terrígena o del enclave como fragmentarios. Incluso advirtió claramente su genealogía en el cuadro de costumbres, en el gentilicio de múltiples regiones, etnias y clases sociales que estaban en trance de reconocer un orden común —y de allí su afirmación de que una novela nacional sólo es posible como tal en pueblos culturalmente definidos. Pero no es posible sostener que él fuera excepcional —un outsider— en el contexto de las letras colombianas o latinoamericanas, y así puede entreverse por su valoración de la literatura contemporánea y de los protagonistas de sus novelas —los burócratas de Hombres sin presente (1938), los periodistas de El criminal (1935), los artesanos de Casa de vecindad (1930) y Garabato (1939), los cafeteros de La cosecha (1935) y los mineros de El hombre bajo la tierra (1944)— como tipos diferentes del mismo sustrato étnico o social representado en otras latitudes por el llanero y el gaucho, el ranchero y el pequeño propietario, el indígena y el negro, el jornalero agrícola y el obrero petrolero: La literatura americana sólo puede presentar un número reducido de obras maestras; y como un cuerpo de satélites, una apreciable contribución de obras menores. Todas plantean la interpretación de un aspecto de la vida esencial latinoamericana, para que el gentilicio no sea parcial, injusto e inadecuado. Mariano Azuela concentra en unos cuantos personajes del más bajo pueblo todo el contenido ambicioso del alma revolucionaria de América. Ricardo Guiraldes y Rómulo Gallegos presentan el altivo espíritu individualista en lucha consigo mismo y en infatigable defensa de sus libertades del gaucho y del llanero, dos tipos esencialmente latinoamericanos, identificados a su principio vital, a pesar de su diferencia geográfica: José Eustacio Rivera sintetiza el inmenso drama de la lucha del hombre contra la naturaleza y el poderío abrumador de ésta: Ciro Alegría y Jorge Icaza muestran el dolor de apariencia resignada pero en cuyo fondo palpita la rebeldía sin definición del decrépito descendiente de los incas; Miguel Ángel Asturias muestra la prepotencia del invicto aborigen, que infiltra su esencia al conquistador y cobra la victoria final; José Rafael Orozco ostenta la rebelión inconsciente del nativo esclavizado por el gran capitalismo gringo en el petróleo y el banano; Mariano Latorre plasma la angustia del roto chileno y la hace palpitante como un corazón vivisectado; Rafael Marrero Aristi relata la esclavitud del nativo en los campos azucareros donde el yanki ejercita su implacable dominio. La vida de las pequeñas urbes presuntuosas; la del cafetero, esclavizado al capital y al clima; la del minero que tiene la imperiosa urgencia de definir su condición humana; la del humilde inconforme que soporta la amargura de su vivir opreso cabalgando sobre la esperanza, tienen su expresión novelada. Y todos si merecen el calificativo de latinoamericanos, actúan, operan, se movilizan dentro de un común pensamiento, dentro de una ambición unánime y profunda, que lleva dos nombre perfectos: justicia y rebelión.212

El novelista colombiano no fue indigenista, fue un escritor mestizófilo. La nación que debía reconocerse en sus novelas era una nación mestiza. No vale discutir si fue una virtud o un defecto de la novelística de Osorio Lizarazo haber omitido entre sus temas favoritos a las comunidades 212

“El contenido social de la novela latinoamericana” [1940-1954]: Fondo JAOL: III 27B (238-243).

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indígenas —y sólo a las comunidades porque el indio, en proceso de mestizaje, fue uno de los protagonistas predilectos de sus novelas urbanas—, en un momento en que los intelectuales nacionalistas debatían el tipo étnico sobre el cual estarían fundadas la unidad política y cultural de la nación (porque, precisamente, ésta era interpretada como resultado objetivo de la evolución natural). Así, él no sólo identificaba plenamente —con algunas omisiones y sin señalar sus matices— las principales corrientes de la novela social de aquella época, sino que participaba de la intención política de los autores dedicados a rascar las entrañas de la tierra en busca del ser nacional. Cómo sus pares, creía que sus novelas podían revelar la realidad de una nación, sin aceptar que estos esfuerzos más que representar las culturas preexistentes estaban encaminados a trasformarlas decididamente, contribuyendo a la selección y clasificación del material necesario para crear, allí donde no existía, una cultura común para los ciudadanos. Como muchos de ellos trabajó en empresas privadas o instituciones oficiales conformadas por comunidades de especialistas dedicados a la difusión pública de los símbolos de esa nueva cultura. Pero sobre todo, compartió con ellos la definición en la novela de los sujetos otros, privados hasta entonces de personalidad y capacidad de acción, como referentes para responder a las preguntas ¿Quiénes conforman una nación? ¿Qué significa ser ciudadano de esa nación?, a partir de temas y géneros que están comprendidos en el repertorio de obras de un autor que se identifican como nacionales en la literatura, la televisión y el cine latinoamericano del siglo XX. Osorio Lizarazo no estuvo fuera de lugar en su época. Es en relación con otros escritores y de sus novelas con otras obras literarias de su tiempo, como podemos comprender la especificidad y valorar con mayor claridad su obra. Mientras la literatura social latinoamericana de las décadas treinta y cuarenta del siglo XX se empeñaba en buscar sus temas en las comunidades indígenas y campesinas —y también en las economías extractivas o de enclave—, la parte medular de la novelística de Osorio Lizarazo se volcó hacia la ciudad cuando, precisamente, se producía la irrupción de las masas urbanas como una categoría política, económica y cultural característica de la modernidad en el continente. Aunque él cultivó la novela terrígena, la mayoría de sus personajes novelados estaban situados en la ciudad —en una Bogotá que en el curso del siglo XX se estaba convirtiendo en una gran ciudad— y en la urbe su escritura no encontró a las masas, a un pueblo informe, sino a sujetos y grupos concretos con una personalidad y un habla definidos, cuyos intereses se veían a menudo bifurcados frente al proceso de modernización. Así puede corroborarse en las novelas del “ciclo bogotano”: La casa de 102

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vecindad (1930), El criminal (1935), Hombres sin presente (1938), Garabato (1939), El día del odio (1952), El Pantano (1952) y El camino en la sombra (1965).213 En este sentido, la valoración de Osorio Lizarazo como narrador urbano por parte de sus lectores se produjo ex post facto en la segunda mitad del siglo XX. Fue entonces cuando la aceleración de las grandes migraciones terminó por trasformar definitivamente el aspecto y el sentimiento de las ciudades latinoamericanas, el interés por las culturas agrarias se desplazó parcialmente hacia las culturas clasificadas como populares urbanas —aquellas en las que se verificaban con mayor velocidad la hibridación de diferentes formas culturales para dar lugar a una cultura común—, revelando el carácter singular de la experiencia citadina y presentando los conflictos y las luchas de los sujetos por apropiarse de su espacio como parte irrecusable de la historia de la urbe. En ese terreno habría sido más fructífero, por su actualidad en Colombia, cambiar el enfoque y preguntar quiénes son los bogotanos y qué significa ser bogotano. Sin embargo, Osorio Lizarazo no insistió en caracterizar su obra como bogotana, su novela urbana no era novela regional o cuadro de costumbres, ni él se presentó a sí mismo como un autor dedicado a pescar entre las alcantarillas la esencia del ser bogotano. Correspondió a otros —a quienes encontraron la ciudad invadida por habitantes de diferentes regiones del país, a quienes llegaron a la ciudad y la trasformaron en las últimas décadas del siglo— reconocer que la novelística de Osorio Lizarazo fue el único esfuerzo sistemático de exploración de la ciudad en la primera mitad del siglo XX, al comprobar que las arcas de la historia de la Bogotá contemporánea estaban vacías, narrativamente hablando, y no ofrecían un repertorio de obras comparables a las de la literatura nacional —y a la de otras capitales de América— susceptibles de ser consagradas como parte de una épica bogotana.214 Osorio Lizarazo buscó sus protagonistas en la gran ciudad en un periodo en que ésta aún no entraba por completo en el repertorio de la novela social, pero su tratamiento de la gran ciudad fue temático, a veces justificado con largas disertaciones en medio de la historia, sin experimentar en la novela una trasformación paralela de las técnicas y el lenguaje literarios. Lo mismo ocurrió en el conjunto de sus ensayos sobre novela y nación, cultura y americanismo, en los que la ciudad no aparece de manera explícita, como un aspecto relevante y específico de la

213

NEIRA PALACIO, 2002; GUTIÉRREZ GIRARDOT, 1982. La búsqueda de una epopeya bogotana del siglo XX en el “ciclo bogotano” puede seguirse en VOLKENING, 1972 y 1979, MUTIS DURÁN, 1978, COBO BORDA, 1981. 214

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novela o de la historia social del continente.215 Poco o nada escribió, por ejemplo, sobre la formación de la gran ciudad como un campo propicio para la construcción de una subjetividad moderna, donde los ciudadanos también podían gozar, imaginar y desear. En sus novelas la ciudad es únicamente un aparato de control social de clase, a través del cual aparece distorsionada la necesidad de una mayor cooperación de los individuos con los fines supremos de la nación. Por eso su rechazo de la autonomía del artista y su condena a la imaginación son el correlato de una negación profunda de la posibilidad de contar con ciudadanos capaces de vivir, actuar y pensar más allá de los imperativos sociales o biológicos impuestos por el Estado. A pesar de todo esto Osorio Lizarazo describió como cronista y novelista diversos procesos, actividades y espacios tangibles a través de la experiencia de sujetos (personajes) urbanos: procesos como la migración campesina a la ciudad, la constitución de las clases sociales modernas, la conversión de los periódicos en empresas comerciales, el desarrollo y la especialización de nuevas zonas urbanizadas, la formación del aparato burocrático y la intervención en la ciudad de instituciones encargadas de la política social; actividades diversas como la servidumbre doméstica, el comercio callejero, el robo, el trabajo artesano, la prostitución, la magia, el espiritismo, el empleo burocrático, el periodismo, la literatura y la agitación revolucionaria; espacios de sociabilidad como la mesa de redacción, la imprenta, la calle, la plaza de mercado, la casa de vecindad, la chichería, el barrio, el suburbio, el prostíbulo y la oficina pública.

Palabras para ser redefinidas

Agraviado por la risa ronca de su jefe, por la ironía de una gran voz, José Antonio Osorio Lizarazo nunca le perdonaría a Jorge Eliécer Gaitán su negativa para asestar un golpe revolucionario tras la derrota liberal del 6 de mayo de 1946. Osorio Lizarazo, escritor de profesión, organizó en esos agitados días una conspiración apoyada por un puñado de militares para impedir que se verificase el relevo democrático en el sacrosanto Solio de Bolívar. Los 215

La excepción es la descripción muy tradicional de los cambios en la vida urbana plasmada en el manuscrito “La vieja y la nueva ciudad” [1943]: Fondo JAOL I, 2 (40-45). Publicado inicialmente como “Ciudad vieja y ciudad nueva”, Sábado (Bogotá): no. 2 (24 jul. 1943), pp. 6 y 14; y de manera póstuma “Crónicas de Bogotá: ciudad vieja y ciudad nueva” Eco (Bogotá): vol. 34, no. 209 (Mar. 1979) p. 493-501.

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conservadores llegarían al poder el 7 de agosto para remplazar al gobierno presidido por Alberto Lleras Camargo y, si nadie lo impedía, con el derrumbe de la República Liberal quedarían aplazadas una vez más las reformas sociales que el liberalismo había pregonado como su causa suprema. Únicamente Gaitán podría asumir la conducción del proceso revolucionario y, según los cálculos de los conspiradores, con el caudillo de su lado estaría garantizada la adhesión popular al gobierno de facto. Al día siguiente de la derrota electoral la voz trémula de Gaitán había proclamado: “Pueblo, por la reconquista del poder ¡A la carga!”. Y ese grito de batalla, acompasado por la agitación sindical en diversas regiones del país, indicó a Osorio Lizarazo que había llegado el momento de señalarle a su Jefe el derrotero revolucionario. Pero al escuchar la trama de aquella conspiración, febrilmente detallada por el escritor como si fuese el plan de una de sus novelas, Gaitán estalló en risa, y presa de la hilaridad rechazó su propuesta, invocó su condición de abogado penalista, su respeto a la Constitución y su convicción de continuar la lucha en el marco de las instituciones vigentes. Así, con el eco de esa risa en la mente —una risa tan humillante como incendiaria era la voz del caudillo— Osorio Lizarazo inició su fuga de Colombia para vender su pluma y continuar su camino a la sombra del poder.216 Pero en ese testimonio literario de su vida, el periplo dantesco por el mundo de los vencidos retratado en la saga denominada “La Miseria Humana”, nunca incluyó como novela el capítulo del intelectual que trabaja para el dictador, que señaló la trayectoria seguida por el autor en sus dos últimas décadas de vida. En agosto de 1946, Osorio Lizarazo viajó por primera vez a República Dominicana invitado por Joaquín Balaguer, representante diplomático en Colombia del gobierno dominicano presidido por Rafael Leonidas Trujillo. A su regreso a Bogotá escribió el nauseabundo texto La Isla Iluminada, obra editada tres veces (México, 1946; Santiago de los Caballeros, 1947; Santo Domingo, 1953) y publicada en inglés (México, 1947), que determinó el inicio de una larga —y muy bien remunerada— saga de apologías al tirano caribeño.217 En los siguientes años su pluma trazaría un amplio repertorio de obras por encargo, todas oportunamente traducidas al inglés, dedicadas a demostrar “objetivamente” que la dictadura trujillista era el

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“El viejo y cordial amigo de Gaitán, que había abandonado la dirección de Jornada en manos de otro infatigable luchador, Jorge Uribe Márquez, concibió un plan para imponer la voluntad del pueblo y aprovechar el ambiente agitado y ansioso de sedición que había creado la oratoria de Gaitán. Pero el jefe se echó a reír, rechazó tal propuesta y anunció que jamás intentaría una revolución de esa naturaleza, aun cuando todas las fuerzas vivas del país lo exigieran, porque él era un abogado y debía respetar la jurisprudencia y conducir su movimiento dentro de las normas de la Constitución y de la ley”. OSORIO LIZARAZO, 1998a, pp. 275-276. 217 OSORIO LIZARAZO, 1946b, 1947a, 1947b, 1953.

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régimen político más adecuado para la “realidad” dominicana: Germen y proceso del antitrujillismo en América (Santiago de Chile, [1957]), Así es Trujillo (Buenos Aires, 1958), Historia Clínica de una Traición (s.l., 1958) y El Bacilo de Marx (Santo Domingo, 1959).218 Además de “Varios folletos y numerosos artículos de prensa sobre temas dominicanos y defensa del régimen publicados en revistas y diarios de Caracas, Buenos Aires, Santiago de Chile, Bogotá y México”,219 su obra apologética comprendió el libro doctrinario Fundamentos y política de un régimen (Santo Domingo, 1960), publicado con el nombre del dictador y merecedor, como era de esperarse, del premio nacional de literatura en República Dominicana.220 Nada extraordinario, pues, presagia la vida de este escritor que nació con el siglo. Es un libreto muy conocido. Su historia es, como la de muchos otros intelectuales latinoamericanos, la de una juventud deseosa por trasformar el mundo, peregrina, llena de ideales, de cálida camaradería, dispuesta a llevar una existencia precaria como prenda de un apostolado romántico por el pueblo oprimido; y la de una madurez complaciente, sedentaria, llena de sueños rotos, de amargas disputas, suplicante de estabilidad económica y de seguridad para aguardar la enfermedad y la muerte. Osorio Lizarazo fundó en mayo de 1944 el semanario Jornada por la restauración moral de la República, órgano publicitario que acompañó la campaña presidencial del caudillo del pueblo Jorge Eliécer Gaitán. Hasta entonces se había desempeñado como revisor contador del departamento de asistencia social en el Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión social, cargo en el que fue asignado por el propio Gaitán, encargado de ese despacho entre octubre de 1943 y febrero de 1944.221 La tarea de dar vida a Jornada no fue fácil, por el contrario: No había dinero para tamaña aventura, pero el escritor estaba acostumbrado al uso de tal impedimenta y solicitó contribuciones hasta reunir unos mil doscientos pesos, que entregó a la imprenta La Razón como valor de las cuatro primeras ediciones. Como no quedó dinero para otra instalación, porque este movimiento era de conciencias y no de capitales, el periódico se escribía en un rinconcito prestado y no disponía ni de una máquina de escribir ni de un tintero.222

218

OSORIO LIZARAZO, [1957], [1958a], 1958b, 1958c, 1958d, 1958e, 1959a, 1959b. Fondo JAOL: I, 2 (38). 220 [OSORIO LIZARAZO/ TRUJILLO MOLINA], 1960. El manuscrito —original y copia— de esta obra se encuentra en: Fondo JAOL: II, 21 (1-178); O, 22 (1-220). 221 Fondo JAOL: VI, 46 (11). 222 OSORIO LIZARAZO, 1998a, p. 240. 219

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Mientras el jefe peregrinaba por el país agitando las masas, el escritor procuraba seguir de cerca el curso de la campaña electoral, transcribir los discursos enardecidos de Gaitán, forzar colaboraciones periódicas de los líderes intelectuales del movimiento, organizar la información cablegráfica, escribir la página editorial, realizar la redacción general de la edición, preparar el armado del periódico y corregir las pruebas, verificar la distribución local y el envío de ejemplares a diversas regiones del país. Entonces abandonó definitivamente las labores burocráticas, trabajó durante largas jornadas, y sin embargo, durante los dos años que duró su faena en el semanario, hasta finales de 1945, no redujo sus contribuciones en El Tiempo, Revista de Indias, Revista de América y Sábado; continuó la preparación de los borradores de varios libros, publicó la novela El hombre bajo la tierra (Bogotá, 1944), la monografía Biografía del café (Bogotá, 1945), y el texto biográfico Fuera de la ley (historias de bandidos) (Bogotá, [1945]).223 También en 1944 Osorio Lizarazo conoció a quien sería su esposa por el resto de la vida, Ericinda Ortiz. La joven, a quien doblaba en edad, era secretaria del Ministerio del Trabajo en el que estaba empleado el escritor cuando fundó Jornada. Durante la campaña presidencial por la “Restauración Moral”, ella cumplió las funciones de secretaria en el semanario y mantuvo amores secretos con él hasta 1946, cuando contrajeron matrimonio católico en Bogotá. De su relación nacieron primero Maria Cristina y más tarde Beatriz, quien sería acogida por la familia Osorio Ortiz luego de su regreso de la República Dominicana en 1960. A lado de Ery Ortiz, Osorio Lizarazo viajó a Ciudad Trujillo en 1946 —cuando él fue invitado por Joaquín Balaguer para elaborar la primera edición de La isla iluminada— y de allí en adelante lo acompañó en su periplo latinoamericano por Venezuela, Argentina, Chile y Republica Dominicana. Ery Ortiz fue además asistente y mecanógrafa del escritor durante los últimos veinte años de su vida.224 Finalmente Osorio Lizarazo era director de su propio periódico, trabajaba para sí mismo, sueño acariciado durante casi una década en la que alternó el ejercicio del periodismo, las faenas burocráticas y la escritura de novelas. Tenía la experiencia editorial adecuada para emprender esa 223

OSORIO LIZARAZO, 1944a, 1945a, [1945b]. Entrevista con Ery Ortiz de Osorio (nov. 11 de 1998). Desde Argentina, en 1952, Osorio Lizarazo describía a Bernardo Restrepo Maya el cambio que ella había precipitado en su temperamento: Fondo JAOL: V, 37 (44-48). Ahora, un poco más allá de la mitad del camino de la vida, pude penetrar en un remanso que no ha sido disolvente y putrefacto como un pantano, sino suave y discreto. El maravilloso descubrimiento de Ery, a quien te refieres con cariño que me conmueve, hizo, prácticamente, el milagro. Leal, pura, ingenua, infinitamente adicta, simple, sin un solo pensamiento doble o insincero, se entregó integralmente a mi sujeción, y me rodeó de un indecible bienestar moral y de una dulce seguridad. 224

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aventura. Pero con Jornada cumplía además una aspiración política trascendente: refrendar con su tinta la saliva afilada, la balanza y la espada poderosas del tribuno, para luchar por las reformas sociales: “Gaitán desde la tribuna, con tremendas arremetidas, en una monstruosa exaltación oratoria, con una resistencia que le permitía hablar durante varias horas en el tono más alto que pudiera producirle la garganta sin demostrar fatiga, y el silencioso escritor en su hebdomadario, dieron expresión a la abrumadora realidad que soportaba el angustiado pueblo”.225 Osorio Lizarazo escribía con dos dedos sobre las teclas de su máquina, excitado por el café, sumergido en su pequeño mundo, con la misma fuerza que hacía vibrar las cuerdas vocales de su jefe en los discursos. Tenían la misma edad, nacieron en Bogotá en el filo del siglo XX. Ambos venían de familias alfabetizadas de clase media, fueron educados en los signos de occidente y, amparados sólo en su dominio de los significados, lucharon por filtrar la fina trama social urdida por la burguesía. Pero, tal como él mismo confesaba: “En tanto que Gaitán fue una voluntad, yo fui una indecisión, y mientras él dominaba sus reacciones y su sensibilidad para sujetarlas a un plan de vida, yo me dejaba conducir por ellas”.226 Gaitán: cuerpo fuerte, mirada fija, voluntad, voz trémula. Osorio Lizarazo: cuerpo doliente, mirada perdida, titubeo, letras desafiantes. Bajo el cielo gris de Bogotá serían espada y pluma, Sabana y montaña, babas y tinta, rabiosa lluvia de palabras en días y noches de avalancha. En principio tal alianza prosperó, pero en 1945 Osorio Lizarazo perdió el apoyo de su jefe y, aún más, fue despojado por él de Jornada. La división del partido liberal en los comicios precipitó la victoria del conservatismo: frente a la candidatura oficial de Gabriel Turbay, Gaitán había organizado su propio movimiento apoyado por la facción de izquierda del partido y un nutrido grupo de profesionales de clase media. Al día siguiente de la derrota electoral, el partido Liberal quedó acéfalo tras la huida de Turbay hacia París, y entonces, Gaitán apareció como la única figura capaz de restituir la unidad de la colectividad y liderar la oposición al gobierno conservador. Así, el proyecto político de la “restauración moral” comenzó a disolverse y Gaitán, animado por la promesa de asumir la jefatura única del liberalismo, como finalmente la obtuvo en 1947, se distanció lentamente de los dirigentes radicales de su movimiento. Pero en el ínterin de las primeras semanas de mayo, cuando aún no se vislumbraba la posición de transacción que asumiría el tribuno en los meses 225 226

OSORIO LIZARAZO, 1998a, p. 240. Fondo JAOL: V, 37 (51).

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siguientes, la coyuntura parecía perfecta para que el gaitanismo liderase las masas abandonadas a su suerte por el liberalismo oficial. Aunque Gaitán ocupó el último lugar en las elecciones presidenciales, logró cosechar la mayoría absoluta de los votos en las ciudades —con excepción de Medellín— y, aún prescindiendo del apoyo del sindicalismo organizado en la CTC (Central de Trabajadores de Colombia), contó con un amplio respaldo de las bases obreras en los centros industriales. A la huelga del otrora poderoso sindicato de trabajadores fluviales (FEDENAL) se sumaron los petroleros y los choferes y, ante la negativa del gobierno liberal para negociar con ellos, inédita hasta concluir la Segunda Guerra Mundial, los asalariados se encontraron sin interlocutores en el Estado.227 Por eso, si Osorio Lizarazo se aventuró a preparar un golpe de Estado respaldado por un sector del Ejército, el conjunto del gaitanismo esperaba que su líder aprovechara la creciente agitación sindical, organizara las masas y condujera el descontento popular. Nada de eso, como se sabe, ocurrió. En el momento de mayor expectativa Gaitán decidió imponer pausa y enfriar los ánimos: “Sus amigos lo hallaron en una clínica, donde se había hecho extraer el apéndice sin estar enfermo”.228 Pero enfermo o no, abogado o no, la cuestión no detectada por los conspiradores —y posiblemente sí entrevista por Gaitán— fue el carácter adverso de la coyuntura internacional para una revolución social en Colombia: el periodo de las reformas sociales, el pacto interclasista y la ampliación de la ciudadanía estaba sellado, la gran conflagración mundial se había apagado y ahora se abría paso la guerra fría. Gaitán forjó su campaña por la “restauración moral” imbuido por un marcado voluntarismo científico, explícito en su dicotomía entre el país político y el país nacional: el Estado estaba gobernado por políticos de profesión o ineptos burócratas, y no por profesionales, técnicos y científicos capaces de acoger las aspiraciones de redención popular. Los más aptos debían regir el Estado con la espada y la balanza, la pluma y la tinta, el microscopio y el escalpelo, para lograr la socialización del hombre, esto es, el funcionamiento armónico de las células en el cuerpo social.229 Osorio Lizarazo, su pluma vindicadora dedicada por décadas a la defensa del pueblo y la denuncia de los poderosos, creyó encontrar en el tribuno la posibilidad de la acción, la traducción en hechos de los ideales de justicia social, y emprendió con él la lucha contra el país político desde Jornada. Igual que otros intelectuales y científicos de clase media, sumó su “pequeña reputación como escritor” —una docena de libros publicados y veinticinco 227

ARCHILA NEIRA, 1991, pp. 365-370. OSORIO LIZARAZO, 1998a, p. 277. 229 GAITÁN, 1979; BRAUN, 1998; ALAPE, 1987. 228

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años de experiencia periodística— a la causa redentora, confiado en que su menospreciada obra y su empobrecido autor serían finalmente reconocidos como parte imprescindible de las letras nacionales. A lo largo de su trayectoria, Osorio Lizarazo quiso presentarse como un inconforme. Cada vez que se le presentaba una oportunidad, hacía gala pública de una absoluta independencia con respecto a las jerarquías sociales. Tal es la imagen que quería construirse como autor: un escritor rebelde, con “una estructura moral que me imposibilitó definitivamente para mostrarme servil ni adulador, y que me indujo siempre a mirar al poderoso como a un usurpador, como a un déspota, y a no humillarme ante él, aun cuando la vida me colocara bajo sus planes”.230 Esto es muy cuestionable, según los documentos consignados en su propio archivo, pero por lo pronto habrá que concederle algo: sus novelas fueron construidas como réplicas precisas frente a las situaciones de subordinación que enfrentó en diferentes períodos de su vida, bien como empleado en la mina, arrendatario en la casa de vecindad, reportero en los diarios o empleado en el despacho de un ministro. Lo propio ocurría en el movimiento por la “restauración moral”: en público defendía con ferocidad al jefe con su pluma, sin embargo, en las reuniones en el despacho de Gaitán, en el selecto cenáculo que competía por sus afectos, criticaba con timidez las decisiones del tribuno y se atrevía a exigirle mayor determinación en sus acciones. Y Gaitán podía cortar por lo sano o estallar de risa ante las propuestas del escritor, pero no estaba dispuesto a tolerar críticas impertinentes ni permitía cuestionar su manera de conducir el movimiento. Cuando hacia finales de 1945 Jornada comenzaba a consolidarse, tras algo más de un año de trabajo publicitario al servicio del jefe, Osorio Lizarazo abandonó la dirección del periódico en manos de Jorge Uribe Márquez, amigo del escritor y colaborador cercano a Gaitán. De allí en adelante Osorio Lizarazo perdería definitivamente los afectos del jefe, situación acelerada por su viraje político hacia una posición autoritaria y la peligrosa apología al régimen de Rafael Leonidas Trujillo plasmada en La isla iluminada. Así, en el segundo semestre de 1946, en momentos en que Gaitán buscaba consenso para hacerse a la jefatura del partido Liberal y tomaba mayor distancia de los cuadros radicales de su movimiento, se verificó lo que Osorio Lizarazo consideró siempre un despojo: el retiro definitivo del semanario que él mismo había creado y su entrega a Darío Samper, quien un año atrás había sido contradictor del gaitanismo desde el

230

Fondo JAOL: IV, 31 (1-175). Segmento de “Barco a la deriva”, incluido en la compilación documental.

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periódico Batalla.231 En una carta dirigida a Jorge Uribe Márquez a propósito de la publicación en Buenos Aires de la biografía Gaitán. Vida, muerte y permanente presencia, el autor recordaba así el motivo de su fuga de Colombia en 1948: Fuimos los únicos que le dijimos nuestra verdad, que lo censuramos sin intimidación ni lisonja y que le guardamos una lealtad no vinculada a interés alguno. Contra mí, de manera especial, se levantaron la calumnia y la intriga por mi desenfado, y se me perpetró, como tú sabes, el despojo de Jornada, por lo cual decidí ausentarme y asumir una actitud decorosa de exiliado voluntario, que no estoy dispuesto a romper en mucho tiempo.232

¿Qué le censuraba Osorio Lizarazo a Gaitán? ¿Cuál era su verdad?: “Gaitán era, antes que un revolucionario, un abogado, y pretendía el absurdo de hacer la revolución dentro de la constitución, como si esta no fuera, precisamente, la columna vertebral de la ignominia que quería derribar”.233 O como sugirió en otra parte, “La intensidad de su lucha interior consistía en su dualidad de abogado y de agitador revolucionario”.234 Si Gaitán hubiese sido presidente de la República... ¿Cambiaría la suerte de Colombia? ¿Qué pasaría? Osorio Lizarazo era categórico: habría resultado el más lamentable fracaso. Ni habría hecho su revolución dentro de la constitución, porque los intereses coligados contra toda tentativa reformista, jurídicamente representados en el parlamento, lo habrían impedido; ni habría satisfecho las ansias de justicia que él mismo había despertado en el pueblo, que se habría sentido defraudado; ni se habría sostenido en el poder [...] cuando tratara de romper el poderío oligárquico y capitalista.235

Esto último lo escribió en una carta del año 52. Pero él no esperó la muerte de Gaitán el 9 de abril de 1948, ni la saga de frustraciones de aquel día del odio, para decir en público su verdad sobre el tribuno. En los últimos días de 1946 el encanto de la espada y la pluma, la saliva y la tinta, se habían roto completamente con el despojo de Jornada, y el escritor, con sus sueños robados, con el eco de la risa del jefe en la cabeza, se decidió a salpicar con letras llenas de ironía la cara de 231

Según Osorio Lizarazo, cuando la “oligarquía” liberal consideró insuficiente la propaganda dirigida por la gran prensa (El Tiempo y El Espectador) contra el tribuno, “fundó un semanario, dirigido por Darío Samper, Batalla, para que sin la responsabilidad que correspondía a publicaciones tradicionalmente serias se pudieran lanzar sobre Gaitán injurias y calumnias que aquéllos no se atrevían a imprimir”. OSORIO LIZARAZO, 1998a, pp. 263-264. 232 Fondo JAOL: VII, 49 (2). 233 Fondo JAOL: V, 37 (53). 234 OSORIO LIZARAZO, 1998, p. 277. 235 Fondo JAOL: V, 37 (53). La misma afirmación aparece en Gaitán: “era improbable que maniobrase con acierto dentro de las inmensas dificultades que le oponían las circunstancias políticas, y el pueblo, descubriéndolo, como en ejercicio de la alcaldía, incapaz de solucionar sus problemas, de cumplir sus programas, de satisfacer las anchas aspiraciones que había despertado, le arrojaría de sus afectos una vez más, y ahora para siempre”. OSORIO LIZARAZO, 1998, p. 284.

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Gaitán. Le picaban las manos y, seguro que sí, sudaba de pies a cabeza cuando escribió una carta dirigida a su jefe, carta nunca enviada pero si publicada sin destinatario y convertida a la postre en documento monumento para la historiografía política colombiana del siglo XX: “La aventura de un gaitanista”. El 31 de diciembre el diario más influyente del país lo presentó con la siguiente advertencia editorial, seguramente redactada por su propietario Eduardo Santos: “Es obvio que al publicar El Tiempo el interesante artículo del señor Osorio Lizarazo sobre la situación del llamado ‘movimiento’ de restauración moral, lo hace a simple título informativo y que ello no implica la aceptación de conceptos. Simplemente hemos creído oportuno dar a conocer los detalles de una evidente crisis en el grupo de quienes siguen al Doctor Gaitán”.236 ¿Por qué El Tiempo publicó el artículo? Es obvio que el periódico no estaba simplemente informando y que, pese a salvar responsabilidades, la virulenta diatriba del escritor contra Gaitán era útil para el expresidente Eduardo Santos, enemigo del gaitanismo durante la campaña presidencial y contendiente del tribuno en la aspiración de conquistar la jefatura única del partido Liberal. El escritor lo sabía bien: Santos fue también su jefe en la redacción del periódico y, aunque El Tiempo publicaba y publicaría aún sus crónicas, desde Jornada nunca dejó de atacar su posición política. Sin embargo, Osorio Lizarazo quería ajustar cuentas con Gaitán, mostrarle el poder de su pluma y dibujar con trazos aún indelebles las ambigüedades políticas de su discurso. La agudeza de “La aventura de un gaitanista” enfureció al nuevo cenáculo del tribuno. Si damos crédito a la afirmación consignada a vuelapluma en Gaitán, como corolario de su despojo de Jornada y de la purga gaitanista, “uno de los más atorrantes políticos” atentó contra su vida “por haber pretendido revaluar en un artículo de periódico la profunda sinceridad del movimiento en la primera etapa”.237 ¿Qué decía allí Osorio Lizarazo? A primera vista sus afirmaciones serían lugares comunes a donde acuden los historiadores para comprender la figura de Gaitán en la época turbulenta que precedió al 9 de abril de 1948: la tensión entre el orador y el abogado, la paradoja de su acercamiento a los políticos de profesión, la incapacidad para forjar una organización política duradera y la dificultad para trasformar la exaltación retórica en un programa concreto de lucha.238 Pero si tales tópicos parecen hoy comunes es porque el artículo en cuestión —y la reflexión desarrollada luego en Gaitán— representa para la historiografía 236

OSORIO LIZARAZO, J. A. “La aventura de un gaitanista”. El Tiempo, (Bogotá): (31 dic. 1946). [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 556-564]. En adelante se citará este articulo de acuerdo con la compilación de 1978. 237 OSORIO LIZARAZO, 1998, pp. 281-282. 238 El desarrollo historiográfico de esta versión puede verse en BRAUN, 1998 y ALAPE, 1987.

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colombiana, además de un precioso documento emanado del seno del movimiento, la primera matriz interpretativa sobre el gaitanismo; allí está descrito en bruto el drama perenne que ha seducido a los historiadores contemporáneos: el más trascendente líder popular de Colombia, quien pudo capitalizar la oportunidad de una revolución social sin precedentes, fue un enconado legalista tan proclive a la letra y la forma como Santander, fundador civil de la República. En el artículo Osorio ataca a Gaitán en su terreno, con sus propias palabras y, por eso, para denunciar su despojo de Jornada empleó la oposición entre el “país político” y el “país nacional”: si la restauración moral se basaba, en términos positivos, en la supremacía de la técnica y el saber para legitimar el ejercicio de la política, por qué abandonó a los mejor preparados para un gobierno científico y los reemplazó por quienes tenían como único oficio el usufructo electoral y el reparto del botín burocrático. Quiere sentar su posición e invoca, como si fuera suyo, el lema de los iniciados en el movimiento: “No soy, ni he sido, ni seré nunca un político”, “amo el trabajo rápido, eficaz y oportuno”. Y luego, se burla del tono inactual de los discursos del jefe, de la fascinación por una oratoria sin definiciones: Cuando en el calor de sus discursos, el doctor Gaitán llega a un punto en que debe definir con exactitud sus programas y sus propósitos —fuera del de la simple y desaprovechada agitación demagógica— dice siempre: —Pero esto será motivo de otro discurso que pronunciaré oportunamente. Y nunca lo ha pronunciado. Todavía lo promete, como antes de las elecciones [...] 239

Le permite a Gaitán hablar con su voz encendida: “—Y esa gente, que desaloja al obrero, al intelectual, al ingeniero, al trabajador, al médico, al profesional, hombre de trabajo, al abogado, al arquitecto, para reemplazarlos por sus servidores, por los servidores de la oligarquía, por el manzanillo, es la que quiere seguir mandando”. Pero ahora, como un personaje de novela, quiere enjuiciarlo en un tribunal. Lleva al abogado al banquillo de los acusados. Lo sienta. Le pregunta: doctor Gaitán, dígame por favor ¿Qué es lo que vamos a hacer cuando tumbemos la oligarquía? ¿Cómo enaltecemos y ponemos en su sitio al obrero, al intelectual, al ingeniero, al trabajador, etc.? ¿Cómo vamos a restaurar moralmente la república para que todo no vaya a resultarnos una farsa, o una mentira, o un recurso electoral, y a implantar un régimen de pureza política? ¿Cuáles son nuestros instrumentos, nuestros objetivos concretos, nuestra razón de ser?.240 239 240

OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 560. OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 560.

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No importa mucho la pregunta, su caricatura de Gaitán respondería: “—Eso será motivo de un discurso que pronunciaré oportunamente”. Por eso le exige concretar sus puntos de vista, elaborar un programa para el movimiento restaurador, definir abiertamente una postura de izquierda, señalar al pueblo un método de lucha para lograr la victoria de la técnica y la eficiencia. Y como respuesta pone en la boca del jefe una tautología: “—Pero si ya he dicho en todos mis discursos que ‘esta gente’ constituye una oligarquía, de donde se han desterrado la eficiencia y la técnica para ser remplazadas por la maniobra electoral”. Ah, claro, continúa en el relato de su aventura: “De esta manera de ser y de pensar resulta que el movimiento gaitanista no tiene bandera, ni programa, ni razón de ser, fuera de la fe cada día más vaga e indefinida en la capacidad del jefe y de la periódica agitación verbal, contra la oligarquía y por una restauración [moral] [...]” ¿Cómo podía haber restauración si los políticos profesionales se adueñaron del movimiento? La verdadera pregunta está sobre el tapete ¿Por qué Gaitán le arrebató a Osorio Lizarazo Jornada para entregarla ciegamente a la especulación electoral?: Como es natural, el movimiento del doctor Gaitán ha tenido también su órgano publicitario, y como quiera que los menesteres relativos a esta actividad han sido mi profesión durante toda la vida, fue allí donde vinculé mi fe, mi inteligencia y mi voluntad al servicio de mi ilustre jefe. Pero como diría éste en caso parecido, tal cuestión será materia de otro discurso, que diré otro día, porque se me hace tarde.241

La hora de partir había llegado, la ruptura era definitiva. “Mi niñez, en efecto, tuvo puntos de identidad con Gaitán, pero mientras éste se obstinaba en cumplir su destino yo me entregué, vencido, a las circunstancias, y en la hora decisiva, como los espíritus débiles, no adopté sino la solución temerosa de la fuga”, recordaba con desencanto en otra carta de 1952.242 Sí, la fuga apresurada fue una constante de su vida desde que abandonó la casa paterna: lo fue en 1929 cuando salió hacia Panamá y en 1934 cuando fundó El Heraldo, lo era en 1947 cuando abandonó Venezuela, lo sería en 1954 cuando abandonó Argentina y en 1960 cuando escapó de la República Dominicana. ¿Pero cuál era su situación en ese momento? En 1947 sus opciones en Colombia parecían limitadas. Osorio Lizarazo creía pertenecer al grupo selecto de los puros, los espíritus libres nunca contaminados por las bajas pasiones de la política y, en consecuencia,

241 242

OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 564. Fondo JAOL: V, 37 (51).

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estaba autorizado para señalar con su pluma la corrupción reinante en Colombia, la abyección generalizada de quienes no compartían su propia posición. Por eso hizo el trabajo sucio contra el “país político” y durante su labor publicitaria en Jornada atacó sin vacilar a quienes tildaba como demagogos, manzanillos, oligarcas o reaccionarios, sin importar que fuesen liberales, conservadores o comunistas. Junto al jefe estuvo seguro, pero ahora, privado de sus afectos tras librar la última gran batalla escrita en “La aventura de un gaitanista”, estaba solo, sin un empleo estable y amparado únicamente por su trabajo como escritor. ¿Cuáles eran sus opciones? La primera, trabajar en la prensa, volver a peregrinar por las redacciones, publicar aquí o allá crónicas, ensayos o artículos para ganarse la vida. La segunda, obtener un cargo burocrático subordinado en alguna dependencia oficial. Ninguna lo seducía. Con 46 años ya no estaba dispuesto a presentarse humillado en los pasillos de los ministerios por un salario insignificante y preguntar, sumiso, ¿Cuántas copias señor ministro? Tampoco quería regresar a la mesa de redacción, complacer los mil y un caprichos del Señor Director y quemar los días en una labor que consideró siempre como fragmentaria, menor, jamás comparable con la faena de las noches insomnes cuando escribía sus novelas mojadas por café. Cualquiera de las dos alternativas suponía para él transigir, bajar la cabeza y admitirse derrotado ante todos aquellos a quienes había despreciado con su escritura; quedarse le representaba perder cualquier dignidad, renunciar a su punto de vista político y abandonar la postura crítica e independiente de la cual se ufanaba como autor; vivir en Colombia lo obligaba a padecer la misma situación de inestabilidad económica y de subordinación social en la que vivió durante los años precedentes a la aventura gaitanista. Si queremos comprender la determinación de huir de Colombia, qué significado tenía para él la fuga en ese preciso momento, podemos admitir su decisión de adoptar una posición decorosa —hacer gala de su dignidad— frente al “país político”. El precio de esta dignidad, y no es una paradoja, fue la adulación sin límites a un tirano tropical durante los trece años (1947-1960) que duró su periplo por Venezuela, Argentina, Chile y República Dominicana, situación que dio vida al personaje descrito de pasada por Mario Várgas Llosa en La fiesta del Chivo: el cojo colombiano panegirista del Benefactor de la Patria Nueva que partió de la República Dominicana en 1960 con los bolsillos llenos de dólares. ¿Por qué un escritor que no daría su brazo a torcer ante los líderes de la democracia colombiana se arrastraría para besar las botas de dictadores militares en otros países? Osorio Lizarazo siempre estuvo y murió en una posición contestataria 115

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frente al establecimiento en Colombia: allí su “modesta reputación literaria” no le bastó nunca para acariciar el poder, y en los momentos en que estuvo en camino de hacerlo, halagando a uno de sus jefes políticos de turno, una y otra vez apareció la barrera que le indicaba el lugar subordinado al cual debía aspirar. Así ocurrió durante los años siguientes a su regreso desde Barranquilla a Bogotá, cuando creyó abiertas las puertas del gobierno de la República Liberal a las aspiraciones políticas y profesionales de la clase media y se encontró defraudado, condenado a soportar la carga de trabajos burocráticos de mediano rango, a dirigir un periódico de escasa circulación —El Diario Nacional— o a deambular por los pasillos del Congreso de la República como reportero legislativo de El Tiempo. Claro, le quedaban aún las novelas, las monografías, las crónicas y los ensayos publicados sin interrupción desde 1926, pero con ellas nunca pudo ganar mucho más que el dinero necesario para el sustento cotidiano, ni logró ampliar su reputación como escritor, pequeña en verdad, si damos crédito a la tímida recepción de sus libros entre los lectores colombianos y la sordera con la cual los trató siempre la crítica literaria. El libreto es común, de nuevo, en la historia latinoamericana: sería esta barrera la que lo impulsó a tomar las banderas de la restauración moral, y luego, a radicalizar su posición política en favor de un golpe de mano —de una dictadura nacional popular— que hiciese estallar la estructura social prevaleciente y permitiese el ascenso de las clases medias al poder. Y aquí el matiz colombiano se impone, como límite para las aspiraciones del escritor en su patria, por la continuidad histórica de las instituciones democráticas —acompasada por la alternancia ritual de las élites en el Solio de Bolívar— y la inexistencia de regímenes análogos a los de Brasil, Argentina y República Dominicana en la primera mitad del siglo XX. Hasta 1947 Osorio Lizarazo únicamente había viajado en una oportunidad a Panamá, otra a República Dominicana y varias veces a Venezuela. Las opciones eran limitadas y en primera instancia Venezuela le brindaría mejores oportunidades, sobre todo por la amistad que le unía con Rómulo Betancourt, por la solidaridad del gaitanismo con la Acción Democrática y por la propaganda ferviente que desplegó en Jornada y Sábado a favor de la Junta Revolucionaria que derrocó la dictadura de Juan Vicente Gómez243. El primero de noviembre de 1945, por ejemplo,

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Desconocemos si efectivamente el manuscrito “Un gran capitán de la democracia colombiana. Jorge Eliécer Gaitán visitará en breve Venezuela. Exclusivo para El País” [Fondo JAOL: I, 2 (17-20) ] fue publicado en El país (Caracas). Este documento esta relacionado con el impreso: La revolución venezolana en la opinión extranjera: declaraciones del ilustre político colombiano Dr. Jorge Eliécer Gaitán al periodista J.A. Osorio Lizarazo. [OSORIO LIZARAZO, 1946a]

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recibió un telegrama procedente del Palacio de Miraflores en Caracas: “Osorio Lizarazo Sábado Bogotá. Recibido tu cordial radiograma del 26. Por correo va cuanto solicitas. Tu afectísimo y viejo amigo Rómulo Betancourt”, y en breve se publicó en Sábado el articulo “Yo conocí a los revolucionarios. Quiénes eran y cómo vivían hace 10 años los hombres que gobiernan a Venezuela”, en el cual el periodista relata las hazañas de los exiliados venezolanos en Barranquilla durante la década de los treinta244. Así, a juzgar por sus afirmaciones en “La aventura de un gaitanista” (“Admiro [...] la diligencia y la orientación de izquierda de la revolución que encabezaron en Venezuela Rómulo Betancourt y sus amigos, que nunca antes fueron empleados públicos; y lo hago por que esas maneras corresponden a mi temperamento”), tras la ruptura con Gaitán Osorio Lizarazo consideraba que la aspiración de consagrar su escritura a la redención del pueblo encontraría eco en el gobierno venezolano.245 Aunque la información a este respecto es muy limitada, conocemos que Osorio Lizarazo se desplazó a Caracas y trabajó allí como periodista durante casi un año. Pero la amistad con Betancourt, y en consecuencia la posición del escritor en ese país, se debilitó rápidamente por su actitud en defensa del régimen de Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana. Para 1947 ya estaba en plena circulación la primera edición de La isla iluminada, impresa en México un año antes, y una apología tan descarada no debió calar bien en el gobierno venezolano, rodeado por activistas dominicanos antitrujillistas y comprometido efectivamente en diversas aventuras dirigidas a derrocar al dictador caribeño.246 En las dos primeras ediciones —idénticas— de La Aún no se han revisado puntualmente el semanario Jornada y la revista Sábado, en los que Osorio Lizarazo publicó en Bogotá varios artículos dedicados a difundir la situación social de Venezuela y defender las reformas de la Acción Democrática. En El Tiempo, medio afecto a la revolución venezolana, publicó algunos materiales: “Arco iris de la política venezolana”. El Tiempo (Bogotá): (6 oct. 1946); “En el país de los controles”. El Tiempo (Bogotá): (19 oct. 1946); “La cuestión de la gasolina”, El Tiempo (Bogotá): (28 oct. de 1946); “La producción agrícola”, El Tiempo (Bogotá): (17 nov. 1946); “La inmigración”, El Tiempo (Bogotá): (14 dic. 1946); “El gobierno de Betancourt se fortalece”, El Tiempo (Bogotá): (1 may. 1947). En el artículo que marca la escisión de Osorio Lizarazo con Jorge Eliécer Gaitán [“La aventura de un gaitanista”. El Tiempo, (Bogotá): (31 dic. 1946) son evidentes sus afectos crecientes hacia Rómulo Betancourt. Como quedó dicho, a partir de la tercera edición de La isla iluminada y en todas sus obras apologéticas, la defensa de Trujillo como héroe pacificador se equipara indistintamente con la condena de Betancourt como aventurero comunista: 1947a; 1947b; 1953; 1956a; 1956b: [1957]; [1958a];1958b; 1958c; 1958d; 1958e; 1959a; 1959b. Del mismo tenor es el manuscrito monográfico duplicado en: Fondo JAOL: I, 2 (28-31) y III, 27A (97-102), versión de “27 revoluciones en diez anos”. Dinámica social (Buenos Aires): Vol. 1, no. 1 (sep. 1950), pp. 25-26. 244 Fondo JAOL: VII, 50 (116). “Yo conocí a los revolucionarios” Sábado (Bogotá): no 121 (1945), p. 3-14. 245 OSORIO LIZARAZO, 1978, p. 563. 246 Según se desprende de una crónica de Osorio Lizarazo la edición mexicana de La isla iluminada, aunque fechada en 1946, llegó a Bogota —y seguramente también a Caracas— sólo hasta 1947. “El 13 de febrero recibí una carta de México en la que se me anunciaba el envío de un paquete por aeroexpreso, el cual había sido ya despachado para esa fecha. Supuse que se trataría de algunos libros; y como ya había llegado la carta era muy factible que

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isla iluminada todavía se evidencia la ambivalencia de los afectos de Osorio Lizarazo con respecto a los regímenes de ambos países. Con una suave pincelada al final del primer capítulo, “El concepto de democracia”, en las líneas en que presentó por primera vez el argumento nacionalista en que fundaría toda su saga apologética, pretendió equiparar a Trujillo con Betancourt: Otro tanto habría que decir, por ejemplo, de Venezuela para explicar la dictadura que en nombre de su peculiar sentido de la democracia ha ejercido sobre la base de un movimiento revolucionario Rómulo Betancourt, lo cual tampoco se comprendería sin conocer los antecedentes y la realidad de ese país, a pesar de que está más próximo en el tiempo y en el espacio a la opinión colombiana247.

Resultaba más ofensivo que laudatorio ser comparado sin ambages con el sanguinario tirano caribeño. Ni los alardes “objetivos” del apologeta, ni la calificación de su régimen como “el surgimiento de la más autentica democracia”, debieron convencer a Betancourt. Por eso Osorio Lizarazo no encontraría abierto el camino para cumplir sus aspiraciones y tomaría distancia del gobierno venezolano, poco antes de que éste fuese derrocado por un golpe militar encabezado por Pérez Jiménez en 1948. A partir de 1950, Betancourt dejaría de ser el revolucionario venezolano que había liberado a su pueblo del caudillismo militar y se convertiría en uno de los blancos predilectos de sus críticas, caracterizado como un maquiavélico mercenario al servicio del comunismo internacional.248 De vuelta a Bogotá, hacia diciembre de 1947, Osorio Lizarazo preparó maletas para un nuevo viaje. ¿Hacia dónde partiría? En su correspondencia dejó traslucir su interés por buscar un mercado editorial donde pudiese refrendar ante los lectores del continente su vocación literaria. Por entonces, además de Nueva York, Buenos Aires era el centro editorial más pujante de América y lentamente se verificaba también el ascenso de la industria editorial mexicana. Su agente literaria en Nueva York, Marion Saunders, le hizo saber varias veces las dificultades que encontraba entre los editores de los Estados Unidos para publicar traducciones de sus novelas El hombre bajo la tierra, La cosecha y El Camino en la sombra.249 ¿Por qué no partir hacia México? Aun cuando en los ensayos literarios su posición estética se aproximara al arte

simultáneamente, hubiera venido el paquete”. “Un aeroexpreso”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1946) OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 387-398]. 247 OSORIO LIZARAZO, 1946b, pp. 29-30. 248 “27 revoluciones en diez anos”. Dinámica social (Buenos Aires): Vol. 1, no. 1 (sep. 1950), p 25-26. 249 A este respecto ver la correspondencia con Marion Saunders y Charles Staubach: V, 41 (1-69).

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proletario preconizado después de la Revolución —y en la Isla Iluminada elogiara al partido revolucionario por “el triunfo y la implantación en la patria de Juárez de una verdadera democracia igualitaria”250—, México nunca hizo parte del universo intelectual de Osorio Lizarazo ni cultivó relaciones duraderas con intelectuales de este país.251 Argentina tampoco aparecía con claridad en su mapa latinoamericano, pero la experiencia de muchos intelectuales colombianos en ese país —entre quienes se destacaban Baldomero Sanín Cano y Germán Arciniegas—, la seducción del régimen peronista y el renombre de la industria editorial argentina le señalaron el camino del sur. “Mi presencia en Buenos Aires se debe, primordialmente, al deseo de encontrar un centro de edición y distribución más amplio que el de Colombia”, escribía a Charles Staubach el 11 de julio de 1949. Sin embargo, y como aclara en la misma carta al profesor de español y literatura latinoamericana de la Universidad de Michigan, sus expectativas se encontraron con el descalabro de las editoriales en esa plaza: “Desdichadamente, por diversas causas, la industria editorial argentina ha decaído en los últimos tiempos [...] He decidido esperar durante algún tiempo, antes de regresar a Colombia, obstinado en mi propósito”.252 Además, como explicaba a Jorge Uribe Márquez el 9 de septiembre del mismo año. “Lo malo es que nosotros, desde allá, sufrimos un espejismo sobre las inmensas posibilidades publicitarias de Buenos Aires, que son mentira, porque aquí, lo mismo que allá, los escritores, los novelistas y ensayistas tienen que hacer sus propias ediciones: las editoriales sólo se ocupan de los libros de ganancia asegurada”.253 Asfixiado por el descalabro de su sueño argentino, desde Buenos Aires proclamaría: “escritores de todos los países, uníos... con los editores o contra ciertos editores”.254 Lo más plausible es que Osorio Lizarazo tomara la decisión de partir de Colombia cuando ganó dos años consecutivos el primer premio del concurso de novela abierto por la casa Ferrar & Rinehart de Nueva York, y a través del viaje buscó ubicarse en un medio editorial que le permitiera internacionalizar su obra como lo había hecho Germán Arciniegas durante su estancia 250

OSORIO LIZARAZO, 1946b, p. 16. La isla iluminada fue publicada por la editorial El Caribe y lleva en el lomo la indicación de fecha y lugar “México 1946” (y lo propio ocurre con la traducción del mismo título al inglés, México 1947), pero, dado que el proceso de publicación estuvo a cargo del gobierno dominicano, este hecho no revela relaciones estrechas del autor con México. Mi hipótesis al respecto es que el español Manuel Almoina fue el encargado del proceso editorial en México: OSORIO LIZARAZO, 1946. 252 Fondo JAOL: VI, 41 (61-63). 253 Fondo JAOL: VII, 49 (2-4). 254 Fondo JAOL: III, 27B (201-203). 251

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diplomática en Argentina, donde lo contactó Stephan Zweig para presentarlo con su editor en Estados Unidos. Tras la publicación en El Tiempo de esa bomba política que fue “La aventura de un gaitanista”, Eduardo Santos prometió a Osorio Lizarazo realizar gestiones en la cancillería colombiana para adjudicarle un cargo diplomático en Venezuela o Argentina. Desde Bogotá y Caracas, primero, y desde Buenos Aires después, el escritor realizó ingentes esfuerzos para alcanzar un nombramiento del gobierno colombiano, adecuado con su carácter de autor nacional.255 Entre 1947 y 1949, antes y después de la muerte de Gaitán, las cartas fueron y vinieron. No importaba que el gobierno estuviese en manos conservadoras, Osorio Lizarazo quería dedicarse por completo a la escritura de novelas. Pero a finales de 1948, después de El Bogotazo, uno de los hombres más poderosos de Colombia lamentó no poder cumplir su promesa y le comunicó que sus gestiones habían fracasado: Noviembre 9 de [1948] Mi querido Osorio Lizarazo: No te había contestado esperando poderte dar alguna noticia favorable. Ya perdí toda esperanza. Promesas, promesas y al fin la declaración más o menos camuflada, de que “por el momento” no era posible hacer nada en tu favor. No sabes cómo me da pena no haber podido cumplir mi promesa; pero ya vez, que aquí pasan las cosas de manera distinta a como uno se las imagina desde fuera. Sigo dispuesto a servirte, pero me parece que si allá no haces nada, debes venirte para emprender una nueva campaña, que contigo aquí puede dar buenos resultados. Yo creo que con una colaboración sostenida en los dos diarios que pueden pagar bien y en Semana, Sábado, Revista de América y Revista de Indias, podrás ir tirando, mientras se consigue algo mejor. Dámele un abrazo a Antonio Ruiz Tuyo afmo. Eduardo Santos256

Pero ¿Pensaba volver en el futuro a Colombia? En un alegato fechado el 19 de febrero de 1949, Osorio aseguraba que tras una pequeña disputa con Jorge Eliécer Gaitán se había ausentado del país para retornar a su lado en la campaña electoral de 1950, y agregaba que: “El asesinato de Gaitán, ocurrido poco después de mi llegada a Buenos Aires y las circunstancias políticas de Colombia consiguientes a este suceso, modificaron mi primera determinación y me indujeron a radicarme indefinidamente en esta ciudad”.257 Nada indica que esto fuera cierto o posible. Las expectativas de Osorio Lizarazo en Argentina eran otras: quería desquitarse de quienes lo habían 255

La carta manuscrita de Hernán Tovar (Bogotá, agosto 1º [al 5] de 1947) indica que Osorio Lizarazo había ya realizado gestiones en Bogotá para obtener un nombramiento diplomático antes de partir de Colombia. Fondo JAOL: VI, 41 (51). 256 Fondo JAOL: VI, 42 (17). 257 Fondo JAOL: III, 27B (184-185). Documento incluido en la sección “Tiempo muerto”, pp. 260-262.

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humillado o ignorado en Colombia. Siguiendo el libreto del intelectual latinoamericano, mientras sus bolsillos se llenaban con los dólares de Trujillo por la publicación en 1947 de la segunda edición y la traducción al inglés de La isla iluminada, soñaba despierto que la industria editorial argentina le permitiría obtener la consagración definitiva con su novelística en toda América, y así, reconocido finalmente en el exterior, la patria lo reclamaría al unísono como autor nacional. Sin duda su estadía en Buenos Aires le reportó un discreto reconocimiento internacional, sobre todo tras la publicación en 1950 de una segunda edición de El hombre bajo la tierra en la celebre colección Austral de la editorial Espasa Calpe. Infaltable hoy en los catálogos de las principales bibliotecas latinoamericanistas de América y Europa, esta fue la única novela de Osorio Lizarazo que alcanzó reconocimiento por parte de la crítica literaria.258 En el contexto de la novela social en Latinoamérica, El hombre bajo la tierra es lo que los críticos suelen denominar “su obra más representativa”: a ella se refieren los manuales y diccionarios de literatura latinoamericana cuando se trata de reseñar la novelística colombiana de mediados de siglo XX, y de su estudio se desprende la clasificación del autor y su escritura como naturalista. A esta novela clásica de la vida minera también le cabe el mérito de haber sido editada tres veces, la última con dos reimpresiones en 1983 y 1984, y de haber seducido, aún en los años setenta, al gran dramaturgo colombiano Santiago García, quien rodó una versión cinematográfica con base en libro de Osorio Lizarazo.259 Pero cuatro años después de su arribo a Buenos Aires, la situación de las editoriales parecía no ser la mejor o, por lo menos, no la mejor para las aspiraciones de Osorio Lizarazo. Aún en 1952, cuando ya se encontraba en la imprenta de la casa López Negri la primera edición de su biografía Gaitán (3500 ejemplares, a los que se sumaría en los siguientes meses un segundo tiro de 5000), y se preparaba también la edición de la novela El día del odio (3000 ejemplares)260, el escritor reiteraba sus quejas por las limitaciones editoriales que encontró desde su arribo a la Argentina:

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Ejemplares de esta edición de Espasa Calpe han sido encontrados en bibliotecas de París, Madrid, Nueva York, Washington, Austin (Texas), México, Santiago de Chile, Caracas, Santo Domingo y Buenos Aires. 259 El manuscrito del guión adaptado para cine se encuentra en el Fondo JAOL: XI, 73 (1-137); los comentarios de la prensa sobre esta frustrada producción: X, 69 (1-24). Según Santiago García (conversación personal, Bogotá 2001), los roches de esta película fueron extraviados. 260 La indicación más precisa sobre la tirada de los libros editados por Ediciones López Negri se encuentra en Fondo JAOL: V, 38 (9).

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Si no he podido realizar una apreciable labor publicitaria, se debe, primordialmente, a las dificultades en que se encuentra la industria editorial desde hace algunos años, como son, la escasez de papel, el encarecimiento de la mano de obra (hasta de quinientos por ciento en cuatro años), la mala fe de los libreros extranjeros a quienes las editoriales abrieron grandes créditos, las dificultades que oponen todos los países con el pretexto de control o defensa de divisas, etc. 261

Pero la actividad “publicitaria” de Osorio Lizarazo no comprendía únicamente los libros, y no dependía únicamente de los editores. Gaitán y El día del odio fueron las únicas obras nuevas que publicó durante su estadía en Argentina. A partir de El día del Odio en 1952, el mismo año en que Espiral editó en Bogotá la desaliñada novela El pantano, nunca volvió a editar—en vida— ninguna obra literaria. El periodismo, los artículos de prensa y la propaganda, cumplían desde los años veinte un papel preponderante en su carrera. Pero fue después del periodo de Jornada, durante el cual dirigió no sólo el semanario sino las labores publicitarias del movimiento de “restauración moral, cuando el periodismo se convirtió en la faceta dominante de su labor como escritor. A continuación, durante su estadía en Argentina, utilizó la prensa como trampolín para acercarse al peronismo: así fundió su carrera periodística y burocrática para dedicarse a partir de 1949 a realizar propaganda pública del régimen peronista, adscrito primero a la oficina de información de la Casa Rosada (1949-1952) y luego al Instituto de la Ciencias del Hombre del Ministerio de Salud (1952-1954).262 Un telegrama fechado en Buenos Aires en enero 22 de 1949 testimonia un llamado urgente de la Presidencia de la Nación, tras el cual se efectuó en febrero el reconocimiento médico cuyo resultado adverso fue refutado en dos sendas cartas, dedicadas a desmentir su incapacidad física 261

Fondo JAOL: V, 37 (44-48). Como se desprende de la serie documental relativa a la Asociación de Escritores Argentinos ((A.D.E.A), consignada en Fondo JOAL: VII, 49 (26-32), Osorio Lizarazo fue aceptado como socio de la Asociación de Escritores Argentinos en octubre de 1948. Sin embargo, en la ya citada carta dirigida a Bernardo Restrepo Maya desde Buenos aires el 10 de febrero de 1952: V, 37 (44-48), mostró muy bien las dificultades para competir con su novela social, con su “realismo” y “objetivismo” nacionalistas, en el campo intelectual argentino: “Además, el imperio de una oligarquía intelectual refractaria, reaccionaria, anclada en Europa, movida por un odio sincero por esta América nuestra criolla y triste, y de la cual sólo aman la plata y el oro. Domina, a manera soberana, esta oligarquía la fastuosa y artificial Victoria Ocampo, cuyo prestigio se fundamenta más en sus millones que en sus obras, y giran en torno suyo Eduardo Mallea, Jorge Luis Borges, y un español, Gullermo de Torre, el más petulante y exhibicionista de todos. Controlan las principales editoriales: Losada, Emecé, Sudamericana, etc. Y no siendo uno de su clase, no pudiendo alternar con ellos, no haciendo obra a la manera francesa o para defender los intereses ingleses o fundada sobre movimientos snobs, no hay caso”. 262 Las labores en la Presidencia de la Nación, Secretaría de Control de Estado, subsecretaría de información en las series Fondo JAOL: VII, 49 (34-39) y VII, 49 (41-43). Trabajó en el Ministerio de Salud desde 1952, y ya en Octubre de ese año recibió permiso del despacho del ministro para viajar durante dos meses a la República Dominicana: V, 35 (5-6). En agosto de 1954 Raúl Sciarretta (Director del Instituto de las Ciencias del Hombre, Ministerio de Salud Pública de la Nación) lo despidió “Lamentando sinceramente las circunstancias que determinan su ausencia”: V, 35 (3).

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para ingresar al servicio del Estado.263 A pesar de que la dependencia en cuestión ratificó su concepto médico, el propagandista obtuvo finalmente el cargo en la Casa Rosada. En la primera de esas cartas Osorio Lizarazo refirió, entre otros ejemplos de sus aptitudes, la intensa “labor publicitaria” desarrollada en Jornada entre 1944 y 1946 (“Dos artículos polémicos diarios, una profusa correspondencia, dirección de propaganda, labores de secretaría”) y el esfuerzo intelectual desplegado durante 1948 a favor del régimen argentino: Tengo aquí la representación y la corresponsalía de los seis primeros diarios y revistas de Colombia, a los cuales he enviado más de cincuenta artículos sobre la República Argentina, encaminados a acentuar el espíritu de comprensión y de simpatía con que las demás naciones latinoamericanas miran a este país. Esta labor me ha sido reconocida por el General Perón con el empleo de la Subsecretaría de Informaciones, que consiste prácticamente en continuar esta publicidad [...].264

En efecto, desde su arribó en marzo de 1948, tuvo la corresponsalía de El Tiempo en Buenos Aires y a partir de agosto escribió para la agencia Continental de Prensa, que distribuía sus artículos en los principales papeles periódicos de la provincia colombiana.265 En El Tiempo y La revista de América, inspirados por Eduardo Santos y dirigidos por Roberto García Peña, Osorio Lizarazo filtró aún algunos escritos de buena factura, entre los que se destacaban dos publicados en marzo y septiembre de 1950: el doble ensayo biográfico “Poetas malditos de América” dedicado al colombiano Porfirio Barba-Jacob y al venezolano Carlos Borges, y “Hombres del subsuelo”, quizá la última pieza de su gran especialidad ―la crónica urbana― y uno de los últimos textos acogidos por la principal casa editorial de Colombia.266 Pero por lo general las contribuciones de Osorio Lizarazo enviadas a Bogotá tenían un claro sabor peronista y en ellas se vislumbraba ya una desmesurada preferencia por los ensayos de interpretación socioeconómica. Desde junio 1948 el director —al mismo tiempo que informaba sobre la expedición de credenciales a otro corresponsal en Argentina— le pedía una colaboración más general y menos parcial acerca del gobierno justicialista, acorde con la posición crítica asumida 263

Fondo JAOL: V, 35 (4) Desde noviembre de 1948 Osorio Lizarazo trabó contacto con un agente migratorio, quien le propuso acelerar el tramite para obtener la ciudadanía argentina aduciendo méritos adquiridos y servicios patrióticos, pues, ésta era la única forma de incorporarse como empleado del Estado. Fondo JAOL: VII, 50 (75). 264 Fondo JAOL: III, 27B (184-185). 265 Correspondencia de Fernando Guillén Martínez, Fondo JAOL: I, 41 (33-35). 266 El manuscrito del primero aparece en Fondo JAOL: I, 0 (1-6). Escrito poco después de la muerte del gran poeta colombiano, seguramente en 1942, fue publicado como parte de un ensayo más amplio: “Porfirio Barba Jacob y Carlos Borges: dos poetas malditos de América”, Revista de América (Bogotá): Vol. 20, no. 62 (mar. 1950), 317332. También apareció compilado en OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 594-610. El segundo fue publicado como “Los hombres del subsuelo. El tiempo (Bogotá): (6 sep. 1950). [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 620-622].

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por El Tiempo. Desconocemos el contenido de las cartas de Osorio Lizarazo dirigidas a Roberto García Peña, pero los documentos existentes permiten entrever por qué un año después, cuando Osorio Lizarazo ya disfrutaba de un cargo en la Casa Rosada, el director le insistía sobre lo mismo: más crónicas o reportajes y menos ensayos económico sociales. Al parecer esta tensión llegó al límite en noviembre de 1949, y así lo dejó entrever García Peña en la última —y lacónica— carta relativa a las labores de corresponsalía: “Esto se acabó. Es todo lo que puedo decirte”.267 Pero la ruptura de Osorio Lizarazo con El Tiempo de Eduardo Santos y la radicalización de su postura a favor del autoritarismo, debe comprenderse también por el incumplimiento de las promesas de reconocer su calidad de autor nacional con un cargo diplomático. El novelista comprobará así que los espacios para su consagración están cerrados por las élites y, a pesar de su profunda dedicación a la construcción de una novela colombiana, los límites de ascenso social por vía del mérito literario eran limitados. En una carta fechada en Bogotá el 28 de febrero de 1947, Eduardo Carranza, director de la Biblioteca Nacional de Colombia, escribe a Osorio Lizarazo algunas palabras que él querría escuchar: Sobra manifestarte una vez más mi inconformidad con el hecho ya antiguo de que los gobiernos colombianos parecen ignorar sistemáticamente a quien ha sido por mucho tiempo y es hoy todavía, sin continuadores visibles, el más insigne novelista del país. [...] Mientras se envía en misiones llamadas diplomáticas y de expansión cultural a tontos distinguidos, a politiqueros venidos a más o a gentes sin otro título que algún parentesco con los influyentes o algún menudo servicio electoral, no existe en el vasto repertorio de los cargos diplomáticos y consulares un sitio para el escritor históricamente más importante de la generación de 1920 y para uno de los más fervorosos y extraordinarios trabajadores intelectuales de que haya memoria en nuestra crónica literaria. Por eso el prestigio espiritual de nuestra patria anda como anda”.268

A pesar del efímero anuncio de Roberto García Peña sobre su nombramiento inminente como segundo secretario del consulado en Buenos Aires, uno a uno sus corresponsales informan sobre la inutilidad de sus reclamos ante el Ministerio de Relaciones Exteriores: Pero el escritor no cejará en su esfuerzo. Durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, con vientos más propicios y avalado por la publicidad desplegada a favor del régimen, buscará de nuevo un cargo en el servicio exterior para escapar de la difícil situación en Argentina que lo obligó a pasar a Chile. Y terminada la dictadura, antes de viajar para radicarse en República Dominicana entre 1958 y

267 268

La serie documental relativa a la colaboración con EL Tiempo desde Buenos Aires, Fondo JAOL: VI, 45 (4-12). Fondo JAOL: VI, 41 (67-69).

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1960, recibió una última negativa de la Cancillería colombiana para ingresar en la carrera diplomática.269 En sus escritos de Buenos Aires la figura del dictador, encarnado en Trujillo, Perón o Rojas Pinilla, se deslizará como homo tyrannus ex machina en el drama histórico de una nación. Así lo había sido en La isla iluminada y así lo era en el manuscrito inédito “Servidumbre y libertad en América” (1948), su segundo esfuerzo extenso para relativizar los conceptos de libertad y democracia legados por el pensamiento liberal, ese inventario que él mismo denominó a la postre “Palabras para ser redefinidas”.270 Los ensayos históricos, sociológicos o económicos que aborrecía —y “colgaba”— la redacción de El Tiempo, ocupan un lugar central en el fondo JAOL y constituyen una saga completa de apologemas breves, replicados una y otra vez, con añadiduras y tachaduras que destacan o esconden alabanzas a Perón. En sus frases, con un ligero retoque en los nombres, está trazado ya el argumento heroico rayano con la farandulería que caracterizará su escritura en toda la década de los cincuenta: en América Latina, el pueblo fue engañado tras la independencia por el liberalismo doctrinario y sus expectativas de redención social permanecieron en la sombra hasta el presente, cuando “un conductor genial revalúa y reivindica la ubicación del pueblo en la historia y señala la ruta del destino popular libre de las asechanzas y de las perfidias que lo han empequeñecido o lo han tergiversado. Y este conductor genial es Perón, que abre sobre las tierras de América un nuevo camino de justicia y de equilibrio social.271 Desde 1953, el mismo año del golpe militar que derrocó al presidente conservador Laureano Gómez en Colombia, Osorio Lizarazo se convirtió en un defensor acérrimo del gobierno de facto encabezado por el ingeniero y militar Gustavo Rojas Pinilla. En realidad, los 269

Carta de Hernán Tovar Bogotá, septiembre 28 de 1948, afirma su voluntad de insistir en la cancillería para obtener el nombramiento como segundo secretario de la embajada colombiana en Argentina, Fondo JAOL: VI, 41 (52); Carta de Roberto García Peña, Bogotá, septiembre 1 de 1948, anuncia que sólo falta la firma del Canciller en el decreto por el cual será nombrado vicecónsul de Colombia en Buenos Aires con una asignación de 350 dólares mensuales, Fondo JAOL: VI, 45 (8); Carta de Roberto García Peña, Bogotá, septiembre 15 de 1948, pide esperar el decreto con el nombramiento diplomático, Fondo JAOL: VI, 45 (9); Carta de Hernán Tovar, Bogotá, junio 7 de 1949, señala el fracaso de todas las gestiones para obtener el nombramiento en la embajada colombiana en Argentina, Fondo JAOL: VI, 41 (53); Carta de Jorge Moreno Clavijo, Bogotá, noviembre 17 de 1954, reitera la moratoria indefinida de las gestiones para alcanzar un nombramiento diplomático. Fondo JAOL: V, 39 (11); Carta de Carlos Sanz de Santamaría, Bogotá, junio 4 de 1957, niega su pedido de ingreso a la carrera diplomática, Fondo JAOL: V, 36 (13). 270 Fondo JAOL: IV, 28A (1-143) y IV, 28B (144-253). Al respecto ver la nota crítica del manuscrito Fondo JAOL: O, 16 (1-225). 271 Texto tachado a mano (105) en el manuscrito original, Fondo JAOL: I, 1, (76-105).

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jefes políticos del partido liberal y una facción del partido conservador apoyaron en su momento el golpe de estado, comprendido como una salida a la intransigencia política de Gómez y una posibilidad de poner fin a la Violencia. Sin embargo, los liberales, en buena parte exiliados en México —Alberto Lleras, Alfonso López Jr.— ya antes de la dictadura, trabajaban de manera aguerrida de socavar la imagen democrática del régimen presidido por Gómez, y en ese contexto se colige la acogida de los liberales colombiano en El Colegio de México, plasmada en el documento “La hora de Colombia: un documento de afirmación liberal” (México: 1950) y la publicación por Germán Arciniegas del libro Entre la libertad y el miedo (México: 1952), como una forma de vindicar la filiación del gobierno conservador con las dictaduras imperantes en Argentina, Brasil, Centro América y el Caribe. Eduardo Santos, en particular, había refrendado en un primer momento el gobierno de Rojas Pinilla, aunque muy pronto y a la vista de la persistencia de la dictadura, se presentaría en La crisis de la democracia en Colombia y “El Tiempo” (México: 1955) como una víctima de la censura de prensa del régimen y un heraldo de la libertad de prensa en el continente americano.272 Por su parte, en Buenos Aires, Osorio Lizarazo celebró lo que él llamó una “revolución popular contra la oligarquía”, a través de la cual “la esencia vital del pueblo acabó por imponerse y el ejército nacional, emanación de éste, decidió liquidar la arbitrariedad y el crimen [...]”. En este documento es evidente cómo Osorio Lizarazo introducía modificaciones en los resquicios de viejos escritos —sobre todo en las entradas y conclusiones de textos publicitarios— por medio de las cuales el nombre de Rojas se relaciona con el de Perón, para dibujar la imagen del pacificador que rescató al pueblo de la barbarie, de la Violencia.273 Pero rotos los lazos de Osorio Lizarazo con el peronismo, y de los liberales colombianos con Rojas Pinilla, el apoyo publicitario al dictador no cedió. A diferencia de las labores realizadas en Argentina (1949-1954) y República Dominicana (1946-1961), no existe información contundente en el archivo que documente sus relaciones con la dictadura 272

ARCINIEGAS, 1952; SANTOS, 1950 y 1955. “Colombia, realidad y leyenda” Fondo JAOL: I, 1 (106-127), elaborado poco después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948, es la primera versión conocida de un ensayo corregido y adaptado para diferentes circunstancias en el curso de su estancia en Buenos Aires. Además, constituye la base argumental para una monografía histórica y geográfica sobre Colombia cuya preparación fue iniciada en el mismo periodo, y que aparecerá publicada en Santiago de Chile como: OSORIO LIZARAZO, 1955. La cita textual aparece en la versión del manuscrito consignada en I, 1 (128-144), pero existen otras versiones modificadas con fines “publicitarios”, a favor de Perón y Rojas Pinilla: I, 1 (145-156); I, 1 (176-196). A través de las correcciones autógrafas, datadas entre 1948 y 1954, es posible seguir las variaciones de las preferencias políticas de Osorio Lizarazo durante su estadía en Argentina. Si “Colombia, país de realidad y de leyenda”, es la más rica en versiones, deben notarse también “Presencia del Pueblo en la independencia” en I, 1 (76-105) y “Los días iniciales de la independencia”: I, 1 (157175). Una adaptación publicitaria de un trabajo ya publicado es [“Divagación sobre la cultura”]: II, 8, (3-219). 273

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colombiana entre 1953 y 1957. Sin embargo, el artículo manuscrito “La política”, escrito en Chile en 1957, permite entrever que cuando ya agonizaba la dictadura militar en Colombia, el publicista —bien fuese por compromiso o por convicción— siguió adelante con su labor adulatoria: “al contemplar sinceramente el panorama colombiano de los últimos tiempos, es evidente que la obra fundamental del Presidente Rojas Pinilla ha sido la de devolverle a la sensibilidad política nacional sus esencialidades nobles y patrióticas”.274 Otro tanto agregaría en el manuscrito preparado para la segunda edición de Germen y proceso del antitrujillismo en América, cuando tras las movilizaciones en Bogotá contra Rojas Pinilla el 10 de mayo de 1957, afirmaba que ésta había sido “una revolución de la oligarquía contra el pueblo”.275 Hacia noviembre de 1954 Osorio Lizarazo se deslizó furtivamente con su archivo a cuestas por la frontera y huyó hacia Chile, aparentemente mezclado en una conspiración contra el régimen justicialista.276 Si esto es cierto, el archivo debió ser cuidadosamente purgado antes de emprender la huida de Argentina. Algo de esto comentó al final del manuscrito “Barco a la deriva” (1963), en el cual sugirió que su partida de Buenos Aires se debía a la persecución de la policía justicialista, ensañada con él por su amistad con una adversaria de Eva Perón. ¿Qué tan cierta puede ser esta versión? Por el momento no hay evidencia suficiente para responder tal pregunta. Únicamente sabemos que el 31 agosto de 1954, Osorio Lizarazo se retiró oficialmente del Instituto de la Ciencias del Hombre donde trabajó durante dos años, y en el curso de dos meses vendió la casa donde vivía en la calle Luis María Campos Nº 2772 de Sarandí (provincia de Buenos Aires), dejó con ella su biblioteca, y puso fin a su carrera adulatoria a favor de Juan Domingo Perón.277 En adelante, tras la aparición en Bogota del ensayo histórico sobre el café El Árbol turbulento, 1954, y en Santiago de Chile de la monografía Colombia donde los Andes se disuelven, 1955, Osorio Lizarazo sólo pasó por las prensas el soporífero aliento de su “Benefactor” y dejó descansar su escritura lastimera en las playas de la isla iluminada.

274

Fondo JAOL: III, 27B (165-168). Fondo JAOL: I, 3 (168). 276 En una entrevista con la hija del escritor, María Cristina Osorio (Sep 11 de 1998), recordaba con particular detalle la fuga de Argentina. En la misma entrevista, la esposa del escritor, Eri Ortiz de Osorio, explicó la fuga por la relación de Osorio Lizarazo con algunos conspiradores contra el justicialismo. Esto mismo afirma Osorio Lizarazo en “Barco a al deriva”, Fondo JAOL: IV, 31 (1-175) y IV, 32 (1-177). La fecha aproximada del viaje a Chile se deduce de una carta de Jorge Moreno Clavijo fechada en Bogotá el 17 de noviembre de 1954. Fondo JAOL: V, 39 (11). 277 Entrevista con Eri Ortiz de Osorio (11 sep.1998). Ver también, Fondo JAOL: V, 35 (3). 275

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En Santiago de Chile abrió un taller de publicaciones, la Imprenta Colombia, dedicada a la propaganda del régimen dominicano. El mismo año que La era de Trujillo (Santiago, 1956) vio la luz pública en español, Osorio Lizarazo encabezó en Santiago las actividades publicitarias contra Jesús de Galíndez, el antiguo apologeta convertido en archienemigo de Trujillo. Allí tiró el panfleto Una obra cínica y procaz (traducida en breve el inglés como A critice of The Galindez book), y el libro Germen y proceso del antitrujillismo en América, en el cual arremetió desenfrenadamente contra los enemigos de Trujillo y proclamó su adhesión irrestricta al generalísimo.278 La lista de agravios personales e insultos dedicados a De Galíndez salpicó también a muchos antiguos protectores y conocidos, considerados gregarios oligarcas o idiotas útiles del comunismo: Rómulo Betancourt, Eduardo Santos, Germán Arciniegas, Alberto Lleras Camargo, Hernando Téllez, Juan Lozano y Enrique Santos. No le importó ponerse en ridículo, denunciar su propia condición y calificar a sus contradictores como seudo-intelectuales, “imbéciles”, “irresponsables”, “publicistas a sueldo”, “lacayos de la pluma”, “dóciles peoncillos de pluma”, que escriben a sueldo para los poderosos. Y para salvar esta evidente —y desproporcionada— contradicción, para aplastar a sus críticos, únicamente adujo su desinteresada comunión con Trujillo: “llegué a la convicción de que los principios de toda mi vida estaban encarnados en la organización dominicana”.279 Diez años después de su partida de Colombia, Osorio Lizarazo viajó para radicarse definitivamente en República Dominicana entre febrero de 1958 y noviembre de 1960. Antes sólo visitó ese país dos veces para preparar la primera y la tercera edición de la Isla iluminada, pero hasta entonces nunca había vivido en la más antigua ciudad hispana de América, por aquel entonces con el nombre de Ciudad Trujillo.280 Por cuanto conocemos, 1958, 1959 y 1960, fueron tres años de abundancia económica y refinado consumo, durante los cuales el escritor se entregó 278

Ver: GALÍNDEZ, [c1956]. Fondo JAOL: I, 1 (75). [Alfonso Naranjo], “Agentes de la dictadura dominicana están invadiendo países libres”. 3ra de la Hora (Santiago de Chile): (31 dic. de 1956), p. 2. La presencia del recorte en el fondo se debe explicar por la labor propagandística de Osorio Lizarazo a favor de Trujillo, desarrollada en su Imprenta Colombia de Santiago de Chile. Sin duda él era uno de esos agentes dominicanos (organizados en el The Truth About Galindez Committee) denunciados en el periódico y dedicados a difamar a Jesús de Galíndez. En su imprenta publicó en inglés y español el panfleto OSORIO LIZARAZO, 1956a y 1956b; y un poco después la descarada diatriba OSORIO LIZARAZO, [1957], traducida al inglés y publicada en Madrid un año más tarde OSORIO LIZARAZO, [1958a]. El manuscrito arreglado para una segunda edición en 1957: I, 3 (1-278), podría ser la base de la versión inglesa. 279 Citamos aquí el manuscrito original preparado para la segunda edición. Fondo JAOL: I, 3 (133). La primera y única edición fue publicada como: OSORIO LIZARAZO, [1957]. También fue traducida el inglés como OSORIO LIZARAZO, [1958a]. Incluidos en la lista manuscrita: I, 2 (38). El panfleto OSORIO LIZARAZO, 1956b y 1956b, anuncia ya el capítulo de este libro dedicado especialmente a denigrar a Jesús de Galíndez. 280 Fondo JOAL: V, 35 (5-6).

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de tiempo completo a la adulación del “Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, libertador económico, creador efectivo y fuente de todo progreso en su patria, la República Dominicana”.281 Allí gozó de las mieles del poder de la mano de su protector, Joaquín Balaguer, promovido por Trujillo a la presidencia de la nación: Osorio Lizarazo fue nombrado director del periódico El Caribe y enseñó en la Universidad, trabajó como corresponsal de la Associated Press en Ciudad Trujillo y disfrutó de un jugoso contrato con la Secretaría de Estado de la Presidencia como remuneración por sus servicios publicitarios.282 Así pues, hasta 1958 el régimen dominicano pagó a Osorio Lizarazo los libros y sus respectivas ediciones por separado, como obras por encargo, mientras que en la República Dominicana recibió remuneración burocrática por el conjunto de las actividades desarrolladas como “publicista a sueldo” o “lacayo de la pluma”. Unos días antes de emprender nuevamente la fuga, el 24 de noviembre de 1960, escribió un memorando que recordaba a Joaquín Balaguer sus condiciones de trabajo y los “Libros escritos por J. A. Osorio Lizarazo acerca de la República Dominicana y el GENERALÍSIMO TRUJILLO”: Por los libros que he escrito durante mi permanencia en este país, desde febrero de 1958, no solicité ni recibí remuneración especial alguna, porque me hallaba trabajando según un contrato firmado por la Secretaría de Estado de la Presidencia. Este contrato caducó en enero último, y ahora solo estoy vinculado por mi fe, mi devoción y mi infinita lealtad a la República Dominicana y a su Líder Insigne, sentimientos de los cuales ha presentado innumerables testimonios.283

Con dicho contrato elaboró cuatro libros en menos de tres años y concluyó la saga apologética dedicada al “Benefactor”, editada primero en español y traducida con asombrosa rapidez al inglés. En 1958 apareció Birth and growth of anti-Trujillism in America, la primera de una serie de traducciones editadas —por cuanto conocemos—en la España franquista; el mismo año, casi en serie, Así es Trujillo, (Portrait of Trujillo) e Historia clínica de una traición (Clinical history of a treason); luego, en 1959, El bacilo de Marx (The marxian bacilus); y al final, en 1960, Fundamentos y política de un régimen, obra apócrifa publicada con el nombre de Trujillo.284

281

OSORIO LIZARAZO, 1958b. La profusa documentación sobre Joaquín Balaguer son útiles para contrastar con las memorias de BALAGUER, 1998. 283 Fondo JAOL: I, 2 (39). Las mayúsculas sostenidas en el título aparecen en el original. 284 Fondo JAOL: I, 2 (38). OSORIO LIZARAZO, 1958a, 1958b, 1958c, 1958d, 1958e, 1959a, 1959b, 1960. 282

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En el fondo documental no abunda información relativa al periodo de estancia en la República Dominicana y, como en los casos de Argentina y Chile, se desconocen mayores detalles sobre sus actividades en la isla caribeña. Los documentos existentes son todos testimonios de su presurosa fuga, iniciada en el segundo semestre de 1960, cuando su posición en el periódico El Caribe fue cuestionada por la emisora Radio Caribe. Como paradoja, cabe anotar que la cuestión en debate fue la devoción de Osorio Lizarazo al régimen. El primero de septiembre, en una carta manuscrita dirigida a Radio Caribe, Julio César Mondesi Sánchez afirmaba: “[...] ‘que los dominicanos seguimos a Trujillo hasta la muerte, y que los enemigos de Trujillo son nuestros enemigos, y sus amigos son nuestros amigos’, y si al señor [Osorio] Lizarazo no le gusta así, yo me solidarizo con la frase de Radio Caribe: QUE EMPAQUE SU EQUIPAJE Y A VIAJAR, que aquí hay dominicanos muy bien preparados para asumir la dirección del diario El Caribe”285. El despido de Osorio Lizarazo lo anunció Radio Caribe el 31 de octubre de 1960 y tres días después la Associated Press le retiró también la corresponsalía en Ciudad Trujillo286. El publicista consiguió en breve autorización de Trujillo para el retorno de su familia a Colombia, pero él debió quedarse en la ciudad por orden expresa del dictador. Casi con seguridad el archivo del autor partió hacia Colombia con las maletas de su familia, en los primeros días de noviembre, y de nuevo se impuso la purga de los documentos comprometedores. Aún entonces reunió algunos papeles, entre los que deben destacarse el manuscrito original —y la copia— de Fundamentos y política de un régimen y el ya citado memorando de noviembre 24 de 1960, documentos que a juzgar por su contexto material —el orden natural— se insertaron posteriormente en el archivo.287 ¿Por qué cayó en desgracia el infatigable adulador? Si damos crédito a sus afirmaciones, la xenofobia —fue juzgado por Radio Caribe como “colombiano pernicioso”— afectó la posición del publicista al frente del principal periódico del régimen. Sin embargo, es más plausible que las desproporcionadas aspiraciones económicas de Osorio Lizarazo fueran el detonante de su desgracia y hubiesen minado su posición con respecto al dictador. Además, en 1960 su labor publicitaria perdía eficacia por la reiteración de los mismos pasajes adulatorios y las mismas consideraciones “objetivas” plasmadas en la Isla iluminada. Entonces era conocido y reconocido 285

Fondo JAOL: VII, 48 (95). Mayúscula sostenida en el original. Fondo JAOL: VII, 48 (83-84). 287 Fondo JAOL: I, 2 (38 y 39) Aparecen replicados en III, 27B (313 y 314). Acerca de la reiteración de esta propuesta para publicar dos títulos sobre la República Dominicana, y la queja por el rechazo de su primer memorando de noviembre 24 de 1960, ver la correspondencia con Joaquín Balaguer: VII, 48 (25). 286

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únicamente como escritor a sueldo del dictador. La afirmación sobre su adhesión desinteresada provocaba sólo risas y nadie podía creer las palabras tantas veces repetidas a lo largo de catorce años: “Sobre la base de una honda rectitud mental, de una serie de antecedentes personales de los que confieren plena autoridad moral para hablar y para escribir porque están a la vista del público en un contacto permanente de más de 25 años, vamos a emprender la relación objetiva del caso de la República Dominicana”.288 El caso es que después de su despido de El Caribe Osorio Lizarazo fue retenido durante un mes en la República Dominicana. El publicista juró sumisión y discreción, pero Trujillo se negó a conceder el permiso para su regreso a Colombia. El dictador temía, con sobradas razones, que aquél podía seguir los pasos de Jesús de Galíndez o Manuel Almoina. Sin embargo, el 24 de noviembre, para refrendar su “infinita” y “desinteresada lealtad” al “Líder Insigne”, Osorio Lizarazo ofreció de nuevo sus servicios publicitarios y propuso la elaboración de dos libros más, uno sobre la conferencia de San José de Costa Rica —en la cual la Organización de Estados Americanos había condenado al régimen— y otro sobre las reformas sociales en la República Dominicana. Condicionó la realización de dichas obras a que se le suministrara toda la información necesaria en las dependencias del Estado, se le asignara una oficina en el Partido Dominicano o en el Palacio Nacional y se pusiera a su servicio un automóvil. En cada libro tardaría tres meses, y por ambos cobraría la pingüe suma de 20.000 dólares, la mitad al comienzo del trabajo y la otra mitad cuando los originales hubiesen sido estudiados y aprobados289. La respuesta a tan desmesuradas pretensiones fue negativa290 y, por cuanto conocemos, poco después de escrito este memorando el publicista empacó maletas y partió por la puerta trasera de la República Dominicana: “En noviembre —escribía el 15 de enero de 1961 a la Associated Press en Nueva York— al dejar de ser director de El Caribe ustedes me reemplazaron, y a fines de mes, después de mi carta del 24 salí apresuradamente de Ciudad Trujillo, para radicarme en esta ciudad de Bogotá, Colombia”.291

288

OSORIO LIZARAZO, 1947a, p. 32. Fondo JAOL: I, 2 (39). 290 En una carta fechada en Bogotá el 14 de febrero de 1961 y dirigida a Joaquín Balaguer, insistió en poner en conocimiento del Jefe su adhesión y agregó: “El hecho de que [ustedes] no hayan considerado oportuno mi propósito de escribir los libros que propuse no hace sino modificar el ambiente de mis trabajos, pero no el espíritu que lo impulsa”. Fondo JAOL: VII, 48 (56-57). 291 Fondo JAOL: VII, 48 (69). 289

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Osorio Lizarazo fue prácticamente expulsado de la isla, partió sin ninguna remuneración adicional y en el aeropuerto le fue negado el permiso migratorio para un eventual regreso al país. Aun cuando él siempre desconoció en sus apologías las torturas y las ejecuciones propiciadas por el régimen, no cabe ninguna duda de que estaba enterado del precio pagado por los disidentes, y especialmente por quienes, como De Galíndez y Almoina, después de una enmarañada labor publicitaria dieron señales de debilidad o abjuraron de su credo trujillista. ¿Cómo garantizó Trujillo la fidelidad del publicista? ¿Por qué permitió el viaje a Colombia? Para salir del país Osorio Lizarazo adujo siempre su delicado estado de salud, pero además, como prenda de su fidelidad, dejó en la República Dominicana a su hermano, Belisario Osorio, empleado también al servicio del Estado. Por su parte, también llevó un seguro a Colombia, algunos ejemplares del recién publicado Fundamentos y política de un régimen, y el manuscrito original de la misma obra apócrifa, conservado con cuidado en un sobre identificado con la anotación autógrafa “Rafael Leonidas Trujillo - J. A. Osorio Lizarazo”292. Tras un corto viaje desde Ciudad Trujillo hasta Kingston, Osorio Lizarazo tomó un vuelo directo hasta Bogotá, donde ya lo esperaba su familia instalada en una nueva casa al norte de la ciudad, en la carrera 23 número 48-88.293 Así, finalmente, después de catorce años, regresaba a su patria y a su ciudad natal rendido y sin fuerzas, sumido en una profunda depresión anímica.294 El regreso a Colombia no estaba entre sus planes hasta su despido de El Caribe y, sin esta circunstancia adversa, hubiese preferido terminar sus días a la sombra de su amado benefactor. Él sabía que derrocada la dictadura militar de Rojas Pinilla en 1957, encontraría las puertas cerradas para cualquier actividad pública en Colombia. Había denostado sin tregua —en cabeza del presidente de la república, Alberto Lleras, y del poderoso propietario de El Tiempo, Eduardo Santos— a las principales figuras políticas de la restauración del orden constitucional. Además, ningún intelectual colombiano le perdonaría su reconocida labor publicitaria a favor de Perón, Rojas Pinilla y Trujillo, ni la acérrima defensa de la dictadura como el sistema más adecuado para el gobierno de América Latina.295 Pese a todo, aún desterrado de la isla, Osorio Lizarazo procuró en los siguientes meses proteger el hilo frágil que lo unía con el régimen dominicano y hacer 292

Fondo JAOL: II, 21 (1); VII, 48 (72-73) Fondo JAOL: VII, 48 (74). 294 La profunda depresión en la que se encontró sumido el escritor tras su llegada a Colombia, fue ampliamente comentada en la entrevista con Eri Ortiz de Osorio y María Cristina Osorio Ortiz (11 sep. 1998). 295 “El éxito alcanzado en la experiencia dominicana le está diciendo, pues, a América cuál es el sistema que debe adoptar para la consolidación de sus libertades efectivas [...]” OSORIO LIZARAZO, 1958b, p. 6 293

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notar en Colombia que todavía gozaba de la protección de Trujillo.296 El 27 de diciembre de 1960 escribía a Balaguer, a propósito de los comentarios sarcásticos que despertó en Bogotá su fuga de la República Dominicana: “Absurdos estúpidos, producto siempre de la propaganda adversa que se ha hecho durante tantos años. Yo he explicado que sigo disfrutando de la confianza plena de ustedes y que me siento orgulloso de ello y de haber servido al Jefe”. Por supuesto, intentaba desesperadamente mostrar su obediencia y sumisión absoluta al tirano, y por esta vía proteger su vida —y la de su hermano—, pero, al mismo tiempo, mientras juraba un amor “desinteresado”, siempre deslizaba en su correspondencia nuevas exigencias económicas con un agudo sabor a chantaje.297 En los siguientes meses las peticiones de más dinero y los reclamos por viejos adeudos no cesaron. Desde diciembre de 1960 —y con mayor énfasis en enero y febrero de 1961— Osorio Lizarazo escribió a Joaquín Balaguer solicitando presupuesto para iniciar una propaganda más efectiva en Colombia, “una reevaluación de conceptos”, siempre útil cuando se trataba de reanimar el bolsillo del escritor. Para justificar nuevos ingresos, el pertinaz apologista presumió su aproximación a la revista Claridad, dirigida por su antiguo y feroz enemigo, Darío Samper — ¡el director de Batalla y usurpador de Jornada!—, a quien calificará ahora como un político e intelectual serio y responsable.298 En Claridad convergía el recién creado Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), opositor al pacto de alternación —y paridad burocrática— de los partidos liberal y conservador en el gobierno (el denominado Frente Nacional, 1958-1974, que aseguró el retorno al orden constitucional tras la dictadura militar). El jefe del movimiento, el hijo del dos veces presidente López Pumarejo (1934-1938 y 1942-1945) y futuro presidente Alfonso López Michelsen (1974-1978), tampoco era un santo de su devoción: en las páginas de Jornada y en sendos párrafos de Gaitán, había criticado el descarado favoritismo del padre a favor del hijo en los negocios del Estado.299 El escritor presumía, y presumía en vano. Nada indica que dicho 296

Fondo JAOL: VII, 48 (56-57). En la misma carta, a continuación, afirma: “Ciertamente, las circunstancias económicas no me facilitan mucho la comprobación de estos servicios, pues usted sabe que sólo recibí $500 para venirme y que su envío fue demoradísimo. Pero usted conoce también mi desinterés y mi sinceridad y por ahora sólo le pido que ordene lo relativo a los pasajes a la mayor brevedad, pues he llegado en el momento de los regalos y las efusiones amistosas de familiares y amigos”. Fondo JAOL: VII, 48 (72-73). 298 Fondo JAOL: VII, 48 (56-57). 299 Las críticas al padre del futuro presidente ocupan un lugar preponderante en el argumento de Gaitán. Vale destacar, por lo pronto, la siguiente alusión a los famosos negocios de López Michelsen durante el segundo gobierno de su padre: López Pumarejo, “Sostenía expresamente el derecho de que los miembros de la familia del presidente aprovecharan su alta posición para hacer negocios personales con las medidas de carácter general que adoptara el 297

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acercamiento al cenáculo de Claridad fuera posible en los términos sugeridos por él, como una oportunidad para favorecer la imagen internacional del régimen dominicano tras su defenestración en la Conferencia Panamericana de San José.300 En Colombia estaba aislado de cualquier medio periodístico: ni inspiraba confianza entre sus antiguos enemigos, ni la oposición encarnada en el MRL estaba dispuesta a respaldar en público la dictadura trujillista. Para su propia sorpresa, en respuesta a sus reiteradas peticiones de ayuda económica y pese a su presunción de contar con un espacio para la publicidad del régimen en Bogotá, Balaguer le aseguró en abril de 1961 que Trujillo deseaba contar de inmediato con sus servicios periodísticos y publicitarios en República Dominicana.301 Las dudas sobre los motivos de tan repentino cambio en la actitud de su benefactor, el presentimiento de que en la isla quizá le esperaba la muerte, lo condujo a declinar la oferta arguyendo las “estrechas privaciones” a las cuales se vería sometido por la indeterminación de salario.302 Pero de nuevo, en los siguientes días, una generosa oferta reavivaría sus temores. Osorio Lizarazo se vio obligado a consentir la decisión de su jefe —sabía que Almoina y De Galíndez habían muerto fuera de la isla, en México y Estados Unidos, respectivamente— y con algún retraso, el 29 de abril, anunció por carta su decisión de viajar a Ciudad Trujillo.303 Pero aún el 25 de mayo protestaba desde Bogotá por no contar con una respuesta efectiva de dicha carta y reclamaba el dinero prometido anteriormente: En realidad me parece que en la actual circunstancia se ha procedido conmigo con alguna sordidez y mezquindad, pues no sólo se me negó el reintegro de mis pasajes, explícitamente prometidos en contrato firmado por la Secretaría de Estado de la Presidencia, sino que una pequeña suma ofrecida desde el 3 de abril no me fue girada nunca. En realidad, yo le había pedido, con todo respeto y con la certidumbre de no ser defraudado, un auxilio económico al Generalísimo, y en respuesta se me propuso mi regreso, a pesar de que yo prácticamente fui echado de allá con las agresiones implacables y feroces de que fui víctima, en momentos en que rendía un trabajo de máxima gobierno, puesto que no se concebían para beneficio de los mismos sino por causas de conveniencia nacional”. OSORIO LIZARAZO, 1998, p. 230. 300 Fondo JAOL: VII, 48 (66). “La importancia de esta opinión quedó demostrada en San José. Los actuales momentos llevan inherente una urgencia de reparaciones y rectificaciones, pero se que allá hay personas que no comprenden la necesidad de cooperar a esta labor. Aquí hay más gente de lo que puede pensarse dispuesta a trabajar en tal sentido y yo trato de coordinar cualquier acción”.: VII, 48 (56-57). 301 Fondo JAOL: VII, 48 (43). 302 Al rechazar la oferta, Osorio Lizarazo escribía: “[...] me produce verdadera pena la imposibilidad de aceptar tan dichosa oportunidad. Por una parte, mi salud va decayendo con el tiempo y la edad y podría ocurrir que esto disminuyera mi capacidad de trabajo. Esta misma circunstancia me impulsa a no renunciar a las atenciones que me pueden prestar mi esposa y mi hija, de las cuales debería separarme sin poderles asegurar un envío decoroso de dinero para que subsistan aquí, pues según su amable carta no sólo debo irme solo sino que no sé cuánto voy a ganar ni que voy a hacer”. Y más adelante, agregaba: “Si su Excelencia considera pertinente no prestarme otro género de protección, habré de resignarme a las más estrechas privaciones”. Fondo JAOL: VII, 48 (38). 303 Fondo JAOL: VII, 48 (40). “No hago sino lamentar la desventura que hizo extraviar la carta del 29 de abril a que he hecho tanta alusión, porque de otra suerte, tendría ahora la satisfacción de hallarme al lado suyo”. (25).

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eficiencia y de inconmensurable lealtad al Ilustre Jefe y a los intereses del país: un trabajo que me colocaba incluso contra mi propia patria y me acentuaba los insalvables obstáculos que he encontrado para reanudar alguna actividad en este país304.

¿Envió realmente la carta? ¿La extravió milagrosamente el correo? ¿Cambiaron de opinión en Ciudad Trujillo? No existe evidencia al respecto, pero en cualquier caso, fortuito o deliberado, la suerte acompañó a Osorio Lizarazo y una semana después de escrita esta carta el gobierno dominicano anunció públicamente el hallazgo del cadáver de Trujillo en la cajuela de un automóvil. Suerte, puede decirse con acento eufemístico, porque su perpetua fuga fue siempre el presagio de acontecimientos sensibles en la historia de América Latina: el año posterior a la fuga de Venezuela fue derrocado el gobierno inspirado por Rómulo Betancourt, tras su partida de Colombia se precipitó el asesinato de Gaitán y el Bogotazo, luego de la fuga de Argentina cayó el régimen justicialista y Perón huyó hacia Ciudad Trujillo, y ahora, a penas unos meses después de abandonar la isla, con la muerte de su más amado y último jefe, concluían nominalmente treinta años de terror y usufructo exclusivo del poder en República Dominicana. “El horrendo crimen — escribía el 5 de junio de 1961 en su carta de pésame — me ha afectado y me ha dolido más que si hubiera sido perpetrado contra mi propio padre”.305 Pero tan intenso dolor por la muerte del tirano no le impidió insistir, en la misma carta, en la necesidad de publicar los dos libros propuestos por él en noviembre de 1960 —cotizados cada uno en 10.000 dólares— “como un mínimo homenaje a su memoria trascendente”, y sugerir que si entonces hubieran sido aceptados sus servicios publicitarios quizá la suerte del martirizado benefactor habría cambiado306. Los libros jamás serían escritos. Balaguer sabía que su continuidad política, dilatada con intervalos durante todo el siglo XX, estaría fundada en el olvido de sus prolijos servicios al régimen. Así, con la muerte de Trujillo quedaría cerrado el capítulo de la “Miseria Humana” dedicado a los

304

Fondo JAOL: VII, 48 (34). “Yo admiré a Trujillo, su reciedumbre, su equilibrio, su inmensa calidad humana, su capacidad de dominación, su previsión, su agilidad mental y física para manejarlo todo y conducirlo todo, en fin, cuanto de él hizo un ser excepcional. Mi fervor y mi adhesión no fueron jamás interesados ni recortados, ni convencionales, sino que partían de lo profundo de mis convicciones”. Fondo JAOL: VII, 48 (25). La esquela fúnebre en que Joaquín Balaguer agradece estas condolencias en: VII, 48 (2). 306 “Creo que todavía podrían hacerse, a pesar de su muerte y como un mínimo homenaje a su memoria trascendente, los dos libros cuyo boceto le dejé a Álvarez Sánchez: uno sobre la Conferencia de San José, cuya condenación absurda constituyó la sentencia de muerte del jefe y la invitación a su asesinato, y otro sobre la reforma agraria, tema que se está agitando en todas partes y que constituyó una de las vitales preocupaciones del Jefe. De todas maneras, usted dispondrá lo que crea conveniente, con la certidumbre de mi obediencia y de mi sumisión”., Fondo JAOL: VII, 48 (25). 305

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dictadores, y al filo de la muerte, el escritor quedaría sepultado bajo la imagen del “dócil peoncillo de la pluma” caído en desgracia por su excesivo amor al dinero.307 Habían pasado casi dos décadas desde la fundación de Jornada. Nada o casi nada, salvo un puñado de dólares, logró cosechar durante su periplo latinoamericano. Osorio Lizarazo regresó a su patria derrotado, envejecido y olvidado para morir presa de una amibiasis en octubre 1964. En compensación, a las puertas de la tumba, un año después de que la Academia Colombiana entregara el premio ESSO de literatura a Gabriel García Márquez, Osorio Lizarazo recibió el mismo galardón por El camino en la sombra en 1963. Ya era tarde. Pese a tener un premio más entre las manos, murió sin haber conseguido su consagración como autor nacional. Dejó, eso sí, sus papeles en un archivo muy bien cuidado, una trampa dirigida al foro de los aún no nacidos, aguardando que tras la muerte lo rescataran del olvido. Paradójicamente, cuando Osorio Lizarazo salió de Colombia en 1948 su obra novelística estaba prácticamente terminada y las tres novelas que legaría a la literatura del siglo XX colombiano ya habían sido publicadas: La Casa de vecindad, Hombres sin presente y El hombre bajo la tierra. Quedaba esperar el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán un mes después del arribo del escritor a Buenos Aires, y la rebelión popular que hizo estallar en llamas a Bogotá el 9 de abril de 1948, para que escribiera el libro más significativo entre sus contemporáneos, El día del odio, y la primera biografía del caudillo popular, Gaitán: vida, muerte y permanente presencia. Y cabría aclarar, a propósito de El día del odio, que fue su novela más significativa para sus contemporáneos y no necesariamente la mejor lograda, por cuanto allí se aprecia ya la escisión que lo llevaría a dejar la novela para entregarse por completo a la especulación socioeconómica y a las más descaradas apologías durante su última década de vida. ¿Por qué afirmamos que su obra estaba terminada? Porque las fuentes consignadas en su archivo indican cómo entre 1939 y 1946 escribió los últimos ensayos y crónicas con originalidad y profundidad interpretativa sobre los cuales, a partir de una mecánica de corte y pegue con los documentos del archivo, trabajará el resto de su vida. Igual ocurrió con las novelas. A partir de la publicación de El hombre bajo la tierra, en 1944, sus novelas —incluyendo El día del odio— se tornarán cada vez más confusas, dejando ver crónicas, ensayos políticos, cuentos y experiencias personales pegados a la fuerza y

307

Fondo JAOL: VII, 48 (22).

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nunca reconciliados con los personajes, la acción o el hilo de la narración en el conjunto de una obra. Como ya hemos notado hasta el cansancio Osorio Lizarazo se consideraba a sí mismo un autor nacionalista, y a su obra novelística como auténticamente nacional.308 Un detalle mayor: sus libros publicitarios, sus novelas, sus biografías y sus crónicas literarias, se fijaron en su obra con relación a un sólo autor, “J. A. Osorio Lizarazo”, autor que por demás se tomó la molestia de reunir en su archivo personal huellas de su vida desde 1917 (incluyendo el manuscrito apócrifo de Fundamentos y política de un régimen).309 Después de 1946 el aventurero, el revolucionario, el amante, el reportero, el trabajador inconforme y el escritor apasionado le cedieron paso al sedentario, al apologista, al hombre casado, al mal sociólogo y al empleado conformista. Finalmente se había cansado de luchar contra su propia subordinación y ahora no estaba dispuesto a poner en riesgo las seguridades que le brindaba el dinero de su benefactor. El dictador dominicano fue el único jefe de Osorio Lizarazo contra quien nunca se rebeló —sabía el precio pagado por los desertores— , y ni aún en los últimos días de vida su boca dejó de invocarlo: “Dios y Trujillo”. Al partir de Colombia elaboró únicamente dos novelas además de El día del odio, “¿Cuántas copias señor ministro?” (también denominada en su versión con jerga chilena “La escala invisible”) y “Barco a la deriva”, ambas rechazada por los editores y aún inéditas. Otra novela suya publicada en 1952, El Pantano (antes titulada “El suburbio despoblado. El arrabal perdido”), ya estaba terminada o muy adelantada hacia 1948; y la obra que le valió el premio nacional de literatura en 1962, El camino en la sombra (antes titulada “Servidumbre”, “Una criatura viene de la noche” o “La patoja”), fue terminada en 1941. “¿Cuántas copias señor ministro?” (1949) se mantuvo dentro de sus temas preferidos e intentó representar —con algo de humor— a los ineptos políticos promovidos en el gobierno por los azares de la democracia y a 308

En una entrevista al final de su vida afirmó: “[...] se me ha ultrajado por la intensidad de mis sentimientos nacionalistas y la imposibilidad de resignarme a utilizar métodos importados” Fondo JAOL: III, 27B (234-237). Lo propio aseguró en el ensayo “Vicisitudes del libro colombiano” (213) “Debe entenderse que el calificativo de libro nacional corresponde al que haya sido escrito no sólo por un autor del respectivo país, sino que utilice materiales autóctonos, se refiera a sus problemas, interprete las tradiciones, la sensibilidad, la inquietud y el goce del hombre americano, ubicado dentro de su ambiente, y no al que abandone e ignore totalmente estas realidades y realice una obra esencialmente extranjera”.: III, 27B (206-221). En una entrevista al final de su vida afirmaba: “[...] se me ha ultrajado por la intensidad de mis sentimientos nacionalistas y la imposibilidad de resignarme a utilizar métodos importados”: III, 27B (234-237). Ver también la carta a Germán Arciniegas consignada en: VII, 50 (104). 309 Por supuesto, muchos artículos y notas editoriales, algunos comentarios sueltos o incluso resúmenes de los servicios telegráficos, se publicitaron en Jornada, El Tiempo y El Caribe, etc., desprovistos de la identificación de su autor o amparados por heterónimos. Sobre esto vale la pena notar que la corresponsabilidad de la información en la mesa de redacción implicaba defender la posición y la agenda del periódico como un autor diferente, con estatus legal propio y con una voz propia, independiente hasta cierto punto de quienes escriben en las páginas editoriales.

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una eficiente secretaria que sigue los intríngulis del poder tras una máquina de escribir. En “Barco a la deriva” (1963), emprendió un último esfuerzo para retratarse a sí mismo y describir la vida de un personaje joven e indeciso, seudointelectual, seudorevolucionario, semiaventurero, presa de sus instintos e incapaz de conducir su propia vida, precipitado en la desgracia por la fatalidad histórica.

¿Cuál sería el tema de sus novelas, ahora cuando buscaba mayor estabilidad económica? ¡Ay! que paradoja, con su experiencia, con los dejos de su vida, sólo hubiese podido escribir la novela del dictador, su obra nunca iniciada, nunca terminada, el capítulo final de su “Miseria Humana”. Nunca lo hizo, la tinta estaba seca. Dejó, sabrá el diablo para quién, los borradores, los fragmentos en su archivo, estos papeles que hoy yo leo y releo, cito y recito de memoria, sobre los cuales hoy escribo una biografía de nadie, sabrá el mismo diablo para quién. Si Osorio Lizarazo anhelaba la posteridad, sabía para qué, no podía saber quiénes, un puñado de inocentes historiadores, colocarían sus restos en cajas desacidificadas y los llevarían a enterrar al panteón de la patria en el que perviven todas las vanidades intelectuales de este mundo; en ese altar sagrado para los iniciados que es el fondo antiguo de la Biblioteca Nacional de Colombia, donde aún deambulan entre cientos de reliquias malolientes Rufino José Cuervo, Miguel Antonio Caro, José Asunción Silva, Luis López de Mesa y Germán Arciniegas, y donde algún día vagarán Camilo Torres Restrepo, Marta Traba, Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis, Rafael Gutiérrez Girardot y Fernando Vallejo. No podía saber que entre esos inocentes yo, escritor de medio pelo, historiador de profesión, caería en la trampa del archivo y me encontraría aquí, entre Bogotá, Madrid y Ciudad de México, con algo más de un cuarto de siglo en la venas, comiendo humo, con la cabeza llena de café, hundido en un computador, empeñado en cumplir su capricho, reconstruyendo el rompecabezas de otra vida a costa de la mía, salvando del olvido a un sujeto a quien pocos recuerdan y escribiendo con sus papeles el capítulo de la obra que jamás terminó.

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CONCLUSIÓN

En este trabajo hemos realizado una descripción de la vida de José Antonio Osorio Lizarazo documentada a través de su archivo personal. Iniciamos con un ensayo sobre la formación de la opinión pública y la aparición de los intelectuales modernos en Bogotá durante las primeras décadas del siglo XX. Pusimos de relieve la trasformación de los nexos entre la literatura y el poder, y el declive de la figura de los políticos letrados que habían gobernado el país durante el siglo XX. Seguimos la formación de algunos grupos de intelectuales y políticos de vanguardia, y mostramos su relación con las formas de sociabilidad de la burguesía bogotana, escenificada principalmente en las mesas de las redacciones y de los cafés. Notamos los debates sobre la relación entre medio ambiente y sujeto, y estudiamos el problema de la autonomía del artista con la intención de presentar las posiciones de los intelectuales colombianos en los años veinte. Al iniciar su carrera como escritor, Osorio Lizarazo compartirá el nuevo ambiente de la ciudad y trazará sus propias expectativas sobre el campo abierto con la quiebra de la “Atenas suramericana”. Sus referentes literarios en la década de los veinte serán las vanguardias estéticas, el futurismo y el surrealismo, pero rápidamente su posición mudará hacia el realismo. En el siguiente apartado abordamos la biografía de Osorio Lizarazo con base en su apuesta de construir narrativa coherente con la historia nacional y personal, a partir de una serie novelada que el autor denominó “la miseria humana”. Iniciamos la narración al final de su vida (1963), cuando escribió una novela con la cual buscó examinarse a sí mismo, “revaluar su yo”, a partir de la experiencia vivida al servicio de caudillos y dictadores en su periplo latinoamericano. A continuación seguimos la historia de archivo, su creación, conjugada con la relación de los hechos que siguieron al abandono de la casa paterna y su periplo por las minas de oro y las haciendas cafeteras consignados de forma ejemplar en varios documentos. Entre los pliegues de la memoria consignada en sus novelas, mostramos al personaje radicado en Bogotá, examinamos su coqueteo con los intelectuales de vanguardia y encontramos sus primeros escritos autorizados 139

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en las páginas de los periódicos. Situado en relación con otros intelectuales de la época, insistimos en comprender su formación intelectual en el seno de las formas de sociabilidad artesanal —que conjugaban el socialismo cristiano, el anarquismo y espiritismo teosófico— en el cual se forjaron los primeros sindicatos obreros. Asimismo, reseñamos la dualidad de una experiencia familiar cercana al artesanado y de un aprendizaje escolar dirigido por los jesuitas, de su agudo sentimiento de exclusión frente a la burguesía y de su dificultad para adoptar las formas de autocontrol corporal y emocional trazadas por las élites. Más adelante detallamos los avatares del periodista en la ciudad, y cómo la enfermedad y el dolor filtraron su visión acerca de la miseria y la criminalidad urbana. Allí señalamos su aprehensión sobre el artista como un ser depravado, del arte vanguardista como una expresión de desequilibrio mental, y de la necesaria adecuación de la novela a los fines supremos de la nación. En un momento anterior corroboramos que él preparó un libro de poemas vanguardistas y que su inclinación por el realismo se produjo por el éxito de sus labores como reportero. En una coyuntura de agitación social en Colombia, a través de la divulgación de sus crónicas en la prensa y con la mediación de otros intelectuales, el periodista se constituyó en autor con la publicación de La cara de la miseria (1926), obra acogida y comentada como ninguna de las suyas por varios intelectuales de relieve en América Latina. Con base en una perspectiva realista, extraída de sus crónicas y sus vivencias en la sala de redacción, el periodista escribirá sus primeras novelas en las décadas siguientes. La conversión de Osorio Lizarazo en novelista ocurrió durante la década de los treinta y su consagración durante los cuarenta, el mismo periodo en que el partido liberal llegó al gobierno después de varias décadas de dominio conservador. En la biografía verificamos cómo la posición nacionalista de Osorio Lizarazo puede comprenderse mejor en relación con los intelectuales encargados de la política cultural y educativa de los gobiernos liberales entre 1930 y 1946. Dicha relación no estuvo regida sólo por los vínculos burocráticos y periodísticos —Osorio Lizarazo trabajó de forma intermitente como empleado público y periodista—, sino por la búsqueda en la “cultura popular” de las raíces de la nacionalidad colombiana. La novelística de Osorio Lizarazo estuvo orientada, precisamente, por el afán de hacer coherentes su escritura con la historia, la economía y la geografía colombiana, y de crear una cultura común para los ciudadanos invocando, trasformando, saqueando o eliminando las múltiples culturas preexistentes. La idea de construir una literatura adecuada al ser nacional, fue congruente con otras tentativas de limitar la producción de los bienes simbólicos —y la actividad de los artistas— de acuerdo con los fines de 140

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conservación y orden social prevalecientes en la época. Pero la dedicación de Osorio Lizarazo a la escritura de novelas y su credo nacionalista no valieron para que fuese considerado autor nacional. Él ocupó un lugar subordinado con respecto a otros intelectuales de su misma categoría y vio restringidas sus opciones de movilidad social durante los gobiernos liberales. Participó de forma activa en el movimiento liderado por Jorge Eliécer Gaitán, con la aspiración de construir un gobierno más sensible al mérito individual y menos atento a las credenciales aristocráticas de sus funcionarios. Sin embargo, muy rápido se distanció de Gaitán y antes de su asesinato huyó de Colombia, con la firme intención de publicar en un mercado editorial más competitivo y conseguir su consagración como autor nacional en el extranjero. También buscó, sin obtenerlo, un cargo en la diplomacia colombiana en Caracas, Buenos Aires y Santiago de Chile, mientras trabajaba alternativamente al servicio de Rómulo Betancur en Venezuela, Juan Domingo Perón en Argentina y Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana. Durante la década de los cincuenta su escritura estuvo dedicada especialmente a defender la dictadura de Trujillo y a pregonar la dictadura misma como el sistema de gobierno más adecuado para las condiciones históricas y telúricas de América Latina. Su aspiración de encontrar reconocimiento nacional e internacional para sus novelas se vio sofocada por las aventuras políticas y, sobretodo, por su escasa y mediocre producción literaria en los años siguientes a 1948. Ahora bien, el archivo con el cual hemos abordado esta investigación constituye por sí misma, como unidad, una fuente documental. Puede reconocerse cierta intencionalidad en la producción del material e incluso seguir su construcción a lo largo de cuatro décadas. En nuestro caso, el archivo permite una aproximación privilegiada a la construcción del autor y la obra, como categorías modernas, en la medida en su función fue —además de la herramienta de trabajo, consultada una y otra vez para emprender otros escritos— asegurar cierta coherencia entre biografía y novela. Esta coherencia la hemos interpretado aquí como un esfuerzo infructuoso para evitar la escisión de la obra, de los personajes novelados, con respecto a su autor y una forma de resistencia contra el proceso de conversión del escritor en un trabajador que manipula significados para ganarse la vida. La comprensión de la función del archivo en la constitución del autor y la obra, también es relevante para los estudiosos sociales que están interesados en utilizar las novelas de Osorio Lizarazo como fuentes para la antropología y la sociología histórica. Al respecto, no hemos querido brindar un recetario o fórmula para la lectura crítica de las novelas. Nuestra labor consistió en problematizar la asociación entre los personajes 141

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novelados y los personajes históricos, y ofrecer múltiples herramientas para quienes están interesados en tomar en serio la novela realista como fuente para reconstruir y conceptuar determinados problemas y periodos de la historia latinoamericana. La investigación con base en el archivo deja expuestas dificultades que deben ser brevemente comentadas. Por un lado, nuestra escritura siguió las pistas dejadas por el autor y son muchos los periodos, los hechos y los personajes que no aparecen con claridad en las fuentes manuscritas e impresas aquí consultadas. Por otro lado, si bien pudimos aproximarnos con mayor agudeza a comprender la perspectiva del novelista, y a las funciones del archivo para la construcción del autor y la obra, con menos éxito ha sido posible asociar estos conocimientos con la formación del campo intelectual en su conjunto. La contribución de esta investigación es muy limitada: presentamos un archivo y unas fuentes específicas, un estudio con un contexto biográfico y bibliográfico conveniente para establecer relaciones con otros autores y obras latinoamericanas contemporáneas. Aunque puede intentarse una biografía más completa con las mismas fuentes y herramientas de investigación, la apuesta más adecuada sería el estudio del archivo en relación con otras fuentes documentales. Nuestra invitación es a conocer e investigar con mayor profundidad un archivo que, como creemos demostrado, ofrece información relevante para la historia política e intelectual de América Latina en la primea mitad del siglo XX. Así, al rumiar entre las huellas excepcionales legadas por Osorio Lizarazo en su archivo, al recorrer los miles de papeles colmados por su escritura, al sumergir manos y cabeza en el Fondo que hoy lleva su nombre en la Biblioteca Nacional de Colombia, la vida y la obra de un autor puede cobrar sentido si los investigadores sociales queremos comenzar a reconstruir el rompecabezas del campo intelectual en Colombia y estudiar, aún con las limitaciones impuestas por la pesquisa de una trayectoria individual, cómo el trabajo intelectual puede ser explicado e interpretado a partir de una lectura más amplia de los procesos sociales. Basta reiterar, aunque parezca ocioso, la necesidad de aplicar sistemáticamente un enfoque histórico al estudio de los intelectuales colombianos, lo que supone ampliar las investigaciones más allá del horizonte trazado por la crítica literaria acerca de los autores y las obras “mayores” de la “literatura nacional”, sin olvidar, en cuanto nos compromete como intelectuales, que investigar en el pasado la vida de los trabajadores de la pluma tiene sus límites en nuestra propia experiencia en las artes de domesticar los significados. 142

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MATERIAL GRÁFICO

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PROCEDENCIA DEL MATERIAL GRÁFICO

Todas las reproducciones fueron realizadas por Ernesto Monsave en el mes de agosto de 2003, excepto 1 y 43, realizadas por Museo de Desarrollo Urbano de Bogotá.

Portada. Daniel Rodríguez, “Novelista Osorio” (1944): Museo de Desarrollo Urbano. / Ilustración 1. Fondo JAOL VI, 43 (2, 6 y 8). / Ilustración 2. Mundo al día (Bogotá): (28 ene. 1925), p. 1. / Ilustración 3. Mundo al Día (Bogotá): (21 nov. 1925), p. 13. / Ilustración 4. Mundo al día (Bogotá): (20 ene. 1925), p. 1. / Ilustración 5. Mundo al Día (Bogotá): (1 dic. 1928), p. 1. / Ilustraciones 6, 7, 8, 9 y 10. OSORIO LIZARAZO, 1926, portada y pp. 19, 35, 229 y 215. / Ilustración 11. Fondo JAOL VII, 50 (63-64) / Ilustraciones 12, 13, 14, 15, 16 y 17. Fondo JAOL VII, 50 (155-161). / Ilustración 18. Fondo JAOL VI, 41 (29). / Ilustración 19. Fondo JAOL VI, 41 (30). / Ilustración 20 Fondo JAOL VI, 42 (11-12). / Ilustración 21. Fondo JAOL VII, 50 (104). / Ilustraciones 22, 23 y 24. Fotografías en archivo privado de Eri Ortiz de Osorio. / Ilustración 25. Cromos (Bogotá): Vol. LVII, no. 4 (sep. 23 de 1944), pp. 8-9. / Ilustraciones 26, 27, 28 y 29 OSORIO LIZARAZO, 1938, pp, 7, 91, 143 y 233. / Ilustración 30. El Tiempo (Bogotá): (19 feb. 1939), Segunda, p. 1. / Ilustración 31. El Tiempo (Bogotá): (5 feb. 1939), Segunda, p.3. / Ilustración 32. Mundo al Día (Bogotá): (7 mar. 1927), pp. 12-13. / Ilustración 33. Mundo al Día (Bogotá): (26 mar. 1927), p. 18. / Ilustración 34. El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1939), Segunda, p.3 / Ilustración 35. La Libertad (Bogotá): (24. abr. 1915), p. 2. / Ilustración 36. El Tiempo (Bogotá): (25 jun. 1939), Segunda, p. 3. / Ilustración 37. La Libertad (Bogotá): (24. abr. 1915), p. 1. / Ilustración 38. La Libertad (Bogotá): (6. feb. 1915), p. 1. / Ilustración 39. Fondo JAOL X, 68 (7). / Ilustración 40. El Tiempo (Bogotá): (16 jul. 1939), Segunda, p. 2. / Ilustración 41. Roberto Rojas Gómez, Poemas (Bogotá): Águila Negra, 1926. / Ilustración 42. El Tiempo (Bogotá): (7 may. 1939), Segunda, p. 1. / Ilustración 43. Daniel Rodríguez, “Mariana Madiedo con sus cartas para la lectura de la suerte” (1948), Museo de Desarrollo Urbano. / Ilustración 44. El Tiempo (Bogotá): (31 dic. 1946). / Ilustración 45. Fondo JAOL VI, 45 (12). / Ilustración 46. Fotografía en archivo privado de Eri Ortiz de Osorio. Ilustración 47. Fondo JAOL VII, 48 (2). / Ilustraciones 48 y 49. Fotografías en archivo privado de Eri Ortiz de Osorio. / Ilustración 50. Fondo JAOL. X, 68 (13)

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CRONOLOGÍA (1900-1964)

1900- 1916

José Antonio Osorio Lizarazo nace en Bogotá el 30 de diciembre de 1900, primogénito de los tres hijos de Belisario Osorio Navas y de María Josefa Lizarazo Durán. No conocemos si nació o no en la mítica calle 32 de Bogotá, como lo indica en Garabato, pero puede afirmarse con mayor certeza que vive la mayor parte de la infancia en el barrio Las Nieves y la adolescencia en Fontibón, al occidente de la ciudad. Termina bachillerato en el colegio nacional de San Bartolomé, regentado por sacerdotes jesuitas, al cual asisten también los hijos de las familias acomodadas de Bogotá. Allí estudia al menos desde 1910 hasta 1916, entre los nueve y los dieciséis años aproximadamente, en compañía de los niños Álvaro de Brigard Silva, Carlos Manuel Canal, Alfonso Uribe, Luis Enrique Osorio, Gustavo Samper y Augusto Ramírez Moreno. Osorio Lizarazo abre la tenaz empresa de su

1917-1919

archivo cuando, protegido con tres cartas que conservará hasta la muerte, sale de la casa de sus padres en septiembre de 1917, se descuelga de la Sabana, cruza el Río Magdalena y trepa hasta Manizales. “Sin destino” en la ciudad, busca fortuna en las montañas hasta conseguir empleo en el almacén del campamento minero “La Coqueta”. En el ínterin de los meses de marzo y septiembre de 1918 trabaja en una construcción y luego se traslada a las minas de oro de Marmato, en el Departamento de Antioquia, de donde regresa herido a Bogotá. Entonces se encontrará en el hospital de caridad durante la pandemia de cólera morbus, episodio vivido también por Pascual Goya, el otro yo de Osorio Lizarazo en la 143

Biografía de Nadie

sensacional crónica “Las escenas de horror y de miseria que Bogotá presenció durante la epidemia de gripa de 1918” (1939). 1917: 1918:

(Ago. 31) Nota manuscrita de José M. González dirigida al gobernador del Departamento de Caldas, por la cual recomienda a Osorio Lizarazo para un empleo dependiente de esa gobernación. (May. 5) El administrador de la mina “La coqueta” entrega a Osorio Lizarazo un certificado autógrafo por el que hace constar su trabajo como empleado de categoría en esa empresa.

En 1920 viaja a la zona cafetera y labora como empleado auxiliar en varias compañías comercializadoras de grano, primero en el Líbano y después en San Lorenzo. Despedido de la casa comercializadora de Londoño, Ayala y Co., sin un trabajo estable y viviendo de “fiado”, Osorio Lizarazo sale de San Lorenzo con rumbo a Manizales, donde llega hacia 1921. Allí se inicia como periodista con un artículo político en un diario de Manizales, comentando la campaña del liberal Benjamín Herrera contra el conservador Pedro Nel Ospina. Ese mismo año publica El reivindicador, primer impreso en el largo prontuario de Osorio Lizarazo “que apareció durante un mes y medio proclamando un socialismo meramente intuitivo que lo condujo al fracaso”

1920-1921

1920:

1922-1924

[Certificado autógrafo de los vecinos de Santa Teresa en el municipio del Líbano en que recomiendan otorgarle cualquier trabajo. [s. f.] Certificado de Tomás Echeverri, Luis Eduardo Escovar y Elías Quintero Botero, por el que recomiendan a Osorio Lizarazo como persona honrada y apta, necesitada de cualquier empleo que se le confíe.

Si desde la perspectiva del archivo el autor existe desde el momento en que Osorio Lizarazo deja Bogotá y rompe con su padre en 1917, desde una perspectiva literaria y sociológica el autor —el intelectual— solo se constituirá en los años posteriores a su regreso a Bogotá a finales de 1922. Al finalizar ese año consigue un certificado como redactor de El Sol, dirigido por Luis Tejada y José Mar, pero no publica página alguna en ese diario. Luego vaga por la ciudad con el editor del 144

Biografía de Nadie

papel obrero La Libertad, el protagonista de una de sus biografías de nadie: “Pablo Emilio Mancera, el hombre que durante cuarenta años publicó un periódico del que era el único lector” (1939). Finalmente, en marzo de 1923, trabaja en el Gil Blas junto con uno de los poetas sobrevivientes de la “Gruta Simbólica”, su maestro en la bohemia tabernaria y la mesa de redacción: Delio Seravile. De la mano de Seravile y Efraim de la Cruz publica una decena de poemas y sus primeras crónicas, labor que continuó en Mundo al Día cuando Gil Blas fue cerrado en junio de 1924. 1922: 1923:

Constancia manuscrita de que Osorio Lizarazo es redactor del diario El Sol [nov. –dic.] Constancia manuscrita de que Osorio Lizarazo es empleado de Gil Blaz (22 mar.). (Mar. 28) aparece en Gil Blas el poema “Viernes Santo”, primer escrito autorizado por Osorio Lizarazo cuya publicación es conocida.

En Mundo al Día el joven escritor de algunas

1924-1929

rimas y artículos políticos —como buen bohemio y buen bogotano— se convierte en periodista profesional, en un publicista dedicado a manipular significados todos los días por un salario. Conoce a Blanca Restrepo, también empleada en el diario, su compañera íntima y personaje femenino omnipresente en las novelas del ciclo bogotano. En 1924 evidencia los primeros síntomas de la sífilis y cuyas secuelas — “signo de Romberg, abolición de los reflejos rotulianos, anormalidad de los reflejos pupilares”, “pronostico de una tabes”— lo acompañarán hasta el final de su vida. Sin embargo, también durante estos años de agudos dolores, amores ilícitos y penuria económica, produce gran parte del material que constituirá sus mejores crónicas y novelas urbanas en las décadas siguientes. Entre 1925 y 1927 camina con “paso de labrador” por manicomios, cárceles, chicherías, hospitales, casas de vecindad, pasajes y cementerios en una ciudad que crece a la sombra de la “danza de los millones”, la Atenas ciega y sorda que interpretará a través del dolor en La cara de la miseria. 145

Biografía de Nadie

1924:

Carné que acredita a Osorio Lizarazo como “reporter” del diario Mundo al Día (Bogotá [, s.f.]). 1925 Osorio Lizarazo, con su libreta en mano, entrevista a Antonio José Restrepo (Bogotá, ene. 28). Algunos aspectos de las oficinas y talleres de Mundo al Día. (20 ene.). Mundo al Día publica una página de versos vanguardistas: “Poemas ultraimaginistas de Osorio Lizarazo: Luis Vidales tiene un émulo feliz” (21 nov.) 1926: Germán Arciniegas publica el primer libro de Osorio Lizarazo en su editorial Talleres de Ediciones Colombia, La cara de la miseria, compilación de crónicas escritas para Mundo al día con grabados de A. Samper. 1927: Publica en Mundo al Día crónicas dedicadas a Biófilo Panclasta (7 mar.) y Jacinto Albarracín (26 mar.) Panclasta escribe dos cartas autógrafas a Osorio Lizarazo, una desde la cárcel de Correccionales de Bogotá (27 mar.) y otra desde la cárcel de Ambalema (21 may.). Carta manuscrita y fotografía de Lulú Colilindo y Gómez —gato—, en que felicita a Osorio Lizarazo por el entendimiento del alma de su especie (Chapinero, may. 30). Carta autógrafa de Juana Ibarburou dirigida a Osorio Lizarazo para felicitarlo por la publicación de su libro de crónicas La cara de la miseria (Montevideo, abr. 1). 1928: Publica “Benjamín Méndez y el Ricaurte”, relato con un agudo sabor futurista (1 dic.).

1929-1934

Tras publicar sus últimos escritos en Mundo al Día decide salir de Colombia. Consigue acreditarse como reportero de viaje de la agencia noticiosa S.I.N., El Tiempo, El Espectador y Cromos para viajar a Panamá en febrero de 1929. Regresa a Colombia ese mismo año y se radica en Barranquilla en compañía de Blanca Restrepo. Termina los manuscritos de La casa de vecindad y El criminal, cuya publicación en Europa intenta gestionar a través de Eduardo Santos. Se hace miembro del Club Rotario al que acuden las personalidades más notables de la burguesía barranquillera y figura como responsable de la comisión de prensa. Trabaja en La Prensa desde 1929 y en 1932 es nombrado director del periódico. En 1933 se retira de La Prensa y funda El Heraldo en compañía de Enrique de la Rosa, diario desde el cual impulsa la candidatura de Alfonso López a la presidencia de la República. Termina el manuscrito de Barranquilla 3132. Se anuncia a través de volantes la aparición de El criminal, pero el libro únicamente saldrá a la luz 146

Biografía de Nadie

pública hasta 1935. Tras la aparición en Bogotá de La casa de vecindad, Osorio Lizarazo recibe noticias de su editor sobre la negativa de todas las librerías bogotanas —salvo la Médica— a exhibir la obra en sus vitrinas, conducta que éste considera nada rara en un “medio bogotano bastante pacato”. En 1932, un año después de la publicación del libro, sólo se habían vendido 30 ejemplares. 1929:

1930: 1931: 1931: 1932

1933:

1934

Carné de la agencia informativa S.I.N., que presenta a Osorio Lizarazo como corresponsal viajero de ese servicio informativo (Bogotá, 6 feb.). Carné de El Espectador que presenta a Osorio Lizarazo como corresponsal viajero de ese periódico (Bogotá, 8 feb.). Tarjeta de corresponsal de Cromos en Centro América a favor de Osorio Lizarazo (Bogotá, feb. 8). Cromos publica la segunda parte del reportaje “Conversando con Esteban Huertas” (Bogotá, 11 may.). Carné de La Prensa que acredita a Osorio Lizarazo como redactor de ese periódico [s.f.]. En diciembre salen de la imprenta de la editorial Minerva los primeros ejemplares de La casa de vecindad. Manuscrito de la novela Casa de vecindad (Barranquilla, 1930) Carta manuscrita de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que se congratula por su designación como director de La Prensa (Ginebra, 16 sep.). Menú impreso a una comida danzante ofrecida por el Rotary Club de Barranquilla en honor de Alfonso Araujo y su señora (Barranquilla, 23. dic). Aparece publicada en Barranquilla la novela Barranquilla 3132. Carta manuscrita del gerente de la Editorial Minerva dirigida a Osorio Lizarazo en que la negativa de las librerías bogotanas a exhibir La casa de vecindad (Bogotá, 17 ene.). Carta manuscrita del gerente de la Editorial Minerva dirigida a Osorio Lizarazo, en que informa sobre el fracaso total en las ventas de La casa de vecindad (Bogotá, 31 mar.). Tarjeta de identidad postal de Osorio Lizarazo (Barranquilla, 21 jun.). Fotografía de Osorio Lizarazo, Alfonso López Pumarejo y Felipe Lleras Camargo, acompañados de varios personajes barranquilleros (Barranquilla, 1932). Contrato manuscrito entre Osorio Lizarazo y Enrique de la Rosa por el cual éste se compromete a prestar sus servicios como jefe de redacción del periódico El Heraldo (Barranquilla, 20 oct.). Telegrama de Alfonso López Pumarejo dirigido a Osorio Lizarazo en que saluda la aparición del periódico liberal El Heraldo (Bogotá, 27 oct.). El Heraldo, no. 2. Director-Gerente: Enrique de la Rosa; Jefe de redacción: J. A. Osorio Lizarazo (30 oct.). Carné de El Heraldo que presenta a Osorio Lizarazo como redactor ese diario (Barranquilla, 16 may.).

147

Biografía de Nadie

Fracasa como jefe de redacción de El Heraldo y regresa a Bogotá, donde se ve obligado a conjugar durante una década (1934-1944) el trabajo como empleado al servicio del Estado, las labores periodísticas y la escritura de novelas. En 1934 trabaja como relator en la Cámara de Representantes, presenta a Eduardo Santos un plan orgánico para asumir la jefatura de redacción de El Tiempo y prepara la publicación de las novelas La cosecha y El Criminal. Desde finales de 1935 hasta febrero de 1936 dirige el Diario Nacional, y colabora con el grupo de intelectuales liberales encargados de la política cultural de masas y la política del libro coordinados por el Ministerio de Educación y la Biblioteca Nacional. Termina Hombres sin presente y prepara Garabato. Publica diversos escritos en la revista Pan. En 1937 y 1938 es nombrado secretario privado del ministro de guerra, cargo que abandona en abril de 1939. En 1939 trabaja en El Tiempo como redactor de la página editorial y publica una serie de crónicas en las que recoge algunos de sus escritos de Mundo al Día, dedicados entre otros a Biófilo Panclasta, Jacinto Albarracín y Alirio Caicedo. Poco después, al ver reducido su salario y su categoría en la empresa, escribe una carta al presidente Eduardo Santos en la que detalla su precaria situación económica y protesta por el trato discriminatorio recibido en el diario.

1934-1940

1934:

1935: 1936: 1937:

1938:

Nota autógrafa de Erazo Quijano por la cual notifica que Osorio Lizarazo es relator de la Cámara de representantes (Bogotá, 25 jul.). Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Santos, en que presenta un plan orgánico para asumir la jefatura de redacción del diario El Tiempo (Bogota, 25 oct.). Publica en Bogotá El Criminal y en Manizales La cosecha. Publica el ensayo biográfico “Francisco de P. Santander” en el libro Caudillos liberales y el relato “Job”en Tres cuentistas jóvenes. Compila sus editoriales de El Diario Nacional y las publica como el libro Ideas de izquierda. Liberalismo partido revolucionario. Comunicación manuscrita de Alfonso Escallón F., por la cual se notifica a Osorio Lizarazo que ha sido nombrado secretario privado del Ministerio de Guerra (Bogotá, 10 mar). Nota autógrafa de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que pide entregar una carta y procurar que el portador pueda entrevistarse con el ministro de guerra ([Bogotá], [1937-1939]). La editorial Minerva publica Hombres sin presente. Novela de

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Biografía de Nadie

empleados públicos. Manuscrito de la novela Hombres sin presente. Aparece en Pan el ensayo “La esencia social de la novela” (feb.) 1939: La editorial Ercilla publica en Santiago de Chile la novela Garabato. Manuscrito de la novela Garabato. El Tiempo publica “Mariana Madiedo, la pitonisa que por más de treinta años ha ejercido en Bogotá la dictadura de la suerte” (25 jun.). 1940: Publica el libro biográfico Santander. Fundador civil de la República. Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Santos, en que protesta por la baja categoría del trabajo y el escaso salario que le fue asignado en El Tiempo (23 feb).

Osorio Lizarazo continúa laborando simultáneamente como empleado público, periodista y novelista. La venta de diez mil ejemplares del libro Santander, permite al novelista adquirir una fanegada de tierra en el barrio El Prado al norte de Bogotá. Allí, en la casa campestre donde lo entrevista Luis Enrique Osorio y lo capta el lente de Daniel Rodríguez en 1944, termina definitivamente su relación con Blanca Restrepo. Entonces el paraje de aire limpio plasmado en la serie de cuentos “Viento en el prado” se convertirá en el mefítico suburbio despoblado de la novela El Pantano. Entre 1940 y 1944 trabaja sucesivamente al servicio del Estado en el Ministerio de Educación, la Contraloría General de la República y el Ministerio de Trabajo. En el mismo periodo escribe El camino en la sombra y El hombre bajo la tierra, ambas obras seleccionadas para participar por Colombia en el concurso de novela latinoamericana organizado por la editorial Ferrar & Rinehart de Nueva York.

1940-1944

1940: 1941: 1942: 1944:

Comunicación manuscrita por la cual se notifica a Osorio Lizarazo que ha sido nombrado secretario privado de Germán Arciniegas, ministro de Educación Nacional (Bogotá, 25 jul.). “Una criatura viene de la noche”, manuscrito de la novela publicada como El camino en la sombra en 1965, ganadora del concurso de la casa Ferrar & Rinehart con el título “Servidumbre” [1941-1963] Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Germán Arciniegas, en que ruega protección para el concurso de novelas de Ferrar & Rinehart (Bogotá, 21 nov.). El Ministerio de Educación publica El hombre bajo la tierra en la serie Biblioteca Popular de la Cultura Colombiana. Comunicación manuscrita por la cual se notifica a Osorio Lizarazo que ha sido nombrado revisor contador del departamento de

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Biografía de Nadie

asistencia social del Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social (Bogotá, 18 feb.).

1944-1947

Funda y dirige el periódico Jornada que impulsa la campaña de Jorge Eliécer Gaitán a la presidencia de la República. Se casa con Eri Ortiz, empleada del Ministerio de Trabajo y secretaria de Jornada, quien será su compañera y ayudante de trabajo hasta su muerte. En 1945 deja el periódico, trabaja como redactor de Sábado y escribe varias monografías económico-sociales. En agosto de 1946 viaja por primera vez a República Dominicana invitado por el gobierno presidido por Rafael Leonidas Trujillo. A su regreso a Bogotá escribe el nauseabundo texto La Isla Iluminada, obra editada tres veces y publicada en inglés, que determina el inicio de una larga —y muy bien remunerada— saga de apologías al tirano. Tras la derrota gaitanista en la elecciones, el escritor propone a Gaitán asestar un golpe de Estado con la colaboración de algunos militares, propuesta desechada de tajo por el caudillo popular. Entonces Osorio Lizarazo publica el texto satírico “La aventura de un gaitanista” que marca su ruptura con Gaitán y precipita su partida de Colombia hacia Venezuela. 1944: Jornada por la restauración moral de la República. J. A. Osorio Lizarazo, director. 1945: Publica Fuera de la ley (historias de bandidos) y Biografía del café. 1946: Colabora en la publicación del volumen Geografía económica de Colombia, editado bajo la dirección de Alberto Camacho Angarita y Plinio Mendoza Neira. El Tiempo publica “La aventura de un gaitanista” (31. dic.).

Luego de vivir un año en Venezuela, viaja para

1947-1957

radicarse en la Argentina entre 1948 y 1956. En Buenos Aires trabaja como corresponsal de El Tiempo hasta 1950, cuando obtiene empleo en la subsecretaría de información Unos años más tarde trabajará también en el Instituto de la Ciencias del Hombre. De sus colaboraciones en la prensa compila el manuscrito “Servidumbre y libertad en América”, dedicado a enaltecer el gobierno de Juan Domingo Perón. Tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, escribe el libro más significativo entre sus contemporáneos, El día del odio, y la 150

Biografía de Nadie

primera biografía del caudillo popular, Gaitán: vida, muerte y permanente presencia. Al partir elabora únicamente otras dos novelas, “¿Cuántas copias señor ministro?” y “Barco a la deriva”, ambas rechazada por los editores y aún inéditas. Otra novela suya publicada en 1952, El Pantano, ya estaba terminada o muy adelantada hacia 1948. Prófugo de Argentina, en Santiago de Chile abre un taller de publicaciones dedicado a la propaganda del régimen dominicano. A finales de 1956 se produce un agudo debate por publicación en Santiago de Chile del libro La era de Trujillo de Jesús de Galíndez. El 31 de diciembre de 1956 el periódico 3ra de la Hora de Santiago publica el artículo “Agentes de la dictadura dominicana están invadiendo países libres". Y efectivamente Osorio Lizarazo coordina las actividades difamatorias contra De Galíndez. No le importa ponerse en ridículo, denunciar su propia condición y calificar a los contradictores de Trujillo como “imbéciles”, “irresponsables”, “publicistas a sueldo”, “lacayos de la pluma”, “dóciles peoncillos de pluma”, que escriben a sueldo para los poderosos. Y para salvar esta evidente contradicción únicamente adujo su desinteresada comunión con Trujillo: “llegué a la convicción de que los principios de toda mi vida estaban encarnados en la organización dominicana” 1948: 1949:

1950 1952:

Osorio Lizarazo y Eri Ortiz de Osorio rodeados de actores en el festival de cine argentino durante los primeros días de estancia en ese país (Buenos Aires). Telegrama dirigido a Osorio Lizarazo en el que se le ordena llame con urgencia a la Presidencia de la Nación (Buenos Aires, 22 ene.) Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida al director de la Oficina de Reconocimientos Médicos, en que se queja por el dictamen de incapacidad para desempeñar el empleo en la subsecretaría de información (Buenos Aires, 19 feb.) Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo en que afirma: “Esto se acabó. Es todo lo que puedo decirte.” (Bogotá, 16 nov.) Manuscrito “Servidumbre y libertad en América” (Buenos Aires) Se publica en Bogotá la novela El pantano. Copia manuscrita del libro El pantano (Buenos Aires). Carátula impresa del libro Gaitán: vida, muerte y permanente presencia. (Buenos Aires, 1952). Se publica en Buenos Aires El día del odio. Carné de identidad como colaborador de la revista Dinámica Social (Buenos Aires, 22 oct.)

151

Biografía de Nadie

1954 1955 1956 1957

El Banco de la República publica en Bogotá El árbol turbulento. La editorial Universitaria publica en Santiago de Chile Colombia donde los Andes se disuelven Eri Ortiz y Osorio Lizarazo participan en una fiesta de la embajada mexicana en Chile.(Santiago de Chile). La Imprenta Colombia de Osorio Lizarazo publica en Santiago de Chile Germen y proceso del antitrujillismo en América y los panfletos Una obra cínica y procaz y A critique of The Galindez book. Manuscrito para la segunda edición del libro Germen y proceso del antitrujillismo en América. ([Santiago de Chile], 1957).

Viaja para radicarse en República Dominicana, donde dirige el periódico El Caribe y es corresponsal de la Associated Press en Ciudad Trujillo. En menos de tres años elabora cuatro libros y concluye la saga apologética dedicada al “Benefactor”, editada primero en español y traducida con asombrosa rapidez al inglés. En 1958 aparece Birth and growth of anti-Trujillism in America, la primera de una serie de traducciones editadas en la España franquista. El mismo año, casi en serie, Así es Trujillo, (Portrait of Trujillo) e Historia clínica de una traición (Clinical history of a treason); luego, en 1959, El bacilo de Marx (The marxian bacilus); y al final, en 1960, Fundamentos y política de un régimen, obra apócrifa publicada con el nombre de Trujillo.

1957-1960

1958 1959:

Se publica en Buenos Aires Así es Trujillo Se publica en Ciudad Trujillo El bacilo de Marx. Fotografía de Osorio Lizarazo en su oficina de el diario El Caribe (Ciudad Trujillo, [1958-1960]) 1960: Fotografía: “Pedimos la postulación de Trujillo en la elecciones de 1962. Sociedad Dominicana de Prensa” (Ciudad Trujillo, [19591960]) 1960: Memorando manuscrito “Libros escritos por J. A. Osorio Lizarazo acerca de la República Dominicana y el GENERALÍSIMO TRUJILLO” (24 de noviembre de 1960) Manuscrito del libro Fundamentos y política de un régimen escrito por Osorio Lizarazo y publicado por Rafael Leonidas Trujillo a su nombre en 1960.

A finales de 1960 es retirado de la dirección de El Caribe y defenestrado públicamente en la República Dominicana. Regresa a su patria derrotado, envejecido y olvidado para morir presa 152

Biografía de Nadie

de una amibiasis en octubre 1964. En compensación, a las puertas de la tumba, un año después de que la Academia Colombiana entregara el premio ESSO de literatura a Gabriel García Márquez, Osorio Lizarazo recibie el mismo galardón por El camino en la sombra en 1964. Al final de sus días entrega a los editores el manuscrito “Barco a la deriva”, fechado en 1963, su último esfuerzo por construir una mirada “objetiva” sobre sí mismo a través de otro yo, Carlos Gutiérrez: “Miré hacia atrás mi vida. Siempre tuve anhelos revolucionarios, que me parecían el triunfo de la justicia.”, y un poco más adelante: “¡Maldita sea! El cianuro, que tanto he guardado, se ha adulterado. No tengo otro instrumento de liberación. ¡Dios! ¡Que mi muerte no sea tan dolorosa! Miren en lo que terminaron mis anhelos revolucionarios.”

1961-1964

1963 1964 1965

Manuscrito inédito de “El barco a la deriva”. Fotografías de Osorio Lizarazo tras recibir el fallo del jurado del premio ESSO. Osorio Lizarazo intenta escribir sus últimas letras en octubre. Se publica en Madrid El camino en la sombra

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Biografía de Nadie

Periódicos y revistas en los que trabajó como redactor, director o colaborador El Sol (Bogotá): 1922 Diario de la mañana/ Luis Tejada y José Mar, directores

—Redactor Gil Blas (Bogotá): 1923-1924 diario de la tarde/ Benjamín Palacio Uribe, director —Redactor

Mundo al Día (Bogotá): 1924-1929 diario gráfico de la tarde/ Bogotá —Reportero

Cromos (Bogotá): 1929 revista semanal ilustrada / Arboleda y Valencia, editores propietarios; Luis Tamayo, director —Corresponsal en Centro América El Espectador (Bogotá): 1929 Luis Cano, director —Redactor de viaje. La Prensa (Barranquilla): 1929-1933 diario de la mañana, independiente de los partidos políticos, órgano de los intereses generales del país y en particular de la Costa Atlántica y de la Ciudad de Barranquilla / Gabriel Martínez Aparicio, director —Redactor entre 1929 y 1931, llega a ser director del diario en 1932

El Heraldo (Barranquilla): 1933-1934 diario de la mañana / Enrique A. de la Rosa, director – gerente; J. A. Osorio Lizarazo, jefe de redacción

—Fundador y jefe de redacción. El Diario Nacional (Bogotá): 1935-1936 J. A. Osorio Lizarazo, director

—Director. Pan (Bogotá): 1937-1939 órgano de un centro / Enrique Uribe White, director

—Colaborador. El Tiempo (Bogotá) 1929, 1934-1935, 1939-1940-1950-1953/ Eduardo Santos, propietario —Corresponsal de viaje (1929), redactor (1934-1935, 1939-1940), colaborador (1941-1946), corresponsal en Argentina (1946-1950). 154

Biografía de Nadie

Revista de las Indias (Bogotá): 1942-1946, 1954 —Colaborador

Revista de América (Bogotá): 1945-1950 —Colaborador

Jornada (Bogotá): 1944-1945 por la restauración moral de la República / J. A. Osorio Lizarazo, director

—Fundador y director del periódico.

Sábado (Bogotá): 1945 semanario al servicio de la cultura y de democracia en América / Armando Solano, Plinio Mendoza Neira, directores —Jefe de redacción.

Revista Economía Colombiana (Bogotá): 1955 —Colaborador

Dinámica Social (Buenos Aires): 1950-1956 Revista del Centro de Estudios Económico Sociales

—Colaborador.

El Caribe (Ciudad Trujillo): 1958-1960 J. A. Osorio Lizarazo, director —Director.

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Biografía de Nadie

ESTADO DE LA OBRA DE J. A. OSORIO LIZARAZO Poesías, crónicas, ensayos, cuentos, biografías y apologías

Poesía Modernista (1924-1925) “Viernes Santo”, Gil Blas (Bogotá): (28 mar. 1923), p. 5; “Mujer Moderna”, Gil Blas (Bogotá): (2 jul. 1923), p. 5; “Empleadilla”, Gil Blas (Bogotá): (9 jul. 1923), p. 5; “De la escena al manicomio”, Gil Blas (Bogotá): (17 jul. 1923), p. 17; “Con Julian Ney´s”, Gil Blas (Bogotá): (18 jul. 1923), p. 2; “Abatimiento”, Gil Blas (Bogotá): (18 jul. 1923), p. 5; “A doña Elvira I”, Gil Blas (Bogotá): (21 sep. 1923), p. 1; “Año nuevo” Gil Blas (Bogotá): (1 ene. 1924), p. 3; “La poesía”, Gil Blas (Bogotá): (21 ene. 1924), p. 3; “Anhelo ignoto” Gil Blas (Bogotá): (31 ene. 1924), p. 3; “Reto singular” Gil Blas (Bogotá): (13 feb. 1924), p. 3; “A la Flor del Trabajo” Gil Blas (Bogotá): (30 abr. 1924), p. 1; “En la cuna” Gil Blas (Bogotá): (13 may. 1924), p. 3; “Melancolía invernal”, Mundo al día (Bogotá): (26 dic. 1924), p. 9.

“¡Llegó la hora!” (1925-1926) “Luis Vidales tiene un émulo feliz. Poemas ultraimaginistas de Osorio Lizarazo.”, Mundo al Día (Bogotá): (21 nov. 1925), p. 13; “Llegó la hora: ¡Suenan timbres! Nuevos poemas ultraimaginistas de Osorio Lizarazo”, Mundo al Día (Bogotá): (6 mar. 1926), p. 15; “Fotografías”, Mundo al Día (Bogotá): (8 mar. 1926), p. 9.

La cara de la miseria (1926) No existe ningún original en el archivo, luego el manuscrito autorizado es OSORIO LIZARAZO, 1926: “El hospital la misericordia de niños pobres”, Mundo al día (Bogotá): (5 mar. 1925), pp. 4-5; “El abismo rugiente y espumoso que es una boca abierta hacia la eternidad. Allí encuentran consuelo los desesperados”, Mundo al Día (Bogotá): (10 jul. 1926), pp. 16-17 y 20; “Esperando que la muerte emancipe los atormentados. Espíritus de locas. Un carnaval desordenado y más espontáneo”, Mundo al Día (Bogotá): (17 jul. 1926), pp. 14-15; “Donde se recogen sin distinción los hijos de la miseria y los del pecado. Las voces infantiles se pierden bajo los amplios corredores”, Mundo al Día (Bogotá): (31 jul. 1926), pp. 16-17; “Desfile apocalíptico que pasa como una visión de pesadilla. Combinaciones del cruel humorismo de la vida”, Mundo al Día (Bogotá): (14 ago. 1926), pp. 20-21 y 24; “Llegue a ellos la lumbre espiritual que vencerá el dolor de sus tinieblas ‘por el amor y por el arte alcanzarán la luz y la verdad’”, Mundo al Día (Bogotá): (21 ago. 1926), pp. 18-19; “Pequeños delincuentes que más tarde se convertirán en grandes criminales. En Bogotá no existe una verdadera casa correccional”, Mundo al Día (Bogotá): (28 ago. 1926), pp. 22-23; “Sobre sus blancas cabezas conducen el peso de un pasado absurdo y fatal. Sin ilusiones, sin esperanza, son harapos de la vida”, Mundo al Día (Bogotá): (4 sep. 1926), pp. 20-21; “Una guerra a muerte entre policías y rateros se desarrolla en las tinieblas. Cómo trabajan los individuos que viven de lo que no tienen”, Mundo al Día (Bogotá): (18 sep. 1926), pp. 12-13; “El imperio espléndido que en la urbe filantrópica tiene erigido la miseria. Cómo viven en Bogotá aquellos que no tienen donde vivir.”, Mundo al Día (Bogotá): (25 sep. 1926), pp. 20-21; “En la ciudad sombría donde se aloja una fúnebre población de cadáveres. Hablan las tumbas con la voz expresiva de sus decoraciones”, Mundo al Día (Bogotá): (2 oct. 1926), pp. 18-19; “Los paraísos artificiales ejercen funesta atracción sobre los débiles. Forman legión los prosélitos del vicio que ensalzó Baudelaire”, Mundo al Día (Bogotá): (16 oct. 1926), pp. 18-19; “El amor y la caridad han levantado un refugio para los desesperados. Un ignorado lugar para los que no lo tienen”, Mundo al Día (Bogotá): (23 oct. 1926), pp. 16-17; “Vampiros humanos que convierten en oro la sangre tibia de los miserables. La usura extiende sus garras insaciables desde la sombra”, Mundo al Día (Bogotá): (6 nov. 1926), pp. 14-15; “Nada queda de aquel admirable ‘chino’ bogotano que inspiró a los artistas. Los limpiabotas se han aburguesado sin ser burgueses”, Mundo al Día (Bogotá): (13 nov. 1926), pp. 14-15; “La corte de los milagros. Con los anormales y los incompletos se formó una colección de miserias. En el asilo de mendigos se encuentran monstruosos ejemplares humanos”, Mundo al Día (Bogotá): (4 dic. 1926), pp. 1, 18-19.

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Reportajes -Biografías de nadie (1924 y 1927) “Se prepara una contienda universal a la que pondrá fin un superhombre. Una mujer en Bogotá domina cien millones de espíritus”, Mundo al Día (Bogotá): (2 abr. 1927), pp. 22 y 23; “Perseguido por todos los gobiernos Panclasta se refugia en su rebeldía. El hombre que ha vivido veinte años de bohemia anárquica”, Mundo al Día (Bogotá): (7 mar. 1927), pp. 12-13; “Albarracín revolucionario y escritor. Ni los fracasos ni la ingratitud han apagado su entusiasmo”, Mundo al Día (Bogotá): (26 mar. 1927), pp. 18-26; “A los 18 años de apostolado estéril, a pesar de todos los fracasos y de todas las contingencias, Pablo Emilio Mancera persigue incansablemente la realización de un ideal imposible y la dicha futura de la humanidad”, Mundo al Día (Bogotá): (19 feb. 1927), p. 22; “Vida inarmónica de Efraim de la Cruz. Fue ‘estanco’ la primera palabra que Helios pudo leer”, Mundo al Día (Bogotá): (9 abr. 1927), p. 15; “Un poeta que espera la consagración. El último romántico vive ajeno a las complicaciones del presente siglo”, Mundo al Día (Bogotá): (22 ene. 1927), pp. 12-13; “Un Sancho Bogotano socarrón y poeta ‘Cuchuco’: fundó el gremio de los ayudantes de la prensa”, Mundo al Día (Bogotá): (12 jul. 1927), pp. 15-18; “Un rato de charla con el profesor Caicedo Álvarez. Cómo adquirió los últimos adelantos del arte coreográfico viajando por París, La Habana y casi toda España”, Mundo al día (Bogotá): (28 jun. 1924), p. 7; “El fin del mundo ocurrirá en 1931. La naturaleza ha escrito sus misterios en las manos”, Mundo al Día (Bogotá): (28 may. 1927), p. 17. De la misma serie ver también: “El hombre que podría salvar el país. Tulio F. Sánchez, doctor en divinidades, ha resuelto en sus folletos y hojas sueltas los complejos problemas que confronta la república, pero la mediocridad del ambiente no ha permitido aplicar sus iniciativas”, Mundo al Día (Bogotá): (12 feb. 1927), pp. 22 y 32; Fracaso económico y bohemia triunfal. A los 40 años Gustavo del Castillo tiene aún alma de niño”, Mundo al Día (Bogotá): (12 mar. 1927), pp. 23-26; “Víctima del egoísmo y de la ingratitud. Negro el cuerpo, negra el alma por la miseria”, Mundo al Día (Bogotá): (30 abr. 1927), pp. 17-18.

Crónicas - Biografías de nadie (1939-1940) “Las escenas de horror y de miseria que Bogotá presenció durante la epidemia de gripa de 1918”, El Tiempo (Bogotá): (19 feb. 1939), Segunda, pp. 1 y última [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 318-325]; “La vida misteriosa y sencilla de Julia Ruiz”, El Tiempo (Bogotá): (5 feb. 1939), Segunda, p. 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 314-317]; “Biófilo Panclasta: el anarquista amigo y compañero de Lenin, que conoció los horrores de la estepa de Siberia”, El Tiempo (Bogotá): 12 feb. 1939), Segunda, pp. 1 y última [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 364-370]; “La vida extraordinaria de Jacinto Albarracín, el primero que en América ensayó un gobierno de soviet”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1939), Segunda, p. 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 426-434]; “Pablo Emilio Mancera: el hombre que durante 40 años escribió un periódico del que era el único lector”, El Tiempo (Bogotá): (26 mar. 1939), Segunda p. 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 326-336]; “Efraím de la Cruz”, El Tiempo (Bogotá): (20 ago. 1939), Segunda, p. 2 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 475-481]; “El último romántico que vivió sobre la tierra”, El Tiempo (Bogotá): (16 jul. 1939), Segunda, p. 2 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 351-357]; “Alirio Caicedo Álvarez: el hombre que durante 35 años ha enseñado a bailar en Bogotá”, El Tiempo (Bogotá): (21 ene. 1940), Segunda, pp. 2 y 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 358-363]; “Cuchuco” El Tiempo (Bogotá): (28 abr. 1940), p. 3 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 371-375]; “Aventuras del indio Rondín, el vendedor de específicos más famoso del país”, El Tiempo (Bogotá): (7 may. 1939), Segunda, p. 1 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 459-465]; “Mariana Madiedo: la pitonisa que por más de 30 años ha ejercido en Bogotá la dictadura de la suerte”, El Tiempo (Bogotá): (25 jun. 1939), Segunda, pp. 3 y última [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 344-350]. De la misma serie ver también: “De cómo Matilde Tibacuy logró cruzar en una noche borrascosa los páramos de oriente”, El Tiempo (Bogotá): (5 may. 1939) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 446-458]; “Tulio F. Sánchez”, El Tiempo (Bogotá): (7 jul. 1940) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 488-494].

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Escritos sobre literatura colombina (1936-1950) “Delio Seravile”, El Tiempo (Bogotá): (24 feb. 1936) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 415-418]; “Luis María Mora”, El Tiempo (Bogotá): (9 ago. 1936) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 419-421]; “Los bohemios bogotanos de principios de siglo”, El Tiempo (Bogotá): (21 may. 1939) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 337-342]; “Tomás Carrasquilla”, Sábado (Bogotá): (15 dic. 1945) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 533-540]; manuscrito “El viento que esperaba Porfirio Barba-Jacob”, [1950]: Fondo JAOL I, 0 (1-6), publicado en Histonium (Buenos Aires): no. 133 (1950), pp. 47-48 e incluido en Porfirio Barba Jacob y Carlos Borges: dos poetas malditos de América”, Revista de América (Bogotá): Vol. 20, no. 62 (mar. 1950), p. 317-324 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 594-601]; “Divagación sobre la cultura”, El Tiempo (26 abr. 1946) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 541-545]; OSORIO LIZARAZO, 1955, pp. 129-149 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 652-673].

Del nacionalismo en la literatura (1936-1946) Manuscrito “Un aspecto de la novela contemporánea” [1946]: Fondo JAOL I, 2 (21-24), publicado como: “Intimidad de la novela”. Revista Santander (Bogotá): (1946), es una primera versión de “Divagación sobre la novela”. El Tiempo (Bogotá): (12 feb. 1936) [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 411-414]. “La esencia social de la novela”, Revista Pan (Bogotá): no. 19 (feb. 1938), pp. 124 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 422-425]; “Del nacionalismo en la literatura”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 13, no. 41 (may. 1942). pp. i-v [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 495-500]; “El problema de la cultura Americana”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 22, no. 69 (sep. 1944), p. 107-112 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 528-532]. Manuscrito “Las mentalidades primitivas y la literatura realista” Fondo JAOL: I, 1 (224-137), publicado en Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 30, no. 94 (oct. 1946), pp. 37-50 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 582-591] y luego replicado en El Caribe (Ciudad Trujillo): (8 sep. 1953); manuscrito “El contenido social de la novela latinoamericana” [1940-1954]: Fondo JAOL: III, 27B (238-243).

Manuscrito “Viento en el Prado” (1941-1943) Autorizado en el manuscrito “Viento en el prado” [1939-1942]: Fondo JAOL O, 14 (1-198): “Viento en el prado”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 18, no. 56 (ago. 1943), pp. 262.-266; “El viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (4 jun. 1944); “Viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (13 ago. 1944); “Viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (27 ago. 1944); “Viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (15 oct. 1944).

Manuscrito “Cabezas de estudio” (1942-1946) Autorizado en el manuscrito “Cabezas de estudio” [1942-1946]: Fondo JAOL E, 6 (1-158): “Lao-Tseu o la serenidad ascética”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 13, no. 39 (Mar. 1942), pp. 11-23; “Pequeña exaltación de Laura de Berney”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 19, no. 59-60 (Nov./Dic. 1943), pp. 129-144; “La tragedia de Petrópolis”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 19, no. 61 (Ene. 1944), pp. 436462 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 501-520]; “En el centenario del Pauvre Lelian”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 20, no. 63 (Mar. 1944), pp. 166-191; “Centenario de Queiros”, El Tiempo (Bogotá): (Nov. 15 de 1945); “Un nuevo aniversario de Maximo Gorki”, Revista de América (Bogotá): Vol. 7, no. 19 (Jul., 1946), pp. 17-24 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 546-555]. De la misma serie, aunque no incluido en el manuscrito autorizado, el manuscrito “El dolor físico en la obra de nietzscheana” [1944]: Fondo JAOL I, 0 (7-10), publicado en Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 21, no. 65 (may. 1944), pp. 104-112 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 521-52700]. Ver también: “A los cuatro años de la tragedia de Petrópolis”. El Tiempo (Bogotá): (Feb. 24 de 1946) y las versiones manuscritas de los ensayos sobre Lao-Tseu en I, 2 (1-17) y Balzac en III, 27A (133-164) utilizadas para su publicación en la República Dominicana.

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Manuscrito” Lámpara que no se extingue” (1947-1949) Autorizado en el manuscrito “Lámpara que no se extingue” [1949]: Fondo JAOL O, 16 (1-225): “Rafael Uribe Uribe”, Revista de América (Bogotá): Vol. 9, no. 26 (Feb., 1947), pp. 207-225; “Biografía de un caudillo: Benjamín Herrera”, Revista de América (Bogotá): Vol. 10, no. 28 (Abr., 1947), pp. 36-63; “Manuel Murillo Toro”, Revista de América (Bogotá): Vol. 10, no. 29 (May. 1947), pp. 230-256; “José Hilario López”, Revista de América (Bogotá): Vol. 19, no. 58-59 (Oct. 1949), pp. 224-249. De la misma serie, aunque no incluido en el manuscrito autorizado, ver también OSORIO LIZARAZO, 1937, [1940] y 1952b. Con un sentido más doctrinario y menos biográfico, OSORIO LIZARAZO, [1936].

“Palabras para ser redefinidas” (1945-1960) “El plan presidencial de Gaitán”, Sábado (Bogotá): (22 sep. 1945); “Gaitán habla”, Sábado (Bogotá): (9 nov.1945); “Yo conocí a los revolucionarios” Sábado (Bogotá): no. 121 (1945), pp. 3-14; OSORIO LIZARAZO, 1946a; manuscrito “Servidumbre y libertad en América” (1949): Fondo JAOL IV, 28A (1143) y IV, 28B (144-253); manuscrito “Colombia, realidad y leyenda” [1953]: Fondo JAOL: I, 1 (128-144); OSORIO LIZARAZO, 1956a; 1956b; 1958e; manuscrito “Las noticias más consecuenciales de los últimos tiempos” [1948-1960]: Fondo JAOL I, 2 (32-37); el único manuscrito no autorizado por Osorio Lizarazo en el fondo es “Fundamentos y po1ítica de un régimen” (1960): Fondo JOAL II, 21 (1-178), publicado bajo la autoría de Rafael Leonidas Trujillo como OSORIO LIZARAZO, 1960. De la misma serie múltiples obras dedicadas a Trujillo, incluidas las traducciones al inglés, OSORIO LIZARAZO, 1946b; 1947a; 1947b; 1953; [1957]; [1958a];1958b; 1958c; 1958d; 1959a; 1959b.

Obras de Osorio Lizarazo adaptadas para cine televisión y teatro (1968-2003) “Tránsito”, obra de teatro basada en El día del odio Teatro Libre, Bogotá 2002-2003 “Casa de Vecindad”, telenovela basada en la obra del misma nombre Cinevisión, Bogotá 1987 “La cosecha”, telenovela basada en la novela del misma nombre RTI, Bogotá 1979-1980 “Bajo la tierra”, película basada en la novela El hombre Bajo la Tierra Productor Arturo García Pinzón, Bogotá 1968

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FUENTES PRIMARIAS

Libros 1926 La cara de la miseria. Bogotá: Talleres de Ediciones Colombia, 248 p., 18 ilus., 17,5 x 12, 5 cm.. [1930] Casa de vecindad. Bogotá: Editorial Minerva, 255 p., 18,5 x 12, 5 cm.. [1ª ed. colombiana; 1.000 ejemplares]. 2000 La casa dáffitto. [S.l.]: Aktis, 156 p., ill (cur. Canessa F) [3ª ed., 1ª en italiano] 1932 Barranquilla 2132. Barranquilla: Tipografía Delgado, 177 p., 17,8 x 13 cm.. 1935a El criminal. Bogotá: Renacimiento, 308 p., 18 x 12, 7 cm. 1935b La cosecha. Manizales: casa editorial y talleres gráficos Arturo Zapata, 285 p. 16,4 x 12,3 cm. [1ª ed.] 1979a La cosecha Bogotá: Plaza y Janes, 291 p. 19 x 12,4 cm. [2ª ed.]. [1936] Ideas de izquierda. Liberalismo partido revolucionario. [Bogotá]: editorial abc, 111 p., 23 x 16,2 cm.. 1938 Hombres sin presente. Bogotá: Editorial Minerva, 283 p. 20,4 x 14, 5 cm. [1ª ed.] 1939 Garabato. Santiago de Chile: Ediciones Ercilla, 280 p. 18 x 13,2 cm. (colección contemporáneos). [1940] El fundador civil de la República, [Bogotá]: Editorial del Comercio, 96 p. 16,5 x11,5 cm.[10.000 ejemplares]. 1944a El hombre bajo la tierra, [Bogotá]: Ministerio de Educación, 327 p., 20 x 12,5 cm. (Biblioteca Popular de Cultura Colombiana; 50) [1ªed.] 1950 El hombre bajo la tierra. Buenos Aires: Espasa Calpe, 209 p., 18 x 12 cm. (colección austral; 947) [2ª ed., 1ª ed. argentina] 1979b El hombre bajo la tierra.. Medellín: Bedout, 211 p., 19 x 10,3 cm.. [3ª ed., 2ª colombiana —dos reimpresiones—]. [1984]

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El hombre bajo la tierra. Bogotá: Obeja Negra, 192 p. 19 x 12 cm. [4ª ed., 3ª colombiana]. 1990 Lúimo sotto la terra. [S. l.]: Aktis, 200 p. (cur. Chesi C.) [5ª ed., 1ª en italiano] 1945a Biografía del café. Bogotá: talleres gráficos Mundo al Día, 125 p. 17 x 12, 3 cm.. [1945]b Fuera de la ley (historias de bandidos). [Bogotá]: talleres gráficos Mundo al Día, 157 p. 17,5 x 12 cm. 1946b La Isla iluminada México: El Caribe, 222 p. 19 x 14.5 cm. [1ª ed.]. 1947a La isla iluminada. Santiago de los Caballeros: editorial del Diario, 265 p., 20 x 14,5 cm. [2ª edición, 1ª dominicana] 1947b The illumined island. (Translation from the Spanish by James I. Nolan). México: Editorial Offset Continente. 191 p. 20 cm. [3ª edición, 1ª en inglés] 1953 La isla iluminada ciudad Trujillo: editora del Caribe, 362 p., 24 x 15,5 cm [4ª edición, 2ª edición dominicana]. 1952a El pantano. Bogotá: ediciones Espiral Colombia, 290 p., 19 x 12,5 cm.. 1952b Gaitán. Vida, muerte y permanente presencia. Buenos Aires: López Negri, 321 p. 21 x 14 cm. (colección meridiano de América; i) [1ª edición argentina de 3.500 ejemplares]. 1952c Gaitán. Vida, muerte y permanente presencia. Buenos Aires: López Negri, 321 p. 21 x 14 cm. (colección meridiano de América; i) [2ª edición argentina de 5.000 ejemplares]. 1979c Gaitán. Vida, muerte y permanente presencia. Bogotá: Carlos Valencia editores, 317 p. 20,5 x 14 cm. [3 edición, 1ª colombiana —una reimpresión, 1982—] 1998a Gaitán. Vida, muerte y permanente presencia. Bogotá: El Ancora editores, 313 p. 23 x 15,5 cm. [4ª edición, 2ª colombiana de 1000 ejemplares]. 1952d El día del odio. Buenos Aires: ediciones López Negri, 286 p. 20,6 x 14 cm. (colección oro de indias; i) [1ª edición de 3.000 ejemplares]. 1979d El día del odio, (2ª edición, 1ª colombiana). Bogotá: Carlos Valencia editores, 239 p., 20,5 x 14 cm.. 1998b El día del odio, (3ª edición, 2ª colombiana). Bogotá: El Ancora editores, 239 p, 23 x 16 cm. [1000 ejemplares].

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1954 El árbol turbulento. Bogotá: Banco de República, 245 p., 22 x 16,5 cm. 1955 Colombia donde los Andes se disuelven/ Prólogo de Julio Barrenechea. Santiago de Chile: editorial Universitaria, 194 p., 21 x 13 cm. (Colección América Nuestra) [1957] Germen y proceso del antitrujillismo en América. Santiago de Chile: imprenta Colombia, 206 p. 19 x 14,5 cm. [1958a] Birth and growth of anti-Trujillism in America. [Madrid]. [s.n.]154 p. 22 cm. 1958b Así es Trujillo. [Buenos Aires]: [B.U. Chiesino], 159 p., 20 cm. 1958c Portrait of Trujillo [S.l. : s.n.], 1958. 141 p. ; 21 cm. 1958d Historia clínica de una traición. [s.l.], [s.n.], 1958 1958e Clinical history of a treason. Madrid : [s.n.], 1958 (Gráf. Rey) 66 p.; 22 cm 1959a El bacilo de Marx. Cd. Trujillo, R. D.: La Nación, 256 p. 23,1 x 16,3 cm. 1959b The marxian bacilus. Madrid: Magisterio Español, 1959, 210 p. 1960 Fundamentos y política de un régimen. Ciudad Trujillo, Editora del Caribe, 1960. 214 p. 22 cm. [José Antonio Osorio Lizarazo; publicada por Trujillo Molina, Rafael Leonidas] 1965 El camino en la sombra. Madrid: Aguilar, 334 p., 20,3 x 12 cm. [5000 ejemplares, más 300 ejemplares de editor y 50 de autor]. 2001 Viaggio nell'ombra [3ª edición, 1ª italiana]. [s.l.]:Aktis, [s.d.] 1978 Novelas y Crónicas /Selección e introducción Santiago Mutis Durán. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 709 p. 21 x 14,6 cm. (Biblioteca Básica Colombiana; 36) [2ª edición colombiana de las novelas La casa de Vecindad y Hombres sin Presente]

Folletos 1946a La revolución venezolana en la opinión extranjera: declaraciones del ilustre político colombiano Dr. Jorge Eliécer Gaitán al periodista J.A. Osorio Lizarazo. Caracas: Imprenta Nacional. 19 p. ; 16 cm. 1956a

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Biografía de Nadie

Una obra cínica y procaz / J. A. Osorio Lizarazo. Santiago de Chile: [Imprenta Colombia]. 28 p. ; 19 cm. 1956b A critique of The Galindez book Santiago, Chile: [Imprenta Colombia] ; Newark, N.J. : Distributed by The Truth About Galindez Committee, 1956. 22 p. ; 22 cm.

Obras colectivas 1937 “Francisco de P. Santander” / por J.A. Osorio Lizarazo. Caudillos liberales. Bogotá: Ed. Antena, 1936. v. 1; pp. [1]-73 ; 18 cm. [Bogotá : Eds. Antena]. p.[1]-73 ; 18 cm. Con: Tomas C. de Mosquera / por Antonio García. [Bogota : Eds. Antena, 1936 ] -- José Hilario Lopez / por Darío Samper. [Bogotá : Eds. Antena, 1936] -- Rafael Uribe Uribe / por Policarpo Neira Martínez. Benjamín Herrera / por Alejandro Vallejo. [Bogotá : Eds. Antena, 1936] -Epílogo: La alabanza de ... / por Diarío Achury Valenzuela. [Bogotá : Eds. Antena, 1936] -- Juan de Dios Uribe / por Clemente Manuel Zavala. [Bogotá : Eds. Antena, 1936]. 1937 “Job” / por J.A. Osorio Lizarazo. Tres cuentistas jóvenes. Bogotá: Editorial Minerva, pp. 83-109 (Selección Samper Ortega de literatura colombiana) [2000 ejemplares: 1000 de carácter oficial; 1000 de la edición privada de Minerva]. [1946?] Geografía económica de Colombia. Bogotá: [/Editado bajo la dirección de Alberto Camacho Angarita y Plinio Mendoza Neira. Bogota, 1946?]. 354 p. illus., maps. 22 cm. (Edición extraordinaria de El Mes financiero y económico; número 100).

Publicaciones seriadas 1923-1925 1.

“Viernes Santo” Gil Blas (Bogotá): (28 mar. 1923), p. 5

2.

“Mujer Moderna” Gil Blas (Bogotá): (2 jul. 1923), p. 5

3.

“Empleadilla” Gil Blas (Bogotá): (9 jul. 1923), p. 5

4.

“De la escena al manicomio” Gil Blas (Bogotá): (17 jul. 1923), p. 17

5.

“Con Julian Ney´s” Gil Blas (Bogotá): (18 jul. 1923), p. 2

6.

“Abatimiento” Gil Blas (Bogotá): (18 jul. 1923), p. 5

7.

“Norka Rouskaya” Gil Blas (Bogotá): (24 jul. 1923), p. 3

8.

“Con el Doctor Timoleón Moncada. Un nuevo diario- Las necesidades regionales- El seráfico Vicentico- El apoyo del gobierno nacional.” Gil Blas (Bogotá): (8 ago. 1923), p. 4

9.

“El duelo Pineda Argüelles. Dos representantes al congreso en el terreno del honor- Los padrinos y los espectadores- Una... dos... tres!- Inesperado desenlace” Gil Blas (Bogotá): (25 ago. 1923), p. 1

10. “Los ‘Cuentos exóticos’ por Rafael Burgos” Gil Blas (Bogotá): (13 sep. 1923), p. 2

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11. “A doña Elvira I” Gil Blas (Bogotá): (21 sep. 1923), p. 1 12. “Año nuevo” Gil Blas (Bogotá): (1 ene. 1924), p. 3 13. “La poesía” Gil Blas (Bogotá): (21 ene. 1924), p. 3 14. “Anhelo ignoto” Gil Blas (Bogotá): (31 ene. 1924), p. 3 15. “Reto singular” Gil Blas (Bogotá): (13 feb. 1924), p. 3 16. “Los asnos de la gobernación” Gil Blas (Bogotá): (10 abr. 1924), p. 1 17. “El milagro de Caná” Gil Blas (Bogotá): (14 abr. 1924), p. 1 18. “La Flor del Trabajo” Gil Blas (Bogotá): (29 abr. 1924), p. 1 19. “A la Flor del Trabajo” Gil Blas (Bogotá): (30 abr. 1924), p. 1 20. “El despotismo marital” Gil Blas (Bogotá): (5 may. 1924), p. 1 21. “En la cuna” Gil Blas (Bogotá): (13 may. 1924), p. 3 22. “Una ciudad de ensueño. En plena tierra de promisión- La ciudad luz en Neiva- Política y periodismo- La afición taurina- Impresiones de don Arturo González”, Gil Blas (Bogotá): (13 jun. 1924), p. 2 23. “Un rato de charla con el profesor Caicedo Álvarez. Cómo adquirió los últimos adelantos del arte coreográfico viajando por París, La Habana y casi toda España”, Mundo al día (Bogotá): (28 jun. 1924), p. 7. 24. “El estreno de Margoth esta noche”, Mundo al día (Bogotá): (12 jul. 1924), p. 21. 25. “Campañas de sanidad hace el instituto Rockefeller”, Mundo al día (Bogotá): (15 jul. 1924), p. 8. 26. “El doctor Alejandro Galviz Galviz, senador por Santader, nos cuenta como comenzó el diarismo en aquel Departamento”, Mundo al día (Bogotá): (24 jul. 1924), p. 12 27. “En los pabellones de la Hortúa un émulo de Tórtola Valencia. Coquetería femenina. Lo mismo y pasa lo mismo”, Mundo al día (Bogotá): (22 ago. 1924), p. 11. 28. “Desaparece misteriosamente don Cayetano Cuervo”, Mundo al día (Bogotá): (2 sep. 1924), p. 8. 29. “Ayer fue hallado don Cayetano Cuervo”, Mundo al día (Bogotá): (3 sep. 1924), p. 17. 30. “La tragedia del Turquestán”, Mundo al día (Bogotá): (5 sep. 1924), p. 16. 31. “Los verdaderos prójimos. El reinado del sub-hombre!”, Mundo al día (Bogotá): (11 sep. 1924), p. 20. 32. “La gloriosa orden de Córdoba en Ayacucho. Al grito del joven General los corceles galoparon sobre una alfombra de cadáveres”, Mundo al día (Bogotá): (6. dic. 1924), p. 33. “Melancolía invernal”, Mundo al día (Bogotá): (26 dic. 1924), p. 9. [poema de Osorio Lizarazo)

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34. “El poeta Martín Pomala en Luna Park. El vate loco fue entrevistado en la verbena de nochebuena”, Mundo al día (Bogotá): (27 dic. 1924), p. 20 35. “Un rato de charla con un hombre feliz. Ildefonso Pérez, cubano, que ganó un premio de $20.00000”, Mundo al día (Bogotá): (2 ene. 1925), pp. 9 y 13. 36. “Un reportaje...”, Mundo al día (Bogotá): (17 ene. 1925), p. 9 37. “El doctor Antonio José Restrepo, que hizo a nuestro redactor importantes declaraciones que publicamos en otro lugar. Sanín Cano no estuvo acertado en sus apreciaciones políticas. No conoció la plataforma liberal, dice el Dr. Restrepo”, Mundo al día (Bogotá): (28 ene. 1925), p. 1 y 6 38. “El estado de los trabajos del Ferrocarril del Norte. Los rieles ya están llegando a Lenguazaque en el kilómetro 110”, Mundo al día (Bogotá): (2 feb. 1925), pp. 12-13. 39. “Vásquez Cobo no será presidente”, Mundo al día (Bogotá): (5 feb. 1925), pp. 1 y 7. 40. “Siguen descubriendo robos del correo. Un cartero que tenía cuenta corriente en el banco y varios empleados detenidos”, Mundo al día (Bogotá): (6 feb. 1925), p. 7. 41. “Los argonautas de ojos oblicuos”, Mundo al día (Bogotá): (16 feb. 1925), p. 16. 42. “Un pianista chileno está en la ciudad. Armando palacios bates”, Mundo al día (Bogotá): (18 feb. 1925), p. 19. 43. “La obra admirable del nuevo hospital San José”, Mundo al día (Bogotá): (21 feb. 1925), pp. 6-7 y 22. 44. “El hospital la misericordia de niños pobres”, Mundo al día (Bogotá): (5 mar. 1925), pp. 4-5. 45. “La psicología del enano”, Mundo al día (Bogotá): (9 mar. 1925), p. 5 46. “La despedida del alcalde de Santamaría”, Mundo al día (Bogotá): (11 mar. 1925), p. 14 47. “El rey cautivo”, Mundo al día (Bogotá): (12 mar. 1925), p. 12. 48. “Las causas del mal servicio de tranvías”, Mundo al día (Bogotá): (13 mar. 1925), p. 5. 49. “Serenata campestre” [poema], Mundo al día (Bogotá): (17 mar. 1925), p. 9. 50. “El Ferrocarril del Nordeste adelanta. Don francisco Pineda López dice que dentro de tres años el ferrocarril llegará a Bucaramenga”, Mundo al día (Bogotá): (21 mar. 1925), pp. 19 y 22. 51. “El Banco Prendario de Bogotá. Esta institución ha sido un gran bien para las clases pobres de Bogotá”, Mundo al día (Bogotá): (24 mar. 1925), pp. 12 y 16. 52. “Una gran fábrica en la capital” La Colombian and American Shirt Company es una fábrica modelo de propiedad del Sr. Carlos Morales R.”, Mundo al día (Bogotá): (27 mar. 1925), p. 14. 53. “La gran red de cables aéreos en Caldas”, Mundo al día (Bogotá): (30 mar. 1925), pp. 14-15. 54. “Caminos, caminos y caminos” Mundo al día (Bogotá): (1 abr. 1925), p. 8. 55. “Las locomotoras alemanas en el pacífico. El extraordinario potencial del departamento. del Valle”, Mundo al día (Bogotá): (7 abr. 1925), pp. 5 y 12.

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56. “La semana santa”, Mundo al día (Bogotá): (13 abr. 1925), p. 7. 57. “De Bogotá al Magdalena. El Dr. Antonio José Restrepo defendió ayer al general Ospina. Preocupado por el progreso deja que los liberales vociferen y griten”, Mundo al día (Bogotá): (22 abr. 1925), pp. 1 y 20. 58. “El número 8.000 de El Nuevo Tiempo. La fiesta que hoy celebra el decano de los periódicos de la capital”, Mundo al día (Bogotá): (30 abr. 1925), pp. 5 y 20. 59. “El golpe militar en Chile”, Mundo al día (Bogotá): (6 may. 1925), p. 5. 60. “La bodas de oro de un notable médico”, Mundo al día (Bogotá): (8 may. 1925), p. 15. 61. “Colombia, primer país de Sudamérica. La importancia de la carretera a Cúcuta”, Mundo al día (Bogotá): (27 may. 1925), p. 5. 62. “El poder militar español caerá pronto. España debe ejercer su influencia sobre espiritual en América. Don Esteban Roldán Oliarte, periodista catalán, hace estas declaraciones”, Mundo al día (Bogotá): (4 jun. 1925), p. 10. 63. “Hablan los prófugos. Quién es José Helena, uno de los sindicados del robo al señor Bauer. Trágicas memorias de un ex-presidiario”, Mundo al día (Bogotá): (19 jun. 1925), p. 12 y 13. 64. “La empleada que robó”, Mundo al día (Bogotá): (2 jul. 1925), p. 13. 65. “La joven intelectualidad de España, la primera Europa. Lo que dice el poeta Pérez Domenech”, Mundo al día (Bogotá): (2 jul. 1925), p. 15. 66. “Pero no se mató”, Mundo al día (Bogotá): (10 jul. 1925), p. 5. 67. “Allá va ella”, Mundo al día (Bogotá): (16 jul. 1925), p. 5. 68. “Fue detenido por la policía un joven que se había robado la suma de cincuenta pesos. Un periódico. Juanito en su aposento monologaba así —¡Ser hombre! Sentirse uno dominador, invencible!”, Mundo al día (Bogotá): (24 jul. 1925), p. 13. 69. “Los hijos del cieguito”, Mundo al día (Bogotá): (27 jul. 1925), p. 12. 70. “Un joven pálido”, Mundo al día (Bogotá): (30 jul. 1925), p. 17. 71. “Más fuerte que la muerte”, Mundo al día (Bogotá): (13 ago. 1925), p. 12. 72. “Trágica locura”, Mundo al día (Bogotá): (21 ago. 1925), p. 5. 73. “Vida anecdotaria de un gran artista. El maestro Cantini, a los 87 años, evoca las escuelas del pasado”, Mundo al día (Bogotá): (24 oct. 1925), pp. 3 y 4. 74. “Luis Vidales tiene un émulo feliz. Poemas ultraimaginistas de Osorio Lizarazo.”, Mundo al Día (Bogotá): (21 nov. 1925), p. 13. 75. “Pasto no corre peligro. Un famoso geólogo considera que el Galeras no causará en la capital de Nariño”, Mundo al Día (Bogotá): (21 nov. 1925), pp. 1 y 3.

1926-1929 166

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76. “El Tiempo”, Mundo al Día (Bogotá): (22 ene. 1926), p. 10. 77. “Llegó la hora: ¡Suenan timbres! Nuevos poemas ultraimaginistas de Osorio Lizarazo”, Mundo al Día (Bogotá): (6 mar. 1926), p. 15. 78. “Fotografías”, Mundo al Día (Bogotá): (8 mar. 1926), p. 9. 79. “Dos vidas”, Mundo al Día (Bogotá): (8 mar. 1926), p. 13. 80. “Los desnaturalizados”, Mundo al Día (Bogotá): (29 abr. 1926), p. 9. 81. “El creciente desarrollo de Manizales”, Mundo al Día (Bogotá): (3 jul. 1926), p. 8 82. “El abismo rugiente y espumoso que es una boca abierta hacia la eternidad. Allí encuentran consuelo los desesperados”, Mundo al Día (Bogotá): (10 jul. 1926), pp. 16-17 y 20. 83. “Esperando que la muerte emancipe los atormentados. Espíritus de locas. Un carnaval desordenado y más espontáneo”, Mundo al Día (Bogotá): (17 jul. 1926), pp. 14-15. 84. “Donde se recogen sin distinción los hijos de la miseria y los del pecado. Las voces infantiles se pierden bajo los amplios corredores”, Mundo al Día (Bogotá): (31 jul. 1926), pp. 16-17. 85. “Almacén Fénix”, Mundo al Día (Bogotá): (6 ago. 1926), p. 21. 86. “Desfile apocalíptico que pasa como una visión de pesadilla. Combinaciones del cruel humorismo de la vida”, Mundo al Día (Bogotá): (14 ago. 1926), pp. 20-21 y 24. 87. “Llegue a ellos la lumbre espiritual que vencerá el dolor de sus tinieblas ‘por el amor y por el arte alcanzarán la luz y la verdad’”, Mundo al Día (Bogotá): (21 ago. 1926), pp. 18-19. 88. “Pequeños delincuentes que más tarde se convertirán en grandes criminales. En Bogotá no existe una verdadera casa correccional”, Mundo al Día (Bogotá): (28 ago. 1926), pp. 22-23. 89. “Sobre sus blancas cabezas conducen el peso de un pasado absurdo y fatal. Sin ilusiones, sin esperanza, son harapos de la vida”, Mundo al Día (Bogotá): (4 sep. 1926), pp. 20-21. 90. “Una guerra a muerte entre policías y rateros se desarrolla en las tinieblas. Cómo trabajan los individuos que viven de lo que no tienen”, Mundo al Día (Bogotá): (18 sep. 1926), pp. 12-13. 91. “El imperio espléndido que en la urbe filantrópica tiene erigido la miseria. Cómo viven en Bogotá aquellos que no tienen donde vivir.”, Mundo al Día (Bogotá): (25 sep. 1926), pp. 20-21. 92. “En la ciudad sombría donde se aloja una fúnebre población de cadáveres. Hablan las tumbas con la voz expresiva de sus decoraciones”, Mundo al Día (Bogotá): (2 oct. 1926), pp. 18-19. 93. “En crédito de Colombia en Europa. Una visita al Banco Francés-Italiano y a la oficina de información en París”, Mundo al Día (Bogotá): (16 oct. 1926), p. 8. 94. “Los paraísos artificiales ejercen funesta atracción sobre los débiles. Forman legión los prosélitos del vicio que ensalzó Baudelaire”, Mundo al Día (Bogotá): (16 oct. 1926), pp. 18-19. 95. “El amor y la caridad han levantado un refugio para los desesperados. Un ignorado lugar para los que no lo tienen”, Mundo al Día (Bogotá): (23 oct. 1926), pp. 16-17.

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96. “Vampiros humanos que convierten en oro la sangre tibia de los miserables. La usura extiende sus garras insaciables desde la sombra”, Mundo al Día (Bogotá): (6 nov. 1926), pp. 14-15. 97. “Nada queda de aquel admirable ‘chino’ bogotano que inspiró a los artistas. Los limpiabotas se han aburguesado sin ser burgueses”, Mundo al Día (Bogotá): (13 nov. 1926), pp. 14-15. 98. “La cara de la miseria”, Mundo al Día (Bogotá): (27 nov. 1926), p. 5. 99. “La corte de los milagros. Con los anormales y los incompletos se formó una colección de miserias. En el asilo de mendigos se encuentran monstruosos ejemplares humanos”, Mundo al Día (Bogotá): (4 dic. 1926), pp. 1, 18-19 100. “Un poeta que espera la consagración. El último romántico vive ajeno a las complicaciones del presente siglo”, Mundo al Día (Bogotá): (22 ene. 1927), pp. 12-13. 101. “La civilización asesina el arte. Un artista que se declara víctima de la envidia colectiva, prueba al cronista con argumentos de su vida, que entre nosotros el arte se acaba”, Mundo al Día (Bogotá): (29 ene. 1927), pp. 14 y 22. 102. “El hombre que podría salvar el país. Tulio F. Sánchez, doctor en divinidades, ha resuelto en sus folletos y hojas sueltas los complejos problemas que confronta la república, pero la mediocridad del ambiente no ha permitido aplicar sus iniciativas”, Mundo al Día (Bogotá): (12 feb. 1927), pp. 22 y 32. 103. “A los 18 años de apostolado estéril, a pesar de todos los fracasos y de todas las contingencias, Pablo Emilio Mancera persigue incansablemente la realización de un ideal imposible y la dicha futura de la humanidad”, Mundo al Día (Bogotá): (19 feb. 1927), p. 22. 104. La poesía novísima de Julio Posada. El autor de “Jacillas” es un desconcertante caso artístico”, Mundo al Día (Bogotá): (26 feb. 1927), pp. 19 y 22. 105. “Una nueva representación del genio. Cónsul II, como Vargas Vila, es superior a la humanidad”, Mundo al Día (Bogotá): (5 mar. 1927), pp. 25 y 28. 106. “Perseguido por todos los gobiernos Panclasta se refugia en su rebeldía. El hombre que ha vivido veinte años de bohemia anárquica”, Mundo al Día (Bogotá): (7 mar. 1927), pp. 12-13. 107. Fracaso económico y bohemia triunfal. A los 40 años Gustavo del Castillo tiene aún alma de niño”, Mundo al Día (Bogotá): (12 mar. 1927), pp. 23-26. 108. “Albarracín revolucionaria y escritor”. Ni los fracasos ni la ingratitud han apagado su entusiasmo”, Mundo al Día (Bogotá): (26 mar. 1927), pp. 18-26. 109. “Se prepara una contienda universal a la que pondrá fin un superhombre. Una mujer en Bogotá domina cien millones de espíritus”, Mundo al Día (Bogotá): (2 abr. 1927), pp. 22 y 23. 110. “Vida inarmónica de Efraim de la Cruz. Fue ‘estanco’ la primera palabra que Helios pudo leer”, Mundo al Día (Bogotá): (9 abr. 1927), p. 15. 111. Cada cual celebra a su manera la semana memorable en que se redimió el mundo. Nada dicen los santos misterios de las almas ‘a la moderna’”, Mundo al Día (Bogotá): (16 abr. 1927), pp. 24-25. 112. “Víctima del egoísmo y de la ingratitud. Negro el cuerpo, negra el alma por la miseria”, Mundo al Día (Bogotá): (30 abr. 1927), pp. 17-18.

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113. “¿Quién disparó el trágico balazo? Edilberto Ávila posee un espíritu impasible y extraño”, Mundo al Día (Bogotá): (7 may. 1927), pp. 13 y 16. 114. “El único autor que vende sus libros. Una fe robusta que no se estila en el siglo XX”, Mundo al Día (Bogotá): (14 may. 1927), p. 13. 115. “Cincuenta años de vida periodística. Don Julián Páez hizo el ensayo de la información gráfica”, Mundo al Día (Bogotá): (21 may. 1927), pp. 13 y 16. 116. “El fin del mundo ocurrirá en 1931. La naturaleza ha escrito sus misterios en las manos”, Mundo al Día (Bogotá): (28 may. 1927), p. 17. 117. “Un Sancho Bogotano socarrón y poeta ‘Cuchuco’: fundó el gremio de los ayudantes de la prensa”, Mundo al Día (Bogotá): (12 jul. 1927), pp. 15-18. 118. “El poeta poliédrico”, Mundo al Día (Bogotá): (12 may.1928), p. 17. 119. “Benjamín Méndez y el Ricaurte”, Mundo al Día (Bogotá): (1 dic. 1928), p. 13. 120. “Cuando las máquinas de retratar son artistas”, Mundo al Día (Bogotá): (15 dic. 1928), p. 13. 121. “La parcelación de latifundios”, Mundo al Día (Bogotá): (1 dic. 1929). 122. “Parábolas de la vida absurda” Mundo al Día (Bogotá): (5 ene. 1929). 123. “Conversando con Esteban Huertas” (2ª parte) Cromos (Bogotá): (11 may. 1929) 124. “Conversando con Esteban Huertas” (2ª parte) Cromos (Bogotá): (13 jul. 1929) 125. “El Cuerpo de bomberos de Panamá” Cromos (Bogotá): (13 jul. 1929)

1930-1940 126. “La maestra rural”. Repertorio Selecto (Bogotá): (4 feb. 1936), serie VII, No 65, pp. 129-139. 127. “Delio Seravile”, El Tiempo (Bogotá): (24 feb. 1936) 128. “Luis María Mora”, El Tiempo (Bogotá): (9 ago. 1936) 129. “Pretexto para intentar un retorno”, Revista Pan (Bogotá): no. 16 (Oct. 1937), p. 24. 130. “4 motivos intrascendentes”, Revista Pan (Bogotá): no. 17 (nov. 1937), p. 137. 131. “La esencia social de la novela”, Revista Pan (Bogotá): no. 19 (feb., 1938), pp. 124 132. “Hombres bajo tierra”, Revista Pan (Bogotá): no. 27 (feb. 1939), p. 113. 133. “La vida misteriosa y sencilla de Julia Ruiz”, El Tiempo (Bogotá): (5 feb. 1939), Segunda, p.3. 134. “La parábola de la vida absurda”, El Tiempo (Bogotá): (5 ene. 1939) 135. “Biofilo Panclasta: el anarquista colombiano, amigo y compañero de Lenin, que conoció los horrores de la estepa de Siberia”, El Tiempo (Bogotá): 12 feb. 1939), p. 1 y última. 136. “Las escenas de horror y de miseria que Bogotá presenció durante la epidemia de gripa de 1918”, El Tiempo (Bogotá): (19 feb. 1939), Segunda, p. 1 y última.

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137. “La vida extraordinaria de Jacinto Albarracín, el primero que en América ensayó un gobierno de soviet”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1939), Segunda, p.3. 138. “Pablo Emilio Mancera, el hombre que durante 40 años publicó un periódico del que era el único lector”, El Tiempo (Bogotá): (26 mar. 1939), Segunda p.3. 139. “El hombre que voló el Lusitania y precipitó el fin de la guerra mundial”, El Tiempo (Bogotá): (12 mar. 1939). 140. “De cómo Matilde Tibacuy logró cruzar en una noche borrascosa los páramos de oriente”, El Tiempo (Bogotá): (5 may. 1939). 141. “Aventuras del indio Rondín, el vendedor de específicos más famoso del país”, El Tiempo (Bogotá): (7 may. 1939), Segunda, p. 1. 142. “Los bohemios bogotanos de principios de siglo”, El Tiempo (Bogotá): (21 may. 1939). 143. “Mariana Madiedo, la pitonisa que por más de 30 años ha ejercido en Bogotá la dictadura de la suerte”, El Tiempo (Bogotá): (25 jun. 1939), Segunda, p. 3 y última. 144. “Un precursor de la aviación”, El Tiempo (Bogotá): (5 jul. 1939). 145. “La ermita de La Peña”, El Tiempo (Bogotá): (12 jul. 1939) 146. “El último romántico que vivió sobre la tierra”, El Tiempo (Bogotá): (16 jul. 1939), Segunda, p.2. 147. “Manizales, la ciudad que resurgió poderosa de sus cenizas”, El Tiempo (Bogotá): (5 ago. 1939). 148. “Efraím de la Cruz”, El Tiempo (Bogotá): (20 ago. 1939), Segunda, p.2. 149. “Garabato”, El Tiempo (Bogotá): (23 ago. 1939). 150. “Judíos sin dinero”, El Tiempo (Bogotá): (22 oct. 1939). 151. “La Guerra de los Mil Días”, El Tiempo (Bogotá): (22 oct. 1939). 152. “El tigrero”, El Tiempo (Bogotá): (21 dic. 1939). 153. “Vida y dolor de Marmato”, El Tiempo (Bogotá): (24 dic. 1939) 154. “Alirio Caicedo Álvarez, el hombre que durante 35 años ha enseñado a bailar en Bogotá”, El Tiempo (Bogotá): (21 ene. 1940), Segunda, pp. 2 y 3. 155. “Cuchuco” El Tiempo (Bogotá): (28 abr. 1940), p.3. 156. “Sobre una base de poderío moral”, El Tiempo (Bogotá): (17 may. 1940). 157. “La guerra y el liberalismo”, El Tiempo (Bogotá): (1 jul. 1940). 158. “Tulio F. Sánchez”, El Tiempo (Bogotá): (7 jul. 1940). 159. “Elogio del largo discurso”, El Tiempo (Bogotá): (11 ago. 1940).

1941-1947 170

Biografía de Nadie

160. “Estampa de la revolución”, El Tiempo (Bogotá): (20 abr. 1941). 161. “El vinculo inquebrantable”, Vida (Bogotá): Vol. 5, no. 42 (ene./feb. 1942), pp. 16,40. 162. “Lao-Tseu o la serenidad ascética”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 13, no. 39 (mar. 1942), pp. 11-23. 163. “Del nacionalismo en la literatura”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 13, no . 41 (may. 1942). pp. i-v. 164. “Antecedentes de una anécdota de Caldas”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 14, no. 42 (jun. 1942), pp. 127-128. 165. “La ventura impalpable”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 16, no. 49 (ene. 1943), pp. 239-251. 166. “Mr. Herschell Brickerll”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 16, no. 50 (feb. 1943), pp. 421-423. 167. “La guerra de los judíos, novela, por Lion Feuchtwanger”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 16, no. 50 (feb. 1943), pp. 426-428. 168. “Media vida deslumbrados. Jorge Icaza”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 17, no. 51-52 (mar./abr. 1943), pp. vi-viii. 169. “La compañía -Gómez Albán-”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 17, no. 51-52 (mar./abr. 1943), pp. 167-168. 170. “El espíritu de la especie hormiga”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 17, no. 51-52 (mar./abr. 1943), pp. 11-23. 171. “El arte de vivir sin soñar, de Eduardo Caballero Calderón”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 17, no. 53 (may. 1943), pp. 318-320. 172. “La voz de la estirpe”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 17, no. 54 (jun. 1943), pp. 400-413. 173. “Ciudad vieja y ciudad nueva”, Sábado (Bogotá): no. 2 (24 jul. 1943), pp. 6 y 14. 174. “El IV centenario de Holbein”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 18, no. 56 (ago. 1943), pp. 277-278. 175. “XIII poemas de Octavio Amortegui”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 18, no. 56 (ago. 1943), pp. 292-293. 176. “Viento en el prado”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 18, no. 56 (ago. 1943), pp. 262.-266. 177. “Pequeña exaltación de Laura de Berney”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 19, no. 59-60 (nov./dic. 1943), pp. 129-144. 178. “La tragedia de Petrópolis”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 19, no. 61 (ene. 1944), pp. 436462. 179. “Más allá de la sombra, por Gonzalo Ríos Ocampo”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 19, no. 61 (ene. 1944), pp. 491-492. 180. “El hacendado”, El Tiempo (Bogotá): (2 ene. 1944).

171

Biografía de Nadie

181. “El intelectual y su ambiente”, El Tiempo (Bogotá): (16 ene. 1944). 182. “Prometeo, por Humberto Salvador”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 20, no. 62 (feb. 1944), pp. ix-x. 183. “Colombia en la cultura americana”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 20, no. 62 (feb. 1944), pp. 140-141. 184. “La parcela”, El Tiempo (Bogotá): (16 feb. 1944). 185. “En el centenario del Pauvre Lelian”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 20, no. 63 (mar. 1944), pp. 166-191. 186. “El arte por la guerra”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 20, no. 63 (mar. 1944), pp. 280-281. 187. “Bagatelas, de Hernando Téllez”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 20, no. 63 (mar. 1944), pp. 288. 188. “El primer escudo de la República”, Vida (Bogotá): Vol. 8, no. 52 (mar. 1944), p. 11,25. 189. “Ajedrez...”, El Tiempo (Bogotá): (19 mar. 1944). 190. “Jornada”, El Tiempo (Bogotá): (25 may. 1944). 191. “Movimiento Grancolombiano”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 20, no. 64 (abr. 1944), pp. 428-429. 192. “El dolor físico en la obra de nietzscheana”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 21, no. 65 (may. 1944), pp. 104-112. 193. “El viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (4 jun. 1944). 194. “El escritor y su ambiente”, El Tiempo (Bogotá): (6 ago. 1944). 195. “Viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (13 ago. 1944). 196. “Viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (27 ago. 1944). 197. “La mas deslumbrante inteligencia : Galileo Galilei”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 21. no. 68 (ago. 1944), pp. 369-374. 198. “El problema de la cultura Americana”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 22, no. 69 (sep. 1944), p. 107-112. 199. “David Feubeni, por Max Borth”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 22, no. 69 (sep. 1944), pp. 127-128. 200. “Viento en el Prado”, El Tiempo (Bogotá): (15 oct. 1944). 201. “En El libro del trópico recio”, El Tiempo (Bogotá): (29 oct. 1944). 202. “La ciudad junto al mar: Cartagena la heroica”, El Tiempo (Bogotá): (12 nov. 1944). 203. “Don Joaquín Quijano Mantilla”, El Tiempo (Bogotá): (26 nov. 1944).

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Biografía de Nadie

204. “Francisco Villaespesa en Bogotá”, Revista de América (Bogotá): Vol. 1, no. 1 (ene. 1945), p. 157159. 205. “Codillera”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1945). 206. “El escritor y el hombre”, El Tiempo (Bogotá): (25 mar. 1945). 207. “El crimen de la casa antigua”, El Tiempo (Bogotá): (8 abr. 1945). 208. “Romance del pescado”, El Tiempo (Bogotá): (16 sep. 1945). 209. “El plan presidencial de Gaitán”, Sábado (Bogotá): (22 sep. 1945). 210. “La maestra rural”, El Tiempo (Bogotá): (14 oct. 1945). 211. “Centenario de Queiroz”, El Tiempo (Bogotá): (15 nov. 1945). 212. “Biografía del café”, Revista de América (Bogotá): Vol. 4, no. 11 (nov. 1945), pp. 278-288. 213. “Gaitán habla”, Sábado (Bogotá): (9 nov.1945). 214. “Tomás Carrasquilla”, Sábado (Bogotá): (15 dic. 1945) 215. “Yo conocí a los revolucionarios” Sábado (Bogotá): no. 121 (1945), pp. 3-14 216. “El ídolo”, El Tiempo (Bogotá): (13 ene. 1946). 217. “El despojo”, El Tiempo (Bogotá): (10 feb 1946). 218. “A los 4 años de la tragedia de Petrópolis”, El Tiempo (Bogotá): (24 feb 1946). 219. “Sobre el costo de la vida”, El Tiempo (Bogotá): (10 mar. 1946). 220. “De la estadística”, El Tiempo (Bogotá): (16 mar. 1946). 221. “El comercio exterior”, El Tiempo (Bogotá): (22 mar. 1946). 222. “Exportación e importación”, El Tiempo (Bogotá): (25 mar. 1946). 223. “La anarquía de los precios”, El Tiempo (Bogotá): (29 mar. 1946). 224. “El alcohol”, El Tiempo (Bogotá): (31 mar. 1946). 225. “La asistencia social”, El Tiempo (Bogotá): (5 abr. 1946). 226. “Nuestras relaciones con el Sur”, El Tiempo (Bogotá): (11 abr. 1946). 227. “El misterio de la clase media”, El Tiempo (Bogotá): (27 abr. 1946). 228. “Divagación sobre la cultura”, El Tiempo (Bogotá): (28 abr. 1946). 229. “Lo político y lo económico”, El Tiempo (Bogotá): (20 may. 1946). 230. “Los hermanos menores: la derrota”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 28, no. 89 (may. 1946), pp. 223-231.

173

Biografía de Nadie

231. “Liberalismo y educación”, El Tiempo (Bogotá): (7 jul. 1946). 232. “Un nuevo aniversario de Maximo Gorki”, Revista de América (Bogotá): Vol. 7, no. 19 (jul. 1946), pp. 17-24. 233. “La abundancia de dinero”, El Tiempo (Bogotá): (26 sep. 1946). 234. “Arco iris de la política venezolana”, El Tiempo (Bogotá): (6 oct. 1946). 235. “Las mentalidades primitivas y la literatura realista”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 30, no. 94 (oct. 1946), pp. 37-50. 236. “En el país de los controles”, El Tiempo (Bogotá): (19 oct. 1946). 237. “La cuestión de la gasolina”, El Tiempo (Bogotá): (28 oct. 1946). 238. “La producción agrícola”, El Tiempo (Bogotá): (17 nov. 1946). 239. “La inmigración”, El Tiempo (Bogotá): (14 dic. 1946). 240. “El negocio oficial de las llantas”, El Tiempo (Bogotá): (23 dic. 1946). 241. “La usura en Bogotá”, El Tiempo (Bogotá): (28 dic. 1946). 242. “La aventura de un gaitanista”, El Tiempo (Bogotá): (31 dic. 1946). 243. “Menosprecio del tiempo”, El Tiempo (Bogotá): (23 ene. 1947). 244. “El hombre rural”, El Tiempo (Bogotá): (26 ene. 1946). 245. “Hay gente que se muere de hambre”, El Tiempo (Bogotá): (17 feb. 1947). 246. “Breve exégesis del delito”, El Tiempo (Bogotá): (17 feb. 1947). 247. “Los incas, padres del intervensionismo”, El Tiempo (Bogotá): (21 feb. 1947). 248. “Cómo se casa la gente”, El Tiempo (Bogotá): (21 feb. 1947) 249. “Un aeroexpreso”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1947). 250. “Rafael Uribe Uribe”, Revista de América (Bogotá): Vol. 9, no. 26 (feb. 1947), pp. 207-225. 251. “El capital y el patrimonio”, El Tiempo (Bogotá): (3 abr. 1947). 252. “El subwey en Bogotá”, El Tiempo (Bogotá): (9 abr. 1947). 253. “Biografía de un caudillo: Benjamín Herrera”, Revista de América (Bogotá): Vol. 10, no. 28 (abr. 1947), pp. 36-63. 254. “El gobierno de Betancur se fortalece”, El Tiempo (Bogotá): (1 may. 1947). 255. “Fracaso de una política”, El Tiempo (Bogotá): (9 may. 1947). 256. “Opulencia y sobriedad”, El Tiempo (Bogotá): (9 may. 1947). 257. “El censo industrial de Antioquia”, El Tiempo (Bogotá): (27 may. 1947).

174

Biografía de Nadie

258. “Manuel Murillo Toro”, Revista de América (Bogotá): Vol. 10, no. 29 (may. 1947), pp. 230-256. 259. “América debe entrelazar sus destinos”, Revista de América (Bogotá): Vol. 17, no. 54 (jul. 1949), pp. 123-125. 260. “Ambiente de grandeza”, El Tiempo (Bogotá): (20 jul. 1947). 261. “Desvalorización de nuestra moneda”, El Tiempo (Bogotá): (28 oct. 1947).

1948-1955 262. “Alabanza de la dignidad nacional”, El Tiempo (Bogotá): (1 may. 1948). 263. “Pensar en grande”, El Tiempo (Bogotá): (8 may. 1948). 264. “El congreso de autores”, El Tiempo (Bogotá): (16 nov. 1948). 265. “Arte no representativo”, El Tiempo (Bogotá): (20 nov. 1948). 266. “Cabelleras azules”, El Tiempo (Bogotá): (7 dic. 1948). 267. “Antisemitismo”, El Tiempo (Bogotá): (11 dic. 1948). 268. “Supervivencia de Gardel”, El Tiempo (Bogotá): (16 dic. 1948). 269. “Los mendigos de Buenos Aires”, El Tiempo (Bogotá): (21 dic. 1948). 270. “Las divisas internacionales”, El Tiempo (Bogotá): (28 may. 1949). 271. “Las inversiones para la cultura”, El Tiempo (Bogotá): (26 jun. 1949). 272. “La vida milenaria del planeta”, El Tiempo (Bogotá): (11 jul. 1949). 273. “Importancia del convenio anglo-argentino”, El Tiempo (Bogotá): (21 jun. 1949). 274. “José Hilario López”, Revista de América (Bogotá): Vol. 19, no. 58-59 (oct. 1949), pp. 224-249. 275. “La novela de prospero”, El Tiempo (Bogotá): (26 feb. 1950). 276. “Decadencia del ingenio”, El Tiempo (Bogotá): (31 mar. 1950). 277. “Las frustraciones de la infancia”, El Tiempo (Bogotá): (12 abr. 1950) 278. “Un mozo de sangre real”, El Tiempo (Bogotá): (26 may. 1950). 279. “Una institución: La pizza”, 13 jun. 1950). 280. “La cocinera poetisa”, El Tiempo (Bogotá): (12 jul. 1950). 281. “Hombres del subsuelo”, El Tiempo (Bogotá): (6 sep. 1950). 282. “Los parias del mundo”, El Tiempo (Bogotá): (26 sep. 1950).

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Biografía de Nadie

283. “El viento que esperaba Porfirio Barba-Jacob”, Hitonium (Buenos Aires): no. 133 (1950), pp. 4748.

284. “Porfirio Barba Jacob y Carlos Borges: dos poetas malditos de América”, Revista de América (Bogotá): Vol. 20, no. 62 (mar. 1950), p. 317-324.

285. “El General Benjamín Herrera. La obra civil”, El Tiempo. (Bogotá): (2. jul. 1950)

286. “El proceso de la Independencia Americana”, Revista de América (Bogotá), Vol. 22, no. 66-67 (jul./ago. 1950), pp. 59-75.

287. “27 revoluciones en diez anos”. Dinámica social (Buenos Aires): Vol. 1 Número 1 (sep. 1950), p 25-26.

288. Porfirio Barba-Jacob El Tiempo (Bogotá): (27 ene. 1952)

289. “Porfirio Barba Jacob y Carlos Borges: dos poetas malditos de América”, El Caribe (Ciudad Trujillo): (4 ene. 1953).

290. “Las mentalidades primitivas y la literatura realista”. El Caribe (Ciudad Trujillo): (8 sep. 1953)

291. “Nombre y procedencia del café”, Revista Policía Nacional (Bogotá): Vol. 6, no. 29 y 30 (nov. /dic. 1954), p. 37.

292. “La liberación del hombre de su medio ambiente”, Economía colombiana (Bogotá): Vol. 6, no. 15 (jul. 1955), pp.41-47.

293. “Una ciencia integral del hombre”, Economía colombiana (Bogotá): Vol. 6, no. 16 (ago. 1955), pp. 263-268.

294. “La organización colectivista en la América precolombina”, Economía colombiana (Bogotá): Vol. 7, no. 19 (nov., 1955), p. 277.

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Manuscritos Borrador del Catalogo del fondo manuscrito José Antonio Osorio Lizarazo. Biblioteca Nacional de Colombia 001 FONDO JAOL I, 0 (1-6) EL VIENTO QUE ESPERABA PORFIRIO BARBAJACOB [BUENOS AIRES], [1950] MANUSCRITO, 6 F FONDO ANTIGUO, BNC Ensayo en el cual se propone un esbozo biográfico y literario de Porfirio Barba Jacob, destacando la división fundamental entre la “anormalidad” de la vida privada del autor y la inmensa riqueza de su obra poética. 002 FONDO JAOL I, 0 (7-10) EL DOLOR FÍSICO EN LA OBRA NIETZSCHENIANA [BOGOTÁ], [1944] MANUSCRITO, 4 F FONDO ANTIGUO, BNC Ensayo manuscrito basado en la biografía de Federico Nietzsche escrita por Esteban Zweig, en el que intenta demostrar que el dolor físico y el padecimiento de la enfermedad fueron los motores fundamentales para la obra del filósofo alemán.1 003 FONDO JAOL I, 0 (11-14) LA MÁS DESLUMBRANTE INTELIGENCIA [BOGOTÁ], [1944] MANUSCRITO, 4 F FONDO ANTIGUO, BNC Artículo manuscrito dedicado a reseñar de manera sintética la vida de Galileo Galilei, como homenaje en el tercer centenario de su muerte.2

1

Publicado como: “El dolor físico en la obra de nietzscheana”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 21, no. 65 (May.1944), pp. 104-112. También apareció compilado en OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 521-532 2 Publicado como: “La mas deslumbrante inteligencia: Galileo Galilei”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 21. no. 68 (Ago. 1944), pp. 369-374.

004 FONDO JAOL I, 0 (15-20) BIENAVENTURADOS LOS MANSOS ... [SANTO DOMINGO], [1958-1960] MANUSCRITO, 6 F FONDO ANTIGUO, BNC Fragmentos de un relato, posiblemente el inicio de una novela romántica, acerca de la vida paradisíaca en una población campesina en los valles templados de los Andes Colombianos. 005 FONDO JAOL CORRECCIONES A LA

I, 1 (1-16) CASA DE VECINDAD PARA

LA SEGUNDA EDICIÓN

[S.F.] MANUSCRITO, 16 F FONDO ANTIGUO, BNC Anotaciones puntuales para la corrección de La casa de Vecindad, en el cuales se aprueba o imprueba con lápiz cada una de las 48 partes que se pretende modificar. 007 FONDO JAOL I, 1 (17) ÁNGEL ARANGO LUIS AGRADECIMIENTO BOGOTÁ, 22 DE OCTUBRE DE 1951 MANUSCRITO, 1 F FONDO ANTIGUO, BNC

E

HIJOS.

Tarjeta de agradecimiento de Luis Ángel Arango remitida a la Casilla de Correo 36-88, en Buenos Aires, Argentina. 008 FONDO JAOL I, 1 (18-45) LA EXPERIENCIA DE PERÓN [BUENOS AIRES], [1953-1954] COPIA MANUSCRITO, 1 F FONDO ANTIGUO, BNC Manuscrito traducción castellana, realizada por Osorio Lizarazo, de un ensayo de Elena de Souchere en el que estudia los problemas económicos del gobierno de Juan Domingo Perón, y analiza cómo la independencia económica y política argentina puede ser cuestionada por el imperialismo norteamericano.

Biografía de Nadie

013 FONDO JAOL I, 1 (128-144) COLOMBIA, REALIDAD Y LEYENDA [BUENOS AIRES], [1953] MANUSCRITO, 17 F FONDO ANTIGUO, BNC

009 FONDO JAOL I, 1 (46-74) V. BAJO LA CRUZ DEL SUR [BUENOS AIRES], [1950] COPIA MANUSCRITA, 29 F FONDO ANTIGUO, BNC

Nueva versión manuscrita de una conferencia dedicada a la descripción climatérica, histórica e intelectual de Colombia, en el cual critica el legalismo colombiano, hace alusión al golpe militar de Gustavo Rojas Pinilla y lo considera como un hecho decisivo para la historia colombiana. 3

Capítulo manuscrito en que enumera la riqueza de la tierra y las condiciones climatéricas de Argentina, y hace una apología explícita de la obra de Domingo A. Mercante, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, como parte esencial del programa justicialista. 010 FONDO JAOL I, 1 (75) “AGENTES DE LA DICTADURA

014 FONDO JAOL I, 1 (145-156) COLOMBIA, REALIDAD Y DE LEYENDA [BUENOS AIRES], [1953] COPIA MANUSCRITA, 12 F FONDO ANTIGUO, BNC

DOMINICANA

ESTÁN INVADIENDO PAÍSES LIBRES” SANTIAGO DE CHILE, 31 DE DICIEMBRE DE 1956 RECORTE IMPRESO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia manuscrita de algunos fragmentos de una conferencia en que hace una descripción climatérica, histórica e intelectual de Colombia, con el objeto de mostrar la posible contribución de esa nación a la unidad de América en el porvenir, inspirada en el ejemplo de Argentina y el general Perón.4

Artículo que reproduce una carta de Alfonso Naranjo al director de la Revista Ercilla, en el que niega las acusaciones de Waldo Ross sobre Jesús de Galíndez, a propósito de la reciente publicación en Chile de La era de Trujillo. 011 FONDO JAOL I, 1 (76-105) PRESENCIA DEL PUEBLO EN LA INDEPENDENCIA [BUENOS AIRES], [1953] COPIA MANUSCRITO, 30 F FONDO ANTIGUO, BNC

015 FONDO JAOL I, 1 (157-175) LOS DÍAS INICIALES DE LA INDEPENDENCIA [BUENOS AIRES], [1953] ENSAYO MANUSCRITO, 19 F FONDO ANTIGUO, BNC

Ensayo manuscrito en que intenta una nueva interpretación de la independencia de Colombia, examinando los hechos que precedieron al 20 de julio de 1810, reivindicando la lucha del pueblo contra la oligarquía y mostrando la continuidad histórica de las aspiraciones populares en el siglo XX, ahora bajo la guía de Gustavo Rojas Pinilla.

Ensayo manuscrito en el cual intenta realizar una nueva interpretación de la independencia de Colombia, examinando los hechos que precedieron al 20 de julio de 1810, reivindicando la lucha del pueblo contra la oligarquía en los sucesos del 26 de abril de ese mismo año.

012 FONDO JAOL I, 1 (106-127) COLOMBIA, PAÍS DE REALIDAD Y DE LEYENDA [BUENOS AIRES], [1948-1949] COPIA MANUSCRITA, 22 F FONDO ANTIGUO, BNC

016 FONDO JAOL I, 1 (176-196) [DIVAGACIÓN SOBRE LA CULTURA] [BOGOTÁ- BUENOS AIRES], [1942-1950] ENSAYO MANUSCRITO, 21 F FONDO ANTIGUO, BNC

Conferencia en la cual hace una descripción climatérica, histórica e intelectual de Colombia, con el objeto de mostrar la posible contribución de esa nación a la unidad de América en el porvenir, inspirada en el ejemplo de Argentina y el general Perón.

3

Ibíd. La diferencia en la datación con respecto a la primera versión, se deriva de la alusión explícita al reciente golpe de estado de Gustavo Rojas Pinilla que derrocó al presidente conservador Laureano Gómez en 1953. 4 Ibídem.

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Biografía de Nadie

Ensayo manuscrito de historia intelectual colombiana en cual se enumeran los principales nombres y tendencias de la literatura nacional, se destaca la figura del político letrado y se señala la importancia de la generación de “Los Nuevos” para revitalizar y actualizar las letras nacionales.5

019 FONDO JAOL ALGUNOS CONCEPTOS OSORIO LIZARAZO [BOGOTÁ],[1937] MANUSCRITO, 3 F FONDO ANTIGUO, BNC

017 FONDO JAOL ALGUNOS CONCEPTOS OSORIO LIZARAZO [BOGOTÁ], [1944] LISTA MANUSCRITA, 8 F FONDO ANTIGUO, BNC

Fragmentos de varios comentarios emitidos por diferentes personalidades colombianas, americanas y españolas sobre las obras de Osorio.

I, 1 (197-204) SOBRE OBRAS DE

J. A.

I, 1 (206-208) SOBRE OBRAS DE

020 FONDO JAOL I, 1 (209-212) [ALGUNOS CONCEPTOS SOBRE OBRAS OSORIO LIZARAZO] [BUENOS AIRES],[1948-1949] MANUSCRITO, 4 F FONDO ANTIGUO, BNC

Trascripción de comentarios emitidos por diferentes personalidades colombianas, americanas y españolas sobre las obras de Osorio. 018 FONDO JAOL I, 1 (205) PRÓXIMA APARICIÓN: OSORIO LIZARAZO. EL CRIMINAL. NOVELA [BARRANQUILLA],1930 IMPRESO, 1 F FONDO ANTIGUO, BNC

DE

J. A.

J. A.

Fragmentos de varios comentarios emitidos por diferentes personalidades colombianas, americanas y españolas sobre las obras de Osorio. 021 FONDO JAOL I, 1, (213-216) [BOGOTÁ],[1938-1939] GARABATO CORRECCIÓN MANUSCRITA, 4 F FONDO ANTIGUO, BNC

Plegable impreso que anuncia la próxima aparición de la novela El criminal y reseña algunos comentarios de diferentes personalidades literarias sobre la anterior obra de Osorio Lizarazo, La cara de la miseria. 6

Fragmento del manuscrito original de la novela Garabato en donde se prescriben ciertas correcciones al capítulo XX.7

5

Una versión de este manuscrito apareció publicada por primera vez como “Divagación sobre la cultura”, EL Tiempo (Abril 26 de 1946). [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 541-545]. Fue elaborado hacia 1942 (por la alusión a la muerte de Porfirio (Donde decía “acaba de morir”, corrige a mano “murió hace poco”. F. 190). Años más tarde fue trascrito de nuevo y se le modificó el final, en el cual se menciona ritualmente a la Argentina como ejemplo para América Latina. Sobre Barba Jacob véase la nota crítica de I, 0 (1-6) Está relacionado con algunos ensayos de crítica literaria acometidos por Osorio Lizarazo, cuya versión más depurada fue publicada como capítulo “Una inflexible vocación literaria”, OSORIO LIZARAZO, 1955, pp. 129-149. [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 652-673]. 6 El manuscrito de la novela “El criminal” estaba ya terminado antes de la publicación de La casa de vecindad entre diciembre de 1939 y enero de 1931, y de la publicación de Barranquilla 2132 en

022 FONDO JAOL I, 1 (217-218) PLAN PARA TIEMPO MUERTO [BOGOTÁ], [1937-1939] MANUSCRITO, 2 F FONDO ANTIGUO, BNC

1932, como lo evidencia este folleto impreso que anuncia su próxima aparición. Por razones que aún ignoramos, sólo se publicaría en Bogotá en 1935. Sobre las gestiones de Osorio Lizarazo para publicar esta obra en Europa véase la correspondencia con Eduardo Santos: VI, 42 (5-9) 7 La corrección quedó incluida en el capitulo X del manuscrito final de la novela [véase: II, 10 (1207)] y en la primera edición chilena: OSORIO LIZARAZO, 1939. Se trataba, al parecer, de una autocensura, pues el aparatado modificado es, aún en la versión corregida, una escena fuerte —para la época— en que el niño Osorio es castigado con cierto morbo sádico por un profesor jesuita.

179

Biografía de Nadie

Notas manuscritas para el argumento y la estructura de los personajes de una novela dedicada a seguir los avatares de un amor pecaminoso, violento e inestable, forjado en el ambiente de un periódico.

026 FONDO JAOL I, 2 (17-20) [BOGOTÁ], [1946] UN GRAN CAPITÁN DE LA DEMOCRACIA JORGE ELIÉCER GAITÁN COLOMBIANA. VISITARÁ EN BREVE VENEZUELA. EXCLUSIVO PARA EL PAÍS. MANUSCRITO, 4 F. FONDO ANTIGUO, BNC

023 FONDO JAOL I, 1 (219-224) SIN TÍTULO 8 [BOGOTÁ], 1937 [1942-1943] MANUSCRITO, 6 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Esbozo biográfico y político de Gaitán, en el que se presenta la lucha del movimiento por la restauración moral de la república en Colombia como par del programa social que adelanta en Venezuela la Acción Democrática.

Entrevista manuscrita en la cual destaca el carácter que debe tener la literatura de los países americanos en formación, atada a un medio geográfico, espiritual y económico especifico, y que le impide desarrollarse rodeada de sofisticaciones. 024 FONDO JAOL I, 1 (224-137) [BUENOS AIRES],[1953] LAS MENTALIDADES PRIMITIVAS

Y

027 FONDO JAOL I, 2 (21-24) UN ASPECTO DE LA NOVELA CONTEMPORÁNEA [1946] COPIA MANUSCRITA, 4 F. FONDO ANTIGUO, BNC . Ensayo en defensa de la necesidad de cultivar una novela como un producto objetivo de la vida y no como un producto intelectual, por lo cual insiste en la continuidad de la obra con la biografía de su autor.

LA

LITERATURA REALISTA MANUSCRITO, 12 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Versión corregida de un ensayo manuscrito dedicado a estudiar la relación entre mentalidad primitiva y novela realista, y en que se traduce la necesidad de educar estas mentalidades para conjurar los problemas sociales y económicos.

028 FONDO JAOL I, 2 (25-27) AMOR POR EL MIEDO BUENOS AIRES, [1950] COPIA MANUSCRITA, 3 F. FONDO ANTIGUO, BNC

025 FONDO JAOL I, 2 (1-17) [1953] [LAO TSEU O LA SERENIDAD ASCÉTICA] MANUSCRITO, 17 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Reseña de libro el libro 1984 de George Orwell en la que explora las posibilidades del terror y el dolor moral como componentes cruciales para la homogeneización social.

Versión de un ensayo de interpretación de la obra de Lao Tseu, en el que destaca la persistencia en el siglo XX de la doctrina política de caridad, equidad y justicia con los miserables proclamada por ese pensador chino.9

029 FONDO JAOL I, 2 (28-31) VENEZUELA [BUENOS AIRES],1953 COPIA MONOGRAFÍA MANUSCRITA, 4 F. FONDO ANTIGUO, BNC

8

En el documento aparece la fecha 1937, pero por la mención que hace Osorio Lizarazo al premio otorgado a Ciro Alegría en Nueva York, el documento está mal datado y se debe situar en 1942 y 1943, uno o dos años después que Alegría ganó dicho premio. 9 Publicado inicialmente como: “Lao-Tseu o la serenidad ascética”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 13, no. 39 (Mar. 1942), pp. 11-23.

Monografía manuscrita sobre la historia política venezolana en la que se resaltan la continuidad de las dictaduras y las revoluciones armadas, así como la sujeción de ese país y sus gobiernos a las Seguramente, la presente versión fue preparada para su publicación en República Dominicana.

180

Biografía de Nadie

Lista en la que se enumeran los títulos escritos por Osorio Lizarazo en defensa del régimen de Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana. 12

compañías norteamericanas encargadas de la explotación del petróleo.10 030 LAS

FONDO JAOL I, 2 (32-37) NOTICIAS MÁS CONSECUENCIALES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS [BUENOS AIRES/ SANTO DOMINGO],[1948-1960] COPIA MANUSCRITA, 5 F. FONDO ANTIGUO, BNC

032 FONDO JAOL I, 2 (39) MEMORANDUM [SANTO DOMINGO], NOVIEMBRE 24 DE 1960 COPIA MANUSCRITA, 1 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Versión manuscrita de una crónica que recrea una conversación dedicada a establecer las noticias cuyas consecuencias serían trascendentales para la historia de la humanidad y entre las cuales, por medio de un inserto, se adiciona el régimen de José Leonidas Trujillo como experimento democrático admirable en el continente americano. 11

Memorando por el cual Osorio Lizarazo fija sus condiciones y se compromete a escribir dos libros, uno sobre la reforma social de la República Dominicana y otro acerca la Conferencia de San José13. 033 FONDO JAOL I, 2 (40-45) LA VIEJA Y LA NUEVA CIUDAD [BOGOTÁ], [1943] COPIA MANUSCRITA, 6 F. FONDO ANTIGUO, BNC

031 FONDO JAOL I, 2 (38) LIBROS ESCRITOS POR J. A. OSORIO LIZARAZO ACERCA DE LA REPÚBLICA DOMINICANA Y EL GENERALÍSIMO TRUJILLO. [SANTO DOMINGO], [1960] MANUSCRITO, 1 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Discurso manuscrito sobre la historia de Bogotá, dedicada especialmente a las fuentes de agua, el paisaje y los medios de trasporte de la capital. 14 034 FONDO JAOL I, 3, (1-278) GERMEN Y PROCESO DEL ANTITRUJILLISMO AMÉRICA. SEGUNDA EDICIÓN [SANTIAGO DE CHILE], 1957 COPIA MANUSCRITA, 278 F. FONDO ANTIGUO, BNC

EN

10

La base informativa de esta monografía, aunque los argumentos fueron trastocados, aparece en los impresos Yo conocí a los revolucionarios. Quiénes eran y cómo vivían hace 10 años los hombres que gobiernan a Venezuela; y 27 revoluciones en diez años. [véase supra nota crítica del manuscrito I, 2 (17-20)]. Este manuscrito podría ser parte del ensayo manuscrito [véase infra nota crítica] III, 27A (5995) y se encuentra replicado en III, 27A (97-102). 11 El escenario, la calle corriente de Buenos Aires, así como las alusiones al final de la guerra y el establecimiento de un estado sionista en Israel, señalan la primera fecha límite hacia 1948. El folio 35, elaborado con posterioridad al resto del manuscrito —seguramente hacia 1960 para su publicación en El Caribe, si se admite la relación en el orden de procedencia con I, 2 (38-39)—, se inserta entre el penúltimo y el último párrafo del folio 34. La adición, escrita con un papel y una máquina diferente, se señala con el subtítulo Una elección. Presidencial.

12

La devota dedicación de Osorio Lizarazo a Rafael Leonidas Trujillo dejó una profusa huella impresa y manuscrita. Los libros enumerados en este documento conforman una larga saga apologética, OSORIO LIZARAZO, 1946b; 1947a; 1947b; 1953; 1956a; 1956b: [1957]; [1958a]; 1958b; 1958c; 1958d; 1958e; 1959a;1959b. 13 I, 2 (38-39) aparecen replicados en III, 27B (313-314). Acerca de la reiteración de esta propuesta para publicar dos títulos sobre la República Dominicana, y la queja por el rechazo de su primer memorando de noviembre 24 de 1960, véase la correspondencia con Joaquín Balaguer: VII, 48 (25). 14 Fue publicado como: “Ciudad vieja y ciudad nueva”, Sábado (Bogotá): no. 2 (Jul. 24 1943), pp. 6 y 14. Apareció reeditado como “Crónicas de Bogotá: ciudad vieja y ciudad nueva”, Eco (Bogotá): Vol. 34, no. 209 (Mar. 1979).

181

Biografía de Nadie

ARCHIVO PERSONAL DE ERI ORTIZ DE OSORIO

Libro panfletario dedicado a describir el origen y el desarrollo de las criticas al régimen dominicano de Rafael Leonidas Trujillo y elaborado específicamente para responder a los duros cuestionamientos que hizo Jesús de Galíndez al régimen en su libro La era de Trujillo. 15

Manuscrito de ensayos biográficos dedicados a Lao Tseu, Honorato de Balzac, Paul Verlaine, José María Eca de Queioz, Stefan Zweig y Máximo Gorki, todos personajes decisivos en su formación intelectual. 17

035 FONDO JAOL I, 4 (1-137) CABEZAS DE ESTUDIO [BOGOTÁ], [1942-1946] COPIA MANUSCRITA, 137 F. FONDO ANTIGUO, BNC

037 FONDO JAOL E, 6 (1-158) CABEZAS DE ESTUDIO [BOGOTÁ] ,[1942-1946] COPIA MANUSCRITA, 158 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Copia manuscrita de ensayos biográficos dedicados a Lao Tseu, Honorato de Balzac, Paul Verlaine, José María Eca de Queioz, Stefan Zweig y Máximo Gorki, todos personajes decisivos en su formación intelectual 16. 036 FONDO JAOL CABEZAS DE ESTUDIO [BOGOTÁ], [1942-1946] MANUSCRITO, 158 F.

Libo de ensayos biográficos dedicados a Lao Tseu, Honorato de Balzac, Paul Verlaine, José María Eca de Queioz, Stefan Zweig y Máximo Gorki, todos personajes decisivos en su formación intelectual. 18

O, 5 (1-158) 038 FONDO JAOL I, 7 (1-216) EL ÁRBOL TURBULENTO [BUENOS AIRES],1953 COPIA MONOGRAFÍA MANUSCRITA, 216 F. FONDO ANTIGUO, BNC

15

La primera edición fue publicada como: OSORIO LIZARAZO, [1957]. También fue traducida el ingles como OSORIO LIZARAZO, [1958a]. Incluidos en la lista manuscrita I, 2 (38). El panfleto OSORIO LIZARAZO, 1956b y 1956b, anuncia ya el capítulo de este libro dedicado especialmente a denigrar a Jesús de Galíndez. 16 Este libro manuscrito recoge versiones corregidas de diferentes ensayos ya publicados: “Lao-Tseu o la serenidad ascética”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 13, no. 39 (Mar. 1942), pp. 11-23; “Pequeña exaltación de Laura de Berney”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 19, no. 59-60 (Nov./Dic. 1943), pp. 129-144; “La tragedia de Petrópolis”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 19, no. 61 (Ene. 1944), pp. 436-462 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 501-520]; “En el centenario del Pauvre Lelian”, Revista de las indias (Bogotá): Vol. 20, no. 63 (Mar. 1944), pp. 166-191; “Centenario de Queiros”, El Tiempo (Bogotá): (Nov. 15 de 1945); “Un nuevo aniversario de Maximo Gorki”, Revista de América (Bogotá): Vol. 7, no. 19 (Jul., 1946), pp. 17-24 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 546555]; “A los cuatro años de la tragedia de Petrópolis”. El Tiempo (Bogotá): (Feb. 24 de 1946). También existen versiones manuscritas de los ensayos sobre Lao-Tseu y Zola en I, 2 (1-17); III, 27A (133-164), respectivamente.

Monografía histórica sobre el café, dedicada a mostrar como ese bien ha sido el agente revolucionario más importante en el mundo moderno por cuanto favorece el desarrollo económico liberal, el espíritu democrático y el sentido de libre expresión de las ideas. 040 FONDO JAOL II, 8 (1-2) BOGOTÁ, 7 DE ENERO DE 1954 COPIA CARTA MANUSCRITA 2 F. FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Luis Ángel Arango a José Antonio Osorio Lizarazo en donde le expresa sus felicitaciones y detalla los principales méritos del manuscrito “El árbol turbulento”. 19 041 FONDO JAOL II, 8 (3-219) EL ÁRBOL TURBULENTO. EDICIÓN CORREGIDA Y 20 AUMENTADA. [BOGOTÁ],[1961] MANUSCRITO, 217 F. 17

Ibídem. Ibídem. 19 Ibídem. 20 Ibídem. 18

182

Biografía de Nadie

San Bartolomé, donde es humillado y excluido por su procedencia popular.

FONDO ANTIGUO, BNC Manuscrito corregido de una monografía histórica sobre el café, dedicada a mostrar como ese bien ha sido el agente revolucionario más importante en el mundo moderno por cuanto favorece el desarrollo económico liberal, el espíritu democrático y el sentido de libre expresión de las ideas.

045 FONDO JAOL E, 11 (1-242) CASA DE VECINDAD –COPIA DEFINITIVA.24 [BARRANQUILLA], 1930 NOVELA MANUSCRITA, 242 F. FONDO ANTIGUO, BNC

042 FONDO JAOL E, 8A, (1-190) EL ÁRBOL TURBULENTO. [EDICIÓN CORREGIDA 21 Y AUMENTADA] [BOGOTÁ], [1961] BORRADOR MONOGRAFÍA MANUSCRITA, 190 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Novela manuscrita ambientada en un inquilinato de Bogotá, donde una angustiante casona demarca la sicología de los personajes y anuncia la tragedia en la que se verán envueltos, como parte inseparable de la vorágine urbana.. 046 FONDO JAOL O, 12 (1-241) CASA DE VECINDAD25 [BARRANQUILLA], 1930 NOVELA MANUSCRITA, 241 F. ARCHIVO DE ERI ORTIZ DE OSORIO

Borrador de las correcciones a El árbol turbulento, realizado a través de insertos y correcciones autógrafos añadidos a la primera edición de 1954. 043 FONDO JAOL II, 9 (1-256) THE TURBULENT TREE22 [BOGOTÁ],[1961] COPIA MONOGRAFÍA MANUSCRITA, 256 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Novela manuscrita ambientada en un inquilinato de Bogotá, donde una angustiante casona demarca la sicología de los personajes y anuncia la tragedia en la que se verán envueltos, como parte inseparable de la vorágine urbana.

Manuscrito de la traducción inglesa de una monografía histórica sobre el café, dedicada a mostrar como ese bien ha sido el agente revolucionario más importante en el mundo moderno, por cuanto favorece el desarrollo económico liberal, el espíritu democrático y el sentido de libre expresión de las ideas.

047

FONDO JAOL

E, 13 (1-233)

044 FONDO JAOL II, 10 (1-207) GARABATO23 [BOGOTÁ], [1939?] NOVELA MANUSCRITA, 207 F. FONDO ANTIGUO, BNC Novela manuscrita en la que se relata con sabor autobiográfico la tormentosa infancia del hijo de un carpintero y su educación en el colegio jesuita 24

Publicada como: OSORIO LIZARAZO, 1930 [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp. 3-132]. Sobre el proceso de edición y los problemas de distribución de esta novela, véase la serie de correspondencia con la editorial Minerva entre 1930 y 1932: V, 36 (1-10). Las correcciones para preparar una segunda edición, nunca publicada: I, 1 (1-16) 25 Ibídem.

21

Ibídem. 22 Ibídem. 23 Fue publicada como OSORIO LIZARAZO, 1939. Las correcciones introducidas en el capítulo X se detallan en: I, 1 (213-216). Algunos segmentos autobiográficos son reiterados o ampliados en el manuscrito inédito Barco a la Deriva: IV, 31 (1-175) y IV, 32 (1-177).

183

Biografía de Nadie

HOMBRES SIN PRESENTE26 [BOGOTÁ], [1937-1938] NOVELA MANUSCRITA, 207 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Manuscrito de un compendio de cuentos. Sin catalogar. 049 FONDO JAOL O, 15 (1-133) NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS [¿?] MANUSCRITO, 133 F. ARCHIVO DE ERI ORTIZ DE OSORIO

Novela manuscrita que recrea la vida de la clase media, y en particular de los empleados públicos, a través de la historia de una familia bogotana presa del arribismo, el trabajo rutinario, las deudas y la pobreza.

Manuscrito. Sin catalogar.

048 FONDO JAOL O,14 (1-198) VIENTO EN EL PRADO27 [BOGOTÁ], [1939-1942] COMPENDIO MANUSCRITO, 198 F. ARCHIVO DE ERI ORTIZ DE OSORIO

050 FONDO JAOL O, 16 (1-225) LÁMPARA QUE NO SE EXTINGUE [BUENOS AIRES], [1949] COMPILACIÓN MANUSCRITA, 225 F. ARCHIVO DE ERI ORTIZ DE OSORIO

26

Compilación manuscrita que recoge varios ensayos biográficos sobre los caudillos liberales José Hilario López, Manuel Murillo Toro, Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera. 28

Publicada como: OSORIO LIZARAZO, [1937?] [OSORIO LIZARAZO, 1978, pp133292]. El tema de la burocracia y la clase media fue uno de los motivos favoritos para los escritos de Osorio Lizarazo. En virtud de su valoración como escritor de la clase media, fue designado en 1945 como parte del cuerpo asesor del comité coordinador del IV congreso nacional de empleados V, 35 (2). Sobre su experiencia como burócrata entre 1937 y 1944, véase la serie que documental que certifica sus empleos públicos en Bogotá: VI, 42 (17) y VI, 46 (2-10). Los empleo públicos en Argentina (1949-1954) están documentados en: V, 35 (3-6); VII, 49 (34-43). El personaje principal de la novela El pantano —cuyo manuscrito puede verse en E, 17 (1-281)— también es un empleado, OSORIO LIZARAZO, 1952a. Otra novela manuscrita sobre la burocracia, esta vez inédita, es “¿Cuántas copias señor ministro?” —también titulada “La escala invisible”—: O, 24 (1-263); III, 25 (1-168); III, 26 (1-168). 27 Algunos cuentos fueron publicados de manera dispersa entre 1941 y 1943: “Viento en el prado”, El Tiempo, (Bogotá): (Junio 4 de 1941); “Viento en el prado”, El Tiempo, (Bogotá) (Ago. 27 de 1941); “Viento en el prado”, El Tiempo, (Bogotá) (Oct. 15 de 1941); “Viento en el prado”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 18, no. 56 (Ago. 1943), pp. 262.-266. Por cuanto refiere una mirada opuesta (pesimista) sobre la casa de Shangri-La donde vivió con Blanca Restrepo en los suburbios de Bogotá, véanse la novela El Pantano: OSORIO LIZARAZO, 1952a y la nota crítica infra del manuscrito E, 17 (1-281).

28

Una primera versión de los ensayos fue publicada entre 1947 y 1949: “Rafael Uribe Uribe”, Revista de América (Bogotá): Vol. 9, no. 26 (Feb., 1947), pp. 207-225; “Biografía de un caudillo: Benjamín Herrera”, Revista de América (Bogotá): Vol. 10, no. 28 (Abr., 1947), pp. 36-63; “Manuel Murillo Toro”, Revista de América (Bogotá): Vol. 10, no. 29 (May. 1947), pp. 230256; “José Hilario López”, Revista de América (Bogotá): Vol. 19, no. 58-59 (Oct. 1949), pp. 224249. “Lámpara que no se extingue” fue el último manuscrito de Osorio Lizarazo en que se identificó con las ideas liberales. Su aproximación al liberalismo se puede seguir en: OSORIO LIZARAZO, [1935?]; OSORIO LIZARAZO, 1936a; “Ensayos sobre el proceso de la política liberal”. Acción Liberal. (Bogotá): no. 43-44 (Feb. 1937), pp. 19-34; y OSORIO LIZARAZO, [1940]. Los personajes históricos del partido liberal fueron una persistente preocupación del autor, como lo confirman los ya citados estudios biográficos sobre Francisco de Paula Santander (1936a y [1940]). El libro que demarcaría su ruptura con el liberalismo, también de carácter biográfico, fue Gaitán. Vida, muerte y permanente presencia, iniciado en 1949 y terminado en 1952: OSORIO LIZARAZO, 1952b [Cuatro ediciones entre 1952 y 1998]. En el mismo camino se sitúa el extenso manuscrito “Servidumbre y libertad en América” IV, 28A (1-143) IV, 28B (144-253), al

184

Biografía de Nadie

051 FONDO JAOL E, 17 (1-281) EL PANTANO [BUENOS AIRES], 1951 COPIA NOVELA MANUSCRITA, 281 F. FONDO ANTIGUO, BNC

UNA CRIATURA VIENE DE LA NOCHE31 [S.F.] MANUSCRITO, 278 F. ARCHIVO DE ERI ORTIZ DE OSORIO

29

Novela que trascurre en los años del cambio de siglo y especialmente durante la guerra de los Mil Días, y cuyo personaje principal, Matilde, aunque humilde y servil, será protagonista de una temeraria hazaña en auxilio de las guerrillas liberales en los páramos de oriente.

Novela recreada en un suburbio al norte de Bogotá, donde el ambiente del pantano prefigura la ansiedad de los seres humanos y sus deseos siempre insatisfechos por la ambivalencia entre la vida del campo y la ciudad.

054 FONDO JAOL II, 20 (1-220) EL CAMINO EN LA SOMBRA [BOGOTÁ], [1963] NOVELA MANUSCRITA, 220 F. FONDO ANTIGUO, BNC

052 FONDO JAOL E, 18 (1-277) UNA CRIATURA VIENE DE LA NOCHE [1941-1963] NOVELA MANUSCRITA, 277 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Novela manuscrita que trascurre en los años del cambio de siglo, durante la guerra de los Mil Días, y cuyo personaje principal, Matilde, aunque humilde y servil, será protagonista de una temeraria hazaña en auxilio de las guerrillas liberales en los páramos de oriente. 32

Novela manuscrita que trascurre en los años del cambio de siglo y especialmente durante la guerra de los Mil Días, y cuyo personaje principal, Matilde, aunque humilde y servil, será protagonista de una temeraria hazaña en auxilio de las guerrillas liberales en los páramos de oriente. 30 053

FONDO JAOL

055 FONDO JAOL II, 21 (1-178) FUNDAMENTOS Y POLÍTICA DE UN RÉGIMEN. ORIGINAL. [1959] MANUSCRITO, 178 F. FONDO ANTIGUO, BNC

O, 19 (1-278)

que hará referencia “Barco a la Deriva” IV, 31 (1175) y IV, 32 (1-177), como inventario de “Palabras para ser redefinidas”. 29 Publicado como: OSORIO LIZARAZO, 1952a. Sobre la caracterización del personaje principal, un burócrata, véase supra la nota crítica de E, 13 (1-233). Sobre la conversión del ventilado suburbio de El Prado en el arrabal mefítico de El pantano, véase supra la nota crítica de O,14 (1198). La infidelidad femenina que determinó el desenlace trágico de la novela se menciona en V, 37 (67-71). Los problemas suscitados por una venta ilegal del terreno donde estaba situada la casa, esta documentada en un segmento de la correspondencia con Roberto García Peña entre 1948 y 1950: VI, 45 (9, 13-15) 30 Este manuscrito tuvo diferentes nombres a partir de su primera versión de 1941: “Servidumbre”, “Una criatura viene de la noche” y “La patoja”. Fue publicada finalmente como El Camino en la sombra: OSORIO LIZARAZO, 1965. [obra póstuma]

31 32

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Ibídem. Ibídem.

Biografía de Nadie

Manuscrito producido por Osorio Lizarazo y publicado por Leonidas Trujillo a su nombre, en que pretende redefinir todos los conceptos de la actividad política para legitimar su régimen en la República Dominicana. 33

Manuscrito producido por Osorio Lizarazo y publicado por Leonidas Trujillo a su nombre, en que pretende redefinir todos los conceptos de la actividad política para legitimar su régimen en la República Dominicana.34

056 FONDO JAOL O, 22 (1-220) FUNDAMENTOS Y POLÍTICA DE UN RÉGIMEN [1959] MANUSCRITO, 178 F. ARCHIVO DE ERI ORTIZ DE OSORIO

057 FONDO JAOL III, 23 (1-43) [SIN TÍTULO] [1957] COPIA MANUSCRITA, 43 F FONDO ANTIGUO, BNC Copia manuscrita de los capítulos II, III y IV de un panfleto apologético sobre la obra de Rafael Leonidas Trujillo, en que recrea el escenario del drama histórico dominicano y se anuncia la aparición de un hombre símbolo que habría de salvar la patria. 058 FONDO JAOL O, 24 (1-263) ¿CUÁNTAS COPIAS SEÑOR MINISTRO?35 [BUENOS AIRES], [1949] NOVELA MANUSCRITA, 263 F ARCHIVO PERSONAL DE ERI ORTIZ DE OSORIO

33

Fue publicada como TRUJILLO MOLINA [OSORIO LIZARAZO], 1960. El sobre que contenía los manuscritos decía textualmente “Rafael Leonidas Trujillo J. A. Osorio Lizarazo” Esta obra fue la última escrita sobre la República Dominicana y, si se quiere, la última de Rafael Leonidas Trujillo. Noticias relativas a la edición y el premio que le fueron otorgados en República Dominicana pueden verse en la serie manuscrita VII, 48 (195). En el libro, Osorio sostuvo una vez más la tesis nacionalista esbozada en sus ensayos de teoría literaria [supra nota crítica del manuscrito I, 2 (21-24)], y la critica del utilitarismo liberal [supra nota crítica del manuscrito III, 27A (710).)]. En particular siguió muy de cerca los argumentos y el estilo del manuscrito III, 27A (59-95), que podría ser una primera versión de Fundamentos. Se trataba, como el mismo anotó en la novela manuscrita Barco a la Deriva IV, 31 (1175) y IV, 32 (1-177) a propósito del manuscrito “Servidumbre y libertad en América” IV, 28A (1143) IV, 28B (144-253), de inventario de “Palabras para ser redefinidas”. Siguiendo el ideario cristiano de Trujillo, no el suyo, únicamente consideró subjetiva la fe en Dios. Igual sentido, contrario a sus planteamientos, tiene la constante invocación del amor, la convivencia y el bienestar como supremos ideales de la humanidad, cuyo rastro se encuentra en el inserto del manuscrito I, 2 (32-37). Véanse también las notas críticas de los manuscritos: I, 1 (75); I, 2 (38); I, 2 (39); I, 3, (1278)

Novela manuscrita desarrollada en una oficina pública, donde la secretaria privada del ministro escribe su diario sobre las intrigas políticas y personales de la burocracia, el miedo de los empleados a ser despedidos de sus cargos, el cambio permanente del responsable del despacho y la fugacidad de los programas emprendidos por el gobierno. 059 FONDO JAOL III, 25 (1-168) LA ESCALA INVISIBLE36 SANTIAGO DE CHILE, 1956 COPIA NOVELA MANUSCRITA, 168 F FONDO ANTIGUO, BNC Copia novela manuscrita desarrollada en una oficina pública, donde la secretaria privada del ministro escribe su diario sobre las intrigas 34

Ibídem. La novela manuscrita “¿Cuántas copias señor ministro?” cambió de nombre por “La escala invisible” para su presentación en el concurso abierto por la cámara chilena del libro en 1956. En la versión chilena, la jerga oficinesca fue adaptada a los modismos de ese país. Sobre el reiterado acercamiento al tema de la burocracia véase la nota crítica de E, 13 (1-233). 36 Ibídem. 35

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Biografía de Nadie

políticas y personales de la burocracia, el miedo de los empleados a ser despedidos de sus cargos, el cambio permanente del responsable del despacho y la fugacidad de los programas emprendidos por el gobierno.

LA RESTAURACIÓN MORAL [BUENOS AIRES],[1948] ARTÍCULO MANUSCRITO, 4 F FONDO ANTIGUO, BNC Artículo manuscrito en que presenta el pragmatismo como causa de la debilidad moral de la época, de la explotación de los trabajadores por el capitalismo y de la corrupción de la política de los gobiernos.40

060 FONDO JAOL III, 26 (1-168) LA ESCALA INVISIBLE37 SANTIAGO DE CHILE, 1956 NOVELA MANUSCRITA, 168 F FONDO ANTIGUO, BNC

40

La crítica al utilitarismo y el pragmatismo fue el centro de la inflexión ideológica de Osorio Lizarazo tras su ruptura con Jorge Eliécer Gaitán en 1946. Como dejamos anotado supra en la nota crítica de O, 16 (1-225), la aproximación del autor al liberalismo iniciada al mediar la década de los treinta, concluyó con la publicación de OSORIO LIZARAZO 1952b. Como extensión de su teoría sobre la novela [véase supra nota crítica de I, 2 (21-24)], considerará que los conceptos políticos sólo pueden ser definidos en el marco de la nación, y por eso les concede un valor enteramente especulativo sino están vinculados con una historia, una economía y una geografía específicas. El mismo planteamiento estuvo omnipresente en todas la apologías al régimen de Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana, véase OSORIO LIZARAZO, 1946b; 1947a; 1947b; 1953; 1956a; 1956b: [1957]; [1958a];1958b; 1958c; 1958d; 1958e; 1959a;1959b. La magra tarea emprendida por el autor fue la redefinición de los conceptos de libertad y democracia, supuestamente distorsionados por el universalismo liberal decimonónico. Esto se aprecia muy bien en la obra que escribió para publicar a nombre del dictador OSORIO LIZARAZO, 1960 [el manuscrito aparece en II, 21 (1-178); O, 22 (1220)]. Lo propio reafirma en el manuscrito III, 27A (59-95), al hacer un balance de los “Problemas de nuestra América; y en el manuscrito III, 27A (103-114), en el que defiende al régimen trujillista como el único gobierno latinoamericano capaz de reformar sus instituciones con un criterio realista. . . En el manuscrito “Barco a la Deriva” [IV, 31 (1-175); IV, 32 (1-177)] persiste en su queja contra el pensamiento liberal, y sin embargo, intenta también una burla de sí mismo cuando menciona un título general para sus apologías: “Palabras para ser redefinidas” [folio 158].

Novela manuscrita desarrollada en una oficina pública, donde la secretaria privada del ministro escribe su diario sobre las intrigas políticas y personales de la burocracia, el miedo de los empleados a ser despedidos de sus cargos, el cambio permanente del responsable del despacho y la fugacidad de los programas emprendidos por el gobierno.

061 FONDO JAOL III, 27A (1-5) LA INDESTRUCTIBLE HERENCIA HISPÁNICA COLOMBIA BUENOS AIRES, [1948] COPIA ENSAYO MANUSCRITO, 5 F FONDO ANTIGUO, BNC

DE

Ensayo manuscrito sobre el origen hispánico de la afición intelectual de Colombia, en que resalta el desarrollo espiritual del país opuesto al materialismo utilitarista del imperio español. 38 062 FONDO JAOL III, 27A (6) ARTE NO REPRESENTATIVO BUENOS AIRES, OCTUBRE 23 DE 1948 COPIA NOTA MANUSCRITA, 1 F FONDO ANTIGUO, BNC Nota manuscrita en que reseña una exposición de arte abstracto en Buenos Aires y presenta con desprecio la aparición de una nueva tendencia estética, “el madismo” 39 063

FONDO JAOL

III, 27A (7-10)

37

Ibídem. Las ideas aquí expuestas aparecen en el apartado “El país se asoma al tiempo”, en OSORIO LIZARAZO, 1955, pp. 99-105. 39 Publicada como: “Arte no representativo”. El Tiempo (Bogotá): (Nov 20 de 1948) 38

187

Biografía de Nadie

063 FONDO JAOL III, 27A (11-14) ASPECTO REALISTA DE LA INMIGRACIÓN [BUENOS AIRES], FEBRERO DE 1951 ARTÍCULO MANUSCRITO, 4 F FONDO ANTIGUO, BNC

Ensayo manuscrito que subraya el destino común de América y proclama la necesidad de un mayor conocimiento de cada país como condición para realizar el ideal de la unidad americana.

Artículo manuscrito en que compara la experiencia fructífera de la inmigración humana y la adaptación de razas de ganado en Argentina, con los ensayos traumáticos sobre esta mismas materias en Colombia.41

068 FONDO JAOL III, 27A (32-33) TEMA PARA UN CUENTO POLICIAL43 [?] BORRADOR MANUSCRITO, 6 F FONDO ANTIGUO, BNC

064 FONDO JAOL III, 27A (15-18) EL BUS URBANO [?] CRÓNICA MANUSCRITA, 4 F FONDO ANTIGUO, BNC

Esquema manuscrito para elaborar un cuento sobre la motivación del acto criminal. 069 FONDO JAOL III, 27A (34-38) LA MÁS ALTA GLORIA DE KENNEDY [SANTO DOMINGO], [¿1960?] ARTÍCULO MANUSCRITO, 5 F FONDO ANTIGUO, BNC

Crónica manuscrita que recrea personajes y situaciones humorística en una ruta de autobús en el camino de la ciudad al suburbio.

Artículo manuscrito sobre Jonh F. Kennedy en que aplaude su apoyo incondicional al panamericanismo, la formulación de un nuevo pacto a través de la Alianza para el Progreso y la preocupación por rescindir el intercambio desigual entre los Estados Unidos y los países de América Latina

065 FONDO JAOL III, 27A (19-21) DECADENCIA DEL INGENIO [BUENOS AIRES],[1950] CRÓNICA MANUSCRITA, 3 F FONDO ANTIGUO, BNC Crónica manuscrita sobre el payador, viejo cantor de Buenos Aires, y la decadencia de la improvisación de metros como expresión del canto popular en América Latina. 42

070 FONDO JAOL III, 27A (39-43) FLORIDA, ESPÍRITU Y ENSUEÑO [BUENOS AIRES],[1948-1954] MANUSCRITO, 5 F FONDO ANTIGUO, BNC

066 FONDO JAOL III, 27A (22-25) POBLACIÓN Y ECONOMÍA BUENOS AIRES], [1948-1954] APUNTE MANUSCRITO, 4 F FONDO ANTIGUO, BNC

Crónica manuscrita sobre la calle Florida, lugar donde se conjugan la historia con la vida moderna y la belleza con el misterio de Buenos Aires. 071

Apuntes manuscritos para la elaboración de un escrito sobre población y economía. 067 FONDO JAOL III, 27A (26-31) [SIN TÍTULO] [?] ENSAYO MANUSCRITO, 6 F FONDO ANTIGUO, BNC

43

FONDO JAOL

III, 27A (44-58)

Aunque desconocemos en que fecha fue producido este manuscrito, el tema del motivo criminal y la obsesión por la sicopatología pueden seguirse desde 1930 en la novela El criminal: OSORIO LIZARAZO, 1935a. Véase al respecto la nota crítica del impreso I, 1 (205). Sin embargo, ya desde su primer libro, OSORIO LIZARAZO, 1926; se ocupa de la criminalidad en tres crónicas: “La zarpa de la justicia”, pp. 49-60; “Los que viven de lo que no tienen”, pp. 101-116; “Una escuela del crimen”, pp. 171-183.

41

Desconocemos si fue publicado. Sobre el tema abordado, véase supra nota crítica de I, 1 (145156). 42 Publicada como: “Decadencia del ingenio”. El Tiempo (Bogotá): (Marzo 31 de 1950)

188

Biografía de Nadie

LA BATALLA EN LA SOMBRA [BUENOS AIRES], [1948-1956] MANUSCRITO, 15 F FONDO ANTIGUO, BNC

072 FONDO JAOL VENEZUELA [1953] MANUSCRITO, 6 F FONDO ANTIGUO, BNC

Argumento manuscrito para una película que se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial, cuando una pareja se ve obligada a separarse y viajar hacia la Argentina, donde después de muchos tropiezos se encuentra para poder gozar de su amor.

III, 27A (97-102)

Artículo manuscrito sobre la historia política venezolana, que detalla la continuidad de las dictaduras y las revoluciones armadas, así como la sujeción de ese país y sus gobiernos a las compañías norteamericanas encargadas de la explotación del petróleo.45

071 FONDO JAOL III, 27A (59-95) PROBLEMAS DE NUESTRA AMÉRICA [SANTIAGO DE CHILE/ SANTO DOMINGO],[19551960] ENSAYO MANUSCRITO, 38 F FONDO ANTIGUO, BNC

073 FONDO JAOL III, 27A (103-114) REPÚBLICA DOMINICANA [SANTO DOMINGO],[1958-1960] MANUSCRITO, 12 F FONDO ANTIGUO, BNC

Ensayo manuscrito en que explica la causa de los principales problemas económicos, políticos y sociales de América Latina por la influencia de las ideas liberales tras la independencia, cuestiona la universalidad de los conceptos de democracia y libertad, y sostiene la necesaria adaptación de éstos a la realidad específica de cada una de las naciones. 44

Ensayo en defensa del régimen de República Dominicana, como único país de América que fue capaz de resolver sus problemas sobre bases realistas, al realizar rectificaciones fundamentales en sus instituciones de acuerdo con las características nacionales.46 074 FONDO JAOL III, 27A (115-119) REALIDAD Y LEYENDA DEL DORADO [S.L], [1950-1960] MANUSCRITO, 5 F BIBLIOTECA NACIONAL

44

Desconocemos si fue publicado. Este manuscrito puede se considerado una primera versión de TRUJILLO MOLINA [OSORIO LIZARAZO], 1960, cuyo manuscritos puede encontrarse por duplicado en II, 21 (1-178); O, 22 (1-220). Una versión del último capítulo, relativo a la experiencia dominicana como la única en América Latina capaz de reestructurar sus instituciones de acuerdo a criterios realistas, se encuentra en III, 27A (103-114). Otros manuscritos monográficos, sobre Venezuela [replicado en: III, I, 2 (28-31) y 27A (97-102)] y Haití, [III, 27B (230-233)] podrían ser capítulos del mismo ensayo. Un seguimiento del argumento principal, la crítica del utilitarismo, puede véase supra en la nota crítica del manuscrito III, 27A (7-10). Como en la distintas ediciones de la Isla iluminada, OSORIO LIZARAZO, 1946b, explica los resquemores contra Trujillo por el desconocimiento de la “realidad objetiva” de la República Dominicana. Su obra apologética se debe, como queda explicitado en III, 27A (26-31), a la necesidad de dar a conocer las particularidades nacionales a las que debe ajustarse un régimen político. Luego, a partir de

Artículo manuscrito sobre el origen colombiano de la leyenda de El Dorado, en que describe el la búsqueda desaforada de lucro que condujo a los conquistadores españoles hacia la Sabana de Bogotá y que produjo el saqueo de los tesoros indígenas. 075

FONDO JAOL

III, 27A (120- 124)

OSORIO LIZARAZO, 1956a, está idea perderá peso frente los insultos y la imprecaciones sicopatológicas. 45 Este manuscrito podría ser parte del ensayo manuscrito III, 27A (59-95) y se encuentra replicado [véase supra nota crítica] en III, I, 2 (28-31). 46 Véase supra nota crítica del manuscrito III, 27A (59-95)

189

Biografía de Nadie

MUY BIEN EL ANTICOMUNISMO PRECIOS?

¿PERO

para devolverle a la política su esencia noble y patriótica.

LOS

[S.L.], [1958?] COPIA MANUSCRITA, F BIBLIOTECA NACIONAL

079 PARA

III, 27B (169-172)

COMPLETAR LA NACIONAL [SANTIAGO DE CHILE], 1957 MANUSCRITO, 4 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Artículo manuscrito en que respalda la lucha anticomunista liderada por Estados Unidos en la X conferencia Panamericana, pero difiere de la intervención en Guatemala y reafirma la vigencia de la reivindicaciones sociales de los trabajadores frente a las empresas norteamericanas. 076 FONDO JAOL [S.L., S.F.] [SIN TÍTULO] MANUSCRITO, 8 FOLIOS BIBLIOTECA NACIONAL

FONDO JAOL

TRANSFORMACIÓN

Artículo manuscrito. Sin catalogar. 080 FONDO JAOL III, 27B (173-175) LA PORNOGRAFÍA EN EL EXISTENCIALISMO SARTRE BUENOS AIRES, MAYO 24 DE [1948-1954] MANUSCRITO, 4 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

III, 27A (125-132)

Conferencia manuscrita dictada en República Dominicana, en la que relata la profunda impresión que le causó su primer viaje a ese país.

DE

Reseña manuscrita de cuatro novelas cortas de Jean Paul Sartre compiladas en el libro El Muro, en que critica la inclusión en la trama de sujetos fuera de lo cotidiano y la descripción de relaciones sexuales sin ningún recato.

077 FONDO JAOL III, 27A (133-164) [Laura de Berny. La amante perfecta] [S.L., S.F.] Manuscrito, 32 folios Fondo Antiguo, BNC

081 FONDO JAOL III, 27B (176-178) EXPRESIVAS DEL “CHE” VARIACIONES ARGENTINO

BUENOS AIRES, DICIEMBRE [1948-1953] MANUSCRITO, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Ensayo manuscrito sobre la vida de Honorato de Balzac, en que se identifica con él por el dolor, la angustia y la capacidad para convertir su cuerpo en un laboratorio para medir, analizar y sintetizar las pasiones humanas.47

Crónica manuscrita sobre el uso del “Che” en Argentina y las expresiones cotidianas de Bogotá que son groseras en el habla porteña.

078 FONDO JAOL III, 27B (165-168) LA POLÍTICA [SANTIAGO DE CHILE], 1957 MANUSCRITO, 4 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

082 FONDO JAOL III, 27B (179-182) LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL [SANTIAGO DE CHILE], 1957 MANUSCRITO, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Artículo manuscrito en que define la política en Colombia, anota las dificultades que ha enfrentado su ejercicio por el predominio de una falsa dicotomía entre los partidos, y halaga la obra del Gustavo Rojas Pinilla como punto de partida

Artículo manuscrito que legitima la reelección presidencial de Trujillo en la República Dominicana como una expresión de la voluntad popular. 083 FONDO JAOL III, 27B (183) BUENOS AIRES, 1951 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

47

“Pequeña exaltación de Laura de Berney”, Revista de las Indias (Bogotá): Vol. 19, no. 59-60 (Nov./Dic. 1943), pp. 129-144. Aparece compilado en el manuscrito inédito, replicado en [Véase supra la nota crítica de]: I, 4 (1-137); O, 5 (1-158); E, 6 (1-158)

190

Biografía de Nadie

087 FONDO JAOL [1959?] Tarjeta impresa, 1 folio Fondo Antiguo, BNC

Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Luciano Rottin y Esmeralda Radaelli. Sin catalogar. 084 FONDO JAOL III, 27B (184-185) BUENOS AIRES, FEBRERO 19 DE 1949 COPIA CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

III, 27B (192)

Tarjeta de presentación del abogado Álvaro Pineda de Castro, anexa al manuscrito “Las actividades antidominicanas en Colombia. Nº 2” 088 FONDO JAOL LAS ACTIVIDADES COLOMBIA. Nº 2 [1959?] MANUSCRITO, 4 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida al director de la Oficina de Reconocimientos Médicos, en que se queja por el dictamen de incapacidad para desempeñar el empleo en la subsecretaría de información, detalla los síntomas de sífilis revelados desde 1924 y solicita la reconsideración de su caso amparado en su capacidad de trabajo intelectual.48

III, 27B (193-196) ANTIDOMINICANAS

EN

Informe manuscrito de Álvaro Pineda de Castro, en que detalla las actividades de los disidentes al régimen dominicano en Colombia, relata la formación de una comisión Colombo-Dominicana presidida por Roberto García Peña e informa el fracaso de la entrevistas para gestionar el apoyo del gobierno colombiano a la causa antitrujillista.

085 FONDO JAOL III, 27B (186) BUENOS AIRES, ABRIL 6 DE 1949 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Carta de Osorio Lizarazo dirigida a la [Oficina de Reconocimientos Médicos], en que critica las razones argüidas por esa dependencia para confirmar el concepto sobre su incapacidad para trabajar en una repartición del Estado.49

089 FONDO JAOL [1959?] Tarjeta impresa, 1 folio Fondo Antiguo, BNC

III, 27B (197)

Tarjeta de presentación del abogado Álvaro Pineda de Castro, anexa al manuscrito “Las actividades antidominicanas en Colombia. Nº 7”

086 FONDO JAOL III, 27B (187-191) PROYECTO DE RESPUESTA PARA EL SEÑOR ROSENBERG BUENOS AIRES, [1949] MANUSCRITO, 5 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

090 FONDO JAOL LAS ACTIVIDADES COLOMBIA. Nº 7 [1959?] Manuscrito, 3 folios Fondo Antiguo, BNC

Fragmento del manuscrito “Proyecto de respuestas para el señor Rosenberg”, en que polemiza sobre la situación económica, política y de seguridad nacional en la República Dominicana

III, 27B, (198-200) ANTIDOMINICANAS

EN

Informe manuscrito de Álvaro Pineda de Castro, en que da cuenta de los resultados de la visita del canciller venezolano a Bogotá y describe los ofrecimientos de éste al gobierno colombiano para constituir un frente común contra la dictadura de Trujillo en República Dominicana

48

En este documento Osorio Lizarazo relata los antecedentes de su enfermedad, la sífilis, cuyas secuelas lo acompañaron desde 1924. La enfermedad y el dolor asociados con este padecimiento constituyen uno de los motivos favoritos en toda su obra. La utilización de la jerga médica como instrumento de interpretación también puede ser asociada con la sífilis, aunque es preciso reconocer el papel del saber médico en XXXXXXXXXXXx 49 Ibídem

091 EL

FONDO JAOL III, 27B (201-203) TRABAJO INTELECTUAL NO PUEDE SE GRATUITO. ESCRITORES DE TODOS LOS PAÍSES ¡UNÍOS!- LO QUE PRODUCEN LAS OBRAS DE INGENIEROS.- NO MÁS CRITERIO ROMÁNTICO EN EL EJERCICIO INTELECTUAL.

191

Biografía de Nadie

Fragmento del manuscrito “Problemas de nuestra América”. Sin catalogar.

BUENOS AIRES, JUNIO [1948-1954] MANUSCRITO, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

096 FONDO JAOL III, 27B (234-237) CUESTIONARIO DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS BOGOTÁ, [1964] MANUSCRITO, 4 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador artículo manuscrito en que protesta por el desinterés económico que supone el trabajo intelectual, critica las trabas morales impuestas para escribir por encargo y considera que ha llegado la hora de que los intelectuales se preocupen por el rendimiento económico de su labor. 092 FONDO JAOL [SIN TÍTULO] BARRANQUILLA, [1964] MANUSCRITO, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Entrevista manuscrita realizada a Osorio Lizarazo después que obtuviera el premio nacional de literatura, en que fija su posición con respecto a la novela moderna, evalúa las dificultades para la profesionalización de la literatura en Colombia e insiste en la necesidad de construir una literatura nacional.

III, 27B (204-205)

097 EL

FONDO JAOL III, 27B CONTENIDO SOCIAL DE LATINOAMERICANA

Discurso manuscrito pronunciado con ocasión del homenaje que le brindaron varios escritores de Barranquilla tras obtener el premio nacional de literatura, y en que recuerda los años de estancia en esa ciudad como los mejores y más felices de su vida.

(238-243) LA

NOVELA

[1940-1954] MANUSCRITO, 8 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Ensayo manuscrito en que defiende el carácter objetivo de la novela latinoamericana, afirma que su validez está dada por ser un reflejo de la vida del hombre, por sintetizar sus condicionamientos externos y plasmar los ideales comunes de rebelión y justicia.

093 FONDO JAOL III, 27B (206-221) VICISITUDES DEL LIBRO COLOMBIANO [1960-1964] MANUSCRITO, 16 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

098 FONDO JAOL [SIN TÍTULO] [S.F.] MANUSCRITO, 8 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Conferencia manuscrita pronunciada en la Feria del Libro de Bogotá, en que hace una elegía del libro como cimiento de la civilización, expresa los riesgos a los que está sometido por la influencia de los medios de comunicación masiva y detalla las dificultades para la creación del libro nacional en América Latina.

III, 27B (244-258)

Fragmentos de un manuscrito en que resalta la participación popular en el proceso de independencia colombiana. Sin catalogar.

094 FONDO JAOL III, 27B (222-229) “UNA ORGANIZACIÓN SOCIALISTA EN LA AMÉRICA PRECOLOMBINA” [SANTIAGO DE CHILE], 1955 MANUSCRITO, 8 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

099 FONDO JAOL III, 27B (259-267) UNA CIENCIA INTEGRAL DEL HOMBRE [SANTIAGO DE CHILE, 1955] MANUSCRITO, 8 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Artículo manuscrito. Sin Catalogar 095 FONDO JAOL HAITÍ [S.F.] MANUSCRITO, 8 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Ensayo manuscrito en que analiza las diferentes teorías sobre la determinación de la diversidad y el comportamiento humanos, para proponer la necesidad de construir una ciencia integral del hombre, en la cual el sujeto y la sociedad alcancen un equilibrio perfecto sin renuncia a sus respectivas exigencias.

III, 27B (230-233)

192

Biografía de Nadie

106 FONDO JAOL III, 27B (313) LIBROS ESCRITOS POR J. A. OSORIO LIZARAZO ACERCA DE LA REPÚBLICA DOMINICANA Y EL GENERALÍSIMO TRUJILLO. [1960] MANUSCRITO, 1 F. FONDO ANTIGUO, BNC

100 FONDO JAOL III, 27B (268) [S.F.] MANUSCRITO AUTÓGRAFO, 1 FOLIO LISTA AUTÓGRAFA, 8 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Lista autógrafa en que se indica el personal requerido en un periódico, los respectivos salarios y los costos totales de producción.

Lista manuscrita en la que se enumeran los títulos escritos por Osorio Lizarazo en defensa del régimen de Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana.

101 FONDO JAOL III, 27B (269-271) REPÚBLICA DOMINICANA: TIERRA DE PRESENTE

107 FONDO JAOL III, 27B (314) MEMORÁNDUM CIUDAD TRUJILLO, NOVIEMBRE 24 DE 1960 COPIA MANUSCRITA, 1 F. FONDO ANTIGUO, BNC

Y PORVENIR

[1956-1961] MANUSCRITO, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC ARTÍCULO MANUSCRITO. SIN CATALOGAR.

Memorando manuscrito por el cual Osorio Lizarazo fija sus condiciones y se compromete a escribir dos libros, uno sobre la reforma social de la República Dominicana y otro acerca la Conferencia panamericana de San José.

102 FONDO JAOL III, 27B (272-275) LOS ÚLTIMOS COCHES DE PUNTO [S.F.] MANUSCRITO, 4 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

108 FONDO JAOL IV, 28A (1-143) SERVIDUMBRE Y LIBERTAD EN AMÉRICA BUENOS AIRES, 1950 MANUSCRITO, 143 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

ARTÍCULO MANUSCRITO. SIN CATALOGAR 103 FONDO JAOL III, 27B (276-284) EL IMPERIALISMO ECONÓMICO MANUSCRITO, 9 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Libro manuscrito dedicado al peronismo. Sin catalogar.

Ensayo manuscrito. Sin catalogar 109 FONDO JAOL IV, 28B (144-253) SERVIDUMBRE Y LIBERTAD EN AMÉRICA BUENOS AIRES, 1950 MANUSCRITO, 143 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

104 FONDO JAOL III, 27B (285-199) [CONFERENCIA DICTADA EN LA ASOCIACIÓN DE ESCRITORES ARGENTINOS] BUENOS AIRES, FEBRERO 27 DE 1953 MANUSCRITO, 9 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Libro manuscrito dedicado al peronismo. Sin catalogar.

Conferencia manuscrita dictada en La Asociación de Escritores Argentinos. Sin Catalogar.

110 FONDO JAOL E, 29 (1-194) LOS HERMANOS MENORES [C1942] MANUSCRITO, 194 FOLIOS ERY ORTÍZ DE OSORIO

105 FONDO JAOL III, 27B (300-312) PLAN PARA DESCENDIMIENTO MANUSCRITO, 13 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Compendio manuscrito de relatos cortos. Sin catalogar.

Plan manuscrito en el que se esquematizan los personajes, posiblemente de una novela. Sin catalogar.

111 FONDO JAOL IV, 30 (1-216) LOS HERMANOS MENORES

193

Biografía de Nadie

Carta manuscrita de la compañía editora EspasaCalpe Argentina dirigida a Osorio Lizarazo, en la que aplauden el premio otorgado por el Consejo del Escritor a la novela El hombre bajo la tierra.

[C1942] MANUSCRITO, 194 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Compendio manuscrito de relatos cortos. Sin catalogar.

117 FONDO JAOL V, 35 (2) CARTAGENA, MAYO 29 DE 1945 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

112 FONDO JAOL IV, 31 (1-175) BARCO A LA DERIVA 1963 MANUSCRITO, 175 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Ramón León dirigida a Osorio Lizarazo, en la que informa que la Federación de Empleados de Bolívar ratificó su designación como parte del cuerpo asesor del comité nacional de coordinación del IV congreso nacional de empleados.

Novela manuscrita que relata la vida juvenil de un frustrado escritor presa de sus instintos, doliente, con especto frágil e incapaz de cualquier acción, que fracasa en todos sus esfuerzos para luchar por la vida, adaptarse a las convenciones sociales y realizar sus aspiraciones de redención social.

118 FONDO JAOL V, 35 (3) BUENOS AIRES, AGOSTO 31 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

113 FONDO JAOL IV, 32 (1-177) BARCO A LA DERIVA 1963 MANUSCRITO, 177 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Raúl Sciarretta dirigida a Osorio Lizarazo, en la que le agradece por los servicios prestados con motivo de su retiro del Instituto de las Ciencias del Hombre.

Novela manuscrita que relata la vida juvenil de un frustrado escritor presa de sus instintos, doliente, con especto frágil e incapaz de cualquier acción, que fracasa en todos sus esfuerzos para luchar por la vida, adaptarse a las convenciones sociales y realizar sus aspiraciones de redención social.

119 FONDO JAOL V, 35 (4) BUENOS AIRES, ENERO 22 DE 1949 TELEGRAMA MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Telegrama dirigido a Osorio Lizarazo en el que se le ordena llame con urgencia a la Presidencia de la Nación.

114 FONDO JAOL O, 33, (1-48) LOS HOMBRES NO SUFREN [S.F.] MANUSCRITO, 48 FOLIOS ERI ORTÍZ DE OSORIO Obra de teatro manuscrita. Sin catalogar.

120 FONDO JAOL V, 35 (5) BUENOS AIRES, OCTUBRE 27 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

115 FONDO JAOL IV, 34 (1-50) LOS HOMBRES NO SUFREN [S.F.] MANUSCRITO, 50 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Oficio manuscrito de Alfredo Galmarini dirigido a Osorio Lizarazo, en la que informa sobre la resolución ministerial que le concede una licencia por sesenta días con el objeto de viajar a la República Dominicana.

Obra de teatro manuscrita. Sin catalogar.

121 FONDO JAOL V, 35, (6) BUENOS AIRES, OCTUBRE 24 DE 1952 RESOLUCIÓN, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

116 FONDO JAOL V, 35 (1) BUENOS AIRES, MAYO 18 DE 1951 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Resolución 3508 de la dirección general del Despacho del Ministerio de Salud Pública de la

194

Biografía de Nadie

CARTA AUTÓGRAFA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Nación, que concede a Osorio Lizarazo una licencia por sesenta días con el objeto de viajar a la República Dominicana para documentar un libro sobre la situación sanitaria de los países del Caribe y América Central.

Carta autógrafa de Jorge Moreno Clavijo dirigida a Osorio Lizarazo, en la que lamenta la muerte de su padre, acusa recibo de dos ejemplares de la nueva edición de El hombre bajo la tierra e informa la próxima entrega del manuscrito “El pantano” al concurso de la editorial Espiral.

122 FONDO JAOL V, 35 (7-14) M. JOSÉ ANTONIO OSORIO LIZARAZO, L´OEUVRE D´UN JEUNE ROMANCIER COLOMBIEN BOGOTÁ, ENERO DE 1943 ENSAYO MANUSCRITO DE LOUIS LAZARE, 8 FOLIOS FONDO ANTIGUO, B. N.

128 Fondo JAOL V, 35, (25-32) BARRANQUILLA, MARZO 27 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 8 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Ensayo manuscrito de Luis Lazaré, en el que realiza una presentación general de la vida y la obra literaria de Osorio Lizarazo, y destaca la intensidad y vitalidad de su escritura.

Carta manuscrita de Eduardo Putnam Tanco dirigida a Osorio Lizarazo, en la que comenta sus impresiones de la lectura del manuscrito “El día del odio”, rememora su niñez en Bogotá y reclama la remesa de 200 ejemplares de su libro Filosofía y medicina.

123 Fondo JAOL V, 35 (15) MONTEVIDEO, ABRIL 1º DE 1927 CARTA AUTÓGRAFA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carta autógrafa de Juana Ibarburou dirigida a Osorio Lizarazo para felicitarlo por la publicación de su libro de crónicas La cara de la miseria

129 Fondo JAOL V, 35 (33) BARRANQUILLA, MARZO 31 DE 1952 CARTA AUTÓGRAFA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

124 Fondo JAOL V, 35 (16-17) BARRANQUILLA, NOVIEMBRE 6 DE 1953 CARTA AUTÓGRAFA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta autógrafa de S.J. “Antonio” dirigida a Osorio Lizarazo por conducto de Eduardo Putnam Tanco, en la que cometa el manuscrito de la novela “El día del odio”

Carta autógrafa de Rafael Guizado dirigida Osorio Lizarazo. Sin catalogar

130 Fondo JAOL V, 35 (34-35) BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 18 DE 1951 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

125 Fondo JAOL V, 35, (18-21) [1952-1953] RESEÑA MANUSCRITA, 4 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Reseña manuscrita de Martín Méndez sobre la novela El pantano. Sin catalogar.

Carta manuscrita de la editorial López Negri dirigida a Osorio Lizarazo, en la que informan el atraso en la edición de “Filosofía y medicina” y detallan las condiciones contractuales para la publicación del manuscrito “El día del odio”.

126 Fondo JAOL V, 35 (22) [BUENOS AIRES], JULIO 15 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

131 Fondo JAOL V, 35 (36) BUENOS AIRES, DICIEMBRE 19 DE 1951 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Pilar de Lasurreta dirigida a Osorio Lizarazo para comentar su novela El pantano.

Presupuesto manuscrito remitido por Ediciones López Negri a Osorio Lizarazo para informar los costos de edición de la novela El día del odio.

127 Fondo JAOL V, 35 (23-24) BOGOTÁ, MAYO 14 DE 1951

132 Fondo JAOL V, 35 (37) BUENOS AIRES, DICIEMBRE 19 DE 1951

195

Biografía de Nadie

BOGOTÁ, DICIEMBRE 12 DE 1930 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

COPIA PRESUPUESTO MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Copia presupuesto manuscrito remitido por Ediciones López Negri a Osorio Lizarazo para informar los costos de edición de la novela El día del odio.

Carta manuscrita de Pedro Mario Escobar dirigida a Osorio Lizarazo, con la cual envía dos de los tres primeros ejemplares de La casa de vecindad impresos y encuadernados, y anuncia la remisión de la primera remesa de libros en la siguiente semana.

133 Fondo JAOL V, 36 (1-2) BOGOTÁ, AGOSTO 18 DE 1930 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

138 Fondo JAOL V, 36 (7) BOGOTÁ, ENERO 19 DE 1931 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Francisco Urrutia dirigida a Osorio Lizarazo, en que anuncia la lectura del manuscrito “La casa de vecindad”, fija las condiciones para la edición de la novela y expresa la necesidad de hacer propaganda para garantizar el éxito de la obra en las librerías.

Carta manuscrita de Pedro Mario Escobar dirigida a Osorio Lizarazo, con la cual envía dos de los tres primeros ejemplares de La casa de vecindad impresos y encuadernados, y anuncia la remisión de la primera remesa de libros en la siguiente semana.

134 Fondo JAOL V, 36 (3) BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 12 1930 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

139 Fondo JAOL V, 36 (8) BOGOTÁ, ENERO 17 DE 1932 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Francisco Urrutia dirigida a Osorio Lizarazo, en que anuncia el envío de las primeras pruebas de imprenta de la novela Casa de Vecindad y establece el 15 de noviembre como una fecha posible para la aparición del libro.

Carta manuscrita de del gerente de la Editorial Minerva dirigida a Osorio Lizarazo, en que informa sobre el fracaso en las ventas de La casa de vecindad, y lo explica por la negativa de las librerías a aceptar el libro, mostrar la publicidad u ofrecer en su vitrinas los ejemplares.

135 Fondo JAOL V, 36 (4) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 13 DE 1930 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

140 Fondo JAOL V, 36 (9-10) BOGOTÁ, MARZO 31 DE 1932 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Francisco Urrutia dirigida a Osorio Lizarazo, en que informa la corrección de pruebas de imprenta, anuncia un próximo viaje a Europa y confía en que a su regreso en febrero podrán negociar una segunda edición del libro..

Carta manuscrita del gerente de la Editorial Minerva dirigida a Osorio Lizarazo, en que presenta el movimiento completo de la cuenta por la edición de La casa de vecindad, informa sobre las ventas, entregas y existencias del libro, y ofrece la venta al autor de los 700 ejemplares aún existentes para compensar el costo de la edición.

136 Fondo JAOL V, 36 (5) BOGOTÁ, OCTUBRE 21 DE 1930 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Francisco Urrutia dirigida a Osorio Lizarazo, en que informa el envío de las primeras pruebas de imprenta y de algunas hojas volantes de publicidad, y describe el estilo de la carátula del libro. 137

Fondo JAOL

141 Fondo JAOL V, 36 (11-12) [S.L., S. F.] CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

V, 36 (6)

196

Biografía de Nadie

FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Rafael Espinel dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo con destinatario desconocido. Sin catalogar

142 Fondo JAOL V, 36 (13) BOGOTÁ, JUNIO 4 DE 1957 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

148 Fondo JAOL V, 37 (10) BUENOS AIRES, OCTUBRE 14 DE 1953 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Carlos Sanz de Santamaría a Osorio Lizarazo para agradecer el envío de una carta suya fechada el 28 de mayo y negar su pedido de ingreso a la carrera diplomática.

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Bonito, en la que le presenta el libro Gaitán y le ofrece disculpas por el retraso en su envío.

143 Fondo JAOL V, 37 (1-2) BOGOTÁ, MAYO 7 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

149 Fondo JAOL V, 37 (11) BUENOS AIRES, JUNIO 30 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Prospero Morales Pradilla dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar

Carta manuscrita de Juan R. Duarte dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

144 Fondo JAOL V, 37 (3-5) ANN ARBOR, MICHIGAN, AGOSTO 10 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

150 Fondo JAOL V, 37 (12) BOGOTÁ, JUNIO 29 DE 1953 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Charles Staubach dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar

Carta manuscrita de Guillermo Mora Angarita dirigida a Osorio Lizarazo para felicitarlo por su libro Gaitán, y recordarle el momento cuando fueron presentados durante los primeros días de la campaña gaitanista.

145 FONDO JAOL V, 37 (6) Bogotá, mayo 23 de 1952 Fondo Antiguo, BNC

151 Fondo JAOL V, 37 (13-15) BOGOTÁ, JUNIO 23 DE 1952 CARTA AUTÓGRAFA, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Roberto García Peña a Osorio Lizarazo en la que agradece el envío de la biografía Gaitán, advierte el retardo de la edición y comenta la ansiedad del publico bogotano por conocer la obra.

Carta autógrafa de Mario Umaña dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

146 Fondo JAOL V, 37 (7) BOGOTÁ, AGOSTO 11 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

152 Fondo JAOL V, 37 (16-21) BARRANQUILLA, MARZO 27 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 6 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Otto Moralez Benitez a Osorio Lizarazo, con la cual remite una reseña crítica del libro Gaitán, y le agradece el comentario suyo publicado en Dinámica social sobre su libro Testimonio de un pueblo.

Carta manuscrita sin remitente conocido dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

147 Fondo JAOL V, 37 (8-9) [ S. F] BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO

153 Fondo JAOL V, 37 (22-25) FRASES EPISTOLARES Y PUBLICADAS SOBRE PRIMERA EDICIÓN DE GAITÁN

197

LA

Biografía de Nadie

159 Fondo JAOL V, 37 (37-40) BOGOTÁ, ABRIL 9 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

[1952] FONDO ANTIGUO, BNC Trascripción manuscrita de fragmentos epistolares y reseñas periodísticas sobre el libro Gaitán.

Carta manuscrita de Arcadio López dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

154 Fondo JAOL V, 37 (26-27) MANIZALES, MAYO 20 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

160 Fondo JAOL V, 37 (41) BUENOS AIRES, ABRIL 9 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Adel López Gómez dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar

Carta manuscrita de Pilar de Lasurreta dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

155 Fondo JAOL V, 37 (28-29) BOGOTÁ, MAYO 21 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

161 Fondo JAOL V, 37 (42) BOGOTÁ, FEBRERO 11 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Martín Méndez dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

Carta manuscrita de Arcadio López dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

156 Fondo JAOL V, 37 (30-32) ANN ARBOR (MICHIGAN, E.U), MAYO 12 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

162 Fondo JAOL V, 37 (43) BOGOTÁ, ABRIL 4 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Charles Staubach dirigida a Osorio Lizarazo en que le agradecer el envío de su libro Gaitán, le encomia su labor biográfica y le reitera sus disculpas por el prolongado retraso en la publicación de la edición en Boston de El hombre bajo la tierra.

Carta manuscrita de Jorge Moreno Clavijo dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar 163 Fondo JAOL V, 37 (44-48) BUENOS AIRES, FEBRERO 10 DE 1952 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 5 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

157 Fondo JAOL V, 37 (33-35) BUENOS AIRES, MAYO 30 DE 1952 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Charles Staubach en que discute la versión norteamericana sobre la participación comunista en el asesinato de Gaitán. También le anuncia el envío de la novela El Pantano y la próxima aparición de El día del odio.

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Bernardo Restrepo Maya, en que discute varias apreciaciones de su manuscrito “Gaitán” sobre el fallido golpe de estado de 1945, detalla la vida apacible que lleva con Eri Ortíz, comenta los problemas que ha tenido para publicar en Argentina y el carácter extrangerizante de la elite intelectual de Buenos Aires.

158 Fondo JAOL V, 37 (36) BOGOTÁ, MAYO 20 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

164 Fondo JAOL V, 37, (49-50) BARRANQUILLA, FEBRERO 1 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Hernando Restrepo Botero dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar

Carta manuscrita de Bernardo Restrepo Maya dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

198

Biografía de Nadie

165 Fondo JAOL V, 37 (51-54) BUENOS AIRES, ENERO 18 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 4 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Eduardo Putnam Tanco dirigida a Osorio Lizarazo, en la que adjudica una posición política materialista histórica al novelista, y define su propia posición política como “existencialismo cristiano”.

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Putnam Tanco, en la que hace un paralelo entre su vida y la de Jorge Eliécer Gaitán, aclara algunos de los conceptos emitidos en la biografía del caudillo y anuncia la entrada en prensa del manuscrito. . 166 Fondo JAOL V, 37 (55-59) BARRANQUILLA, ENERO 7 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 5 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

170 FONDO JAOL V, 37, (80-84) BARRANQUILLA, AGOSTO 28 DE 1951 CARTA MANUSCRITA, 5 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Eduardo Putnam Tanco dirigida a Osorio Lizarazo, en la que detalla lo actos sangrientos prohijados por la Violencia liberal conservadora y considera que sólo pueden explicarse por la composición racial del pueblo colombiano.

Carta manuscrita de Eduardo Putnam Tanco dirigida a Osorio Lizarazo, en la que da cuenta de la lectura del manuscrito “Gaitán”, comparte la caracterización del personaje y el ambiente, y asegura para esa obra un completo éxito editorial y financiero

171 Fondo JAOL V, 37, (85-93) BUENOS AIRES, SEPTIEMBRE 13 DE 1951 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 9 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

167 Fondo JAOL V, 37 (60-66) BARRANQUILLA, OCTUBRE 24 DE 1951 CARTA MANUSCRITA, 7 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Putnam Tanco, en la que critica la explicación de la Violencia como resultado de la mezcla racial y emprende una interpretación social y económica de la situación política de Colombia.

Carta manuscrita de Eduardo Putnam Tanco dirigida a Osorio Lizarazo, en la que dispone la forma para verificar la corrección de pruebas del libro Filosofía y medicina, reprocha la ausencia en su relato autobiográfico de un lugar para la vida íntima y ofrece algunos consejos médicos.

172 Fondo JAOL V, 38 (1) BOGOTÁ, FEBRERO 28 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

168 Fondo JAOL V, 37 (67-71) BUENOS AIRES, OCTUBRE 19 DE 1951 COPIA CARTA MANUSCRITA, 5 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Carlos H. Pareja dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar 173 Fondo JAOL V, 38 (2) BOGOTÁ, FEBRERO 12 DE 1953 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Putnam Tanco, en la que explica las razones de su confinamiento casero, el tratamiento médico llevado a cabo para su restablecimiento sicológico y físico, y afirma, invocando su experiencia vital, la determinación de la estructura económica en el curso de la vida social.

Carta manuscrita de Jorge Moreno Clavijo dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar 174 Fondo JAOL V, 38 (3) BOGOTÁ, ABRIL 29 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

169 FONDO JAOL V, 37, (72-79) BARRANQUILLA, SEPTIEMBRE 24 DE 1951 CARTA MANUSCRITA, 8 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Hernando Cediel dirigida a Osorio Lizarazo en que le recuerda su admiración

199

Biografía de Nadie

como escritor y ofrece su servicios para cuanto necesite en Bogotá.

Carátula impresa del libro Gaitán: vida, muerte y permanente presencia.

175 FONDO JAOL V, 38 (4) CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO [ENERO/FEBRERO DE 1952] COPIA PODER MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

180 FONDO JAOL V, 38 (13) [1952] VOLANTE IMPRESO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Volante impreso que promociona el libro Gaitán: vida, muerte y permanente presencia.

Copia manuscrito de un poder conferido por Osorio Lizarazo a Arturo Hernández para gestionar ante el Ministerio de Gobierno de Argentina la propiedad literaria del manuscrito “Gaitán”.

181 Fondo JAOL V, 38, (14) [BUENOS AIRES, 1952] LISTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

176 FONDO JAOL V, 38 (5-8) [1954] BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Lista manuscrita de los ejemplares de la primera edición de Gaitán obsequiados en Argentina. 182 FONDO JAOL V, 38, (15-16) [BUENOS AIRES, 1952] LISTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Hernando Cediel, en la que encomienda las gestiones para el cobro de $4.000 pesos que le adeudan, e incluye una lista de librerías colombianas donde se vende el libro Gaitán y a las cuales está cobrando la librería La Feria del Libro por cuenta y consignación de la Compañía Distribuidora de Ediciones.

Lista manuscrita de los ejemplares de la primera edición de Gaitán obsequiados en el exterior. . 183 Fondo JAOL V, 38, (17) BUENOS AIRES, DICIEMBRE 1 DE 1952 LISTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

177 Fondo JAOL V, 38 (9-10) BUENOS AIRES, MARZO 17 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Lista manuscrita remitida por Ediciones López Negri a Osorio Lizarazo en la que resume los ejemplares de libros enviados al extranjero por vía aérea y ordinaria.

Carta manuscrita de Ricardo López dirigida a Osorio Lizarazo, por la cual resume las operaciones efectuadas para la edición, distribución y propaganda de Gaitán y El día del odio, y establece el saldo total a favor del autor. 178 Fondo JAOL V, 38 (11) SARANDÍ, PROVINCIA DE BUENOS AIRES, 14 DE 1954 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

184 Fondo JAOL V, 38 (18) BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 28 DE 1952 REGISTRO POSTAL, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

ENERO

Registro postal número 03208, correspondiente al envío desde Buenos Aires de la novela El día del odio. 185 Fondo JAOL V, 38 (19) BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 28 DE 1952 REGISTRO POSTAL, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Ediciones López Negri. Sin catalogar. 179 FONDO JAOL V, 38 (12) [1952] CARÁTULA IMPRESA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Registros postales números 03184 y 03185, correspondientes al envío desde Buenos Aires de la novela El día del odio.

200

Biografía de Nadie

Telegrama de Carlos H. Pareja a Osorio Lizarazo informándole el éxito de la distribución del libro Gaitán en Colombia

186 Fondo JAOL V, 38 (20) BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 28 DE 1952 REGISTRO POSTAL, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

V, 38 (31) 192 FONDO JAOL BOGOTÁ, JUNIO 16 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Registro postal número 03221, correspondiente al envío desde Buenos Aires de la novela El día del odio.

Copia de carta manuscrita de la Compañía Distribuidora de Ediciones dirigida a Ediciones López Negri, en que lamentan un nuevo retraso del libro en Barranquilla, esta vez por la intervención de la policía con motivos de censura.

187 Fondo JAOL V, 38 (21) BUENOS AIRES, DICIEMBRE 2 DE 1952 REGISTRO POSTAL, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

193 FONDO JAOL V, 38 (32) BOGOTÁ, MAYO 22 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Registros postales números 6282, 6283 y 6284, correspondientes al envío desde Buenos Aires de la novela El día del odio. 188 FONDO JAOL V, 38 (22) BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 28 DE 1952 REGISTRO POSTAL, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Registros postales números 193012 y 193013, correspondientes al envío desde Buenos Aires de la novela El día del odio.

Copia carta manuscrita de la Compañía Distribuidora de Ediciones dirigida a Jesús Antonio Castro, en la que saludan la llegada a Barranquilla de la remesa de libros de Gaitán, señalan la colocación en esa ciudad el dinero para el deposito de garantía, y proponen el despacho de la remesa a Bogotá por vía aérea.

189 FONDO JAOL V, 38 (23) BUENOS AIRES, DICIEMBRE 2 DE 1952 REGISTRO POSTAL, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

194 FONDO JAOL V, 38 (38) BOGOTÁ, FEBRERO 26 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Registros postales números 193016, 193017, 193018, 193019 y 193020, correspondientes al envío desde Buenos Aires de la novela El día del odio

Carta manuscrita de la Compañía Distribuidora de Ediciones dirigida a Osorio Lizarazo, en que anuncian el inicio de la propaganda del libro Gaitán, le ruegan acelere el despacho de la edición y le piden espere la venta del primer libro para entrar en negociaciones sobre El día del odio. .

190 FONDO JAOL V, 38 (24-25) CONTRATO MANUSCRITO, 1 FOLIO BUENOS AIRES, MAYO 15 DE 1952 FONDO ANTIGUO, BNC

195 FONDO JAOL V, 38 (39-40) BOGOTÁ, MARZO 3 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia del contrato para la edición del libro Gaitán entre el editor Juan José Nigro y el autor Osorio Lizarazo.

Copia carta manuscrita de La Compañía Distribuidora de Ediciones dirigida a Juan José Nigro, en que se aclaran los términos de la negociación para la distribución en Colombia del libro Gaitán.

191 FONDO JAOL V, 38 (28) BOGOTÁ, JUNIO 19 DE 1952 TELEGRAMA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

196 FONDO JAOL V, 38 (41) BOGOTÁ, FEBRERO 12 DE 1952

201

Biografía de Nadie

CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

distribución exclusiva para Colombia, Ecuador y Venezuela del libro Gaitán.

Carta manuscrita de La Compañía Distribuidora de Ediciones dirigida a Osorio Lizarazo que acompaña varios recortes de prensa relativos a Gaitán. También le expresan su conformidad con un trato directo del negocio con el editor y urgen al autor para hacer llegar la remesa del libro a Bogotá antes del 9 de abril.

201 Fondo JAOL V, 38 (51) BUENOS AIRES, ENERO 29 DE 1952 COPIA CARTA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a la Compañía Distribuidora de Ediciones, en la que acepta el ofrecimiento de esa empresa para distribuir de manera exclusiva el libro Gaitán, y sugiere trabar contacto con la editorial López Negri para la distribución de otros libros en Colombia, Ecuador y Venezuela.

197 FONDO JAOL V, 38 (42-43) BOGOTÁ, FEBRERO 16 DE 1952) COPIA CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

202 FONDO JAOL V, 38 (52) BOGOTÁ, ENERO 21 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de la Compañía Distribuidora de Ediciones dirigida a Juan José Nigro, aceptando sus condiciones para la distribución exclusiva del libro Gaitán en Colombia, Ecuador y Venezuala, e informando sobre las posibilidades de distribución de otras obras de la editorial López Negri en Colombia.

Carta manuscrita de la Compañía Distribuidora de Ediciones dirigida a Osorio Lizarazo por la cual ofrecen sus servicios para la distribución exclusiva para Colombia, Ecuador y Venezuela del libro Gaitán.

198 FONDO JAOL V, 38 (45-46) BUENOS AIRES, FEBRERO 8 DE 1952 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

203 FONDO JAOL V, 38 (53) BOGOTÁ, ENERO 20 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador de carta manuscrita de Osorio Lizarazo a la Compañía Distribuidora de Ediciones en la que confirma a esa empresa la sesión exclusiva de los derechos de distribución para Colombia, Ecuador y Venezuela del libro Gaitán.

Carta manuscrita de Jorge Enrique Gaitán dirigida a Osorio Lizarazo, en la que acepta hacer propaganda y difundir el libro Gaitán, aunque advierte los problemas que hallará su distribución en el país.

199 FONDO JAOL V, 38 (48-49) BOGOTÁ, FEBRERO 2 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

204 FONDO JAOL V, 38 (54) BUENOS AIRES, ENERO 29 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de la Compañía Distribuidora de Ediciones dirigida a Osorio Lizarazo, en la que se definen algunos detalles con respecto a la distribución exclusiva del libro Gaitán para Colombia, Ecuador y Venezuela.

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo a Jorge Enrique Gaitán, en la que le pide un plazo para evaluar una nueva oferta de distribución del libro Gaitán en Colombia, Ecuador y Venezuela.

200 FONDO JAOL V, 38 (50) BOGOTÁ, ENERO 21 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

205 FONDO JAOL V, 38 (58) [ENERO DE 1952] NOTA AUTÓGRAFA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de la Compañía Distribuidora de Ediciones dirigida a Osorio Lizarazo en la que ofrecen sus servicios para la

202

Biografía de Nadie

Nota autógrafa de Osorio Lizarazo en la que hace cuentas de la ganancia neta que obtendría por la venta en Colombia de mil cuatrocientos ejemplares de Gaitán.

Recibo autógrafo de Juan José Nigro por la suma de cinco mil pesos, correspondiente al primer abono sobre el costo de impresión de los ejemplares de Gaitán a cargo del autor, según el presupuesto firmado por las partes el 7 de enero de 1952 .

206 FONDO JAOL V, 38 (59) BUENOS AIRES, ENERO 14 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

211 FONDO JAOL V, 38 (66) [BUENOS AIRES, ENERO DE 1952] NOTA AUTÓGRAFA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Jorge Enrique Gaitán en la que le anuncia la próxima aparición del libro Gaitán, y le pregunta si está dispuesto a sostener su oferta para emprender su distribución en Colombia.

Nota autógrafa en la que se aclara el costo de los ejemplares de Gaitán impresos a cargo del autor, debido a la reducción del número de páginas de 384 a 324.

207 FONDO JAOL V, 38 (60) BUENOS AIRES, ENERO 14 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

212 FONDO JAOL V, 38 (67) BUENOS AIRES, ENERO 7 DE 1952 PRESUPUESTO MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Alfonso Ortiz Solano en la que le anuncia la próxima aparición del libro Gaitán, y le pregunta si está dispuesto a sostener su oferta para emprender su distribución en Colombia.

Presupuesto manuscrito de Ediciones López Negri para la impresión por cuenta del autor de mil quinientos ejemplares del libro Gaitán”, con una modificación.

208 FONDO JAOL V, 38 (61-62) BUENOS AIRES, ENERO 14 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

213 FONDO JAOL V, 38 (68) BOGOTÁ, AGOSTO 30 DE 1949 CARTA MANUSCRITA FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Jorge Uribe Márquez, en la que le anuncia la próxima aparición del libro Gaitán y le pide su ayuda para encontrar amigos fieles a la memoria del mártir que estén dispuestos a distribuir dicha obra.

Carta manuscrita de Antonio Vázquez Acosta dirigida a Osorio Lizarazo en la que lo felicita por su labor cultural y por la realización de una biografía de Jorge Eliécer Gaitán. 214 FONDO JAOL V, 38 (69) BOGOTÁ, JUNIO 18 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

209 FONDO JAOL V, 38 (63-64) BUENOS AIRES, ENERO 14 DE 1952 COPIA CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Luis Eduardo Gacharná, en la que le anuncia la próxima aparición del libro Gaitán y le pide su consejo llegado el caso de decomiso de los ejemplares de la obra por la censura oficial.

Carta manuscrita de Miguel Angel Gaitán Ayala dirigida a Osorio Lizarazo, en la que le señala la identificación con sus conceptos sobre Jorge Eliécer Gaitán, su hermano, y acepta la representación exclusiva para distribuir en Colombia el libro Gaitán.

210 FONDO JAOL V, 38 (65-66) BUENOS AIRES, ENERO 9 DE 1952 RECIBO AUTÓGRAFO, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

215 FONDO JAOL V, 38 (70-71) BOGOTÁ, AGOSTO 30 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

203

Biografía de Nadie

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida al director de propaganda y relaciones públicas de la Federación Nacional de Cafeteros, en que solicita la realización de una segunda edición de El árbol turbulento, y primera edición en inglés del mismo título, como herramientas de propaganda para dicha institución.

Carta Manuscrita de Jorge Enrique Gaitán dirigida a Osorio Lizarazo, en la que le explica las condiciones necesarias para importación y facturación del libro Gaitán en Colombia. 216 FONDO JAOL V, 38 (72) BUENOS AIRES, AGOSTO 26 DE 1949 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

221 FONDO JAOL V, 39 (3) [1954-1955] RECORTE DE PERIÓDICO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Jorge Enrique Gaitán, en que le ofrece la distribución exclusiva para Colombia del libro Gaitán, y le pide formule una propuesta concreta al respecto.

Recorte de periódico del comentario “El Turbulento”, escrito por Próspero Morales Padilla. Sin catalogar

217 FONDO JAOL V, 38 (73) BUENOS AIRES, AGOSTO 23 DE 1949 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

222 FONDO JAOL V, 39 (4) BOGOTÁ, [1954-1955] RECORTE DE PRENSA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Hernando Restrepo Botero, en la que informa sobre la conclusión del manuscrito de Gaitán.

Recorte de periódico del articulo “La epopeya del café”, escrito por “Emilia” y publicado en El Tiempo. Sin catalogar. 223 FONDO JAOL V, 39 (5) BOGOTÁ, ENERO 2 DE 1955 RECORTE DE PERIÓDICO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

218 FONDO JAOL V, 38 (74-75) BUENOS AIRES, AGOSTO 23 DE 1949 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Recorte de periódico sobre el Árbol turbulento publicado en El Tiempo. Sin catalogar.

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Jorge Uribe Márquez, en la que anuncia la conclusión del manuscrito Gaitán, explica sus expectativas y fija su perspectiva con respecto a dicha obra.

224 FONDO JAOL V, 39 (6) SANTIAGO DE CHILE, ENERO 24 DE 1955 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

219 Fondo JAOL V, 38 (76) BUENOS AIRES, AGOSTO 16 DE 1949 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Luis Ángel Arango. Sin catalogar 225 FONDO JAOL V, 39 (7) SANTIAGO DE CHILE, ENERO 22 DE 1955 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia de carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Miguel Angel Gaitán, en que le ofrece la distribución exclusiva para Colombia del libro Gaitán, y le pide formule una propuesta concreta y seria al respecto.

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Belisario Osorio Lizarazo, en la que le informa sobre la compra de trescientos ejemplares del libro El árbol turbulento por el Banco de la República y le pide una remesa de la misma obra para emprender la venta de otros cien ejemplares en Santo Domingo.

220 FONDO JAOL V, 39 (1-2) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 20 DE 1961 COPIA CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

204

Biografía de Nadie

BUENOS AIRES, OCTUBRE 21 DE 1954 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

226 FONDO JAOL V, 39 (8) BOGOTÁ, ENERO 17 DE 1955 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Luis Angel Arango. Sin catalogar.

Carta manuscrita de Luis Ángel Arango dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

233 FONDO JAOL V, 39 (15) BOGOTÁ, OCTUBRE 11 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

227 FONDO JAOL V, 39 (9) SANTIAGO DE CHILE, ENERO 3 DE 1955 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Luis Ángel Arango dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Luis Ángel Arango. Sin catalogar

234 FONDO JAOL V, 39 (16) BOGOTÁ, OCTUBRE 11 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

228 FONDO JAOL V, 39, (10) BOGOTÁ, OCTUBRE 26 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Eduardo Arias Robledo dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

Carta manuscrita de Eduardo Arias Robledo dirigida a Osorio Lizarazo. Sin Catalogar.

235 FONDO JAOL V, 39 (17) BUENOS AIRES, OCTUBRE 21 DE 1954 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

229 FONDO JAOL V, 39 (11) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 17 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Arias Robledo. Sin catalogar.

Carta manuscrita de Jorge Moreno Clavijo dirigida a Osorio Lizarazo, en la que informa sobre las gestiones para la propaganda y la distribución del libro El árbol turbulento, y reitera la moratoria indefinida de las gestiones para alcanzar un nombramiento diplomático.

236 FONDO JAOL V, 39 (18) BUENOS AIRES, OCTUBRE 11 DE 1954 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida Luis Angel Arango. Sin catalogar.

230 FONDO JAOL V, 39 (12) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 5 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

237 FONDO JAOL V, 39 (19 ) BOGOTÁ, AGOSTO 31 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Eduardo Arias Robledo dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

Carta manuscrita de Luis Ángel Arango dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

231 FONDO JAOL V, 39 (13) BUENOS AIRES, OCTUBRE 26 DE 1954 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

238 FONDO JAOL V, 39 (20) BOGOTÁ, JULIO 2 DE 1952 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Arias Robledo. Sin catalogar 232

FONDO JAOL

Carta manuscrita de Luis Ángel Arango dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

V, 39 (14)

205

Biografía de Nadie

Carta manuscrita de Luis Ángel Arango dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

239 FONDO JAOL V, 39 (21) BUENOS AIRES, AGOSTO 27 DE 1954 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

246 FONDO JAOL V, 39 (28-29) BUENOS AIRES, MARZO 5 DE 1954 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Recibo del almacén Sais e Hijo por $550, correspondientes a la compra de un marfil. 240 FONDO JAOL V, 39 (22) BOGOTÁ, JULIO 19 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida Luis Angel Arango. Sin catalogar. 247 FONDO JAOL V, 39 (30) BUENOS AIRES, ENERO 21 DE 1954 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Luis Ángel Arango dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar. 241 FONDO JAOL V, 39 (23) BUENOS AIRES, AGOSTO 4 DE 1954 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida Luis Angel Arango. Sin catalogar. 248 FONDO JAOL V, 39 (31) BOGOTÁ, ENERO 13 DE 1954 SOBRE MEMBRETEADO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Luis Angel Arango. Sin catalogar. 242 FONDO JAOL V, 39 ( 24) BOGOTÁ, ABRIL 13 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Sobre con el membrete de la gerencia del Banco de la República que contenía una carta dirigida a Osorio Lizarazo.

Carta manuscrita de Luis Ángel Arango dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

249 FONDO JAOL V, 39 (32) BOGOTÁ, ENERO 7 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

243 FONDO JAOL V, 39 (25) BUENOS AIRES, ABRIL 2 DE 1954 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Luis Ángel Arango dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar.

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Luis Angel Arango. Sin catalogar.

250 FONDO JAOL V, 39 (33) BUENOS AIRES, DICIEMBRE 22 DE 1953 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

244 FONDO JAOL V, 39 (26 ) BOGOTÁ, FEBRERO 13 DE 1954 SOBRE MEMBRETEADO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida Luis Ángel Arango. Sin catalogar 251 FONDO JAOL V, 39 ( 35-36) [DATOS PERDIDOS] CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Sobre con el membrete de la gerencia del Banco de la República que contenía una carta dirigida a Osorio Lizarazo. 245 FONDO JAOL V, 39 (27) BOGOTÁ, FEBRERO 23 DE 1954 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Arsecio Londoño Palacio dirigida a Osorio Lizarazo. Sin catalogar. 252

206

FONDO JAOL

VI, 41 (1)

Biografía de Nadie

Contest y notifican el envío del manuscrito a la agente Marion Saunders.

[1941-1946] SOBRE, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

257 Fondo JAOL VI, 41 (7) NUEVA YORK, AGOSTO 22 DE 1943 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Sobre que contenía la correspondencia con Marion Saunders 253 FONDO JAOL VI, 41 (2-3) WASHINGTON, ABRIL 25 DE 1945 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Marion Saunders dirigida a Osorio Lizarazo, en la que informa que el manuscrito “Servidumbre” está a consideración de Hougthon Mfflin, y luego lo estará también La cosecha, y aclara que su comisión para la promoción editorial de libros en lengua extrajera es del veinte por ciento del producto neto de los derechos de autor.

Carta manuscrita de Concha Romero James dirigida a Osorio Lizarazo, en la que le informa que Ferrar & Rinehart va ha publicar únicamente las obras de Ciro Alegría, Cecilio J. Carneiro y Miguel Ángel Menéndez, recomienda acudir a la agente literaria Marion Saunders, y pide autorización para gestionar el envío a dicha representante del manuscrito “Servidumbre”.

258 FONDO JAOL VI, 41 (8) BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 10 DE 1941 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

254 FONDO JAOL VI, 40 (4) BOGOTÁ, ENERO 16 DE 1946 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo a Marion Saunders, por la cual acepta las condiciones de la agente para la publicación de los libros “Servidumbre” y “La Cosecha” en Estados Unidos.

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarzo dirigida a Marion Saunders, en la que reclama la ausencia prolongada de noticias sobre sus gestiones, le pide insistir con algunos editores ahora que ha llegado el final de la guerra, y le suplica que si esto no es posible indique cómo recuperar sus manuscritos.

259 FONDO JAOL VI, 41 (9) NUEVA YORK, JULIO 27 DE 1943 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

255 FONDO JAOL VI, 41 (5) NUEVA YORK, MAYO 25 DE 1941 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Marion Saunders dirigida a Osorio Lizarazo, en la que lamenta no tener nuevas noticias sobre su gestión ante los editores, acusa recibo del manuscrito “El hombre bajo la tierra” presentado a Ferrar & Rinehart y afirma que “Servidumbre” no es una novela adecuada para el mercado norteamericano.

Carta manuscrita de la casa editorial Ferrar & Rinehart, en la que notifican el envío del manuscrito “Servidumbre” a la agente Marion Saunders y explican que esa obra no será publicada porque no obtuvo ninguna mención en el Fiest Latin-American Prize Novel Contest

260 FONDO JAOL VI, 41 (10) NUEVA YORK, AGOSTO 4 DE 1943 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

256 FONDO JAOL VI, 41 (6) NUEVA YORK, JULIO 8 DE 1943 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Bernabé Riveros dirigida a Osorio Lizarazo, en la que le informa sobre sus conversaciones con el director de La Prensa sobre el manuscrito “El hombre bajo la tierra”.

Carta manuscrita de la casa editorial Ferrar & Rinehart, en la que explican que la novela “El hombre bajo la tierra” no será publicada porque no ganó el Second Latin-American Prize Novel

261 FONDO JAOL VI, 41 (11-12) BOGOTÁ, AGOSTO 14 DE 1943 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS

207

Biografía de Nadie

“THE NOVELS OF J.A. OSORIO LIZARAZO”50 ARTÍCULO IMPRESO, 5 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida Bernabé Riveros, en la que le encarece las gestiones que pueda realizar ante los editores para la publicación de sus obras en Estados Unidos.

Artículo impreso escrito por Charles Staubach, en el que hace un balance de la escasa valoración de la obra de Osorio Lizarazo por los estudiosos de la literatura hispanoamericana en los Estados Unidos, reseña las siete novelas del autor y destaca el empeño del novelista por constituir sus novelas como herramientas para denunciar la injusticia social.

262 FONDO JAOL VI, 41 (13) NUEVA YORK, DICIEMBRE 17 DE 1942 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Marion Saunders dirigida a Osorio Lizarazo, en la que acepta recoger el manuscrito de “El hombre bajo la tierra” sino resulta ganador en el concurso de Ferrar & Rinehart y pide el envío de cuentos cortos para el mercado americano con acción, diálogo, y un final inesperado.

267 FONDO JAOL VI, 41 (21) ANN ARBOR, MICHIGAN, [DICIEMBRE DE 1950] TARJETA NAVIDEÑA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Tarjeta navideña manuscrita de Charles Staubach dirigida a Osorio Lizarazo, en la que informa sobre la lentitud con la que proceden en la casa Ginn de Boston para la publicación de El hombre bajo la tierra.

263 FONDO JAOL VI, 41 (14) BOGOTÁ, ENERO 6 DE [1943] COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

268 FONDO JAOL VI, 41 (22) BOGOTÁ, [FEBRERO DE 1946] BORRADOR MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Marion Saunders, en la que muestra su interés por conocer Nueva York y anuncia el envío adjunto de los cuentos cortos solicitados por ella.

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Charles Staubach, en la que señala su disposición para emprender cualquier negociación para la publicación de una de sus novelas en Estados Unidos y suplica le comunique cualquier información al respecto porque se encuentra urgido de dinero.

264 FONDO JAOL VI, 41 (15) NUEVA YORK, NOVIEMBRE 3 DE 1942 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carta de Marion Saunders dirigida a Osorio Lizarazo, en la que informa que el manuscrito “Servidumbre” no fue considerado por un editor y pregunta si está escribiendo una nueva novela para el concurso de Ferrar & Rinehart .

269 FONDO JAOL VI, 41 (23-26) ANN ARBOR, MICHIGAN, ENERO 27 DE 1946 CARTA AUTÓGRAFA, 4 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

265 FONDO JAOL VI, 41 (16) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 21 DE 1942 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta autógrafa de Charles Staubach dirigida a Osorio Lizarazo, en la que muestra su interés por escribir un par de ensayos dedicados a sus novelas y publicar una edición escolar en castellano de alguna de sus obras.

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Marion Saunders, en la que muestra confianza en sus obra y aclara que enviará el manuscrito “El hombre bajo la tierra” para el concurso de la casa Ferrar & Rinehart. 266

FONDO JAOL

270

50

FONDO JAOL

VI, 41 (29)

Charles Staubach, “The novels of J.A. Osorio Lizarazo”. Hispania (Ann Arbor, Michigan): vol. XXXII, no. 32 (May. 1949), pp. 172-181.

VI, 41 (17-20)

208

Biografía de Nadie

CÁRCEL DE CORRECCIONALES (BOGOTÁ), 21 DE 1927 CARTA AUTÓGRAFA, 1 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

MAYO

Carta manuscrita y fotografía de Lulú Colilindo y Gómez, en que felicita a Osorio Lizarazo por el entendimiento del alma de los gatos y corrige la caracterización de éstos como esclavos, recordando la independencia y el carácter romántico de los felinos.

Carta autógrafa de Biófilo Panclasta, en que agradece el reportaje publicado por Osorio Lizarazo en Mundo al Día, pide el envío de una copia del impreso e informa sobre su consignación en la cárcel por orden de un juez de Barrancabermeja. 271 FONDO JAOL VI, 41 (30-31) CÁRCEL DE AMBALEMA (TOLÍMA), MAYO 21 1927 CARTA AUTÓGRAFA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

275 FONDO JAOL VI, 41 (39-40) BARRANQUILLA, MARZO 20 DE 1931 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

DE

Carta autógrafa de Fernando E. Baena dirigida a Osorio Lizarazo, en la que comenta la recién publicada novela La casa de vecindad y aplaude la fidelidad fotográfica con que retrata la realidad.

Carta autógrafa de Biófilo Panclasta, en que agradece el reportaje publicado por Osorio Lizarazo en Mundo al Día, pide el envío de varias copias del impreso a Puerto Barrio o Barrancabermeja, e informa sobre su consignación en la cárcel por orden de un juez de Barrancabermeja.

276 FONDO JAOL VI, 41 (41-43) “HOMBRES SIN PRESENTE”. NOVELA DE OSORIO LIZARAZO [1937-1938] MANUSCRITO DE RAFAEL VÁSQUEZ, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Manuscrito de una reseña de Rafael Vásquez a la novela Hombres sin presente, en la que destaca que esta obra propicia más la reflexión y la lección que el goce estético.

272 FONDO JAOL VI, 41 (33-34) BOGOTÁ, AGOSTO 27 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

277 FONDO JAOL VI, 41 (44-44A) “LOS TROGLODITAS” [S.F.] MANUSCRITO AUTÓGRAFO DE LUIS LEONARDO GONZÁLEZ, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Fernando Guillén Martínez dirigida a Osorio Lizarazo, en la que comenta las labores literarias y periodísticas desarrolladas por él en Bogotá, y pide le informe sobre la publicación de escritos suyos en Buenos Aires. 273 FONDO JAOL VI, 41 (35) BOGOTÁ, JUNIO 10 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Concepto autógrafo de Luis Leonardo González sobre una novela manuscrita denominada “Los trogloditas”, en la que destaca el estilo llano y la observación precisa del hecho cotidiano por parte del autor.

Carta manuscrita de Fernando Guillén Martínez dirigida a Osorio Lizarazo, en la que pide un artículo semanal para distribuirlo por medio de la agencia Continental de Prensa, con sede en Bogotá, en los periódicos de provincia y, también, propone sirva como agente y corresponsal en Argentina de este servicio de información.

278 FONDO JAOL VI, 41 (45) LOS ESCRITOS SOBRE SANTANDER LIZARAZO Y MATEOS-HURTADO 1940 MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

274 FONDO JAOL VI, 41 (37-38) CHAPINERO [BOGOTÁ], MAYO 30 DE 1927 CARTA MANUSCRITA Y FOTOGRAFÍA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

209

DE

OSORIO

Biografía de Nadie

Carta manuscrita de Hernán Tovar dirigida a Osorio Lizarazo, en la que lamenta el fracaso de las gestiones para obtener su nombramiento en Venezuela y afirma su voluntad de insistir en la cancillería para obtener el nombramiento como segundo secretario de la embajada colombiana en Argentina.

Transcripción manuscrita de la nota periodística “Dos obras sobre Santander”51, precedida por una breve acotación de Osorio Lizarazo. 279 FONDO JAOL VI, 41 (46) PARÍS, MARZO 10 DE 1927 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Eduardo Putnam Tanco dirigida a Osorio Lizarazo, en la que acusa recibo de cuatro ejemplares de La cara de la miseria e informa sobre entrega del libro a Enrique Gómez Carrillo, Ventura García Calderón y Carlos Lesca.

284 FONDO JAOL VI, 41 (53) BOGOTÁ, JUNIO 7 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Hernán Tovar dirigida a Osorio Lizarazo, en la que señala el fracaso de todas las gestiones para obtener el nombramiento en la embajada colombiana en Argentina y anuncia que partirá en breve como secretario de la embajada colombiana en Holanda.

280 FONDO JAOL VI, 41 (47-48) BARRANQUILLA, AGOSTO 4 DE 1931 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Samuel Correa dirigida a Osorio Lizarazo, en la que comenta el manuscrito de la novela “El criminal” y halaga el valor moral y científico con la cual está escrita.

285 FONDO JAOL VI, 41 (54) “GARABATO”52 RECORTE IMPRESO, 1 FOLIO. FONDO ANTIGUO, BNC

281 Fondo JAOL VI, 41 (49) Barranquilla, agosto 26 de 1927 Carta manuscrita, 1 folio Fondo Antiguo, BNC

Resumen impreso de la novela Garabato elaborado por Joseph G. Furcilla, en el que describe la trama de la obra y destaca el incuestionable talento y sinceridad de Osorio Lizarazo.

Carta manuscrita de Francisco Posada dirigida a Osorio Lizarazo, en la que comenta el manuscrito de la novela “El criminal” y ensaya una interpretación médica de dicha obra.

286 FONDO JAOL VI, 41 (55) ANN ARBOR, OCTUBRE 22 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

282 FONDO JAOL VI, 41 (51) BOGOTÁ, AGOSTO 1º [AL 5] DE 1947 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Charles Staubach dirigida a Osorio Lizarazo, en la que anota algunas correcciones necesarias para la edición escolar de El hombre bajo la tierra y afirma que el libro saldrá de las pensas en Boston antes de junio de 1950.

Carta manuscrita de Hernán Tovar dirigida a Osorio Lizarazo, en la que explica las conversaciones realizadas en Bogotá para obtener su nombramiento en la embajada colombiana en Venezuela y augura el éxito seguro de la gestión.

287 FONDO JAOL VI, 41 (56) ANN ARBOR, JULIO 21 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

283 FONDO JAOL VI, 41 (52) BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 28 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Charles Staubach dirigida a Osorio Lizarazo, en la que agradece la autorización concedida para publicar una edición

51

52

“Dos obras sobre Santander”. Vanguardia (San Cristóbal, Ven.): no. 1.049 (jul. 30 1940).

Joseph G. Furcilla, “Garabato”. Books Abroad. (Norman, Oklahoma):1940, p. 314.

210

Biografía de Nadie

CARTA MANUSCRITA, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

escolar de El hombre bajo la tierra en la casa Ginn & Co. de Boston, advierte el próximo pago de los derechos de autor por el editor y anuncia el envío adjunto del artículo “The novels of J.A. Osorio Lizarazo”.

Carta manuscrita de Eduardo Carranza dirigida a Osorio Lizarazo, en que lamenta el fracaso de la gestiones para el nombramiento como diplomático en Argentina, recuerda los días compartidos durante la reciente visita a Buenos Aires y enumera los materiales sobre Jorge Eliécer Gaitán disponibles en la Biblioteca Nacional.

288 FONDO JAOL VI, 41 (57-58) ANN ARBOR, DICIEMBRE 20 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Charles Staubach dirigida a Osorio Lizarazo, en la que advierte que el trabajo emprendido en Boston es una edición pedagógica en castellano y no una traducción, muestra su complacencia por el pago de los derechos de autor y pide aclarar algunos problemas de interpretación para las notas que acompañarán el libro.

293 FONDO JAOL VI, 42 (1) [1930-1964] SOBRE AUTÓGRAFO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

289 FONDO JAOL VI, 41 (59-60) [BUENOS AIRES], DICIEMBRE 26 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

294 FONDO JAOL VI, 42 (2) BOGOTÁ, 13 DE SEPTIEMBRE DE 1931 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Charles Staubach, en la que explica el equívoco sobre la edición en Boston, autoriza en esos términos la edición pedagógica en español y contesta las preguntas de interpretación sobre algunos fragmentos de El hombre bajo la tierra. .

Carta manuscrita de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que agradece las felicitaciones por un nombramiento reciente en el servicio diplomático y asegura contar con su ayuda desde el periódico La Prensa de Barranquilla.

290 FONDO JAOL VI, 41 (61-63) [BUENOS AIRES], JULIO 11 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

295 FONDO JAOL VI, 42 (4) BOGOTÁ, 13 DE ENERO DE 1931 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Charles Staubach, en la que relata los antecedentes del arribo a Buenos Aires, acepta la propuesta de una edición pedagógica y comenta las obras en que está trabajando.

Carta manuscrita de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que agradece los buenos deseos para el nuevo año, encomia la labor llevada a cabo por éste en La Prensa de Barranquilla y considera una humorada la alusión a una futura candidatura suya a la presidencia de la república.

Sobre que contenía la correspondencia de Osorio Lizarazo con Eduardo Santos.

291 FONDO JAOL VI, 41 (65-66) EDUARDO CARRANZA [1948] BORRADOR MANUSCRITO, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

296 FONDO JAOL VI, 42 (5-6) GINEBRA, SEPTIEMBRE 16 DE [1931] CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Borrador manuscrito que presenta varios datos de la vida y la obra del poeta Eduardo colombiano Carranza.

Carta manuscrita de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que se congratula por la designación de éste como director de La Prensa y afirma que visitará al editor de la casa Libro Libre en París para recomendarlo.

292 FONDO JAOL VI, 41 (67-69) BOGOTÁ, FEBRERO 28 DE 1949

211

Biografía de Nadie

CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

297 FONDO JAOL VI, 42 (7-8) PARÍS, MAYO 3 DE 1932 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que informa la imposibilidad de gestionar un nombramiento diplomático y recomienda regresar a Colombia para trabajar en los periódicos y revistas de Bogotá.

Carta manuscrita de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que comenta la lectura del manuscrito de la novela “El criminal”, afirma haberlo entregado a Libro Libre y lamenta la difícil situación económica de Colombia.

302 FONDO JAOL VI, 42 (17) [BOGOTÁ], [1937-1939] NOTA AUTÓGRAFA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

298 FONDO JAOL VI, 42 (9) PARÍS, MAYO 12 DE 1932 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Nota autógrafa de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que pide entregar una carta y procurar que el portador pueda entrevistarse con el ministro de guerra.

Carta manuscrita de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que informa sobre las gestiones para publicar en París el manuscrito “El criminal”, advierte que el gerente de Libro Libre sólo está dispuesto a publicar la novela por cuenta del autor y aconseja informarse con Marcelino Valencia sobre la posibilidad de publicar en Barcelona.

303 FONDO JAOL VI, 43 (2) [BOGOTÁ],[1917] CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Ricardo Hinestrosa Daza dirigida a Osorio Lizarazo, en que lamenta no poder recomendarlo para encontrar trabajo en Manizales e informa sobre el buen estado de la familia en Fontibón.

299 FONDO JAOL VI, 42 (11-12) BOGOTÁ, FEBRERO 23 DE 1940 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

304 FONDO JAOL VI, 43 (3) BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 4 DE 1917 NOTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Santos, en que protesta por la baja categoría del trabajo y el escaso salario que le fue asignado en El Tiempo, reprocha la escasez de dinero para sostener a su familia que lo obligó a empeñar varios objetos personales y a vender una granja rural, y pide le asigne un cargo mejor remunerado y proporcionado a su categoría.

Nota manuscrita de Guillermo Guarín dirigida al gobernador del Departamento de Caldas, por la cual recomienda a Osorio Lizarazo como persona de familia honorable y apto para el servicio de oficina.

300 FONDO JAOL VI, 42 (13-15) BOGOTÁ, OCTUBRE 25 DE 1934B CARTA MANUSCRITA, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

305 FONDO JAOL VI, 43 (4) BOGOTÁ, AGOSTO 31 DE 1917 NOTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Eduardo Santos, en que presenta un plan orgánico para asumir la jefatura de redacción del diario El Tiempo, el cual comprende entre otros la responsabilidad, el orden y la oportunidad de la información que propone para el periódico.

Nota manuscrita de José M. González dirigida al gobernador del Departamento de Caldas, por la cual recomienda a Osorio Lizarazo para un empleo dependiente de esa gobernación. 306 FONDO JAOL VI, 43 (5) BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 4 DE 1917 NOTA AUTÓGRAFA, 1 FOLIO

301 FONDO JAOL VI, 42 (16) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 9 DE [1948?]

212

Biografía de Nadie

CERTIFICADO MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

FONDO ANTIGUO, BNC Nata autógrafa de Miguel Serrano que certifica la buena familia, conducta y honradez de Osorio Lizarazo.

Certificado manuscrito de H. Londoño y Carlos Cárdenas, en que recomiendan abrirle pequeños créditos a Osorio Lizarazo, quien ha sido un empleado correcto y cumplido en su casa comercial.

307 FONDO JAOL VI, 43 (6) MINA “LA COQUETA”, MAYO 5 DE 1918 NOTA AUTÓGRAFA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

312 FONDO JAOL VI, 43 (11) SAN LORENZO, SEPTIEMBRE 7 DE 1918 CERTIFICADO MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Certificado autógrafo del administrador de la mina “La coqueta” por la que hace constar que Osorio Lizarazo ha trabajado como empleado de categoría en esa empresa hasta ese día, cuando se retiró por su propia voluntad.

Certificado manuscrito de los vecinos del municipio de San Lorenzo, en que recomiendan abrirla algunos créditos a Osorio Lizarazo, a quien conocen como persona honrada por su desempeñó como empleado de la casa de Londoño y Ayala.

308 FONDO JAOL VI, 43 (7) MANIZALES, MAYO 7 DE 1918 CERTIFICADO MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

313 FONDO JAOL VI, 43 (12) [¿MANIZALES?][1920-1921] CERTIFICADO AUTÓGRAFO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Certificado manuscrito de C. Calle en que declara la presentación personal de Osorio Lizarazo, empleado despensero de la mina “La Coqueta,” para registrar en ese despacho el certificado de buen manejo expedido por la administración de esa empresa.

Certificado de Tomás Echeverri, Luis Eduardo Escovar y Elías Quintero Botero, por el que recomiendan a Osorio Lizarazo como persona honrada y apta, necesitada de cualquier empleo que se le confíe.

309 FONDO JAOL VI, 43 (8) LÍBANO, FEBRERO 16 DE 1920 CERTIFICADO AUTÓGRAFO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

314 FONDO JAOL VI, 44 (1) BOGOTÁ, OCTUBRE 20 DE 1933 CONTRATO MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Certificado autógrafo de los vecinos de Santa Teresa en el municipio del Líbano en que recomiendan otorgarle cualquier trabajo a Osorio Lizarazo, quien trabajó en la compañía comercial de Juan M. y Federico Ángel, y cuyos conocimientos y la consagración le valieron la estimación de los habitantes de ese corregimiento.

Contrato manuscrito entre Enrique de la Rosa y Osorio Lizarazo, por el cual éste se compromete a prestar sus servicios como jefe de redacción del periódico El Heraldo de Barranquilla, con una asignación mensual de $250 mensuales.

310 FONDO JAOL VI, 43 (9) LÍBANO, MARZO 6 DE 1920 CERTIFICADO MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

315 FONDO JAOL VI, 44 (2) BOGOTÁ, OCTUBRE 27 DE 1933 TELEGRAMA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Certificado manuscrito de la casa comercial Juan M. Y Federico Ángel, en que afirman que Osorio Lizarazo desempeño un trabajó estricto y cumplido durante algunos meses en esa compañía.

Telegrama de Alfonso López Pumarejo dirigido a Osorio Lizarazo, en el que saluda la aparición del periódico liberal El Heraldo de Barranquilla como vehículo por el cual se expresarán las inquietudes

311 FONDO JAOL VI, 43 (10) SAN LORENZO, SEPTIEMBRE 7 DE 1920

213

Biografía de Nadie

intelectuales y los anhelos de mejoramiento del pueblo liberal del Departamento del Atlántico. 53

Tiempo en ese país en nada afectará sus colaboraciones periódicas en ese diario.

316 FONDO JAOL VI, 45 (3) BOGOTÁ, ENERO 10 DE 1938 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

320 FONDO JAOL VI, 45 (7) BOGOTÁ, AGOSTO 27 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Guillermo Nanetti dirigida a Osorio Lizarazo, en que hace notar la escasa colaboración al periódico, recomienda examinar el periódico antes de escribir para evitar la repetición de temas ya tratados en ediciones anteriores y pregunta por el estado de la pierna enferma del periodista. .

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que le informa la aparición continua de sus crónicas en el diario y pide el envío de escritos literarios para el suplemento del periódico. 321 FONDO JAOL VI, 45 (8) BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 1 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

317 FONDO JAOL VI, 45 (4) BOGOTÁ, MAYO 25 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que anuncia la elaboración de un decreto por el cual será nombrado vicecónsul de Colombia en Buenos Aires con una asignación de 350 dólares mensuales y que está a la espera de la firma del Canciller.

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que felicita a éste por aclarar los comentarios sobre el papel de El Tiempo en los hechos del 9 de abril, pide continuar con sus colaboraciones desde Buenos Aires y confirma un posible viaje suyo a la Argentina.

322 Fondo JAOL VI, 45 (9) BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 15 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

318 FONDO JAOL VI, 45 (5) BOGOTÁ, JUNIO 9 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que considera irritante la susceptibilidad de los intelectuales, pide esperar el decreto con el nombramiento diplomático e informa sobre el pleito por la propiedad de los terrenos en donde está construida Shangri-La.

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que anuncia la publicación de un artículo, pide una colaboración más general y acorde con la posición asumida por El Tiempo sobre el gobierno de Perón e informa la partida de un nuevo corresponsal de ese diario en Argentina.

323 FONDO JAOL VI, 45 (10) BOGOTÁ, MAYO 3 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

319 FONDO JAOL VI, 45 (6) BOGOTÁ, JUNIO 23 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que protesta por la susceptibilidad de éste y encarece el envío de colaboraciones de interés general, con carácter informativo y menos parciales, como las remitidas a otros periódicos.

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que agradece la información sobre la crisis de la industria editorial argentina y le reitera que el viaje del nuevo corresponsal de El

324 FONDO JAOL VI, 45 (11) BOGOTÁ, JULIO 12 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

53

Publicado como “De Alfonso López para El Heraldo”, El Heraldo (Barranquilla): (28 oct. 1933), p. 1.

214

Biografía de Nadie

Sobre que contenía los documentos relativos a los empleos burocráticos de Osorio Lizarazo.

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que reitera el deseo de recibir más crónicas o reportajes y menos ensayos económico sociales.

330 FONDO JAOL VI, 46 (2) [BOGOTÁ], JULIO 25 DE 1934 NATA AUTÓGRAFA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

325 FONDO JAOL VI, 45 (12) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 16 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Nota autógrafa de Erazo Quijano por la cual notifica que Osorio Lizarazo es relator de la Cámara de representantes y está autorizado para entrar a los pasillos del capitolio nacional.

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que afirma: “Esto se acabó. Es todo lo que puedo decirte.”

331 FONDO JAOL VI, 46 (3) BOGOTÁ, MARZO 10 DE 1937 COMUNICACIÓN MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

326 FONDO JAOL VI, 45 (13) BOGOTÁ, MAYO 15 DE 1950 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Comunicación manuscrita de Alfonso Escallón F., por la cual se notifica a Osorio Lizarazo que por decreto número 581 del 9 de marzo ha sido nombrado secretario privado del Ministerio de Guerra, sellada con el acta de posesión del cargo ante el jefe de personal de esa depensencia.

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que explica la querella judicial en la cual se ha visto implicado por la propiedad de los terrenos donde está construida Shangri-La, pide detalles completos sobre los antecedentes de la compra e informa la publicación en la Revista de América del escrito sobre Porfirio Barba y Carlos Borge.

332 FONDO JAOL VI, 46 (4) BOGOTÁ, MARZO 8 DE 1938 COMUNICACIÓN MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

327 FONDO JAOL VI, 45 (14) BOGOTÁ, AGOSTO 22 DE 1950 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Comunicación manuscrita de Alfonso Escallón F.por la cual se notifica a Osorio Lizarazo que por decreto número 429 del 4 de marzo ha sido nombrado secretario privado del Ministerio de Guerra, comunicación sellada con el acta de posesión del cargo ante el jefe de personal de esa dependencia.

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que hace notar su desagrado por el pleito sobre la propiedad de los terrenos donde está construida Shangri-La.

333 FONDO JAOL VI, 46 (5) BOGOTÁ, ABRIL 11 DE 1939 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

328 FONDO JAOL VI, 45 (15) BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 5 DE 1950 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de José Joaquín Castro M. por la cual acepta la renuncia presentada por Osorio Lizarazo al cargo de secretario privado del Ministerio de Guerra.

Carta manuscrita de Roberto García Peña dirigida a Osorio Lizarazo, en que agradece los datos remitidos sobre Shangri-La y el traslado de los mismos al abogado encargado del caso. . 329 FONDO JAOL [1937-1944] SOBRE, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

334 FONDO JAOL VI, 46 (6) BOGOTÁ, FEBRERO 6 DE 1940 SALVOCONDUCTO MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

VI, 46 (1)

215

Biografía de Nadie

que por decreto número 370 del 18 de febrero ha sido nombrado revisor contador del departamento de asistencia social del Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social.

Salvoconducto manuscrito del Ministerio de Guerra por el cual se concede permiso a Osorio Lizarazo para usar un revolver. 335 FONDO JAOL VI, 46 (7) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 28 DE 1940 COMUNICACIÓN MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

340 FONDO JAOL VII, 48 (2) CIUDAD TRUJILLO, JUNIO DE 1961 ESQUELA FÚNEBRE IMPRESA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Comunicación manuscrita de Jaime González Ortíz por la cual notifica a Osorio Lizarazo que ha sido nombrado jefe de información, sección 5ª, del Ministerio de Educación Nacional.

Esquela fúnebre por la cual Joaquín Balaguer agradece las condolencias trasmitidas por la muerte de Rafael Leonidas Trujillo Molina.

336 FONDO JAOL VI, 46 (8) BOGOTÁ, JULIO 25 DE 1940 COMUNICACIÓN MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

341 FONDO JAOL VII, 48 (7) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 20 DE 1961 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Comunicación manuscrita de Jaime González Ortíz por la cual notifica a Osorio Lizarazo que por resolución número 2005 del 27 de noviembre ha sido nombrado secretario privado del ministro de Educación Nacional.

Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Joaquín Balaguer, en que ratifica la admiración y simpatía por los éxitos obtenido en su gestión, y confía en la victoria de su campaña por salvar a la República Dominicana de la guerra civil, el comunismo y los falsos demócratas.

337 FONDO JAOL VI, 46 (9) BOGOTÁ, ENERO 28 DE 1943 COMUNICACIÓN MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

342 FONDO JAOL VII, 48 (13) CIUDAD TRUJILLO, JULIO 15 DE 1961 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Comunicación manuscrita de Ricardo Echeverri Ferrer por la cual notifica a Osorio Lizarazo que ha sido nombrado bibliotecario de la Estadística Nacional de la Contraloría General de la República, con una asiganción mensual de $200.

Carta manuscrita de Joaquín Balaguer dirigida a Osorio Lizarazo, en que ratifica la asignación de R.D. $750, más los gastos de equipaje, para volver a la República Dominicana a prestar sus servicios como periodista.

338 FONDO JAOL VI, 46 (10) BOGOTÁ, FEBRERO 5 DE 1943 COMUNICACIÓN MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Comunicación manuscrita Ferrer por la cual notifica por resolución número 70 suprimido el cargo de desempeñaba.

343 FONDO JAOL VII, 48 (18-19) CIUDAD TRUJILLO, JUNIO 24 DE 1961 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

de Ricardo Echeverri a Osorio Lizarazo que del 5 de febrero se ha bibliotecario que él

Carta manuscrita de Elías Arbaje y Ramírez dirigida a Osorio Lizarazo, en que agradece la felicitación por su nombramiento como administrador de Radio Caribe, expresa su dolor por la muerte de Rafael Leonidas Trujillo y anuncia que más adelante utilizará sus servicios como colaborador de esa emisora.

339 FONDO JAOL VI, 46 (11) BOGOTÁ, FEBRERO 18 DE 1944 COMUNICACIÓN MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

344 FONDO JAOL VII, 48 (20-21) CIUDAD TRUJILLO, JUNIO 28 DE 1961 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Comunicación manuscrita de Rafael Lemus Rodríguez por la cual notifica a Osorio Lizarazo

216

Biografía de Nadie

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Joaquín Balaguer, en que lamenta no poder aceptar el ofrecimiento de regresar a República Dominicana para trabajar bajo las órdenes de Rafael Leonidas Trujillo, arguye dicha imposibilidad por la indeterminación sobre la actividad a realizar y el salario a devengar en ese país, y muestra temor por la reactivación de los ataques en su contra que lo condujeron a volver a Colombia.

Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Joaquín Balaguer, en que señala la recepción continua del periódico El Caribe sobre la difícil situación dominicana, lamenta la precipitación con la que partió de ese país y aplaude la manera en que el presidente de la República Dominicana afronta la crisis política de ese país. 345 FONDO JAOL VII, 48 (22) CIUDAD TRUJILLO, JUNIO 17 DE 1961 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

349 FONDO JAOL VII, 48 (39) CIUDAD TRUJILLO, ABRIL 18 DE 1961 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Joaquín Balaguer dirigida a Osorio Lizarazo, en que corresponde a los sentimientos de pena por la muerte de Rafael Leonidas Trujillo, advierte la honda afectación producida en el escritor por dicha tragedia y aplaza el estudio de la publicación de dos nuevos libros en memoria del Gerarlísimo.

Borrador carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Joaquín Balaguer, en que informa haber recibido el pasaje para viajar a la República Dominicana, reclama que el giro de U$ 300 no ha sido consignado y reitera el alborozo por la adjudicación del premio nacional de literatura al libro de Trujillo Fundamentos y política de un régimen.

346 FONDO JAOL VII, 48 (25) CIUDAD TRUJILLO, JUNIO 5 DE 1961 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

350 FONDO JAOL VII, 48 (40) CIUDAD TRUJILLO, ABRIL 18 DE 1961 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Joaquín Balaguer, en que expresa el dolor y la afectación producida por el asesinato de Rafael Leonidas Trujillo, jura la inmutabilidad de su adhesión hasta el fin de la vida, comunica la disposición de cooperar para la conservación de la memoria sacra y propone la elaboración de dos nuevos libros como homenaje al inmolado líder.

Carta manuscrita de Joaquín Balaguer dirigida a Osorio Lizarazo, en que autoriza el viaje de la esposa y la hija de Osorio para establecerse definitivamente en Ciudad Trujillo, acepta las condiciones salariales y laborales establecidas por ambos antes del viaje a Colombia, y asegura el afecto y respaldo de Trujillo.

347 FONDO JAOL VII, 48 (34) BOGOTÁ, MAYO 25 DE 1961 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

351 FONDO JAOL VII, 48 (43) CIUDAD TRUJILLO, ABRIL 3 DE 1961 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Joaquín Balaguer, en que afirma no haber recibido contestación a su anuncio de viaje a la República Dominicana, repara la actitud sórdida y mezquina en el trato de su caso, y manifiesta temor por un cambio de opinión sobre la necesidad de contar de nuevo con sus servicios en ese país.

Carta manuscrita de Joaquín Balaguer dirigida a Osorio Lizarazo, en que manifiesta el deseo de Rafael Leonidas Trujillo de contar de inmediato con sus servicios periodísticos y publicitarios en Ciudad Trujillo, y enuncia el envío de un boleto de avión y el giro de U$ 300.

348 FONDO JAOL VII, 48 (38) BOGOTÁ, ABRIL [10] DE 1961 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

352 FONDO JAOL VII, 48 (56-57) CIUDAD TRUJILLO, FEBRERO 14 DE 1961 COPIA CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS

217

Biografía de Nadie

FONDO ANTIGUO, BNC Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Elías Arbaje, en que anuncia su llegada a Colombia y pide colaboración para rescindir el contrato de arrendamiento de la casa que habitaba en Ciudad Trujillo.

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Joaquín Balaguer, en que pide poner en conocimiento de Trujillo la acuciosidad y el interés para mostrar la lealtad al régimen, comenta el acercamiento al semanario Claridad dirigido por Darío Samper y detalla las posibilidades de su actividad publicitaria en Colombia a favor del gobierno dominicano.

357 FONDO JAOL VII, 48 (83) NUEVA YORK, NOVIEMBRE 3 DE 1960 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

353 FONDO JAOL VII, 48 (66) CIUDAD TRUJILLO, ENERO 23 DE 1961 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Morris W. Rosemberg dirigida a Osorio Lizarazo, en que afirma conocer la noticia de su reemplazo en la dirección del diario El Caribe, y cuestiona la calidad y la responsabilidad de la información que sigue enviando a la Associated Press.

Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Joaquín Balaguer, en que comunica los resultados de una reunión sostenida con dirigentes políticos del Movimiento Revolucionario Liberal e informa sobre las actividades en Colombia contra el gobierno venezolano que preside Rómulo Betancourt.

358 FONDO JAOL VII, 48 (84) NUEVA YORK, NOVIEMBRE 3 DE 1960 TRADUCCIÓN CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

354 FONDO JAOL VII, 48 (69) BOGOTÁ, ENERO 15 DE 1961 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

Traducción al español de la carta manuscrita de Morris W. Rosemberg dirigida a Osorio Lizarazo, en que afirma conocer la noticia su remplazo en la dirección del diario El Caribe, y cuestiona la calidad y la responsabilidad de la información que sigue enviando a la Associated Press.

Carta de Osorio Lizarazo dirigida a Stanley M. Swinton, en que le pide anular el cheque por U$ 250 colocado en Ciudad Trujillo, correspondiente al pago de su sus servicios en el mes de octubre como corresponsal de la Associated Press, y enviar dicha suma de dinero a su nueva residencia en Bogotá.

359 FONDO JAOL VII, 48 (95) CIUDAD TRUJILLO, SEPTIEMBRE 1 DE 1960 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Julio César Mondesi Sánchez dirigida a Radio El Caribe, en que critica a Osorio Lizarazo por no incluir en El Caribe unos documentos probatorios de su incondicional apoyo a Trujillo, y respalda el pedido de esa radiodifusora de un cambio en la dirección del periódico.

355 FONDO JAOL VII, 48 (72-73) CIUDAD TRUJILLO, DICIEMBRE 27 DE 1960 COPIA CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Copia carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Joaquín Balaguer, en que informa sobre la situación política interna y la orientación de la política exterior de Colombia, maldice la posición crítica de El Tiempo contra el régimen dominicano y confiesa no haber tenido un recibimiento tan hostil como lo imaginaba.

360 FONDO JAOL VII, 49 (2-4) BUENOS AIRES, SEPTIEMBRE 9 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Borrador carta de Osorio Lizarazo dirigida a Jorge Uribe Márquez, en la que reafirma el mutuo compromiso con Gaitán, revela las informaciones que recibe sobre la violencia política en Colombia

356 FONDO JAOL VII, 48 (74) BOGOTÁ, DICIEMBRE 15 DE 1960 COPIA CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

218

Biografía de Nadie

Recibo de $10 por concepto de la cuota del Rotary Club de Barranquilla en el mes de septiembre de 1933.

y comenta las dificultades que enfrenta para ser acogido por la industria editorial argentina. 361 FONDO JAOL VII, 49 (5-6) BUENOS AIRES, SEPTIEMBRE 5 DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

367 FONDO JAOL VII, 49 (13) BARRANQUILLA, 1 JULIO DE 1933 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta de Jorge Uribe Márquez dirigida a Osorio Lizarazo, en la que refiere su interés por el libro biográfico sobre Jorge Eliécer Gaitán, recuerda sus correrías al lado del caudillo y anuncia la aparición del semanario Democracia.

Recibo de $8 por concepto de la cuota del Rotary Club de Barranquilla en el mes de julio de 1933. 368 FONDO JAOL VII, 49 (14) BARRANQUILLA, DICIEMBRE 1 DE 1932 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

362 FONDO JAOL VII, 49 (8) BARRANQUILLA, NOVIEMBRE DE 1932 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Recibo de $8 por concepto de la cuota del Rotary Club de Barranquilla en el mes de julio de 1933.

Recibo de $8 por concepto de la cuota del Rotary Club de Barranquilla en el mes de noviembre de 1952.

369 FONDO JAOL VII, 49 (15) BARRANQUILLA, ENERO 1 DE 1933 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

363 FONDO JAOL VII, 49 (9) BARRANQUILLA, JULIO DE 1932 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Recibo de $8 por concepto de la cuota del Rotary Club de Barranquilla en el mes de enero de 1933. 370 FONDO JAOL VII, 49 (16) BARRANQUILLA, ENERO 11 DE 1933 NOTIFICACIÓN IMPRESA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Recibo de $8 por concepto de la cuota del Rotary Club de Barranquilla en el mes de julio de 1932. 364 FONDO JAOL VII, 49 (10) BARRANQUILLA, FEBRERO 1º DE 1933 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Notificación impresa de una segunda falta de asistencia a la sesión del Rotary Club de Barranquilla.

Recibo de $8 por concepto de la cuota del Rotary Club de Barranquilla en el mes de febrero de 1933.

371 FONDO JAOL VII, 49 (17-18) BARRANQUILLA, JUNIO 7 DE 1933 BOLETÍN IMPRESO, 2 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

365 FONDO JAOL VII, 49 (11) BARRANQUILLA, MAYO 1º DE 1932 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Boletín mimeografiado del Rotary Club de Barranquilla, el que informa sobre diversas actividades rotarias de durante el mes de mayo. .

Recibo de $10 por concepto de la cuota del Rotary Club de Barranquilla en el mes de febrero de 1933.

372 FONDO JAOL VII, 49 (19, 19A-20) BARRANQUILLA, [1932-1933] INVITACIÓN MANUSCRITA, 3 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC

366 FONDO JAOL VII, 49 (12) BARRANQUILLA, SEPTIEMBRE 1º DE 1933 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Invitación manuscrita a una reunión de la junta directiva, los presidentes de los comités y subcomités del Rotary Club de Barranquilla.

219

Biografía de Nadie

Recibo provisorio de $10 por concepto de la cuota social de la A.D.E.A en el año de 1949.

373 FONDO JAOL VII, 49 (21) BARRANQUILLA, DICIEMBRE 23 DE 1931 MENÚ IMPRESO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

379 FONDO JAOL VII, 49 (28) BUENOS AIRES, ABRIL 16 DE 1952 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Menú impreso a una comida danzante ofrecida por el Rotary Club de Barranquilla en honor de Alfonso Araujo y su señora.

Recibo provisorio de $30 por concepto de la cuota social de la A.D.E.A en el año de 1952.

374 FONDO JAOL VII, 49 (22) BARRANQUILLA, DICIEMBRE 23 DE 1931 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

380 FONDO JAOL VII, 49 (29) BUENOS AIRES, JULIO 18 DE 1948 FORMA IMPRESA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Enrique A. de la Rosa dirigida a Osorio Lizarazo, por la cual comunica la designación como miembro activo del subcomité de publicidad del Rotary Club de Barranquilla.

Invitación manuscrita de la A.D.E.A. a una comida en honor del miembro fundador Virgilio Filippo.

375 FONDO JAOL VII, 49 (23) BARRANQUILLA, DICIEMBRE 23 DE 1931 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

381 FONDO JAOL VII, 49 (30) BUENOS AIRES, MARZO 4 DE 1949 NOTA DE CORREO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Enrique A. de la Rosa dirigida a Osorio Lizarazo por la cual comunica que fue aceptado como miembro activo del Rotary Club de Barranquilla, con la clasificación diarios de información.

Nota de correo urgente de Pilar de Lasurreta dirigida a Osorio Lizarazo, en la que pide llamarla para obtener datos de una novela 382 FONDO JAOL VII, 49 (31) BUENOS AIRES, ENERO 18 DE 1951 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

376 FONDO JAOL VII, 49 (24) BARRANQUILLA, JULIO DE 1931 ORGANIGRAMA IMPRESO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Manuel Alcobre dirigida a Osorio Lizarazo, en la que lamenta su estado de salud y señala su complacencia por la inclusión de la novela El hombre bajo la tierra en la colección austral de la editorial Espasa-Calpe.

Organigrama mimeografiado de los comités de Rotary Club de Barranquilla. 377 FONDO JAOL VII, 49 (26) BUENOS AIRES, OCTUBRE 15 DE 1948 FORMA IMPRESA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

383 FONDO JAOL VII, 49 (32) BUENOS AIRES, ABRIL DE 1949 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Acta de la comisión directiva de la Asociación de Escritores Argentinos en la que se notifica a Osorio Lizarazo la resolución de aceptar su ficha se asociado.

Circular impresa de la A.D.E.A., en la que se anuncia la publicación de un boletín informativo y se pide a los asociados informar si tienen en prensa o en preparación alguna obra para darla a conocer allí.

378 FONDO JAOL VII, 49 (27) BUENOS AIRES, MAYO 11 DE 1950 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

384 FONDO JAOL VII, 49 (34?) BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 12 DE 1951

220

Biografía de Nadie

CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Oficio de la secretaría privada del Ministerio de Higiene al director del Sanatorio de Obra Social Interna por la cual se dispone la entrega sin costo de un millón de unidades de penicilina.

Carta manuscrita de Luis Guillermo Bahler dirigida a Osorio Lizarazo, en la que informa que ha sido nombrado jefe del regimiento 13 de infantería aerotransportada.

390 Fondo JAOL VII, 49 (41) BUENOS AIRES, OCTUBRE 31 DE 1951 MEMORÁNDUM MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

385 FONDO JAOL VII, 49 (35) BUENOS AIRES, MAYO 31 DE 1951 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Memorándum manuscrito de Horacio C. Martigena dirigido al secretario general de la Subsecretaría de Informaciones, en el que le informa que por hallarse aún incapacitado Osorio Lizarazo, su esposa Erisinda Ortíz de Osorio percibirá el salario correspondiente al mes de octubre de 1951.

Recibo del departamento de tesorería por concepto del aporte voluntario de $40, correspondientes al salario del día 1º de mayo de 1951. 386 FONDO JAOL VII, 49 (36-37) BUENOS AIRES, MAYO 23 DE 1951 CARTA MANUSCRITA, 2 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

391 FONDO JAOL VII, 49 (42) BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 30 DE 1951. MEMORÁNDUM MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Luis Guillermo Bahler dirigida a Osorio Lizarazo, con la cual remite un ejemplar del libro “El pueblo quiere saber de que [sic] se trata”, como base para elaborar un índice de temas que resalten las obras del gobierno y contrarresten la propaganda opositora.

Memorándum manuscrito de Marcelino Martínez dirigido al secretario general de la Subsecretaría de Informaciones, por el cual certifica, para el cobro del salario, que Osorio Lizarazo ha desempeñado sin interrupción su trabajo durante el mes de noviembre de 1951.

387 FONDO JAOL VII, 49 (38) BUENOS AIRES, [OCTUBRE DE 1950] RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

392 FONDO JAOL VII, 49 (43) BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 30 DE 1951. COPIA MEMORÁNDUM MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Recibo del departamento de tesorería por concepto del aporte voluntario de $40, correspondientes al salario del día 12 de octubre.

Copia memorándum manuscrito de Marcelino Martínez dirigido al secretario general de la Subsecretaría de Informaciones, por el cual certifica, para el cobro del salario, que Osorio Lizarazo, ha desempeñado sin interrupción su trabajo durante el mes de noviembre de 1951.

388 FONDO JAOL VII, 49 (39) BUENOS AIRES, OCTUBRE 4 DE 1950 RECIBO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

393 FONDO JAOL VII, 50 (58) LA HABANA, JUNIO 2 DE 1939. CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Dalmiro J. Adaro dirigida a Osorio Lizarazo, en la que informa que ha tomado posesión de la jefatura de Control de Estado y desea el pronto restablecimiento del accidente que ha sufrido.

Carta manuscrita de Gilberto González y Contreras dirigida a Osorio Lizarazo en que comenta la impresión producida por la lectura de sus novelas, da cuenta del buen éxito de Hombres sin presente en la librería Albela y anuncia la

389 FONDO JAOL VII, 49 (40) BUENOS AIRES, JULIO 30 DE 1951 ORDEN DE ENTREGA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

221

Biografía de Nadie

elaboración de una nota sobre su obra para difundir por la agencia Prensa Indoamericana.

399 FONDO JAOL VII, 50 (69) BOGOTÁ, FEBRERO 6 DE 1929 CARNÉ DE PERIODISTA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

394 FONDO JAOL VII, 50 (61) LA HABANA, OCTUBRE 18 DE 1939. CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carné de la agencia informativa S.I.N., en que presenta a Osorio Lizarazo como corresponsal viajero de ese servicio informativo, enumera los periódicos regionales en los cuales aparecerán sus crónicas y agradece toda colaboración para el desempeño de su cargo.

Carta manuscrita de Gilberto González y Contreras dirigida a Osorio Lizarazo en que pregunta si recibió el ensayo “figuras volcadas”, y anuncia el envío de un estudio sobre su obra novelística y de un ejemplar del libro Vendimia de Huracanes.

400 FONDO JAOL VII, 50 (75) BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 19 DE 1948 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

395 FONDO JAOL VII, 50 (62) BOGOTÁ, MARZO 22 DE 1923 CONSTANCIA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de J. M. López dirigida a Osorio Lizarazo, en que propone acelerar el tramite para obtener la ciudadanía argentina aduciendo méritos adquiridos y servicios patrióticos, y advierte que esta es la única manera de incorporarse como empleado del Estado.

Constancia manuscrita de que Osorio Lizarazo es redactor de la Dirección del diario matutino El Sol 396 FONDO JAOL VII, 50 (63) BOGOTÁ, [1922] CONSTANCIA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

401 FONDO JAOL VII, 50 (102) BUENOS AIRES, ABRIL 21 DE 1942 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO Fondo Antiguo, BNC

Constancia manuscrita de que Osorio Lizarazo es empleado de la Dirección del diario matutino Gil Blaz.

Carta manuscrita de Germán Arciniegas dirigida a Osorio Lizarazo, en que lamenta la renuncia al cargo de secretario privado del ministro de educación y confirma la buena opinión sobre su lealtad, capacidad y trabajo.

397 FONDO JAOL VII, 50 (65) BOGOTÁ, FEBRERO 9 DE 1929 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

402 FONDO JAOL VII, 50 (104) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 21 DE 1942 BORRADOR CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

Carta manuscrita de Eduardo Santos dirigida a Osorio Lizarazo, en que acreditan sus servicios como corresponsal especial de El Tiempo y agradece la acogida que le dispensen las autoridades y los periódicos de los países por donde viaje.

Carta manuscrita de Osorio Lizarazo dirigida a Germán Arciniegas, en que ruega protección para el concurso de novelas de Ferrar & Rinehart, define la novela nacional como síntesis de la lucha del hombre americano contra el ambiente, muestra temor por la competencia que pueda hacerle la novela “Babel” en el concurso y pide lo tenga en cuenta para cualquier modificación en la Revista de las Indias.

398 FONDO JAOL VII, 50 (68) BOGOTÁ, FEBRERO 6 DE 1929 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Rafael Bustamante dirigida a Osorio Lizarazo, en que acredita sus servicios como corresponsal especial de El Nuevo Tiempo y lo recomienda ante las instituciones, las personas y los periódicos de los países por donde éste viaje.

403 FONDO JAOL VII, 50 (115) BOGOTÁ, ENERO 25 DE 1946 CARTA MANUSCRITA, 1 FOLIO

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Biografía de Nadie

408 FONDO JAOL VII, 50 (157) [1924] CARNÉ DE PERIODISTA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC

FONDO ANTIGUO, BNC Carta manuscrita de Plinio Mondoza Neira dirigida a Osorio Lizarazo, en que rectifica la afirmación sobre el despido injusto del cargo de jefe de redacción de Sábado, y recuerda la aceptación de éste al cambio de ese puesto por el de administrador.

Carné que acredita a Osorio Lizarazo como “reporter de Mundo al Día.

404 FONDO JAOL VII, 50 (116) BOGOTÁ, NOVIEMBRE 11 DE 1945 TELEGRAMA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Telegrama de Rómulo Betancourt dirigido a Osorio Lizarazo, en que acusa recibo de un telegrama y anuncia el envío por correo del material solicitado a la Revista Sábado. 405 FONDO JAOL VII, 50 (119) BOGOTÁ, DICIEMBRE 3 1936 RECIBO MANUSCRITO, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Recibo manuscrito por $120 como comprobante del pago efectuado por Osorio Lizarazo a nombre de Plinio Mendoza Neira, que cubre la renta de una casa en los meses de abril, mayo, junio, julio y agosto de 1936. 406 FONDO JAOL VII, 50 (127-132) [CONFERENCIA ASOCIACIÓN DE EMPLEADOS DEL COMERCIO —ADECO]. BARRANQUILLA [1930-1934] MANUSCRITO, 6 FOLIOS FONDO ANTIGUO, BNC Manuscrito de una conferencia pronunciada ante la Asociación de Empleados del Comercio, en que evalúa las cualidades de Barranquilla, señala las limitación para la actuación de la instituciones benéficas y explica las dificultades para contar con ciudadanos preocupados por el interés común. 407 FONDO JAOL VII, 50 (156) BOGOTÁ, 8 DE FEBRERO DE 1929 CARNÉ DE PERIODISTA, 1 FOLIO FONDO ANTIGUO, BNC Carné de El Espectador, en que presenta a Osorio Lizarazo como corresponsal viajero de ese periódico.

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APÉNDICE: TIEMPO MUERTO Selección de manuscritos inéditos

Fondo JAOL: V, 36 (1-2) Bogotá, agosto 18 de 1930 Carta manuscrita, 2 folios Fondo Antiguo, BNC

Bogotá, agosto 18⁄1930. Señor Don J.A. Osario Lizarazo Barranquilla. Muy Señor mío: Hace ya cerca de tres semanas recibí su carta del 16 de julio y el manuscrito de su libro titulado “La casa de vecindad”. No se la había contestado todavía por no haber tenido tiempo de leer los originales enviados por Ud. Pero al fin logré leer su libro esta semana y francamente le confieso que me ha parecido una obra sumamente bien escrita y llamada probablemente a tener un gran éxito de librería. Como Ud. Lo sabrá, en Colombia el público todavía no está acostumbrado a la lectura y por bueno que sea un libro es menester hacerle una gran propaganda para venderlo. Por eso creo que para lograr una venta considerable de la “Casa de vecindad” durante unos dos o tres meses antes de ponerlo en venta. Por mi parte podría empezarlo a anunciar desde ahora y si Ud. no le encuentra objeciones a las condiciones que le incluyo, procederé a hacerlo. Su idea de previa suscripción del libro me parece excelente no solo por el numero de ejemplares que quedan de este modo seguramente vendidos sino también por ser éste un excelente sistema de propaganda. Le agradecería me enviara las direcciones de las librerías más conocidas de Ud. en esa región y de personas a quienes podríamos encargar de la propaganda y venta del libro. La fecha de publicación depende del tiempo necesario para la propaganda. Sin embargo creo que la novela podría perfecta mente ponerse en venta después de dos meses de propaganda. A su consideración dejo la propuesta adjunta, si Ud. le encuentra algún reparo hágamelo saber, pues estoy seguro que llegaremos a algún acuerdo. En espera de su apreciable respuesta me suscribo de Ud. atto. y S.S. (Firma autógrafa, Francisco Urrutia) Fondo JAOL: V, 36 (3) Bogotá, septiembre 12 1930 Carta manuscrita, 1 folio Biblioteca nacional Bogotá septiembre 12 ⁄1930 Sr. José A. Osorio Lizarazo Barranquilla Estimado Sr:

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Hemos recibido su amable carta de 9 del presente, en la que nos habla de la de agosto 23, la que recibimos aunque un poco retrasada. Como encontramos muy atinadas sus observaciones sobre propaganda no nos apresuramos a contestarle, pues nuestro intento era mandarle con la respuesta, las primeras pruebas. Así lo hacemos hoy y le pedimos las devuelva corregidas lo más rápidamente posible. La fecha aproximada de la aparición del libro puede ser el 15 de noviembre, pero esta fecha depende en gran parte, del tiempo que Ud emplee en corregir las pruebas, y de que no haya retraso en al Correo. En cuanto a los esqueletos de eficacia para las suscripciones, se los mandaremos lo más rápidamente posible, sin ninguna modificación, pues nos han parecido excelentes. Sin más por el momento nos suscribimos de Ud. Attos. Ss. Ss. (Sello) EDITORIAL MINERVA, S.A. (Firma autógrafa, Francisco Urrutia H.) GERENTE Fondo JAOL: V, 36 (4) Bogotá, noviembre 13 de 1930 Carta manuscrita, 1 folio Biblioteca nacional

Bogotá, Noviembre 13 de 1930. Sr. J. A. Osorio Lizarazo Barranquilla Muy Estimado Amigo: Recibí su carta del 5 de los corrientes que le agradezco inmensamente. Efectivamente, de acuerdo con su autorización resolví para ganar tiempo, hacer leer muy cuidadosamente las pruebas aquí y yo mismo he verificado con el mayor cuidado su contenido de modo que creo no pasará error alguno en la impresión del libro. Dentro de dos o tres días le enviaremos la carátula del libro para que Ud. le modifique los detalles que crea convenientes. Creo que dentro de quince días tendrá ya Ud. ejemplares de la obra en Barranquilla. El Lunes próximo me veo obligado a salir para Europa, queda encargado de esta oficina el Sr. Pedro Escobar. A mi regreso, o sea en el mes de febrero tendremos muy probablemente que pensar ya en una segunda edición de su libro, pues no dudo de la inmensa acogida que tendrá en el público. En espera de sus gratas ordenes me suscribo de Ud. atto y S.S. [sello de la editorial y la firma autógrafa de Francisco Urrutia] Fondo JAOL: V, 36 (5) Bogotá, octubre 21 de 1930 Carta manuscrita, 1 folio Biblioteca nacional Bogotá, Octubre 21 de 1930 Señor Don J.A. Osario Lizarazo

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La prensa Barranquilla. Muy estimado amigo: Acabo de recibir su carta del 16 de Octubre que le agradezco inmensamente . Por el correo aéreo del lunes próximo pasado le enviamos unas pruebas del libro y unas hojas de propaganda. Solo pudimos enviarle el lunes esas pruebas porque ya hemos impreso los pliegos correspondientes a las primeras pruebas y creo que el libro se acabará de levantar en el curso de unas dos o tres semanas, pues hemos tomado ya las medidas del caso para poderlo sacar en el curso del mes de noviembre. También le mandamos las libretas para suscripciones en que habíamos convenido. Le mandamos los recibos siguientes: 1001 a 1197 en libretas de suscripciones para pago a la entrega del libro. 2001 a 2097 en libretas de suscripciones para pago en el momento de la suscripción. Dentro de poco le mandaré también una prueba de la carátula del libro. Hemos pensado una carátula sencilla por el estilo de las de las novelas francesas publicadas donde Bernard Gasset. De Ud. atto y S.S. (Francisco Urrutia) Fondo JAOL: V, 36 (6) Bogotá, diciembre 12 de 1930 Carta manuscrita, 1 folio Biblioteca nacional

Diciembre 12/1930 Sr. J. A. Osario Lizarazo Fina atención del Dr. Rafael Salcedo Barranquilla Muy señor mío. Acuso recibo de la apreciable carta de Ud. del 9 último, la cual recibí simultáneamente con los tres primeros ejemplares de su magnífica novela, salidos de la imprenta. Desgraciadamente, y debido al exceso de trabajos sobre Bolívar, no nos fue posible sacar la edición para ponerla a la venta antes del centenario. Valiéndome de Rafael, tengo el gusto de enviarle dos de los tres ejemplares. El otro queda en mi poder. En la semana entrante enviaré a usted una primera remesa de ejemplares, pues nos faltan aún por terminar las fajas que llevarán los libros, y aún no hay más libros encuadernados. Ordené la corrección que Ud. me indicó para la carátula, pero desgraciadamente no se podrá hacer en todos los ejemplares. Soy de Ud. atento servidor. (sello de la editorial y la firma autógrafa de Pedro Mario Escobar, gerente)

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Fondo JAOL: V, 36 (7) Bogotá, enero 19 de 1931 Carta manuscrita, 1 folio Biblioteca nacional

Bogotá, enero 19 de 1931 Señor Don J. A. OSORIO LIZARAZO Redacción de “La prensa” Barranquilla Apreciado señor: En nuestro poder su atta. De fecha 12 de los corrientes, y a ella nos referimos. Lamentamos sobremanera el que a Ud. no le hay parecido adecuado el papel que empleamos para su obra, pero como en las últimas ediciones que hemos publicado, ha tenido muy buena aceptación ese papel y además en las últimas ediciones de libros extranjeros han usado papel delgado, nosotros creímos oportuno hacer tal imitación. En cuanto a la propaganda de su libro, tendremos el mayor places en cumplir sus órdenes, lo mismo que la repartición de ejemplares gratis a los más destacados escritores de ésta. Por el próximo correo le haremos un nuevo despacho de ejemplares. En espera de sus gratas noticias, nos repetimos de Ud. cordialmente, attos. Ss. Y amigos. [sello de la editorial y la firma autógrafa de Alfonso Robledo Mejía, gerente]

Fondo JAOL: V, 36 (8) Bogotá, enero 17 de 1932 Carta manuscrita, 1 folio Fondo Antiguo, BNC Bogotá, enero 17 de 1932 SEÑOR J. A. OSARIO LIZARAZO BARRANQUILLA Estimado señor Osario: Le pido mil perdones por haber demorado la contestación de su carta del mes pasado, en que me pide le dé cuenta de la suerte financiera de su novela, “La Casa de vecindad”. El señor Urrutia, antiguo Gerente de esta su Casa dio orden de que se terminara lo más pronto su novela, pues estaba positivamente convencido de que se vendería y no tendría trabas de ninguna especie, pero terminado el trabajo ocurrió el fenómeno no raro en este medio bogotano bastante pacato de que las Librerías se negaran en principio a venderla. La Librería Voluntad, que es con la que tiene nexos estrechos esta empresa, puesto que tiene contratada una vitrina que paga en ella, se negó venderla porque dizque era una novela que no le convencía, según sus reglamentos. La Librería Colombiana no quería recibir ni un solo ejemplar de su libro, ignoro porqué, y sólo después de algunas súplicas recibió 10 ejemplares que no puso en vitrinas y no fue posible que

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pusiera un cartel muy bonito que hicimos. Las otras Librerías recibieron algunos ejemplares pero no quisieron tampoco poner el cartel. Solamente la Librería Médico se brindó gustosa venderlo, pero como está situada en punto malo, la propaganda no surtió. Son tantas la trabas que se ponen a los libros nacionales en las librerías, que no basta que sea un libro tan bien escrito como el suyo y que sin adular es un honor para la literatura patria, que hemos decidido no luchar más contra este medio hostil y darle fin a este negocio que apenas comenzábamos y que se encaminaba a hacer de esta empresa una Casa Editorial propiamente dicha. Lamento todos estos inconvenientes que no hay porqué achacar a deficiencia en la presentación de la obra, ya que se hizo por un modelo francés sin ínfulas de libro lujoso, que es a lo que tienden hoy las casas editoras europeas, como lo habrá observado usted. Cómo soy tan mal mecanógrafo, usted sabrá dispensar todos los errores que note en esta, pues por economía he decidido suprimir la dactilógrafa. No desmaye usted por el pequeño fracaso de su obra, en que también ha influido muchísimo la situación actual que ha hecho que los libros no tengan venta. Encantador me parece el capítulo de su nueva novela que acaba de publicar la “Revista Diplomática”. Lo quiero felicitar por eso y por que veo claramente sus progresos en literatura. Sigua usted adelante. De Ud. atento SS. Y amigo, [sello de la editorial y la firma autógrafa de Armando Rodríguez, gerente] Fondo JAOL: V, 36 (9-10) Bogotá, marzo 31 de 1932 Carta manuscrita, 2 folios Fondo Antiguo, BNC

Bogotá, marzo 31 de 1932 Señor D. J. A: Osorio Lizarazo Barranquilla Muy estimado amigo: Acabamos de recibir su grata comunicación de 27 de marzo de este año y a ella nos referimos gustosos. De acuerdo con lo convenido en el contrato para la publicación de su libro La Casa de Vecindad, y que consta en la correspondencia cruzada entre nosotros, tengo el gusto de enviar a usted el movimiento completo de esa cuenta. Costo de los 1.000 ejemplares editados según lo convenido, incluyendo el porcentaje de gastos, $275.00. Cuenta de ejemplares: Entregados al Sr. Osorio Lizarazo, por conducto del señor Rafael Salcedo..................... 2 Enviados al Sr. Osorio Lizarazo......................................................................................194 Existencia es nuestros depósitos......................................................................................648 Sin vender, en poder de la Librería de El Mensajero........................................................23 Sin vender, en poder de la Librería Granadina..................................................................18 Sin vender, en poder de la Librería Americana...................................................................8 Sin vender, en poder de la Librería Colombiana.................................................................8 Sin vender, en poder de la Librería Universal....................................................................10 Sin vender, en poder de la Librería Nueva...........................................................................9 Vendidos por las mismas librerías , hasta la fecha.............................................................30 Enviados a la Biblioteca Nacional y al Ministerio de Gobierno, conforme a la ley............4 Archivos de la Editorial Minerva.........................................................................................5 Propaganda..........................................................................................................................43

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Suman...................................1.000 Los 30 ejemplares vendidos por las librerías, deducidas las comisiones arrojan un saldo de $17.60, que hemos abonado a la cuenta de costo de la edición, de acuerdo con lo convenido. Como usted ve queda un saldo en contra de la edición de $257.40. Nosotros estaríamos dispuestos a vender a usted la existencia de su libro , 700 ejemplares, a razón de treinta y cinco centavos ($0.35) cada uno, lo que apenas nos alcanza a cubrir el costo de la obra. Así mismo esperamos que nos envíe la cuenta de los ejemplares que se le remitieron y que hasta la fecha no hemos tenido noticia. Para facilitar a usted la compra de los ejemplares usted nos puede enviar giros parciales que correspondan al número de ejemplares que nos solicite, siempre que no sean menores de 100. De Ud. atento SS. [sello de la editorial y la firma autógrafa de Armando Rodríguez, gerente]

Fondo JAOL: I, 1 (217-218) Plan para Tiempo Muerto [Bogotá], [1938-1939] Manuscrito, 2 F Fondo Antiguo, BNC Plan para Tiempo Muerto I.— Te acuerdas, Lucrecia?— Ahora eres un montoncito de huesos.— Un poco romántico, todo.— El bacilo de Koch y los últimos días.— Nada queda de tí: nada!.— Sólo vives en la eternidad de mi recuerdo. II.— Ambiente de periódico, de redacción.— Personajes: Kiosco, Gavilan, Gato, Duende, el Cojo. Otros insignificantes. —Otros: Milciades, Soler, Teófila, Tellez, Fajardo, el pintor.— La imprenta, las plegadoras: lugar y personas. III.— Tu padre, tu familia. Tu padre y Kiosco.— Tu padre y lo demás.— El dulce poeta.— A lo “pauvre Lelian”.— Ambiente centenarista.— La muerte de Pauvre Lelian.— Orfandad, etc. IV.— No podían tolerarte.— Persecución.— Nos reunimos una tarde.— Alcohol y tonterías.— Más Kiosco, más gavilán.— Más ambiente de periódico.— Abominable Kiosco, cuando improvisaba.— Hay que ser preciso y diáfano al escribir.— Destacar bien a Kiosco.— VI.— La vida casi imposible.— Ambición.— Un lecho nuevo! Una estera de esparto.— Una cómoda de bambú amarillo.— Una fotografía que se destruye.— Aparece la iracundia.— VII.—Duva y los demás. —Mucho Alcohol.—Tú y lo demás.— Más Alcohol.— Luis Alberto bebe y se enamora.— “Tengo miedo esta noche”.— Tontas e inocentes bacanales.— Otro ambiente de periódico místico.— El negro, el famoso negro y Roca Lemus. —Los jesuitas y nosotros. VIII.— Tenía que conmoverse el ambiente.— Lo principal es que nos dejen en paz. Yo no tengo la culpa: no, no la tengo!.— Tu profanabas el ambiente.— Bueno: y entonces que vamos a hacer?.— Seguir adelante con nuestro, Lucrecia, con nuestro pecado, con nuestro pecado!.—

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IX.— Ahora viajamos.— Hay panoramas nuevos.— Hay una ciudad pequeña y una honrada perspectiva.— Pero es tonto que tu te vayas, Lucrecia.— El mar! El mar y un poeta.— El mar y un funcionario.— Y ahora la ciudad-ombligo.— Todo el comercio del mundo! X.— Y más, todavía, la ciudad-ombligo.— Y el restaurante.— Aceites, verduras, aceites.— Aquel viejito de las Canarias en Santa Ana.— Los galgos perseguían a la liebre mecánica.— Hay un gran monumento, y las olas se estrellan con ira a sus pies, desde hace tantos siglos!.— Ahí está la sombra del pirata.— Otras tonterías, como la [sic.] del traidor. XI.— Sí, por sobre el lomo móvil.— “Pero despierta, y no me martirices!” “Toma, pues, látigo, porque Judas está vigilando, y también el Canario”.— Piensa Dios mío! en que nos espera el barco.— Está bien, pues.— Habrá que huir! Aquel viejito petulante.— “XII.— Bueno: esta es otra ciudad.— Fide.— Fide, borracha.— Los patrones.— Aquel otro periódico...— Nuevos personajes: como Rosales, como Salcedo, como Carlos.— Esto de Calos y Merce conviene acentuarlo.— Carlos dominaba y era vilmente dominado.— Es caso típico de pasión sexual.— Muy importante.— XIII.— Ahora, un poco de política.— El que había de venir!.— El comité político, junto al mar.— Hundido, como un naufrago, después de la fortuna.— Aquel Juan B.— Juan Bautista.— Y Carlos y Antonio y Paco.— Y siempre juntos, tú y yo.— Tontamente juntos.— XIV.— Lucrecia, fuiste pecadora!.— Lo que hiciste de mí, Lucrecia! Todo, todo ese dolor!.— Todo el dolor del mundo!.— Sí, lloraba tan cobardemente, que daba asco.— Señor, para que se hizo la muerte? Todo esto un poco ridículo, ridículo en su aberrante sinceridad.— Hay otro, otro, otro! XV.— Ahora hay un complejo.— Te acuerdas, Lucrecia, de aquel periódico, de Gavilán, de la imprenta?.— Había amor! (esto hay que hacerlo un poco romántico y absurdo.)— Ahora hay un poco de dinero: ropas, vestidos, muebles.— Asfixiado el sentimiento.— Qué crueldad de desvío, manifestado en todos los actos.— Y días, y días, y semanas, y meses.— Esto es muy delicado para tratar.— XVI.— Bueno: entonces hay que asfixiar tamaña humillación.— Señor, buscaré otra ruta! Ya he llorado, ya he padecido!.— Buscar, buscar un horizonte, frente al mar, pero aferrado al panorama que hay en contorno.— No, no renacerá nunca: tu lo sabías.— Pero aquí hay un complejo bastante difícil.— Queda la duda, pero me sobrepondré a ella.— XVII.— Podré gritar: victoria?.— Ahí sigo, caminando torpemente, buscando mi propio objetivo.— Ah! Con que tú estás siempre, a mi lado!— Pero ya es tarde.— Ya es tarde!.— Ahora viene hacia tí, Lucrecia, cautelosamente, el bacilo de Koch.— No eres sino un montoncito de huesos!

Fondo JAOL: VII, 50 (104) Bogotá, noviembre 21 de 1942 Borrador carta manuscrita, 1 folio Fondo Antiguo, BNC

Bogotá, noviembre 21 de 1942 Señor doctor don Germán Arciniegas Nueva York Mi muy querido Germán: Hace algunos días tuve el gusto de enviarte, por conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores, el manuscrito de la novela que empecé a escribir cuando por ti me enteré de la prórroga del plazo para el concurso de Ferrar & Rinehart, que está organizando aquí la Revista de Indias. Me tomé la libertad de hacerlo así, pensando con vivo optimismo en que tu seas la mano que se me tienda para romper la colectiva indiferencia dentro de la cual he luchado sin descanso, en medio de estas breñas inaccesibles que

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son la ciudad natal. Pero soy un poco infortunado, y después de que confiaba en recibir tu respuesta, he descubierto dos páginas olvidadas, que te incluyo con esta carta. No sé si habrás podido leer mis tonterías y formarte una idea de ellas con ese defecto. Pudiera ocurrir, mi querido Germán, que desde el lugar de tu victoria personal me amparases. Tu sabes cuánto he perseverado en la creación del tipo de novela que encaja con nuestra índole y con nuestro temperamento, que es el de todos nuestros pueblos, con variantes accidentales. Yo he escrito mis libritos persuadido de que somos pueblos en trance permanente de lucha contra los elementos para afianzar la personalidad, y de que vivimos un período que tiene puntos de contacto con las grandes épocas geológicas. Captar ese ambiente convulsionado en que pugnamos por descubrirnos y por estabilizarnos con las condiciones que nos encontramos es la aspiración permanente que me ha guiado. Pero esto son tonterías que debo guardarme en lo secreto de mis intenciones y no soy quien pueda teorizar sobre tales tonterías. Te escribo para decirte como en las plegarias: a tu patrocinio me amparo ¡protégeme! Yo tengo fe en que aquí obtendré por segunda vez el primer puesto. Creo que para el concurso han mandado mucha tontería, y otros libros que no reúnen las condiciones exigidas. Sólo hay una novela que me haga temer un poco, si no por la tendencia ni por el espíritu, a lo menos por el estilo, y es de Jaime Ardila Casamitjana, que se llama “Babel”. Creo, sin embargo, que es muy metafísica y que no tiene exactamente el contenido humano que es indispensable para el concurso y para afianzar la revelación de nuestra fisionomía. Si tu pudieras ayudarme allá... He continuado haciendo notas en la Revista de Indias, comentando libros, ayudando en la medida de mis fuerzas, todo dentro de un sigiloso y laudable anonimato. Confío en que no olvides mi propia insignificancia para cualquier modificación que pueda surgir en la revista. Con el máximo respeto te ruego me pongas a los pies de tu señora, te envío un estrecho abrazo, te deseo toda suerte de fortunas y te certifico el humilde fervor de mi admiración. [J. A. Osorio Lizarazo]

Fondo JAOL: III, 27B (184-185) Buenos Aires, febrero 19 de 1949 Copia carta manuscrita, 2 folios Fondo Antiguo, BNC

Buenos Aires, febrero 19 de 1949 Señor Director de la Oficina de Reconocimientos Médicos Capital Federal En la secretaría de informaciones se me ha notificado el dictamen de incapacidad para desempeñar el empleo en esa repartición. Supongo que este dictamen se fundará en anomalías del sistema nervioso, pues no padezco ni he padecido otra enfermedad grave en ninguna época de mi vida. Solicito la reconsideración de este dictamen de incapacidad por la razones que expongo a continuación: 1ª.— En el mes de mayo de 1924, a los veinticuatro años de edad, me fueron recelados por primera vez los síntomas que se me han observado en los exámenes que acaban de serme practicados. Tales síntomas (signo de Romberg, abolición de los reflejos rotulianos, anormalidad de los reflejos pupilares) que eran pronostico de una tabes, me han acompañado desde entonces, habiéndo disminuido desde aquella época algunos de ellos, como el paso vacilante (paso de labrador) y la ausencia del sentido muscular, que recuperé casi totalmente desde 1927, en medio de un intenso tratamiento, prolongado hasta 1932.

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La incapacidad que ahora me han notificado data, pues, desde el año de 1924 y tiene una antigüedad de veinticinco años. 2ª.— Dentro de esa “incapacidad” he desarrollado una intensa labor intelectual, como periodista y como novelista, labor que esta representada en más de cinco mil artículos de periódico (polémica política, crítica de arte y literatura, cuestiones sociales y económicas, etc.), y en catorce libros publicados a partir de 1927. He aquí la lista de estos libros y la fecha de edición: La cara de la miseria. -1927 La casa de vecindad. -1930 Barranquilla 2132. -1932 La cosecha. -1935 El criminal. -1935 Ideas de izquierda. -1935 Garabato. -1938 Hombres sin presente. -1939 El fundador civil de la República. -1940 El hombre bajo la tierra. -1942 Fuera de la ley. -1944 Biografía del café. -1945 La isla iluminada. -1946 Geografía económica de Colombia. -1947 Esta bibliografía comprende distintos géneros literarios: novelas, biografía, política y economía. Mi labor publicitaria fue particularmente intensa en los años de 1944-1946, época en que fundé y dirigí el diario que sostuvo en Colombia la candidatura presidencial de Jorge Eliécer Gaitán, el jefe político asesinado en Bogotá el 9 de abril de 1948. Dos artículos polémicos diarios, una profusa correspondencia, dirección de propaganda, labores de secretaría, me representaban hasta catorce horas de trabajo, sin que experimentara ni agotamiento, ni depresión, ni agravamiento de ninguna de las anomalías nerviosas que presentaba desde hacía más desde hacía más de veinte años. Durante los mismo años de “incapacidad” he sido director de diarios políticos, he fundado tres publicaciones que mantienen un altísimo, he sido objeto de importantes distinciones, he obtenido dos premios en concursos literarios internacionales (1941-1943) en los Estados Unidos, he sido secretario de los Ministerios de Guerra y de Educación Nacional en Colombia, he dictado conferencias y he adquirido una pequeña reputación internacional como escritor. 3ª.— En 1946, después de que mi jefe político, doctor Jorge Eliécer Gaitán, fue derrotado en las elecciones presidenciales, tuve una diferencia de criterio con él y decidí ausentarme de Colombia, dispuesto a regresar a mediados de 1949 para participar en la campaña electoral para la sucesión presidencial de 1950, con la misma con que lo había hecho en 1946. El asesinato de Gaitán, ocurrido poco después de mi llegada a Buenos Aires y las circunstancias políticas de Colombia consiguientes a este suceso, modificaron mi primera determinación y me indujeron a radicarme indefinidamente en esta ciudad, a donde llegué en marzo de 1948. 4ª.—Tengo aquí la representación y la corresponsalía de los seis primeros diarios y revistas de Colombia, a los cuales he enviado más de cincuenta artículos sobre la República Argentina, encaminados a acentuar el espíritu de comprensión y de simpatía con que las demás naciones latinoamericanas miran a este país. Esta labor me ha sido reconocida por el General Perón con el empleo de la Subsecretaría de Informaciones, que consiste prácticamente en continuar esta publicidad. Además de esta actividad periodística, durante estos once meses he escrito un libro encaminado a divulgar en América el presente y la realidad de este país, titulado “Servidumbre y Libertad”, una novela política de más de trescientas páginas llamada ¿Cuántas copias señor ministro? y una monografía de Colombia para ofrecerla a la Colección de Oro de la Editorial Atlántida. Actualmente me ocupo de escribir una biografía del doctor Jorge Eliécer Gaitán, que se extenderá en más de cuatrocientas páginas.

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5ª— De esto resulta que he trabajado durante once meses en la Argentina, estando en concepto de los médicos de esa oficina, clínicamente incapacitado: y extendiéndome un poco más, que durante veinticinco años consecutivos, sin descanso no vacilaciones, he desarrollado una labor para la cual estoy incapacitado y que ha sido en volumen y calidad, superior a la que hubiera desempeñado en el que hubiera desarrollado en el mismo tiempo un “capacitado”. 6ª.— Supongo que dentro de una clasificación científica la incapacitación presenta grados y limitaciones. Ciertamente, mis anomalías nerviosas me inhabilitan para la aviación, practicar el boxeo y las esgrima, jugar al fútbol, cargar barcos en el puerto y realizar cualquier otra función exclusivamente muscular. Pero mi biografía demuestra que no sólo no estoy incapacitado para la labor intelectual, sino que la he desarrollado con éxito y eficacia especiales, incluso durante el tiempo que he residido en la Argentina. 7ª.— Tanto mis facultades intelectuales como mis funciones orgánicas (sentidos, digestión, sistema glandular, etc.) se desarrollan con una absoluta normalidad que fue comprobada, según entiendo, en los exámenes que me practicaron. 8ª.— Me permito recordar el caso de un notable “incapacitado”, que, en concepto de la Oficina de Reconocimientos Médicos, hubiera sido enfáticamente rechazado de la Administración Pública. Padecía ataxia locomotriz, carecía de reflejos rotulianos, necesitaba apoyarse en un bastón o en un brazo ajenos para guardar el equilibrio vertical, y sujeto a un examen médico detenido, debía presentar anomalías más graves de las cuales eran público testimonio las ya enumeradas. Se llamaba Franklin Delano Roosevelt. Por todo lo cual ratifico mi solicitud de que sea reconsiderado el dictamen sobre mi incapacidad para ejercer mi profesión de escritor —para la cual se me designa en la Subsecretaría de Informaciones— profesión que he desempeñado con decoro y con inteligencia durante treinta años. [J. A. Osorio Lizarazo]

Fondo JAOL: III, 27B (186) Buenos Aires, abril 6 de 1949 Copia carta manuscrita, 1 folios Fondo Antiguo, BNC

Buenos Aires, abril 6 de 1949 [Director de la Oficina de Reconocimientos Médicos] A pesar de las razones contenidas en la solicitud de febrero 19 de este año la Oficina de Reconocimientos Médicos ratificó su concepto sobre mi incapacidad para trabajar. La Tesis de esta Oficina es ilógica y antisocial. Se funda en que las anomalías del sistema nervioso indican que en un plazo más o menos largo, habré de padecer una enfermedad del mismo sistema, que me incluirá dentro de una de las clasificaciones de la efectiva incapacidad. Pero aparte de que este dictamen constituye una simple probabilidad y de que estas anomalías se me presentaron hace veinticinco años sin que hayan progresado desde entonces, la posible incapacidad del futuro no puede aducirse como incapacidad del presente. Si se generalizara la absurda tesis y se adoptara como sistema, habría que convenir que todos los hombres del mundo estarían incapacitados, porque todos están destinados, en un plazo más o menos largo, a padecer una enfermedad y después la muerte, con la excepción de los que perezcan en accidentes o guerras. La certidumbre de una enfermedad cualquiera pasa incluso sobre los empleados de la Oficina de Reconocimientos Médicos, aún cuando todavía no presenten síntomas visibles, la llevan latente. Ya también habré de morir de alguna cosa: y porque sobre mi vida pesa la misma amenaza que sobre todas las vidas, se me ha declarado incapacitado. Nada hay más antisocial que esta tesis. Estoy dando un rendimiento de trabajo satisfactorio. No experimento fatiga ni decadencia. Tengo ánimo y optimismo para la lucha por la vida. Desarrollo más

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normalmente mis funciones de escritor. Pero como en un plazo más o menos largo, en la discutible sentencia de los empleados de la Oficina, habré de estar enfermo y acaso invalido, desde ahora y en previsión de ese incierto acontecimiento, he de ser condenado al desamparo e imposibilidad de ganarme el pan. Yo no estoy exactamente en tan precaria angustia económica: pero otra persona sin más recursos que su trabajo, debería, desde que cae bajo la mirada de los señores de la Oficina, ponerse a mendigar o comprarse sus docenas de ballenetas para el cuello. Por otra parte, en mi condición de intelectual, durante los últimos veinticinco años desde cuando se me presentaron las anomalías que ahora inquietan a la Oficina, me he dedicado al estudio. Sé que los médicos en el presente caso, con todos sus títulos facultativos, no tienen razón y que sus presunciones no pasan de ser hipótesis: es mentira que fatal e inexorablemente yo esté sentenciado a padecer invalidez por mis actuales deficiencias nerviosas. Puede ser que las padezca lo mismo que puede destriparme un automóvil al salir a la calle. Si yo no tuviera esta convicción, en frente de la incapacidad en que me ponen los médicos para ganarme la vida, tendría que entregarme a la desesperación, viéndome apto y actuando y declarado incapaz, lo que me conduciría tal vez al suicidio. Pero yo concedo un valor enteramente relativo a las afirmaciones de los médicos, especialmente cuando son empleados públicos y pretenden demostrar su eficacia, su profunda versación, su capacidad de observación para que no se escape ni el menor detalle a su sagacidad burocrática y defender así su sueldo. Con motivo de este incidente, estuve hablando con un eminente amigo mío, a quien referí que había solicitado una rectificación al concepto de los médicos. Me respondió que no reconsiderarían su dictamen, porque lo convertirían en cuestión de amor propio. En efecto, la psicología médica se resiente contra el paciente que pone en duda sus doctorales afirmaciones, y conduce a extremos de obstinación. Hállome, pues, en el caso de aquel sujeto que padeció un ataque de apoplejía. Examinado por los dos o tres médicos, todos estuvieron de acuerdo en certificar su defunción y expidieron el documento correspondiente. Lleváronlo a enterrar, y cuando los llorosos parientes iban a colocarlo en la tumba, el presunto muerto volvió en si de su ataque y dándose cuenta de su situación gritó: —No me entierren, por Dios, que estoy vivo. Pero los mismos parientes protestaron: —¡Cómo! ¿Pretendes saber más que los médicos? Aquí están los certificados de defunción y dice que está vivo. Y lo enterraron. José Antonio Osorio Lizarazo

Fondo JAOL: III, 27B (238-243) El contenido social de la novela latinoamericana [1940-1954] Manuscrito, 8 folios Fondo Antiguo, BNC El contenido social de la novela latinoamericana Por J. A. Osorio Lizarazo El escritor contemporáneo de novela es un hombre atormentado por su sensibilidad. Bajo la influencia del romanticismo literario, paralelo al liberalismo político, la novela trató de asumir rumbos irreales, porque pretendió deshumanizarse, presentar tipos humanos indescifrables, agitados por pasiones aterradoras, y con tales ingredientes pretendió que la lucha para eliminar los obstáculos que, generalmente bajo preocupaciones de clase social, separaban a un hombre joven de la mujer amada constituyeran la suprema

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ambición del mundo. Toda ella contenía amores sufridos, conflictos eróticos, obstáculos abominables, y el lector se echaba a llorar ante la imposibilidad de que la pareja cumpliera sus imprecisos anhelos. La novela sufrió poderosamente la influencia de las transformaciones sociales, más que el teatro, más que cualquiera otra expresión artística. Fue la primera manifestación puramente literaria que interpretó la aparición de elementos de justicia en la estructura social, arrancó de los subfondos las ignoradas figuras escuálidas de los humillados y demostró con realismo el monstruoso absolutismo del privilegio. Sin embargo, esta obra estuvo rodeada de artificio y mostraba una sinceridad relajada, hasta que en el curso de su proceso social, el novelista en su propia carne la angustia colectiva, se hizo antena para el dolor silencioso y aterrorizado de los desamparados, anduvo con los mendigos y penetró a las mazmorras de la horrenda miseria que fue la consecuencia de la evolución del sistema capitalista. Y sólo entonces el novelista quedó dentro de su época y cumplió su función y contribuyó a despertar preciosos sentimientos de rebelión en los perseguidos, que descubrieron su propio contenido humano y clamaron su desolación ante la omnipotencia de los grupos privilegiados. Y por esa compenetración perfecta, el novelista contemporáneo no es ya un lírico, ni limita su acción a conflictos sentimentales, sino que le es indispensable dar una parte de su íntima carne desgarrada por la horrenda desigualdad económica. Es decir, es un individuo atormentado por su sensibilidad. Este es el tipo de novela social contemporánea, escrita con sangre y con dolor. Subsisten la novela de fantasía, en la cual el autor abandona su propia realidad humana y lanza la imaginación por rumbos de ensueño ubicados casi siempre en el insólito vientre del futuro. La policíaca, también de fantasía, que describe geniales asesinos con la convención previa de que no quedarán impunes porque siempre habrá un detective más inteligente. La sicológica, ligeramente desvalorizada por su exceso de individualismo, por la influencia de factores unilaterales que reducen el horizonte objetivo y tratan de convertir al mundo exterior en una apariencia subjetiva. Pero ninguna de ellas encaja ni coincide con la hora presente: están fuera de su lugar. Desplazan la realidad. Sin descender a las definiciones económicas de la persona humana, lo cierto es que el hombre es un hecho objetivo, viviente y engranado dentro de una acción colectiva, y que las interpretaciones sociales, y que las interpretaciones sociales, artísticas o filosóficas no pueden prescindir de su realidad inexorable. El mundo contemporáneo tiene contornos claramente fijados, hay un deber de cooperación a los ideales comunes, el individuo no puede sustraerse a su condición de partícula social, como lo hacía bajo el régimen del romanticismo liberal. Los adelantos de la ciencia, la presencia de factores culminantes en el proceso evolutivo de la historia, la concentración de todas la inquietudes en dos grandes fuerzas que no podrán subsistir paralelamente, la certidumbre de que el porvenir sólo podrá contar con el aniquilamiento de una de ellas, todo confluye en una honda responsabilidad para los intelectuales. Hay una circunstancia que no puede olvidarse y es el valor compulsivo de la novela. Pone a actuar hombres humanos, con sus pasiones, su inquietudes, sus desolaciones, y los muestra al lector como el reflejo de su propia agonía inconsciente, que queda al descubierto, sorprendida, cuando sigue a sus personajes en su proceso de dolor. Llega más fácilmente a todas las manos que el teatro. El teatro sería el gran rival de la novela como instrumento de lucha, si no fuera porque es indispensable desplazarse hasta el lugar de la escena, se viste con aspecto de simple esparcimiento, diluye sus problemas en su planteamiento, reduce la esencialidad de los hechos para sujetarse a su compromiso de espectáculo. La novela, en tanto, se lleva a casa, se lee con calma, en cualquier lugar, y su pasión es unánime y no está restringida. Ahora bien: ¿se le puede asignar a la novela social una ubicación geográfica? ¿Merece la novela contemporánea un gentilicio? ¿Hay novela europea, latinoamericana o estadounidense? La respuesta tiene que ser afirmativa, con sólo estudiar las características que los hechos les han conferido a los hombres. La novela es un reflejo de la vida. Las condiciones de la vida humana son una consecuencia de los accidentes externos: geografía, clima, potencialidad económica, tradiciones, costumbres. Ciertamente, todo eso se va universalizando lentamente. La amplitud de los trasportes aéreos, por ejemplo, va eliminando el valor fisonómico de la tradición: la gente viaja, emigra, se compenetra y la tradición se diluye de modo insensible, como las costumbres. El cine ejerce una poderosa función de nivelación costumbrista y el gran capitalismo norteamericano se vale de él para universalizar la

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sensibilidad de los países semicoloniales en relación a sus intereses. Pero aún subsisten los hechos geográficos, esencialmente materiales, para establecer profundas diferencias, de concepto, de métodos de lucha, de objetivos de esta lucha, lo cual constituye una personalidad que, trasladada a la novela, la nacionaliza esencialmente. De consiguiente, no es el novelista quien le da carácter a la novela, sino que ella se clasifica por sí misma. La novela latinoamericana, por ejemplo, no es solamente la que sea escrita por autores latinoamericanos, sino la que refleja un aspecto de la esencialidad de la vida en este sector del mundo. Hay autores nacidos en los más escarpados riscos de los Andes en sus escritos temas, conflictos y reacciones enteramente ajenos a la realidad de la América: no son escritores latinoamericanos. Surge aquí una nueva interrogación: ¿cuál es la característica de la vida latinoamericana, y por consiguiente, de la novela latinoamericana? El hombre latinoamericano, productor de complejas mezclas étnicas, construido sobre la base relativamente uniforme de los aborígenes, con los aportes europeos y africanos cuya importación fue la obra esencial de la Colonia española, tiene ante sí problemas fundamentalmente distintos de los que tiene el hombre europeo o el asiático. El primero de estos problemas es su propia posición frente a la vida, determinada por las tendencias oscuras de su complejidad ancestral; el agudo misticismo, con sus derivaciones conventuales, que aportaron los españoles conformados bajo la férrea religiosidad de Felipe II; el primitivismo teogónico de las tribus indígenas aterrorizadas ante los fenómenos telúricos; la fuerza supersticiosa trasladada desde los bosques de Nigeria y del Congo hasta los valles tórridos y las costas marinas tostadas por un sol vertical y el escepticismo de los aventureros errantes que debían su propia seguridad al valor personal y a la audacia, son algunos de los elementos que confluyen a determinar las orientaciones de la psicología, de la sensibilidad y de la posición ante la vida. La conquista de territorios hostiles, porque el latinoamericano todavía se desenvuelve en el periodo de lucha contra la naturaleza, etapa superada por el europeo hace tiempo; la existencia de inmensas zonas despobladas, hundidas en misterios cósmicos y pobladas por bestias y por monstruos y cubiertas de selvas interminables, húmedas y primarias, donde la vida se multiplica en fermentaciones químicas como en los días iniciales de los periodos geológicos; las montañas y llanuras con sensaciones verticales y horizontales de infinitud; los absurdos de una meteorología arbitraria y caprichosa, como consecuencia del perfil de las topografías convulsionadas, todo el ambiente físico de un territorio en donde afloran dispersos núcleos de población con limitado radio de acción cultural y económico, condicionan las características de la biografía humana en su sentido espiritual y en su orientación material. La conciencia de su destino, que no acierta a definir, pero en cuyo cumplimiento desenvuelve la totalidad de sus actos, elabora al latinoamericano para una función de futuro, despojada de compromisos estrictos con el pasado, y apta, por lo tanto, para todas la rebeldías, afianzadas sobre la supremacía del coraje, sobre el menosprecio de la vida y sobre la tendencia heroica hacia el sacrificio que decoran a todos los próceres nacionales, erguidos sobre su clara definición latinoamericana, y por ser el compendio de ella, elevados a la categoría simbólica. La mentalidad liberal que plasmó la independencia y la extraordinaria riqueza del suelo y del subsuelo contribuyeron a desfigurar la pretendida trasplantación cultural de Europa y a adoptar solamente la parte más viciosa de la organización social. El privilegio se planteó con el complejo conquistador que traían los europeos y que los incitaban a actos de crueldad y de dominación, algunos de los cuales alcanzaron los lindes de lo monstruoso. Las masas humanas que poblaban estas regiones no supieron defenderse y fueron sojuzgadas y esclavizadas. La posesión de la tierra implicó también señorío. Los intereses de la corona española para asegurar su apoderamiento de la riqueza aborigen trataron de atenuar el despotismo de estos señoríos, que fueron fundamentos sólidos para que el capitalismo liberal, cuando pudo disponer de la ilimitada contribución de la mecánica para su industria, suplantara en el hecho y en la forma al antiguo sistema colonial, acentuara la esclavitud de los desposeídos y, actuando con extensividad internacional, inventara la dominación semicolonial, en la cual, a cambio de una relativa autonomía política obtiene la totalidad de la potencialidad económica, extraída por nativos sumisos. En resumen, la injusticia social adquirió un volumen específico y más generalizado que el europeo. El latifundio sujetó el campesino. La abolición de la esclavitud fue una simple actitud abstracta, como el establecimiento de las libertades liberales. La fabrica absorbió a la pequeña industria domestica que bastó, durante la colonia, para subvenir a las necesidades imprescindibles. Y como, en el fondo, aunque parezca

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impotente o aplastado, subsiste el carácter rebelde del complejo hombre latinoamericano, las multitudes realizan en las revoluciones constantes testimonios de su presencia, y en su sensibilidad penetran profundamente pensamientos de justicia y de equilibrio porque ya se ha dicho que el latinoamericano ingresó a la historia con destino de futuro. De ello resulta la existencia de una novela, de una literatura latinoamericana. Es la que logra esa interpretación moral y física, que se canaliza por los cauces social y económico. Se puede preguntar si la literatura es primero que la vida, o si es su consecuencia. La brillante paradoja wildeana no es sino una figura retórica. Dígase lo que se quiera, la vida es lo primero. Todos los actos interpretativos tienden, precisamente, a plasmar la vida ya existente en compendios sintéticos, que logran conservar y detener el tiempo, con la incidencia de la atención sobre un momento especial y exclusivo. Sin embargo, la América Latina no ha sido profusa en la producción de obras literarias con proyección universal. Débese ello a las características específicas del hombre y del medio; a su divorcio de las temáticas convencionales europeas, impregnadas de artificios presuntuosamente supercivilizados, cuya culminación cristaliza en vicios elegantes y en placeres refinados, en tanto que la vida latinoamericana es pura y áspera; a lo intenso de su personalidad, que no coincide exactamente con la sensibilidad del europeo, ligado a una serie de problemas diferentes, entre los cuales no es menor el de la superpoblación en frente de la despoblación latinoamericana. Pero no es menos evidente que se ha tratado de plasmar, con esencialidad, una vida nueva en obras capaces de reflejar de un mundo llamado a la perfectibilidad, precisamente por lo tremendo y por lo primitivo de su majestuosa actualidad. La grandeza pues, de la novelística latinoamericana no es cuantitativa; y no importa, por esa causa, que su número sea reducido; de la inmensa profusión de la literatura de tres o cuatro siglos, los más brillantes de la historia europea, sólo subsisten en el recuerdo popular aquellos escritores que lograron interpretaciones sintéticas de humanidad, mejor que quienes afirmaron la excelencia de las tesis: Cervantes, Shakespeare, Calderón, Rebelais... La literatura americana sólo puede presentar un número reducido de obras maestras; y como un cuerpo de satélites, una apreciable contribución de obras menores. Todas plantean la interpretación de un aspecto de la vida esencial latinoamericana, para que el gentilicio no sea parcial, injusto e inadecuado. Mariano Azuela concentra en unos cuantos personajes del m{as bajo pueblo todo el contenido ambicioso del alma revolucionaria de América. Ricardo Guiraldes y Rómulo Gallegos presentan el altivo esperitu individualista en lucha consigo mismo y en infatigable defensa de sus libertades del gaucho y del llanero, dos tipos esencialmente latinoamericanos, identificados a su principio vital, a pesar de su diferencia geográfica: José Eustacio Rivera sintetiza el inmenso drama de la lucha del hombre contra la naturaleza y el poderío abrumador de ésta: Ciro Alegría y Jorge Icaza muestran el dolor de apariencia resignada pero en cuyo fondo palpita la rebeldía sin definición del decrépito descendiente de los incas; Miguel Ángel Asturias muestra la prepotencia del invicto aborigen, que infiltra su esencia al conquistador y cobra la victoria final; José Rafael Orozco ostenta la rebelión inconsciente del nativo esclavizado por el gran capitalismo gringo en el petróleo y el banano; Mariano Latorre plasma la angustia del roto chileno y la hace palpitante como un corazón vivisectado; Rafael Marrero Aristi relata la esclavitud del nativo en los campos azucareros donde el yanki ejercita su implacable dominio. La vida de las pequeñas urbes presuntuosas; la del cafetero, esclavizado al capital y al clima; la del minero que tiene la imperiosa urgencia de definir su condición humana; la del humilde inconforme que soporta la amargura de su vivir opreso cabalgando sobre la esperanza, tienen su expresión novelada. Y todos si merecen el calificativo de latinoamericanos, actúan, operan, se movilizan dentro de un común pensamiento, dentro de una ambición unánime y profunda, que lleva dos nombre perfectos: justicia y rebelión. J. A. Osorio Lizarazo

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Fondo JAOL: IV, 31 (1-175) Barco a la Deriva 1963 Manuscrito, 175 folios Biblioteca Nacional [fragmento, folios 11-24] Morón, Buenos Aires, marzo ... Mi querido Osorio Lizarazo: He estado pensando intensamente en la conversación que sostuvimos el otro día en mi casa. Me siento atemorizado por cuanto dije. Durante toda mi vida mantuve la ambición de escribir un libro en cuyas páginas consignara mis experiencias y mis sentimientos, pero nunca tuve inspiración ni habilidad. Muchas veces me di cuenta de que yo no llegaría a hacerlo y de que carecía de la vocación que supuse fundada en unos cuantos artículos de periódico enteramente superficiales y frívolos. Y no solamente por esta ineptitud, sino por otras causas he desistido para siempre de una idea absurda alimentada durante algunos años. Una de estas causas era mi propósito de lograr una presentación imparcial y sincera de las míseras realidades que me han circunscrito. En el curso de estas meditaciones me he preguntado si en realidad es posible para cualquier hombre escribir un libro auténticamente imparcial diferente a los pétreos tratados de matemáticas y a las tablas de logaritmos que desenvuelven su áspera rigidez en trayectoria fatal e inexorable. Porque es evidente que la interpretación de los hechos y de las gentes tiene que estar influida por la sensibilidad del interprete. Aun cuando el acontecimiento viva en sí con vida propia invulnerable y esencial, produce un impacto en la sensibilidad o en el temperamento del observador y una dinámica que lo incita al análisis o por lo menos al esfuerzo narrativo. Pero el impacto carece de carácter absoluto: penetra sujeto a las condiciones enteramente subjetivas del receptor: estados del alma transitorios o permanentes, capacidad de apreciación, graduación de hiperestesia, potencialidad de fundirse con el hecho mismo o de asimilarlo sin identificarse con la emoción, elementos que han contribuido a una morfología psicológica y cosas así. La imparcialidad sería, en tal caso, proteger la vitalidad intrínseca del acontecimiento contra las acechanzas que le oponen a su precisión las características de la recepción subjetiva. Y esto es aplicable incluso a determinados libros de carácter científico, cuya rectitud podría parecer insospechable, sino se descubriera el encauzamiento del proceso experimental hacia la confirmación de una tesis preconcebida. Si la intención imparcial existe, puede animar el ejercicio narrativo o dialéctico con la firma convicción de encontrarse en estado de objetividad. Pero el juicio está previamente afectado y contra todos los esfuerzos por mantener el equilibrio se alza una fuerza pasional, incontenible e invisible en sus detalles, que anima y vivifica los relatos o las deducciones poniendo de relieve los preconceptos o sugiriéndoles con repudiaciones o con encarecimientos no expresados directamente, tal vez cuidadosamente eliminados, pero palpitantes en el tono general de la redacción, en la conducta de los personajes, en el encadenamiento lógico de las ideas, en el juego físico de los acontecimientos, en el furtivo deslizamiento de un adverbio, en el sutil vigor de un adjetivo extraviado. ¿No existen, acaso, para deformar la visión de un hombre sobre la vida elementos tan múltiples, disímiles y determinantes como la conciencia del aspecto físico con sus irregularidades y asimetrías, los sufrimientos y los dolores, las deficiencias orgánicas, la categoría y profundidad del sentido moral, las cualidades de timidez y arrojo, de angustia o serenidad, de incertidumbre o equilibrio, de dignidad o bajeza, para enumerar solamente unos cuantos?

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Por otra parte, el hombre tiende, por instinto elemental, a impregnar cada uno de sus actos con el efluvio de su personalidad. Aspira el análisis y a la deducción y lo mismo en el relato que en la investigación no puede sustraerse siempre a la necesidad de expresar su propia versión y sus exclusivas opiniones. Dentro del arte y de otras expresiones de la inteligencia, el relieve de la personalidad es lo que habitualmente se denomina originalidad. Por lo tanto, el hombre que pretende hacer una obra auténticamente imparcial tiene que desprenderse de esta tendencia, dominar su instinto, colocarse por encima de los mandamientos de su naturaleza. Y si lo logra con plenitud puede adquirir, incluso, una nueva forma de originalidad. Mientras pensaba en este problema, me preguntaba con angustia qué podría hacer para lograr mi propósito. La inhibición que me vetaba por incompetencia se mantenía intacta y además subsistía la necesidad de ser imparcial por sobre todas las cosas. Poco a poco emanó del fondo de mi sinceridad la formula sencilla y elemental de presentar previamente las cualidades y las falles del testigo neutral de hechos y de gentes externos que pretendía ser y reconocer la acción modeladora que mi capacidad receptiva han producido los complejos, inhibiciones y demás elementos no sólo de la mecánica freudiana sino de otros medios de investigación psicológica. Pensé que de esa manera, si por una casualidad improbable un hipotético lector de sensibilidad crítica llegara a detener su mirada sobre mis páginas, estaría en capacidad de hacer su propio juicio eliminando o neutralizando las fallas del instrumento a través del cual los hechos y las gentes habían pasado de la realidad de su existencia a la precaria vicisitud del papel. Todo esto, mi querido Osorio, se desvanecía en cuanto me asaltaba el absurdo de mi pretensión. Tendría que extenderme desde el fondo de mi medianía y explicar mi experiencia refiriéndome continuamente a mi pobre, desconocida y odiosa primera persona, tan desleída que no podría interesa a nadie. Sin embargo, a veces no he resistido a la tentación de intentarlo, y en tales ocasiones se me ha ocurrido que nada bueno podría hacerse sin realizar un examen introspectivo de mí mismo para descubrirle el sentido que le daría a mi obra. Reunía recuerdos, evocaciones, sensaciones, sufrimientos, para construir con esos materiales un grotesco pedestal donde pudiera exhibir mis intimidades. Pues bien: de todo esto ha resultado algo que tu habrás observado en las pocas conversaciones que hemos sostenido durante nuestra breve amistad. Soy un hombre poseído por una timidez invencible, imposibilitado de ajustarme a acciones metódicas, incapaz de cobrar aun las victorias más mínimas de mi esfuerzo, despojado por completo de sentido mercantil, profundamente introvertido y asocial, inepto para ajustar las condiciones de mi temperamento a cualquier conveniencia, intensamente melancólico y pesimista. Soy un hombre triste: pero del fondo de mi coraje extraigo en ocasiones propicias matices de humor y a veces logro fingir un ingenio regocijado, que me lleva a la expresión de una risa fácil. Si es aceptable y corresponde a alguna realidad la clasificación que ha hecho Kretschmer de las constituciones psíquicas en esquizoides y cicloides, en mayor o menor grado pero de modo inexorable, debo reconocerme en el cuadro sintomático de los primeros. Según el gran psicólogo, los esquizoides, a pesar de su propia conveniencia, son “insociables e introvertidos, tímidos, susceptibles, amantes de la naturaleza, amigos de los libros... tienen una piedad hiperestésica por los sufrimientos provenientes de la corrupción de las costumbres y la explotación del pueblo, por los seres maltratados, por las clases oprimidas”. Explica, además, que son intransigentes y que “para ellos no existen varios caminos, sino uno solo, el de la Justicia”. Reconozco que la definición parece excesivamente generalizada y que podría encontrar refutaciones fundadas en la experiencia. Supongo, además, que el maestro ha elaborado su tesis sobre medidas, buscando la coincidencia de sus conclusiones con la biografía de determinados personajes históricos; y que como el Dante concibió su infierno y sus variaciones atormentadas para ubicar a sus enemigos. Pero la manera como está expresada la clasificación se compagina de tal suerte con mis sentimientos y mis reacciones que me veo inducido a aceptar y adoptar, tranquila y concientemente, mi condición de esquizoide, y afrontar el peligro de que al cabo de los años y por causa de la decadencia fisiológica los síntomas adquieran una gravedad definitivamente psicopática, para cuyo diagnostico podría servir de base el análisis, aún superficial, de mi conducta y mis hábitos, alejados de todo sentido práctico y entregados a pasiones y a funciones que podrían calificarse de ilógicas y anormales por lo exógetas del sentido común.

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Está demostrado hasta la saciedad, y es teoría de fortaleza científica, que la esencia de la personalidad humana se conforma en la niñez y que las impresiones infantiles influyen decisivamente en la estructura moral y mental mucho antes de que la conciencia empiece a descubrir factores de otra índole, que son objetivos y requieren, por consiguiente, la previa sensibilidad, cosa que no es indispensable en el campo virgen de la puericia. Yo creo que José Stalin mintió cuando el escritor judío Emil Ludwig le preguntó en una entrevista si había sido azotado por sus padres en la infancia y el dictador le respondió: “de ningún modo. Mis padres no me castigaban. Si he llegado a ser revolucionario es porque he comprendido que los marxistas tenemos razón”. Si no lo azotaban, otras formas de martirio y de postración infantil contribuyeron a la fijación de sus pasiones y de su espantosa ferocidad, a la concepción de un peculiar sentido de justicia, a determinado juicio sobre la composición social, la autoridad y otros principios fundamentales, que lo hicieron apto para recibir las tesis marxistas y verse reflejado en ellas. A esta acomodación, a esta coincidencia, a esta coincidencia, a lo que suele llamarse con énfasis convencional convicción intelectual. Mi niñez fue tremendamente solitaria y triste. Transcurrió en la misma ciudad provincial donde se había incubado, asediada de prejuicios y de rencores políticos y personales entre vecinos y gamonales. Mi padre, Manuel Gutiérrez [Belisario Osorio], había perdido una pequeña fortuna rural en las guerras civiles, y perseguido y acosado en su febril fidelidad de revolucionario liberal, jamás pudo rehabilitarse. Lo amigos que presenciaron su abnegación y participaron de los beneficios que ésta produjo fueron desapareciendo ante la persistencia del desastre económico. Era un hombre amedrentado y profundamente ingenuo, que se entregó a una sorda desesperación furtiva y se replegó dentro de sí mismo en cuanto se descubrió acosado por el infortunio. Las privaciones agriaron su carácter y lo tornaron déspota y agresivo en la intimidad, pero acobardado y sumiso ante los demás. A su sombra padecí indecibles amarguras y avancé con mi paso inicial por los senderos de la indigencia, que fue mi compañera leal durante mucho tiempo. Una indigencia desolada y total, que no se alivió con un apoyo, con un acto de comprensión y de misericordia, y que mantenía sobre el hogar perenne e infatigable como un compañero guardián, la tortura atroz del hambre, que en vano tratábamos de esconder porque la extenuación y la miseria se nos salían de la cara. Últimamente, para buscar algún alivio a la miseria, había establecido un taller de peluquería [carpintería], con un peine y un par de tijeras [herramientas descritas en Garabato] como instrumentos de trabajo. Pero la gente prefería a los peluqueros de mayor experiencia y tradición, y la clientela se mostraba parca y contenida. La amargura de los fracasos lo condujo al aguardiente y a una disipación elemental, que empeoró nuestra vida. Mis ojos, mi conciencia, que despertaba lentamente, asombrada del espectáculo que encontraba en su inicial inspección, mi corazón, se agitaban con una honda piedad por nosotros. Yo era el centro de esa misericordia, por cuyo canal desembocaba una precoz vergüenza de mí mismo, que me incitaba a refugiarme en los lugares oscuros y en los sitios asilados para pensar prolongadamente en mi desventura y en mis privaciones y entregarme a una fantasía desordenada en la cual giraba una insólita abundancia de pan y sopas de arroz; y de esta suerte se empequeñecía y se extraviaba desde el primer momento mi capacidad de interpretar la vida, que se reducía al más brutal, tosco e implacable de los verbos: comer. Todo convergía hacia la suprema necesidad: sentimientos religiosos, curiosidad intelectual, energía imaginativa. No quedaba un resquicio por donde pudiera impedirse el asalto del más cruel y elemental de los materialismos. Mi comprensión de la justicia se reveló de súbito en mi sensibilidad. Tenía unos ocho años cuando presencié la paliza que el dueño de una finca le propinó a un infeliz campesino porque intentó una tímida protesta cuando descubrió al patrón acostado con su mujer. Después de que sintió como se desastillaba el guayacán sobre sus costillas, el desdichado se puso a llorar desconsoladamente y cuando pudo se arrastró hasta la inspección de policía para ampararse bajo la justicia. Llegó ante la autoridad con los pasos vacilantes, el rostro ensangrentado, la ropa desgarrada y los ojos inundados en lágrimas y refirió su caso. Pero el inspector aterrado, lo increpó: —¿Qué se propone el indio éste?¿Qué vaya yo a meterme con don Ángel María? Encierren a ese indio puerco en la cárcel por veinticuatro horas y pónganlo en el cepo.

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El campesino forcejeó e imploró. Pero la autoridad se mostró inflexible y el apaleado fue intruducido en un cepo, en el fondo de un oscuro calabozo. Me puse a llorar, contagiado por la pena del campesino y sentí un deseo inmenso de aliviar su suerte. Conseguí un pan en la tienda de la esquina y pedí permiso para entregárselo, pero el funcionario me gritó también: —¿Qué es lo que quiere este mocoso? ¿Qué lo meta también al cepo? Salí huyendo, arrojé contra la inspección un fragmento de barro seco, que se deshizo antes de llegar a su destino, y escapé a mi casa. Por la tarde, el inspector puso en conocimiento de mi padre la pueril agresión, y mi padre me azotó. Después, cuando veía por la calle al pobre campesino me quedaba mirándolo, ansioso de servirle de alguna manera, de ofrecerle mi solidaridad inútil. Pero él no podía comprender este sentimiento, se enfurecía y me amenazaba con un palo por mi curiosidad enojosa. En la pacífica vida aldeana se arrastraban seres informes, hundidos en la indigencia, devorados por los insectos, sujetos a las más crueles humillaciones. Los terratenientes los apaleaban, les quitaban las mujeres, los obligaban a decirles “mi amo” y “su merced” y aún a ponerse de rodillas para saludarlos, los llevaba a trabajar hasta la extenuación por diez centavos de salario, que los desdichados gastaban en totumas de chicha. A veces, mientras me llegaba el sueño, pensaba que tendrían de grande y soberano esos patrones y en dónde radicaría la anulación y la insignificancia de esos pobres campesinos piojosos y vislumbraba la comprensión de que solamente la posesión de la tierra establecía las diferencias. Estos pensamientos era fugaces, nebulosos, pero cuando se desvanecían dejaban una huella ígnea, incongruente con mi incipiente sensibilidad. Más adelante fui al [Colegio Mayor de San Bartolomé] a un colegito que había fundado en la ciudad un veterano conservador de la guerra de los mil días. La peluquería [carpintería] de mi padre había fracasado y el aguardiente lo atraía con mayor intensidad. Nos trasladamos a una casita en el campo, para ver si podíamos ayudarnos en algo con las labores rurales, y para venir al colegio tenía que realizar una pequeña excursión todas las mañanas, que se hacía muy penosa cuando llovía. Hubo una fuerte resistencia para mi ingreso, tanto por parte del señor cura que regía la ortodoxia política y religiosa, como por la de algunos hacendados que cooperaban con diminutas cuotas al sostenimiento del Instituto. Pero mi permanencia en el colegio no era grata, y me miraban como un parásito, me enrostraban la insistencia de la ubicación política de mi padre y mi expulsión estaba pendiente de la menor inconducta, todo lo cual acentuaba mi reconcentración y mi hostilidad. Sujeto a estas humillaciones pude adquirir algunos conocimientos elementales, que con toda devoción he tratado de desarrollar posteriormente. Y de esta suerte la iniquidad y la miseria elevaron siempre su espectáculo ante mis ojos y se obstinan en acompañarme desde la primera infancia con increíble fidelidad. Y su presencia era tan vehemente y feroz, sus efectos se mostraban tan penetrantes en mi carne, que mi propia desolación se disgregaba al reflejarse, como en un espejo partido en fragmentos, en todas las direcciones en que la soledad y el dolor hubieron alzado su haraposo estandarte. Y al compadecerme de mí mismo, padecía por los niños huérfanos que ignoraban lo que era un hogar, así fuera tan triste como el mío, y carecían de todo afecto, identificados con los gozques sarnosos. Y padecía también por los mendigos, que no encontraban sobre la tierra ni bajo el cielo un mínimo amparo: husmeaban las basuras y escarbaban desperdicios en busca de alguna sobra putrefacta para su hambre. Y de esta suerte abandonaba las normas las normales inquietudes de la incipiente adolescencia y me entregaba precozmente a condolerme de los que sufrían como yo o acaso más, y me entregaba a una honda piedad impotente que no me convenía en modo alguno ni para mi presente ni para mi porvenir. En el ambiente artificioso del colegio mi voluntad y mi coraje se atenuaban y en su lugar iba surgiendo la génesis de un resentimiento cordial, emanado de mi martirio y del espectáculo que se desenvolvía ante mis ojos lánguidos. Tal sentimiento trataba de personalizar su imprecisión en todas las cosas: en los profesores que me hostilizaban y en los reglamentos que se me aplicaban sin atenuante, en mis condiscípulos infinitamente despreciativos y en las doctrinas y en las enseñanzas con que nos moldeaban para que fuéramos fieles sustentáculos del orden establecido, en la fe y en la esperanza. Y esta ubicación íntima se fortalecía cuando observaba que todas las conductas que se juzgaban sobre la condescendencia y que los elementos básicos de la disciplina eran susceptibles de modificación, según las

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circunstancias en que se aplicaran. Lo que era profundamente inmoral y censurable en el alumno pobre, era cordial travesura en el rico y en el privilegiado, a quien le celebraban su ingenio y agudeza; y de esta suerte la ley y la ética se me aparecían elásticas y perdían su presunción absoluta y universal. Pero a poco y con un apresuramiento que sólo me provenía del sufrimiento, iba aplicando a la organización del colegio a la estructura social. Lo hacía intuitivamente, sin proponérmelo, sin definirlo, sólo porque mis pensamientos eran tristes y solitarios. Y así, mucho antes que me conviniera, empecé a comprender que todo, ley, patria, religión, moral, se ha elaborado para sustentar el predominio de la injusticia o del privilegio. Los principios y las definiciones abstractas se formulaban y se consolidaban con argumentaciones con el fin exclusivo de fortalecer el orden constituido, y el orden constituido era infame y pérfido. Estos eran el panorama y el sentido de la vida que iban abriéndose ante mis ojos y que me penetraban profundamente, en las fibras más sensibles de mi carne. Un panorama cuya contemplación acentuaba mi desconfianza, mi incapacidad, mi ineptitud y que me desviaba del recto sendero del las victorias ulteriores. En vano investigaba atenuantes y soluciones. La maldad parecíame como una roca abrupta, infinitamente fuerte e indestructible. Y las fórmulas de convivencia, las enseñanzas de amor y de misericordia, la igualdad de los hombres ante los ojos de Dios, todo se me mostraba vacuo y engañoso, lleno de una aterradora duplicidad. Pregonábanse palabras de justicia y de bondad y la ignominia la cubría todo como una lepra: yo desfallecía de hambre, en mi triste hogar me azotaban, en el colegio me aplicaban castigos extremos, todo en torno a mí era ruin y falaz. Y así, a medida que mi infancia se fundía con la adolescencia, mi sensibilidad seguía derivando, cada vez con mayor ímpetu y más definida conciencia, hacia el resentimiento, la amargura y la acracia. Me hacía cada vez más receloso y solitario y pensaba mucho en la honda tragedia que circundaba mi adolescencia. Y sobre estas bases reales y atormentadas se levantaban mi mentalidad y mi conciencia como una producción espontánea, mejor aún, como un reflejo mecánico, no por desenvolvimiento de la inteligencia, sino por el conducto de mi sensibilidad. Todo mi mundo conceptual, incierto y vago, provenía del sufrimiento y de la humillación. Las nefandas conclusiones no tenían una raíz racional, sino un principio objetivo. Eran las conclusiones sintéticas de los hechos surgidos a la luz crepuscular que iluminaba mi propia vida y los esbozos de vidas ajenas que vislumbraban mis ojos absortos y atemorizados. Naturalmente, mi querido Osorio, que todas estas ideas y pensamientos han sido reconstruidos en un tiempo en que dispongo de un léxico mayor y en que puedo enunciarlas con más amplitud. Aun cuando sin definirlo con precisión verbal, esos sentimientos eran los que agitaban en mi interior prematuramente reflexivo. Creo que entonces no hubiera podido explicar ni remotamente todo eso. Pero hay evoco la ruta de mis impresiones y las expreso con mayor claridad. El leve y discreto trato que algunos de mis condiscípulos ricos me dispensaban, los diálogos ingenuos con los campesinos y con los peones y la conducta general de todos fuéronme conduciendo a admitir la tesis que más tarde pude ver estructurada por una inteligencia más profundamente penetrante que mi lamentable adolescencia en la naturaleza humana. El individuo, como tal, tiene una tendencia de ser bueno y abnegado: pero el conjunto social es impiadoso, egoísta y perverso, adquiere las características de un mecanismo brutal, que aplasta al incapaz y al desvalido y que sólo puede ser dominado por la astucia o por la fuerza. Y esta monstruosa transformación me parecía provenir de que el individuo, que en su aislada unidad dispone con plenitud de su persona y, carece de las ambiciones y la codicia y es el microcosmos de que hablaba el filósofo, busca la asociación únicamente con propósitos de dominio, es decir, busca a quien dominar. Y en la lucha por imponerse o defender lo que pueda de su ser, se produce el conflicto el conflicto permanente que lo deforma, lo pervierte y lo colectiviza. Y en tal virtud sólo pueden mantenerse puros los hombre excepcionales que, por convicción filosófica o por temperamento endeble e incapaz, mantienen su equilibrio dentro de la común ansiedad de dominación y no luchan por esclavizar a nadie ni defienden ferozmente su independencia contra la brutalidad del conglomerado, sino son pasivos, tranquilos, prudentes. Todo esto me resulta confuso, porque nunca pude explicarme si el objeto de mi existencia ha sido el de sostener un combate sangriento para sobrevivir contra el impiadoso asedio que circundaba

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agresivamente a mi ser inerme: o el de retorcerme como un gusano aplastado, de la misma manera que todos los hombres degradados y envilecidos por la sociedad y por el privilegio, para subsistir en las más elementales manifestaciones de la vida. En vano he buscado algo noble, profundo y magnífico que descendiera hasta mi ínfima situación y neutralizara el egoísmo colectivo, que siempre estalla en ímpetus de brutalidad carnívora contra algo, para arrebatar una legitimidad o postrar otro egoísmo, y que cuando carece de adversario exterior se muerde y se desangra a sí mismo. Y de tanta contradicción salió fortalecido un impreciso e indefinible individualismo que me ha impulsado a confiar exclusivamente en mis propias fuerzas para sobrevivir y me ha nutrido un recelo contra la sociedad, que es el conjunto de los instintos más crueles e implacables, más ciegos y despiertos del hombre. Pero en el fondo he experimentado también una honda piedad por el sufrimiento de ese inmenso rebaño cuya ineptitud económica o social, fisiológica o moral, postra y embrutece: y es porque yo he estado entre ellos. Al mismo tiempo pensaba que si esas tristes masas vincularan a su miseria en un orden y en un fin se convertirían automáticamente en monstruos de horror y de maldad, por el sólo hecho de haberse desligado de su individualismo. Poco a poco pulimentaba mis convicciones y mis pareceres, alimentaba mi actitud desconfiada y empujada por un odio pasivo e impersonal y me preparaba decorosamente para una vida orientada hacia los fracasos. Porque todo esto, los resultados de mi sufrimiento y la investidura literaria de mi sensibilidad, concretaba en una estructura moral que me imposibilitó definitivamente para mostrarme servil ni adulador, y que me indujo siempre a mirar al poderoso como a un usurpador, como a un déspota, y a no humillarme ante él, aún cuando la vida me colocara bajo sus planes. Pero desde su misma incitación este sentimiento no fue dinámico y soberbio sino impotente e inepto. Era una culminación individualista que no implicaba la posibilidad de ninguna organización para la defensa común, de la solidaridad en la resistencia, porque mis diminutas experiencias tendían a revelarme la traición y la deslealtad como elementos esencialmente constitutivos de la naturaleza humana y diluían el incipiente concepto de cooperación, lo cual contribuyó a constituirme un temperamento inmunizado no sólo contra las absurdas deducciones del impracticable sofisma comunista, contrario a la naturaleza humana, sino contra toda acción, tesis o doctrina colectivas y a crearme la convicción de que la más bella fórmula de amor y convivencia se desmenuza y se corrompe en contacto con la multitud. Pero esto no impedía que me mantuviera forjando en mi fantasía planes de matanza, destrucción, rebeldía y purificación. Soñaba que la hipocresía y la mentira se hundirían, pero sólo bajo su propia purificación, porque los humillados no se rebelarían jamás: estaban envilecidos, aceptaban con resignación y fanatismo su vida de ratas, que a mi se me presentaba con horribles y propias definiciones, y carecían de impulso y decisión. Entonces mi recelo se extendía más aún, hasta los vocablos y las correspondientes ideas de resignación, paz, humildad, cobardía. El sexo despertó prematuramente, no sólo por las exigencias de un temperamento que en otros aspectos se adelantaba a su tiempo sino por la profundidad del aislamiento en que disolvía mi infanciay por el limpio y fácil espectáculo de la naturaleza que se desenvolvía en el ambiente rural a donde nos habíamos trasladado. Desde mi lejana puericia padecí una sensibilidad casi morbosa y un precoz instinto me empujaba antes de tiempo en busca de deleites mínimos. Todo mi ser se inclinaba hacia la contemplación de una mujer y ya desde los siete años mi imaginación se poblaba de fantasías voluptuosas que no podía definir pero que obraban como un impulso irracional. Contribuyó a mis iniciales expansiones una de esas campesinas primitivas, olorosas a poleo y albahaca, que madrugaban a ordeñar las vacas de la finca vecina y con quienes me encontraba cuando iba al colegio. La sombra de los matorrales que rodeaban el camino nos fue propicio durante largo tiempo y la muchacha era fogosa y febricitante. Pienso ahora si las privaciones y la humillación en que vivíamos no me iban conduciendo, por reacción, a considerar que la felicidad sólo podía consistir en la satisfacción del cuerpo atormentado, y en saciarlo de cuanto quisiera exigir: ricos manjares, el cuerpo desnudo de una mujer, un lecho blando y perfumado y otros placeres indefinidos, pero conducentes a la formación de una estética voluptuosa. Y pienso también en la manera como estas interpretaciones de la sensibilidad me iban arrastrando hacia un concepto exclusivamente materialista del amor, porque no tuve tiempo de descifrar la ingenuidad que la gente trataba de colocar en afectos puros y sin mancilla. Cuando me di cuenta de la vida, ya se me ocurrió

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que las relaciones entre dos personas de opuesto sexo no serían sólo expresiones líricas y poéticas, sino que conducían por un declive irresistible hacia el natural y genuino final supremo, por encima de los disfraces y de los disimulos con que se encubre el gran mandato de la carne. Años después me enteré de la vigorosa y sencilla teoría en que Schopenhauer interpreta el amor el amor como afecto del impulso primordial de la reproducción, que el hombre ha tratado de elevar por encima de las atracciones de los animales, siendo así que toda seducción amorosa, desde la planta hasta el genio, obedece sólo a la explosión de un instinto idéntico. También más tarde conocí las actividades del sistema glandular y me encontré enredado en una tremenda contradicción. El hombre cuyo sistema glandular es laborioso y lento suele ser apocado y tímido, como si actuara bajo la influencia de un situación de inferioridad orgánica, que afecta las manifestaciones de la voluntad, en tanto que los dominadores fueron siempre vigorosamente sexuales, lo cual era consecuencia de una fisiología activa y dinámica. Seguramente, pues, mis ímpetus incontenibles hacia la satisfacción constante del sexo provenían, quizás, de una anormalidad circunscrita y local, porque sobre esa necesidad prevalecieron las características débiles y de los castos y de los infraglandulares, entre ellas la carencia de personalidad. Estas circunstancias impusieron sobre la inferioridad que siempre he manifestado para las luchas esenciales un predominio inexorable que afectó casi todas mis acciones, y en forma totalmente ilógica acentuó mi desadaptación, en lugar de acrecentar mi energía. Porque a pesar de este predominio yo nunca pude ser sino un ínfima bestia humana, un pobre ser devorado por pasiones insatisfechas y acosado por el temor y la desconfianza: un pobre ser contradictorio y torpe. El dolor físico trajo muy pronto una contribución apreciable a la deformación de mi personalidad. Tuve siempre un temperamento refractario a la vigencia de los valores absolutos y no he podido aceptar nunca la interpretación fisiológica de los hechos humanos que plantean, entre otros, uno de los biógrafos más atrabiliarios de Carlos Marx, Otto Ruhler, el cual pretende, con tendencias a establecer una tesis científica y permanente, que toda la obra de Marx, su posición revolucionaria, sus tesis económicas y sociales, sus luchas, procedían exclusivamente de un desarreglo digestivo. Marx no experimentó su depresiva apreciación de la sociedad capitalista sino “porque una dispepsia lo amargaba”. Ninguno de los acontecimientos históricos que conducían a las tesis marxistas cuenta para el biógrafo fisiologista. La doctrina del comunismo nació del vientre de Marx . Ni la revolución industrial iniciada en Inglaterra, ni la Commune de París en 1948, ni los sangrientos conflictos del trabajo, ni la honda miseria de los proletarios, inversamente proporcional al excesivo enriquecimiento de la burguesía, nada inspiraba el pensamiento de Marx. Sólo sus dispepsia lo creaba todo y la revolución se engendraba en el intestino del economista. Amplificando a teoría el criterio de Ruhler, resultaría que la obra de los grandes ideólogos no residió en la inteligencia, ni en el temperamento, ni en la sensibilidad social, ni en la apreciación objetiva de los hechos históricos, sino en el hígado, en el páncreas, o en otro punto menos noble aún, si padecían de hemorroides dolorosas como Nietzsche. Ciertamente, el dolor físico ejerce influencia decisiva en la formación de la personalidad. Pero no es un factor absoluto, sino un elemento más dentro de la vasta complejidad que constituye la naturaleza humana. Como si por naturaleza no padeciera una tendencia al aislamiento y un angustioso temor a la gente, del cual sólo me libraba bajo el impulso de mi ardorosa carne, siempre exigente como una bestia insaciable, un dolor físico, intenso, lacimante, acentuaba mis aficiones a esconderme, temeroso de provocar piedad o fastidio. Acompañó la aparición de sentimientos más precisos de rencor y de odio y produjo cuanto pude haber en mi de maligno y de pérfido. No tenía de donde obtener reservas de resignación o de templanza: y el horizonte estuvo siempre cubierto de tinieblas y calígene porque todo lo que pudo haberse salvado de mi fe y de mis esperanzas se hundió bajo la invasión laboriosa, persistente del dolor. Este padecimiento me abrió las compuertas del miedo contra el cual he luchado en vano con todas las fuerzas de mi voluntad menguada. De cada una de esas crisis dolorosas surgía, como por ensalmo, una escondida, una incongruente, una inesperada ansiedad de victoria, un ánimo de sobreponerme a mi inferioridad, un análisis espontáneo de mis debilidades. Ay, pero tales decisiones se disolvieron casi siempre en arrebatos sexuales, que yo extremaba como una compensación por mis indecibles padecimientos. Disolvíase así mi precaria energía en la concupiscencia y mis reacciones no me condujeron sino en contadas ocasiones a la determinación del combate: y cuando lo

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hicieron, mis esenciales flaquezas impusieron el predominio de la desconfianza, la cual, perversa y sutil, desmenuzó mi coraje. Hubo en la formación de mi ser otra factor importante y fue la presencia física. Ciertamente, el extraordinario progreso de las ciencias antropológicas rechazó el carácter absoluto que también pretendieron tener las impresionantes teorías sustentadas por determinados apóstoles de la criminología fatalista que establecieron una relación sistemática entre especto externo y las condiciones morales e intelectuales de el ser humano. La simple observación de la gente que nos rodea confirma la quiebra de tan respetables conclusiones y las reduce a una expresión enteramente relativa. Continuamente vemos tipos de extraordinaria capacidad intelectual y de insospechable rectitud moral con el aspecto que los lombrosianos describían para los criminales natos y el número de cretinos y degenerados con caras inteligentes es infinito, lo mismo que el de salteadores con rostros y ademanes de hombres honrados: principalmente en el ejercicio de la política. Es indudable, sin embargo, que en determinadas circunstancias y bajo ciertas condiciones preexistentes, las características físicas constituyen un aporte para la conformación de la personalidad moral e intelectual. Esto es, que las características físicas influyen en el sentido de la vida por producir inhibiciones, timideces y complejos, contrariamente a la tesis lombrosiana de que esas características son los síntomas exteriores de la previa conformación psíquica. Desde este punto de vista estoy dispuesto a aceptar sin rubor que el hecho de no haber aprendido a pararme en una actitud arrogante o por lo menos normal, sino desviada y floja, la posesión de una anatomía precaria y de un rostro lánguido, de miradas angustiosas, algunos detalles asimétricos en mis ademanes y un comportamiento vergonzante son elementos que han contribuido poderosamente, a acentuar mi desconfianza y mi recelo hacia la sinceridad de los afectos humanos y a relajar mi capacidad de lucha y la fuerza de mi carácter. Junto con el recelo que me producía mi aspecto exterior creció un morboso temor al ridículo. Durante mi infancia fui siempre objeto de brumas y burlas a causa de mis imperfecciones y de mi indigencia y traté de defenderme con actitud de dignidad y de buenos modales, que resultaban visibles y fuera de lugar. Adquirí desde entonces la sensación de que mi voz tiene tonalidades discordante, mis ademanes aparecen grotescos cuando pretendo que sean solemnes, mi sonrisa despierta la contagiosa hilaridad que provocaba la riza de Grinplaine, y mi comportamiento general no sólo es inadecuado, sino que merece constantes censuras. Quizás esta sensación sólo sea una sublimación de la timidez, pero el miedo de parecer ridículo ha sido lo que neutralizó siempre mis esfuerzos, acentuó mi introversión y reforzó mi ineptitud para la sociabilidad. Siempre observé que cuantos desafían abiertamente este absurdo temor y se mueven con desenfado y ligereza sin preocuparse de la sensación que produzcan sus actos sino del provecho que de ellos redunde, no despierta la compasiva sonrisa de los demás, o si la promueven, no experimentan perturbación ni desconcierto por ello. Pero yo no pude nunca ser de otra manera a pesar de mi tremenda lucha por sobreponerse y por eso jamás intenté poner de relieve mi personalidad o destacarla, sino que deslicé mis acciones furtivamente, avergonzado de los méritos que en un momento dado pude adquirir. De todos estos elementos, disímiles y yuxtapuestos, está compuesta, según creo, la naturaleza esquizoide, inconforma, pesimista, rencorosa y desconfiada que mueve mis pasos por la vida. ¿No te parece, mi querido Osorio, que con tales aberraciones o taras no hay derecho a intentar ninguna revelación o concepto, cuya realidad sería desformada al pasar por esa tamiz adulterado? Por eso te pido que me devuelvas mis estúpidos papeles, o que los rompas, o que los quemes. Y te expreso el anhelo de que no hayas tenido tiempo para revisarlos y de que perezcan sin que hayan sido vistos por ojos humanos. Carlos Gutiérrez

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