Barthes_Roland_Todorov_Tzvetan_El_analisis_estructural_del_relato_1970.pdf

May 25, 2017 | Autor: Edi Mesa | Categoría: Literatura Rusa
Share Embed


Descripción

l

1

¡

Indice

Título del original: L'analyse structurale du 1-écit, Communica tions, N!' 8 Traducción directa del francés: Tapa:

BEATRIZ DORRIOTS RoLAND BARTHEs

CARLOs BoccARDO

Asesoramien to gráfico

SHLOMÓ

Introducció n al análisis estructural 9 de los relatos

"V ALDMAN

A. J. GREIMAS Elementos para una teoría de la interpretaci ón 45 del relato mítico ICLAUDE BREMOND

La lógica de los posibles narrativos

H7

JULES GRITT1

Un relato de prensa: los úhimos días de un lll cgran hombre» V JOLETTE

El chiste

MoRIN

121

CHRISTIAN METZ

147

La gran sintagmática del film narrativo / TzvETAN

T OI}ORov

La categorías del relato literario 1 Gt:RARD GENETTE

Fronteras del relato



IMPRESO EN LA REPúBLICA ARGENTINA

Queda hecho el depósito que previene la ley NQ 11.723 (C) Copyright de la edición francesa: Editlons du Seuil, Parla 1966 (C) Copyright de todas las ediciones en castellano: ETC. - EDITORIAL TIEMPO CONTEMPORAN EO. S.R.L., 1970 Viamonte 1453, p. 109, 66, Buenos Aires

193

155

Análisis estructural del relato

Biblioteca de Ciencias Socialedirigida por Eliseo Verán Colección Comunicaciones

Roland Barthes A. J. Greimas Claude Bremond Jules Gritti · Violette Morin Christian Metz Tzvetan T odorov Gérard Genette

''

~ zv

Editorial rriempo Contemporáneo

Introducci6n al análisis estructw·al de los relatos Roland Barthes

t

Innumer ables son los relatos existente s. Hay, en primer lugar, una variedad prodigios a de géneros, ellos mismos distribui dos entre sustancia s diferente s como si toda materia le fuera buena al hombre para confiarle sus relatos: el relato puede ser soporJJido por el lengttaje -articul_ado, oral o escrito, UQL la imageu, fija o móvil, por el gesto y¡_po_~__la _so!!:~l?jnaciÓJl~Q:r0~I_l_~l., en Lauguage and socíety (Mélanges Jansen), Copenhague, 1961, p. 113. 8~~s olnio, como lo ha hecho notar Jakobson, que entre la frase y su más allá hay transidones: la coo•dinación, por t:jcmplo, puede tener un alcance mayor que la frase. 9. Véase en especial: Benveniste, ofJ. cit., cap. X. Z. S. Harris: ·Discoursc Analysis•. Lauguage, 28, 1952, 1-30. N. Ruwet: ·Analysc structurale d'un poemt: fran~ais•, LiHgui;tin, :1, 1%1, ti2-H:l.

12

los lenguajes artificiales. Es, pues, legítimo postular~ la frase y el ~!~cu~-~ ..~~--~~Ló2..~~s.t;,f_u_n~l;t_r~~· -que llam~ueu10s homoli)g"íca, pina respetar el carácter puramente formal de las correspondencias. La lengua general del relato no es evidentemente sino uno de los idiomas ofrecidos a la lingüística del disc~·so, 10 y se somete por consiguiente a la hipótesis homoló~il;;¡¡:~structuralmente, d relato participa de la frase sin poder nunca reducirse a una suma de frases: el relato es una gran frase, así como toda frase nri:H de descnooón

ii

·~rárQüicalúifé:ídoia(..-----~u~~~ ¡~rmur.#

ni~ele.~, s~n

!

1

o¡;>eraciones. 15 _Es_ normal, pues, que al progretos sar la ,hr!guistica uenda a muluphcarlos. El análisis del discurso todav1a no puede trabajar más que en niveles rudimentarios. A su manera, la retórica habí: il~i~!!}ado al di§CUJ]Q...il...mew:..s dos ~~nos de des~n~T4!~Ja ~U.i?WlJ.U. ~ la eloculi~ 10 En nuestros 1as, en su aná ISIS de la estructura del mito Lévi-Strauss Y.ª ha precisado que las unidades constitutivas dei discurso mítiCo (II1Íteillas) sólo adquieren significación porque están agrupadas en haces y estos haces mismos se combinan; 17 y T. Todo1~. •Las descripciones Iingüi.sticas nunca son monovalentes. Una descrip· c1ón no es .exacta o. fa!~,. smo que es mejor o peor, más o menos útil•. (J. ~· ~al.hday: •L~ngu1st1que générale et linguistique appliquée• Études de lmgu1S~1que appl~quée, 1, 1962, p. 12). 1;.' Los mveles de Integración han sido postulados por la Escuela de l•~ga (v. J. Vachek: A Prague School Reader in Linguistics, Indiana, Umv. l'ress, 1~~· p. 468) ~ reto~ado luego por muchos lingüistas. Ea, en nuestla opuuón, B'cnvemste qUlen ha realizado aquí e) análisis más esclarecedor (op. cit., cap. X). 1?. •En términos algo vagos, un nivel puede ser considerado como un SIStema de si?lbolos, reglas, etc., que debemos emplear para represen· tar las expreswnes•. (E. Bach, op. cit., p. 57-58) . 16. La tercera parte de la retórica, la inuentio, no concernía al lenguaje: se ocupaba de las 1·es, no de Jos uerba. 17.. Anthropologie structurale, p. 233. (Ed. castellana: Bs. As., Eudeba, 19~, p. 191).

.t2.Y• retomando la distinción de los formalistas rusos, propone trabajar sobre QgS, grapdf§ njyelc§, ellos mismos subdivididos:

~2ittttt:::=~ .;;:c:;Y=::!:::e~~~ ~~s

comre~1de 12~ .t!xrxuaQi.~.~"'-"U . • :lWiWI,l¡~ ~ua qlllera sea el número de niveles que se propongan y cualquiera la definición que de ellos se dé, no se puede dudar de que el relato es una jerarquía de instancias. Comprender un relato no es sólo seguir el desentrañarse de la historia, es también reconocer •estadios•. proyectar los encadenamient os horizontales del chilo• narrativo sobre un eje implícitamente vertical; leer (escuchar) un relato, no es sólo pasar de una palabra a otra, es también pasar de un nivel a otro. Permítaseme aquí una suerte de apólogo: en La Carta Robada, P..o.t:. analizó certeramente el fracaso del prefecto de policía, incapaz de recuperar la carta: sus investigaciones eran perfectas, dice, en la esfera de especialidad: el prefecto no omitía ningún lugar, •saturaba. por entero el nivel de la •pesquisa•; pero para encontrar la carta, protegida por su evidencia,._!1abía _(l~_e pasar a otro nivel, ~Íl.t,~_i.!:J;t __ps_ic:ología del p9Iicía-por la del .encu: 3~!~or. Del mismo modo, la •pesquisa. realizada sobre un con· junto horizontal de relaciones narrativas, por más completa que sea, para ser eficaz debe también dirigirse e verticalmente!: el -~!!tiE(:l ..llO está •al final del relªtO», sino que ..!2.-ª~~aviesa; siendo tan evidente como La Carta nobada, no escapa menos que ella a toda exploración unilateral. Muchos tanteos serán aún necesarios antes de poder sentar con seguridad niveles del relato. Los que vamos a proponer ai!'-) .~­ ·dones d~ n~lij¡p{ Es lo que activame nte se trata de establece r y lo ~ue hasta aquí ha sido más ampliam ente debatido . Nos remitirem os, pues, a las contribu ciones de A. J. Greimas, Cl. Bremond y T. Todorov , publicad as aquí mismo, y que tratan todas aterca de la lógica de las funcione s. Tres direccion es principales de investiga ción, expuesta s más adelante ¡)()r T. Todorov, se ponen de manifies to. ~ 911\HJf[i! yb 'lláf~Jiiil) es más propiam ente ~: se trata e reconsdt uir la smtaxis de los comportamientOs""llumanos utilizado s por el relato, de volu! pniíim:= !=:M ver ~ trazar el tr~:;.cto de

4iuJ¡.

?¡w'

~;Cn;,¡,;:¡¡~~~~ ~h!~~i(J.9 36 y oiªtlca r así a luzo que se podría llamar una lógica ener-

gética, 37 ya que ella capta los personaje s en el momento . en

; '

!

33. Citado por CL Bremond, • El mensaje narrativo• , en: [,a semio/ogia, Buenos Aires, Editorial Tiempo Contempo ráneo, 1970, Colección Comunicaciones. 34. Quant au Livre (Oeuvres completes, J>léyade, p. 386). 35. A su manera, como siempre perspicat pero desaprovec hada, Valery enunció muy bien el status del tit:mpo narrativo: •El creer al tiempo agente e hilo conductor se basa en el mecanismo de la memoria y en el del discurso combinado • (Tel Quel, II, 348) ; la bastardilla es nuestra en efecto, la ilusión es producida por el discurso mismo, 36. Esta concepción recuerda una opinión de Aristóteles : la fJroairesis, elección racional de las acciones a acometer, funda la praxis, ciencia práctica que no produce ninguna obra distinta del agente, contrariam ente a la poiesis. En estos términos, se dilá que el analista trata de reconstituir la praxis interior al ¡·elato. 37. Esta lógica, basada en la alternativa (hacer oto o aquello) tiene el

que eligen actuar. El segundo U}Q!.ldu .es .lir!Q_übtico (Lt'-viStrauss, Greimas) : la preocupa ción esencJal de e'Sti'inve stigadon es descubri r en las funcione s oposicion es paradigrfiáticas, las cuales, cogform e al principio jakobson iano de lo cpoético» , ese extiende n• a lo largo de la trama del relato (veremos, sin embargo , aquí mismo los nuevos desarroll os con los que Greimas corrige o completa el paradigm atismo de las funcione s). La tgcera xia esbozada por Toflorm; . es algo diferente pues · el de las caccío · .(es decir, W; ~ · · instal eersonaj es), tratando de esta ecer as reglas por las que e ret'ato combina , varía y transform a un cierto número de preclicados básicos. No se trata de elegir entre estas hipótesis de trabajo, que no son rivales sino concurre ntes y que por lo demás est;\n hoy en plena elaborac ión. El único complem ento que nos pennitíre mos agregar aquí conciern e a las dimensio nes del análisis. Incluso si excluimo s los indicios, los informan tes y las catálisis, quedan todavía en un relato (sobre todo si se trata de una novela y ya no de un cuento) un gran número de funcione s cardinale s; muchas no pueden ser manejad as por los análisis que acabamo s de citar y que han trabajad o hasta hoy con las grandes articulac iones del relato. Sin embargo , es .ntc)¡¡§t¡.:.ia. descri )ción lo suüci~,!}.1,S~!!!!!...U:.U~t . ·..,llt.U,,,¡,·Lio!IW. de sus menores ·~~~~......- .....~+-.... 'f":"~~~ segmen 'os; as unciones carcliíúiies, reconlém oslo, 110 pueden ser detennin adas por su «importa ncia», sino sólo por la naturaleza (dobleme nte implicati va) de sus relacione s: un «llamado telefónico», por fútil que parezca, por una parte comport a él mismo algunas funcione s cardinale s (sonar, descolgar, hablar, volver a colgar) y por otra parte, tomado en bloque, hay que poder conectarl o, al menos mediatiz adamente , con las grandes articulac iones de la anécdota . La cobertur a funciona l del relato impone una organiza ción de pausas, cuya unidad de base no puede ser más que un pequeño grupo de funcione s que llamarem os aquí (siguiend o a Cl. Bremond ) una ,\eCHer~cia. Una secuencia es una sucesión lógica de núcleos unidos entre 38 sí por una relación de solidarid ad : la secuencia se inicia cuando uno de sus términos no tiene antecede nte solidario y se cierra cuando otro de sus términos ya no tiene consecue nte. Para tomar un ejemplo intencion almente fútil, pedir uua consumición , recibirla , consumir la, pagarla: estas diferente s funciones constituy en una secuencia evidente mente cerr~tda, pues ~-----

mérito de dar cuenta del proceso de dramatizac ión que se da ordinariamente en el H'lato. 38. En el sentido hjelmslcvi ano de doble implicació n: dos términos se presupon~n uno ¡¡J otro,

25

24

.Tfr '

1\

' 1' ~

''. i '¡

'' •

1

¡

i

'' '

es ~)osible ha~er preceder el pedido o hacer seguir el pago sm sahr del conJunto homogéneo .. consumición •. La secuencia es, e1_1 efecto, siempre nombrable. Al determinar las grand~s funciOnes del cuento, Propp y luego Bremond, ya se han VIsto llevados a nombrarlas (Fraude, Traición, Lucha, Contra~o, ~educción, etc.) ; la operación nominativa es igualmente me~Jtable par_a las secuencias fútiles, que podríamos llamar «
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.