Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin, dos siluetas ante el huracán histórico

June 15, 2017 | Autor: Radina Dimitrova | Categoría: La Malinche
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Descripción

LA NUEVA NAO: DE FORMOSA A AMÉRICA LATINA Bicentenario del Nombramiento de Simón Bolívar como Libertador

Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen) Alberto Saladino García Compiladores

I Universidad de Tamkang Taipei, 2013.

Título:

La nueva Nao: De Formosa a América Latina Bicentenario del Nombramiento de Simón Bolívar como Libertador

Autores: Juan José G. Bracamontes Gutiérresz, René Patricio Cardoso Ruiz, Guadalupe Isabel Carrillo Torea, Karime Castillo Cárdenas, James Yifan Chen, Lucía Chen, Gabriela Correa López, David Alexander De León Salazar, Ana Eduwiges Orozco Aguayo, Yrmina Glorida Eng Menéndez, Lisdey Espinoza Pedraza, Patricia Fournier, Roberto Antonio Garay Saravia, Anabell Romo González, Yadir González Hernández, Zhou Guanru, Sergio Hernández Galindo, Thomas Hillerkuss, Shinji Hirai, Liliana Jiménez Ramírez, Tomás Martínez Saldaña, Dahil M. Melgar Tísoc, Emiliano Ricardo Melgar Tísoc, Edgar Samuel Morales Sales, Francisco Luis Pérez Expósito, Radina Plamenova Dmimitrova, Juan José Ramírez Bonilla, Jenaro Reynoso Jaime, Alberto Saladino García, Salvador Salazar Navarro, Benito Antonio Sánchez Robles, Reyna Beatriz Solís Ciriaco, Hernán G. H. Taboada, Carlos M. Tur Donatti, Carlos Uscanga, Martha Rosas Vilchis, Norma Villagómez Rosas, Alberto Villar Calvo, Elisa Hsiu-chi Wang, Walburga Wiesheu Los capítulos de este libro fueron dictamidos por una comisión de especialistas. Primera edición, Julio de 2013 © 2013 Instituto de Posgrado de las Américas(IPA)de la Universidad de Tamkang. Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, sin la autorización de los titulares del copyright. ISBN: 978-986-5982-33-1 Diseño portada: Pei-Ru Su Impresión: Instituto de Posgrado de las Américas(IPA)de la Universidad de Tamkang. Jefa de redacción: Luz del Carmen Gives Fernández Responsable de edición: Elena Li-Huey Chang Equipo de edición: Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen) Elena Li-Huey Chang Ning Chien-Ting Shiao

UNIVERSIDAD DE TAMKANG Dra. Flora Chia-I Chang Rectora Dr. Gwo-Hsing Yu Vicerrector de Asuntos Académicos Dr. Po-Yuan Kao Vicerrector de Asuntos Administrativos Dr. Wan-Chin Tai Vicerrector de Asuntos Internacionales FACULTAD DE RELACIONES INTERNACIONALES Dr. Wan-Chin Tai Decano INSTITUTO DE POSGRADO DE LAS AMÉRICAS Dra. Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen) Directora

INDICE Página PRÓLOGO …................……….......……………………………………............... I INTRODUCCIÓN………….......……………………………………..................III AGRADECIMIENTOS...........................................................................................V BOLÍVAR EL LIBERTADOR, EN LA LITERATURA Y LA POLÍTICA El icono literario de Simón Bolívar Lucía Chen (Hsiao-chuan Chen)................…........................................................ 3 Simón Bolívar, libertador Alberto Saladino García..................................................................................15 CHINA Y AMÉRICA LATINA: TRADICIONES Y CULTURA Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica Walburga Wiesheu........................................................................................25 La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana: su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad Karime Castillo Cárdenas....................................................................................41 De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España Patricia Fournier....................................................................................................63 El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China Juan José G. Bracamontes Gutiérresz....................................................................81 Los secretos artesanales de los lapidarios: instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China Emiliano Ricardo Melgar Tísoc y Reyna Beatriz Solís Ciriaco.............................93

HISTORIA, MITOS Y LEYENDAS EN LA NARRATIVA Don César Fallet, un suizo prusiano: sus hazañas en Europa y el sureste de Asia, y la Inquisición de Manila y de México Thomas Hillerkuss..........................................................................................123 Las peregrinaciones como espacio sagrado en el Camino Real de tierra adentro Tomás Martínez Saldaña y Ana Eduwiges Orozco Aguayo.................................137 Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin, dos siluetas ante el huracán histórico Radina Plamenova Dmimitrova........................................................................147 La inversión de los valores: del crimen a la celebridad. Las heroínas del narcotráfico Guadalupe Isabel Carrillo Torea.........................................................................165 Los cuentos de Borges sobre cautivos Liliana Jiménez Ramírez.....................................................................................177 La historia de Hernando de Rivas en Cielos de la tierrra de Carmen Boullosa Norma Villagómez Rosas...............................................................................189 ESTADOS NACIONALES EN AMÉRICA LATINA, DERECHO Y CULTURA Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su autonomía a la lucha por su recuperación René Patricio Cardoso Ruiz............................................................................205 Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina Martha Rosas Vilchis y Alberto Villar Calvo.............................................227 El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI a XIX. Las ciudades de Guatemala y Cusco Anabell Romo González.......................................................................................241 La imagen histórica de la nación mexicana en la currícula 2011 de educación básica Jenaro Reynoso Jaime....................................................................................265

PRÓLOGO Fue para mí un grato placer el poder visitar la tierra azteca en mayo del 2012, y ser recibida calurosamente por el entonces rector de la Universidad Autónoma del Estado de México, Dr. en C. Eduardo Gasca Pliego, institución con la cual la Universidad de Tamkang mantiene importantes convenios de colaboración e intercambio académico desde 1989; en dicha ocasión tuvimos la oportunidad de afirmar y estrechar nuestros lazos de amistad y cooperación. Cabe decir que el Instituto de Posgrado de las Américas de la Universidad de Tamkang ha sido un puente importante entre Asia y América durante los últimos veinticinco años. Fortaleciendo las tradiciones y siguiendo su cometido, la Universidad de Tamkang invita a colegas latinoamericanos para hacer investigación y dar clases en Taiwán, a su vez, envía alumnos de posgrado para estudiar en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, colabora con diferentes universidades mexicanas en la realización de seminarios, simposios y congresos, con el fin de contribuir a la consolidación de las relaciones entre Asia y América Latina. En esta perspectiva hemos creado el grupo “Jóvenes Embajadores de la Amistad” dirigido por la Dra. Lucía Chen, que tiene como principal motivación, impulsar los lazos de amistad con los países de América Latina y robustecer el intercambio cultural y estudiantil universitario entre ambas regiones. Manteniendo el entusiasmo por la investigación académica, la Universidad de Tamkang, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma del Estado de México y la Escuela Nacional de Antropología e Historia celebraron del 25 al 27 de abril de 2013, el XIII Seminario Internacional sobre Asia Oriental y América Latina, bajo el título de “Bicentenario del nombramiento de Simón Bolívar como Libertador”, con la concurrencia de ponentes procedentes de Alemania, Argentina, Bulgaria, Costa Rica, Cuba, España, Ecuador, El Salvador, México, Panamá, Taiwán y Venezuela. Fue un evento exitoso que se caracterizó por su alto nivel intelectual, abarcando temas específicos relacionados

                                                          

 

          Flora Chia-I Chang   

con el nacionalismo, la política, la identidad, la integración, la globalización, la cultura, la literatura, la historia y la antropología. Para inmortalizar este gran evento, la Universidad de Tamkang compiló algunos trabajos valiosos que fueron expuestos y sometidos a discusión por los ponentes y asistentes para publicarlos en el libro titulado de La nueva Nao: De Formosa a América Latina. El bicentenario del nombramiento de Simón Bolívar como Libertador. Éste es el tercer libro de la serie que inició en el 2008, cuyo uso crítico ha resultado útil a la comunidad académica y al público en general interesado en el conocimiento de las relaciones e intercambios entre Asia Oriental y América Latina. Si hacemos una comparación de los dos primeros números, que presentan una serie de trabajos que motivan al lector a la continua búsqueda del conocimiento de la historia, literatura y antropología entre ambos continentes a lo largo de sus veintisiete artículos respectivamente, este tercer libro cuenta con treinta y cinco ensayos, lo que deja de manifiesto un hecho evidente, que los académicos latinoamericanos reconocen nuestro esfuerzo al tripular una Nao académica y navegar entre el inmenso mar del conocimiento entre Asia Oriental y América Latina. Sin duda alguna, la publicación de este libro representa la continuidad y el legado por mantener el intercambio entre Asia y América Latina desde los tiempos más remotos, pasando por la época virreinal, hasta la actualidad. Este libro es la Nao intelectual, la Nao de Formosa a América, la Nao de Tamsui a la Cuidad de México y a Toluca, la Nao de Tamkang a la Universidad Nacional Autónoma de México, a la Universidad Autónoma del Estado de México, a la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Utilizar “La nueva Nao” como título del libro representa simbólicamente la unidad entre ambas regiones del planeta, mediante razonamientos, interpretaciones, reflexiones y discernimientos que permiten surcar los mares del conocimiento para dar paso a una mayor compresión de nuestras sociedades. Bajo el sello de la Universidad de Tamkang y gracias a la compilación de la Dra. Lucía Chen y del Dr. Alberto Saladino, nuestra Nao académica navega hacia el porvenir con las velas desplegadas. Tamsui, Taipei, Universidad de Tamkang Dra. Flora Chia-I Chang Rectora II

 

INTRODUCCIÓN Es un enorme placer para nosotros continuar con esta serie de libros de La nueva Nao: de Formosa a América Latina, producto del esfuerzo y la cooperación de los académicos que colaboraron para su realización. Desde el primer libro hasta el presente, nuestra serie ofrece a los investigadores de diferentes instituciones un espacio para difundir e intercambiar ideas, que enriquecen la actividad académica y fomenta la investigación, por esto es, que cada vez adquiere más importancia y significación. En momentos difíciles para la humanidad como el presente, la publicación de este libro, subtitulado “Bicentenario del nombramiento de Simón Bolívar como Libertador”, toma mayor relevancia. Hace dos siglos, el Libertador reivindicó el derecho del pueblo latinoamericano a dirigir su propio destino e iniciar una nueva página de su historia. A lo largo de esos doscientos años, entre la inestabilidad política y la dependencia económica, América Latina ha logrado en algunos casos, salir de la turbulencia y seguir el camino de la transformación democrática, gracias a su carácter persistente. Cabe mencionar que el siglo XXI es el siglo de América Latina y Asia; la primera está experimentando un auge en el concierto internacional, mientras que la segunda está poniendo de relieve su importancia en la escena política y económica. Sin embargo, la turbulencia en la región asiática continúa. Aparte de los viejos problemas de la Franja de Gaza, las luchas internas y las disputas entre vecinos desestabilizan la región, y por supuesto, afectan muy seriamente los esfuerzos que países como Taiwán vienen realizando en busca de la convivencia armónica. Siria está sumergiendo en la vorágine política, en Irán estalló la violencia por motivo de las elecciones presidenciales, la amenaza de Corea del Norte de entrar en “estado de guerra” con Corea del Sur, un potencial conflicto militar en el mar de Japón, China recupera su centralidad, el incremento del interés de los EE.UU. de volver a Asia, etc. Ante esta situación, América Latina puede ser ejemplo para los países asiáticos que todavía no han experimentado el

       

 

tránsito hacia un régimen democrático, como el Libertador en algún momento expresó: “La justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad”. Consideramos que este libro ha sido muy fructífero, abraca temas de cultura e identidad, nacionalismo, globalización, literatura, religión, arqueología y antropología, entre otros, aportando valiosas interpretaciones para fortalecer el conocimiento entre Asia Oriental y América Latina. Dicho de otra forma, esperamos que en América Latina se conozca la cultura, historia y economía de Asia Oriental, y en Asia Oriental se conozca con mayor profundidad la latinoamericana. Por lo tanto, este trabajo de análisis representa la oportunidad para discutir sobre las capacidades de las relaciones entre Asia y América Latina y la necesidad de continuar impulsándolas para avanzar en el camino planteado. Con este libro nos proponemos renovar nuestro compromiso de alentar la cooperación académica y científica entre nuestras instituciones, la Universidad de Tamkang, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma del Estado de México, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, el Colegio de México, la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, Universidad Autónoma de Zacatecas, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, el Colegio de Postgraduados (México), la Universidad de La Habana y el University College London. Un buen libro siempre se asocia a la intelectualidad. Un buen libro también representa la herencia de la sabiduría. Precisamente así fue que nació La nueva Nao: De Formosa a América Latina. Bicentenario del nombramiento de Simón Bolívar como Libertador. Reunirnos en nombre del Gran Libertador de América nos conduce al compromiso de trabajar por sus ideales y aspiraciones, es decir por la libertad y la unidad de todos los pueblos de Nuestra América. Encontrarnos en nombre del Libertador nos lleva también al compromiso de velar por la democracia y el respeto a la voluntad y soberanía popular. En fin, esta obra no sólo nos dirige al conocimiento mutuo, sino que también nos hermana, acerca a nuestros pueblos, más allá de toda diferencia política e ideológica y más allá de toda frontera, así como también estamos seguros que habría sido parte del sueño de Bolívar. Lucía Chen (Hsiao-chuan Chen)/Alberto Saladino García

IV

AGRADECIMIENTOS Nuestra máxima casa de estudios la Universidad de Tamkang agradece al Dr. Adalberto Santana, Director del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM, al Dr. José Luis Vera Cortés, Director de la Escuela nacional de Antropología e Historia, al Mtro. Juvenal Vargas, Director de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, por su gran apoyo para realizar con éxito el XIII Seminario Internacional sobre Asia Oriental y América Latina en las tres sedes respectivas. También hacemos un reconocimiento especial al Dr. Alberto Saladino García, coordinador general del seminario, a la Dra. Walburga Wiesheu, profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, al Dr. Hernán Taboada, profesor e investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM, por su colaboración en este evento. Así mismo, queremos manifestar nuestra gratitud al Mtro. Andrea Lee Sing-Ying Lee, Director General de la Oficina de Taiwán en México, y a los colegas que amablemente ayudaron en la realización de este seminario, dado que sin ellos no habríamos logrado el éxito alcanzado. Igualmente expresamos nuestro más profundo agradecimiento al gobierno de la República de China (Taiwán) por financiar este proyecto, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, Consejo Nacional de Ciencia.

Instituto de Posgrado de las Américas, junio de 2013 Universidad de Tamkang  

     

BOLÍVAR EL LIBERTADOR, EN LA LITERATURA Y LA POLÍTICA

EL ICONO LITERARIO DE SIMÓN BOLÍVAR

Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen) Instituto de Posgrado de las Américas Universidad de Tamkang

Su sueño ─suyo y de nadie más─ es una ruina. Quizá siempre lo fue. Imposible gobernar un territorio tan vasto. Imposible domeñar pueblos tan agrestes, tan traicioneros, tan ingratos. Su fe, ahora lo sabe, se decantó en pesadilla. Bolívar se refocila entre las sábanas empapadas de sudor y por un instante imagina el futuro: cien, doscientos años después de su muerte. Atisba un mapa, formas difusas, luego alguien que pronuncia su nombre. Jorge Volpi, El insomnio de Bolívar

I. Introducción A partir del siglo XV América Latina, desde el Río de Bravo hasta la Tierra de Fuego, fue y sigue siendo una región recorrida por personajes cuyos pasos constituyen una crónica de valor y heroísmo. Así que no es azar que tengamos una larga lista de personajes ilustres, como los héroes de la independencia entre los que se cuentan Miguel Hidalgo y Costilla, Simón Bolívar, Francisco de Miranda, José de San Martín y Bernardo O’Higgins, Carlos Manuel de Céspedes y otros más. Entre ellos, Simón Bolívar, sin duda alguna, es el más significativo: fue nombrado libertador en 1813, fue el padre de la patria de Venezuela, el primer presidente de la Gran Colombia, Perú y Bolivia, país este último bautizado con su nombre. Aún más, hay numerosos aeropuertos, carreteras, plazas, parques, edificios, escuelas que también retoman su nombre. No obstante, ante la división de la Gran Colombia y desacuerdos entre los diferentes sectores políticos, para mantener su aspiración de establecer una

     

Lucía Chen 

República como los Estados Unidos de América, Bolívar usó mano de hierro y fue considerado un dictador. Entre libertador y dictador, entre jefe militar y viejo frustrado, la imagen bolivariana no sólo puede ser usada para interpretar los distintos períodos de la historia latinoamericana, sino también conlleva una gran amplitud de matices simbólicos en el campo sociopolítico. El nombre de Bolívar representa la dignidad y el heroísmo de los seres humanos bajo explotación. No es por azar que Hugo Chávez diera el nombre de “Revolución Bolivariana” al proyecto ideológico y social que comenzó en 1998 con su elección como presidente de Venezuela. Cabe decir, que el emblema bolivariano muestra la emancipación, y más aún, la integración, que forman la parte de la conciencia latinoamericana. Según Gerald Martin, el discurso de Gabriel García Márquez para el Premio Nobel era tácitamente “bolivariano”, dado que el escritor colombiano “sintió que le correspondía hablar en representación no sólo de un país, sino de todo un continente”.1 El lenguaje “bolivariano” implica una identidad latinoamericana. Entre la historia y la literatura, Simón Bolívar protagoniza la novela de García Márquez, El general en su laberinto, donde se cuenta un episodio de la vida del Libertador con matices ficticios, aunque el propio escritor lo trata como si fuera una biografía larga y minuciosa. Entre la historia y la literatura, el ganador del Premio Nobel maneja dos vertientes que entretejen la vida de Bolívar, la primera es la imagen y la otra la situación. De acuerdo con el título, el “general” alude al militarismo, al poder y a la autoridad, representando una imagen; mientras que el “laberinto” simboliza el embrollo, el abismo y la dificultad, manifestando una situación. Con motivo del bicentenario del nombramiento de Simón Bolívar como Libertador, este trabajo, diferente al de la larga lista de aportes críticos sobre él existentes, intenta presentar al Libertador desde un punto de vista literario, basado en El general en su laberinto, y se enfoca en dos aspectos, la imagen de un libertador deprimido y el icono de un idealista insomne. II. La imagen de un libertador deprimido Sin duda alguna, Simón Bolívar es un personaje polémico, es Libertador honorable y, a su vez, dictador ambicioso. En las memorias y los textos históricos, aparte del dirigente decisivo, valiente e idealista, se ve a un Bolívar celoso, desconfiado, vanidoso, arrogante y frío, con genio militar pero que se dedicó poco tiempo a las artes militares; en la vida privada, fue muy apasionado por el baile y                                                        

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Gerald Martín, Gabriel García Márquez, una vida, México, Dabate, 2009, pp. 532-533.

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El icono literario de Simón Bolívar 

el sexo. 2 Si observamos sus famosos retratos, vemos a un supremo general delgado en uniforme, con un gran aplomo en la expresión y destacados en su larga cara unos ojos brillantes y nariz aguileña. En las memorias de Henri Louis Ducoudray Holstein se lee: El General Bolívar en su exterior, en su fisonomía, en todo su comportamiento, no tiene nada que se pudiera notar como característico o imponente. Sus maneras, su conversación, su comportamiento en sociedad, no tienen nada de extraordinario, nada que pudiera llamar la atención de alguien que no lo conociera; al contrario, su exterior está contra él. Tiene cinco pies cuatro pulgadas de alto, su cara es larga, sus mejillas son huecas, su color de piel es de un bronceado amoratado, sus ojos son de tamaño mediano y muy hundidos en su cabeza, la cual está cubierta ligeramente con cabello y su cuerpo entero es muy delgado.3

La imagen bolivariana bajo la pluma de García Márquez es tan nítida como un retrato y a su vez manifiesta el poder seductor: Lo más memorable de él, para bien o para mal, eran los ojos alucinados y el habla inagotable y agotadora con una voz crispada de pájaro de rapiña.4

Entre el centralismo y el federalismo, entre el despotismo y la democracia, entre la sublevación y la represión, entre la realidad y la ambición, entre la victoria y la frustración, Bolívar se encontraba en un estado psíquico muy complejo a lo largo de una vida dedicada a su empresa heroica. En 1815 durante su autoexilio en Jamaica redactó la famosísima Carta de Jamaica, donde el ideal de liberación se vierte en frases ardientes en búsqueda de la dignidad americana. En 1827, Bolívar se vio obligado a renunciar al mandato de Perú, y en 1828, en un último intento de evitar la división de la Gran Colombia, se proclamó dictador. Más aún, los debates entre los jefes militares y la ruptura de la amistad con Santander fueron golpes para Bolívar. «No tengo amigos», dijo él. «Y si acaso me quedan algunos ha de ser por poco tiempo».5

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Henri Louis Ducoudray Holstein, Memorias de Simón Bolívar y sus principales generales, Bogotá, Terra Firme, 2011, pp. 436-437. 3 Ibid., pp. 436-437. 4 Gabriel García Márquez, El general en su laberinto, Barcelona, Plaza & Janés, 1998, p. 83. 5 Ibid., p. 13.

  

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Lucía Chen 

Simón Rodríguez, meses antes de la muerte de Bolívar, escribió una defensa titulada “El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas defendidos por un amigo de la causa social”, donde el maestro del Libertador afirmaba que éste era hombre de la América del Sur y veía las cosas en grande. De hecho, hacer una lectura de Bolívar no es nada fácil, habiendo sido su vida tanto una marcha como un ensayo, ya que el Libertador se convierte en un símbolo eminente, aunque sus enemigos se empeñaran en hacerlo odioso o despreciable. Más aún, algunos historiadores y comentaristas lo estudian desde un punto de vista negativo y el Che Guevara criticó que los latinoamericanos no estuvieran de acuerdo con la interpretación de Marx sobre Bolívar. 6 Sobre esta misma, Leopoldo Zea también había mostrado la limitación eurocéntrica para interpretar imparcialmente a Bolívar. Entonces, la obra de García Márquez es un experimento audaz que trata de un Bolívar más humano durante los últimos seis meses de su vida después de perder todos los honores. Así dijo Gerald Martin: García Márquez toma al más célebre y conocido de todos los latinoamericanos y ofrece su propia versión de él, con audacia pasmosa y asombrosa naturalidad. Aunque desde luego no sea ésta su obra más lograda, bien puede considerarse su mayor logro, pues la magnitud del desafío queda expuesta a la vista de todos. Cualquier lector familiarizado con las biografías de Bolívar puede, al acabar este libro, llegar a la conclusión de que la versión que da García Márquez del hombre, plasmada en bastante menos de trescientas páginas y conteniendo toda la vida dentro del viaje que se lleva a término en los seis últimos meses de ésta, será a partir de este momento inseparable de cualquier imagen de Bolívar que quede para la posteridad.7

La enfermedad, la vejez y la muerte son fenómenos naturales del ser humano, nadie puede escapar de esta suerte. Cuando el protagonista de García Márquez se estrena ya tiene 46 años y está en la fase final de la vida, con un cuerpo carcomido por la fatiga, la soledad, el abandono, la decepción y la enfermedad. Son sufrimientos tanto físicos como psíquicos. Lo más sorprendente para los lectores debe ser la escena de un Bolívar como si estuviera ahogado en la bañera con que inicia la novela, escena que Gerald Martin comenta de esta manera: Su desnudez impactó a muchos lectores, de igual modo que les impresionaría hallarlo vomitando, peyendo, copulando y profiriendo insultos, haciendo trampas a las cartas, o mostrando un lado petulante, pueril de su carácter, muy alejado de la visión hagiográfica tan común en los discursos y ceremonias latinoamericanos.8

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Leopoldo Zea, “Visión de Marx sobre América Latina”, en Nueva Sociedad, No. 66, 1983, p. 59. Gerald Martín, op. cit., p. 533. Ibid., pp. 533-534.

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El icono literario de Simón Bolívar 

Nadie es perfecto. Estas imágenes tan vívidas muestran las facetas más íntimas de los seres humanos, como un próximo conocido, o más bien como un tú y un yo. Es un Bolívar que sale de su retrato y de su estatua, cabe decir un Bolívar alejado de lo que narra la historia. Ya hay muchas obras que hablan de sus logros magníficos, pero al mismo tiempo el vanidoso Libertador tiene muchos enemigos que lo critican radicalmente, en particular cuando cae en sus momentos de mayor depresión y desgracia. Aparte de los hechos históricos, la imagen bolivariana de García Márquez se explota desde la vida cotidiana y las costumbres personales, lo cual es un ángulo poco estudiado sobre el Libertador. La imagen es la de un general solitario, aislado, desolado y enfermo, su cuerpo desmedrado cargando con dos pesos: uno la crítica severa de los enemigos políticos y el otro su propia enfermedad, tuberculosis pulmonar. Cabe decir, la imagen bolivariana de García Márquez es mucho más humana, es la del Libertador que a través de la memoria y las reminiscencias retrocede a la gloria y la grandeza de la empresa de la Independencia, mientras se destacan la turbulencia política y una situación crítica y escabrosa. Dicho de otra forma, en el texto y contexto se despliegan los episodios en torno de la malicia y la rivalidad entre los jefes militares, reflejando la desunión de América Latina. Esta técnica retrospectiva es comparada con la cámara lenta que enfoca el protagonista cuidadosamente y luego poco a poco amplia hacia las ideas de emancipación y la intriga interna de América Latina, siguiendo el planteamiento del narrador que a veces se aplica a las memorias o los sueños del Libertador. A las cinco, cuando José Palacios le llevó la primera tisana, lo encontró reposando con los ojos abiertos. Pero trató de levantarse con tal ímpetu que estuvo a punto de irse de bruces, y sufrió un fuerte acceso de tos. Permaneció sentado en la hamaca, sosteniéndose la cabeza con las dos manos mientras tosía, hasta que pasó la crisis. Entonces empezó a tomarse la infusión humeante, y el humor se le mejoró desde el primer sorbo. «Toda la noche estuve soñando con Casandro», dijo. Era el nombre con que llamaba en secreto al general granadino Francisco de Paula Santander, su grande amigo de otro tiempo y su más grande contradictor de todos los tiempos, jefe de su estado mayor desde los principios de la guerra, y presidente encargado de Colombia durante las duras campañas de liberación de Quito y el Perú y la fundación de Bolivia.9

La expresión, el humor, el insomnio, el acento caribe, “el cabello encrespado de color de ardilla”,10 las “mudas de ropa interior muy usada”,11 el “cuerpo pálido                                                         9

10

Gabriel García Márquez, op. cit., pp. 56-57. Ibid., p. 9.

  

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Lucía Chen 

y la cabeza y las manos como achicharradas por el abuso de la intemperie”,12 y otros detalles van delineándose a través de la cámara lenta, que distribuyen el sabor otoñal y se van distribuyendo hasta la decadencia total. Contra viento y marea y contra los golpes duros, Bolívar ya es un decrépito prematuro a los 46 años, edad que para muchos todavía es de juventud. En muchas culturas y de acuerdo con estudios antropológico-políticos, la vejez es el símbolo de sabiduría, tesoro y divinidad, mientras por el lado negativo se asocia a la soledad, la marchitez y la muerte. La decrepitud del Libertador refleja la Latinoamericana sometida a la larga inestabilidad desde el movimiento de Independencia. Si el cuerpo es la “sede de un apetito insaciable de enfermedad y de muerte”,13 el del Libertador, demacrado y macilento, es una miniatura de Nuestra Tierra donde corren los caudillos, los oligarcas, los dictadores y los explotadores multinacionales. La América es ingobernable, el que sirve una revolución ara en el mar, este país caerá sin remedio en manos de la multitud desenfrenada para después pasa a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas, y muchos otros pensamientos lúgubres que ya circulaban dispersos en cartas a distintos amigos.14

Al viejo sólo le queda la memoria, el caso de Bolívar de García Márquez también. En El general en su laberinto se plantean muchas tramas de memoria del pasado y el transcurso del tiempo va retrocediendo: del presente retorna al pasado. Bajo esta estructura temporal, la imagen bolivariana de García Márquez psíquicamente retorna hacia el esplendor mientras que hace su viaje físicamente por el Magdalena y junto con el curso fluvial está navegando hacia el seno de la oscuridad, o sea, su propia muerte, como se dice en un informe oficial de un diplomático inglés: “El tiempo que le queda le alcanzará a duras penas para llegar a la tumba”.15 El viaje lleva muchos símbolos y uno de ellos es el recorrido de la búsqueda de metas espirituales, también dice Jung que el viaje es “una imagen de la aspiración del anhelo nunca saciado”,16 del mismo modo, el Libertador en su travesía persigue su ilusión inalcanzable. Hay un ciclo de esplendor del hombre, y luego llega el momento de su decadencia; sin embargo, el cuerpo de Bolívar se puede podrir, pero las ideas no                                                                                                                                                      11 12 13 14 15 16

Ibid., p. 37. Ibid., p. 10. Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de símbolos, Madrid, Siruela, 2003, p. 164. Gabriel García Márquez, op. cit., p. 262. Ibid., p. 43. Cirlot, op. cit., p. 463.

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El icono literario de Simón Bolívar 

mueren y, aún más, viven en la eternidad del instante. Así que Bolívar merece el título del Libertador y Simón Rodríguez nos comenta en esta manera: Una de las cualidades que relevan más el mérito del Libertador es su docilidad a las insinuaciones de la razón; y el que conozca la impetuosidad de su genio, admirará más esta virtud, si es filósofo. Virtud se toma aquí en su verdadero sentido, por fuerza, propiedad inherente, no por esfuerzo extraordinario, ni sobrenatural.17

III. El icono de un idealista insomne Simón Bolívar nació en una familia criolla de Caracas en 1783 y con arreglo a la costumbre de la nobleza criolla de la época mantenía todavía admiración por Europa, sin embargo, la semilla del rechazo al colonialismo ya estaba profundamente sembrada en su alma. Bolívar conoció a Alexander Von Humboldt en París cuando el científico prusiano acababa de terminar su viaje por la América española en 1804. Al joven Bolívar le asombró que Humboldt tuviera tanto conocimiento sobre su tierra natal, mucho más que los españoles que habían gobernado esa tierra por cerca de tres siglos. Humboldt concluyó que los pueblos de América española estaban maduros para la independencia pero no vio al hombre que sería capaz de llevar adelante tan alto designio. El encuentro entre Humboldt y Bolívar fue decisivo. El científico prusiano logró ser el maestro de Bolívar y le inspiró un proyecto intelectual y un espíritu humanista basado en la emancipación. Como observó Humboldt, a principio del siglo XIX es el momento para la Independencia que se realizó a favor de las ideas revolucionarias de los criollos, movidos por el amor al terruño americano; se trataba de una emancipación meramente política por la que lucharon Bolívar, San Martín, Miguel Hidalgo y otros. Las revoluciones hacen grandes hombres dignos al realizarlas. El compromiso político de Bolívar se manifiesta, en efecto, en el terreno del criollismo, que anunció “no somos indios ni europeos”, otorgando dignidad al nuevo “americano” ante su servidumbre europea. Esta declaración de aquel momento todavía no había incluido la clase indígena; no obstante, la dignidad del “americano” que se equipara a los otros hombres persiste hasta hoy en día. Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias aunque en

                                                        17

Simón Rodríguez, “Defensa de Bolívar” (fragmento), en Leopoldo Zea, comp., Fuentes de la cultura latinoamericana, Tomo II, México, FCE, 1995, p. 69.

  

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Lucía Chen 

cierto modo viejo en los usos de la sociedad civil.18

Lo grande es que las ideas se realizan. Desde México hasta el Río de La Plata, los héroes hicieron de América el lugar de la utopía que recorren la democracia, la justicia y la libertad. Los hombres más grandes de la Independencia hacen la historia, mientras que la historia les reconoce y los inscribe en su página de mérito. El Libertador es un agitador político que fortalece su ideología, representado un espejo de América Latina. El Libertador es también un hacedor idealista que consolida su ilusión, manifestando el destino de América Latina. Bajo la pluma de García Márquez, se el carácter de Bolívar es leído desde una perspectiva amplia de los tiempos: De la generación de criollos ilustrados que sembraron la semilla de la independencia desde México hasta el Río de La Plata, él era el más convencido, el más tenaz, el más clarividente, y el que mejor conciliaba el ingenio de la política con la intuición de la guerra.19

Sin embargo, a Bolívar la atmósfera política no lo favorece, y posteriormente la gloria y la fama lo condenan a un destino inesperado. Debe preguntarse, ¿la crisis es causada por la envidia de sus opositores o por la oposición a su tiranía? Se queja de la desunión y el inútil esfuerzo; como un profeta, Bolívar advierte que los enemigos no están fuera sino dentro, y comenta: “No son los españoles, sino nuestra propia desunión lo que nos ha llevado de nuevo a la esclavitud”.20 En efecto, los enemigos no sólo están en casa, sino también están dentro de él, al que su propio cuerpo lo traiciona con la enfermedad. La turbulencia política y la prematura vejez construyen un laberinto donde el Libertador se encierra, como si fuera el Minotauro encerrado por el artesano Dédalo. Como he citado anteriormente, el laberinto muestra una situación que los estudios de antropología y simbolismo asocian con el inconsciente, el error y el alejamiento de la fuente de la vida.21 El laberinto es comparado con la selva, la confusión y la bifurcación de la vida tanto psíquica como física. Los pasos de un laberinto simbolizan los experimentos, las pruebas, las aventuras, las dificultades, las luchas y los rodeos para un héroe. El recorrido por el laberinto se asocia con la peregrinación, representado una ruta del acceso iniciático a la sacralidad, la                                                         18 19 20 21

Simón Bolívar, “Carta de Jamaica”, en Leopoldo Zea, comp., Fuentes de la cultura latinoamericana, I, México, FCE, 1993, p. 22. Gabriel García Márquez, op. cit., p. 84. Ibid., p. 83. Cirlot, op. cit., p. 274.

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El icono literario de Simón Bolívar 

inmortalidad y la realidad absoluta. Según Eliade, la misión esencial del laberinto era defender el centro,22 por lo cual, el laberinto siempre se relaciona con la soledad. No es por azar que Octavio Paz en su libro El laberinto de la soledad recoge nueve ensayos de tono trágico para interpretar los fenómenos socio-políticos de México. El laberinto integra un rico simbolismo que en el caso del icono bolivariano de García Márquez conlleva doble sentido: uno es el caos fuera, otro es la vorágine dentro, de manera que la tierra americana sufre la intriga política interna y el Libertador hace una “loca carrera entre sus males y sus sueños”.23 Ante la desilusión y la muerte, el Libertador no tiene remedio, o mejor dicho, no tiene esperanza de ver su sueño realizado: «Carajos», suspiró. «¡Cómo voy a salir de este laberinto!»24

El laberinto se asocia con el encierro tanto psíquico como corporal del Libertador, es el espejismo de la Utopía de la Gran Colombia sin salida y, a su vez, la realidad de un cuerpo prematuro que lucha en vano para salir de las bifurcaciones, así que el laberinto es la sepultura donde entierra la ilusión y el ideal junto con el cuerpo podrido. Algo similar a esta presión psíquica y corporal es el insomnio que simboliza el encarcelamiento de la razón del Libertador, royendo poco a poco el heroísmo de Bolívar, cuya imagen es muy diferente que la de un gran Libertador de la Historia: Su insomnio tenaz dio muestras de desorden por aquellos días. Se quedaba dormido a cualquier hora en mitad de una frase mientras dictaba la correspondencia, o en una partida de barajas, y él mismo no sabía muy bien si eran ráfagas de sueño o desmayos fugaces, pero tan pronto como se acostaba se sentía deslumbrado por una crisis de lucidez.25

El insomnio es otro tema importante para plasmar la imagen bolivariana de García Márquez. El insomnio es una enfermedad que no sólo se refiere a trastornos del sueño, sino que también refleja estados de ánimo como la ansiedad, la agitación y la preocupación. Según los datos históricos, Bolívar tenía dificultad por conciliar el sueño al acostarse y esta enfermedad le molestaba mucho. Cómo el gran hombre puede dormir tranquilamente cuando el Estado sufre inestabilidad. El insomnio del Libertador no es una enfermedad piscológica, más bien una pasión enfermiza, mostrando su carrera contra el tiempo limitado, el caos político y la                                                         22 23 24 25

Gabriel García Márquez, op. cit., p. 275. Ibid., p. 271. Ibid. Ibid., pp. 31-32.

  

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Lucía Chen 

memoria de su momento. El insomnio lo mantiene despierto pero no lo ayuda a retener el tiempo para continuar su empresa interrumpida o prolongar su vida; en cambio, el trastorno del sueño lo persigue y le construye un laberinto mental, en que padece la agonía y la tortura en un tiempo detenido. El insomnio siempre manifiesta un hilo de significado para entretejer el texto con el contexto en las obras narrativas de García Márquez: el ejemplo más notable es el episodio de Cien años de soledad, donde el pueblo sufre una peste de insomnio traída por Rebeca, a quien los Buendía adoptan como hija, y también otra peste de olvido causada por el insomnio. A través del insomnio se conoce a un Bolívar conmovido, desengañado, derrotado, exasperado y tenso. El insomnio, comparado con el laberinto mental, conlleva la metáfora de mantenerse despierto para pensar cómo superar las pruebas, las dificultades y los rodeos. El idioma chino, para poner de relieve la preocupación del porvenir, expresa que el hombre sabio se mantiene despierto mientras que los demás están borrachos y dormidos. En este caso, el insomnio es una reacción de la soledad. Algo positivo en torno al insomnio parece en El jinete insomne, donde Manuel Scorza nos narra la historia de Raymundo Herrera, presidente de la comunidad de Yanahuanaca/Yanacocha, a quien para cumplir con su misión ancestral contra los usurpadores no le es permitido dormir, porque debe emprender un viaje para despertar a las comunidades. Desde el punto de vista socio-político, el insomnio puede ser asociado con despertar y abrir los ojos para enfrentar las dificultades, y este corte se utiliza en otras obras narrativas como El insomnio de Nazario Mieles del ecuatoriano Javier Ponce y El insomnio del estadounidense Stephen King. Un Bolívar, cansado, solitario, abandonado, aislado, hostigado y calumniado, sufre el insomnio en las noches oscuras esperando el alba de la nueva república. Por una parte, la noche es extremadamente larga para el Libertador, y éste no tendrá oportunidad de ver el amanecer que se refiere tanto a la suerte de la Gran Colombia como a su propio destino: “la patria inmensa y única que él había forjado en tantos años de guerras se descuartizarían entre sí, su nombre sería vituperado y su obra pervertida en la memoria de los siglos”.26 Por otro lado, el Libertador a través del insomnio se convierte en la conciencia histórica viva de la tierra latinoamericana, y se considera custodio de la memoria de América Latina que ha pasado una larga noche que dura doscientos años. Por lo cual Jorge Volpi retoma “El insomnio de Bolívar” como título de su libro para sus reflexiones del proyecto continental del Libertador desde la independencia hasta la democracia, en que el autor mexicano plasma el icono del Libertado con matiz narrativo:                                                        

26

Ibid., p. 149.

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El icono literario de Simón Bolívar 

La tos le desgarra los músculos, como si el pecho se le partiese en dos: son las cuatro de la madrugada y el Libertador ─así lo llaman─ no logra conciliar el sueño. Hace días que no duerme bien, al menos desde que se embarcó en este penoso descenso por el Magdalena.27

Después de dos siglos, nuestra Historia con mayúscula sigue propagando la ideología de emancipación, transmitiendo la fe de integración, comunicando la creencia de identidad y, lo más importante, realizando la gran ilusión de establecer una América unida planteada por el idealista insomne. IV. Conclusiones La integración y la globalización son metas principales para el siglo XX y actualmente se han logrado con magnitud en el siglo XXI, sin embargo, Bolívar nos hace un proyecto original hace doscientos años. De acuerdo con la novela de García Márquez, el Libertador no puede parar el curso de los ríos, en el mismo sentido, no se oculta la gran ideal del Libertador. Por ser “Adelantado”, el Bolívar del siglo XIX es tanto un libertador deprimido como un idealista insomne, perdiéndose en los desvíos del laberinto y sufriendo los ataques del insomnio; no obstante, usaría términos como “pionero”, “pensador” y “profeta” para mencionarlo. En 1991, la primera Cumbre Iberoamericana tuvo lugar en Guadalajara, México. Fue la primera ocasión en la cual se reunieron todos los jefes de Estado de las diecinueve repúblicas hispanoamericanas, junto con Brasil, España y Portugal. Esta cumbre hizo realidad el antiguo sueño de Bolívar. Ante la amenaza del vecino del norte y la propia intriga interna de la tierra latinoamericana, los países desde el Río Grande hasta la Patagonia han aprendido una lección valiosa que había notado en la Carta de Jamaica y otras obras de Bolívar, por lo cual han desarrollado una zona integral tanto cultural como política. La tos, la fiebre, el insomnio, el cansancio y la prematura vejez son comparados con las incesantes guerras de la tierra latinoamericana, mientra el laberinto es referido a la encarcelación del sueño causada por el malentendido entre los jefes en el poder. García Márquez no nos hace el retrato del Bolívar ni el arquetipo de un héroe, sino interpreta los sentimientos del Libertador bajo un ambiente turbulento causado por el egoísmo y la traición. Más aún, entre el texto y el contexto se reconoce a un Bolívar tanto de cuerpo fatigado como de ánimo decaído. Desde el desorden García Márquez destaca el heroísmo y el gran ideal de un hombre particular en una situación desvalida. Sin perder el humor negro, el                                                         27

Jorge Volpi, El insomnio de Bolívar: cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI, México, Debolsillo, 2010, p. 29.

  

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gran maestro del realismo mágico inserta duarnte la navegación del Río Magdalena la escena de bautizar a un perro como homónimo del Libertador. La “catadura perdularia y la peste de la sarna”28 del perro refleja a un Libertador desconocido, con técnica narrativa audaz pero humana que plasma a un hombre abandonado por abarcar persistentemente el sueño maniático de la integración continental en el siglo XIX. Si no hay profeta en su tierra, entonces no hay gran hombre en su época, en el bicentenario del nombramiento del Libertador le rindo homenaje a su sueño previsor.

Fuentes Bolívar, Simón, “Carta de Jamaica”, en Leopoldo Zea, comp., Fuentes de la cultura latinoamericana, Tomo I, México, FCE, 1993, pp. 11-32. Cirlot, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos, Madrid, Siruela, 2003. Ducoudray Holstein, Henri Louis, Memorias de Simón Bolívar y sus principales generales, Bogotá, Terra Firma Editores, 2011. García Márquez, Gabriel, El general en su laberinto, Barcelona, Plaza & Janés, 1998. Martin, Gerald, , Gabriel García Márquez, una vida, México, Dabate, 2009. Rodríguez, Simón, “Defensa de Bolívar” (fragmento), en Leopoldo Zea, comp., Fuentes de la cultura latinoamericana, Tomo II, México, FCE, 1995, pp. 63-80. Sandino, Augusto César, “Realización del sueño de Bolívar”, Leopoldo Zea, comp., Fuentes de la cultura latinoamericana, Tomo II, México, FCE, 1995, pp. 437-454. Sarmiento, Domingo F., “San Martín y Bolívar”, en Leopoldo Zea, comp., Fuentes de la cultura latinoamericana, Tomo II, México, FCE, 1995, pp. 531-554. Volpi, Jorge, El Insomnio de Bolívar: Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI, México, Debolsillo, 2010. Zea, Leopoldo, “Visión de Marx sobre América Latina”, en Nueva Sociedad, Núm. 66, 1983, pp. 59-66.

                                                       

28

Gabriel García Márquez, op. cit., p. 106.

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SIMÓN BOLÍVAR, LIBERTADOR

Alberto Saladino García Facultad de Humanidades Universidad Autónoma del Estado de México, México

Presentación El tema ha sido ampliamente abordado pues existe una amplísima bibliografía. De ella destaca la obra que escribió Leopoldo Zea, Simón Bolívar, integración en la libertad, publicada en México en 1980 y ya con dos ediciones venezolanas. El alto impacto generado por este libro se fundamenta en el hecho de que su autor esclareció la problemática seminal de la génesis del latinoamericanista como pensamiento liberador al suscribir: … El pensamiento de Bolívar se planteó una serie de problemas que aquí resumo en los siguientes: problema de la identidad, ¿quiénes somos los hombres de esta América?; el problema de la dependencia, ¿por qué somos así?; el problema de la libertad, ¿podemos ser de otra manera? Y el problema de la integración, ¿integrados en la dependencia, podemos integrarnos en la libertad?1

La identificación de esos problemas por parte de Leopoldo Zea me ha permitido plantear que ellos constituyen el punto de partida de la filosofía latinoamericana como filosofía de la liberación.2 Abordar el tema “Simón Bolívar, libertador”, por tanto, tiene su origen en esa interpretación del pensamiento latinoamericanistas y, sobre todo, por la declaratoria que hizo el Cabildo de Mérida el 23 de mayo de 1813, primero y ratificado meses después, en agosto, por el de Caracas, Venezuela, en virtud de su                                                              1

Leopoldo Zea, Simón Bolívar. Integración en la libertad, México, Edicol, 1980, p. 8.  Alberto Saladino García, “Prólogo” al libro de Leopoldo Zea, Simón Bolívar, integración en la libertad, Barquisimeto, Fundación Buría/Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM, 2012, pp. 15-18.  2

     

Alberto Saladino García

ingreso triunfal a esas ciudades durante la reactivación de la lucha por la independencia, hace doscientos años, al ser reconocido como Libertador. Simón Bolívar nació en la ciudad de Caracas el 24 de julio de 1783 en el seno de una familia criolla opulenta, y murió en la ciudad de Santa Martha 17 de diciembre de 1830. Su proeza libertaria se explica por diversos acontecimientos y hechos contenidos en su biografía: tuvo condiciones socioeconómicas desahogadas para recibir una educación esmerada, la cual le fue impartida por connotados personajes de la cultura caraqueña de entonces como Andrés Bello, que fungió como su preceptor, y Simón Rodríguez, quien se desempeñó también como su maestro, dos insignes intelectuales que participaron de las ideas de renovación cultural neogranadina, por lo que fue influenciado de manera directa por las ideas de la Ilustración; luego, al partir hacia Europa, a los dieciséis años, continuó su formación con profesores proclives a las ideas iluministas; además enriqueció su formación en la universidad de la vida que le proporcionó sus recorridos por las principales ciudades del viejo continente. Con base en esos datos e interpretaciones y por su magna obra independentista, se ha ubicado a Simón Bolívar como paradigma, de entre los promotores y participantes de las luchas de independencia latinoamericana, por diversas razones: 1) fue el único líder que se preparó y juró su compromiso de luchar para liberar a América del dominio colonial hispano; 2) promovió, participó y dirigió las luchas libertarias en varias partes del continente americano; 3) esbozó un magno proyecto de vida independiente para nuestros países con base en su propuesta de unidad de Hispanoamérica, y 4) inspiró y forjó instituciones para formar a los ciudadanos de la época republicana. Por ello me parece convincente sustentar que Simón Bolívar se convirtió en un verdadero libertador consumado. Para sustanciar cada uno de los perfiles señalados sobre la labor libertaria del prócer venezolano paso a exponer los argumentos, datos, informaciones, interpretaciones y reflexiones, alusivos. Líder comprometido en la lucha por la liberación colonial de América Con el bagaje de las ideas de la Ilustración, propaladas en Caracas y con sus aprendizajes continuados en Europa e intensificados por su feliz encuentro con su antiguo maestro Simón Rodríguez en París, Simón Bolívar se preparó intelectualmente para propugnar cambios sociopolíticos en tierras americanas. En su estadía por Europa, contrajo matrimonio con María Teresa del Toro en la ciudad de Bilbao, el 26 de mayo de 1802, con quien después volvió a Venezuela, pero el 22 de enero de 1803 su esposa falleció en Caracas. Regresó a Europa en 1804 y en París continuó su relación con Simón Rodríguez quien fue

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Simón Bolívar, libertador

 

testigo, junto con Fernando Toro, del compromiso de Simón Bolívar hecho en el Monte Sacro, en Roma, al jurar dedicarse a luchar por la libertad de América: “Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres; juro por ellos, juro por mi honor, y juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por la voluntad del poder español”.3 Para concretar su compromiso volvió al continente americano en 1806, con una estadía de tres meses en Estados Unidos donde, según su decir, conoció “la libertad racional”.4 Con ese compromiso autoimpuesto de erigirse en libertador y complementada su formación intelectual con las ideas de avanzada de Europa y esclarecidas por sus propias vivencias en el país donde era práctica cotidiana la libertad racional, llegó a Caracas en 1807 y al poco tiempo empezó a participar en las luchas libertarias y en la administración pública: “En 1808 tomó parte en una nueva conspiración de criollos contra los gobernantes españoles. En 1809 fue nombrado justicia mayor del pueblo de Yare”.5 Con la noticia de que Francisco de Miranda se preparaba para arribar a América e iniciar la lucha por la independencia contra España, también interpretó que las condiciones para que fuera inminente lo constituiría la posible invasión de Napoleón a la metrópoli,6 como en verdad sucedió. A diferencia de los demás próceres independentistas, Simón Bolívar fue un hombre singular de su tiempo, que se preparó para cumplir el rol de libertador como efecto de su rica educación formal, por el aprendizaje de los valores prohijados por la Ilustración y gracias a sus experiencias logradas en la universidad de la vida por sus aprendizajes en las coyunturas de los países europeos y de los Estados Unidos de Norteamérica. Fue el único líder americano que anticipó un proyecto explícito para luchar por la liberación de las colonias españolas. Concreción de su proyecto independentista Iniciada su intervención en la vida pública se involucró en acciones para hacer realidad su compromiso libertario, por lo que figuró como miembro de la Sociedad Patriótica, creada el 11 de agosto de 1810, la cual demandaba la independencia absoluta. Así el Congreso de las Provincias de Venezuela aprobó el 5 de julio de 1811 esa exigencia y el texto de la declaración de independencia                                                              3

Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno Bolivariano de Venezuela en http://consulvenap.com/bolivar.htm (página consultada el 24 de abril de 2013).   4 Citado por Miguel Acosta Saignes, “Introducción” a la Antología de Simón Bolívar, México, UNAM, Biblioteca del Estudiante Universitario 104, 1981, p. XXII.  5 Idem.  6 Ibidem, p. XXIII. 

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sería aprobado dos días después. De manera que la declaración de independencia de Venezuela fue la primera hecha en tierra continental. El proceso de lucha independentista naturalmente fue largo -quince años-, y Simón Bolívar los vivió para contarlo. De hecho fue el único independentista que analizó el estado de la cuestión en 1815 en carta dirigida a Henry Cullen, caballero radicado en la isla de Jamaica. Su misiva, una verdadera crónica, da cuenta de la lucha de los insurgentes de Río de la Plata, de Perú, de Nueva Granada y de Nueva España.7 Entre los diversos argumentos con los que legitimó su acción libertaria destaca el diagnóstico de exclusión padecida por los americanos como lo suscribe en los términos siguientes: Estábamos, como acabo de exponer, abstraídos, y digámoslo así, ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del estado. Jamás éramos virreyes o gobernadores, sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares, sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados, ni financistas y casi ni aun comerciantes: todo en contravención directa de nuestras instituciones.8

Gracias a la claridad de su compromiso por la lucha libertaria –que dicho sea de paso expresaba meridianamente las expectativas del sector de los criollos-, además de participar en la independencia de Venezuela, lo hizo, como se sabe, por la de Colombia, Ecuador, Perú y el Alto Perú. La consecución de la independencia del Alto Perú, la última en que intervino, aconteció en 1825, cuyo congreso reunido en la ciudad de Chuquisaca, la declaró el 10 de julio de dicho año y el 6 de agosto, como resultado de largas deliberaciones, decidió denominar a esta nueva república con su apellido, por lo que desde entonces existe Bolivia. Forjador de la integración latinoamericana Si bien Francisco de Miranda se anticipó en propugnar la pertinencia de la unión de los territorios coloniales americanos con su “Plan para la formación, organización y establecimiento de un gobierno libre e independiente en América meridional”, el cual presentó al gobierno inglés el 27 de marzo de 1790, 9 fue Simón Bolívar, al calor de las luchas de independencia quien pudo fundamentarla                                                              7

Simón Bolívar, Carta de Jamaica, México, UNAM, Latinoamérica, cuadernos de cultura latinoamericana 1, 1978, pp. 11-13.  8 Ibidem, p. 19.  9 Carmen L. Bohórquez Morán, Francisco de Miranda, precursor de las independencias de la América Latina, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello/Universidad del Zulia, 2002, p. 143. 

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Simón Bolívar, libertador

 

teóricamente y buscó concretarla de manera legal y política, como producto del diagnóstico y problematización que hizo de la situación de la vida política americana. Así se erigió en el mayor y principal ideólogo de la unidad latinoamericana. Por eso, con justicia al reconocimiento de sus expectativas, en el ámbito de los estudiosos del pensamiento político latinoamericano se emplea como sinónimo de la integración latinoamericana las palabras bolivariano o bolivarismo. Para Simón Bolívar la condición para proyectar la unidad de las nuevas repúblicas lo constituía la conquista de la libertad. Si juró luchar por la independencia de América, también proyectó su futuro al sustentar: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria… La metrópoli, por ejemplo, sería México, que es la única que puede serlo por su poder intrínseco, sin el cual no hay metrópoli”.10 Si bien nunca deja de problematizar su concreción, no ceja de insistir en los fundamentos, los límites y las virtudes de su proyecto de unidad continental: Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América. ¡Qué bello sería que el Itsmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración…11

Si bien advertía la existencia de diversos factores que imposibilitaban concretar su sueño de integración latinoamericana, persistió no sólo en respaldarla con la justificación de la unión como garantía para expulsar a los españoles y fundar gobiernos libres, sino que promovió la convocatoria para realizar el Congreso Anfictiónico de Panamá el 7 de diciembre de 1824, de resultados poco exitosos. Más aún clarificó las ventajas de esa integración de las nuevas repúblicas al expresar: “… Luego que seamos fuertes, bajo los auspicios de una nación liberal que nos preste su protección, se nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los                                                              10 11

Ibidem, p. 24.  Ibidem, p. 29. 

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talentos que conducen a la gloria; entonces seguiremos la marcha majestuosa hacia las grandes prosperidades a que está destinada la América meridional; entonces las ciencias y las artes que nacieron en Oriente y han ilustrado la Europa volarán a Colombia libre, que las convidará con un asilo”.12 De modo que Simón Bolívar tuvo conciencia de que la lucha de independencia por sí no basta sino debía sustentarse en la práctica de la libertad y complementarla con la construcción de una gran nación, la cual, preveía, con tal dimensión tendría todas las condiciones para forjar y estimular el desenvolvimiento de las facultades intelectivas, sensitivas y volitivas de sus habitantes, para bien de ellos, de sus sociedades y de la humanidad. Forjador de instituciones con las cuales formar al ciudadano, al hombre de los nuevos tiempos Como ilustrado consumado, Simón Bolívar proyectó el establecimiento de instituciones culturales con base en las cuales desplegar la independencia mental que acompañara la política para garantizar ésta, para consolidar la vida republicana y acrecentar la cultura. Entre los mayores méritos de su obra como gobernante estuvo rodearse de las mentes más lúcidas para impulsar sus proyectos educativos, entre ellos de Hipólito Unanue y de Simón Rodríguez, porque sus propósitos libertarios no se redujeron a concretar la independencia política, sino que para asegurarla le urgía completarla con el cultivo de la independencia intelectual, por lo cual desplegó proyectos de educación libertaria que Mariano Picón-Sala sintentizó en los términos siguientes: “Aproximar a las normas de la civilización occidental ese mundo semibárbaro que emergió con la revolución de Independencia, fue uno de los anhelos más constantes de lo que pudiéramos llamar la pedagogía bolivariana”, 13 para incardinar la cultura moderna en los habitantes de las naciones que emergía. Un listado de las instituciones educativas que inspiró y estableció, con dicho propósito, es el siguiente: decretó la creación de la Universidad de Trujillo el 10 de mayo de 1824, en la misma fecha transformó un colegio privado de misioneros en Colegio de Enseñanza Pública de Huamachuco; decretó la creación de varias escuelas normales por el sistema de Lancaster en Lima, el 31 de enero de 1825; asimismo la creación del Colegio de Cuzco el 8 de julio de 1825. Información sumamente relevante al respecto lo constituye el decreto mediante el cual Simón Bolívar estableció un Colegio y Academia de Niñas en                                                              12

Ibidem, pp. 30-31.  Mariano Picón-Salas, “Bolívar entre muchos testigos”, José Luis Busaniche, Bolívar visto por sus contemporáneos, México, Fondo de Cultura Económica, Colección Tierra Firme, 1995, p. 7. 

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Simón Bolívar, libertador

 

Caracas, el 27 de junio de 1827 considerando: “Primero. Que el importante objeto de la educación pública quedaría muy imperfecto no mejorando la de las niñas. Segundo. Que no hay en esta ciudad establecimiento alguno en que ésta sea adecuada a su fin…”14 De modo que manifestó su inquietud porque la educación fuera una función pública para hombres y mujeres, lo cual pone en evidencia su pensamiento ilustrado. Por todo ello pienso que Simón Bolívar es un libertador consumado porque además de luchar heroica y victoriosamente por la independencia de América sentó bases sólidas para mantenerla con su magno proyecto de integración latinoamericana y con el establecimiento de las condiciones culturales a través de su irrestricto apoyo a la educación para forjar la independencia mental de los futuros ciudadanos de las nuevas repúblicas.

Fuentes Acosta Saignes, Miguel, “Introducción”, Antología de Simón Bolívar, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Biblioteca del Estudiante Universitario 104, 1981. Bohórquez Morán, Carmen L., Francisco de Miranda, precursor de las independencias de la América Latina, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello/Universidad del Zulia, 2002. Bolívar, Simón, Antología, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Biblioteca del Estudiante Universitario 104, 1981. ———, Carta de Jamaica, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Latinoamérica, cuadernos de cultura latinoamericana 1, 1978. Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno Bolivariano de Venezuela en http://consulvenap.com/bolivar.htm.  Picón-Salas, Mariano, “Bolívar entre muchos testigos”, José Luis Busaniche, Bolívar visto por sus contemporáneos, México, Fondo de Cultura Económica, Colección Tierra Firme, 1995. Saladino García, Alberto, “Prólogo”, Leopoldo Zea, Simón Bolívar, integración en la libertad, Barquisimeto, Fundación Buría/Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2012. Zea, Leopoldo, Simón Bolívar. Integración en la libertad, México, Edicol, 1980.

                                                             14

Miguel Acosta Saignes, Antología de Simón Bolívar, pp. 241-242. 

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CHINA Y AMÉRICA LATINA: TRADICIONES Y CULTURA

DOS CIVILIZACIONES ANTIGUAS DEL JADE: CHINA Y MESOAMÉRICA

Walburga Wiesheu Escuela Nacional de Antropología e Historia, México

China y Mesoamérica pueden ser consideradas como las dos grandes civilizaciones antiguas en el mundo en que objetos de jade desempeñaron un papel muy importante. Desde sus periodos formativos se desarrolló en ambas áreas culturales una importante tradición lapidaria de este material, lo cual ocurrió en estrecha conexión con el surgimiento de las primeras sociedades complejas de las jefaturas y los Estados arcaicos.1 Esta piedra de una gran belleza física se convirtió en una destacada gema asociada más que nada al poder político y el prestigio social en general, pero en las etapas tempranas de la evolución de estas dos eminentes civilizaciones se empleaba también como vital parafernalia ritual en ceremonias relacionadas con creencias y prácticas religiosas del tipo chamánico, mismas que al parecer fueron monopolizadas por los propios jefes o gobernantes en culturas y sociedades antiguas que poseían marcados tintes teocráticos.2 En ambas civilizaciones del jade esta suntuosa piedra de cualidades naturales sobresalientes ha gozado de una particular apreciación. El jade fue estimado como 1

Otra importante cultura del jade fue la de los maoríes de Nueva Zelanda, que si bien pueden ser calificados como conformando sociedades complejas del tipo de la jefatura, no llegaron a desarrollar una civilización con estructuras estatales y urbanas o elementos como la escritura. 2 La importancia de elementos religiosos chamánicos se puede inferir ante todo para culturas del período neolítico en China, y respecto del área mesoamericana, para la cultura olmeca del Formativo o Preclásico y acaso también para los mayas del periodo del Clásico, en las que se constituyeron economías rituales; para algunos indicios arqueológicos e imágenes véase a Walburga Wiesheu, “Culturas tempranas del jade en las civilizaciones de China y Mesoamérica: Economía de una piedra ‘preciosa’ en las etapas formativas de su desarrollo”, en Lucía Chen (Hsiao-Chun Chen) y Alberto Saladino García (compiladores), La Nueva Nao: de Formosa a América Latina. Reflexiones en torno al Bicentenario de las Independencias Latinoamericanas, Taipei, Universidad de Tamkang, 2010, pp. 371-380.

Walburga Wiesheu

más precioso que el oro y la plata en Occidente. Tal como versa una frase antigua atribuida a Confucio: “El oro tiene un precio, pero el jade es invaluable”. Para los aztecas, la más valiosa de las estatuillas de jade valía una ciudad entera, pero como observó el cronista Motolinía: “no darían en España por ella diez pesos, ni pienso que cinco”.3 Tanto el término general de chalchihuitl en el idioma náhuatl como el de yu en chino significan “piedra preciosa” y tienen la connotación de “tesoro” o “riqueza”. De esta manera, los jades representaron los materiales más valorados entre todos los empleados para elaborar finos objetos en diversos tamaños y diferentes formas. Al mismo tiempo se cristalizó todo un culto en torno a esta piedra preciosa que llegó a expresar valores humanos y culturales esenciales inherentes a ambas grandes civilizaciones. De hecho, como materiales con propiedades minerales y visuales únicas, los jades fueron en particular estimados por su bella gama de colores, su dureza y gran durabilidad, la traslucidez y el elegante lustre, sus cualidades acústicas y la suave sensación táctil que brinda la piedra pulida, además de que se le han atribuido propiedades curativas y de protección mágica. En realidad el jade es un concepto genérico que incluye una serie de piedras de tonalidades entre blancas y verdosas, y que poseen una textura densa, resistente y compacta.4 En términos científicos abarca dos minerales semejantes, pero que poseen una estructura y una composición química distintivas. En estado puro, estos minerales presentan un color blanco, y sus tonalidades principalmente verdes se deben a inclusiones de hierro, cobre o cromo. Es de señalar que los primeros jades tallados en este material exótico no se llegaron a conocer en Occidente a través del contacto con Asia, sino por medio de la conquista europea de América. Los conquistadores ibéricos describieron el jade como una gema que había ocupado una posición muy especial en las culturas prehispánicas del Nuevo Mundo. Cronistas como los frailes Diego Durán y Bernardino de Sahagún anotaban que las más finas de estas piedras verdes preciosas o “esmeraldas” –como los españoles las llamaban entonces– eran signo de todo lo valioso, hermoso y rico y que las usaban mucho los señores principales y los nobles como objetos del poder y suntuosas joyas, pero que a personas de la población común no les era permitido portarlas;5 así relató Sahagún que los chalchihuites son unas piedras: “verdes y no trasparentes, mezcladas de blanco. 3

Citado en Gutierre Tibón, El jade de México. El mundo esotérico del “chalchihuite”, México, Porrúa, 1983, p.10. 4 Andrew Middlestone y Ian Freestone, “The mineralogy and occurrence of Jade”, en Jessica Rawson, Chinese jade from the Neolíthic to the Qing, Anexo, Londres, Museo Británico, 1995, pp. 413-423. 5 Gutierre Tibón, op.cit.

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Úsanlas mucho los principales, trayéndolas a las muñecas, atadas en hilo. Y aquello es señal de que es persona noble el que la trayen; a los macehuales no era lícito traella”.6 Tampoco en China el común de los mortales podía usar joyas de jade;7 sólo los emperadores podían lucir los jades más puros y a los nobles de jerarquías más bajas les era permitido emplear únicamente jades de menor calidad, de acuerdo con el status de la persona.8 Como símbolos del poder y de la posición social, los jades entonces representaban importantes marcadores del rango y la identidad social. Entre los conquistadores extranjeros del continente americano, este “oro verde” de los pueblos indígenas pronto adquirió fama como remedio para prevenir y curar males del ríñón. Por consiguiente, en Europa estas piedras se empezaron a utilizar como un remedio para aliviar este tipo de padecimientos, por lo cual se comenzaron a importar desde zonas de México, Centroamérica y la Amazonia. Gracias a sus aludidos efectos medicinales fueron denominadas en español “piedra de la ijada”; en el idioma francés la palabra l’ejade se transformó en lejade para convertirse finalmente en le jade, y de allí este vocablo se transmitió a otras lenguas modernas.9 Sin embargo, con la conquista de América, la destacada tradición mesoamericana de la talla de jades de una historia de unos tres mil años pronto declinó y las antiguas fuentes de estas piedras quedaron olvidadas. En el siglo XVI, el término de jade también se comenzó a emplear para los jades del Lejano Oriente. Al llegar al siglo XIX incluso se llegó a pensar que los jades utilizados por los pueblos mesoamericanos procedían de Asia, no obstante que las listas de tributos de los aztecas del Posclásico apuntaban hacia una posible existencia de su fuente de origen en el sur del área mesoamericana.10 En el mismo siglo XIX se generó un renovado interés en el estudio del jade y sus fuentes de origen, cuando las potencias occidentales saquearon el Palacio de Verano en la capital china de Beijing, en 1861. Unos años más tarde el mineralogista francés Damour identificó diferencias entre los materiales de los 6

Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, Tomo II, México, Porrúa, 1989, p. 790. 7 Gutierre Tibón, op.cit. 8 Ming Yu, Chinese Jade. Sacred, Imperial and Civil Forms, Beijing, Intercontinental Press, 2009. 9 Howard Hansford, Chinese Carved Jades, Londres, Faber y Faber, 1968; Tatiana Proskouriakoff, “I. The Material”, en Jades from the Cenote of Sacrifice, Chichén Itza, Yucatán, Memoirs of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, vol. 10, núm. 1 Cambridge, Harvard University, 1974, pp. 1-6; Gutierre Tibón, op.cit. 10 Tatiana Proskouriakoff, Ibid; Karl Taube, Virginia B. Sisson, Russel Seitz y George E. Harlow, “The Source of Mesoamerican Jade: Expanded Geological Recononaissance in the Motagua Region, Guatemala”, en Karl Taube, Olmec Art at Dumbarton Oaks, Washington D.C., Dumbarton Oaks Library and Collection, 2004.

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jades más recientes y los antiguos de China, en tanto que encontró cierta similitud entre algunos jades mexicanos y las piezas más recientes provenientes de Asia Oriental. Propuso el término de jadeíta para estas últimas, mientras que determinó que los jades que se habían utilizado en la China antigua eran un silicato de magnesio para los cuales recurrió al término de nefrita, derivado de la expresión en latín de lapis nephriticus para esta “piedra de los riñones”.11 La nefrita pertenece a la serie tremolita-actinolita del grupo de minerales de los anfíboles. Aun cuando presenta una dureza menor que la jadeíta, la nefrita posee una estructura microcristalina compacta que le dota de una notable resistencia. El lustre de la nefrita es aceitoso o ceroso y a veces se torna translúcida cuando se somete a un proceso de pulimento.12 Su gama de colores abarca diferentes tonalidades verdes, blancas, marrones, amarillentas e incluso el negro, pero dentro de una clasificación tradicional de nueve colores, el más apreciado en la China antigua consistía en un blanco opaco conocido como “grasa de macho cabrío”. La nefrita que Marco Polo de manera errónea había denominado jaspe,13 ha sido considerado un material sagrado (shenwu) o “Piedra del Cielo”, que en la China neolítica y dinástica fuera empleada casi de manera exclusiva hasta el siglo XVIII.14 En los tiempos más antiguos existían diversos yacimientos locales de este “jade viejo” (laoyu), de los que se abastecían las diversas culturas neolíticas regionales y las primeras entidades estatales, pero al parecer estas fuentes quedaron agotadas desde muy temprano.15 Los primeros objetos tallados en materiales de nefrita en China consistieron en una serie de adornos sencillos y algunos instrumentos encontrados en culturas neolíticas de hace unos 8000 años, pero con el surgimiento de las primeras sociedades jerárquicas de jefaturas prehistóricas desde finales del cuarto milenio a.C. se empezó a desarrollar una verdadera industria especializada en la lapidaria del jade en lo que respecta a varias culturas regionales sobresalientes conformadas 11

Barber, 1954, citado en Alejandro Pastrana, “Sobre el jade y otras piedras verdes en el México prehispánico”, en Homenaje a Julio César Olivé Negrete, México, UNAM/INAH, 1991, pp. 195208; Tatiana Proskouriakoff, op.cit. 12 Howard Hansford, op.cit. 13 Andrew Middleton y Ian Freestone, op.cit. 14 También ha sido la nefrita el material de jade trabajado por los artesanos maoríes en Nueva Zelanda. 15 Existían en la última etapa del Neolítico varias de tales culturas regionales, tanto en el norte como en el sur de China, e inclusive en Taiwán. Cada una tenía su estilo particular, aunque algunas formas de objetos de jade evidencian una amplia distribución transregional. El agotamiento temprano de fuentes locales de materiales de nefrita pudiera haber sido una de las causas del decline y la caída de varias de las culturas de jade más prominentes de finales del período prehistórico, puesto que afectó la manipulación ritual y el intercambio a larga distancia de tales objetos suntuosos, sobre los que estas sociedades teocráticas basaban su poder como importantes centros regionales.

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como organizaciones políticas de jefaturas e incluso probablemente ya de Estados tempranos. Resulta en este contexto interesante mencionar que a raíz de los importantes descubrimientos arqueológicos realizados en las últimas décadas en China, de una serie de destacadas culturas de jade de finales del Neolítico, en que numerosos adornos y finamente elaborados objetos ceremoniales de jade empleados en prácticas rituales han sido recuperados principalmente en entierros de miembros pertenecientes al sector de la elite, se ha planteado que esta última etapa neolítica pudo haber representado toda una era tecnológica distintiva de una Edad del Jade prehistórica que habría precedido la etapa dinástica de la Edad del Bronce, tal como quedó incluso anotado en las propias fuentes escritas antiguas.16 Sin embargo, desde las dinastías tempranas de la Edad del Bronce y a lo largo de la historia imperial de China, las fuentes de abastecimiento más importantes de la nefrita han sido las que se encuentran en la región de Khotan (Hetian) y Yarkand, en el ramal sur de la Ruta de la Seda en la parte occidental de China, conocida como el Turkestán chino, en la provincia china actual de Xinjiang. Desde allí los reinos locales mandaron estos materiales principalmente como pagos tributarios anuales a las cortes imperiales, para ser elaborados en sus talleres en exquisitas obras de arte. Provenientes de los montes Kunlun, estas “esencias de la montaña”17 tradicionalmente han sido recolectadas en los lechos de los ríos del Jade Blanco (Yurungkash) y del Jade Negro (Karakash). Un regalo enviado al eminente emperador chino Qianlong de la última dinastía de China (la de Qing) consistía en un enorme bloque de jade de Khotan de la tan apreciada tonalidad blanca, que fue labrado para representar al monarca Yu El Grande, el supuesto fundador de la primera dinastía de China (la de Xia), controlando a la “Gran Inundación” que ocurrió a finales del Neolítico. Esta gran obra maestra del género de “montañas de jade”, de unos 2.24 de alto y de más de 5,000 kg tardó diez años en ser completada y fue terminada en 1788.18 Cabe aquí también 16

Para una discusión sobre este tema aún polémico y los argumentos utilizados en este debate, véase a Walburga Wiesheu, “Cultura e industria lapidaria del jade en el Neolítico Terminal en China. Consideraciones en torno al debate sobre una ‘Edad del Jade’”, en Walburga Wiesheu y Gabriela Guzzy (coords.), El Jade y otras piedras verdes. Perspectivas interdisciplinarias e interculturales”, México, INAH, pp. 259-304. La idea de la existencia de una Edad del Jade, tal como se sugiere para la última etapa del Neolítico en China - entre finales del cuarto milenio a.C. y a lo largo de todo el tercer milenio a.C.- y que representó un primer gran auge en la talla de jades, quizás también pudiera ser pertinente para la secuencia cultural mesoamericana, en que los jades desempeñaron un papel sumamente importante, en particular en los periodos desde el Formativo Medio y el Clásico (900 a.C. - 900 d.C.). 17 Maurizio Scarpari, “El jade”, Antigua China. La Civilización china desde sus orígenes a la dinastía Tang, Italia, Thunderbay Press, 2000, pp. 176-183. Para los yacimientos de esta área, véase también a Chang Chenping, Yuchu Kunlun (Yacimientos de jade de Kunlun), Beijing, Zhonghua Shudian, 2008. 18 Ming Yu, op.cit.

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mencionar que el propio emperador Qianlong era un destacado coleccionista de jades antiguos, de los cuales se conservan una gran cantidad de piezas en el Museo Palacio (Gugong) de la Ciudad Prohibida en Beijing. Si bien en el siglo XIX se ha podido confirmar la existencia de depósitos de nefrita en zonas de Alaska y la Columbia Británica en América del Norte, este mineral de jade no había sido detectado en yacimientos de México y Centroamérica ni en los objetos arqueológicos de las culturas prehispánicas del mundo mesoamericano.19 Por su parte, la jadeíta es un silicato de sodio y aluminio del grupo mineral de los piroxenos. Posee una estructura cristalina y alcanza una dureza de 6.5 a 7 en la escala de Mohs, de manera que puede rayar al vidrio y resistir al acero,20 por lo que en China también se conoce como “jade duro” (yingyu), a diferencia del “jade blando” (ruanyu) de la nefrita. La jadeíta por lo general tiene un aspecto vítreo y presenta una gama más variada de colores y tonalidades más brillantes que la nefrita. Sus colores principalmente verdes son producto de impurezas debidas a minerales como el hierro y el cromo, pero abarcan también tonos desde el morado, naranja, azul y en especial un verde esmeralda translúcido conocido como “jade imperial” en China. En China este “jade nuevo” (xinyu), denominado también como feicui o “jade de ave martín pescador” –en alusión al plumaje verde de dicha ave– se empezó a importar a partir del siglo XVIII desde los yacimientos localizados en Birmania y fue un material sumamente cotizado por el ya mencionado emperador Qianlong de la dinastía Qing.21 Resulta que la jadeíta es un material más bien escaso, con sólo unos diez yacimientos geológicos en el mundo, de los cuales el más explotado ha sido precisamente el de Birmania desde la dinastía china de Ming.22 Acaso como un significativo paralelismo semántico entre los términos de feicui para la jadeíta en el idioma chino y el de quetzalitzli de los antiguos mexicanos, llama la atención que esta palabra azteca para designar una variedad de las piedras verdes, de manera semejante evoca las plumas verdes 19

Véase a Alejando Pastrana, “Sobre el jade y rocas verdes en el México prehispánico”, en Homenaje a Julio César Olivé Negrete, México, UNAM/INAH, pp. 195-208; Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995; Fred Ward, Jades of Mesoamerica (Publicación especial para Jades, S.A.), Saunders Court, Gem Book Publishers, 1997. 20 Alejandro Pastrana, op.cit. 21 Mientras que en China el mineral “viejo” de la nefrita ha sido considerado como un material sagrado, utilizado principalmente para objetos ornamentales, rituales y funerarios, además de joyas la jadeíta ha sido empleada para tallar útiles de escritorio para los letrados y delicadas piezas decorativas en la corte imperial de la última dinastía de China. 22 Karl Taube, “Jade maya: piedra de dioses y reyes antiguos”, en Piedras del Cielo. Civilizaciones del jade, México, INAH, pp. 33-40.

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de un ave, en este caso del quetzal. 23 Es aquí interesante señalar que la clasificación azteca de jades abarca diez variedades diferentes.24 Cabe recalcar que mientras que en China la milenaria tradición lapidaria del jade sigue viva hoy en día y que de hecho en las últimas décadas se ha desatado toda una “jademanía” en este país oriental, en el área mesoamericana esta importante tradición del trabajo de la piedra verde preciosa se vio interrumpida por la conquista española.25 Pero en lo concerniente a los materiales de la jadeíta utilizados en las culturas prehispánicas de Mesoamérica, en la década de 1950 se redescubrieron sus fuentes de origen en el Valle del Río Motagua en Guatemala, con lo que hasta cierto punto se logró revivir esta ancestral industria artesanal.26 En los depósitos de este yacimiento centroamericano se han podido identificar vetas de diferentes colores, las cuales incluyen el famoso “azul olmeca” algo translúcido de objetos de esta cultura con su característico estilo de arte panmesoamericano de una amplia distribución durante el período del Formativo Medio en el México prehispánico y en diferentes zonas de América Central.27 23

Gutierre Tibón, op.cit. y Fred Ward,, op.cit. Alejandro Pastrana (comunicación personal). El cronista español Bernardino de Sahagún (op.cit.) hizo referencia a las variedades de los chalchihuites o piedras verdes preciosas, de acuerdo con su calidad y los colores; véase para estas calidades diferentes, a Emiliano Ricardo Melgar Tísoc, “Chalchihuites y piedras verdes entre los mexicas”, Piedras del Cielo. Civilizaciones del jade, México, INAH, 2012, pp. 41-46. Melgar señala que tal clasificación de piedras preciosas de tonalidades verdes no solo demuestra la variedad de rocas empleadas sino también el detallado conocimiento que tenían los artesanos prehispánicos sobre éstas. 25 En el área cultural mesoamericana, esta importante tradición lapidaria comenzó a finales del Formativo Inicial (1600-1200 a.C.), en sitios del Centro de México, Oaxaca, el Golfo de México y la zona mokaya de la costa del Pacífico en Chiapas (en esta última zona hay objetos que podrían datar de 1400 a.C.), en los que se han recuperado pequeñas cuentas, pendientes, y hachas de piedra verde (algunas de las cuales ya podrían haber servido para propósitos votivos), ello en el contexto de incipientes sociedades jerárquicas de jefaturas sencillas; para más detalles respecto de los hallazgos y el simbolismo de los jades tempranos, véase a Richard Lesure, “On the genesis of value in early hierarchical societies”, en J. Robb (ed.), Material Symbols: Culture and Economy in Prehistory, Universidad de Illinois del Sur, Occasional Papers 26, Carbendale, Centro de Investigaciones Arqueológicas, 1999, pp. 23-54 y Richard G. Lesure, “Shared Art Style and Long Distance Contact in Early Mesoamerica”, en Julia A. Hendon y Rosemary A. Joyce (eds.), Mesoamerican Archaeology, Malden, Oxford y Victoria, Blackwell Publishing, 2004, pp.73-96. 26 Mary Louise Ridinger, “El jade”, Arqueología Mexicana, vol. 5., núm. 27, pp. 52-59; Fred Ward, op.cit. 27 Karl Taube, Virginia B. Sisson, Russel Seitz, y George E. Harlow, “The Source of Mesoamerican Jade: Expanded Geological Reconnaissance in the Motagua Region, Guatemala, en Karl Taube, Olmec Art at Dumbarton Oaks, Washington, D.C. Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 2004; Karl Taube, Zachary Hruby y Luis Romero, “Jadeite Sources and Ancient Workshops. Archaeological Reconnaissance in the Upper Río El Tambor, Guatemala”, Informe a FAMSI, 2005. 24

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El hecho de que al lado de otra serie de piedras verdes, en culturas mesoamericanas el mineral de jade empleado para tallar diversos objetos era la jadeíta, y no la nefrita de los antiguos chinos, y el que se haya podido verificar la existencia de yacimientos de jade en el continente americano mismo en definitiva ha redundado en desechar aquellas viejas ideas difusionistas según las cuales su presencia en el Nuevo Mundo se debía a contactos transpacíficos producidos desde tiempos precolombinos. Por otro lado también se había postulado que chinos habían llegado al otro lado de la Cuenca del Pacífico para surtirse del jade en supuestas minas localizadas en el Estado de Guerrero en México,28 si bien es posible que allí hayan existido yacimientos de jade o al menos de la serpentina, misma que fuera ampliamente utilizada en el México antiguo como piedra sustituta del jade y empleada con frecuencia con fines semejantes. Precisamente en este contexto es de señalar que tanto en relación con el uso de jades en China, pero en mayor medida aún en las culturas prehispánicas de Mesoamérica, para tallar objetos de tales materiales más bien raros y exóticos, además de los “jades verdaderos” (zhenyu en chino) de la jadeíta y la nefrita, se han empleado una serie de piedras simulantes con aspectos visuales parecidos, a modo de minerales o rocas sustitutas. Éstos incluyen algunos jades impuros o “semi-jades” como la cloromelanita o la diópsida, así como pseudosjades o “jades falsos”,29 que aparte de serpentinas abarcan minerales como la bowenita, albita, amonita, fuchsita, calcedonia, aventurina, cuarzos e incluso la turquesa. Por lo mismo, en relación con el uso de jades y una serie de otras piedras verdes se ha hecho referencia a la concepción antropológica más amplia de “jades sociales” o “jades culturales”, 30 bajo los cuales se engloban materiales con usos y significados culturales análogos. En particular en los pueblos mesoamericanos, el conjunto de las “piedras verdes” poseía un importante simbolismo relacionado con la renovación de la vegetación, el agua y la planta del maíz, por lo cual las piedras y rocas de dicha coloración se encontraban asociadas en primer lugar con la fertilidad agrícola y la vida,31 además de otros aspectos como la durabilidad, la 28

R. Jett, 1991, citado en Walburga Wiesheu, “¿Llegaron chinos a América en tiempos precolombinos? Ancestral interacción cultural en la Cuenca del Pacífico”, China y Mesoamérica. Confluencias culturales, México, El Caimán Alado, 2003, pp. 61-83. 29 Wen, Guang y Zhichun Jing, “A Geoarchaeological Study of Chinese Archaic Jades”, en Rosemary Scott (ed.), Chinese Jade, Londres, Percival Foundation of Chinese Art, 1997, pp. 105122. 30 Véase a Frederik W. Lange (ed.), Precolumbian Jade: New Geological and Cultural Interpretations, Salt Lake City, University of Utah Press, 1993. 31 Adrian Digby, Maya Jades, Londres, Museo Británico, 1964; Karl Taube, Olmec Art at Dumbarton Oaks, Washington, D.C., Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 2004; Karl Taube,“The Symbolism of Jade in Classic Maya Religion”, Ancient Mesoamerica, núm. 16, 2005, pp. 23-50.

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permanencia y lo eterno. 32 De acuerdo con Gutierre Tibón, 33 más allá de encarnar poderes soberanos, los jades eran piedras con vida y que daban vida; eran sustancias sacralizadas que representaban las fuerzas divinas y que a la vez conferían a un individuo una protección mágica y espiritual. Tales asociaciones simbólicas hasta cierto punto se encuentran compartidas en determinados momentos de la historia milenaria de China, a lo largo de la cual los usos y significados expresados en estas piedras consideradas las más bellas y preciosas, han cambiado acorde a las ideas predominantes de diferentes épocas culturales. Aparte de su conexión con prácticas chamánicas en lo que concierne a los periodos tempranos de esta industria lapidaria, en su posterior vinculación con creencias y prácticas del daoismo religioso, los jades estaban en especial vinculados con nociones acerca de la longevidad, la vida eterna y la inmortalidad. Gracias a sus efectos mágicos, no solamente se estilaba consumir polvos de jade34 e ingerir alimentos y bebidas en recipientes de este material de propiedades mágicas, sino puesto que se pensaba que el jade representaba una esencia vital que podía frenar la descomposición del cadáver, en prácticas funerarias en boga desde finales de las dinastías Zhou hasta las de Qin y Han, se confeccionaban una especie de velos con pequeñas piezas de jade que eran cosidas sobre telas y que a manera de máscara cubrían los rostros de los difuntos; estos “velos-máscara” evolucionaron a mortajas de jade que llegaron a envolver por completo el cuerpo de la persona fallecida.35 Además se colocaban amuletos de jade en los orificios del cuerpo de los difuntos para protegerlos contra los malos espíritus y evitar que escapara la esencia vital. 32

Valeria García Vierna, “Retratos de los antepasados: las máscaras de jade y su importancia entre las élites mayas”, en Fernando López Aguilar, Walburga Wiesheu y Patricia Fournier (coords.), Perspectivas de la Investigación Arqueológica III, México, PROMEP/CONACULTAINAH-ENAH, 2008, pp. 33-60. 33 Gutierre Tibón, op.cit. 34 Dado que se pensaba que el jade era un producto natural que podía conservar la energía vital, se volvían frecuentes fórmulas daoístas como: “Coma jade con regularidad y uno se convierte en inmortal”; Zhang Hua, 1974, citado en Ming Wilson, Londres, Victoria & Albert Museum, 2004, p.8. 35 De acuerdo con documentos históricos, el sistema ritual vigente durante la época Han estipulaba que los hilos de oro para coser las laminitas de las mortajas de jade –de los cuales solamente unos cuantos se han conservado por completo– eran reservados para el emperador, mientras que para los príncipes y nobles de alto rango se empleaban hilos o alambres de plata, y para los nobles de rango menor se debían utilizar hilos de cobre; véase al respecto a Maurizio Scarpari, op.cit.; ello por cierto no siempre corresponde con la evidencia arqueológica. Para tales usos funerarios y algunas imágenes, el lector puede consultar a Walburga Wiesheu y Xingcan Chen , ”El paso a la vida eterna. Usos del jade en las prácticas funerarias de las dinastías Zhou a Han en China”, en Patricia Fournier, Carlos Mondragón y Walburga Wiesheu (coords.), Ritos de paso. Arqueología y antropología de las religiones, vol. III, México, PROMEP/CONACULTAINAH-ENAH, 2009, pp. 81-101.

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Tales creencias y prácticas nos revelan concepciones semejantes relacionadas con el uso de máscaras y otras piezas funerarias en entierros de miembros de las clases gobernantes en China y Mesoamérica. En ambas civilizaciones se usaban tapones u obturadores para los orificios del cuerpo y se ponían otras piezas de jade en la boca, que simbolizaban la respiración y la vida. Al estudiar jades mayas, Adrian Digby opinó que esta práctica de colocar jades en la boca de los difuntos “puede verse como un pasaporte al Cielo, pero es más probable que el jade era considerado como poseyendo propiedades dadores de la vida, cuyo espíritu o esencia sería absorbida por el espíritu del difunto y le asegura su supervivencia espiritual continuada.”36 Mientras que en Mesoamérica por lo general se solía colocar una cuenta de jade sobre la lengua del difunto, en China se empleaban desde pequeños guijarros hasta objetos en forma de dragón, pero las piezas más favorecidas eran las talladas en forma de cigarras, que de acuerdo con Scarpari precisamente simbolizaban la continuidad de la existencia después de la muerte.37 Para tallar estas piedras duras y resistentes, en ambas civilizaciones del jade se prefirieron los materiales recolectados en forma de cantos rodados o bloques en los ríos, ya que aportaban el material más puro y duro, a la vez que se infundieron significativos valores adicionales a través de un arduo trabajo lapidario, mediante el cual se elaboraron objetos diversos destinados principalmente a un sector social privilegiado y cuyo uso estaba restringido mediante determinadas reglas suntuarias. El que los jades tallados en elaboradas piezas artísticas eran las piedras preciosas por excelencia de la elite, es válido tanto para culturas prehispánicas como la olmeca, maya, teotihuacana, zapoteca y azteca, como para la larga tradición lapidaria que se desarrolló en China. Alcanzando altos grados de maestría y de perfección técnica, en dichas culturas los jades constituían un importante medio en que asimismo se materializaban complejas nociones cosmológicas e intrincados simbolismos culturales, de modo que representaban un vital soporte material sobre el que a menudo se plasmaban complejos diseños e incluso inscripciones, para los cuales se requería del manejo de determinados conocimientos especiales relativos a la historia, la cosmovisión y la escritura, y que en las civilizaciones tempranas únicamente poseían individuos del propio sector de la elite. Es por ello que en la confección de tales objetos suntuosos, miembros de este sector se desempeñaban también como artesanos o al menos controlaban o intervenían en la etapa final de un complejo e intensivo proceso de la producción lapidaria, mismo que posiblemente adoptaba un carácter ritual tal como se ha 36 37

Adrian Digby, op.cit., p. 8. Maurizio Scarpari, op.cit.

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inferido tanto para China como para Mesoamérica.38 En el acto de la creación artesanal, en sofisticados objetos de jade se les podría haber implantado ritualmente un aliento sagrado o una respiración vital, tal como debe de haber ocurrido en la manufactura de hachas simbólicas y de máscaras en el caso maya.39 En sitios de esta cultura y con base en evidencias arqueológicas de investigaciones recientes, también se ha podido constatar que en residencias de la élite se llevaban a cabo trabajos artesanales diversos, y tal como relata el cronista Sahagún con respecto a la cultura azteca, el emperador mexica Moctezuma II instruyó bien a sus hijos que no se encontraban en la línea directa de sucesión al trono, a que aprendieron bien las habilidades artesanales.40 En las prominentes culturas antiguas del jade, en que estas nobles piedras suntuosas han constituido importantes marcadores del poder político y religioso y de patrones jerárquicos de la diferenciación social, ya desde tiempos formativos en el desarrollo de sus civilizaciones se empezó a trazar una valoración diferencial de acuerdo con la calidad del material, el tamaño, los colores, la composición de los objetos así como la especificidad de las mismas; tratándose de un material más bien escaso, no pocas piezas de jade fueron reutilizadas y retrabajadas, y determinados objetos fueron usados como medio para evaluar y jerarquizar a las personas y sus actividades sociales, a la par que se convirtieron en significativas posesiones inalienables guardadas o atesoradas como patrimonio en el seno de las familias reales y otros integrantes de la nobleza; su retención legitimaba el status de una persona o un grupo con respecto a un pasado ancestral.41 Tomando en cuento su historia como objeto mediante el cual se establecían determinadas relaciones sociales, y como material en sí resistente al uso y desgaste, el jade entonces también poseía una significativa connotación de potencial ancestral.42 Mas aparte de las excepcionales cualidades físicas propias de la materia prima, una serie de valores quedaron agregados en la manufactura de objetos singulares elaborados con mucho esmero y que encapsulaban significativos valores estéticos y morales así como códigos culturales distintivos, lo cual asimismo redundaba en un importante capital cultural y simbólico para quienes poseían tales objetos preciosos. Las características de los jades 38

Walburga Wiesheu, 2010, op.cit. De hecho, en sitios mayas como Guaytán y Cancuén, en que se han encontrado talleres de jade, se ha inferido un proceso de una producción segmentada, según la cual integrantes de la elite se encargaron de los acabos finales, sobre todo en aquellos casos en que éstos requerían del manejo de determinados conocimientos esotéricos y que estaban sujetos a una circulación restringida. 39 Karl Taube, op.cit., 2005; Valeria García Vierna, op.cit. 40 Bernardino de Sahagún, op.cit. 41 Richard Lesure, op.cit. Según Lesure (Ibid.) ya para el Formativo Medio en Mesoamérica se encontraban establecidas tales gradaciones de valor diferenciales en los objetos de jade. 42 Karl Taube, 2012, op.cit.

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constituyeron así metáforas idóneas para expresar ideales culturales que llegaron a connotar valores centrales considerados esenciales en sus brillantes civilizaciones. Ello trasciende tanto en lo referido a las piedras verdes en las fuentes etnohistóricas del ámbito mesoamericano como en documentos históricos de la China antigua. En esta cultura asiática oriental y acorde a valores confucianos, las cualidades del jade encarnaban un conjunto de ideas asociadas al poder y la autoridad, a la vez que se convirtieron en parangón de las virtudes humanas vinculadas a una cultura de elite y las cuales una “persona noble” (junzi) debía cultivar. El hecho de portar pendientes de jade se entendió como señal de una persona honesta y recta, y encarnaba la conducta moral de un “caballero”, comparando las virtudes con las cualidades de una gema.43 En el diccionario más antiguo de China, el Shuowen wenzi, que data de la dinastía Han, se describe el jade de la siguiente manera: El jade es la más bella de las piedras. Está dotado de las cinco virtudes. Benevolencia es su lustre, transparente pero cálido. La rectitud es su translucidez; revelando el color y sus matices. Sabiduría es su pura y penetrante nota cuando es golpeado. Es valentía, ya que puede ser roto pero no se doblega. Equidad son sus ángulos filosos pero que no hieren a nadie.

Los jades se prestaban así para connotar, entre otros, la belleza, la valentía, la rectitud, la sabiduría, la constancia, la pureza, la dignidad social y la trascendencia; sus extraordinarias cualidades representaban atributos de una conducta esperada de personas con posiciones del poder y el prestigio social. Como materiales atractivos para confeccionar exquisitos objetos de valor, los jades servían de instrumentos críticos para distinguir a la gente noble de los demás miembros de sociedades altamente estratificadas y para plasmar sobre estas piezas preciosas una intrincada iconografía asociada a los poderes terrenales y celestiales. 43

Dado que encarnaba virtudes de un “caballero” o “persona noble”, se proclamaba que: “Un caballero (“gentleman”, traducido en muchos textos confucianos como “hombre superior”) siempre debe llevar un pendiente de jade”, o “El jade es la necesidad de un caballero”, citado en Ming Yu, op.cit., p.27. Cabe agregar que aprovechando las cualidades acústicas de los jades, el tintineo de estas piedras obligaba a los nobles o funcionarios chinos que portaban los pendientes caminar con dignidad y cierta gracia. De manera semejante, el sonido metálico que emiten los jades pulidos debe haber sido un efecto buscado en las hachuelas celtiformes que colgaban de los cinturones, también confeccionados de jade, de los mandatarios mayas; véase al respecto a Karl Taube, 2012, op.cit.

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Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica

Empleando entre otras técnicas lapidarias, la percusión, el desgaste, el corte, la perforación, el pulimento, el bruñido y el esgrafiado, desde olmecas hasta aztecas y a lo largo de los diferentes períodos de la historia china, se confeccionaron así una gran variedad de objetos en estos materiales escasos pero muy valorados, tanto para fines utilitarios pero de manera predominante para un consumo suntuario y conspicuo, como aquel que se plasma en objetos ornamentales, decorativos, rituales y funerarios que encontramos en las numerosas piezas de jades que nos legaron las civilizaciones antiguas del jade de China y Mesoamérica. Una pequeña muestra de la variedad de formas y algunos de los complejos simbolismos de objetos tallados en este material tan apreciado se pudo admirar el año pasado (2012) cuando por primera vez se reunieron piezas de estas dos más importantes tradiciones lapidarias del jade en el mundo, en una exposición que primero se realizó en el Museo de Antropología e Historia del Instituto Nacional de Antropología e Historia en México, y después en el Museo Palacio de la Ciudad Prohibida en Beijing, China. Fuentes Chang, Chenping, Yuchu Kunlun (Yacimientos de jade de Kunlun), Beijing, Zhonghua Shudian, 2008. Digby, Adrian, Maya Jades, Londres, Museo Británico, 1964. García Vierna, Valeria, “Retratos de los antepasados: las máscaras de jade y su importancia entre las élites mayas”, en Fernando López Aguilar, Walburga Wiesheu y Patricia Fournier (coords.), Perspectivas de la Investigación Arqueológica III, México, PROMEP/CONACULTA-INAH-ENAH, 2008. Hansford, Howard, Chinese Carved Jades, London, Faber y Faber., 1986 Keverne, Roger (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995. Lange, Frederick W. (ed.), Precolumbian Jade: New Geological and Cultural Interpretations, Salt Lake City, University of Utah Press, 1993. Lesure, Richard, “On the genesis of value in early hierarchical societies”, en J. Robb (ed.), Material Symbols: Culture and Economy in Prehistory, Universidad de Illinois del Sur, Occasional Papers 26, Carbendale, Centro de Investigaciones Arqueológicas, 1999. ———, “Shared Art Style and Long Distance Contact in Early Mesoamerica”, en Julia A. Hendon y Rosemary A. Joyce (eds.), Mesoamerican Archaeology, Malden, Oxford y Victoria, Blackwell Publishing, 2004. Middleton, Andrew y Ian Freestone, “The mineralogy and occurrence of jade”, en Jessica Rawson, Chinese jade from to the Neolithic to the Qing, Anexo, Londres, British Museum, 1995.

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LA INFLUENCIA DE LA PORCELANA ORIENTAL EN LA MAYÓLICA NOVOHISPANA: SU VALOR SIMBÓLICO Y SU PAPEL EN LA CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD

Karime Castillo Cárdenas University College London, U.K.

La cerámica jugó un papel importante en la vida cotidiana de la Nueva España que fue más allá de su funcionalidad o de su valor económico; también tenía un valor simbólico determinado culturalmente que se le atribuyó, ya fuera para enfatizar el estatus y la posición social de quienes la utilizaban, o para objetivar la identidad. Este valor simbólico se ve reflejado en los contextos de uso, intercambio y consumo. La elite novohispana utilizó los bienes importados de Asia y Europa como marcadores culturales y símbolos que los distinguían del resto de la población. Esto fomentó la producción de formas y estilos que emulaban las finas lozas a las que solamente la élite tenía acceso. El presente texto pretende explorar la manera en que la porcelana oriental, como bien de prestigio y marcador de estatus e identidad en la sociedad colonial, influyó en la producción de lozas novohispanas. La porcelana china en México Algunas décadas después de la Conquista, empezaron a funcionar talleres en la Ciudad de México que producían copias de cerámica española vidriada con estaño y plomo.1 Estos talleres buscaban satisfacer la demanda de loza por parte de los colonos y sus descendientes, quienes trataban de mantener los usos y costumbres de su tierra natal.2 Para finales del siglo XVI, una segunda industria cerámica 1

Florence Lister, C., “Foreword”, en Robin Farwell Gavin, Donna Pierce y Alfonso Pleguezuelo (eds.), Cerámica y Cultura: The Story of Spanish and Mexican Mayólica, pp. XVII-XXIII, Albuquerque University of New Mexico Press, 2003, p. XXII. 2 James Blackman, M., Patricia Fournier y Ronald L. Bishop, “Complejidad e interacción social en el México colonial: Identidad, producción, intercambio y consumo de lozas de tradición ibérica



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había surgido en Puebla. 3 Pero la mayólica novohispana no siguió con total fidelidad los modelos españoles, sino que comenzó a mostrar una estética propia producto de múltiples influencias estilísticas y su combinación con elementos locales.4 Sin duda, una de las influencias más importantes en la mayólica virreinal fue la porcelana china. Como es bien sabido, desde 1573 y hasta principios del siglo XIX el Galeón de Manila arribó a la Nueva España cargado de mercancías asiáticas.5 Los bienes adquiridos a través del comercio directo con Filipinas se enviaban a Acapulco, de donde partían a Veracruz, para después mandarlos hacia Sevilla u otras colonias del Caribe. Durante el trayecto por México, muchos de estos productos, entre los cuales estaba la porcelana, eran adquiridas por la burguesía novohispana.6 La porcelana azul y blanco fue la que más se importó durante el Virreinato, incluyendo la de los últimos reinos de la Dinastía Ming, en particular el de WanLi (1573-1620), la del llamado periodo de transición (1620-83) y la de la primera mitad de la Dinastía Ching, que corresponde al reinado de K’ang-hsi (16661722).7 La porcelana que llegaba a la Nueva España provenía de los hornos de Jingdezhen así como de las provincias de Zhejiang, Fujian y Guangdong. Las dos últimas se convirtieron en importantes centros manufactureros de porcelana exportación.8 Un tipo de porcelana azul y blanca que pareció alcanzar un amplio mercado en la Nueva España fue la que se conoce como Swatow, producida a finales de la con base en análisis de activación neutrónica”, Cuicuilco 36: 203-222, 2006, p. 8. Gonzalbo, Pilar, “De la penuria y el lujo en la Nueva España: siglos XVI-XVIII”, Revista de Indias, LVI (206): 4976, 1996, p. 69. 3 Francisco, Pérez de Salazar, “Talavera de Puebla”, en María Antonia Casanovas (coord.), Talaveras de Puebla: Cerámica Colonial Mexicana Siglos XVII a XXI, pp. 54-61, Barcelona, Madrid, México, Museu de Cerámica de Barcelona/Lunwerg Editores, 2007, p. 55. 4 Robin F., Gavin, “Introduction”, en Robin Farwell Gavin, Donna Pierce y Alfonso Pleguezuelo (eds.), Cerámica y Cultura: The Story of Spanish and Mexican Mayólica, pp. 1-23, Albuquerque, University of New Mexico Press, 2003, p. 9. 5 María, Bonta de la Pezuela, Porcelana china de exportación para el mercado novohispano: la colección del Museo Nacional del Virreinato. México, UNAM-IIE, México, 2008, p. 11. 6 John Carswell, , Blue and White: Chinese Porcelain around the World. Chicago, Art Media Resources, 2000, p. 142. Connors McQuade, Margaret, Talavera Poblana: four centuries of a Mexican ceramic tradition, Nueva York, Americas Society Art Gallery, The Hispanic Society of America y Museo Amparo, 1999, p. 91. Robin F. Gavin, op. cit., p. 9. 7 Patricia, Fournier, Evidencias arqueológicas de la importación de cerámica en México con base en los materiales del Ex-convento de San Jerónimo, Colección Científica 213, Serie Arqueológica, México, INAH, 1990, p. 269. Lister, Florence y Robert Lister, Maiolica Olé: Spanish and Mexican Decorative Traditions, Santa Fe, Museum of New Mexico Press, 2001, p. 83. 8 George, Kuwayama, Chinese Ceramics in Colonial Mexico, Los Angeles County Museum of Art, University of Hawaii Press, 1997, p. 15.

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dinastía Ming y bajo la dinastía Ching.9 Su nombre deriva de Shantou, un puerto en la provincia de Guangdong de donde se embarcaba esta cerámica para su exportación.10 Era fabricada en la provincia de Fujian, y su calidad era más rústica que la porcelana producida en los hornos imperiales, por lo que se conseguía a menor costo. Las piezas tenían paredes gruesas, arena adherida a las bases, y estaban decoradas con paisajes, barcas, dragones, aves fénix, venados y animales acuáticos.11 De la dinastía Ming tardía, la mayoría de la porcelana que se exportó fue aquella conocida como Kraak, un tipo de porcelana azul y blanco de calidad variable y con diseños innovadores. Éste fue el tipo preferido por los comerciantes portugueses y holandeses y se manufacturaba en hornos privados de Jingdzhen. En general comprende piezas ligeras con una fina capa de vidriado. Entre sus elementos decorativos destacan la división por paneles, elementos de flora y fauna y los paisajes.12 A la porcelana producida entre 1620 y 1680, época transicional entre las dinastías Ming y Ching, se le conoce como porcelana de transición.13 Aunque muchos de los diseños del periodo anterior continuaron siendo populares, se trató de un periodo de mucha innovación caracterizado por el florecimiento de la producción provincial.14 Durante la dinastía Ching, bajo el reinado de K’ang-hsi (1662-1722), se alcanzó un alto grado de calidad en el color azul y la porcelana se decoró frecuentemente con paisajes utilizando diferentes gradaciones de dicho color.15 También se fabricaron series policromas para el mercado de exportación decoradas con esmaltes de colores que se conocen como “familias”, según el predominio de determinado color, e incluyen las familias negra, rosa y verde. Además, se produjeron porcelanas cuya decoración imitaba el estilo Imari japonés. 16 Durante el siglo XVIII se realizaron también numerosos pedidos de 9

Leonor, Cortina, “La cerámica: usos e influencias”, en Karina Simpson (coord.), La cerámica en la ciudad de México (1325-1917), pp. 64-95, Museo de la Ciudad de México y Departamento del Distrito Federal, 1997, p. 71. 10 Thomas V. Litzenburg, y Ann T. Bailey, Chinese Export Porcelain in the Reeves Center Collection at Washington and Lee University, Londres, Third Millennium Pub., 2003, p. 19. 11 Cécile Beurdeley, y Michel Beurdeley, A Connoisseur’s Guide to Chinese Ceramics, Nueva York, Leon Amiel Publisher, 1974, p. 202. Cooper, Emmanuel, A History of World Pottery, Randor, Chilton Trade Book Publishing,1988, p. 56. 12 George, Kuwayama, op. cit., p. 17. 13 Patricia Fournier, op. cit., p. 106. Macintosh, Duncan, Chinese Blue and White Porcelain, Londres, David & Charles-Newton Abbot, 1977, p. 64. 14 Cecile Beurdeley y Michael Beurdeley, op. cit., p. 209. 15 Ibid., p. 226. Duncan Macintosh, op. cit., p. 60. 16 Emmanuel Cooper, op. cit, p. 55. Patricia Fournier, op. cit., 201.

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porcelana heráldica, que llevaba escudos de armas, motivos históricos, o emblemas religiosos.17 Evidencia de la importación de porcelana china a la Nueva España puede encontrarse entre los materiales que se recuperan en las excavaciones arqueológicas que se han realizado en el Centro Histórico y otras zonas de la ciudad de México.18 La influencia de la porcelana china en las lozas novohispanas La porcelana china que llegaba en los galeones de Manila fue un modelo para los loceros novohispanos, en especial para los de Puebla. 19 Su influencia en la mayólica novohispana se puede apreciar en la aparición de formas y formatos chinos, en la preponderancia de los colores azul y blanco, y en la abundancia de motivos orientales.20 De los diferentes tipos de mayólica producidos en Nueva España, el que mejor refleja la influencia de la porcelana china es el llamado Puebla Azul sobre Blanco, cuya cronología abarca de 1700 a 1850 21 y cuya decoración incluye motivos chinescos. Estas influencias fueron preponderantes en el siglo XVII tardío y durante el siglo XVIII. Fue tal el impacto que causó la porcelana oriental que en las ordenanzas de loceros de Puebla se estableció que la loza de grado más fino debía elaborarse imitando a la loza de China.22 Algunas de las formas presentes en la mayólica que reflejan la influencia de la porcelana oriental son el tazón con base anular, el pozuelo o pocillo, el tibor y 17

Patricia Fournier, op.cit., p. 159. Octavio, Corona Paredes, Cuauhtémoc Domínguez Pérez, Adriana Maldonado Servín y Gabriel Mora Cabrera, Rescate Av. Juárez No. 70, Colonia Centro, DF, Informe técnico final inédito, México, DSA-INAH, 2000. Patricia Fournier, op. cit. González Rul, Francisco, “La cerámica postclásica y colonial en algunos lugares de la ciudad de México y el area metropolitana”, en Mari Carmen Serra y Carlos Navarrete (eds.), Ensayos de alfarería prehispánica e histórica de Mesoamérica: Homenaje a Eduardo Noguera Auza, pp. 387-415, México, UNAM-IIA, 1988. Terreros, Eladio y Rocío Morales, “Mayólica poblana azul sobre blanco, con diseños de porcelana tipo Kraak”, Bulletin of Archaeology, The University of Kanazawa, 32: 51-56, 2011, en http://hdl.handle.net/2297/27286. 19 Robin Gavin, op. cit., p. 9. 20 Leonor Cortina, op. cit., p. 71. Ruiz Gutiérrez, Ana, “Influencias artísticas en las artes decorativas novohispanas”, en Pedro San Ginés Aguilar (ed.), Cruce de miradas: relaciones e intercambios, pp. 333-344, Granada, Editorial Universidad de Granada, 2010, p. 336. 21 Kathleen, Deagan, Artifacts of the Spanish Colonies of Florida and the Caribbean, 1500 – 1800, Washington D.C., Smithsonian Institution Press, 1987: 29. Goggin, John M., Spanish Mayólica in the New World, New Haven, Yale University Press, 1968: 194. Müller, Florencia, Estudio de la cerámica hispánica y moderna de Tlaxcala-Puebla, Colección Científica 103, México, INAH, 1981, pp. 10, 24. 22 Enrique A. Cervantes, Loza blanca y azulejo de Puebla, Tomo Primero, México, 1939, p. 29. 18

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La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana: su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad

las botellas con forma de pera.23 En Nueva España no hubo interés por reproducir la pasta blanca de la porcelana como ocurrió en Europa, aún así, la porcelana motivó a los alfareros a producir vasijas con paredes más delgadas y a mejorar el vidriado mediante el incremento de estaño.24 Pero, sin duda, es en la decoración azul sobre blanco donde la influencia de la porcelana oriental es más evidente. Aunque los alfareros novohispanos apreciaron intensamente las cualidades formales y decorativas de la porcelana china, no conocían el simbolismo y el contexto cultural de los elementos orientales, de manera que al decorar las piezas incorporaron en su vocabulario estilístico motivos abstraídos de una gran variedad de fuentes y los aplicaron de manera indiscriminada en sus lozas.25 Entre los motivos orientales que fueron copiados y adaptados en la loza novohispana se encuentran los siguientes: 





División por paneles: composicionalmente, la división de los diseños mediante paneles, así como las líneas o bandas diametrales en el cuerpo de los platos de mayólica es influencia de la porcelana azul sobre blanco Ming y Ching.26 Ave fénix: símbolo de la inmortalidad en Oriente, al ser plasmado en la mayólica novohispana se omitieron los profusos detalles de la representación china. Cabe señalar que la convención de representar un ave en pleno vuelo es de procedencia oriental.27 Barda y roca: estos elementos forman parte de la decoración que remite a paisajes orientales en la porcelana. 28 En el caso de la mayólica, los motivos originales son reducidos a amplias siluetas de color y las rocas son transformadas en una especie de grandes girasoles.29

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George Kuwayama, op. cit., p. 25. Slack, Edward R., “Orientalizing New Spain: Perspectives on Asian Influence in Colonial Mexico”, México y la Cuenca del Pacífico, 15 (43): 97-127, 2012, p. 121. 24 Farzaneh Pirouz-Moussavi, Fortunes and Circumstances: An Examination of the Talavera Industry of Puebla, Tesis de doctorado inédita, St. Antony’s College, Trinity, University of Oxford, 2009: 143. 25 George Kuwayama, op. cit., p. 25. 26 Patricia, Fournier, La cerámica de la Ciudad de México: El caso de las colecciones de Mayólica del Templo Mayor de la Gran Tenochtitlan, Informe inédito, Archivo de la Comisión de Año Sabático del INAH, México, 2001: 55. 27 Florence, Lister y Robert Lister, op. cit., pp. 92, 103. 28 Idem. 29 Gustavo, Curiel, “El ajuar domestico del tornaviaje”, en Elisa Vargaslugo (coord.), México en el Mundo de las Colecciones de Arte, vol. 3, no. 1: Nueva España, pp. 157-210, México, UNAM/CONACULTA/SRE, México,1994, p. 207. Cortina, Leonor, “Polvos Azules de Oriente”, Artes de México 3: 46-55, 2002, p. 54.

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 

 

Venado: símbolo de longevidad y prosperidad, en la porcelana china suele aparecer en pareja,30 pero en el caso de la mayólica es común encontrar uno sólo, lo cual es un ejemplo de la abstracción de motivos y su uso de manera indistinta. Lo que si se imitó fue su colocación en medio de un denso follaje, lo cual también ocurre con otros animales en la porcelana oriental.31 Ave sobre roca: aunque las aves eran elementos frecuentes en la cerámica española que llegó a la Nueva España, la combinación de ave sobre roca es de procedencia china.32 Al copiar este motivo en las pieza de mayólica, la roca solía convertirse en una forma sumamente simplificada. Contorno de nube: este recurso composicional, típico de la porcelana china, 33 fue adoptado con entusiasmo por los loceros novohispanos. Mientras que en los tibores chinos aparece en los hombros de los tibores, en la mayólica se usó de diversas maneras, con proporciones desmesuradas, como medallón alargado o combinado con otros motivos.34 Árbol que crece sobre roca: de este motivo chino llegan a encontrarse ejemplares novohispanos en donde se sustituyó el árbol por un nopal.35 Aves acuáticas: En la porcelana Ming, la grulla es un símbolo taoísta de longevidad y suele aparecer posando sobre rocas o ramas de pino.36 Como sucede con otros animales, las aves acuáticas fueron copiadas en la mayólica de forma simplificada y los detalles fueron omitidos. Además hay ejemplares en los que aparece posada sobre un nopal.37 Criadillos chinos: los personajes orientales eran señalados como tales al llevar coleta o trenza o por llevar parasol. También se copió el tema de niños jugando, muy popular en la porcelana.38 Flores: la copia de flores como el crisantemo y de otras plantas y elementos fitomorfos no se hizo de manera exacta. La representación de plantas en la porcelana china solía ser muy precisa y se pueden identificar decenas de plantas específicas. Este no fue el caso en la mayólica

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Teresa, Canepa, “Kraak Porcelain: the rise of global trade in the late 16th and early 17th centuries”, en Luísa Vinhais y Jorge Welsh (eds.), Kraak Porcelain, pp. 17-64, Londres, Jorge Welsh Books, 2008, p. 22. 31 Gustavo Curiel, op. cit., p. 207. Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 98. 32 Florence Lister y Robert Lister, op. cit. p. 92. 33 Duncan Macintosh, op. cit., p. 133. 34 Leonor Cortina, “Polvos Azules…”, op. cit., p. 54. 35 Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 111. 36 Margaret Connors, op. cit., p. 92. 37 Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 110. 38 Leonor Cortina, “Polvos Azules…”, op. cit., p. 54. Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 92.

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La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana: su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad





novohispana, pues su objetivo no era representar plantas que fueran identificables.39 Pagodas: en algunos casos las pagodas representadas en la mayólica conservan un toque oriental, pero muchas veces adoptaron un aire más europeo o fueron reducidas a dos líneas verticales con una V invertida o una línea diagonal a manera de techo.40

Además de estos motivos se incluyeron otros como los duraznos, los tableros de pétalos de flor de loto, los bordes ju-i, las redecillas, las olas de mar, además de adaptaciones de símbolos budistas y taoístas, entre otros elementos. 41 En la mayoría de los casos, los motivos orientales no se copiaron con exactitud, sino que fueron adaptados y simplificados en la mayólica novohispana. Muchos de los elementos fueron sacados de contexto y aplicados indistintamente, mientras que la flora y la fauna fue representada de forma ambigua.42 También fue frecuente la mezcla de motivos europeos mezclados con elementos orientales, como por ejemplo, la colocación de personajes vestidos a la usanza europea en paisajes llenos de detalles orientales. Cabe mencionar que los loceros coloniales también retomaron los diseños chinescos recreados en las lozas europeas, lo cual se sumó a las adaptaciones novohispanas.43 Los temas orientales fueron reinterpretados por los loceros novohispanos en un lenguaje decorativo propio donde se mezclaron con la herencia española, morisca, europea y local, integrándose de tal manera que permanecieron en boga hasta las primeras décadas del siglo XIX.44 Valor simbólico e identidad Considerando la notable influencia que la porcelana china tuvo en la loza virreinal, vale la pena preguntarse porqué tuvo tal impacto. Es un hecho que cuestiones como la moda del momento y la competencia que este nuevo tipo de loza 39

Florence Lister y Robert Lister, op. cit., pp. 97, 111. Ibid., p. 115. 41 Leonor Cortina, “Polvos Azules…”, op. cit. Patricia Fournier, Evidencias arqueológicas de la importación…op. cit. Francisco Pérez de Salazar, op. cit. Ana Ruiz Gutiérrez, op. cit. Terreros, Eladio, “Motivos simbólicos representados en la porcelana oriental, siglos XVI y XVII. Centro Histórico de la Ciudad de México”, Boletín del Gabinete de Arqueología, 9 (9), 2012, versión electrónica consultada el 17 de marzo de 2013: http://www.ohch.cu/articulos/motivos-simbolicosrepresentados-en-la-porcelana-oriental-siglos-xvi-y-xvii.-centro-historico-de-la-ciudad-de-mexico. Eladio Terreros y Rocío Morales, op. cit. 42 Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 97. 43 Leonor Cortina, “Polvos Azules…”, op. cit., p. 53. Ana Ruiz Gutiérrez, op. cit., p. 336. 44 Leonor Cortina, “La cerámica…”, op. cit., p. 84. Gustavo Curiel, op. cit., p. 207. Francisco Pérez de Salazar, op. cit. pp. 56-57. 40

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significó para la producción alfarera novohispana fueron factores importantes,45 pero la porcelana también tenía un valor simbólico que se le designó para objetivar o resaltar aspectos de la identidad. Los bienes de consumo tienen una dimensión material, el valor de uso, y una dimensión simbólica o cultural, el valor simbólico. Una vez que los bienes de consumo han pasado por el proceso de mercado y entran en el ámbito de la vida cotidiana, son utilizados por las personas no sólo en relación a la función para la cual fueron creados, sino también para mediar las relaciones sociales y para reproducir el orden social existente. 46 Así, los artefactos pueden actuar como dispositivos que dan forma y representan a los individuos y a los roles sociales que éstos desempeñan y representan, conformando, de esta forma, un sistema de referentes mediante los cuales la gente construye su identidad.47 El término identidad se refiere a las diferentes maneras en que individuos y grupos se distinguen en sus relaciones sociales y opera por dos mecanismos: lo que nos asemeja y lo que nos distingue. Durante el proceso de construcción de identidad, algunos aspectos de la cultura material desempeñan un papel importante en la significación consciente de ésta y en la negociación de sus relaciones. 48 Cada persona tiene diversas identidades sociales que están en constante negociación y que organizan sus relaciones sociales. Una de éstas es el estatus, término que se refiere a la posición que ocupa una persona o grupo vis-àvis otra persona o grupo en una situación social.49 Al funcionar como marcadores de identidad y status, o como parte de un sistema de reproducción social, los bienes de consumo separan visiblemente al mundo social en categorías de personas, denotando su posición con un significado que habla de su estilo de vida.50 Esta demostración de significados constituye un medio de comunicación entre las clases sociales definidas en función de niveles de prestigio, privilegios y poder.51 45

María Bonta de la Pezuela, op. cit., p. 11. Farzaneh Pirouz-Moussavi, op. cit., p. 143. Martyn, J. Lee, , Consumer Culture Reborn, Nueva York, Routledge, 1993, pp. 17, 26. 47 Ian Hodder, Reading the Past: Current Approaches to Interpretation in Archaeology, Nueva York, Cambridge University Press, 1986, p. 6. “Knowledges”, en Preucel, Robert W. y Lynn Meskell (eds.), A Companion to Social Archaeology, pp. 3-22, Malden, Blackwell Publishing, 2004, p. 15. 48 Mach, Zdzislaw, Symbols, Conflict, and Identity, Albany, State University of New York Press, 1993, pp. 5-6. 49 Joseph B., Aceves, Identity, Survival and Change, Morristown, General Learning Press, 1974, p. 69. 50 Arnold J., Bauer, Goods, Power, History, Nueva York, Cambridge University Press, 2001, p. 35. 51 James M. Blackman, Patricia Fournier y Ronald L. Bishop, “Complejidad e interacción social…”, op. cit., p. 3. 46

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La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana: su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad

Ya fueran construidas o inventadas, las categorías étnicas fueron muy importantes en la sociedad colonial y tuvieron un efecto poderoso a nivel legal y social. Las categorías como criollo, mestizo o indio, que en aquella época denotaban la “calidad” de las personas, conferían privilegios o desventajas.52 Estas categorías conformaron el sistema de castas, que englobaba a todas las mezclas que no cabían dentro de la clasificación primaria de españoles, indios y negros. 53 El concepto de “calidad” en la sociedad novohispana se utilizaba para diferenciar, definir y ordenar a la diversidad de la población colonial. Se trataba de un concepto asociado no sólo con los atributos físicos de una persona, sino también con características sociales, económicas y morales.54 Ya fueran construidas o inventadas, las categorías étnicas fueron muy importantes en la sociedad colonial y tuvieron un efecto poderoso a nivel legal y social. Las categorías como criollo, mestizo o indio, que en aquella época denotaban la “calidad” de las personas, conferían privilegios o desventajas. 55 Estas categorías conformaron el sistema de castas, el cual englobaba a todas las mezclas que no cabían dentro de la clasificación primaria de españoles, indios y negros.56 En el orden colonial no había lugar para pretensiones igualitarias; la élite debía identificarse inequívocamente como tal, mientras que las castas habían de mostrar su condición de vasallos sumisos, es por esto que el lujo, la ostentación y la opulencia fueron una necesidad social y no simple vanidad.57 La elite novohispana, constituida principalmente por españoles peninsulares y criollos, no escatimó esfuerzos para demostrar su riqueza. Sus miembros manifestaban sus atributos de honor, prestigio y riqueza por medio de objetos, atuendos, hábitos, y costumbres que los distinguieron del resto, y los convirtieron en modelos de imitación social. Para los nobles era necesario comportarse de acuerdo con el rango para no perder el respeto de la sociedad y requerían de elementos que hicieran evidente la diferencia de calidad de quienes alardeaban superioridad.58 Este comportamiento estaba regulado por normas cortesanas en las que la apariencia y el aparato de representación pública eran lo más importante.59 52

Arnold J. Bauer, op. cit., p. 84. Magali M., Carrera, Imagining Identity in New Spain, Austin, University of Texas Press, 2003, p. 36. 54 Ibid., p. 6. Antonio, Rubial, “Nueva España: imágenes de una identidad unificada”, en Enrique Florescano (coord.), Espejo Mexicano, pp. 72-115, México, FCE, 2002, p. 109. 55 Arnold Bauer, op. cit., p. 84. 56 Magali Carrera, op. cit., p. 36. 57 Pilar, Gonzalbo, “De la penuria y el lujo en la Nueva España: siglos XVI-XVIII”, Revista de Indias, LVI (206): 49-76, 1996, p. 51. 58 Ibid., p. 57. Verónica, Zárate Toscazo, “Los privilegios del nombre: Los nobles novohispanos a finales de la época colonial”, en Pilar Gonzalbo (coord.), El siglo XVIII: Entre tradición y cambio, 53

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Las castas asimilaron las exigencias de representación de la sociedad cortesana criolla y las utilizaron para “blanquearse”, imitando sus maneras con el fin de ascender en la escala social y tener acceso a los privilegios de éstos.60 Como dice Curiel, en esta carrera ascendente los bienes de carácter suntuario fueron decisivos.61 Además, la cultura material pudo funcionar como un puente entre la realidad de los individuos y los ideales que pretendían alcanzar. Cuando se adquieren objetos excepcionales o bienes de prestigio, se crea la ilusión de que se está alcanzando el ideal y refuerza la premisa de que el ideal es factible.62 La porcelana china como bien de prestigio en la Nueva España Los bienes de prestigio son artículos valorados y poco comunes que funcionan como marcadores de estatus. Son importantes en los procesos de producción y reproducción social ya que al ser exhibidos legitiman los derechos de sus poseedores. El significado conductual de un bien de prestigio se deriva en parte de la forma en que es utilizado por las personas al tratar de conseguir ciertos objetivos, como pueden ser la adquisición o legitimación de poder.63 Los miembros de la elite novohispana cifraron parte de su poder económico y prestigio social en una vasta serie de bienes de carácter suntuario que incluían los bienes importados de Asia y Europa y los objetos de plata, los cuales utilizaron como símbolos que los distinguían del resto de la población.64 Tanto las vajillas de plata como la porcelana china y el cristal, al ser productos caros y poco accesibles, constituyeron bienes de prestigio utilizados por los estratos más altos de la sociedad de la época. Para los grupos menos favorecidos, en su afán por emular las prácticas de consumo de la élite, lo más cercano a la porcelana que podían adquirir era la mayólica más fina, que imitaba sus formas y diseños.65 pp. 325-356. Historia de la vida cotidiana en México, Tomo III, México, El Colegio de México/FCE, 2005, p. 325. 59 Antonio Rubial, op. cit., pp. 72-73. 60 Magali Carrera, op. cit., p. 43. Antonio Rubial, op. cit., p. 109. 61 Gustavo, Curiel, “El efímero caudal de una joven noble: Inventario y aprecio de los bienes de la marquesa Doña Tersa Francisca María de Guadalupe Retes Paz Vera (Ciudad de México, 1695)”, Anales del Museo de América 8: 65-101, 2000, p. 101. 62 James G., Gibb, The Archaeology of Wealth, Nueva York, Plenum Press, 1996, p. 25. 63 Edward M. Schortman, y Patricia A. Urban, “Actions at a Distance, Impacts at Home: Prestige Good Theory and a Pre-Columbian Polity in Southeastern Mesoamerica”, en Peter N. Peregrine y Gary M. Feinman (eds.), Pre-Columbian World Systems, pp. 97-114, Monographs in World Archaeology No. 26, Madison, Prehistory Press, 1996, pp. 98-99. 64 Arnold Bauer, op. cit., p. 81. Gustavo Curiel, “El efímero caudal de una joven…”, op. cit., p. 101. 65 Gonzalo, López Cervantes, Cerámica Mexicana. México, Editorial Everest Mexicana, 1983, p. 77.

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La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana: su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad

Parte de la importancia atribuida a la cerámica dependía de la relativa abundancia de objetos similares hechos con otros materiales como metal, cristal o porcelana. Desde este punto de vista, es importante tener una noción de los precios y costos de producción de otros productos.66 Con base en recibos de bienes de dote, consultados en el Archivo de Notarías de la Ciudad de México, así como en avalúos de bienes embargados y testamentarios consultados en el Archivo General de la Nación, todos correspondientes al siglo XVIII, se pueden hacer comparaciones entre los precios de los diferentes tipos de lozas novohispanas que reflejan la diferencia en accesibilidad que representaba cada tipo de loza. Por ejemplo: media docena de tazas calderas de plata costaban 42 pesos, 1 real y medio;67 si eran de cristal, valían 7 pesos 4 reales;68 si eran de loza de china o porcelana, el precio era de 1 peso 4 reales;69 si se trataba de loza de Puebla tenían un costo de 2 reales;70 y si eran de loza vidriada (cocos amarillos) se vendían a un real y medio.71 En la Tabla 1 se presentan los precios por docena de otros artículos de acuerdo al tipo de loza, que pueden compararse con otros bienes de prestigio como la plata y el cristal.

Plata

Cristal 4 reales

Plato Plato chico

5.5 - 14.3 pesos

Porcelana china

Mayólica

2.5 - 10 reales

0.16 - 3 reales

2 - 8 reales

0.16 - 0.2 reales

Vidriada

66

Pleguezuelo, Alfonso, “Ceramics, Business, and Economy”, en Robin Farwell Gavin, Donna Pierce y Alfonso Pleguezuelo (eds.), Cerámica y Cultura: The Story of Spanish and Mexican Mayólica, pp. 103-121, Albuquerque, University of New Mexico Press, 2003, p. 105. 67 AGN, Civil, Vol. 184, Exp. 11, No. 7, f. 85. 68 AGN, Civil, Vol. 184, Exp. 11, f. 90. 69 AGN, Civil, Vol. 778, Exp. 4, f. 8. 70 Enrique Cervantes, op. cit., p. 314. 71 Enrique Cervantes, Loza blanca y azulejo de Puebla, Tomo Segundo, México, 1939, p. 261.

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Platón

45.6 - 66.6 pesos

3 reales - 6 pesos 6 reales

Taza

2 - 8 reales

Tazón

7 pesos

1.25 pesos

Pozuelo o vaso

4.1 pesos

1 real - 2 pesos

Conservera

29.8 pesos

6 reales - 4 pesos

Mancerina

17.5 - 22.6 pesos

Jarro

10 - 18 pesos

Pichel

15. 4 - 22 pesos

Salero

26.7 pesos

0.75 - 7.5 reales 1.5 reales - 2 pesos 1 real72 2 reales - 4 pesos 11 reales

6 reales - 4 pesos 2.5 reales - 1 peso

4 - 8 reales 0.08 - 0.74 reales 0.3 real - 1.6 pesos

0.25 - 0.3 reales

0.08 - 1 real 0.12 - 0.16 reales 4 reales - 2.5 pesos 0.3 - 2 reales

2.5 - 4 reales

4 -8 reales 0.25 - 3 reales

Candelero

20.4 - 95 pesos

Tintero

22 pesos

Bacín

16.6 - 25 pesos

12 reales - 1.5 pesos 0.4 - 8 reales 6 reales - 1.5 pesos

1 - 4 reales

Tabla 1. Precios por docena de varios artículos en diferentes tipos de lozas del siglo XVIII (modificado de Castillo 2007: 128).

De igual forma, en la Tabla 2 se muestra una comparación entre los precios por unidad de la porcelana china y la mayólica en sus diferentes grados.

PORCELANA CHINA

Ordinaria

Plato

Platón

2.5 - 10 reales 2.5 - 3 reales

3 reales 6 pesos

Taza 2-8 reales

Tazón 0.75 - 7.5 reales

Pozuelo 1.5 - 3 reales

Bacín 6 reales 1.5 pesos

Tibor 5- 25 pesos

2 reales

72

El precio en pesos de la docena de pozuelos de porcelana fue tomado de Yuste, Carmen, “Los precios de las mercancías asiáticas en el siglo XVIII”, en Los precios de alimentos y manufacturas novohispanos, Virginia García Acosta (coord.), pp. 231-264, México, Comité Mexicano de Ciencias Históricas/CIESAS/UNAM-IIH/Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1995, p. 263.

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2 - 4.5 reales

3.5 reales

Fina Azul

1 peso

10 reales 0.08 0.74 reales

MAYÓLICA

0.16 - 3 reales

4-8 reales

0.3 real 1.6 pesos

0.08 - 1 real

Ordinaria

0.12 real

1 real

0.16 real

Blanca

1.5 real

6 reales

1.5 - 4 reales

Perla

0.8 real

6 reales

Achinada

0.3 - 0.8 real

6 reales

4-15 pesos

1- 4 reales

3-15 pesos

1 real

0.4 real 0.3 reales

0.3 - 0.6 real

Tabla 2. Precios unitarios de diversos artículos de mayólica y porcelana china del siglo XVIII (modificado de Castillo 2007: 129).

Estos precios pueden variar pues seguramente otras investigaciones traerán a la luz nuevos datos que alterarán los rangos aquí presentados; 73 aún así la información presentada nos permite vislumbrar el valor económico adjudicado a cada loza. La diferencia en la valoración de los diferentes tipos de lozas también puede verse en sus contextos de uso en la vida cotidiana. La cerámica con barniz de plomo se utilizó en la preparación de los alimentos y como contenedor, pero no fungió como vajilla de servicio. Su uso se limitó a la cocina, donde permanecía fuera de vista.74 La mayólica también tuvo como ámbito el hogar e igualmente sirvió como contenedor de alimentos, pero a diferencia de la loza vidriada, esta cerámica fue utilizada a plena vista para el servicio de mesa. También fue destinada al servicio de altar y a la enfermería.75 Por su parte, la porcelana, comúnmente llamada loza de china, formaba parte del mobiliario de las grandes casas, donde se desplegaba con orgullo como elemento decorativo y en el servicio de mesa. Siendo un bien de prestigio, solía exhibirse en muebles llamados chineros o escaparates e incluso en patios y jardines. En aquel tiempo, la posición social se medía, en parte, en términos de la posesión y exhibición de bienes de lujo, y mientras mayor fuera la cantidad, era 73

Los precios de ambas tablas fueron obtenidos de diversos documentos consultados en el Archivo General de la Nación y el Archivo de Notarías de la Ciudad de México, así como de Enrique Cervantes, op. cit. Tomo II; ver Castillo op.cit. pp. 128-129, 140-141. 74 Farzaneh Pirouz-Moussavi, op. cit., p. 5. 75 Carlos, Aguirre Anaya, “La cerámica y la ciudad: permanencias e innovaciones”, en Karina Simpson Hernández (coord.), La cerámica en la ciudad de México (1325-1917), pp. 18-33, México, Museo de la Ciudad de México/Departamento del Distrito Federal, 1997, p. 32.

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mejor, de manera que coleccionar porcelana y otros objetos suntuarios le confería prestigio al propietario.76 En las cartas de dote del siglo XVIII es común encontrar mención de los chineros o escaparates donde se exhibían piezas costosas entre los bienes que conformaban la dote.77 Por ejemplo, Miguel Francisco de Lemos, al casarse con Luisa López, recibió entre otras cosas “un escaparate de losa de China con fuenthes, tasas, plattos, y otras menudencias, todo apresiado en cuarenta pesos”;78 por su parte, Isidro Romero Dávila, al desposar a María Antonia Velásquez, recibió “un escaparate con su reja de alambre lleno de loza de china”.79 Los bienes que se incluían en la dote eran considerados bienes de prestigio por lo cual son abundantes las menciones de objetos de plata, cristal y loza de china. En cambio, son muy escasas las menciones de mayólica y cuando aparece, se hace referencia a la loza de Puebla.80 La diferencia en el valor simbólico de las lozas también era evidente en los contextos de venta. Juan de Viera, quien viajó a la Nueva España en el siglo XVIII, relata que uno de los lugares en donde se podía comprar “…todo género de mercancía, así de la Europa como de la China y de la tierra, con infinita variedad de loza, pedrería, argentería, pasamanería, etc…” fue el Parián.81 Este conjunto de tiendas se extendía sobre una tercera parte de la Plaza Mayor frente al Ayuntamiento. No cualquier individuo podía establecer una tienda o casa de comercio ahí, pues éste era un privilegio reservado para españoles y criollos.82 Viera también señala que en la Plazuela del Volador, que iba desde la esquina del Puente del Palacio hasta la esquina de San Bernardo, “…se vende lo mismo que en la Plaza Mayor, verduras y frutas, con adición que aquí se encuentra mucha loza vidriada para el consumo de las cozinas…”.83 La mayólica, por su parte, se vendía en tiendas que sólo podían ser establecidas por maestros examinados.84 Así vemos que mientras los productos importados y la mayólica se vendían en 76

Farzaneh Pirouz-Moussavi, op. cit., p. 142. Alfonso Pleguezuelo, op. cit., p. 118. Gustavo, Curiel, “El efímero caudal de una joven…”, op. cit., p. 81. 78 ANCM, Not. 222, Vol. 1492, f. 18. 79 ANCM, Not. 233, Vol. 1763, f. 115. 80 ANCM, Not. 577, Vol. 3973, f. 37. 81 Juan de Viera, Compendiosa narración de la ciudad de México, México, Editorial Guaranda, 1952, p. 40. 82 Jorge, Olvera Ramos, “La disputa por el espacio público: los comerciantes y vendedores de la Plaza Mayor”, en Carlos Aguirre Anaya, Marcela Dávalos y María Amparo Ros (eds.), Los espacios públicos de la ciudad, siglos XVIII y XIX, pp. 84-97, México, Casa Juan Pablos e Instituto de Cultura de la Ciudad de México, 2002, p. 87. 83 Juan de Viera, Compendiosa narración…, op. cit., p. 44. 84 AHDF, Vol. 432a, f. 63. 77

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comercios formales manejados casi exclusivamente por españoles y criollos, la loza vidriada era vendida en plazuelas y calles. Finalmente, las prácticas de consumo de los distintos centros poblacionales de la Nueva España, de acuerdo con sus diferencias sociales, étnicas y económicas, también reflejan el valor simbólico de las lozas. Las investigaciones arqueológicas 85 han demostrado que el consumo de porcelana y mayólica era común en los centros con población española y criolla, mientras que su presencia era rara y escasa en los poblados indígenas. En los centros urbanos, como la ciudad de México, Cuernavaca, Veracruz, Mérida y Puebla, predomina la mayólica de mejor calidad y de grado intermedio, y son más frecuentes las lozas importadas como la porcelana; mientras que en las zonas rurales y en las poblaciones habitadas principalmente por indígenas como Tlatelolco, Cholula, y el Valle del Mesquital, predominan las lozas de tradición indígena, la mayólica no es tan abundante y es de grado común, y son escasas las lozas de importación. Esto pudo derivarse de que en los centros urbanos se encontraba una mayor concentración de españoles y criollos, quienes contaban con un alto poder adquisitivo, mientras que en el ámbito rural predominaba la población indígena cuya capacidad económica de compra era menor.86 Otra posibilidad es que estas diferentes tendencias de consumo hayan tenido que ver con cuestiones de identidad. De manera las personas de ascendencia española preferían artículos provenientes de su patria y artículos caros como la porcelana por ser símbolos de prestigio; mientras que las poblaciones indígenas, además de su menor poder adquisitivo, quizá prefirieron utilizar las lozas de tradición indígena, como un símbolo identidad y, tal vez, de resistencia. Así tenemos que los contextos de uso, intercambio y consumo de los diferentes tipos de loza estuvieron relacionados con una compleja red de factores que incluían aspectos económicos derivados de las diferencias en cuanto al poder adquisitivo de las diferentes poblaciones, así como aspectos sociales y simbólicos relacionados con cuestiones de identidad, “calidad” y con la marcación y negociación del estatus. 85

Patricia, Fournier, “Tendencias de consumo y diferencias socioétnicas en el valle de México”, en Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica, Enrique Fernández Dávila y Susan Gómez Serafín (eds.), pp. 448-457, México, CONACULTA/INAH, 1996. Fournier Patricia, “Tendencias de consumo en México durante los periodos Colonial e Independiente”, en Approaches to the Historical Archaeology of México, Central and South America, Janine Gasco, Greg Charles Smith y Patricia Fournier (eds.), pp. 49-58, Institute of Archaeology Monograph No. 38, Los Angeles, University of California, 1997. Reynoso Ramos, Citlalli, Consumer Behaviour and Foodways in Colonial Mexico: Archaeological Case Studies Comparing Puebla and Cholula, Tesis inédita de Maestría en Arqueología, Calgary, University of Calgary, 2004. 86 Idem, p. 55.

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Conclusión La sociedad novohispana se movía en un mundo de símbolos donde los bienes tenían el propósito de hacer visibles las categorías culturales, es decir, funcionaban como signos de identidad, prestigio, estatus y/o posición social.87 Por lo tanto, el consumo de ciertos bienes estuvo determinado, no solamente por las leyes de la oferta y la demanda, sino por el significado simbólico de estos bienes en la sociedad colonial.88 Para la elite novohispana la porcelana funcionó como un símbolo que distinguía a sus miembros del resto de la población y pronto se convirtió en un bien anhelado por los grupos menos favorecidos. No cabe duda que la llegada de la porcelana significó competencia y presionó a los alfareros locales a mejorar su propia producción y adaptarse a las nuevas exigencias del mercado.89 Todos estos factores fomentaron la producción de formas y estilos que emulaban a la porcelana china a la que solamente el sector más pudiente tenía acceso. Considerando las grandes diferencias en los precios, la mayólica más fina que imitaba sus formas y diseños fue lo más cercano a esta loza oriental a lo que las personas menos acomodadas tuvieron acceso. Pero también funcionó también como un puente entre la realidad de los consumidores y los ideales sociales que pretendían alcanzar.90 En sus contextos de uso, intercambio y consumo se ve reflejado el valor simbólico que la porcelana y otros tipos de loza tenían para la población novohispana. La porcelana era exhibida con orgullo en escaparates especiales y formaba parte del mobiliario de las grandes casas, 91 mientras que la mayólica parece haber tenido un uso más cotidiano como loza de servicio. Además, la mayólica y la porcelana reflejaban el poder adquisitivo de los diferentes segmentos poblacionales pues su costo provocó que la presencia de estos bienes se concentrara en lugares con poblaciones predominantemente españolas y criollas.92 La porcelana china, que durante 250 años llegó a la Nueva España en el Galeón de Manila, fue quizá la loza que más fuertemente influyó en la producción de mayólica. Su influencia pudo estar motivada por el deseo de emular las prácticas de la élite, pero la decoración inspirada en la porcelana se integró de tal forma al gusto nacional que eventualmente se convirtió en parte del repertorio 87

Hugh Mackay, (ed.), Consumption and Everyday Life, Thousand Oaks, Sage Publications, 1997, p. 4. 88 Arnold J. Bauer, op. cit., p. 84. 89 Farzaneh Pirouz-Moussavi, op. cit., p. 143. 90 James Gibb, op. cit., p.25. 91 Leonor Cortina, “La cerámica…”, op. cit, p. 73. 92 Patricia Fournier, “Tendencias de consumo en México…”, op. cit., p. 56.

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estilístico de la mayólica producida en México, y particularmente de la famosa talavera poblana.

Fuentes Archivo General de la Nación (AGN), Civil, Vol. 184, Exp. 11, No. 7, Ynventario, avaluo y aprecios de los muebles, plata y alaxas de la casa en México.1782. ———, Civil, Vol. 778, Exp. 4, Cuaderno de Abaluo y Aprecio de los bienes embargados a Don Francisco Magriñan vecino y del comercio de esta corte y remate de ellos, 1760. Archivo de Notarías de la Ciudad de México (ANCM), Notaría 222, José Ignacio Escantin, Vol. 1492, Recibo de dote, 1720. ———, Notaría 233, Antonio Felipe Pacheco, Vol. 1763, Recibo de dote, 1715. ———, Notaría 577, Isidro Romero Dávila, Vol. 3973, Carta de dote, 1723. Archivo Histórico del Distrito Federal (AHDF), Ayuntamiento, Actas de cabildo, Vol. 432a, Tomo 2, Colección de ordenanzas de la muy noble insigne y muy leal e imperial ciudad de México para gobierno de su cuerpo, de su república, gremios, comercio, tratos, efectos, 1677. Aceves, Joseph B., Identity, Survival and Change, Morristown, General Learning Press, 1974. Aguirre Anaya, Carlos, “La cerámica y la ciudad: permanencias e innovaciones”, en Karina Simpson Hernández (coord.), La cerámica en la ciudad de México (1325-1917), pp. 18-33, México, Museo de la Ciudad de México/Departamento del Distrito Federal, 1997. Bauer, Arnold J., Goods, Power, History, Nueva York, Cambridge University Press, 2001. Beurdeley, Cécile y Beurdeley Michel, A Connoisseur’s Guide to Chinese Ceramics, Nueva York, Leon Amiel Publisher, 1974. Blackman, M. James, Patricia Fournier y Ronald L. Bishop, “Complejidad e interacción social en el México colonial: Identidad, producción, intercambio y consumo de lozas de tradición ibérica, con base en análisis de activación neutrónica”, Cuicuilco 36:203-222, 2006. Bonta de la Pezuela, María, Porcelana china de exportación para el mercado novohispano: la colección del Museo Nacional del Virreinato, México, UNAMIIE, 2008. Canepa, Teresa, “Kraak Porcelain: the rise of global trade in the late 16th and early 17th centuries”, en Luísa Vinhais y Jorge Welsh (eds.), Kraak Porcelain, pp. 1764, Londres, Jorge Welsh Books, 2008.

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DE LO RELIGIOSO A SU REPRESENTACIÓN EN MEDIOS SECULARES: SIMBOLISMO BUDISTA Y DAOÍSTA EN LA PORCELANA DE LA CHINA IMPERIAL TARDÍA DE CONSUMO EN LA NUEVA ESPAÑA

Patricia Fournier Escuela Nacional de Antropología e Historia, México

Prolegómeno De las llamadas doctrinas que caracterizaron tradicionalmente a los sistemas ideológico-religiosos en China, usualmente en las piezas de porcelana de uso cotidiano o para despliegue de las élites en la corte del Celeste Imperio, figuran múltiples elementos decorativos que se asocian de manera directa con concepciones budistas y daoístas. Llama la atención que a partir de la comercialización a gran escala de la porcelana Ming, múltiples vasijas que llegaron a los consumidores occidentales muestren esa clase de diseños cuyo significado, obviamente, era desconocido entre sus usuarios cuyo interés era de índole tanto estético como suntuario al adquirir las finas lozas orientales. En este ensayo el énfasis recae en el análisis simbólico de elementos ornamentales comunes en tiestos encontrados en excavaciones arqueológicas, sobre todo en la capital de la Nueva España, para definir sus vínculos con el budismo y el daoísmo, en particular piezas de porcelana de fines de la dinastía Ming pintadas a mano en azul sobre blanco, la paleta pictórica más popular en esos tiempos y de singular apreciación en el mundo. La porcelana china y la globalización Entre los siglos VII y X de nuestra era, se inventó en China la porcelana de pasta dura 1 y se elaboraron vasijas y toda clase de formas con particular delicadeza decorativa con profuso simbolismo, con elementos derivados de las doctrinas                                                              1

Martin, Schönfeld, “Was There a Western Inventor of Porcelain?”, p. 717.

    

       

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confucianista, daoísta, budista e incluso fundamentados en las tradiciones populares o del folklore. A partir del siglo XIV y en gran medida a resultas del interés motivado por los viajes de Marco Polo 2 quien describió las maravillas chinas además de introducir algunas a Venecia, en occidente se conocerá esta clase de cerámica, de difícil obtención en aquellos tiempos posteriores a las Cruzadas a causa de la consolidación del dominio territorial turco otomano a lo largo de parte de las vías de comunicación con el lejano oriente, se tratara de las marítimas o terrestres. De cualquier forma, las clases acomodadas de Europa ansiaban consumir la exótica porcelana para denotar su posición privilegiada. De hecho, Marco Polo será el primero en designar con el vocablo de “porcellana” a la fina cerámica china, haciendo uso del nombre de un caracol típico del mediterráneo de singular blancura y brillo. Transcurrirán décadas para asegurar el abastecimiento de este bien preciado gracias a los nuevos descubrimientos de rutas oceánicas hacia oriente; será debido a la red comercial que después de penurias y esfuerzos se establece entre las Filipinas y Nueva España,3 que en el virreinato e incluso en la madre patria se acceda a bienes orientales como la porcelana en cantidades considerables, ya con regularidad e intensidad a partir de 1587;4 es decir, la ruta se oficializa durante el periodo en que en China reinaba el emperador Wanli de la dinastía Ming, precisamente la época en que las marcas que en sus bases presentaban las piezas fueron en extremo relevantes para garantizar la protección de la creatividad y originalidad en la producción de los objetos.5 En esos tiempos, los principales puertos para el comercio exterior se localizaban en su mayoría en la provincia de Fujian, caso de Zhangzhou –que además fue un importante centro productor de porcelana de exportación–, Quanzhou y Fuzhou, además de Ningbo, otro fondeadero de la provincia de Zhejiang.6 Cabe hacer énfasis en que en occidente lo que se apreciaba visualmente como elementos ornamentales que exhibían las vasijas y objetos de porcelana china, en el Celeste Imperio tenía un sustrato distinto en doctrinas, preceptos religiosos o mitológicos. Las representaciones plasmadas con el pincel de los                                                              2

El comerciante y viajero relató en su obra Il Milioni, escrita fines del siglo XIII, que en la China bajo el emperador mongol Kublai Kan: “ahí vi que se hacen las más bellas escudillas del mundo, y no se hace en otro lugar del mundo, y de aquí se llevan a otras partes”. Polo, Il Milioni, p.131. 3 Roberto Junco y Fournier, “Del Celeste Imperio a la Nueva España…”, pp. 3-6. 4 Patricia Fournier, en prensa. 5 Dagmar, Schäfer, “Inscribing the Artifact and Inspiring Trust…”, p. 252. 6 Teresa, Canepa, “The Portuguese, Spanish and Dutch trade…”; Jorge Welsh Books, Zhangzhou Export Ceramics…; Tan, Zhangzhou Ware found in the Philippines…; Wen-Chin, “Social and Economic Factors in the Chinese Porcelain Industry in Jingdezhen…, p. 150.

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artesanos que producían en entornos fabriles esa fina cerámica, remitían de origen al simbolismo, que en sí resaltaba el significado y el poder de las imágenes, además de que transformaba lo ornamental en diagramas codificados complejos.7 Asimismo, en China era de relevancia no solamente que los objetos en los que se mostraban determinadas representaciones se exhibieran públicamente sino, sobre todo, en qué contextos se hacía uso de ellos, tendencia que se acentúa durante el siglo XVII8 y que denotaba el buen gusto y la erudición de sus consumidores. Sin duda en occidente incluyendo por supuesto a la Nueva España, los usuarios desconocían los códigos subyacentes y las normas de etiqueta orientales y, por lo tanto, la complejidad simbólica se reducía a lo estético y banal amén que los objetos se empleaban bajo ideas distintas de lo que se pensaba era elegante y ostentoso. Los precios de esta fina cerámica fluctuaron a lo largo del tiempo pero jamás fueron bajos, menos aún fuera de China ya que su transporte los encarecía considerablemente. Adicionalmente, los impuestos sobre el comercio exterior rendían buenos frutos en China, pues del reinado de Wanli al llegar el año de 1639, los que se recaudaron anualmente en los puertos de Fujian, por ejemplo, se triplicaron, lo cual indica un incremento en la misma proporción en lo que refiere al volumen de mercaderías, incluyendo por supuesto la porcelana.9 Respecto a la circulación de las vasijas, a inicios del siglo XVII el costo en el Celeste Imperio de 50 tazas de porcelana era de 3 onzas de plata, o sea 0.06 onzas por pieza, sin embargo la calidad de la cerámica fue en decremento al igual que su precio en el mercado hacia 1644, y las de mejor hechura se cotizaban entre 0.3 y 0.5 onzas de plata cada una, aun cuando las de menor calidad alcanzaban apenas 0.5 onzas por cada 10 vasijas. De cualquier manera, en esta época de inestabilidad política en el Celeste Imperio asociada con la llegada al poder de los manchúes de la dinastía Qing, a mediados del siglo XVII volvió a encarecerse la porcelana10 sin que hubiera necesariamente mejoras acentuadas en su calidad.11                                                              7

J. Keith, Wilson, “Powerful Form and Potent Symbol…”, p. 286. Craig, Clunas, Pictures and Visuality in Early Modern China, p. 57. 9 Hsu, Wen-Chin, op. cit., p. 150. 10 En Colima, en el año de 1604 “porcelana grande de la China” que formó parte de una dote se valuó en pesos, toda una fortuna en esos tiempos, aunque no es claro cuál era la forma de pieza, aunque por su alto costo es mi opinión que podría tratarse de un tibor. Cf. Machuca “De porcelanas chinas y otros menesteres…”, p. 119. Llama la atención que una “taza conservera chica” se cotizara en la ciudad en México en 4 reales en 1739, aun cuando este precio de venta en Nueva España es posterior a la dinastía Ming. Bonta de Pezuela, Porcelana china de exportación para el mercado novohispano…, p. 315. 11 Craig, Clunas, Superfluous Things…, pp. 131-132. 8

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En sí, la plata se había convertido en una medida del precio de los objetos en China debido a la amplia circulación del metal, que a raudales se introducía gracias a las ventas masivas de sedas y también de porcelana; se calcula que de ese lucrativo comercio con el exterior para el siglo XVII llegó a China hasta el 50% de la plata extraída en el Imperio Español en las Indias, contando a Nueva España de donde 20% de la productividad de las vetas se destinó a la adquisición de mercaderías orientales.12 Lo anterior es un claro indicador de que, sin importar su precio, las piezas de esta fina cerámica llegaron a manos de consumidores en todos los continentes y, dado el volumen y circulación que alcanzó desde los inicios de su comercialización fuera de China hasta el siglo XVIII, la porcelana constituye la evidencia material más temprana y más amplia de encuentros culturales continuos en la escala mundial, e inclusive podría considerarse como una evidencia del surgimiento de la primera cultura auténticamente global.13 Las Tres Doctrinas: Bosquejo de sus principios Hoy día y a partir de múltiples estudios que tratan a fondo y diacrónicamente las doctrinas, sistemas de enseñanza y estructuras religiosas en China, es factible desentrañar los significados de muchos de los elementos que figuran en las piezas de porcelana que constituyeron bienes de estatus socioeconómico y étnico en el México virreinal. En lugar de simplemente exponer un listado de diseños y referir a qué simbolizan, como a menudo ocurre en múltiples publicaciones acerca de esta cerámica,14 referiremos sucintamente a su fundamentación original. La introducción y amplia adopción en China del budismo que surgió en la India, fue un proceso que se originó a inicios de la era cristiana. Implicó la formación de una comunidad o sangha de personas de la clase alta y los letrados, fueran monjes, monjas o sujetos laicos, para quienes este pensamiento religioso constituyó una forma de vida bajo preceptos cosmogónicos en extremo elaborados, filosofía que impactó radicalmente en la corte imperial de la dinastía Han del este (25-220 d.C.). 15 Su inserción ocurrió en el seno del confucianismo, ideología dominante para la cual la virtud pero en particular la armonía era el principal principio subyacente, considerada en todos los niveles, desde el individual, el social, entre sectores de la sociedad, grupos étnicos, entre diferentes sociedades del mundo e incluso entre los seres humanos y el universo natural, además de                                                              12

Frederic E., Jr., Wakeman, “China and the Seventeenth-Century Crisis”, p. 3. Robert, Finlay, The Pilgrim Art…, p. 6. 14 Aaron, Miller, The Far East in the Northeast…; Terreros Espinoza, “Motivos simbólicos representados en la porcelana oriental…”; Tripati et al., “Study of Chinese porcelain sherds of Old Goa…”. 15 Yü, Chün-fang, “Ming Buddhism”, p. 893 et seq. 13

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basarse en oposiciones binarias entre la armonía y la discordancia, equivalente a lo correcto y lo incorrecto, lo positivo y lo negativo, el éxito y la derrota.16 Así, el budismo se incorporó a la filosofía y matriz ética dominante del confucianismo desde épocas relativamente tempranas de la consolidación de la China imperial, en forma tal que el budismo como sistema religioso externo pudo operar en los huecos que dejaba la ortodoxia confuciana17 y, de esa manera, logró esparcirse y proliferar de manera prácticamente espontánea en varias áreas de Asia en gran medida gracias a las redes comerciales y de peregrinaje asociadas con la ruta de la seda.18 Además, si comparamos el daoísmo y el budismo, la amalgamación de la cosmogonía y la trascendencia del término Dao como cambio o transformación, o sea el vacío del cual toda la realidad emerge, constituye una de las diferencias fundamentales de las dos formas de pensamiento, puesto que en el budismo la cosmogonía es parte del círculo de la vida y la muerte, que depende de causas condicionadas y por completo separadas de lo trascendente. 19 De cualquier manera, ambas enseñanzas asimilaron prácticas y conceptos de la una y la otra durante las Seis Dinastías (220-589 d.C.), periodo en que floreció el budismo en toda China. 20 Destaca que el primer emperador de la dinastía Tang, Taizong, quien reinó entre los años de 626 y 649 de nuestra era, ejerciera influencia en los cambios pues escribió obras acerca de la teoría de la amalgamación.21 La veneración a Buda, Laozi y Confucio era común a mediados de la dinastía Ming y para la mitad del siglo XIV la noción de la unidad de las Tres Doctrinas se había establecido sólidamente.22 Los infructuosos esfuerzos entre los filósofos por demostrar que se lograba una esencia interna del sujeto, provocaron que fueran insignificantes las distinciones entre el budismo, daoísmo y confucianismo. Dicha esencia se visualizaba como algo que trascendía las categorías tradicionales de pensamiento al percibir la verdad intrínseca y la naturaleza humana, entre otros aspectos, como un principio inmanente. 23 Por ende, las Tres Doctrinas eran simplemente técnicas distintas de mejorar la oportunidad de escuchar el camino que debía seguir la existencia humana, aunque diferían en su enfoque al problema                                                              16

Chenyang, Li, “The Confucian Ideal of Harmony”, p. 588. Nicolas, Standaert, “Erik Zücher's Study of Christianity in Seventeenth-Century China…”, p. 485. 18 Rai, Verman, “Trade and Religion…”, pp. 10-11. 19 Friederike, Assandri, “Inter-religious Debate at the Court of the Early Tang…”, p. 27; Little y Eichman, Taoism in the Arts of China, p. 13; 20 Idem,p. 27. 21 Liu, Ts'un-yan, “The Penetration of Taoism into the Ming Neo-Confucianist Elite”, p. 67. 22 Brook, “Rethinking Syncretism…”, pp. 20, 30. 23 Ibid, p. 20. 17

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de si el individuo debía o no distanciarse de las tentaciones de la riqueza y el estatus.24 Por su parte Hongwu, primer emperador de la dinastía Ming quien reinó por tres décadas a partir de 1368, emitió una especial legislación vertida en el Gran Código Ming (Ta-Ming Lü) en lo referente a la religión. Así, se distinguió entre varias formas de actividad religiosa, incluyendo las que debían apegarse a los estatutos para los sacrificios, la del clero budista y daoísta bajo el control del estado, las que no eran dignas de adoptarse en la religión oficial pero que se consideraban inocuas y no ameritaban suprimirse, en sí actividades que formaban parte de las religiones y sistemas de creencias populares, además de aquellas que según el estado eran amenazas para la paz y el bienestar moral de la sociedad. Destaca que en lo general en el código se despreciaban las enseñanzas budistas y daoístas, fuera que las actividades asociadas se toleraran o prohibieran, 25 prevaleciendo el Ta-Ming Lü durante la dinastía Qing sin grandes modificaciones.26 Retomando la cuestión de la amalgamación, específicamente durante la dinastía Ming tardía se logra con cierto éxito al entremezclarse las Tres Doctrinas. Las tendencias daoístas en la religión china se desarrollaron rápidamente y penetraron en todos los estratos de la sociedad, al lograr un gran número adeptos y seguidores, desde aquellos en la corte imperial hasta infinidad de sujetos legos que realizaban actividades de culto y oraban en templos y monasterios daoístas.27 A pesar de lo anterior, al llegar al trono en 1522 Jiajing, quien era un fanático del daoísmo, hizo a un lado la tradición y normatividad ya instauradas de tolerancia que posibilitaban la coexistencia de diferentes preceptos religiosos y, en consecuencia, procedió a emitir un edicto en 1555 ordenando la destrucción de todas las imágenes de Buda en la Ciudad Prohibida.28 La intolerancia o permisibilidad experimentó a lo largo del tiempo el despunte de la una o la otra. Destaca que a fines del siglo XVI surgieran esfuerzos en el seno de las religiones populares por proyectar la unidad de esos tres sistemas, e incluso en un mismo sitio ritual los devotos podían venerar a las deidades de diferentes tradiciones. 29 Si bien las Tres Doctrinas o cultos eran distintos, no llegaban a ser exclusivistas, de manera tal que eran susceptibles de mezclarse sin llegar a conjuntarse indisolublemente y, en consecuencia, estas cosmovisiones                                                              24

Ibid, p. 21. Taylor, “Official religion in the Ming”, p. 885-886. 26 Jones, “Studying the Ch'ing Code-The Ta Ch'ing Lü Li”, p. 357. 27 Ts'un-yan, “The Penetration of Taoism into the Ming Neo-Confucianist Elite”, p. 31. 28 Anthony Du, Boulay, Chinese Porcelain, p. 47. 29 Timothy, Brook, op. cit., p. 27. 25

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coexistían en un entorno ecuménico sin reconciliar sus diferencias en un credo único por lo que mantenían su independencia como entidades separadas.30 Valores simbólicos, culturales y estéticos de la porcelana Vistos los fundamentos de las Tres Doctrinas y una vez documentado que en distintas épocas llegaba a prevalecer una sobre otra o se lograba la amalgamación relativa, es indispensable referir a la porcelana y su papel en diversos ámbitos de la vida cotidiana en el Celeste Imperio y en occidente. Para ello, hay que tomar en cuenta que en occidente los objetos chinos tuvieron gran impacto por sus valores estéticos, puesto que provenían de lejanas tierras donde se producían cosas hermosas dignas de poseer e incorporar a los espacios de la vida cotidiana. Representaban, además, nexos con un amplio mundo que estaba al alcance de la mano y, para algunos, de su capacidad adquisitiva, indicadores de la fortuna de sus usuarios y merecedores de exhibirse en los hogares de los favorecidos económicamente; de hecho, esas piezas de porcelana que usualmente eran costosas simbolizaban una relación positiva con el orbe. 31 En sí, esta cerámica evidencia una forma de intercambio tanto cultural como económico que les permitió a los sujetos experimentar otra cultura y percatarse de que ésta existía, en un proceso que desarrolló las nociones de autoidentidad y otredad o alteridad.32 Pero la otredad, lo propio del lejano oriente y en particular de China, difícilmente se comprendió en otras esferas en épocas aún relativamente tempranas de la introducción de bienes asiáticos en los nuevos mercados exteriores. Así ocurrió con el filósofo e historiador Giambattista Vico, quien en su obra la Nueva Ciencia, de 1725, mencionó que el Celeste Imperio parecía permanecer en un estatismo crónico, ahí se empleaban jeroglíficos que se asemejaban a los egipcios, la pintura y las artes de ese lejano lugar eran burdas y, por si fuera poco, ridiculizaba a la filosofía del confucianismo por ser tosca y descuidada con un moralismo vulgar, sin que irónicamente la porcelana le causara una impresión positiva33 a diferencia de la singular apreciación que le guardaban los ávidos consumidores en Europa. Sin embargo, ya entrado el siglo XVIII, se valorará la alteridad de diferente manera y, por ejemplo, para el enciclopedista del periodo de la Ilustración Voltaire, China era el imperio más sabio del universo donde se había perfeccionado la primera ciencia, es decir la moralidad, manifestando su admiración por el confucianismo; de hecho, Confucio se                                                              30

Ibid, p. 30. Timothy, Brook, Vermeer's Hat…, p. 82. 32 Stacey, Pierson, “The Movement of Chinese Ceramics…”, p. 12. 33 Zhang, Longxi, “The Myth of the Other…”, p. 116. 31

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convirtió en el santo patrono de la Ilustración y a través de esta filosofía se formó un nexo intelectual entre occidente y China34 más allá de los objetos y bienes de consumo importados, que se integraron a la vida de los privilegiados y que dieron pie al surgimiento de tradiciones chinescas en las artes europeas y, asimismo, novohispanas. Respecto a las doctrinas y la elaboración de diseños en los objetos de porcelana, durante el periodo de Jiajing, desaparecen los símbolos budistas frente al predominio de los daoístas en la decoración.35 En esa época la producción en los hornos imperiales de Jingdezhen era alta, pues no sólo abastecían a los consumidores de la corte sino también a los mercados interno y externo, si bien el gobierno instauró políticas que impulsaron la factura en talleres privados para satisfacer la demanda; de hecho, para el periodo Wanli, se surtían la mayoría de los pedidos en hornos particulares y proliferaron los que se centraban en la elaboración de porcelana destinada a su exportación, además de que se normó la actividad artesanal en gremios.36 Asimismo, las piezas de porcelana constituyeron objetos de uso cotidiano, de manera que su producción se destinaba a buena parte de la población en China y era común que se vendiera en tiendas.37 En los hornos privados por lo general se emulaban los diseños que se elaboraban en los imperiales, lográndose una alta homogeneidad estilística y técnica en la porcelana Ming tardía y Qing; las piezas que de origen se destinaban a la corte pero como productos terminados no eran de suficiente calidad y, por lo tanto, indignas de llegar a los ilustres consumidores, simplemente se vendían a traficantes que las comercializaban ampliamente.38Destaca el hecho de que antes de 1620, las autoridades imperiales y locales monitoreaban en detalle el contenido temático de los elementos con que se ornamentaban los objetos de porcelana,39 lo que incidía en una más acentuada homogeneidad en la decoración de las piezas. Pero además de la normatividad acerca de la elaboración de la porcelana, en el Celeste Imperio surgieron lineamientos que refieren a la apreciación estética. Los más interesantes se incluyen en la obra de Wen Zhenheng, un erudito, pintor y paisajista de jardines de una familia acaudalada de Suzhou –ciudad cercana a Shanghai- quien entre 1615 y 1620 escribió la obra titulada el Tratado de las Cosas Superfluas (长物志, Zhang Wu Zhi), un manual centrado en el consumo cultural y las buenas costumbres.40                                                              34

Ibid, pp. 117-118. Anthony Du, Boulay, op. cit., p. 47. 36 Hsu, Wen-Chin, op. cit., pp. 141, 145. 37 Ibid. p. 148. 38 Stephen, Little, “Economic Change in Seventeenth-Century China…”, p. 49. 39 Ibid, p. 52. 40 Timothy, Brook, op. cit., p. 70; Clunas, Superfluous Things…, p. 55. 35

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En la sección acerca de los objetos decorativos, Wen Zhenheng sentó altos parámetros para lo que podía considerarse porcelana de buena calidad, digna de que un caballero ilustre la coleccionara y exhibiera públicamente; para este erudito, difícilmente las piezas posteriores a mediados del siglo XV ameritaban la atención de los conocedores, que desearan que quienes lo frecuentaran supieran qué poseían. El criterio de la perfección implicaba que un objeto de porcelana debería ser tan azul como el cielo, tan lustroso como un espejo, tan delgado como un papel y tan resonante como una campara; incluso Wen Zhenheng indicaba claramente cuántas piezas podían emplearse y qué deberían contener cuando se procedía a beber té,41 ocasión ceremoniosa para el despliegue de buen gusto y elegancia en las reuniones que llevaban a cabo los eruditos de esos tiempos. Además, para este letrado imbuido en un contexto social caracterizado por marcadas diferencias de estatus entre los individuos, la riqueza de los sujetos y sobre todo de los que recientemente habían adquirido una posición económicamente privilegiada, en absoluto podía rayar en la vulgaridad con la banal ostentación en el uso de objetos de porcelana, ni era posible perdonarla por los de ilustre y acaudalada cuna, según las reglas del buen gusto.42 Pero cabe preguntarse qué ocurría en occidente. En breve, nos interesa ilustrar algunos de los símbolos que aparecieron en las piezas en distintas épocas y que son característicos de los objetos de porcelana que llegaron a manos de consumidores novohispanos. En consecuencia, nos centraremos en tendencias y motivos simbólicos que se plasman en la porcelana que cronológicamente corresponde a la dinastía Ming tardía, que es la que predomina en contextos arqueológicos de México. Dragones terrestres o celestiales, parvadas de aves de las cuales al menos una se asentaba en una roca, patos y gansos como seres acuáticos, así como manadas de venados, casi siempre en pareja, al igual que caballos con un máximo de ocho a veces representados en un galope celestial, hicieron largas travesías hasta arribar en el Galeón de Manila al fondeadero de Acapulco, donde se vendían a redistribuidores que acudían a la afamada feria anual que ahí se celebraba. En consecuencia, esos seres infestaron en platos, tazones y múltiples objetos de fina hechura las mansiones y mesas de los acaudalados consumidores novohispanos desde las postrimerías del siglo XVI hasta las primeras décadas del XVII –es decir, a fines de la dinastía Ming–, en la clase de porcelana usualmente denominada Kraak43 que se producía en hornos privados y cuyas vasijas se destinaban sobre                                                              41

Brook, op. cit., p. 70. Ibid, p. 72. 43 Cf. Canepa y van der Pijl-Ketel, Kraak porcelain…; Rinaldi, Kraak Porcelain… 42

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todo a la exportación, aunque su factura ocurriera bajo los cánones de los imperiales pero sin igualar su alta calidad. Y esos animales iban acompañados por símbolos adicionales, muchos en los bordes o cuerpos de las piezas, reforzando los códigos que así se plasmaban que a menudo incorporaban elementos del folklore vinculados con buenos augurios y auspicios, es decir las ocho cosas preciosas (babao), los ocho símbolos o tesoros budistas (bajixiang, 八吉祥), o bien los ocho emblemas de los inmortales daoístas (baxian, 八仙) asociados con la transmutación y la felicidad. Entre los diseños anteriores, podemos mencionar las connotaciones de las parejas de patos, relacionadas con la felicidad y fidelidad conyugal. Las ocho cosas preciosas o los “ocho tesoros”, entre los que se cuentan la recurrente hoja de artemisa (ai ye, 艾叶) con propiedades curativas y símbolo de felicidad, fuera por ejemplo en el fondo de platos pero sobre todo integrada a paneles primarios en los bordes de esa forma de vasija, o bien en el cuerpo de tazones; el par de libros (shu, 书) símbolo de conocimientos y guardián contra los malos espíritus; el losange (fang sheng, 方胜) cerrado y el abierto, símbolos de victoria; el gong de jade (te qin, 玉锣) símbolo del ejercicio de la discriminación y la felicidad; el espejo o joya que promueve la felicidad conyugal y contrarresta la influencia maligna. El caracol (lo) es uno de los emblemas budistas, símbolo de la voz Buda y del cambio infinito, al igual que el jarrón (ping) que denota la armonía perpetua, la inteligencia suprema y el triunfo sobre la vida y la muerte. Entre los emblemas daoístas que representan a los Ocho Inmortales y a menudo se identifican en los elementos pintados en porcelana, se encuentran el abanico de Zhongli Quan (鐘离 權), el guaje del mago Li Tie Guai (李鐵拐), y las castañuelas de Cao Goujiu (曹 國舅), por citar los más recurrentes. Otros símbolos que se pintan usualmente dentro de paneles de bordes o cuerpos o bien se integran al diseño en el fondo de platos, con la suástica (卐) que representa el corazón de Buda; el fénix, emblema de empresa y del calor del sol; el perro de Fu o león budista, guardián de Buda, que en ocasiones aparece junto con chakras o ruedas flamígeras, vinculadas con la persona de Buda y el cambio infinito; y nubes con el significado de altura y fertilidad.44 Entre los símbolos prevalentes en los materiales arqueológicos encontrados en excavaciones en la capital del virreinato y otros sitios novohispanos, todos correspondientes a la dinastía Ming tardía, se incluyen: 1. El dragón (long, 龙), animal conceptual mitológico que desde hace más de 6000 años se incorporó a la cultura asiática,45 mismo se asocia en China                                                              44

Duncan, Macintosh, Chinese Blue and White Porcelain, pp. 126-128, 132, 133, 135. D.G., Sri Ranjan y Chang C., “The Chinese Dragon Concept as a Spiritual Force of the Masses”, pp. 65-66.

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con el yang y los grandes hombres, es dador de lluvia y por ende de fertilidad, se inserta en la cosmología confucianista como el relámpago y, por su parte, la pareja de dragones enfrascados en una lucha mítica implica, simbólicamente, que provocan una tormenta eléctrica y propiciarán lluvia torrencial,46 según el arcano Yijing (易經) o Libro de las Mutaciones. Casi 3000 años antes de nuestra era, el dragón como dios del relámpago y de las nubes, se relaciona con la vestimenta ritual del emperador como uno de los seis antiguos emblemas, junto con el sol, la luna, las estrellas, las montañas y animales como el faisán, este último representación del yin.47 El motivo de parejas de dragones a menudo circundando una joya o perla, sea o no flamígera, vincula a esta criatura sagrada con el conocimiento y sus poderes sobrenaturales, considerando que la joya simboliza la preciada sabiduría que en el budismo denota la Iluminación,48 o sea el conocimiento y la trascendencia. En la porcelana es variable la calidad del trazo pictórico para plasmar dragones e incluso, en ocasiones, es un tanto descuidado y las figuras aparecen prácticamente como motivos un tanto abstractos sobre todo en el caso de las piezas hechas en hornos provinciales como los de Zhangzhou, mismas que se comercializaron hacia Nueva España.49 2. Las parejas de venados (鹿) representaban augurios para una larga vida, elementos de tradiciones populares usualmente pintados en un bosque con pinos donde crecía el durazno, ambos árboles con hojas y frutos, respectivamente, vinculados con la longevidad y el primero con la perseverancia; asimismo entre las patas de los animales se mostraba el Lingzhi (灵芝), o sea el hongo sagrado de la inmortalidad igualmente asociado con la longevidad, mismo que solamente los venados podían encontrar,50 hongo que crecía en las “Islas de los Ocho Inmortales” del daoísmo. 51 Los cérvidos también se plasmaban correteando entre las características rocas perforadas Taihu, que simbolizan precisamente las islas orientales citadas, donde los dioses destilaron el elixir de la fuerza vital o Qi, de manera que la presencia de las Taihu constituía una representación del cosmos y del concepto daoísta del orden natural.52 Tal vez la representación de venados es una de las más comunes en las piezas                                                              46

M.W., Visser, The Dragon in China and Japan, pp. 35-37. Ibid., p. 39. 48 Welch, Bjaaland Welch, Chinese Art…, p. 126. 49 Patricia, Fournier, Evidencias Arqueológicas de la Importación de Cerámica en México…, p. 39. 50 Duncan, Macintosh, op. cit., p. 132; Little y Eichman, op. cit., pp. 219, 288; Rinaldi, op. cit., p. 235. 51 Stephen, Little, Spirit stones of China…, p. 48. 52 Robert M., Craig, “Elder Brother Rock”, p. 97. 47

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de exportación, sobre todo platos, que llegaron a Nueva España dada su abundancia en depósitos arqueológicos de la ciudad de México.53 3. Por otra parte, un ave posada sobre una roca implicaba también longevidad con nexos con la primavera,54 elemento folklórico, pero en las vasijas a menudo figuran varios de los elementos que caracterizaban a los inmortales daoístas. Aunque menos frecuente que la representación de venados, en platos y tazones a menudo se identifica esta clase de ave entre los materiales encontrados en excavaciones arqueológicas en la capital de México.55 4. Los Ocho Caballos de Wang Mu llegaron igualmente a Nueva España y hay un ejemplar, el tazón conocido como Walsingham engarzado en plata, 56 que se piensa que la reina Isabel de Inglaterra obsequió a su ahijado de la familia de ese nombre y para quienes debió constituir un bien preciado. Estos seres simbolizan velocidad, según la historia ancestral del viaje de un emperador Zhou, gracias al cual conoció en el mítico estanque de jade a su consorte, Xi Wangmu, una diosa asociada con el yin, de manera que su representación en piezas de porcelana tiene un sustrato daoísta que, a su vez, se incorporó al budismo.57 En sí son escasos los fragmentos fundamentalmente de tazones con la representación de estos legendarios caballos, tiestos que sobre todo se han identificado arqueológicamente en colecciones del estado de Guerrero.58 5. Aunque menos recurrentes, los ancestrales Ocho Trigramas o Bagua (八卦) de la cosmovisión daoísta también hicieron su aparición en occidente, como lo demuestra una vasija encontrada en las excavaciones del exconvento de San Jerónimo en la ciudad de México.59 Los trigramas eran un código del cielo, la tierra, el relámpago, el viento, el agua, el fuego, la montaña y el lago, es decir los ocho fenómenos de la naturaleza o del universo, con pares de ellos se conformaban en las representaciones los hexagramas divinatorios del Yijing, y a menudo los Bagua rodeaban al yang y al yin, lo masculino y femenino respectivamente, o sea el sol y la luna, fuerzas binarias derivadas de la primordial unidad del caos; de hecho,

                                                             53

Patricia,Fournier, op. cit., pp. 34, 38; Kuwayama, Chinese Ceramics in Colonial Mexico, p. 53. Cf. gotheborg.com. 55 Patricia, Fournier, op. cit., pp. 34-35. 56 Teresa, Canepa y van der Pijl-Ketel, op. cit., p. 279. 57 Welch, Bjaaland op. cit., pp. 113-114. 58 Roberto, Junco, Periplo de la porcelana china en Nueva España…, pp. 20 et seq. 59 Fournier, op. cit., p. 37. 54

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De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España 

en los trigramas las línea continuas eran el yang y las discontinuas el yin.60 En el ejemplar arqueológico del exconvento de San Jerónimo se observa en el borde un loto abierto (莲花), flor que sirve como el trono donde descansa Buda y símbolo de éste,61 del núcleo de la existencia al alcanzar el virtuosismo de manera que la vasija plasma la amalgamación de principios daoístas y budistas, propia de las postrimerías de la dinastía Ming. A manera de conclusión Los ejemplos anteriormente citados evidencian las fuertes cargas simbólicas que se representaron en los objetos de porcelana china, acordes sobre todo con las doctrinas daoísta y budista imbuidas en la confucianista. Entre los consumidores occidentales lo de menos era descifrar los códigos y significados, se trataba de las piezas más hermosas jamás vistas y que rara vez se igualarían, por ejemplo en la mayólica de la península ibérica, y que nunca se lograría emular en la novohispana pues los iconos sacros se distorsionaban hasta asemejar elementos usualmente florales, enmarcados en paneles con listones meramente decorativos, que en sí eran conocidos y fáciles de concebir por los artesanos de la Nueva España. A final de cuentas, no era relevante el simbolismo frente a lo estético que se observaba en las delicadas piezas de porcelana; se procedía además a engalanar y atiborrar con porcelana los hogares de los acaudalados y, entre otros, a verter chocolate en teteras y servirlo en los tazones originalmente empleados en China para arroz o bien otras viandas.62 Sin duda no existía motivación para comprender si lo que se miraba como lindos y exóticos diseños finamente pintados en vajillas, tibores y múltiples objetos, acaso tenía algún significado oculto entre los productores y consumidores del Celeste Imperio y que fuera digno de descifrarse o entenderse en occidente. Para concluir, viene a colación una frase del exitoso y galardonado film del director de origen taiwanés Ang Lee, La Historia de Pi, que subyace a la intencionalidad de este ensayo: “Nadie conoce a Dios hasta que alguien se lo presenta”.                                                              60

Schuyler V. R. Cammann, “The Eight Trigrams: Variants and Their Uses”, pp. 301-302; Wan, “Motifs with an Intention…, p. 200. 61 William E., Ward, “The Lotus Symbol…”, p. 144. 62 Esta exuberancia en la exhibición suntuaria de piezas de porcelana, seguramente habría sido calificada como de deplorable gusto por el árbitro de la elegancia Wen Zhenheng, a quien además habría consternado la manera en que en occidente de empleaban los tazones para té. Brook, op. cit., pp. 70-71.

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EL LAZO ENTRE EL DEPARTAMENTO MARINO DE SAN BLAS CON CHINA

Juan José G. Bracamontes Gutiérrez Escuela Nacional de Antropología e Historia, México

Durante los primeros siglos de ocupación hispánica las redes comerciales que se crearon a partir de la llegada de Nao de China al puerto de Acapulco dieron lugar a la creación de necesidades de consumo en la mayor parte de los virreinatos españoles.1 En los territorios de la Nueva Galicia no fue la excepción, pues las mercaderías orientales fueron un atractivo en gran estima para las clases acaudaladas. Las mercancías más populares que trasportó la flota fueron: los textiles, las especias, cerámica, marquetería, cera y estoraque. De Nueva España se exportó: plata, grana cochinilla, jabón, sombreros, hilo de Campeche, artículos de herrería y vino entre otros. Los contactos que se dieron entre San Blas con Filipinas se debieron a cuestiones de necesidad, pues no estaba permitido que la Nao comerciara con otros bastiones, sin embargo los correos y los auxilios a la tripulación abrieron poco a poco la brecha para introducir e integrar a una economía mundial al puerto neogallego. La nao de Manila Con el arribo de la Nao de China hacia los territorios de la Nueva España se cumplió el tan anhelado deseo medieval por hacerse de las ricas mercaderías de oriente, las cuales se distinguieron por ser objetos marcadores de estatus por parte de las elites virreinales y europeas que las consumieron. Así mismo, el comercio del galeón transformo la mayor parte del orbe en el sentido de los principios de

                                                             1

Katherine Bjork, “The Link That Kept the Philippines Spanish: Mexican Merchant Interests and the Manila Trade, 1571-1815”, Journal of World History, volume 9, número1, 1998, pp. 39-42.

         

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una economía global. Yuste2 señala que el sistema comercial que se estableció entre Filipinas y Nueva España, en un principio se dio en forma libre y sin restricciones. No obstante, con la aplicación de medidas regulatorias el tráfico se transformó en monopolio, en donde la descarga de artículos sólo estuvo delimitada en los puertos de Acapulco y Perú. La Corona delimitó las regiones y los comerciantes en un negocio lucrativo que perduraría por 200 años. Los propósitos fundamentales del comercio fueron los siguientes: 1. Hacer de las Filipinas la única región autorizada para comerciar a un mismo tiempo con Asia y América. 2. Hacer de la Nueva España el único centro consumidor en el continente, de las mercancías que proveía el galeón. 3. Cerrar el mercado asiático a los comerciantes americanos y principalmente novohispanos al impedirles realizar sus transacciones comerciales directamente en las islas e incluso al negarles la participación por medio de encomiendas comerciales.3 Los únicos que lograron negociar en Nueva España fueron una elite de comerciantes en asociación con los filipinos. Esta sociedad se encargó de la infraestructura tanto de los viajes y de las transacciones con el único puerto permitido, es decir Acapulco. Según la autora los negociadores lograron un gran avance en mantener un mercado intercolonial exclusivo gracias a la creación del Consulado de México. De esa manera se libraron de la competencia con otros comerciantes menores y de la intrusión de potencias extranjeras en lo que se perfiló como un negocio lucrativo. El correo entre San Blas y Filipinas Se había mencionado anteriormente que los primeros vínculos entre San Blas con Filipinas se debieron a cuestiones de necesidad, pues la estadía oficial era únicamente en Acapulco. Por ejemplo, en 1779 zarpó un bajel a Manila con correo extraordinario, pues España e Inglaterra estuvieron en conflicto y la red de comercio se veía amenazada.4En 1780 se tenía planeado establecer un correo que mantendría comunicado San Blas con Manila, por medio de un navío que realizaría dos viajes al año. El plan no prosperó debido a que los fiscales de la Real Hacienda sospechaban que la gestión del mismo sería imposible, además                                                              2

Carmen Yuste, El comercio de la Nueva España con Filipinas, 1590-1785, México, INAH, 1984, p. 13. 3 Ibíd., pp. 19-20. 4 Pardo Hernández, San Blas y su relación con Filipinas 1790-1820, Tesis de Licenciatura en Historia, UAM, México, p. 33.

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El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China 

favorecía al contrabando.5 Para 1794 de nueva cuenta se despachó del atracadero san blaseño con correspondencia pública, pues se había retrasado la llegado del la Nao de China. En el mismo se incluía dinero para el auxilio de Filipinas y de las islas Marianas.6 Servicios e intercambio Como se sabe el comercio de la Nao de Manila no fue autorizado hasta la segunda mitad del siglo XVIII en San Blas. Por consecuencia, la mayor parte de los contactos se dieron por situaciones especiales, como el envío de correos urgentes, o el auxilio de una tripulación enferma, que de no atenderse era causa de retrasos en la cuestión logística del comercio transpacífico. Por ejemplo, según Yuste7 en 1773 se pensó que no se llevaría a cabo la celebración de la Feria de Acapulco, pues una embarcación procedente de Manila arribó al puerto de San Blas. La llegada de este navío causo confusión entre los comerciantes mexicanos. Por una parte vieron con cierto recelo que las transacciones se llevaran a cabo en ese espacio, ya que eso les hubiera ocasionado la pérdida del monopolio. Por corto tiempo se llevó a cabo la celebración en San Blas y al siguiente año retornó a Acapulco. Retomando sobre los servicios que prestó San Blas además de los de correos otras actividades realizó el puerto como lo fueron los servicios técnicos. Por ejemplo, en 1791 la fragata San Andrés paró en el astillero para que le realizaran unas reparaciones. Las piezas que se remplazaron fueron hechas de buena calidad debido a la pericia de los trabajadores. Entre los materiales remplazados se mencionan: una cuña de bronce para el mastelero, seis arrobas de plomo, argollones, un gancho para el peñol, seis correderas y algunas piezas de manta para las banderas.8 En diciembre de 1797 se requirió que una parte de los trabajadores de la maestranza de San Blas se trasladaran a Manila, pues en aquellas tierras también había abúndate trabajo. La travesía no presentó inconvenientes, aunque el retorno de los mismos les tomó tres años, pues la nave Aranzazú quedó inutilizada por completo. Otro evento ocurrió en 1801 cuando el personal sanitario ayudó a la maltrecha tripulación de la fragata San Rafael quienes sufrían de escorbuto.9                                                              5

Ídem. Ibíd. , p. 34. 7 Carmen, Yuste, op. cit., p. 46. 8 Pardo Hernández, op. cit., p. 51. 9 Ibid., p. 52. 6

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Procedente de Manila el navío Santa Gertrudis, alias El Neptuno arribó forzosamente al fondeadero neogallego en 1807 debido a que parte de su tripulación solicitó atención médica.10 Otro arribo ocurrió en 1816 cuando la embarcación conocida como la Magallanes tuvo que llegar a San Blas, pues los insurgentes ya habían tomado Acapulco. La nave requirió de reparaciones y pertrechos para continuar su retorno, los cuales fueron realizados por el personal capacitado del puerto.11 Similar al anterior evento la fragata Victoria no corrió con la misma suerte debido a que las tropas de Hidalgo se hicieron con el cargamento.12 Además de los servicios prestados el puerto fungió como punto de enlace de mercancía oriental, por ello se dará la siguiente explicación. Comercio legal y algunos casos de contrabando A partir de que el Departamento Marítimo de San Blas se habilitó como centro comercial en mayo de 1796. La zona occidental tomó un crecimiento económico inusitado, pues anteriormente las transacciones con otros virreinatos no estuvieron permitidas. La medida borbónica beneficiaba al Consulado de Guadalajara con el pago de 0.5% sobre las mercancías que ingresaban con su jurisdicción y en este caso todas las que se relacionasen con su Intendencia.13 Yuste 14 señala que, en el caso de Acapulco, la intrusión de mercancía ilegal prácticamente nació a la par con la legal, a pesar de la rigidez del control de las autoridades por mantener alejadas las actividades ilícitas. El temor de perder todo lo invertido más la aplicación de las sanciones severas, no parecen haber hecho mella en el espíritu de lucro para los contrabandistas. Los intrépidos comerciantes siempre estuvieron al filo del peligro al embarcarse en la nao, por ello la introducción de mercaderías significaba una inversión a largo plazo, que de concretarse de forma satisfactoria se lograba obtener grandes beneficios. Yuste15 señala que varios de los efectos aparecían fuera del registro oficial. Por ejemplo el visitador Martín Carrillo llegó a informar en 1628 que el propio virrey marqués de Cerralvo estuvo involucrado de forma directa con los fraudes de la carga del galeón. Una forma en que se logró pasar infinidad de efectos ocurría cuando estos estaban registrados como obsequios, la mayor parte eran artículos de lujo como: tibores, alhajas y marquetería. Esta estrategia tenía por objetivo librarse del pago de la alcabala.                                                              10

Ibid., p. 54. Ibid., p. 37. 12 Ibid., 38. 13 Ibid., 61. 14 Carmen, Yuste, op. cit., p. 30. 15 Ídem. 11

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El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China 

Como una medida de seguridad, el virrey Bucareli ordenó en 1778 que los obsequios que llegaran en el galeón fuera del permiso de carga, se valuaran y pagaran derechos dobles.16 Dilucidar casos de contrabando se inserta en los ámbitos de la complejidad, pues debido al origen de su naturaleza clandestina solamente, se puede mencionar los eventos que fueron denunciados. A continuación se expondrán los sucesos más significativos que acontecieron en el San Blas borbónico. Es probable que las actividades ilícitas se ejecutaron desde antes del establecimiento de San Blas, por ejemplo en 1781 se dio la introducción de efectos chinos que trasportó Nuestra Señora de los Remedios, alias la Favorita, cuyo capitán era Francisco de la Bodega y Cuadra. El propio comisario Francisco Trillo no vio inconvenientes en la entrada de los efectos, quizás porque él mismo estuvo involucrado en la transacción.17 Un evento destacado sobre la práctica de actividades ilegales en San Blas se remonta para 1797, cuando del bergantín el Activo se introdujeron productos provenientes de Manila. Entre los efectos identificados fueron las porcelanas. Dos años después del incidente los objetos fueron vendidos. La cantidad recaudada fue de 936 pesos con tres reales, y ocho meravedíez, la cual fue depositada en la Real Caja del Departamento Marítimo. 18 Todo se vendió, con excepción de un manto de seda y un cajón de cera, pues el primero se destinó a la iglesia de Tepic. Un incidente de lo más interesante ocurrió en 1799, cuando la barcaza Nuestra Señora del Pilar arribó a San Blas. Se descubrió que los oficiales del Departamento Marítimo y los de la embarcación fueron los responsables de la introducción clandestina de algunas mercaderías chinas valuadas en 118,284 pesos. El Consulado de Guadalajara decomisó las mercancías y amonestó a los infractores de esta práctica. Para 1802, de la fragata Francisco Javier proveniente de Manila, se desembarcó un cajón de loza china quebrada, cuyo costo rondó en 150 pesos.19 El caso no pasó a mayores posiblemente por el estado maltrecho de los efectos, sin embargo también puede vincularse a que parte de las autoridades estuvieron involucradas en la transacción. Otro evento sucedió en 1817 cuando la fragata Santa Rita fondeó en el puerto nayarita. El cargamento de dicha embarcación causó varios conflictos. En primera instancia, el capitán Francisco Dapena solicitaba la extracción de plata                                                              16

Ibid., p. 52 Archivo General de la Nación (México), Marina 068, volumen 52, fojas 178-180. 18 Pardo Hernández, op. cit., p. 81. 19 Archivo General de la Nación (México), Marina 068, volumen 193, expediente 1, fojas 1-1v. 17

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quintada, ignorando el permiso correspondiente. Debido a lo sospechoso de la actividad, las autoridades de la Contaduría argumentaron que no estaba permitido realizar esa descarga, la cual se realizó a pesar de las advertencias. Por ello Dapena tuvo que resarcir la falta a modo de multa.20 Otro conflicto se suscitó al no celebrarse la Feria de Tepic, pues las fechas no coincidían con los intereses de los comerciantes. Por otro lado, la influencia que las autoridades generaban hacían pasar por un lado los reglamentos. Al parecer de la nave Santa Rita se descargaron efectos de la China sin que estos se pagaran los impuestos. 21 Por el mismo año la nao Magallanes desembarcó mercaderías orientales, las cuales se condujeron hasta Guadalajara pasando por alto los cobros correspondientes.22 En Acapulco se trató de disminuir el contrabando con una estricta vigilancia promovida por los oficiales de la Real Hacienda, quienes estuvieron atentos sobre los movimientos fraudulentos. Generalmente, cuando las naos se les realizaba alguna compostura como la carena, siempre se observó que no se le introdujera nada.23 Es muy probable que este tipo de vigilancias también se ejecutaran en San Blas como medida de seguridad. Un aspecto que suscita interrogantes es respecto a las formas de pago que los filipinos efectuaban a las autoridades de San Blas, según Trejo24 los extranjeros pagaron las composturas y alimentos con efectos de las cargas. A continuación se explicaran los espacios en donde fueron comercializadas las mercaderías orientales como las ferias de Tepic y la de San Juan de los Lagos. Las ferias comerciales en la Nueva Galicia Básicamente los únicos puntos donde se vertieron los efectos procedentes de Manila desde un punto de vista legal fueron dos. El primero fue la Feria de San Juan de los Lagos y posteriormente la de Tepic. La segunda demoró más tiempo para su establecimiento definitivo, pues las pugnas con los monopolios existentes principalmente los que existían en la Ciudad de México no permitieron su celebración, en cierto modo significaba la perdida de capital y de control. A partir de 1796 la Feria de San Juan de los Lagos cobró un papel fundamental para la zona occidental, debido a su proximidad con el camino real                                                              20

Pardo Hernández, op. cit., p. 67. Ibid., p. 68. 22 Ibid., p. 69. 23 Ibid., p. 71. 24 Dení Trejo Barajas, “El puerto de San Blas, el contrabando y el inicio de la internacionalización del comercio en el Pacífico noroeste, Tzintzun, Revista de Estudios Históricos, núm. 44, 2006, p. 28. 21

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hacia el norte. Gálvez25 opina que gracias a esta posición estratégica el comercio en esta zona se vio favorecido. La autora expone algunos de los beneficios: “prácticamente esta región de Los Altos se convirtió en una de las zonas de mayor tránsito arriero y núcleo principal de abastecimiento de las minas del norte”.26 No obstante, este tránsito adquirió cierta importancia en la segunda mitad del siglo XVIII en Guadalajara, por estar captando los usufructos del suelo alcabalatorio y de las exóticas riquezas del Imperio Celeste. Según Carrera Stampa27 la celebración de esta feria en un principio fue un lugar de peregrinación religiosa para venerar la imagen de la virgen, sin embargo debido a la constante afluencia de personas se transformó en un espacio para la venta de mercancías. Los peregrinos llevaban consigo géneros de otras partes del virreinato lo que propicio el conocimiento y la demanda de los objetos, en especial aquellos considerados exóticos. El mercado tuvo un apogeo increíble, por ejemplo: “en 1630 concurrían 2,000 personas, en 1639 concurrían ya 3000, en 1736 de 8000, y en 1792 eran unos 35,000”. El tiempo que permaneció podía ser por más de quince días, y en algunos momentos se extendió tres más, todo esto con la finalidad de que saliera vendido todo lo que había entrado, so pena de pagar alcabala.28 El tráfico que existió a finales del siglo XVIII es ante todo un efecto de la economía mundo, pues debido a la cantidad de productos provenientes de otras naciones propicio nuevas tendencias y a la vez la continuación de las ya existentes, por ejemplo en la siguiente cita se puede apreciar los patrones de consumo: Hasta el año de 1792 se consumieron 100 tiendas de ropa de Europa y China, 10 de mercería y 31 de vinatería, habiendo entrado 4000 tercios de efectos de Castilla e igual número de la tierra; se calcula prudentemente la venta en reales efectivos en 500,000 pesos y 700,000 de fraude; en el concurso de gente para de 35,000 almas. Del Paso y terreno para la colocación de las tiendas se sacan 2,300 pesos; rinde la alcabala de 14 a 16,000 pesos.29

La suspensión de esta feria aconteció durante el periodo de la Independencia entre 1810 a 1817. La celebración mercantil prácticamente desapareció, mientras que la religiosa aun se mantiene en la actualidad.30                                                              25

María de los Ángeles Gálvez, “La Feria de San Juan de los Lagos a fines del periodo colonial”, México UNAM, S/F, en http://www.economia.unam.mx/amhe/pdfs/doc3.pdf. 26 Ídem. 27 Manuel, Carrera Stampa, op. cit., p.334. 28 Ídem. 29 Ibid., op. cit., pp. 335. 30 Ídem.

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La feria comercial de Tepic se ideó que fuera semejante a las que se celebraron en Acapulco y Jalapa. No obstante, ocurrió lo mismo que en las demás, pues estuvo sujeta al monopolio de algunos comerciantes y las mercancías siempre fueron movidas según sus intereses.31 Sobre las relaciones con oriente, por ejemplo se llevaron intercambios con mercaderías chinas, en donde destacaron: “unas coletillas, algunas porcelanas, cajoncitos de ruedos y bolas.32 Todos estos efectos se introdujeron por Tepic, lo cual produjo por derecho de avería trece pesos con cinco reales. El creciente tráfico de la multiplicación de las operaciones mercantiles trajo consigo el repunte de la prosperidad de la Nueva Galicia, pues nunca se habían estrechado las relaciones con Manila como en esta época.33 Las ferias fueron espacios de confluencia social, pues la mayor parte de las clases sociales ocupaban alguna actividad. Los filipinos se ponían en contacto con los comerciantes de esta zona y las transacciones mercantiles era cuantiosas, alcanzando sumas muy elevadas.34 En el siguiente apartado se muestran los últimos arribos que tuvo la Nao de China en la Nueva España. Las últimas naos de china en el periodo virreinal Generalmente la Nao de Manila realizó una escala en el puerto de San Blas y allí dejaba varios fardos y cajones cuyo destino eran Tepic y Guadalajara. 35 Tradicionalmente el comercio con Asia se efectuó en el puerto de Acapulco. Oficialmente se suprimió en 1813 cuando las Cortes de Cádiz decidieron que el antiguo sistema del galeón era obsoleto, para lo cual los comerciantes de Filipinas optaron por continuar las transacciones con el uso de buques particulares.36 En la siguiente cita se puede apreciar el comercio con las naves orientales: 1814 Corbeta Fidelidad alías La Potenciana 1815 Fragatas Victoria y Carmen 1816 Bergantín Félix y la fragata Nacional alías Santa Rita 1818 Las fragatas María y Victoria y el bergantín San Ruperto alias El Aventurero 1820 La fragata La Paz.37                                                              31

Pardo Hernández, op. cit., p. 69. Ibid., p. 63. 33 Ídem. 34 Manuel, Carrera Stampa, op. cit., p. 113. 35 Pardo Hernández, op. cit., p. 70. 36 Ibid., p. 63. 37 Ibid., p. 64. 32

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De estos negocios no se puede verificar los efectos que se descargaron en las embarcaciones, pues a causa del periodo insurgente los informes son esquivos y no señalan cuáles efectos eran los más solicitados. A continuación se expondrán los vestigios arqueológicos que se localizaron en San Blas, los cuales confirman la relación con Manila. La arqueología histórica de San Blas Por medio de un análisis acucioso de arqueología histórica en el promontorio de la Contaduría se puede corroborar las relaciones de Nueva España con Filipinas. La evidencia material que demuestra estas relaciones es principalmente la porcelana y en forma aislada una moneda. Los fragmentos cerámicos provenientes del remoto Imperio Celeste fueron ante todo marcadores de estatus del cuerpo militar de alto rango y de los mercaderes acaudalados, que en cierta forma trataron de distinguirse del resto de la población gracias al consumo de estos objetos suntuarios. Las vajillas de la Contaduría se caracterizan por ser de baja calidad técnica y decorativa en azul opaco y oscuro sobre blanco. Generalmente se le reconoce como loza Zhanghou o “Swatow”. Fueron manufacturadas en los hornos provinciales de la región de Fugian. Cronológicamente las piezas se ubican desde finales del siglo XVI y mediados del XVII, entre los periodos Wanli y la dinastía Ming y los ulteriores del inicio de la Qing. Los elementos decorativos más destacados son en la mayor parte fitomorfos o geométricos, aunque existen otros ejemplares que se caracterizan por una división en paneles como la porcelana Kraank.38 Se identificó también algunos tiestos que se elaboraron en la era del emperador Kangxi (1662-1722), de igual manera se presentan en azul sobre blanco y de una calidad considerable debido a su brillo y su decoración pictórica. Los diseños fitomorfos que se presentan en estas porcelanas evidencian altos niveles de calidad que lograron alcanzar los talleres de Jingdezhen. Los artefactos orientales que más predominaron en las intervenciones de superficie fueron los estilos “Nankin y Cantón (Figura 1). Se ubican temporalmente de 1790 a 1835, tanto platos y taza con forma europea se ubican a las postrimerías del reinado de Qianlong (1736-1795), el periodo Jianqing (1796                                                             38

Patricia Fournier y Juan José G. Bracamontes, “Matanchel, San Blas y el comercio transpacífico en Nueva Galicia: perspectivas desde la arqueología histórica”, en Lucia Chen (Hsiao-Chuan Chen) y Alberto Saladino García (comp.), La Nueva Nao: De Formosa a América Latina. Reflexiones en torno al Bicentenario de las Independencias Latinoamericanas”, Taipei, Universidad de Tamkang, pp. 333-350, 2010.

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1820), y abarcan a groso modo quince años bajo el dominio del emperador DaoGuang (1821-1850 ).39 Otros elementos analizados en sitio exhiben el diseño denominado “durazno y hongo” (Figura 2), siendo muy común localizarlos en algunos depósitos californianos que datan alrededor de 1820. Estas vasijas se produjeron durante la época del emperador Daoguang.40 Las formas identificadas son los platos, tazones, tazas y jarras. La mayor parte de estos se relacionaron al servicio de mesa. Según Castillo41 los bienes de prestigio como las porcelanas generalmente se exhibieron en escaparates llamados chineras, es posible que las mismas podrían haber sido utilizadas en San Blas. Un hallazgo de lo más particular fue el de una moneda de bronce (Figura 3). La acuñación de este metálico es Beijing entre 1736 y 1795, probablemente circuló para llevar a cabo transacciones comerciales en la época del auge de San Blas o bien también se pudo utilizar como ficha de juego hasta llegar eventualmente al contexto arqueológico.42

Figura 1: Porcelana Cantón de San Blas.

                                                             39

Ibíd., p 344 Ibíd., p. 345. 41 Karime Castillo, Alfareros, consumo y simbolismo: La producción de lozas vidriadas en la ciudad de México y su papel en la sociedad virreinal, Tesis de Licenciatura en Arqueología, Universidad de Las Américas, Puebla, México, 2007, p. 130. 42 Patricia, Fournier y Bracamontes, op. cit., p. 345. 40

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Figura 2: Porcelana tipo Durazno y Hongo.

Figura 3: Moneda china de bronce localizada en San Blas Nayarit.

Conclusiones Los vínculos que se generaron en San Blas con Manila de forma directa o indirecta a lo largo del siglo XVIII y principios del siglo XIX se encuentran concatenados a las dinámicas que generó la economía mundo capitalista. Las transformaciones paulatinas y acontecimientos que se dieron en este puerto respondieron a los intereses que dio la Corona española por mantener este control. El lazo creado a lo largo de los auxilios paulatinos que fue prestando San Blas, fueron poco a poco incentivos para ser considerado un espacio para realizar el comercio transpacífico. Existieron algunos precursores que intentaron instalarlo a mediados de su fundación, no obstante cuando se abrió la vía legal a las transacciones el puerto ya había presentado en más de alguna ocasión la entrada de efectos ilegales.

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Una parte acaudalada de la población porteña consumió las mercaderías provenientes del Imperio Celeste al igual que las elites de Tepic y Guadalajara. La mayor parte de estos géneros ofreció a los consumidores la posibilidad de ser marcadores de estatus. El decrecimiento por la predilección de estas mercancías se debió en gran parte a la inserción de cerámicas europeas principalmente británicas, no obstante cuando se fracturó la ruta del Galeón a causa de los insurgentes las elites novohispanas también modificaron posiblemente sus preferencias.

Fuentes Bjorkm, Katherine, “The Link That Kept the Philippines Spanish: Mexican Merchant Interests and the Manila Trade, 1571-1815”, Journal of World History, volumen 9, número 1, 1998. Castillo Cardenas, Karime, Alfareros, consumo y simbolismo: La producción de lozas vidriadas en la ciudad de México y su papel en la sociedad virreinal, Tesis de Licenciatura en Arqueología, Universidad de Las Américas, Puebla, 2007. Carrera Stampa, Manuel, Las Ferias novohispanas. En Historia Mexicana, volumen 2, número. ———, La Nao de Manila. En Historia Mexicana, volumen 9, número 1, 1995. Fournier, Patricia y Juan José G. Bracamontes, “Matanchel, San Blas y el comercio transpacífico en Nueva Galicia: perspectivas desde la arqueología histórica”, en Lucia Chen (Hsiao-Chuan Chen) y Alberto Saladino García (comp.), La Nueva Nao: De Formosa a América Latina. Reflexiones en torno al Bicentenario de las Independencias Latinoamericanas”, Taipei, Universidad de Tamkang, 2010. Gálvez Ruíz, María de los Ángeles, “La Feria de San Juan de los Lagos a fines del periodo colonial. Fuentes y Metodología”, Universidad Autónoma de México, 2011, en http://www.economia.unam.mx/amhe/pdfs/doc3.pdf. Pardo Hernández, Claudia Patricia, San Blas y su relación con Filipinas 17901820. Tesis de Licenciatura en Historia, UAM, México, 1994. Trejo Barajas, Dení, “El Puerto de San Blas, el contrabando y el inicio de la internacionalización del comercio en el Pacífico Noroeste”, Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, núm. 44, 2006. Yuste, Carmen, El comercio de la Nueva España con filipinas, 1590-1785, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Científica 109, 1984.

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LOS SECRETOS ARTESANALES DE LOS LAPIDARIOS: INSTRUMENTOS Y TÉCNICAS DE TRABAJO EN MESOAMÉRICA Y CHINA

Emiliano Ricardo Melgar Tísoc Reyna Beatriz Solís Ciriaco Museo del Templo Mayor, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México 

1. Introducción Las piedras preciosas y semipreciosas fueron de los materiales más apreciados por culturas y sociedades de distintas partes del mundo. Estos materiales pétreos fueron empleados como bienes de prestigio, los cuales han sido definidos como artículos de lujo inalienables o preciosidades que no eran abundantes ni de fácil acceso, por lo cual su valor dependía de su escasez;1 manteniendo las diferencias sociales; otorgando identidad y status a su posesión como un medio de control efectivo sobre los demás;2 y con orígenes prestigiosos que remitían al pasado, a los ancestros y los dioses.3 Debido a estas características, su trabajo requería de gran habilidad y destreza por parte de los artesanos lapidarios, por lo cual el oficio muchas veces se enseñaba desde la infancia entre padres e hijos. Por ello, el conocimiento sobre las propiedades del material, el acceso a determinadas herramientas y la ejecución de ciertas técnicas de trabajo muchas veces fueron controladas por los grupos dirigentes. Sin embargo, todavía se desconocen la mayoría de las técnicas y herramientas empleadas por los artesanos lapidarios, ya que casi todos los estudios se basan en lo referido en fuentes históricas, imágenes                                                              1

Robert D. Drennan, “¿Cómo nos ayuda el estudio sobre el intercambio interregional a entender el desarrollo de las sociedades complejas”, en Evelyn Childs Rattray (ed.), Rutas de intercambio en Mesoamérica. III Coloquio Pedro Bosch Gimpera, México, UNAM, 1998, pp. 26-28. 2 Annette Weiner, Inalienable possessions: The paradox of keeping-while-giving, Berkeley, University of California Press, 1992, p. 36. 3 Takeshi Inomata, “The Power and Ideology of Artistic Creation. Elite Craft Specialists in Classic Maya Society”, Current Anthropology vol. 42, núm. 3, 2001, pp. 321.

        

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y algunos contextos arqueológicos de talleres. Por ello, en este trabajo presentaremos una comparación tecnológica de este trabajo artesanal entre Mesoamérica y China, a través de la arqueología experimental y el análisis de huellas de manufactura con microscopía. A partir de ello mostraremos las semejanzas y diferencias entre ambas regiones y la identificación de algunas técnicas e instrumentos de trabajo no referidos en las fuentes históricas ni halladas físicamente en contextos arqueológicos. 2. Las materias primas En el trabajo lapidario, entre los componentes más importantes estaban las distintas piedras aprovechadas como materias primas para la elaboración de objetos ornamentales o votivos. a) En Mesoamérica Gracias a las fuentes escritas es posible conocer la gran variabilidad de los materiales pétreos empleados, aunque el atributo más importante en las clasificaciones y nomenclaturas parece haber sido el cromático (Tabla 1). También se señalan varias características de cada piedra, como su dureza, brillo, localización de yacimientos, su uso y las propiedades medicinales.

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Los secretos artesanales de los lapidarios: instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China 

Tabla 1. Ejemplos de materias primas empleadas en la lapidaria entre los nahuas Piedra Descripción Representación chalchihuites: Hay otras piedras que se llaman “esmeralda basta”a chalchihuites; son verdes y no transparentes, “esmeralda en bruto, mezcladas de blanco; úsanlas mucho los perla, piedra preciosa principales, trayéndolas en las muñecas, verde”b atándolas en hilo y aquello es señal de que es “piedra preciosa”c persona noble el que la trae; a los “la que ha sido maceguales no les era lícito traerla perforada”d (Sahagún, 2006, Lib. IX, cap. VIII: 671).

C.F., lib. VIII, fol. 50, p. 300r

quetzaliztli o quetzalitztli: “esmeralda”a “esmeralda, piedra preciosa”b “obsidiana preciosa”d

Las esmeraldas que se llaman quetzalitzli, las hay en esta tierra muy buenas; son preciosas, de mucho valor, llámanse así porque quetzalli quiere decir pluma muy verde, e itztli piedra de navaja, la cual es muy pulida y sin mancha alguna, y estas dos cosas tiene la buena esmeralda, que es muy verde, no tiene mancha, y muy pulida y transparente, es resplandeciente (Sahagún, 2006, Lib. IX, cap. VIII: 670-671).

quetzalchalchíhuitl: “piedra preciosa de color azul o verde”ab “jade fino”d

Hay otro género de piedras que se llaman quetzalchalchíhuitl; dícese así porque es muy verde y tiene manera de chalchíhuitl. Las buenas de éstas no tienen mancha ninguna, y son transparentes y muy verdes; las que no son tales tienen razas y manchas, y rayas mezcladas. Lábranse estas piedras, unas redondas y agujereadas, otras, largas y rollizas y agujereadas, otras, trianguladas, otras, cortadas al sesgo, otras cuadradas (Sahagún, 2006, Lib. IX, cap. VIII: 671). Hay en esta tierra piedra mármol y llámanle aitztli, (que) es como el de España (Sahagún, 2006, Lib. XI, cap. VIII: 673).

C.F., lib. XI, fol. 204, p. 356r

aitztli: “obsidiana blanca”, mármol d piedra blanca e

C.F., lib. XI, fol. 205, p. 357v

C.F., lib. XI, fol. 211, p. 363v

a: Vocabulario de Molina; b: Diccionario de Siméon; c: Vocabulario de Rincón; d: Calepino de Sahagún/Máynez; e: Diccionario de Wimmer; f: Sahagún. C.F.: Códice Florentino.

b) En China En China, al igual que en Mesoamérica, la coloración también parece haber sido una de las características más apreciadas en los objetos (Figura 1), ya que en el caso del jade, llamado yu en chino, las tonalidades que aparecen en los contextos 95

 

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arqueológicos abarcan un amplio espectro de verdes, aunque el blanco fue el color más apreciado por su pureza. También su valor simbólico incidía en su preferencia, ya que era considerado una piedra mágico-religiosa que representaba la esencia del cielo y la tierra, simbolizaba la belleza, gracia, pureza y suerte, con propiedades curativas, cargada de gran energía protectora contra los malos espíritus y enfermedades, ejemplo de perfección y longevidad.4 Debido a ello, fue el material pétreo más ampliamente empleado en una gran variedad de objetos ornamentales (discos, pendientes, placas y cuentas) y en herramientas (hachas y espadas), así como en vestimentas mortuorias para uso de las élites, emperadores o personajes importantes.5 Resulta interesante que los lapidarios chinos también usaron otros minerales verdosos, como la serpentina y la bowenita, pero cuyo trabajo difería de las nefritas de mejor calidad, lo cual parece indicar que distinguían entre las calidades, durezas y características físicas de las materias primas.6

                                                             4

Fred Ward, “Jade. Stone of Heaven”, National Geographic, vol. 172, núm. 3, 1987, pp. 284-315; Angus Forsyth, “Neolithic Chinese Jades. Hemudu to Erlitou Period”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 49-79, p. 53; Chung Tang (ed.), East Asian Jade: Symbol of Excellence, Hong Kong, Chinese University of Hong Kong, 1998; Heber Reginald Bishop, The Bishop Collection. Investigations and Studies in Jade, Nueva York, Mershon Company Press, 1900, pp. 321-370; Richard Gump, Jade: Stone of Heaven, Nueva York, Doubleday & Company, 1962, pp. 20-230; Sidney Howard Hansford, Jade: Essence of Hills and Streams. The Von Oertzen Collection of Chinese and Indian Jades, Londres, Purnell and Sons, 1969, pp. 30-100. 5 Forsyth, op. cit., pp. 53-79; Sun Shoudao y Guo Dashur, “Hongshan Jades - The Origins of the Dragon”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 80-83; Mo Yongkang, “Richesse and Ritual – The Impetus of Liangzhu Jades”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 84-88; Angus Forsyth, “Post-Neolithic to Han Chinese Jades. Shang to Zhou Period”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 89-110; Brian S. McElney, “Han to Song Chinese Jades. The Western Han to Southern Song Period”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 111-126; Yang Boda, “The Glorious Age of Chinese Jades. The Yuan, Ming and Qing Dynasties”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 127-188. 6 Tsui-Mei Huang, The role of jade in the Late Neolithic Culture of Ancient China: The case of Liangzhu, Tesis de Doctorado, Pittsburgh, University of Pittsburgh, 1992.

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Los secretos artesanales de los lapidarios: instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China 

Figura1.Ejemplos de materias primas empleadas en China.

3. Los artesanos lapidarios La transformación de las distintas piedras en bellos ornamentos y vestimentas, o en vistosas herramientas, era llevada a cabo por grupos de artesanos experimentados que debieron desarrollar una habilidad y destreza desde pequeños. En este apartado señalaremos algunas de las características que debían de tener quienes se dedicaban a este oficio. a) Los artesanos lapidarios del Centro de México En las fuentes históricas de la época colonial es posible encontrar algunas referencias sobre los artesanos prehispánicos para elaborar objetos en distintos materiales líticos. Según estas fuentes, el lapidario era un artesano toltecatl, “artífice, sabio o maestro de arte, oficial de artes mecánicos o artista de las llamadas artes menores”, 7 cuyo trabajo era considerado el arte de labrar las distintas piedras preciosas y semipreciosas.8 Dice Sahagún que el buen lapidario estaba bien enseñado y examinado en su oficio, tenía gran habilidad y pericia al emplear sus instrumentos y era buen conocedor de las piedras que trabajaba. 9 Entre estos especialistas estaban los tlatecque (cortadores de piedra en general),                                                              7

Fray Juan de Torquemada, Monarquía Indiana. De los veinte y un libros rituales y monarquía indiana, con el origen y guerras de los indios occidentales, de sus poblazones, descubrimiento, conquista, conversión y otras cosas maravillosas de la mesma tierra, México, UNAM, 1975, I, pp. 55 y 350-351. Para otra referencia sobre los lapidarios como toltecas véase también fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, México, Porrúa, 2006, t. I, lib. I, cap. I, p. 9. 8 Torquemada, op. cit., t. II, Lib. VI, cap. XXIV, p. 48. 9 Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, México, Porrúa, 2006, Lib. X, cap. VII, p. 536.

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chalchiuhtlatecque (gematistas) y chalchiuhtlacuiloque (“el que trabaja o esculpe la piedra preciosa”).10 Los lapidarios, al igual que otros artesanos (amantecas, escribanos, plateros y pintores), transmitían y heredaban su oficio por parentesco a sus hijos como parte de sus actividades educativas domésticas. La pertenencia a un calpulli, en el que todos sus habitantes compartían y ejecutaban las mismas técnicas y profesiones también favorecía la enseñanza de los padres a los jóvenes y la transmisión del conocimiento de las técnicas de producción y los secretos de los oficios.11 Ello se debe a que había una gran continuidad en la especialidad familiar del trabajo, ya que el desempeño en las profesiones se heredaba por vía paterna, es decir de padres a hijos, como aparece ilustrado en la lámina 70 del Códice Mendocino y explican las glosas mismas (Figura 2): Los oficios de carpintero y lapidario y pintor y platero y guarnecedor de plumas, según que están figurados e intitulados, significan que los tales maestros enseñaban los oficios a sus hijos, luego, desde muchachos, para que siendo hombres se aplicasen por sus oficios y ocupasen el tiempo en cosas de virtud, dándoles consejos que de la ociosidad nacían y se engendraban malos vicios, así de los de malas lenguas, chismosos, y seguían las borracheras y otros malos vicios, y poniéndolos otros muchos aterrores que mediante ellos se sometían en todo aplicarse.12

Figura2.Enseñanza del oficio lapidario de padre a hijo. Códice Mendocino, 70r.

                                                             10

Sobre tlatecque y chalchiuhtlatecque véase a Sahagún, op. cit., adiciones al Lib. IX, cap. XV, p. 502, mientras que para chalchiuhtlacuiloque véase Sahagún, Book 8: Kings and Lords. Volume 8 of Florentine Codex, A General History of the Things of New Spain, Arthur O. J. Anderson y Charles E. Dibble (trads.), Santa Fe, The School of American Resarch/The University of Utah, 1954, pp. 14 y 45. 11 Alfredo López Austin, La educación de los antiguos nahuas, México, SEP-Ediciones El Caballito, 1985, t. 1, pp. 27-29. 12 Frances Berdan y Patricia Rieff Anawalt, The Essential Codex Mendoza, Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1997, p. 70r.

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Otro lugar, aparte de la casa bajo tutela de los padres, donde podía aprenderse y desarrollarse el oficio de las artes mecánicas era en los templos-escuela de los barrios o telpochcalli,13 y en unas enormes casas junto a los templos llamadas cuicacalli o “casa de canto”. 14 En estos centros educativos los mozos de cada barrio tenían maestros y prelados que les enseñaban y ejercitaban en todo género de artes; y cuando les detectaban la inclinación a ellas, los encaminaban hasta hacerlos doctos y hábiles, 15 aunque lo más común era darles la profesión y trabajos de los padres.16 El oficio también podía estar determinado por el signo del día en el que nacían los individuos, poniéndoles las insignias e instrumentos de trabajo que les servirían en el futuro, 17 como aparece ilustrado en el folio 57r del Códice Mendocino.18 De esta manera, de acuerdo con la fecha de nacimiento, había cierta predisposición19 a que muchos artesanos de los oficios mecánicos ejercieran su profesión por haber nacido bajo el signo de xóchitl,20 en el día ce Ozomatli (“1 mono”),21 o en el día ce xóchitl (“1 flor”) dedicado a la diosa Xochiquetzalli.22 b) Los artesanos lapidarios en China Los trabajadores de la lapidaria en China, al igual que en Mesoamérica, también debieron aprender el oficio desde temprana edad, para lograr desarrollar sus habilidades y destrezas con el tiempo. El conocimiento sobre las propiedades de los materiales pétreos, las posibilidades de elaboración de objetos o la predilección por determinadas técnicas era parte del aprendizaje y secretos artesanales adquiridos en cada taller o grupo de trabajo (Figura 3).

                                                             13

Durán, op. cit., t. I, lib. I, cap. V, pp. 48-49. Véase también López Austin, op. cit., 1985, t. 1, pp. 25-27. 14 Ibid., t. I, lib. I, cap. XXI, pp. 190-191. 15 Ibid., p. 191. 16 Fray Gerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica Indiana, México, SEP, 2002, Lib. II, cap. XXIV, p. 242. 17

Durán, op. cit., t. I, lib. I, cap. V, p. 57. Berdan y Anawalt, op. cit., p. 119. Cabe señalar que en esta lámina del Códice Mendocino también hay otros objetos que podían ser ofrecidos dependiendo del sexo, como escudos y flechas para que los niños fueran guerreros y escobas e instrumentos de hilar (malacates, hilo de algodón y cestillas) para que las niñas realizaran actividades propias de la casa. 19 Sin embargo, ésta no siempre era tan tajante ni determinante para la elección del oficio ejercido (María Castañeda, 2013: comunicación personal). 20 Sahagún, op. cit., 2006, lib. IV, cap. II, p. 219; Durán, op. cit., t. I, lib. II, cap. II, p. 232. 21 Sahagún, op. cit., 2006, lib. IV, cap. XXII, pp. 235-236. 22 Durán, op. cit., t. I, lib. I, cap. XVI, p. 152. 18

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a b Figura 3. Enseñanza de secretos artesanales en cada taller o grupo de trabajo (a) y predilección por determinadas técnicas como el corte con cuerdas de metal, tomadas de www.ancientchina.co.uk (a) y de Whitlock y Erhmann, 1949, foto 5.

Según la interpretación de las evidencias arqueológicas de los entierros Liangzhu, las propias élites podrían haber estado directamente involucradas en la producción de los bienes de prestigio en lapidaria, sobre todo de jade. Esta propuesta se basa en que en las tumbas de miembros de la élite se han hallado grandes cantidades de piezas de este material pétreo en proceso de trabajo que no presentan acabados (pulido, por ejemplo) o con marcas sin borrar de las primeras etapas de manufactura. Debido a que controlaban la producción y distribución de los productos terminados, y a que los complicados diseños tenían que ser hechos por quienes conocieran su representación y simbolismo, considerados productos “tanto de mentes como de manos”, se sugiere que los artesanos debieron ser miembros de las élites e incluso los mismos líderes o jefes.23 También existe la propuesta del control de la producción artesanal por los chamanes, quienes eran grandes maestros artesanos en el corte del jade, por lo cual elaboraban las piezas más valiosas para la realización de determinados rituales, permitiéndoles sustentar un monopolio con las entidades sobrenaturales.24                                                              23

Li Liu, “´The Products of Minds as Well as of Hands´: Production of Prestige Goods in the Neolithic and Early State Periods of China”, Asian Perspectives, vol. 42, núm. 1, 2003, pp. 1-19. 24 Ch´in Hsiao-I, “Introduction”, Collector´s Exhibition of Archaic Chinese Jades, Taipei, National Palace Museum, 1995, p. 32.

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4. Los instrumentos de trabajo ¿Con qué instrumentos se tallaban las piedras preciosas y semipreciosas? En este apartado abordaremos algunas de las investigaciones que se han hecho al respecto o las referencias históricas que describen el utillaje empleado. a) Evidencias del trabajo artesanal en Mesoamérica Las fuentes históricas nos señalan algunos de los materiales empleados en el trabajo lapidario. Por ejemplo, los esmeriles, que eran arenas abrasivas hechas de pequeñas piedras coloradas y molidas, procedentes de las provincias de Anáhuac, Quetzaltepec y Totótepec (Figura 4a),25 o el tecpaxalli, pedernales de Huaxtepec molidos hasta convertirlos en polvo o arena, los cuales se utilizaban para pulir las piedras preciosas (Figura 4b).26 También había varias piedras empleadas a manera de percutores y cinceles para hacer figuras grandes o pequeñas.27 Para raspar los espejos de obsidiana se empleaba un abrasivo llamado teuxalli (“arena auténtica”), y para aserrarlos un tipo de betún hecho de estiércol de murciélago.28 Las cañas macizas de ótlatl u otate se utilizaban para pulir piedras,29 aunque los espejos se pulían con cañas o juncos más gruesos llamados quetzalótlatl.30 Para trabajar el cristal (blanco o rojo), el jade y la “esmeralda”, se empleaba arena de sílice y un metal duro, después las perforaban con un punzón de metal y finalmente se pulían, ya fuera con pedernal, con palos o con bambú fino.31 El “pedernal de sangre” se raspaba con agua y una piedra dura procedente de Matlatzinco (Valle de Toluca), luego se labraba con “esmeril” y se pulía con bambú. Otro material que se trabajaba de forma similar, debido a su gran dureza, era la “bola verde”. En contraste, debido a que el “pedernal de colibrí” y la turquesa no eran piedras muy duras, se raspaban y pulían solamente con arena, mientras que para la turquesa se empleaba un instrumento especial llamado “pulidor de turquesas” con el cual se le daba brillo.32

                                                             25

Durán, op. cit., t. II, cap. LVI, p. 425; Sahagún, op. cit., Lib. XI, cap. X, p. 675. Sahagún, op. cit., 2006, Lib. XI, cap. X, p. 675. 27 Durán, op. cit., t. II, cap. XXIII, p. 191. 28 Sahagún, op. cit., 2006, lib. X, cap. XXIII, p. 557. 29 Ibid., lib. X, cap. XVI, p. 547. 30 Ibid., lib. X, cap. XXIII, p. 557. 31 Ibid., adiciones al lib. IX, cap. III, pp. 507-508. 32 Ibid., p. 508. 26

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a b Figura 4. Algunos abrasivos empleados en la lapidaria: esmeril (a) y tecpaxalli (b), tomadas de Sahagún, 1979, III, Lib. XI, fols. 215-216, pp. 367r-368v.

En cuanto a las evidencias arqueológicas sobre el trabajo artesanal en lapidaria, las investigaciones dedicadas a ellas son pocas, debido en parte a la escasez de sus talleres o áreas de producción y porque las evidencias de producción (piezas en proceso de trabajo y residuos) generalmente han sido recuperadas en basureros y rellenos constructivos.33 Sin embargo, existen algunos contextos productivos que pueden ejemplificar el trabajo lapidario prehispánico: En el sitio de Nativitas, Tlaxcala, en el Centro de México, se recuperaron en un contexto doméstico más de 4600 piezas de jadeíta del Motagua, varias de ellas en proceso de trabajo, las cuales estaban asociadas a 1226 perforadores de pedernal y 41 discos de basalto para pulir las cuentas.34 En el valle del río Motagua se han recuperado más de 9 mil evidencias de producción de objetos de jadeíta en varios contextos domésticos de 28 sitios, las cuales estaban asociadas con 401 perforadores de pedernal y varios nódulos de jadeíta, 35 mientras que en talleres de jadeíta de los sitios de Calakmul en Campeche y Cancuén en Guatemala se hallaron lajas de caliza con concavidades en forma de roscas de las mismas dimensiones que las cuentas de jadeíta                                                              33

Hattula Moholy-Nagy, “Middens, Construction Fill, and Offerings: Evidence for the Organization of Classic Period Craft Production at Tikal, Guatemala”, Journal of Field Archaeology, núm. 24, 1997, pp. 293-313; Bertina Olmedo Vera y Carlos Javier González González, “Áreas de Actividad Relacionadas con el Trabajo del Jade”, en Linda Manzanilla (ed.), Unidades Habitacionales Mesoamericanas y sus Áreas de Actividad, México, IIA/UNAM, 1986, pp. 75-101; Carlos Javier González González y Bertina Olmedo Vera, “El Trabajo de la Turquesa”, en Linda Manzanilla (ed.), Unidades Habitacionales Mesoamericanas y sus Áreas de Actividad, México, IIA/UNAM, 1986, pp. 103-114. 34 Kenneth G. Hirth, Mari Carmen Serra Puche, Jesús Carlos Lazcano Arce y Jason de León, “Intermittent Domestic Lapidary Production during the Late Formative Period at Nativitas, Tlaxcala, Mexico”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, núm. 19, 2009, pp. 157-174, pp. 161-166. 35 Erick T. Rochette, “Jade in Full: Prehispanic Domestic Production of Wealth Goods in the Middle Motagua Valley, Guatemala”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, núm. 19, 2009, pp. 205-224, pp. 210-214.

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asociadas y grandes cantidades de navajillas de obsidiana y perforadores de pedernal.36 Cabe señalar que en Cancuén se recuperaron 3528 piezas de jadeíta, la mayoría en proceso de trabajo.37 En el taller de Otumba hay lajas y pulidores de basalto y perforadores de obsidiana y de pedernal. También se propone el uso de abrasivos (obsidiana y pedernal molidos) y taladros huecos de metal por el hallazgo de bulbos en el fondo de las perforaciones.38 (Charlton, 1993:235-239). En el taller de Ejutla en Oaxaca hay lascas de obsidiana, perforadores de pedernal y taladros de cuarzo. También se propone el empleo de carrizos huecos y abrasivos para perforar por el hallazgo de cilindros de onyx y el uso de arena y fibras vegetales para cortes.39 b) Evidencias del trabajo artesanal del jade en China Entre las piezas lapidarias más antiguas halladas en China están las de nefrita, las cuales fueron recuperadas en sitios del Neolítico Medio (70000-5000 a.C.). Se ha planteado que durante esta época el trabajo de estos materiales debió ser muy sencillo y compartía varias técnicas del resto de la lítica, debido a que los adornos elaborados presentaban abrasión y corte. Esta situación cambia drásticamente en la etapa tardía de Era Yangshao hacia finales del Neolítico Tardío (3500-3000 a.C.), cuando en varias culturas ubicadas en las zonas costeras del norte y del sur de China aumentó su complejidad social. Ello estimuló la jerarquización social a través de la demanda de bienes de prestigio para la exaltación social o de parafernalia ritual para la celebración de importantes ceremonias religiosas y

                                                             36

William J. Folan, Joel D. Gunn y María del Rosario Domínguez Carrasco, “Triadic Temples, Central Plazas and Dynastic Palaces: A Diachronic Analysis of the Royal Court Complex, Calakmul, Campeche, Mexico”, en Takeshi Inomata y Stephen D. Houston (eds.), Royal Courts of the Ancient Maya. Volume Two: Data and Case Studies, Oxford, Westview Press, 2001, pp. 223265, p. 252; Brigitte Kovacevich, “Ritual, Crafting, and Agency at the Classic Maya Kingdom of Cancuen”, en E. Christian Wells y Karla L. Davis Salazar (eds.), Mesoamerican Ritual Economy. Archaeological and Ethnological Perspectives, Boulder, University Press of Colorado, 2007, pp. 67-114. 37 Kovacevich, op. cit., pp. 74-86. 38 Cynthia Otis Charlton, “Obsidian as Jewelry: Lapidary production in Aztec Otumba, México”, Ancient Mesoamerica, 4, Cambridge, Cambridge University Press, 1993, pp. 231-243. 39 Gary M. Feinman y Linda M. Nicholas, “Craft Production in Classic Period Oaxaca: Implications for Monte Albán´s Political Economy”, en Izumi Shimada (ed.), Craft Production in Complex Societies. Multicraft and Producer Perspectives, Utah, University of Utah Press, (Foundations of Archaeological Inquiry), 2007, pp. 105-113.

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mortuorias que permitieron el desarrollo de una industria especializada en la talla del jade.40 Este trabajo artesanal llegó a tener tanto desarrollo y distribución durante la era Longshan del Neolítico Terminal (3000-2000 a.C.), que las culturas han sido denominadas como “culturas del jade”. Llama la atención que las ubicadas en la costa este de China fueron de las primeras en lograr el apogeo en este material pétreo, debido a que en sus cercanías estaban disponibles importantes yacimientos de esta materia prima, mientras que en las zonas interiores fue más tardío y con pocos objetos de menor calidad.41 A pesar de esta generalización en el uso del jade y a que existían algunas formas de piezas compartidas a nivel interregional, en cada región se aprecian diferentes tradiciones artísticas locales asociadas al simbolismo de determinados objetos y diseños.42 Desafortunadamente son pocos los estudios sobre las herramientas empleadas en la elaboración de objetos de jade en China, debido en parte a la escasez de contextos productivos o talleres. Sin embargo, algunas de ellas han podido conocerse debido a los hallazgos en contextos arqueológicos, a lo reportado en las fuentes históricas y a algunas herramientas expuestas en museos regionales (Figuras 5 y 6). Por ejemplo, se han recuperado lajas de arenisca para desgastar en algunos contextos productivos de jade de sitios Neolíticos,43 mientras que el empleo de discos y herramientas de bronce, hierro y acero se describe en algunas fuentes escritas y existen algunas imágenes sumamente detalladas sobre los distintos procesos llevados a cabo.44 En general, el trabajo del jade en China se                                                              40

Mou Yongkang y Wu Ruzuo, “A Discussion of Jade Age”, en Roderick Whitfield y Wang Tao (eds. y trads.), Exploring China´s Past. New Discoveries and Studies in Archaeology and Art, London, Saffron, 1999, pp. 41-49. 41 Walburga Wiesheu, “Culturas tempranas del jade en las civilizaciones de China y Mesoamérica: economía de un piedra ´preciosa´ en las etapas formativas de su desarrollo”, en Lucía Chen y Alberto Saladino (eds.), La Nueva Nao: de Formosa a América Latina, Taipei, Universidad de Tamkang, 2010, pp. 371-389, p. 373. 42 Ibid. 43 Gwen P. Bennett, “Context and Meaning in Late Neolithic Lithic Production in China: The Longshan Period in Southeastern Shandong Province”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, vol. 17, núm. 1, 2007, pp. 52-67, pp. 56-59; Jianfang Lu y Tao Hang, “Prehistoric jade working based on remains at the site of Dingshadi”, en E. Childs-Johnson (ed.), Chinese Jades of Late Neolithic Through Han Periods. Enduring Art of Jade Age China, Nueva York, Throckmorton Fine Art, 2002, vol. II, pp. 31-42; Forsyth, op. cit., pp. 56-57. 44 Sidney Howard Hansford, Chinese Jade Carving, Londres, Lund Humphries, 1950; W. L. Hidburgh, “Chinese methods of cutting hard stones”, Journal of the Royal Anthropological Institute 37, 1907, pp. 189-195; Margaret Sax, Nigel D. Meeks, Carol Michaelson y Andrews P. Middleton, “The identification of carving techniques on Chinese jade”, Journal of Archaelogical Science, núm. 31, 2004, et al., op. cit., p. 1414; Daphne Lange Rosenzweig, “A Chinese

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ha dividido en tres grandes momentos: el Neolítico (6000-1600 a.C.) con el empleo de herramientas de piedra, muchas de ellas desconocidas; la Edad de Bronce (1600-226 a.C.) caracterizada por la introducción de discos y utensilios de cobre y bronce; y finalmente la Edad de Hierro (226 a.C.) al presente, donde el utillaje anterior fue sustituido por piezas de hierro y acero.45 a

b

c

d

Figura 5. Algunas técnicas e instrumentos de trabajo del jade en China: perforador de arco (a), corte con discos metálicos (b), aserrado con cuerdas de acero y abrasivos (c) y discos metálicos para hacer diseños incisos. Ilustraciones de Li Shih-Ch´uan tomadas de Roger Keverne, 1995, p. 45.

                                                                                                                                                                    Chronology”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 42-48, p. 45; Ward, op. cit., pp. 291-293. 45 Forsyth, op. cit., pp. 56-57 y 77; Hansford, op. cit., pp. 91-110; Sax et al., op. cit., pp. 14131414.

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Figura 6. Ejemplos de instrumentos de trabajo del jade en China.

Cabe señalar que en opinión de Mou y Wu, el trabajo del jade constituye un parteaguas en la tecnología lítica, ya que se requieren de técnicas lapidarias desarrolladas y que implican una gran cantidad de tiempo de trabajo invertido. Según ellos, para darle forma se empleaban arenas abrasivas y cuerdas para cortarlos, y que debido a su gran dureza y escasez de material de buena calidad, las técnicas empleadas debían aprovechar al máximo cada bloque.46 También se han planteado que ya desde los artesanos Liangzhu se empleaba un torno de taladrar y una rueda de esmeril de rotación lenta para desgastar, perforar y pulir con abrasivos los objetos lapidarios. 47 Así mismo, el uso de cuerdas hechas de tripas o tendones pudo ser utilizado para los perforadores de arco.48 5. Los espacios de trabajo de los lapidarios ¿Dónde trabajaban los artesanos lapidarios en Mesoamérica y China? En este apartado abordaremos los pocos datos e investigaciones que se han hecho sobre este tema en particular, debido en parte a que los talleres lapidarios identificados arqueológicamente son muy escasos y todavía menos frecuentes los analizados detalladamente. a) En Mesoamérica Son escasas y breves las fuentes históricas que hablan sobre la ubicación de los lugares de trabajo de los lapidarios, aunque en ellas hay alusión a ciertos espacios en los palacios, debido a la presencia de artesanos en los complejos palaciegos. Al                                                              46

Mou y Wu, op. cit., pp. 41-42. Mingda Wang, “A Study of Jades of the Liangzhu Culture”, en Rosemary Scott (ed.), Chinese Jade, London, Percival Foundation of Chinese Art, 1997, pp. 37-47. 48 Sax et al., op. cit., p. 1414-1425. 47

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respecto, Sahagún señala que en el totocalli o “casa de las Aves” del palacio de Moctezuma II, se reunían los artesanos que producían artículos de lujo, como pintores, orfebres, oficiales de pluma y lapidarios.49 Debido a que laboraban en el palacio real, eran vigilados muy de cerca y seguramente se les proveía de todos los insumos e instrumentos que demandaban, siendo recompensados o castigados si cumplían o no con el trabajo en tiempo y forma. Ello puede inferirse a partir de Durán, quien refiere que cuando los maestros artesanos eran convocados por el rey para llevar a cabo encomiendas especiales, como elaborar joyas, las ofrendas y los regalos para la fiesta de coronación, eran alimentados durante la realización del encargo, aunque al mismo tiempo recibían amenazas de castigos, e incluso el destierro, si no cumplían a tiempo con los designios del rey.50 Por el contrario, si completaban su trabajo satisfactoriamente, recibían como justa recompensa cargas de maíz, frijol, calabaza, cacao, sal y algodón, además de mantas, ropa y esclavos para su servicio.51 En el Mapa Tlotzin, aunque no se indica la localización específica de los espacios de trabajo, se puede destacar las imágenes de siete artesanos ejerciendo sus oficios ante la presencia del gobernante más conocido de Texcoco, Nezahualcóyotl. Se trata de (un pintor de manuscritos, un moledor de pigmentos, un mosaiquero, un orfebre, un trabajador de plumas, un lapidario y un ebanista).52 Esta escena ilustra cómo este huey tlatoani reunió a los mejores artesanos de esa ciudad para trabajar en el palacio y convertirlo en un atractivo centro cultural para el cultivo y desarrollo de las artes.53 Si uno revisa las imágenes que ilustran a los lapidarios en el libro IX del Códice Florentino, es posible apreciar que los espacios de trabajo estaban en lugares abiertos, al aire libre, como patios y terrazas con pisos de mosaico, los paisajes de montañas, vegetación y edificios utilizados como fondo.54 Un entorno que coincide con el de los talleres lapidarios identificados arqueológicamente en distintos sitios mesoamericanos, en el Norte de México y en el Suroeste de los Estados Unidos. Estos han sido hallados en espacios abiertos (plazas y patios) y                                                              49

Sahagún, op. cit., 2006, Lib. VIII, cap. XIV, p. 450. Durán, op. cit., t. II, cap. XXXI, pp.245-246; cap. XLII, p. 323; cap. XLIII, p. 341; cap. XLIV, pp. 346-347 y cap. XLVIII, p. 373. 51 Ibid., t. II, cap. LXIX, p. 507. 52 Elizabeth Hill Boone, Relatos en rojo y negro. Historias pictóricas de aztecas y mixtecos, México, FCE, 2010, p. 211. 53 Ibid., pp. 212-213. 54 Sahagún, Códice florentino. El manuscrito 218-220 de la colección Palatina de la Biblioteca Medicea Laurenziana, 3 vols., México, Giunti Barbéra-Archivo General de la Nación, vol. II, p. 56r; Carmen Aguilera, Ensayos sobre iconografía, México, INAH, 2010, t. I, pp. 32-33. 50

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están asociados a arquitectura doméstica o cívico-ceremonial, como en Teotihuacan, Tula, Copán, Alta Vista, Cañón del Chaco y el valle del río Motagua. b) En China Se han identificado lugares de producción lapidaria en varias regiones de China, como el taller de orejeras de Quijia en el curso superior del río Amarillo, el taller de piedra y jade de Shijiahe en la cuenca media del Yangtsé y en varios espacios de trabajo con piezas en proceso de manufactura en sitios Liangzhu, como Mopandun, Daijiashan y Dingshadi.55 En este último sitio se recuperaron láminas de pizarra que pudieron ser empleadas para darle lustre a los jades.56 Cabe destacar uno de los contextos analizados con mayor profundidad, el cual se encuentra en Anyang, a 450 km al sur de Beijing, en el asentamiento de Yinxu que fue la capital tardía del estado Shang (1220-1050 a.C.). En este lugar fueron halladas varias piezas en proceso de trabajo y residuos de trabajo en concha, mármol, jade y bronce dentro de dos estructuras muy elaboradas próximas al complejo palaciego de Daliankeng y Xiaotun, por lo cual fueron identificadas como talleres multiartesanales.57 Debido a su cercanía al palacio y templo principal del sitio, así como estar dentro del recinto amurallado del sitio, se considera que el rey y la corte estatal Shang debieron centralizar los talleres para supervisar muy de cerca de los artesanos, al mismo tiempo que establecieron un fuerte control en la adquisición, producción y distribución de los objetos de concha, lapidaria y metales.58 Así mismo, debido al tipo de piezas elaboradas, las cuales muestran una gran inversión de trabajo y habilidad de los artesanos, se considera que estos últimos debieron tener un gran status o aprecio en la corte, sobre todo porque los objetos elaborados por ellos fueron los que tuvieron la mayor carga política como bienes de prestigio exclusivos del rey y su corte en la región.59 Desafortunadamente, no se dan muchos detalles del trabajo de la concha o incluso de otros materiales como el jade, debido a que se centra la atención en el                                                              55

Paola, Demattè, “Longshan Era Urbanism: The Role of Cities in Predynastic China”, Asian Perspectives, vol. 38, núm. 2, 1999, pp. 119-151; Zhouyong Sun, “Reconstructing Manufacturing Technology and Technological Organization at the Quijia Jue Earring Workshop in Western Zhou (1046-771 BC) China”, Indo-Pacific Prehistory Association Bulletin, núm. 27, 2007, pp. 28-36; Liu, op. cit., pp. 1-15. 56 Demattè, “The Chinese Jade Age: Between Antiquarianism and Archaeology”, Journal of Social Archaeology, núm. 6, 2006, pp. 202-226. 57 Yung-ti Li, “Co-Craft and Multicraft: Section-Mold Casting and the Organization of Craft Production at the Shang Capital of Anyang”, en Izumi Shimada (ed.), Craft Production in Complex Societies. Multicraft and Producer Perspectives, Utah, University of Utah Press, 2007, pp. 200-203. 58 Ibid., pp. 213-215. 59 Ibid., p. 216.

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mármol, el cual se considera el más valioso de todos los bienes producidos en el sitio.60 6. Las técnicas de manufactura En este apartado abordaremos las distintas investigaciones enfocadas en la tecnología empleada por los antiguos artesanos lapidarios. a) Estudios tecnológicos de la lapidaria en Mesoamérica Todavía son pocos los estudios que abordan las técnicas de elaboración de los objetos lapidarios mesoamericanos, ya que la mayoría se basa principalmente en lo que señalan las fuentes históricas o se asumen como hechos comprobados las propuestas sin experimentación de algunas investigaciones realizadas hace varias décadas. Sin embargo, muchas de las supuestas técnicas y herramientas empleadas no han sido corroboradas desde esas perspectivas. Parte del problema radica en que para determinar filiaciones culturales, cronologías y procedencias geográficas a las piezas, varios arqueólogos e historiadores del arte prehispánico le han dado demasiado peso a los atributos morfológicos y estéticos.61 En contraste con esta tendencia destaca la publicación del libro Técnicas Lapidarias Prehispánicas de Lorena Mirambell,62 donde plantea el estudio de los objetos lapidarios a través de su observación con microscopía estereoscópica y propone las técnicas y herramientas que pudieron haber sido empleadas en su elaboración, –siguiendo las definiciones de estos procesos hechas por José Luis Lorenzo63 en su estudio de artefactos de Tlatilco-. El mayor aporte del libro son sus ilustraciones, ya que ejemplifican las secuencias de manufactura que la autora supone debieron seguirse. Desafortunadamente, esta riqueza gráfica ha sido tomada por otros investigadores como hechos demostrados sin previa comprobación experimental, 64 por lo cual sus propuestas sobre las técnicas de                                                              60

Ibid., pp. 201-203. Matthew Williams Stirling, “The olmecs artists in jade”, Essays in Pre-Columbian Art and Archaeology, vol. 4, 1961, pp. 43-59; Miguel Covarrubias, “Tipología de la industria de piedra tallada de la Cuenca del Río Mezcala”, IV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, México, SMA, 1948, pp. 86-90; Carlo T. Gay, Mezcala Stone Sculpture: The Human Figure, New York, The Museum of Primitive Art, 1967, pp. 5-37; Carlo T. Gay y Frances Pratt, Mezcala. Ancient sculpture from Guerrero, New York, Balsas Publications, 1992, pp. 10150; Daniel Rubín de la Borbolla, “Escultura precolombina de Guerrero”, en Escultura Precolombina de Guerrero, México, UNAM, 1964, pp. 5-25; Rosa María Reyna Robles, La cultura arqueológica Mezcala, México, INAH, 2006. 62 Lorena Mirambell, Técnicas Lapidarias Prehispánicas, México, INAH, 1968. 63 José Luis Lorenzo, Los artefactos de Tlatilco, México, INAH, 1965. 64 Julie Gazzola, “La producción de cuentas en piedras verdes en los talleres lapidarios de La Ventilla, Teotihuacan”, Arqueología, núm. 36, 2007, pp. 52-70, 53-63; Adolphus Langenscheidt, “Lapidaria mesoamericana, una reflexión sobre los abrasivos posiblemente usados para trabajar los chalchihuites duros”, Arqueología, núm. 36, 2007 pp. 179-206, pp. 184-202. 61

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manufactura empleadas deberían matizarse. De igual forma, pocos estudios retoman el clásico trabajo de tecnología prehistórica de Semenov,65 por lo cual no realizan comparaciones sistemáticas de las piezas con microscopía y como carecen de experimentos que les permitan identificar qué herramientas producen los rasgos observados, sus propuestas no pasan de meras suposiciones. Por ello y para resolver las problemáticas anteriores, en el 2004 da inicio el proyecto “La lapidaria del Templo Mayor: estilos y tradiciones tecnológicas”, dentro del cual se crea un taller de arqueología experimental en lapidaria con sede en el Museo del Templo Mayor. En dicho taller se han estado realizando las modificaciones que presentan estos objetos (cortes, percusiones, desgastes, perforaciones, incisiones, calados y acabados), con base en el tipo de materia prima manufacturada y empleando para ello las herramientas y procesos que, por diversas fuentes de información (fuentes históricas, contextos arqueológicos y propuestas de investigadores), es posible suponer que fueron utilizados por los pueblos del México prehispánico (Tabla 2):66 TABLA 2. TIPOS DE MODIFICACIONES Y HERRAMIENTAS EMPLEADAS MODIFICACIÓN HERRAMIENTAS Desgastes de superficies Basalto, andesita, riolita, arenisca, caliza y granito, adicionando agua y ocasionalmente arena. Cortes Arena, agua y tiras de piel o cuerdas vegetales. Herramientas líticas de pedernal y obsidiana Perforaciones Abrasivos (arena, ceniza volcánica, polvo de obsidiana, polvo de pedernal y polvo de cuarzo), animados con ramas de carrizo, adicionando agua. Herramientas líticas de pedernal y obsidiana. Calados Abrasivos (arena, ceniza volcánica, polvo de obsidiana, polvo de pedernal), animados con ramas de carrizo de gran diámetro, adicionando agua. Incisiones Herramientas líticas de pedernal y obsidiana. Acabados Pulido con abrasivos, agua y trozos de piel. Bruñidos con trozos de piel en seco. La aplicación de ambos acabados.

Posterior a la fase experimental, son analizadas y comparadas las huellas experimentales con las presentes en las modificaciones de las piezas arqueológicas, utilizando para ello los niveles de observación planteados por Velázquez para el proyecto “Técnicas de manufactura de los objetos de concha                                                              65

Sergei A. Semenov, Prehistoric Technology, an Experimental Study of the oldest Tools and Artefacts from traces of Manufacture and Wear, Londres, Cory, Adams & MacKay, 1964. 66 Sahagún, op. cit., pp. 334-339; Olmedo y González, op. cit., pp. 88-95; Kovacevich, op. cit., pp. 74-86.

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del México prehispánico”, 67 los cuales son: macroscópico (simple vista), microscopía óptica (10x y 30x) y Microscopía Electrónica de Barrido (100x, 300x, 600x y 1000x). Cabe señalar que esta última es la que ha ofrecido los mejores resultados para caracterizas huellas superficiales, como su topología, rugosidad, porosidad y presencia de líneas o bandas. De esta manera han podido identificarse algunos patrones tecnológicos en los objetos lapidarios ofrendados en Tenochtitlan, pero también han podido estudiarse con esta misma metodología objetos de otras colecciones y sitios mesoamericanos que han permitido distinguir diferentes tradiciones de manufactura (Figura 7).68

a

b

Figura 7. Análisis tecnológico de una perforación de una cuenta de turquesa del Templo Mayor de Tenochtitlan (a) y su comparación con una horadación experimental con buriles de pedernal (b).

b) Estudios tecnológicos de lapidaria en China Si bien se han realizado descripciones detalladas de las herramientas metálicas empleadas por los artesanos chinos actuales, solamente conocemos un caso en el que se hayan estudiado a detalle las huellas de manufactura de jades chinos. Ese estudio fue realizado por personal del British Museum sobre una colección de ocho objetos de distintos períodos de China, como de las culturas Hongshan y                                                              67

Adrián Velázquez Castro, La producción especializada de los objetos de concha del Templo Mayor de Tenochtitlan, México, INAH, 2007. 68 Emiliano Melgar y Reyna Solís, “Caracterización de huellas de manufactura en objetos lapidarios de obsidiana del Templo Mayor de Tenochtitlan”, Arqueología 42, 2009, pp. 118-134. Emiliano Melgar Tísoc, “Una relectura del comercio de la turquesa: entre yacimientos, talleres y consumidores”, en Janet Long Towell y Amalia Attolini Lecón (coords.), Caminos y mercados de México, México, UNAM-INAH, 2010, pp. 153-168. Sofía Martínez del Campo Lanz (ed.), La Máscara de Malinaltepec, México, INAH, 2010; Emiliano Melgar Tísoc, Reyna Solís Ciriaco y Ernesto González Licón, “Producción y prestigio en concha y lapidaria de Monte Albán”, en Emiliano Melgar Tísoc, Reyna Solís Ciriaco y Ernesto González Licón (eds.), Producción de bienes de prestigio ornamentales y votivos de la América antigua, Miami, Syllaba Press, 2010, pp. 6-21.

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Liangzhu del Neolítico (4000-2500 a.C.), las dinastías Zhou Oriental y Occidental (siglos XI al III a.C.) y las dinastías Ming y Qing (siglos XIV al XX).69 Para identificar las huellas de manufactura que deja cada herramienta llevaron a cabo algunos experimentos empleando utensilios metálicos como discos y cuchillos de cobre y acero, siendo los primeros movidos por energía eléctrica. Los rasgos producidos fueron observados y comparados con los presentes en las piezas arqueológicas con ayuda de un Microscopio Electrónico de Barrido (MEB), amplificando las imágenes hasta 40x. Para agilizar el estudio se realizaron réplicas de las modificaciones con moldes de silicón, para poder ser cubiertos con iones de oro y observados al alto vacío en el MEB.70 De esta manera pudo confirmarse el empleo de herramientas metálicas, sobre todo los discos, en las piezas de las dinastías Zhou Oriental y Occidental, así como en las dinastías Ming y Qing (Figura 8). Así mismo, se determinó el empleo de seis técnicas en la manufactura de los jades chinos: perforación y corte con herramientas giratorias (discos), así como corte con lasca, corte con arco y cuerda tensa, incisión y abrasión puntual. 71 Desafortunadamente, no pudieron identificarse las herramientas empleadas en las piezas Neolíticas. Otro estudio dedicado al análisis de la tecnología empleada en el jade es el de los geólogos chinos Wen y Jing, quienes proponen cómo los antiguos lapidarios lograron darles colores blanquecinos y matices amarillentos a varios de los jades hallados en Liangzhu. Según ellos, los artesanos sometieron las piezas a temperaturas mayores a 900 grados, lo cual provocaba su “blanqueamiento” y favorecía su trabajo para elaborar complicados diseños.72

                                                             69

Sax et al., “The identification of carving techniques on Chinese jade”, Journal of Archaelogical Science, núm. 31, 2004, pp. 1413-1428, p. 1415. 70 Ibid., pp. 1416-1421. 71 Ibid., pp. 1418-1426. 72 Wen Guang y Zichun Jing, “A Geoarchaeological Study of Chinese Jade”, en Rosemary Scott (ed.), Chinese Jade, London, Percival Foundation of Chinese Art, 1997, pp. 105-122; Wen Guang y Zichun Jing, “Chinese Neolithic Jades: A Preliminary Geoarchaeological Study”, Geoarchaeology, vol. 7, núm. 3, 1992, pp. 251-275.

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a b Figura 8. Análisis tecnológico de jades chinos, en donde se identificaron huellas de disco de metal (a), pero no pudieron identificarse los materiales líticos empleados en jades Neolíticos (b). Tomado de Sax et al., 2004.

También ha habido experimentos encaminados a identificar el uso de materiales abrasivos más duros que el cuarzo, como el corindón y el polvo de diamante, para pulir piezas de jade, así como puntas de diamante para realizar los diseños incisos. A partir de estos análisis, su comparación con las huellas de manufactura de hachas de jadeíta Liangzhu, y a la existencia de yacimientos locales de estas materias primas, se ha sugerido que los lapidarios Liangzhu pudieron emplear estos abrasivos desde el 2500 a.C.73 Conclusiones Como podemos apreciar en la información anterior, en ambas regiones las materias primas de la lapidaria fueron consideradas de los bienes más preciados, elaborando una gran variedad de ornamentos y algunas herramientas y vestimentas, destinando su uso principalmente a los grupos de élite o a personajes importantes. También los artesanos lapidarios aprendían el oficio desde edades muy tempranas para desarrollar sus habilidades y destrezas con el tiempo. Incluso hay propuestas de que estos trabajadores pudieran ser parte de las élites o los mismos jefes y chamanes. Así mismo, debió existir un control de la producción y distribución de estos bienes de prestigio, los cuales reforzaban las diferencias sociales y el monopolio de relacionarse con las entidades sobrenaturales.                                                              73

Peter J. Lu, et al., “The Earliest Use of Corundum and Diamond in Prehistoric China”, Archaeometry, vol. 47, núm. 1, 2005, pp. 1-12.

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En cuanto a los talleres de lapidaria, son escasos los estudios detallados que estén enfocados en la tecnología empleada en la elaboración de las piezas. Al respecto, se han llevado a cabo estudios tecnológicos de las huellas de manufactura en piezas tanto de China como de Mesoamérica. En ambos casos se han realizado experimentos de acuerdo con el nivel tecnológico particular de cada región (herramientas líticas solamente para Mesoamérica y herramientas metálicas para China), cuyos rasgos resultantes han sido comparados con los presentes en las piezas arqueológicas. Estas observaciones se han hecho con MEB, empleando mayores aumentos en el caso mesoamericano, hasta 1000x frente a los 40x de las piezas chinas. Así mismo, la comparación de piezas entre grupos mesoamericanos ha permitido identificar varias tradiciones de manufactura. En cambio, las piezas chinas estudiadas con MEB, al carecer la mayoría de contexto arqueológico y comparación regional, solamente permiten corroborar determinadas herramientas sin poder discutir estilos o tradiciones regionales. Quizás si se pudieran aplicar estos estudios a un mayor número de piezas y sobre todo, de contextos arqueológicos, podrían aportarse nuevos datos sobre preferencias tecnológicas regionales o locales y sobre la organización de la producción de los jades chinos. Para finalizar, este tipo de estudios permiten revelar los secretos artesanales de los lapidarios al identificar con bastante precisión las herramientas empleadas en las piezas, al mismo tiempo que contribuyen a delimitar de manera más adecuada preferencias por determinados materiales en sitios y regiones, lo cual ofrecerá nuevos datos sobre las características de estilos y tradiciones lapidarias del México antiguo, así como poder identificar “recreaciones” (imitaciones) de piezas de estilos particulares. Quizás algo similar podría aplicarse en el estudio de la lapidaria china para los diferentes grupos que habitaron en el Neolítico o apreciar cambios tecnológicos y no solamente morfológicos en las dinastías posteriores. Agradecimientos Este estudio no hubiera sido posible sin la ayda de Gerardo Villa del Laboratorio de Microscopía Electrónica de Barrido del INAH y de las enseñanzas del análisis tecnológico de Adrián Velázquez del Museo del Templo Mayor. Fuentes Aguilera, Carmen, Ensayos sobre iconografía, México, INAH, 2010, vol. I. Bennett, Gwen P., “Context and Meaning in Late Neolithic Lithic Production in China: The Longshan Period in Southeastern Shandong Province”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, vol. 17, núm. 1, 2007.

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HISTORIA, MITOS Y LEYENDAS EN LA NARRATIVA

DON CÉSAR FALLET, UN SUIZO PRUSIANO: SUS HAZAÑAS EN EUROPA Y EL SURESTE DE ASIA, Y LA INQUISICIÓN DE MANILA Y DE MÉXICO Thomas Hillerkuss Unidad Académica de Estudios de las Humanidades Universidad Autónoma de Zacatecas, México

1. Introducción En 1748 en Manila, cuando fray Juan Álvarez, comisario del Santo Oficio, inició las averiguaciones contra don César Fallet, teniente coronel del rey de Prusia y comerciante suizo, el mundo había alcanzado la globalización, a pesar de guerras continuas en el continente europeo y las crecientes tensiones entre las potencias europeas por el dominio de América, Asia y África y los océanos que rodeaban estos tres continentes, conflictos de que saldrían los ingleses como victoriosos. Al mismo tiempo, por los intereses y necesidades económicos estas potencias (en primer lugar, Inglaterra, España, Francia, Holanda y Portugal) tuvieron que incluir en sus ejércitos o como pobladores en sus colonias a personas nacidas fuera de sus reinos, como italianos, alemanes, húngaros, suizos, suecos y daneses. A pesar de ser extranjeros podían hacer carrera militar o ser respetados y exitosos comerciantes en tierra o en mar. Las nuevas ideas de la Ilustración que llevaron, en los hechos pero no en las palabras, a una convivencia más tolerante en asuntos de fe y el panorama político de esta época que fomentaba el pragmatismo, en conjunto, promovieron una hasta la fecha desconocida circulación de individuos de unas partes a otras. Eso no era novedoso. América fue descubierta por Cristóbal Colón, un genovés en servicio de los Reyes Católicos de España; pero también había un escosés que primero se fue a Cartagena de Indias, para arribar en 1533 a la Nueva España, donde participó en 1540 en la expedición a Cíbola (Nuevo México); pocos años después era vecino de México-Tenochtitlan, donde vivía con su mujer, una española, y su hijastra.1 Nicolao Griego, por su parte, era originario del pueblo de Sira, en la isla 1

Francisco de Icaza, Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores de Nueva España, Guadalajara, Edmundo Aviña Levy, 1969, n° 738.

Thomas Hillerkuss

de Kreta, y trabajaba en 1577 como guardamina en Zacatecas y se había casado con una mujer descrita como “morena”.2 Uno de los primeros pobladores de las minas del Fresnillo en 1566, a 50 kilómetros de Zacatecas, fue Jácome Chafín, chipriota. 3 Alejandre Griego, como su apellido indica, fue otro personaje originario de este país mediterráneo; a pesar de sus numerosos altercados con el Santo Oficio que le acusó de mal hablador y que le condenó a altas multas, fue un carretero exitoso en el Camino Real de la Plata y en el Camino Real de Tierra Adentro. Su hijo, Juan de Condomafeo, logró ser dueño de una manzana completa de edificios en la ciudad de Zacatecas; además, por sus sobresalientes habilidades con la pluma éste, como joven criollo en primera generación, se encargó, sin haber recibido una educación formal en una escuela, colegio o universidad, de los asuntos jurídicos de don Juan de Oñate y Salazar, quien en 1598 fue el capitán general de la expedición a Nuevo México.4 También cabe mencionar a Joan de Páez, un samurai japonés quien se hizo vecino sumamente respetable de Guadalajara en la primera mitad del siglo XVII5, y a János Ratkay, miembro de una estirpe noble de Hungría, padre de la Orden de los jesuitas y misionero en la Sierra Tarahumara durante la segunda mitad del siglo XVII.6 No obstante, algo importante distinguía a estos individuos de don César Fallet, nuestro protagonista: acerca de su fe en ningún momento hubo dudas y la mayoría habían nacido en familias de católicos por generaciones, pero don César vio la luz del mundo en 17027 como hijo de padres calvinistas y, como él mismo afirmó, fue educado en este credo. 8 200 años antes, sólo por este hecho le 2

Rubén Villaseñor Bordes, La Inquisición en la Nueva Galicia (siglo XVI), Guadalajara, Vera, 1959, pp. 83-88. 3 Relaciones geográficas del siglo XVI - 10: Nueva Galicia (René Acuña, ed.), México, UNAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Etnohistoria, Serie Antropológica, 65, 1988, p. 127. 4 Thomas Hillerkuss, Diccionario biográfico del Occidente novohispano, Tomo D-G…, p. 306. Archivo General de Indias, Sevilla (en adelante AGI), Escribanía de Cámara 1011A, Causa contra Antonio de Saavedra, corregidor de Zacatecas, Zacatecas-Guadalajara-Madrid, 15971599. AGI, Audiencia de Guadalajara 8, R° 10, N° 45, exp. 6, Guadalajara, 18 de enero de 1596. Audiencia de la Nueva Galicia. Testimonio del auto de capítulos contra don Antonio de Saavedra, corregidor de la ciudad de Zacatecas, ff. 12v-14v. 5 Melba Falck Reyes y Palacios, El japonés que conquistó Guadalajara. La historia de Juan de Páez en la Guadalajara del siglo XVII, Guadalajara, Universidad de Guadalajara y Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola, 2009. 6 Luis González Rodríguez, “Ivan Ratkaj, de la nobleza croata, misionero jesuita e historiador de la Tarahumara (1647-1683)”, en Anales de Antropología, Vol. 31, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas, 1994 pp. 203-244. 7 Archivo Histórico Nacional, Madrid (en adelante AHN-M), Inquisición 1730, exp. 31, n° 2, Madrid, 1758, en el Consejo Supremo de la Santa General Inquisición. Proceso de fe de don César Fallet, f. 39. 8 Ibid., pp. 38v-39.

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Don César Fallet, un suizo prusiano: sus hazañas en Europa y el sureste de Asia, y la Inquisición de Manila y de México

hubieran impedido entrar a cualquier territorio español; en caso de haberlo logrado hubiera vivido bajo la amenaza de caer en manos de la Inquisición que solamente hacía una cosa con miembros de tan “perversa secta”: quemarlos. Don César tuvo la suerte de haber nacido en otros tiempos cuando, como fue explicado arriba, los asuntos de la fe y el mismo tribunal del Santo Oficio en España y sus colonias se hallaban subordinados a otros intereses mucho más mundanos, sobre todo, a aquellos del Estado. 2. Los años mozos de César Fallet hasta su arriba a Manila Neuchâtel9 (o Neuenburg o Neoburgo), la ciudad natal de César, se ubica en la parte francesa de Suiza, en la ribera del lago del mismo nombre, al poniente de la capital de Berna; para los primeros años del siglo XVIII sus habitantes ya se habían ganado fama por su producción de relojes, muñecos mecánicos y

La ciudad de Neuchâtel en 1645. Gravado de Merián, 1645, propiedad privada.

vinos blancos, lo que les permitía vivir de manera próspera. En 1702 Neuchâtel y su jurisdicción formaba parte de las propiedades de la familia de Orléans-Longueville, para pasar en 1707, en el contexto de los numerosos conflictos de sucesión de varias casas reales, a Prusia, siendo hasta 1848 un principado de este reino.10 Acerca de sus progenitores don César explicó que ambos eran calvinistas, no 9

La ubicación de Neuchâtel en Suiza, “Helvetia, cum finitinis regionibus confæderatis. Gerard Mercator y Guiljelmus Bleau”. 10 Lionel Bartolini, Historisches Lexikon der Schweiz, “Neuenburg (Kanton)” (actualizado el 3 de noviembre de 2011) (consultado el 20 de abril de 2013).

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obstante que su padre había nacido en el seno de una familia francesa de católicos; se convirtió para contraer matrimonio con su madre, cuyos antepasados, desde generaciones, eran calvinistas, con excepción de dos hijos del hermano de su abuelo, que se reconciliaron a la fe católica en París y en Flandes, respectivamente.11 Hasta los 14 años de edad, don César estudió en un colegio de su patria, donde aprendió griego y latín; a pesar de que no continuó su formación en otras instituciones educativas, nunca dejó de lado el gusto por leer libros, entre ellos las obras del padre Antoine Agustin Calmet, “Los Sermones” del padre Luys Burdalue o “Las vidas de los santos”, y de los prohibidos: “La historia de los judíos” y la “Teología cristiana” del doctor Prete, calvinista.12 Cuando en 1550 fueron embargados sus bienes en Manila, hallaron en su casa una nutrida biblioteca con libros que en su mayoría fueron calificados como de erudición; eran de historia, de viajeros y sobre matemáticas, y escritos en francés, inglés, flamenco, persa, holandés, latín, griego y español (pero no en alemán y tampoco en italiano, lo que sorprende). En este momento don César poseía sólo tres volúmenes prohibidos: dos tomos de la “Historia pública y secreta de la corte de Madrid”, en español, y la “Historia eclesiástica y civil de Inglaterra”, en inglés; de esta última, Fallet tomó muchas de sus ideas heréticas que tenía acerca de la eucaristía y el sacramento y que no correspondían al credo y los dogmas de la Iglesia Católica.13 Es decir, César era poligloto y, sin tener estudios superiores, excepcionalmente culto para un hombre de su época; sobre todo, se caracterizaba por una especial curiosidad. Una vez egresado del colegio en Suiza, se marchó a París donde se instruyó por tres años en “habilidades políticas”, para después tomar las armas e inscribirse en un regimiento suizo. Casi enseguida, en 1719, durante una más de las numerosas guerras por Nápoles, donde luchó del lado de los austriacos, cayó cautivo. Afligido por el miedo fue convencido por dos compañeros de su desgracia, ambos caballeros flamencos, de convertirse, dado que sus amigos argumentaban que según Jean Calvin (o Juan Calvino) uno se podía salvar tanto 11

AHN-M, Inquisición 1730, exp. 31, n° 2. Madrid, 1758 en el Consejo Supremo de la Santa General Inquisición, Proceso de fe de César Fallet, pp. 38v-39. 12 Ibid., p. 43rv. En el caso de la “Teología cristiana” se trataba de De Sacrosanctis Novi Foederis Jesu Christi. Sacramentis In Genere Et In Specie Tractatus Perutilis, de Antonio Prætorio; edición latina de 1602 en Lichae Solmensium, de la obra De Sacrosanctis Sacramentis novi foederis Jesu Christi. Eine reformatorische Sakramentenlehre von 1602 über die hochheiligen Sakramente des Neuen Bundes Jesu Christ. 13 Ibid., pp. 21-22v.

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en el Calvinismo como en la religión católica, pero la Iglesia católica predicaba que únicamente uno se podía salvar en ella. Con apenas tres días de instrucción se dejó bautizar. Este último detalle repitió muchas veces en sus audiencias durante su proceso inquisitorial más de 30 años después; no saber lo suficiente acerca de los dogmas de la fe católica siempre fue su dolor de cabeza y fue causa principal de discusiones acaloradas en Manila sobre sus dudas. Tampoco le había servido comprarse, en la isla Mauricio, un catecismo que se usaba para enseñar a los niños, porque el contenido de este texto era demasiado limitado frente las obras eruditas tanto de católicos como de calvinistas que acostumbraba estudiar. 14 Nunca fue confirmado.15 Una vez liberado de su prisión, el coronel suizo que comandaba el regimiento de don César y que era pariente suyo, por haber dejado el Calvinismo ya no lo quería recibir, por eso pasó a Sicilia donde Jean François Nicolas de Bette, marqués de Lede, le hizo su ayudante de campo. Prosiguió en servicio del emperador austriaco y estuvo en Cataluña hasta el año de 1721, año en que decidió formar parte de las tropas del rey de Francia. Así se mantuvo hasta 1727, cuando mientras se hallaba en la isla Mauricio, en el mar Índico, se vio involucrado en un lance de honor y temeroso de la severidad de los castigos por duelos decidió huir y viajar con unos ingleses a Madrás, una enclave administrada por la Compañía Británica de las Indias Orientales en el sur de la India.

Fort St. George, en Madrás (Chennai). Jan Van Ryne (1712–60); Publisher: Robert Sayer, 1754. National Maritime Museum, London.

14 15

Ibid., pp. 39v-40 y 42-43v. Ibid., p. 42v.

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Hasta 1737 se mantuvo con los ingleses quienes le dieron el comando de un navío de 60 cañones, en el cual hizo varios viajes; entre ellos, en 1733 y 1734,16 uno en que visitó Inglaterra, Francia y Alemania, para luego volver a Madrás y, más adelante, en que conoció por primera vez Manila. Durante su estancia en Europa, el Rey de Prusia le otorgó la orden de la Generosidad y lo nombró teniente coronel de su ejército, 17 en atención de sus méritos en servicio de la armada británica y por las estrechas relaciones que se habían fomentado en esta época entre Prusia y el rey Jorge I de Inglaterra, que había nacido en Alemania. 3. César Fallet en Manila: un hombre de dineros y de armas La ciudad de Manila, a mediados del siglo XVIII, ya no era un enclave reservado exclusivamente para españoles, nativos y los chinos que traían mercancías de alto valor desde el continente para venderlas o empacarlas con mucha habilidad y cargarlas en la nao de la China, gran barco que una vez al año salía a Acapulco. En estos tiempos, Cavite, su puerto, fue visitado igualmente por holandeses, ingleses, daneses y portugueses, que después de varios acuerdos económicos entre las potencias europeas, disfrutaban de muchas libertades para comerciar. Pero también había navíos españoles que salían hacia diferentes puertos de estas otras naciones, los cuales se hallaban enclavados en las costas de China, Indonesia, la India y en varias islas de Asia Oriental. Como contratiempo para todos había piratas que infestaban las aguas, tanto de pueblos autóctonos como europeos, pero estos últimos, por lo regular, avalados por cartas para corsear. Don César Fallet, con mucha habilidad supo aprovecharse de estas condiciones; se hizo mercader exitoso, militar reconocido y hombre de prestigio.18 No obstante, al mismo tiempo causó envidias y celos por parte de algunos de sus nuevos vecinos. Aún como subalterno, hizo su primer viaje con españoles en el mismo año de 1737, cuando se asentó en Manila; durante los siguientes tres años viajaba entre Manila y Madrás, pero en 1739, además, visitó Cantón, en China. Tomó residencia definitiva en Manila en 1740; pronto le dieron la vecindad también.

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Ibid., p. 64v Ibid., p. 44. 18 Ibid., p. 55. 17

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Las islas Filipinas en 1764. Carte de îles Filipines. Dressé sur la carte espagnole du R. P. Murillo de Velarde, propiedad privada.

Dos veces, en 1741 y 1742 se fue a Batavia, hoy Yakarta, una colonia holandesa, durante el segundo de estos viajes en un barco francés. En 1743 se hallaba en Macao y negoció el rescate y regreso de 550 prisioneros españoles que había dejado el almirante George Anson, inglés, cuando tomó la nao de la China, tarea de que don César se ocupó hasta finales de 1744, cuando en barco propio trajo a todos a Manila. Gran parte del año de 1745 estuvo en la mar, avalado con una carta corso que le había concedido el gobernador de Manila; atacó a los ingleses, hundió uno de sus barcos y pudo tomar otro que significó un rico botín. La Corona británica no se quedó con las manos cruzadas y puso precio a su cabeza. Don César, como sabía que era una amenaza real, se hizo más hogareño y recorrió no más que el archipiélago filipino; durante los años siguientes prestó dos veces su barco para que acompañara la nao de la China en su viaje redondo a la Nueva España.19 4. Don César Fallet en las garras de la Inquisición El 26 de febrero de 1750 por orden del tribunal del Santo Oficio de México, que había dejado hacer averiguaciones previas, don César fue tomado preso y encarcelado en el castillo de Santiago de Manila. Sus bienes, como era de costumbre, fueron embargados, se hizo un inventario de 59 fojas y se nombró a peritos para traducir los documentos hallados del francés al español. 20 La 19 20

Ibid., pp. 44-45, 64v-65. Ibid., pp. 21-22v.

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maquinaria inquisitorial era lenta: después de haberse tomado otras declaraciones en Manila y ratificadas algunas de las ya existentes, Fallet fue remitido a la Nueva España, donde el 17 de enero de 1752 entró a las cárceles secretas del Santo Oficio de la capital.21 ¿Qué había pasado? ¿De qué lo acusaron? ¿Qué delito cometió para ser merecedor de tal persecución que levantó tanto polvo que al final del proceso los jueces de México tomaron la decisión de enviar la causa a Madrid, al tan temido Consejo Supremo de la Santa General Inquisición? Este expediente, que es nuestra fuente principal, es largo y muy detallado, e incluye, por una parte, cartas en las cuales le acusaban a Fallet de hereje, de mal vivir, seductor de mujeres casadas, padre de al menos un hijo ilegítimo, bígamo o polígamo y propietario de obras obscenas, además de no respetar a Dios ni a la Iglesia católica y sus representantes y tampoco a las autoridades civiles. Por la otra, fueron copiados largos extractos de numerosas declaraciones en que se detallaban estas imputaciones; al margen se hallan las refutaciones de Fallet y una u otra nota de los jueces de México. También fueron trascritas tres largas audiencias con don César en México y su defensa. Ésta última es una verdadera obra de arte jurídica la cual, en el transcurso de varios meses, prepararon el mismo Fallet y su letrada. En este documento contestaron a cada capítulo de la acusación, aceptando lo no refutable, siempre explicándolo con su desesperada curiosidad para entender bien los dogmas de la fe católica. Describieron otros aspectos comprobados como simples pecados veniales, “acciones pecaminosas” o descuidos, pidiendo siempre clemencia. Con mucho cuidado desarmaron o debilitaron muchas de las acusaciones más graves, cotejando fechas y lugares que no concordaban; muchas otras acusaciones las relativizaron y debilitaron como simples malentendidos. Al denunciante principal, el comisario Álvarez, lo describieron, no sin razón, como vengativo, injustamente selectivo en su actuar porque no perseguía a otros que habían cometido delitos parecidos o peores sino sólo a Fallet; y sospechosamente descuidado en los trámites de este caso cuando debía tomar declaraciones en forma y pasar copias al archivo de la Inquisición en Manila. O como le dijo el mismo arzobispo, cuando se refería a Álvarez: “hijo mío, a los tontos y a los borricos no se hace tal pregunta”. Asimismo el padre Ustáriz, el nuevo comisario, lo describió “como tan viejo está caducando”. 22 Esta mala voluntad e ideas xenofóbicas reinaban entre varios testigos también, y otros, como cualquier juez inteligente entendía, eran “brutos”, de corto entendimiento e influenciables por la persona que les tomaba su testimonio. Tampoco refutaron la acusación de haberse varias veces casado, dado que legalmente ni siquiera lo había hecho una vez. “Las 21 22

Ibid., p. 34. Ibid., pp. 19v-20, 23v-24, 35v y 73.

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amistades sospechosas” con mujeres de los estamentos más altos no eran más que contactos sociales normales. Y tampoco había faltado el respeto frente alguna autoridad.23 Los consultores de México sólo se hicieron visibles cuando en 1749 el tribunal tomó la decisión de hacerle proceso; y durante la votación de la sentencia preliminar en 1752. Los escritos del fiscal del Santo Oficio se buscan en vano en este resumen, como también los 76 capítulos de la acusación, pero estos dos documentos centrales fueron insertados en extractos o vía comentarios en los otros resúmenes y trascripciones. Por lo anterior el contenido de este expediente, que era lo único que tenían a la mano los jueces de la Suprema para su fallo final, se puede declarar como suficientemente completo para saber con precisión lo que había pasado y cuáles fueron los trasfondos de este proceso.24 La causa contra Fallet en México duró apenas unos pocos meses. El 8 de agosto de 1752 fue votada la sentencia, la cual, frente a las acusaciones, resultó ser muy blanda: el fallo fue leído a puerta cerrada en la sala del tribunal. Debía abjurar de Levi la sospecha que contra él había resultado por los testimonios y su propia confesión. Fue absuelto ad cautelan de cualesquiera censuras y lo enviaron por tres meses como recluso al colegio de la Compañía de Jesús de la capital novohispana para que fuera bien instruido en la doctrina católica por los calificadores del tribunal. Tenía que confesarse generalmente con uno de ellos. Todos los sábados de estos tres meses tenía que rezar una parte del rosario. Además, le prohibieron dejar la ciudad hasta que llegara la sentencia definitiva por parte de la Suprema. Además, desembargaron sus bienes. Sólo uno de los presentes, el consultor don Fernando Dávila de Madrid, estaba a favor de una sentencia más severa: leer su causa con méritos, que abjurara de vehementi en 23

Ibid., pp. 87v-120. El proceso en extenso está resguardado en el Archivo General de la Nación de la ciudad de México, en el ramo Inquisición, vol. 913, exp. 10, pp. 262-360, México, 1750. Relación de la causa contra don César Fallet, natural de Neoburgo, principado del rey de Prusia, por el delito de dichos y hechos calvinistas; vol. 924, exp. 4, pp. 21-91 y 303-328, Manila, 1752. Cuaderno segundo de la causa contra don César Fallet, por proposiciones; mismo vol., exp. 9, pp. 332-448, 1752. Continúan los autos del proceso contra don César Fallet, natural de Neoburg, principado del rey de Prusia; vol. 929, exp. 5, pp. 26-229, Manila, 1755. El señor inquisidor fiscal del Santo Oficio contra el capitán de navío don César Falliet, por hereje sospechoso. 3° cuaderno. Testimonio que remiten los señores inquisidores de la ciudad de México, mandamiento de prisión y embargo de bienes de don César Fallet, cometido al sargento mayor don Andrés Blanco Bermúdez, como alguacil del Santo Oficio en estas islas Filipinas; mismo vol., exp. 13, pp. 297299, 1753. vol. 934, exp. 16, Manila, 1751. Cuaderno segundo donde se contienen dos inventarios de los bienes embargados en Manila, pertenecientes al capitán de Marina don César Fallet; vol. 940, exp. 7, ff. 136-360, Manila, 1750. Cuaderno 1°. El señor inquisidor fiscal del Santo Oficio contra el capitán don César Fallet, por sospechas de hereje y de la secta de los protestantes.

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auto público y que fuera desterrado de los dominios de España.25 5. Los últimos años de don César Fallet: un lobo se quita su abrigo de oveja El 5 de octubre de 1753, la relación de la causa de Fallet fue enviada a la Suprema, la cual, a poco tiempo, confirmó la sentencia e insistió en que se supervisara sus modos de vivir y su desempeño como buen católico. Según dos cartas de Manila, del 4 de julio de 1756 y del 9 de julio de 1757, Fallet cumplió su pena al pie de la letra y sus modales eran de toda satisfacción. Anualmente asistía al sacramento de la confesión y comulgaba; “enseñaba mucha modestia, piedad y compostura en sus acciones y palabras”, como rezan una carta que el tribunal de México envió el 3 de febrero de 1758 a Madrid, 26 y otra, del mismo año, en que el tribunal novohispano daba las gracias al comisario en Manila.27 Después de su regreso a las Filipinas, Fallet fue nombrado comandante de los soldados que de Manila salieron en una armada para luchar en 1754 contra los piratas “moros” (malayos) que estaban atacando las islas, empresa que terminó con éxito, porque lograron obligar a los enemigos a negociar un contrato de paz.28 Sin embargo, en 1762, durante la toma y ocupación de Manila por los ingleses, Fallet resultó ser traidor. Este acontecimiento tuvo lugar en el contexto de la Guerra de los Siete Años, conflicto en que a partir de 1756 se enfrentaron en todos los continentes –con excepción de aquel de Australia–, Francia, España, Austria, Rusia, Suecia, Sajonia, las Dos Sicilias, Piamonte Cerdeña y Mongolia, por un bando, y Gran Bretaña, Prusia, Portugal, Hannover, Brunswick-Lüneburg, Hessen y la alianza de los iroqueses en América del Norte, por el otro. Apenas el 2 de enero de 1762, Gran Bretaña declaró la guerra a España; todo indica que lo hizo con el fin para saquear algunas de las ricas ciudades costeras españolas de las Indias Occidentales y Orientales (La Habana y Manila) y así poder recuperarse de los inmensos gastos que habían significado los largos años bélicos en diferentes

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AHN-M, Inquisición 1730, exp. 31, n° 2. Madrid, 1758 en el Consejo Supremo de la Santa General Inquisición, Proceso de fe de César Fallet, pp. 120v-121. 26 Ibid., pp. 38v-39. 27 AGN, Inquisición, vol. 991, exp. 4, carta 4, México, 1758. Carta al comisario de las Filipinas sobre el capitán don César Fallet. Bernad, “Father Ducós and the Muslim wars…”, pp. 710-714. 28 AGI, Audiencia de Filipinas 295, N° 28bis, Madrid, 18 de julio de 1754. Testimonio del expediente sobre armadas contra moros ilanos y camucones. Audiencia de Filipinas 385, N° 25, Manila, 28 de junio de 1754. Carta de don Pedro Martínez de Arizala, arzobispo de Manila, dando cuenta de la mala conducta del gobernador en el asunto de la guerra de los moros confinantes al haber recibido al embajador remitido por el hermano del sultán de Joló y de la salida del último trozo de Armada contra los moros a cargo de un comandante extranjero llamado César Fallet. Concepción, Historia general de las Filipinas, tomo XIII, pp. 124 y 143, 368, 404 y 417.

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frentes; ocupar estos territorios, a largo plazo, no les interesaba.29 El 22 de septiembre de 1762 fondearon su armada ante Cavite, el puerto de Manila, y el día siguiente, mediante una carta, exigieron al arzobispo, gobernador y capitán general don Manuel Antonio Rojo la capitulación y entrega de la ciudad, ultimátum que la Junta de Guerra de los sitiados rechazó. El bombardeo inició el 25 de septiembre, el 5 de octubre se cumplió el asalto definitivo e inició un pillaje indiscriminado. Después, los agresores exigieron a los españoles, bajo amenaza, un rescate de 4 millones de pesos. La presencia inglesa duró hasta el 10 de abril de 1764, es decir, la ocupación terminó a más de un año de la firma del Tratado de París, con que había concluido la Guerra de los Siete Años.30 Fallet, quien había sido nombrado como uno de los responsables para defender la ciudad, de una u otra manera fue capaz de hacer olvidar a los ingleses el exitoso ataque contra dos de sus navíos en 1745. Su desempeño como comandante de uno de los frentes de defensa dejó mucho lugar a dudas. Peor todavía, pronto se pasó de bando y colaboró con los invasores. Junto con don Santiago de Orendain intentó atraer a los sangleyes de Cantón y arreglar entre ellos y los ingleses una alianza contra don Simón de Anda y Salazar, oidor de la Audiencia de Manila, gobernador autoproclamado, quien desde Bacolor, en la isla de Luzon, estaba organizando la resistencia contra la ocupación. 31 Al mismo tiempo, estos dos aconsejaban mal e intrigaban contra del arzobispo, hombre anciano y sin conocimientos en asuntos militares.32 Cuando los ingleses se retiraron de Manila, Fallet y “toda su familia”, que incluía a una hija natural a la cual quería casar con un oficial suizo calvinista, los acompañaron. Se sabe que después se asentó primero en Madrás. A poco tiempo fue desterrado por los ingleses a San Thomé, en Chennai, y finalmente radicó en Pondicherry,33 en la costa oriental del subcontinente índico. Su traición no sólo le produjo críticas por parte de los españoles, sino, entre 1765 y 1768 le fue hecho un nuevo proceso por relapso comprobado e infidente, pero esta vez en Manila.34 Sin embargo, cuando el expediente sobre este nuevo giro de su historia personal llegó a Madrid, el Consejo Supremo de la Inquisición, 29

Carlos Vila Miranda, “Toma de Manila por los ingleses en 1762”, en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 53, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo de Gran Canaria, 2007, p. 170. 30 Ibid., pp. 180-198. AGI, Estado 44, N° 66. 31 AGI, Audiencia de Filipinas 388, N° 51, Bacolor, 9 de julio de 1763. Carta de Simón de Anda y Salazar sobre la ocupación inglesa. 32 The Philippine Islands: 1493-1898…, pp. 21, 113-114, 130-131 y 272. 33 Ibid., p. 86. 34 Nunn, Foreign immigrants in early Bourbon Mexico…, pp. 128 y 203.

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regañando tanto al tribunal en México como a sus representantes en Manila, sin más, el 7 de marzo de 1772 suspendió esta nueva causa. Tenemos que suponer que a Fallet esta decisión le dio igual. Nunca jamás regresó a Manila o a otros territorios del imperio español, sino al menos hasta 1774, año del cual tenemos la última noticia suya, vivió en la India y en ciertas ocasiones viajó a Macao, puerto portugués importante en la costa de la China, promoviendo sus negocios como comerciante.35

El puerto de Macao en la costa de China, siglo XVII. “Qvantvng, Imperii Sinarvm. Provincia dvodecima. Cum privilegio Sac. Cæsaræ Maj. & Ordinum Belgicæ Fœder”36

5. Epílogo Durante la investigación para preparar esta ponencia nos quedó constancia que el caso de don César Fallet no fue excepcional; vimos otros expedientes en archivos mexicanos y españoles que nos relatan historias parecidas, pero no tan bien documentadas. Lo que hay que destacar aquí es la facilidad con que Fallet se movió de un país a otro, no importándole en lo más mínimo que eran antagónicos en asuntos políticos. Pero no fue un simple mercenario sino, como consta, un hombre que quería vivir una vida con sus propias reglas que no siempre correspondían a las leyes y credos vigentes. Este non conformismo y su búsqueda de la “verdad”, que mezclaba con un alto grado de sociabilidad, le causaban cada tantos años problemas. Siempre supo escaparse de ellos, a veces mediante una 35

Véase AGN, Inquisición 1069, exp. 2, México, 1765. El señor fiscal de este Santo Oficio contra el capitán César Fallet, por apóstata, hereje formal, factor de herejes y haberse huido con los ingleses que conquistaron Manila, etc. Lea, The Inquisition in the Spanish dependencies..., p. 307. 36 Atlas Maior, op.cit.

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graciosa huida, al menos en dos momentos por vía de la traición y, en otros momentos, usando sus largas experiencias y conocimientos. Viajó por gran parte del mundo conocido, tomó papeles activos en los conflictos bélicos entre las potencias políticas de su tiempo, pero, como buen suizo, nunca olvidó hacer su agosto en lo financiero. No era hombre que pensaba que su vida estaba predestinada, como creían los calvinistas, sino que él fue un personaje que supo construir su suerte, como acontecería en el mundo nuevo que se iba a asomarse, el contemporáneo.

Fuentes Bernad, Miguel A., “Father Ducós and the Muslim wars: 1752-1759”, Philippine Studies, vol. 6, n° 4, Manila, Ateneo de Manila University, 1968, pp. 690-728. Concepción, Jean-Baptiste de la, Historia general de las Filipinas, tomo XIII, Sampaloc, Convento de Nuestra Señora de Loreto, 1792. Emma Helen Blair & James Robertson, eds., The Philippine Islands: 1493-1898, Vol. 49, Cleveland, The Arthur H. Clark Company, 1997 Falck Reyes, Melba y Héctor Palacios, El japonés que conquistó Guadalajara. La historia de Juan de Páez en la Guadalajara del siglo XVII, Guadalajara, Universidad de Guadalajara y Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola, 2009. González Rodríguez, Luis, “Ivan Ratkaj, de la nobleza croata, misionero jesuita e historiador de la Tarahumara (1647-1683)”, Anales de Antropología, Vol. 31, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas, 1994, pp. 203-244. Hillerkuss, Thomas, Diccionario biográfico del Occidente novohispano, Tomo DG, Zacatecas, Universidad Autónoma de Zacatecas y Ediciones Cuéllar, 2001. Historisches Lexikon der Schweiz, Bartolini, Lionel, “Neuenburg (Kanton)” (actualizado el 3 de noviembre de 2011), Bern, 2008-2013, en http://www.hlsdhs-dss.ch/textes/d/D7397.php. Icaza, Francisco de, Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores de Nueva España, Guadalajara, Edmundo Aviña Levy, 1969. Lea, Henry Charles, The Inquisition in the Spanish dependencies. Sicily-NaplesSardinia-Milan-The Canaries-Mexico-Peru-New Granada, New York, The Macmillan Company, 1922. Nunn, Charles, F., Foreign immigrants in early Bourbon Mexico, 1700-1760, Cambridge, Cambridge University Press, 2003. Relaciones geográficas del siglo XVI - 10: Nueva Galicia (René Acuña, ed.), México, UNAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Etnohistoria, Serie Antropológica, 65, 1988.

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Vila Miranda, Carlos, “Toma de Manila por los ingleses en 1762”, en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 53, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo de Gran Canaria, 2007, p. 167-219. Villaseñor Bordes, Rubén, La Inquisición en la Nueva Galicia (siglo XVI), Guadalajara, Vera, 1959.

Archivos consultados Archivo General de Indias, Sevilla, España Audiencia de Filipinas Audiencia de Guadalajara Escribanía de Cámara Estado Archivo General de la Nación, México, D.F., México Inquisición Archivo Histórico Nacional, Madrid, España Inquisición

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LAS PEREGRINACIONES COMO ESPACIO SAGRADO EN EL CAMINO REAL DE TIERRA ADENTRO

Tomás Martínez Saldaña Colegio de Postgraduados, México.

Ana E. Orozco Aguayo Escuela de Graduados en Educación, ITESM, Monterrey, México

Las festividades religiosas del Camino Real de Tierra Adentro constituyen una herencia contemporánea de los colonos y conquistadores del Norte de la Nueva España, hoy norte de México y suroeste de los Estados Unidos, Festividades religiosas derivadas del calendario litúrgico que tienen una característica que las vincula a la Mesoamérica colonial. Las festividades son cristológicas y mariológicas, o sea se celebran representaciones de Cristo y de su Madre la Virgen María. Estas festividades se manifiestan en capillas, iglesias siguiendo el calendario agrícola. La peregrinación es una movilización al espacio sagrado, donde se considera que se expresa la divinidad, y más aún, donde se materializó un evento mítico fundacional, clave para el grupo de los peregrinos. Su peregrinaje es una actualización del mito. En el Camino Real lo percibimos en las cristofanías del Santo Niño de Atocha, el Sr. de los Guerreros, el Sr de Mapimí o el Sr. del Tizonazo, como figuras protectoras de los viandantes de ayer y de hoy. Este último santuario es considerado un lugar de peregrinaje al que asisten en gran número migrantes que van hacia los estados Unidos.1 Para todo cristiano que peregrinara o viajara hacia el norte con la expansión del imperio colonial español durante los siglos XVII o XVIII, la protección de una imagen o el patrocinio de algún crucifijo eran indispensables elementos simbólicos de protección y compañía. Los rigores y los peligros de las peregrinaciones y viajes eran mitigados por las devociones observadas. Los viajes                                                              1

E. S Carrete,. San José del Tizonazo: el santuario de la migración, Poterillos Editores, 2002. 

       

Tomás Martínez Saldaña Ana Eduwiges Orozco Aguayo

comenzaban y terminaban con bendiciones y oraciones. Los viandantes siempre iban acompañados de imágenes portátiles, iconos de santos pintados en tabletas de madera. Imágenes de santos peregrinos, como la virgen de Guadalupe, el Santo Niño de Atocha, con un vestido de viandante con un guaje lleno de agua y una canasta repleta de pan y fruta, o la Conquistadora en lo que hoy es Nuevo México, EUA. No faltaban los arcángeles protectores del camino, San Rafael y San Gabriel, e inclusive San Isidro labrador con sus bueyes y sus ángeles lacayos que reparten bendiciones a los que siembran y cosechan la tierra. Ya tardíamente aparecieron los escapularios que suplieron a los sayales y las medallas que se utilizaban durante todo el peregrinaje. Las peregrinaciones son un hecho religioso ubicado especialmente en el mundo agrícola y en el mundo que vive vinculado a la naturaleza, cuyos sujetos sociales son: cazadores, recolectores, agricultores y pescadores. Todos los pueblos agricultores y recolectores del mundo tienen esta característica. En el México contemporáneo y en Nuevo México, EUA, se consideran manifestaciones de la religiosidad popular, específicamente del catolicismo popular, que se caracterizan por su resistencia, y tal vez también por su resignificación. Ya ha dicho Luis Maldonado 2 que el catolicismo popular “resulta especialmente resistente al cambio o, mejor, se acomoda a él flexibilizándose dúctilmente y reaparece tras todas las crisis como algo pletórico de vida, también de contradicciones, al menos en algunas de sus manifestaciones”. Aguilar Ros destaca en papel del clero en la conformación y supervivencia de las peregrinaciones, aunque otros autores han subrayado su carácter popular, un tanto distanciado de la tutela de las autoridades eclesiásticas. En Jalisco los Santuarios católicos fueron impulsados por el clero mismo, durante la colonización de Nueva Galicia, propiciando una identidad regional criolla. Estos santuarios fueron una de las vías para impulsar y arraigar entre las poblaciones -indígenas primero, luego mestizas y criollas- el catolicismo y sus devociones ritualistas. El predominio católico se reprodujo hasta entrado el siglo XX, y los santuarios en este proceso tuvieron un importante papel en la atracción de devoción, como en la difusión de imágenes y creencias que perpetuaron esta preponderancia.3

                                                             2

Luis Maldonado, El Catolicismo Popular, 1990, p. 139.   Alejandra Aguilar,“Cuerpo, memoria y experiencia: La peregrinación a Talpa desde San Agustín, Jalisco”, Desacatos.   3

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Las peregrinaciones como espacio sagrado en el Camino Real de tierra adentro 

Comencemos por hacer una fenomenología de las peregrinaciones en el norte de México y el sureste de delo Estados Unidos, a lo largo del Camino Real de Tierra Adentro, sin olvidar que “peregrinación” y “santuario” remiten uno al otro.4 Una de las primeras peregrinaciones que hubo en esta área geográfica y espacio cultural, fue el peregrinar al Santo Sr. de los Guerreros. Dicha peregrinación fue organizada para los indígenas tepehuanes a mediados del XVII por los misioneros jesuitas de la Nueva Vizcaya. Lo particular de esta peregrinación es que era una “cabalgata”, es decir, los indígenas iban a caballo, lo que demuestra la intención de los misioneros de dignificar la participación indígena en dichas peregrinaciones. A ésta siguieron otras muchas que surgieron a todo lo largo del Camino Real de Tierra Adentro, siempre hacia un santuario, entre los que cabe destacar: a.- El Calvario (lugar de cristo crucificado) en la Colina de Tomé, en Belén, Nuevo México. Colina paralela la encontramos en Santo Tomás en Guerrero, Chihuahua. b.- El Monte de Cristo Rey, un Cristo monumental localizado donde se unen Chihuahua, Texas y Nuevo México. Las peregrinaciones se realizan en Semana Santa y en día de muertos (2 de Noviembre). c.- Los numerosos santuarios de la Virgen de Guadalupe, donde se unen peregrinaciones y procesiones de la gente lugareña y de los peregrinos de los pueblos cercanos. Esta devoción se repite desde Zacatecas, Durango, Parral, Chihuahua, el Paso del Norte, Santa Fe, Nuevo México. Sobreviven aun en pueblos como Tortugas y Las Cruces, Nuevo México. d.- El santuario de Chimayó y del Santo Niño de Atocha, Nuevo México. El espacio sagrado contemporáneo del Camino Real de Tierra Adentro se inicia en Plateros, Zacatecas, y termina en Chimayó, Nuevo México. A continuación, algunos lugares de peregrinación y/o devoción como son actualmente: El Sr. de las Angustias de Venado, S.L. P. El Santo Entierro de Chalchihuites, Zac. El Santo Señor de Mapimí, en Cuencamé, Dgo . El santo señor de Mapimí en Chihuahua, Chih. El Santo Señor de Mapimí en San Antoñito, Albuquerque, N.M El Cristo de San Juan de Dios, Durango. El Santo Entierro de Santa Cruz de la Cañada, Espaniola, N.M El Senor de los Guerreros en El Tizonazo, Indehe, Dgo.                                                              4

Luis Maldonado, op. cit. p. 79. 

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El Señor de los Guerreros, en Plateros, Zac. Ntra. Señora la Conquistadora, Santa Fe N.M Ntra. Señora de la Macana, El Sapé, Dgo. Santo Niño de Atocha, Plateros Zac. Mex. Santo Niño de Atocha en Chimayó N.M Señor de Esquipulas, Chimayó N.M San Lorenzo Santo Niño, en Cd. Juárez, Chih, antes Paso del Norte. El Cristo de la Misión, en La Misión de Guadalupe, Cd. Juárez, Chih.

Zona geográfica del Camino Real de Tierra Adentro, norte de México, suroeste de los Estados Unidos de América

La mayoría de ellos conservan sus celebraciones tanto en la Semana Santa como el día de la Transfiguración del Señor, el 6 de Agosto. Esos días se reorganizan las cofradías, las mayordomías, las danzas, los penitentes y los que ofrecen mandas y limosnas (quienes van al santuario a pedir una bendición especial de salud o solución de algún problema, o a dar gracias por los favores recibidos) que en público manifiestan su fe y su devoción. Normalmente la celebración consiste en una ceremonia religiosa del rito católico, incluye una peregrinación del campo a la ciudad, de los pueblos aledaños y de regiones remotas hacia el santuario, con el alborozo popular de arcos, flores, agua, cohetes y bailes y cantos públicos. En el ciclo de estas peregrinaciones destaca el periodo de la Semana Santa, “que es una explosión del sentido popular por la representación y la imaginería tanto del Cristo sufriente como de María dolorida…” Maldonado encuentra en el desarrollo de la devoción a María en los siglos XII y XIII un crecimiento en los sectores populares de la “conciencia de la encarnación”, es decir, la humanización de María y de Cristo, ella, Virgen, “considerada en su maternidad humana,

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transida de dolores, angustias y esperanzas”5 , mientras el Niño Jesús, también humanizado, puede interceder milagrosamente. Santo Niño de Atocha, protector de peregrinos y viajeros, fue traído a la Nueva España, concretamente a Plateros, Zacatecas, a finales del siglo XVIII. En el siglo XIX se hermanaría al Santo Señor de Chimayó como patronos de Nuevo México. Es importante destacar el carácter guerrero de los patronos del Camino Real. Baste señalar dos ejemplos: el Santo Señor de los Guerreros y la Conquistadora. El primero acompañó a los pobladores del norte de la Nueva Vizcaya. La Conquistadora, más propiamente llamada “Nuestra Señora de la Conquista”, es una devoción iniciada por Diego de Vargas, quien recuperó la zona de Santa Fe, Nuevo México, de los indios pueblo, quienes habían expulsado a los españoles en 1680. El mencionado capitán atribuyó su victoria a esta imagen. Durante el siglo XVII, la Conquistadora peregrinó ella misma a los largo del Río Grande-Bravo, durante los conflictos hispano-indígenas6.

Fiesta del Santo Señor de Mapimí, Cuencamé, Durango.

Cofradías e intercambio comercial en el Camino Real de Tierra Adentro Las cofradías o hermandades –una de las creaciones más sugestivas de la religiosidad popular y promotoras de actividades comunitarias, según Maldonado– 7 facilitaron las peregrinaciones, ya que los cultos compartidos hacían que los hermanos que vivían alrededor de un santuario fueran a visitar los otros santuarios. Tal fue el caso de los hermanos de Durango que iban a Nombre de Dios, o los de Cuencamé que iban a Durango en peregrinación. Las más notorias peregrinaciones eran a Cuencamé, que concentraba todas las                                                              5

Luis Maldonado, op. cit. p. 64.  Ronald Grimes, Símbolo y conquista: rituales y teatro en Sta Fe, 1979.  7 Luis Maldonado, op. cit.  6

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hermandades de la zona, así como el Santo Señor del Tizonazo que recogía la devoción de todos los serranos, tepehuanes y labradores del somontano de la Sierra Madre en los confines de la Nueva Vizcaya. Los santuarios eran espacios sociales privilegiados, por lo que frecuentemente se convertían en espacios comerciales, remedos modestos de las ferias de la Nao de China. Los peregrinos eran magnánimos: llevaban a los santuarios lo que producían. Muchos de ellos eran mineros y por tanto llevaban plata, joyas o dinero, otros alimentos, ganado y cuero. Estos santuarios facilitaban el intercambio de semillas, de ganado, de productos traídos en la Nao. Se reportaba que cofrades en sus santuarios tenían la manía de adquirir en las ferias de Saltillo, San Juan de los Lagos, Chihuahua y Taos, seda y brocados de la China, porcelana e imágenes talladas y policromadas dedicadas a la devoción de San Juan, San Antonio, o Crucifijos agonizantes en marfil.8 El sentimiento de “communitas” en la “liminalidad” La inevitable mención de Víctor Turner 9 como autor del concepto de “communitas” en la peregrinación, es esencial para entender este acto social donde la estratificación habitual de la vida social se suspende por una noción de pertenencia a un grupo, fusionado en torno a una ritualidad en donde los peregrinos esperan tener una experiencia de lo sagrado dentro de un ambiente de camaradería y afecto, charla íntima y comida compartida. Más que sus estandartes y sus cruces, el peregrino implica su propio cuerpo como objeto de ofrenda en este viaje simbólico.” Para el peregrino, alcanzar su destino, con la autonegación, las ofrendas y las curas que le esperan, lo es todo”, dice Grimes.10 En este sentido, el peregrinaje es también un rito de iniciación, por el cual el sujeto se sitúa en la marginalidad, fuera del espacio de la vida cotidiana, para ingresar al espacio sagrado y vivir esa experiencia comunitaria de renovación con la imagen protectora. Es la “liminalidad” también entendida como marginalidad. El espacio sagrado típicamente se encuentra en la periferia de concentraciones urbanas, y la peregrinación a ese lugar indica la pertenencia a cierto núcleo de población. El que se une a la peregrinación debe poder dejar su posición social, su individualidad institucionalizada, para poder pertenecer a la “communitas”. La consagración del espacio sagrado no es arbitraria. Se debe al hecho de encontrar un signo extraordinario: una imagen sagrada, el nacimiento de un                                                              8

Tomás Martínez Saldaña et al. El Camino Real deTierra Adentro, 2009.  Silvia Rodríguez, The Matachines Dance, 1996; Maldonado, 1990, Martínez Saldaña, 2009.  10 Ronald Grimes, op. cit.   9

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manantial, un árbol añoso, figuras en las montañas interpretadas como imágenes sagradas, entre otros. Al respecto dice Maldonado 11 respecto al lugar de construcción de un santuario: que éste tiene siempre motivaciones simbólicas dentro de un discurso mítico-racionalizador: “ leyendas etiológicas, centradas en el hallazgo de la imagen, del lugar donde debe ser venerada ésta y donde debe ser construido el santuario”. (Como ejemplos, La Virgen de Guadalupe, México D.F, Nuestra Señora de Gamón, Mpio. de Guadalupe Victoria, Dgo.) Para los pueblos agricultores, este espacio sagrado es aquél donde nace el agua. Para los pueblos cazadores, el lugar sagrado será el hábitat de los animales: el bosque, la estepa. Para los pescadores, las profundidades del mar. Las peregrinaciones se dan en un calendario ritual que obedece al calendario astronómico (las estaciones). Pero los lugares sagrados tienden a conservarse, por lo que tienen de mítico. Así, en el Camino Real los lugares sagrados se ubican cerca de probables sedes de culto precristiano.12 Como ejemplo, en el Santuario de San Miguel de los tlaxcaltecas, en Santa Fe, Nuevo México, bajo el altar de la iglesia se descubrió un adoratorio indígena. Según Mullahy13 la peregrinación recuerda el éxodo de los isrealitas fuera de Egipto, sugiere la idea de seguir a Cristo en su camino de salvación, y en general simboliza la expansión de la Iglesia sobre la tierra. El espacio sagrado se convierte en santuario cuando inician las peregrinaciones a ese lugar, se ritualiza el acercamiento a la vez que se establecen ciertos límites, parte inherente a él como son el atrio, la muralla, el pórtico, las torres, la montaña en la que se encuentra. El muro, muralla o cerca, -recuérdense los “torii”, puertas o portales en templos shintoístas en Japón -cualquier elemento que represente el umbral, “tiene por objeto preservar al profano del peligro al que se expondría penetrando allí sin tomar precauciones. Lo sagrado es siempre peligroso para quien entra en contacto con ello sin haberse preparado…”.14 Los espacios y los tiempos necesarios para la vida son sacralizados. La peregrinación surge de la necesidad de ir al santuario para realizar ritos propiciatorios, los que inician el calendario, ya no astronómico, sino ritual, y que culminan con los ritos de acción de gracias. Maldonado 15 entiende en las devociones populares un intercambio entre el santo o virgen a quien se dedica la                                                              11

Luis Maldonado, op. cit.  Ronald Grimes, op. cit, p. 59.  13 Ibid.   14 Miercea Eliade, Tratado de historia de las religiones. 1972, p. 331.  15 Op. cit., p. 73.  12

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peregrinación y el pueblo que recibe su protección: “la mediación o intercesión de la virgen y los santos no eximía de los actos penitenciales realizados por el pueblo […] En realidad, el voto (en México se conoce como “manda”) era una respuesta proporcional que se adecuaba a la gravedad de la situación.” La persona que realiza una manda, debe a la virgen o a un santo un favor. Los peregrinos, con el objeto de apropiarse el espacio sagrado, se lo llevan de vuelta a casa en la forma de una porción de tierra o de agua sagrada del lugar. Los peregrinos llevan también semillas o imágenes. “…uno se lleva, y hasta punto controla, el poder sagrado”. 16 Así los peregrinos de Chimayó llevan tierra del “pocito” para apropiarse del espacio sagrado. Como parte de la cultura popular, las peregrinaciones conservan hoy su intención de recrear el contacto con la divinidad, de apropiarse su fuerza y su bendición. Aportan a la comunidad sentido de identidad y pertenencia, en un mundo en que los grupos se desintegran fácilmente. Al realizarse cada año, en una periodicidad que va de la mano con los ritmos de la naturaleza, renuevan el sentido del eterno presente en el que todos estamos llamados a participar.

Semana Santa en Chimayó, Nuevo México.

                                                             16

Ronald Grimes, op. cit., p. 59.  

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Las peregrinaciones como espacio sagrado en el Camino Real de tierra adentro 

Fuentes Aguilar Ros, Alejandra, “Cuerpo, memoria y experiencia: La peregrinación a Talpa desde San Agustín, Jalisco”, Desacatos, núm. 30, mayo-agosto 2009. Carrete, E. S., San José del Tizonazo: el santuario de la migración, Poterillos Editores, 2002. Eliade, Mircea, Tratado de historia de las religiones, Ediciones Era, México, 1972. Grimes, Ronald, Símbolo y conquista. Rituales y teatro en Santa Fe, Nuevo México, Fondo de Cultura Económica, México, 1976. Maldonado, Luis, El Catolicismo Popular, Editorial Verbo Divino, España, 1990. Martínez Saldaña, Tomás (Coord.), El Camino Real de Tierra Adentro, MundiPrensa México, México, 2009. Rodríguez, Silvia, The Matachines Dance: Ritual Symbolism and Interethnic Relations in the Upper Río Grande Valley, University of New México Press, USA, 1996.  

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BELLAS QUE DERRUMBAN IMPERIOS: YANG GUIFEI Y MALINTZIN, DOS SILUETAS ANTE EL HURACÁN HISTÓRICO

Radina Plamenova Dimitrova Centro de Estudios de Asia y África El Colegio de México, México

Se dice que no existe la historia, sino el relato de la historia, y éste suele ser un relato escrito. En el caleidoscopio de eventos que conforman cada momento histórico siempre hay algunos pedazos que saltan a la vista. Son aquellas fábulas que se han seguido recontando y reescribiendo y han logrado permanecer en la memoria y la imaginación de sus pueblos. Son aquellas historias históricas que tienden a convertirse en literarias, a las cuales se les ficcionaliza en distintas épocas, con distintos fines. En este sentido, es ejemplar la Historia de Li y Yang. Li es uno de los emperadores chinos más poderosos, cuyo gobierno coincide con el apogeo de la dinastía Tang (618-907); Yang es su concubina favorita y también una de las cuatro bellas de la antigüedad china. El romance entre ellos tiene consecuencias dramáticas sobre el destino del imperio chino y es sujeto a muchísimas interpretaciones literarias a lo largo de casi 1300 años. Muy similar, aunque no tan antigua, es otra intriga romántica que sucede en Mesoamérica: el encuentro fatal entre Hernán Cortés y Malinalli Tenepal. Las dos historias tienen como fondo un complejo panorama histórico y se centran en la relación íntima entre los protagonistas; también adquieren una larga e interesante vida literaria, donde las interpretaciones suelen darse desde el prisma del presente. Especialmente se parecen las dos protagonistas: mujeres excepcionales, a quienes les toca vivir en momentos de grandes trastornos en la historia de China y de México respectivamente. Y también les toca llevar en sus hombros el estigma de mujeres fatales que han causado la caída de poderosos imperios.1 Yang Guifei                                                              1

Durante dos milenios, la antigua frase proverbial “arruinar ciudades y derrumbar imperios” (qing cheng qing guo 倾城倾国) ha sido el epíteto más frecuentemente empleado para describir a las

     

        

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y Malinche en vida son acompañantes de hombres poderosos, a quienes luego van a ir superando en relevancia; con el paso del tiempo, las dos imágenes femeninas gozarán de mayor interés dentro de la creación artística y van a adquirir un valor simbólico preponderante, convirtiéndose en los personajes centrales de sus respectivos romances. En la literatura, serán a veces blanco de desprecio, a veces objeto de elogio. Bellas y talentosas, servidoras y amantes, traidoras y heroínas, la concubina Yang y la barragana Malinche representan dos mitos controversiales. Indudablemente, las largas sombras de sus borrosas figuras están profundamente impresas sobre la identidad cultural de sus pueblos. Yang Yuhuan es una de las cuatro bellas de China: la última, la más famosa y también la más polémica.2 Ella es otro ejemplo más en la larga lista de mujeres fatales en la historia del país. Por otro lado, su trágica historia de amor ocupa un lugar especial en la cultura del Este de Asia, convirtiéndose en culto tanto en China, como en Japón. Calificada por historiadores y literatos como “mujer cuya hermosura aniquila ciudades y destruye estados”, “la bella que quebró la dinastía”, “la calamidad que arruinó el imperio”, “el diluvio” (entre muchos apodos “cariñosos” que se le han dado), ella es el gran amor y la gran pérdida en la vida de uno de los emperadores más poderosos en la historia feudal del China. Éste es conocido bajo varios nombres: el propio, Li Longji; el dinástico, Tang Xuanzong (“El Místico Emperador de Tang”); y el póstumo, Tang Minghuang (“El Iluminado Emperador de Tang). Él permanece en el trono imperial a lo largo de casi medio siglo (685-762, gobierno 712-755 d. C.) Cuando Tang Xuanzong la ve por primera vez, Yang es concubina de uno de sus hijos, el príncipe Li Mao; el envejecido monarca queda pasmado ante la hermosura deslumbrante de la joven.3 Inmediatamente decide robarla del séquito de su hijo sin considerar ni la pena de éste, ni la desaprobación y rumores en su corte.4 La bella es mandada a un monasterio taoísta para purificación del cuerpo y el espíritu, y un año después regresa a la corte como monja bajo el nombre Yang Taizhen (“Suprema Verdad”). Inmediatamente es colocada entre las concubinas                                                                                                                                                                     femmes fatales. Esas mujeres -sobre todo concubinas- son insuperables modelos de belleza femenina, cuyos nombres se vinculan con la caída de imperios o disturbios en el poder central durante distintas épocas de la antigüedad china. Yang Guifei no es la única en sufrir semejante condena. Otras concubinas como Bao Si de la dinastía Zhou, las hermanas Zhao Feiyan y Zhao Hede de la dinastía Han, etc., también son vilipendiadas en las páginas de la historiografía y de la literatura chinas. 2 Yuhuan es su nombre personal que significa “pulsera de jade”. 3 Este fatal encuentro tiene lugar en unas fuentes termales, donde Yang Yuhuan está bañándose en medio del vapor y la niebla, pareciendo una guapísima maga inmortal. 4 Según el rígido código confuciano, la concubina no puede pasar de padre a hijo y viceversa, porque esto se considera un incesto y es tabú absoluto.

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del emperador, quien al celebrar su sexagésimo-primer cumpleaños, en medio de la indignación y el chismorreo le concede el más alto rango cortesano: guifei o “Preciosa concubina”. Luego, atraído aún más por el talento artístico de su amada y resignado ante la pesadez de su propia corona, Tang Xuanzong llega a desatender sus deberes de soberano hasta tal grado que estalla la así llamada “Rebelión de An y Shi” (755763 d.C.). El levantamiento es encabezado por An Lushan, un odioso general turco con el cual la Preciosa concubina supuestamente tiene un secreto lío amoroso.5 La humillante huida del emperador con toda su corte desde la capital Chang’an hacia el reino Shu (hoy provincia Sichuan) se convierte en tragedia.6 Los soldados de guardia, enfurecidos, rehúsan continuar el camino y exigen de Tang Xuanzong la aniquilación pública de “la flor que entiende el habla”, quien es extensamente odiada y considerada por el pueblo como la razón principal de sus desgracias.7 Impotente y aterrado, el emperador sin imperio concede a su amada el honor de suicidarse delante de las tropas y sigue hacia su refugio sin tener nada más que rescatar.8 La Rebelión de An y Shi dura siete años destructivos, agota las fuerzas del pueblo y marchita el florecimiento del país. Durante este tiempo, An Lushan establece su propia dinastía llamada la Gran Yan y efectivamente se impone como gobernante en la capital y sobre un territorio muy amplio, sin embargo no es reconocido como emperador en la historiografía china. El auge de Tang, el imperio más grande y poderoso en la Tierra durante el siglo VIII, queda irreversiblemente quebrado y la dinastía entra en una etapa de decadencia y agonía. Al igual, el anciano que regresa a la capital Chang’an, recuperada por el ejército del primogénito Tang Suzong, no es sino la triste sombra de un emperador majestuoso. Su vida lentamente se extingue en el solitario Palacio Oeste de la casa imperial, frente al retrato de su amada, acompañado únicamente por su Gran eunuco y por el fantasma del arrepentimiento.9                                                              5

Esta relación amorosa, más bien una calumnia que un hecho real, es la razón principal de acusar a Yang Guifei como traidora nacional. Los literatos que se apegan a la tendencia de criticismo, suelen utilizar esta especulación con el objetivo de construir en sus obras una imagen lasciva y degradada de la concubina. 6 La actual ciudad Xi’an, capital de provincia Shaanxi. 7 Uno de los nombres poéticos, con los cuales el monarca se refiere a Yang Yuhuan. 8 Yang Guifei se ahorca en el patio del pequeño monasterio buista Xianyou. Existe también la versión de que muere pisoteada bajo los cascos de los caballos de las tropas enfurecidas. Este elemento se suele resaltar en obras de tono crítico. 9 Durante la dinastía Tang tardía, la casta de los eunucos se hace omnipotente y usurpa el poder. Los emperadores se convierten en marionetas en las manos de sus servidores, quienes llevan a la ruina la poderosa dinastía.

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Los sucesos que tienen lugar ocho siglos después en Mesoamérica representan ciertas semejanzas con los de la segunda etapa del gobierno de Tang Xuanzong: el contacto-choque entre culturas muy diferentes, el intento (en gran medida fallido) de entender al “otro”, la situación política sumamente complicada, el imperio poderoso en esplendor económico y cultural, el emperador debilitado e inclinado hacia la resignación, el “bárbaro” ambicioso con planes de conquista, etc. Y, por supuesto, la mujer: hermosa, inteligente, talentosa y … culpable. Una vaga silueta que negrea como mancha indeleble sobre la identidad mexicana. Sumida en controversia, convertida en mito, en símbolo de una nación que siglos después la va a condenar y apodar “La Chingada”, Malintzin aún es un estigma ardiente para el pueblo al cual da origen. La Nueva España llega a ser posible con la activa participación de la legendaria barragana Malinalli Tenepal. Los principales cronistas españoles 10 , contemporáneos de la Conquista, mencionan su adolescencia de orfandad y servidumbre, al igual que su entrega a Hernán Cortés (junto con otras veinte mujeres) en calidad de esclava. Es bautizada en la fe cristiana con el nombre de Marina, y hasta se convierte en “doña” Marina. Hermosa compañera, hábil intérprete y sabia consejera, ella abre el paso de Hernán Cortés a través de las tierras mesoamericanas hacia el Imperio Azteca. También engendra un hijo suyo, Martín Cortés, considerado el primer mestizo. 11 Respetada, admirada y hasta temida por los indígenas, Malintzin “La lengua” sigue y sirve fielmente al conquistador, hasta da a luz a un hijo suyo. Sin embargo, avanzada la agenda de la Conquista, Cortés se deshace de ella, separándole del niño y entregándole como esposa a uno de sus compañeros de conquista, Juan Jaramillo. En pago de su buen servicio a la Corona Española se le otorga formar parte de la nueva nobleza como una dama respetable. A diferencia de Yang Guifei, Malinche no sufre muerte violenta, sino al contrario: adquiere un alto estatus social. Sus contemporáneos no la ven (y no tienen manera de verle) como una traidora, por eso su vida y bienestar quedan fuera de peligro. Cuando se parten los caminos de ella y Cortés, doña Marina “regresa a la nada sin que se sepa ni cuándo, ni cómo termina su vida”. 12 Desaparece del polifónico relato histórico, para regresar unos cuatro siglos después como imagen literaria elogiada y fustigada a la vez: “mujer e indígena,                                                              10

Francisco López de Gómara, Bartolomé de las Casas, Gonzalo Fernández de Oviedo, Francisco de Aguilar, Francisco Cervantes de Salazar, Bernal Díaz del Castillo, etc. 11 Bernal Díaz del Castillo informa sobre los tres hijos de Gonzalo Guerrero, un español quien ya vivía entre los mayas de Yucatán cuando los barcos de Cortés arribaron a Cozumel. Aunque no sea el primer niño nacido de español e india, Martín Cortés es el hijo del conquistador, por lo tanto se le atribuye un valor simbólico como primer fruto del mestizaje. 12 Fernanda Núñez Becerra, La Malinche: de la historia al mito, Serie Historia, INAH, 1996, p. 9.

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madre y puta, traidora y útero simbólico de la nación mexicana, personaje ambiguo y desconocido”.13 Debido a su gran impacto sobre el curso de la historia mesoamericana, ella permanece muy viva y poderosa en la consciencia del mexicano de hoy. A continuación pretendo exponer algunas de las líneas de comparación y análisis que han resaltado hasta ahora durante la “contemplación” simultánea de los contextos generales en torno a las dos historias, al igual que de las dos imágenes femeninas en sus aspectos de personajes históricos y literarios. 1. El momento de contacto La dinastía Tang y el Imperio Azteca son política y económicamente muy poderosos en sus respectivas épocas. Sin embargo, en una situación de contacto con otra cultura poco conocida o desconocida, cual si quedan deslumbrados por su propio esplendor y a consecuencia de esto llegan a malinterpretar y subestimar a “el otro”. El enfrentamiento de culturas implica intensivos flujos de información, exige diálogo, esconde inevitables malentendidos y conlleva confrontación. A mi parecer, el fallo de establecer una comunicación adecuada, el construir de imágenes de “el otro” a partir de impresiones superficiales y los consecuentes malentendidos fatales constituyen unas de las razones principales de los sismos políticos en China del siglo VIII y Mesoamérica de principios del siglo XVI. En tiempos de la dinastía Tang es cuando los chinos apenas empiezan a conocer a los pueblos de Asia Central, a quienes desde siempre han contemplado con fría soberbia confuciana como “bárbaros” indignos de atención y contacto. Sin embargo, gracias a la expansión territorial sin precedentes durante la primera mitad de Tang, el imperio chino abarca amplios territorios poblados de turcos nómadas. Éstos suelen ser incorporados a las tropas chinas, formando unidades militares especiales. El rebelde An Lushan es uno de los generales de origen turco favorecidos por el emperador, quienes llegan a gobernar en las grandes regiones periféricas encabezando ejércitos de cientos de miles de soldados. El hecho de que grandes cantidades de “bárbaros” se vuelven súbditos del imperio obliga a los chinos a ponerse a aprender de sus vecinos. La curiosidad por la cultura de los pueblos de Asia Central se expresa en la apropiación de su música, vestimenta, joyería, etc. Las melodías populares en el palacio y en la capital son predominantemente de origen huno o turco. Todo lo que viene del oeste del imperio se convierte en última moda. Y mientras la vida en la corte de Tang Xuanzong transcurre bajo los sonidos de la famosa melodía “Prendas arcoíris y emplumadas”, los generales turcos aliados, supuestamente fieles a los                                                              13

Ibid.

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intereses del imperio, conspiran y ponen en marcha su plan de contraconquista.14 El estallido de la Rebelión de An y Shi en 755 d. C. es señal de que los “bárbaros”, cansados de ser sometidos, se vuelven a su vez conquistadores. También es un ejemplo de cómo un imperio omnipotente y narcisista puede caer bajo los golpes de la astucia política y la belicosidad de un enemigo indebidamente menospreciado. El desarrollo de los acontecimientos históricos en la España de los siglos XV y XVI también se inscribe en el patrono “de conquistados a conquistadores”. En el mismo año 1492 se dan el final de la Reconquista y el descubrimiento de América. A continuación, los pueblos de Mesoamérica se ven obligados (pero no preparados) a establecer contacto con los extraños seres de ultramar, y uno por uno tienen que ceder y aceptar el dominio de la cultura invasora. Algunos ven a los extranjeros como los nuevos dioses de las profecías, otros claramente se dan cuenta de su naturaleza humana; sin embargo, todos fallan al intuir bien sus intenciones y ambiciones, al igual que la magnitud de los cambios que su presencia generará en la historia del continente. Desde un principio, los españoles se aprovechan de las enemistades existentes entre los pueblos autóctonos y logran hacer exitosas alianzas con algunos de ellos, como por ejemplo los tlaxcaltecas. Esto se convierte en una indispensable fuerza motriz para la conquista. Las alianzas hacen posible el avance de lo que en principio parece una aventura de final impredecible, y por otro lado dificultan la resistencia y desarman a los futuros conquistados. Sobrevalorando el origen y rol divinos de los extranjeros y subestimando su avidez y ambición humanas, los aztecas hacen que una agenda tan poco probable como la conquista de su majestuoso imperio por un puñado de soldados se convierta en un hecho histórico. 2. La culpa Durante estos momentos de contacto, Yang Guifei y Malintzin ocupan posición central en el escenario histórico. Por un lado, las dos son amantes, concubinas, carentes de una posición “reglamentada”; son objetos de pasión y posesión por parte de un emperador y un conquistador. Al mismo tiempo, las dos también logran demostrar su calidad de sujetos: actúan con ambición, motivadas por objetivos propios. Utilizando todos los medios posibles (belleza, talentos, carácter, intrigas, perspicacia, astucia), Yang deja en su sombra a las 3000 concubinas del                                                              14

“Prendas arcoíris y emplumadas”, originalmente una canción huno, se convierte en una de las melodías más famosas de aquella época. Es un elemento inseparable de la Historia de Li y Yang: el emperador la transforma en pieza musical cortesana, mientras que la concubina se encarga de la coreografía del baile. Los dos enamorados crean un mágico espectáculo, que posteriormente es descrito en varias obras literarias. Éste será el símbolo musical del esplendor cultural durante el gobierno de Tang Xuanzong.

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séquito de Tang Xuanzong y se convierte en la obsesión del monarca. Después de ser nombrada “Preciosa concubina”, los miembros de su familia gradualmente ocupan un gran número de puestos en la corte imperial; por ejemplo, su primo Yang Guozhong llega a ascender a primer ministro y a usurpar cuarenta cargos administrativos.15 Malinztin, a su vez, destaca ante las demás esclavas regaladas a los españoles por su atractivo físico y por ser “entremetida y desenvuelta”. Pero la razón principal de que ella se vuelva útil y luego imprescindible para Cortés, es la importante ventaja del dominio de varios idiomas: las lenguas maya y mexica, y en corto tiempo también el castellano. 16 Su carácter afable y su talento de intérprete la convierten en insustituible compañera y consejera de Hernán Cortés. Pero ella también adquiere conciencia de su papel en la realización de los planes de los españoles. Así logra descartar la esclavitud, a la cual ha sido sometida durante su adolescencia, y adquirir una buena posición de respetable señora y esposa de un miembro de la nueva nobleza. Las dos mujeres obtienen beneficios de las condiciones favorables en que se encuentran. Esto dará origen a las retorcidas interpretaciones de que ellas actúan con motivo de influir sobre el desarrollo de los acontecimientos históricos y modificar el ambiente político en general. Yang Guifei y Malinche son de origen noble, apariencia atractiva y gran talento, y el hecho de que sobresalen tanto, obviamente causa molestias a sus “acusadores”, que en su mayoría son hombres. 17 China feudal y Mesoamérica precolombina son sociedades masculinas; el papel de la mujer es reducido a un complemento del hombre y limitado a las actividades domésticas. En China, las mujeres de las altas clases sociales ni siquiera salían de los palacios y mansiones donde transcurría su existencia. Una frase fundamental del pensamiento confuciano refleja de manera muy concisa la inquebrantable jerarquía de China feudal: “El gobernante debe actuar como gobernante, el ministro - como ministro, el padre - como padre, el hijo - como hijo”. En este sólido (y supuestamente perfecto) modelo de estructura social, la mujer resulta ser el ladrillo faltante, o al menos invisible. Al decidir obviarse, al atreverse a destacar de algún modo, ella se arriesga a convertirse en blanco para el rencor y odio común; en mala hierba que,                                                              15

Después él será asesinado por los soldados durante la huida hacia el reino Shu, en la misma colina Mawei donde se suicidará Yang Guifei. 16 Con estas palabras la describe Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, p. 117. 17 Varios historiadores testimonian sobre el origen noble de Malintzin, pero más explícito es Bernal Díaz de Castillo, quien nos cuenta la historia personal de la intérprete en el capítulo XXXVII de su Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España: “Cómo Doña Marina era cacica e hija de grandes señores y señora de pueblos y vasallos, y de la manera que fue traída a Tabasco.”

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haciéndose camino por entre los ladrillos rigurosos, provoca la deformación o hasta la destrucción del orden social. De allí la culpa, impuesta e inconmensurablemente grave; de allí también el esfuerzo consciente de exterminio físico (la ejecución pública de Yang Guifei) o ideológico (la estigmatización de ambas, concubina y barragana, como traidoras de sus pueblos. 3. El sentimiento nacional Es curiosa la facilidad con la cual la caída de un imperio se puede atribuir por historiadores y literatos a la hermosura y talento de cierta cortesana favorita. En presencia de emperadores (Li Longji, Moctezuma), generales (An Lushan, Hernán Cortés) y otros personajes masculinos quienes, movidos por distintos intereses, batallan entre sí sobre la escena histórica, les toca a las concubinas ser sacrificadas para curar la amargura de dos pueblos en distintas épocas. Yang Guifei se enfrenta con el fervor nacional de sus contemporáneos, y Malintzin - con el naciente nacionalismo mexicano, que empieza a tomar forma tres siglos después de la conquista. “La flor que entiende el habla”, por su encanto físico e influencia sobre el emperador, es maquiavelizada como raíz del mal que socava los fundamentos de la Gran Tang. Por su fiel y entregado trabajo para el conquistador español, a “La lengua” se le atribuye un papel decisivo en la caída del Imperio Azteca.18 Juicios muy exagerados, tomando en cuenta tanto la posición de la mujer en las respectivas sociedades, como la situación específica de Yang Guifei y Malintzin en su momento. Ambas “traidoras” seguramente habrán encontrado grandes obstáculos y limitaciones para poder actuar y decidir por sí mismas, aún más para poder imponer su propia voluntad.19 Lo que sucede es que, de una u otra forma, las dos mujeres caen víctimas de discursos nacionalistas. Durante la Gran Tang, la nacionalidad china ya es un hecho, y la conciencia de pertenecer a un pueblo -superior a los demás- está muy presente entre los chinos. Esta dinastía desempeña un papel clave para la consolidación de la identidad nacional china.20 Por eso el trastorno que provoca la Rebelión de An y Shi resulta tan dramático para los chinos. Ellos ven a su emperador engañado y humillado por un general “bárbaro”; desesperados ante la rápida caída de las dos capitales, Chang’an y Luoyang; sufren el caos en que se hunde su mundo y lloran                                                              18

En sus Cartas de Relación, Cortés se refiere a Malinche como “lengua”, por su calidad de intérprete. 19 En ambos casos, es también pertinente la cuestión del querer actuar políticamente. Nos tenemos que preguntar si estas mujeres de verdad quisieron influir sobre el desarrollo de los sucesos históricos – algo que implicaría fuerte intención y consciencia política. 20 Por ejemplo, desde entonces con “calle de la gente Tang” (Tangren jie 唐人街) se empieza a denominar el fenómeno “Chinatown”, el barrio de los chinos en el extranjero, que hoy día representa toda una institución económica y cultural.

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el colapso del imperio. El sentimiento nacional, reforzado por la desesperación y la rabia, será el implacable acusador que condenará a la Preciosa concubina a la muerte. En un intento fútil de redimir sus propios errores, la sociedad masculina – encarnada en el impotente emperador en medio de una precipitada huida – convenientemente castiga a una mujer. Una medida poco adecuada ante la catástrofe irreversible. Pero sólo unas décadas después de la Rebelión de An y Shi, ese mismo sentimiento nacional se convertirá en el promovedor de la imagen de Yang Guifei como víctima inocente y heroína. Con el alejamiento temporal de los sucesos reales, el pueblo chino empieza a añorar los tiempos gloriosos de paz y esplendor. La Historia de Li y Yang, todavía muy viva en la memoria popular, es recordada, contada, cantada y soñada por la gente común y por los literatos de la Tang tardía. Hasta surgen leyendas que la concubina se ha salvado de la muerte, escapando a Japón. Irónicamente, primero la indignación del pueblo chino aniquila a la bella, y poco después la nostalgia de este mismo pueblo la resucita, reconociéndola como símbolo de un hermoso pasado que jamás regresará. Hoy las controversias en torno a su culpabilidad están ya apaciguadas. Unos 1300 años después, Yang Guifei y su historia ya representan un sedimento cultural dentro del inexplorable legado que la China contemporánea ha recibido de la época feudal. La situación de Malintzin es muy diferente, y las disputas alrededor de su papel en la Conquista y en la historia del México están lejos de apaciguarse. Cuál sería la sorpresa de la intérprete india si supiera que tres siglos después su muerte se le ha estigmatizado como traidora de su pueblo. Y con razón tal vez se preguntaría: ¿Pero, cuál es el pueblo a quién traicione? En su libro Malinche: de la historia al mito, Fernanda Núñez Becerra da en forma muy resumida el proceso de construcción del mito de la Malinche, una figura meramente esbozada en las crónicas y los códices. Núñez afirma que “el retrato de la Malinche está cargado con la lógica discursiva que impregna las primeras fuentes historicoantropológicas de la Conquista, dándonos un punto de vista parcial sobre los eventos y los hombres de aquella época.” Y sigue, sobre los tiempos después de la Conquista: Durante los siguientes siglos del apogeo del sistema colonial, no se necesitó retocar mucho el retrato simbólico de la Malinche. Pero después de las décadas en las que se dio la Independencia de México, los primeros intentos de forjar una nación mexicana y por tanto los ensayos de definición de una cultura nacional, necesitaban de la creación de una nueva historia mexicana y del pasado precolombino. (…) En la época populista de Lázaro Cárdenas, el retrato de la Malinche alcanzó una altura nacional, tanto en su aspecto positivo, de héroe nacional, de madre de la patria, de mestiza mexicana, como en el negativo, dando origen al “malinchismo”, “malinchista”, etcétera, y reemplazando el antiguo discurso sobre si la Malinche había o no traicionado a su pueblo.”21                                                              21

 Fernanda Núñez Becerra, op. cit. pp.10-11. 

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Las nuevas ideologías políticas tanto generan un gran interés hacia la intérprete india, como abren las puertas ante las interpretaciones en cuanto su persona y rol. Los sentimientos que ella provoca en los mexicanos pueden ser diametralmente opuestos, y a veces llegan a expresarse de manera muy radical, reflejando opiniones polarizadas y/o locales. 22 Malinche está presente hasta a nivel lingüístico con la terminología derivada de su nombre, la cual tiene connotaciones fuertemente negativas y condena la inclinación por lo extranjero (siempre entendido traición a la patria). Su estado controversial dentro del consciente popular se proyecta en una omnipresencia: nos topamos con la Malinche literalmente a cada paso. La vemos materializada en formas más diversas; la encontramos en todos los ámbitos: verbal, escrito, visual, musical, virtual, etc. Malintzin es mucho más vigente para los mexicanos que Yang Guifei para los chinos contemporáneos, y la razón de esto radica en una importante diferencia entre las dos. 4. La maternidad La concubina Yang jamás llega a tener un hijo de su relación con Tang Xuanzong.23 Esta maternidad incumplida, por un lado, le acerca al ideal de pureza y castidad femenina, lo cual facilita en gran medida su idealización y ascenso al pedestal del mito. Por otro lado, desvincula a Yang Guifei de responsabilidad política y eventual participación posterior en el poder mediante un heredero. Jamás un retoño suyo ha aspirado al trono imperial de China, al pie del cual han sucedido miles de homicidios. Su sangre, derramada en el camino hacia el reino Shu, no corre en las venas de ningún chino. La ausencia de hijos también hace resaltar la devoción sentimental de la concubina hacia el soberano: ella guarda un íntimo vínculo únicamente con Tang Xuanzong, además en un pasado glorioso e inalcanzable. De este modo, Yang Guifei queda dentro de una eternidad indefinida, sin conexión con las generaciones posteriores, convirtiéndose en ícono de belleza, amor y martirio. Fallando de cumplir el acto básico del rol femenino, Yang Guifei se convierte en una superfemina, en un hada inmortal.                                                              22

En 1982 se intenta instalar en el centro de Coyoacán un “Monumento al Mestizaje”, el cual representa en bronce a Hernán Cortés, Malintzin y su hijo. Los autores son Julián Martínez y M. Maldonado. El descontento popular escala en protestas, que amenazan con destruir el monumento y éste es trasladado en el poco frecuentado jardín Xicoténcatl (Barrio San Diego, Churubusco). Por otro lado, en Oluta se puede observar un monumento a la Malinche, conmemorando los 500 años de su natalicio. En la placa debajo de la estatua se lee un profundo agradecimiento, en el cual “el pueblo de Oluta y sus autoridades municipales (…) hacen un merecido homenaje a Malinalli Tenepal, mujer que por su gran inteligencia y belleza, contribuyo a que nuestro pueblo de Oluta tuviera un lugar en la historia de México.”  23 Esta es la razón principal por la cual se nunca asciende a emperatriz.

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La maternidad cumplida y no consumida de Malintzin le vincula de manera irrefutable a la realidad -pasada, presente y futura- del pueblo al cual da origen. Su presencia en la vida de los mexicanos es muy diferente, mucho más tangible y “carnal”. Ella vive en la memoria popular no como un recuerdo alejado, sino de manera física e inmediata. Aunque es privada de su niño en los primeros meses después de su nacimiento, el mismo hecho de haberlo tenido concede a Malintzin su estatus de sombra omnipresente, de un eslabón en la cadena genética del mexicano: invisible, pero siempre vigente. El hijo es la prueba de su entrega completa (voluntaria o no) al conquistador. El hijo es también la justificación del apodo sumamente peyorativo que le darán los “nietos”: La Chingada. Yang Guifei se vincula solamente con el naufragio político de la Gran Tang y no con las consecuencias de la crisis, mientras que la barragana Malinche representa un cordón umbilical entre la muerte de un mundo y el nacimiento de otro. Ella fusiona en sí la destrucción y la creación, originando física y simbólicamente un nuevo pueblo. Esta maternidad conlleva a la vez condena y salvación para Malintzin. 5. El bautizo Entre los múltiples patrones similares en las vidas de Yang Guifei y Malintzin, resalta el de la transformación religiosa, la cual ambas sufren para poder cumplir con el destino trazado para ellas por los hombres. Para apoderarse de la concubina de su hijo, evitando violar de manera explícita el código confuciano, Tang Xuanzong manda a Yang a pasar un año de purificación corporal y espiritual en un monasterio taoísta. Para que los españoles puedan gozar de las esclavas regaladas, sin transgredir las normas de la fe católica, Cortés da orden inmediata de bautizar a las indias. Este momento clave, que en el caso de Yang es un largo período y en el caso de Malinalli es una breve ceremonia, desencadena una serie de cambios existenciales para las dos mujeres: a. Cambio de nombre. La monja Yang es llamada Taizhen o “Suprema verdad”, mientras que Malinalli se convierte en “doña Marina.” Estos nombres se convierten en insignias de su nueva identidad purificada. b. Cambio de estado. En el caso de Yang, de concubina de príncipe a concubina de emperador. En el caso de Malintzin, de esclava “en el mundo bárbaro” a esclava de un nuevo nivel “civilizado”. c. Paso de lo prohibido a lo permitido. La purificación mediante vida monástica pretende eliminar el peligro del incesto y hace posible la unión romántica entre el emperador y su concubina. El bautizo descarta el pecado del contacto con los impuros y poseídos por el Diablo, permitiendo la relación íntima entre el conquistador y su barragana.

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d. Cambio espiritual. No obstante el motivo hipócrita detrás del acto de bautizo en ambos casos, para las dos mujeres esto sí tiene efecto de una elevación espiritual. En el monasterio, Yang aprende mucho de la estética y filosofía taoísta, también de las secretas técnicas de cultivar el cuerpo y el espíritu. Malintzin a su vez se convierte en fiel creyente y gran promovedora de la fe cristiana entre los pueblos autóctonos. Sin embargo, en el fondo esta cirugía cosmética de identidad se realiza con el objetivo de ajustar a las dos mujeres de manera que puedan funcionar sin impedimentos en un nuevo nivel de servidumbre, pero sin que se produzca un cambio cualitativo: Yang sigue siendo concubina, Malinche sigue siendo esclava. Aunque más apoderadas y con más opciones de acción y elección que antes, ellas siguen dependiendo de los hombres, a quienes acompañan y pertenecen. Será hasta mucho después de su muerte que podrán superar a sus dueños y dejarlos en su sombra. Pero mientras vivían, el reto diario ante “La flor que entiende el habla” y “La lengua” era más bien ¿cómo salirse con la suya, sin desapegarse del papel asignado? 24 6. Esbozos históricos, constructos literarios “Existe no la historia, sino el relato de la historia. Un relato escrito”.25 Narradas y re-narradas, Yang Guifei y Malintzin hoy pertenecen en mayor grado a lo literario, que a lo histórico. Las verdaderas mujeres se han ido borrando bajo la incesante corriente da la narración, hasta que lo ficticio ha llegado a sustituir su existencia. En ambos casos, las fuentes históricas ofrecen imágenes esquemáticas y tendenciosas, resaltando ciertas características convenientes para la demagogia del momento. A consecuencia de esto surge una creación literaria en que abundan las opiniones y las controversias y que busca compensar las imperfecciones de los relatos históricos. Al igual que la Preciosa concubina, “la imagen de La Malinche que tenemos hoy ha sido producida en enorme medida a través de la ficción, por lo cual puede ser estudiada como constructo literario”.26 A pesar de que ha sido el gran amor de un emperador omnipotente, la “Preciosa concubina” no goza de la atención correspondiente en las oficiales fuentes historiográficas como Vieja crónica de Tang (s. IX), Nueva crónica de                                                              24

Estos apodos son también muy significativos, porque indican claramente una actitud de posesión y cosificación hacia las dos mujeres por parte de sus dueños. “La flor que entiende el habla” es fuente de goce y romántica para el monarca, un bello adorno vivo que además percibe y cumple sus deseos. “La lengua” es un instrumento multifuncional: de comunicación, persuasión, evangelización y subyugación. 25 Federico Navarrete Linares, comunicación personal. 26 Sandra Messinger Cypess, La Malinche in Mexican Literature. From History to Myth, Austin: University of Texas Press, 1991, p. 2.

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Tang (s. XI), Espejo exhaustivo en ayuda del gobernante (s. XI), etc. Las primeras dos contienen un breve capítulo casi idéntico sobre Yang Guifei, donde en realidad se cuenta en detalles sobre el poder, la influencia y las riquezas que obtuvieron sus familiares. La mujer que a lo largo de quince años es inseparable de Tang Xuanzong es convertida por los historiadores en un instrumento para expresar cierto criticismo hacia la actitud irresponsable del monarca, y también su indignación ante la ambición insaciable del clan Yang. Al mismo tiempo, en la abundante tradición poética, narrativa y dramática de la literatura china es donde la imagen complicada y polifacética de Yang se ha ido reconstruyendo a lo largo de casi 13 siglos. Desde los tiempos de la misma dinastía Tang hasta hoy en día jamás ha disminuido el interés de los escritores por este romance tan complicado y multifacético. La historia de los dos enamorados se sigue interpretando una y otra vez en todos los géneros literarios, y el emperador y su concubina reaparecen idealizados o satirizados, glorificados o fustigados. Son innumerables las obras literarias dedicadas al tema; varias de ellas se han establecido como hitos en el camino literario de la Historia de Li y Yang. Por ejemplo, el largo poema Canto del pesar interminable (Chang Hen Ge 长恨歌 ) escrito en el año 806 (Tang media), donde por primera vez es inmortalizado el amor de Li y Yang. Al mismo tiempo surge una narrativa llamada Leyenda del Canto del pesar interminable (Chang Hen Ge Zhuan 长恨歌传), la cual da una prespectiva más realista y crítica hacia el romance.27 Durante la siguiente dinastía Song, en la mitad del siglo X, aparece la primera obra donde la concubina Yang aparece como protagonista: Biografía apócrifa de Yang Taizhen (Yang Taizhen Waizhuan 杨太真外传 ). Posteriormente, cuando el género teatral adquiere una gran popularidad, aparecen numerosas obras de teatro sobre el tema de Li y Yang. Entre ellas destacan Lluvia entre los árboles parasol (Wutong Yu 梧桐雨) de la dinastía Yuan (1279-1368) y El palacio de la vida eterna (Changsheng Dian 长生殿) de la dinastía Qing (16441911). La primera es tragedia con una visión sumamente crítica y sarcástica hacia los dos enamorados, mientras la segunda es drama histórico de tono heroico que resume las diversas actitudes literarias hacia la Historia, acumuladas a lo largo de casi un milenio. Desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy día proliferan las obras cinematográficas y especialmente las producciones de televisión, que                                                              27

La historia de estas dos obras es intrínsicamente vinculada. Cincuenta años después de la Rebelión de An y Shi, el poeta Bai Juyi y el escritor Chen Hong se van de paseo a la colina Mawei donde la Preciosa concubina trágicamente pierde su vida. Es allí donde juntos deciden, en noble competencia entre amigos, dedicar obras a la Historia de Li y Yang, para salvarla del olvido y darle un lugar debido en la literatura.

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ofrecen una visión demasiado endulzada y romántica, con un estrecho enfoque sobre la historia amorosa. En el caso de Malintzin, a pesar de su clave participación en la conquista de México, la información sobre su vida en las crónicas es fragmentaria e insuficiente, y refleja casi exclusivamente el breve período durante el cual ella acompaña a los españoles en su ambiciosa empresa. Su retrato histórico es obra de los cronistas españoles, testigos también de la vida y agenda de Hernán Cortés en Mesoamérica. En las Cartas de relación de éste, la “lengua” Marina se menciona solamente dos veces, mientras que otras crónicas ofrecen descripciones sospechosamente positivas y elogiosas, en estilo hagiográfico. La imagen más detallada y viva de la intérprete india es obra de Bernal Díaz del Castillo en su novelesca Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España. La imagen de Malintzin se retomada nuevamente después de la Guerra de Independencia (18101821 d.C.). Desde mediados del siglo XIX hasta hoy día, sobre ella y su vida se han escrito muchísimas novelas, estudios y ensayos, convirtiéndola en un personaje de gran interés y controversia en la literatura post-independentista y post-revolucionaria. Como afirma Sandra Messinger Cypes en su brillante estudio sobre el desarrollo de la imagen literaria de Malinche, todas estas obras ofrecen una “nueva lectura de la figura de la madre que proyecta el resentimiento de los hijos hacia sus progenitores y el sistema creado por ellos. (…) en las obras del período post independentista, La Malinche deviene ambas la serpiente y la Eva mexicana, la tentadora y la traidora, la racionalización del fracaso amerindio de superar a los europeos”.28 En su trayectoria relativamente breve como personaje literario, la intérprete india es utilizada por muchos autores para trasmitir reflexiones relacionadas con la problemática de sus propias épocas. Sin embargo, lo que más llama la atención son los oleajes de creación teatral sobre el tema de la conquista, donde la imagen de Malinche está infaliblemente presente. En la segunda mitad del siglo XIX en corta sucesión surgen tres obras sobre el tema: Un amor de Hernán Cortés de José Peón Contreras (1876), La Noche Triste de Ignacio Ramírez (1876) y Xóchitl de Alfredo Chavero (1877). A mediados del siglo XX es cuando toma lugar el segundo y más importante oleaje, donde Malintzin ya adquiere un papel protagónico en las obras de autores de máxima importancia. Salvador Novo crea el diálogo teatral Malinche y Carlota (1956), que ha tenido sus más recientes presentaciones en el año 2007. En 1956, Alejo Carpentier escribe en francés La aprendiz de bruja, la cual es traducida al español en 1983. Rodolfo Usigli concibe                                                              28

Sandra Messinger Cypes, op. cit. p. 2.

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Corona de fuego: primer esquema para una tragedia antihistórica americana (1963) como parte de una trilogía teatral sobre personajes y eventos cruciales de la historia de México. Sergio Magaña escribe Los argonautas en 1965. Todos los gatos son pardos de Carlos Fuentes aparece en 1970. En el siglo XXI tenemos ejemplos muy recientes de obras teatrales centradas sobre la intérprete india: Malinche, una identidad rota de Efraín Franco (2009), presentado por el grupo Mimesis, y Malinche - Malinches de Juliana Faesler (2010), escenificado por el grupo Máquina de Teatro.29 Esta prolífica creación teatral alrededor de la imagen de la Malintzin demuestra no sólo la necesidad de hablar sobre ella, sino también de darle la palabra, de concederle aquella oportunidad que ella nunca tuvo: de expresarse a sí misma, de articular sus más íntimos pensamientos, miedos y deseos. Por otro lado, de esta forma los autores comparten con el público - directamente y en vivo - sus reflexiones sobre temas como la identidad mexicana, y también la herencia mesoamericana y su vínculo con el presente. Y viceversa, hablan sobre la problemática del momento histórico presente, retomando temas de la historia antigua. Estos son sólo aspectos que se han ido esclareciendo a lo largo de mis lecturas sobre Yang Guifei y Malintzin, todavía hay mucho más que indagar para llevar a cabo un serio estudio comparativo. Un motivo para seguir con este trabajo es la impresión de ciertas carencias en el estudio de la imagen de la Preciosa concubina. Los principales enfoques no suelen desviarse de la visión tradicional y de la línea de investigación ya establecida: análisis de la imagen en una o más obras literarias; transformación de la imagen a través de obras literarias claves sobre la Historia de Li y Yang; estudio de los métodos literarios y estéticos en la creación de la imagen; reflexión sobre papel histórico de la concubina, etc. Los estudios comparativos se limitan a ponerla hombro a hombro con las imágenes de otras concubinas de la historia y literatura china. Uno de los objetivos en mi futuro trabajo sería sacar la figura de Yang Guifei de la rutina de investigación, y mediante la comparación con un personaje externo a la tradición china y tan importante y vigente como lo es la Malinche, concederle un debido lugar entre las imágenes femeninas con valor de íconos nacionales en la historia y la literatura mundial.

                                                             29

Ésta última es parte de la así llamada Trilogía Mexicana de la misma autora, siendo las otras dos obras Nezahualcóyotl y Moctezuma II – la guerra sucia. Las tres obras se estuvieron presentando en varios teatros del Distrito Federal durante el período 2010-2011.

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Fuentes Yang Guifei: Bai, Juyi, Poemas, trad. Leonid Eidlin, Moscú, Literatura Artística, 1978. Bai, Pu, “El Emperador Iluminado de Tang en una noche otoñal, bajo la lluvia entre los árboles parasol”, Drama de la dinastía Yuan, trad. Tatyana Malinovskaya y Semyon Botvinnik, Leningrad, Arte, 1966. Géneros y estilos literarios en las literaturas de China y Korea, Moscú, Ciencia, 1969. Gernet, Jacques, Historia de la civilización china, Sofia, Kama, 2004. Hong, Sheng, “El palacio de la vida eterna. Fragmentos”, trad. Tatyana Malinovskaya, Evgenii Vitkovski, El drama clásico del Este, Vladimir Sorokin (ed.), Moscú, Literatura Artística, 1976. ———, El palacio de la vida eterna, traducción Yang Xianyi y Gladys Yang, Beijing, Editorial de Lenguas Extranjeras, 2001. Konrad, Nikolai, Oeste y Este, Sofia, Ciencia y arte, 1979. Literatura y cultura de China, Moscú, Literatura del Este, 1972. Liu, Xu, “Vieja crónica de Tang”, Veinticinco Historias, Shanghai, Libros antiguos,1997. Ouyang, Xiu, “Nueva crónica de Tang”, Veinticinco Historias, Shanghai, Libros antiguos, 1997. Sima, Guang, Espejo exhaustivo en ayuda del gobernante, Beijing, Zhonghua Shuju, 2005. Trescientos temas de la literatura china clásica, Shanghai, Libros Antiguos, 2004. Yuan, Xinpei (ed.), Historia de la literatura china, 4 tomos, 2a. ed., Editorial de Educación Superior, 2005. Malintzin: Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la Conquista de Nueva España, México, Editorial Valle de México, 1980. Glantz, Margo (coordinadora), La Malinche, sus padres y sus hijos, Colleción Pasado y presente, México, Editorial Taurus, 2001. Kruger, Hilde, Malinche o Adios a los Mitos, México, Editorial Cultura, 1944. Messinger Cypess, Sandra, La Malinche in Mexican Literature: From History to Myth, Austin, Universidad de Texas Press, 1991. Meza, Otilia, Malinalli Tenepal “La Malinche” ¡La Gran Calumniada!, México, EDAMEX (Editores Asociados Mexicanos, S.A.), primera edición: marzo de 1985. Núñez Becerra, Fernanda, Malinche: de la historia al mito, Serie Historia, México, INAH, 1996.

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Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin, dos siluetas ante el huracán histórico 

Rodríguez, Gustavo A., Doña Marina. Monografía Histórica, México, Imprenta de la Secretaría de Relaciones Exteriores, 1935. Torruco Sarana, Geney, Doña Marina, Malintzin. Villahermosa, Gobierno del Estado de Tabasco, 1987.

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LA INVERSIÓN DE LOS VALORES: DEL CRIMEN A LA CELEBRIDAD. LAS HEROÍNAS DEL NARCOTRÁFICO

Guadalupe Isabel Carrillo Torea Universidad Autónoma del Estado de México, México

Introducción Desde hace unos años, exactamente desde el 2008, he investigando sobre las expresiones discursivas del narcotráfico en México. Cuando en el año 2000 el ex presidente Vicente Fox declarara la guerra al narcotráfico sin haber diseñado una estrategia de inteligencia adecuada, se desencadenó una de las más cruentas guerras que ha vivido México en su última década. Y utilizo la palabra guerra porque además de ser la expresión que usaría años después el también ex presidente Felipe Calderón para referirse al fenómeno de lucha contra el narcotráfico, este ha causado tal cantidad de víctimas -llevamos un aproximado de 100 mil- que el sustantivo le calza a la perfección para describirlo. Los enfrentamientos de los cárteles entre sí, las luchas por el dominio geográfico de sus espacios para el contrabando y trasiego de estupefacientes, las frontales contiendas entre estos y los militares, que improvisan retenes con los rostros cubiertos y sin ninguna identificación oficial, ha generado la terrible matanza de civiles y víctimas inocentes. Eso ha contribuido a que los discursos del narcotráfico se hayan multiplicado en muy diversos modos de expresión. Del narco-corrido, de larga data y con raíces muy antiguas -recuérdese la ebullición que en la época de la revolución tuvo el corrido popular-, pasando por las novelas cuyo tema central es el mundo del narco, el sicariato, el contrabando al mayoreo y menudeo…y que a partir del año 2000 cuenta con una gran productividad traducida en ventas masivas de sus tirajes editoriales. Pretendo detenerme en la crónica, uno de los géneros periodísticos que más atención le ha dado a la problemática y que, a mi juicio, es el discurso que arroja una mirada de conjunto más completa: ve con sensibilidad a personajes satanizados por el sistema; rescata sus miserias y también su humanidad. No son para ellos solo

           

Guadalupe Isabel Carrillo Torea

delincuentes; los periodistas hablan de personas con historias tristes, con vidas difíciles y trágicos destinos. La pertinencia literaria de la crónica Antonio Cándido califica a la crónica contemporánea de “literatura a ras de suelo”.1 La discusión en torno a la pertinencia de verla como un discurso más cercano a la literatura que al periodismo se ha acentuado en las últimas décadas y se inclina a la incorporación del género al espectro de lo literario. Martín Caparrós habla de “literaturizar el periodismo”2; muchos cronistas ven que, efectivamente, la línea que ubicaba a la crónica como únicamente periodística se ha ido desdibujando en la medida en que el narrador no se limita a contar hechos con el rigor de la objetividad exigida por las noticias. El cronista va más allá, es testigo y puede ser también el investigador que reconstruye hechos y dichos de quienes habla. El cronista traduce el mundo no solo como espectador; se involucra en él y lo representa con una mirada subjetiva y, en consecuencia, también comprensiva de lo que presenta a través de las palabras. Puede recurrir a las entrevistas como instrumento de acercamiento a la historia y a sus protagonistas. Estas no son un método de rescate de la objetividad pues el periodista ignora si el entrevistado dice la verdad, pero sí permite que quien escribe se involucre en la experiencia y acerque a los lectores al asunto desde una variedad amplia de rutas. Una de ellas sería el entrelazamiento de lo cotidiano con el acontecimiento extraordinario que se está narrando. Es una manera de retratar la vida tal como ella es: lo banal va de la mano de lo trascendente. Esta combinación da pie a cierto grado de ficcionalización que el cronista se permite y que recrea las historias y a sus personajes. Hace uso de lo que el escritor Mario Szichman llama “la mirada del narrador”.Es decir, el cronista se asume como narrador-escritor, no como mero comunicador de hechos o noticias. En este tenor revisé crónicas de tres escritores- cronistas- periodistas que se han dado a la tarea de indagar en el mundo del narco: Julio Sherer García, Víctor Ronquillo y Ricardo Ravelo. Los tres han dedicado buena parte de su obra al tópico. Me llamó la atención el protagonismo que han adquirido las mujeres vinculadas o inmersas en el narcotráfico y que han llamado la atención de los escritores. Me centraré en dos figuras polémicas: Sandra Ávila Beltrán, mejor conocida como La Reina del Pacífico, y Silvia Raquenel Villanueva, apodada la                                                              1

Agudelo Jaramillo, ed., Alfaguara, 2011, p. 590. 2 Op. cit. p. 607.

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Antología de crónica latinoamericana actual, México. Editorial

La inversión de los valores: del crimen a la celebridad. Las heroínas del narcotráfico 

abogada de hierro o la narco abogada. La primera detenida el 28 de septiembre del 2007 en un aparatoso operativo de seguridad del que se hizo alarde a través de los medios; para entonces el presidente Felipe Calderón, en un gesto de gran torpeza política, declaró en televisión que se había capturado a una de las mujeres más buscadas tanto en el país como en los Estados Unidos, y que era la responsable de tráfico cocaína de Colombia a los Estados Unidos; estas declaraciones asentaban un duro golpe a la fama de la detenida que ya, sin ser juzgada, era tachada de delincuente. Desde los inicios de su aprehensión, las autoridades consideraron la extradición a Norteamérica, de la que se ha librado todos estos años. Sherer y Ronquillo han dedicado su atención al personaje desde ópticas muy diferentes aunque ambos parecieran escribir sobre ella en el discurso con características propias de la crónica; nuestro interés será establecer en qué medida el género se desarrolla adecuadamente y cuánta pertenencia tiene como discurso literario. En el caso de Raquenel Villanueva ha sido también reseñada por Ronquillo y por Ravelo; los avatares de su vida y su vinculación con el narcotráfico será estudiado en las líneas siguientes. Los periodistas: Víctor Ronquillo tiene formación universitaria; hizo su licenciatura en la UNAM, Facultad de Filosofía y Letras, en Filología, sin embargo ha dedicado casi toda su carrera profesional al periodismo. Se le define como cronista, periodista y literato. Esto último dicho por él mismo en entrevista concedida al periódico La Jornada el 3 de Junio del 2009, a propósito de la publicación del tercer libro de una trilogía en la que se incluye la obra que acá analizaremos, La Reina del Pacífico y otras mujeres del narco publicada por la editorial Planeta en 2008. A esta se añaden en 2009 Sicario, diario del Diablo y Un corresponsal en la guerra del narco. Ronquillo ha trabajado e investigado no solo el narcotráfico sino todo aquello que tiene que ver con violencia social, y que se convierte en verdaderas epidemias de muerte y destrucción. El libro señalado está divido en capítulos independientes pues en cada uno se estudia a una mujer distinta; el punto tangencial estará en que todas emergen de escenarios turbulentos donde campea la delincuencia o la pobreza extrema, que a su vez será la causa de los trágicos desenlaces de sus vidas. El escritor habla de compromiso social, la denuncia pretende de alguna manera rescatar lo humano de quienes han caído o han sido calificados de antisociales. Estas afirmaciones explicarían un poco el tono del texto que vamos a comentar. Con el título de “La caída de la reina” el escritor sitúa el relato en el momento en que es aprehendida Sandra Ávila Beltrán. Ubica el escenario en la 167

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mansión que le ha sido incautada; el foco de atención estará en la descripción del personaje: Si el lugar donde vivimos nos retrata, la imagen de quien erigió la fastuosa Quinta Las Delicias es el de una mujer madura, de sofisticada belleza, producto de cirugías, tintes y los más caros afeites. De largo cabello negro, una quimera ensortijada para sus amantes. Tiene la piel trigueña, suave al tacto, y el rostro trastocado por una operación de nariz que convierte lo que fue una dulce expresión en una mueca torcida. Los senos de esta mujer menuda, como sus nalgas, están hechos a la medida para imponerse con una belleza que a simple vista parece vulgar. Pero más allá de lo superficial y lo exótico, el verdadero encanto de la Reina radica en la seguridad con la que siempre se planta frente al mundo.3

Los adjetivos con los que describe físicamente a la mujer están impregnados de una atmósfera ficcional en la que se pretende dibujarle un tono entre exótico e impositivo. Al final del artículo, el periodista aclara que conoció a Sandra Ávila a través de las pantallas de televisión, nunca tuvo una entrevista directa con ella y sin embargo, es capaz de relatar: Es de noche, el tiempo transcurre con lentitud. Nunca se ha sentido tan sola, tan incomunicada, inmóvil en la vana espera de que esto termine pronto, preguntándose por qué la vida le ha dado el más desafortunado de los reveses. Imposible dormir de corrido después de las agotadoras declaraciones, del acoso de la cámara de video que la ha seguido a todas partes, del innecesario despliegue policiaco para capturarla a ella, a una dama. Puede dormir solo a ratos, para despertarla con la angustia de hallarse en esta celda que le resulta aterradora por su vacío y la mugre que guarda bajo su aparente limpieza.4

El relato no solo habla de la estadía en la cárcel de la implicada; el narrador retrocede a los días previos en que el único hijo de Sandra Ávila fue secuestrado; los delincuentes pidieron un rescate millonario, 5 millones de dólares, según el autor. Las gestiones que realizó la reina del Pacífico la pusieron en evidencia frente a las autoridades que le tendieron una emboscada para su captura final. A pesar de que Ronquillo insinúa5 que tuvo que investigar con fuentes fidedignas la                                                              3

Víctor Ronquillo, La Reina del Pacífico y otras mujeres del narco, México, Editorial Planeta, p. 14. 4 Op. cit. p. 16. 5 Op.cit. p. 30.

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información, -fuentes a las que además debió por lo menos ofrecer una comida- es decir, que está dando datos fehacientes, el elemento ficcional prevalece sobre lo aparentemente objetivo y convierte el relato en un pastiche que no es ni crónica ni ficción. Tratándose de figuras de la actualidad, el uso de la ficción debe aplicarse con sutiliza y honestidad. Cuando la ficción se impone, y no se advierte que es un texto de esta índole, el documento se convierte en un híbrido de difícil definición. A pesar de que la crónica echa mano de diferentes discursos: la narración en la que se desmenuzan los hechos, la reflexión que desemboca en el estilo ensayístico, los diálogos que provienen de las entrevistas; la dramatización de lo que se cuenta tiene los límites que le impone la veracidad de la realidad ocurrida y que el cronista debe transcribir, sin dejar de lado la subjetividad de quien mira los hechos. El estilo que presenta Ronquillo en el libro que nos ocupa no es una novedad en su prosa. En un artículo publicado por José Manuel García García el miércoles 23 de marzo del 2005, intitulado “Las muertas de Juárez de Víctor Ronquillo: el morbo de la razón cínica”, a propósito de la publicación de un libro de Ronquillo sobre las muertas de Juárez, el crítico acusa al escritor de inventar, literalmente, datos e incluso entrevistas a los familiares de las muertas. Según el autor, para su investigación había pasado cinco años viviendo en Ciudad Juárez, cosa que José Manuel García cuestiona e incluso acusa de falsedad: La editorial Planeta recién publicó una nueva edición de “Las muertas de Juárez” de Víctor Ronquillo. El libro es un buen ejemplo del periodismo snuff o la pornoviolencia descriptiva. Ronquillo omite nombres, apellidos, se equivoca en las cifras, los datos, las fechas. Y ha mentido a la prensa: no ha estado en Ciudad Juárez por espacio de 5 años, no ha entrevistado a 187 familias de las desaparecidas, no le dio crédito a muchos de los reportajes tomados de Diario- Internet y sí consultó fuentes oficiales.6

Esta información que de nuevo salió publicada el día 25 de abril del 2013, retoma el artículo de 2005 por el periódico ALMARGEN, periodismo de Investigación, Medios y Literatura. Las críticas al poco profesional modo de investigar de Ronquillo no están ahora en discusión en este texto, sin embargo son un aviso de la posible desconfianza que, en nuestro caso, y a propósito de la reina del pacífico, nos constituye. El uso de lo ficcional opaca la credibilidad de la información vertida. Esta sería pues un ejemplo de crónica-ficción poco recomendable. El escritor, además, finaliza el relato afirmando que la Reina del Pacífico sí había                                                              6

Periódico ALMARGEN,México,Reseña revisada el 25 de abril del 2013.

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estado involucrada en el contrabando de cocaína de Colombia a México, hecho este que aún está en proceso de revisión por parte de las autoridades. Al otro extremo tenemos a Julio Sherer García; veterano profesional del periodismo, dueño de una prosa fluida con abundantes expresiones estéticamente bien logradas. Sherer sí entrevistó a Sandra Ávila. De las largas horas de entrevista saldría el libro La Reina del Pacífico: es la hora de contar publicado en 2008 por la editorial Grijalbo Actualidad. En la obra se trascriben no solo las conversaciones entre periodista y reclusa, se narran también situaciones difíciles y agradables vividas en esas horas y se hace un recuento más o menos extenso de la vida de la detenida. De los vaivenes de violencia y fatalidad a los que se vio sometida desde niña por proceder de una familia con raigambre en el narcotráfico. Padres, abuelos, tíos, primos han formado parte de cárteles con décadas de existencia. Julio Sherer no esconde su admiración por Sandra Ávila. Así describirá el primer encuentro: Vestida con el obsesivo color de las internas en proceso, café claro, se adentró en el salón, pausada, los pasos cortos. Tomó la iniciativa y nos saludó de mano, uno a uno. La miré a los ojos oscuros, brillantes, suave la avellana de su rostro. Me miró a la vez, directa, sus ojos en los míos…El cabello, carbón por el artificio de la tintura, descendía libremente hasta media espalda y los labios subrayaban su diferencia natural: delgado el superior, sensual el de abajo. Observada de perfil, la cara se mantenía fiel a sí misma. De frente y a costa de la armonía del conjunto, un cirujano plástico había operado la nariz y errado levemente en la punta, hacia arriba.7

Es evidente la fascinación que la mujer despierta en el periodista, verdaderamente impresionado por su imponente figura y su aplomo personal. Hay pues una veta de narrador que sobresale y prioriza en el discurso el tono subjetivo que también es legítimo mostrar y que hacen de la crónica, de la entrevista un discurso más cercano al literario. Igualmente en su libro Historias de muerte y corrupción publicado por la misma Grijalbo en 2011, retoma experiencias ya vertidas en libros anteriores pero con matices aún no contados. Algunos de ellos son los claro oscuros de la vida de Sandra Ávila en el reclusorio Santa Martha Acatitla en el que aún se encuentra. De nuevo en esas líneas habla más el ser humano que el periodista riguroso. Sherer nos dirá: “La Reina del Pacífico y yo conversábamos en la sala de juntas de la cárcel femenil de Santa Martha Acatitla. Nuestras reuniones ocurrían los                                                              7

Julio Sherer, La Reina del Pacífico: es la hora de contar, México,Editorial Grijalbo Actualidad, 2008, p. 12.

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viernes y en ocasiones agregábamos un día, los martes. Crecía entre nosotros una buena relación, de las que se sienten. A mí me interesaba su vida y ella estaba dispuesta a contarla”.8 Gracias a la cercanía que propiciaron las horas de entrevistas, se abrió un fluido de simpatía y admiración que se tradujo en palabras de amabilidad y admiración hacia una mujer que ha convivido con los narcotraficantes más sanguinarios y más buscados del país. El libro de Sherer dio voz a Sandra Ávila en casi todas sus páginas; hay pues una obvia defensa de la protagonista sobre su vida y los por qués de sus acciones. Desconocemos si lo hizo de manera premeditada o inconscientemente, pero logró establecer con el lector un fino hilo que empuja a sentir empatía con la acusada, llevando a una suerte de inversión de los valores. De victimaria se convirtió en víctima de un sistema arbitrario que la acusó pocas horas después de su aprehensión. Raquenel Villanueva La abogada regiomontana, conocida en todo el territorio nacional por el difícil y arriesgado ejercicio de su profesión, es un personaje digno de ser novelado. No solo por los cuatro atentados padecidos y de los que salió con vida; cuenta también su oficio como litigante, defensora de narcos famosos y delincuentes confesos; su origen humilde y su condición de madre soltera; la meteórica carrera hacia el éxito, los lazos de amistad que estrechó con abogados con la misma fama de hombres duros e implacables, defensores de causas aparentemente perdidas. A eso se le suma el carácter aguerrido que la distinguía y una valentía incólume a pesar de encontrarse, casi siempre, en el ojo del huracán. Ante una vida tan atípica, los reflectores de periodistas e investigadores han enfocado su interés en ella y en su ya trágica muerte, tras recibir el tiro de gracia del sicario de turno, mientras paseaba en un mercado público en compañía de su hija adolescente. También Víctor Ronquillo dedicó uno de los capítulos de la obra ya citada a narrar la historia de Raquenel que para 2008, año en que se publicó el libro, se mantenía con vida. En esta ocasión el título del capítulo alude a la expresión que la misma Raquenel utilizaba después del último atentado del que había salido ilesa: “Tiempo extra”. La abogada le declara al periodista: “Creo que sí estoy viviendo tiempo extra, tiempo de más, un tiempo que Dios me regaló; lo tengo que vivir plenamente y con todos los problemas que Él me mande. Sé que voy a morir, pero voy a morir de pie”.9                                                              8

Julio Sherer, Historias de muerte y corrupción, México, Editorial Grijalbo actualidad, 2008, p. 40. 9 Op. cit. p. 190.

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De nuevo Ronquillo echa mano de la ficción para contarnos la azarosa experiencia vital de Raquenel Villanueva. Comienza con el último atentado del que había sobrevivido: Las huellas de la explosión estaban por doquier: muebles desechos, trozos de cristal, restos esparcidos de toda clase de objetos y un insoportable olor a quemado. La oficina quedó destrozada. Nadie habría sobrevivido al estallido que cimbró el edificio y provocó el corte de la luz. Unas débiles flamas era lo único que quedaba del incendio que lograron sofocar los bomberos. Apenas diez minutos antes, un hombre sigiloso había salido del elevador. Se acercó a la entrada del despacho de la abogada y con sumo cuidado sacó de una maleta deportiva un objeto envuelto en una bolsa de plástico del súper. Y diez minutos antes de eso el teléfono había sonado varias veces; era un llamado insistente y molesto que distrajo a la abogada de la minuciosa revisión de un expediente judicial que contenía una gran cantidad de fojas.10

El relato continúa explicando cómo la abogada contesta la llamada que le advierte: “tenga cuidado, la van a matar”. En esta ocasión logró salir del recinto antes de que la explosión de la bomba que había sido instalada desintegrara el interior de la habitación. El narrador, que en esta ocasión advierte haber realizado una entrevista personalmente a Raquenel Villanueva, transcribe incluso algunas declaraciones de la misma en la que apreciamos a una mujer que habla directamente y sin tapujos. Ella confesará: “Quienes litigamos en materia penal, tanto en el fuero común como en el federal, lo vemos todos los días, es triste darnos cuenta de que tenemos autoridades corruptas. Autoridades que en lugar de administrar y procurar justicia son parciales cuando quienes comparecen en un hecho o se ven involucradas en una acusación están apoyados por influencias o tienen recursos económicos altos.”11 En el texto hay un contrapunteo entre lo que se narra y las declaraciones de Raquenel que además de denunciar abiertamente al sistema, defiende sus actos y los juzga limpios, sin trampas ni arreglos por debajo de la mesa. Esto permite que, también aquí, el lector disipe la bruma que cubre la imagen construida por los medios y por los escándalos en los que se ha visto envuelta la abogada. Sin embargo el estilo del narrador, excesivamente libre en cuanto a fuentes fidedignas y falta de datos duros, enrarece la atmósfera de completa credibilidad. Ronquillo narra eventos en los que las más de las veces omite nombres y lugares. Insiste en citar rumores o dichos de la gente. Describe detalles personales                                                              10

Op.cit. p. 169. Op. cit.p. 171.

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de lo que los personajes experimentan en su interior; de lo que piensan en el momento en que realizan acciones con un claro acento ficcional: ¿De dónde le vino la riqueza que-según cuentan- tiene la abogada, esas millonarias cuentas en bancos en el extranjero, la inmobiliaria, los hoteles, los muchos negocios en los que dicen que está asociada “por abajo del agua”? Corre el rumor que de sus tratos con los narcos. Hay versiones de que cobró la recompensa que las autoridades ofrecían por uno de los barones del narcotráfico en México, el mero jefe de las operaciones en una importante zona fronteriza. Dueño del negocio del trasiego de droga por mar, aire y tierra en la vasta región del Golfo de México. (173)12

Tomar en cuenta versiones que van y vienen, comentarios que incriminan sin citar la fuente es una temeridad, más aún si nos referimos a la fama de alguien con tantas contradicciones en su vida profesional y personal pero también con tantos logros. La libertad de estilo del escritor que no da un seguimiento cronológico a los eventos que narra, sino que los presenta de forma arbitraria, desorienta al lector que no logra asimilar con exactitud cómo ocurrieron los hechos. La segunda versión Desde otro ángulo discursivo nos encontramos con el libro de Ricardo Ravelo titulado Los Narcoabogados, publicado en 2006 por la editorial De Bolsillo. Ravelo es periodista de la Revista Proceso desde hace muchos años; también ha publicado numerosos libros de carácter biográfico o periodístico acerca de la vida y obras de los capos del narco y de los cárteles en México. Es un investigador de gran prestigio que goza de una prosa amena, fluida y de gran claridad. La obra estudiada es un compendio de crónicas en las que el periodista se sumerge en la otra cara del narcotráfico, la de sus abogados defensores. Los profesionales del derecho que a sabiendas de los peligros que correrán en el ejercicio de sus funciones, asumen el reto, con las ventajas económicas que esto les traerá consigo y participan discreta o abiertamente en la defensa de quienes pareciera ser por su misma condición, indefendibles: los narcotraficantes. El periodista dedica 6 capítulos a Raquenel Villanueva. Viva en ese momento y dispuesta a conceder la entrevista; la abogada recorre su vida y habla de la pobreza de su infancia y adolescencia, de sus primeros logros laborales, de su incursión en el derecho como carrera y de sus amistades, quienes le enseñaron muchas de las estrategias a seguir en casos difíciles. Ravelo sin embargo no desarrolla el discurso a través de la transcripción del diálogo sostenido con                                                              12

Op. cit. p. 173.

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Raquenel. Más bien estructura el texto con la “mirada del narrador” de la que hablaría Sizchman. Así describe al personaje: Como si fuera una principiante que no mide ni calcula sus límites -solo ella conoce sus estrategias- Raquenel grita, se enoja; le mienta la madre a los jueces, saca de balance a los rivales; le rompe el esquema a los impartidores de justicia, manotea, avienta papeles, golpea los escritorios…con esa fuerza incontenible puede incendiar un juzgado, poner fin a una diligencia y salir con ventaja de una audiencia prolongada, porque ha logrado su propósito: invertir los papeles y favorecer a su cliente. Este signo de valentía, nadie lo duda, proviene de la fuerza volcánica de su explosivo carácter, cuyos resortes 13 internos se disparan ante la menor provocación exterior.

Desde el primer capítulo intitulado “La abogada del narco” Ravelo nos presenta al personaje tomando en cuenta una de sus más llamativas expresiones: la fuerza de su carácter, la radicalidad de sus decisiones y la valentía, que podría clasificarse también de temeridad. En los siguientes capítulos nos muestra un panorama general de sus andanzas, de modo que el lector puede darse una idea de conjunto de las diferentes vertientes de su vida, especialmente la profesional. Cómo saltó de ser una secretaria de oficinas dedicadas a la burocracia, a recibir una beca que le permitiría completar sus estudios de preparatoria y continuar con la carrera de derecho. Ya en el ejercicio profesional tuvo como guías y faros a Agapito Garza Treviño y Leopoldo del Real Ibáñez; célebres litigantes por lo que Ravelo llama sus “truculentas historias”. Para Raquenel sería, en cambio, maestros a seguir. En los siguientes capítulos Ravelo dará cuenta de la vida en los juzgados, los litigios más escandalosos y los triunfos que le dieron fama y que, tristemente, la llevaron a padecer el calvario de la persecución y los atentados, hasta finalmente perder la vida. Esto último no se reseña en el libro debido que para el momento de reseñar su vida la abogada aún había sorteado la violencia que se ceñía sobre ella. Llama la atención las palabras de Rafael Rodríguez Castañeda en la presentación del libro de Ravelo. Para referirse a la legitimidad de la obra y de la investigación hecha por el periodista, Rodríguez Castañeda anuncia: “La sagacidad, la capacidad y la honestidad periodística sacan adelante a Ravelo. El autor no le da espacio a la literatura. Su lenguaje es el de un reportero que tiene una historia para contar y lo hace con eficacia”. 14 Tal afirmación adelanta el prejuicio que Rodríguez Castañeda posee acerca de la noción de literatura. Como si “hacer literatura” equivale a desvirtuar la realidad y desarrollar un mal                                                              13 14

Ricardo Ravelo, Los narcoabogados. México. Editorial De Bolsillo. p. 192. Op. cit. p. 12.

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periodismo. Claramente pienso lo contrario: en la medida en que el trabajo del lenguaje se inclina a una mayor elaboración estética; en tanto el discurso se embellece sin perder el sentido de la realidad, puede hablarse de una crónica más apegada a lo literario que a la mera denuncia de noticias, que al reportaje en su absoluta desnudez. Así lo vemos en muchos de sus párrafos: Ésa es Raquenel en su mejor papel, enfundada de valor, cargada de tensión, trémula de emociones. Es la abogada “peleonera” en acción. Pero en su otra realidad, donde aflora la mujer que reconoce su lado vulnerable, Raquenel puede temblar y doblarse de pavura. Inconscientemente sabe (lo aprendió de sus maestros y amigos) que no hay fórmulas contra el miedo, que los hilos de esta madeja que paralizan y atan al individuo, sólo pueden contenerse enfrentando el peligro, viéndolo de frente y a los ojos. Por eso sus reacciones son volcánicas. Es su escudo defensivo, su armadura de autoprotección. Nadie es producto de sí mismo, decía el tempestuoso Nietzsche. El individuo, en efecto, se abreva de todo lo que le rodea; escupe golpe a golpe su formación y puede conocer, si se lo propone, una parte de sí mismo a través del otro. Así, de su trato con los narcotraficantes y abogados de la mafia, Raquenel parece haber descubierto otro ángulo de su carácter: aprendió a no dejarse dominar por ninguna amenaza por implacable que fuera”.15

La mirada del narrador está presente en estas líneas. El cronista no solo da información; organiza el texto, escogiendo datos pero también reflexiones que permite a los lectores hacernos una idea más justa y más completa del personaje del que se escribe. No incurre en la falsedad pero tampoco se limita a reportear, sin intervención ninguna de su punto de vista, de ese universo personal que confronta con Raquenel Villanueva y su azarosa vida. Los capítulos dedicados a la abogada cierran con la recolección de corridos que han sido dedicados a exaltar la figura de Raquenel Villanueva a quien califican como “la dama de hierro”, en clara alusión a Margaret Tacher, la primera ministra inglesa: “Piensan que sólo Inglaterra/ Tiene su dama de hierro/ No se equivoquen señores/Porque ahorita los entero/En tierras regiomontanas/ hay una mujer de acero”.16 También la llaman “la abogada blindada”, por su capacidad inusitada de haberse librado de cuatro atentados. El orgullo prevalece en los versos de los corridos y ella es alabada por su gran valentía.

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Op. cit. pp. 226-227. Op. cit. p. 246.

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Conclusiones El presente trabajo se desarrolló desde una doble vertiente. Por una parte demostrar de qué manera la selección de personajes controvertidos para hablar de ellos, estudiar sus vidas y comprenderla nos puede llevar, las más de las veces, a modificar la mirada que nos habían proyectado los medios y la sociedad. Sin afán de engañar, el autor que escribe sobre otras personas lanza vectores diferentes para que, desde diversos ángulos, entendamos muchos de sus actos. En consecuencia con frecuencia se corre el riesgo de lo que titulé “la inversión de los valores”. No habiendo intencionalidad, el fenómeno ocurre y nos afecta. De cualquier modo, ver lo humano es también una manera de hacer lo humano, de dignificar a todos, y no, como hacen las cárceles, animalizarlos. Otra de las motivaciones de la ponencia se centró en el estudio de textos que podrían clasificarse de crónicas y si estas podrían insertarse en el espectro literario. Obviamente que todo depende del discurso. Creo que la primera conclusión a la que podemos llegar es que necesitamos evitar generalizaciones. La crónica posee condiciones extraordinarias para plasmar lo inmediato, para hacerlo más perecedero. Puede urdir a través del lenguaje tramas apasionantes y no por ello falsas. Sin embargo creo que el uso de la ficción en un discurso que no abandona lo periodístico debe estar atemperado y cuidadosamente dosificado para no perder el sentido de lo veraz, elemento esencial para un buen cronista. Fuentes Jaramillo, Darío, Ed., Antología de crónica latinoamericana actual, México, Editorial Alfaguara, 650 páginas, 2011. Ravelo, Ricardo, Los narcoabogados, México, Editorial De Bolsillo, 286 Páginas, 2006. Ronquillo, Víctor, La Reina del pacífico y otras mujeres del narco, México, Editorial Planeta, temas de hoy. 205 páginas, 2008. Sherer García. Julio, La reina del pacífico. Es la hora de contar, México, Editorial Grijalbo actualidad, 174 páginas, 2008. ———, Historias de Muerte y corrupción, México, Editorial Grijalbo actualidad, 126 páginas, 2011. Hemerografía García García, José Manuel, “Las muertas de Juárez de Víctor Ronquillo: el morbo de la razón cínica”, Diario ALMARGEN, Artículo revisado el 23 de abril del 2013, en http://www.almargen.com.mx/notas.php?IDNOTA_731.

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LOS CUENTOS DE BORGES SOBRE CAUTIVOS

Liliana Jiménez Ramírez Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe Universidad Nacional Autónoma de México, México

El tema del cautiverio en la literatura argentina En la América hispánica el proceso histórico del avance de las fronteras en la lucha contra los indios dio lugar a recuentos históricos, a testimonios de viajeros y en particular a la transformación del tema literario del cautiverio, que, debido a su carácter trágico, fue utilizado como propaganda política. En el Río de la Plata la frontera con los indios conoció períodos de relativa estabilidad (época colonial, años posteriores a la expedición de Juan Manuel de Rosas) y otras de conflicto, en que los indios intervenían en las luchas civiles, efectuaban malones1 y se convertían en un obstáculo para el avance del Estado. Ello se vio particularmente a mediados del siglo XIX, cuando el Estado criollo se fortaleció debido a sus renovados vínculos con el mercado mundial y buscó apropiarse de tierras que hasta entonces habían tenido escaso valor, proceso que se conoce como la Conquista del Desierto (1879-1882). En estos fenómenos fronterizos los cautivos fueron actores fundamentales y contribuyeron al intercambio cultural entre grupos humanos en constante negociación, pero también fueron víctimas de rivalidades, hostilidades y rechazo. Esta situación los convierte en metáfora del antagonismo entre dos sociedades en lucha por su supervivencia.

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La palabra, de origen araucano, refiere a los ataques de indios a las poblaciones y fortificaciones fronterizas con fines de saqueo. El principal objetivo era la obtención de ganado y provisiones pero también de mujeres blancas. Tal práctica se basaba en el elemento sorpresa y en una rápida retirada que impedía que los pobladores organizaran la defensa. Los malones persistieron en la frontera araucana a lo largo del siglo XIX. No sucedió así en la zona del Chaco, donde se prolongaron hasta el siglo XX.

Liliana Jiménez Ramírez

Capítulo aparte merece el cautiverio de mujeres. A diferencia de otras partes de América, donde el mestizaje fue producto de la mezcla de hombres europeos con mujeres indígenas, en el Río de la Plata lo fue de indígenas con mujeres europeas, siendo su prototipo el Tabaré (1888) del uruguayo Juan Zorrilla de San Martín. Susana Rotker habla de las “anónimas esclavas de los indios” en la Argentina del siglo XIX: Allí, en el margen de la civilización, [las cautivas] ocupan el margen del margen: sirvientes del indio con cuerpos torturados y llenos de cicatrices, despreciadas por las indias que no las quieren de rivales, abandonadas por los suyos, madres de niños mestizos que debían abandonar si alguna vez lograban volver a la civilización. El margen del margen.2

Después de la independencia se observa la aparición de una literatura (principalmente poesía y prosa) sobre el tema de los cautivos; obviamente se limitaba a los que eran capturados por los indios. Fue una literatura claramente tendenciosa que idealizaba a la mujer cautiva a expensas de animalizar al indio y de mostrar que su salvajismo no desaparecía con el contacto con la civilización y los intentos por evangelizarlo. Se creía que de manera innata los indios profesaban odio por los cristianos y que su bárbara conducta, entre la que se cuenta el rapto de mujeres blancas, justificaba el exterminio de que fueron objeto. La literatura sobre cautivos desempeñó así un papel articulador en lo ideológico de determinados planteamientos políticos y halló eco debido a que contenía elementos afines a la sensibilidad romántica: contrastes, emociones fuertes, exotismo y drama humano. Las obras del romanticismo sobre el tema redujeron el conflicto fronterizo al enfrentamiento civilización/barbarie, enunciado por Sarmiento y que ya en su época recibió muchas críticas. Hubo una manipulación ideológica que convertía a las heroínas en un símbolo invertido de una situación de despojo. No era el criollo quien despojaba a los indios de sus tierras, robaba sus mujeres y los privaba de sus medios de subsistencia, sino aquellos los que saqueaban las poblaciones y raptaban a sus mujeres. Se recuperaron historias y mitos de la época colonial de dudoso origen, a los que se dio vida en distintas producciones literarias y pictóricas. Uno de los más antiguos y difundidos es el de Lucía Miranda, aparecida en los capítulos VI y VII de la crónica Anales del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata de Ruy Díaz de Guzmán en 1612, más conocida como La 2

Susana Rotker, “Lucía Miranda: negación y violencia del origen”, Revista Iberoamericana, núm. 178-179 (enero-junio de 1997), p. 115.

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Los cuentos de Borges sobre cautivos

Argentina manuscrita. Dicha obra fue escrita a partir de los testimonios de sobrevivientes de las principales expediciones al Río de la Plata, por lo que el trabajo de Díaz de Guzmán es, más que el de un testigo de los hechos, el de un recopilador. Los acontecimientos que narra suceden en 1532, durante la expedición de Sebastián de Gaboto, y refieren la historia de una mujer española raptada en el fuerte de Espíritu Santo por un cacique indígena en quien despierta una pasión desbordada. Ella lo rechaza aludiendo obligada fidelidad al esposo y el cacique organiza un ataque para arrebatarla por la fuerza. Hechos prisioneros, los esposos prefieren morir como mártires antes que renunciar a su amor. Ella es condenada a la hoguera y él a morir flechado. La veracidad de este relato ha sido cuestionada por autores contemporáneos por carecer de datos fidedignos e incurrir en contradicciones. En la expedición de Gaboto no embarcaron mujeres. No obstante eso no impidió que, a partir del siglo XIX, sirviera de inspiración a varias novelas homónimas (las de Eduarda Mansilla, Rosa Guerra, Hugo Wast y Alejandro Canepa), además de poemas, obras de teatro y hasta una ópera. Ejemplos de otros tratamientos del tema son el poema La cautiva (1837) de Esteban Echeverría, considerado obra fundacional de la literatura argentina, y un pasaje del Martín Fierro (1872-1879) de José Hernández. Así también el mito se reprodujo en la plástica, ya que el tema de los raptos de mujeres no podía ser desaprovechado por la pintura romántica, como lo demuestran algunos cuadros del pintor alemán Johann Moritz Rugendas, quien, de paso por Argentina en uno de sus viajes, se empeñó en visitar un lugar donde habían rescatado una cautiva e hizo algunos bosquejos que servirían para sus cuadros El rapto de la cautiva, El malón y El regreso de la cautiva , los tres de 1845. Más de medio siglo después el argentino Ángel Della Valle pintó La vuelta del malón (1892) en ocasión de los festejos del cuarto centenario del Descubrimiento de América.

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Liliana Jiménez Ramírez

Johann Moritz Rugendas, El rapto de la cautiva (1845).

Ángel Della Valle, La vuelta del malón (1892).

Reescritura del tema A mediados del siglo XX Jorge Luis Borges (1899-1986) tampoco pudo sustraerse a la influencia de este tema que, de acuerdo con sus biógrafos y las propias declaraciones del autor, obedecía también a recuerdos familiares y lecturas de la tradición criolla como la Historia argentina de Vicente F. López. A continuación analizaremos tres cuentos suyos sobre el particular y trataremos de encontrar puntos de contacto y diferencias con la literatura que le precede. 180

Los cuentos de Borges sobre cautivos

“Historia del guerrero y la cautiva” está incluido en El Aleph (1949); el cuento parte de un lejano suceso de la historia europea ocurrido durante la ocupación de la ciudad de Ravena entre los siglos VI y VIII - Droctulft, un bárbaro invasor, se sorprendió tanto de la grandeza de la ciudad y de sus construcciones que prefirió cambiar de bando y morir en defensa de ella. Borges relaciona este hecho con otro fechado en 1872 y aparentemente inspirado en su historia familiar: el encuentro de su abuela inglesa Fanny Haslam en Junín, aldea en la zona de frontera, con una compatriota raptada por los indios en un malón. Acostumbrada a la dura vida de las tolderías, la india inglesa se niega a regresar a la civilización cuando la abuela de Borges insiste en ayudarla. Aunque las historias del guerrero y de la inglesa son dos hechos distintos en el espacio y en el tiempo, la esencia de lo narrado permite vincularlos, de alguna manera ambos son conversos, de ahí la insistencia del narrador al señalar: “Acaso las historias que he referido son una sola historia. El anverso y el reverso de esta moneda son, para Dios, iguales”.3 Si bien a primera vista podría parecer que este cuento es una recreación de la oposición civilización/barbarie que permeó muchos debates del siglo XIX, al plantear invertidas las situaciones que definen el conflicto, los términos se neutralizan y quedan en igualdad de condiciones. La forma de narrar contribuye a reforzar el efecto. El momento en que el guerrero bárbaro se encuentra con la civilización y experimenta lo que el narrador Borges llama “iluminación” o “conversión” es presentado a través de una enumeración sin mayores adjetivos de elementos arquitectónicos de la ciudad: [Droctulft] ve algo que no ha visto jamás, o que no ha visto con plenitud. Ve el día y los cipreses y el mármol. Ve un conjunto que es múltiple sin desorden; ve una ciudad, un organismo hecho de estatuas, de templos, de jardines, de habitaciones, de gradas, de jarrones, de capiteles, de espacios regulares y abiertos.4

Algo parecido sucede con el pasaje en que la inglesa cautiva se declara feliz y elige libremente quedarse a vivir en la barbarie. El narrador se limita de nuevo a enumerar una serie de prácticas de los indios y en su relato no hay condena o ensalzamiento.

3

Jorge Luis Borges, “Historia del guerrero y la cautiva”, en El Aleph, México, Emecé Mexicana, 1986, p. 52. 4 Ibid., p. 48.

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Detrás del relato se vislumbraba una vida feral: los toldos de cuero de caballo, las hogueras de estiércol, los festines de carne chamuscada o de vísceras crudas, las sigilosas marchas al alba; el asalto de los corrales, el alarido y el saqueo, la guerra, el caudaloso arreo de las haciendas por jinetes desnudos, la poligamia, la hediondez y la magia.5

Cabe señalar aquí que es significativo que este listado termine sorpresivamente con la palabra magia. Ésta le basta a Borges para aludir al inexplicable motivo que llevó a la india inglesa a elegir la vida bárbara. En un análisis sobre el cuento, la autora argentina María Rosa Lojo encuentra que la historia de la cautiva se reproduce internamente en las similitudes y coincidencias con la situación del personaje de la abuela de Borges. Podríamos preguntarnos, por lo demás, quién es la verdadera cautiva, si la abuela de Borges, de algún modo “presa” en la ciudad amenazada por los malones, o la inglesa aindiada, libre de recorrer la inmensidad del llamado Desierto, y a la que todo parecía “quedarle chico”.6

El símbolo del espejo, recurrente en la literatura borgeana, no deja de estar presente en este cuento. La historia del guerrero bárbaro se refleja en la historia de la inglesa cautiva y ésta a su vez parece “un espejo monstruoso” de lo que le espera a la abuela de Borges en esas tierras indómitas. Algo de este destino queda confirmado casi al final del cuento cuando dos años después del encuentro con la india, la abuela, ya viuda, se queda a vivir en Junín y practica la cacería. El cuento “El cautivo”, publicado originalmente en 1957 e incluido después en El hacedor (1960), es un brevísimo relato que con prosa precisa repite la trama del cuento anterior: un chico robado por los indios en un malón es encontrado por sus padres ya hecho hombre y llevado a la casa paterna, pero después de unos días no soporta el encierro y vuelve al desierto. A diferencia de la cautiva inglesa, el hombre “trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las palabras de la lengua natal”7 y, a manera de retrospección, el reconocimiento del lugar que solía usar de niño para esconder objetos funciona como disparador de los recuerdos de su vida anterior. En esta historia no hay mayores elementos que permitan ahondar en los términos civilizado o bárbaro y la elección del cautivo se basa en la sensación de 5

Ibid., p. 51. María Rosa Lojo, “Borges: ‘civilización’ y ‘barbarie’, dos versiones del sueño de la historia”, Cuadernos Americanos, núm. 64 (julio-agosto de 1997), p. 215. 7 Jorge Luis Borges, “El cautivo”, Nueva antología personal, México, Siglo XXI, 1989, p. 62. 6

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libertad sobre la de opresión. Hay que señalar sin embargo que en este cuento, por primera vez, el cautivo es un hombre. “La noche de los dones” es, a decir de su autor en el “Epílogo” con que cierra El libro de arena (1975), “el relato más inocente, más violento y más exaltado que ofrece este volumen”.8 El cuento narra la historia de un adolescente que en una sola noche presencia la muerte de un hombre y tiene su primera experiencia sexual con una mujer a quien todos llaman la Cautiva porque había sido raptada por los indios. A petición de uno de los presentes la mujer narra el ataque una vez más y, como si lo relatado se volviera realidad, un hombre irrumpe con violencia en la sala de la casa que funciona como prostíbulo. El hombre es Juan Moreira y está inspirado en un personaje real, un gaucho prófugo de la justicia cuya vida sirvió de tema a las novelas de Eduardo Gutiérrez, autor leído por Borges. Éste utiliza el recurso de la intertextualidad y sitúa los sucesos narrados en la noche del 30 de abril de 1874, fecha de la muerte de Moreira. Cabe señalar que “La noche de los dones” es uno de los pocos textos en la obra de Borges en que se refieren escenas sexuales. La iniciación sexual es apenas sugerida con alusiones lúdicas: Ya se había quitado el batón. Me tendí a su lado y le busqué la cara con las manos. No sé cuánto tiempo pasó. No hubo una palabra ni un beso. Le deshice la trenza y jugué con el pelo, que era muy lacio, y después con ella. No volveríamos a vernos y no supe nunca su nombre.9

En cuanto a la voz narrativa, los tres textos analizados están enunciados en primera persona por un narrador que representa a Borges mismo, como en la mayoría de sus cuentos. Sin embargo hay pequeñas variaciones de uno a otro. En el primero, el narrador cuenta directamente la historia: fue él quien leyó las obras históricas que menciona y quien escuchó relatar a su abuela su encuentro con la inglesa cautiva. No es, sin embargo, un narrador omnisciente, hay cosas que sabe con certeza y otras que desconoce: “Ninguna de esas fábricas (lo sé) lo impresiona por bella” […] “[la india] se tiró al suelo y bebió la sangre caliente. No sé si lo hizo porque ya no podía obrar de otro modo, o como un desafío y un signo”.10 En el segundo texto el narrador cuenta, en forma lacónica, una historia que a su vez le fue contada; él no participa directamente en la trama y por lo tanto el lector puede esperar que desconozca ciertos hechos: “la crónica ha perdido las 8

Jorge Luis Borges, “La noche de los dones”, en El libro de arena (1975), Madrid, Alianza Editorial, 2000, pp. 139-140. 9 Ibid., p. 78. 10 Borges, “Historia del guerrero y la cautiva” [n. 3], pp. 48 y 51.

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circunstancias y no quiero inventar lo que no sé”.11 Esa ambigüedad de no saber a ciencia cierta dónde o cómo ocurrieron las cosas y el querer indagar es la estructura que da sustento al cuento, lo hace avanzar y permite concluirlo en el mismo tono: “Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera como una criatura o un perro, los padres y la casa”.12 El tercer cuento es un meta relato, una especie de caja china en la que una historia contiene a otra. El cuento se desarrolla en tres planos espacio-temporales distintos narrados por tres personajes: la Confitería del Águila en la capital donde Borges narrador se encuentra con un viejo y éste le relata una historia; el pueblo de Lobos en la provincia de Buenos Aires en la época en que el viejo era un adolescente y tienen lugar los hechos que él mismo narra; y la estancia de Santa Irene, población atacada por el malón que describe la Cautiva. Los dos últimos planos se superponen cuando el relato de la Cautiva queda trunco por la irrupción de Moreira en el burdel. El cuento tiene una estructura recurrente que se sustenta en la propia enunciación de la tesis platónica de que nada es nuevo y conocer es recordar. La descripción de la fisonomía de Lobos apoya este principio, podría aplicarse a cualquier pueblo de provincia porque todos son iguales. Y al final, después de contar la historia infinidad de veces, como la Cautiva con el malón, el hombre viejo confiesa no saber a ciencia cierta si los hechos sucedieron realmente o si sólo recuerda las palabras con que los cuenta. Borges y la tradición La historia de la familia Borges y su relación con notables personajes del siglo XIX es del dominio público no sólo por las declaraciones del propio Borges sino también por las anécdotas que se cuelan en textos de conocidos y que han sido recogidas por los biógrafos. Éste es el caso de un episodio que narra Estela Canto, escritora y amiga de Borges. Canto sugiere que el tratamiento de temas del pasado nacional se debía al poderoso influjo de la madre de Borges, Leonor Acevedo, puesto que el escritor prefería temas fantásticos. Los amigos que conocieron íntimamente a Borges solían comentar la relación que él tenía con su madre, una relación agobiante que los analistas calificarían de “castratoria”. Lo que nos revela “La intrusa” [cuento realista que transcurre entre orilleros] es la índole de esa relación, que tiene todo el 11 12

Borges, “El cautivo” [n. 7], p. 62. Ibid., p. 62.

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carácter de una relación “viril” […] Es seguro que Leonor Acevedo prefería esta clase de cuentos a los otros, los fantásticos. Y, a partir del momento en que Georgie tuvo que depender de ella para que le leyera y él empezó a triunfar literariamente, tras una serie de sucesivos fracasos sentimentales, el pacto de sangre se robusteció […] Cuando él se inclinaba hacia su madre aparecían los gauchos, los cuchillos y las lanzas; en lo fantástico, en cambio, estaba su liberación.13

Tener una vieja vinculación con el país era una marca de distinción frente a la clase media argentina, de mayoritario origen inmigrante, y el tema era invocado por la madre de Borges porque se trataba de una familia vieja e ilustre sí, pero pobre. Ello puede explicar por qué la tradición criolla fue una de las grandes preocupaciones de Borges en relación con la formación de una literatura nacional. Del mismo modo que Lugones o Güiraldes, Borges contaba con antepasados que habían contribuido a la primera historia argentina, por lo que sus temas les eran especialmente apreciados y aparecen en sus primeros escritos a su regreso de Europa. Esta cuestión queda planteada en el ensayo “El escritor argentino y la tradición” (publicado en 1953), texto que marca una ruptura con sus posiciones anteriores en relación con la definición de lo que debe ser la literatura nacional y que critica falsas posturas nacionalistas que limitan la práctica literaria a determinados temas: “Los nacionalistas simulan venerar las capacidades de la mente argentina pero quieren limitar el ejercicio poético de esa mente a algunos pobres temas locales, como si los argentinos sólo pudiéramos hablar de orillas y estancias y no del universo”. 14 Interesa aquí retomar este punto y ver en qué medida los cuentos analizados se apegan a sus reflexiones. A diferencia de quienes elaboraron y recrearon la leyenda de Lucía Miranda situada en la Colonia, los episodios sobre cautivos que trata Borges son de época republicana. Esto sin duda responde al desdén que el escritor sentía por el periodo de dominio español en la Argentina y por la literatura española del siglo XVIII que resulta claro en el ensayo citado. De los cuentos analizados, el primero y el último resultan especialmente adecuados para ilustrar algunas de las reflexiones que Borges combate en este breve ensayo: la idea de que la literatura argentina debe abundar en rasgos nativos y la de que ésta es ajena a la tradición occidental.

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Estela Canto, Borges a contraluz, Madrid, Espasa-Calpe, 1989, p. 231. Jorge Luis Borges, “El escritor argentino y la tradición” (1953), en Obras completas, tomo I, Buenos Aires, Emecé, 1996, p. 271. 14

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En “Historia del guerrero y la cautiva”, Borges hace lo que Leyla PerroneMoisés, crítica literaria brasileña, llama una “reivindicación universalista”: toma un tema argentino nativo y lo eleva a dimensiones universales al compararlo con un episodio de la historia europea. Su ejercicio no conlleva pérdida alguna de la identidad nacional: Cuando leí en el libro de Croce la historia del guerrero, ésta me conmovió de manera insólita y tuve la impresión de recuperar, bajo forma diversa, algo que había sido mío. Fugazmente pensé en los jinetes mongoles que querían hacer de la China un infinito campo de pastoreo y luego envejecieron en las ciudades que habían anhelado destruir; no era ésta la memoria que yo buscaba. La encontré al fin; era un relato que le oí alguna vez a mi abuela inglesa, que ha muerto.15

En “La noche de los dones”, el relato de la llegada del malón y las experiencias del adolescente sirven de pretexto para acompañar reflexiones filosóficas sobre la naturaleza del conocimiento humano. Para esta etapa de su desarrollo creativo, Borges ya había comprendido que limitarse a temas locales no redundaba en una literatura más argentina, por lo que su obra de ficción buscará insertar la tradición en la literatura universal. Sin duda su estilo cuidado y preciso, el empleo de estructuras narrativas poco convencionales en el manejo del tiempo y el espacio y la utilización de trasfondos simbólicos construidos a base de reflejos, paralelismos e inversiones contribuirán a la tarea propuesta. Pues, como bien señala Leyla Perrone-Moisés: Donde los escritores menores ceden al provincianismo o inversamente, a la imitación y a la influencia, los mayores componen un intertexto irónico, donde los elementos extranjeros y los locales producen una combinación inédita que engrandece tanto la literatura nacional como la internacional.16

Conclusiones En Argentina el tema del cautiverio surgido en los tiempos de la conquista y la Colonia fue recuperado dos siglos después por poetas y narradores románticos debido a sus múltiples posibilidades de ficcionalización, pero también, sin duda, por la utilización ideológica a que se prestaba. No es gratuito que sea en esta etapa de construcción de la nación cuando aparezca con más frecuencia. 15

Borges, “Historia del guerrero y la cautiva” [n. 3], pp. 49-50. Leyla Perrone-Moisés, “Machado de Assis y Borges: nacionalismo y color local”, Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 618 (diciembre del 2001), p. 64.

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La mujer cautiva, más que el hombre cautivo, servirá para disfrazar los contradictorios mecanismos del discurso civilizador en relación con el indígena. La manipulación de este discurso por parte de la literatura contribuyó a invertir los términos de la disputa transformando a las víctimas en agresores y justificar así su exterminio. A mediados del siglo XX Borges retoma este tema con otro sentido. La representación de sus cautivas se aleja totalmente de los cánones estéticos del XIX, no son mujeres bellas, piadosas y llenas de virtudes como Lucía Miranda o María, la cautiva de Echeverría. La inglesa es descrita como una mujer muy alta, fuerte, ágil, con un rostro en el que contrastaban los colores agresivos con que lo decoraba y lo claro de sus ojos; mientras que la otra a pesar su origen indio tenía rasgos finos. Y si bien la violencia está presente en sus ficciones, ésta no es descrita detalladamente. A diferencia de los autores que le preceden en el tratamiento del tema, Borges no lo ve como un enfrentamiento de civilización y barbarie ni plantea esta oposición como una problemática específica de la región. Lo toma como un tema universal más que se presta para ilustrar situaciones comunes al resto de las civilizaciones y al no abrir juicio ni inclinarse por una u otra, supera la dicotomía valorativa del XIX que condenaba la barbarie y ensalzaba la civilización.

Fuentes Borges, Jorge Luis, “El escritor argentino y la tradición” (1953), Obras completas, tomo I, Buenos Aires, Emecé, 1996. ———, “Historia del guerrero y la cautiva”, El Aleph, México, Emecé Mexicana, 1986. ———, “El cautivo”, en Nueva antología personal, México, Siglo XXI, 1989. ———, “La noche de los dones”, El libro de arena (1975), Madrid, Alianza Editorial, 2000. Canto, Estela, Borges a contraluz, Madrid, Espasa-Calpe, 1989. Echavarría, Arturo, Lengua y literatura de Borges, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert, 2006. Iglesia, Cristina, y Julio Schvartzman, Cautivas y misioneros: mitos blancos de la conquista, Buenos Aires, Catálogos, 1987. Lojo, María Rosa, “Borges: ‘civilización’ y ‘barbarie’, dos versiones del sueño de la historia”, Cuadernos Americanos, núm. 64 (julio-agosto de 1997). Malosetti Costa, Laura, Rapto de cautivas blancas: un aspecto erótico de la barbarie en la plástica rioplatense del siglo XIX, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 1994.

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Operé, Fernando, Historias de la frontera: el cautiverio en la América hispánica, Buenos Aires, FCE, 2001. Perrone-Moisés, Leyla, “Machado de Assis y Borges: nacionalismo y color local”, Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 618, diciembre del 2001. Rotker, Susana. “Lucía Miranda: negación y violencia del origen”, Revista Iberoamericana, núm. 178-179, enero-junio de 1997. Sarlo, Beatriz. “Tradición y conflictos”, en id., Borges, un escritor en las orillas, Buenos Aires, Ariel, 1995.

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LA HISTORIA DE HERNANDO DE RIVAS EN CIELOS DE LA TIERRA DE CARMEN BOULLOSA Norma Villagómez Rosas Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe Universidad Nacional Autónoma de México, México

El lenguaje es el bien más precioso y a la vez el más peligroso que se ha dado al hombre. Friedrich Hölderlin

Directa o indirectamente, la historia es historia de hombres que son portadores, agentes y víctimas de fuerzas, instituciones, funciones y estructuras en las que están insertos.// Una asimetría irreductible parece oponer lo real histórico y lo real ficcional.// El mundo de la ficción […] no es más que el mundo del texto, una proyección del mundo como texto.// El mundo del texto, ser mundo, entra necesariamente en colisión con el mundo real, para rehacerlo, sea que lo confirme, sea que lo niegue. Paul Ricoeur, Del texto a la acción

Introducción. La novela del siglo XX concibe todo acontecer como una repetición de otra cosa, por eso criticar el pasado implica criticar el presente. Así, la novela histórica posmoderna pone en duda a la novela nacionalista mostrando el desencanto por lo que no se construyó. En el presente trabajo analizó la identidad narrativa de uno de los personajes de la novela Cielos de la tierra de la autora Carmen Boullosa. Carmen Boullosa, autora nacida en la Ciudad de México en 1954, ha conjugado en esta novela tres voces que pueden ser identificadas con el pasado, el

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presente y el futuro: Hernando de Rivas es un indígena puro, nacido durante los primeros años de la Conquista y es también un mestizo cultural; Estela es una mujer nacida en la segunda mitad del siglo XX, desgarrada por la violencia de género y la discriminación racial; Lear es un ser indestructible que ya no conoce ni la enfermedad ni la muerte, una mujer del futuro que sobrevivió a la destrucción del planeta tierra y que miles de años después reconstruye la historia de la humanidad por medio de los libros. Los tres personajes comparten, entre otras características, el que les sea negada la palabra. En este trabajo sólo me ocuparé de la historia de Hernando de Rivas, que puede ser considerada como novela histórica porque reconstruye la parte negada de la Conquista y le da voz a los vencidos a través de un personaje verosímil, un alumno del histórico Real Colegio de la Santa Cruz. Las memorias de Hernando de Rivas, que hacen el recuento de buena parte del siglo XVI, son rescatadas por Estela del escondite donde fueron deliberadamente guardadas. Ella las traduce del latín, idioma en que originalmente fueron escritas, pero al hacerlo agrega cosas suyas y al mismo tiempo suprime otras que no le interesan. El propósito de Estela al reescribir las memorias de Hernando es contar su propia historia. Miles de años después estas memorias son encontradas y transcritas a su vez por Lear, sobreviviente de la destrucción de la vida sobre la tierra, y la única -en la colonia espacial formada por treinta y seis habitantes-, preocupada por conservar la memoria y los secretos de la humanidad a través del lenguaje y de los libros. Lear transcribe la historia teniendo como interlocutores a los muertos, puesto que “recordarlos es escribir para ellos aunque no puedan escucharme porque se han destruido”.1 Sus compañeros se niegan a leer, e inclusive a hablar. Lear considera que los habitantes de la L’Atlántide, la colonia de supervivientes de la destrucción nuclear del planeta, deben rendirse ante el poder de Némesis. Cabe acotar aquí que entre los griegos Némesis era la diosa de la justicia retributiva, la venganza y la fortuna y que su equivalente romana era Envidia. En la historia de Hernando es recurrente la referencia a la envidia como causa de todos los males y, asimismo se la relaciona con la prohibición del uso de la palabra y la escritura, pues entre los frailes se consideraba que “en la palabra que se excede encuentra un resquicio el pecado” (p. 191). Los atributos de la diosa Némesis/Envidia consisten en castigar la desmesura: sus sanciones tienen usualmente la intención de dejar claro a los hombres que, debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben trastrocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal. En este sentido considero 1

Carmen Boullosa, Cielos de la tierra, México, Alfaguara, 1997, p. 21. En adelante todas las citas correspondientes a dicha novela se indicarán en el cuerpo del texto entre paréntesis.

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evidente que Hernando la utiliza como símbolo de ese trastrocamiento del mundo indígena. Por eso escribe, para que su historia no se desvanezca en el olvido, mismo que se vislumbra “en el poder sin riendas de la vileza y la envidia” (p. 69). La historia de Hernando de Rivas en Cielos de la tierra. El Real Colegio de la Santa Cruz, construido en Tlatelolco pocos años después de la Conquista de México, fue la primera institución de enseñanza europea que se estableció en el Nuevo Mundo. Dicho colegio quedó bajó el cuidado de los franciscanos, quienes contaban con el respaldo económico de Antonio de Mendoza (1490-1552), primer virrey de Nueva España, y de fray Juan de Zumárraga (1527-1548), primer obispo. Como fue norma en la época, el colegio fue construido en un sitio que en época precolombina albergaba un calmécac, es decir, un centro destinado a la educación de los hijos de la nobleza indígena. Fue inaugurado el 6 de enero de 1536, aunque había funcionado como escuela desde el 8 de agosto de 1533.2 La construcción del personaje que aquí analizamos se basa en hechos históricos, en acontecimientos que realmente ocurrieron. Cielos de la tierra aborda el trauma sufrido por quienes vieron desaparecer su mundo para dar paso al surgimiento de otro, y que la autora reconstruye mediante un trabajo de microhistoria. La microhistoria, como se sabe, es un término que proviene de la historia y que retoma el discurso oral, la memoria colectiva y la historia de las mentalidades. En esa línea se inscribe la obra de Carmen Boullosa, que también constituye un buen ejemplo de cómo la novela histórica posmoderna replantea traumas históricos no resueltos, en este caso el de la Conquista de Tenochtitlan. El trabajo de reconstrucción histórica de Boullosa llena las áreas oscuras con su propia fantasía e imaginación a través de la historia de un mestizo cultural que aprende a descodificar el mundo de los conquistadores -y que por tanto tiene los elementos de los dos mundos- pero que se queda sin asidero al ver desaparecer el mundo de sus ancestros al mismo tiempo que fracasa la empresa franciscana.3 2

“Dos de los principales estudiosos del pasado indígena, y autores tanto de diccionarios como de obras de evangelización, fray Bernardino de Sahagún y fray Andrés de Olmos, fueron maestros en el colegio de Tlatelolco. Y entre los muchos indígenas que ayudaron a crear la gran Historia general de las cosas de Nueva España, de Sahagún, había latinistas de Tlatelolco, que allí habían iniciado su colaboración y amistad con el franciscano: Antonio Valeriano, Alonso Vejerano, Martín Jacobita, Pedro de San Buenaventura, Diego de Grado, Bonifacio Maximiliano y Mateo Severino”, Alfredo Chavero, “Colegio de Tlatelolco”, Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 40 (1902), pp. 517-529, citado por Pablo Escalante Gonzalbo, “El Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco”, Arqueología Mexicana (México), núm. 89 (enero-febrero del 2008). 3 Brian McHale, refiriéndose a los elementos fantásticos en la narrativa histórica posmoderna, señala que ésta rompe con el realismo mimético del siglo XIX a través del realismo mágico, el surrealismo y el fantástico, elementos utilizados para destacar la artificialidad de los discursos. Así,

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Hernando de Rivas da como fecha de su nacimiento el 14 de octubre de 1526. El tiempo en que escribe su relato dura aproximadamente un año, entre 1596 y 1597. Hernando se presenta a sí mismo como un testigo: debemos creer en su relato porque él vivió lo que cuenta: Escribo esto mientras visito mis memorias, sentado en el patio del Colegio de la Santa Cruz, al lado del convento de San Francisco, en el pueblo vecino a la ciudad de Tenochtitlan-México que lleva por nombre Tlatelolco, y que cualquiera diría forma parte de la ciudad primera, pues juntas están sus viviendas, y casi destruido el murete que otro tiempo las dividiera./ Hace ya un año que mis piernas se dieron por vencidas, y que las cargo sin que ellas obedezcan a su deber de piernas. Cuelgan de mi tronco incomodándolo, a ratos fastidiándome con dolores que son su manera de recordar que debieran serme útiles y llevarme andando de aquí para allá […] ¡Ah, piernas!, debieran fingir en silencio su muerte […] El ser cruel [que cortó mis piernas] es Tiempo. Aquí están junto a mí colgando inertes […] ya no lleva prisas mi sangre. Sabe que todo ha de desembocar en la muerte./Aquí estoy, atado, con la cuerda de mi vejez, a la silla que tallaron ex profeso para mí los un día alumnos de fray Pedro de Gante en su escuela de San José, sita al lado de la capilla del mismo nombre, contigua a la iglesia y monasterio de San Francisco de la Ciudad de México (pp. 73-74).

el literato llena las áreas oscuras con su propia fantasía e imaginación y lo hace evidente, véase Brian McHale, Posmodernism fiction, Nueva York/Londres, Methuen, 1987.

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La historia de Hernando de Rivas en cielos de la tierra de Carmen Boullosa

Como es de esperarse en unas memorias, Hernando escribe su relato hacia el final de su vida, en condiciones físicas muy deterioradas, inválido y condenado por ello a permanecer atado a una silla, casi en calidad de mueble también él, que otras personas mueven de su celda al patio y viceversa. Llama la atención que el personaje inicie su descripción o retrato físico de abajo a arriba. En la transcripción anterior es posible establecer una relación entre las piernas inútiles del personaje y el colegio franciscano. Aunque en esta parte de la narración desconocemos la decadencia del colegio de la Santa Cruz, intuimos como lectores la semejanza entre la invalidez de las piernas y el fracaso del colegio. Así, las marcas espacio temporales aunadas a la descripción física y al retrato moral de Hernando van marcando las pautas del relato. No contará, nos dice, las sandeces que otros han contado. No le importa quedar bien o mal con nadie porque escribe sus memorias para un lector de otros siglos, de otros tiempos, pues en el suyo, “la verdad inocente, dicha sin sombra de malicia, podría irritar a cualquiera […] Puedo enumerar más de un ejemplo de cómo encalabrian en estas tierras las palabras de lo escrito” (p. 70). La identidad de Hernando va cambiando a lo largo de la narración. Describe una grande y fastuosa celebración realizada el día de su nacimiento, y siempre habla de ella como de “su fiesta”. Él era hijo de un noble indígena, el cual desapareció para siempre de su vida ese mismo día. A partir de allí él y su madre viven de “recogidos” con unos parientes, nobles indígenas que todavía conservan riqueza y cierto poder. El Real Colegio de la Santa Cruz fue creado con el propósito de brindar educación a sacerdotes católicos indígenas. Querían formar un cuerpo de sacerdotes indios para establecer con ellos una iglesia que llevara la evangelización a todos los demás indígenas. Sin embargo, este proyecto se basó en un drama personal, pues los niños eran arrancados literalmente de sus padres. Los pupilos procedían de entre las familias nobles de la antigua sociedad mexica. Hernando cuenta en sus memorias cómo fue entregado a los franciscanos haciéndolo pasar por el hijo primogénito de la familia de la nobleza indígena, bajo cuyo amparo se encontraban él y su madre. Ese hecho es la culminación de una serie de equívocos que marcan en forma desgarradora su vida, cuyo recuento hace Hernando de la siguiente manera: Mi fiesta de mi nacimiento no fue para mí. Mi padre no fue mío. Mi puñal lo tomé robado […] Mi Tezcoco no era mío, porque yo era tlatelolca. Tlatelolco, mi tierra no me perteneció. Pase a formar parte de los alumnos del Colegio con un nombre que no era el mío, otro que no era yo había sido elegido para ocupar el lugar, y yo ocupaba el lugar de uno que nada tenía que ver conmigo. Mi mamá fue quitada de toda mi compañía sin saber que

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la que ellos creían mi madre no era la mía. Mi primer pecado memorable entre los franciscanos no fue cometido por mi cuerpo, aunque un gesto aparentara que yo merecía el castigo. Mi primera penitencia corpórea no fue sino un acto de arrogancia y fatuidad. ¡Qué sucesión de no míos, de míos ajenos, le fueron asignados en sus primeros años a mi torpe vida! (p. 268).

En ese mundo narrado vemos desdibujarse la identidad narrativa del personaje porque perdió todos sus referentes, empezando por el nombre, que “es el centro de imantación semántica de todos sus atributos”, como nos recuerda Luz Aurora Pimentel. 4 Esa sucesión de equívocos constituye una pérdida de identidad que Hernando sólo puede subsanar a través de su escritura, a través del rescate de una historia oral que está a punto de caer en el olvido con la última hoja del calendario del siglo XVI, pero que gracias a él queda plasmada en tinta y papel, y que pervive para las generaciones futuras. Pero pese a los continuos cambios en la identidad narrativa del personaje, lo seguimos reconociendo porque en él se lleva a cabo un proceso de anagnórisis o reconocimiento.5 La serie de equívocos que entraña la identidad narrativa de Hernando hace que la trama se desdibuje, se torne cada vez más compleja, obligándonos como lectores a rehacerla. En eso consiste lo que Paul Ricoeur denomina la “discordancia concordante” que podemos llevar a cabo al leer un relato porque estamos inmersos en la misma red conceptual presente en la configuración de la historia de Hernando y que nos permite llegar a la comprensión o refiguración del mundo narrado.6 Ahora bien, volviendo al nombre del personaje, éste tiene una gran carga simbólica porque es histórico, nos remite a un conquistador a Hernán Cortés. De acuerdo nuevamente con Pimentel, diremos que se trata del nombre de un 4

Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva, 3° ed., México, Siglo XXI, 2005, p. 63 “Me atrevo a establecer cierta distinción, que no me parecía ciertamente una cuestión de lenguaje sino de organización interna, entre dos diferentes representaciones de la identidad: entre lo que denomino identidad-idem, la ‘mismidad’ […] e identidad-ipse, la ‘ipseidad’ […] la mismidad equivale a la permanencia de las huellas digitales de un hombre, o a su código genético; esto se manifiesta a nivel psicológico en forma de carácter: la palabra ‘carácter’ resulta, por una parte, de lo más interesante, pues es la utilizada por los impresores para designar una forma invariable. Por su lado, el paradigma de la identidad ipse sería para mí la promesa. Debe mantenerse, por más que uno haya cambiado; equivale a la identidad voluntaria, deseada, afirmada sin tener en cuenta los cambios. En este sentido, el concepto de identidad narrativa no resulta explícito filosóficamente más que pasando por el cedazo de esta distinción”, Paul Ricoeur, Crítica y convicción, Madrid, Síntesis, 1995, pp. 225-226. 6 Paul Ricoeur, Tiempo y narración I. Configuración del tiempo en el relato histórico, México, Siglo XXI, 1995, p. 114. 5

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personaje referencial histórico que “funge como una especie de resumen de la historia”. 7 Y aquí surge la pregunta, ¿qué es lo que conquistó Hernando y los demás alumnos?: “No volveré a decir lo que es verdad [afirma Hernando], que se abrió para nosotros otro mundo. Sin herir ni llevar espada, sin arrebatar a nadie lo propio ni violentar ni sembrar la muerte, éramos nosotros, los alumnos del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, los conquistadores indios que viajaban por nuevas tierras” (p. 177). Hernando y sus condiscípulos conquistaron mundos culturales, el conocimiento les abrió la conciencia a otros universos, fue la llave de acceso a otras regiones y ellos se convirtieron en traductores, pintores, poetas y escritores al amparo del Real Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco. Pero si bien el nombre nos remite a un conquistador debemos recordar que a Hernando no le sirven las piernas y vive en un lamentable estado de miseria y desamparo, lo cual modifica por completo la “plenitud” inicial del nombre de este personaje.

Hernando y los demás alumnos indígenas, se vieron obligados a aprender el sistema de símbolos de los españoles, convirtiéndose en caníbales culturales. Sin embargo, aunque el colegio brindó educación a unos setenta alumnos selectos de entre la nobleza indígena ninguno de ellos llegó a ejercer el sacerdocio. Afirmar algo a través de la negación es una característica propia del barroco. El ethos barroco pretende re-inventar la “forma natural” del mundo de la vida, restableciendo sus cualidades, devastadas por la acción de agentes externos, como cualidades de “segundo grado”. Del ethos barroco puede decirse que “es la aprobación de la vida aun dentro de la muerte”, porque permite vivir la 7

Laura Aurora, Pimentel, El relato en perspectiva, p. 65.

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destrucción de lo importante como llave de acceso a una realidad otra igual de importante. A diferencia de otros, el ethos barroco no borra ni niega la contradicción, él la reconoce como inevitable pero pretende “convertir en ‘bueno’ al ‘lado malo’”. 8 Por ello, el barroco tiende siempre a revitalizar el código de la tradición occidental europea después de cada oleada destructiva. De tal forma el ethos barroco surge como una compensación al vacío que produce la civilización contemporánea. Dicha característica se hace presente en las memorias de Hernando, quien, después de la hecatombe que destruyó el mundo de sus padres, al convertirse en mestizo cultural -el único mestizaje que ha probado ser exitosose apropió del código de la tradición occidental europea y a través de él escribió su historia, la historia de los vencidos. Hernando sufrió la violencia ejercida contra él como resultado de las acciones cometidas por poderosos agentes, y aquí es donde estriba el problema moral por la disimetría entre “el que hace y el que sufre”.9 El proyecto franciscano fracasó debido a las pugnas entre los diferentes grupos de españoles y porque éstos no podían permitir que los indígenas tuvieran el poder del conocimiento, con lo que se reforzaría también el poder de la Iglesia. El paso de los siglos no ha logrado zanjar la brecha que se abriera entre indios y blancos con el fracaso de la conquista evangelizadora. El altercado entre Hernando y la alguacila, ocurrido en una cena a la que son invitados los frailes y dos de sus más destacados alumnos, es muestra de ello: - “De que obra externa necesita quien ha recogido todo en sí mismo” [exclama Hernando ante la alguacila]. Traduzco para su Excelencia un pensamiento de Séneca. El Señor sea con usted, señora. Gracias por habernos recibido en su casa. Abrió a todo lo que daban sus ojotes, por mi atrevimiento al dirigirle la palabra. Pero no contestó nada. No hizo falta, porque pude bien leer en su mirada: - ¿Por qué me habla usted a mí? Usted no es de mi misma especie, usted es un mucho menos. ¡Vaya que me quiso humillar con la mirada! Yo se la sostuve, sin parpadear, y a mi vez también le hablé con mis ojos, contestándole: - Es verdad lo que usted piensa señora- y no se lo dije en mirar latino, sino 8

Bolívar Echeverría, “El ethos barroco”, en id., Modernidad, mestizaje cultural, ethos barroco, México, UNAM/El equilibrista, 1994, p. 21. 9 “Se tiene así en cuenta la pre-comprensión que tenemos de que los relatos son a propósito de agentes y de pacientes. Por mi parte nunca dejo de hablar del hombre actuante y sufriente. El problema moral, lo diremos más adelante, se inserta en el reconocimiento de esta disimetría esencial entre el que hace y el que sufre, que culmina en la violencia del agente poderoso”, Paul Ricoeur, Sí mismo como otro, México, Siglo XXI, 2006, p. 144.

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en pura castilla- no somos iguales. Usted no es siquiera una urraca, y no llega su alma a la de un cuervo. Entonces me contestó. Sin esconder su descontento por mi atrevimiento doble (haberla interpelado, sostenerle la mirada), apresurándose para separarse de mi persona con un gesto brusco, vació sobre mi hábito su copa de alcohol casi escarlata, y altanera dijo en alta voz: ¡Ni a dónde poner los pies les enseñan los frailes! Ni una disculpa, por supuesto, ni siquiera un gesto que expresara “ah, se ha caído sobre este muchacho el contenido de mi copa”. Me pagó su accidente, si accidente fue, y silencio fue lo suyo, y no, como me lo pareció la elocuencia de querer vaciar en mí, no ya su copa, sus mismos orines, aconsejada por la envidia (pp. 206-208).

Si bien las condiciones de la Conquista española no permitieron que se impusiera el apartheid en la Nueva España, la situación de segregación racial -como lo muestra Boullosa en la transcripción citada- no fue menos cruel. Esta perversión en “estado puro, desorden del alma colectiva”, como se afirma en otra parte de la novela, se convirtió en el statu quo de un país como México, que en el discurso oficial se asume mestizo pero que en la práctica sigue siendo acendradamente racista y clasista. De igual forma, el racismo se encuentra en la base de los innumerables conflictos que se vivieron desde el siglo XVI y que se siguen manifestando en la actualidad. Ahora bien, las memorias de Hernando, Estela y Lear, no son, sin embargo, el objeto principal del relato. Debemos recordar que este narrador homodiégetico se presenta como testigo de lo que narra, y lo que narra no es otra cosa que la destrucción de un mundo y el surgimiento de otro. Podemos decir que la historia de Hernando ilustra los dos dramas que en forma simultánea se vivieron hacia fines del siglo XVI: la desaparición del mundo indígena y el fracaso de la conquista evangelizadora. Por eso Cielos de la tierra, el nombre de la novela, no nos remite al nombre de ninguno de los personajes. La novela histórica es una ficción que como toda literatura produce un excedente de sentido, ya que “el discurso nos remite a su hablante, al mismo tiempo que se refiere al mundo. Esta correlación no es fortuita, puesto que es finalmente el hablante el que se refiere al mundo al hablar. El discurso en acción y en uso remite hacia atrás y hacia adelante, a un hablante y a un mundo”.10 La historia de Hernando es paradigmática de lo ocurrido a todo un pueblo, y como suele ocurrir, los vencedores la han negado. Por ello, aunque la historia de Hernando sea una ficción, dicha ficción continuamente está echando mano de las huellas, y esas 10

Paul Ricoeur, Teoría de la interpretación: discurso y excedente de sentido, Graciela Monges Nicolau, trad., México/Buenos Aires/Madrid, Siglo XXI/Universidad Iberoamericana, 1995, p. 37.

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referencias cruzadas entre el texto histórico y el texto de ficción se complementan y dan por resultado ese excedente de sentido en el relato que nos permite ver al personaje en su propio texto y contexto, gracias a que “la narración tiene [o adquiere] su pleno sentido cuando es restituida al tiempo del obrar y del padecer”.11 Hernando es un “ser situado”, como afirma Ricoeur. Pero para él no hay mundos separados, todos son “mundos en relación”. Por eso el mundo del texto y el mundo del lector se interrelacionan aun antes de iniciar la lectura. Cielos de la tierra narra el fracaso del proyecto evangelizador debido a los intereses en pugna existentes entre los propios españoles que no podían ver con buenos ojos un proyecto que daría predominio a los franciscanos, quienes tendrían un fuerte ascendente sobre una población indígena mayoritaria. La sociedad colonial era un polvorín dividida como estaba en facciones inmersas en luchas intestinas y dejadas a la mano de Dios por una Corona española demasiado lejana y ella misma inmersa en su propia problemática. 12 Los españoles no podían permitir que el proyecto franciscano fructificara, pues veían en la superioridad numérica de los indígenas un peligro latente que se agravaba al infinito si éstos recibían una educación de la que los mismos conquistadores carecían. Pero era imposible que los indígenas pudieran acabar con los españoles; el centro de poder político de la sociedad prehispánica ya no existía. La primera generación de mestizos culturales fue también la última. Continuaron los ataques de todo género contra el colegio de la Santa Cruz. Los ataques no se dirigían a los franciscanos, iban contra el proyecto de educar a los indígenas porque los consideraban una amenaza. Empezaron a fingir no mirar a los indios, a considerar un atrevimiento que aquéllos les dirigieran la palabra, que les sostuvieran la mirada, a considerarlos como de otra especie, como a menores de edad. Así los españoles vencieron a los indígenas pero no fueron capaces de dominarlos por completo. En ese sentido la historia de Hernando es paradigmática: él y los demás pupilos de los frailes, así como el resto de los indígenas, quedaron en una especie de limbo, “como almas en pena” (p. 301): el mundo de sus antepasados que ellos conocieron ya no existía y tampoco tenían cabida en el mundo español. Escuchemos a Hernando: Algunas pocas veces [mi mamá] me decía unas palabras, siempre las mismas, que si alguien como yo, de sangre noble, no iba a vivir entre los macehuales, porque los dioses no lo permitirían, porque tarde o temprano tendrían que reinstalar el orden en nuestras tierras. Otras pocas veces lo que 11

Paul, Ricoeur, Tiempo y narración I, p. 139. Carmen Bernard y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo: del Descubrimiento a la Conquista. La experiencia europea, 1492-1950, México, FCE, 1996.

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hacía era cantar […] Yo adoraba esas canciones […] Pero no podía soportar lo que las sucedía, lo que venía siempre tras de ellas […] Con lágrimas acababan siempre sus cantos. Entonces lloraba yo también con ella, le acariciaba sus cabellos, le decía, en mi lengua: “Mamita, no llore usted, se lo pide su hijo. Mamá, señora mía, yo le prometo que cuando crezca y sea grande como lo fue mi padre, usted tendrá todo lo que quiera, porque no vivirá recogida en esta casa, sin dignidad, porque yo sabré traerle justicia a su nombre y regresarla al lugar que le dio su nacimiento. Se lo prometo, madrecita”. […] Algún día, ella me dijo entre sollozos: “No son cosas ni honores lo que lloro. Todos se han muerto. Todo ha desaparecido, mi ciudad, mis hombres, mis hermanos, mi ejército, los motivos de gloria y de dicha, todo se ha ido. Eso no puede regresármelo nadie. Nadie. Nadie. […] Yo no la entendía del todo. Ahora bien que la comprendo […] Como ella, soy también un sobreviviente. También todos se han muerto para mí, y el sueño que compartí con los míos ha muerto también, el de la grandeza del Colegio de la Santa Cruz […] Todo se ha muerto, todo ha desaparecido (p. 193).

En la primera parte de la descripción Hernando ve a su madre en “el presente del pasado”, la recuerda con todo detalle, aspira el olor de sus cabellos, y la escucha decir con una falsa convicción de esperanza que todo volverá a la normalidad. Hernando continúa con la rememoración, y escucha el tono de la voz de su madre al cantarle, se escucha a sí mismo consolándola desde su perspectiva de niño. Pero de pronto la perspectiva de la madre abre un amplio ángulo temporal: el mundo que ella conociera ha desaparecido y con él se han ido todos sus afectos. De pronto la distancia temporal se amplía al máximo cuando Hernando pasa de la perspectiva del niño que consolaba a la madre, a la del mundo narrado del anciano que escribe sus memorias en un aquí y ahora en el que también para él “todo se ha muerto, todo ha desaparecido”. “No queda nadie. Nadie. Nadie”. Desde la perspectiva del niño Hernando no alcanzaba a comprender el mundo de la madre, pero en la vejez alcanza a explicarlo y comprenderlo porque lo refigura, lo interpreta. A la desolación de la madre se auna la desesperanza de él, cuando al final de su vida ya sólo vislumbra el tiempo del Dasein, es decir, el tiempo del “ser para la muerte”. En ese amplio ángulo temporal abierto por la rememoración de la madre y por la perspectiva de Hernando anciano transcurre poco menos de cien años, en ellos vemos a ese personaje y a su madre inmersos en el tiempo del cuidado y los vemos sufrir y padecer las acciones de poderosos agentes.

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Conclusiones Así, la identidad narrativa de Hernando se va construyendo paulatinamente en las diferentes facetas de “sí mismo”, inmerso en los vericuetos de la “ipseidad”.13 En Hernando se evidencia plenamente lo que Ricoeur expresa acerca de que “los relatos son siempre a propósito de agentes y de pacientes. Por mi parte nunca dejo de hablar del hombre actuante y sufriente”.14 En el relato que aquí analizamos, Hernando simboliza el drama de todo un pueblo, y su historia es, como dice el filósofo, “la historia de hombres que son portadores, agentes y víctimas de fuerzas, instituciones, funciones y estructuras en las que están insertos”. Durante el siglo XVII el sincretismo barroco buscó compensar la destrucción efectiva del mundo indígena dando paso al drama del mestizaje, drama irresoluto hasta hoy. El único mestizaje exitoso es el cultural. Las condiciones de la Conquista impidieron que en estas tierras se impusiera el apartheid, y por ello los españoles se vieron en la necesidad de aceptar la relación con los indígenas. El mestizaje cultural del siglo XVII fue una “estrategia de supervivencia”, de vida después de la muerte. Los españoles trataron de anular al indígena privándolo de la palabra, pero la estrategia barroca le permitió afirmarse a contrapelo de la voluntad del otro y a través de un camino rebuscado pero eficaz. Hernando no está vencido pese a estar paralítico de la cintura para abajo, a vivir anclado a una silla, que a su vez está enclaustrada el Colegio de la Santa Cruz; él se salva a través de la memoria. La historia de su relación con una de las suripantas, y el baño que toma en el río de vuelta a Tlatelolco son como un símbolo de su liberación: “soy persona de poca iluminación, lejana a la luz de la fe, perdida en las tinieblas del desprendimiento, el desencanto, el desapego. No le pertenezco a nada” (p. 364).

Fuentes Aínsa, Fernando, “Invención literaria y ῾reconstrucción᾽ histórica en la nueva narrativa latinoamericana”, en Karl Kout, ed., La invención del pasado: la novela histórica en el marco de la posmodernidad, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert, 1997. Bernard, Carmen, y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo: del Descubrimiento a la Conquista. La experiencia europea, 1492-1950, María Antonia Neira Bigorra, trad., México, FCE, 1996. Boullosa, Carmen, Cielos de la tierra, México, Alfaguara, 1997.

13 14

Paul, Ricoeur, Sí mismo como otro, p. 144. Ibid.

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Echeverría, Bolívar, “El ethos barroco”, en id., Modernidad, mestizaje cultural, ethos barroco, México, UNAM/El equilibrista, 1994. Escalante Gonzalbo, Pablo, “El Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco”, Arqueología Mexicana (México), núm. 89 (enero-febrero del 2008). Genette, Gérard, Metalepsis: de la figura a la ficción, Luciano Padilla López, trad., México, FCE, 2004. McHale, Brian, Posmodernism fiction, Nueva York/Londres, Methuen, 1987. Pimentel, Luz Aurora, El relato en perspectiva, 3a ed., México, Siglo XXI, 2005. Pulgarín, Amalia, Metaficción historiográfica: la novela histórica en la narrativa hispánica posmodernista, Madrid, Espiral Hispanoaméricana, 1995. Ricoeur, Paul, Tiempo y narración I. Configuración del tiempo en el relato histórico, Agustín Neira Calvo, trad., México, Siglo XXI, 1995. ———, Del texto a la acción: ensayos de hermenéutica II, Pablo Corona, trad., México, FCE, 2010. ———, Sí mismo como otro, Agustín Neira Calvo, trad., México, Siglo XXI, 2006. ———, Teoría de la interpretación: discurso y excedente de sentido, Graciela Monges Nicolau, trad., México/Buenos Aires/Madrid, Siglo XXI/Universidad Iberoamericana, 1995. ———, Crítica y convicción, Javier Palacio Tauste , trad., Madrid, Síntesis, 1995. ———, Relato historia y ficción, Elda Rojas Aldunate, trad., México, Dosfilos, 1994. Seyde, Ute, Narrar historia(s): la ficcionalizacion de temas históricos por las escritoras mexicanas Elena Garro, Rosa Beltrán y Carmen Boullosa (un acercamiento transdisciplinario a la ficción histórica), Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert, 2007.

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ESTADOS NACIONALES EN AMÉRICA LATINA, DERECHO Y CULTURA

AUTONOMÍA Y AUTODETERMINACIÓN EN LA HISTORIA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS: DE LA PÉRDIDA DE SU AUTONOMÍA A LA LUCHA POR SU RECUPERACIÓN

René Patricio Cardoso Ruiz Instituto de Posgrado de las Américas Universidad de Tamkang, Taiwán Facultad de Humanidades Universidad Autónoma del Estado de México, México

El presente trabajo es una reflexión sobre los procesos de pérdida y recuperación de la autonomía -y por ende de su capacidad de autodeterminación-, de los pueblos originarios de lo que hoy es América Latina. Es ya muy conocido que con la conquista y colonización, los pueblos que originariamente habitaron los territorios de lo que hoy es América Latina fueron empujados a su degradación étnica, política y cultural. Este fenómeno se manifestó claramente en el debate en torno a la naturaleza de los indios y se profundizó con los repartimientos y la encomienda, factores que condujeron a su sojuzgamiento y dominación. La pérdida completa de autonomía se consolidó, en buena parte de los casos, durante los últimos años del siglo XIX y comienzos del XX, cuando los estados nacionales latinoamericanos se afianzaron y emprendieron el camino de la asimilación completa de sus poblaciones indígenas. En el campo jurídico-político el convenio 107 de la OIT refleja claramente esta circunstancia, al tiempo que la consagra. Posteriormente, en las últimas décadas del siglo pasado un fuerte movimiento indígena emerge con fuerza en toda América Latina, planteando como una de sus reivindicaciones básicas su derecho a la autonomía y autodeterminación. Este planteamiento se torna más interesante y complejo con el

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reconocimiento de los estados pluriétnicos y multiculturales, y con los aportes que hace al tema el Convenio 169 de la OIT. Dominación de los pueblos indígenas y búsqueda de su respeto, autonomía y autodeterminación Debate en trono a la naturaleza de los indios Entre los años 1550 y 1551, en el Colegio de San Gregorio de Valladolid (España) se realizó el celebre debate en torno a la naturaleza de los indios. De una parte, fray Bartolomé de las Casas, defensor del derecho de los indios y de otra, Fray Juan Ginés de Sepúlveda, defendía el derecho de la corona española al dominio y sojuzgamiento de los indígenas por considerarlos naturalmente inferiores. Ginés de Sepúlveda defendía la guerra justa contra los indios a causa de sus pecados e idolatría, también postuló su inferioridad, que obligaba a los españoles a tutelarlos, esto en base a su escrito Demócrates alter. Antecedentes: las Bulas Alejandrinas y el Tratado de Tordesillas Se conoce como Bulas Alejandrinas a los documentos con los que en 1493 el papa Alejandro VI otorga a los reyes de Castilla y León el derecho a conquistar América y la obligación de evangeliza a su población. El Tratado de Tordesillas de 1494 es un acuerdo entre los reyes de Portugal y Castilla mediante el cual se delimitan las zonas de expansión en el Atlántico en un meridiano situado a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. En 1537, el papa Pablo III en la Bula Sublimis Deus reconoce la naturaleza de los indios, diciendo que “…los mismos indios que como verdaderos hombres que son, no solo son capaces de recibir la fe cristiana…” y agrega: …haciendo uso de la Autoridad apostólica, determinamos y declaramos por las presentes letras que dichos Indios, y todas las gentes que en el futuro llegasen al conocimiento de los cristianos, aunque vivan fuera de la fe cristiana, pueden usar, poseer y gozar libre y lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades, que no deben ser reducidos a servidumbre y que todo lo que se hubiese hecho de otro modo es nulo y sin valor, que dichos indios y demás gentes deben ser invitados a abrazar la fe de Cristo a través de la predicación de la Palabra de Dios y con el ejemplo de una vida buena, no obstando nada en contrario.1

1

Bula Sublimis Deus de Pablo III. 2 de junio de 1537. http://webs.advance.com.ar/pfernando/ DocsIglLA/Paulo3_sublimis.html (Consultada el 5 de marzo de 2013).

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El propósito declarado de la discusión era ofrecer una base teológica y jurídica segura para decidir cómo debía procederse en los descubrimientos, conquistas y población de las Indias. Aristóteles en su libro Política, 2 habla de pueblos bárbaros, de pueblos esclavos por naturaleza, cuyo destino no es otro que el de ser conquistados y esclavizados para que trabajen y sirvan a los griegos, derecho justo dada su superioridad racial. Fray Francisco de Vitoria dice de los indios: “Esos bárbaros, aunque, como se ha dicho, no sean del todo incapaces, distan, sin embargo, tan poco de los retrasados mentales que parece no son idóneos para constituir y administrar una república legítima dentro de los límites humanos y políticos. Por lo cual no tienen leyes adecuadas, ni magistrados, ni siquiera son suficientemente capaces para gobernar la familia. Hasta carecen de ciencias y artes, no sólo liberales sino también mecánicas, y de una agricultura diligente, de artesanías y de otras muchas comodidades que son hasta necesarias para la vida humana.”3 Tesis de Ginés de Sepúlveda: “Si es justa ó injusta la guerra con que los Reyes de España y nuestros compatriotas han sometido y procuran someter á su dominación aquellas gentes bárbaras que habitan las tierras occidentales y australes, y á quienes la lengua española llama comúnmente indios: y en qué razón de derecho puede fundarse el imperio sobre estas gente, es gran cuestión, como sabes…”4

Basándose en el derecho natural y común a todos, así como en los dogmas cristianos, Ginés de Sepúlveda sostiene que “La guerra nunca se ha de apetecer por sí misma, como no se apetece el hambre, la pobreza, el dolor, ni otro ningún género de males… a menos que no sea para buscar un bien infinitamente superior y en todo caso, por necesidad, “de tal suerte que no parezca sino un medio para buscar la paz”. Qué entiende Ginés de Sepúlveda por derecho natural. La ley natural -dicees una participación de la ley eterna en la criatura racional. Y la ley eterna, como San Agustín la define, es la voluntad de Dios, que quiere que se conserve el orden 2

Aristóteles, La Política, Edición original, ca. 330 AJC, Edición electrónica 2007. www.laeditorialvirtual.com.ar http://www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/Aristoteles_LaPolitica/ Aristoteles_LaPolitica_000.htm. 3 William Mejía Botero, (Comp.), Antología Histórica, Editorial Norma, Bogotá, s. f., p. 39. 4 Juan Ginés de Sepúlveda, Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios, México, FCE, 1996. Selección de textos de Luis Patiño.

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natural y prohíbe que se perturbe.” “La recta razón y la inclinación al deber y á aprobar las obras virtuosas, es y se llama ley natural”. Hay otras causas de justa guerra menos claras y menos frecuentes, pero no por eso menos justas ni menos fundada en el derecho natural y divino; y una de ellas es el someter con las armas, si por otro camino no es posible, á aquellos que por condición natural deben obedecer á otros y rehúsan su imperio. Los filósofos más grandes declaran que esta guerra es justa por ley de naturaleza.5

¿Y quién nace con tan infeliz estrella que la naturaleza le condene a servidumbre? ¿Qué diferencia entre estar sometido por la naturaleza al imperio de otro y ser siervo por naturaleza? Es ley natural que lo perfecto debe imperar y dominar sobre lo imperfecto, lo excelente sobre su contrario; por ende, -para él- es causa de servidumbre la torpeza de entendimiento y las costumbres inhumanas y bárbaras. La dominación cuando se fundan en la recta razón –afirma-, tienen su base en el derecho natural, y se reduce a un solo principio: “que lo perfecto debe imperar y dominar sobre lo imperfecto, lo excelente sobre su contrario”. Esto mismo se verifica entre unos y otros hombres; habiendo unos que por naturaleza son señores, otros que por naturaleza son siervos. Los que exceden á los demás en prudencia é ingenio, aunque no en fuerzas corporales, estos son, por naturaleza, los señores; por el contrario, los tardíos y perezosos de entendimiento, aunque tengan fuerzas corporales para cumplir todas las obligaciones necesarias, son por naturaleza siervos, y es justo y útil que lo sean, y aun lo vemos sancionado en la misma ley divina.6

Concluye diciendo: “Y si rechazan tal imperio se les puede imponer por medio de las armas, y tal guerra será justa según el derecho natural lo declara”. “En suma: es justo, conveniente y conforme á la ley natural que los varones probos, inteligentes, virtuosos y humanos dominen sobre todos los que no tienen esas cualidades.” Todo esto tiene por fin el cumplimiento de la ley natural “para gran bien de los vencidos, para que aprendan de los cristianos la humanidad, para que se acostumbren á la virtud, para que con sana doctrina y piadosas enseñanzas preparen sus ánimos á recibir gustosamente la religión cristiana; y como esto no 5 6

Ídem. Ídem. Todas las demás referencias textuales sobre Ginés de Sepúlveda son de esta misma fuente.

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puede hacerse sino después de someterlos a nuestro imperio, los bárbaros deben obedecer á los españoles, y cuando lo rehúsen pueden ser compelidos á la justicia y á la probidad” ¿Cómo eran vistos los indígenas para Sepúlveda? Como “hombrecillos en los cuales apenas encontrarás vestigios de humanidad”, “que no sólo no poseen ciencia alguna, sino que ni siquiera conocen las letras ni conservan ningún monumento de su historia…” …á estos bárbaros contaminados de torpezas nefandas y con el impío culto de los dioses, no sólo es lícito someterlos á nuestra dominación para traerlos á la salud espiritual y á la verdadera religión por medio de la predicación evangélica, sino que se los puede castigar con guerra todavía más severa. Otro argumento de Ginés de Sepúlveda para hacer la guerra a los indígenas es que no son creyentes del “Dios verdadero”. “No es doctrina temeraria, pues, sino muy racional y enseñada por varones eruditísimos y por la autoridad de un sumo pontífice, el ser lícito a los cristianos perseguir á los paganos y hacerles guerra si no observan la ley natural, como pasa en lo tocante al culto de los ídolos”. Si rehusaba á someterse a su imperio, destruirla por sus nefandos delitos y barbarie e inhumanidad. No es, pues, la sola infidelidad la causa de guerra justísima contra los bárbaros, sino sus nefandas liviandades, sus prodigiosos sacrificios de víctimas humanas, las extremas injurias que hacían a muchos inocentes, los horribles banquetes de cuerpos humanos, el culto impío de los ídolos.

Y como todo en el fondo tiene una verdadera razón de ser, Ginés de Sepúlveda nos deja ver claramente al decir: No hay ninguna razón de justicia y humanidad que prohíba, ni lo prohíbe la filosofía cristiana, dominar á los mortales que están sujetos á nosotros, ni exigir los tributos que son justo galardón de los trabajos, y que son tan necesarios para sostener á los príncipes, á los magistrados y á los soldados, ni que prohíba tener siervos, ni usar moderadamente del trabajo de los siervos…

De lo que se trataba realmente era de cómo justificar la enorme ansia de apropiarse de las riquezas naturales y humanas de esa parte del mundo, hasta esa fecha desconocida por Europa. Pero no todos pensaron igual. El ejemplo de un pensamiento distinto es el de fray Bartolomé de las Casas, considerado el primer gran defensor de los derechos de los indígenas.

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Respuesta de Bartolomé de las Casas Bartolomé de las Casas, un hombre que había nacido en Sevilla en el año 1484 vino a América con su padre. Durante ocho años tomó parte de la guerra contra los indios; pero en 1514 renunció públicamente a sus encomiendas y comenzó a predicar contra aquel sistema de explotación. Dos años más tarde fue a Sevilla con fray Antonio de Montesinos para “amonestar al rey” de que la conquista y esclavitud estaban acabando con los naturales. Posteriormente presenta sus memoriales Abusos y Remedios al cardenal Cisneros en el que denuncia la injusticia cometida en contra de los primeros habitantes de esta región del mundo. Es sus escritos se puede leer: Suplico a Vuestra Alteza lo reciba y lea con la clemencia y real benignidad que suele (…) Lo cual visto y entendida la deformidad de la injusticia que a aquellas gentes inocentes se hace, destruyéndolas y despedazándolas sin haber causa ni razón justa para ello, sino por sola la codicia y ambición… Vuestra Alteza tenga por bien (…) persuadir a Su Majestad que deniegue a quien las pidiere tan nocivas y detestables empresas; antes ponga en esta demanda infernal perpetuo silencio…

Piensa que Dios creo a estos hombres “sin maldades ni dobleces, obedientísimas, fidelísimas a sus señores naturales y a los cristianos a quien sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas y quietas, sin rencillas ni bullicios, no rijosos, no querellosos, sin rencores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo”.7 Dice que son limpios y de vivo entendimiento, muy capaces y dóciles para toda buena doctrina, aptísimos para recibir la fe católica y ser dotados de virtuosas costumbres. “Cierto, estas gentes serían las más bienaventuradas del mundo si solamente conocieran a Dios”. “En estas ovejas mansas –escribe- y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles desde luego que las conocieron como lobos y tigres y leones crueles de muchos días hambrientos”. La causa porque han muerto y destruido tantas y tales y tan infinito número de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirse de riquezas en muy breves días y subir a estados muy altos y sin proporción de sus personas, conviene a saber: por la insaciable codicia y 7

Bartolomé de Las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, Edición de José Miguel Martínez Torrejón, en http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/p244/1281 7291026719384321435/p0000002.htm.

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ambición que han tenido, que ha sido la mayor que en el mundo ser pudo, por ser aquellas tierras tan felices y tan ricas, y las gentes tan humildes, tan pacientes y tan fáciles a sujetarlas, a las cuales no han tenido más respecto ni (de ellas) han hecho más cuenta ni estima (hablo con verdad, por lo que sé y he visto todo el dicho tiempo) no digo que de bestias, porque pluguiera a Dios que como a bestias las hubieran tratado y estimado, pero como y menos que estiércol de las plazas. Y así han curado de sus vidas y de sus ánimas, y por esto todos los números y cuentos dichos han muerto sin fe y sin sacramentos. Y ésta es una muy notoria y averiguada verdad que todos, aunque sean los tiranos y matadores, la saben y la confiesan: que nunca los indios de todas las Indias hicieron mal alguno a cristianos, antes los tuvieron por venidos del cielo, hasta que primero muchas veces (hubieron) (recibido) ellos o sus vecinos muchos males, robos, muertes, violencias y vejaciones (de los) (mismos).

Luego completó su visión sobre los indios y sobre lo que significó la conquista y dominación, escribiendo: En el año de mil y quinientos y diez y siete (1517) se descubrió la Nueva España … En el año de mil y quinientos y diez y ocho (1518) la fueron a robar y a matar los que se llaman cristianos, aunque ellos dicen que van a poblar. Y desde este año de diez y ocho hasta el día de hoy, que estamos en el año de mil y quinientos y cuarenta y dos (1542), ha rebosado y llegado a su colmo toda la iniquidad, toda la injusticia, toda la violencia y tiranía que los cristianos han hecho en las Indias, porque del todo han perdido todo temor a Dios y al rey, y se han olvidado de sí mismos, porque son tantos y tales los estragos y crueldades, matanzas y destruiciones, despoblaciones, robos, violencias y tiranías, y en tantos y tales reinos de la gran tierra firme que todas las cosas que hemos dicho son nada en comparación de las que se hicieron, pero aunque las dijéramos todas, que son infinitas las que dejamos de decir, no son comparables ni en número ni en gravedad a las que desde el dicho año de mil y quinientos y diez y ocho se han hecho y perpetrado hasta este día y año de mil y quinientos y cuarenta y dos, y hoy en este día del mes de setiembre se hacen y cometen las más graves y abominables, porque sea verdad la regla que arriba pusimos, que siempre desde el principio han ido creciendo en mayores desafueros y obras infernales.

Sojuzgamiento y dominación Un conjunto de clérigos, destruyendo a su paso todo lo que consideran idolatría se desplazaron por los rincones del nuevo continente. Diego de Landa, un fraile 211

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franciscano que llegó a la península de Yucatán en 1549, se destacó en esta actividad. En 1562, Landa estableció un tribunal de la Inquisición en el poblado maya de Maní, con el fin de interrogar a los indígenas e incautar sus objetos de culto religioso y otros objetos, como códices y artículos de la cultura maya en general. El 12 de julio se celebró un Auto de fe de Maní, en donde se destruyeron ídolos y grandes piedras que se utilizaban como altares, piedras pequeñas labradas, vasijas y códices con signos jeroglíficos. “Hallámosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual sentían a maravilla y les daba pena”. Así justificó Landa su acción. Lo que Landa jamás pudo imaginar es que esta acción permitió a los mayas desarrollar un tipo de resistencia muy ingenioso y radical. Ante este tipo de medidas que ponían en riesgo la memoria colectiva, los pueblos mayas asumieron el compromiso de escribir en el código enseñado por los propios conquistadores: el alfabeto latino, que pronto se convertiría en una nueva herramienta de la memoria colectiva, y por tanto, en una estrategia real de sobrevivencia. Frailes, como Betanzos, propusieron que los indios fuesen repartidos preferentemente en las encomiendas y hasta se dio tiempo para viajar a Roma a fin de conseguir de la Santa Sede una declaración que dijese que los indios “eran incapaces de la fe, lo cual justificaría su total sometimiento al español americano”8 Más aun: presentó un memorial al Consejo de Indias donde escribió que “los indios eran bestias, que habían pecado, que Dios los había condenado, y que debían perecer todos”. Tomás Ortiz, un fraile dominicano, escribió al Consejo de Indias, diciendo entre otras cosas: Los hombres de tierra firme de Indias comen carne humana, y son sodomíticos más que ninguna otra generación. Ninguna justicia hay entre ellos, andan desnudos, no tienen amor ni vergüenza, son como asnos, abobados, alocados, insensatos; no tienen en nada matarse ni matar… Cuando más crecen se hacen peores; hasta los diez o doce años parecen que han de salir con alguna crianza; pero de allí en adelante se vuelven como brutos animales; en fin, digo que nunca crió Dios tan cocida gente en vicios y bestialidades, sin mezcla de bondad o cortesía9. 8

Friede, Juan; Bartolomé de las Casas: precursor del anticolonialismo, Siglo veintiuno editores, segunda edición, México, 1976, p. 295 Citado por Oswaldo Albornoz Peraltas, en “Justificación de la conquista y dominación de los indígenas americanos”, en http://www.uv.es/~pla/solidaritat /justconq.htm#n06. 9 Idem.

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Además dice que sus juicios son bajos y apocados, que no tienen arte ni maña de hombres, que “son cobardes como liebres, sucios como puercos, crueles, ladrones, mentirosos, haraganes, hechiceros, micrománticos y numerosos defectos y vicios más”. Por desgracia, el Consejo de Indias y el emperador, dieron oídos a la cruel petición y esos indios fueron convertidos en esclavos. Sólo después de algunos años fue derogada esa disposición. Un ejemplo más: un cronista de la época. Fernández de Oviedo, en su Historia General y Natural de Indias, dice que “son ociosos, mentirosos, crueles, inhumanos, sodomitas, de frágil memoria, inclinados al mal y con toda clase de vicios. Agrega que nada se puede esperar de ellos, porque tienen un cráneo tan grueso y duro que las espadas de los conquistadores se rompen cuando llegan a ellos…”. La dominación y la encomienda La encomienda fue una institución establecida en 1523, mediante la cual un grupo de personas debía entregar a otra u otros parte de su trabajo u otro producto a cambio de una prestación o bien que hubieren recibido. Es decir, se establecía una relación servil, de dependencia, por la cual los encomenderos daban protección y prestaban un servicio específico a cambio de comprometerse a guardarles fidelidad y entregarles determinados servicios. En Latinoamérica se llamó encomendero a la persona que por Merced Real tenía indígenas encomendados. Éste tenía obligaciones, de las cuales las principales eran enseñar la doctrina cristiana y defender a sus encomendados. Era una persona con gran autoridad y poder en la sociedad colonial, pues la cantidad de tierra dada por las encomiendas solía ser muy grande y de gran productividad. La Encomienda de Indios procedía de una vieja institución medieval implantada por la necesidad de protección de los pobladores de la frontera peninsular en tiempos de la conquista. En América, los tributos indígenas, que podían ser metales, ropa o alimentos como el maíz, trigo, pescado o gallinas, etc. eran recogidos por el cacique de la comunidad indígena, quien era el encargado de llevarlos al encomendero, que residía en la ciudad. La encomienda permitió dominar el espacio que se conquistaba ya que incorporaba a los indígenas como mano de obra forzada como una manera de recompensar a los españoles que se habían distinguido por sus servicios y, para asegurar el establecimiento de una población española en el Nuevo Mundo. Entre los objetivos de la encomienda, como instrumento de dominación, estuvieran la evangelización y “culturización” de los indígenas. Estos fueron reubicados en los denominados pueblos de indios, donde debían trabajar y recibir

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la enseñanza del cristianismo. El constante maltrato a los indígenas y la catástrofe demográfica de la población provocaron la crisis de esta institución. Durante la Colonia muchos pueblos indígenas sufrieron una transformación radical de sus costumbres, tradiciones y modo de vida, aunque fueron capaces de reconstituir su identidad a lo largo de los siglos XVII y XVIII no obstante las condiciones adversas en que se desarrollaron. Pudieron crear mecanismos para defenderse y expandir su cultura; pero al debilitarse las bases del dominio colonial y materializarse la independencia política, se perdieron los pocos diques que impedían el abuso total y exterminio de sus poblaciones. En esta nueva conquista y los pueblos indígenas en general, fueron privados de su poca autonomía económica, y con la independencia, fueron despojados por los criollos de su relativa autonomía política. Con el surgimiento de las nuevas repúblicas se reforzó el poder de una minoría criolla y mestiza, se extendió la hacienda y se allanó el camino para un real y efectivo control sobre las poblaciones indígenas, sus ayuntamientos y las repúblicas de indios. Se consolidó la hegemonía de una naciente élite criolla y mestiza. Veamos rápidamente lo que sucedió en México, aunque el proceso de articulación del nuevo poder se realizó en formas, tiempos y ritmos diferentes en las distintas regiones en las que se encontraban los pueblos indígenas. Por ejemplo, en la península de Yucatán, se consolidó el dominio de la tierra al expandirse los linderos de las haciendas henequeneras, se relajó el dominio del clero, disminuyó la población indígena al ser utilizada como carne de cañón de los grupos oligárquicos en sus disputas regionales y, se agudizó el reclutamiento militar forzoso, entre otras cosas. La aplicación de las políticas de reforma agraria, fueron posiblemente, lo que más afectó a los indígenas, pues desencadenó una acción de rapiña sobre las tierras que les pertenecían, dando paso a un grave enfrentamiento entre indios y terratenientes por la propiedad de la tierra. Otra cosa que preocupo mucho al nuevo grupo dominante fue la libertad de que gozaban algunos indígenas que no vivían en las ciudades, pues aún se les consideraba bárbaros sobre los cuales el estado debía emprender una acción civilizatoria para erradicar del todo sus costumbres “bárbaras y salvajes”. Durante esta guerra, buena parte de indígenas, aquellos que pertenecían a las haciendas y se encontraban sometidos como peones, endeudados e incluso habían desarrollado una relación de paternalismo con el hacendado, se identificaron con los blancos e incluso pelearon con éstos en sus filas. Hacia finales del siglo XIX, los terratenientes prácticamente habían logrado sus objetivos, dominar a los indígenas y darles un papel subordinado económica y culturalmente.

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En el Estado de Chiapas, después de la independencia y su incorporación a México (1824) comenzó un proceso de acaparamiento de tierras y la formación de enormes latifundios que emplearon a los indígenas como peones acasillados; es decir, como trabajadores individuales sujetos a la voluntad del dueño de la tierra, que vivían bajo una relación de esclavitud disfrazada. Se les dice acasillados porque vivían en una “casilla” que era la hacienda. No podían salir de ellas. Los criollos lograron hacerse de enormes haciendas y ranchos ganaderos, gracias a las facilidades que les otorgaban las leyes para adueñarse de la tierra de los indígenas; por lo que Chiapas también padeció de muchas guerras y revueltas, como la Guerra de Santa Rosa o Rebelión de Cuscat en los Altos de Chiapas, en 1867. Otras regiones de América Latina padecieron procesos similares, o aún peores, como es el caso de la llamada pacificación de la Araucanía, en el sur de Chile. Pacificar la Araucanía, literalmente significó la caza de mapuches, buscando su exterminio. En Guatemala, las cosas no fueron muy diferentes. Durante la primera mitad del siglo XIX, una fuerte crisis económica por la disminución de la agricultura y la minería, afectaron la economía y vida de los indígenas. Durante su segunda mitad, la recuperación económica se dio de la mano de la expansión y creación de nuevas haciendas. Se desarrollaron así las plantaciones cafetaleras y en menor medida las plantaciones de caña de azúcar. Los pueblos mayas quedaron al margen de estos beneficios. La resistencia indígena y la lucha por sus derechos La gran mayoría de pueblos indígenas se opusieron a la dominación colonial, aunque muchos se aliaron a los extranjeros, debido a que eso les permitía enfrentarse a sus dominadores internos. Recordemos que los grandes imperios indígenas como el maya, azteca e inca, se construyeron gracias al dominio que éstos lograron sobre otros de menor desarrollo. Una de las primeras sublevaciones que registra nuestra historia es la de 1551. Hatuey, un jefe taíno que había huido de La Española (República Dominicana), advirtió a los cubanos lo que podían esperar de los españoles; y les explicó la necesidad de unirse para hacer frente a los invasores. Según relata más tarde Bartolomé de las Casas, Hatuey les señaló que el único dios que adoran los españoles es el oro y las joyas. “Por esto –les dijo- ellos lucha y matan; por esto nos persiguen y es por eso que tenemos que lanzarnos al mar”. Escribe: Ellos nos dicen, que adoran a un dios de la paz y de la igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Nos hablan de un alma

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inmortal y de sus recompensas y castigos eternos, pero roban nuestras pertenencias, seducen a nuestras mujeres, violan a nuestras hijas. Y como no pueden igualarnos en valor, estos cobardes se cubren con hierro que nuestras armas no pueden romper.10

Su estrategia fue la de atacar a manera de guerrilla y después dispersarse a las lomas, donde se reagrupaban para el siguiente ataque. Por cerca de tres meses las tácticas de Hatuey mantuvieron a los españoles a la defensiva, asustados de dejar la fortaleza de Baracoa. El 2 de febrero de 1512, luego de 3 meses de resistencia, Hatuey fue capturado, atado en una hoguera y finalmente quemado vivo. Otra sublevación importante se registró en Guatemala. De 1603 hasta 1624 los franciscanos intentaron someter a los mayas por medio de la evangelización, para lo cual los congregaban en diversos lugares. Uno de estos fue Sacalum ubicado cerca de la ciudad de Tical. Los acontecimientos empezaron cuando el capitán Francisco Mirones, un juez de indios, con el gobernador de la región, pretendieron conquistar por las armas el Petén guatemalteco, territorio de los Itzaes. Los españoles, religiosos y militares fueron atacados mientras escuchaban misa y se encontraban desarmados, siendo sin excepción pasados por cuchillo por los rebeldes. En la sublevación murieron los frailes Diego Delgado y Juan Henríquez, incluyendo el capitán Mirones. Otros levantamientos se registraron por todo el territorio del Nuevo Mundo. En el norte del Virreinato de la Nueva España encontramos la resistencia de los indios de Colotlán (Mextitlán-Nueva Galicia). Se sublevaron en 1702. Afectados por la expansión de la frontera agrícola y ganadera de los colonos españoles, incendiaron las estancias españolas y enfrentaron al virreinato. Los indígenas de la nación yaqui sometidos a reducciones jesuitas desde el siglo XVII, instigados por el gobernador Manuel Bernal de Huidobro, se rebelaron en 1740 contra la Compañía de Jesús. Dirigidos por sus caciques Muni y Bernabé liberaron una gigantesca franja de territorio que quedó vedada a los españoles. Ya habían protestado con anterioridad. En el año de 1736, un grupo de yaquis encabezados por sus gobernadores Muni y Bernabé se presentaron ante el alcalde mayor de Ostimuri y después ante el teniente de gobernador en la villa de San Felipe y Santiago, para exponer su inconformidad con el régimen que los jesuitas imponían en sus pueblos. Los yaquis se quejaban de que los misioneros habían puesto a 10

Juan F., Pérez, “Historia de Cuba”, Cuba por siempre, en http://www.juanperez.com/historia /hatuey.html.

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mulatos y mestizos como administradores de las comunidades, que hacían trabajar a los indios en exceso, que los castigaban con cepo y azotes y que sus cosechas salían para Baja California aunque hicieran falta en las propias comunidades.11

En 1741 intentaron tomar la ciudad de Tecoripa pero fueron derrotados y forzados a la paz. Los pimas altos, de Sonora y Arizona, se rebelaron en 1750 contra la expansión española y la presencia de misiones. En la Capitanía General de Guatemala, en Chiapas (1701) se registró el levantamiento de Francisco Gómez de Lamadriz. El alzamiento maya en Yucatán, encabezado por Jacinto UcCanek, “Serpiente Negra” (1761), a más de las sublevaciones en Salamá (1734) y San Juan de Chamelco (1735). En el Virreinato del Perú encontramos el alzamiento indígena-mestizo de Cochabamba (1730); el motín incásico en el Alto Perú, dirigido por Juan Vélez de Córdoba (1739-41), el de Juan Santos Atahualpa-Apu-Inca en Tarma (1742-1761), el de Lorenzo Farfán de los Godos (1780), la insurrección de los Túpac-Amaru (Gabriel y Diego) y Julián Aspasa, Túpac-Katari (1780-81) y la repercusión y adhesiones a Túpac-Amaru en la Nueva Granada y el Virreinato del Río de la Plata (1781). En la Capitanía General de Chile, los continuos alzamientos de los araucanos. La rebelión de los pehuenches, telhueches y huilliches de la cordillera y la Pampa (1729); en la audiencia de Charcas, el alzamiento de los pueblos del Chaco y de Tucumán (1746). Y el surgimiento de las confederaciones militares interétnicas de la frontera del Virreinato con la Amazonía (1766). Para los pueblos originarios de América Latina el siglo XIX constituyó un periodo de lucha intensa por la defensa de sus tierras y su identidad. Pusieron en juego todos los elementos con que contaban. Podría decirse que era una batalla de antemano perdida, sólo la riqueza de su identidad y la profundidad de sus mitos les permitió resistir a la gran ola “civilizadora”. El mundo indígena y su vida en los países independientes Cuando los países de América Latina lograron su independencia política y a pesar de que los indígenas participaron activamente para lograrla, su situación en nada cambió. La lucha fue dirigida por los criollos, y su proyecto fue organizarse al estilo europeo; crear estados nacionales con constituciones propias, aunque 11

Ortega Noriega, Sergio, Breve Historia de Sinaloa, El Colegio de México, 1999, http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/sinaloa/html/sec_1.html.

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calcadas de Francia e Inglaterra. Siguiendo el viejo axioma de que Todos los hombres son iguales ante la ley. John Tutino asegura que durante la guerra de independencia en México, los grupos populares se unieron a la revuelta de Hidalgo y a otros levantamientos, pero fueron derrotados antes de que se proclamara la independencia en 1821. Entre las décadas de 1820 y 1850, contrario a lo que se piensa, hubo un proceso de tensión constante entre las clases en el poder –que perseguían la concentración de las tierras y el monopolio del mercado- y los campesinos, cuyo modo de producción era de autosubsistencia, -que buscaban mantener de sus modos de vida. Durante todo este proceso, “los grupos populares no estuvieron ausentes ni inactivos; pero las élites criollas seguían dominando la construcción de la nación”.12

Este rechazo a lo indígena se ha traducido en políticas de etnocidio, incorporación, asimilación o integración. Durante el siglo XIX, si bien el sistema jurídico y político reconocía Se debe tener en cuenta que durante el siglo XIX, si bien el sistema jurídico y político reconocía a todos los habitantes del territorio como ciudadanos, dice Rodolfo Stavenhagen, “la expansión del capitalismo agrario y la modernización de la economía no supusieron beneficios para los indígenas. Por el contrario, numerosas comunidades indígenas perdieron sus tierras y fueron forzadas a realizar trabajos dependientes en grandes latifundios”. La construcción de los nuevos estados no admitía modos de vida diferente; la economía de subsistencia, el trabajo colectivo, la tenencia comunal de la tierra eran consideradas una amenaza para la unidad nacional. Los indígenas siguieron condenados a la miseria y a la marginación social, por lo que algunos intelectuales de una corriente que se denominó indigenismo, denunciaron la precaria situación económica y social de los indios, sometidos a la explotación de los latifundios y a la marginación de la sociedad mestiza. José María Arguedas, por ejemplo, dice: “Lo indígena no es inferior, y el día en que la gente de la sierra andina descubra en sí misma las grandes posibilidades de creación de su espíritu indígena, ese día, seguro de sus propios valores, el pueblo mestizo e indio podrá demostrar definitivamente la fuerza de su capacidad creadora”.

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John Tutino, “Comunidades, independencia y nación: las participaciones populares en la historia de México, Guatemala y Perú”, Reina Leticia (coord.), 128, en Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, “Antecedentes”, Asuntos Indígenas, en http://www.diputados.gob.mx/cesop/ Comisiones/2_ai.htm#[Citar%20como.

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Mucho más claro al respecto fue José Carlos Mariátegui, quien en su clásico libro Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, nos dice: Todas las tesis sobre el problema indígena, que ignoran o eluden a éste como problema económico-social, son otros tantos estériles ejercicios teoréticos (…), condenados a un absoluto descrédito. No las salva a algunas su buena fe. Prácticamente, todas no han servido sino para ocultar o desfigurar la realidad del problema. La crítica socialista lo descubre y esclarece, porque busca sus causas en la economía del país y no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su dualidad o pluralidad de razas, ni en sus condiciones culturales y morales. La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverla con medidas de administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad de los “gamonales”.13

Todos los países latinoamericanos, cuando se preocuparon de los pueblos indígenas, fue desde la perspectiva integracionista. Es decir, tenían como fin que los indígenas dejen sus costumbres y tradiciones y se incorporen a la nación, como ciudadanos libres. Esta perspectiva está claramente expuesta en el Convenio 107 de la Organización Internacional del Trabajo.14 Convenio 107 de la Organización Internacional del Trabajo El convenio señala que “Artículo 2, 1. Incumbirá principalmente a los gobiernos desarrollar programas coordinados y sistemáticos con miras a la protección de las poblaciones en cuestión y a su integración progresiva en la vida de sus respectivos países.” Con medidas que “creen posibilidades de integración nacional”. Su artículo cuarto es muy explícito al decir: Artículo 4 Al aplicar las disposiciones del presente Convenio relativas a la integración de las poblaciones en cuestión se deberá: a) tomar debidamente en consideración los valores culturales y religiosos y las formas de control social propias de dichas poblaciones, así como la naturaleza de los problemas que se les plantean, tanto colectiva como 13

José Carlos, Mariategui; Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca de Ayacucho, 2007. 14 Organización Internacional del Trabajo, Convenio sobre poblaciones indígenas y tribales, 1957, http://www.iadb.org/research/legislacionindigena/pdocs/Convenio107.pdf .

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individualmente, cuando se hallan expuestas a cambios de orden social y económico; b) tener presente el peligro que puede resultar del quebrantamiento de los valores y de las instituciones de dichas poblaciones, a menos que puedan ser reemplazados adecuadamente y con el consentimiento de los grupos interesados; c) tratar de allanar las dificultades de la adaptación de dichas poblaciones a nuevas condiciones de vida y de trabajo15.

Al aplicar este convenio, dispone las Naciones Unidas que los gobiernos deberán “…c) estimular por todos los medios posibles entre dichas poblaciones el desarrollo de las libertades civiles y el establecimiento de instituciones electivas, o la participación en tales instituciones” Y como se trata de integrarlos a la nación, la constitución y leyes de las repúblicas deben ser un parámetro inamovible. El artículo siete señala claramente: Artículo 7 1. Al definir los derechos y obligaciones de las poblaciones en cuestión se deberá tomar en consideración su derecho consuetudinario. 2. Dichas poblaciones podrán mantener sus propias costumbres e instituciones cuando éstas no sean incompatibles con el ordenamiento jurídico nacional o los objetivos de los programas de integración.16 3. La aplicación de los párrafos precedentes de este artículo no deberá impedir que los miembros de dichas poblaciones ejerzan, con arreglo a su capacidad individual, los derechos reconocidos a todos los ciudadanos de la nación, ni que asuman las obligaciones correspondientes.

Como una concesión generosa, el convenio señala que: Artículo 8 En la medida compatible con los intereses de la colectividad nacional y con el ordenamiento jurídico del país: a) los métodos de control social propios de las poblaciones en cuestión deberán ser utilizados, en todo lo posible, para la represión de los delitos cometidos por miembros de dichas poblaciones; b) cuando la utilización de tales métodos de control no sea posible, las autoridades y los tribunales llamados a pronunciarse deberán tener en cuenta las costumbres de dichas poblaciones en materia penal.

15

Convenio 107 OIT. Ídem.

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Estas disposiciones parten del supuesto de que los indígenas son culturalmente retrasados respecto al grado de evolución cultural de la nación; por esta razón su artículo diez señala que: “Al imponerse penas previstas por la legislación general a miembros de las poblaciones en cuestión se deberá tener en cuenta el grado de evolución cultural de dichas poblaciones” Similares disposiciones se señalan en el campo de educación, economía, política, etc. Siempre pensándolos menos evolucionados que los demás. “Estos medios especiales de formación –señala en Convenio, Artículo 17. 2.- deberán basarse en el estudio cuidadoso de la situación económica, del grado de evolución cultural y de las necesidades reales de los diversos grupos profesionales de dichas poblaciones…” y complementa diciendo: “Estos medios especiales de formación se deberán proveer solamente mientras lo requiera el grado de desarrollo cultural de los interesados; al progresar su integración, deberán reemplazarse por los medios previstos para los demás ciudadanos” Respecto al lenguaje señala que, “Se deberá asegurar la transición progresiva de la lengua materna o vernácula a la lengua nacional o a una de las lenguas oficiales del país”, y que “La instrucción primaria de los niños de las poblaciones en cuestión deberá tener como objetivo inculcarles conocimientos generales y habilidades que ayuden a esos niños a integrarse en la colectividad nacional”.17 Este tipo de concepciones sobre el mundo indígena, que en mucho persiste hasta ahora, fue combatido y cuestionado por la lucha de los pueblos indígenas que buscaron afanosamente el reconocimiento pleno de sus derechos y cultura. La lucha de los pueblos indígenas por el reconocimiento de su cultura y derechos/Convenio 169 de la OIT. La lucha de los pueblos indígenas por conseguir el reconocimiento de su cultura y derechos tiene una larga tradición en la historia de la humanidad. En palabras de Rigoberta Menchú Tum, podemos escuchar lo siguiente: “La lucha que hemos emprendido porque nuestros derechos sean reconocidos y respetados, ha trascendido las fronteras de nuestros propios países para ir directamente al campo internacional”; aunque, prosigue, “Persisten la marginación, la discriminación, la explotación, el racismo, la intolerancia. Las condiciones económicas, políticas y sociales siguen siendo las mismas o se han agravado”18 El convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, en este sentido, puede ser considerado como un pequeño escalón de un largo camino, aunque por ello no menos significativo. Como señala Jean Maninat Machado, 17

Todas las citas y alusiones al convenio 107 han sido tomadas de la fuente señalada. Menchú Tum, Rigoberta, Los derechos de los pueblos indígenas en http://biblio. juridicas.unam.mx/libros/1/98/3.pdf. 18

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Director de la Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, el convenio “propone conceptos básicos relativos al respeto, al reconocimiento y a la participación de dichos pueblos. El respeto a la cultura, idiomas, la religión, la organización social, y a la identidad propia” 19 En primer lugar, el convenio establece un criterio para entender que es lo indígena. En su artículo uno dice: 1. El presente Convenio se aplica: a) a los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones sociales, culturales y económicas les distingan de otros sectores de la colectividad nacional, y que estén regidos total o parcialmente por sus propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial: b) a los pueblos en países independientes, considerados indígenas por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en una región geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que, cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas. 2. La conciencia de su identidad indígena o tribal deberá considerarse un criterio fundamental para determinar los grupos a los que se aplican las disposiciones del presente Convenio.

Este instrumento del derecho internacional reconoce “las aspiraciones de esos pueblos a asumir el control de sus propias instituciones y formas de vida y de su desarrollo económico y a mantener y fortalecer sus identidades, lenguas y religiones, dentro del marco de los Estados en que viven”; por esta razón establece en el artículo cuarto que, 1. Deberán adoptarse las medidas especiales que se precisen para salvaguardar las personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las culturas y el medio ambiente de los pueblos interesados. 2. Tales medidas especiales no deberán ser contrarias a los deseos expresados libremente por los pueblos interesados.

En tanto que el artículo quinto dispone que, a) deberán reconocerse y protegerse los valores y prácticas sociales, culturales, religiosos y espirituales propios de dichos pueblos y deberá

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Jean Maninat Machado, Presentación, en Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, 1969, Lima, 2007.

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tomarse debidamente en consideración la índole de los problemas que se les plantean tanto colectiva como individualmente; b) deberá respetarse la integridad de los valores, prácticas e instituciones de esos pueblos;

Los siguientes artículos señalan que se deben “establecer los medios para el pleno desarrollo de las instituciones e iniciativas de esos pueblos, y en los casos apropiados proporcionar los recursos necesarios para este fin.” (Art. 6); que “Los pueblos interesados deberán tener el derecho de decidir sus propias prioridades en lo que atañe al proceso de desarrollo en la medida en que éste afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y cultural” (Art. 7). El reconocimiento del derecho a sus costumbre y derecho consuetudinario fue una gran aporte de la OIT, aunque establece limitaciones. El artículo ocho dice: 2. Dichos pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que éstas no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos. Siempre que sea necesario, deberán establecerse procedimientos para solucionar los conflictos que puedan surgir en la aplicación de este principio.

Incluso se reconoce parte de su sistema jurídico, al decir que “En la medida en que ello sea compatible con el sistema jurídico nacional y con los derechos humanos internacionalmente reconocidos, deberán respetarse los métodos a los que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión de los delitos cometidos por sus miembros¨(Art. 9), y cuando se impongan sanciones penales a miembros de dichos pueblos deberán tenerse en cuanta sus características económicas, sociales y culturales (Art. 10). Un aspecto de suma importancia para los pueblos indígenas fue el reconocimiento del derecho a sus territorios, y por territorios se comprende la totalidad del hábitat de las regiones que ocupan o utilizan de una u otra manera. Deberá reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y de posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. Además, en los casos apropiados, deberán tomarse medidas para salvaguardar el derecho de los pueblos interesados a utilizar tierras que no estén exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia. A este respecto, deberá

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René Patricio Cardoso Ruiz

prestarse particular atención a la situación de los pueblos nómadas y de los agricultores itinerantes. (Art. 14)

De todas estas disposiciones, posiblemente la de mayor trascendencia fue el reconocimiento a su autonomía y autodeterminación, y en base a estos, el reconocimiento de la realidad multiétnica y pluricultural de los estados nacionales. Conclusión Para concluir, debemos señalar que la lucha de los pueblos indígenas en el mundo y particularmente en América Latina, es un proceso de largo plazo y que como tal, sus aspiraciones se materializan no sin mucho esfuerzo y dificultades. Las experiencias de la lucha de todos estos pueblos nos permitirán vislumbrar con mayor claridad el curso de esta historia y comprender muchas cosas que posiblemente limiten nuestra visión contemporánea del fenómeno. Fuentes Aristóteles, La Política, Edición original, ca. 330 AJC, Edición electrónica 2007, en http://www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/Aristoteles_LaPolitica/Aristoteles _LaPolitica_000.htm. Bula Sublimis Deus de Pablo III, 2 de junio de 1537, en http://webs.advance.com.ar/pfernando/DocsIglLA/Paulo3_sublimis.html. De Las Casas Bartolomé, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, Edición de José Miguel Martínez Torrejón, en http://bib.cervantesvirtual. com/servlet/SirveObras/p244/12817291026719384321435/p0000002.htm. Ginés de Sepúlveda, Juan, Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios, México, FCE, 1996, Selección de textos de Luis Patiño. Maninat Machado, Jean Presentación, en Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, 1969, Lima, 2007. Mariategui, José Carlos, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca de Ayacucho, 2007. Mejía Botero, William (Comp.), Antología Histórica, Editorial Norma, Bogotá, s. f. Menchú, Tum Rigoberta, Los derechos de los pueblos indígenas, en http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/98/3.pdf Organización Internacional del Trabajo, Convenio sobre poblaciones indígenas y tribales, 1957, en http://www.iadb.org/research/legislacionindigena/pdocs/ Convenio107.pdf. Ortega Noriega, Sergio, Breve Historia de Sinaloa, El Colegio de México, 1999, en http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/sinaloa/html/sec_1. html.

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Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su autonomía a la lucha por su recuperación

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UN ACERCAMIENTO AL ESTUDIO DE LOS ASENTAMIENTOS HUMANOS EN AMÉRICA LATINA

Martha Rosas Vilchis Alberto Villar Calvo Universidad Autónoma del Estado de México, México

Introducción Los asentamientos humanos a lo largo de la historia, han figurado como elemento relevante dentro del estudio y planeación de las ciudades. La ocupación y transformación del territorio en América Latina han sido objeto de interés desde diversas disciplinas del área social. Así desde la perspectiva teórica, es posible encontrar aportaciones en el ámbito urbano a través de la Geografía, Arquitectura, Economía, Historia, Sociología etc. que tratan de dar respuesta a las condicionantes que intervienen en la configuración del espacio. La Geografía Humana tiene como objeto de estudio el territorio, la sociedad, el paisaje y las regiones. El estudio del espacio se vincula con el desarrollo de las actividades humanas y la construcción de las relaciones sociales. Hay muchas ramas de la geografía que nos permiten analizar la evolución y patrón de crecimiento de las ciudades, ejemplo de ello la geografía económica, urbana, cultural, rural, política y de la población. Todas ellas abordan diversos enfoques con relación entre la sociedad y sus efectos en el espacio. Por ello este trabajo pretende considerar algunos de esos planteamientos para explicar históricamente las características y modos de apropiación del suelo en América Latina. A partir de la Geografía Urbana se puede comprender la estructura y funciones de la ciudad. Más aún se pueden identificar las características del proceso de urbanización en los distintos períodos históricos. La revisión de acontecimientos del pasado nos permite advertir la relación entre la política y la economía espacial, es decir podemos reconocer en acontecimientos del pasado la configuración del territorio, las características de la expansión y concentración de población y su relación con los modos de producción y servicios.

        

Martha Rosas Vilchis Alberto Villar Campo

A decir de Martha Schteingart 1 hace falta conocer la ubicación de los distintos estratos sociales urbanos dentro de la ciudad, la segregación real de las urbes, la relación que se construye entre el ámbito urbano rural, a partir de estudios cuantitativos y cualitativos. Una manera de apoyar los estudios urbanos consiste en identificar los asentamientos humanos como sistemas es decir, como un conjunto cuyas variables interactúan de modo dinámico. Por lo tanto las relaciones que se construyen entre la sociedad y el medio ambiente determinan la estructura espacial de las ciudades. Como se puede apreciar es importante atender y destacar el carácter funcional de cualquier territorio o ciudad que se estudie, pues constituye un sistema urbano, es decir un conjunto de componentes donde la relación y evolución de sus elementos determinan el cambio social, político, cultural y económico de una región o localidad. “El medio físico y la historia contribuyen a diversificar la densidad de urbanización sobre la que actúan población y economía en cada sistema”. 2 Los asentamientos humanos en América Latina se han conformado a la par de acontecimientos políticos, económicos y sociales surgidos a lo largo de varios siglos. Cada momento histórico ha incidido en la morfología y configuración de espacio geográfico. De ahí el interés por mostrar un panorama general sobre el proceso de ocupación en el territorio y la evolución y concentración de la población en el continente americano. Proceso de ocupación del territorio Diversas condicionantes han influido en el proceso de ocupación y distribución de los asentamientos humanos en cada región del mundo. Para el caso de América Latina, la conquista del continente, significó transformaciones radicales en la producción, organización social y en la configuración de la estructura urbana. Entre los factores que más destacaron se encuentran los del orden económico y político, podemos decir que de ellos derivaron cambios en la estructura social y por lo tanto sus efectos repercutieron en la organización y morfología del espacio geografíco.

                                                             1

Martha Schteingart, “Problemas y políticas urbanas en América Latina. Certidumbres y falacias”, Estudios Demográficos y Urbanos, vol. 22, núm. 3, septiembre-diciembre, 2007, El Colegio de México. p. 720.  2 Ferrer Regales Manuel, Los sistemas urbanos, Madrid, Editorial Síntesis, 2002, p.13.

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Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina

Fig. 1 Factores que intervienen en el Proceso de Ocupación del Territorio Actividades

Modelo políticoeconómico

Desigualdad 

Estructura Social Demografía, estratificación, normas, valores, cultura, migración

Territorio Espacio Morfología y Distribución de asentamientos humanos (fincas, aldeas, pueblos, ciudades,metropolis)

Fuente: Elaboración propia 2013.

En el esquema anterior podemos apreciar las relaciones y acciones que derivan del modelo económico o decisiones que se generan desde el poder. Dentro de los factores que inciden en la ocupación del territorio, podemos señalar los de orden físico y cultural. Del primero destacan las condiciones del terreno, disponibilidad de agua y recursos naturales, así mismo de este hecho se desprenden acciones que posibilitan al hombre explotar los recursos para su superviviencia y organización social. Sobre el contexto cultural influye en la población la presencia de asentamientos ancestrales, pues el impacto sobre el espacio y la sociedad han quedado registrados en la historia y son testimonios tangibles cuya huella se aprecia en el entorno físico. Asentamientos humanos en la historia Latinoamericana Los asentamientos humanos precolombinos sirvieron de base para la organización de las primeras ciudades coloniales. El sistema agrario se modificó y en su lugar se “instauró como unidad productiva la hacienda colonial y la plantación”.3 Las principales actividades se encaminaron a la explotación de minas y crianza de ganado. Con la dominación española y portuguesa en América, los sistemas sociales tradicionales indígenas se transformaron e imperaron nuevos modos en la                                                              3

Karelys Abarca, “Economía agraria en América Latina: del ecologismo prehispánico a la modernidad globalizadora”, Revista Venezolana de análisis de coyuntura, enero-junio, año 2006/vol. XII, número 001. Universidad Central de Venezuela, p. 196.

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producción agrícola, pero sobre todo en la tenencia de la tierra. Héctor Pérez4 afirma que los patrones de apropiación de la tierra durante la conquista “estuvo dado por la ecuación número de nativos y disponibilidad de la tierra”, cita como ejemplo los núcleos urbanos de Tunja, Popayán y Santa Fe en Colombia. En cuanto a reformas urbanas, prevalecieron las normas de las Leyes de Indias en las que predominó la retícula como fundamento en la organización del espacio, donde quedaban inscritas las instituciones religiosas, políticas y los señoríos españoles. Santo Domingo fue la primera ciudad en adoptar dichas condiciones geométricas, más tarde durante el siglo XVI habrán de incorporar esos lineamientos las ciudades de la Habana, Guatemala, Campeche y Panamá. Debemos destacar además que los centros de población fueron ocupados por los españoles mientras que los asentamientos indígenas fueron desplazados a las zonas periféricas de las ciudades. Las condiciones topográficas de algunas ciudades latinoamericanas, no fueron óptimas para incorporar la retícula en su diseño urbano, además otros factores como la ubicación fronteriza determinaron las estrategias para el funcionamiento de cada territorio. De ese modo Cano Forrat 5 denomina una tipología y clasificación de las ciudades en cinco grupos: a) Ciudades irregulares: destaca Loja en Ecuador, Ixmiquilpan y Guanajuato en México también Potosí en Bolivia. Cabe destacar que algunas de estas ciudades fueron centros mineros. b) Ciudades semirregulares: en ella se inscriben las ciudades cuya retícula fue adaptada a su condición topográfica. c) Ciudades regulares:6 en ésta clasificación figuran la mayoría de ciudades latinoamericanas. De México podemos mencionar Puebla, Morelia, Oaxaca y Mérida entre otras. d) Ciudades fortificadas de trazado regular: por cuestiones militares, surgen ciudades como Trujillo en Perú, Cartagena en Colombia y Campeche en México. e) Casos singulares: se refiere a las ciudades que carecen de plaza como la Concepción de Tucumán y Nuestra Señora de Luján en Argentina.

                                                             4

Héctor Pérez Ángel “La hacienda y el Hato en la estructura económica, social y política de los llanos Colombo-Venezolanos durante el periodo colonial” Procesos Históricos. Revista Semestral de Historia, Arte y Ciencias Sociales, Número 11. Enero 2007. Universidad de Los Andes. Mérida Venezuela. 5 Juan Cano Forrat, Introducción a la historia del Urbanismo, México, Limusa, 2008, 206. 6 La traza colonial fue el punto de partida para la expansión de las ciudades a partir del siglo XIX. Quiroz Rothe Héctor, Ciudades Mexicanas del siglo XX, México, Colección Urbanismo, Universidad Nacional Autónoma de México, 2008, p. 42. 

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Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina

La morfología y características de las ciudades latinoamericanas influyeron en el sistema de asentamientos humanos, ya que su desarrollo y expansión se consolido a partir de las actividades y función que desempeñaba cada región. Por lo general las zonas centrales de cada país se destinaron a la administración y ejercicio del poder, mientras que las zonas costeras fueron ocupadas como centros militares. Con la introducción de haciendas agrícolas y ganaderas, se conformaron asentamientos indígenas alrededor de esas propiedades. Esas unidades económicas se formaron en torno a núcleos urbanos que se expandieron y perduraron en algunos territorios latinoamericanos por más de tres siglos, provocando con ello la concentración y dominio de la tierra en manos extranjeras. Los latifundios se extendieron por las tierras costeras del Pacífico, Nueva España, en el reino de Nueva Granda y en la parte noroccidental de Suramérica así como en las islas del Caribe. Las condiciones del clima y las características del terreno fueron aprovechadas para el cultivo de caña de azúcar y otros productos destinados al mercado internacional. Cuadro 1. Extensión territorial de algunas haciendas latinoamericanas Región Nueva Granada

Los Llanos Nueva España

Perú

Hacienda Villa Vieja (Tolima) La Chamicera (Bogotá) Simarronas (Pasto) Doyma (Tolima) Caribabare Apiay Gavia (México) Tetillas (México) Cabras (México) Ica y Arequipa (Perú)

Propiedad en hectáreas 24.648 6.000 10.500 14.805 447.700 100.000 aprox. 179.826 170.323 111.413 más 100.000

Fuente: Elaboración propia a partir de Héctor Pérez (2007)

La hacienda se convirtió en el principal sustento de la economía colonial. La extensión y producción de esas unidades requería de fuerza de trabajo, por lo tanto indígenas y mestizos se asentaron en las inmediaciones de los latifundios o bien fueron establecidos en calpanerias.7 Las haciendas contaban con una estructura social, política y economía autosuficiente de ese modo el terrateniente gozaba de poder sobre gran parte de la región.                                                              7

Las calpanerias eran un conjunto de casas destinadas para los trabajadores de las haciendas.  

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Martha Rosas Vilchis Alberto Villar Campo

Cuadro 2. Unidades Territoriales del Distrito de Lerma (Estado de México) 1893 Municipalidades

Ciudades

Villas

Pueblos

Barrios

Haciendas

Ranchos

Rancherías

Lerma Atenco Ocoyoacac Otzolotepec Xonacatlán Total

1 1

0

7 5 4 5 5 26

3 8 4 1 16

2 1 2 2 7

4 1 5

4 2 1 8

Población total 11, 656 7, 202 8,851 7,312 4,889 39,910

Fuente: Elaboración propia a partir de García Luna (1987)

Durante el siglo XIX en el estado de México, los principales asentamientos humanos, se concentraban en las siguientes unidades territoriales: ciudades, villas, pueblos, barrios, hacienda, ranchos y rancherías. 8 De ese conjunto podemos advertir que los pueblos antiguos concentraban el mayor porcentaje de población, seguidos de los barrios y haciendas principalmente. Podemos afirmar que cada unidad conformaba una parte del sistema urbano, pues las actividades desarrolladas en cada una de ellas repercutían en el funcionamiento y estructura del espacio. Nuevos límites territoriales se generaron tras las luchas de Independencia en América Latina. Los reacomodos del poder y la economía originaron modificaciones en el paisaje urbano y arquitectónico durante la primera mitad del siglo XIX. Las haciendas y su organización económico-social prevalecieron a la par del desarrollo y evolución de las principales urbes. La segunda parte del siglo XIX se caracterizó por la expansión industrial, las ciudades empezaron a concentrar fábricas de productos diversos, situación que genero el incremento de una clase obrera urbana. En general las ciudades latinoamericanas se vieron afectadas en su configuración territorial por el fenómeno de la migración del campo a las ciudades. En Panamá la construcción del Canal atrajo una población considerable a la capital. Chile, Perú, Argentina, México y Brasil también fueron naciones que experimentaron un flujo migratorio desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El proceso de urbanización como fenómeno histórico A comienzos del siglo XX América Latina superaba los 62 millones de habitantes, las ciudades con mayor crecimiento de población fueron Buenos Aires, ciudad de                                                              8

La palabra rancho “también se utilizaba para denominar los pequeños poblados, o rancherías que se establecían dentro de los límites de una hacienda, sobre tierras de la misma, las que habian sido concedidas a sus pobladores por medio de aparcería o mediería.” En Von Wobeser Gisela, La formación de la hacienda en la época Colonial, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1989, p. 54. 

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Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina

México, Barranquilla, La Habana, Montevideo, Santiago de Chile y Lima.9 De acuerdo a la CEPAL,10 América Latina es la región más urbanizada del planeta. En casi todos los países el fenómeno de la urbanización ha provocado, en los últimos decenios, un crecimiento rápido y sin control de las áreas urbanas, creando graves problemas por la dificultad de adaptar la estructura espacial de las ciudades a las necesidades en continuo cambio, y a las actividades que ocurren en ellas.11 Muchos autores coinciden en definir al proceso de urbanización como un fenómeno derivado de la concentración de población en un espacio geográfico, que no puede estar ajeno a un sistema socioeconómico y político. La urbanización entendida como el proceso de concentración de población y recursos debe ser también pensada como evento transformador del terreno rural a un terreno urbano con la introducción de servicios y posible fraccionamiento para su venta. “El espacio se transforma de acuerdo con los procesos históricos, la estructura social que se desarrolla en su momento y especialmente al modelo económico”,12 de ese modo se desprende que los asentamientos humanos son la expresión espacial de las relaciones sociales para producir, intercambiar y consumir. Dichas variables dan como resultado modos particulares de apropiación del territorio y establecen patrones en la ocupación del suelo. En nuestros días el proceso de globalización ha contribuido en los cambios urbanos-territoriales. El resultado principalmente es un modelo de expansión y crecimiento de las ciudades de una manera más compleja, es decir desde la perspectiva del análisis del fenómeno urbano-metropolitano se precisa que las urbes tienden a desarrollar espacios competitivos encabezados en su mayoría por el sector privado. Entre los principales factores que intervienen en el proceso de urbanización se encuentran: a) altas tasas de crecimiento demográfico, concentración de la población (elevado grado de concentración en uno o en pocos centros urbanos), b) concentración económica (las grandes metrópolis latinoamericanas concentran la mayor parte de las actividades industriales del país y un elevado porcentaje de la población),                                                              9

 Gerardo Sánchez Ruiz, Planeación Moderna de Ciudades, México, Trillas, 2008, p. 200.  La CEPAL es la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (1984), se estableció el 25 de febrero de 1948 y funcionó en ese mismo año por resolución 106 (VI) del Consejo Económico y Social.  11 Álvaro Sánchez, Sistemas arquitectónicos y urbanos. México, Editorial Trillas, 1978, p. 251. 12 Francisco Campos Alanís y Francisco Monroy Gaytán, Consideraciones Teórico Metodológicas para el estudio de la Geografía de marginación, en “Geografía, Procesos socioeconómicos y espaciales en México, Universidad Autónoma del Estado de México, 2008, p. 23.    10

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c) desarrollo horizontal y falta de servicios (a medida que avanza la industrialización, la concentración demográfica y económica en torno al centro urbano rebasa rápidamente sus límites político-administrativos originales), d) insuficiciencias en el marco legal sobre la tenencia de la tierra (existen desorden y falta de claridad sobre las normas que inciden en la propiedad agraria). A partir de la década de los años noventa, con el auge del fenómeno de la globalización, las zonas habitacionales y la actividad comercial sufrieron cambios de localización espacial. Es así que surgen nuevos espacios competitivos, los cuales suelen localizarse en la periferia del centro tradicional donde gravitan flujos de bienes, personas e información, procurando un efecto de urbanización y permitiendo la articulación intraurbana de una ciudad a través de nodos. Urbanización en Latinoamérica Cada país enfrenta el proceso de urbanización de distinta manera, diversos factores convergen para promover la concentración de la población en ciertos núcleos, y son estos los que sufren los efectos de la modernización y la industrialización. La relación entre los ámbitos urbano-rural ha propiciado transformaciones territoriales en el paisaje agropecuario, las zonas de cultivo han cedido parte de su espacio a la creación de conjuntos habitacionales o industriales como respuesta a las demandas del consumo . 13 La migración del campo a la ciudad y el incremento de la población urbana provocaron a lo largo del siglo XX un fenómeno insólito que afecta a la sociedad y el ambiente. Los procesos de urbanización latinoamericanos se produjeron de manera variada, por ejemplo desde las primeras décadas del siglo pasado Argentina, Chile y Uruguay despuntaron como zonas urbanas. La situación en México no fue así, en 1900 la nación contaba con una población de 13.6 millones de habitantes, de los cuales sólo 1.4 millones vivía en las ciudades,14 por lo tanto el país continuaba siendo rural. Durante la segunda mitad del siglo XX, la población en América Latina aumento 350 707 993, así mismo el porcentaje de población urbana respecto a la población total aumentó considerablemente alcanzando el 75.8%. Se calcula que                                                              13

Miguel Panadero Moya, El proceso de urbanización de América Latina durante el perodo cientifico-técnico, Bibliografía básica, Revista bibliogrpafica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Número 298, julio de 2001. 14 Gustavo, Garza, La Urbanización de México en el siglo XX, México, El Colegio de México, 2003, p.25.   

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Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina

para el 2015 la población residente en ciudades alcance el 84.6%, mientras que en el año 2030 se calcula que el 85% de la población será urbana, estos datos conducen a plantear que si no se toman medidas adecuadas la pobreza extrema, la segregación y la demanda de servicios se convertirá en una constante de todas las naciones. Cuadro 2. Modelo del Desarrollo estructural de la ciudad Latinoamericana Denominación Ciudad colonial Ciudad compacta

Periodo 1520-1820

Características Funcionalmente la ciudad se distribuye de acuerdo a clases sociales, la disposición y distancia al centro se genera a partir de posición económica por lo tanto en el primer círculo se ubican encomenderos, funcionarios, hacendados etc.; en el segundo círculo se ubicaban comerciantes y artesanos. Mientras que en la periferia se ubicaban los indios y mestizos

Ciudad sectorial concebida como primera fase de rápida urbanización

1820 a 1920

Un elemento significativo para la gran mayoría de las colonias españolas fue que lograron su independencia en hacia las primeras décadas del siglo XIX. Los efectos de estas luchas tuvieron efectos en la estructura el espacio urbano debido entre otras causas a la industrialización, la migración y la introducción e incremento de capital extranjero en los sectores clave de desarrollo. Durante esta época el crecimiento y expansión de la ciudad es lineal.

La ciudad polarizada o segunda fase de urbanización

1920 a 1970

Su característica principal radica en la migración rural hacia las ciudades. Durante esta época el contraste entre una ciudad rica y una pobre se fue intensificando más.

La ciudad fragmentada

2000

Caracterizada por elementos celulares en la periferia, configuración de nodos fragmentados en la periferia urbana.

Fuente: elaboración propia a partir de Axel Borsdorf. Cómo modelar el desarrollo y la dinámica de la ciudad latinoamericana. EURE.

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Cuadro 3. Población total en América Latina y Población que habita en ciudades Año Población % Población urbana 1950 161 565 950 1960 213 023 727 1970 278 918 292 56.5 1980 354 365 868 65.2 1990 433 558 564 70.6 2000 512 273 943 75.8 2010 580 993 304 79.5 2011 583 607 000 80.9 2012 589 840 000 82.0 2013 595 998 000 82.9 2014 602 055 000 83.6 2015 607 982 000 84.6 Fuente: Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2012. Naciones Unidas: CEPAL

Hoy en día la globalización forma parte de la estructura económica y se convierte en un factor relevante en el proceso de urbanización, En la década de los noventa ante el crecimiento que experimentaron varias ciudades se hicieron presentes algunos problemas urbanos como: escasez de servicios públicos, degradación ambiental, pobreza, hacinamiento, segmentación social y delincuencia. Como podemos apreciar, el desarrollo económico de las ciudades influye notablemente en las condiciones de urbanización. De ese modo las formas de ocupación, organización, acondicionamiento y utilización del espacio geografico 15 están históricamente condicionadas por las características de la producción y sus implicaciones en las estructuras sociales. Para el estudio y comprensión de la estructura urbana y del poblamiento de un territorio deben tenerse en cuenta aspectos básicos como las formas de poblamiento, la morfología y disposición de los núcleos y la evolución de sus elementos. Dentro de la misma estructura y sistema de asentamientos humanos encontramos dos elementos antagónicos el campo y la ciudad, cuyos matices acentúan diferencias en lo territorial, morfológico y funcional. Mientras unas regiones destacan por la concentración de población otras se caracterizan por la dispersión y segregación en su estructura. Los cambios económicos figuran como la principal causa del proceso de urbanización y de sus conversiones.                                                              15

El concepto de espacio geográfico se “corresponde con el de producto social, pues se entiende derivado de los efectos de la relación del hombre con la naturaleza” Rojas Salazar Temístocles, “Epistemología de la Geografía…una aproximación para entender esta disciplina” Terra Nueva etapa, año/vol. XXI, número 030, 2005, Universidad Central de Venezuela, p. 146.  

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Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina

Asentamientos informales y consecuencias Los asentamientos informales han rebasado la capacidad de las autoridades en la planeación de las ciudades. Los desplazamientos del campo a la ciudad han incidido en el crecimiento desordenado y además han aumento el índice de pobreza en el continente. En América Latina los asentamientos irregulares se han identificado con varias denominaciones como: favelas, ciudades perdidas, colonias populares, loteamientos piratas o tugurios. Las características de estos lugares se resumen en la informalidad urbana, hacinamiento, carencia de servicios básicos y vandalismo. Podemos decir que el siglo XXI, se caracteriza por una urbanización acelerada, es decir se observa un alto crecimiento de la población, a causa de la explosión demográfica y principalmente de las migraciones que se producen en las áreas rurales. Los desplazamientos de esa población y su ocupación en el territorio han contribuido a la marginalización y al crecimiento de la mancha urbana. Otros factores asociados al aumento de los asentamientos irregulares son: el desempleo, salarios bajos, politicas de austeridad, falta de normas y planeación urbana. Reflexiones finales A través de la historia urbana hemos podido advertir los detonantes que inciden en la configuración y ocupación del suelo. Debemos destacar que a lo largo de los siglos la tenencia de la tierra ha sido un tema del que emergen diversos problemas sociales, económicos y políticos. La hacienda latinoamericana por ejemplo contribuyó a que en gran parte del territorio predominara la sociedad rural, esa unidad económica fue un sistema urbano que por varios siglos segmento el espacio geográfico. Actualmente en México los terrenos de esas fincas, se ha destinado a la construcción de conjuntos urbanos o industriales, por lo tanto el proceso de urbanización se acelera alrededor de esas áreas. Es necesaria la revisión constante del comportamiento de la población en cada punto o región del continente, pues de ese modo se pueden identificar las causas y problemas más severos que impactan a la sociedad y por ende al espacio geográfico. Cada territorio latinoamericano sufrió transformaciones y cambios en su estructura espacial. Cada país alberga en su constitución los mecanismos e instrumentos para la dotación de la propiedad, no se puede por lo tanto hablar de soluciones homogéneas en cuanto al destino del suelo. Hoy las ciudades amplían su extensión hacia las zonas periféricas, las áreas de cultivo se han desvanecido y se han convertido en núcleos de población carentes de infraestructura o condiciones mínimas de bienestar. El estudio sobre los asentamientos humanos en América Latina debe generar un conocimiento profundo sobre la realidad que enfrentan las ciudades. Una 237

 

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manera de ello consiste en llevar a cabo investigaciones interdisciplinarias apoyadas en los organismos internacionales, en las autoridades federales, estatales y locales, en las instituciones académicas pero además incluir en la toma de decisiones a los grupos sociales involucrados. El proceso de urbanización significa más que la ocupación del suelo, debe ser entendido como un fenómeno que deriva de las prácticas económicas y políticas a nivel mundial. Urge instrumentar políticas sobre la tenencia de la tierra, generar programas sobre la planeación y crecimiento de las ciudades. Orientar y buscar un equilibrio en el proceso de desarrollo que cada región requiere, de acuerdo a sus características físicas, sociales y culturales.

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Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina

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EL ESPACIO HABITADO Y LA COMUNIDAD, ANHELOS DE CIUDADANÍA SIGLOS XVI AL XIX. LAS CIUDADES DE GUATEMALA Y CUZCO

Anabell Romo González Programa de Maestría en Estudios Latinoamericanos Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México, México

“El cabildo municipal, como máximo organismo centraliza las principales funciones; sus oficiales regulan y disponen, organizan y dirigen la actividad de vecinos y moradores, verdaderos ciudadanos del mundo americano” Francisco Domínguez y Compañy

El proceso de urbanización en Hispanoamérica Después de la conquista militar española en América una de las primeras preocupaciones de las huestes fue el sustento alimenticio que fue resuelto a partir de la implantación de la encomienda, “institución que exigía el trabajo obligatorio de cierto número de indígenas para un español quien a su vez sería responsable de instruirlos en la fe”. 1 Esta institución permitiría que los españoles pudieran resolver su necesidad de abastecimiento para pasar a la siguiente etapa que era la de organizar el territorio y el espacio habitable. Esto implicaba asegurar el estatus legal de los conquistadores y recompensarlos por sus acciones bélicas. Para resolver estas preocupaciones se fundaron villas y ciudades, en donde se otorgaba a los conquistadores la vecindad mediante la repartición de solares. En el primer momento de llegada el conquistador o capitán hacía el reparto, pero al instituirse el cabildo fue el encargado de llevar a cabo los repartos. El ayuntamiento (nombre                                                              1

Gudrun Lenkersdorf, Repúblicas de indios. Pueblos mayas en Chiapas, siglo XVI, México, Plaza y Valdés, 2010, p. 29.  

        

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que tiene relación con la voz “ayuntar” es decir, juntar2 según Alfonso X el sabio), debía organizar la traza, construir la ciudad y administrar los recursos propios para procurar el sustento de los conquistadores ahora vecinos. Al establecer los núcleos urbanos los conquistadores se basaron tanto en ideas clásicas como la república romana cuyas ciudades servían como instrumento mediante el cual la civitas romana sustituía la rusticitas de los bárbaros, mediante las ciudades o municipia, con los que imponían sus leyes, instituciones, costumbres y religión en los territorios conquistados. 3 Y también mediante las tradiciones de algunos cabildos medievales, en donde esta institución regía la vida de los miembros de la comunidad. Acostumbrados a las tradiciones de la Península, los capitanes de hueste y exploradores, trajeron consigo la idea de vecindad y república, así, en el momento que se fundaba una ciudad, los soldados se convertían en vecinos, y se constituía el ayuntamiento. “Una ciudad era cualquier municipio que hubiera alcanzado cierto tamaño e importancia”.4 Uno de los requerimientos dictados por la corona española para la fundación de ciudades era que debían tener policía. Según Richard L. Kagan el término policía derivaba de la raíz latina politia, pero gran parte de su significado emanaba del griego politeia, que hacía referencia a la polis (aristotélica platónica) en sus aspectos públicos y políticos. Es decir, una comunidad participativa, y organizada en leyes.5 Los españoles del siglo XVI entendían por policía la organización de la vida de una comunidad en una república cristiana. Según Aristóteles, en una república se subordinaban los deseos e intereses individuales a los de la comunidad, así que, la policía significaba el sometimiento de los deseos naturales del hombre a un gobierno que velara por sus intereses, el orden, la paz y la prosperidad de la comunidad. En este tiempo el término policía también se relacionó con las ideas de Cicerón, quien entendía el concepto como la habilidad, el refinamiento o las maneras que tenían que ver con el buen comportamiento. Es decir, las virtudes de la vida urbana que manifestaba una sociedad o un individuo, por ejemplo la                                                              2

Tal como aparece en la “Instrucción a la Audiencia de Nueva España para que se realice una junta entre personas competentes y caciques, determinándose la necesidad de reducir a nuevos pueblos la población indígena aún dispersa”, octubre de 1568, Documento 79, en Normas y Leyes de la ciudad Hispanoamericana 1492-1600, estudio preliminar y edición de Francisco de Solano, Madrid, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1996, p. 184. El término “juntar” no sólo se ocupó en este documento sino era una voz que continuamente se utilizaba.   3 Richard L. Kagan, Imágenes Urbanas del mundo Hispánico 1493-1780, Madrid, El Viso, 1999 p. 57.   4 Ibídem, p. 47.  5 Ibídem, p. 59. 

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participación ciudadana. Por tanto, la policía solo podían tenerla los habitantes de las ciudades. La policía reflejaba todas las ventajas de la vida urbana: ley, orden moralidad y religión y también incluía un elemento arquitectónico, la traza a manera de cuadrícula o damero, con calles rectas que partían de una plaza central en la que se ubicarían la Iglesia, el cabildo, la cárcel y la picota.6 En los primeros contactos con los pueblos nativos americanos los españoles no hallaron una tradición urbanística como la europea y a pesar del contacto con civilizaciones más complejas como mexicas e incas, encontraron el Nuevo Mundo “vacío de orden y policía”, por tanto, había que crear espacios urbanos, donde la población pudiera vivir ordenada. Uno de los argumentos de la vaciedad de orden y policía de América radica en la diferencia en la acumulación de la riqueza y el trabajo. Los americanos trabajaban para el autoconsumo, no para acumular grandes cantidades de productos. Por el contrario, los españoles, estaban acostumbrados a acumular alimento y sobre todo riqueza. Por eso, en muchos de los textos que describen los primeros contactos con la población americana mencionan la holgazanería de los indios, basada en su nula intención de acumulación. Estas diferencias entre el mundo prehispánico y el mundo hispano, llevaron a los conquistadores a considerar América un espacio idólatra e incivilizado, como Tomás de Aquino se refiere a algunos pueblos, por tanto, la única forma de civilizar o dar policía, era mediante la creación de ciudades, y con ellas instituciones necesarias que darían estructura y regularían la vida cotidiana. Durante la época de consolidación del régimen colonial, hacia la segunda mitad del siglo XVI, la ciudad fue símbolo del orden y de la policía, debido a que los conquistadores españoles podían concentrarse juntos en un espacio ajeno a ellos y a la vista hostil. La ciudad fue sinónimo de orden cívico, justicia y religión. Por tanto, todo aquel español que viviera fuera de la ciudad se consideraría un hombre fuera de la ley o vagamundos, y por lo tanto no podía vivir en sociedad. A diferencia de los pueblos del Caribe, los pueblos mesoamericanos, y en especial los pueblos encontrados después del encuentro con sociedades más complejas como la maya después de 1517 parecían más aptos para vivir en policía, sin embargo, durante todo el siglo XVI, la corona desarrolló un programa de “reducción”, para organizar a los nativos en traza de pueblo con policía y de manera civilizada. Tanto en el Caribe como en Mesoamérica y Centroamérica se llevaron a cabo reducciones, sin embargo cada una con sus propias particularidades. Las                                                              6

La picota representaba el símbolo de la justicia a la que estaban sometidos los habitantes de la ciudad. En medio de la plaza se colocaba un tronco con una cuerda para azotar a quien fuese juzgado y sentenciado.  

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consecuencias catastróficas de la encomienda en el Caribe, que implicaba acercar a los nativos y españoles dejaron como enseñanza al mundo mesoamericano que era preferible dejar a las poblaciones nativas alejadas de los núcleos españoles. En este sentido las reducciones de los pueblos nativos conservaron como objetivo poner a la población en policía y en una traza regular pero alejados de las villas de españoles. Como se mencionó, la encomienda fue un elemento que ayudó a la reducción de los indios, sin embargo no fue la única institución que colaboró con el proceso. Para ello, en las leyes de Burgos en 1512, en donde los territorios americanos se incorporaron jurídicamente al reino de Castilla, y sus habitantes quedaron como vasallos del Rey, y en las leyes posteriores a 1513, la Corona emitió reglas para el tratamiento de los indios, en ellas se establecía que era necesario que los caciques encabezaran el traslado para asentarse en una traza ordenada. En este nuevo asentamiento cada indio tendría casa, semillas para sembrar, animales de granja y tierras para labrar.7 La corona también ordenó que la población nativa utilizara una de las instituciones más importantes del mundo hispano, el municipio, una comunidad ordenada a partir de un cabildo, pero esta ordenanza se concreta hasta 1549. A pesar de que los municipios implicaban una gran autonomía con respecto al poder real, la corona lo utilizó en las ciudades españolas para controlar a la población americana y en detrimento del poder de los encomenderos. Las ciudades españolas en América fueron una comunidad cuyo gobierno era una república cristiana, dotada de leyes, orden y administración eclesiástica y civil. Una república cristiana en el sentido aristotélico en cuanto a su organización política y social. Cada miembro debía estar enterado de lo que acontecía en su ciudad, participar en ella e incluso defenderla. Así también la República de indios, creada en 1549, con la cédula Real que permitía la creación de los cabildos indígenas, junto con la de españoles estaban sometidas a la autoridad espiritual y política aunque no gozaban de igualdad legal, cada una tenía su propia legislación, y objetivos (la República de indios se creó para proteger a los pueblos nativos de las vilezas de los españoles) así mismo cada una gozaba de la administración y organización de su vida diaria a partir de sus cabildos. Durante los primeros años después de la conquista y colonización americana el estatus jurídico de los conquistadores cambió. Al principio de la empresa de exploración los conquistadores no eran soldados, es decir no recibían un salario directo de la corona y por tanto ocupaban los botines de los sitios conquistados                                                              7

Marcelo Ramírez Ruiz y Federico Fernández Christlieb, “La policía de los indios y la urbanización del Altepetl”, en Federico Fernández Christlieb y Ángel Julián García Zambrano, Territorialidad y paisaje en el Altepetl del siglo XVI. México, FCE, 2006, pp.114-167, p. 125. 

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para sobrevivir y pagar sus deudas, el objetivo inmediato de la empresa era el enriquecimiento mediante los metales preciosos como el oro. Cuando cambia su estatus jurídico de soldado a vecino, recibe un solar, y en algunos casos, reciben mercedes de tierras de acuerdo con su jerarquía y su participación en la guerra y además constituye un concejo para la organización administrativa del núcleo urbano recién establecido. Se sustituye la masa entera de vecinos por el Ayuntamiento, concejo o cabildo, el cual se constituye mediante alcaldes, quienes se encargan de la justicia civil y criminal, y regidores que se encargan de administrar y vigilar los asuntos de la villa. Uno de los ejemplos más interesantes en la historia de los municipios son los que se establecieron en tiempos de Carlos I, en donde los comuneros, menestrales y el pueblo bajo de territorios como Segovia, Zamora, Burgos y Toledo, se unieron en concejos abiertos en donde participaban hombres y mujeres que tomaban decisiones para administrar las ciudades y que incluso continuaron vigentes hasta el siglo XIX.8 El autogobierno ejercido por los comuneros es muy interesante ya que se estableció durante el período previo a la monarquía absoluta de la corona castellana, período en el que disminuyó su autonomía pero no desaparecieron. Además de las funciones administrativas y políticas el municipio tenía un enorme control sobre la economía, la cual debía adecuarse a las condiciones específicas de la villa o pueblo. Otros de los funcionarios del cabildo, los fieles ejecutores, regulaban y vigilaban los precios y la venta de los productos de consumo y los artículos de primera necesidad, así como también los pesos y medidas.9 La hacienda municipal, es decir, los bienes y recursos con que contaba la ciudad, provenientes de impuestos y cuotas, y sus gastos eran vigilados por el cabildo. El ayuntamiento también intervenía en el avecindamiento de nuevos pobladores, era pues la persona jurídica autorizada por la corona para organizar y administrar a la población. La corona respaldaba plenamente la función de los cabildos, a pesar de que no existía una reglamentación definida para su establecimiento. En las                                                              8

Rafael Altamira y Crevea, “Plan y documentación de la Historia de las municipalidades en las Indias españolas (siglos XVI-XVIII)”en Rafael Altamira y Crevea, Manuel Carreta Stampa y Francisco Domínguez y Compañy, Contribuciones a la historia municipal de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1951, pp.1-137, p.16.   9 Dos fieles ejecutores se encargaban de confeccionar las pesas que usaban los comercios, también cotejaban las que ya tenían en las tabernas, carnicerías y establecimientos. El funcionamiento y actividades de los gremios era también controlado por el cabildo, así como las autorizaciones para ejercer las profesiones, por ejemplo, el cabildo daba la autorización para el establecimiento de “barberos e cirujanos”. Francisco Domínguez y Compañy “Funciones económicas del cabildo colonial hispanoamericano” en Rafael Altamira y Crevea, Manuel Carreta Stampa y Francisco Domínguez y Compañy, Contribuciones a la historia municipal de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1951. pp. 139-177, p. 151-152. 

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capitulaciones y ordenanzas a los exploradores se manifestaban las reglas generales para la constitución de autoridades locales que formarían el cabildo. Los acuerdos del cabildo se tomaban a partir de casos concretos y no de forma general, se decidía mediante las circunstancias y los casos específicos. La utilización del modelo de gobierno local del municipio permitió la participación de los pobladores en la administración de los Ayuntamientos y que tomaran parte en las decisiones colectivas. Las ciudades americanas sólo abastecían necesidades de exportación en Sevilla en los primeros años de vida de algunas ciudades, se traían telas, muebles, o artículos de decoración para las casas de españoles. La importación metropolitana se hacía mediante los comerciantes sevillanos quienes llegaban a los puertos con sus productos, generalmente monopolizados, y los vendían a precios elevados. Una de las razones de este alto precio era que no contaban con una raigambre a una tierra específica y por tanto, era sencillo subir los precios de sus productos. Es decir, al no vivir el día a día de una ciudad y sus condiciones naturales y sociales específicas hacía sencillo que no tuvieran ninguna consideración por los habitantes que iniciaban una vida urbana. En esos casos, el cabildo intervenía y apoyaba a la población regulando los precios de los comerciantes.10 Los productos del campo (sembrados por las comunidades nativas americanas), la industria y la artesanía (hecha por españoles) tenían un carácter local, consumidos por la población habitante de la villa, y muy pocas veces había contacto con otras ciudades americanas. La ciudad también obtenía ingresos mediante las derramas que consistía en repartir entre todos los vecinos de una villa un gasto público ocasional que podía consistir en la construcción o reparación de edificios o caminos. La vida durante los primeros años de las ciudades recién fundadas fue muy precaria, eran aldeas con pocas casas y en algunos casos aún campamentos, con pocos recursos económicos. Se vivía al día, cubriendo en el momento la necesidad surgida,11 en este sentido la encomienda, representó la manera más fácil y rápida con la que se obtuvieron los recursos necesarios para cubrir las necesidades básicas y dar paso a la colonización y ocupación del territorio americano. En ocasiones sucedían cosas contradictorias que no se podían evitar, por un lado, se tenían mecanismos para la participación de todos los vecinos, la regulación de precios y de productos y la defensa contra la escasez, pero por el otro había vecinos que evadían los impuestos y cuotas, y autoridades que no planeaban los proyectos de la ciudad porque no pensaban quedarse o no daban importancia al cargo que desempeñaban en el cabildo, así como casos de                                                              10 11

Ibídem, p. 142.  Ibídem, p. 164. 

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corrupción que mucho caracterizaron la época colonial visible hasta nuestros días. Por otro lado en los municipios se dio mayor importancia a la propiedad comunal, aunque también se desarrollaba paulatinamente la propiedad privada sobre todo a finales del siglo XVI e inicios del XVII con las leyes de composición de tierras de 1591. Durante el siglo XVI, en los espacios de colonización española la práctica de poblamiento y posesión territorial se llevó a cabo con gran intensidad. Durante los primeros 70 años del siglo XVI se construyeron y fundaron la mayor parte de las ciudades capitales de los virreinatos y territorios administrativos de la corona. Más de un centenar de ciudades funcionaban como los medios por los cuales se materializaba el control imperial y donde se gestaban y desarrollaban las dinámicas sociales propias de cada región. En las ciudades no solo se planeaban nuevas expediciones hacia territorios desconocidos o en guerra sino que también tomaban forma las prácticas sociales cotidianas. En el proceso de urbanización de las ciudades americanas iniciado en el siglo XVI se puede vislumbrar el vínculo entre las actividades propias de las sociedades originarias, que se basaban principalmente en la tenencia colectiva de la tierra y en una base territorial, con las sociedades venidas de Europa, caracterizadas por la acumulación. Este proceso de urbanización implicó en algunos casos la yuxtaposición de sistemas administrativos y jurídicos europeos en los territorios americanos, y en otros casos también implicó la génesis de otros sistemas que se desarrollaron en toda la época colonial, materializándose en sus instituciones por ejemplo el municipio. Es momento de ver como esta institución se vincula con el espacio que se habita y la comunidad habitante en un momento particular de la historia de la conquista y la colonización española. Sin tener el objetivo de poblar durante el tiempo de conquista, los españoles que vivieron la etapa de consolidación vieron en América una posibilidad para echar raíces, donde construyeron su herencia y su casa. Mucho tiempo después durante los siglos de vida colonial, quienes nacieron ya en América influenciados por la idea de que la tierra donde se nace era la patria chica, le mostraron el mayor respeto, adherencia y lealtad, haciendo más importante esta pertenencia local que otras. Como es ya sabido, este patriotismo cívico se hizo más evidente en el siglo XIX durante la formación de los Estados Nacionales americanos. Hacia finales del siglo XVI, España tenía un imperio de ciudades y pueblos, dotadas en teoría, de buena policía, es decir: ley, orden, justicia y religión en un espacio bien trazado; poseían también privilegios legales, entre ellos, el derecho al autogobierno ejercido a través del cabildo, y un grado de autonomía que no tenían algunos pueblos dependientes de ellas. Urbe -como designa Isidoro de Sevilla en

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sus Etimologías a los edificios- y civitas –como designa el mismo autor a la comunidad- son conceptos inseparables, así urbanizar significaba un proyecto político, económico, social y cultural que se desarrolló durante todo el período colonial y que aún en nuestros días sigue transformándose. La urbanización de América en el siglo XVI no sólo implicó el establecimiento de una traza regular y el cambio jurídico de los conquistadores a vecinos, sino que trajo consigo un proceso más complejo de configuración institucional y legislativa, y este proceso se materializó mediante los municipios. El caso de Santiago de Guatemala es un ejemplo de este proceso de urbanización que no sólo involucró el establecimiento de un sitio de avanzada y luego una traza regular sino también la organización, administración y regulación de la vida de los vecinos. El espacio habitado y la comunidad en Santiago de los Caballeros en Guatemala Cuando la ciudad de Santiago de los Caballeros se funda el 25 de julio de 1524 en la provincia de Guatemala, como parte del proyecto de expansión del gobernador Hernán Cortés, se fundó también su municipio. El ayuntamiento que estaba presidido por el teniente de capitán y gobernador Pedro de Alvarado se enfrentó a muchas vicisitudes antes de tener todos los elementos que necesitaba una ciudad para asentarse en traza de pueblo. Estas etapas de la historia de la provincia de Guatemala tuvieron que ver con los períodos de ausencia de Pedro de Alvarado, y con la incertidumbre que reinaba en la gobernación de Nueva España, sobre todo con la implantación de la primera Audiencia presidida por Nuño de Guzmán, acérrimo enemigo de Cortés y sus amigos, entre ellos Alvarado. Estos períodos de ausencia trajeron como consecuencia que los habitantes de la ciudad organizaran el espacio habitado de tal manera que les permitiera tener una vida un tanto más estable mientras las instituciones se instalaban. Uno de los textos más importantes para estudiar la historia colonial de Guatemala es el Libro viejo de la fundación de Guatemala ya que contiene información desde la fundación de la ciudad de Santiago en 1524 y diversos documentos de invaluable importancia.12                                                              12

Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta las últimas décadas del siglo XX se han realizado varias ediciones del texto. La primera fue la que realizó el secretario de la municipalidad de la Nueva Guatemala don Rafael Arévalo en 1856, la cual se copió directamente de los papeles transcritos por el escribano Juan de Guevara en 1590 ubicados en los archivos de la ciudad. Y fue en la edición de 1934 elaborada por la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala que se incluyeron algunos documentos y papeles relativos a don Pedro de Alvarado. Y en 1991 se dio a conocer la edición preparada por Carmelo Sáenz de Santa María, la cual está dividida en 100 folios

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En cuanto a la administración de la ciudad, el ayuntamiento de Santiago de julio de 1524 contaba con dos alcaldes, que se encargaban de la justicia civil y criminal y 4 regidores que se encargaban de la organización del espacio habitado, todos ellos elegidos una vez al año. Durante los primeros años fueron de incertidumbre ya que Santiago de los Caballeros fue también una ciudad de avanzada, es decir, muchos hombres se marchaban a otras empresas de exploración y conquista, y por eso debían dejar sus cargos en el Ayuntamiento, y éste debía elegir otro miembro de la ciudad para ejercer el cargo. Tal como pasó en el cabildo de 1525, en la campaña contra el Lacandón encabezada por Alvarado, cuyo objetivo era encontrarse con Cortés en Tabasco en el camino a las Higueras (San Salvador), sin embargo debido a la dificultad de la marcha ambos ejércitos no pudieron encontrarse. Al mismo tiempo el segundo al mando de Alvarado, su hermano Gonzalo, se encontraba en la campaña contra los mames cerca de la fortaleza de Zaculéu. 13 Así que los vecinos que se quedaron en Santiago debían organizar el abasto y las necesidades básicas ya que aún no había asiento de la ciudad y mucho menos un comercio formal. Una vez que Alvarado regresó de la campaña del Lacandón mandó a otro de sus hermanos, Jorge, a México para enterarse de la situación política y asegurar las propiedades que tenían en esa región, como la encomienda de Xochimilco, otro vecino que se iba de Santiago. Sin embargo, no fue el último, ya que en agosto del año de 1526 el cabildo, el escribano y el mismo Pedro de Alvarado tuvieron que viajar a la Ciudad de México para averiguar con más detalle la situación política en la que se encontraba la gobernación de Cortés, ya que el gobierno de México ya no estaba en manos del tesorero Alonso de Estrada y Rodrigo de Albornoz, sino que ambos habían sido suplantados por el factor Gonzalo de Salazar y el veedor Peralmíndez Chirino.14 Mientras Alvarado y sus hombres viajaron a México se eligieron nuevas autoridades para la administración de la ciudad de Santiago, sin embrago estas sesiones del cabildo estuvieron llenas de incertidumbre y peligros tal como lo demuestra el motín y el saqueo que algunos vecinos de Santiago llevaron a cabo                                                                                                                                                                     que dan relación de 16 reuniones en los 4 años que van de 1524 a 1527, 14 en 1528, 41 en 1529 y 19 en los primeros meses de 153012. El contenido del libro que se ha publicado corresponde a los años de 1524 a 1530, período de los gobernadores, Pedro de Alvarado, como teniente de gobernador de Cortés (1524-1527), Jorge de Alvarado, como teniente de gobernador de Alonso de Estrada (1527-1529), Francisco de Orduña, como juez visitador (1529-1530), y Pedro de Alvarado como gobernador por su majestad (1530-1541).  13 Gudrun Lenkersdorf, Génesis histórica de Chiapas 1522-1532. El conflicto entre Portocarrero y Mazariegos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2001, p. 114.   14 Ibídem, p. 105.  

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contra Alvarado. Ante tal incertidumbre había una gran urgencia de Pedro de Alvarado por ir a España a ratificar su cargo.15 En agosto de 1526 Cortés ya estaba en la capital de Nueva España, pero se le había quitado el gobierno el cual pasó a manos del juez de residencia, el licenciado Luis Ponce de León que tras su fallecimiento pasó al licenciado Marcos de Aguilar, quien apoyó mucho a la ciudad de Santiago y a los Alvarado.16 En enero de 1527 Pedro de Alvarado se encontraba en México gestionando su viaje a España y mientras tanto al mando de la ciudad de Santiago se había quedado como teniente de capitán y alcalde su amigo don Pedro de Portocarrero.17 El 20 de marzo de 1527 Jorge de Alvarado, quien había regresado de México, presentó una provisión firmada por Marcos de Aguilar, justicia mayor de la Nueva España, con el título de teniente de justicia mayor e capitán general de estas partes.18 Jorge de Alvarado ratificó otro cabildo, siendo alguacil mayor don Pedro de Portocarrero.19 Después de que Jorge de Alvarado asumió el cargo de teniente de gobernador el 20 de marzo de 1527 marchó contra los cakchiqueles, que se habían rebelado contra los españoles, y habían provocado escasez de maíz y de alimento para los conquistadores, por tal motivo hubo crisis en Guatemala y Santiago estaba en peligro de ser abandonada, por lo tanto, el cabildo decidió fijar la ciudad en traza de pueblo para que no se fueran los habitantes.20 Una vez asentada la ciudad de Santiago en traza regular parecía ser que se iniciaba una etapa de estabilidad para los vecinos de la villa. Por lo tanto como parte de un proyecto de expansión y sometimiento Jorge de Alvarado decidió enviar una campaña al norte de Guatemala. Fue así que en 1528 don Pedro de Portocarrero salió de Santiago rumbo al norte de Guatemala, hacia Comitán. 21 Hasta 1529 se tuvieron noticias del regreso de Pedro de Alvarado, quien ya había recibido el nombramiento de Adelantado y Gobernador. Sin embargo, debía quedarse en México a enfrentar el juicio de residencia. Mientras tanto los oidores de México mandaron jueces de residencia a las provincias de Nueva España, Chiapa y Guatemala,22 que incluía a Santiago de los Caballeros.                                                              15

Ibídem, p. 118.   Ibídem, p. 121.  17 Libro viejo de la fundación de Guatemala, Edición crítica de Carmelo Sáenz de Santa María, Guatemala, Academia de Geografía e Historia de Guatemala-Comisión Interuniversitaria Guatemalteca de Conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, 1991, p. 21, acta 19v.   18 Ibídem, p. 22, acta 20.   19 Ibídem, p. 25, acta 21v.   20 Gudrun Lenkersdorf, Génesis histórica… op.cit.,p. 131-132.   21 Ibídem, p. 133.   22 Gudrun Lenkersdorf, Génesis histórica… op.cit.,p. 234.   16

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El ocho de mayo de 1529 se leyó en el cabildo el poder que le envió el adelantado, gobernador y capitán general de Guatemala y sus provincias Pedro de Alvarado a su hermano Jorge, se presentó también la provisión real que dieron Carlos I y Doña Juana su madre, en donde establecen que el ayuntamiento y los vecinos debían respetar al gobernador y sus lugartenientes, a pesar de que esta provisión fue presentada en mayo de 1529 se había firmado en Burgos el 18 de diciembre de 1527.23 Hasta el 26 de mayo de 1529 el cabildo de Santiago envió una carta a la Audiencia de México en Tenochtitlán pidiendo que “se apresure a venir el gobernador y capitán general Pedro de Alvarado”.24 El presidente de la Audiencia de México Nuño de Guzmán, antiguo enemigo de Cortés y Alvarado, envió como juez de residencia de Guatemala a Francisco de Orduña, quien era vecino de la ciudad de Santiago desde 1524, su amigo y además cuñado de Gonzalo Dovalle, alcalde y regidor en distintos períodos del cabildo de la ciudad de Santiago y también enemigo de Pedro de Alvarado desde 1523 en la campaña de Pánuco.25 En la sesión del 14 de agosto de 1529 Francisco de Orduña presentó una provisión de la Audiencia Real de su Majestad de Juez de Residencia y Capitán General de esta Ciudad, términos y jurisdicción, y desde entonces presidió las sesiones del cabildo desde el 16 de agosto de 1529 hasta el regreso de Pedro de Alvarado, durante su administración cambió a los miembros del cabildo e hizo muchas reformas. 26 Los cambios que llevó a cabo el juez visitador fueron en algunos casos perjudiciales para la comunidad de Santiago ya que a algunos vecinos les quitó cargos, solares y bienes dándoselos a otros. Tal como lo menciona el acta de cabildo del 13 de febrero de 1530, en donde se establece que Francisco de Orduña no sólo le quitó el cargo de regidor a Eugenio de Moscoso sino también sus indios de repartimiento. Moscoso contestó al Juez de residencia que no podía hacer cambios tan repentinos, sino que debía llevar el permiso a la Audiencia de México para realizar de nuevo las elecciones correspondientes, sin embargo Orduña no lo escuchó y por esa opinión lo calificó de alborotador y escandalizador.27 Las obligaciones de los regidores según Orduña eran favorecer a las viudas, velar por los huérfanos, castigar los pecados públicos como blasfemias, reniegos, juegos, amancebamientos, y otros pecados y procurar y mirar por el bien de la dicha ciudad, 28 lo cual habían hecho hasta el momento los alcaldes y regidores de Santiago. Sin embargo, Orduña acusó al cabildo y seguidores de                                                              23

Libro viejo de la fundación de Guatemala, op.cit.,p. 85-92, actas 53, 50.   Ibídem, p. 99-100, acta 54v.   25 Gudrun Lenkersdorf, Génesis histórica… op.cit.,p. 236.  26 Libro viejo de la fundación de Guatemala, op.cit.,p. 106, acta 61.   27 Ibídem, p. 150- 151, acta 81v.   28 Ibídem, p. 152, acta 82v.   24

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Alvarado, en especial a Moscoso, de estar en contra de las instituciones reales y por tanto de su proyecto político. Una vez que el Adelantado, Gobernador y Capitán General Pedro de Alvarado regresó de España y estuvo en condiciones de dejar México después de su juicio de residencia apresuró su viaje a Guatemala y así el 11 de abril de 1530 apareció en la sesión del cabildo que a partir de ese momento las presidiría. Durante la administración del cabildo la distribución de solares y tierras fue una de las acciones más importantes. Desde el acta de fundación en 1524, en donde se contaron 101 vecinos en la ciudad,29 los solares estaban ya repartidos sin embargo como no existía la “fábrica material de la ciudad” es decir, los edificios, no se pudo concretar el reparto, fue hasta 1528 que el teniente de gobernador Jorge de Alvarado pudo llevarlas a cabo en ausencia de su hermano Pedro al tener trazada ya la ciudad en el valle de Almolonga. Debido a que la tierra americana era jurisdicción de la Corona de Castilla gracias a la donación del papa Alejandro VI en 1493, los repartos de tierra a los conquistadores fueron a partir de las mercedes y la regalía. La entrega de solares se hacía tras un período de estancia y trabajo de 5 años. La inscripción como vecino implicaba la asignación de un terreno en la traza urbana denominado solar, y una segunda asignación que estaba en función de su calidad de servicio en la guerra, ya fuera caballería o peonía y estas tierras si eran repartidas bajo la figura de la merced. Una caballería medía 600 pasos de frente y 1400 de fondo, mientras que la peonía era la mitad.30 Algunos vecinos pidieron mercedes de tierras para labrar, desmontar, poner cercas, estancias y granjerías.31 Tras la fundación de los primeros municipios en América luego de la conquista militar serán éstos los encargados de asignar los solares a los nuevos ciudadanos y gestionar las mercedes. Las autoridades de la ciudad decían que muchos habitantes de Santiago eran solteros así que no tenían el asiento y sosiego en la tierra que habitaban, así que podían irse a otras partes o vender sus tierras dadas en merced en cualquier momento, sobre todo porque las vendían a personas que eran vecinas de otras partes. Por tanto en el cabildo del 24 de septiembre de 1529 acordaron que no se podía vender ninguna tierra a quienes no fueran vecinos de la ciudad.32 Para noviembre de 1529 Santiago contaba con alrededor de 150 vecinos y muchos aún fuera de la ciudad.33                                                              29

Ibídem, p. 10, acta 2v.   Ibídem, p. 55, acta 32.   31 Ibídem, p. 50-53, actas 30, 31.  32 Ibídem, p. 131-132, actas 72, 73.  33 Ibídem, p. 140, acta 76.   30

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En cuanto al sustento cotidiano el cabildo de Santiago acordó tasas y ordenanzas para los artesanos, trabajadores del hierro, de la madera, del cuero, y funcionarios menores como escribanos, pregoneros, carceleros etc. En las actas de cabildo se encuentran tasaciones de objetos que marcaron el nivel de vida y el grado de estabilidad que la población de Santiago iba adquiriendo, por ejemplo, se tasan muebles de madera, mesas, sillas, bancos, lanceras (armarios), puertas, cerraduras, cerrojos, llaves, cunas de niños, clavos, pernos, martillos, candiles y cubiertos. En cuanto a textiles hay variedad y demanda de productos como la ropa llana y la guarnecida, bonetes (cubrecabezas), sombreros, calzas, capas, caparazones, jubones, sayos, calzado. En las tasaciones se incluyeron los sueldos a los oficios de la ciudad, mayordomo, procurador, alguaciles, pregoneros, sacristán y clérigo, que siempre iban a cargo de los bienes municipales y comunes, es decir las arcas del cabildo. En el acta del 29 de julio de 1524 se establecieron 100 castellanos de salario al pregonero34 y ochenta pesos de oro bueno para el mayordomo.35 En el acta del 27 de julio de 1524 se acordaron los precios que debían cobrar los herreros por su trabajo.36 En el acta del 6 de mayo de 1525 se acordaron los precios de la carne de cerdo. 37 En la misma acta el cabildo prohíbe vender y revender los puercos en otro precio que no sea el que decidieron que son 20 pesos, también se prohíbe fiarlos.38 Establecieron los precios del huevo en un real de oro por cada uno, 39 y mandan que el maíz de sustento propio no se venda bajo ninguna circunstancia.40 Durante las obras de construcción de la ciudad en 1527-1528 el cabildo acordó que los oficios debían tener precios establecidos para cuidar la economía de los vecinos gastados en materiales para sus casas, por eso nuevamente acuerdan los precios de los oficios de herreros, zapateros, sastres, pregonero,41 cerrajeros, carpinteros.42 También hay ordenanzas para los oficios de escribanos,43 y también se deciden los derechos de los alguaciles.44                                                              34

Ibídem, p. 9, acta 2.   Ibídem, p. 74, acta 43.   36 Ibídem, p.8-9, acta 1v.   37 Ibídem, p. 14, acta 5v.   38 Ibídem, p. 14, acta 7.   39 Ibídem, p. 19, acta 10.   40 Ibídem, p. 32, acta 25.   41 Ibídem, p.46-48, acta 28v.   42 Ibídem, p. 58-60, 95, actas 34, 34v, 56.   43 Ibídem, p. 81-83, acta 48v.   44 Ibídem, p. 95, acta 55v.   35

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En la sesión del cabildo del 26 de agosto de 1529 se acordó que debían elegir a alguien que fuera a la ciudad de México a procurar muchos asunto, entre ellos el que no se pague más del diezmo a su majestad por el oro sacado de las minas debido a los muchos gastos materiales y humanos que implica sacar el oro.45 En ocasiones cuando ya no se tenían indios qué repartir se evaluaba la situación de algunos españoles y si ameritaba que les quitaran los indios repartidos lo hacían y se los entregaban a quienes si los merecían.46 Como se ha visto en este apartado la vida de la ciudad de Santiago se hizo día a día desde su fundación, muchas situaciones adversas, precarias e inciertas les suceden a los vecinos y habitantes. Desde las situaciones políticas ambiguas generadas por la gobernación y el poder de Cortés en México aunado a la primera Audiencia de México que implicaron que llegase un juez de residencia a administrar la provincia de Guatemala aun que los vecinos estuviesen en contra. A pesar de esas vicisitudes políticas el cabildo de la villa de Santiago pudo administrarse y sobrellevar esos complejos tiempos. El cabildo organiza y administra la ciudad también en los períodos de ausencia de los conquistadores ya convertidos en vecinos, ya que cuando marchaban a otras empresas de conquista dejaban muy pocos hombres en la ciudad. Sortearon también el peligro de abandono de la ciudad cuando se rebelaron los cakchiqueles, y por tal motivo decidieron que la traza se asentara y así poder construir las casas apropiadas para los vecinos. La cuestión del asentamiento de la ciudad puede no ser tan llamativo sin embargo trae consigo consecuencias muy particulares, el hecho de que se asentaran los edificios y las casas, se gastara en su construcción y los vecinos tuviesen que aportar lo suficiente para vivir de manera adecuada y cómoda implicó la seguridad del asentamiento y el inicio de una vida más estable. Incluso como prueba de esa estabilidad fue la campaña de Jorge de Alvarado hacia el norte de Guatemala y capitaneada por don Pedro de Portocarrero. A pesar de las situaciones de ambigüedad en el gobierno de la provincia de Guatemala, los vecinos de Santiago se unieron y se mantuvieron a favor de lo que consideraron mejor y propio para la vida de la ciudad, por ejemplo, cuando llegó el juez de residencia Francisco de Orduña, la mayoría de los vecinos estuvieron en contra de sus medidas, ya que atentaba contra los repartos y medidas establecidos por los Alvarado y porque consideraban injusta su actitud. Por otro lado las tasaciones de precios de productos y servicios fueron cambiando de acuerdo a las circunstancias en las que se encontraba la ciudad, haciendo lo posible para cuidar su economía, como cuando bajaron los precios de                                                              45 46

Ibídem, p. 117, acta 65v.   Ibídem, p. 118, acta 65v.  

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la carne y el huevo en 1527 cuando se estaban construyendo los edificios de la ciudad. La función del cabildo no sólo se limitaba a la organización de los vecinos sino que también fue una especie de catalizador para que se generaran nuevos fenómenos sociales como la pertenencia al territorio habitado. El hacer los juramentos propios de cada cargo, el tiempo que dedicaban a la realización de sus funciones, e incluso en tiempos posteriores a la conquista y al inicio del proceso de colonización, es decir, mucho más entrado el siglo XVII, a la pertenencia de corporaciones como cofradías y gremios. Similar a la historia de Santiago es el proceso de urbanización y el establecimiento de los municipios en los territorios españoles del Sur. Perú se presentaba a los ojos de los conquistadores como la tierra paradisiaca que lo tenía todo, sin embargo quienes se avecindaron en ella no sabían lo que les depararía el destino ni la historia. De igual manera que en Santiago, Cuzco, en el virreinato del Perú o Nueva Castilla se enfrentaría a una serie de vicisitudes políticas y sociales, pero que terminarían por delinear la vida de una de sus ciudades más importantes. El espacio habitado y la comunidad en Cuzco en Perú El 26 de marzo de 1534, tres días después de la fundación de la ciudad de Cuzco, se formó el cabildo, aunque aún no tenían sitio definido para las reuniones. Estas primeras sesiones son muy importantes para vislumbrar la situación que enfrentaban los españoles en aquel momento. Con pocas provisiones y con mucho temor de que en cualquier momento hubiese un ataque, los conquistadores debían comenzar a organizar y a administrar a la comunidad mediante las instituciones que conocían. Para mantener a la ciudad en pie era preciso utilizar los productos necesarios pero por seguridad no podían hacer uso de todos, debido a que desde las capitulaciones de Francisco Pizarro con la corona española en 1532 se había establecido que las tierras, montes y aguas de los indios quedaran intactas. Lo único disponible para el sustento de los vecinos de la recién fundada Cuzco fue el alimento que les proporcionaban los caciques por voluntad propia. Aunado con los pocos recursos con los que contaba la ciudad, Cuzco también sufrió la marcha de hombres y del mismo gobernador a otros sitios. Pocos días después de su fundación Pizarro se marchó a Jauja, ubicado a pocas leguas de la ciudad de Cuzco, y desde ahí enviaba sus misivas al cabildo cuzqueño. En una carta desde Jauja el gobernador ratificó a los miembros del cabildo y les solicitó que dejaran los depósitos de los indios así como sus montes y maderas, así el cabildo de

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Cuzco acordó que no se cortara leña en el territorio media legua alrededor de la ciudad so pena de 100 pesos.47 Desde los primeros meses que inicia la avanzada hacia la mar del sur, e incluso antes de que se encontraran con el Imperio Incaico, los malos entendidos, envidias y pleitos entre los capitanes españoles estaban a la orden del día. Después de la fundación española de la ciudad de Cuzco los conflictos entre los tenientes de gobernador y segundos al mando de Francisco Pizarro fueron muy comunes, incluso llegaron a las sesiones del cabildo, ya que cada uno de los pretendientes al puesto de teniente de gobernador llevaba su propia provisión y la leía ante el cabildo. En agosto de 1534 Gonzalo Pizarro, Hernando de Soto, Juan Pizarro y Beltrán de Castro se pelearon por ser los segundos al mando de Francisco Pizarro.48 Los meses pasaban y no se tenía noticias de la llegada del gobernador. Eso tenía preocupados a los miembros del cabildo y a la ciudad debido a que pronto tendrían que hacerse nuevas elecciones y aún no se había repartido la tierra entre los hombres y tampoco se había comenzado a edificar la ciudad. 49 El 25 de septiembre de 1534 el cabildo acordó que debían repartirse los solares para que cuando llegara el gobernador la encontrara cedida y lista para su edificación, sin embargo hasta el 29 de octubre comenzaron a repartirse los solares entre los vecinos. Se señalaron solares de diversos tamaños a 90 vecinos registrados en el libro del escribano Diego de Narváez, y también en esa sesión se repartieron solares para la Iglesia y el Cabildo.50 Cuando la ciudad de Cuzco se fundó y se firmó el acta respectiva se trazó la ciudad, sin embargo fue hasta principios de noviembre de 1534 que nuevamente se habló de la traza y los linderos, además debe recordarse que debido a que la ciudad española se asentó en la traza de la capital inca, únicamente se abrieron algunas calles y acequias para el saneamiento de la ciudad y derrumbaron pocos edificios previos, dejando rastros de la ciudad inca. El acta de cabildo del 5 de julio de 1534 es de las más importantes para estudiar la historia del Ayuntamiento en el Cuzco y para observar como fueron las relaciones entre la comunidad y el espacio habitado. En esta acta de cabildo Juan de Quincoces, vecino y regidor de Jauja trae al Ayuntamiento de Cuzco una provisión firmada por Pizarro, en donde le concede permiso para extraer oro de la ciudad de Cuzco, al ver esa situación, el cabildo de la ciudad se niega                                                              47

Raúl Rivera Serna, Rivera Serna, Raúl, Libro Primero de Cabildos de la Ciudad del Cuzco, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1965, p. 25.   48 Ibídem, p. 30.  49 Idídem, p. 31.  50 Idídem, p. 32-36. 

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rotundamente a que un vecino de una ciudad distinta extraiga las reservas de oro que para ellos son fundamentales en los primeros años de fundación de la ciudad. El cabildo le dice a Quincoces que no podrá llevarse el oro que encuentre y que debe dejarlas a un vecino mientras el Cabildo se comunica con su majestad y la corona decida si se lo podía llevar o no. Este es un ejemplo del cuidado que tenía el cabildo de la Ciudad por su espacio propio. No solo implicaba un sitio que explotar sino también era un sitio que habitar. Este es un ejemplo de cómo la situación de las ciudades recién fundadas fue un cuidado de los vecinos y habitantes y no del propio gobernador, en ese momento residente en Jauja. A pesar de que las elecciones de los regidores y alcaldes debían ser ratificadas por el gobernador quienes realmente tomaban el control de la ciudad y decidían por ella era el cabildo y los vecinos de la ciudad, ellos fueron quienes juraron por el bien de la comunidad.51 Desde el inicio del reinado de Felipe II de España en 1556 la administración de los territorios en América cambió de manera decisiva. Felipe tuvo un mayor control sobre la administración política y judicial de sus reinos debido a que no se ausentaba como lo hacía su padre. La correspondencia entre España y América era más fluida y se contestaba a la brevedad posible (aproximadamente cada misiva tardaba no menos de un año, mientras que en la administración de Carlos I y de doña Juana las cartas tardaban entre 3 y 5 años). Después de las Leyes Nuevas, firmadas por Carlos V en las vísperas de su salida de España en 1542 en donde se establecía la creación de las Audiencias de los Confines y de Lima, las reformas a la encomienda y en general la disminución de los poderes adquiridos por los gobernadores, capitanes y encomenderos, se pasa a una etapa un tanto más estable para la administración de las Indias Occidentales. Sin embargo, no todos los territorios americanos gozarían de esa estabilidad después de 1542. Perú sufrió terribles guerras civiles entre conquistadores desde 1537 hasta 1556. Primero una etapa de lucha entre los llamados almagristas, herederos de Diego de Almagro contra los pizarristas a la cabeza los hermanos Gonzalo, Juan y Hernando Pizarro. Y posteriormente una etapa de lucha entre los encomenderos contra las pretensiones de la Corona Española de imponer las Leyes Nuevas que entre otros propósitos se encontraban la eliminación de la herencia de las encomiendas y el trabajo personal de los indios. En este ambiente de hostilidades el rey designó al primer virrey del Perú en 1543, Blasco Núñez Vela, quien terminó asesinado en manos de los ejércitos de Gonzalo Pizarro en 1546.52 Entre presidentes de la Audiencia, visitadores y virreyes encargados del gobierno de Perú pasaron 25 años antes de una estabilidad en los territorios del sur.                                                              51 52

Ibídem, p. 20-21.  John Hemming, La conquista de los incas, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 316. 

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Fue hasta el virreinato de Andrés Hurtado de Mendoza, segundo Marqués de Cañete en 1556, que la autoridad del rey en manos de su virrey fue respetada. Pero fue hasta el virreinato de Francisco Álvarez de Toledo desde 1569 hasta 1581 que Perú pudo estabilizar su situación política, administrativa, económica, social y cultural. Incluso mucha documentación de la época del gobernador Pizarro se mandó transcribir nuevamente, como es el caso de las actas de cabildo de 1534 a 1535, misma que fue reeditada en 1965 y ha sido fuente para la presente investigación. Después en 1958 se publicó otro fragmento del libro de cabildos de 1545 a 1549, en la Revista del Archivo Histórico del Cuzco en los números 9 y 10 sin embargo a pesar de estar catalogado en el fichero de la biblioteca del Museo de Antropología de Lima no se encontró físicamente. Y hasta 1982 se hizo otra edición de otro fragmento del libro de cabildos, esta vez, del período de 1559 a 1560, el cual también ha sido fuente de este estudio. Durante los años de conflictos entre conquistadores y encomenderos contra las resoluciones de la Corona se produjo un ambiente ambiguo en la gobernación del Perú, aunado a ello los intentos de la Corona por aplicar las Leyes Nuevas que perjudicarían a los encomenderos dejarían al borde de una fuerte crisis política a todo el territorio peruano. Por tal motivo la vida cotidiana en la ciudad de Cuzco fue avanzando tanto como le permitía esta situación de ambigüedad, incluso se cree que durante algunos meses el cabildo no se reunió. Así mucha documentación que debió haberse realizado cotidianamente no se realizó, un ejemplo de ello son las actas del cabildo de la ciudad que tienen lagunas importantes en el período de 1535 a 1559. Esta falta de constancia en los documentos oficiales puede ser explicada de diversas maneras, por ejemplo, por la guerra civil antes mencionada y por situaciones políticas posteriores. Se ha aseverado que debido a la guerra del pacífico entre Perú y Bolivia contra Chile entre los años de 1879 y 1883, una parte de los archivos se quedaron en la zona chilena y por lo tanto Perú los perdió. Otros han aseverado que en las invasiones chilenas muchos archivos se vieron profundamente afectados por incendios y saqueos. Así que mucha de la información de los archivos perteneciente a la época colonial ha desaparecido. Así que no es una locura pensar que en 29 años el cabildo se reunió pocas veces o casi no y las actas que constatan sus sesiones pudieron haber desaparecido. Otra teoría es que sólo hayan publicado en ediciones facsímiles los años de 1534-1535, 1545-1549, 1559-1560. Lo cual es una situación lamentable ya que justo son los años que podrían ser clave para entender el desarrollo político, social y cultural de la naciente ciudad de Cuzco. En estos años se podría encontrar información acerca de la recepción de las Leyes Nuevas emitidas en 1542, la ordenanza para establecer los cabildos indígenas en 1549 entre muchos otros procesos. 258

 

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En las actas de cabildo del período de 1559 a 1560 se puede encontrar información diversa, entre ella datos referentes a cuestiones de orden cotidiano y común por ejemplo, el cultivo y extracción de la hoja de coca así como su distribución y venta; el suministro de la mano de obra para los diversos trabajos de la ciudad, tanto para construcción como para reparación de caminos; la supervivencia prehispánica de sistemas de administración como lo son los procuradores de las cuatro provincias o suyos. También se pueden encontrar datos acerca de la situación vivida en las encomiendas que regresaban a manos de la corona. Se encuentran también datos acerca de la responsabilidad de los encomenderos de sustentar doctrineros que convirtiesen al cristianismo a los indios, así como datos acerca de la perpetuidad de las encomiendas, y de las actividades y privilegios de las autoridades, entre otros. En cuanto a la administración y los cargos públicos se puede observar que en el año de 1559 la estructura del cabildo de la ciudad de Cuzco cambia, en lugar de seguir siendo 2 alcaldes ordinarios, fueron 4, junto con los 8 regidores, además de ser acompañados por un procurador y un corregidor (establecido en 1548). Alcaldes y regidores se escogían por votación de los regidores y alcaldes anteriores y ya no era necesaria la ratificación del cargo o la elección directa del gobernador o del virrey. Recuérdese que a partir de las leyes Nuevas de 1542 la Corona española quiso evitar el poderío que los encomenderos estaban adquiriendo evitando que se heredaran las encomiendas o restringiéndolas a una vida. También gracias a esas leyes se limitó el poder de los gobernadores y capitanes generales que como Cortés, Alvarado o Pizarro llegaron a tener tanta injerencia en las ciudades de su residencia que incluso los cargos de elección eran ratificados o directamente elegidos por ellos. El corregidor era nombrado por la corona española mediante una Provisión Real, quienes tenían como tarea cuidar de las poblaciones indígenas. Uno de los acuerdos más importantes del cabildo de febrero de 1559 es el de hacer censos de la población, con el fin de conocer el número de vecinos y sus actividades.53 Junto con el gobierno y la administración de la ciudad española en las manos del corregidor y el ayuntamiento, se encontraban los alcaldes de las parroquias indígenas. En cada barrio indígena que circundaba la ciudad se establecía un alcalde, que junto con la administración parroquial organizaban y administraban a la población indígena, a estos alcaldes los nombraba el corregidor o el virrey y los ratificaba el ayuntamiento de la ciudad54 los barrios eran: Santiago, Santa Ana,                                                              53

El libro del Cabildo de la Ciudad del Cuzco, edición de Laura González Pujana, Introducción de Guillermo Lohmann Villena, Lima, Instituto Riva-Agüero, 1982, p. 15, acta 10.   54 Ibídem, p. 96, acta 70.  

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Nuestra Señora de Belén y San Cristóbal. Las atribuciones de los alcaldes de indios giraban en torno a los pleitos y mudanzas de los indios y lo que le fuere encargado por el corregidor.55 Se escogía a caciques principales para ocupar los cargos de alcaldes de indios.56 La administración de la ciudad de Cuzco también implicaba la de los sectores sociales que convergían en la ciudad de españoles, es así que también se nombraba alguaciles para los negros y negras, que generalmente eran negros horros, es decir liberados.57 Lo que hace pensar en una sociedad más compleja y que incluía a diversos actores sociales en la convivencia cotidiana. A finales de la primera mitad del siglo XVI surgen muchos cambios para los territorios del Perú. En 1559 por mandato del rey Felipe II se crea la Audiencia de Charcas, como parte del virreinato del Perú, y su presidente Pedro Ramírez de Quiñones fue nombrado también corregidor de Cuzco. Y en 1561 Diego López de Zúñiga y Velasco, Conde de Nieva, tomó posesión del virreinato. En abril de 1559 el cabildo también acordó que ninguna persona podía curar con yerbas u otros remedios ni hacer cirugías sin los debidos títulos y facultades58 lo que hace suponer que esas prácticas eran comunes entre la población. El cabildo también consideró que la población mestiza por ser parte india y española, no tenía gran arraigo en ninguno de los dos grupos, por tal motivo a lo largo de los años se tomaron medidas para evitar el agravio de los mestizos hacia los indios, en el acta de cabildo del 10 de abril de 1559 se establece que ningún mestizo ni mulato pueda ir a los Andes sin licencia del corregidor, especialmente en la época de recolección de coca.59 Para recibir a un nuevo vecino éste debía pagar las cuotas correspondientes, que tenían que ver con las fiestas de la ciudad y con la ornamentación de esta. En el momento que se autorizaba vecindad se le repartían los solares que le correspondían.60 Durante muchos años existieron conflictos entre los miembros del ayuntamiento o cabildo debido a que algunos de sus miembros constantemente se encontraban ausentes, y por lo tanto dejaban su puesto sin nadie que lo atendiera o en su defecto dejaban a alguien en su lugar. Después de la segunda mitad del siglo XVI los requisitos para ser miembro del cabildo se tornaron más rigurosos, en el

                                                             55

Ibídem, p. 102, acta 74.   Ibídem, p. 138, acta 113.   57 Ibídem, p. 160, acta 138.  58 Ibídem, p. 25, acta 15.   59 Ibídem, p. 26, acta 16.   60 Ibídem, p. 55, acta 40. (acta sin fecha)   56

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cabildo de junio de 1560 se acordó que quienes ejercieran los cargos en el cabildo debían residir en la ciudad por el tiempo que durara su puesto.61 Entre las muchas resoluciones y acuerdos a los que llegó el cabildo de junio se encuentra que ninguna tierra podía ser labrada sin la autorización pertinente del cabildo.62 Esta situación muestra un control de todas las actividades de la sociedad por parte del cabildo, si bien es un control excesivo no hay que dejar de lado que en algunos casos fue necesario ya que este control ayudaba a organizar de manera más eficiente la vida de la comunidad o república como ellos se llaman a sí mismos.63 En cuanto al cuidado de los indígenas el cabildo de Cuzco de 1559 y 1560 se caracterizó por tener una actitud a favor de los indios, ya que muchos de sus acuerdos estaban destinados a proteger de las injusticias de muchos españoles a los indios. En algunos acuerdos se prohibió terminantemente el alquiler de indios para realizar los trabajos más duros y penosos.64 El cabildo también cuidó que los pagos a los clérigos por concepto de doctrina no fueran excesivos para los indios. Para proteger la recolección de la coca hecha exclusivamente por indios se prohíbe que los mestizos, mulatos y otras castas interfieran en la extracción, ya que se habían presentado casos de abusos contra los indios. El cabildo de enero de 1559 designó los pagos correspondientes a los indios que ayudaban a la construcción de algunos edificios de la ciudad, así como también designaba un vecino de la ciudad que se hiciera cargo de vigilar el trabajo de los indos.65 Para procurar el cuidado y la salud de los indios que trabajaban en las obras públicas y en las minas y otros sitios en la sesión de julio de 1560 se pidieron médicos facultados que visitaran a los indios con frecuencia, así como a las boticas para supervisar que tuvieran lo necesario.66 Los acuerdos del cabildo de enero de 1559 en cuanto al sustento cotidiano giraron en torno a muchos temas. Se acordó que los molinos instalados en la ciudad fueran para toda la población, sin distinción de condición, siendo español o indio podían entrar libremente respetando los turnos de llegada. 67 El cabildo también regulaba la entrada y salida de mercancías, las procedentes de Castilla, como del propio Perú. En febrero se acordó que al inicio de cada año fueran pregonados los precios de las carnes a fin de que la gente conociera los precios                                                              61

Ibídem, p. 124, acta 97.   Ibídem, p. 125, acta 98.   63 Ibídem, p. 127, acta 100.   64 Ibídem, p. 5.  65 Ibídem, p. 11, acta 4.   66 Ibídem, p. 140, acta 116.   67 Ibídem, p. 12, acta 4.   62

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mínimos y máximos y para que se remataran las del año pasado.68 En muchos de los ayuntamientos de América existía la figura del fiel ejecutor quien se encargaba de vigilar el uso de las pesas y medidas en los establecimientos de productos básicos, controlado por el ayuntamiento. Bajaban los precios de los productos cotidianos como la carne, los granos, entre otros, tal como sucedió en el cabildo de septiembre de1559 que bajaron el precio del arrelde de carne de vaca a nueve granos y la de ternera a tomín y medio.69 Cuando un producto escaseaba y por ende se encarecía el cabildo sacaba las reservas de la ciudad o de los tambos y ponía accesibles los precios para la comunidad.70 Los tambos eran almacenes que se encontraban a lo largo del camino inca, desde el sur (Condesuyo) actual República de Chile, hasta los territorios de la actual ciudad de Quito. Estos tambos permitían a los viajeros abastecerse de los recursos necesarios para continuar su camino. El chasqui inca, el sistema de correo prehispánico, con frecuencia utilizaba estos almacenes. Estos tambos eran custodiados por curacas o personas aptas para el puesto que el propio inca nombraba, y se encargaban de verificar que se atendía a los caminantes y viajeros y también estaba al tanto del abastecimiento de los tambos. En la época de la conquista española estos tambos continuaron en uso ya que era fundamental el abastecimiento para las caravanas comerciales o expedicionarias que avanzaban por los caminos incas, o para el sustento de las ciudades. El cabildo estableció que los comerciantes fuereños no podían entrar a vender sus productos a la ciudad sin previa autorización del cabildo, y para evitar la reventa a precios excesivos, acordaron que la reventa de los productos se hiciera después de 12 días de venta.71 Como se ha visto la ciudad de Cuzco también encontró muchas dificultades antes de que pudiese hablarse de un período de estabilidad. Los primeros años de vida de la ciudad estuvieron marcados por la precariedad y las guerras entre los capitanes españoles. En esta etapa era más importante el saqueo del oro y de riquezas en lugar del repartimiento de solares. Fue hasta el momento en que el cabildo de Cuzco se vio solo por la ausencia del gobernador Francisco Pizarro que inició las actividades de administración de la hueste (en ese momento siendo ya vecinos por el acta de fundación) todavía asentada en el campamento militar. Es observable que la actitud que toma el cabildo de 1534 con respecto a la organización y administración de la recién fundada ciudad de Cuzco será el parte aguas para que inicie un período de estabilidad. Sin embargo en los siguientes 25 años, la situación política era tan grave y tan peligrosa para los bandos de                                                              68

Ibídem, p. 13-14, actas 7 y 8.   Ibídem, p. 61, acta 44.   70 Ibídem, p. 75, acta 58.   71 Ibídem, p. 126, acta 99.   69

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El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX. Las ciudades de Guatemala y Cuzco 

conquistadores que esa anhelada estabilidad no se pudo dar. Cuando se creó el virreinato del Perú en 1544 siendo el primer virrey Blasco Núñez Vela la situación conflictiva en la política no cesó, fue hasta el período de Francisco Álvarez de Toledo en 1569 que el virreinato entró en la etapa de consolidación del régimen colonial y además Cuzco pudo gozar de un período de estabilidad. Y en las actas de cabildo de 1559 y 1560, esta estabilidad comienza a vislumbrarse. Los temas que se discuten en las sesiones del cabildo ya no giran en el reparto de solares sino ahora en el ornato y aderezo de la ciudad. La vida en la ciudad de Cuzco que a principios de 1534 había sido precaria, se desarrolló de tal manera que pudo ofrecer una estancia mejor a los vecinos. El cabildo se hizo cargo de la administración económica y política y también colaboró en el proceso histórico que desarrolló nuevos fenómenos sociales como la tan defendida pertenencia cusqueña. La ciudadanía, que para el siglo XIX implicaría la preocupación por las cosas del gobierno y la participación de los ciudadanos se gestó durante el siglo XVI, reflejado en la administración de la economía y en la participación de los vecinos de las villas en los asuntos de la vida cotidiana a través de instituciones como el municipio.

Fuentes Altamira y Crevea, Rafael, “Plan y documentación de la Historia de las municipalidades en las Indias españolas (siglos XVI-XVIII)”, en Rafael Altamira y Crevea, Manuel Carreta Stampa y Francisco Domínguez y Compañy, Contribuciones a la historia municipal de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1951. Domínguez y Compañy, Francisco, Rafael Altamira y Crevea, Manuel Caneta Stampa (coord.), Contribuciones a la historia municipal de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1951. El libro del Cabildo de la Ciudad del Cuzco, edición de Laura González Pujana, Introducción de Guillermo Lohmann Villena, Lima, Instituto Riva-Agüero, 1982. Fernández Christlieb, Federico y Ángel Julián García Zambrano (coord.) Territorialidad y paisaje en el Altépetl del siglo XVI, México, Fondo de Cultura Económica-Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, 2006. Hemming, John, La conquista de los incas, México, Fondo de Cultura Económica, 2000. Kagan, L. Richard, Imágenes Urbanas del mundo Hispánico 1493-1780, Madrid, El Viso, 1999.

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Lenkersdorf, Gudrun, Repúblicas de indios. Pueblos mayas en Chiapas, siglo XVI, México, Plaza y Valdés, 2010. ———, Génesis histórica de Chiapas 1522-1532. El conflicto entre Portocarrero y Mazariegos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2001. ———, Libro viejo de la fundación de Guatemala, Edición crítica de Carmelo Sáenz de Santa María, Guatemala, Academia de Geografía e Historia de Guatemala-Comisión Interuniversitaria Guatemalteca de Conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, 1991. ———, Normas y Leyes de la Ciudad Hispanoamericana 1492-1600, estudio preliminar y edición de Francisco de Solano, Madrid, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1996. ———, Normas y Leyes de la Ciudad Hispanoamericana 1601-1821, estudio preliminar y edición de Francisco de Solano, Madrid, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1996. Ramírez Ruiz Marcelo, Federico Fernández Christlieb, “La policía de los indios y la urbanización del Altepetl”, en Federico Fernández Christlieb y Ángel Julián García Zambrano, Territorialidad y paisaje en el Altepetl del siglo XVI. México, FCE, 2006. Rivera Serna, Raúl, Libro Primero de Cabildos de la Ciudad del Cuzco, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1965. Sevilla, San Isidoro de, Etimologías, Madrid, Católica, 1982.

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LA IMAGEN HISTÓRICA DE LA NACIÓN MEXICANA EN LA CURRÍCULA 2011 DE EDUCACIÓN BÁSICA

Jenaro Reynoso Jaime Universidad Autónoma del Estado de México Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Toluca, México

I. Presentación Este escrito se elaboró con el propósito de reconocer la imagen histórica de la nación mexicana que proyectan los documentos oficiales de la educación básica 2011. Para lograrlo se planteó la siguiente pregunta: ¿Cuáles características tiene la historia de la nación mexicana que promueve la currícula de educación básica 2011 en el contexto del Estado neoliberal y la globalización? ¿Qué tipo de nacionalismo buscan estimular los contenidos de historia de México, según los documentos de la reforma de educación básica 2011? Con la pregunta como base se procedió a la revisión de textos sobre o relacionados con el tema para elaborar esquemas a partir de los cuales se construyó el discurso que consiste en una interpretación de los distintos proyectos de construcción y difusión de la imagen histórica de la nación que, según los gobernantes, era necesaria en las circunstancias que estaban viviendo. El texto parte de un acercamiento a la idea de historia nacional para luego tratar de reconocer su composición en la política educativa del Estado liberal del siglo XIX, con las características que adoptó durante el régimen político del siglo XX y las modificaciones que ha sufrido durante la implementación del Estado neoliberal, y por los efectos de la globalización, en lo que va del siglo XXI. II. La nación y la historia nacional Con base en la experiencia de la historia europea, Gilberto Giménez señala que la época moderna se caracterizó, entre otras cosas, por una tendencia global a la industrialización y a la conformación paulatina de los Estados nacionales, en un proceso integral que requirió las ideas de identidad y de cultura nacionales como

 

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elementos cohesionadores de una formación temporal, conocida como país o nación, donde los que se integraron pudieron darle sentido de realización a sus acciones y pensamiento. Esa forma de organización territorial y política, diferente a la anterior, necesitó de la homologación artificial de las diferencias sociales, por tanto, para el autor citado “la nación es una comunidad imaginaria construida simbólicamente según el modelo de la familia (identidad genética), la etnia (identidad étnica) y de la comunidad religiosa y particularizada por ´mitos de masa´ nacionales y específicos”.1 Como hecho histórico la nación tiene un componente artificial que hace sentir a todos hermanos dispuestos a defender a la madre patria y de su patrimonio de manera análoga al funcionamiento y los deberes de los integrantes de una familia; a este elemento sentimental se superpone otro de carácter étnico representado en la existencia de ancestros y tradiciones comunes para estimular el sentimiento de pertenencia al grupo, aunque esto suponga el desconocimiento, negación y subordinación de otras etnias también presentes en el territorio a unificar; finalmente la comunidad nacional se autoimpone ritos y ceremonias, que se vuelven reglas de obediencia y una especie de culto a los héroes, a partir de creencias totalizadoras sobre las diferencias al interior de la nación. Durante el proceso de construcción de la nación, sus dirigentes elaboran mitos idiosincráticos para definir una particularidad de aquélla; así nace la nacionalidad mexicana, francesa, china, etcétera. En la composición del elemento específico de la identidad de la nación o “símbolo de masa”, como lo llama Elías Canetti, 2 se utilizan recursos de la naturaleza; pero, es más constante recurrir a hechos de la vida pasada de algunos habitantes del territorio; es decir, a la historia. En el caso de la conformación de la nación mexicana y del símbolo de masa histórico que la acompañó, la referencia a los hechos pasados comenzó antes de que se diera el movimiento y consumación de la independencia a principios del siglo XIX. Enrique Florescano dice en su libro Historia de las historias de la nación mexicana que entre los españoles criollos ilustrados había ya un sentimiento nacional como mecanismo de protesta ante la negativa inamovible de otorgarles derechos similares a los que gozaban los españoles peninsulares y que, para fundamentar el otorgamiento de privilegios, buscaban proyectar una imagen de la Nueva España en la que incluían el aporte de los pueblos indígenas y la apropiación del espacio geográfico americano en el que los españoles habían nacido y les había permitido desarrollar sus capacidades productivas y extender la                                                              1 2

Gilberto Giménez, “Identidad nacional y nacionalismos”, p. 2.  Ibidem, p. 5. 

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cultura cristiana sobre los pobladores autóctonos.3 El manifiesto de la conciencia criolla de la nación fue el libro del jesuita Francisco Javier Clavijero Historia antigua de México, porque puso en el centro de la reflexión la existencia de culturas distintas a la europea y combatió los prejuicios que denigraban a las primeras.4 La recuperación selectiva y referencia constante a los hechos pasados de los habitantes de un espacio geográfico con la intención de crear y mantener un sentido de pertenencia al conjunto humano y espacio físico, como se ha señalado, es un elemento más de la conformación del Estado nación como forma de organización que acompañó el desarrollo del capitalismo. En esa perspectiva la historia nacional fue un recurso cultural que custodió a la articulación económica y paulatina de las distintas regiones en torno a un proyecto de producción, distribución y consumo de mercancías mediante la conformación de un modo de organización política que lo regulara. Los rasgos de ese proyecto cultural, en el caso de México, fueron apareciendo desde el siglo XVIII, entonces se comenzó a reivindicar una serie de hechos pasados que, con el transcurrir del tiempo, llegaron a conformar un retrato histórico contribuyente en la creación de la comunidad imaginada nación mexicana. Para Soledad Loaeza; sin embargo, la historia nacional está conformada por varias versiones, una de las cuales es la que historiadores y periodistas críticos del siglo XX llamaron la historia oficial; esto es, la versión estatal del régimen posrevolucionario, apoyada en propaganda política más que en la investigación y la reflexión historiográfica, con la que se apropiaron de “personajes, causas, acciones y decisiones que forman el legado común de todos los mexicanos”.5 Florescano coincide con la idea de que la historia nacional se aprende en la escuela; pero, al difundirse como narración escrita por los vencedores desde una situación de triunfo político, la versión niega la presencia de los perdedores, lo cual tiene consecuencias negativas, por ejemplo, en que se opone a cumplir la función científica de autoconocimiento humano que Collingwood le adjudica, puesto que, “para alcanzar una historia plural y más representativa de la diversidad social que constituye las naciones”,6 debería incluir las interpretaciones del pasado de otros grupos no hegemónicos. Vista desde las consecuencias, y al no incorporar hechos de la vida de los diversos integrantes de la comunidad, la historia nacional se construye sólo sobre                                                              3

Enrique Florescano, Historia de las historias de la nación mexicana, p. 270.  Ibidem, pp. 276-277.  5  Soledad Loaeza, “La disputa por la historia”, p.1.  6 Juan Carlos G. Partida, “Detrás de la historia de los vencedores permanecen latentes las versiones de los marginados: Florescano”, p. 5.  4

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la vida y acción de algunos personajes que se vuelven ejemplos a emular por las generaciones que se alimentan de ese conocimiento en la educación formal; así los héroes nacionales se convierten en la parte representativa del todo heterogéneo. Ese es el mecanismo mediante el cual la historia nacional transmuta en elemento cohesionador de la nación; pero, al hacerlo se convierte en referente constante de la lucha política en la que los distintos proyectos e intereses que se enfrentan periódicamente aducen razones para mirar la historia de otra manera; por ejemplo, en la coyuntura de las celebraciones del bicentenario de la independencia y con una aparente postura crítica a la historia oficial, el expresidente de México, de filiación política derechista, sostuvo que “la historia nacional ha sido afortunadamente, de mujeres y de hombres, no de santos ni de demonios, sino simple y sencillamente una historia de mexicanas y mexicanos con virtudes, con defectos, con grandes aciertos y con grandes errores”.7 Con base en ese argumento llamó a reflexionar sobre la historia, “porque sólo así comprenderemos mejor lo mucho que nos une, las diferencias que aún nos separan y los desafíos que debemos superar para forjar un México más justo y más igualitario”.8 La crítica velada a una historia oficial de buenos y malos, a través de un sutil reconocimiento a la variedad de la condición humana, para convocar a una igualdad futura, fue la base para una polémica que ha tratado de nutrir Pedro Sanginés en su columna periodística Falsificadores de la historia, del periódico mexicano La jornada, en cuya justificación inaugural señaló que, con el triunfo político del derechista Partido de Acción Nacional en México, en el año 2000, comenzó una denostación de la historia oficial sostenida por el partido gobernante anterior y una fiebre de desmitificación de la historia escrita en los libros de texto.9 Los cambios en la vida política y en la estructura y función del Estado, como se puede desprender del párrafo anterior, también provocan polémicas y disputas entre los actores políticos sobre la composición y la función de la historia nacional; sin embargo, como elemento del Estado, la educación histórica, de la que forma parte la historia nacional, sufre modificaciones en los fines, en los contenidos de que se compone y en el enfoque de su enseñanza en la escuela. Al respecto se puede plantear que en los dos últimos siglos en México se han implementado tres modelos de educación histórica, en consonancia con las reformas del Estado nacional, en los que se construyó y transformó la imagen de la historia nacional.                                                              7

Alonso Urrutia, “La historia de México no fue hecha ni por santos ni por demonios”, p. 15.   Idem.  9 Pedro Salmerón Sanginés, “Falsificadores de la historia”.  8

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El primer modelo de educación histórica y de configuración de la historia nacional fue el que se construyó custodiando al Estado liberal que tuvo su momento culminante en el periodo 1876-1911 de la historia de México, llamado el porfiriato debido a la presidencia de Porfirio Díaz durante más de tres décadas. Este modelo se caracterizó por un prolongado proceso de enfrentamiento entre la tendencia liberal y los defensores del antiguo régimen, en el que se configuraron, por parte de los primeros, la época prehispánica como antecedente originario de la nación independiente que se deseaba construir, mientras los conservadores negaban la historicidad anterior a la llegada de los europeos y reivindicaban los trescientos años de colonia como origen de la patria católica que imaginaban. El enfrentamiento político por imponer un modelo de nación tuvo entre sus armas la selección de hechos y personajes que se convirtieron en períodos o épocas; la disputa sólo se matizó después del triunfo liberal y con las políticas implementadas por los gobiernos de Benito Juárez y Porfirio Díaz, cuyos ministros de educación promovieron la escritura y difusión en la que se incluían actores de la historia propuestos por los dos bandos en pugna, con lo que se creó una versión conciliatoria de la historia nacional difundida ampliamente en las escuelas a través de los libros oficiales.10 La revolución mexicana iniciada en 1910 dislocó el sistema político porfirista y con ello generó las condiciones para una rediscusión sobre el pasado que debería rescatarse como verdad común que unificara lo diverso; afloraron entonces, por un lado, la visión nacionalista de derecha que insistía en que los orígenes nacionales se encontraban en la conquista española y los hechos de la colonia y, por otro lado, la versión de izquierda que trasladó su preferencia histórica por los hechos colectivos pasados y definió a sus héroes como representantes del proletariado. Sin embargo, ambas tendencias fueron sometidas políticamente y con ello se pudo construir el modelo posrevolucionario, en el cual, como en el porfiriato, se articularon los hechos prehispánicos, coloniales, de la independencia, la reforma y la revolución y se reconciliaron como representantes de la diversidad de grupos sociales a los héroes, sin importar que durante su existencia hubieran sostenido posiciones irreconciliables; la historia nacional oficial del régimen posrevolucionario de partido hegemónico estuvo vigente entre 1940 y 1973.11 Entre 1973 y 1993 la historia nacional se desconfiguró al suplirla en la educación formal básica por una asignatura llamada Ciencias Sociales,12 integrada                                                              10

Alejandro García, El cuerpo de la patria, pp.95-96.  Macario Schettino, Cien años de confusión. México en el siglo XX, pp. 26.28.  12 Secretaría de Educación Pública, Educación Básica. Primaria. Plan y programas de estudio, p. 89.  11

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curricularmente por contenidos disciplinarios aportados por la antropología, geografía, sociología y ciencia política para presentar una especie de radiografía del presente de esos años, cuando protagonizaban luchas sociales y de los pueblos para librarse de neocoloniasmo europeo y norteamericano; se ha señalado que cambiar a los héroes del pasado por los luchadores del presente fue parte de la estrategia populista del gobierno encabezado por el entonces presidente de la república para congraciarse con una sociedad resentida por el desenlace del movimiento estudiantil de 1968. III. La recuperación de la historia nacionalista en la reforma educativa de 1993 Para 1993 se estaba llevando a cabo una transformación del Estado mexicano como resultado de la presión de los organismos internacionales controlados por el capitalismo mundial. El discurso de la necesaria inmersión de México en la globalización, como única vía de desarrollo moderno, promovió el neoliberalismo y con él se hizo necesaria una reforma educativa que obligó al rescate de la historia nacional como contenido curricular de educación básica. El ingreso a la globalización económica y la globalización cultural que le acompaña, reforzada con el desarrollo en tecnología de las comunicaciones, como internet, provocaron que se pensara de nuevo en la historia nacional como mecanismo para mantener la identidad y resistir ante la presencia fuerte de otras culturas. Entre la justificación de la reforma educativa de ese año se dijo que la cultura histórica de quienes egresaban de educación básica era deficiente y escasa. En el plan y programas de estudio de educación básica de 1993 se estipuló que se reintegraba la historia como disciplina específica debido a que tenía un valor formativo de la identidad nacional.13 La historia nacional fue recuperada como objeto de estudio en todos los grados de educación primaria. En primero y segundo grado, al tiempo que se buscaban formar nociones cronológicas mediante la recuperación de la historia personal, familiar, de la escuela, la localidad, también se estudiaban pasajes y personajes de la historia de México representativos de cada mes. Septiembre, la defensa del castillo de Chapultepec y los niños héroes; octubre, El arribo de Cristóbal Colón a América; Noviembre, inicio de la Revolución Mexicana; Febrero, promulgación de la Constitución de 1917 y día de la Bandera Nacional; Marzo, expropiación petrolera y natalicio de Benito Juárez; mayo, día internacional del trabajo y batalla del cinco de mayo en Puebla.14                                                              13 14

Idem.   Ibidem, 93-94. 

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Los propósitos de tercer grado consistían en partir de la historia personal y familiar para acercar al alumno a la historia de la entidad; pero, sin tomar en cuenta los aportes de la historia regional, pues el conocimiento de cada estado debería darse dentro del esquema general integrado por etapas o episodios relacionados lógicamente unos con otros: México prehispánico, descubrimiento y conquista, La colonia, la independencia y el primer imperio, el porfiriato, la revolución mexicana y el México contemporáneo; es decir, se imponía el formato construido para hacer comprensible la historia nacional a los procesos específicos de los estados de la federación. En cuarto grado se desagregaban detalladamente estos grandes episodios de la vida nacional, mientras en quinto grado se insertaba en el acontecer de la historia del mundo occidental con breves referencias a otras culturas; de esa manera el curso iniciaría con la evolución humana y el poblamiento de América, las civilizaciones de oriente y del Mediterráneo, las civilizaciones de Mesoamérica y el área andina. Luego se pasaría a conocer la edad media europea, su fin y el renacimiento como contexto temporal en el que se daría el descubrimiento de América, preámbulo de las conquistas y la formación de colonias españolas en América, que sólo comenzarían a ser cuestionadas por los movimientos liberales surgidos en los estados absolutistas y los imperios coloniales entre los siglos XVI y XVIII. En sexto grado se contextualizarían los grandes episodios de la historia nacional de México con otros del continente y del mundo, por ejemplo, la independencia nacional en la perspectiva de las colonias españolas, las primeras décadas de la república en México con los conflictos internacionales y las pérdidas territoriales, la reforma liberal, la intervención francesa y el segundo imperio, la restauración de la república y el porfiriato con el desarrollo de Europa en el siglo XIX; se vuelve a estudiar la revolución mexicana y se le asocia con las disputas de la primera guerra mundial; se estudian las transformaciones de México hasta 1964 en el contexto de hechos mundiales como la segunda guerra mundial, la descolonización y la guerra fría.15 IV. Alcances de la historia nacional en la RIEB de 2011 La incorporación de México a los bloques, organismos y tendencias a través de los cuales se manifestó la globalización, durante la última década del siglo XX y lo que va del XXI, le obligó a hacer propio un discurso educativo que enfatiza en vincular la educación con una visión compleja de la realidad y la vida. Con base en la aceptación de las necesidades educativas que propusieron Jacques Delors16                                                              15 16

 Ibidem, pp. 94-105.   Jacques Delors, La educación encierra un tesoro. 

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y de Edgar Morín 17 se adoptó paulatinamente el enfoque de educación por competencias en la educación técnica, superior, preescolar, secundaria y primaria mexicana. Las premisas de la reforma educativa sugieren que las próximas generaciones se enfrentarán a una realidad cada vez más compleja en el sentido de que todos sus aspectos están entretejidos y, por tanto, la educación debe procurar una formación integral para que el ser humano pueda moverse en ese contexto global. La aplicación de la epistemología compleja de Morín y de los cuatro pilares propuestos por Delors se encuentra, en el caso de la Reforma Integral de Educación Básica (RIEB), en la formulación de cinco competencias para la vida que la educación básica debe desarrollar en todo egresado de educación básica, en la estructura del plan de estudios y en el establecimiento de competencias en cada una de las asignaturas.18 La RIEB le asignó nuevos fines a la educación en la definición de cinco competencias para la vida que los mexicanos al terminar la educación básica, articuladora de los niveles de preescolar, primaria y secundaria, deben mostrar. A partir de las cinco competencias para la vida: para el aprendizaje permanente, para el manejo de información, para el manejo de situaciones, para la convivencia y para la vida en sociedad, la reforma estableció un plan de estudios, cuya raíz intenta incorporar la idea de complejidad en la construcción de cuatro campos formativos: lenguaje y comunicación, pensamiento matemático, exploración y comprensión del mundo natural y social y desarrollo personal y para la convivencia, de los cuales se originan todas las asignaturas que deberán cursarse en cada uno de los grados, de los tres niveles de la educación básica, para contribuir en la formación integral de los alumnos.19 La asignatura de historia se desprende del campo de formación Exploración y comprensión del mundo natural y social, el cual contiene implícitamente un planteamiento que une a la naturaleza y al hombre como un solo campo de estudio y de esa manera modifica la tradición cognoscitiva de la ciencia moderna de dividir para poder conocer científicamente. El estudio de la historia propiamente dicho se hace en cuarto, quinto y sexto grados de primaria y en segundo y tercero de secundaria, precedidos en tercero de primaria y en primero de secundaria de una asignatura que promueve el conocimiento de la entidad y de dos asignaturas, una llamada Exploración y conocimiento del mundo para los tres grados de preescolar y, otra Exploración de la Naturaleza y la Sociedad para primero y segundo de primaria. En el mismo campo aparecen las ciencias naturales como                                                              17

Edgar Morin, Emilio Roger Ciurana y Raúl D. Mota, Educar en la era planetaria.   Secretaría de Educación Pública, Plan de estudios 2011.  19 Ibidem, p. 42.  18

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asignatura para enseñarse durante siete años, de tercero de primaria a tercero de secundaria, además de la geografía de tercero de primaria a primero de secundaria.20 Como puede interpretarse, el enfoque de los conocimientos en la estructura de las asignaturas es de forma compleja o interrelacionada en los primeros cinco años de la educación básica, después de los cuales se presenta el tratamiento especializado de las ciencias naturales, la geografía y la historia. Como asignatura especializada en el conocimiento de la vida individual y colectiva, en sus diferentes niveles y formas, la historia tiene propósitos generales para todos los niveles de la educación básica y con un nivel específico delimitado para la educación primaria, como puede observarse en el siguiente cuadro. PROPÓSITOS EN EDUCACIÓN PROPÓSITOS EN EDUCACIÓN BÁSICA PRIMARIA  Desarrollar nociones espaciales y  Establecer relaciones de secuencia, temporales para la comprensión de los cambio y multicausalidad para ubicar temporal y espacialmente los principales hechos y procesos históricos del país y del mundo. principales hechos y procesos históricos del lugar donde vive, del país y del mundo.  Desarrollar habilidades en el manejo  Consultar, seleccionar y analizar diversas fuentes de información de la información histórica para histórica para responder preguntas conocer y explicar hechos y procesos sobre el pasado. históricos.  Reconocer que es parte de la historia,  Identificar elementos comunes de las sociedades del pasado y del presente con identidad nacional y parte del mundo para valorar y cuidar el para fortalecer su identidad y patrimonio natural y cultural. conocer y cuidar el patrimonio natural y cultural.  Participar de manera informada,  Realizar acciones para favorecer una crítica y democrática en la solución de convivencia democrática en la problemas de la sociedad en que vive. escuela y su comunidad.

En el análisis de los propósitos21 destacan elementos de la historia nacional que se habían construido e incluido en los modelos anteriores: reaparece la búsqueda de la identidad nacional mediante el conocimiento de los principales hechos definidos desde las instancias del Estado. Sin embargo, también es evidente que los propósitos del modelo actual de educación histórica contienen muchas otras                                                              20

Ibidem, p. 45.  Secretaría de Educación Pública, Programas de estudio 2011. Guía del maestro. Educación Básica Primaria. Quinto Grado, pp. 143-144.  21

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funciones frente a las cuales el objetivo tradicional de sentirse identificado como mexicano, por compartir un pasado común construido por el Estado, queda disminuido. Por ejemplo, la identidad histórica nacional se complementa con la búsqueda de un sentido de pertenencia al mundo natural y social; el segundo propósito busca que los alumnos egresados de secundaria adopten el espíritu inquisitivo y adquieran, en su dimensión básica, las habilidades del pensamiento científico desde plantear preguntas, buscar y contrastar información hasta construir una conclusión personal sobre el hecho o proceso en estudio; finalmente, los propósitos de la historia le otorgan una función social a este conocimiento, el de formar ciudadanos practicantes de la democracia. V. La historia de la nación en los programas de cuarto y quinto grados de primaria El enfoque amplio de los objetivos de la enseñanza se corresponde con el concepto de historia reconocible en el orden jerárquico de los contenidos distribuidos en los distintos grados de educación primaria. La historia es la vida de las personas en su actuar individual y colectivo en la familia, la comunidad, la escuela y la entidad federativa y en esa graduación deben irla reconociendo los alumnos para poder entender los hechos de una colectividad más amplia, llamada nación, y otra todavía más amplia, integrada por naciones, llamada mundo. Esta imagen; sin embargo, puede ser cuestionada desde las ideas de Frida Gorbach, quien afirma que la historia nacional está formada por cuatro grandes episodios, delimitados por un comienzo y un final: el México prehispánico, la Colonia, la Independencia y la Revolución, en una secuencia inalterable que contiene en sí misma la idea de progreso o mejoría futura que los hace inteligibles; aunque “parecido a un enorme baúl, pesado e inmóvil que existe más allá de los objetos que guarda y puede mostrarlos todos al mismo tiempo. De ahí también su parecido con el centro de cualquier ciudad mexicana, donde se acomodan arbitrariamente las calles de Hidalgo, Carranza, Villa, Juárez, Zapata y Miguel Hidalgo, héroes de todos los lugares, de todas las ideologías y épocas conviviendo armónicamente”.22 En conceptos de Gorbach la inmovilidad e inmutabilidad de la imagen histórica de la nación provoca malestar, porque niega la dimensión humana de los héroes y estimula una esperanza de futuro que no se cumple. En los programas de estudio de cuarto y quinto grado de primaria y los libros de texto, respectivos, se advierte ese esquema inamovible de grandes episodios con ligeras variaciones. La historia de cuarto grado abarca desde los tiempos del poblamiento del continente hasta la consumación de la independencia de México en 1821. El periodo se divide en cinco bloques delimitados temática y                                                              22

Frida Gorbach, “La ´historia nacional´ mexicana: pasado, presente y futuro”, pp. 105-106. 

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cronológicamente: Poblamiento de América al inicio de la agricultura, Mesoamérica, El encuentro de América y Europa, La formación de una nueva sociedad: El Virreinato de la Nueva España y El camino a la Independencia. En quinto grado se completa la imagen histórica de la nación con el estudio de los últimos 200 años a través de cinco bloques titulados así: Los primeros años de vida independiente, De la Reforma a la República Restaurada, Del Porfiriato a la Revolución Mexicana, De los caudillos a las instituciones (1920 – 1982) y México al final del siglo XX y los albores del XXI.23 La comparación de los contenidos de la historia nacional en el currículo vigente permite asegurar que no hay mucha diferencia con la estructura que cristalizó y se difundió durante los Estados liberales y revolucionarios y aún durante los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN); acaso puede decirse que los grandes episodios de la nación cambian de nombre o utiliza un lenguaje distinto para caracterizar los mismos hechos que se estudiaban anteriormente. A reserva de un análisis minucioso, podría decirse que lo novedoso consiste en la inclusión de temas de cultura y vida cotidiana del pasado y en alargar el periodo de estudio hasta los tiempos más recientes; pero, esta medida puede entenderse como la aplicación de la misma estrategia del porfiriato para construir una historia nacional que desembocara en ese periodo calificado en su momento como de ingreso a la modernidad, o como la historia oficial del régimen posrevolucionario que mostraba a los revolucionarios convertidos en políticos como adalides de la justicia social durante sus gobiernos. Es posible que el mantenimiento del enorme baúl de la imagen de la nación sea una buena estrategia ante los embates de la globalización y que la formación del mexicano necesario para el futuro resulte del tratamiento pedagógico de la historia de la nación; es decir, del desarrollo real de las competencias históricas mediante las actividades de enseñanza y aprendizaje que los libros de texto de historia contienen; pero, ese es un tema pendiente de investigarse. Conclusiones La construcción de un esquema general de grandes episodios delimitados por acontecimientos políticos, desde antes de que se diera la independencia, fue un elemento consustancial en el proceso de conformación del Estado-nación mexicano. El carácter político del pasado en el presente ha provocado que periódicamente, durante coyunturas de tipo político, reaparezcan polémicas sobre cuáles hechos deben recuperarse como parte de la historia nacional para formar una imagen que fomente la identidad o sentido de pertenencia, de los integrantes                                                              23

Secretaría de Educación Pública, Cuarto grado. Historia y Quinto grado. Historia. 

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Jenaro Reynoso Jaime 

de los distintos grupos sociales y culturas, a una comunidad imaginada que llamamos país o nación. La creación de una colectividad imaginaria mediante el uso selectivo de hechos pasados implica el uso de componentes como la familia y el grupo étnico, para estimular la naturaleza afectiva de los habitantes de un territorio, y tiene relación con la permanencia a largo plazo de una forma de organización para la realización de la vida económica a partir de la creación y funcionamiento de una estructura política estatal. Las modificaciones de la función del Estado, en el contexto de los cambios sociales y económicos, afectan colateralmente la política educativa y a través de ella el concepto, la composición y la función de la historia nacional. En México las circunstancias internas y externas hicieron que se construyera una historia nacional con grandes episodios de carácter político, la cual, con pequeñas alteraciones, ha sido un contenido privilegiado para impulsar la formación de la identidad nacional o sentido de pertenencia a través de la educación formal; sin embargo, en el currículo vigente, resultado de la Reforma Integral de la Educación Básica del 2011, por lo menos discursivamente, se da igual o más importancia al desarrollo de habilidades cognitivas y a la formación de un pensamiento crítico que a la asimilación de una verdad histórica inamovible que convierta a los egresados de educación básica en fervientes patriotas. Fuentes Clavijero, Francisco Javier, Historia antigua de México, México, Porrúa, 1982. Florescano, Enrique, Historia de las historias de la nación mexicana, México, Taurus, 2001. García, Alejandro, El cuerpo de la patria, México, Instituto Mexiquense de cultura, 2012. Gorbach, Frida, “La historia nacional mexicana: pasado, presente y futuro” en Mario Rufer (Coord.), Nación y diferencia. Procesos de identificación y formaciones de otredad en contextos poscoloniales, México, Itaca/Conacyt, 2012. Morín Edgar, Emilio Roger Ciurana y Raúl D. Motta, Educar en la era planetaria, España, Gedisa, 2006. Schettino, Macario, Cien años de confusión. México en el siglo XX, México, Taurus, 2007. Secretaría de Educación Pública (2011), Programas de estudio 2011. Guía para el maestro. Educación Básica Primaria. Cuarto Grado, Conaliteg, México. ———, Cuarto grado. Historia, México, Conaliteg, 2011.

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La imagen histórica de la nación mexicana en la currícula 2011 de educación básica

———, Educación básica. Primaria. Plan y programas de estudio, México, Fernández editores, 1993. ———, Plan de estudios 2011. Educación básica, México, Conaliteg, 2011. ———, Programas de estudio 2011. Guía para el maestro. Educación Básica Primaria. Quinto Grado, México, Conaliteg, 2011. ———, Quinto grado. Historia, México, Conaliteg, 2011. Hemerográficas Gilberto, Gímenez, “Identidad nacional y nacionalismos”, en Sociológica. Revista del Departamento de Sociología, Año 8, Número 21, enero-abril, 1993. Loaeza, Soledad, “La disputa por la historia”, en La jornada, 28 de octubre de 2010. Partida, Juan Carlos G., “Detrás de la historia de los vencedores permanecen latentes las versiones de los marginados: Florescano”, en La jornada, 30 de marzo de 2010. Salmerón Sanginés, Pedro, “Falsificadores de la historia”, en La jornada, 5 de abril de 2012. Urrutia, Alonso, “La historia de México no fue hecha ni por santos ni por demonios”, en La jornada, 6 de septiembre de 2010.

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La nueva Nao: De Formosa a América Latina Bicentenario del Nombramiento de Simón Bolívar como Libertador Este libro se terminó de imprimir en el mes de julio de 2013 El tiraje fue de 300 ejemplares Instituto de Posgrado de las Américas Universidad de Tamkang Tel: (02)26215656#2706 Fax: (02)26209903 Taipei, Taiwán

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