Bases teoricas de la motivacion aplicadas a la ensenanza 01 Enviar

June 13, 2017 | Autor: Rufino Sánchez | Categoría: Psicología clínica, Psicopedagogia, Psicologia Cognitiva
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Descripción



Bases teóricas de la motivación aplicadas a la enseñanza.

No hace mucho tiempo que ocurre dentro de las aulas escolares un fenómeno de actitud, donde campean la apatía y el desinterés. Entre las razones, parecen estar la incertidumbre del futuro profesional y que el predomino actual de los valores, se orienta al placer y el bienestar. Por tanto, es más atractivo para el alumnado disfrutar de la programación televisiva y conocer la manera de "navegar" la Internet y usar las redes sociales, con la intención del entretenimiento como interés principal. Si tal condición, intensamente atractiva para los jóvenes, se ve reforzada por un sistema educativo anquilosado, donde los profesores actúan de manera intuitiva y basada en modelos tradicionales, que en general no corresponden a las necesidades actuales de alumnos y sociedad, es comprensible el bajo rendimiento en el aprendizaje y el rendimiento escolar.
Al respecto, vale discutir la relación entre el avance tecnológico y el avance humano, donde parece ser que el primero es el regulador, al producir un cambio de vida y de valores sociales, lo que posteriormente alcanza y sacude las instituciones tradicionales, entre ellas las aulas. Ahora en consecuencia, la psicología ofrece recursos y técnicas aplicables al desarrollo educativo y humano. Así, se vuelve copartícipe en el desarrollo del sistema educativo, junto a las decisiones administrativas, sociales y políticas, en busca de una escuela que estimule tanto la autorrealización personal como la socialización o demanda social. Cabe señalar que es una dura competencia, ante los enormes recursos de la tecnología de la comunicación, pero tiene a su favor, su vigencia en los comportamientos cotidianos, por lo que el enfoque científico puede reducir la desventaja.

LA CLAVE DEL ÉXITO
Las técnicas motivacionales intuitivas usadas por todos, influyen en los otros. Todos intentamos influir en las percepciones y decisiones de los demás, desde nuestra personal perspectiva, sea familiar o cercana, o de tipo social y política. Incluso sin propósito específico, la influencia existe, especialmente entre profesores y líderes de grupos: un maestro o jefe que carezca de poder motivacional, es una autoridad impuesta, no un líder. Para lograr un liderazgo, como el que debe tener un profesor eficaz, deben existir dotes motivacionales y competencia científica por encima de las habilidades organizativas y de comunicabilidad didáctica.
La importancia motivacional no se manifiesta sólo en el rendimiento y la satisfacción académica, ya que es un proceso que explica todo comportamiento humano. Entonces, dominar las técnicas motivacionales es también un dominio sobre los demás, (a un lado de los "para que" y "como") lo que lleva al debate ético.

MODELOS MOTIVACIONALES
Las técnicas motivacionales son similares para cualquier nivel de enseñanza, la diferencia radica en su adecuación al contexto de aplicación. Las distintas teorías motivacionales plantean tres problemas: el origen, las estructuras y el funcionamiento. Se desprende de ello dos tipos de teorías: las que lo explican con base en el instinto, y las que lo hacen desde el terreno del aprendizaje.
El instinto es un término que recoge la idea de tendencia heredada o innata, por lo que ciertos estímulos provocan atención o excitación en los miembros de una especie, que produce un comportamiento particular. McDougall (1908) concibe el instinto en forma finalista, dirigido hacia metas y no como mera acción refleja, una fuerza vital encauzadora de la conducta. Pero para el humano, el concepto del instinto es poco explícito, y tiene que ver con bases psicofísicas, los mecanismos innatos en los recién nacidos y el proceso de maduración psicofisiológico que se presenta en la interacción con el medio durante el aprendizaje. Ocurre así, que aún las necesidades psicofisiológicas se modifican por los distintos ambientes culturales. Pero al hablar de los instintos, en lugar de referirnos a ellos como fuerzas innatas, nos referimos a ellos como fuerzas motivacionales, acentuando el influjo del aprendizaje. Para ello, hay sistemas que acentúan los conceptos orécticos, o sea en una dimensión fisiológica, afectiva y conativa. Entre ellas, las teorías instintivistas, hedonistas y homeostáticas.
Estas teorías, no consideran de modo suficiente los aspectos cognoscitivos dentro del proceso motivacional, donde éste sería producto de la necesidad o el placer, de lo innato o lo aprendido, como una fuerza o tendencia psicofisiológica, afectiva y comportamental. Otras teorías acentúan la dimensión cognoscitiva y en lugar de motivación, hablan de voluntad. Ésta implica la capacidad de decisión fundamentada sobre principios racionales, lo que ubica a éste enfoque, con características aristotélicas y racionalistas, dentro del humanismo y hoy en día, éste es aceptado por el predominio del paradigma cognoscitivo de la psicología actual. Sin embargo, vale recordar que el humanismo, es una corriente filosófica apoyada en el existencialismo.
La teoría humanista destaca el papel de la autorrealización como capacidad del ser humano de ejercer como persona, actuando de manera consciente y libre, para explicitar su creatividad en el desarrollo de su propia existencia. Según Maslow, hay necesidades fisiológicas básicas que deben cubrirse, pero existen como en la base de una pirámide, otros escalones de motivos, como las necesidades de seguridad y protección, de pertenecer a un grupo, sentir amor. Después, en un nivel superior, se necesitan valoración y estima. Como culminación, se encuentra la autorrealización, mencionada junto a las necesidades epistémicas (deleite por el saber) y las éticas y estéticas. Entonces, la psicología humanística intenta corregir el enfoque anterior estrictamente "animalista" introduciendo la dimensión de la conciencia, de la libertad y el perfeccionamiento humano. Suena bien, pero ésta psicología, integradora y ennoblecedora, es una perspectiva fenomenológica, más filosófica que científica.
Una síntesis de lo orético y lo cognoscitivo, se alcanza con el psicoanálisis destacando el papel instintivo del Id (Eros y Thanatas) mediante el papel cognoscitivo de información reprimida en el inconsciente por el ego, y con la información normativa e irracional del superego, que ocasiona síntomas (somatizaciones, compulsiones, sublimaciones, desplazamientos, etc.) o manifestaciones sustitutivas de las verdaderas causas latentes, constitutivas de pulsiones intensas. La motivación se explica tanto desde las perspectivas oréticas (afectivo-conativas) como desde las estructuras cognoscitivas (pensamiento, información) pero siempre desde una dimensión más inconsciente que consciente.
En cuanto al aporte a la educación del modelo motivacional del humanismo o del psicoanálisis, serían, con respecto al primero, el desarrollo de una enseñanza donde el alumno es el principal constructor del saber (principio de autorrealización) donde el conocimiento (motivación epistémica) es el elemento principal. Aquí se destaca el uso de motivaciones intrínsecas en lugar de las extrínsecas, como preconiza el conductismo al manejar refuerzos, extraños al acto mismo del saber. El saber no es diferente del ser; por tanto, el aprendizaje académico no necesita violentar sino estimular la autorrealización personal. Estos principios, no obstante su interés son limitados, por lo que debe formularse una tecnología que muestre como alcanzarlos. Es lo que hace el conductismo, con respuestas técnicas aunque sus principios queden cortos para el ser humano. En cuanto al psicoanálisis, los distintos comportamientos tanto del alumno como del profesor, que encubre motivaciones más profundas, como sería por el alumno: desafío o rebeldía hacia el profesor como autoridad o de imagen paterno – materna; y por parte del maestro: conducta agresiva o hipernormativa, como desplazamiento de sus problemas familiares o profesionales, o sobreprotección, como producto de su propia inseguridad o reflejo de sus identificaciones adolescentes o compensación de sus insatisfacciones afectivas. Dichas pulsiones encubiertas pueden, a menos que el profesor tenga plena conciencia del asunto, generar conflictos en la relación profesor alumno Schraml 1968).
Independientemente del origen innato o aprendido de la motivación (instintos o motivos adquiridos) y al margen de las estructuras psicofísicas responsables (cognoscitivas, afectivas o conativas), falta saber que despierta o mantiene el proceso motivacional. Dos teorías fundamentales responden a esto. Una, basada en el principio del placer, es el hedonismo; y otra, es la teoría homeostática, que se basa en el principio de adaptación, mediante el cual los organismos tratan de satisfacer carencias y necesidades para restaurar el equilibrio. El hedonismo aparece desde la antigua Grecia como teoría filosófica que busca el placer, en donde evitar el dolor es el motivo principal del ser humano. Entonces, realizar actos desagradable o molestos, es posible sólo en el caso de que lleven a obtener algún placer, o para evitar más dolor. En general, es claro que en la conducta al final de todo, buscar el agrado y evitar el desagrado, aún en el caso del masoquismo extremo. Queda por resolver que se entiende por placer o displacer, o jerarquizar los distintos placeres sin limitar el concepto a un nivel sensual (sic).
Al respecto, Young (1936, 1961) demostró en ratas el predominio de lo hedónico sobre lo adaptativo defendido por la teoría homeostática, con la preferencia de la sacarina sobre otras sustancias necesarias al organismo. Caso similar lo constituyen los adictos y toxicómanos que favorecen el uso de sustancias placenteras, sobre cualquier alimento. Olds y Miller, (1994), mediante electrodos introducidos en el sistema límbico de ratas (zona septal), demostraron que los animales preferían accionar la palanca que inducía corriente eléctrica a sus cerebros y con ello obtener placer con mucha frecuencia, ignorando incluso su necesidad de alimento (Routtemberg y Lindy, 1965). Posteriores investigadores, obtuvieron resultados similares en otros animales (monos, peces, gatos, delfines etc.) e incluso en el hombre (Olds, 1969). Dichos experimentos son prueba convincente del hedonismo. Sin embargo, éste no resuelve el proceso motivacional ya que solo considera la meta de la conducta. Su ventaja es que señala que la búsqueda del placer logra incentivar la conducta de los organismos, hombre incluido. El principio hedonista se expresa en los refuerzos o recompensas del conductismo aplicado tratado ya por Thorndike en la eficacia del aprendizaje (ley del efecto). Así, una teoría hedonista de la instrucción, sería exclusivamente el proporcionar incentivos a los alumnos para conseguir el aprendizaje, lo cual sería insuficiente.
Sin embargo, la ley del efecto de Thorndike y el paradigma del condicionamiento operante de Skinner son además de hedonistas, homeostáticos, ya que el refuerzo es consecuencia de una conducta orientada a reducir la presión originada por la necesidad, como explica Hull. Entonces, la explicación del proceso motivacional es más compleja. El punto de vista homeostático en la psicología reproduce la teoría biológica de Claude Bernard, según la cual, los minerales son sistemas cerrados, mientras que los organismos son sistemas abiertos, con ciertos principios o programación interna que los relaciona con el ambiente, relación que viene determinada por el principio de adaptación o sea, la tendencia a obtener sustancias y condiciones satisfactoras de sus necesidades. La homeostasis por tanto, es el principio fundamental del proceso de vida, donde los seres vivos están programados naturalmente o por aprendizaje (caso del hombre) a contar con cualidades y condiciones sin las cuales, sufre desequilibrio o inadaptación, pero también están dotados para reaccionar sobre sí mismos o el medio, para conseguirlas o adaptarse a su carencia. Este mecanismo determina el comportamiento humano. Posteriormente, éste principio biológico fue ubicado en el campo fisiológico por Cannon, quien ejemplifica la estabilización de ciertos desequilibrios humanos en su obra Sabiduría del cuerpo. Fletcher por su parte, transfirió el principio a la psicología, pero la teoría de la reducción del impulso, se postuló posteriormente por Hull, (1943). Se dice que la motivación es el impulso que brota de una necesidad y conduce a una acción (conducta instrumental u operante) que obtiene un incentivo para reducir la pulsión y satisfacer la necesidad (Fig. 22.1).

Debido a que existen pruebas empíricas de la teoría motivacional, la pregunta es: ¿Cómo pueden concordar la teoría hedonística y la homeostática? Ya que parecen complementarias, por las siguientes razones:
La reducción del impulso o eliminación de la necesidad, es un acto hedónico, por lo que la homeostasis se asocia en animales y el hombre con obtener placer y evitar el dolor.
Existen placeres adicionales relacionados o no, con la reducción del impulso pero son de distinta naturaleza (el placer de la comida y/o golosinas, adicional a la simple satisfacción del hambre). Dichos placeres adicionales o el propio hecho de reducir el impulso, llegan a ser incentivos y por tanto, necesidades hedónicas. Es el caso de las toxicomanías o de los hábitos sensuales (sic).
Cuando el organismo asocia el placer de la reducción del impulso con un incentivo y como consecuencia con una conducta, tiende a respetar dicha conducta en situaciones similares, lo que según la perspectiva conductista, origina el aprendizaje. (Fig. 22.2).

Esta teoría aclara otros aspectos sobre la motivación, de tal suerte que un alumno estará motivado para aprender si los contenidos de la enseñanza se vinculan con sus intereses o necesidades, o le crean otros nuevos. Así, estudiará mientras encuentre satisfacción en el estudio, derivada de la satisfacción de sus necesidades, como el dominio de la materia, buenas calificaciones, aprobación social, etc. y perderá el interés, si no la consigue luego de varios intentos. Así se llega al caso del fracaso escolar acumulativo, aunque la tolerancia a la frustración o resistencia al fracaso es muy variable entre los alumnos. (Ver figura 22. 3).

Los mecanismos adaptativos a la frustración son:
Insistir en el mismo comportamiento. Si el fracaso ocurrió por falta de esfuerzo, se puede corregir así el error, pero si ocurrió por falta de estrategias adecuadas se volverá a fracasar. Es típico de los que repiten cursos.
No perseverar, equivalente a evadir el problema. Es otro caso de de alumnos con baja motivación de logro o poco estímulo por el estudio.
Insistir en la búsqueda de nuevas opciones, típico de alumnos mejor adaptados y más motivados por el logro.
La razón de dicha variedad de adaptaciones entre los individuos, proviene tanto de predisposiciones naturales como del aprendizaje mismo: Se aprende, adecuadamente o no, a usar esos mecanismos adaptativos. Esto es característico del aprendizaje conductual y es simplista, al considerarlo únicamente como resultado de conexiones gratificantes o evitaciones del dolor, lo que es válido para niveles elementales de la conducta, más próximos fisiológicamente o similares a los del mundo animal. El aprendizaje humano, no es un mecanismo ciego o automático, sino un proceso cognoscitivo donde la variabilidad personal en la adaptación, es consecuencia de diferentes modelos cognoscitivos o hábitos mentales construidos por las personas, mismos que obligan a que se valore la realidad y a reaccionar (cognoscitiva y afectivamente) de diferentes maneras.

COGNICIÓN Y MOTIVACIÓN
El énfasis de lo cognoscitivo respecto de la adaptación y de la frustración, y del aprendizaje, debe reiterarse respecto del modelo homeostático motivacional. El neoconductismo corrigió algo en su teoría al introducir variables como expectativas, creencias, valores (Tolman 1932). Hay que destacar que el modelo neoconductista de la motivación se limita a propuestas teóricas con escasa aplicación ante el paradigma cognoscitivo en la psicología; Pero estaa a su vez no ha sido capaz de abordar el tema motivacional. Por otra arte el conductismo se ha ocupado de la motivación y ha olvidado la cognición, mientras que el cognositivismo se centra en la cognición e ignora la motivación, como se desprende de los modelos analógicos. Para el conductismo, dicho modelo para el hombre era el animal (saliencia de la motivación y la acción). En cuanto al cognitivismo, dicho modelo analógico del hombre es el ordenador o computadora (saliencia de la información).
El vínculo información-motivación aún se estudia psicoanálisis en la teoría que más intenta e conjunción asegurando que la información retenida es energía motivacional, explicando la dinámica cognoscitivo-afectiva mediante distintos mecanismos de defensa como los seños, etc. El filósofo Hebart ha destacado el papel energizante de las ideas (ideas-fuerzas). En psicología la Gestalt defiende el papel motivacional que cognoscitivamente tiene la figura respecto del fondo y la tendencia cognoscitiva a completar "al cierre incompleto". La tendencia al cierre incompleto es una forma hemostática, cognoscitiva y es la base de relacionar lo cognoscitivo con la motivación. Para Piaget (1952,1954) el desequilibrio cognoscitivo provocado por la dificultad de encajar con la realidad (incongruencias) lo que obliga a modificar esquemas y a desarrollar acomodaciones. Para Festubger (1958) la disonancia cognoscitiva (conflicto de dos informaciones emocionalmente incompatibles) es una fuente de energía motivacional. Berlyne (1960) sostiene que el deseo de saber no es solo una motivación fundamental del hombre sino que la dinámica del pensamiento está montada en contra posición informativa. Otros autores ven este fenómeno desde enfoques distintos: Helson (1947,1948) alude al nivel de adaptación; Rogers (1951) y Kelly (1955) hablan respectivamente del choque de expectativas y de constructos personales; Hunt (1960,1971) defiende el valor motivacional intrínseco de la información ante el desequilibrio o la complejidad. Otro tema motivacional cognoscitivo de especial consideración es el de las atribuciones y en concreto locus of control (Weiner, 1974) que trata de expresar la tenencia de las personas explicar sus éxitos o fracasos; hay quien acentúa la responsabilidad de su conducta, su capacidad o sus esfuerzos (locus of control) internalista) pero también hay quien finca la responsabilidad en causas externas como la tarea, la suerte, la sociedad (locus of control externalista). Este molde cognoscitivo afecta al comportamiento que se desarrolla aunque las atribuciones parecen ser respuestas defectivas al pasado que tendencias predictivas del comportamiento futuro. La diferencia estriba en que se obtiene un porcentaje menor de la varianza de la conducta emitida mientras que se explica un porcentaje mayor de varianza en cuanto a las expectativas (Covington 1983).

COMO CONCLUSIONES:
La búsqueda del placer profundo y la evitación del displacer, son el objeto último de toda conducta.
El placer por sí mismo, es el objetivo motivacional más fuerte que puede sentirse como necesidad.
El placer o satisfacción, también se produce al reducir el impulso que nace de una necesidad.
Si una conducta resulta placentera o se asocia a una fuente placentera, tiende a repetirse favoreciendo el aprendizaje.
Para desarrollar una enseñanza motivadora, lo que se enseña, el modo de enseñar, y las circunstancias de enseñar, así como las consecuencias de lo que se aprende, se deberán conectar con las necesidades y vivencias placenteras de los alumnos.
Los aspectos cognoscitivos modifican el campo de la motivación. Las expectativas y las atribuciones de alumnos y profesores afectan al aprendizaje.
La cognición es fuente de satisfacción y la forma en la que se plantea la información, puede desencadenar desequilibrios cognoscitivos convirtiéndose en necesidades impulsoras de la búsqueda cognoscitiva (motivación epistémica).


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