Bienestar, apoyo social, estres y afectividad

June 15, 2017 | Autor: Dario Paez | Categoría: Social Psychology, Happiness and Well Being
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Descripción

Afectividad, Estrés y Apoyo Social: Revisión Conceptual y Meta-análisis de investigaciones psicosociales realizadas en Chile Domingo Asún S.;Pablo Tapia N.; Aldo Vera C. Darío Páez R. y Elena Zubieta Este es un borrador ampliado que fue publicado con el nombre de los tres primeros autores como metaanálisis sobre afectividad, apoyo social y estrés en Chile en JF Morales, D. Páez, A.L. Konrblit y D. Asún (Coords.) Psicología Social. Prentice Hall. ISBN 987-9460-67-7

Los objetivos que nos proponemos en este trabajo son dos: Describir el vínculo entre la técnica del metaanálisis como instrumento metodológico y la psicología social como campo de investigación en Chile, y dar cuenta desde el punto de vista práctico, de la aplicación de la técnica a través de tres ejemplos de su aplicación en investigaciones psicosociales nacionales. Desarrollaremos estos objetivos a partir de la problemática Salud y Bienestar Emocional analizando las relaciones entre Afectividad, Estrés y Apoyo Social 1.

El Estado de la Investigación en Chile

Lo primero a responder entonces, es por qué metaanálisis en Chile, y su lugar dentro de la Psicología Social. Pero, esta no es una pregunta gratuita, hay ciertos antecedentes que la hacen posible y que a su vez suponen una suerte de fundamento para la misma y para la realización de un trabajo como el que aquí presentamos. Si intentáramos una ruta de respuesta, hay tres espacios en torno a los cuales hallaríamos antecedentes y fundamentos: 1) la realidad de la investigación nacional; 2) el tipo de construcción disciplinar que viene desarrollando no sólo la psicología social sino la psicología misma en Chile, y 3) los requerimientos necesarios para emprender investigación científica dentro del escenario que se halla configurado. Es en este último espacio donde, entre otras técnicas y métodos de investigación, hemos insertado el metaanálisis. Quizá, lo más ilustrativo sea dar cuenta de la historia de este trabajo, pues las dificultades que ha supuesto y los problemas que hemos debido resolver caracterizan la práctica de la investigación nacional. Hace ya cerca de un año los autores que suscriben decidieron investigar la investigación nacional. A partir de allí se establecieron dos opciones iniciales, una relacionada con el estado del arte de la producción de investigación, de la que se da cuenta y de la que se desprende parte del diagnóstico al cual aludiremos más adelante, y ésta, que consiste en determinar algunas de las características y posibilidades de la investigación nacional, y que como se verá, hace una opción metodológica cuantitativa. Ciertamente nuestro propósito, es hacer de la investigación un evento más frecuente en el escenario nacional y, a la vez, menos traumático para quienes la realizan. Lo que sigue es una descripción de los problemas y falencias que a nuestro juicio se presentan en la investigación nacional. Así ¿Qué mejor antecedente para justificar una tarea metaanalítica?. Con esto no se pretende desalentar a quienes se dedican a la investigación

en e este campo, sino simplemente resulta necesario una suerte de sinceramiento, un reconocer y reconocer-nos en la práctica de investigación nacional, y desde ahí formular una especie de diagnóstico de nuestra disciplina. Lo primero que tenemos que señalar en nuestro diagnóstico es que hoy en Chile hay investigación y se investiga consistentemente algunos temas comunes. Sin embargo, no hay una agenda de aspectos a ser cubiertos, no hay investigación comparativa, ni se desarrollan réplicas a investigaciones ya realizadas tanto en el plano internacional como en el nacional. Ciertamente no es fácil o más bien posible detectar las denominadas líneas base, ni podemos hablar de programas ni familias de investigaciones. Al parecer cada investigación es un mundo aparte y debe hablar pos sí misma de un objeto/sujeto/artefacto particular, del cual se ha hecho cargo. Luego, consideramos que a menudo sufrimos de lo que se ha denominado “las modas intelectuales”, mucho más en el plano del contenido temático, que en el metodológico - de ahí también surge el por qué nos planteamos como posibilidad realizar meta-analisis-. Claramente desde esto se han producido aportes significativos hacia sectores parciales de la realidad nacional. Pero nuestro temprano "enamoramiento" de teorías, autores y metodologías se ha traducido en un continuo de discontinuidades, en un salto entre metodologías, en una nebulosa de conceptos, en síntesis en una incapacidad de diálogo entre las investigaciones, incluso anulando la posibilidad de leerse unas desde otras. Ahora bien, si consideramos la existencia de investigación, luego cabe preguntarnos por el método. Al respecto hemos evidenciado la inexistencia de réplicas a investigación, la falta de contraste y comparación, una sistemática ignorancia en cuanto a la pertinencia de los estudios, la falta de revisiones sistemáticas y lo que es más delicado la falta de consistencia interna en la coherencia metodológica del proceso investigativo. Esto se traduce en que la investigación nacional se queda generalmente en el diagnóstico y la exploración, sin menoscabar a los escasos investigadores que realizan esfuerzos por profundizar hacia la propuesta de modelos de análisis. Otro aspecto a considerar es lo que podríamos denominar “el conservadurismo metodológico” en las prácticas investigativas como en los planes curriculares. En otros términos, lo que se hace y lo que se transmite en los procesos formativos no ha superado la tradición investigativa y pedagógica de décadas anteriores, lo que podría dar cuenta de una suerte de condicionamiento histórico en la forma de transmitir el conocimiento metodológico, lo que podríamos llamar "metodológicamente legítimo" para nuestro medio. Por lo mismo, tiene un impacto limitado en el presente. Su incapacidad de intervención y de respuesta a las necesidades en salud mental y otra problemáticas psicosociales de la población chilena no la constituyen en un actor per se en el debate nacional, es siempre un invitado, un partícipe en los programas de otros, y lo más complejo, carece de un norte, no hay un deber ser definido para ella. El desafío es que se construya en una perspectiva futura. Entonces, queda por abordar cuales serían los requerimientos necesarios para emprender investigación científica en éste actual escenario de la psicología nacional. Por obvio que suene, antes que nada investigar. Abordar las tareas que supone el investigar desde 2

toda la gama de las prácticas psicológicas: académicas, profesionales, etc. De algún modo hay que emprender un plan fundacional de la psicología nacional como fuente y productora de conocimiento científico. Nuestro punto de partida en esta apuesta, es utilizar y probar la técnica del metaanálisis. Técnica ya antigua en el escenario de investigación psicosocial internacional y completamente ausente en nuestra psicología, retomando nuestra intención de investigar lo que se ha investigado. Las razones de esta opción, en parte, están reflejadas en lo que es nuestro diagnóstico base, pero mayormente en lo que en sí mismo significa la utilización del aporte de la técnica del metaanalisis para la construcción, validación y sistematización del conocimiento. Para cumplir con nuestro cometido, presentaremos tres ejemplos de metaanálisis realizados sobre investigaciones en nuestro país. Estás tienen en común diversos aspectos. El primero de ellos, es que algunas de ellas son tesis realizadas por egresados de Escuelas de Psicología para optar al grado de Licenciado. También -lo que es una de las exigencias del metaanálisis- es que todas ellas utilizar conceptos y contructos similares, a pesar de lo que en ellas se investiga no necesariamente tienen el mismo norte. Finalmente, es que otro grupo de estudios en la misma línea, y a pesar de no haber sido publicados o estar en proceso de publicación permitieron aumentar la muestra de estudios a realizar. Sin embargo, tenemos que señalar que los resultados expuestos en los documentos a los que hacemos referencia resultaron insuficientes para poder iniciar nuestro trabajo, nuestra ventaja, fue que pudimos acceder a las bases de datos primarias y reprocesar la información para llevar acabo la tarea metaanalística. Este no es un detalle menor, puesto que gran parte de la investigación psicosocial en nuestro medio – como lo señalamos anteriormente - carece de una consistencia interna metodológica que permita emprender de manera fácil el desafío que nos hemos propuesto, sin ir más lejos es un dato fiel de la realidad investigativa de nuestro medio. Antes de pasar a los ejemplos, haremos unas precisiones conceptuales de los conceptos a trabajar y de sus relaciones con determinadas sintomatologías físicas y psicológicas.

2.

Precisiones Conceptuales : Salud Física y Mental

Cada vez se discute menos el hecho del carácter socialmente construido de la emoción. Si bien éstas sólo existen en el individuo, tienen un origen social. Son producto de factores sociales como los sucesos vitales, el apoyo social y las formas de afrontamiento (y de la estructura social en un sentido amplio). Además; son sociales en sus funciones y contenido. Por un lado, un estado emocional de balanza positiva tiene efectos adaptativos individuales y sociales y, por el otro, está formado por la internalización de las relaciones y evaluaciones sociales. Otro hecho que ya no se cuestiona es el del rol que las emociones juegan tanto en la salud física como mental. 3

Es imprescindible optar por una visión integrada de la salud física y mental: si está compuesta por un equilibrio emocional positivo, este equilibrio se puede analizar a niveles fisiológico-motores, esquemático o de procesamiento automático de la información, y semántico-conceptual. El bienestar subjetivo no es diferente de un cierto estado neuro-fisiológico, ni tampoco es un correlato de éste: ambos elementos son diferentes niveles de análisis, que dan cuenta de propiedades reales -y emergentes de las primeras en el caso del bienestar subjetivo, y muy probablemente no reductibles a ellas. Decir que la salud mental tiene determinantes sociales no excluye que haya procesos neurofisiológicos subyacentes a ellos, sino que por el contrario, lo exige desde una perspectiva científica materialista (Alvaro y Paez, 1997).. No es azar el que se haya encontrado que los déficit de apoyo social y los sucesos vitales estresantes estén asociados a una mayor morbilidad y mortalidad física. Desde el famoso estudio de Alameda County se ha encontrado que los sujetos de bajo apoyo social tenían dos veces más posibilidades de morir que los sujetos de alto apoyo, controlando todo los factores de riesgo clásicos, esta asociación se encontraba para diferentes tipos de enfermedades (Renaud, 1987). Entonces, podemos decir que existen distintos factores de vulnerabilidad o protectores, como los recursos de afrontamiento, el apoyo social o la afectividad positiva que pueden facilitar o impedir el efecto negativo de sucesos estresantes y la producción de síntomas psicológicos depresivos. 2.1Los sucesos estresantes Los Sucesos vitales son aquellas experiencias objetivas de cambio vital que exigen un reajuste de la conducta del sujeto, ya que interrumpen o amenazan con obstaculizar las actividades usuales de éste. Los sucesos estresantes, psicológicamente, son aquellos que se perciben como amenazas al bienestar físico o psíquico. Las investigaciones empíricas reafirman que la aparición de sucesos vitales problemáticos está relacionada con el aumento de síntomas problemáticos (aparición de problemas psicofisiológicos y estados de perturbaciones mentales/emocionales). De todas formas hay que remarcar que la relación entre sucesos de vida estresantes y síntomas es moderada, las correlaciones están alrededor de .30 y explican sólo un 10% de la distribución diferencial de síntomas (Monroe et al, 1983; Kessler et al, a985) y que también hay investigaciones que no confirmarían esta asociación (Huici, 1980; Williams et al, 1981). Se ha demostrado también que sólo los sucesos negativos juegan un rol facilitador de los trastornos psíquicos. Los sucesos indeseables, incontrolables e imprevisibles son los que están más fuertemente asociados a síntomas psicológicos, en particular depresivos. Los sucesos que implican cambios positivos no están asociados a síntomas psicológicos aunque sí están vinculados a síntomas físicos. Aunque las investigaciones se han centrado y constatado la relación entre sucesos severos y depresión (Brown y Harris, 1978), una revisión de éstas señalan que otras reacciones son también frecuentes ante los sucesos severos. En particular la rabia, estados de shock y la ansiedad. 4

2.2 Sucesos de pérdida, depresión, estrés y cáncer: También se ha postulado el efecto predictor de los sucesos estresantes sobre el cáncer vinculando la influencia de los sucesos de pérdida y la depresión en el déficit de la respuesta inmunológica. En un estudio prospectivo se encontró que los sujetos con mayores niveles de depresión tenían un mayor riesgo de morir de cáncer 20 años después (Persky y cols., 1987 en Geyer, 1993). No obstante, investigaciones posteriores no han confirmado dicho carácter predictivo de la depresión en relación al cáncer (Adler y Matthews, 1994). Una síntesis metaanalítica de seis estudios longitudinales (rango de seguimiento de 10 a 30 años, media 15 años) que evaluaron el carácter predictor de la depresión sobre la incidencia de cáncer encontró una asociación tendencial entre depresión y cáncer, pero, la r era de 0,019 (ponderada por el tamaño de la muestra) o de 0,013 (no ponderada). El efecto era muy pequeño y representa una diferencia acumulativa de la incidencia de cáncer entre las personas que padecen y no de depresión de entre un 1 y un 2% (McGee, Williams y Elwood, 1994). La revisión metaanalítica de los estudios retrospectivos y transversales de McKenna y cols. (1999) no encontraron asociaciones entre depresión/ansiedad y cáncer de mama. Sin embargo, en doce estudios transversales o cuasi-prospectivos, se reseña que las mujeres diagnosticadas de cancer de mama informaban haber tenido más hechos vitales estresantes que grupos de comparación de mujeres sanas o diagnosticadas de tumores benignos. La r era de 0,12 (g de Hedges de 0,25). Por otro lado, las mujeres con cancer de mama informaban más de haber sufrido sucesos de perdida o separación severos - la r era de 0,14 (g de Hedges de 0,25). Cuando las mujeres habían sido entrevistadas antes de la biopsia las diferencias o tamaño del efecto eran mayores - lo que cuestiona la idea que las mujeres al conocer el diagnóstico se impliquen en una búsqueda de retrospectiva de hechos para explicar sus problemas (McKenna y cols.,1999). Las investigaciones longitudinales sobre estrés y cáncer muestran resultados contradictorios. Mientras que un estudio encontró que el estrés predecía la aparición de cancer de mama, otro estudió no comprobó tal asociación (Protheroe y cols., 1999). Asimismo, en el metaanálsis de Pettigrew et al. (1999) los estudios de mayor muestra y mejor calidad metodológica no confirman la asociación entre sucesos de pérdida o sucesos severos. Si bien es preciso no asociar prematuramente estrés, inmunosupresión e inicio o progresión del cáncer, es preciso remarcar que la relación entre el nivel de sucesos vitales y menor supervivencia ha sido constatada en varios estudios de cáncer de mama (Razavi y Farvacques, 1994). En este sentido, los estudios sobre estrés y cáncer sugieren que los sucesos estresantes podrían relacionarse con el cáncer de dos maneras: 1- El malestar y la angustia asociados a las situaciones estresantes podrían promover el cáncer, vía supresión de la función inmunitaria y, 2- Después del inicio del crecimiento maligno el estrés favorecería el desarrollo tumoral.

2.3 Estrés: Problemas metodológicos En cuanto a la medición de los sucesos vitales, un aspecto que se ha analizado 5

como limitación es el carácter retrospectivo de las investigaciones. En lo que hace a la memoria, se ha confirmado que su fiabilidad es baja y que además se "tiñe" negativamente fácilmente cuando el sujeto está enfermo física o psíquicamente (Huici et al, 1980). Sin embargo, aunque haya un cierto olvido y una visión más negativa por parte de los enfermos, en lo esencial no se altera el acuerdo con otros observadores. Por su parte, las investigaciones prospectivas han encontrado que la acumulación de sucesos vitales está asociada a la aparición de síntomas físicos y psicológicos. En general la fiabilidad, el carácter estable y "real" de las escalas de sucesos de vitales es moderada: el 70% de los coeficientes de fiabilidad es de correlaciones de 0,60 o menos y los coeficientes de acuerdo entre dos informantes oscilan de 43% a 85%, dato que limita su utilidad (Neugeaber, 1984). También, los sucesos estresantes muchas veces se confunden con los efectos clásicos de enfermedades mentales o físicas. De la lista de Holmes y Rahe el 67% de los sucesos de vida examinados son consecuencias o síntomas de enfermedad, lo mismo ocurre con el 63% de sucesos de la lista de Paykel (Dohrenwend et al., 1984). Al medir el malestar psicológico con escalas que incluyen síntomas psicosomáticos, la correlación entre sucesos de vida y trastornos psíquicos disminuye fuertemente cuando los sucesos de vida vinculados a la salud física se excluyen (Thoits, 1983). La presencia de problemas psicológicos hacía que el sujeto provocara o se implicara en sucesos negativos, los que a su vez exacerbarían la sintomatología en un vínculo retroactivo. Este modelo ha sido confirmado para sujetos psicóticos pero no con sujetos neuróticos (Dohrenwend & Dohrenwend, 1984). 2.4 El Apoyo Social Se define el apoyo social como la percepción que tiene el sujeto, a partir de su inserción en las relaciones sociales, de que es: a- cuidado y amado; b- valorado y estimado y, c- que pertenece a una red social de derechos y obligaciones. El elemento fundamental no es la mera inserción objetiva en una red social densa sino la existencia de relaciones con un significado de apoyo emocional, informacional y material. (Shumaker y Brownell, 1984). En términos generales, el apoyo social podría definirse como un efecto positivo de las relaciones sociales del sujeto. Por un lado, la estructura y frecuencia de contactos del conjunto de relaciones del sujeto que se concibe como la integración en la red social, es el aspecto estructural o Apoyo Social Objetivo. Se mide mediante escalas sobre la extensión, densidad, frecuencia de interacción, etc. de las redes sociales, así como con preguntas sobre el nivel de pertenencia a grupos sociales (si el sujeto está casado o es soltero, p.e.). Esta línea de investigación se focaliza en la relación entre la integración social o frecuencia de contacto con redes sociales y su rol directo en la salud. 2.5 Dimensiones del Apoyo Social Por otro lado, nos encontramos con la dimensión subjetiva del concepto o Apoyo Social Subjetivo, la cual se refiere tanto a la cantidad de relaciones sociales como a lo que se 6

denomina apoyo percibido y funcional, esto es, la percepción subjetiva o satisfacción con la ayuda social que se recibe de los otros. Presenta tres niveles: emocional, cognitivo e instrumental (Rose, 1990). Se ha definido al Apoyo Emocional como el sentimiento de ser amado, de pertenencia, de intimidad, de poder confiar en alguien, de disponibilidad de alguien con quien hablar. Cutrona (1986), señala que el apoyo emocional es el más importante para fomentar y mantener la salud y el bienestar, ya que aumenta la autoestima y mejora el autoconcepto de las personas al sentirse valoradas y aceptadas por los demás. De hecho, una pérdida de este tipo de apoyo tiene repercusiones negativas sobre la salud. Existen escalas que miden las conductas de ayuda o disponibilidad percibida de la red de apoyo. La mayoría de estos instrumentos miden la percepción y satisfacción subjetiva del sujeto con la red social. Esta línea de investigación se orienta a contrastar la relación entre apoyo social percibido (disponibilidad y satisfacción) y su rol de amortiguador ante el estrés. El Apoyo Tangible o Instrumental implica prestar ayuda directa o servicios (ayudas domésticas, prestar dinero, objetos, cuidar de los niños,...). Es muy efectivo cuando el individuo percibe la ayuda como adecuada. Puede tener efectos negativos cuando se percibe como amenaza de su libertad o si fomenta sentimientos de estar en deuda. El mayor deseo de los pacientes de ayuda tangible por parte de la familia, se debía en parte a la historia vital y a las normas familiares (Rose, 1990). El Apoyo Informacional o Cognitivo es el proceso a través del cual los individuos buscan información, consejo y guía que les ayuden a resolver sus problemas. No es fácil en ocasiones separarlo del emocional ya que recibir consejo puede ser percibido por el receptor como expresión de cariño y de preocupación por él. Este tipo de apoyo puede referirse tanto a la información ambiental como a la de índole personal. Por último, en lo que se refiere a las formas del apoyo social, puede decirse que son similares a las formas de afrontamiento (coping) pero ambos conceptos son diferentes. Algunas formas de afrontamiento implican la búsqueda de apoyo social, mientras que, la ayuda dada por los otros a cualquiera de los niveles anteriores, emocional, instrumental y cognitivo, sería propiamente lo denominado como apoyo social. En general, se ha comprobado que existe una relación entre coping y apoyo social, de forma que, aquellos sujetos que disponen de un mayor apoyo (especialmente de amigos) realizan más formas de redefinición cognitiva, búsqueda de información y emplean más tácticas activas de resolución de problemas (Moos, 1988). 2.6 Apoyo Social y Salud El nivel de apoyo social juega un rol protector directo contra la morbilidad y mortalidad, al menos así lo muestran 6 estudios epidemiológicos longitudinales. La tasa de mortalidad es al menos dos veces más débil cuando el sujeto tiene apoyo o soporte social, (estar integrado socialmente) que cuando no lo está (Baron y cols., 1990; Dantzer, 1989; Le Disert, 1985). La correlación media encontrada por una revisión meta-analítica entre apoyo social y medidas de salud (mortalidad, morbilidad, sintomatología) oscilaba entre -0,10 y -0,20. La correlación media entre apoyo social y 7

mortalidad es de -0,07 (Stroebe y Stroebe, 1995). En la investigación epidemiológica longitudinal de Alameda County, se encontró que las mujeres que contaban con menos amigos, presentaban una mayor tasa de incidencia de cáncer; y además las que se sentían aisladas y con poco apoyo social tenían un mayor riesgo. Por el contrario, en el caso de los hombres no había relación. No obstante, otras investigaciones tampoco encontraron relación entre incidencia y mortalidad por cáncer con integración y apoyo social. La hipótesis que el cáncer de mama se asociaba a la introversión (asociado a un menor apoyo social) y un entorno familiar de bajo apoyo social no fue confirmada por una revisión meta-analítica de estudios transversales y cuasi-prospectivos (McKenna et al.,1999). Por otro lado, el apoyo social parece mejorar fidedignamente las perspectivas de recuperación y sobrevida de las personas que enferman de cáncer (Adler y Matthews, 1994). 2.7 Apoyo social y Bienestar La falta de contacto y apoyo social de los sujetos es un factor directo de facilitación de síntomas. En este sentido, se han encontrado correlaciones significativas entre el número de contactos sociales, la satisfacción con éstos, la depresión y la ansiedad (Saranson et al 1983). Revisando 18 investigaciones sobre apoyo social y malestar psicológico, Rock y Dooley (1985) encontraron que éste explicaba entre el 2 y el 17% de la sintomatología. Seis estudios prospectivos o longitudinales mostraron que había una relación positiva entre apoyo social y bienestar psicológico, confirmando que se trataba de una relación causal y no de una mera asociación (Cohen y Ashb, 1985). Además de un rol directo, la falta de apoyo social jugaría un rol indirecto de exacerbación de los efectos de los sucesos de vida negativos. Al contrario, una fuerte red de apoyo social permitiría mitigar y controlar el impacto del estrés (Lefcourt et al, 1984; Billings et al., 1983). Respecto del papel del apoyo social como moderador del estrés se han explorado dos hipótesis. Una mantiene que el apoyo social es beneficioso tanto en períodos estresantes como en los no estresantes (hipótesis de los efectos directos). La otra mantiene que la salud y los beneficios para la salud mental del apoyo social son principalmente evidentes durante períodos de alto estrés (hipótesis amortiguadora). De acuerdo con la hipótesis amortiguadora, el apoyo social actúa como reserva y fuente para debilitar los efectos del estrés o para capacitar a los sujetos de cara a enfrentarse a altos niveles de estrés de una manera más efectiva. Se han encontrado evidencias para ambas hipótesis (Coba, 1976; Cohen y Mckay, 1983; Cohen y Hoberman, 1983; Kaplan, Cassel y Gore, 1979; LaRocco, Hose, y French, 1980; para una crítica ver Cohen y Wills, 1985). La existencia de un apoyo social afectivo (presencia de un confidente), juega un rol de "paraguas protector" contra el estrés en relación a problemas físicos y emocionales. Siete réplicas del clásico estudio de Brown y Harris (1978), muestran que el porcentaje de personas deprimidas con sucesos vitales negativos y problemas severos, y sin apoyo social es del 37%, frente al 14% de personas deprimidas en el mismo grado de estrés pero con apoyo de un confidente (Páez y cols., 1986). En el caso de los trastornos afectivos, el nivel de satisfacción con el apoyo social subjetivo - en particular el emocional- es el que tiene la relación inhibidora 8

más fuerte con los síntomas (Cohen y Wills, 1985). 2.8 Mecanismos Explicativos Existen cinco procesos que explican el impacto del estrés y de un deficitario apoyo social en la enfermedad y el bienestar: a) Cognitivo: Una situación de bajo apoyo social y alto estrés altera las creencias de generosidad, optimismo y controlabilidad del mundo social. Por ello, la percepción de falta de control provoca una afectividad negativa. La existencia de apoyo social puede hacer que el problema se evalúe como menos disruptivo. Se ha demostrado que la percepción de control se asocia a una mejor salud física y mental. Sin embargo, el apoyo social se asocia a una mejor respuesta endocrina, inmunológica y cardiovascular. b) Inmunológica-fisiológica: Una situación de bajo apoyo social (y/o alto estrés) reduce la respuesta inmunológica. (Uchino et al.,1998). Por otra parte, un deficit de apoyo social y un alto estrés inducen a la depresión y ésta, a su vez, también reduce la respuesta inmunológica, (Adler y Matthews, 1994). Así, la investigación permite concluir que los elementos estresantes pueden producir inmunodepresión e incremento de la vulnerabilidad a las enfermedades. También se confirma que el estrés y la depresión se asocian a déficit de las reacciones inmunológicas medidas in vitro, así como a un descenso de la frecuencia de células natural killer. Un descenso de la actividad de estas células es un predictor de la recurrencia de la enfermedad en estadíos tempranos del cáncer de mama. (Adler y Matthews, 1994). Así, la investigación permite concluir que los elementos estresantes pueden producir inmunodepresión e incremento de la vulnerabilidad a las enfermedades. También se confirma que el estrés y la depresión se asocian a déficit de las reacciones inmunológicas medidas in vitro, así como a un descenso de la frecuencia de células natural killer. Un descenso de la actividad de estas células es un predictor de la recurrencia de la enfermedad en estadíos tempranos del cáncer de mama. El deficit de apoyo social sigue determinando una menor reacción inmunológica controlando la percepción de estres y el nivel de depresión o ansiedad, es decir, el apoyo social tienen un efecto directo que no es mediatizado explicado por los procesos sociocognitivos. Además, un alto nivel de apoyo social disminuye el impacto fisiológico del estrés, en particular la reactividad cardio-vascular. De la misma forma, se ha comprobado en poblaciones adultas y ancianas que el nivel de apoyo social se asocia como a una menor presión sistólica y disatólica (Stroebe y Stroebe, 1995). Confirmando el caracter protector del apoyo social en el ajuste a la enfernedad, sujetos a la espera de ser intervenidos, prefieren compartir su experiencia con enfermos en una situación similar, mejorando con ello su estado afectivo - los que lo hacen con sujetos ya operados, se encuentran mejor en el post-operatorio (Kulik y Mahler, 1987; 1989) c) Un déficit de mayor apoyo social se asocia a conductas inadaptativas y a formas de afrontamiento más ineficaces. De manera inversa, el apoyo social emocional subjetivo y el afrontamiento adaptativo asociado a él, amortiguan o disminuyen el impacto del estrés y por ende, disminuyen posibles formas inadaptativas de afrontamiento como son las conductas de riesgo que agravan el problema -beber, 9

fumar, ignorar la enfermedad y el tratamiento, etc.- (Stroebe y Stroebe, 1995). Ahora bien, el efecto beneficioso del apoyo sobre una menor reactividad cardiovascular y endocrina, así como sobre una mayor respuesta inmunológica siguen manifestandóse aunque se controlen las conductas de riesgo (Uchino et al, 1998). Es decir, la influencia del apoyo social en el nivel de conductas inadaptativas no es el 'unico proceso mediador que explica la influencia física positiva del apoyo social. Una investigación correlacional con mujeres con cáncer de mama no metastásico entrevistadas restrospectivamente (rango 1 semana y dos años y medio después de la cirugía) encontró que el nivel de apoyo social emocional y objetivo (cantidad de contactos) se asociaban indirectamente con el bienestar subjetivo a través de un efecto inhibidor de las formas de afrontamiento inadaptativas (Bloom, 1982, revisado en Helgelson y Cohen, 1996). d) El alto apoyo social subjetivo, en particular el emocional, se asocia a una alta autoestima personal, que a su vez, se asocia a una menor reactividad ante hechos negativos y a un mejor manejo de las amenazas de muerte. El apoyo social y las formas de afrontamiento adaptativas asociadas a él, permiten superar más rápidamente el bajo estado de ánimo y la depresión. La autorregulación de la afectividad negativa y el incremento de la afectividad positiva del sujeto podrían tener un papel facilitador del tratamiento y de la adaptación al problema. Por otro lado, tanto investigaciones correlacionales como experimentales han demostrado que sujetos que comparten sus emociones en momentos estresantes, refuerzan su reacción afectiva negativa, por lo que el impacto afectivo de la integración social también puede ser ambivalente (Berscheid, 1994). e) Regulación afectiva: El apoyo social puede disminuir las formas de afrontamiento negativas y reforzar las positivas, lo que permitiría regular la afectividad negativa y la ansiedad. Los sujetos aislados socialmente tendrán dificultades para compartir y hablar sobre sus experiencias negativas. La expresión emocional apoyada y regulada por otros puede permitir disminuir el gasto fisiológico y el estrés asociado a la inhibición de la vivencia afectiva. Pennebaker (1994) muestra datos que confirman el carácter estresante de la inhibición y los efectos positivos de la desinhibición y confrontación emocional en la salud física. Sin embargo, compartir experiencias sobre un hecho traumático provoca a corto plazo un aumento de la afectividad negativa, aunque resulte beneficioso a largo plazo (Smyth, 1998). 2.9 Medición del Apoyo Social: Los instrumentos de medición de apoyo social utilizados han sido demasiado groseros. Se confunden la dimensión de satisfacción subjetiva con la descripción de las redes sociales. No siempre se diferencias los aspectos de apoyo instrumental (de apoyo para resolver tareas o problemas) y de apoyo emocional (apoyo moral y afectivo). Las investigaciones indican que hay que diferenciar los aspectos del apoyo social. Si bien tanto la cantidad como la calidad de los contactos estaban asociadas al bienestar psicológico, es la calidad la que parece más importante (Reis et al., 1985). Los sujetos que tienen alto apoyo social, también tienen altas capacidades sociales 10

de enfrentamiento del medio (Saranson et al, 1985). Esto requiere diferenciar y/o especificar las relaciones entre ambas variables o factores. Las medias funcionales de apoyo social, en particular las de confidentes, mostraron un claro efecto directo (77%) e indirecto (85%). La accesibilidad de un confidente se supone que está asociado a la función emocional (valorización y autoestima) y de información. 2.10 Afectividad Cuando hablamos del estado de ánimo, de las emociones, del bienestar subjetivo o los sentimientos, no hacemos otra cosa que mencionar distintas áreas o tipos de afectividad. De manera general, podemos definir a la afectividad como la tonalidad o el "color" emotivo que impregna la existencia del ser humano y en particular su relación con el mundo (Páez et al, 1989). Por su carácter intenso, breve, privado y básico las emociones aparecen como el elemento esencial de la afectividad. El Bienestar Subjetivo puede ser entendido como la balanza entre emociones negativas y positivas, estado en el que las segundas predominan en frecuencia sobre las primeras. En cuanto a la estructura de la afectividad, el debate se ha centrado en discutir si existe o no una dimensión unitaria de malestar o afectividad negativa y otra de bienestar o de afectividad positiva. Los estudios arrojan con nitidéz dos factores o dimensiones principales: placerdisplacer y activación. La dimensión placer-displacer presenta en un extremo al miedo y en el otro a la alegría y cada una de ellas está asociada a diferentes patrones motores-fisiológicosconductuales. El miedo se agrupa junto a problemas estomacales, frío, tensión muscular, sudoración y "nudo en la garganta", conductas de escape y aislamiento y por cambios faciales y en el habla. Por el contrario, la alegría se define por la relajación muscular, la risa, las conductas de aproximación y lentitud en el habla. La dimensión de activación presenta por un lado a la tristeza y por el otro la cólera. Esta última aparece asociada a cambios de temperatura corporal, movimientos abruptos, por la rabia y la agresión e incrementos de gesticulación (la situación que lo provoca se atribuye a figuras concretas). La tristeza por el contrario, aparece asociada a situaciones negativas sin un agente causal claramente establecido. Los estudios de estados de ánimo cotidiano que utilizan escalas de adjetivos emocionales y escalas de bienestar han tendido a encontrar en vez del primer factor bi-polar (placer-displacer), dos factores independientes unipolares; uno de afectos negativos (con un alto afecto negativo definido por ansiedad y un polo bajo definido por calma-relajación) y otro de afectos positivos (con un polo alto definido por la alegría y otro polo de bajo afecto positivo definido por depresión).

Aunque los estudios que mostraban la existencia de dos dimensiones unipolares tenían una serie de limitaciones, estudios recientes que superaron esos problemas dieron 11

resultados similares (Diener at. , 1984; Diener y Iran-Nejad, 1986). La explicación de esta diferencia es que cuando los afectos se miden muy próximos temporalmente (el mismo día o la misma semana) aparece la dimensión bipolar placerdisplacer. En cambio, cuando se mide el estado de ánimo sobre períodos más largos (meses o un año) aparecen las dos dimensiones unipolares positiva y negativa independientes (Clark y Tellegen, 1984). Asimismo, el Afecto Positivo y el Negativo correlacionan entre sí de manera negativa y laxa, oscilando entre -0.05 y -0.30, lo que se explica sobre todo porque los estados de fuerte activación emocional de un signo, son poco probables que coexistan con afectos del signo opuesto. Es decir, si un tipo de afectividad está en un bajo nivel, el otro puede ocurrir en cualquier nivel de intensidad, en cambio a altos niveles de intensidad los afectos del tipo opuesto no co-ocurren. El alto afecto positivo está definido por términos como "entusiasmado" y "alegre" mientras que el bajo afecto positivo está definido por adjetivos como "fatigado" y "triste", sugiriendo el abandono de expresiones negativas. El alto afecto negativo está definido por adjetivos como "atemorizado" y "enojado". El bajo afecto negativo está definido por "tranquilo" y "calmado", sugiriendo formas displacenteras de abandono de contacto. En general, el afecto positivo se sitúa en una amplia zona de valores intermedios. El afecto negativo cae en un rango más estrecho de puntuaciones alrededor de la media, con expresiones extremas ocasionales y periódicas, siendo estas expresiones de un marcado malestar. En relación a los correlatos psicosociales de la afectividad se ha encontrado que el alto afecto negativo está asociado al estrés, a quejas somáticas, a la ansiedad-rasgo y al neuroticismo. Asimismo, el bajo afecto positivo está asociado a sucesos de pérdida, depresión y personalidad introvertida. La afectividad positiva está asociada a medidas de motivación de logro y dominación social y a indicadores de buena conducta social, esto es, frecuencia de contactos, satisfacción con los amigos y las relaciones, implicación con organizaciones sociales y el conocimiento de nuevas relaciones. Estos indicadores no tienen relación con el estado de ánimo negativo que sí se asocia a medidas de alienación y reactividad al estrés. Estas últimas, por su parte, no se relacionan con el estado de ánimo positivo (Watson y Clark, 1984). En otras palabras, podemos decir que el afecto negativo está asociado a la presencia de sucesos negativos, mientras que el bajo afecto positivo está asociado a la ausencia o pérdida de refuerzos positivos. El alto afecto positivo se relaciona con un número mayor y más diverso de hechos sociales mientras que el alto afecto negativo lo hace con un rango más limitado de sucesos (Clark y Watson, 1988).

El afecto positivo está asociado a los sucesos de la vida cotidiana y está más relacionado con las funciones vegetativas (elación-depresión) que con las funciones de emergencia (alarma-calma), éstas últimas se relacionan más con el afecto negativo. El alto 12

afecto negativo está asociado a las reacciones de lucha y fuga en situaciones de crisis lo que explica los fuertes altibajos de este afecto y, la correlación con quejas somáticas, problemas de salud y trastornos psicofisiológicos (Clark y Tellegen, 1988) La afectividad negativa como rasgo está altamente asociada, de manera positiva, a la ansiedad, al estado de ánimo negativo y tiene una correlación negativa moderada con el estado de ánimo positivo. Asimismo, se encontró que tanto con la ansiedad como con la depresión se asocian a un alto afecto negativo pero sólo la depresión estaba asociada a un bajo afecto positivo (Watson, Clarrk y Carey, 1988). Satisfacción Vital o Bienestar Subjetivo La satisfacción vital (SV) o bienestar subjetivos (BS) se compone de: a) Juicios o evaluaciones cognitivas específicas y generales de satisfacción con la vida y diferentes aspectos de ella; b) Juicios o evaluaciones globales sobre el grado de felicidad; c) la balanza o equilibrio de emociones positivas frente a negativas. La mayoría aplastante de la gente oscila entre ligeramente satisfecho y muy satisfecho - aún en cirscunstancias negativas - el 68% de personas con discapacidades decía estar algo o muy satisfecho con su vida, comparado con un 90% de personas sin discapacidad. Los juicios sobre dominios especifícos explican el 30-60% de los juicios globales de satisfacción vital o de felicidad global (Diener et al,1999). Relación entre Indicadores Objetivos y Subjetivos de Bienestar y Satisfacción: el fenómeno del nivel de adaptación.La relación entre indicadores objetivos (de salud, de tipo de vivienda, con los indices de criminalidad) y la satisfacción subjetiva referida a los mismos dominios es baja. Se explica esta baja relación por que la satisfacción se vincula a un proceso en el que se comparan las aspiraciones o expectativas con la situación real o logros obtenidos. La satisfacción o bienestar depende no tanto de la realidad, como de la relación entre esta y las aspiraciones: Si dividimos la situación real o logros por las aspiraciones, a mayor razón o menor desfase entre aspiraciones y logros, mejor bienestar. Esto explica que personas de mediana edad, con trabajo estable, casas comodas y vida marital, esten menos satisfechas que personas con medios y condiciones de vida más modestas. Aunque los primeros están objetivamente mejor que los segundos, sus aspiraciones son más altas que las personas de condiciones de vida más modestas, por lo que el desfase entre expectativas y realidad es mayor, y por ende la insatisfacción mayor (Andrews & Robinson, 1991). El fenómeno del nivel de adaptación también subyace a la falta de relación entre indicadores objetivos y subjetivos, así como al hecho que personas que hayan vivido hechos negativos (p.e.enfermedades crónicas graves o discapacidades) o positivos fuertes (p.e.ganar la lotería o aumentar los ingresos) no muestren fuertes diferencias de BS y SV comparados con personas normales o que no han vivido cambios. Por ejemplo, los indices de BS y SV no aumentan en los años en que los países se desarrollan económicamente. Se denomina nivel de adaptación a la tendencia a adaptarse a un nivel dado de estimulación y por tanto a evaluar los cambios a partir de ese nivel. Por ejemplo, 13

un aumento de los ingresos se asocia a mayor consumo, más prestigio social y más logro profesional, y proporcionan un aumento inicial del bienestar. Sin embargo, pronto se desvanece el aumento del bienestar y se necesita alcanzar un nivel mayor para para proporcionarnos un nuevo incremento. Además, después de obtener un gran éxito (p.e.ganar la lotería) las actividades normales que antes eran gratificantes se vuelven menos agradables, ya que en comparación con el gran hecho positivo estos placeres ordinarios empalidecen. El aumento de los indices del divorcio se ha asociado al aumento de la importancia que se otorga en los países desarrollados e individualistas al amor pasional y a la búsqueda de placer centrada en sí mismo. La creciente importancia de experiencias emocionales positivas intensas, como la pasión romántica y la actividad erótica, hace que aumente la insatisfacción marital, ya que estas experiencias intensas tienden a disminuir con el paso del tiempo, provocando por ende la insatisfacción con la vida de pareja y el divorcio. Por otro lado, existen ciertos hechos negativos que se asocian sistemáticamente con bajo bienestar - como el desempleo o paro. Ahora bien, en el caso de las enfermedades y discapacidades graves, una vez pasados los primeros, se presenta el fenómeno del nivel de adaptación, y las personas no manifiestan más insatisfacción o menor felicidad que personas normales. Estas personas aprenden a disfrutar más de las cosas cotidianas y de los placeres básicos de la vida, minimizando las preocupaciones y conflictos que antes les agobiaban. Además, tienden a compararse con personas de peor suerte (se comparan las enfermas de cancer de mama con las de Sida) y se consideran por ende en una condición mejor que otros o se comparan positivamente (Avia & Vasquez, 1998). Factores vinculados a la SV y BS a nivel colectivo o de las naciones.Los países ricos, de mayor desarrollo-socioeconómico, en los que se respetan los derechos humanos, existe igualdad social, y de culturas individualistas, son los que tienen un mayor BS colectivo o nacional. La correlación entre Producto Nacional Bruto y BS es de 0,50. El desarrollo socio-económico va a permitir satisfacer las necesidades básicas de las poblaciones de cada nación, permitiendo una buena alimentación, baja mortalidad infantil, alta expectativa de vida y acceso a condiciones higienicas. En los países en los que se respetan los derechos humanos es probable que las personas perciban un mayor control y auto-eficacia en sus vidas, así como que vean satisfecho sus necesidades de seguridad. La igualdad social se asociará a situaciones de mayor justicia y menor asimetría social, mientras que se sabe que la desigualdad se asocia a la violencia social. Además, la igualdad permitirá a más personas satisfacer sus metas y necesidades. En las culturas individualistas le permiten a la persona mayor libertad para elegir sus cursos de acción, se acepta más la expresión emocional y se atribuirá más al sujeto los exitos en los buenos momentos - aunque también habrá menor apoyo social en los momentos duros (Diener et al.,1995). Los valores de baja distancia o legitimación de relaciones igualitarias, de femineidad cultural o relaciones sociales de apoyo y "blandas", y los valores de baja evitación de la incertidumbre, o culturas tolerantes yu poco normativas, se asociaban a una alta SV y BS colectivo. En esas culturas 14

predominará probablemente la igualdad, se dan más hechos positivos y menos negativos, una menor normatividad (Basabe et al.,2000) y habrá una mayor sensación de control de las vidas y de libertad de expresión y elección. El predominio de valores postmaterialistas , es decir, vinculados a la calidad de vida, se asociaba a la satisfacción vital aunque no a la balanza de afectos. La mayor competitividad de la vida social, se asociaba a un peor BS y SV aunque la competitividad era mayor en los países pobres, de alta distancia al poder y colectivistas. En otras palabras, la competitividad se asociaba a naciones en vías de desarrollo en las que escasez de recursos y recompensas impone un individualismo feroz, más allá del colectivismo de la familia extensa, clan o linaje. La rapidez de la vida social, si bien puede ser un indicador de estrés, debido a que se asocia al desarrollo socio-económico, se asocia a un mayor SV y BS. El grado de confianza en los otros se asociaba a una mejor SV y BS, ya que es un indicador del grado de apoyo social subjetivo. La confianza en los otros se daba más en los países socio-económicos desarrollados, individualistas, de baja distancia al poder, femeninos y de baja evitación a la incertidumbre. En los países individualistas las relaciones son fluidas y cambian, en los países colectivistas estas son más estables y normadas: la gente hace lo que tiene que hacer, por lo que no atribuyen una relación estable y positiva a buenas intenciones o rasgos de personalidad de los otros y por ende no se confía en general en la gente (Paez & Zubieta, 2000). Finalmente, factores como la homogeneidad cultural y el crecimiento o aumento de los ingresos no predecían la SV nacional. Aunque se postule ideológicamente que el exceso de inmigración o de diferencias culturales se asocia al malestar, esto no se ha constatado. Probablemente una cultura demasiado homegenea también tenga sus aspectos negativos - menor variedad y estímulo positivo.

Afectividad

Satisfacción

Vital Positiva-Negativa de Bradburn

y Felicidad

IDH

0,24 &

0,31

Individualismo Hofstede

0,49

0,77

Autonomía Afectiva Autonomía Intelectual Conservacionismo de Schwartz

0,40

0,53 0,53 -0,61

Postmaterialismo Inglehart Distancia Poder de Hofstede

0,71 -0,57

-0,76

15

Jerarquía Compromiso Igualitario de Schwartz Masculinidad Cultural de Hofstede

-0,65 0,48 -0,30&

-0,30

Control de Schwartz

-0,40&

Evitación Incertidumbre -0,61 de Hofstede

-0,47

Armonía de Schwartz

-0,75

Lentitud vida social Competitividad

-0,55 -0,28&

-0,57

0,45

0,49

Confianza Personas

(todas las correlaciones expuestas p
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