Aurel Kolnai: Fenomenología de los sentimientos hostiles

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Descripción



Cf. Dunlop, F.: "Translator´s Introduction", en: Kolnai, A: Early Ethical Writings of Aurel Kolnai, Ashgate 2002 Pp. IX-X
Cf. Para una interpretación similar: Honneth, A.: "Nachwort", en: Kolnai, A.: Ekel, Hochmut, Haß. Zur Phänomenologie feindlicher Gefühle. Surhkamp 2007.
Cf. Para un juicio similar Scruton, R.: "Preface", en: Kolnai, A.: Sexual Ethics. The Meaning and Foundations of Sexual Morality (Traducción y edición inglesas de Francis Dunlop)
Cf. Para un estudio detallado de la fenomenología realista de las emociones y su relevancia para la actualidad: Vendrell Ferran, Í.: Die Emotionen. Gefühle in der realistischen Phänomenologie. Akademie Verlag 2008
De esta época también "La necesidad de la filosofía" artículo aparecido en: "Estilo. Revista de Cultura" núm. 7, Julio- Agosto-Septiembre. San Luis Potosí, 1947. P. 151-164. La traducción fue realizada por Manuel Mendoza que conoció a Kolnai durante una estancia de investigación en Laval.
Reflejo de esta amistad es el texto: Pons, S.: "Despedida a Aurele Kolnai", Ateneo: las Ideas, el Arte y las letras 18. 27/ 9 / 52
Cf. Dunlop, F.: The Life and Thought of A Kolnai. Op.cit. P. 223-224. Cf. También: Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 3. Entre 1952 y 1956 Kolnai mantiene correspondencia con varios miembros del Ateneo de Madrid: Amalio García-Arias, Florentino Pérez Embid y Santiago Galindo Herrero.
Cf. Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 3. Afirmación a Leopoldo Palacios en carta de 8 de Abril de 1951.
Cf. Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 3. Carta con fecha 7 de enero de 1955. Las ganas de abandonar Laval quedan reflejadas en cartas anteriores en las que Kolnai informa a Palacios –a quien pide una carta de recomendación- de su intención de pedir una beca de la fundación Nuffield para ir al Reino Unido y acabar de escribir allí su crítica a las utopías políticas.
Williams, B. y Wiggins, D.: "Aurel Thomas Kolnai (1900-1973)", en: Kolnai, A.: Ethics, Value and Reality. Selected Papers of Aurel Kolnai. The Athlone Press, 1977. P. IX
Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 16. Kolnai, A.: "La filosofía británica actual y sus aspectos políticos", en: "Punta Europa", Núm 41., Mayo 1959. Pp. 70-90. Aquí P. 71
Citado en Dunlop, F.: The life and Thought of Aurel Kolnai. Op.cit. P. 123. El tema del asco, sin embargo, fue interés de varios pensadores durante la década de los 30. Kolnai mismo en una carta a Wiggins con fecha de 12 de Diciembre de 1967 hace mención de un artículo de Kofka, el psicólogo de la Gestalt, sobre este tema que le hubiera gustado consultar. Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 6.
El concepto de intencionalidad debe ser diferenciado del concepto de causalidad. La afirmación aquí es que toda angustia es intencional, aunque no se niega la posibilidad de que haya angustia sin motivo consciente.
Cf. Menninghaus para una interpretación que va en la misma línea. Menninghaus, W.: Ekel. Theorie und Geschichte einer starken Empfindung, Suhrkamp 2002
Cf. Para una crítica detallada a las tesis de Kolnai: Calabi, C., "Le Dégoûtant", en: Critique. Penser les emotions LV, 1999. P. 517.
Así lo interpreté en 2008 basándome en la frase de Barry Smith y Carolyn Korsmeyer: "It was immediately translated into Spanish and published by Ortega y Gasset in his journal Revista de Occidente at the end of the same year". (Smith, B. y Korsmeyer, C.: "Preface", en: Kolnai, A.: "On Disgust", Open Court 2004. P. VII). Sin embargo, ni Barry Smith, Francis Dunlop, John Haldane, Kevin Mulligan, Nelson Orringer, Agustín Serrano de Haro o Juan Miguel Palacios han podido confirmarme la autoría de Ortega.
Agradezco esta importante información a Nelson Orringer (comunicación personal).
Agradezco esta información a Agustín Serrano de Haro y a Héctor Arévalo (comunicaciones personales).
Agradezco esta valiosa información a Héctor Arévalo (comunicación personal).
Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 10. Carta de Elizabeth Kolnai a Wiggins en 8 de Mayo de 1979.
Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 10. En una carta de Elizabeth en 5 de marzo de 1978 informa a Wiggins que parece que el texto de Kolnai influyó sobre La Náusea de Sartre.
Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 10. En una carta de Elizabeth a Wiggins con fecha de 8 de mayo de 1979, afirma haber encontrado una carta de Kolnai escrita en 1968 desde Milwaukee en la que éste se alegra de que Hermann Schmitz dedique 4 páginas a su ensayo, aunque lo cite como "von Kolnai".
Cf. Dalí, S.: "The Object as revealed in Surrealist Experiment", en: This Quarter, 1932. Según Robert Radford el texto de Dalí "The Stinking Ass", escrito en 1930, también deja entrever la influencia de Kolnai. Cf. Radford, R.: "Aurel Kolnai´s "Disgust": a source in the art and writing of Salvador Dalí", en: The Burglinton Magazine, Enero 1999, p. 32. Según Vicent Santamaría de Mingo también se detecta la influencia del texto de Kolnai en el libro de Dalí La femme visible publicado en 1930 por Éditions Surréalistes. Cf. Santamaría de Mingo, V.: "La fenomenología del asco como fuente del pensamiento daliniano", en: Matèria: Revista d´Art, 2004, Nr. 4, Pp. 217-234.

Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 6. En una carta de Kolnai a Wiggins con fecha de 20 de Noviembre de 1968 afirma Kolnai que la discusión del día 14 le ha resultado muy útil: "I for one have certainly benefited from the discussion of the 14th, especially as regards the object-of-fear identification problem and, not quite unconnected with that, hints towards the task about horror. It must be hoped that Disgust and Hatred will at least not be wholly dull." Suponemos que se refiere a la discusión sobre el texto que será después publicado como: "The Standard Modes of Aversion: Fear, Disgust and Hatred".
Cf. para una descripción del Nachlaß: Besseman, C.: "A Glimpse of the Aurel Kolnai Nachlaß", en: "Rivista Filosofia Neoscolastica" (en publicación).
Tras algunas dudas iniciales, Elizabeth se convence de que los tres ensayos deben ser traducidos. Cf. Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 10. Las cartas a Wiggins son de 78
Durante marzo de 2012 gracias a un Visiting Fellowship en el "Centre for Ethics, Philosophy and Public Affairs", John Haldane y Shaun Darby pusieron a mi disposición el Nachlaß de Aurel Kolnai.
Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 16. Kolnai, A.: "El Asco", En: Revista de Occidente, Madrid, MCML (1950). Seleccion y Recuerdo de la Revista de Occidente. Serie II: Artículos filosóficos e históricos. Pp. 241-312
Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 6. Carta de Kolnai a Wiggins a 12 de diciembre de 1967.
A parte de los textos ya citados, han aparecido en castellano: Kolnai, A.: "Revolución y Restauración", en: "Arbor", núm. 85, 1953 Pp. 125-134; Kolnai, A.: "Notas sobre la utopía reaccionaria", en: "Punta Europa" 10, Octubre 1956. Pp. 70-86 (el artículo fue publicado en la revista canadiense "Cité Libre" en 1955); Kolnai, A.: "El sentido positive de la libertad", en: "Punta Europa", Junio-Julio 1957. Pp 105-122; Kolnai, A.: "Reflexiones sobre el alzamiento húngaro", en: "Oriente Europeo", núm 27, Julio-Septiembre 1957. Pp 259-274; Kolnai, A.:"Objetividad y Tecnicismo", en: "In 22. Revista de Información del I.N.I." Enero Febreo de 1965. Pp. 71-78; Kolnai, A.: "La función moralizadora del derecho" Comunicación de Aurel Kolnai, en: Anuario de filosofía del Derecho. Comunicación al IV Congreso Mundial de Filosofía Jurídica y Social. Madrid 7-12 Septiembre 1973.
Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 3.
Cf. Para la correspondencia entre Kolnai y Gambra y Kolnai y Fernández de la Mora: Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 3. En ambos casos la correspondencia incluye el envío de textos (queda constancia del envío a Fernández de la Mora de sus trabajos Moralidad y Praxis" y La Reconstrucción del Conservatismo" ). Cf. Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 4, para la correspondencia con Salvador Pons y Kolnai Nachlaß y CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 5, para la correspondencia con Vicente Marrero
Cf. Kolnai Nachlaß, CEPPA (St. Andrews), Caja 8, Carpeta 3. La correspondencia fecha de 1963 y 1964.


Vendrell Ferran, Íngrid: "Aurel Kolnai: Fenomenología de los sentimientos hostiles", en: Kolnai, Aurel (2013): Asco, Soberbia, Odio. Editorial Encuentro, Madrid

Aurel Kolnai: Fenomenología de los sentimientos hostiles
1. Aurel Kolnai: Presentación de una trayectoria intelectual.
Aurel Thomas Kolnai nació en Budapest, un cinco de diciembre de 1900, en el seno de una familia judía acomodada. A la edad de 18 años, fuertemente influenciado por los acontecimientos políticos en los que se veía sumido su país, cambió su verdadero apellido de "Stein" por el de "Kolnai" con la intención de magiarizar su nombre. Este dato biográfico deja entrever la que va a ser una constante a lo largo de toda su vida: el vínculo íntimo entre su devenir vital e intelectual y los acontecimientos históricos más agitados del siglo pasado. Kolnai vivirá las dos Guerras Mundiales, emigrará a Norteamérica y regresará a Europa a mediados de los años 50, siendo España la vía de regreso al Viejo Continente.
La evolución de su pensamiento muestra como Kolnai fue un autor capaz de moverse con soltura en diferentes estilos y corrientes filosóficos, de escribir en varios idiomas –húngaro, alemán, inglés, francés y castellano- y de sobrevivir a varios ecosistemas intelectuales, sin perder la agudeza intelectual y la originalidad propia de los grandes pensadores. Detrás de la fachada heterogénea que caracteriza su obra, se deja entrever como hilo conductor el interés de su autor por cuestiones morales y su preocupación por el acontecer sociopolítico del siglo XX. Su pensamiento puede estructurarse grosso modo en cuatro etapas: una primera etapa influenciada por el psicoanálisis durante su juventud en Hungría y Austria, el cambio radical hacia la fenomenología durante su fase de doctorado en Viena, la influencia de pensadores sociales y políticos ante la inminente Segunda Guerra Mundial y la consiguiente emigración a Norteamérica y, por último, una fase próxima a la filosofía analítica tras instalarse en el Reino Unido.
El psicoanálisis, que como Kolnai había visto la luz también en 1900 con la aparición de La interpretación de los sueños de Sigmund Freud, se había convertido durante la primera década del siglo pasado en un movimiento internacional fuertemente establecido. En este contexto no es de extrañar que cuando el joven Kolnai cuente con apenas 19 años, movido por una gran curiosidad intelectual, se ponga en contacto con los círculos psicoanalíticos húngaros, liderados en aquel entonces por la carismática figura de Sándor Ferenczi. Este contacto con el psicoanálisis se intensificará tras el traslado de nuestro joven autor a Viena, al entrar allí en relación con Otto Rank, editor de la revista Imago, y con Sigmund Freud. El aspecto del psicoanálisis más atractivo para Kolnai son las implicaciones culturales del mismo y bajo este punto de vista escribirá precisamente dos ensayos -"Die Bedeutung der Psychoanalyse für die Soziologie" (La significación del psicoanálisis para la sociología) y Psychologie des Anarcho-Kommunismus" (Psicología del anarco-comunismo)-, un texto corto sobre sadomasoquismo y el libro de 1920 Psychoanalyse und Soziologie. Zur Psychologie von Masse und Gesellschaft (Psicoanálisis y Sociología. Sobre la psicología de las masas y la sociedad) en el que queda patente su gran precocidad intelectual. Ahora bien, esta originaria fascinación por el movimiento psicoanalítico empieza a resquebrajarse a partir de 1921. Parece ser que Freud no está contento con el trabajo de Kolnai calificando su obra como una mera traducción de tesis psicoanalíticas al terreno de la sociología. Razones de carácter personal parecen haber jugado un papel importante en este juicio negativo: en 1920 el psicoanálisis freudiano cuenta ya con dos disidentes -Alfred Adler y Carl Gustav Jung- y, en este contexto, es de suponer que un espíritu crítico como el de Kolnai no resultara bienvenido. En 1925 con la excusa de tener que escribir su tesis doctoral, Kolnai abandonará el psicoanálisis de modo definitivo.
Motivo de ruptura con el psicoanálisis fue también sin duda el hecho de que Kolnai a raíz de sus estudios de Filosofía, Economía e Historia en la Universidad de Viena, donde se había matriculado en 1922, había encontrado un marco conceptual mucho más adecuado para el desarrollo de sus intereses intelectuales. Entre los profesores que más le influenciaron cabe destacar a Heinrich Gomperz, Karl Bühler, Moritz Schlick y Hans Eibl. Durante estos años descubre también el pensamiento de Francisco Brentano y el posterior desarrollo del mismo por parte de la fenomenología fundada en 1900 con la aparición de las Investigaciones lógicas de Edmund Husserl y, en menor medida, con la publicación de la Fenomenología del querer de Alexander Pfänder. Los primeros fenomenólogos, también conocidos como fenomenólogos realistas, compartían una misma actitud ante los problemas filosóficos y se veían animados por un mismo proyecto de carácter ético. La actitud fenomenológica o el método -considerando esta palabra en un sentido amplio- es conocido como "reducción eidética" y consiste en analizar un fenómeno de la experiencia, identificando sus características esenciales frente a fenómenos similares, describiéndolos y estudiándolos hasta llegar a captar los momentos constitutivos del mismo. El proyecto bajo el cual se enmarcan las investigaciones de estos autores hacía referencia a la cuestión ética sobre el obrar correcto. Inspirándose en Brentano y en oposición a la doctrina del imperativo moral kantiano sostenían que actuar de un modo moralmente correcto no está determinado por normas y obligaciones, sino por actos afectivos. Tomando como punto de partida las tesis brentanianas y modificando ligeramente algunos de sus puntos, los fenomenólogos afirmarán que los valores que orientan nuestra conducta sólo nos pueden ser accesibles por actos de naturaleza afectiva. Es así como todo el espectro de las emociones, el sentir, los sentimientos, el querer, el preferir y el postergar, reciben especial atención, pues estos actos son precisamente los que nos indican cómo debemos obrar. En la década que abarca de 1910 a 1920 surgen dos teorías completas sobre las emociones por parte de Pfänder y Scheler, y se analizan diversos fenómenos afectivos entre los que destacamos la empatía (Edith Stein), la simpatía (Max Scheler), los sentimientos acerca de uno mismo (Else Voigtländer), los sentimientos inauténticos (Else Voigtländer y Willy Haas), el placer estético (Moritz Geiger), el arrepentimeinto (Scheler), la vergüenza y el pudor (Scheler), el amor y el odio (Pfänder y Scheler) y el interés (Stumpf, Husserl). En Brentano y en el proyecto ético de la fenomenología realista, que a mediados de los años 20 ya se había disuelto como grupo, encontró Kolnai la inspiración necesaria para desarrollar su propio pensamiento ético. Este interés contrastaba fuertemente con el escaso interés mostrado por el joven húngaro en el giro transcendental husserliano o la aversión sentida por la transformación del movimiento fenomenológico por Heidegger.
El cambio de paradigma psicoanalítico a fenomenológico se realizó de modo paulatino y la evolución de este desplazamiento queda registrada en el texto Max Schelers Kritik und Würdigung der Freudschen Libidolehre" (Crítica y alabanza de la teoría freudiana de la libido de Max Scheler) que comentaremos brevemente por contener tesis relevantes acerca de la vida afectiva. Presentado primero en 1924 en la sociedad psicoanalítica de Viena, aparecerá publicado en la revista "Imago" un año después. La intención de fondo es la de mostrar como falsa la crítica que Scheler hace de la teoría del amor sexual de Freud en Esencia y Formas de la Simpatía. El primer argumento de Scheler en contra Freud que Kolnai rebate en su artículo es que las cualidades anímicas no pueden derivarse unas de otras y que cada dispositivo psíquico tiene una energía propia que no puede derivarse de la libido. Frente a Scheler afirma Kolnai que el concepto freudiano de la "libido" ya implica que ésta no puede transformarse ilimitadamente en otras esferas. El segundo argumento scheleriano contra Freud es que una cualidad anímica no puede transformarse en otra diferente. La tesis de Kolnai en este punto es que las cualidades anímicas pueden derivarse unas de otras y originarse a partir de su mezcla. Así, pueden algunos sentimientos surgir a partir de la mezcla de otros sentimientos. Trabajando con una analogía entre emociones y colores afirma que, a pesar de que nadie experimenta el verde como una mezcla de azul y amarillo, el verde puede formarse por la mezcla de ambos. Aunque ambas tesis van dirigidas a socavar la crítica de Scheler a Freud, Kolnai termina el artículo con una alabanza de la fenomenología scheleriana. El psicoanálisis -afirma el autor- debería servirse de la fenomenología en aquellas cuestiones referentes a la normalidad y la patología, al desarrollo anímico, al tema del refrenamiento y la sublimación y a los temas éticos. Este elogio pone de manifiesto un giro en dirección de la ética fenomenológica.
1926 es un año de especial relevancia en la vida de nuestro autor. Por un lado, bajo la influencia de las lecturas de Chesterton –literato y poeta que, como se percatará el lector de estos tres ensayos, ejerció gran influencia sobre su pensamiento- y de los escritos de la escuela fenomenológica se convierte al catolicismo, fe que profesará hasta el final de su vida. El otro acontecimiento crucial es la finalización de su doctorado Der ethische Wert und die Wirklichkeit (El valor ético y la realidad), escrito bajo los auspicios de Gomperz y dedicado al tema del valor ético. En su doctorado Kolnai defiende la superioridad de la ética fenomenológica de los valores frente a otras éticas, especialmente la ética de las normas de Kant. Al igual que Scheler, él defiende una posición realista de los valores, según el cual éstos existen como realidades independientes de las personas y las cosas y están jerárquicamente ordenados. Pero Kolnai va más allá de una mera defensa de la teoría scheleriana, pues su intención es la de mostrar como los valores pueden influir en la realidad por medio del comportamiento humano. Lo que Scheler ha pasado por alto es, según Kolnai, que toda acción se dirige a una meta, de modo que la ética de los valores es también una ética de las metas en el sentido aristotélico. Otro de los aspectos que Kolnai trata en su tesis doctoral es el tema de la imperfección y la fragilidad humanas. Un tópico que seguirá siendo foco de interés en los tres ensayos sobre los sentimientos hostiles que presentamos en este volumen. Su doctorado no pasará desapercibido al movimiento fenomenológico, siendo objeto de varias reseñas, la más célebre de ellas realizada por Ernst Mally. La predilección que Kolnai sentía por este movimiento lo lleva en 1928 a Friburgo, donde estudia con Husserl y Martin Honecker, pero la fenomenología en esos momentos había emprendido de la mano de Heidegger un giro hermenéutico en el que Kolnai no estaba interesado.
De esta época son también otros ensayos dedicados el tema de la ética y del poder político, así como el libro de 1930 Sexualethik: Sinn und Grundlagen der Geschlechtermoral (Ética sexual: Sentido y fundamentos de la moral sexual). Este libro, en el que Kolnai analiza el tema de la sexualidad humana desde el punto de vista del catolicismo, ha recibido hasta el momento poca atención, especialmente si se lo compara con el gran número de lectores que aún sigue teniendo el libro misógino de Otto Weininger Geschlecht und Charakter.
En torno a la década de los 30 escribe Kolnai una serie de ensayos sobre los sentimientos hostiles en los que sistemáticamente se tratan los temas del asco, la soberbia y el odio. Los tres textos juntos pueden considerarse como parte del corpus de la fenomenología realista de la vida emocional desarrollada durante la década de 1910 a 1920, a pesar de que Kolnai no perteneciera por razones de espacio o de tiempo a este grupo. A favor de esta interpretación habla el que los textos se adhieran al proyecto realista formulado por Husserl, Scheler y Pfänder de fundar una ética de los valores, según la cual éstos sólo pueden ser aprehendidos por medio de actos afectivos. Es decir, aquello que debemos hacer no viene determinado por normas, sino por valores y los valores nos son conocidos por medio de actos afectivos. Además, Kolnai trabaja siguiendo una metodología propiamente fenomenológica al delimitar primero el fenómeno a estudiar en contraste con otros similares, sacar a la luz sus rasgos esenciales, describirlo, elaborar taxonomías y tipologías y analizarlo hasta sus últimas consecuencias. A ello hay que sumarle aun otra razón: en los tres textos Kolnai se hace eco de las tesis realistas sobre la vida emocional. Así, adopta la tesis de la profundidad emocional, oriunda de Scheler pero defendida también por Stein, según la cual los sentimientos se clasifican según los estratos de profundidad en los que tienen lugar: 1) el nivel de los sentimientos puramente sensoriales como el placer o el displacer, localizables en un punto concreto del cuerpo 2) el nivel de los sentimientos vitales como el cansancio o la enfermedad cuya aparición abarca el cuerpo entero; 3) los sentimientos anímicos –o en nuestro vocabulario: emociones- como la vergüenza o el asco que se caracterizan por ser respuestas a valores sentidos; y 4) los sentimientos espirituales constitutivos de la personalidad como la beatitud.
La definición de las emociones con la que Kolnai opera de un modo implícito en los tres textos, coincide además, con la definición fenomenológica según la cual las emociones quedan determinadas por tres aspectos. En primer lugar, las emociones son actos dependientes de las cogniciones que tienen por base. El concepto de cognición es entendido de un modo amplio, abarcando tanto jucios como percepciones, fantasías o suposiciones. En segundo lugar, las emociones se dirigen intencionalmente a cualidades axiológicas o valores –de ahí su importancia para la ética, ya que vienen a indicar aquello que tiene un valor. Finalmente, las emociones son sentidas corporalmente. Todos estos aspectos de la ética fenomenológica de las emociones serán defendidos y desarrollados en los ensayos de Kolnai sobre los sentimientos hostiles.
Durante los años treinta cambia la situación política en Europa. La sombra del fascismo y el peligro de la ya inmediata guerra mundial se pueden percibir de un modo especial en Austria, donde el partido nacionalsocialista obtiene sus primeros éxitos. Kolnai es uno de los primeros pensadores que comprende la seriedad de la situación y la denuncia en una serie de artículos periodísticos. En contra del nacionalsocialismo son los textos publicados en el Der Österreichische Volkswirt", Schönere Zukunft" y Der Österreichische Ständestaat" editada por Dietrich von Hildebrand. Kolnai está decidido a hacer carrera como periodista y dedica su atención a temas sociopolíticos. Durante esta etapa concibe el libro que tras su publicación en 1938 lo catapultará a la fama: The War against the West. Su intención es mostrar como el nacionalsocialismo viola todos los principios de la libertad religiosa, social y política que son representativos de Occidente. El libro empieza con la exposición de los dos autores que según Kolnai más han influenciado al Nacionalsocialismo: Nietzsche y Stefan George. Se centra después en la cosmovisión nazi, analiza los conceptos de comunidad, estado, naturaleza humana, civilización, creencia, pensamiento, moral, derecho y cultura, sociedad y economía, nación y raza y concluye con un análisis de la Alemania nazi y del mundo occidental.
Inmerso en los trabajos de preparación de su libro, abandona Viena en 1937 para vivir en varias ciudades europeas como Londres, Zürich, Berna o París, ciudad en la que tiene su principal domicilio. En 1940 se casa con Elisabeth Gémes y poco después, con el peligro de la segunda Guerra Mundial se ven obligados a emigrar, pues ambos son de origen judío y el régimen de Vichy implica el peligro de la deportación. Atravesando la frontera española con Francia, se dirigen a Lisboa y embarcan rumbo Nueva York. Como tantos otros intelectuales europeos recién llegados al nuevo continente, intenta Kolnai –en vano- conseguir un trabajo que le sirva como modus vivendi en la "New School for Social Research". En 1942 y tras pasar fuertes dificultades económicas se traslada el matrimonio a Boston, donde él ha conseguido una plaza como docente y sobreviven a base de traducciones y becas de investigación. En 1945 tras conseguir una plaza de profesor en la Université de Laval, se mudan a Quebec. Con la estabilidad económica empieza Kolnai a dedicarse de nuevo al pensamiento filosófico y retoma sus intereses por la filosofía social. De esta fase son Les Ambiguités Nationales", The Meaning of the Common Mann"", Privilege and Liberty" y The Three Riders of Apocalypse: Communism, Naziism and Progressive Democracy."
Durante el otoño de 1949 entabla conocimiento con Leopoldo Eulogio Palacios, que por aquel entonces estaba realizando una estancia de investigación en la Universidad de Laval acompañado por su esposa Carmen. Entre los dos matrimonios se establecen unos lazos de amistad que serán decisivos para dar nuevos impulsos a la carrera de Kolnai. Palacios se encarga de que el texto "Quelques Erreurs Courantes sur le Communisme" aparezca en castellano como Los Errores del Anticomunismo traducido por Salvador Pons con quien Kolnai después entrará en una estrecha relación. Palacios también se encarga de que se publique el libro La Divinización y la suma Esclavitud del Hombre y de que el Ateneo de Madrid le invite a dar una serie de charlas durante el verano de 1952 recibiendo también invitaciones de varias instituciones de Burgos, Barcelona y Valladolid. Aprovechando el viaje visita amigos y conocidos en el Reino Unido y Francia y empieza a jugar con la idea de regresar a Europa. Durante su estancia en España, Kolnai queda prendado del país, teje lazos de amistad con intelectuales españoles y pone todo su empeño en aprender el castellano, idioma que considerará, junto al inglés, "uno de sus dos grandes amores". El sentimiento positivo que tiene Kolnai hacia España, la fascinación y la admiración por el país, su cultura y sus gentes será mantenido con fidelidad hasta el final de sus días.
El contrato de Laval expira en 1955 sin perspectivas de renovación. Kolnai, de todos modos, pensaba en abandonar la plaza, pues el ambiente tomista de Laval le resultaba opresor. Ese mismo año se traslada con su esposa al Reino Unido con una beca para escribir una crítica de las utopías políticas que jamás terminará. En este país residirá hasta su muerte en 1973. Con la ayuda de Harry Acton, Bernard Williams y David Wiggings consigue después una plaza en el Bedford College de la Universidad de Londres, se convierte en miembro de la Aristotelian Society y empieza a moverse en un ambiente dominado fuertemente por la filosofía analítica. Kolnai conoce bien las tesis, la metodología y los intereses de la nueva corriente filosófica y, una vez más, deja que su obra se imbuya del espíritu del tiempo que le ha tocado vivir. Ahora bien, a pesar de que introduzca elementos propios de la nueva corriente, no puede ser considerado un representante del nuevo movimiento. Como deja claro en un artículo publicado en castellano: "Cabe decir que yo –discípulo primeramente de la fenomenología (Husserl, Scheler, Hildebrand) y de la filosofía del "sentido común" (apunto los nombres de Reid, Balmes y Moore)- aunque dentro de unos límites me he sometido con gusto a la acción intelectualmente educadora del "análisis lingüístico", no "pertenezco" a esta escuela, y mucho menos tengo título alguno para "representarla". Estoy pues aquí operando con un modelo mío, muy simplificado y quizás muy ficticio, del "análisis lingüístico"". De este período del Bedford College destacan The concept of Interesting", Aesthetic and Moral Experience" y The Dream as Artist" sobre estética, y Moral Consensus", "Aesthetic and Moral Experience", Forgiveness" y el texto aparecido póstumamente "The Standard Modes of Aversion: Fear, Disgust, and Hatred" en el que retoma las tesis de las emociones formuladas durante los años 30.

2. Asco, Soberbia y Odio: tres ensayos sobre los sentimientos hostiles
En esta edición recogemos los tres ensayos sobre los sentimientos hostiles escritos durante la década de los 30 y los presentamos por primera vez conjuntamente en traducción castellana. Kolnai centra en estos textos su atención en aquellas emociones moralmente feas. En efecto, el asco, la soberbia y el odio a pesar de ser reacciones muy dispares, tienen un elemento en común que las relaciona íntimamente. Las tres son respuestas negativas, de defensa o de rechazo frente al entorno, en las que se pone de manifiesto la posibilidad del ser humano de romper los lazos positivos que lo unen al mundo. Su estudio permite –y de ahí el interés de Kolnai en su análisis- acercarnos al problema ético de la fragilidad y la imperfección que ya desde su tesis doctoral le venía preocupando.
El primer ensayo versa sobre el asco y fue escrito en 1927. Parece ser que Husserl exclamó al leer el escrito: "Extraño tema ha escogido usted, Sr. Kolnai" y decidió publicarlo en el Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forschung en 1929. La originalidad del ensayo consiste en que en lugar de relegar el asco al terreno de lo meramente biológico, reactivo e instintivo o al terreno estético, se le otorga una dimensión moral. El ensayo empieza con una comparación entre esta emoción y otra reacción de defensa similar: la angustia. Esta interpretación de la angustia contrasta con otras dos interpretaciones fenomenológicas de esta emoción: por un lado, se diferencia de la concepción desarrollada por Heidegger según la cual la angustia es un estado de ánimo y una disposición vital; por otro lado, también difiere de la tesis sostenida años después por Hermann Schmitz, el fundador de la Neo-fenomenología, según la cual la angustia es una afectación corporal y una atmósfera emocional. Al igual que el asco, Kolnai concibe la angustia como un acto intencional que se dirige a un objeto del mundo -la angustia es siempre angustia de algo- y que tiene por función captar una cualidad axiológica o valor. La diferencia radica en que la angustia se dirige a lo peligroso, mientras que el objeto del asco es la cualidad de lo asqueroso, la cual puede estar dada en objetos de orden muy diferente –como detallará Kolnai en su exposición. Otro rasgo fundamental del asco, compartido también por la angustia, es que precisa de bases cognitivas para tener lugar, ya sean percepciones, fantasías, juicios o suposiciones. Asco y angustia difieren también en los actos cognitivos que tienen por base: siendo la percepción detonante del asco de una naturaleza diferente a la que puede dar pie a la angustia. Un tercer rasgo definitorio hace referencia –según la caracterización de la fenomenología realista que Kolnai sigue implícitamente en su ensayo- a la corporalidad. Asco y angustia son dos emociones que aparecen con fuertes reacciones corporales, sin embargo, mientras la angustia se caracteriza por un movimiento de huída ante lo peligroso, el asco tiende a alejarse de su objeto mientras que simultáneamente permanece atado a él. Tras esta comparación llega Kolnai a la conclusión de que la característica específica del asco consiste en la paradójica y ambivalente relación con su objeto: una combinación de rechazo y fascinación por lo asqueroso.
La estructura de esta emoción tiene una clara analogía con la estructura del deseo y el autor nos ofrece en este punto una interpretación con trasfondo psicoanalítico. Con todo, Kolnai se distancia del psicoanálisis en dos aspectos esenciales. En primer lugar, mientras que para el psicoanálisis el asco es una emoción negativa que surge tras el quebrantamiento de una norma social interiorizada y tiene una función claramente prohibitiva, Kolnai defiende que la función principal del asco es la de posibilitar el conocimiento de la cualidad axiológica de lo asqueroso. En segundo término, mientras que el asco para el psicoanálisis tiene lugar en el terreno de lo virtual y del recuerdo de una fase filo- y ontogenética anterior en la que el deseo por lo asqueroso no habría sido reprimido por la civilización, el análisis kolniano entiende el asco siempre como proximidad, presencia y realidad.
Especialmente innovadora es la tipología que Kolnai desarrolla basándose en el mundo de los objetos y las funciones del asco. Por lo que atañe a su objeto distingue Kolnai entre un asco físico y un asco moral. Ejemplos de lo asqueroso físico son, entre otros, los excrementos, las secreciones, lo pegajoso, lo sucio, la proximidad del cuerpo humano y la fecundidad descontrolada, como ejemplos de lo asqueroso moral, menciona el fenómeno de la saciedad, la vitalidad desarrollada de manera desmedida o en el lugar inadecuado, la falsedad, la mentira y la debilidad moral. Kolnai defiende la provocadora tesis de que el asco físico y el moral comparten en esencia la misma estructura. Por lo que se refiere a la función del asco, Kolnai distingue entre el asco por prohibición y el asco por saciedad que hasta entonces no habia sido considerado por ningún otro autor. El asco por prohibición, de claras remisniscencias psicoanalíticas, surge al violar la regla de ponerse en contacto con lo podrido o lo sucio y al poner así en peligro al propio individuo. El asco por saciedad, una aportación original de Kolnai que lo aleja de la teoría psicoanalítica, surge allí donde hay vida disfuncional, inferiormente organizada y sin meta. Este asco aparece tras excesos cometidos en el plano alimenticio o sexual.
La tipología elaborada por Kolnai debe hacer frente a algunas objeciones. En primer término, resulta problemática la tesis de un isomorfismo estructural entre el asco físico y el moral. Los límites de esta analogía entre tipos de asco se ponen de manifiesto en el fenómeno de la mentira que Kolnai toma como ejemplo de asco moral y caracteriza por una vitalidad absurda parecida a la vitalidad desorganizada típica de los objetos del asco físico. Sin embargo, como Clotilde Calabi siguiendo a Alexius von Meinong ha demostrado, la mentira posee una estructura perfectamente organizada, muy similar a la estructura de la suposición: el mentiroso no cree lo que dice, pero piensa lo que dice con la intención de generar en los demás un juicio que él no comparte y, para ello, tiene que hacer como si creyera en lo que dice. El segundo problema concierne a las descripciones de lo asqueroso que hacen referencia a la sexualidad que no tiene como meta la reproducción, a la homosexualidad y a lo femenino en general, que es "fecundo" por excelencia, ya que en ellas se revela un concepto de sexualidad muy normativo y obsoleto desde el punto de vista actual. Un tercer aspecto que criticar es la calificación de la putrefacción como desorganizada, pues aunque la aprehensión natural la perciba como caótica, se trata de un proceso biológico altamente organizado. Vemos así como la caracterización del asco por saciedad, a pesar de su originalidad, está marcada por un fuerte componente ideológico.
Kolnai resalta el papel del asco para la moral desde dos frentes. Haciéndose eco del realismo de los valores defendido por Scheler y Meinong, atribuye al asco la función cognoscitiva de proporcionarnos información acerca de cualidades axiológicas de nuestro entorno. Por otro lado, Kolnai considera el asco una emoción capaz de suscitar juicios morales. Ahora bien, matiza esta tesis afirmando que el asco por sí solo no debe determinar nuestra actitud global hacia su objeto, siendo para ello también necesario el ejercicio de la razón, ya que las emociones están sujetas a la posibilidad de error, y el asco podría estigmatizar inadecuadamente su objeto. El ensayo finaliza con unas reflexiones acerca de la posibilidad de superar esta emoción.
El ensayo sobre el asco fue inmediatamente traducido al castellano y Ortega y Gasset lo publicó en el mismo 1929 en la Revista de Occidente. En 1950 aparecerá de nuevo en la misma revista en una edición con números seleccionados. La traducción aparece sin el nombre del traductor (práctica común durante esa época) dando pie a las más diversas especulaciones. Se han barajado varias hipótesis acerca de la enigmática identidad del traductor. Una posibilidad consistiría en que fue el mismo Ortega y Gasset, si bien Ortega nunca firmó traducciones de textos publicados en la Revista de Occidente. Otra hipótesis apunta a Helene Weyl como posible traductora. La que sería la traductora de la obra de Ortega al alemán, realizó durante los años 30 diversas traducciones para la Revista de Occidente, a veces enmascarada bajo el anonimato. Según una tercera posibilidad la traducción vendría de la mano de Alfonso Reyes. Esta hipótesis vendría avalada por tres datos: entre los libros y revistas pertenecientes a Alfonso Reyes –hoy "Fondo Alfonso Reyes" de la Universidad Autónoma de Nuevo León- se encuentra una copia de "Der Ekel"; Reyes en sus "Obras Completas", XV ("El Deslinde", "Apuntes para la teoría literaria", Edición de Ernesto Mejía, México, FCE, 1963, p.194, nota al pie) hace referencia a un concepto que Kolnai desarrolla en el texto sobre "El Asco"; y existen además referencias que vinculan a Reyes con el texto de Kolnai (Cf. Alfonso Reyes, Obras completas (tomo XXII), p. 123). La pregunta por la autoría de la traducción se convierte aún en más interesante, si tenemos en consideración que en una carta de Elizabeth Kolnai a David Wiggins en mayo de 1979 en la que se negocian los términos de la traducción del original alemán al inglés, Elizabeth tras mencionar a Manent, cuando se refiere a la traducción castellana escribe sólo "el traductor de "El Asco"" omitiendo, intencionadamente o por desconocimiento, el nombre del mismo.
La influencia de este escrito ha sido considerable. Parece que el texto de Kolnai influyó en La Náusea de Sartre, aunque sin que éste haga referencia a su autor. Hermann Schmitz se hace eco del texto de Kolnai en su monumental System der Philosophie dedicando varias páginas a este estudio. No sabemos si el texto influyó o no en Miller a la hora de escribir en los 90 su Anatomy of Disgust, pues Kolnai no aparece citado, pero las analogías en las descripciones de los objetos asquerosos son abrumadoras, aunque ambos autores difieran en la función moral de esta emoción. Entre los lectores más curiosos de la traducción castellana de 1929 se halla Salvador Dalí. El artista ampurdanés publica en setiembre de 1932 un ensayo titulado: "The Object as revealed in Surrealist Experiment" en el que sigue la descripción kolniana de los objetos asquerosos, aunque deja sin tratar los aspectos éticos de esta emoción.
Dos años después de la aparición del ensayo sobre el asco publica Kolnai un texto de carácter similar sobre la soberbia. Al igual que en el ensayo anterior, delimita primero la soberbia frente a otros fenómenos similares como el orgullo, el sentimiento de uno mismo o la presunción. A diferencia del orgullo que es una emoción y, como tal, se dirige hacia un objeto –estamos orgullosos de alguien o algo-, la soberbia no queda caracterizada por el rasgo de la intencionalidad. El soberbio no se dirige a nada, sino que permanece centrado en sí mismo, huyendo, con ello, de toda relativización, comparación y apertura hacia los demás. Se trata de un sentimiento de uno mismo en el que se pone de manifiesto una ceguera para los valores ajenos y un empobrecimiento de los lazos que vinculan el ser humano con el mundo. En cierto sentido, la soberbia puede ser interpretada –y así lo hará Kolnai- como una forma de odio. En este punto trabaja el autor con una distinción entre sentimientos y emociones. Mientras éstas últimas quedan caracterizadas por los tres rasgos ya apuntados más arriba –intencionalidad, base cognitiva y corporalidad-, los sentimientos abarcarían una clase mucho más extensa de fenómenos que afectan a diversos modos de experiencia afectiva. El sentimiento de la soberbia estaría mucho más cercano a las actitudes afectivas que no a las respuestas emocionales como es el caso del asco. Con ello, además se pone de manifiesto que mientras que el asco, como la angustia, pertenece al repertorio esencial de reacciones humanas, la soberbia está mucho más sujeta que estas dos reacciones a factores socioculturales e históricos. El ensayo termina con algunas reflexiones sobre cómo superar este sentimiento. El único remedio a la soberbia es –y en ello se refleja la profunda convicción católica de Kolnai- el cultivo de la humildad entendida como aquella actitud afectiva en la que el ser humano comparándose con un ideal reconoce y asume su propia finitud, fragilidad e imperfección. Estas últimas reflexiones acerca de la humildad encajan con la concepción desarrollada por Scheler de esta actitud afectiva en "Zur Rehabilitierung der Tugend" (1913)
En 1935 publica Kolnai un tercer análisis sobre los sentimientos aversivos, esta vez dedicado al odio, expresión máxima de animosidad y de ruptura con el mundo. Al igual que había ocurrido en el ensayo anterior sobre la soberbia, este texto tampoco aparecerá en el Jahrbuch, sino en el Anuario filosófico de la Görres-Gesellschaft. La publicación en un órgano de menor alcance explicaría porque ambos ensayos han sido objeto de menor atención. Desde el punto de vista de su contexto histórico puede ver el lector en este ensayo la osadía de su autor: En plena fase de ascenso del régimen nazi, se atreve Kolnai a analizar de manera crítica y provocativa manifestaciones colectivas de odio que reflejan la situación política de aquel momento. Más interesante resulta el ensayo aún desde el punto de vista de su contenido. El ensayo otorga al odio -sentimiento que por su fealdad moral había sido desatendido, había sido considerado sólo de un modo meramente tangencial o había sido subordinado al fenómeno positivo y universal del amor- un lugar especial dentro de los estudios filosóficos de la vida afectiva. Dentro de la fenomenología realista el odio había sido visto tanto por Scheler como por Pfänder como un fenómeno de carácter secundario, como fuerza antagónica al amor, hasta que Kolnai le otorga un lugar singular en la estructura humana.
Al igual que otros fenómenos aversivos como la enemistad, el rechazo, la antipatía, el asco y el desprecio se caracteriza el odio por un tono negativo. Por lo que atañe el rasgo de la intencionalidad, afirma Kolnai que la cualidad de lo odioso como tal no existe –a diferencia de lo asqueroso o de lo peligroso. Odiamos aquello que nos amenaza, que nos perjudica, que entorpece nuestro camino y que como tal calificamos de malo. A diferencia del asco que aparece como reacción de respuesta a un valor sentido, el odio no es un sentimiento reactivo: el reino de sus objetos es siempre determinado por los datos biográficos de aquel que lo siente. Como en el caso de la soberbia, estamos aquí más bien ante una actitud afectiva que no ante un sentimiento de respuesta a un valor del mundo. De esta caracterización se deduce, además, que no hay para Kolnai un reino de desvalores hacia el cual se dirigiera el odio intencionalmente. Por lo que concierne a la corporalidad, le es inherente al odio la tendencia a destruir su objeto y aunque el anonadamiento puede adoptar formas diversas es siempre unívoco en su intención. El contraste con el amor salta a la vista: mientras que el odio tiene como meta única la aniquilación de lo odiado, el amor resalta por la pluralidad de intenciones positivas para con su objeto: fomento, desarrollo, proximidad, unión, entrega y servicio entre otras. ¿Qué cabe decir acerca de la relación entre ambos sentimientos? Kolnai dedica parte de su ensayo a analizar el vínculo entre ambos. De entre todas sus tesis voy a resaltar dos, que, sea dicho de pasada, se oponen diametralmente a las tesis psicoanalíticas: 1) Para Kolnai no es posible amar y odiar a la vez uno y el mismo objeto y, además, 2) concibe la posibilidad de un amor libre de odio, aun cuando afirma que en todo odio se esconde amor. El ensayo sobre el odio concluye, al igual que los otros dos ensayos, con unas últimas consideraciones acerca de la posibilidad de superar el odio que muestran fuertes resonancias católicas.
A finales de los años 60 David Wiggins, colega de Kolnai en Londres, manifestó interés por sus tesis acerca del asco ofreciéndole dar una charla en el seminario semanal del Bedford College acerca de este tema. Resultado de la ponencia es el texto The Standard Modes of Aversion: Fear, Disgust and Hatred", aparecido en Mind en 1998. El texto se centra en el asco, compara esta emoción con el miedo y el odio y deja sin apenas tratar la soberbia. Al inicio del texto se hace por primera vez explícita la concepción de las emociones de su autor. Las emociones son definidas como emotive responses" –Kolnai usa el término alemán de Alexius von Meinong emotionale Präsentation"- y son comprendidas como intención y condición, como actos, actitudes o estados conativos de la conciencia que se dirigen intencionalmente a una cualidad axiológica específica del mundo y son sentidas corporalmente. El interés de Wiggins así como el hecho de que el texto se publicara póstumamente a finales de los 90 en una revista del prestigio de Mind, pone de manifiesto que las reflexiones kolnianas acerca de los sentimientos hostiles, escritas durante los años 30 y de fuerte inspiración fenomenológica, lejos de haberse quedado obsoletas son de grandísima actualidad en el panorama actual mayoritariamente dominado por teorías analíticas de lo emocional. En la filosofía analitica aparece ya en 1957 el artículo Emotions" de Erroll Bedford y en 1963 sale a la luz el libro de Anthony Kenny Action, Emotion and Will. Se trata de las primeras publicaciones sobre el tema a las que van a seguir muchas más hasta el día de hoy. Entre estos autores destacan: Robert Solomon, Gabrielle Taylor, Amelie Rorty, William Lyons, Patricia Greenspan, Robert Gordon, Ronald de Sousa, Martha Nussbaum, John Elster, Kevin Mulligan, Aaron Ben-ze´ev, Paul Griffiths, Peter Goldie y Jesse Prinz, por citar algunos. Un rasgo común a todas estas teorías es el cognitivismo emocional, la tesis según la cual las emociones al dirigirse intencionalmente a objetos del mundo cumplen con la función cognitiva de aportarnos información. Precisamente esta es la tesis de la intencionalidad formulada por Brentano, desarrollada por los fenomenólogos realistas y defendida por Kolnai en sus ensayos. El otro rasgo común a las teorías analíticas actuales es la tesis de que las emociones precisan de bases cognitivas para tener lugar. Ahora bien, mientras la mayoría de autores analíticos –exceptuando Mulligan, Goldie y Prinz- hasta inicios del s. XXI han reconocido sólo a los juicios o a combinaciones de juicios con otros elementos como las únicas bases posibles de las emociones (algunos autores como Solomon y Nussbaum han llegado a asimilar las emociones a jucios de valor), la posición fenomenológica defendida por Kolnai acepta una visión plural acerca de las bases cognitivas de las emociones: no sólo los juicios, sino también las percepciones, las fantasías o las suposiciones pueden dar pie a una emoción. Un aspecto en el que el análisis fenomenológico es superior al análisis ofrecido por la filosofía analítica concierne el papel atribuido a la corporalidad. Los filósofos analíticos se han centrado en especial en los aspectos cognitivos de las emociones, pasando por alto las más de las veces el dato más inmediato de la experiencia emocional: el que cada emoción es sentida corporalmente de un modo específico y singular. Ha sido sólo tras la publicación de The Emotions (2000) por Peter Goldie que se han formulado nuevas teorías de las emociones tomando en consideración también los aspectos corporales. En el contexto actual, en el que el dominio del cognitivismo exacerbado ha empezado a mostrar sus limitaciones, la definición fenomenológica de lo emocional da muestras de su gran atractivo y potencial explicativo.

3. El legado de Kolnai para la filosofía contemporánea
Poco después del fallecimiento de Kolnai en 1973, su esposa empieza a organizar el legado con la intención de difundir su obra. Los primeros impulsos de recuperación de su obra vendrán precisamente por parte de sus colegas londinenses, David Wiggins y Bernard Williams, que en 1977 editarán Ethics, Value and Reality recogiendo varios ensayos de Kolnai y elaborando la que será la primera nota biográfica sobre el autor. Elizabeth fallece en 1982 y dona el legado de Kolnai a Wiggins. Éste a su vez encomienda a Francis Dunlop, uno de los últimos alumnos de Kolnai, el trabajo de difusión de su obra. Hasta el momento Dunlop ha editado The Utopian Mind and other papers (1995), Privilege and liberty and other essays in political philosophy (1999), ha traducido la tesis de doctoral de Kolnai y algunos otros ensayos éticos en Early ethical writings of Aurel Kolnai (2002) así como el libro de Kolnai sobre sexualidad: Sexual Ethics (2005). Dunlop ha elaborado también una detallada biografía de este autor aparecida con el título The Life and Thought of Aurel Kolnai (2002). Aparte de Dunlop, Francesca Murphy ha editado las memorias políticas de Kolnai en: Political Memoirs (1995). En 2011 el Nachlaß de Aurel Kolnai fue transferido de la University of East Anglia al "Centre for Ethics, Philosophy and Public Affairs" de la University of St. Andrews en Escocia quedando así en manos de John Haldane, quien se ha encargado de hacerla más accesible y ponerla a disposición a todos los interesados en el pensamiento de este autor.
Uno de los proyectos en los que Elizabeth puso más empeño fue la traducción del ensayo sobre el asco al inglés, a la que debían seguir las traducciones del orgullo y el odio. El proyecto quedó, sin embargo, abandonado por fricciones con los traductores (primero con Elisabeth Gombrich y con Barry Smith después). La traducción inglesa del asco no aparecerá hasta el 2004 en una edición a cargo de Barry Smith y Carolyn Korsmeyer en la que se toman en consideración los trabajos previos de Elizabeth Kolnai, Elisabeth Gombrich y Barry Smith y en la que se incluye además el opúsculo del Bedford College "The Standard Modes of Aversion". Los otros dos ensayos sobre los sentimientos hostiles siguen aún sin ser traducidos.
El ensayo sobre el asco fue traducido al francés como Le Dégoût en 1997 por Olivier Cossé. En el mundo de habla alemana apareció en 1974 una reedición del texto en el Jahrbuch. Sin embargo, no ha sido hasta el 2007 cuando a raíz de la edición conjunta de los tres ensayos sobre los sentimientos hostiles por parte de Axel Honneth en Ekel-Hochmut-Hass. Zur Phänomenologie feindlicher Gefühle se ha empezado a prestar atención a la obra de este autor.
El proyecto de presentar los tres ensayos sobre los sentimientos hostiles en castellano, reeditando la traducción de 1929 y traduciendo los ensayos sobre la soberbia y el odio, proviene de 1998 y es una idea originaria de Kevin Mulligan. Miguel García-Baró me orientó en la búsqueda inicial de una editorial y fue por mediación de Juan Miguel Palacios y Agustín Serrano de Haro como Encuentro acabó interesándose por los tres ensayos. Para esta edición, han sido traducidos al castellano por primera vez los ensayos de la soberbia y el odio y se ha revisado la traducción anterior del asco aparecida anónimamente en 1929. En esta revisión del texto sobre el asco hemos intentado respetar al máximo la traducción originaria, realizando solo aquellos cambios que a Kolnai mismo le parecieron necesarios. Tras la consulta en el Kolnai Nachlaß se encontraron dos documentos valiosísimos para esta edición que presentamos aquí. Se trata de dos fuentes en las que Kolnai se refiere a la traducción castellana de "El Asco" aparecida en 1929 comentando aquellos puntos de la traducción que se podrían mejorar. Por un lado, hemos seguido las anotaciones que Kolnai escribió en el ejemplar que poseía de la edición de la Revista de Occidente de 1950 en la que aparece su texto, ya sea indicando al margen una traducción alternativa o marcando con una cruz aquellos pasajes que pueden ser mejorados (en este caso sin ofrecer traducción alternativa). La segunda fuente es una carta a David Wiggins con fecha de 12 de diciembre de 1967 en la que Kolnai después de afirmar que la traducción está muy bien lograda, comenta con minuciosidad aquellos puntos que podrían ser objeto de mejora. La edición que aquí presentamos ha sido además objeto de un trabajo minucioso de lectura por parte de Agustín Serrano de Haro, a quien estoy sumamente agradecida, sin el cual la calidad del texto habría sido muy inferior a la que se presenta ahora.
Desde su primera visita oficial, Kolnai sentía por España, sus gentes y su idioma una gran admiración. Las publicaciones realizadas en este idioma y la correspondencia mantenida con pensadores españoles dan fe del interés de esta autor por mantener vivos los lazos intelectuales con este país. Sin duda el principal interlocutor epistolar de Kolnai es ya desde inicios de los 50 Leopoldo Eulogio Palacios con quien se carteará hasta el final de su vida. También mantiene correspondencia con Rafael Gambra, Gonzalo Fernández de la Mora y Mon, Salvador Pons y Vicente Marrero. De especial importancia es también la correspondencia entre Kolnai y Aranguren, cuya Ética intenta –sin éxito por falta de financiación- traducir y publicar al inglés, importando así parte del pensamiento español a su nuevo país de acogida. A pesar de todos sus contactos españoles, de que muchas de sus obras fueran publicadas de modo pionero en castellano y a pesar de que fuera un pensador de renombre en este país durante las décadas que van de 1950 a 1970, la figura de Kolnai ha caído hoy en el olvido. Esperamos que la edición que aquí se presenta contribuya a renovar el interés por este pensador y ponga de manifiesto la originalidad de su obra.
Íngrid Vendrell Ferran

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