Aspectos sociolectales del léxico dialectal (2009)

September 6, 2017 | Autor: N. Hernández Muñoz | Categoría: Sociolinguistics, Sociolingüística, Variación Léxica
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Aspectos sociolectales del léxico dialectal* Natividad Hernández Muñoz

Este artículo analiza el léxico dialectal recogido en el diccionario de léxico disponible de Castilla-La Mancha desde un punto de vista sociolingüístico siguiendo modelos de trabajos anteriores y realizando nuevas aportaciones, como la inclusión en el análisis de un conjunto amplio de variables sociales (nivel sociocultural, sexo, tipo de centro educativo y ubicación), la ampliación de la consideración del fenómeno dialectal a través de los conceptos de amplitud y vitalidad de los términos y, finalmente, a través de la aplicación de análisis estadísticos para validar los resultados cuantitativos (t-Student y ANOVA). Palabras clave: disponibilidad léxica, léxico dialectal, sociolingüística, metodología lingüística

1. Introducción Los materiales que contienen los cada vez más abundantes diccionarios de disponibilidad léxica están dando lugar a amplias y variadas investigaciones. Ello se debe a las posibilidades de análisis que presenta el léxico disponible, considerado como el conjunto de palabras que son más fácil y rápidamente producidas por los hablantes en torno a un tema determinado. Los diccionarios que se engloban dentro del Proyecto Panhispánico,1 impulsado y coordinado por Humberto López Morales, se elaboran a través de encuestas escritas realizadas a una muestra representativa de una comunidad de hablantes. Los participantes, estudiantes preuniversitarios, escriben durante dos minutos todas las palabras que conocen relacionadas con dieciséis campos semánticos llamados centros de interés (Partes del cuerpo, La ropa, Partes de la casa, Muebles, Alimentos y bebidas, Objetos colocados encima de la mesa para la comida, La cocina y sus utensilios, La escuela, Calefacción e iluminación, La ciudad, El campo, Medios de transporte, Trabajos del campo y del jardín, Animales, Juegos y diversiones y Profesiones). Estos núcleos temáticos, que proceden de las pioneras investigaciones francófonas de los años 50 y décadas siguientes, son compartidos, con mínimas variaciones, por todas las investigaciones Spanish in Context 6:2 (2009), 224–248.  doi 10.1075/sic.6.2.04her issn 1571–0718 / e-issn 1571–0726 © John Benjamins Publishing Company



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hispánicas. Una vez realizadas las encuestas, los datos se procesan con ayuda de una fórmula matemática que obtiene el índice de disponibilidad de cada unidad léxica combinando el número de veces que aparece cada palabra y la posición que ocupa en las listas producidas. Los resultados se presentan clasificados por temas a modo de listas léxicas, ordenados, dentro de cada centro de interés, desde la palabra más disponible a la menos disponible. Finalmente, una vez completada la elaboración del diccionario, el investigador puede optar por un amplio conjunto de perspectivas de análisis: desde aplicaciones sociolingüísticas, dialectales o psicolingüísticas, hasta métodos de evaluación para la enseñanza de la lengua materna o de segundas lenguas. La mayor parte de las investigaciones que han abordado el estudio del léxico dialectal dentro de los diccionarios de disponibilidad ha llegado a conclusiones semejantes: si bien el método de producción utilizado para la obtención de los materiales no favorece la aparición de léxico diferencial, aquel que se incluye tiene especial significación, ya que permite valorar la pervivencia y la implantación de los regionalismos en los sectores de población más joven. Igualmente, los autores coinciden en considerar la variable socioeconómica como uno de los condicionantes sociales que más influyen en la presencia o ausencia de este tipo de términos. Teniendo en cuenta esto, los objetivos de este trabajo son múltiples. Desde una perspectiva más amplia a una más concreta, estas páginas resumen los avances más significativos en el estudio del léxico dialectal en los vocabularios disponibles, presentan las peculiaridades del léxico encontrado en la compilación de Castilla-La Mancha y analizan desde un punto de vista cuantitativo y cualitativo la producción dialectal de los diferentes grupos sociales que conforman el colectivo de los 680 estudiantes preuniversitarios encuestados. Como aportación novedosa, además de ampliar el elenco de las variables sociales estudiadas en los trabajos precedentes y de los índices cuantitivos que los contabilizan (porcentajes y promedios), se incluyen análisis estadísticos para evaluar la influencia de las variables sociales estudiadas. 2. El estudio del léxico dialectal en los vocabularios disponibles 2.1 Antecedentes Desde finales de la década de los 90, han aparecido diversos estudios sobre la presencia de términos dialectales en los léxicos disponibles de España (Cádiz, Almería, Gran Canaria, Castilla-La Mancha, Aragón y Huelva) y, en menor medida, de Hispanoamérica (Chile). El objetivo científico de los trabajos sobre el territorio español varía en amplitud y enfoque. Por un lado, algunas investigaciones se centran en analizar desde un punto de vista general la presencia del léxico diferencial en

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los vocabularios disponibles (Mateo 1998: 99–125; González 1999; Llorente 2005; Hernández Muñoz 2006: 365–402; Arnal 2008). Otras estudian los regionalismos en centros de interés concretos (Hernández Cabrera y Samper Padilla 2003, Hernández Cabrera y Samper Padilla 2007; Prado 2009). Un tercer grupo analiza la extensión de los dialectalismos en los diversos colectivos sociales, en especial, a través del parámetro sociocultural (Samper Padilla y Hernández Cabrera 2006, Arnal 2008) y en los niveles escolares (Samper Hernández 2005). Por otro lado, hay estudios cuyo objetivo principal es comparar los conjuntos de términos marcados como dialectales de diferentes comunidades de habla (Samper Padilla, Hernández Cabrera y Bellón 2003) o relacionar los materiales dialectales con obras clásicas de dialectología y geolingüística, como los atlas lingüísticos, en un intento de aunar resultados procedentes de diferentes líneas de investigación (Hernández Muñoz en prensa). En relación a las propuestas que implican léxicos disponibles transoceánicos, contamos con las aportaciones de Alba Valencia (2005) con respecto al vocabulario disponible de Chile. 2. 2 Resumen de las tendencias generales Aunque los resultados obtenidos por los investigadores de los estudios citados presentan cierta variación, en especial en cuanto al porcentaje de léxico dialectal encontrado, hay ciertas tendencias comunes en todos ellos. Estas premisas, clasificadas a continuación como (a) consideraciones de carácter general, (b) consideraciones sobre la entidad de las voces regionales, y (c) consideraciones sobre la variación social de las voces regionales, servirán para revisar en los apartados siguientes las características más relevantes del léxico disponible castellano-manchego. A. Consideraciones de carácter general: 1. El léxico disponible refleja un léxico de carácter estándar –y formalizado en cierto grado– y por lo tanto, no favorece la aparición de léxico regional, si bien es capaz de reflejar cierto grado de dialectalidad (Borrego y Fernández Juncal 2002). 2. Es significativa la aparición de ciertos términos regionales en los vocabularios disponibles, especialmente aquellos que alcanzan lugares destacados en las listas, ya que demuestran que existe un léxico regional ‘accesible’ para los hablantes jóvenes de la población, que se asegura cierta pervivencia en el marco espaciotemporal. 3. La distribución de los dialectalismos en los diferentes centros de interés es desigual. 4. Las áreas temáticas que más favorecen la aparición de los dialectalismos son aquellos campos conceptuales “más apegados al medio y a las tradiciones

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locales” (Samper Padilla, Bellón y Samper Hernández 2003: 122), no obstante, aquellas más representativas de las costumbres de un pueblo varían según la región estudiada (Arnal 2008). B. Consideraciones sobre la entidad de las voces regionales: 5. Es difícil determinar qué palabras (o expresiones) se han de considerar dialectalismos dentro de los vocabularios disponibles. En la mayoría de los casos la existencia –o ausencia– de obras lexicográficas diferenciales, que sirvan de referencia para establecer la nómina de dialectalismos, determina los criterios tomados por los diferentes investigadores. 6. Existen ciertos casos marginales sobre los que los autores toman decisiones particulares cuya inclusión puede resultar conflictiva para otras comunidades de habla. C. Consideraciones sobre la variación social de las voces regionales: 7. Los sociolectos bajos propician la aparición de las formas regionales, mientras que los sociolectos altos no favorecen la presencia de dialectalismos (Arnal 2008; Samper Padilla y Hernández Cabrera 2006). 8. La evocación de dialectalismos por los diferentes sociolectos viene marcada por los campos conceptuales a los que pertenecen dichos dialectalismos: aquellos centros de interés más especializados en tareas agrícolas o costumbres son los que permiten a los sociolectos bajos aportar mayor número, mientras que aquellos más neutros o menos marcados como rurales reparten la presencia de dialectalismos de forma más homogénea entre los grupos sociales (Arnal 2008). 3. Bases previas de la investigación: el caso castellano-manchego 3.1 Comparación de los índices globales Los resultados obtenidos en el primer acercamiento al léxico dialectal en el diccionario de léxico disponible de Castilla-La Mancha muestran una presencia relativamente escasa: 162 dialectalismos en el total de 12,612 vocablos. Este 1.27 % situaba a la comunidad entre las regiones con menor número de voces regionales en sus vocabularios disponibles. El porcentaje más elevado aparece en la investigación de escolares grancanarios con un 5 % de canarismos en el conjunto total de vocablos (Samper Hernández 2005: 1070), seguido por un 2.87 % en Aragón (Arnal 2008: 29) y un 1.34 % en Cádiz (González 1999: 192); todos ellos por encima de la ratio castellano-manchega. Sin embargo, hay ámbitos temáticos donde la densidad de los regionalismos en Castilla-La Mancha merece una consideración mayor, tal y como muestra el

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Cuadro 1 (Trabajos del campo y del jardín 3.7 %, Muebles 2.8 %, Objetos encima de la mesa para la comida 2.8 %). Cuadro 1.  Densidad de dialectalismos en los centros de interés CENTROS DE INTERÉS

Densidad

1. Partes del cuerpo

0.00 %

2. La ropa

0.74 %

3. Partes de la casa

0.95 %

4. Muebles

2.80 %

5. Alimentos y bebidas

2.38 %

6. Objetos colocados encima de la mesa para la comida

2.78 %

7. La cocina y sus utensilios

3.00 %

8. La escuela

0.17 %

9. Calefacción e iluminación

0.11 %

10. La ciudad

0.00 %

11. El campo

2.22 %

12. Medios de transporte

0.42 %

13. Trabajos del campo y del jardín

3.70 %

14.Animales

0.38 %

15. Juegos y diversiones

0.18 %

16. Profesiones

0.11 %

Estos porcentajes permiten clasificar los centros de interés en tres grandes grupos. El primero está formado por aquellas áreas temáticas que poseen una densidad de dialectalismos alta, más de 2.5 %: Trabajos del campo y del jardín, La cocina y sus utensilios, Muebles y Objetos encima de la mesa para la comida. Un segundo grupo, considerado como de densidad media, lo componen los centros que obtienen porcentajes entre 2.5 % y 1 %: Alimentos y bebidas y El campo. El tercer y último grupo lo forman los centros de interés con una densidad baja, menor del 1 %, por debajo de la media regional: La ropa, Partes de la casa, La escuela, Calefacción e iluminación, Medios de transporte, Animales, Juegos y diversiones, Profesiones, Partes del cuerpo y La ciudad. Hay que resaltar que, además, los dos últimos de este grupo no recogen ninguna forma dialectal. Los resultados castellano-manchegos coinciden con los aragoneses en el centro de interés más productivo, Trabajos del campo y del jardín, debido a que, al igual que la comunidad aragonesa, Castilla-La Mancha es un territorio con una tradición agrícola destacada. En otro ámbito geográfico y cultural, Gran Canaria y Cádiz comparten Alimentos y bebidas como el centro de interés más productivo.

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Tal y como describen los puntos (3) y (4) del apartado 2.2, se comprueba que los diferentes geolectos otorgan mayor o menor representatividad a los regionalismos propios de cada centro de interés de forma heterogénea y que los ámbitos temáticos más productivos son aquellos que recogen la realidad idiosincrásica de los pueblos: el entorno físico en sus diferentes vertientes (el campo, la vivienda y el trabajo) y los alimentos. 3.2 Selección del léxico dialectal El punto (5) del apartado 2.2 destaca que las diferencias en los criterios de selección de las variantes regionales, difíciles de establecer en algunos casos, condicionan el conjunto de palabras que se computan como dialectales en cada una de las investigaciones. Para comprender mejor los resultados que aquí se presentan, resumo y comento los criterios de selección del léxico dialectal castellano-manchego. 3.2.1 Voces dialectales documentadas en los diccionarios de uso general Se consideran términos dialectales aquellas palabras que adquieren un significado específico dentro del territorio castellano-manchego y que se recogen con marca de carácter diatópico en los siguientes diccionarios de uso general: DRAE (2001), Diccionario de uso del español (María Moliner 1999) y Diccionario de Español Actual (Seco, Andrés y Ramos 1999). Este criterio de selección conlleva varias implicaciones que es necesario considerar. En primer lugar, hay expresiones que no son consideradas dialectales, porque aparecen sin ninguna marca específica en los diccionarios normativos, y, sin embargo, constan en algunos diccionarios dialectales locales consultados, como por ejemplo, descantar, tolva, yero, bolinche, ramón, serijo, bajero, tranchete. En este punto encontramos la primera de las diferencias significativas con otros recuentos. El hecho de que no haya ninguna obra lexicográfica de tipo general que recoja en conjunto el léxico propio de Castilla-La Mancha (Moreno Fernández y García Mouton 1998: 1461) impidió trazar los criterios de selección partiendo de un diccionario diferencial, tal y como hicieron Mateo (1998) en Almería con la Gran Enciclopedia de Andalucía, González (1999) en Cádiz con el Vocabulario Andaluz y Hernández Cabrera y Samper Padilla (2003) en Gran Canaria con el Diccionario de Canarismos, el Diccionario Diferencial del español de Canarias y el Tesoro Lexicográfico del español de Canarias. Esto hace que algunas voces que en Castilla-La Mancha no se marcan como dialectalismos, se contabilicen en otros recuentos como tales (véanse, por ejemplo, rayuela, manopla, talar, pilla pilla, que se consideran dialectales en Cádiz, pero no en el presente estudio). En segundo lugar, la mayor parte de los dialectalismos encontrados en las obras de referencia, y en especial, en el DRAE, no aparecen con marca regional

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de Castilla-La Mancha (ni de ninguna de sus provincias o comarcas), sino con referencia a otras zonas hispanohablantes. Algunos ejemplos de esto son leja, que figura en el DRAE como característico de la región de Murcia y se ha documentado ampliamente en Albacete,2 o güeña, considerada en el DRAE como propia de Aragón y registrada en Alcaraz (sur de Albacete). Una posible solución a este problema era aceptar solo aquellos vocablos que poseyeran la marca de regiones limítrofes, ya que en estos casos se demostraba más fácilmente su vinculación territorial; sin embargo, se quedaban fuera de la relación voces habituales como deshijar (según el DRAE propia de Canarias y América), bocho (según el DRAE de Álava, Navarra y Vizcaya), plato pando (según el DRAE de Colombia), tendal (en el DRAE de Asturias, Cantabria y Salamanca), ropavieja (según el DRAE de Cuba y México). Finalmente, se decidió considerar como regionalismos todas las entradas marcadas en el DRAE como tales, incluso aunque no figuraran como castellano-manchegas, siempre y cuando la presencia en los vocabularios disponibles fuera compartida y contrastada.3 Por lo tanto, se concluye que muchos de los términos considerados diferenciales en el vocabulario disponible castellanomanchego son de carácter interregional, compartidos con otras zonas geográficas peninsulares no necesariamente colindantes. A continuación aparece una relación de las voces regionales pertenecientes a este primer grupo, clasificadas por centros de interés:4 La ropa: chanela. Partes de la casa: tendal, leja, poyato. Alimentos y bebidas: atascaburras, bajocas, caldillo, coca, güeña, moje de harina, moje de tomate, mojete, resolí, ropavieja, zarajo, zurra. Objetos colocados encima de la mesa para la comida: aceitero, hielera, plato pando, portaservilletas, pota. La cocina y sus utensilios: campano, pileta. El campo: ababoles, alpaca, alpacadora, bocho, caldillo, cipotero, escavillo, esportón, gachasmigas, garullo, horquillo, hortal, lindazo, pajitos, risca, tarama. Trabajos del campo y del jardín: ablentar, amarañar, arboledo, quitar bagos, chupón, deshijar, espartar, gradear, hachuelo, montear, rastrojear, sembrar rochos, semillar. Animales: zurita. Profesiones: yesaire. 3.2.2 Voces dialectales documentadas en compilaciones léxicas secundarias El segundo grupo está formado por las voces que no aparecen como entradas en los diccionarios generales, pero que han podido ser documentadas en alguna de las recopilaciones de los léxicos diferenciales de comarcas o municipios castellano-

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manchegos (Sánchez Miguel 1998 y 2001; Serna 1981; Chacón 1981; García Sánchez de Pedro 2001; Hernando Cuadrado 1981; Carrasco Sotos 1997; Paredes 2004; Prieto Serrano 2003; Calero López de Ayala 1981, 1987 y 1995; Yunta 1978; García Payer 1998).5 Las palabras pertenecientes al segundo grupo son: La ropa: peúcos. Alimentos y bebidas: ajo de harina, ajo de matazón, ajomataero, ajopringue, guarrillo, migas ruleras. Objetos colocados encima de la mesa para la comida: salsero. La escuela: sanochar. El campo: amorterar, esfollonar, espuntar, génabes, rulear. Trabajos del campo y del jardín: esbaratar, esborgar, espinzar. Juegos y diversiones: jurria, zompo. 3.2.3 Voces dialectales procedentes de variantes morfológicas con cierto grado de lexificación Un tercer y último grupo lo forman las variantes morfológicas que no aparecen recogidas en los diccionarios generales, pero que se consideran propias de la región porque presentan cierto grado de lexificación. La interfaz semántico-morfológica determina en este caso la consideración de los dialectalismos: variantes formales que en este territorio adquieren un significado específico. Entre ellas destacan los cambios sistemáticos de género de algunas voces (vinagrero) y los sustantivos formados con los sufijos ‑al (pajal) y ‑ete (poyete).6 En esta selección también se han incluido algunos vocablos documentados a través de los léxicos disponibles de las zonas limítrofes y que, significativamente, no aparecen en los restantes vocabularios disponibles consultados. Este criterio hay que interpretarlo desde el hecho de que los léxicos disponibles pueden considerarse inventarios léxicos sincrónicos de referencia similares a otros compendios léxicos, dado su carácter científico y su capacidad para documentar el uso de determinadas voces. Para ello se han consultado los diccionarios de léxico disponible de Valencia, Aragón, Soria, Ávila, Córdoba y Jaén. En esta línea sería deseable poder contar en el futuro con el léxico disponible de Extremadura para completar la identificación de las voces compartidas. Los términos dialectales de este tercer grupo son: Partes de la casa: glorio, pajal, poyete. Muebles: descalzador, despensero, exprimidora, maquillador, mariantoñeta, retocador, rinconero, toallera, tocadora, vestidor. Alimentos y bebidas: asadillo, magrete.

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Objetos colocados encima de la mesa para la comida: azafranero, bajoplato, fiambrero, perolo, pimentera, pimientera, servilletera, sobremantel, sobreplato, vinagrero. La cocina y sus utensilios: cubertera, cubiertera, cuchillera, desatascador, espumadera, espumera, espumillera, freidor, jamonera, miguera, raspadora, zumero. La escuela: carpesano. El campo: alpacadera, arrobe, biesno, ciscales, escantilla, follonar, habicholilla, monterío, olmedal, tainos. Medios de transporte: cementadora. Trabajos del campo y del jardín: ablendar, albentar, almorzar, alpacador, alpacar, arreate, chuponar, escantar, esquilero, espedregar, (es)pollizar, esporgar, nitrificar, rayolar, rotovatear, esquilero, estallicador, esverdugar, follonar, semillista, simientar, taladero, vendimiero. Animales: verderote. Juegos y diversiones: vecinear. 3.2.4 Voces no incluidas en el conjunto de dialectalismos Quedaron fuera del cómputo de las voces regionales el resto de las formas que no pudieron ser identificadas en ninguna fuente documental y que, por lo tanto, pasan a formar parte de las palabras ‘indocumentadas’,7 así como las variantes fonéticas que pueden ser consideradas como vulgarismos o ruralismos: la reducción del diptongo (fregaplatos/friegaglatos, acitunero/aceitunero), la pérdida de consonantes intervocálicas (azadón/azahón/azaón, azada/azá) o la aféresis de la a inicial (abubilla/bubilla, amantis/mantis, alacena/lacena). Hay que destacar, sin embargo, que algunas de estas variantes tienen también cierto carácter dialectal8 y aunque no son consideradas formas regionales castellano-manchegas, en áreas donde su vitalidad es significativa, se consideran dialectalismos plenos. Es el caso de pescatero, que en Aragón y en Soria posee una entrada independiente en los listados del léxico disponible, dada su frecuencia de uso.9 Para terminar, tampoco se han incluido en el recuento las palabras marcadas únicamente como tecnicismos (escarificar, ensarmentar, entutorar, machambrar, etc.), las formas jergales (trullo, tuso, jurata, putear, piva, etc.) ni los extranjerismos que no aparecen en los diccionarios normativos (rôti, backyard, etc.). 3.3 La disponibilidad de los dialectalismos Otra de las diferencias más significativas que existen entre las voces regionales encontradas en el léxico disponible de Castilla-La Mancha y las de otras zonas es que, además de tener una presencia menos abundante, este tipo de entradas se encuentran relegadas a lugares marginales de las listas, es decir, son palabras ‘poco disponibles’. De hecho, solo hay dos términos que se encuentran entre los 100

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primeros: chuponar (posición 62 de los listados) y rayolar (posición 96), ambas en el centro de interés Trabajos del campo y del jardín. Estas dos unidades léxicas forman parte del tercer grupo de dialectalismos y no se encuentran consignadas ni en los diccionarios generales, ni en los diccionarios comarcales consultados. En el apartado sobre el análisis cualitativo retomaremos de nuevo esta cuestión. Un total de seis dialectalismos más aparecen entre las posiciones 100 y 200: leja (115), vestidor (131), aceitero (111), exprimidora (112), escantar (136), semillar (141). El resto, con cinco menciones o menos, se sitúa en puestos por encima del 200 y se considera de activación marginal. A este respecto hay que realizar algunas apreciaciones: a. Existen posibles variantes del mismo término regional (ablentar, ablendar, albentar; cubertera, cubiertera) que, si se computan como una misma unidad léxica, pueden aumentar su índice de disponibilidad y por tanto, situarse en posiciones más significativas. b. Hay voces que aparecen en varios centros de interés (activadas por informantes distintos) y, en consecuencia, aunque no consiguen altos índices de disponibilidad, poseen un grado de accesibilidad relevante en el conjunto. Estas son: vinagrero (6 y 7), aceitero (6 y 7), exprimidora (4 y 7), poyete (3, 4 y 7), perolo (6 y 7), pajito (11 y 13), pota (6 y 7), plato pando (6 y 7), alpaca (11 y 13), servilletera (6 y 7) y glorio (3 y 9). c. La aparición de parejas de términos estándar y términos regionales es limitada: en total se contabilizan once casos que aparecen recogidos a continuación. El primer término de cada pareja es el considerado regional. Entre paréntesis consta el número que ocupan en los listados y, cuando sea pertinente se indica en corchetes el centro de interés en el que se incluyen. Bajocas (431) – judía verde (105); zurra (376) – sangría (167); aceitero [Objetos colocados encima de la mesa para la comida] (111) – aceitera (51); aceitero [La cocina y sus utensilios] (554) – aceitera (174); plato pando [Objetos colocados encima de la mesa para la comida] (303) – planto llano (14); plato pando [La cocina y sus utensilios] (393) – plato llano (77); pileta (279) – pila (73); ababol (1142) – amapola (42); ablentar (284) – aventar (1022); semillar (141) – sembrar (4); yesaire (413) – yesero (350). En este tipo de sinónimos o cuasisinónimos casi todos los términos dialectales son menos disponibles que las palabras estándar, excepto en el caso de aventar. Sin embargo, en otros léxicos disponibles es común encontrar formas que superan en disponibilidad y frecuencia a los sinónimos de carácter interregional; por ejemplo, en Aragón pescatero frente a pescadero, rasera frente a espumadera o cocinilla frente a cocina.

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4. Grupos regionales y variables sociales Los trabajos precedentes que han estudiado la variación social en el léxico regional de los vocabularios disponibles se han centrado en la variable postestratificada del nivel sociocultural, basándose principalmente en el valor que se da a los sociolectos bajos en la recogida de datos en los trabajos de dialectología (Arnal 2008; Samper Padilla y Hernández Cabrera 2006). En este artículo se amplía el universo de grupos sociales considerando las variables más frecuentes en los estudios de léxico disponible (ubicación del centro, tipo de centro, sexo y nivel sociocultural) ya que se ha encontrado que todas ellas condicionan de algún modo la producción y por lo tanto, pueden influir también en la actualización de variantes regionales. Hay que tener en cuenta que las variables nivel sociocultural, ubicación y tipo de centro se correlacionan en gran medida, pues los centros privados, que suelen estar en los núcleos urbanos salvo contadas ocasiones, son aquellos donde hay una mayor presencia del nivel sociocultural elevado, mientras que los centros públicos de las zonas rurales son aquellos donde predominan estudiantes de nivel sociocultural bajo. A continuación se analizan desde el punto de vista cuantitativo, la presencia de voces regionales en cada uno de los grupos sociales definidos y, seguidamente, desde la perspectiva cualitativa, aquellos términos que son propios de cada sociolecto. 4.1 Aspectos cuantitativos Los Cuadros 2, 3, 4 y 5 recogen el número de unidades dialectales10 (D.) y los porcentajes (%) que representan dentro de los vocablos (palabras diferentes, P. Dif.) de cada uno de los grupos considerados en la investigación. Los términos que aparecen en diferentes centros de interés se han contabilizado como dos entradas, ya que en el recuento global se suman los vocablos por centro temático. Además de este dato porcentual absoluto, en los cuadros se incluye el promedio de regionalismos por informante. En los recuentos generales de léxico disponible se trabaja habitualmente con el promedio de respuestas por informante para establecer las comparaciones entre grupos sociales, así, el promedio de términos dialectales también puede funcionar como índice de los grupos más activos en la actualización de léxico regional. Estos dos datos, porcentajes y promedios, informan sobre dos aspectos diferentes de la carga dialectal distinguidos por Borrego (1983) como amplitud y vitalidad de los hechos lingüísticos. La amplitud de un fenómeno es la extensión dentro de su campo de acción específico, esto es, el número de manifestaciones de dicho fenómeno en el conjunto observado (en nuestro caso, el número de dialectalismos en el conjunto de vocablos disponibles). Por otro lado, la vitalidad hace

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referencia al grado mayor o menor de uso de un elemento lingüístico dentro de la comunidad (esto es, el número de dialectalismos actualizado por informante). De esta forma, porcentajes y promedios, aportan matices diferentes y complementarios al análisis cuantitativo. Los porcentajes son especialmente relevantes cuando el objeto de estudio es el conjunto léxico como tal, pero los promedios por sujeto son más precisos cuando se trata de comparar producciones léxicas de grupos de individuos –tanto desde un punto de vista dialectal como sociolectal. Asimismo, para la comparación intergrupal pueden existir determinados inconvenientes en la cuantificación a través de porcentajes, ya que tanto el número de voces dialectales como el número de vocablos totales son cifras condicionadas directamente por el número de sujetos de la muestra: un aumento de informantes puede afectar en distinto grado al número de palabras totales y al número de dialectalismos, ya que, mientras el número de palabras diferentes aumenta constante y proporcionalmente por las respuestas idiosincrásicas de los individuos, el número de palabras dialectales no tiene por qué aumentar necesariamente en la misma proporción. No sucede lo mismo en los promedios, donde el número de informantes pondera directamente el índice resultante: para obtener el promedio de dialectalismos se ha dividido el número de menciones totales (nº menciones) entre el número de sujetos (nº sujetos). Además, este segundo índice cuantitativo resulta esclarecedor en algunas ocasiones, ya que discrimina entre dos centros de interés con el mismo porcentaje de dialectalismos que se diferencien en que uno de ellos posea voces regionales con elevado grado de uso, esto es, actualizadas por muchos individuos y otro, sin embargo, consigne términos dialectales menos activos dentro de la comunidad. Finalmente, realizar el recuento de dialectalismos dados por cada informante para obtener los promedios también ha facilitado la elaboración de las matrices necesarias para llevar a cabo los análisis estadísticos pertinentes con el programa SPSS (t-Student para variables dicotómicas y ANOVA para variables con más de dos opciones). 4.1.1 Variables dependientes de lugar donde se realizan las encuestas Las dos variables que dependen del centro de estudios donde se realizó la encuesta son la titularidad del centro (centros públicos o centros privados) y la ubicación (municipios rurales de hasta 10,000 habitantes o urbanos con más de 10,000 habitantes). Como se puede observar en el Cuadro 2, los informantes de los centros públicos son los que obtienen el mayor porcentaje de dialectalismos en el conjunto de los vocablos (1.23 %). Los informantes de los centros privados, sin embargo, muestran un porcentaje mucho menor (0.51 %). Esta mayor producción por parte del colectivo de colegios públicos también se refleja en los promedios (privados 0.31, públicos 0.53). El análisis t-Student realizado (Cuadro 6 del Apéndice) muestra

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que la diferencia en la producción de léxico regional entre los centros privados y públicos es significativa estadísticamente (p 
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