Balkania 2011 (2) - Español - (20 años desaparición de Yugoslavia)

May 24, 2017 | Autor: M. Rodríguez Andreu | Categoría: Yugoslavia, Transición de la Dictadura a la Democracia, Independencia
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Descripción

ISSN 2172-5535 Editor Miguel Rodríguez Andreu Corrector Miguel Rodríguez Andreu Publicado por Embajada de España en Belgrado Dirección Embajada de España en Belgrado Prote Mateje 45 Belgrado 11000 Teléfono: +381 (0)11 344 02 31, 344 02 32, 344 02 33 Traductor/a Dragana Štrbac/Miguel Rodríguez Andreu Imprenta Naučna KMD Tirada 600 ejemplares Página web www.balkania.es Correo electrónico [email protected] La financiación de la revista Balkania corre a cargo de la Embajada de España en Belgrado – Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España

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ÍNDICE – PRÓLOGO DEL EMBAJADOR DE ESPAÑA EN BELGRADO – EDITORIAL Primera parte – A VEINTE AÑOS VISTA DEL 25 DE JUNIO DE 1991 Francisco Veiga............................................................................................................11 – EL PAPEL DE NACIONES UNIDAS EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN CROACIA Ružica Jakešević...........................................................................................................30 – LA INFLUENCIA DE LA DISOLUCIÓN DE YUGOSLAVIA POR LA GUERRA EN LA COOPERACIÓN REGIONAL EN EL SUDESTE DE EUROPA Y LOS BALCANES Edita Stojić-Karanović.................................................................................................50 – MONTENEGRO: 20 AÑOS DESPUÉS DEL COLAPSO DE YUGOSLAVIA Saša Knežević..............................................................................................................65 Segunda parte - DIEZ GLOSAS SOBRE LA DESINTEGRACIÓN DE YUGOSLAVIA Carlos Taibo Arias.......................................................................................................73 - LA DESINTEGRACIÓN DEL RÉGIMEN TITISTA (1986-1989) Antonio Moneo Laín....................................................................................................85 - GÉNESIS Y DESARROLLO DE UNA VANGUARDIA NACIONAL. EL PAPEL DE LAS ÉLITES POLÍTICAS EN LA CREACIÓN DE LA ESLOVENIA INDEPENDIENTE. Carlos González Villa................................................................................................112 - LA DISPUTA GRECO-MACEDONIA POR EL NOMBRE, DESDE UNA PERSPECTIVA COMPARADA Carlos Flores Juberías.................................................................................................131

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- BOSNIA Y HERZEGOVINA: UN ESTADO SIN GOBIERNO Y SIN CIUDADANOS. LA ETNIFICACION DEL INDIVIDUO Y SUS CONSECUENCIAS SOBRE LA SOBERANÍA Y EL FUNCIONAMIENTO ESTATAL Esma Kučukalić Ibrahimović......................................................................................154 - LA YUGONOSTALGIA COMO OBJETO DE ESTUDIO ACADÉMICO Miguel Palacios Cruz.................................................................................................182 Tercera parte - ULOGA UJEDINJENIH NACIJA U RJEŠAVANJU SUKOBA U HRVATSKOJ Ružica Jakešević.........................................................................................................203 - THE INFLUENCE OF THE DISSOLUTION OF YUGOSLAVIA BY WAR ON REGIONAL COOPERATION IN SOUTHEAST EUROPE AND BALKANS Edita Stojić Karanović...............................................................................................221 - CRNA GORA 20 GODINA NAKON RASPADA JUGOSLAVIJE Saša Knežević............................................................................................................235

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Prólogo La revista BALKANIA, patrocinada por la Embajada de España en Belgrado, es una iniciativa acorde con una extensa trayectoria de dos décadas de estrecha cooperación política, económica y social de España con el Sudeste europeo. Si las guerras y sus nefastas consecuencias exigieron de nuestro país un esfuerzo con los Balcanes, acorde al espíritu con el que España se involucró en el proyecto de una Europa unida, y la primera década del S-XX se caracterizó por la contribución española al proceso de integración europea de los países de la Ex-Yugoslavia, esta década debe ser un periodo de consolidación y reafirmación de esos vínculos de cooperación como vecinos continentales que somos. La presencia cultural española en Belgrado y Serbia, representada a través del éxito significativo del Instituto Cervantes y de las actividades culturales que en conjunción con él impulsa la Embajada de España, son un estímulo para que BAL­KANIA se convierta en un ámbito de resonancia de dicho interés y en un exponente más de la determinación con la que se quiere mantener esa reciprocidad. La organización, el mes de septiembre pasado, del simposio «Veinte años después de la disolución de la Ex-Yugoslavia», junto con la Universidad Megatrend de Belgrado – cuya realización fue posible gracias a la iniciativa y excelente dirección académica del profesor y Vicerrector de esta universidad, el Dr. Slobodan Pajović – es resultado de la vocación con la que la Embajada desempeña su función cultural en la acción exterior. La presencia de los profesores José Girón y Francisco Veiga, reconocidos estudiosos de la región, en este evento, al que asistieron personalidades políticas y académicas de las antiguas repúblicas ex-yugoslavas, tiende puentes hacia la colaboración y el conocimiento mutuo. En este número de BALKANIA se publica una muestra de las ponencias presentadas en el seminario de septiembre. Una revista de estudios académicos en lengua española, integrada por autores de diversas nacionalidades, se corresponde con el importante lugar que ocupa el español entre las lenguas del mundo y la posición que ostenta España entre los países culturalmente más influyentes. Desde hace dos décadas España ha ido generando desde los foros académicos y universitarios numerosos expertos que han demostrado su rigor y buen criterio en numerosas publicaciones y congresos nacionales e internacionales, a la que le siguen nuevos investigadores que se nutren de esa inercia positiva de la que BALKANIA forma parte. Si el número anterior de BALKANIA aspiraba como propósito principal a la continuidad, me complace ahora confirmar a los lectores que con este nuevo número mantenemos ese compromiso. Arturo Laclaustra Beltrán Embajador de España en Belgrado

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Editorial BALKANIA vuelve a editarse en su segundo número gracias al impulso de la Embajada de España en Belgrado. A raíz del buen recibimiento que vivió el primer número, al lograr reunir un nutrido grupo de expertos en estudios balcánicos, resultaba indispensable garantizar su continuidad e intentar cada vez ser más ambiciosos. Una iniciativa que sin duda incrementará la difusión de los contenidos de la revista es la publicación de su versión digital (www.balkania.es); de este modo la revista gana en presencia, expansión y credibilidad y, además, ofrece la posibilidad de aumentar exponencialmente el número de lectores/as con una propuesta más moderna y accesible. Quedan todavía algunos objetivos por cumplir, que satisfagan los criterios de calidad más exigentes; sin embargo la senda tomada es la adecuada. La buena respuesta del público así lo confirma. Se ha concretado en nuevas propuestas de artículos, tanto para este número como para el siguiente, y buenas perspectivas para ampliar la difusión y las redes en las que BALKANIA se va integrando. Para este nuevo número se ha querido realizar un monográfico sobre la disolución de Yugoslavia. La disolución de Yugoslavia sigue dando coletazos. Veinte años después de que Yugoslavia dejara de formar parte del mapa mundi europeo, la crisis de Kosovo, que algunos autores señalan como el pistoletazo de salida de los problemas regionales, todavía hoy merece la atención de la opinión pública internacional por su potencial de conflictividad. Las instituciones albanokosovares aprobaron una declaración unilateral de independencia en febrero de 2008, apoyada entre otros por los EE.UU, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, a la que se opuso firmemente Serbia, en base a la resolución 1244 (1999) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que proveía de autonomía a Kosovo, pero dentro de las fronteras de la República Federal de Yugoslavia, a la que más tarde sucedería legalmente la República de Serbia. Tras la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de 22 de julio de 2010, que dictaminaba que la declaración unilateral de independencia kosovar no era ilegal, Serbia acudió a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) para defender sus intereses soberanos en Kosovo, momento a partir del cual el contencioso vive un nuevo periodo político donde las negociaciones Belgrado-Priština se desarrollarán principalmente al amparo de la UE, y de la voluntad del gobierno serbio de entrar en el club europeo, sin renunciar a sus reivindicaciones territoriales sobre Kosovo. La negativa de la mayoría serbia en el norte a vivir bajo el gobierno de las autoridades albanokosovares genera en Belgrado una intrincada disyuntiva no oficializada: mantener históricas reivindicaciones en favor de la unidad del pueblo serbio o apostar todo a la entrada en la UE. Ambas opciones chocan con los recelos de unos y otros sectores de la sociedad serbia, escéptica ante un futuro que no acaba de aclararse.

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No muy lejos de allí, en Bosnia y Herzegovina, la funcionalidad del estado sigue estando en discusión. Un entramado institucional heredado de los acuerdos de paz de Dayton (1995), que si bien puso punto y final a la guerra no logró asentar las mejores bases para el desarrollo político, económico y social del país. Todavía está por cristalizar una identidad bosnia que supere las divisiones étnicas entre bosníacos, serbios y croatas, más enconadas si cabe que las que se manifestaron en forma de conflicto al comienzo de las guerras de secesión yugoslavas, aunque ahora con un contexto regional diferente, que oscila entre el encorsetamiento que impone el camino hacia la UE, la redefinición política y económica, y la reconciliación post-conflicto. La comunidad internacional y la UE parecen seguir siendo el salvavidas principal de un país en el que se ha invertido demasiado dinero y esfuerzos diplomáticos como para que sea abandonado a la suerte de los liderazgos étnicos, una desfavorable coyuntura economía y los frecuentes casos de corrupción, escenarios cuyas consecuencias son todavía difíciles de predecir. Macedonia y Grecia continúan con las espadas en alto sobre la denominación de la ex-república yugoslava. El 5 de noviembre del 2011, la Corte Internacional de Justicia dictaminó por una votación de 15 a 1 que Grecia violó el acuerdo provisional de 1995 al vetar la solicitud de Macedonia a la adhesión a la OTAN en la cumbre de 2008 en Bucarest. El acuerdo entre los dos países establece que Grecia no podría bloquear la membresía de Macedonia en las organizaciones internacionales si se hacía bajo la denominación provisional de las Naciones Unidas de la «Antigua República Yugoslava de Macedonia». Aunque existe más de 130 países que han utilizado el nombre de «República de Macedonia» en sus relaciones diplomáticas bilaterales, las Naciones Unidas y la UE utilizan el nombre de «Antigua República Yugoslava de Macedonia». Un capítulo más del empeño griego por evitar que se atribuya el nombre de «Macedonia» a este país, homónimo al de su región norteña. A esto se une la designación del aeropuerto de Skopje como «Alejandro Magno», en honor a Alejandro Magno de Macedonia, o el proyecto de refundación arquitectónica y monumental «Skopje 2014», en una clara iniciativa por impulsar el sentimiento civil macedonio y potenciar su legitimidad histórica. Son estos sólo algunos de los legados del pasado. Inercias negativas surgidas a partir de la fragmentación de Yugoslavia, y de los conflictos políticos y bélicos que emergieron a continuación. Por este motivo la disolución de Yugoslavia sigue siendo un tema de actualidad, que merece un estudio detenido, a través de una regeneración constante de análisis e interpretaciones que nos ayuden a entender qué está pasando y cómo abordar el futuro de la región. A estos efectos los 20 años que han transcurrido desde la disolución yugoslava se han convertido en una oportuna efeméride. El 7 de octubre de 2011 la Embajada de España junto con la Universidad Megatrend celebró en Belgrado el simposio «Veinte años después de la disolución de la Ex-Yugoslavia», presidido por el profesor Slobodan Pajović y el diplomático español Francisco de Miguel. El simposio con-

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tó con la presencia de Francisco Veiga y José Girón (España), Zdravko Grebo (Bosnia y Herzegovina), Ružica Jakešević (Croacia), Franco Juri (Eslovenia), Srgjan Kerim (Macedonia), Saša Knežević (Montenegro), Zoran Avramović y Edita Stojić-Karanović (Serbia), quienes ilustraron desde su experiencia académico-profesional diferentes lecturas de las crisis yugoslavas para situar las causas de la disolución en: la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética, el proceso de redefinición territorial e ideológico que se produjo más tarde y su impacto en las instituciones yugoslavas, una acusada federalización, en especial desde la Constitución de 1974, y la incapacidad del modelo yugoslavo para adaptarse a la dinámica de un sistema democrático. Se discutieron los desequilibrios económicos entre repúblicas, el fracaso de un proyecto neoliberal para la Ex-Yugoslavia durante el gobierno encabezado por Ante Marković, la celebración inmediata de elecciones parlamentarias con la caída del comunismo, y la división étnica en torno a los líderes en cada una de las repúblicas socialistas. Una colección de causas que, por si solas, no despejan el enigma yugoslavo, aunque sí se van revelando como objetos de estudio, principales, cada vez mejor fundamentados a partir de la literatura especializada y las fuentes primarias de investigación. BALKANIA ha optado en este número por trazar una línea entre los acontecimientos pasados y los episodios políticos que le siguieron, con una aproximación a algunos de los temas que rodean la actualidad balcánica y que guardan una estrecha relación con la disolución de Yugoslavia. En una primera parte BALKANIA ha compilado cuatro artículos correspondientes a Francisco Veiga, Ružica Jakešević, Saša Knežević y Edita Stojić-Karanović, trabajos expuestos en el ya mencionado simposio. La organización de este evento y su vinculación a BALKANIA representa un paso adelante en el afianzamiento del proyecto y, además, a esto se suma, que este número integra a académicos españoles y del Sudeste europeo en una iniciativa común. En una segunda parte los artículos de Carlos Taibo, Carlos González, Miguel Palacios, Antonio Moneo, Carlos Flores y Esma Kučukalić prueban la renovación de la actividad académica en los estudios balcánicos desde España y el paulatino incremento de los investigadores que trabajan en esa dirección. En una tercera parte como anexo se incluyen los artículos que han sido traducidos del original al español. Cordialmente,

Miguel Rodríguez Andreu

Editor de BALKANIA

Belgrado, 9 de diciembre de 2011

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PRIMERA PARTE

SIMPOSIO «Veinte años después de la disolución de la Ex-Yugoslavia»

– A VEINTE AÑOS VISTA DEL 25 DE JUNIO DE 1991 Francisco Veiga – EL PAPEL DE NACIONES UNIDAS EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN CROACIA Ružica Jakešević – LA INFLUENCIA DE LA DISOLUCIÓN DE YUGOSLAVIA POR LA GUERRA EN LA COOPERACIÓN REGIONAL EN EL SUDESTE DE EUROPA Y LOS BALCANES Edita Stojić-Karanović – MONTENEGRO: 20 AÑOS DESPUÉS DEL COLAPSO DE YUGOSLAVIA Saša Knežević El simposio fue un evento organizado por la Embajada de España en Belgrado y la Universidad Megatrend el 7 de octubre del 2011 10

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FRANCISCO VEIGA (Madrid, 1958) es Doctor en Historia, analista político experto en Europa Sudoriental (Balcanes) y Turquía, Profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde imparte docencia desde 1983. Asimismo es fundador y coordinador de la asociación Eurasian Hub, dedicada a los estudios, análisis, recursos y asesoramiento académico para asuntos relativos a Eurasia (Europa Oriental y Balcanes, Anatolia, Cáucaso y Asia Central). Su actividad profesional abarca tres áreas: A) Desarrollo y docencia de nuevas asignaturas universitarias especializadas en Historia de la Europa oriental y República turca-imperio otomano. B) Investigación y ensayística académica especializada en Historia Contemporánea y Actual de su área de especialización (Europa Sudoriental y Turquía) centradas en las siguientes temáticas: Historia de Europa oriental en los periodos de entreguerras (19181939),  Guerra Fría (1948-1991) y Posguerra Fría (1991-2008). Teoría de las crisis específicas en el «espacio ex otomano» (1804-actualidad). Nacionalismo, derecha, ultraderecha e involución política en Balcanes-Turquía. El resultado han sido diversos libros y artículos en revistas especializadas. C) Análisis político de actualidad en diversos medios de comunicación sobre la zona Balcanes-Turquía: además de comentarista fijo en diversas cadenas de radio, el diario «Avui» (1987-1989), «El Observador» (1990-1993) y, sobre todo, «El Periódico de Catalunya» y «El País» (1989-2008). En la radio ha intervenido en: BBC Exterior, RN5, Catalunya Ràdio y, COM Ràdio.

Tiene publicados los siguientes libros: ––

La fábrica de las fronteras. Guerras de Secesión yugoslavas, 1991-2001, Alianza Editorial, 2011

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El desequilibrio como orden. Una historia de la Posguerra Fría, 1990-2008, Alianza Editorial, 2009

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El turco: Diez siglos a las puertas de Europa, Debate, 2007 (1ª edición:2006)

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La trampa balcánica, Grijalbo – DC, 2002 (1ª edición: 1994) Obra traducida y editada en Bulgaria y Serbia  

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Slobo. Una biografía no autorizada de Slobodan Milošević, Debate, 2004. Existe versión traducida y publicada en serbio

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La paz simulada. Una Historia de la Guerra Fría, 1941-1991, (con Enrique U.Da Cal y Ángel Duarte), Alianza Editorial, 2006 (1ª edición: 1996)

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Els Balcans. La desfeta d´un somni, 1945-1991, Eumo – Universitat de Girona,  1994 (1ª edición: 1993)

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La mística del ultranacionalismo. El Movimiento legionario rumano, 1919-1941, Universitat Autònoma de Barcelona 1989. Libro traducido al rumano y editado por Humanitas de Bucarest en 1993 y 1995.

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A VEINTE AÑOS VISTA DEL 25 DE JUNIO DE 19911 Francisco Veiga, Eurasian Hub, UAB Resumen Han transcurrido ya veinte años desde que comenzaran las Guerras de Secesión yugoslavas, en las primeras horas del 26 de junio de 1991. Se abrió entonces una década de conflictos que se convirtieron en el Vietnam europeo, lo que tuvo un efecto ciertamente traumático entre muchos ciudadanos del Viejo Continente. Con su reloj parado, hay personas que todavía utilizan los argumentos de 1993 ó 1999, como si los acontecimientos hubieran cristalizado en algún momento, al comienzo de la Guerra de Bosnia o de Kosovo. Por otra parte, no falta quien asimila la totalidad de las cinco Guerras de Secesión yugoslavas al recuerdo de la de Bosnia, sobre todo; o de forma aún más reduccionista: al cerco de Sarajevo. Sobre este desdibujado tapiz de recuerdos y leyendas, los medios de comunicación, internet o la propaganda de guerra que vuelven a poner en circulación las potencias intervencionistas -o sus enemigos de turno- en las nuevas campañas (Afganistán, Irak, Libia), han contribuido a perpetuar una versión cada vez más esquemática o incluso despellejada de la historia canónica que ya se elaboró en su día, a medida que transcurrían las crisis en los Balcanes occidentales. Palabras claves: guerras, secesión, Yugoslavia, análisis, interpretación Por un intento de sistematización expositiva Por todo ello, las Guerras de Secesión yugoslavas necesitan de un buen debate y del recurso a nuevos planteamientos. Al parecer, son dos los principales problemas interpretativos que hemos arrastrado a lo largo de estos años. Uno de ellos consiste en que no se ha diferenciado entre las causas del origen de la desintegración de Yugoslavia y las que llevaron al estallido de un rosario de guerras que se sucedieron, una detrás de la otra, en ordenada sucesión, a lo largo de toda una década. Y en efecto, son dos cosas diferentes, porque Chequia y Eslovaquia se separaron 1 Este artículo se ha redactado a partir de textos recogidos en el libro de Francisco Veiga. 2001. La fábrica de las fronteras. Guerras de secesión yugoslavas, 1991-2001, Alianza Editorial.

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en 1993, debido a sus propias razones, pero sin que sonara un solo disparo. Y la enorme Unión Soviética se desintegró, pero eso no dio lugar a veinte años de guerras generalizadas, en y entre repúblicas, excepto en el caso de conflictos localizados en el Cáucaso o Tayikistán. Por lo tanto, una cosa son los procesos soberanistas, y otra diferente los conflictos armados; y más si concluyen con masivas intervenciones internacionales. En segundo lugar, se ha tendido a olvidar que las guerras de secesión yugoslavas comenzaron en un periodo muy concreto de la historia de Europa, en plena Posguerra Fría, y concluyeron diez años más tarde, ya en la era de la globalización. Es por ello que la historia de la guerra de Eslovenia, en junio de 1991, se disolvió en el pasado con el acceso de ese país a la Unión Europa, en 2004. En cambio, las consecuencias del conflicto de Kosovo se han desmesurado porque ese conflicto entró de lleno en la era de la globalización y por ello, todavía hoy, cuando se debate sobre Kosovo en realidad, se habla de otras cosas. De aquí se pueden deducir, a su vez, dos consideraciones. La primera, que las Guerras de Secesión yugoslavas se dividen en dos grandes grupos, en función de su naturaleza y del significado que tuvieron en el contexto particular de las épocas en que se libraron: la de Eslovenia y Croacia, de un lado; y las de Bosnia, Kosovo y Macedonia, por otro. En el libro están agrupadas por un epígrafe que pretende ser sintético y descriptivo: las guerras que fueron previsibles, tanto por aquellos que las prepararon como por las grandes potencias, que sabían de su inminencia y suponían que se podrían controlar y atajar, una vez iniciadas; y las guerras imprevisibles, cuyo estallido escapó a todo control, que generaron un enorme estrés diplomático, empeñaron intervenciones internacionales directas, y a largo plazo terminaron cobrándose un alto tributo en desprestigio, al dar lugar a dos estados fallidos: Bosnia-Hercegovina y Kosovo. Fueron las guerras de los pobres, mientras que Eslovenia y Croacia, terminaron siendo premiadas por ser las repúblicas más ricas de la Ex- Yugoslavia: accedieron antes que las demás a la Unión Europea, a pesar de sus responsabilidades en el inicio de todo el conjunto de conflictos acaecidos entre 1991 y 2001. Segunda gran consideración: las Guerras de Secesión yugoslavas deben ser estudiadas como un todo, en relación a sus propias dinámicas de desarrollo, y con respecto a los resultados finales y al contexto de las épocas cambiantes por las que atravesaron. Diez años de guerras son muchos, sobre todo para una Europa ultracivilizada que en 1991 figuraba, exultante, en el bando de los vencedores de la Guerra Fría, la cual había contribuido decisivamente a ganar. Por entonces, el Viejo Continente se preparaba para el mayor desafío de su historia: la refundación de la Comunidad Europa en la Unión Europea, con la segura perspectiva de que pronto los países del Este iban a integrarse en el proceso, dando lugar a un enorme conglomerado demográfico de cerca de quinientos millones de habitantes, alumbrando la economía más potente del orbe, un fabuloso PIB per

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cápita y un sistema jurídico y político único en el mundo, debido a su avanzadísimo sistema de gobierno transnacional. Pero mientras se firmaba el Tratado de Maastricht, la situación en Bosnia se escapaba de las manos, y sólo tres años más tarde se lograba poner fin a una guerra caótica gracias a la decisiva intervención de la diplomacia de Washington. Sin embargo, los americanos ya no se fueron, y su éxito en Bosnia contribuyó decisivamente a desencadenar las nuevas guerras de Kosovo y Macedonia. En definitiva, la presencia internacional atraviesa todas las guerras de secesión yugoslavas, y resulta inevitable tenerla en cuenta a la hora de analizar sus comienzos, desarrollo y desenlaces. Esa presencia es consustancial a lo que sucedió, es un actor más de las guerras en los Balcanes occidentales, ayuda a explicar por qué los conflictos se sucedieron uno detrás de otro, ordenados y puntuales. Todos los contendientes, desde los eslovenos a los albaneses, pasando por los croatas, los bosnio-musulmanes (bosníacos) y los mismos serbios, buscaron activamente la implicación exterior a su favor en las guerras de secesión.

Sobre dinámicas y protagonistas Los medios de comunicación tienden a parcelar el relato de los conflictos, lo cual es una dinámica lógica, derivada de la forma más o menos sintética en que se ofrece y analiza el producto-noticia, y la capacidad de digestión o comprensión del lector medio. Lo malo es que, con el tiempo, el enfoque mediático de los conflictos ha contaminado cada vez más la percepción que de ellos tienen los políticos, los diplomáticos, e incluso los estadistas (es decir el conjunto de los «policymakers»). Por supuesto, los académicos también tienden a sufrir digestiones cada vez más pesadas por contaminación del enfoque mediático. Este fenómeno tiene su origen en causas interconectadas entre sí: el enorme poder de los medios de comunicación; la revolución de Internet, que por el momento ha tendido a amplificar el tratamiento en formato mediático de los acontecimientos acaecidos en los últimos quince años o más2; la externalización de atributos estatales, tales como la diplomacia, a favor de los think-tank, más integrados en la corriente mediatica. Por supuesto, el relato que se ha ofrecido de los conflictos que generó la descomposición de Yugoslavia, también ha sido fragmentado, y eso desde sus mismos iniDebe añadirse que muy posiblemente esa tendencia se superará en el futuro a partir de la nueva formulación de datos relacionados entre sí, mediante la aplicación de algorritmos cada vez más complejos. La apreciación anotada en el texto se refiere al periodo 1996-2011. Por el momento, el tratamiento reduccionista de las Guerras de Secesión yugoslavas en Wikipedia, por ejemplo, se puede constatar a partir de la existencia de una entrada en inglés dedicada a un héroe de guerra croata de la batalla de Vukovar, el coronel Marko Babić, mientras que sólo existe una, en portugués y no muy extensa, para el diplomático José Cutileiro, en la que se menciona de pasada su contribución al plan de paz para Bosnia que lleva su nombre.

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cios y hasta la última de las guerras. La de Kosovo no se suele relacionar con la de Bosnia, la de Eslovenia ni siquiera con la de Croacia, no digamos con la Macedonia –que para muchos ni siquiera existió-, y así sucesivamente. Y también se huye sistemáticamente de relacionar las Guerras de Secesión yugoslavas con los acontecimientos acaecidos con posterioridad. En consecuencia, esa cadena de conflictos ha quedado en la memoria popular como una colección de crisis confusas, algo así como una compleja maraña de odios descontrolados, conectados con rencores enraizados en el pasado remoto. Una explosión seguida de un incendio que, en todo caso provocó el malvado Slobodan Milošević o «los serbios» (en abstracto), y que una bienintencionada «comunidad internacional» logró extinguir con más pena que gloria. Sin embargo, «Milošević-los serbios» no tuvieron que ver con la primera de esas guerras (Eslovenia) ni con la última (Macedonia). Es un dato interesante a tener en cuenta, porque el único principio que se nos presenta como unificador, no es tal; y el hecho de que no hubiera intervenido en el desencadenamiento de dos de las cinco guerras, prueba que hubo otros factores que sí actuaron en el estallido y desarrollo de todas ellas. Por otro lado, en las Guerras de Secesión yugoslavas, hay dos grandes tendencias interpretativas: aquella que se centra casi exclusivamente en las problemáticas estructurales de los propios pueblos de la ex Yugoslavia, con firmes raíces en el pasado (a veces remoto); y la que considera que las guerras obedecieron a causas coyunturales concretas, imbricadas en la situación internacional entre 1991 y 2001. La primera forma de ver las cosas, tiende a exculpar las causas internacionales de las guerras, y por lo tanto los errores y culpas de la «comunidad internacional», que en realidad se reducían a una serie de potencias ubicadas en el bloque occidental, vencedoras de la Guerra Fría. La segunda, enfatiza las responsabilidades que compartieron la Unión Europea, los Estados Unidos, la OTAN y la ONU en la cadena de desastres que se sucedieron durante diez años. En realidad, la fórmula más acertada para entender lo que sucedió consiste en considerar todas las claves explicativas. Este libro incide más en las responsabilidades internacionales, porque su autor ya se refirió en otros trabajos a algunas de las causas estructurales de las Guerras de Secesión yugoslavas.3 Si ahora se ha incidido más en las responsabilidades internacionales en esos conflictos se debe a que, con el paso del tiempo, han ido apareciendo documentos y testimonios que apuntan en esa dirección. Pero también porque esa perspectiva temporal ha hecho que la misma ­dinámica de los acontecimientos haya ido aclarando por sí misma aspectos diversos de las Guerras de Secesión yugoslavas, a los cuales no siempre se le ha concedido la necesaria relevancia. Lamentablemente, el discurso que incide en culpar a los ex yugoslavos y sus taras socio-políticas de sus propias guerras, viene muy asociado a la consigna de que la política de intervención en las Guerras de Se3

Veiga, Francisco. 2002. La trampa balcánica. Barcelona: Random House Mondadori.

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cesión yugoslavas no sólo fue necesaria, sino que además ha resultado exitosa. Por desgracia, esa forma de ver las cosas resulta cada vez menos convincente. Uno de los aspectos más originales de las Guerras de Secesión yugoslavas analizadas como un todo, es su efecto concatenado, nunca explicado, ni siquiera en los textos especializados. Las guerras se sucedieron ordenadamente, una detrás de la otra; y no todas al mismo tiempo, como podría sugerir la hipótesis de unos pueblos que se odiaban intensamente los unos a los otros y sólo habían convivido, forzados, bajo la bota de Tito. En realidad, entre la muerte del líder comunista y el comienzo de la Guerra de Eslovenia transcurrieron once largos años. Y una vez los eslovenos dieron el paso decisivo hacia la soberanía, los demás aguardaron con mayor o menor paciencia a que concluyera la crisis precedente, para desencadenar la propia. La razón es sencilla y evidente. Cada uno esperaba a que la oportuna intervención internacional resolviera los problemas del vecino, para dar el paso al frente, tomar el turno y esperar a su vez a los mediadores de la UE, los de la ONU, a los americanos, o a la OTAN. En aplicación del clásico mecanismo de la «trampa balcánica», puesto a punto a lo largo del siglo XIX, cada actor tenía su carta de deseos y reivindicaciones preparada, lista para ser entregada a las grandes y bondadosas potencias intervinientes. Lo cual, por supuesto, no era óbice para que hicieran unas cuantas trampas a sus espaldas, como ponerse de acuerdo Tudjman con Milošević para el reparto de Bosnia. Pero lo importante era no entrar en la pelea todos al mismo tiempo, porque de esa forma no se podía controlar la intervención internacional. Participar en una gran pelea caótica en un gran salón del Far West, era la mejor manera de no obtener nada, al margen de una somanta de palos. Eso quedó claramente demostrado cuando se impuso la vorágine del todos contra todos en la Guerra de Bosnia, a partir de enero de 1993, con la guerra croato-bosniaca ya generalizada. En la misma línea, la insurrección del UÇK albanés sólo se pudo plantear con perspectivas realistas para 1998, cuando la maquinaria militar serbia estaba ya lo bastante vapuleada, y con unos americanos muy ufanos por la victoria diplomática obtenida en Dayton. Pero los montenegrinos, que plantearon su separación para el año 2000, cuando Milošević estaba a punto de caer, consiguieron su objetivo sin disparar ni un solo tiro, y con todo el apoyo occidental.

Intervencionismo «defensivo» del proyecto europeo La solución de los conflictos que comportó la desintegración de Yugoslavia, a partir de 1991, tuvo un papel central en la construcción del Nuevo Orden Mundial tras el final de la Guerra Fría. Primero, porque esas guerras comportaron una profunda humillación para la orgullosa Europa, que había atravesado el conflicto bipolar sin sufrir guerras ni

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revueltas (a excepción de la intervención soviética en Hungría, 1956), como en otras regiones del mundo. Las Guerras de Secesión yugoslavas fueron el Vietnam europeo, y estallaron justamente cuando la inminente Unión Europea intentaba poner en marcha el gran proyecto de ampliación hacia el Este, el espacio Schengen y la moneda única. La fábrica de las fronteras en que se convirtieron las guerras en los Balcanes occidentales, contradecía en lo más íntimo la filosofía del proyecto de integración europeo. De hecho, esas fronteras permanecieron ahí, como estructuras innecesarias que complicaban enormemente la integración de todos los Balcanes occidentales en la UE; está bastante claro, a veinte años de distancia, que si Yugoslavia hubiera permanecido unida, habría accedido al club europeo en 2004 ó 2007. En vez de ello, Bruselas premió a Eslovenia y Croacia con el ingreso, a pesar de sus responsabilidades en el desencadenamiento del resto de las contiendas, dejando fuera a las demás repúblicas ex-yugoslavas, sine die. Como remate de esa tendencia, en 2008 se reconoció la autoproclamada independencia de Kosovo, tras haber empleado una importante energía en desvirtuar sistemáticamente la Resolución 1.244 de las Naciones Unidas, de 10 de junio de 1999, según la cual, se afirmaba explícita y claramente, no se iba a aprovechar la intervención de la OTAN para favorecer o impulsar la independencia del territorio. De hecho, las fronteras que debía disolver el espacio Schengen pero se multiplicaban por los Balcanes occidentales, se convirtieron en una obsesión, que los ex-yugoslavos contagiaron al resto de los europeos. Ante tal fenómeno, una buena parte del esfuerzo intervencionista de las potencias occidentales en aquellas guerras se dirigió a preservar las fronteras de las repúblicas, tal como habían sido establecidas dentro de la Yugoslavia comunista surgida de la Segunda Guerra Mundial. Resultaba esencial que al final se respetaran las fronteras reconocidas en la Conferencia de Helsinki en 1975. Una Krajina independiente, una Bosnia repartida entre Croacia y Serbia, un Kosovo o una Macedonia fraccionadas, una Gran Albania…: todo eso dejaba en al aire la arquitectura de los estados europeos en el Este y Centro de Europa, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Significaría cuestionar la existencia de Kaliningrad y la absorción de Prusia Oriental, Silesia y Pomerania como parte de Polonia, la desaparición de los alemanes de los Sudetes, la integración de toda Transilvania en Rumania o la independencia de Moldavia. Era cierto que la Unión Soviética se había descompuesto en una nueva constelación de repúblicas independientes, parte de ellas europeas; pero siempre se podía alegar que esas repúblicas formaban parte de una federación, de un agregado, por voluntad propia; y que sus fronteras estaban ahí ya en 1975, y en realidad, no habían cambiado. Lo importante, lo trascendental, era no recomponer un mapa que asemejara el Nuevo Orden europeo de Hitler al Nuevo Orden de Bush. En efecto, la elección del término New World Order fue bastante desafortunada, porque traía a la memoria la denominación utilizada 50 años antes por Hitler. Por si fuera poco, el asunto coincidía en fechas

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con la reunificación de Alemania, que como se sabe levantó más ampollas de las que se quisieron reconocer por entonces. Y había mucha sensibilidad en todo el continente con respecto a la herencia alemana, que era mejor no tocar. De nuevo me remito al libro, donde está extensamente explicado el por qué del reconocimiento alemán de la soberanía croata y eslovena. Y desde luego, sólo hace falta echar un vistazo al mapa europeo de 1943 y al que estaba a punto de diseñarse en 1992-1999: con una Gran Croacia controlando una parte sustancial de Bosnia, una Gran Albania cuyo mapa hubiera coincidido casi punto por punto con la creada por Mussolini, Eslovaquia independiente, Ucrania independiente... Sólo hubiera faltado una Transilvania norte recuperada por los húngaros y una Moldavia integrada en Rumania. Y no se puede decir que Budapest y Bucarest no intentaron «recuperar» esos mapas. Lo cual explica, por cierto, los incidentes en Tîrgu Mures de la primavera de 1990, y la guerra  entre Moldavia y Trandsnistria de 1991. Que estas cuestiones no eran en absoluto baladíes lo demostró, por ejemplo, la condición demandada por el presidente checo Václav Klaus para acceder a la firma del Tratado de de Lisboa: ni un euro en indemnizaciones para los alemanes expulsados de los Sudets después de la Segunda Guerra Mundial. Este escandaloso suceso acaecido en una fecha tan tardía como noviembre de 2009, prácticamente en pleno vigésimo aniversario de la «Revolución de terciopelo», traducía, según una periodista que cubrió la noticia, «uno de los fantasmas del pasado que aún perviven en la memoria de la República Checa: el temor al retorno de los alemanes».4 ¿Sólo en la República Checa? Desde luego que, como mínimo, también en Polonia. Sin embargo, el argumento de que un Kosovo independiente no violentaba la filosofía subyacente a los acuerdos de Helsinki, no convenció a todo el mundo, ni mucho menos. Ninguna de las grandes potencias emergentes reconoció a la nueva pequeña república. Ni Rusia, ni China ni, Brasil o la India. La mayor parte de los países iberoamericanos, africanos y asiáticos consideraron que las potencias occidentales, lideradas por los Estados Unidos, habían alterado las fronteras europeas. Si eso había sucedido en la intocable Europa, fácil era suponer que a partir de ese momento se podrían modificar en cualquier otra parte del mundo. El régimen boliviano, presidido por Evo Morales, por ejemplo, era muy sensible a lo acaecido con Kosovo, provincia serbia desgajada a golpe de bombas por la OTAN, precisamente porque la presión autonomista del enorme departamento de Santa Cruz parecía amenazar con encaminarse hacia el soberanismo, en especial a partir de 2008. En África, el empeño estadounidense en respaldar el nuevo estado de Sudán del Sur es visto ahora, por muchos analistas como la «bomba de tiempo» que podría volver a 4 Galindo, Cristina. “Praga no supera su escepticismo. El país traslada a la UE su tradicional confianza hacia poderes extranjeros y teme las reivindicaciones alemanas en los Sudetes”; en el “El País”, 4 de noviembre, 2009. h t t p : / / w w w. e l p a i s . c o m / a r t i c u l o / i n t e r n a c i o n a l / Pr a g a / s u p e r a / e s c e p t i c i s m o / e l p e p u i n t / 20091104elpepiint_3/Tes Consultado el 12 de noviembre de 2011

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impulsar viejas disputas internas, atizadas ahora por las grandes potencias, en el resto del continente.5 El respaldo a la autoproclamada independencia de Kosovo vino a ser el descarrilamiento final de la línea de actuación de las potencias occidentales con respecto a la desintegración de Yugoslavia, al menos la mantenida entre 1991 y 1995, recuperada in extremis en Macedonia, en 2001. De hecho, la actuación del gobierno estadounidense y de la OTAN en Kosovo, contradecía abiertamente la línea de trabajo seguida en Bosnia y Hercegovina. Pura y simplemente, deslegitimaba los acuerdos de Dayton y contribuía a la desafección de la Republika Srpska, convirtiendo al conjunto en un estado fallido. La fragmentación en el relato de las Guerras de Secesión yugoslavas, ha evitado sistemáticamente analizar los efectos negativos que tuvo la intervención en Kosovo para la sostenibilidad política de la Bosnia surgida de Dayton. Las consecuencias de lo acaecido en Kosovo fueron todavía mucho más allá. Una de las diferencias esenciales entre el respaldo occidental a los procesos soberanistas esloveno, croata y bosnio, y el que se le dio a Kosovo en 1998, residía en el hecho de que esos se establecieron a partir de repúblicas federadas, que contaban con una administración estatal propia, y erigieron unas fuerzas armadas tendientes a defender al estado – y sus fronteras – desde el momento en que pasaba a ser completamente soberano. Pero ese no fue el caso de Kosovo, donde un movimiento insurgente, de tipo guerrillero – previamente catalogado como «terrorista» por la naturaleza de su estructura y acciones – se levantó contra las autoridades que gobernaban una provincia. En realidad, la situación era tanto más perversa cuanto que si bien se puede argumentar que las autoridades serbias no eran «moralmente legítimas», en Kosovo existían también otras autoridades, albanesas en este caso, que se decían legitimadas por la voluntad popular. De hecho, el gobierno clandestino albanés en Kosovo llegó a poseer unas exiguas fuerzas armadas propias, las FARK, que en parte fueron creadas para salvar el problema de legalidad internacional que planteaba el UÇK. Un Kosovo defendido por unas FARK dependientes del gobierno del LDK, cuya cabeza en el exilio era Bujar Bukoshi y su presidente Ibrahim Rugova en Priština, hubiera hecho del conflicto kosovar una «guerra de independencia», como las que le habían precedido en la Ex-Yugoslavia; y no una «guerra de insurgencia». Pero dado que el UÇK neutralizó a las FARK y al LDK, los estadounidenses acabaron por apoyar a los guerrilleros, militar y políticamente. Concluida la guerra y controlando los radicales del UÇK la mayor parte de los puestos de poder en Kosovo, se produjo la extraña situación de que Washington y sus aliados terminaron por reconocer 5 Rodríguez González, Jorge Luis. “¿Un nuevo estado africano?”; en: “Rebelión”, consultado el 12 de enero de 2011: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=120168

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a un grupo insurgente que había conquistado la independencia de una provincia mediante el recurso de la vía armada. La situación se hizo más sospechosa a raíz de las campañas de limpieza étnica contra los serbios y otras minorías, acaecidas en 1999 y 2004, en un Kosovo en el cual los americanos habían instalado una importante base militar que utilizaban, en parte, como centro de detención clandestino en su «guerra contra el terrorismo internacional». Lógicamente, la situación se prestaba a los equívocos, y por ello resultó de lo más sospechoso que las conversaciones, discusiones y planes para determinar cómo debería aplicarse la independencia de Kosovo – de hecho los vencedores no consideraron ninguna otra alternativa, ni siquiera después de la extradición de Milošević a La Haya – se prolongaron hasta que Londres consideró que había llegado a una solución satisfactoria en relación a The Troubles (el conflicto de Irlanda del Norte) en las elecciones de marzo de 2007. El proceso de paz en Irlanda del Norte comenzó con el Acuerdo de Viernes Santo, en 1998; pero las tensiones y conflictos llevaron a la suspensión de la autonomía norirlandesa en 2002, cuando los unionistas rehusaron seguir participando en el Gobierno. Además, en noviembre de 1997 se había fundado el Real Irish Republican Army (RIRA) como bando disidente que se negaba a participar en el proceso de paz. En agosto del año siguiente, cuando arreciaban los enfrentamientos entre el UÇK y las fuerzas de seguridad serbias en Kosovo, el RIRA cometió un atentado con coche bomba en Omagh, Irlanda del Norte, matando a 29 personas e hiriendo a 220, en lo que se consideró el atentado individual más mortífero de todos los Troubles. En mayo de 1999, el RIRA adquirió armas en Croacia, lo que al parecer incluía cohetes anticarro RPG-18 de fabricación rusa (Boyne, 2006: 381-382). El gobierno británico tenía problemas reales en Irlanda del Norte, y aunque los principales líderes del RIRA empezaron a ser detenidos en la primavera de 2001, las posibilidades de que los acuerdos de paz descarrilaran se prolongaron ­durante seis largos años más, que incluyeron numerosos ataques del RIRA. Por eso llama la atención el hecho de que la autoproclamación de la independencia de Kosovo se acordara para febrero de 2008, una vez que el largo conflicto de Irlanda del Norte hubiera concluido sin lugar a dudas. Al otro extremo del continente, a la altura de 1999, los militares turcos aún no habían concluido la guerra contra el PKK, y en vísperas de la gran ofensiva de la OTAN en los Balcanes, ello suponía una incómoda contradicción que Bruselas y Washington no podían asumir. Posiblemente, eso contribuyó a que, entre unos y otros, le pusieran a Öcalan en bandeja a las fuerzas de seguridad turcas, lo cual llevó a una rápida conclusión de las hostilidades. No es de extrañar que Ankara sí reconociera a Kosovo, a pesar de que para 2008 se había vuelto a reactivar la guerra contra el PKK, a raíz de la invasión estadounidense en Irak, en 2003, y la consiguiente aparición de un protoestado kurdo en el

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norte de ese país, cosa que había provocado roces entre el primer ministro turco, Erdogan, y el presidente Bush. En conjunto, y como se puede comprobar, se hicieron enormes esfuerzos para que la puesta de largo de la OTAN en su primera acción de guerra resultara todo un éxito, aunque fuera a cambio de forzar incluso la historia. Así, mientras algunas de las potencias occidentales, encabezadas por los Estados Unidos, había demostrado gran interés y celo en defender los «derechos nacionales» de un pueblo, esas mismas cancillerías se aplicaron en evitar que ese mismo pueblo se reintegrara en su medio cultural natural, que era Albania. Ni en 1999 ni en 2008 existía el «hecho diferencial kosovar», al margen de que los albaneses de Kosovo fueran de la etnia gueg pero de religión mayoritariamente musulmana, algo irrelevante para el ideario nacionalista albanés. Por ello, lo natural hubiera sido que albaneses vivieran con albaneses, según la lógica de lo que es un estado nacional. Por si faltara algo, fue en la ciudad de Prizren, en el actual Kosovo, donde se creó la liga que, en 1878, produjo la primera chispa del moderno nacionalismo albanés. Ahora bien: ¿qué pasaría el día en que Albania, Macedonia y Kosovo ingresaran en la Unión Europea y se integraran en el espacio Schengen?¿Se crearía de facto una Gran Albania en el seno de la UE? En principio, y dado que los albaneses estarían integrados con los serbios y otros pueblos ex yugoslavos en ese mismo espacio Schengen, el resultado final debería ser positivo. Pero a la altura de 2011, con un gobierno de extrema derecha en Budapest, la situación se tensó en Transilvania, y no parecía que por ahí el resultado de la integración de Rumania y Hungría en la UE hubiera contribuido a disolver los viejos conflictos. Desde luego, nada de esto se tenía en cuenta en 1999, y posiblemente tampoco en 2008, cuando nació la autoproclamada República de Kosovo.

Intervencionismo expansionista u «ofensivo» Vistas las cosas desde Washington, la participación de la OTAN en la guerra de Kosovo, inauguró una forma de intervencionismo occidental que prescindía de la ONU para evitar el previsible voto de rechazo ruso en el Consejo de Seguridad. Esa forma de actuación contribuyó a provocar el resquemor de Moscú, que dio paso a la era Putin y relanzó una tensión Washington-Moscú, la cual en 2003 empezó a denominarse Neo Cold War o «Nueva Guerra Fría», y que concluyó con la intervención rusa en la Guerra de Abjazia (o Georgia) en septiembre de 2008. Y es que la participación de la OTAN en Kosovo rompió el consenso conseguido por George Bush padre en torno a la gran coalición militar reunida poco después de que las tropas de Saddam Hussein hubieran invadido Kuwait, y que al contar con el apoyo soviético, demostraba la superación final de la Guerra Fría. Ese momento fue trascendental, porque precisamente, el 11 de septiembre de 1990, Bush proclamó formalmente el comienzo de un Nuevo Orden Mundial.

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Pero eso había que implementarlo, y en tal sentido, la solución de los interminables conflictos yugoslavos terminó por convertirse en la prueba principal de que ese Nuevo Orden era posible, y se estaba ganando. En África podría estar desarrollándose el genocidio ruandés con sus 800.000 muertos en cien días; pero no se intervino ni se intentó prevenir la masacre. De hecho, se retiró la mayor parte del contingente de «cascos azules» de la ONU, y se aplicó un hermético «apagón informativo» sobre lo que ocurría allí. Después, lo acaecido en Ruanda fue secundario, frente a los 8.000 muertos del genocidio de Srebrenica. A efectos de demostrar que el Nuevo Orden iba por buen camino, toda África era menos importante que la pequeña Bosnia o el minúsculo Kosovo, con sus 11.000 kilómetros cuadrados. De la misma manera que la Guerra Fría no había terminado en Guerra Mundial gracias a que Europa se había mantenido en paz, ahora el Nuevo Orden triunfaría con el retorno de la paz a Europa. Esa forma obsoleta de ver las cosas, que halagaba el clásico eurocentrismo, pero ignoraba el nuevo orden mundial real, con sus potencias emergentes incluidas, explica también la obsesión estadounidense por convertir a Kosovo en un estado-base, como Panamá o Singapur. De otra parte, sobre todo durante las presidencias de Bush hijo, el atizamiento de las tensiones en torno a Kosovo y el resto de la Europa oriental, era una forma de mantener a la «Vieja Europa» en jaque, con su tozudo empeño en aproximarse demasiado a Rusia para obtener gas y petróleo a precios convenientes. La Nueva Guerra Fría, impulsada descaradamente por Bush, y su intento de manipular la fobia anti rusa de algunos países del Este europeo, encabezados por Polonia, también agrupó voluntades balcánicas, y muy especialmente a los albaneses, convertidos en verdaderos forofos incondicionales de la política exterior estadounidense. En la misma línea, la «Revolución del Bulldózer» y los jóvenes agitadores de «Otpor», punta de lanza en el derrocamiento de Milošević el 5 de octubre de 2000, proveyeron del modelo para las denominadas «revoluciones de colores» que se extendieron a varias repúblicas ex soviéticas entre 2003 y 20056, triunfando en Georgia («Revolución de las Rosas»), Ucrania («Revolución Naranja») y Kirguistán («Revolución del Tulipán») y fracasando en Bielorrusia y Moldavia.7 Los chicos de Otpor, con abierto apoyo americano, acudieron a Kiev y Tblisi para instruir a sus congéneres ucranianos y georgianos 6 Para una aproximación al fenómeno, vid.: Carlos González Villa: “Empiezan las revoluciones de colores”, en: Veiga, Francisco y Mourenza, Andrés (coords.), El retorno de Eurasia, 1991-2011. Veinte años del nuevo gran espacio geoestratégico que abrió paso al siglo XXI, Eds. Península (en publicación). 7 De hecho, la estrategia expansiva de las “revoluciones de colores” abarcaba, a la altura de 2005, a la mayoría de las repúblicas ex soviéticas, a excepción de Turkmenistan y Tayikistán, y a la misma Rusia. Una muy buena fuete de información sobre las “revoluciones de colores” y sus tácticas, además de fuentes de financiación y apoyos es el documental: “Les Etats Unis; a la conquête de l´Est” (2005), de Manon Loizeau, producción CAPA, Canal + Planète y Téle Québec. Se puede encontrar sin dificultad en You Tube: http:// www.youtube.com/watch?v=2CQLtMRhxZk&feature=player_embedded.

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en las tácticas para enviar a las «mazmorras de la historia», sin violencia, a regímenes autoritarios, «reliquias» de la potencia soviética o satélites de Moscú. La estrategia y tácticas de las revoluciones de colores habían salido de los manuales publicados por la Albert Einstein Institution, que aún hoy se pueden bajar libemente desde la website de la organización, traducidos a varios idiomas. La Biblia era el libro de Gene Sharp: De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación (1993)8, que había sido ampliamente utilizado por Otpor en Serbia, junto con las enseñanzas de otro miembro de la misma institución: el coronel Bob Helvey.9 En realidad, este tipo de estrategias, eran una reelaboración de las desplegadas en los años sesenta por los movimientos contraculturales en Occidente, que durante años habían sido aplicadas clandestinamente por la CIA. La transformación empieza a operarse ya desde los primeros años de la era Reagan, muy en la lógica de la importancia que ese presidente le concedió al impacto de la estrategia mediática y comunicativa. Así, en septiembre de 1982, Ronald Reagan firmó la Directiva 54 del Consejo de Seguridad a fin de impulsar el acercamiento a los países europeos del Bloque del Este apoyando las políticas liberales. Esa estrategia fraguó en otra directiva, específicamente destinada a apoyar la economía yugoslava como forma de atizar las diferencias entre los países comunistas. Y continuó al año siguiente, cuando se empieza a trabajar en la promoción de US-friendly democracy, es decir, la promoción de puntos de vista americanos en países del bloque del Este. En tal sentido se crea el National Endowment for Democracy, o NED, organización que siendo administrada como una fundación privada, de hecho era financiada desde el Congreso. Así que esas redes ya estaban desplegadas y su estrategia bien establecida y constituida, sobre todo en torno al espectacular hundimiento de los regímenes comunistas en Europa oriental, y en especial la «Revolución de Terciopelo» en Praga. Pero ahora, aunque determinados personajes de los servicios de inteligencia seguían supervisando de cerca las operaciones, los encargados de gestionarlas fueron toda una constelación de instituciones filantrópicas o dependientes de los grandes partidos políticos: el International Republican Institute (IRI), dirigido por el entonces senador John McCain; el National Democratic Institute, liderado por «Maddy» Albright; Freedom House; la ya mencionada Albert Einstein Institution, de Gene Sharp; Project on Transitional Democracies, de Bruce Jackson, muy activo en todas las «revoluciones de colores». Soros Foundation y Open Society, ambos de George Soros, quien junto con Jeffrey Sachs, había tenido un Se puede consultar en: http://aeinstein.org/organizations98ce.html Para un extenso perfil sobre el coronel Helvey, vid.: una entrevista en “Peace Magazine” enero-marzo 2008: http://peacemagazine.org/archive/v24n1p12.htm; también un perfil sobre sus actividades en: http:// www.raek.nl/index.php?option=com_content&view=article&id=1658:who-is-col-bob-helvey&catid= 111:subversive-us-organisations&Itemid=119 8 9

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papel estelar en el apoyo a la oposición polaca y, sobre todo, al gobierno postcomunista, abriendo una enorme brecha en el Bloque del Este. Éstas y otras muchas instituciones similares engrasaron las revoluciones de colores con dinero en abundancia: 50 millones de dólares en la «Revolución Naranja» ucraniana; 60 millones para la «Revolución de los Tulipanes» en Kirguistán. Un ejemplo concreto: el estudiante kirguís Edil Baisalov, que había recibido una beca para estudiar en los Estados Unidos, fue enviado por el NDI a Kiev para que conociera de primera mano la Revolución Naranja, en diciembre de 2004, aplicando las enseñanzas recibidas a su propio país, en marzo de 2005. Además, recibió 110.000 dólares para organizar la intervención de las mesas electorales (Veiga, 2011:373). Pero el verdadero laboratorio de las revoluciones de colores fue Serbia. Posiblemente, el antecedente fue la campaña de imaginativas manifestaciones de protesta que se extendió desde noviembre de 1996 hasta febrero de 1997, momento en que Milošević aceptó la victoria de los partidos de oposición en una serie de ayuntamientos. Las protestas fueron conocidas como «Revolución amarilla», por los huevos que lanzaban los manifestantes contra las instituciones públicas, y llegaron a agrupar en Belgrado a más de 200.000 manifestantes casi diariamente. Nada se dijo sobre la posibilidad de que la «Revolución del Bulldózer» estuviera modelada sobre la «Revolución amarilla» o tuviera detrás los mismos estrategas. Pero lo cierto es que la campaña que desalojó a Milošević del poder en 2000 fue un éxito tan completo que los americanos se jactaron públicamente de todo el operativo organizado desde Hungría en las páginas de su prensa.10 Algo sobre lo cual la mayor parte de los servicios de inteligencia occidentales que operaban en Serbia en aquella época, ni siquiera se habían enterado, o habían desdeñado. Pero, sobre todo, los veteranos de Otpor se convirtieron a partir de entonces en promotores ambulantes de los métodos de Sharp y Helvey, acudiendo a Kiev o Tblisi a instruir a sus émulos locales en los métodos de la protesta no violenta, financiados por Freedom House o cualquiera de las organizaciones estadounidenses al uso, y provistos de un dvd convertido en manual de culto: Bringing Down a Dictator, con la historia de cómo Otpor había derribado a Milošević. Los jóvenes serbios marcaban doctrina, sus discípulos copiaban al dedillo denominaciones y, sobre todo, el logo de Otpor: el puño cerrado con rabia. La fama de Otpor cobró tal envergadura que durante las revoluciones de la «Primavera Árabe» en Túnez y Egipto, los activistas e instructores de Otpor volvieron a desempeñar un papel relevante en la preparación de las protestas en esa primera fase de las revueltas árabes. Se volvió a rumorear sobre la presencia de activistas instructores de 10 Dobbs, Michael, 2000. “US Advice Guided Milosevic Opposition. Political Consultants Helped Yugoslav Opposition Topple Authoritarian”; en: “Washington Post”, el 11 de diciembre de 2000

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Otpor, o de viajes de jóvenes egipcios a Belgrado.11 Fue significativa la insistencia en denominar «Revolución del Jazmín» a las protestas de Túnez. Pero de lo que no cabe duda es que en la Plaza Tahrir se enarbolaron carteles con puños de Otpor.

Una década de errores Así fue cómo el significado de las Guerras de Secesión yugoslavas, que comenzaron en el verano de 1991, planeadas como una especie de reajuste final en la Europa del Este, tras la reciente caída del Muro, se integraron en la globalización del cambio de siglo, convirtiéndose la nimiedad kosovar, a pesar de sus dirigentes de oscura reputación, en un fenómeno capital para el encaje del Nuevo Orden Mundial. En esencia, las guerras de 1991-2001 fueron, en origen, una nueva versión de las crisis balcánicas, que el poder de la globalización convirtió rápidamente en Crisis de Oriente, regresando, paradójicamente, a un modelo más propio del siglo XIX. Un fenómeno que cobró formas cada vez más concretas conforme se desarrollaban las guerras de Afganistán e Irak, y la primavera y verano árabes de 2011, y se hacía evidente cuán difícil resultaba recluir de nuevo al genio en la botella. Está más que comprobado que unos cuantos servicios de inteligencia y los correspondientes gobiernos occidentales sabían la que se avecinaba en Yugoslavia; y eso, como mínimo, desde mediados de 1990. Si no se hizo nada determinante para detener la tragedia, sólo puede explicarse en base a un puñado de ideas confusas y difusas sobre los beneficios que podrían derivarse de la secesión de Eslovenia y Croacia – no se consideraba para nada al resto de las repúblicas yugoslavas – para los planteamientos geoestratégicos de los Estados Unidos, o en relación al nuevo viraje que había dado el proceso de integración europea, sobre todo con una Alemania reunificada a la que nadie sabía cómo tratar. En cualquier caso, tendió a considerarse que si Alemania iba a tener un papel central en la construcción de la nueva «casa común europea», ya no tenía ningún sentido preservar los viejos topes eslavos diseñados por Masaryk: Yugoslavia podía ser desmontada, y también Checoslovaquia, como en efecto sucedió, en 1993. Pero sobre todo, las toneladas de inconsciencia con las que se analizó la situación y se afrontaron las primeras crisis derivadas de las guerras, sólo se entienden consi11 “A Tunisian-Egyptian Link That Shook Arab History”, por David Kirkpatrick & David E. Sanger; en “The New York Times”, February 13, 2011. Vid., asimismo: “How Nonviolence Can Inform Democratic Strategy”; en “The Democratic Strategist”, Febrero 15, 2011: http://www.thedemocraticstrategist.org/ strategist/2011/02/how_nonviolence_can_inform_dem.php# Desde entonces se han colgado numerosos testimonies en la red, especialmente en You Tube, con declaraciones de Srdjan Popović, en un programa de Voice of America, y de sus pupilos egipcios y tunecinos. Se puede buscar este clip por su título: “Revolution School” Teaches How to Overthrow a Dictator.

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derando al ambiente de euforia triunfalista que siguió a la caída del Muro y el final de la Guerra Fría. En 1990, los estadistas occidentales que habían derrotado al «Imperio del Mal» sin disparar un solo tiro, creían disponer de la varita mágica que solucionaría cualquier problema, por complejo que pudiera parecer. En esencia, todo se reducía a repetir una y otra vez la misma jugada: sacar de en medio al malvado dictador de turno, dejando muy claro, gracias al poder de los medios de comunicación, quién era el malo y quién el bueno. Del resto, de la transformación socio-económica de fondo, ya se encargaría la mano invisible del neoliberalismo triunfante. Paradójicamente, había similitudes en ese posicionamiento que recordaban el imperante en la Europa de la Restauración, con unas potencias vencedoras conservadoras, atentas a la reaparición de cualquier pequeño émulo de Napoléon o brote de peligroso liberalismo. Pero de la misma forma que en 1815 ya no se podía aspirar a la restauración de la Europa de 1788, en los veranos de 1999 ó 2001 el mundo estaba ya muy lejos de 1990. De esa forma, las Guerras de Secesión yugoslavas de 1991-2001 tuvieron un curioso parecido, al menos en sus efectos, con la guerra de independencia griega de 1821-1832. A día de hoy falta comprobar si el símil desembocará en parecidas consecuencias, si las revueltas de la Primavera y Verano árabes se asemejan en algo a la primavera de los pueblos, en 1848, con todo su séquito de explosivas contradicciones. Pero símiles lúdicos aparte, lo cierto es que ya no podemos seguir contemplando las crisis balcánicas como hace cien años. Los historiadores siempre pueden elaborar comparaciones transcronológicas y ucrónicas bien chocantes, y dotarlas de oscuros significados; pero llevar eso demasiado lejos es una falacia. Lo cierto es que en 2011, a veinte años del comienzo de las Guerras de Secesión yugoslavas parece evidente que por entonces Europa se metió un gol en propia puerta, permitiendo y hasta alentando la destrucción de Yugoslavia. Máxime teniendo en cuenta que la kermés ultranacionalista de los balcánicos se lanzó a fabricar fronteras, y eso en puertas de la refundación de la Comunidad Europea en Unión Europea. Una situación que posteriormente el proceso de integración debería encargarse de debilitar y digerir a costa de años y más años de retrasos y esperas, sin tener ningún tipo de seguridades en que la operación de rescate saliera bien. Fronteras fáciles de trazar y difíciles de borrar, dado que la sangre tiene difícil limpieza. Creación de pequeños estados, propicios a la generación de políticas de ultraderecha nacionalista, ante la perpetua amenaza de los vecinos rencorosos o de la desnaturalización ante la supuesta amenaza de la inmigración en la era global. O bien producto de experimentos o conveniencias de las grandes potencias – básicamente los Estados Unidos -, máximos valedores de los nuevos estados. A tal efecto, para instituciones tan venerables como el think-tank americano Brookings Institution (fundado en 1916), Bosnia sirvió como banco de pruebas para otras «Balkanlike territorial logics» como fue

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el caso de Irak12, y hasta es posible que termine sirviendo para una solución de similar «soft partition» en Libia. Por supuesto, sería abusivo afirmar que todo lo acaecido en Yugoslavia fue culpa de los occidentales. Ahí está el caso de una Turquía que se las apañó por su cuenta y hoy, convertida en una potencia regional, crece a un ritmo del 7% anual, mientras que la vecina Grecia yace arruinada, víctima de una concepción más balcánica que europea de la gestión financiera. Pero en 1991, todos y cada uno de los actores locales contribuyeron a la desintegración de Yugoslavia, cada uno buscando su propio interés y recurriendo a sus propios medios. El acceso fácil a las armas – cosa que no sucedió en Checoslovaquia – convirtió el desbarajuste en guerra. Desde ese punto de vista, ni eslovenos, ni croatas, ni serbios, ni bosníacos, ni albaneses o macedonios, se traicionaron a sí mismos. Mientras tanto, los occidentales erraron en la aplicación de sus propias instituciones y principios, los mismos que les habían dado la victoria en la Guerra Fría. Los cálculos sobre lo que supondría dejar que Yugoslavia empezara a desintegrarse, resultaron erróneos; los recursos morales para justificar lo que pasó después, quedaron pronto obsoletos, o se convirtieron en simple materia de fe; el proceso de integración europeo fue violentado, e incluso desvirtuado; la ONU fue traicionada; la OTAN fue mal utilizada por primera vez y, al parecer, se desnaturalizó para siempre; el proyecto de occidentalizar a Rusia quedó aplazado sine die; la justicia universal aplicada por el TPIY mereció ser juzgada a su vez, en vista de su dudosa aplicación. Y el Nuevo Orden mundial – o neo imperialismo – proclamado en 1990 avanzó a trancas y barrancas, dando una imagen poco convincente del poder de sus impulsores. Como escribió Tony Judt, antes de morir: «Occidente –Europa y Estados Unidos sobre todo- perdieron una oportunidad única de reconfigurar el mundo en torno a instituciones y prácticas internacionales consensuadas y perfeccionadas. Por el contrario, nos relajamos y nos congratulamos por haber ganado la Guerra Fría: una forma segura de perder la paz. Los años que van de 1989 a 2009 fueron devorados por las langostas» (Judt, 2010:136). Barcelona, 10.11.2011

“Resort to ‘Soft-Partition’ Repair in Iraq?”, por Michael O´Hanlon & Edward P. Joseph, in: “The Washington Times”, January 08, 2007; se puede consultar en la página de Brookings: http://www.brookings. edu/opinions/2007/0108iraq_ohanlon.aspx 12

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RUŽICA JAKEŠEVIĆ (Jajce, 1982) después de terminar la escuela en Zagreb se matriculó en Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas, donde se licenció en 2004. Terminó la Maestría en abril de 2008, en estudios de postgrado en Relaciones Internacionales en la misma universidad, sobre el tema «Conflicto étnico y la Seguridad en el Sureste de Europa después de la Guerra Fría», bajo la dirección del prof. Dr. Siniša Tatalović. Se doctoró en la Facultad de Ciencias Políticas en Zagreb en junio de 2011 sobre el tema «Las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas y su impacto en la transformación del sistema de defensa croata». Después de graduarse, desde diciembre de 2004 a agosto de 2005 trabajó en «Vjesnik», y luego hasta junio de 2007 fue editora ejecutiva del Instituto de Investigación-Publicación de Cultura Política. Desde junio de 2007 trabaja como asistente de investigación en el proyecto de investigación «La República de Croacia en la arquitectura de seguridad europea», que se lleva a cabo en la Facultad de Ciencias Políticas. Es miembro de la Asociación de Ciencias Políticas de Croacia y del Foro para los Estudios de Seguridad, asociado al Centro de Estudios Internacionales y de Seguridad. Ha participado en numerosas reuniones científicas nacionales e internacionales y conferencias, y de algunas de ella resultó la publicación de artículos en publicaciones científicas relevantes en Croacia y en el extranjero. De forma independiente o con co-autores ha publicado los siguientes trabajos: ––

Jakešević, R. 2011. “Mirovne misije Ujedinjenih nacija nakon hladnog rata”; en: Godišnjak FPN 2011, nº 5., Fakultet političkih nauka, Beograd, pp. 377-399.

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Tatalović, S., Jakešević, R., Lacović, T.. 2011. “Izbori za vijeća i predstavnike nacionalnih manjina”; en: Barbić, J. (ed.). Izbori zastupnika u Hrvatski sabor i referendum, Hrvatska akademija znanosti i umjetnosti, Zagreb, pp. 65-85.

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Tatalović, S., Jakešević, R., Lacović, T. 2011. “Medijski aspekti djelovanja vijeća i predstavnika nacionalnih manjina u Republici Hrvatskoj”; en Romić, M. (ed.), Izolacija ili integracija – kako mediji pristupaju uključivanju manjina u javnu sferu?, BaBe, Zagreb, pp. 85-103.

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Jakešević, R., 2010. “Politika nacionalne sigurnosti Rumunjske”; en: Tatalović, S., Cvrtila, V. (ed.), Regionalna sigurnost i multilateralna suradnja: Republika Hrvatska i jugoistok Europe, Centar za međunarodne i sigurnosne studije (CeMSS) i Politička kultura, Zagreb, pp. 187-203.

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Tatalović, S., Jakešević, R., Lacović, T., 2010. “Funkcioniranje vijeća i predstavnika nacionalnih manjina u Republici Hrvatskoj”; en Međunarodne studije, God. 10, nº. 3-4, pp. 40-56.

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Tatalović, S., Crnčić, I., Jakešević, R., 2010. “National security in 21st century – Terrorism and European security”; en Martinas, K., Matika, D., Srbljinović, A. (ed.), Complex Societal Dynamics-Security Challenges and Opportunities, IOS Press, Amsterdam, pp. 23-38.

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Jakešević, R., Zorko, M., 2009. “Granice i etnički odnosi u procesu raspada SFRJ”; en Međunarodne studije, God. 9, nº 3, pp. 45-73.

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Tatalović, S., Cvrtila, V., Jakešević, R., Pili, T. 2008. “Sigurnosno i obrambeno obrazovanje u Republici Hrvatskoj”; en Tatalović, S. (ed.), Obrambeno i sigurnosno obrazovanje u 21. stoljeću, CeMSS i Politička kultura, Zagreb, pp. 9-60.

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Jakešević, R., 2008. “Modeli i mehanizmi zaštite etničkih manjina u Jugoistočnoj Europi”; en Međunarodne studije, God. 8, nº. 3-4, pp. 116-139.

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Jakešević, R., 2008. “Hrvatska i NATO u percepciji hrvatskog političkog vodstva”; en Tatalović, S. (ed.), Hrvatska i europsko sigurnosno okruženje, CeMSS, Zagreb, pp. 122-134.

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Tatalović, S., Jakešević, R. 2008. “Terrorism in the Western Balkans – the Croatian Experience and Position”; en Prezelj, I., The Fight Against Terrorism and Crisis Management in the Western Balkans, IOS Press, Amsterdam, pp. 132-143.

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Tatalović, S., Jakešević, R. 2007. “Euroatlantske integracije i zaštita manjinskih identiteta-hrvatsko iskustvo”; en Mitrović, Lj., Zaharijevski, D., Gavrilović, D. (ed.), Identiteti i kultura mira u procesima globalizacije i regionalizacije Balkana, Filozofski fakultet, Niš, str. 59-69.

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Tatalović, S., Jakešević, R. 2007. “Etničke manjine i europska sigurnost u procesima globalizacije”; en Tatalović, S. (ed.), Etničke manjine i europska sigurnost u procesima globalizacije, CeMSS i Politička kultura, Zagreb, pp. 37-56.

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EL PAPEL DE NACIONES UNIDAS EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN CROACIA Ružica Jakešević Introducción La disolución de Yugoslavia, hace 20 años, y la creación de nuevos estados en el mapa político de Europa llamaron la atención en todo el mundo; los conflictos, lamentablemente, cuyo impacto fue todavía mayor, dejaron una profunda huella en las relaciones entre estados. El veinte aniversario de esos acontecimientos ofrece una buena oportunidad para analizar varios aspectos de los sucesos de aquella época. En este sentido el objeto de estudio de este artículo es el papel de las Naciones Unidas (NNUU) en la resolución de los conflictos en Croacia. ¿Por qué las NNUU, y no alguna otra organización? La respuesta es muy simple: teniendo en cuenta el contexto de la disolución de Yugoslavia, las NNUU eran la única organización que disponía de recursos para actuar con el fin de pacificar la situación en la zona. La Unión Europea de entonces no disponía de una política, principios, ni mecanismos para actuar en situaciones similares, puesto que la idea de una política conjunta de seguridad y defensa europea estaba todavía por desarrollarse. En ese mismo momento, la OTAN empezó con un proceso de transformación de una alianza estrictamente militar hacia una alianza militar-política, buscando su papel y la razón de su existencia en un nuevo escenario de seguridad. La Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) tampoco disponía de capacidad para enfrentarse a aquellos acontecimientos en el territorio de la antigua Yugoslavia. Quedaban las NNUU, organización caracterizada por la acción diplomática de las potencias europeas y mundiales que, a la vez, fue la protagonista internacional más activa durante los acontecimientos de principios de la década de los noventa. ¿Qué efectos producía esa actuación? ¿Negativos o positivos? La respuesta a esta pregunta no es simple, ni inequívoca. Los primeros años después de la guerra fría trajeron nuevos retos a la seguridad internacional, lo que generó una transformación de las instituciones de seguridad internacional y de los mecanismos de funcionamiento. Fueron los inicios de una época de cambios y de ampliación de la naturaleza de las misiones de paz: de tareas tradicionales,

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estrictamente militares, pasaron a ser complejas y multidimensionales; que facilitaran la implementación de los acuerdos de paz y la participación en la consolidación de una paz sostenible. Las misiones de las fuerzas de las NNUU durante mucho tiempo estaban basadas en los siguientes tres principios: el consentimiento de las partes enfrentadas, la imparcialidad de los observadores, y la no utilización de la fuerza en la mayoría de los casos. La situación que encontraron las fuerzas de las NNUU, tras su despliegue en el territorio de la antigua Yugoslavia, así como las dificultades que iban enfrentando durante su mandato, en gran medida contribuyeron a la transformación del concepto tradicional de misiones de paz en un concepto de segunda generación que, de acuerdo a sus características, era bastante diferente de las misiones de paz de la segunda mitad del siglo XX. Al respecto valen la pena varias y diversas investigaciones (MacInnis, 1997; Cohen, 1999; Berdal, 2000; Sewall, 2008; Wäyrynen, 2009). La disolución de Yugoslavia fue, entre otras cosas, provocada por los cambios acaecidos en la comunidad internacional tras el fin de la Guerra Fría. Sin embargo, el principal motivo fue de carácter interno. Hasta su muerte, en 1980, Josip Broz «Tito» no consiguió crear las condiciones adecuadas para una separación pacífica de las repúblicas; tampoco logró engendrar un sentido permanente de pertenencia nacional en una única nación yugoslava. Por consiguiente, el nacionalismo y el sentido de pertenencia nacional en las repúblicas seguían siendo elementos muy fuertes, una base sólida para el inicio del proceso de creación de estados nacionales y, a la vez, para la división de un estado centralizado. Las revoluciones que tuvieron lugar en una parte de Europa del este solamente instigaron las fuerzas centrífugas entre las repúblicas. Según algunas fuentes, ya a principios de 1990, la CIA preveía la disolución de Yugoslavia, seguida de conflictos armados (Goodby, 1995:159-160). El conflicto que estalló en el territorio de la antigua Yugoslavia demostró a la comunidad internacional que los principios y mecanismos considerados como marco estable para la seguridad internacional en la época de la Guerra Fría, fueron insuficientes para la conservación de la paz internacional en un contexto cambiante.1 Los mandatos y el carácter mismo de las misiones de paz sufrieron una gran transformación: de las operaciones de división de las partes enfrentadas, pasaron a otras mucho más complicadas, cuyo fin era crear sociedades democráticas, promover y proteger los derechos humanos, fortalecer la sociedad civil y establecer los cimientos para el desarrollo sostenible de estados independientes.   1 El rumbo de los acontecimientos de la así llamada crisis yugoslava, la creación de nuevos estados en el territorio de la antigua Yugoslavia, así como los conflictos de guerra en la República de Croacia (y en otros estados nuevos independientes), vid en Cohen, J. L. 1995. Broken Bonds – Yugoslavia’s Disintegration and Balkan Politics in Transition, 2nd edition, Westview Press, Boulder, San Francisco, Oxford.

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A pesar de las evidentes pruebas de que el proceso de desintegración de Yugoslavia estaba en curso2, la comunidad internacional hizo muy poco por prevenir un conflicto armado que se veía venir. Por un lado, los Estados Unidos estaban dudando entre dos opciones: apoyar la opción que conllevaba el uso de la fuerza, o rechazar involucrarse en otra guerra. Prevaleció la opinión de que los acontecimientos en el territorio de la antigua Yugoslavia eran «cosa europea», y que, ya participando en la Guerra del Golfo, los Estados Unidos habían contribuido suficientemente a la seguridad y a la paz internacional. Esta posición fue apoyada por Francia y Alemania, que por su parte consideraban que era el momento oportuno para poner a prueba su recién definida política exterior y de seguridad conjunta, así como lo estipulado en el capítulo VIII de la Carta de las Naciones Unidas, es decir, una oportunidad para la colaboración global y para las organizaciones regionales internacionales. En cuanto a la posible intervención de las NNUU, surgían dudas sobre el carácter de la misma: había que actuar conforme a lo estipulado en el capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas (despliegue de una misión de paz tradicional), o conforme a lo estipulado en el capítulo VII (imposición de la paz). La segunda opción conllevaba el uso de la fuerza para lograr los objetivos definidos, con el papel claro de cada una de las partes enfrentadas y la abolición del principio de imparcialidad.3 Muchos analistas de la crisis yugoslava consideraban que una reacción anticipada y más fuerte de la comunidad internacional pudo haber parado el conflicto en la antigua Yugoslavia, o por lo menos limitado sus consecuencias. Lo mismo pensaban los representantes de la administración de Clinton, que se mostraron muy cautelosos a la hora de manifestar las pocas opciones que tenían disponibles, legado de la administración de Bush padre (Goodby, 1995:158). Cuando finalmente la situación «explotó», en 1991, la comunidad internacional primero confió en una solución diplomática, y, luego, en las operaciones de las NNUU, cuyo objetivo era eliminar la violencia, disminuir el sufrimiento de los civiles y abrir espa2 El referéndum en Eslovenia que demostró la voluntad de su pueblo y la tendencia a crear su propio estado, las primeras elecciones en las repúblicas, sobre todo en Eslovenia y Croacia, la declaración de la independencia de Croacia y Eslovenia, etcétera. 3 Dadas las opiniones citadas, y la preocupación de Rusia por las posibles implicaciones de esta crisis en la Federación Rusa y en las fronteras de nuevos estados independientes, miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), los miembros permanentes del Consejo de Seguridad no estaban a favor de una acción rotunda de NNUU en los Balcanes. En las primeras fases de la crisis yugoslava, las NNUU no conseguían definir el objetivo de la posible intervención: el humanitario, es decir, la protección civil, o la defensa del principio de la inviolabilidad de fronteras. Economides, S., Taylor, P. 2007. “Former Yugoslavia”; en: Berdal, M., Economides, S. (eds.), United Nations Interventionism 1994-2004, Cambridge University Press, Cambridge, 2007., pág. 68.; Ver también: Filipović, V. 2008. “Kontroverze Vanceova plana”; en Polemos, Vol. 11, nº. 1., pág. 91-110.

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cio para las negociaciones sobre un posible acuerdo (Durch, 1996:193). Las NNUU jugaron un papel importante en el conflicto yugoslavo a partir de octubre de 1991, cuando el Consejo de Seguridad aprobó el despliegue de misiones de paz tradicionales, pero con armas ligeras. Los contingentes de esa misión no contaban con personal suficiente ni con armas adecuadas; su mandato tampoco quedaba muy claro (Baros, 2001). La agresión contra Croacia duró más de seis meses, cuando se pidió a las NNUU que tomaran medidas más contundentes. En enero de 1992, tras la intermediación de Cyrus Vance, representante del Secretario General, se cosecharon los primeros resultados de los esfuerzos de la misión de paz: se había firmado una tregua. El Consejo de Seguridad finalmente aprobó, en febrero de 1992, una misión de paz para las NNUU en Croa­cia. Sin embargo, las fuerzas de la UNPROFOR, cuyo objetivo era llevar a cabo el plan de Vance, no se vieron capaces de parar la agresión en el territorio de la antigua Yugoslavia. Aunque formalmente existía un acuerdo de tregua, las fuerzas de las NNUU nunca consiguieron que éste se llevara a cabo consecuentemente, lo que, con mucha frecuencia, llevaba a la violación de la tregua. La siguiente operación de la UNCRO fue considerada un fracaso también, puesto que no logró llevar a cabo sus tareas. Son muchos los analistas que creen que el motivo de ese fracaso habría que buscarlo en la falta de interés de las NNUU en este conflicto, pero también hay que verlo, en el despliegue de una misión de paz sin previa provisión de los elementos necesarios para una operación tan compleja. Por otro lado, hay autores que opinan que estas misiones de paz de las NNUU son meras misiones de observación. El mandato de la UNTAES fue, según varios criterios, quien logró cierto éxito, lo que se debía a un clima político diferente, y, al mismo tiempo, a la presencia de las fuerzas militares y a la mala experiencia con las dos misiones anteriores. Desde 1992, año en el que llegó a ser miembro de las NNUU, la República de Croacia tenía muy buena relación con esta organización, a través de cinco misiones de paz con mandato en su territorio. Durante su desarrollo, la República de Croacia, país que necesitaba ayuda, se iba convirtiendo en un país que comenzaba a ofrecerla, participando activamente en la actualidad en las misiones de paz de las NNUU. Todos los parámetros indican que la participación de las NNUU en la antigua Yugoslavia fue enorme. Los datos a continuación prueban las dimensiones de esa participación. Hasta mediados de 1995, dos de cada tres integrantes de los «cascos azules» destinados en los territorios en conflicto en todo el mundo, se encontraban en la antigua Yugoslavia. Sin embargo, las misiones de las NNUU afrontaban varias dificultades, debido a mandatos exigentes y, a la vez, poco consistentes. ­Algunas tareas fueron llevadas a cabo con éxito, pero en algunas zonas hubo problemas, mientras el mandato en realidad sustituía una intervención militar más fuerte, a la que se oponían Estados Unidos y sus aliados (Durch, 1996:194).

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Motivos que dieron lugar al despliegue de misiones de paz en la República de Croacia En junio de 1991 se iniciaron serias contiendas, incitadas por la declaración de la independencia de la República de Croacia, el 25 de junio de 1991.4 Una parte de los serbios de Croacia estaba muy insatisfecha con su nuevo estatus de minoría, y, respaldada por el Ejército Popular Yugoslavo, rechazó la declaración. Los esfuerzos de la Comunidad Europea hechos a mediados de 1991 (en la Conferencia de Yugoslavia), en aras de prevenir la escalada de la violencia en la antigua Yugoslavia, resultaron un fracaso. Croacia y Eslovenia se estaban negando a aceptar cualquier solución que conllevara más vínculos con Serbia, salvo una «frágil» confederación. A Serbia le estaban reprochando su dominación sobre las instituciones federales, y la apropiación de las riquezas nacionales. Por otro lado Belgrado estaba en contra de toda solución que sobreentendiera que las comunidades serbias, diseminadas fuera del territorio de Serbia, llegaran a ser minorías en los nuevos estados soberanos (Durch, 1996:203). Croacia obraba cuidadosamente a favor de su reconocimiento internacional, y en ese objetivo la relación con las NNUU, la organización mundial más importante, tenía un peso especial. Croacia llegó a ser miembro de esta organización el 22 de mayo de 1992. Desde el principio, la República de Croacia y la NNUU tenían una relación muy intensa. La presencia de las NNUU fue el factor clave para el establecimiento y sostenibilidad de la paz en Croacia, desde el inicio del proceso de creación del estado. Inmediatamente después de la declaración de independencia fue cometida una agresión contra la República de Croacia, que llevó a la pérdida de control sobre gran parte del territorio, la masacre y el desplazamiento masivo de la población que habitaba las zonas en guerra y la destrucción de una parte significativa de los potenciales bienes económicos a gran escala; a todo eso le siguió los crímenes de guerra y la violación de los derechos humanos. Dada la situación específica en su ­territorio, al entrar en las NNUU, la República de Croacia pasó a ser país receptor de ayuda, y las NNUU la proporcionaban mediante sus misiones desplegadas en el país. Las NNUU empezaron a participar activamente en la antigua Yugoslavia el 25 de septiembre de 1991. En esa fecha el Consejo de Seguridad aprobó la Resolución 713 donde mostraban su preocupación por lo que acontecía en Yugoslavia, instando a todos los países a que impusieran un embargo general a todas las entregas de armamento y equipaEl 25 de junio de 1991 el Parlamento de la República de Croacia aprobó la Resolución constitucional sobre la soberanía e independencia de la República de Croacia, precedida por las primeras elecciones parlamentarias en 1990. La Unión Democrática Croata (HDZ), encabezada por Franjo Tudjman, ganó las elecciones. El Parlamento fue formado el 30 de mayo de 1990; en el referéndum celebrado el 19 de mayo de 1991 la mayoría votó a favor de la independencia del Estado croata.

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miento militar en Yugoslavia. El Consejo expresó su pleno apoyo a los esfuerzos emprendidos por la Comunidad Europea, y a los participantes de la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa, cuyo objetivo era restaurar la paz y el diálogo en Yugoslavia. El Consejo también pidió al Secretario General que ofreciera su asistencia en consultas con las autoridades yugoslavas y a todas las partes a que hicieran esfuerzos pacíficos.5 Croacia cesó todo contacto oficial con Yugoslavia el 8 de octubre de 1991, pero a pesar de eso, las NNUU seguían considerando a Yugoslavia como la única entidad legal con la que mantener contacto oficial. Dándose cuenta de lo grave que llegó a ser la situación en Yugoslavia, en octubre de 1991, el entonces Secretario General de NNUU, Javier Pérez de Cuellar, nombró a Cyrus Vance su Representante Personal para Yugoslavia. Los dos mantuvieron constantes contactos con todas las partes del conflicto, con la Comunidad Europea, la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa, y con Lord Carrington, Presidente de la Conferencia de Yugoslavia. Dado el desarrollo de la situación en el terreno, muy pronto se llegó a la conclusión de que la contribución más importante de las NNUU consistía en el despliegue de una misión de paz, a fin de crear las condiciones necesarias para las negociaciones políticas y para la solución pacífica del conflicto. El Representante Personal del Secretario General en varias ocasiones mantuvo reuniones con todas las partes, en las que se discutía la posibilidad de establecer una misión de paz. A finales de 1991, precisamente el 23 de diciembre, Cyrus Vance convocó una reunión en Ginebra, en la que estaban presentes los presidentes de Serbia y Croacia y Lord Carrington; el resultado de la reunión fue un acuerdo de tregua inmediata (incluido el acuerdo sobre el desbloqueo de los cuarteles del Ejército Popular Yugoslavo en Croacia, y la retirada de los efectivos, armas y equipamientos militares de esos cuarteles).6 Todas las partes se pusieron de acuerdo que era necesario el despliegue urgente de una misión de paz de las NNUU. Sin embargo poco tiempo después de la firma de la tregua ésta fue rota. En vistas de los nuevos acontecimientos, el 27 de noviembre de 1991, el Consejo de Seguridad aprobó la Resolución 721, en virtud de la cual se declaraban las conclusiones de Cyrus Vance, de las que estaban informadas las partes enfrentadas: no se podían realizar operaciones pacíficas hasta que no se garantizara el cumplimiento del Convenio de Ginebra por todas las partes. Tras unas semanas de negociaVid: http://www.un.org/Depts/dpko/dpko/timeline/pages/timeline.html. Consultado el 14 de junio de 2008; http://www.nato.int/ifor/un/u910925a.htm Consultado el 1 de diciembre de 2010. 6 Una de las primeras acciones militares exitosas del Ejército de Croacia fue el bloqueo de los 40 cuarteles del Ejército Popular Yugoslavo en Croacia, en septiembre de 1991. Tatalović, S. 2003. “The War in Croatia and Security in Southeastern Europe”; en Grizold, A. (ed.), Security and Cooperation in Southeastern Europe, FDV, Ljubljana, pág. 201. 5

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ciones muy intensas, fue cumplida esta condición y se acordaron los aspectos generales para el despliegue de una misión de paz de las NNUU. El día 11 de diciembre de 1991, Cyrus Vance, Representante Personal del Secretario General, y Marrack Goulding, Asesor del Secretario General para asuntos políticos especiales, presentaron una propuesta para el despliegue de una misión de paz de las NNUU en Yugoslavia. Esta propuesta fue conocida como «el plan Vance». El plan resaltaba que la mencionada misión de paz de las NNUU en Yugoslavia iba a ser una solución interina que ayudara a crear las condiciones para el mantenimiento de la paz y la estabilidad, y también, que ése era un paso previo a las negociaciones sobre la resolución definitiva de la crisis yugoslava. Con el despliegue de una misión de paz no se prejuzgaba una solución política, pero sí se preveía un plazo de seis meses hasta la resolución definitiva. A la vez, se requería la imparcialidad completa de las fuerzas de las NNUU en el terreno. El objetivo de la misión era el siguiente: las fuerzas y unidades de observación de la misión de las NNUU habían de desplegarse a lo largo del territorio de Croacia, denominado Zona bajo la protección de las Naciones Unidas (United Nations Protected Area – UNPA). Había que desmilitarizar la zona, es decir, retirar o desmantelar todas las unidades militares. Las UNPA eran zonas de Croacia en las que, según el Secretario General, hacía falta tomar medidas especiales durante el periodo interino para garantizar el cese definitivo de la violencia. Eran áreas donde los serbios eran mayoría o minoría significativa, y donde las tensiones entre las comunidades generaban conflictos. Estaba previsto que se formaran tres territorios UNPA: Eslavonia del este, Eslavonia del oeste y la Trajina.7 Éstos estaban divididos en sectores: Este, Oeste, Sur y Norte. El plan también preveía la retirada de todas las unidades del Ejército Popular Yugoslavo y las de la Guardia Nacional de las zonas protegidas, así como el desmantelamiento de la defensa territorial y todas las formaciones paramilitares. El lado paradójico de este plan fue el hecho de que las zonas protegidas en Croacia eran las ocupadas. El 15 de diciembre de 1991, el Consejo de Seguridad aprobó la Resolución 724, en virtud de la cual se aprobaba el informe del Secretario General sobre un plan para una posible operación de paz; el Secretario General y su Representante Personal centraron sus esfuerzos en asegurar la aceptación incondicional del plan de las NNUU por todas las partes enfrentadas. En sus informes para el Consejo de Seguridad sobre el avance de la situación en el terreno, el Secretario General afirmó en repetidas ocasiones que, a pesar del respaldo evidente en Yugoslavia, todavía no se habían cumplido las condiciones necesarias para el despliegue de una misión de paz. El día 2 de enero de 1992, Cyrus Vance convocó una reunión con los representantes militares de la RepúEx-Yugoslavia – UNPROFOR Disponible en: http://www.un.org/Depts/dpko/dpko/co_mission/unprof_p.htm Consultado el 14 de junio de 2008. 7

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blica de Croacia y del Ejército Popular Yugoslavo, en la que se firmó un acuerdo sobre el cese inmediato del fuego. El recién elegido Secretario General de Naciones Unidas, Boutros-Boutros Ghali, con la aprobación del Consejo de Seguridad, envió a Yugoslavia 50 oficiales de comunicaciones, que actuaron a favor del mantenimiento de la paz y que facilitaban la comunicación entre las partes enfrentadas. A pesar de las objeciones al plan de las NNUU de algunos grupos políticos en Yugoslavia, el Secretario General propuso al Consejo de Seguridad el despliegue de la misión UNPROFOR. Finalmente, el 21 de febrero de 1992, fue aprobada la Resolución 743, en virtud de la cual se establecía la misión UNPROFOR, por un período inicial de 12 meses. ¿Cuál fue el motivo de la participación activa de las NNUU, y no de la Comunidad Europea de aquella época? La organización disfrutaba de mucho prestigio en la Yugoslavia «no alineada», y fue considerada más imparcial que la Comunidad Europea, liderada por Alemania. Entre otros motivos, cabe mencionar que en ese momento solamente las NNUU disponían de los recursos necesarios para la ejecución de operaciones pacíficas y humanitarias, así como para la implementación de posibles soluciones en el terreno. Ninguna organización europea disponía de estos recursos, y los recursos militares de la OTAN estaban optimizados para una intervención agresiva y en cambio no para una misión de paz (Durch, 1996:205). Sin embargo, resultó que ni siquiera los recursos de las NNUU eran suficientes para afrontar los acontecimientos en el territorio de la antigua Yugoslavia; era necesario cambiar, de alguna manera, por un lado la comprensión acerca del concepto de imparcialidad, el consentimiento de las partes enfrentadas para la llegada de una misión de paz y, por otro, el procedimiento para el uso de la fuerza. Las autoridades croatas abogaron por esa línea de desarrollo en repetidas ocasiones, cuando por poco pudo haber sido cesado el mandato de la misión UNPROFOR en Croacia, a solicitud de la cúpula croata.

Misión de paz UNPROFOR La Misión de Paz de las Naciones Unidas (United Nations Protection Force) o la UNPROFOR, fue la primera misión destinada a la República de Croacia a comienzos de su proclamación como estado independiente. Fue aprobada después de la firma del Acuerdo de Tregua en Sarajevo, el 2 de enero de 1992.8 Esta misión, además de las de Somalia y Ruanda, en la primera mitad de los años noventa del siglo XX, fue muchas veces mencionada en la literatura académica como ejemplo de una misión de paz tradicional con diversos defectos, en un nuevo ambiente de seguridad, al que se llegó tras el fin de la Guerra Fría. Se trata de una misión de paz que no tuvo mucho éxito durante su man8 Vid.: Žunec, O., 1998. “Rat u Hrvatskoj 1991.-1995.“ – 2. parte: Od Sarajevskog primirja do završnih operacija; en Polemos, Vol. 1., nº 2.

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dato, dado que éste no se ajustó en su totalidad a la situación en el terreno. La ampliación posterior del mandato tampoco fue posible, debido a la estructura de los contingentes desplegados. El mandato de la misión fue ampliado en junio de 1992 al país vecino, Bosnia y Herzegovina, con el fin de garantizar el envío de ayuda humanitaria, custodiar el aeropuerto de Sarajevo y vigilar las «zonas de vuelo prohibidas», así como las «zonas seguras». Esta ampliación del mandato de la misión no fue la única: posteriormente, la misión fue ampliada a Serbia y Montenegro, así como a la vigilancia preventiva de las fronteras de Macedonia.9 Al final del mandato de la misión, que duró desde febrero de 1992 hasta marzo de 1995, ésta contaba con 38.599 efectivos.10 El primer mandato de la UNPROFOR duró doce meses. Acabado este período, la misión tuvo cierto éxito en el establecimiento de la paz en Croacia, pero todavía hubo enfrentamientos, actos de discriminación y el desplazamiento de la población. El problema más grave fue la falta de cooperación de las autoridades locales serbias, y la situación de la llamada «República Srpska de la Krajina», que complicaba el asunto todavía más. La tercera ampliación del mandato de la misión de la UNPROFOR en Croacia tuvo lugar el 6 de octubre de 1992. En esa fecha el Consejo de Seguridad aprobó la Re­ solución 779 (en 1992), en virtud de la cual autorizaba a la UNPROFOR a que vigilara el proceso de desmilitarización de la península de Prevlaka. Con la misma Resolución, el Consejo aprobó la propuesta del Secretario General para que la UNPROFOR estableciera un control sobre la presa de Peruća que era de vital importancia. A principios de 1993, las autoridades locales serbias seguían sin cooperar, lo que en gran medida impedía la implementación del plan de paz de las NNUU. Por su parte, el entonces Presidente de Croacia declaraba que la extensión del mandato de la UNPROFOR, para el que se necesitaba la aprobación de las autoridades croatas, dependía de los progresos realizados en muchas esferas. Asimismo, solicitó del Consejo de Seguridad que ampliara el mandato de la misión a la imposición de la paz. Las autoridades croatas consideraban que ya no se podía hablar de la solución política de la así llamada crisis yugoslava. Lo único que le interesaba a Croacia fue el retorno de las áreas UNPA y las «zonas rosas» bajo su control. Sin embargo, las autoridades de aquellas zonas se negaban a reconocer que éstas formaban parte de la República de Croacia, y rechazaban cualquier negociación al respecto. Además, insistían en que se reiniciara la discusión sobre el mandato de la UNPROFOR, pero esta vez con los representantes de la así llamada «República Srpska de la Krajina», puesto que dos de las partes del plan original, el presiden9 Disponible en: http://www.un.org/Depts/dpko/dpko/co_mission/ la UNPROFOR.htm Consultado el 14 de junio de 2008.

Excepto el periodo hasta marzo de 1995, estos gastos se refieren al período hasta diciembre de ese año, en la misión de la UNCRO, la UNPREDEP y el FNUAP HQ-

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te de Serbia y las autoridades militares federales yugoslavas, carecían de estatus legal en aquellas zonas. Dadas las circunstancias, el Secretario General creía que existían tres opciones de mandato para la UNPROFOR en Croacia: la renovación del mandato anterior sin cambio alguno; cambio del mandato de la misión; cese del mandato de la misión en Croacia y traspaso de las operaciones a Bosnia y Herzegovina y a Macedonia, que fue la peor de las opciones (Roberts, 2002). En septiembre de 1994, el mandato de la UNPROFOR en Croacia seguía con los mismos problemas: la desmilitarización de la zona UNPA, establecimiento del poder croata en las «zonas rosas», establecimiento del control de fronteras, ayuda a los refugiados y exiliados. Los cuatro problemas requerían una solución urgente, sea impuesta o consentida por las dos partes. La UNPROFOR no tenía mandato ni recursos para ese tipo de acciones, y en cuanto a la cooperación de las dos partes, fue imposible conseguirla. A pesar de todo, según el Secretario General, la presencia de la UNPROFOR en Croacia seguía siendo necesaria para garantizar la futura aplicación del acuerdo de paz, e intentar abrir espacios para posibles negociaciones. Conforme a todo lo mencionado y en virtud de la Resolución 947, el 20 de septiembre de 1994 se hizo una prórroga del mandato de la misión, hasta el 31 de marzo de 1995, fecha en la que éste fue finalizado definitivamente. Abordando la participación de la Misión de Paz de NNUU en la República de Croacia, se llega a la conclusión que ésta estuvo afrontando varios problemas. Uno de los elementos más desalentadores durante el mandato de la misión de paz fue el estallido de la guerra en el territorio de la República de Croacia. El carácter local de la violencia hizo difícil la separación de las partes enfrentadas por líneas claramente determinadas, según la costumbre de las misiones de paz tradicionales. Otro elemento desalentador fue la cantidad y la variedad de los efectivos involucrados en el conflicto (Durch, 1996:208). Adicionalmente, la seguridad personal de los integrantes de la UNPROFOR estaba constantemente en peligro: bombas, emboscadas, fuegos cruzados, acciones terroristas y amenazas. El objetivo, tanto de éstas como de otras fuentes que perjudicaban la seguridad personal de los miembros de las misiones de paz, era difundir el miedo y frenar las operaciones pacíficas. El mandato de la UNPROFOR no tuvo efecto y fue reducido a la preservación de la situación actual, sin intención visible de abordar el problema de los territorios temporalmente ocupados que estaban dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas de la República de Croacia. La Resolución del Consejo de Seguridad de las NNUU y otros documentos no fueron llevados a cabo en práctica. Resulta evidente que el mandato de la UNPROFOR, que aplicaba el así llamado plan Vance sin éxito, no respondía a las necesidades de Croacia. Las fuerzas pacíficas, con su actitud pasiva respecto a

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la constante resistencia de los serbios al reestablecimiento del poder croata en la totalidad del territorio de la República de Croacia, daban la impresión de estar respaldando el mantenimiento de la ocupación. A mediados de enero de 1995, el Presidente de Croacia, Franjo Tuđman, pidió al Secretario General de las NNUU, Boutros Boutros Ghali, que terminara el mandato de la UNPROFOR en Croacia. Esta decisión fue justificada por la falta de resultados de la UNPROFOR en la consecución del plan Vance, y en la aplicación de las decisiones del Consejo de Seguridad de las NNUU, sobre todo las relacionadas con el retorno de los refugiados y exiliados, la desmilitarización de la zona UNPA, y la vigilancia eficaz de las fronteras croatas internacionalmente reconocidas. En su informe para al Consejo de Seguridad, el Secretario General Boutros-Boutros Ghali expresó su preocupación, indicando que la retirada de la UNPROFOR de Croacia podía llevar a la reanudación de hostilidades y tener graves consecuencias en el proceso de establecimiento de la paz. A la vez, admitió que la UNPROFOR en Croacia no llevó a cabo sus tareas. En las siguientes acciones diplomáticas se llegó a un acuerdo de compromiso tras la reunión del Vicepresidente de los EEUU, Al Gore, con el Presidente de Croacia, Franjo Tudjman, en Copenague, el 12 de marzo de 1995. La parte croata aceptó la futura presencia de los contingentes de las NNUU, siempre que se le encomendara otro mandato. En virtud de la Resolución 981 del Consejo de Seguridad (el 31 de marzo de 1995), el mandato de la UNPROFOR terminó después de más de tres años de actuación. A la vez, se decidió sobre un nuevo mandato de las fuerzas de las NNUU, la UNCRO (United Nations Confidence Restauration Operation in Croatia). Se dieron sólidas garantías de que durante ese nuevo mandato se llevaría a cabo la reintegración pacífica.11 Esta misión de paz puso de relieve la crisis del modelo tradicional de las misiones de paz de las NNUU. Para garantizar el respeto y el fortalecimiento de la tregua, las fuerzas de la UNPROFOR tenían que ser capaces de aplicar ciertas medidas que no cuadraban en el marco de una misión tradicional. El Secretario General de las NNUU expresó su preocupación por las presiones de algunas partes para que la UNPROFOR ejerciera funciones cuasi-gubernamentales, y por las tendencias a involucrar cada día más a las NNUU en el conflicto (Durch, 1996:208).

Misión de paz UNCRO Tras el final de la misión de la UNPROFOR, en la República de Croacia fue instalada la misión UNCRO (United Nations Confidence Restoration Operation in Croatia); en BosLa dirección de dichas acciones ha sido interpretado según los datos disponibles en la páginas web de NNUU. Disponible en: http://www.un.org/Depts/DPKO/Missions/ la UNPROFOR.htm Consultado el 14 de junio de 2008. 11

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nia y Herzegovina la UNPROFOR siguió con sus acciones, y en Macedonia fue establecida la misión UNPREDEP. El 30 de noviembre de 1995, el Consejo de Seguridad tomó la decisión de terminar el mandato de la UNCRO y de la UNPROFOR, mientras el mandato de la UNPREDEP en Macedonia fue prolongado hasta el 30 de mayo de 1996.12 Se establecieron tres nuevas misiones en el territorio de la antigua Yugoslavia: una en Bosnia y Herzegovina,13 y dos en la República de Croacia. La misión UNMOP (United Nations Mission of Observers in Prevlaka) fue establecida en virtud de la Resolución 1038, el día 15 de enero de 1996, y presentaba una prórroga del acuerdo de moratoria en la administración de la península Prevlaka. La otra misión, UNTAES (United Nations Transitional Administration in Eastern Slavonia, Baranja and Western Sirmium) fue establecida en virtud de la Resolución 1037, el mismo día 15 de enero de 1996. En conclusión, la misión UNCRO existió desde el 31 de marzo de 1995 hasta el 15 de enero de 1996. Como su mismo nombre sugiere, su tarea principal fue la aplicación de las medidas de restauración de la seguridad en la República de Croacia. La UNCRO, así como la UNPROFOR, afrontó graves dificultades que provenían, ante todo, del hecho de que su tarea principal fue poco clara. Eso sí, la definición de la misión de la UNCRO fue más beneficiosa para Croacia, puesto que fue formada con el fin de facilitar la integridad territorial de la República de Croacia. Sin embargo, las circunstancias en los territorios ocupados, así como las dudas acerca de su mandato, hicieron que la misión resultara un fracaso. El mandato de la UNCRO tampoco contribuyó a la reintegración pacífica del sector Oeste de la UNPA.

Misión de paz UNTAES Una vez terminado el mandato de la UNCRO, el 15 de enero de 1996, el Consejo de Seguridad aprobó la Resolución 1037, en virtud de la cual se establecían operaciones de las NNUU con el fin de reintegrar la zona de Podunavlje a la soberanía de la República de Croacia. Fue establecida la administración interina UNTAES (administración interina de NNUU para Eslavonia del este, Baranja y Srem). Esta misión de paz consistía en dos componentes: el militar y el civil. La tarea del componente militar fue vigilar y facilitar el proceso de desmilitarización de la región, custodiar la vuelta voluntaria y segura de los refugiados a sus casas, en cooperación con la UNHCR y, a la vez, contribuir al mantenimiento de la paz y estabilidad en la región. Completed Peacekeeping Operations – UNTEAS Disponible en: http://www.un.org/Depts/dpko/dpko/co_mission/untaes.htm Consultado el 14 de junio de 2008. 13 UNMIBH, y dentro de ella la UNIPTF, establecida el 21 de diciembre de 1995. 12

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El papel del componente civil de la misión fue la creación de unidades provisionales de policía, vigilancia de cárceles y trato con los encarcelados, tareas referentes a la administración civil y funcionamiento de los servicios públicos, posibilitar el retorno de los refugiados, así como la organización de elecciones y asistencia durante su celebración.14 La reintegración exitosa y pacífica de la región de Podunavlje en el sistema político y jurídico de la República de Croacia fue un logro muy importante, que marcó las relaciones entre las NNUU y la República de Croacia a finales de los años 90. La misión UNTAES fue una las más exitosas de todas las misiones de NNUU establecidas en el territorio de Croacia a lo largo del período de la disolución de Yugoslavia, desde comienzos de los años 90. La UNTAES estaba desarrollándose en un contexto políticamente diferente del de otras misiones en Croacia, a lo que parcialmente contribuyó el Acuerdo Marco sobre la región de Eslavonia del Este, Baranja y Srem del Oeste15, firmado por las autoridades croatas y los serbios enfrentados, así como la misma situación militar, modificada tras la liberación de gran parte del territorio croata, en mayo y agosto de 1995. A diferencia de las misiones anteriores, el mandato de la UNTAES estaba en gran medida claro. Su objetivo fue la reintegración pacífica de la región de Podunavlje a la soberanía croata. Por otro lado, las lecciones sacadas por las NNUU y la República de Croacia de las operaciones anteriores, contribuyeron a que se llevara a cabo con éxito el mandato de la UNTAES. Los postulados del éxito de la misión fueron el mandato alcanzable, respaldo internacional para su realización, interés de todas las partes en la cooperación, liderazgo pragmático y rotundo de la misión y establecimiento de nuevas relaciones militares en la región (Šimonović, 2005:169). En su informe del 4 de diciembre de 1997, el Consejo de Seguridad indicaba que existe un consenso sobre el cumplimiento exitoso de los fines principales de la UNTAES. A pesar del éxito de la UNTAES, tras la terminación de su mandato, surgieron los problemas cuya solución requería tiempo y recursos financieros. La reconciliación fue uno de los problemas clave, de suma importancia para la estabilidad en la región. Después de la UNTAES, fue establecida otra misión, la UNPSG (United Nations Police Support Group), por un período inicial de nueve meses y con el fin de vigilar el trabajo de la policía de Croacia en las regiones de Eslavonia del este, Baranja y Srem del United Nations Department of Public Information, “Croatia–UNTAES,”; Disponible en: http://www.un.org/Depts/DPKO/Missions/untaes_p.htm Consultado el 24 de junio de 2008. 15 El Acuerdo fue firmado el 12 de diciembre de 1995. Antes de la guerra, en esa región vivían 67.576 serbios y 125.937 croatas, húngaros y nacionales de otros países. Magaš, B., Žanić, I. (ed.) 1999. Rat u Hrvatskoj i Bosni i Hercegovini (La guerra en Croacia, y Bosnia y Herzegovina) 1991-1995., Naklada Jesenski i Turk, DANI, Zagreb-Sarajevo, pág. 410. 14

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oeste. Tras la finalización del mandato de la misión UNPSG, la tarea de vigilar el trabajo de la policía de Croacia pasó a manos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). La última misión de las NNUU en la República de Croacia fue una misión de observación en la península de Prevlaka, la UNMOP (United Nations Mission of Observers in Prevlaka). Los observadores militares de las NNUU estaban desplegados en la península de Prevlaka, de suma importancia estratégica, desde octubre de 1992 cuando el Consejo de Seguridad autorizó a la UNPROFOR a vigilar la desmilitarización de la región. Desde 1995 esa función fue desempeñada por la UNCRO. Desde la retirada de las fuerzas del Ejército Popular Yugoslavo, en 1992, no hubo graves incidentes en la península que perjudicaran la paz y la estabilidad. El día 1 de febrero de 1996, la UNMOP llegó a ser una misión independiente. La situación en el territorio bajo el control de la UNMOP fue estable y pacífica. Durante su estancia en la península de Prevlaka, los integrantes de la misión ­UNMOP vigilaban la desmilitarización de la península y de las regiones vecinas. El personal de la misión mantuvo conversaciones con las autoridades locales, con el fin de profundizar en la cooperación, reducir las tensiones y reforzar la seguridad; también, colaboraba con las fuerzas multinacionales de estabilización de la SFOR.

Conclusión Uno de los obstáculos más grandes para la mayor eficacia de las misiones de paz de las NNUU en el territorio de la antigua Yugoslavia fue el hecho de que los mandatos aprobados por el Consejo de Seguridad iban cambiando paralelamente con el avance de la crisis, lo que impedía evaluar sus logros (Economides, 2007:70). Teniendo en cuenta la experiencia de la República de Croacia en su territorio en misiones de las NNUU, cabe mencionar que ésa contribuyó a la afirmación del país dentro de la misma organización. Croacia aprovechó su enorme experiencia nacional en el restablecimiento de la paz, en el periodo posterior al conflicto, para la creación y para el funcionamiento de la recién formada Comisión de Consolidación de la Paz (Peacebuilding Commission), órgano consultivo de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La República de Croacia jugó un papel importante en la promoción de la idea de la Comisión, un instrumento adicional de las NNUU. A la vez, abogaba por la participación de los países que tenían éxito en la consolidación de la paz en sus territorios en el Comité de Organización de la Comisión. Tras las elecciones al nuevo órgano, en mayo de 2006, en las que obtuvo 119 votos de los 188 países pre-

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sentes, la República de Croacia llegó a ser miembro de la primera sesión del Comité de Organización de la Comisión de Consolidación de la Paz, por un período de un año.16 De alguna manera, esta organización ayudó a los primeros esfuerzos para la afirmación internacional de la República de Croacia, y abrió paso hacia su participación en las misiones bajo la autoridad de organizaciones regionales – la OTAN y la Unión Europea – que, según todos los indicadores, tienen una importancia cada día mayor. Puesto que la guerra en Croacia terminó en 1995 (mientras el resto del territorio ocupado – la Eslavonia del este, Baranja y el Srem del oeste – fue reintegrado en el ordenamiento jurídico croata en 1998, por vía pacífica), y que la participación en las misiones de paz de las NNUU comenzó en 1999, no se puede sino hacer constatar que, en un período de tiempo muy corto, de sólo cuatro años, Croacia consiguió pasar de ser un país receptor de las NNUU, a un país participante en misiones de paz, bajo la autoridad de esa misma organización. Hoy en día, queda evidente que la República de Croacia fue uno de los participantes más activos en las misiones de paz internacionales, bajo la autoridad de las NNUU17, previo cumplimiento de varias condiciones políticas y técnicas. El cambio en la evaluación de las amenazas provenientes de los vecinos más cercanos de la República de Croacia contribuyó a intensificar la modificación para la participación en las misiones de paz internacionales. Con la desaparición del peligro de ataque desde los territorios vecinos, las capacidades anteriormente destinadas a la defensa del territorio nacional podían emplearse ahora en las misiones de paz. Sin embargo, hay que poner de relieve que, independientemente del apoyo declarado por todos los partidos parlamentarios a la adhesión de la República de Croacia a la OTAN y a la Unión Europea, durante las discusiones en el Parlamento de Croacia sobre el envío de efectivos de las Fuerzas Armadas a las misiones de paz (o sobre el aumento del número de efectivos en las misiones ya existentes), muchas veces se expresan dudas sobre el sentido de la participación de Croacia en algunas misiones de paz, y sobre los gastos provenientes de ello. Últimamente, Disponible en: http://un.mvp.hr/?mh=147&mv=2764 Consultado el 14 de junio de 2008 La importancia de la Comisión de Consolidación de la Paz consiste en su tarea de actuar en los países que acaban de salir de una guerra, contribuyendo a los esfuerzos de la Comunidad internacional para el establecimiento de la paz permanente y la prevención de nuevos conflictos. La Comisión fue especialmente activa en los siguientes ámbitos: reunión de las partes relevantes, incluidos los patrocinadores internacionales, instituciones financieras internacionales, gobiernos internacionales, países que proporcionaban personal para las misiones de paz, etc; administración de los recursos; consejos y propuestas respecto a las estrategias integradas para la recuperación y el establecimiento de la paz; cuando procede, avisos sobre posibles factores que perjudiquen la paz. Disponible en: http://www.un.org/peace/peacebuilding/ Consultado el 14 de junio 2008 17 Dado el tamaño del país, sus posibilidades económicas, la población, el número de soldados y de los efectivos participantes en las misiones de paz. 16

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estas dudas van surgiendo aun más, puesto que, por un lado, la contribución de Croacia a varias misiones de paz bajo la autoridad de diferentes organizaciones internacionales es mucho más grande que en la década anterior, y por otro, la situación económica del país ha ido empeorando; se sigue discutiendo el aumento del número de efectivos destinados a la misión de la ISAF, en Afganistán, bajo la autoridad de la OTAN. No hay que olvidar que Croacia logró llegar a ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad en el período de 2008-2009, gracias a lograr cambios positivos en el plan interno, y a sus relaciones con otros países de la comunidad internacional. Seguramente, a este logro se sumaron los éxitos de los efectivos de las Fuerzas Armadas de la República de Croacia en diferentes misiones de paz en el mundo. A lo largo de la década pasada, la República de Croacia, pasó de recibir partidas de asistencia internacional, a ser un participante activo en las relaciones internacionales, cuya contribución a la paz y a la seguridad en el mundo es significativa; de un país que necesitaba ayuda internacional se transformó en el país que la ofrecía, dentro del marco de la participación de las organizaciones internacionales. El período de tiempo en el que transcurrió esta transformación fue muy corto. La República de Croacia empezó a participar en las misiones de paz bajo la autoridad de las NNUU en el momento en el que los contingentes de la misma organización todavía estaban presentes en el sur de su territorio. El avance en la posición internacional de la República de Croacia, salvo en los casos de entrada en la OTAN y la próxima adhesión a la Unión Europea, está confirmada con varios cargos importantes en las organizaciones internacionales, encomendados a la República de Croacia, o a sus funcionarios (la pertenencia del país al Consejo de Seguridad; funciones de Secretario General Adjunto de la OTAN, y de Secretario General Adjunto de Naciones Unidas). La tendencia actual, y seguramente será la futura, es la creciente importancia de la participación de la República de Croacia en las misiones de paz bajo la autoridad de las organizaciones regionales, es decir de la Unión Europea y la OTAN. El indicador más relevante de esa tendencia es el aumento continuo y rápido de los efectivos de las Fuerzas Armadas que participan en la misión de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (International Security Assistance Force – ISAF), en Afganistán. De los cincuenta efectivos de las Fuerzas Armadas de la República de Croacia iniciales, destinados a Afganistán en 2003, se llegó a unos 350 soldados en 2011 y 2012. Otros 20 efectivos de las Fuerzas Armadas se encuentran en otra misión de paz bajo la autoridad de la misma organización, en la KFOR en Kosovo. Por otro lado, salvo la misión UNDOF en la que participa un contingente croata compuesto por 95 efectivos de las Fuerzas Armadas, en todas las demás misiones participan de uno a varios soldados u oficiales, con una inercia de reducción paulatina. Al contrario, es cada día más evidente la orientación croata hacia la participación en operaciones de paz de la Unión Europea. Esto está en relación

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con la tendencia de las NNUU a compartir parte de la responsabilidad para el mantenimiento de la paz y la estabilidad en el mundo y, por lo tanto, esto se traduce en el mandato para la ejecución de misiones de paz, en las organizaciones regionales, teniendo las croatas todas las capacidades necesarias, a diferencia de los años noventa del siglo pasado cuando carecían de los recursos destinados a esos fines.

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EDITA STOJIĆ-KARANOVIĆ trabajó en el Instituto de Política Internacional y Economía de 1968 a 2008, a partir de 1985 como profesora de investigación. Dentro del Instituto estableció el Centro para los Países Vecinos y la Cooperación Regional en 1985. Fue directora del instituto desde 2006 a 2008. En 1989 Edita Stojić Kara­ nović puso en marcha una iniciativa de cooperación regional entre académicos en la región del Danubio y en 1994 fue establecido el Foro Internacional Científico «Danubio – Río de la Cooperación». Profesora invitada en universidades nacionales y extranjeras, entre otras: el Instituto de Diplomacia Económica en Belgrado (2004) y la Academia Diplomática de la Universidad de Budapest (1994), la Academia Diplomática de la Universidad de Viena (1992) y en los cursos universitario en la Fundación «José Ortega y Gasset» en Madrid (1991). Es miembro de la Comisión Estatal para la Concesión de Títulos Científicos (2006-2010), miembro de la comisión de tesis de doctorado y de máster: en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Belgrado (2007), en el Centro Europeo para la Paz y el Desarrollo (2011), en la Universidad de Pecs, Hungría (2009 y 2011); y es miembro de la Asamblea de la Academia Húngara de las Ciencias.

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LA INFLUENCIA DE LA DISOLUCIÓN DE YUGOSLAVIA POR LA GUERRA EN LA COOPERACIÓN REGIONAL EN EL SUDESTE DE EUROPA Y LOS BALCANES1 Edita Stojić-Karanović Resumen A principios de la década de 1990 la crisis del Estado yugoslavo originó toda una serie de conflictos armados y la guerra interrumpió todas las actividades iniciadas en la Conferencia ministerial sobre la cooperación multilateral en los Balcanes (que tuvo lugar en 1988 en Belgrado). Las causas de la guerra tuvieron importantes factores endógenos: la centralización después de un antiguo modelo más descentralizado dio argumentos a favor de la política nacionalista de los líderes y, lamentablemente, de una parte de la dirigencia en las unidades federales. Pero sin la iniciación o el apoyo desde afuera, la disolución hubiera sido posible sin guerras, ni siquiera el Estado federal se hubiera venido abajo. El artículo da una breve reseña histórica, así como un resumen de la situación actual y los problemas que continúan perturbando el desarrollo de una mayor cooperación multilateral en la región. Finalmente la estrategia de la Unión Europea (UE) para la región del Danubio se presenta como una cooperación regional prometedora para el futuro. Palabras clave: Yugoslavia, la guerra de 1990, los Balcanes, el sureste de Europa, la cooperación regional

Introducción Las aspiraciones para el establecimiento de una cooperación regional, incluida la integración de los países balcánicos, aparecieron tras la creación de los Estados nacionales independientes en los Balcanes en el siglo XIX. Como nunca la cooperación había alcanzado niveles suficientes, pero ésta fue demasiado débil para evitar la escalada de los conflictos Este documento está escrito en base a la conferencia que la autora ha dado en el seminario «20º aniversario de la disolución de Yugoslavia», celebrado el 7 de octubre de 2011 en Belgrado, organizado por la Universidad Megatrend y la Embajada de España en Belgrado. 1

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latentes, sobre todo cuando se sentían alentados por las grandes potencias. Las guerras de Yugoslavia en la década de 1990 fueron animadas con acciones especializadas principalmente desde los EE.UU, pero también desde Alemania, mediante el apoyo a las aspiraciones máximalistas de los nacionalistas serbios y croatas. Durante el siglo XX, todas las guerras en los Balcanes provocaron una drástica disminución, incluso la anulación de los resultados de la cooperación anterior. Ese fue el caso de las guerras en el espacio geográfico de Yugoslavia durante la década de 1990. Pero después de cada guerra de los Balcanes y, por lo tanto, después de la última también, la coexistencia pacífica y la cooperación regional aparece como la mejor práctica en el interés de todos los pueblos, y todos los habitantes de todos los países de los Balcanes. Algo también evidente en la situación actual.

Las condiciones previas de la guerra El equilibrio en la península de los Balcanes es más sensible, y los conflictos son fáciles de despertar – lo que las grandes potencias a menudo han incitado, comenzando inmediatamente después de la creación de los Estados-nación independientes en el siglo XIX. La geografía y la historia juegan un papel importante en eso. Además, la posición geo-estratégica de los Balcanes se encuentra entre las rutas de tierra y agua de tres continentes. La historia del Estado yugoslavo desde su nacimiento, a pesar de la – entonces fuerte – ideología de la unificación de las naciones eslavas del sur, está repleta de luchas, con varios conflictos elementales. La fundación parecía estar basada en el principio de los pueblos constituyentes de Yugoslavia, con la expectativa de que los intereses económicos pudieran ser más fuertes que las diferencias religiosas. Sin embargo, durante todo este período entre los diferentes grupos étnicos y religiosos se mantuvo claramente un conflicto latente. La Segunda Guerra Mundial lo trajo a la superficie, con más de un millón de vidas perdidas debido a las actividades bélicas de las fuerzas de ocupación, la lucha contra los invasores, pero en gran medida también por los enfrentamientos étnicos a nivel local. Después de la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia fue a fundarse en la forma de una república popular federal. La formación del viejo-nuevo estado se compuso de seis repúblicas y dos provincias autónomas dentro de Serbia. En la época socialista, la reaparición de las aspiraciones nacionalistas se vieron frenadas por el presidente Josip Broz Tito. Aparecieron repetidos nuevos conflictos, no sólo las tensiones entre las minorías, sino también entre las naciones constituyentes, serbios, croatas y / o los eslovenos. La igualdad de derechos de las minorías se recogió en la Constitución yugoslava aprobada en 1974. La dirigencia serbia sintió esta situación como perjudicial para la soberanía de Serbia. Por lo tanto, el régimen de Slobodan Milošević abolió ésta a partir de una reforma constitucional en Serbia que se inició en enero de 1988 y que terminó el 28 de marzo de 1989.

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En la primera Yugoslavia, los esfuerzos de los musulmanes de Bosnia para lograr la autonomía no se habían cumplido. Los croatas y los serbios de Bosnia y Herzegovina consideran que ésta era un área que debía ser dividida entre ellos. Y esa actitud era predominante en las guerras de la década de 1990, también, entre los dirigentes políticos y liderazgos nacionalistas: las guerras se fraguaban por el territorio y por la reconfiguración de las fronteras. Al mismo tiempo, para los combatientes de las fuerzas paramilitares la guerra les dio la oportunidad de robar, y para los grandes poderes y la superpotencia fue una muy buena oportunidad para asegurar la presencia constante en la región. Esto fue así de cierto en todas las sangrientas guerras locales libradas en el espacio geográfico yugoslavo, pero especialmente en Bosnia y Herzegovina. Aquí debemos citar el llamamiento por la paz emitido por el Foro Internacional de la Ciencia «Danubio – Río de la Cooperación», el 11 de mayo de 1992: Llamamiento por la paz2 «El Centro para los Países Vecinos y la Cooperación Regional del Instituto de Política y Economía Internacional – siendo éste el fundador del Foro Internacional Científico Permanente «Danubio – el Río de la Cooperación» – tomando como punto de partida de sus principios y objetivos básicos, así como propósito del Foro y la Conferencia “Danubio – el Río de la cooperación” involucrar a científicos de todo el mundo para mejorar la comprensión y la cooperación internacional a lo largo del Danubio – en estos trágicos momentos debido a una forma específica de guerra civil que se libra en el territorio de Bosnia y Herzegovina – hacemos un llamamiento a todos los actores que destruyen propiedades humanas, espirituales, económicas, culturales y otros, así como la naturaleza – para detener sus acciones de guerra de inmediato. Teniendo en cuenta la experiencia de los tres congresos celebrados hasta la fecha, el entendimiento mutuo, la confianza y la cooperación entre las naciones, han llegado a ser el único camino correcto para fortalecer la paz y el progreso. Es decir, para obtener riqueza espiritual, tolerancia y desarrollo económico sostenible para todos los ciudadanos que viven en esas regiones. Por desgracia, la guerra es rentable para algunos. Aunque esperan evitar sus responsabilidades, estamos seguros de que los análisis científicos objetivos los detectarán antes de lo que puedan esperar. Esto es para todos aquellos agentes nacionalistas, políticos, militares, económicos y otros, ya sean locales o extranjeros. A diferencia de ellos no hay duda de que la historia evaluará positivamente sólo a los que realizan sus mejores esfuerzos para detener la destrucción y asegurar soluciones negociadas en tiempos de guerra y una vida llena de paz para las generaciones presentes y futuras en esas regiones» 2

http://danubedita.tripod.com/archive/appeal_1992.htm Consultado el 22 de noviembre de 2011.

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Este llamamiento es para ser enviado de inmediato a: 1. Las partes involucradas en la guerra civil – por los medios de comunicación 2. Los ministerios correspondientes de Asuntos Exteriores 3. Las Embajadas y centros extranjeros de información en Belgrado 4. Las correspondientes organizaciones internacionales 5. Los participantes en la Primera, Segunda y Tercera Conferencia. 6. Las personalidades que serán invitadas a participar en la Cuarta Conferencia del Danubio

La cooperación regional y los problemas pendientes Después de la guerra en la década de 1990 la Conferencia sobre Estabilidad, Seguridad y Cooperación en el Sudeste de Europa, más tarde llamado el Proceso de Cooperación del Sudeste de Europa (SEECP), representa una continuación de la Conferencia Ministerial de los países de los Balcanes de finales de los años 80, y se apoyó en la experiencia de cooperación multilateral en los Balcanes en el período 1975-1991. La firma del Acuerdo de Dayton en 1995, establece los requisitos mínimos para la renovación de la cooperación regional en los Balcanes. Hubo una serie de nuevas iniciativas: la Conferencia sobre Estabilidad, Seguridad y Cooperación en el Sudeste de Europa (como una iniciativa autóctona de los países balcánicos), el Proceso de Royamount (iniciado por la UE), la SECI (Iniciativa para la Cooperación en el Sudeste de Europa, iniciado por los EE.UU.). Todos ellos dirigidos a fomentar la confianza mutua entre las naciones de la ExYugoslavia con la esperanza de revitalizar el espíritu de la cooperación, lo que hará que a largo plazo la seguridad sea un objetivo mucho más factible. Por lo tanto, a pesar de que para algunos puede ser difícil de entender la cooperación mutua es del interés de todos en la región; es importante dedicar especial atención a todos los proyectos que puedan contribuir al fomento de la confianza mutua y la cooperación. Aparte de los elementos no económicos (como la preservación de la plurinacionalidad y la diversidad multi-étnica en la región, la protección de las minorías, la democratización de la sociedad, etcétera), estas iniciativas incluyen una serie de requisitos económicos. Como son la creación de economías de mercado, que estén abiertas al comercio exterior y a la inversión del sector privado, regímenes aduaneros eficientes y transparentes y regulaciones comerciales liberales. Tales objetivos están en línea con la integración europea, y su realización debe ser vista como una prioridad en todos los llamados países de los Balcanes occidentales y, por lo tanto, también en Serbia. En la primera década del siglo XXI la política exterior de Serbia ha estado bajo la pesada herencia de las guerras. Tras los cambios democráticos en el año 2000 las prio-

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ridades de la política exterior de Serbia se centran en la superación del aislamiento en los años anteriores y en la reintegración en la comunidad internacional. Estos objetivos podrían lograrse a través de la promoción de la cooperación regional y de las relaciones de buena vecindad-, así como la construcción de relación equilibrada con las potencias mundiales. La realización exitosa de estas prioridades está motivada por la determinación del gobierno democrático en Serbia de asegurar la paz y la estabilidad duradera en la región, como condiciones esenciales de la perspectiva europea de Serbia. Por otra parte, en el período posterior a la guerra dos preguntas básicas han dominado la política exterior de Serbia: la integración en la UE y el futuro estatus de Ko­ sovo y Metohija. Y la segunda afecta a la cooperación regional de Serbia. Durante la última década, todos los gobiernos de Serbia tenían como principal objetivo estratégico la pertenencia a la UE y llevar a cabo las reformas necesarias en el sector militar y de seguridad de acuerdo con la membresía en la Asociación para la Paz. Mientras tanto Serbia afronta el grave desafío de la protección de su integridad territorial y de la soberanía del estado. La declaración unilateral de independencia de Kosovo y Metohija y el reconocimiento de esa independencia por determinado número de estados representa un delicado momento histórico. Serbia está abierta a desarrollar un diálogo político bilateral. Además de la prioridad estratégica central de Serbia, la aceleración del proceso de integración en la UE, su interés nacional principal en el plano bilateral es la mejora de sus relaciones con otros actores de gran alcance en la política mundial. Las aspiraciones europeas incluyen una relación equilibrada con los EE.UU. y la Federación Rusa, donde Serbia no debe alinearse con ninguna de los lados, sino, en su lugar, ser plenamente conscientes de los objetivos de la cooperación interestatal basados en el interés mutuo. La posición estable y con perspectivas de Serbia en la región y en Europa sólo es posible a través de la total mejora de relaciones con estas dos grandes potencias (Radojković, 2008). Serbia debe prestar especial atención a la mejora de las relaciones económicas con Rusia, teniendo en cuenta el nivel existente de cooperación, especialmente en el área de energía, que tenga como resultado la firma de un tratado de cooperación en el sector energético. Es de la máxima importancia la cooperación económica con otras regiones y países, con los que tradicionalmente se han tenido buenas relaciones y una trayectoria de diálogo entre estados (Oriente Próximo, Asia Central y el Lejano Oriente, especialmente con China, India, Japón, etcétera). Esta orientación en Serbia debe basarse en estudios influyentes. Es importante también mejorar la cooperación económica con los miembros de la UE, ya que algunos de estos países son los socios comerciales extranjeros más importantes de Serbia. Serbia ha demostrado hacer un gran esfuerzo por crear buenas relacio-

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nes con sus vecinos de la región, que son miembros o candidatos a la adhesión en la UE y en la OTAN. Serbia no está reconocido como país candidato, sino sólo como «candidato potencial». El 7 de noviembre 2007 Serbia inició un Acuerdo de Estabilización y Asociación (SAA) con la UE. La firma oficial se celebró el 29 de abril de 2008, cuando el viceprimer ministro, Božidar Djelić, firmó el SAA en Luxemburgo. A la firma del SAA se opusieron los gobiernos de los Países Bajos y Bélgica, mientras que el gobierno de España presionó a favor de Serbia. La oposición a la firma del SAA estuvo presente en Serbia, ya que el gobierno de Serbia estuvo llevando a cabo su mandato técnico en la oficina durante la campaña electoral. La oposición se manifestó a través del Primer ministro, Vojislav Koštunica, que no reconocía el SAA y se refirió a su firma como un acto anticonstitucional. La SAA no fue reconocido por el Partido Radical Serbio (SRS), el Partido Democrático de Serbia (DSS), la Nueva Serbia (NS) y el Partido Socialista de Serbia (SPS). Es decir, el SAA se refiere a Serbia sin Kosovo, que es un protectorado de la ONU de acuerdo con la Resolución 1244 y un estado independiente desde el 17 de febrero de 2008. Por lo tanto, los temas centrales de la campaña electoral fueron y siguen siendo la UE y la cuestión de Kosovo. Impulsar el proceso de reconocimiento de la independencia de Kosovo todavía podría agravar aún más a la ya dividida sociedad serbia. La perspectiva europea y el compromiso sobre el futuro estatus de Kosovo y Metohija, con base en el derecho internacional, se ha destacado en muchas ocasiones por las autoridades serbias como condiciones necesarias para garantizar la paz y la estabilidad duradera en la región. También hay otra cuestión interesante para el estudio y es que: Serbia podría alejarse de la UE y decidir estrechar lazos con la Federación Rusa, sobre la base del tema de Kosovo. Según George Friedman «la declaración de independencia de Kosovo es un episodio importante por dos razones principales. En primer lugar, potencialmente crea un precedente que podría conducir a dibujar fronteras en Europa y en todo el mundo. En segundo lugar, pone a los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania en la posición de desafiar lo que Rusia ha definido como un interés nacional fundamental – y esto en un momento en el que los rusos han estado tratando de afirmar su poder y autoridad. En conjunto, cada uno de estos hace de este un episodio un evento de importancia geopolítica» (Friedman, 2008). Kosovo ha sido históricamente parte de Serbia, y debido al alto desarrollo demográfico (la tasa de natalidad más alta de Europa) se ha convertido en predominantemente albanesa. La comunidad serbia se ha convertido en una minoría, y debido a otros factores (principalmente económicos) la migración de Kosovo ha golpeado más a las nacionalidades y etnias no albanesas. Al mismo tiempo, ha prevalecido un movimiento de

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separación gradual, y la fundación de la República de Kosovo se ha fortalecido en lugar de que lo que sería la Provincia Autónoma de Kosovo. El régimen de Milošević impidió esta posibilidad, incluso retiró el estatuto de autonomía vigente (adquirida con la Constitución de 1974 de Yugoslavia). Las tensiones contribuyeron a un creciente nacionalismo en ambos lados y luego en su totalidad en toda la Federación. La poca visión de futuro político del régimen, pensada para resolver esta cuestión mediante una política de represión durante la década de los 1990, se convertiría en una excelente excusa para los Estados Unidos y la OTAN para una campaña aérea contra el país en 1999, hasta la capitulación de Serbia, lo que permite la entrada de las tropas de la OTAN en la provincia de Kosovo. Se convirtió éste en un protectorado de los países de la OTAN, pero seguía siendo formalmente una provincia de Serbia. Los poderes creen que el nuevo gobierno después de los cambios democráticos en el país estaría mucho más interesado en los beneficios de la adhesión a la UE de lo que estarían en mantener el control sobre Kosovo. Al contrario, en el curso de casi once años el nacionalismo triunfó sobre los intereses económicos y la mayoría de la población serbia (y votantes), nunca aceptó la secesión. Tenemos que esperar a lo que mostrarán las nuevas elecciones el próximo año. El argumento utilizado a favor de la secesión fue la opresión practicada durante la década de 1990, que obligó a la intervención de las fuerzas militares externas para proteger a la población albanesa de Kosovo y, por otro lado, lograr hacer regresar Kosovo al control de Serbia era una tarea imposible. Sin embargo, algunos países, como Rusia, China, España, Rumania, Eslovaquia y Chipre, rechazan este razonamiento. Ellos tienen sus propios territorios dominados por minorías étnicas, que exigen o podrían exigir la autonomía, la secesión o la integración en un país vecino. Al mismo tiempo, existe la cuestión de si las grandes potencias tienen el derecho de volver a dibujar los límites de los más pequeños, sin la decisión de las Naciones Unidas. Aparte de las relaciones políticas, dominadas por estas dos cuestiones, tienen que ser realizados esfuerzos especiales para mejorar la cooperación económica internacional, ampliar el comercio de bienes y la atracción de inversiones extranjeras a la economía serbia. La mayoría de estos esfuerzos deben estar orientados hacia los países de la región, teniendo en cuenta el estado actual de las relaciones económicas y comerciales en torno a los bienes de producción entre los países de la Ex-Yugoslavia y en otros países balcánicos. Pero también, debido al hecho de que existen numerosos problemas relacionados con la falta de capacidades institucionales adecuadas para la ejecución de las obligaciones procedentes de las iniciativas regionales existentes.

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Prometiendo la futura cooperación regional El propósito de la cooperación internacional es alcanzar objetivos comunes, y está es la base para la futura cooperación en esta región.3 Hoy en día una de las cooperaciones regionales más prometedoras en los Balcanes es la que está alrededor del río Danubio. La Estrategia de la UE para la región del Danubio (EUSDR) es una respuesta unida a los problemas que afectan a una quinta parte del territorio de la UE y a más de 100 millones habitantes, que sigue los pasos de la estrategia de la UE para la región del Mar Báltico y que se basa en sus buenas prácticas. Muchos de los problemas de la región no conocen fronteras: las inundaciones, el transporte y los conductos energéticos, la protección del medio ambiente y los desafíos a la seguridad, todas demandan un enfoque unitario. La estrategia se centra en cuatro objetivos principales, o «pilares»: I Conexión de la Región II Protección del medio ambiente III Hacia una prosperidad en la región del Danubio IV Fortalecimiento de la región del Danubio Casi todos los países de los Balcanes están involucrados en ella. La cuenca del Danubio es una región muy rica, teniendo en cuenta sus recursos naturales, humanos, servicios o su patrimonio cultural. Sin embargo, el valor básico de la región, lo que implica especialmente a la cuenca del Danubio Central y Bajo Danubio, es su posición geoestratégica y económica. El recurso básico del complejo, además de multifacético, es el río Danubio en sí, al ser un enlace de transporte que conecta no sólo el Norte y el Oeste con el Sudeste de Europa, sino a toda Europa con Asia, África y el mundo entero. Esa conexión se realiza por tierra, así como a lo largo de la vía navegable del río. Ambos son de excepcional importancia para el desarrollo económico de la región, creando al mismo tiempo oportunidades (y obligaciones) para el establecimiento de la cooperación internacional entre los países de la cuenca del Danubio.4 Debido a que las áreas del Centro y Sur-Este de Europa (los Balcanes) están dominadas por la importancia de sus recursos naturales, el río Danubio tenía otros programas de cooperación regional en torno a él antes del reciente EUSDR. El Danubio no El tema es analizado en: Stojić-Karanovic, Edita. 2008. Regionalna i susedska saradnja za održivi razvoj Srbije u prvoj dekadi 21. veka. Beograd: Institut za međunarodnu politiku i privredu.. 3

El primer libro dedicado a la estrategia de la UE para la región del Danubio en Serbia, fue escrito bajo el título: Stojić-Karanović, Edita & Dragan Petrović. 2010. Dunavska strategija – Od vizije ka ostvarenju. Beograd: Institut za međunarodnu politiku i privredu. 4

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sólo fue siempre un canal para el transporte y un río limítrofe entre los estados, sino también una vía fluvial que conecta las regiones y una base de comunicación económica y cultural. Un número bastante grande de diversas formas de cooperación inter-regional e intra-regional se basan en la importancia del río Danubio. Además de la antigua organización regional, la Comisión del Danubio, cuya reforma también ha comenzado5, también han propuesto varias nuevas iniciativas. De acuerdo con el concepto de cooperación en las regiones, las nuevas formas deben armonizar la política económica de los planes de desarrollo rural, medio ambiente, turismo y otras políticas, y no sólo a nivel estatal, sino también más a menudo a nivel local y provincial. Se debe permitir una considerable y amplia variedad de actividades y más posibilidades para el desarrollo de las regiones transfronterizas más pequeñas, así como de toda la región del Danubio. Siguiendo el ejemplo de la Comunidad de Trabajo de la Alpe-Adria, que surgió inmediatamente después de la abolición de la división de bloques en Europa, la Comunidad de Trabajo del Danubio se inició a finales de la década de 1980 y se estableció finalmente en 1990.6 La Comunidad reunió a 16 regiones de seis estados, entre ellos Serbia y Croacia como regiones de la República Federal Socialista de Yugoslavia. La primera región que presidió fue la Baja Austria. Serbia presidió al año siguiente.7 Las iniciativas de cooperación que se crearon a raíz de las últimas guerras – la SECI, el Proceso de Royamount, el Pacto de Estabilidad para el Sudeste de Europa y otros – todos tienen al menos un programa de cooperación sobre el río Danubio y sus afluentes, algunos de ellos especialmente orientados a la cooperación en el Danubio. Un enfoque constructivo es el primer paso para la apertura de una perspectiva brillante para el desarrollo de los países de la región de la cuenca del Danubio, y en general, la cooperación internacional en el Danubio. Después de los conflictos bélicos las perspectivas se han abierto para llevar a cabo antiguas y nuevas iniciativas para la cooperación. Una de las iniciativas que parece ser el antecedente inmediato de la actual estrategia de la UE para la región del Danubio, fue «El proceso de cooperación en la cuenca del Danubio» que tiene como objetivo «ofrecer un nuevo impulso político para el desarrollo de las relaciones multilaterales entre el Danubio y la cuenca los países que no cuentan con nuevas instituciones». Se trataba de la dimensión económica, de la navegación, La Comisión del Danubio se estableció en la Conferencia de Belgrado en 1948, con el objetivo de lograr la regulación internacional del transporte fluvial. Dado que las relaciones internacionales han cambiado mucho, mientras tanto, es natural que haya habido cambios en la organización de la Comisión del Danubio, con sede en Budapest. 6 Establecido el 17 de Mayo, 1990. 7 Por lo tanto, el proyecto «Danubio – Río de la Cooperación» se inició en el Instituto de Política Internacional y Economía, y se inició en 1989. 5

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de la cuestión medioambiental, el turismo y la cooperación cultural. Según lo previsto, las conferencias ministeriales se celebrarán cada año y una conferencia de negocios en el período comprendido entre ellas. Deben ser una forma de organización que haga realidad algunas de las dimensiones del proceso. «El proceso de cooperación en la cuenca del Danubio» fue un buen paso adelante en la unión de todas las iniciativas realizadas hasta entonces, ya que debido a las circunstancias políticas la materialización de las anteriores ni siquiera pudo empezarse. El «Proceso de cooperación del Danubio» (DCP) se inició en junio de 2001 por Austria y Rumanía, con el apoyo de la Comisión Europea y el Pacto de Estabilidad para el Sudeste de Europa. Se estableció oficialmente en la primera Conferencia Ministerial del DCP el 27 de mayo de 2002 en Viena. El objetivo del DCP es dar un nuevo apoyo político para el desarrollo de todas las formas de cooperación transfronteriza y regional entre los países a lo largo del Danubio y sus afluentes. El documento principal del proceso consiste en un Declaración Común de Principios y métodos de trabajo para su funcionamiento. Seis «dimensiones» han sido elegidas en la Declaración, como será organizada la futura cooperación en el marco del DCP. Estas son: ––

La dimensión de la economía, con especial énfasis en los temas de transporte, tomando en cuenta las formas ya existentes de cooperación en los corredores paneuropeos VII, IV, V y X;

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La dimensión de la navegación, en colaboración con la Comisión del Danubio, incluida la reforma de la Convención de Belgrado de 1948, de acuerdo con las nuevas relaciones en Europa y la región del Danubio;

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La dimensión de la protección ambiental, incluyendo los esfuerzos ya existentes en este campo, como la cooperación en el marco de la Comisión Internacional para la Protección del Danubio (ICPDR);

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La dimensión del turismo, con el objetivo de desarrollar el potencial para el turismo en la región del Danubio en todas sus formas, incluido el turismo rural y el ecoturismo; La dimensión de la cultura, con el objetivo de promover aún más el patrimonio cultural de todos los países de la región y del patrimonio común multicultural de toda la región;

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La dimensión de la cooperación subregional para apoyar todas las iniciativas subregionales y proyectos orientados al desarrollo de proyectos ya existentes e iniciar nuevas regiones europeas en el Danubio, así como otras formas de cooperación transfronteriza y regional.

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Después de la puesta en marcha del DCP, algunos proyectos se iniciaron en el marco del Proceso. Por ejemplo, hubo una revisión de la Convención de Belgrado de 1948, del Régimen Jurídico de Navegación en el Danubio. Se iniciaron a finales de 2003 dos sesiones del Comité Preparatorio y una reunión del Grupo de Trabajo sobre los problemas de navegación. En la dimensión económica el proyecto más importante ha sido la Conferencia de Negocios del Danubio (DRBC). Fue organizada tres veces en Viena, la cuarta tuvo lugar en Bucarest, el 8 y 9 de octubre de 2003. La IV DRBC tuvo más de 600 participantes, entre los cuales 160 eran procedentes de países distintos de Rumanía. El Foro Internacional de la Ciencia «Danubio – Río de la Cooperación», fue una de las ONG cuyos proyectos fueron promovidos en la IV DRBC. Las mayores oportunidades para la explotación sostenible de los recursos naturales y culturales, ya sean provenientes de su posición geográfica o de la conservación de la naturaleza y su conservación, y del patrimonio cultural, se ofrecen desde el desarrollo del turismo, como sector económico complejo. El desarrollo del turismo ayudaría a incrementar el desarrollo económico de todas las otras ramas del turismo con las que está conectado, como son la agricultura, la industria alimentaria, el tránsito, etcétera. Con la revitalización de las actividades en los corredores que pasan por los Balcanes Occidentales no sólo los ciudadanos de estos países, sino de toda Europa han vuelto a tener una gran oportunidad para alcanzar un desarrollo económico integral. La UE, así como los poderes económicos no europeos tienen sus intereses puestos en la cuenca del Danubio y en la explotación de sus recursos naturales para ver incrementar su capital. Sería justo si todos los países de la cuenca del Danubio pudieran hacer algo de provecho en esto. Sin embargo, el beneficio no se regala. En su lugar, se realiza mediante el conocimiento de las propias posibilidades para asegurar el progreso económico por sí mismo, mediante el establecimiento de la cooperación con los países extranjeros que invierten su capital aquí, al mismo tiempo que no sea permitido la degradación de los recursos naturales y el buen cuidado de la riqueza natural y cultural. Algunas de las preguntas abiertas en el ámbito de la cooperación entre los países de la cuenca del Danubio son urgentes, pero también se pueden resolver, dejando las pérdidas irrecuperables como una advertencia para el futuro. De todos los problemas, el problema más acuciante en las relaciones bilaterales es la cuestión de las fronteras en el Danubio, mientras que en las relaciones multilaterales es el problema de la navegación en el Danubio. La disputa sobre las fronteras entre Serbia y Croacia, a orillas del Danubio, se resolvió con la aceptación de las fronteras entre las antiguas repúblicas federales como fronteras entre los países de nueva creación, y el fenómeno hidrológico de los cambios en el lecho del río. Croacia reclama un territorio de 7.000 hectáreas que, según el catastro de la Ex-Yugo­ slavia le pertenecen, mientras que Serbia propone una frontera natural en el río Danubio.

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Una pregunta abierta después de la guerra está relacionada con la indemnización de las víctimas de la guerra, en la medida de lo posible, ya que muchas personas ya no viven. Es un abuso la necesidad de indemnizar a las víctimas debido a los efectos de la guerra por todo delito cometido en nombre de intereses «nacionales». Si sigue sin aclararse el crimen entonces se atribuye a toda la nación y esto es una semilla plantada para nuevos delitos. La cadena de víctimas por los crímenes cometidos por razones nacionales, étnicas o religiosas es muy larga en toda la cuenca del río Danubio. El punto de partida debería ser el esclarecimiento de los crímenes y la indemnización a las víctimas desde la Segunda Guerra Mundial, ya que éste fue un período intenso en la memoria de generaciones que todavía están vivas. Los problemas de navegación en el Danubio a través de Serbia surgieron durante el período de la guerra y el bombardeo de la OTAN en 1999. Los primeros pasos para la solución se han hecho tan tarde, como a mediados de 2002. Una solución más completa del problema está a la espera, pero están incluidos en el Plan de Acción EUSDR de Serbia. Esta tarea exige el establecimiento de una intensa cooperación internacional de todos los países de la cuenca del Danubio, junto con la cooperación de otros países europeos y no europeos económicamente fuertes. Es importante mencionar que también hay algunas iniciativas que encajan bien en los programas oficiales de la cooperación regional del Danubio de los Balcanes. Estos son los que han sido elaborados en forma de un gran número de proyectos que abren perspectivas para el desarrollo del Danubio y de la cooperación internacional en la cuenca del Danubio sobre la base de variados estudios realizados durante 22 años y las acciones de la asociación de investigadores que trabajan en el Danubio y sus problemas, como es el Foro Internacional de la Ciencia “Danubio – Río de la cooperación”. El encuentro de estas organizaciones de la sociedad civil involucran proyectos de gran volumen propuestos desde hace mucho tiempo; algunos de ellos sólo puede llevarse a cabo en un futuro lejano, otros pueden hacerlo ya dentro de poco. Por lo tanto, involucran a proyectos como el canal de Morava-Vardar, cuyo objetivo es conectar el Danubio con el Mar Egeo, así como los proyectos de construcción de puertos turísticos y otras instalaciones en la parte serbia del Danubio.

Conclusión El problema básico en el ámbito de la cooperación entre los países de los Balcanes es la insuficiencia de relaciones económicas mutuas entre ellos. Además, con la ruptura de la República Federal Socialista de Yugoslavia y la guerra se han abierto nuevas preguntas que tienen raíces en el pasado. La insuficiencia de la cooperación es especialmente característica de la cuenca Central y del Bajo Danubio, lo que abarca los llamados antiguos

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países socialistas o en transición. En el futuro la cooperación internacional de los países de la cuenca del Danubio, junto con la entrada de capitales del mundo, debe garantizar un desarrollo económico pujante, lo que garantiza que sean respetados los principios de explotación sostenible de los recursos naturales. Probablemente, esta afirmación parece de nuevo demasiado optimista, como fue el llamamiento por la paz, mientras que la guerra estaba en su apogeo. Pero si uno tiene pasión por esperar, más tarde o más temprano las demandas basadas en estudios científicos serán una realidad. La esperanza de que los problemas se resuelvan se basa en el hecho de que a pesar de todas las dudas, es cada vez más aceptado en Serbia que los cambios de transición puede abrir el camino a nuevas formas de cooperación regional. Es decir, los cambios estructurales afectan al intercambio de comercio exterior, que, junto con los cambios en la industria mundial, serán una oportunidad para nuevas formas de cooperación. El entendimiento mutuo, la confianza y la cooperación entre las naciones llegan a ser el único camino correcto para fortalecer la paz y el progreso. Es decir, para obtener riqueza espiritual, tolerancia y desarrollo económico sostenible para todos los ciudadanos que viven en los Balcanes Occidentales, todos los Balcanes y por lo tanto, de Serbia. Es necesario fomentar la creación de formas bilaterales y multilaterales de cooperación entre los países de la cuenca del Danubio y el establecimiento de un enfoque común para otras regiones del mundo. Es para los Balcanes aún más recomendable, ya que esta parte de la región del Danubio necesita más atención y apoyo dirigido hacia el logro de un desarrollo económico más acelerado, para lograr el crecimiento de la productividad, para aumentar la tasa de empleo y el nivel de vida, para lograr el desarrollo de las culturas nacionales y su imbricación mutua, y por lo tanto para asegurar el crecimiento de la riqueza material y cultural de una comunidad definida y de la región en su conjunto. Asegurar una atención especial de la EUSDR para las subregiones menos desarrolladas – los países del medio y bajo Danubio – es una gran responsabilidad de las organizaciones de la sociedad civil de los países balcánicos.

Referencias bibliográficas ––

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SAŠA KNEŽEVIĆ terminó la escuela primaria y secundaria en Podgorica y sus estudios de historia en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Montenegro. Obtuvo su Master en 1997, en el Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía en Belgrado con el tema: Las relaciones británico-montenegrinas 18781908. Su investigación trata sobre la política exterior de Montenegro, la política exterior de Gran Bretaña, la historia de la diplomacia y las relaciones internacionales en el conjunto de los siglos XIX y XX. Es autor de Montenegro y Gran Bretaña (Podgorica 2001), co-autor de un libro de historia para las escuelas secundarias de Montenegro (Podgorica 2003 y una edición renovada de 2008), el Gran Bretaña y la crisis de la anexión (Podgorica 2005), y ha publicado un gran número de artículos científicos en revistas nacionales e internacionales. Ha participado en varias conferencias científicas en Montenegro y en el extranjero. Sus libros, Montenegro y Gran Bretaña, y Gran Bretaña y la crisis de la anexión han sido recogidos en revistas y periódicos británicos. En varias ocasiones ha realizado trabajos de investigación y formación en el extranjero, particularmente en el Reino Unido y EE.UU. Desde 1997 hasta principios de 2002 fue presidente de la Asociación de Historiadores de Montenegro. Su actividad laboral comenzó como profesor de educación primaria y secun­ daria, desde finales del año 1995. Fue contratado como colaborador en el Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía en Nikšić, donde, después de lograr la magistratura en 1997, fue elegido para el cargo de asistente de la asignatura de Historia universal contemporánea. Desarrolló actividades profesionales en el periodismo y en la industria editorial, y ha publicado numerosos artículos y contribuciones en la prensa. Recibió su doctorado el 19 de mayo del 2005 en la Facultad de Filosofía de Belgrado, con la tesis Gran Betaña y la crisis de la anexión. En la Facultad de Filosofía de Nikšić enseñó Historia universal contemporánea, donde también ejerció labores de gestión del programa de estudios de historia. Desde septiembre de 2007 fue contratado en

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la Facultad de Ciencias Políticas de Podgorica como ponente de la asignatura Historia de Europa y, desde marzo de 2009, en condición de profesor en la misma facultad. De acuerdo con la decisión del senado de la Universidad de Montenegro desde el el 7 de julio del 2011 fue elegido para el cargo de profesor asociado de los cursos de Historia moderna de las relaciones internacionales, Conceptos básicos de la diplomacia e Historia de las relaciones balcánicas en la Facultad de Ciencias Políticas, facultad donde desempeña funciones de vicedecano y gestión de los estudios de doctorado.

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MONTENEGRO: 20 AÑOS DESPUÉS DEL COLAPSO DE YUGOSLAVIA Saša Knežević Sacar hoy conclusiones sobre Montenegro, 20 años después de la desaparición de Yugoslavia, no es posible sin primero decir algo acerca de su particular recorrido anterior. En primer lugar, porque ha vivido dos desintegraciones, la primera, de la gran unión yugoslava y, luego, la otra, su unión con Serbia, con quien mantuvo más tiempo relaciones estatales. Montenegro a nivel territorial y demográfico es la más pequeña de todas las repúblicas de la antigua Yugoslavia. Se trata de una pequeña república del Adriático, de hermosa naturaleza y excelentes recursos, pero también de una gran historia de la que sus habitantes se sienten orgullosos. La crisis de la federación yugoslava demostró que la integración ideológica no fue suficiente, y que con el colapso de la ideología se abrieron una serie de problemas comunes, aunque la escalada de intereses contrapuestos entre repúblicas se produjo mucho antes. La crisis económica de los años ochenta reforzó las tendencias autoritarias en la sociedad. El nacionalismo una vez más contribuyó a la búsqueda del «culpable», al que se atribuiría todos los problemas de la sociedad. La cuestión nacional estaba presente en todas partes, tanto como su conexión con “un pasado glorioso” y los ancestros. Los medios de comunicación salpicaron a la opinión pública, con toda una serie informes, textos y columnas sobre cuestiones históricas. Volviendo al pasado se pretendió hacer hincapié en las singularidades de sus gentes y poner de relieve las diferencias con los vecinos. Unas diferencias pequeñas o existentes que fueron deliberadamente engrandecidas. Porque desde el punto de vista de la propaganda política no es importante su valor teórico y cognitivo, sino su capacidad práctica para controlar la conducta de las masas. También reafirmaron a héroes nacionales y otras figuras de la historia con el objetivo de lograr la movilización política de las masas, y revisar determinadas actitudes validadas por la historiografía, sobre todo cuando se trata de procesos, hechos y personajes de la historia reciente. De hecho, en los Balcanes en los años noventa del siglo pasado, la identidad nacional se ha convertido en un arma de las élites políticas. El nacionalismo fue utilizado como una herramienta por las élites para lograr diversos y variados objetivos pragmáticos. Las élites políticas e intelectuales, que eran relativamente homogéneas, entre orientarse a la modernización y al mantenimiento del status-quo, optaron por esta última, lo que incrementó su poder, sobre todo debido a que las estrechas restricciones im-

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puestas por la ideología nacionalista crearon un nuevo obstáculo para la creación de un sistema democrático. Los nuevos segmentos de la élite eran una mezcla de la vieja nomenklatura comunista, disidentes y la élite nacionalista; y la fuerza del nacionalismo ayudó a eliminar a las élites rivales para así llegar al poder. Forjaron su interés en la propagación del miedo, la difusión de la xenofobia, la consolidación de los partidos nacionales y también de los dirigentes, para destacar las prioridades absolutas de los programas colectivistas, y de los valores nacionales. Las élites intelectuales, a pesar de que no fueron el factor decisivo, contribuyeron de forma significativa a la creación de conflictos nacionalistas, ya que insistieron en ciertas ideas, incluso cuando estaban en conflicto con el saber profesional y científico. Simplemente, una buena parte de los intelectuales asumieron el nacionalismo como un punto de partida para reflexionar sobre el post-comunismo. Una de las causas de los conflictos y de las guerras en la antigua Yugoslavia es que los nacionalistas fueron capaces de imponer el culto al pasado, para revivir las viejas animosidades, por lo que en realidad perdieron interés en las necesidades reales de los tiempos modernos. Todo esto es una característica del espacio yugoslavo en su conjunto y de Montenegro en particular. A eso se llegó con el cambio de gobierno de 1989, cuando el nuevo aparato comunista sustituyó al anterior, quedando estos como aliados de los dirigentes serbios. Así se decidió en un referéndum celebrado el 1 de Marzo de 1992, año en el que los montenegrinos decidieron permanecer en la unión estatal con Serbia. El 27 de abril del año 1992 la República Federal de Yugoslavia fue creada como una federación de dos miembros, formada por Serbia y Montenegro. El cambio anterior fue verificado por la nueva Constitución de Montenegro en octubre de 1992, en la que se define a está como un estado del pueblo de Montenegro, un estado democrático, social, ecológico y soberano en todo lo no transferido a la jurisdicción de la República Federal de Yugoslavia. Sin embargo, el nuevo gobierno ya este año, debido a la participación en las guerras en la región, fue excluido de las organizaciones internacionales y sometido a sanciones económicas. Las infames operaciones de los soldados del Ejército Nacional Yugoslavo (JNA) en Dubrovnik, en la que los montenegrinos tuvieron una participación significativa, terminaron en octubre de 1992, cuando la JNA se retiró y el área quedó bajo el control de las Naciones Unidas. Con independencia de que los estados vecinos fueron internacionalmente reconocidos, no hubo más movimiento de población de Montenegro por acción militar en sus territorios. Pero la política fomentada por la JNA y Serbia, llevó a la dirigencia montenegrina a tratar con dureza a los opositores políticos y a los disidentes en el país, que siguió siendo gobernado por la psicología de la guerra. La policía montenegrina en 1994 detuvo a los dirigentes de un partido que reunía a musulmanes, mientras que dos años antes fue expulsado un gran grupo de refugiados bosnios-musulma-

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nes que fueron entregados al ejército serbio de Bosnia para que luego fueran asesinados en su mayoría. Montenegro ha pasado de ser el aliado más leal de Slobodan Milošević, hasta 1997, a ser su oponente y opositor entre 1997-2000. Y, esos últimos años parte de la dirigencia montenegrina se puso de parte de Djukanović que entró en conflicto con Milošević. Al todavía brindar importantes apoyos políticos algunas fuerzas políticas montenegrinas a los líderes serbios, hubo una clara división en la escena política de Montenegro, y tensión entre las autoridades republicanas y federales. Estas se manifestaron especialmente con ocasión de los bombardeos de la OTAN en Yugoslavia en 1999, cuando la dirección federal llamó a la movilización y al deber a los montenegrinos. Rompiendo con la política federal se salvó de la destrucción a Montenegro, y también de sus consecuencias, que seguramente habrían sido mayores de no haberse distanciado de esta guerra virtual y pérdida por adelantado, aunque en Montenegro también hubo víctimas civiles. Además, Montenegro recibió y protegió a un gran número de refugiados, principalmente de Kosovo. El liderazgo político de Montenegro en ese momento disfrutó de un gran apoyo de la Comunidad internacional, y la adopción de una declaración conjunta por la paz y la tolerancia de todos los partidos parlamentarios de Montenegro evitó conflictos internos, y demostró que estaba en el camino de la maduración política. Tras los cambios políticos en Serbia en 2000 se abrió la cuestión de una nueva reestructuración de las relaciones entre Serbia y Montenegro, ya que en los últimos años aumentó la opción de una plena independencia para Montenegro. Bajo una considerable presión de los agentes internacionales, en particular de la Unión Europea, los dirigentes de Montenegro aceptaron que en el año 2002 se formara una nueva entidad estatal para Serbia y Montenegro, cuyos miembros en un plazo de tres años tendrían derecho a decidir en referéndum si seguir juntos o ser independientes. Aunque esta relación confederal significaba una mejora normativa, y se entró en una zona tranquila de las relaciones entre los dos países y las dos naciones vecinas, el proceso de disolución de Yugoslavia no se detuvo. Montenegro en base a su derecho de organizar un referéndum sobre la independencia, lo organiza el 21 de mayo de 2006, cuando más del 55% de los votantes de Montenegro se declararon a favor de la plena independencia. Esto fue causado por la polarización de la población entre unionistas e independentistas, una campaña dura, y un gran porcentaje de participación al voto. La Comunidad internacional siguió de cerca el proceso de referéndum, y su Representante Especial, el diplomático eslovaco Miroslav Lajčák, se involucró en todas las negociaciones y los acuerdos nacionales. El Presidente de la Comisión del Referéndum fue el segundo diplomático eslovaco František Lipka. Además de la justificación de que ésta estuviera motivada por la preservación de la estabilidad interna y que fuera necesaria una decisión que tuviera una innegable cre-

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dibilidad, la Comunidad internacional estableció como condición que la independencia se lograra si era votada por más del 55% de los votantes. Por lo tanto, Montenegro comenzó su nueva vida, recuperando la independencia que, como estado de la antigua Europa, la unía al estado yugoslavo de 1918. Pronto ingresó en las Naciones Unidas y en otras instituciones internacionales. Ahora podemos tratar de buscar la respuesta a la pregunta de dónde está Montenegro 20 años después de la desaparición de Yugoslavia. La agenda de la política exterior desde la restauración de la independencia de Montenegro fue hacia la integración europea y euroatlántica. Acerca de esto, hubo un alto nivel de consenso en el país, especialmente cuando se trata la posibilidad de unirse a la Unión Europea. El proceso fue muy rápido y con éxito. Montenegro está a las puertas de la OTAN y es posible que en la primavera de 2012 sea admitido como miembro. Dado el compromiso de contribuir a la preservación de la paz a nivel regional y mundial, Montenegro en julio de 2009 tomó la decisión de que representantes del Ejército de Montenegro participaran en la misión de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (International Security Assistance Force – ISAF) en Afganistán. Desde marzo de 2010 los soldados montenegrinos participan en esta misión dentro de los comandos regionales del norte, dirigidos por Alemania. En febrero de 2011 fue enviado el tercer contingente de miembros del Ejército de Montenegro a la ISAF en misión a Afganistán. Está previsto que los representantes de la Carta Américo-Adriática, cuyos miembros son Montenegro, Croacia, Albania, Bosnia y Herzegovina y Macedonia formen una unidad conjunta de instructores que entrenen al ejército y a la policía afgana. Así se formará de los estados de los Balcanes, que ya estuvieron involucrados en diferentes conflictos, la primera unidad conjunta. El Presidente y el Ministro de Defensa de Montenegro visitaron a los soldados montenegrinos en Afganistán y entregaron una donación en la localidad. Cuando se trata del proceso de adhesión a la Unión Europea también se infieren resultados positivos. Montenegro está a la espera de la fecha para la apertura de negociaciones con la UE. A mediados de octubre de este año fue aprobada una resolución del Parlamento Europeo en la que se recomienda iniciar éstas con Montenegro. Las esperanzas de la opinión pública son que esto podría suceder en diciembre, y que las negociaciones se iniciarían en primavera. Por lo general, en la región la opinión pública cree que Montenegro es la que está más adelantada en este proceso de los países que formaban parte de Yugoslavia, si exceptuamos a Croacia (Eslovenia es miembro de la UE). La legislación nacional ha ido, en gran medida, en consonancia con la legislación de la UE, pero todavía queda la parte más difícil. Ha sido anunciado desde las instituciones europeas, que Montenegro abrirá negociaciones con la UE en relación con las cuestiones más difíciles, que de acuerdo con los casos anteriores, generalmente son las negociaciones que

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se dejan al final. Estos son los capítulos XXIII y XXIV sobre el estado de derecho, la independencia del poder judicial, la lucha contra el crimen organizado y otros, donde se requiere resultados más rápidos y concretos. La situación económica en el país no es buena. La renta per cápita no ha alcanzado el nivel del año 1989, antes de la desintegración de Yugoslavia. Un gran número de ciudadanos son dependientes del presupuesto estatal, que está mostrando signos de insolvencia. La inversión extranjera de año en año va a menos, y la privatización de las grandes empresas no se hace correctamente. El desempleo está aumentando y se mueve a alrededor del 19%. Hay una gran deuda interna y las personas a cargo de un crédito con la banca son muchas. Los resultados del turismo como sector económico no son capaces por si solos de impulsar el desarrollo económico. Justo este otoño, varios sectores de la sociedad y diversos grupos profesionales expresaron en voz alta su insatisfacción con el status socio-económico, y comenzó una ola de protestas de los estudiantes, ya que esta parte de la población no ve sus perspectivas claras. Las últimas encuestas a la opinión pública muestran la disminución del apoyo a la adhesión a la UE, que los analistas explican de diversas maneras. La mayoría cree que todo sucede por ser la montenegrina una sociedad característica de una rápida transición, que se ve obligada a adoptar una política estricta en todas las esferas. También se considera en general que Montenegro, como un pequeño sistema con poca población, 650.000 habitantes, tiene la oportunidad de adaptarse con más rapidez al nuevo escenario y salir de los problemas que le afectan.

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SEGUNDA PARTE

– DIEZ GLOSAS SOBRE LA DESINTEGRACIÓN DE YUGOSLAVIA Carlos Taibo Arias – LA DESINTEGRACIÓN DEL RÉGIMEN TITISTA (1986-1989) Antonio Moneo Laín – GÉNESIS Y DESARROLLO DE UNA VANGUARDIA NACIONAL. EL PAPEL DE LAS ÉLITES POLÍTICAS EN LA CREACIÓN DE LA ESLOVENIA INDEPENDIENTE. Carlos González Villa – LA DISPUTA GRECO-MACEDONIA POR EL NOMBRE, DESDE UNA PERSPECTIVA COMPARADA Carlos Flores Juberías – BOSNIA Y HERZEGOVINA: UN ESTADO SIN GOBIERNO Y SIN CIUDADANOS. LA ETNIFICACION DEL INDIVIDUO Y SUS CONSECUENCIAS SOBRE LA SOBERANÍA Y EL FUNCIONAMIENTO ESTATAL Esma Kučukalić Ibrahimović – LA YUGONOSTALGIA COMO OBJETO DE ESTUDIO ACADÉMICO Miguel Palacios Cruz 72

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CARLOS TAIBO arias (Madrid, 1953) es profesor de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid, donde también ha dirigido el programa de estudios rusos del Instituto de Sociología de las Nuevas Tecnologías. Es autor de una veintena de libros en castellano, en su mayoría relativos a las transiciones en la Europa central y oriental contemporánea. Entre ellos se cuentan «La Unión Soviética de Gorbachov» (Fundamentos, Madrid, 1989), «Las fuerzas armadas en la crisis del sistema soviético» (Catarata, Madrid, 993), «Crisis y cambio en la Europa del Este (Alianza, Madrid, 1995), «La transición política en la Europa del Este» (Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1996; en colaboración con Carmen González), «Las transiciones en la Europa central y oriental» (Catarata, Madrid, 1998), «La Unión Soviética. El espacio ruso-soviético en el siglo XX Síntesis, Madrid, 1999), «La explosión soviética» (Espasa, Madrid, 2000), «La desintegración de Yugoslavia» (Catarata, Madrid, 2000), «Guerra en Kosova. Un estudio sobre la ingeniería del odio» (Catarata, Madrid, 2001), «El conflicto de Chechenia» (Catarata, Madrid, 2005), «Rusia en la era de Putin» (Catarata, Madrid, 2006) e «Historia de la Unión Soviética, 1917-1991» (Alianza, Madrid, 2010). En los últimos años se ha interesado por materias más generales, como lo testimonian los libros «Cien preguntas sobre el nuevo desorden» (Suma de letras, Madrid, 2002), «Guerra entre barbaries» (Suma de letras, Madrid, 2002), «¿Hacia dónde nos lleva Estados Unidos? » (B, Barcelona, 2004), «No es lo que nos cuentan. Una crítica de la Unión Europea realmente existente» (B, Barcelona, 2004), «Movimientos de resistencia frente a la globalización capitalista» (B, Barcelona, 2005), «Rapiña global»  (Suma de letras, Madrid, 2006); «Sobre política, mercado y convivencia» (Catarata, Madrid, 2006; en colaboración con el escritor José Luis Sampedro), y los volúmenes colectivos «Nacionalismo español. Esencias, memoria e instituciones» (Catarata, Madrid, 2007), «Voces contra la globalización» (Crítica, Barcelona, 2008; en colaboración con Carlos Estévez)

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y «150 preguntas sobre el nuevo desorden» (Catarata, Madrid, 2008), «Neoliberales, neoconservadores, aznarianos. Ensayos sobre el pensamiento de la derecha lenguaraz» (Catarata, Madrid, 2008), «En defensa del decrecimiento. Sobre capitalismo, crisis y barbarie» (Catarata, Madrid, 2009) y «Su crisis y la nuestra. Un panfleto sobre decrecimiento, tragedias y farsas» (Catarata, Madrid, 2010). En gallego-portugués ha publicado «O castelo de fogos. Nove ensaios sobre o porvir da Europa do Leste» (Novo Século, Íria Flávia, 1991), «Europa sen folgos» (Sotelo Blanco, Santiago, 1994), «A nova desorde internacional» (Abrente, Santiago, 1998), «Un novo Terceiro Mundo?» (Ludus, A Corunha, 1999), «A desintegración de Yugoslavia» (Xerais, Vigo, 2000), «Império norteamericano e capitalismo global» (3c3, Santa Comba, 2003), «A guerra santa, e petroleira, de Bush filho» (Ateneo, Pontevedra, 2003), «Os movementos de resisténcia fronte á globalización capitalista» (Xerais, Vigo, 2005), «Misérias da globalizaçom capitalista» (Abrente, Santiago, 2006), «Fendas abertas. Seis ensaios sobre a cuestión nacional» (Xerais, Vigo, 2008) y «Parecia não pisar o chão. Treze ensaios sobre as vidas de Fernando Pessoa» (AGAL, Ourense, 2010).

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DIEZ GLOSAS SOBRE LA DESINTEGRACIÓN DE YUGOSLAVIA Carlos Taibo Arias 1. Tiene su sentido discutir si el proceso de desintegración de Yugoslavia ha llegado a su fin o, por el contrario, aún debemos aguardar nuevos episodios. Es ésa una disputa que en algo recuerda a muchas de las mantenidas al calor de la llamada transición democrática española. Aunque el inicio de ésta es relativamente fácil de delimitar, no puede decirse lo mismo de su final. Hay quienes sostienen que la transición en cuestión remató en 1978, con la aprobación de una nueva Constitución. Hay quienes colocan ese final, en cambio, en 1982, cuando el Partido Socialista se hizo con el Gobierno central. Como hay quienes, en suma, estiman que, a falta de resultados palpables en muchos terrenos, la transición española aún está por terminar o, en su defecto, se hace precisa una suerte de segunda transición. Aunque es verdad que los problemas en el caso yugoslavo tienen otro cariz, no faltan las semejanzas con lo que acabo de señalar. Las discusiones se revelan, por lo pronto, en lo que respecta a la fijación de cuál fue el momento inicial de la desintegración del Estado federal. Mientras para muchos ese momento lo perfilaron las declaraciones de independencia de Eslovenia y de Croacia, en junio de 1991, no faltan quienes estiman que hay que situarlo antes, en el período 1987-1991, al amparo de agresiones graves contra la estructura federal protagonizadas ante todo por los gobernantes serbios. El final del proceso es objeto también de polémicas. Si unos lo cifran en 2001, cuando remató la última guerra posyugoslava –la librada en Macedonia–, otros colocan ese término unos años después –invocan al respecto las independencias de Montenegro y de Kosova– y hay quien considera, no sin argumentos, que bien pueden producirse acontecimientos que obliguen a prolongar aún más en el tiempo el proceso correspondiente. Las cosas como fueren, lo ocurrido en los dos últimos decenios en el espacio yugoslavo, o posyugoslavo, es suficientemente rico, y suficientemente estimulante, para articular un balance, bien que cauteloso, al respecto. 2. Nada descubro cuando afirmo que la desintegración de Yugoslavia ha sido objeto de interpretaciones muy diferentes. Esas interpretaciones tienen en buena medida su origen, claro, en lecturas dispares de los hechos y, más aún, en la determinación, a menudo muy polémica, de cuáles de éstos merecen atención. Me interesa subrayar, sin embargo, lo que debiera ser una obviedad: los anteojos ideológicos, los preconceptos, de cada cual han marcado poderosamente la elección de los hechos mencionados y han propiciado unas u otras interpretaciones. En este res-

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baladizo terreno me veo obligado a señalar que en España lo anterior ha sido a menudo objeto de olvido. Un olvido muy llamativo, por cuanto venía a ocultar cómo en muchos casos lo que se interpretaba que estaba sucediendo en Yugoslavia no nacía de una reflexión razonablemente empírica y mesurada sobre los hechos, sino que veía la luz de resultas de percepciones ideológicas previas que, como no podía ser menos, hundían sus raíces antes en las circunstancias españolas -las vinculadas, ante todo, con la disputa nacional interna– que con lo que sucedía en Eslovenia, en Croacia, en Bosnia y Hercegovina o en Serbia. A efectos de no engañar al lector, y como quiera que en un grado u otro también yo me he dejado atrapar por el impulso recién retratado, bueno será que describa sumariamente cuáles han sido mis anteojos ideológicos. En sustancia han resultado ser –me parece– dos. El primero lo aporta una apuesta por un socialismo autogestionario que me ha alejado por igual del capitalismo liberal imperante en el mundo occidental y del capitalismo burocrático que se hizo fuerte en los sistemas de socialismo irreal. En tal sentido, y para volcar el argumento en el escenario yugoslavo, no he tenido nunca simpatía alguna por lo que significaban personajes como Slobodan Milošević, en Serbia, o Franjo Tudjman, en Croacia. Mi segundo anteojo ideológico me invita a defender el principio de libre determinación, siempre y cuando éste se revele de la mano de fórmulas razonablemente democráticas. Si alguien anota que la aplicación material de ese principio suele estar llena de trampas, lo aceptaré de buen grado, para replicar inmediatamente, eso sí, que mayores son las trampas que se vinculan con la negación del principio en cuestión (o mayores lo son, al menos, si quienes las despliegan dicen operar en nombre de la democracia). Para deshacer malentendidos en relación con un debate muy próximo, agregaré que se equivocan quienes han sostenido que yo no he dudado en defender el principio de libre determinación en los espacios soviético y yugoslavo pero bien me he cuidado, en cambio, de acatarlo cuando lo que estaba en juego era el futuro de Cataluña, del País Vasco o de Galicia. Las evidencias, todas, obligan a concluir que no es así: creo firmemente en el buen sentido de ese principio también en los tres últimos casos mencionados. Supongo que estoy en mi derecho de concluir que los dos anteojos ideológicos mencionados me han emplazado, a lo largo de todo el proceso de desintegración de Yugoslavia, en un lugar incómodo, bien alejado del propio del establishment político español. A ello se ha sumado, bien es cierto, un elemento más: mi rechazo frontal de lo que ha supuesto, y supone, una alianza militar, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN, claramente entregada al servicio de los mezquinos intereses de la mayoría de las potencias occidentales. Al respecto me he visto obligado a contestar, una y otra vez, y en singular, la mitología asociada con el intervencionismo autoproclamado humanitario.

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3. La discusión que cobró cuerpo, a caballo entre los decenios de 1980 y 1990, sobre el hundimiento del socialismo irreal tiene a mi entender un interés limitado. Lo diré de otra forma: ni entonces ni ahora he sentido ningún tipo de simpatía por ninguno de los dos bandos teóricamente enfrentados. Sí, habida cuenta de por dónde han discurrido los hechos en los últimos años, no me parece que haya que detenerse en una crítica frontal de lo que el capitalismo liberal es –saltan a la vista sus dimensiones de explotación, injusticia, jerarquía, militarismo y agresiones contra el medio natural–, no es mayor el aprecio que me merecen las formas de capitalismo burocrático de Estado que imperaron en buena parte de la Europa central y oriental en la segunda mitad del siglo XX. Tengo que afirmarlo a conciencia: lo que se verificó en 1989-1991 fue una colisión entre dos formas de capitalismo. Una colisión, dicho sea de paso, relativa, habida cuenta de que buena parte de quienes estaban llamados, por genética, a defender el socialismo irreal tiraron pronto la toalla y se pasaron con todo el equipaje al teórico enemigo. Para ser más preciso, me veo en la obligación de anotar que está muy ciego quien a estas alturas estima que lo que lideró Milošević en Serbia algo tenía de defensa consciente y orgullosa frente a la ignominia del capitalismo liberal. En el mejor de los casos la burocracia dirigente en Serbia se entregó a una defensa obscena de sus intereses, que no conviene confundir con los intereses del conjunto de la población. A este respecto, y por mencionar un debate concreto, la idea de que Milošević actuó como lo hizo para hacer frente a la miseria que generaba con sus políticas el Fondo Monetario Internacional es una superstición. No está de más recordar que semejante explicación no ha estado siquiera, ni entonces ni ahora, en el guión autojustificatorio seguido por los gobernantes serbios. 4. Admitiré de buen grado que es una materia bien rica la que nos exhorta a sopesar qué fue el Estado federal encabezado por Tito. Resulta fácilmente comprensible, en este terreno, que, habida cuenta de lo que vino después, en las repúblicas ex yugoslavas se aprecie con frecuencia un cariño ancestral por el mariscal. Convengamos en que no todo era hermoso, ni todo negativo, en la Yugoslavia titista. Subrayemos, por lo pronto, que con el paso del tiempo el régimen se mostró sensiblemente más abierto que los capitalismos burocráticos que se asentaron en los sistemas de tipo soviético. Recordemos también que coqueteó durante mucho tiempo con fórmulas autogestionarias que otorgaron a las asambleas de trabajadores capacidades de decisión nada despreciables. Subrayemos, en fin, que al cabo cobró cuerpo una estructura razonablemente federal que permitió una notable descentralización espacial en el ejercicio del poder. Todo lo anterior germinó, sin embargo, en un escenario lastrado por una dictadura de partido único encabezada, por añadidura, por un dirigente carismático, con las secuelas que es fácil intuir: la muerte de Tito, en 1980, obligó a reconfigurar un sinfín de instituciones y relaciones, tarea extremadamente onerosa en un sistema que

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arrastraba problemas económicos crecientes y una dependencia cada vez mayor con respecto a instancias como el ya mentado Fondo Monetario Internacional. Para que nada faltase, la autogestión, que coexistía conflictivamente con fórmulas de planificación centralizada a la soviética, fue objeto de un progresivo abandono en provecho de una creciente burocratización que acercó desgraciadamente el modelo yugoslavo a los imperantes en la URSS, en Polonia o en Rumanía. Algo hay que decir, por lo demás, de la peculiarísima política de palo y zanahoria con la que Tito obsequió a los nacionalismos internos. Quedémonos con la idea de que consiguió apaciguar sensiblemente viejas rencillas haciendo uso las más de las veces, para ello, de procedimientos represivos que a duras penas podían contribuir a resolver los problemas de fondo. Aun con ello, Tito fue artífice principal de esa estructura federal de la que hemos hablado, y en ese sentido transcendió las fórmulas de cariz estrictamente represivo. Al respecto, y dicho sea de paso, cualquier intento de reconstruir la figura de Slobodan Milošević sobre la base del designio de hacer de éste un heredero natural de Tito es pura patraña. Milošević, con su opción, por pasajera que fuera, en provecho de fórmulas de nacionalismo étnico fue, por encima de todo, un anti-Tito. Las cosas como fueren, y una vez sumadas grandezas y miserias, no deja de sorprender que muchos de quienes descalificaron a la Yugoslavia de Tito, en la que no veían sino un desafortunado remedo revisionista que había plantado cara infelizmente a la férula soviética, hoy en día se hayan reconvertido en partidarios acérrimos de un régimen que en el pasado criticaron agriamente. 5. Es verdad que hay argumentos para sostener, pese a lo que he sugerido en su momento, que la Serbia de Milošević entró en confrontación abierta con muchos de los intereses que blandían las potencias occidentales. Importa sobremanera, sin embargo, explicar cuál fue el cimiento de esa confrontación. De nuevo estamos obligados a atribuir al respecto todo su peso a los intereses de la burocracia dirigente en Serbia, y no al objetivo de preservar un modelo presuntamente socialista, o, al menos, socializante. La vinculación, que es verdad que fue pasajera, de Milošević con el discurso del nacionalismo serbio en su versión más descaradamente étnica obedeció al objetivo de preservar buena parte de los privilegios de la burocracia dirigente en el país. Y en ese sentido resulta extremadamente difícil encontrar huellas de un proyecto socialista, o socializante, y muy sencillo, en cambio, hallarlas para justificar la conclusión de que lo que al final se reveló fue la enésima manifestación de reconversión mercantil, privatizadora, de una burocracia singularmente corrupta. 6. Con respecto a la responsabilidad que, en lo que atañe a muchos hechos de sangre, toca a los gobernantes serbios y croatas, me contentaré con formular tres rapidísimas observaciones. Debo señalar, en primer lugar, que la progresiva consolidación de un discurso de nacionalismo étnico en la cúpula de poder en Serbia, a partir de 1987,

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pronto se vio seguida por una deriva similar en Croacia. Y ello en el buen entendido de que en este caso no había ni trampa ni cartón: la adhesión de la Croacia de Tudjman a un proyecto de esa naturaleza, visiblemente amparado por las potencias occidentales, no quedaba ocultada tras la pantalla retórica de un proyecto ideológico pretendidamente socializante como el que se mantenía en Serbia. No hay ningún motivo, por lo demás, para justificar la conducta de los gobernantes croatas, y ello por mucho que sea cierto que desde Serbia se articuló, entre 1987 y 1991, un programado dinamitado del Estado federal yugoslavo. El primer empleo masivo de la violencia corrió a cargo, por lo demás, de Belgrado, en virtud de un proceso en el que la serbianización del ejército popular yugoslavo otorgó a Serbia unas capacidades que durante mucho tiempo no estuvieron al alcance de Croacia. Hay que subrayar, en segundo término, y para deshacer un malentendido más, que ningún argumento serio invita a concluir que en el inicio de la desintegración violenta de Yugoslavia los gobernantes serbios procuraron garantizar la integridad territorial, y la permanencia, de la federación. A tono con el nacionalismo de carácter étnico que postulaban, su objetivo era –o decía ser– defender los derechos, presuntamente pisoteados, de los serbios que residían en las restantes repúblicas yugoslavas o, en el caso kosovar, dentro de la propia Serbia. Además de subrayar que esa supuesta operación de socorro se realizó sin que en muchos casos los beneficiarios fueran consultados, conviene señalar que asumió a menudo el perfil de dramáticas operaciones de limpieza étnica de territorios (otro tanto hicieron, bien es cierto, las milicias croatas). El hecho de que Serbia aceptase de facto la independencia de Eslovenia –una república en la que, no se olvide, apenas había serbios– aconseja concluir que el propósito de Belgrado no era en modo alguno preservar la federación yugoslava. En realidad, y más allá de lo anterior, en la matriz ideológica dominante en el nacionalismo serbio del momento, era fácil barruntar una aceptación franca de que no había razones para contestar un eventual ejercicio del principio de libre determinación en los casos de Eslovenia y de Croacia (siempre y cuando, claro, semejante ejercicio no dañase los derechos de los serbios residentes en esas dos repúblicas, algo difícil de imaginar en Croacia). Los hechos se miraban, en cambio, desde una perspectiva diferente en Bosnia y Hercegovina, Montenegro y Macedonia, que por lo común eran contempladas como caprichosas creaciones de Tito. Hay que terciar, en fin, en una última discusión que toma como fuente la posible existencia de comunidades humanas buenas y malas. Me refiero, claro es, a una disputa que tiene ante todo a Bosnia y Hercegovina como protagonista y que nacería del recelo a aceptar que en términos generales la conducta de la comunidad bosniaca –los mal llamados Musulmanes– fue sensiblemente más respetuosa de los derechos ajenos que la que asumieron las comunidades serbia y croata locales. Expresadas las cosas en esos términos, el argumento es, naturalmente, desdeñable. Lo que hay que afirmar, de la mano

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de una tesis más compleja, es que, siendo los bosniacos mayoritariamente habitantes del medio urbano bosnio y disfrutando, de resultas, de un mayor nivel de vida y, cabe suponer, de mayores mecanismos de defensa, se mostraron menos permeables al ascendiente de los discursos nacionalistas agresivos que ganaron terreno en 1990-1991. No se trata, pues, de identificar un grupo humano bueno y dos malos: se trata de subrayar cómo la condición socioeconómica dominante en el primero de esos grupos humanos facilitó una conducta diferente que la que cobró cuerpo en buena parte de los integrantes de las comunidades serbia y croata de Bosnia y Hercegovina. Todo ello en el buen entendido, claro, de que no faltaron los integrantes de estas dos últimas comunidades que, las más de las veces residentes en el medio urbano, mantuvieron una apuesta consistente por la convivencia interétnica, de la misma suerte que no faltaron los bosniacos, las más de las veces residentes en el medio rural, que acataron la influencia de un discurso nacionalista agresivo. 7. Si, como ya ha podido apreciarse, en este texto en modo alguno nos interesamos por todas las cuestiones relevantes vinculadas con la desintegración de Yugoslavia, se permitirá que mi glosa del contencioso kosovar siga, en ese mismo camino, un derrotero singular. Lo que me interesa subrayar ahora es la curiosa deriva que la opinión pública española –la difundida por los medios de comunicación de masas– ha asumido en relación con ese contencioso. Si queremos decirlo así, la explicación relativa al proceso de desintegración de Yugoslavia que asumieron el grueso de los medios de comunicación, y de los analistas, españoles desde finales del decenio de 1980 hasta bien entrado el siglo XXI ha cargado las tintas de manera abrumadora sobre la responsabilidad de los dirigentes serbios. En realidad las cosas eran aún peores: lo que muy a menudo se hacía era culpabilizar colectivamente a los serbios. Si alguien apunta que la responsabilidad de la elite dirigente en Serbia fue evidente a la hora de explicar lo ocurrido en la Krajina y en Eslavonia oriental en la segunda mitad de 1991, en buena parte de Bosnia y Hercegovina entre 1992 y 1995, y en el propio escenario kosovar de resultas de las medidas asumidas por Belgrado en 1989, no parece que haya mayores motivos para contestar tal afirmación. Otra cosa distinta es que la razonable atribución de culpas a Milošević y a sus colaboradores haya conducido a un permanente ejercicio de censura en lo que atañe al comportamiento de otros, y singularmente, y por echar mano del ejemplo central, al de los dirigentes croatas. Pero lo que me interesa subrayar ahora es cómo ese discurso que a menudo fue atávica y acríticamente antiserbio tocó a su fin, en provecho de una radical reescritura de la desintegración de Yugoslavia, a principios de 2008, con ocasión de la declaración de independencia de Kosova. La razón de un giro tan sorprendente es fácil de explicar: lo que pasaba a primar entonces era el designio de oponerse de manera fundamentalista a cualquier proceso de independencia que se interpretase podía convertirse en un estímulo

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para realidades similares en el escenario español. Subrayemos al respecto lo evidente: los analistas que nos ocupan en modo alguno se interesaban por lo que estaba ocurriendo en Kosova. Todas sus preocupaciones se vinculaban con lo que pudiera suceder en Cataluña o en el País Vasco. El resultado de esta patética operación discursiva es fácil de identificar: quienes hasta bien poco antes habían demonizado constantemente a Serbia pasaban de la noche a la mañana a justificar –o al menos preferían mirar hacia otro lado– todos y cada uno de los elementos de las políticas avaladas por Milošević desde 1987. En lo que al escenario kosovar se refiere, olvidaban palmariamente, en particular, las consecuencias de la abolición, en 1989, de la condición autónoma de la provincia, del establecimiento de la ley marcial o de la instauración de un genuino régimen de apartheid, como olvidaban el significado del movimiento de desobediencia civil que se hizo valer entre la mayoría albanokosovar de la población entre 1989 y 1997. En la percepción que ahora nos interesa, y con el objetivo evidente de sentar las bases de un rechazo de la independencia de Kosova, la vinculación, presunta o real, de la guerrilla albanokosovar con mafias e intereses extranjeros se convirtió en leitmotiv obsesivo al servicio de una operación que –repitámoslo una vez más– nada tenía que ver en los hechos con lo que pudiera suceder en Kosova: remitía estrechamente a los avatares de la cuestión nacional en España. A la postre fueron estériles los esfuerzos encaminados a devolver la discusión al escenario kosovar. Me limitaré a señalar en este caso que, al menos desde la perspectiva ideológica que hago mía, uno tiene al menos dos obligaciones. La primera consiste en defender el principio de libre determinación, y de hacerlo, en el caso kosovar, con el añadido del recuerdo de la represión que la mayoría albanesa de la población padeció en el decenio de 1990. Si ello no puede en modo alguno conducir al olvido de otra represión –la que, en los años posteriores, ha sufrido la minoría serbiokosovar–, parece inevitable preguntarse por el buen sentido de aquellos argumentos que, a la hora de lidiar con estas cuestiones, y desde un juridicismo extremo, sólo toman en consideración lo que los Estados –en este caso el serbio– legislan, claramente en provecho, como acaso no podía ser de otra manera, de sus intereses. La segunda obligación invita a permanecer ojo avizor ante determinadas manipulaciones y simplificaciones que nos acosan: la más reciente es la que parece concluir que la presencia sobre el terreno, al calor de la guerra librada en Kosova en 1999, de una red de tráfico de órganos en un grado u otro vinculable con segmentos de la resistencia armada albanokosovar modifica sustancialmente el balance del conflicto. Me limito a señalar que no es así, esto es, que la condición de aquél, en sus claves generales, permanece inalterada por mucho que puedan demostrarse –aguardemos las noticias– las responsabilidades de unos u otros. 8. El espacio posyugoslavo se adentró en una manifiesta penumbra informativa a partir de finales de 2001, cuando tocó a su fin el último conflicto bélico abierto en él registrado: la guerra desarrollada en Macedonia. Desde entonces y hasta hoy las no-

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ticias han llegado con cuentagotas. En el mejor de los casos se han referido a la detención de unos u otros responsables políticos o militares –Milošević, Gotovina, Karadžić, Mladić–, al resultado de algunas elecciones singularmente reñidas o a las independencias de Montenegro y de Kosova. Mi impresión es que lo sucedido a lo largo de los diez años discurridos desde entonces es cualquier cosa menos saludable. Resumo de manera rápida mi balance. El escenario económico es, por lo pronto, cualquier cosa menos halagüeño (importa subrayar al respecto que las circunstancias no eran tampoco saludables antes del estallido de la crisis financiera internacional en 2007-2008). Al efecto pueden invocarse factores varios: las secuelas, en términos de destrucción, de las guerras operadas en la década de 1990; el mantenimiento de niveles altos de gasto militar; la presencia de bolsas importantes de refugiados; la debilidad de las relaciones económicas entre las distintas repúblicas posyugoslavas; el incumplimiento, por las potencias occidentales, de las promesas de ayuda económica formuladas en su momento, o, en fin, el auge imparable de formas de capitalismo mafioso. No es más estimulante el panorama político. Bastará con mencionar al respecto el peso notabilísimo que corresponde a las opciones de nacionalismo agresivo en Serbia y en Croacia, a lo que se suma un designio general de no pasar página en lo que se refiere a lo ocurrido en el decenio de 1990. Aunque los vínculos oficiales entre las diferentes repúblicas se han reanudado, la normalización de la situación en la calle sigue pendiente. Para que nada falte, en fin, son varios los conflictos mal resueltos. Pienso, claro, en Bosnia y Hercegovina –un auténtico castillo de naipes que puede desmoronarse en cualquier momento–, en Kosova – los desencuentros permanecen aunque las tensiones no hayan ido a más después de 2008– o en Macedonia –la interpretación más extendida apunta la fragilidad del acuerdo de paz firmado en 2001–. Es bien cierto, aun con todo, que resulta improbable que ninguno de estos conflictos recupere los niveles de tensión registrados años atrás. Las cosas como fueren, y si se trata de formular un balance muy general, las potencias occidentales, a través de variadas e interesadas estrategias de intervención, han conseguido apaciguar muchas tensiones, pero en modo alguno han propiciado el asentamiento de reglas del juego vinculadas con la independencia, la democracia, la multietnicidad y el respeto de los derechos de las minorías. 9. Acabo de referirme a una parte, las potencias occidentales, de eso que eufemísticamente llamamos Comunidad internacional. Ceñiré mis observaciones en este caso al lamentable papel desempeñado, al calor de la desintegración de Yugoslavia, por las potencias mencionadas. Dejaré sentado desde el principio que ese papel que invoco en modo alguno puede ocultar la responsabilidad central que, en la desintegración de Yugoslavia, afecta a

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los gobernantes serbios y croatas. Señalado lo anterior, los desafueros se revelan, sin embargo, por todas partes. Y lo hacen, en primer lugar, a través de la manifestación de dos fenómenos que habrá que aceptar de buen grado son contradictorios. Si en unos casos lo que despuntó fue la liviandad ingente de los intereses occidentales –recordemos aquello de que «un niño bosnio no vale lo que un barril de petróleo»–, en otros se hizo valer un conjunto de políticas que, amparadas en buenas palabras y presuntos valores, ocultaba los intereses más tradicionales (los que invitaron, por ejemplo, a la OTAN a intervenir en Kosova sobre la base de contingencias geoestratégicas y militares que nada tenían que ver con la cacareada defensa de los derechos humanos). De por medio se manifestaron conductas tan reprobables como la defensa cabal de los intereses propios que asumió Alemania de la mano de sus reconocimientos de Eslovenia y Croacia a finales de 1991, la obscena legitimación de la conquista y de la limpieza étnica de territorios que cobró cuerpo en Bosnia y Hercegovina al calor del tratado de Dayton, los bien recompensados esfuerzos de Estados Unidos para colocar en situación delicada a la Unión Europea o, en fin, y por dejar las cosas ahí, la mitología que rodea a esta última y que presenta a la UE como un mágico agente internacional que resuelve equilibrada y justamente todos los problemas. Mucho me temo que, si hay que buscar un retrato rápido de lo que tenemos entre manos, nada mejor que recordar dos decisiones asumidas por un tribunal, el creado en La Haya para la antigua Yugoslavia, financiado por las potencias occidentales: si la primera dio en cancelar cualquier suerte de investigación en lo que se refiere a los bombardeos de la OTAN sobre Serbia y Montenegro, en 1999, la segunda condujo a no procesar en vida, cuando correspondía, al presidente croata Franjo Tudjman... En esas condiciones, y si se me permite una vez más un ejercicio de explicación personal, tengo que rebelarme ante una nada sutil acusación que sugiere que soy visceralmente antieslavo. Conforme a semejante percepción de los hechos, me habría entregado a una feroz contestación de todo lo que han hecho gobernantes como los que han dirigido Rusia y Serbia en los últimos decenios. Si en realidad la descripción en cuestión es razonablemente certera –he desarrollado, sí, esa contestación–, lo suyo es que recuerde que no me he comportado de manera diferente con esas filantrópicas instancias que son los Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN. Tampoco he ahorrado críticas, en fin, a la lamentable miseria que han abrazado los sucesivos gobernantes españoles. 10. Dejo para el final una glosa de algo que está por detrás de muchas de las disputas que he invocado en las páginas anteriores: el debate relativo al papel que los nacionalismos han desempeñado en la desintegración de Yugoslavia y, más allá de ésta, en los cambios verificados en el último cuarto de siglo en el conjunto de la Europa central y oriental. Lo primero que me parece importante subrayar al respecto es que el papel en cuestión no es tan relevante como a menudo se ha sugerido: los nacionalismos en modo

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alguno lo llenan todo en el marco de los cambios registrados en ese espacio geográfico. Recuérdese al efecto que al fin y al cabo el auge del nacionalismo de Estado ruso es antes una consecuencia de la independencia del país que una causa eficiente de ésta. Téngase presente, en paralelo, que a los ojos de muchos un elemento decisivo para explicar la desintegración violenta de Yugoslavia fue el designio de una parte de la elite dirigente serbia en el sentido de preservar la condición de privilegio propia de la mano de la adhesión, más bien instrumental, a un nacionalismo de perfiles agresivos. Compréndase bien lo que, si aceptamos tal descripción, significa lo anterior: el nacionalismo fue un instrumento al servicio de un proceso que cabe entender era mucho más importante. Al margen de lo dicho, parece obligado mencionar el papel decisivo que correspondió a fenómenos que, sin embargo, no han suscitado entre nosotros la misma atención. Estoy pensando, por ejemplo, en la reconversión mercantil de buena parte de las viejas nomenklaturas, en el ascenso imparable de formas de capitalismo mafioso y en impresentables, e interesadas, presiones externas. A la hora de explicar muchas realidades lamentables, sospecho que factores como estos tres mencionados son tanto o más importantes que los desastres que hayan podido provocar unos u otros efluvios nacionalistas. No está de más que agregue una obviedad: si, por un lado, detrás de términos como nacionalismo serbio o nacionalismo croata se han escondido realidades políticas muy distintas, unas respetables y otras que por fuerza no pueden serlo, lo suyo es identificar modalidades muy distintas de la propuesta nacional/nacionalista. El nacionalismo coyuntural e interesado que abrazó en 1987 Slobodan Milošević no era el mismo que el que, con ribetes esencialistas, se revelaba a través de las declaraciones de Radovan Karadžić y, por supuesto, no era igual al que cobró cuerpo, en una situación de visible represión, al calor del movimiento de desobediencia civil albanokosovar. En tales circunstancias, cualquier intento de loa universal, o de demonización no menos universal, de los nacionalismos está de más en un escenario en el que, por añadidura, y entre nosotros, apenas se le presta atención, dramáticamente, a los movimientos que asumen los nacionalismos de Estado. Las cosas así, sólo en virtud de una burda simplificación se puede utilizar la experiencia nacional/nacionalista del último cuarto de siglo en la Europa central y oriental como un arma arrojadiza contra los nacionalismos catalán, gallego y vasco. En esa lamentable tarea se han dado la mano, sin embargo, nuestros gobernantes, el grueso de nuestros líderes de opinión y algunos aventajados izquierdistas que prefieren dar la espalda a la realidad antes que revisar sus dogmas.

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ANTONIO MONEO LAÍN (Madrid, 1981) es doctor por el Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Actualmente trabaja como coordinador del Master “Diplomacia y Estrategia Interancional” y coordina el programa “Balkan International Affairs” en LSE IDEAS (London School of Economics).Su trabajo se centra en el análisis de las dinámicas políticas y las transformaciones institucionales en la antigua Yugoslavia (19461989). Ha realizado estancias de investigación en el Centro de Belgrado para los Derechos Humanos (2007), en la Facultad de Ciencia Política de la Universidad de Belgrado (2008) y en el departamento IDEAS de la London School of Economics (2009). Además, trabaja como investigador en el proyecto de I+D+i “Las Revoluciones Postelectorales en Eurasia: Serbia, Georgia, Ucrania y Kirguistán. Un análisis comparado” (CSO200802225) y como coordinador de www.eurasianet.es (CSO2011-15224-E, CSO200801412-E, SEJ2006-28073-E) financiados por el Ministerio de Educación y de Ciencia e Innovación. Entre sus publicaciones se encuentran «Reforma y Sucesión en Yugoslavia: Condicionantes y Legados (1968-1971)» en Balkania (2010). «Las transformaciones institucionales en Yugoslavia (1946-1980)» en las actas del V Encuentro Español de Estudios de Europa Oriental (Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2010), y «La gradual emergencia del pluralismo en la nueva Europa: del modelo soviético a la democracia liberal», en el libro Europa, Veinte Años después del Muro (Plaza y Valdés, 2010). Antonio Moneo es licenciado en Ciencia Política y de la Administración (UCM, 2004), y tiene un Master en Gestión Internacional de la Empresa (CECO, 2006) y un DEA en Ciencia Política (UNED, 2008). De manera ocasional, ha trabajado como observador internacional de elecciones de corta duración (Macedonia, 2006; Serbia, 2006; Montenegro, 2009) y de larga duración (Georgia, 2008).

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LA DESINTEGRACIÓN DEL RÉGIMEN TITISTA (1986-1989) Antonio Moneo Laín El giro que se produjo en la política yugoslava entre 1986 y 1989 es esencial para entender el proceso de desintegración del Estado que se consuma en 1991. Teóricamente podría enmarcarse como una coyuntura por la forma en que se produjo y por sus consecuencias. De nuevo, convergieron en un mismo momento un proceso de redefinición institucional del régimen y un cambio de ritmo en la dinámica de la Guerra Fría que alteraron definitivamente la naturaleza de la política en Yugoslavia. El proceso de redefinición interna se articuló en torno al debate constitucional y a la crisis económica, y generó nuevos disensos entre las posibles alternativas de futuro y la persona o nacionalidad que debía liderar ese proceso. A diferencia de las coyunturas críticas anteriores, a mediados de los ochenta, el abanico de oportunidades era radicalmente distinto puesto que con la muerte de Kardelj (1979), de Tito (1980), de Bakarić (1983) y otros líderes políticos que habían fundado la Yugoslavia comunista, el régimen había completado el relevo generacional dando por finalizado un ciclo histórico. Entre 1968 y 1971 ya se había demostrado la incapacidad del régimen por alcanzar una solución definitiva a la cuestión de la sucesión. Sin embargo, entonces Tito estaba presente y tenía la suficiente autoridad para, por lo menos, crear una solución transitoria – la de la Presidencia rotatoria –, pero tras su muerte en 1980 la solución del problema de la sucesión se hizo del todo inaplazable. En otro orden de cosas, los cambios en el contexto internacional marcados por la segunda crisis del petróleo (1979), la llegada de Reagan al poder (1982) y el cambio de actitud de EE UU hacia los países comunistas, la llegada de Gorbachov al poder y el comienzo de la Perestroika, la intensificación de las protestas en Europa Central y Oriental y el surgimiento de la Comunidad Económica Europea como un verdadero actor regional redefinieron las nuevas oportunidades y amenazas para Yugoslavia, sus repúblicas y sus líderes. Algunos de los factores que explican esta coyuntura estaban también presentes en los otros países de Europa Central y Oriental, pero solo en Yugoslavia tuvieron unas consecuencias tan nefastas. A pesar de las diferencias que habían distinguido la posición de Yugoslavia de la de Europa del Este durante las anteriores décadas, a lo largo de los setenta se produjo una convergencia entre el modelo yugoslavo y las democracias populares. Sin embargo, la falta de cohesión de la élite tras la muerte de Tito y la aparición de tensiones regionales añadieron en el caso yugoslavo unas tensiones que no estarían presentes en otros regímenes.

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Entre las similitudes, podría destacarse que a pesar de la larga trayectoria de independencia de Yugoslavia, el comunismo nunca dejó de formar el núcleo ideológico del régimen. Es más, tras los años de la tecnocracia a lo largo de la década de los sesenta, en los que se había producido un desplazamiento de la ideología, el comunismo volvió a ocupar un lugar central, hasta tal punto que, por ejemplo, se introdujo el marxismo como enseñanza obligatoria en la universidad, cuando nunca antes había formado parte de la enseñanza universitaria (Dimitrijević, 2003). Las diferencias económica y social entre Yugoslavia con los otros países de Europa Central y Oriental también se habían reducido de manera considerable a principios de la década de 1980, y aunque Yugoslavia hubiera iniciado su proceso de industrialización y de modernización con anterioridad al resto, lo cierto es que a finales de los años setenta, las democracias populares habían avanzado mucho, tanto en nivel de vida como en ritmo de producción. Incluso, una de las mayores diferencias que había experimentado Yugoslavia –la inexistencia de un sistema de planificación central como en Polonia, Rumanía o Hungría– se había atenuado significativamente entre 1960 y 1980 cuando los países de Europa Central y Oriental fueron aceptando mayor medidas de liberalización económica. Mientras Yugoslavia abandonaba su trayectoria de liberalización económica y reintroducía algunos elementos de planificación centralizada1, países como Hungría o Polonia se encontraban en plena fase de liberalización. Ni siquiera ahora la mayor integración de Yugoslavia en los organismos internacionales financieros supuso una gran diferencia respecto a los demás países socialistas europeos. Tras la primera crisis del petróleo en 1973, algunos de estos países, como Polonia, Hungría o Rumanía, entablaron también negociaciones con el FMI para conseguir créditos aun cuando, al contrario que Yugoslavia, no pertenecían ni habían pertenecido nunca a tal organización. Por eso, a pesar de la convergencia que se había producido durante los últimos años, la especial relación con la URSS generó en Yugoslavia unas dinámicas algo distintas. En primer lugar, el hecho de no haber pertenecido nunca al Pacto de Varsovia haría que la decisión de la URSS de 1985 de no intervenir en los procesos internos de las democracias populares –la conocida Doctrina Sinatra– tendría el efecto contrario en Yugoslavia, puesto que mientras que para Europa Central y Oriental supuso el fin de la dominación soviética, para Yugoslavia supuso el fin de la amenaza soviética, que había contribuido a forjar el 1 Estrin explica que ante la amenaza que suponía el avance de la economía para la conservación de la autoridad, Tito detuvo personalmente la liberalización de la economía para reintroducir medidas de control político de la economía, por lo que, a pesar de no ser formalmente una economía planificada, desde entonces, Yugoslavia se encontraba más cerca de este modelo que en las décadas anteriores. Y por su parte, las economías planificadas de Europa Central y Oriental, habían comenzado una apertura económica desde los años setenta que les había hecho converger con el modelo yugoslavo; en Estrin, S. 1983. Self-Management: Economic Theory and Yugoslav Practice. Cambridge University Press.

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lema de la hermandad y la unidad. Acaso Rumanía sería el otro único ejemplo que se vería dominado por una situación similar. La omnipresencia soviética sobre de las democracias populares facilitó la aparición de un sentimiento antirruso en muchos de estos países que sirvió como elemento aglutinador para la clase política y la sociedad (Kuran, 1991). Así, la transición a la democracia fue también una redefinición geopolítica importante cuyo objetivo era volver a Europa. En el caso de Yugoslavia, la desintegración de la URSS puso fin a su «otro» imaginario que había servido siempre como elemento aglutinador del nacionalismo yugoslavo y del movimiento partisano. Nadie más, aparte de la URSS, había amenazado la integridad territorial y la independencia política de Yugoslavia desde 1948 y, por eso, con la desaparición de la URSS, se desvanecieron las posibilidades de una invasión soviética y, por lo tanto, la necesidad de mantener una unidad entre los pueblos yugoslavos. Aun es más, un similar sentimiento de rechazo hacia el comunismo se iría abriendo paso en Yugoslavia de manera similar a lo que estaba ocurriendo en Europa Central y Oriental, pero mientras en los otros países Moscú era el objeto de las críticas, en el caso yugoslavo era Belgrado a quien se le atribuyó la responsabilidad de las atrocidades del comunismo (Jović, 2009). En tercer lugar, el comunismo profesado por Tito gozaba de una legitimidad que no había conseguido en otras partes. La liberalización política y cultural del régimen yugoslavo fue todavía mayor que en las décadas anteriores (Vladisavljević, 2008) y, además, el comunismo yugoslavo tenía un carácter autóctono del que carecía en otros lugares. La presencia soviética en el resto de países de Europa Central y Oriental facilitó la identificación del comunismo con «lo ruso» y, de la misma manera que se rechazó la herencia soviética, se rechazó el comunismo. En Yugoslavia, el comunismo no representaba a la URSS ni la dominación rusa, sino una ideología gestada y desarrollada desde dentro que, por otro lado, le había permitido a Yugoslavia experimentar un crecimiento económico más temprano y más dinámico que el de los otros países centroeuropeos. A principios de la década de los ochenta, igual que en otros sitios, en Yugoslavia se produjeron muchas movilizaciones populares que no siempre traspasaron la frontera de lo estrictamente laboral, habida excepción de la revuelta de Kosovo de 1981, al contrario de lo que estaba ocurriendo en otros sitios como Polonia (Vladisavljević, 2010). Finalmente, como Estado federal y plurinacional que era, en Yugoslavia, como en la URSS y Checoslovaquia, además del debate económico y político se produjo una tensión regional que contribuyó a la fragmentación regional del régimen y del Estado. Sin embargo, en Yugoslavia, el factor regional se había visto especialmente reforzado desde la introducción de la Constitución de 1974, que había fortalecido enormemente el papel de los líderes regionales en la Federación yugoslava a los líderes regionales a aprobar determinadas medidas por consenso.

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El principal legado de esta coyuntura fue la transformación de la política en Yugoslavia tanto a nivel de sus actores, como de sus discursos y sus estrategias para conquistar el poder que, refugiándose en los mensajes nacionalistas, comenzaron a hacer de las movilizaciones populares su principal herramienta. Durante esta coyuntura se abre el camino a la desintegración de manera explícita a partir de 1988, cuando la pugna entre unos y otros líderes llega a sus máximos niveles. En primer lugar, la llegada de una nueva generación de políticos nacida en la época de la Segunda Guerra Mundial, pero que no habían participado en ella, influyó decisivamente en el abandono del discurso yugoslavista tradicional del titismo. En el contexto de la crisis económica galopante de los años ochenta y del final de la Guerra Fría, este cambio de actores y discurso se produce en un momento de una gran agitación social, de manera que, progresivamente, la política deja de ser una política de élites para convertirse en una política de masas en lo que primaría la movilización popular constante a favor de una u otra causa (Vladisavljević, 2010). Dentro de este contexto se genera uno de los rasgos más característicos de la política yugoslava de finales de la década de los ochenta y noventa, que es la restitución, o revitalización2, como lo llama Ramet, de mitos hasta entonces denostados, como la simbología chetnik y religioso-ortodoxa. Gráfico 1. La coyuntura de 1986

Fuente: Elaboración propia. Para Ramet, la «revitalización» se define como «un esfuerzo deliberado, organizado y consciente de unos miembros de una sociedad por construir una cultura más satisfactoria». Ramet distingue dos pilares en este proceso. Por una parte, desde el ámbito histórico, cultural y filosófico destaca el papel del intelectual Dobrica Cosic; y por otra, desde la dimensión ejecutora, pone a Milošević como el principal responsable del desarrollo de este esfuerzo. Ramet, S. P., ‘Research Team 2 the Dissolution of Yugoslavia’, sla.purdue.edu, 2000), 1-80. p. 56.

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Antecedentes: las crisis del petróleo y el fin de la Guerra Fría La segunda crisis del petróleo La década de 1970 fue la etapa económicamente más próspera para Yugoslavia de toda su historia. Las reformas económicas de 1965, aunque parcialmente infructuosas en un principio y parcialmente corregidas en 1972, inauguraron una década de crecimiento económico sostenido que elevaron la renta per cápita de los 39 dólares a los 150 dólares en menos de diez años. Gran parte de este crecimiento podría explicarse por los programas de industrialización y de apertura al turismo y al comercio internacional que el régimen puso en marcha en la década anterior, pero también tuvo mucho que ver con los créditos proporcionados por el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, la CEE y la propia Administración norteamericana a lo largo de esa década. Tan solo entre 1978 y 1988 la deuda de Yugoslavia con el extranjero se duplicó, pasando de 11.832 millones de dólares a 21.961 millones en 1987.3 Mezclado el aumento de la deuda con sucesivas depreciaciones del dinar, el peso de la deuda externa se iría haciendo cada vez más difícil de soportar. Después de 1979, el contexto cambió radicalmente.4 Otros países de la Europa Central y Oriental, como Polonia, Hungría y Rumanía, habían comenzado también en la década de los setenta una política de industrialización masiva y liberalización económica cuyas consecuencias serían determinantes para Yugoslavia. La segunda crisis del petróleo se propagó por Europa Central y Oriental con rapidez. Polonia fue el primer país de la región en demostrar su incapacidad de hacer frente a la deuda contraída con el FMI.5 El temor al impago de la deuda en Polonia llevó al FMI a endurecer las condiciones para reestructurar las correspondientes deudas, que pasó a diseñar las denominadas “estrategias de choque”, y a los bancos privados que estaban prestando el dinero a tratar de retirar sus activos de estas economías en la medida de lo posible (Tyson, 1986:260). La crisis yugoslava siguió un esquema similar a las de Polonia, Hungría y Rumanía, pero fue algo más tardía.6 Tras la reexaminación de la crisis en Polonia y México, Grupković, Jugoslavija 1918-1988: Statistički Godišnjak. p. 147. Sobre las estrategias de Yugoslavia en ambas crisis pueden revisarse los artículos de Balassa y Boughton. Balassa, B., 1986. “Policy Responses to Exogenous Shocks in Developing Countries”, The American Economic Review, 76), 75-78.; Boughton, J. 2001. “The Crisis Erupts”. Silent Revolution. The International Monetary Fund, 1979–1989. Washington: Internacional Monetary Fund. 5 Paradójicamente, aunque Polonia no formaba parte del FMI, había suscrito un acuerdo en 1979 que le permitía acceder a créditos de manera similar a otros países miembros. 6 Boughton describe la secuencia internacional de la crisis y vincula los acontecimientos en Europa Central y Oriental con las crisis económicas en Latinoamérica y con la crisis en el resto de países en vías de desarrollo. El problema, explica Boughton, era que en 1980 Polonia se encontraba ya con una deuda acumulada 3 4

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que se había mostrado igualmente incapaz de hacer frente a su deuda, las instituciones financieras internacionales cuestionaran la capacidad de Yugoslavia para responder a sus compromisos crediticios y le impidieron volver a reestructurar su deuda internacional.7 Aunque para otros, estas restricciones tuvieron más que ver con la propia capacid ad de los acreedores e instituciones financieras internacionales de seguir financiando la deuda yugoslava después de haber invertido gran parte de sus recursos en la estabilización polaca y mexicana (Brought 2001:571). Sin embargo, la crisis yugoslava tuvo mucho que ver con su propia estructura económica y política. A las crisis del petróleo se le podría achacar en todo caso el aumento de los precios del petróleo y la complejización del contexto internacional, pero la situación de Yugoslavia a principios de la década de 1980 tuvo también mucho que ver con la política económica que el régimen había seguido desde finales de los setenta: al fin y al cabo, el recurso a los créditos internacionales, la depreciación del dinar y la política migratoria8, que fueron las tres herramientas principales de la política económica del régimen durante los sesenta, explican que Yugoslavia se encontrara en 1980 profundamente endeudada, con altas tasas de inflación y con una tasa de desempleo superior al 15 por ciento.

Reagan y Gorbachov. El final de la Guerra Fría Además de las dos crisis del petróleo, el contexto internacional, y especialmente el de Europa Central y Oriental, cambió drásticamente a principios de los ochenta con la Presidencia de Reagan y la llegada de Gorbachov al poder en la URSS en 1985. de unos 25.000 millones de dólares a la que no podía hacer frente y que estaba financiada por otros gobiernos y hasta unos 500 bancos comerciales de todo el mundo. En marzo de 1981, tras los primeros síntomas de la imposibilidad de Polonia de hacer frente a los pagos pendientes, trató de llegar a un nuevo acuerdo con el FMI para reestructurar su deuda que debió posponerse por la declaración de la Ley marcial impuesta por Jaruzelski en 1981. El miedo de los acreedores extranjeros condicionó, para Boughton, la política sobre Rumanía y Hungría, puesto que los acreedores actuaron de manera similar, retirando todo lo rápido que fue posible sus prestamos de estos países. Boughton, J. M. 2001. “Revolutions in Managing International Debt”, Silent Revolution: The International Monetary Fund, 1979-1989 (Washington D.C.: International Monetary Fund,). 7 Esta es la posición de Balassa, 2001 8 La emigración laboral de Yugoslavia se dirigió principalmente a la República Federal Alemana. El fenómenos de la migración laboral se suele resumir con la palabra germana gastarbeiter –persona invitada a una comida o cena- porque, en un principio, era una migración temporal. Baučić, cifraba el número total de emigrantes yugoslavos en 660.000, de los cuales 436.000 residían en la RFA. Aunque muchos de ellos permanecieron en Alemania después incluso de las crisis del petróleo, otros muchos volvieron a Yugoslavia a lo largo de los años setenta. Baučić, I., 1972. The Effects of Emigration from Yugoslavia and the Problems of Returning Emigrant Workers (The Hague: Martinus Nijhoff, 1972); en Northwestern University School of Law & Business, p. 181.

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La doctrina Reagan supuso un cambio sustancial en la política exterior de EE UU hacia la URSS porque definió como objetivo prioritario desestabilizar a los países comunistas desde el interior, aumentando la propaganda americana a través de la denuncia de la violación de los derechos humanos en los países comunistas.9 Sobre Europa del Este concretamente, la doctrina Reagan apostó por una diferenciación entre los países que mostraran una clara voluntad de independizarse de la URSS de los que no. Sin embargo, en la misma Directiva 75 en la que se definió la estrategia estadounidense sobre Europa del Este Yugoslavia continuó recibiendo un trato diferenciado y acorde con la tradicional posición americana de «apoyar la independencia política, la integridad territorial y la unidad nacional de Yugoslavia».10 En marzo de 1984, en la Directiva Nacional de Seguridad número 133 centrada en la política exterior americana hacia Yugoslavia se especificó en qué consistiría la nueva estrategia americana. Dado que EE UU había apostado por un endurecimiento de la actitud hacia la URSS, era fundamental que Yugoslavia siguiera siendo capaz de contrarrestar la influencia soviética en Europa del Este11, y para ello la Directiva definió tres mecanismos: «El aumento de las relaciones comerciales con Yugoslavia y la cooperación con otras potencias industriales para solucionar los problemas financieros de Yugoslavia. El incremento de las visitas oficiales de Estado para garantizar la independencia política de Yugoslavia y tratar de fomentar un rol más moderado en el seno del Movimiento de No Alineados. El incremento de la transferencia de armamento con EE UU, pero también a través de los países de Europa Occidental, para asegurar la independencia militar de Yugoslavia».12 En la URSS, el inicio de la llegada de Gorbachov y el inicio de la Perestroika supusieron un cambio profundo en el escenario europeo e internacional. En lo económi9 La doctrina Reagan se materializó en la Directiva Nacional de Seguridad número 75 y decía expresamente «La política de EEUU hacia la URSS consistirá en tres elementos: la resistencia externa al imperialismo soviético, la presión interna sobre la Unión Soviética para limitar los recursos del imperialismo soviético y las negociaciones para eliminar, sobre la base de una estricta reciprocidad, desacuerdos» NSC, “National Security Directive Decision 75: Us Relations with the USSR”. 10 “Los EEUU apoyarán la independencia, la integridad territorial y la unidad nacional de Yugoslavia. Las actuales dificultades de Yugoslavia para hacer frente a su deuda han aumentado su vulnerabilidad a la presión soviética. El gobierno yugoslavo, consciente de esta vulnerabilidad quiere reducir su dependencia comercial de la Unión Soviética. Está en nuestro interés impedir el deterioro de la situación económica de Yugoslavia que pueda debilitar su capacidad para resistir a la presión soviética” Ibídem. p. 5 11 NSC, “National Security Decision Directive 133. United States Policy toward Yugoslavia”. http://www. fas.org/irp/offdocs/nsdd/nsdd-133.htm. 12 Ibídem.

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co, la Perestroika fue una revolución por las reformas económicas que implicaba, y porque en el fondo suponía un reconocimiento explícito de la crisis del sistema soviético. En lo político, la reestructuración y la racionalización económica requerían una mayor transparencia –glasnost– en el funcionamiento del sistema que suponía, en definitiva, desmontar las redes corruptas del sistema y el desplazamiento de aquellos que las manejaban. Por eso, a pesar de que el diagnóstico de Gorbachov sobre la situación económica de la URSS fuera rápido, sus reformas se encontraron en repetidas ocasiones con la oposición de otros miembros y facciones del régimen soviético. En lo militar, la Perestroika también tuvo unas consecuencias directas, aunque el fracaso en la renovación del acuerdo SALT II en 198613 y el mantenimiento del esfuerzo soviético en Afganistán hicieran ver que el cambio de doctrina sería más complicado de implementar.14 En lo que se refiere a la actitud de la URSS sobre Europa del Este, Tusell distinguió dos periodos diferenciados entre 1985 y 1989. Durante el primero la URSS permaneció inmóvil a los cambios y estallidos revolucionarios en Europa del Este, y en el segundo, a partir de 1988, Gorbachov concentró toda su atención en las relaciones con EE UU, ignorando por completo los acontecimientos y dinámicas en las democracias populares (Tussell, 2001). Para Yugoslavia, la Perestroika tuvo también algunas consecuencias directas e indirectas para Yugoslavia, si bien distintas a las que tuvo sobre Europa Central y Oriental. Por un lado, el fin de la Doctrina Brezhnev y la pasividad de la URSS ante las revueltas en Polonia y Checoslovaquia dejarían claro que no había razones para pensar que bajo ninguna circunstancia intervendría militarmente en Yugoslavia, lo que suponía el fin de una amenaza que llevaba en pie desde 1948 y que había servido como una de las claves del nacionalismo yugoslavo (Ramet, 2006:185). El cambio de contexto y de periodo quedó todavía más claro cuando Gorbachov quiso revisar los acuerdos de Belgrado (1955) y de Moscú (1956) que habían definido las relaciones diplomáticas entre los dos Estados durante los últimos treinta años. Para Yugoslavia, sin embargo, la desaparición de la amenaza militar y la revisión de estos acuerdos suponía una amenaza clara porque, de cara al interior, sería más complicado seguir justificando su discurso –que tan útil se había mostrado en 1968–, y de cara al exterior porque cuestionaba completamente su posición geopolítica en Europa. Con motivo de la guerra en Afganistán, en 1986 EEUU decidió suspender de forma unilateral la renovación del acuerdo SALT II. 14 Una descripción interesante sobre la capacidad de Gorbachov para realizar los cambios que quería la refleja Kalinovsky en su análisis de la retirada soviética de Afganistán en 1989. Kalinovsky argumenta que, a pesar de que Grobachov se mostró desde muy pronto convencido de la necesidad de retirarse de Afganistán, la persistencia de algunos miembros del politburó hizo imposible que la retirada se planteara como una verdadera posibilidad hasta 1987. Aún así, el ejército soviético no se retiró hasta 1989. 13

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Si la amenaza soviética ya no existía, ¿seguiría siendo necesario que EE UU apoyara la independencia de Yugoslavia? ¿Independencia de quién, si parecía que la URSS no iba a intervenir en los asuntos internos de las democracias populares? Al contrario que en otros casos, además, la intensificación de los intercambios comerciales entre la URSS y Yugoslavia que se había producido durante la década de los setenta hacía de la crisis soviética y sus ansias de reestructuración una nueva fuente de preocupaciones. En 1985, el peor año de la crisis económica en Yugoslavia, un 31,8 por ciento de las exportaciones de Yugoslavia eran adquiridas por la URSS, y alrededor del 11 por ciento de las importaciones provenían de ese Estado, y, por lo tanto, la posibilidad de que la URSS dejara de ser capaz de comprar productos yugoslavos suponía una verdadera amenaza para una economía como la yugoslava. El cambio de contexto en Europa estuvo enormemente dominado por la retracción de la URSS, pero cabría considerar, aunque sea de manera muy puntual, el proceso de construcción europea como un tercer elemento que alteraría también el cálculo de oportunidades de los líderes yugoslavos y el resto de democracias populares. La firma del Acta Única Europea (1987) supuso un auténtico estímulo para el proceso de construcción europea, que firmaría solo cinco años más tarde el Tratado de la Unión Europea en Maastricht (1992) y que alimentaría la perspectiva europea de las democracias populares. Sin embargo, la perspectiva europea era algo germinal a mediados de los años ochenta, puesto que aunque la URSS estaba efectivamente concediendo mayor libertad y autonomía a las democracias populares, no estaba del todo claro que fuera a ser posible una total independencia y un cambio de alianzas a favor de Europa.

Fracturas políticas y territoriales Con la muerte de Tito (1980) y de los principales dirigentes que habían liderado Yugoslavia durante la Segunda Guerra Mundial15 se produjo un cambio generacional completo en Yugoslavia cuyas consecuencias se dejarían ver con toda claridad a partir de 1983. El relevo generacional había comenzado durante las crisis de 1968 y 1971, en el IX y X Congreso de la LCY, cuando se produjo una importante purga de aquellos líderes relacionados con las facciones más liberales y más nacionalistas del régimen. Después de la purga, Tito apostó por un modelo político basado en el consenso entre los líderes regionales que permitiera regular el problema de su sucesión asegurando que el pilar interior de la hermandad y la unidad se mantuviera, es decir, que ninguna República pudiera imponerse a las demás. La fórmula de la sucesión, institucionalizada en la Constitución de 1974, otorgó una similar cuota de poder a todas las entidades federales en la Jefatura del Estado al crear una Presidencia colectiva y rotatoria que ase15

Kardelj murió en 1979, Tito en 1980, Bakarić en 1983.

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guraría el consenso y la representación igualitaria de todas las nacionalidades. Sin embargo, a pesar de todo el poder que esta fórmula había depositado en los líderes regionales, Tito había sustituido a aquellos líderes que no representaban el proyecto originario de 1948 por una nueva generación desposeída de las viejas rencillas nacionalistas, plenamente identificadas con la idea de Yugoslavia, contraria a una liberalización de la economía y más fiel a los principios del marxismo (Cohen, 1990). Los resultados de la reforma de 1974 parecieron funcionar y durante los últimos años de Tito el clima político pareció relajarse y el crecimiento económico se aceleró y generó un aumento considerable de las condiciones de vida del ciudadano medio. Para los especialistas sobre Yugoslavia, durante los primeros momentos después de la muerte de Tito la fórmula de 1974 parecía estar dando buenos resultados16 y el consenso en el interior régimen parecía mantenerse intacto. Tras la muerte de Tito, las medidas del gobierno encabezado por Veselin Djuranović demostraban que nada iba a cambiar en Yugoslavia: ni el diseño de sus fronteras interiores, ni su sistema económico, ni su sistema político. Y así se vio ante las primeras protestas tras la desaparición de Tito en Kosovo (1981) cuando, por ejemplo, el régimen envió al ejército para reprimir a los manifestantes y sustituyó a los principales líderes de la provincia dejando claro que no permitiría ninguna amenaza a la integridad territorial de Yugoslavia (Vladisavljević, 2010). En lo económico, el régimen siguió apostando por la tradicional descentralización. Kraigher afirmó que aunque el mercado yugoslavo estaba fragmentado, la centralización de la Federación no era aconsejable y que la autogestión era la mejor solución para la cuestión nacional y el socialismo.17 Políticamente, el régimen se mostró implacable ante las crecientes demandas de liberalización política e incrementó la presión sobre los intelectuales para acallar sus críticas (Burg, 1986). Sin embargo, la estabilidad del régimen no tardaría mucho en quebrarse. El XII Congreso de la LCY dejó ver que ese consenso se reducía en todo caso a la identificación de los problemas que asolaban a Yugoslavia, pero no sobre la forma de solucionarlos, y a raíz de la represión de las protestas en Kosovo, los líderes de Vojvodina comenzaron a temer que Belgrado quisiera aprovechar la situación para reducir su autonomía.18 Más explícito fue el desacuerdo en torno a la cuestión económica, puesto que la crisis era un Burg decía en 1983 que el sistema estaba dando buenos resultados. Burg, S., L. 1983. Conflict and Cohesion in Socialist Yugoslavia. Political Decision Making since 1966. Princeton University Press. p. 5. 17 Jović recoge fragmentos de sus conversaciones con Kraigher extraídos literalmente de sus entrevistas. Jović, D. 2009. Yugoslavia: A State That Withered Away. West Lafayette, Indiana, US : Purdue University Press, 2009 (monografija). p. 160. 18 Aparentemente, la sesión del Comité Central de la LCS estuvo dominada por una atmósfera de tensión y desconfianza entre las facciones más conservadoras y las procedentes de Vojvodina. Ibídem (Burg. 1983: 181), tomado de NIN, 3 de enero de 1982, p.24. 16

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problema que afectaba de manera más generalizada a toda Yugoslavia y no solo a una región, y que requería una respuesta rápida, radical y estructural. El plan de estabilización macroeconómica elaborado por la Comisión Krajger fue adoptado como programa político del Partido en el XII Congreso, poniendo de manifiesto la momentánea recuperación del poder del ala más liberal del Partido. Sin embargo, la implementación de las reformas no daría los resultados esperados y renovaría las reticencias de los sectores más inmovilistas en el XIII Congreso de la LCY en 1986. A pesar de que el diagnóstico de Krajger fue compartido por todo el régimen, los resultados económicos no avalaban en ningún caso la política del gobierno de Planinc, de manera que, a medida que la crisis avanzaba, las fisuras del régimen se fueron acrecentando. Pero ya no solo entre las distintas facciones, sino también del régimen con la sociedad. Tanto Ramet como Burg coinciden al identificar una fractura política e ideológica en la élite, surgida a raíz de la crisis económica. En el centro del debate se encontraban dos cuestiones: hasta qué punto era conveniente liberalizar el mercado y hasta qué punto era la descentralización conveniente para un buen funcionamiento del sistema. En lo que hace referencia a la primera fractura, la división estaba clara entre aquellos que como Krajger o Planinc defendían que Yugoslavia debía acomodarse a las exigencias del FMI y liberalizar más la economía para poder superar la crisis, y aquellos que se oponían a someter a Yugoslavia a las demandas de los mercados internacionales. En lo que hace referencia a la descentralización, para algunos la solución a la crisis sería solo posible recentralizando las instituciones económicas y políticas como forma de incrementar la coordinación en la implementación de las reformas, mientras que para otros la solución pasaba por conservar e incluso incrementar la autonomía y la independencia de las repúblicas. La tensión se haría patente ante las primeras señales de estancamiento económico en Croacia y el cuestionamiento de la viabilidad del Fondo de Compensación Interterritorial.19

La fractura política: reformistas y conservadores El debate en torno a la liberalización del mercado no era nuevo en Yugoslavia, y ya se había manifestado anteriormente, pero durante la década de los ochenta esta brecha se hizo más evidente a medida que empeoraba la situación económica (Burg, 1986). El Fondo Federal para el Desarrollo Económico de las Repúblicas y Provincias Autónomas Subdesarrolladas (Sredstva Fonda Federacije za Kreditiranje Razvoja Privredno Nedovoljno Razvijenih Republika i Autonomnih Pokrajina) fue acordado en 1964, aprobado por ley en 1965 y puesto en marcha a partir de 1966. Hasta 1970 sin embargo, la aportación de capital al fondo se hacía desde el presupuesto general de la Federación. A partir de 1970 fueron las repúblicas las que deberían financiar el Fondo, teniendo en cuenta eso sí su nivel de ingresos. 19

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El empeoramiento de la crisis en toda Europa del Este, y sobre todo después de la crisis en Polonia, obligó al FMI a reconsiderar la reestructuración de la deuda de algunos países, entre ellos Yugoslavia. Aunque el FMI concediera a Yugoslavia una nueva moratoria de pagos en 1981 para un periodo de tres años (hasta 1983), valorado en 1.900 millones de dólares americanos, el FMI exigió la restricción del gasto público y el control de la tasa de cambio como forma de controlar la creciente inflación. Sin embargo, en Yugoslavia no todas las facciones estaban dispuestas a aceptar la implementación de unas medidas orientadas a transformar la economía yugoslava en una verdadera economía de mercado que, probablemente, acarrearía el fin de muchos de los privilegios de las élites económicas regionales que se habían desarrollado con la profundización de la autogestión. Además, la agresividad de las reformas implicaba que probablemente solo en el largo plazo pudieran ser visibles los resultados de estas políticas, por lo que en un momento de crisis y cambio como el de principios de la década de los ochenta, sería difícil para cualquier líder sostener una reforma que iba a empobrecer aún más a los ciudadanos yugoslavos (Boughton, 2001). La crisis económica redujo en menos de cinco años (1979-1984) el 80 por ciento del poder adquisitivo de los yugoslavos20, mientras el gobierno daba muestras de su incapacidad para poner en práctica sus reformas. La situación se hizo evidente en el XII Congreso de la LCY (junio de 1982), celebrado un mes después de la llegada de Milka Planinc al gobierno. Allí quedó claro que era necesario introducir reformas en la economía, pero que «nadie estaba dispuesto a implementar» (Jović, 2009:155).

La fractura territorial: el distanciamiento norte-sur Otra de las fracturas más evidentes en esta época fue la que se produjo de nuevo entre federalistas y confederalistas, aunque en este caso se presentó además como una fractura entre regiones y entre repúblicas. Como consecuencia de la reforma económica planeada en los sesenta y de la reforma constitucional de 197421, las repúblicas habían conseguido una mayor autonomía económica para administrar sus propios asuntos. Las medidas trataron de incentivar el desarrollo económico de Yugoslavia, pero, aunque lo hicieran, sus resultados fueron algo distintos de lo esperado porque, al menos en términos de renta, la distancia entre las repúblicas aumentó hasta niveles desconocidos. 20 Medido en “capacidad de poder adquisitivo”, la renta per capita de los yugoslavos había descendido desde los 102,9$ en 1979, a los 28,7$ en 1983. Después de 1983, la economía yugoslava resurgió temporalmente hasta los 42,8$ per capita en 1985, para volver a descender hasta los 28,5$ en 1986. 21 Se toma como referencia la constitución de 1974 aunque muchas de las cláusulas que contiene habían sido aprobadas ya entre 1968 y 1971.

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La fractura territorial había comenzado a sentirse en 1964. Fue entonces, al menos, cuando el asunto de la cohesión territorial se identificó como un problema y, para tratar de solucionarlo, se creó un Fondo de Cohesión Territorial (FADURK) que reservaría fondos para dinamizar las regiones más desfavorecidas. Entre 1966 y 1970 el Fondo se financió solo desde el presupuesto federal, pero, a partir de 1970, la financiación comenzó a correr a cargo de las distintas repúblicas, que aportarían un porcentaje proporcional a su producto interior bruto. Finalmente, el despegue económico de Yugoslavia se produjo, pero con él aumentó todavía más el distanciamiento entre las regiones más dinámicas y las más atrasadas, de manera que en 1988 la renta eslovena prácticamente duplicaba a la de Kosovo o la de Macedonia, cuya renta se situaba en torno al 66 por ciento de la renta media nacional. El progresivo distanciamiento entre las regiones de Yugoslavia tuvo que ver con varios factores, pero la influencia de los créditos internacionales sobre el desigual desarrollo de las distintas repúblicas no debería menospreciarse. Entre las reformas que se habían adoptado a principio de los setenta se incluyeron algunas que permitían a las repúblicas administrar sus propios bancos nacionales y acceder de manera independiente a créditos internacionales. Una muestra clara de ese desigual endeudamiento entre las repúblicas haría que a principios de 1980 Croacia fuera la primera República en reconocer las dificultades financieras en 1982. Según relata Jović, el político croata Jure Bilić en la sesión del Comité Central de la LCY en octubre de 1982 declaró: «Si el resto de las repúblicas no ayudan a Croacia, no conseguirá salir de la presente crisis económica […] y se verá obligada a recurrir a nuevos créditos para evitar la posibilidad de un estancamiento económico total» (Jović, 2009:155).

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Gráfico 2. Crecimiento comparado de las repúblicas

Fuente: Grupković, Dragutin, Statisticki Godisnjak.

Con el avance de la crisis económica, el distanciamiento entre unas y otras regiones se transformaría también en una cuestión política porque, dados los malos resultados obtenidos hasta el momento, no quedaba claro si una mayor descentralización podría contribuir a resolver el problema o si, por el contrario, se debían centralizar más los recursos para distribuirlos en función de las necesidades de la Federación. Las posiciones comenzaron a quedar claras a finales de 1978 cuando Eslovenia y Croacia comenzaron a plantear la posibilidad de reformar la estructura del FADURK para intentar dejar solo a Kosovo como potencial receptor de ayuda económica (Ramet, 2006:277) dejando fuera, por tanto, a Macedonia y Bosnia y Herzegovina, principalmente.

Legados: la etnomovilización El legado más claro de esta coyuntura fue la aparición de una nueva forma de hacer política basada en el recurso continuo de mensajes populistas de corte nacionalista y a la movilización de las masas que algunos han venido a denominar como «etnomovilización» (Abazović, 2007).

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Para poder explicar el surgimiento de la etnomovilización en Yugoslavia, conviene recordar las dos principales ideas sobre las que se asentaba la yugoslava: la resistencia contra el invasor, es decir, la URSS durante toda la Guerra Fría, y la autonomía de los pueblos yugoslavos. En la década de los ochenta, ambos elementos sufrieron una importante transformación. En el contexto internacional, la llegada de Gorbachov a la Secretaría General del PCUS puso fin a la Doctrina Brezhnev y, con ella, la supuesta amenaza soviética sobre Yugoslavia, que había forjado el primer pilar de la idea yugoslava. Paralelamente, en Europa Occidental se estaba produciendo una aceleración del proceso de construcción europeo, especialmente desde 1987, tras la firma del Acta Única Europea22, que contribuiría decisivamente a la aparición de la perspectiva europea en el este europeo y a una intensificación de las manifestaciones para derrocar a los regímenes comunistas. En el interior, el agravamiento de la crisis favoreció la movilización popular y facilitó la aparición de un nuevo discurso político nacionalista, mesiánico y cortoplacista, cuyo máximo exponente sería Milošević, cuya propuesta básica se centró en la condena del sistema gestado en 1974 y en la recuperación del orden político anterior a la Constitución promulgada en ese año. La etnomovilización podría entenderse como un tipo específico de movilización popular basado en un discurso étnico. Dentro de la definición hay que diferenciar el hecho de la movilización de la motivación que la estructura, puesto que puede haber movilización sin motivación étnica, y puede haber diferenciación étnica sin movilización. Por lo tanto, al hablar de etnomovilización es necesario decir que para que esta se produzca debe existir un clima de movilización social que explique que la sociedad esté dispuesta a salir de manera masiva a la calle y que los líderes políticos acepten que esa es la forma de hacer política. A lo anterior hay que añadir que la etnomovilización es una movilización basada en un discurso étnico y mesiánico cuya estructura básica se centra en culpar a otros colectivos sociales por la mala situación dentro de un contexto postotalitario: «La etnomovilización es un proceso (emocional, cultural y político) de homogeneización social sobre la base de la diferenciación étnica. Su intensidad depende de la aparición de un líder político o de una élite (partidos políticos), líderes religiosos e intelectuales y su pro22 El Acta Única Europea supuso un paso fundamental en el proceso de construcción europea porque, además de que unificaba muchos de los tratados y acuerdos europeos firmados hasta la fecha, estaba concebido como la antesala del Tratado de la Unión Europea firmado en 1992 en Maastricht. El AUE entró en vigor el 1 de julio de 1987 y supuso un paso importante para salir del estancamiento en la construcción comunitaria. Entre sus principales objetivos cabe destacar la intención de construir un verdadero mercado interior y único, definido como un espacio sin fronteras interiores en el que estuviera garantizada la libre circulación de mercancías, personas, servicios y capitales.

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pagación a través de los medios y de las comunidades religiosas y se centra en la evocación de experiencias colectivas traumáticas tanto del presente como del pasado. Esto conduce al progresivo aislamiento recíproco de los otros grupos étnicos, a quienes se pasa a percibir como enemigos» (Baltić, 2007) En líneas generales, la aparición y la generalización de la etnomovilización favorecieron que la política se realizara fuera de las instituciones cada vez con mayor frecuencia. Ejemplos de ello son las protestas en Kosovo de 1986 que Milošević se encargó de sofocar, la campaña de la radiotelevisión serbia por enmarcar al residente esloveno Kučan como un secesionista, las revoluciones en Vojvodina y Montenegro (1988) y las manifestaciones en Belgrado para presionar al Parlamento Federal para que enviara al ejército a Kosovo (1988).23 Todos estos ejemplos fueron convirtiendo la etnomovilización en un fenómeno cotidiano y generalizado que poco a poco se iría reproduciendo en las demás repúblicas yugoslavas en forma de discursos cada vez más xenófobos que harían posible, tiempo más tarde, la conversión del enfrentamiento bélico. La generalización de la etnomovilización o la movilización masiva basada en principios nacionalistas podría explicarse como el producto de la combinación de una situación de movilización popular previa con la aparición de un líder o una élite que aprovecha la inercia de la agitación social para llevar a cabo su propio programa. Tabla 1. Número de huelgas y participantes en Serbia entre 1980 y 1988 Año 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988

Número de manifestaciones 253 216 174 336 393 696 851 1.685 1.851

Número de manifestantes 13.504 13.507 10.997 21.776 29.031 60.062 88.860 288.686 386.123

Fuente: Vladisavljević (2008) Serbia’s Antibureaucratic Revolution: Milošević, the Fall of Communism and Nationalist Mobilization p.112. 23 Para un análisis en detalle de la secuencia y forma de estas protestas ver Silber and Little. 1996. The Death of Yugoslavia. BBC Children’s Books.

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En Yugoslavia, la generalización de la etnomovilización podría situarse de manera simbólica entre 1985 y 1986, cuando se filtró a la prensa el Memorándum de la Academia de Ciencias y de las Artes de Serbia (SANU)24 y se produjo la visita de Milošević a Kosovo para escuchar las demandas de la población serbia. Por un lado, aunque desde el inicio de la década se habían producido numerosas manifestaciones y algunos enfrentamientos de corte nacionalista y étnico entre serbios y albaneses en Kosovo principalmente (1981)25, las protestas, aunque numerosas, no estaban todavía conectadas entre sí (Vladisavljević, 2008:5). Y, por otro, aunque pueda cuestionarse si Milošević fue causa o consecuencia de la degradación política en Yugoslavia, a partir de 1986 las protestas adquirieron un tono y un vigor especial que se debió en gran medida a la figura de este. La tabla 1 muestra el número de manifestaciones en Serbia durante la década de los ochenta y la clara diferencia que se produce a partir de 1986. Volviendo a los dos factores que generaron la aparición y generalización de la etnomovilización, habría que decir que, en primer lugar, la publicación del Memorándum de la SANU supuso un revés para los esfuerzos del régimen de ocultar o mantener a raya las reivindicaciones nacionalistas serbias. Aunque su publicación se produjo como una consecuencia de una filtración a la prensa cuando todavía no estaba finalizado, su publicación en los periódicos contribuyó definitivamente a enmarcar la situación en Kosovo como un enfrentamiento étnico entre serbios y albaneses. La Academia de Ciencias de Serbia se esforzó después por demostrar que la filtración había sido algo involuntario, que la segunda parte del texto –en la que se hacía una denuncia sobre la situación de la población serbia en Kosovo– no estaba consensuada y no representaba la opinión de todos los académicos y que, al contrario de lo que se piensa, ese Memorándum nunca había perseguido la intención de convertirse en un programa político para Milošević.26 Pero, aun así, en 1986 el texto fue publicado, reproducido y vendido a un ritmo vertiginoso, extendiendo frases como: «La persistente persecución y expulsión de muchos serbios de Kosovo es un ejemplo drástico que muestra que esos principios que protegen la autonomía de una minoría (los al-

Srpska Akademija Nauke i Umetnosti. En 1981 estalló una revuelta en Kosovo entre la comunidad albanesa y serbia con motivo del asesinato de varias personas de nacionalidad serbia. El ejéricto yugoslavo intervino para sofocar la rebelión pero las revueltas y el clima de desconfianza continuó aumentando. La política yugoslava cambió radicalmente cuando en 1986 Milošević acudió a Kosovo a intervenir en un nuevo conflicto y, en vez de interponerse entre ambas comunidades prometió públicamente a la comunidad serbia que “nunca más nadie volvería a hacerles daño; en Silber and Little. 1996. The Death of Yugoslavia. BBC Children’s Books. 26 SANU, “Memorandum of the Serbian Academy of Sciences and Arts. Answers to the Criticisms”. p.80 24 25

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baneses étnicos) no se aplican a las otras minorías (serbios, montenegrinos, turcos, romaníes) en Kosovo».27 El Memorándum tenía dos partes diferenciadas: una primera que explicaba la crisis del sistema yugoslavo, y una segunda que describía la situación de inferioridad del pueblo serbio, no solo durante la época comunista, sino también históricamente. En la primera parte del Memorándum de la SANU, la que analiza la crisis del sistema político de Yugoslavia, se identificaban dos causas principales: la crisis producida por el fracaso de las reformas de 196528 y la falta de democratización del sistema producida como consecuencia de la persistencia de una cultura estalinista en la élite política yugoslava.29 La crisis económica había causado un profundo deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos yugoslavos en los años ochenta y la persistencia de la cultura estalinista en la élite política, una forma de hacer política que no era en absoluto liberal y que se había provocado la total enajenación del ciudadano respecto de la política. La confluencia de estas dos secuencias habría terminado por provocar una crisis moral y ética en la población yugoslava de los años ochenta, que se podría traducir como una «ruralización» de la ciudadanía que le habría llevado a dejar de plantearse objetivos a largo plazo para buscar soluciones a corto plazo.30 En la segunda parte, el Memorándum hacía una intensa recapitulación de las situación de menoscabo a la que Serbia se había visto sometida históricamente. La segunda parte del Memorándum recorría en sentido cronológico inverso las causas que explicaban el atraso económico de Serbia y su limitada capacidad política como una consecuencia de la voluntad de dominio de Eslovenia y Croacia por controlar la Federación, que sería, en última instancia, la que habría dado lugar a la Constitución de 1974 y que habría nacido tras la Segunda Guerra Mundial.31 El Memorándum se centraba luego en el asunto de los serbios de Kosovo, estableciendo paralelismos históricos con el periodo de la lucha por la independencia de Serbia a finales del siglo XIX. Finalmente, las dos últimas subpartes del Memorándum contenían una crítica generalizada a la progresiva pérdida del legado cultural serbio, como consecuencia de un débil sistema educativo, una crítica encarnizada hacia el sistema comunista y una llamada a la movilización democrática y renovadora.

Ibidem. p.118. Ibid. p. 102 29 Ibid. p. 108 30 Ibid. p. 112 31 El alegato contra Eslovenia y Croacia ocupa prácticamente diez páginas de las casi cincuenta que ocupa todo el Memorandum 27 28

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El otro mecanismo que puso en marcha la etnomovilización fue la intervención de Milošević en las revueltas en Kosovo de 1986. Ya desde 1981, la provincia serbia se encontraba en una situación económica y socialmente crítica, caracterizada por una fuerte movilización popular, aunque hasta la aparición de Milošević las protestas mantuvieron una doble naturaleza no siempre conectada: por una parte, estaban directamente motivadas por la crisis económica y, por otra, estaban relacionadas con una creciente tensión entre la comunidad serbia y la albanesa. En 1986 Ivan Stambolić delegó en Milošević la búsqueda de una solución para la situación en Kosovo, de manera que fue enviado personalmente a Kosovo para corregir la situación. Contra todo pronóstico, Milošević enfrentó el problema prometiendo a los manifestantes serbios, en público y ante las cámaras, que “nadie volvería a hacerles daño”, refiriéndose naturalmente a la comunidad albanesa de Kosovo. Después de la visita a Kosovo, el clima político en la LC Serbia entró en una nueva fase cuyo clímax se alcanzó durante la VIII Sesión del Comité Central –septiembre de 1987–, en la que Milošević acusó a su predecesor y mentor político, Ivan Stambolić, de no haber sabido proteger adecuadamente los intereses de serbia en la Federación yugoslava. Así, se produjo una alineación ideológica entre los protestantes serbios y el entorno de Milošević, que tomó muchos de los elementos contenidos en el propio Memorándum de la SANU. Con la instauración del nuevo discurso de Milošević, la dinámica política en Yugoslavia sufrió un drástico cambio, al quedar claro que su intención principal sería, a partir de ese momento, cambiar el equilibrio de poderes entre serbios, croatas y eslovenos, cuestionando, por tanto, la validez del segundo pilar de la hermandad y la unidad: la igualdad de todos los pueblos yugoslavos. Su discurso se basó en la recuperación de una Presidencia fuerte al frente del Estado yugoslavo y la vuelta a la fórmula constitucional anterior a 1974, en la que ni Kosovo ni Vojvodina tuvieran la capacidad de influir en los asuntos de la Federación. Su estrategia se podría resumirse en dos ejes básicos: la recuperación del poder a nivel del partido para poder reconquistar el poder a nivel federal y la movilización de las masas como medio para conseguirlo32, que podría explicar por qué la etnomovilización se extendió por las otras repúblicas yugoslavas. Entre los mecanismos que explican la generalización de la etnomovilización como estrategia de los líderes regionales de las repúblicas, más allá incluso de la propia desintegración del régimen, podrían nombrarse al menos tres: el continuo empeoramiento de la situación económica de Yugoslavia, la propagación de un sentimiento de amenaza sobre las élites regionales y la ausencia de una intervención exterior decidida. Para profundizar en la personalidad y la estrategia de Milošević es muy orientativo el texto de Ramet, S. P. and V. Pavlaković. 2005. Serbia since 1989: Politics and Society under Milos-Ević and After. University of Washington Press. 32

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El continuo empeoramiento de la situación multiplicó el número de movilizaciones sociales, huelgas y manifestaciones, trasladando la inestabilidad política y económica a la calle. En un clima de ese tipo, el surgimiento de los discursos más milenaristas, y especialmente los nacionalistas, tendría una especial facilidad para expandirse dada su simplicidad y la situación de inseguridad en la que se encontraba una población desempleada en su mayoría y empobrecida. De manera casi más importante, el sentimiento de inseguridad se propagó también entre la clase política y las élites regionales cuando Milošević dio comienzo a su particular “revolución antiburocrática”. Episodios como la conocida “Revolución del Yogur”33, que terminó con la sustitución de Šogorov en Vojvodina, y dos días más tarde los acontecimientos en Novi Sad, el 7 de octubre 1988, una nueva protesta masiva en Montenegro, terminarían con la dimisión de los políticos regionales y con la llegada de Momir Bulatović al poder. En una estructura federal de ocho unidades, Serbia, Vojvodina, Montenegro y Kosovo formarían la mitad aritmética de la Federación y, por lo tanto, Milošević podría implementar las resoluciones que fueran necesarias o, por lo menos, evitar el veto de sus propias provincias. De esta manera, el 20 de octubre de 1988, Milošević llevaría al Comité Central del Partido una nueva demanda para suprimir la autonomía de las dos provincias autónomas de Serbia con el objetivo de restablecer el papel de Serbia en la Federación, pero el Comité Central, encabezado por la delegación eslovena, rechazó la propuesta de Milošević, incrementando el clima de enfrentamiento entre los líderes regionales. A partir de noviembre, Milošević declaró un boicot comercial sobre los productos eslovenos e intensificó el nivel de movilización popular. El 19 de noviembre de 1988 Milošević propondría a las masas “ir más allá” (idemo dalje!) en una multitudinaria manifestación, y, poco más tarde, a raíz de una huelga de mineros en Kosovo, la rivalidad entre las repúblicas empeoraría todavía más. Milošević, tratando de tomar el control sobre la provincia, había solicitado la intervención del ejército yugoslavo en Kosovo, pero Kučan, tratando de evitar fortalecer la posición de Milošević, había decidido apoyar a toda costa a los mineros kosovares y declaró públicamente su oposición a Milošević. La retransmisión de las declaraciones de Kučan solo sirvió de excusa a los seguidores de Milošević para manifestarse de nuevo en Belgrado y volver a reclamar la supresión de la autonomía. Ante la presión popular, que en ocasiones se estima en hasta un millón de personas, el Parlamento federal yugoslavo terminaría aprobando el envío 33 Una comida típica en los Balcanes es el burek –un hojaldre frito con carne, o espinacas o queso- que se suele acompañar con yogur líquido. Los organizadores de la protesta habían repartido ese día comida para los manifestantes, y estos utilizaron los yogures para manifestar su oposición y su enfado contra los líderes regionales.

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de tropas a Kosovo y, un día más tarde, Vllasi sería depuesto, procesado y encarcelado por traición al Estado. Kučan trató de moverse rápidamente y reformar la Constitución eslovena para evitar una mayor ingerencia de Serbia en los asuntos internos de Eslovenia, pero las declaraciones de Kučan fueron de nuevo interpretadas por Milošević como una traición al Estado. La comunidad serbia de Kosovo se puso en marcha a Ljubljana para tratar de derrocar a Kučan como ya lo había hecho en Vojvodina y Montenegro. Sin embargo, la multitudinaria marcha de serbios a Eslovenia, conocida como el “Mitin de la Verdad”, fue detenida por Croacia, quien veía llegar cerca su destino de sumisión a Milošević. Croacia declaró oficialmente su apoyo a Eslovenia al tiempo que esta publicaba un borrador para reafirmar constitucionalmente su derecho a la autodeterminación. Como consecuencia, el boicot comercial a Eslovenia se incrementó y, como respuesta, Eslovenia cortó su aportación al Fondo de Ayuda Regional, que suponía más de un 15 por ciento sobre el total. Eslovenia pretendía llevar algunas reformas drásticas a la estructura del partido en el XIV Congreso de la Liga de Comunistas de Yugoslavia (20 de enero 1990), pero gracias al papel de Bulatović, las enmiendas eslovenas fueron rechazadas en su totalidad y, sin llegar a clausurar el congreso, la delegación eslovena primero, y la croata después, abandonaron la Liga de Comunistas de Yugoslavia. El tercer mecanismo que intervino en la reproducción de la expansión de la etnomovilización fue la falta de una decidida presión internacional sobre la evolución del clima político en Yugoslavia, que solo comenzada la guerra en Yugoslavia, en abril de 1991, fue capaz de elaborar un primer plan de paz encabezado por lord Carrington34 y que preveía el derecho de las repúblicas federadas a la autodeterminación. Eslovenia, de facto fuera ya de la Federación, y Croacia, muy cerca de obtenerla, firmaron junto con Bosnia Herzegovina y Macedonia el plan de lord Carrington, que estipulaba la soberanía total de las repúblicas para decidir su futuro. Para Serbia, el plan significaba una disolución total y automática de la Federación yugoslava y, por tanto, la frustración completa e irreversible de los planes de Milošević, pero para Montenegro era una alternativa atractiva.35 Bulatović se decantó en un primer momento por la aceptación del plan, pero después de una dura campaña de desprestigio mediático orquesta34 Lord Carrington presidió las conversaciones de paz tras el estallido de las guerras entre Serbia y Eslovenia y entre Serbia y Croacia en 1991. Su plan de paz consistía en el reconocimiento de las seis repúblicas de Yugoslavia a decidir su propio futuro. Anteriormente había ocupado el puesto de Secretario General de la OTAN (1984-1988) y como ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido (1979 -1982). 35 Una de las razones que había llevado a Montenegro a aceptar el plan de Lord Carrington en 1991 era la posibilidad que le había brindado el ministro de Asuntos Exteriores italiano para acelerar el camino de Montenegro hacia la por entonces Comunidad Económica Europea; en Silber and Little. 1996. The Death of Yugoslavia. BBC Children’s Books.

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do desde Belgrado, Montenegro acabaría firmando en contra del plan de lord Carrington, haciéndolo fracasar y dando paso a un nuevo capítulo en la guerra de Yugoslavia. Estos tres elementos caracterizan una secuencia de acontecimientos de tipo reactivo, en la que cada decisión adoptada por uno de los actores involucrados se veía correspondida por un nuevo movimiento de los demás que, normalmente, suponía un avance en la profundización de la crisis. Cronológicamente, podría entenderse de la siguiente manera: Milošević desplazó del poder a Ivan Stambolić en Serbia (1987), a Milan Šogorov en Vojvodina (octubre de 1988), a Božina Ivanović en Montenegro (octubre de 1988). Eslovenia reformó su Constitución para evitar que con una mayoría federal pudiera modificarse su estatuto dentro de la República. Milošević criminalizó la actitud eslovena y amenazó con extender la Revolución Antiburocrática a Eslovenia. Croacia, ante los movimientos de Serbia, se decantó por la posición de Eslovenia y se encaró con Serbia. En el XIV Congreso de la LCY el partido se dividió por completo tras la salida de las delegaciones croata y eslovena.

Interpretaciones alternativas: conflicto de élites o conflicto nacional Las interpretaciones sobre la década de la evolución de Yugoslavia en la década de los ochenta varían según se ponga el acento en la importancia del rol de los actores políticos, las instituciones, el contexto temporal o los discursos existentes en esos momentos. La desintegración del régimen podría verse como un conflicto de élites si se afirmara que unas personalidades políticas distintas hubieran podido evitar la desintegración del régimen y el recurso a la guerra, o, al contrario, que otros políticos hubieran hecho posible que Yugoslavia adoptara una trayectoria distinta tras la muerte de Tito. El debate no es sencillo pero conduce a plantear otras cuestiones de máximo interés. A menudo se ha planteado la aparición de Milošević como una de las causas de la desintegración de Yugoslavia puesto que fue él quien hizo posible la expansión del discurso nacionalista y cuestionó las bases del régimen, pero también podría considerarse su aparición como una consecuencia de la situación política más que como una causa de su degradación. En los anteriores apartados se ha tratado de exponer por qué Milošević resultó decisivo para la generación y expansión de la etnomovilización en Yugoslavia, pero no es menos cierto que Milošević no hubiera podido hacerse con el poder si las condiciones económicas y políticas no se hubieran degradado tanto a mediados de los años ochenta. Si se toma a Milošević como un líder populista surgido de un contexto de degradación política de un régimen autoritario, podría plantearse también que la decidida apuesta de la generación de políticos, surgida de las reformas de 1974, por mantener el régimen después de Tito fue decisiva para generar ese clima de degradación políti-

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ca pues, al tratar de prolongar un régimen cuya estabilidad se encontraba severamente afectada en los primeros años tras la muerte de Tito, impidieron que la animosidad de la población se pudiera canalizar en el contexto de una transición a la democracia. Desde esta perspectiva, cabría preguntarse si una voluntad de realizar una verdadera transición a la democracia, como la que habían hecho otros países en el sur de Europa, como Grecia, España y Portugal, o como la que estaba comenzando a gestarse en el entorno centroeuropeo, hubiera podido contribuir a aplacar las ansias de los manifestantes y de sus líderes. Sin embargo, la alternativa de la democratización no lo fue nunca para los líderes yugoslavos hasta que la crisis de la URSS comenzó a hacerse visible en torno a 1988 y otros países de Europa Central y Oriental comenzaron a dar pasos decididos hacia la democracia. En cualquier caso, cuando eso ocurrió, en Yugoslavia se generaron muchas dudas entre las élites sobre la forma de hacerlo y ni siquiera cuando la convocatoria de elecciones libres y democráticas se planteó seriamente pudo templarse la fuerza del nacionalismo. Cuando la convocatoria de unas elecciones libres comenzó a hacerse posible, Milošević se convirtió en uno de los mayores defensores de un sistema basado en “un hombre, un voto”, puesto que sabía que movilizada como se encontraba la población en Yugoslavia, una representación directamente proporcional probablemente le daría la victoria a quien mejor representara el interés de la población serbia, que representaba alrededor de un 35 por ciento de la población total de Yugoslavia. En este sentido, es interesante destacar que las primeras elecciones democráticas se celebraron primero en cada una de las repúblicas por separado y no a nivel nacional, como una supuesta pretendida transición a la democracia hubiera requerido. Este argumento fue utilizado como una hipótesis de trabajo por Linz para comparar el éxito de la transición española a la democracia y el fracaso yugoslavo y decir que, tal vez, si las elecciones en Yugoslavia se hubieran celebrado a nivel nacional se hubieran atemperado los ánimos nacionalistas. Hay quien va más allá y achaca el éxito del discurso nacionalista a la falta de cultura democrática de la sociedad y de las élites, diciendo que tal vez la degeneración política que explica la llegada de Milošević no se hubiera producido si hubiera existido una verdadera voluntad de los líderes de democratizar el Estado. Pero en este punto convendría tener en cuenta también que en el contexto internacional de principios de los años ochenta, en el que las tensiones entre EE UU y la URSS seguían generando una total incertidumbre sobre el futuro inmediato del mundo, la transición desde un comunismo de carácter nacional como el yugoslavo a un sistema democrático era altamente problemático. Desde el interior, a pesar de todas las injusticias que el régimen comunista hubiera podido representar, la vía yugoslava hacia el socialismo encarnó hasta el final de sus días una alternativa original y humanista al comunismo soviético que le había permitido

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a Yugoslavia experimentar la mayor transformación en toda su historia. Y desde el exterior, dada la tensión existente entre EE UU y la URSS, y teniendo en cuenta la posición de bisagra que Yugoslavia había venido jugando durante las últimas décadas, la lucha por la democratización no supuso para EE UU la misma prioridad que en países como Polonia, Checoslovaquia o Hungría. En el otro extremo de este argumento podría llegar a afirmarse que la degradación de Yugoslavia se debió, precisamente, al hecho de que con el fin de la Guerra Fría, el apoyo de EE UU decreciera y dejara a Yugoslavia sola frente a la crisis. Sin embargo, aunque pueda ser verdad que EE UU no puso el mismo énfasis en la lucha por la democratización de Yugoslavia, hasta los últimos años EE UU apoyó a Yugoslavia en las negociaciones para el pago de la deuda externa e invirtió en nuevos proyectos como la construcción de nuevas centrales nucleares destinadas a la venta de energía a los países vecinos. En último lugar, cabría preguntarse hasta qué punto la degeneración del régimen tuvo que ver con la particular configuración institucional de 1974, dado que gran parte del debate y del discurso de Milošević y de la SANU se centró básicamente en la denuncia del desequilibrio que esta Constitución había generado en la estructura política del país. Desde esta perspectiva cabría preguntarse si otra Constitución hubiera podido evitar la degeneración política que el régimen sufrió en la década de los ochenta y plantear si acaso otra Constitución que hubiera mantenido el mismo balance de poder entre las repúblicas hubiera generado otros efectos distintos. Sobre la Constitución de 1974 se argumenta que complicó el contexto de sucesión porque introdujo un sistema de veto en el sistema federal mediante el que las provincias autónomas de Serbia podían vetar las propuestas de la propia Serbia a nivel federal. La consecuencia de este hecho tendría así dos aspectos: por un lado, habría contribuido a agravar la situación económica por la necesidad de adoptar decisiones por consenso, y, de manera casi más importante, habría producido un sentimiento de agravio en la élite política serbia que abriría la puerta al discurso nacionalista serbio.

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CARLOS GONZÁLEZ VILLA (Araure, Venezuela, 1986) es investigador del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, en donde trabaja en su tesis doctoral, titulada «Un Nuevo Estado Para un Nuevo Orden Mundial: El Camino de Eslovenia Hacia la Integración Euroatlántica, 1989-2004». Ha sido visitante en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Ljubljana y la Escuela Superior de Estudios Internacionales de la Universidad Johns Hopkins en Washington DC. Es Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid (2009) y Máster en Relaciones Internacionales por esa misma universidad (2010). Es miembro de Eurasian Hub y del Grupo de Investigación en Historia Actual de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado «El Cuestionamiento del Nuevo Orden Mundial: Estados Unidos en el Espacio ex Yugoslavo, 1991-1995» en “Estudios Internacionales de la Complutense” y en 2012 publicará “Empiezan las Revoluciones de Colores” en El Retorno de Eurasia (Ed. Península).

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GÉNESIS Y DESARROLLO DE UNA VANGUARDIA NACIONAL. EL PAPEL DE LAS ÉLITES POLÍTICAS EN LA CREACIÓN DE LA ESLOVENIA INDEPENDIENTE. Carlos González Villa Introducción De entre las transiciones poscomunistas yugoslavas, fue la de Eslovenia la que encontró el camino más allanado para la consecución de sus aspiraciones nacionales. Los consensos y acuerdos entre las élites políticas de la república, aunque imperfectos y no siempre explícitos, resultaron fundamentales para que Eslovenia alcanzara su independencia tras su proclamación, el 25 de junio de 1991, evitando los daños físicos y las cuantiosas pérdidas de vidas que implicaron las guerras en Croacia y Bosnia y Hercegovina. Dichos consensos consiguieron homogeneizar políticamente a la población eslovena, con el propósito de dar legitimidad al proceso soberanista que estaba en marcha. El resultado más importante de esta dinámica fue el del referéndum celebrado el 23 de diciembre de 1990, en el que los eslovenos dijeron sí a la creación de un Estado soberano e independiente por amplísima mayoría, en consonancia con los planteamientos nacionalistas sobre los que giraba entonces la vida política de la república. La importancia de dichos consensos y acuerdos entre las élites eslovenas emergieron con fuerza cuando los líderes tuvieron que maniobrar frente a los obstáculos externos que fueron encontrando en el camino hacia la independencia. Esto puede ser visto mediante el análisis de tres aspectos clave para el éxito del proceso de independencia de Eslovenia: el reagrupamiento nacional en la primavera eslovena, la proyección institucional de los nuevos consensos en las enmiendas a la constitución eslovena en 1989 y la implantación de las decisiones para instaurar el nuevo Estado. En ellos estuvieron en juego, además del apoyo social necesario para alcanzar la independencia, las posibilidades objetivas de llevarlo a cabo. En cada uno de estos momentos críticos, además, las élites ajustaron aspectos importantes de las reglas del juego político, adaptadas a los estándares de las democracias liberales occidentales. Palabras clave: Eslovenia, independencia, élites, Yugoslavia, disolución

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La primavera eslovena: el reagrupamiento nacional La primavera eslovena fue la reacción social a la detención y enjuiciamiento de un oficial esloveno del ejército yugoslavo y tres periodistas por parte de las autoridades comunistas. En general, consistió en manifestaciones de solidaridad con los detenidos y en la consolidación de agrupaciones políticas de carácter nacional que, en los meses siguientes, devendrían en actores de las instituciones eslovenas. Los acontecimientos que se sucedieron en Ljubljana partir de junio de 1988 han sido descritos como el momento en el que se empieza a organizar una verdadera oposición política a la Liga de los Comunistas Eslovenos (Ramet, 1999:30-33). Sin embargo, al mismo tiempo, la primavera eslovena supuso una nueva conjunción de intereses entre la propia Liga, su izquierda (agrupada en torno a la juventud comunista) y las agrupaciones surgidas de la derecha nacionalista, basada en el rechazo al poder federal (Palacios, 2000:294) y al liderazgo serbio. En la madrugada del 30 de mayo de 1988, miembros del ejército federal arrestaron a Janez Janša, que entonces trabajaba como periodista especializado en temas de defensa en el semanario Mladina, órgano de la Alianza de la Juventud Socialista de Eslovenia, y era candidato a presidir dicha organización. La historia se inicia cuando las autoridades descubren, en las oficinas de la empresa informática de Janša, un documento secreto que contenía la transcripción de la reunión del Comité Central de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia del 25 de marzo de aquel año. Dicha transcripción fue encontrada mientras la policía eslovena investigaba al sargento mayor Ivan Borštner, que había filtrado a Mladina otro documento, fechado en enero, en el que el ejército explicaba como debía prepararse para una posible implantación de la ley marcial. El director de la revista, Franci Zavrl, afirmó que este último apenas tenía importancia; aun así, se utilizó su contenido para confeccionar un artículo en el que, aprovechando el contenido de la transcripción, se denunciaba una posible intervención del ejército federal en Eslovenia.1 Mladina, por entonces, se había hecho muy popular por sus mordaces críticas al ejército y a todo lo relativo a los símbolos yugoslavos, incluida la figura de Josip Broz Tito. La publicación de la pieza impactó al público esloveno, que empezó a considerar la posibilidad de que el ejército interviniera en la república (Silber, 1997:53-54). El conflicto con el poder federal y el ejército agrupó a partir de entonces a buena parte de la población eslovena. La primera reacción a la detención de Janša se dio el mismo 31 de mayo, cuando su amigo y socio, Igor Bavčar, fundó el Comité de Protección de los Derechos Humanos de Janez Janša. Bavčar había venido trabajando con Janša aprovechando su posición como consultor político en la Alianza Socialista del Pueblo Trabajador de Eslovenia. Fue él quien, a través del vicepresidente de la Alianza, consiguió el do1 El artículo fue publicado por Vlado Miheljak, bajo el seudónimo Majda Vrhovnik, el 13 de mayo 1988 con el título «Noč Dolgih Nožev».

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cumento con la transcripción de la reunión del Comité Central de marzo.2 Aquel mismo día consiguió que Delo, el diario más importante de Ljubljana, se hiciera eco de la noticia de la detención de su amigo. Mientras tanto, en Belgrado, el ministro de defensa, general Veljko Kadijević, adelantaba en una reunión de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia que habría más detenciones. Al día siguiente de la detención de Janša fueron arrestados Borštner y el periodista David Tasić, también de Mladina. Dos semanas después cayó Zavrl. El Comité, conocido como Odbor, retiró la referencia a Janša de su nombre y empezó rápidamente a agrupar a los más importantes intelectuales eslovenos de diversas tendencias políticas. Años después, Bavčar recordaba que «lo interesante en aquel momento era que todos los conflictos desaparecieron. Nos dimos cuenta rapidamente que este caso se convertiría en algo políticamente crucial para Eslovenia» (Silber, 1997:55). Mientras el ejército llevaba a cabo el conocido como Proceso JBTZ (por los apellidos de Janša, Borštner, Tasić y Zavrl), por revelación de secretos militares, Odbor logró reunir a intelectuales de la derecha nacionalista agrupada en torno a Nova Revija3, activistas de movimientos los sociales que crecieron alrededor de la juventud y la Alianza Socialista, la iglesia católica eslovena y ciudadanos individuales. El Comité se organizaba mediante representantes de las más de 3.000 organizaciones, instituciones y asociaciones de la sociedad civil eslovena (Luthar 2008:496). La movilización social en solidaridad con los detenidos se llevó a cabo mediante manifestaciones periódicas, que culminaron con la concentración masiva del 21 de junio (Palacios, 2000:403) en la Plaza del Congreso de Ljubljana, y la recolección de hasta 100.000 firmas para el manifiesto en el que se protestaba por el hecho de que el proceso se desarrollara en lengua serbocroata y por que los acusados no pudieran acudir a abogados civiles para defenderse (Plut-Pregelj, 2007:271; Silber, 1997:55). No obstante, las causas más políticamente asépticas, relativas a los derechos humanos de los detenidos, dejaron a más de uno de los protagonistas descolocados ante lo que en realidad estaba ocurriendo.4 Odbor no jugó un papel político neutral y su apari2 Luthar, Oto, ed..2008. The Land Between. A History of Slovenia, Peter Lang, Frankfurt am Main, p. 496. Los autores remiten, en este punto, a la obra de Ali H. Žerdin. 1997. Generalni brez Kape. Čas Odbora za Varstvo Človekovih Pravic, Krtina, Ljubljana. 3 En castellano, Nueva Revista; fundada en 1982 por intelectuales liberales y conservadores ajenos al régimen comunista. En 1987 se publicó el número 57 de la revista, que contenía las “Contribuciones para el Programa Nacional Esloveno”. Dicha publicación y la del Memorándum de la Academia Serbia de Ciencias y Artes (de septiembre de 1986), marcaron el inicio de la crisis de legitimidad del régimen yugoslavo: Palacios Coronel, José Miguel, Democratización y Estatalidad… op. cit., p 403. 4 El académico Rastko Močnik, uno de los miembros destacados de Odbor, afirma más de veinte años después: “el nacimiento de Odbor era un llamado a la independencia de Eslovenia y yo no me di cuenta. Era ya demasiado tarde cuando pude ver que se había convertido en un instrumento nacionalista”. Entrevistado en Ljubljana el 4 de mayo de 2011.

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ción supuso un antes y un después en la vida política eslovena, que desde entonces empezó a girar sobre la opción soberanista, equiparando movilización nacionalista a defensa de la democracia y los derechos humanos. Al mismo tiempo, las posibilidades de reformar la federación desde la izquierda del propio sistema se quedaron en el camino, cuando los movimientos sociales que aparecen a finales de los años setenta empezaron a operar al servicio de la ideología nacionalista, habiendo sido ellos los que, sin recurrir al nacionalismo, habían enarbolado en primer lugar la bandera de los derechos humanos. El primero de ellos había sido el movimiento punk. Su importancia radica en la defensa que de él hizo la Alianza de la Juventud Socialista Eslovena ante los intentos de represión del movimiento por parte de las autoridades comunistas (Mastnak, 1996:94) iniciándose así las tensiones que caracterizarían las relaciones entre la Liga de los Comunistas Eslovenos (en consonancia con las autoridades federales) y su organización juvenil. Le siguieron los movimientos feminista, gay, pacifista y ecologista en la creación de un espacio alternativo, no vinculado directamente con la idea de disidencia (Mastnak, 1996:94-96); concepción, esta última, asumida por la derecha nacionalista y los exiliados. Más que la sustitución del sistema, la escena alternativa eslovena perseguía la creación de una nueva cultura política.5 Eventualmente, los movimientos acabarían formando parte orgánica de la propia Alianza de la Juventud Socialista. El nacimiento de los movimientos sociales y la creciente independencia de las organizaciones vinculadas férreamente, hasta ese momento, a la Liga de los Comunistas, formaba parte de los movimientos antisistémicos de magnitud global que, en los años ochenta, reabría debates sobre la estructura del sistema mundial y la política de bloques, puestos sobre la mesa en las revoluciones de 1968 (Wallerstein, 2007:108-110). En esa línea, los nuevos movimientos en los países socialistas se caracterizaban, además, por la movilización en torno a la defensa de los derechos humanos y contra la burocracia (Wallerstein, 2007:108-110). La democratización desde los movimientos sociales encontró varios problemas. Uno de ellos fue que el desarrollo de la escena alternativa no encontró un eco en otras repúblicas yugoslavas (Mastnak, 1996:97), mientras que las autoridades comunistas sí contaban con un marco yugoslavo de actuación en el que el ejército, enemigo declarado de los nuevos movimientos, tenía un rol destacado. Otra fue la creciente independencia de la juventud comunista eslovena, que en 1986 acaba por identificarse a sí misma como una organización de la sociedad civil apartada del programa de la Liga de los Comunistas, lo cual permitió que dentro de los movimientos entraran elementos cuyas agendas políticas podían ser permeables a las de los grupos que se oponían al sistema comunista 5 El relato de Mastnak es especialmente valioso, al haber sido él quien llevara a Eslovenia algunas de las ideas y formas de organización de los espacios alternativos en Hungría, Polonia y Checoslovaquia, en donde los movimientos mencionados estaban más desarrollados y en donde, también, acabaron siendo sustituidos por la oposición organizada.

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desde posiciones soberanistas. En esta línea, es importante la mención que hace Tomaž Mastnak sobre de las discusiones previstas para 1988 acerca del futuro de los propios movimientos ante la situación de estancamiento que atravesaban (Mastnak, 1996:102103). Terminarían integrándose en Odbor, aportando su experiencia en la movilización e influencia social6, pero renunciando a sus propias agendas y actividades (Mastnak 1996:103). El sentido político de las protestas acabó siendo ocupado por los procesos de movilización nacional, que entonces eran una respuesta creíble a la crisis sistémica en diversos puntos de la geografía yugoslava. Los comunistas eslovenos no tardarían en institucionalizar las nuevas demandas y contribuir decisivamente a que se llevaran a cabo. La prioridad de este último grupo era la conservación del poder, y en función de ese objetivo midieron los tiempos de su actuación. Es posible hablar de simpatía por la causa de Odbor en algunos sectores de la Liga de los Comunistas Eslovenos. Por ejemplo, cuando Igor Bavčar hizo una encerrona con los medios de comunicación al presidente de la República Socialista de Eslovenia, Janez Stanovnik, este último no tuvo más remedio que declarar su apoyo a la causa ante las cámaras (Silber, 1997: 56). Las referencias a la escena en la que el presidente de la República Socialista de Eslovenia, Janez Stanovnik, simpatizaba en público con Odbor en una encerrona preparada por Bavčar ante los medios de comunicación, son significativas (Silber, 1997:56). No obstante, más allá de la empatía con los fines del movimiento por parte de algunas personalidades de la Liga de los Comunistas Eslovenos, lo que estaba en juego era el propio poder político y la posibilidad de seguir conservando una parte del mismo en el futuro (Repe, 1998). Con ese fin, ya en marzo de 1988, antes de que se desencadenara la primavera eslovena, se había reconocido la necesidad de renunciar al monopolio de su ejercicio, en lo que sería hasta finales de 1989 la política del «pluralismo sin partidos» (Repe, 1998). El hecho de que el eje del debate público se trasladaba a la cuestión de la posición de Eslovenia en la federación desde un punto de vista nacionalista fue utilizado por los propios comunistas eslovenos para enfrentarse al ala más centralista de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, vinculada entonces a las revoluciones antiburocráticas en Serbia y Montenegro a partir de la segunda mitad de 1988 (Gow, 2000:151). En consonancia con el nuevo camino que trazaban, los comunistas eslovenos abonaban el terreno en su particular frente interno. Su líder, Milan Kučan, acusaba a los comunistas serbios de agitar deliberadamente el nacionalismo, mientras en octubre de 1988 la prensa eslovena comparaba al entonces presidente de la Liga de los Comunistas de Serbia, Slo6 Influencia aprovechada por los grupos nacionalistas que introdujeron con éxito su agenda pero que no gozaban, al principio, del mismo apoyo social, de acuerdo con el Servicio de Seguridad del Estado y con encuestas realizadas en 1986: Repe, Božo, “Formation of New Political Parties and their Role in Gaining Independence”, presentado en la 30° Convención Nacional de la American Association for the Advancement of Slavic Studies, Boca Raton FL, Estados Unidos, 24-27 de septiembre, 1998.

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bodan Milošević, con Mussolini (Aikman, 1988:46-49). Teniendo en cuenta el ánimo de la sociedad eslovena tras la primavera del 88, los comunistas estaban ganando puntos para seguir teniendo un peso importante en la política eslovena tras la instauración del pluripartidismo.7

Las enmiendas constitucionales: la institucionalización de la nueva homogeneidad Por el lado de la oposición, a finales de 1988, después de que el proceso sobre los cuatro de Ljubljana se estancara8, se había iniciado un debate en el seno de Odbor acerca de su futuro. Ante la falta de consenso, Odbor, al igual que los movimientos sociales, dio un paso al costado y muchos de sus miembros empezaron a participar en la creación de nuevos partidos políticos. El primero de ellos fue la Alianza Campesina Eslovena, que en mayo de 1988 se constituyó como el primer partido político esloveno no vinculado al régimen (Repe, 1998). Hasta entonces, la asociación de campesinos era parte de la Alianza del Pueblo Trabajador Esloveno, un intento del sistema autogestionario de agrupar y canalizar a la sociedad civil. La Alianza Campesina, al igual que los partidos de oposición que se fundaron desde entonces, tenían como base de su programa las aportaciones realizadas por el círculo de Nova Revija y la Asociación de Escritores Eslovenos. Estas se sintetizaron en la Declaración de Mayo9, que consistía en el reclamo de un Estado nación para el pueblo esloveno, el derecho a decidir sobre la relación de ese Estado con otros pueblos europeos y el respeto de los derechos humanos, las libertades individuales y el pluralismo político. Sobre la base de esta proclama, los partidos de oposición se presentaron a las elecciones de abril de 1990 coaligados bajo la denominación Demos, obteniendo la mayoría necesaria para formar gobierno.

Milan Kučan sería electo presidente de la república en abril de 1990. A pesar de que su actuación en aquellos meses sigue siendo puesta en duda por Janez Janša – quien esgrime que el entonces líder de los comunistas eslovenos colaboró en el proceso que lo llevo a juicio – y parte de la opinión pública eslovena, Kučan gozó de gran popularidad a partir de entonces sobre la base de que su participación fue vital para evitar una intervención del ejército en Eslovenia: Gow James y Carmichael, Cathie, Slovenia and the Slovenes... op. cit. pp. 153-154. 8 Nunca se resolvió el modo en que debía cumplirse la sentencia. 9 La Declaración de Mayo fue leída por el poeta Tone Pavček el 8 de mayo de 1989 ante los asistentes a la masiva concentración en la Plaza del Congreso de Ljubljana y fue firmada por la Asociación de Escritores Eslovenos, la Alianza Democrática Eslovena, la Alianza Campesina Eslovena, el Movimiento Social Cristiano Esloveno y la Alianza Socialdemócrata Eslovena. “08. 05. 1989 / Majniška Deklaracija”, en Slovenska Pomlad, web del Museo de Historia Contemporánea de Eslovenia sobre la primavera eslovena, http://www.slovenskapomlad.si/1?id=134 (última visita, 16 de noviembre de 2011). 7

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Como consecuencia del alejamiento entre los partidos y la población, derivados del carácter corporativista de la cultura política eslovena (Lukšic, 1996:98) en la conformación de los partidos tuvieron gran importancia las personalidades que los integraban y su procedencia. Igor Bavčar y Janez Janša ocuparían respectivamente las carteras de Asuntos Internos y Defensa Nacional en el gobierno que se constituyó en mayo de 1990. El primero lo hizo con la pasión e intensidad que habían guiado cada uno de sus pasos en la política eslovena (Sovdat, 2009). Bavčar procedía de la extrema izquierda, había participado en el movimiento punk y, desde su pertenencia a la organización de estudiantes de la juventud comunista, contribuyó a organizar en 1982 un concierto en apoyo al sindicato polaco Solidaridad en Ljubljana. Años después, como miembro de la Alianza Socialista del Pueblo Trabajador de Eslovenia, utilizó su posición para desgastar un régimen en el que nunca creyó. Para Janša, por el contrario, las organizaciones del régimen eran una forma de promoción profesional. Mladina le brindó la oportunidad de escribir sobre su área de especialización, los asuntos de seguridad y defensa. Al igual que Bavčar, nunca fue simpatizante del régimen. Su candidatura a la presidencia de la juventud socialista tenía un claro sesgo derechista.10 Su arresto y breve paso por prisión fueron experiencias traumáticas (Janša, 1994:17-19) que devinieron en una radicalización ideológica y, sobre todo, en los argumentos que marcarían su actividad política, incluso en el período actual. El hecho de que las elecciones internas de la juventud socialista se celebraran aún estando él en prisión no hizo sino agudizar ese sentimiento hacia la izquierda. Tanto Bavčar como Janša fueron fundadores de la Alianza Democrática Eslovena, que en diciembre de 1988 sería el segundo partido de la oposición. Sus miembros más importantes procedían del círculo de intelectuales y escritores nacionalistas de Nova Revija. Uno de ellos era Dimitrij Rupel, doctor en sociología por la Universidad de Ljubljana. Gracias a sus contactos en el extranjero, se convirtió en encargado de las relaciones exteriores del gobierno independentista. En esta parcela puso un marcado acento nacionalista de tintes orientalistas con respecto al resto de naciones yugoslavas.11 Otros miembros a destacar fueron el escritor ex-comunista France Bučar (que sería el presidenEntrevista con el periodista y antiguo activista esloveno Igor Mekina. Ljubljana, 21 de mayo, 2009. Un ejemplo en Rupel, Dimitrij. 1996. “Slovenia’s Shift from the Balkans to Central Europe”, en Independent Slovenia: Origins, Movements, Prospects. Editado por Jill Benderly y Evan Kraft, pp. 183-200.Un estudio sobre el discurso orientalista en los Balcanes en el que se toma muy en cuenta el trabajo de Rupel: Bakić-Hayden, Milica. 1995. “Nesting Orientalisms: The Case of Former Yugoslavia”, Slavic Review, vol. 54, n°. 4, pp. 917-931. El discurso orientalista, que funcionó para justificar el colonialismo occidental, ha sido utilizado también como forma de mirar a los Balcanes desde Europa Occidental. El trasfondo del discurso es la justificación de las intervenciones basándose en, entre otras características, el atraso y la violencia inherentes a los habitantes de esas tierras. Esos mismos argumentos pueden ser observados en la producción intelectual de Rupel. 10 11

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te de la Asamblea Nacional a partir de mayo de 1990), el historiador Peter Vodopivec y los filósofos Tine y Spomenka Hribar. En términos de audiencia electoral, el partido más importante de la oposición eslovena fue el de los Cristianos Demócratas Eslovenos, fundado en marzo de 1989. Su precedente inmediato, el Partido Popular Católico, fue el que monopolizó la vida política eslovena en la primera experiencia yugoslava, tras la Primera Guerra Mundial. Entonces, como en este punto, su empuje viene explicado por la importancia de la iglesia católica en la conformación del corporativismo esloveno (Lukšić, 1996:94-96). El líder del partido Alojze Peterle, terminó siendo nombrado primer ministro y tuvo que ver en buena parte de las discrepancias internas de la coalición. Su cautela en el camino a la independencia, basada en el miedo a perder los mercados yugoslavos para las empresas eslovenas, hizo que Janša y Bavčar aparcaran por dos semanas sus labores en materia de seguridad y defensa. Juntos, reunieron en la idílica mansión de Brdo pri Kranju (a 32 kilómetros de Ljubljana) a los principales empresarios eslovenos y a «casi todos los que fueran alguien en la economía eslovena».12 La conclusión de los encuentros fue que el terreno económico no sería un problema para la independencia, tal y como Peterle pensaba. El primer ministro se encontró con otro problema, relativo al modo en que debían llevarse a cabo las privatizaciones y que se saldó con la dimisión de Jože Mencinger, responsable de economía del gobierno13, un mes antes de la proclamación de independencia. La nueva clase política eslovena, ya como gobierno y oposición, se presentó en público el 27 de febrero de 1989 en el auditorio de Cankarjev Dom de Ljubljana a propósito de un acto en solidaridad con los mineros albaneses en huelga de hambre, encerrados en la mina como protesta frente a la imposición desde Belgrado de un nuevo liderazgo en la provincia (Silber, 1997:64). El evento significó la culminación de la nueva homogeneización de la política eslovena a través del discurso de la defensa de los derechos humanos14 y del desarrollo del pluralismo (Gow, 2000:150-156). Al estilo de las democracias liberales, se perfilaban una izquierda y una derecha alrededor de unos planteamientos comunes. Esa unidad interior del grupo nacional, a su vez, se proyectaba ante el enemigo externo. Aunque la bandera federal presidiera el evento y se reivindicara a los mineros como defensores de Yugoslavia, las instituciones federales eran el blanEntrevista a Igor Bavčar. Ljubljana, 4 de mayo, 2011. Peterle se había decantado por los consejos del economista norteamericano Jeffrey Sachs frente a las políticas de Mencinger, hombre de gozaba de la confianza de Kučan y que defendía la conservación de algunos aspectos del sistema autogestionario. 14 Si se descartan explicaciones racistas, la instrumentalización de los derechos humanos sería la interpretación más plausible al hecho de que Jože Školč equiparara en el acto la situación de los albaneses con la de los judíos en la Segunda Guerra Mundial (Ibídem, p. 65). La situación de los albaneses en Kosovo no representó una gran preocupación para la clase política eslovena después del acto y menos aún tras la proclamación de la independencia. 12 13

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co de las críticas. Para la nueva Eslovenia, Yugoslavia no solo no sería un error histórico, sino que fue el espacio en el que pudo desarrollarse como nación antes de la independencia.15 En un momento de crisis, los comunistas eslovenos brindaron por su herencia y, a su vez, se desmarcaban de las decisiones federales, contrarias a los valores del nuevo Estado. A mediados de año, el gobierno republicano retiraría a los efectivos eslovenos que servían en Kosovo para el ministerio del interior yugoslavo. El acto, de paso, despertó las iras del público serbio (Silber, 1997:66) en un contexto en el que el nacionalismo, al igual que en Eslovenia, se convertía en la válvula de escape a la crisis sistémica yugoslava. En paralelo, desde la primavera se estaba llevando a cabo una reforma de la constitución eslovena que debía responder a los cambios introducidos en la constitución federal, promulgada en 1974 (Hayden, 2000:33). La reforma tuvo más que ver con el desarrollo de la política eslovena en los meses previos. Bajo la presión de la Convención para la Constitución, que agrupaba tanto a la juventud socialista como a intelectuales de la derecha nacionalista, los comunistas eslovenos aprobaron el 27 de septiembre de 1989 unas enmiendas a la constitución republicana que se deshacía de los principios de supremacía y precedencia de la carta magna federal.16 Los comunistas eslovenos buscaban manejarse en un terreno más flexible, «por lo que pudiera pasar»17, en relación a una eventual secesión, mientras se abría el espacio político que reclamaba la derecha nacionalista. Para ello, en mayo de 1989, el gobierno esloveno había emitido una «carta básica» en la que reconocía la Declaración de Mayo como punto de partida para la creación de un Estado soberano esloveno dentro de Yugoslavia. El resultado fue la implantación del pluralismo político sobre la base de un consenso en torno a la preeminencia de la vida política de la república sobre la federal. La legitimidad de esas medidas venía dada, una vez más, por la defensa de la democracia y los derechos humanos. Las enmiendas a la constitución eslovena prohibían la tortura y la pena de muerte, a la vez que garantizaban el derecho a la privacidad, a un juicio justo, a la conformación de asociaciones políticas y a la reunión libre y pacífica (Hayden, 2000:36). En la práctica, la preeminencia de las normas republicanas se consiguió gracias al uso de un lenguaje que remite al lector a la constitución de una unidad confederada más que a la de una de las entidades de una federación. En el texto se invocaba la soberanía de la república mientras que se bloqueaba una posible reforma democrática a nivel El símbolo de la reconciliación y del consenso sobre el pasado que requería el nuevo régimen que se estaba creando no llegaría hasta agosto de 1990, cuando se celebra una ceremonia en Kočevje, donde al final de la Segunda Guerra Mundial fueron asesinados soldados anticomunistas: Palacios Coronel, José Miguel, Democratización y Estatalidad… op. cit., p 534. 16 Hayden, Robert. 2000. Blueprints for a House Divided… op.cit., p. 33. El autor cita en este punto al decano de los constitucionalistas yugoslavos en 1982, Jovan Đorđević. 17 Entrevista con Miran Potrč, entonces presidente del legislador esloveno. Ljubljana, 12 de mayo, 2011. 15

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federal. En este sentido, la medida más importante fue la prohibición de la celebración de elecciones de carácter federal en territorio esloveno.18 Al mismo tiempo, se limitaba la autonomía de las instituciones federales en tanto Eslovenia contribuiría al mantenimiento de las «capacidades materiales» que la república considerara necesarias (Hayden, 2000:37). La declaración del estado de emergencia, a su vez, pasó a ser monopolio de la asamblea eslovena (Ramet, 2006:366). Estaba en marcha la creación de un Estado nación para el pueblo esloveno a través de la instrumentalización de las reformas hacia la democracia. Esto se aplicó también en el terreno de la definición de la ciudadanía eslovena, cuando se reconocieron los derechos culturales de las denominadas «minorías autóctonas»: la húngara y la italiana (Hayden, 2000:37). Este hecho, por un lado, negaba el derecho de autodeterminación a dichas minorías. Por el otro, negaba la existencia de otros pueblos en Eslovenia, dejando en una situación especialmente complicada a los ciudadanos yugoslavos no eslovenos.19 Con los partidos de oposición creados, Odbor se limitó a participar en los debates sobre la legislación electoral lanzados por la Alianza del Pueblo Trabajador Esloveno en el otoño de 1989 y acabaría disolviéndose en abril de 1990 (Luthar, 2008:496) en el contexto de las elecciones. Tras la creación de los partidos de oposición y el alineamiento político de sus miembros en torno a un nuevo sistema, el papel de Odbor estaba ya agotado. Una vez aprobadas las reglas para las elecciones, fueron las organizaciones políticas vinculadas al régimen comunista las que se transformaron para entrar en el sistema pluripartidista. La juventud socialista se recicló como la Democracia Liberal de Eslovenia, mientras que la Alianza del Pueblo Trabajador devino en el Partido Socialista de Eslovenia. Los comunistas, que preparaban su participación en el fatídico XIV Congreso de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, programado para enero de 1990, se convirtieron en el Partido de la Reforma Democrática bajo el eslogan «Europa ahora». Estos últimos y los liberales conformarían el bloque opositor en la nueva Asamblea Nacional, mientras que los socialistas apoyarían en la mayoría de los casos a DEMOS20, aunque sin pertenecer a la coalición.

Hayden, Robert. 2000. Blueprints for a House Divided… op.cit., pp 28-29. Milan Kučan matiza a Robert Hayden y afirma que las elecciones federales no se prohibieron, sino que sólo se permitían las elecciones republicanas: Entrevista en Ljubljana el 6 de mayo de 2011. 19 Se sentaba de este modo el precedente de la legislación que en febrero de 1992 dejó sin derechos de ciudadanía a al menos 18.000 personas de la ex Yugoslavia residentes en Eslovenia. Para profundizar en el caso de los «borrados»: Zorn, Jelka (2004) “Ethnic Citizenship in the Slovenian State”, en Citizenship Studies, vol. 9, n°. 2, pp. 135-152. 20 Oposición Democrática de Eslovenia 18

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Preparativos de independencia: acción e implementación Las elecciones del 8 de abril de 1990 marcaron definitivamente el rumbo de Eslovenia hacia la independencia. En las elecciones parlamentarias, DEMOS obtuvo la mayoría absoluta, lo que le permitió poner en marcha, a pesar de las propias contradicciones de la coalición, un programa para la creación de un Estado soberano que pasaba por la celebración de un referéndum y la desvinculación de la Defensa Territorial21 de Eslovenia del ejército federal. En las presidenciales, el comunista reformado Milan Kučan derrotó al candidato de DEMOS, Jože Pučnik. La cohabitación fue complicada, sobre todo debido a la desconfianza del gobierno en Kučan. Este último, sin embargo, sabía que no podía oponerse frontalmente al gobierno si quería que los suyos mantuvieran parte del poder. Esta lógica fue válida en los meses siguientes, pero se impuso en él de forma determinante a partir de la celebración del referéndum de independencia, el 23 de diciembre de 1991.22 Gobierno y presidencia, aunque de espaldas el uno al otro, consiguieron que Eslovenia fuera independiente sin que el proceso resultara traumático. Para lograr el objetivo, cada institución dió pasos importantes adaptados a sus propias capacidades y percepciones en la dirección del abandono de la federación por la fuerza y procurando la menor cantidad de daños materiales. Aunque el gobierno llevó a cabo algunos de los pasos más arriesgados hacia la soberanía de la república de acuerdo con las nuevas necesidades en temas de defensa, las primeras acciones fueron realizadas por el presidente, que había tomado posesión el 10 de mayo. El día 16, uno antes de que el nuevo gobierno tomara posesión, el ejército federal inició un operativo para confiscar las armas de la Defensa Territorial Eslovena23 a través de su comandante, el mayor general Ivan Hočevar. En la presidencia federal sólo estaba en conocimiento de este hecho el representante serbio, Borisav Jović, que el día 15 había sustituido al esloveno Janez Drnovšek como presidente de la institución (Silber, 1997:118). Cuatro días después, tras intentar resolver el problema mediante contactos con el ejército y la cúpula de la Defensa Territorial, Kučan dió un golpe sobre la mesa y envío un telegrama confidencial a los municipios ordenando que dejaran de entregar las armas. De cara a la opinión pública, la acción del ejército, al igual que en la primave-

21 La Defensa Territorial es un concepto que se institucionaliza en 1968, en el contexto de la intervención del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia. Inspirada en la lucha partisana, su propósito era la movilización de la población ante una posible intervención por parte de una potencia extranjera. Contaba con personal propio y del ejército federal, aunque el grueso de las fuerzas debían ser los reservistas. 22 Los resultados fueron hechos públicos el 26 de diciembre. 23 El operativo también se realizó en Croacia y Bosnia y Hercegovina.

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ra de 1988, agrupó a los eslovenos24 en torno al objetivo de la secesión. En términos de capacidades operativas, Eslovenia consiguió conservar, según el relato de Janez Janša, la mayor parte de las armas en 12 centros de operaciones municipales y parte de las armas y municiones del 30 grupo de desarrollo de la Defensa Territorial25, a la vez que quedaron fuera de su alcance más del 70% de las armas y equipamiento adicional y de formación. Según sus cálculos, quedaban menos de 10.000 armas para una fuerza que entonces agrupaba a 70.000 hombres (Silber, 1997:106). Se inició entonces un proceso de reforma de las capacidades militares de la república a cargo del ministro de defensa con la ayuda del responsable de interior. Janša y Bavčar trabajaron con discreción, conscientes de que su presencia en el gobierno resultaba muy incómoda a Kučan, que llegó a preguntar a Peterle si realmente eran necesarios en el ejecutivo (Silber, 1997:106). Ambos ministros crearon en secreto la Estructura de Maniobras de la Defensa Nacional, que ponía en común las capacidades de la policía y la Defensa Territorial. Al mismo tiempo, racionalizaron las necesidades de personal de las fuerzas armadas eslovenas, persiguiendo su profesionalización a través de la integración de los soldados que dejaban de servir en el ejército federal. Además, iniciaron un programa de rearme. Primero mediante la recuperación del mayor número posible de las armas confiscadas en mayo. Otro medio fue la compra de armas a pequeña escala por parte de algunos de los propios efectivos que habían perdido las suyas en el operativo del ejército.26 Finalmente, a Eslovenia terminarían llegando a lo largo del verano y otoño rifles de asalto y misiles antitanque procedentes de Singapur y sistemas de comunicación israelíes.27 La presidencia de la república no fue oficialmente informada de estos movimientos, pero después de que en septiembre el ministro de defensa federal anunciara que todas las operaciones de las defensas territoriales de las repúblicas estarían controladas por el ejército, la conjunción de intereses primó sobre la desconfianza. Kučan destituyó al 24 Janša, Janez. 2004. The Making of the Slovenian State... op. cit., p. 48. Los medios de comunicación se hacían eco de estudios de opinión según los cuales el comportamiento de Hočevar era reprobado por un 90% de la población. Otro ejemplo importante es el hecho de que la Unión de Veteranos pasó a convertirse en una organización apartidista como consecuencia de estos hechos, lo cual contribuía a reafirmar el relato de base nacional sobre el de base ideológica en torno al pasado de los eslovenos y la Segunda Guerra Mundial. 25 El 30 grupo de desarrollo de la defensa territorial tenía su base en Kočevska Reka, que acabaría siendo el centro de operaciones de la Defensa Territorial eslovena. 26 Éstas fueron compradas en el extranjero y pasaron la frontera de forma clandestina: Janša, Janez. 2004. The Making of the Slovenian State... op. cit., p. 49. En este punto también entra en juego la reforma de los servicios de inteligencia de la república, que contribuyeron a que los vehículos que contenían estas armas cruzaran la frontera de Yugoslavia con Austria e Italia sin ser revisados por las autoridades federales: Entrevista con Mihael Brejc (entonces director del Servicio de Seguridad e Inteligencia Esloveno, nombrado por DEMOS). Ljubljana, 15 de junio de 2009. 27 Entrevista a Igor Bavčar. Ljubljana, 4 de mayo de 2011.

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mayor general Hočevar y nombró a un nuevo comandante de la Defensa Territorial, leal al proceso soberanista. El ejército respondió tomando el centro de operaciones de esa ins­titución. Es entonces, en octubre, cuando Kučan y France Bučar, reciben la comunicación oficial por parte de Janša, Bavčar y Peterle sobre el programa de rearme y lo apoyan sin fisuras (Silber, 1997:107). La ilegalidad de la operación era compensada con la legitimidad que confería la defensa de la nación en un momento crítico.28 Otra decisión importante impulsada desde dentro del gobierno fue la de celebrar el referéndum de autodeterminación, gracias al cual las élites eslovenas obtendrían la legitimidad necesaria para seguir adelante con el proceso de secesión.29 El referéndum, además de dar pié a los pasos que seguirían dando las élites eslovenas, reflejó la unidad de estas en torno al objetivo. Dentro de DEMOS, el impulso para la realización del referéndum llegó en noviembre por parte de los intelectuales nacionalistas de Nova Revija en el parlamento – Tine Hribar y Peter Jambrek – y de Jože Pučnik (Janša, 2004:83). El referéndum fue un importante instrumento de legitimación más que una herramienta que pudiera dirimir un debate más profundo. Las discusiones en torno a las cuestiones que en realidad estaban en juego – por ejemplo, la posibilidad de una guerra generalizada en Yugoslavia – fueron canalizadas convenientemente, entre otras vías, a través de los medios de comunicación. Rastko Močnik intentó por entonces publicar un artículo en contra de la celebración del referéndum y de la propia idea de independencia. Solo parte del texto pudo ver la luz, tras toda una ronda de negociaciones, en Delo, el diario más importante de Ljubljana.30 Otro caso importante fue el de Milan Meden, director de Dnevnik (segundo diario de Ljubljana), que fue despedido tras publicar material que el ministerio de información31 había enviado a los medios en el que se explicaban algunas técnicas de manipulación de la opinión pública de cara al referéndum.32 Otras publicaciones sí se unieron al furor nacionalista. Delo, a partir del 10 de diciembre (dos semanas antes de la celebración de la consulta), apareció con una nueva cabecera: «Un diario independiente para una Eslovenia independiente». El caso de Delo es una Entrevista con France Bučar. Bled, 5 de mayo de 2011. Para Igor Bavčar, esa legitimidad estaba relacionada con la propia decisión del pueblo esloveno, pero también era “crucial” hacerlo todo de forma legal. Entrevista en Ljubljana, 4 de mayo de 2011. 30 Entrevista a Rastko Močnik. Ljubljana el 4 de mayo de 2011. Otro caso en el que estuvo en vuelto el Dr. Močnik fue en mayo de 1991, a semanas de la declaración de independencia. Después de que Tomaž Mastnak escribiera un artículo para Mladina, titulado “Eslovenia Independiente? No gracias” (21 de mayo de 1991), el objetivo del autor y de Močnik era iniciar una discusión pública sobre la declaración de independencia. Los editores de Mladina, que al principio vieron con buenos ojos la idea, la descartaron poco después y se limitaron a publicar una breve entrevista con Močnik, dando por cerrado el “debate”. 31 Dirigido entonces por Stane Stanič, del Partido Liberal Demócrata. 32 Entrevista a Rastko Močnik. Ljubljana el 4 de mayo de 2011. 28 29

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muestra de una tendencia que se encuentra en los principales medios de comunicación eslovenos en aquella etapa (Kramberger, 2004:284). El papel de la presidencia fue el de la implementación con eficacia de las decisio­ nes que se tomaron en el seno del gobierno y la defensa de la soberanía eslovena, proclamada en la enmiendas de septiembre de 1989. El modo en que fue llevada a cabo esa actividad por parte de Kučan marcó la fluidez con la que los eslovenos abandonaron la federación. En ese contexto, Kučan y su homólogo croata, Franjo Tuđman, presentaron en octubre de 1990 una propuesta para la reforma de Yugoslavia en la dirección de una confederación. Aunque dotaba de algunas capacidades a la nueva estructura, la propuesta implicada la soberanía de cada miembro de la nueva estructura y su reconocimiento, mutuo e internacional, como Estados soberanos. Robert Hayden considera la propuesta como un «caparazón vacío» planteado para legitimar las apuestas independentistas de Eslovenia a nivel internacional y, ya en el plano interno, para justificar la independencia como última salida, en un momento en el que aún existía una cantidad significativa de ciudadanos de ambas repúblicas que abogaban por la continuidad del Estado común (Hayden, 2000: 60-65). La propuesta fue, al final, una forma de comprar tiempo. La estrategia del gobierno pasaba, además de por la reforma capacidades defensivas de la república, por una alianza con Croacia para el abandono conjunto de la federación.33 Dicha alianza presentaba el problema de que los croatas iban bastante por detrás en cuanto a la preparación para la proclamación de la independencia.34 Por ello, los vecinos del Sur proponían la creación de una alianza anti-Milošević junto a Bosnia-Hercegovina y Macedonia. Mientras Janša y Bavčar siguieron trabajando en ese terreno (en abril se selló el pacto de asistencia mutua con Martin Špegelj, ministro de defensa croata), Kučan, con el mandato del legislador esloveno, inició una ronda de contactos con el liderazgo de las diferentes repúblicas para procurar que la desintegración de la federación se realizara de forma pacífica. Es en este contexto en el que el 24 de enero de 1991 se efectúa la reunión de las delegaciones serbia y eslovena en la que ambas reconocen el derecho de autodeterminación de sus respectivos pueblos. La clave estaba en la ausencia de una minoría serbia significativa en territorio esloveno. Con el estallido de los conflictos en Croacia y Bosnia, las implicaciones de esta reunión fueron más incómodas para los eslovenos. Kučan explica que el significado de la reunión debía entenderse desde la preservación de las fronteras republicanas y que fueron los serbios los que pusieron en cues­ tión ese principio.35 El dr. Jože Mencinger, miembro de la delegación de Kučan, recuer33 En agosto de 1990 se llegó al primer acuerdo sobre intercambio de información y de experiencia: Janša, Janez. 2004. The Making of the Slovenian State... op. cit., pp. 50-51. 34 Esto se agudiza tras la celebración del referéndum esloveno, cuyo resultado era un mandato a sus autoridades para proclamar la independencia del nuevo Estado en los seis meses siguientes. 35 Entrevista a Milan Kučan. Ljubljana, 6 de mayo de 2011.

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da que el acuerdo implicaba el reconocimiento de los eslovenos de que los serbios tenían derecho a vivir en un solo país.36 Aunque los croatas estaban furiosos cuando se descubrió el contenido de las conversaciones (Silber, 1997:114), no tuvieron otro remedio que seguir en contacto con los eslovenos, aunque los miembros del gobierno que estaban en contacto con ellos – Rupel, Bavčar y Janša – descubrieron, pocas semanas antes de la declaración de independencia, que sus homólogos no tenían planes para su implementación legal y material (Silber, 1997:149-150). Al final, el único acuerdo tangible al que se llegó fue el de la fecha: el 25 de junio. La alternativa al acuerdo de Milošević y Kučan era la creación de una alianza más estrecha y sólida con los croatas, en la que trabajaba el gobierno, a la que se sumarían luego Bosnia y Herzegovina y Macedonia. En un escenario así, en ausencia de un pacto con los eslovenos, Milošević podía haberse erigido como defensor de la federación y hubiera hecho más fluidas sus relaciones con el ejército. Lo importante es que aquel pacto es lo que evita que el JNA interviniera masivamente en Eslovenia.

Conclusión La consecución de los objetivos nacionales que se impusieron a partir de la primavera eslovena guarda una relación de causalidad con la configuración de las élites políticas del nuevo Estado. La historia de la creación de la Eslovenia independiente es, a su vez, la de la configuración de sus élites. En este sentido, no debe dejarse a un lado la actuación de Janez Drnovšek, que tras la caída del gobierno de DEMOS, ocupó el puesto de primer ministro entre 1992 y 2002, y la presidencia de la república desde 2002 hasta su muerte, en 2007. Su principal contribución a la consolidación del nuevo Estado se produjo en las negociaciones de Brioni, en las que la entonces Comunidad Europea medió entre Eslovenia y las autoridades federales para poner fin a la guerra. Allí, el estadista esloveno acordó con Borisav Jović que en la siguiente reunión de la presidencia federal se ordenaría la retirada anticipada de las tropas federales, de tal forma que los eslovenos pudieran emprender rápidamente su nuevo camino y los serbios se enfocaran en los conflictos armados que estaban por venir. El nacimiento de la República de Eslovenia es consecuencia de la crisis sistémica de la federación yugoslava. El movimiento soberanista no fue la única alternativa, pero sí fue la que se impuso para que los eslovenos enfrentaran los nuevos tiempos. En el proceso se conformaron las élites de la Eslovenia independiente, que interactuarían sobre la base de unos consensos básicos, según el modelo de las democracias liberales occidentales (Higley, 2006:18-19). El horizonte de la soberanía y la posterior integración en la entonces Comunidad Europea, puso en común los esfuerzos de una serie 36

Entrevista a Jože Mencinger. Ljuljana, 9 de mayo de 2011.

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de actores que en otras condiciones habría resultado improbable. El consenso existió y todos los actores aceptan que fue así a pesar de que en ocasiones, por desacuerdos políticos, desconfianza o animadversiones personales, la comunicación era escasa o nula.37 Más allá de las interpretaciones sobre su significado, el proceso de independencia de Eslovenia fue una empresa conjunta de las élites legitimada por los ciudadanos para la acción efectiva del grupo nacional.

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37 Milan Kučan lo vincula al resultado del referéndum (entrevista en Ljubljana, 6 de mayo de 2011) y Janez Janša a la reestructuración de las capacidades de defensa de Eslovenia tras la intervención del ejército federal en mayo de 1990, que dibujó la línea de separación política entre Belgrado y Ljubljana, por encima de otro tipo de diferencias: (1994) The Making of the Slovenian State... op. cit., p. 47. Lev Kreft, uno de los principales críticos con el militarismo de Janša en el primer parlamento plural de Eslovenia, reconocía que el ministro de defensa “tenía razón, y su visión terminó siendo la correcta”: Entrevista en Ljubljana, 14 de mayo de 2009.

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Entrevistas 1.  2.  3.  4.  5.  6.  7.  8. 

Entrevista a Igor Bavčar. Ljubljana, 4 de mayo de 2011. Entrevista a Jože Mencinger. Ljuljana, 9 de mayo de 2011. Entrevista a Milan Kučan. Ljubljana, 6 de mayo de 2011. Entrevista a Rastko Močnik. Ljubljana el 4 de mayo de 2011. Entrevista a Igor Mekina. Ljubljana, 21 de mayo, 2009. Entrevista a France Bučar. Bled, 5 de mayo de 2011. Entrevista a Mihael Brejc. Ljubljana, 15 de junio de 2009. Entrevista a Miran Potrč. Ljubljana, 12 de mayo, 2011.

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CarLOS FLORES JUBERÍAS (Valencia, 1964) es Licenciado y Doctor en Derecho por la Universidad de Valencia, –con Premio Extraordinario en ambos casos–, así como Licenciado en Ciencias Políticas por la UNED. Desde 1995, es Profesor Titular de Derecho Constitucional Comparado en la Universidad de Valencia. Sus publicaciones se han venido centrando en el estudio de los procesos electorales, la configuración del sistema de partidos, la constitucionalización de las nuevas instituciones democráticas, y la integración europea de las nuevas democracias de la Europa del Este, habiendo editado las obras colectivas «Las nuevas instituciones políticas de la Europa Oriental» (Madrid, 1997), «Derechos y libertades en las nuevas democracias de la Europa del Este» (Pamplona, 1999), «Actas del I Encuentro Español de Estudios sobre la Europa Oriental» (Valencia, 1999), La transformación de las políticas sociales en la Europa del Este (Madrid, 2001), Estudios sobre la Europa Oriental (Valencia, 2002), Rusia, en vísperas de su futuro (con A. Colomer, Valencia, 2002), «Actas del III Encuentro Español de Estudios sobre la Europa Oriental» (Valencia, 2004), «La Política Exterior, de Seguridad y de Defensa de la Unión Europea» (Valencia, 2004), De la Europa del Este al este de Europa (Valencia, 2006), Todos los filmes del Presidente (La Presidencia de los Estados Unidos vista a través del cine) (Valencia, 2008) y España y la Europa Oriental: tan lejos, tan cerca (Valencia, 2009). Es director de la revista trimestral Cuadernos Constitucionales y ha sido el coordinador de los cinco primeros Encuentros Españoles de Estudios sobre la Europa Oriental (1998-2006). Es doctor “honoris causa” por la Universidad de San Francisco Xavier (Sucre, Bolivia).

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LA DISPUTA GRECO-MACEDONIA POR EL NOMBRE, DESDE UNA PERSPECTIVA COMPARADA Carlos Flores Juberías

Resumen La disputa entre Grecia y la República de Macedonia acerca del nombre de este último Estado reviste a día de hoy una importancia crucial, no tanto porque constituya un serio escollo en las relaciones entre ambos países, sino sobre todo por haberse convertido en un obstáculo hasta ahora insalvable para la inserción de Macedonia en varios relevantes foros internacionales de los que Grecia forma ya parte y respecto de los cuales dispone de derecho de veto, entre los que destacan la Unión Europea y la OTAN. El presente trabajo pretende poner esta disputa en una perspectiva comparada, que permita dotarnos una visión más global de cómo problemas semejantes se han resuelto en otros lugares de Europa, un continente en el que las fronteras han cambiado tan a menudo, dependiendo con más frecuencia del desenlace de los enfrentamientos bélicos y de los intereses estratégicos de las grandes potencias que de la tradición y de la voluntad de las personas afectadas. Palabras clave: Macedonia, Grecia, Unión Europea, OTAN, relaciones bilaterales

Un contencioso con veinte años de recorrido La República de Macedonia declaró su independencia el 25 de septiembre de 1991, después de que con ocasión de un referendum popular celebrado el día 8 de ese mismo mes, un 95% de los ciudadanos de la hasta entonces República Socialista Yugoslava de Macedonia decidieran su constitución en un Estado independiente y soberano (Flores Juberías, 2000/2001). De manera inmediata el Gobierno griego encabezado en aquel momento por el conservador Konstantinos Mitsotakis hizo pública su voluntad de no reconocer al nuevo Estado y –más aun– de utilizar todos los medios a su alcance para evitar su reconocimiento por el resto de los países de la Unión Europea, poniendo en marcha un severo bloqueo económico, además de una intensa campaña de movilización nacionalista en el interior del país, y una también activa campaña de concienciación de la opinión pú-

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blica internacional y de movilización de la diáspora griega (Roudometof, 1996). Las razones para esa hostilidad se ubicaban en tres planos estrechamente conectados entre si: ––

En el histórico, el Gobierno de Atenas argumentaba que Macedonia había sido en la antigüedad parte integrante del mundo heleno, de modo que la existencia de una «Nación Macedónica» no era sino una invención reciente, además de la estrategia comunista en los Balcanes, a la que la aparición de un nuevo Estado con ese nombre estaba dando carta de naturaleza, y generando una suerte de apropiación cultural.

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En el de los derechos humanos, el Gobierno de Atenas sostenía que en Grecia no había existido ni existía en modo alguno una minoría macedonia dotada de entidad propia y susceptible de hacerse titular de derechos colectivos, sino a lo sumo pequeñas comunidades de eslavos perfectamente helenizados y plenamente leales al Estado griego, y que la creación de un Estado macedonio al otro lado de su frontera septentrional podía desestabilizar esa al parecer pacífica situación de convivencia.

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Por último, en el plano de las relaciones internacionales, el Gobierno de Atenas argumentaría que si bien las autoridades de Skopje eran muy libres de separarse de la Federación Yugoslava, no tenían en cambio derecho alguno ni a utilizar el nombre ni los símbolos de Macedonia, toda vez que parte relevante de este territorio se hallaba integrado en el Estado griego y el uso de ese término o esos símbolos por las autoridades de Skopje equivalía a poner en cuestión las fronteras actualmente existentes (sobre la postura griega en el contencioso por el nombre, véanse Floudas, 1996 y 2002; Zahariadis, 1996; Nieto González, 1999; y Kofos, 2001 y 2009).

Centrándonos en este último plano, el Gobierno heleno sintetizaría sus exigencias para acceder al reconocimiento internacional de Macedonia en tres: la renuncia al uso del nombre de «Macedonia», o de cualquier forma compuesta por, o derivada de este, por parte del nuevo Estado; la reforma del Preámbulo y de algunos artículos de la Constitución macedonia de 1991 para la eliminación de cualquier expresión que pudiera ser entendida como justificativa de una alteración en las fronteras existentes o una interferencia en los asuntos internos de Grecia; y el abandono de determinados símbolos presentes en la bandera nacional y las monedas del nuevo Estado. Si las instituciones macedonias resolvieron con celeridad esas tres últimas objeciones –introduciendo en los arts. 3 y 49 de su todavía reciente Constitución sendas cláusulas por las que el nuevo Estado declaraba no tener «pretensión territorial alguna respecto de ningún Estado veci-

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no» y renunciaba expresamente a «interferir en los derechos soberanos de otros Estados o en sus asuntos internos», y más tarde eliminando de su bandera nacional y de sus monedas la disputada «Estrella de Vergina» para colocar en su lugar un sol con ocho rayos– la primera y más sustancial de las objeciones griegas, en cambio, tropezaría, con la rotunda negativa del Gobierno macedonio a aceptar cualquiera de los nombres sugeridos tanto por Grecia como por distintas instancias internacionales. Pues bien: veinte años e innumerables rondas negociadoras más tarde, la disputa greco-macedonia por la cuestión del nombre sigue siendo el principal escollo en las relaciones bilaterales entre ambos países, el principal –por no decir, el único– obstáculo para progresar en la integración euroatlántica de Macedonia, y el tema político más controvertido de los últimos tiempos dentro del país, e incluso entre la relevante diáspora macedonia en Europa, América y Australia. La cuestión puede y ciertamente debe ser ser enfocada desde una variedad de perspectivas. Una –importante, aunque quizás no sea la más decisiva– es la estrictamente jurídica: bajo presión de la Comunidad internacional, ambos países firmaron en 1995 un acuerdo interino de mutuo entendimiento1 por el que accedieron al establecimiento de relaciones diplomáticas, se puso fin al gravoso embargo griego, y se dio inicio a lo que a día de hoy es una intensísima relación comercial, de modo que la cuestión del nombre tiene en ese Acuerdo Interino –y, en términos generales, en todo el corpus que constituye el Derecho Internacional– una de las claves para su resolución. Elemento clave en ese acuerdo sería el de la utilización provisional del nombre de «Antigua República Yugoslava de Macedonia» (FYROM, si utilizamos las siglas inglesas, ARYM en el caso menos frecuente de utilizar las siglas en español) para todo lo relativo a las relaciones bilaterales entre ambos Estados, y la apertura de un proceso negociador entre ambas partes para la búsqueda de una solución satisfactoria, global y permanente al conflicto, que a fecha de hoy sigue sin haberse alcanzado (ICG, 2011).2 1 El Acuerdo puede consultarse en «Greece and the Former Yugoslav Republic of Macedonia: Interim Accord (with relating letters and translations of the Interim Accord in the languages of the Contracting Parts). Firmado en Nueva York el 13 de septiembre 1995 (en línea en http://untreaty.un.org/ unts/120001_144071/6/3/00004456.pdf,). Consultado el 1 de junio de 2011 2 A día de hoy Macedonia se haya reconocida por su nombre constitucional («República de Macedonia») por 131 países –los últimos en hacerlo, en enero de 2011, han sido Bolivia y Zimbawe–, mientras que una veintena la han reconocido bajo el nombre de «Antigua República Yugoslava de Macedonia», y que es también la denominación con la que la nueva República fue admitida en Naciones Unidas, y la que utiliza en sus relaciones con la Unión Europea. Entre los países que han reconocido a Macedonia con su nombre constitucional se hallan cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (EE.UU, Rusia, el Reino Unido y China), todas las antiguas Repúblicas de Yugoslavia y todos los vecinos de Macedonia (salvo Grecia)

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Otra –que quizás la más relevante de todas–, es la que tiene que ver con el Derecho europeo. Si la disputa greco-macedonia por el nombre reviste a día de hoy una importancia crucial para la República de Macedonia no es tanto porque constituya un escollo insalvable en las relaciones greco-macedonias, sino sobre todo por haberse convertido –en una más que probable vulneración, por cierto, de lo convenido en el artículo 11 del Acuerdo Interino– 3 en un obstáculo hasta ahora insalvable para la inserción del país en varios relevantes foros internacionales de los que Grecia forma ya parte y respecto de los cuales dispone de una mayor o menor capacidad de veto, entre los que destacan de forma singular la Unión Europea y la OTAN. Como quedó acreditado, en lo que hace a la Alianza Atlántica, con ocasión de las dos últimas Cumbres de abril de 2008 en Bucarest (en la que se invitó a Croacia y a Albania, pero no a Macedonia, a sumarse a la Alianza), y de noviembre de 2010 en Lisboa; y por lo que hace a la Unión Europea, con ocasión del Consejo Europeo de Bruselas del 11 de diciembre de 2009, al que Macedonia acudió avalada por un informe de la Comisión en el que se recomendaba la apertura de negociaciones y pertrechada por el 2009 Enlargement Strategy Paper en el que se recomendaba alejar del proceso de ampliación los contenciosos bilaterales entre los Estados, pero del que salió sin haber alcanzado el objetivo de desbloquear su proceso de adhesión. Y, por fin, una tercera perspectiva sería la que trataría de poner la disputa greco-macedonia por el nombre en una perspectiva comparada, que permita si no una mejor comprensión de la misma, sí al menos dotarnos una visión más global de cómo problemas semejantes se han abordado y se han resuelto en un pasado no demasiado lejano, que quizás pueda arrojar alguna luz sobre el modo en el que esta concreta disputa debería encarrilarse. Y es que el caso de Macedonia no es ni mucho menos el único que podriamos traer a colación, sin salir del continente europeo, al hablar de símbolos, nombres y episodios históricos comunes a más de un Estado que resultan objeto de disputa entre ambos. En un continente en el que las fronteras han cambiado tan a menudo y en el que su trazado ha dependido con más frecuencia del desenlace de los enfrentamientos bélicos y de los intereses estratégicos de las grandes potencias que de la tradición y de Motivo por el cual en noviembre de 2008 el Gobierno de Macedonia decidió llevar a Grecia ante el Tribunal Internacional de Justicia, al objeto de conseguir de éste un mandato para que «de manera inmediata Grecia tome todas las medidas necesarias para cumplir con sus obligaciones al amparo del Artículo 11, párrafo 1º del Acuerdo Interino y cese y desista de objetar de cualquier manera, tanto directa como indirectamente, a la pertenencia [de Macedonia] a la Organización de Tratado del Atlántico Norte y/o a cualquier otra ‘organización o institución internacional, multilateral o regional’ de la que [Grecia] sea miembro en circunstancias en las que [Macedonia] sea referida con la denominación prevista en el párrafo 2º de la Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas nº 817 (1993)» (Vid. «Press Release. Skopje, 17 November 2008: Macedonia Files NATO Membership Case at the International Court of Justice», on-line en www.mfa.gov.mk). El caso se halla aun pendiente de resolución. 3

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la voluntad de las personas afectadas, no es extraño encontrar territorios dotados de una identidad cultural diferenciada divididos políticamente entre dos o más Estados. Centrándonos de entrada en los casos que más similitudes presentan en su fundamento con el actual diferendo entre Grecia y Macedonia a cuenta del nombre de este último Estado, son al menos otros tres los casos que merecerían ser analizados. Si bien desde el primer momento ya es posible señalar que por muchas que puedan ser las similitudes entre estos casos y el diferendo greco-macedonio, en ninguno de ellos nos vamos a encontrar ni con posicionamientos tan radicales y tan inflexibles como los que el Gobierno de Atenas lleva sosteniendo desde hace casi dos décadas, ni con consecuencias tan perjudiciales para la plena inserción internacional del Estado de más reciente aparición como las que desde su mismo nacimiento está sufriendo Macedonia ni, por ende, con un riesgo tan evidente para la estabilidad de la región en cuestión como el que se está produciendo a día de hoy en los Balcanes. Nos referimos a los casos de Irlanda, de Moldavia, y de Luxemburgo.

Irlanda, Moldavia y Luxemburgo: distantes, pero no tan distintos Sometida a dominación británica desde 1603, y formalmente incorporada al Reino Unido en virtud del Acta de Unión de 1801, Irlanda no cesó de reclamar con insistencia bien su derecho al autogobierno («Home Rule») en el marco de las leyes británicas, bien la independencia total de la isla (véanse Bew, 1987 y English, 2008). Pero cuando tras una larga lucha ésta llegó en 1921, los nacionalistas irlandeses tuvieron que aceptar el hecho consumado de que el tratado Anglo-Irlandés por el que se daba lugar a la creación del nuevo Estado Libre de Irlanda incluyera una cláusula en virtud de la cual los seis condados del noroeste de la isla en los que la presencia inglesa y el arraigo del protestantismo había sido más intensos constituirían una entidad autónoma dentro del nuevo Estado, y podrían abandonarlo para permanecer integrados en el Reino Unido si asi lo deseaban. La inmediata activación de esta cláusula supondría la efectiva partición de la isla (véanse Hennessey, 1998; Bew, 1998 y Fraser, 1999), partición que pese al gradual acercamiento experimentado entre Irlanda y el Reino Unido a partir de los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 (véanse McGarry, 2001 y Bew, 2008) y a la existencia ya de múltiples competencias ejercidas conjunta o coordinadamente por las autoridades de Dublín y de Belfast, sigue siendo una realidad. Durante todo este tiempo Gran Bretaña nunca ha dejado de hacer ostentación de su presencia pasada y presente en Irlanda: aunque la población norirlandesa apenas sume el 3% de la del Reino Unido, éste sigue denominándose formalmente «The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland», y sigue ostentado en su escudo de armas el arpa que simboliza a Irlanda. Sin embargo, sólo en los últimos tiempos ha acce-

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dido a devolver a Irlanda del Norte el sustancial grado de autogobierno del que disfrutó entre 1921 y 1972, que en todo caso ha estado condicionado al efectivo cese de la violencia y a la colaboración entre católicos y protestantes. Por su parte, hasta su reforma en 1999, la República de Irlanda mantuvo en su Constitución un artículo, el segundo, que proclamaba que «the national territory consists of the whole island of Ireland»4, y otro, el tercero, en el que se reconocía –aunque solo fuese para suspender su efectividad– «the right of the Parliament and Government established by this Constitution to exercise jurisdiction over the whole of that territory»5, disposiciones que aunque hayan quedado sustituídas por una nueva redacción en la que se alude a la pacífica y democrática incorporación del Ulster a la República6 avalan la tesis de que la unificación de la isla bajo un mismo gobierno ha sido y seguirá siendo una de las más irrenunciables aspiraciones del Gobierno y de la ciudadanía de Irlanda. Salta a la vista que las razones por las cuales los Gobiernos de Londres y Dublín podrían poner fin a sus excelentes relaciones para embarcarse en una interminable disputa a cuenta de símbolos, nombres y legados de la historia trascienden la anécdota con la que abriamos estas lineas, y –en todo caso– superan con creces las que, en el otro extremo del continente, puedan tener planteadas Atenas y Skopje (Para una vision global de este conflicto, Shea, 2008). El paralelismo puede parecer forzado, habida cuenta de las diferencias de todo orden que existen entre uno y otro caso. Pero si nos circunscribimos a los hechos descubriremos que igual que la República de Macedonia, la República de Irlanda se ha venido presentando ante la Comunidad internacional con un nombre que a simple vista podría dar a entender que es el Estado que engloba a la totalidad del pueblo irlandés, cuando del mismo modo que la República de Macedonia se halla asen«El territorio nacional consiste en toda la isla de Irlanda» «El derecho del Parlamento y el Gobierno establecido por la Constitución a ejercer la jurisdicción sobre el conjunto de ese territorio» 6 El Gobierno irlandés, obligado por los Acuerdos de Viernes Santo, sometió a referendum la reforma de los artículos 2 y 3 de la Constitución de 1937. La Decimonovena reforma de la Constitución irlandesa fue aprobada en junio de 1998, entrando en vigor el 2 de diciembre de 1999. La nueva redacción del Artículo 2 proclama ahora «the entitlement and birthright of every person born in the island of Ireland, which includes its islands and seas, to be part of the Irish Nation», mientras que el nuevo Artículo 3 establece que «It is the firm will of the Irish Nation, in harmony and friendship, to unite all the people who share the territory of the island of Ireland, in all the diversity of their identities and traditions, recognising that a united Ireland shall be brought about only by peaceful means with the consent of a majority of the people, democratically expressed, in both jurisdictions in the island.» De este modo, y a pesar de las apelaciones al uso de medios pacíficos democráticos en un ambiente de «armonía y amistad», el objetivo de la reunificación de la isla bajo un mismo gobierno sigue claramente presente en la Constitución irlandesa. Véase «The devolution of Ulster: After a long struggle, Ireland’s claim to the North passes peacefully away», en The Independent of 03.12.1999 (en www.independent.co.uk.). Consultado el 1 de junio de 2011. 4 5

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tada sobre una parte tan solo, y no sobre la totalidad, del territorio que históricamente se ha venido identificando con el nombre de Macedonia, mientras que el resto del mismo se encuentra integrado políticamente en Grecia y –en menor medida– en Bulgaria (sobre la partición de la Macedonia histórica en 1913, Steppan, 2009 y Poulton, 2000: 48-78), también la República de Irlanda se encuentra asentada sobre una parte tan solo, aunque esta sea en términos relativos mucho mayor, del territorio que históricamente se ha conocido como Irlanda, y que queda perfectamente determinado por el perfil geográfico de la isla esmeralda y de sus islas aledañas, mientras que el resto del mismo sigue formando parte del Reino Unido, constituyendo en su seno un territorio política y administrativamente autónomo al que conocemos como Irlanda del Norte. 7 Pero lo cierto es que ni la efectiva la división de la isla, ni la recurrencia de las apelaciones por parte del Gobierno de Dublín a la necesidad de su reunificación, ni la más reciente reconstitución de las instituciones de autogobierno en Irlanda del Norte han sido jamás obstáculo para que el Reino Unido haya aceptado sin titubeos de ningún tipo la utilización del nombre de Irlanda, primero por parte del Irish Free State que desde 1921 se estableció sobre los 26 condados del sur de la isla, y desde 1949 por la República de Irlanda que le sucedió. La materialización del deseo de una parte de los irlandeses de integrarse en una entidad política separada de Reino Unido se ha traducido en los últimos noventa años en la simultánea existencia de un Estado independiente y soberano que lleva el nombre de Irlanda, y de un territorio intermitente y limitadamente autónomo bajo soberanía británica, denominado Irlanda del Norte. Una posición tan razonable como pragmática, que revela cómo dos democracias maduras y bien consolidadas pueden ser capaces de asumir con normalidad el hecho y las consecuencias de compartir un pasado común –que en el caso de Irlanda y el Reino Unido se extendió durante varios siglos, por más que desde hace nueve décadas ambos países sean dos Estados independientes cuyas múltiples, intensas, y estrechas relaciones se rigen sobre la base de la igualdad, el respeto a la soberanía, y la no interferencia en los asuntos internos del otro 7 Debería señalarse que, a diferencia de lo que sucede con Irlanda del Norte y con otras regiones europeas que serán mencionadas en las páginas que siguen, la Macedonia griega no constituye un territorio autonomo dentro del Estado heleno y, en consecuencia, no posee una constitución, ni un estatuto de autonomía, ni instituciones de autogobierno propias. De hecho, ni siquiera constituye una subdivisión administrativa griega: como consecuencia de la reforma administrativa de 1987, la región fue dividida en dos «periferias», denominadas «Macedonia Occidental» y «Macedonia Central», al tiempo que una tercera porción de este territorio quedaba integrada en una tercera «periferia» en la que se englobó también la región de Tracia –la más oriental del país, lindante con Turquía– y que se denomina «Macedonia Oriental y Tracia». Tras su sustitución como unidades administrativas de primer nivel por las nuevas «periferias», macedonia y las otras ocho regiones históricas de Grecia dejaron de ser unidades político-administrativas autónomas, si bien siguen siendo objeto de referencia habitual en contextos no oficiales y en el lenguaje coloquial (véanse al respecto Hlepas, 2003 y Spilitopoulos, 2001: 61 y ss).

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país– pero que sin embargo se halla en las antípodas de la que desde 1991 viene adoptando el Gobierno heleno en relación con la República de Macedonia. La República de Moldavia («Republica Moldova», en su lengua propia) declaró su independencia de la Unión Soviética el 27 de agosto de 1991 –curiosamente, sólo dos semanas antes de que lo hiciera Macedonia– dotando de la condición de Estado independiente y soberano al territorio que hasta ese momento había conformado la República Socialista Soviética de Moldavia. Como es sabido, en los tiempos de la Unión Soviética las transferencias de territorios entre unas repúblicas y otras no fueron infrecuentes, y al llevarlas a cabo las consideraciones históricas y étnicas ocuparon siempre un lugar secundario respecto de los intereses del Partido y del Estado. Y como también es sabido, la disolución de la URSS y la aparición en su lugar de las quince nuevas repúblicas exsoviéticas que le sucedieron se llevó a cabo sin que se produjeran alteraciones ni transferencias de territorios entre ellas, y por supuesto sin que se plantease siquiera la posibilidad de devolver a otros Estados de la Europa Central los territorios ocupados por la Unión Soviética tras la II Guerra Mundial. Por todos esos motivos, el territorio sobre el que desde 1991 se ha venido asentando la República de Moldavia –exactamente coincidente con el de su predecesora, la SSR de Moldavia– y que básicamente comprende el territorio que se ubica entre los ríos Prut y Dniester, más una estrecha franja de terreno al este de este último río, denominada Transnistria, se encuentra perfilado más por el contenido del protocolo secreto del Pacto Ribbentrop-Molotov de 1939 y la subsiguiente decisión de las autoridades soviéticas de proceder a la creación de la SSR de Moldavia el 2 de agosto de 1940, que por el legado de la tradición histórica, la voluntad de sus ciudadanos o el perfil étnico de éstos (véanse Petrescu, 2001 y Crowther, 1997). Es por ello que la República de Moldavia se asienta sobre la parte de la Moldavia histórica ubicada al este del Prut y conocida como Besarabia, con capital en Chisinau, a la que ya en el momento de su creación se le amputaron la parte más meridional, lindante con el Mar Negro y conocida como Budjak, y la más septentrional, el Oblast de Chernivtsi, que le fueron otorgadas a la SSR de Ucrania; territorio al que en cambio se le sumó la citada franja de terreno situada al este del Dniester, Transnistria, con capital en Tiraspol. El resto de la Moldavia histórica siguió formando parte integral de Rumania, a la que pertenece la mayor parte de la región, y con ella sus ciudades más importantes –entre ellas Iasi, Bacau o Botosani– mientras que Ucrania se hizo también con una pequeña franja de territorio en el confín más septentrional de la región llamada Bucovina (véanse King, 2000 y Mitrasca, 2003). Lo más llamativo del asunto –al menos, desde la perspectiva que ahora nos ocupa– tiene que ver con la cuestión de los nombres. Y es que el nuevo Estado optó por seguirse denominando Moldavia a pesar de que la porción –en torno al 90%– de su territorio que se halla ubicado entre los ríos Prut y Dniéster representa menos de la mitad

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del del histórico Principado de Moldavia; a pesar también de que el mismo ha sido reiteradamente conocido a lo largo de la historia no con el nombre de Moldavia o de Moldavia Oriental, sino con el de Besarabia (Basarabia en rumano; Bessarabiya, en ruso)8; y a pesar, por fin, de que el 10% restante se asienta sobre una franja de territorio –el situado más allá del Dniéster– que jamás formó parte de Moldavia histórica y al que sólo empezó a aplicársele esa denominación cuando en 1924, integrada Besarabia en la Gran Rumania, las autoridades de Moscú replicaron con la creación de una República Socialista Soviética Autónoma Moldava sobre una serie de once distritos, pertenecientes hasta entonces a Ucrania, y habitados mayoritariamente por ucranianos, ubicados al este de Dniéster. Lo que este minucioso excursus histórico permite concluir es que si cuando en 1991 Moldavia se independizó de la Unión Soviética las autoridades de Bucarest hubieran querido asumir las posiciones adoptadas por Atenas con ocasión de la independencia de Macedonia respecto de la Federación Yugoslava, habrían contado con motivos más que sobrados para haberlo hecho. Como Macedonia, también Moldavia retuvo la denominación heredada del régimen anterior, manteniendo como nombre del nuevo Estado el que lo había venido identificando en tanto que República de una Federación; y, como Macedonia, también Moldavia hizo suyo un término aplicado a lo largo de la Historia a un territorio que no coincidía por entero con el suyo, y parte relevante del cual se hallaba bajo soberanía de otro Estado.9 Sin embargo éste no fue el caso: Rumanía fue el primer país del mundo en reconocer a Moldavia –de hecho, en cuestión de horas– tras su declaración de independencia, y pese a las muchas diferencias entre ambos países, nunca ha puesto el más mínimo obstáculo a su rápido acceso cuantos foros internacionales ha querido adherirse, de modo que Moldavia entró a formar parte de la OSCE el 30 de enero de 1992, apenas cinco meses después de su independencia; ingresó en Naciones Uni8 «Besarabia» fue el nombre utilizado cuando el Imperio Otomano, del que eran vasallos los Príncipes de Moldavia, decidió dividir este territorio y cederlo a la Rusia de los zares bajo los términos fijados en el Tratado de Bucarest y como compensación por las pérdidas sufridas con ocasión de la Guerra Ruso-Turca de 1806-1812; éste fue también el nombre por el que se le conoció durante los siguientes cien años de dominio ruso (Besarabia oblast entre 1812 y 1871; y Guberniya de Besarabia, entre 1871 y 1917); y éste fue también el nombre adoptado el 11 de mayo de 1919 por la nueva República Socialista Soviética de Besarabia, constituída en esa fecha como parte integral, aunque autónoma, de la Rusia Soviética. 9 ... Y todo, a pesar del hecho de que –como se ha apuntado ya– el nombre de Besarabia, recurrentemente utilizado a lo largo de la historia para referirse a esa region, estuviera perfectamente disponible. Justo al contrario de lo que sucede en el caso de la República de Macedonia, cuyos ciudadanos se consideran macedonios, llamas macedonio a la lengua que hablan, y habitan un territorio que nunca –al menos, no en los tiempos más recientes– ha sido llamado de otra manera, y ciertamente nunca lo ha sido de ninguna de las formas –«República de Skopje», «República del Vardar», «Eslavomacedonia», «Macedonia Vardar», «Macedonia (Skopje)», o «Nueva Macedonia»– que han sido puestas sobre la mesa a modo de soluciones de compromiso durante las negociaciones con Atenas.

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das el 2 de marzo de 1992, se incorporó a la Partnership for Peace de la OTAN en 1994, y fue el primer Estado de la antigua Unión Soviética en entrar a formar parte del Consejo de Europa, el 29 de junio de 1995 –naturamente, haciendo uso en todos los casos de su nombre constitucional (Lewis, 2004).10 Cabe concluir, pues que el innegable paralelismo entre los casos de Moldavia y Macedonia no se ha compadecido con una idéntica aproximación a los mismos por parte de sus Gobiernos vecinos de Rumania y Grecia. El tercer y último caso de un Estado europeo que ha venido utilizando para si la denominación tradicionalmente otorgada a una región histórica, a pesar de estar asentado sobre un territorio que solo en parte coincide con el de ésta, y de que la misma denominación es también la propia de una región administrativa de otro Estado, es el de Luxemburgo (véanse Calmes, 1989 y Reid, 2005). Miembro fundador de Naciones Unidas, de la OTAN y de la Unión Europea, así como sede de varias relevantes instituciones de la Unión, los orígenes de Luxemburgo se remontan hasta el siglo X, aunque no fue hasta los Tratados de Londres de 1839 y 1867 que su independencia fue confirmada por las grandes potencias europeas, y hasta 1890 que la unión personal con Holanda por la que desde los tiempos del Congreso de Viena ambos paises habían venido compartiendo soberano quedó disuelta, y Luxemburgo devino inequívocamente independiente. Sea como fuere, el territorio del actual Gran Ducado engloba menos de una tercera parte del territorio histórico de Luxemburgo, que a lo largo de su historia hubo de sufrir tres particiones. En virtud de la primera, acordada entre España y Francia en el Tratado de los Pirineos, dos porciones del territorio luxemburgués situadas al sur y al oeste del actual Gran Ducado fueron cedidas en 1659 a Francia; en virtud de la segunda, salida del Congreso de Viena, otra porción de territorio ubicada al este del actual Gran Ducado hubo de ser entregada en 1815 a Prusia y forma ahora parte de Alemania; y como consecuencia de la tercera y más decisiva de las particiones de Luxemburgo, otra porción de su territorio, situado al este del actual Gran Ducado y habitada por francófonos, resultó incorporada a Bélgica en 1839, en los términos que ocho años antes había prescrito el Tratado de Londres. Como consecuencia de esta última partición, Luxemburgo perdió el equivalente al 65% de su territorio de aquellos momentos, y aproximadamente la mitad de su población, cifrada en 350.000 habitantes (Calmes, 1989: 316). A la postre, la mayor parte de estas tierras –junto con el Ducado de Bouillon– acabarían 10 A modo de contraste, aunque Macedonia declaró su independencia apenas dos semanas más tarde que Moldova, no ingresó en Naciones Unidas hasta el 8 de abril de 1993, mientras que su incorporación a la OSCE y al Consejo de Europa hubo de esperar, respectivamente, hasta el 12 de octubre y el 9 de noviembre de 1995, respectivamente.

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conformando la que en la actualidad es la mayor y la más meridional de las provincias del Bélgica y de la región de Valonia, que naturalmente lleva el nombre de Luxemburgo. Es evidente que el caso de Luxemburgo presenta perfiles muy distintos a los de Moldavia y Macedonia. De entrada, aquí no nos encontramos –como en el caso de Macedonia, y en el ya visto de Moldavia– con el inesperado surgimiento de un nuevo Estado soberano sobre una parte de un territorio histórico dividido hasta ese momento entre otras potencias, sino con la amputación de una parte de un Estado ya existente –Luxemburgo– por parte de otro –Bélgica– y con el consentimiento de un tercero –Holanda– que a cambio de ello vió reconocida su capacidad de influencia sobre lo que quedaba de él. Dadas las circunstancias, y aun dando por supuesto que que los parámetros con los que la Comunidad internacional se gobernaba a comienzos del siglo XIX no sean, por fortuna, los prevalentes a comienzos del siglo XXI, habría rayado lo esperpéntico que Bélgica hubiera reclamado para si un uso exclusivo del término «Luxemburgo», o hubiera exigido al Gran Ducado la utilización en adelante de un nuevo nombre del tipo de «Luxemburgo Oriental», o «Neerlandoluxemburgo» que evitase las confusiones entre el Luxemburgo belga y el Luxemburgo entonces bajo influencia holandesa y hoy independiente. Lo relevante, no obstante, es que esa cuestión carece en la actualidad de la más mínima relevancia en las fluidas relaciones entre ambos vecinos, de modo que Luxemburgo asume con entera naturalidad que al otro lado de su frontera occidental las instituciones de una provincia belga utilicen los mismos colores y (en sus elementos esenciales) el mismo escudo de armas que el Gran Ducado, con la misma naturalidad con la que Bélgica asume la existencia en su frontera oriental de un país que se denomina igual que una de sus provincias, y que a nivel internacional sea el Gran Ducado, y no esta provincia, la única entidad política reconocida con el nombre propio de Luxemburgo y admitida en los correspondientes foros multilaterales. De nuevo, la relativa similitud entre los casos de Luxemburgo en relación con Bélgica y de Macedonia en relación con Grecia no se ha traducido en posicionamientos de similar naturaleza, sino todo lo contrario, por parte estos dos últimos Estados.

Con los mismos nombres, pero en distintos estados Hasta aquí los casos en los que en el continente europeo la coincidencia en la denominación concierne, de una parte, a un Estado soberano y, de otra, una unidad administrativa subnacional perteneciente a otro Estado, como consecuencia de hallarse ambos asentados sobre sendas partes de una misma región histórica. Casos en los que como hemos podido comprobar, y con la única salvedad del que afecta a Macedonia, la tónica general ha sido la de la plena aceptación del derecho de cada una de las partes implicadas a usar

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el término que mejor le identificase como pueblo, con independencia de que el mismo fuera a dar nombre a un Estado soberano o a una unidad territorial, autónoma o no, de rango inferior y de que como consecuencia de lo anterior uno gozase de mayor proyección internacional que el otro. Pero si a este listado sumásemos los casos en los que la compartición de un nombre –y, por regla general, también de los símbolos que historicamente lo han representado– se ha planteado entre unidades territoriales de ámbito subestatal pertenecientes a distintos países nos toparíamos, aun sin salir del marco europeo, con una nómina de casos considerablemente mayor que la hasta ahora vista. Y es que, en efecto, no son infrecuentes los casos en los que una region histórica, habiendo quedado repartida entre dos o más estados, ha acabado dando lugar a la conformación de regiones, provincias, o distritos con idéntica denominación a ambos lados de la referida divisoria. Un apretado listado de estos casos nos ayudará a situarnos (para una visión más completa del problema, consúltense Minahan, 1996, 2000 y 2002; Thornberry y Bruce-Mitford, 1990; Pan y Pfeil, 2000, 2002, 2006; y Skutsch, 2005): ––

Brabante. Establecido ya en el siglo XII, y dividido en dos mitades ya desde los tiempos de la Paz de Westfalia (Arblaster, 2006: 127-132), el histórico Ducado de Brabante se halla en la actualidad repartido entre los Países Bajos y Bélgica. El Brabante del Norte (Noord-Brabant) es una provincia de los Países Bajos, mientras que el Brabante del Sur, en Bélgica, fue dividido en 1995 en tres partes, para crear la provincia francófona del Brabante Valón (Brabant wallon), la neerlandófona del Brabante Flamenco (Vlaams-Brabant), y la región de Bruselas Capital, bilingüe. Aunque su denominación no lo explicite, la provincia belga de Amberes se halla igualmente asentada sobre territorio del antiguo Condado de Brabante.

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Carintia y Estiria. Como consecuencia del reparto del antiguo Ducado de Estiria entre Austria y Yugoslavia en 1918, la parte mayoritariamente germanófona de este territorio (Steiermark, en alemán), con capital en Graz, permaneció adscrita a Austria, donde es el segundo mayor Bundesland del país; mientras que su parte más meridional, eslavófona (Štajerska, en esloveno), con capital en Maribor, forma parte ahora de Eslovenia, donde aun sin poseer ningún estatus administrativo concreto es considerado uno de sus territorios históricos. Idéntica situación sería la de Carintia, mayoritariamente englobada en el Bundesland austriaco de ese nombre (Kärnten, en alemán) con capital en Klagenfurth, y un pequeño enclave en Eslovenia (Koroška, en esloveno) (véanse Stenner, 1997; Bogataj, 2008 y Hausenblas, 2000).

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Subcarpatia es una de las dieciseis provincias (Województwo Podkarpackie) en las que se halla dividida Polonia, con capital en Rzeszów; mientras que Transcarpa-

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tia es una de las 24 provincias (Zakarpats’ka oblast’) en las que se divide la vecina Ucrania, cuyo centro administrativo se halla en Uzhhorod. La diferencia terminológica –debida únicamente a la perspectiva desde la que se mire la región, que está más allá de los Cárpatos si se la divisa desde el este, y antes de llegar a ellos, si se la mira desde el oeste– revela que se trata de dos porciones –tres, si se suma el Oblast de Lviv– de la Rutenia Subcarpática, que a lo largo del pasado siglo osciló y/o se repartió entre Hungría, Checoslovaquia, Eslovaquia, Polonia, la URSS y Ucrania, sin faltar una frustrada declaración de independencia en 1939 (véanse Shandor, 1997; y Magosci, 1978). ––

Karelia. Cedida en su mayor parte a la Unión Soviética como consecuencia del tratado de Paz de Moscú, suscrito entre este país y Finlandia para poner fin a la Guerra de Invierno, la República de Karelia (Respublika Kareliya) es desde 1991 uno de los sujetos de la Federación Rusa, si bien dos pequeñas porciones de este territorio que permanecieron en manos finlandesas constituyen las regiones (maakunta) de Karelia del Norte (Pohjois-Karjala) y Karelia del Sur (Etelä-Karjala) (véanse Kurs y Taagepera, 1999; y Eskelinen, Oksa y Austin, 1994).

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Limburgo. Con capital en Maastricht, Limburgo (Limburg) es la provincia más meridional de los Países Bajos, literalmente encajonada entre los territorios de Alemania al este, y Bélgica al oeste. Pero es también el nombre con el que se conoce a la provincia más oriental de Flandes, en Bélgica. La división entre el Limburgo Holandés y el Belga data de 1839 (Véanse Arblaster, 2006: 178-181; y Witte, Craeybeckx y Meynen, 2010).

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Pomerania. Repartida entre Alemania y Polonia como consecuencia de los cambios fronterizos que siguieron a la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial, la Pomerania histórica se halla en la actualidad subdividida en cuatro regiones: la Antepomerania, entre los ríos Recknitz y Oder–Neisse, forma parte del Land de Mecklenburg-Vorpommern en Alemania, mientras que ya en Polonia los territorios entre el Oder–Neisse y el Słupia conforman la voivodía de Pomerania Occidental (Zachodniopomorskie), y los ubicados entre el Słupia y el Vistula, se reparten entre las voivodias de Pomerania (Pomorskie) y Kujawsko-Pomorskie. Desde 1995 existe una eurorregión Pomerania, en la que también se hallan integrados territorios de Suecia (véanse Piskorski, 1999: 305-423, y Buchholz, 1999. Para un análisis global del nuevo trazado de las fronteras entre Alemania, Polonia, la URSS y Checoslovaquia tras la II Guerra Mundial y sus consecuencias, consúltese Ther y Siljak, 2001).

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Silesia. Adscrita mayoritariamente a Polonia también como consecuencia de la derrota alemana en 1945, una pequeña parte del territorio de la Silesia histórica

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forma no obstante parte de la República Checa, y otra permaneció en la propia Alemania. Es por ello que junto con las provincias (województwo) polacas de Silesia (śląskie) y Baja Silesia (Dolnośląskie), con capital respectivamente en Katowice y, existe en la República Checa una Región Silesio-Morava (Moravskoslezský kraj), con capital en Ostrava (véanse Bartosz y Hofbauer, 2000; Bahlcke y Rogall, 2000; y Ther y Siljak, 2001). ––

Tirol. Dividido entre Austria e Italia como consecuencia de la Primera Guerra Mundial y en los términos dictados por el Tratado de Saint Germain, la parte norte del antiguo Condado del Tirol, con capital en Insbruck, constituye uno de los Estados federados (Bundesland) de Austria, mientras que la parte sur se dividió básicamente entre las provincias italianas del Tirol del Sur (en aleman; Südtirol; en italiano: Alto Adige) y Trentino, que desde 1946 conforman una región autónoma de estatuto especial, ahora denominada Trentino-Alto Adige/Südtirol. Desde 1996 existe una Eurorregion Tirol-Tirol del Sur-Trentino (en alemán: Europaregion Tirol-Südtirol-Trentino; en italiano: Euregio Tirolo-Alto Adige-Trentino) (Véase Steininger, 2009 y Magliana, 2000).

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Ulster. Los seis condados del noroeste de Irlanda que como consecuencia del Tratado Anglo Irlandés de 1921 vieron reconocido su derecho a permanecer sujetos a la Corona británica abarcaban la mayor parte, pero no la totalidad, de la provincia irlandesa del Ulster. Dado que los tres condados restantes –Cavan, Donegal y Monaghan– se unieron a la nueva Irlanda independiente, el término Ulster sirve para referirse a estos tres condados de la República de Irlanda, pero también es utilizado coloquialmente como sinónimo de «Irlanda del Norte».

Comunistas o capitalistas, pero en todo caso alemanes Puestos a cerrar el elenco de casos que es preciso traer a colación para poner el diferendo greco-macedonio en su debido contexto, sería menester referirse a aquellos en los que la coincidencia en el uso de un nombre ha afectado no a un Estado soberano y a una unidad administrativa subnacional perteneciente a otro Estado, o a dos de estas unidades, sino a sendos Estados soberanos. La división en dos Estados de una misma comunidad política como consecuencia de la elección por, o la imposición sobre, distintas partes de la misma de Gobiernos de signos políticos opuestos y de alineamientos internacionales enfrentados ha sido uno de los fenómenos más dramáticos de los años de la Guerra Fría, y constituye aun hoy uno de sus más tristes legados.11 Circunscribiéndonos, como he11 Dejando de lado los numerosos casos de particiones de Estados como consecuencia del ejercicio del derecho de autodeterminación por parte de alguna o algunas de sus etnias constitutivas, los casos en los que la

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mos venido haciedo hasta ahora, a ejemplos estrictamente europeos, el único que cabe traer a colación es el de Alemania. Las circunstancias políticas que provocaron la división de Alemania en 1949, y las que hicieron posible su reunificación en 1990 son sobradamente conocidas, y no precisan ser explicitadas aquí (véase Kupferberg, 2002 y Pritchard, 2004). Lo que si que importa es señalar, en cambio, es que ni cuando en mayo de 1949 se constituyó sobre la parte de Alemania ocupada por franceses, británicos y estadounidenses la República Federal de Alemania (Bundesrepublik Deutschland, o RFA), ni cuando meses más tarde se produjo el establecimiento de la República Democrática Alemana (Deutsche Demokratische Republik, RDA, o más coloquialmente «Alemania del Este») en la zona de ocupación soviética, ni en ningún otro momento del poco más de medio siglo que duró la división de Alemania en dos estados, la germanidad de ninguno de esos dos Estados fue cuestionada por las autoridades del otro. Pese a que la unificación de Alemania databa de menos de un siglo atrás, y de que no habría sido demasiado difícil resucitar viejos localismos que dieran a la partición de Alemania una aparente fundamentación étnica o histórica, ambas partes insistieron en su irrenunciable germanidad, y en que las razones para el surgimiento en suelo aleman de dos Estados diferentes no eran sino de carácter ideológico, fruto de la –supuesta– voluntad de los alemanes del Este de construir una sociedad socialista en estrecha colaboración con los aliados soviéticos, y de la voluntad de los alemanes del oeste de seguir por la senda de la democracia liberal, la economía de mercado, y el acercamiento a occidente. Por parte de la RDA las referencias a su condición de «otro Estado alemán», y las apelaciones a su condición de socialista como causa justificativa última de su existencia, fueron constantes. En el caso de la RFA, el reconocimiento de la germanidad de los territorios que componían la RDA estuvo incluso recogida en su Ley Fundamental, cuyo artículo 23, a través de cuya aplicación se hizo posible la Unidad de Alemania, reconocía expresamente el derecho de los Länder germanoorientales de incor-

división de un Estado ha obedecido a criterios estrictamente políticos y, en consecuencia, han dado lugar a la aparición de dos Estados separados sobre sendas porciones de un mismo pueblo y a la comparticion entre los dos del nombre con el que ese pueblo se había venido identificando, se elevan a cinco: Corea, dividida entre la República de Corea (o «Corea del Sur») y la República Democrática Popular de Corea (o «Corea del Norte») desde 1947; China, dividida entre la República de China (más comúnmente conocida como Taiwán) y la República Popular China desde 1949; Vietnam, dividido entre la República de Vietnam (o «Vietnam del Sur») y la República Socialista de Vietnam (o «Vietnam del Norte») entre 1954 y 1975; Yemen, dividido entre la República Democrática Popular de Yemen (o «Yemen del Sur») y la República Árabe del Yemen (o «Yemen del Norte») entre 1962 y 1990; y, naturalmente, Alemania. Sería discutible la inclusión en esta categoría del recientísimo caso de Sudán, que desde el 9 de julio de 2011 se halla fragmentado en dos Estados: la República del Sudán, con capital en Jartum, y la República secesionista del Sudán del Sur, con capital en Juba (sobre la elección de nombre por parte de este último Estado, véase Kron, 2011).

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porarse al orden constitucional de la República Federal en el momento en que dispusieran de libertad para hacerlo, implícitamente reconociendo su esencial germanidad. En base a ello no sería de extrañar ambos países eligieran como símbolo la tricolor negra, roja y dorada adoptada por primera vez en 1848 y recuperada por la República de Weimar en 1919, y que ambos optaron por incluir el término «Alemania» en su denominación –en ambos casos, eso sí, complementándolo con la inclusión del adjetivo «Federal» en un caso y «Democrático» en el otro–, haciendo uso durante décadas de símbolos y denominaciones idénticos en lo sustancial y solo distintos en lo adjetivo. De nuevo, y esta vez a nivel de Estados soberanos, la utilización de un mismo nombre propio por parte de dos entidades políticas distintas –y, lo que es más, políticamente enfrentadas– se verificó sin resistencia alguna por parte de ninguna de ellas, y sin que las recurrentes y graves diferencias entre ambos Estados fundamentaran objeción alguna al reconocimiento de que pese a todo compartían una identidad y un pasado comunes.

Conclusiones: un contencioso del que nadie sale ganando El caso de las dos Alemanias, sumado al arsenal de casos que hemos traído a colación antes no hace sino confirmar, a un nivel distinto, la constatación que ya extrajimos tras analizar los casos de Irlanda, Moldavia, y Luxemburgo. Constatación que no es otra que la de que en la Europa del siglo veinte –y en algunos casos, incluso antes– cuando como consecuencia del devenir –no siempre feliz– de la historia una región histórica ha quedado fragmentada y dividida entre varios Estados, éstos han optado siempre por el pacífico reconocimiento del derecho de todas las partes implicadas a seguirse identificando con la denominación y con los símbolos tradicionales de ese territorio, con independencia de que en adelante ese nombre y esos símbolos fueran a ser los de dos Estados, los de dos entidades subestatales –llámenseles Estados federados, regiones, provincias, o distritos– o, en fin, los de un Estado soberano y una entidad subestatal perteneciente a otro Estado vecino, sin que en ningún caso haya hecho acto de presencia –ni mucho menos, haya prosperado, o haya siquiera recibido la simpatía de la Comunidad internacional– la pretensión de una de las partes implicadas de usar en exclusiva la denominación y los símbolos legados por la historia, ni mucho menos aun haya logrado imponer a la otra parte implicada la utilización generalizada o circunscrita a sus relaciones bilaterales de una denominación que le fuera ajena, o sencillamente que le resultara inaceptable. Y ello, forzoso es reconocerlo, en medio de contextos que las más de las veces han sido infinitamente más complejos y dramáticos que el que desde 1991 enmarca las relaciones entre Atenas y Skopje. Y es que ante tragedias como las de la partición de Karelia, Pomerania, Silesia o Transcarpatia, o ante conflictos tan largo tiempo enquistados

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como el del Ulster, resulta difícil justificar que Atenas y Skopje aun no hayan encontrado una solución aceptable para sus diferencias. La señalada constatación no es sino consecuencia directa de un principio tan universalmente asumido como el de que los Estados –no igual, sino con mayor motivo que los individuos–, tiene derecho a escoger de qué modo desean ser llamados. Como ha dejado dicho Reimer (1995: 359 ss.) «al tomar en consideración la capacidad de la ARYM de llamarse a si misma Macedonia, uno de encuentra cuestionando algo que siempre había estado asumido: el derecho de una nación a llamarse como le viniera en gana. Tradicionalmente, los Estados, a modo de integrantes cualificados de la escena internacional, se han venido beneficiando de lo que parece ser un derecho generalmente aceptado a la libertad de expresión. Esta capacidad de los Estados de hacer y decir lo que deseen no es el resultado de una novedosa expansión de los derechos humanos, sino más bien de la noción clásica de soberanía estatal e igualdad entre los Estados». Adicionalmente, y si el foco de atención pudiera momentáneamente pasar del Estado de Macedonia al pueblo de Macedonia, entraría igualmente en juego el derecho de autodeterminación de los pueblos, toda vez que –de nuevo en palabras de Reimer (1995) «parece que implícita en la noción de autodeterminación se halla el reconocimiento de que los pueblos pueden, como mínimo, cultivar libremente sus propias formas culturales e identitarias. De lo que se deduce que corresponde a esos pueblos determinar el contenido de su cultura y su identidad, incluyendo su nombre colectivo». En realidad, la clave del asunto se encuentra precisamente aquí. La razón última por la que las autoridades de Atenas han venido en las últimas dos décadas reclamando para si un uso exclusivo del nombre de Macedonia no obedece tanto a su deseo de preservar su nunca amenazada integridad territorial, o a su interés por que la proyección internacional de sus regiones más septentrionales no se vea ensombrecida por el siempre mayor reconocimiento que la estatalidad (de la República de Macedonia) ordinariamente proporciona, sino –como los hechos corroboran– a su sostenida política de negación de la identidad nacional de los macedonios, a los que pretende privar de su nombre colectivo después de haber censurado sus símbolos, y de someter a permanente vigilancia el modo en el que relatan su historia. La necesaria puesta en perspectiva, que hemos llevado a cabo del conflicto, sobre el nombre que desde 1991 enfrenta a Grecia con la República de Macedonia revela con claridad que la postura de Atenas no solo es contraria al sentido común, al deseo de la práctica totalidad del pueblo de la República de Macedonia, las buenas relaciones de vecindad entre dos Estados soberanos, y al Derecho Internacional, sino que se halla en abierta contradicción con la que desde hace décadas han venido manteniento en casos más o menos similares otros países europeos como Alemania, Austria, Bélgica, la República Checa, Eslovenia, Finlandia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Moldavia, Polonia, el Reino Unido, Rumania, Rusia y Ucrania, amén de entrañar una palmaria con-

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tradicción con el principio de respeto a la diversidad sobre el que se sustenta el proyecto de construcción europea del que Grecia forma ya parte, y al que a Macedonia se le deniega –paradójicamente– el acceso. A la vista de ello, parece evidente que la solución al problema no puede consistir ni en la renuncia de los macedonios de la República de Macedonia a sus señas de identidad, ni en su permanecia en una situación de aislamiento internacional que en nada ayuda a su desarrollo económico ni a su estabilidad política, sino –muy al contrario– en una inequívoca toma de postura en favor del derecho de todo Estado a decidir libremente el nombre con el que desea ser conocido por parte de las más altas instancias de la Unión Europea, de los principales socios comunitarios y de los más relevantes miembros de la Alianza Atlántica, que haga ver a Grecia lo injustificable de su posición, y los numerosos perjuicios que la misma está generando para la estabilidad de la región, para el crecimiento futuro de ambas instancias supranacionales, e incluso para los propios intereses estratégicos y comerciales de Atenas (Floudas, 2002: 11), que pasan por la rápida incorporación de los Balcanes a Europa.

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Esma Kučukalić Ibrahimović

ESMA KUČUKALIĆ IBRAHIMOVIĆ (Sarajevo, 1983) es licenciada en Periodismo (2006) y Máster en Estudios Internacionales y de la Unión Europea (2009) por la Universidad de Valencia, dentro de cuyo programa de Doctorado en Derecho y Ciencias Políticas ha llevado ya a cabo (2010) la defensa de su trabajo de investigación «La ciudadanía en Bosnia y Herzegovina. El modelo constitucional de Dayton y sus consecuencias para el funcionamiento institucional del país y los derechos de sus ciudadanos» y en el que se haya realizando su tesis doctoral en torno a los derechos de los ciudadanos en el proceso de transición de Bosnia y Herzegovina tras la firma de la paz en 1995. Como periodista, ha trabajado durante cinco años en la Las Provincias Televisión y ha realizado distintas colaboraciones con la Generalitat Valenciana así como con medios de comunicación españoles y bosnios, bien como contertulia, bien como columnista. En la actualidad trabaja como periodista freelance realizando reportajes para distintas instituciones de ámbito público y privado.

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BOSNIA Y HERZEGOVINA: UN ESTADO SIN GOBIERNO Y SIN CIUDADANOS. LA ETNIFICACIÓN DEL INDIVIDUO Y SUS CONSECUENCIAS SOBRE LA SOBERANÍA Y EL FUNCIONAMIENTO ESTATAL Esma Kučukalić Ibrahimović Resumen Buscar una solución al enrevesado conflicto institucional de Bosnia es cosa difícil. Ni la Comunidad internacional ni los políticos locales parecen llegar a consensos sobre la composición del gobierno, a pesar de la amenaza de la congelación de los presupuestos generales si la situación persiste. En medio de este caos político, los ciudadanos piden soluciones urgentes pero no tienen a quién pedírselas porque ni siquiera el Consejo de Ministros está constituido un año después de la celebración de las elecciones. Con una estructura institucional cimentada en la etnocracia como soberano constitucional -cuyas dos herramientas clave son el veto y el interés vital nacional-, el consenso es sólo una ilusión porque ningún grupo étnico está dispuesto a ceder su porción de poder. La comunidad internacional en su papel de interlocutor no parece haber dado con la fórmula para deshacer el nudo gordiano a pesar de que cuenta con los poderes de Bonn que, desde la experiencia, son la única herramienta eficaz para que el consenso prospere. Sumido en el dilema shakesperiano sobre qué hacer o dejar de hacer, el país suma días como el estado que más tiempo ha estado sin gobierno, -con su cuerpo político cobrando, todo hay que decirlo-, y suma a su vez pasos atrás en el camino hacia la integración en la Unión Europea (UE). Y qué peor castigo para sus ciudadanos que negarles la oportunidad de la entrada en la unión debido a las irresponsabilidades políticas de los que repiten en el poder tras cada legislatura. Palabras claves: Bosnia y Herzegovina, etnia, Dayton, soberanía, estado Decía un cómico que Bosnia es una democracia en la que es el ciudadano el que, a diario, se siente una minoría. Esta contradicción inimaginable en cualquier estado moderno es posible en Bosnia porque aquí no existe la ciudadanía. Los individuos de Bosnia, que no bosnios, viven en clave étnica, y dentro de esta pertenencia ven representa-

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dos intereses grupales, territoriales, históricos, pero pocas veces, por no decir ninguna –y el mejor ejemplo nos lo han dado las pasadas elecciones–1, ven sobre la palestra programas políticos dirigidos a mejorar sus condiciones de vida como personas de derecho, es decir, sus sueldos, las pensiones, o la educación.2 La falta de respeto por el ciudadano se ha ido cimentando en estos quince años de existencia de Bosnia tras la guerra. Pero el clímax del absentismo de la ciudadanía lo podemos ver claramente en la situación actual. Después de unas elecciones generales celebradas el 3 de octubre de 2010, el país sigue sin un gobierno, porque los políticos elegidos no se ponen de acuerdo en cómo constituirlo, mientras que la división interna, la de las dos entidades y sus correspondientes cantones lleva a sus gobiernos locales a la disfunción extrema sin comunicación interentitaria por la misma razón del sinconsenso. Paradójico resulta no obstante, que el amplio cuerpo de políticos desde el nivel central hasta los locales cobra sus correspondientes sueldos a pesar de la inactividad de los órganos a los que representan. En Bosnia esto es posible, sin mayores consecuencias que las de una ciudadanía imposibilitada para protestar porque nadie la representa, y perdida en la disfuncionalidad del marco territorial en el que habita. Señalar a los culpables es fácil. Para la mayoría de la opinión de Bosnia son los políticos, al igual que para los miembros de la comunidad internacional que trabajan en el país. Es una sociedad de élites políticas, cimentadas sobre una estructura étnica que lo único que hace es beneficiar a esos grupos, pero es necesario hacer un análisis de los mecanismos que le han permitido convertirse en un estrato así, para entender el meollo de la cuestión, y abordarla de la forma más justa para los ciudadanos de Bosnia y Herzegovina.

Después de las elecciones generales del pasado 3 de octubre de 2010, la entidad de la Federación de Bosnia y Herzegovina continúa sin consenso respecto de la constitución del nuevo gobierno en coalición. La problemática se traslada automáticamente al nivel estatal puesto que los presidentes de turno del país proceden de esta entidad (el croata y el bosniaco) y de la Republica Srpska (el serbio). Con un gobierno tripartito y rotatorio cada 8 meses, el acuerdo sobre la elección de los miembros del gobierno y de las cámaras parlamentarias se hace difícil. En este año sin gobierno, no se han logrado formar las cuatro asambleas parlamentarias a nivel cantonal, a través de las que se constituirá la Casa de los Pueblos de la Federación, y así, la estructura gubernamental. De hecho, la Cámara Alta de la Federación la componen 10 delegados de las asambleas cantonales. Son los encargados de elegir el gobierno entitario, al presidente y al vicepresidente. 3 En las pasadas elecciones generales del 3 de octubre de 2010, hubo una propuesta política, promovida por uno de los conductores de radio más famosos, de apodo, Batko, que aglutinó a ciudadanos de todos los estratos sociales, religiosos y étnicos, para ridiculizar la situación en el país. El partido que crearon para la candidatura al Parlamento, se denominó Skok [salto], que son las siglas de Savez Kokuza [la Unión de pordioseros] , en el que cada militante se denominaba pordiosero, y Batko era el presidente honorífico de todos ellos. La propuesta tuvo éxito en toda Bosnia, hasta que, una semana antes de las elecciones, cortaron la señal de la emisora en la que se publicitaban. Apenas hubo protestas por este acto de censura en el país, por no decir, que jamás se buscó a los culpables. 1

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Lo que surgió de Dayton El alumbramiento de la actual Bosnia tuvo lugar en Dayton, Ohio, hace ya dieciséis años, y es en este acto internacional donde hay que buscar las piezas que hoy construyen el enrevesado rompecabezas de Bosnia. El Tratado de Paz de Dayton, firmado a tres bandas entre Serbia, Croacia y la malherida Bosnia, contó con un papel protagonista del entonces Secretario de Estado de EE.UU., Warren Christopher, quien hacía de anfitrión en la ceremonia solemne de la base militar de Dayton, en la que se ponía fin a cuatro años de hostilidades de lo que curiosamente llamaron un enfrentamiento interno en Bosnia. Curiosidades aparte, el pasado aniversario de la firma de la paz ya no pudo contar con la presencia de ninguno de sus firmantes pues todos han fallecido ya. Tampoco tuvo el halo de solemnidad de los años anteriores con la congregación de los mandatarios internacionales. El balance, dieciséis años después es el de un texto cuyo original se ha perdido y cuyos artículos, o mejor dicho, la revisión de los mismos, aún siguen siendo el principal punto de debate entre los políticos locales, y una buena parte de los analistas internacionales, así como estudiosos de los Balcanes. Una rápida mirada al funcionamiento de Dayton durante estos años demuestra que al igual que la firma del mismo estuvo bajo la constante amenaza de saltar por los aires, su desarrollo no ha perdido ese carácter de inseguridad. El gran logro del texto fue frenar los enfrentamientos armados. Los firmantes se comprometieron en el mismo a regularizar sus relaciones a través de las Convenciones de Naciones Unidas, aceptaron la soberanía del prójimo y la política como el camino para resolver los malos entendidos. De hecho, en noviembre de 2002, el Parlamento de Yugoslavia ratificó el acuerdo con lo que la entonces existente República Federal de Yugoslavia, dejó claro que no tenía mayores pretensiones territoriales para con Bosnia. No obstante, son muchas las corrientes que afirman que esas pretensiones territoriales no se han olvidado del todo, y he ahí precisamente la clave de las disfunciones de Dayton. La última ceremonia solemne tuvo lugar en Dayton el año 2000.3 Cinco años después de la firma, el que fuera el artífice del acuerdo, el mandatario internacional para los Balcanes, Richard Holbrooke afirmó que el acuerdo logró frenar la guerra pero el texto contenía algunos errores, aparecidos, sobre todo, a raíz de la mala aplicación del mismo. El ex-Alto Representante de la UE para Bosnia, Paddy Ashdown, afirmó en muchas ocasiones durante su mandato que «Dayton era una solución pero no necesariamente la definitiva», y que los cambios debían surgir del propio país, mientras que su predecesor, Wolfgang Petrisch apuntó a las reformas como un condicionante para las negociaciones con la UE. 3 Los datos cronológicos como fechas y acuerdos señalados que se relatan a continuación se han extraído del artículo: «Petnaest godina nakon Dejtona» [Quince años del Acuerdo de Paz de Dayton]. (Beta:2010)

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Es precisamente desde la UE desde donde han llegado las peticiones más serias de revisión de Dayton. En el año 2004, en Estrasburgo, después de la visita a Bosnia de un grupo de enviados del Parlamento Europeo, se convocó la «Conferencia Europea Justitia Pax» en la que se concluyó la necesidad urgente de una renovación del acuerdo. En el año 2007, llegó el informe del Consejo Europeo en el que Bosnia se situaba en el lugar más alejado de la UE con respecto del resto de los países de la región. Según el entonces Alto Representante, Miroslav Lajčák, los procesos de reforma como el de la unificación de la policía y otras reformas constitucionales, absolutamente necesarias para la firma del Acuerdo de Estabilidad y anexión a la UE, estaban paralizadas por completo. El Alto Representante en la actualidad, Valentin Inzko afirmó ante el Consejo de Seguridad de la ONU en noviembre de 2010 que la situación en Bosnia era inestable por la falta de compromisos. En su discurso indicó también que la fecha previsible para la entrada de Bosnia en la Unión se debía posponer del año 2014 al 2020. Es lo que ratifica el nuevo enviado especial de la UE para Bosnia, el diplomático danés Peter Sørensen, quien en su recién estrenado cargo exige avances en la constitución del gobierno y del consejo de ministros, así como el cese de políticas hostiles para con la UE, sobre todo del bando de la entidad serbia, que en varias ocasiones ha amenazado con un referéndum sobre el acatamiento de los dictámenes europeos en el país. Las posiciones locales nada o poco han cambiado respecto de Dayton. Los líderes nacionalistas, -el serbio Milorad Dodik, el musulmán Sulejman Tihić, y el croata Dragan Čović- acordaron en el año 2008 facilitar el proceso de negociación de las reformas constitucionales proceso que sin embargo, después de las últimas elecciones nacionales no han avanzado en lo más mínimo. También han fracasado las negociaciones llevadas a cabo en el año 2009 entre los partidos políticos locales y los representantes de EE.UU. y la UE para acelerar el camino de Bosnia hacia la OTAN y la UE. La UE dejaba claro tras la ruptura de negociaciones que la única forma de aproximarse al euroclub era a través de las reformas constitucionales. Dos años después, y tras varias amenazas por parte del Consejo de Europa de eliminar la silla de Bosnia por su incapacidad de constituir un gobierno, los políticos locales nada han hecho por acelerar el camino hacia la UE. El aliciente positivo de este eje cronológico se sitúa en el año 2008, en el que Bosnia y la UE firmaron en Luxemburgo el acuerdo comercial temporal, y cuyo desenlace ha llevado al levantamiento de los visados para los ciudadanos macedonios en el año 2009, y para los bosnios en el 2010.

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Logros y fracasos de Dayton En lo que coinciden tanto sus creadores como los que viven bajo él, es que Dayton, como acuerdo de paz firmado en noviembre de 1995, después de Grbavica, Srebrenica, Banja Luka4, y un sinfín de batallas sangrientas retrasmitidas en directo, logró poner fin a las matanzas. Es más, Dayton abolió las pretensiones de victoria de cualquiera de los bandos en la guerra de Bosnia: no hubo vencedores sino que ganó una idea, la de preservar la soberanía de Bosnia y Herzegovina, y la de la permanencia de las fronteras históricas del país. Dayton logró también la internacionalización de la cuestión Bosnia, aunque esto último no lo pretendieron dos de los firmantes de ese acuerdo, Tudjman y Milosević. El presidente Izetbegović intentó internacionalizar la guerra de Bosnia desde su estallido a través de un sinfín de llamadas al respeto de los convenios internacionales de los derechos humanos, y negando la observación que apuntaba a una guerra civil en lugar de un conflicto entre países. De esta manera, en uno de sus discursos ante los ministros de asuntos exteriores de la UE, en el año 1993 (Izetbegović, 2004:337), Izetbegović apunta a lo que fue una realidad tras la firma de Dayton. «Punto uno: las fuerzas armadas, como garantes, han de estacionar sus bases en el territorio libre, bajo el control del gobierno bosnio, y punto dos: se quedarán en ese territorio incluso después de la implementación del acuerdo, hasta que el ejército de Bosnia no sea capaz de defender los territorios liberados. Presuponemos que ese periodo durará al menos cinco años. En correspondencia a sus promesas, entre las fuerzas armadas –garantes esperamos la presencia de la OTAN, junto con una presencia significativa de EE.UU. Eso es lo que le pedimos a la comunidad internacional como defensora de uno de sus miembros de Naciones Unidas, una víctima de la agresión. (…) Ante un país así, la comunidad internacional tiene responsabilidades que no puede ignorar». Dos años después de este discurso, Dayton incluía entre sus partes en acuerdo, la firma de la comunidad internacional como garante del éxito del acuerdo a través de la implementación de las Fuerzas de paz de la OTAN y de la UE. Es más, para hacer efectivo el desarrollo del texto, se establecía la figura del Alto Representante, y se establecían 4 Srebrenica es hoy el fracaso más evidente de las fuerzas de paz de la ONU. El enclave protegido por los cascos azules fue escenario en julio de 1995 de la masacre de más de ocho mil civiles bosniacos que fueron liquidados a manos de las tropas serbobosnias del recientemente capturado general Ratko Mladic ante la presencia del batallón holandés de la misión de la ONU. Fue el punto de máxima tensión alcanzado en las negociaciones para la mediación internacional y la primera vez en que se pone en cuestión la inmunidad de la ONU en sus operaciones de paz. Una reciente sentencia del Tribunal de Apelación de La Haya le ha dado la razón a una familia de Srebrenica y ha condenado a Holanda por la muerte de sus familiares al no haberles prestado socorro.

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los poderes de Bonn5 para preservar la seguridad en la zona, y la correcta aplicación del acuerdo. Junto a estas dos herramientas de control internacional, que muchos ven como las responsables de que precisamente proliferara la pasividad en las estructuras institucionales bosnias, a modo de protectorado que se deja llevar por la ingerencia internacional, el acuerdo fue acompañado de estrategias a corto plazo en materia económica, democrática y de derechos humanos, volcadas sobre todo, en el retorno de refugiados. Si nos detenemos en los anexos del texto observamos que más de siete de ellos se refieren a la estructura de implementación internacional. De este modo, los anexos I y II establecen unas fuerzas de paz para Bosnia, como las que pedía Izetbegović, calculadas en 60.000 soldados de la OTAN, que luego cederán el relevo a la UE. En el anexo III se regula la fórmula para la celebración de las elecciones en la postguerra y la mejora de la seguridad a través de la presencia de la OSCE. El anexo VI habla del respeto a los derechos humanos, y la creación de comisiones para la preservación de los mismos a través del Consejo de Europa y la OSCE. El anexo VII se refiere al retorno de refugiados y a la implementación de UNHCR como organización de ayuda al refugiado en Bosnia. Con el anexo X se establece la figura del Alto Representante y la oficina del mismo, mientras que en el anexo XI se estipulan los protocolos de funcionamiento de la policía internacional orientada sobre todo al entrenamiento de los cuerpos de policía de Bosnia (Pejanović:2005; Keil:2008). 6 Desde esta perspectiva, no hay duda de que la cuestión bosnia fue internacionalizada al máximo al término de la guerra, pero ¿ha caído en el olvido dentro de la agenda internacional? Si bien Dayton define a Bosnia como un estado democrático que funciona «según la ley y dentro del seno de unas elecciones libres, avalado por todos los catálogos interna5 En 1995, con la llegada a Bosnia de la primera delegación de la Oficina del Alto Representante, encarnada en la figura del ex primer ministro sueco Carl Bildt, el escenario, absolutamente devastado por la guerra dejaba patente que no era suficiente una institución que únicamente asesorara. En el año 1997, el Consejo para la Aplicación de la Paz en Bosnia se reunió en Bonn con el objetivo de otorgarle autoridad real al Alto Representante, bajo los llamados “poderes de Bonn”. Los sucesivos altos representantes han hecho extenso uso de esta cláusula en varios momentos políticos del país, y si bien, se ha especulado en varias ocasiones con la eliminación de esta herramienta, la dinámica de Bosnia no permite aún un funcionamiento al margen de la autoridad internacional, al menos en opinión de la OHR (Partos, 2011). 6 Autores como Soeren Keil o el Presidente del Consejo Civil Serbio, Mirko Pejanović, apoyan la idea de que la internacionalización de Bosnia fue clave para preservar su supervivencia, y así lo demuestran los distintos anexos del acuerdo, pero ponen en duda la eficacia de los mismo pues muchos de los objetivos han fracasado y la mirada internacional ya no se detiene en Bosnia. De hecho, es la población joven la que ya no tiene esperanzas en el país. Pejanović señala que en estos años, más de 100.000 jóvenes han salido a trabajar fuera. En el caso de los refugiados, el 80% de la zona de R.S. no ha vuelto, y en la Federación un 20% sigue sin volver.

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cionales de derechos y libertades de aplicación directa, no establece los mecanismos legales e institucionales que los hagan cumplir en el país» (Imamović, 2001:375) Y es aquí donde se sitúa el segundo punto de partida del análisis de Dayton, o la cuestión de implementación interna. El acuerdo dibuja un país sin forma institucional, dividido a su vez en dos entidades. Una de ellas, la Republica Srpska (R.S.), étnicamente limpia, o uniforme, y construida sobre la agresión a la población musulmana y croata que hasta entonces vivía en sus territorios. La segunda entidad, la Federación está dividida en diez cantones, y dos nacionalidades mayoritarias, de las que la croata pide ser «la tercera entidad»7, en un territorio en el que además vive población serbia, o aquella que no viene catalogada como parte de los tres pueblos constituyentes. Son los «otros», tal y como señala la constitución. Algunos autores hablan de Dayton como del fracaso de la idea de construir «un estado multicultural, o un (no) estado multiestatal». En este sentido, Dayton se muestra confuso en su forma de presentación de la estructura externa de Bosnia, una especie de federación que no es república y que a su vez, tiene en su seno otra federación y una república. Un estado dividido étnicamente y que se puede entender como perjudicial a la libertad del individuo, ahogada dentro de esta concepción grupal y étnica de un territorio (Festić, 2004:62-63). Esta concepción se exacerba cuando la cesión de competencias en materias como defensa, poder judicial y seguridad quedan en manos de las entidades en lugar de las instituciones centrales. Esta forma de adjudicar competencias dificulta enormemente el consenso en los órganos centrales, como demuestra el hecho de que se necesitó más de un año para aprobar el sistema de votación electoral en el Parlamento, o que se necesitó de la intervención internacional para proponer cuestiones tan nacionales como el pasaporte, la bandera o el punto de control fronterizo.8 Esta estructura por su parte, garantiza la protección de un sistema de partidos que, en más de un cuarto de siglo de transición no ha sido capaz de salir del bucle del 7 El territorio de Bosnia, definido como unido en la Constitución del país, se divide no obstante en dos entidades con separaciones administrativas plenas. El 49% del territorio pertenece a la Republica Srpska, con población mayoritariamente serbia, y un 51% a la Federación de BYH, cuya población dominante es de origen croata y musulmán. Si bien, en la Federación apenas hay municipio étnicamente limpios, las zonas de mayoría croata, como es el caso de Herzegovina, piden una entidad propia en la que tengan autoridad plena para la toma de decisiones. Este hecho lo dificulta la administración local de los cantones, o las diez áreas en las que se subdivide la Federación cuyas competencias administrativas son altísimas, y que no quieren ceder su cuota de autogestión a las entidades. En medio de esta descentralización territorial se sitúa el Distrito de Brčko, un espacio con población absolutamente mixta, y con autogestión total de su ayuntamiento y el área metropolitana. 8 Hasta el año 2001, la Asamblea Parlamentaria no fue capaz de consensuar una Ley Electoral, por lo que las elecciones se celebraban bajo leyes especiales aprobadas para tal efecto.

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nacionalismo y de las fórmulas de limpieza étnica. El discurso del miedo al otro, o al vecino, funciona para preservar la territorialización del país. Es el llamado «nacionalismo de Dayton». Ćurak apunta que: «La simbiosis de convencidos nacionalistas de Dayton (ej. Prlić, Ivanić, Tokić…), sus colegas nacionalistas (ej. Lagumdžija, Dodik…,) y nacionalistas tradicionales (ej. Izetbegović e hijos, Kalinić e hijos, Jelavić e hijos…) bloquea cualquier cambo social radical, porque ese cambio, dejaría sin “trabajo estatal” a miles de fieles de sus partidos que trabajan sin descanso entre los muro del castillo burocrático de Dayton» (Ćurak, 2004: 119). Un ejemplo práctico de este burlesco párrafo podría ser el hecho de que los partidos políticos no hayan firmado nunca un pacto de corresponsabilidad en materias clave para el país. En el año 2001, según recoge Pejanović, la Oficina del Alto Representante amenazó seriamente al partido en el poder en la Republica Srpska por su obstruccionismo en el Parlamento. Unos meses después, ese mismo partido volvió a ganar las elecciones (Pejanović:2005). Es una constante en todos los procesos electorales de Bosnia, y las últimas generales son una ratificación de la misma. Ninguna amenaza internacional por muy dura que sea, incluso con los intereses nacionales de cualquier grupo, no ha hecho doblegar posturas, y buscar consensos en plataformas que apoyen alianzas. Los motivos últimos de tales comportamientos de suma irresponsabilidad política están en que los planes de secesión y guerra no han sido enterrados, según muchos autores. Las élites en poder dentro de las dos entidades luchan efusivamente contra el voto individual y libre puesto que les quitaría poder. El discurso del miedo es la mejor fórmula para garantizar la fidelidad de los votantes, máxime cuando esto no genera riesgos para la gobernabilidad del país, ya que de las cuestiones clave, ya se ocupa el Alto Representante.

En clave de guerra La guerra sigue siendo pues el trasfondo de la Bosnia actual y de sus dificultades para convertirse en un verdadero estado de ciudadanos. Dayton no sólo emergió de la guerra como un acto legal y acatado, sino que en la actualidad sigue siendo el garante de las divisiones territoriales que de él surgieron y que satisfacen, en mayor o menor medida, las pretensiones de los grupos en conflicto. La curiosidad radica en este reparto, en que no son los serbobosnios, croatabosnios y musulmanes bosnios, los que despiezan la tarta, sino los presidentes de tres estados soberanos, Serbia, Croacia y Bosnia. Ello significa que el conflicto no es interno, sino que existen intereses regionales claramente reflejados en esta guerra, si bien es más difícil demostrar la participación directa de estos estados en la guerra que identificar a los verdugos de la misma. No es casual que en más de una ocasión los mandatarios de los tres

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pueblos constituyentes apelen a la comundiad internacional para que permanezca en el territorio puesto que las tensiones siguen siendo patentes (Šarčević, 2009: 15).9 Son los políticos, o las élites políticas del momento, los que temen volver a enzarzarse en un conflicto si desaparece la asistencia internacional. Pero que sean ellos, y no otros, lo que estén a la cabeza del estado, no es cosa suya precisamente. Sólo es necesario volver al año 1996, las primeras elecciones después de la guerra, para ver qué cariz iba a tomar el asunto de Bosnia. Presionados internacionalmente para celebrar unas elecciones democráticas, a pesar de lo temprano del momento, de las heridas abiertas, y de que no se había producido un cambio generacional en la política, había que crear partidos democráticos, con discursos que satisficieran los estándares internacionales de la democracia. Este fue el escalón que faltaba por conquistar para disfrutar de la fructífera carrera del nacionalismo en Bosnia. En una entrevista personal mantenida con el autor Dino Abazović, éste comenta al respecto que: «Desde las primeras elecciones después de la guerra, en el año 1996, a instancia por cierto, de la comunidad internacional, hasta las actuales, del año 2010, la élite política ha ido cimentando sus posiciones como los señores de nuestros destinos. No importa la dirección de los partidos políticos, todas las filas conducen a la permanencia del actual sistema de oligarquía de partido para el mantenimiento de los privilegios y la corrupción».10 La ineficacia de los mecanismos con los que se ha dotado al Estado, han demostrado fallar en más de una ocasión, y darle el poder a la clase política, no como servidores de los ciudadanos, sino de los intereses de los grupos étnicos a los que pertenecen. Es una consecuencia directa de la fórmula democrática de un estado cuyo sujeto soberano no es el individuo sino las etnias.

El carácter internacional de Bosnia y Herzegovina El Acuerdo de Paz de Dayton garantiza en el anexo X el paso legal para la presencia internacional en el territorio mediante la Oficina del Alto Representante (OHR). Este órgano se presenta como el garante de la estabilidad y la correcta aplicación de Dayton. 9 Esta idea está apuntada en el texto del autor Šarčević quien, en clave de unas declaraciones del que fuera presidente de turno de BYH en el año 2008, Sulejman Tihić, hacía una advertencia a la comunidad internacional que cabe citar aquí: «Advertimos a la OHR, y a la Comunidad internacional sobre las posibles consecuencias si se retiran antes de implementar por completo el Acuerdo de Dayton. Puede producirse un retroceso en los avances conseguidos hasta ahora, pueden producirse divisiones, y, dios no lo quiera, se pueden dar conflictos. Si se retira ahora la OHR, esto será una evidencia. Son nuestras estimaciones como el partido más votado de BYH». 10 Entrevista personal con Dino Abazović, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Sarajevo. Sarajevo, 15 de septiembre de 2010.

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Es a su vez el órgano último de consulta, decisión y modificación de cualquier medida, o de la propia Constitución. Tal es la importancia de la OHR que en los diez años que van desde 1997 hasta el 2007 más de 112 leyes han sido impuestas por ésta mientras que 279 han sido adoptadas en el Parlamento (Šarčević, 2009:10). Cualquier cuestión, ya sea relativa a la ayuda humanitaria, o bien vinculada a la reconstrucción agraria, desde la protección de los derechos humanos hasta la imposición de leyes, o la abolición de las mismas, aunque procedan de órganos legislativos, depende de la Comunidad internacional, como la última responsable de los procesos decisivos en el país.

El sujeto internacional como soberano Todos estos elementos demuestran que la Constitución de Bosnia está en una más que estrecha relación con el factor internacional que, a modo de protectorado, ordena y conduce el país según los intereses externos. Cabe preguntarse pues, ¿qué grado de soberanía tiene Bosnia en el contexto internacional? El portavoz de la Oficina del Alto Representante en Bosnia, Oleg Milišić explicaba en una entrevista privada que la figura de la OHR en Bosnia no había cumplido aún su misión, y de ahí, los constantes aplazamientos para el cierre de la misma. Reflejaba abiertamente que la comunidad internacional había invertido mucho dinero en el país como para irse sin cumplir sus objetivos, y uno de los primordiales era la entrada en la OTAN: «La entrada en la OTAN será el fin de una fase. Cuando cierre OHR, la presencia de la UE en Bosnia ya debe ser una realidad. Hemos tenido una acalorada discusión sobre la reforma de la Enmienda 1 referente al cambio en la Constitución sobre su relación con el Distrito de Brcko. Finalmente se le ha reconocido al distrito su autodeterminación, y el derecho a acudir al Tribunal Constitucional en caso de litigio con el país, o con una de las entidades. Este reconocimiento ha sido una de las insistencias de los EE.UU. que lleva invertidos en Bosnia más de 20 mil millones de dólares. Es un paso positivo a pesar de los que piensan que así Bosnia se está fragmentando».11 Aquí queda patente que la soberanía de Bosnia es más que compartida. Uno se pregunta cuando escucha todas las reformas efectuadas por la OHR, entre ellas la de darle la autodeterminación a una parte del territorio de un país soberano, ¿por qué nunca se llevó a cabo una estrategia en materia de creación de órganos nacionales con carácter soberano y supremo, que tengan la capacidad constitucional de ser los que lleven a cabo los cambios? 11 Entrevista personal con Oleg Milišić, portavoz de la OHR en Bosnia y Herzegovina. Sarajevo, 10 de agosto de 2010.

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Está claro que existe un Tribunal Constitucional pero su composición es étnica, en el caso de la presidencia y del Parlamento, la fórmula es la misma.12 Los bloqueos en este sentido son constantes, y es absolutamente lógico que sea la asistencia internacional el único elemento que pueda producir o legitimar un cambio. Milišić señala que: «La OHR ha hecho grandes progresos en los últimos años. Hemos llevado a cabo junto al gobierno en los últimos cuatro años la reforma del ministerio de Defensa, hemos unificado el Impuesto del Valor Añadido, en materia de justicia, hemos logrado establecer el Tribunal Supremo de Bosnia y Herzegovina, y hemos hecho avances en materia de la policía. Son pasos hacia delante en cuestiones muy complicadas. El paso siguiente es dejar al país actuar sólo. Me pregunta cuándo. De momento han prolongado nuestra presencia dos años más, después de que en el año 2005 se dijera que la fecha del cierre era el año 2010».13 Poco después de esta entrevista, el Alto Representante para Bosnia, Valentín Inzko afirmaba que el cierre de la OHR en Bosnia sería indefinido, mientras que la entrada en la UE se movía desde el año 2014 al año 2020.

La soberanía exterior de Bosnia y Herzegovina Si ya apuntábamos que los políticos locales dudaban de su supervivencia sin la asistencia del exterior, en las sillas de los gobiernos internacionales, esta sensación es más aguda aún. Un destacado diplomático español que trabaja en Bosnia indicaba en una entrevista personal que: «Muchos hablan del cansancio de la UE. En mi opinión, la frustración es de los Balcanes. La población está anclada en el miedo y no quiere formar parte de instituciones dominadas por otras comunidades. Hagamos por ejemplo un referéndum en la Republica Srpska sobre su independencia. Mañana mismo se separarían. De otra parte, los poderes locales se han acostumbrado a una presencia muy dominante del Alto Representante. Se han delega-

12 La estructura institucional de Bosnia arrastra el principio de Dayton de la etno-territorialidad, es decir, la de un país que es la unión de tres pueblos constituyentes adscritos a dos entidades en las que votan, y en cuyo marco territorial entitario es donde ven representados sus derechos en su totalidad. Así, el Presidente ha de ser un hombre serbio, croata o musulmán y el Parlamento ha de estar compuesto de mandatarios enviados de forma indirecta por los delegados de los parlamentos de las entidades, compuestos o bien de croatas y musulmanes, o bien de serbios. Este proceso de representación por mayoría cualificada es en la práctica una forma de elecciones entitarias que a su vez son étnicas, pues estos mismos delegados ven en el Parlamento el garante del interés vital nacional de su grupo constitucional, que les ha elegido para asegurar sus intereses nacionalistas que no nacionales.  13 Entrevista personal con Oleg Milišić, portavoz de la OHR en Bosnia Y Herzegovina. Sarajevo, 10 de agosto de 2010.

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do responsabilidades locales a su figura como el que resuelve los asuntos que los locales no pueden, o no tienen demasiado interés en resolver».14 La seriedad que pueda imponer la soberanía de Bosnia en el seno de la comunidad internacional es más que dudosa, a la luz de la inestabilidad de la integridad territorial, la libre toma de decisiones y la estrategia geopolítica. Su sujeto soberano sólo se puede entender desde la óptica de la asistencia, la de un soberano invisible pero muy activo que, ni es el pueblo, ni es el Estado democráticamente constituido. De nuevo, volvemos a la constante de la guerra. Pues es ésta la que ha dado paso a la fórmula del [estado = 2 entidades+1 distrito+10 cantones] para Bosnia.

La tolerancia internacional de los procesos antidemocráticos en Bosnia y Herzegovina Cuando le preguntas a un político extranjero qué opina sobre los procesos democráticos en Bosnia la postura es unánime. Hay mucho trabajo que hacer todavía. «Aquí nadie vota un proyecto. Aquí se vota al líder de la etnia a la que perteneces. Sólo el SDP (Partido Socialista Democrático, del croata Lagumdžija) entra dentro de los parámetros de un partido organizado según la estructura de la democracia representativa pero su fórmula tampoco ha funcionado».15 Cuando uno pretende entender por qué cada proceso electoral tiene sobre sí la sombra de la sospecha pero nunca es rectificado, y repite estos mismos procedimientos susceptibles de romper con los principios democráticos, legislatura tras legislatura, la respuesta puede ser: «No tenemos una estrategia para minimizar el nacionalismo entre los votantes y sus representantes. Son elecciones democráticas y el cambio ha de surgir desde la voluntad de los ciudadanos que lo votan. La UE no forzará la entrada de Bosnia. No tenemos prisa».16 Cabe pues preguntarse si en el seno de la comunidad internacional existe un acuerdo de tolerancia de este tipo de conductas, o quizá pueda tratarse de pérdida de interés hacia el caso de Bosnia. El ejemplo más reciente de esta actitud está en las pasadas elecciones generales, en las que los observadores internacionales llamaban a la calma, a la participación, y a dejar de lado las consignas nacionalistas. Más de un año después del día electoral, el gobierno sigue sin estar constituido, ha habido varias denuncias de falsiEntrevista privada con un diplomático español. Sarajevo, 25.09.2010. Entrevista personal con la Presidenta del Consejo de Europa, de la delegación de BYH, Caroline Revuard. Sarajevo, 14 de julio de 2010. 16 Ibidem. 14 15

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ficación de los votos, y de nuevo, y a pesar de la sentencia Sejdić-Finci17, los judíos y los gitanos, entre «otros», no han podido presentar su candidatura a los principales órganos estatales. Y la comunidad internacional ha tomado buena nota de ello. Tal y como indica la autora, y personal de la OSCE para Bosnia, Valery Perry: «Desde el año 1996 a estas elecciones del año 2010, todo sigue exactamente igual. Las promesas se incumplen y nadie pide responsabilidades. La comunidad internacional tiene la posibilidad de hacer uso de los Poderes de Bonn. La UE no hace uso de ellos, y no encuentra su verdadero papel en Bosnia. La comunidad internacional percibe una apatía en el país, lo que debilita la iniciativa extranjera de inversión y permanencia en Bosnia. De otra parte, Bosnia no es el único país destrozado por una guerra pero aquí no se desarrolla ningún tipo de movimiento cívico que despierte al país del letargo».18 En efecto es así. Las iniciativas cívicas son pocas pero los incentivos para el cambio del exterior también. El uso de los Poderes de Bonn es extraordinario pero está previsto en los casos de atropellos de los derechos, la legalidad, y la constitucionalidad, pero a la vista de las asignaturas pendientes, no se ha usado.

La tolerancia de los procesos electorales en clave étnica La tolerancia de la ilegalidad se vislumbra también en otro tipo de elecciones, por no decir en el proceso electoral por completo.19 Bajo las premisas de una Constitución que vela por los principios democráticos como el mejor garante de la estabilidad (preámbulo de la Constitución), la fórmula que se pone en práctica es la de unas elecciones basadas en la representación étnica, y no sólo eso, sino basadas en el registro de votantes por entidades, lo que agudiza aún más la división de los pueblos constituyentes que, en cada legislatura, votarán al líder de la entidad en la que viven, y a cuyo grupo étnico perteneLa Sentencia Sejdić-Finci del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (2009) contra Bosnia y Herzegovina se plantea como histórica porque ve en la Constitución elementos claros de discriminación relativos a la elección del presidente y la representación en el Parlamento, reservadas a los miembros de alguno de los tres pueblos constituyentes. A raíz de la misma, Bosnia está inmersa en un profundo debate sobre las modificaciones necesarias para eliminar los elementos discriminatorios de la Carta Magna. 18 Entrevista personal con la investigadora y coordinadora de proyecto para la OSCE Bosnia, Valery Perry. Sarajevo, 10 de agosto de 2010. 19 Después de las últimas elecciones, celebradas el 3 de octubre de 2010, Bosnia sigue sin un gobierno constituido porque los líderes de los partidos vencedores son incapaces de ponerse de acuerdo respecto de una coalición. Ante el paso del tiempo, el Alto Representante ha tenido que aprobar los presupuestos generales relativos a las pensiones, mientras que son cada vez más las voces que piden que se suspenda de sueldo a los políticos locales hasta que no constituyan un gobierno. La Canciller Merkel ha tenido que intervenir recientemente para empujar a los partidos vencedores a decidirse por alguna fórmula política bajo una amenaza clara de expulsión de Bosnia del Consejo de Europa. 17

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cen.20 Es lo que algunos han llamado el «totalitariosmo elitista». Las elecciones se repiten cada seis o nueve meses, ya sean municipales, cantonales, federales o generales. De otra parte, cada ocho meses hay una rotación de gobierno. Un gobierno cuyos líderes son o bien, personajes políticos que participaron en la guerra, o bien sus hijos. Esto hace que se haya producido un efecto de legitimización de la élite de la guerra (Abazović). «Tenemos una discriminación territorial basada en el lugar de residencia. Esto significa que tenemos unas elecciones puramente étnicas, o mejor dicho, basadas en el voto étnico. La fórmula para cambiar esta cuestión sería obligar a cada partido a contar con un porcentaje de votos de otras comunidades. De este modo se neutralizaría el voto puramente étnico de cada organización».21 También sería la solución para evitar los feudos cuyos señores se comportan como si fueran los propietarios de cada entidad, una política nacionalista que condena la comunidad internacional pero que, a su vez, acata para llevar a cabo las negociaciones más sencillas. Uno de los ejemplos más visibles son las visitas de estado a Bosnia, que, además de pasar por dos encuentros por separado entre los presidentes de gobierno de cada etnia (el presidente serbio siempre se cita a solas, mientras que el bosniaco y el croata comparten protagonismo), luego tienen una parada obligatoria en la Presidencia de la Republica Srpska. Perry indica que: «En el caso de las relaciones con el país, cuando se trata de dialogar con los presidentes, todas las visitas oficiales pasan además de por Sarajevo, por Banja Luka. Milorad Dodik es considerado un interlocutor al mismo nivel que el presidente de turno, y la comunidad internacional teme sus reacciones. De otra parte, la UE, o el Consejo Europeo, nos habla de la inamovilidad de las fronteras y sin embargo, admite a la Republica Srpska como una de las regiones de la UE, cuando esta misma región ni siquiera ha existido sobre el mapa hasta el año 1996, y no está reconocida como una región más allá del mapa local».22 20 Nada ha cambiado en el mapa del voto en estas últimas elecciones. De nuevo los líderes de los partidos nacionalistas han vencido; ha vuelto al poder el partido musulmán SDA de la mano del hijo del ex presidente Izetbegović, desbancando por completo al partido multiétnico SZB del ex presidente Haris Silajdžić; en el bando serbio nada cambia y es el partido nacionalista SNSD con Nebojsa Radmanovic el que ha acaparado la mayoría de los votos en R.S., mientras que la única novedad es la elección del croata Željko Komšić y de su partido socialista, en detrimento del partido nacionalista HDZ. Incluso la novedad no ha caído bien en los círculos croatas que temen ver sus intereses mal representados de la mano de un líder al que no han votado exclusivamente los croatas sino otras nacionalidades. 21 Entrevista personal con Dino Abazović, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Sarajevo. Sarajevo, 15 de septiembre de 2010. 22 Entrevista personal con la investigadora y coordinadora de proyecto para la OSCE Bosnia, Valery Perry. Sarajevo, 10 de agosto de 2010.

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El porqué de la actitud de complacencia internacional hacia unas políticas u otras, hay que buscarlo quizá en la promoción del consenso interno. En palabras del diplomático español: «Es muy difícil modificar la constitución cuyo cambio depende exclusivamente del acuerdo de las tres partes. Un acuerdo que pasa por dar a los croatas más protección porque están en descenso, a los serbios, más autonomía porque no se sienten bosnios, y a los bosníacos asegurarles la no fragmentación de Bosnia».23 Y esa búsqueda de la fórmula perfecta corre necesariamente a cargo de la comunidad internacional. Lo que se necesita es la asistencia internacional que conduzca hacia «una evolución y no una revolución» en la transformación de Bosnia. Es una meta difícil pero pasa por posturas infranqueables ante la ilegalidad, y propuestas de democracia directa, en el tejido civil.

Europa de espaldas a Bosnia o viceversa Que Bosnia ha sido la última en acceder al régimen sin visados de la UE es una evidencia. El elemento que más dificultaba la negociación era la imposibilidad de consenso de los grupos parlamentarios sobre la forma de los pasaportes biométricos. Ha sido una discusión superflua que ha ralentizado enormemente el proceso de aproximación a la UE, y la postura de ésta respecto de Bosnia. ¿Cómo percibe Europa la política de integración de Bosnia? La presidenta de la delegación de Bosnia del Consejo de Europa, Revuard señala que: «Entrar en la UE no es gratuito. Para la UE, Bosnia es un país extremadamente descentralizado. La UE no puede pedir a Bosnia que haga una transferencia de soberanía a la UE porque no tiene a quién pedírselo. Si la UE tuviera que hacer una transferencia bancaria no la podría hacer aunque exista un Banco Central en el país ya que es un Banco Central sin una ley de ayuda estatal. En Bosnia no existe una institución que coordine o agilice las ayudas. No existe un poder central que acepte o rechace propuestas. Por no existir, no existe ni el Ministerio de Agricultura. Es decir, no existe una autoridad con la que la UE pueda negociar».24 Ante un punto de partida así, muchos han defendido la entrada de Bosnia en la UE sin los requisitos que proponen los criterios de Copenhague.25 Existen corrientes Entrevista privada con diplomático español el 25 de septiembre de 2010. Entrevista personal con la Presidenta del Consejo de Europa, de la delegación de BYH, Caroline Revuard. Sarajevo, 14 de julio de 2010. 25 Véanse las opiniones de autores como Zdravko Grebo quien apuesta encendidamente por la entrada de Bosnia en la UE sin condicionantes, como la única salvación para el país. 23 24

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que señalan que, la única forma para acelerar la entrada de Bosnia en la UE es la entrada del país dentro del paquete de los Balcanes Occidentales, y sin condicionantes. ¿Es esto una posibilidad para los interlocutores de la UE? Para la diplomacia española la postura es clara: «Querer entrar en la UE con estas características es un chantaje. Bosnia no cumple ninguna de las imposiciones de la UE. En materia de justicia, interior, es un fracaso que me da a entender que la prioridad de los partidos políticos locales es el status quo y no la entrada en la UE. ¿Y cómo meter un agujero negro en Europa? Este pequeño país tiene la capacidad de hacer mucho daño a la economía. Es insostenible sin la presencia internacional. No tiene industria, no tiene consenso, y lo que es peor, no tiene sentimiento identitario. La corrupción institucional es brutal y va en aumento. La gente se encuentra frustrada porque durante la guerra creía en que llegaría un momento mejor, pero ahora, con una economía interior destrozada, vive anclada en los viejos fantasmas. No sé si sabe que la ley del censo se rige por el censo de 1991. A día de hoy no se ha podido alcanzar un consenso para cambiar esa ley. Eso significa que todos los datos poblacionales que barajamos son falsos».26 Los fracasos de Bosnia son evidentes, también lo es el hecho de que no parte del mismo punto de salida que el resto de los países de la región. Con una estructura industrial, política, territorial y poblacional, absolutamente destrozada, los años de postguerra no han sido suficientes para que el país se presente ante la UE como un interlocutor de igual rango. No es el caso del resto de los estados vecinos que han podido solventar e incluso aprender de los errores de Bosnia. ¿Quién es el que le da la espalda a quién en la inestable relación entre Bosnia y la UE? Desde la perspectiva de la UE, el interlocutor ni siquiera existe. «Necesitamos centralizar el país de alguna forma para que por ejemplo, la República Srpska no pueda vetar cada dos por tres todas las decisiones relativas al país. En la Federación tenemos un problema aún más grave en el que cada cantón tiene su estructura local, en la que la Federación apenas tiene autoridad. Aquí tenemos 14 vías de financiación para la educación. De este modo se crean escuelas segregadas en las que en el turno de mañanas acuden niños musulmanes, y en el turno de tarde, escolares croatas. Tenemos un modelo de gobierno tripartito y además rotatorio cada 8 meses en el que los presidentes se llevan fatal».27 Entrevista privada con diplomático español. Sarajevo, 25 de septiembre de.2010. Es un modelo que no existe en ningún país. Eso no sería un problema si el tripartito tuviera una única voz. El último ejemplo es la Cumbre de Seguridad de la ONU en la que la conferencia del entonces presidente de turno, Haris Silajdžic, no gustó al colega serbio. El resultado fue que Radmanović y su ministro de presidencia, Špirić, enviaron una carta al Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, para ratificarle que Silajdžic no habla en nombre todos los ciudadanos de Bosnia. ¿Cómo tomar en serio un país así? 26 27

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Sería negar la evidencia decir que la UE no ha invertido millones de euros en programas de desarrollo democrático en Bosnia, o pensar que la entrada del país en la UE no es importante, o que BYH puede quedar marginado dentro del enorme club comunitario. Aquí lo que se apunta son las características del camino que ha de recorrer Bosnia hasta llegar a Europa. El profesor y pensador Zdravko Grebo propone una anteposición de prioridades: «Muchos hablan de la saciedad europea de ampliación tras la entrada de Bulgaria y Rumanía. El alto representante para Bosnia, Inzko anunciaba recientemente que la fecha de ingreso de Bosnia se retrasaba del año 2014 al 2020. La UE, no obstante, ha de resolver la cuestión de los Balcanes Occidentales. Se han abierto las negociaciones con Albania y Kosovo, si bien sus condiciones son imposibles de cumplir. Croacia está a las puertas, y su proximidad con Bosnia, cambia la prioridad de los hechos» (Revuard).28 Los altísimos requisitos impuestos al país para ser candidatos son imposibles de cumplir en el contexto actual del país. Cualquier reforma de calado, como la reestructura de la propia estructura estatal, pasa por el beneplácito de la UE, que no se dará si los interlocutores están de espaldas.

El hueso de la sentencia Sejdić-Finci También son una obviedad las críticas que le hace la UE a Bosnia para retomar las negociaciones. Han pasado casi dos años de la sentencia Sejdić-Finci y nada ha cambiado en la organización de Bosnia. Las elecciones han estado de nuevo segregadas a una gran parte de la población, pero se han producido bajo la mirada de los observadores europeos para las elecciones democráticas, que han dado su visto bueno al proceso. Uno de los denunciantes, Dervo Sejdić comenta que: «No es verdad que la comunidad internacional está haciendo algo. Ni Bruselas, ni el Consejo de Europa han hecho la suficiente presión sobre Bosnia. El 22 de diciembre de 2009, cuando oí la sentencia en Estrasburgo, salí del juicio como un hombre que acababa de nacer, satisfecho, feliz y optimista. Hoy ya no me siento así. Es muy, muy difícil esperar que la sentencia se aplique con brevedad en este país».29 Es la precepción que se tienen los unos sobre los otros, respecto de la aproximación de posturas. Europa sin mirar a Bosnia, y la política de Bosnia, aprovechando la oportunidad para seguir con el status quo de hasta ahora. Son los ciudadanos los que votan ese status quo. Es cierto pero tampoco tienen la posibilidad de votar otra alternativa, 28 29

Entrevista personal con el pensador Zdravko Grebo. Sarajevo, 1 de octubre de 2010. Ibídem.

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ni siquiera de proponerla, como es el caso de los señores Sejdić y Finci, y de un 20% de la población de Bosnia.

La soberanía interna de Bosnia y Herzegovina La obligación constante de definir al individuo en clave étnica supone una contrariedad respecto de la Convención Europea de los DD.HH. La falta de proyectos políticos orientados al sujeto como individuo, a sus necesidades vitales, conduce a un estado psicológico del miedo en el que únicamente la fidelidad a un grupo, a la etnia, puede proteger los intereses de esa persona. Muchos autores ven en Bosnia el «dilema del prisionero». Las elecciones se basan en el voto del miedo. La sentencia Sejdić-Finci deja claro que el camino de Bosnia ha de ir hacia una democracia liberal, pero ésta es una vía que no interesa a las élites políticas actuales (Mujkić). «La UE no tiene una política clara hacia Bosnia. Se le exige a los ciudadanos que traigan los cambios pero los ciudadanos no tienen los derechos de un verdadero estado de la ciudadanía. Todo ello conduce a un sistema esquizoide que dificulta enormemente cualquier progreso en materia del sistema político».30 La representación en clave grupal, el «colectivismo» provocado, fabricado y cebado desde los sillones de los líderes políticos locales, los representantes, guías o propietarios de los partidos nacionalistas a los que encabezan, tiene como objetivo anular cualquier voz cívica en este escenario. Tanto es así, que la identidad del individuo en Bosnia se desdibuja y necesita ser reinventada. El diplomático español apunta que: «Aquí se produce a diario el identitarismo. Hay nuevas lenguas, más velos que nunca, más mezquitas, educación segregada, etcétera. Todo ello, aderezado con tensión entre los líderes. Esa tensión interesa porque esos mismos líderes comen del miedo de sus votantes. El discurso es igual que el del año 1992. La integridad de Bosnia unida, y el miedo a que se separen las comunidades. Si analizamos estas estructuras vemos un sistema de partidos como 500 años atrás, en los que no se vota a la organización sino a la figura, al líder».31 Es la descripción de la oligarquía política establecida en el país. Su soberanía, reforzada mediante los mecanismos del veto, y del interés nacional, posibilita ordenar, o mejor dicho, desordenar el estado a su gusto porque, al fin y al cabo, a nadie tienen que rendir cuentas. En este sentido, el periodista Senad Hadžifejzović, uno de los pocos pro-

Entrevista con Asim Mujkić, decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Sarajevo. 17 de septiembre de 2010. 31 Entrevista privada con diplomático español. Sarajevo, 25 de septiembre de 2010. 30

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fesionales de los medios que en el año 1992 se encaró a Radovan Karadžić ante su avance bélico, señala que: «Sólo hace falta que mire los eslóganes para darse cuenta de que no ha cambiado nada en estos veinte años. Por ejemplo, el eslogan para las elecciones generales (3 de octubre de 2010) de SDA es «El pueblo lo sabe». No debería saberlo el poder en lugar del pueblo. En última instancia, ¿qué sabe el pueblo? Es una ambigüedad increíble. Otro ejemplo lo vemos en los actuales medios de comunicación. La mayoría son propiedad de los candidatos que se presentan a estas presidenciales. Imaginaos la parcialidad con la que se trabaja. No se hacen sondeos de opinión, no se repasan las promesas electorales y los incumplimientos, no se investigan las riquezas de los políticos. En definitiva, los políticos en Bosnia a los últimos que tienen que rendir cuentas son a los ciudadanos».32 Ante un panorama así de políticos corruptos, sin intenciones de renovación, sin necesidad de cambios en los discursos porque no tienen que ganar votantes, sin posibilidad de cambio debido a los bloqueos constantes en los órganos centrales, así como cobijados en el seno de las elecciones étnicas, temerosas, colectivas, en las que no existe el voto individual, la soberanía interna se desdibuja notablemente. El día a día en Bosnia deja una imagen de autoritarismo en el que la persona sola no cuenta, y en el que el sistema de grupos, de colectivos que funcionan como castas copa todas las esferas de soberanía interna del país.

Los niveles de poder que se solapan Además de elementos antidemocráticos, la Constitución de Bosnia entra en una espiral de antinomias, analizada desde las posturas de las entidades y de la autoridad central. Si bien, desde el texto se deduce que es el Estado el soberano (Art. IV/3), las entidades pueden bloquear cualquier decisión con la mayoría de dos tercios. Esto significa que no existe un órgano superior que garantice la soberanía del Estado. Cabe tomar en consideración el hecho de que para votar en las elecciones, el ciudadano ha de inscribirse dentro de su entidad, y no puede hacerlo en el resto del territorio, lo que supone la agresión a la soberanía nacional respecto de las entidades. Mujkić señala que: «La ley electoral en su diseño es una consociación de las tres comunidades mayoritarias. Esta división establecida no anima a los presidentes a obtener el voto de las otras nacionalidades. Se pretende obtener únicamente el voto del grupo étnico al que perteneces. Si tomamos en cuenta esta consideración, no estamos ante elecciones nacionales (national wade) 32 Entrevista personal con Senad Hadžifejzović, presentador y director del telenoticiario más visto, Centralni Dnevnik, en el canal TV1 de Bosnia. Sarajevo, 27 de septiembre de 2010.

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sino intraétnicas. Los grupos étnicos luchan por conseguir el trono de su corporación nacional o entitaria». Esta concepción de las elecciones como étnicas hace que tanto, los órganos centrales del Estado como sus miembros no tengan integridad al margen del grupo al que representan. El presidente de la Academia de las Ciencias de Bosnia, el croata Božidar Matić, explica cómo se diseñó la secesión de Bosnia: «Lo defino como «ingeniería étnica». Lo hizo Tudjman, y lo hizo Milošević. En el caso de los croatas, el plan era muy sencillo. En Croacia al proyecto se le llamó «el engorde del cruasán», en alusión a la forma que tiene Croacia y a su pretensión de ensanchar el territorio. Para ello se apoyó financieramente a los croatas de Herzegovina, se hizo más presente la población croata en todos los territorios que colindan con sus fronteras con la llegada de inmigrantes a los mismos. Tras el estallido de la guerra, los territorios que quedaron bajo influencia croata, fueron repoblados con población croata que en la actualidad no ha devuelto las tierras a quienes les fueron arrebatadas a pesar del Anexo VII (protección de refugiados que retornan). Esa es una de las principales cláusulas pendientes que obstruyen la entrada de Croacia en la UE».33 Los objetivos de estados étnicamente limpios y uniformes no son para tomarlos a risa pues, bajo este prisma de salvaguarda de soberanía de la entidad correspondiente, la secesión es una posibilidad más que real. Susceptible de ser llevada a cabo, sobre todo, si el modelo que se decide tomar para Bosnia es el de una Consociación en la que, después de la marcha internacional, la voluntad por estar juntos, no tiene su razón de ser.34

La vulneración del derecho del individuo El individuo queda marginado de dos formas en la Constitución de Bosnia. En primer lugar, se le niega un derecho que en un principio, le ha sido otorgado como es su subjetividad constitucional. De esta manera, el individuo («ciudadano» en el preámbulo de la Constitución) no vuelve a aparecer en ningún apartado más en el texto, ni mucho menos en los procesos y mecanismos de participación en la toma de decisiones. La subjetividad individual se sustituye por tres categorías de identidad cívica, es decir, las de los 33 Entrevista personal con el presidente de la Academia de las Ciencias de BYH, Božidar Matić. Sarajevo, 2 de octubre de 2010. 34 El líder serbio, Milorad Dodik se ha hecho famoso a nivel internacional por proponer referéndums locales para llevar a la parte del territorio que él gobierna a una independencia como la que ha efectuado Montenegro. Sus amenazas no cesan, y según su gobierno, el único vínculo que les ata a Bosnia es la presencia internacional en el territorio que, en cuanto desaparezca, abrirá la caja de los truenos. Verdad o propaganda, lo cierto es que este tipo de discursos acaparan a diario todas las portadas de los medios locales, e inculcan el miedo dentro de la población.

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pueblos constituyentes. Esta característica de la Constitución hace que exista una clara división entre lo que es el concepto de ciudadanía entendido como tal, en los países democráticos, y el de etnicismo, que es la forma de ejercer la ciudadanía en Bosnia. La segunda vulneración del derecho del individuo refiere a su protección dentro del marco de la salvaguarda de los derechos humanos. El Anexo IV ratifica quince documentos internacionales y se somete al Convenio Europeo de los DD.HH. Esto quiere decir que el individuo como tal, está prácticamente blindado como en cualquier estado de derecho. Y es ésta la visión de muchos observadores internacionales en Bosnia. La asesora electoral de la OSCE para Bosnia, Merce Castells señala que: «Los votantes bosnios siempre han votado en clave nacional, sobre todo a los partidos de sus propios pueblos constituyentes. Pero no es una constante en el pensamiento político de Bosnia: por ejemplo, en las últimas elecciones, el número de votos arrebatado por los partidos no nacionalistas ha crecido notablemente. El proceso electoral obedece a este principio. Basado no en la etnia sino en la ciudadanía: todos los ciudadanos de BYH se registran bajo el mismo proceso, y todos los partidos están sujetos a las mismas reglas».35 Es una concepción completamente opuesta a la concepción grupal del sujeto de la soberanía. Aceptar que el individuo tiene su posibilidad de elegir tal y como señala Castells, es una posibilidad a medias cuando tenemos en cuenta que son varias las causas pendientes contra Bosnia por vulneración de los derechos humanos, una de ellas Sejdić-Finci. La propia Castells reconoce que hay vulneración de la libertad individual en Bosnia al decir que: «Es cierto que los derechos humanos no están lo suficientemente protegidos en todos los niveles del gobierno: los debates se desarrollan para que BYH conduzca su Constitución y su legislación en línea con la reciente normativa del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). La manera en la que está estructurado el país solo precisa de más voluntad política para hacerlo funcionar». Si la protección del individuo depende únicamente de la voluntad política, la composición de los órganos de decisión tal y como los conocemos ahora, no sería objeto de polémica. Suponer que la marginación del individuo es debida a la pasividad política significa olvidar la sentencia Sejdić-Finci, la composición de la presidencia, el Parlamento así como el Tribunal Constitucional. Finci comenta al respecto que: «La Constitución menciona en más de 54 ocasiones a los pueblos constituyentes, y sólo en 1, a los otros y a los ciudadanos. Nadie puede ser el individuo, el ciudadano. La Cons35 Entrevista personal con la Asesora Electoral de la OSCE para BYH, Merce Castells. Sarajevo, 2 de agosto de 2010.

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titución reconoce ante todo los derechos colectivos, así la mayoría de las instituciones están al alcance de los miembros de los pueblos constituyentes. Ha habido casos de personas que, en unas elecciones aparecían como digamos croatas, en las siguientes se adscribían a otro pueblo ya que tenían más posibilidades de obtener una silla en el Parlamento. Es una práctica que dura demasiado, así que el concepto ni siquiera es ya chocante».36 Bosnia entró a formar parte del Consejo de Europa en el año 2002, y en ese acto se comprometió que, en el plazo de un año, armonizaría sus leyes, así como la Constitución con la Convención Europea de los DD.HH., cosa que sigue sin cumplir.

El incumplimiento de los acuerdos firmados En el año 2008, momento de la firma del Pacto de Estabilidad con la UE, Bosnia se volvió a comprometer a cambiar su legislación. Tras la sentencia del TEDH en el año 2009, hubo otra declaración de intenciones, pero nada ha cambiado a pesar de la conciencia absoluta de toda la clase política sobre la incompatibilidad de su Constitución, y su sistema electoral con respecto a los derechos humanos. Finci señala que: «Este estado tiene 14 gobiernos, 14 parlamentos, y más de 80 partidos políticos. Tenemos pues, demasiados políticos, pero muy pocos jefes de estado, digamos que ninguno que conduzca el país como un conjunto, en lugar de su porción de población, su entidad, o su partido». En este mismo sentido de falta de consenso estatal, el diplomático español señala que: «No existe comunicación entre los distintos niveles. Los miembros del gobierno no hablan entre sí. Firman pactos que luego no son vinculantes porque no existe acuerdo común en el gobierno para aprobarlo. En cuanto a las negociaciones con la UE, no existe una comunicación uniforme y directa, sino que las conversaciones se realizan a tres bandos. De este modo, se necesita urgentemente que se produzca la absorción de normativa». Sólo a modo de ejemplo cabe señalar que durante la presidencia española de la UE, en la que fue imposible dar por cumplida ninguna de las imposiciones europeas en materia de justica, o de interior. Existen fórmulas para castigar esta actitud de «pasotismo». En el caso de la sentencia Sejdić-Finci, el Consejo de Europa podría presionar para el cumplimiento de los compromisos firmados en el año 2002, así como de la sentencia. En el peor de los casos, el Consejo de Europa podría obligar a Bosnia a abandonar su silla de miembro debido a sus reiterados incumplimientos de la Convención Europea. Sería un castigo a la clase política, pero también para los ciudadanos que, como la 36

El puente. Omer Karabeg. [programa de radio] Radio Free Europe. 8 de enero de 2011.

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mayoría silenciosa que son, ya no tendrían ningún documento al que agarrarse para salir de la colectividad y entrar en el universo de los derechos personales. Dejar de estar obligados por la Convención Europea de los DD.HH. significaría dejar caer al individuo al abismo del silencio, el miedo, y la atrocidad. Un camino que, a la vista de los discursos políticos que se repiten en cada calendario electoral, puede ser precisamente, el objetivo que se persigue en Bosnia.

La justicia en clave de etnojusticia La persecución de los criminales, junto al retorno y la protección de los refugiados fueron puntos determinantes para la firma del acuerdo de Dayton. Estos elementos, recogidos en el Anexo VII, representan los valores universales de la justicia como el hilo conductor de la cimentación del Estado de Bosnia. La incongruencia aparece cuando en ese mismo acuerdo, es más, en la Constitución, se establece un país dividido según las fronteras internas que imitan los espacios geográficos ganados por los enemigos, y en el que éstos se traducen en dos entidades claramente sesgadas. En el caso de la República Srpska, la incompatibilidad con los criterios de justicia se exacerba porque implica justificar la creación de un estado construido sobre el genocidio, en el que al margen de la población serbia, el resto de las comunidades han sufrido pérdidas humanas muy importantes, y en el que hay zonas étnicamente limpias. La justificación de la injusticia va aún más allá cuando se acepta el nombre de esta entidad, claramente orientada a una comunidad en concreto en la que los líderes políticos no caminan hacia en consenso sino que, a diario, proclaman consignas de separación. Matić comenta que: «Todos los avances se han conseguido gracias a la presión internacional, pero desde el comienzo de la fase de la transición, en el año 2008, estamos experimentando un proceso retrógrado, sobre todo en la República Srpska, donde se ha incrementado el discurso panserbio por parte del señor Dodik. Y es que el interés de los países vecinos hacia su parte del pastel no ha desaparecido. La República Srpska está cada vez más orientada hacia Belgrado, y no es casualidad, que todos los líderes serbobosnios tengan villas de lujo en las zonas más prestigiosas de Belgrado».

Varias formas de interpretar la justicia El anexo VII de Dayton obliga a todas las partes a facilitar el retorno de los refugiados, la devolución inmediata de sus bienes e inmuebles, el respeto de la amnistía, y la persecución de los criminales, además de la colaboración con el Tribunal Internacional para la Ex-Yugoslavia (TPIY).

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La realidad en estos años no ha sido así. El retorno de los refugiados ha sido un camino lleno de baches. Los que han vuelto a las ciudades han tenido mejor suerte, los pueblos, sobre todo aquellos que han quedado en territorio enemigo, han desarrollado políticas locales de ostracismo que han conducido a los llegados a vender sus bienes e irse para siempre. En el caso de la devolución de sus viviendas, muchas no han sido retornadas a sus propietarios, bajo el pretexto de que han sido destruidas. De hecho, en el caso de Croacia y Serbia, esa actitud es uno de los frenos más determinantes y vergonzosos para su entrada en la UE. Matić señala que: «En el caso de los bienes e inmuebles pertenecientes a serbios, fueron cedidos a refugiados de Herzegovina, y en la actualidad, no se ha llegado a un acuerdo de intercambio con los propietarios serbios. Es una operación que le costará mucho dinero a Croacia porque las negociaciones no serán sencillas. El sistema social de Croacia paga más de medio millón de pensiones de invalidez o de guerra a sus ciudadanos. Se trata de una cifra claramente hinchada que pesa enormemente a las arcas nacionales». A pesar de los avisos de la comunidad internacional, y de existir un acuerdo regional de colaboración judicial para la extradición de criminales de guerra, los incumplimientos por parte de los estados son constantes. Aunque se vislumbran lentos avances. Recientemente conocíamos la captura y extradición de Ratko Mladić por parte de Serbia. El ex general serbobosnio sobre el que pesan entre otros, la acusación por crímenes contra la humanidad y de genocidio en Srebrenica ha sido capturado precisamente antes de la emisión de un informe demoledor del Fiscal Jefe para el TPIY, Serge Brammertz, sobre la colaboración de Serbia con el Consejo de Seguridad de la ONU. Resulta curioso incluso para el fiscal que se haya tardado tanto en capturar a Mladić cuando se escondía apenas a 70 kilómetros de Belgrado, en su pueblo natal y en casa de un primo que lleva su mismo apellido. Resulta paradójico también que el presidente Tadić, quien tiene todo su mérito por capturar a Mladić y a otros criminales como Hadžić, fue el ministro de defensa que dio protección a Mladić en el momento de su huida de Bosnia. Otro ejemplo sonado ha sido la extradición de Veselin Vlahović Batko, el «monstruo de Grbavica» (apresado en la Comunidad Valenciana) y entregado a las autoridades bosnias. Sobre sus espadas pesan miles de asesinatos, muchos aún por aclarar. Han hecho falta 15 años para dar con él, cuando se conoce que su primera parada después de la guerra fue Montenegro, país que nunca lo extraditó, y que sólo puso una orden de búsqueda contra él después de matar a un policía montenegrino. El motivo de estas ilegalidades está en que cada etnia tiene su visión de la justicia, y actúa bajo estos parámetros. Mujkić indica que:

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«La fase de postguerra como la última fase de creación de la «igualdad de los pueblos» o de la igualdad étnica de Bosnia, es del todo inmoral: el mayor criminal y el mayor humanista como miembros de sus comunidades étnicas, y bajo la concepción de su igualdad étnica, abolen sus diferencias. De esta manera, el mayor criminal puede ser de la forma más legítima, el mayor héroe, y el mayor humanista será, de la forma más legítima, el mayor traidor, y un pagado del exterior» (Mujkić, 2007:159). No existe por tanto voluntad regional para superar las discrepancias de la guerra más allá de las obligaciones internacionales siempre en actitud de amenaza de freno en seco de los procesos de integración europea o euroatlántica de los distintos países surgidos de la Ex-Yugoslavia.37 De otra parte, la postura internacional es la de una lenta retirada de la zona que pase de la asistencia al asesoramiento. En el caso de Bosnia eso pasa por una modificación necesaria de su estructura actual lo que significa la reforma definitiva de su marco de funcionamiento que hoy por hoy es Dayton. El nuevo modelo pasa necesariamente por la creación de un tejido civil efectivo, el refuerzo de instituciones centrales como las de defensa, seguridad y justicia, un nuevo sistema electoral que acote las elecciones étnicas, y la unificación de administraciones bajo los estándares europeos, podría ser un punto de partida de Bosnia hacia el definitivo ingreso en la UE. ¿Quién promoverá los cambios si tenemos en cuenta que esta solución sería una reforma de Dayton, y no un nuevo acuerdo que es lo que persigue la UE? Buscar la solución es difícil y prácticamente imposible para la clase política actual de Bosnia. La mano de ayuda externa es crucial, y depende del retorno de los Balcanes a la agenda de la UE.

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37 A principios del mes de marzo conocíamos la detención en Austria del ex general del ejército bosnio, Jovan Divjak, considerado como uno de los liberadores de Sarajevo. La petición de detención ha sido realizada por Serbia por el caso de asesinato de varios soldados y generales en la calle Dubrovačka de Sarajevo a principios de 1992, fue la misma que pesó sobre el vicepresidente bosnio Ejup Ganić, detenido y juzgado en Londres, y finalmente encontrado inocente. Las protestas en Sarajevo se sucedieron durante días delante de la embajada serbia en apoyo al general lo que demuestra que las políticas de postguerra siguen muy vivas en la región.

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Entrevistas 1.  Abazović, Dino. Vicedecano de la Facultad Ciencias Políticas, Universidad de Sarajevo 2.  Diplomático español 3.  Castells, Merce. Asesora Electoral de OSCE para BYH 4.  Grebo, Zdravko. Pensador y profesor de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de Sarajevo 5.  Hadžifejzović, Senad. Director y presentador del noticiario Centralni Dnevnik 6.  Matić, Božidar. Presidente de la Academia de las Ciencias de BYH. Ex director general de Energoinvest 7.  Milišić, Oleg. Portavoz de la Oficina del Alto Representante 8.  Mujkić, Asim. Decano de la Facultad Ciencias Políticas, Universidad de Sarajevo 9.  Perry, Valery. Investigadora y jefa de proyecto en OSCE 10.  Revaud, Caroline. Presidenta del Consejo de Europa en BYH

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Miguel Palacios Cruz

MIGUEL PALACIOS CRUZ (Zaragoza, 1983) ha pasado una gran parte de su infancia en Europa del Este. Residió en Moscú (Unión Soviética/ Rusia) entre los años 1990 y 1994, y vivió cinco años en Belgrado (Yugoslavia) entre 1994 y 1999. Además de en España también ha residido en París (Francia) durante los años 2004 y 2005, y en Toronto (Canadá) entre 2008 y 2009. Es licenciado por la Universidad Autónoma de Madrid en Derecho y en Ciencias Políticas y de la Administración. Ha llevado a cabo durante un año estudios en el Instituto de Estudios Políticos de París, y posee un Máster en Gestión Internacional de la Empresa por el Centro de Estudios Económicos y Comerciales. En la actualidad reside en la ciudad de Madrid.  

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LA YUGONOSTALGIA COMO OBJETO DE ESTUDIO ACADÉMICO Miguel Palacios Cruz

Resumen La yugonostalgia es un fenómeno que ha sido escasamente estudiado hasta la fecha, a pesar de las múltiples y visibles manifestaciones de la misma. Es un fenómeno percibido y valorado, tanto colectivamente como individualmente, de muy diversas maneras, pero sin embargo, ha existido una tendencia a identificar la yugonostalgia, y por lo tanto también sus manifestaciones, con la añoranza del estado socialista yugoslavo, y hasta cierto punto, también con una oposición a los procesos de independencia y democratización de las ex repúblicas yugoslavas. En este trabajo se pretende cuestionar esa identificación, y para ello, se explora la complejidad del fenómeno utilizando como vehículo algunos de los trabajos que se han realizado sobre la yugonostalgia. Palabras clave: yugonostalgia, nostalgia, Yugoslavia, post-socialismo, identidades

«Cuando esta noche volvamos a casa (...) y nos pregunten si hemos estado en Koševo (...), yo diré: sí, fuimos a Koševo, y ellos estaban juntos, y nosotros estábamos juntos, y cantamos viejas canciones y fuimos felices». Goran Bregović durante el concierto de Bijelo Dugme en el estadio de Koševo, Sarajevo, 15.06.2005. En junio de 2005 el grupo de música más importante de la historia de Yugoslavia, Bijelo Dugme, se volvió reunir para dar tres conciertos multitudinarios en las capitales de Bosnia y Hercegovina, Croacia y Serbia. En Sarajevo y Zagreb consiguieron llenar los estadios de Koševo y Maksimir, mientras que en Belgrado congregaron a más de 150.000 personas en el recinto del Hipódromo (B92 bilten vesti, 29.06.2005). A pesar del intento de boicot por parte de grupos bosniacos de excombatientes (B92 bilten vesti, 13.06.2005) y de que la policía croata tuvo que declarar el concierto de Zagreb evento de alto riesgo (HRT1 TV, noticias de las 1730 GMT, 21.06.2005), los tres conciertos se desarrollaron con toda normalidad y resultaron un auténtico éxito de público.

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El retorno de Bijelo Dugme provocó una gran atención mediática en toda la antigua Yugoslavia. El acontecimiento tenía un importante valor simbólico en la medida en que representaba una cierta normalización de las relaciones entre las sociedades bosnia, croata y serbia en el año en que se cumplía una década desde la firma de los Acuerdos de Dayton (noviembre de 1995), por los que se puso fin a la guerra de Bosnia. Y esta normalización se hacía volviendo la vista hacia atrás, hacia el periodo anterior a las guerras de los años noventa, de la mano de un grupo que encarnaba como pocos lo que fue Yugoslavia. En las filas de Bijelo Dugme hubo serbios (Milić Vukašinović, Laza Ristovski), croatas (Željko Bebek, Vlado Pravdić), bosniacos (Zoran Redžić, Alen Islamović), e hijos de matrimonios mixtos (Mladen Vojičić Tifa o Goran Bregović, el líder del grupo). Fueron la primera banda del país durante los años 70 y 80 y se separaron en 1989, precisamente el momento en que Yugoslavia iniciaba su camino de no retorno hacia la ­desaparición. En el último disco de Bijelo Dugme una canción de Bregović intentaba unir lo que cada día se hacía más irreconciliable mezclando partes del himno croata «Lijepa naša» con otras de la canción tradicional serbia «Tamo daleko». Uno de los efectos de la gran relevancia social y mediática que alcanzó la gira de Bijelo Dugme fue la nueva atención que recibió un término que venía circulando por las diversas repúblicas ex-yugoslavas prácticamente desde el comienzo de la desintegración de la antigua Yugoslavia: la «yugonostalgia». Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de yugonostalgia? ¿Cómo, cuándo y dónde surgió? ¿Y cuáles son las razones que explican la existencia del fenómeno? La yugonostalgia es un fenómeno que ha sido muy escasamente estudiado hasta el momento y que podría incluirse dentro del fenómeno más amplio de la nostalgia postsocialista que se ha vivido, de una u otra manera, en la mayoría de países del este europeo. Paradójicamente, a pesar de la poca atención que ha suscitado el estudio del fenómeno, el término yugonostalgia es una palabra muy conocida a lo largo y ancho de toda la antigua Yugoslavia. En realidad, se empezó a hablar de yugonostalgia poco después de la independencia de Croacia y Eslovenia.1 En un primer momento, y en un contexto en el que las antiguas repúblicas yugoslavas buscaban la consolidación de los nuevos estados nacionales, los términos yugonostalgia o yugonostálgico fueron utilizados desde el discurso oficial para referirse a las actitudes, posicionamientos y manifestaciones referidas al pasado yugoslavo. El proceso de construcción nacional, ya fuera el esloveno, el croata o el serbio requería borrar y desprestigiar 50 años de historia (Stephenie Young, 2010: 91). Y dentro de ese 1 La primera mención de la «yugonostalgia» en los foros de discusión de la BBS de Belgrado Sezam, muy popular a principios de los años 90, data del 04.03.1993. Un célebre cantante croata era por entonces calificado en Zagreb de «yugonostálgico», lo que, según el autor del mensaje, era solo un poco mejor que «serbo-chetnik».

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escenario, la yugonostalgia poseía unas connotaciones más bien peyorativas al considerarse que el fenómeno ponía en duda la existencia misma de la realidad nacional de los nuevos estados surgidos de la desintegración. La reafirmación de las nuevas identidades nacionales implicaba la marginación de la identidad yugoslava y de sus expresiones, ya fueran estas el socialismo autogestionario, el estado multiétnico o la existencia de un espacio cultural específicamente yugoslavo. Ejemplos de estos procesos se dieron en mayor o menor medida en todos los nuevos estados. En el caso de Eslovenia, se identificó lo propiamente esloveno con lo occidental y lo europeo, y se rechazó el pasado yugoslavo en la medida en la que se consideraba que la pertenencia al estado yugoslavo, al que se le atribuía un efecto «balcanizante», alejaba a Eslovenia de su esencia puramente europea. En Croacia se vio a Yugoslavia como un estado opresor de la identidad croata, y también se argumentó que lo que se pretendía a través del fomento de la unidad yugoslava era, en realidad, la asimilación cultural de las naciones menos numerosas.2 Y en el caso serbio, se denunciaron los privilegios que disfrutaban las demás repúblicas en la antigua Yugoslavia y la situación de marginación que sufrían los serbios.3 Es en este ambiente en el que nace el término yugonostalgia y en el que adquiere su inicial sentido negativo. Sin embargo, rápidamente, el término se populariza en toda la antigua Yugoslavia, adquiere nuevos significados y pierde, en parte, su anterior carácter peyorativo. Se enriquece y pasa a ser utilizado de manera generalizada para denominar a una multitud de fenómenos que aparecen, y que tienen en común evocar de una manera (más o menos abiertamente) nostálgica aspectos diversos del pasado yugoslavo. Uno de los ejemplos que más se mencionan cuando se habla de la yugonostalgia es el de la popularidad que en toda la antigua Yugoslavia ha seguido manteniendo la música yugoslava de los años 70 y 80. Pero no es el único. Está también la utilización nostálgica en la comercialización de productos de consumo de símbolos y personajes vínculados con el pasado yugoslavo. O la existencia de páginas web dedicadas a mantener viva la memoria del estado yugoslavo.4 También se podrían mencionar como ejemplos la producción cinematográfica de los últimos veinte años, que ha mirado con asiduidad al pasado yugoslavo, o las peregrinaciones que cada año se producen en el aniversario de la muerte de Tito a su tumba en Belgrado y a su pueblo natal de Kumrovec en Croacia. Dentro de las medidas que se adoptaron para reafirmar la identidad croata cabría destacar la del proceso de diferenciación lingüística entre el croata y el serbio. 3 El auge del nacionalismo serbio, y el rechazo de lo yugoslavo, se tradujo en fenómenos como el turbo-folk y el fomento del uso del alfabeto cirílico en detrimento del latino. 4 Hay, incluso, páginas web, que pretenden mantener viva a Yugoslavia en el ciberespacio. Así, por ejemplo, «Generalni konzulta SFRJ» (http://www.konzulatsfrj.com/), que ofrece la confección de pasaportes a las personas interesadas. 2

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El objetivo de este trabajo es explorar el tratamiento que ha recibido la yugonostalgia en la literatura académica y poder así responder, al menos en parte, a algunas de las preguntas que se acaban de formular. En particular, se someterá a crítica la identificación de la yugonostalgia con la amenaza a los nuevos estados e identidades nacionales y se intentará, en cualquier caso, obtener una mejor comprensión del fenómeno en toda su diversidad.

¿Qué se ha escrito sobre la Yugonostalgia? Como ya se mencionó anteriormente, a pesar de la popularidad del término y de las múltiples manifestaciones del fenómeno, la literatura académica no ha prestado demasiada atención a la yugonostalgia. Lo que podría resultar hasta cierto punto sorprendente no es sólo la escasa producción académica, sino también que la poca que ha existido proceda principalmente de Eslovenia o haya sido producido fuera de la antigua Yugoslavia, principalmente por autores originarios de las antiguas repúblicas yugoslavas. Una de las razones que podrían explicarlo es el diferente grado de éxito que han obtenido los procesos de transición e independencia en las ex-repúblicas yugoslavas. Por un lado podría decirse que mientras que en el caso de Eslovenia, la independencia y el proceso de transición post-socialista culminaron de forma más que satisfactoria, con el ingreso en la Unión Europea en 2004 y un desarrollo económico más que notable en los últimos veinte años, en las demás ex-repúblicas, en mayor o menor grado, todavía aún no se habría cerrado el proceso de transición por completo. El propio fenómeno fue visto con recelo por las elites políticas de los nuevos estados surgidos de la desintegración yugoslava durante la década de los noventa, en la medida en que ponía en cuestión las nuevas identidades nacionales. En el caso esloveno, sin embargo, la historia de los últimos veinte años ha demostrado que los procesos de independencia y transición fueron un éxito y que el estado esloveno no se ve amenazado por el recuerdo del pasado yugoslavo, por lo que resulta, como poco, menos controvertido escribir sobre el tema. Después de todo, una característica de la nostalgia es la de realizar una crítica del presente mirando hacia el pasado y evocando aquello que pudo haber sido y no fue. La identidad eslovena fue definida a partir de 1918 dentro de un contexto yugoslavo y con referencia a Yugoslavia. Ser esloveno equivalía a subrayar lo que diferenciaba a los eslovenos del resto de los yugoslavos. La obtención de la independencia, el éxito del nuevo estado, la generalmente asumida irreversibilidad de todo lo ocurrido han servido para vaciar de contenido esta forma de construcción de la identidad eslovena. El nuevo marco de referencia ya no es Yugoslavia, sino la Unión Europea, y en este contexto destacar la faceta centroeuropea de Eslovenia no parece suficiente. En esta nueva fase dentro del proceso secular de comprensión de su propia identidad, bastantes eslo-

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venos redescubren ahora su parte yugoslava y dirigen su atención a lo que les unió a los demás exyugoslavos (nostalgia) y a lo que, a pesar de todo lo ocurrido, siguen teniendo en común con ellos. El sociólogo esloveno Mitja Velikonja, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Ljubljana, es, probablemente, el autor que con mayor frecuencia y profundidad ha tratado el fenómeno de la yugonostalgia. En su obra, que está centrada en la repercusión de la yugonostalgia en Eslovenia, figuran también de manera destacada su vinculación con las demás nostalgias post-socialistas5, así como las manifestaciones del fenómeno en toda la antigua Yugoslavia. Para Velikonja, la «cultura balcánica» (yugoslava) es un ingrediente importante de la cultura eslovena contemporánea y, en este contexto, la yugonostalgia sería uno de los mecanismos de transmisión de la influencia balcánica (yugoslava) a la nueva Eslovenia. En un interesante estudio publicado en 2002, «‘Balkan Culture’ in Slovenia after 1991» (Velikonja, 2002), precisaba que el término de «cultura balcánica» no es demasiado preciso, ya que en él «no se incluyen elementos de la producción cultural de todas las naciones de los Balcanes, sino únicamente de las naciones exyugoslavas». Subrayaba, además, el carácter propiamente esloveno del fenómeno, al señalar que «se trata de una cultura urbana específica dentro de Eslovenia», no una mera importación cultural desde las demás repúblicas ex-yugoslavas. Y destacaba, por último, que no se trata de un fenómeno uniforme, sino de una manifestación fragmentada en relación a factores como la edad, la clase social y las preferencias culturales. Para Velikonja la «cultura balcánica» así entendida es una de las «particularidades culturales de Eslovenia y, como tal, no existe en ninguna otra parte de la antigua Yugoslavia». Dentro del fenómeno que puede denominarse «cultura balcánica», Velikonja considera que se pueden distinguir, al menos, tres elementos diferentes. Un primer componente sería el de la yugonostalgia. Se trataría de un elemento que tendría especial importancia entre las generaciones que vivieron una gran parte de sus vidas en el estado yugoslavo. Las preferencias culturales de estas generaciones de eslovenos serían nostálgicas y estarían centradas en torno a manifestaciones «de la cultura popular de los tiempos pasados: la música, el cine, el deporte, la iconografía política, y los elementos de la vida cotidiana» yugoslava. Sin embargo, considera que la presencia del fenómeno de la «cultura balcánica» en Eslovenia no puede ser atribuida por completo a la yugonostalgia. El segundo componente de la «cultura bálcanica» eslovena no sería nostálgico, escapista, ni limitado a las generaciones yugoslavas, sino que se trataría de una nueva «cultura balcánica» vinculada a las nuevas generaciones y que contendría un elemento de innovación. 5 La ostalgie en Alemania del Este y la nostalgia soviética en Rusia son ejemplos de otras nostalgias post-socialistas.

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Estaría compuesto tanto por la recepción de la nueva producción cultural proveniente de las demás repúblicas exyugoslavas como por la propia creación cultural «balcánica» eslovena.6 El tercer y último componente que describe Velikonja es aquel que entiende la «cultura balcánica» como una manera de provocar, divertirse y rebelarse contra las referencias culturales dominantes en Eslovenia. Frente a la identificación de lo esloveno con lo centroeuropeo, la reivindicación de la «cultura balcánica» conlleva una rebelión frente al orden establecido utilizando la ironía, el componente lúdico y la provocación política.7 En un trabajo más reciente, «Titostalgia – a Study of Nostalgia for Josip Broz» (Velikonja, 2008), Mitja Velikonja explora el mundo de un tipo muy específico de yugonostalgia, la nostalgia por la figura de Josip Broz Tito. Para él, la titostalgia «forma parte directa y esencial del concepto más amplio y flexible de la yugonostalgia», aunque entiende que tiene tal entidad por sí misma que merece la pena ser estudiada de manera independiente. Velikonja considera que la memoria colectiva en las sociedades post-socialistas es muy específica, y que esto se debe a algunos de los problemas que surgen durante los procesos de transición política, económica y social. Esto, además de provocar crisis identitarias, también produce rupturas en la memoria de la gente, bien a nivel individual, bien a nivel colectivo. En contraste con la memoria histórica, que está formada tanto por episodios positivos como por episodios negativos, la nostalgia únicamente se preocupa por el lado más amable del recuerdo. Nos recuerda Velikonja que la nostalgia se caracteriza por «el dolor que produce la pérdida irreversible del pasado, el anhelo por ese pasado perdido, y un deseo utópico de recuperarlo». Señala que el fenómeno de la nostalgia está presente en las sociedades en transición de Europa del Este, «desde el mar Báltico hasta los Balcanes, y desde Alemania del Este hasta Rusia». La yugonostalgia (y, por tanto, también la titostalgia) no sería otra cosa que una manifestación más de este fenómeno más amplio, la expresión específicamente yugoslava de la nostalgia post-socialista. Distingue dos manifestaciones interconectadas del fenómeno de la nostalgia a las que denomina «la cultura de la nostalgia» y «la cultura nostálgica». La diferencia entre la primera y la segunda es que, mientras «la cultura de la nostalgia» se preocupa de la producción y prácticas culturales, «la cultura nostálgica» está formada básicamente Algunos ejemplos serían el éxito comercial alcanzado en Eslovenia por películas como «Tito i ja» (1992) de Goran Marković, «Lepa sela lepo gore» (1996) y «Rane» (1998) de Srđan Dragojević, «Underground» (1995) y «Gato negro, gato blanco» (1998) de Emir Kusturica, o «Monje» (2001) de Raša Andrić. 7 Las canciones «Slobo» en las que se utilizaban partes de los primeros y más famosos discursos de Milošević mezclados con cortes de películas y dibujos animados, o las fiestas de temática yugoslava (incluso celebradas la víspera de la independencia de Eslovenia el 25 de junio de 1991 en los locales alternativos de Ljubljana) son buenos ejemplos de este aspecto de la «cultura balcánica». 6

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por las creencias individuales y colectivas de las personas. Utilizando el ejemplo concreto de la titostalgia, Velikonja habla de una «cultura de la titostalgia», muy extendida por toda la antigua Yugoslavia. Algunas de sus principales manifestaciones serían fenómenos como el de la utilización de la imagen de Tito como reclamo comercial8, la organización de visitas turísticas a lugares vinculados con la vida de Tito9, las numerosas películas y documentales sobre el personaje10, o la multitud de páginas web dedicadas a su persona. También existiría una “cultura titostálgica” todavía muy visible en la actualidad, y esta se traduciría en la imagen positiva que aún hoy mantienen de Tito muchos ciudadanos de repúblicas exyugoslavas.11 La también eslovena Lara Pečjak, en su tesina de licenciatura (Pečjak, 2005), partía de la situación política y económica favorable de Eslovenia con respecto a las demás repúblicas ex-yugoslavas para explicar el importante interés de la juventud eslovena por ciertos elementos que podrían ser considerados como yugonostálgicos y vinculaba este interés con una actitud muy propia de la juventud, la de rebelarse contra el orden establecido. Como explicaba Pečjak, desde finales de la década de los ochenta, y durante todos los años noventa se crea un discurso oficial destinado a favorecer la independencia de Eslovenia. Desde este discurso oficial se realiza una distinción entre lo europeo y occidental, que se identifica con lo propiamente esloveno, y lo balcánico. A Europa se le atribuyen valores positivos, como eficacia, racionalidad y democracia, mientras que los Balcanes (las demás repúblicas exyugoslavas) son asociados a valores tan negativos como la corrupción, el autoritarismo y la suciedad. Este discurso oficial se utiliza como medio para fortalecer la identidad nacional eslovena y sirve también como justificación del principal objetivo político de la Eslovenia independiente, que no es otro que el del ingreso en la Unión Europea, considerado como una vuelta del pueblo esloveno al lugar del que nunca debió salir, Europa. En la página http://shop.cafepress.com/titova%2520slika, por ejemplo, se ofrecen a la venta diversos artículos con la efigie de Tito. 9 La «Casa de las Flores», en Belgrado, (http://en.wikipedia.org/wiki/Kuca_cveca) es la mayor atracción turística relacionada con el titoísmo. El «plavi voz» (tren azul), que utilizaba Tito, puede alquilarse escribiendo a la dirección [email protected]. Existen planes de explotar turísticamente el yate Galeb, en reconstrucción en el puerto de Rijeka, así como diversos edificios en mayor o menor medida ligados a la memoria de Tito. 10 Algunas tan prestigiosas como «Tito i ja», de Goran Marković (1992); algunas tan recientes como la serie croata«Tito», de Antun Vrdoljak (2010). 11 Así, por ejemplo, una encuesta realizada en Zrenjanin (Vojvodina) en 2002 mostraba que el 45% de los entrevistados serbios consideraba que la época de Tito había sido la mejor de la historia del país, frente al 22% que se decantaban por los años 80 (el postitoísmo) y solo un 5% por la época de los Nemánidas. Curiosamente, estos porcentajes eran casi idénticos para los entrevistados húngaros: 42%, la época de Tito; 22%, los años 80 («Mastering the past and potentials for overcoming inter-ethnic conflicts in Vojvodina», 2002). 8

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Contra esta identificación con lo occidental, contra Europa, por una parte, y contra el «estilo de vida americano», por otra, es contra lo que se rebela parte de la juventud eslovena. Lara Pečjak nos dice que es en este contexto en el que aparece en parte de la juventud eslovena un discurso antieuropeo, al que se opone un discurso que ataca los valores occidentales utilizando elementos propios del pasado yugoslavo y socialista, como los conceptos de solidaridad y fraternidad. Esta actitud contestataria la relaciona a su vez con el gusto de la juventud eslovena por lo balcánico, con la influencia que el yugo-rock sigue manteniendo en Eslovenia, con la temática yugoslava en la producción cinematográfica eslovena y con la existencia de una escena cultural balcánica de la que participan jóvenes, y no tan jóvenes, de todas las repúblicas exyugoslavas, incluyendo, por supuesto, también a eslovenos. Para Pečjak no existe una auténtica nostalgia por el estado yugoslavo socialista que realmente existió, sino que se trata, más bien, de la pervivencia de manifestaciones de una cultura compartida. Así, la existencia previa de una escena cultural yugoslava ha fomentado la reaparición (si es que alguna vez desapareció del todo) de una nueva escena cultural que abarcaría los centros urbanos de las antiguas repúblicas. A pesar de los esfuerzos políticos realizados en Eslovenia para intentar borrar los vínculos culturales con las demás repúblicas exyugoslavas y fomentar el «europeísmo», la realidad sería bien diferente. Los vínculos yugoslavos nunca habrían llegado a romperse del todo y, a pesar de las notables diferencias culturales entre las diversas repúblicas, esos vínculos habrían persistido y serían más fuertes de lo que se quiso hacer pensar desde las elites políticas. En el fondo, el argumento Lara Pečjak en favor del mantenimiento de una cultura «panyugoslava» está íntimamente ligado al de la existencia de una identidad yugoslava, que coexistiría con las identidades particulares de las diversas naciones yugoslavas y de los estados formados a partir de 1999. Zala Volčič, una profesora eslovena de la Universidad de Queensland (Australia), detallaba en su trabajo de 2007 «Yugo-Nostalgia: Cultural Memory and Media in the Former Yugoslavia» cuáles eran, a su parecer, los rasgos fundamentales constitutivos de la identidad yugoslava. Esta identidad estaría construida a través de la existencia un espacio cultural específico formado por los siguientes elementos: los programas televisivos y radiofónicos (de noticias principalmente), la música (el yugo-rock), los productos de consumo distintivamente yugoslavos, y los deportes. Para esta autora, la radio y la televisión en Yugoslavia tuvieron una importancia fundamental en la creación de una identidad yugoslava. La emisión de programas de televisión o radio que se dirigían a una audiencia a la que trataban como a una única unidad facilitó, de hecho, que los yugoslavos percibiesen formar parte de una misma comunidad. Por su parte, la música habría representado un papel fundamental a la hora de crear fuertes vínculos entre la juventud yugoslava. El deporte, en especial el balonces-

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to, también fue un importante elemento de unión para los yugoslavos. Incluso un coche como el Yugo constituyó un fuerte vínculo entre todos los yugoslavos.12 El recuerdo de todos estos elementos, indicadores de la identidad yugoslava, es muy importante para entender la yugonostalgia. Con el surgimiento de los nuevos estados nacionales independientes en los primeros años de la década de los noventa, cualquier elemento que pudiera ser interpretado como yugoslavo tenía que ser, o bien asimilado por estos nuevos estados, o bien relegado. Para Volčič, la desintegración de Yugoslavia es un ejemplo trágico de dos fenómenos: el de un concepto fallido de una identidad civil supranacional y, por otro lado, del auge de un deseo irracional, mitológico y excluyente. Los terribles hechos que se vivieron en la antigua Yugoslavia durante la década de los noventa habrían despertado en parte de la población un sentimiento de añoranza de un periodo anterior a las independencias nacionales, un periodo en el que las tensiones y conflictos nacionalistas no existían o, como mínimo, estaban muy diluidos dentro de la comunidad yugoslava imaginada. Esto se habría traducido desde finales de los noventa, en un fenómeno de reapropiación por parte de los medios de comunicación y de la publicidad, de símbolos y productos yugoslavos, así como de la invención de nuevos productos «yugos».13 A diferencia de Mitja Velikonja, Zala Volčič cree importante diferenciar claramente la yugonostalgia de otros fenómenos de nostalgia post-socialista. Una parte fundamental de la yugonostalgia, y de la identidad yugoslava la constituye el hecho de que Yugoslavia no estuvo bajo el control de la URSS, así como la importancia que alcanzó en el imaginario yugoslavo la pertenencia al Movimiento de Países no Alineados. Y es este hecho el que determina una diferencia fundamental entre la nostalgia post-socialista en la antigua Yugoslavia y las demás nostalgias post-socialistas en los países del pacto de Varsovia. Frente a la «Ostalgie» en Alemania del Este, que se refiere a un periodo anterior a la reunificación, en el caso yugoslavo lo que se recuerda con nostalgia es el periodo en el que Yugoslavia aún estaba unida. Una de las ideas más interesantes que maneja Volčič es el carácter paradójico y contradictorio del fenómeno de la yugonostalgia. Por un lado, la yugonostalgia puede entenderse como consecuencia del sentimiento de pérdida y el anhelo por la sociedad socialista yugoslava previa a la desintegración del estado común. Pero, por otra parte, este sen12 «Jugo 45» se títulaba una de las canciones del disco «Agent tajne sile», lanzado por Zabranjeno pušenje en 1999. 13 Dos buenos ejemplos son la Liga Adriática de baloncesto, iniciada por eslovenos en 2001 y en la que actualmente juegan los mejores clubes de Eslovenia. Croacia, Serbia, Bosnia y Hercegovina y Montenegro (http://www.adriaticbasket.com). En 2008-09, una versión panyugoslava de Operación Triunfo contó con participantes de Serbia, Croacia, Bosnia-Hercegovina, Macedonia y Montenegro y se emitió en estos cinco países.

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timiento de pérdida es instrumentalizado por lo que podría denominarse “industria de la nostalgia” para obtener un beneficio económico, hasta tal punto que una parte de las manifestaciones de la yugonostalgia pueden ser atribuidas a la aparición en las repúblicas exyugoslavas de una industria de la nostalgia. Y no deja de ser paradójico que el anhelo por una sociedad socialista desaparecida pueda ser, y sea, explotado comercialmente a través de mecanismos diseñados dentro de la lógica de la producción global capitalista. Uno de los ejemplos que Zala Volčič utiliza para ilustrar este carácter intrínsecamente contradictorio del fenómeno de la yugonostalgia es la película croata «Marjal», de Vinko Brešan (2000). La aparición del fantasma del Mariscal Tito en una isla de la costa dálmata es vista por el alcalde de la localidad como una oportunidad para convertir la isla en un parque temático del comunismo. Se trata de un intento de conjugar la memoria socialista y el nuevo espíritu capitalista y, para Zala Volčič, refleja muy claramente las tensiones y problemas que rodean a la memoria de la antigua Yugoslavia. El interés renovado por la música yugoslava de los años setenta y ochenta (el «yugo-rock») es considerado generalmente como una de las manifestaciones más visibles (y comercialmente más rentables) de la yugonostalgia. Lo que no deja de ser paradójico, según Zala Volčič, si se tiene en cuenta que esta música, aunque tolerada por el régimen, representaba en la época una resistencia frente al clima político reinante y una esperanza de cambio social favorable. Otra ex-yugoslava residente en Australia, la croata Iva Pauker, ha explorado en su tesina de licenciatura (Pauker, 2005) diversos aspectos ligados a la yugonostalgia y sugiere que la cultura popular puede ser un elemento más que ayude a llegar a la reconciliación en la antigua Yugoslavia. Parte, Iva Pauker, de la idea de que si se utiliza la palabra reconciliación para denominar a una meta que se pretende alcanzar en un futuro deseable para la antigua Yugoslavia, se está aceptando de manera implícita que en el pasado existió una experiencia positiva de coexistencia. Esto le lleva a preguntarse si realmente en Yugoslavia alguna vez existió una sociedad multiétnica que funcionaba y, por lo tanto, si existió una verdadera cohabitación, o si la cohabitación era el producto de la presión ejercida por un gobierno autoritario. Apoyada en estudios sobre la cultura popular nos dice que al menos sí que existió una coexistencia orgánica y, una vez que ésta desapareció, nació la añoranza por el pasado perdido. Esto se tradujo en la aparición de una demanda, o anhelo, de productos culturales yugoslavos (películas, música), que se aprecia en toda la antigua Yugoslavia y en las comunidades exyugoslavas de la diáspora. Utiliza Pauker dos ejemplos de cultura popular que en su opinión están sirviendo como herramienta de reconciliación entre los exyugoslavos, a pesar de que hasta la fecha no se les ha concedido demasiada relevancia al haber sido etiquetados como yugo-

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nostálgicos. La primera, el proyecto Lexikon YU-mitologije14 como un lugar en la red que sirva de espacio para compartir memorias del pasado yugoslavo. La segunda, el renacimiento de una escena musical que abarca a toda la antigua Yugoslavia. Argumenta que desde la perspectiva de la reconciliación, el fenómeno de la nostalgia puede ser positivo. Cita a Michael Janover para decir que al recordar el pasado también estamos recordando aquello que podría haber sido y no fue; identificar todos esos caminos no realizados puede tener un impacto favorable sobre el presente. La yugosnostalgia como fenómeno conlleva una crítica de las realidades sociopolíticas actuales y la afirmación de que la historia podría haber sido distinta. Nos recuerda Pauker que, según la escritora croata Dubravka Ugrešić, lo importante para muchos exyugoslavos no era el estado y el territorio, sino la existencia de redes informales e interpersonales que formaban lo que era la identidad yugoslava. El periodista serbio Teofil Pančić habla de «normalnostalgia» más que de «yugonostalgia», y Pauker está de acuerdo con él. La nostalgia es también, o es sobre todo, añoranza de una época en que la vida era normal y, en consecuencia, nostalgia es también la esperanza de que la normalidad retorne. En consecuencia, sugiere Pauker que en el momento en que la vida se normalice en la antigua Yugoslavia y las relaciones entre los diferentes grupos étnicos mejoren la yugosnostalgia se irá desvaneciendo. Por lo tanto, la yugonostalgia no es únicamente una enfermedad que sólo la reconciliación podrá curar, sino que también ofrece una oportunidad, un punto de partida donde la reconciliación puede nacer. Los dos ejemplos de cultura popular que nos presentó, señalan una normalización de relaciones en los niveles informales e interpersonales. Estos desarrollos informales podrían a su vez tener el potencial de facilitar o tener un impacto en otros ámbitos como el de las relaciones intergubernamentales. El tema de la yugonostalgia como punto de partida en un proceso de reconciliación fue tratado también por la austriaca Monika Palmberger en su trabajo de 2008 «Nostalgia Matters: Nostalgia for Yugoslavia as Potential Vision for a Better Future» (Palmberger, 2008). En él, plantea la cuestión de las diferentes maneras de entender y de vivir la yugonostalgia dependiendo del origen étnico de la persona que la vive, pero, sobre todo, las diferentes maneras de entender la yugonostalgia dependiendo de la edad o generación a la que cada uno pertenece. El estudio también pretende superar la visión tradicional de la nostalgia en las ciencias sociales, como la de un fenómeno de escaso interés y fundamentalmente orientado hacia el pasado, y adoptar el punto de vista señala14 Iniciado en Zagreb por Dubravka Ugrešić y Dejan Kršić en 1989. Se reinició a finales de los años 90 como un proyecto conjunto serbo-croata, en torno a la página web http://www.leksikonyu-mitologije.net/. Como resultado de este proyecto las editoriales Postscriptum (Zagreb) y Rende (Belgrado) publicaron en 2004 conjuntamente un libro (Adrić et alt., 2004).

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do en algunos estudios recientes15 que consideran que la nostalgia puede poseer un carácter utópico. En el trabajo se cuenta la historia real de dos mujeres, una musulmana y una croata, que viven en la ciudad hercegovina de Mostar. Se relata cuál es su relación con la yugonostalgia y cómo perciben el pasado yugoslavo y la vida en el Mostar del presente. La primera historia es la de Aida, mujer musulmana (bosniaca) nacida en 1968 y que, por tanto, vivió en la antigua Yugoslavia una parte importante de su vida. Antes de la guerra residía en la parte occidental de la ciudad y, al volver en 1997 del Reino Unido, donde había vivido durante el conflicto, tuvo que instalarse en la parte oriental, ya que su madre había sido expulsada de su anterior casa, situada en lo que se había convertido en «zona croata». La vida, el trabajo, los amigos, la vida social de Aida se encuentran ahora en la parte musulmana de la ciudad y ella añora el pasado de convivencia en Mostar, así como los sentimientos de fraternidad y unidad de la Yugoslavia de Tito. Para Aida, Yugoslavia era su hogar, el lugar donde se sentía segura, pero es un hogar al que ya no puede retornar. Si se le preguntase cómo le gustaría que fuese Mostar en el futuro probablemente respondería que como había sido antes de la guerra. Se trata de una esperanza paralizante y que se traduce en un poderoso dolor por el hogar perdido. Sanja, la mujer croata, es quince años más joven que Aida y procede de una pequeña ciudad situada a unos 50 kilómetros de Mostar. Se trasladó a Mostar para realizar sus estudios universitarios y cree que la ciudad posee una apasionante vida estudiantil, además de un magnífico centro histórico. Desde el principio de su estancia en la ciudad tuvo curiosidad por cruzar el puente para conocer el lado musulmán y sus visitas se convirtieron en frecuentes al empezar a colaborar con una ONG del lado oriental. Allí conoció a un joven bosniaco y se enamoraron. Sanja tiene sentimientos encontrados en relación a Yugoslavia. En su familia siempre le contaron historias muy negativas sobre el pasado yugoslavo y a diferencia de Aida, no comparte una visión positiva ni de Tito ni del comunismo. Posee, además, una fuerte identidad croata. A pesar de ello, cree que serbios, croatas y musulmanes pueden vivir pacíficamente en una misma ciudad, incluso en un mismo estado. Para ella, los bosnios de todas las nacionalidades comparten muchas costumbres locales y una mentalidad similar. Y también piensa que aquello que les une es, al menos, tan fuerte como lo que les separa. En el caso de Sanja se podría hablar de dos distintos niveles de identidad, el familiar y privado, croata y católico, y el nivel cívico bosnio, que la une a los demás ciudadanos con independencia de su nacionalidad. La nostalgia de Sanja está orientada principalmente a satisfacer el anhelo de la con-

15 Los trabajos de Stuart Tannock , «Nostalgia Critique», (Tannock, 1995) y de Michael Pickering y Emily Keightley, «The Modalities of Nostalgia», (Pickering y Keightley, 2006).

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vivencia multiétnica y le sirve para criticar la situación política actual. En este sentido, utiliza la memoria del pasado yugoslavo como guía para un futuro en paz y comunidad. Para Palmberger, aunque las dos mujeres son ejemplos de yugonostalgia, el tipo de yugonostalgia que sienten es completamente diferente. Mientras que la crítica del presente que realiza Aida solo lleva aparejada la añoranza por un pasado que no podrá volver, para Sanja la crítica del presente y la mirada al pasado yugoslavo sirven para alentar la esperanza de un futuro de convivencia. Es el componente generacional el que mejor explica las diferencias entre las visiones de cada una de las mujeres. Aida, por su edad y sus circunstancias, puede mantener muy vivo un recuerdo positivo de cómo era la ciudad de Mostar antes de la guerra, así como de las perspectivas que podía albergar en esa época respecto de su futuro. La guerra se lo llevo todo por delante. Por otro lado, Sanja no está tan atada como Aida a un pasado que apenas llegó a conocer. Este hecho le permite tomar prestado aquello que considera más positivo del pasado yugoslavo e integrarlo en un proyecto de futuro. También Mitja Velikonja se ha interesado por esta posible función de la yugonostalgia para facilitar la reconciliación y la convivencia en toda la antigua Yugoslavia y, de una manera muy especial, en Bosnia y Hercegovina. La conferencia que pronunció el 16.02.2011 en la Universidad Humboldt de Berlín se titulaba, precisamente, «Between collective memory and political action: emancipative potentials of yugonostalgia in post-Dayton Bosnia-Hercegovina».

Yugonostalgia: un ensayo de clasificación Quizá la falta de claridad en torno al sentido mismo del término «yugonostalgia» haya sido una de las principales razones del escaso interés que este fenómeno ha despertado hasta ahora en los círculos académicos. La «yugonostalgia» ha sido percibida por muchos como una etiqueta usada a veces con demasiada ligereza para designar realidades sociales muy distintas. Por ello, no es de extrañar que los académicos que se han acercado a este tema hayan sentido la necesidad de precisar el sentido en que se emplea o puede emplear el término. En muchos casos, en la búsqueda de una mayor precisión se han sentido obligados a aceptar la polisemia intrínseca del concepto «yugonostalgia» y su búsqueda de un mayor rigor se ha traducido en el intento de establecer clasificaciones de los diversos tipos de yugonostalgia. Puede decirse que, si bien existe un cierto consenso entre los autores a la hora de identificar cuáles son las manifestaciones propias del fenómeno, esta misma unanimidad desaparece cuando se trata de dilucidar las razones que lo explican. A continuación veremos algunas de las clasificaciones de yugonostalgia que se pueden encontrar en los trabajos que hemos analizado anteriormente.

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Mitja Velikonja considera cuatro tipos distintos de nostalgia. Aunque su tipología pretende tener un carácter general, puede aplicarse perfectamente al fenómeno particular de la yugonostalgia: a) La primera es la que observa entre la nostalgia personal y la nostalgia colectiva. El fenómeno de la nostalgia puede entenderse de manera individual, siendo la forma en la que cada uno vive la nostalgia. Pero, al mismo tiempo, la nostalgia puede también constituir un fenómeno colectivo. Y Velikonja considera que los dos fenómenos, el personal y el colectivo, nunca llegan a superponerse del todo el uno al otro. El que la nostalgia pueda manifestarse como un sentimiento subjetivo individual no excluye que se puedan observar características comunes del fenómeno en grupos de personas. b) La segunda distinción es la que establece entre la nostalgia materializada y la nostalgia como idea o sentimiento. Un ejemplo de nostalgia materializada es la que tiene lugar con la proliferación de la demanda de productos a los que podría calificarse de yugonostálgicos. c) En tercer lugar distingue entre la nostalgia instrumentalizada y la nostalgia no instrumentalizada. La nostalgia instrumentalizada es aquella que se utiliza para la consecución de unos objetivos, ya sean de índole político, económico o cultural. Por el contrario, la nostalgia no instrumentalizada es autorreferencial y no busca la satisfacción de unos objetivos determinados. Como hemos visto, el fenómeno de la yugonostálgica es no instrumentalizado para los que participan en él, pero ha sido y es instrumentalizado por políticos, hombres de negocios, artistas, etcétera. d) La última distinción es la que Velikonja establece entre la nostalgia mimética y la nostalgia satírica. La nostalgia mimética se centra básicamente en la búsqueda de la autenticidad, de lo verdaderamente vivido, de la representación fidedigna del pasado, y es un tipo de nostalgia dogmática (en el sentido de no analítica). Por el contrario, la nostalgia satírica pretende algo muy distinto: es irónica, ecléctica, híbrida, blasfema y busca jugar con el pasado. Toma prestado todo aquello que le interesa y no está preocupada por lo que realmente ocurrió. La moderna «cultura balcánica» en Eslovenia es un buen ejemplo de nostalgia satírica. Zala Volčič, por su parte, distingue tres tipos diferentes de yugonostalgia: la yugonostalgia revisionista, la yugonostalgia estática y la yugonostalgia escapista. La primera, la yugonostalgia revisionista, es un fenómeno fundamentalmente político que busca apelar al pasado yugoslavo como modelo para un proyecto de reunificación política. Por su parte, la yugonostalgia estática es un fenómeno primordialmente cultural que tiene como objetivo preservar un auténtico pasado yugoslavo, un pasado que no sea utilizado ni políticamente ni de forma comercial. En último lugar, la yugonostalgia escapista sería un fenómeno comercial que busca obtener un beneficio económico de la explotación de la añoranza existente por el pasado yugoslavo.

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La clasificación de Velikonja tiene un carácter esencial, ya que atiende al «qué es» la yugonostalgia, mientras que la de Volčič es funcional (para qué sirve la yugonostalgia). Podríamos completarlas introduciendo una nueva dimensión, la definida por el objeto de la añoranza. De acuerdo con este criterio, distinguiríamos entre entre la nostalgia post-socialista y la nostalgia del estado multiétnico yugoslavo. Por un lado, la yugonostalgia post-socialista sería la respuesta nostálgica al proceso de transición política, económica y social del estado yugoslavo socialista a los nuevos estados independientes democráticos y de economía de mercado. Mientras tanto, la yugonostalgia del estado multiétnico sería la respuesta del paso de la federación multinacional yugoslava a los estados nacionales independientes.

Algunas conclusiones Después de este rápido repaso de parte de la literatura académica disponible, cabe plantearse si realmente se puede hablar de yugonostalgia como de un único fenómeno que engloba todas las manifestaciones que hemos visto de la misma, o si bien esta misma multiplicidad imposibilita, de hecho, hablar de un único fenómeno, e incluso cuestiona su propia existencia. Un problema que hace difícil la categorización de la yugonostalgia se encuentra en el origen del término. Como recordaba Zala Volčič, todo aquello que los nuevos estados nacionales surgidos de la desintegración no podían asimilar como propio debía ser aniquilado. Esto implicaba que el recuerdo de todos aquellos elementos no asimilables pasaba a ser considerado como yugonostálgico, en un sentido peyorativo. Probablemente, el mayor problema que plantea la yugonostalgia como fenómeno, en el contexto histórico de los últimos veinte años, es que se le percibe hasta cierto punto como una amenaza a las nuevas identidades nacionales y a los procesos de construcción nacional. Pero, aunque en muchos casos la añoranza de estos elementos considerados yugonostálgicos pudiera estar relacionada con la reivindicación de la existencia de Yugoslavia como estado, no siempre ha sido así. Esta visión negativa de la yugonostalgia (la yugonostalgia como amenaza a los nuevos estados, a las nuevas identidades) ha acompañado de una manera o de otra a las diversas manifestaciones del fenómeno, y a los juicios que sobre las mismas se han realizado. Las reservas a exteriorizar una opinión favorable de la yugonostalgia y de sus manifestaciones está relacionada con las reticencias a defender la Yugoslavia que existió en la realidad. Pero, como se ha visto a través de diversos trabajos sobre la yugonostalgia, esta no es solamente consecuencia de la añoranza por el pasado yugoslavo perdido, sino que también encuentra su origen en otros lugares que poco tienen que ver con la negación de los nuevos estados e identidades nacionales. La yugonostalgia es en parte una crítica

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del presente, pero no siempre, y tampoco siempre conlleva una mirada centrada únicamente en el pasado. Existe, sí, pero es diversa, y solo en parte nostálgica de la Yugoslavia socialista tal y como fue. El gusto por la producción cultural yugoslava, ya sea literaria, musical o cinematográfica, anterior a 1991 se mantuvo en la antigua Yugoslavia incluso durante los años noventa. Una vez que se restableció una normalización de las relaciones culturales entre las antiguas repúblicas, el interés por esta producción cultural anterior a 1991, como por la nueva producción cultural de cada uno de los nuevos estados, siguió floreciendo. Lara Pečjak y Mitja Velikonja apuntaban algunas de las razones que explican este suceso. Por un lado, estaría el carácter rebelde de la juventud, que fomentaría un gusto y una producción cultural enfrentados al nacionalismo imperante en los nuevos estados exyugoslavos. Por otro lado, también tendrían una responsabilidad muy grande en la pervivencia de esta escena cultural yugoslava los gustos nostálgicos de aquellos ciudadanos que vivieron su juventud en la antigua Yugoslavia. Estas preferencias culturales podrían denotar una nostalgia por el pasado propiamente yugoslavo, pero también podrían ser únicamente nostálgicas de una juventud que ya se vivió y se dejó atrás. Una última razón que podría explicar la pervivencia de la escena cultural yugoslava, y la que creo tiene mayor relevancia, es la dificultad de romper por completo los lazos culturales que unían a los ciudadanos de la antigua Yugoslavia. Estos lazos no son únicamente consecuencia de la convivencia de los diferentes pueblos de la antigua Yugoslavia en un mismo estado durante la mayor parte del siglo XX, sino que se basan también en la cercanía geográfica, en una cultura y costumbres similares y en una lengua compartida por bosniacos, croatas, montenegrinos y serbios (muy similar, por otra parte, a las que hablan eslovenos y macedonios). La voluntad de mantener estos lazos culturales puede ser entendida como yugonostálgica, aunque en ocasiones esté exenta de toda añoranza por el pasado yugoslavo y se fundamente, simplemente, en la idea de que esos lazos no son artificiales y merecen ser conservados. Palmberger y Volčič apuntaban que la crítica del presente es otro factor de mucha relevancia a la hora de explicar la yugonostalgia. En realidad, en cualquier nostalgia el anhelo por el pasado que se fue siempre va acompañado, aunque sea implícitamente, de una crítica al tiempo presente. En el caso yugoslavo, sin embargo, esta crítica del presente cobra especial importancia. Palmberger nos mostraba cómo en Bosnia y Hercegovina esta crítica del presente no se centraba únicamente en la situación económica del país, sino también en las tensiones étnicas no resueltas. Si se recuerda todo el sufrimiento vivido durante los años noventa y se tiene en cuenta el futuro sin perspectivas de muchos ciudadanos de la antigua Yugoslavia, se entiende que pueda existir cierta nostalgia de un pasado que, desde nuestra posición actual, puede parecer más seguro. Pero esta

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crítica del presente no puede ser entendida únicamente como una reivindicación del pasado yugoslavo socialista o como la añoranza de ese tiempo que ya se perdió para siempre. Esta crítica del presente, tal y como sugería Palmberger, puede ser compatible con la existencia de los nuevos estados surgidos de la desintegración, así como con las diversas identidades nacionales. No es necesariamente una reivindicación del pasado yugoslavo, sino la afirmación de que se puede aprender de la experiencia yugoslava para construir un futuro mejor. En último lugar se podría mencionar otro factor que explicaría la aparición de la yugonostalgia, así como muchas de sus manifestaciones: la añoranza por un pasado que nunca existió, o que incluso nunca se vivió. Tanto Velikonja como Volčič señalan algunas de las razones que se encuentran detrás de este aspecto de la yugonostalgia. La nostalgia como fenómeno social no es exclusiva de las sociedades post-socialistas. En realidad la nostalgia está, de una manera u otra, presente en la mayoría de las sociedades posindustriales. Aparece una mirada nostálgica hacia un pasado que ofrecía mayor seguridad respecto del presente y del futuro. No se trata de una actitud novedosa, ya que ésta siempre ha existido (Lowenthal, 1985:8). Después de todo, el futuro siempre será incierto en contraste con el pasado que ya conocemos, sin embargo, la confianza en el progreso en la actualidad no es tan grande como lo pudo ser en las sociedades industriales. Lo particularmente novedoso de esta mirada nostálgica al pasado es la explotación económica que se realiza de la misma. Y también resulta novedoso que el pasado que se intenta vender no es a menudo un pasado que busque la autenticidad, sino que se trata de un pasado inventado, de un pasado que toma prestado, de la recreación de un pasado que nunca existió. Es una nostalgia posmoderna que utiliza la ironía para mirar atrás en el tiempo (Hutcheon, 1998). Y gran parte de las manifestaciones más visibles de la yugonostalgia responden a este tipo de gusto por la recreación de un pasado imaginado y a la explotación comercial del mismo: los restaurantes y cafés de temática yugoslava, los productos de consumo que utilizan simbología yugoslava para su comercialización, las fiestas de temática yugonostálgica, e incluso parte de la producción cultural. Este fenómeno, aunque juega con el anhelo de un pasado que nos parece más seguro, es más irónico que nostálgico y, a diferencia de lo que ocurría con alguno de los otros aspectos de la yugonostalgia, se trata de un tipo de nostalgia que está completamente desprovisto de crítica del presente.

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TERCERA PARTE

ANEXO (en idioma original no español)

– ULOGA UJEDINJENIH NACIJA U RJEŠAVANJU SUKOBA U HRVATSKOJ Ružica Jakešević – THE INFLUENCE OF THE DISSOLUTION OF YUGOSLAVIA BY WAR ON REGIONAL COOPERATION IN SOUTHEAST EUROPE AND BALKANS Edita Stojić Karanović – CRNA GORA 20 GODINA NAKON RASPADA JUGOSLAVIJE Saša Knežević

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ULOGA UJEDINJENIH NACIJA U RJEŠAVANJU SUKOBA U HRVATSKOJ Ružica Jakešević Uvod Raspad Jugoslavije prije 20 godina i nastanak novih država na političkoj karti Europe izazvao je golemu međunarodnu pozornost – koja je, nažalost, bila generirana ponajprije sukobima koji su ostavili dubok trag u odnosima među novonastalim zemljama. Dvadeseta obljetnica početka tih događaja prilika je da se analiziraju razni aspekti tadašnjih događaja, a predmet ovoga rada je uloga Ujedinjenih nacija u rješavanju sukoba u Hrvatskoj. Zašto Ujedinjene nacije, a ne neka druga organizacija? Odgovor proizlazi iz jednostavne činjenice što su UN, s obzirom na kontekst u kojemu se odvijao raspad Jugoslavije, bile jedina organizacija koja je imala kapacitete (spremnost) poduzeti bilo kakve akcije usmjerene na smirivanje situacije na ovim prostorima. Tadašnja Europska zajednica nije imala politike, načela niti mehanizme djelovanja u takvim situacijama, s obzirom da je u to vrijeme ideja o konceptu europske sigurnosne i obrambene politike bila još u povojima. NATO je u to vrijeme započeo fazu transformacije iz strogo vojnog u vojno-politički savez, te je tražio svoju ulogu i smisao postojanja u novom sigurnosnom okruženju. KESS također nije imao kapaciteta uhvatiti se u koštac sa događajima na prostoru bivše Jugoslavije. Stoga preostaju Ujedinjene nacije, kao organizacija koja je, pored diplomatskog djelovanja europskih i svjetskih sila, bila najaktivniji međunarodni akter u događajima početkom devedesetih godina. Je li to djelovanje imalo pozitivan ili negativan učinak? Odgovor na to pitanje nije jednostavan niti jednoznačan. Prve posthladnoratovske godine donijele su nove vrste izazova međunarodnoj sigurnosti, što je utjecalo i na poticaje za transformacijom institucija međunarodne sigurnosti i mehanizama njezinoga postizanja. Bilo je to vrijeme početka promjena i proširenja prirode mirovnih misija s tradicionalnih, strogo vojnih zadaća na kompleksne i multidimenzionalne zadaće koje bi omogućavale implementaciju mirovnih sporazuma uz sudjelovanje u uspostavi održivog mira. Aktivnost snaga Ujedinjenih nacija tijekom jednog dugog razdoblja zasnivala se na tri temeljna načela: pristanku sukobljenih strana, nepristranosti promatrača i neprimjenjivanju sile u većini slučajeva. Situacija u kojoj su se našle mirovne snage Ujedinjenih nacija na području bivše Jugoslavije i poteškoće na koje su nailazile u provođenju mandata uvelike su utjecale na poticaje za transformaci-

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jom koncepta tradicionalnih mirovnih misija prema mirovnim misijama druge generacije, koje se po svojim karakteristikama uvelike razlikuju od misija tijekom velikoga dijela druge polovice 20. stoljeća.1 Raspad Jugoslavije dogodio se, između ostalog, potaknut promjenama u međunarodnoj zajednici nakon završetka hladnog rata, ali ponajprije zbog unutarnjih razloga. Josip Broz Tito do svoje smrti 1980. godine nije uspio stvoriti uvjete za mirno razdruživanje republika, kao niti trajni osjećaj pripadnosti jedinstvenoj jugoslavenskoj naciji. Stoga su nacionalni osjećaji i nacionalna pripadnost u republikama i dalje je bili vrlo jaki elementi, što je predstavljalo snažnu osnovu za pokretanje procesa stvaranja nacionalnih država i izlazak iz centralizirano uređene države. Revolucije koje su se događale diljem Istočne Europe 1989. godine samo su potaknule centrifugalne sile između republika. Prema nekim izvorima, CIA je već na početku 1990. godine predviđala raspad Jugoslavije popraćen oružanim sukobom.2 Primjer sukoba koji se odvijao na području bivše Jugoslavije pokazao je međunarodnoj zajednici da su principi i mehanizmi za koje se smatralo da osi­guravaju stabilan okvir za međunarodnu sigurnost u razdoblju hladnog rata nedovo­ljni za očuvanje međunarodnog mira u promijenjenom okruženju.3 Mandati i karakter mirovnih misiVidjeti primjerice: Sewall, J. O. B., UNPROFOR and UNTAC: Lessons Learned as to Requirements for Planning, Training, and Equipment, Improving the Prospects for Future Peace Operations – Workshop Proceedings, Dostupno na: http://www.princeton.edu/~ota/disk1/1995/9534/953411.PDF (24. 06. 2009.); Roberts, A., „Soldiering on in Hope“: United Nations Peacekeeping in Civil Wars, International Law and Politics, Vol. 35., str. 839-843. Dostupno na: http://www.geocities.ws/resethnic/UNpk.pdf (25. 12. 2008.); Wäyrynen, R., Preventing Deadly Conflicts: Failures in Iraq and Yugoslavia, Global Society, Vol. 14, No. 1, 2000., str. 5-33. Dostupno na: http://www.ingentaconnect.com/content/routledg/cgsj/2000/.../00000001 (26. 07. 2009.); Berdal, M., Lessons Not Learned: The Use of Force in ‘Peace Operations’ in the 1990s, Managing Armed Conflicts in 21st Century, str. 55-74. MacInnis, J. A., Contrasts in Peacekeeping: The Experience of UNPROFOR and IFOR in the Former Yugoslavia, Dostupno na: http://www.dukeupress.edu/Catalog/ViewProduct.php?productid=6170 (30. 04. 2008.); Cohen, J. L., Moens, A., Learning the Lessons of UNPROFOR: Canadian Peacekeeping in the Former Yugoslavia, Canadian Foreign Policy, Vol. 6, No. 2, 1999., Center for Foreign Policy Development Paper, str. 85-103. Dostupno na: www.queensu.ca/cir/files/2004-05%20QCIR%20Annual%20Report.pdf 1

(14. 04. 2009.)

Goodby, J. E., Conflict in Europe: the case of Yugoslavia, in: Goodby, J. E., Regional Conflicts – the Challenge to US-Russian Co-operation, SIPRI, Oxford University Press, 1995., str. 159-160. Vidjeti također: Žunec, O., Rat u Hrvatskoj 1991.-1995. – 1. dio: Uzroci rata i operacije do Sarajevskog primirja, Polemos, Vol. 1., br. 1, 1998. 3 Tijek događaja tzv. jugoslavenske krize, nastanka novih država na području bivše Jugoslavije te ratnih događanja na teritoriju Republike Hrvatske (kao i ostalih novo-neovisnih država) vidjeti u: Cohen, J. L., Broken Bonds – Yugoslavia’s Disintegration and Balkan Politics in Transition, 2nd edition, Westview Press, Boulder, San Francisco, Oxford, 1995. 2

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ja doživjeli su veliku preobrazbu, prerastajući iz operacija razdvajanja zaraćenih strana u složene misije izgradnje demokratskih sustava, zaštite i promicanja ljudskih prava, jačanja civilnog društva i uspostavljanja osnovnih temelja za održiv razvoj neovisnih država.  Unatoč jasnim dokazima o procesu dezintegracije Jugoslavije,4 međunarodna zajednica učinila je malo kako bi se spriječio oružani sukob koji je uslijedio. S jedne strane, Sjedinjene Države bile su u procjepu između dvije opcije – da li poduprijeti akciju koja bi uključivala prinudu ili se oduprijeti uvlačenju u još jedan rat. Prevladalo je mišljenje kako su događaji na prostoru bivše Jugoslavije ‘europska stvar’, te da su Sjedinjene Države u Zaljevskom ratu dale svoj obol međunarodnom miru i sigurnosti. Takvo stajalište podržavali su i Nijemci i Francuzi, koji su u angažiranju Europske zajednice vidjeli priliku za testiranje zajedničke vanjske i sigurnosne politike u nastanku. Smatralo se kako je novonastala situacija prava prilika za testiranje odredbi poglavlja VIII Povelje Ujedinjenih nacija, odnosno prilika za suradnju globalne i regionalnih međunarodnih organizacija. U pogledu moguće intervencije Ujedinjenih nacija, postavljalo se pitanje karaktera same intervencije – treba li neka potencijalna akcija biti poduzeta u skladu sa poglavljem VI Povelje Ujedinjenih nacija (tj. tradicionalna mirovna misija) ili u skladu s poglavljem VII (nametanje mira), što bi onda podrazumijevalo upotrebu sile u postizanju definiranog cilja, uz jasno definiranje uloge strana u sukobu i ukidanje načela nepristranosti?5 Mnogi komentatori jugoslavenske krize, kao i predstavnici Clintonove administracije koji su s oprezom iznosili razloge zbog kojih su imali tako malo mogućnosti na raspolaganju koje im je ostavila administracija Busha starijeg, smatrali su da je ranije i čvršće djelovanje međunarodne zajednice moglo zaustaviti sukob u bivšoj Jugoslaviji ili barem ograničiti njegove razmjere.6 Kada je konačno došlo do ‘eksplozije’ situacije 1991. godine, međunarodna zajednica prvo se oslonila na diplomaciju, a potom na operaciju Ujedinjenih nacija, namijenjenu obuzdavanju nasilja, smanjenju patnji civila, te otvaranju prostora za pregovore o 4 Referendum u Sloveniji koji je ukazao na tendenciju i volju slovenskog naroda za stvaranjem samostalne države, prvi višestranački izbori u republikama, posebice u Sloveniji i Hrvatskoj, proglašenje neovisnosti Hrvatske i Slovenije, itd... 5 Navedena razmišljanja, uz zabrinutost Rusije zbog implikacija ove krize na Rusku Federaciju i granice novih neovisnih država u sastavu ZND-a, stalne članice Vijeća sigurnosti nisu bile naklonjene poduzimanju odlučne akcije Ujedinjenih nacija na Balkanu. Naime, u najranijim fazama jugoslavenske krize Ujedinjene nacije nisu mogle definirati svrhu intervencije – treba li to biti humanitarna intervencija namijenjena zaštiti civila ili se ona treba poduzeti u svrhu obrane principa nepovredivosti granica. Economides, S., Taylor, P., Former Yugoslavia, in: Berdal, M., Economides, S. (eds.), United Nations Interventionism 1994-2004, Cambridge University Press, Cambridge, 2007., str. 68.; Vidjeti također: Filipović, V., Kontroverze Vanceova plana, Polemos, Vol. 11, br. 1., 2008., str. 91-110. 6 Goodby, J. E., Conflict in Europe: the case of Yugoslavia, in: Goodby, J. E., Regional Conflicts – the Challenge to US-Russian Co-operation, SIPRI, Oxford University Press, 1995., str. 158.

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sporazumu.7 Ujedinjene nacije uključile su se u većoj mjeri u jugoslavenski sukob nakon listopada 1991. godine kad je Vijeće sigurnosti odobrilo slanje tradicionalnih mirovnih snaga opremljenih lakim naoružanjem. Te su snage bile raspoređene u neadekvatnom broju, neodgovarajuće naoružane i s nejasnim mandatom.8 Agresija na Hrvatsku trajala je više od šest mjeseci kad je od Ujedinjenih nacija zatraženo pribjegavanje uporabi snažnijih mjera. Tek u siječnju 1992. godine, uz posredovanje Cyrusa Vancea, predstavnika Glavnog tajnika, postignuti su prvi rezultati mirovnih napora sklapanjem primirja. Mirovnu misiju Ujedinjenih nacija u Hrvatskoj Vijeće sigurnosti konačno je odobrilo u veljači 1992. godine. Međutim, mirovne snage u sastavu UNPROFOR-a, koje su imale za cilj provođenje tzv. Vanceovog plana, nisu bile u stanju zaustaviti agresiju na području bivše Jugoslavije. Iako je formalno postojao sporazum o primirju, snage Ujedinjenih nacija nisu uspjele osigurati njegovo dosljedno provođenje, pa je učestalo dolazilo do kršenja primirja. Operacija UNCRO, koja je uslijedila također se smatra neuspješnom u izvršavanju zadaća koje su pred njom bile postavljenje. Mnogi analitičari razloge neuspjeha pripisuju nezainteresiranosti Ujedinjenih nacija za ovaj sukob, ali i pokretanju ove mirovne misije bez osiguravanja svih važnih pretpostavki za vođenje tako zahtjevne i kompleksne operacije. S druge strane, neki autori ove mirovne misije Ujedinjenih nacija nazivaju samo promatračkim misijama. Tek je mandat misije UNTAES, po većini pokazatelja, bio uspješan. Razloge treba tražiti u promijenjenoj političkoj klimi, ali i vojnim snagama te negativnom iskustvu koje su dale prethodne dvije misije. Republika Hrvatska je od 1992. godine, kada je postala članicom Ujedinjenih nacija, bila s tom organizacijom u intenzivnom odnosu kroz pet mirovnih misija koje su se odigrale na njezinom području. U svom razvoju Republika Hrvatska je od države primateljice pomoći postala država davateljica pomoći i aktivno sudjeluje u mirovnim misijama koje danas provode Ujedinjene nacije. Prema svim parametrima, bivša Jugoslavija predstavljala je ogroman angažman za Ujedinjene nacije. O kakvim se razmjerima radi, svjedoče sljedeći podaci. Do sredine 1995. godine, dva od tri pripadnika ‘plavih kaciga’ koje su Ujedinjene nacije poslale na teren u cijelome svijetu nalazila su se na prostoru bivše Jugoslavije. Međutim, UNove misije nailazile su na teškoće zbog zahtjevnih i ponekad nekonzistentnih mandata. 7 Durch, W. J., Schear, J. A., Faultlines: UN operations in the former Yugoslavia, in: Durch, W. J. (ed.), UN Peacekeeping, American Policy and the Uncivil Wars of the 1990, St. Martin’s Press., New York, 1996., str. 193. 8 Baros, M., The UN’s Response to the Yugoslav Crisis: Turning the UN Charter on its Head, International Peacekeeping, Vol. 8, No. 1, Spring 2001, str. 44-63. Dostupno na: www.ingentaconnect.com/content/routledg/ip/2001/00000008/.../art00004 (28. 11.

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Neke su zadaće obavljene dobro, ali u nekim područjima provedba nije išla glatko, dok je mandat misija bio zamjena za snažniju oružanu intervenciju, kojoj Sjedinjene Države i njihovi saveznici nisu bili skloni poduzeti.9

Razlozi uspostave mirovnih misija u Republici Hrvatskoj Ozbiljne borbe u Republici Hrvatskoj započele su u lipnju 1991. godine, potaknute proglašenjem neovisnosti od Jugoslavije 25. lipnja 1991. godine,10 koju dio Srba u Hrvatskoj nezadovoljan novostečenim statusom nacionalne manjine, uz potporu Jugoslavenske narodne armije, nije prihvaćao. Napori (u okviru Konferencije o Jugoslaviji) tadašnje Europske zajednice koji su već sredinom 1991. godine uloženi u sprječavanje eskalacije situacije u bivšoj Jugoslaviji, pokazali su se neuspješnima. Hrvatska i Slovenija opirale su se svemu što je bilo više obvezujuće od labave konfederacije sa Srbijom, kojoj se zamjeralo zbog dominacije nad federalnim institucijama i svojatanja nacionalnog bogatstva. S druge strane, Beograd je bio protiv bilo kakvog rješenja prema kojemu bi raspršene srpske zajednice izvan Srbije postale manjine u novim suverenim državama.11 Hrvatska je stoga pažljivo gradila svoje međunarodno priznanje i u tom kontekstu posebno je bio važan odnos s Ujedinjenim nacijama, najvažnijom svje­tskom međunarodnom organizacijom, u čije je članstvo Hrvatska primljena 22. svibnja 1992. godine. Odnos Ujedinjenih nacija i Republike Hrvatske od samog početka bio je intenzivan. Od početka stvaranja državnosti, prisutnost Ujedinjenih nacija bila je za Republiku Hrvatsku ključna u ostvarivanju i održavanju mira. To se ponajprije odnosi na činjenicu da je neposredno po osamostaljenju na Republiku Hrvatsku izvršena agresija, uslijed koje je došlo do gubitka kontrole nad velikim dijelom teritorija, velike pogibije ljudi, masovnog prognanstva stanovnika područja zahvaćenih ratom iz njihovih domova, uništavanja gospodarskih potencijala u velikim razmjerima, a sve je to praćeno kršenjem ljudskih prava i ratnim zločinima. Ulaskom u Ujedinjene nacije, zbog specifičnosti događaja na svome teritoriju, Republika Hrvatska postala je zemlja priDurch, W. J., Schear, James A., Faultlines: UN operations in the former Yugoslavia, in: Durch, W. J. (ed.), UN Peacekeeping, American Policy and the Uncivil Wars of the 1990, St. Martin’s Press., New York, 1996., str. 194. 10 25. lipnja 1991. godine Sabor Republike Hrvatske donio je Ustavnu odluku o suverenosti i samostalnosti Republike Hrvatske, kojoj su prethodili prvi višestranački izbori 1990. godine na kojima je pobijedila Hrvatska demokratska zajednica na čelu sa Franjom Tuđmanom, konstituiranje prvog višestranačkog Sabora 30. svibnja 1990., te referendum (19. svibnja 1991.) kojim se većina birača izjasnila za samostalnu hrvatsku državu. 11 Durch, W. J., Schear, J. A., Faultlines: UN operations in the former Yugoslavia, in: Durch, William J. (ed.), UN Peacekeeping, American Policy and the Uncivil Wars of the 1990, St. Martin’s Press., New York, 1996., str. 203. 9

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mateljica pomoći, a Ujedinjene nacije su kroz svoje misije na hrvatskom teritoriju tu pomoć osiguravale. Do aktivnog uključivanja Ujedinjenih nacija u zbivanja u bivšoj Jugoslaviji došlo je 25. rujna 1991. godine, kada je Vijeće sigurnosti usvojilo Rezoluciju 713 kojom je izražena zabrinutost za razvoj događaja u Jugoslaviji i kojom su sve države pozvane na provođenje općeg i potpunog embarga na isporuku oružja i vojne opreme Jugoslaviji. Vijeće je poduprlo mirovne napore Europske zajednice, te je pružilo potporu naporima članica Konferencije o europskoj sigurnosti i suradnji na uspostavi mira i dijaloga u Jugoslaviji. Vijeće je, također, pozvalo Glavnog tajnika da ponudi svoju pomoć u konzultacijama sa jugoslavenskom vladom i svima onima koji podupiru mirovne napore.12 Bez obzira na to što je Hrvatska 8. listopada 1991. godine prekinula sve državnopravne veze s Jugoslavijom, Ujedinjene nacije su Jugoslaviju i dalje smatrali jedinim legalnim subjektom s kojim su održavale službene odnose. Uvidjevši ozbiljnost situacije u Jugoslaviji, u listopadu 1991. godine tadašnji Glavni tajnik Ujedinjenih nacija Javier Perez de Cuellar, imenovao je Cyrusa Vancea svojim osobnim izaslanikom za Jugoslaviju. Uslijedili su stalni kontakti sa svim stranama u sukobu, sa Europskom zajednicom, Konferencijom o europskoj sigurnosti i suradnji, te Lordom Carringtonom, predsjednikom Konferencije o Jugoslaviji. Uskoro je procijenjeno da je s obzirom na razvoj događaja na terenu najvrjedniji doprinos Ujedinjenih nacija mogao biti u uspostavi mirovne misije kojom bi se stvorili uvjeti za političke pregovore i mirno rješavanje sukoba. Osobni izaslanik Glavnog tajnika višekratno je sa svim zainteresiranim stranama održavao sastanke na kojima se raspravljalo o mogućnostima uspostave mirovne misije. Krajem 1991. godine, točnije 23. studenog, Cyrus Vance sazvao je sa­stanak u Ženevi, kojemu su nazočili i tadašnji predsjednici Hrvatske i Srbije te Lord Carrington, koji je rezultirao sporazumom o trenutnom primirju (uključujući dogovor o deblokadi vojarni Jugoslavenske narodne armije u Hrvatskoj i povlačenju ljudstva, oružja, vojne opreme iz tih vojarni).13 Sve strane također su se složile o potrebi što hitnije uspostave mirovne misije Ujedinjenih nacija. Međutim, ubrzo nakon sklapanja primirja, ono je ponovno prekinuto. S obzirom na to, Vijeće sigurnosti reagiralo je Rezolucijom 721 (27. 11. 1991.), kojom je usvojeno stajalište osobnog izaslanika C. Vancea koje je on priopćio sukobljenim stranama, da do uspostave mirovne operacije ne može doći dok se ne osigura poštivanje Ženevskog sporazuma. Intenzivnim pregovorima koji su trajali ne12 Vidjeti: http://www.un.org/Depts/dpko/dpko/timeline/pages/timeline.html (14. 06. 2008.) http://www.nato.int/ifor/un/u910925a.htm (1. 12. 2010.) 13 Naime, jedna od prvih uspješnih vojnih akcija Hrvatske vojske bila je blokada četrdeset vojarni JNA diljem Hrvatske u rujnu 1991. godine. Tatalović, S., The War in Croatia and Security in Southeastern Europe, u: Grizold, A. (ed.), Security and Cooperation in Southeastern Europe, FDV, Ljubljana, 2003., str. 201.

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koliko tjedana taj je zahtjev ispunjen te su dogovoreni opći uvjeti za uspostavu mirovne misije Ujedinjenih nacija. Dana 11. prosinca 1991. godine javnosti je predočen prijedlog mirovne misije Ujedinjenih nacija u Jugoslaviji kojeg su razradili Cyrus Vance, osobni izaslanik Glavnog tajnika, i Marrack Goulding, pomoćnik Glavnog tajnika za posebna politička pitanja. U javnosti je ovaj prijedlog poznat kao „Vanceov plan“. Plan je isticao kako će uspostavljena mirovna misija Ujedinjenih nacija u Jugoslaviji biti prijelazni aranžman koji će pomoći u stvaranju uvjeta za mir i stabilnost. Nadalje se isticalo kako je taj korak nužan za prego­vore o sveobuhvatnom rješenju jugoslavenske krize. Naglašavalo se kako se uspostavljanjem mirovne misije ne prejudicira političko rješenje te predviđa rok od šest mjeseci, odnosno do konačnog rješenja. Također se zahtijevala potpuna nepristranost snaga Ujedinjenih nacija na terenu. Koncept misije bio je zamišljen tako da se snage i policijski promatrači UN-a rasporede u određenim područjima Hrvatske, označenim kao područja pod zaštitom Ujedinjenih nacija (United Nations Protected Area – UNPA). Ta su područja trebala biti demilitarizirana, odnosno sve oružane snage u njima trebale su biti ili povučene ili raspuštene. UNPA su trebala označavati područja u Hrvatskoj za koja je Glavni tajnik smatrao da su u njima potrebne posebne mjere tijekom prijelaznog razdoblja kako bi se osiguralo trajno poštivanje prekida vatre. To su bila područja u kojima su Srbi bili većina ili značajna manjina stanovništva i gdje su napetosti među zajednicama dovele do sukoba. Predviđena su bila tri UNPA područja: Istočna Slavonija, Zapadna Slavonija i Krajina.14 Ta područja su nadalje podijeljena na sektore Istok, Zapad, Sjever i Jug. Plan je također predvidio povlačenje svih jedinica Jugoslavenske narodne armije i Zbora narodne garde iz zaštićenih područja, rasformiranje teritorijalne obrane i svih paravojnih formacija.

Apsurd plana bila je činjenica da su se zaštićenim područjima proglasili oni dijelovi teritorija Republike Hrvatske koja su u Hrvatskoj koja su bila okupirana. Uslijedilo je izglasavanje Rezolucije 724 (15. prosinca 1991.), kojom je usvojen izvještaj Glavnog tajnika o planu moguće mirovne operacije, te aktivnosti kojima su Glavni tajnik i njegov osobni izaslanik nastojali osigurati bezuvjetno prihvaćanje UN-ovog plana od strane sukobljenih strana. U svojim izvještajima Vijeću sigurnosti, Glavni tajnik je izvještavao o napretku situacije na terenu, te je ustanovio kako unatoč široko raširenoj potpori u Jugoslaviji, potrebni uvjeti za uspostavu mirovne misije i dalje nisu postojali. Stoga je Cyrus Vance 2. siječnja 1992. godine sazvao sastanak između vojnih predstavnika Republike Hrvatske i predstavnika Jugoslavenske narodne armije, koji su potpisali sporazum o bezuvjetnom prekidu vatre. Tadašnji novoizabrani Glavni tajnik Ujedinjenih nacija, Boutros-Boutros Ghali, uz suglasnost Vijeća sigurnosti u Jugoslaviju šalje pedeset časnika 14 Former Yugoslavia – UNPROFOR Dostupno na: http://www.un.org/Depts/dpko/dpko/co_mission/unprof_p.htm (14. 06. 2008.)

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za vezu, koji su promicali održavanje primirja te olakšavali komunikaciju između sukobljenih strana. Bez obzira na to što su neke političke grupacije u Jugoslaviji imale primjedbe na plan Ujedinjenih nacija, Glavni tajnik predložio je Vijeću sigurnosti uspostavu misije UNPROFOR. Konačno, 21. veljače 1992. godine usvojena je Rezolucija 743, kojom je uspostavljen UNPROFOR na početno razdoblje od dvanaest mjeseci. Razlog zbog kojega je došlo do aktivnog uključivanja Ujedinjenih nacija, a ne tadašnje Europske zajednice ponajprije se objašnjava time što je Organizacija uživala veliki ugled u ‘nesvrstanoj’ Jugoslaviji, te se smatralo da će Ujedinjene nacije biti puno objektivnije nego Europska zajednica pod njemačkim predvodništvom. Ostali razlozi obuhvaćaju spoznaju da su u tome trenutku jedino Ujedinjene nacije imale potrebne resurse za izvođenje mirovnih i humanitarnih operacija i implementaciju bilo kakvih rješenja koja bi se mogla postići na terenu. Niti jedna europska organizacija nije imala takve sposobnosti, a NATO-ova vojna sredstva bila su optimizirana za nasilnu intervenciju, a ne za mirovnu misiju.15 Pokazalo se, međutim, kako ni takve sposobnosti koje su posjedovale samo Ujedinjene nacije, nisu bile prikladne za događaje na tlu bivše Jugoslavije, te da je na neki način nužno moralo doći do promjena u poimanju koncepata nepristranosti, pristanka sukobljenih strana za dolazak mirovnih snaga te procedura za upotrebu sile. Za takav smjer razvoja zalagale su se i hrvatske vlasti u nekoliko navrata, kada je umalo bilo došlo do prekida mirovne misije UNPROFOR u Hrvatskoj, na zahtjev hrvatskog političkog vrha.

Mirovna misija UNPROFOR Mirovna misija Ujedinjenih nacija United Nations Protection Force ili UNPROFOR, bila je prva misija koja je upućena u Republiku Hrvatsku gotovo na samome početku njezinoga postojanja kao neovisne države. Njezino izglasavanje uslijedilo je nakon sklapanja Sarajevskog primirja 02. siječnja 1992. godine.16 Ova mirovna misija često se u literaturi, pored misija u Somaliji i Ruandi u prvoj polovici devedesetih godina 20. stoljeća, koristi za opis svih nedostataka tradicionalnih mirovnih misija u novom sigurnosnom okruženju, koje se formiralo nakon kraja hladnog rata. Dakle, radi se o mirovnoj misiji na teritoriju Republike Hrvatske koja nije bila dovoljno uspješna u provođenju svoga mandata, jer definirani mandat nije bio u potpunosti prilagođen situaciji koja se događala na terenu. Naknadna proširivanja mandata također su bila teško provediva s obzirom na strukturu razmještenih snaga. 15 Durch, W. J., Schear, J. A., Faultlines: UN operations in the former Yugoslavia, in: Durch, W. J. (ed.), UN Peacekeeping, American Policy and the Uncivil Wars of the 1990, St. Martin’s Press., New York, 1996., str. 205. 16 Vidjeti: Žunec, O., Rat u Hrvatskoj 1991.-1995. – 2. dio: Od Sarajevskog primirja do završnih operacija, Polemos, Vol. 1., br. 2, 1998.

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Mandat misije je u lipnju 1992. proširen i na susjednu Bosnu i Hercegovinu, kako bi se osigurala dostava humanitarne pomoći, osigurala sarajevska zračna luka te uspostavio nadzor nad ‘zonama zabrane leta’ te nad ‘sigurnim područjima’. To nije bilo jedino proširenje mandata ove misije – naime, mandat je naknadno proširen i na Srbiju i Crnu Goru, te preventivni nadzor na makedonskim granicama.17 Ova misija, koja je trajala od veljače 1992. do ožujka 1995. godine, na kraju mandata brojala je 38.599 vojnika.18 Prvi mandat UNPROFOR-a trajao je dvanaest mjeseci. Na kraju svog prvog mandata misija je postigla određene uspjehe u uspostavljanju mira u Hrvatskoj, ali su nemiri, diskriminacija i protjerivanje stanovništva i dalje bili prisutni. Najveći problem bio je nesuradnja vlasti lokalnih Srba, a pitanje tzv. Republike Srpske Krajine dodatno je usložnjavalo problem. Treće proširenje mandata UNPROFOR-a u Hrvatskoj dogodilo se 6. listopada 1992. godine kada je Vijeće sigurnosti prihvatilo rezoluciju 779 (1992.), kojom je UNPROFOR-u dana ovlast praćenja demilitarizacije poluotoka Prevlaka. Istom rezolucijom Vijeće je odobrilo prijedlog Glavnog tajnika da UNPROFOR započne kontrolu nad vitalno važnom Peručkom branom. Početkom 1993. godine i dalje je postojao problem nesuradnje lokalnih srpskih vlasti. Uz taj problem koji je ozbiljno narušavao implementaciju plana mirovne misije Ujedinjenih nacija, tadašnji hrvatski predsjednik spremnost hrvatske vlade da se složi s nastavkom provođenja misije UNPROFOR-a uvjetovao je napretkom u brojnim područjima. Također je od Vijeća zahtijevao da se mandat misije proširi i na nametanje mira. Hrvatska vlada tvrdila je da se više ne može pregovarati o političkom rješenju tzv. Jugoslavenske krize. Jedino što je hrvatsku stranu zanimalo bio je povratak UNPA područja i ‘ružičastih zona’ pod hrvatsku kontrolu. Međutim, vodstvo u tim područjima odbijalo je priznati da su ta područja sastavni dio Republike Hrvatske, te su odbijali pregovore na toj osnovi. Uz to, tražili su da se mandat i razmještaj snaga UNPROFORa sada nanovo raspravi sa predstavnicima tzv. ‘Republike Srpske Krajine’, s obzirom da dvije stranke originalnog plana, predsjednik Srbije i jugoslavenske federalne vojne vlasti više nisu imale priznat pravni status u tim područjima. U takvim okolnostima, Glavni tajnik smatrao je da postoje tri mogućnosti vezane uz mandat UNPROFOR-a u Hrvatskoj: obnova dotadašnjeg mandata misije bez ikakvih izmjena; promjena mandata misije; te prestanak mandata misije u Hrvatskoj i

Dostupno na: http://www.un.org/Depts/dpko/dpko/co_mission/unprofor.htm (14. 06. 2008.) Osim razdoblja do ožujka 1995. godine, ovi izdaci odnose se i na razdoblje do prosinca iste godine, te na misije UNCRO, UNPREDEP i UNPF-HQ. 17 18

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prebacivanje operacija u Bosnu i Hercegovinu i Makedoniju, što je ujedno bila i najgora moguća opcija.19 U rujnu 1994. godine problemi UNPROFOR-ovog mandata u Hrvatskoj i dalje su bili isti: demilitarizacija UNPA područja; uspostava hrvatske vlasti u ‘ružičastim zonama’; uspostava graničnih kontrola; te pomoć pri povratku izbjeglica i prognanika. Sva četiri problema zahtijevala su ili nametanje rješenja ili pristanak obiju strana. UNPROFOR nije imao niti mandat niti sredstva za poduzimanje takvih akcija, a suradnju obiju strana bilo je gotovo nemoguće osigurati. Ipak, prema procjeni Glavnog tajnika, UNPROFOR-ova prisutnost u Hrvatskoj i dalje je bila potrebna kako bi se osigurao nastavak provođenja primirja, te da se na taj način ponovno pokuša otvoriti mogućnost ponovnih pregovora. U skladu s tim, 20. rujna 1994. ponovno dolazi do produljenja mandata misije do 31. ožujka 1995. godine (Rezolucija 947), kada je misija konačno okončana. Sumirajući navedeni tijek ove mirovne misije Ujedinjenih nacija u Republici Hrvatskoj, dolazi se do zaključka da se ona u svom djelovanju susretala s mnoštvom problema. Jedan od obeshrabrujućih elemenata u provođenju mandata mirovne misije bio je uzorak ratovanja na teritoriju Republike Hrvatske. Lokalizirani karakter nasilja otežavao je razdvajanje suprotstavljenih strana po jasno uspostavljenim linijama, kako je to običaj u tradicionalnim mirovnim misijama. Drugi otežavajući element bio je broj i raznolikost naoružanih elemenata koji su bili uključeni u sukob.20 Uz navedeno, pripadnicima UNPROFOR-a stalno je bila ugrožena osobna sigurnost: zbog mina, iznenadne pucnjave iz zasjeda, ulaska u unakrsnu vatru u slučaju sukoba, terorističkih akcija i prijetnji. Ovi i drugi izvori osobne nesigurnosti pripadnika mirovnih snaga imali su za cilj stvoriti strah i dovesti do usporavanja mirovne operacije. Mandat UNPROFOR-a bio je neučinkovit i sveo se na očuvanje postojećeg stanja, bez vidljive želje da se odlučnije pristupi rješavanju problema privremeno okupiranih krajeva unutar međunarodno priznatih granica Republike Hrvatske. Rezolucije Vijeća sigurnosti UN-a i drugi dokumenti nikako nisu uspijevali zaživjeti u praksi. Iz svega navedenog jasno je da mandat UNPROFOR-a, koji je neuspješno provodio tzv. Vanceov plan, nije zadovoljavao hrvatske zahtjeve. Mirovne snage su svojim pasivnim odnosom prema neprestanom protivljenju pobunjenih Srba ponovnom uspostavljanju hrvatske vlasti na cjelokupnom teritoriju Republike Hrvatske, zapravo davale dojam da pomažu održanje okupacije. 19 Roberts, A., „Soldiering on in Hope“: United Nations Peacekeeping in Civil Wars, International Law and Politics, Vol. 35., str. 839-843. Dostupno na: http://www.geocities.ws/resethnic/UNpk.pdf (25. 12. 2008.) 20 Durch, W. J., Schear, J. A., Faultlines: UN operations in the former Yugoslavia, in: Durch, W. J. (ed.), UN Peacekeeping, American Policy and the Uncivil Wars of the 1990, St. Martin’s Press., New York, 1996., str. 208.

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Sredinom siječnja 1995. hrvatski predsjednik Franjo Tuđman zatražio je od Glavnog Tajnika UN-a Boutrosa Boutrosa Ghalija okončanje mandata UNPROFOR-a u Hrvatskoj. Zahtjev je obrazložen neučinkovitošću UNPROFOR-a u ostvarivanju bitnih odrednica Vanceovog plana i provođenja odluka Vijeća sigurnosti UN, posebice pitanja vezanih uz povratak izbjeglica i prognanika, demilitarizaciju UNPA područja, te efikasan nadzor nad međunarodno priznatim hrvatskim granicama. Podnoseći izvještaj Vijeću sigurnosti, Glavni Tajnik Boutros Ghali izrazio je bojazan kako bi povlačenje UNPROFOR-a iz Hrvatske izazvalo obnovu neprijateljstava i nepredvidive posljedice za mirovni proces. Istodobno, priznao je kako UNPROFOR u Hrvatskoj nije u cjelini izvršio svoje zadatke. U diplomatskoj aktivnosti koja je uslijedila, postignut je kompromisni dogovor nakon sastanka američkog potpredsjednika Ala Gorea i hrvatskog predsjednika Franje Tuđmana u Kopenhagenu 12. ožujka 1995., kojim je hrvatska strana prihvatila daljnji boravak snaga UN-a, ali uz uvjet novog mandata. Rezolucijom 981 Vijeća sigurnosti (31. ožujka 1995.) okončan je mandat UNPROFOR-a nakon više od tri godine djelovanja. Istovremeno je donesena odluka o novom mandatu, te preimenovanju UN-ovih snaga u UNCRO (United Nations Confidence Restauration Operation in Croatia). Tada su dobivena su čvrsta jamstva da će se tijekom novog promijenjenog mandata ostvariti mirna reintegracija.21 Ova mirovna misija ukazala je i na krizu tradicionalnog modela mirovnih misija Ujedinjenih nacija. Kako bi se osiguralo poštivanje i učvršćenje primirja, snage UNPROFOR-a morale su biti u stanju primijeniti određene mjere koje nisu bile sastavni dio tradicionalnih misija. Glavni Tajnik UN-a to je spoznao vrlo rano, izražavajući bojazan zbog pritisaka da UNPROFOR preuzme određene kvazi-governmentalne funkcije i zbog tendencije uvlačenja UN-a sve dublje i dublje u sukob.22

Mirovna misija UNCRO Po završetku misije UNPROFOR, u Republici Hrvatskoj uspostavljena je misija UNCRO (United Nations Confidence Restoration Operation in Croatia), u Bosni i Hercegovini nastavila je djelovati misija UNPROFOR, a u Makedoniji je uspostavljena misija UNPREDEP. Vijeće sigurnosti 30. studenog 1995. godine donijelo odluku o okončanju

21 Navedeni tijek događaja interpretiran je prema podacima dostupnima na web stranicama Ujedinjenih nacija. Dostupno na: http://www.un.org/Depts/DPKO/Missions/unprofor.htm (14. 06. 2008.) 22 Durch, W. J., Schear, J. A., Faultlines: UN operations in the former Yugoslavia, in: Durch, William J. (ed.), UN Peacekeeping, American Policy and the Uncivil Wars of the 1990, St. Martin’s Press., New York, 1996., str. 208.

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mandata UNCRO-a i UNPROFOR-a, dok je mandat UNPREDEP-a u Makedoniji produljen do 30. svibnja 1996.23 Potom dolazi do uspostavljanja triju novih misija na prostoru bivše Jugoslavije, od toga jedna u Bosni i Hercegovini,24 a dvije u Republici Hrvatskoj. Misija UNMOP (United Nations Mission of Observers in Prevlaka) uspostavljena je rezolucijom 1038 na dan 15. siječnja 1996. godine, a njome je produžen sporazum o moratoriju na upravljanje poluotokom Prevlaka. Druga misija, UNTAES (United Nations Transitional Administration in Eastern Slavonia, Baranja and Western Sirmium) uspostavljena je Rezolucijom 1037, također 15. siječnja 1996. Dakle, misija UNCRO djelovala je od 31. ožujka 1995. do 15. siječnja 1996. godine. Kao što joj i samo ime sugerira, ova mirovna misija imala je za zadaću implementaciju mjera izgradnje povjerenja u Republici Hrvatskoj. UNCRO je kao i UNPROFOR imao ozbiljnih teškoća koje su bile prije svega vezane uz činjenicu da je njihova temeljna zadaća bila nejasna. Doduše, mandat UNCRO-a sadržavao je za Hrvatsku nešto povoljniju definiciju misije, budući da je u osnovi bila definirana kao misija uz čije će se djelovanje olakšati postizanje teritorijalne cjelovitosti Republike Hrvatske. Međutim, tadašnje prilike na okupiranim područjima i nejasnoća mandata doveli su do neprovođena odluka rezolucije i neuspjeha misije. Ni mandat UNCRO-a nije doprinio ostvarivanju mirne reintegracije na području UNPA zone Zapad.

Mirovna misija UNTAES Nakon završetka mandata UNCRO-a 15. siječnja 1996. godine Vijeće sigurnosti UN-a donijelo je Rezoluciju 1037. o početku operacije UN-a za reintegraciju hrvatskog Podunavlja pod puni suverenitet Republike Hrvatske, te je osnovana prijelazna uprava UNTAES (prijelazna uprava Ujedinjenih naroda za Istočnu Slavoniju, Baranju i Srijem). Ova mirovna misija sadržavala je i vojnu i civilnu komponentu. Zadaća vojne komponente bila je nadziranje i olakšavanje demilitarizacije regije, nadgledanje dobrovoljnog i sigurnog povratka izbjeglica u njihove domove u suradnji s UNHCR-om te doprinos održavanju mira i stabilnosti u regiji. Uloga civilne komponente obuhvaćala je osnivanje privremenih policijskih snaga, nadzor zatvorskog sustava i postupanje s pri-

Completed Peacekeeping Operations – UNTEAS Dostupno na: http://www.un.org/Depts/dpko/dpko/co_mission/untaes.htm (14. 06. 2008.) 24 UNMIBH, te unutar nje UNIPTF, uspostavljena 21. prosinca 1995. godine. 23

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jestupnicima, zadaće vezane uz civilnu administraciju i funkcioniranje javnih službi, olakšavanje povratka izbjeglica te organiziranje izbora i pomoć u njihovom provođenju.25 Uspješna i mirna reintegracija Podunavlja u pravni i politički sustav Republike Hrvatske bio je najznačajniji događaj koji je obilježio odnosne Ujedinjenih nacija i Republike Hrvatske krajem 90-tih godina. Misija UNTAES ocjenjena je najuspješnijom od svih UN-ovih misija koje su se od početka 90-tih odvijale na hrvatskom tlu tijekom raspada Jugoslavije. Misija UNTAES odvijala se u drugačijem političkom kontekstu od onog u kojem su djelovale druge misije u Hrvatskoj. Jedan od razloga svakako je bilo potpisivanje Okvirnog sporazuma o području Istočne Slavonije, Baranje i zapadnog Srijema,26 između hrvatskih vlasti i pobunjenih Srba, a i samo vojno stanje koje se promijenilo nakon oslobađanja velikih dijelova hrvatskog teritorija u svibnju i kolovozu 1995. godine. Za razliku od prethodnih misija, mandat UNTAES-a bio je u velikoj mjeri jasan. Cilj mu je bila mirna reintegracija Podunavlja pod hrvatsku vlast. S druge strane, pouke koje su Ujedinjene nacije i Republika Hrvatska izvukli iz prethodnih operacija pomogle su da UNTAES svoj mandat provede uspješno. Pretpostavke uspjeha ove misije bile su ostvariv mandat, međunarodna potpora za njegovo ispunjenje, zainteresiranost svih strana za suradnju, sposobno i pragmatično vodstvo misije te uspostava novog odnosa vojne moći u regiji.27 U svom izvješću od 4. prosinca 1997. godine Vijeće sigurnosti navodi da postoji konsenzus oko toga da je UNTAES uspješno ispunio osnovne ciljeve zbog kojih je i osnovan. Bez obzira na uspjeh, nakon završetka mandata UNTAES-a ostali su brojni problemi čije je rješavanje zahtijevalo vremena i novčanih sredstava. Pomirenje je bilo jedan od ključnih problema, ali vrlo značajan za uspostavu stabilnosti u društvu. Nakon UNTAES-a uspostavljena je misija UNPSG (United Nations Police Support Group) na devet mjeseci s ciljem praćenja rada hrvatske policije u području istočne Slavonije, zapadnog Srijema i Baranje. Po završetku mandata misije UNPSG, zadaća nadgledanja rada hrvatskih policijskih snaga predana je OESS-u. Posljednja misija Ujedinjenih nacija u Republici Hrvatskoj bila je promatračka misija na poluotoku Prevlaka – UNMOP (United Nations Mission of Observers in Prevlaka). Vojni promatrači Ujedinjenih nacija bili su razmješteni na strateški važnom poUnited Nations Department of Public Information, “Croatia–UNTAES,”; Dostupno na: http://www.un.org/Depts/DPKO/Missions/untaes_p.htm (24. 06. 2008.). 26 Sporazum je potpisan 12. studenog 1995. godine. U navedenom području prije rata živjelo je 67.576 Srba i 125.937 Hrvata, Mađara i pripadnika drugih naroda. Magaš, B., Žanić, I. (ur.), Rat u Hrvatskoj i Bosni i Hercegovini 1991-1995., Naklada Jesenski i Turk, DANI, Zagreb-Sarajevo 1999., str. 410. 27 Šimonović, I., Globalizacija, državna suverenost i međunarodni odnosi, Narodne novine, Zagreb, 2005., str. 169. 25

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luotoku Prevlaka od listopada 1992. godine kada je Vijeće sigurnosti ovlastilo UNPROFOR za nadzor nad demilitarizacijom područja. Od 1995. godine te je funkcije izvršavao UNCRO. Na poluotoku Prevlaka od povlačenja snaga JNA 1992. godine nije bilo značajnijih incidenata koji bi narušili mir i sigurnost. UNMOP je postala samostalna misija 1. veljače 1996. godine. Situacija na području pod nadzorom UNMOP-a ostala je stabilna i mirna. Tijekom razmještaja na poluotoku Prevlaka, pripadnici misije UNMOP motrili su demilitarizaciju poluotoka i susjednih područja. Osoblje misije održavalo je redovite sastanke s lokalnim vlastima u svrhu produbljivanja suradnje, smanjenja napetosti, jačanja sigurnosti te je surađivala s multinacionalnim stabilizacijskim snagama SFOR-a.

Zaključak Jedna od najvećih prepreka većoj učinkovitosti mirovnih misija Ujedinjenih nacija na prostoru bivše Jugoslavije bila je činjenica da su mandati koje je odobravalo Vijeće sigurnosti mijenjani usporedno sa razvojem krize. To je onemogućavalo mjerenje uspješnosti provedbe određenih mjera.28 Sumirajući sve navedeno o iskustvima Republike Hrvatske sa misijama Ujedinjenih nacija na svome teritoriju, potrebno je reći kako je to iskustvo pomoglo njezinoj afirmaciji unutar same organizacije. Naime, s obzirom na svoje golemo nacionalno iskustvo u post-konfliktnoj izgradnji mira, Hrvatska ga je uspješno iskoristila u izgradnji i radu novoutemeljene Komisije za izgradnju mira (Peacebuilding Commission), savjetodavnog tijela Opće skupštine i Vijeća sigurnosti Ujedinjenih nacija. Hrvatska je imala aktivnu ulogu u promicanju potrebe za utemeljenjem Komisije kao vitalnog alata koji je nedostajao oruđu Ujedinjenih naroda. Pored toga, snažno je zagovarala potrebu za uključivanjem država koje su i same bile uspješne u izgradnji mira u rad Organizacijskog odbora Komisije. Na izborima za članove novoosnovanog tijela u svibnju 2006. godine Republika Hrvatska dobila je 119 glasova od prisutnih 188 država, čime je izabrana u jednogodišnje članstvo prvog saziva Organizacijskog odbora Komisije za izgradnju mira.29 28 Economides, S., Taylor, P., Former Yugoslavia, in: Berdal, M., Economides, S. (eds.), United Nations Interventionism 1994-2004, Cambridge University Press, Cambridge, 2007., str. 70. 29 Dostupno na: http://un.mvp.hr/?mh=147&mv=2764 (14. 06. 2008.) Važnost Komisije za izgradnju mira sastoji se u njezinoj zadaći poduzimanja aktivnosti u državama koje su netom izašle iz sukoba, koje doprinose širim naporima međunarodne zajednice u uspostavljanju trajnog mira i sprječavanju obnove sukoba. Komisija je posebice aktivna u poduzimanju sljedećih aktivnosti: okupljanje svih relevantnih aktera, uključujući međunarodne donatore, međunarodnih financijskih institucija, nacionalnih vlada, država davateljica mirovnog osoblja; upravljanju resursima; te u davanju savjeta i prijedloga vezanih za integrirane strategije za postkonfliktnu izgradnju mira i oporavak, te tamo gdje je to prikladno, upozoravanju na nedostatke koji bi mogli ugroziti mir. Dostupno na: http://www.un.org/peace/ peacebuilding/ (14. 06. 2008.)

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Ova organizacija na neki je način poslužila početnim naporima za međunarodnom afirmacijom Republike Hrvatske, a zasigurno je utrla put sudjelovanju u misijama pod okriljem regionalnih organizacija – NATO-a i Europske unije – koje će, po svemu sudeći, u predstojećem vremenu sve više dobivati na važnosti. S obzirom da je rat u Hrvatskoj okončan 1995. godine (dok je preostali dio okupiranog teritorija – Istočna Slavonija, Baranja i Srijem – u hrvatski pravni poredak vraćen mirnim putem 1998. godine), a da je sudjelovanje u mirovnim misijama Ujedinjenih nacija započelo 1999. godine, nemoguće je ne primijetiti da se Hrvatska u vrlo kratkom vremenskom razdoblju od jedva četiri godine uspjela transformirati iz primateljice pomoći Ujedinjenih nacija u aktivnog sudionika u mirovnim misijama pod okriljem te organizacije. Danas je sasvim evidentno da je Republika Hrvatska jedna od najaktivnijih sudionica u međunarodnim mirovnim misijama pod okriljem Ujedinjenih nacija,30 za što su prethodno morale biti ispunjene mnoge političke i tehničke pretpostavke. Izmijenila se i procjena prijetnji koje proizlaze iz neposrednog okruženja Republike Hrvatske, što je također doprinijelo snažnijoj motivaciji za sudjelovanje u međunarodnim mirovnim misijama. Naime, kapaciteti koji su prethodno bili preokupirani obranom nacionalnog teritorija, smanjenjem opasnosti od napada iz neposrednog okruženja mogli su biti usmjereni na razvoj za sudjelovanje u mirovnim misijama. Međutim, potrebno je ukazati i na činjenicu da se bez obzira na deklarativnu podršku gotovo svih parlamentarnih stranaka ulasku Republike Hrvatske u članstvo NATO-a i Europske unije, prilikom rasprava u Hrvatskom saboru o slanju pripadnika Oružanih snaga u mirovne misije (ili povećanju njihovoga broja u misijama u kojima već sudjeluju) vrlo često mogu čuti pitanja o smislenosti sudjelovanja Hrvatske u pojedinim mirovnim misijama, kao i troškovima do kojih pritom nužno dolazi. Posebice je to slučaj u novije vrijeme kada je hrvatski doprinos mirovnim misijama pod okriljem različitih međunarodnih organizacija znatno veći od onoga početkom prošlog desetljeća i kada je financijska situacija u državi nepovoljna, a najviše pozornosti izaziva povećanje angažmana u misiji ISAF u Afganistanu pod okriljem NATO-a. Ne treba zaboraviti niti činjenicu da je Republika Hrvatska, zahvaljujući pozitivnim promjenama na unutarnjem planu i svojim odnosima sa ostalim državama u međunarodnoj zajednici, uspjela postati jednom od nestalnih članica Vijeća sigurnosti Ujedinjenih nacija u razdoblju 2008-2009. godine. Tom postignuću zasigurno su doprinijeli i uspjesi pripadnika Oružanih snaga Republike Hrvatske u međunarodnim misijama diljem svijeta. 30 S obzirom na omjer veličine države, materijalnih mogućnosti, broja stanovnika, broja vojnika i broja pripadnika u mirovnim misijama.

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Republika Hrvatska je u proteklom desetljeću od objekta međunarodne pomoći postala aktivan čimbenik u međunarodnim odnosima, koji svojim djelovanjem značajno doprinosi miru i sigurnosti u svijetu – iz primateljice međunarodne pomoći transformirala se u davateljicu međunarodne pomoći u okviru angažmana međunarodnih organizacija. Vremensko razdoblje u kojem se dogodila ta transformacija bilo je vrlo kratko. Na to ukazuje i činjenica da je Republika Hrvatska svoje sudjelovanje u mirovnim misijama pod okriljem Ujedinjenih nacija započela u trenutku kada su na njenom krajnjem jugu još uvijek bile prisutne mirovne snage iste te organizacije. Potvrda napretka u međunarodnom položaju Republike Hrvatske, osim u članstvu u NATO-u te skorom budućem članstvu u Europskoj uniji, manifestira se i u brojnim važnim funkcijama koje su Republika Hrvatska ili pojedini njezini dužnosnici obnašali ili obnašaju u međunarodnim organizacijama (od članstva u Vijeću sigurnosti do funkcije pomoćnika Glavnog tajnika NATO-a i funkcije pomoćnika Glavnog tajnika UN-a). Trend koji je zamjetan u ovome trenutku, a koji će zasigurno biti prisutan i u budućnosti, jest da se Republika Hrvatska sve više počinje usredotočavati na sudjelovanje u mirovnim misijama pod okriljem regionalnih organizacija, odnosno Europske unije i NATO-a. Glavni pokazatelji koji govore u prilog tome trendu jest kontinuirano i rapidno povećavanje broja pripadnika Oružanih snaga koji sudjeluju u mirovnoj misiji ISAF u Afganistanu. Od početnih pedesetak sudionika 2003. godine, danas se taj broj pripadnika Oružanih snaga Republike Hrvatske ‘popeo’ na mogućih 350 vojnika u ovoj i sljedećoj, 2012. godini. U drugoj mirovnoj misiji pod okriljem ove organizacije, KFOR na Kosovu, nalazi se 20 pripadnika Oružanih snaga. S druge strane, osim u misiji UNDOF u kojoj se nalazi hrvatski kontingent od 95 pripadnika Oružanih snaga, angažman u svim ostalim misijama odvija se djelovanjem od jednog do nekoliko vojnika ili časnika, s tendencijom postupnog smanjivanja. Nasuprot tome, sve je primjetnija orijentacija ka sudjelovanju u mirovnim operacijama Europske unije. To je na neki način u skladu sa tendencijom Ujedinjenih nacija da dio odgovornosti za mir i sigurnost u svijetu, a time i mandat za izvođenje mirovnih misija, prebaci na regionalne organizacije, koje za to imaju sve razvijenije kapacitete, za razliku od devedesetih godina prošloga stoljeća kada su njihove sposobnosti za taj vid angažmana bile potpuno deficitarne.

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BIOGRAFIJA Dr. sc. Ružica Jakešević rođena je 07. veljače 1982. godine u Jajcu. Nakon završene gimnazije u Zagrebu upisala je studij Novinarstva na Fakultetu političkih znanosti, gdje je diplomirala 2004. godine. Magistrirala je u travnju 2008. godine na Poslijediplomskom studiju Međunarodni odnosi na istom fakultetu, na temu „Etnički sukobi i sigurnost na Jugoistoku Europe nakon Hladnog rata“, kod mentora prof. dr. sc. Siniše Tatalovića. Doktorirala je na Fakultetu političkih znanosti u Zagrebu u lipnju 2011. godine na temu „Mirovne misije Ujedinjenih nacija i njihov utjecaj na transformaciju obrambenog sustava Republike Hrvatske. Nakon završenog studija, od prosinca 2004. do kolovoza 2005. radila je u „Vjesniku“, a potom je do lipnja 2007. godine bila izvršna urednica u Nakladnoistraživačkom zavodu Politička kultura. Od lipnja 2007. godine radi kao znanstvena novakinja-asistentica na znanstveno-istraživačkom projektu „Republika Hrvatska u europskoj sigurnosnoj arhitekturi“, koji se provodi na Fakultetu političkih znanosti. Članica je Hrvatskog politološkog društva i Foruma za sigurnosne studije, te suradnica u Centru za međunarodne i sigurnosne studije. Sudjelovala je na brojnim domaćim i inozemnim znanstvenim skupovima i konferencijama, a neka od sudjelovanja rezultirala su objavljivanjem članaka u relevantnim znanstvenim publikacijama u Hrvatskoj i inozemstvu. Samostalno ili u koautorstvu objavila je sljedeće znanstvene radove: 1. Jakešević, R., Mirovne misije Ujedinjenih nacija nakon hladnog rata, u: Godišnjak FPN 2011, br. 5., 2011., Fakultet političkih nauka, Beograd, 2011., str. 377-399. 2. Tatalović, S., Jakešević, R., Lacović, T., Izbori za vijeća i predstavnike nacionalnih manjina, u: Barbić, J. (ur.), Izbori zastupnika u Hrvatski sabor i referendum, Hrvatska akademija znanosti i umjetnosti, Zagreb, 2011., str. 65-85. 3. Tatalović, S., Jakešević, R., Lacović, T., Medijski aspekti djelovanja vijeća i predstavnika nacionalnih manjina u Republici Hrvatskoj, u: Romić, M. (ur.), Izolacija ili integracija – kako mediji pristupaju uključivanju manjina u javnu sferu?, BaBe, Zagreb, 2011., str. 85-103. 4. Jakešević, R., Politika nacionalne sigurnosti Rumunjske, u: Tatalović, S., Cvrtila, V. (ur.), Regionalna sigurnost i multilateralna suradnja: Republika Hrvatska i jugoistok Europe , Centar za međunarodne i sigurnosne studije (CeMSS) i Politička kultura, Zagreb, 2010., str. 187-203.

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Tatalović, S., Jakešević, R., Lacović, T., Funkcioniranje vijeća i predstavnika nacionalnih manjina u Republici Hrvatskoj, Međunarodne studije, God. 10, br. 3-4, 2010., str. 40-56. Tatalović, S., Crnčić, I., Jakešević, R., National security in 21st century – Terrorism and European security, u: Martinas, K., Matika, D., Srbljinović, A. (ur.), Complex Societal Dynamics-Security Challenges and Opportunities, IOS Press, Amsterdam, 2010., str. 23-38. Jakešević, R., Zorko, M., Granice i etnički odnosi u procesu raspada SFRJ, Međunarodne studije, God. 9, br. 3, 2009., str. 45-73. Tatalović, S., Cvrtila, V., Jakešević, R., Pili, T., Sigurnosno i obrambeno obrazovanje u Republici Hrvatskoj, u: Tatalović, S. (ur.), Obrambeno i sigurnosno obrazovanje u 21. stoljeću, CeMSS i Politička kultura, Zagreb, 2008., str. 9-60. Jakešević, R., Modeli i mehanizmi zaštite etničkih manjina u Jugoistočnoj Europi, Međunarodne studije, God. 8, br. 3-4, 2008., str. 116-139. Jakešević, R., Hrvatska i NATO u percepciji hrvatskog političkog vodstva, u: Tatalović, S. (ur.), Hrvatska i europsko sigurnosno okruženje, CeMSS, Zagreb, 2008., str. 122-134. Tatalović, S., Jakešević, R., Terrorism in the Western Balkans – the Croatian Experience and Position, u: Prezelj, I., The Fight Against Terrorism and Crisis Management in the Western Balkans, IOS Press, Amsterdam, 2008., str. 132-143. Tatalović, S., Jakešević, R., Euroatlantske integracije i zaštita manjinskih identiteta-hrvatsko iskustvo, u: Mitrović, Lj., Zaharijevski, D., Gavrilović, D. (ur.), Identiteti i kultura mira u procesima globalizacije i regionalizacije Balkana, Filozofski fakultet, Niš, 2007., str. 59-69. Tatalović, S., Jakešević, R., Etničke manjine i europska sigurnost u procesima globalizacije, u: Tatalović, S. (ur.), Etničke manjine i europska sigurnost u procesima globalizacije, CeMSS i Politička kultura, Zagreb, 2007., str. 37-56.

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THE INFLUENCE OF THE DISSOLUTION OF YUGOSLAVIA BY WAR ON REGIONAL COOPERATION IN SOUTHEAST EUROPE AND BALKANS1 Edita Stojić Karanović Resume: At the beginning of the 1990s the Yugoslav state crisis led to armed conflicts and the war interrupted all activities initiated at the Ministerial Conference on multilateral Balkan cooperation (held in 1988 in Belgrade). The war had important endogenous factors: centralization after a former more decentralized model gave arguments for the nationalistic politics of the leaders and unfortunately of a part of intelligentsia in the federal units. But without initiation or support from outside the dissolution could have happened without wars, or even the federal state wouldn’t fall apart. The article gives a short historical overview, as well as an overview of the of current situation and the problems that continue to disturb the development of a stronger multilateral cooperation in the region. Finally the EU’s Strategy for Danube Region as a promising future regional cooperation is presented. Key words: Yugoslavia, the 1990s war, Balkans, Southeast Europe, regional cooperation

Introduction The aspirations for the establishment of regional cooperation, including the integration of the Balkan countries appeared following the creation of independent nation states in the Balkans in the 19th century. As the cooperation never reached a sufficient level it was too week to prevent the escalation of latent conflicts, especially when they were encouraged by the great powers. The Yugoslav wars in 1990s were encouraged with skilled background activities mainly from the USA, but Germany, too, by supporting maximal aspirations of Serbian and Croatian nationalists. This paper is written on the basis of the author’s lecture given at the Seminar „20th Anniversary of the Dissolution of Yugoslavia” held on October 7th, 2011 in Belgrade organized by the Megatrend University and the Spanish Embassy in Republic of Serbia. 1

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During the 20th century, all the wars in the Balkans caused a drastic decline, even annulment of the results of earlier cooperation. That was the case with the wars in the 1990s on the Yugoslav geographic space, too. But after every Balkan war, and so after the latest too, the peaceful coexistence and regional cooperation appears as the behavior in the best interest of all peoples, all the inhabitants of all the countries of Balkans. And that is evident for the contemporary situation, too.

1. The preconditions of war The balance on the Balkan Peninsula is most sensitive, and conflicts are easy to stir up – what the great powers often did, starting immediately after the creation of independent nation-states in the 19th century. Geography and history plays significant role in that. First of all, the geo-strategic position of the Balkans: it lies on the land and water routes between three continents. The history of the Yugoslav state from its birth, in spite of the – than strong – ideology of unification of the Southern Slav nations, is full of struggle, with several basic conflicts. The formation appeared to be based on the principle of the Yugoslav national constituent peoples, with expectations that economic interests can be stronger than the religious differences. But, throughout this whole period a latent conflict between the different ethnic and religious groups remained clearly evident. The Second World War brought that on surface, with over one million lives lost due to war activities of the occupying forces, fight against the invaders, but in large extent also to local ethnic showdowns. After the Second World War Yugoslavia was reborn in the form of a federal peoples republic. The old-new state formation was composed in six member republics and two autonomous province within Serbia. In the socialist era, re-emerging nationalist aspirations were restrained by president Josip Broz Tito. Repeated conflicts appeared, not only as tensions among the minorities, but also the constituent nations, Serbs with Croats and/or Slovenians. The equal rights of minorities was stated in the Constitution adopted in 1974. The Serbian leadership felt this situation was harmful in terms of Serbia’s sovereignty. So, the regime of Slobodan Milosević abolished it starting a constitutional reform in Serbia in January 1988 which ended on March 28th, 1989. In the first Yugoslavia, the efforts of the Bosnian Muslims toward autonomy have not been met. The Croats and the Serbs considered Bosnia-Herzegovina an area to be divided between themselves. And that attitude was prevailing in the wars of the 1990s, too, which, for the political leaders and nationalistic “intelligentsias”, were wars for territory and reshaping of borders. At the same time, for the fighters of paramilitary

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forces the war gave opportunity for robbery and for the great powers and the superpower it was a very good opportunity to ensure steady presence in the region. This was true in all the bloody local wars waged in the Yugoslav geographical space, but especially in Bosnia-Herzegovina. Here we should cite the Appeal for Peace issued by the International Scientific Forum “Danube – River of Cooperation” on May 11, 1992:

APPEAL FOR PEACE2 Center for Neighboring Countries and Regional Cooperation of the Institute of International Politics and Economics – being the founder of the Permanent International Scientific Forum “Danube – the River of Cooperation” – taking as a starting point its basic principles and aims, as well as the very purpose of the Forum and the Conference “Danube – the River of Cooperation” to engage scientists from all over the world in improving the international understanding and cooperation along the Danube – in these tragic moments of a specific form of civil war being waged on the territory of Bosnia and Herzegovina – appeals to all actors destroying human, spiritual, economic, cultural, and other properties, as well as the nature – to stop their war actions immediately. Having in mind the experience of our three conferences held so far, mutual understanding, confidence and cooperation among nations came to be the only right way for strengthening peace and progress. This is to say, to obtain spiritual richness, tolerance and sustainable economic development for all citizens living in those regions. Unfortunately, war is profitable for few factors. Although they hope to avoid their responsibilities, we are positive that the objective scientific analyses will detect them sooner than they may expect. This goes to negative nationalistic, political, military, economic and other factors, whether being domestic or foreign. Unlike them there is no doubt that history will positively assess only those who performed their best endeavors to stop destroying and secure negotiated solutions at war times and life full of peace for present and future generations in these regions. May 9, 1992

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http://danubedita.tripod.com/archive/appeal_1992.htm (22-11-2011)

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This Appeal is to be sent immediately to: 1. Involving parties in civil war – by Mass- 4. Corresponding international media organizations 2. To corresponding Ministries of Foreign Affairs

5. Participants to the First, Second and Third Conferences

3. Embassies and foreign information centers in Belgrade

6. Personalities to be invited to participate at the Fourth Danube Conference

2. Regional cooperation and the remaining problems After the war in the 1990s the Conference on Stability, Security and Cooperation in Southeast Europe, later named South East Europe Cooperation Process (SEECP), represented a continuation of the Ministerial Conference of the Balkan countries from the late 1980s and leaned on the experience of multilateral Balkan cooperation in the period 1975-1991. The signing of the Dayton Agreement in 1995, established the minimum requirements for the renewal of regional cooperation in the Balkans. There was a number of new initiatives: Conference on Stability, Security and Cooperation in Southeast Europe (as an indigenous initiative of the Balkan countries); the Royamon Process (initiated by the European Union), SECI (Initiative for Cooperation in Southeastern Europe, initiated by the USA). They all aimed to build mutual confidence between nations in the former Yugoslavia hoping to reinvigorate the spirit of cooperation, which will make long-term security a much more feasible goal. Therefore, even though for some it may be hard to understand that mutual cooperation is in everybody’s interest in the region, it is important to dedicate special attention to all projects that strive to contribute to fostering of mutual trust and cooperation. Apart from the non-economic elements (such as the preservation of multi-nationality and multi-ethnic diversity in the region, protection of minorities, societal democratization, etc.) these initiatives include a number of economic requirements. Such are the creation of market economies, which would be open for foreign trade and investment by the private sector, efficient and open customs regimes and liberal commer-

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cial regulations. Such goals are in line with European integration trends, and their realization ought to be seen as a priority in all so called Western Balkan countries and so in Serbia, too. In the first decade of the 21st century Serbia’s foreign policy was under the heavy legacy of wars. After the democratic changes in 2000 the priorities of Serbia’s foreign policy are focused on overcoming the isolation the country was in during previous years and on reintegrating into the international community. These goals could be achieved through furthering regional cooperation and good-neighborhood relations, as well as building balanced relation with the global powers. The successful realization of these priorities is motivated by the determination of the democratic government in Serbia to secure lasting peace and stability in the region, as a vital condition of Serbia’s European perspective. On other hand, in the post-war period two basic questions dominated in the foreign policy of Serbia: the integration into the EU and the future status of Kosovo and Metohija. And the second one disturb furthering regional cooperation of Serbia. During the past decade, all governments in Serbia had as their main strategic goal the European Union membership and conducting the necessary reforms in the military-security sector according to the membership in the Partnership for Peace. While reaching for these goals, Serbia faces the serious challenge of protecting its territorial integrity and state sovereignty. The unilateral declaration of independents of Kosovo and Metohia and the recognition of such independence by a number of states represents a sensitive historical moment. Serbia is open to develop bilateral political dialogue. Apart from the central strategic priority of Serbia, the acceleration of the process of integration into EU – its vital national interest on the bilateral level is the improvements of its relations with other powerful factors of world politics. European aspirations include a balanced relation with the USA and the Russian Federation, in which Serbia should not align herself with either side, but instead fully realize the goals of interstate cooperation based on mutual interest. The stable and perspective position of Serbia in the region and Europe is possible only through fully improving the relations with these two great powers. (Radojković, 2008) Special attention has to be given to improvement of economic relations with Russia, having in mind the already existing level of cooperation, especially in the area of energy, resulting in the signing of the treaty on cooperation in energy sector. Economic cooperation with other regions and countries with some of them it has traditionally good relations and a history of interstate dialogue (the Near East, Central Asia and the Far East, especially with China, India, Japan, etc.) is also from the utmost importance. This orientation needs to get an influential research basis in Serbia.

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It is important to improve economic cooperation with the EU members, too, as some of these countries are the most important foreign trade partners of Serbia. Serbia shows a great effort to create good relations with its neighbors in the region, who are either members or candidate for membership in the EU and NATO. Serbia is currently not recognized as a candidate country, but only as “potential candidate country”. On November 7th 2007 Serbia initiated a Stabilization and Association Agreement (SAA) with the European Union. The official signing happened on April 29th, 2008 when Deputy Prime Minister, Božidar Djelić signed the SAA in Luxembourg. Signing the SAA was opposed by the governments of the Netherlands and Belgium while the Government of Spain lobbied on behalf of Serbia. Opposition to the signing the SAA was present in Serbia, too, as Serbia’s government was carrying out its technical term of office during the election campaign. Opposition was expressed by then Prime Minister Vojislav Koštunica who does not recognise SAA and regards its signing as an anti-constitutional act. The SAA was not recognised by the Serbian Radical Party (SRS), Democratic Party of Serbia (DSS), the New Serbia (NS) and the Socialist Party of Serbia (SPS). Namely, SAA refers to Serbia without Kosovo which is a UN protectorate according to UN Resolution 1244 and an independent state since 17 February 2008. So, the central topics of the election campaign were than and remain the EU and the Kosovo issue. Pushing forward the process of recognition Kosovo’s independence still could further aggravate the already split Serbian society. The European perspective and the compromise regarding the future status of Kosovo and Metohija, based on international law, were many times emphasized by the Serbian officials as necessary conditions for securing lasting peace and stability in the region. There is also another question interesting for research and it is: Whether Serbia would move away from EU membership and form even closer ties with the Russia Federation based on Kosovo issue. According to George Friedman “Kosovo’s independence declaration is an important event for two main reasons. First, it potentially creates a precedent that could lead to redrawn borders in Europe and around the world. Second, it puts the United States, the United Kingdom, France and Germany in the position of challenging what Russia has defined as a fundamental national interest – and this at a time when the Russians have been seeking to assert their power and authority. Taken together, each of these makes this a geopolitically significant event” (Friedman, 2008). Namely, Kosovo historically has been part of Serbia that due to demographic development (the highest birth rate in Europe) has become predominantly Albanian. The Serbian community has become a minority and due to other factors (mainly economic) the migration from Kosovo hit more the non-Albanian nationalities and ethnicities. In the same time a separation movement gradually prevailed, and the quest for

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Republic of Kosovo instead Autonomous Province status was strengthened. Milošević’s regime oppressed those quests, even withdrawing the existing autonomous status (gained with the 1974’s Constitution of Yugoslavia). Exactly those tensions contribute at most on rising nationalism on both side and in whole then Federation. The short sighted politic of the regime thought to solve the question by repress in the 1990s, that become an excellent excuse for the United States and of NATO for an air campaign against the country in 1999 until it capitulated, allowing the entry of NATO troops into the province of Kosovo. It become to be a protectorate of NATO countries, but has formally remained a province of Serbia. The powers believed that the new government after the democratic changes in the country would be far more interested in the benefits of EU membership than they would be in retaining control of Kosovo. A contrary, in the course of almost eleven years nationalism trumped economic interests and the majority of the Serb population (and voters) never accepted secession. We have to wait what would show the new elections next year. The argument used in favor of secession is that oppression of the late 1990s, which necessitated intervention by outside military forces to protect the Albanian population in Kosovo, made returning Kosovo to Serbian rule impossible. But some countries, as Russia, China, Spain, Romania, Slovakia and Cyprus, reject this reasoning. They, namely have their own areas dominated by ethnic minorities, which demanded or potentially could demand autonomy, secession or integration with a neighboring country. In the same time, there is the question whether larger powers have the right of redrawing the boundaries of smaller ones without decision of the United Nations. Apart from political relations, dominated by these two issues, special efforts have to be made to improve international economic cooperation, broaden trade of goods and attracting foreign investors to Serbian economy. Most of these efforts have to be oriented towards the countries in the region, having in mind the existing state of economic relations and the broad trade of goods among the countries of the former Yugoslavia and other Balkan countries. But also, due to the fact that there are numerous problems relating to the absence of adequate institutional capacities needed for the execution of obligations originating from the existing regional initiatives.

3. Promising future regional cooperation The purpose of the international cooperation is to achieve common aims, and that is the basis for the future cooperation in this region, too.3 The theme is thoroughly analyzed in: Edita Stojić-Karanović, Regionalna i susedska saradnja za održivi razvoj Srbije u prvoj dekadi 21. veka (Regional and Neihgbourhood Cooperation for Sustainable Development of Serbia in the First Decade of the 21st Century). 1

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One of the most promising regional cooperation in the Balkans nowadays is the one around the river Danube. A united response to challenges affecting a fifth of the EU territory and over 100 million inhabitants, the EU Strategy for the Danube Region (EUSDR) follows the footsteps of the EU Strategy for the Baltic Sea Region and builds on its good practices. Many of the region’s problems know no borders: flooding, transport and energy links, environmental protection and challenges to security all demand a united approach. The strategy addresses four main objectives, or “Pillars”: I Connecting the Region II Protecting the environment III Building prosperity in the Danube Region IV Strengthening the Danube Region Almost all Balkan countries are involved in it. The Danube basin is a very rich region, considering its natural resources, human made facilities or cultural heritage. However, the basic value of the region, what especially applies to the Central and Lower Danube basin, is its geo-strategic and economic position. The basic resource of the complex and many-sided wealth is the Danube River, being a traffic link that connects not only North-Western with South-Eastern Europe, but the whole Europe with Asia, Africa and the whole world. That connection is made on the land as well as along the river waterway. Both are of exceptional significance for economic development of the region, creating at the same time opportunities (and commitments) for establishment of international cooperation among the Danube-basin countries.4 Because the areas of Central and South-East Europe (the Balkans) are dominated by the importance of their main natural resource, the river Danube there was before the recent EUSDR other programs of regional cooperation around it. Danube always was not only a waterway for transportation and a bordering river between states, but also a waterway which connects regions and the base of economic and cultural communication. A rather large number of varied forms of inter-regional and intra-regional cooperation are based on the importance of the river Danube. Aside from the old regional organization, the Danube Commission, whose reform has also started,5 several newer initiatives have been proposed. According to the concept of cooperation in the regions, new forms should harmonize the economic policy of rural development plans, the environment, tourism and other policies, and not only at the state level, but more often at local and county level 2 The first book devoted to the EU Strategy for the Danube Region in Serbian was written under the title Danube Startegy –From vision to realization (Stojić Karanović & Petrović. 2010) 3 The Danube Commission was established at the Belgrade conference in 1948, with the aim of international regulation of river transport. Since the international relations changed a lot in the meantime, it is natural to make changes in the organization of the Danube Commission, seated in Budapest.

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as well. They should enable a considerably wider range of activities and more possibilities for developing the smaller, cross-border, regions as well as the whole Danube region. Following the example of the Working Community of the Alpe-Adria, which emerged immediately after abolishing the block division in Europe, the Danube Working Community was initiated at the end of the 1980s and established in 1990.6 The Community gathered 16 regions of the six states, among them Serbia and Croatia as regions from the SFRY. The first presiding region was Lower Austria. Serbia presided the following year.7 The cooperation initiatives that were created in the aftermath of the latest wars – the SECI, the Royamount Initiative, the Stability Pact for South East Europe and others – all have at least one program for cooperation concerning the river ­Danube and its tributaries, some of them particularly oriented towards the Danube cooperation. A constructive approach to resolving of the existing problems is the first step towards opening a bright perspective for development of the countries of the Danubebasin region, and in general, international cooperation on the Danube. After the war conflicts were over the prospects have been opened for carrying out the old and new initiatives for cooperation. One of the initiatives seems to be the immediate predecessor to the actual EU Strategy for Danube Region, was “The Process of the Danube-basin Cooperation” that has for its aim “to offer new political impetus for development of multilateral relations among Danube-basin countries without establishment of new institutions”. It dealt with economic, navigational, environmental, tourist and cultural dimensions of cooperation. As provided for, ministerial conferences should be held every other year and business conferences in the period between them. They should be an organizational form for turning into reality some dimensions of the process. “The Process of the Danube-basin Cooperation” was a good step forward in joining together all initiatives made until then, since due to the political circumstances the materialization of former could not even started. The “Danube Cooperation Process” (DCP) was initiated in June 2001 by Austria and Romania and supported by the European Commission and the Stability Pact for South-East Europe. It was officially established at the first Ministerial Conference of the DCP on May 27, 2002 in Vienna. Theaim of DCP is to give a new political support to the development of all forms of cross-border and regional cooperation among the countries along the Danube and its tributaries. The main document of the Process consists of the Common Declaration and Principles and working methods for them functioning. Established on May 17, 1990. Therefore the project “Danube – River of Cooperation” was initiated at the Institute of International Politics and Economics and was started in 1989. 4 5

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Six “dimensions” are chosen in the Declaration in which the future cooperation in the framework of the DCP will be organized. These are: –– The dimension of economy, with special emphasis on the issues of transportation, taking in to account the already existing forms of cooperation in the Pan European corridors VII, IV, V, and X; ––

The dimension of navigation, in cooperation with the Danube Commission, including the reform of the Belgrade Convention from 1948, in accordance with new relations in Europe and the Danube region;

––

The dimension of environmental protection including the already existing efforts in this field, like the cooperation in the framework of the International Commission for the Protection of the Danube (ICPDR);

––

The dimension of tourism, with an aim to develop potential for tourism in the whole Danube region in all forms, including rural tourism and eco-tourism;

––

The dimension of culture, aiming to further promote the cultural heritage of all countries in the region and the common multicultural heritage of the whole region;

––

The dimension of sub-regional cooperation for supporting all sub-regional initiatives and projects oriented towards the development of already existing projects and initiating new Euro-regions on the Danube, as well as other forms of cross-border and regional cooperation.

After the launching of the DCP, some projects were initiated under the auspices of the Process. For example, there was a revision of the 1948 Belgrade Convention on the Legal Regime of Navigation on the Danube. Two sessions of the Preparatory Committee and a meeting of the Working Group on navigation issues started at the end of 2003. In the economic dimension the most important project has been the Danube Region Business Conference (DRBC). It was organized tree times in Vienna, the fourth took place in Bucharest, on 8th-9th of October 2003. DRBC IV had more than 600 participants, among whom 160 from countries other than Romania. The International Scientific Forum”Danube – River of Cooperation” was one of the NGOs with projects promoted at the DRBC IV. The greatest opportunities for sustainable exploitation of natural and cultural resources, whether they come from its geographic position or from the wealthy and still well preserved nature and cultural heritage, are offered for development of tourism as a complex economic branch. Development of tourism would help instigate develop-

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ment of all other economic branches tourism is connected with, as are the agriculture, food processing industry, traffic, etc. By revitalizing the activities at the corridors going through the Western Balkans not only the citizens these countries but the whole Europe have regained this great opportunity for achievement of economic and overall development. The European Union as well as the non-European economic powers have their interests to be more present in the Danube basin and to exploit the natural resources and the Danube for growing of their capital. It would be fair if all the countries of the Danube basin could make some profit from this. However, profit is not given as a present. Instead it is made by using one’s own wisdom to ensure economic progress for oneself by establishing cooperation with the foreign countries that invest their capital here, all the while not allowing degradation of natural resources and taking good care of natural and cultural wealth. Some of the open questions in the field of cooperation among the Danube-basin countries are urgent, but also possible to resolve, leaving the irretrievable losses as a warning for the future. Out of all problems The most pressing problem in bilateral relations is the question of borders on the Danube, while in multilateral relations it is the problem of navigation on the Danube. The dispute over the border between Serbia and Croatia on the Danube emerged with the acceptance of the boundaries between the former federal republics as the borders between the newly created countries, and the hydrological phenomenon of changes in the river bed. Croatia claims the territory of 7,000 hectares that according to the cadastral survey of the former Yugoslavia belonged to her, while Serbia proposes that a natural border on the Danube river should be established. An other open question after the war is related to indemnification of the victims of war, in as much as this is possible, since many people are not alive any more. The necessity to indemnify the victims of war results from the fact that any crime committed in the name of “national” interests is an abuse. If it remains non-clarified then the crime is ascribed to the whole nation and is a seed planted for new crimes. Thus, the chain of victims of crimes committed at the national, ethnic and religious basis is very long in the whole Danube-river basin. The starting point in clarification of crimes and indemnification of victims should be the World War II, since it is a period vivid in the memory of generations that are still alive. The problems in navigation on the Danube through Serbia emerged during the period of war and NATO bombardment in 1999. First steps in resolving them have been made as late as in mid-2002. A more complete resolution of the problem is still awaiting, but they are included in the EUSDR Action Plan of Serbia. Such task demands the establishment of intense international cooperation of all Danube-basin countries along with the cooperation of other economically powerful European and non-European countries.

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It is important to mention that there are also some initiatives that fit well into the official programs of regional cooperation in the Danubian cooperation of the Balkans. These are those that have been elaborated in the form of a large number of projects that open prospects for development of the Danube and international cooperation in the Danube basin based on the 22 year long research and acting of the association of researchers who deal with the Danube and its problems, as it is the International Scientific Forum “Danube – River of cooperation”. The engagement of this organizations of civil society involve projects of great volume proposed a long time ago, some of them can only be carried out in the distant future, others can be realizes sooner. Thus, they involve the projects such as the Morava-Vardar canal whose aim is to connect the Danube with the Aegean Sea, as well as the projects on building of tourist ports and other facilities in the Serbian part of the Danube.

Conclusion The basic problem in the field of cooperation among the Balkan countries is the insufficiency of mutual economic relations between them. In addition, the break-up of SFRY and the war have opened some new questions which take roots in the previous period of time. The insufficiency of cooperation is especially characteristic for the Central and Lower Danube basin, what encompasses the so-called former socialist countries or transition countries. In the future the international cooperation of the Danube-basin countries, together with the inflow of world capital, should ensure vigorous economic development, ensuring that the principles of sustainable exploitation of natural resources are respected. Probably this claim seems again too optimistic, like the Appeal for Peace was, while the war was raging. But if one has passion to wait it out, the claims based on research are realized, sooner or later. The hope that problems will be solved is based on the fact that despite all doubts,it is more and more accepted in Serbia that transitional changes can open the road to new forms of regional cooperation. Namely, structural changes affect the foreign trade exchange, which, along with the changes in the world industry, open a possibility for new forms of cooperation. At the same time, this new situation in the region, which came after political atomization, demands a reverse process in the sphere of economy: new forms of cooperation, trade and industrial unions of these countries, tax-free zones, organization forums for improvement in cooperation, bodies of experts in the governments of these countries, joint chambers of commerce, cooperation and mutual help, trade and customs unions. These new forms will open new possibilities in the Balkans for stronger development of full cooperation in this region, particularly in tourism and transport. However, the realization and development of new forms of cooperation is still

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ahead of us – of those in which countries and their parts participate, as well as those informal, in which non-governmental organizations, concerned with international cooperation, participate. The importance of informal aspects of regional cooperation will rise in the future. Mutual understanding, trust and cooperation among nations came to be the only right way for strengthening peace and progress. This is to say, to obtain spiritual richness, tolerance and sustainable economic development for all citizens living in the Western Balkans, whole Balkans and and so, for Serbia. It is necessary to encourage creation of bilateral and multilateral forms of cooperation among the Danube-basin countries and establishment of their common approach to the other regions of the world. It is for the Balkans even stronger recommended, as this part of the Danube region needs more attention and support directed towards achievement of more accelerated economic development, to attain growth of labor productivity, to increase employment rate and the standard of living, to achieve development of national cultures and their mutual interweaving, and thus to ensure growth of material and cultural wealth of any defined community and the region as a whole. A great responsibility of organizations of civil society of the Balkan countries is to ensure special attention of the EUSDR to its economically less developed sub-region – the countries of the middle and lower Danube.

Bibliography ––

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Stojić Karanović, Edita & Dragan Petrović. 2010. Dunavska strategija – Od vizije ka ostvarenju (Danube Startegy – From vision to realization). Beograd : Institut za međunarodnu politiku i privredu (Institute of International Politics and Economics)

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BIOGRAPHY Prof. Dr. Edita Stojić Karanović – worked at the Institute of International Politics

and Economics from 1968 to 2008, from 1985 as a research fellow. Within the Institute she established the Center for neighboring countries and regional cooperation in 1985. Director of the Institute from 2006 to 2008.

In 1989 Edita Stojic Karanovic launched the regional cooperation of scholars in the Danube region and in 1994 the association International Scientific Forum “Danube – River of Cooperation” was established. Invited lecturer at national and foreign universities, among others: Institute of Economic Diplomacy in Belgrade (2004) and Diplomatic Academy of the University of Budapest (1994), Diplomatic Academy of the University of Vienna (1992), graduate university course at Fondacion “Jose Ortega y Gasset” in Madrid (1991). Member of the State Commission for Awarding Scientific Degrees (20062010); committee member for doctoral and master’s thesis at: Faculty of Political Science, University of Belgrade (2007), European Center for Peace and Development (2011), University of Pecs, Hungary (2009 and 2011); Member of the Assembly of the Hungarian Academy of Sciences.

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CRNA GORA 20 GODINA NAKON RASPADA JUGOSLAVIJE Saša Knežević Zaključivati o Crnoj Gori danas, 20 godina nakon nestanka Jugoslavije nije moguće a da se prvo nešto ne kaže o njenom specifičnom putu u prethodnom periodu. Prije svega zbog toga što je ona prošla dvije dezintegracije, prvu velike jugoslovenske zajednice, a potom i drugu, zajednice sa Srbijom, sa kojom je najduže ostala u državno-pravnom odnosu. Crna Gora je teritorijalno i populaciono najmanja od svih republika bivše

Jugoslavije. Ona je mala jadranska republika, lijepe prirode i kvalitetnih resursa, ali takođe i bogate istorije na koju su njeni ljudi ponosni.

Kriza jugoslovenske federacije pokazala je da ideološka integracija nije bila dovoljna, i da su se slomom ideologije otvorili brojni međusobni problemi, iako se eskalacija suprotstavljenih interesa pojedinih republika dešavala i znatno ranije. Ekonomska kriza osamdesetih godina dodatno je osnažila autoritarne tendencije u društvu. Nacionalizam je opet pomagao u potrazi za »krivcem«, koji bi bio okrivljen za sve probleme društva. Nacionalna patetika je ključala presente en todas partes a u svemu je y la conexión con el pasado gloriosos tražena neposredna veza sa takozvanom »slavnom prošlošću« i precima y ancestros. Medije je zapljusnula pojava članaka, priloga i feljtona columnas sa istorijskim motivima. Odlazak u daleku prošlost imao je za cilj da naglasi posebnost svog naroda i istakne razlike u odnosu na susjede. A što su stvarne i bitn las diferencias pequeñas y no existentes, y fueron deliberadamente aumentadase razlike između srodnih naroda manje, to su one izmišljene i nebitne veće. Jer sa stanovišta političke propagande nije važna teorijsko-saznajna vrijednost ideja već njihova praktična moć da orjentišu i kontrolišu ponašanje masa. Takođe, reafirmišu se nacionalni junaci i druge ličnosti iz istorije u cilju mobilizacije političkih masa, i revidiraju određeni stavovi do tada važeći u istoriografiji, posebno kada su u pitanju procesi, pojave i ličnosti iz novije istorije. Ustvari, na Balkanu je devedesetih godina prošlog vijeka nacionalni identitet postao oruđe političke elite. Nacionalizam je poslužio elitama kao oruđe za mnogo pragmatičnije ciljeve. Političke i intelektualne elite, koje su bile relativno homogene, između modernizacije i održanja status quo-a, odlučile su se za ovo drugo, što je jačalo njihovu vlast, tim prije jer su uska ograničenja koja je nametnula nacionalistička ideologija stvorila još jednu prepreku pokušajima da se razviju demokratske procedure. Nove elite su bile mješavina segmenata stare komunističke nomenklature, disidenata i nacionalističke elite a energija nacionalizma im je pomogla da eliminišu rivalske elite i dođu na vlast.

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One su svoj interes našle u propagiranju straha, podsticanju ksenofobije, zbijanju redova iza nacionalnih partija i lidera, isticanju apsolutnog prioriteta kolektiviteta, nacionalnih programa i vrijednosti. Intelektualne elite, iako nisu bile odlučujući faktor, u znatoj su mjeri doprinjele stvaranju nacionalističkih konflikata, jer se na određenim idejama insistiralo čak i kada su bile u suprotnosti sa profesionalnim i naučnim znanjem. Naprosto, ­dobar dio intelektualaca su nacionalizam shvatili kao početnu tačku razmišljanja o postkomunizmu. Jedan od uzroka sukoba i ratova na prostoru bivše Jugoslavije je u tome što su nacionalisti uspjeli da nametnu kult prošlosti, da ožive stara neprijateljstva i tako se realno izgubi interes za stvarne potrebe savremenosti. Sve ovo bilo je karakteristično kako za jugoslovenski prostor u cjelini tako i za Crnu Goru. U njoj je došlo do promjene vlasti 1989. godine, kada je nova komunistička garnitura zamjenila staru, stajući kao saveznik na stranu politike aktuelnog rukovodstva Srbije. To je i odlučilo rezultate referenduma održanog 1. marta 1992. godine na kome su se Crnogorci odlučili da ostanu u zajednici sa Srbijom. Savezna Republika Jugoslavija stvorena je kao dvočlana federacija Srbije i Crne Gore 27. aprila 1992. godine. Pomenute promjene verifikovao je novi ustav Crne Gore iz oktobra 1992. godine, kojim je ona definisana kao država crnogorskog naroda, demokratska, socijalna i ekološka država, suverena u pitanjima koja nije prenijela u nadležnost SRJ. Međutim, nova država je već te godine, zbog umješanosti u ratove u okruženju, isključena iz međunarodnih organizacija i zavedene su joj ekonomske sankcije. sometida. Neslavne operacije vojnika Jugoslovenske Narodne Armije oko Dubrovnika, u kome su Crnogorci imali značajno učešće, okončane su u oktobru 1992. godine, kada se JNA povukla a ovo područje stavljeno pod kontrolu snaga Ujedinjenih nacija. S obzirom da su susjedne države bile međunarodno priznate, nije više bilo masovnih mobilizacija stanovništva Crne Gore za vojno djelovanje na njihovim teritorijama. Ali, sprovodeći politiku JNA i Srbije, crnogorsko rukovodstvo se oštro obračunavalo sa političkim neistomišljenicima i oponentima u zemlji, u kojoj je i dalje vladala psihologija rata. Crnogorska policija je 1994. godine pohapsila rukovodstvo partije koja je okupljala Muslimane, dok je dvije godine prije toga deportovala veću grupu bosanskih izbjeglica – muslimana koji su predate vojsci bosanskih Srba da bi najvećim dijelom bili pobijeni. Crna Gora je prošla put od najlojalnijeg saveznika režima Slobodana Miloševića, do 1997. godine, i njegovog oponenta i protivnika, 1997-2000. Te, prelomne godine je dio crnogorskog rukovodstva na čelu sa Đukanovićem ušao u sukob sa Miloševićem. Pošto su značajne političke snage u Crnoj Gori još pružale podršku srpskom vođstvu,

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došlo je do oštrih podjela na političkoj sceni Crne Gore i tenzija između republičke i savezne vlasti. One su posebno dobile na izražaju prilikom NATO bombardovanja Jugoslavije 1999. godine, kada je savezno rukovodstvo proglasilo mobilizaciju, a crnogorsko radnu obavezu forzados. Raskid sa saveznom politikom poštedio je Crnu Goru razaranja i posljedica koje bi sigurno bile veće da se nije distancirala od učešća u ovom virtuelnom, i unaprijed izgubljenom ratu, ali je i u Crnoj Gori bilo civilnih žrtava. Osim toga, Crna Gora je tada primila i zaštitila i veliki broj izbjeglica, uglavnom sa Kosova. Crnogorsko političko rukovodstvo je uživalo veliku podršku međunarodne zajednice, a usvajanjem zajedničke deklaracije o miru i toleranciji svih parlamentarnih partija Crna Gora je izbjegla unutrašnje sukobe, i pokazala da je na putu političkog sazrijevanja. Nakon političkih promjena u Srbiji 2000. godine otvoreno je pitanje novog preuređenja odnosa između Srbije i Crne Gore, u kojoj je posljednjih godina jačala opcija pune crnogorske nezavisnosti. Pod značajnim pritiskom međunarodnog faktora, posebno Evropske unije, crnogorsko rukovodstvo je prihvatilo da se 2002. godine formira nova državna tvorevina Srbija i Crna Gora, čije su članice po isteku roka od tri godine imale pravo da se na referendumu odluče da li će ostati zajedno ili postati nezavisne. Iako je ovaj konfederalni odnos značio normativno unapređenje, i ušlo se u mirniju zonu odnosa između dvije države i dva bliska naroda, proces disolucije Jugoslavije nije bio zaustavljen. Crna Gora je svoje pravo organizovanja referenduma o nezavisnosti iskoristila 21. maja 2006. godine, kada se preko 55% crnogorskih glasača izjasnio za punu nezavisnost. Ovom je prethodila polarizacija stanovništva na independiste i unioniste, oštra kampanja, i ogroman procenat izlaznosti na glasanje. Međunarodna zajednica je budno pratila referendumski proces, a njen specijalni predstavnik, slovački diplomata Miroslav Lajčak, je bio uključen u sve unutrašnje pregovore i dogovore. Predsjednik referendumske komisije je bio drugi slovački diplomata František Lipka. Uz opravdanje da je motivisana očuvanjem unutrašnje stabilnosti i da je potrebna odluka koja će imati nesporan kredibilitet, međunarodna zejednica je postavila uslov da će nezavisnosti biti postignuta ukoliko za nju glasa preko 55% glasača. Tako je Crna Gora otpočela svoj novi životni put, obnovivši nezavisnost koju je, kao stara evropska država, unijela u stvaranje jugoslovenske zajednice 1918. godine. Vrlo brzo je primljena u Ujedinjene nacije i druge međunarodne institucije. Sada možemo i pokušati tražiti odgovor na pitanje gdje se Crna Gora nalazi 20 godina od nestanka Jugoslavije. Spoljnopolitička agenda Crne Gore od obnove nezavisnosti se kretala u pravcu evropskih i evroatlantskih integracija. O tome je postojao visok nivo saglasnosti u zemlji, posebno kada je u pitanju priključenje Evropskoj uniji. Proces je išao dosta brzo i uspješno. Crna Gora se nalazi pred vratima NATO i moguće je da na proljeće 2012. bude primljena u članstvo. Imajući u vidu opredjeljenje da pruži dopri-

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nos očuvanju mira na regionalnom i globalnom planu Crna Gora je u julu 2009. godine donijela odluku o angažovanju predstavnika vojske Crne Gore u misiji ISAF u Avganistanu. Od marta 2010. pripadnici vojske Crne Gore učestvuju u ovoj misiji u okviru regionalne komande Sjever kojom upravlja Njemačka. U februaru 2011. upućen je treći kontingent pripadnika vojske Crne Gore u misiju ISAF u Avganistanu. Planirano je da od predstavnika zemalja Američko-Jadranske povelje, čije su članice Crna Gora, Hrvatska, Albanija, Bosna i Hercegovina i Makedonija bude formirana zajednička jedinica instruktora koji će obučavati vojsku i policiju Avganistana. Tako će se od država Balkana, koje su nekada bile u raznim oblicima konflikata, formirati prva zajednička jedinica. Predsjednik Crne Gore i ministar odbrane boravili su u posjeti crnogorskim vojnicima u Avganistanu i uručili humanitarnu donaciju lokalnoj provinciji. Kada je u pitanju proces priključenja Evropskoj uniji stvari takođe stoje dobro. Crna Gora čeka datum otvaranja pregovora sa EU. Sredinom oktobra ove godine usvojena je u Evropskom parlamentu rezolucija o Crnoj Gori koja to preporučuje. Očekivanja javnosti su da bi se to moglo desiti u decembru, a da pregovori otpočnu na proljeće. Uobičajeno se u regionu i u javnosti smatra da je Crna Gora u tom procesu otišla najdalje od zemalja koje su bile dio Jugoslavije, izuzimajući Hrvatsku (Slovenija je već članica EU). Domaća legislativa je već, u znatnoj mjeri usklađena sa zakonima EU, ali ipak predstoji najteži dio puta. Najavljeno je, od strane evropskih institucija, da će Crna Gora pregovore sa EU otvoriti sa najtežim pitanjima, koja su u dosadašnjim slučajevima pregovora uglavnom ostavljana za kraj. To su poglavlja 23. i 24. koja se tiču vladavine prava, nezavisnosti sudstva, borbe protiv korupacije i organizovanog kriminala i druga, gdje će se tražiti brži i konkretniji rezultati. Ekonomska situacija u zemlji nije dobra. Nacionalni dohodak po glavi stanovnika još nije dostigao nivo iz 1989. godine, prije raspada Jugoslavije. Veliki broj građana zavisi od državnog budžeta koji pokazuje znake nelikvidnosti. Strane investicije su iz godine u godinu sve manje, a privatizacija velikih kompanija nije urađena na pravi način. Nezaposlenost raste i kreće se na nivou od oko 19%. Postoji velika unutrašnja zaduženost a i građani su masovno kreditno zaduženi kod banaka. Pokazalo se da turizam kao grana privrede ne može sama da pokrene ekonomski razvoj zemlje. Upravo ove jeseni razni slojevi stanovništva i razne profesije dosta burno iskazuju svoje nezadovoljstvo socio-ekonomskim položajem, a pokrenut je i talas studentskih protesta jer ova populacija ne vidi jasnu perspektivu. Najnovija istraživanja javnog mnjenja čak pokazuju da opada podrška pristupanju EU, što analitičari objašnjavaju na razne načine. Ipak većinom smatraju da je sve što se dešava karakteristično za društva u brzoj tranziciji, koja su prinuđena da prihvate neka stroga pravila u svim sferama. Takođe se uglavnom smatra da Crna Gora kao mali sistem i sa malom populacijom, 650000 stanovnika, ima šanse da se brzo prilagođava i izađe iz teškoća.

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BIOGRAFIJA Prof. dr Saša Knežević osnovnu i srednju školu završio je u Podgorici a studije istorije na Filozofskom fakultetu Univerziteta Crne Gore. Magistrirao je 1997. godine na odsjeku za istoriju Filozofskog fakulteta u Beogradu sa temom: Britansko-crnogorski odnosi 1878-1908. Istraživački se bavio spoljnom politikom Crne Gore, spoljnom politikom Velike Britanije, istorijom diplomatije i ukupnim međunarodnim odnosima u XIX i XX vijeku. Autor je knjige Crna Gora i Velika Britanija (Podgorica 2001.), koautor udžbenika istorije za treći razred srednjih škola u Crnoj Gori (Podgorica 2003. i renovirano izdanje 2008.), i knjige Velika Britanija i aneksiona kriza (Podgorica 2005), a objavio je veći broj naučnih i stručnih radova u domaćim i stranim časopisima. Učestvovao je na više naučnih skupova u zemlji i inostranstvu. Njegove knjige Crna Gora i Velika Britanija i Velika Britanija i aneksiona kriza prikazane su u britanskim časopisima i štampi. U nekoliko navrata obavljao je istraživački rad i stručno usavršavanje u inostranstvu, posebno u Velikoj Britaniji i SAD. Od 1997. do početka 2002. godine bio je Predsjednik Udruženja istoričara Crne Gore. Radno angažovanje u prosvjeti otpočeo je kao diplomirani profesor u osnovnom a potom u srednjem obrazovanju, da bi od 1995. godine bio angažovan kao saradnik na odsjeku za istoriju Filozofskog fakulteta u Nikšiću, gdje je, nakon magistrature 1997. godine, izabran u zvanje asistenta na predmetima opšte storije novog vijeka. Bavio se novinarstvom i publicistikom i objavio je veći broj članaka i priloga u štampi. Doktorirao je 19.05.2005. godine na Filozofskom fakultetu u Beogradu sa disertacijom Velika Britanija i aneksiona kriza. Na Filozofskom fakultetu u Nikšiću predavao je Opštu istoriju savremenog doba. Vršio je dužnost rukovodioca studijskog programa istorija na Filozofskom fakultetu. Od septembra 2007. godine angažovan je na Fakultetu političkih nauka u Podgorici kao predavač na predmetu Istorija Evrope a od marta 2009 u radnom je odnosu na istom fakultetu. Odlukom Senata Univerziteta Crne Gore od 07.07.2011. godine izabran je u zvanje vanredni profesor za predmete Savremena istorija međunarodnih odnosa, Osnovi diplomatije i Istorija balkanskih odnosa na Fakultetu političkih nauka, gdje fakultetu obavlja i dužnost prodekana i rukovodioca doktorskih studija.

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CIP – Каталогизација у публикацији Народна библиотека Србије, Београд 930.85 (497) BALKANIA : revista de estudios balcánicos / editor Miguel Rodríguez Andreu. – [ 2003, prvi semestar ] . – Belgrado : Embajada de España en Belgrado, 2003 - . - 24 cm ISSN 2172 – 5535 = Balkanija COBISS . SR – ID 118498316

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