Balansiya: una madīna en Šarq al Ándalus. Historia de la Valencia islámica: una aproximación arqueológica.

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Descripción

Balansiya: una madīna mad en Šarq arq al Ándalus. Historia de la Valencia islámica: islámica una aproximación arqueológica.

Trabajo Fin de Máster. Máster Estudios Medievales Hispánicos

Tutor: Santiago Palacios Ontalva Masterando: David Chichón Sánchez

A mí abuelo Lucas y a mí tío Luis Miguel, valencianos de pro.

“¿Dónde está Valencia y sus casas, y sus cánticos y arrullos de sus palomas? ¿Dónde la gala de su Russafa y de su Puente…?... ¿Dónde sus lugares sombrosos que derramaban bienestar, y sus regadíos brillantes de verdor? ¿Dónde sus arroyos desbordantes y sus árboles frondosos?¿Donde sus jardines fragantes y sus parajes deleitosos? ¡Se deshicieron los collares de sus flores desprendidos de su cuello, y perdieron la luz refulgente que tenían su Albufera y su mar!” IBN AL ABBAR

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Índice. 1. Objetivos y dificultades 1.1. Objetivos y motivaciones-pag.5. 1.2. Dificultades 1.2.1. Crónicas- pags 6-8. 1.2.2. Fuentes archivísticas- pags 8-9. 1.2.3. Problemas lingüísticos: el dominio del árabe clásico- pag. 910. 2. Estado de la cuestión de la ciudad islámica de Valencia.- pags. 11-16. 3. Historia de la ciudad islámica de Valencia. 3.1. Los primeros siglos de la Valencia islámica: siglos VIII-XI.- pags. 17-23. 3.2. Valencia durante el periodo de taifas: siglos XI-XII. 3.2.1. Reinado de Mubarak y Mufarrak.- pags. 24-27. 3.2.2. Reinado de ‘Abd al Aziz al Mansur.- pags. 27-28. 3.2.3. Reinado de Abd al Malik.- pags. 28-31. 3.2.4. Reinado de Abu Bakr Muhammad b. Abd al Aziz.- pags. 3133. 3.2.5. Reinado de Yahya ibn Ismail ibn Yahya al-Qadir bi-Allah.pags. 33-40. 3.2.6. Reinado de Ibn Yahhaf.- pags. 40-48. 3.2.7. Valencia bajo el dominio del Cid.-pags. 48-54. 3.3. Valencia bajo los invasores norteafricanos: almorávides y almohades. 3.3.1. Valencia bajo el gobierno almorávide. 3.3.1.1. Gobierno de Abū Abd Allah Muhammad Ibn Fātima.pags. 55-57. 3.3.1.2. Gobierno de Muhammad ibn al-Hayy.- pags. 57-59. 3.3.1.3. Gobierno de Abu Muhammad Ibn Badr b. Warqa.- pags. 59-61. 3.3.1.4. Gobierno de Yahya ibn Ganiya.- pags. 61-62. 3.3.2. Valencia bajo el gobierno almohade. 3.3.2.1. Gobierno de Marwan b. ‘Abd al-Aziz.- pags. 63-64. 3.3.2.2. Reinado de Muhammad Ibn Sa’d.- pags. 64-67. 3.3.2.3. Gobierno de Abu-l-Hayyay b. Mardanis.- pags. 67-69. 3.3.2.4. Reinado de Abū Zayd `Abd al-Rahmān ben Abū `Abd Allāh Muhammad.- pags. 70-72. 3

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3.3.2.5. Reinado de Zayyan Ibn Mardanis.- pags. 72-73. 3.4. Inicio de la conquista cristiana. Jaime I y el reino de Valencia.pags. 74-82. Urbanismo de la ciudad islámica de Valencia. 4.1. Espacios públicos 4.1.1. El recinto fortificado: murallas, torres y puertas.- pag.83 4.1.1.1. El recinto fortificado en las fuentes.- pags. 84-85. 4.1.1.2. Excavaciones arqueológicas.- pags. 86-107. 4.1.2. Mercados, alhóndigas y zocos.- pags. 107-116. 4.2. Espacios domésticos: viviendas.- pags. 116-118. 4.3. Espacios de poder. 4.3.1. El Alcázar.- pags. 118-122. 4.4. Lugares de culto y enterramiento 4.4.1. Mezquitas.- pags. 123-125. 4.4.2. Necrópolis.- pags. 126-128. Conclusiones.-pag. 129-130. Apéndice 6.1. Imágenes.- pags. 131-149. Bibliografía. 7.1. Fuentes árabes.- pags. 150-152. 7.2. Fuentes cristianas.- pags. 152-153. 7.3. Fuentes de archivo.- pág. 153. 7.4. Artículos.- pags. 153- 157. 7.5. Informes arqueológicos.- pág. 157. 7.6. Monografías.- pags. 157- 160.

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1. Objetivos y dificultades. 1.1. Objetivos y motivaciones El motivo por el cual decidí realizar un estudio de la ciudad islámica de Valencia, es doble. Por una parte, el factor sentimental que me ha unido desde mi más tierna infancia a esta tierra ha sido muy fuerte, y en gran medida una motivación a la hora de abordar el estudio de la ciudad. Paralelamente, en mis años de carrera universitaria me acerque con inusitada devoción al estudio de al-Andalus y de la cultura andalusí, motivo ulterior para acercarme aún más al Ŝarq al-Ándalus. Fue entonces cuando descubrí los estudios del profesor Huici Miranda sobre la ciudad de Valencia. Obviamente la lectura de tan referenciada obra al principio me causó perplejidad por el mundo que se abría ante mis ojos, pero sobre todo por la posibilidad de estudiar esta parte tan poco tratada por los investigadores, como es la ciudad islámica de Valencia. Algo dentro de mí me dictaba que podría ser un buen tema de investigación sí conseguía reactualizar todos (o casi todos) los relatos que versaban sobre Balansiya desde que en los años 70 del siglo XX se había publicado la obra de Huici. Por otro lado, una de las críticas que enseguida contemplé a la hora de estudiar la obra de Huici, era que apenas describía elementos urbanos islámicos más allá de lo que documentaban las fuentes árabes. Se trataba, aún como investigador novel, de una oportunidad única poder poner sobre la mesa los diferentes espacios urbanos más característicos de la Valencia islámica. Al fin y al cabo, mi experiencia arqueológica me obligaba a hacer resaltar los elementos arqueológicos de época islámica que habían ido surgiendo con el paso de las excavaciones municipales desde fines de los años 80 del siglo pasado. En suma, bajo esta serie de premisas, intentaré en las líneas sucesivas componer una humilde síntesis de la Historia local de la Valencia islámica desde su conquista en 714 d.C. hasta su definitiva incorporación al ámbito cristiano en 1238. También intentaré describir los espacios urbanos más relevantes que se han venido documentando arqueológicamente dentro de la propia Balansiya

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1.2. Dificultades: Fuentes árabes. 1.2.1. Crónicas Un investigador a la hora de afrontar el estudio de la Valencia islámica, vuelca su mirada hacia la posibilidad de la existencia de crónicas locales, que le permita precisar con mayor nitidez el desarrollo histórico de la ciudad1. He aquí el primer gran problema al que nos enfrentamos: no nos han llegado ninguna crónica particular o concreta sobre la ciudad de Balansiya en época islámica. Así pues, desechada la opción de la crónica local, debemos volcar nuestros esfuerzos en la confección de un relato de historia local a partir de los datos entresacados de las crónicas andalusíes más relevantes de cada época. 1.2.1.1.

Primera etapa (714 d.C.- siglo X)

Una de las características que encuentra un investigador en una vez se sumerge en la historia islámica valenciana es la escasísima información de la que disponemos hasta bien entrado el siglo XI. El problema de las fuentes islámicas, sobre todo en este primer periodo es doble. En primer lugar, las fuentes resultan excesivamente parcas, y aunque “la mayoría de los textos aun no han sido publicados en su totalidad2”, estas no permiten aventurar nuevos cauces e interpretaciones del pasado islámico en Šarq al-Andalus. Por otro lado, se contrapone una idea recurrente dentro de la historiografía andalusí: la relación peculiar entre la historiografía andalusí de estos primeros siglos y el centralismo cordobés, que condena a la historia local del resto de al-Ándalus al olvido. Me estoy refiriendo a la idea, acuñada por P. Guichard, de que la historiografía andalusí de los primeros siglos está centrada en los poderes políticos de dimensión califal, restándole importancia a los ámbitos locales, aún tras la crisis del califato cordobés3. Dentro del desarrollo de esta dinámica historiográfica, las grandes “crónicas” de la

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El estado lastimoso de las crónicas árabes traducidas al castellano referentes a la Historia de al Andalus está sumamente abandonado, tal y como recoge Alejandro García Sanjuan en su artículo La traducción de fuentes árabes andalusíes al castellano […]. pp.107-122. Vid. GARCIA SANJUAN, A. “La traducción de fuentes árabes andalusíes al castellano: Balance y valoración”, Medievalismo. Vol. 11, n. 11, Huelva. 2001. 2 GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. Los musulmanes de Valencia. Siglos XI-XIII Universitat de Valencia, Madrid, 2001, p. 19. 3 GUICHARD, P. Al andalus frente... p. 20.

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época tratan al Šarq al-Andalus como una región marginal, donde salvo hechos puntuales, los datos son inconexos y escasos; con lo que limita aún más nuestra apreciación de la realidad histórica. 1.2.1.2.

Época de Taifas (siglo X-XI)

En paralelo a la descentralización política acaecida tras la caída del Califato cordobés en 1031, encontramos una descentralización del discurso histórico. Por tanto, la época de las taifas, supone un alivio en cuanto a las apetencias intelectuales para el estudio del Šarq al-Andalus. Particularmente relevante para nuestro estudio ha sido la utilización de la Crónica anónima de taifas4, que nos permite observar de manera muy cercana las realidades urbanas (y en particular la de Valencia), así como la utilización de la parte anterior al advenimiento de los almorávides en Valencia del Bayan de Ibn Idari. Por otro lado encontramos en esta época las primeras crónicas del lado cristiano que nos precisan desde otro punto de vista el estado de Balansiya: particularmente para este trabajo han sido de especial relevancia la aportación de la Historia Roderici5, y el Poema del Mío Cid6 así como la inclusión de los relatos de Ben Alcama recogidos por la Primera Crónica Genera7l. 1.2.1.3.

Dominio almorávide (siglo XII)

Con respecto a las invasiones norteafricanas poseemos bastante más información, aunque con diferencias substanciales. Por un lado poseemos fuentes bastante más completas acerca del régimen almorávide8, que se ponen en clara contraposición con la escasa información relativa a Valencia que citan las fuentes. Es cierto que se sabe muy poco de la historia local de Valencia en la época almorávide. Parece que la Historia se vuelva a centrar más en elementos homogeneizadores, que en particularismos regionales o locales. Sin embargo, se trata de un elemento común a casi todas las ciudades andalusíes, que ven disminuida su importancia política a medida que se va a haciendo más patente el dominio de las mismas por parte de los almorávides. De hecho lo que se 4

Crónica anónima de los reyes de taifas, Ed. MAILLO SALGADO, F., Akal. 1991. MENENDEZ PIDAL, R. La España del Cid. Espasa-Calpe. Madrid. 1929. 6 Cantar del mio Cid, Ed. MONTANER FRUTOS, A., Crítica, Barcelona, 2000. 7 Primera Crónica General, Ed. MENENDEZ PIDAL, R. Libro II, Madrid, 1955. 8 Recogidos especialmente por Ibn Idari en su Bayan al Mugrib Ed. HUICI MIRANDA. Al-Bayán alMugrib. Nuevos fragmentos almorávides y almohades, Anubar Ediciones, Valencia, 1963. También son de referencia aunque de menor fidelidad el Rawd al-Quirtas de Ibn Abi Zar, el Nazm al- Juman de Ibn Qattan y Al Maqqari. cf. GASPARIÑO GARCÍA, S. “Las Fuentes del Imperio almohade”. Revista almulk, nº11, 2013. Pag. 40. 5

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sabe de la ciudad valentina es relativamente poco, citándose apenas la ciudad con motivo de algún motín o del cambio de un gobernador, lo cual es cuantitativamente ínfimo si se relaciona con el período de taifas anterior y la época cidiana. 1.2.1.4.

Dominio almohade (siglo XII-mediados XIII)

Mientras que por un lado existen estudios más completos sobre la dinastía almohade9, las fuentes no hacen mucha referencia a la ciudad de Valencia, comportándose las mismas como elementos propagandísticos del poder califal. En cierta medida se repiten los mismos patrones que en la época almorávide; donde Valencia por sí misma apenas ofrece información relevante, más allá de algún cambio de gobernador o alguna campaña militar frente a los cristianos. Sin embargo, como suele pasar en los procesos históricos, una unidad centralizada fuerte, como la llevada a cabo por los almohades, conduce inexorablemente a una descentralización muy profunda en la que los poderes regionales o locales vuelven a tomar relieve en la Historia. Valencia vuelve a recuperar cierto protagonismo con la creación del reino de Ibn Mardanish en la segunda mitad del siglo XII, contraponiéndose tanto militar como políticamente al recién creado poder almohade. Y ya por último, asistimos a una explosión informativa de la caída del reino de Balansiya en manos cristianas, tanto por medio del Llibre dels Fets como por la documentación archivística de Jaime I con el ultimo gobernador almohade, Abu Zayd. 1.2.2. Fuentes archivísticas. Paralelamente al problema cronístico ha de destacarse la ausencia de material archivístico escrito en árabe. Se podría afirmar, sin lugar a dudas, que una de las mayores diferencias entre la historiografía medieval cristiana y musulmana es la ausencia casi total de fuentes de archivos propiamente dichas de esta última. Parece paradójico que una civilización islámica como la andalusí, donde “lo escrito, en todas sus formas, desempeña un papel considerable10”, no conserve apenas “verdaderos archivos para los seis o siete primeros siglos del Islam [...], más aún dado el

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HUICI MIRANDA, A. Historia política del imperio almohade. Editorial Universidad de Granada. 2000. 10 GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana [...] p. 27.

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incontestable carácter burocrático e inclinado al papeleo de administración musulmana medieval11”. Hay autores que han querido ver en esta ausencia de documentación más bien una actitud diferente de los escribanos públicos musulmanes frente a los documentos, que un vacío documental propiamente dicho. Para defender esta hipótesis argumentan que “en general, los grandes secretarios de estos países, eran cesados con frecuencia, y se solían retirar llevándose consigo casi todos los documentos propios12”. Esto explicaría la aparición de grandes obras privadas de secretarios, ya que “la relación entre los documentos redactados por este serían, en general, más de propiedad del propio secretario que lo redactó que del poder que ha mandado expedirlo13”. Esta sería la idea, por la cual en el Occidente medieval cristiano sí hay archivos, más o menos permanentes, y no en Al Andalus14. 1.2.3. Problemas lingüísticos: el dominio del árabe clásico. ¿Es conveniente la reedición de las crónicas árabes sobre al Ándalus? Además, cualquiera que se plantee el estudio de Valencia desde la óptica islámica se ve imbuido de un axioma apremiante: el dominio del árabe. Obviamente, la necesidad de apuntalar sus argumentos con la utilización de fuentes árabes por parte del investigador es indispensable, por lo que el dominio de esta lengua semítica era fundamental. Entender esta cuestión es fundamental a la hora de establecer un plan de trabajo. Antes de comenzar, he de reconocer que mi conocimiento de lengua árabe es nulo; habiéndose recurrido para el desarrollo del trabajo a las traducciones y ediciones en lenguas occidentales de las crónicas escritas en árabe. Hoy día, y gracias a la evolución de los estudios semíticos en España, se han venido poniendo a disposición de los investigadores no arabistas un gran corpus de crónicas islámicas, que permiten al investigador no arabista dotarse de una base sobre la que 11

CAHEN, Cl. Introduction à l’ historie du monde musulmán (VII-XV siècle), París, 1982, p. 55-56. ALLOUCHE, I. S. La vie économique et sociale à Grenade au XIV siécle, Hommage à Georges Marçais, Alger, 1957, p.7 13 GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana [...] p. 29 14 Aunque existen relatos que hacen referencia a intercambios literarios, epistolares e incluso diplomáticos en lengua árabe, suelen recogerse dentro de crónicas andalusíes; no apareciendo en registros archivísticos del mismo modo que sí aparecen en la documentación cristiana. Con respecto a Balansiya, sabemos de la existencia de documentación cancilleresca escrita en árabe y lenguas romances, sobre todo entre Abu Zayd y Jaime I, y de manera más exigua con Fernando III, pero sólo se nos ha conservado dentro de los registros cristianos. Cf. MOLINA, E. Abu Zeyd Abu ceyt. Novedades y rectificaciones. Almería. 1977. 12

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reconstruir el pasado andalusí. El problema radica en su desactualización. No olvidemos que gran parte de estas traducciones fueron llevadas a cabo en época colonial por autores foráneos (sobre todo franceses), que dedicaron su vida a compilar y traducir a lenguas occidentales los manuscritos encontrados en diversos lugares de origen15.

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Particularmente destacable es la dinámica llevada por el profesor Maíllo Salgado de la Universidad de Salamanca, el cual ha editado una serie de crónicas andalusíes, incorporando un amplio prólogo y explicaciones geográfico- históricas que dotan al documento de mayor clarividencia.

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2. Historia y arqueólogía de la ciudad islámica de Valencia. Estado de la cuestión de la ciudad islámica de Valencia. Aunque de un tiempo a esta parte el estudio de la ciudad islámica ha suscitado un desmedido interés por parte de los investigadores, la realidad historiográfica nos recuerda que nos encontramos ante un fenómeno nuevo dentro de las tendencias de la investigación histórica. En gran medida, esta propia realidad historiográfica nos señala que las líneas de investigación no tomaron la realidad urbana de la ciudad andalusí como un tema de interés dentro de los estudios de Historia hasta bien entrado el siglo XX16. Valencia, como ciudad andalusí, no escapó a este desinterés científico hasta principios del siglo XX. Hasta entonces la gran mayoría de las obras escritas que trataban sobre la ciudad de Valencia, ponían en relación el pasado romano y visigodo con la conquista de Jaime I en 1238 y los hechos derivados a posteriori, obviando así la parte de la historia islámica de la ciudad17. El contexto en el que se movían las investigaciones históricas en Europa en pleno siglo XIX, así como el auge del positivismo científico, unido al crecimiento del sentimiento orientalista con respecto al pasado musulmán de la Península, incitó al renacimiento de los estudios árabes a nivel europeo, y por ende andalusíes. España, que fue vista como una “suerte de paraíso” por parte de los románticos europeos, notará como su pasado islámico vuelve a ser puesto de relieve, ensalzado con la creación de nuevas escuelas de arabistas, la convocatoria de congresos sobre Al Ándalus, y una revitalización del estudio de las fuentes islámicas… Sin embargo, las ciudades españolas con vestigios árabes sufrieron diversa suerte. Aunque se nota a partir de mediados del siglo XIX una actitud más favorable al estudio por parte de los investigadores hispanos acerca del pasado de las propias ciudades, no 16

Mención aparte, merece el estado de la arqueología islámica en nuestro país; la cual no ha sido verdaderamente desarrollada hasta los años 80 del siglo pasado; por lo que las investigaciones se han centrado más en las realidades expresadas en los textos que en el estudio de los materiales encontrados. 17 “Recorreremos, pues, ligeramente y con referencia á nuestro país la dominación de los romanos desde la destrucción memorable de Sagunto por los cartagineses, atravesaremos con rapidez los nebulosos siglos de la invasión de los godos, en que tan poco figura nuestra capital , trazaremos con los más precisos contornos el cuadro de la dominación de los árabes, y seguiremos la sombra gigantesca de D. Jaime I de Aragón , cuyo brazo formidable abrió las puertas de la Valencia árabe á sus caballeros y ricos-hombres, y cuya vasta capacidad creó, digámoslo así, un nuevo reino, que desde entonces ha ocupado brillantes páginas en la historia nacional” […]”.BOIX, Vicente. Historia de la ciudad y Reino de Valencia. Madrid. 1845. Pp. 5

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ha de cegarnos este inusitado protagonismo del urbanismo medieval en los investigadores: aún estábamos lejos de un análisis concienzudo arqueológico y urbanístico de la ciudad islámica en España, y más concretamente de la Valencia islámica. Al volcarnos en la historiografía, parece claro que los estudios sobre la ciudad islámica de Valencia comienzan a florecer de manera raquítica en torno a la segunda mitad del siglo XIX. En este conjunto debemos enmarcar la reedición de las obras de Teixidor18, en las que se denota que el afán por estudiar la ciudad se limita al periodo romanovisigodo, saltando directamente a la etapa feudal de la ciudad; sin poner de manifiesto la etapa islámica de la urbe19. Paralelamente a estos estudios, surgieron los primeros estudios positivistas enmarcados dentro del contexto de un romanticismo orientalista en la Península Ibérica. Máximo exponente de esta corriente historiográfica fue Roc Chabás20, el cual, en parte a su visión positivista de la Historia, fue el primero que manifestó la necesidad de apuntalar los estudios de lengua arábiga, para posteriormente conocer de primera mano el estado de las fuentes árabes. Fue tal, la necesidad del investigador dianense, que pronto estableció relaciones con otro de los más reputados arabistas del momento, Francisco Codera y Zaídin. La interrelación entre ambos investigadores fue particularmente fructífera, pese a no colaborar en ningún escrito conjunto. Hay autores, que han querido ver el fruto de la interrelación de las ideas entre Roc Chabás y Codera, no en la relación entre ambos sino a través del discípulo de Codera, Julián Ribera y Tarragó21. Este último investigador, natural de Carcaixent, participaría en algunos de los tomos de El Archivo de Chabás así como en la confección de la Biblioteca Arábigo Hispana con Codera y propondrá un

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TEIXIDOR, J. Antigüedades de Valencia, Valencia. 1895. Continuamente observamos en el Boletín de la Real Academia de la Historia, una actitud de los investigadores en la crítica de la obra del fray Teixidor, escrita en el siglo XVIII aunque solo publicada un tomo por Chabas en 1895; sin embargo solo desgranan su contenido sin mayor aportación. Véase Boletín de La Real Academia de la Historia (en adelante BRAH), Tomo 30, cuaderno IV (Abril 1897). 20 BARCELÓ TORRES, C. “El Món Islàmic en l‘obra de Roc Chabás”. Saitabi, 46, 1996. Pp.29-46. 21 BARCELÓ TORRES, C. “El Archivo (1886-1893) (Índices para su manejo)”, Estudios de Historia de Valencia, València. 1978. p. 481-530. 19

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nuevo análisis del poblamiento islámico en el Ŝarq al Ándalus en base a su repartición toponímica22. Sin embargo, para conseguir una obra de conjunto que hable sobre el pasado islámico de la ciudad de Balansiya, nos hemos de referir a la obra de Andres Piles Ibars23. En esta se establece por vez primera una estructura científica y ordenada de la Valencia musulmana, y recoge las traducciones de las obras recogidas por Conde y otros investigadores anteriores sobre Valencia. Salvo este último caso, parece claro que la historiografía tradicional desdeñaba desde mediados del siglo XIX la etapa islámica de la ciudad de Valencia, centrándose más en estudios

documentales

parciales

que

en

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una

obra

de

conjunto.

Desgraciadamente para nosotros la dinámica en el primer tercio del siglo XX no variaría en cuanto a sus intenciones. De hecho las siguientes investigaciones sobre la propia ciudad vienen de la mano de estudios urbanos parciales de zonas concretas de la ciudad que readaptaron su uso en época islámica a otro uso en época cristiana. Me estoy refiriendo claramente a los estudios realizados por Sanchis Sivera24, acerca de la zona de la Catedral; y los estudios de Rodrigo Pertegas25. Mientras el primero se dedica, casi exclusivamente, al estudio de la catedral cristiana, el segundo se centra más en estudios de zonas habitadas por minorías religiosas en la época cristiana o en elementos amurallados de la ciudad. Aunque los estudios de Ramón Menéndez Pidal sobre la figura del Cid se pueden poner en relación con la Historia de Valencia26, no se puede afirmar que se aborde, en profundidad, una historia de la ciudad desde el lado musulmán hasta la irrupción de Huici Miranda a principios de los años 70 del siglo XX. Este autor navarro, consciente de la necesidad de acrecentar el conocimiento islámico de la ciudad del Turia, realiza una labor magnífica amalgamando las diferentes traducciones de los textos árabes 22

RIBERA Y TARRAGÓ, J. Disertaciones y opúsculos, Madrid, 1928, II. pp. 210-244, “Les BéniGazlôn de Uxô”, en Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, 1930, p.66-67. También existe un resumen de sus conclusiones, respecto a la repartición de las tribus por el territorio valenciano en Disertaciones y opúsculos, Madrid, 1928, II, p. 243. 23 PILES IBARS, A. Valencia Árabe. Valencia. 1901. 24 SANCHIS Y SIVERA, J. La catedral de Valencia. Guía histórica y artística. Valencia. 1909; “La Iglesia de Santo Tomás. La Catedral de Valencia. La diócesis valentina”. Estudios históricos, Valencia. 1913. 25 RODRIGO PERTEGÁS, J.R. “La judería de Valencia” (Apéndice de la Iglesia de Santo Tomás de SANCHIS Y SIVERA), Valencia. 1913; “Roteros y La Boatella” en Almanaque de Las provincias, 19151916; La urbe valenciana en el siglo XIV, 1923. 26 MENENDEZ PIDAL, R. La España del Cid. Espasa-Calpe. Madrid. 1929.

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recogidos por Levi Provençal27, Emilio García Gómez28 y otros excelentes arabistas a finales del siglo XIX y principios del XX, para dar lugar a su obra Historia musulmana de Valencia y su región; donde se expone la evolución político-social de Balansiya hasta la conquista cristiana. Sin embargo, pese a seguir siendo una obra fundamental a la hora de adentrarse en el desarrollo de Valencia durante la dominación islámica (en gran medida porque reactualizaba con nuevos relatos la versión de Piles Ibars), la propia obra adolece de un gran problema: no aporta más conclusiones que el contraste de datos entre lo que dicen las fuentes cristianas y lo que afirman las árabes, por lo cual se pueden precisar aún con mayor exactitud los acontecimientos; pero no se dan respuesta a muchos otros problemas que suscitan el poblamiento musulmán en la zona de Valencia y particularmente en Balansiya. Por otro lado, la nula aportación de datos arqueológicos a la hora de describir los espacios urbanos, limitándose a exponer los relatos de algunos viajeros sobre la ciudad, merma también mucho la calidad de la obra. En otras palabras, el éxito de la obra en su tiempo fue por ser capaz de confrontar las fuentes árabes con las cristianas, estableciendo criterios cronológicos sobre los que hoy aún nadie discute. Mención aparte merecen las pequeñas pinceladas sobre Balansiya relatadas por Torres Balbás en su obra Ciudades hispanomusulmanas29, y los relatos literarios recogidos por Elías Teres Sádaba que versan sobre Valencia30; observamos un creciente interés por parte de los autores acerca del estado de la Valencia musulmana a partir de los años 70 del siglo XX. Parecía que la renovación historiográfica en España iba desenvolviéndose por otros derroteros. En 1972, casi paralelamente a las investigaciones de Huici y Torres Balbás, surge la obra magna de Sanchis Guarner, que vuelve a recoger toda la información hasta la fecha sobre la Historia de Valencia y la condensa en su obra La Ciutat de Valencia. En ella, el apartado de la ciudad islámica, pese a ser bastante más exiguo que el de su paisano Huici, sí incorpora elementos arquitectónicos clave para entender el espacio urbano. 27

LEVY PROVENÇAL, E. “La toma de Valencia por el Cid según las fuentes árabes y el original árabe de la Crónica General de España”, Al Ándalus, 1948, XIII. 28 ABD ALLAH B. BULUGGIN. Al-Tibyān ʿan al-ḥādiṯa al-kāʾina bi-dawlat Banī Zīrī fī Ġarnāṭa. El siglo XI en primera persona. Memorias de ‘Abd Allah, el último rey ziri de Granada destronado por los almorávides (1090). Ed. GARCIA GOMEZ, E., Alianza Editorial. Madrid. 2010. 29 TORRES BALBÁS, L. Ciudades hispanomusulmanas, 2 vols. Instituto Hispano-árabe de Cultura. Madrid. 1971. 30 TERES, E. “Textos poéticos árabes sobre Valencia”. Al-Andalus: revista de las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada, Vol. 30, Nº 2, 1965, págs. 291-308.

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Aunque toda la obra se puede inscribir dentro del contexto de revitalización del pasado valenciano y las luchas ideológicas en la Transición democrática entre fusterianos y blaveristas, no pasa de ser un breve resumen de lo escrito hasta entonces, con escaso aparato crítico. Tendremos que esperar a la obra de un hispanista francés, Pierre Guichard, para poder establecer de facto la creación de una nueva corriente en lo que a los estudios sobre el Ŝarq al Ándalus y Valencia se refiere. Este autor francés que ha sido el que más ha investigado desde Huici hasta nuestros días la historia de la Valencia musulmana, sentaría cátedra al ser el primero en interesarse por el lapso de tiempo acaecido desde la llegada del Islam a la Península hasta la época amirí31. Es cierto que algunos autores anteriormente habían escrito algo sobre esta etapa, pero siempre de manera muy somera. El propio Guichard, embebido de la teoría estructuralista de la Nouvelle Historie francesa de los años 50, aporta a la historia primitiva de Valencia islámica una tesis fundamental: la berberización del territorio desde muy temprana época, para lo que se vale, entre otros muchos factores, de la interpretación toponímica del terreno en base a los sufijos Beni-, diseminados por todo el territorio de la cora de Valencia32. Suya es también la reinterpretación de un auge mercantil durante el siglo X en Valencia y el mundo mediterráneo33. A partir de los años 80 da un giro particular en su investigación al volcarse en la realidad rural de la cora de Valencia. Guichard emprende una serie de estudios sobre la sociedad valenciana islámica rural, amalgamando elementos arqueológicos con el apoyo

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En su libro Al Ándalus: Estructura antropológica de una sociedad islámica en Occidente contrapone la idea tradicional manejada por todos los arabistas hasta la época, de que los musulmanes habían sido absorbidos por los indígenas, y donde la supuesta “occidentalización rápida” de los elementos recién llegados a la Península no sería posible. De hecho afirma que la propia organización tribal de árabes y bereberes se habría impuesto frente a la forma de organizarse de los hispanovisigodos, estableciéndose una ruptura manifiesta entre ambas sociedades. En consecuencia, al Ándalus era una sociedad de tipo oriental, con estructuras de carácter agnaticio y formas de organización propias: estado tributario etc. Cf. GUICHARD, P. Al Ándalus: Estructura antropológica de una sociedad islámica en Occidente. Barral. Barcelona. 1976. 32 GUICHARD, P. “Le peuplement de la région de Valence aux deux premiers siècles de la domination musulmane”. Tomo V, Melanges de la Casa de Velázquez. 1969.; “Els "Berbers de València" i la delimitació del País Valencià a l'alta edat mitjana”. Afers: fulls de recerca i pensament, , Vol. 4, Nº. 7, 1988-1989, págs. 69-85.; “Faut-il en finir avec les berbères de Valence?”. Al-qantara: Revista de estudios árabes, Vol. 11, Fasc. 2, 1990, págs. 461-474. 33 GUICHARD, P. “Animation maritime et développement urbain des côtes de l'Europe orientale et du Languedoc au Xe siècle”. Actes des congrès de la Société des historiens médiévistes de l'enseignement supérieur public, 1978, Vol.9, pp. 187-201.

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de otras fuentes documentales34. También sobre el papel de las villas y las fortificaciones islámicas en la conquista cristiana35, vuelve a poner en relación la idea de interrelacionar con la arqueología islámica los aportes documentales encontrados. Pese a que la obra de este autor es extensa y rica en particularidades; su tesis sobre la berberización del territorio valenciano sigue estando hoy vigente36. Hoy día, los máximos estudios de la Valencia islámica se ponen en relación con el avance importante de la arqueología islámica dentro de la propia ciudad. Entre los investigadores más prolíficos encontramos a Josefa Pascual Pacheco37, Vicente Lerma Alegría38 y Javier Martí39 cuyas investigaciones sobre los restos y los diferentes espacios urbanos de la Valencia islámica han sido hoy por hoy la última novedad historiográfica destacable.

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GUICHARD, P. “La société rurale valencienne à l'époque musulmane”. Estudis d'historia agraria , Nº. 3, 1979, págs. 41-52 35 GUICHARD, P., BAZANNA, A. “Les tours en défense de la huerta de Valence au XIII siècle”. : Melanges de la Casa de Velázquez, Nº 14, 1978, págs. 73-106. 36 Sin embargo, existen autores que afirman que frente a las tesis de Guichard de la persistencia de elementos tribales bereberes, en especial en Šarq al Ándalus, los bereberes en un primer estadio temporal serían parte de las redes clientelares de los conquistadores árabes, para posteriormente ir creándose una serie de familias aristocráticas de origen bereber que cristalizaría en la aparición de linajes regios, que vertebrarían algunos territorios de al Ándalus. Cf. MANZANO MORENO, E. “Bereberes de al Ándalus: Los factores de una evolución histórica. Al-Qantara. XI. 1990. Pp. 397-428. 37 PASCUAL PACHECO, J. “Excavación de la necrópolis islámica de Roteros (Valencia): Informe preliminar”. Boletín de arqueología medieval, Nº 4, 1990, págs. 411-414; “El desarrollo urbano de Madína Balansiya hasta el final del Califato”. Ciudad y territorio en Al-Andalus, 2000, págs. 500-536. ; “El recinto fortificado de la Valencia musulmana”. Mil Anos de Fortificaçoes na Península Ibérica e no Magreb (500-1500): Simpósio Internacional sobre Castelos 2000 Castelos, 2002, págs. 291-310; PASCUAL PACHECO; J y VIOQUE HELLÍN, J. El Alcázar islámico de Valencia. Quaderns de Difusio arqueológica 9, Valencia, 2010. 38 LERMA ALEGRÍA, J. V. “La vivienda islámica en la ciudad de Valencia: una aproximación de conjunto”. Actas I Congreso de Arqueología medieval española. 17, 18, 19 abril 1985, Huesca, Tomo III. Pp. 446-462; “La Sculpture de chapiteaux à l’époque des royaumes Ṭā’ifa-s: l’atelier de Valence (Balansiya)”en Vivir de tal suerte : Homenaje a Juan Antonio Souto Lasala, éd. Mohamed MEOUAK et Cristina DE LA PUENTE. — Cordoue/Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2014. IX, pp. 151-171. 39 MARTÍ OLTRA, J. “Comerciar en tierra extraña. La alhóndiga musulmana de la Calle Corretgeria de Valencia”. Historia de la ciudad V. Tradición y progreso. Valencia. 2014.

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3. Historia de la ciudad islámica de Valencia. 3.1. Los primeros siglos de la Valencia islámica: siglos VIII-XI. Comenzar a explicar la historia islámica de Valencia, debería haber sido el motivo último de este trabajo. No obstante, siempre he creído necesario que para comenzar el estudio de alguna determinada materia, había que retrotraerse a unas causas, comunes o no, que explicaran las consecuencias de lo que se pretende analizar y explicar. Con la Historia, esta máxima debería de ser común entre los investigadores; no solo porque se ahonda en el tema en cuestión, enriqueciendo de manera más grata al propio investigador con nuevos aportes; sino también para dotar al lector de un punto de partida que le permita entender la evolución del problema en general.

Todas las fuentes apuntan a que la zona levantina cayó en manos musulmanas entre el 711-714 d. C. No obstante, los documentos no precisan cuando cae Valentia en poder de los invasores musulmanes. Parece ser que la ciudad estaba gobernada por Agrescio, un gobernador godo cuando los musulmanes le ponen sitio40. Viendo los musulmanes que la guarnición valentina se resistía, enviaron una embajada para negociar la rendición de la ciudad, con el fin de evitar el derramamiento de sangre y el reconocimiento de la autoridad islámica. Sin embargo, la fatalidad del destino hizo que un arquero, que estaba apostado en la muralla, lanzara una flecha al emisario, siendo este gravemente herido. Los invasores, enardecidos ahora por el fragor de la batalla y la sed de venganza, iniciaron un segundo asedio; que pese a todo fue infructuoso. Aunque este ataque musulmán fue rechazado por los defensores de la ciudad, Agrescio se dio cuenta de lo provisional de su situación, y pacto con Tariq una capitulación ventajosa. Esta capitulación, por la cual se reconocía la autoridad musulmana en la ciudad, permitía a los habitantes tanto la posesión de sus bienes como su religión cristiana, previo pago de los impuestos por no profesar la fe islámica Tariq dejó como gobernador en Valencia a Abulcacer al Hudzali, una vez pacificada la situación en la primavera de 714 d.C.; marchando a conquistar nuevas tierras.

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El resumen de la conquista de Valencia está bien recogido por parte de un tal Abucasim, en la Real Biblioteca de El Escorial, en la cual se especifica los avatares que posteriormente describimos. Cf. PILES IBARS, A. Valencia Árabe. Valencia. 1901, Pp.27-28.

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Es cierto que la fecha de la conquista de Valentia por parte de Tariq, se desconoce; pero si tenemos en cuenta que el Pacto de Teodomiro esta firmado entre abril y mayo de 713 d.C.41, y la fecha que da Levi Provençal de la conquista de Zaragoza en 714 por parte de las tropas de Musa42, afirmaría que la ciudad levantina asumió la autoridad musulmana a mediados de 714; de manera bastante pacífica, tal y como coinciden otros especialistas43. Otros autores consideran la autoría del Pacto de Teodomiro, en un primer momento a Tariq pero sería su hijo Abd al Aziz (714-716), el cual inicia en el mismo 714 d.C una expedición en Šarq al-Andalus, el que lleva a cabo “la confirmación de los derechos de Teodomiro en Orihuela, a cambio de un pago anual y su vasallaje44”, lo cual permite presuponer el estado caótico e inestable que atravesaba durante sus primeros compases el recién creado Al Andalus, en especial el Levante peninsular.

La siguiente noticia que poseemos de Šarq al-Andalus es la revuelta proabasí de 76845 en la que participaron numerosos contingentes bereberes, pertenecientes a distintas tribus. Más adelante en el 778 el Ŝarq fue escenario de la tentativa del firhi Abd al Rahman al-Siqlabi, que con tropas bereberes controla durante unos años la meseta valenciana antes de ser asesinado por un escolta, también de origen bereber46. Particularmente, los autores hacen referencia a una revuelta en el 778, urdida por el califa abasida de Bagdad, con el fin de destronarlo. Sin embargo, lo que a todas luces pudiera ser visto como una revuelta más frente al poder establecido en Córdoba y fomentado por elementos externos al emirato, ha traído una confusión enorme entre los principales investigadores. 41

COSCOLLÁ V. La Valencia musulmana, Carena Editors, Valencia, 2003, p. 18. Recientemente se han publicado una serie de estudios que recogen muchas reflexiones y nuevas aportaciones para conocer tanto el documento, como la sociedad, circunstancias en que se generó, así como la nueva realidad histórica de Tudmîr a partir del 713. Cf. “El Tratado de Orihuela (94 H./713 e.C.) y la formación de Tudmir”, eHumanista/IVITRA Series Arabic and Islamic Studies, n. 2, 2014. http://www.ehumanista.ucsb.edu/eHumanista%20IVITRA/Volume%205/index.shtml 42

LEVY PROVENÇAL, E. Historia de España, IV, España musulmana: hasta la caída del califato de Córdoba (711-1031). coord. Menéndez Pidal, Espasa-Calpe, Madrid, 1986, p. 18 43 Piles Ibars afirma que se conquistó en el 713 a fines, tras la caída de Zaragoza, ya que Muza y Tarik partieron en safar 25 (26-X-713) para reunir con el califa omeya. PILES IBARS, A. op.cit. Pp. 25. 44 LEVY PROVENÇAL, E. Historia de España… p. 21 45 Parece claro que las disputas con el poder de Abd al Rahman I duraron desde el 152-160 Hégira (768776) con parones en el 154, 157, 158 Hégira. Cf. IBN IDARI, Bayan, ed. FERNANDEZ GONZALEZ, F. pp. 81-82. 46 Ibídem. Pp. 82-83.

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Por una parte Dozy afirma que el eslavo ‘Abd al Arman ibn Aviv al fihri se puso en contacto con Sulayman ibn Yaqtan al A’rabi, junto con Abu-l- Asud, propusieron a Carlomagno un alianza en Padeborn hacia el 777. Este monarca acepta y se propone atravesar los Pirineos con un fuerte ejército, que aumentaría sus efectivos a medida que los gobernadores de la Marca Superior (Zaragoza,...) le reconocieran como su señor. Este eslavo, tras buscar tropas en el Magreb volvería a Levante para proclamar la legitimidad abasida en Al Andalus47. Sin embargo el plan fracasó, ya que el eslavo se adelantó prematuramente y los gobernadores del norte no se unieron a su revuelta hasta la llegada del ejército franco que llegaba con retraso. Por tanto tras la caída del eslavo, la lenta llegada del ejército franco a Zaragoza, que no era bien visto frente a la ciudad aragonesa, se produjo una serie de defecciones por parte de los gobernadores musulmanes que darían al traste con la insurrección. Carlomagno en vista de sus problemas en Sajonia, decidió partir a poner orden en su reino, apartándose e iniciando la marcha a través de Roncesvalles48.

Por otro lado Levy Provençal afirma que el eslavo, tras su llegada a Tudmir como enviado del califa abasida, partió a Barcelona, ignoró bajo que medios, con el fin de entrevistarse con Sulayman ibn Yaqtan al A’rabi, del que obtiene la promesa de aliarse en su revuelta49. Pero una vez, desenmascarado el enviado abasida, Sulayman se niega a secundarle, abandonándolo a su suerte frente al ejercito omeya. Este eslavo se ve forzado a retirarse a la zona valenciana. Parece ser que Abu-l-Asud sí intento rebelar Zaragoza frente al poder omeya, pero fue capturado por Sulayman en una escaramuza sorpresa; siendo el colaborador de Abu-l-Asud el encargado de la expedición al reino carolingio para concertar una hipotética ayuda de Carlomagno.

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Según Al Bayan al mugrib, este eslavo llego a la Península en 778-779, estableciéndose en Tudmir, sin emprender acciones ese año sino en 780, que al ser atacado por Abd al Arman I huyo dejando al ejército en la qura de Valencia. Más tarde, Miskar el berebere le asesino. Cf. IBN IDARI, Bayan al Mugrib, ed. LEVY PROVENÇAL y COLLIN, t. II, 1948, p. 55-56. 48 HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región , I, p. 104; DOZY, R. Historia de los musulmanes de España, I, Turner ediciones. reed. 2010. Pp. 233. 49 LEVI PROVENÇAL, E. Historie de l’Espagne musulmane, t. I, p. 122.

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Luego en el 780 se sabe de una expedición del emir Abd al Rahman I a la zona de Zaragoza, aunque también pasa por el Sarq, haciendo prisioneros en Santaver50. Tras el fallecimiento de Abd al Rahman I, el emir Hisam I tuvo que enfrentarse a la revuelta de sus hermanos, descontentos por haber sido apartados del poder. El mayor, Sulayman, sitiado en Toledo, huyó a Tudmir en 790-791, donde se vio obligado a refugiarse “entre los bereberes del territorio de Valencia, donde se hallaba protegido por la dificultad de los accesos a dicha región51”. Algunos autores afirman que Sulayman se alzó en armas junto con su hermano pequeño, 'Abd Allah al-Balansi, siendos derrotados en Toledo y luego en Orihuela, pasando a Marruecos tras ser perdonado por el gobernante52. Las fuentes de las que disponemos son bastantes explicitas con esta cuestión. El Bayan de Ibn Idari afirma que:

“en el mismo año [790-791 d. C] hizo alguazar al Hakam [I] a su hijo hacia Tudmir, sometiendo el país hasta el mar […] Había adquirido Sulayman, algunas comarcas de Tudmir, y habiendo solicitado el aman […], estipuló con Hisam [I] su salida de al Andalus. Le dio [Hisam a Sulayman] 6000 dinares”53.

No se conoce el trato dado a 'Abd Allah al-Balansi. Sin embargo, a pesar de haber neutralizado la revuelta de Sulayman, el panorama no parecía muy alentador para el recién entronizado Al Hakam I. Su tío, 'Abd Allah alBalansi, del que no se logró desembarazar su padre; mantenía una actitud desafiante frente al poder cordobés. Este gobernante, que era hermano de Hisam I y de Sulayman, más adelante se sublevó cuando su sobrino Al Hakam llegó al trono. La principal fuente árabe para el estudio de esta época es el Muqtabis de Ibn Hayyan, el cual afirma sin ninguna duda que la iniciativa de la revuelta contra Al Hakam I, vino determinada por la actitud del régulo valenciano, que llamó a Sulayman, ahora en Tánger exiliado, para que viniera a Valencia con él. Sulayman se encargaría, según cita

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Guichard afirma que no se puede establecer una relación entre esta expedición, aparentemente punitiva, y un castigo a elementos probereberes en la región levantina. GUICHARD, P. Al Andalus. Estructura [...]” p. 393 cit. Ajbar maymu'a, texto, pag 113, traducción pag. 104 51 IBN AL ATIR. Ed. FAGNAN, E. Annales du Magreb et de l'Espagne, Argel, 1901. p. 140, texto, VI, Pag. 47. 52 COSCOLLÁ, V. La valencia musulmana. p. 23. 53 IBN IDARI. Bayan al mugrib. Ed. FERNANDEZ GONZALEZ, F. pp. 93.

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Ibn Hayyan de reclutar bereberes en el lado africano del Estrecho, mientras 'Abd Allah al-Balansi intentaría granjearse el favor del emir abasí de Qayrawan54. La operación para conseguir el éxito total, que no había conseguido la anterior revuelta, vuelve a implicar al reino carolingio, el cual había de intervenir en ayuda de los revoltosos, tras la hipotética caída de la fortaleza de Huesca55, llegando a pedir ayuda a Carlomagno a cambio de la ciudad de Barcelona en 787 d.C.56. Parece ser que la intentona volvió a fracasar, ya que el Bayan recoge:

“en el año 186 H (802) despachó Al Hakam I a su tío Abd Allah al Balansi, salvoconducto […] principio de la correspondencia entre él y Al Hakam, luego de su morada en Valencia. Y en el 187 (803) hizo la paz con él, mediante el pago de 1000 dinares /mes y 1000 dinares/año […] con la condición de que moraría en Valencia57”

Aunque, finalmente obtuvo el gobierno autónomo de la región de Valencia58, Ibn Hayyan en su Muqtabis afirma que ‘Abd allah al Balansi cuando murió Al Hakam I, viendo cómo Abd al Rahman II se hacía con el poder:

“reunió gente de Tudmir […], partiendo en dirección a Córdoba, donde [abd al Rahman] sabía que iba, se le adelantó. Asustado Abd Allah huyó a Valencia donde murió59”.

Tras este episodio, a excepción del “señorío” de 'Abd Allah al-Balansi en la ciudad valenciana, no poseemos prácticamente “ningún dato sobre Šarq al-Andalus durante la primera mitad del siglo IX60”.

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IBN HAYYAN, MUQTABIS II-I. ed. MAHMUD ALI MAKKI Y FEDERICO CORRIENTE. Crónica de los emires Alhakam I y Abderramán II entre los años 796 y 847, Zaragoza: Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, 2001 pp. 16-21. 55 Quizás Abd Allah, quería asegurarse la ciudad como cabeza de puente para unos hipotéticos refuerzos francos. Se sabe que ni la ciudad de Huesca cayó y que el rey franco no atendió a las exigencias de los revoltosos, máxime después de su catastrófica campaña años anteriores que acabó con la debacle de Roncesvalles. Cf. MUQTABIS II-I. pp. 23-24. 56 Este incidente esta solo recogido en el Bayan al mugrib, con las siguientes palabras “ se sublevó contra el amir, Abu-l-Hasiag […] tomando Saracusta [Zaragoza], vino a juntársele Abdallah [al Balansi], y fue hasta Afrancha en el año 181H [...]”. Ibídem. Pp.102. 57 IBN IDARI. Bayan… ed. FERNANDEZ GONZALEZ. Pp. 103. 58 LEVY PROVENÇAL, E. Historie de l'Espagne musulmane , I, p. 153 y 197-198 59 IBN HAYYAN, MUQTABIS II-I. pp.271-272. También es recogido esta intentona golpista en la Primera Crónica General al describirla así: “Mas Abdalla, el de que dixiemos ya ante desto que moraua en Valencia, quando lo oyo, alçose como lo feziera ya otra vez en tiempo. Abderramán luego que lo sopo, fue sobre con el con grant hueste; mas Abdalla, non se atreuiendo de atenderle allí, fuxo; desi a pocos de días murió”. Primera Crónica General de España, Ed. MENENDEZ PIDAL, R. Libro II, Capitulo 624, pp. 357b. 60 GUICHARD, P. Al Andalus, Estructura antropológica de una sociedad islámica en Occidente. p. 394

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Centrándonos en el ámbito de la ciudad de Valencia, se sabe que la ciudad estuvo bajo mandato de 'Abd Allah al-Balansi desde el 800 hasta el 823, intentando durante todo este periodo incluir bajo su mando a las tierras de Tudmir, sobre todo tras la subida al trono de 'Abd al Rahman II. Este gobernante, que casaría a sus hijos Asfah y Qásim con las hijas de Al Hakam II, se hizo famoso en la ciudad levantina por la magnificencia de su almunia de ar- Russafa, sita actualmente en el barrio homónimo de la ciudad. Con respecto a Valencia, las fuentes no mencionan mucho más hasta el periodo de taifas, tan solo una serie de sequías intermitentes pero muy fuertes en los años 814, 822, 846, 867 y 87361, pusieron de manifiesto los problemas lógicos de avituallamiento de la ciudad62, máxime cuando había pocas posibilidades de aprovisionarse de otras partes de la Península. Balansiya aparece también durante el reinado de Abd al Rahman III, generalmente relacionada con un clima de revueltas frente al poder central. La primera noticia relacionada con Valencia en el reinado del susodicho mandatario vendría de la mano de una aceifa en territorio levantino de las tropas cordobesas de Muhammad al Qurasy al Marwani en 304H (05/07/916 – 23/06/917) contra los disidentes en Tudmir y Valencia63. La segunda referencia al Šarq al-Andalus, se enmarca dentro de la campaña contra Navarra en el 312 H. (09/04/924 – 28/03/925), cuando habiendo mandado al resto de los revoltosos ya sometidos a luchar contra Pamplona, se les resiste Muhammad b. as-Sayi “cuyas fortalezas hubo de combatir [suponemos Abd al Rahman III]64”. La tercera nota que nos aporta el Muqtabis de Ibn Hayyan sobre nos hace referencia también a la resolución de una revuelta en 929 d. C., en la que un cadí se había sublevado desde Xátiva y Sagunto frente al poder de al Nasir en 924 d.C. Tras ello se colocó frente al poder de la cora de Valencia y Xátiva a Abd Allah b. Muhammad b. ‘Aqil65. El propio Ibn Hayyan, vuelve a incluir a la región de Valencia en el año 933 d.C.; en el contexto de un cambio general de gobernadores por parte del poder central. Particularmente en Valencia se observa la dimisión de Abd Allah b.Muhammad b. Aqil, por Sa’id b. Warit; pasando a la muerte de este último (11/12/934) su puesto a Musa y

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Cf. IBN IDARI. Bayan… ed. FERNANDEZ GONZALEZ. Pp. 136-138. COSCOLLÁ, V. La Valencia musulmana, p. 24. 63 IBN HAYYAN, MUQTABIS V, ed. VIGUERA, Mª J. y CORRIENTE, F. Crónica del califa ʻAbdarraḥmān III An-Nāṣir entre los años 912 y 942. Anubar. 1981. pp.105. 64 Ibídem. Pp. 147. 65 Ibídem. Pp. 167. 62

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Yahya, hijos de Muhammad b. Ilyas66. El mismo Muqtabis, vuelve a exponer el carácter residual de la zona levantina al reflejar la llegada de una expedición en 935 del califa Abd al Rahman, que partiendo desde Córdoba atraviesa el Júcar, para llegar a Zaragoza donde se había rebelado el cadí Muhammad b. Hasmat Tuyibi67. La última referencia que nos dan las fuentes árabes consultadas es otro cambio de gobernación en la cora de Valencia en yumada I del año 323 (abril-mayo 935), cambiando a Muhammad b. Ishaq por Yayha b. Ylyas68.

Poseemos algunas referencias, exiguas por otro lado, que hacen mención a algún caíd levantino durante el reinado de Al Hakam II (961-976). Las crónicas nos han legado la figura de Hisam Ibn Muhammad ibn Utman, caíd valenciano, mandado llamar por el califa Al Hakam II para asumir las funciones de lugarteniente en la puerta de Azuda del Alcázar de Córdoba69 . No volvemos a tener noticias de Valencia hasta marzo de 975 d. C., cuando Al Hakam II, manda al “sahib al surta al-‘ulya Ahmad ibn Muhammad ibn Sa’d al Yafari a Tudmir, Valencia y Tortosa; en previsión de una algazúa contra los cristianos70”. Sin embargo hemos encontrado referencias a Valencia, dentro de la documentación de Almanzor, hayib del estado andalusí hasta 1002. Pese a la increíble falta de fuentes, se sabe que este hayib pasó varias veces por la ciudad del Turia, principalmente de camino a sus expediciones de castigo o razzias. En la primera de ellas se sabe que volviendo de Murcia, camino de Barcelona, se detuvo 13 días en la ciudad, sufragando todo el gasto del mantenimiento del ejercito, Ahmad ben Jattab, el cual estaba emparentado con la familia de Teodomiro71.

66

Ibídem. Págs. 249 y 267. Ibídem. Pp. 269. 68 Ibídem. Pp. 282. 69 IBN HAYYAN, MUQTABIS VII. Ed. GARCIA GOMEZ, E. Anales palatinos del Califa de Córdoba al-Hakam II (360-364 H.=971-975 J.C.). Sociedad de Estudios y publicaciones. Madrid. 1967. Pp. 65. 70 Ibídem. Pp. 256. 71 MOLINA LOPEZ, E. “La Cora de Tudmir según al Udri (s. XI). Aportaciones al estudio geográficodescriptivo del SE peninsular”. Cuadernos de Historia del Islam. Granada. 1972. Pp. 87. 67

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3.2. Valencia durante el periodo de taifas. Siglos XI- XII. Ciertamente, si tenemos en cuenta las fuentes históricas árabes la historia de la ciudad de Valencia, comenzaría con el advenimiento de las primeras taifas tras la fitna de 1031, permitiéndose la descentralización del poder político andalusí en una multitud de reinos independientes. Gracias a esta “desintegración política” la propia ciudad de Valencia se procuró de un área de influencia enorme, que con el paso del tiempo vendría a delimitar su propia taifa. No obstante, hay autores que afirman que el grado de desarrollo de esta descentralización era ya evidente en los primeros decenios del siglo XI72, pero que no se podría entender como Estados propiamente dichos, sino más bien producto de la desintegración del sultán [poder central], siendo su plasmación más particular la emisión de monedas y las intitulaciones de documentos aunque fuera de manera muy tímida y gradual73. En el caso de Valencia absorbió en buena medida “una cantidad importante de dignatarios político-administrativos y militares, así como de letrados y juristas emigrados desde Córdoba74”, lo cual dio un impulso mayor al desarrollo de la ciudad andalusí.

3.2.1. Reinado de Mubarak y Mufarrak.

Sea como fuere, Valencia entra en la historia de al Andalus con los nombres de dos cadíes del siglo X, pertenecientes a la misma familia de los Banu Yahhaf, Mubarak y Mufarrak. Estos dignatarios que asumieron el control de las acequias de riego de la ciudad levantina durante el periodo final del califato cordobés al ser libertos de la familia de Al Mansur (Almanzor), fueron en general delegados del poder central en múltiples facetas de la vida política de la ciudad. Por tanto no es de extrañar en el momento de la caída del poder cordobés, se hicieran con el poder, autoproclamándose emires desde 1010 hasta su caída en desgracia en 101775. Antes incluso de hacerse con

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GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. pp. 53. cit. “En los años 1010-1030 se constituyen en Tortosa, Denia, Valencia,... centros de poder autónomos al poder central [...]. 73 GARCIA LERGA, Rubén-Lot y RUIZ SANCHEZ, Almudena. “Las acuñaciones monetarias en la Taifa de Valencia. (s. XI)”. ARSE. Pp. 93-124. 74 GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. pp. 53. 75 GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. p. 54.

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el poder, se sabe que estos dos eunucos fueron depuestos por su mala administración, siendo llamados a Córdoba con el fin de que rindieran cuentas frente al visir Abd al Arman b. Yasar, al cual parece que o le sobornaron o supieron ganarse su afecto, con tanta genialidad que “no solo les perdonó sino que expidió un decreto que les confirmaba en sus puestos76”.

Otra característica que las fuentes han legado del comportamiento de estos primeros taifas, es la complicidad entre ellos, a todas luces extraña, en una época donde las luchas intestinas por la formación de los reinos de taifas así como con la desintegración total del Califato, y con todas sus legitimidades político-religiosas en duda. Huici afirma que vivían en una “cordial igualdad”, manteniéndose los dos en el mismo alcázar e incluso comiendo juntos en la misma mesa. Parece ser que el gobierno de estos dos eunucos fue tiránico y desgraciado para los valencianos77, ya que les oprimían a impuestos y disfrutaban de riquezas y opulencia, llegando muy pronto a ser considerados por el pueblo como unos advenedizos, lo que propicio su muerte durante una revuelta en 1017.

Al carecer de enemigos naturales cerca, ni cristianos ni taifas interesadas en las riquezas de la ciudad se pudieron desarrollar con un gran margen de maniobra. Las fuentes afirman que ya en el reinado de estos dos eunucos, la capacidad impositiva llego a recaudar la friolera de 120.000 dinares/mes78.

Aunque, parece ser que se empleó

multitud de estos recursos en mejorar tanto cualitativa como cuantitativamente el aspecto de la ciudad. Ibn Idari afirma que “cerraron con murallas los espacios abiertos79”, a la par que construían multitud de palacios con enormes jardines; que no servirían sólo para el disfrute de los eunucos sino más bien para el descanso de esas élites culturales y administrativas emigradas de Córdoba.

76

HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, I, p. 149. Vid. También IBN IDARI, ed.: MAILLO SALGADO. La caída del califato de Córdoba y los reyes de Taifas (Bayan al Mugrib). Universidad de Estudios Árabes e Islámicos. 1993. Pp. 138. 77 COSCOLLÁ. V. op.cit. p. 2 78 HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, I, p. 150. Vease también la distribución pecuniaria entre Valencia y Xátiva (70000 y 50000 dinares/mes respectivamente) en IBN IDARI, ed. MAILLO SALGADO, F. La caída del califato de Córdoba y los reyes de Taifas. Pp. 139. 79 Ibídem. Pp.140

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Apenas se sabe mucho más de la política de estos eslavos eunucos, primeros señores de la Valencia musulmana. No obstante hemos rescatado pequeñas trazas de su política exterior, en especial de Mubarak. Las fuentes afirman que el eunuco Mubarak, queriendo ser anexionar la taifa de Xàtiva, mandó llamar a su rey, Jaira, bajo pretexto de una embajada y de estrechar lazos entre monarcas, le mandó envenenar en la cena de recepción. Sin embargo, alertado y sintiéndose molesto, se marchó a su taifa tras la recepción, donde murió días después, claramente a causa del envenenamiento. Pese a todo, Xàtiva, en manos ahora del lugarteniente de Jaira, no reconoció la autoridad del eunuco, y este siquiera se atrevió a mandar tropas para que se reconociera de facto su autoridad, por lo que las fuentes señalan que pronto el lugarteniente pasó a reconocer al señor de Denia, Muyahid, como su señor80. La única acción militar de renombre que se le reconoce a Mubarak fue socorrer a Lalib, señor de Tortosa, frente a las apetencias de Mundir, señor de la taifa de Zaragoza81: una breve escaramuza en la que apenas 500 jinetes pusieron freno a las diezmadas tropas de la taifa zaragozana, que desistió de sus pretensiones sobre la región del Delta del Ebro.

Tras esta contienda no se encuentran datos referentes a Balansiya hasta la caída del poder de los eslavos tras la revuelta popular causada por su despotismo en 1017. Sin embargo los investigadores no terminan de ponerse de acuerdo acerca de cómo ocurrió la muerte de los eunucos ni del desarrollo de la revuelta82. Me apoyaré en la que cita el Bayan, en la que se asegura que Mubarak, a todas luces mejor gobernante, trastabilló con su caballo en un puente de madera que cruzaba el río encontrando la muerte. El pueblo hastiado, y viendo la oportunidad que se le brindaba, corrió hacia el alcázar, a pedir primero la supresión de un nuevo impuesto, que según Huici les torturaba83, y en vista de que Muzaffar no cedía, le depusieron y dieron muerte.

Actualmente disponemos de una fuente que nos indica otro devenir en esta historia. La crónica anónima de taifas retrotrae los acontecimientos al afirmar que el primer rey de Valencia fue el nieto de Almanzor, ‘Abd al- Aziz b. ‘Abd al Rahman an- Nasir b. Abi 80

La propia crónica anónima de los reyes de taifas afirma que la legitimidad recayó en un primer momento en Muyahid, pero que los propios eunucos “se rebelaron contra él, entonces Muyahid marchosé de ella hacia Denia”. vid. MAILLO SALGADO, F. Crónica anónima de los reyes de taifas, Akal. 1991, pp.42. 81 vid. MAILLO SALGADO, F. Crónica anónima…pp.42 nota 74. 82 Sobre esta problemática vid. COSCOLLÁ, V. La Valencia musulmana. p. 29, 83 HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región. p. 150

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‘Amir al-‘Amiri, que huyendo de la muerte de su padre Sanchuelo (abd al Rahman ibn Sanchul), se refugió primero en la Zaragoza de Mundir b. Yahya, desde donde se traslado a Valencia en dul-hiyya 411 (marzo 1021) donde los eunucos le reconocieron como rey84. Con la muerte de Mubårak y Muzaffar, la situación política de Valencia permanece bastante confusa. La crónica anónima de las taifas lo describe de esta manera:

“Valencia pasó entonces a manos de Labil al-´Amiri, quien gobernaba Tortosa; luego, Muyåhid al´Amiri compartió con él la posesión: se pronunció la jutba [discurso de la mezquita] en nombre de ambos en las dos ciudades [...]85”.

Sin embargo, las fuentes hablan de un desacuerdo entre ambos gobernantes, que obligó a Labil a huir a Tortosa, donde volvió a reinar solo, mientras Muyahid se quedaba en Valencia. Pero pese a que Muyahid contaba con el favor de los esclavos amiríes, que le proclamaron en el poder en mayo de 1019, e incluso acabaron pronunciando su nombre en la jutba sobre el mimbar de la mezquita de Valencia, su reinado fue muy efímero86. Tal y como recoge la crónica anónima de las taifas, los abid, libertos de raza negra se sublevaron contra él87, le depusieron, y proclamaron en su lugar a Abd al Aziz al Mansur en torno a marzo- abril de 102188.

3.2.2. Reinado de ‘Abd al Aziz al Mansur. Este al Mansur era familiar del homónimo hayib, que había gobernado al Andalus a finales del Califato, por lo que no es de extrañar que contará con la legitimidad que daba la sangre, junto con el favor que le otorgaban los esclavones eunucos, pertenecientes a las redes clientelares de los amiríes.

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MAILLO SALGADO, F. Crónica anónima de los reyes de taifas, Akal. 1991. Pp.41 nota 67. Cf. Chronique des taifes, Fragmentos de una crónica de los muluk al tawa’if , traducida por LEVY PROVENÇAL en DOZY, Historie musulmane d’Espagne, III, 1932., p. 215-235. Particularmente me gusta más la traducción castellana de Maíllo Salgado. Vid. MAÍLLO SALGADO, F. Crónica anónima…pp.42-43 nota 74. 86 Cf. MAILLO SALGADO, F. Crónica anónima…pp.43 87 Guichard afirma que pudieran tratarse, no de los de raza negra, sino más bien de los de raza blanca (saqaliba). GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. p. 54. 88 MAILLO SALGADO, F. Crónica anónima…pp.42 nota 68. Cf. Al MAQQARI, (Nafhu-t-tíb min ghosni-l-andalusi-r-rattíb wa táríkh lisánu-d-dín ibni-l-Khattíb). Ed. GAYANGOS, P., The History of the Mohammedan Dynasties in Spain, Tomo II, capítulo IV. pp. 257. 85

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Creo que en esto se apoya Guichard para entender porqué no fueron los esclavos de raza negra los que depusieron a Muyahid, y sí fueron los libertos de raza blanca (saqaliba) que estarían emparentados con el propio Abd al Aziz al Mansur, al ser estos eunucos clientes de la familia de al Mansur. Otros autores afirman que fueron los económicamente poderosos amiríes los que pensando en dotar a Valencia de una monarquía fuerte, segura y estable se reunieron en aljama y depusieron a Muyahid89. Sea como fuere, parece claro que ni Labib, rey de Tortosa, ni Muyahid, del que sabemos que llegó a ser rey de la taifa de Denia90, ni tan siquiera Jayran, rey de Almería, aceptaron de buen grado someterse a Abd al Aziz, que no mandó en un primer momento más allá de Balansiya91.

La época de Abd al Aziz al Mansur, que gobernó la ciudad desde 1021 hasta su muerte en 1061, fue la época de consolidación de estructuras políticas y sociales que se venían desarrollando en los reinos de taifas. Parece ser que la obra de este primer taifa amirí en la ciudad valenciana, fue importante. Aunque no se podría valorar hasta qué punto es realidad la obra urbanística que llevó a cabo este gobernante, la gran mayoría de los autores afirman ver su autoría detrás de muchos edificios, la construcción de una nueva muralla y un nuevo puente de piedra sobre el Turia92.

Con respecto a la política exterior durante este periodo, sabemos que tras la muerte del emir eslavon de Almería, Zuhayr, sucesor de Jayran, el pueblo almeriense manda llamar a Abd al Aziz al Mansur para que les gobierne. Aunque es destacable la llamada de los almerienses para que les gobernase un rey foráneo, Abd al Aziz al Mansur ocupó Almería simplemente en virtud de “sus derechos sobre ella, ya que Zuhayr había sido cliente de su familia93”. Tras la conquista de Almería en 1038, el monarca instala como gobernador a su wazir de Valencia, un antiguo emigrante de la marca media emparentado con los taifas de Zaragoza, Man bin Sumadih.

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COSCOLLÁ, V. óp. Cit. p. 31 Para ampliar más véase el estudio de RUBIERA MATA, M. J. La taifa de Denia. Alicante, 1985. 91 La crónica anónima de taifas afirma que las relaciones entre Muyahid y los “generales de al Mansur” se deterioraron tanto que dieron como resultado una hostilidad entre Muyahid y al Mansur, que se resolvería con la conquista de Xátiva por parte de Sumahid de Almería, lugarteniente de al Mansur. Cf. MAILLO SALGADO, F. Crónica anónima…pp.43-44. 92 Cf. GUICHARD. P Al Ándalus frente.. pp. 55; COSCOLLÁ. V. La Valencia musulmana. p 31-32. 93 SEGURA GRAIÑO, C. Bases socioeconómicas de la población de Almería (s. XV), Madrid, 1979. p. 13 90

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Apenas se sabe mucho más de la labor de Abd al Aziz en Valencia, más allá de sus relaciones, “francamente hostiles94” con Muyahid de Denia, que terminaron tras el matrimonio entre el emir de Valencia con una hija de Muyahid en 104195.

3.2.3. Reinado de Abd al Malik.

El hijo de Abd al Aziz, Abd al-Malik, a quien se le prestó la taifa de Valencia y Xàtiva, el mismo día de la muerte de su progenitor (enero de 1061), parece que tuvo un reinado inconsistente, bajo el cual mantuvo la administración de su padre. Particularmente breve como rey de Balansiya, estuvo casi todo su reinado a la sombra de su suegro al-Ma’mun de Toledo, que fue su valedor96 a la vez que su verdugo sobre todo tras 1065, cuando toma el control efectivo de la situación en Valencia el emir toledano. Con respecto a la vida de este breve emir no disponemos de muchos datos, aunque si sabemos que su gobierno estuvo bajo mandato del visir de su padre, Ibn Rawbas, que hubo de solucionar una profunda crisis económica y militar97. Se sabe más de la etapa final del reinado de este segundo rey amirí en Valencia, que casi toda su vida anterior. La caída de Abd al Malik, coincidió con el empuje bélico que venía desarrollando Fernando I de Castilla, el cual alrededor del año 1065 tras la ferocidad de los ataques por tierras del emir al-Mamun de Toledo, fijó su punto de vista en Balansiya. Las fuentes musulmanas afirman que era la primera vez que los cristianos se adentraban en la taifa valenciana con el objetivo primero de hacer botín y quizás de anexionarse la propia ciudad. La reacción de Abd al Malik fue la de permanecer dentro de las murallas de la ciudad a la espera de refuerzos de su suegro, al-Mamun, sin entablar batalla con el rey castellano. En vista de esta situación, Fernando acampo sus huestes frente a la ciudad de Paterna, oculto tras una elevación del terreno. Obviamente se trató de una maniobra de distracción, que el emir valenciano no entendió, al mandar sus exiguas e indisciplinadas tropas en busca del ejército cristiano en lo que a todas luces parecía una retirada. Ibn Bassam, testigo presencial de la contienda, afirmó que los valencianos 94

GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. p. 55 COSCOLLÁ, V. La Valencia musulmana. p. 31 96 Se sabe que al-Ma’mun le envió a su yerno un secretario para que lo aconsejase y un destacamento a Cuenca que sirviera de protección cit. IBN AL-JATIB, A’mal al-A’lam…, Ed. LEVY PROVENÇAL, E. Historie de l’Espagne musulmane, Beirut, 1956. p. 165-166. 97 HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, p. 182. 95

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“fueron víctimas de los vaivenes de la fortuna [...] Los engaño el enemigo, al aparentar perturbación y fingir que huía, ocultándose de sus ojos, tras unas colinas, para atraerlos y alejarlos de las murallas98”. Esta visión, aun partiendo de un supuesto testigo, se me antoja difícil si tenemos en cuenta la orogénesis del terreno cercano a Valencia, así como el conocimiento escaso del terreno por parte de los conquistadores. Al Maqqari por otro lado recoge esta misma versión, aún más sofisticada, donde hace más hincapié en la incapacidad de los musulmanes a la hora de presentar batalla, ponderando por otro lado los efectos de la emboscada en un terreno tan llano y tan poblado99. Aunque si caer en el dogmatismo que nos ofrecen los datos citados por Ibn Idari, ni tampoco fiándonos de los relatos literarios que tratan sobre esta batalla, sí parece que tras la salida de las huestes valencianas de la ciudad, los cristianos cercaron por la espalda a los mahometanos infligiéndoles una derrota tan dolorosa que el propio Abd al Malik, desapesumbrado en lo alto de una colina exclamó entre sus caballeros antes de huir de la batalla : “Queridos míos no está el consejo en un solo pecho, aconsejadme lo que hoy opináis100” Estos versos quizás demasiado exagerados, ponen de manifiesto lo que muy pronto se manifestó en el gobierno de Valencia: el emir era un incompetente. Ibn Hayyan, otro escritor musulmán, lo califica como carente de buenas cualidades, aficionado al vino, perezoso, cobarde e incluso de religiosidad tibia101. Parece ser que fue esta actitud unida a su prepotencia para no hacer caso a los consejos de sus administradores, lo que terminó motivando su caída en 1065 por parte de su suegro al-Mamun de Toledo. Al-Mamun al enterarse de la catástrofe sufrida por su yerno, partió raudo al castillo que poseía en Cuenca mandándole además un fuerte contingente militar a mando de su más leal cadí, Ibn Mutamin, que sofocó las revueltas internas y puso las bases de la

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IBN IDARI, Bayan al-Mugrib, III, Ed. HUICI MIRANDA, A.; MUHAMMAD B. TAWIT, Instituto Mulay-Al Hassan, Tetuan, 1963, p.252-253 99 AL MAQQARI, Ed. DOZY, Annalectes sur l’historie et la littérature des Árabes d’Espagne, Leiden, 1855-1861, t. II, p. 748-749. 100 IBN IDARI, al-Bayan al-Mugrib, t.III, p. 254 y ss. 101 GARCIA GOMEZ, E. “Memorias de Abd Allah” en la Introducción de la obra de LEVY PROVENÇAL, Historia de la España musulmana, T. IV. p 28; vid. También MAILLO SALGADO, F. Crónica anónima…pp.46 nota 92.

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consolidación de Abd al Malik tras el desastre de Paterna102. No obstante tras la derrota musulmana, Fernando I no inició nuevas escaramuzas durante el resto del otoño de 1065, más aún sintiéndose enfermo se retiró a Castilla, donde acabaría sus días el 27 de diciembre de ese mismo año103. Sin embargo, las fuentes no se terminan de poner de acuerdo en la realidad de la situación en Valencia entre los años que van desde la caída de Abd al Malik (1065) y la muerte de al-Mamun (1075)104. Parece ser que atribuyen por una parte este rescate por parte del emir de Toledo como un socorro en virtud del acuerdo matrimonial, mientras que por otro lado dejan entrever que el rescate no fue tal sino más bien fue urdido por al-Mamun, que con la excusa de la cobardía de su yerno, decidió apartarlo del poder efectivo con el beneplácito del visir, Ibn Abd al Aziz “Ibn Rawbas”, ampliando por ende su reino hasta el Mediterráneo. Huici afirma que esta puede ser la idea principal que movió al emir toledano a intervenir, y no he encontrado documentación que me invite a cuestionar esta teoría, por otro lado muy clara en su desarrollo.

3.2.4. Reinado de Abu Bakr Muhammad b. Abd al Aziz

De hecho, parece claro que este visir gobernó Valencia en nombre de al-Mamun desde 1065 hasta la muerte del emir toledano en 1075. Sin embargo tras la muerte de alMamun los valencianos se aprovechan del vacío político surgido para rechazar la autoridad del emir toledano, poniendo en su lugar a un hermano de Abd al Malik, mientras que el visir Abd al Aziz “Ibn Rawbas” es ejecutado105. Este tercer amirí en el trono valenciano, llamado Abu Bakr Muhammad b. Abd al Aziz se contenta con el título de wasir (visir), gobernando Valencia a satisfacción de sus habitantes entre 1075 y 1085. La crónica de taifas hace un elogio a su labor gubernamental: 102

Al Maqqari afirma-erróneamente a mi modo de ver- que fue Sancho I de Aragón? el que puso a asedio a Valencia en 1063, confundiendo la Batalla de Paterna, en la que tomo parte Fernando I, con una más que hipotética expedición de los aragoneses al mando de Sancho I, justo antes de la toma de Barbastro en 1064. Cf. AL MAQQARI, ed. PASCUAL DE GAYANZOS, The history of Muhammad…pp.264-265. 103 HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, I, p.186. 104 Las fuentes principales que tratan de este rescate son el Bayan de Ibn Idari y el A’mal al-A’lam de Ibn al Jatib. 105 GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. p. 60

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“puso la ciudad en estado de defensa y reedifico la parte de las murallas que amenazaba ruina. Examinó la situación de los funcionarios y aumento los sueldos del ejercito. Tenía conocimiento jurídicos y practicaba la justicia concediendo un lugar importante a las consultas jurídicas y aplicándose al estudio de las ciencias106”.

Tradicionalmente, autores como Huici negaron la posibilidad de identificar este Abu Bakr con el visir Abd al Aziz “Ibn Rawbas”, el cual no se olvide que había estado en Valencia como gobernador de al-Mamun de Toledo. Pero recientemente Fakhry afirma, que se trataría, a tenor de un nuevo examen de los textos, del wasir “Ibn Rawbas” que se habría hecho con el poder tras el fallecimiento de al-Mamun de Toledo en 1075107. A pesar de no ser una costumbre tan disparatada en los reinos de taifas, al no poder apoyarme en documentación adicional mantendré la tesis de Huici. Tras la caída de al-Mamun, y al margen de la polémica antes descrita acerca de la identificación de Abu Bakr, parece ser que Valencia tuvo problemas a la hora de mantener su autonomía, sin ser anexionada por otras taifas interiores como Zaragoza o Toledo, durante el reinado de Abu Bakr. En el caso de Toledo la llegada al poder en 1075 de Al Qadir, hijo de al-Mamun, libera de presión a la taifa valenciana debido sobre todo al carácter pusilánime de este emir que apenas resiste diez años en el trono tras la caída en 1085 bajo el ejercito de Alfonso VI. No obstante esta relativa liberación, no permite aventurar una recuperación de la autonomía plenamente entendida de la ciudad de Valencia. Surgió entonces un poder en Zaragoza que de la mano de su emir, al-Muqtadir ibn Hud (1046-1082) recuperó espacios e influencia en todo el Levante. Este pujante emir, primero se anexionó el estado eslavo de Tortosa en 1060, luego depone a su yerno Muyahid de Denia en 1076 a la vez que “compra” los derechos que pretendía sobre Valencia el rey cristiano Alfonso VI o lo que es lo mismo compraba, y no precisamente barato, la neutralidad del rey de Castilla sobre una posible conquista del rey hudí de Valencia.

106

Chronique des taifes, Fragmentos de una crónica de los muluk al tawa’if , ed. LEVY PROVENÇAL , Historie musulmane d’Espagne, III, 1932 cit. en GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. p. 60 107 FAKHRY ALWASIF, M. Historia sociocultural de Valencia (entre los siglos I y VII H. = VIII y XIII d.C). T. II, p. 407-43.

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Sin embargo, la actitud sumisa y proclive de Abu Bakr, impidió la conquista efectiva de la ciudad levantina por parte del rey hudí108. Ignoro si se estableció una cierta compensación o un vasallaje entre los distintos soberanos, ya que la documentación vuelve a jugarnos un mala pasada, tornándose oscura y escasa de detalles concretos. Pese a todo si sabemos que en 1084-1085 hubo lugar un matrimonio entre una hija de Abu Bakr y el hijo de al-Mutqadir de Zaragoza, que puede ser motivo de interpretación de un retorno de la influencia hudí sobre Valencia. Con respecto a la influencia de Toledo en Valencia durante esta época, se observa tan solo en la numismática un pequeño aporte de lo que pudo ser la relación entre ambas ciudades. Las emisiones a nombre de al-Mamun, aún siendo pobres y concentradas entre los años 1065-1069, unidas a la continuación de su sucesor al Qadir entre los años 1077-1083, permite a juicio de algunos autores, establecer que la autoridad toledana fue reconocida de nuevo en esos años109. Tras la infructuosa tentativa cristiana de conquistar Valencia en 1065, la presión sobre las taifas andalusíes en vez de disminuir aumentó cuantitativamente. A este aspecto Šarq al-Andalus no pasa desapercibido, y se sumergirá en un periodo de vaivenes políticos en los que los reyes cristianos pondrán y depondrán a su libre albedrío a reyezuelos en las taifas, entrometiéndose en la política musulmana como nunca antes se había visto en al Andalus. Aunque esta empresa común de expansión de los reinos cristianos fue más o menos homogénea, tuvo en Castilla y su monarca Alfonso VI su principal valedor. Este monarca que había conseguido ya en época de al-Mamun, someter a la taifa de Toledo al pago de unas cuantiosas parias e incluso de un vasallaje, bajo el reinado de al Qadir había conseguido aumentar su influjo de poder aún más. Redujo tanto la independencia del emir toledano que el propio al Qadir le cedió todos sus estados a cambio de que le colocase como emir en Valencia110.

3.2.5. Reinado de Yahya ibn Ismail ibn Yahya al-Qadir bi-Allah

Tras la caída en la primavera de 1085 de la ciudad de Toledo en manos cristianas, se sabe que al Qadir paso primero por Cuenca cuyo gobernador, Ibn Faray, permanece fiel 108

IBN BASSAM, Dajira, III, Dar al-‘Arabiyya li-l-Kitab, Tunez, 1981. fol.9 GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. p. 61 110 VIGUERA MOLINS, Mº J. Los reinos de taifas y las invasiones magrebíes, Mapfre, Madrid, 1992, p. 57-58. 109

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a su dinastía. Desde esa posición ventajosa, al Qadir asiste a la muerte de Abu Bakr, tercer rey amirí de Valencia en junio de 1085; preparándose así el terreno para la conquista de Valencia. Sin embargo, los ciudadanos de Valencia, reconocen al hijo de Abu Bakr, Abu ‘Amr ‘Utman como legitimo gobernante de la ciudad. No obstante la mala relación con su hermano impide el ejercicio normal de sus funciones, lo cual es visto como un signo de debilidad por al Qadir, que comienza a enviar emisarios para preparar el terreno. Ya en febrero de 1086, en vista de que las maquinaciones no surten el resultado previsto, al Qadir parte en dirección a las puertas de Valencia con unas cuantas tropas musulmanas y con un ingente grupo de soldados castellanos, donados por Alfonso VI en virtud del cumplimiento del pacto subscrito en Toledo en 1085. Tras una deliberación, que duró varios días, los cadíes aceptaron su propuesta y le abrieron las puertas; reconociendo su soberanía111. Con respecto al gobierno de al Qadir en Valencia, supo mantenerse durante la primavera y verano de 1086, de una manera más o menos estable, reforzado por el apoyo que le brindaban Alvar Fañez y sus soldados castellanos frente a las pocas simpatías que suscitaba del pueblo valenciano. Las autoridades de la taifa y de la ciudad se apresuraron a prestarle juramento (bay’a), excepto el gobernador de Xátiva, el wasir Ibn Mahqur. El gobierno central de la ciudad de Valencia, al mando del wasir Abu ‘Isa Lubbun b. Lubbun, que unía a sus dotes jurídicas y políticas el cargo de “comandante militar”, se decidió a castigar esta afrenta reconstituyendo Xàtiva bajo mandato de al Qadir. Según Guichard112 el ex emir toledano, que paradójicamente no deseaba esta guerra contra Ibn Mahqur, tampoco intento detenerlo113. Por tanto Abu ‘Isa Lubbun b. Lubbun, contaba con las pocas tropas que le cedía la ciudad de Valencia, ya que al Qadir no quiso que su guardia castellana, con Alvar Fañez al frente, participase en esta 111

“Al Qadir acampó [la hueste] en la Rusafa y él se aposentó en la casa del gobierno. ¡ Ah, que dolor desgarró las entrañas y espantó los corazones de los fieles, afectando el infortunio por igual al presente y al alejado!. Así, cuando al Qadir llegó a Valencia, sus gentes, por temor al asedio, lo introdujeron en ella.” Cf. IBN AL KARDABUS, ed. MAILLO SALGADO, F. Historia de al Andalus, Akal, Madrid, 2011. pp.104-105 112 GUICHARD, P. Al andalus frente a la conquista cristiana. p. 65. 113 Con respecto a esta campaña Huici afirma que fue el mismo al Qadir el que buscó y propuso la campaña contra el gobernador de Xátiva, el cual a pesar de reconocer su autoridad, se negó a presentársele lo cual irritó a al Qadir que tomó el consejo erróneo de Utman, hijo de Abu Bakr, intentando tomar la fortaleza sin éxito.

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contienda114. Contrariamente a lo que se pensó, la campaña contra Xàtiva sino fue catastrófica sí fue lo suficientemente lenta como para que Ibn Mahqur, gobernante en Xàtiva, llame en su auxilio al rey hudí de Tortosa y Denia, Mundir b. Hub, al que le promete entregarle la ciudad “et de todos sus castiellos115”. Ante esta nueva situación, al Qadir, que se había desplazado para observar los avances de su wasir contra Xàtiva, decide huir a Valencia116, donde se refugia de las correrías del rey hudí, que asola la campiña levantina, haciéndose con el control de la mayoría de las localidades dependientes de Valencia (castiellos). Por otro lado la situación en Valencia, aún con el apoyo implícito de las tropas de Alvar Fañez, se torna cada vez más enrarecido para al Qadir, que tiene que ver como sus propios súbditos se rebelan contra lo que consideran un abuso excesivo de impuestos destinados a mantener las políticas bélicas del emir117. Mientras el antiguo wasir, Abu ‘Isa Lubbun b. Lubbun, que era contrario a los cristianos de los que se rodeaba el emir, optó por refugiarse en Murbitar (actual Sagunto) llegó a gobernar esta ciudad de forma independiente en los siguientes años118. Mundir, tras haber tomado posesión de Xátiva, parte con la intención de tomar Valencia, acampando en la explanada de la Exedra (Sari’ca), observando que puntos son los más vulnerables de la muralla de Valencia, pero que termino abandonando debido a las redobladas fuerzas castellanas de Alvar Fañez situadas a lo largo de todo el perímetro.

114

Guichard afirma que es muy poco probable que participasen los cristianos mercenarios de Alvar Fañez, en gran medida, porque “sus soldadas eran pagadas cada vez peor y de forma irregular” GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. p. 65. Si a esto unimos la soledad y debilidad política con la que hubiera contado en Valencia, al Qadir, sí se hubieran unido a la lucha estos mercenarios, me inclino a pensar como el autor francés, sin ser capaz de explicar el papel durante estos acontecimientos de Alvar Fañez y sus hombres. 115 Primera Crónica General, ed. MENENDEZ PIDAL, T. II, pag. 551 116 Huici dice que al Qadir que se encontraba en las inmediaciones de Xátiva combatiendo, cuando vio llegar un grupo de ballesteros a las órdenes de Guitart, el Romano, huye primero a Alzira y después se refugia en Valencia, para ello cita a la Primera crónica general, Ed. MENENDEZ PIDAL, R. pp. 551. HUICI MIRANDA, A. Historia de Valencia musulmana y su región. p. 266 y ss. 117 Huici afirma que las exacciones fiscales no debían de ser tan onerosas, si tenemos en cuenta el grado de desarrollo de la ciudad y sus tierras. Afirma más bien que se trataría de la convivencia con los cristianos y los excesos en gran medida desagradables, los que condujeron en gran suma a la trágica muerte de al Qadir. HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia p. 262 y ss. Vid. Primera Crónica General. Ed. MENENDEZ PIDAL, R. cap. 878. Pp.549-550. 118 Recoge Ibn Kardabus la muerte en batalla de este qa’id levantino en el año 418 (1088). Vid. IBN AL KARDABUS. Ed. MAILLO SALGADO, F. Historia de al Andalus, pp.118.

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Al Qadir se dio cuenta de su inestabilidad política y se propuso dotar a las huestes castellanas de nuevas tierras y tributos, a cambio de que le mantuvieran en el poder durante más tiempo. Esto llevó a una nueva subida impositiva por parte del emir, que parece que fue otro motivo más para que el pueblo valenciano pensara en derrocar al tirano. La situación en Valencia se emborrona aún más. Las reuniones entre los cadíes y el pueblo llano, que temiendo que la amistad tan probada entre Alfonso VI y al Qadir, pudiera llevar a la cesión de la ciudad levantina de la misma manera que cedió Toledo, decidieronse a matarle para poner en su lugar al cadí Ibn Yahhaf como rey119. Esto solo puede ser entendido si se tiene en cuenta que Alvar Fañez hubo de abandonar Valencia, para servir a Alfonso VI, su legítimo señor, en la batalla de Zalaca (23 octubre de 1086) contra los almorávides de Yusuf b. Tasfin. El triunfo de los almorávides dio unos meses de autonomía a los valencianos, aunque el tiempo fue efímero, ya que al Qadir no reconoció la autoridad de Yusuf b. Tasfin ni prometió ayudarle en su lucha por reconstruir al Andalus120. Una vez la partida de Alvar Fañez, los reyes taifas cercanos sabedores de la ineficiencia y cobardía de al Qadir junto con su debilidad tras la retirada del contingente castellano, se apremiaban en engarzarse la joya de Levante: Balansiya. El más raudo fue Mundir de Tortosa y Denia, que aprovecha la ocasión para intentar, como en el año anterior, anexionarse la ciudad levantina. Al Qadir sabiendo de la preparación de una campaña por parte del emir hudí, pasa a la ofensiva creyendo que la destrucción de la vanguardia del ejército, haría cundir el pánico entre las mesnadas que terminarían por autodisolverse. Nada más lejos de la realidad. Las tropas de al Qadir fracasan y Mundir se acercó a Valencia121, la cual sitio durante largos días en los que el debatimiento de al Qadir le llevó a pensar en la cesión de la soberanía de la ciudad. Opción que descarto tras la petición de Ibn Tahir, ex emir de Murcia, que le pidió que resistiera al empuje del ejército de Mundir. Al Qadir, sabiendo de la extrema necesidad que pasaba decidió mandar misivas a Alfonso VI, el cual ya he destacado que mando al 119

IBN IDARI, al- Bayan al Mugrib, t. III, p 305. 120 Expresión atribuida a Ibn Bassam, que DOZY recoge en sus Recherches sur l'histoire et la littérature de l'Espagne pendant le moyen age, II, París, 1881, p. 13. 121 Según la Primera Crónica General y la Crónica Particular el cerco de Valencia duraría todo un año (1087) pero Huici afirma que duró desde la primavera de 1087 al verano de ese mismo año, entre la marcha de los cruzados franceses que habían venido a ayudar a Alfonso VI tras el asedio de Tudela, y la llegada de los refuerzos de Musta’in y el Cid alrededor del verano de 1087. HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región. T. I. p. 270

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Cid122, con el que se había reconciliado tras la batalla de Zalaca (Sagrajas), y a Musta’in de Zaragoza, pidiéndoles auxilio. La Primera Crónica general nos aporta datos nuevos sobre este enfrentamiento por Valencia. De un lado estaría el señor de Tortosa y Denia, Mundir, que pretendía hacerse con el control de la ciudad en manos de al Qadir. Mientras por otro lado, se encuentra alMusta’cin, señor de Zaragoza que rivalizaba con Mundir por el control de la ribera levantina, más aún si se tiene en cuenta que ya su abuelo, al-Muqtadir, ya había “comprado” los derechos de conquista de Valencia a Alfonso VI. Mientras en un tercer lugar, el enviado de Alfonso VI, Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid”, se disponía a socorrer al cercado al Qadir. Al Musta’cin creía que el Cid se contentaría con el botín ganado, dejándole a él la autoridad sobre Valencia, como el mismo Cid insistió en afirmar que “pondría Valencia en sus manos123”. La realidad fue otra completamente124. La Primera Crónica General insiste en situar este cerco de Mundir así como la campaña conjunta de al-Musta’cin y el Cid, en torno al año 1087125, fecha que defiende Menéndez Pidal, pero que es criticada con dureza por Huici afirmando que existe una duplicidad de campañas cidianas entre 1087-1088 que pudiera “perturbar la cronología de estos años126”. En cuanto Mundir supo de la campaña conjunta del emir zaragozano y de las fuerzas cidianas, se aprestó a ganarse el respecto de al Qadir levantando el cerco y agasajándole con regalos127, a lo que el emir valenciano respondió con aceptación pero mandando emisarios secretos al Cid confirmándole su actitud a favor de Alfonso VI, su señor 122

Me limitare a dar la visión de la ciudad de Valencia bajo dominio del Cid, no extendiéndome en la interpretación ni de sus fuentes ni de sus hazañas, en parte porque no implica a la naturaleza de este estudio y por otra parte porque ya hay estudios muy buenos sobre esta temática. Véase MENENDEZ PIDAL, R, La España del Cid, Espasa-Calpe, 1967; HUICI MIRANDA, A. Historia de Valencia [...], t. I, págs. 198-220; Primera Crónica general, T.II ed. MENENDEZ PIDAL, entre otros... 123 HUICI MIRANDA, A. Historia Musulmana de Valencia, T.II. p. 9. 124 No olvidemos que el contingente cristiano la mayoría de parte cidiana, en palabras de la Primera Crónica General, era con mucho superior a los aportados por el emir zaragozano. Vid. GUICHARD, P. Al andalus frente a la conquista cristiana. p. 67. Sin embargo, debido a la parcialidad de estas fuentes junto a la tendencia a la exageración de las mismas no creo que el factor numérico pudiera ser tan relevante; siendo a mi modo de ver más relevante el engaño y la astucia con que jugó el Cid durante toda la campaña. 125 Primera Crónica General, II, p. 559b. 126 HUICI MIRANDA, A. Historia Musulmana de Valencia, T.II. p. 10. Ibn al Kardabus reafirma, no obstante, la cronología propuesta por Menéndez Pidal. Cf. IBN AL KARDABUS, ed. MAILLO SALGADO, F. Historia de Al-Andalus, Akal, pp. 117-118. 127 Primera Crónica General, II, p. 560.

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feudal128. Al-Musta’cin fingió que su intención era descercar a al Qadir, siendo su única ambición combatir al emir de Tortosa-Denia. Al Qadir mientras tanto, ofreció sus gracias a los nuevos llegados, alojándoles en la antigua almunia de Abd al Aziz al Mansur, e incluso en el propio Alcázar valenciano. Pero, no cedió ante las presiones del emir zaragozano que pronto se dio cuenta de que había sido utilizado por el Cid y más concretamente por Alfonso VI, el cual se encontraba muy apurado de tropas y recursos tras la derrota estrepitosa a manos de los almorávides en Zalaca (Sagrajas). El Cid como buen político, le dijo a al-Musta’cin que solo Alfonso podría quitar a al Qadir, ya que era el que lo había colocado en su puesto y el Cid le debía obediencia plena al considerarle aún su señor. Obviamente la amargura de al-Musta’cin, que prefirió retirarse enojado a su capital del Ebro, fue suavizada por las promesas del Cid de reconstituirle en el poder de la ciudad levantina “en cuanto consiguiera la aquiescencia de su rey”. En otro revés de diplomacia, el Cid mando mensajeros al rey de Tortosa, y se “esforçol, quel ayudaríe et que queríe aver su amor con él129”. El juego diplomático, así pues definido, permitía a Rodrigo un amplio juego de vaivenes políticos que utilizaría en su favor más adelante. Lucha primero contra Mundir en Denia a la vez que derrota, estrepitosamente, al conde de Barcelona que había acudido en defensa de su protegido desde el norte. Pero cuando parecía que Mundir iba a reaccionar contra el Cid y sus mercenarios se le presenta la muerte en 1090, ascendiendo al trono su hijo, Sulayman Sayyid al-Dawla. No obstante las tensiones volverían a florecer entre el Cid y su antiguo aliado, el emir de Zaragoza al-Musta’cin. Este emir, enojado con el Cid por la manera que tuvo de descercar Valencia sin conquistarla para él, se sabe que se retiro a Zaragoza. Fue entonces cuando el conde de Barcelona, en un ardid político se presentó en la corte del emir zaragozano, el cual le indujo a conquistar Valencia con el fin de que se la consiguiera mejor que el propio Cid, que le había prometido su entrega cuando tuviera el permiso de su rey y señor, Alfonso VI. El conde, aceptó la propuesta y levantó el sitio de Valencia con la creación de dos bastidas, una en Lliria y otra en el Puig, con el fin de que “non pudiese ninguno entrar a Valencia nin salir”. Al Qadir, siguiendo los pactos con el Cid, se mantuvo en la ciudad, mandando sin embargo mensajeros a Rodrigo, que se encontraba en Burgos, para que acudiera en su auxilio. 128 129

Primera Crónica General, II, p. 561. Primera Crónica General, II, p. 562.

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El Cid según se enteró, partió a Levante con la esperanza de rechazar a los catalanes que querían conquistar la ciudad. Rodrigo acampó cerca de Torres Torres, a medio camino entre Sagunto, Castellón y Valencia, exigiendo a los catalanes que se marcharan. Al no recibir respuesta en un sentido u otro el Cid preparo las armas, pero pronto rechazó el combate al saberse que el Conde era primo de su señor130. Tras este último incidente, la figura del Cid se encumbra a niveles nunca vistos hasta entonces. Este recibió una enorme cantidad de tributos, no solo por parte de la ciudad de Valencia, donde aún al Qadir reina y le mantiene, sino también de los distintos castiellos de la zona levantina que fueron reconociendo su autoridad entre el 1090-1092. Sin embargo, este crecimiento tan inusitado y potente del Cid atrajo pronto las envidias de los reyes cristianos aledaños, que buscaban en el Levante andalusí las únicas parias que podían exonerar tras la llegada de los almorávides de Yusuf b. Tasfin en 1086. Fue en 1092 cuando se materializa esta alianza de los señores cristianos, que incluiría al rey de Aragón, al conde de Barcelona e incluso a Alfonso VI, señor de Castilla y por ende rey de Rodrigo. El Cid parece que no desea un enfrentamiento directo con su señor, al que todas las fuentes siguen calificando como señor legitimo del Cid en virtud de los juramentos feudovasalláticos, abandona Valencia para dedicarse a una razzia en los territorios de su enemigo tradicional, García Ordóñez, en tierras de la actual Rioja. Parece ser que Alfonso VI, recuperado ya de la batalla de Zalaca, pone de nuevo su vista sobre la esplendida Valencia; hacía la cual decide marchar para tomarla definitivamente131. Sea como fuere, el retraso de la flota italiana en aprovisionarle junto con la maniobra del Cid en plena Castilla, fuerzan al monarca a desentenderse de la acción a Valencia132. A este respecto, autores como Levi Provençal afirman que la escasez de víveres fueron una excusa por parte de Alfonso VI para poder llevar a cabo la retirada afirmando que 130

Particularmente, al igual que comparte Huici, me asombra el trato del Cid para con su rival, máxime si tenemos en cuenta que tras la batalla de Tébar y Almenar, no dudó en vencerle y hacerle prisionero. Quizás se esté ante una opinión malformada, con clara intención política de ensalzar al “héroe” castellano por parte de la Crónica General, la cual por otro lado no deja de sorprender si se tiene en cuenta los epítetos que usa al referirse a los orgullosos catalanes, que terminan al cabo de unos meses retiraron su asedio y parten por el camino de Requena, sin pasar por Zaragoza. 131 Ignoro los motivos que pudieran llevar a Alfonso VI a embarcarse en tamaña campaña, más si tenemos en cuenta el lastimoso estado de las cuentas reales tras la pérdida de las parias de Sevilla y el sur de Andalucía, pero me inclino a pensar que deseaba un control más directo de la situación en Levante, viendo ya que al Qadir era ya un mero títere del Cid, el cual amasaba fortuna a costa del rey cristiano. 132 GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana. p. 68 y ss.

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aún siendo una decisión muy meditada y que las escuadras italianas hubieron de retrasarse hasta Tortosa, no se puede explicar esa escasez133, máxime sabiéndose del establecimiento de las tropas castellanas en la región de la Yubaila (El Puig), una zona a todas luces riquísima en la época. Es más hay autores que se plantean si no fue la incapacidad del propio monarca para hacerse con el control de las parias de los castiellos de la zona y transmutar estos impuestos que le daban al Cid para dárselos a él; ya que parece ser que siquiera se acerco a sitiar a Al Qadir134. Con respecto a Al Qadir, apenas se poseen datos relevantes más allá de su política fiscal, a todas luces para los propios valencianos muy perjudicial e injusta. Concretamente se conoce un capítulo en 1092, en el cual las reuniones de cadíes y alfaquíes junto con grandes masas del pueblo de Valencia, amalgamadas todas por el cadí Abu Ahman Ya’far b. Abd Allah “Ibn Yahhaf” y por el juez secundario (sabih alahkam) Muhammad Wayib b. Umar b. Wayib, ambos pertenecientes a una familia importante con cargos en las magistraturas de la ciudad, decidió que el reinado de al Qadir había llegado demasiado lejos. Estos magistrados agitaron al pueblo, el cual al final asaltó el alcázar de al Qadir, dándole muerte entre júbilo y griterío. Más adelante abrieron las puertas de la ciudad a una pequeña comitiva almorávide, que bajo la autoridad del líder norteafricano Yusuf b. Tasfin, tomo la ciudad, estableciéndose en el alcázar135. Realmente la ciudad quedo bajo el control de Ibn Yahhaf que recibió la riyasa o legitimidad política por parte de los cadíes y notables de Valencia136.

3.2.6. Reinado de Ibn Yahhaf. Tras la caída de al Qadir, se encerró a su wasir Ibn Faray, antiguo gobernador de Cuenca, purgándose dentro de la ciudad todos los elementos procristianos, o mejor dicho proalfonsinos. Ciertamente, se ha venido afirmando que algunos elementos mozárabes e incluso partidarios de al Qadir, hubieron de elegir entre el exilio o la muerte, tras la revuelta de 1092, pero actualmente se cree que tan solo fueron los restos 133

LEVY PROVENÇAL, Islam d’ Occident; études d’historie médiévale, Paris, 1948, p. 176. HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, II, p. 46-47. 135 Primera Crónica General, II, pp. 566. 136 Considero que se ha venido insistiendo muy poco por parte de los investigadores en el papel que hubieron de tener los ulemas y notables de la ciudad. Es cierto que se citan algunos magistrados como líderes de la revuelta que encumbró al cadí Ibn Yahhaf y expulsando al emir al Qadir. Pero creo necesario hacer una revisión de las causas que soliviantaron al pueblo valenciano frente a este emir, que aún foráneo e incompetente, debió de actuar como un gobernante más en los agitados reinos de taifas andalusíes. 134

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de la corte de al Qadir que fueron primero a avisar al Cid de la situación en octubre de 1092. Este grupo que fue de los primeros en abandonar la ciudad, parece según la Crónica general que fueron a Zaragoza en busca del Cid “et dixieron esto que avia acaecido137”, tras lo cual huyeron a Yubaila (El Puig) donde el Cid había reconstruido la fortaleza, mientras el propio Rodrigo regresaba a marchas forzadas desde la ciudad aragonesa para ponerle sitio a Valencia. La situación en la Valencia de Ibn Yahhaf fue evolucionando progresivamente. Durante un primer tiempo parece que siguió viviendo en su propia casa, dejando el alcázar para el disfrute del qa’id (jefe de la guarnición) almorávide. Pero otra vez aquí las fuentes vuelven a ser confusas. La Crónica general afirma que pese a esta humildad del trato, Ibn Yahhaf “fazie todas sus cosas como de rey138”. Mientras el Bayan, citando a Ibn ‘Alqama, afirma que “adoptó todas las formas de la riyasa, fijando sueldos de los soldados y de la administración, rodeándose de signos exteriores de poder, manifestando la arrogancia propia de los soberanos,[...]139”. Por otro lado la crónica anónima de los reyes de taifas afirma que “fue reconocido en día de martes 24 de ramadán del año 485, luego entro en el alcázar y halló en él gran cantidad de dineros (amwal), enseres y tesoro reales; [entonces] se apoderó de todo aquello.140” Sea como fuere la verdad es que tras la huida de estos mozárabes a Zaragoza para avisar al Cid, la polémica en Valencia aumento cuantitativamente. El partido proalfonsino, ahora asentado en Yubaila, afirmaba que Ibn Yahhaf era un regicida, y extendía su responsabilidad a todos los valencianos, a los que alertaba, por medio de su portador el Cid, que “mientras el viviese estaban seguros de ser los verdaderos amos de Valencia”. A esta amenaza, los musulmanes acusaron al depuesto emir al Qadir, de reo de alta traición contra el Islam, no solo por que vendió Toledo a Alfonso VI en 1085, sino también por que introdujo a la fuerza a las tropas cristianas de Alvar Fañez en Valencia, y se sometió a la protección de un infiel cristiano. Se trataba en realidad de afirmar, por ambas partes, su dominio y legitimidad sobre la ciudad del Turia. Es aquí cuando me atrevería a decir que la política de Ibn Yahhaf se 137

Primera Crónica General, p.567b. y 568ª. Primera Crónica General, p. 567. 139 Citado en GUICHARD, P. Al andalus frente a la conquista cristiana. p. 69 140 MAILLO SALGADO, F. Crónica anónima…pp.51. 138

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vuelve menos humilde, tomando aires de príncipe y observándose su largo brazo en casi todas las decisiones administrativas, al establecer el nepotismo como un medio de promoción política y económica El Cid una vez llegado de Zaragoza e instalado en la Yubaila, se encargó de maquinar el asedio de Valencia. La fecha del primer asedio cidiano a Valencia es confusa. Es confusa porque si se tiene en cuenta a la Crónica General comenzó en el otoño de 1092 durando hasta julio de 1093, pero si tenemos en cuenta la cuenta de Ibn ‘Alqama141, que cita el cuatro de abril de 1093 cuando salen los destacamentos almorávides de Valencia, se observa una clara contraposición de fechas142. Además si a esto unimos la tardanza con que el ejercito almorávide de Ibn’A’isa, es fácilmente entendible que el cadí, tras acuerdo con los valencianos, se dispusiera a pagar parias al Cid143. Ante esta situación de asedio por parte de las fuerzas cristianas del Cid, acampadas en Yubaila, el pueblo valenciano basculó sus opciones e influenciado por el partido almoravidista de los Banu Wayib, pidieron insistentemente a Yusuf b. Tassfin, líder almorávide, que les auxiliara frente al Cid144. Se sabe que Ibn Yahhaf, mandó una embajada a Ibn a’isa, compuesta por partidarios Banu Wayib junto con el antiguo wasir Ibn al Faray, el cual llevo al traste las negociaciones con el lugarteniente musulmán. No obstante otra vez las fuentes cristianas no se terminan de poner de acuerdo sobre la naturaleza y el orden de este asedio por parte del Cid a la fortaleza de la Yubaila. La Crónica general afirma que tenia la ciudad cercada, no pudiendo salir nadie ni entrar de allí, llevando todos los botines recogidos en la huerta a la Yubaila145, mientras que la Historia Roderici explica que tenia la fortaleza cercada por todas partes, tomándola en seguida y transformándola antes de encargarse de la Alcudia y Villanueva146. 141

Recogido en IBN IDARI, Bayan al mugrib, LEVY PROVENÇAL, E., T. XIII, fasc. 1, Al Ándalus, p. 112 del texto árabe y p. 132 de la traducción 142 La crónica anónima de taifas asegura que la rendición de Valencia al Cid es en el año 488 (1095), pero el propio traductor se opone a esta fecha, afirmando que la verdadera caída de Valencia sería “el jueves 15 de junio de 1094, después de un cerco de veinte meses lunares, o sea, diecinueve meses y medio solares”. Cf .MAILLO SALGADO, F. Crónica anónima…pp.52 nota 122; Ibn Kardabus confirma también esta última fecha para tratar la caída en poder del Cid de Valencia. Vid IBN AL KARDABUS ed. MAILLO SALGADO, F. Historia de al Andalus…pp. 123. 143 Huici afirma que se trataría de la misma cantidad que pagaba Valencia a Alfonso VI cuando al Qadir gobernaba la ciudad, en torno a mil maravedís mensuales. Sin embargo no me ha sido posible averiguar la fuente sobre la que se basa el autor para afirmar esto. Cf. HUICI MIRANDA, A. Historia de la valencia musulmana y su región, T.II, p. 59. 144 IBN IDARI. Bayan al mugrib, en la versión de HUICI MIRANDA, A., Fragmentos inéditos almorávides y almohades, p. 71-72. 145 Primera Crónica general, II, p. 569. 146 MENENDEZ PIDAL, R. España del cid, p. 956.

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Particularmente, y aun tratándose de una fuente de primer orden, creo necesario revisar la intencionalidad e incluso la autenticidad de la Historia Roderici, ya que se encuentran casos muy flagrante manipulación histórica. Baste destacar la supuesta carta que cita este texto entre Yusuf b. Tassfin y el Cid en el que le conmina el líder almorávide al caballero castellano a no entrar en la tierra de Valencia, lo cual, si seguimos al texto, ofende al héroe castellano que le envía otra carta afirmando su propósito y ridiculizando al almorávide, afirmando incluso ante los reyes de taifas que “no se atrevía [Yusuf] a pasar el Estrecho, para enfrentarse a él147”. Obviamente el Cid lo que más temía era que el enorme ejercito almorávide, pusiera sus ojos en Levante y en sus posesiones valencianas, por lo que dudo que se dedicara a hacer estos espurios tan arriesgados y ofensivos al líder almorávide. Al fin y al cabo Valencia estaba sitiada, pero permanecía en paz sumisa al pago de las parias al Campeador. Sin embargo aprovechando una ausencia del Cid en Villena y Albarracín, que la propia Historia Roderici alarga demasiado, según Huici, los valencianos se enteraron de que el ejercito almorávide se ponía en marcha hacia Valencia y animados por el partido de los Banu Wayib, esperaban ser pronto liberados. Esto llevo a Ibn Yahhaf a llamar al castellano, ya que temía que otra revuelta le desalojara del poder como su antecesor en el cargo. Una vez vuelto a la Yubaila, el Cid mandó llamar al cadí y a dos alcaides conjurados, para que mandaran decir a Yusuf b. Tassfin que había conseguido el compromiso de Sancho, rey de Aragón de luchar a su lado148. Esta amenaza por parte del Cid, no vendría a ser nada más que un intento vano de asustar al líder almorávide para que no volviese a atravesar el Estrecho, lo cual ya era prácticamente imposible. Tal era el miedo del castellano que perdono al cadí Ibn Yahhaf su rebelión, reconociéndole en el puesto a la vez que mando escribir a los gobernadores de Corbera y Xàtiva, para que le dijeran de sus propias palabras que en Valencia se encontraban más 8000 de los mejores guerreros cristianos del mundo149.

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HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, II, p. 63 y ss. Primera Crónica General., II, p. 573 a. 149 IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan almugrib. p. 76 y nota 1 en Textos medievales, VIII; LEVY PROVENÇAL, “La prise de Valence par le Cid”, en Islam d’occident, p. 211. así como en la Primera Crónica general, ed. MENENDEZ PIDAL, R., II,, 1955, p. 573 a. 148

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Pese a todo el ejército almorávide avanzaba por Murcia, recibiendo cada vez más voluntarios a su paso, lo cual obligo al Cid a acampar todas sus huestes en la zona sur de la ciudad cerca del arrabal de la Rayosa. Las noticias sobre el avance del ejército almorávide eran también confusas en Valencia. Unos días decían desde lo alto de la muralla que se observaba actividad, mientras que en otros días se abandonaban al pesimismo al no obtener respuesta del enviado de Yusuf b. Tassfin. En cuanto estas nuevas llegaron al Cid se inquietó sobremanera ya que creía haber neutralizado la expedición almorávide, gracias al envío de las misivas de los gobernadores de Corbera y Xátiva. Sin embargo, y en otro alarde de inteligencia militar mando “derribar las puentes, et fizo henchir toda la uega de agua por no auer y lugar por do pudiesen passar la hueste que viniesse, et que non pudiesen uenir a el sinon por lugar estrecho [...]150”. Pese a todo, llegaron noticias de que el ejército almorávide se encontraba en el Xúcar, lo cual fue recibido por entusiasmo y júbilo por parte del pueblo valenciano, que veía aún más cerca la llegada de su liberación. Actualmente se cree que el ejercito almorávide estaría situado en las cercanías de la ciudad de Almussafes151, ya en la provincia de Valencia, relativamente cerca de la torre de Racef, desde donde divisarían Valencia, cuando “nuestro señor dioles tanta agua aquella noche, que nunca omme tan fuerte diluuio vio”, obligando al cuerpo expedicionario almorávide a mandar un emisario que explico que “acordaban los almorávides de non venir a Valencia, et que se tornaban de este lugar atrás152”. Obviamente, los ánimos de los sitiados por recuperar su libertad y librarse del Cid decayeron153. Una vez superado el momento de máximo peligro para el Cid, este se dio cuenta de que no podía someter a sitio a una ciudad tan bien fortificada como Valencia, sin contar con ingenios de asedio o más hombres. Por tanto, tras instalarse en la almunia de Abd al Aziz al Mansur, mandó echar pregón por las tierras de Aragón y Navarra, a la vez que manda también mensajeros a Castilla, “invitando al asedio a cuantos quieran, 150

Primera Crónica General, p. 574 b. Actualmente se ha sometido a revisión por parte de los investigadores esta hipotética batalla de Almussafes. En ella Huici, que no se termina de fiar de las fuentes cristianas, afirma que aparte del diluvio que menciona la Crónica General, había otra serie de factores que indujeron la retirada del ejército almorávide HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, II, p. 69 y ss. 152 Primera Crónica General, II, p. 574 b. 153 Afirma Ibn Idari, que los valencianos “quedaron consternados [por la derrota musulmana] se decepcionaron en sumo grado y desesperaron de vivir”. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. p.74. 151

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con sabor de cabalgar, resolver sus problemas económicos y enriquecerse154”. Les espero durante tres días en el Canal de Celfa155, (actual Cella cerca de Albarracín), regresando a Murviedro (Sagunt), la cual había conquistado tiempo atrás. Parece ser que las fuentes literarias, concretamente el Cantar, es la única fuente que alude a este maniobra del caballero castellano ya que las “crónicas” cristianas hacen mención tan solo a una operación de castigo contra el emir de Albarracín, Abu Marwan ibn Razin, que dejó de pagar las parias. Sea como fuese, contando ya con numerosas fuerzas y tras asegurarse que los almorávides no volverían, el Cid emprendió el segundo asedio de Valencia, que comenzaría con la destrucción sistemática de los arrabales cercanos a la muralla, lo cual llevo a la población extramuros a huir precipitadamente con sus pocos enseres y víveres a refugiarse dentro del recinto amurallado. Esta maniobra deleznable para un caballero, era sin embargo necesaria si se tiene en cuenta que se pretendía cercar y sitiar enteramente a la ciudad, la cual dependía en gran medida de los aportes de las tierras colindantes para su subsistencia. Una vez sitiada la ciudad por completo diariamente había enfrentamientos entre los valencianos, que seguían recibiendo cartas de Ibn ‘a’ Isa en las que se mencionaba una ayuda pronta y cuantiosa con las tropas cidianas. El caballero castellano, sabedor de su escasa simpatía entre los valencianos, procuró ganarse el afecto de los ciudadanos a los que sometía a asedio, afirmando que los ampararía y protegería como había hecho durante el reinado de Al Qadir. Sin embargo, la sociedad valenciana, estaba dividida. Por un lado los pro-almorávides, deseosos de combatir a los cristianos y partidarios de resistir hasta la prometida ayuda de Yusuf b. Tassfin; mientras que otros eran partidarios de la paz y la prosperidad aunque supusiera entregar la ciudad al dominio extranjero. Estos últimos fueron ganando apoyos a medida que la carestía de la vida y el bloqueo se hacían más presentes dentro de la vida cotidiana de los valencianos156. Sin embargo, el poder político se encontraba sin ninguna duda, bajo la autoridad máxima de Ibn Yahhaf, que controlaba todos los resortes del poder dentro de Valencia 154

HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, II, p.82. Cantar del Mío Cid, ed. MONTANER FRUTOS, A. versos 1185-1195. 156 Particularmente subió el precio de los alimentos más básicos para la población, en particular “el cafiz del panizo XIIII maravedíes de plata; et el cafiz de la ceuada X maravedíes assy commcommo el de olio, el de trigo XVIII maravedíes, [...] et la libra de carne del carnero VIII dineros de plata et la libra de la vaca VI dineros” cf. Primera Crónica general, II, p. 575 155

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tras el pequeño golpe de estado, urdido por los Banu Wayib durante el primer asedio de la ciudad. El emir, a medida que veía que la ayuda almorávide no asistía en su auxilio, se planteó la conveniencia de llegar a un pacto con el Cid157. Pero la diferencia sustancial estaba en que la posición de Ibn Yahhaf era muy precaria, y las apetencias del Cid muy altas. Pese a todo se sabe que se reunieron para lograr un acuerdo definitivo de reconciliación. Rodrigo propuso que el obispo cristiano de Valencia junto con una parte de los caballeros de su mesnada, recogieran al cadí cerca del puente de Bab al Qantara, ya que la cita se celebraría en la antigua almunia de Abd al Aziz. El Cid, que quería verse librado del peligro almorávide, pidió que Ibn Yahhaf se librara de los Banu Wayib158. Este primer acuerdo secreto, se libro con la entrega de los pro-almorávides en el campamento cristiano de la Alcudia, no sería sino un punto más del orden de cosas que el caballero cristiano pretendía para el cadí Ibn Yahhaf. El caballero cristiano, le pidió que renunciara a todo poder “dentro o fuera de la ciudad”, a cambio de que el almojarife del Cid administrara la ciudad. Y para concluir con sus condiciones, fijaba que el hijo único de Ibn Yahhaf debía acompañarlo a Yubaila “ca dotra guysa non se aseguriare del; et otorgol que gelo darie159”. Ibn Yahhaf, partió de nuevo a Valencia, con el permiso del Cid, para que al día siguiente tras haberlo planteado en la ciudad, se firmara su rendición. La crónica general afirma que el cadí, pese a las alabanzas recibidas, volvió triste y taciturno a la ciudad, lamentándose de haber expulsado a los almorávides y engañado por la actitud aduladora del Cid. Obviamente el cadí recapacitó, y simulando llamar al Cid, para la rúbrica de este tratado, mando decir que no se rendía, ya que las condiciones no era aceptables y que “nol darie su fijo si sopiesse que perderia todo el mundo160”. El Cid malhumorado, maldijo al cadí, redoblando con premura su asedio a

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Parece ser que el cadí Ibn Yahhaf planteo esta posibilidad al pueblo valenciano, tal y como recoge en Primera Crónica general, II, p. 577., pero aun no descartando esta actitud conciliadora, máxime si se entiende el estado social imperante dentro de la ciudad, me inclino a pensar que no se trataría más que de un mero apunte propagandístico, al estilo de los bandos municipales, lo cual restaría la maniobra legislativa del pueblo. 158 El propio Campeador propuso a Ibn Yahhaf, que prescindiese de los elementos proalmoravides, y “que él estaría a su lado como antes lo había estado de Ibn Di-l-Nun [al Qadir], que protegería su territorio y combatiría por defenderlo”. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. p.72 159 Primera Crónica General, II, p. 581 a. 160 Primera Crónica General, II, p. 581 a.

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la ciudad levantina, la cual estaba tan cercada “que echauan las piedras dentro en la uilla con las manos, et las saetas passauan del vn cabo al otro161”. Parece ser que en vista de que la situación se alargaba demasiado, el Cid mando construir un ingenio de guerra que le permitiera abrir una brecha en la ciudad para someterla a posterior saqueo. El punto elegido fue la puerta de la Culebra (Bab al Hanas), pero los valencianos presurosos dentro de la ciudad, organizaron otro ingenio de guerra que desamontonó la intentona cidiana162. El Cid que había sido mal aconsejado sobre el asedio de la ciudad, se autoconvenció de “que la mayor guerra que les podrie fazer serie dexarlos morir de fambre; et mandó echar pregon que non saliesse dallí en adelante ninguno [...]163”. La situación económica dentro de la ciudad era casi insostenible, más aún ahora que las tropas cristianas no permitían la entrada ni salida de ninguna persona o mercancía. En vista de que los almorávides no se decidían a aparecer en escena el cadí levantino, procuró arroparse por el emir zaragozano, al- Musta’cin, sobre el que depositaba unas vanas esperanzas que no llegaron nunca164. Así fueron pasando los meses de asedio, y el precio de los alimentos básicos siguió subiendo. Se ha llegado a afirmar que el hambre fue tan atroz que se llego incluso al canibalismo dentro de la ciudad. Las fuentes, especialmente la Crónica general, sin embargo, muestran una contradicción manifiesta. Por una parte se afirma que en los días previos a la rendición, “era ya la gent tan flaca de fambre, que non avie quien subiese al muro, sino muy pocos de los que avíen algo165” e incluso que, mientras se hace referencia a que tras la rendición [aun] tanta “era la gent, que ende salió, que duro dos días que non fizieran al, sinon salir [...]166”. Esto me lleva a criticar abiertamente si realmente los relatos de Ibn Alqama, coetáneo de los hechos, no fueron exagerados intencionadamente tanto para culpar a Ibn Yahhaf de negligencia política como también de crítica al Cid, por permitir llegar a esta situación lamentosa, de cuasi canibalismo. Parece ser que la rendición de la ciudad, se empezó a fraguar a mediados de mayo de 1094. Según Huici, Ibn Yahhaf conocedor de la situación que atravesaba el pueblo, 161

Primera Crónica General, II, p. 581 b. HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, II, p. 94. 163 Primera Crónica General, II, p. 586 a. 164 MENENDEZ PIDAL, R. La España del Cid, II, p. 472. 165 Crónica general, II, p. 583 b. 166 Crónica general, II, p. 592 a. 162

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recurre al poeta al Waqassi, para que ocupe el papel de mediador frente al Cid167; mientras Guichard, afirma que fueron los notables de la ciudad, los mismos que tenían la autoridad de otorgar la riyasa, los que invistieron al poeta de esa autoridad sin permiso de Ibn Yahhaf168. Si esta realidad última es la verdadera o falsa, lo desconozco, ya que las fuentes no se ponen de acuerdo. Lo que si se ponen de acuerdo todas las fuentes es que las condiciones

de la

capitulación fueron pronunciadas por el almojarife del Cid, Ibn ‘Abduz. Tras lo cual Ibn Yahhaf mandó tres emisarios para firmar el tratado con el caballero cristiano. Sin embargo, el pueblo por medio de los notables, le obligó a enviar mensajeros al rey de Zaragoza, Al-Musta’cin, y al gobernador almorávide de Murcia, Ibn ‘A’isa, para que en el plazo de quince días viniesen a socorrerlos; ya que de no hacerlo entregarían la ciudad al Cid. Esta nueva condición, que se demostró otra vez inútil, permite ver la situación de debilidad que atravesaba el poder del cadí, que hubo que aceptar esta propuesta; sin saber si la aceptación de nuevos contactos con los almorávides podría volver a romper el pacto con el Cid. Parece que la rendición se formuló totalmente “el jueves, prosmeter día de junio, después de la fiesta de San Johan169”. Inmediatamente tras la rendición entró el almojarife Ibn ‘Abduz en Valencia.

3.2.7. Valencia bajo el dominio del Cid.

El Cid sabedor de la inferioridad numérica de sus apoyos dentro de la ciudad, en un intento de ganarse la simpatía de sus nuevos súbditos, convoco a los gobernadores de los castiellos a derredor y a las autoridades de la ciudad a su residencia de Villanueva, donde pronuncio un discurso conciliador, donde afirmaba que Ibn Yahhaf se había apropiado de bienes de los valencianos, y que mandaría llamar a los mensajeros que

167

HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, II, p. 100 GUICHARD, P. Al andalus frente a la conquista cristiana, p. 77 169 Crónica General, II, p. 588 a. Huici sin embargo afirma que las puertas se abrieron el día quince de junio, “tras un asedio de veinte meses lunares169”, lo cual pone de relieve el baile de fechas entre las fuente cristianas y las musulmanas. Pudiera ser que se tratase de los quince días anteriores a la rendición de la ciudad cuando el Cid abandona el campamento para ir a Yubaila en los quince días de tregua, en los que al-Waqassi negoció la rendición. Cf. HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, II, p. 105 168

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habían ido a Murcia a pedir socorro y que devolvería lo que les había tomado por ley de guerra170. Sea como fuere, el Cid condenó a Ibn Yahhaf por regicida al considerarle el artífice de la muerte del emir proalfonsino al Qadir. Por otro lado el discurso conciliador del Cid, vino de la mano de una total sumisión y de la observancia rigurosa de lo pactado, sobre todo con respecto a su posible liberación de nuevo con contingentes almorávides o del emir al- Musta’cin de Zaragoza. Obviamente, los soldados cristianos se negaron a devolver lo que habían arrebatado a los valencianos durante el asedio, ya que lo consideraban como propio por derecho de conquista. El Cid sabedor de que sin sus tropas carecía de poder, cedió171 y reunió a las principales autoridades de la ciudad para comentarle la nueva noticia. Los musulmanes se enojaron, pero rápidamente el Cid les aseguró que tan solo les exigiría el diezmo de sus cosechas como señor absoluto. Este cambio de actitud no favoreció a la convivencia entre religiones. Más aún, cuando transcurrido un mes de la toma de la ciudad, el caballero hace desplazar a su corte al Alcázar dentro de la ciudad, surgen rivalidades a la hora de colocar en casas a las huestes cristianas. El Cid, que sabía que seguían existiendo partidarios de los almorávides intramuros, obligó a estos a exiliarse fuera de la ciudad, cogiendo sus casas para el acostamiento de sus propios hombres. Parece ser que los valencianos, decidieron no manifestar su desafecto por el Cid, de forma exterior, aunque sí se sabe que existía un cierto rencor con el cristiano por el modo con el que obró en la ciudad. Pese a todo, se ha señalado la huida de los disidentes al Cid de la ciudad, a la vez que se afirma que los valencianos dejan de buscar el apoyo, explicito, de los almorávides con el fin de ser liberados del yugo castellano. El Cid unió en su gobierno tácticas persuasivas dentro de la ciudad, intentándose ganar el afecto del pueblo valenciano, aún con escaso éxito, a la vez que realizaba razzias en las zonas más septentrionales de Valencia, cercanas ya a Denia y Xàtiva. Yusuf b. Tassfin, que había llegado de Ceuta una vez más, pusó a su sobrino Muhammad al frente del mando del ejército que tenía que reconquistar Valencia tras su caída en

170

Crónica general, II, p. 589 b. “Pues la primera cosa que yo debo veer et enderescar es pleito de mis omnes, et fazerles cosas que sean más apuestas et las más complidas, et que yo et ellos seamos mejor guardados” en Primera Crónica General, II, p. 590 a. 171

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manos de las tropas castellanas. Las tropas musulmanas, tan lentas en otras ocasiones, parece ser que llegaron a la altura de Quart de Poblet en apenas cuatro meses tras la caída de la ciudad en poder del Cid. Estas tropas, unidas a contingentes andalusíes, se situaron a escasamente a 5 kilómetros de la capital del Turia, desde donde se asentaron para entablar batalla con el Cid, durante todo el mes de Ramadán [13 septiembre-15 octubre 1094] esperando y recibiendo víveres, mientras en la ciudad, la población se llenaba de esperanzas tras la inminente caída del caballero castellano. Se poseen varias versiones sobre el acontecer del ejército almorávide en la batalla de Quart de Poblet. Particularmente me interesa explicar la que cita Ibn Idari en el Bayan al-mugrib, ya que utilizando una primera fuente, comienza a explicar el desarrollo de la misma, mientras a utiliza otra fuente con más datos a la anterior sin criticarla o valorarla correctamente. Sea como fuere se trataría de la única fuente islámica que menciona este suceso histórico, y como tal ha de ser valorada. Según el Bayan, a pesar de que los valencianos solicitaron presurosamente, fuerzas musulmanas para defenderse del Cid, el autor afirma que solo se pusieron en marcha tras la caída de la propia ciudad. Parece ser que las tropas almorávides eran de apenas cuatro mil jinetes, con un número mucho mayor de infantes. A esta cifra inicial se unieron todos los contingentes del rey de Granada y del emir de Albarracín, bajo pedido de Yusuf b. Tassfin. Sin embargo, las tropas musulmanas, no pasaron a la Península hasta fines de sa’ban de 473 H. (13 sept. 1094), acampando a escasos cinco kilómetros de la ciudad172. El desarrollo de la batalla es particularmente conocido. Parece ser que estando acampado el ejército musulmán, y a pesar de estar sumamente abastecido, parte importante del ejercito partió hacia Denia. El emir Muhammad no se apercibió de esta desbandada, siendo incapaz de organizar este ejército tan grande para la lucha. El Cid, al amparo de las murallas, mandó llamar socorro a su rey y señor, Alfonso VI, ante el tamaño y magnitud del problema frente a sus puertas. Sin embargo, el Cid, desdeñoso de la actitud de su señor y sabedor de las traiciones dentro del ámbito almorávide, se presentó por la noche cerca del campamento musulmán, arremetiendo en formación de combate al amanecer. Obviamente, los musulmanes combatieron con fiereza al Cid, que fingiendo retirarse a Valencia al 172

Ibn Idari afirma que las tropas africanas llegaron a España “a fines de Sa’ban, el noble, de este año (13 septiembre 1094) […] juntándose los contingentes andaluces, que habían recibido la orden de ponerse en campaña, con las tropas musulmanas, las cuales avanzaron hasta aposentar sus reales a una parasanga de Valencia” vid. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp.80.

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amparo de su fortaleza, alejo suficientemente las tropas musulmanas del campamento para que soldados cristianos camuflados se presentaran en el campamento almorávide, donde descansaba el convaleciente emir Muhammad; que viendo llegar a los cristianos, creyó que las huestes de Alfonso VI se encontraban en sus puertas con lo que inicio la desbandada general173. La otra versión que aúna Ibn Idari174, destaca por la inclusión de varios reyes taifas más a la hora de componer el núcleo básico de la expedición contra el Cid175. Otro matiz a tener en cuenta es que en vez de hacer llamar a Alfonso VI, el Cid manda correr el rumor de que Pedro I de Aragón, le viene a socorrer y aprovechando que unos infantes suyos controlan a los musulmanes, bordea a los adversarios, atacando en primera persona el propio campamento. Muhammad, según esta versión, no se encontraría enfermo sino en el frente de batalla, y al oír estas nuevas, parte al campamento pero lo encuentra saqueado y se retira. Sea como fuere ambas fuentes, aún no estando contrastadas por Ibn Idari, cuentan que la victoria se basó en la audacia y en la estrategia con la que el caballero castellano volvió otra vez más a derrotar a un ejército enemigo muy superior a sus fuerzas. Con respecto a las fuentes musulmanas, solo hay otra mención de la batalla de Quart, en la obra de Ibn al Jatib, en la que se limita a afirmar que tras la caída de Valencia en manos del Cid, se enviaron tropas por segunda vez contra el castellano, pero no consiguieron nada176. Con respecto a las fuentes cristianas, cuando uno lee detenidamente las fuentes se da cuenta de que se dejan impresionar por la victoria, fantaseando con los muertos de los vencidos, sin saber exactamente el lugar donde se realiza e incluso si saber la genealogía de los combatientes en el lado musulmán. La Crónica general en su empeño 173

Huici, sin embargo, afirma que ni hubo llamada de socorro por parte del Cid a Alfonso VI, y si este pudo haber organizado una expedición con tal celeridad, no hubiese llegado a tiempo. Con colofón, Ibn Idari en su relato, que parece anteponer una justificación al desastre de Quart, máxime si se observa también el de Almussafes durante el asedio del Cid a Valencia, afirma que se repartieron el botín aun estando a mitad de camino e incluso cita una razzia por parte del monarca castellano en Guadix (Granada), vid. HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia y su región, II, p. 118 y ss. Esta versión, en la que me apoyo particularmente, está recogida en IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Págs. 82-86 174 Sobre esta nueva versión, que también recoge Ibn Idari, así como el auxilio al Cid por parte del monarca aragonés Pedro I. Cf. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Págs. 97-100. 175 LEVY PROVENÇAL, E. “La toma de Valencia por el Cid”, Al andalus, año XIII (1948), fasc. I, p. 125 del texto árabe y 146-147 de la traducción 176 IBN AL-JATIB, A’mal al-A’lam, ed. LEVY PROVENÇAL, E. p. 235.

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de reunir los relatos sin cuestionarlos también hace ver a Yunes como el organizador de esta campaña “et que traye consigo Lª mill omnes darmas177”. El Cantar hace ver que los infantes de Carrión permanecen en Valencia con sus mujeres durante dos años más178, lo cual retrasaría la batalla de Quart a alrededor de 1096. La única fuente cristiana, más o menos creíble, viene siendo la Historia Roderici, que presenta una carta entre el Cid y Yusuf, en la que se pone de manifiesto una actitud prepotente del caballero castellano con el líder almorávide A pesar de este aspecto, que parece ser completamente falso ya que el Cid siempre temió el peligro almorávide en su ciudad, es la más fidedigna ya que no confunde fechas ni hace ver que la primera campaña almorávide para socorrer Valencia en 1093 coincidiría con esta última batalla. Volviendo a Balansiya, una vez ganada la batalla de Quart, las fuentes cristianas no mencionan apenas ningún aspecto de la vida del Cid, más allá de la condena de Ibn Yahhaf a ser quemado en la plaza pública179, y del casamiento de sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón. El cadí Ibn Yahhaf que había caído en el descrédito del Cid tras la última intentona en el segundo asedio, fue sometido a viles torturas que le arrancaron la confesión de regicidio y de aprovecharse de los bienes del depuesto al Qadir180. La quema del anciano cadí en público, no hizo más que volver a suscitar los odios de los valencianos contra el Cid y su mesnada. Tras esta ultima sedición, los cristianos reinaron en Valencia al amparo del Cid, que rendía vasallaje al rey de Castilla, Alfonso VI. Según cuenta Ibn al Farax, sobrino del antiguo alfaquí Alhuacaxi (al Qawassi), “que auiel seruido mucho desdequel fiziera alcayde de los moros de Valencia [...] diz que fue [el Cid] cinco annos señor de ella181”.

177

Primera Crónica General, II, p. 596 a. Cantar del Mío Cid, ed. MONTANER FRUTOS, A. verso 2271. 179 Generalmente se ha venido atribuyendo la ejecución del cadí a las tentativas de rebelión de los valencianos, sobre todo cuando las huestes almorávides se encontraban en Quart. Si atendemos a las fuentes árabes parece ser más certero afirmar que fue fruto del rigor con el que el caballero castellano regreso de la batalla, lo que motivaría la reclusión del cadí y los pro-almorávides, ocupando el alcázar e incluso poniendo una pesada multa a la propia ciudad. Cf. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp. 87. No obstante, la cronología nos afirma que Ibn Yahhaf no fue condenado hasta casi ocho meses después, lo cual nos replantearía factores más profanos a la hora de la condena. Ibídem nota 26. 180 Existen, sin embargo, numerosas versiones sobre el tormento y la muerte de Ibn Yahhaf, la mayoría están reunidas en LEVY PROVENÇAL, E. “La toma de Valencia por el Cid” en Al andalus, año XIII (1948), fasc.1, pp. 139, 154, 149-151. Cf. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Págs. 87-89. 181 Primera Crónica general, II, p. 632 b – 633. 178

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Tras lo cual no se dispone de datos relevantes del gobierno cidiano de la ciudad182. Menéndez Pidal, en su apoyo férreo de las fuentes cristianas, ve otra batalla contra el perdedor de Quart, Muhammad b Ibrahim b. Tassfin- la célebre batalla de Bairen- a lo que Huici no da crédito, al igual que los relatos que se exponen en la Historia Roderici. Pierre Guichard, volviéndose a apoyar en fuentes musulmanas como el Bayan, afirma que sí pese a todo se desconoce el período que hay entre la batalla de Quart y la muerte del Cid, se sabe por Ibn Idari que “ordeno [Yusuf] a Muhammad continuar atacando Valencia desde Xàtiva, [...] enviándole dinero y tropas, llegando pronto a ser un ejército muy importante183”. Se sabe también que durante el verano de 1097, hubo un enfrentamiento entre tropas almorávides, comandadas por el emir de Murcia Ibn a’Isa, que regresaba de un expedición de Cuenca, y tropas cristianas cerca de Alzira184. Si se sigue a Huici, se afirma que el Cid moriría prematuramente y de forma pacífica, el 10 de julio de 1099, aunque la fecha aun no está del todo clara185. Pero debido a no tener varón que le sucediera186, mando hacer testamento al obispo Gerónimo187, estando presentes entre otros su compañero de armas Alvar Fañez, el alfaquí al Waqassi, bautizado ahora como Gil Díaz, y su mujer Jimena a la que “mando todo quanto en el mundo auia188”. Tras la muerte del Cid, y en virtud del testamento hecho por el caballero cristiano, Jimena gobernó la ciudad del Turia. Apenas se sabe del gobierno de la mujer del Cid, salvo que mantuvo a raya el terror almorávide durante casi tres años, intentando en vano atraerse a Alfonso VI para consolidar la plaza cristiana frente al empuje islámico.

182

Volvemos a tropezar con una laguna en el Bayan al-mugrib, que interrumpe el relato desde el 1096 hasta la conquista de la ciudad por parte de los almorávides en 1102. 183 GUICHARD, P. Al Andalus frente a la conquista cristiana, p. 81. 184 Cf. IBN AL KARDABUS, ed. MAILLO SALGADO, F Historia de al Andalus…pp. 130. Ignoro si se podría poner en relación con la supuesta batalla de Bairen- especificada por Menéndez Pidal y las crónicas cristianas-, pero lo que sí parece claro es que la presión almorávide no se relajo sobre el territorio valenciano. 185 Cf. MENENDEZ PIDAL, R. La España del Cid, II, p. 576. 186 Existe una polémica acerca de la posibilidad de un heredero varón, de nombre Diego, que podría arrojar un poco más de luz a los últimos momentos del caballero castellano. Vid. HUICI MIRANDA, A. "Las luchas del Cid Campeador con los almorávides y el enigma de su hijo Diego", Hespéris Tamuda. Vol. 6. Fasc. 5 (1965).pp. 79-114. 187 Para observar la figura del clero católico y su obispado en Valencia durante la época del Cid vid. LACOMBE, Claude, “Jerónimo de Perigueux (1060?-1120) obispo de Valencia y de Salamanca: un monje-caballero en la Reconquista”, Centro de Estudios Salmantinos, 2000. Cf. también MENENDEZ PIDAL, R. España del Cid, pp. 549-550, y especialmente pp. 868. 188 Primera Crónica General, II, p. 635 b.

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Huici apoyándose en Ibn Idari afirma que tras presentarse el emir Madzalí en Valencia con objeto de sitiarla allá por finales de julio de 1101, Jimena mando socorro al rey castellano conminándole a no dejar caer en manos musulmanas la joya de Levante. Según esta misma fuente, el rey se puso en camino con un nutrido ejército que llego a escasos 10 kilómetros de la ciudad, forzando a Madzalí a replegarse a Cullera189. Los cristianos querían que el rey castellano se quedase con la ciudad, pero Alfonso partió al encuentro de las tropas de Madzalí en Cullera. Las fuentes afirman que combatieron durante un día entero, tras lo cual, sin saber las razones ni la suerte de la batalla, el rey castellano partió camino de Valencia mandando desalojar a todos los cristianos y prendiendo fuego al Alcázar, la mezquita mayor y gran parte de la ciudad190. El emir Madzalí entró en Valencia durante el mes de rayab [21 de abril-20 mayo de 1102]191.

189

IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan almugrib. Pp. 101 190 Según otras fuentes, tras estar “[Madzali] sitiándola durante siete meses; Alfonso, se apercibió de los sufrimientos del asedio […], llegó con su maldito ejercito a ella (a Valencia), hizo salir a todos los cristianos que estaban en ella y le dio fuego190” vid. IBN KARDABUS, ed. MAILLO SALGADO, F….pp. 131. Cf. MENENDEZ PIDAL, R. La España del Cid, II, pp. 580-581. 191 Según el Bayan de Ibn Idari, traducido en HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades, p. 100. Por otro lado la crónica anónima de taifas retrasa la expedición de Madzalí a agosto de 1101, concordando con la huida cristiana de la ciudad. Cf. MAÍLLO SALGADO, F. Crónica anónima de los reyes de taifas, pp. 131 nota 228.

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3.3. Valencia

bajo

el

dominio

de

los

invasores

norteafricanos. Almorávides y Almohades

Iniciado este nuevo periodo de la ciudad de Balansiya, con la introducción de elementos foráneos a las estructuras sociales y políticas de la ciudad, se puede observar una dinámica común que afectaría no solo al ámbito de Valencia sino que sería una constante dentro de la gran mayoría de las taifas andalusíes. Me refiero claramente a una dinámica en la cual vuelven a perder protagonismo el ámbito local, en pos de un elemento unificador común, en este caso por parte de invasores norteafricanos.

3.3.1. Balansiya bajo el gobierno almorávide. Ya se ha señalado que la instauración pacífica del poder almorávide en Valencia, vino motivada por el hecho del abandono de la ciudad por parte de Alfonso VI tras la batalla de Cullera. Tras esto el emir Madzali tomó la desierta ciudad en 1102, que había sido sometida a destrozo y quema por parte de las tropas cristianas en su huida. La vida de este gobernador en la ciudad levantina es efímera y poco conocida192. Ciertamente apenas dos meses después de conquistar Valencia es sustituido por Abū Abd Allāh Muhammad ibn Fātima, que es nombrado por Yusuf ben Tassfin para gobernar en nombre de los almorávides la ciudad del Turia193.

3.3.1.1. Gobierno de Abū Abd Allah Muhammad Ibn Fātima. La buena actitud con la que los valencianos toman a este enviado almorávide, es destacable ya que los valencianos no volverán hasta la caída del régimen norteafricano a disfrutar de una verdadera independencia política y social. Este clima de alegría y dicha entre el pueblo valenciano, permitió a ‘Abd Allah b. Fatima, proponerse la anexión del vecino reino hudita de Zaragoza. ‘Abd Allah b.

192

Al Maqqari afirma que después de la conquista de Valencia, “attacked the territory of Barcelona, pulled down the churches, made the belfries shake to their foundations, burnt the tows and hamlets, dispersed their garrisons, and stormed the castles; after which he returnet to Valencia […]”.Cf. AL MAQQARI, Ed. PASCUAL DE GAYANZOS. The History of Mohammed dinasties in Spain, appendix XLII 193 IBN al KARDABUS, Historia de al Ándalus, ed. MAILLO SALGADO, F. pp. 133.

55

Fatima, sin siquiera pedir permiso a Marrakech, sede del poder central almorávide, parte hacia Zaragoza dejando un lugarteniente bajo el control de Valencia194. Sea como fuere, en ese mismo verano de 1102, ‘Abd allah b. Fatima se presentó con 1500 jinetes, seguro de que los zaragozanos le abrirían las puertas. Las fuentes afirman que el gobernador levantino vino a socorrer a los huditas de Zaragoza de la presión cristiana195, cuyo rey Alfonso I: “le había agarrado por la garganta y estaba a punto de exhalar su último aliento. Entonces [el Emir], le envió mil caballeros escogidos, poniendo al frente de ellos al general ‘Abd allah b. Fatima, y con ese grupo junto a él consiguió [su objetivo]196”.

No obstante su llegada coincidió con la del enviado a parlamentar con Yusuf, que le mostró la carta de buena amistad con Yusuf lo cual obligó a ‘Abd allah ben Fatima a desistir en sus hipotéticos planteamientos. ‘Abd allah b. Fatima no hubo de cejar en sus aspiraciones por anexionarse Zaragoza, aún siendo vigilado muy de cerca por Yusuf, que en 1103 manda a Valencia a su gobernador de Granada, ‘Ali b. Al-Hayy, para que supervise la acción del gobernador197. En esta ciudad permanece el granadino durante seis meses hasta junio de 1104198, cuando una expedición punitiva de Alfonso VI en Medinaceli, obliga a ‘Ali b. Al-Hayy junto a ‘Abd allah b. Fatima a salir en su busca desde Calatayud, pasando por Toledo

194

Ya se ha explicado que la anexión de los diferentes reinos de taifas se fue realizando por parte del líder almorávide, Yusuf ben Tassfin, desde prácticamente su entrada en la Península allá por el año 1086. La particularidad de esta intentona almorávide, radica en su mismo desarrollo: Antes la anexión de una taifa, aparte de ser llevada por el líder almorávide, había de contar con la aprobación de un consejo de sabios que le otorgasen una fatwa, que le permitiese intervenir el poder al emir. Se trataba de enfrentar la legitimidad de Yusuf b. Tassfin al intentar tomar por la fuerza el emirato zaragozano, destronar a los huditas y más particularmente ponía en tela de juicio la palabra del almorávide, que tras la conquista de Valencia había firmado un tratado con al Mustacin, rey de Zaragoza, bajo el cual el emir se declaraba vasallo del magrebí. Fue durante la ceremonia de la caída de Valencia cuando Yusuf b. Tassfin proclamó a su hijo Ali como su heredero, cuando también se discutieron los términos de la relaciones entre los Huditas zaragozanos y Yusuf. Vid. IBN AL JATIB, A’mal al- A’lam, p. 200-201. 195 IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan almugrib. Pp. 102; Cf. AL MAQQARI, Ed. PASCUAL DE GAYANZOS. The History of Mohammed dinasties in Spain, appendix XLIII 196 cf. IBN KARDABUS, Historia de al Ándalus. ed. MAILLO SALGADO...pp. 134 197 IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan almugrib. Pp. 105. Aunque afirma Huici que no podemos conocer los motivos ni los acontecimientos del gobernador granadino en Valencia, debido en gran parte a las lagunas del manuscrito; me inclinó por pensar que el envió de ‘Ali b. Al-Hayy se puede entender dentro de la necesidad de Yusuf de controlar a su gobernador levantino, mediante la supervisión de una persona de su confianza; máxime si entendemos el contexto en el que se mueve y la necesidad de afianzar en el trono a su hijo ‘Ali b. Yusuf, frente a otros posibles rivales. 198 Ibídem. Pp. 105

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para intentar descercar Medinaceli. Lamentablemente ‘Ali cae muerto cerca de Talavera y Abd allah b. Fatima vuelve para Valencia. Mientras tanto en Balansiya el gobierno siguió en manos de ‘Abd allah b. Fatima, que huyendo de la expedición fracasada contra Medinaceli, se dedicó a administrar su territorio. Sabemos que cuatro años más tarde ‘Abd allah b. Fatima participa activamente de la batalla de Uclés, dando un golpe certero a la hegemonía castellana y a la política expansiva de Alfonso VI199. Tan solo se vuelven a tener noticias de Valencia cuando dos años después es sustituido el gobernador ‘Abd allah b. Fatima por sus insistentes tentativas de hacerse con Zaragoza pese a la oposición de Marrakech200. Concretamente será trasladado a Granada, mientras que su antiguo lugar fue ocupado por Muhammad ibn al-Hayy201, hijo de ‘Ali b. Al-Hayy muerto en Talavera en 1103.

3.3.1.2. Gobierno de Muhammad ibn al-Hayy Poco se sabe también de este gobernador, siendo las noticias escasas en las fuentes. Mientras que la cronología de Rawd al Quirtas da unas fechas, el Bayan se encarga de dar otras, lo cual denota el estado en el que encuentra el investigador a la hora de abordar la historia de Valencia en los primeros tiempos de ‘Ali b. Yusuf. Ibn Idari parece afirmar que desde 1106 hasta el 1109, la labor de este gobernador es muy laxa sobre Balansiya, ya que se conoce su actuación con el ejército de Granada frente a una razzia cristiana de Alfonso VI en la zona de Sevilla202. Tras la entronización al trono almorávide de ‘Ali b. Yusuf, el mismo emir le da la gobernabilidad de Fez en el 500 H (1106), aunque es devuelto a Valencia en el año 503 H (1109-1110)203. De hecho no solo la política interna del gobernador es motivo de polémica entre los cronistas, sino también la externa; sobre todo en sus relaciones con la taifa hudita de Zaragoza.

199

Amplíese con HUICI MIRANDA, A Historia musulmana de Valencia y su región, III, págs. 21-34. Hay que señalar que la muerte de Yusuf b. Tassfin en 1106, aúpa al poder a su hijo ‘Ali, que es el que sustituye a ‘Abd allah b. Fatima por Muhammad ibn al-Hayy. 201 Ibn abi zar afirma que este gobernador asumió la gobernabilidad de Valencia en el 501H (1107-1108) cfr.IBN ABI ZAR, Rawd al-Quirtas, ed. HUICI MIRANDA, A. pp.309 202 IBN IDARI es el único que hace referencia a esta algarada de Alfonso VI en Sevilla. Cf. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp. 108. 203 Ibídem. Pp. 115. 200

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Sí que parece que es llamado por los zaragozanos, lo cuales estaban descontentos con su nuevo rey, ‘Abd al Malik ‘Imad al-dawla (Zafadola), el cual había iniciado conversaciones con los aragoneses. Muhammad b. al-Hayy, llega a Zaragoza en el año 502 H (1108-1109)204, donde durante dos largos años evita que caiga en poder de Alfonso I el Batallador y su protegido ‘Imad al Dawla. Tradicionalmente la Historia afirma este gobernador almorávide que los musulmanes levantinos, en vista de la cercana presencia del rey de Aragón, reúnen tropas en 1114, en Valencia bajo mando de Muhammad ibn al-Hayy e Ibn A’ isa para hostigar a los cristianos en la batalla de Congost/ Martorrell. En esta batalla, la fuente principal, Rawd al-quirtas, mezcla elementos reales con imaginarios, afirmando que el gobernador valenciano, deseoso de encontrar al enemigo cristiano les combatió “con la rabia de quién está dispuesto a morir y buscar la palma del martirio205”, encontrando realmente la muerte en el transcurso de la incursión206. Otra vez aquí se encuentra el historiador con una confusión entre las fuentes musulmanas207. Huici, citando al Rawd al Quirtas que a su vez cita al Bayan, afirma que el gobernador de Zaragoza y Valencia encuentra la muerte en 1115 en una incursión para ayudar a los cordobeses frente a una aceifa castellana, dejando el poder en Valencia vacante208. Particularmente me apoyó más en la versión de Huici, que afirma que aunque las tropas musulmanas van juntas desde Valencia a Cataluña, parece que las tropas de Muhammad parten hacia Zaragoza a la altura de Cervera, atravesando los Monegros. Mientras las tropas de Ibn ‘A Isa continuaron hacia el Llobregrat, donde en el paso de Congost o desfiladero de Martorell, fueron hostigadas por las fuerzas de la comarca, teniendo que huir Ibn ‘A Isa precipitadamente209.

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Concretamente llegaría a Zaragoza a principios del año 502 H, según afirma IBN ABI ZAR, en su Rawd al-Quirtas, ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 309. 205 HUICI MIRANDA A, Historia musulmana de Valencia, III, p. 38. 206 Rawd al-Quirtas, I, ed. HUICI MIRANDA, A. Pp. 312. 207 Mientras IBN ABI ZAR afirma que asumiría la ciudad zaragozana en el año 502 H (1108-1109), me inclinó más por la versión de IBN IDARI, que afirma que no sería hasta el 10 du-l-qa’da 503 H (01/06/1110) cuando se haga cargo de la situación en la ciudad del Ebro. Cf. IBN ABI ZAR, Rawd alQuirtas, ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 312 nota 9. 208 IBN ABI ZAR, Rawd al-Quirtas, ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 312 nota 10 209 Nuevos datos recogidos por Huici del Bayan, vienen a desmentir esta hipótesis, que aunque no ha de negarse la participación de contingentes musulmanes valencianos en la batalla e incluso la del propio Muhammad, es sabido que la muerte no sorprendió al almorávide en esa ocasión. También por otro lado se me antoja complicado de creer que el gobernador de Murcia, Abu Bakr Ibn Tifilwit, iniciase una

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Tres años han pasado desde la muerte de Muhammad al-Hayy, pero y a pesar de que el Rawd al-qirtas le otorga otra fecha a su muerte, no se sabe nada más de Valencia en estos tres años210. Se vuelve a saber de la ciudad levantina cuando el cadí zaragozano, urge en llamar para que le ayude contra el Batallador a Tamim, gobernador de Valencia. Otra vez aquí, el Rawd al-quirtas, vuelve a fantasear con la Historia, haciendo ver que las tropas cordobesas y valencianas, de Abu Bark b. Tassfin y ‘Abd allah (hijo de Madzalí) respectivamente, acuden en auxilio de los huditas, poniendo freno al Batallador en Lleida con 10000 hombres y poniéndolo en fuga del sitio de Zaragoza211. Sea como fuere tras la caída de Zaragoza, el rey aragonés amplia su radio de influencia y acción tomando Tudela el 22 de febrero de 1119 por el Oeste, y tomando posiciones frente a Valencia tras la toma de Daroca y Calatayud, conquistadas a la sazón por obra de la victoria aragonesa en Cutanda (junio de 1120). El hecho de que con la toma de estas dos localidades, Alfonso I se aventurara a tomar Valencia, como un puerto importante tras el cual pudiera partir a tomar partido en las Cruzadas en Oriente212.

3.3.1.3. Gobierno de Abu Muhammad Ibn Badr b. Warqa Es ahora cuando vuelve a relucir otro gobernador de Valencia, Abu Muhammad ibn Badr b. Warqa, que ha de ver como el Batallador realiza razzias por toda la qura de la que es gobernador, marchando inexorablemente sobre la capital granadina. Tres años después de la infructuosa toma de Granada, el rey aragonés se propone tomar las defensas exteriores de Valencia como paso previo a la toma de la ciudad. Huici se lamenta que hasta hace relativamente muy poco ninguna fuente cristiana ni musulmana se hiciera eco de este episodio213, situado en la línea cronológica tan solo veinticinco

expedición contra Barcelona con todas las tropas de Levante, justo durante ese mismo año, llegando a sitiarla durante 20 días y asolando toda la campiña catalana. Cf. IBN ABI ZAR, Rawd al-Quirtas, ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 313 210 El propio Rawd al-Quirtas vuelve a incurrir en errores de cronología afirmando que entro Mazdalí a gobernar Valencia desde Granada en el año 511 H (1117-1118) cf. IBN ABI ZAR, Rawd al-Quirtas, ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 316-317. 211 Ibídem, I, p.316. 212 Al menos así lo afirma Huici en Historia musulmana de Valencia..., III, p. 51-52. Lo cual no es de extrañar si se tiene en cuenta el testamento que mandó realizar el monarca aragonés, en el cual donaba todo su reino a las Órdenes militares. 213 Se refiere al manuscrito Nazm al-yuman de Ibn Qattan.

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años después de que el entonces rey castellano Alfonso VI decidiera abandonar Valencia dirección a Castilla. El rey aragonés avanzó con cautela sobre Cullera. Mientras los almorávides alertados por los propios valencianos, reunían a sus tropas en Murcia, al mando de los gobernadores de Sevilla, Córdoba y Murcia. La batalla se saldó con el triunfo de los cristianos que sometieron a las tropas musulmanas a multitud de bajas214 y un gran botín de armas, víveres y cabalduras. Sin embargo parece que la victoria aragonesa de Cullera no siguió a una expansión ni cuantitativa ni cualitativa de la corona cataloaragonesa215, es más se trató de una de tantas batallas que precedieron al saqueo y razzias. La diferencia substancial con las anteriores razzias por parte de monarcas cristianos en Levante, es la puesta en valor de una capacidad militar incuestionable por parte del Batallador así como un debilitamiento paulatino del poder almorávide tras la caída de Zaragoza en 1118216. Al año siguiente, 1130, el vizconde Gastón de Bearn, feudatario del monarca aragonés, parte con el belicoso obispo de Jaca hacia el Levante, enardecidos por la victoria de Cullera frente a los restos de poder almorávide. La derrota fue total, y a tenor del estudio comparativo entre los Anales Toledanos Primeros217 y el estudio del Bayan de Ibn Idari218, se puede afirmar que la muerte sorprendió a ambos en el transcurso de esta contienda. Con respecto a Valencia, se encuentra otra noticia relevante: el cambio de gobernador en la ciudad. Esta vez el Bayan nos confirma que murió Muhammad ibn Yiddar, el gobernador que había defendido Valencia durante la campaña del Batallador por tierras granadinas; confirmando a su hijo Yittan al frente del gobierno de la ciudad en 1130.

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En torno a 12000 musulmanes muertos y prisioneros. IBN QATTAN, Nazm al-yuman li Tartib ma Salafa min Akhbar al- Zaman. Ed. ALÍ MAKKI, M., Dar al-Gharb al-Islami, Beirut, 1990, p.111 215 HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia..., III, p. 70 216 Se conoce por medio de un documento citado por Huici, y recogido por el eminente historiador Jº Mª Lacarra en la Catedral de Calahorra216, que en mayo de 1129 “rex Adefonsus senior obsedebat Valentiam”, mientras que en julio del mismo año “sedebat super Valentiam” e incluso se observa la donación de ciertas tierras al obispo de Zaragoza en Valencia en una fecha cercana. Cf. LACARRA, Jº Mª. loc. Cit., T. III, p. 549, documento nº 151 en HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia..., III, p. 73. 217 ANALES TOLEDANOS PRIMEROS, en la reedición de HUICI MIRANDA, A. Las crónicas latinas de Reconquista, 2 vols, 1913, Valencia, P. 345. 218 IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan almugrib. Pp. 201-211.

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La historia de la ciudad de Valencia, vuelve a aparecer otra vez tres años más tarde, cuando Yittan es sustituido por Ibn Ganiya en 1133 al frente de Valencia219.

3.3.1.4. Reinado de Yahya ibn Ganiya Las fuentes afirman que la ciudad de Valencia comenzó a ser regida por este nuevo gobernador almorávide en 1133. Como tantas otras veces en la Historia andalusí, la cora de Valencia y Murcia volvían a estar unidas bajo un mismo mando. Aunque apenas sabemos algún rasgo de la política interior de este gobernador almorávide, conocemos más de su política exterior. Ibn Ganiya llevaba poco tiempo en Valencia, cuando Alfonso I el Batallador, pone sitio a Fraga. Aunque existen numerosas versiones sobre el sitio y batalla de Fraga220, me encargaré de exponer los hechos recogidos con el fin de que el lector aprecie la política exterior del gobernador almorávide. El Bayan aporta pocos datos acerca de la campaña en sí misma. Tan solo hace referencia a que en 1134 partió de Valencia Ibn Ganiya a defender los sembrados de la frontera y que sus exploradores le advirtieron del avance del ejército aragonés cuya meta era atacar el país musulmán. Ibn Ganiya, raudo como el viento, fue tras el enemigo, al que venció y aniquiló totalmente tras lo cual liberó a los libertos y se llevó el botín a Valencia221. El Nazm al-yuman sin duda es más completo, aportando bastantes más datos que ponen de relieve no solo la batalla y la derrota del monarca aragonés, sino también las causas del sitio y las relaciones internas entre Cataluña y Aragón. Parece ser que temiendo los almorávides, con la conquista de Zaragoza, tener en frente al conde de Barcelona Ramón Berenguer IV y al monarca de Aragón, decidieron pagar una suma de 12000 dinares anuales al conde catalán para evitar que se anexionase Fraga y la zona circundante. A Alfonso I, le irritó ese trato de favor y montado en cólera puso sitio a Fraga. Tras jurar y perjurar el monarca aragonés que no levantaría el asedio a la 219

Ignoro las circunstancias de este nombramiento, por lo cual sería demasiado presuntuoso e irresponsable atender este nombramiento un factor de fuerza o de presión militar, máxime si no se puede atestiguar en ningún documento. 220 Particularmente relevante es la página 210 y 212. vid. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib; mientras el Nazm al-yuman lo refleja muy bien en sus páginas 218-219. 221 IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan almugrib. Pp. 212.

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localidad oscense hasta que se rindiera, el cadí de la ciudad mandó socorro a Ibn Ganiya, a condición de que si no los ayudaba rendirían la ciudad al hijo de Ramiro. Ibn Ganiya, que contaba con un ejército potente, manda reunir las tropas y parte al socorro de Fraga, que llevaba sitiada cerca de 6 meses222. Aunque el Nazm al-yuman no explica el desarrollo último de la batalla, limitándose a afirmar que como la batalla se trababa, salieron los sitiados y arrasaron el campamento aragonés, tras lo cual Alfonso I huyó a Zaragoza y posteriormente a Huesca donde sumido en una crisis nerviosa, confundida en la época con locura, terminó sus días. La muerte de Alfonso I el Batallador y su polémico testamento político no son de importancia relevante para este estudio. Tan solo hay que afirmar que el heredero buscado por la nobleza, Ramiro II el Monje se limitó a buscar la paz con Ibn Ganiya, proponiéndole una tregua de dos años. Tras esta tregua Ibn Ganiya, que contaba con su protector en Fraga, Sa’d ibn Mardanis, decidió aprovechar el desconcierto que suponía su sola mención entre los aragoneses para cundir el pánico, aumentado tras la batalla de Fraga de apenas tres años atrás, para anexionarse Mequinenza223. La suerte de nuestro gobernador cambia a partir de 1143-1144, cuando es mandado sustituir su antiguo puesto en Valencia para ser nombrado gobernador general de al Andalus, con el fin de reprimir las revueltas de los Ibn Qasi, preludio de las revueltas antialmorávides repartidas por toda la geografía andalusí224.

222

Cf. HUICI MIRANDA; A. “Los Banu Hud, Alfonso I y los almorávides”, en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, III, Zaragoza, 1962. 223 Llegó a la ciudad Ibn Ganiya con refuerzos de Lleida, Tortosa y de los castillos cercanos, sometiéndola a sitio. Mientras los zaragozanos, enviaron víveres a la ciudad sitiada, pero ante la sola presencia de las huestes de Ibn Ganiya, huyeron precipitadamente. Cf. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp. 218 224 Amplíese con CODERA Y ZAIDIN, F. Decadencia y desaparición de los almorávides en España. (ed.) RIVERA MOLINS, Mº JESUS, Urgoiti editores, Pamplona-Iruña, 2004.

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3.3.2. Balansiya bajo el dominio almohade Se sabe que tan solo cuarenta días después de haber perecido Tassfin el 1 de Marzo de 1145 se subleva la población valenciana frente al poder almorávide. El gobernador de Valencia, dejado por Ibn Ganiya apenas dos años antes, era su sobrino Abd Allah y su cadí Marwan b. ‘Abd al-Aziz, nombrado a la par por Tassfin. Con el fin de apaciguar los ánimos y sabedores de la inestabilidad política que se cernía parece ser que el gobernador y el cadí reunieron al pueblo en la mezquita mayor, donde explicaron los méritos de los almorávides no solo con el control de la ortodoxia islámica sino sobre todo en las campañas contra los cristianos. Aunque calmó un poco los ánimos, el poder político ya estaba cuestionado y las crecientes tensiones en el resto de al Andalus precipitaron los acontecimientos: Marwan y Abd Allah huyeron el día 10 de marzo del año 1145 a Xátiva con todas sus pertenencias. El poder interregno en Balansiya descansó en un primer momento sobre los cadíes de la ciudad, los cuales eligieron a un almorávide que no había huido en desbandada para que les gobernara. Sin embargo la insistencia en capturar a Marwan para hacerle pagar por la huida de Ibn Ganiya hizo fracasar su gobierno.

3.3.2.1. Gobierno de Marwan b. ‘Abd al-Aziz Parece ser que la asamblea de cadíes, procedieron a proclamar otra vez a Marwan como jefe en Valencia, a lo que este se volvió a negar hasta que se entrevistaron con él, el jefe militar de la frontera, Ibn ‘Iyad, y el caudillo ‘Abd allah Ibn Mardanis, forzándolo a aceptar el trato225. Desconozcemos la conversación entre los tres mandatarios, pero parece claro que le obligaron a ceder, convirtiéndose Marwan en jefe local de Valencia. Los almorávides reunidos en Xátiva ya habían comenzado a realizar razzias por territorio valenciano, limitando la capacidad económica de la ciudad y dificultando el comercio. Para poner fin a esta situación, Marwan convocó a todas las fuerzas de frontera, poniendo en menos de un mes desde que obtuvo el poder (13 de abril), sitio a Xátiva. Los almorávides, sorprendidos por la capacidad del gobernador valenciano bajaron de la alcazaba, sometieron a Xátiva al saqueo, siendo posteriormente pasados a cuchillo tras un breve asedio de la alcazaba a la que hubieron de huir tras los disturbios. 225

GASPAR REMIRO, M. Murcia musulmana, Academia Alfonso X el Sabio, Murcia, 1980, p. 177 y sgts.

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En agosto de 1145, tras la toma de Xátiva volvió Ibn ‘Abd al- Aziz a la ciudad del Turia, donde se le renovó en su cargo. Pero las tensiones volvieron a aflorar debido sobre todo a que el gobernador no pagó adecuadamente las soldadas a sus mercenarios, sublevándose finalmente a mediados de noviembre de 1145. Tras esto Ibn ‘Abd al Aziz, hubo de huir primero a Cullera, volviendo posteriormente a Valencia disfrazado. Sin embargo enterada la población de su infiltración le siguieron sus pasos hasta Almería, donde fue capturado por Ibn Ganiya, que lo llevó encadenado a Palma donde estuvo en una lúgubre cárcel diez años226.

3.3.2.2. Reinado de Muhammad Ibn Sa’d. El proceso de descomposición del régimen almorávide se extendió en Balansiya tan pronto como fue destronado el último gobernador almorávide. Sin embargo, en un giro de los acontecimientos que no tiene precedente en ninguna parte de al Ándalus, surgió un poder relativamente autónomo que enfrentó su poder al de los almohades desde 1145 a 1172227 Me estoy refiriendo particularmente a la creación del reinado de Muhammad Ibn Sa’d, en Valencia y Murcia hasta 1172228. Aunque es difícil seguirle la pista a este antiguo gobernador de Fraga que desaparece de la escena política tras la entrega a Ramón Berenguer IV de la ciudad oscense en 1149229, sabemos que tras la caída de los almorávides los documentos certifican a un hermano suyo,’ Abd allah, en el puesto de gobernador de la misma ciudad de Valencia junto con sus hijos, Muhammad y Yusuf, nombrados por Ibn ‘Iyad230.

226

Esta anécdota está recogida perfectamente por Ibn Idari en su Bayan. Cf. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp.319. Posteriormente fue rescatado por el visir almohade de Baleares, Ibn ‘Atiyya, que le procuró un trato de favor, previo reconocimiento del régimen almohade y sumisión. Hasta aquí llega la historia del último gobernador almorávide de Valencia 227 Recientemente se ha venido estudiando esta última relación de Ibn Mardanis con Castilla. Vid. GONZÁLEZ CAVERO, IGNACIO. “Una revisión de la figura de Ibn Mardanish. Su alianza con el reino de Castilla y la oposición a los almohades”. Miscelánea Medieval Murciana , XXXI, 2007. págs. 95-110 228 Parece ser que la entronización de este rey en Valencia obedecía a los deseos del anterior rey, Abd Allah, cuyo testamento político preveía su vinculación al trono levantino tras su muerte. Los valencianos asumieron esta realidad, y tras la muerte en 22 rabi I de 542 H (21/08/1147) de Abd Allah, proclamaron a este otro emir. Vid. PILES IBARS, A. óp. Cit. Pp. 517. 229 Cf. HUICI MIRANDA, A. Un nuevo manuscrito del “Bayan al Mugrib”, pp. 4. 230 Amplíese la política hegemónica del último hudita de Zaragoza con HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia..., III, p. 111-113.

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Este emir de Valencia y Murcia estaba decidido a no quebrar la paz con los cristianos peninsulares especialmente con Castilla y Aragón, con los que mantuvo relaciones afectuosas e incluso llegó a pagarles parias y considerarse vasallo de los reyes cristianos peninsulares231. Su verdadero enemigo eran los almohades, que querían volver a someter a todo al Andalus a un rigorismo aún mayor del que sufrieron con los primeros almorávides. Sin embargo, los seguidores de Mahdi232, aún poseyendo Sevilla y el Algarbe, no parecían tener prisa en ocupar el resto de al Andalus. ¿Cómo se puede entender que el tan feroz movimiento almohade hiciese aguas en cuanto a la conquista real de al Andalus se refiere? El hecho de que los musulmanes autóctonos de la Península vieran de nuevo en estos invasores norteafricanos otra vuelta de tuerca más en la privación de su independencia política, social y cultural, ayudó sobremanera a la pervivencia del reino de Ibn Mardanis. También esta hostilidad interna de los musulmanes andalusíes frente al invasor magrebí, permitió a Ibn Mardanis, ampliar su territorio a costa de los pequeños gobernadores de Albacete hasta Córdoba233. La dureza con la que trataba a los que se declaraban en su contra y a la disciplina que mantenía su suegro Ibn Hamusk con el ejército, fueron los que paradójicamente le mantuvieron en el poder y tambien procuraron las bases para que Valencia se sublevase de su yugo en 1153, proclamando a ‘Abd al-Malik b. Silban como gobernador. Esta rebelión que duró casi dos años (1151-1153) fue aplastada por Ibn Hamusk gracias a la ayuda de Ramón Berenguer IV, ahora rey consorte de Aragón tras haberse casado con Petronila. Por otro lado los valencianos pidieron ayuda a los almohades, lo cuales teniendo otros problemas más acuciantes en el Magreb, abandonaron a su suerte a la ciudad del Turia234. Solventado este incidente, aprovecha Ibn Mardanis para expandirse por Guadix y Córdoba, apoyado por el ejército de Alfonso VII del que se declara vasallo. No obstante, pronto las circunstancias cambiarían, ya que en 1154 ‘Abd al231

Parece ser que las relaciones de este rey valenciano con los cristianos eran tales, que incluso les apoyaba en alguna de sus campañas militares. Ibn Idari afirma que Ibn Mardanis, apoyó a Alfonso VIII en su asedio a Almería, e incluso asolo Guadix en su nombre. Vid. HUICI MIRANDA, A. Un nuevo manuscrito del “Bayan al Mugrib”, pp. 16. También según recoge Andrés Piles Ibars, citando a Zurita, ya en 1149 el emir de Valencia se habría declarado vasallo de Ramón Berenguer IV. ZURITA, Anales de la Corona de Aragón, II, 17, citado en PILES IBARS, A. óp. Cit., pp. 525 232 De aquí viene el término almohade, fruto claro de una deformación sintáctica del árabe al ser transcrito a la lengua romance. 233 Sobre las conquistas de Ibn Mardanis en Andalucía véase IBN AL JATIB, A’mal al-A’lam, p.301. 234 Vid. IBN ABI ZAR, Rawd al-Quirtas, ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 391.

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Mu’min califa almohade, teniendo las manos libres comienza a enviar contingentes a al Andalus, sometiendo a los diferentes reyezuelos a su dominio235. Yusuf ibn al-Mu’min, sucediendo a su padre muerto por una enfermedad en 1163, mandó licenciar al ejército almohade congregado por su padre en Rabat hasta que se aclarase su legitimidad al trono. Yusuf I o Yusuf Ibn al- Mumin solo tenía dos pensamientos: recuperar la legitimidad política en el Magreb puesta en duda tras la muerte de su padre en 1163, y proyectar la famosa expedición de su padre en al Andalus. No hubo de tardar mucho ya que se conoce que el día 11 de julio de 1165236 el ejército se puso en marcha en septiembre de ese mismo año tomanba primero Andújar, para continuar hacia los dominios de Ibn Mardanis sin encontrar resistencia alguna. El ejército almohade, sabiendo que Ibn Mardanis iba a Lorca para reforzar la posición, dieron un rodeo y se presentaron en Murcia el día 15 de octubre del año en curso donde vencieron a las tropas del Rey Lope pero sin decidirse a tomar la ciudad, se retiraron a Marrakech, en lo que se ha querido ver como una operación de castigo al muladí237. Ibn Mardanis, aún siendo vencido, recuperó su actividad militar en apenas tres años, hostigando de nuevo a Córdoba y Granada. El Califa almohade, que volvió a insistir en que se convirtiese Ibn Mardanis al dogma almohade haciéndole ver los beneficios y riquezas que le reportaría esta decisión238, había mandado a su lugarteniente en al Andalus, ‘Umar Unti, llevar a Córdoba el ejército y mantenerse a la expectativa sin atacar a los levantinos. Para sorpresa de muchos fue el propio lugarteniente de Ibn Mardanis, Ibn Hamusk quién renunció a su antigua fe y abrazó los preceptos almohades; lo cual le llevó al repudio de su yerno que lo combatió con fiereza en Jaén durante todo lo que restaba de

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No me detendré en el estudio de la toma de Almería por parte de al-Mu’min ni tan siquiera de la expedición de Ibn Mardanis a Córdoba aprovechando la ausencia del califa almohade en la Península, por tratarse de temas que aun estando relacionados con la zona levantina, al no incidir directamente en ella, no reportarían más que datos vacuos y repetitivos al estudio. Sin embargo, recomiendo la lectura del capítulo V apartado 3º y 4º del Tomo III de la Historia musulmana de Valencia y su región de Huici. Pags.142-156. Para la campaña del año 554 (1159) véase las pp. 328-330 Cf. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. 236 Ibídem, Pp. 378 237 HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia, III, p. 159. Cf IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp. 380 y especialmente la derrota de Ibn Mardanis en el llano de Murcia. pp. 382. 238 LEVY PROVENÇAL, E. “Trente-sept lettres officielles almohades”, nº 25.

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1169. Particularmente atenazado por las circunstancias, Ibn Hamusk pidió ayuda a los almohades, los cuales retrasaron la llegada de un ejército de liberación hasta bien entrado 1170239. Parecía claro que el futuro del rey Lope se resquebrajaba240. Ibn Mardanis habiendo perdido el curso de los acontecimientos vuelve a refugiarse en la ciudad de Murcia, aumentando las guarniciones y fortificando la urbe, frente a un inminente asedio almohade241. Surgió entonces una revuelta en Alzira, por el temor a que la ira de Ibn Mardanis fuera a mayores y llegase a desposeer del cargo a todos los castiellos de la región. El Rey Lope no tardó en sitiar la urbe en junio de 1171, que habiendo resistido cerca de dos meses, pidió auxilio al Califa almohade que se encontraba en Córdoba por esas fechas. El Califa que aceptó el ofrecimiento, volcó su aparato militar en levantar el sitio. Ibn Mardanis hubo de retirarse de nuevo a Valencia, desde la cual vería repartir su reino en diferentes taifas almohades hasta su muerte en marzo de 1172 tras una grave enfermedad, que le llevó en sus últimas consecuencias a la más extrema locura242.

3.3.2.3. Gobierno de Abu-l-Hayyay b. Mardanis. Paradójicamente su hijo Hilal, partió a Córdoba al mes de morir su padre para pedir perdón y someterse al califa almohade, no continuó con la política expansiva de su padre, convirtiendo por favor califal en gobernador de Valencia a su tío, Abu-l-Hayyay b. Mardanis243, y reteniendo a Hilal en su corte de Marrakech como invitado de honor y consejero predilecto.

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IBN SAHIB AL SALA, Al-mann bil-imama. Traducción en “Textos medievales”, 24, 1969, Valencia. P. 398 del texto árabe y 163 de la traducción. Cf. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp. 419. Al parecer la llegada de este ejército no se limitó a la liberación del ex lugarteniente de Ibn Mardanis, sino que continuando por el Levante marcharon sobre Lorca y Murcia siendo tomadas en la primavera/verano de 1171. 240 Parece ser que tras la pérdida en el llano de Murcia, los almohades aflojaron su puño contra el muladí, dándole casi cinco años de tregua, tras lo cual se rebeló su suegro Ibrahim ibn Hamusk, con lo que se precipitaron los acontecimientos en contra del monarca levantino. Ibn idari afirma que “se apago el fuego de la rebelión de Ibn Mardanis por espacio de cinco años, hasta que medio entre él y su suegro el odio, […] y organizó Amir al Mu’minin la expedición contra él.” Vid. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp. 386. 241 El kitab al-mu’yib fi taljis ajbar al Magrib, de ‘Abd al-Wahib, afirma falsamente que después de la derrota de Ibn Mardanish en el llano de Murcia, el muladí se encierra en la ciudad murciana donde encuentra la muerte de forma natural. Cf. ABD AL-WAHIB, Kitab al-mu’yib fi taljis ajbar al Magrib (Lo admirable en el resumen de las noticias del Magreb). Ed. HUICI MIRANDA, A. en Colección de crónicas árabes de la Reconquista, Vol. IV. Tetuán. 1955. Pp. 202-203. 242 IBN ABI ZAR, Rawd al-Quirtas, ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 418. 243 Este personaje, que ya había llegado al Sarq al Andalus con el Rey Lope en 1147, fue hermano del mismo y señor de Valencia por nombramiento del muladí; así que no es de extrañar que el califa

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No se sabe mucho más de este emir, que gobernando durante casi cuarenta años, con interrupciones obvias durante el reinado de su hermano Ibn Mardanis, fue admirado por el califa almohade, confirmando a sus propios hijos en las principales ciudades de la región y muriendo en 1186244. Ahora bien mientras Ibn Mardanis, pagaba las parias y se declaraba vasallo de Aragón, tenía controlado el frente cristiano. Sin embargo, la caída del muladí supuso un punto de inflexión que el monarca aragonés no estaba dispuesto a desaprovechar, juntando a todos sus hombres de armas para emprender una campaña contra Valencia. Yusuf b. Mardanis incapaz de hacer frente a esta algarada del monarca aragonés, se ofreció a parlamentar con él, prometiéndole pagarle la expedición y doblarle las parias. Alfonso II aceptó los términos, y ya que no se había planteado tomar Valencia partió hacia Xátiva para someterla a saqueo. Sin embargo, la entrada de Sancho el Fuerte de Navarra en la frontera aragonesa, le obligó a licenciar a las tropas y marchar raudo a su reino para hacer frente a la agresión del navarro. No se vuelve a tener noticias de la ciudad de Valencia hasta el final del dominio almohade en torno a los primeros años del siglo XIII. Es cierto que hubo contingentes levantinos que participaron en la batalla de Huete primero245, y más adelante en la de Navas de Tolosa, pero es tan insignificante su aportación que no merece ser destacada en este trabajo sino como contexto general de la situación por la que atravesaba el Imperio Almohade.

Ciertamente he señalado, que no se conoce el estado en el que quedó tras la muerte de Abu-l-Hayyay b. Mardanis la ciudad levantina. Parece que pese a tener una numerosa descendencia, no se conoce que continuase el linaje de los Mardanis en Valencia. Con la rara excepción del gobierno de un hijo del califa almohade Yusuf I, ‘Abd allah Muhammad que gobernó Valencia entre 1186-1196, tras la muerte del hermano de Ibn almohade le confirmara en el puesto tras su aceptación de vasallaje. Cf. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp. 447. 244 Parece ser que reforzó [el califa almohade] la sumisión del territorio levantino mediante el matrimonio entre Yusuf y una hija de Ibn Mardanish. Cf IBN ABI ZAR, Rawd al-Quirtas, ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 419; IBN IDARI, Al Bayan al mugrib, ed. HUICI MIRANDA, A. en Colección de crónicas árabes de la Reconquista, Tomo I Los almohades, 1952, Tetuán. Pp.22. 245 Vid. IBN IDARI, ed. HUICI MIRANDA, A. Nuevos fragmentos almorávides y almohades del Bayan al-mugrib. Pp. 443-446.

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Mardanis, y otra vez entre 1210-1213246; no se conocen más datos de Valencia hasta la llegada al poder del sayyid (señor) Abu Zayd. Los acontecimientos y las disensiones entre al Andalus y la dinastía almohade residente en el Magreb se precipitaron cuando el 12 de du-l-hiyya 620 –enero de 1224- murió el califa Yusuf II al-Mustansir bi-llah en su residencia de Marrakus247. El primer paso lo dio el califa ‘Abd al-Wahid, que apenas un día después de la muerte del califa Yusuf II, fue entronizado248. Como puede preveer el lector, la lucha de legitimidades surgida al calor de un interregno sin descendencia clara, excita las pasiones de los contendientes249. Parecía claro que la mecha de la disidencia se había vuelto a encender entre los poderes locales andalusíes y los almohades. Aquí se observa la entrada de nuestro gobernador, Abu Zayd, ya que es uno de los pocos sayyids en al Andalus que no reconoce a al-Adil, como legitimo califa almohade250.

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Amplíese con HUICI MIRANDA, A. Historia política del Imperio Almohade, t. II, apéndice II, p. 617. Al hulla al Mawsiyya. Crónica árabe de las dinastías almorávide, almohade y benimerín. Ed. HUICI MIRANDA, A. en Crónicas Árabes de la Reconquista. Tomo I. 1952. Tetuán. Pp.191. 248 Parece ser que el tío abuelo de Yusuf II, fue entronizado al día siguiente de la muerte sin descendencia del califa. Vid. IBN IDARI, Al Bayan al mugrib. Ed. HUICI MIRANDA, A. en Colección de crónicas árabes de la Reconquista, Tomo 1 Los almohades. Pp. 287. 249 Parece ser que esta vez no iba a ser menos, y tal como nos recogen las fuentes árabes sabemos que apenas tres meses después del advenimiento del califato de al-Wahid, surgió un pretendiente en al Andalus, que disputaría el trono al califa almohade. Este sayyid, llamado Abu Muhammad ‘Abd Allah, nieto por otra parte de Yusuf II y afincado en al Andalus, se autotitularía al-Adil. Siendo su coronación como heredero en Murcia en trece de safar de 621 – 6 de marzo de 1224- fue reconocido por casi todos los gobernadores almohades de al Andalus, no así por los del Magreb, que esperaron a que muriese alWahid en 621 -6 de mayo de 1224. A este respecto afirma Ibn Idari en su Bayan lo siguiente: “El año 621 se sublevó Abü Muhammad al -'Adil, en Murcia, donde fue proclamado; le obedeció parte del país del Ándalus; se pasaron a él algunos Almohades y otros se reservaron, hasta que se resolvió su caso y le llegó el reconocimiento de los Almohades de Marräkus […]” Ibídem. Pp. 288 250 IBN ABI IZAR, Rawd al-Quirtas. Ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 477. Sin embargo, como dice el refrán no es oro todo lo que reluce; y mientras Ibn Abi Zar es categórico a la hora de afirmar la negativa del gobernador almohade a reconocer a al-Adil, sabemos por otras fuentes que en un primer momento, Abu Zayd reconoce la autoridad de al-Adil, pero luego se desdice en fecha indeterminada. Cf. IBN IDARI, Al Bayan al mugrib. Ed. HUICI MIRANDA, A. en Colección de crónicas árabes de la Reconquista, Tomo 1 Los almohades. Pp. 295 nota 2. 247

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3.3.2.4. Reinado de Abū Zayd `Abd al-Rahmān ben Abū `Abd Allāh Muhammad. Es necesario retrotraerse a un periodo anterior para entender la figura del último regulo almohade de Balansiya251. Aunque no podamos determinar cuando comenzó la carrera política de Abu Zayd en Valencia252, sí parece que anteriormente en el puesto de gobernador de Valencia estaba su tío Abu Abd Allah b. al-Mansur253. Ignoró las circunstancias pero parece que Abu Zayd hubo de hacerse cargo del gobierno de Valencia entre 1213-15, y antes de 620 H. –febrero 1223/enero 1224; qué es cuando se obtienen las primeras cartas oficiales redactadas desde Valencia254. El reinado de este último gobernador almohade viene predeterminado por su debilidad estructural, en la cual las relaciones de vasallaje tanto con Castilla como sobre todo con Aragón serán una constante, así como el apoyo difuso a los pretendientes andalusíes al trono almohade. Durante los primeros compases de 1225, Fernando III inició una campaña por Levante y Murcia, pretendiendo aprovechar la oportunidad que le presentaba la rebelión de Ibn Hud en Murcia frente al poder almohade255. Es aquí donde Abu Zayd, temeroso de que cambiasen los acontecimientos y estos pudiesen llevar al ejercito cristiano de Fernando III a asediar su ciudad, decide neutralizar la amenaza marchando a Moya (Cuenca), donde presenta vasallaje al rey castellano256. Por otro lado, en ese mismo año Jaime I empezaba a fraguar la conquista del reino musulmán de Valencia. De hecho las primeras referencias sobre la actuación del monarca aragonés en tierras musulmanas sabemos que se remontan a 1225. La documentación es clara. Los documentos de la época de Jaime I afirman, que en ese año

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Al Maqqari, reduce en apenas una hoja las noticias sobre Abu Ceyt y el dominio almohade de Valencia. Cf. AL MAQQARI, Ed. PASCUAL DE GAYANZOS. The History of Mohammed dinasties in Spain, VIII, pp. 334 252 GARCIA GOMEZ, E. Ceyt abu ceyt. Novedades y rectificaciones. Almería. 1977. Pp.20. 253 IBN ABI IZAR, Rawd al-Quirtas. Ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 471. 254 La misma carta, redactada por Ibn Amira, se encuentra en la Biblioteca General de Rabat. Vid. IBN AMIRA, Rasa’il, ms. de la Biblioteca Gral. de Rabat, nº 233, folios 250-251 255 La Primera Crónica General afirma “en estos días del rey don Fernando, leuantose en el castiello Ricot, en termino de Murçia, un moro que dizen Abenhut et començo de guerrear contra los almohades, et apremiauan a los alauares […] con tal cruel sennorio”. Vid. Primera Crónica General, II, capitulo 1037, p. 721 b 256 HUICI MIRANDA, A. Historia política del reino almohade, II, Tetuán. 1956-1957. p.461.

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en concreto, el Rey se encontraba reunido en Tortosa, con el fin de proyectar una campaña a Peñíscola. ¿Qué motivaciones tenía el monarca aragonés para reunirse tan cerca de la frontera?. Parece ser que el motivo por el cual el monarca se encontraba en Tortosa era la creación de unas Cortes en las que llamaba a la nobleza y a los ciudadanos de Cataluña, con el fin de que le aconsejaran sobre la forma y manera de arrebatar terreno al Islam. Mientras por otro lado, también ponía coto a las apetencias del arzobispo de Tortosa, que deseaba aumentar su patrimonio al sur del Ebro, con la conquista de tierras valencianas257. Una vez asumido Jaime I el fracaso de la campaña a Peñíscola, viendo mermadas sus fuerzas (tan solo acudieron Blasco d’Alago, Artal de Luna y Ato de Foces) por la escasez de víveres en Teruel, decide formalizar un pacto con Abu Zayd, que conduciría a una tregua con el emir almohade, en la que este último neutralizaba al monarca aragonés mediante el pago de una quinta parte de los ingresos de sus reinos258. En definitiva, Abu Zayd salvaría los muebles, pero quedaba en una posición incómoda; ya que por una parte era aliado de sus dos grandes enemigos: Castilla y Aragón; y por otra parte no se le podía ver con buenos ojos por parte de la ortodoxia almohade al pactar con los cristianos. Volviendo al ámbito almohade, el día 2 de sawwal 624 -15 septiembre 1227- se proclama en Sevilla califa un hermano de al-Adil, llamado Abul-Ula Idris alMa’mun259, el cual es reconocido por todos los gobernadores de al Andalus, incluido nuestro gobernador260. Sin embargo, la situación política en al Ándalus, era más parecida a una calma tensa, que a una estabilización del poder. En este contexto, nos recuerdan las fuentes261, la

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ACA, Cancilleria, Pergaminos, Jaime I, Serie General, 0269. Llibre dels fets. cap. 25. Pp. 62 259 IBN AL-JATIB, Ihata fi ajbr garnata, ed. ABD ALLAH INAN, tomo II, (el) Cairo. 1974. Pp. 247 260 Quizás sabedor de su debilidad (o de su fama al pactar con cristianos), Abu Zayd intenta ganarse el respeto del mundo almohade andalusí, enviando el reconocimiento al califa Al-Mamum tan pronto como es posible. Cf. IBN IDARI, Al Bayan al mugrib. Ed. HUICI MIRANDA, A. en Colección de crónicas árabes de la Reconquista, Tomo 1 Los almohades. Pp. 303; IBN AMIRA, Taqyyid al-rasa’l, ms. de la R.A.H., “Colección Codera”, nº3, folios 24 a 28. 261 Cf. IBN IDARI, Al Bayan al mugrib. Ed. HUICI MIRANDA, A., Tomo 1 Los almohades. Pp. 303 y ss. ; IBN ABI IZAR, Rawd al-Quirtas. Ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 525; IBN AL JATIB, A’mal ala’lam, Ed. LEVY PROVENÇAL. Pp. 277. 258

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aparición de un príncipe hudita en Murcia, Muhammad b. Yusuf b. Hud, que se rebela contra el poder almohade a comienzos del verano de 1228. Quizás temeroso de la cercanía del rebelde a sus zonas de influencia, quizás por pura propaganda política, nuestro gobernador se dispone a atacar al hudita. Pero el despliegue militar valenciano es tan exiguo, que apenas culmina con una tremenda derrota262. Tal era la vulnerabilidad del regulo valenciano, que ha de solicitar ayuda a al-Mamun, que recorre aprisa su territorio para plantar cara al hudita, el cual es frenado en Murcia263. Ahora que parecía que la situación se estabilizaba, al-Mamun ha de hacer frente a la entronización de un nuevo pretendiente en el Magreb; por lo que abandona al Andalus en otoño del año en curso. La situación para nuestro gobernador era desesperante. Ibn Hud, aunque derrotado, se había hecho con algunas fortalezas en Xátiva y Murcia; haciendo peligrar su propia estabilidad en todo el Šarq al-Andalus. Abu Zayd, que observa como la revuelta se extiende por Murcia y Andalucía, decide replegarse y concentrarse dentro de la ciudad de Valencia, donde poco a poco ve limitado su poder.

3.3.2.5. Reinado de Zayyan Ibn Mardanis. Más pronto que tarde, la revuelta se contagió a Valencia, que ve surgir en Onda un caudillo local, Zayyan Ibn Mardanis, nieto del famoso régulo Muhammad Ibn Sa’d b. Mardanis264. Este que contaba en su haber con los apoyos de la revuelta antialmohade, gobernaba por medio de su familia localidades cercanas como Xátiva, Denia o Alzira. La situación hubo de ser tan tensa que obligó a Abu Zayd a abandonar Valencia, el cual se refugió en Segorbe, y recurrió a Jaime I para que le ayudase contra el usurpador, mediante la declaración a su vez del vasallaje del monarca castellano265.

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El despliegue militar así como la posterior derrota de las tropas levantinas frente a Ibn Hud, fueron recogidas por IBN IDARI, Al Bayan al mugrib. Ed. HUICI MIRANDA, A., Tomo 1 Los almohades. Pp. 306. 263 “Este año 625 partió al-Ma'mün con sus tropas de la ciudad de Sevilla para combatir a Ibn Hüd. Se encontraron y derrotó al-Ma'mün a Ibn Hüd de la manera más vergonzosa […]”. Cit. Ibídem. Pp. 310. 264 Las fuentes recogen este incidente de manera particular. Vid. IBN IDARI, Al bayan.Ed. HUICI.pp. 321; Al MAQQARI, Ed. PASCUAL GAYANZOS. Pp. 334. 265 Según afirma Emilio Molina López; “el 20 de abril de 1229, ambos monarcas se presentan en Calatayud y conciertan un tratado, por el que el sayyid Abu Zayd, […] se compromete a darle la cuarta parte de las rentas de todo el territorio perdido y reconoce la posesión de los lugares y castillos que gane

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Jaime I, sabedor de la oportunidad que se le planteaba, aceptó los términos, conminando una serie de razzias y ocupaciones de castillos cerca de Valencia, que en virtud de estos tratados subscritos pertenecerían al monarca cristiano como derecho de conquista266. No obstante, no se llegó a desalojar a Zayyan en un primer momento, ya que Jaime I aún dando su favor a esta empresa, se encontraba más dispuesto a conquistar las Baleares que a iniciar una conquista efectiva del reino valenciano, por lo que los objetivos de Abu Zayd se alejaban cada vez más en el tiempo. Esta dilación de los acontecimientos provocó que emir musulmán en enero de 1233 durante su estancia en Teruel, renunciase a las rentas sobre Valencia en pago a los servicios de Jaime I267. Como bien explica Huici268, esto no significó que renunciara a la titularidad del reino de Valencia, sino que esperó cuatro años más para observar esta posibilidad cuando ya las algaradas del rey aragonés sobre territorio valenciano no se encaminaban a destronar al usurpador Ibn Zayyan sino más bien a su conquista inmediata al reino aragonés. Toda vez que el lector observa esta dilación de acontecimientos, que se encaminan a la conquista cristiana de Valencia por parte de Jaume I, se pregunta qué pasó durante los años en los que Abu Zayd estuvo ausente de Valencia y tomó el control de la situación, Zayyan Ibn Mardanis. Parece ser que tras la huida de Abu Zayd a Segorbe entró en Valencia el 24 de enero de 1229 el nuevo rey Zayyan Ibn Mardanis269. Se aposentó en el alcázar, siendo reconocido como rey a mediados de febrero.

[Jaime I] en territorio valenciano. […] [Por otro lado] Jaime, ante este homenaje incondicional, se ofrece a ayudarlo contra todos aquellos que le hagan la guerra”. Vid. MOLINA LOPEZ, E. Ceyt Abu Ceyt. Novedades y rectificaciones. Pp. 27-28. 266 ACA, Diversos, Sástago, 209 (Lio F), nº 002. 267 ACA, Cancilleria, Pergaminos, Jaime I, Serie General, 0480. 268 HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia..., III, p. 231. 269 Ibn Idari no da la fecha exacta de la entrada de Zayyan ibn Mardanish en Valencia, citando solamente que el año (626/1229) “Este año se separó Zayyãn b. Mardanís del Sayyid Abü Zayd, el Baezano —alBayasï— y rompió con él, gobernando su país, Valencia; se acogió el citado Sayyid a los cristianos y se detuvo entre ellos, hasta que murió allí. En cuanto a su hermano, Àbd Allah, le sucedió lo anteriormente expuesto, que es conocido: […]. Fue una coincidencia extraña que dos cristianos se llegaron a él, poco tiempo antes de esto, es a saber, al Sayyid Abu Zayd y le dijeron: «te vemos que te allegas a nosotros y entras en nuestra religión». Le disgustó lo que le dijeron ambos y los mató a sangre fría; luego se acogió a los cristianos apostatando, abandonó a su familia e hijos y se domicilió entre ellos; luego decayó a sus ojos, lo abandonaron y lo echaron y no vivió, después de esto, sino muy poco.”. IBN IDARI, Al Bayan al mugrib. Ed. HUICI MIRANDA, A., Tomo 1 Los almohades. Pp. 321. Emilio Garcia Gómez sí cita que Zayyan b. Mardanis entrase a Valencia el 26 de safar de 626 -25 enero 1229. Cf. MOLINA LOPEZ, E. Ceyt Abu Ceyt. Novedades y rectificaciones. Pp. 27

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3.4. Inicio de la conquista cristiana. Jaime I y el reino de Valencia. Si nos atenemos a la Crónica270, parece ser que la idea de conquistar todo el reino de Valencia le sobrevino a Jaime durante la campaña de conquista de Menorca, de la mano de los consejos de Sanç de Horta y Garcia d’Horta, que llegaron a decir “que si la prenets (Valencia), podets ben dir que sots lo mellor Rei del mon […]271”. El propio monarca relata que estando en Alcañiz con sus consejeros se planteaba ya el inicio de una campaña para la toma del reino de Valencia. Justamente, esa actitud regia así como la necesidad de pedir consejo a dos de sus principales nobles (Blasco de Alagón y del maestre del Hospital, Hugo de Fullarquer), pueden hacer presuponer un interés desmedido por parte de Jaime en la conquista del reino musulmán de Zayyan. Sin embargo, mientras por un lado, alentaba a los nobles en la conquista, por otro lado ninguneaba a su vasallo Abu Zayd prometiéndole protección y ayuda frente al poder autónomo de Valencia. ¿Hasta qué punto, Jaime, estaba interesado en la conquista efectiva del reino musulmán de Valencia en 1231 tras la reunión de Alcañiz?. Parece ser que, el rey tenía dudas acerca de la logística en una hipotética campaña sobre Valencia. Pidió consejo a sus nobles. Estos, asumiendo lo que probablemente sería propio de la personalidad del rey, y quizás temiendo una campaña directa sobre Valencia por parte del monarca se dedican a explicar, inquietamente, al rey acerca de los posibles riesgos “que vos trovarets en Valencia, que vos eixiran cinc milia o sis milia ballesters […] que no llegen acostar host la vila, tan es lo poder de les ballestes272”. El rey, sin embargo, para apaciguar los ánimos dispone sobre qué plaza debería ser tomada para asegurarse como cabeza de puente a Valencia. Esta ciudad era Borriana. Para ello, el rey en un juego político muy agudo, pretende “puizam atzembles de Terol, e farem venir d’altra part per mar conduyt per raó que abast en la host273”. Aún más, siguiendo este estilo narrativo tan particular del Llibre dels Fets, el propio monarca 270

Me refiero al Llibre dels Fets. Ed. SOLDEVILA, F. Edicions 62, Barcelona, 1994. Llibre dels fets. Cap. 129. pp. 159. 272 Ibídem. 273 Llibre dels fets. Cap. 130. Pp.160 271

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afirma que tras la caída de esta ciudad, que las tierras “qui son a les espatlles, aixi com es Peñíscola, e Cervera, e Eixivert, e Morella […] serán entre nós e terra de chrestians [e] non poran haver lo conduit de Borriana…274”. Sea como fuere, el rey obtiene de los nobles aragoneses su bendición a este plan. Pero, he aquí la cuestión nobiliaria volvería a dar un trastoque a la operatibilidad de las campañas sobre el mermado reino de Valencia. El rey, que se disponía a tomar Ares, debido a que sus nobles le habían predicho que era un buen punto de apoyo sobre el que vertebrar la conquista de la zona más septentrional del reino, al ser “ molt bo logar e molt fort, e podets-lo retenir a pesar de tots quants sarraïns ha al món275”. Los acontecimientos se precipitan al encontrarse con un ballestero que venía corriendo desde Morella, afirmando que don Blasco de Alagón había tomado Morella bajo su egida. Jaime I, impresionado por la actitud de uno de sus mejores nobles, decide dejar de lado la conquista de Ares, y parte raudo a Morella. Una vez llegado a Morella, se decide a entablar conversaciones con don Blasco para la cesión de Morella. Don Blasco, en la entrevista con el monarca, sin embargo, le recuerda que el mismo Jaime le había expedido [en 1226] un documento276 por el cual “vos me faes que, si jo prenia algún llogar de moros que fos meu277”. El monarca, le afirma que así lo dijo, pero que “est llogar no fa nullhom del món sinó al Rei278”, por lo que le pide que se lo entregue, apelando al estrecho vinculo que les une, desde la más tierna infancia del monarca279. Don Blasco, agacha la cerviz y reconoce a su señor como legítimo propietario de Morella. Sin embargo, la maniobra del monarca, tal y como se recoge en la Crónica, no destaca que en pago de esta incursión se le regala a don Blasco una serie de territorios en pago de la cesión de Morella280.

274

Ibídem. Ibídem. Cap. 132. Pp. 161. 276 ARROYO ILERA, F. “Blasco de Alagón y el comienzo de la reconquista valenciana”, Estudios de la Edad Media de la Corona de Aragón, IX, 1973, 99 277 Llibre dels fets. Cap. 137. Pp. 165. 278 Ibídem. Cap. 136. Pp.164. 279 No olvidemos que don Blasco de Alagó era uno de los nobles más influyentes en la Corte, pilar básico del monarca en sus primeros años, por lo que les uniría una relación personal muy intima. Véase PERÉZ BOLDÓ, D. “Los mayordomos de Aragón, bajo el reinado de Jaime I”, Ligarzas, II, 1970, 57-76 280 ACA, Cancilleria, Pergaminos, Jaime I, Serie General, 0643-0644. Cf. ACA, Diversos, Sástago, Pergaminos, Carpeta 01, Pergamino nº 11 (LIG 009/021) 275

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Tras la caída en poder de los cristianos de Morella281, se observa una debilidad mayor del poder islámico. Abu Zayd, ya había cedido en 1229 durante la concordia de Calatayud a Jaime282, una serie de derechos políticos de conquista a cambio de territorios y vasallaje, cede ahora los derechos económicos sobre la ciudad y termino de Valencia al monarca aragonés283, ignorándose el motivo y la contraprestación de Jaime al régulo almohade. Tras la caída de Morella, sabemos que se inicia el definitivo asalto a los núcleos urbanos de Borriana en 1233, y posteriormente de Valencia en 1238. Parece ser que el verdadero núcleo vertebrador del territorio no eran las fortificaciones, sino más bien las propias ciudades. Borriana, por tanto era una ciudad estratégicamente situada en el llano castellonense284, que rendiría a todos los castiellos “qui son a les espatlles, aixi com es Peñíscola, e Cervera, e Eixivert, e Morella […] serán entre nós e terra de chrestians [e] non poran haver lo conduit de Borriana…285”. La campaña de Borriana, realizada en 1233, vino precedida de una estrategia magnífica, que vuelve a poner en relación la capacidad militar del monarca, así como su capacidad de aunar esfuerzos entre nobles y órdenes militares, muy relevantes en este último caso., Todo indica que las mesnadas partieron de dos lugares diferentes; una atacando desde Teruel, bajando por el valle del Rio Palancia; mientras que por otro lado los maestres del Temple y del Hospital actuaban por Morvedre, cerrando el paso al sur de Xerica en una maniobra de envoltura. No obstante, viendo que no disponían de armas de asedio para forzar la rendición de Xérica, decidieron pasar a asediar Borriana. El asedio de Borriana, parece que fue mucho más fácil ya que “aquí faemun fenevol e un manganell, e els sarraïns que eren llaïns eixieren a torneig a vegades […]286”.

281

La caída de Morella en manos cristianas también es recogida por fuentes musulmanas, aunque sea de pasada. IBN ABI ZAR, Rawd al-Quirtas, Ed. HUICI MIRANDA, A. pp. 527. También se puede entrever problemas cronológicos y demás casuística estudiando las cartas puebla. Cf. PUIG, J. “Conquista d’Ares i Morella”, Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, XIV, 1933, 139. Nota 3 282 ACA, Diversos, Sástago. 209 (Lio F), nº 002. 283 CHABAS, R.: Sección de documentos, “Archivo” IV, 1890, XVI. 284 Si se quiere ampliar y conocer el estado de la ciudad islámica de Borriana, recomiendo el artículo de VERDEGAL I CEREZO, V. “La ciutat islámica de Borriana. Problemàtica urbana”. Anuari de l’agrupaciò borrianenca de cultura, IV, pp. 143-158. 285 Llibre dels fets. Cap. 130. Pp.160 286 Llibre del fets. Cap. 156. Pp. 179.

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Sea como fuere, el asedio se programó a mediados de mayo, permaneciendo el monarca desde el 5 de junio hasta fines de julio287. Una vez caída la ciudad se cumplió la expectativa del rey, y uno a uno los demás castiellos al norte de Borriana fueron cayendo en manos cristianas en la segunda mitad de 1233. Entramos en un periodo en el cual los cristianos habían avanzado la línea de frontera hasta la altura de Borriana, asumiendo tanto por conquista (Morella, Culla, Ares, Peñíscola, Xérica), como por arbitraje (Segorbe). Tras la caída de Borriana, y saqueada como estaba Morvedre (Sagunto), la ciudad de Valencia se abría ante los ojos de los conquistadores. Parecía claro que Valencia sería la siguiente pieza en jaque en esta partida. Sabemos por fuentes árabes que la conquista del reino de Valencia comenzó en el año 633 H (1235), por iniciativa del propio monarca aragonés288, lo cual concordaría con las fechas que da el propio monarca en su crónica, a todas luces más completa. Muchos años más tarde, cuando el rey dictaba su Crónica y se habían producido los hechos, el rey señala el plan general de la empresa, que en un principio no aparece por ninguna parte: en primer lugar, se conquistará El Puig, donde estaría la frontera todo el invierno; cuando llegase el verano, talarían la huerta, y, en el momento oportuno, el rey ordenaría a sus ricoshombres y ciudadanos que colaborasen en el asedio de Valencia. La acción y organización de la hueste contra Valencia suponía dos acciones paralelas. Por un lado, la convocatoria de concentración de los guerreros en Teruel, que se fijó para el día 17 de abril de 1237, fiesta de la Pascua Florida289; por otro, las correspondientes gestiones ante la Santa Sede para que el Papa dictase las oportunas bulas de predicación de “cruzada”. Quizás influyese el hecho de que el 9 de agosto de 1233 el papa Gregorio IX ya había ordenado a los obispos de la provincia eclesiástica de Burdeos que hostigasen a sus 287

HUICI- CABANES. Documento, I, 181 a 185. Particularmente fantasioso es el relato que recoge al Maqqari, que confunde, en primer lugar la campaña por el Júcar antes descrita con la creación (en la fecha referida) de un campamento en Alcira, en segundo lugar afirma la existencia de dos campamentos frente a Valencia, que pudieran ser el campamento de la Russafa así como la fortificación de Anisa (antigua Yubaila o Puig de Cebolla); mientras que ya por último afirma la existencia de otro campamento cristiano en Xátiva. Un análisis del Libre dels Fets contrarrestaría esta narración (irreal) anacrónica de los acontecimientos. Cf. AL MAQQARI. Ed. PASCUAL DE GAYANZOS, The History of Mohammedan dinasties in Spain, apéndice LXXVI. 289 Llibre dels fets. Cap. 208. Pp.214. 288

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fieles a luchar contra los musulmanes bajo la dirección de Jaime I de Aragón290. Este espíritu de cruzada sería utilizado por Jaime I para intentar la ocupación de Valencia, meta soñada por los monarcas aragoneses desde el siglo XI. Finalmente, incitaba a muchos la promesa de recibir casas y tierras en la ciudad y reinos conquistados291. La tardanza en la consecución de las bulas iba a significar el fracaso de esta tentativa de Jaime I. Entre la firma de la última conocida292 (11 de febrero) y la fecha fijada para la reunión de la hueste en Teruel (17 de abril) no había tiempo suficiente para divulgar las concesiones papales entre los posibles cruzados. Y aún habría que superar otra serie del dificultades, pues había muchos caballeros que procuraban impedir la “cruzada”, haciendo coaliciones y sociedades prestando juramento de mutua ayuda y defensa293. Ante la ausencia del espíritu religioso, se podía asegurar que el éxito de la convocatoria de la hueste iba a ser mínimo. Efectivamente según la Crónica, solo acudieron a Teruel el 17 de abril de 1237 el caballero catalán Guillén de Agulló, los nobles aragoneses Jimeno de Urrea, Pedro Fernández de Azagra (que era al mismo tiempo señor de Albarracín), Artal de Alagón y Pedro Cornel. Por otro lado, de las Órdenes Militares solo acudieron el maestre del Hospital y el comendador calatravo de Alcañíz con sus huestes. Hay que destacar que los concejos catalanes no acudieron, como tampoco los de Calatayud, Tarazona, Huesca, Jaca y Barbastro. En cambio se presentaron los concejos de Daroca, Teruel, Alcañiz y Castellote llegando más tarde el de Zaragoza. Con esta hueste, el rey Jaime I se asentó en el Puig en fecha no determinada con precisión, aunque se sabe que estuvo: “tres meses, esperant don Berant Guillen d’Enteça […], (pues) deuia venir per reebre aquel lloc, e no ens en voliem partir tro que ell fo vengut294”.

290

Cf. GREGORIO IX. ed. AUVRAY, L. “Les Registres de Gregoire IX”. Recueil des bulles de ce pape, I, Avril 1890, pp. 824. 291 Ejemplos nobiliarios no faltan, sobre todo en propiedades rurales aledañas a la urbe valenciana. Aunque estas se reflejaran sobre todo en el Llibre del Repartiment, existen donaciones regias ajenas vid. ACA, CANCILLERÍA, Pergaminos, Jaime I, Serie general,0721 292 Cf. GREGORIO IX. ed. AUVRAY, L. “Les Registres de Gregoire IX”. Recueil des bulles de ce pape, II, Avril 1890. Pp. 548-549 293 Bula de 9 de febrero de 1237 al obispo de Huesca. Cf. Ibídem., pp. 552 294 Llibre dels fets, cap. 213. Pp. 216.

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Finalmente, Guillem que había partido de Borriana, llegó en julio de 1237, lo cual permitió que el rey pudiera renovar sus huestes allá y partir a otros menesteres. Sin embargo, el propio Guillem de Enteça, apenas pudo reunir pertrechos para pasar todo el invierno acampado en vanguardia, por lo que el rey sorprendido recriminó a su pariente esta actitud295. En vista de la magnitud de los problemas, el rey se decidió a actuar iniciando un viaje, en primer lugar para provisionar bien desde Borriana al Puig, y por otro lado al parecer de reclutamiento por todos sus reinos. El siguiente 12 de agosto estaba en Lérida, y – según la Crónica- fue por tierras de Tortosa, Barcelona, Lérida, Huesca y Zaragoza, datos confirmados por la documentación coetánea296. Zayyan, sabedor de la situación que se aproximaba, sopesaba una acción directa desde hacia tiempo contra Jaime I, que le hiciera desistir al rey aragonés, al menos temporalmente de una expedición contra Valencia. La oportunidad se le presentó cuando vio que Jaime I, volvía a Aragón dejando inconclusa la fortificación de Anisa al mando de Bernando Guillén de Entenza con ciento diez caballeros y dos mil infantes. Zayyan atacó con valentía la fortificación con numerosas tropas musulmanas297, que contraatacó con fiereza con sus escasas tropas, que fueron rechazadas dos veces. La noticia, tal y como relata la Crónica, le pilla al rey en Huesca. Apesumbrado por la pérdida de la flor y la nata de su caballería, y a la par enardecido por la derrota musulmana “tro a al Riusec que és entre Foyos (Foios) y Valencia298”, se propone asediar Valencia. Las campañas durante el invierno y otoño de 1237 apenas se limitaron a una serie de capitulaciones en la zona de la Huerta norte, la mayoría por requerimiento de la autoridad musulmana, que deseaba ver como las continuas algaradas cristianas se

295

“per deu, don Guillem avol joc havets feit a mi e a vos, que jo per fiança de vos no me era aparellat, e ara non porets tener vos lloc a mi ni jo a vos […]e si aquest lloc no es té, Valencia es perduda per aventura e per tots temps”. Llibre dels fets. Cap.214. pp.218. 296 Ibídem. Cap. 216. Pp. 219 297 Al Maqqari reconoce que Ibn Mardanish pide tropas a la ciudad levantina de Alcira, y una vez reorganizadas las tropas, marchó contra el enemigo, donde siendo totalmente derrotado, también perdió a lo más granado de sus seguidores. AL MAQQARI, Ed. PASCUAL DE GAYANZOS, The History of Mohammedan dinasties in Spain, apéndice LXXVII. 298 Llibre dels fets. Cap. 218. Pp. 221. Tradicionalmente se ha venido describiendo el lugar de la batalla en torno al actual Barranco del Carraixet, limítrofe entre Alboraia y Almassera.

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terminaban299. Esto unido a la retirada efectiva de las fuerzas de Zayyan de todo el alfoz valenciano, otorgó la maniobrabilidad necesaria al monarca para preparar el asedio definitivo a Valencia. Pese a la ventaja con la que contaba el ejercito cristiano, al llegar al Puig Jaime I conoció el espíritu de abandono que dominaba a los que habían permanecido allí desde el verano anterior; y entonces hizo “nostre acord que non esperassem als, mas que anassem assetjar Valencia300”. Mientras el rey musulmán de Valencia había intentado salvar la situación. Primeramente, ofreciendo a Jaime I la paz a cambio de entregarle todos los castillos que estaban entre el rio Turia, Tortosa y Teruel, darle un palacio en la Zaidía de Valencia y 10.000 besantes de renta en esta ciudad, ofrecimiento que rechazó el aragonés. En segundo lugar, buscó la protección de Abú Zakkariya rey de Túnez, que envió 12 galeras al Grao de Valencia, donde no pudieron desembarcar el día 7 de agosto de 1238, aunque dejaron posteriormente sus víveres y dinero en el puerto de Denia301. Las propias fuentes árabes llegan a afirmar, que el propio Ibn Mardanish, envió a su secretario Ibn al Abbar a parlamentar con Abu Zakariyya con el fin de procurarse un aliado frente al asedio del monarca aragonés302. Sin embargo, Jaime I no se desánimo y comenzó los preparativos para el asedio definitivo de Valencia, basculando entre dos opciones: En primer lugar, mandó a una serie de almogávares a tomar la alquería de Ruzzafa. Parece que las instrucciones regias, presuponen que desde allí se iba a organizar todo el

299

Los marcos de rendición están muy bien estudiados en la propia Crónica en el caso de Paterna y Almenara. Ibídem. Cap. 254. Pp. 247 300 Llibre dels fets. Cap. 255. Pp.247. Según señala en su Crónica, solo asistieron el maestre del Hospital y un comendador del Temple (que tenía 20 caballeros), el comendador de Alcañiz y el comendador de Calatrava. De los nobles solo estaban Guillén de Aguilló; y los aragoneses Rodrigo de Lizana y Gimen Pérez de Tarazona. En total 120 o 140 caballeros de linaje, unos 150 almogávares y, aproximadamente, 1000 hombres de a pie. Cf. Llibre dels fets. Cap. 254. Pp.247 301 Afirma al Maqqari que “the total cost of the armament was one hundred thousand dinars. [And] the fleet reached the shores of Valencia at a time, when the inhabitans were suffering all the privations and horrors of the siege, and cast anchor at Denia, where it landed all the stores […]”. Cf. AL MAQQARI, Ed. PASCUAL DE GAYANZOS, The History of Mohammedan dinasties in Spain, apéndice LXXVII. 302 Especialmente nos han legado la qasida que compuso Ibn al Abbar. Vid. IBN AL ABBAR; ed. MARTINEZ DE FRANCISCO, S. Salvad al Ándalus y otros poemas. Ediciones Huerga & Fierro. Madrid. 2003. Pp.64-65.

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asedio a la ciudad, insistiendose en desalojar a los musulmanes que “los qui eren en l’alqueria eren morts o preses303”. En segundo lugar, habiendo sabido la cercanía de la armada del rey de Túnez, Abu Zakkariya, y para salvaguardar la operatibilidad del asedio, decide enviar tropas al Grau, que monten gran cantidad de “alimares de foc en les galees, per ço que els veessen aquells de la vila, e tocaren los tabors en semblant que tenien per señor lo rei de Tunis […], e quan esta algatzara hagren feita, nos mandan que faessen falles e que moguessen gran crida, [ca] fos escur que tots [en Valencia] les encenessen

304

”.

Por si esto se complicaba, dio orden de que se redoblase la vigilancia marítima desde Tortosa a Tarragona, armando 3 galeras que partieran con víveres a Valencia. Una vez establecidos en la Russafa, se conforma un cuerpo expedicionario que tantee las defensas de la ciudad. Las primeras incursiones sobre Valencia se efectuaron sobre el arrabal de la Exerea. Parece claro que las incursiones no debían partir del mandado de rey, ya que los nobles actuaban motu proprio, tal y como relata el accidente que tuvo el arzobispo de Narbona, al ser asaeteado por ballesteros cercanos a la muralla, en una estratégica retirada por parte de los sitiados305.

No obstante, la debilidad de Zayyan era evidente. El regulo musulmán sabía que la ciudad estaba perdida: con sus mermadas existencias de trigo, su auxilio desatendido por parte de Abu Zakkariya y de otros reyes de al Ándalus; se decidió a pasar a la diplomacia para rendir en unas condiciones favorables la ciudad frente:

“[a la] gran host en torn si, que tota Valencia per poc havien assetjada, e creïa que llongament non podien durar, perqué ells no havien conduyt a tanta gent com en Valencia havia de homens, e de fembres, e de tosets […]306”.

La labor diplomática se desarrollo en torno al envío de emisarios de confianza de cada uno de los monarcas, en los que se exponían las condiciones que querían unos y los derechos que querían conservar los otros307. 303

Llibre dels fets. Cap. 257. Pp. 248 Llibre dels fets. Cap. Cap. 264 pp. 264. 305 Ibidem. Cap. 266. Pp. 253 306 Ibidem. Cap. 269. Pp. 255. 307 ACA / Cancillería / Pergaminos / Jaime I / Serie General /0734 304

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Entre los derechos a conservar, el enviado de Zayyan (Raiç Abulphamalet), hizo especial hincapié en que Jaime no reconociera a Abu Zayd como rey de Valencia, así como que les escoltaran sus hombres hasta Cullera para evitar “que hom no els escrocollás ni els faes nenguna villanía308”. Se concretó una tregua de 5 días para que los musulmanes abandonasen pacíficamente la ciudad309, tras la cual entraron en la ciudad el rey y su mesnada, repartiéndose en botín los diversos espacios urbanos de Valencia.

Finaliza pues la historia de la Valencia musulmana, que habiendo recorrido desde el siglo VIII hasta el primer tercio del siglo XIII, ha aportado numerosos vestigios a la realidad valenciana actual. Si el lector ha sido atento puede observar en múltiples aspectos de la vida de la ciudad y sus habitantes. Finaliza también una parte fundamental de la historia de la región, que vivió durante casi quinientos años bajo una forma social, política y cultural distinta a la habida hasta entonces y que ha dejado una fuerte impronta en toda la propia región levantina.

308

Llibre dels fets. Cap. 278. Pp. 261. Las fuentes árabes también constatan la capitulación de Valencia: “Este año, el viernes 17 de Cafar—9 de Octubre— salió Abü Yamïl Zayyãn b. Mardanís de Valencia con la comunidad musulmana y se apoderó el enemigo de ella y entró en ella. No hay poder ni fuerza sino en Dios, el alto, el grande. Contó quien asistió a su asedio que el trigo se vendía en ella a seis onzas por un dírhem y la cebada doce onzas por un dírhem y cuando emprendieron los musulmanes la salida de ella se vendió la harina por un dírhem las once libras[...]. IBN IDARI, Al Bayan al mugrib. Ed. HUICI MIRANDA, A., Tomo 2. Los almohades. Pp.125; AL MAQQARI, Ed. PASCUAL DE GAYANZOS, The History of Mohammedan dinasties in Spain, apéndice LXXVII. 309

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4. Urbanismo de la ciudad islámica de Valencia Antes de comenzar cualquier estudio histórico, no hay que perder de vista el horizonte sobre el que se dibuja. Por eso las palabras de Henri Berr nos son de gran utilidad: “Todo corte en historiografía es artificioso y ficticio, ya que nada acaba ni comienza en absoluto; todo acontecimiento está enlazado por fuertes ataduras a los que los preceden y siguen

310

”.

Esta máxima en arqueología es particularmente fundamental. Por tanto, llamo a la perspicacia del lector para que, aún leyendo las líneas que componen esta humilde síntesis, sepa valorar el substrato del que ha bebido la historia de la ciudad islámica de Valencia. Al fin y al cabo, nos hallamos frente a una realidad urbana de poblamiento continuo desde el siglo III a. C. hasta la actualidad, y por tanto hemos de andarnos con ojo a la hora de establecer conclusiones cerradas. La reutilización de espacios y materiales urbanos, viene a ser una problemática histórica constante en este caso. Advertido el lector acerca de los problemas que suscita el estudio arqueológico de los espacios urbanos, y concluida la parte tocante a la historia de la ciudad, hemos de centrarnos en el estudio, especificación y definición de los espacios urbanos propios de la Balansiya islámica. Por tanto, he de explicar que la metodología del trabajo, que se va a centrar en dos aspectos: En un primer lugar realizaré una localización de los espacios urbanos de la ciudad con el fin de intentar especificar los elementos constitutivos de la Valencia islámica más relevantes. Mientras que por último, se describirán los espacios así como los restos materiales de aquella realidad, cuantificados y estudiados.

4.1.

Espacios públicos

4.1.1. El recinto fortificado: Murallas, torres y puertas. He querido comenzar mi análisis urbanístico por los elementos periurbanos más relevantes,

incidiendo

posteriormente

en

aquellos

situados

intramuros,

que

conformarían el núcleo básico de la madina islámica. También es relevante que al tratarse de una ciudad en continuo poblamiento, los espacios internos se han ido

310

Prologo de Henri Berr a la obra de Ferdinan Lot, La fin du monde Antique et le debut du moyen âge, p. XX.

83

reutilizando según la época en cuestión; manteniéndose el perímetro amurallado como elemento característico durante toda la Edad Media. 4.1.1.1.

El recinto fortificado en las fuentes.

A la posible información que nos aporte la arqueología urbana, se puede confrontar con apoyos documentales y literarios. Estas dos últimas fuentes para el estudio urbano son relevantes aunque no son de fiar. En un primer lugar las fuentes árabes se vienen caracterizando por un tono más distante de la realidad urbana. Hay que entenderlo en su contexto, ya que nos hallamos frente a una literatura de viajes, donde el relato urbano se encuentra inscrito dentro de relatos geográficos y de rutas de comercio en los que se establecen e interesan distancias y lugares; siempre dentro del contexto general de al Ándalus. Pese a todo ello, a veces, se pueden entresacar relatos que denoten evidencias urbanas de Balansiya311. Las fuentes árabes, al hablarnos sobre Valencia, nos cuentan que se trataba de una ciudad amurallada en su conjunto. Ya en el siglo X, Al Razi hace referencia a la existencia de cuatro puertas en Valencia312. También volvemos a tener noticias de las fortificaciones en Valencia hacia el reinado de Muzaffar y Mubarak en pleno siglo XI, los cuales se dedican a reformar la muralla reforzándola en varios puntos. Sin embargo, sería con Abd al Aziz al Mansur ibn Abi Amir cuando se lleva a cabo la obra de fortificación más importante313. No vuelve a encontrarse mención importante hasta el siglo XV, cuando al Himyari nos referencia la existencia de “sus murallas, horadadas por cuatro puertas, están construidas en piedra y cimientos de hormigón […]314”. Por su parte, la documentación latina, especialmente la Primera Crónica General, y particularmente el Llibre dels Fets de Jaime I; hacen más hincapié en el entorno periurbano, así como de las diferentes fortificaciones existentes en la ciudad. Además de estas fuentes poseemos documentación relativa a los siglos XIV y XV, recogidas en los

311

Los principales autores, que hablan de Balansiya son al Razi, Ibn Hayyan y, en especial, al- Udri; pero muy de pasada. 312 LEVI-PROVENÇAL, E. “La description de l’Espagne d’Ahmad al Razi”, Al-Ándalus. XVIII. 1953. Pp.71. 313 AL UDRI, Fragmentos geográfico-históricos, ed. AL-AHWANI. Madrid. 1965. Pp.17. cf. SANCHIS GUARNER, V. La ciutat de Valencia. Pp. 47 314 AL HIMYARI, Kitab ar Rawd al-Mitar. Ed. MAESTRO GONZALEZ, Mª P. Valencia. 1963. Pp.101.

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manuals de consells315, que aportan un testimonio de primera mano sobre la enajenación de la muralla islámica en pro de la expansión urbana y la creación de nuevos barrios en la ciudad cristiana. A pesar de todo, sabemos que tras la conquista de la ciudad por parte de Jaime I, nos obliga a resaltar que se mantuvo su utilización por parte de las autoridades cristianas hasta la demolición por orden de Pedro IV el Ceremonioso en 1356. La propia muralla, que en un primer momento sirvió casi solo como elemento defensivo, terminó sirviendo sobre todo como elemento de exoneración fiscal y ordenación social entre cristianos, musulmanes y judíos316. El derribo de la muralla islámica, así como su reutilización en favor de la cristiana ha de entenderse dentro de su propio contexto histórico-social. La propia dinámica urbana en el siglo XIV en la Corona de Aragón había aumentado enormemente; y a ello se unió una creciente demografía en torno al núcleo urbano, por lo que se supone que la propia muralla encorsetaba demasiado las apetencias expansionistas de Valencia. Veremos líneas más adelante, que el propio derribo de la muralla no supuso un cambio cualitativo en torno al viario limítrofe; y también que el aprovechamiento de elementos constructivos para la creación de nuevas cercas, obedece ya a otra realidad, no ya defensiva sino fiscal sobre todo317. Quizás el propósito final de esta parte sea acertar a decir qué parte de verdad contenían aquellos relatos referenciados a la muralla valenciana, y qué se ocultaba a la razón.

315

Si se quiere ahondar en la documentación local sobre el Consell de Valencia y su labor urbanística en el siglo XIV, recomiendo leer. CARCEL ORTI, M. y TRENCHIS ODENA, J. “El consell de Valencia: disposiciones urbanísticas (siglo XIV)” en La Ciudad Hispanica durante los siglos XIII al XVI (Actas del coloquio celebrado en la Rábida y Sevilla), tomo II. Universidad Complutense. Madrid. 1985. Pp. 14811545; y sobre el siglo XV. CARCEL ORTÍ, M. “Vida y urbanismo en la Valencia del siglo XV. Regesta documental”. Miscel.lània de Textos Medievales 6. Consell Superior d’investigacions científiques Institució Milà I Fontanals. Barcelona. 1992. Pp. 255-644. 316 Caso relevante de la utilización de la muralla como elemento limítrofe entre las diversas etnias que poblaban Valencia es el portal de Valldigna, un portal abierto en 1400; que comunicaba la morería con el resto de la ciudad cristiana 317 Obviamente, ambas razones van de la mano, y aunque se diese más importancia a la primera – la defensiva- frente a la fiscal, ha de entenderse por lógica histórica que la frontera frente al Islam en el siglo XIV- XV, no era la zona levantina, tal y como si fue en pleno siglo XIII, por lo que cobrase más fuerza el elemento impositivo al comercio (portazgos,…) frente a la labor defensiva. No obstante, no se puede descartar ninguna de las dos hipótesis.

85

4.1.1.2.

Excavaciones arqueológicas.

El estudio de la muralla valenciana nos obliga en primer lugar a situar estos elementos dentro de su espacio urbano, para luego proseguir con su estudio morfológico, y por ultimo acabar con unas conclusiones preliminares318. Para realizar este análisis arqueológico de la muralla; nos apoyaremos en cuatro fuentes fundamentales: la primera es la propia arqueología urbana. Esta fuente primaria permite aventurar de primera mano el recorrido de la muralla islámica. Obviamente, pese a la ínfima cantidad de materiales encontrados, el ritmo de renovación urbana en la ciudad durante los últimos 20 años ha permitido la realización de casi veinte intervenciones donde se pueden observar elementos de la muralla islámica319. La segunda fuente de la que disponemos es el análisis planimétrico del viario, buscando dentro del mismo parcelario restos o pervivencias que nos aporten vestigios del pasado islámico y de su perímetro amurallado. En el caso de las ciudades de ocupación continua, la regla general es la del mantenimiento del trazado urbano. Si bien, es cierto que han desaparecido algunas calles de la trama islámica; la gran mayoría han pervivido, si bien modificadas y ensanchadas. Esto es especialmente relevante en tanto que se sabe que la zona de la medina fue intensamente poblada tras la conquista cristiana320. Esto obligaba a que la dinámica poblacional se vinculase especialmente en la expansión del trazado urbano a zonas extramuros de la ciudad, cuya trama no estaba todavía consolidada. Con respecto a la propia estabilidad de la muralla, se afirma que la muralla islámica permaneció inalterada hasta la construcción de la nueva muralla cristiana en 1356, motivo por el cual se empezó a amortizar material lítico para la construcción de la muralla cristiana, así como la reutilización del antiguo espacio murado para la construcción de viviendas anexas. En otras palabras, una vez perdida su función

318

Incluiré dentro de este apartado la parte relativa a torres y demás fortificaciones de la ciudad, como es pertinente. 319 Un resumen del estado de la muralla hasta la década de los 80 del siglo XX. Cf. PASCUAL PACHECO, J. y BADIA, A. Las murallas árabes de Valencia. Quaderns de difusió arqueológica, 2, Ayuntament de València. Valencia. 1991. 320 PASCUAL PACHECO, J. y MARTÍ, J. “El recinto fortificado de la Valencia musulmana”. Mil anos de fortificações na Peninsula Ibérica e no Magreb (500-1500). Pp. 293.

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principal, es obvio que las viviendas construidas allí, hicieron a la muralla de límite parcelario321. Otras de las fuentes con las que contamos para el estudio del recinto amurallado es la cartografía histórica. A este respecto es particularmente relevante el mapa de la ciudad realizado por Vicent Tomás Tosca en 1704322, donde se observan hasta 14 torres. Ya, por último, se ha ido incorporando al análisis la información topográfica, que nos permite conocer la razón de determinados trazados del recinto. Actualmente Valencia descansa sobre una llanura más o menos igualada; pero esta realidad no ha sido siempre la misma. La orografía es un axioma, a menudo problemático, al que han de enfrentarse todos los ingenieros a la hora de construir una edificación; y la construcción de la muralla islámica debió de hacerse contemplando estos inconvenientes. Ahora bien, ¿cómo sabemos los desniveles y las pendientes que poseía Valencia antes de la ampliación de los ensanches y de la explanación general de los mismos? Por suerte para el investigador, disponemos de planos urbanísticos realizados a fines del siglo XIX, que nos dan una idea de la topografía de la ciudad323. Contrastar los restos arqueológicos aparecidos junto a las líneas de la muralla, así como las diversas edificaciones asociadas, con la realidad viaria de este plano topográfico; nos permitiría estudiar y especificar tanto el trazado hipotético de la muralla islámica, así como la posibilidad de delimitar el espacio intramuros de la urbe. Más que desgranar los diversos restos aparecidos en torno al viario levantino, creo que es más enriquecedor inscribir los resultados dentro de un recorrido por el trazado de la muralla. Por tanto, y como punto de partida, comenzaremos el estudio de los diversos restos arqueológicos asociados al recinto fortificado de Balansiya, desde el ángulo noroeste conformado por las torres de Serranos.

321

Llegó a tal grado de asimilación de las viviendas con el antaño recinto murado, que algunos autores hablan de “autentico, parasitismo”. Parasitismo que, por otro lado, se encargan de recordar, ha sido fundamental para conservar elementos de la muralla islámica. Ibídem. Pp. 293. 322 PEREZ-RUIZ, P.A. “Cartografía antigua y moderna de Valencia”. Feriario. 1954. 18. 323 Se trataría de un plano de 1894, realizado por Manuel Ferrer y Manuel Cortina, en el que se puede observar cómo era la ciudad en pleno siglo XIX, cuando aún no había sido allanada. Esto unido a la existencia de una planimetría en base a curvas de nivel, nos ha permitido trasladar los resultados a un plano actual, estableciéndose una serie de perfiles orográficos más acusados que los actuales. Vid. HERRERA, J.M.; LLOPIS, A.; MARTINEZ, R.; PERDIGON, L.; TABERNER, F. Cartografía histórica de la ciutat de València 1704-1910. Ajuntament de València. Valencia. 1985. Pp.130.

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Las torres de Serranos ocuparían el espacio de la antigua puerta islámica Bab-al Qantara. Pese a todo, no se conserva ningún resto aparente del pasado islámico a pie de calle. Además, no ha habido ninguna excavación arqueológica ni dentro de la propia Torre de Serrans ni dentro de la plaza aledaña –Plaza dels Furs-, por lo que nuestro conocimiento se cercena casi por el completo. No obstante, las evidencias del recinto islámico asoman enseguida (plano 1).

Anteriormente, hemos destacado que no ha habido constancia de una excavación en la zona inmediatamente posterior a la puerta de Serranos. No obstante, en un sondeo arqueológico en la parte oriental de la plaza dels Furs, se encontró un fragmento de torre de planta curva (Foto 1). El tramo que estaba a la vista, nos permitía observar hasta qué punto se han venido reutilizando elementos líticos romanos para la construcción de la torre. Esta torre poseía un frente construido en mampostería regular, dispuestos en hiladas horizontales, asentadas sobre una zapata de sillares, probablemente expoliados de construcciones romanas. Mientras, en el lado opuesto de la plaza a la altura de la calle Blanquerias, el inmueble reproduce el perfil curvo de una torre de planta circular, que mantiene su perfil hasta el primer piso, aunque de forma muy modificada (Foto 2 y 4).

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Por suerte para nosotros, en el inmueble contiguo se realizó una excavación en el año 1995324, que nos permitió catalogar un lienzo de muralla de 10.5 m de longitud, que había sido aprovechado como muro de soporte para la distribución de las dos viviendas anexas. Obviamente la magnitud del calado de la intervención se limitó al estudio de la cara interna de la vivienda en estudio, no pudiéndose acceder a la otra parte del muro (Foto 3). Sea como fuere, parece que el tramo murado continua por la calle Roteros esquina Palominos, donde parece que se ha constatado la existencia de un muro de tapial, realizado en hormigón, cuya altura será en torno a 5 metros con una anchura respectiva de 2,25 m325. Por otro lado, basándonos en los planos de Tosca, así como la documentación del Consell, podemos determinar la ubicación de una torre hoy desaparecida en la susodicha calle326. Apoyándonos en otra de las herramientas descritas anteriormente: el análisis planimetrico del viario, podemos observar como la muralla continúa por la calle Palomino, conservando la línea de calle actual el trazado de la muralla islámica327. Siguiendo el sentido SO, en la manzana contigua –delimitada por la calle y la plaza de la Cruz, las plazas del Ángel y de Navarro y la calle de En Borrás- se encuentra el espacio fortificado más conocido de la Valencia musulmana (plano 2).

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RUBIO GOMEZ, Fª. Informe de la intervención arqueológica en el solar nº4 de la Plaza dels Furs, original mecanografiado depositado en el SIAM, Valencia, 1995. 325 No poseemos bibliografía ni informe alguno de esta prospección arqueológica, tenemos que basarnos en la buena fe y la palabra dada por Asunción Viñes, directora de la intervención, a los miembros del SIAM 326 La información del Consell cita “[la existencia de una torre] en el solar en el corral descubierto de la carnicería de Roteros”. Cit. PASCUAL PACHECO, J. y MARTÍ, J. “El recinto fortificado de la Valencia musulmana”. pp. 294-295. No obstante, no se ha podido constatar arqueológicamente aún. 327 Josefa Pascual y Javier Martí presuponen que esta calle podría ser parte del pomerio o camino de ronda intramuros de la ciudad, desdeñando la posibilidad de que la calle después de la conquista cristiana, y aprovechando el trazado de la muralla, vertebrase todo el espacio urbano de la zona alrededor de esta construcción a posteriori. Otra cosa sería el uso que se le diera una vez conquistada, si hubo reordenación urbana cristiana.

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Tosca, en su mapa de la ciudad, dibuja dos torres semicirculares unidas por un tramo de muralla. Su localización exacta estaría delimitada por un punto neutro entre la calle Palominos y la de la Cruz, mientras que la otra estaría vinculada con el lado opuesto de la manzana, en plena plaza de Navarro. Estas dos estructuras estarían dispuestas en el plano paralelo al resto arqueológico fortificado más importante de esta zona (Fotos 5 y 6). Este muro, de una longitud de 19 m y 2,25 m de anchura, se conserva hasta una altura de 9 m. La torre aledaña, que presenta un aparejo de mampostería regular, está cercenada a la misma altura. Sin embargo, se erigió encima un cuerpo superior, utilizado como vivienda328, elevando la torre en su conjunto hasta los 14 m. Habiendo dejado atrás la parte de la muralla islámica de la calle de En Borrás, nos encontramos con otro fragmento de la muralla329. La parcela de estudio viene delimitada por una manzana –definida entre las calles de la Mare Vella, Portal de Valldigna, Baja Tenerias y En Borrás- que es un conglomerado de parcelas muy poco uniforme, pero 328

Tosca, ya reflejaba en su mapa esta dinámica urbanística de la reutilización de las torres en viviendas, por lo que puede ser indicador de que, desde la Edad Media, se había reutilizado este espacio urbano. 329 Poseemos datos documentales que corroboran la existencia de la muralla en el siglo XVIII y XX. “Cruzaba esta calle (antes Sagrario de Santa Cruz, ahora En Borrás) y corría por la isla de casas que están enfrente del Horno por lo más interior de ellas, hasta llegar al Portal de Valldigna, que mira a Maestral, en cuyo lado se ve un torreón…” vid. ORTÍ MAYOR, J.V. Fiestas centenarias con las que la insigne, noble, leal y coronada ciudad de Valencia celebró en el dia 1 de Octubre de 1738 la V centuria de su cristiana conquista. Valencia. 1740.; “[…] De este punto, y por detrás de las casas de las paralelas de Navarros y Beneyto y Coll, venía a salir al principio de la calle de En Borrás, que atravesaba para introducirse y cruzar oblicuamente la manzana de casas en que existe la fábrica de filaturas de seda de Monforte, en la calle de la Mare Vella...” vid. RODRIGO PERTEGÁS, J. “La urbe valenciana en el siglo XIV”. III Congreso de Historia de la Corona de Aragón. Barcelona. 1923.

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que conserva fosilizada en su interior el trazado de la muralla islámica: una franja de 10 m de ancho que cruza la línea de casas oblicuamente, manteniendo su alineación con el tramo de la plaza del Ángel. Tosca, en su representación gráfica, hace referencia a una ordenación urbana muy parecida a la actual, pero destaca la presencia de tres torres, separadas entre sí unos 25 metros. Sin embargo, las excavaciones realizadas entre 1995-1997, tan solo han podido documentar la existencia de una de ellas. En estas excavaciones se ha podido documentar el torreón anexo a la calle En Borrás, en gran medida gracias a las obras de rehabilitación de las dos viviendas aledañas, que tenían el torreón como medianera de sus propiedades. Estos trabajos pudieron poner de relieve la existencia de un muro de unos 15 metros de longitud, muy erosionado en su parte inferior; y con una anchura de entre 2,25-2,50 metros. Su fábrica también ha sido posible descubrirla. Poseía un tronco regular a base de hormigón, con un asiento de sillares regulares trabajados con argamasa cuya altura alcanzaba los 5 metros de altura, todo ello enlucido con una capa exterior de mortero blanco muy resistente (Foto 7). Ahora bien, el problema del torreón estriba en las características de su estructura interna, muy deteriorada por culpa de los horadamientos provocados por su reutilización a posteriori. Según las últimas investigaciones, y a tenor de los datos planimetricos proporcionados por el levantamiento topográfico, se ha descubierto que no se trataba de un cuerpo semicircular adosado a la muralla, si no que más bien se trataba de un cuerpo semicircular que arrancaba con la misma anchura en la parte tocante con el muro 4,50m-, ampliándose su tamaño hasta los 5,10 m en su parte superior, y adelgazaba su grosor a 2,10m en el paseo de ronda. Su posición con respecto al muro es motivo de estudio, ya que su propia posición adelanta la línea de muralla en 4.70m330. Por otro lado, su propia estructura constructiva es también relevante. A diferencia de la torre de la c/Palominos, esta torre en cuestión estaría realizada en mampostería de piedras irregulares, estando organizadas en hiladas horizontales, las cuales estarían unificadas con argamasa y descansarían sobre los cimientos del muro.

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Las últimas investigaciones afirman que el proceso constructivo de esta parte del recinto fortificado fue paulatino en el tiempo. Primero se creó la torre, y después sobre su estructura se incorporó la muralla. PASCUAL PACHECO, J. et alli. “El recinto fortificado de la Valencia musulmana”. Pp. 297.

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A escasos 33 metros de la torre citada, aparece otro vestigio de la fortificación islámica de Valencia. Se trata de otra torre semicircular, rematada por otro trozo de lienzo. No obstante, aquí no disponemos de tanta facilidad a la hora de tratar, estudiar y catalogar los restos arqueológicos, ya que esta parte se encuentra particularmente embebida dentro del parcelario urbano (Foto 8). Una vez superada esta torre, no volvemos a poseer restos de la muralla islámica hasta entrada la c/Salinas. Antes de todo, si seguimos el recorrido que nos hemos propuesto, encontramos en el propio portal de Valldigna -portal abierto en 1400 para comunicar la morería con la ciudad cristiana-, evidencias claras de un estrechamiento de la muralla, alineado con el frente de la fachada. Esto ha querido ser visto, por parte de los investigadores como evidencia de que “la calle fuera de nuevo, el antiguo pomerio que no llegará jamás a ser absorbido por la densificación de la trama urbana331”.

Otra vez, tenemos que volver a la obra de Pertegás, para reconstruir el estado de la muralla en esta fase (plano 3). Afirma el autor valenciano en 1923, la existencia de un portal abierto junto a una torre a la altura del nº 5 de la c/Salinas, que él identificó con la

331

Ibídem. Pp. 298.

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Bab al Hanax (Puerta de la Culebra)332. Sin embargo, no podemos afirmar la veracidad de estos argumentos, máxime cuando los restos arqueológicos son tan exiguos333. Sí hay constancia de la existencia de la torre descrita por Pertegás, pero parece que apunta a que sería la torre situada ya en la c/ Cavallers 36. La citada torre, cuya altura llega a los 11 m, consta de un cuerpo semicircular construido en base a mampostería irregular dispuesta en hileras horizontales, amalgamadas con mortero. La torre se conserva en pie hasta el segundo piso del inmueble actual, donde se advierte un abovedamiento de la estructura (Fotos 9 y 10). Particularmente relevante en esta torre encontramos en el relleno de la zona de cimentación una serie de restos cerámicos, datables en el siglo XI, lo cual podría reforzar la teoría de la creación amirí de la muralla334. Para terminar con la excavación de la c/Cavallers, se observa que un lienzo de muralla, realizado en encofrado de hormigón y asentado sobre piedras grandes e irregulares, que descansan sobre el terreno arenoso, continúa por la parte subterránea con una anchura de 2,30m. Parece ser que el muro continúa hasta la manzana siguiente (c/Cavallers 38), pero con tantas modificaciones substanciales, que impiden exponer “el aspecto externo de la construcción ni medir siquiera su anchura335”. Parece que en el punto de unión entre c/Cavallers 36-38; se encontraba una torre, pero la vaguedad de los restos arqueológicos, así como problemas derivados de la prospección arqueológica, impidieron documentarlo. Si continuamos nuestro relato, en la línea que hemos trazado para dibujar el contorno de la línea fortificada de Balansiya, nos volvemos a encontrar restos amurallados en las cercanías de la plaza del Tossal (plano 4). La historiografía, llevaba ya tiempo afirmando que en esta plaza estaría situada la Bab al Hanax (Puerta de la Culebra). Y

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RODRIGO PERTEGÁS, J. “La urbe valenciana en el siglo XIV”. III Congreso de Historia de la Corona de Aragón. Barcelona. 1924. Pp. 42. 333 La teoría que sostiene Josefa Pascual Pacheco y Javier Martí es que no se puede identificar este relato con estos restos, aduciendo el escaso aporte arqueológico disponible. Por otro lado, dan como posible situación de la puerta Bab al Hanax en las cercanías de la c/Cavallers. PASCUAL PACHECO, J. et alli. “El recinto fortificado de la Valencia musulmana”. Pp. 298. 334 “En la zanja de cimentación apareció un candil, que nos permitió datar esta estructura en el siglo XI...”. BADÍA CAPILLA, A. Informe de la intervención arqueológica en la c/Cavallers 36, original mecanografiado depositado en el SIAM. Pp. 3 335 Lo más relevante, según los autores, es la escasa profundidad de este sector del muro -1,5m bajo el punto 0-, la cual no tiene parangón en la ciudad. PASCUAL PACHECO et allis. “El recinto fortificado de la Valencia musulmana”. Pp. 299.

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parece que los restos arqueológicos confirmarían ahora la existencia real de esta puerta a esta altura del perímetro336.

Los restos encontrados podrían pertenecer al lienzo frontal de la citada puerta, la cual había de estar adelantada al recorrido de la muralla337. El conjunto consiste en un muro de 20 m de longitud con características poco uniformes: comienza con un muro de 2,20 m, con doble pared de hormigón y tierra compactada, reforzado por un segundo muro de hormigón de 1,40 m., con lo que el conjunto conformarían una anchura de 3,60m. Dentro de este conjunto se elevaba una torre cuadrada maciza con un murete de 60-70 cm de grosor, lo cual dota al cuerpo de una anchura total de 4,40 m; sobresaliendo 3,2 m de la línea de muralla338. A continuación de esta estructura, sobresale un muro de 336

Parece ser que había un arquillo, ligeramente apuntado, que pasó por ser parte de la Bab al Hanax. Las investigaciones posteriores, recalcaron el origen gótico de este arquillo, enlazándolo con las industrias de creación de calderos, tal y como ofrecía la documentación bajomedieval. Descartada la teoría; sí apoyaron la idea de la existencia en ese mismo lugar de la puerta de la Culebra (Bab al Hanax). LERMA, J. V.; RUIZ, E. Informe arqueológico de la Plaza del Tossal. Original mecanografiado depositado en el SIAM. Valencia. 1991. Pp. 1 337 La hipótesis de trabajo que manejaron estos investigadores, fue que la construcción de esta línea fortificada obedecería a una cronología almorávide, de acuerdo a las noticias que las fuentes nos indican sobre la implantación de un impuesto para reconstruir las fortificaciones en al Ándalus. Ibídem. Pp. 2. Cf. TORRES BALBAS, L. Ciudades hispanomusulmanas, II, pp. 478.; LEVY PROVENÇAL, E. “La Pèninsula Ibérique d’Ahmad al-Razi”, Al Ándalus, XVIII, 1953. p 223. 338 La cronología para esta torre se establece en torno a “la etapa mardaxaní y/o almohade […] ampliándose el sistema defensivo con la construcción de un amplio foso, ya en la etapa siguiente, como lo

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1,80m de grosor, construido también con doble muro de hormigón y relleno de tierra compacta; que termina cerrando en ángulo la estructura. Desde el punto de vista del aparejo, se observan las cajas de encofrado con una altura de 90 cm, a la vez que se pueden apreciar los agujeros de los mechinales, que una vez desaparecidos los maderos vertebrarían el agua hacia el valladar (Foto 11). En la manzana contigua, entre la c/ Bolseria y la plaza Marques de Busianos, se observa cómo el conjunto arqueológico continúa a través del viario. Las investigaciones a fines de los años 90 del siglo pasado, han permitido arrojar un poco de luz sobre estos restos inauditos hasta ahora339. Los restos encontrados en el transcurso de estas prospecciones se enmarcan dentro de una cronología que oscila entre el siglo XI y el primer tercio del siglo XIII. Así pues, dentro de la primera fase cronológica se encontraron los restos del lienzo de la muralla junto a una torre. La torre es de planta semicircular, construida en mampostería irregular con base de mortero, y organizada en hileras horizontales, que a su vez han sido decoradas con piedras grises a modo de cenefa. Su altura máxima habría de ser en torno a 9 m, mientras que su anchura debía rondar los 4 m340. Por otro lado, la muralla presentaba una anchura de 2,25 m, cuya fábrica fue el tapial de hormigón, compuesto de mortero y piedras de mediano a gran tamaño. Su altura alcanzaba los 9 m, a los que hay que sumar los 2 m de cimentación. Ya por último, la muralla poseía en su zona exterior un enlucido regular, abriéndose al valladar cuyo espacio sería colmatado por restos cerámicos del siglo XIV. Mientras, la zona interior se hallaría en estado calamitoso, habiéndose arrasado hasta su cimentación (Foto 12). No hay que olvidar, que en el transcurso de esta excavación, surgió la posibilidad de documentar la existencia de un antemuro –barbacana en las fuentes medievales-. Este antemuro, edificado por dos paredes de tierra compactada con una costra de mortero, seguía paralelo a la línea de muralla, no permitiendo el recorrido por la parte de la torre al cortarla transversalmente. No olvidemos que del otro lado, la existencia documentada

demuestra la presencia de bloques desprendidos de la muralla (U.E. 1105)”. LERMA, J. V.; RUIZ, E. Informe arqueológico de la Plaza del Tossal. Pp. 2 339 MÁÑEZ RODERO, J. Informe arqueológico final de la intervención efectuada en la plaza Marqués de Busianos, nº 1, 2, 3. Valencia. 1996. 340 Las similitudes entre esta torre y la anteriormente descrita sita en la plaza de la Mare Vella son manifiestas. Vid. PASCUAL PACHECO et allii. “El recinto fortificado de la Valencia musulmana”. Pp. 300.

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del propio valladar –foso- limitaría aún más la entrada de elementos externos a la ciudad. La siguiente fase constructiva del recinto murado la encontramos un poco más al sur. En la excavación realizada en el antiguo palacio de Martínez Vallejo, que dio como resultado la aparición de un nuevo tramo de muro341. Este muro, cuya longitud llegaría hasta los 24 m aproximadamente, posee una anchura media de 2,10-2,25 m. Fabricado en tapial de hormigón, continúa su recorrido durante 20 m en dirección S, describiendo a esa altura un giro hacia SE. Justo en este punto es donde se encontraron 2 torres semicirculares apenas visibles 2 metros por encima de su cara norte. Paralelo a este tramo, a escasos 3,65 m, discurría el antemural (Foto 13). En otra excavación realizada en la plaza homónima en los números 2 y 3, volvieron a aparecer restos de la muralla islámica. Concretamente, en esta excavación se documentaron casi 22 m de muralla. Además, se pudieron documentar los materiales constructivos: tapial de hormigón y piedras de gran tamaño, que dotan a esta estructura defensiva de una anchura aproximada de 2,12-2,15m. Otro de los datos obtenidos en el transcurso de las excavaciones fue la identificación de una línea de barbacana, situada en torno a 2.80-3.20m de la línea de muralla342 Tras su recorrido por la c/ Bolseria, sigue el recorrido por la c/ En Colom continuando por la c/ Danzas hasta llegar a la Lonja de la Seda. Las obras acometidas en la zona en el año 1999, con motivo de la repavimentación del viario, dieron como resultado la aparición de un trozo de la muralla, que viene a recorrer toda la fachada trasera del edificio gótico. El recorrido del lienzo murado, correspondiente a la zona trasera de la Lonja, arranca en la c/ Cordellets, donde se ha precisado la aparición de un arranque de torre, cuya planta nos es desconocida (plano 5).

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MARTINEZ GARCÍA, J.M. Informe sobre la finalización de la segunda fase de excavaciones arqueológicas en el Palacio de los Martínez Vallejo (Plaza Horno de San Nicolás, 4, Valencia). Original mecanografiado en el SIAM. Valencia. 1996. 342 HERREROS HERNÁNDEZ, A. Informe preliminar de los resultados obtenidos en la intervención realizada en el solar de Horno de San Nicolás nº 2 y 3 de Valencia. Original mecanografiado depositado en el SIAM. Valencia. 1997.

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Con respecto a los materiales empleados en esta parte de la ciudad, tenemos que hacer precisiones debido en gran parte a la novedad que suponen con respecto a los anteriores restos aparecidos343. De hecho, su propia construcción obedece a una manufactura diferenciada: se trataría de tierra compacta entre dos hileras de hormigón. Sea como fuere, su recorrido de en torno a 40 metros viene a entroncar con los restos aparecidos unos cientos de metros más adelante en plena c/ Barcelonina. Si continuamos el recorrido de la muralla se han de señalar los restos aparecidos en el subsuelo adyacente a la Lonja; especialmente en las c/ Trench y Mantas. Esta zona cercana a la Bab al Qaysariya, era especialmente dinámica dentro de la ciudad islámica; al ubicarse cerca de ella el mercado principal de la ciudad344. Dentro de este espacio urbano, la principal novedad arquitectónica surgida es la aparición del vall cobert (Foto 14). Este segmento de foso cubierto, todavía se puede observar desde la c/ Trench hasta la plaza del Tossal a nivel de subsuelo. Esta estructura, cuya longitud llega hasta los 36 m, está configurada por un doble muro- a veces de hormigón a veces de ladrillo- que permitirían el paso intenso de comerciantes y mercancías por la puerta de Bab al Qaysariya. 343

SERRANO MARCOS; Mª L. Informe arqueológico de los trabajos efectuados en las obra del entorno de la Lonja (Valencia). Original mecanografiado depositado en el SIAM. 2000. 344 Volveremos más adelante, cuando comentemos las posibles ubicaciones de los zocos o mercados intramuros

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El siguiente paso de la muralla estaría recogido por la actual c/Cerrajeros, avanzando en su trayecto hasta la c/ San Vicente, donde las fuentes recogen la existencia de la puerta de la Boatella (Bab Baytala), que estaría constituida por una puerta en corredor con varias arcadas, parcialmente abovedada345. Las fuentes, en particular el Llibre dels Fets nos indica la presencia de una torre albarrana en este lugar, incendiada a la postre por los sitiadores346. Desde este punto la propia muralla hace un recorrido al Sur, que viene a enlazar con la parte más meridional de esta ciudad (plano 6). En este estado, las únicas excavaciones que nos permiten cuantificar el espacio cercenado por la propia urbe en época islámica, son las excavaciones realizadas en 1945 por Gómez Serrano347. Según este autor, existieron dos torres en el tramo de ciudad entre la c/ Barcelonina y la c/ Moratín, construidas en tapial de hormigón y con planta rectangular. Sus propias dimensiones también son dignas de mención: 4.30 m de anchura y 6 de longitud.

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PERTEGAS; R. “De la Boatella”. Almanaque Las Provincias para 1916. Valencia. 1916. Pp. 205208; “El portal de la Boatella”, Almanaque Las Provincias para 1930. Valencia. 1930. Pp. 259-260. 346 Cf. BARCELO TORRES, Mª C. “Algunas notas sobre la ciudad islámica de Valencia” en Homenaje a don José María Lacarra de Miguel en su jubilación del profesorado. Estudios medievales II. Anubar. Zaragoza. 1977. Pp. 178. 347 GOMEZ SERRANO; N.P. “La muralla valenciana que conquistaron el Cid y Jaime I”. Feriario. 9. 1945.

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Más adelante en el espacio situado entre las c/ Moratins y c/ Transits, apareció otro lienzo de muralla con un conjunto de torres; pero con la diferencia de que la torre en vez de dar soporte defensivo por fuera a la muralla, se encontraba intramuros. Es particularmente destacable esta disposición, ya que no tiene paralelo en ninguna parte de la ciudad348. En la parte más meridional de la ciudad islámica, a la altura de la c/ Pintor Sorolla, volvemos a encontrarnos vestigios de la muralla islámica de Valencia (Foto 15 y plano 7). Se trata de un tramo realizado en tapial de hormigón, como la gran mayoría de estos, que alcanza los 18 metros de longitud con una anchura media de 2,15 m. Anexa a esta muralla existía una torre cuadrangular, realizada en tapial de hormigón pero rellenada con material lítico irregular, que da como resultado un cuerpo total de 6,40 x 5,40349.

En este punto aparecieron también restos de la barbacana, a escasos 5,20 metros sobre el muro de la muralla, englobando dentro de su recorrido a la propia torre que ve estrechar su camino de ronda, al continuar la barbacana paralelamente al muro.

348

Los propios investigadores del SIAM, aún no saben dar una respuesta completa a esta circunstancia. Cf. PASCUAL PACHECHO et allí. “El recinto fortificado de la Valencia musulmana”. pp. 302. 349 La aparición de material cerámico dentro del espacio fortificado, ha podido servir para catalogar este monumento en torno al siglo XII, lo cual vendría a hablarnos de otra fase constructiva diferenciada de la situada en la zona NO, que corresponden a una cronología del siglo X, por tanto englobada dentro de las obras amiríes recogidas por las crónicas árabes.

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La muralla parece que quedaría inscrita dentro del recorrido actual del viario entre las c/ Pintor Sorolla y c/Miñana, dando un giro en sentido N a la altura del antiguo edificio de la Universidad. Ahora bien, antes de concluir esta fase constructiva, volvemos a apreciar los restos de muralla en la zona del antiguo edificio de la Universidad (plano 8).

En esta zona, aún estando limitado el estudio a circunstancias externas al desarrollo de la excavación, se ha catalogado la existencia de un muro de 62 metros. Parcialmente, se ha podido trabajar sobre un tramo en la esquina SE, desde donde se ha averiguado algunas características básicas sobre el estado del recinto amurallado en la zona. Particularmente, en la esquina descrita anteriormente, se documentó la existencia de una torre cuadrada anexa al lienzo de muralla con cajas de encofrado de 90 cm de espesor. Parece ser que las propias limitaciones del sondeo no permitían aproximarse a la realidad del recinto amurallado en esta zona de la ciudad. No obstante, sí se ha podido 100

cuantificar la anchura del muro (1,90m), así como el entronque subterráneo de la torreel cual desciende 80 cm más en el subsuelo de la ciudad sobre el nivel de muro-. El informe de excavación alude también a la existencia de un muro de contención de 90 cm de grosor, colocado alrededor de la torre350. A partir de este punto el lienzo de la muralla continuaría rumbo N, apareciendo los siguientes restos en la zona del antiguo Palau d’Almansa. Esta zona, había sido ya estudiada a finales del siglo XIX por Teixidor, quien había sido el primero en apuntar a la existencia previa de una puerta musulmana. Concretamente el autor hace referencia a esta puerta donde en su momento “esta[ba] la Puerta de la Iglesia de la Congregación, parroquia de Santo Tomás[…]”351. Sea como fuere, las excavaciones en el antiguo Palau d’Almansa nos han reportado muy diversos e interesantes datos acerca de la fortificación islámica en Valencia. Como paso previo a la rehabilitación del propio edificio, se realizaron en la década de los años 90, una serie de sondeos arqueológicos sobre el terreno. La sorpresa de los arqueólogos fue mayúscula, cuando encontraron un tramo de muralla islámica de casi 31 metros de longitud aparejado con dos torres. La técnica constructiva de la muralla no era especialmente relevante: seguía basándose en tapial de hormigón, en base a mortero y piedras de mediano a gran tamaño (Foto 16). Lo más particular era la cimentación, con una altura de 1,10m y una anchura de 2m, estando encofrada en un cajón de 80 cm352. Mientras por otro lado, se erigieron a 22,5 m una de la otra dos torres cuadrangulares de 4x4 m. Su fábrica es mixta: con un base de especial inclinación por elementos diversos (mampostería,.) todos amalgamados con mortero, mientas prosigue en altura con un tapial de tierra compactada unificada con mortero. A 5 m de la muralla se descubrió la barbacana, con una altura superior al 1,70 y una anchura de 1,80 m sobre el nivel del valladar. Esta estructura, realizada en tierra compactada con mortero en sus lados, permitía el uso del adarve al encontrarse dos 350

BURRIEL ALBERICH, J. Mª. Informe intervenciò arqueòlogica al carrer Universitat nº2 de Valencia (“Porta de Valencia” de la Universitat Literària), original mecanografiado depositado en el SIAM. 1996. 351 TEIXIDOR, J. Antiguedades de Valencia. Tomo I. Valencia. 1895. Pp.28. 352 BADIA CAPILLA, A. Las murallas árabes de Valencia. Quaderns de difusiò arqueòlogica 2. Valencia. 1990. Pp. 19-21. Existe también un resumen sintético de los elementos fortificados en la Puerta de la Exerea en BADÍA CAPILLA, A. “Elementos del recinto murado de época islámica hallados en el barrio de la Xerea (Valencia)”. Boletín de arqueología medieval. Nº 4. 1990. Pp. 415-418.

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cuerpos de muro: uno con una altura mayor (1,80m) asentado sobre el valladar; mientras el otro posibilitaba las labores de vigilancia al ser más pequeño. Lo más relevante de esta estructura, y lo que puede ser puesto en relación con otras estructuras defensivas de la zona sur de Valencia, catalogadas por los expertos con cronologías del siglo XII-XIII, es la pervivencia de un estrechamiento del antemuro al paso de la torre, que sobresalía por fuera de la muralla (Foto 17 y 18). Para dar mayor estabilidad al conjunto murado, se excavó un valladar o foso, en forma de V cuya altura media de 1,70m, otorgaba al conjunto de un factor mayor a su propia estabilidad frente a ataques externos (Foto 19). El último recorrido del recinto fortificado de Balansiya que conocemos actualmente, nos lleva inexorablemente hacia la puerta de Ibn Sajar (actual plaza del Temple). Desgraciadamente, a día de hoy no conocemos restos arqueológicos que nos permitan calificar el estado de la fortificación islámica en este entorno pero, no obstante, poseemos herramientas cartográficas que nos indicarían la localización así como el estado de la puerta de Ibn Sajar (plano 9).

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Con motivo de su rehabilitación en el siglo XVIII, las autoridades de la época levantaron un plano así como un boceto, que nos permite observar el aspecto que debía de tener la propia puerta353 (Foto 20). Su planta era rectangular muy alargada, con el frente redondeado, y dispuesta con el tramo de la muralla de forma oblicua casi enlazando con el recorrido del Guadalviar. Con respecto a su estructura interna, sabemos que se componía de un paseo abovedado, con corredor simple, al que se accedía desde el Levante. Recientemente, en el transcurso de redacción de este trabajo, hemos conocido de la existencia de una excavación en la actual Delegación del Gobierno en Valencia; donde parece ser que rehabilitando los cimientos del edificio han aparecido restos de la muralla islámica354. Al depender del Ministerio de Cultura, que tiene paralizado todo el proyecto y al no haberse publicado nada aún ni ser visitable, me temo que los datos aquí vertidos deberán ser contrastados a posteriori por los diferentes especialistas. Para terminar con la fortificación islámica en Valencia, hemos de comentar que en el tramo norte del perímetro, limítrofe al río, no quedan restos que permitan documentar el estado de la muralla. Tan solo, se ha podido especificar la situación de la puerta de Bab al-Warrax, en las cercanías de la c/Salvador, desde donde correría el lienzo en línea recta hasta llegar a Bab al Qantara (plano 9). El estado actual de las excavaciones, así como la necesidad de complementar con nuevos espacios el recorrido de la muralla islámica en Valencia; nos deberían impedir establecer unas conclusiones cerradas. Sin embargo, al adentrarse en el estudio de la muralla islámica, sí se pueden sacar unas conclusiones preliminares. En primer lugar, los propios datos nos indican la existencia de dos fases constructivas diferenciadas (o incluso tres si se atiende a criterios tipológicos). En primer lugar, la parte taifa o amirí del siglo XI, situada sobre todo en la parte occidental de la ciudad, hasta la zona de la c/ Bolseria y la Lonja de la Seda. Esta parte de la muralla, realizada sobre tapial de hormigón y sillares, reviste en su fábrica otra realidad murada que la encontrada de allí en adelante en todo el perímetro. Si a esto

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AS/SS Hacienda/Legajo 138. GARCÍA, H. La muralla islámica vuelve a asomar. (en prensa) Diario LEVANTE. 22/04/2013. Consultado el 16/06/2014. 354

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unimos la mención de las crónicas árabes de la fortificación de la ciudad por parte de Abd Abd Aziz al Mansur en pleno siglo XI, se viene a confirmar la cronología mencionada355. Todo apuntaría a que esa parte de la muralla se debió construir en torno al siglo X-XI356. Sea como fuere, intentar vislumbrar el recorrido hipotético que debía poseer el recinto taifa, se nos torna complicado. Aún así, me hago eco de la hipótesis planteada por los principales investigadores, que afirman que el recinto taifa discurriría en torno a la calle de San Andrés, quizás por la parroquia homónima, al no encontrarse restos arqueológicos anteriores al siglo XI357. En segundo lugar, las torres cuadrangulares así como el uso de elementos constructivos tales como la tierra compactada, pueden ser producto de una readaptación de los espacios orientales de la ciudad a la poliorcética del momento. Esta readaptación de los espacios es especialmente relevante en el flanco este, así como en relación a todos los elementos más allá de la Bab al Hanax, y poseería una cronología en torno al siglo XIIXIII, en clara referencia al periodo almorávide-almohade de la ciudad. Parece ser que todos los indicios apuntan a que las fortificaciones islámicas del flanco oriental de la ciudad vinieron de la mano de la amortización del antiguo circo romano, situado alrededor de la zona de la Exera358. A esta estructura romana se le fueron desalojando piezas en época almorávide, que fueron resituadas en torno a la muralla. Aplicando estos mismos criterios, se ha podido datar la cronología de la puerta del Tossal. Los investigadores se apoyan en “la fosilización del viario” para especificar dos cronologías diferentes a la hora de estudiar esta puerta. Una primera fase, que quizás se podría enmarcar dentro del contexto amirí de construcción urbana, de la cual apenas

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Conocemos por medio del relato de Al Udri, la labor llevada a cabo por el primer rey taifa valenciano y la construcción de las murallas. Cf. HUICI MIRANDA, A. Historia musulmana de Valencia, I, pp.21. 356 Y como tal los investigadores constatan esta realidad a tenor de los datos arqueológicos. Cf. PASCUAL PACHECO et allí. “El recinto fortificado de la Valencia musulmana”. pp. 305. 357 Ibídem. Pp. 305. 358 Parece ser que en época visigoda, ya hacia las funciones de muro exterior, por lo que no es de extrañar que fuera así utilizado por los musulmanes. Cf. RIBERA, A. y ROSELLÓ, M. “La ciudad de Valencia en época visigoda. Los orígenes del cristianismo en Valentia y su entorno”. Ajuntament de València. Valencia. 2000. Pp. 151-164.

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sabemos nada más allá de las crónicas. Mientras, la otra se enmarca dentro de la época almorávide, en base a diferentes criterios de interpretación359. Otro elemento que denota el carácter dinámico y adaptativo de la muralla islámica de Valencia, se encuentra cerca de la puerta de la Boatella; donde se ha catalogado un revestimiento de hormigón de casi 1.20m, para reforzar el perímetro de la muralla y de las torres en el nudo sur. Es muy probable que el estado casi continuo de campañas militares en la época almorávide en todo al-Andalus, hiciera perder a ciertas ciudades andalusíes población y partes importantes de la madina. Esta inestabilidad política-militar, unida al avance cristiano en la segunda mitad del siglo XII; dio como fruto una de las peculiaridades urbanas típicas de la época almorávide: la reconstrucción y fortificación del espacio urbano360. Un ejemplo bastante importante es el de la reconstrucción de las fortificaciones y murallas de Algeciras, tarea llevada a cabo ya por el líder almorávide Yusuf b. Tassufin en 1086, “restaurando lo que había sido deteriorado en las fortificaciones [...] donde coloca una guarnición361”. Esto se podría poner en relación con la renovación del recinto amurallado en Valencia en la misma época. Las técnicas constructivas también podrían ser motivo de estudio. Balansiya, aún pudiendo reaprovechar elementos líticos de origen tardorromano362, se inclinó en gran

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Entre los factores de interpretación existen varias teorías. Por un lado, no olvidemos que la Bab al Hanax había sido objeto de ataque por parte de las tropas del Cid durante su asedio a la ciudad, por lo que la remodelación a posteriori de la puerta, quizás sirvió para dotarla de otras características formales. Mientras, por otro lado, la propia fosilización del trazado viario, podría aventurar la remodelación de la antigua Bab al Hanax, por una puerta en recodo- una tipología solo extendida en al Ándalus a partir de las invasiones norteafricanas-. 360 Mazzoli Guintard, C. Ciudades de al Ándalus: España y Portugal en la época musulmana (siglos VIIIXV). Granada. Almed. 2000. p.283 361 Al-Hulal al Mawsiyya, crónica árabe de las dinastías almorávide, almohade y benimerín. Ed. HUICI MIRANDA. Editorial Marroquí. 1951. pp. 66. 362 “Desde el siglo XI, a consecuencia de la caída del califato y en los reinos de taifas, triunfó el económico tapial y la sillería solo volvió a aparecer de este lado del estrecho en frenteados de obras, desde el siglo XI al XV”. Vid. TORRES BALBÁS, L. Ciudades hispanomusulmanas. II. Pp.551.

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medida por la creación de una muralla de tapial de hormigón a los que se le podía añadir para darle mayor consistencia o tierra compactada o material lítico irregular363. Como se ha catalogado en las excavaciones arqueológicas, podemos establecer un perímetro taifa en el que el tapial de hormigón sigue rellenándose con material lítico más regular (quizás reutilizado), mientras que en época almorávide ya hablamos de muros de hormigón con argamasa de tierra compactada mucho más estable364. No olvidemos, la técnica del tapial de hormigón con tierra compacta, tan popularizada por los almorávides, es recurrente en las ciudades andalusíes de los siglos XI-XII365. Con respecto a la barbacana –antemuro- existe la hipótesis de que su cronología sea más almorávide o almohade que de época taifa. Aunque los investigadores no se atreven a dar una fecha exacta, sí se conoce que hubo de crearse en época tardía, ya que no existía entre el lienzo de muralla y el foso ninguna estructura previa366. Otro motivo para el análisis tipológico son las torres. En cierta medida volvemos a observar la existencia de dos estilos distintos dentro de la fortificación de Balansiya. Por una parte, observamos la existencia de torres semicirculares en el estadio catalogado como obra de época amirí. Esta tipología es especialmente novedosa, ya que tradicionalmente se había asociado a construcciones típicas de épocas muy posteriores al siglo XI367. Por otro lado, observamos el surgimiento de torres de planta rectangular e

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Ya en los años 80 del siglo XX, Andre Bazzana en su artículo “Eléments d'archéologie musulmane dans Al-Andalus: caractères spécifiques se l'architecture militaire arabe de la region valencienne”, hacía referencia a la omnipresencia del tapial de hormigón como método constructivo en todo Šarq al-Ándalus. Vid. BAZZANA, A. “Eléments d'archéologie musulmane dans Al-Andalus: caractères spécifiques se l'architecture militaire arabe de la region valencienne. Al Qantara: Revista de Estudios Árabes. 1. 1980. Pp. 339-364. 364 No olvidemos la advertencia de Torres Balbas que afirmaba que “si las piedras empleadas eran grandes resultaba difícil una buena trabazón y más fácil destruirla”. Vid. TORRES BALBÁS, L. Ciudades hispanomusulmanas. II. Pp. 557. 365 Cabe destacar que en este método constructivo se crearon las cercas de Sevilla durante la fitna cf. IBN ABI ZAR, Rawd al-Quirtas, pag. 26; o las fortificaciones de Almería que protegían el arrabal de alMusalla en la primera mitad del siglo XI. Cf. LEVI-PROVENÇAL, E. La Peninsule iberique au Moyen age d'après le Kitab al-Rawd al-mitar d'Ibn Abd al-Mun'im al-Himayari. Leiden. Brill. 1938. Texto. p.184; trad. 221. 366 Recogí esta hipótesis de mis conversaciones en el SIAM con Vicente Lerma Alegría acerca del problema cronológico que suscita la aparición tipológica de dos fases diferenciadas en el recinto amurallado de Balansiya, concretamente sobre la barbacana en la zona sur de la ciudad. 367 Torres Balbás afirma que las torres semicirculares “figuran frecuentemente en las fortalezas nazaritas, como lo prueban los castillos de piedra de este periodo imitados de las fortalezas cristianas”. TORRES BALBÁS, L. Ciudades hispanomusulmanas. II. Pág. 580.

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incluso poligonales, cuyo reflejo en otras zonas de al-Ándalus nos viene a confirmar que estaríamos en torno a una cronología cercana al siglo XII368, e incluso siglo XIII369.

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Ejemplos en a-Ándalus son varios: la planta de la Torre Blanca en Sevilla o la Torre del puente del Cadí en Granada. Vid. TORRES BALBÁS, L. Ciudades…. II. Pag. 571-572. 369 Los almohades que sintieron especial predilección por el uso de torres poligonales, como se observa en los restos aparecidos en la parte sur de la ciudad islámica de Valencia, no llevarían estas tipologías hasta la sumisión del régimen mardaní alrededor del año 1172 aunque de forma muy somera, por lo que se podría poner quizás en relación la construcción de esas torres en el lado sur-sureste de la ciudad con la última fase constructiva almohade, tal y como afirman Samuel Márquez Bueno y Pedro Gurriarán Daza en su artículo “Recursos formales y constructivos en la arquitectura militar almohade”. Cf. MARQUEZ BUENO, S. y GURRIARÁN DAZA, P. “Recursos formales y constructivos en la arquitectura militar almohade”. Arqueología de la arquitectura. 5. Madrid/Vitoria. Enero-diciembre 2008. Pp.122-123.

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4.1.2. Mercados, alhóndigas y zocos. Los restos arqueológicos han demostrado que desde una etapa muy temprana Valencia constituía un núcleo mercantil importante. Las excavaciones realizadas en los años 90 del pasado siglo sacaron a la luz una serie de estructuras en la zona aledaña al foro imperial, que amortizaban elementos imperiales, estableciéndose una estratigrafía completamente diferenciada al periodo anterior. Se trataba de una serie de viviendas contiguas, de planta rectangular, y delimitadas por un eje dorsal común que le dotaba al conjunto de un amplio espacio interno, para el desarrollo de actividades diversas. Su fábrica también es relevante, al tratarse de edificios muy humildes, realizados a base de una sencilla mampostería en hiladas cuya cimentación estaba erigida con sillares reutilizados de origen romano. Otra vez, y ante la impotencia de los investigadores que no sabían a qué cronología ajustar estos restos, la aparición de materiales cerámicos permitió datar el conjunto en época califal370. ¿Ahora bien, de qué tipo de estructura se trataba?. El interrogante, de difícil solución, se antojaba todo un reto. Sin embargo, los investigadores pronto llegaron a una conclusión: se trataba de un antiguo zoco o instalación mercantil primitiva al norte del área episcopal371. El procedimiento por el cual llegaron a esta conclusión se debe en gran parte al análisis tipológico de la estructura. Esta misma cuadraba con la planta de los jan del Oriente Próximo, que eran los herederos de los mercados sirio-helenísticos, y cuya disposición en torno a una plaza central era manifiestamente notoria372. No olvidemos que en las ciudades hispanomusulmanas el comercio se organizaba en torno a calles especializadas por gremios y productos, ocupando los oficios más nobles el centro de la ciudad, mientras que los comerciantes y compradores acudían en masa a las puertas de la ciudad donde los campesinos ponían a disposición del mercado los

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MARTÍ OLTRA; J.; BURIEL ALBERICH, J. “Comerciar en tierra extraña. La alhóndiga musulmana de la Calle Corretgeria de Valencia”. Historia de la ciudad V. ICARO. Valencia. 2014. Pp.48. 371 MARTÍ; J.; PASCUAL, J. “El desarrollo urbano de Madinat Balansiya hasta el final del califato”, Ciudad y territorio en al-Ándalus. Granada. 2000. Pp. 508. 372 “[el Jan es] Una forma especialmente bien adaptada a la agrupación de oficios, tan históricamente ligada a la cultura musulmana, que a desplazar totalmente las grandes ágora-foro helenístico-romanas […]”. CHALMETA, P. El señor del zoco en España. Instituto Hispano-Árabe de Cultura. Madrid. 1973. Pp. 139.

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excedentes agrícolas373. Pudiera ser estas primitivas estructuras tuvieran más relación con la aparición de un conjunto comercial vinculado al alcázar, al cual dotarían de textiles, especias y productos no perecederos. Pese a todo, la actividad de este mercado fue bastante efímera. En el transcurso de la expansión urbana del siglo XI, la propia expansión del alcázar incorporaría estos elementos urbanos a su ámbito, desplazando el barrio comercial a otra zona de la ciudad. A partir de ese momento, el traslado del comercio urbano hacia la zona de la actual plaza del Collado y Redonda, determina también un cambio significativo en el urbanismo de Balansiya374. En esa zona sitúa Pertegas375 desde tiempo antiguo la existencia del zoco, la alcaicería, un almudín y las carnicerías - con sus correspondientes mataderos y corrales-, que vertebrarían toda una serie de callejuelas, donde se establecerían los diferentes oficios. Para dar una respuesta higiénica al zoco, se creó una balsa o aljibe, utilizada para la hidratación de los animales y/o para labores de limpieza propias del matadero376. Alrededor del zoco, surgió un barrio comercial: la Alcaicería, cuyos límites aún hoy son confusos377. Hay autores que lo enmarcarían en torno a la actual plaza Redonda378, mientras otros extienden su recorrido hasta la zona de la puerta de Bab al Qassayriya379. Quizás la existencia de un barrio comercial hasta esa altura pudiera poner en relación todas las alhóndigas existentes en la zona. ¿Cómo sabemos de la existencia de alhóndigas en Balansiya?. Es fruto de una suerte histórica, producto de dos factores principales: el primero, sobre la base de que el trazado urbano, así como las funciones de cada habitáculo, apenas cambiaron al entrar los cristianos, y sobre todo porqué se especifican las propias alhóndigas en el 373

TORRES BALBÁS, L. Ciudades hispanomusulmanas. I. pp. 131. Afirma a este respecto que en el centro de las ciudades se encontraban los obradores, los especieros, los cambistas, los libreros y comerciantes de tejidos. 374 No ahondare en las consecuencias derivadas del comercio con respecto a la creación de la puerta de al Qassayriya, que ya han sido especificadas líneas más arriba. 375 PERTEGÁS, R. La urbe valenciana en el siglo XIV. 1924. Pp. 57. 376 En este respecto, afirma Barceló Torres, la existencia de la balsa, que toma el nombre de Bercat Abenhamiz. Vid. BARCELÓ TORRES, C. “Valencia islámica. Paisaje y espacio urbano”. Historia de la Ciudad I. ICARO. Valencia. 2000. Pp. 49. 377 Las fuentes constatan la existencia de una alcaicería en Balansiya ya en la segunda mitad del siglo XII; cuando Ibn Mantiyāl de Murviedro, nacido en 1155 y muerto en 1215 en Valencia, puso una tienda de libros. Vid. IBN AL ABBAR, Takmila al-Sila. Ed. CODERA. Biblioteca Arabigo Hispana. T. V-VI. Biog. 1434. 378 MARTÍ, J; BURRIEL, J. “Comerciar en tierra extraña…”. Pp.49. 379 ROSELLÓ i VERGUER, V. 55 Ciudades valencianas. Universitat de València. Servicio de publicaciones. Valencia. 1984. Pp. 254-255.

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Repartiment. Gracias a estos dos instrumentos podemos cuantificar la existencia de casi veinte de alhóndigas en Balansiya, lo cual da una impresión de la intensidad del comercio en la ciudad. Particularmente, hemos intentado descubrir qué espacios urbanos, citados en las fuentes, pueden concretarse en el viario público. Desgraciadamente, como tantas otras veces en el transcurso de este trabajo, nuestra visión está limitada a los espacios que se pueden identificar arqueológicamente en el desarrollo urbano de Valencia. Además en este caso, apenas han llegado restos arqueológicos que constaten esta realidad urbana en Balansiya. No obstante, tomando el Repartiment en la mano, hemos podido identificar unas cuantas. En primer lugar, sabemos de la existencia de una alhóndiga en el barrio de Rabat Alqadi (Rahbat al-Qadi), en el barrio de la oligarquía local380. Ribera, sitúa dicha estructura en las cercanías de la iglesia de Santa Catalina381, mientras el Repartiment cita un alhóndiga perteneciente a Jucef Alharrat382. La siguiente estructura comercial la encontramos anexa a la actual iglesia de San Martín, delante de la plaza Redonda: la alhóndiga de Alcanar, situada, según el Repartiment, “en el camino de los hombres de Montpelier”, cerca de un baño383. Si volvemos nuestra mirada otra vez hasta la plaza de la Reina, la documentación nos indica la existencia de una alhóndiga, donde una vez estuvo la antigua iglesia de Santa Tecla, cerca de la c/ del Mar. Esta alhóndiga, perteneciente a Abdella Alfaçan y Adella Avinçally, pasó a ser propiedad de Ramón Dezlet384. En el propio barrio de la Alcaicería encontramos referencias a la existencia de alhóndigas, que se han podido identificar por la posición con respecto a otra infraestructura que menciona el Repartiment. Nos referimos claramente a la existencia de dos alhóndigas situadas a las espaldas del actual edificio de la Lonja. La primera de ellas, cedida a Eximen Pérez de Tarragona, estaría dispuesta de tal manera que por un lado poseía una bodega mientras por el otro se enfrentaba a la segunda alhóndiga. Esta

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BARCELO TORRES, C. “Valencia islámica. Paisaje y espacio urbano”. Pp.49. RIBERA, J. Disertaciones y opúsculos. II. Madrid. 1928. Pp.325. 382 LLIBRE DEL REPARTIMENT DE VALÈNCIA. Ed. FERRANDO i FRANCÉS, A. reg. 1433.. 383 Repartiment. Reg. 1108. 384 Repartiment. Reg. 1276. 381

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segunda, cedida a Pere Guido, medico de Jaime I, estaría vinculada en época inmediatamente anterior a la conquista a Abnagalp y Amet Yxiberti385. Existen ejemplos de alhóndigas situadas extramuros. El propio Repartiment nos indica con claridad la existencia de al menos dos de ellas. La primera, estaría ubicada en frente de la Bab al-Hanax (la puerta de la Culebra). La alhóndiga, que llevaba el nombre de Avendonna, fue la que recibió el escribano Bartomeu de Mora386. Mientras la segunda, que estaría situada en pleno arrabal de la Boatella, cerca de la actual confluencia de las c/ Carabasses con la avd. del Oeste, sería donada a los hombres de Cervera387. Ahora bien, una vez situadas en el viario urbano, nos asalta una duda. ¿Sabemos algo de las alhóndigas que no sea por datos documentales? ¿Hay indicios arqueológicos que permitan estudiar alguna alhóndiga de Balansiya? ¿Podemos establecer un criterio en torno al oficio que se desarrollaba dentro de ellas? Por suerte para el investigador, sí poseemos algún resto en la zona aledaña a la c/Corretgeria, cercana al Micalet (plano 10).

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Repartiment. Reg. 1113. Repartiment. Reg. 1297. 387 Repartiment. Reg. 1204. 386

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En esta zona de la ciudad, una de las más habitadas a lo largo de la época antigua, encontramos multitud de niveles estratigráficos. Obviamente, la disposición zonal del yacimiento, le hacía prever una cantidad inaudita de restos romanos y visigodos. Sin embargo, esta hipótesis se cumplió en parte. Las excavaciones dirigidas por Josep Burriel en el 2000, confirmaron la existencia de niveles romanos y visigóticos. Pero, se sabe que hacia la mitad meridional del yacimiento los restos de esa época habían desaparecido. Las razones de tal suceso, se desconocen. Sí se sabe que a partir del siglo V, se localiza en este solar una actividad acumulativa de restos constructivos durante toda la época visigoda. Por estas razones, los investigadores afirman que el solar hubo de servir de basurero durante toda la época tardoantigua y visigótica388. Durante siglos, se fueron depositando materiales en la depresión que formaba el solar de c/Corretgeria, hasta que se puso en valor allá por el siglo XII. En este momento se terminaron de arrojar multitud de escombros y restos orgánicos, como paso previo a la

388

MARTÍ, J y BURRIEL, J. “Comerciar en tierra extraña…”, pp.51.

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reordenación del lugar389. La reurbanización del espacio que nos ocupa realizada en el siglo XII, viene a predeterminar el uso del espacio por parte de una serie de edificios (plano 11); entre ellos una alhóndiga a juzgar por su planta, y una serie de viviendas dedicadas a labores de artesanía del cuero y de la madera390. Nos centraremos ahora en el estudio de este edificio comercial (plano 11). Tras la colmatación de materiales en época almohade, se volvió a reordenar el espacio urbano; dando como resultado la apertura de la actual c/Corretgeria. También apareció una alcantarilla en la esquina oeste del yacimiento de origen medieval –algunos dicen que islámica-; lo cual puede ser puesto en relación como una estructura hidráulica de drenaje de un hipotético pantano, aún situado en las cercanías. La excavación en profundidad de esta alhóndiga, nos ha permitido reconstruir el proceso constructivo. Una vez delimitada la estructura, que correría paralela a la c/ Corretgeria, se dispusieron los cimientos a una profundidad de casi 3 metros, mediante la técnica de arrojar cal y piedras a la zanja de cimentación. Una vez que estos cimientos estuviesen bien asentados, se empezaron a construir los muros con medianeras, que fueron vertebrando los diferentes habitáculos del solar. Concretamente, las excavaciones emprendidas en el año 2000 (Fotos 21 y 22), nos permitieron observar la existencia de cuatro inmuebles, tres de ellos contiguos y de frente a la calle; mientras un cuarto estaría dispuesto de espaldas a la misma, y por tanto de las demás estructuras (Foto 23). El más interesante de todas estas estructuras es la alhóndiga. Esta estructura, dispuesta en el centro del plano, ocuparía un terreno de aproximadamente 230 m² y presentaría cuatro estancias. Esas cuatro estancias alargadas, vertebradas en torno a un patio central, que estaba porticado en tres de sus lados. El patio, elemento homogeneizante de la vida cotidiana dentro de la alhóndiga, rondaría los 64 m² (12 x 5,4m) y estaría dispuesto en sentido E-W dentro del complejo. En su interior se localizaron, siete pilares de ladrillo asentados sobre cimientos de piedra que 389

El vertedero continúo su existencia en la época taifa, donde se constataron una serie de viviendas situadas al norte del yacimiento, a espaldas del mismo, a donde llegaba sus canalizaciones residuales. Cf. Ibídem. Pp. 52. 390 Especialmente relevante es el hecho de que la humedad en los niveles del siglo X-XI fuera tan alta, que nos ha permitido “la conservación de multitud de elementos de naturaleza orgánica… [que a la postre] permitió datar [por los materiales cerámicos encontrados] el conjunto en torno a la segunda mitad del siglo XII”. MARTÍ, J. y BURRIEL, J. “Comerciar en tierra extraña…”. Pp. 54.

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definían un pequeño corredor porticado, que apuntalarían la idea de una techumbre alrededor del patio porticado391. Las medidas del corredor porticado son diferentes según la posición y la orientación. La disposición sería la siguiente: nos encontramos con una separación de apenas 70 cm en la zona W, por otro lado al E la anchura es de 1 m, mientras al N la amplitud sería de 1,5m. El pavimento del patio era de tierra compactada con masilla de grava en algunos puntos. Dentro del recinto norte aparecieron dos pozos, construídos en mampostería de piedra en seco. El menor estaría ubicado junto al muro del patio, mientras el otro, entre dos pilares, que debería de amortizar el uso del anterior allá por el siglo XII-principios del XIII. Con respecto a los muros del edificio, hemos podido cuantificar una anchura media de 52-54 cm; realizada con una fábrica de tapial de mortero. Las estancias articuladas en torno al espacio central, poseen características comunes: un ancho de 2,20m, pero con una longitud variable. En la de los lados más cortos, existían muretes de sillarejos, que vertebrarían el espacio interno en dependencias más pequeñas, probablemente cuadras o almacenes. La decoración debió de ser muy sobria, al no encontrarse mayor detalle de las paredes ni enlucidos del lienzo. La propia anchura de los muros así como la solidez de los pilares, parecen indicar la existencia de una planta superior, cuya evidencia no se ha podido constatar al no pervivir escaleras que confirmen esta realidad. Por otro lado, en el sótano se ha podido cuantificar todo un sistema de desagüe, sobre la base de una red de atarjeas que canalizaba tanto las aguas fluviales como las residuales. Esta canalización, realizada con mampostería y cubierta de lajas o piedras planas, nacía en la esquina SW del patio, yendo a parar hacia la mitad del patio donde se le unían dos ramales secundarios392. El primer ramal recogería de la zona norte el material hídrico; mientras la segunda, recogería las aguas de un pila situada en el centro del patio; y ya por último, una tercera canalización volcaría sus aguas desde la habitación delantera, uniéndose en el centro de la propia estancia. Es curioso, como las aguas son vertebradas 391

No sabemos si se apoyaba en arcadas o se trataba de una solución arquitectónica a dintel. Javier Martí y Josep Burriel, se inclinan a pensar por el dintel, quizás debido a que la separación entre los pilares no era uniforme, variando entre 1,7-1,8 m. Ibídem. Pp.56. 392 Quizás se pueda poner en relación la aparición de estos ramales secundarios con algún tipo de funcionalidad especifica en alguna de las estructuras limítrofes (caballerizas, baños...). Sea como fuere se trataría de una hipótesis a tener en cuenta.

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por bajantes en las esquinas inferiores del edificio, lo cual puede ser visto como la posibilidad de que hubiera un recinto superior, dotado de alguna infraestructura hidráulica, sea baños, lavabo o aljibe393. En conclusión, la desecación de la laguna así como la construcción de un barrio en las inmediaciones hacia el siglo XII, nos hablan de la nueva mentalidad de reorganizar espacios dentro de la ciudad islámica, primero de la mano de Ibn Mardanis, y luego con los diferentes reyezuelos que gobernaron la ciudad hasta su conquista. Por otro lado, se confirma la teoría de que cuando se planifican la creación de barrios nuevos en la ciudad, los musulmanes trazan a cordel y con calculado rigor la disposición de los espacios. Desgraciadamente, no abundan los paralelos con nuestra alhóndiga, a pesar de los múltiples ejemplos recogidos en los documentos medievales de las diferentes ciudades de Andalucía, Castilla, Murcia o Valencia. La razón por la cual no se han documentado arqueológicamente mayor cantidad de estructuras de intercambio comercial en al Ándalus, y concretamente en Balansiya, la ignoro. Quizás nos encontremos con edificios de poca significación urbana, los cuales pudieran ser reutilizados, transformados o derribados en época feudal394. Pese a todo, encontramos ejemplos parciales de cómo serían algunas alhóndigas en al Ándalus, cuyo reflejo puede poner en relación paralelismos arqueologicos con los restos encontrados en la c/Corretgeria de Valencia. Un caso particularmente estudiado, el funduq al-ŷadīda o Corral del Carbón de Granada, construido en el siglo XIV. Este edificio de planta cuadrada de 30 m de lado, con tres alturas y un amplio patio central porticado concibe en su seno una alberca central. Posee también una serie de espacios dedicados a vivienda en todas las plantas organizada en torno al patio central sin más abertura que el vano de entrada al habitáculo, con lo que el paralelismo con el de la c/Corretgeria sería más que relevante.

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Aunque no se puede descartar que pueda ser parte del voladizo que recoge las aguas pluviales. Cf. MARTÍ, J y BURRIEL, J. “Comerciar en tierra extraña…”. pp. 57. 394 Me inclino a pensar que esta teoría, acuñada por Javier Martí, es la más correcta hasta que los restos arqueológicos nos vayan dando más datos que puedan aventurar líneas de investigación. Cf. MARTÍ, J y BURRIEL, J. “Comerciar en tierra extraña…”. pp. 57.

115

Además en los últimos años las investigaciones arqueológicas en Denia han sacado a la luz alrededor de ocho alhóndigas, que responden a un prototipo de edificios “de planta cuadrada o rectangular, con cuatro naves perimetrales y pequeñas estancias cuadradas, con patio central ampuloso con andenes o pórticos395”. Aunque no podemos precisar los oficios que se desarrollaban en la mayoría de las alhóndigas de Balansiya, la aparición de elementos textiles referenciados en las excavaciones arqueológicas de las viviendas anejas, podrían indicar la existencia de industrias artesanales de cuero y madera en la zona En conclusión, el estudio de la alhóndiga de la c/Corretgeria nos adentra en una realidad urbana dentro de Balansiya como eran los espacios de comercio, apenas conocidos más allá de las fuentes.

4.2.

Espacios domésticos.

Con respecto al uso doméstico del espacio urbano ya hemos hecho referencia al hallazgo de algunas viviendas en el punto anterior. Sin embargo, estas viviendas aparecieron en un contexto suntuario, por lo que podemos afirmar que apenas poseíamos vestigios de recintos domésticos dentro de Balansiya. Esa era la conclusión final de los arqueólogos, hasta las excavaciones realizadas por el SIAM en torno al año 1983-1984 en la antigua plaza de Zaragoza; donde aparecieron restos de una vivienda396. La zona excavada quedó delimitada por la superficie del solar, así como una franja de seguridad de 4 metros hasta los edificios, por lo que el grueso de la excavación era de aproximadamente 5 x 25 m. Los trabajos arqueológicos en este solar dieron como resultado la aparición de unos restos que pudieron pertenecer a una vivienda islámica.

395

GISBERT SANTONJA, J. “Daniya, reflejo del Mediterráneo. Una mirada a su urbanismo y arqueología desde el mar (siglo XI)”. 2007. Pp. 215. También GISBERT SANTONJA, J. “Una proposta de musealització i gestió del funduq islámic de la Medina de Daniya, Dènia”. II Congreso Internacional sobre musealizacón de yacimientos arqueológicos: nuevos conceptos y estrategias de gestión y comunicación. Barcelona. 2003. Pp. 74-82. 396 VICENT LERMA, J.; PASTOR, I.; FERNANDEZ, A. y DE PEDRO, Mª J. “Estudio de la vivienda islámica de la ciudad de Valencia”. Actas I Congreso de Arqueología medieval española. 17, 18, 19 abril 1985, Huesca, Tomo III. Pp. 446-462.

116

Las investigaciones llevadas a cabo por los arqueólogos llegaron a la conclusión de que se trataba de un edificio creado en torno a cinco fases constructivas, que arrancarían en torno al 1100, asumiendo una media de 30 años para cada fase constructiva. Si desgranamos el nivel más antiguo (foto 24 y 25), nos encontramos con una vivienda de patio central abierto, organizadas mediante un jardín que hacía las funciones de zona de esparcimiento de los habitantes. Al poniente de este jardín central, se hallaría la habitación principal cuyo vano de puerta poseía una quicialera en el umbral, que daría al patio. Otro elemento importante era el pozo, profundamente decorado con cerámicas, desde donde se presupone que hubo de colocarse un madero que sirviese para sujetar la cuerda y el pozal. En la siguiente fase, se observa que la disposición apenas cambia (foto 26 y 27). Si acaso, se reduce un poco más el espacio ajardinado para ganarle espacio al patio, al que se le rodea con una pequeña canalización que entronca el pozo con los muros adyacentes. Tras esta fase, se da un nivel de derrumbe y abandono, al que sucede la tercera fase constructiva. En esta fase (fotos 28 y 29), se observa una reorganización del espacio doméstico, que en líneas generales bascula en una serie de reformas: se crea una doble puerta que daba acceso a la sala principal, un solado de argamasa sustituye al jardín; mientras se observa la creación de un pequeño pasillo de entrada en el flanco oriental de la estructura junto a una reducida habitación. La fisionomía de la vivienda apenas cambia en la fase 4º (fotos 30 y 31) y 5º (fotos 32 y 33), quizás algunos aspectos como son la pavimentación con lajas de rodeno alrededor del pozo (4º fase) o un patio recubierto de ladrillo, dispuestos en espiga, al que continuaba abriéndose una doble puerta con quicialeras de mármol (5º fase).

El esquema básico de esta vivienda hispanomusulmana de Valencia responde básicamente al estereotipo clásico de la vivienda islámica en al Ándalus. La suerte sonríe al investigador que puede comparar esta vivienda con otras aparecidas en el transcurso de las investigaciones arqueológicas por al Ándalus. Una especialmente relevante es la situada en el nº4 de la Calle de Cobertizo de Santa Inés en Granada397. Esta vivienda, cuyos estratos más antiguos se catalogaron en torno a la época zirí (siglo XI), asume la misma disposición urbanística que la de Balansiya: una vivienda con un 397

ALMAGRO, A. ORIHUELA, A. y SÁNCHEZ-GOMÉZ, C. “La casa nazarí de la calle del Cobertizo de Santa Inés nº 4, en Granada”. Cuadernos de la Alhambra. 28. 1992. Pp. 135-166.

117

patio central porticado con una alberca central sobre la que se articulaban una serie de habitáculos, usado tanto como espacios domésticos como para labores de esparcimiento, cocina o despensa.

4.3.

Espacios de poder.

4.3.1. Alcázar. Un elemento indispensable en la ciudad musulmana es el espacio fortificado destinado a albergar al gobernante o a su representante, así como a la corte, tropas que le acompañen y aparato administrativo. En al Ándalus, al igual que en otras partes del mundo islámico, dicho espacio recibió los nombres de qaşr (alcázar) o qaşaba (alcazaba). Aunque

no

disponemos de la ubicación

precisa

del alcázar islámico de Valencia en su conjunto,

la

realización

de

excavaciones en la zona de la plaza de l’Almoina,

ha

puesto de relieve una

serie

de

estratos y edificios que

los

investigadores han puesto en relación con el hallazgo del alcázar musulmán398. 398

Ejemplos de esta problemática nos encontramos en casi todas las ciudades musulmanas conquistadas por los cristianos, ya que el Alcázar fue reutilizado en primera instancia como sede del poder cristiano; siendo demolido y reabsorbido por el trazado urbano en los siglos posteriores. Ejemplo de ello, es el alcázar de Murcia el cual aún hoy apenas se conocen las dimensiones y el contorno que ocupaba. Cf. NAVARRO PALAZON, J. y JIMENEZ CASTILLO, P. “El alcázar (al-qasr al-kabir) de Murcia”. Anales

118

En el solar de la Almoina se han encontrado restos islámicos de varias estructuras diferenciadas con una cronología común alrededor de los siglos XI-XIII, edificadas sobre el antiguo zoco que servía de suministrador de víveres al primitivo alcázar. Si lo situamos sobre el plano de las excavaciones, encontramos un sector oeste donde se adivinan dos habitáculos en sentido norte-sur, relacionados a través de un patio interior; el cual volvería a vertebrar la disposición de las estancias (Plano 12).

Este patio interno era una amplia zona abierta de planta cuadrada de tierra apisonada, con un pozo circular en su lado nororiental junto una pequeña alberca en su lado occidental. A partir del siglo XIII, el conjunto sufrió una serie de remodelaciones que consistieron en la supresión de la alberca antes citada (foto 34), así como la creación de cuatro pasillos de pavimento en forma de crucero, que subdividía el espacio en cuatro sectores adornados con vegetación. Por último, se recogían las aguas de las techumbres por medio de un canalillo que bordeaba el patio399.

4.3.2. Casas nobiliarias del Alcázar. Contrariamente a lo encontrado en algunas ciudades andalusíes400, en Valencia sí se ha podido cuantificar espacios delimitados intramuros del Alcázar. Dentro de esta imagen global de los restos aparecidos en el Alcázar, encontramos una serie de habitáculos, que los autores presuponen viviendas nobiliarias dentro del conjunto palatino, todas ellas ya del siglo XIII. Concretamente, los restos nos indican la existencia al norte de la estructura de un segundo patio del siglo XI, pavimentado con material romano de expolio, que compartiría medianera con otra estancia de muros de tapial de hormigón de una anchura de Prehistoria y Arqueología. 7-8. Secretariado de Publicaciones-Universidad de Murcia. Murcia. 19911992. Pp. 219-230. 399 Afirma Pascual Pacheco, que existe similitudes entre esta disposición del siglo XIII en la vertebración del espacio del patio del alcázar con las existentes en palacios orientales como el de Balkuwara en Samarra, o de Ali ben Yusuf en Marrakech. Incluso se atreve a dar una cronología en torno a época almorávide de la llegada de estos elementos constructivos a la Península a partir de las reflexiones de Torres Balbás. Cf. PASCUAL PACHECO; J y VIOQUE HELLÍN, J. El Alcázar islámico de Valencia. Quaderns de Difusio arqueológica 9, Valencia, 2010. pp. 16. 400 Para el caso de Murcia, ni siquiera la documentación hace referencia a espacios diferenciados dentro del conjunto del Alcázar, sin embargo la historiografía había venido asociando los recintos anexos (baños, hornos etc..) con el recinto del Alcázar parece ser que estaban situados al exterior del mismo. cf. NAVARRO PALAZON, J. y JIMENEZ CASTILLO, P. “El alcázar (al-qasr al-kabir) de Murcia”. Pp. 227.

119

considerable (60cm). Sin embargo, esta estancia no presenta ningún vano, por lo que el alzado nos indicaría que la entrada al conjunto de viviendas estaría dispuesta por el oeste, alrededor de donde estaría actualmente la plaza de la Virgen (foto 35). La estancia más amplia de esta construcción es el primer patio antes citado, tras cuya remodelación en el siglo XIII, pasaría a tener una amplitud que rondaría los 80 m². Lo más relevante de este conjunto es la existencia de una alberca central en el lado sur del conjunto, alimentado por una cañería de plomo que recogía el agua sobrante de un canalillo. Este canalillo realizado en ladrillo visto, recogería el agua de las techumbres, que estarían inscritas dentro de un conjunto de andenes de una altura de 60 cm que bordearían el nivel del patio. Esto nos permite aventurar la hipótesis de que nos encontrásemos frente a un patio en dos alturas, donde la vegetación configurase un nivel inferior frente a la alberca y el andén. Con respecto a las viviendas nobiliarias, se enmarcaban alrededor de este patio con formas rectangulares (foto 36). Su fábrica denota el propio carácter del alcázar: estaban construidas de manera bastante humilde a modo de tapial de mortero, en las que a veces se encuentran elementos líticos regulares para marcar los ángulos o umbrales. También los pavimentos encontrados dentro de los habitáculos nos indican el carácter “humilde” de estas construcciones, al emplearse la técnica de enlucido de cal o mortero. De hecho la única decoración encontrada consistía en los zócalos de las paredes que presentaban un pintado a la almagra. En otra de las excavaciones al este del mencionado edificio, se descubrió otra vivienda, con otro gran patio pavimentado con ladrillos dispuestos en espiga y un amplio andén con un canal en forma de cuarto de círculo401. Mientras que en los lados oeste y este, se encontraron otra serie de estancias; en el lado meridional se volvieron a encontrar dos pozos.

4.3.3. La alberca.

Aunque ya hemos tratado el ámbito de la alberca en relación al patio central del alcázar, no nos hemos aproximado ni a su fábrica ni a su evolución cronológica dentro del espacio del palacio. Parece ser que a inicios del siglo XII se diseñó un gran espacio ajardinado en el que destaca una gran alberca en el lado oriental (foto 37). Sus paredes

401

Ibídem. pp. 20.

120

de encofrado de mortero tenían una anchura de 1,30 m, y destacaban por su decoración rojiza y sus concreciones calcáreas. También se conservaban por los lados norte y sur, dos piletas integradas dentro de la vegetación del entorno. En época almohade se reestructuró la propia configuración del patio elevándose el pavimento; por lo que la alberca hubo de salvar este desnivel con la introducción de una moldura de media caña, a la vez que se creaba una escalera que diera acceso a la misma, todo ello pintado del mismo color que el pavimento. Como último elemento relevante para la reconfiguración de la base de la nueva alberca almohade, se creó en la zona oeste un muro de 57 cm de ancho con materiales de amortización diversos; mientras que en la zona este se reaprovechó el transcurso de los canalillos de ladrillos de la anterior fase constructiva.

4.3.4. Elementos defensivos del Alcázar.

En el transcurso de las excavaciones encaminadas a poner en lugar los restos islámicos en el solar de l’Almoina, los investigadores se toparon con una realidad tangencial a la naturaleza del propio alcázar: la existencia de elementos defensivos dentro del alcázar (foto 38)402. Parece ser que los elementos defensivos estarían situados en la zona sur del solar, y consistirían en una serie de muros fortificados de época almohade. El primero de ellos, discurre en sentido este-oeste con unas dimensiones de 1,20 m de largo y 8,20 m de ancho. Mientras que por otro lado, el que toma la dirección norte-sur tiene 6,16 m de largo y 1,44 m de ancho. La técnica constructiva de ambos muros es la de encofrado de mortero con piedras irregulares de mediano tamaño.

4.3.5. La excavación en el edificio del Almudín.

En las intervenciones realizadas entre los años 1991 y 1993 con motivo de la restauración del edificio del Almudín, salieron a la luz elementos del alcázar islámico. En primer lugar, se descubrió que la fachada norte del edificio medieval descansaba sobre un muro del alcázar. Este tramo de muralla presentaba una anchura considerable 402

Este realidad arqueológica se repite en la gran mayoría de los alcázares excavados en al Ándalus. Ejemplos de elementos fortificados en el alcázar hay bastantes como por ejemplo en Murcia (la torre de Caramajul) cf. NAVARRO PALAZON, J. y JIMENEZ CASTILLO, P. “El alcázar (al-qasr al-kabir) de Murcia”. pp. 229.

121

de alrededor de 2 m de ancho, y estaba realizada en tapial de hormigón con mampuestos de gran volumen. El otro elemento que se consiguió datar de época islámica, fue la aparición de una alberca en el ángulo suroeste del Almudín, construida con muros de encofrado de mortero de 1,40 m de ancho, que desaguaban en una canalización embebida en un muro de encofrado, la cual fue utilizada en el siglo XV como cimiento de la fachada sur del Almudín.

4.3.6. La excavación en la plaza de San Luis Beltrán.

Volvemos a encontrar elementos islámicos del alcázar en la excavación llevada a cabo en el año 1995 en la plaza de San Lluís Beltrán con motivo de su reordenación urbana. Concretamente, estamos hablando de la aparición de dos gruesos muros y de una torre en ángulo, que se han podido poner en relación con parte del recinto fortificado del Alcázar (plano 13).

En particular la torre poseía una planta rectangular de 3.34 m x 4.58

m

de

lado,

realizada

en

encofrado

hormigón

con

estando de

piedras

irregulares, mientras por la interna se poseería un enlucido de cal (foto 39).

122

4.4.

Lugares de culto y enterramiento

4.4.1. Mezquitas. Con respecto a las diferentes mezquitas que poblaron Valencia no disponemos de tanta suerte. El investigador ha de recurrir a fuentes cristianas403 y árabes404 para saber dónde estaban las mezquitas principales de la ciudad. A mi modo de ver, existen varias dificultades cuando se quiere especificar en el mapa actual el lugar donde se encontrarían. En un primer lugar, no hemos de perder de vista que se tratarían de espacios reconvertidos en iglesias cristianas, toda vez que se efectuó la conquista y el posterior repartimiento de las zonas entre los conquistadores. En el caso que aquí nos ocupa, nos ha limitado mucho el estudio, y sobre todo

la

posterior

identificación de espacios, de las mezquitas habidas en Balansiya. Pudiera

ser

que

documentación

la

aportase

evidencias de reutilización de antiguas mezquitas en nuevas iglesias. En parte, gracias

a

esto,

hemos

identificado algunas. Pero la propia dinámica urbana, el cambio de los espacios sacros e incluso la negativa de los propios clérigos a permitir la investigación

403

Utilizare aquí el Llibre del Repartiment ed. Bofarull. Barcelona; ya que es más completo en descripciones. Vid. LLIBRE DEL REPARTIMENT. Ed. BOFARULL. Universidad Autònoma. Reed. 1975. 404 IBN AL-ABBAR, Takmila al-Silà, adición a la ed. Codera, en Miscelánea del Centro de Estudios Históricos. Madrid. 1915.

123

arqueológica dentro de sus espacios, limitan el ámbito de estudio al plano documental (plano 14). En segundo lugar, ni la arqueología urbana nos puede aportar apenas datos al tratarse de propiedades privadas, con todas las dificultades burocráticas que de ello se desprende. La exasperación puede ser tal que incluso a veces encontramos con que el solar en cuestión, en donde las fuentes describían la existencia de una antigua mezquita reconvertida a iglesia ya no existe, al haber sido fagocitada por alguna otra estructura. Volviendo al tema en cuestión, la vida religiosa en Balansiya se organizaba en torno a mezquitas de barrio bajo la preeminencia de la mezquita aljama. Esta mezquita aljama, ocuparía parte de la actual catedral y como en el siglo XIV, estaría rodeada por cuatro zocos situados en plazas aledañas405. Reconvertida en iglesia cristiana en época del Cid se terminó la construcción de su mihrab en el año 498/1104-1105406. Y, aunque consagrada el 9 de octubre de 1238 al culto cristiano407, no fue cedido el espacio litúrgico por parte del monarca aragonés al obispo de la ciudad hasta principios de noviembre de 1241, lugar en el que pronto se edificaría una nueva catedral gótica408. Es curioso que el propio monarca no cediera el control de la antigua mezquita aljama a la Iglesia porque no olvidemos que el propio rey, el mismo día 18 de octubre cede a la Iglesia el control de las iglesias y mezquitas de la ciudad. Circunstancia que se amplia con matices, el día 22 del mismo mes409. Era tal el estado en el que se encontraba la mezquita tras la conquista de Jaime I, que no siendo posible reutilizarla como antes había hecho el Cid, se optó por otra solución: reedificarla pero ya como catedral cristiana410. Aparte de esta mezquita aljama, Ibn al-Abbar cita en torno a diez mezquitas como mínimo, que compondrían el sustento de los edificios litúrgicos de la Valencia islámica. Ya advertí sobre la dificultad al identificar dentro del espacio urbano del siglo XXI los elementos religiosos islámicos propios del siglo XIII; no obstante, creo haber 405

PERTEGAS, R. “La urbe valenciana”. Pp. 319 Esto se podría poner en relación con los niveles de destrucción encontrados a principios del siglo XII tras el abandono de Jimena de la ciudad y el posterior incendio, recogido por las fuentes. Cf. BARCELÓ TORRES, Mª. “Algunas notas sobre la ciudad islámica de Valencia”. Homenaje a don Jose María Lacarra. Estudios Medievales II. Zaragoza. 1977. Pp. 183. 407 UBIETO ARTETA, A. “Puntualizaciones sobre reconquista valenciana”. Ligarzas. I. 1968. Pp.172. 408 ACA/Cancilleria/Pergaminos/JaimeI/Serie general/0857 409 HUICI MIRANDA, A. y CABANES PECOURT, M.D., Documentos de Jaime I de Aragón. I. 12371250. Textos medievales, 50. Valencia. 1976. Nº 276 y278. 410 PILES IBARS; A. Valencia árabe. Pp. 289. 406

124

conseguido identificar sobre el plano a cinco de las diez mezquitas principales de la ciudad411. La primera mezquita que hemos podido situar en el mapa es la mezquita de Ibn ‘Aysun, junto a la puerta de al-Qantara. Ibn al Abbar, afirma que fue construida por ‘Ubayd Allah, un descendiente de Ibn ‘Aysun; que dejó una casa para que sirviese de capilla412. La podríamos situar en torno a la actual iglesia de san Bartolomé. Otra mezquita importante, que además está situada muy cerca de la anterior, es la mezquita de Bab al Qantara. De ella solo sabemos que estaba situada en torno al solar que ocupa ahora la actual iglesia de san Lorenzo, y que parece que en ella mandaba la oración a Abu Allah Muhammad b. Ya’far al-Qurtubí en torno al año 516/112-1123413. La mezquita de Rahbat al-Qadi, cuya ubicación parece corresponder con la iglesia actual de Santa Catalina414, fue donde se hizo cargo de la predicación el imán Hamdun ibn al-Mu’allim durante los años que ocupó la ciudad el Cid (485/1095-1096)415. Otra de las mezquitas que se han podido catalogar en el plano es la de al-Galaba. En ella se conoce que fue sermonista Muhammad b. Sfyan, encargado del gobierno del zoco a principios de siglo XII416. Estando tan íntimamente relacionada con el encargado del gobierno del zoco, y apoyándonos en el comentario que hace Beuter de la consagración de iglesias acaecida en época del Cid, se puede exponer la hipótesis de qué su ubicación estaría en la actual iglesia de san Esteban417.

411

Barceló Torres que recoge muy bien esta enumeración de mezquita, afirma que las mezquitas citadas por el Repartiment no se tratarían más que de “pequeños oratorios o templos de muy escasa proporción”, apoyándose en la idea de que antes de la conquista solo se tomaban como punto de referencia en la donación de casas. Cf. . BARCELÓ TORRES, Mª “Algunas notas sobre la ciudad islámica de Valencia”. p.185. 412 IBN AL ABBAR, Takmila. I. 309. Nº 929; II. 538. Nº 1512. 413 IBN AL-ABBAR. Takmila. I. 189. Nº 656. 414 RIBERA, J. Disertaciones y opúsculos. II. Pp. 325. 415 IBN AL-ABBAR. Takmila. I. 38. Nº 118. 416 IBN AL-ABBAR. Takmila. I. 149. Nº 523. El propio texto en pleno siglo XIII reconoce esta mezquita como al-Gabala (la de la Victoria). 417 “consagra apres unaltra sglesia prop del alcassar y nomenala Sancta Maria de les Virtuts esta segons dihuen alguns es Sanct Esteve, perque deues lalcassar y en aquelles partides noy havia altra mezquita sino la que fon apres la esglesia que es hiu Sent Esteve [...]” vid. BEUTER, Crónica general. Cap. XVIII. Fol. LXIV.

125

4.5.

Necrópolis.

Aparte del estudio, bastante limitado por otro lado, de las fuentes documentales, actualmente se ha venido dando un impulso a la arqueología urbana de Valencia, sobre todo con la aparición de nuevas necrópolis en la zona de la plaza de L' Almoina, donde se observa una continuidad entre los estratos de época visigoda e incluso tardorromana y los primeros siglos de la ocupación musulmana. Particularmente de época islámica, se han excavado varias viviendas de carácter suntuario418 y aneja a ellas, una necrópolis. Con respecto a la necrópolis, excavada en un primer plano, a 40 ó 50 cm del nivel actual se descubrieron los primeros enterramientos (foto 40). Estos enterramientos, estarían delimitados por tres muros de tapial de mortero que enmarcan los lados N, S y W, no habiéndose encontrado delimitación hacia el E. Más adelante se excavó la zona limítrofe a estos enterramientos, no encontrándose resultados satisfactorios al hallarse cisternas y edificios de época bajomedieval. No se olvide que se trata de una ciudad que ha venido siendo ocupada en su poblamiento y urbanismo desde el siglo III, y más concretamente desde el siglo V-VI hasta la actualidad, dándose por tanto posibles cambios en la secuencia estratigráfica o la inclusión de estructuras u objetos de otra etapa histórica. Sin embargo, pese a la cantidad de enterramientos descubiertos al irse ampliando el radio de acción arqueológica, se ha delimitado su cronología a base de técnicas estratigráficas al no poseerse “ajuares que daten los enterramientos419”. Hasta el momento se han encontrado cerca de 65 esqueletos con mayor concentración en el área central excavada, encontrándose todos en buen estado de conservación. Su posición en decúbito lateral sobre el costado derecho y con el cráneo orientado al E, junto con la aparición de un único esqueleto por tumba indican un enterramiento planificado420. Todo esto parece evidenciar la existencia de una necrópolis islámica en el mismo centro de la ciudad de Valencia421. 418

EQUIPO TECNICO DE L'ALMOINA: “Viviendas musulmanas en la ciudad de Valencia en base a las últimas excavaciones”. Arqueología Espacial. Coloquio sobre el microespacio, T. 10, Teruel, 1986, p.247-261. 419 PASCUAL PACHECO, J. “ La necrópolis islámica de L'Almoina (Valencia) [...]” p. 406 420 El manual de enterramiento musulmán viene muy bien recogido entre otros en: RIBERA Y TARRAGÓ, J. Ceremonias fúnebres de los árabes españoles, El Archivo, tomo IV, Denia, 1890. 421 La propia dinámica de enterrar dentro del recinto palatino no es exclusiva de Balansiya, cítese por ejemplo la existencia de una rawda al-julafā (cementerio de los califas) en Granada donde se enterraría el propio ‘Abd Allāh al Zirí. Cf. Crónica anónima de ‘Abd al-Rahman III al-Nāsir. Ed. LEVI PROVENÇAL, E. y GARCÍA GÓMEZ, E. Madrid. 1950. Pags. 92-93, o el caso de la rawda de los jardines de la Alhambra donde se constata el enterramiento de Muhammad II (1273-1301), su nieto

126

Con respecto a la tumba en sí misma no se conserva nada más que el espacio sin poder presuponerse si se trataría de una inhumación en túmulo o lápida, al no encontrarse ningún vestigio en los alrededores. Estas fosas suelen ser individuales y muy estrechas, enmarcadas con un armazón de ladrillo de manera que la pared actúa de medianera entre tumbas. El análisis paleopatológico y antropológico me es desconocido, pero a tenor de las fotografías arqueológicas y las interpretaciones a pie de campo se podría afirmar un predominio de adultos, proporción que se invierte con respecto a los infantiles hacia el final de la ocupación.

Parece ser que los niveles más antiguos corresponden al siglo XI, sin que se sepa nada de estratos anteriores. Es más, se puede afirmar que este estrato corta el estrato visigodo más reciente, lo cual vendría a legitimar lo que las fuentes han venido transmitiendo sobre el “oscurantismo de Valencia durante los tres primeros siglos de la conquista islámica422”. Con respecto a los materiales cerámicos recogidos, son escasos y están bastante entremezclados, pero testimonian la evolución cronológica apuntada, encontrándose desde cerámicas de estilo Madinat al-Zahra hasta vidriada bicromática o cuerda seca. Especialmente relevante es el caso de aparición de una cerámica fatimí que podría indicar un comercio importante con la otra orilla del Mediterráneo423 o incluso un contacto con elementos abasíes durante la revuelta bereber de 791. Otro problema al que se enfrenta este yacimiento es la cronología, ya que pese a considerar patrones típicos a la hora de establecer la cronología estratigráfica (los cuerpos más antiguos deberían estar bajo más estratos arqueológicos), la inexistencia ni de ajuares ni de elementos externos que permitan comparar de manera científica la cronología, nos limita más aún el estudio424. A pesar de la cantidad de información que se obtiene de este yacimiento, situado dentro de la madina, se presupone la existencia de más espacios urbanos dedicados al

Ismā’il (1314-1325) y Yusuf I (1333-1354). Cf. TORRES BALBÁS, L. “Paseos por la Alhambra: La rauda”. Archivo Español de Arte y Arqueología. II. 1926. Pags. 261-285. 422 GUICHARD, P. “Le peuplement [...]” p. 106 y ss. 423 GUICHARD, P. “Animation maritime et dèveloppement urbain des cotes de l'Espagne orientale et du Languedoc au X siècle” en: Occident et Orient au X siècle. IX Congrès de la Société des Médiévistes, (Dijon, 2-4 Junio 1978), Paris, 1978, p. 187-201 424 No olvidemos que los restos de cerámica son escasos y bastante entremezclados, en palabras de la autora, por lo que se presupone difícil realizar estudios de paleomagnetismo o de potasio-argón, que calibre la cronología. Además, la inexistencia de ataúdes, realizados en madera, no permite la utilización del C14.

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enterramiento de cuerpos aunque no hay hitos estratigráficos que corroboren esta dinámica. Aquí las fuentes nos indican la existencia en época islámica de una serie de cementerios situados extramuros. Se conoce por fuentes documentales, no así por restos materiales de la existencia de un cementerio en las cercanías de la Bab al Hanas (maqbarat bāb alHanaš), que se extendería según interpretaciones de Torres Balbás desde el cementerio del arrabal de Roteros, cercano a la Bab al Qantara hasta la propia Puerta de la Culebra425. Sin embargo, la maqbara principal de Balansiya estaría situada en torno a la antigua Bab Baytalla; cerca del camino que iba a la almunia de Russafa426. Se conoce de la supervivencia del cementerio tras la conquista cristiana gracias a una donación de Jaime I en 1239 que hace a unos frailes para que edificasen cerca del camino que iba a la Russafa prope cimiterium427. Pese a todo, estos cementerios fueron fagocitados en el siglo XIV cuando la ciudad de Valencia se expandió más allá de su cerca, ocupando nuevos solares los antiguos cementerios islámicos.

425

Vid. TORRES BALBÁS, L. Ciudades hispanomusulmanas. II. Nota 167. Pp. 266. LLIBRE DEL REPARTIMENT. Ed. BOFARULL. Universidad Autònoma. Reed. 1975. Pp.258-259. 427 TEIXIDOR, J. Antigüedades de Valencia, II, p. 21. 426

128

5. Conclusiones. Siempre creí que era necesaria una aproximación más cercana a la realidad que suscita la ciudad de Valencia durante su etapa islámica. Hacerlo, desde una perspectiva multidisciplinar, amalgamando toda una serie de datos que van desde los propios relatos que nos transmiten las propias fuentes árabes y cristianas hasta poesías de contemporáneos musulmanes, me parecía aún más enriquecedor. Por otro lado, he creído necesario que la intención de este trabajo sea también la de arrojar luz sobre los espacios urbanos de época islamica que se han documentado arqueológicamente dentro de la ciudad, con el fin de dilucidar aspectos fundamentales que nos especifiquen el funcionamiento y distribucion de una madīna en al-Ándalus. Por eso he creído imprescindible incorporar al estudio fuentes arqueológicas. A este respecto he podido sacar algunas conclusiones preliminares. En primer lugar, he de reconocer el problema que suscita la necesidad de apuntalar el recorrido de la muralla islámica de época taifa, ya que se pierde su recorrido tras la puerta de Ibn Hanax. A mi modo de ver la diferenciación tipológica entre ambos tramos murados, cuyo reflejo no solo se ve en la manufactura sino también en la tipología de las torres, especificaría la existencia de una remodelación a posteori del trazado amurallado en época almorávide. Otro factor que me ha sorprendido a la hora de especificar espacios dentro de la ciudad, es la inmensa aparición de alhóndigas, zocos y lugares de intercambio de bienes. Desgraciadamente, tan solo se ha podido documentar la existencia de una alhóndiga, pero sabemos de la existencia de muchas otras más por medio de las fuentes. Con respecto a la distribución de las viviendas, asistimos en Balansiya a una realidad urbana muy parecida a la de las otras ciudades andalusíes. De las mezquitas y los espacios funerarios no se ha podido catalogar apenas más datos que nos recogidos por las fuentes, a excepción en este último caso de la rawda de l’Almoina donde se han catalogado restos humanos en perfecto estado de conservación. No quisiera terminar mis conclusiones sin apuntalar una de las premisas sobre la que ha descansado la confeccion de este humilde trabajo: la multidisciplinaridad y la divulgación. Caminamos hacía un futuro en el que las fuentes y los estudios, deberán de ser multidisciplinares, apoyando, contrastando e incluso refutando las conclusiones vertidas años anteriores. Es por esto que quiero hacer un alegato en primer lugar para que la 129

relación entre arqueólogos e historiadores se haga más estrecha, compartiendo conocimientos en reciprocidad e intentando demostrar científicamente si los hechos descritos en muchas crónicas o relatos existieron, en base a un hallazgo arqueológico o a un escrito literario. El estudio conjunto y concienzudo por parte de los historiadores de estas nuevas fuentes de información, podría aportar multitud de datos e ideas que pueden cambiar el curso de una investigación. Por otro lado, he de afirmar que la labor del historiador, y creo que en este trabajo se ha puesto de manifiesto, es la de ser capaz de devolver la Historia al conjunto de la ciudadanía, que es en suma el depositario real de nuestra memoria y a la que debemos servir tan solo como interpretes. Me estoy refiriendo claramente, a que debe existir una clara vertiente divulgativa por parte de los investigadores, que acerquen al pueblo el estudio de la Historia y su pasión por el estudio del pasado.

Como bien afirmado antes, el trabajo aunque queda concluido con esta parte, queda abierto a todos aquellos que quieran aportar algún tipo de crítica o reflexión.

130

6. Imágenes428. • Murallas y fortificaciones.

Foto 1. Torre curva c/Serrans, 1.

428

Las imágenes aquí expuestas son producto del intercambio cultural y científico con los investigadores del SIAM (Valencia), a los que agradezco el apoyo, los materiales y la motivación con la que me han apoyado en la consecución de este trabajo.

131

Foto 2. Segmento de Torre C/Blanqueries

Foto 3. Tramo de Muralla. C/Blanqueries interior

Foto. 4. Torre y segmento de muro

Foto 5. Torre C/Blanqueries

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Foto 6. Torre y paseo de ronda

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Foto 7. Torre de la Mare Vella.

Foto 8. Torreón y lienzo de muralla.

Foto 9. Base Torre.

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Foto 10. Abovedamiento Torre.

Foto 11. Muralla musealizada plaza del Tossal

135

Foto 14. Interior valladar c/Mantes

Foto 12. Plaza Marques de Busianos

Foto 13. Muralla y antemuro

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Foto 15. C/Pintor Sorolla

Foto 16. Palau de Almansa

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• Mercados, zocos y alhóndigas

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• Espacios domésticos. Viviendas.

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• Espacios de poder. Alcázar.

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147

Foto 39. Muralla y torre en ángulo. Excavaciones plaza San Lluís Beltrán 1995.

148

149

7. Bibliografía 7.1. •

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