Autenticidad y respeto como claves para comprender el Enfoque Centrado en la Persona Borrador Enero de 2014
Palabras Clave: Enfoque Centrado en la Persona, Carl Rogers, Autenticidad, Respeto, Tendencia actualizante Fabio Giovanny Moreno Beltrán Estudiante de la Maestría en Psicología, Facultad de Psicología, Universidad de la Sabana
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Autenticidad y respeto como claves para comprender el Enfoque Centrado en la Persona
“What do I mean by a person-centered approach? It expresses the primary theme of my whole profesional life, as that theme has become clarified through experience, interaction with others, and research.” (Carl Rogers, 1979, p. 114) “¿Qué trato de decir con un enfoque centrado en la persona? Expresa el tema primario de toda mi vida profesional y como ese tema se ha clarificado a través de la experiencia, la interacción con los otros y la investigación” La clave para comprender el Enfoque Centrado en la Persona propuesto y desarrollado por Carl Rogers en la segunda mitad del siglo XX, no la encontramos en sus constructos ni una técnica de la psicoterapia sino en un modo de ser con las personas. Desde sus inicios en los años 50, se ha intentado extraer de las propuestas de Rogers una serie de técnicas como era de esperarse dentro de una psicología predominantemente positivista y cognitivo-instrumental (Santos, 1998), pero esta misma clave de lectura ha venido caracterizando también las interpretaciones y enseñanzas de quienes actualmente se consideran continuadores o representantes del Enfoque Centrado en la Persona en el mundo. Este artículo ofrece otra introducción al Enfoque Centrado en la Persona dedicada al interesado en comprender más que a informarse o a dotarse de una caja de herramientas o recursos para la práctica terapéutica. Las claves que se presentan a continuación no provienen de Rogers, sino de insights que han ido surgiendo en la experiencia de varios años del autor como terapeuta y lector y comentarista de la obra de Carl Rogers y de algunos de sus continuadores (Moreno, 2009, 2011a, 2011b, 2013a) el autor no se considera a si mismo un representante del enfoque ni un practioner, incluso de su práctica y reflexión ha venido consignando impresiones e ideas sobre una orientación propia que denomina Germinal, aún inédito pero puede consultarse en Moreno (2013b). Consideramos aquí que existen al menos dos claves para comenzar a comprender el Enfoque Centrado en la Persona, una primera clave implica comenzar por ser genuino, el Enfoque Centrado en la Perona no es una aplicación, no es una simulación, no es un pretender ser de una forma, sino que se trata de ser genuinos. Observemos que no partimos de un concepto debido al cual actuamos de un modo o de otro, tampoco de la efectividad de una técnica. Lo primero es ser auténticos, reales, ser quienes somos, la persona que realmente somos. No tiene que ver con mostrar ser un experto o un profesional, esa no es la base ni el fundamento, ni la guía, ni la condición, la primera base es ser de verdad quien soy ahí. Siempre hemos de volver a esta autenticidad en todo cuanto vamos a plantear a continuación. La siguiente clave es respetar al otro tal y como es, les recuerdo que no estoy usando términos de Rogers aún, sino planteando una ética que está en el núcleo del desarrollo de este enfoque. Respetar al otro tal y como es implica aceptar que el otro es como es ahí en el encuentro. Respetar no significa estar de acuerdo, respetar no significa no molestarse por como es el otro, sino aceptar que el otro es como es aunque me disguste. Y volvamos como dije al comienzo: este respeto es auténtico, no es fingido, de alguna forma sea cuales sean sus creencias la persona vivencia este respeto. El respeto también tiene que ver con un buen trato, un trato cordial, pero recuerden: auténtico. Observemos que la autenticidad implica un respeto a nuestra propia condición anímica, porque si no podemos aceptar como estamos siendo, difícilmente vamos a ser auténticos.
Creo que estas dos condiciones son muy importantes para comenzar a entender lo que significa que el enfoque centrado en la persona (person-centered approach, PCA). Y nunca es suficiente reiterar que la autenticidad está en el corazón de esta forma de psicoterapia. Este núcleo del PCA es incluso ignorado por muchos de sus practicantes y así mismo por muchos de los que lo han tratado de explicar. Hay otros en cambio que se pasan a otro polo al afirmar que en este enfoque no importa lo teórico o que lo teórico es secundario, no estoy de acuerdo con esa postura, pero si coincido en que lo primordial no es una teoría. Al haber expresado lo primordial no he expresado aún lo que el enfoque entiende por relación terapéutica ni como proceso terapéutico, mejor dicho no he dicho nada del enfoque como enfoque y para eso es muy relevante los constructos y la teoría. Un buen practicante del enfoque debe conocer bien la teoría. Ahora si podemos comenzar con la teoría. En la base del modelo teórico del enfoque centrado en la persona, la noción clave es la creencia en la tendencia actualizante (Rogers, 1959, 1980). Recordemos entonces que esta creencia es auténtica, si está creencia no es genuina todo la aplicabilidad del sistema teórico se debilita y confunde. Rogers plantea que la hipótesis central de este enfoque puede resumirse así: “Los individuos tienen dentro de sí vastos recursos de autocomprensión y para la alteración de conceptos propios, actitudes básicas y conducta autodirigida. Estos recursos son susceptibles de ser alcanzados, si se logra crear un clima definible de actitudes psicológicas facilitativas”. (Rogers, 1980b, p. 61) y afirma que “el enfoque personalizado se apoya en la confianza básica en los seres humanos y en todos los organismos” (Rogers, 1980b, p. 63). Esta confianza está relacionada a la existencia, según Rogers, en todo organismo y a cualquier nivel, de una corriente fundamental de movimiento hacia la realización constructiva de sus posibilidades intrínsecas, una tendencia natural hacia un desarrollo más complejo y completo. “El término mayormente utilizado ha sido el de tendencia actualizadora y se halla presente en todos los organismos vivos […] Tanto si el estímulo es interno como externo y si el ambiente es favorable o adverso, podemos estar seguros de que la conducta del organismo tendrá como objeto su mantenimiento, mejora y reproducción. Esta es la propia naturaleza del proceso que denominamos vida. Dicha tendencia opera en todo momento. En realidad, sólo la presencia o ausencia de este proceso direccional en su conjunto nos permite determinar si un organismo está vivo o muerto […] Esta potente tendencia constructiva constituye la base fundamental del enfoque personalizado”. (Rogers, 1980b, p. 63-64) La noción clave del enfoque centrado en la persona es la tendencia actualizante. Rogers lo ha afirmado desde el comienzo de la formulación teórica del enfoque centrado en la persona: “Es importante señalar que la tendencia actualizante es el concepto fundamental que se postula en este sistema teórico y que es el organismo en su totalidad, y sólo en su totalidad, el que presenta esta tendencia. “Todo organismo tiene la tendencia innata a desarrollar todas sus potencialidades para conservarlo o mejorarlo. Abarca no sólo la tendencia a satisfacer lo que Maslow denomina “necesidades deficitarias” de aire, alimentación, agua, etc, sino también a realizar actividades más generalizadas, como el desarrollo tendiente a la diferenciación creciente de los órganos y funciones, la expansión en función del crecimiento, la expansión de la eficacia mediante el uso de herramientas, la expansión y el mejoramiento a través de la reproducción. En el desarrollo en el sentido de la autonomía y en sentido opuesto al de la heteronomía (o control ejercido por fuerzas externas. Podría usarse como sinónimo de este término la formulación de Angyal: “La vida es un proceso autónomo que tiene lugar entre el
organismo y el medio ambiente. El proceso vital no tiende meramente a preservar la vida, sino que trasciende el momentáneo statu quo del organismo, expandiéndolo continuamente e imponiendo su determinación autónoma sobre un creciente ámbito de acontecimientos”. “Este [el concepto de tendencia actualizante] incluye también las motivaciones de crecimiento que parecen ir más allá de estos términos: la tendencia a reducir las tensiones, la tendencia a ser creativo, la tenencia a caminar en lugar de arrastrarse (que permitirá cumplir las misma funciones).” (Rogers, 1959, p. 24-25) Posteriormente Rogers plantea una noción extensiva a todo el universo, la tendencia formativa, de la cuál la tendencia actualizante es una expresión. Su tesis se refiere a que sin ignorar la tendencia al deterioro, o entropía, debemos reconocer también una tendencia formativa en el universo, o sintropía, o tendencia mórfica, “que consiste en una propensión permanente hacia un orden creciente y una compleja capacidad de interrelación, tan evidente a nivel inorgánico como orgánico. El universo construye y crea permanentemente, además de deteriorar. Este proceso es también evidente en el ser humano”. (Rogers, 1980b, p. 71) Rogers resume y concluye dicho planteamiento de la siguiente forma: “Sugiero la existencia de una tendencia direccional formativa en el universo, que puede ser localizada y observada en el espacio estelar, en los cristales, en los micro-organismos, en formas más complejas de vida orgánica y en los seres humanos. Se trata de una tendencia que evoluciona hacia un mayor orden, mayor complejidad y una mayor capacidad e interrelación. En el ser humano, esta tendencia se manifiesta en la evolución que parte de una sola célula, para llegar a un funcionamiento orgánico complejo, a unos conocimientos y sensaciones inconscientes, a un conocimiento consciente del organismo y del mundo externo, y aun conocimiento trascendente de la armonía y unidad del sistema cósmico, incluida la propia humanidad”. (Rogers, 1980b, p. 77) En términos más cercanos a la relación considero que la consciencia auténtica de la tendencia actualizante se traduce en un intento por comprender hacia dónde empuja la vida en nosotros mismos, en la persona con la que me encuentro, hacia dónde está empujando la vida en la relación, y la tendencia formativa es también una consciencia sistémica, aquello que llamaos nuestras circunstancias y aquello que llamamos nuestra historia no es algo externo a nosotros que nos afecta, sino que hacemos parte de eso, componemos ese movimiento de la vida que es nuestra historia personal, la historia de nuestra familia, la historia de los grupos y contextos en los que nos movemos, la historia y actualidad de la humanidad, la historia y actualidad de la vida, por tanto también se trata de reconocer y comprender hasta donde nos es posible y sin prejuicios hacia dónde están empujando las circunstancias, la historia, la vida. Volviendo al inicio debemos entonces trenzar estas dos claves, la clave acerca de un modo inherente de estar con las personas y esta segunda clave, la tendencia actualizante y la tendencia formativa, la cual retroalimenta la primera, porque se trata de una noción fundamental del esquema teórico y sustenta y justifica la ética del enfoque, ética que antecede la formulación y aplicación de una teoría. Esta ética que reconoce que aquellos individuos que se encuentran en una relación terapéutica son personas, y esta asociada al respeto y aceptación de las personas que somos, sumada al concepto fundamental de la tendencia actualizante deriva en la noción de no-directividad, una característica distintiva del enfoque centrado en la persona que en una fase inicial tenía el nombre de terapia nodirectiva. Esta no-directividad es la expresión de una convicción que se puede sintetizar así: si se brinda el contexto idóneo los recursos propios de la persona se ponen en acción y de forma autónoma se orienta hacia el desarrollo, hacia el decremento de las tensiones internas, hacia la autenticidad, hacia
la creatividad, hacia la vida, y por tanto la persona no requiere que se le dicte hacia dónde ir y cómo hacer, sino que se trata de crear un ámbito de espontaneidad y confianza donde sus recursos inherentes afloren, se desplieguen por sí mismos. Subrayemos nuevamente que no se trata de una aplicación o interés instrumental, sino de una ética que deriva en unos conceptos y como veremos a continuación en unas actitudes frente a la persona y frente al encuentro entre personas. En el enfoque centrado en la persona se hace mayor énfasis en el ambiente afectivo de la relación terapéutica que en el físico, este ambiente o clima es el que posibilita el despliegue de los recursos propios de la persona y su desarrollo hacia un modo más autónomo, íntegro, auténtico, auto-consciente, auto-aceptante, comprensivo con los demás y creativo de ser. Rogers observo seis condiciones necesarias y suficientes que configuran dicho ambiente relacional. En su artículo de 1957, The Necessary and Sufficent Conditions of Therapeutic Personality Change, las define como un segmento de su teoría de la psicoterapia, la personalidad y las relaciones humanas (tal y como fue publicado en Rogers, 1959). Desde esta formulación teórica, para que ocurra un cambio constructivo de la personalidad o para que pueda suscitarse en el cambio psicoterapéutico son las siguientes: 1.Dos personas están en contacto psicológico. 2. La primera, que llamamos con el término cliente, está en un estado de incongruencia, se encuentra vulnerable o ansiosa. 3. La segunda persona, que llamamos con el término terapeuta, es congruente o integrada en la relación, en el encuentro. 4. El terapeuta está en la experiencia de apoyo positivo incondicional hacia el cliente. 5. El terapeuta está en la experiencia de estar entendiendo empáticamente la estructura interna de referencia del cliente y se empeña en comunicarle esta experiencia al cliente. 6. La comunicación hacia el cliente del entendimiento empático y el apoyo positivo incondicional del terapeuta se alcanza en un grado mínimo. Dice Rogers (1957) que “no son necesarias otras condiciones y que si estas condiciones existen y continúan durante un período de tiempo, eso es suficiente. El proceso de cambio constructivo de la personalidad se seguirá de ahí” (p. 96). La primera condición se refiere a que exista una mínima situación de mutua afectación en los campos de experiencia entre dos personas que se llamaran cliente y terapeuta. De acuerdo a Rogers (1957) la hipótesis es que el cambio significativo de la personalidad no es posible si no es una relación interpersonal. La segunda condición se refiere a un estado de incongruencia que se refiera a la discrepancia o inconsistencia entre la experiencia organísmica, basal del organismo y la imagen de sí mismo que el individuo hace de esa experiencia, y mientras más difiere esa experiencia de las imágenes y significados a través de los cuales simbolizamos esa experiencia en la consciencia experimentamos tensión, angustia, ansiedad y experimentamos un estado de vulnerabilidad psicológica. La tercera condición se refiere a que dentro de la relación, dentro de la sesión, dentro del encuentro el terapeuta es una persona congruente, íntegrada y en otro sentido auténtica y genuina, se muestra a sí misma al cliente tal y como es. En la cuarta condición se hace referencia al apoyo positivo incondicional, también lo llama Rogers (1957) “tener la experiencia de una aceptación cálida a cada aspecto de la experiencia del cliente” (p. 97) y reconocer cada uno de esos aspectos como parte de la persona que es el cliente, e implica que se
le acepta sin condiciones. No implica estar de acuerdo o “alegrarse” por todo lo que le pase, sienta o piensa el cliente, sino reconocimiento y aceptación, validación de la experiencia del otro. La quinta condición se refiere a la empatía, se trata de una experiencia de cuidadoso entendimiento de la consciencia que está teniendo el cliente de su experiencia. Sentir el mundo privado del cliente como si fuera el propio sin perder esa cualidad de “como si”, es decir diferenciando siempre nuestra experiencia de nosotros mismos de la experiencia que el otro tiene de sí. La sexta condición implica que el cliente tenga la experiencia, así sea mínima del apoyo positivo incondicional y del entendimiento empático que el terapeuta está experimentando hacia él en la relación, en el encuentro. Si bien este enfoque se define como centrado en la persona, reconocemos desde un comienzo en esta reseña que su énfasis recurrente es lo ético, lo relacional. Aunque esta reseña se centra en el significado de un enfoque centrado en la persona en la psicoterapia, es importante señalar que para Rogers (1959, 1980), estas condiciones aplican en toda relación donde el objetivo sea el desarrollo personal, terapueta-cliente, padre/madre – hijx, gerente-staff, líder-grupo, profesor-estudiante, etc. La noción de persona en la formulación teórica de Rogers, siguiendo a Bohart (2007) y a Tudor y Worrall (2006), está asociada a lo individual, a lo biológico-organísmico, a lo humano, a lo relacional y a lo actualizante, a que se trata de un ser en proceso. Es interesante observar cierta transición del modo de comprender esta idea de proceso en Rogers. Uno de sus textos más conocidos, quizás el más conocido, es El proceso de convertirse en persona, publicado originalmente en inglés en 1961 como On Becoming a Person, destaquemos el convertirse. La persona que funciona más plenamente en la perspectiva rogeriana se caracteriza por estar en contacto con se ese proceso experiencial que somos constantemente, y es consciente de la variedad de afecciones que experimenta, con profundidad, y los reconoce como propios y los acepta (Bohart, 2007, p. 52, 54). Un libro más tardío, publicado en 1980, que hemos citado previmante, El Camino del Ser, pero su título original en inglés A way of being, una manera de ser, que enfatiza más el ser, que el llegar a ser o en convertirse, una manera de ser, y enfatiza lo singular de esa manera de ser, una entre otras posibles.
Referencias Bohart, A. C. (2007) The actualizing person. En Cooper, M., O’Hara, M., Schmid, P. F. y Wyatt, G. (Eds) The handbook of persona-centred psychotherapy and counseling (p. 47-63). New York: Palgrave Macmillan. Moreno, F. (2009) Intensidades y Actualidad en el Abordaje Centrado en la Persona. Taller. Memorias II Congreso Internacional de Psicología COLPSIC-ASCOFAPSI. Bogotá, Medellín, Cartagena. Agosto 20 al 22 de 2009. Moreno, F. G. (2011a) La tendencia actualizante. Concepto clave del abordaje centrado en la Persona. Publicación Online Abril 21 de 2011. http://bibliotecaparalapersona-epimeleia.com/ Moreno, F. G. (2011b) La tendencia actualizante. Concepto clave del abordaje centrado en la Persona. XXXIII Congreso Interamericano de Psicología que se realizará Junio 26-30 de 2011, en
Medellín, Colombia. Aprobado. Moreno, F. G. (2013a) Introducción germinal al Enfoque Centrado en la Persona. Persona 2 (1). ISSN 2248-7603. Revista electrónica http://centroparalapersona.wordpress.com/2013/02/01/revista-persona/ Moreno, F. G. (2013b) Lo Germinal [Blog] Recuperado el 23 de agosto de 2013 de http://logerminal.blogspot.com/ Rogers, C. (1957) The Necessary and Sufficent Conditions of Therapeutic Personality Change. Journal of Consulting Psychology, 21: 95-103. Rogers, C. R. (1959) Terapia, personalidad y relaciones interpersonales. Buenos Aires: Nueva Visón, 1985 Rogers, C. R. (1979) The Foundations of Person-Centered Approach. In Rogers, C.R. (1980) A Way of Being (pp. 113-136). New York: Houghton Mifflin Rogers, C.R. (1980) A Way of Being. New York: Houghton Mifflin. Rogers, Carl. (1980b) El camino del ser (Edit 1986). Barcelona: Kairós Santos, B. (1998) Subjetividad, Ciudadanía y Emancipación. Revista Cátedra Paralela, 1: 6-28 Tudor, K. y Worrall, M. (2006) Person-Centred Therapy. A Clinical Philosophy. New Yotk: Routledge. p. 136-155 Zimring, F. M. & Raskin, N. J. (1992) Carl Rogers and Client/Person-Centered Therapy. Freedheim, D. K., Strupp, H. H., Wachtel, P. L. (Edit) History of Psychotherapy: A century of Change. (pp. 629656). Washington DC, US: American Psychological Association.
