BIOCOMBUSTIBLES: ¿Alimentos Versus Energía?

August 16, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Biocombustibles
Share Embed


Descripción

BIOCOMBUSTIBLES: ¿Alimentos Versus Energía?

Fernando Álvarez Simán*
http://mx.geocities.com/feralvarezsiman/


"Cuando nací, en 1914, la población mundial era de 1,600 millones de
personas. Hoy asciende a 6,300 millones y en el 2025 serán 8,300 millones.
Pero yo afirmo: el mundo puede producir los alimentos que se necesitarán y
puede hacerlo sobre una base tecnológica sustentable".


Norman Borlaug

El dilema alimentos vs. energía está vigente y, sin dudas, seguirá
estándolo. Las demandas de bienes y servicios aumentan, el número de
personas aumenta, la superficie de tierras agrícolas es limitada y lo que
falta incorporar es relativamente poco; la urbanización va restando áreas
productivas. Si estos argumentos son ciertos, el sistema no será
sustentable en el tiempo (aunque el futuro siempre cuenta con una cuota de
incertidumbre). El desequilibrio en la relación uso de energía fósil/tiempo
es enorme, pero es una realidad. La tendencia hacia la sustentabilidad se
consolidará en la medida en que podamos aprovechar mejor las fuentes
actuales de energía y abandonemos las acumuladas en tiempos pasados. Eso
nos obligará a ser mucho más eficientes en los procesos de transformación y
nos evitará tener que seguir "rompiendo las alcancías de la abuela".

El Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
** estimó que en el 2008 México producirá 32 millones de toneladas de
granos básicos como maíz y fríjol, así como 300 mil toneladas de arroz y
3.4 millones de trigo, cuyo total ronda las 36 millones de toneladas en 23
millones de hectáreas, cifras que nos dan un promedio de 1.5 TN/ha por año.
La media pluviométrica, comprendiendo las diferentes regiones agrícolas, se
aproxima a los 900 mm. anuales. El agua necesaria para producir 1.5 Tn de
granos por ha/año en los diferentes cultivos ronda los 300 mm promedio.
Estas cifras revelan que la producción agrícola actual consume menos del
35% de la disposición hidráulica. En la agricultura actual, con la
tecnología disponible, se puede producir el cuádruple de lo que conseguimos
producir actualmente, sin temor podemos afirmar que los márgenes de
obtención aun pueden mejorarse a partir de disponer y utilizar los avances
tecnológicos y la capacitación.

Abundando en el tema, si algo visible divide hoy a la izquierda
latinoamericana en el poder, es el asunto de los biocombustibles. Desde que
el presidente Lula Da Silva proclamó al Brasil como campeón de la
producción de etanol extraído de la caña de azúcar para alimentar motores,
no tardó en escucharse la voz de Fidel Castro, desde sus "Reflexiones del
Comandante en Jefe" en el periódico Gramma, denunciando como criminal la
política de convertir alimentos en carburantes. El pique ideológico se
inflama cuando aparece el presidente de Venezuela Hugo Chávez echando
combustible al fuego, con petróleo puro; y así se han creado dos tipos
contradictorios de diplomacia en América Latina: la del etanol, encabezada
por Lula, y la del petróleo, encabezada por Chávez. Mientras la economía
de Venezuela gira exclusivamente alrededor del petróleo, la de Brasil es
mucho más compleja, y la política de diversificación de combustibles de
Lula muestra resultados palpables: 45% del combustible para vehículos en
Brasil es producido en base a caña de azúcar cultivada en apenas el 1% de
la tierra arable del país. Pero el azúcar también es alimento, sino se toma
en cuenta el ron.
Usar comida para alimentar vehículos es aceptar que sean "condenados a
muerte prematura por hambre y sed más de 3 mil millones de personas en el
mundo", dice Fidel Castro; y, Lula, sin mencionar a su viejo amigo,
responde que el problema de la humanidad no es la falta de alimentos, que
los hay de sobra, sino que esos alimentos no llegan a los más pobres por
falta de ingresos de ellos, con lo que, dedicar tierras agrícolas a
producir etanol, no tiene nada que ver con el hambre. Confirmando así que
el problema no es de producción sino de falta de ingreso para la compra de
alimentos. La tragedia no consiste en reducir esos gastos de energía, sino
en la idea de convertir los alimentos en combustible", escribió Fidel
Castro. Time escribe que se privilegia a 800 millones de personas con
automóviles, sobre 800 millones de personas con hambre; y si hace 4 años se
calculaba, de acuerdo a científicos de la Universidad de Minessota, que el
número de hambrientos caería a 625 millones en el año 2025, ahora más bien
se sabe que ese número crecerá a 1.2 billones, todo por efecto de los
biocombustibles.

Es preciso aprender a vivir del "sol de hoy" como principal motor del
planeta. La energía solar es la fuente más abundante que llega a la tierra.
La fotosíntesis es capaz de reunir y transformar elementos inorgánicos en
orgánicos mediante la energía aportada por el sol. Además, es necesaria la
presencia de oxígeno y anhídrido carbónico que se halla en el aire, así
como agua, sales minerales y cierta temperatura comprendida entre
determinados rangos donde se pueden desarrollar los procesos bioquímicos.
La naturaleza busca en forma permanente el máximo de producción de biomasa,
independientemente del valor de mercado que los productos logrados
alcancen.


Cuando el hombre interviene en el sistema, desplaza el proceso de modo de
producir los bienes y servicios que él mismo requiere. Por lo mismo, esos
bienes son valorizados en el mercado a una escala de precios que se regula
según su escasez. Si consideramos como racional al máximo uso de los
recursos ambientales disponibles, conforme se producen naturalmente,
concluimos que muchos de los procesos productivos gobernados por el hombre
sub-utilizan esos recursos, careciendo de racionalidad. Un claro ejemplo
del desperdicio de recursos por parte del hombre son los barbechos
prolongados. Durante dicho período no se utiliza el espacio disponible para
captar luz y aire, a temperatura favorable, y transformarla en biomasa. Los
elementos nutricionales son aportados por el suelo, o restituidos por
fertilización en la medida en que sean limitantes al crecimiento de las
plantas. Este aspecto no debiera ser un impedimento de la producción, más
allá de que cierre en una ecuación económica favorable.

Si los nutrientes no son un factor limitante insalvable, si utilizamos el
33% del agua que ofrece el clima, si ocupamos los suelos con cultivos en
menos del 60% del tiempo, indudablemente estamos desaprovechando la
capacidad de producir biomasa de esta fábrica. ¿Por qué funciona el sistema
de la manera en que lo hace? ¿Por qué no ha habido necesidad de exigirnos
en la producción de bienes, más allá de lo económicamente redituable, del
menor riesgo posible, en el contexto socio económico y político acontecido
hasta el presente? ¿Podrá este sistema seguir funcionando de la misma
manera en el futuro? Creo que no. En la línea de un análisis pragmático, y
atento a los conocimientos actuales, el sistema se agota por sub-
utilización de los recursos disponibles, lo cual provoca un desequilibrio
negativo en el flujo de energía, aumentando la fragilidad y disminuyendo
las reservas, con el consecuente incremento de la inestabilidad e
inseguridad. Esencialmente, surgirán competencias entre alimentos y
energías alternativas derivadas de los vegetales. Ello obligará más allá de
la incorporación de nuevas tierras- a ser más eficientes en la producción
agrícola por unidad de superficie, lo que implica aumentar el uso de los
recursos naturales en el proceso. En ese sentido, se hace necesario cambiar
los parámetros productivos y tomar en cuenta la variable "tiempo" para
evaluar resultados. ¿Cuánta luz y agua, cuánto calor y nutrientes ofrece el
ambiente? Y ¿cuánto hemos sido capaces de transformar en biomasa útil?
¿Cuánto hemos desaprovechado a lo largo de cada ciclo agrícola con el
propósito de aumentar el rendimiento unitario por cultivo, simplificar el
manejo y maximizar el retorno financiero inmediato? Si el agua, la energía,
los nutrientes, son limitantes, este no es el modelo que permite resolver
esos problemas. Paradójicamente, el mercado actual parece indicar ese
camino como respuesta al aumento de la demanda por el cultivo de tierras.
¿Cómo puede reaccionar el mercado a la hora de corregir este desvío
productivo con pérdidas de eficiencia en el uso de los recursos
ambientales? El hambre en el mundo no es problema de "producción" de
alimentos, sino de "distribución" de la riqueza entre su población, por
ejemplo solamente en el territorio mexicano, la población creció durante
las ultimas décadas, de 22 a 106 millones de habitantes, dos veces mas que
la población mundial, que aumento 2.3%. A sus 94 años, Norman Borlaug
continúa trabajando en la búsqueda permanente de solución a los problemas
de hambruna que enfrentan países de América, Europa, Asia, Oceanía y
África. Este agrónomo nacido en el estado norteamericano de Iowa es
considerado el padre de la "revolución verde". La clave del incremento de
la generación de alimentos es para Borlaug fundamentalmente mejorar la
productividad, puesto que en su opinión ya casi no existen superficies
cultivables adicionales. En síntesis, creo que para aspirar a un sistema
creciente en productividad, tendiente a dar respuestas al incremento de la
demanda por parte del hombre, aspirando a una mayor sustentabilidad,
debemos comenzar a mirar la agricultura desde otro lugar, particularmente,
en la dimensión del tiempo. En este contexto, más allá de la incorporación
de nuevas tierras, es fundamental ser más eficientes en la producción.

*PROFESOR INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS
**CNN EXPANSION.com 2/MAYO/2008
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.