Baudelaire y Poe. Paralelismos en sus ensayos sobre estética

May 23, 2017 | Autor: Carme Correa | Categoría: Aesthetics, Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire
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Descripción

Charles Baudelaire y Edgar Allan Poe Paralelismos en sus ensayos sobre estética

Mª Carme Correa Secall Estètica i Filosofia Cultural B Prof: Camilo Hoyos Llicenciatura en Humanitats Universitat Pompeu Fabra Barcelona Setembre 2012

Objetivo Baudelaire se alza como uno de los puntos de referencia en la gestación del paradigma estético de la modernidad, proceso en que la figura de Edgar Allan Poe tuvo un lugar central. Ambos autores dejaron junto a su obra literaria una larga serie de escritos teóricos acerca de sus reflexiones estéticas, y son estos ensayos los que hemos analizado para intentar trazar paralelismos entre los idearios de ambos escritores y determinar hasta qué punto la estética de Baudelaire bebe de la de Poe. 1.

Hacia una nueva noción de Belleza La estética de mitad del siglo XIX francés se encuentra enfrascada en un intento de superación

de los principios románticos heredados, que se muestran insuficientes para un hombre que se siente perteneciente a una época esencialmente nueva y que, ante todo, quiere desligarse de su pasado. Esta necesidad viene dada por los profundos cambios acaecidos en la época: la Revolución Francesa, que trae consigo un dinamismo social sin precedentes, el desarrollo urbano y el progreso técnico y científico que cambiará la visión humana del mundo, ahora sometido a un cambio constante1. El hombre del XIX es consciente de la transitoriedad del presente, de la ruptura con el pasado, y eso se traduce en el arte por el rechazo a las reglas y los modelos normativos, “en tant qui’l est le lieu de révélation de l’individualité unique d’un créateur indépendant”.2 La senda hacia la estética moderna había sido iniciada ya por Kant y los románticos, entre otros, pero es Stendhal quien marca las directrices que Baudelaire acabará sistematizando: negación de la autoridad de la tradición y del modelo, así como del paradigma mimético3, primacía de lo nuevo y de la creación individual original y, sobre todo, necesidad de adecuación del arte a su época. Se trataba de demoler la noción de una Belleza ideal, absoluta, de las poéticas normativas que empobrecen las artes, y sustituirlas por una noción de belleza relativa, dependiente del individuo, la historia, y el genio creativo. Baudelaire es heredero directo de este nuevo modelo estético, de profunda conciencia histórica, el cual sistematizará y radicalizará, haciendo hincapié en la noción de lo Bello ligada a las circunstancia, al instante y al fragmento; sin embargo, como veremos, el peso de tradiciones estéticas anteriores le hará adoptar un giro en esta concepción estética.

2.

Lo Bello baudelairiano La noción de lo Bello en Baudelaire se desprende de forma evidente de su obra poética, pero

el autor la dejó asimismo definida en sus escritos teóricos. Es esta obra en prosa la que vamos a analizar para compararla con los escritos críticos de Poe. 1

Valverde, p. 4 Valverde, p. 6 3 A pesar de que, en algunos casos, los antiguos modelos acabaron siendo sustituidos por nuevos (Valverde, p. 171) 2

Un texto ineludible es el de Fusées4, donde el autor declara, en la sección XVI: “J’ai trouvé la définition du Beau, -de mon Beau. C’est quelque chose d’ardent et de triste, quelque chose d’un peu vague, laissant carrière à la conjecture”. Baudelaire aplica esta definición de belleza a la descripción de un rostro de mujer: “c'est une tête qui fait rêver à la fois, — mais d'une manière confuse, — de volupté et de tristesse ; qui comporte une idée de mélancolie, de lassitude, même de satiété, — soit une idée contraire, c'est-à-dire une ardeur, un désir de vivre, associés avec une amertume refluante, comme venant de privation ou de désespérance. Le mystère, le regret sont aussi des caractères du Beau.” Al describir el rostro del hombre, Baudelaire indica que este también expresará cierta tristeza, ligada a las necesidades espirituales y, “quelquefois aussi, — et c'est l'un des caractères de beauté les plus intéressants — le mystère, et enfin (pour que j'aie le courage d'avouer jusqu'à quel point je me sens moderne en esthétique), le malheur.” ¿Queda pues excluida de esta nueva noción de lo bello cualquier atisbo de felicidad? El autor indica que una y otra no están reñidas, pero que la Melancolía es su “illustre compagne”. En la sección XVII realiza una enumeración de algunos modos característicos de la Belleza dentro del mismo campo semántico que las descripciones anteriores: “L'air blasé,/ L'air ennuyé,/ L'air évaporé,/ L'air impudent,/ L'air froid,/ L'air de regarder en dedans,/ L'air de domination,/ L'air de volonté, /L'air méchant,/ L'air malade,/ L'air chat, enfantillage, nonchalance et malice mêlés.” La Belleza baudelairiana es pues algo próximo a la melancolía, a un sentimiento de abandono5, dotada a la vez de una cierta vaguedad y misterio, algo extraño, inquietante y contradictorio6. Esta definición se complementa con las notas de la sección XII: “L'irrégularité, c'est-à-dire l'inattendu, la surprise, l'étonnement sont une partie essentielle et la caractéristique de la beauté”. Dando preponderancia a este carácter inesperado y sorprendente de la Belleza se la relaciona con la noción moderna de novedad, hasta el punto en que novedad y belleza acaban siendo nociones correlativas. La significación de lo nuevo se corresponde a su vez con el papel central de la imaginación: esta es de hecho la capacidad que permite percibir la novedad7. En una variación de su conocido “Le Beau est toujours étonnant”8, Baudelaire declara asimismo que “le beau est toujours bizarre […] une bizarrerie naïve, non voulue, inconsciente”9. Este es uno de los principales puntos donde Baudelaire y Poe convergen. En el estudio Edgar Poe, sa vie et ses oeuvres, Baudelaire comenta sobre las composiciones del escritor americano que “elles semblent avoir été créés pour nous démontrer que l’étrangeté est une des parties intégrantes du beau”. Un comentario similar realiza en las Notes nouvelles sur Edgar Poe: “cet élément inattendu, l’étrangété, […] est comme le condiment indispensable de toute beauté”10. Esta concepción estética, que prima lo extraño, lo bizarro, lo imprevisible, es pues imposible de sistematizar normativamente o reificar en un ideal absoluto y a priori e implica una relación 4

Citas tomadas de Wikisource El famoso “Spleen” romántico 6 En el “Hymne à la beauté” de Les Fleurs du Mal queda patente este carácter contradictorio, extraño e inquietante de la belleza, casi inasible, caracterizada aquí a través de parejas de oposiciones. 7 Valverde, p. 360 8 Salon de 1859 9 Essai sur l’Exposition Universelle de 1855 10 Notes nouvelles sur Edgar Poe, citado en Valverde, p. 362 5

subjetiva e individual con el objeto. Baudelaire clama la belleza de lo particular y rechaza las categorizaciones que implican la “disparition de la beauté dans une unité indifférenciée et impersonnelle”11. Aquél capaz de percibir esta belleza es el “hombre de mundo”, abierto a toda nueva experiencia y a disfrutar del placer de lo bizarro y lo misterioso, gracias a su “impeccable naïveté”. La doble composición de lo bello En el Salon de 1846, Baudelaire apunta un matiz a su teoría estética: siendo evidente que cada época ha tenido su propia noción de belleza, el poeta afirma asimismo en la sección XVIII que “Toutes les beautés contiennent, comme tous les phénomènes possibles, quelque chose d’éternel et quelque chose de transitoire, — d’absolu et de particulier. La beauté absolue et éternelle n’existe pas, ou plutôt elle n’est qu’une abstraction écrémée à la surface générale des beautés diverses. L’élément particulier de chaque beauté vient des passions, et comme nous avons nos passions particulières, nous avons notre beauté.” En Le peintre de la vie moderne (sección I) esta noción se desarrolla dando lugar a una nueva perspectiva baudelairiana sobre lo bello: “C’est ici une belle occasion […]pour montrer que le beau est toujours, inévitablement, d’une composition double, bien que l’impression qu’il produit soit une […]. Le beau est fait d’un élément éternel, invariable, dont la quantité est excessivement difficile à déterminer, et d’un élément relatif, circonstanciel, qui sera, si l’on veut, tour à tour ou tout ensemble, l’époque, la mode, la morale, la passion. Sans ce second élément, qui est comme l’enveloppe amusante, titillante, apéritive, du divin gâteau, le premier élément serait indigestible, inappréciable, non adapté et non approprié à la nature humaine. Je défie qu’on découvre un échantillon quelconque de beauté qui ne contienne pas ces deux éléments.” Se hace así evidente la radicalización de la perspectiva apuntada en el Salon de 1846: Baudelaire cree plenamente en la existencia de un elemento eterno, inmanente, en lo bello transitorio, contingente, consecuencia fatal de la dualidad del hombre: la parte inmutable es el alma del arte, el elemento variable es su cuerpo, lo matérico12. ¿A qué se debe este giro baudelairiano con visos de neoplatonismo? Valverde lo explica precisamente por la influencia de Edgar Allan Poe, lo que lleva al poeta a una visión místicoespiritualista a la vez que pesimista del hombre (“animal dépravé”, “marqué pour le mal”13), del mundo y su supuesto progreso materialista opuesto a lo espiritual. Se gesta aquí una nueva noción de lo Bello en términos absolutos, pero que no debe compararse con el bello ideal académico ni el ideal plástico del “art pour l’art”, sino que se trata de un concepto esencialmente espiritual.14 Esta belleza no tiene cabida en un mundo imperfecto, por lo que ésta es solo revelada por el artista “à travers de la recherche de la beauté passagère et à travers l’expression transfigurée et intensifiée de la réalité triviale[…]. Car la beauté relative renvoie nécessairement à la beauté éternelle, comme la nature

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Valverde, p. 364 Le peintre de la vie moderne, sección I 13 Extractos de Notes nouveles sur Edgar Poe, citados en Valverde, p. 376 14 Valverde, p. 376 12

visible suggère, par la loi de la correspondance, un monde transcendant et spirituel”15. Es la imaginación la que nos permite aprehender y captar estas correspondencias. Finalmente queremos hacer mención a otro aspecto de la estética baudelairiana que encontrará paralelismo con la de Poe: el rechazo a cualquier fin didáctico del arte, puesto que su único fin debe ser la belleza. “Une foule de gens se figurent que le but de la poésie est un enseignement quelconque, qu’elle doit tantôt fortifier la conscience, tantôt perfectionner les moeurs, tantôt enfin démontrer quoi que ce soit d’utile”, se queja Baudelaire en sus nuevas notas sobre Poe; mas la poesía no tiene otro objetivo que sí misma, “aucun poème ne sera si grand, si noble, si véritablement digne du nom de poème, que celui qui aura été écrit uniquement pour le plaisir d’écrire un poème”.

3.

Edgar Allan Poe: referente literario/referente vital Poe dejó plasmadas algunas de sus reflexiones acerca del arte y, en especial, sobre

composición literaria en sus ensayos The Philosophy of Composition (1846), The Rationale of Verse (1848) y The Poetic Principle (1850), así como en numerosas publicaciones periódicas. La generación a la que pertenece Poe es heredera directa del legado de los poetas románticos ingleses, que renovaron la tradición estética poniendo en cuestión el modelo mimético y centrando la atención en el proceso creativo y de autoexpresión del “alma” del escritor, definiendo el arte como “the communication of the inner processes of the poet’s imagination or soul onto the images of the external world”16 y introduciendo así una cierta oscuridad quasi-teológica en la crítica literaria. Poe inevitablemente bebe de esta fuente, a la vez que se resiste a creer en algunos de los tópicos románticos sobre la creación literaria. En The Philosophy of Composition Poe revela paso a paso el proceso de creación de su famoso poema “The Raven”, dejando claro que todo aspecto de su composición fue deliberadamente calculado “with the precision and rigid consequence of a mathematical problem”17, mofándose de los escritores que prefieren dar a parecer que crean por obra de “inspiración extática” o frenesí. En esta línea, Poe encuentra como irrelevante para el poema en si mismo explicar la “circunstancia” o “necesidad” que le condujeron a escribirlo: el autor se aleja así del tópico romántico del artista que siente necesidad de dar expresión a su alma18. Ya desde el inicio hace hincapié en la búsqueda del efecto y de la necesidad de originalidad: apunta ya aquí, como Baudelaire, la importancia de lo nuevo y lo sorprendente, de diferenciarse de lo anterior. Respecto al tono del poema, y habiendo dejado claro que la búsqueda de la belleza es su objetivo principal (como comentaremos más adelante), concluye que el tono que mejor la manifiesta es

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Valverde, p. 377 Polonsky, p. 43 17 Poe, p. 15 18 aunque en otros textos no dejará de utilizar palabras como “genio” (ej.: “The Poetic Principle”, Essays and Reviews, p. 73) 16

la tristeza19: así como el poeta francés, designa la melancolía como parte esencial de la creación literaria, estrechamente ligada a lo bello. Asimismo, coincide con Baudelaire en el gusto por la sugerencia. Poe afirma que se requieren dos cosas: “first, some amount of complexity, or more properly, adaptation; and secondly, some amount of suggestiveness – some under current however indefinite of meaning. It is this latter, in especial, which imparts to a work of art so much of that richness […]”. Lo que hace a la poesía el género que “eleva el alma” es su capacidad de sugestión, su indeterminación, lo cual nos remite al gusto baudelairiano por la vaguedad, el misterio, la conjetura; todo ello, indica, sin perderse en excesos de significados sugeridos, “which turns into prose (and that of the very flattest kind) the so called poetry of the so called transcendentalists.”20 Con la intención de que su obra fuera universalmente apreciada, Poe admite que buscó aquel placer “which is at once the most intense, the most elevating, and the most pure”21: el que se encuentra en la contemplación de lo bello. La Belleza se designa así como la “provincia del poema”, su objetivo último. He aquí el núcleo teórico de la influencia sobre el giro estético baudelairiano: la belleza no es un simple efecto proveniente de nuestras pasiones (como Baudelaire indicaba en el Salon de 1846) sino una “elevación del alma” 22. El eco platónico es aquí evidente y fundamenta las teorías de Le peintre de la vie moderne acerca de la existencia de una doble dimensión de la belleza, la eterna (anímica) y la variable (corporal, pasional). En la parte central del ensayo, Poe realiza una división entre Intelecto (Verdad), Gusto (Belleza) y Sentido moral (Deber) y califica el sentido de lo Bello como un “instinto inmortal, en lo más profundo del espíritu humano”23. Aquí Poe elabora una metafísica según la cual el Hombre, precisamente por este instinto inmortal, busca alcanzar la Belleza transcendental, “above”. Si bien la Belleza transitoria, la del ahora, nos conmueve y nos lleva a las lágrimas, no se debe a un “exceso de placer” sino por el pesar de nuestra inhabilidad por alcanzar la Belleza eterna: “a sorrow at our inability to grasp now, wholly, here on earth, at once and for ever, those divine and rapturous joys, of which through the poem, or through the music, we attain to but brief and indeterminate glimpses”24. Esta lucha por la belleza supernatural es lo que nos hace capaces del Sentimiento de lo Poético, que consiste en una elevación del alma. En The Poetic Principle, Poe, como Baudelaire en las Notes nouvelles sur Edgar Allan Poe, critica la necesidad de “inculcar una moral” a través de la poesía, de pretender que el objeto último de esta es la Verdad. “Would we permit ourselves to look into our own souls, we should immediately there discover that under the sun there neither exists nor can exist any work more thoroughly dignified –

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Lo cual repetirá en The Poetic Principle, p. 82 Poe, p. 24 21 Poe, p. 16 22 Poe, p. 16 23 Poe, p. 76 24 Poe, p. 77 20

more supremely noble than this very poem – this poem per se – this poem which is a poem and nothing more – this poem written solely for the poem’s sake”25.

4.

Conclusiones El análisis de algunos de los textos críticos de Baudelaire y Poe nos permiten pues confirmar

la existencia en ambos autores de diversos paralelismos en sus programas estéticos: la búsqueda del efecto y de la originalidad; el rechazo de cualquier otro fin para el arte (didáctico, moral) que no sea el de la belleza por sí misma, ligada a lo melancólico y lo sugerente, lo vago e indeterminado; y una concepción dual de esta belleza, de reminiscencia platónica, según la cual a través de la belleza pasajera, material, entrevemos la Belleza real, la eterna e inmutable, a la cual nuestra alma aspira. La imaginación juega, para ambos, un papel esencial en el momento de captar esta belleza. A pesar de que al iniciar este trabajo habíamos querido prestar especial atención al concepto de lo bizarro que comparten ambos autores, hemos observado que, almenos en sus escritos teóricos (sobre todo en Poe) esta noción se encuentra apenas presente. Eso no significa que tal influencia no se haya producido, sino que sencillamente no fue uno de los elementos que Poe destacaba en su ideario estético; o, almenos, no lo menciona en los ensayos que hemos tomado como muestra. Lo extraño, lo sabrenatural, es, no obstante, una constante en la obra de ficción de Poe, y es a través de ámbito de su producción literaria de donde Baudelaire tomaría ejemplo. Ahora bien, a pesar de que hay un evidente parecido entre el ideario estético de Poe y Baudelaire, ¿cabe concluir que se trata de un trasvase, de una influencia del uno sobre el otro? ¿no podríamos sostener que, sencillamente, compartían ciertos principios estéticos a los cuales llegaron por diferentes caminos? ¿es realmente Poe una pieza clave en la formación de la estética moderna? Algunos críticos, como Harold Bloom, afirman que el el renombre de Poe como crítico y teórico literario es algo inexplicable, “a mysterious French myth”26, y que lo que importó fue el efecto de este mito. Valéry, por ejemplo, pareció apreciar en Poe su método crítico introspectivo; o, como ejemplifica Wetherill en el caso de los simbolistas, éstos descontextualizaron algunas afirmaciones convirtiéndolas en programa27. Polonsky destaca también que la importancia de los escritos críticos de Poe yace en su recepción, no en su contenido mismo, un efecto desproporcionado a su coherencia u originalidad28. Wetherill va más allá apuntando que “il s’agit ici d’affinités plutôt que d’une influence quelconque, ce qui explique en partie la façon dont Baudelaire a plagié ouvertement les théories de Poe […]. Baudelaire s’appropiait d’office tout ce qu’il admirait. Mais il lui était impossible d’admirer

25

Poe, p. 76 Polonsky, p. 45 27 Como ocurrió con el fragmento “the reproduction of what the Sense perceive in Nature through the veil of the soul”, que los simbolistas convirtieron en “tout paysage est un état d’âme” (Wheterill, p. 36) 28 Polonsky, p. 44 26

ce qui lui était étranger.”29 Este autor destaca la profunda admiración que sentía Baudelaire por el escritor americano (que se aprecia sobre todo en las dos libros dedicados a su obra) en quien veía un alter ego de sí mismo que había llegado a conclusiones similares, ignorando las diferencias entre ambos; diferencias sobre todo a nivel ético, dice Wetherill. Según este crítico, que habla de “afinidades” en lugar de “influencias”, ambos escritores estuvieron profundamente influidos por determinados escritores y teóricos del XVII y XVIII (desde Schlegel hasta Coleridge, Swedenborg, Nerval o Mme. de Stael) y ante todo por los románticos: “conception mystique de la poésie; opposition à la conception rationaliste de la poésie que avaient les classiques, perception du mystère des choses; sentiment de l’intériorite; tendance vers l’idéalisme; […] goût commun de l’horrible, de l’étrange, du fantastique”30. Serían estas fuentes en común lo que les habría llevado a una misma perspectiva estética, casi simultáneamente. Intentando deconstruir el mito, Wetherill subraya más las diferencias entre Baudelaire y Poe que sus afinidades: realismo de Baudelaire, siempre en contacto con la miseria, lo matérico y lo carnal, versus idealismo de Poe, inmerso en un mundo más psíquico que físico, buscando la depuración, etc. A juzgar por los ensayos de Baudelaire dedicados a Poe, estos destilan una profunda admiración por esta figura marginal, encarnación del dandy que vive de acuerdo con su ideario esético, que parece haber inspirado al francés más por su estilo de vida que por su arte literario, al cual dedica muchas menos líneas que a los elogios, prácticamente a nivel personal, de la persona de Poe. Es siempre difícil, por no decir imposible, demostrar la filiación de un autor sobre otro, debido a que algunos de los factores que intervienen en la confección de un ideario estético no se pueden ser reseguir con precisión. Hay, sin embargo, un ámbito en el que Poe parece realmente haber jugado un papel clave: se trata del giro neoplatónico de Baudelaire, y, ante todo, el esteticismo, la Belleza como objetivo único y final de todo arte, compuesta por un elemento temporal, sensitivo, y una dimensión eterna que se deja entrever a través de lo bello terrenal, gracias al alma del hombre.

29 30

Wetherill, p. 39 Wetherill, p. 30-40

Bibliografía

Poe, Edgar Allan, Essays and Reviews, The Library of America – Penguin Books, Nueva York, 1984 Polonsky, Rachel, “Poe’s aesthetic theory”, en The Cambridge Companion to Edgar Allan Poe, ed. by Kevin J. Hayes, Cambridge University Press, Cambridge, 2002 Valverde, Isabel, Moderne / Modernité. Deux notions dans la critique d’art française de Stendhal à Baudelaire, 1824-1863, Peter Lang – Publications Universitaires Européennes, Frankfurt am Main, 1994 Wetherill, Peter Michael, Charles Baudelaire et la poésie d’Edgar Allan Poe, A. G. Nizet, Paris, 1962

Recursos en línea: En Wikisource: Salon de 1846 Fusées Le peintre de la vie moderne Essai sur l’Exposition Universelle de 1855 En www.feedbooks.com: Edgar Poe, sa vie et ses oeuvres Notes nouvelles sur Edgar Allan Poe

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