«“Bendito sea Dios, que me dio tan buena amiga”. El espíritu de santa Teresa a los ojos de su confesor, fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios»

July 22, 2017 | Autor: Juan Cerezo Soler | Categoría: Santa Teresa de Ávila, Carmelite Spirituality, History of Carmelite Order, Jerónimo Gracián.
Share Embed


Descripción

Estudios

El espíritu de santa Teresa de Jesús a los ojos de su confesor,… Estudios

El espíritu de santa Teresa de Jesús a los ojos de su confesor, fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

«Bendito sea Dios, que me dio tan buena amiga» Los años 2014 y 2015 son de celebración en la Orden del Carmelo Descalzo. Al quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús le han precedido otros dos aniversarios importantes: los cuatrocientos años de su beatificación y los cuatrocientos de la muerte de fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, ambos celebrados en 2014. En Jerónimo Gracián depositó santa Teresa no solo su propia conciencia, sino también la de la gran mayoría de sus hijas espirituales, y a él confió la reforma de los frailes carmelitas. Perseguido dentro y fuera de su Orden, su vida es una inacabable sucesión de desgracias: soportó acusaciones infames contra su honra y su virtud, sobrevivió a varios atentados contra su vida por parte de frailes contrarios a su reforma, sufrió la expulsión de la Orden que había construido, vivió el cautiverio en el norte de África y la desesperación de saberse acabado, odiado en tierra de musulmanes y expulsado de la de los cristianos. No obstante todas estas desgracias, varios testimonios de la época dejan constancia de que su ardor evangelizador nunca desapareció. Hoy se le reconoce como una figura clave de la reforma carmelitana1 y, lo que es más importante, como un ejemplo de santidad y paciencia en medio del sufrimiento. 1

30

Esta rehabilitación, bastante tardía, viene proclamada en los siguientes términos: «El Definitorio General, en su sesión 47 del 15 de diciembre de 1999, siguiendo el ejemplo

Tabor - No 24 - 2014

[486]

Estudios

Juan Cerezo Soler Estudios

En las siguientes páginas se propone un acercamiento a la relación entre ambos religiosos, Teresa y Gracián, usando como objeto de análisis una parte de la literatura autobiográfica escrita por este2. Es la Peregrinación de Anastasio la manifestación literaria más rica3 de un padre Gracián que destacó en la elaboración de diálogos, crónicas y tratados; por lo que será la obra que aquí comentaremos. Sobre ella, se pondrá de relieve la profunda amistad que unió a la reformadora con su confesor, amistad que, acrecentada por los sinsabores que soportaron juntos, hizo del binomio Teresa-Gracián un equipo de trabajo misionero verdaderamente activo. En definitiva, se verá a través de las palabras del propio Gracián que su relación con la santa traspasó las afinidades superficiales para alcanzar una profunda comunión espiritual, una complicidad absoluta en el cumplimiento de la voluntad de Dios sin la cual la labor reformista no habría podido sobrevivir. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

El punto de partida, por lo tanto, debe ser el primer encuentro entre Gracián y santa Teresa. Se conocen en Beas de Segura en abril de 1575. Este encuentro causa honda impresión en los dos redel Santo Padre en este año del Jubileo, juzgó conveniente hacer una declaración oficial que revoca la sentencia de expulsión de la Orden pronunciada contra el P. Jerónimo Gracián, hijo y discípulo predilecto de nuestra Madre Santa Teresa de Jesús, como gesto oficial de rehabilitación y de reparación por la injusticia de que fue víctima [...]. Los hechos históricos sobre los que sentimos una pena profunda son, especialmente, la expulsión de la Orden del P. Jerónimo Gracián y de su secretario el P. Bartolomé de Jesús [...]. También es de lamentar el hecho de que, a las injusticias que sufrieron en vida, se añadió el trato injusto que se tributó a dichas personas en nuestra historiografía, borrándolas a veces de donde tenían que estar o achacándoles defectos que en realidad no habían tenido». El año siguiente, este Definitorio General abriría su causa de beatificación. Cf. Carlos Ros, El hombre de Teresa de Jesús. Jerónimo Gracián, Sevilla: Rosalibros, 2006, p. 16. 2

Algunas de las obras de Gracián en las que el autor trata su propia experiencia vital son la Peregrinación de Anastasio, las Persecuciones de Eliseo, los Diálogos de la muerte de Santa Teresa, el Tratado de la Redención de cautivos y su Epistolario. Cf. Marqués de San Juan de Piedras Albas, «Fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, insigne coautor de la reforma de santa Teresa de Jesús», Discurso leído ante la Real Academia de la Historia, Madrid: 1918.

3

En esta obra Gracián muestra, con pasmosa elegancia narrativa, las peripecias que vivió desde la muerte de santa Teresa de Jesús hasta bien entrada la primera década del siglo XVII. Escrita en forma de coloquio, Anastasio –alter ego de Gracián– le cuenta a Cirilo la expulsión de la Orden, las persecuciones, las intrigas con nuncios y obispos, el cautiverio en el norte de África, etc. Está considerada como «una de las obras más famosas –si no la más célebre y admirada– de entre los escritos del P. Jerónimo Gracián». Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, Peregrinación de Anastasio, Juan Luis Astigarraga (ed.), Roma: Teresianum-Piazza S. Pancrazio, 2001, p. XIX.

[487]



Tabor - No 24 - 2014

31

Estudios

El espíritu de santa Teresa de Jesús a los ojos de su confesor,… Estudios

ligiosos: en Gracián porque había oído hablar de la santidad de esta mística y tenía deseos de conocerla; en santa Teresa porque ve en el padre Gracián la respuesta a sus plegarias, tanto para defender a las descalzas como para ampliar su reforma a los carmelitas varones4. Tan importante es esta primera reunión que resonará en las cuentas de conciencia escritas por santa Teresa durante los meses siguientes. Es más, una vez la santa ha conocido a Jerónimo Gracián, la presencia de este en sus escritos, aun en las redacciones más íntimas, será insistente. Gracián empezará a protagonizar muchas de las visiones de santa Teresa, visiones en las que Dios coge sus «manos derechas y juntólas, y díjome que este quería tomase en su lugar mientras viviese, y que entrambos nos conformásemos en todo, porque convenía así», o en las que el fraile aparece «con una hermosura extraña; encima de la cabeza tenía como una guirnalda de gran pedrería, que no era corona, y muchas doncellas que andaban allí delante de él con ramos en las manos, en cánticos de alabanzas a Dios»5. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

No menos intensa es la impresión que causa Teresa de Ávila en el joven carmelita, tal y como refiere en la Peregrinación de Anastasio: [...] todo el tiempo que nos vimos en aquel convento (que antes no había visto en persona sino solamente comunicado por cartas), que fue más de un mes, por la primavera del año 1575, ella me comunicó su espíritu sin encubrirme nada, y yo a ella de la misma suerte declaré todo mi interior, y allí nos concertamos de ser siempre conformes en todos los negocios, y ella demás del voto de religión hizo particular voto de obedecerme toda la vida por una particular revelación que tuvo6. En este escenario empieza una relación de amistad cimentada sobre una profunda afinidad de espíritus. La conexión entre sus dos almas místicas se trasladará inevitablemente al plano afectivo, donde el cariño mutuo que se da despierta en ellos una «dimensión

32

4

Cf. Carlos Ros, El hombre de Teresa de Jesús. Jerónimo Gracián, Sevilla: Rosalibros, 2006, pp. 154-155.

5

Santa Teresa de Jesús, Experiencias místicas: relaciones y cuentas de conciencia, Salvador Ros García (ed.), Madrid: BAC, 2014, pp. 78-92.

6

Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, Peregrinación de Anastasio, Giovanni Maria Bertini (ed.), Barcelona: Juan Flors Editor, 1966, pp. 196-197.

Tabor - No 24 - 2014

[488]

Estudios

Juan Cerezo Soler Estudios

terrena» y «pone en juego aspectos de su existencia no solamente ligados a su entrega a lo sobrenatural o a la reforma»7. La obra graciana es rica en menciones y comentarios sobre la santa de Ávila, pues su presencia irrumpe en esta Peregrinación de Anastasio antes incluso de comenzar la narración autobiográfica de sus desgracias. Anastasio se resiste a referir su periplo vital, a lo que su interlocutor Cirilo replica: «si san Pablo cuenta con llaneza sus persecuciones padecidas, mercedes y revelaciones recibidas, ¿qué escrúpulo tienes tú en esto? (...) y no yerra san Jerónimo, santa Brígida y los demás santos que cuentan sus revelaciones, ni la madre Teresa de Jesús, que hacen libro de ello y de su vida»8. A Gracián le basta esta mención para vencer tales escrúpulos e iniciar su relato. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

En el primero de los diálogos dejará clara su cercanía con la madre Teresa, pues con una mezcla de nostalgia y orgullo dirá que: Fue que la madre Teresa de Jesús (viéndome en su Orden) envió a mandar a las monjas carmelitas descalzas de Pastrana que me obedeciesen como a su persona, que hasta entonces no había consentido que ningún fraile, ni calzado ni descalzo, tuviese en ellas mano ni superioridad alguna, temiendo (como ella después me dijo con lágrimas) la opresión con que los frailes suelen tratar las monjas con título de obediencia, quitándoles la santa libertad de espíritu de escoger buenos confesores, y algunos la que les da el consuelo que ella tanto estimaba y ellos tanto abominan. Esta confianza que la Madre hizo de mí solo (que por ella mudó la obediencia de los obispos a los frailes)9. Entre las infinitas evocaciones que hace Gracián de la figura de santa Teresa en esta obra, quizá una de las más insistentes sea la de incansable evangelizadora. El espíritu de evangelización que presidió toda la reforma del Carmelo es admirado y compartido por Gracián, así como perseguido por sus adversarios: [Cirilo] Gran obra fue (a mi parecer) dilatar la Orden, enviando frailes a Italia, Indias, y Congo en Etiopía. 7

Cf. Victoria Cohen Imach, «Con él a solas. Las cartas de santa Teresa de Jesús a Jerónimo Gracián» en Anclajes, 10, 2006, p. 76.

8

Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, Peregrinación de Anastasio, Giovanni Maria Bertini (ed.), Barcelona: Juan Flors Editor, 1966, p. 32.

9

Ibíd., p. 35.

[489]



Tabor - No 24 - 2014

33

Estudios

El espíritu de santa Teresa de Jesús a los ojos de su confesor,… Estudios

[Anastasio] Pues para que sepas, que son diversidad de vocaciones, opiniones y celos; imputóseme a mí como muy mala obra, haber enviado estos frailes; porque hay espíritus, que les parece, que toda la perfección carmelitana consiste, en no salir de una celda, ni faltar un punto del coro, aunque todo el mundo se abrase; y que el bien de la Orden consistía en multiplicar los conventos en pueblos pequeños de España y dejarnos de lo demás (...). Dios no me llevó por este camino, sino por el de salvar almas, y de los sujetos que se han de emplear en lugares pequeños, fundar conventos en las ciudades más principales y de diversos reinos, para la verdadera dilatación y provecho de la Orden. Y como comuniqué tanto tiempo, y con tanta particularidad a la madre Teresa de Jesús (cuyo espíritu era de celo, y de conversión de todo el mundo), pegóseme más este modo10. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

Y es que espíritu tan inquieto y tan activo como el de santa Teresa no podía contentarse con las limitaciones de la celda, pues el afán evangelizador era más un impulso que una opción racionada. Sencillamente necesitaba salir a todas partes11. Este rasgo está profundamente ligado con otra de las características que definen a santa Teresa de Jesús y que Gracián conoció bien: la libertad de acción. Se puede ver en el escrito del padre Jerónimo la absoluta libertad con la que la santa expandía su reforma. Llevó a cabo algunas de sus fundaciones al margen de los cauces burocráticos oficiales, a menudo actuando sin las licencias y permisos necesarios y mostrándose independiente del proceso político y jurídico, que más que facilitar la labor misionera, la frenaba –o al menos así lo consideraba la santa–:

10 Ibíd., pp. 59-60. 11 Este es uno de los puntos más polémicos: la vocación misionera de la reformadora y su confesor. Esa impronta evangelizadora no será compartida por los sucesores de santa Teresa, e intentará ser ahogada durante los años de consulta. «El capítulo misionero de la santa ya había irrumpido en una de la biografías de esta, publicada bajo el nombre del célebre obispo de Tarazona, Diego de Yepes, pero en realidad obra del carmelita Tomás de Jesús (1606). Y desde la cumbre de la Orden se había obligado al obispo Yepes a retractarse y escribir para el público de lectores teresianos una carta claudicatoria, asegurando que el capítulo misionero de su biografía de la santa había sido interpolado en la obra y que él lo repudiaba. De hecho, se excluirá despiadadamente de esa biografía en las ediciones sucesivas». Cf. Tomás Álvarez, OCD, «Jerónimo Gracián, pionero de las misiones teresianas» en Monte Carmelo, V.110, n.º 1, 2 y 3, 2002, p. 31.

34

Tabor - No 24 - 2014

[490]

Estudios

Juan Cerezo Soler Estudios

Me dijo que sería servicio de Dios ir a fundar convento en Burgos. Yo la pregunté si tenía licencia del arzobispo. Mostróme una carta muy antigua en que el arzobispo le decía que se holgara tener convento de monjas carmelitas descalzas en aquella ciudad. Díjele que no bastaba aquello, que era menester licencia expresa, y que ella ya sabía cuán riguroso era el arzobispo de Burgos, que no fuera bien nos viésemos después en algún aprieto. Respondióme estas palabras formales: Mire, Padre, las cosas de Dios no han menester tanta prudencia y discreciones humanas: yo sé que en Burgos se ha de hacer gran fruto con las monjas descalzas, déjese de razones y vamos allá12. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

Este fragmento tiene un redoblado interés en tanto que presenta la personalidad de santa Teresa en todo su detalle de fortaleza y determinación. En el texto graciano se ve a una madre Teresa segura no solo de sí misma13, sino también de su estrechísima relación con Dios, que espoleaba cada una de sus acciones; se muestra consciente de su autoridad y absolutamente confiada de sus aptitudes y, por lo tanto, del éxito de su empresa. Y Gracián contemplaba en primera fila esta determinación, incluso se dejaba entusiasmar por ella y se implicaba en las nuevas fundaciones: como se percibe en el diálogo XIII de esta Peregrinación, concretamente en el apartado de las «Fundaciones de monasterios de monjas carmelitas descalzas». Asistimos aquí a una colaboración tan estrecha entre los dos religiosos que Jerónimo Gracián puede permitirse la licencia de dar informaciones que la madre Teresa omite en su libro de las Fundaciones. [Cirilo] Bien quisiera leer este libro de las Fundaciones (...) ¿en qué fundaciones de monjas descalzas carmelitas te has hallado o se han hecho con tu comisión?

12 Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, Peregrinación de Anastasio, Giovanni Maria Bertini (ed.), Barcelona: Juan Flors Editor, 1966, p. 200. 13 Contrasta esta imagen de santa Teresa con la de la monja en continua insistencia por presentarse débil, indefensa y pecadora que encontramos en los textos firmados por ella. Gracián, libre de las imposiciones retóricas que obligaban a la santa a «minimizarse», puede evocar su recuerdo plasmando toda la fuerza de su carácter. Cf. Ana Garriga Espino, «Las tres cartas de Santa Teresa de Jesús conservadas en la Biblioteca Nacional de España» en Manuscrt.Cao, n.º 11, 2011.

[491]



Tabor - No 24 - 2014

35

Estudios

El espíritu de santa Teresa de Jesús a los ojos de su confesor,… Estudios

[Anastasio] De las fundaciones de las monjas ha escrito un libro la madre Teresa de Jesús (...). Basta decir en suma que con licencia y comisión mía, siendo prelado, se han fundado los conventos de carmelitas descalzas en Beas, Caravaca, Sevilla, Granada, Soria, Palencia, Burgos, Lisboa y Pamplona14. Cirilo insiste en los detalles: pese a tener la información accesible en los libros de la santa de Ávila, prefiere que Gracián, coprotagonista de toda la reforma, le cuente de primera mano: TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

[Gracián] (...) la madre Teresa no tenía patente para fundar fuera de Castilla; y así fue necesario que yo le diese licencia por la comisión que tenía de fray Francisco de Vargas, visitador de la Orden del Carmen en Andalucía, y con la misma comisión la hice mi súbdita, y mandé fuera a fundar conventos en Andalucía15. A medida que el autor profundiza en las anécdotas de estas fundaciones va quedando claro que su protagonismo fue primordial, casi parejo al de la madre Teresa. Así lo demuestra la cantidad de detalles que ofrece o el conocimiento no solo de la madre fundadora, sino también de sus más estrechas colaboradoras, muchas de las cuales sufrieron idénticas persecuciones a las de Gracián tras la muerte de la santa: (...) la madre Teresa a cabo de pocos días caminó desde Beas (donde dejó por priora a la madre Ana de Jesús) a fundar el convento de Sevilla, llevando para poner por priora a la madre María de San José, que después fue fundadora de Lisboa; y una de las mujeres de mayor pureza, santidad, espíritu, prudencia y discreción que después de la madre Teresa de Jesús he conocido en la Orden, y la que más trabajos y contradicciones padeció por estar firme en que no se mudasen las leyes que su madre Teresa les dejó ordenadas16.

14 Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, Peregrinación de Anastasio, Giovanni Maria Bertini (ed.), Barcelona: Juan Flors Editor, 1966, p. 196. 15 Ibíd., p. 196. 16 Ibíd., p. 198.

36

Tabor - No 24 - 2014

[492]

Estudios

Juan Cerezo Soler Estudios

Y es que mucho sufrió Gracián con las acusaciones que se le hizo al Carmelo descalzo ante la Inquisición, tanto en vida de santa Teresa como después de su muerte. Bien las conoce y refiere en su autobiografía, al tiempo que describe con todo detalle, otra vez, la personalidad de la santa y su reacción ante tales persecuciones: (...) un clérigo melancólico que las acusó a la Inquisición, y yo no padecí poco porque me daban en rostro gentes principales el haber traído a Sevilla las monjas descalzas, como si fueran herejes, y cuando me quería consolar con la madre Teresa, ella me afligía más porque reía mucho y gustaba del padecer; decía: ojalá padre, nos quemasen a todas por Cristo; mas no haya miedo que en cosa de la fe por la bondad de Dios falte ninguna de nosotras; antes morir mil muertes (...). TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

[fueron acusadas] de que se confesaban unas con otras, tomando oración de la Regla que dice la Madre, que las monjas den cuenta a las prioras de su espíritu. Y así acaeció que viniendo los inquisidores a examinar este caso, preguntaron a la madre Isabel de san Jerónimo si declaraban las monjas su corazón con las superioras; respondió que sí. Preguntáronle más; si algunas veces les decían pecados. Respondió: sí señor, mas la priora a quien lo decíamos no nos absuelve; de lo cual el prior rió mucho17. El padre Gracián sufría con cada uno de los ataques que soportó la Orden reformada. Y su cercanía con santa Teresa le dio la intuición suficiente para saber que la supervivencia de los carmelitas descalzos pasaba por mantenerse fieles al espíritu originario, al espíritu de santa Teresa. Vio, por lo tanto, que con el alejamiento de este espíritu llegaría su ruina: Yo deseaba la perfección de la Orden, y que continuara como había comenzado, y se guardaran las leyes ordenadas tan santamente por la madre Teresa de Jesús en las monjas, y por el capítulo de Alcalá y fray Juan de las Cuevas, con bula de Gregorio XIII entre los frailes; y figuróseme como si lo viera por los ojos, que de un nuevo gobierno que querían introducir, llamado de la Consulta, se habían de seguir grandes daños entre los frailes (...) y que de oprimir 17 Ibíd., pp. 198-199.

[493]



Tabor - No 24 - 2014

37

Estudios

El espíritu de santa Teresa de Jesús a los ojos de su confesor,… Estudios

demasiadamente a las monjas, quitándoles la libertad santa que la madre Teresa les dejó, y con lágrimas me dijo, y el daño que les había de venir, si se mudase las leyes que su madre les dejó18. Según se profundiza en la obra del padre Gracián se ve que, a pesar de gozar de un estado jerárquicamente superior, el joven carmelita había quedado a los pies de la madre Teresa. Habla de ella no solo con el respeto que merecía por tan inmensa labor reformadora, sino también –y sobre todo– bajo el apelativo de madre protectora: no hay que olvidar que el calvario particular del padre Gracián empieza tras la muerte de la santa: TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

Después de profeso, y en todos los trabajos de mi gobierno, y persecuciones que te he contado, hasta que Dios se llevó a la madre Teresa de Jesús, tuve a ella por amparo, consuelo y alivio, que con sus dulces y santas palabras, cuando estaba presente, y con sus cartas, cuando ausente (...), me consolaba. Quién fue la madre Teresa de Jesús, su espíritu, su gracia natural y sobrenatural, su blandura, discreción y prudencia lo sabrás leyendo sus libros, y en los que compusieron de su vida el padre doctor Rivera y otros padres, dando por autor al obispo de Tarazona y así en este punto no te pienso decir nada: porque si hubiera de contar lo que supe de su boca; lo que me quiso, los regalos de alma y cuerpo que me hizo; lo que pasábamos por los caminos, cuando íbamos a fundar juntos, y lo que finalmente sé de ella en particular (que quizá no ha ido a oídos de otro) pudiera escribir otro libro mayor que los escritos19. ¡Con qué cariño describe Gracián en estas líneas su sentimiento de amistad por ella! Cómo será que en todo este capítulo, el dedicado a hablar de los apoyos que tuvo el carmelita entre tanto sufrimiento, el lugar que ocupa la madre Teresa compite directamente con el de su propia madre biológica: (...) y a mi madre, que me consolaba, y animaba mucho en ellos [los trabajos], a quien quise después de la madre Teresa de Jesús más que a ninguna otra criatura de la tierra, no solo por haberme parido (que es eso lo de menos) 18 Ibíd., p. 44. 19 Ibíd., p. 135.

38

Tabor - No 24 - 2014

[494]

Estudios

Juan Cerezo Soler Estudios

sino por haberme ayudado siempre a las cosas de Dios y de la virtud20. Queda claro, por lo tanto, que la madre Teresa fue el más sólido punto de apoyo que tuvo la Orden –con Gracián a la cabeza– en los momentos de mayor persecución, por lo que sentenciamos con él que «así me parece que basta haber dicho lo que la madre Teresa me consolaba, aconsejaba y animaba, para que todas las demás cosas queden en silencio»21. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

La guía de santa Teresa no se limitaba a consolar a Gracián cuando venían sufrimientos. Su espíritu impregnó todos los recodos de la vida del joven confesor, pues no hay parcela de la biografía graciana en la que no palpite el espíritu descalzo, con santa Teresa de Jesús en el centro, y su mutua amistad condicionó también su vida académica. Es autor, como ya se ha mencionado, de una extensa y sustanciosa obra escrita22, y en la Peregrinación de Anastasio nos ofrece testimonio directo de su vocación literaria, de la búsqueda de su identidad e incluso de la relación que mantuvo con su propia obra: Pensé que escribir Teología escolástica (aunque la había oído y pasado bien, y tenía muchos papeles de ella) no me convenía: porque los que han de sacar semejantes libros a luz es mejor que estén actualmente leyendo y disputando en escuelas (...). Teología positiva y declaración de la Sagrada Escritura no me parecía sería necesario escribir yo: porque quien se ocupase en leer mis libros sería mejor que gastase su tiempo e ingenio en leer los de los sagrados doctores23. 20 Ídem. 21 Ibíd., p. 135. 22 Según Gracián, por boca de Anastasio, hacia 1609 sus libros publicados son los siguientes: Lámpara encendida, Josefina (san José), Tratado del Jubileo del Año Santo, Libro de la disciplina regular, Dilucidario del verdadero espíritu, Árbol prodigioso, Cerco espiritual, Estímulo o celo de la propagación de la fe, Redención de cautivos, Mística teología, Vida en Cristo, El devoto peregrino. Y libros imprimiéndose o preparados para la imprenta: Jubileo del Año Santo, Disciplina regular, Flores Carmeli, Consuelos y desconsuelos interiores de las almas atribuladas, Sufragios de las ánimas del purgatorio, Opúsculos, Excelencia y valor de vuestra santa fe católica, El soldado católico, De la ceguedad de Babilonia, De potestate Pape, Vida y doctrina de Nuestra Señora, así como varios escritos organizados en sumarios y recopilatorios. 23 Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, Peregrinación de Anastasio, Giovanni Maria Bertini (ed.), Barcelona: Juan Flors Editor, 1966, p. 164.

[495]



Tabor - No 24 - 2014

39

Estudios

El espíritu de santa Teresa de Jesús a los ojos de su confesor,… Estudios

Finalmente, leemos que opta por darle a este impulso creador la salida más cercana al espíritu teresiano: Di en escribir Teología mística y cosas de devoción, y oración, y el trato interior entre el alma y Dios, porque esta materia aprovecharía más a mi alma; y con el ejercicio de la oración mental, y haber tratado con mucha particularidad el espíritu de la madre Teresa de Jesús24. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

Y así lo hizo. Por supuesto, tal comunión de espíritus no iba a terminar con la muerte física de uno de ellos. Los consuelos de la santa a su padre confesor después de su muerte son evocados con emoción por un padre Gracián que no se sintió jamás desamparado de santa Teresa. Los refiere con todo lujo de detalles aunque con cierto pudor, pues tratar de revelaciones y visiones podía ser perfectamente malinterpretado por lectores con mala intención y utilizado en su contra. Dirá Anastasio: Una primera dominica de Cuaresma en el mismo año que murió, estando yo a las once de la noche rezando maitines en una celda, bien cansado de haber predicado dos sermones aquel día en la iglesia mayor de Sevilla, levanté los ojos y vi una luz clara mucho más blanca, sutil y delicada que la luz de candela y aun del sol; (...) En esta luz vi su rostro muy resplandeciente y hermoso, no de tanta edad como ella murió, sino como si fuera de cuarenta años, y en lo interior oí estas palabras, pero no con los oídos exteriores del cuerpo: «nosotros los del cielo y vosotros los de la tierra seamos una misma cosa en pureza y amor; nosotros gozando y vosotros padeciendo; y lo que nosotros hacemos acá con la esencia divina, haced allá vosotros con el Santísimo Sacramento, y di esto a todas mis hijas». (...) Quedáronme impresos en el corazón cuatro deseos; de pureza de alma, de amor de Dios y del prójimo, de padecer trabajos por Cristo y de adoración al Santísimo Sacramento, y en estas cuatro cosas he hallado después acá gran fruto25. Finalmente, no se puede dejar sin mención el capítulo final de la obra, donde el autor recoge de manera auto-apologética las opiniones que han tenido sobre él algunas de las personalidades de 24 Idem. 25 Ibíd., pp. 239-240.

40

Tabor - No 24 - 2014

[496]

Estudios

Juan Cerezo Soler Estudios

más peso en el Carmelo descalzo. No hay que olvidar que cuando Gracián escribe estas líneas está expulsado de la Orden y arrastra en su curriculum acusaciones contra la honra que provocaron el escándalo de toda la curia; por lo que este texto le servía como carta de presentación verdadera, casi como un memorial de virtud que le defendería de posibles ataques. Es por eso que todo este capítulo conforma una sucesión de extractos de textos ajenos a Gracián, escritos por terceras personas y entre los que abundan las cuentas de conciencia teresiana. También, y esto es lo que más nos interesa, recoge cartas en las que santa Teresa muestra sin tapujos el profundo amor que sintió por él, llegando a manifestar una punta de celos impostados hacia su madre: «Yo pensando cuál querría más vuestra paternidad [Gracián] de las dos, hallo que la señora doña Juana tiene marido y otros hijos que querer, y la pobre Lorenza [Teresa] no tiene cosa en la tierra sino este padre»26. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

En fin, y concluyendo, esta selección de pasajes de la Peregrinación de Anastasio ilustra perfectamente la intensidad de la relación que unió a estos dos eminentes religiosos. Las evocaciones a santa Teresa por parte de Gracián son constantes en su obra y otorgan a la santa de Ávila el papel protagonista que tuvo, no solo en la expansión de la reforma descalza –como ya se sabe–, sino en la propia vida de Jerónimo Gracián. Santa Teresa de Jesús ocupó un lugar principal en el afecto del padre carmelita y aparece recordada, bien en términos cariñosos cuando aún vivía, bien en clave nostálgica tras su fallecimiento. Amistad tan fuerte, amor tan profundo como el que se dio entre ellos puede ser, y de hecho fue, tergiversado y utilizado como arma arrojadiza contra la Orden de Carmelitas descalzos. Nada quedaba más lejos de la realidad, y serán las palabras de Gracián, mejor que las nuestras, las que expliquen qué tipo de amor les unió y las que cierren el presente estudio con uno de los pasajes más deliciosos de toda su obra. [...] sábete que me amó tiernísimamente y yo a ella más que a ninguna otra criatura de la tierra, y después de ella, a mi madre doña Juana Dantisco, que también me quería con más particular amor que a otro ninguno de sus hijos. Mas este amor tan grande que yo tenía a la Madre Teresa y ella a mí, es muy de otro jaez que el amor que suele haber en

26 Ibíd., p. 266.

[497]



Tabor - No 24 - 2014

41

Estudios

El espíritu de santa Teresa de Jesús a los ojos de su confesor,… Estudios

el mundo: porque aquel amor es peligroso, embarazoso, y causa pensamientos y tentaciones no buenas, que desconsuelan y entibian el espíritu, inquietan la sensualidad. Mas este amor que yo tenía a la Madre Teresa y ella a mí, en mí causaba pureza, espíritu y amor de Dios: y en ella consuelo y alivio para sus trabajos (como muchas veces me dijo) y así no querría que ni aun mi madre me quisiese más que ella. Bendito sea Dios, que me dio tan buena amiga, que estando en el cielo no se le entibiará este amor, y puedo tener confianza que me será de gran fruto27. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

Juan Cerezo Soler Universidad Autónoma de Madrid

27 Ídem.

42

Tabor - No 24 - 2014

[498]

Estudios

Juan Cerezo Soler

Bibliografía

Estudios

Andrés, Melquíades, Los místicos de la Edad de Oro en España y América, Madrid: BAC Maior, 1996. Álvarez, Tomás, OCD, «Jerónimo Gracián, pionero de las misiones teresianas» en Monte Carmelo, V.110, n.º 1, 2 y 3, 2002. Cohen Imach, Victoria, «Con él a solas. Las cartas de santa Teresa de Jesús a Jerónimo Gracián» en Anclajes, 10, 2006. TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

11

Garriga Espino, Ana, «Las tres cartas de Santa Teresa de Jesús conservadas en la Biblioteca Nacional de España» en Manuscrt. Cao, n.º 11, 2011. Gracián de la Madre de Dios, Jerónimo, Crónica de cautiverio y de misión, Luis Rosales (ed.), Ediciones Fe, 1942.

Peregrinación de Anastasio, Giovanni Maria Bertini (ed.), Barcelona: Juan Flors, 1966. Peregrinación de Anastasio, Juan Luis Astigarraga (ed.), Roma: Teresianum-Piazza S. Pancrazio, 2001. Tratado de la redención de cautivos, Bunes Ibarra y Beatriz Alonso (eds.), Sevilla: Ediciones Espuela de Plata, 2006. Marqués de San Juan de Piedras Albas, «Fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, insigne coautor de la reforma de santa Teresa de Jesús», Discurso leído ante la Real Academia de la Historia, Madrid: 1918. Robres, Fernando Andrés, «La peregrinación de Anastasio de Fray Jerónimo Gracián: misticismo... y memorialismo autojustificativo» en Política y cultura en la época moderna, Alvar, Contreras y Ruiz (eds.), Alcalá de Henares, 2004. Rodríguez, Gerardo, «Cautivos cristianos en las orillas del mar de Alborán (siglos XV y XVI)» en Imago temporis. Médium Aevum, IV, 2010. Ros, Carlos, El hombre de Teresa de Jesús. Jerónimo Gracián, Sevilla: Rosalibros, 2006. Santa Teresa de Jesús, Experiencias místicas: relaciones y cuentas de conciencia, Salvador Ros García (ed.), Madrid: BAC, 2014.

[499]



Tabor - No 24 - 2014

43

Estudios

El espíritu de santa Teresa de Jesús a los ojos de su confesor,… Estudios

Obras Completas, Efrén de la Madre de Dios, OCD y Otger Steggink, O. Carm. (eds.), Madrid: BAC, 1982. Steggink, Otger y Efrén de la Madre de Dios, Tiempo y vida de santa Teresa, Madrid: BAC Maior, 1996.

TABOR - Nº 0 - Diciembre - 2006

44

Tabor - No 24 - 2014

11

[500]

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.