Biblia y catequesis, experiencia humana y palabra de Dios

July 21, 2017 | Autor: S. Sociedad Cateq... | Categoría: Biblia, Catéchèse, BIBLIA Y TEOLOGIA, Catequesis, Catequética
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Descripción

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BIBLIA Y CATEQUESIS Experiencia humana y Palabra de Dios

Víctor Saulo Acha 2007

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BIBLIA Y CATEQUESIS Experiencia humana y Palabra de Dios

DE LA BIBLIA A LA EXPERIENCIA DE FE I. LA CATEQUESIS 1) EL ACTO CATEQUÍSTICO a) Partiendo de las situaciones históricas y las aspiraciones humanas b) Es anuncio de Cristo y memorial de su Pascua Desde los pobres a todos… En diálogo con las culturas de nuestro tiempo… Como testigos inmersos en la realidad… c) Y es experiencia de Comunión eclesial d) Cerrando el círculo e) La experiencia vivida se expresa en la celebración de la fe y en el seguimiento del Señor

a) b) c)

2) EL DESAFÍO DEL LENGUAJE Lenguaje y lenguaje religioso El lenguaje más allá de lo religioso Lenguaje y catequesis

a) b) c) d)

3) LA CUESTIÓN PEDAGÓGICA Pedagogía original de la fe y Metodología catequística Pedagogía de Dios Pedagogía original de la fe El método en catequesis

II. LA BIBLIA PALABRA REVELADA Y LA CATEQUESIS 1)

PRESUPUESTOS TEOLÓGICOS SOBRE LA PALABRA

a) b) c)

2) PALABRA DE DIOS, REVELACIÓN, ESCRITURA Palabra de Dios Revelación Escritura

a) b) c) d)

3) LA PALABRA DE DIOS EN LA CATEQUESIS La catequesis supone un diálogo Palabra de Dios y catequesis Biblia y catequesis La catequesis en la Biblia

EN EL PUEBLO DE DIOS, AL SERVICIO DE LA PALABRA Tareas del catequista Catequesis y otras instancias de encuentro con la Palabra Lectio divina Lectura popular ANHELOS Y ESPERANZAS

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Este material es un texto presentado (y publicado en 2007) en un Curso organizado por la Escuela de estudios bíblicos “PARRESIA”

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3 BIBLIA Y CATEQUESIS

Este material fue presentado en un Curso Breve de la Escuela Bíblica “Parresía”, en Córdoba, Argentina y se ofrece ahora para la Asamblea de SCALA, en Quito 2011. El material debe ser leído teniendo en cuenta que en 2007 aún no teníamos Documentos de Aparecida ni recientemente Verbum Domini. La buena voluntad de los lectores sabrá comprender y completar estas carencias. DE LA BIBLIA A LA EXPERIENCIA DE FE Cuando hablamos de Pastoral Bíblica no se trata solo del conocimiento y la difusión del Libro Sagrado. Se trata del encuentro con un libro único, que para la fe cristiana es encuentro con la Buena Noticia que ES Jesús y su Mensaje del Reino La Pastoral Bíblica atiende a la difusión y valoración del Libro Sagrado, de su texto, que expresa a la Tradición que le dio origen y lo conserva. Pero también opera como momento didáctico de la Pedagogía de Dios, en cuanto es este Libro el que conecta a las comunidades creyentes con aquella experiencia fundante. Como “la Iglesia existe para evangelizar”, su actividad pastoral toda tiene como meta poner en dialogo a la humanidad con el Evangelio de Jesús el Cristo. Esta meta condiciona todo lo demás. De modo que una Pastoral Bíblica que quiera ser Buena Noticia, necesariamente debe partir del Evangelio y debe conducir a una identificación con Jesús, el Cristo que es la Buena Noticia que se nos ha dado. La catequesis, por su parte, tiene como finalidad poner a las personas y a las comunidades creyentes en comunión con Jesús y su Evangelio del Reino. La catequesis se vincula con la Pastoral bíblica, ya que forma parte del Ministerio del Anuncio. La Biblia instala en las comunidades el texto desde el cual podemos encontrarnos con el Mensaje de Vida que reconocemos como Revelación. No basta con tener el texto, no es suficiente conocerlo en profundidad. Se necesita el paso más profundo que consiste en encontrar más allá del texto, aunque gracias a el, la Buena Nueva del Reino que ha inaugurado Jesús. Los “evangelios” nos ponen en contacto con Jesús que es el “evangelio” (=buena noticia) para la humanidad. Todo creyente debe alimentar su fe en los Evangelios, pero la clave para que esto suceda es que cada creyente haga un proceso semejante al que hicieron aquellos que escribieron estos textos. Apóstoles y discípulos convivieron con Jesús, y en sus experiencias hay un hecho clave, la Resurrección de Jesús. El resucitado es el crucificado, por eso la fe en Jesucristo resucitado nos conecta con aquel Jesús de Nazaret que “siendo Dios, tomó nuestra condición humana… y habitó entre nosotros” 2. “En el centro de la Palabra de Dios está nuestra existencia, nuestra realidad hecha Palabra. El Dios que sale a nuestro encuentro lo hace desde nosotros, desde nuestras luces y sombras, con nuestros aciertos y nuestros errores. El método para llegar a la Palabra es a partir de los grandes interrogantes de la existencia humana”.3 Estas afirmaciones vinculan de manera directa Palabra de Dios y existencia humana. Y es a partir de este vínculo que se han generado en la experiencia pastoral de la Iglesia los distintos modos de ofrecer, entregar, “anunciar” la Palabra para que se convierta en un eje vital para el creyente. De hecho la catequesis nace por la necesidad de desentrañar, de penetrar el Anuncio testimonial que las comunidades van recibiendo de los primeros discípulos. Al escuchar el kerygma surgen preguntas: ¿qué significa esta afirmación? ¿Qué nos está proponiendo? ¿Qué debemos hacer? ¿Qué nuevo rumbo le da a mi vida esta propuesta antes ignorada? La catequesis es el proceso que nos permite penetrar y desmenuzar la profundidad del anuncio recibido y dejar que entre en diálogo con nuestra existencia cotidiana. Esta acción pastoral se ubica entre los muchos modos del Anuncio de la Palabra. Luego de esta presentación el trabajo incluye dos partes. En la primera algunas precisiones sobre la Catequesis y en la segunda un aporte sobre los vínculos entre Biblia y Catequesis. Y un final esperanzado…

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Ver Filipenses 2, 6-8 y Juan 1, 14 E.M. Vekic Para ser oyentes de la Palabra, Apunte, Córdoba 1999

4 I. LA CATEQUESIS ¿En qué consiste esta tarea permanente de la Iglesia que llamamos catequesis? ¿Cuál es su finalidad?¿cuáles sus objetivos? La respuesta a estos interrogantes merecen un tratamiento minucioso que no es el objetivo de este trabajo, pero digamos que entendemos la catequesis como una Pedagogía de la fe, que se realiza como itinerario-proceso que:  partiendo de las situaciones históricas y las aspiraciones humanas,  es anuncio de Jesús el Cristo y Memorial de su Pascua,  y tiene lugar en el ámbito de una comunidad de discípulos. La experiencia humana, la vida cotidiana con sus luces y sombras, se encuentran con la Palabra conocida, interpretada y asumida en la comunidad. Y si bien esto se ha trabajado largamente desde hace décadas, aún no están superadas algunas opciones que fueron modalidad de la catequesis antes de la renovación y que no asumen esta perspectiva catequística:  en lo conceptual: el enfoque fuertemente nocional y memorístico, generalmente con más fuerza en lo doctrinal que en la realidad y la Escritura;  en lo metodológico: el apego y casi como único recurso, al catecismo o manual o texto de catequesis;  el empleo inadecuado de subsidios: con fines más ilustrativos que formativos, y por lo tanto paralelos y no como parte de una propuesta integral de contenido y método;  en cuanto al desarrollo de aptitudes y actitudes: la confianza puesta más en la “instrucción” que en la “iniciación” a una práctica de vida, solo posible desde  experiencias vitales y testimoniales;  en lo litúrgico: la celebración y aún la oración, no propuestas como momentos significativos e integrados en la catequesis, sino como complemento y “obligación”;  en lo testimonial: la ausencia de una formación e iniciación práctica para el compromiso con el mundo y sus desafíos en lo social, político, económico, cultural, etc. Como consecuencia, hay que trabajar sobre la “finalidad” de la catequesis, revisando sus contenidos y buscando nuevas propuestas metodológicas. Todo esto para que la experiencia de catequesis pueda ser significativa para hombres y mujeres de este siglo XXI y asumiendo los nuevos rostros, afiance al creyente en su adhesión a Jesús y al Evangelio, lo fortalezca en su capacidad relacional para construir comunidad y lo impulse a ser testigo en todos los ámbitos de la vida social. Entendemos la catequesis como “Un camino de crecimiento y maduración de la fe en un contexto comunitario eclesial que da sentido a la vida” 4. 1) EL ACTO CATEQUÍSTICO Resumimos en este enunciado el proceso de la catequesis:  partiendo de las situaciones históricas y las aspiraciones humanas,  la catequesis es Anuncio de Cristo y memorial de su Pascua  que se expresa en la celebración de la fe  y se vive como seguimiento del Señor. a) Partiendo de las situaciones históricas y las aspiraciones humanas 5 “De acuerdo con (la) teología de la Revelación, la catequesis actual debe asumir totalmente las angustias y esperanzas del hombre de hoy, a fin de ofrecerle las posibilidades de una liberación plena... Las situaciones históricas y las aspiraciones auténticamente humanas forman parte indispensable del contenido de la catequesis; deben ser interpretadas seriamente, dentro de su contexto actual, a la luz de las experiencias vivenciales del Pueblo de Israel, de Cristo, y de la comunidad eclesial, en la cual el Espíritu de Cristo resucitado vive y opera continuamente” 6 El texto ofrece un criterio hermenéutico fundamental, y significa que no podemos hablar de revelación en abstracto. Leo primero el libro de la vida, es decir lo que sucede hoy a mi alrededor, y desde esta realidad de la que formo parte, hago memoria de lo que vivió el pueblo de Israel, luego Jesús y las primeras comunidades cristianas, y la Iglesia en el

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CEA Juntos para una Evangelización Permanente (JEP) N° 50. Es el documento conclusivo del IIª Congreso Catequístico Nacional celebrado en Argentina en 1987 A partir de allí se adoptó esta descripción de la catequesis en las reflexiones catequísticas y el trabajo pastoral. 5 Ver DGC 139; 143; 146; 280 y 94-97; 109; 119 6 Medellín 8, 6

5 curso de su historia. En esos acontecimientos, encuentro luces y sombras que debo discernir para mirar con ojos nuevos lo que estoy viviendo hoy. Allí comienza la catequesis. El criterio hermenéutico señalado, nos ofrece otro criterio metodológico importante: el mensaje revelado, se interpreta desde la historia de ayer y de hoy. Se trata de “leer” hoy las situaciones históricas en las que estamos inmersos: los acontecimientos sociales, políticos, culturales que en su conjunto caracterizan el presente de la humanidad; las nuevas formas de la injusticia y de la opresión; la realidad de la exclusión; la corrupción institucional; los abusos del poder o de la fuerza; la transformación de hábitos y costumbres domésticos y sociales; la globalización que genera nuevos vínculos y espacios sociales y culturales; las características actuales de la identidad juvenil; los eventos culturales, científicos y técnicos asombrosos a los que asistimos; los actos heroicos y nobles que viven hombres y mujeres a nuestro alrededor; los testimonios martiriales... esto es leer el libro de la vida. Entonces hacemos memoria de lo que otros vivieron desde la fe y esta memoria nos alienta a iluminar también nosotros la vida con la luz del Evangelio, en aquel complejo de situaciones humanas en las que estamos inmersos. b) Es anuncio de Cristo y memorial de su Pascua 7 Dijimos que “las situaciones históricas son contenido de la catequesis”. Nos preguntamos ¿y cómo se vinculan situación-contenido y mensaje-contenido? ¿es que al interior de las situaciones, está presente y oculto todo el mensaje que la catequesis debe anunciar? ¿no hay un mensaje objetivo, que reconocemos como revelación de Dios, que es vivido en la historia, transmitido por la Iglesia, reflexionado en la teología y propuesto por el Magisterio? Ciertamente, como señala Evangelii Nuntiandi “hay un contenido esencial, una sustancia viva, que no se puede modificar ni pasar por alto sin desnaturalizar gravemente la evangelización misma... evangelizar es ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo...” Precisamente por la Encarnación, este contenido revelado, esta sustancia viva, ha penetrado históricamente en las situaciones humanas para hacerlas nuevas. El diálogo de la Palabra viva, al interior de las realidades humanas y en la intimidad de las personas, hace surgir de ellas todas sus potencialidades y las hace espacios nuevos, donde se prolongan la Encarnación y la Pascua del Señor. Recordamos esta cita del Vº Sínodo: “una enseñanza cualquiera, incluso de contenido religioso, no es sin mas catequesis eclesial. En cambio, cualquier palabra que llegue al hombre en su situación concreta y lo impulse a encaminarse hacia Cristo, puede ser realmente una palabra catecumenal...” 8 El Vº Sínodo y Puebla, nos dan una pauta metodológica concreta: ya que hay un carácter específico de la pedagogía de la fe, que es el encuentro con la persona de Cristo, ”en toda catequesis íntegra hay que unir siempre de modo inseparable: el conocimiento de la Palabra de Dios, la celebración de la fe en los sacramentos, la confesión de la fe en la vida cotidiana.”9 Nuestra fe, tiene sus raíces en un acontecimiento histórico, Jesús encarnado – muerto –resucitado. Anunciamos su Pascua, una pascua que ha de hacerse efectiva y eficaz como impulso dinamizador y transformador de la historia. El Cristo de la Pascua es Jesús de Nazaret, aquel que vivió en Galilea, que nacido en el hogar de María y José, fue hijo de una tierra marginal de su país, es el que abre su mira10da y su corazón a los excluidos de su entorno para convocarlos “…no teman…” los pobres, los huérfanos, las viudas, los “malditos” a los ojos de Israel porque son leprosos, paralíticos, sordos, ciegos. Ellos, los que desde el silencio de su marginación claman justicia al acudir a Jesús. Desde los pobres a todos… Jesús se compromete sin retaceos. “Jesús convive, la mayor parte de su tiempo, con los que no tenían lugar dentro del sistema social existente en su época… La opción de Jesús es muy clara. También la invitación es clara: no es posible ser amigo de Jesús y continuar apoyando al sistema que margina a tanta gente. Algunos lo entendieron así y respondieron afirmativamente”. Solo algunos ejemplos, sobre los que se puede abundar:

 con los pobres y sus situaciones de pobreza marginal,  con los excluidos de cualquier condición: ciegos, sordos, mudos, leprosos; con los niños, los huérfanos, las viudas y las mujeres en general;

 convive con ellos y los convoca para generar ese “movimiento” de seguidores de su propuesta del Reino, 7 8 9

Ver DGC 98-104 145-146; 40-43, 66; 107-108; 154 –155 Vº Sínodo 8 Vº Sínodo 11, Puebla 999

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C. Mesters La opción liberadora de Jesús (digital)

6  les dice “felices ustedes”, justamente porque El les trae Buenas Noticias,  y con la misma fuerza cuestiona al poder religioso y opresor de Israel representado en escribas, fariseos y sacerdotes,

 sin mezquindades recibe a todos y tiene para cada uno la palabra oportuna. Una palabra que es denuncia de injusticias y anuncio de vida nueva, que es rechazo de la mezquindad y la hipocresía de los que tienen el poder y el dinero y es ternura y misericordia para el que le sigue con entusiasmo y para el que se convierte,

 se muestra íntimo del Padre Dios y nos invita a descubrir y confiar en su amor, su ternura y su presencia,  habla del reinado de Dios para condensar en esta figura su propuesta de un nuevo modo de relaciones, de actitudes y comportamientos que se expresen en fraternidad y convivencia. Hay que insistir que la fe en la Pascua de Jesús se entiende desde la vida entera de Jesús. Su Pascua es el gesto supremo del que se encarnó en las situaciones y la historia de los suyos y desde allí se hizo respuesta liberadora. En diálogo con las culturas de nuestro tiempo… Desde los apóstoles y hasta que El vuelva, va pasando esta fe, de generación en generación (Traditio) y permanece porque es receptada y asimilada (Redditio) Sin raíces no hay futuro. Una afirmación así, es extraña a la mentalidad “postmoderna” de este nuevo siglo. Es propio de esta nueva realidad cultural, vivir intensamente el presente, este momento, cada momento, y en consecuencia el ayer no importa, no se puede mirar para atrás. Esto lleva implícito el no reconocer que tenemos historia. Y desconocer la historia, no identificar el pasado, es cortarnos las raíces. Pero estas convicciones hay que expresarlas y vivirlas en este nuevo contexto cultural. Se equivocan quienes intentan resistir a los cambios sociales, a la transformación de la cultura, a la fisonomía de los jóvenes de hoy. Hay que encontrar como poner en diálogo nuestro caudal de fe con estas realidades. En nuestros anuncios catequísticos está en juego una concepción de la vida y del quehacer humano que alimentamos en el Evangelio , pero a la vez el modo de construir hoy la experiencia creyente. Desde el presente construimos el futuro, asumiendo nuestra historia con sus luces y sombras. Asumir y testimoniar nuestra comprensión del tiempo, de la historia, de la vida, debe ser el elemento profético de nuestra catequesis de hoy, y no hay que eludir el desafío. Como testigos inmersos en la realidad… Nuestra historia latinoamericana, está marcada desde sus orígenes, hasta décadas más recientes, por rupturas; enfrentamientos ideológicos y políticos; políticas de estado aberrantes; opciones ideológicas reñidas con la dignidad humana; etc., que parecen a veces tenernos atrapados, y anclados en el pasado. Unos buscando condenar, otros queriendo borrar el pasado, muchos clamando justicia y transparencia. Voces que claman y diálogos que se adeudan. Hasta que no elaboremos nuestros traumas y nuestros logros históricos, no podremos caminar con solvencia, con seguridad, como pueblos, como continente. En el contexto de un mundo globalizado desde lo económico y mediático; en el marco de lo más salvaje del capitalismo global, que lejos de posibilitar espacios para achicar la deuda de la injusticia, sigue ignorando la realidad de la pobreza y generando nuevas formas de exclusión social; en la reiterada e insoluble marginalidad “de los pueblos pobres y los pobres de los pueblos”, en este contexto ¿de qué modo seremos testigos creíbles de aquel Jesús que generó un movimiento imparable de transformación? Como Iglesia, somos responsables de decir, en razón de nuestra fe, que es posible vivir reconociendo las raíces de ayer, las del Evangelio y de las comunidades primitivas, pero con los pies en el presente histórico. En la catequesis hay que plantear para hoy, un mensaje que comenzó en la encarnación de Cristo, y en su cruz – resurrección, expresión y consecuencia de su vida “encarnada” entre los pobres de su tierra. Un mensaje que nos llega cargado con las cruces y con los signos vitales de la historia vivida por quienes nos precedieron en la fe y dieron la vida con la entrega de cada día y hasta con el martirio. Testimonio, predicación, magisterio, teología, catequesis, un conjunto que pasa de generación en generación; que se expresa en distintas culturas; que se re-expresa enriqueciéndose constantemente; que en cada momento histórico debe ser revisado, completado. Habrá que saber desechar connotaciones epocales del anuncio, de la práctica religiosa, de los modos de celebrar. Es decir todo aquello que sin ser esencial tiene el peligro de opacar el Mensaje genuino del Evangelio, porque se ha tornado incomprensible o intrascendente para las nuevas generaciones. Toda forma y expresión del Ministerio de la Palabra tienen su razón de ser y su contenido en el Mensaje de Jesús. Ese mensaje se conforma de palabras, anuncios, gestos, signos, experiencias, vivencias, testimonios...martirios. La catequesis, en la comunidad creyente, tiene la misión de hacer

7 conocer, vivir y expresar el memorial de la Pascua y las propuestas del Reino que Jesús anunció y nos invitó a hacerlo realidad en todo tiempo y lugar. c) Y es experiencia de Comunión eclesial 11 “La reflexión teológica conciliar y post-conciliar descubrió la centralidad de la comunión (koinonía) en el misterio de la Iglesia y para la planificación de la actividad pastoral. La comunión eclesial debe ser vivida y traducida en la experiencia de comunidad, a todos los niveles de Iglesia...Cuando el aspecto institucional y asociativo de la Iglesia predomina sobre el aspecto comunión y comunidad, la tarea catequética resulta muy difícil. Por eso el interés por incentivar nuevas formas de vivir la comunión y realizar la comunidad...La dimensión comunitaria que hoy caracteriza la vida de la sociedad y de la Iglesia no puede dejar de influir en la catequesis. Se puede hablar de una opción comunitaria en la catequesis hoy” 12 El DCG, dice que la comunidad cristiana es “hogar de la catequesis” . Y lo explica diciendo que “La pedagogía catequética es eficaz...si la comunidad se concibe como fuente, lugar y meta de la catequesis” 13. La comunidad creyente, la comunidad parroquial, la comunidad escolar, o cualquier ámbito social, donde se intente hacer comunidad y crecer en comunión, cumple siempre un rol decisivo, ya sea como correctivo de los traumas que pueden haber vivido las personas en sus primeras experiencias de comunidad, ya sea para afianzar y desarrollar las mejores experiencias vividas. La comunidad creyente, en la que se recibe a un catequizando, va a grabar la vida, va a marcar a la persona con una impronta nueva. ¿Cómo encontrar propuestas de pastoral catequística, que hagan de la experiencia de comunión “un recurso pedagógico”, “un método” para la formación de mentalidades solidarias, fraternas, dialogales, plasmadas en la praxis comunitaria? ¿Cómo trabajar para que nuestras comunidades cristianas sean saludable hogar de la catequesis, matriz de la vida nueva del Reino? ¿Cómo construir comunidades que no sean un espacio masivo, sino una comunidad de personas a escala humana? d) Cerrando el círculo Dijimos que el acto catequístico parte de “las situaciones históricas y las aspiraciones humanas” y la afirmación no es menor, ya que sin este punto de partida cae todo el montaje que podamos hacer pretendiendo “hacer catequesis”. Hoy han surgido nuevos interrogantes, como reclamos de este “cambio de época” que estamos viviendo. Interrogantes que cuestionan definitivamente nuestros modos tradicionales de hacer catequesis y plantean profundos desafíos a toda la pastoral de la Iglesia. Jacques Audinet, señala que el contenido revelado es el mismo, también lo son la autoridad de la Iglesia que enseña y la finalidad espiritual de la acción catequística, pero… “Ya no los formulamos en los mismos términos. De tal modo que se va agrandando el distanciamiento entre las formas pedagógicas que están siempre en evolución, y lo que pretendemos lograr. La distancia se agranda hasta hacerse insostenible ¿Cómo hacer para transmitir un mensaje que es palabra, un mensaje trascendente y recibido en forma autorizada, y destinado a la salvación de todos? ¿Cómo transmitirlo con pedagogías activas, en un contexto de sociedades pluralistas y con instrumentos muy distintos a los de un texto preciso y riguroso?” 14 e) La experiencia vivida se expresa en la celebración de la fe y en el seguimiento del Señor Ambas experiencias deben vincularse con el cuestionamiento anterior ¿Cómo celebrar hoy en estos nuevos contextos? ¿Qué contenido y que alcance debe tener una celebración de la fe? ¿las celebraciones litúrgicas tal como están planteadas dicen mucho, poco o nada a las nuevas generaciones que crecen en una cultura en ebullición y cambio? ¿Cómo vivir y compartir la experiencia de ser discípulos que implica el testimonio cotidiano y la manifestación de la propia experiencia de fe en gestos y acciones concretos? ¿Cuáles serán esos gestos y acciones para que sean creíbles y eficaces en la realidad social del presente? ¿Cómo diseñar una catequesis que exprese la clave de interpretación de todo el decir y el hacer de Jesús: el pobre? ¿Cómo expresar el mensaje para que sea en todos los espacios y para todos los interlocutores mensaje liberador y transformador de la historia? Estas son los interrogantes que los interlocutores del grupo creyente (y con ellos los pastlllores, los responsables de la pastoral y de la formación en todos sus ámbitos) deben hacerse reiteradamente, para que en las respuestas que vayan formulando se verifique que la catequesis tiene su razón de ser en la comunidad.

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Ver DGC 158-159; 253-254 Mendez de Oliveira R.La comunidad, fuente, lugar y meta de la catequesis en La comunidad catequizadora en el presente y futuro de América Latina, CELAM, Bogotá 1982, pg.160- 171 13 DGC 158. La expresión es de neto corte latinoamericano y se generalizó a partir de la Iª Semana Latinoamericana de Catequesis en Quito en 1982, asumiendo la Ponencia del P. Ralphy Mendez de Oliveira, de Brasil. 14 J.Audinet en Catequesis, sociedad, Iglesia ¿qué fines y qué métodos son adecuados hoy? en Didascalia 535, Año LIV, septiembre 2000, pg. 8ss. 12

8 2) EL DESAFÍO DEL LENGUAJE Nuestra fe cristiana tiene como fundamento y columna vertebral LA PALABRA. La Escritura es toda ella “palabra”, pronunciada y consignada durante siglos por hombres y mujeres que reconocieron se entremezclaba en sus diálogos y en sus vidas una Palabra única y luminosa y la reconocieron como Palabra de Dios. En la plenitud de los tiempos reconocieron además que esa Palabra puso su casa en nuestra historia y tomó una carne y un nombre humanos, Jesús, “la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Por eso nuestra fe es fe de la Palabra, del hablar, del mensaje, del anuncio, del lenguaje. Por eso importa considerar la significación del lenguaje en la experiencia humana ya que es con esta experiencia que entra en comunicación el “lenguaje” de la revelación. En el conjunto de esta sociedad globalizada, no solo asistimos a un cambio de milenio. Curiosamente, parece que la sociedad toda ha comenzado a mirarse y realizarse desde nuevos paradigmas. Otras cosmovisiones aparecen en el escenario de la historia. Nuevos lenguajes por tanto, para expresar la vida, sus misterios, sus desafíos y su cotidianidad.

La experiencia religiosa no escapa a estos cambios y está necesitada sin duda, de nuevos lenguajes que la expresen. “El lenguaje envejece, se transforma, se cambia. Es algo vivo producido por la cultura, camaleón que continuamente cambia de color. Esta evolución deja inevitablemente de costado expresiones que se convierten en sonidos extraños para nuestros contemporáneos...nuestra fe está llena de palabras que suenan extrañas porque vienen de otras culturas. Al mismo tiempo surgen en el escenario público a través de los medios de comunicación una gran cantidad de nuevas expresiones, comparaciones...nosotros catequistas como evangelizadores en la alborada del tercer milenio estamos como Alí Babá viendo una roca aburrida y tosca. Y a veces olvidamos que el Espíritu Santo es un maravilloso „sésamo abrete‟ que nos hace descubrir toda la riqueza oculta detrás de lo que nos parece sólo roca...” 15 Por otra parte, constatamos “una crisis general del lenguaje en el momento actual; se perfila un deterioro general del lenguaje. Se refleja en la literatura contemporánea, pero también en los machacones discursos de los políticos. Se habla de un „analfabetismo de segundo orden‟(J.B.Metz). De este destino participa también el lenguaje religioso de nuestros días, que se ha convertido en un lenguaje especializado, sin relación con la vida16. En efecto, el lenguaje que utiliza la Iglesia, no acierta a expresar los contenidos que anuncia en términos comprensibles para el niño, joven, o adulto de hoy. Esto sucede tanto con los gestos y expresiones de la liturgia, como con la predicación, o los documentos “pastorales”, y aún con el conjunto de la simbología en que se expresan nuestras mediaciones religiosas. Por otra parte, en nuestro continente y desde la conquista, la Iglesia instaló (y no siempre con acciones claramente evangélicas) la propuesta cristiana. Se fue adentrando en el espacio de las culturas originarias y se dio una fusión con diversidad de matices en las distintas zonas de nuestra geografía. Así surgió lo que se ha denominado “religiosidad popular”. De hecho esta religiosidad popular crea y recrea constantemente su propio “lenguaje”, que expresa las angustias, las alegrías, las esperanzas y el conjunto de la fe sencilla. Aún no hemos concretado la llamada “evangelización” de la religiosidad popular ¿tenemos una catequesis adecuada para facilitar ese cometido? a) Lenguaje y lenguaje religioso El ser humano se identifica en el conjunto de los seres vivos, por su capacidad de hablar, de decir palabras. Por sus palabras pronuncia lo que conoce, le da nombre a la realidad, interpreta, justifica o cuestiona sus gestos y acciones. Así crea vínculos, relaciones, comunicaciones, con cuanto le rodea y con todo lo que intuye o descubre interiormente: la naturaleza, sus semejantes, sus creaciones, Dios. Relacionándose, construye lenguajes, que le permiten dar nombre a la realidad. Al nombrar las cosas y los seres, los hace propios. Nuestro mundo es lo que nombramos (independientemente de su existencia objetiva) y el conjunto de lo que nombramos es nuestra historia y nuestra tradición. El lenguaje en todas sus formas, es nuestro medio de comunicación con todas las realidades de este mundo; con lo trascendente; con el presente, con el pasado y aún con el futuro al cual nombramos en la espera de su realización. El lenguaje religioso, por su parte, no es solo, ni principalmente, proposiciones, enunciados dogmáticos, y definiciones. Contiene expresiones gestuales, relacionales, simbólicas, etc., que manifiestan de un modo particular las percepciones interiores de las personas y los vínculos interpersonales; algo en lo que encuentran la razón de sus búsquedas, de su existencia; la explicación o respuesta a los interrogantes fundamentales de la vida.

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R. Viola Nuevo amanecer de la Catequesis en Teología y Catequesis. Un diálogo imprescindible en perspectiva latinoamericana, ISCA Ediciones-Trejo, Córdoba 2000 , pg. 219-220 16 R. Sauer Lenguaje religioso en Nuevo Diccionario de Catequética San Pablo Madrid 1999 pg. 1353 ss.

9 El lenguaje religioso, tiene relación con lo más profundo de la vida humana y su sentido; es expresión de una manera singular de leer e interpretar la realidad y las búsquedas humanas.

b) El lenguaje más allá de lo religioso El mensaje de los Obispos en el Sínodo sobre la Catequesis afirmaba: “una enseñanza cualquiera, incluso de contenido religioso, no es sin más catequesis eclesial. En cambio, cualquier palabra que llegue al hombre en su situación concreta y lo impulse a encaminarse hacia Cristo, puede ser realmente una palabra catecumenal...” 17 Aunque contemos con todos los recursos pedagógicos más actuales, con la más adecuada teología y aun con el texto de la revelación rectamente interpretado, en la catequesis hay que contar siempre con la imprevisible acción del Espíritu y la insospechada capacidad humana de leer mas allá de las palabras y los gestos. Hay que unir hábilmente, lo que nos ofrecen las investigaciones científicas y teológicas, con la actitud atenta de quien sabe poner un oído al Evangelio que es siempre “nueva” y buena noticia, y otro oído al decir pensar y hacer de la gente, del pueblo, que también es mensaje. c) Lenguaje y catequesis Precisamente en el “mensaje” que surge de la historia presente, de la vida, de lo cotidiano, puede haber palabras que toquen al corazón en búsqueda y le digan con el lenguaje de la vida, el mensaje que ya ha sembrado el Señor, aún antes de que llegue nuestra palabra religiosa. Será la “palabra catecumenal”, que el catequista también debe escuchar e integrar en el lenguaje de su acción programada y sistemática. Esta integración de un “contenido” que se ofrece como propuesta de la comunidad (y por lo tanto es lenguaje de la fe) y un “contenido” que está expresado en las situaciones históricas y las aspiraciones humanas auténticas (y es el lenguaje de las culturas), es precisamente el arte de la catequesis. 3) LA CUESTIÓN PEDAGÓGICA Una última reflexión catequética a propósito de lo que serían los modos de poner en contacto la vida y el Mensaje de la Palabra. La pedagogía se ocupa de todo lo referente a la organización del saber y a la intervención educativa. Sus postulados teóricos reconocen una permanente evolución, ya que se trata de una ciencia referida al quehacer humano y por tanto es tan dinámica como la vida misma. Dice Daniel Prieto Castillo: “Definimos lo pedagógico como las propuestas teóricas, metodológicas y prácticas destinadas a promover el aprendizaje... Hemos caracterizado,...la mediación pedagógica como la promoción del aprendizaje en el horizonte de una educación concebida como participación, creatividad, expresividad y relacionalidad.” 18 Estos enfoques, condicen con las exigencias de una catequesis como “itinerario-proceso”. Los fundamentos pedagógicos de las ciencias, deben “tramarse” con lo que teológicamente reconocemos como Pedagogía de Dios, para constituir una pedagogía de la fe. Por lo tanto en catequesis hay que tener muy bien afianzados estos dos pilares del proceso pedagógico: por un lado la inspiración en lo que llamamos “pedagogía de Dios” y por otro el conocimiento y manejo de los “recursos pedagógicos” que van ofreciendo las ciencias. El “arte” de la catequesis hará posible esta síntesis. Necesitamos “buenos artistas” y no solo “buenas voluntades” y esto sin desmerecer la generosidad y la entrega de tantos varones y mujeres que a lo largo de los tiempos entregaron la vida en la catequesis. a) Pedagogía original de la fe y Metodología catequística Aquella vitalidad del quehacer pedagógico, se refleja de hecho en la evolución que históricamente han tenido los métodos educativos en general, y en nuestro caso el método en catequesis. En realidad la cuestión del método en catequesis, cobra fuerza en la primera mitad del siglo XX, junto a la preocupación por la dimensión kerygmática y antropológica. 19 Estos tres procesos de investigación y experiencia pastoral, bíblico-teológico, antropológico y metodológico, son de hecho, el corazón de lo que conocimos como el Movimiento Catequístico de renovación, que tiene su más fuerte apoyo teológico-pastoral y magisterial en y desde el Concilio Vaticano II.

17

Vº Sínodo 8 D. Prieto Castillo Educar con sentido. Apuntes para el aprendizaje Ed Novedades Educativas, Bs.AS. 1995, 2ª Edición, pg. 27-29 19 Ver E. Perez Landaburu op cit, Vol.II, pg. 1450 18

10 Hoy hablamos con bastante precisión de pedagogía de Dios, pedagogía de la fe, metodología catequística. Pero de hecho son el fruto de ingentes esfuerzos pastorales y profundas discusiones teóricas. b) Pedagogía de Dios “La salvación de la persona, que es el fin de la revelación, se manifiesta también como fruto de una original y eficaz “pedagogía de Dios” a lo largo de la historia...” 20 “...los rasgos fundamentales de la “pedagogía de Jesús”...:la acogida del otro, en especial del pobre, del pequeño, del pecador como persona amada y buscada por Dios; el anuncio genuino del Reino de Dios...; un estilo de amor tierno y fuerte que libera del mal y promueve la vida;...vivir sostenido por la fe en Dios, la esperanza en el Reino y la caridad hacia el prójimo...la palabra, el silencio, la metáfora, la imagen, el ejemplo y tantos otros signos...” 21“Así esta Pedagogía se caracteriza por ser un diálogo de amor eterno...” 22 Cuando decimos pedagogía de Dios, no estamos planteando que El nos haya expuesto algunos criterios y pautas pedagógicas, en el sentido de las ciencias. Hablando analógicamente, queremos decir que en aquellas “huellas” de su actuar y su querer, podemos comprender de que modo El nos conduce a la Salvación, a la Vida nueva, al Reino, como nos condujo para enseñarnos a ser su pueblo, su creyente y su discípulo y a ser en Cristo, criaturas nuevas, recreados a su imagen. c) Pedagogía original de la fe “...La comunidad cristiana que busca hacer suya la pedagogía de Jesús se coloca ante El con mirada de discípulo camino verdad y vida cuya sola presencia es libro abierto de pedagogía divina para los que son enviados a mostrar los caminos del Evangelio a sus hermanos. Se inspira en su proceder con las personas a través de los tiempos...Ya que no puede haber contradicción entre lo que se dice y lo que se encarna en la actitud pedagógica, ...la pedagogía de la fe puede entenderse como la expresión visual de los valores que proclaman...23 d) El método en catequesis Hay estrechos vínculos entre aquel hablar-obrar de Dios 24, esta mirada contemplativa de la Iglesia y sus opciones pedagógicas. Estos vínculos constituyen un diálogo vital: 

participa Dios con su Palabra revelada en la Escritura y es elocuente en los signos de los tiempos, en las comunidades cristianas y en el corazón de los creyentes;



participa la Iglesia con su tradición y en su presente-testimonio que “re-lee” los datos revelados y vividos;



participa la humanidad con sus logros científicos y experimentales en el campo de las ciencias y en particular en las ciencias pedagógicas.

De este “diálogo” surge entonces la pedagogía de la fe, y condiciona la elección de los métodos para la catequesis. Por las características dinámicas de tan particular diálogo, no podría optarse por un método definitivo, pues tanto la novedad de la vida y de las experiencias históricas de la Iglesia y de la humanidad, como la novedad de la Palabra de Dios, siempre original, exigen una permanente adecuación a las exigencias de cada tiempo y lugar. Nos parece oportuno esta precisión “La metodología catequística es la descripción y análisis en forma sistematizada, de los métodos adecuados y pertinentes para llevar a cabo la catequesis” 25.

20

Directorio General Para la Catequesis Nº 139. Ver 139-142 id Nº 140 22 CELAM – DECAT La Catequesis en América Latina. Orientaciones comunes a la luz del DGC, CELAM Bogotá 1999, Nº 146-153. En adelante citamos CAL 23 CAL 154-155. Ver 154-163 y DGC 144-147 24 DV 2 25 CAL 164 21

11 II. LA BIBLIA, PALABRA REVELADA Y LA CATEQUESIS Señalemos que Biblia, Palabra de Dios y Catequesis son inseparables, porque esa original “Palabra” es inseparable de todo el ser y el hacer de la Iglesia y por eso “La catequesis extraerá siempre su contenido de la fuente viva de la Palabra de Dios, transmitida mediante la Tradición y la Escritura…”26

1. PRESUPUESTOS TEOLÓGICOS SOBRE LA PALABRA Dios creó todas las cosas, las creó por amor y para la plenitud. Crea en diálogo, por que El es diálogo en si mismo y dialoga con su creación. Es un diálogo personal, comunitario e histórico con el otro, su criatura. Dios nos creó varón y mujer, con estructuras personales idénticas pero diferentes a la vez, de tal modo que solo sean plenos en el diálogo integrador. Esta misma potencialidad relacional nos hace capaces de dialogar con todos nuestros semejantes, creando y recreando diálogos que plenifican y permiten crecer. Y de dialogar con El, persona también y también “abierto” para la comunicación . Este diálogo en libertad entre criatura y Creador se conoce y comprende al modo humano, en lenguaje humano, me llama... puedo llamarlo... o negarlo... me dice... puedo decirle... Dios habla así a sus hijos de muchas maneras y mucho, en el corazón de cada uno, en el rostro de cada hermano, en los textos inspirados, en cada acontecimiento de la vida personal y de la historia. Este encuentro humano con la Palabra, no es un encuentro caprichoso sino abierto a lo que Dios quiere decir, enseñar, proponer, revelar. Cada uno podrá confrontar su vida, sus preguntas, con la Palabra de Dios, desde el interrogante más simple hasta las más profundas cuestiones existenciales. Los hombres y mujeres de la Biblia se cuestionaron e hicieron preguntas... el sentido de la vida… la muerte…el dolor…el futuro…y abriendo el corazón fueron encontrando las respuestas que reconocemos como “revelación”. Abrimos el texto bíblico desde nuestra realidad, desde nuestros interrogantes y nuestras búsquedas. Cristo es la Palabra en la cual el hombre escucha a Dios y confronta su vida, porque a imagen de Él fue creado. “Después que Dios habló muchas veces y de muchas maneras por los profetas, últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo (Heb.1, 1-2). Pues envío a su Hijo, es decir al Verbo eterno, que ilumina a todos, para que viviera entre nosotros y nos manifestara los secretos de Dios (cfr. Jn.1, 1-18); Jesucristo, pues, el Verbo hecho carne, hombre enviado a los hombres, habla palabras de Dios (Jn. 3, 34) y lleva a cabo la obra de la salvación que el Padre le confió (Jn. 5, 36; 17, 4)...” 27 La pedagogía de Dios al revelarse, ha seguido el camino del hombre, ha respetado el proceso humano, ha tenido en cuenta la condición humana para hablar desde estos condicionamientos. Por eso la revelación ha seguido el camino humano, con su historia, sus posibilidades, sus límites. Esta pedagogía de la Revelación es gradual y progresiva. 2. PALABRA DE DIOS, REVELACIÓN, ESCRITURA a) Palabra de Dios Ya señalamos que “La fuente viva, de la cual toma su contenido la Catequesis es la Palabra de Dios”. Cuando decimos “Palabra de Dios”, nos estamos refiriendo a la comunicación de Dios con sus criaturas, a su mismo amor de Padre, que no puede dejar de estar con aquellos a quienes ha engendrado y tiene que cuidar, orientar y acompañar. El “hablar de Dios”, la “Palabra de Dios”, es Dios que en Jesús dialoga, se comunica, ama. “Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios...Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros...(Jn.1, 1. 14). Dios no dejará nunca de comunicarse, de “hablar” a sus criaturas, desde sus corazones, desde sus comunidades, desde su historia en “los signos de los tiempos”. Respecto a la Palabra, la catequesis es mediación entre la comunidad oyente y el Dios que busca manifestarse constantemente, de tal modo que quien ejerce el ministerio catequístico debe facilitar la comunicación y alentar la comunión con la Palabra que es vida y que se instala al interior de la vida de los interlocutores en el acto catequístico. La catequesis comienza por ayudar al grupo creyente y oyente a abrir la vida propia, la del grupo, de la comunidad y de la sociedad en que viven, para que surjan los interrogantes a los cuales ha de responder la Palabra con su fuerza transformadora. Ahora bien, este hablar “eterno” de Dios, ha querido El realizarlo, dijimos, de modo humano, por eso ha llegado hasta nosotros, se ha puesto a nuestro alcance, y ha concretado su “hablar”, en hechos y palabras humanos. De su eterna e infinita Palabra, hemos conocido aquello que El, por designio de su Amor ha querido comunicarnos y particularmente en Jesús, el Cristo. Esto es lo que llamamos la Divina Revelación.

26 27

Catechesi Tradendae 27 Ver Dei Verbum 4

12 b) Revelación Esa Revelación está cerrada, concluida con los Apóstoles-testigos, pero nos ha quedado el Texto, la Biblia que consigna para todos los tiempos esa Revelación. En ella nos encontramos con la Palabra de Dios. La comunicación de Dios por su Palabra no está clausurada porque seguirá hablando siempre a las comunidades y las personas dispuestas a la escucha, seguirá hablando en las precisiones del Magisterio, en las búsquedas de Teólogos, pastores, catequistas y animadores de la pastoral y seguirá hablando en los acontecimientos de la historia que nos manifiestan “los signos de los tiempos”, para que descubramos el hablar permanente de Dios con su pueblo. La Revelación consignada en la Escritura y leída en la Iglesia, seguirá siendo el criterio permanente de discernimiento de ese permanente hablar de Dios. “Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad (cf. Ef.1,9),...En consecuencia, por esta revelación, Dios invisible (cfr. Col.1, 15; I Tim. 1, 17) habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor (cfr. Ex.33, 11; Jn. 15, 14-15) y mora con ellos (cfr. Bar. 3, 38), para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía. Este plan de la Revelación se realiza con palabras y gestos...” 28 Respecto a la Revelación:  la catequesis ha de cumplir el rol pedagógico de ayudar a comprender que no se trata de un mensaje común, sino que el mismo Dios amigo se pone en comunicación con nosotros. Se “autocomunica” con sus hijos hasta habitar entre nosotros. No solo se “manifiesta” (epifanía), no solo nos “comunica” una verdad única, mas todavía se re – vela a si mismo.  la catequesis debe ayudar a comprender que no es la revelación un depósito estanco, o un manual de moral, o un elenco de verdades, aunque contenga eso y mucho mas, sino que es comunicación plena de Dios en el Amor, para que desde nosotros mismos y desde nuestra historia se pueda “recrear” cuanto ha dañado el pecado en cada persona y en la historia toda. Por eso la plenitud de la revelación se alcanza en Cristo encarnado, muerto y resucitado.  la catequesis también será mediación para que el grupo creyente experimente que Dios se revela para salvar, entrando en la trama de nuestra historia como luz permanente e invariable que brinda seguridad y sostiene la fragilidad de las inseguridades humanas; para reunir a los dispersos; para dar calor de hogar a los peregrinos de la historia; para dar-se a conocer en la intimidad del encuentro; para compartir los vientos y sacudones de la historia, sin abandonar el cobijo comunitario; para reinstalarse en los espacios nuevos de cada cultura y de cada época del devenir humano y alentarlas a su plena realización. c) Escritura Por la misma razón que Dios ha querido manifestarse de modo humano, también de este modo debía garantizar para los creyentes de todos los tiempos, la integridad de la transmisión de aquellas palabras y gestos, con los que se manifestó en el tiempo de la preparación en el Antiguo Israel y en el tiempo de la presencia de la Palabra hecha carne, Jesucristo, entre nosotros. Divinamente inspirados, hombres y mujeres del Antiguo y Nuevo Testamento, han transmitido por Tradición y Escritura, aquella Revelación, que por su origen y su transmisión es Palabra de Dios. “Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de los hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera transmitiendo a todas las generaciones...Cristo Señor, en quien se consuma la revelación total del Dios sumo (cfr. 2 Cor. 1, 30; 3, 16; 4, 6), mandó a los apóstoles que predicaran...el Evangelio...prometido por los profetas, lo completó El y lo promulgó con su propia boca...(y los discípulos) bajo la inspiración del mismo Espíritu Santo, escribieron el mensaje de la salvación...” 29 Respecto a la Biblia la Catequesis debe instalar materialmente entre sus interlocutores el Libro en el cual nos encontramos con La Revelación. De ese modo el grupo creyente ira comprendiendo que también el texto es mediación que nos conecta con la experiencia de Jesús; con la de quienes le siguieron e hicieron posible que nosotros le sigamos hoy; y con quienes durante siglos prepararon un rincón de la historia humana para que comenzara a ser “historia de salvación”. Es tarea de la catequesis poner al alcance de los interlocutores todos los recursos posibles, siempre acordes con la capacidad y desarrollo del grupo, para que se entrenen con una sana exégesis; para que conozcan no solo los textos, sino sus contextos y pretextos; para que también ellos se familiaricen con el arte de la hermenéutica. Porque a la Biblia, en cuanto escritura humana, se debe entrar asumiendo los criterios y caminos que las ciencias nos ofrecen. En cuanto texto que nos entrega la Palabra revelada, tiene también exigencias propias para el acceso al mismo que en la catequesis deben ser cuidadosamente tomados en cuenta, tanto para la comprensión del catequista que anima al grupo creyente, cuanto para la de todos los interlocutores que progresivamente y de acuerdo a sus capacidades y situaciones deben adentrarse en el texto. 28 29

Dei Verbum 2 Dei Verbum 7

13 3. LA PALABRA DE DIOS EN LA CATEQUESIS La Catequesis es ministerio de la Palabra. El catequista, servidor de la Palabra, es el primer impactado por el Mensaje. La Catequesis, que actualiza la Revelación y se hace Memoria viva, capacita a los cristianos para que entiendan, vivan y celebren la Palabra de Dios. La Palabra de Dios como Revelación, no es un saber de solo iniciados, no es una experiencia aislada de Dios, no es una doctrina. Es acción de Dios en la historia, desde su propia iniciativa. Es un acontecer, que me pone en tensión entre el presente y el pasado y entre el presente y el futuro. Es la tensión del “ya si, pero todavía no “ que caracteriza nuestra condición de peregrinos en busca de plenitud. La Biblia, no es un texto cerrado, no dijo todo, dice todavía...Pero es un texto fijado por escrito en un tiempo, un espacio, y un horizonte cultural que ya no es el nuestro. Los textos quedan abiertos a su plena comprensión. Tiene sentido que todavía sigamos anunciando la Palabra porque todavía no ha llegado su total realización. El texto sagrado, para que nos dé respuestas, debe ser penetrado lenta, progresiva y constantemente. A medida que avanzamos en su contenido también suscitará preguntas que nos llevarán a una nueva lectura y esta dinámica debe hacerse permanente. De ese modo la Biblia nos mantiene en contacto vital con la Palabra viva de Dios. A veces condicionamos la lectura buscando coincidencias entre la realidad actual y la de los hechos bíblicos; como si los hechos del presente fueran un calco de lo sucedido allá. Esta preocupación nos lleva a re-descubrir el horizonte histórico y cultural, buscando aproximarnos al sentido original de cada pasaje. Este esfuerzo enriquece nuestra búsqueda, pero sin el paso hermenéutico, esa búsqueda dejaría el sentido de la Palabra clausurado en el pasado. Otras veces apoyados en la estructura del texto, busco entenderlo como tal, analizando personajes, oposiciones, estructura literaria, etc., pero si dejo de lado la vida y la historia en la que el texto tuvo lugar, tampoco podré interpretar adecuadamente el mensaje que el texto me ha brindado. En realidad en el texto ha desaparecido el emisor original, el autor “ha muerto”, no se lo puede recuperar o revivir. El interlocutor primero, tampoco está presente y el horizonte cultural que le dio origen también se ha desvanecido. La tarea hermenéutica nos permite lograr el nexo entre la comunidad y sus miembros que hoy acuden al texto bíblico y aquella realidad rica y dinámica que le dio origen. La lectura bíblica no es un mero recibir pasivamente el sentido encerrado en el texto, sino que presupone un intercambio activo entre el lector y la obra leída. El lector es receptor de lo que el texto dice, pero a la vez aporta su mundo de experiencias, vuelve al texto y en este diálogo va encontrando nuevas dimensiones del Mensaje. De ese modo el acontecimiento hecho Palabra escrita cobra sentido desde un nuevo acontecimiento que lo re-lee y lo re-interpreta “para la vida”. Con los instrumentos de la exégesis y de la hermenéutica bíblica, la catequesis nos debe llevar a un diálogo profundo, vital con esa historia que sigue siendo por la fe, historia de salvación. Podemos abundar en ejemplos de hermenéutica dentro de la misma Biblia. El Éxodo, salida de Egipto, es interpretado como vuelta del destierro. Y aquella historia se convierte en himno, historia de los beneficios, credo, o confesión de pecados, según sea el momento o el lugar en que un autor la presenta. Juan 13 recrea la escena de la Ultima Cena, buscando que la Palabra cobre toda su riqueza y su fuerza para sus interlocutores. Como en la Biblia, la hermenéutica practicada en la comunidad creyente descubre y aporta nuevos sentidos a los textos fijados en la Escritura que así se hace alimento de la fe y de la experiencia cristiana. a) La catequesis supone un diálogo El proceso catequístico implica entrar en diálogo con la palabra de Dios, manifestada o revelada, que conlleva una experiencia dialogal con El, que habla en el texto bíblico, y en la historia del ser humano. La Palabra de Dios dialoga con el hombre en su situación concreta. El catequista y la comunidad, son oyentes y servidores de la Palabra. Hay “encuentro” catequístico cuando ambos, Palabra y comunidad dialogan, hablan, escuchan. En este intercambio crean algo nuevo. Es el fruto del diálogo de la fe. La catequesis no asume la palabra de Dios para probar verdades de fe, sino que es una experiencia vital, fundante en el proceso y maduración de esa fe. Esta Palabra dialogada es transformadora, es fecunda, viviente, operante, hace nuevo todo. Este diálogo no nace como resultado de una búsqueda y vivencia individual de cada uno, sino del encuentro con Dios que nos busca. La iniciativa de generar el diálogo siempre parte de Dios que quiere comunicarse, darse a conocer; que busca al hombre y las comunidades para dialogar en y por la historia, para que continúe siendo historia de Salvación.

14 b) Palabra de Dios y catequesis Ya lo dijimos la Palabra es el núcleo, el eje del proceso catequístico:  Dios se revela en hechos y palabras,  esa Palabra es contenido y fuente de la catequesis,  y permite vertebrar todo el proceso,  dando sentido pleno a las situaciones de vida y aliento en las búsquedas humanas. Los interlocutores del acto catequístico deben descubrir la presencia o ausencia de Dios en sus vidas. Un Dios que ama, que quiere encontrarnos allí donde estemos, que salva (conversión). El rol de la Palabra en la catequesis es único. Es anuncio y Buen Noticia permanente. Para que la Palabra ocupe este lugar, el catequista debe haberse encontrado con la Palabra, tener experiencia de diálogo y encuentro. La Palabra de Dios y el creyente en búsqueda dan origen al proceso y se encuentran en la meta de la catequesis. El anuncio nacido de la actualización del Ministerio de la Palabra, genera y acompaña de manera singular la fe del cristiano que se hará vida, testimonio y celebración. Jesús Palabra hecha hombre, integra en si mismo lo humano y lo divino. Es el misterio de la encarnación desde el cual es posible para toda persona ser penetrado y transformado por la luz de la Palabra de Dios. Siendo Epifanía, la Palabra de Dios es más aún Revelación30. En la Epifanía Dios “se manifiesta” irrumpiendo desde fuera en lo humano, en cambio la Revelación es un encuentro con Dios desde dentro, en la historia misma del hombre…pone su carpa en un rincón de nuestra historia y se queda para habitar entre sus hijos…En esta presencia encarnada va “desvelando” a quien quiera escuchar, sus más íntimos secretos. Es mucho más que revelar-nos verdades, es comunicarse, darse a Si mismo, “…revelarse a si mismo y manifestar el misterio de su voluntad…” 31. c) Biblia y catequesis El contacto con el texto bíblico es un momento insustituible y privilegiado del proceso catequístico. Nacido en un tiempo, espacio, y culturas distantes, no es un texto cerrado, sigue iluminando el hoy de nuestras vidas. Como dijimos arriba, al interpretar el texto los autores ya no están, ni están el destinatario original y el horizonte cultural de aquel tiempo. Y la Palabra, si no entra en diálogo con la realidad en medio de la cual es proclamada, también queda silenciada. El contacto dialogal con el texto bíblico y con la Palabra de Dios en la historia constituye el anuncio, y genera un movimiento que nos dinamiza yendo de la vida a la Palabra y de ésta a la vida. Es el círculo hermenéutico: la Palabra es proclamada para iluminar la vida del oyente, y las vivencias de este, donde también está presente el Verbo, iluminan a su vez el texto de la Biblia. Le dicen cosas nuevas al texto, le hacen preguntas. La Sagrada Escritura es el alma de la catequesis, absolutamente distinta a cualquier subsidio. En cuanto Palabra proclamada y escuchada, ilumina y da plenitud a todos los momentos del proceso catequístico que hemos visto, a saber Situación, Anuncio, Celebración, Seguimiento discipular. d) La catequesis en la Biblia Señalamos al comienzo que la catequesis como actividad estructurada, sistemática e institucional, no aparece en la Escritura. Sin embargo se encuentran expresiones, acciones, mensajes, que tienen un claro contenido catequístico, según como entendemos hoy esta actividad pastoral. Para comprender mejor esto, recordemos también lo dicho respecto a pedagogía de la fe y pedagogía de Dios. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, reconocemos una presencia de Dios en diálogo con su Pueblo y en ese diálogo aparecen “…algunos rasgos típicos: la encarnación, la progresividad, la adaptación a las personas, la centralidad de Cristo, la primacía de la relación interpersonal, la pedagogía de los signos, etc.”32 . Son estos rasgos precisamente los que caracterizan el ser y quehacer de la catequesis, entendida como “pedagogía original de la fe”. En el AT. Dios no es un concepto, sino “alguien”, una Persona, Padre y Madre, que entreteje su mensaje siempre esperanzador, con las situaciones de alegría y de dolor, de logros y de búsquedas de hombres, mujeres y comunidades. Dios no habla en abstracto, sino que a partir de las diversas experiencias humanas va alentando, corrigiendo, proponiendo, consolando, invitando a caminar con un rumbo y a construir una historia, que es realización y promesa siempre renovada de salvación. Esta experiencia de presencia constante de Dios la han vivido y a la vez narrado los protagonistas y escritores del AT y en cualquiera de los diversos géneros y lenguajes que aparecen en la Escritura, encontramos fuertes “momentos

30

Ver Juan 1, 14 Dei Verbum 2 32 DGC 143 31

15 catequísticos”, donde a partir de circunstancias concretas se deja una enseñanza que invita a leer e interpretar desde la fe dichas situaciones. Las narraciones transmitidas de padres a hijos actualizan en cada lugar y en cada tiempo de la historia el impacto que la Palabra liberadora de Dios ha tenido en el pasado, es significativa en el presente y alienta la esperanza de prolongar en el futuro la siempre buscada liberación. Así “cuando sus hijos les pregunten…les dirán…la Pascua del Señor…33 El NT ya es una experiencia catequística más clara. Podríamos decir que si por catequesis entendemos aquel anuncio que busca ayudar al crecimiento de la fe de sus oyentes, estos autores escribieron precisamente para catequizar a aquellos que habían adherido por el “kerygma” a Jesús el Cristo. También podríamos hablar de distintas formas de catequesis, ya que se diferencian los rasgos catequísticos que podemos encontrar en los Evangelio, de aquellos que aparecen en las Cartas y los otros escritos. Pero en todos la preocupación es la misma: que los destinatarios de estos escritos penetren en el Acontecimiento que es Cristo y que sus vidas iluminadas por El se transformen, se humanicen y descubran el inmenso amor con que Dios Padre nos ha salvado y nos ha enviado su Espíritu. La estructura y desarrollo de los Evangelios revelan una marcada preocupación catequística en sus autores:  las diferencias entre los distintos textos del Nuevo Testamento reflejan la preocupación fundamental por dar respuesta a los destinatarios de sus escritos, desde sus concretas realidades culturales y religiosas;  Jesús y su Reino son el eje articulador de todo el desarrollo y todos los textos están escritos en clave Pascual. El hombre Jesús aparece plenamente tal y se realza claramente su único horizonte, que es la voluntad del Padre que ha de alcanzar en su Pascua;  la fuerza indudable de la opción de Jesús por los pobres, los marginados, los excluidos se presenta como una clara pedagogía liberadora de Dios, que busca a los hijos comenzando por los últimos para alcanzarlos a todos;  invitan a acompañar el proceso de la vida de Jesús, caminando con El, compartiendo sus experiencias y dejándose cuestionar por su firmeza y consolar por su calidez;  no son una historia lineal ni hay una preocupación histórica en el sentido que lo entendemos hoy, sino que obedecen a un proyecto pensado para que el lector – oyente despierte, se conmueva, se interrogue y se decida;  presentan una clara dedicación de Jesús a intimar con sus discípulos y a provocar su conversión y aprendizaje de este nuevo modo de vivir el Reinado de Dios. Y de tal modo narrado que invitan al que lee a ponerse en el lugar de aquellos discípulos y como ellos caminar intimando con Jesús;  los escritores haciéndose eco de las búsquedas de sus comunidades y con un sentido hermenéutico interpretaron desde esas realidades concretas las palabras y los gestos de Jesús y escribieron para dar respuesta a tales expectativas;  también hay una constante hermenéutica en el uso e interpretación del AT y su significación en el Plan salvífico de Dios Padre;  se aproximan al mito, propio de todas las creencias, entendido como explicación profunda de los grandes interrogantes de la vida y presentan momentos, palabras, gestos de Jesús con esa intención y características;  lo celebrativo es una constante y siempre esas experiencias están cargadas de significación desde y para la vida, permitiendo descubrir que el motivo de la fiesta es siempre la presencia de Jesús Mesías. Queda a la iniciativa de quienes compartan este aporte, la búsqueda de muchos textos donde aparecen claros momentos catequísticos protagonizados por Jesús en los Evangelios y que pueden enriquecer nuestras propias experiencias catequísticas. EN EL PUEBLO DE DIOS, AL SERVICIO DE LA PALABRA Tareas del catequista:  es inherente a la “vocación” del catequista su particular dedicación para ser un asiduo y permanente interlocutor de la Palabra de Dios;  de la misma manera el catequista debe tener una permanente apertura para “aprender” en la escuela de la vida y en el seno de su comunidad todo lo inherente al compromiso vital y a la habilidad pastoral. Y de la misma manera 33

Exodo 12, 24-27

16 es imprescindible que adquiera una formación sistemática en catequesis y que incorpore la formación permanente como condición imprescindible para el ejercicio de su “ministerio” catequístico;  que esté activamente incorporado a los procesos pastorales de su comunidad y de su Iglesia particular para hacer efectiva la afirmación de que la comunidad es el ámbito propio para el ejercicio de la catequesis;  brindar recursos a modo de un “experto” facilitador, para que sus interlocutores en la catequesis descubran cómo iluminar sus vidas con el Evangelio;  encontrar medios para que el desarrollo del Anuncio, sea un intercambio activo y específicamente dialogal entre Dios-Palabra y las personas, recreando el texto bíblico de manera vital;  ayudar a interpretar los signos de los tiempos para descubrir la Historia Humana como Historia de Salvación y para ser también protagonistas de la misma;  en el discernimiento de los signos de los tiempos, descubrir la presencia del Señor Encarnado en la historia, que desde allí ilumina a cada persona y comunidad de modo que a su vez sean luz en el corazón del mundo;  manejar los recursos para una hermenéutica permanentemente inculturada, que facilite acercamientos al texto, que no sean ni ingenuos, ni moralistas, ni fundamentalistas, ni espiritualistas y enseñen a leer desde las situaciones concretas de la vida, la Palabra que las ilumina;  descubrir en la pedagogía de Dios la gradualidad, la progresividad, el acompañamiento, la perseverancia y tantas otras actitudes que facilitan el diálogo, respetando las etapas en el proceso de la fe. Catequesis y otras instancias de encuentro con la Palabra Siendo la catequesis un lugar privilegiado para descubrir, profundizar y crecer en el Encuentro con la Palabra, no es sin embargo el único espacio pastoral para ese Encuentro. Por eso creo importante destacar experiencias a las que la catequesis puede recurrir saludablemente y que son expresión de lo que llamamos “lectura pastoral” de la Biblia. En general obedecen al método de lectura comunitaria en el cual la clave hermenéutica es la experiencia de lectura en comunidad y la riqueza radica en vincular vida – comunidad – Biblia .

Lectio divina En la actualidad tanto Documentos magisteriales, como trabajos de autores y particularmente experiencias comunitarias, alientan el ejercicio de la “lectio divina” . Sin duda que es positiva la recuperación de esta antigua práctica eclesial y de hecho sus frutos son visibles y en gran cantidad de comunidades. Sin duda que su método: lectura, meditación, oración, contemplación, lleva a una familiarización profunda con la Biblia, pone en diálogo efectivo con la Palabra de Dios y da sentido bíblico a la práctica de la oración. Puede ser un importante recurso a integrar en el proceso de la catequesis y de una manera particular con jóvenes y adultos.

Lectura popular Atentos a la necesidad de inculturación que tiene la catequesis, y asumiendo la reflexiones bíblicas nacidas en nuestra América Latina, también han surgido métodos de lectura de la Biblia genuinamente latinoamericanos, entre ellos destacamos el que se ha denominado lectura popular de la Biblia. Digamos también que alrededor de los años 60 en nuestro continente proliferaron diversas experiencias de grupos bíblicos en distintos tipos de comunidades, tal vez al comienzo sin una gran preocupación metodológica ni algún modo de planificación, pero a poco de andar estas experiencias se fueron concretando de manera màs sistematizada y han tenido su máxima expresión en lo que hemos catalogado como “lectura popular de la Biblia” Esta experiencia pastoral, que se desarrolla en el seno de pequeñas comunidades y particularmente en ambientes populares, crea vínculos nuevos entre los creyentes al establecer la relación de todos con la Palabra proclamada, partiendo siempre de las situaciones vitales que son gozos y tristezas, alegrías y esperanzas de quienes participan. La lectura popular de la Biblia se vincula muy de cerca con el método catequístico, que propone:  

partir de las situaciones humanas concretas, interpretarlas con la luz de la Palabra,

17 

para expresar el paso de Dios en la celebración y en el compromiso de vida.

Carlos Mesters, pionero en la lectura popular de la Biblia en las CEBs, resume así el aporte de esta experiencia 34 “La interpretación que el pueblo hace de la Biblia es una actividad envolvente que comprende no sólo la contribución intelectual del exégeta, sino también, y sobre todo, el proceso completo de participación de la Comunidad: trabajo y estudio de grupo, lectura personal y comunitaria, teatro, celebraciones, oraciones, recreos, "en fin, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, honroso, virtuoso o que de cualquier manera merece alabanza" (Flp 4,8). Aquí aparecen la riqueza de la creatividad popular y la amplitud de las intuiciones que van naciendo”. Y expresa de esta manera los pasos del método: “partir de la realidad (Lc 24,13-24); usar el texto de la Biblia (Lc 24,25-27); celebrar y compartir en comunidad (Lc 24,28-32)” También dice el autor que el método es una actitud ante la Biblia y la vida, destacando lo siguiente: “El método de los pobres se caracteriza por estos tres criterios: 1. Los pobres llevan consigo, hacia adentro de la Biblia, los problemas de su vida. Leen la Biblia a partir de su lucha y de su Realidad. 2. La lectura se realiza en Comunidad. Es, antes que nada, una lectura comunitaria, una práctica orante, un acto de fe. 3. Realizan una lectura obediente: respetan el Texto y se ponen a la escucha de lo que Dios tiene que decir, dispuestos a cambiar si Él lo exige. Estos tres criterios (Texto, Comunidad, Realidad) se articulan entre sí en vistas del mismo objetivo: escuchar a Dios hoy… Son como tres aspectos o etapas de una y la misma actitud interpretativa frente a la Biblia. Entre los tres existe una dinámica interna que marca el proceso de interpretación popular: conocer la Biblia lleva a convivir en comunidad; convivir en comunidad lleva a servir al pueblo; servir al pueblo, a su vez, lleva a desear un conocimiento más profundo del contexto de origen de la Biblia y así sucesivamente… Es una dinámica que no termina nunca. En estos tres aspectos, uno nace del otro, supone al otro y lleva al otro”. ANHELOS Y ESPERANZAS Termino este aporte anhelando que la valoración del lugar de la Escritura en la Iglesia y en toda su acción pastoral, contribuya a dar un paso más en la actualización de la catequesis en sus contenidos, en sus métodos y como consecuencia en una pastoral catequística que aporte a inculturar la fe en este mundo del siglo XXI, contradictorio y desconcertante en muchos aspectos pero sobre todo fascinante y esperanzador.

34

C. Mesters, F. Orofino, CEBI – Brasil, 2009

18 BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33.

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PARRESIA – Escuela de ESTUDIOS BÍBLICOS “A la PARRESÍA de la fe debe corresponder la AUDACIA de la razón” (Fides et Ratio)Juan Pablo II DÓNDE ENCONTRAR A PARRESIA: En Córdoba – Argentina: T. 54 351 4973781 1. Para visitar la Página: www.edebparresia.org 2. Para cursos Bíblicos en los Colegios: P. Juan Manuel González : [email protected] Parroquia María y José – Córdoba TE: (0351) 4973781 3. Secretaria de la Escuela de Estudios Bíblicos: Lic. Susana Loyola: TE: (0351) 4922470 4. Para los Cursos en Parroquias: Sra. Daniela Bertea: TE: (0351) 4576365

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