Artículo: Las construcciones de masculinidades en el debate por el sufragio femenino en la prensa tapatía. Memorias del II Coloquio Internacional de Estudios sobre Varones y Masculinidades, 2006, U de G. ISBN: 970-27-0893-1, pp. 889-896

Share Embed


Descripción

SECCIÓN XVII / Section XVII HOMO Y HETEROSOCIALIDAD / Homo and Heterosociability

LOS JUEGOS INFANTILES COMO APRENDIZAJE Y “DESAPRENDIZAJE” DE LA MASCULINIDAD Iskra Pavez Soto

875

LAS CONSTRUCCIONES DE LAS MASCULINIDADES EN EL DEBATE SOBRE EL SUFRAGIO FEMENINO EN LA PRENSA TAPATIA (EL INFORMADOR Y EL OCCIDENTAL): 1946-1953. LAS REPRESENTACIONES DEL “SER HOMBRE” Guillermo Castillo Ramírez

889

CRUZANDO LOS UMBRALES DEL SECRETO: ACERCAMIENTO A UNA SOCIOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD Darío García

897

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

LOS JUEGOS INFANTILES COMO APRENDIZAJE Y “DESAPRENDIZAJE” DE LA MASCULINIDAD Iskra Pavez Soto ∗ Universitat Autònoma de Barcelona [email protected] Resumen: esta ponencia explora la dimensión educativa, en los ámbitos formales e informales, de los juegos infantiles, así como su función socializadora respecto a las relaciones de género culturalmente vigentes. Los juegos encierran un proceso de aprendizaje que involucra las áreas cognitivas, motrices y emocionales de las niñas y niños. En dicho entramado se desarrolla la masculinidad dominante de los niños. Sin embargo, las herramientas lúdicas también ofrecen la posibilidad de desaprender los roles de género, a través de la reflexión y transformación de dicho orden. Este análisis contempla la intervención socioeducativa específicamente con niños de 6 a 12 años que viven en condiciones de exclusión socioeconómica y política en contextos urbanos de la capital de Chile. Summary: this paper explores the educational dimension in formal and non formal aspects of the children's games as well as its function of socializing in gender relations culturally in force. Games hold a learning process which involves the cognitive, motor and emotional areas of boys and girls. And it it is also the plot where the dominant masculinity of the boys is being developed. Even though the recreational tools can also give the chance to unlearn the gender rols through reflexion and transformation of this "establishment". This analysis considers the socioeducational intervention specifically for boys and girls form 6 to 12 years old and who live in socioeconomic and political exclusion in urban contexts of the Chilean capital. 1. Introducción No es lo mismo ser mujer u hombre, ya sea en una u otra época y lugar. Existen diferencias sociales, económicas y culturales que inciden, y de algún modo determinan, la existencia y el recorrido vital de los individuos según su género. Desde la temprana infancia, e incluso antes de nacer, las personas son marcadas con ciertas identidades y expectativas de género. Esta adhesión permanece durante toda la vida y se reconstruye a cada instante. Si bien existe una variedad de expresiones del género según tiempos y lugares, no es menos cierto que hay un sistema cultural subyacente basado en relaciones de poder jerárquicas, denominado patriarcado (Lagarde, 2001). Este ordenamiento dicta roles, espacios, así como responsabilidades y derechos distintamente a hombres y mujeres. En otras palabras, las niñas urbanas despliegan una feminidad particular comparada con las ∗

Trabajadora Social. Estudiante de Doctorado en Sociología, Universitat Autònoma de Barcelona. * Agradezco los valiosos comentarios, críticas y aportes en la preparación de esta ponencia a: Cynthia González H., Katherine Quintana Y., Clara García P. y Kosé Ankañ J.

875

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

ancianas rurales; del mismo modo que los jóvenes indígenas tratan de demostrar la hombría que los adultos universitarios creen irradiar. Pero en conjunto, los privilegios y penurias se reparten de manera diferenciada para cada género. De acuerdo al contexto de exclusión socioeconómica y cultural, durante la etapa de la niñez, niñas y niños 1 aprenden y reproducen estas relaciones de poder, que se transforman en desigualdad de recursos y oportunidades. Estas relaciones se manifiestan en diversos ámbitos como los familiares, educativos, sanitarios y recreativos, entre otros. 2 Específicamente, en la dimensión recreativa de la vida de niñas y niños, los juegos infantiles son representativos del “mundo real”, lo regeneran y modifican a través de una serie de acciones y posibilidades. El “mundo real” se entiende como la sociedad normativizada que mantiene mecanismos de represión y disciplina, así como el propio lenguaje que nos “traduce” y “construye” la realidad, o lo que percibimos como real. Los juegos, se han configurados como actividad típica durante la infancia y derecho inalienable de niñas y niños, son herramientas lúdicas que facilitan el desarrollo integral de los seres humanos. A través de los juegos se impulsan las capacidades psicomotrices, se fortalecen las habilidades cognitivas y sociales indispensables para nuestro crecimiento e integración. En esta línea, los juegos infantiles constituyen agentes de socialización; posibilitan el aprendizaje de las normas sociales, la interacción entre pares y desarrollan valores como la cooperación o la competitividad. La función socializadora introduce a las niñas y niños en el mundo real, vaticina las oportunidades y desventajas que cada cual enfrenta y encauza de algún modo, la insumisa fantasía infantil. Pero sobre todo, a través del juego, las niñas y niños se constituyen psíquicamente, integrando tempranamente los estereotipos de género, estableciendo verdaderos esquemas de acción, de comportamiento, que se sostienen a nivel de engramas o circuitos neuronales.

De lo anterior se desprende la dimensión educativa que brindan los juegos pueriles. Según el contexto y mediante los juegos, niñas y niños aprenden y refuerzan las identidades de género vigentes en sus culturas. A grandes rasgos, los lugares de mayor exclusión 1

En este ensayo se utiliza el término “niños” para referirse a los varones, cuando se habla de niñas y niños se explicitan en el lenguaje ambos géneros. 2 La UNICEF (1991) ha declarado su preocupación por la situación ceñida de las niñas, a nivel global presentan deficientes estados de salud, trabajan en las economías informales como mano de obra barata y viven sometidas al permanente riesgo se ser víctimas de abuso sexual. Dentro del ámbito familiar, las niñas tienen mayores responsabilidades en el trabajo doméstico, cuidado de personas dependientes y preocupación por las relaciones humanas, debido a la socialización y los estereotipos dominantes. Por lo mismo, ejercen en menor medida sus derechos a la recreación y descanso y reciben menos alimentos que sus pares varones (CEM, 2002). Por su parte, las adolescentes que viven en exclusión social presentan altos índices de probabilidad de tener embarazos precoces INE. (2005).

876

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

socioeconómica y política, denotan sólidos raigambres de roles tradicionales de género, acompañados de las mayores dificultades para el ejercicio de los derechos sociales en general, y en particular de las mujeres, niñas y niños (SERNAM, 2002). Sin embargo, las situaciones de esparcimiento también abren la posibilidad de cuestionar y desaprender los roles de género. El hecho mismo de jugar y recrear situaciones reales de un modo ficticio, trae consigo la oportunidad de transformar el orden patriarcal vigente, a través de la propia iniciativa de niñas y niños, quienes se permiten ser y hacer las cosas de otras maneras, de algún modo el juego es un substituto de la realidad. Las niñas pueden experimentar la fuerza física y la valentía, mientras los niños integran sus emociones, la empatía y el cuidado. Cabe destacar que tanto niñas como niños pueden ejercitar relaciones igualitarias, ya que, las niñas mayores también emprenden acciones violentas a través del autoritarismo con niños menores, por ejemplo al jugar a la mamá, tratándolos con disciplina y maltrato físico pero sirviéndolos. En consecuencia, comprender las relaciones de género como una imposición cultural, significa identificar su violencia, cuestionarlas desde los primeros años de vida y revertir su rigidez. Los juegos representan espacios de aprendizaje, reproducción y eventual subversión de los géneros y las masculinidades. Aquí esta su importancia como agente de cambio social. Cabe destacar que la reflexión expuesta está inspirada en la experiencia del trabajo con niños de 6 a 12 años en condiciones de exclusión socioeconómica y urbana, realizado en la Región Metropolitana de Santiago de Chile. Por lo tanto, lo que sigue proyecta una intervención socioeducativa con niños, pero no necesariamente diferenciada del trabajo lúdico con las niñas. 2. Los juegos infantiles: placer y aprendizaje Tradicionalmente se ha pensado que jugar es contrario a trabajar, estudiar o realizar actividades serias. Si entendemos la seriedad de las cosas como algo aburrido, estaríamos en lo cierto, sin embargo, estudiar, aprender o desarrollarnos no necesariamente implica que no gocemos. Mientras jugamos ocurren muchas cosas: pensamos, actuamos, nos emocionamos, tomamos decisiones, resolvemos conflictos, decidimos, nos divertimos, aprendemos y en general compartimos con otras y otros. Aunque juguemos durante toda la vida, en la infancia se espera que sea la actividad predominante, por ejemplo está consagrado en la Convención Internacional de los Derechos de la Infancia el derecho a la recreación, no así en la Declaración Universal de los Derechos Humanos para las personas adultas. Por otro lado, el sentido común, principalmente el mundo adulto, interpreta que la niñez es inmadura, inocente, y también ignorante, por lo tanto los juegos adscritos a la etapa infantil se interpretan como banales y sin importancia. No obstante, según Costa (2000) el juego cumple un rol trascendente en el desarrollo vital de las personas. Además de ser un vehículo de aprendizaje y recreación, es una forma de socializarnos y reproducir la cultura vigente, en sus relaciones de poder

877

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

patriarcal y generacional, entre otras. Anclándose (las relaciones) en nuestras matrices de aprendizaje, constituidas en el período más temprano de la experiencia humana. El juego es una acción o actividad realizada de manera voluntaria, con el único objetivo de jugar. Encierra el placer de la acción libre y sin trabas. Ya lo definía Ortega y Gasset como “un esfuerzo, que no siendo provocado por el premioso utilitarismo impuesto por una circunstancia de trabajo, va reposando en sí mismo, sin ese desasosiego, que infiltra en el trabajo la necesidad de conseguir a toda costa su fin” 3 , mientras otros han señalado que es una imitación o un desafío hacia el mundo adulto. Por su parte Winnicott señala que “el jugar tiene un lugar y un tiempo, jugar es hacer, es por sí mismo una terapia, en él, quizás sólo el niño o el adulto están en libertad de ser creadores” (en Lazaro 1995). El juego es más que diversión u ocio, implica la transmisión de valores, normas y formas de resolver los conflictos, es una educación que posibilita el desarrollo integral de las personas. Tradicionalmente se le opone a actividades laborales e intelectuales, pero su impacto para el desarrollo psicomotriz, el cual integra lo emocional y cognitivo es trascendental. Por cierto, la psicomotricidad es la mirada integrada del ser humano, involucra los aspectos neuro-motor, emocionales y cognitivo. Las diversas formas de juego que surgen a lo largo del desarrollo infantil, son consecuencia directa de las transformaciones que sufren paralelamente las estructuras cognitivas de niñas y niños. Mediante el juego tienen la oportunidad de ejercitar las formas de conducta y los sentimientos que corresponden a la cultura en que viven, poniendo en relación los distintos tipos de juego con los valores subyacentes (Lázaro 1995). Así por ejemplo, el predominio de la fuerza física o la repetición de labores de cuidado en los juegos, dependerá de los roles de género imperantes en cada sociedad. Lázaro (1995) señala que “la teoría histórico cultural de Vygotsky y las investigaciones transculturales posteriores han superado la idea del desarrollo infantil como un descubrimiento exclusivamente personal, y ponen énfasis en la interacción de la niña o niño con la figura adulta y la interacción entre pares, como hecho esencial para este desarrollo. En esta interacción el lenguaje es el principal instrumento de transmisión de cultura y educación”. Situar los juegos lejos de la vida real y cotidiana de las niñas y niños, sería un error. La rutina infantil está compuesta de situaciones concretas en las que resuelven problemas y toman decisiones, como cualquier otro ser humano. Ahora bien, enfrentar la vida con actividades lúdicas constituye una experiencia enriquecedora cognitiva, física y

3

Citado en http://www.profesores.ucv.cl/jaimereyes/torneos/torneos.html. Consultado 26 de mayo de 2006.

878

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

emocionalmente. Los juegos nos permiten desarrollar la iniciativa, la creatividad, la comunicación, la independencia, la participación y en ocasiones, el igualitarismo. Sumado a lo anterior, los juegos facilitan el despliegue de la personalidad, el conocimiento de las propias posibilidades y limitaciones, potenciamos nuestras pericias y comenzamos a conocer y tolerar nuestras debilidades. Desde el punto de vista educativo, los juegos ayudan al desarrollo y fortalecimiento de las capacidades motoras, mentales, sociales y emocionales; estimulan el interés por la observación y exploración del entorno. Dado que el juego es una experiencia agradable, placentera y de descubrimiento, facilita el aprendizaje significativo y la construcción personal del conocimiento, el deseo de aprehender el medio. El aprendizaje más valioso es el que se produce a través del juego, ya que se aprende haciendo. La experiencia lúdica permite el logro de pequeñas metas de un modo tranquilo y estimulante. Permite probarse a cada instante en las capacidades, en las nuevas adquisiciones y el sentimiento de seguridad y equilibrio emocional que conlleva saberse competente en el juego. Esta satisfacción que genera el jugar, constituye la disposición que tendrá la niña o niño hacia el éxito o la frustración. Aun cuando dependerá del tipo de juegos que involucre competencia o cooperación, en general todos simbolizan una aventura personal. Jugar resulta indispensable para desarrollar las habilidades sociales. En la medida en que favorecen la comunicación y el intercambio, ayudan a la niña y niño a relacionarse con sus pares y favorecer su integración social. En el juego de reglas, las niñas y niños deben ser capaces de descentrarse y aceptar las normas del grupo, anticipándose al respeto de las leyes y normas de la sociedad. En síntesis, el juego nunca afecta un solo aspecto de la personalidad humana, sino a todos en conjunto. Esta complejidad potencia el aprendizaje y el desarrollo social y emocional de niñas y niños. Debemos superar la falsa dicotomía entre el esfuerzo por aprender y la diversión efímera por jugar, hemos reconocido que el juego es fuente de placer y conocimiento y por tanto de desarrollo humano. 3. Aprendizaje de la masculinidad Ya hemos visto que no es lo mismo ser mujer u hombre, en un momento histórico y espacio determinado. Cada contexto nos mostrará feminidades y masculinidades respectivas. No obstante, a grandes rasgos domina el sistema cultural patriarcal. Éste se sustenta en la idea de un patriarca y su propiedad, entiéndase mujer, hijas e hijos, así como personas subordinadas. El patriarcado significa relaciones de poder basadas en el género y la edad, así como roles, espacios, identidades y estereotipos excluyentes y jerárquicos asignados a cada cual (Izquierdo, 1998).

879

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

En este escenario, una característica de la masculinidad dominante es el poder que deben ejercer los hombres. Un poder manifestado, entre otras cosas, en el uso legítimo de la violencia (Bourdieu, 2005:21). Los niños interiorizan la amenaza o uso de la violencia como una forma selectiva y eficaz de conseguir lo que desean. Desde el punto de vista afectivo, aprenden a transformar una serie de emociones en ira, y dirigirla hacia quienes ven inferiores o hacia sí mismos (Kaufman 1999). La masculinidad es una identidad estereotipada impuesta y esperada en los niños y hombres. Cada familia y grupo cultural otorgará mayor importancia a unos aspectos sobre otros. Sin embargo, es necesario enfatizar que la ira es una emoción en sí misma, las consecuencias de ella quizás sean las dañinas en la mayoría de las sociedades. Podríamos decir que en su construcción los niños están llenos de emociones, y una de ellas es la ira. La masculinidad dominante se sustenta en la demostración permanente de la hombría y la autoridad (Badinter, 1993). En ocasiones, dicha autoridad se puede ejercer sin argumentos y a través del uso de la violencia. No obstante, no podemos sostener que la violencia sea exclusividad de los machos, por el contrario, muchas mujeres en ciertas posiciones de poder o situaciones determinadas también utilizan la violencia de diversas formas. Del mismo modo que no todos los hombres reaccionan violentamente, no todas las mujeres son sutiles y obedientes. Estas apreciaciones responden a las tendencias mayoritarias e inscritas en el imaginario social de nuestras sociedades, empero finalmente, las identidades femeninas y masculinas pueden ser híbridas. En los sectores de exclusión social, la identidad de género entraña una dicotomía rígida entre el ámbito público y el privado. Reservando para la vida doméstica y los cuidados, a las niñas y mujeres a raíz de su tierna inferioridad, mientras los niños y hombres se apropian de las calles, el trabajo remunerado y la formación. Esta separación jerárquica y excluyente entre la supuesta razón y los afectos, no hace más que disociar la conexión integral de un individuo. Anular las emociones, como el temor, inseguridad, dolor o ternura implica la canalización de ellas en ira. Kaufman (1999) sintetiza esta idea así: “actuar de manera poderosa requiere de la construcción de una armadura personal y una temerosa distancia respecto de otras/os”, lo que desencadenaría el alejamiento de los hombres respecto a la crianza infantil y de las labores de cuidado doméstico. Las expectativas de la masculinidad dominante se tornan imposibles de satisfacer o alcanzar, salvo una permanente vigilancia de la hombría, por parte de los propios niños y entre ellos. Esta vigilancia de género se grafica en las burlas o ridiculizaciones en público cuando un varón se caracteriza o actúa con lo que tradicionalmente se ha impuesto a las niñas y mujeres. La masculinidad requiere una permanente afirmación de ser macho diferenciándose de quienes no lo son, como las niñas, mujeres o grupos sociales subordinados arbitrariamente.

880

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

La distancia emocional es producto de la crianza que viven los niños, marcadas en general por la ausencia paterna o referentes masculinos. A su vez las madres y mujeres que participan del cuidado infantil inhiben el desarrollo de capacidades afectivas como la empatía o la compasión. Es necesario aprender a reconocer el dolor en las otras personas para tratar de evitarlo, así como no olvidar que las hormonas tienen un papel importante, en términos de impulso motor que ponen en juego de diferente modo las niñas y los niños. En consecuencia, la masculinidad imperiosa suscita en los niños una represión de las emociones de temor o dolor, mientras exalta el vigor y la agresividad así como la expectativa de proteger a las personas más débiles. En general se espera que el hombre sea, y sea bien hombrecito, frases como las que siguen sintetizan esta propensión: “los hombres no lloran”, “es un poco hombre”, “es niñita”, “ponte los pantalones”. En concreto, los niños perciben que tienen un privilegio en el hogar por el cual deben demostrar su hombría. Gozan de mayor prestigio social. En la escuela aprenden sobre historia y literatura de hombres ilustres; observan en los medios de comunicación su imponente presencia y la instrumentalización del cuerpo femenino. El despliegue de violencia en los juegos masculinos está autorizado a través de las costumbres y expectativas. Los niños observan que otros hombres utilizan la violencia de manera “real”, quienes son reconocidos por ello a través del cine, el deporte y la guerra. “La violencia no sólo es permitida, también se glamoriza y recompensa” (Kaufman 1999). En otras palabras, los niños y adolescentes desarrollan juegos que implican el uso de la fuerza física o la agresión, de manera “ficticia” pero como parte del rol que podrían desempeñar. Es importante mencionar, que los niños también son “víctimas del sistema” en cuanto no se les permite expresarse como es su deseo, su particularidad y se les reprime desde la más temprana infancia en sus manifestaciones emocionales. Por cierto, a nivel internacional se legitima la violencia como forma eficiente de enfrentar los conflictos, de hecho se crean justificaciones e ideologías para festejar su uso. Por ejemplo, se acepta el uso de metodologías violentas en la educación, en las pautas de crianza y las relaciones afectivas, en las negociaciones y amenazas políticas, en las condiciones laborales, en la devastación del medio ambiente y los animales, y en general, en el trato que las instituciones estatales brindan a las personas. Por último, los altos índices de violencia física y psicológica contra las mujeres, protagonizados principalmente por hombres, grafican la jerarquía y opresión en que nos encontramos como sociedad ante este molde rígido y binario de los géneros. Si los niños, y niñas, presencian y sufren la violencia, existen altas posibilidades de que la repliquen en sus relaciones humanas y afectivas, y en las diferentes formas en que cada género se manifiesta. 4. Los juegos infantiles como desaprendizaje de la masculinidad 4.1 Desaprender y desaprendizaje

881

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

Ya hemos visto que el aprendizaje puede llevarse a cabo a través de contextos lúdicos, así como en otras instancias de socialización y educación. Ahora bien, nos interesa elaborar una aproximación hacia los procesos de desaprendizaje que viven los seres humanos y en particular la infancia y los niños. Desaprender se puede definir como “el olvido de lo que se había aprendido” (RAE 2001). A su vez el desaprendizaje se concibe como un “proceso individual y/o colectivo de búsqueda de nuevos significados y sentidos innovadores” (Ministerio de Ciencia y Tecnología 2005), y ha sido utilizado como sinónimo de deconstrucción 4 . El término desaprendizaje proviene de la pedagogía y ha sido aplicado a la nueva cultura organizacional. En otras palabras, desaprender es “aprender a desdecir lo dicho y en consecuencia hacer posible la novedad” (Andrade, 2004); es hacer, deshacer y rehacer. Es dejarnos permear, aprender a preguntar y dialogar con nuestras propias perspectivas y con otras. Las otras miradas se toman en cuenta a través de actividades lúdicas, como una posibilidad de mirarse y en cierto modo burlarse de sí misma/o. Los juegos desenmascaran, relativizan, polemizan y dialogan con lo serio, hacen tambalear las certezas. Desaprender es deconstruir aprendizajes previos para alcanzar un reaprendizaje de nuevos conocimientos. Es despojarse de conocimientos y creencias, un olvido selectivo que permite el reaprendizaje crítico. Aprender a desaprender es tomar consciencia de la propia naturaleza del sujeto como ser cognoconsciente en constante cambio (Andrade, 2004). Como señala Maturana: “conocer es la construcción y reconstrucción continuas de una realidad capaz de dar coherencia al curso de la experiencia del individuo ordenador” (en Andrade, 2005); en consecuencia, el conocimiento pasa por la vivencia. Los juegos permiten la posibilidad de experimentar de manera cognitiva, motriz y emocionalmente el objeto de aprendizaje de esa acción. Para desaprender podemos apoyarnos en la experiencia lúdica que refleja y reconstruye la realidad transformándola, y de este modo facilitar en la experiencia lúdica, la vivencia de relaciones mas igualitarias y respetuosas de las diversidades. Así como desandar implica retroceder, caer, desviarse y avanzar, el desaprendizaje constituye un proceso dinámico de conocimiento personal, social e intelectual. 4.2 ¿Qué podemos desaprender de la masculinidad? Como ya se ha planteado, la masculinidad vigente implica la ostentación del poder y el control por parte de niños y hombres. Conseguir este fin requiere la subordinación, real y figurada, de las niñas y las mujeres. No obstante, tal poderío, como vimos, es una opresión 4

Deconstrucción: Consiste fundamentalmente en mostrar cómo se ha construido un concepto cualquiera a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas (de ahí el nombre de deconstrucción), mostrando que lo claro y evidente dista de serlo, puesto que los útiles de la conciencia en que lo verdadero en-sí ha de darse son históricos, relativos y sometidos a las paradojas de las figuras retóricas de la metáfora y la metonimia (Enciclopedia Wikipedia)

882

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

a la propia integralidad de los varones, ya que en general, inhibe sus emociones, su capacidad de cuidado y empatía. El sistema de géneros enseña que hay personas inferiores y otras superiores. Sin embargo lo que en verdad ocurre es que hay personas en situación de desventaja, exclusión y discriminación y otras en condiciones privilegiadas y con poder, por lo tanto también es necesario desaprender que no existen personas inferiores. Ahora bien, esta ordenación ha funcionado durante años, y de algún modo nos ha traído hasta este presente. En respuesta a esto, la emancipación de las mujeres cuestionó la posición desventajosa y reivindicó sus derechos y libertades, así como el reconocimiento simbólico de la igualdad. Por su parte, los hombres, como grupo social, representan verdaderos espectadores del empoderamiento femenino. Mientras las mujeres tratan de conciliar sus “deberes” domésticos y de cuidado con sus ocupaciones laborales o académicas, sin mencionar el ocio; los hombres siguen sentados en sus puestos de trabajo o esperando que les sirvan la comida. Si las mujeres han salido a la calle, al trabajo y a la academia, los hombres, en su mayoría, aún no entran al hogar a planchar ni a cuidar de niñas o ancianos. Considerando que la violencia no es ejercida únicamente por los hombres, sino también por ciertas mujeres, jóvenes y niñas en contra de otras personas para conseguir ciertos fines; sostenemos que a nivel social y cultural está legitimado su uso como parte de la identidad masculina en contraposición con la femenina. Aprender la violencia pareciera innato, dada la historia y circunstancias que nos rodean la observamos en nuestro entorno y, a veces, la utilizamos de manera inconsciente e imperceptible a nuestros ojos. Esto ocurre por la diversidad de manifestaciones de la violencia; desde la mala atención del conductor del autobús en la mañana, pasando por la obligatoria identificación al entrar en una institución, hasta la indiferencia cuando alguien nos habla, o cuando sentimos que nos manipulan o golpeamos la puerta como signo de nuestro enojo y desahogo. Recurrir a la violencia se puede desaprender (Osorio y Restrepo, 2002). Así como la disociación de las emociones y la represión de la empatía, el dolor o la inseguridad. Los desaprendizajes más significativos pueden ocurrir de manera colectiva, a través de los juegos infantiles y la reflexión de dichas interacciones. Los niños están integrando muchos elementos en su identidad de género, si se interviene tempranamente, no podemos garantizar que exista menos violencia o que haya más varones ocupados de las emociones, sin embargo podemos abrir las posibilidades de acción, facilitando el despliegue de la creatividad y capacidad de transformación de las relaciones humanas por sí mismas/os y no replicando añejos estereotipos patriarcales, a fin de mostrar otras alternativas a las futuras generaciones. 3.3 Los juegos como facilitadores del desaprendizaje de la masculinidad

883

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

El análisis siguiente se proyecta hacia personas sensibilizadas y comprometidas con la igualdad de género en espacios de educación formal y no formal, en ámbitos familiares y comunitarios, en organizaciones estatales o del tercer sector, en el arte popular y callejero así como los servicios de salud o la política. Lo que sigue es una propuesta posible de modificar, enriquecer y aplicar por quienes trabajan con niños y adolescentes. Por cierto, con niñas también porque ellas pueden potenciar o aplacar comportamientos violentos o estereotipados, empero dada la finalidad de esta reflexión, se considera a los niños. En la etapa vital que estamos analizando (6 a 12 años,) se intensifica la socialización y objetivación del pensamiento. Martínez (2004) lo explica así: “el niño (y la niña) ya no se queda limitado a su propio punto de vista, sino que es capaz de considerar otros puntos de vista, coordinarlos y sacar las consecuencias. Las operaciones del pensamiento son concretas en el sentido de que sólo alcanzan la realidad susceptible de ser manipulada, aun no puede razonar fundándose en hipótesis”. Desde los 7 años niñas y niños reciben abiertamente la información del entorno, intensifican las relaciones con sus pares, a través de su interés en actividades grupales y de cooperación en juegos de reglas (Martínez, 2004). El juego es un instrumento trascendente de aprendizaje de y para la vida, y por ello un importante instrumento de educación. Para obtener su máximo potencial educativo, será necesaria una intervención didáctica consciente y reflexiva. Dicha acción debe ir encaminada hacia el desaprendizaje de la masculinidad mediante el logro de: , Permitir el crecimiento y desarrollo global (afectivo, intelectual, motriz y social) de niños y niñas, mientras viven situaciones de placer y diversión. , Constituir una vía de aprendizaje del comportamiento cooperativo, propiciando en los varones situaciones de responsabilidad personal, solidaridad y respeto hacia las/os demás, a través de la estimulación de juegos en parejas, pequeños grupos e interactuando con adolescentes y personas adultas. , Evitar que en determinados juegos siempre destaquen, por su habilidad, ciertos niños, diversificando los juegos y dando más importancia al proceso que al resultado final. , Proporcionar en los niños experiencias que amplíen y profundicen lo que ya conocen y lo que ya pueden hacer en el ámbito de los roles de género. Esto, por medio de oportunidades lúdicas planificadas y espontáneas, surgidas de las inquietudes emanadas en el momento. , Tiempo para explorar a través del lenguaje lo que han hecho y cómo pueden describir la experiencia; generando un proceso de reflexión y toma de conciencia de los roles e identidades de género vigentes y las posibilidades de su transformación.

884

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

Desde el punto de vista metodológico, los juegos denominados de “representación” facilitan la asimilación y empatía de vivencias respecto al personaje que se debe desplegar. Por un instante se vive la vida de otra u otro olvidando la propia. De algún modo hay una mutación del yo, que se olvida de sí y se impregna de otra mirada. Este tipo de juegos coinciden con los principios del desaprendizaje, por lo tanto constituyen la oportunidad de reflexionar y modificar los roles de género vigentes. En concreto, las técnicas pueden ser de teatro, títeres, pintura; o herramientas comunicativas como periódicos, diarios murales, radios comunitarias, entre muchas otras y sus posibles combinaciones (Osorio y Restrepo, 2002). Para nuestros sujetos en cuestión, este tipo de juegos pueden ser complementados con aquellos que implican reglas simples y concretas centrados en la acción, con el fin de promover una participación igualitaria de niñas y niños, y formas de resolución de los conflictos de manera no violenta. El juego de reglas es la actividad lúdica propia del ser socializado (Piaget, 1946). A través de los juegos de reglas, las niñas y niños desarrollan estrategias de acción social, aprenden a controlar la agresividad a través de su canalización en acciones concretas, ejercitan la responsabilidad y la democracia. Las reglas obligan también a depositar la confianza en el grupo y con ello aumenta la confianza de la niña o niño en sí misma/o (Lazaro, 1995). Durante los juegos, el rol de la facilitadora o facilitador está encaminado hacia la observación y comprensión de los procesos lúdicos infantiles, promoviendo el juego libre sin intervención, en este caso es necesario situarnos desde las perspectivas que respetan el juego libre, como la Psicomotricidad. Otra función, sustentada por la teoría sociocultural del desarrollo (Lazaro, 1995) es avanzar desde la observación hacia la transformación. La persona educadora interviene en el juego de los niños, encauzándolo, haciéndolo progresar, creando situaciones paradójicas, opuestas, cambiantes, y participando también a través de la reflexión respecto a las funciones y relaciones de los géneros, y de esta manera facilitando la transformación de estas experiencias en el propio juego. Se pueden proponer temas o problemas de las relaciones de género con el objeto de que los niños piensen en cómo recrearlos a través del juego. Es indispensable posibilitar la propia revisión del juego por parte de los sujetos, a través de sus opiniones, escritos, dibujos u otras manifestaciones que transmitan su percepción de los juegos no sexistas. 5. Conclusiones Hoy en día podemos desaprender a fumar tabaco, desaprender nuestra dieta alimenticia, desaprender el uso que le damos al agua, el abuso de las drogas, desaprender el uso de las armas o la simple costumbre de utilizar medios de transportes contaminantes. Los seres humanos tenemos la capacidad de aprender conocimientos y pautas que replicamos de manera permanente, voluntaria o en ocasiones bajo el control social, así como la posibilidad, sorprendente, de modificar lo que sabemos y rehacer nuestros conocimientos.

885

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

Por lo tanto, si la capacidad humana dispone del proceso de aprendizaje de ciertas conductas o creencias que nos dañan, también goza de la oportunidad de desdecir aquello que destruye. En este sentido, las identidades de género, así como se aprenden, pueden desaprenderse y reaprenderse de manera más igualitaria e integral. Las formas de expresión de la feminidad o masculinidad hegemónicas, en cada contexto sociocultural, dependerán de esta verdadera rutina de ser, la cual implica determinados roles, identidades y expectativas para los géneros. En este marco se inscriben los juegos infantiles como vehículos, y fines en sí mismos, del imaginario social que desenvuelven niñas y niños. A grandes rasgos, la masculinidad reproducida por los niños se manifiesta en sus juegos que involucran la demostración de la fuerza física, la agresividad o la violencia. También hemos constatado la complementariedad jerárquica de esta situación; mientras los niños reproducen las funciones patriarcales de dominación del espacio público, las niñas son educadas en la experticia emocional y doméstica. Estas experiencias se reconstruyen en el juego y es aquí donde hay una interesante manera de favorecer en las niñas y niños nuevas formas de construir la sociedad, en función del respeto por el otro ser humano y su desarrollo conjunto, manteniendo alturas de mira respecto a las situaciones y relaciones de poder y subordinación. Las niñas, por su parte, tienen un rol importante que jugar. Ellas, muchas veces aceptan, “repiten” o incluso exigen, los estereotipos dominantes de género. En ocasiones, las niñas pueden anhelar ser las que mandan en el juego, aduciendo una característica históricamente masculina, pero les gusta recrear situaciones tradicionales, donde las desigualdades de género se reifican a sí mismas. Quizás las niñas se sientan más seguras de jugar lo que, perciben, será lo esperado, no obstante, parece ineludible la inclusión femenina en este proceso de deconstrucción de la masculinidad o las masculinidades hegemónicas a fin de cuestionarlas y lograr su transformación. Por último, es importante no perder de vista el componente genético que impulsa el comportamiento hacia determinados tipos de conductas y, por ende, juegos; dada la rigidez actual del sistema de géneros. No obstante, la carga cultural, incluida la influencia de los medios de comunicación e industrialización de los juguetes, interpreta y apuntala estas condiciones biológicas, sin embargo nuestro análisis esta centrado en la construcción y transformación cultural, aun cuando, no desconocemos que la posibilidad de la propia existencia humana depende de la integralidad biológica y cultural de los individuos. 6. Bibliografía Andrade, R. (2005). Hacia una gnoseología del desaprendizaje dialógico cognoconsciente: principios para desaprender en el contexto de la complejidad. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 7 (2). Consultado el 26 de mayo de 2006 en: http://redie.uabc.mx/vol7no2/contenido-andrade.html

886

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

Andrade, R. (2004). Hacia un Desaprendizaje Consciente. [Versión electrónica]. FERMENTUM. 39 (14), 28-52. Badinter, E. (1993). XY La identidad masculina. Madrid: Alianza Editorial. Bourdieu, P. (2005). La dominación masculina (4ª ed.). Barcelona: Anagrama. CEM, (2002). Argumentos para el cambio. Consultado 10 de abril de 2006. Centro de Estudios de la Mujer: http://www.argumentos.cem.cl/ediciones/argu6.htm. Costa F., M. (2000, enero). Los juegos y los juguetes en el contexto educativo. Comunidad escolar: periódico digital de información educativa. Consultado el 29 de mayo de 2006, de http://comunidad-escolar.pntic.mec.es/647/tribuna.html INE. (2005). Estadísticas de género: una visión demográfica y una necesidad de futuro. Obtenida el 15 de abril de 2006, de http://www.ine.cl/ine/canales/chile_estadistico/genero/word/2estadisticasdegenero.doc Izquierdo, María Jesús. (1998). El Malestar en la Desigualdad. Madrid: Ediciones Cátedra Kaufman, M. (1999). Las siete p’s de la violencia de los hombres. Asociación internacional para estudios sobre hombres, 6 (2). Lagarde, M. (2001). Género y feminismo: desarrollo humano y democracia (3ª ed.). Madrid: Horas y horas la editorial. Lázaro L., Alfonso. (1995). Radiografía del juego en el marco escolar. PSICOMOTRICIDAD, Revista de Estudios y Experiencias. 51 (3). 7-22. Martínez Z., I. (sin fecha). Consultado el 26 de mayo de 2006, de http://sepiensa.org.mx/contenidos/2004/irene/introjp/intrijp.html Ministerio de Ciencia y Tecnología, España. (2005). Estudio de los lenguajes especializados en español (i). Elaboración y desarrollo de vocabularios científicos y técnicos (ESLEE). Proyecto de Investigación y Desarrollo Tecnológico. Nº de referencia: BFF2001-1506. Consultado el 26 de mayo de 2006, de http://www.eslee.org/result_listado.php?glosario=nuevaecon&Terminos=desaprendizaje Piaget, J. (1946): La formación del símbolo en el niño. México: Fondo de cultura económica. Real Academia de la Lengua Española. Diccionario. (2001). Diccionario de la Lengua Española. 22ª edición. España: Editorial Espasa. Restrepo B., M. Á., Osorio V., E. R. (2002). Desaprender la violencia y reconstruir la paz. Una apuesta de Educación Sin Fronteras para educar en la paz a los niños, niñas y jóvenes de la zona noroccidental de Medellín. Consultado el 26 de mayo de 2006, de http://www.primaria.profes.net/archivo2.asp?id_contenido=27632 SERNAM. (2002). Análisis y detección de expectativas y proyecto de vida de niñas, niños y adolescentes. Documento de trabajo Nº 80. Santiago de Chile: SERNAM. UNICEF, (1991). La niña. Una inversión para el futuro. Sección para el desarrollo del Programa para la Mujer. New Cork: United Nations Children’s Fund. Wikipedia. La deconstrucción. La enciclopedia libre. Consultado el 26 de mayo de 2006, de http://es.wikipedia.org/wiki/Deconstrucci%C3%B3n

887

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

888

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

LAS CONSTRUCCIONES DE LAS MASCULINIDADES EN EL DEBATE SOBRE EL SUFRAGIO FEMENINO EN LA PRENSA TAPATIA (EL INFORMADOR Y EL OCCIDENTAL): 1946-1953. LAS REPRESENTACIONES DEL “SER HOMBRE”. 5 Guillermo Castillo Ramírez Egresado de la licenciatura en filosofía Universidad de Guadalajara Introducción En este texto se abordan las construcciones de la masculinidad vertidas en el polémico debate sobre el voto femenino de finales de la década de los 40s a mediados de los 50s en los diarios más relevantes y de mayor circulación en la ciudad de Guadalajara durante dicho periodo. Estas representaciones del “ser hombre” se tratan principalmente en dos ámbitos, el familiar –social y el político y como el primero incide y delimita el segundo para el caso de los textos de la prensa Tapatía. No obstante antes de adentrarse de lleno es necesario definir la postura ideológica de los diarios y mostrar sucintamente cual fue su postura respecto al voto femenino y las representaciones del “ser mujer”, pues fue a causa y en respuesta de los argumentos que nutrieron dicho debate que se expresaron esas ideas sobre la masculinidad. 6 La prensa tapatía Los dos principales diarios de aquella época eran El Informador y El Occidental. El Informador, el más viejo de los actuales diarios de Jalisco, se fundó el 5 de octubre de 1917 por Jesús Alvarez del Castillo bajo el nombre de “la Compañía Editorial de Guadalajara, S.A. Después de la breve dirección de Juan Puga (1917-1918), Jesús Alvarez del Castillo tomó las riendas del naciente diario y compró al resto de los propietarios sus acciones convirtiéndose en el dueño único del diario, su periodo al frente de dicho periódico va de 1919 a 1966. El Informador se caracterizó por ser un periódico conservador moderado que no proporcionó ayuda explícita ni abierta simpatía a los grupos sociales y políticos de la derecha Jalisciense, lo cual, a diferencia de otras publicaciones, no significo una alianza con la Iglesia. De hecho su relación con la jerarquía eclesial católica y con otros grupos de poder y sectores influyentes de la sociedad jalisciense fue de respeto y cortes distancia. 7 Por su parte El Occidental surgió varias décadas después, el 5 de agosto de 1942 y bajo el apoyo y aval de los empresarios Jorge Dipp y Carlos Dávalos los cuales imprimieron al diario su ideología empresarial católica. A principios de 1944 asumió la dirección del 5

Este texto se basa en la tesis de licenciatura El debate sobre el sufragio femenino en la prensa Tapatia, 1946-1955: las construcciones de masculinidad y feminidad, U de G, Guadalajara, Jalisco, febrero de 2004. 6 Particularmente se enfoca el debate sobre el sufragio femenino a nivel municipal (1946), pues ahí se concentran y resumen varias de las posturas anteriores y posteriores tanto sobre el voto, como sobre las representaciones de “ser mujer” y “ser hombre.” 7 “Apuntes para una historia de la prensa reciente”, Sánchez Ruiz, Enrique en Educación y Cultura. Lecturas Históricas de Guadalajara IV, José María Muria y Jaime Olveda, Compiladores, Colecciones Regiones de México. Programa de Estudios Jaliscienses. INHA, Gobierno del Estado de Jalisco, U de G. 1992, pp 551552. “De hecho, se dice que don Jesús Alvarez del Castillo era masón anticlerical, lo que explicaría el que, a pesar de mostrar el periódico una postura conservadora, no lo hiciera en alianza con la iglesia católica.” P. 552.

889

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

periódico Pedro Vázquez Cisneros reconocido periodista y destacado miembro del PAN que fue delineando la ideología de la publicación. Tras dificultades económicas a finales de 1948, El Occidental fue comprado por la cadena García Valseca, monopolio del periodismo nacional de aquella época. No obstante la tendencia ideológica no viró en otras direcciones, sino que se asentó. Así este diario definió una línea editorial acentuadamente conservadora, empresarial, pro clerical, con abiertas simpatías hacia el PAN, profirió una afiliación anticomunista y de abierta simpatía a la Embajada de los Estados Unidos de América. A diferencia de El Informador este diario tuvo un buen trato con los gobiernos locales y relaciones de estrecha cercanía con el sector empresarial y la Iglesia. 8 El sufragio femenino y el ser mujer según la prensa A pesar de la diferencias de graduación entre una tendencia conservadora extrema y una moderada, ambos diarios sostuvieron una postura de abierto rechazo al sufragio femenino en el que frecuentemente sus argumentos coincidían. Tanto en El informador como en El Occidental en el debate por el sufragio femenino la mujer era representada como la persona dentro de la estructura familiar que tenía a su cargo el hogar y los hijos. Era prioritariamente en la esfera doméstica y en la vida privada donde la mujer realizaba las funciones sociales: la maternidad, el ser esposa, las labores hogareñas y el cuidado de la familia actividades que constituían el “ser mujer” según las patrones socioculturales de ciertos grupos de –o vinculados a- la derecha dentro una sociedad conservadora católica. Dichos roles sociales e ideas de mujer, 9 pese a tener un carácter claramente histórico y regional, se les naturalizaba al vincularlos indisolublemente con la condición biológica de ser mujer –su sexo- y atribuirles un carácter permanente y definitivo, como se mencionaba reiteradamente las tareas “propias de su sexo.” “Ser mujer” se limitaba a esos roles y no reconocía abiertamente como propias tareas sociales distintas como el trabajo asalariado fuera del hogar o la militancia política. Como se ve su convivencia con el otro género estaba marcada por asimétricas relaciones de poder. Es en este contexto de representaciones sociales que se da un rechazo al sufragio femenino basado en los siguientes argumentos: la trivialización del panorama político de aquel entonces, la manipulación del voto por parte de la organizaciones sociales –sindicatos, organizaciones campesinas y obreras- vinculadas al régimen de partido-estado (el PRI), la falta de garantías para el respecto del voto, el que el voto femenino abriera la puerta a la participación de las sufragistas –mujeres de dudosa calidad moral vinculadas al PRI-, la contaminación de la mujer y su integridad moral, el abandono del hogar y el trastocamiento de la base de la sociedad: la familia y por último el argumento esgrimido únicamente por El Informador de que al robustecerse los conservadores resurgiera la lucha sangrienta. Ambos periódicos coincidían en que el sufragio femenino era una jugada política del régimen del PRI para tener a su disposición un mayor número de votos, era una extravagancia política que tenía fines electorales y buscaba consolidar un nuevo sector dentro del PRI: el femenino. Ninguno de estos diarios 88

“Apuntes para una historia de la prensa reciente”, Sánchez Ruiz, Enrique en Educación y Cultura. Lecturas Históricas de Guadalajara IV, José María Muria y Jaime Olveda, Compiladores, Colecciones Regiones de México. Programa de Estudios Jaliscienses. INHA, Gobierno del Estado de Jalisco, U de G. 1992, pp 558562. 9 Ser mujer significa ser esposa, madre, cabeza de familia, encargada del hogar, etc.

890

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

reconoció en la demanda por el voto femenino la larga lucha de los grupos de sufragistas por la igualdad política de la mujer; en esta demanda, según estos diarios, no estaban en juego ni los intereses ni las necesidades de ciertos grupos de mujeres, sino sólo la avidez de poder y el interés personal de ciertas “malogradas mujeres” y de “pseudo-políticos” ambiciosos. Las representaciones de la masculinidad Y de hecho fue frente a esta sería de voces y propuestas de que se le diera participación política a la mujer, que estos diarios publicaron editoriales y artículos de opinión, donde recalcaban que esta era una tarea y obligación de los hombres y que estos tenían la obligación de llevarla acabo responsablemente de acuerdo a un modelo social normativo propio de los varones. Estas ideas sobre las masculinidades subrayaban la línea de diferenciación social que marcaba el género y que ordenaba y distribuía roles sociales fundado en relaciones desiguales. Para abordar estas representaciones planteamos una división, por una parte el orden de lo familiar y lo social y por otro ámbito de la política. El hombre era representado, respecto al núcleo familiar y dentro de una sociedad claramente patriarcal, como llevando aquellas tareas de provisión de bienes que tenían que ver con el exterior del hogar, pero a su vez era la cabeza de esa célula social, era la máxima autoridad y la última instancia de decisión. Al interior del hogar ser hombre significaba ser esposo, padre de familia, velar y hacerse cargo del cuidado de los hijos y la esposa. En un contexto urbano y para cumplir su función de proveedor, el hombre se ocupaba de las “bregas del trabajo”, 10 él era quien tenía a cargo la tarea social del trabajo asalariado para ganar el sustento económico y resolver las necesidades materiales de su familia. En este sentido resaltaba que mientras la remuneración que el hombre recibía por su actividad laboral contemplaba además de las necesidades materiales del él como individuo también consideraba las de aquellas personas que dependían de él si era padre de familia o esposo, se estipulaba claramente que de su salario se sostenían las necesidades de la organización familiar que estaba a su cargo, 11 mientras que el sueldo de aquellas mujeres que trabajaban en esa época por voluntad o necesidad no consideraba lo anterior y era menor. Al hombre correspondía llevar el “gasto”, 12 a la mujer administrarlo; el proveía del dinero y materias primas del núcleo doméstico y ella reproducía las condiciones de vida familiar. Por otra parte la actividad laboral se realizaba –generalmente- fuera del hogar en la calle, la fabrica, la oficina el taller en la esfera del ámbito público, aquello que estaba allende del hogar. No obstante, había una cosa en común a ambos géneros, era la tarea de que, una vez que fueran personas adultas, reproducir y conservar el pequeño gremio social del que habían surgido, recrear y consolidar una familia similar a la que a ellos los constituyó como miembros de una sociedad. Así, según ambos diarios, unos de los cánones sociales normativos del varón 10

“No manchemos a nuestras mujeres en Jalisco”, El Informador, Editorial 1ra sección, (Guadalajara, Jalisco, 17 de agosto de 1948), p 4. 11 “Se ha respetado el espíritu de las disposiciones constitucionales protectoras del salario mínimo, considerado como el ingreso vital para satisfacer las necesidades del trabajador y su familia;”. “Ley del Seguro Social. Explicación de motivos. En la parte de los salarios y las cuotas. Protección al salario mínimo”, El Occidental, 1ra sección, (Guadalajara, Jalisco, 2 de mayo de 1946), p 3. 12 P. Lussa “Un ratito con ellas”, El Informador, 1ra sección, charlas de sobremesa, (Guadalajara, Jalisco, 13 de marzo de 1947), p 4.

891

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

mayor de edad era casarse y constituir su propia familia, contribuir de esa manera al desarrollo y conservación del conglomerado social más amplio –la ciudad, el estado, nación- a la que se pertenecía. Según esta perspectiva, la conservación de la sociedad atravesaba por le reproducción de la familia nuclear católica que se estructuraba en una fuerte división de prácticas sociales y en el estricto seguimiento de los modelos normativos de comportamiento para cada miembro de la familia, en el caso del hombre adulto, el ideal del padre, esposo y jefe de familia y en el de la mujer el de madre, esposa y administradora del hogar; sobre esta estructura social genéricamente diferenciada se fundaba “la sociedad doméstica” o familia, “ese humano orden secular impuesto por la misma naturaleza” 13 y por los valores morales de la religión cristiana. El hombre estaba entre el hogar y la calle y el trabajo –aunque en este último pasaba más tiempo-, él si podía transitar del ámbito privado –de la familia nuclear- al público de la actividad económica y/o la política, en ambos tenía derecho pertenencia. El otro ámbito de las representaciones de la masculinidad es el orden del discurso y la práctica de la política en la prensa Tapatía. Otra de las funciones sociales que los dos diarios atribuían a los hombres maduros era la participación política a través de los derechos de votar y ser votado los cuales se llevaban acabo exclusivamente en el ámbito público y eran la manifestación de su ciudadanía. Para ser acreedor a esta prerrogativa no bastaba la condición genérica de ser hombre o padre de familia, pues no era indispensable estar al cargo de una familia o ser esposo para participar en la política como fue el caso de algunos hombres mayores de edad solteros, sino que se conjugaban una serie de requisitos sociales y legales que posibilitaban sólo a ciertos ciudadanos ejercer estos derechos y ser electores potenciales. La base de los derechos políticos se derivaba del hecho de que el hombre formaba parte de una comunidad sociopolítica con una cultura propia la cual tenía diversos ordenes de adscripción –país (nacional), estado (regional), ciudades (local)-. Ambos periódicos aludieron de manera directa a los requisitos constitucionales para ser elector: uno de ellos era ser mayor de edad lo cual se traducía en ser mayor de edad – 21 años - o estar casado –y tener 18 años- lo cual aludía a cierto estado indispensable de maduración personal que le permitía al individuo hacer uso de razón en las decisiones por tomar y asumir las responsabilidades de sus actos, como se ve, la manifestación de lo anterior era la edad cronológica y más los deberes sociales que se tomaban a partir de esa edad y el otro era cierto estado civil: el matrimonio; aunque propiamente este derecho era independiente del edo. civil. Otra condición era la de ser ciudadano mexicano y tener un “medio honesto de vida,” lo cual más allá de la clara connotación de la manutención económica individual y/o familiar hacia alusión a la integridad moral y el no causar perjuicio social, pues, legalmente, estaban excluidos aquellos hombre sujetos a procesos legales por delitos así como aquellos que desempeñaban trabajos que denigraban a otros o de dudosa reputación: “los tahúres”, los “ebrios consuetudinarios”, “los que viven a expensas de una mujer pública.” 14 Por otra parte, no todos los hombres mayores de edad y con un trabajo honesto podían ejercer este derecho, era un requisito indispensable adicional 13

“No manchemos a nuestras mujeres en Jalisco”, El Informador, Editorial 1ra sección, (Guadalajara, Jalisco, 17 de agosto de 1948), p 4. 14 Ley Electoral. Capítulo IV. Del derecho activo y pasivo del voto. Artículo 40, 41, 42 y 43. El Occidental,1ra sección, (Guadalajara, Jalisco, 2 de julio de 1946), p 3.

892

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

el tener “buen uso de razón” para la elección que se iba a hacer, de ahí que estuviera prohibido el que los enfermos mentales y los toxicómanos pudieran ser electores o electos. 15 Así tanto desde la ley electoral como desde los periódicos –como se verá- ser ciudadano elector significaba –como se ha visto con los requisitos- ser cierto tipo de hombre, las representaciones sociales de la masculinidad atravesaban el ámbito de la práctica política. Tanto para las líneas editoriales como para el grueso de los articulistas de El Informador y El Occidental los hombres poseedores de ciudadanía y con los requisitos legales correspondientes, tenían la obligación de ejercer la participación política instituida a través de derecho de votar en los comicios electorales. Sin embargo reconocían que no todos los ciudadanos con posibilidad de votar en las elecciones hacían un uso adecuado de tal prerrogativa, según ellos, las restricciones legales establecidas por la ley electoral no garantizaban un sano ejercicio del voto ni el buen funcionamiento del sistema político. Acorde con sus perspectivas, había numerosos grupos de ciudadanos que, bajo coerciones de diversa índole, eran obligados a votar por el partido oficial (el PRI) para los cargos públicos en los diversos órdenes de gobierno, sin poder ejercer su libre albedrío. Ejemplos de esto eran grupos de obreros, trabajadores, campesinos pertenecientes a la CROC, la CTM, la CNOP, la CNC, la FTJ asociaciones y organizaciones laborales y sindicales que a diferentes niveles –local, regional y nacional- tenían cooptado el voto de sus miembros y lo capitalizaban a favor de partido-estado. Dichos individuos representaban una transgresión del modelo de hombre y ciudadano de ambos periódicos, actuaban bajo coerción y su acción no tenía por objetivo la creación de un orden social basado en la familia nuclear y los valores morales católicos. Estos ciudadanos eran concebidos como hombres incapaces de realizar una participación libre y consciente, estaban incompletos y carecían de capacidad de decisión, su actuar era cobarde e irresponsable pues no se encaminaba hacia la idea de beneficio social que los diarios tenían, eran uno de los símbolos del actuar erróneo en la esfera de la política institucional pero también la antípoda del prototipo del hombre cabal; su hacer político estaba supeditado a los intereses de terceros. Según Roberto Beltrán y Puga 16 editorialista de El Occidental que representa la línea editorial tanto de esta diario como la de su periódico rival, el “verdadero hombre” era aquel ser racional cuyo actos, no obstante tener la libertad de obedecer o no obedecer, seguían una ley moral impresa en su conciencia por las instituciones sociales –la familia, la escuela, la religión- y por tanto era responsable de sus actos; aquí se reproducía en cierta medida pero bajo un condición social distinta el modelo católico tradicional según al cual al instinto y al mal se oponen el bien y la razón, sólo que aquí se sustituyen el mal y el instinto, por la inconsciencia individual y la sujeción a intereses dudosos y sectarios. Por tal motivo, los sujetos antes descritos recibían el apelativo de “las masas inconscientes” con lo cual se remarcaba su ausencia de criterio propio y autónomo característico del individuo social y manifestaba su disolución en un grupo que perseguía intereses ajenos a él y de dudosa legitimidad. Las editoriales subrayaban que frente a este voto tumultuario e inconsciente marcadamente impersonal, el 15

Ley Electoral. Capítulo IV. Artículo 43.- no pueden ser electores: I.- … .II.- Los que están asilados en establecimientos para toxicómanos o enfermedades mentales ;” Occidental,1ra sección, (Guadalajara, Jalisco, 2 de julio de 1946), p 3. 16 Roberto Beltrán y Puga, “El Concepto de Hombría”, El Occidental, Guadalajara 20 de junio de 1946, 1ra sección p, 4.

893

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

ciudadano con conciencia social y responsabilidad cívica tenía que ejercer una elección lectoral libre y razonada, fiel al sistema de valores que lo definían como individuo y que para el caso era la moral tradicional, conservadora y cristiana. Este voto tenía que estar encaminado a llevar a los puestos de elección popular a ciudadanos que trabajarían por el bien común, misión central del funcionario público responsable, el voto debería estar encauzado hacia el bien estar colectivo y la justicia social, en el caso de El Occidental esto suponía votar por el PAN. Así el voto se consideraba como una obligación impostergable para los hombres que cumplían los requerimientos constitucionales pues era una herramienta que permitía modificar el orden político establecido que favorecía a ciertos grupos (al PRI y los sectores sociales vinculados a él) y no a la sociedad en su conjunto. Por ello, aquellos ciudadanos que no acudían a empadronarse y emitir su voto, ya fuese por cobardía o egoísmo, serían los culpables “del atraso en la democracia mexicana”, 17 pues el voto ciudadano era el antídoto contra los fraudes electorales que colocaban a los “pseudopolíticos” en el gobierno; este termino se uso frecuentemente en varios artículos y reflejaba la endeble ética profesional y la dudosa calidad moral personal de los priístas que desempeñaban cargos de elección. La expresión y defensa de la voluntad de todos los ciudadanos a través de la asistencia a las urnas sería el remedio contra “la mixtificación de elecciones, (y) de los puestos públicos.” 18 Una vez emitido el voto, los ciudadanos deberían estar dispuestos a defenderlo a toda costa, pues era la manifestación del deseo del electorado, no hacer esta defensa implicaba incumplir el propósito cabal del voto. Según los diarios un uso responsable del derecho político de la elección de gobernantes, implicaba no votar por el PRI, pues hacerlo suponía perpetuar y legitimar la deleznable situación en se encontraba la política en México. Más allá de la limitada esfera de competencia de las elecciones, al individuo le concernían los asuntos públicos en un sentido amplio y en tanto perteneciente a un gremio social, al ámbito de la política excedía la prácticas de participación política instituidas por el estado y en ese sentido también les concernía quien estaba en el poder y como lo ejercía. Así, por lo que respecta a los individuos que detentaban cargos de elección popular –fundamentalmente priístas- la crítica de los diarios fue más incisiva. Según estos periódicos, la mayoría de los ciudadanos previamente mencionados no habían sido elegidos ni popular ni democráticamente, sino que habían accedido a tales sitios a través del fraude electoral y la manipulación del voto. Ocupaban ilegítimamente sus cargos. Este tipo de individuos elegidos a través de la “farsa electoral” eran concebidos como hombres sin escrúpulos, que lejos de buscar el “bien común” y el “engrandecimiento de la patria – principios fundamentales del buen ciudadano y del político honrado- satisfacían un “egoísta interés” personal y se enriquecían a costa del pueblo. Estos hombres se caracterizaban por “ambiciones insanas” y porque concebían “la cosa pública como autorización para licencias perniciosas”. 19 Eran hombres que representaban la antítesis del buen ciudadano, del católico comprometido, sujetos irresponsables e incapaces de pensar en el beneficio de su 17

“El Empadronamiento”, El Informador, editorial 1ra sección, (Guadalajara, Jalisco 22 de abril de 1949), p

4. 18

Ibidem, p 4. Catalina Vizcaino, “Peligroso Ensayo”, El Informador, sección “página de damas”, (Guadalajara, Jalisco, 22 de diciembre de 1946). 19

894

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

comunidad, que mentían y a causa de lo cual se les atribuía el adjetivo de “peseudopolíticos”, dichas valoraciones se les adjudicaban no sólo en tanto a su que hacer profesional, sino también en su carácter de individuos. El hacer político de los miembros de PRI en el gobierno se caracterizaron por la “demagogia”, “las luchas con base en la violencia, de atropellos” y cuyo objetivo era el control político. 20 Según la ideología de estos diarios ser un buen político significaba previamente ser un hombre honrado y responsable que con sus actos perseguí el progreso social. Más claramente para El Occidental, el ejemplo del hombre y ciudadano responsable tanto en el caso del derecho de votar y ser votado, fue el candidato del PAN a la presidencia Efraín González Luna, quién si perseguía el “beneficio colectivo”. Conclusiones No obstante lo anterior, ambos diarios consideraban que el rasgo principal del sistema político era la ausencia de un proceso electoral democrático, la política como actividad pública estaba plagada de fraudes y triquiñuelas y servía a intereses individuales y no a la colectividad, además en orden social señalaban que no era frecuente que los hombres en disposición legal de ejercer su participación política hicieran un uso adecuado de su derecho de votar y ser votado. Por otro lado, las representaciones sociales de la masculinidad –el estado civil, el trabajo como medio honrado de ganarse la vida, el uso de la razón y las virtudes de un ciudadano responsables: preocupación por la comunidad, el fortalecimiento de la familia como piedra nodal del sociedad, entre otras- marcaban y delimitaban en no pocas ocasiones la esfera del discurso y el hacer político dentro de la prensa Tapatía, como se mencionó un político honesto suponía previamente y significaba ser un trabajador honrado y un individuo consciente y responsable.

20

Roberto Beltrán y Puga, “El Voto de la Mujer”, El Occidental, 1ra sección, (Guadalajara, Jalisco, 25 de marzo de 1947), p 4.

895

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

896

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

CRUZANDO LOS UMBRALES DEL SECRETO: ACERCAMIENTO A UNA SOCIOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD Darío García Bogotá, Colombia [email protected], [email protected] Resumen Cruzando los umbrales del secreto es una expresión figurativa para enmarcar el contenido de una investigación, la cual se configuró en un estudio sociológico de carácter exploratorio-descriptivo en perspectiva etnográfica acerca del tipo de ofertas estilísticas que ofrecen las casas de baño para hombres establecidas en Bogotá a los agentes que las frecuentan. Este estudio presenta una aproximación al enunciado de un concepto de casas de baño para hombres, posteriormente, incursiona en la idea de campo y oferta estilística, finalmente, concluye por medio de la explicitación de los eufemismos de la misma oferta estilística, desde la lógica de las propiedades de los lugares y las prácticas de los ocupantes, que éstas detentan y están centradas en la producción y el consumo de un modelo de identidad masculina hegemónica en el mercado gay, contenida en el capital simbólico de la virilidad. Asimismo, este estudio se fundamenta en la teoría de los principales conceptos de Pierre Bourdieu y Oscar Guasch para entender el objeto de estudio. Y, constituye uno de los preludios a la sociología de la sexualidad en el contexto académico Colombiano. Summary Crossing the thresholds of the secret is a figurative expression to frame the content of an investigation, which was configured in a sociological study of exploratory-descriptive character in ethnographic perspective about the type of stylistic offers that you/they offer the bathroom houses for men settled down in Bogotá to the agents that frequent them. This study presents an approach to the one enunciated of a concept of bathroom houses for men, later on, it intrudes in the field idea and stylistic offer, finally, it concludes by means of the identification of the euphemisms of the same stylistic offer, from the logic of the properties of the places and the practices of the occupants that these hold and they are centered in the production and the consumption of a model of hegemonic masculine identity in the gay market, contained in the symbolic capital of the manliness. Also, this study is based in the theory of Pierre Bourdieu's main concepts and Oscar Guasch to understand the study object. And, one constitutes from the preludes to the sociology of the sexuality in the Colombian academic context. 1. Introducción: Cruzando los umbrales del secreto es una posibilidad figurativa para que el/la lector/a recree en su universo mental uno de los espacios sociales donde acontece la sexualidad como un hecho social y se permita el paso por los umbrales de las casas de baño para hombres establecidas en Bogotá, por tanto, esta ponencia ante el II Coloquio Internacional de Estudios sobre Varones y Masculinidades y el I Congreso Nacional de la Academia Mexicana de Estudios del Género de los Hombres, es el resultado de una investigación que pretendió aproximarse a un estudio sociológico de la sexualidad desde el referente de las

897

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

ofertas estilísticas en los espacios sociales de las casas de baños para hombres, también conocidas como saunas o turcos masculinos, las cuales serán entendidas como unos lugares frecuentados por hombres principalmente para tratar de buscar experiencias sexuales con otros hombres (Giddens,1992), además estos espacios forman parte de los lugares de confidencialidad, como también los lugares del secreto de algunos de los agentes que las frecuentan (Gerard, 2001), y que se encuentran ubicadas en diferentes zonas del espacio social de la ciudad. Por tanto, se constituyen en los espacios que han logrado construir los gays para su encuentro y socialización. Enseguida se presenta una breve descripción del espacio a modo de epígrafe, luego se plantea el sentido de la expresión cruzar los umbrales del secreto y una aproximación al concepto de casas de baño para hombres. Posteriormente, se incursiona en la idea de campo y oferta estilística desde el modelo teórico de Bourdieu para entender el objeto de estudio. Finalmente, se concluye por medio de la explicitación de los eufemismos de las mismas ofertas estilísticas que detentan una identidad hegemónica gay. 2. Desarrollo: 2.1 Descripción a modo de epígrafe: Luego, otro día… presurosamente timbré, y miré a lado y lado... cuando abrió la puerta un hombre trigueño, esbelto, de estatura media y sonriendo, dijo: ¡siga por acá joven...! Cuando crucé el umbral… me encontré con un espacio que algún día fue seguramente una lujosa casa de estilo inglés del sector de chapinero, a la entrada de un hall se encontraba una división prefabricada forrada con un tapiz, a la izquierda en una esquina, había una mesa con un florero y unas tarjetas con la publicidad del lugar y de algunos bares. Al mismo lado izquierdo había una especie de semi-arco de estilo ojival para entrar a lo que antiguamente era la sala. Ahora es la recepción, en ella había un sofá, una mesa de centro amplia, una chimenea y un mueble de madera en forma de ángulo. Mientras tanto, el mismo hombre que abrió la puerta, sacó una factura, preguntó mi nombre y escribió rápidamente en la factura... Después me dijo... Hay una promoción de un masaje por ocho mil pesos, si deseas solo el sauna te vale cuatro mil pesos.... Yo le respondí: gracias, por el momento deseo entrar al sauna... Entonces, pagué los cuatro mil pesos y me entregó una toalla junto con una manilla de plástico adhesivo en la cual había una llave y un círculo de pasta con el número del casillero. Además, dijo: la factura la entregas en el bar para que se escriba allí la cuenta de tus consumos… ¡sigue por favor... tu casillero es el 19! Antes de ir al casillero observé alrededor… y, al fondo se aprecia el bar... seguramente correspondía al segundo salón de la sala de la casa antigua, al pasar allí había un arco ojival conservando aún la puerta de madera con divisiones para vidrios pequeños según el estilo inglés para este estilo de puertas... y, al otro lado una escalera en madera antigua que seguramente conducía a la segunda planta de la mansión. Pero, me correspondió dirigirme a los casilleros ubicados en la entrada contigua al hall que estaba separado por la división prefabricada en madera que se disimula escasamente

898

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

con algunos casilleros, además, hay dos bancas de madera, un espejo con una mesa y sobre ella un secador y un cepillo para el cabello, un recipiente atomizador con alcohol y debajo de la mesa una tina para colocar las toallas usadas. Después inicié el recorrido, disponiendo del traje corporal necesario con una toalla atada a la cintura y unas chanclas, configurado en el requisito para ingresar al lugar. Ingresé lentamente por las escaleras en madera que ascienden, de repente -en uno de los escalones había una interrupción- descienden estrechamente hacia la izquierda para dar espacio en el primer piso a una pequeña sala en forma de hall, en el cual hay unas cuantas sillas plásticas y un televisor para ver video porno-gay. Por medio de este hall se tiene acceso al fondo a la derecha donde está el sauna, el cual tiene una puerta de madera con una ventana vertical de vidrio, al ingresar hay dos cámaras pequeñas enchapadas en listón de madera y algunas gradas del mismo material para sentarse o recostarse, en una de las paredes hay una luz amarilla que alumbra el lugar y debajo el aparato que produce calor, a veces con una especie de batea de madera o barro con algunas ramas de eucalipto, del cual emana un aroma que envuelven toda la casa y la identifican desde su misma entrada. Regresé por el mismo lugar… y de nuevo encontré el bar, era un lugar que aún guarda vestigios de la sala de una casa familiar, ahora un lugar que intenta ser exótico, con algunas luces de colores, un mostrador, unas repisas de pared para exhibir algunos licores, además, unas butacas altas de madera que indicaban el espacio de lo que se llama comúnmente “la barra”, generalmente, por estos lugares se paseaban dos jóvenes de aproximadamente unos veinte a veinticinco años de edad, quienes ofrecían los servicios de masaje. Se escuchaba música moderna, especialmente “tecno”, “trans” y “pop”, de manera discreta por todos los rincones de la casa entremezclada con el ambiente claro-oscuro del lugar. Al ubicarme nuevamente en la entrada del bar, observé un pequeño hall hacia la derecha con un pequeño baño al frente y al lado la puerta de vaivén que lleva nuevamente a los casilleros. Después… comencé a subir de nuevo por la estrecha escalera, la cual forma un ángulo y llegué a un Hall en el segundo piso, que se iluminaba a media luz,. -al lado derecho, había una escalera conducente a los altillos, pero no se permitía el paso-, también, al lado, una puerta correspondiente a un baño, y al otro lado dos entradas cubiertas discretamente con unas telas negras. Además, en el hall se encontraban tres sillas blancas de plástico y al frente un televisor pequeño sobre una mesita. Al lado izquierdo de la escalera se observa un hall que se pierde en una media penumbra. Continué el desplazamiento… impávido quedé ante una entrada cubierta por una tela negra, retiré la tela con cuidado y dí los primeros pasos en el lugar oscuro que luego se convierte en penumbra, el aire se tornaba misterioso, era el misterio de la desnudez del cuerpo que se trataba de ocultar en la opacidad de la luz, hay que hacer notar que en el lugar había dos entradas, a la derecha y a la izquierda...

899

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

A la derecha era el ingreso a un salón grande, en la mitad había una colchoneta, este lugar comunicaba a la izquierda con una especie de laberinto... que circundaba un salón más pequeño con entradas indiscretas donde también se encontraba una colchoneta sobre una base de madera formando una especie de cama. Al salir de allí, ingresé por la siguiente entrada, levanté la tela cuidadosamente y encontré unos compartimentos en divisiones de madera, parecían algo así como unos pequeños cuartos, pero me apresuré a entrar y observé detenidamente... al interior de cada uno de ellos había una especie de camilla y una cesta para la basura, estos espacios son los que se denominan “cuartos de relax”. Salí de allí y me dirigí a una salita donde había unas sillas de color blanco y un televisor encendido con una película de video porno-gay. Al fondo había una puerta conducente al turco, el cual estaba distribuido de acuerdo a las divisiones de baño. Inicialmente había una división para un pequeño turco, después con una cortina de plástico separaba el turco más grande en el cual habían dos sillas para reclinarse, unos mesones bajitos para sentarse y era curioso una ventana con los vidrios pintados de color negro. Seguidamente, un hall donde estaba una ducha eléctrica y un tubo aledaño por donde salía agua fría. Entonces realice de nuevo el recorrido para regresar al sitio de los casilleros para disponerme a salir del lugar y en el momento que abandoné el lugar recibí una tarjetita publicitaria del lugar, configurada en un pase de cortesía con el 50% de descuento para el momento en que desee volver a entrar… En una de las visitas vespertinas a una de las casas de baño, como de costumbre, continué mis pasos por sus escenarios laberínticos y, al mismo tiempo, al continuar la observación de los espacios alcancé a contar entre los vapores y el claroscuro del ambiente, un promedio de treinta personas, algunos sentados, acostados, otros itinerando ansiosamente… algunos descansando, entregados al ocio, otros tratando de caer en algún regazo masculino ante el cual prodigarse un poco de afecto o de placer… y, suspirar por la utopía del encuentro de su “príncipe azul” que los haga felices para toda la vida… De todas maneras, al volver la mirada a los espacios en el cual se respira un aire de homoerotismo… se denotaba que era un sitio en transformación, un sitio en metamorfosis, porque frecuentemente estaba cambiando, no solo la ubicación del mobiliario, sino también los mismos agentes que lo frecuentan, aunque se distinguen algunos rostros de agentes que se les puede catalogar como clientes fijos… (Tomado del cuaderno de notas del diario de campo, configurado en el registro de observación para esta investigación) 2.2. Sentido de cruzar los umbrales del secreto: El acto de cruzar implica un movimiento del agente en términos de atravesar, pasar o transitar un espacio. Asimismo, el umbral se refiere al espacio de entrada a un lugar determinado. Y, el secreto hace alusión a la idea de oculto, ignorado y reservado. En consecuencia, cruzar el umbral del secreto se refiere el acto de un agente que atraviesa, pasa o transita la entrada de un lugar oculto, ignorado y reservado. Por tal razón dicho enunciado representa el acto de entrada, el paso o transito del investigador en los lugares ocultos, ignorados y reservados, de las casas de baños para hombres en Bogotá.

900

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

Pero, hay que hacer notar que, el término umbral tiene sentido a partir de Bourdieu (1991, p.360), porque no sólo se refiere al “umbral de la casa, donde chocan fuerzas antagonistas y donde se efectúan los cambios de estado ligados al paso del interior al exterior… ó del exterior hacia el interior” de las casas de baño para hombres, sino también, este mismo autor se refiere al umbral como el “límite entre dos espacios, donde los principios antagónicos se enfrentan y donde el mundo se invierte” (Bourdieu, 1991, p.360), porque los límites son lugares de lucha en el mismo campo que es un lugar de luchas. 2.3. Aproximación al concepto de casa de baño para hombres: Las casas de baño para hombres son definidas como unos lugares frecuentados por hombres principalmente para tratar de buscar experiencias sexuales con otros hombres (Giddens, 1992), asimismo, son consideradas como unos espacios físicos ligados a los encuentros de seducción y encuentros sexuales entre hombres (Salazar, 1995). Además, porque forman parte de los lugares de confidencialidad, es decir de los lugares del secreto de algunos de los agentes que las frecuentan y que se encuentran ubicadas en diferentes zonas del espacio social bogotano. Cabe anotar que la definición del concepto de Casa de baño para hombres: CBH, a partir de la idea tradicional de sauna corresponde a la acción de un baño de calor, a muy alta temperatura, que produce un rápido y abundante sudor, y que se toma con fines higiénicos y terapéuticos; como también, al local en que se pueden tomar esos baños. Pero, el sauna hace parte de la institucionalización del universo homosexual y es uno de los rasgos característicos del modelo gay, producto de la importación del mundo gay anglosajón, aunque se piense que su especificidad solamente se origina y pertenece exclusivamente a los baños romanos (Guasch, 1991). Además, Guasch (1991, p.121) reitera que “hay quien pretende que los baños romanos (las antiguas termas) son un antecedente de las actuales saunas homosexuales, alegando que cumplían una función similar a las contemporáneas. Es una presunción excesiva que ignora los fines básicamente sociales que cumplían las termas romanas, porque en ellas se pactaban tanto negocios como cambios en la jefatura del imperio”. 2. 4. El campo de las casas de baño para hombres: Una aproximación al estudio sociológico de estas casas no se reduce a una categoría de local en cuanto espacio físico, sino que es necesario comprenderlas desde Bourdieu (1995, p.63) en términos de relaciones a partir del uso de conceptos abiertos porque “es un modo permanente de recordar que los conceptos sólo pueden tener una definición sistemática y son creados para emplearse en una forma sistemáticamente empírica. Y lo que es válido para los conceptos también lo es para las relaciones, las cuales solamente cobran sentido dentro de sistemas de relaciones.” De este modo se infiere que en el mundo social de estos establecimientos existen relaciones objetivas independientemente de la conciencia y la voluntad individual de los ocupantes. El conjunto de las CBH en Bogotá se define como un campo en cuanto un espacio social de ofertas estilísticas (Bourdieu, 1990), caracterizado en los siguientes aspectos:

901

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

-

-

-

Es multidimensional porque no adopta una posición estática, sino que son campos de fuerzas de poder, de oposición, de lucha, que pueden conservar la estructura o en determinadas ocasiones la transforman. Está construida sobre la base de los principios de diferenciación o de distribución, los cuales se configuran en las propiedades obrantes en un universo social concreto. Las propiedades le confieren a su detentador una determinada fuerza o poder en ese universo, las cuales están representadas por unas posiciones relativas donde no es posible ocupar varias posiciones al mismo tiempo, La forma del espacio depende de la distribución adoptada dentro de cada campo y de la distribución de los campos dentro del espacio, Permite reconocer las clases de acuerdo a las propiedades ligadas a cierto tipo de condiciones materiales, de existencia, prácticas y posiciones. La situación de un individuo en el espacio social está condicionado por la estructura en una serie de propiedades a partir de las cuales se puede construir la clase social.

Asimismo, el conjunto de las CBH en Bogotá se comprende como una red o configuración de relaciones objetivadas en varios ordenes: por una parte la objetividad de primer orden hace referencia al conjunto de posiciones relativas que ocupan las CBH en el espacio social, por otra, la objetividad de segundo orden hace referencia a las disposiciones entendidas como los habitus de los ocupantes, es decir de los agentes que las frecuentan. Cabe notar que las posiciones en el espacio social de las CBH se definen objetivamente en su existencia y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes, por su situación actual y potencial en la estructura de la distribución de diferentes espacios de poder o de capital, cuya posesión implica el acceso a las ganancias específicas que están en juego dentro del campo, y con sus relaciones objetivas con las demás posiciones de dominación, subordinación y homología Y, al mismo tiempo constituye un espacio de relaciones objetivas que forman la base de una lógica y de una necesidad específicas por el monopolio de la oferta estilística legítima de las CBH ante el gusto de los agentes, no sólo por el acto de bañarse, descansar y disfrutar de un momento de esparcimiento, sino también por el gusto y la necesidad de estar relacionado afectiva o sexualmente con otros en un lugar disimulado donde se pone en escena este juego social. (Bourdieu, 1995). Por lo que se refiere al habitus de los ocupantes de las CBH (Bourdieu, 1988) es preciso acotar los siguientes aspectos: - Es utilizado para referir la mediación que existe entre la sociedad y las prácticas sociales, sexuales y/o afectivas de los ocupantes. - Permite entender la relación entre la práctica social, la estructura que la posibilita y el agente que la realiza. - Es fruto de unas condiciones de existencia objetivamente enclasables. - Refleja las divisiones objetivas tanto de clases sociales como de grupos de edad y género. - Varía en función de la oposición que el agente ocupa en el mundo social. - Puede ser similar con otro habitus cuando existen posiciones similares. - Es lo que permite a los agentes dar sentido al mundo social.

902

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

-

No se impone a los agentes de forma predeterminada, sino que existe un margen de libertad. Existe una multitud de habitus. De las distintas prácticas emanadas del habitus resulta el estilo de vida asociados a los gustos y a los mismos disgustos.

Al mismo tiempo, desde la teoría de Bourdieu (1995, p.65) el espacio social de las CBH puede entenderse desde la idea de juego porque “se puede comparar el campo a un juego” en el cual, los agentes constituidos en jugadores, dan una apuestas como resultado de la competición entre ellos porque invierten el juego del monopolio de una oferta estilística estas ofertas se objetivan en los servicios de las CBH y en las practicas que se dan entre los agentes que las frecuentan - articulada con el capital viril contenido en los atributos de los agentes y con las relaciones afectivas o sexuales entre ellos; donde estos mismos jugadores están atrapados por el juego porque le otorgan a este juego y a las apuestas una creencia. Este mismo autor plantea el juego desde la idea de illusio, referida al “hecho de estar involucrado de estar atrapado en el juego y por el juego. Estar interesado en un juego social determinado tiene un sentido, que sus apuestas son importantes y dignas de ser emprendidas… cada campo define y activa una forma específica de interés, una illusio específica como reconocimiento tácito del valor de las apuestas propuestas en el juego y como dominio práctico de las reglas que lo rigen. Además, este interés específico implícito en la participación en el juego se diferencia de acuerdo con la posición ocupada en el juego… y según la trayectoria que conduce a cada participante a esta posición.” (Bourdieu, 1990, 80). Igualmente en el juego se involucra la creencia referida a la doxa, en la cual “ “…los jugadores aceptan por el hecho de participar en el juego… que dicho juego es digno de ser jugado, que vale la pena… y esta colusión forma parte de su competición y conflictos.” (Bourdieu, 1990, p.65). Asimismo, existe en el juego de las CBH unas cartas válidas y eficientes que permiten jugar, es decir el “valor de una especie de capital” (Bourdieu, 1990, p.65) que varía según los campos de las CBH porque depende del uso, además, el capital que se pone en juego es el constitutivo de la apuesta que permite a sus poseedores ejercer un poder sobre los otros establecimientos y entre los mismos clientes. Por tanto el capital que circula en las CBH es el capital viril incorporado en los agentes y objetivado en los siguientes aspectos: belleza exterior como una estética del cuerpo, edad en cuanto juventud e hiper-anatomía genital. El enunciado hiper-anatomía se utiliza para referirme a unos genitales masculinos anatómicamente grandes y que algunos de los agentes que frecuentan las CBH en su capital lingüístico denominan como bien dotado, vivir bien, vivir cerca, además, según Monick (1994, p.14) hace referencia al falo; “emblema y estandarte de la virilidad. Todas las imágenes a través de las cuales se define la masculinidad tienen como punto de referencia el falo. Vigor, determinación, eficacia, penetración, rectitud, dureza, fuerza, el falo hace efectivo todo esto. El falo es la marca fundamental de la virilidad, su sello, su señal... El falo es una autoridad subjetiva para el hombre, y objetiva para quienes lo contactan. Esto es

903

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

lo que hace arquetípico al falo... el varón usa el falo; si no puede hacerlo no es hombre... el falo abre la puerta a la profundidad masculina”. Esto permite recordar que la entraña femenina se reemplazó por el falo en las expresiones estéticas, es decir se trasformó la adoración y el culto a la feminidad-matriarcado en la del falo-falocracia ejercida en forma de poder. Esta situación originó el androcentrismo y posteriormente el patriarcado, cuyo poder desmesurado propició el machismo, apoyado en el poder fálico de la masculinidad que se deja entrever en la “machificación” de las relaciones sexuales y/o afectivas entre hombres donde opera la ley del mas fuerte objetivado no solo en los hexis corporales de fuerza y agresividad, sino también en un cuerpo musculoso, unos genitales anatómicamente bien desarrollados y en la capacidad de mantenerse erecto durante varias relaciones sexuales. 2.5. La oferta estilística de las casas de baño para hombres La ofertas estilística en las casas de baño para hombres constituyen los estilos de vida ofrecidos por el espacio de esta lógica de producción y consumo, los cuales, se fundamentan en el gusto, las disposiciones y preferencias que permiten a un agente hacer diferentes elecciones, y se manifiestan en la lógica de las propiedades y las prácticas en la oferta estilística del campo (Bourdieu, 1990). Por una parte, la lógica de las propiedades se manifiesta en los servicios básicos ofrecidos: sauna y turco, los servicios complementarios: jacuzzi, piscina, etc., por otra la lógica de practicas se manifiesta en el acto de bañarse, descansar, disfrutar del esparcimiento, relacionarse sexual y/o afectivamente con otro hombre: bello, joven y bien dotado. Además, cabe anotar desde la perspectiva de Bourdieu que los gustos de cada uno de los ocupantes de las CBH ante estas propiedades y prácticas son siempre distintivos (Bourdieu, 1990), porque la distinción es una diferencia inscrita en la propia estructura del espacio social de las CBH cuando se le percibe conforme a categorías acordadas a esta estructura y es expresado por medio del capital viril configurado en “otro nombre de distinción”. Asimismo, es necesario reiterar según este mismo autor que no se puede prescindir de la noción de habitus porque facilita entender y explicar la constancia de las disposiciones, de los gustos y de las preferencias de los agentes que frecuentan las CBH (Bourdieu, 1995). No obstante, se supone que en la CBH es el lugar donde con mayor sencillez se realizan contactos sexuales secretos. Sin embargo existe un cúmulo de circunstancias que convierten esa facilidad en aparente. Es importante que en las CBH exista un proceso de cortejo cuando resulta evidente lo que todos los hombres presentes lo desean. Asimismo, en estos lugares no es usual la presencia de hombres que se apasionan por las mujeres, aunque no se descarta su ingreso, generalmente corresponde a los casados, y en la que no caben dudas respecto a los objetivos por los que han acudido. De todas maneras, allí se reproduce igualmente un proceso de ligue similar al que acontece en otros ámbitos, como por ejemplo en la calle.

904

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

3. Conclusiones: Los agentes que manejan los umbrales y los servicios de ofertas estilísticas de las CBH reiteran las expresiones propias del eufemismo, tales como: el esparcimiento y el descanso ante el concepto que tiene los ocupantes de las CBH, lo cual es paradójico frente al acuerdo y la legitimidad respecto a la idea de que las CBH se configuran en lugares propicios para establecer relaciones sexuales entre los agentes masculinos que las frecuentan. En consecuencia, ante las ofertas estilísticas de las CBH establecidas en Bogotá, se puede inferir que los eufemismos: descanso, esparcimiento, distracción, amistad, circulan alrededor del acto de bañarse y disimulan las relaciones sexuales o afectivas entre los agentes, pero al mismo tiempo, dejan entrever una lógica de producción y consumo de las ofertas estilísticas entre los productores y consumidores de las CBH constitutivas del mercado gay donde la principal oferta estilística está centrada en la producción y el consumo de un modelo de masculinidad entre los hombres que se apasionan por otros hombres. Cabe anotar de acuerdo con Guasch que “la virilidad es un valor añadido en el ámbito de las relaciones interpersonales entre varones gay, donde existen procesos de control social informal que estigmatizan a quienes se alejan del modelo viril, tachándolos de “locas”. Hasta los años setenta la loca es el tipo homosexual predominante... Se trata del estilo homosexual más clásico, en el que el varón acepta las restricciones que le impone la sociedad como estrategia de supervivencia y para diluir el control social. La loca construye su identidad estereotipando el estilo femenino. Pero la revolución gay impone al macho. Es un tipo hipermasculino que... reproduce la mayoría de los preceptos que el modelo heterosexual dispone para la identidad masculina... con el macho aparece un tipo de identidad sexista, misógina y homófoba... Sin embargo, de manera global, la subcultura gay no consigue generar un modelo de identidad masculina, distinto del modelo heterosexual” (Guasch, 2000, p.134). En consecuencia, de acuerdo con el mismo autor, es importante mencionar que “en los Estados Unidos en la década de los noventa, la crisis de la heterosexualidad entre los gays provoca la aparición del queer como un ejercicio político que pretende mantener las diferencias cuando éstas se diluyen. En el contexto de una subcultura gay cada vez más convencional, un nuevo movimiento político y social pretende definir y transformar las identidades de género: lo queer. Lo queer (lo raro, extraño, exótico, lo no convencional, lo que molesta, crítica y provoca al tiempo) es el resultado de la suma de una mirada de minorías (muy a menudo minorías sexuales) que cuestionan el orden sociosexual vigente y que persiguen, especialmente la disolución de los géneros” (Guasch, 2000, p.135). En definitiva, las casas de baño para hombres en Bogotá compran y venden una cierta forma de identidad masculina hegemónica en el acontecer de la inmediatez y fugacidad del mercado gay. Dicha identidad está constituida por un contenido mítico y ficticio porque a través de la fabricación de este producto identitario, asociado a las propiedades y las prácticas, se pone en juego entre los ocupantes de las CBH el contenido de esta oferta estilística. El contenido está referenciado en el mito de la belleza, de la juventud y de la

905

Violencia: ¿el juego del hombre (memorias) Violence: A game for men? (conference proceedings)

hiper-genitalidad, los cuales son constitutivos del capital simbólico de virilidad que circula en el campo de las CBH, y que los agentes que las frecuentan lo apuestan, en los juegos de la sexualización o afectivización de las relaciones, en la opacidad de los vapores y en los secretos que se develan al cruzar los umbrales de las casas de baño para hombres.

Bibliografía Bourdieu, P. (1988). La Distinción: Criterios y bases sociales del buen gusto. Madrid: Taurus. Bourdieu, P. (1990). Sociología y cultura, México: Grijalbo. Bourdieu, P. (1991). El sentido práctico, Madrid: Taurus. Bourdieu, P. (1995). Respuestas por una antropología reflexiva. México: Grijalbo. Eribon, D. (2000). Identidades: Reflexiones sobre la cuestión gay. Barcelona: Bellaterra. Gerard, V. (2001). Historia de la vida privada, Madrid: Taurus. Giddens, A. (1992). La transformación de la intimidad: sexualidad y erotismo en las sociedades modernas. Madrid: Cátedra. Guasch, O. (1991). La sociedad rosa. Barcelona: Anagrama. Guasch, O. (2000). La crisis de la heterosexualidad. Barcelona: Laertes. Monick, E. (1994). Phallos: imagen sagrada de lo masculino. Santiago de Chile: Cuatro vientos. Salazar, A. (1995). Nictálopes al encuentro de un Otro que es un Yo. Sociografía de los lugares para hombres gay en Cali, (Trabajo de Grado). Cali: Universidad del Valle.

906

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.