Berenguer, J., 1995. Impacto del caravaneo prehispánico tardío en Santa Bárbara, Alto Loa. En Actas del XIII Congreso Nacional de Arqueología Chilena, Hombre y Desierto, Tomo I, 9: 185-202, Antofagasta.

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Descripción

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IMPACTO DEL CARAVANEO PREHISPANICO TARDIO EN SANTA BARBARA, ALTO LOA José Berenguer R.

RESUMEN En este trabajo se discute la influencia del tráfico de caravanas interregional sobre un pequeño sistema de pastores-horticultores de la prehistoria media a tardía del Alto Loa (IIRegión de Chile). Primero, se entregan antecedentes acerca del sistema de asentamiento/subsistencia de la actual pobla área. En seguida, se presentan la cronología y fases culturales de los sitios arqueológicos investigados. Finalmente, se discuten estos sitios cinco variables: patrón de asentamiento, patrón de subsistencia, demografía, ceremonialismo (arquitectónico y de arte rupestre) y sis Se concluye con una evaluación del impacto del caravaneo sobre el sistema cultural local. ABSTRACT

The aim of this article is to discuss the impact of the interregional caravan-trading on aMiddle/LatePre-Hispanic tiny herder-farmer system from theAlto Loa (2nd Región of Chile). Firstly, the studyarea and the settlement/subsistence system ofpresent people are described. Then, the chronology and cultura phases of the main archaeological local sites are briefly presentad. Finally, data about these sites is widely discussed in relation tofive variables: settlement patterns, subsistence patterns, demography, ceremonialism (architecture and rock art), and systems ofínteraction. The article concludes with an assessm of the role of caravan-trade in generating local cultural change.

INTRODUCCION Pese a la evidente importancia del tráfico de caravanas de llamas en los Andes Centro-Sur como factor de integración socioeconómica y de desarrollo cultural en tiempos prehispánicos, hasta ahora ha habido un mínimo interés por estudiar casos arqueológicos concretos desde esta perspectiva. El tema campea, por cierto, en los informes de sitios y síntesis regionales, pero únicamente como un conveniente recurso para explicar la presencia de elementos exóticos, intrusivos o alóctonos en el registro arqueológico. En realidad, no se observan esfuerzos por investigar el rol del caravaneo en el cambio cultural de lugares y gentes específicos. En este articulo voy a tomar como caso de estudio a Santa Bárbara, una pequeña localidad de la subregión del Alto Loa situado a unos 90 km al NE de Calama (II Región de Chile) y que se localiza en una posición geográficamente intermedia respecto de los principales sistemas de asentamiento que florecieron en la región durante la prehistoria media a tardía (fig. 1). Desde la década pasada y principalmente desde 1992 hemos recuperado allí una variada información sobre tráfico multidireccional (Berenguer et al. 1985; Berenguer 1994a, 1994b; Berenguer & Alliende 1993, 1994).' Específicamente, en este trabajo me interesa discutir qué se puede legítimamente inferir acerca de los grupos sociales que produjeron la cultura material de Santa Bár-

bara entre ca. 700 y 1500 DC, en relación a la actividad caravanera y al cambio cultural en el área de estudio. EL AREA DE ESTUDIO La Subregión^ En la actualidad, el Alto Loa (estrictamente el curso superior del rio y su afluente, el San Pedro) muestra un patrón disperso de caseríos de pastores o Unidades Productivas Domésticas (UPD; sensu Yacobaccio et al. 1994) emplazados entre 5 y 20 km de distancia unos de otros, virtuaimente en cada lugar del valle donde hay vegas bien provistas de forraje (fig. 1). Estos caseríos suelen estar ocupados por "vivientes" (familias de raigambre local), pero también por "entrantes", es decir, por forasteros que arriban desde otras regiones y solicitan a los lugareños residir permanentemente en algún caserío abandonado (Manríquez 1988, Ms.; J. L. Martínez 1988, Ms.; Villaseca 1995 Ms.). Las dos únicas aldeas del Alto Loa son Estación San Pedro y Conchi Viejo. Sobre la primera, situada junto al rio San Pedro, a unos 9 km al E de nuestra localidad de estudio, no hay mucha información, salvo que es una estación del ferrocarril Antofagasta-Bolivia, que su santo patrono es San Antonio y que se encuentra prácticamente deshabitada. La segunda está emplazada en la ladera E de la precordillera occidental del Loa, a unos 12 km al

186 SW de nuestra Localidad de Estudio. En forma similar, quizás, a Isluga (Núñez & Dillehay 1979), esta aldea funciona como un pequeño centro ceremonial en torno a la iglesia. Deshabitada durante todo el año, entra en actividad el 24 de junio, para San Juan, su santo patrono, que es una fiesta exclusivamente local -hoy en vías de extinción- que se celebra para propiciar lluvias. También se activa entre el 14 y el 18 de julio, cuando se celebra "la fiesta de La Tirana chica". Según Lindberg (1969), a esta última acuden grupos de bailes tales como el de los "Pieles Rojas" de la Estación San Pedro, que antiguamente fue un baile de "llameros"; el de los "Chunchos", de Calama; y el "Baile a San Antonio", de Chiuchiu, que es santo patrono de los llameros. En esas ocasiones confluye a Conchi Viejo una amplia población de la puna, las quebradas, los oasis y las ciudades del desierto. De acuerdo a los anuncios pegados en el portal de la iglesia, la concurrencia se divide esencialmente entre grupos de "estancieros" y de "agricultores", dualizando muy claramente entre pastores y cultivadores. Lindberg (1969) dice que en la iglesia hay dos altares, uno para San Antonio y otro para San Juan Bautista, y cuatro "pozas" donde se coloca la imagen de la Virgen del Carmen para bendecir a las estancias y lugares de pastoreo ocupados por las dos familias de este tramo del Alto Loa: la de los Galleguillos y la de los Aimani. Este ceremonialismo dual, local y supralocal, aparentemente ayuda a mantener la red de relaciones y obligaciones reciprocas que son esenciales para la reproducción de las pequeñas comunidades de pastores del Alto Loa. El Sector Santa Bárbara es un sector o distrito arqueológico de la Subregión del Alto Loa de unos 15 km de largo (figs. 1 y 2), situado entre 2700 y 3000 m s.n.m., prácticamente en el límite entre el desierto absoluto y el marginal de altura (entre 21°50' y 21°59' Lat. S.; 68°35' y 68°38' Long. W). El caudal del rio depende en su mayor parte de manantiales que afloran por debajo de las tobas que forman el cañón (Niemeyer 1967). En este tramo el valle va encajonado en un profundo cañón y coincide con un notorio y singular ensanchamiento de él. En la actualidad hay en el sector tres caseríos o "campamentos" en uso (San Antonio, La Bajada y La Isla) y al menos otros seis abandonados (Taira, Garrí Muerto, La Damiana, Santa Bárbara, Estancia Santa Bárbara y Calina [Villaseca 1995 Ms.]). Antiguamente, pareciera que estos caseríos constituían una sola "estancia" formada por una familia extensa (la de los Galleguillos), pero

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hoy, con la emigración de los jóvenes a las ciudades y la muerte de los más ancianos, algunos de estos caseríos han sido abandonados, siendo intermitentemente ocupados por "entrantes" venidos desde distintos puntos de la región y fuera de ella, incluyendo el S de Bolivia.

Dentro de las características y patrones generales de estos caseríos actuales y subactuales, Villaseca (1995 Ms.) anota lo siguiente: (1) el patrón de asentamiento se adecúa a lo que ella denomina Modelo de Uso Intensivo del Espacio: es decir, el patrón consiste sólo de caseríos de ocupación permanente, sin asentamientos secundarios (como seria el caso de un Modelo Extensivo); (2) en su mayoría los caseríos están emplazados en la terrazas del valle y/o taludes del cañón (según los informantes, para aprovechar los primeros rayos de sol en las frías mañanas de invierno); (3) aproximadamente un 50% de las estructuras de un caserío corresponden a corrales y un 33% a recintos habitacionales; (4) los mismos porcentajes se aprecian, respectivamente, entre estructuras en uso y desuso en cada asentamiento; (5) las viviendas son de planta rectangular, de 2 a 3 cuartos, con entradas independientes abiertas al E y techos simples a dos aguas; (6) presentan áreas-de-actividadcon espacios-especificos limitadas a preparación y consumo de alimentos en uno de los cuartos de la vivienda, a áreas de dormitorio en otros (de 1 á 4 cuartos), a bodegas adosadas a la vivienda o edificadas como estructuras independientes, a espacios llanos extramuro junto o detrás de la casa para producción textil y a zonas de desechos tipo toss (sensu Binford 1985 citado en Nasti 1993) que forman semicírculos frente a la vivienda.

En las riberas, alternadas a uno y otro lado por los espacios dejados por los meandros del río, hay varias vegas usadas para el pastoreo de camélidos, ovinos y caprinos. De acuerdo a Villaseca (1995 Ms.), la zonación económica de los pastores locales corresponde a un radio de forrajeo (sensu Binford 1982) que comprende la caja del rio ("orilla" y "veguita") y el talud de escombros del cañón, en un tramo de aproximadamente 5 km por UPD. Este radio se expande en la estación húmeda a los recursos de las planicies superiores o "pampas" ("campo" y "cerro"), sin que esto signifique producir radios logísticos (cubrir distancias que impli pasar la noche fuera o disponer de "doble domicilio"), como si ocurre con otros pastores andinos (cf. Flannery et al. 1989). Mientras el ganado de origen europeo se pastea bajo la atenta vigilancia del pastor y se retira a los eorrales de la UPD todas las noches, las llamas se pastean solas y únicamente a veces se las guarda en corrales. Cada cierto trecho de valle, hay muros divisorios ("atajaderos") activos y en desuso, cuya función es deli-

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mitar el uso de áreas de vegas por parte de cada UPD e asentamientos del periodo Intermedio Tardío: Pica/ impedir el paso de los animales de una al área de otras. Tarapacá al N, Lasana/Chiuchiu al S, Topaín/Turi/ Toconce al SE y Río Mulatos/Uyuni al E, en un radio de Se observa un interesante sistema de manejo de las entre 200 y 250 km. De hecho, Núñez y Dillehay (1979) vegas del río consistente en quemas de los pastos para hipotetizan que en los períodos Intermedio Tardío a Tarque retoñen brotes más tiernos y menos salados, y en dío operó una ruta de tráfico de caravanas a través del derrames de los canales que irrigan los canchones de Alto Loa, uniendo al parecer los sistemas Pica/Tarapacá cultivo, para aumentar artificialmente el área del hume- y Lasana/Chiuchiu. Le Paige (1958: 79), por su parte, dal (Manríquez 1988 Ms.; J. L. Martínez 1988 Ms.; menciona un ramal del "Camino del Inka" que descienVillaseca 1995 Ms.). A juzgar por los restos de canales de por una orilla del valle del Loa en dirección a que se observan junto a vegas hoy degradadas o que ya Chuquicamata, Chiuchiu y Calama. Risopatrón (1924: se han convertido en arenales, antaño estos derrames 424), en tanto, describe un sitio denominado Incaguasi, eran una técnica mucho más empleada en el valle. situado a unos 15 km al S de Conchi Viejo, recientemente evaluado como defiliacióninkaica y asociado a Dada la combinación (tan inusual en una subregión su sistema vial (C. Aldunate & L. Cornejo, comunicaárida como el Alto Loa) de agua permanente, forraje ción personal 1993). Castro (1992: 144-146; cf. para los animales y muy localizadas áreas cultivables, Berenguer 1994b), por último, describe cuatro sitios el sector Santa Bárbara podria ser definido como un pe- incaicos en el Alto Loa, dos de ellos situados a sólo 10 km al N de nuestra localidad de estudio. Todas estas rutas queño oasis de altura. y sitios conectan con la Localidad de Santa Bárbara. La Localidad Por Bermúdez (1967), Bertrand (1885), Dalence El punto especifico que ha dado nombre a todo el Sector (1851), Latrille (1886), Risopatrón (1924), entre otros, y que es el área de estudio de este trabajo, es la Locali- sabemos que en tiempos históricos y hasta muy reciendad de Santa Bárbara, con una superficie de aproxima- temente, este lugar operó como posta para arrieros y que damente 4 km^ situada a 2700 m s.n.m. y distante sus pastizales sirvieron para la engorda de ganado en unos 200, 37,47, 55 y 240 km de Pica, Lasaña, Chiuchiu, tránsito desde Argentina hacia minas como Potosí y Turi, en Chile, y Uyuni, en Bolivia, respectivamente Caracoles. Recientes informes señalan que Garrí Muer(fig. 2). Su rasgo más notorio es una rinconada produci- to, un caserío abandonado hace unos 30 años, estuvo da por una inflexión del cañón que se produce al S de la habitado por miembros de la familia Galleguillos y que desembocadura de Quinchamale, una quebrada de era punto de partida para el tráfico entre el Sector Santa escurrimiento estacional que afluye al Loa por el W. Bárbara y Lasaña (Villaseca 1995 Ms.). Incidentalmente, Existe alli un caserío (una vivienda de dos cuartos, va- creemos que no es por casualidad que uno de los altares rios corrales y ruinas de otras estructuras, además de de la capilla de Conchi Viejo y el grupo de baile de restos de dos hornos de fundición, un canal y un extenso Chiuchiu en la fiesta de "La Tirana chica" estén hoy en potrero con melgas de cultivo abandonadas, pero que día dedicados a San Antonio, patrono de los llameros estuvieron en uso hasta muy recientemente). En el si- (caravaneros); como tampoco pareciera serlo que el gruglo pasado y hasta los años '30, el caserío fue asiento de po de baile de la vecina Estación San Pedro haya sido un pequeño núcleo de mineros; hoy en día pertenece a antiguamente un "baile de llameros" (ver Lindberg los Galleguillos. En 1972-73, estaba deshabitado; en 1969). Informantes locales sostienen que hasta hace 50 1980-82, estaba ocupado por una familia de pastores "en- años era corriente el paso de llameros venidos desde Botrantes" de dos miembros; y en 1992-93, residía allí otro livia para intercambiar sus productos en Lasaña y Chiupastor "entrante". Muy cerca de este caserío, están las chiu, en el Loa Medio, e incluso Quillagua, en el deruinas de otro caserío, sobre el cual no tenemos mayor sierto central. información. En síntesis, previo a nuestra investigación existían diversas líneas de información que coincidían en señaAntecedentes sobre tráfico lar o sugerir que la localidad de Santa Bárbara fue un La elección de la Localidad Santa Bárbara como pre- punto de tráfico en tiempos subactuales, históricos e sunto lugar de tráfico de caravanas durante el período inkaicos. Estos antecedentes hacían altamente plausible prehispánico tardío es apropiada por varias razones. Se la idea de que en el pasado prehispánico tardío la localocaliza en una encrucijada de rutas naturales que co- lidad hubiese sido objeto de un tráfico similar. Sugestinectan a varios de los principales sistemas de vamente, en la rinconada de Santa Bárbara habíamos

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detectado un sitio de arte rupestre con figuras grabadas de individuos sosteniendo cuerdas atadas al cuello de camélidos cargados, que aludían, muy explícitamente, a tráfico de caravanas de llamas (Berenguer et al. 1985: fig. 8). En consecuencia, dicho lugar se prestaba bien para llevar a cabo un estudio de impacto del caravaneo prehispánico en un sistema local. CRONOLOGIA Y FASES CULTURALES Durante el Período Intermedio Tardío (ca. 1000-1470 DC), la actividad humana en el Sector Santa Bárbara produjo básicamente cinco tipos de sitios arqueológicos, la mayoría de ellos situados en un radio de 1 km en torno al actual caserío de Santa Bárbara: (1) caseríos; (2) abrigos rocosos; (3) muros-y-cajas; (4) arte rupestre; y (5) sitios viales (sendas, senderos y caminos). El proyecto llevado a cabo por nosotros en la Localidad de Estudio se orientó a investigar la vinculación de estos cinco tipos de sitios con el tráfico de caravanas, en fun-

Laboratorio

ción de cinco amplias variables: (1) patrón de asentamiento; (2) patrón de subsistencia; (3) demografía; (4) ceremonialismo; y (5) sistemas de interacción. Esta sección proporciona el marco cronológico cultural en función del cual estas variables pueden comenzar a ser entendidas. La cronología relativa de la localidad de Santa Bárbara fue derivada principalmente de un análisis de la estratigrafía cerámica de los caseríos SBa-103 y SBa119, la que fue colocada posteriormente dentro de un marco de 18 fechas TL y cuatro fechas C-14 tanto de la Localidad como de otros puntos del Sector. En todo momento se procuró definir grupos, fases y secuencias cronológicas vía comparaciones con tipologías y secuencias establecidas en otros sitios de la Región, particularmente con las de Aldunate, Castro, Cornejo, Várela y colaboradores en el Pukara de Turi (ver Sinclaire 1993, Ms; Sinclaire et al. 1993, Ms; Uribe 1994a Ms., 1994b Ms., 1994c Ms; Uribe & Adán 1993a Ms., 1993b Ms.).

TABLA 1 Fechas TL y C-14 de la localidad y el sector de Santa Bárbara Fecha Proveniencia

Muestra

UCTL-136 725 ± 140 DC SBa-153 E-3 , capa 2 Frag. urna UCTL-134 880 ± 100 DC SBa-158 P.S. , capa 1 Urna UCTL-135 940 ± 100 DC SBa-41 E-11 , capa 1 1-12,401 990 ± 80 DC SBa-153 Carbón * UCTL-137 1050 ± 100 DC SBa-159 E-3 , rasgo 1 Urna ISGS-2733 1220 ± 70 DC SBa-103 E-31 , capa 2 Carbón UCTL-415 1220 ± 90 DC SBa-103 E-lc NE , capa 3 Grupo 32 ISGS-2732 1230 ± 70 DC SBa-103 E-1 NE , capa 3 Carbón UCTL-424 1250 ± 80 DC SBa-93 Geog. , Sup. S/ident. UCTL-416 1260 ± 70 DC SBa-103 E-lc SE ,capa 3 Grupo 32 UCTL-425 1260 ± 80 DC SBa-103 E-19 , capa 3 Grupo 51 UCTL-419 1310 ± 70 DC SBa-119 E-13 , capa la Grupo 30 UCTL-591 1320 ± 70 DC SBa-125 S-4/F5 , Sup. Grupo 9 UCTL-423 1340 ± 70 DC SBa-119 E-20 ,capa 2 Grupo 1 UCTL-417 1355 ± 70 DC SBa-103 E - l c N E ,capa 3 Grupo 9 UCTL-418 1410 ± 60 DC SBa-103 E-lc NE , capa 4 Grupo 9 UCTL-421 1430 ± 60 DC SBa-119 E-17 ,capa 2 Grupo 38 UCTL-422 1430 ± 50 DC SBa-119 E-20 ,capa 1 Grupo 1 UCTL-498 1465 ± 50 DC SBa-162 E-20 , capa 2 Fam. alt. BETA-7319 1470 ± 50 DC SBa-119 E-1/1 , capa 2 Carbón UCTL-420 1480 ± 50 DC SBa-119 E-17 , capa 1 Grupo 1 UCTL-534 1550 ± 50 DC SBa-125 S-11 , Sup. Grupo 2B Grupo 1 (Rojo Alisado Exterior/Rojo Alisado Interior), 2B (Santa Bárbara Burdo), 9 (Ayquina), 32 (Dupont), 38 (Rojo Revestido Exterior/Rojo Alisado Interior), 51 (Rojo Revestido Alisado Exterior/Negro Alisado Interior). Las fechas radiocarbónicas no están corregidas. * Fecha obtenida por Branko Marinov y Mario Rivera. ** Fecha obtenida por Carole Sinclaire.

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Como se aprecia en la TABLA 1, el lapso de ocupación de los caseríos arqueológicos de SBa-103 y 119 cae, más que confortablemente, dentro del Período Intermedio Tardio. No se encontraron en los depósitos de estos sitios ocupaciones asignables a períodos pre-Tardíos. SBa-103 asoma como un asentamiento más temprano, cuya ocupación se iniciaría hacia 1200 DC (UCTL-415, 416 y 425), presentando un lapso de contemporaneidad con SBa-119 entre 1310 y 1410 DC (UCTL-419 y 418). La ocupación de este último sitio empezaría hacia 1310 y se prolongaría hasta fines del periodo (BETA-7319). Una de las fechas de SBa-119 (UCTL-420) es del comienzo del Período Tardío (ca. 1470 DC , v.gr. "cronología corta" de Rowe); otras tres (UCTL-418, 421 y 422) también pueden pertenecer a este período (si se considera el sigma 1). Adicionalmente, hay una fecha de 1465 ± 50 DC para el cercano tampu SBa-162 (UCTL498). Empero, en SBa-103 y 119 no se registraron fragmentos cerámicos ni otros materiales directamente atribuibles a la invasión incaica.

189 interna (varios agrupamientos discretos de estructuras aglutinadas) es básicamente similar. Sus dimensiones son 148 X 96 m y 106 x 50 m, respectivamente. Distan uno del otro poco más de 2 km y se emplazan en lados opuestos del valle (fig. 2), sobre el talud de escombros del cañón y junto a una pequeña quebrada de escurrimiento estacional. Los corrales son sencillos recintos de muros sin cimientos, hechos con técnica de pirca y adosados a grandes rocas; sus plantas son irregulares o subcirculares y por lo general yacen en la parte baja del talud, de preferencia dentro de la pequeña quebrada. A veces, las estructuras propiamente habitacionales están construidas parcial o totalmente con técnica de pirca, pero en general tienen cimientos, sus paramentos están mejor elaborados que el resto de las estructuras, sus plantas suelen ser rectangulares y se emplazan en la parte media del talud, aunque también en cotas más altas, junto a abrigos rocosos de la pared del cañón. SBa-119 presenta dos rasgos que le son exclusivos: 3 bodegas ocupadas como sepulturas (saqueadas) en una cornisa de la pared del cañón y un sendero de fácil acceso a la planicie superior y a áreas con estructuras de muros-y-cajas (ver más adelante).

La estratigrafía cerámica de los sitios SBa103 y 119, así como las fechas TL y C-14, permiten construir la siguiente cronología y secuencia cultural para la Los caseríos SBa-103 y 119 parecen haber operado Localidad de Santa Bárbara: primariamente como residencias de pastores/ horticultores. Son algo similares a los caseríos de la Fase Quinchamale I (1200-1300 DC), caracteri- población actual del Alto Loa, tanto en su espaciamiento zada por escudillas Dupont (Grupo 32) y Ayquina (Gru- a lo largo del valle como en su emplazamiento en el po 9), con predominio de las primeras (es la más anti- talud, proximidad al rio (25 y 50 m, respectivamente), gua ocupación del Periodo Intermedio Tardio en SBa- control de un sector de terraza fluvial, pero difieren con 103 y 119 y está bien representada en el primero, menos aquellos en términos de organización interna, tamaño y representada en el segundo y totalmente ausente en los número de estructuras. Ni SBa-103 ni SBa-119 presentan ocupaciones anteriores a 1200 DC. sitios de muros-y-cajas). Fase Quinchamale II (1300-1470 DC), caracterizada por escudillas Dupont (Grupo 32) y Ayquina (Grupo 9), además de grandes vasijas restringidas Rojo Alisado (Grupo 1), con predominio de las dos últimas (corresponde a la segunda y última ocupación en SBa-103 y 119, y está débilmente representada en el primero y bien representada tanto en el segundo como en los sitios de muros-y-cajas y el alero SBa-110). PATRONES DE ASENTAMIENTO, SUBSISTENCIA Y DEMOGRAFIA Caseríos arqueológicos Los caseríos arqueológicos estudiados en la Localidad de Santa Bárbara (SBa-103 y SBa-119) tienen el mismo número de unidades (34 estructuras) y su configuración

SBa-103 y 119 son parte de un conjunto más amplio de caseríos arqueológicos (e.g., SBa-20, 4 1 , , 153, 154, 155, 158, 159), unos más antiguos que otros (véase TABLA I). Estos últimos son más pequeños que SBa-103 y 119, distribuyéndose a lo lárgo de casi 15 km del Sector Santa Bárbara, aunque su mayor concentración está en las relativamente amplias vegas de Carrazona y Vizcachuno, a unos 7 km aguas arriba de SBa-103 y 119 (fig. 2). Suelen estar a no más de 50 m del rio, generalmente en el lado E del valle y en asociación con restos de canchones agrícolas, canales, vados, vegas y grandes abrigos rocosos. El principal determinante en la localización de estos asentamientos más pequeños parecería ser la existencia conjunta de vegas y abrigos rocosos, ya que son los únicos rasgos coinunes a todos ellos. Los recintos de estos caseríos están emplazados sobre la parte alta del talud y junto a la pared del cañón. Presentan estructuras construidas con técnica de pircado con y sin

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alero y pegado a la pared del cañón, baja un sendero/ cuesta que -atravesando el valle- une a la pampa W con el conglomerado SBa-119 y con la pampa E. Dicha pared también presenta arte rupestre. En el piso de una quebradita que hay junto al sitio hay dos hileras de esEn conjunto, este patrón disperso de caseríos arqueo- tructuras cuadrangulares contiguas hechas de piedra, de lógicos puede ser interpretado, de manera general, como aproximadamente 1 x 1 m cada una, cuya finalidad desanálogo al representado por la serie de caseríos conocemos. etnográficos -a veces algo más sencillos, en otras algo El otro abrigo rocoso es SBa-í44 (fig. 2). Se simás complejos- que jalonan actualmente el sector Santa Bárbara, y que están habitados o fueron abandonados túa a unas decenas de metros al S del caserío actual de recientemente por la población local (ver EL AREA DE Santa Bárbara y al pie del talud de escombros. Está forESTUDIO). En oposición a los caseríos etnográficos, sin mado por varios grandes bloques desprendidos del caembargo, los caseríos prehispánicos se emplazan gene- ñón. El interior exhibe una disposición similar al abriralmente en el lado E del valle (excepto SBa-20 y 103, go recién descrito y el exterior presenta una pequeña que están en el lado opuesto). Sólo algunos de los case- superficie aterrazada limitada por un muro pircado. Casi ríos arqueológicos tienen acceso directo a la planicie su- todas las caras de los bloques contienen arte rupestre, perior mediante "cuestas" (SBa-20, 119, 159 y 160) y principalmente grabados y en un solo caso, pinturas. únicamente SBa-103 y 119 - q u e son los más compleSi hubo instalaciones usadas por los caravaneros a j o s - están asociados a sitios de muros-y-cajas (ver su paso por la Localidad de Estudio, pensamos que ésCEREMONIALISMO). tas se localizan en estos abrigos rocosos de la rinconada Los caseríos SBa-153, 154, 155, 158 y 159, de de Santa Bárbara. Se trataría de modestos reparos debaCarrazona y Vizcachuno, parecieran ser los más jo de rocas grandes y protegidos del viento por sencillos tempranos dentro de este patrón de asentamiento en el muros pircados o bien abrigos rocosos un poco más amSector. Las fechas TL de sus ocupaciones van desde 725 plios (e.g., SBa-110 y 144), donde hay arte rupestre teá 1050 DC. Hay también una fecha C-14 de 990 ± 80 máticamente relacionado a caravaneo. El material DC (1-12,401) para SBa-153 (Branko Marinov, comu- cerámico de SBa-110 (SBa-144 está muy removido y nicación personal 1994). En claro contraste con SBa- obliterado por restos subactuales) difiere poco del en103 y 119, estos caseríos no presentan ocupaciones pos- contrado en SBa-119. Aunque la ocupación de este aleteriores a 1200 DC. ro podria ser un componente Quinchamale 11, el hallazgo en él del tipo cerámico Santa Bárbara Burdo (Grupo 2B), fechado por TL en el sitio de muros-y-cajas SBa125 en 1550 ± 50 DC (UCTL-534; Carole Sinclaire, ABRIGOS ROCOSOS comunicación personal 1994), hace pensar que su ocuLos abrigos rocosos de la Localidad de Estudio se ha- pación pudo prolongarse hasta el Período Tardio (ver llan al W del cañón, en la rinconada de Santa Bárbara, CONCLUSIONES PRELIMINARES). Hemos denomiequidistantes de SBa-103 y 119. Uno de ellos es SBa- nado a este tipo de abrigos rocosos "camas de 110, situado en el vértice NW de la rinconada (fig. 2). caravaneros", en analogía a las "camas de arrieros" rePresenta un ancho de 10 m, una profundidad de 5 m feridas por informantes indígenas de la vecina cuenca desde la línea de reparo, una altura de 3 m en el umbral del Salado en relación al tráfico subactual (C. Aldunate, y menos de 1 m en su parte más profunda. En el exterior comunicación personal 1992). hay una superficie artificialmente aterrazada de alrededor de 100 m', con grandes bloques de piedra, en uno SUBSISTENCIA de los cuales hay talladas dos tacitas de cavidad cilindrica. Todas las paredes del abrigo, pero especialmente En materia de subsistencia, disponemos por ahora de su frente y a lo largo de 20 m, presenta pinturas y graba- evidencia casi exclusivamente zooarqueológica (plumas, dos a los cuales nos referiremos más adelante. Los de- lana, conchas de moluscos, etc.). El material pósitos arqueológicos están severamente afectados por osteofaunistico de SBa-103 y 119 es ta.xonómicamente las aguas de lluvia. El perfil del abrigo exhibe un típico homogéneo, predominando casi absolutamente Lama acuñamiento hacia el interior, donde se ha acondiciona- glama, aunque también hay escasísimos restos de roedo un reducido espacio de habitación, protegido de la dores (intrusivos), restos malacológicos (en bodega de intemperie por un pircado muy rudimentario. Junto al SBa-119) y de aves (Mena 1993, Ms.). No hay evidenargamasa, entre las cuales hay sencillos recintos habitacionales de planta rectangular, plataformas extramuros, rudimentarias vias de circulación (simples sendas) y otras unidades no identificables.

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cías claras de caza, pero esta actividad no puede ser des- los recintos rindieron palas líticas, zuros de maíz y metates) o procurados vía intercambio por subproductos cartada totalmente. ganaderos (e.g., lana, cuero) con pisos ecológicos más Las colecciones de huesos de camélidos serían restos bajos del valle. incorporados al piso de las viviendas por pisoteo. Las presas con mayor contenido cárneo parecen haber sido Grandes morteros y piedras-tacitas de cavidad cidescartadas en espacios extramuros o en recintos mar- lindrica presentes en SBa-103, 110 y 119, pueden haber ginales (e.g., caso estructura 25 de SBa-103), donde muy servido para moler vainas de algarrobo y frutos de chaprobablemente los animales eran faenados. La ausencia ñar como las recuperadas en las excavaciones y que sede mandíbulas y huesos del cráneo en los sitios puede guramente fueron traídas desde pisos ecológicos infeobedecer a razones rituales (actualmente, la cabeza del riores (e.g.. Lasaña y Chiuchiu). animal o sus mandíbulas suelen depositarse en escondrijos ceremoniales). En todo caso, ambos sitios evi- DEMOGRAFIA dencian un mínimo de consumo de alimentos cárneos, concordando quizás con los hábitos de la población lo- A primera vista, los sitios SBa-103 y 119 aparecían como cal moderna que suele comer llamas en ocasiones muy más grandes y populosos de lo que en realidad eran. Al especiales, generalmente relacionadas con ritos diseñar la investigación suponíamos en forma demasiacalendárteos y ad hoc. Cabe la posibilidad de que en do simplista que la población residente en cada sitio Santa Bárbara hubiera en el pasado un mayor énfasis en habría estado formada por varios grupos familiares (no el uso de Lama glama como proveedor de lana y otros menos de 35 personas). Los trabajos de campo y gabisubproductos (y en el caso de SBa-119, como carguero), nete llevaron a cuestionar esta suposición. Los datos arroque como fuente de provisión de carne. jados por las excavaciones, el estudio más detenido de las estructuras y la observación de los caseríos de la poExclusivamente sobre la base de los restos blación actual, ayudaron a identificar en estos sitios esostefaunísticos, podría postularse que SBa-119 es un si- tructuras funcionalmente diferenciadas. Sólo algunas de tio más involucrado en redes de tráfico y con menos uti- ellas operaron como recintos propiamente habitacionales lización de llamas como alimento que SBa-103. No obs- (otras lo hicieron como corrales, bodegas, plataformas tante, estas conclusiones debieran ser ponderadas en extramuros, patios, etc.). En consecuencia, hoy nos infunción de lo que enseñan sobre el registro arqueológi- clinamos por guarismos demográficos más conservadoco pastoril andino recientes estudios actualisticos en el res, dos o tres núcleos familiares en cada sitio (unas 10 Noroeste Argentino acerca del sacrificio, faenamiento y a 15 personas, cuando los asentamientos estaban en su consumo de llamas, y particularmente sobre la disper- "peak" de actividad). El alto número de escudillas en sión de las partes del animal en un sitio arqueológico relación al bajo número de ollas y grandes vasijas de (Yacobaccio & Madero 1994, Ms.). almacenamiento en estos sitios, es consistente en general con esta estimación (Mauricio Uribe, comunicación Por otra parte, el estudio de SBa-103 y SBa-119 nos personal, 1993). Aún así, todavía no hemos podido eshizo revisar nuestras previas suposiciones que otorga- tablecer en forma fehaciente si todas las estructuras ban a las prácticas agrícolas un rol casi insignificante específicamente habitacionales de los sitios SBa-103 y en las actividades de subsistencia de la población local 119 fueron ocupadas simultánea o sucesivamente. Estuy un correspondiente alto énfasis en la ganadería (pre- dios más finos de los parámetros cronológicos y nueva sencia de corrales, pastizales relativamente extensos, dataciones absolutas deberían contribuir a aclarar esta proliferación de la figura del camélido en el arte rupes- situación. tre). El hallazgo de palas líticas en estos sitios y, sobre todo, la contigüidad de estos asentamientos a canales Las proporciones relativas de algunos recipientes de abandonados y a canchones de cultivo en las terrazas cerámica por sitio y por fase permiten avanzar estimadel Loa, revelan un patrón mixto de subsistencia, basa- ciones demográficas globales. Si se asume que la predo tanto en el pastoralismo como en la horticultura. Así, sencia de vasijas grandes indica mayor población (más la gente del componente Quinchamale debiera definirse necesidad de almacenaje), tendríamos que la población como pastores-cultivadores. De hecho, las pobres colec- debió ser menor en SBa-103 que en 119, y menor tamciones osteofaunisticas sugieren una mayor dependen- bién durante Quinchamale I en relación a Quinchamale cia de alimentos agrícolas, tal vez cultivados en los re- II (considerando ambos sitios). Esto es porque en SBaducidos canchones a modo de chacras que existen en las 103 y durante la fase Quinchamale I hay más escudillas proximidades de los asentamientos (las e.xcavaciones de que vasijas de almacenamiento, proporción que tiende a

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equipararse e incluso a invertirse en SBa-119 y en la semicircular o con forma de letra "U" abierta. En su interior y paralelas al muro, hay construidas hileras de fase Quinchamale II. rectángulos formados por lajas enterradas verticalmenCon relación al grado de transitoriedad o de perma- te a modo de "cajas". En ocasiones se observa un penencia de esta población en los sitios, nuestras conclu- queño montículo de piedras, mojón o cairn. Varias siones se basan en datos de tipo negativo y en analogías agrupaciones de estas estructuras, todas emplazadas en etnográficas con la población actual. La estratificación la planicie superior del cañón, se hallan unidas por senen los recintos excavados de SBa-103 y 119 no revela deros al conglomerado habitacional de SBa-103. Otro episodios de abandono estacional. Suponemos, que el grupo más numeroso de estas estructuras, con similar régimen de residencia anual fue similar al de los pasto- emplazamiento, pero de mayores dimensiones, se enres actuales: cuando el verano era lluvioso, algunos cuentra unido al sitio SBa-119, también mediante senmiembros de la familia dejaban por el día los caseríos deros. para dirigirse con el ganado a las "pampas" y laderas de los cerros donde crecen los efímeros, pero nutritivos La asociación espacial entre "cajas" (sin muros) y "pastos de lluvia", mientras otros miembros se queda- senderos de caravanas ha sido mencionada por Núñez ban en el lugar, En otras palabras, creemos que el régi- (1985) en la Región de Tarapacá, pero la función espe men de residencia y explotación de recursos se ajustaba cifica de esta clase de rasgos o de las actividades que al Modelo de Uso Intensivo del Espacio que Villaseca tenían lugar en ellos se desconocen. Grandes conjuntos (1995 Ms.) identifica para los pastores locales actuales de estas estructuras fueron reportados en los alrededo(ver EL AREA DE ESTUDIO). res de Lasaña y Chiuchiu, donde han sido descritos como sitios ceremoniales (Pollard 1970). En estas últimas loPor otra parte, a pesar de que es común hoy en día calidades, donde las lluvias son extremadamente raras que los caseríos sean abandonados definitivamente por y las condiciones de preservación de evidencia orgánica sus ocupantes y vueltos a ocupar por otras personas al son inmejorables, algunas "cajas" contenían una variecabo de 1 a 5 años, estas situaciones no fueron detecta- dad de ofrendas, tales como fragmentos cerámicos, padas en los caseríos arqueológicos. Posiblemente, la fre- tas de llamas, plumas de aves tropicales (Thomas 1978) cuencia de rotación de los ocupantes de estos caseríos es y restos de tejidos. hoy más alta que en períodos prehispánicos, debido a la migración de los jóvenes (e incluso niños en edad escoGirault (1958) describe estructuras más o menos lar) a la ciudad de Calama, la desaparición de los ancia- isomórficas con las del Loa entre los modernos aymarás nos y la consecuente extinción del grupo doméstico. Más del Depto. de La Paz (Bolivia); contienen ofrendas tales probable es que, en el pasado, el conjunto de estos ca- como hojas de coca, maíz tostado, sandalias, fragmenseríos etnográficos del Sector haya sido ocupado gene- tos textiles y plumas de aves tropicales. Paredes (1938) ralmente por miembros de una sola familia extensa, den- dice que este tipo de estructuras etnográficas representro del marco del concepto de "estancia", y que las vi- tan miniaturas de casas y que las ofrendas son para peviendas de cada UPD fuesen transferidas por sucesión dir protección y fortuna en los viajes a los ubicuos generacional. No obstante, esta interpretación deja es- Dioses de los Cerros (sensu G. Martínez 1983). En el pacio para contemplar la posibilidad de que el patrón de curso de sus travesías, los caravaneros modernos llevan residencia actual de "vivientes" y "entrantes", se haya a cabo, en efecto, invocaciones a estas deidades, pero originado en tiempos prehispánicos. La instalación en en la literatura existente sobre esta actividad no se menel pasado de forasteros extra-regionales en calidad de cionan estructuras ceremoniales (ver e.g., Concha 1975; "entrantes", podria quizás explicar ciertos motivos de Lecoq 1991; West 1981). arte rupestre ajenos a la tradición local y de escasísima dispersión en el Sector (e.g., hileras de camélidos con En sitios del Intermedio Tardío del Alto Salado heorejas hacia delante pintados en negro en SBa-20, de mos observado que algunas estructuras ceremoniales, gran similitud con estilos trasandinos). tales como las "chullpas" o torreones, se hallan consistentemente orientadas hacia las principales cumbres locales. La medición de la orientación de la abertuCEREMONIALISMO ra de los pircados semicirculares de 16 sitios de murosy-cajas de Santa Bárbara (que en ocasiones es enfatizada Muros-y-cajas por alineamientos de la bisectriz del arco de los muros Estas estructuras consisten en uno o más muros bajos con mojones de piedras), confirmó nuestra observación hechos con técnica de pirca, de trazado generalmente preliminar (Berenguer et al. 1984: 205) de que dicha

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orientación es hacia cumbres locales, como los volcanes Palpana, Polapi, Cebollar y San Pedro (Sinclaire 1993 Ms.), no hacia puntos cardinales en particular. Postulamos que la orientación orográfica de los sitios de muros-y-cajas es una manifestación local y prehispánica del culto panandino de los Dioses de los Cerros. Estos patrones de orientación serían la expresión de una ideología del tráfico de caravanas que vincula a senderos, caírns (mojones y apachetas), sitios ceremoniales (arte rupestre y muros-y-cajas) y cerros bajo un mismo dominio semántico (Berenguer & Alliende 1993, Ms.). La depositación cultural en los muros-y-cajas resultó ser exclusivamente horizontal (sin profundidad). Empero, del estudio de la superficie de estos sitios han surgido argumentos que confirman que estos sitios no fueron focos de actividad doméstica, sino ritual (Sinclaire 1993 Ms.; Sinclaire et al. 1993, Ms.). En primer lugar, la gran cantidad de fragmentos cerámicos encontrados y su alta restaurabilidad, indica depósitos primarios producto de "quiebras" de vasijas in situ.' Además, las vasijas reconstruidas carecen de huellas de uso y de restos de hollín, lo que nuevamente sugeriría un uso ceremonial más que doméstico. Más aún, pese a que los grupos cerámicos y formas de estos sitios, tales como escudillas, jarros y cántaros (las ollas están ausentes), aparecen también en los vecinos sitios habitacionales SBa103 y SBa-119, son acá de manufactura más fina o de factura ad-hoc al rito. Esta observación refuerza la idea de que el contexto funcional de las vasijas en los sitios de muros-y-cajas fue ceremonial. Por lo demás, los sitios no sugieren un uso residencial: están en llanuras o pampas fuertemente azotadas por los vientos y en lugares distantes de las fuentes de agua; sus estructuras no ofrecen condiciones de habitabilidad; y tampoco hay piedras de moler ni señas de procesamiento o descarte de alimentos (huesos, fogones, etc.).

193 tios de muros-y-cajas con actividades rituales ligadas a tráfico de caravanas. A la información provista por la cerámica (ver más arriba), se suman conchas de moluscos marinos (Concholepas concholepas), cuentas de turquesa y, en forma muy recurrente, mineral de cobre (Vásquez 1993, Ms.), muchas veces finamente triturado. La presencia de estos elementos en locis específicos dentro de los sitios de muros-y-cajas (e.g., preferentemente en mojones o cairns y a la vera de sendas y senderos) y, en el caso de los pedazos de mineral, su correspondiente ausencia en los sitios habitacionales, sugeriría actos de ofrendas. Las conchas marinas (y el agua de mar) son empleadas hasta el día de hoy por los lugareños para "hacer llover".^ El mineral de cobre molido, por otra parte, figura como ofrenda en rituales ganaderos etnográficos de la región y también en bolsas de equipos de inhalación de alucinógenos de San Pedro de Atacama (Constantino M. Torres, comunicación personal 1992), cuyos usuarios han sido funcionalmente vinculados a tráfico de caravanas (Llagostera 1992 Ms.). Sugerimos que estos fragmentos de mineral de cobre ofrendados en los sitios de muros-y-cajas aluden, directa o indirectamente, al contenido de las cargas transportadas por las caravanas que pasaban por Santa Bárbara (Berenguer & Alliende 1993, Ms.).

En otro aspecto, habría que explorar en el futuro la relación simbólica del mineral de cobre molido y las cuentas de turquesa con el sistema de creencias ganadero y/o caravanero. Particularmente, en relación a las ofrendas de "comidas de los dioses" que se hacían en el mundo andino. Murra dice que en la zona central andina y el altiplano el mullu traficado desde el Ecuador era el alimento favorito de los dioses y era ofrendado a éstos en forma de pedazos triturados o de polvo para evitar sequías. Añade una asociación entre muHu y cuentas que Se constató, además, que los rituales practicados en es especialmente sugerente en nuestro contexto: los sitios de muros-y-cajas se relacionan con la movilidad caravanera (Berenguer & Alliende 1993 Ms.; Quizás cabría distinguir aquí entre el sentido limitaSinclaire 1994). El emplazamiento de los muros-y-ca- do que tiene la palabra mullu en la actualidad (cuenta jas junto a senderos que se dirigen fuera de la Localidad de collar) de aquel más amplio que tenía en el siglo XVI. (ver SISTEMAS DE INTERACCION), dan sustento a Cuando en este artículo me refiero al mullu, hablo del la idea de que las ceremonias efectuadas en estos sitios animal y de su concha que antes de 1532 se usaba con tenían relación con la actividad caravanera. En el mis- muchos otros fines que no eran necesariamente el de mo sentido apuntan la contigüidad y contemporaneidad cuentas. Sin embargo, este último sentido también es (Berenguer 1993b) de al menos uno de los campos de antiguo: Pedro Pizarro relata que en los depósitos estamuros-y-cajas (SBa-90) tanto a un geoglifo (SBa-93), tales de la sierra había unas conchas de la mar... [que] fechado por TL en 1250 ± 80 DC, como a abrigos roco- traían de Tumbez para hacer las cuentecitas muy delicasos con representaciones rupestres de llamas cargadas das... (1965: 191)" (Murra 1975: 257). (Berenguer et al. 1985; Sinclaire et al. 1993, Ms.). Hay, asi, un suma de buenas razones para vincular a los siEn esta referencia de Murra hay implicados varios

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conceptos interrelacionados que pueden ser de utilidad para interpretar los significados simbólicos de los sitios de muros-y-cajas: tráfico, ofrendas de material triturado, alimento de los dioses, cuentas de collar. De ahí que me pregunte hasta qué punto el mineral de cobre molido y las cuentas de collar de turquesa, depositados en estas estructuras, son ofrendas a los mallkus o Dioses de los Cerros para algún tipo de invocación relacionada con la explotación y tráfico de mineral de cobre o de artefactos de este metal. Después de todo, los cerros son real y míticamente ricos proveedores de minerales, algunos de los cuales son únicos en los Andes (Berenguer et al. 1984; G. Martínez 1983; Lechtman 1978). Digamos finalmente que, hasta donde hemos podido comprobarlo por los estilos cerámicos, las fechas TL y otras evidencias, el ceremonialismo de los sitios de muros-y-cajas de la Localidad es un fenómeno que comienza con Quinchamale II (UCTL-591) y que eventualmente se prolonga hacia el Período Tardío (UCTL534), e incluso, hasta el Periodo Republicano (fragmentos de botellas de vidrio en rutas de carreta). Arte rupestre Qtra forma de ceremonialismo en el área es el arte rupestre. Se han identificado hasta ahora en el Sector Santa Bárbara siete grupos estilísticos: A (Vizcachuno), B (Kalina), C (Taira 1), D (Milla), E (Santa Bárbara I), F (La Isla), G (Santa Bárbara 11) y H (Taira 11). La definición de estos grupos se ha basado en el tratamiento dado a la figura del camélido, que es el único motivo común a todos ellos, y se hizo sobre la base de una muestra de 207 paneles, agrupados en 81 sitios. Tomando en consideración una variedad de criterios (e.g., superposiciones, contigüidad a depósitos arqueológicos fechados, representación de artefactos fechables asociados a figuras de camélidos, similitud con representación de camélidos en artefactos fechados, etc.), se sugiere la siguiente secuencia relativa: CD

A > B > > H > G , donde el signo > significa "más antiguo que" F E

Los grupos D, H, E y G corresponderían a la prehistoria tardía, pero sólo E y G están presentes en la Localidad de Estudio y se asocian a las ocupaciones Quinchamale discutidas en este artículo. El grupo E, constituido por camélidos esquemáticos grabados lineales, de 2 patas, cuerpo angosto, orejas hacia delante y representados generalmente en hileras.

puede ser fechado en el Intermedio Tardío y Tardío, y que esta forma de representar a la llama está presente en sitios de arte rupestre y en artefactos funerarios de esta época en un vasto territorio de la subárea Circumpuneña (Zlatar 1984), comprendiendo también al NW argentino (cf, Ambrosetti 1895; González 1977 figs. 298, 299, 318, 319; Krapovickas 1968: 251; Serrano 1961: fig. 6). El grupo incluye, además, representa ciones de hachas, tumis, cruces de lados iguales, sacrificadores, llameros, llamas cargadas, hileras de llamas unidas por una soga e individuos portando cascos emplumados y vistiendo lo que parecen ser petos de cuero (Berenguer et al, 1985:fig.9; cf. Latcham 1915: fig. 71-a; Monten 1926:fig.14; Oyarzún 1935:fig.34 Rydén 1944: figs. 65-67). Este grupo E es el arte rupes tre más probablemente vinculado a las ocupaciones Quinchamale, presumiblemente a la fase 11. Figuras de llamas del grupo E se hallan grabadas en los muros de algunas viviendas de SBa-103, en las paredes del caflón contiguas a SBa-119, y a la vera de algunas cuestas que comunican el piso del valle con las planicies superiores (SBa-UO). El motivo de hileras de llamas es emblemático del tráfico de caravanas en el Desierto de Atacama y el borde oriental de la puna durante el Período Inter medio Tardío. Aparece también en bolsas y calabaza pirograbadas de varios cementerios del período.

En cuanto al geográficamente más localizado grupo G, caracterizado por figuras pintadas en varios colores de motivos escutiformes en rojo, amarillo y blanco (Berenguer et al. 1985:fig.16), motivos laberínticos llamas delineadas en verde con circuios rojos en el cuerpo, suponemos que es más reciente que el grupo E, probablemente de data incaica. Los escutiformes aparecen representados en placas de bronce del asentamiento incaico de Catarpe (Berenguer 1984). En la cultura Santa María, del noroeste de Argentina, estos motivos serían de una fase de aculturación incaica (Myriam Tarrago, comunicación personal 1992).

Especulativamente, la representación de personajes con cascos emplumados y petos, sosteniendo tumis enastados o junto a representaciones de cuchillos en medialuna (aislados o como aditamientos sobre tocados asimilables a cascos) en el vecino sitio de SBa-142 (vértice S de la rinconada de Santa Bárbara), puede estar confirmando de manera independiente lo que habíamos dicho antes: que la actividad caravanera por esta Localidad estaba ligada al tráfico de minerales o de artefactos de metal (cf. Núñez 1989). Incidentalmente, hay dos hornos de fundición de este mineral en la mencionada rinconada, cuyas basuras incluyen -entre otras- cerámica del Período Intermedio Tardío.

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Hay que consignar además que en la localidad de estudio, en las inmediaciones de un campo de muros-ycajas (SBa-90), existe lo que parece ser el único geoglifo (SBa-93) registrado hasta ahora en el norte de Chile sobre los 2500 m s.n.m. y, probablemente, uno de los más meridionales (fig. 2). Mide 108 m de largo y su diseño es no figurativo (Berenguer 1993b). Basado en un amplio examen de la literatura regional y en trabajos de campo en la región de Tarapacá, Núñez (1976, 1985) sostiene que geoglifos y petroglifos operaban como marcadores de rutas y lugares de culto de los conductores de llamas. Gordillo (1992), Hyslop (1976) y Yacobaccio (1979), entre otros, han extendido en forma convincente esta hipótesis a sitios con petroglifos y pictografías de Tacna, altiplano circumtitikaka y puna de Jujuy, respectivamente. La asociación funcional y simbólica entre arte rupestre y rutas de caravanas se encuentra, pues, bien establecida en la arqueología de los Andes Centro-Sur, siendo incluida en modelos históricos y procesales de cambio en los patrones de tráfico e interacción (Núñez & Dillehay 1979). En suma: toda la evidencia disponible parece converger hacia la idea de que el ceremonialismo arquitectónico (muros-y-cajas) y rupestre (petroglifos, pictografías y geoglifos) presente en la Localidad se vincula a un tráfico de caravanas relacionado a los Dioses de los Cerros, a minerales, a objetos de metal y, en general, a bienes de prestigio. SISTEMAS DE INTERACCION Sitios viales En este trabajo hacemos una distinción operacional entre caminos, senderos y sendas. El único camino arqueológico registrado en la localidad es uno incaico. Va ribeteado por piedras y es visible a unos metros al N de la desembocadura de la quebrada de Quinchamale, en la terraza alta al W del río. En el piso del valle tiene entre 12 y 14 m de ancho, pero va disminuyendo su amplitud a medida que asciende por la ladera arenosa hacia la Pampa Pichiguara. En el borde del cañón hay una estructura en forma de domo con un pequeño vano abierto al Vn. San Pedro y a una decena de metros hay una hilera de mojones de piedras, ambos rasgos operando al parecer como señalizadores camineros. Este camino, con un ancho estimado entre 3,5 y 4,5 m, se dirige hacia el Abra de Revinco (Co. Las Papas) y luego de una "cuesta" y de varios puntos en que desaparece bajo la arena y cambia su ancho, retoma una dirección que conduce a Cerro Colorado-1 (SBa-162; fig. 2), el antes mencionado tampu incaico, situado a unos 10 km al N de la loca-

195 lidad de Santa Bárbara (Berenguer 1994b; Castro 1992). Los senderos, en cambio, son rutas muchas veces de hasta 7 m de ancho, formadas por numerosas sendas paralelas y de profundidad variable. Unos de estos senderos (ca. 2 m de ancho) conecta con SBa-119; otros parecen dirigirse hacia SBa-103.' Las sendas, por último, son rutas de 30 a 60 cm de ancho que atraviesan los caseríos y sitios de muros-y-cajas. Parecen haber sido objeto de un tránsito puramente peatonal y local. Son estos senderos y sendas el principal medio de articulaciónfísicaentre los sitios mencionados en este trabajo. SBa-103 presenta dos sistemas de entrada/salida por la planicie E o Pampa Lunar. El más septentrional se inicia como un sendero que sube por una cuesta de la Qbda. de La Lava, pasa por un campo de varios sitios de muros-y-cajas y se dirige al NE. Aunque es de difícil visibilidad en terreno, está marcado por una serie de mojones y pseudo-apachetas. Luego de un recorrido de 4,5 km y poco antes de llegar a la Qbda. de Alpahuasi confluye con una ruta de carretas del Período Republicano, hasta confundirse transitoriamente con ella, para separarse más adelante y dirigirse al altiplano por la Pampa la Avestruz. Lo interpretamos como un sendero del Periodo Intermedio Tardío de carácter extrarregional. El sistema meridional de entrada/salida se inicia aparentemente, un poco aguas abajo de SBa-103, pero aguas arriba del actual caserío de La Isla. Es visible sólo en la ribera E del Loa y su conexión con SBa-103 es únicamente por interpolación, ya que su traza en el valle ha sido borrada por las crecidas del río. Este sendero sube a la pampa E por una hendidura del cañón y se bifurca en cuatro sendas de corto trayecto que se dirigen al río San Pedro (la más corta de unos 600 m y la más larga de unos 1300 m). Estas sendas no continúan al otro lado del valle, de ahí que les adjudiquemos un carácter puramente local. Por los materiales que presentan al comienzo y final de los trayectos, estos senderos fueron transitados durante el Período Intermedio Tardío, en tiempos coloniales y en época republicana subactual, por equinos y llamas (uno de ellos presenta trechos con huellas interdigitadas, guano de llama y sólo material del Período Intermedio Tardío). Interpretamos a estas sendas como vías peatonales y locales de acceso al cercano valle vecino, con la finalidad de aprovechar las pequeñas vegas para los animales y áreas cultivables que existen allí. SBa-119 presenta sólo una entrada/salida por la planicie E mediante un sendero-cuesta que atraviesa el sitio. En la pampa toma la forma de un sendero ancho, interdigitado, de hasta 7 m de ancho, con presencia de mojones cada cierto trecho, de algunos sitios de muros-

196 y-cajas, y de quiebras de cerámica del Período Intermedio Tardío y loza colonial, todo en el inicio del trayecto. Después de un recorrido de ca. 3,6 km arriba al vecino valle del San Pedro. Interpretamos a este sendero como una vía de comunicación externa (con Inacaliri y quizás con la zona del Alto Salado), ya que continúa después de cruzar el valle. No obstante, puede haber servido también como acceso al valle del San Pedro, con similar finalidad que las sendas de SBa-103. Hacia el W la vía esta constituida por el mencionado sendero que atraviesa el valle y sube por el sendero-cuesta, pasando junto al abrigo rocoso de SBa-UO.' Interacción intrarregional En los sitios estudiados en Santa Bárbara se observa una alta incidencia de cerámicas propias del Pukara de Turi (Uribe & Adán 1993a, 1993b). Todos los grupos cerámicos encontrados en los sitios habitacionales y ceremoniales de esta Localidad del Alto Loa, están presentes en dicho pukara, si bien lo contrario no es cierto. Desde un principio en la investigación las relaciones intrarregionales de la Localidad de Santa Bárbara apuntaron fuertemente hacia la cuenca alta del río Salado (Topaín es otra aldea de esa cuenca con la cual existe una estrecha relación ceramológica). No obstante, esperábamos que ese panorama podía variar parcialmente al estudiar colecciones cerámicas del Loa Medio que fuesen equivalentes a las de Turi. Después de todo, el fenómeno de los sitios de muros-y-cajas aparece hasta ahora como un rasgo típico de ese tramo del Loa (Sinclaire 1994). Por lo demás, lo más probable es que las vainas de algarrobo y semillas de chañar encontradas en SBa-103 y 119 procedan de los bosques de estas especies arbóreas que antiguamente había en Lasaña, Chiuchiu y Calama. Para dilucidar esta interrogante se practicó una recolección de cerámica de superficie en el Pukara de Lasaña, Loa Medio, sobre la base de un muestreo sistemático estratificado de un 5% de las estructuras (n = 451 estructuras). Este trabajo sirvió posteriormente para evaluar las afinidades ceramológicas que pudieran existir entre la colección de este sitio y similares colecciones de Santa Bárbara y el Pukara de Turi (Ayala 1995 Ms.). Como resultado de este análisis y de otros antecedentes ya entregados en este artículo, se puede decir lo siguiente: Santa Bárbara muestra evidencias de contacto cultural tanto con ocupaciones contemporáneas del Alto Salado como con el Loa Medio, pero en términos de diferentes clases de evidencias. Ceramológicamente, las ocupaciones Quinchamale de Santa Bárbara exhiben

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una fuerte relación con las fases I y 11 del Pukara de Turi (55 al SE), e, inesperadamente, una escasísima vinculación con el Pukara de Lasaña (37 km al S).'

Exactamente lo opuesto a lo observado en cerámica ocurre con los sitios de muros-y-cajas, ya que éstos están virtualmente ausentes en Turi (en esa zona hay, más bien, "cajas" aisladas).' En cambio, estos sitios medran en los alrededores de la localidad de Lasaña y de la vecina aldea de Chiuchiu. Sin embargo, a diferencia de los de Santa Bárbara, son mucho más extensos, ceramológicamente diferentes, morfológicamente algo distintos (muros subrectilineos) y funcionalmente más complejos (incluyen entierros en cistas).

El arte rupestre, en tanto, sugiere un patrón de interacción de Santa Bárbara similar al constatado a través de la cerámica. Aunque se observan diferencias en otros ítems iconográficos (e.g., temas antropomorfos), el grupo E, presente en SBa-103, 119, 110, 141, 144y cuesta W de Taira, tiene sus símiles casi exactos en los muros del propio Pukara de Turi (Gallardo 1995: figs. 3 y 5). Por otra parte, de Caspana (Alto Salado) tenemos noticia de grabados representando personajes con petos y cascos emplumados como los de Santa Bárbara, así como de llamas del grupo E (Mauricio Uribe, comunicación personal 1994). En cambio este grupo estilístico está totalmente ausente en los muros del Pukara de Lasaña y (hasta donde pudimos comprobarlo en nuestros recorridos) tampoco aparece en el resto de esa Localidad del Loa Medio, pese a que las manifestaciones de arte rupestre son allí abundantes.

En síntesis: Santa Bárbara presenta afinidades con Turi en cerámica y arte rupestre, y con Lasaña en arquitectura ceremonial. Interacción extrarregional

Las figuras de balseros (balsas de cuero de lobo) grabados en las paredes y bloques de la Qbda. de Quinchamale (Lindberg 1969), las conchas de moluscos marinos (mitílido y Turritela cingulata en un silo de SBa-119; Turritela cingulata en SBa-103; veneridae y Concholepas concholepas en sitio de muros-y-cajas SBa125) asoman como los mejores indicadores de tráfico interregional (Océano Pacífico), aunque son cuantitativamente mínimos. Estos ítems marinos pueden aludir a conexiones con Quillagua, si bien hasta el momento no hay evidencias claras de contacto con las aldeas de esa Localidad del Loa Inferior.'

Fragmentos cerámicos de origen extrarregional en

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SBa-119 y su correspondiente ausencia en SBa-103, refuerzan la idea de que el primero es un sitio más vinculado al tráfico interregional que el segundo. Los ocho fragmentos de una botella Chiza Modelado en SBa-119 (Oscar Espoueys, comunicación personal 1993), apuntan a contactos con poblaciones del sistema Pica/ Tarapacá, en el desierto septentrional, lo que reafirmarla la hipotética ruta que según Núñez y Dillehay (1979) baja por el Alto Loa uniendo a ese sistema con el de Lasana/Chiuchiu. En tanto que los también escasos fragmentos de cerámica "altiplánica" (quizás Hedionda) y, posiblemente, Yavi (Uribe & Adán 1993a, 1993b), hallados igualmente en SBa-119, sugieren situaciones de contacto directo o indirecto con la región de Sud Lípez (Bolivia) y la Quebrada de Humahuaca (NW de Argentina), respectivamente. Esta última posibilidad es en extremo sugerente, dado que Yavi es uno de los estilos alfareros trasandinos que incluye motivos escutiformes como los que aparecen en pictografías de la eventual "cama de caravanero" de SBa-UO. Contrariamente a lo que esperábamos, sin embargo, no se comprobaron relaciones iconográficas ni estilísticas entre el grupo estilístico E de Santa Bárbara y el arte rupestre de Tamentica, en la Qbda. de Guatacondo, que asomaba como una de las más probables vías hacia el sistema Pica/Tarapacá en el N. Empero, a 10 km al N de la Localidad de Estudio, en el caserío SBa-41, hay grabados con representaciones de llamas de 4 patas (grupo H) que exhiben similitudes con las figuras de llamas que decoran algunas bolsas de Pica-8. Este grupo estilístico se asocia a una única fecha para el sitio de 940 ± 100 DC (UCTL-135). Por otra parte, nuestro examen de los materiales de los cementerios Pica-8 y Caleta Huelén42 (U. de Antofagasta), estableció la presencia de un significativo número de escudillas Ayquina (Grupo 9), sugiriendo intensos contactos con el Loa Superior.

197 sentados en geoglifos de Pintados (Cerda et al. 1985). Los motivos tumiformes o con forma de medialuna, que aparecen en los tocados emplumados, parecen ser elementos de madera aplicados en la parte anterior de algunos cascos, ya que conocemos la existencia de al menos un ejemplar (Región de Tarapacá, Museo Arqueológico de Santiago) que lleva una de estas insignias en esa posición. Tumis enastados -como el sostenido por uno de estos personajes en el sitio SBa-142" han sido encontrados en cementerios de Chiuchiu (Latcham 1938). Las cruces rectas de lados iguales grabados en el abrigo rocoso SBa-144 aparecen en los cascos ya mencionados, en vanos del Pukara de Lasaña y en muros del Pukara de Turi (Gallardo 1995; Latcham 1938; Rydén 1944). Como rombos escalerados, estas cruces se reconocen en diversos geoglifos del desierto septentrional y central (Cerda et al. 1985), así como en textiles y cestos de Pica-8 (Zlatar 1984). Los motivos escutiformes del patrón G, por otra parte, están presentes en placas rectangulares de bronce encontradas en uno de los cementerios de Turi (Spahni 1954) y del sitio incaico de Catarpe (Berenguer 1984), en calabazas pirograbadas de Turi (Museo Municipal de Calama) y Lasaña, y sobre todo, en placas circulares de bronce y urnas Santa María, como también en varios sitios de arte rupestre de Salta, en el NW de Argentina, donde está su centro de dispersión.

Sintetizando: si a estas correlaciones iconográficas puede otorgárseles valor como evidencias de interacción caravanera, habría un eje de tráfico que vendría desde la Región de Tarapacá y pasaría por Santa Bárbara, para bifucarse hacia Turi y Lasaña/ Chiuchiu. Desde allí continuaría hacia el NW argentino, directamente o vía San Pedro de Atacama. No hay hasta el momento evidencias similares aportadas por el arte rupestre para sugerir un tráfico con el Motivos del grupo E de arte rupestre de Santa Bár- altiplano meridional de Bolivia, cuestión que perfecbara están presentes en diferentes puntos. Hileras de tamente puede deberse más a una falta de investigacamélidos esquemáticos de 2 patas han sido registrados ciones arqueológicas en esa región que a una ausenpor L. Núñez en el arte rupestre de una amplia área de cia de contactos prehispánicos. Con todo, la posibilila Región de Tarapacá. Estas hileras están también en dad de que los petos encontrados en los cementerios bolsas de Pica-8 (Zlatar 1984) y en calabazas pirogra- del desierto y dibujados en el arte rupestre de SBabadas de Lasaña y del NW argentino. Los tocados UO sean de cuero de caimán (Rydén 1944) y la reemplumados de los personajes asociados a este grupo presentación de un sujeto con casco emplumado y son asimilables a los cinco cascos encontrados en Pica- vestido con una piel de jaguar en el abrigo rocoso 8 (Zlatar 1984; cf. Palma 1993 y Berenguer 1993a). S6a-144, remiten a conexiones con las selvas orienSus trajes parecen ser petos de cuero como los encontra- tales. dos en este cementerio, en Quillagua (Museo Nacional de Historia Natural), en Lasaña y en Chiuchiu (Rydén CONCLUSIONES PRELIMINARES 1944 y colección particular de P. Dauclsberg; Berenguer 1993a; Palma 1993). También se parecen a los repre- Nuestra primera reconstrucción de los datos presenta-

198 dos en este trabajo es la siguiente. (1) En tiempos pre-Quinchamale (ca. 600-1200 DC), el tramo Carrazona/Vizcachuno, del Sector Santa Bárbara, presentaba un patrón de asentamiento formado por pequeños caseríos de pastores-horticultores de tradición netamente local. Estos caseríos se emplazan en clara proximidad a las mejores terrazas susceptibles de aprovechar como recursos forrajeros para los rebaños y, en algunos casos, de cultivar mediante chacras. Durante esta fase, existía una clara interdependencia locacional entre estos asentamientos y las mejores vegas del Sector Santa Bárbara. Fechados, pero no suficientemente estudiados aún por nosotros, los sencillos caseríos de esta fase incluyen uno o dos abrigos rocosos con arte rupestre de la tradición naturalista (grupos B y C) y unos pocos recintos adosados a la pared del cañón, en inmediata proximidad a los abrigos. Los sitios de esta fase exhiben afinidades ceramológicas y rupestres con el Alto Salado y no muestran conexiones evidentes con el tráfico interregional, aunque éstas no pueden ser descartadas completamente. El patrón de asentamiento de esta fase preQuinchamale no presenta equivalentes actuales en la etnografía local. (2) Durante Quinchamale / (1200-1300 DC), una fase que muestra relaciones ceramológicas con Turi I, se produce una relocalización de los asentamientos en el Sector Santa Bárbara. Se abandonan los pequeños caseríos del tramo Carrazona/Vizcachuno, al tiempo que, unos 7 km aguas abajo, se construyen los caseríos SBa-103 y 119, de mayor tamaño y complejidad que los de la fase anterior. En todo caso, estos nuevos asentamientos son notoriamente más pequeños que las aldeas del Intermedio Tardío de la región.'" Esta relocalización de asentamientos, asi como su mayor tamaño y complejidad organizacional en relación a aquellos de la fase precedente, es en gran parte función de una ruta de tráfico interregional que se intersecta con el tradicional sistema pastoralista y horticultor local. En efecto, tales cambios no se entienden sino por el involucramiento gradual del Sector Santa Bárbara en las redes de intercambio del Período Intermedio Tardío. SBa103 y 119 fueron construidos en localizaciones más ventajosas que el resto de los sitios del Sector en relación al caravaneo. Es allí donde están los accesos más expeditos a las planicies superiores y las mejores condiciones topográficas para las rutas de tráfico extralocal. Allí tam-

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bién están las más extensas tierras cultivables de todo el Sector. Así, la importancia del tráfico de caravanas en el Sector Santa Bárbara fue afectar causalmente el crecimiento de los asentamientos tipo caseríos, pero sólo contingentemente en cuáles puntos del Sector este crecimiento tendría lugar. De acuerdo a nuestro análisis, durante esta fase SBa103 y 119 son los más probables análogos de los caseríos de pastores o "estancieros" que hay en uso actualmente en el Sector Santa Bárbara y en otros puntos del Alto Loa.

(3) Durante Quinchamale 11 (1300-1470 DC), los caseríos SBa-103 y 119, alcanzan su mayor tamaño y complejidad, pero aún sin alcanzar el tamaño de una aldea típica del Intermedio Tardío regional. En su "peak", cada uno de estos caseríos habría estado ocupado en forma permanente por dos a tres familias de pastoreshorticultores Esta población tiene que haberse visto impelida a reconvertir su economía -esencialmente pastoralista y horticultora- en otra más enfocada al tráfico. En efecto, desde 1200, pero principalmente desde 1300 DC, SBa-103 y 119 comienzan a ser intensamente aprovechados como postas para el tráfico de caravanas intrarregional e interregional.. Sin embargo, estas postas no calzan con la descripción que Núñez (1985) hace para las paskanas de la Región de Tarapacá. Las ocupaciones de estos caseríos-postas acusan fuertes afinidades culturales (cerámica) con Turi II, en el Alto Salado. En cambio el ceremonialismo arquitectónico de los sitios de muros-y-cajas cercanos a SBa-103 y 119, muestra estrechas afinidades con el de Lasaña y Chiuchiu, en el Loa Medio. El grupo estilístico E de arte rupestre, que aparece repentinamente en los sitios SBa-103 y 119, así como en la rinconada de Santa Bárbara, constituye un cambio radical en los cánones iconográficos y estilísticos del arte rupestre local, ya que incorpora nuevas temáticas que son de dispersión suprarregional y que se expresan bajo modalidades que difieren marcadamente del canon naturalista (e.g., grupo C ó Taira) que generalmente caracterizó a este sector del valle del Loa. Este cambio refleja bien el impacto de un ceremonialismo caravanero interregional sobre una ideología de sencillos pastoreshorticultores locales. Al parecer, la rinconada de Santa Bárbara, situada en un punto equidistante de los caseríos SBa-103 y 119 y sugerentemente abierta en "U" hacia el Vn. San Pedro, empieza a ser ocupada como alojamiento de caravaneros y como lugar de culto. No es improbable que este lugar desempeñara un papel ceremonial maso

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menos análogo al que cumple hoy Conchi Viejo en la zona: contiene un ceremonialismo "Harnero" que se manifiesta explícitamente en su arte rupestre (e.g., figuras de caravaneros y llamas cargadas) e indirectamente en las estructuras de muros-y-cajas (y geoglifo) que existen en las planicies que rodean el lugar. El aumento durante esta fase del número de vasijas relacionadas con la preparación y almacenamiento de grandes cantidades de líquido (ollas, jarros y cántaros), puede imputarse a un incremento en el consumo de chicha en contextos ceremoniales (M. Uribe, comunicación personal 1994), inferencia que estaría en línea con los agasajos que presuntamente implicaba el paso de caravaneros procedentes de los centros regionales de poder. (4) La fase inmediatamente post-Quinchamale (14701535 DC) es todavía poco clara. Pese a que el camino incaico que viene desde SBa-162 {tampu Cerro Colorado-1 fechado en 1465 ± 50 DC, UCTL-498) ingresa al Loa en el tramo de valle donde están los sitios investigados por nosotros, no hay en estos últimos materiales indisputablemente inkaicos o indirectamente vinculadles al Tawantinsuyu. Sin embargo, la fecha TL de 1550 ± 50 DC (UCTL-534) para una cerámica del tipo Santa Bárbara Burdo (Grupo 2B), proveniente del sitio de muros-y-cajas SBa-125, y la presencia de este tipo cerámico en otro sitio similar (SBa-90), así como escasamente en SBa-119 y 110, sugerirían que estos sitios estaban todavía ocupados cuando los inkas traficaban por este ramal del Qapaqñán. Por lo demás, el hecho de que en SBa-103 y 119 no se encuentran cerámicas directa o indirectamente atribuidles al Tawantinsuyu, no es criterio suficiente para descartar alguna relación entre los momentos finales de la ocupación de estos asentamientos y el paso de los inkas por este lugar. Después de todo, SBa-119 presenta algunas fechas TL que se traslapan con los inicios del Periodo Tardío (ver TABLA 1). Una posibilidad -no investigada por nosotroses que el moderno caserío Santa Bárbara haya sido originalmente un tampu. Al menos algunos de sus muros exhiben un aspecto muy similar al tampu de Challa, en Perú, reutilizado hasta el día de hoy (véase Hyslop 1992: fig. 7.13). Su aspecto general se aleja del patrón constructivo de los actuales caseríos de pastores del Alto Loa. Además, en sus inmediaciones hay fragmentos de cerámica altiplánica, quizás introducida en la localidad en relación al Tawantinsuyu. Esta interpretación es consistente con la sugerencia de que los escutiformes del cercano abrigo rocoso de SBa-110 (grupo G) son de data inkaica (ver más arriba)."

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NOTAS ' Este artículo se basa principalmente en los resultados del Proyecto N° 0011/92, "Arqueología de una estación de tráfico de caravanas de la Región Atacameña: interacción entre pastores y agricultores y cambio cultural (ca. 1000-1470 d.C.)", financiado por FONDECYT y en los del proyecto "Herder-caravan Trader/Farmer Interaction and Cultural Change in Late Prehistoric Atacama Región, Northern Chile", financiado por The Wenner-Gren Foundation. Una parte de los datos usados en este escrito, sin embargo, provienen de las recientes campañas de terreno (septiembre y diciembre de 1994) realizadas al Sector de Santa Bárbara dentro de los marcos del Proyecto N" 1940099, "Estudio ínterdisciplinario, multidimensional e integral del arte rupestre de Taira (II Región)", también financiado por FONDECYT. ' En este trabajo, la "Subregión" (Alto Loa) es el concepto geográfico de mayor inclusividad; le sigue el de "Sector" (Santa Bárbara); y por último el de "Localidad" (Santa Bárbara). Hemos registrado estas "quiebras" en contextos rituales etnográficos de la región, aunque no hemos precisado todos los contextos ceremoniales específicos en que esta actividad ocurre. * Recientemente, un pastor del Sector consiguió una botella con agua de mar y la ofrendó al Vn. Polapi para hacer cesar la sequía que afecta a la región (M. de los A. Villaseca, comunicación personal 1994). ' Varios de estos senderos fueron ostensiblemente transitados por camélidos (huellas interdigitadas), tránsito que ocurrió durante las fases de Quinchamale (hallazgo de fragmentos cerámicos de ese período en algunos tramos). * No fue posible documentar los senderos de las pampas al W del Loa, ya que presentan severas alteraciones recientes (emplazamiento de ductos, trazado de varias huellas vehiculares y otros movimientos de tierra) que dificultan la visibilidad. Tampoco exhiben la cobertura oscura de piroclastos que hay en las pampas situadas al E, que hace nítido el trazado de las rutas. Incidentalmente, habría que agregar que se identificaron dos rutas de carreta (ca. siglos XIX y comienzos del XX), que unían al desierto central con el altiplano, como también las ramplas de acceso a la Pampa del Avestruz (al NE de la Localidad). ' Este dato debiera evaluarse con cautela. La muestra de cerámica de este último sitio procede de la superficie y ésta ha sido selectivamente recolectada por cada turista que visita el pukara. Con todo, es una primera y válida aproximación al problema. ' Pollard (1970) menciona un sitio de muros-y-cajas en Topaín, 9 km al N de la Vega de Turi, información

200 que no ha sido directamente comprobada por nosotros. ' Esta opinión debe ser tomada con prudencia. Todo parece indicar que Quillagua no fue el centro de una cultura en particular, sino un "espacio intersticial" entre los sistemas de poder del Intermedio Tardío, con actividades y ocupaciones entremezcladas de varios de ellos. De allí que una eventual interacción de Quillagua con Santa Bárbara no pueda ser descartada sin analizar antes otra clase de evidencias. '" Estos dos asentamientos pueden haber sido originalmente caseríos pequeños y simples como los de la fase pre-Quinchamale, que con posterioridad crecieron en superficie y complejidad. Desgraciadamente, los depósitos de sus abrigos rocosos, que probablemente son los más tempranos y que habrían servido quizás para sustanciar esta especulación, se hallaron removidos hasta el punto de no ofrecer seguridad. Por lo tanto, en ausencia de depósitos fechados con anterioridad a 1200 DC, preferimos interpretar a estos caseríos como productos netos de la fase Quinchamale I. " Hay otra rinconada en forma de "U" abierta al Vn. San Pedro, situada a unos 10 km al N de la localidad de Santa Bárbara. En esta rinconada, conocida como Sirawi, se observa lo que los lugareños denominan un "ojo de arenas" que exhibe singulares efectos visuales y acústicos, y sobre el cual existe una leyenda local (Berenguer 1994; Lindberg 1969). Dada la posibilidad planteada en este trabajo de que los inkas ocupasen la tan especial rinconada de Santa Bárbara, es sugerente que también hayan elegido la cercanía de otro lugar "especial" para construir un tampu (Cerro Colorado-1 o SBa-162; véase Berenguer 1994; Castro 1992).

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La flecha muestra la localización del SectorTanta sLara dentro de la Subregión del Mo Loay de la Subárea Circumpenena.

FIGURA 2 Mapa del Sector Santa Bárbara con la ubicación de la Localidad de Santa Bárbara y de los topónimos y sitios mencionados en el texto.

FIGURA 2 Mapa del Sector Santa Bárbara con la ubicación de la Localidad de Santa Bárbara y de los topóniimos y sitios mencionados en el texto.

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