Austeridad o Crecimiento, ¿Qué Hacer?

August 21, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Europa
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Descripción

Austeridad o Crecimiento, ¿Qué Hacer?

"En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada"
Franklin D. Roosevelt

Fernando Álvarez Simán*

Para las religiones dhármicas que tienen su influencia en la parte oriental del planeta existe una especie de energía, invisible claro está; que es un efecto de los actos de las personas, esta energía recibe el nombre de "karma" y básicamente explica que nuestros actos presentes y futuros están condicionados por nuestras acciones en el pasado y en vidas anteriores. En occidente, el gran poeta griego de historias épicas Homero aunque no aclara las causas, relata la historia de Sísifo; que en el infierno lleva a cuestas una piedra con la cual tiene que subir una ladera bastante empinada, pero que casi a punto de llegar a la cima la piedra comienza a rodar ladera abajo; por lo que Sísifo tendrá que repetir este proceso por toda la eternidad.

Ya en épocas más actuales, el filósofo y psíquico francés Émile Boirac populariza el término Déjà vu, para referirse al curioso hecho de que cuando observamos una acción, o un evento común o extraordinario; casi todos hemos sentido alguna vez esa extraña sensación inevitable de que lo que observamos ya lo hemos experimentado o vivido anteriormente. El crack de 1929, las crisis sucesivas de los precios del petróleo a la mitad de las décadas de los 70 y a principio de los años 80 del siglo pasado, la crisis de México, conocida como el "efecto Tequila", la de Argentina llamada el "efecto Tango", la crisis de los "tigres asiáticos" al terminar el siglo XX, también la crisis de las empresas "puntocom".

Las explicaciones a estos fenómenos de crisis o crack van desde que las provoca la propia evolución del sistema capitalista, el desarrollo tecnológico, los desequilibrios entre lo que se produce y lo que se consume, los reacomodos geopolíticos, etcétera; el hecho es que inevitablemente se han repetido y sobre todo, sus efectos cada vez son más globales. Hoy el mundo no termina de recuperarse de la crisis del sistema financiero americano que se gesta en el manejo de las cuentas y bonos hipotecarios.

No es lo mismo, pero es igual; este símil, explica que las recurrentes crisis económicas nunca son provocadas por las mismas circunstancias, pero que sus efectos siempre son los mismos, desempleo, falta de crecimiento, contracción del comercio, mayores cargas fiscales a la población, entre otras consecuencias. Pero si existiera un cierto paralelismo entre la crisis actual, sobre todo para comprenderla, esta quizá se acerca sobre todo en sus inicios a la crisis global de 1929. Si el crack y la depresión de 1929 tuvieron efectos que duraron diez años, la actual está cerca ya de cumplir cinco años. En ese sentido, la Bolsa de Valores de Nueva York sufrió su mayor descalabro un 24 de octubre de 1929, ese día trece millones de acciones se ponen a la venta a precios realmente bajos, el problema era que a pesar de ello los compradores no aparecieron por ningún lado. Ese día pasó a la historia como el jueves negro de Wall Street, porque nada pudo detener que este fenómeno se repitiera el lunes llamado también negro y el martes siguiente. El saldo fue que apenas un mes después la mayoría de los paquetes accionarios que cotizaban en la Bolsa solo valieran una tercera parte. Lo más dramático cual apocalipsis económico que afectó a todo el mundo fueron los suicidios de numerosos inversionistas y millonarios, algunos de ellos lanzándose de las alturas de los rascacielos neoyorkinos, también el pánico que se apoderó de los empresarios y que posibilitó la aparición del fenómeno económico que conocimos como la Gran Depresión, que arrojó al desempleo en Estados Unidos al 25% de la PEA y en otros países, sobre todos los europeos está cifra se elevaba hasta más del 30 por ciento de la PEA pero principalmente el flujo del comercio internacional se desplomó en un 50 por ciento. En realidad el desplome prácticamente en picada de la bolsa neoyorkina ese mes de octubre respondía a varios meses en que los indicadores de Wall Street mantenían niveles erráticos e inestables, de manera tal que el pánico financiero que inició en la llamada economía especulativa, pronto se trasladó al sistema bancario americano.
De hecho en solo dos años se fueron a la quiebra casi dos mil bancos americanos, pero habrá que recordar que el espíritu de muchas leyes americanas es el de la regulación económica para evitar los monopolios, por ello históricamente la red bancaria comercial americana es extensa, de hecho al día de hoy los EU tienen más de 12 mil bancos y cerca de 70 mil oficinas bancarias. Hoy el problema es que hoy menos del 5% de los bancos de Estados Unidos acumulan más del 40% de los depósitos totales.

Por eso, si hay algo que caracteriza al sistema bancario estadounidense después de la crisis del 29 y de antes de la del 2008, era la existencia de numerosas instituciones de ahorro que pretendían suplir la histórica omisión de los bancos estadounidenses hacia los clientes que no son del sector industrial, este hecho explica el boom de las instituciones hipotecarias, en muchos casos emblemáticas. Pero existen diferencias entre la magnitud de la crisis actual entre Europa y los Estados Unidos, por ejemplo nuestro vecino tiene el control de su política monetaria que en muchos casos es independiente del control político, en cambio el viejo continente no la tiene porque privilegió la política de intercambio comercial a cambio de la aparición de una sola moneda entre países con diferentes controles fiscales.

Eso explica el excesivo endeudamiento de los países europeos más débiles económicamente hablando. Otro aspecto importante es la cobertura universal del llamado "estado del bienestar" en Europa, Estados Unidos por su parte tiene un sistema de seguridad social más delgado y por tanto menos sensible a los cambios estructurales de la economía, como por ejemplo ante una crisis. Por eso los datos de la crisis presentan distintos comportamientos; si en Estados Unidos el empleo muestra una ligera recuperación, en Europa el desempleo se ha agravado, incluso el camino para salir de la crisis es diferente.

En ese sentido el gobierno de Barack Obama ha decidido reducir las tasas de intereses a casi cero por ciento, esto como un incentivo para que los bancos hagan préstamos a las personas y las empresas con tasas de intereses bajos esto lleva a reactivar las empresas, pagar deudas y generar ahorro y a pagar el préstamo en el menor tiempo posible, también ha decidido elevar el gasto del gobierno. Por eso aunque la recuperación todavía es lenta se avizora que esta puede ser paulatina y sostenida.

Europa en cambio es un lío, con Alemania impulsando medidas de austeridad y la población a través de los votos exigiendo otro camino, No terminan de aprobarse planes de rescate para Grecia y se analiza la situación de España y Portugal, cuando sus líderes tienen que reunirse de nueva cuenta para planear nuevos rescates, la consecuencia de ello es inestabilidad en Grecia que amenaza a otros países y el desplome del crecimiento global europeo.

De todos modos, tanto de este lado del océano Atlántico como del otro, dos son las palabras de moda para enfrentar la crisis: Austeridad o Crecimiento. La austeridad en términos macroeconómicos se refiere al consumo; para que un país pueda contener sus déficits o desequilibrios este tiene que ser restringido. Si el consumo es restringido, se posibilita el excedente nacional para que pueda aumentar primero el ahorro y esto conlleve después al desarrollo de inversiones. El crecimiento por su parte es el aumento en la producción de bienes y servicios que tiene que ser armónico con el crecimiento poblacional para que existan excedentes; pero la condición necesaria para que pueda haber crecimiento es que la población tenga acceso a estos bienes o la oportunidad de adquirirlos para evitar la desigualdad.

Con el triunfo de François Hollande en las elecciones de Francia la situación política europea dio un giro, ya que comenzaron a oírse voces que apuestan por impulsar el crecimiento y dejar atrás las propuestas alemanas de austeridad, inclusivo en el debate también hay voces europeas que proponen la combinación de estos dos elementos. Pero para la Canciller Alemana Angela Merkel, la austeridad es el camino para lograr el crecimiento porque, los recortes del monstruoso déficit europeo generarán la confianza necesaria entre los mercados financieros, fomentará la inversión privada y esta su vez propiciará la actividad económica y por ende el empleo.

Por su parte Hollande el presidente electo de Francia piensa diferente: es el crecimiento el que permite estimular el empleo y generar los ingresos fiscales que a su vez son fundamentales para reducir los déficits y las deudas acumuladas. El problema para la propuesta de Hollande es que el crecimiento se enfrenta ahora a por lo menos dos obstáculos: el ajuste fiscal en puerta, y la extrema debilidad del sistema bancario europeo. En contraparte, quienes apoyan su propuesta dicen que en el fondo de lo que se trata es generar confianza para atraer inversiones y que esta no será posible si Europa lanza al mundo el mensaje de recortes presupuestales y de altos niveles de desempleo.

Con su propuesta Hollande se juega el protagonismo francés en Europa, y la oportunidad de iniciar con el pie derecho su gobierno; pero además el atajo y contención de grupos radicales con tintes raciales y xenofóbicos que están apareciendo no solo en Francia, sino también en todo el viejo continente. Basta recordar que los saldos de la crisis de 1929 fue uno de los condicionantes para que floreciera el fascismo europeo. Para Angela Merkel no solo es prioridad de que la crisis europea se solucione, porque Alemania es la única nación que crece económicamente en Europa, pero su mercado natural de exportaciones no puede continuar deprimiéndose, también es necesario para su país no perder el liderazgo que hoy tiene.

En el fondo, Europa necesita una estrategia global para la igualdad, el bienestar y la responsabilidad sin renunciar a los derechos sociales y a la igualdad que son conquistas históricas, sea karma, Sísifo o Déjà vu, lo que periódicamente le afecta a cada generación que habita este planeta; esta es la oportunidad histórica para sentar las bases que permitan acuerdos donde el debate de las ideas sea lo que defina el futuro y no la imposición. Austeridad o crecimiento es la disyuntiva, ninguno de los dos caminos será fácil, pero Europa y el mundo deben de elegir el que sea más corto y más generoso con los ideales de igualdad social.

* Profesor-Investigador. Universidad Autónoma de Chiapas






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