Ayn Rand y el objetivismo: aciertos y desaciertos.

June 15, 2017 | Autor: Ricardo Connett | Categoría: Ayn Rand, Escuela Austríaca de Economía, Libertarismo, Anarcocapitalismo, Objetivismo
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Ayn Rand y el objetivismo: aciertos y desaciertos El objetivismo ha trastocado doctrinas, despertado conciencias, abierto ojos y cuestionado principios que, de una u otra manera, han sido impuestos por la fuerza de la costumbre y la presión social. Poco grato sería desechar los aportes que Ayn Rand ha brindado a la defensa de la libertad. La relación del objetivismo con el libertarismo, como bien han señalado autores de la talla de Walter Block y Murray Rothbard, ha sido de inocultable importancia. La ética del egoísmo racional, la defensa moral del capitalismo, la importancia de la lógica como herramienta para llegar a la verdad, entre otras contribuciones, han servido de base inicial a pensadores netamente austríacos que hoy por hoy son íconos del libertarismo. El objetivismo, sin embargo, ha incurrido en errores teóricos que poco han nutrido de solidez argumentativa e intelectual a quienes se aferran a dicha doctrina y no ven más allá de ella. No ha sido el caso, como es evidente, de los autores ya mencionados, ni de George Reisman, Roderick T. Long o J. Michael Oliver –en el mundo angloparlante– ni del Dr. Ricardo Manuel Rojas –en el mundo de habla hispana–, por mencionar algunos nombres. Este último, divulgador de la vida, obra y pensamiento de Ayn Rand en el mundo hispánico, defiende gran parte de las tesis esgrimidas por la filósofa rusa establecida en Estados Unidos, no sin tomar en cuenta los argumentos de quienes hacen una crítica intelectual al pensamiento objetivista. Si bien el gran aporte que Ayn Rand dio al libertarismo –un aporte de vital importancia y al que todo amante de la libertad debe agradecer más allá de las discrepancias– fue el haberle dado a la economía de libre mercado una defensa ética consistente y desprendida de cualquier tipo de utilitarismo, su filosofía política no fue llevada a sus últimas consecuencias. Las razones que explican este hecho son numerosas y cabría quizás señalar las que a juicio de quien esto escribe son de mayor importancia. En los planos de la metafísica y de la epistemología, la doctrina objetivista tiene una marcada base aristotélica y confesamente antiplatónica, como es lógico. Al aceptar la existencia como axioma y por tanto la realidad como algo indivisible e independiente de la mente del hombre, abre el camino para evitar caer en relativismos que la mayoría de las veces llevan a la catástrofe. El objetivismo, en especial el ortodoxo, aplica, no obstante, el concepto de objetividad a elementos de la acción humana cuyo carácter es ineludiblemente subjetivo. Se aprecia, por tanto, uno de los más cruciales fallos en la teoría objetivista: el del valor objetivo. La Escuela Austriaca y sus máximos representantes, desde Menger hasta los austrolibertarios de la presente época, e incluso en un pasado más lejano con los escolásticos de la Escuela de Salamanca, advierten la subjetividad del valor. El valor, elemento que un economista del siglo XXI –siguiendo la tradición escolástica y austríaca y en oposición a la teoría objetiva de éste sostenida por los economistas clásicos británicos, Marx y la propia Ayn Rand– ha definido como «la apreciación subjetiva, psíquicamente más o menos intensa, que el actor da a su fin» (Huerta de Soto, 2005: 44) no puede, bajo ningún concepto, ser objetivo. La pretensión de atribuirle objetividad al valor de los bienes en el mercado ha servido de base a ideologías totalitarias, tal como ha demostrado el siglo XX. Hay quienes asumen que Rand, encerrada en su propia doctrina, fue incapaz de comprender los fundamentos

austríacos claramente expuestos por Ludwig von Mises, pensador de gigantesca relevancia y con quien tuvo una buena relación. Hay, por otro lado, quienes atribuyen esa falla esencial al conflicto que Ayn protagonizó con un pequeño grupo de seguidores, encabezados por Rothbard, y que finalmente se convertirían en los exponentes de lo que hoy se ha dado en llamar anarcocapitalismo y que no es más (al menos en la línea austríaca) que la puesta en práctica de una defensa ética del derecho natural –según Rothbard– o del orden natural –según Hoppe–, en notoria mezcla con los conceptos praxeológicos de la acción humana y sus elementos apoyados en la concepción predatoria y no contractual del Estado. En el plano de la filosofía política, Ayn Rand evitó hablar de Estado. Partiendo de la idea de que debe existir un ente que monopolice la coerción, el objetivismo acepta la existencia de un gobierno mínimo sólo encargado de proveer justicia y seguridad. Pese a que generalmente evadía el término Estado, lo cual ha generado debates en torno a si Ayn Rand era o no una liberal tradicional o más bien una pensadora cercana al liberalismo radical o libertario/anarcocapitalista, su descripción acerca de ese “ente protector de los derechos” al que llamó gobierno, se acerca más a la definición más comúnmente aceptada de Estado: la de Max Weber. En este sentido, la clara distinción que hizo, en 1935, Albert Jay Nock entre Estado y gobierno, en rigor, no parece tener cabida en el planteamiento randiano, si bien hoy, todavía, se discute. Uno de los objetivistas que se atrevió a desafiar el propio pensamiento de Ayn Rand al señalar que la teoría política por ella propuesta –gobierno o Estado limitado– contradecía la misma tesis central del objetivismo en lo que respecta al derecho natural y al carácter volitivo de la conciencia humana, fue J. Michael Oliver (1972), autor del libro The New Libertarianism: Anarcho-Capitalism , para quien puede existir una compatibilidad entre la parte más esencial de la doctrina objetivista y el libertarismo anarcocapitalista. En El manifiesto romántico, publicado en 1969, Rand da una visión heterodoxa del arte que contradice, para muchos, la esencia misma del mundo artístico: la subjetividad. Desde el punto de vista estético, esto es, estilístico y artístico, literatos y artistas plásticos de renombre y de talento indiscutible, tales como Ernesto Sabato y Jorge Luis Borges, han señalado que no puede haber arte sin intimidad, y la intimidad, en rigor, surge de la psique de cada hombre, de los pensamientos, temores, valores, obsesiones y traumas de cada mente individual. Sabato, gran maestro de las letras hispanoamericanas y no menos genio de las ciencias exactas debido a sus estudios doctorales en física y su trabajo con los Curie, explicaría que en el arte, a diferencia que en las ciencias, no existe la cosa en sí (empleando lenguaje kantiano), sino la cosa para mí. Borges, ilustre escritor y profundo conocedor de la literatura universal, explicaría algo similar al citar siempre al mítico Angelus Silesius: «la rosa es sin porqué» y al célebre pintor de origen estadounidense, James Whistler: «art happens». Ayn Rand, como se puede entender, era ajena a esta visión del arte y descartó siempre toda crítica al respecto, una de las tantas razones por las cuales se le considera mejor ensayista que novelista. Puede decirse, hoy todavía, que el pensamiento de Ayn Rand es clave para introducir a un gran número de personas, en especial jóvenes, al mundo de las ideas de la libertad. Walter Block (2008), en una de sus ponencias más vistas en la web, coloca a Ayn Rand en el top 5 de pensadores que más libertarios han producido e inspirado a nivel mundial a través de su obra. No cabe duda que no exagera y de que, se coincida o no con la filosofía por ella sostenida, el mundo libertario le tiene una gran deuda y, por qué no, un inmenso respeto.

Ricardo Connett Director Académico del Instituto Ludwig von Mises Venezuela Twitter: @ricardoc_16 Fecha: Julio de 2015

Bibliografía y referencias recomendadas: Block, W. (2008). Religion and Libertarianism. Texto original disponible en: http://archive.lewrockwell.com/block/block103.html. Traducción al español disponible en: http://www.miseshispano.org/2014/01/religion-y-libertarismo/ Huerta de Soto, J. (2005). Socialismo, cálculo económico y función empresarial. 3ª edición. Madrid: Unión Editorial. Mayhew, R. (Ed.). (2005). Ayn Rand Answers: The Best of Her Q & A. New York: New American Library. Nock, A. ([1935] 2013). Nuestro enemigo, el Estado . Madrid: Unión Editorial. Oliver, M. J. (1972). The New Libertarianism: Anarcho-Capitalism. En: Gordon, D. (2014). Anarcho-Capitalists Against Ayn Rand. Alabama. Estados Unidos. Texto original disponible en: https://mises.org/library/anarchocapitalists-against-ayn-rand. Traducción al español disponible en : http://www.miseshispano.org/2014/05/anarcocapitalistas-contra-ayn-rand/ Rand. A. (2009). El manifiesto romántico. Buenos Aires: Grito Sagrado. Rand, A. (2009). La virtud del egoísmo. Buenos Aires: Grito Sagrado. Rojas, R. (2012). Realidad, Razón y Egoísmo: El pensamiento de Ayn Rand. Buenos Aires: Unión Editorial. Sabato, E. (1953). Heterodoxia. Barcelona: Seix Barral.

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