Atando lazos: mujer y políticas dinásticas en Hispania (ss. III-II a. C.)

July 26, 2017 | Autor: R. Hernández García | Categoría: Gender Studies, Women's History
Share Embed


Descripción

Pedido 29957 Laminado Brillo

Economías, comercio y relaciones internacionales en el Mundo Antiguo

Portada: Reconstrucción de la Puerta de Tabira en Aššur en W. Andrae (1977) Contraportada: Bastión Norte del Palacio de Cnoso Fotografía de Anna Mysłowska

TÍTULO: ECONOMÍAS, COMERCIO Y RELACIONES INTERNACIONALES EN EL MUNDO ANTIGUO EDITA: FULLCOLOR PRINTCOLOR, S.L. Depósito Legal: B 22668-2014 ISBN: 978-84-16184-35-4 Imprime FULLCOLOR PRINTCOLOR, S.L. C/ Numancia 187, planta 1 08034 Barcelona [email protected]

ÍNDICE

Prólogo...…………………...……………………………………………………. 1

RUTAS Y SISTEMAS DE COMUNICACIÓN Viajeros, exploradores y expediciones reales en el antiguo Egipto Nerea Tarancón Huarte…………………………………………….………. 5 «Lo colocaron todo en la cóncava nave». Pequeñas embarcaciones mercantes en el occidente mediterráneo durante el I milenio a.C. Jorge García Cardiel………………………………….…………………… 21 Un sistema económico heredado: ¿El Guadiana como espejo de Tartesos? Esther Rodríguez González……………………………………………….. 47

ASPECTOS ECONÓMICOS DEL MUNDO MILITAR Aspectos económicos de la guerra: el mercenariado en Grecia en el periodo helenístico Anna Mysłowska…………………………………………………….……. 71 Economía y mercenariado. Su impacto en el declive del Mundo Púnico Antonio Pedro Marín Martínez…………………………………………… 89

ESTRUCTURAS ECONÓMICAS Y SOCIALES Redistribución y economía palacial en el Egeo Mª Soledad Milán Quiñones de León…………...…………….…….…… 107 Centros comerciales en la Protohistoria peninsular Irene M. Muñoz Fernández……………………………………………… 129 Tráfico de hombres, tráfico de dioses: Intercambios comerciales entre el Mediterráneo oriental y el puerto de Carthago Noua Pedro David Conesa Navarro…………………………………….……… 147 El método prosopográfico como indicador del cambio: la promoción del culto de Khonsu durante el Tercer Período Intermedio Alba Mª Villar Gómez……………………………………………..….…. 167 Los contactos entre las Cícladas y Anatolia durante el Bronce Antiguo y la construcción historiográfica del ‘Grupo Kastri’ Oihane González Herrero…………………………………...…………… 181 El santuario de Dodona en el Epiro: economía, comercio y peregrinos en un espacio cultual Diego Chapinal Heras…………………………………………..……….. 201

Textiles sasánidas: la manufactura y exportación de la seda irania Zahara Gharehkhani………………………………………………...…… 219 Historia de un desequilibrio: fraude y exención fiscal en el Reino de Pilo Claudia V. Alonso Moreno………………………………………...……. 231 Comercio en el Mediterráneo de piezas egipcias y su aparición en la Península Ibérica Mª Engracia Muñoz Santos…………………………………………….... 257

DIPLOMACIA Y RELACIONES INTERNACIONALES “Diplomacia y relaciones internacionales” en la épica mesopotámica: ¿cuestión de hombres o de dioses? Inanna, Enmerkar y la tierra de Aratta Carmen del Cerro Linares……………………………………………….. 269 El impacto de la expansión Uruk en el sureste de Anatolia y norte de al Yazira: interacción e intercambio Fernando Espejel Arroyo……………………………...…….…………… 295 Diplomacia y relaciones internacionales en la Edad de Oro Medioasiria Mª Dolores Casero Chamorro…………………………………………… 319 El protocolo de la recepción del extranjero en época Neoasiria (911-609 a.C.) Román Moret…………………………………………….………………. 337 Intercambios y relaciones comerciales en el Asia Menor aqueménida Helena Domínguez del Triunfo………………………..………………… 351 Atando lazos: mujer y políticas dinásticas en Hispania (ss. III-II a.C.) Rosalía Hernández García……………………………………..………… 375

Las embajadas celtibéricas de 152 a.C.: un estudio de caso Laura Per Gimeno……………………………………….………………. 395

HISTORIOGRAFÍA DE LA ECONOMÍA DE LA ANTIGÜEDAD Homéricos revolucionarios. La Iberia prerromana desde el prisma socialista Tomás Aguilera Durán………………………………………...………… 417 Hispania e Indias. Dos visiones comparadas de la actividad minera: Plinio y el jesuita José de Acosta Carolina Andrea Valenzuela Matus………………………...…………… 443 La importancia de las relaciones internacionales para la formación de las colecciones de antigüedades de los monarcas españoles Víctor Úbeda Martínez…………………………………..………………. 461 Listado de autores y correos electrónicos………………………...…….……… 473

ATANDO LAZOS: MUJER Y POLÍTICAS DINÁSTICAS EN HISPANIA (SS. III-II A.C.) Rosalía Hernández García

RESUMEN: Dentro de las acciones diplomáticas llevadas a cabo en Hispania entre comunidades locales y cartagineses, las alianzas matrimoniales, recurso empleado desde tiempo atrás por las poblaciones ibéricas, tuvieron un significado papel. En el desarrollo de nuestro trabajo intentaremos analizar dichas uniones “dinásticas”, tanto las concluidas entre participantes locales (el matrimonio de Viriato con la hija de Astolpas, la relación parentelar de Indíbil y Mandonio…) como entre autóctonos y cartagineses, siendo el ejemplo más claro los enlaces de Asdrúbal y Aníbal con princesas ibéricas. Detrás de este fenómeno cabe ver una experimentación diplomática, como también ideológica y política, sintomática de las corrientes púnico-helenísticas que caracterizan al Mediterráneo y alcanzan también la Península Ibérica. Finalmente, analizando algunos episodios de la expansión cartaginesa y romana en Iberia, se incidirá en el valor de la mujer como nexo diplomático y vehículo de legitimación dinástica en las estructuras de poder de finales de la Edad del Hierro. PALABRAS CLAVE: Mujer, alianza matrimonial, cartagineses, acción diplomática.

ABSTRACT: The matrimonial alliances were essential as part of the diplomatic practices in Hispania between indigenous peoples and Carthaginians. In this paper we analyze these "dynastic" unions, both among natives (the marriage between Viriathus and the daughter of Astolpas, the relation between Indibilis and Mandonius...) and among natives and Carthaginians (the marriage between Hasdrubal and Hannibal and Iberian princesses). We can see in these cases a diplomatic experiment in the Mediterranean context of Punic-Hellenistic tendencies. Finally, we focus on the value of woman as diplomatic link and mean of dynastic legitimization into the power structures of the later Iron Age and its role in the Carthaginian and Roman expansion. KEYWORDS: Woman, marriage policy, Carthaginians, diplomacy.

Introducción: exogamia y poder en la Hispania prerromana El estudio sobre el papel de la mujer en la historia antigua es fundamental para una mayor comprensión de esta época. Los avances de la investigación arqueológica y la aplicación de planteamientos antropológicos ofrecen nuevos datos y lecturas sobre la mujer de época prerromana. Sin embargo, todavía hay elementos que esclarecer y a los que dedicar necesaria atención. Uno de ellos es el que traemos aquí. ¿Qué papel tuvieron las mujeres en las relaciones políticas de su

375

grupo? Y sobre todo, ¿cuál fue la evolución del mismo ante la llegada de cartagineses y romanos? La respuesta a estas preguntas no parece fácil. Rastrear a la mujer desde su nacimiento apenas ha proporcionado algunos datos sesgados sobre su actividad, habitualmente relacionado con diversos ritos de paso. Una de las primeras manifestaciones de la mujer como protagonista se encuentra en las representaciones de jóvenes participando en actividades rituales1: los monumentos funerarios de Osuna (Sevilla) o Corral de Saus (Mogente, Valencia) podrían ser ejemplos de ello 2. La mujer no parece tener más relevancia hasta el rito de paso a la comunidad adulta: el matrimonio3, cuya celebración también nos es muy desconocida. Diversos estudios han intentado relacionar las palabras de Estrabón sobre el matrimonio cántabro4 con algunas escenas representadas en la cerámica ibérica 5, que, según estos autores, podrían hacerse corresponder con las fases del matrimonio griego6. Sea como fuere, estas uniones matrimoniales se celebrarían de forma constante dentro de la comunidad, y no sabemos con exactitud los ritos o pasos que se darían en el mismo. Sin embargo, las fuentes literarias sí nos dan algunas pinceladas cuando se trata de la unión de individuos pertenecientes a la elite social. Sexto Aurelio Víctor7 (49) indica que estas uniones se celebrarían en días prefijados, al menos para los celtíberos8, y probablemente en lugares con una simbología determinada 9, mostrándonos no sólo el carácter ceremonial del rito sino la regulación de la

1

Se desconoce si existía algún tipo de rito en su nacimiento o el tipo de educación que recibían; algunos autores sugieren que las mujeres tendrían acceso a una educación completa, al menos entre las familias más representativas, aunque sin pruebas de ello. Chapa Brunet, 2005: 127. 2 Descripción e interpretación de estos monumentos funerarios en Chapa/Olmos, 2004: passim. 3 En algunos casos en edades muy tempranas. Los hallazgos arqueológicos nos muestran a mujeres muy jóvenes (algunas con tan sólo dieciséis años) cuya causa de muerte estaría relacionada con problemas habituales del embarazo y el parto. Chapa Brunet, 2005: 126. 4 Estrabón, 3.3.7 [vid. comentario 10]. 5 El vaso de San Miguel de Liria, el vaso de la Alcudia, etc. Aranegui Gascó, 1996: 110-112. 6 La proaulia (baño prenupcial), la anakalipteria (presentación o descubrimiento del velo de la novia) y la epaulia (comitiva de familiares y amigos acompañando a los novios). Ruano Ruíz, 1994: 153-154. 7 Sexto Aurelio Víctor (49). 8 También ha sido interpretado en este sentido la alusión de Livio (Per. 55). Sopeña Genzor, 1995: 56-57. Salinas de Frías ha indicado que coincidiría con la fiesta de Lugnasadh, mencionada en la inscripción de Peñalba de Villastar, celebrada el primer día de agosto. Salinas de Frías, 1984: 94-95. 9 Como el santuario del Cerro de los Santos (Montealegre del Castillo, Albacete) donde la localización de numerosos exvotos subrayarían la importancia estratégica, política y religiosa del lugar. Ruano Ruíz, 1988: 253 y 267-269. La interpretación de un exvoto que representa a una dama velada con el rostro tapado como novia apoyaría esta hipótesis. Ruano Ruíz, 1994: 155. 376

institución matrimonial. Livio 10, al relatarnos el célebre episodio de “la contención de Escipión” nos menciona que la joven que se le ofrece al Africano estaba prometida con un príncipe celtíbero llamado Alucio, observando que, al menos entre los celtíberos, existía una etapa previa a la celebración de las nupcias en la que los futuros contrayentes, o más bien las familias de ambos, habrían establecido el compromiso matrimonial11. Según Salustio12, las mujeres no tendrían imposiciones estrictas en la elección del esposo 13, aunque remarca que era costumbre que las jóvenes obedecieran la voluntad paterna, apuntándonos así la existencia de un control masculino 14. Estos matrimonios destacados tuvieron un significado que iría más allá de la unión afectiva de una pareja: fueron una “cuestión de Estado”, donde los contrayentes pasan a ser pieza clave en las relaciones intercomunitarias. La gestación de este sistema y la evolución del mismo fueron fundamentales para entender la política matrimonial de los siglos III-I a.C. El intercambio de individuos entre grupos diferentes fue primordial para la supervivencia de los mismos. Según los estudios de Ortega Ortega aplicados a la Edad del Hierro peninsular, apenas encontraríamos unos pocos grupos que superarían el número de parejas necesarias para evitar enfermedades congénitas, lo que provocaría, necesariamente, el movimiento de hombres y mujeres 15 que introducirían la renovación biológica necesaria para la reproducción y el crecimiento del grupo 16. Arqueológicamente se han podido constatar estos movimientos de población, sobre todo en las necrópolis, donde la diferencia de ajuares o la existencia de “piezas

10

Liv. 26.50.3. En este sentido ha sido evocada la tumba (conjunto 127b) de la necrópolis de Las Ruedas (Valladolid), perteneciente a una niña de ocho años. Su muerte prematura habría truncado la posibilidad de un “matrimonio beneficioso” para la familia. Sanz Mínguez y Romero Carnicero, 2010: 415. 12 Sal. Hist. 2.91. 13 Martínez López, 1985: 53 y Lucas Pellicer, 1986: 350. 14 Cabe mencionar la cita de Sal. De Vir. Ili. 59, al respecto de los celtíberos, quien traslada que para desposar a la novia los pretendientes debían traer la diestra de un enemigo por mandato del padre de la muchacha. Ortega Ortega, 1999: 431. Una aproximación a las relaciones de género y el rol femenino en las estructuras patriarcales de la Hispania prerromana, en Garrido, 1997: passim. 15 Tradicionalmente se ha indicado que es la mujer la que se traslada aunque nuevos estudios realizados a los broches de cinturón, entendidos como un símbolo de poder, han indicado la existencia de la uxorilocalidad, es decir, el traslado del varón a la comunidad de la mujer (Roos, 1997: passim). La existencia de ambas posibilidades parece indicarnos que serán otros elementos como las relaciones de filiación, la importancia de las familias que contraen los pactos matrimoniales o las necesidades de cada comunidad, los que decidirían qué individuo se mueve a qué comunidad. 16 Ortega Ortega, 1999: 429. Teoría basada en la aceptación de la existencia de un sistema predominantemente monógamo, discutido por algunos autores. Sánchez Moreno, 1997: 286. 11

377

exóticas”17 han sido interpretadas en este sentido 18. Por tanto, los individuos pasarían a formar parte del complejo sistema de contacto cultural de este periodo que enlazan a grupos muy diferentes, y en ocasiones, muy alejados 19. Entonces, en este sistema donde hombres y mujeres son agentes de intercambio intercomunitario, ¿cuál es la relevancia de la mujer? La respuesta se encuentra en la consolidación de las elites peninsulares en la transición del Bronce Final a la Edad del Hierro. La acumulación de la propiedad de la tierra y los medios de producción en manos de unos pocos provocó que la transmisión de la herencia fuera el eje central y, por tanto, que los descendientes pasaran a un plano fundamental en la política del grupo. En las sociedades en las que las relaciones de sangre, de parentesco, constituyen la base de la comunidad, son las mujeres las que aseguran la categoría de miembro, quizás por una tradición ancestral, y es probable que la realeza, ligada también a grupos familiares, se asegure a través de la mujer20. Fue en este momento cuando las estrategias matrimoniales ya existentes cobraron un sentido político-económico, ya que el matrimonio es uno de los caminos legítimos de la transferencia de riqueza, privilegio y rango 21. Las elites convirtieron en fundamental las relaciones de parentesco, haciendo de las mismas la política clave de los grupos y la base de las relaciones intercomunitarias. En estas relaciones, emparentar sirve para sellar alianzas entre las grandes familias aristocráticas que desarrollarían una compleja política matrimonial 22. Asimismo, estas familias aristocráticas utilizaron a la mujer como elemento de representación de su propio poder e influencia. Numerosos elementos de adorno como joyas, diademas, torques23, fíbulas…, representados en imágenes tan destacadas como las damas ibéricas del s. IV a.C. o localizados en diversos tesorillos24, han sido interpretados como la dote acumulada de estas mujeres durante años, por medio de esta política matrimonial, símbolo de poder económico, político y social de la familia a la que pertenecen. La existencia de estos elementos de adorno son la clave para la localización de estas “extranjeras” en las necrópolis 17

Generalmente joyas como las encontradas en el conjunto orientalizante de la Aliseda y la tumba de El Carpio (Belvís de la Jara, Toledo), ambos situados en puntos estratégicos que conectan el Suroeste con su periferia (territorios al sur del Tajo). Estos enterramientos han sido interpretados como pertenecientes a princesas del Suroeste, casadas con señores del hinterland tartésico para establecer lazos de parentesco entre ambos territorios, garantizando así la paz y la libre circulación. Ruiz-Gálvez, 1992: 238-239. 18 Rísquez Cuenca y García Luque, 2007: 265 y Sánchez Moreno, 1999: 343. 19 Sánchez Moreno, 1999: passim. 20 Martínez López, 1990: 247. 21 Rísquez Cuenca/García Luque, 2007: 264. 22 Ortega Ortega, 2006: 173-174 23 El pequeño diámetro de algunos de estos ha sido interpretado como pertenecientes a jóvenes mujeres en edad de contraer matrimonio. Perea, 1991: 101. 24 Como los de Mairena de Alcor, probablemente ocultado durante la segunda mitad del siglo III a.C., y el de Puebla de los Infantes (Fernández Gómez, 2000: passim), ambos en Sevilla. 378

peninsulares investigadas hasta el momento cuya cronología estaría entre los siglos VIII y IV a.C.25. Uno de los ejemplos paradigmáticos de “política matrimonial” ha sido el relato de Diodoro26 sobre la boda de Viriato con la hija de Astolpas. Mucho se ha dicho de este enlace matrimonial a pesar de que la única referencia sea la de Diodoro, relato plagado de tufos novelescos y tópicos derivados del pensamiento cínico y estoico acerca del buen salvaje y del rey justo 27, lo que pone en entredicho la historicidad del mismo. A pesar de las diversas interpretaciones de este fragmento28 se dan por ciertos tanto la celebración de la boda como el que la contrayente fuera la hija de un noble llamado Astolpas 29, cuyo poder es reconocido por los propios romanos en el momento del enlace matrimonial 30. Los objetivos de cada parte todavía son cuestionados: Astolpas quizá se ve obligado a llevar a cabo dicha unión para evitar las razias lusitanas contra su territorio o para conseguir algún objetivo político31 y Viriato podría estar buscando, mediante el parentesco con una familia aristocrática, algún tipo de legitimidad que desconocemos 32. A pesar de los matices, parece que nos encontramos ante un ejemplo claro de esta política matrimonial inserta ya en el proceso del expansionismo romano.

25

La presencia en la necrópolis de Las Ruedas de determinados tipos de broches de cinturón – como el tipo Bureba- y otros elementos de adorno en tumbas femeninas sugeriría la llegada a este núcleo vacceo de mujeres de ámbitos étnico-culturales próximos (territorios berón, autrigón y turmogo). O al menos una influencia cultural de esas mismas esferas. Sanz Mínguez, C. 1998: passim y Sanz Mínguez/Romero Carnicero, 2010: passim. 26 Diod. 33.7.1-4. La interpretación de Diodoro sobre el poblamiento de Iberia por tres etnias en relación a la ideología trifuncional (donde los lusitanos tienen la función guerrera) es más que relevante para la comprensión de la figura de Viriato, lusitano y, por tanto, guerrero por excelencia. García Quintela, 1999: 185-186. 27 Parece que dentro del texto diodoreo encontramos una tradición estoica que tomó al líder lusitano como exemplum y por tanto con todas las características de dicha tradición, que no solo aparecen en este fragmento, sino cada vez que Viriato se convierte en protagonista (como en el relato de su funeral). De esta forma Viriato se convierte en el más justo, que ejercita y domina su cuerpo y mente, siendo la encarnación excelente de los ideales del héroe y rey cínicos. Idea desarrollada en Lens Tuero, 1994: passim. 28 Numerosos autores han prestado atención a este episodio. Un recopilatorio importante es el de García Quintela, 1999: 194-195. 29 Al respecto de Astolpas y su actitud frente al poder romano Koch, 2008: 132. 30 La presencia de romanos en la celebración parece indicar que esta se celebró en un momento en que había paz entre estos y Viriato (nombramiento de este como amicus populi romani y la reanudación de las hostilidades por Servilio Cepión a comienzos del 140 a.C.). Salinas de Frías, 2008: 115. Estos romanos asistentes a la boda de Viriato han sido identificados como comerciantes itálicos que constituirían una avanzadilla en el conocimiento geográfico de la región y jugarían un importante papel como intérpretes. García Riaza, 2009: 211. 31 Pérez Rubio, 2013: 102; cfr. Koch, 2008: 132-134. 32 Salinas de Frías, 2008: 113-115. 379

Como hemos visto hasta el momento, los personajes principales del relato son Viriato y Astolpas. La mujer apenas es citada. Teniendo en cuenta la trifuncionalidad indoeuropea33 en la que, según la hipótesis defendida por García Quintela, se enmarca dicho relato, hay que destacar que en los matrimonios dentro de la segunda función, la guerrera, se insiste en el ejercicio de la fuerza por parte del guerrero o en la idea de autonomía de los contrayentes, y especialmente, de la mujer. Así, tanto en los raptos de mujeres de época antigua como en los atestiguados por la etnografía, siempre se considera a la mujer más o menos copartícipe. Es más, en determinadas ocasiones, el que una mujer sugiera o fuerce un rapto puede llegar a ser una de las pocas posibilidades reales de manifestar su autonomía34. Sin embargo, en nuestro caso la novia es pasiva, hecho que parece corresponder a la idea que se quiere dar de Viriato, cuya imagen sería poco correcta si es mostrado dependiente de una mujer en un momento dado. Si originariamente fuera la novia de Viriato la que impusiera las condiciones es posible que se expurgara del relato en beneficio de la afirmación de la virilidad del héroe35. Otras referencias hacen alusión a la existencia de esta política matrimonial entre la elite, aunque ya no tan claramente y sin dar apenas detalles al respecto. Polibio36 nos destaca que los líderes ilergetes Mandonio e Indíbil estaban emparentados entre sí, ya que la mujer de Mandonio era hermana de Indíbil. De nuevo Diodoro37 nos hace referencia a la existencia de matrimonios mixtos dentro de las poblaciones indígenas, aunque esta vez sin la utilización de nombres propios, haciendo uso de un dato seguramente histórico dentro de su creación del concepto celtíbero38. Este es el sistema político 39 que se encuentran cartagineses y romanos. Serán los primeros los que, aprovechando el sistema de parentesco, lograrían introducirse en los círculos de poder. Esta política matrimonial les facilitaría enormemente la

33

Para una mayor información sobre la trifuncionalidad en la figura de Viriato consultar García Quintela, 1993, 1999: 177-222. 34 Evans-Grubbs, 1989: 71. 35 García Quintela, 1999: 202. 36 Plb. 10.18.3. 37 D.S. 5.33. 38 Sánchez Moreno, 1997: 290. Sobre la etnogénesis celtibérica según Diodoro y el origen historiográfico de esta explicación, Pérez Vilatela, 1994: passim. 39 A pesar de centrarnos en la “política matrimonial” no debemos dejar de lado la “utilización de la mujer en otros intercambios: como bien de recompensa para quien se distingue en un hecho político, para redondear un acto político o como un bien comercial demandado por otras comunidades por la carestía de la misma o por cuestiones culturales o religiosas. Sánchez Moreno, 1997: 294. Además del importante papel como rehén, por el que se convierte en garantía de un compromiso político o militar entre comunidades o particulares. 380

tarea de conquista y dominio de estos pueblos, siendo la base de su expansión en la península40. La política matrimonial de los Barca: la mujer atando lazos La presencia de los cartagineses en la Península, aunque documentada con anterioridad a la llegada de los Bárquida41, tendrá mayor repercusión con el desembarco de estos42. Amílcar Barca (acompañado por su hijo Aníbal y su yerno Asdrúbal) desembarcó en la Península el 237 a.C. Este, haciendo de Gadir la base de sus actuaciones puso bajo su dominio a diversos pueblos llegando a controlar la alta Andalucía y el sureste peninsular, donde fundaría la ciudad de Akra Leuke 43, lo que le proporcionó el acceso a las materias primas necesarias para comenzar a acuñar moneda de plata, destinada fundamentalmente al pago de tropas. El objetivo de apoderarse de las ricas zonas argentíferas de Cartagena y Cástulo y de las minas de hierro y cobre del litoral de Murcia, Málaga y Almería se vio truncado por su muerte prematura en el invierno del 229-228 a.C. El avance de Amílcar en la Península llamó la atención de Roma que mandó una embajada en el 231 a.C. 44. La respuesta de este justificando su presencia en Iberia para conseguir los medios necesarios con los que satisfacer la deuda con Roma pareció convencer a los emisarios45. La muerte de Amílcar provocaría el ascenso de su yerno Asdrúbal, proclamado comandante en jefe por las tropas y, posteriormente, ratificado por el gobierno de Cartago. Después de pacificada Oretania, las fuentes46 destacan su política de acercamiento a las poblaciones locales mediante la diplomacia, lo que le valdría el control de amplios territorios en el sur peninsular y ser aclamado por los íberos como jefe supremo. No sólo se destaca la fundación de la ciudad de Qart

40

Diversos estudios se han centrado en el papel de la mujer en esta conquista, tanto de cartagineses como de romanos; debemos destacar Martínez López, 1986 y 1990, passim. 41 Sabemos de la existencia de una relación, al menos económica, mediante la cual los cartagineses compraban metales a los indígenas y “contrataban” mercenarios para la lucha grecopúnica de Sicilia. Blázquez Martínez/García-Gelabert, 1991: 28-32. 42 Numerosa bibliografía alude a la presencia cartaginesa en Hispania. Cabe destacar las últimas aportaciones de Bendala Galán, 2013: passim y Ferrer Albelda/Pliega Vázquez, 2013: passim. 43 Los pueblos de la costa, más habituados a las influencias exteriores apenas opusieron resistencia, contrariamente a los pueblos del interior, que viendo peligrar su dominio en la zona minera de Sierra Morena, se enfrentarían a los cartagineses mediante una coalición dirigida por Indortes e Istolacio aunque sin mucho éxito. González Wagner, 1999: 266. 44 Dión. 12. frg. 48. 45 González Wagner, 1999: 266-268. 46 Liv. 21.2. 381

Hadast47 sino también la puesta en funcionamiento de la organización administrativa de sus dominios y la sistematización de los recursos disponibles. Asdrúbal también recibiría la visita de los romanos, preocupados ante el avance púnico, en el 226 a.C.; el resultado de la misma fue un tratado en el que se delimitaba la frontera de actuación entre romanos y cartagineses en el río Ebro. En el 221 a.C. Asdrúbal fue asesinado lo que apresuró la elección de su cuñado Aníbal como general por las tropas. Las fuentes literarias destacan como elementos importantes la campaña por la que consolidó su dominio sobre los pueblos de la Meseta hasta la sierra de Guadarrama 48 y el caso de Sagunto, pieza clave en el estallido de la Segunda Guerra Púnica 49. En las relaciones de cartagineses con locales, la aplicación de pactos y alianzas de los generales bárquida con importantes jefes locales les facilitaría el avance y control de amplios territorios peninsulares. Esta política de atracción de elites tuvo sus pilares fundamentales en la promesa de incentivos económicos, la ayuda militar a terceros y el establecimiento de lazos personales entre los generales cartagineses y los líderes ibéricos. Este último punto sería primordial ya que los púnicos conseguirían el control de amplias zonas sin un gran esfuerzo militar y la explotación de los recursos económicos del territorio a través de las estructuras locales ya existentes. Este “sistema personal” aprovechaba una arraigada tradición indígena por la cual un grupo de personas, normalmente guerreros, se vinculaba por medio de un juramento religioso a un líder al que seguían o a través del establecimiento de pactos de reciprocidad que comprometían a individuos e incluso a colectividades 50. Estos “lazos personales” fueron sellados mediante matrimonios con princesas locales. Las fuentes así lo indican en los enlaces de Asdrúbal y Aníbal con las hijas de importantes dirigentes ibéricos 51. “… que Asdrúbal vio que la mansedumbre era más práctica que la violencia y que prefirió la paz a la guerra. Recibe la sumisión de las ciudades del reyezuelo Orisson, contrae matrimonio con la hija de un rey ibero y es proclamado general de los iberos” (D.S. 25.12)

47

González Wagner, 1999: 268-269. La última revisión sobre la fundación de Qart Hadast es de Noguera Celdrán, 2013: passim. 48 Hasta el valle del Duero, si incluimos la campaña contra los vacceos (220 a.C.), si tenemos en cuenta un dominio indirecto púnico. Sobre este particular Sánchez Moreno, 2000 y 2008, passim; Remedios Sánchez, 2012: passim y Domínguez Monedero, 2013: passim. 49 González Wagner, 1999: 271-274. 50 Devotio y fides, respectivamente, fenómenos de gran importancia dentro de las sociedades peninsulares que estamos tratando y sobre los que se ha discutido mucho. Los últimos repasos han estado a cargo de Dopico Caínzos, 1994: passim; Salinas de Frías, 2001: passim y Greenland, 2006: passim. 51 González Wagner, 1999: 283. 382

“Cástulo, una ciudad hispana poderosa y noble y con una alianza tan estrecha con los cartagineses que la esposa de Aníbal era de allí.52” (Liv. 24.41.7).

Se ha dado por sentado que el éxito de esta “política matrimonial”, que tanto poder le reportaría a los cartagineses, se debe fundamentalmente a la habilidad cartaginesa de adaptación a los usos indígenas, que facilitaría enormemente el establecimiento y el desarrollo de esta política diplomática 53. Sin embargo, parece que esta “actitud matrimonial” también era habitual entre los púnicos y así nos lo indican las fuentes al mencionarnos los avatares de la hija de Asdrúbal Giscón 54, en función de los intereses de su padre 55. Por tanto, al igual que vemos con la hija del general cartaginés, las “princesas indígenas” tuvieron un papel fundamental por el cual los generales, a través del sistema de parentesco, entraron a formar parte de la cúspide de la estructura política local, ya que estas eran, como hemos dicho con anterioridad, las que transmitían la realeza y los cartagineses eran muy conscientes de ello. De esta forma consiguieron que los propios íberos los proclamasen generales y el control de las ricas producciones mineras sin la necesidad de una importante presencia militar56. Además, cabe destacar que al igual que Sofonisba, el poder de estas princesas pudo ir más allá de la simple transmisión familiar y la repercusión de ello en el marido. Su relación con la elite, no sólo de su grupo sino de otros, pudo facilitar el gobierno o conseguir alianzas con otros grupos debido a su posición. Aunque esto es sólo una hipótesis no es desdeñable que tuvieran un enorme papel en los pactos o alianzas una vez celebrado el matrimonio, sobre todo cuando el marido era extranjero. De esta forma la mujer se convertiría en el

52

Aunque Silio Itálico (3.96-107) le pone nombre a la mujer de Aníbal (Imilce) es una información que cabe tomar con precaución ya que al autor no es historiador, mucho más afín a invenciones metafóricas que a contar hechos históricos. En este sentido, la interpretación de algunos autores como un nombre púnico que significa “hermana de rey” (Pérez Vilatela, 1989: 41) debe observarse con cautela. 53 García Riaza, 1997a: 26. 54 Sofonisba fue prometida por su padre a Masinisa, rey de Numidia, cuando aún era muy joven y posteriormente ofrecida a Sífax, rey de la tribu númida de los Masesilos, en el juego de alianzas durante la Segunda Guerra Púnica, quien se casó con ella en el 206 a.C., convirtiéndose en el mayor aliado de Cartago. Las fuentes nos la presentan como una figura con una gran influencia y muy activa en la guerra; su influencia consiguió que Sífax pudiera reclutar un nuevo ejército para enfrentarse con los romanos. Sífax moriría en la batalla de Cirta, lo que provocaría que se casara con Masinisa. Ante la constante petición de Escipión de que se le entregara a la princesa, Masinisa le envió un cuenco de veneno, que ella tomó sin dilación, acabando con su vida y librándose de la humillación que suponía desfilar en Roma como parte de los rehenes. Smith, 1813-1893: 874-875. Este relato lo encontramos en las siguientes fuentes: Liv. 29.23 y 30.3.7, 12 – 15; Plb. 14.1.7 y App. Pun. 10.27.28. 55 Martínez López, 1986: 393 y 1990: 247. 56 Ruiz Rodríguez/Molinos Molinos, 1993: passim y González Wagner, 1999: 286. 383

“elemento de garantía” de cara a la consecución de alianzas o pactos con otros grupos peninsulares. Algunos autores han considerado que la intención real de los generales bárquidas con la realización de estos matrimonios era la de acceder al trono. La posible fórmula política de gobierno de turdetanos e íberos, según Caro Baroja 57, era la monarquía, por tanto el ascenso a la cabeza de la misma se basaba en la consecución de matrimonios con hijas de los “reyes indígenas”, tal y como nos relata Diodoro y Livio58. Sin embargo, parece más verosímil que estos matrimonios con princesas íberas fueran de Estado. La búsqueda de la alianza y la fidelidad de los pueblos sometidos, y esta estrategia matrimonial, junto con la utilización de los mecanismos de hospitalidad locales, se demostró más que efectiva59. Otros fragmentos han sido interpretados como la existencia de “política matrimonial” en una escala menor, entre guerreros o seguidores cercanos al general con damas, parientes o sirvientas de la novia principal tal y como nos reflejan las fuentes en el matrimonio de Alejandro Magno60 con princesas iranias, en el que ochenta de sus soldados también contrajeron nupcias 61. En relación con esta suposición parece que las fuentes han obviado o enmascarado la existencia de estos tipos de matrimonios al destacar acciones de otra índole. Sánchez Moreno así lo sugiere para el episodio de la toma de Salmántica por Aníbal en el 220 a.C., destacado por el valor de las salmantinas que forman parte del enfrentamiento bélico con los cartagineses62. Para este autor podríamos estar ante un acto diplomático más o menos forzado entre Aníbal y los salmantinos cuya entrega de rehenes sería la garantía del mismo y según el cual la concesión de futuros privilegios o incluso, hipotéticamente, la celebración de matrimonios mixtos entre representantes cartagineses y mujeres nobles locales sería una posibilidad 63, aunque nada nos ha quedado en las fuentes de este supuesto. Estos ejemplos indican el importantísimo papel que la mujer de la elite hispana tuvo dentro de la diplomacia del momento, y por tanto en la relación política con los cartagineses. Igual que en la etapa anterior, desconocemos el nivel de aceptación de la mujer en estos enlaces. Probablemente la educación de la mujer desde su nacimiento y el sentido del deber para con su comunidad fueran más

57

Caro Baroja, 1971: 51 ss. D.S. 25.12 y Liv. 24.41. Blázquez Martínez/García-Gelabert, 1991: 39-45. 59 Ferrer Albelda, 2011: 309. 60 Plut. Al. 47.4; Just. 12.11.2; Plut. Al. 70.4. 61 Sánchez Moreno, 1999: 348. 62 Plut. Virt. Mul. 248e y Polyaen. 7.48. Estudiado en profundidad por Fernández Chicarro, 1954: passim. 63 Sánchez Moreno, 1999: 339-343. 58

384

importantes que su propia elección. Lo que sí parece claro es que seguiría dominando la política basada en las relaciones de parentesco. El silencio de la mujer: la llegada de Roma A pesar de lo relatado por las fuentes, que destacan las decisiones individuales de los generales y los enfrentamientos armados, parece que la expansión romana estuvo marcada por una política orientada a obtener la colaboración de los líderes indígenas a través de una marcada diplomacia 64 cuyas directrices eran impuestas por el senado romano. Más allá de los primeros contactos con los locales protagonizados por los mercaderes itálicos, la intervención diplomática romana comenzó con el fomento de las alianzas militares o symmachíai anticartaginesas promovidas por legati senatoriales, activos en la península con anterioridad a la II Guerra Púnica. Estos buscaron atraer a las civitates locales destacando los elementos negativos de la “ocupación” cartaginesa y ofreciendo a sus líderes expectativas de promoción económica, política y militar. Cuando acabó la guerra y comenzó la sublevación del 197 a.C., la estrategia romana cambió: el fomento de las rivalidades entre indígenas (a través de la oficialización de un marco de philia o amicitia y la ocupación del territorio sometiendo incondicionalmente a las ciudades, ya sea por deditio o mediante la aplicación de la violencia) provocó la fragmentación de las coaliciones antirromanas 65. Durante la fase de ocupación militar la acción diplomática tenía como base la “reubicación ideológica” de los líderes locales entregados a Roma mediante la deditio; de esta forma las autoridades romanas reaprovechaban el tejido económico local en su propio beneficio. Esta garantizaba al Estado romano la percepción sostenida de ingresos en concepto de indemnizaciones de guerra; el acceso a suministros de armamento y pertrechos militares a partir de reservas locales así como recursos de interés logístico y la aportación regular de combatientes indígenas. Fue la deditio la que proporcionó a los imperatores romanos importantes clientelas personales al mismo tiempo que llevaban a cabo la vertebración política y social de los territorios sometidos. Por tanto, esta situación explica que los romanos no tuvieran interés en buscar alianzas con los líderes indígenas basadas en lazos personales, sancionados, en ocasiones, mediante matrimonios con “princesas indígenas”; su sistema era 64

García Riaza, 2009: 209. En este periodo fue de gran importancia la figura del amicus populi romani. Se basaría en una relación laxa en la que ambas entidades manifiestan su buena disposición para la coexistencia pacífica y la colaboración mutua, aunque sin un tratado por escrito, lo que no forzaba ningún tipo de obligación, facilitando así la intervención o no de Roma en los asuntos de las civitates indígenas en función de sus propios intereses. El ejemplo paradigmático de amicus populi romani es Viriato. García Riaza, 2009: 212-213. 65

385

diferente: reubicaban a los líderes una vez que habían conseguido de ellos la rendición incondicional (deditio) aplicada desde inicios del s. II a.C. El Estado romano atraía a las elites locales a través de promesas de mantenimiento de su statu quo, a cambio de ocupar el vértice del sistema. No se aliaban con ellos, mantenían su poder, neutralizado, bajo la hegemonía de Roma 66. Además, este sistema de alianzas chocaba con el concepto romano de ciudadanía y su derecho sobre el matrimonio67. Sin embargo, el importantísimo papel que desempeñaba la mujer en la actividad diplomática a través de la política matrimonial no desapareció sino que se transformó. La mayoría de las deditiones incluía entre sus cláusulas la aportación de rehenes, entre los que encontramos como objetivo fundamental a las mujeres y los niños pertenecientes a la elite indígena. Fundamentalmente estuvieron en manos romanas como garantía de su comunidad en el cumplimiento de todos los términos del acuerdo, tanto en sus aspectos materiales como en el mantenimiento de la fidelidad y cooperación militar así como para velar por la seguridad de los efectivos itálicos presentes en el área sojuzgada 68. Una vez que los acuerdos eran saldados, los rehenes volvían a sus comunidades de origen. Los contactos que los rehenes establecieron con grupos sociales romanos de elevado rango facilitó el desarrollo de una verdadera “aculturación política”69, donde la mujer tendría gran importancia ya que formó parte, junto con sus hijos, de este grupo. De esta forma, la mujer de la elite convertida en rehén, comenzó a pasar temporadas rodeada de romanos, principalmente de alto rango, convirtiéndose (ella y sus hijos, muchos de los cuáles recibirán regalos y presentes de los generales romanos) en un vehículo de “aculturación” que, junto con los varones que integraban las misiones diplomáticas a Roma, facilitaría enormemente la aceptación de la cultura romana entre los grupos privilegiados. Sin embargo, la mayoría de las fuentes literarias que destacan a la mujer como rehén tiene un objetivo diferente: ensalzar la virtud romana al devolver a estos individuos a sus comunidades cuando eran encontrados en las ciudades que estaban en manos cartaginesas. De esta forma, los dirigentes de estas comunidades agradecían a Roma con su adhesión la liberación de sus retenidos. El momento estelar en la gestión de rehenes políticos viene representado por la toma de Cartago Nova en 209 a.C. Tras la misma Escipión devolvió a Alucio, jefe celtibérico, a su prometida y ganó, así, su adhesión; el celtíbero, por su parte, ofreció a Escipión 1.400 equites de su séquito para que formasen parte del ejército romano 70; Escipión entregó a Edecón, régulo de los edetanos, a su mujer e hijos y, a petición de este, Escipión 66

García Riaza, 2009: 217-218. Martínez López, 1986: 393. 68 García Riaza, 1997: 88. 69 García Riaza, 2009: 217. 70 Liv. 26.50; Dion. Fr. 57.42; Front. 2.11.5; Val. Max. 4.3.1; Polyaen. 8.16.6; Aulo Gelio N.A. 7.8.3. 67

386

firmó una alianza que motivó que otros pueblos abrazaran la causa romana 71; Escipión devolvió a Indíbil a su mujer e hijas 72, cautivas hasta entonces. Años después, Tiberio Sempronio Graco tomó como rehenes en 179 a.C. a los hijos e hija de Thurro73, princeps celtiberorum, en la ciudad de Alce, que fueron devueltos a su padre consiguiendo Graco el apoyo del príncipe ibérico. Por tanto, los matrimonios mixtos dejan de ser una “cuestión de Estado” para pasar a formar parte de una nueva realidad: la relación de mujeres hispanas y soldados romanos y, como consecuencia, el nacimiento de una nueva generación de hispano-romanos74, asimilados por el Estado romano desde momentos tan tempranos como el 171 a.C. con la fundación de Carteia, colonia de libertos 75. La aparición de una nueva forma de relación con las mujeres por parte de los extranjeros rompió en gran medida la tradición comunitaria de lazos de parentesco y comenzó a introducir el sistema de ciudadano-individuo en el contexto social y político. Una vez que el asentamiento de ciudadanos itálicos y romanos fue importante (soldados licenciados, negotiatores y publicani, etc.) comenzaron a existir situaciones complejas de relaciones entre varones romanos y mujeres indígenas (esclavas o peregrinas), ya que para un romano no era posible el casamiento legítimo con una mujer no romana. Estas relaciones encontraron varias formas: una inestable basada en el rapto-violación y la prostitución y otra estable, de gran interés para el proceso de romanización, y que comienza a producirse tras las campañas de Escipión en la II Guerra Púnica, cuando algunos soldados se quedan en Hispania. El caso de Carteia indica que se produjo una relación entre ambos grupos, desigual al menos jurídicamente y que incidieron en el proceso romanizador. Un proceso similar debió producirse en Itálica, Graccurris y Corduba, aunque no nos haya quedado constatación. Los hijos de estas uniones tenían la posibilidad de adquirir la ciudadanía de forma individual. Estas relaciones no sólo se produjeron entre mujeres locales y militares; los hombres de negocios respondieron con el mismo sistema ante la necesidad de crear núcleos familiares para la transmisión de la herencia, base del sistema político e ideológico. De esta forma el ius connubii se convirtió en elemento clave, y pasó a ser fundamental para el Estado romano, que, entre otras cosas, facilitaba enormemente la romanización del territorio 76. En general, lo que encontramos en este periodo es un mosaico diversificado de situaciones jurídicas en las que vemos pervivencia de antiguos modelos, modelos mixtos y la nueva elite ciudadana de mujeres. 71

Plb. 10.34. Plb. 10.18.3; 10.19.3; Flor. 1.22.32; Nep. De vir. Ill. 49. 73 Liv. 40.49. 74 Mangas Manjarrés, 1970: 501. 75 Sobre este particular véase Pena Gimeno, 1988: passim y López Melero, 1991: passim. 76 Martínez López, 1990: 251-252. 72

387

Conclusiones Parece más que evidente que la actividad diplomática marcó los ritmos de las relaciones tanto entre las comunidades peninsulares como entre estas y las potencias mediterráneas cartaginesa y romana, aunque con marcadas diferencias en función de los agentes que los compongan. Dentro de la diplomacia indígena, los matrimonios convenidos eran uno de los pilares de las relaciones intercomunitarias, sobre la base de relaciones de parentesco en las que la mujer era quien transmitía a sus hijos su posición. Estos matrimonios sancionaban acuerdos y alianzas entre diversas comunidades, en algunas ocasiones muy lejanas entre sí. Hallazgos arqueológicos como el conjunto orientalizante de la Aliseda y la tumba de El Carpio han sido interpretados en este sentido al deparar elementos de ajuar característicos de zonas muy alejadas que acompañaban a mujeres en su gran mayoría. La importancia de estos enlaces sería de tal envergadura para la comunidad que se llevarían a cabo en lugares concretos y con una pompa especial, como sugiere la interpretación de El Cerro de los Santos (Montealegre del Castillo, Albacete). Además, las fuentes literarias también apoyan la realidad de estos enlaces. El relato de la unión de Viriato con la hija de Astolpas resulta paradigmático. No obstante, aunque la ceremonia pudo darse realmente y el texto resulta plausible en algunos aspectos, muchos detalles son más que cuestionables, ya que Diodoro recrea al lusitano como exemplum de héroe y rey cínico. La intervención o decisión de la mujer en estos matrimonios es desconocida, aunque seguramente no se opusiera a ellos. Probablemente la educación estuviera dirigida, desde la infancia, a hacer entender a la mujer la importancia de su matrimonio y, por tanto, a convertir dicha premisa en el objetivo de su vida. La llegada cartaginesa a la península no alteraría en lo básico este sistema diplomático, bastante parecido al cartaginés, tal y como se comprueba con el matrimonio de la hija de Amílcar Giscón. Los generales Barca advirtieron en la política matrimonial el elemento clave para mantener la hegemonía sobre el territorio hispano sin necesidad de disponer de un gran contingente militar. De esta forma, y así lo refieren las fuentes, una vez celebrados los matrimonios de Asdrúbal y Aníbal con “princesas ibéricas” pasaron a formar parte del sistema político, económico y social local, adquiriendo derechos y poderes sin la necesidad de mover numerosas tropas. Tal fue la importancia de los mismos y, sospechamos, no sólo contraerían matrimonio los generales Barca, sino que esta política matrimonial podría extenderse a sectores inferiores que acompañaban a las huestes púnicas, y de esta forma, los cartagineses se entrelazarían con la “aristocracia” peninsular, teniendo así voz y voto en las decisiones fundamentales de las comunidades. La mujer de la elite hispana, por tanto, no sólo conservó su influencia política y social dentro de la “alta sociedad”, sino que se convirtió en elemento clave al ser ella el nexo entre su comunidad y los extranjeros. Además ella sería el pilar clave para la consecución de alianzas con otras comunidades, que 388

verían en su figura la seguridad y la garantía que no tendrían con los generales cartagineses. De esta forma, estas uniones dinásticas fueron una de las llaves de los púnicos para el control de elementos tan importantes como la minería del sureste peninsular. Sin embargo, la llegada de Roma cambiaría los sistemas de relación del parentesco a un sistema político-social cuya base es el concepto de ciudadanía y el matrimonio. De esta forma, la mujer pasaría, en el marco diplomático, de novia a rehén, elemento clave no sólo en la consecución de pactos sino en la futura implantación de la cultura latina, importancia que comparte junto con sus hijos. Los matrimonios mixtos dejan de ser una “cuestión de Estado” y pasan a formar parte de una nueva realidad con el asentamiento de militares y comerciantes en tierras hispanas, dando lugar al nacimiento de hispano-romanos, a pesar de la inexistencia de un matrimonio legítimo. Una nueva realidad está en marcha.

BIBLIOGRAFÍA Aranegui Gascó, C., 1996: “Signos de rango en la sociedad ibérica. Distintivos de carácter civil o religioso”, Revista de Estudios Ibéricos 2, 91-121. Blázquez Martínez, J. M. & García-Gelabert, Mª P., 1991: “Los Bárquidas en la Península Ibérica.”, VV.AA., Atti del II Congresso Internazionale di Studi Fenici e Punici 2, Roma, 27-50. (Versión digital, con la paginación original de la obra referente al congreso, en http://www.cervantesvirtual.com/obra/los-brquidas-en-lapennsula-ibrica-0/), 39-45 Chapa Brunet, T., 2005: “Espacio vivido y espacio representado: las mujeres en la sociedad ibérica”, en Querol, Mª. A. (ed.): Historia de las mujeres en España y América Latina 1, De la prehistoria a la edad media, Madrid, 117-137. Chapa Brunet, T. & Olmos, R., 2004: “El imaginario del joven en la cultura ibérica” en Mélanges de la Casa de Velázquez 34-1, 43-83. Caro Baroja, 1971: La realeza y los reyes en la España Antigua: estudios sobre la España antigua, Madrid. De Hoz, J., 1984: “Los grafitos de El Cigarralejo y los signos mercantiles griegos en Hispania”, Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología 19, 11-14. Domínguez Monedero, A.J., 2013: “La estrategia militar de Aníbal antes de la marcha a Italia: el ataque a los pueblos de la Meseta castellana”, en Bendala Galán, M. (coord.): Fragor Hannibalis: Anibal en Hispania. (Museo Arqueológico Regional de Madrid), Alcalá de Henares, 285-311.

389

Dopico Caínzos, Mª. D., 1998: “La devotio ibérica: una revisión crítica”, en Mangas Majarrés, J. y Alvar Ezquerra, J. (eds.): Homenaje a José María Blázquez, Ediciones Clásicas 2, 181-194. Fernández Chicarro, Ma C., 1954: “Valor de las mujeres salmantinas en las campañas contra Hannibal”, Helmantica 17, 257-264. Fernández Gómez, F., 2000: “El tesoro de La Puebla de los Infantes (Sevilla): características y metrología”, en Posac Mon, C. (ed.): Homenaje al profesor Carlos Posac Mon. 1, Ceuta, 191-206. Ferrer Albelda, E., 2011: “Rasgos ideológicos helenísticos en la política ibérica de los Barca”, en Cortés Copete, J.M. et al. (coords.): Grecia ante los imperios. V Reunión de historiadores del mundo griego. SPAL monografía, nº 15, Sevilla, 305316. García Quintela, M. V., 1993: “Viriato y la ideología trifuncional indoeuropea”, POLIS, Revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad Clásica 5, 111-138. García Quintela, M. V., 1999: Mitología y mitos de la Hispania Prerromana, III, Madrid. García Riaza, E., 1997a: “La presencia cartaginesa en Hispania (237-206 a. C.): aspectos diplomático-militares”, Mayurqa 24, 17-31. García Riaza, E., 1997b: “La función de los rehenes en la diplomacia hispanorepublicana”, Memorias de Historia Antigua XVIII, 81-107. García Riaza, E., 2001: “Aspectos de la diplomacia indígena en Hispania (ss. III-I a. C.)”, en González Castro, J. F. y Vidal, J. L. (eds.): Actas del X Congreso Español de Estudios Clásicos (21-25 de septiembre de 1999). Vol. 3, Historia antigua. Humanismo. Tradición clásica. Didáctica. Instrumenta Studiorum, Madrid, 89-96. García Riaza, E., 2006: “Rehenes y diplomacia en la Hispania romanorepublicana”, en Bravo, G. y González Salinero, R. (eds.): Minorías y sectas en el mundo romano, Madrid, 17-33. García Riaza, E., 2009: “La política romana de atracción a las elites indígenas de la Península Ibérica durante la época republicana”, en Bravo, G. y González Salinero, R. (eds.): Formas de integración en el mundo romano, Madrid, 209-223. Garrido González, E., 1997: “Sistemas de género entre los pueblos prerromanos”, en Garrido, E. (ed.): Historia de las mujeres en España, Madrid, 67-112. González Wagner, C., 1999: “Los bárquidas y la conquista de la Península Ibérica.”, Gerión 17, 263-294. Koch, M., 2008: “Astolpas - ¿colaboracionista?: adaptación y resistencia durante la conquista romana de Hispania”, Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología 45 (dedicado a: Homenaje al Dr. Michael Blech), 129-139. 390

López Melero, R., 1991: “Observaciones sobre la condición de los primeros colonos de Carteia”, en Studia Histórica. Historia Antigua 9, (Ejemplar dedicado a Ius latii y derechos indígenas en Hispania), 43-50. Lucas Pellicer, Ma del R., 1986: “La mujer: símbolo de fecundidad en la España prerromana”, en Garrido González, E. (ed.): La mujer en el mundo antiguo: actas de las V Jornadas de Investigación Interdisciplinaria, Madrid, 345-380. Maestro Zaldívar, E., 2010: “Damas ibéricas en una aristocracia guerrera”, en Domínguez Arranz, A. (ed.): Mujeres en la antigüedad clásica : género, poder y conflicto, Madrid, 35-54. Mangas Majarres, J., 1970: “El papel de la diplomacia romana en la conquista de la península ibérica (226-19 a. C.)”, Hispania 116, 485-512. Martínez López, C., 1985: “La mujer en la Hispania prerromana”, Historia 16, 4756. Martínez López, C., 1986: “Las mujeres de la Península Ibérica durante la conquista cartaginesa y romana”, en Garrido González, E. (ed.): La mujer en el mundo antiguo. Actas de las V Jornadas de investigación interdisciplinar, (Ediciones UAM), Madrid, 387-395. Martínez López, C., 1990: “Las mujeres en la conquista y romanización de la Hispania meridional”, Florentia Iliberritana 1, 245-254. Muñoz Martín, Mª N., 1976: España en la biblioteca Histórica de Diodoro Sículo. Instituto de Historia del Derecho, Granada. Noguera Celdrán, J. M., 2013: “Qart Hadast, capital bárquida de Iberia”, en Bendala Galán, M. (coord.): Fragor Hannibalis: Anibal en Hispania, (Museo Arqueológico Regional de Madrid), Alcalá de Henares, 135-173. Ortega Ortega, J. M., 1999: “Al margen de la “identidad cultural: historia social y economía de las comunidades campesinas celtíberas”, en Burillo Mozota, F. (ed.): 4 Simposio sobre celtíberos. Economía [celebrado en Daroca los días 25 al 27 de septiembre de 1997]: Homenaje a José Luis Argente Oliver, Zaragoza, 417-452. Pena Gimeno, M.J., 1998: “Apuntes sobre los repartos de tierras en la Hispania republicana las listas de nombres”, Faventia: Revista de filologia clàssica 20.2, 153-161. Pena Gimeno, M.J., 1988: “Nota sobre Livio, XLIII, 3. La fundación de la colonia de Carteia”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie II. Historia Antigua T. 1, 267-276. Perea, A., 1991: Orfebrería prerromana: arqueología del oro: [exposición, Casa del Monte, Madrid, julio-agosto 1991], Madrid. Pereira Sieso, J., 2008: “La tumba de Casa del Carpio y el comercio en el Valle del Tajo”, Zona arqueológica 12, 114-125.

391

Pérez Rubio, A., 2013: “Mujer y guerra en el occidente europeo (ss. III-I d.C.)”, en Vidal, J. & Antela, B. (eds.): Más allá de la batalla. La violencia contra la población en el Mundo Antiguo, Zaragoza, 97-126. Pérez Vilatela, L., 1989: “Aníbal y el ejército sitiador de Sagunto en Silio Itálico”, Arse: Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino 24, 35-47. Pérez Vilatela, L., 1994: “Dos versiones contradictorias antiguas sobre la etnogénesis celtibérica”, en Pereira, G. (ed.): Actas. II Congresso Peninsular de História Antiga (Coimbra, 1990), Coimbra, 363-373. Remedios Sánchez, S., 2012: “La campaña contra los vacceos”, en Remedios Sánchez, S. et al. (eds.): Aníbal de Cartago. Historia y mito, Madrid, 203-225. Risquez Cuenca, C. & García Luque, M. A., 2007: “Mujeres en el origen de la aristocracia ibera. Una lectura desde la muerte”, Complutum 18, 263-270. Roos, A. M., 1997: La sociedad de clases, la propiedad privada y el estado en Tartessos. Una visión de su proceso histórico desde la arqueología del “Proyecto Porcuna. Tesis doctoral inédita, Granada. Ruano Ruíz, E., 1988: “El cerro de los Santos (Montealegre del Castillo, Albacete): Una nueva interpretación del santuario”, Cuadernos de prehistoria y arqueología 15, 253-274. Ruano Ruíz, E., 1994: “El amor y el matrimonio entre los iberos”, Espacio, Tiempo y Forma 7, 141-164. Ruiz-Gálvez, M., 1992: “La novia vendida: orfebrería, herencia y agricultura en la protohistoria de la P. Ibérica”, SPAL 1, 219-251. Ruiz Rodríguez, A. C. & Molinos Molinos, M., 1993: Los iberos: análisis arqueológico de un proceso histórico, Barcelona. Salinas de Frías, M., 1984: “La Religión de los Celtíberos (I)”, Studia historica. Historia antigua 2-3, 81-101. Salinas de Frías, M., 2008: “La jefatura de Viriato y las sociedades del occidente de la Península Ibérica”, Palaeohispánica: Revista sobre lenguas y culturas de la Hispania antigua 8, 89-120. Sánchez Moreno, E., 1997: “La mujer en las formas de relación entre núcleos y territorios de la Iberia protohistórica. I- Testimonios literario”, Espacio, Tiempo y Forma. 10, 285-294. Sánchez Moreno, E., 1998: Meseta occidental e Iberia exterior. Contacto cultural y relaciones comerciales en época prerromana, Madrid. Sánchez Moreno, E., 1999: “Mecanismos de contacto cultural al occidente de la celtiberia”, en Burillo Mozota, F. (ed.): IV Simposio sobre celtíberos. Economía [celebrado en Daroca los días 25 al 27 de septiembre de 1997]: Homenaje a José Luis Argente Oliver, Zaragoza, 341-349. 392

Sánchez Moreno, E., 2007: “Los confines de la Vettonia meridional: identidades y fronteras”, en Carrasco Serrano, G. (ed.): Los pueblos prerromanos en Castilla-La Mancha, Cuenca, 107-164. Sanz Mínguez, C., 1998: Los vacceos: cultura y ritos funerarios de un pueblo prerromano del valle medio del Duero. La necrópolis de Las Ruedas, Padilla de Duero (Valladolid). Memorias. Arqueología en Castilla y León 6, Salamanca. Sanz Mínguez, C. & Romero Carnicero, F., 2010: “Mujeres, rango social y herencia en la necrópolis vaccea de Las Ruedas, Pintia (Padilla del Duero, Valladolid)”, en Burillo Mozota, F. (ed.): Ritos y mitos: VI Simposio sobre Celtíberos; [26 - 29 de noviembre de 2008, Daroca-Zaragoza], Zaragoza, 403420. Sopeña Genzor, G., 1995: Ética y ritual: aproximación al estudio de la religiosidad de los pueblos celtibéricos, Zaragoza. Smith, W. (ed.) 1813-1893: A Dictionary of Greek and Roman biography and mythology, Boston. Torregaray Pagola, E., 1998: La elaboración de la tradición sobre los Cornelii Scipiones: pasado histórico y conformación simbólica, Zaragoza.

393

Pedido 29957 Laminado Brillo

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.