Austeridad y pactos sociales en el sur de Europa: ¿trayectorias discontinuas de intercambio político o ruptura?

June 19, 2017 | Autor: David Luque Balbona | Categoría: Southern Europe, Industrial Relations, Neo Corporatism, Social Pacts
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Descripción

III Encuentro Intercongresual de Sociología del Trabajo Las (des) regulaciones del trabajo en la crisis Jueves 28 de mayo, Facultad de Ciencias del Trabajo Viernes 29 de mayo, Facultad de Economía y Empresa

Comprender los cambios del trabajo asalariado y su relación con las políticas de ajuste y austeridad Financian: Facultad de Economía y Empresa Facultad de Ciencias del Trabajo

Organiza: Dpto. Sociología y Trabajo Social

III Encuentro Intercongresual de Sociología del Trabajo Universidad de Murcia – Mayo 2015

AUSTERIDAD Y PACTOS SOCIALES EN EL SUR DE EUROPA: ¿TRAYECTORIAS DISCONTINUAS DE INTERCAMBIO POLÍTICO O RUPTURA?63 David Luque Balbona Sergio González Begega Universidad de Oviedo

1. INTRODUCCIÓN64 Los pactos sociales han constituido el medio más frecuente de acometer la reforma del Estado de Bienestar, del mercado de trabajo y de la política de rentas en la mayor parte de países de Europa occidental desde los años 80 hasta el inicio de la actual crisis económica. Entre 1980 y 2006 se alcanzaron un total de 110 pactos sociales dentro de la UE-15 más Noruega (Hamann y Kelly, 2011). Sin embargo, la irrupción de la crisis financiera y económica y, sobre manera, de la deuda soberana de la periferia europea en 2010, ha provocado una deriva generalizada desde la «negociación a la imposición» en los países del sur de Europa (Molina y Miguélez, 2013). Crisis profundas como la actual pueden modificar o demoler los mecanismos de coordinación de las economías nacionales. La consolidación de una nueva dinámica de determinación de la agenda de reformas bajo la vigilancia de las instituciones comunitarias ha debilitado el vigor de los pactos sociales y ha afectado negativamente a las relaciones entre gobiernos y agentes sociales. El intercambio político corporatista ha pasado a definirse como un enfrentamiento de «sindicatos contra gobiernos» en el contexto de la crisis (Hamann et al., 2013). El objeto de este trabajo es examinar el impacto de la crisis sobre la consistencia del dispositivo corporatista de producción de políticas públicas en tres países del sur de Europa: Italia, España y Portugal. El abandono progresivo de los pactos sociales por parte de los gobiernos y la preferencia por las reformas de diseño unilateral han provocado la apertura de una peculiar dinámica de «baile y boxeo» con los sindicatos que pone en cuestión al diálogo social como principal mecanismo de coordinación de la política socio-económica.

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Esta comunicación es una versión reducida de un trabajo más amplio ya concluido y en proceso de evaluación para su posible publicación. Por cuestiones de extensión, se optado por suprimir el apartado de evidencia empírica. Si está interesado en consultar la versión completa del trabajo, no dude en contactar con los autores. 64 Este trabajo forma parte del proyecto de investigación CABISE (Capitalismo del Bienestar en el Sur de Europa: un análisis comparado) correspondiente al Plan Nacional de I+D+i (ref. CSO2012-33976).

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III Encuentro Intercongresual de Sociología del Trabajo Universidad de Murcia – Mayo 2015 En esta comunicación se analiza si alguna de las condiciones básicas que hicieron posible una nueva dinámica de intercambio político a mediados de los noventa — aunque devaluado respecto a su versión clásica de los setenta— ha desaparecido en el contexto de la profunda crisis en curso. Argumentamos que la actual dinámica de unilateralidad de los gobiernos en las reformas del mercado de trabajo y del Estado de bienestar no implica necesariamente el fin del corporatismo como principal estrategia para abordar las reformas. La estructura de la comunicación es la siguiente. Tras esta introducción, se desarrolla el marco analítico de la investigación, que subraya el proceso de intercambio político que subyace a las dinámicas corporatistas. Debido al limitado espacio, a continuación, se pasa directamente al apartado de discusión donde se destacan las principales aportaciones del trabajo.

2. EL CORPORATISMO COMO PROCESO DE INTERCAMBIO POLÍTICO El corporatismo 65, en su noción más genérica, hace referencia a un sistema de concertación entre intereses privados de la sociedad civil —principalmente, los representantes de las dos partes implicadas en el mercado de trabajo— y el Estado. Como señala Regini (2003: 251), la literatura sobre el corporatismo: «ya se trate de su versión más conocida como una forma de intermediación de intereses (Schmitter, 1974) o en sus interpretaciones más útiles como un modo de formulación de políticas (Lehmbruch, 1977) o de intercambio político (Pizzorno, 1978), nació sustancialmente como un esfuerzo para dar cuenta de la profunda modificación de las funciones realizadas por las asociaciones de interés en la regulación de las economías avanzadas». En este trabajo el corporatismo es definido como un instrumento de «intercambio político» entre el gobierno y los agentes sociales, particularmente con los sindicatos, en la formulación de las políticas públicas. El corporatismo es entendido «como un juego que tienen lugar en la arena institucional en el cual cada actor controla recursos que el otro desea» (Öbert et al. 2011: 366). El Estado controla el gasto público y la legislación y, si lo considera oportuno, puede incorporar a los agentes sociales al proceso de elaboración de la agenda socioeconómica. Por su parte, los agentes sociales, en particular los sindicatos, también poseen recursos deseados por el Estado: el control de sus afiliados, esto es, el

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Para mayor detalle sobre la conceptualización del corporatismo, véase, entre otros, Schmitter y Grote (1997) y Molina y Rhodes (2002).

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III Encuentro Intercongresual de Sociología del Trabajo Universidad de Murcia – Mayo 2015 soporte activo en la implantación de las decisiones tomadas por el gobierno. En última instancia, compartir la responsabilidad en la toma de decisiones políticas. Figura 1. Neo-corporatismo e intercambio político

Fuen te: adaptado de Öbert et al. (2011: 368). En esta concepción del corporatismo lo relevante no son los aspectos estructurales, como en el modelo clásico de Schmitter (1974), sino si el gobierno y los agentes sociales pueden y quieren participar en un proceso de intercambio (Öbert et al. 2011). Se adopta un enfoque que enfatiza la importancia de la estrategia de los actores — principalmente de uno de ellos: el gobierno—, lo que implica la posibilidad de adaptación, de una evolución en la naturaleza del «intercambio político» en función de los condicionantes internos y/o de las presiones externas. Siguiendo el marco analítico desarrollado por Öbert et al. (2011), para que se dé el intercambio son necesarias ciertas condiciones. Un requisito imprescindible es el mandato: la capacidad de tomar decisiones en la esfera de interés. Para el gobierno eso implica soberanía, la capacidad de toma de decisiones de forma autónoma, esto es, control sobre la política nacional. Para los agentes sociales, legitimidad para participar en el proceso de toma de decisiones, esto es, ser aceptados como representantes legítimos de los intereses implicados. Además del mandato, se requiere cierto grado de unidad para hacer efectivos los acuerdos alcanzados; el gobierno debe ser capaz de recabar el apoyo de una mayoría parlamentaria suficiente y los agentes sociales deben tener la suficiente cohesión para cumplir con su parte del trato. Ambas partes deben de mantener la capacidad asumir compromisos vinculantes. Estos requisitos, según Öbert et al. (2011), pueden perder todo su interés si las partes no son capaces de movilizar sus activos para proceder al intercambio. Así, un gobierno que controle la toma de decisiones públicas a nivel nacional y que tenga una mayoría parlamentaria suficiente puede ver constreñida su capacidad de actuación cuando está bajo una fuerte 139

III Encuentro Intercongresual de Sociología del Trabajo Universidad de Murcia – Mayo 2015 presión económica. De igual modo, los agentes sociales deben ser capaces de movilizar a sus miembros a favor de la decisión de realizar un intercambio, en última instancia, apoyar al gobierno en cuestión. «Los gobiernos que son castigados en las urnas para los intercambios corporativismo pronto llegarán a ver el corporativismo como un pasivo» (Öbert et al., 2011: 369). Finalmente, es necesaria «una actitud amigable hacia el corporatismo» en ambas partes para poder llegar a compromisos duraderos. Nuestra hipótesis de trabajo es que el corporatismo, como principal mecanismo de coordinación socioeconómica en los países analizados, puede adaptarse (una vez más) a los nuevos condicionantes, tanto externos como internos, y seguir cumpliendo su función, siempre y cuando no desaparezca por completo ninguno de los requisitos necesarios para proceder al intercambio.

3. DISCUSIÓN La crisis ha tenido un gran impacto sobre la consistencia del dispositivo corporatista en los tres países analizados. Los cambios acontecidos en las condiciones favorables al intercambio político han modificado las relaciones entre sindicatos y gobiernos en los países del sur de Europa. La intervención de organizaciones trasnacionales (FMI y CE) en el diseño de las soluciones a la crisis ha supuesto que la coordinación en busca de una salida a la crisis haya pasado al nivel transnacional, desactivando la coordinación en el ámbito nacional a través de los pactos sociales: «Europa, en lugar de "pactos sociales", justifica la estrategia del gobierno» (Culpepper y Regan, 2014: 4). Los gobiernos optaron por la credibilidad ante los mercados frente a la legitimad ante sus ciudadanos (Dellepiane y Hardiman, 2013). En aquellos países que mostraban una menor capacidad política para implementar las medidas impuestas, Grecia e Italia, se nombraron temporalmente gobiernos técnicos. Por lo tanto, el mandato de los gobiernos nacionales se ha limitado sustancialmente. En lo que respecta a los activos, la crisis de la deuda soberana de los países del sur ha puesto a las finanzas públicas bajo una presión sin precedentes, prácticamente eliminando el activo en manos de los gobiernos. Por otro lado, la pérdida de legitimidad de los sindicatos ante la ciudadanía los hace un actor menos relevante al devaluar su principal activo: su capacidad de movilización del consenso o de la protesta. Durante la crisis han surgido otros actores capaces de movilizar el descontento social. Los sindicatos tratan de incorporarse a estas nuevas plataformas sociales, como las «mareas ciudadanas» en defensa de los servicios públicos en España o el movimiento «Fuck the Troika» en Portugal, para reforzar su legitimidad. Esto es lo que Gumbrell-McCormick y Hyman (2014: 17) denominan poder de colaboración o coalición: «ante la pérdida de capacidad de alcanzar los objetivos por sus propios medios, los sindicatos necesitan aliados». 140

III Encuentro Intercongresual de Sociología del Trabajo Universidad de Murcia – Mayo 2015 La actitud de los gobiernos, priorizando las decisiones legislativas unilaterales, puede dar a entender que los sindicatos ya no son necesarios para llevar a cabo reformas difíciles. La crisis ha demostrado que el efecto de la orientación política del gobierno es contingente a otros factores. La imposición de medidas drásticas por parte de las instituciones europeas se utilizó por los gobiernos nacionales como mecanismo para «evitar la culpa» en la toma de decisiones impopulares. Habrá que esperar a conocer el coste electoral esas decisiones para evaluar si los gobiernos han calculado bien sus consecuencias. La pérdida de confianza de la ciudadanía en los gobiernos nacionales puede llevar a que los gobiernos se replanteen la opción de activar de nuevo el intercambio político como modo de recuperar parte de su legitimidad ante la opinión pública, como así parece ser en los casos de España y Portugal. En definitiva, la crisis ha alterado profundamente el mandato y los activos en manos de gobiernos y sindicatos para proceder al intercambio. La actitud de los gobiernos también ha virado hacia la unilateralidad, pero dicha actitud puede ser coyuntural. A medida que la política nacional vuelva a ganar su espacio de autonomía, tanto Portugal como España han salido formalmente de sus respectivos rescates, los pactos sociales pueden volver a escena como principal mecanismo de coordinación. En España y Portugal el diálogo social se ha detenido durante la crisis pero no ha sido enterrado como parece ser el caso de Italia por las declaraciones de sus dirigentes políticos. La reactivación del mecanismo de la concertación social, ya en marcha en España y Portugal desde mediados de 2014, puede ser vista como la unión de los débiles en busca de la legitimidad perdida.

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