Automatismo y problemas bien-estructurados: una relación no tan evidente

En computación se suele introducir una importante distinción entre dos clases de problemas a fin de optimizar la toma de decisiones en los procesos automatizados: los problemas bien-estructurados y los problemas por-estructurar. Dicha distinción proviene de las formulaciones propuestas por Reitman (1964, 1965), reformulada luego por Simon (1973) y que ha sido debatida tanto desde la cognición como desde la inteligencia artificial. Desde la cognición Jonassen (1997) propone una interpretación de la distinción que plantea dificultades en cuanto se quiere extender la noción de problema bien-estructurado a otros ámbitos de aplicación. Este trabajo tiene como objetivo discutir esta interpretación y evaluar las consecuencias que tiene para la computación, como así también para otros ámbitos que son pasibles de adoptar una caracterización de sus problemas en términos de problemas bien-estructurados. Para esta tarea se apelara a unos contraejemplos que tendrán la función de mostrar la dificultad de la interpretación de Jonassen acerca de los problemas bien-estructurados y que pueden generar cuestionamientos interesantes sobre la automatización.