Autoridades y canon en gramáticas del español del siglo XVIII

July 13, 2017 | Autor: Carmen Quijada | Categoría: Historiography of Linguistics, HISTORIA DE LA GRAMÁTICA ESPAÑOLA
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Autoridades y canon en gramáticas del español del siglo XVIII

CARMEN QUIJADA VAN DEN BERGHE Universidad de Salamanca

0. CONSIDERACIONES PREVIAS Esta aportación se centra en el rastreo de fuentes y autoridades literarias en las principales gramáticas del español publicadas entre 1700 y 1835. Nos interesa fijar el canon de escritores modélicos (que no gramáticos) propuesto por obras estrictamente gramaticales. Quedan fuera, por tanto, los textos sobre retórica y poética y otros libros de miscelánea. Tratando de proceder con la mayor coherencia posible, se han excluido del corpus las obras de Mayans, la Retórica de Jovellanos incluida en su Curso de humanidades castellanas, el Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana de Gregorio Garcés y el manual complementario de Hermosilla sobre el Arte de hablar en prosa y en verso. Conscientes de la importancia de dichos materiales para la conformación del canon gramatical (en especial, la extensión de los juicios del valenciano a lo largo de todo el siglo XVIII a través de su escuela1 y la monumental fuente documental y metodológica que supone la obra de Garcés), han sido consultadas puntualmente. Ante la intensa actividad y publicación de gramáticas españolas en este periodo y la imposibilidad de ofrecer una visión globalizadora en un espacio reducido, hemos optado por limitar el estudio a las obras impresas en

1

Sobre la idea de una «escuela mayansiana», cfr. Martínez Alcalde 1996. El castellano y su codificación gramatical. De 1700 a 1835, págs. 805-831

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España2, dejando para otra ocasión más propicia la revisión de aquellas salidas en el extranjero3. Sin duda, de un análisis comparativo entre el canon de las obras dirigidas a españoles y el de aquellas destinadas a extranjeros se extraerían valiosos datos, así como importante información sobre la difusión de la literatura española en el exterior. Las conclusiones que aquí presentamos son –no pueden ser de otra manera– parciales, pero creemos que esta selección del corpus no es aleatoria, ya que cada conjunto de obras tiene sus propios destinatarios y finalidades y conlleva unos presupuestos metodológicos específicos. 1. EL SIGLO XVIII Y LAS AUTORIDADES DEL IDIOMA Es a partir de este siglo cuando comienza el acuñamiento y andadura del concepto de autoridades de la lengua castellana, autores consagrados de las letras españolas, denominados por los críticos de la época patriarcas o autores clásicos4. La creación del canon está en marcha. La piedra inicial para su conformación la pone el primer diccionario académico, el Diccionario de Autoridades (1726-1739), surgido, esencialmente, a partir del modelo francés (Martínez Alcalde 1997: 75 y Niederehe 1997: 41). Allí la Real Academia Española confecciona su «Lista de los Autores elegidos [...] para el uso de las voces y modos de hablar», que pronto se convierte en el referente de estudiosos y maestros, como Benito de San Pedro. Pero además de la académica, estas consideraciones surgen desde otras instituciones y personalidades: bajo la estela de la Ilustración, Gregorio Mayans reflexiona sobre la recuperación de la lengua y literatura españolas; sus juicios literarios y propuestas educativas se propagan con rapidez en el círculo valenciano. Así, la historia de la lengua y la literatura y la utilización de un corpus literario 2 Algunas gramáticas escolares no han podido ser consultadas: Delgado 1790, Balbuena 1791, Cristóbal y Jaramillo 1793. Tampoco la obra castellano-latina de Sanchís Abella 1795. Remitimos a la tesis doctoral de Mª José García Folgado (2005), La gramática española y su enseñanza en la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX (1768-1815), donde, a través de su exhaustivo análisis, comprobamos que dichos autores no sobresalen por el uso de ejemplos literarios. 3 Por su aprovechamiento de la literatura española destacan los siguientes autores: Stevens 1706, Cramer 1711, Vayrac 1714 y Pineda 1750 (Cfr. la tesis doctoral de Daniel M. Sáez de Rivera 2007). Además, se ha comprobado que en las obras del foco inglés de principios del siglo XIX, es costumbre añadir a modo de apéndices unos extractos literarios como muestra y ejercicio de traducción: Planquais 1807, Feraud 1809 y Borras 1827 (Cfr. la aportación en este volumen de Gustavo de Pablo Segovia). 4 En el sentido amplio del término clásico, es decir, aquellos que «se tienen por modelo digno de imitación» (tercera acepción del DRAE, 2001). No todos los gramáticos lo emplean con esta significación; muchos lo limitan a aquellos autores que «pertenecen al periodo de tiempo de mayor plenitud de una cultura» (primera acepción del DRAE), en aquella época, el siglo de oro. Más adelante nos ocuparemos de esta cuestión.

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como base de estudio son rasgos particulares del modelo educativo de los escolapios (de fuerte raigambre racionalista), que tanta importancia tiene a partir de la segunda mitad de siglo5. En una época marcada por la revalorización del estudio de los idiomas nacionales, las reformas educativas dispuestas por orden real y la influencia demoledora de la cultura y política francesas, la exaltación de nuestros clásicos se convierte casi en un imperativo entre los ilustrados. Desde esta posición surgen las reediciones de los textos «antiguos» (siglos XV a XVII) y la intensa actividad de críticos literarios (Feijoo, el Diario de los literatos) que tratan de fijar, no sin ciertos obstáculos y contradicciones, la nómina de buenos autores: por una vía, la tendencia antibarroquista y neoclásica, y paralelamente, la progresiva recuperación del estilo depurado de los escritores dieciochescos. Otra polémica que marca la selección del canon de autoridades es su postura frente a los neologismos (galicismos, principalmente): desde la permisión al purismo más exacerbado (Lázaro Carreter 1985 [1949]). Todas estas tensiones literarias se verán reflejadas inevitablemente en las obras lingüísticas, que pretenden fijar un modelo de lengua considerado por ellos más puro, elegante, claro y digno de imitación para las generaciones venideras. 2. EL

USO DE LOS DOCTOS COMO PILAR FUNDAMENTAL DE LA NORMA LIN-

GÜÍSTICA

En esta época, el tradicional sustento de las reglas gramaticales en el uso de los doctos, el consensum eruditorum que propugna Quintiliano y del que se hace eco Nebrija para la fijación de la lengua, tiene especial relevancia. Si bien siempre ha sido una constante en la tradición gramatical española (Villar, etc.), es en este momento cuando el criterio de corrección se convierte en una obsesión para los gramáticos. Se encuentra en las definiciones de la disciplina, como en Gómez Gayoso: «Gramática es el Arte, que enseña à hablar, y escribir segun el uso de los Varones doctos, por cuya autoridad se prueban sus preceptos»6 (1743: 1-2) y después en San Pedro: «Se llama Gramatica el Arte que enseña a hablar i escrivir bien; esto es, conforme a las reglas autorizadas por el uso de los doctos» (1769: XXIV). Dicha supuesta normatividad, a partir de la definición ofrecida por la Real Academia: «La Gramática es arte de hablar bien» (1771 y 1796) conti5 Sobre el plan de estudios de los escolapios y su importancia a partir de la expulsión de los jesuitas, crf. García Folgado 2005: 144-179. 6 De aquí en adelante la cursiva en las citas es nuestra.

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núa, con alguna modificación7, en buena parte de los gramáticos posteriores, aunque no todos hagan referencia explícita a los eruditos. En la primera gramática académica se alude a «los buenos autores y los que hablan bien» (1771: 73) y en la cuarta edición a «los autores clásicos y los que hablan con elegancia y energía» (1796: 356). Los académicos son conscientes de que están creando un canon, a tenor de sus palabras: Asi los principios de la construccion se han de buscar en estas dos fuentes: los autores clásicos, y el uso de las personas cultas. Por consiguiente no pueden ser tan constantes como los explicados hasta aqui, por la diversidad de estilo de los autores, y la libertad y gusto de los que hablan con pureza y propiedad. Propondremos, pues, aquellos en que suelen convenir todos, y que mas ciertamente pueden servir de regla para la inteligencia y uso de nuestra lengua. GRAE (1796: 327)

Fries establece dos factores principales en el modelo lingüístico de la GRAE: los escritores ejemplares y las personas cultas, quienes «siguen constituyendo, hasta el presente, las categorías fundamentales del componente concreto de la norma de la Academia» (1989: 161). 3. REFLEXIONES

METODOLÓGICAS.

EL

EJEMPLO LITERARIO:

¿ANTES

O DES-

PUÉS DE LA REGLA GRAMATICAL?

Una cosa es adherirse en un plano teórico a los presupuestos de la gramática clásica, en cuanto «arte que enseña a hablar y escribir correctamente según el modelo de los autores», y otra bien distinta es llevar a la práctica la construcción de una gramática a partir de un corpus previamente establecido. En otras palabras, a pesar de las definiciones y presupuestos de los gramáticos que acabamos de ver, todavía en el siglo XVIII prácticamente ninguno procede mediante métodos inductivos (Lliteras 1997). Encontramos, no obstante, las primeras reflexiones al respecto en San Pedro, portador de ideas racionalistas8: 7 «Arte que enseña à hablar con propiedad la lengua Castellana», Muñoz Álvarez (1793); «arte de hablar y escribir rectamente», Ballot (1796); «el arte de hablar bien se dirige, á hablar con propiedad y pureza algun lenguaje», González de Valdés (1798); «conjunto ordenado de las reglas de lenguaje que vemos observadas en los escritos o conversación de las personas bien educadas que hablan desde su infancia el castellano o español», Salvá (1830), aunque en las siguientes ediciones la modifica por: «personas doctas que hablan el castellano o español»; «coleccion de las reglas que deben observarse para hablar una lengua con pureza y correccion», Hermosilla (1835). 8 Palabras que lo vinculan con una reflexión de Du Marsais (Méthode Raisonnée pour apprendre la langue latine, 1722). Cfr. Martínez Alcalde 1997: 81.

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Se sabe Gramatica, i se ignora enteramente la lengua [...] solo las declinaciones i conjugaciones se an de aprender desde luego, i sin mas detencion se a de empezar la explicacion de los Autores classicos. La lengua es antes que la Gramatica. Los preceptos se an formado de la observacion i combinacion de las palabras segun el uso de los mejores Autores. San Pedro (1769: XXII)

También Jovellanos es partidario de la observación y el análisis de los mejores autores y, al igual que el escolapio, confecciona su gramática a partir de los ejemplos literarios: «no tanto se aprende una lengua con reglas, cuanto con ejemplos selectos; no tanto en una gramática, cuanto en los buenos autores» (¿1795?: 106). Ballot, aunque no utiliza sistemáticamente ejemplos literarios9 sino que, en su mayor parte, los crea él mismo, continúa esta línea: «[gramática] es un conjunto de preceptos y reglas nacidas de la observacion» (1819 [1796]: 1). Además, en el prólogo de su quinta edición indica: he ilustrado esta quinta impresion con mayor copia de ejemplos, porque la gramática sin la lectura del buen romance es de poco provecho. Se han de aprender las reglas para hablar bien; pero debemos mas á los escelentes modelos, que permanecen siempre inalterables, al paso que las reglas se pierden y olvidan con el tiempo.

Interesante es el comentario de Mata y Araujo: «las reglas de la Gramática se fundan principalmente sobre el uso autorizado de los Autores clásicos, y asi las reglas deben estar sujetas á su autoridad, no ellos á aquellas» (1805: 36). No parece casualidad que lo inserte a propósito de la aparición de uno de los dos únicos ejemplos literarios de todo el epítome (se vale de la autoridad de los autores del siglo de oro para invalidar el leísmo de algunos gramáticos). En ningún otro momento se aprecia dicha metodología empírica. La función habitual de los ejemplos en las obras de este periodo es ilustrar las reglas. Puig (1770) señala esta labor auxiliar de las muestras literarias: «[la observación de los Escritos de los Varones sabios y elocuentes] paraque pudiese sentar con acierto mis dictamenes, y dar à mis reglas el conveniente seguro apoyo». En el primer tercio del siglo XIX comienza el giro metodológico: Vicente Salvá acomete la enorme labor de confeccionar la primera gramática del español desde los presupuestos empiristas, analizando las muestras literarias. Se trata de la primera puesta en marcha del método inductivo en la gramáti9

Cuando lo hace, no suele indicar su autoría.

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ca española. El ejemplo literario se convierte con él, finalmente, en el protagonista. Estas son sus palabras críticas sobre el distanciamiento entre las reglas propuestas por los gramáticos filosóficos y el uso real de la lengua10: Para que se vea de un modo más palpable el inconveniente que tiene la aplicación indiscreta de los principios ideológicos y el hacer más caso de ellos que de la lectura de los autores clásicos para estudiar la lengua en que han escrito, no será fuera del caso observar que Noboa, el cual no ha dejado de dedicarse con alguna detención a la española, falta a sus cánones en la práctica, propone locuciones viciosas y comete desaciertos increíbles por quererlo deducir todo por la analogía. Salvá (1988 [1847]: 80)

En la siguiente advertencia encontramos su concepción y principios metodológicos: «He aquí patente la necesidad de que los autores de gramáticas se persuadan, al escribirlas, de que no van a formar y plantear una lengua a su sabor, sino a explicar de qué manera la hablan y escriben los que respetamos como sus modelos» (1988 [1847]: 85). 4. PRESENCIA DE AUTORIDADES LITERARIAS EN GRAMÁTICAS (1700-1835) Pasemos, sin más dilación, a comprobar qué gramáticas incorporan autoridades y/o ejemplos literarios en este periodo. En la tabla se muestra, además, en qué parte del texto son introducidas: bien en el conjunto de piezas «satélites» de la gramática (prólogo, apéndices, catálogo), bien en el cuerpo propiamente gramatical: AUTORES



Prólogo

NO

Cuerpo de Apéndice Catálogo la gramática

Torre y Ocón (1728)

X

Martínez Gómez-Gayoso (1743) San Pedro (1769)

10 11

X X

(sintaxis)

X

X (origen y épocas de la lengua11, analogía y sintaxis)

Incluidas a partir de la quinta edición (1840). A pesar de que otros autores critiquen que considere este capítulo como una parte más de la gramática (Gayoso, y más tarde Salvá), el escolapio insiste en la importancia capital de este asunto dentro de su programa educativo y lo inserta al principio (en cambio, es un apéndice en la obra de Muñoz Álvarez 1799).

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Puig (1770)

X

GRAE (1771)

X

(analogía y sintaxis)

X

Agustín de Zamora (1771-1781)

X

González de Valdés (1791)

X (analogía, etimología y construcción)

X12

Muñoz Álvarez (1793)

X

Jovellanos (¿1795?)

X

GRAE (1796)

X

Ballot (1796)

X13

(analogía y sintaxis)

X

X

(sintaxis14)

X15

Rubel y Vidal (1797)

X

Torío de la Riva (1798)

X

González de Valdés (1798)

Muñoz Álvarez - Garci-Pérez de Vargas (1799)

X (analogía, etimología y construcción)

X

X16

12 En el último cuaderno, inserta un apartado sobre los «Idiotismos y locuciones castellanas con su correspondencia latina» con numerosos extractos literarios (a veces sin indicar el autor, reconoce la presencia de Garcés) y un «Compendio del Arte Métrica» elaborado, como reconoce él mismo, a partir de las Tablas poéticas de Francisco Cascales (1617). 13 Ballot introduce tras el prólogo una breve nota sobre la «Escelencia de la lengua castellana», procedimiento habitual en otras gramáticas para enaltecer el idioma, como en la del Padre Benito de San Pedro. De su «Oracion de la excelencia de la Lengua Española i necessidad de su estudio» toma el canon de autoridades: «Las plumas de los Boscanes, los Mendozas, los Granadas, los Leones, los Montanos, los Morales, los Herreras, los Ercillas, los Rufos, y de otros insignes españoles que escribiéron con tanta correccion, pureza, y elegancia...». Nos parece significativo que Ballot reproduzca literalmente el canon de San Pedro pero deja al margen la figura de Garcilaso de la Vega. 14 A pesar de que tan sólo se han contabilizado 6 ejemplos literarios con indicación expresa de su autoría (Cervantes, Fray Luis de Granada, Ribadeneira, Iriarte), muchos otros también proceden de la literatura, especialmente en la parte dedicada a la puntuación (versos modificados de Fray Luis de León, etc.). 15 A modo de apéndice inserta una serie de cartas para los discípulos más adelantados, de Mayans, Francisco de Isla, Pablo Torres y del propio autor. 16 Se trata del interesante «Apéndice sobre el genio, idiotismos, edades y autores célebres de la lengua castellana» dispuesto por Joseph Garci-Pérez de Vargas, miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla y profesor de Humanidades en Granada, amigo y colaborador de Muñoz Álvarez (cfr. Gómez Asencio 2004 y García Folgado 2005). Además de las adiciones manifestadas por Muñoz Álvarez (la Noticia preliminar de las Humanidades ó Bellas-Letras y el Apéndice), muy posiblemente de Garci-Pérez procedan las mejoras y modernizaciones de la sintaxis de esta segunda edición.

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CARMEN QUIJADA VAN DEN BERGHE X17

Mata Araujo (1805) Cortés y Aguado (1808) Herranz y Quirós

X

(181518)

X

Calleja (1818)

X

(Sintaxis)19

Díaz (1821)

X

Pelegrín (1825)

X20

Costa de Val (1827)

X

Saqueniza (1828)

X21

Alemany (1829)

X

Salvá (1830) Muñoz Capilla (1831)

X

X X22

Lacueva (1832)

X

Hermosilla (1835)

X

TABLA 1. Presencia de autoridades literarias en gramáticas españolas (1700-1835).

17 Tan sólo se han observado: un ejemplo literario (en la «Etimología») de Cervantes y la autoridad de los autores del siglo de oro, en un pasaje puntual. Dado que son casos aislados, optamos por incluirlo entre aquellos gramáticos que no proponen autoridades. Es más, en el prólogo advierte de su desconfianza del uso de los escritores: «y no hay que creerse que podemos adquirir un conocimiento de ella [de la gramática] por el oido, ó como decimos, al vuelo: ni tampoco con sola la lectura de algunos de nuestros buenos Autores, porque nos veremos chasqueados. Los muchos errores en punto de gramática, las muchas faltas contra la pureza de la lengua, que hallamos en escritores no despreciables, son una prueba nada equívoca del estudio que debemos hacer para hablar y escribir nuestra lengua con propiedad» (1805: 4). 18 Esta fecha es de la 6ª edición (la primera es de 1795 ó 1796). 19 Tan sólo cita explícitamente a Alberto Lista, Fray Luis de Granada, Cervantes y Ribadeneira (Sintaxis), pero se rastrean más ejemplos de Cervantes y otros autores sin mencionar su nombre, procedentes, en su mayoría de la Ortografía de la RAE (1815) y de Garcés. 20 Se sirve de un fragmento de Cervantes como modelo de propuesta ortográfica (1825: 251253); más adelante elogia la prosa del Quijote. 21 Se ha encontrado un único ejemplo de Fray Luis de Granada en la puntuación, parte no considerada propiamente gramática por el autor. 22 Hay bastantes ejemplos literarios repartidos por toda la gramática, muchos de ellos sin citar el autor y tomados de Garcés.

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4.1. Gramáticas sin autoridades literarias Hemos considerado aquellas obras en las que la presencia de autoridades literarias es meramente ocasional y anecdótica (como es el caso de Luis de Mata y Araujo, Pelegrín y Saqueniza, donde tan sólo se ha contabilizado una muestra) junto al resto que no utiliza autoridades. De las 28 obras analizadas, 16 no incluyen ninguna referencia a escritores españoles (el 57%). La mayor parte de ellas proceden así de acuerdo con su concepción y metodología de la disciplina. Muchas son de carácter general o filosófico y se proponen, en palabras de Ridruejo (1989: 402), «indagar los principios permanentes del español, al margen de la posible mutabilidad del uso lingüístico, que es justamente lo que reflejan los ejemplos literarios» (Agustín de Zamora, Mata y Araujo, Pelegrín, Saqueniza, Lacueva y Hermosilla, que prepara separadamente el Arte de hablar en prosa y en verso23 y el Juicio crítico de los principales poetas españoles de la última era24). En otras, como los compendios escolares, se prefiere una clara y sintética presentación de las reglas gramaticales, con ejemplos fáciles y breves creados por el propio profesor (Rubel y Vidal, Torío de la Riva, Cortés y Aguado, Herranz y Quirós y el Padre Agustín Díaz). 4.2. Gramáticas con autoridades literarias El 43% restante sí menciona o se sirve de muestras literarias. Convendrá, no obstante, que distingamos entre el ensalzamiento de determinadas obras y escritores modélicos y la aparición de ejemplos concretos de sus obras. Es decir, la mención de una autoridad literaria no siempre lleva aparejada una muestra de sus usos lingüísticos. Un reflejo de ello son los prólogos y los apéndices dedicados a las edades y autores célebres de la lengua castellana. En algunas obras, véase las de la RAE, se enumera una serie de autores en el prólogo pero, como acierta a ver Gómez Asencio (2008: 48) «no parece que esta lista de nombres y obras esté pensada como parte de un hipotético canon de autoridades en materia de gramática [....] pero sí como amago de una canonización literaria por parte de la RAE». Efectivamente, en dicha nómina no aparecen personalidades posteriores a los inicios del siglo XVI y tan sólo se utilizarán algunos de ellos para ejemplificar el uso anticuado. El canon del prólogo de San Pedro (presente más adelante en las obras de Ballot y Garci-Pérez) sí cumple, creemos, una finalidad lingüística: «Vicia mucho el hàbla el hacer esta letura a los principios indiferentemente sobre 23 24

Publicado en 1826. Obra póstuma publicada por Salvá en 1840.

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cualquier Escritor. Los modelos i Patriarcas del Romance son por consentimiento de todos los hombres doctos de la Nacion...» y comienza la retahíla de literatos (1769: XV y siguientes). Es interesante comparar las autoridades propuestas en el prólogo con los ejemplos del interior de su gramática25, para comprobar hasta qué punto es coherente con su propuesta metodológica: de los 17 autores a los que ensalza en la introducción, toma muestras de 13. Sin embargo, al segundo autor más utilizado, Pedro Simón Abril (32 ejemplos), tan sólo lo menciona rápidamente en las edades del castellano. Así las cosas, en este periodo: a) cuatro gramáticas proponen un canon de autoridades en el prólogo: San Pedro, GRAE de 1771 y de 1796 y Ballot (que lo toma del escolapio). b) doce insertan ejemplos en el cuerpo doctrinal: Gómez Gayoso, San Pedro, primera y cuarta edición de la gramática académica, Jovellanos, las dos obras de González de Valdés, Ballot, Calleja, Salvá, Muñoz Capilla y Garci-Pérez. De este último se han computado sus ejemplos, a pesar de disponerse en apéndice aparte, ya que atañen al comportamiento gramatical. De hecho, así lo titula el andaluz: «Propiedades características del Castellano derivadas de la estructura gramatical»; son muestras de concordancia, régimen y construcción. c) dos incluyen un apartado específico sobre las «Edades del Castellano», historia de la lengua y literatura: San Pedro y Garci-Pérez. La vinculación entre ambos es evidente; no obstante, este último añade un periodo final (2ª mitad del siglo XVIII) denominado «Mejoramiento del castellano» que no está en el Arte del romance castellano y, además, como veremos a continuación, la nómina de autores seleccionados no es, ni mucho menos la misma, en especial para los periodos más recientes. En última instancia, el escolapio tiene como fuentes principales para la elaboración de este capítulo las obras de Andrés Burriel (Paleographia Española, 1758) y Luis Josef Velázquez (Orígenes de la poesía castellana, 1754)26. d) tan sólo una gramática añade un catálogo de autores: la del Padre Benito de San Pedro. Gómez-Gayoso critica que la calque del Diccionario de Autoridades (efectivamente, tras un cotejo de ambas listas, la originalidad del escolapio se queda reducida a un 4% en los autores de «Mocedad», un 18% en los áureos y un 15% en los del siglo XVII). 25 Por supuesto, todos los autores de los que toma extractos literarios quedan registrados en su abultadísimo Cathalogo de autores. 26 Sobre el trasvase entre la obra de Burriel y la de Benito de San Pedro, cfr. las Conversaciones críticas sobre el libro intitulado Arte del Romance Castellano, publicado por el reverendisimo Padre Benito de San Pedro (1780), de Antonio Gobeyos (seudónimo de Gómez Gayoso). También en Martínez Alcalde 1992: 532 y García Folgado 2005: 263-283.

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e) prácticamente la mayoría de estas obras critican algún uso de determinados escritores: en apartados específicos sobre los «Vicios de la oración castellana» (San Pedro, González de Valdés), repartidos por la gramática (Salvá) o en listas de autores no modélicos, como la especie de anti-canon de Garci-Pérez (Gómez Asencio 2004: 667). 5. UTILIZACIÓN DE LOS CÓRPORA LITERARIOS EN LA TRADICIÓN GRAMATICAL ESPAÑOLA

En su estudio «Sobre la formación del corpus de autoridades en la gramática española» (1997), Lliteras revisa la progresiva apertura a los córpora literarios y apunta a la obra de San Pedro como la precursora –tímida, incipiente– de un proceder que más adelante Vicente Salvá lleva a sus máximas consecuencias. Cuando repasamos esta línea metodológica en la gramática española del siglo XVII (Quijada 2008: 641-666) destacamos dos ámbitos de actuación: (i) en los manuales para españoles sobresalía la minuciosa descripción del lenguaje lírico por parte de Gonzalo Correas en su capítulo sobre figuras y poética españolas; (ii) en los destinados a extranjeros, aunque prácticamente la mayoría echaba mano en algún momento de los usos literarios, llamamos la atención sobre tres autores vinculados entre sí: Charpentier 1596, Sanford 1611 y Lancelot 1660, que utilizaron córpora literarios. Esta segunda vertiente, de la que no nos ocuparemos en esta ocasión, continúa, y de manera muy fecunda, a lo largo del siglo XVIII. Pero es interesante, y creemos que no mera casualidad, que el primer autor de este periodo que emplea córpora de manera más regular, el Padre B. de San Pedro, tenga muy presentes las obras de Claude Lancelot, tal y como reconoce en el prólogo, p. XI. Por supuesto, la Gramática General de Port-Royal (Grammaire générale et raisonnée, A. Arnauld y C. Lancelot, 1660), pero también su obra latina, Nouvelle méthode pour apprendre facilement et en peu temps la langue latine (1644)27, cercana en cuanto a la disposición de los contenidos al manual español que publicó posteriormente28. No sería descabellado pensar que el escolapio conozca también la obra española y observe su ejemplificación de las reglas mediante extractos de literatura. No obstante, a pesar de que ambas obras compartan una preferencia por los poetas líricos del siglo de oro, el canon no coincide29. De hecho, San Pedro, en un afán por insistir en la novedad de su obra, añade: «estàn todas las Gramati27 Así lo han señalado los estudios sobre el escolapio: Lliteras 1992b, Martínez Alcalde 1992 y 1997, Ridruejo 1996, López Martínez y Hernández Sánchez 2001, García Folgado 2005. 28 Nouvelle méthode pour apprendre facilement et en peu temps la langue espagnole, 1660. 29 Tienen en común a Garcilaso, Lope de Vega, Ercilla y Mena. Pero Boscán, el más citado en la Nouvelle Méthode, es sustituido por Fray Luis de León y Pedro Simón Abril en el Arte.

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cas mui defectuosas en reglas [...] los egemplos mui escasos, i poca o ninguna noticia de los Autores originales i de las fuentes de nuestra lengua» (Prólogo XII-XIII). Evidentemente, el uso de dichos córpora no es uniforme en las obras analizadas. Basta echar un vistazo al número de ejemplos computados en cada obra, para comprobar que la sistematicidad no es la misma. En la siguiente tabla mostramos el número de ejemplos literarios contabilizados en el interior de los textos. Son resultados orientativos, dado que tan sólo se han tenido en cuenta aquellos con indicación explícita de su autoría. Es decir, por ejemplo, en las obras de Ballot, González de Valdés y Muñoz Capilla se rastrean numerosas muestras literarias sin autor. En estos dos últimos, se cuelan constantemente fragmentos de Cervantes, Garcilaso y Fray Luis de León, entre otros, la mayor parte de las veces a través de la monumental obra de Gregorio Garcés, que supone el «depósito» documental literario para muchas gramáticas. Tal vez omitan su procedencia para evitar ser acusados de plagio. González de Valdés, en su Gramática de la lengua latina y castellana, coetánea al Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana (1791) incluye un apartado sobre «idiotismos y locuciones castellanas» muy similar a la estructura del Garcés. Él mismo reconoce su vinculación en el título del capítulo: Idiotismos y locuciones castellanas con su correspondencia latina, escritas antes por Don Ignacio del Campo segun Valerio anónimo y Requejo, y sobreañadidas despues considerablemente con las observaciones hechas en las obras del Maestro Fray Luis de Leon, Fray Luis de Granada, Pulgar, Mendoza, Mariana, Cervantes, Molina, Abril, y otros autores nuestros del siglo de oro, todo por orden alfabético en Madrid antes y después que el presbítero Don Gregorio Garcés en Ferrara. González de Valdés (1791: 49 [III cuaderno])

Pero en su segunda obra, la Gramática completa grecolatina y castellana de 1798, cambia el título de este apartado y evita la mención a Garcés, aunque mantiene el contenido. Ahora es el «Careo de las palabras indeclinables castellanas con las grecolatinas» (p. 220). En ambos textos la huella de Garcés es fácilmente detectable y a través de él se cuelan abundantes fragmentos del Quijote. Así pues, siendo conscientes de la relatividad de los resultados que ofrecemos, reflejan orientativamente el quehacer de cada gramático. Aparecen ordenados de mayor a menor empleo de autoridades. Para el rastreo de ejemplos en Salvá, se ha partido del índice elaborado por Lliteras en su edición crítica (1988: 921-928), seleccionando aquellos de finalidad exclusivamente gramatical:

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AUTOR

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NÚMERO DE EJEMPLOS LITERARIOS EN EL CUERPO GRAMATICAL

Salvá

alrededor de 600

San Pedro

168

González de Valdés 1791

48

GRAE 1796

46

González de Valdés 1798

40

Muñoz Capilla

34

Jovellanos

30

GRAE 1771

30

Garci-Pérez

26

Gómez Gayoso

9

Ballot

5

Calleja

4

TABLA 2. Número de ejemplos literarios en gramáticas españolas (1700-1835)

Salvá, San Pedro, González de Valdés, Muñoz Capilla y Jovellanos los distribuyen por toda la gramática (en especial en la sintaxis, pero no solamente). Garci-Pérez, Gómez Gayoso, Ballot y Calleja tan sólo los insertan en las cuestiones sintácticas. La GRAE los emplea en dos ocasiones puntuales: (i) Analogía: explicación de usos antiguos y (ii) Sintaxis: construcción figurada. Se observa una doble vertiente del uso del ejemplo literario (en algunos casos no excluyente sino simultánea, como en San Pedro y Jovellanos): (i) Dentro del «programa» de revalorización de la lengua española a la altura de las lenguas clásicas (perfección literaria): Gómez Gayoso, GRAE, González de Valdés, Garci-Pérez y (ii) como fuente de observación y base de una metodología descriptiva: Salvá (y tras él, Bello). 6. CANON DE AUTORIDADES (A PARTIR DE LOS EJEMPLOS LITERARIOS) En la siguiente tabla se muestran los autores modélicos a partir de los ejemplos del interior de las gramáticas. Ordenados de mayor a menor presencia en las gramáticas del corpus, se especifica, además, qué manuales los mencionan y cuántos ejemplos proponen:

818

CARMEN QUIJADA VAN DEN BERGHE

AUTOR/ OBRA

N.º DE GRAMÁTICAS

GRAMÁTICAS

N.º TOTAL EJEMPLOS

Miguel de Cervantes

10

San Pedro (1), GRAE 1796 (4), Jovellanos (12), G. Valdés 1791 (11), G. Valdés 1798 (6), Garci-Pérez (5), Ballot (2), Calleja (1), Muñoz Capilla (10), Salvá (56)

108

Fray Luis de Granada

8

San Pedro (3), GRAE 1796 (1), Jovellanos (2), Garci-Pérez (1), Ballot (1), Calleja (1), Muñoz Capilla (1), Salvá (7)

17

Fray Luis de León

7

San Pedro (61), Jovellanos (1), G. Valdés 1791 (17), G. Valdés 1798 (14), Garci-Pérez (2), Muñoz Capilla (10), Salvá (6)

111

Garcilaso de la Vega

7

San Pedro (28), GRAE 1796 (1), Jovellanos (1), G. Valdés 1791 (1), G. Valdés 1798 (1), Muñoz Capilla (7), Salvá (4)

43

Diego Hurtado de Mendoza

5

San Pedro (9), Jovellanos (2), G. Valdés 1791 (13), G. Valdés (13), Salvá (20)

57

Luis de Góngora

4

Gayoso (1), GRAE 1796 (1), Garci-Pérez (1), Salvá (4) 7

Pedro Hernández del Pulgar

4

GRAE 1771 (1), GRAE 1796 (1), G. Valdés 1791 (1), G. Valdés 1798 (1)

4

Tomás de Iriarte

4

Garci-Pérez (2), Ballot (1), Muñoz Capilla (1), Salvá (12)

16

Pedro Ribadeneira

4

Jovellanos (1), Ballot (1), Calleja (1), Salvá (1)

4

Alfonso X

3

GRAE 1771 (18), GRAE 1796 (13), Salvá (1)

32

Carlos Coloma

3

GRAE 1796 (1), Garci-Pérez (1), Salvá (1)

3

Fuero Juzgo

3

San Pedro (1), GRAE 1771 (1), GRAE 1796 (1)

3

Juan de Jáuregui

3

G. Valdés 1791 (1), G. Valdés 1798 (1), Salvá (2)

4

Gaspar Melchor de Jovellanos

3

Jovellanos (1), Garci-Pérez (4), Salvá (83)

88

Juan de Mariana

3

San Pedro (1), GRAE 1796 (7), Salvá (2)

10

Juan Meléndez Valdés 3

Jovellanos (1), Garci-Pérez (6), Salvá (33)

40

Juan de Mena

Gayoso (2), San Pedro (4), Salvá (2)

8

GRAE 1796 (1), Jovellanos (2), Salvá (1)

4

3

Francisco de Quevedo 3

819

AUTORIDADES Y CANON EN GRAMÁTICAS DEL ESPAÑOL DEL SIGLO XVIII

Diego de Saavedra Fajardo

3

GRAE 1771 (7), GRAE 1796 (10), Salvá (1)

18

Cristóbal Suárez de Figueroa

3

GRAE 1796 (1), G. Valdés 1791 (1), G. Valdés 1798 (1)

3

Félix Lope de Vega

3

Gayoso (1), San Pedro (3), Salvá (2)

6

Hermanos Argensola

2

San Pedro (1), Salvá (3)

4

Alonso de Ercilla y Zúñiga

2

San Pedro (8), Salvá (3)

11

Leandro Fernández Moratín

2

Muñoz Capilla (3), Salvá (26)

29

Tomás J. González Carvajal

2

Garci-Pérez (1), Salvá (37)

38

Fernando de Herrera 2

San Pedro (1), Salvá (2)

3

José Iglesias

2

Garci-Pérez (1), Salvá (4)

5

Alberto Lista

2

Calleja (1), Salvá (12)

13

Antonio de Molina

2

G. Valdés 1791 (1), G. Valdés 1798 (1)

2

Francisco de Moncada 2

Jovellanos (1), Salvá (1)

2

Romances

2

Muñoz Capilla (1), Salvá (6)

7

Luis de Salazar

2

GRAE 1771 (3), GRAE 1796 (3)

6

Pedro Simón Abril

2

San Pedro (32), G. Valdés 1791 (2)

34

Antonio de Solís

2

Jovellanos (1), Salvá (1)

2

Villaviciosa

2

G. Valdés 1791 (1), G. Valdés 1798 (1)

2

Esteban Manuel de Villegas

2

San Pedro (1), Jovellanos (1)

2

TABLA 3. Canon de autoridades en gramáticas españolas (1700-1835).

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CARMEN QUIJADA VAN DEN BERGHE

Los siguientes escritores y obras entran en el canon a través de un solo gramático: – GÓMEZ GAYOSO: Gabriel Bocángel (1), Bachiller de la Torre (1), Privilegio del rey Sancho IV (1), Francisco López de Úbeda (1), Copla de Villalva (1). – SAN PEDRO: Gonzalo Pérez (9), Hernández de Velasco (2), Arias Montano (3), Luis de Escobar (1). – JOVELLANOS: Santa Teresa de Jesús (1), Pérez del Castillo (1). – GARCI-PÉREZ: Lardizábal (1), Joseph Martínez Hervás (1). – MUÑOZ CAPILLA: Alonso de Espinosa (1). – SALVÁ: Quintana (40), Francisco Martínez de la Rosa (26), Viera y Clavijo (15), Juan Bautista Arriaza (12), Francisco Martínez Marina (12), Ángel de Saavedra (11), Mateo Alemán (10), Fernández de Navarrete (9), Nicolás Fernández Moratín (7), Campomanes (7), Gonzalo de Berceo (7), Cienfuegos (6), Álvarez de Noroña (4), León de Arroyal (1), Cristóbal de Beña (1), Boscán (1), Javier de Burgos (2), Ramón Cabrera (1), José Cadalso (2), Calderón de la Barca (4), José de Canga Argüelles (1), Antonio Capmany (4), Cascales (1), Carvantes de Salazar (1), Pablo de Céspedes (1), Gabriel Ciscar (1), Juan de la Cueva (2), Juan del Encina (3), Juan Pablo Forner (3), Agustín García de Arrieta (1), Gil Polo (1), Fray Diego González (1), González del Castillo (1), Isla (2), Juan de Linares (1), Alonso López Pinciano (1), Luzán (1), Malón de Chaide (1), Juan Mª Maury (2), Antonio de Mendoza (1), Meras Alfonso (1), Poema del Mio Cid (3), Antonio Mira de Amescua (1), Tirso de Molina (2), Mor de Fuentes (2), J. Joaquín de Mora (3), Agustín de Moreto y Cabaña (5), J. Bautista Muñoz (6), Pérez de Montalván (3), Reinoso (1), Simón de Rojas Clemente (2), Rufo (1), Arcipreste de Hita (4), Ruiz de Alarcón (1), Samaniego (1), Sánchez Barbero (1), J. Lorenzo Segura (2), José de Sigüenza (2), Torres Naharro (1), Torres Villarroel (1), Vargas Ponce (1), Velázquez de Velasco (1), Vélez de Guevara (5), J. Lorenzo Villanueva (4). ¿Qué observaciones pueden hacerse a partir del canon extraído? a) Cervantes se sitúa a la cabeza del canon de manera incontestable: todas las gramáticas lo citan y de sus obras (del Quijote sobre todo) se extrae buena parte de ejemplos. b) Muy de cerca le siguen Fray Luis de Granada y Fray Luis de León. De este último, San Pedro saca el máximo provecho. c) Acorde con el gusto ilustrado, predominan los escritores áureos. En poesía destacan Garcilaso de la Vega y Hurtado de Mendoza; en prosa, Hernández del Pulgar y Ribadeneira.

AUTORIDADES Y CANON EN GRAMÁTICAS DEL ESPAÑOL DEL SIGLO XVIII

821

d) Si lo comparamos con el canon extraído de las gramáticas del siglo anterior30, comprobamos la vigencia de Fray Luis de Granada. Sin embargo, muchas cosas han cambiado: desaparecen autores y obras tan citadas en el XVII como Guevara, Montemayor, la Celestina, el Lazarillo de Tormes, etc., para adquirir protagonismo Fray Luis de León y Garcilaso. e) Lógicamente, el número de autoridades se dispara. Hacen presencia algunos autores del XVII como Góngora (generalmente, para criticar sus usos lingüísticos), Pulgar, Jáuregui, Quevedo, Saavedra, Lope de Vega y Figueroa, entre otros. Y del mismo XVIII, aunque tímidamente: Iriarte, Jovellanos, Meléndez Valdés, Moratín, Carvajal, etc. f) Desde luego, la nómina es muy distinta en cada autor, lo que indica una gran dispersión del canon, así como una selección más personal del gramático frente a lo que había sucedido en el siglo anterior, cuando el trasvase de autoridades de una gramática a otra era más habitual31, conformándose así un canon más compacto. Pero en esta tabla ya se apunta la preferencia de ciertos gramáticos por los autores clásicos (Gómez Gayoso, San Pedro, GRAE, etc.), en tanto que otros introducen escritores coetáneos (Jovellanos, Garci-Pérez, Salvá). Detrás de ello están el trasfondo cultural y los gustos literarios de la época, pero lo que es más importante, entronca irremediablemente con el ajuste descriptivo de la gramática: descripción de un estado anterior de la lengua (es decir, a partir del modelo áureo) o adecuación a los usos lingüísticos del momento de redacción de las gramáticas (perspectiva sincrónica). Aquí reside, en nuestra opinión, la importancia de este canon. 7. AUTORES CLÁSICOS32 VS. AUTORES MODERNOS Utilicemos el canon de las autoridades más citadas en las obras de San Pedro y Salvá, para ilustrar las dos tendencias principales:

30 Canon de autoridades en las gramáticas españolas del siglo XVII (cfr. Quijada 2008): Guevara (en 9 gramáticas), Montemayor (8), Celestina (7), Lazarillo de Tormes (6), Fray Luis de Granada (5), Alonso de Ercilla (4), Boscán (3), romances (3), Mena (3), Garcilaso (3), Melchor de Santa Cruz (3), Huarte de San Juan (3), Lope de Vega (3), Cervantes (3), Santa Teresa de Jesús (3), entre otros. 31 Por supuesto, sigue ocurriendo en este periodo. Ya hemos indicado la influencia que tiene el Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana, del jesuita Gregorio Garcés (1791), tanto documental, como metodológica y doctrinalmente. Se han encontrado ejemplos coincidentes de Garcés en Jovellanos, González de Valdés, Salvá, Muñoz Capilla y, finalmente -como ha analizado Lliteras en 1995- en Bello. 32 Aquí ya lo empleamos con la primera acepción del DRAE: autores del periodo cultural de mayor plenitud, es decir, el siglo XVI (y principios del XVII).

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CARMEN QUIJADA VAN DEN BERGHE

BENITO DE SAN PEDRO (1769) Nº

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Autor

Fray Luis de León Pedro Simón Abril Garcilaso de la Vega Diego de Mendoza Gonzálo Pérez Alonso de Ercilla Juan de Mena Fray Luis de Granada Félix Lope de Vega Benito Arias Montano

VICENTE SALVÁ (1830) Nº

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Autor

Gaspar Melchor de Jovellanos Miguel de Cervantes Manuel José Quintana Tomás J. González Carvajal Juan Meléndez Valdés Leandro Fernández Moratín Francisco Martínez de la Rosa Diego Hurtado de Mendoza José de Viera y Clavijo Tomás de Iriarte, Alberto Lista, Juan Bautista Arriaza, Francisco Martínez Marina

TABLA 4. Canon de San Pedro y Salvá (las diez autoridades más citadas).

En poco más de medio siglo se transforman las fuentes literarias. A la selección de autores clásicos (poetas líricos del siglo XVI, preferentemente) del escolapio se opone la canonización de escritores del XVIII, la mayoría de ellos aún con vida en 1830 (fecha de publicación de la primera edición de la Gramática de la lengua castellana según ahora se habla). Ello no quiere decir, no obstante, que Salvá prescinda de los autores clásicos ya que, de hecho, Cervantes y Mendoza tienen una posición muy destacada. Además, en los capítulos 19 y 20 analiza de manera práctica (a través de ejemplos de autores clásicos) el español del siglo XVI y lo contrasta con el actual (cfr. Battaner 1982 y Lliteras 1988). 7.1. Preferencia por los autores clásicos Se trata de la tendencia habitual en el siglo XVIII. Capitaneada por Benito de San Pedro, se extiende a la mayoría de las obras analizadas. La recuperación de los escritores de los Siglos de Oro llevada a cabo por Mayans se plasma en los textos gramaticales. Así ensalza el escolapio dicho canon en su «Oración de la excelencia de la Lengua Española i necessidad de su estudio»: A llegado mi Oracion al Siglo decimosexto (o Siglo verdaderamente dorado para nosotros!) cuando la magestad de la Nacion Española ocupò toda la tierra [...] Mas o excelencia del Romance Castellano, despues que los Principes de nuestra erudicion lo limaron, pulieron i hermosearon los

AUTORIDADES Y CANON EN GRAMÁTICAS DEL ESPAÑOL DEL SIGLO XVIII

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Boscanes, los Garcilasos, los Mendozas, los Granadas, los Leones, los Montanos, los Morales, los Herreras, los Ercillas, los Rufos, Patriarcas mui ilustres de la elegancia Castellana! [...] Que me precisse la angustia del tiempo a romper el hilo de mi oracion! i passar silencio aquellos acabados modelos i excelentes Maestros de la elegancia Española, que succedieron en gran numero, un Gonzalo, un Antonio Perez, un Ambrosio de Morales, un Pedro Rua, un D. Alonso de Ercilla, un Juan Rufo, un Fernando de Herrera, un D. Antonio Agustin, los hermanos Argensolas, un Miguel de Cervantes, un Pedro de Oña, un Matheo Aleman, un D. Diego de Saavedra. San Pedro (1769:231-224, tomo II)

Como se ha visto, en esta primera etapa las gramáticas de la Real Academia Española apenas introducen ejemplos literarios. La primera edición utiliza textos anteriores al siglo XVI para describir usos anticuados y la autoridad de Saavedra (Empresas políticas, de 1640) como supuesto uso «contemporáneo». En la de 1796 se observa una mínima apertura a las citas -de 30 ejemplos se pasa a 46- entre las que destacan las de Cervantes, Mariana y poetas del XVI. Habrá que esperar a la ediciones de 1854 y 1858 para la introducción de autores del XVIII: Moratín y Jovellanos (dos de los preferidos, entre los modernos, de Salvá)33. Fries sintetiza: «La Gramática de la Academia, hasta las ediciones de 1931 y 1962, inclusive, está fuertemente influida por la lengua literaria del Siglo de Oro; se puede hablar, incluso, de una fijación en esta época» (1989: 163). Juan Antonio González Valdés en sus dos obras de latinidad selecciona autores de los siglos XVI y XVII, pero tampoco duda en criticar algunos de los usos («vicios de oración») de Fray Luis de León, Cervantes o Mendoza. 7.2. Los autores modernos comienzan a introducirse En 1770 Salvador Puig ya se hace eco de las «mudanzas» del español y recomienda comprobar la continuidad de los usos clásicos en los autores modernos. Opina que es lícito introducir vocablos nuevos, pero con contención; por ello, aconseja a los principiantes que, en asuntos de locuciones se fijen en los autores áureos. Según sus palabras: me pareciò que, en los Escritos de aquellos Varones sabios, y eloqüentes [s. XVI] era en donde devia principalmente observar la indole de la Lengua Castellana [...] Pero como con la sucesiva duracion del tiempo se experimentan mudanzas en los Idiomas vivos, como en las demàs cosas; por 33

Cfr. Gómez Asencio 2008: 48-52.

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CARMEN QUIJADA VAN DEN BERGHE

esta razon no basta generalmente para fundar todo lo que se establece por regla, la comprobacion con los escritos de aquellos Autores, aunque buenos, y eloqüentes; menester es tambien leer, y consultar los escritos de los Doctos, y Cultos de este tiempo, y amàs de eso escuchar atentamente la viva voz del Pueblo [...] es licito introducir nuevas voces, y aun nuevas locuciones, ò modos de hablar [...] Pero conviene advertir, que no todos los que se presumen autorizados para hacer esta introduccion son Catones, ò Ennios [...] Pero dejo de alargarme en este punto, aunque conozco que es importante [...] porque no parezca, que pretendo dár liciones à los Eruditos. Puig (1770)

Jovellanos, que tiene la obra de Garcés a mano, ilustra sus reglas con autores de los siglos XVI y XVII, tanto de prosa como de verso. Sin embargo, introduce dos ejemplos del español moderno: uno de Meléndez y otro tomado de sus propias lecciones. Según Ridruejo: tal rechazo de los textos antiguos en su curso de Gijón está en consonancia con la aplicación prevista para los Rudimentos: se trata, al parecer, de formar a los alumnos de acuerdo con unos modelos cultos seleccionados, modelos que proceden de la lengua clásica, pero no de los ya demasiado alejados textos antiguos, inútiles para la finalidad que se procura. Ridruejo (1989: 402-403)

Por su parte, Ballot en los textos introductorios propone un canon totalmente clásico y elige las Meditaciones de Fray Luis de Granada como libro de cabecera para practicar las reglas. Pero no se resiste a aconsejar a los alumnos aventajados los modelos de cartas del Padre Isla, Pablo Torres, Mayans, etc.; es decir: muestras contemporáneas. El grueso de citas de Muñoz Capilla procede de clásicos como Fray Luis de León y Cervantes. Sin embargo no puede evitar advertir ciertos usos anticuados (aunque elegantes: está presente la maestría del Garcés) de dichos autores. Además de nombrar a Iriarte y a Moratín, alaba la lengua de sus coetáneos34.

34 «El estudio de los modelos de la lengua acabará de enseñarte el uso acertado de las preposiciones; advirtiendo que en esta parte suelen hallarse algunos descuidos en nuestros maestros, porque no siempre cuidaron de limar sus escritos, y alguna vez incautamente solian separarse del hilo de la analogía que debieron seguir. En estos casos ni han sido seguidos por los posteriores, ni su ejemplo ha sido aprobado por el uso. Puedese decir, que la regla segura para tu gobierno en este punto, no es solo el ejemplo de nuestros clásicos antiguos, sino este ejemplo cuando se ha comprobado por el uso docto de los puros y exactos escritores de nuestros tiempos» (Muñoz Capilla 1831).

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7.3. Preferencia por los autores modernos Tan sólo dos autores se decantan claramente por el estilo y los usos lingüísticos de autores contemporáneos: Joseph Garci-Pérez de Vargas y Vicente Salvá. Pero su motivación es distinta: a) Garci-Pérez es un defensor acérrimo de la literatura de su época (segunda mitad del siglo XVIII). En un intento de revalorizar y encumbrar el desprestigiado estilo de estos autores, trata de convencer al lector de que los escritores modernos son modelos más válidos que los clásicos (destacados por el neoclasicismo francés). En su discurso sobre las edades del español, tras la etapa de «Restauración del Castellano»35 inserta la última, con el título de «Mejoramiento del Castellano». Son todo elogios para los autores de finales de siglo: armonía, precisión, creación de un «habla poética» y estilo en la prosa. Tan sólo cabe un único fallo: «el contagio de galicismos». GarciPérez propone un canon de autoridades para cada época, y también un anticanon, es decir, aquellos que no son dignos de ser imitados, constituido por escritores del siglo XVII e incluso algunos de principios del XVIII. Sin embargo, para los contemporáneos son todo alabanzas. Veamos sus palabras: si se ha de decir la verdad, ni él [Fray Luis de León], ni Argensola, ni Cervántes, ni otros que se aplauden por numerosos, supiéron guardar en la prosa una armonía sostenida y disimulada [...] No asi en Jovellános, Rios, Lardizábal, y otros de nuestra edad [...] Lo mismo puede decirse de los Poetas. Aunque en el siglo XVI ensayó Fernando de Herrera dar armonía imitativa á sus versos, no siempre lo consiguió, ni tuvo muchos que le siguiesen. Mas en nuestro tiempo ha llegado este género de belleza á tal perfeccion, que Meléndez solo puede competir con quantos le han precedido [...] Por faltar este apreciable recurso [habla poética], se quexan los Humanistas con razon de que los mas de nuestros Poetas no han escrito sino una buena prosa rimada. Mas los desvelos de Meléndez, Gonzalez, é Iglesias en renovar vocablos antiquados, de Cienfuegos y Mor de Fuentes en forxar muchos nuevos [...] Debemos confesar sin embargo que el contagio de los galicismos, ha entorpecido sus progresos en gran manera [...] Pocos son [las obras clásicas36], es verdad, respecto al diluvio de Novelas, Comedias y traducciones de malísimo castellano, que cansan continuamente nuestras prensas y hacen problemática nuestra literatura. Pero estos solos, aunque no hubiese mas que la Ley Agraria de Jovellános, y el Tomo 3º de Meléndez, bastan para asegurar una época brillante á nuestra lengua, y convencernos de la verdad de su mejoramiento. Garci-Pérez de Vargas (1799: 46-51 del Apéndice) 35 Esta es la última contemplada por Benito de San Pedro, denominada «Restablecimiento» del español, es decir, todo el siglo XVIII. De la cual no ofrece ningún autor en su «Cathálogo», como le recrimina Gobeyos (=Martínez Gómez Gayoso) en sus críticas (1780). 36 Se refiere así a los clásicos de su época.

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b) Salvá, en cambio, no persigue tanto canonizar la literatura de sus contemporáneos (como modelos de perfección estilística) ni elevarla por encima de la de los clásicos, sino describir sistemáticamente los usos actuales. Ya se ha dicho que su obra constituye la primera gramática descriptiva y sincrónica de la tradición española (Gómez Asencio 1981, Battaner 1982 y Lliteras 1988), y por ello se vale de «ejemplos de los autores que han florecido después de mediado el siglo último». Él mismo confiesa que tal metodología le ha supuesto un gran esfuerzo37 y no siempre ha ido en consonancia con sus gustos literarios, ya que muchas veces prefiere la literatura antigua a la insulsa regularidad, el monótono clausular y el filosofismo de muchos de sus contemporáneos (Battaner 1982: 14). Pero lo que se propone es describir los usos gramaticales del momento y romper con el modelo anterior: la falta en que han incurrido los gramáticos cuyos preceptos pueden aplicarse igualmente al modo de hablar de D. Alonso el Sabio, que al de Granada, al de Soto Marne y al de González Carvajal, no obstante que cada una de las épocas en que han florecido estos cuatro escritores tiene una fisonomía peculiar que la diversifica de las otras. Por no haber atendido a esta distinción, nos mueve a risa Garcés con su empeño de resucitar, en el tratado del Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana, el giro rancio de fines del siglo XVI. Salvá (1988 [1847]: 87)

Por ello, para la descripción de la analogía y sintaxis echa mano de los ejemplos de Jovellanos, Quintana, Carvajal, Meléndez Valdés, Moratín (Nicolás y Leandro), Martínez de la Rosa, Viera y Clavijo, Iriarte, Lista, Arriaza, Martínez Marina, Navarrete, Campomanes o Cienfuegos; sin olvidar la constante presencia del autor modélico por excelencia a partir del siglo XIX: Miguel de Cervantes. A diferencia de Garci-Pérez, no todo son alabanzas para los escritores modernos. No tiene inconveniente en señalar los errores de Cienfuegos38,

37 «Y no ha sido para mí lo menos trabajoso haber buscado y escogido los pasajes a que me refiero, cuando para valerme de nuestros clásicos antiguos me bastaba acudir a los muchos apuntes que tengo reunidos sobre lo más notable de su dicción» (1988 [1847]: 94). 38 «Cienfuegos ha escrito en una lengua que le pertenece exclusivamente, pero que no es la castellana de ninguna época [...] Para hacer olvidar, si es posible, sus obras poéticas, que convendría no hubiesen visto la luz pública, me he desviado, respecto de este solo escritor, de la fría templanza con que debe hablarse al notar los defectos ajenos. Es sujeto con quien no tuve trato ni desavenencia de ninguna especie [...] No son, por tanto, la preocupación, la rivalidad ni el resentimiento los que han guiado mi pluma al hablar de un modo poco favorable de su lenguaje [...] volví a leer detenidamente sus composiciones y al paso que le hallé muchas veces buen versificador, me ratifiqué en tenerle por mal poeta y peor hablista. Sería una desgracia que el juicio, que tal vez la amistad arrancó a Quintana, deslumbrase a algún joven y que tuviéramos por su culpa un solo cienfueguista» (1988 [1847]: 96-97).

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los galicismos en Meléndez o el estilo a veces castigado de Arriaza y de Quintana: Aun de nuestros más distinguidos escritores, de los antiguos igualmente que de los modernos, cito pasajes que desapruebo [...] En lo cual es mi plan muy diverso del de Garcés, a quien basta descubrir una locución en cualquiera sescentista para calificarla de donosa y elegante [...] No hallamos inconveniente en tildar como descuidos algunas locuciones de un Jovellanos, un Iriarte y un Moratín; y ¿no ha de sernos permitido suponerlos en Hurtado de Mendoza, en Coloma o en Moncada? Salvá (1988 [1847]: 97)

8. CONCLUSIONES Queda esbozada la presencia de autoridades literarias y el uso de sus ejemplos en las principales gramáticas españolas del siglo XVIII y principios del XIX. De un lado, los autores clásicos se afianzan como principales protagonistas del canon gramatical (Cervantes, Fray Luis de León, Fray Luis de Granada, Garcilaso y Hurtado de Mendoza a la cabeza). De otro, los escritores contemporáneos buscan su hueco como modelos lingüísticos, aún de forma vacilante a finales de siglo. Tras el empuje de Salvá, habrá que esperar a que Bello y las sucesivas reediciones de la gramática académica a lo largo del siglo XIX los encumbren como auctores imitandi. No obstante, a pesar del esfuerzo de algunos gramáticos como Garci-Pérez en alabar sus virtudes idiomáticas, el próximo siglo heredará un canon basado en los literatos áureos. Dejamos interesantes asuntos por analizar, como la consolidación de un «anti-canon» o lista de autores no modélicos, formada básicamente por escritores del siglo XVII y principios del XVIII, en consonancia con el general rechazo del barroco en el ambiente ilustrado (etapa de «Corrupción del castellano», según críticos literarios y gramáticos de la época). O el examen de las Conversaciones críticas que realiza Gómez Gayoso sobre el Arte del Romance Castellano de San Pedro, que dedica bastantes páginas a poner objeciones al canon del escolapio. Por último, dentro del canon de cada autor, queda pendiente el análisis de la entrada y la consolidación de autores modélicos como Cervantes, las idas y venidas de Góngora o el afianzamiento de Meléndez Valdés como nuevo modelo poético. Pero eso es ya otro capítulo.

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AUTORIDADES Y CANON EN GRAMÁTICAS DEL ESPAÑOL DEL SIGLO XVIII

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— (1799): Gramática de la lengua castellana ajustada a la latina [...] Segunda edición, corregida y mejorada por su Autor, y aumentada con una noticia preliminar de las Humanidades, y un Apéndice sobre el genio, idiotismos, edades, y Autores célebres de la Lengua Castellana por Don Joseph Garci-Perez de Vargas. Sevilla: Felix de la Puerta. MUÑOZ CAPILLA, José de Jesús (1831): Gramática filosófica de la lengua española. Madrid: J. Espinosa. PELEGRÍN, Lamberto (1825): Elementos de la gramática universal aplicados a la lengua española. Marsella: Achard. PUIG, Salvador (1770): Rudimentos de la gramática castellana. Barcelona: Thomas Piferrer. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1726-1739 [impr. 2002]): Diccionario de Autoridades. Madrid: Gredos (ed. facs. Madrid: Francisco del Hierro). — (1771 [1984]), Gramática de la lengua castellana. En Ramón Sarmiento (ed.), Madrid: Imprenta Nacional (reimpr. Madrid: Joachin Ibarra). — (1796), Gramática de la lengua castellana. Madrid: Joaquin Ibarra (4ª. ed.). RUBEL Y VIDAL, Juan (1797): Compendio de la gramática de la lengua castellana, dispuesto en preguntas y respuestas. Barcelona: Sierra y Martí. SALVÁ, Vicente (1847 [1988]): Gramática de la lengua castellana según ahora se habla. Valencia. En M. Lliteras (ed.). Madrid: Arco/Libros. SAN PEDRO, Padre Benito de (1769): Arte del romance castellano dispuesta segun sus principios generales i el uso de los mejores autores. Valencia: Benito Monfort. SAQUENIZA, Jacobo (1828 [1832]): Gramática elemental de la lengua castellana. Madrid: Norberto Llorenci. En José J. Gómez Asencio (comp.) Antiguas Gramáticas del Castellano. Clásicos Tavera (CDROM), 2001. TORÍO DE LA RIVA Y HERRERO, Torcuato (1798): Arte de escribir por reglas y con muestras, según la doctrina de los mejores autores antiguos y modernos, extranjeros y nacionales. Madrid: viuda de Ibarra. TORRE Y OCÓN, Francisco de la (1728): Nuevo methodo breve, util y necessario para aprender a escribir, entender y pronunciar las dos principales lenguas, Española y Francesa. Madrid: Juan de Ariztia. ZAMORA, Bernardo Agustín de (1771-1781): Gramática general. Manuscrito de la Biblioteca Universitaria de Salamanca (Ms. 92). Fuentes secundarias BATTANER, Paz (1982): «La doctrina del uso. A propósito de la gramática de Salvá». Senara. Revista de Filoloxía. 4, pp. 9-20. FRIES, Dagmar (1989): «Limpia, fija y da esplendor». La Real Academia Española ante el uso de la lengua (1713-1973). Madrid: SGEL. GARCÍA FOLGADO, Mª. José (2005): La gramática española y su enseñanza en la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX (1768-1815). Valencia: Universitat de València Servei de Publicacions [tesis doctoral].

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CARMEN QUIJADA VAN DEN BERGHE

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