Atila y los hunos en la cuenca de Panonia. Una revolución geopolítica.

May 26, 2017 | Autor: Dagmar Bachraty Pino | Categoría: Late Antiquity, Frontiers of the Roman Empire, Attila the Hun, Priscus of Panion
Share Embed


Descripción

Atila y los hunos en la cuenca de Panonia. Una revolución geopolítica, amenaza y cambio frente a la identidad del Imperio bizantino del siglo V, 449-452. Dagmar Bachraty P. Resumen: Este artículo aborda la complejidad étnica durante la época de las migraciones hunas, y la relación de este pueblo con el Imperio romano durante el siglo V. Una época denominada bajo el concepto de revolución geopolítica, donde los hunos como representantes de este cambio en la frontera noreste del río Danubio, desarrollaran una evolución social y política de la mano del liderazgo de Atila. Palabras claves: Revolución geopolítica, hunos, Atila, Imperio romano. Abstract: This article discusses the ethnic complexity during the time of the Huns migrations and its relations with the Roman Empire in the fifth century. A time named geopolitical revolution where the Huns as representatives of this change on the northeast border of the Danube River, development a social and political evolution under the leadership of Attila. Keywords: Geopolitical revolutions, Huns, Attila, Roman Empire.

Introducción La complejidad histórica del Imperio romano del siglo V será analizada dentro de un aspecto geográfico, cultural y político, debido la importancia de grandes desplazamientos y reagrupaciones poblacionales establecidos al margen del Imperio. Pueblos como los hunos ubicados en los márgenes septentrionales del Imperio comenzaron a movilizarse ya desde siglos anteriores, constituyendo unidades sedentarias que comenzaron a dar forma a estructuras sociales más complejas, diversificando sus relaciones debido a esta misma movilidad espacial e intercambio comercial y cultural entre ellos y el Imperio romano. Estos asentamientos estacionales y definitivos, en algunos casos, dieron paso al establecimiento de pueblos como bávaros, godos, burgundios, rugíos, suevos, alanos o hunos en riberas europeas como las del río Rhin, Danubio o Don.

1

Estos movimientos poblacionales serán el foco de estudios históricos respecto de sus motivaciones, ya sea por algún cambio climático, búsqueda de alimentos, dominio territorial, pactos políticos, refugio u obtención de botín. Estas migraciones o denominadas invasiones al Imperio de occidente y oriente fueron socavando, como alude Michael Maas, las bases de su poderío, aspecto que posibilitaría el establecimiento de pueblos como los hunos en la ribera norte del Danubio. Esta proximidad geográfica permitirá la celebración de embajadas diplomáticas como base de sus relaciones políticas, las cuales se traducirán en pugnas de dominio y poder representadas en la figura de Atila. Un liderazgo político y militar que llevará a la Confederación huna hacia el Atlántico. Esta transformación geopolítica dará paso al establecimiento de una diferenciación étnica marcada por la importancia del origen. A este respecto, los hunos procedentes de las estepas nórdicas del Gran Lago Meótido, zona del actual Mar de Azov, reforzando su aspecto identitario a través de sus mitos de origen, donde es posible visualizar su proceso migratorio a través de la leyenda del “Gran Pantano” contada por Jordanes. Esta distinción étnica respecto a su origen, será centralizada a través de una estructura de dominio presente en sus profecías y tradiciones, llevando a Atila como líder y parte de aquellas profecías al establecimiento de una Confederación huna mediante alianzas políticas con otros pueblos. Los hunos asentados en la cuenca de Panonia desde el siglo IV y con un cierto desarrollo político social, habían aglutinado bajo su dominio a una serie de pueblos bárbaros, entre ellos, alanos, ostrogodos, gépidas, rugios, escitas y sármatas. Esta Confederación organizada bajo la fórmula de una monarquía dual huna y luego basada en el liderazgo de Atila, utilizaría su extraordinaria capacidad militar representada en la caballería y arco compuesto, para expandir su dominio hacia el oeste. Un poder como establece Susan Bock, capaz de pujar con Constantinopla por el dominio de los Balcanes. Al respecto y frente a la confluencia de nuevos agentes en la escena europea, se pretende comprobar que la llegada de los hunos a la cuenca de Panonia y su relación con el Imperio bizantino, constituiría una revolución geopolítica entendida como un cambio en el espectro demográfico, étnico y político en el Centro y Este europeo. Las migraciones y las relaciones entre hunos y el Imperio romano de oriente planteadas bajo la concepción de una revolución geopolítica, se enfocarán en torno al desarrollo de una etnicidad entendida como una reafirmación de unidad social y al de un asentamiento estable; ambos aspectos marcados por 2

fines políticos que amenazarían la estabilidad del Imperio. Este aspecto permitirá diferenciar los ámbitos de poder y dominio regulados a través de sus relaciones diplomáticas como mecanismo de orden, donde Atila jugará un papel importante debido a su liderazgo. La historia del pueblo huno tan confusa aún debido a la pérdida y fragmentación de fuentes a través de los siglos, como lo es “Historia Bizantina” de Prisco y su descripción etnográfica de este pueblo, además de su desaparición étnico-racial en la génesis europea tras un proceso de mestizaje y transculturación, constituyen un tema de debate no resuelto. Este aspecto es discutido bajo la incursión de estos grupos bárbaros en la escena Imperial como una simple invasión observada bajo un interés económico en la obtención de botín, y no en la complejidad cultural y social que recientemente ha sido vista por historiadores, antropólogos y arqueólogos. Un proceso y período de cambios debido a la aparición de culturas y poderes políticos distintos que constituyeron no solo una amenaza política, sino identitaria dentro del Imperio. Esta alternativa de poder reflejada bajo el concepto de revolución geopolítica, no es vista dentro de nuestra propuesta como una invasión parcial o una rebelión a la autoridad vigente, sino como la instalación de nuevas estructuras que comenzaron a socavar lentamente el predominio romano. Un movimiento disruptivo del orden social y jurídico Imperial, donde el concepto de revolución es entendido por Carlos Asensio como un movimiento colectivo que intenta reemplazar el poder político vigente por otro.

El comienzo de una revolución geopolítica: Migración y diferenciación étnica. Las distintas identidades locales dentro del contexto geográfico y cultural romano del siglo V permiten hacer referencia a una complejización en la concepción y diferenciación étnica. Esta distinción no necesariamente vista desde el aspecto político de la ciudadanía romana o de extranjería, es analizada bajo un marco lingüístico, de origen y de pertenencia de sus identidades. Este proceso de conformación en el espectro europeo que debido a procesos migratorios comenzados desde el siglo IV y V, llevaron al establecimiento de pueblos bárbaros dentro y fuera de las fronteras Imperiales, constituyendo de esta manera un elemento clave en la configuración histórica y étnica de Europa.

3

Estos pueblos denominados bárbaros, término que alude a la palabra griega barbaroi, tiene connotaciones hoy muy distintas a cuando fue adoptada por los romanos. Entonces tenía un significado general de “extranjero”, y se aplicó a todos aquellos pueblos “nonRomanus”, que vivían al otro lado de sus extensas fronteras y con una lengua y costumbres distintas a las greco-romanas. Según Walter Goffart, el término, en el contexto clásico, significaba “el otro”, y su uso podía ser neutral o peyorativo. El tardo antiguo es el período en el cual se lleva a cabo una re-definición de lo que era “civilizado” y lo que no lo era... […]…observándose una modificación del término con el paso del tiempo. Bárbaro significaría el hombre del desorden, el violento, el malo, el salvaje que no conoce las comodidades elementales.1

Así frecuentemente pueblos como los visigodos, ostrogodos o los hunos, eran distinguidos como bárbaros debido al uso de la violencia2, donde los hunos eran especialmente descritos por Amiano Marcelino, Jordanes y Prisco como una tribu de salvajes, cazadores nómades, hombres crueles que “atados” a sus caballos luchaban, comían y bebían, poseyendo escasa ropa amarrada al cuerpo. Esta distinción en cuanto a la denominación de pueblos extranjeros ubicados en las fronteras, lejanías o al interior del mismo Imperio romano, es importante por cuanto es posible vislumbrar la significación y diferenciación de lo que era ser romano y no romano, y cómo estos se relacionaban entre sí. Además de considerar que para muchos historiadores, el establecimiento de pueblos germánicos en la Europa central durante el siglo IV constituyó el comienzo del declive de la pars occidental del Imperio y el poderío romano3. La complejidad de un mundo multicultural permite aproximarnos desde una arista antropológica a la composición de su propia sociedad, a la pertenencia étnica de los diferentes grupos y su ascendencia, y a la participación en la vida pública romana y fuera de ella. A través de estos vectores etnográficos es posible ir configurando una memoria histórica que combina el pasado conocido con elementos legendarios. De esta manera es que es necesario precisar bajo un marco

1

Susan Bock, “Los Hunos: Tradición e historia”, en Antigüedad y Cristianismo, Monografías históricas sobre la Antigüedad Tardía, N° IX, Universidad de Murcia, 1992, pág. 89. 2 R.C. Blockley, The fragmentary classicising historians of the later Roman Empire. Eunapius, Olympiodorus, Priscus and Malchus, volumen I, Arca, 1983, pág. 53. 3 Bock, op.cit., pág. 90.

4

teórico, la conceptualización de etnicidad y la utilización de mitos que permitirán construir lazos de pertenencia a un pueblo y su origen. La diferenciación entre lo que significaba ser bárbaro y civilizado permitirá distinguir elementos presentes en la etnografía de Prisco de Panio llamada Historia Bizantina, donde se visibiliza el carácter de civilidad romana y la de los hunos como otredad. Prisco un romano de la región de Tracia, un retor que gracias a la habilidad de su discurso e incursión diplomática y política 4 en el año 449 llega a la corte huna, introduciéndonos al debate no solo de su misión diplomática, sino acerca de los distintos modos de entender la civilidad y la concepción identitaria entre el Imperio y estos otros. Sin embargo, el análisis histórico de dicha fuente, Historia Bizantina de Prisco, sugiere no solo una interpretación de interés político, sino una aproximación al entendimiento del porqué el pueblo huno constituiría una amenaza al Imperio. Esta amenaza se refiere a la diferenciación en la interpretación e instauración de sus leyes, su comprensión y formación cultural y a su diferenciación identitaria. Prisco nos entrega un claro ejemplo de ello a través de la narración en primera persona de su conversación con un griego al cual creía bárbaro. Esperando y caminando cerca de la muralla de palacio, alguien quien yo había tomado por bárbaro debido a su vestuario escita, se aproximó a mí, saludándome y diciéndome en griego “khaire” (hola). Sorprendiéndome que aquel escita hablara en griego. Habiendo una mezcla de pueblos que hablaban en huno o gótico (y en el caso de relaciones comerciales con romanos) latín. Pero nadie en ese caso hablaba con facilidad el griego, excepto aquellos que han sido tomados prisioneros desde las costas marítimas de Tracia e Iliria; aunque en tal caso eran fácilmente reconocidos por cualquier extranjero debido a sus ropas e inmundo cabello, debido a que habían caído en adversidad. Sin embargo, este hombre parecía un escita de buena posición, con buenas ropas y cabello cortado a la usanza escita. Devolviendo el saludo, le pregunté quién era y desde donde venía a estas tierras bárbaras y cómo había adoptado el modo de vida escita, respondiéndome porqué estaba tan ansioso de saberlo. Por su manera de hablar griego contesté. Rió y me dijo que era griego y que había venido por razones comerciales desde Viminacium, una ciudad de Moesia en las orillas del Danubio. Había vivido allí por mucho tiempo, siendo casado con una mujer rica. Cuando la ciudad fue capturada por los bárbaros, fue privado de sus posesiones y debido a su buena salud, fue asignado a Onegesio como parte del botín; y después a Atila, el líder de los escitas. Habiendo tomado muchos prisioneros 4

Blockley, volumen I, op.cit., pág. 55.

5

eligieron a los que podía luchar. Habiendo probado su valor en muchas batallas contra los romanos y la nación de Akatiri, según la ley escita, le entregó su botín a su dueño, ganando su libertad. Se casó con una mujer escita, tuvo hijos, y comparte la mesa con Onegesio, disfrutando ahora de una mejor vida que la que tenía antes… […]…después de su servicio en la guerra, los escitas viven en paz, no como los romanos. Ellos pueden disfrutar de sus pequeñas posesiones, mientras que los romanos, viven bajo una tiranía y pasan más penurias después de la guerra que en ella”…5

Al respecto es posible inferir varios aspectos que aluden a su diferenciación cultural y étnica, no sin dejar de preguntarnos porqué Prisco se refiere a los hunos como escitas. Según la moda literaria de la época, el término escita para los hunos era el nombre dado a todos los pueblos nómades de Escitia, donde no todos los escitas eran hunos6. Sin embargo, las fuentes griegas no sólo cambiaban los nombres para mostrar sus conocimientos y embellecer sus obras, además creían que no existía gente que los antiguos no conocieran ya. Este era un mecanismo de defensa psicológico, donde los generales romanos podían decir a sus soldados: “nuestros padres les conquistaron antes y nosotros lo haremos otra vez”7. Esta conversación de Prisco con otro griego hace referencia al marco multicultural y lingüístico tanto dentro como fuera del Imperio romano y a la movilidad territorial de los pueblos, ya sea por comercio, botín o esclavitud. También es posible señalar que la lengua griega no era tan hablada como el latín, el cual era utilizado en transacciones comerciales. La extrañeza de Prisco al encontrar a un hablante griego hace referencia según Peter Sarris, a una distinción entre el lenguaje del Este y el Oeste, debido a que en el Este el foco cultural urbano pertenecía a las elites, mientras la sociedad rural era caracterizada por la existencia de una concentración de asentamientos y villas, las cuales tenían una cohesión identitaria distinta8. Por otro lado, la descripción que hace Prisco en cuanto a vestimenta escita, esclava o de su cabello, da a entender que existía un reconocimiento y diferenciación entre los distintos pueblos, no solo en su aspecto lingüístico sino también en lo material.

5

Ibidem., volumen II, pág. 267-269. Traducción de la cita del inglés al español. Bock, op.cit., pág. 218. 7 Ibidem, pág. 127. 8 Peter Sarris, “Urban and rural economies in the age of Attila”, en The Cambridge Companion to the Age of Attila, editado por Michael Maas, Cambridge University Press, 2015, pág. 49. 6

6

Esta diferencia se presenta como una distinción cultural, un modo de vida alterno, con leyes y formas de comprender el mundo y su orden. Este ex esclavo griego a pesar de conocer la romanidad prefiere ser bárbaro, vivir entre ellos y aceptar sus leyes, cuestionando de esta manera el orden romano y la guerra. Definitivamente se hace patente la idea de que la llegada de nuevos pueblos a la frontera Imperial y sus relaciones estaban socavando la estructura de dominio vigente, como lo asegura Michel Maas. Existen al respecto, posiciones históricas que hablan de una romanidad corrupta y decadente frente a las frescas energías de los nuevos pueblos bárbaros, éticamente íntegros y detentores de valores guerreros específicos, existiendo también un sesgo ideológico contrapuesto a la idea de que los líderes bárbaros si estaban condicionados por los modelos romanos9. Esta complejidad en la concepción de etnicidad y su marco cultural es para Florin Curta Una decisión que realiza un grupo de personas para representarse a sí mismos u otros, siendo portadores simbólicos de una determinada identidad cultural. A su vez el antropólogo Eri Ksen, establece que el origen étnico es la promulgación colectiva de diferenciación social, donde la etnicidad en el pasado medieval era señalada como una relación social de origen. Esta identificación en casos como los eslavos, avaros, francos y otros, correspondía a una movilización social con metas políticas, cumpliendo una función emblemática en torno a tradiciones y contextualización10.

Es de esta manera que podemos ver tras el ejemplo de Prisco y el griego, que la comprensión de pertenencia étnica no solo es entendida en base a una cultura u origen, sino también respecto a la movilidad y decisión de aquellas personas que por determinadas circunstancias sienten y comprenden una nueva realidad como propia. Prisco de esta manera es un tracio que decide ser romano y el griego un bárbaro, un aspecto como alude Ksen, a un factor de pertenencia con metas políticas. La descripción etnográfica e histórica de los hunos como pueblo nómade que ocupo la zona sur euroasiática llamada Escitia, también nombrados por Amiano Marcelino como alanos, corresponde a un conjunto de tribus heterogéneas, donde sus mujeres y niños eran tirados por 9

Claudio Azzara, Invasiones bárbaras, Universidad de Granada, Universitat de Valencia, biblioteca de bolsillo, 2004, pág. 8-11. 10 Florin Curta, Making of the slavs. History and Archaeology of the Lower Danube Region, c.500–700, Cambridge University Press, 2001, pág. 281.

7

carros con bueyes, arrastrando con ellos a sus manadas de animales. Estas tribus, aunque independientes, se parecían mucho entre sí, habiendo habitado durante mucho tiempo las mismas tierras, lo que permitió una difusión cultural entre una y otra tribu11. Esta difusión y convivencia es la que permitiría la confusión de su gentilicio y origen durante su proceso de asentamiento y distinción cultural. Esta misma distinción y proceso de desarrollo cultural y político es el que llevaría más adelante a una constante preocupación por las alianzas políticas entre ellos y el Imperio debido a la preocupación por parte de Teodosio en la aparición de la figura de Atila12. Según la conceptualización de etnicidad entregada por Curta, es posible comprender la existencia de pueblos que no someterían fácilmente su cultura e historia bajo un orden Imperial debido a la consecución de sus propias metas políticas. Los hunos por su parte, entenderían estas metas según un vector de origen individualizado en su proceso migratorio e historia mítica, el cual les conferiría una determinación o destino. Este destino entendido y ordenado colectivamente bajo una nueva estructura política visible en la evolución de su monarquía y en una nueva estructura comunitaria-sedentaria, establecerá como base de su prosperidad y subsistencia económica los acuerdos entre ellos y el Imperio. Este destino y evolución cultural constituirán las bases de su historia épica enriquecida con sagas y leyendas, mismas que serán incorporadas en la construcción posterior del nacionalismo germano, eslavo o magiar como sostén de su origen e identidad.13 Estos mitos constructores de identidades como el mito del “Gran Pantano” narrado por Jordanes, permiten apreciar los movimientos migratorios hunos y su lugar de origen. Esta tribu de salvajes habitaba la costa del pantano Meótido, dedicándose a la caza y la recolección. Debido a un aumento en la población, ellos asediaron a sus vecinos. Estos cazadores en busca de comida, se introdujeron en la neblina del pantano siguiendo a un venado. Cruzando el pantano y el mar por tierras bajas, llegaron a Escitia viendo que el venado desaparecía. Creyendo que eran guiados por los espíritus, los cazadores sorprendidos de que existieran mejores tierras

11

Bock, op.cit., pág. 363. Blockley, volumen II, op.cit., pág. 263. 13 Walter Pohl, “Migrations, ethnic groups, and State building” en The Cambridge…op.cit.,pág. 248. 12

8

más allá del Maeotico, agradecieron a la divinidad, retornando en busca de su pueblo, asentándose en aquellas tierras14.

Esta movilidad desde el pantano y la búsqueda de nuevas tierras, puede deberse a un quiebre en su ecosistema, debido al aumento poblacional o a un cambio climático que afectara la zona. Un cambio poblacional como menciona la fuente habría agotado sus recursos, obligándolos a un cambio territorial, modo de subsistencia y economía. Al respecto, Procopio de Cesárea puede ayudarnos a dilucidar este aspecto, puesto que en el año 565 Procopio registra cambios climáticos que aluden a un lento proceso de una pequeña era de hielo, la cual sería la causante de períodos de hambruna y migraciones desde oriente a occidente. Durante este año tuvo lugar el signo más temible. El sol daba su luz sin brillo, como la Luna, y durante este año entero se parecía completamente al sol eclipsado, porque sus rayos no eran claros tal como acostumbraba. Y desde el momento en que eso sucedió, los hombres no estuvieron libres ni de la guerra ni de la peste ni de ninguna cosa que no llevara a la muerte.15.

Aunque dicha notación del suceso es posterior al período en estudio, es sabido que los procesos climáticos son de largo aliento y duración, pudiendo haber existido una larga época de frío proveniente desde el este del globo hacía el oeste. Para Huntington estas pulsaciones climáticas fueron la causa de grandes migraciones en el siglo V16, donde la combinación de las caídas en las temperaturas, así como la acumulación de polen en los lagos y el incremento de la humedad registradas entre el siglo IV y VI, pudieron ser los causantes de un cambio en la vegetación y el avance de los glaciares a través de los valles17. Por alguna razón, ya sea climática, territorial o política, pueblos como los alanos, godos, ostrogodos, alanos, escitas y hunos se movilizaron de la zona norte euroasiática, provocando grandes movimientos poblacionales, disputas territoriales y alianzas políticas. Disputas que tendrán como vencedores a los hunos y sus aliados alanos, estos últimos también sometidos, hicieron temer el avance huno hacia zonas del centro europeo, donde finalmente se asentarán a orillas del Danubio.

14

Blockley, volumen II, op.cit.,, pág. 223-225. Procopio de Cesárea. History of the wars, Traducción al inglés de H. B. Dewing, 1916, libro 4, capítulo 14, 4- 10. 16 Ellsworth Huntington. Climatic change. The pulse of Asia, Boston, 1907, pág. 44. 17 Étienne de la Vaissiére, “The steppe world and the rise of the Huns” en The Cambridge…op.cit., pág. 189. 15

9

Después de la dominación de los alanos, hacía el 370, los hunos enardecidos con este aumento de sus fuerzas, cayeron como el rayo sobre las ricas y numerosas comarcas de Ermanarico (Hermanaricus), príncipe belicoso, que se había hecho temer de sus vecinos por sus numerosas hazañas… […]…Es muy posible que el poderoso reino ostrogodo fuese derrotado por la ayuda que los hunos recibieron de los pueblos sometidos (que reconocieron su autoridad) a ellos”18.

Frente a este avance, Amiano Marcelino menciona a los hunos tomando parte junto con los godos en los saqueos, donde no se separaron después de romper el cerco en los montes Haemus19, tomando ventaja y acrecentando su dominio luego de la derrota romana en la batalla de Andrinópolis el año 378.

Evolución del pueblo huno y su relación con el Imperio. La movilización social y política entendida a través de la etnicidad permite contextualizar que el comienzo de la revolución geopolítica, fue plausible gracias al movimiento migratorio y a los procesos de transculturación que se produjeron gracias al comercio, obtención de botín o de relaciones diplomáticas. Estas sugieren la necesidad tanto del Imperio como la de los hunos de un apoyo mutuo, permitiendo la subsistencia de uno y otro. Como base de estas relaciones tenemos al relato de la embajada a la cual fue enviado Prisco por Teodosio el joven en el año 449, embajada diplomática que detalla el asentamiento huno en la zona cercana a Vidigoia20. Un asentamiento descrito como una villa amurallada con un palacio real, el cual desde el reinado de Rua, tío de Atila, mantuvo relaciones y negociaciones con los romanos a través de consulados como los celebrados por los generales Plinthias y Dionisio21. Estos acuerdos y reclutamiento de bárbaros como mercenarios del Imperio, se hicieron comunes a partir de las revueltas del siglo III, formando parte también de la estrategia de Teodosio y Aecio como base de sus alianzas22. Estos soldados enrolados en el ejército romano bajo el régimen de foederatio, y considerados aliados, recibían una compensación por su servicio, siendo además comandados por sus propios

18

Amiano Marcelino. Rerum Gestarum libri, editado y traducido por J. C Rolfe, LOEB London, 1956-1958, XXXI, 3, I. citado en Bock, op.cit., pág. 109. 19 Ibidem, pág. 117. 20 Blockley, volumen II, op.cit., pág 281. 21 Ibidem, pág. 225. 22 Azzara, op.cit.,pág 22.

10

jefes tribales conservando su propia distinción étnica23. Sin embargo, la fuente de Prisco nos entrega un panorama general de las relaciones político-militares, un tanto tensas bajo la instauración de acuerdos ratificados y verificados mediante embajadas, donde generales romanos eran enviados con regalos a sellar acuerdos. Desde el reinado de Rua los hunos establecieron foederatios con el Imperio, relaciones que fueron debilitándose luego del ascenso de Atila al poder, donde bajo esta señal el Senado romano envía a Plinthias como emisario para ratificar dichos acuerdos, entrevistas descritas dentro de un marco hostil. Los bárbaros no sintieron apropiado desmontar para llevar acabo las negociaciones, los romanos por dignidad tampoco lo hicieron, resolviendo asuntos de fugitivos y prisioneros de guerra, los romanos no sabían que los bárbaros estaban preparando la guerra en contra de ellos24.

Este desarrollo bélico tendrá como resultado una dominación huna desde la zona de su asentamiento hacia el Atlántico, una expansión excepcional efectuada bajo el reinado de Atila25. Frente a esta expansión y poderío militar el Imperio preferiría el pago de tributo y regalos como pago de servicios y obtención de paz, donde los hunos gracias a estos pagos en oro, plata y especias verían acrecentada su economía de pastoreo tradicional, aspecto que les permitiría hacia el 430 establecerse firmemente en las fronteras del Imperio romano. Las embajadas celebradas para determinar y perpetuar estos acuerdos, como la presenciada por Prisco el año 449, tenían por objeto detener el avance de Atila hacia Constantinopla, esto debido al incumplimiento en la entrega de prisioneros hunos considerados traidores. Durante el año 451 y 452, la expansión huna hacia la Galia e Italia hacia indicar el establecimiento de un dominio peligroso en la región no solo para Constantinopla sino también para Roma26. Para Walter Goffart, las invasiones son una “invención de los historiadores, cuando no un simple recurso inconsciente, para poner término a una época, o inaugurar una nueva. En otras palabras: los bárbaros son un modo efectivo de hacer caer a Roma. Otros historiadores aunque no niegan la existencia de éstas no las ven como “epoch making”. Los reinos bárbaros eran mutaciones de la forma romana de gobernar y las leyes de los visigodos, francos y lombardos estaban más

23

Ibidem, pág. 23. Blockley, volumen II, op.cit., pág. 227. 25 Pohl, en The Cambridge…op.cit., pág. 258. 26 Ibidem, pág. 259. 24

11

relacionados con el derecho romano que con sus propias leyes ancestrales”27. Estas mutaciones de alteridad son expresadas bajo la incorporación de las mismas reglas romanas vistas en las embajadas como forma de negociación, donde el poder era manipulado por los hunos a través del envío de emisarios que garantizasen el cumplimiento del pago de tributo bajo amenaza de esclavitud de la civilidad romana28. Las leyes hunas sin embargo, respetaban la obtención de la libertad de los esclavos como pago de sus servicios en la guerra, no así la “justicia romana que no perdonaba el pago de tributo a ex soldados convertidos en granjeros”29. Este aspecto tendría explicativo debido a que el aumento de tributos enviados a los hunos forzó a los contribuyentes a aumentar el pago, cosechas e impuestos por las tierras debido a una orden judicial del Imperio30. Esta alza impositiva habría hecho impopular al sistema romano beneficiando el desarrollo y estructura social huna, y a un sistema de ingresos que paradójicamente dependería de la legalidad de los impuestos romanos. El desarrollo de los hunos desde su migración como “bandas de salvajes a una vida con ciertas comodidades y bienestar para todos sus estratos sociales debido a la repartición de las riquezas”31, se debería a su directa relación con el Imperio y la obtención de tributos. Los relatos de Prisco acerca de los hunos detallan el lugar de asentamiento como una villa con abundante comida, donde había mijo en lugar de trigo, y en lugar de vino algo que los nativos llamaban medos. Bebían además una bebida hecha de cebada llamada Kamon… […]…tenían unas cabañas hechas de juncos, iluminaban sus caminos con antorchas, y aunque eran muy bulliciosos, fueron amables y hospitalarios. Había una mujer que dirigía la villa, tal vez una de las mujeres de Bleda, y nos envió comida y a una bella mujer para sexo, la cual gentilmente rechazamos32… […]. Al lado de la villa estaba el palacio de Atila, construido de hermosa madera pulida, estaba rodeada por una muralla de piedra y madera con torres… […]…construían en la villa un baño con un acueducto a la usanza romana utilizando materiales importados33.

27

Bock, op.cit.,pág. 102. Blockley, volumen II, op.cit., pág. 315. 29 Ibidem, pág. 271. 30 Ibidem, pág. 237. 31 Bock, op.cit., pág. 363. 32 Blockley, volumen II, op.cit., pág. 261. 33 Ibidem, pág. 265. 28

12

Dentro de los cambios más visibles en la sociedad huna, afianzados durante el reinado de Atila luego de la muerte de Bleda, está la implantación de una monarquía totalitaria y hereditaria. Unidos por lazos domésticos, tribales y de parentesco, formaban un grupo más o menos igualitario debido a la injerencia de la creencia de espíritus ancestrales, los cuales para Marvin Harris, harían que estas sociedades no necesitaran de una autoridad suprema34. Sin embargo, el cambio de nomadismo a semi sedentarismo efectuaría una necesidad de orden bajo la creación de leyes, aspecto que permitiría el desarrollo de un gobierno centralizado y la instauración de una confederación de tribus. Además el cambio de economía relacionaba su subsistencia directamente con la elección de un líder y los beneficios que este pudiese conseguir. Este líder, Atila, fue el representante del cambio desde una monarquía dual junto a su hermano Bleda, a la instauración de un solo caudillo bajo la leyenda de la espada de marte35. Los beneficios obtenidos por los hunos de las relaciones con el Imperio servirán para elaborar una estructura de orden y poder que los llevará al establecimiento de una Confederación bárbara, la cual también estableció relaciones políticas con el Imperio. Estos acuerdos son vistos como mecanismos de defensa y tratados limítrofes llamados foederati36, aspecto que para Pedro Bádenas, serviría de defensa del mundo civilizado frente a los bárbaros exteriores, donde estos acuerdos asegurarían un equilibrio de poder pactado mediante principios de supremacía y diplomacia. Estos mecanismos de poder establecidos mediante el pago de tributo de Bizancio a los hunos, asegurarían una paz momentánea hasta un nuevo tratado. Estos acuerdos como la negociación efectuada en Chersonese, tendrían como resultado el pago de 6.000 libras en oro en efectivo y 2.100 libras en oro como pago de tributo anual, además de acordar la devolución de prisioneros que cruzasen las fronteras”37. Esta demanda de tributo por parte de Atila en el año 447 llegaba en un complejo momento para Bizancio, ya que “sus murallas habían sido dañadas tras un terremoto, más esta jugada por parte de Teodosio haría cambiar el foco de atención de Atila hacia la Galia.”38 Esta acción es

34

Bock, op. cit., pág. 364. Blockley, volumen I, op.cit., pág 54. 36 Pedro Bádenas, “A la búsqueda de un concepto de diplomacia Bizantina”, en revista Universidad de Chile, en www.revistas.uchile.cl , 2015. 37 Blockley, volumen II, op.cit., pág. 237. 38 Warren Treadgold, History of the Byzantine State and society, Stanford University Press, California, 1997, pág. 95. 35

13

considerada por Warren Treadgold como una forma diplomática de resguardar sus fronteras, agregando además otro ejemplo de este mecanismo de defensa, como “el caso de los persas, donde tras el pago de un subsidio por parte de los romanos, los persas acometieron en contra de los hunos”39 y defendiendo así las fronteras romanas. Este incremento en sus arcas a través de foedus o embajadas diplomáticas permitió a los bárbaros establecer otro tipo de relaciones fronterizas como fuente de contacto directo entre ellos y el Imperio. El comercio y la circulación monetaria del tributo permitiría a los hunos adquirir elementos materiales occidentales, como telas, joyas o materiales de construcción, significando esto un aporte a su progresiva civilidad material, ejemplificada por Prisco en la construcción de un baño a imitación romana. Estas “relaciones internacionales” descansaban según John Haldon en una estructura jurídica, donde si bien el Imperio bizantino no tenía una suerte de obsesión con este orden, a diferencia de Roma40, se hace patente la idea de una función como orden social frente a la ley como referente de civilidad. Si bien existe una distinción por parte de Haldon en la manera de comprender e interpretar la ley por parte de Roma y Bizancio, destacando el apego de Roma a la legalidad; la discusión en el mercado entre Prisco y el ex esclavo griego de Ogenesio acerca de la importancia de las leyes romanas como sustento de su historia y civilidad41, evidencian un interés por mantener el status quo del Imperio42. La existencia de embajadas como garantía de orden hacen creer lo contrario acerca de esta obsesión legalista, ya que Bizancio sí estableció un orden relacionado con su tradición política como sustento de dominio y equilibrio a través de sus relaciones diplomáticas. Esta idea es reafirmada por Héctor Herrera, donde la “diplomacia constituía el fundamento mismo del Estado bizantino, y contribuyó aún más que sus ejércitos a asegurar su existencia, creando una extraordinaria cultura como resultado de su amplitud y variedad en sus relaciones internacionales”43. Cabe señalar al respecto que Prisco defiende la

39

Ibidem, pág. 88. John Haldon, A social history of Byzantium, Wiley Blackwell, United Kingdom, 2009, pág. 81. 41 Blockley, volumen II, op.cit., pág. 267-269. 42 Bock, op.cit., pág. 219. 43 Héctor Herrera Cajas, Dimensiones de la cultura Bizantina. Arte poder y legado histórico, Universidad Gabriela Mistral, Centro de Estudios Griego, Bizantinos y Neo helénicos “Fotios Malleros”, Universidad de Chile, 1998, pág.31. 40

14

tradición de este orden legalista, porque culturalmente él es parte de este orden y de esa concepción de mundo. Atila y Teodosio. Dos poderes e identidades en pugna. Debido a la embajada diplomática del año 449, Prisco señala una serie de características acerca de Atila, mismas que corroboran el grado de liderazgo y decisión en el rey huno, siendo además estos valores contrastados a través de las figuras de generales como Anatolio y Teodolus, donde estos son considerados temerosos de la fuerza huna. De esta misma manera Prisco, contrasta este aspecto a través de la cobardía de Teodosio clamando ayuda a Valentiniano III, pidiendo que su hermana Honoria aceptara las exigencias de Atila, mientras que los hunos seguían su avance hacia el oeste44. El rey huno poseía una imagen ante el Imperio y los pueblos bárbaros como un gran líder guerrero, donde según algunos historiadores esta cualidad carismática era la que despertaba simpatía o detractores45. Esta imagen de poderío militar, acompañado del arrojo de su caballería, era complementada por el respeto a sus posibles poderes naturales y origen divino provenientes de la leyenda de la espada de Marte. Esta característica de consagración no era excepcional puesto que el mismo Teodosio era considerado un dios por sus soldados, así lo sostiene Bigilas, quien se refiere a él como un domitor omnium Gentium barbarorum46. Los bárbaros por su parte consideraban a Atila como un dios, no cuestionando su conexión con el dios Supremo o los mensajes que este le enviaba. Atila era comparado con el dios Sol, posiblemente asociado a un aspecto cosmogónico de origen persa47. Esta referencia se hace patente al término de una batalla, donde Kuridaco rey de una nación huna llamada Akatziri, se refiere a Atila como un dios: “Si no es posible mirar directamente al disco solar, cómo sería posible mirar la grandeza de un dios sin daño48”. Esta mención al igual que la de Bigilas tiene una intención de glorificar los poderes de ambos monarcas frente a un otro, evidenciando la existencia de dos poderes en paralelo y pugna. Ambos, Teodosio y Atila procedían de un noble linaje paterno, donde Atila había sucedido a su padre Mundzuc preservando su noble linaje junto 44

Blockley, volumen I, op.cit., pág 63. Bock, op.cit., pág. 368. 46 Ibidem, pág. 366. 47 Idem. 48 Blockley, volumen II, op.cit., pág. 259. 45

15

a Hereka su mujer, mientras que Teodosio, hijo de Arcadio, había caído como esclavo de Atila tras el pago de tributo49. Atila y Bleda habían asumido el control del Imperio huno en el año 434, luego de la muerte de Rua. La concentración efectiva de la autoridad recayó en una sola “familia real”, lo cual constituyó un reflejo de transformación de la sociedad huna, adaptándose a un nuevo orden y reglas respecto del Imperio romano50. Un nuevo cambio en el poder huno debido la ascensión de Atila luego de la muerte de Bleda, significó una fuerte unificación de la Confederación de pueblos bárbaros debido a su anterior división entre los partidarios de Atila y Bleda. Esta unidad constituiría una amenaza para el Imperio, razón que da Jordanes para la iniciativa de Valentiniano de comunicar a Teodosio la necesidad de efectuar una alianza con los hunos, puesto que para Valentiniano, Atila no necesitaría una razón o justificación para la guerra51. Para Christopher Kelly, los hunos no deseaban conquistar territorio romano, sino que su objetivo era administrar la zona de la explanada de la Gran Hungría ubicada en el corazón de Europa, dominando así la entrada hacía el Mar Negro, región que los ubicaría en zonas ricas para el pastoreo y estratégicamente localizados para movimientos militares entre el Rhin y el Danubio. El Imperio huno al expandirse hacia el norte de Europa, utilizó sistemáticamente los recursos naturales de la zona, no efectuándose intervención romana alguna en el control provincial, aspecto que para Kelly, facilitaría el desarrollo del Imperio huno como un parásito de Roma. Esta característica de adaptabilidad cultural, utilización de riquezas, mano de obra y apropiación de los alimentos de otros, facilitaría la comprensión en la relación que el Imperio romano establecería con ellos52. Atila construiría en la zona de Panonia una gran villa utilizando mano de obra esclava, la cual era liberada en la medida que se realizaban las obras. En esta villa Atila construiría su palacio, donde según los relatos de Prisco, Atila vestido de lino blanco esperaba a sus doncellas, y siendo

49

Ibidem, pág. 297. Christopher Kelly, “Neither conquest nor settlement”, en The Cambridge…op.cit., pág. 198. 51 Ibidem, pág. 193. 52 Ibidem, pág. 195. 50

16

atendido por sirvientes, quienes le llevaban fruta y vino, lo acompañaban mientras comía con cánticos escitas53. La importancia en la figura de Atila no solo radica en su poder político-militar y en el desarrollo de su cultura, sino en las especulaciones respecto de su aspecto y espíritu inmortal, ambas relacionadas con su invencibilidad y grandeza divina. Lo cierto es que Prisco lo detalla como “un hombre seguro de sí mismo debido a la posesión de su espada sagrada, la cual le daba una distinción entre la realeza escita. Un regalo que lo destinaba a gobernar al mundo”54. Atila un hombre “corto de estatura, de ancho pecho y cabeza grande; sus ojos eran pequeños, su barba fina y salpicada de canas; y tenía la nariz chata y la tez morena, mostrando la evidencia de su origen; gobernaba desde un trono sencillo y comía en un plato de madera 55. Estas características físicas que denotan su origen asiático corresponden a un estereotipo común, el cual no visibilizaba una cualidad física distintiva o dignificante. Sin embargo, cabe resaltar el hecho de que Prisco lo señale a pesar de su supuesto origen divino, como un hombre con costumbres sencillas y no como un dignatario lleno de opulencia, pretendiendo explicar que todo lo que se decía de Atila era solo un mecanismo más de amedrentamiento y estrategia. Un hombre conocido en occidente como el “azote de Dios” debido a su poderío bélico, pero que según los relatos de Prisco no poseía un aspecto amenazador, sino más bien el de un hombre confiado de sí mismo y culto, señalando que hablaba latín, griego y huno56. Además Atila poseía grandes cualidades de liderazgo, negociación y estrategia, quedando demostradas tras las negociaciones con Roma, “donde vacilante y persuadido por sus hombres tras el ejemplo de Alarico, quien murió en hostilidades, prefirió establecer una tregua y redefinir su misión hacia Venecia o Milán”57, expandiendo sus territorios hacia el oeste. La relación entre Teodosio y Atila a través de cartas y embajadas concernientes al pago de tributo, eran instancias de discusión que establecían si prevalecía la diplomacia o la guerra58. Este aspecto era el que le daba a Teodosio una imagen de debilidad frente a Atila, una perspectiva descrita por narradores como Prisco y Juan de Antioquia que señalan a Teodosio II 53

Bockley, volumen II, op.cit., pág. 265-267. Ibidem, pág. 283. 55 Ibidem, pág. 285. 56 Ibidem, pág. 289. 57 Ibidem, pág. 311. 58 Ibidem, pág. 235. 54

17

como “un emperador que después de su padre, no fue un hombre belicoso y vivió en la cobardía obteniendo la paz a cambio de monedas y no luchando, siendo él el causante subsecuente del mal del Estado romano”59…[…]…Todo lo que él hizo bajo la influencia de los eunucos, trayéndole asuntos tan absurdos, que para decirlo brevemente, distrajeron a Teodosio como los niños se distraen con juguetes, lo que no le permitió hacer nada digno de registro, a pesar de que tenía un buen carácter”60. La imagen de debilidad de Teodosio tendría explicativo en la crítica de Synésios respecto de la herencia cultural e histórica de hacer política desde Arcadio. “La costumbre habría desvirtuado el sentido del cargo del Emperador, no manteniendo relación alguna con su ejército, imposibilitando la cercanía y fidelidad de este con sus hombres, perdiéndose la relación entre camaradas… […]…existiendo un deber en el cargo de Emperador de permanecer en la paz aunque sea por medio de sus tropas, ya que los bárbaros han exigido tributo acosta de su amistad, extendiéndose la fama de debilidad del Imperio”61. Esta crítica hace patente el hecho de que no en todas las circunstancias los acuerdos diplomáticos eran del agrado de todos para la preservación de la paz, sino que a veces era necesario recurrir al ejército para demostrar poder, un poder que bajo esas circunstancias era representado solo por Atila. La imagen y carisma de Atila, así como su avance territorial, desarrollo militar, la configuración de alianzas y tributos, y la implementación de un desarrollo urbano y cultural en su pueblo constituyeron una amenaza a la imagen y poder no solo de Teodosio, sino para el Imperio completo. Una revolución geopolítica como amenaza de cambio que debía ser detenida por vía diplomática, militar o mediante un complot para el asesinato de Atila. Una historia de intrigas, sobornos y espionaje visibles tras la embajada del año 449, donde Prisco como participante manifestaría que tanto él como Maximino no sabrían nada acerca de las intrigas que la embajada cubría, pero que sin embargo a pesar de su calidad diplomática se trasparentarían en la real intención de su encuentro62.

59

Ibidem, pág. 229. Ibidem, pag. 227. 61 Herrera, op.cit., pág. 63. 62 Bock, op.cit., pág. 227. 60

18

Conclusión A partir del estudio realizado es posible sostener a pesar de la fragmentación de la fuente de Prisco, que el cambio propuesto acerca de una revolución geopolítica en la zona este norte del río Danubio no es posible enmarcarla solamente bajo un aspecto geográfico o de pugnas de supremacía política sino en algo más profundo. Un cambio en la concepción y significación identitaria de pertenencia, no tan solo como una conexión de origen, sino como una decisión personal de pertenecer a una colectividad. Una unidad que no solo representa e identifica a cada individuo culturalmente, sino también donde ellos establecen su comunidad y hogar, visualizando su forma particular del mundo. Esta complejidad de los movimientos étnicos puede ser vista además desde una concepción de etnogénesis en el espectro europeo del siglo V, donde debido a la lejanía temporal, el concepto de etnicidad constituye aún un debate debido a que existen posturas que aluden a que las identidades étnicas no se pueden adoptar o cambiar según las circunstancias del individuo63. Es de esta manera que las concepciones diversas de identidad frente a un proceso migratorio permiten que pueblos como los hunos desarrollen voluntaria o involuntariamente áreas de convivencia, involucrándose de esta manera el aspectos símiles, diferencias e intercambios culturales que dificultaron el total conocimiento de estas otredades lejanas, ello además del interés político, es un aspecto a considerar en el relato de Prisco. Los hunos una tribu nómade que pasó a ser sedentaria, desarrolló un Imperio a modo de una Confederación de pueblos esteparios bajo un símbolo de unidad y poder, lo que permitió como señala Susan Bock, una complejidad en el panorama europeo debido a la confluencia y relación de romanos, bárbaros y la llegada estos nuevos pueblos esteparios como los hunos. Esta revolución geopolítica cumple con los tres pilares revolucionarios sostenidos por Carlos Asencio. Un movimiento colectivo y amplio, disruptivo del orden social y jurídico y que intentaría reemplazar el poder político vigente por otro64. Este movimiento colectivo representado a través de la Confederación de pueblos bárbaros y su influencia cultural mutua; 63

Guy Hallsall, Las migraciones bárbaras y el occidente romano 376-568, Cambridge University Press, 2007, pág. 53. 64 Carlos Asensio, “Una discusión teórica en torno al concepto de revolución”, en Nómadas Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, n°34, 2012.

19

disruptivo del orden social y jurídico visible a través de la conversación de Prisco y el ex esclavo en el mercado, donde se establece la diferenciación de las estructuras sociales y sus distintos mundos y modos de entender el orden jurídico; y por último la pugna entre dos poderes políticos distintos, Teodosio y Atila. Atila un líder carismático que a través de su poder militar y mito, intentó reemplazar el poder romano vigente a través de un dominio territorial y diplomático según su propia visión cultural.

20

Bibliografía Asensio Carlos, “Una discusión teórica en torno al concepto de revolución”, en revista crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas n° 34, 2012. Azzara Claudio, Las invasiones bárbaras, Universidad de Granada, Universitat de Valencia, biblioteca de bolsillo, 2004. Bádenas Pedro, “A la búsqueda de un concepto de diplomacia Bizantina”, en revistas Universidad de Chile. En www.revistas.uchile.cl , 2015. Bock Susan, “Los hunos, tradición e historia”, monografías históricas sobre la Antigüedad Tardía, en revista Antigüedad y Cristianismo n° IX, 1992. Bockley R.C., The Fragmentary Classicising Historians of the Later Roman Empire. Eunapius, Olympiodorus, Priscus and Malchus., Volumen I y II, Arca, 1983. Curta Florin, Making of the slavs. History and Archaeology of the Lower Danube Region, c.500–700, University of Florida, 2007. Haldon John, The social history of Bizantium, Blackwell Publishing Ltd., United Kingdom, 2009. Hallsall Guy, Las migraciones bárbaras y el occidente romano 376-568, Cambridge University Press, 2007. Herrera Cajas Héctor, Dimensiones de la cultura Bizantina. Arte, poder y legado histórico, Universidad Gabriela Mistral: Universidad de Chile, Centro de Estudios Griegos, Bizantinos y Neohelénicos, Santiago de Chile, 1998. Maas Michael, The Cambridge Companion to the Age of Attila, Cambridge University Press, 2015. Procopio de Cesarea, History of the wars, libro 4, traducción al inglés H. B. Dewing, 1916. Treadgold Warren, History of the Byzantine State and society, Stanford University Press, California, 1997. 21

Bibliografía consultada no citada Ames Cecilia Y De Santis Guillermo, El discurso de la diversidad étnica. Consideraciones sobre etnografía en la Semanas de Estudios Romanos, vol. XV, Valparaíso, 2013. Kim Jin Hyun, The Huns, Rome and the birth of Europe, Cambridge University Press, University of Sydney, 2013. Sinor Denis, The Cambridge History of Early Inner Asia, Indiana University, 1990.

22

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.