Arte y Educación, salvavidas de México y el mundo.

4+ Arte para Salvar a México Por: JJ Cuanalo

Arte

y Educación, salvavidas

de México

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y el mundo.

En la entrega número 5 de esta columna arte para salvar a México, hablé del ‘Síndrome de la Casita’, una figura que utilizo para explicarle a mis alumnos la causa de muchos de los problemas de nuestra sociedad contemporánea. Para los que no lo recuerdan la cosa va más o menos así:

A los niños pequeños en el kinder se les enseña a representar su casa con un dibujo hecho a base de un cuadrado (generalmente a línea negra con fondo blanco) debajo de un triángulo (generalmente rojo), con otro rectángulo en el centro a manera de puerta y probablemente un cuadrado en uno o ambos lados de la puerta a guisa de ventanas… Pero resulta que de entrada el niño no asocia su hogar con la fachada y, aunque lo forcemos a hacerlo, lo más probable es que su fachada no se parezca en nada a ese esquema, pero las maestras de kinder lo van a presionar y presionar hasta que acepte y se convenza de que ese cuadrado con triángulo encima ‘se ve’ como una casita.

de la casita operando al máximo. Pero, ¿cómo atacar este problema? Las estadísticas oficiales de países como México muestran que el arte ya es una parte de los programas oficiales, también muestran que se le ha dedicado harta tinta y saliva en las reuniones, congresos, estudios y actualizaciones de planes de estudio.

Una persona que, desde su educación más básica, aprende a aceptar como ciertas las cosas que se le enseñan, a pesar de que todas las evidencias del mundo real le digan lo contrario (y los invito a contabilizar cuantas casas de su calle, colonia o ciudad coinciden con el formato cuadrado-techo-triangular-rojo), es una persona dispuesta a creer cualquier mentira, ciega a cualquier evidencia del mundo real, predispuesta a la superstición, dócil y carente de todo sentido crítico. Un ciudadano así, está incapacitado para ejercer la vida cívica de forma responsable, para dirigir su propio destino, para ejercer el consumo responsable, cuidar de su planeta o de cualquier manera contribuir a aumentar las posibilidades de supervivencia de la especie humana.

Y aquí entra en juego otra figura que utilizo comúnmente para explicar a mis alumnos el estado que guarda el arte en la actualidad. A este otro ejemplo le llamaremos el ‘Síndrome de Traje Nuevo del Emperador’. Algunos de ustedes quizás recuerden el cuento clásico del Traje Nuevo del Emperador, que trata de un soberano vanidoso que se gastaba el erario público en conseguirse lo más novedoso, sofisticado y fino de la moda. Unos bribones deciden timarlo y le ofrecen un traje hecho con la tela más fina del mundo, tan fina que casi no pesa nada y que las personas de mala cuna y las ineptas para su trabajo no la pueden ver. Por supuesto la tela no existe y, después de sacarle una fortuna al emperador un día le presentan su traje terminado, que nadie puede ver porque no existe, pero que todos dicen ver para que no se piense que son de mala sangre o ineptos para su chamba. El emperador desfila desnudo por las calles de su capital y todo el mundo, pensando que los demás ven el traje, pretenden ellos también verlo, hasta que un niño inocente grita: ¡El emperador va desnudo! Y poco a poco toda la gente se va animando a reírse y decir lo mismo.

Bien analizados, el origen o causa de casi todos los problemas que vivimos en el mundo de hoy en día se puede trazar hacia atrás hasta llegar a un problema de educación. Y ese no es un problema genérico, no se resuelve con más escuelas o presupuestos; se trata de un problema de fondo, se trata del síndrome

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Cuando decimos que el agua se esta acabando, es precisamente a causa del síndrome de la casita. A pesar de que la ciencia nos demuestra que el agua no se esta acabando y a pesar de todas las evidencias de que el problema no es el agua sino nosotros. Las personas preocupadas por la escasez de abasto de agua potable no enderezan sus campañas y esfuerzos contra el crecimiento poblacional desmedido, que es la principal causa de esa escasez. Otro tanto podemos decir del problema de la deforestación, que es producto de dos factores, el capitalismo voraz a nivel mundial, y las ideologías de ciertas culturas que impulsan a su población a reproducirse irresponsablemente.

Según los datos oficiales, nuestros niños y jóvenes en formación ya tienen al arte como parte integral de su formación escolar, en adición a todo el presupuesto ejercido por los institutos de arte y cultura de la federación, los estados y los municipios. ¿Qué más se puede pedir?

Pues ese es mayormente el estado que guarda el arte hoy en día, en el seno de las instituciones de arte y cultura, incluyendo las escuelas supuestamente encargadas de formar a los expertos en arte. No hace mucho una ex-alumna me comentaba que, ahora que estudia en Oaxaca, le toco una clase de escultura que consiste en dos horas de charla semanal, sin que nadie haga realmente nada de escultura y donde, un alumno que presentó una figura de acción de las llamadas ‘G. I. Joe’ que recupero desmembrada de la basura o de alguna caja de cosas viejas, la colocó sobre una mesa y explicó que ese muñeco roto representaba la discontinuidad del tiempo en la obra de Julio Cortazar… ¡y eso le valió los elogios de su maestro!

Gracias al síndrome de la casita, a la gente que le presentamos una escoba y un recogedor recargados sobre la pared de una galería y les decimos que eso es una gran obra de arte, están dispuesto a observar estos objetos largamente, con aire intelectual y decir que pueden claramente ver la referencia a Julio Cortazar o a Rembrandt. Dicen ver lo que no pueden de ninguna manera ver, porque no esta allí, pero dicen verlo para no parecer ignorantes. Esto es el síndrome del traje nuevo del emperador y, desafortunadamente, sus victimas son los encargados de implementar el arte en la educación. De esa manera se entiende, porque aunque nominalmente halla arte en los planes de estudio, no hemos podido desarrollar el pensamiento crítico de nuestras nuevas generaciones, que siguen siendo presas del síndrome de la casita. La única solución entonces para nuestros problemas de injusticias, hambre, calentamiento global, escasez de agua y muchos más, será entonces que las escuelas que forman a los expertos en arte implementen la formación Arsológica; que las instituciones encargadas de la cultura en los tres ámbitos de gobierno, se asesoren por expertos con formación Arsológica para el diseño e implementación de sus programas y, sobre todo, que el arte entendido desde la perspectiva Arsológica se vuelva parte esencial de la educación básica. No como adorno o complemento, no como entretenimiento ni formación de meras destrezas manuales. El arte como base del pensamiento crítico, como forma de observación directa de la realidad que nos circunda, el arte como contenido y forma de la mayor parte de las horas de la educación básica, junto con el deporte, las actividades productivas con uso de herramientas y solución de problemas, la caligrafía y las estrategias Metacognitivas o de ‘aprender a aprender’.

Un joven artista veracruzano recibió recientemente el 1er premio en la Bienal Miradas, con una obra consistente una especie de cartita o nota escrita a mano con dos estampitas pegadas, una siendo un recorte de un letrero de ‘se busca perro’ y la otra un pequeño retrato de mediana confección, pero que el autor presentó como equivalente al famoso autorretrato de Rembrandt … ¡wow!

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Como pueden ver, el arte integrado a la educación es la respuesta no sólo para salvar a México, sino al mundo, los niños famélicos del África (o cualquier otra parte), a los delfines, el amazonas y la mayor parte de todo lo que necesite ser salvado. Pero no cualquier cosa a la que le llame arte cualquier aficionado, sino esa cosa, ese proceso específico que es y ha sido el verdadero arte desde la época de las cavernas hasta nuestros días, tal y como lo estudian y lo enseñan los investigadores de la Arsología.