Autoestima en adolescentes de padres divorciados y padres no divorciados I. Autoestima en adolescentes con padres casados y padres divorciados

October 6, 2017 | Autor: Joan Noboa | Categoría: Psicología
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Descripción



AUTOESTIMA EN ADOLESCENTES 25








Autoestima en adolescentes de padres divorciados y padres no divorciados
Jennifer Colón
Joan Noboa
Rosnellys Matos
Alicia Vizcaino
Madeline Pérez
Instituto Tecnológico de Santo Domingo
INTEC



Nota de autor: los autores de este manuscrito son estudiantes de Psicología del Instituto Tecnológico de Santo Domingo INTEC. Cualquier correspondencia relativa a esta investigación debe ser dirigida a: [email protected],[email protected], [email protected], [email protected], [email protected].



Índice

Presentación………………………………………………………………..Pág.1
Índice……………………………………………………………………….Pág.2
Resumen…………………………………………………………………….Pág.3
I. Autoestima en adolescentes con padres casados y padres divorciados -Pág.4
Marco Teórico………………………………………………………………..Pág.5
La autoestima………………………………………………………………..Pág.5
Historia……………………………………………………………………….Pág.5
El enfoque psicodinámico de Robert White……………………………………Pág.7
Enfoque sociocultural de Rosenberg……………………………………………..Pág.7
Perspectiva conductual de Stanley Coopersmith……………………………….Pag.8
La visión naturalista de Branden…………………………………………………Pag.8
Tipos de autoestima………………………………………………………………..Pag.8
Componentes de la autoestima…………………………………………………..Pag.10
Matrimonio y divorcio…………………………………………………………...Pag.11
Tipos de familia………………………………………………………………….Pag.13
Divorcio…………………………………………………………………………..Pag.13
II. Método……………………………………………………………………….Pag.17
III. Resultados………………………………………………………………….Pag.19
IV. Discusión…………………………………………………………………….Pág.
V. Conclusión…………………………………………………………………….Pág.
VI. Referencias…………………………………………………………………..Pág.
VII. Anexos……………………………………………………………………….Pág.26

Resumen
El objetivo principal es determinar las diferencias entre el autoestima de los adolescentes con padres casados y los de padres divorciados. Esta investigación tiene un enfoque cuantitativo con un diseño no experimental transeccional y de alcance descriptivo. El instrumento utilizado fue la escala de autoestima de Rosenberg (EAR). Las pruebas fueron aplicadas a una muestra de 65 participantes, la cual estaba constituida por 39 del sexo femenino y 26 del sexo masculino en un rango de edad de 11 a 20 años. Dentro de las conclusiones más destacadas están que los adolescentes con padres casados muestran una mayor autoestima alta que los de los padres divorciados.

















I. Autoestima en adolescentes con padres casados y padres divorciados
Según Rosenberg (1965), el concepto de autoestima se puede definir como la actitud –positiva o negativa- hacia nosotros mismos (Polaino, 2010). En ese mismo sentido, Nalhaned (1993) agrega que la autoestima es una suma de confianza y respeto hacia uno mismo; manifiesta el juicio implícito que cada persona hace de su capacidad para encarar los desafíos de la vida, para entender y sobreponerse de los problemas y de su derecho a ser feliz (Portes & Sosa, 1999).
Uno de los desafíos que se puede experimentar en la adolescencia puede ser la posible separación de los padres. Algunas de las reacciones que suelen tener los adolescentes, según (Castells, s.f.) son sentimientos de enfado hacia los padres, una sacudida de identidad, manifestaciones depresivas y un profundo sentimiento de pérdida. De hecho, Slak (1979) considera que es importante que los padres actúen de la manera correcta al momento de la separación para conservar la integridad y el bienestar psicológico de los hijos e hijas debido a que estos pueden pensar que tienen la culpa de la separación.
Haciendo alusión al tema, según la Encuesta Nacional en Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar, 2011) llevado a cabo por la Oficina Nacional de Estadística (ONE), existe más de 3 millones y medio de personas que viven en hogares monoparentales y de estos, un millón de mujeres son jefas de familia y la mitad de estas no recibe el apoyo de una pareja para llevar a cabo sus responsabilidades (Peguero, 2012).
Objetivo general
Determinar las diferencias de la autoestima de los adolescentes con padres casados y con padres divorciados.
Objetivos específicos
Evaluar la autoestima en los adolescentes de padres divorciados.
Evaluar la autoestima en los adolescentes de padres casados.
Determinar cuál sexo se ve mayormente afectado ante la ruptura de la relación parental.
Justificación
La relación de los adolescentes con sus padres es importante para el desarrollo de la autoestima, por lo tanto el divorcio es una situación que afecta negativamente este proceso, pues estos se encuentran en un periodo crítico para el desarrollo de su identidad. El divorcio ayuda a que se desarrolle una autoestima baja en los y las adolescentes, lo que puede producir limitaciones en el desarrollo de sus metas y en las relaciones interpersonales. En este sentido, nuestro propósito es concientizar a los padres que están en el proceso de separación para que puedan manejarse de manera adecuada ante sus hijos e hijas.
Marco Teórico
La autoestima
Historia
El término autoestima proviene del inglés self-esteem, y debido a que fue introducido en la psicología social y en la de personalidad, está muy vinculado a otros conceptos similares como el autoconcepto (self-concept) o la autoeficacia (self-efficacy) (Gonzales & Touron, 1992 en Polaino, s.f.).
A pesar de que podemos encontrar el concepto de autoestima en los trabajos de influyentes psicólogos, según Ferreira (2003), los antecedentes de este término no fueron muy valorados debido a que no se consideraban como científicos (Munro, 2005).
Bednar, Wells & Peterson (1993) plantean que el Yo rodea, de manera psicológica, todos los aspectos como el cuerpo, las habilidades, la reputación, los hijos, el hogar y las posesiones, que van a responder favorablemente o no de acuerdo a cómo el individuo los considere parte de sí mismo (Munro, 2005).
Los autores anteriores basaron sus ideas en los planteamientos de William James y su libro The Principies of Psychology, donde James propone que la autoestima es la consecuencia entre lo que queramos ser y nuestras pretensiones, las cuales están determinadas por las habilidades que poseemos. Así mismo, plantea que existen tres tipos de autoestima: la material, referente a las cosas que podamos obtener o perder, así como también nuestra vanidad y modestia; la social, donde podemos encontrar la humildad, la vergüenza, así como la satisfacción en torno a la familia y la sociedad; y por último, la espiritual, que alude a la superioridad o inferioridad de cada uno (Polaina, s.f.).
En este mismo sentido, Adler afirmaba que las personas realizan enormes esfuerzos para proteger el yo de los peligros exteriores y elevar su deseo de superioridad y esto lo logran a través de la autoestima, la cual crece mientras sus semejantes los acepten y valoren (Llona, 2011).
Por otra parte, Coopersmith (1967) afirma que la autoestima es el significado que las personas atribuyen a otros mediante las verbalizaciones y conductas expresivas (Paz, 2009).
Para Irigoyen-Coria (2002), en la actualidad la autoestima es definida como la confianza y respeto hacia uno mismo reflejada en la capacidad para entrenarnos a las adversidades y ser felices (Munro, 2005).
Tausch y Tausch (1981) proponen que el buen funcionamiento de las habilidades intelectuales, afectivas y sociales dependen de la autoestima (Polaino, s.f.). Polaino afirma esta premisa pues si bien, todas las personas estiman de cierta manera sus cualidades y características positivas, se puede dar todo lo contrario debido a que no se conocen las mismas, lo cual significaría que no se conocen de manera suficiente, y por ende, existan problemas de autoestima (Polaino, s.f.).
El enfoque psicodinámico de Robert White
White (1963) considera la autoestima como un fenómeno evolutivo que no está basado solamente en la aceptación de los demás sino también en una fuente interna asociada a las metas alcanzadas por el niño, la cual va evolucionando mediante las experiencias (Munro, 2005).
Este autor señala que no se debe confundir la autoestima con el auto-amor debido a que el primero se debe a las destrezas y metas reales que posee el niño y el segundo no (Mruk, 1998 en Domínguez 2009).
Enfoque sociocultural de Rosenberg
Rosenberg (1996) afirma que la autoestima es la actitud positiva o negativa hacia uno mismo (Steiner, 2005). Este mismo autor llevó a cabo sus investigaciones con más de 5.000 sujetos teniendo como objetivo principal establecer la relación que ejercen ciertos factores sociales, así como también investigar sobre la influencia de la autoestima en actitudes y conductas consideradas importantes socialmente (Dominguez, 2009).
Rosenberg (1965) entiende que la autoestima es positiva cuando le permite al individuo enfrentarse a las dificultades con eficacia, y que la autoestima es negativa, cuando existen inconvenientes en el diario vivir generados por angustias e incomodidades (Banají & Prentice 1996, en López, Sánchez, Pérez & Fernández, 2008).
Mruk (1998), plantea que este enfoque puede considerarse como una perspectiva sociológica debido a que asume al self como producto de una construcción social basada en la relación existente entre autovalores y auto estima por la interacción de procesos culturales, sociales e interpersonales (Dominguez,2009).
Perspectiva conductual de Stanley Coopersmith
Según este autor, se puede entender la autoestima como una evaluación que indica la actitud de aprobación o rechazo que un individuo tiene sobre el nivel en el que se considera apto, valioso y con la capacidad para alcanzar el éxito (Polaino, s.f.).También es importante resaltar que el juicio que la persona manifiesta sobre sí misma es emitida hacia los otros mediante informes verbales o conductas abiertas (Munro, 2005).
Este autor considera que existen tres factores principales que actúan como mecanismos de aprendizaje y anteceden la autoestima: aceptación parental, límites claramente establecidos y, tratamiento respetuoso (Dominguez, 2009).
La visión naturalista de Branden
Branden expresa que la autoestima es aquella certeza que tenemos en los sentimientos y creencias que materializamos sobre nosotros mismos (Polaino, s.f.). Esta asocia la felicidad que consideramos merecer con la confianza que tenemos ante los retos o adversidades de la vida (Dominguez, 2009).
También la considera como una necesidad que se debe de aprender a satisfacer, y en caso de no lograrlo, puede privar la eficiencia de los procesos mentales (Dominguez, 2009)
Tipos de autoestima
Algunos autores como Tierno (2001), Wilber (1995), Mckain y Fanning (1999) señalan dos tipos de autoestima de acuerdo a la valoración misma del individuo: la autoestima positiva y la autoestima negativa (Rubio, 2009 & Seteiner, 2005).
Las personas con una autoestima positiva tienen la capacidad para afrontar nuevas metas y retos con entusiasmo debido a que saben en cuáles tareas pueden desarrollarse sin ninguna dificultad (Tierno, 2001 en Rubio, 2009 & Seteiner, 2005). Asimismo, Tierno (2001) plantea que quienes tienen una autoestima positiva no compiten contra los otros, sino contra sí mismos; son valientes, y no pierden tiempo lamentándose de los fracasos (Rubio, 2009). Por otra parte Steiner (2005), propone que la autoestima negativa es aquella que genera dolor, sufrimiento, angustia y culpa, entre otras sensaciones adversas.
En ese mismo sentido, otra forma de categorizar la autoestima es en alta, media y baja (Epstein, 1979; Wells & Marwell, 1976 en Munro, 2005; Portes & Sosa, 1999; Rosenberg 1965).
Rosenberg señala que la autoestima alta se manifiesta en la sensación de la persona cuando tiene un buen desempeño en alguna actividad; esta autoestima es característica de aquellos que no presumen de sí mismos ni esperan admiración de los demás. Por otra parte, este mismo autor nos dice que la autoestima baja es aquella en donde el individuo se autorechaza pues está insatisfecho consigo mismo (Mruk, 1998 en Rubio, 2009).
En ese mismo sentido, Mruck (1999) considera que quienes poseen ciertas características de una autoestima alta y una autoestima negativa poseen una autoestima media. Esto se debe a que no han sido expuestos, o no, suficientemente a los factores que ayudan a que aumente la autoestima (Mruck, 1999, en Munro 2005).
García y Román (2005), proponen ciertos aspectos que indican los dos extremos de los tipos de autoestima señalados anteriormente:
Los indicadores de la alta autoestima son:
Presentar confianza, curiosidad, iniciativa y ser independientes.
Aceptar las propias ideas.
Confrontar los desafíos con confianza.
Tomar iniciativas.
Desarrollar metas de manera independiente.
Preguntar y preocuparse por empezar cosas nuevas.
Disposición para adaptarse a los cambios.
Resistir las frustraciones.
Seguir adelante, no rendirse.
Los indicadores de la baja autoestima son:
Desconfianza.
Imposibilidad de adaptarse a los cambios o al estrés.
Rendirse frente a las situaciones frustrantes.
Comportarse de manera tensa e inmadura.
Relaciones negativas con los demás.
Problemas para interactuar con otros.
Manifestar conductas agresivas.
Sentirse humillado.
Componentes de la autoestima
En la autoestima encontramos tres componentes que se correlacionan y trabajan de manera que si uno de ellos se modifica, afecta a los demás. Estos componentes son:
Cognitivo: Es aquel que muestra las ideas, creencias, pensamientos, y el proceso de la información. Esto es el autoconcepto, el cual es la opinión que surge a través de la personalidad y la conducta.
Afectivo: Es el valor que nos damos nosotros mismo, donde esta lo positivo y lo negativo. Incluye los sentimientos buenos o malos, agradables o desagradables, que percibimos en nosotros. Es un juicio de valor de nuestra esencia personal.
Conductual: Es la rigidez, intención y decisión o atrevimiento de actuar, de realizar un comportamiento lógico y racional. Es el empeño por alcanzar el éxito, dignidad y respeto frente a los demás y en nosotros mismos (Portes & Sosa, 1999).
Matrimonio y divorcio
Al hablar del enamoramiento, cabe decir que es un estado emocionante que se da cuando dos personas apenas se están conociendo. Las personas que lo viven, tienen una intensa atracción el uno hacia el otro la cual hace que se sientan en continua necesidad de estar juntos (Gomez & Weisz, 2005 en Ayala & Elvia, 2011).
Las parejas se van creando como resultado del enamoramiento, a esto se le conoce técnicamente como limeranza. Es de suma importancia diferenciar el amor de la limeranza (Álvarez-Gayou, 2000).
Cuando se toma la decisión de conformar una pareja, hay que tomar en cuenta que se debe aprender a ceder a las ideas del otro, sin dejar a un lado las propuestas individuales; es el llamado espacio del otro que se debe respetar, para no sentirse influenciado ni rechazado en su opinión (Minuchin & Fishman, 1984 en Ayala & Elvia, 2011).
A pesar de que las personas crean una imagen del otro de acuerdo a su necesidad, sueños individuales e idealización -lo que se conoce como ´´amor ciego´´-, al pasar el tiempo la relación va tomando otra forma y se convierte en cariño, amor o una consolidación en sí, sin idealismo de la pareja (Gomez & Weisz, 2005 en Ayala & Elvia, 2011).
En la mayoría de los casos, la limeranza o enamoramiento disminuye o desaparece con el paso del tiempo, cuando esto sucede, entonces la persona tiene dos opciones: dirigir su enamoramiento hacia otro individuo, o que esa limeranza se convierta en amor. La segunda opción lleva a las personas a establecer una relación permanente y comprometida para así formar un matrimonio y una familia (Álvarez-Gayou, 2000).
Según el artículo 258 del Código Civil del Estado de Jalisco, el matrimonio es ´´una institución de carácter público e interés social, por medio de la cual un hombre y una mujer deciden compartir un estado de vida para la búsqueda de su realización personal y la fundación de una familia". En este sentido, el matrimonio puede verse de dos maneras: como un contrato y como una sociedad, ya que dicha unión conlleva la procreación, pero también el respeto de que se es uno para uno y el entendimiento de que es una unión hasta la muerte; aparte de que es un pacto o un compromiso voluntario que adquiere permanencia (Ugarte, S.F).
Asimismo, una de las cosas más importantes al iniciar una relación, es saber que la base que la define es una complementariedad. Se debe destacar que el matrimonio no es una forma de reemplazar lo que no existía antes de este (Ayala & Elvia, 2011).
Al iniciarse el matrimonio, las personas creen que su pareja lo ve como el compromiso con que ellos mismo lo ven. Al pasar el tiempo se dan cuenta que no es así, por lo que es importante que las cosas se hablen antes de, sin suponer que el otro sabe (Ruiz, 1998).
Por otra parte, cuando el hombre y la mujer deciden entablar una relación de matrimonio, no necesariamente tiene que ser legal, puede ser unión libre; lo que se necesita es la voluntad de ambas personas para unir creencias, valores y expectativas; se trata de decisiones. Según un artículo publicado en el periódico dominicano El Dia, la unión libre es un compromiso que asume la pareja de vivir en una misma vivienda, sin firmar algún papel de pacto legal (Nuñez, 2011). Para que esto sea posible se debe de respetar la individualidad de cada miembro perteneciente a la pareja (Minuchin & Fishman, 1984 en Ayala & Elvia, 2011).
En este sentido, la imaginación de las personas de que un matrimonio es perfecto, es pensar que se vive con la persona adecuada, que tiene los mismos valores y es compatible con su forma de pensar (Ruiz, 2001 en Ayala & Elvia, 2011).
Al hablar de matrimonio, también debemos de hablar de la familia. Según Zamorano (2007-2008) la familia, es un conjunto de personas que están unidas por la consanguinidad. Este mismo autor explica que en tiempos antiguos, la familia era reconocida como un ente económico, en donde el hombre cazaba y la mujer cocinaba. Ruiz y Gómez (2000) plantean que el objetivo de la familia es convertir normas sociales en normas y valores personales; ayudar como un estímulo de aprendizaje y brindar afecto entre sus miembros. Así pues, una familia en donde no prima el amor y la comprensión mutua, tiene como resultado traumas de personalidad tanto para los padres como para sus mismos hijos, sobre todo los más pequeños (Padilla, 1979).
Tipos de familia
Existen muchos tipos de familia, pero en nuestro caso solamente vamos a tomar uno de los tipos de familia que señala Suárez, (S.F), la cual está formada a base de su integración, la cual se subdivide en:
 - Integrada: consiste en un equilibrio tanto en lo funcional como en lo estructural (padre, madres e hijos).
 -Semi-integrada: en donde las partes cumplen con su función.
 -Desintegrada: en la cual existe una separación.
Divorcio
Los seres humanos han nacido para vivir en comunidad y socialmente, sin embargo, es algo irónico ver que no pueden convivir sin conflictos (Ayala & Elvia, 2011). Es por esto que después de haber tratado el matrimonio, debemos de hablar del divorcio.
Según Garces, Pruneda, Venegas (2010), llamamos divorcio a la separación legal de dos personas que han estado unidas en un matrimonio. La palabra divorcio viene del Latín divortium, que quiere decir cada quien por su camino, por lo tanto, se puede decir, que es la cancelación del matrimonio (Garces, Pruneda &Venegas, 2010).
De igual manera, cabe decir que el divorcio trae consigo sufrimiento y dolor para toda la familia, pero, no es una enfermedad; aparte de que mayormente uno de los miembros de la pareja ve este cambio como un avance y el otro como un retroceso (Pérez, Davins, Valls & Aramburu, 2009).
Según Bowlby (1968-1969), las personas que viven una ruptura pasan por un proceso de tres etapas: protesta, desesperanza y desafección (Pérez, Davins, Valls & Aramburu, 2009). Con el tiempo, esta situación se ha vuelto mas y mas frecuente sin que las personas se den cuenta de cuántos problemas arrastra esta decisión no solo para ellos sino también para sus hijos (Padilla, 1979). Este proceso no sólo desorienta a la pareja y a la familia en sí, sino, que todos a su alrededor se colocan en la misma situación (Meltzer & Harris, 1989; Pérez Testor, 2006 en Pérez, Davins, Valls & Aramburu, 2009).
De la misma manera, es importante señalar que cada proceso de divorcio es diferente, dependiendo de la personalidad de los integrantes de la pareja (Padilla, 1979). Los hijos, por otra parte reaccionan de manera diversa, ya que influyen su edad, sexo y capacidad de adaptación. Para ellos, implica la pérdida de uno de los dos padres, con mayor frecuencia el padre (Ruiz & Gómez, 2000). Es por esto que en la adolescencia, el divorcio puede traer consecuencias severas como el bajar las notas en el colegio, depresión, angustia, agresión e insomnio (Padilla, 1979). Muchos de los hijos pueden presentar trastornos emocionales que pueden durarle por el resto de la vida, situación que los padres deben evitar (Ruiz & Gómez 2000).
Al hablar del divorcio se debe mencionar la existencia de la proyección, esta no es más que colocar en el otro todo la culpa, lo malo y peligroso (Pérez, Davins, Valls y Aramburu, (2009).
En otro sentido, los hijos de parejas divorciadas son conocidos por la sociedad con lastima y pena, ya que se consideran como víctimas que no tienen la culpa de lo que pasa, o por el contrario, lo culpabilizan si así consideran que es, situación que no ayuda en la estigma del niño o adolescente (Padilla, 1979).
El divorcio es una situación en la que nadie quisiera estar, un proceso indeseado. En algunos lugares existen leyes que no permiten el divorcio, ya que están regidos por los principios religiosos, de que lo que une Dios, el hombre no lo puede separar; pero, esto también lleva consigo a que matrimonios vivan infelices (Padilla, 1979). Lo claro en el asunto es que las personas de cualquier extracto socioeconómico o edad siguen intentando vivir en pareja, sin importar las veces que hayan fallado (Gómez & Weisz, 2005 en Ayala & Elvia, 2011).
En una investigación, cuyo objetivo era determinar la diferencia según el género en la autoestima. Este estudio contó con una muestra de 3728 personas, las cuales estaban conformadas por hombres y mujeres dentro de las edades de 18 a 35 años. La escala utilizada para este análisis fue el SEI (SelfEsteem Inventory, Rector & Roger, 1993), para medir autoestima, el cual cuenta con 58 items. Esta investigación arrojó el resultado de que los hombres tienen ligeramente mayor autoestima que las mujeres (Marrero, Matud, Ibáñez & Carballeira, 2003).
De igual manera, Portes y Sosa, (1999) realizaron una investigación con una muestra de 60 adolescentes y sus resultados fueron que aquellos que vivían con sus padres tenían una autoestimas más alta, mientras que quienes no vivían con sus padres o vivían solo con uno de ellos, tenían una autoestimas más baja. Otro hallazgo importante fue que en este grupo no se encontró relación entre sexo, edad y autoestima.
II. Método
Esta investigación tiene un enfoque cuantitativo, con un diseño no experimental, transeccional y de alcance descriptivo.
Participantes
La muestra de esta investigación estuvo conformada por 65 adolescentes, la condición de sus padres eran casados o divorciados, los cuales estaban constituidos por 39 del sexo femenino y 26 del masculino, entre las edades de 11 a 20 años de edad. Los mismos fueron seleccionados a través de un muestreo no probabilístico de tipo intencional.
Instrumento
El instrumento que se utilizó fue: Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR). Diseñado por Morris Rosenberg en 1965. Traducida y validada en Castellano. Consta de 10 ítems en una escala tipo Likert que va de la A a D, donde A= Muy de acuerdo, B= De acuerdo, C= En desacuerdo, D= Muy en desacuerdo. Generalmente se consideran las puntuaciones de 0-25 con una autoestima baja, 26-29 con una autoestima normal, 30-40 con una autoestima bueno, incluso excesiva. La consistencia interna de la escala se encuentra entre 0,76 y 0,87, fiabilidad es de 0,80.
Procedimientos
Esta investigación se realizó de la siguiente manera, primero se escogió la población con la que se quería trabajar, definiendo lo que son adolescentes de padres de condición casados y divorciados. Luego, se procedió a aplicar la prueba de Rosenberg sobre autoestima a adolescentes en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo y en diversos lugares de Santo Domingo, República Dominicana. Al momento de aplicar la prueba, primero se facilitó una explicación de la misma a cada participante y luego se entregó para que la llenaran. El proceso de recolección de los datos tuvo una duración dos semanas. Después, se pasaron todos los datos de cada participante al programa Excel y luego, con ayuda del programa estadístico conocido como SPSS, se continuó con la corrección de los datos y su análisis detallado.





















III. Resultados
En la Grafica I se muestra que el 70.8 % de la población adolescente con presenta una autoestima alta, mientras que el 10.8 % posee una autoestima media y un 18.5% tiene una autoestima baja.
Grafica I. Tabla general de la autoestima en los y las adolescentes













En la Grafica II se muestra que el 75% de la población adolescente con padres casados presenta una autoestima alta, mientras que el 8.3% posee una autoestima media y un 16.7% tiene una autoestima baja.
Grafica I. Adolescentes con padres casados





 






En la Grafica III se puede ver que el 65.5% la población adolescente con padres divorciados muestra una Autoestima alta mientras que un 13.8% posee una Autoestima media y un 20.7% tiene una Autoestima baja.
Grafica III. Adolescentes con padres divorciados














En la Tabla I se presenta la relación entre las dos variables (Autoestima y Condición de los padres). En cuanto a la Autoestima alta respecto a la Condición de los padres se observa que de los 46 adolescentes que poseen Autoestima alta, 27 tienen padres casados y 19 tienen padres divorciados. Asimismo, de los 7 adolescentes que presentan una Autoestima media, 3 tienen padres casados y 4 tienen padres divorciados. Por último, de los 12 adolescentes que muestran una Autoestima baja, la mitad (6) tiene padres casados y la otra mitad tiene padres divorciados.
Tabla I. Contingencia y Condición de los padres
Tabla de contingencia Autoestima * Condición de los padres
Recuento

Condición de los padres
Total

Casados
Divorciados

Autoestima
Autoestima alta
27
19
46

Autoestima media
3
4
7

Autoestima baja
6
6
12
Total
36
29
65












En la Tabla II se presenta la relación entre las variables Sexo y Autoestima. En cuanto a la Sexo respecto a la Autoestima alta se observa que de los 19 adolescentes que son de sexo femenino, 11 tienen Autoestima alta y 8 tienen padres divorciados. Asimismo, de los 4 adolescentes que presentan una Autoestima media, 2 son de sexo femenino y 2 de sexo masculino. Por último, de los 6 adolescentes que muestran una Autoestima baja, 5 de sexo femenino tienen este nivel de autoestima mientras que solamente 1 de sexo masculino posee la misma.
Tabla II. Tabla de contingencia de sexo y padres divorciados



Contingencia sexo y padres divorciados.
Total

Autoestima alta
Autoestima media
Autoesti-ma baja

Sexo
Femenino
11
2
5
18

Masculino
8
2
1
11
Total
19
4
6
29













I V. Discusión
El objetivo de esta investigación es describir las diferencias de la autoestima de los adolescentes con padres casados y con padres divorciados. En este sentido, este objetivo resulta importante pues según García y Román (2005), la autoestima alta genera confianza en uno mismo, así como el inicio y desarrollo de metas de manera independiente (lo cual se ve afectado por el divorcio) que causa sufrimiento y dolor para toda la familia.
La autoestima de mayor manifestación en los adolescentes con padres casados fue la autoestima alta, esto apoya los resultados de Portes y Sosa (1999) quienes encontraron que aquellos adolescentes que vivían con sus padres tenían un autoestima más alta.
De igual manera, se encontró que la mayoría de los adolescentes con padres divorciados muestran una autoestima alta. A pesar de la condición de sus padres, los adolescentes presentan en mayor proporción el mismo tipo de autoestima, pero existe una diferencia significativa de los adolescentes con padres casados respecto a los adolescentes con padres divorciados. Estos resultados se contradicen con los hallazgos de Portes y Sosa (1999) quienes encontraron que los adolescente que no vivían con sus padres presentaron un autoestima baja.
Al mismo tiempo se encontró que la mayor parte de la muestra de los adolescentes de sexo femenino con padres divorciados puntuó un mayor nivel de autoestima alta con respecto a los hombres. Estos resultados refutan lo dicho por Marrero, Matud, Ibáñez y Carballeira (2003) quienes plantean que los hombres muestran ligeramente una mayor autoestima. No obstante, existen dos puntos a tomar en cuenta, primero lo dicho por Portes y Sosa (1999) quienes expresan que no existe una relación entre la autoestima y el sexo; y segundo, que la muestra de mujeres con padres divorciados es mayor que la de los hombres.
V. Conclusión
La autoestima alta genera confianza en uno mismo, así como el inicio y desarrollo de metas de manera independiente, lo cual se ve afectado por el divorcio, que causa sufrimiento y dolor para toda la familia. La autoestima de mayor manifestación en los adolescentes con padres casados es la alta. Los adolescentes con padres divorciados muestran autoestima alta. Los adolescentes con padres casados presentan una autoestima más alta con respecto a los adolescentes con padres divorciados. Las mujeres presentan niveles de autoestima más altos que los hombres.

















VI. Referencias
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Castells, P. El Adolescente ante la separación de los padres. Universidad Internacional de Cataluña, Universidad Abat Oliva-Ceu. Barcelona. Recuperado de http://www.adolescenciasema.org/ficheros/Congreso16/MR_Separacion_Padres.pdf
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Garces, I.J., Pruneda, E.H. & Venegas, L.M. (2010). Duelo en el proceso de divorcio. México: Asociación Mexicana de Educación Continua y a Distancia, A. C.
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