Arte, piel de barrio. Memorias artísticas y culturales desde las esquinas y calles del noroccidente de Medellín: 1970 - 2012

July 21, 2017 | Autor: E. Hernández Ciro | Categoría: Historia Urbana, Patrimonio Cultural, Memoria barrial
Share Embed


Descripción

Arte, piel de barrio Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín:

1970 - 2012

Arte, piel de barrio Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín:

1970 - 2012

Primera edición junio de 2013 © Eulalia Hernández Ciro, Lizet Macías Arce, Natalia C. Marín Pineda y Hamilton A. Suárez Betancur © 2013 Alcaldía de Medellín ISBN: 978-958-57819-0-0 Corrección de estilo: María Mercedes Gómez Gómez Diseño y Diagramación: Julio César Ortiz Torres Impresión: Litografía Eiffel Este proyecto fue realizado con dineros públicos priorizados por las y los ciudadanos de la comuna 6 – Doce de Octubre, con recursos del programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Secretaría de Cultura Ciudadana del Municipio de Medellín. Prohibida la reproducción total o parcial, con cualquier propósito o por cualquier medio, sin la autorización expresa de la Alcaldía de Medellín. Editado e impreso en Medellín, Colombia, Suramérica

ANÍBAL GAVIRIA CORREA Alcalde MARIA DEL ROSARIO ESCOBAR PAREJA Secretaria de Cultura Ciudadana CARLOS MARIO GUISAO Subsecretario de Arte y Cultura JUAN CAMILO CALDERÓN MARTÍNEZ Coordinador Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo Secretaría de Cultura Ciudadana RUBEN ECHAVARRÍA MARÍN Interventor FREDDY ORLANDO ORREGO GARCÍA Representante Legal Corporación Construyendo JUAN MANUEL SEPÚLVEDA P. Coordinador Administrativo del Proyecto “Recuperación y promoción de la memoria artística, cultural y patrimonial de la Comuna 6. Patrimonio de todos y todas” EULALIA HERNÁNDEZ CIRO Investigadora Principal LIZET MACÍAS ARCE NATALIA C. MARÍN PINEDA HAMILTON A. SUÁREZ BETANCUR Investigadores GLORIA GIL ALZATE Dinamizadora de Medios de Comunicación CÉSAR ORTIZ Diseñador MARÍA MERCEDES GÓMEZ GÓMEZ Correctora de Estilo

Agradecimientos sinceros a todas aquellas personas que compartieron sus pasiones, sinsabores, recuerdos gratos, dolores y relaciones con el Noroccidente de Medellín; Que abrieron sus corazones, armarios y álbumes y que no tuvieron temor de compartir sus experiencias y horizontes de vida; Porque sus energías hicieron posible este trabajo.

Tabla de contenido Introducción

9

El barrio

11

“Comprometido, político, sin ambigüedades”: el arte de los años setentas y ochentas del siglo XX Procedencias. ¡Juntémonos! (I). La “Golconda”, la iglesia y la teología de la liberación. Centro Artístico Castilla CAC: por un arte el servicio del pueblo.

13 14 16 22 23

Un momento paradójico: manifestaciones artísticas y culturales entre 1987 y finales de la década de 1990 ¡Juntémonos! (II) Recuperemos la calle. Encuentros.

25 31 34

Re-configuraciones La institucionalización de los procesos. ¡Juntémonos (III)! ¿Qué está pasando hoy? Radiografía: retos, sueños y proyectos.

36 37

Arte, política y espacio: una visión Listado de entrevistados. Listado de asistentes a los talleres con metodología de Diagnóstico Rápido Participativo – DRP. Créditos de los archivos fotográficos.

44 49

Bibliografía

50

39

49 49

Los niños se toman “El Planchón”, barrio La Esperanza (s.f.) Archivo privado de Oliverio Ríos Osorio, Medellín.

Introducción

Las expresiones artísticas y culturales han pintado el barrio. Y pintar no solo quiere decir plasmar líneas y trazos en diversas superficies sino, además, darle rostro, textura, color, sabor y sonido a la vida barrial, incidiendo así, tanto en su cotidianidad, como en su estructura urbana. En este sentido, la búsqueda por las memorias artísticas y culturales del Noroccidente de Medellín desde los años setenta hasta hoy, tiene una sensibilidad espacial. Sensibilidad porque han sido las esquinas, cuadras, aceras, calles, mangas, canchas, escalas, teatros al aire libre, escuelas, liceos, iglesias y acciones comunales, los epicentros de estas prácticas; y los parches, galladas, grupos, colectivos y organizaciones, las formas como han logrado “juntarse” para sacar adelante las causas, atender las urgencias y mantener los sentimientos comunes.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

9

Así pues, serán tres los momentos que tienen que ver con contextos, lugares, personajes y prácticas, los que guiarán la narración de estas memorias. El primero, entre la década de 1970 y la mayor parte de 1980, estará signado por las prácticas artísticas anunciadas como “comprometidas, políticas y sin ambigüedades”. El segundo, que va desde 1987 hasta finales de la década de los noventa, se caracteriza por el reconocimiento de la diversidad y la proliferación de grupos artísticos y culturales que, de la mano de otros grupos de la ciudad, enriquecieron su quehacer con nuevas técnicas, energías y saberes. El tercer momento, es un período de re-configuraciones, que contempla los últimos años del siglo XX y la primera década del XXI, enmarcado en una breve radiografía de los retos, sueños, nostalgias y proyectos del quehacer artístico del territorio. Finalmente, un texto que da cuenta de la relación entre arte, espacio y política, característica de la zona Noroccidental.

10

Antes de iniciar este recorrido, es preciso aclarar que las dinámicas encontradas sobrepasan los límites jurídico-administrativos y, por ello, más que la Comuna, el Barrio será la espacialidad central. * Estas líneas no pretenden ser definitivas, más bien, intentan responder dos preguntas fundamentales ¿Qué no olvidar? y ¿A quién no olvidar?, presentamos una versión de la memoria colectiva, construida a partir de recorridos, entrevistas, talleres, conversaciones, registros audiovisuales, historias de barrio, entre otros materiales. Seguramente, hay silencios, presencias y ausencias, así que proponemos, más bien, abrir puertas y sensibilidades para futuras y diversas formas de recordar las expresiones artísticas y culturales del territorio. La investigación Arte, piel de barrio. Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del Noroccidente de Medellín, es un homenaje a las mujeres y hombres asesinados, desaparecidos o desterrados que, desde el arte y la cultura, de modo individual o colectivo, lucharon por edificar con los habitantes de la zona otras alternativas y visiones del mundo; pero también, es un homenaje para otros artistas, líderes y colectivos que hoy están presentes y siguen con las búsquedas y luchas por vivir dignamente.

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

El barrio

cero

Para algunos, hablar de “comuna” es seguirle “jugando al discurso de la administración, que impuso una división absurda y que hace que los procesos y la gente entre en competencia”; para otros, la “comuna” nace, tiene significado y opera en otros contextos, como los de la “Comuna de París” del siglo XIX europeo; otro tanto, no hablan de la comuna uno, dos, tres… sino de la comuna Nororiental y Noroccidental y reconocen en la expresión “las comunas de Medellín”, una estigmatización en torno a la violenta década de 1990. Algunos hablan de Castilla, para referirse a todo el noroccidente de la ciudad y unos más, piensan que hay un exceso de límites impuestos en sus territorios porque, además de los decretados por el gobierno local y los establecidos por el Programa de Seguridad por Cuadrantes de la Policía Nacional, tienen que “lidiar” con las fronteras trazadas en él, por los grupos ilegales.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

11

Pero en lo que muchos sí coinciden es en hablar del barrio, como realidad y como nostalgia que propicia cercanías, lazos de amistad y solidaridad: “el barrio era, como dicen los buses, Castilla Doce de Octubre, Castilla La María, Castilla La Unión, Robledo Kennedy, 12 de Octubre París”. Así que más allá de tener como punto de partida los límites jurídico-administrativos que dividen la ciudad en comunas, la presente investigación propone ir tejiendo las espacialidades del arte y la cultura a través de las prácticas y expresiones recordadas. Es decir, en vez de preguntarnos por cuáles barrios de la Comuna 6 Doce de Octubre tuvieron un movimiento de rock en los años ochenta del siglo XX, tratamos de reconstruir las canchas, esquinas, bares, parches, los ensayaderos y las rutas que se fueron dibujando por toda la zona Noroccidental y la ciudad. De este modo, atendiendo a los recuerdos y sentidos del arte y la cultura en, desde y por el barrio, pero también, retomando las palabras del profesor John Muñoz, que lo reivindica como lugar de resistencia cultural en tiempos de globalización, el barrio será el epicentro de nuestras reflexiones.

12

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

uno

“Comprometido, político, sin ambigüedades”: el arte de los años setentas y ochentas del siglo XX Hablar del arte y la cultura en y desde el barrio, es hablar de cómo estas prácticas han incidido en la forma urbana, en las estéticas y en la vida barrial, es decir, en los procesos de producción y apropiación del espacio; pero también, en cómo los contextos sociopolíticos y económicos, locales y globales, son decisivos para el surgimiento de estas expresiones artísticas y culturales. Por ello, iniciaremos con las procedencias, es decir, contando un poco el surgimiento de los barrios y las características espaciales, económicas, políticas y culturales que los han constituido. A la par de estos procesos, o mejor, al calor de las luchas populares por una vida digna en la ciudad, empezaron a tejerse fuertes relaciones entre los movimientos sociales de los años sesenta, setenta y ochenta del siglo XX y las expresiones artísticas y culturales barriales, de las cuales surgieron procesos pioneros de agrupación y articulación.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

13

Procedencias En el siglo XVII, Jorge Robledo y su ejército de soldados españoles llegaron por las montañas del noroccidente al Valle de Aburrá; “pasaron derecho” por estas tierras y se ubicaron en el centro y sur oriente (El Poblado). Desde entonces y por varias décadas, mientras estos sectores se consolidaban como el núcleo urbano, el Noroccidente fue reconocido como el sector rural de la ciudad y denominado Otrabanda, por estar al otro lado del río Medellín.

Dos barrios centrales, Robledo y Castilla, que no deben asumirse a nivel territorial como lo determina, actualmente, su división jurídico administrativa, fueron dos grandes focos de poblamiento que empezaron a tomar una fuerza inusitada a partir de 1930, cuando tanto los desplazados y migrantes del campo, como los trabajadores del Matadero Municipal y los obreros de las fábricas de Coltejer, Fabricato y Everfit, ocuparon y construyeron sus hogares en mangas y pantaneros.

El Picacho desde el barrio La Esperanza (s.f.) Archivo privado de Oliverio Ríos Osorio, Medellín. En los años sesenta del siglo XX, el Cerro El Picacho era un lugar lejano geográficamente, pero cercano en los afectos e imaginarios de los habitantes del Noroccidente y de toda la ciudad. Fue refugio de familias ante los “comandos armados” que actuaban en esa época y muchas de ellas encontraron en él su primer hogar. En sus alrededores, se organizaban paseos de olla, caminatas y eventos culturales. Hoy, El Picacho es un referente geográfico y cultural, lugar religioso, turístico y ecológico, que está presente en la cotidianidad y en los recuerdos de muchos medellinenses.

14

Trabajo colectivo y solidario en el barrio La Esperanza (s.f.) Archivo privado de Oliverio Ríos Osorio, , Medellín.

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Ante la demanda masiva de vivienda de los nuevos pobladores, las familias Cock y Carvajal, dueños de las tierras del noroccidente, se convirtieron en los primeros “urbanizadores piratas” de esta urbe en crecimiento: lotearon sin autorización y sin las normas mínimas de edificación definidas por el Estado; sin ningún tipo de equipamientos, ni de servicios públicos básicos. Con Castilla como epicentro y bajo esta modalidad de loteo pirata, entre las décadas de 1950 y 1960, empezaron a consolidarse -en su mayoría por autoconstrucción, con materiales convencionales o de desecho- barrios y sectores como Belalcázar, San Martín de Porres, La Esperanza, Castillita, Kennedy, Miramar y El Diamante. Paralelo a este poblamiento, el Instituto de Crédito Territorial –ICT- entidad del gobierno nacional, ofreció soluciones de vivienda en los barrios Santander, Pedregal, Alfonso López, Florencia, Girardot, Boyacá y Tejelo, donde los nuevos moradores aportaban su mano de obra y el ICT los materiales para la construcción.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

Los asentamientos surgidos por las dinámicas del loteo pirata y de la autoconstrucción, así como la apropiación de tierra a través de la invasión y construcción de ranchos y “tugurios”, reafirmaban el carácter obrero y daban cuenta de una conformación social particular en el norte de la ciudad, que sería decisiva para la movilización, la organización política y para el tipo de expresiones artísticas y culturales que empezaron a aflorar allí.

15

¡Juntémonos! (I)

Participación femenina en los convites (s.f.) Archivo privado de Oliverio Ríos Osorio, Medellín.

Por varios años, la carrera 73 fue “el tope” del barrio. Muchos hogares no tenían agua, energía eléctrica o acueducto; las calles eran pantanosas y no había escuelas, liceos, centros de salud, iglesias, ni equipamientos para la cultura, la recreación y el deporte; en cuanto al servicio público de transporte, éste solo llegaba hasta ciertos lugares, por lo cual, las filas en el centro de la ciudad, para alcanzar una de las pocas rutas disponibles, se hacían interminables. Así, la ausencia estatal y la limitada capacidad económica de los pobladores de la zona, llevaron a que la dotación de servicios públicos, la infraestructura y las mejoras barriales, en general, se hicieran a través del trabajo comunitario y la ayuda mutua (organizaciones cooperativas), porque “juntarse” era la principal alternativa. El convite, forma de asociación tradicional –que hace parte del tejido solidario de las zonas rurales y que se trasladó a la ciudad-, fue una de las principales estrategias para cumplir

16

estas tareas, donde un grupo de vecinos se unía para concretar obras de interés común, como la apertura de vías y la construcción de escuelas e iglesias. A la par de este trabajo colectivo, la lucha por la vida digna en el barrio tomaba cuerpo en los centros cívicos, en grupos parroquiales de jóvenes, en las acciones comunales, en los comités de cuadra y de barrio (de transporte, de educación, de salud, de comunicación popular); en los paros cívicos, en las carpas obreras y en las tomas estudiantiles universitarias. Estas formas de expresión del sentido comunitario y solidario, vieron en las diversas manifestaciones y prácticas artísticas, unas aliadas fundamentales. Las peñas culturales, bingos, bazares, “recreaciones”, semanas culturales, talleres formativos, poesías, publicaciones periódicas, carteles, murales, pancartas, obras de teatro y letras de varios géneros musicales (rock, punk, canción social, música latinoamericana), acompañaron y fortalecieron estas movilizaciones.

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Los periódicos barriales desempeñaron un importante papel en la formación política y en la divulgación de las problemáticas cotidianas. Las consignas y reflexiones iban de la mano con entregas literarias, poemas, caricaturas y guiones de obras de teatro. (Derecha) Portada del Periódico El Inconforme (1980); (Izquierda) Portada del Periódico El Inconforme (1982) Archivo de la Corporación Simón Bolívar, Medellín.

Pero estas luchas no fueron únicamente locales: corrientes revolucionarias, llegadas desde diversos países de América Latina y desde otros lugares del mundo, se tomaron múltiples escenarios que iban, desde las grandes urbes capitales, hasta las paredes, calles y auditorios de los liceos y escuelas de los barrios, en ciudades como Medellín, donde, a través de “pintas” en los muros, peñas culturales y actividades artísticas en las carpas obreras, surgían voces de protesta frente a los regímenes políticos y económicos dominantes y expresaban la solidaridad con los países y lugares, objeto de intervenciones imperialistas. En efecto, el inicio de la segunda mitad del siglo XX estuvo marcado, entre otras cosas, por una crisis del capitalismo -sistema

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

económico imperante-; por la intención de abolir las conquistas obreras obtenidas desde principios del siglo y por el desmonte del Estado de Bienestar que se había consolidado después de la Segunda Guerra Mundial. Con este panorama, la derrota del ejército norteamericano en Vietnam llenaba de fuerza al movimiento antiimperialista que venía consolidándose, así como el triunfo de la Revolución Cubana ofrecía una opción diferente al capitalismo y los movimientos obreros y estudiantiles del revolucionario Mayo del 1968, no solo sacudían a Francia, sino que también tenían eco en México y en otros países latinoamericanos.

17

En este contexto, el paro cívico de 1981, que reclamaba un mejor servicio de transporte para la zona Noroccidental, se convirtió en una de las luchas más recordadas por sus habitantes: pitos, arengas, sirenas, gritos y tapas de ollas que batían las mujeres, amas de casa, se tomaron las calles y hombro a hombro, con estas voces, cantautores y notas musicales empezaron a tener una fuerte presencia en estas manifestaciones políticas. Desde entonces, la calle, la cuadra y el barrio, han sido los espacios de protesta, pero también, los escenarios de las múltiples expresiones artísticas de esta parte de Medellín. Es así como en sus inicios, las expresiones artísticas del barrio tuvieron una clara orientación política: lo artístico era caracterizado como “político, comprometido y sin 1 ambigüedades” ; “no había organización artística que no naciera alrededor de una propuesta de organización social”2 y, al mismo tiempo, “las reivindicaciones y luchas sociales movilizaron las capacidades artísticas”3; es decir, al calor de estas luchas se fueron “descubriendo” talentos, donde no solo se trataba de la reivindicación de una vida digna, sino, además, de las situaciones del mundo, del país y de la ciudad, bajo la influencia de movimientos sociales y estudiantiles de izquierda y con la composición mayoritaria de los moradores de la zona: obreros y asalariados con una posición crítica y contestataria frente al Estado.

1. Entrevista a Carlos Alberto David “Caliche”, Baterista del grupo de punk Desadaptadoz, 13 de noviembre de 2012.

“Atrás la intervención imperialista en El Salvador”, consigna pintada en una de las paredes de la Escuela República de Cuba, durante la apertura de la carrera 74 (s.f.)

18

2. Entrevista a Sol Piedad Estrada, profesora de la Institución Educativa CASD e integrante de procesos artísticos y culturales, 2 de noviembre de 2012. 3. Ibíd.

Archivo recopilado en la tesis de antropología de Carlos Andrés Cañaveral Úsuga, Universidad de Antioquia, 2007.

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Las canchas, los liceos y escuelas, con sus maestros, maestras y gestores, fueron, al mismo tiempo, productores de artistas y escenarios para el arte. El Centro Auxiliar de Servicios Docentes Cancha La Tinajita, barrio Santander (s.f.) Archivo de la Casa -CASDconstituido de la Cultura Francisco de Paula Santander, Medellín. en 1975, fue diseñado, inicialmente, como una Escuela de Artes y Oficios, que incluyó como parte de su infraestructura, tableros con pentagramas; salones adecuados para la pintura, la danza y el baile; un teatro al aire libre; un auditorio cerrado y se ocupó de la enseñanza de instrumentos musicales, como guitarra y flauta. Además de encuentros artísticos, en sus instalaciones se realizaron Asambleas Barriales y otras actividades comunitarias. Por su parte, el Liceo Alfredo Cock Arango fue el recinto de varios Salones de Artes Plásticas que tuvieron alcance en la ciudad y fue lugar de ensayos de grupos de teatro y cuna de escuelas de formación y de vida, como la Corporación Cultural Renovación4.

4. A propósito, ver al final de la cartilla la historia de vida “Gabriela Montoya, “Gaby””.

Con la figura de la “alfabetización”, desde el Liceo Cooperativo La Esperanza –liderado, en su época, por curas belgas y hoy conocida como Institución Educativa La Esperanza- se proyectó la educación a la comunidad, promoviendo el trabajo social, el sentido comunitario y los liderazgos juveniles. Este Liceo también fue epicentro de las Semanas Culturales, que no solo involucraban a los estudiantes, sino al barrio en general, destacándose el encuentro de danza folclórica. Dichas instituciones son recordadas hoy, como “cuna de artistas de la comuna” y de reconocidos grupos de danzas, chirimías, pintores y músicos que desplegaron sus talentos, como el reconocido artista, Fredy Serna (1972).

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

19

Presentación de danzas en el Auditorio del CASD (s.f.)-aproximadamente, en la década de 1980Archivo privado de Martha Hermelinda González de Chaverra (Marta Chaverra), Medellín.

El trabajo comunitario (s.f.) Archivo privado de Oliverio Ríos Osorio, Medellín. Alrededor de los sancochos, las chocolatadas y las conocidas empanadas de iglesia se recogieron fondos para apoyar a los grupos artísticos y a las familias necesitadas, así como para aportar, también, a la construcción de iglesias y escuelas. Estas prácticas gastronómicas fueron y siguen siendo vitales en las relaciones vecinales, donde al calor del fuego, se cocinan importantes iniciativas comunitarias.

20

De otro lado, las peñas culturales, realizadas en las calles y en los auditorios de estos Liceos, fueron espacios de encuentro y de intercambio de grupos artísticos de los diferentes barrios y de las diversas organizaciones que “aportaban” algún acto cultural. Este espacio hacía parte de las movilizaciones para protestar por la ausencia de servicios públicos y la valorización por obras como la Terminal de Transportes del Norte; donde, además, se reconocían nuevos talentos y revelaban lo que había a nivel de producción artística. A su vez, fueron espacios de expresión de solidaridad por las masacres perpetuadas en la región o como modo para recolectar fondos para la construcción de equipamientos colectivos, como en el caso de la iniciativa pro-construcción de la Casa de la Cultura del Barrio Kennedy, liderada por la Corporación Simón Bolívar y que, con una marcha de teatreros o “gran comparsa”, combinó música, danza, teatro, poesía, pantomima, pintura facial y disfraces para conseguir recursos y “compartir el trabajo artístico popular”. Las carpas obreras, por su parte, fueron punto de encuentro del arte, la cultura, la política y la movilización social. En el sector industrial de Caribe, durante protestas obreras en fábricas como Prodenvases y Everfit y en otras huelgas de la ciudad, los grupos artísticos de la zona y los líderes comunitarios hicieron presencia. Al mismo tiempo, en los barrios se hicieron carpas de solidaridad con los obreros, que contaban con presentaciones de grupos artísticos y con estrategias como la “operación canasta”, para recolectar alimentos y dinero para el sostenimiento de los trabajadores.

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Otro lugar importante para la exaltación de estas manifestaciones artísticas fue la Universidad de Antioquia que, desde los años sesenta del siglo XX, se constituyó como un sitio de partida y de llegada de las movilizaciones sociales; punto de encuentro de obreros, campesinos y estudiantes; escenario para las peñas culturales y las actividades artísticas; espacio de reunión para los debates políticos; escuela de formación de ideologías de izquierda y lugar para los ensayos de grupos y artistas. El cruce entre la vida barrial y este espacio universitario no sólo ocurría cuando los jóvenes “pasaban” a la Universidad, convirtiéndose en un orgullo para todo el barrio, sino, además, cuando estudiantes y profesores llevaban sus saberes al barrio, creando grupos de teatro, de danza y talleres de pintura.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

Asamblea Educativa en el Liceo La Esperanza, donde Jerónimo, el recordado cura Belga, lidera la discusión (1981) Archivo recopilado en la tesis de antropología de Carlos Andrés Cañaveral Úsuga, Universidad de Antioquia, 2007.

21

La “Golconda”, la iglesia y la teología de la liberación Antes de la influencia del movimiento obrero y de la Universidad sobre estas comunidades, la iglesia jugó un importante papel –revolucionario, si se quiere- en la vida cotidiana de los barrios. El templo fue uno de los primeros puntos de encuentro y sociabilidad; los atrios de las iglesias, las primeras tarimas dispuestas para las presentaciones; las bandas de la parroquia, una importante escuela de formación y la celebración de la Semana Santa, un espacio para desplegar talentos teatrales, elaboración de artesanías y muestras plásticas, en general; como es el caso de la iglesia de San Judas en Castilla, que se le apropió como teatro y hoy sigue siendo un referente de las expresiones artísticas y culturales.

Primer párroco de la iglesia de Nuestra Señora de La Valvanera, barrio Pedregal, ayudando a su edificación (s.f.) Archivo privado del Teatro al Aire Libre y la Casa de la Cultura de Pedregal, Medellín.

22

En este contexto, entre la década de 1960 y comienzos de 1970, se perciben los ecos y expresiones de una asociación de clérigos católicos colombianos, llamada “Golconda” que, bajo la nueva teología social latinoamericana, conocida, posteriormente, como teología de la liberación, expandió su trabajo y su filosofía por todos los barrios. En La Esperanza, por ejemplo, los curas belgas fueron, utilizando una expresión contemporánea, unos importantes gestores culturales y en otros barrios como Pedregal y Doce de Octubre, protagonizaron convites y comprometidas luchas populares.

Las bibliotecas populares fueron una forma privilegiada de promocionar la lectura y llevar información a los barrios de las ciudades, así como para propiciar el encuentro artístico y cultural. En la fotografía de la Biblioteca Popular de La Esperanza, aparece un cuadro del Cura Camilo Torres, cuyo recuerdo también era recurrente en las “pintas” hechas en las movilizaciones de los barrios (s.f.) Archivo privado del Centro de Integración

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Centro Artístico Castilla CAC: por un arte el servicio del pueblo GENERAL, TU TANQUE ES MÁS FUERTE QUE UN COCHE Arrasa un bosque y aplasta cien hombres Pero tiene un defecto: necesita conductor. General, tu bombardeo es poderoso. Vuela más rápido que la tormenta y carga más que un elefante. Pero tiene un defecto: necesita un piloto. General, el hombre es muy útil. Puede volar y puede matar. Pero tiene un defecto: puede pensar.

El Picachero (1974-1978) Archivo privado de John Muñoz Echavarría, Medellín.

Bertolt Brecht Poesías escritas durante el exilio (1933-1947)

Versos y letras como éstas de Bertolt Brecht y de otros poetas y dramaturgos, fueron la inspiración y bandera de un grupo de estudiantes, trabajadores y desempleados, que decidieron conformar, en 1974, el Centro Artístico Castilla CAC , porque, aunque esporádicamente se realizaban semanas y peñas culturales, creían necesario liderar un proyecto que acercara, de manera categórica, las artes a los barrios. Para lograrlo, propusieron una metodología de los centros artísticos en el trabajo con sectores populares, que tenía entre algunos de sus postulados, llegar a las masas para generar reflexiones sobre su papel dentro de la historia; educar en el gusto estético y motivar la participación política. Fue así como iniciaron, entonces, con un grupo de activistas artísticos en temáticas definidas: teatro, títeres, danza, música, pintura, cuentos, trovas, conferencias, cursillos, entre otros.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

23

Acto cultural en El Planchón; en el centro, el Padre Jerónimo y al fondo, la nororiental (1981) Archivo recopilado en la tesis de antropología de Carlos Andrés Cañaveral Úsuga, Universidad de Antioquia, 2007.

Uno de los epicentros del CAC fue “El Planchón”, construido a través de convites, sobre el salón comedor de La Esperanza. Allí se realizaban movilizaciones sociales, sermones religiosos, actividades comunitarias, peñas culturales, agitaciones ideológicas de izquierda, presentaciones culturales y vacaciones recreativas; pero el CAC, además de tejer relaciones entre las distintas expresiones artísticas del barrio, logró ampliar su radio de acción a la ciudad, por medio de su activa participación en el colectivo “La Muestra”. Actualmente, esta organización no solo es recordada como un espacio de formación artística, sino, además, como una escuela que marcó la existencia de los jóvenes de aquella época y que fue decisiva para las actividades a las que se dedican: funcionarios públicos, profesores, gestores culturales, artistas, etc.

24

Mientras en las décadas de 1970 y 1980 continuaban las protestas populares, huelgas, paros cívicos -municipales y regionales- y se consolidaban iniciativas artísticas como el CAC, a su vez, se acrecentaba la represión estatal: el Estatuto de Seguridad, las batidas en los sectores populares, los allanamientos, las detenciones, los presos; la prohibición de las manifestaciones públicas y de las reuniones; la censura a la prensa y la persecución y asesinatos de los dirigentes, fueron, efectivamente, pan de cada día.

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

dos

Un momento paradójico: manifestaciones artísticas y culturales entre 1987 y finales de la década de 1990

Junto al panorama de la dura represión estatal de la década de 1980 y que actuó directamente sobre líderes y gestores comunitarios y culturales, este segundo momento estuvo marcado por trascendentales transformaciones en la escala nacional: la apertura económica de 1990 permitió el ingreso de recursos extranjeros al mercado nacional, poniendo en desventaja a empresarios y productores locales; la nueva economía de servicios, transformó derechos en bienes de consumo y ciudadanos, en clientes; la reforma laboral aumentó los “empleos informales” y generó menor calidad de vida en lugares ya vulnerables y desatendidos, como las periferias de las grandes urbes. A la par de estas dinámicas, una oleada de violencia sacudió a Medellín y a sus alrededores: el fenómeno del narcotráfico permeó las calles e incidió en la conformación de bandas y más tarde, de grupos paramilitares y milicias, que llenaron de incertidumbre a los barrios y provocaron una oscuridad generalizada.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

25

Mapa

Mapa

Hasta este momento, la calle había sido el escenario privilegiado del barrio: lugar de los tradicionales juegos infantiles; de los “parches” y galladas de rock y punk; ensayadero de los grupos artísticos; lugar de conversaciones entre vecinos y de festejo alrededor del fútbol y los sancochos; pero el terror ejercido por los diversos actores armados, terminó por apropiarse del espacio público y a deteriorarlo como espacio fundamental para la vida comunitaria, y fue así, en rechazo a esta realidad que habían impuesto y para contrarrestar las diversas violencias vividas, como sujetos y colectivos generaron acciones de resistencia –y de rebeldía, en cierta forma-, para recuperar la calle y construir un escudo desde el arte y la cultura.

La calle y las canchas fueron escenarios de “cotejos” y piques de fútbol; espacios de sociabilidad y de formación de deportistas como René Higuita, recordado arquero colombiano que nació y vivió, sus primeros años, en la zona noroccidental. Sobre la Carrera Ochenta, hoy está ubicada una escultura que le rinde homenaje. Cotejo callejero en el barrio Santander (s.f.) -aproximadamente década de 1980-. Archivo privado de la Casa de la Cultura Francisco de Paula Santander, Medellín.

y (s.f.) barrio Kenned nkeros en el antropología de Parche de pu sis te la ilado en rsidad de Archivo recop Correa, Unive . de Clara Uribe 87, Medellín Antioquia, 19

28

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Durante esta época, la población juvenil fue la más golpeada, no solo por el hecho de que fue este sector el que puso la mayor cuota de muertos en la ciudad, sino, también, por su vinculación activa a grupos armados y su constante estigmatización como sujetos violentos. Por ello, el acompañamiento de instituciones como Fundación Social (desde 1987), en la parte alta de la zona; el trabajo de Corporaciones como Picacho con Futuro y Simón Bolívar y la formación de grupos artísticos y culturales, buscaron contrarrestar este fenómeno y

Juventud Unida Comuna 6 (luego Juventud Unida Comunicaciones), colectivo surgido a partir del acompañamiento a jóvenes de la parte alta de la Comuna 6 por parte de la Fundación Social (1994) Archivo privado de la Corporación para el Desarrollo Picacho con Futuro, Medellín. Este grupo impactó a la comunidad, gracias a sus iniciativas que fortalecían la comunicación popular. Durante los años que estuvieron trabajando, realizaron el periódico comunitario La Luciérnaga, y emitieron los programas Magazín Mi Gente, Término Medio y Contacto Click, con el objetivo de informar, promover el arte y la cultura y discutir en torno a las problemáticas de los diferentes barrios.

exaltar los liderazgos juveniles a través de su participación en los procesos de planeación del desarrollo local –que apenas iniciaban- y con su intervención como artistas, gestores culturales y dinamizadores de barrios.

6. A propósito, ver al final de la cartilla un breve recuento de este grupo de teatro: “Margirreales”.

A pesar de un contexto tan adverso, 1987 fue un año de fortalecimiento, diversificación y crecimiento de las múltiples expresiones artísticas, como lo demuestra la aparición de agrupaciones teatrales como Inventario de Sueños de Castilla y el Doce de Octubre y Margirreales Pedregal6; Horizontes, de Por la vida, toke de salida. de Grupo Desadaptadoz participando música andina y el grupo de punk de la campaña No seas un payaso más de la guerra (s.f.) Desadaptadoz; a la vez que de la Archivo privado de Faber Andrés Ramírez, Medellín. consolidación de otros ya existentes, como el grupo de teatro NEFESH, que amplió su repertorio con teatro callejero y zancos.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

29

(Izquierda) La comparsa de NEFESH recorriendo los municipios de Antioquia (Derecha) Semillero de zancos, Teatro Al Aire Libre Soyara Cataño (s.f.) Archivo privado de Darío Restrepo, Medellín. Por varias décadas, la Corporación Artística NEFESH engalanó y llenó de vida el Teatro Al Aire Libre Soraya Cataño, en La Esperanza; recorrió las calles de los barrios de Medellín e hizo presencia en varios municipios de Antioquia y en otras ciudades del país. A través del teatro de sala y de calle, de las comparsas y las acrobacias, de la alegría y la imaginación, NEFESH fue un centro de formación para niños, jóvenes y adultos de los barrios de la zona Noroccidental.

30

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

¡Juntémonos! (II) Recuperemos la calle. Los últimos años de la década de 1980 y los primeros de 1990, fueron una etapa de fortalecimiento de los grupos artísticos, gracias a la ampliación de sus ámbitos de intervención, por medio del reconocimiento y aprendizaje de los procesos en otros barrios y en otras ciudades. Mientras la urgencia de juntarse, en las décadas anteriores, tenía que ver con reivindicaciones y luchas por la vida digna en la ciudad, en este segundo momento, la unión y la agrupación comunitaria estaba relacionada con recuperar la calle y resistir ante la oscuridad que se extendía por todos los espacios. Fue así como los artistas reflexionaron sobre su papel, en un contexto adverso y generaron alternativas para su visibilización, participación y encuentro. En esta lucha, algunos fueron desaparecidos, otros desterrados, algunos hicieron una pausa -muchos se quedaron en ella-, y otros, continúan persistiendo hasta hoy.

tander (s.f.) las calles del barrio San Movilización juvenil por Archivo privado de la -. 1990 de ada déc -aproximadamente, er, Medellín. cisco de Paula Santand Casa de la Cultura Fran

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

Recorrido artístico por las calles del barrio Pedregal (s.f.) -aproximadamente, en la década de 1980- Archivo privado de Martha Hermelinda González de Chaverra (Marta Chaverra), Medellín.

Las calles, pero también las aceras, esquinas, canchas y parques de los barrios La Esperanza, Kennedy, San Martín de Porres, Pedregal, Santander, Doce de Octubre, El Triunfo, El Progreso, Mirador del Doce, Picacho y Picachito, fueron atravesadas por marchas en las que se invitaba a la gente a salir de sus casas y a disfrutar de la comparsa, la pantomima, los tambores y las rimas del Hip-Hop. El contacto con procesos de otros lugares del país y de la ciudad -como lo mencionamos líneas atrás- provocó nuevos aprendizajes para grupos y líderes de la zona, como el uso de zancos y técnicas del teatro callejero; la incorporación de nuevos instrumentos musicales a los repertorios, la práctica de otros bailes y el mejoramiento de técnicas para la elaboración de vestuario y muñecos de espuma. Para el trabajo con los niños, fue preciso aprender lúdica, como alternativa para reunirlos en torno al juego, a los títeres y a las marionetas.

31

En este mismo sentido, TallerarTe7 tuvo una apuesta distinta, facilitando la vinculación de diversos públicos al arte y a la cultura en los barrios de la parte alta. Ubicado en un salón del Colegio Progresar Unidos Vida y Paz, propició que hombres y mujeres de todas las edades expresaran, por medio de la arcilla, los sentimientos generados a lo largo de varios años de violencias; e incluso, que actores del conflicto, con viejos pero latentes rencores, se sentaran alrededor de una mesa para dialogar y encontrar alternativas en pro del bienestar común.

Te a t r i n o en la Cancha La Minita, barrio Doce de Octubre (s.f.) -aproximadamente, inicios de la década de 1990- Archivo privado de Lina María Pérez, Medellín. El teatrino fue el símbolo de la recuperación de la calle y el contagio de la alegría. Su estructura plegable y transportable, hacía que pudiera aparecer en cualquier momento y lugar y a su alrededor, empezaba a llenarse de niños deseosos de jugar, atraídos por los colores.

En barrios como Kennedy y Santander, los grupos de hip hop iniciaron sus actividades, de la mano de procesos de formación artística y política, que se articularon, a la vez, con otras iniciativas (fiestas, encuentros, presentaciones). La Corporación Simón Bolívar, por ejemplo, hizo posible la dinamización de esta expresión juvenil, apoyando, entre otras cosas, procesos de comunicación y programas de rap, con audiencia en toda la ciudad (boletines y Emisora Ciudad Stereo). Laberinto, FB7, Asfalto Urbano, La Colonia, La Espiral, Psicosis, Extremos del Caos, están en la lista de grupos que, desde la década de 1990, comenzaron su trabajo en el barrio. Algunos de ellos se mantienen hasta hoy y gozan de gran reconocimiento local y nacional. Carátula de cassette, del grupo de Hip-Hop Extremos del Caos (s.f.) -aproximadamente, década de 1990-. Archivo privado de la Corporación Casa Mía, Medellín.

7. Ver al final de la cartilla un breve recuento de este proceso: “Guillermo Villegas Mejía - Tania Villegas -TallerarTe”.

32

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Esculturas realizadas por los participantes de TallerarTe desde su fundación, en la década de 1990 hasta la actualidad (2012) Equipo de investigación.

Paralelo a esto, El Rancho, -construido para el encuentro y como refugio de artistas y líderes culturales- y bares como El Sótano, La Verija, Mi Estimado, Xísaros, La Jícara, entre otros, fueron espacios para la tertulia y la poesía; para planear y programar actividades al ritmo de la música, para recordar a quienes no estaban y recibir ideas y nuevas apuestas para materializar. Estos encuentros propiciaban el disfrute del tiempo libre -especialmente el de los jóvenes-; acogían al artista independiente; lograban la expansión de los procesos artísticos y culturales en la ciudad y, ante la necesidad que tenía la gente de unirse, de ser más solidaria, construían una identidad barrial. Danilo y Albeiro Sánchez, propietarios y administradores del bar Mi Estimado, en el barrio Pedregal, desde hace 28 años (2012) Equipo de investigación, Medellín.

Ensayos en las aceras del barrio (s.f.) -aproximadamente, inicios de la década de 1990- Archivo privado de Lina María Pérez, Medellín. La falta de espacios diseñados para las expresiones artísticas y culturales no fue un impedimento. Las casas, aceras, terrazas y garajes, fueron los lugares de ensayo, práctica y presentación.

Las carencias y la situación social, económica y política no obstaculizaron los procesos creativos; por el contrario, avivaron la imaginación, haciendo que los materiales, insumos y todo lo necesario para organizar actividades artísticas como vestuario, instrumentos y maquillaje, se consiguieran con familiares, amigos y vecinos o se realizaran

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

con objetos reciclados. Esta fue la excusa perfecta para que, a través de las jornadas que se convocaban, la comunidad compartiera e inventara, en torno a los canelazos, fogatas, chocolatadas, “comitivas” y “algos” que se hacían en las calles, casas y aceras.

33

Encuentros

Recorte de prensa. Grupo Inventario de Sueños (s.f.) Archivo privado de Lina María Pérez, Medellín.

Las montañas del nororiente de Medellín, sus historias, sus formas, sus expansiones, sus presencias, han sido fundamentales para el devenir histórico de su vecino de enfrente. Imágenes, líneas y vivencias han retratado esta situación; cómo se destaca en la obra de Fredy Serna, quien pinta el barrio, la ciudad, las calles -en la mañana, en la tarde y en la noche-, lo que visto desde su casa, durante toda su vida. Cuando cae la noche, José Fredy Serna, 2001. Dimensiones 100 x 70 cms.

Además de las relaciones tejidas en décadas anteriores con la Universidad de Antioquia, en especial con la Facultad de Artes, los artistas y agrupaciones de los barrios del noroccidente de Medellín tenían un constante intercambio con la Escuela Popular de Arte -EPA-, Corporaciones como La Polilla, y, en específico, con grupos de la zona Nororiental, como la Corporación Nuestra Gente y A recreo Teatro, -hoy Barrio Comparsa-. Estos lazos fueron fundamentales para reconquistar la calle y fortalecer los procesos artísticos de la zona Noroccidental. Una de las alianzas más recordadas entre los barrios del norte de la ciudad, fue la liderada por Barrio Comparsa y otros colectivos de la zona Nororiental, quienes hacían un llamado a los grupos artísticos para tomarse la calle, para recuperar las esquinas y para darle color a la vida cotidiana, oscurecida por la violencia. Dicho mensaje tuvo eco en diferentes organizaciones, artistas y colectivos, cobijados por el Cerro El Picacho y logró transformarse en una acción de hombres y mujeres valientes, como Gabriela Montoya8 y la Corporación Renovación, que identificaron en la comparsa, la forma de alejar a los jóvenes del conflicto y de revestir el barrio con otras pieles. Así, organizaron conjuntamente, semanas y peñas culturales y, a través de talleres y presentaciones artísticas, tuvieron una presencia efectiva, en lugares que se encontraban sitiados por la violencia, como el Centro Auxiliar de Servicios Docentes -CASD- y el Liceo Alfredo Cock Arango. Quizás el momento más memorable de ese trabajo conjunto, fue una gran comparsa por sus calles, que recorrió desde Santo Domingo Savio hasta la Universidad de Antioquia; un encuentro en el que el sol y la luna los juntaron, aludiendo a los lugares en que ambos cuerpos celestes salen y se ocultan y que corresponden a la posición geográfica de ambas zonas. En este acto de resistencia a la violencia, se propuso el diálogo y el acercamiento con grupos armados de diferentes barrios y sectores, lo que condujo a generar una serie de acciones, que se desplegaron a partir de simbologías como el sol, la luna, las estrellas, el arco iris, los colores, el amor y la alegría.

8. Ver al final de esta cartilla la historia de vida “Gabriela Montoya, ‘Gaby’”.

34

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Durante este trasegar, se dio a conocer Soraya Cataño9 -Sora-, “una estrella luminosa”, rodeada de niñas, niños y juegos, la misma que en el desfile de Mitos y Leyendas de 1991, se encargó del Cuadro de la Luna, integrado por miembros de grupos artísticos de la zona Noroccidental como Inventario de Sueños, Renovación y Margirreales. Esta mujer, estudiante de Artes de la Universidad de Antioquia, integrante del colectivo Barrio Comparsa y del grupo teatral Sueño Rodante, era una intelectual y una lectora empedernida, que creía firmemente en que el arte debía estar al servicio de lo político y lo social. Fue asesinada en diciembre de 1991, pero sigue siendo un referente para los miembros de la comunidad. Sora, al igual que el padre Guillar, Luis Alirio, Chucho Peña10, Ramón, Andrés, “Tolo” y muchos más, fueron, lamentablemente, víctimas de la violencia, pero sus voces y alientos no se han apagado, porque se han constituido en la fuerza y el ejemplo a seguir de muchos artistas y líderes de la ciudad.

Desfile en homenaje a Soraya Cataño, Carrera 80, barrio Doce de Octubre (1996) Archivo privado de la Comparsa Luna Sol, Medellín Grupo que, posteriormente, será la Comparsa Luna Sol, en compañía de Dora Nelly Restrepo, actual directora del Colegio Jesús Amigo y gran colaboradora de esta Comparsa en sus inicios (1996) Archivo privado de la Comparsa Luna Sol, Medellín.

Teatro al Aire Libre Soraya Cataño (2012) Equipo de investigación, Medellín. Este teatro, ubicado en La Esperanza, nace como un homenaje a Soraya. Por muchos años fue ocupado por NEFESH, y aunque hoy cobija entidades del Centro de Integración Barrial CIC de La Esperanza, puede albergar, a futuro, muchas más expresiones artísticas y culturales, para convertirse en un epicentro de la zona y la ciudad.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

9. Ver al final de esta cartilla la historia de vida “Soraya Cataño”. 10. Ver al final de esta cartilla la historia de vida “Chucho Peña”.

35

tres

Re-configuraciones

Hubo una generación y muchos liderazgos que fueron exterminados; mucha gente se tuvo que esconder por mucho tiempo y trabajar de manera muy solitaria, porque fue muy fuerte. Eso no fue ni un año, ni dos años, eso fueron diez años […] Queramos o no, después de lo que pasa con Soraya, al año siguiente vuelven y asesinan a otro; al otro año, otro; y después, al poco tiempo, hubo una arremetida muy fuerte contra los artistas y con nuestro quehacer. Sol Piedad Estrada

Pese a las resistencias y el escudo protector frente a la violencia, en el que se había constituido el arte y la cultura, finalizando la década de 1990 y despuntando el siglo XXI, el exterminio no daba tregua: los grupos paramilitares tuvieron su mayor auge; los barrios populares y las calles eran los lugares para la confrontación armada, el microtráfico y las grandes operaciones militares; continuaron los asesinatos selectivos, las desapariciones y las persecuciones. La pobreza y el desempleo se dispararon; la salud -en detrimento del bienestar- se convirtió en un negocio y la educación, en un privilegio para unos cuantos. Paralelo a este horizonte, el aumento de la presencia institucional del Estado y el desarrollo de mecanismos de participación ciudadana, avizoraron un nuevo contexto sociopolítico para las expresiones y agrupaciones artísticas y al mismo tiempo, los avances tecnológicos significaron nuevos niveles de interacción a través de lo virtual y las redes sociales. Todo esto provocó que se transformaran las luchas y reivindicaciones pero, también, las articulaciones y búsquedas de los artistas y gestores culturales. Algunos procesos se debilitaron –incluso desaparecieron-, la desesperanza y la soledad invadieron algunas calles; otras organizaciones y colectivos se fortalecieron y diferentes expresiones artísticas efímeras y talentos individuales siguieron sus presentaciones.

36

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

La institucionalización de los procesos

Desde finales de 1990, la ladera de la zona noroccidental no coincide con los extensos verdes de décadas anteriores; ahora se ha pintado de color ladrillo para permitir, a muchos más, habitar estos territorios. Acercamiento barrio Mirador del Doce de Octubre desde el cerro El Picacho, donde se observa la densidad poblacional y la configuración urbana que ha caracterizado a la Comuna 6 Doce de Octubre (2012) Equipo de investigación, Medellín.

11. Entrevista a Carlos Alberto David “Caliche”, Baterista del grupo de punk Desadaptadoz, 13 de noviembre de 2012. 12. Este programa, que inició desde el 2004 y se institucionalizó con el Acuerdo 43 de 2007, hace parte del Sistema Municipal de Planeación de la Ciudad de Medellín (Acuerdo 043 de 1996). Es un instrumento de planeación local a través del cual se asignan recursos anuales para que cada Comuna y Corregimiento identifique problemas y oportunidades de los barrios y veredas y, mediante asambleas barriales y veredales, definan la destinación de dichos recursos.

Muchos coinciden en que el ingreso de recursos económicos estatales a las organizaciones y colectivos artísticos y culturales fue el inicio de un momento de declive y competencia. Declive, porque en relación con el proceso de años anteriores, disminuyeron las actividades conjuntas y se desdibujó la relación con los movimientos sociales y populares, perdiendo lo que hasta este momento, había sido fundamental para la actividad artística; y competencia porque ahora, el lugar común de encuentro pasó a ser: “[…] arte del nudismo, del parche de moda, pero que está totalmente desligado de los procesos sociales. Falta esencia. Ahora se pelea por recursos y detrás de eso hay una búsqueda por el reconocimiento, un orgullo y un ego muy grande entre los procesos y líderes”11.

Así, por encima de las necesidades del barrio y de la construcción de procesos de carácter social, económico, político, cultural y ambiental, las dinámicas administrativas y las agendas de la oficialidad parecen ser los espacios de encuentro y unidad del universo artístico y cultural. A su vez, ha estado presente el interés de algunos grupos políticos, ya no por potenciar y acompañar el trabajo de agrupaciones artísticas, sino por instrumentalizarlos negativamente. Entre estas nuevas lógicas de contratación e institucionalización, la relación con el Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo12 de la Alcaldía de Medellín, ha resultado paradójica, porque, por un lado ha permitido disponer de recursos para desarrollar iniciativas de formación, fortalecimiento e investigación, pero por el otro, ha llevado a pugnas entre grupos que, tiempo atrás, trabajaron juntos y a una pérdida gradual de autonomía en los procesos que antes eran liderados y gestionados por la comunidad:

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

37

Yo pongo el recurso, yo decido qué se hace […] A lo artístico, entonces, lo estaría mediando el dinero y no la necesidad de expresarse libremente, porque lo quiero, porque lo deseo; sino porque te van a contratar, te van a pagar[…] Hay un bajón en la expresión natural de lo cultural en la comuna, en lo propio, en lo autónomo12. A esto se le suma, la pérdida de casi dos generaciones a causa de la violencia, además del debilitamiento de liderazgos juveniles que, para sobrevivir y garantizar sus necesidades básicas, deben ocuparse de los gastos en sus hogares e ingresar al mundo laboral, de manera temprana, lo que no deja mucho tiempo libre para sus prácticas artísticas.

13. Entrevista a Edilberto Mejía, Integrante de la Corporación Simón Bolívar, 6 de noviembre de 2012.

38

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

¡Juntémonos (III)! ¿Qué está pasando hoy? Radiografía: retos, sueños y proyectos A pesar de este panorama de dificultades y de dispersión, las primeras décadas del siglo XXI han visto la consolidación de otros escenarios, como la construcción del Parque Biblioteca Doce Octubre; la remodelación del Teatro Al Aire Libre de Pedregal; la articulación musical y artística con la realización de Festivales; el afianzamiento de fiestas populares barriales -como las Fiestas de la Raza, que hoy alcanzan más de tres décadas-; la proliferación de grupos de la tercera edad y de movimientos juveniles que fomentan el arte; y la subsistencia de las Casas de la Cultura. Esto demuestra la urgencia de juntar la alegría y el color de los barrios, romper las fronteras, trasegar con tranquilidad de cuadra en cuadra y seguir apoyando la vocación artística que ha caracterizado a la zona Noroccidental de la ciudad de Medellín.

Bulevar del abuelo, barrio Santander (2011) Archivo Privado de Casa de la Cultura Francisco de Paula Santander, Medellín. La Casa de la Cultura Francisco de Paula Santander; la Casa de la Cultura y el Teatro al Aire Libre del barrio Pedregal; la Casa de la Cultura del barrio Kennedy y la Casa de la Cultura del Doce de Octubre, fueron identificadas por el Plan de Desarrollo Cultural (2010), como unas de las organizaciones y gestoras artísticas de la comuna 6 Doce de Octubre.

Celebración de las Noches de Sol, en el marco de las Fiestas de La Raza. Casa de la Cultura Doce de Octubre (2012) Equipo de investigación, Medellín. Estas festividades populares se realizan desde 1974 para conmemorar la inauguración del barrio Doce de Octubre. Iniciaron con desfiles cívicos y, en la actualidad, se toman una semana entera e incluyen actividades artísticas, culturales, recreativas, deportivas y jornadas de salud y bienestar, y, además, tienen un fuerte componente de gestión y organización. Asimismo, han sido un escenario de presentación de las agrupaciones y artistas locales: conciertos, tertulias, exposiciones artísticas, los tablados, y desfile cívico cultural -que es el más representativo-, deportes tradicionales y extremos, como la carrera de rodillos, campañas de prevención y programas de peluquería y belleza. Fiestas del Doce, participa Brigada Cívica de Antioquia (1973) Archivo privado de Henry Ortiz Zapata, Medellín.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

39

Por su parte, a través de procesos de planeación del desarrollo, de gestión cultural, de formación, entre otros, Corporaciones como Simón Bolívar y Picacho con Futuro continúan trabajando y han logrado un reconocimiento en la ciudad y en el país. También, se destacan el Centro de Integración Comunitaria CIC. de La Esperanza, la Corporación Mundo Nuevo, la Comparsa Luna-Sol, la Corporación Construyendo, la Casa de la Cultura y el Teatro al Aire Libre del barrio Pedregal, la Corporación Renovación, TallerarTe, la sede social de Las Carmelitas; las Casas de la Cultura Francisco de Paula Santander, del Doce de Octubre y del barrio Kennedy; entre otros.

de grupo del n s Presentació una de la en SH rriales teatro NEFE ortivas ba ep lid po Medellín placas idente de primera del norocc adamente im ox pr –a (s.f.) ivo privado ch Ar -. 00 l 20 década de ellín. strepo, Med de Darío Re s s y otro de teatro también A falta ro pe tos, espacio equipamien toma del como una s y placas ha nc ca s público, la siendo los as, siguen ocio, polideportiv encuentro, de s rio nes na esce presentacio y n ció rque ea cr Pa re e el qu ra pe es e artísticas. Se de Octubr del Doce nte Biblioteca otro importa en ta ier la se conv zona y ltural de la epicentro cu d. da ciu

Además de estas corporaciones que reafirman su trayectoria, hay nuevos espacios y procesos significativos, para la vigorización del mundo artístico y cultural en los barrios de la zona noroccidental: la Escuela Itinerante de Artes (2005), la Mesa de Arte y Cultura (2008), la aparición y fortalecimiento de Festivales musicales y artísticos y la sistematización de las experiencias formativas (2012) para construir el diseño curricular de la Escuela de Arte de la Comuna.

Parque Biblioteca del Doce de Octubre en construcción (2012) Equipo de investigación, Medellín.

40

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Así, con el objetivo de acercar los procesos de aprendizaje artístico a los lugares más alejados e instalarse en los epicentros comunes de trabajo de las organizaciones artísticas, la Escuela Itinerante de Artes fue una iniciativa nacida del trabajo comunitario de líderes y lideresas. A pesar de toda la esperanza puesta en esta Escuela, algunos consideran que fue desdibujada y absorbida por las lógicas de contratación, que perdió la autonomía, que no se logró mantener la continuidad del proceso y se redujo a talleres esporádicos de formación, que se dictan año tras año. Otro proceso que reviste igual importancia, en la actualidad, es la Mesa de Arte y Cultura de la Comuna Seis Doce de Octubre, que nace a finales del 2008 y que, pese a las dificultades que ha tenido que afrontar, se mantiene. En un primer momento se ocupó de la política cultural y permeó la construcción del Plan de Desarrollo Cultural, trazando agendas conjuntas. Sin embargo, hoy por hoy, no ha conseguido aglutinar el grueso de los colectivos artísticos, ya que su dinámica se ha visto reducida a la participación en los ejercicios del programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín. Por su parte, los Festivales de Rock, Hip Hop, Danza y Teatro son espacios para el encuentro, la articulación, la proyección del talento local, el empoderamiento del espacio público y la reconstrucción del tejido social, rompiendo así, no solo las fronteras locales, sino, también, las nacionales e internacionales. A través de dichos festivales, se han restablecido relaciones entre los diferentes barrios; se han tomado espacios que parecían ser no aptos para la actividad artística y la calle ha recobrado su rol, como epicentro para el encuentro y la construcción comunitaria.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

Presentación del grupo bogotano de Hip-Hop Pet-Fella, en el Festival Hip6 del 2012, frente al Parque Biblioteca Doce de Octubre (2012) Equipo de investigación, Medellín.

En el año 2011, distintos actores y organizaciones de la Comuna 6 Doce de Octubre elaboraron un Plan de Desarrollo Cultural 2011 2020, que tiene como lema “Desde el Arte y la Cultura construimos un territorio para vivir dignamente” y que, entre sus propósitos, contempla adelantar acciones para fortalecer la identidad local y para lograr un mayor reconocimiento, valoración y apropiación del patrimonio material e inmaterial

41

Las danzas han sido una de las expresiones más tradicionales. Existen más de 40 grupos de Danza folklórica y moderna, en las cuales participan, principalmente, personas adultas mayores.

Desfile inaugural del Tercer Festival Internacional de Teatro Popular La Matraca; al fondo, comparsa Fantasía Artística del Barrio la Honda, (2012)

Grupo de danzas Danzas Lumbalú, en las tradicionales Noches de Sol, en el marco de las Fiestas de La Raza. Casa de la Cultura Doce de Octubre (2012) Equipo de investigación, Medellín.

Afiche promocional del Tercer Festival Internacional de Teatro Popular La Matraca (2012), Archivo privado de la Comparsa Luna Sol, Medellín.

El Festival Internacional de Teatro Popular La Matraca, es un espacio para la participación de colectivos teatrales de carácter local, nacional e internacional, que busca retomar los espacios públicos del barrio. Esta propuesta nacida desde la Comparsa Luna Sol en el año 2010, ha concretado la participación de países como Cuba, Venezuela, Chile, Perú, Argentina y los diferentes barrios de Medellín.

En este campo de los Festivales y como otra de las apuestas de articulación musical y artística, pueden enumerarse varias iniciativas que en el 2012 se unieron en Festivales Zona Dos14 y que buscan fomentar la toma del espacio público por medio del arte y la cultura; descentralizar la escena del Rock y Hip Hop locales, ocupando otros escenarios; fortalecer los procesos artísticos de la ciudad, especialmente, de la zona noroccidental y crear y mantener los vínculos sociales a través de la música como el Reggae, el Punk, el Metal, el Hip Hop, unidos en un mismo escenario.

Afiche promocional del Festival en su versiones de 2011, que se llevó a cabo en la cancha la Maracaná.

42

14. En la versión de 2012, participaron: el Festival de HIP HOP – Hip6, Festival Big Up, Tu Throw Up, Festival Internacional de Rock de la Comuna 6 y Castilla Festival Rock.

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

En este sentido, desde el 2004 nació el Festival Internacional de Rock de la Comuna 6, iniciativa del Club Juvenil Tejido Joven del barrio el Pedregal, que promovía desde el arte y la cultura una alternativa distinta para enfrentar la violencia y el conflicto y en el 2008, se consolidó el Castilla Festival Rock, como un espacio para el reconocimiento del talento local y el desarrollo de acciones socializadoras para mejorar la convivencia ciudadana. En la actualidad, estas iniciativas son lideradas por el Colectivo por la Vida Toke de Salida (2009), una propuesta de resistencia artística no violenta, frente a las acciones que realizan los grupos armados y los decretos municipales que restringen las libertades de las personas, especialmente, las de los jóvenes frente a su libre movilidad interbarrial y por Ciudad Frecuencia, unión de esfuerzos públicos, privados y comunitarios que generan escenarios y procesos de participación juvenil y comunitaria tendientes al mejoramiento de las condiciones de ensayo, cualificación y difusión de las agrupaciones locales, aportando a la recreación y al desarrollo de una cultura de la convivencia en la zona Noroccidental y la Comuna 5 Castilla.

En el último año, se han identificado alrededor de 50 grupos de los diferentes géneros musicales, con un fuerte potencial en el rock y en el Hip Hop, que cuenta con una alta incidencia en la población juvenil de la zona. Festival internacional de Rock (2012) Archivo privado de Faber Andrés Ramírez, Medellín.

Finalmente, cabe resaltar las actividades realizadas por más 25 gestores culturales y artistas que se unen en torno a un solo propósito: el diseño de sus programas y de sus mallas curriculares para concretar la propuesta de la Escuela Popular de Arte de la Comuna, una esperanza que permanece y cobra vitalidad en el tiempo.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

43

cuatro Arte, política y espacio: una visión

Las preguntas por el origen y el crecimiento del Barrio, enmarcan el desarrollo de todos sus procesos, alrededor de las prácticas comunitarias e individuales que se han dado en todos sus espacios, con amplia influencia de otras zonas y sin un tiempo definido; es decir, que no poseen fronteras determinadas que los contengan, ni límites de duración establecidos. Por supuesto, estos procesos no se dan de manera espontánea, ya que obedecen a la combinación de causas muy profundas en el orden local, nacional y mundial. Una de ellas, de acuerdo con los hallazgos de esta investigación, es la integración entre arte, política y espacio que se traduce, en su orden, en expresión, organización y territorio. Esta integración nace de la necesidad de resolver las carencias que conlleva la vida en una comunidad pobre, desde sus inicios y que ha crecido a pesar de la poca presencia del Estado y solo hasta hoy, encuentra unas cuantas soluciones oficiales, a algunos de sus problemas más importantes.

44

Movilización comunitaria presionando soluciones. Barrio Doce de Octubre (s.f.) Archivo privado de Henry Ortiz Zapata, Medellín.

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Cuando se habla de procesos, se habla de que en el Barrio se han dado iniciativas que una vez emprendidas, han seguido su curso en el tiempo y han ampliado su territorio bajo las premisas de la unión, la solidaridad y el bienestar común. En este contexto, la gran consigna de ¡Juntémonos!, ha sufrido transformaciones permanentes, a partir de los cambios sociales y políticos de las cuatro décadas recientes. Los primeros habitantes del Barrio, fueron poblándolo a través del loteo de terrenos baldíos, que poco a poco, se fueron legalizando; eran barrios de invasión que con sus tugurios, en principio, fueron dibujando sus calles, esquinas y lomas, donde afrontaron lo irresoluto de sus necesidades básicas, como las vías, la salud, los servicios públicos y la educación; pero asimismo, dieron muestra de un fuerte tejido comunitario, en los diversos modos de organización social, así como en sus expresiones artísticas y culturales, en pro de la conquista de su territorio.

Movilización por las calles del barrio la Esperanza (s.f.) Archivo privado de Oliverio Ríos Osorio, Medellín.

La organización social y política se dio, en principio, de manera empírica con los Comité de Cuadra y los Comités Barriales que, posteriormente, se convirtieron en Juntas de Acción Comunal y Juntas Administradoras Locales. Las acciones puntuales por mejorar su calidad de vida, siempre llevaron consigo actividades artísticas que daban cuenta de una cultura que se transmitía por generaciones y que se combinaba en el aspecto diverso de los habitantes del Barrio. Así pues, fueron las marchas de protesta, acompañadas por música y danza, las que se tomaron las zonas abiertas como apropiación de lo público y como exigencia de un bienestar común. Campaña “La vida en la Noroccidental tiene vida” (1996) Archivo recopilado en la tesis de antropología de Carlos Andrés Cañaveral Úsuga, Universidad de Antioquia, 2007.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

45

Pero era evidente, para entonces, la gran influencia que en América Latina y Colombia tuvieron los movimientos de izquierda a partir del triunfo de la Revolución Cubana, la consolidación de la Insurgencia y la Teología de la Liberación. Dichos movimientos tuvieron efectos en la organización social, imprimiendo un carácter ideológico a sus objetivos y diferenciando a los habitantes del Barrio, de otros de la ciudad, por el nivel de riqueza. En este punto, lo artístico tomaba fuerza, puesto que ha sido una forma de transmitir los ideales de protesta a través de la música, la danza, el teatro, la pintura y la escultura, teniendo a la calle como su escenario por excelencia. Sin embargo, el país y la ciudad sufrían para entonces un espiral creciente de violencia y de terrorismo de Estado, que persiguió, sin clemencia, a los movimientos de izquierda, en todas sus expresiones. Fueron tiempos donde los artistas eran vistos como peligrosos e insurgentes y algunos hasta fueron silenciados por las balas, lo que provocó el asentamiento de una especie de sopor y de silencio en las calles de los barrios. Las esquinas dejaron de ser el parche del Rock y del Punk, los parques y canchas fueron colonizados por las bandas y se convirtieron en territorio prohibido para los extraños; y el arte fue obligado a confinarse

46

Vacaciones recreativas Cooperativa La Esperanza en el barrio Miramar (1996) Archivo recopilado en la tesis de antropología de Carlos Andrés Cañaveral Úsuga, Universidad de Antioquia, 2007.

en espacios cerrados -teatros, auditorios y parroquias quienes aún defendían aquellas manifestaciones acalladas por el miedo-. Finalmente, la organización social y la manifestación artística perdieron su teatro natural.

Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Hasta entonces, las acciones sociales del Estado eran incipientes y solo resaltaba la presencia policial. Poco a poco, las instituciones oficiales llegaron con la pretensión de restarle hombres a la muerte, bajo programas de pacificación y tolerancia, que impusieron un nuevo orden en la organización social. Los movimientos que fueron, antes reivindicativos, se convirtieron en voceros de los planes de gobierno, pues allí estaba el presupuesto; así, organización social y movimiento, expresaron otra realidad, entendida desde las oficinas estatales. Mientras tanto, surgían como respuesta a esta realidad, nuevos escenarios de militancia y desarrollo político, bajo la figura de fundaciones y corporaciones y de la paulatina cooptación del universo social, por parte de los partidos políticos como voceros del gobierno. A su vez, se negaban a morir las otras formas de supervivencia política desde el arte y la cultura y se reivindicaba constantemente, el llamado a combatir el miedo a través de la lúdica y el juego, que finalmente son otras formas de resistir los ataques de la violencia, a través de la construcción del Barrio y el arte popular. La década final del siglo XX, llegó al barrio con las expectativas de progreso y desarrollo, enfocadas en la entrada del país a la economía de mercado globalizada y competitiva. El paradigma económico fue retrasando sus resultados y posponiendo el bienestar de los más pobres. Ello asentó aún más la condición diferenciada de Barrio emergente con enormes carencias, envuelto en la violencia cotidiana que para entonces parecía endémica y perenne. Sin embargo, la persistencia de algunos líderes en el silencio cómplice del arte, mantuvo viva la esperanza de construir en la cultura, los pilares comunitarios de los Barrios, es decir, hacer política en el arte. Ellos fueron la bisagra entre una generación perdida en el frenesí de los disparos y otras venideras que heredaron sus anhelos.

Memorias artísticas y culturales desde las calles y esquinas del noroccidente de Medellín

En el presente siglo, con la llegada de la figura institucional de Presupuesto Participativo en 2004 y otros asuntos, la articulación entre arte, política y espacio ha tenido otros aspectos y ha impuesto nuevas condiciones. Mientras lo político parece desvanecerse en el olvido, los espacios de gestión y expresión del arte se remiten a la intención de grupos privados que se disputan una porción del presupuesto. Pese a este panorama, aún persisten personas y organizaciones que continúan resistiendo y reivindican el carácter popular de la constitución social y al arte como medio de expresión de la inconformidad, así como la calle como territorio común y natural. Anhelan sobreponerse a la coyuntura a la que ha sido sometido el arte en el mercado, ejercer un verdadero poder en la política y ampliar, sin fronteras, la influencia de sus espacios culturales. De ellos depende fomentar un nuevo auge de organización barrial donde el arte, la política y el espacio, no sean nociones vedadas para ninguno y donde adquieran nuevos significados como proyección de la expresión, la organización y el territorio.

Desfile Inaugural del III Festival Internacional de Teatro Popular “La Matraca” (2012) Equipo de investigación, Medellín.

47

Listado de entrevistados “Choco”, “Pestañas”, Carlos Alberto David “Caliche”, Conrado Marín Arango, Darío Restrepo, Edilberto Mejía, Edison Grajales, Fernando García Arboleda “El Gordo”, Germán Franco Díez, Guillermo Villegas “Guillo”, John Muñoz Echavarría, Juan Carlos Tabares, Julia Victoria Escobar, Lina María Pérez, Mario Oquendo, Marta Chaverra, Roberto Arboleda Arboleda, Sol Piedad Estrada.

Listado de asistentes a los talleres con metodología de Diagnóstico Rápido Participativo – DRP Personas que participaron en los dos (2) encuentros taller con metodología de Diagnóstico Rápido y Participativo – DRP, realizados los días 8 y 27 de octubre de 2012. Gilma Cuartas, Martha Cecilia Henao, Pedro Pablo Castañeda, Rosa María Correa, Beatriz Elena Marín, Luz Orfid González, Humberto Enrique Cabrera, Mónica Andrea Posada, José Luis Posada, Consuelo Múnera, Bernardo Soto, Fredy Gutiérrez, Alba Rosa Manco, Ofelia Martínez, Juan Esteban Prado Londoño, Amada Rosa Salazar, María Luisa Madera, María Aguilar Baller, Consuelo Cano, Carlos Alberto Valencia, Guillermo Caicedo, Jorge Enrique Cadavid, Juan Francisco Romero, Orus Xhon David de Balbin, Diana María Henao Moreno, Conrado Marín Arango, Sergio Andrés Posada.

Créditos de los archivos fotográficos Adriana Hoyos Rincón, Darío Restrepo, Guillermo Caicedo, Henry Ortiz Zapata, John Muñoz Echavarría, Lina María Pérez, Marta Chaverra, Roberto Arboleda Arboleda, Oliverio Ríos Osorio, Faber Andrés Ramírez. Biblioteca Popular de Kennedy, Casa de la Cultura Doce de Octubre, Centro de Integración Comunitaria de La Esperanza CIC, Comparsa Luna Sol, Corporación Casa Mía, Corporación para el Desarrollo Picacho con Futuro, Corporación Simón Bolívar, Casa de la Cultura Francisco de Paula Santander, Teatro Al Aire Libre y Casa de la Cultura de Pedregal.

Bibliografía Cañaveral Úsuga, Carlos Andrés (2007) Aportes para la reflexión y socialización de las prácticas comunitarias del barrio La Esperanza - Castilla en la ciudad de Medellín. Trabajo de grado para optar el título de antropólogo, Universidad de Antioquia, Medellín.



Corporación Picacho con Futuro, Secretaría de Cultura Ciudadana, Alcaldía de Medellín (2011) Plan de Desarrollo Cultural Comuna Seis - Doce de Octubre. Medellín.



Hidalgo Montoya, Jesús María et al (2001) 20 años construyendo alternativas de organización, educación y cultura popular. Corporación Educativa y Cultural Simón Bolívar. Sistematización 1980 – 2000, Medellín.



Marín, Carlos Alberto Ceferino (1997) Margirreales. Teatralidad que Convierte las Crisis en Oportunidades. Trabajo de grado para optar por el título de Maestro en Arte Dramático, Universidad de Antioquia, Medellín.



Marín, Carlos Alberto Ceferino (2007) “Margirreales: una mirada desde las nubes al quehacer teatral en Medellín”, en: Artes La Revista. No 14, Volumen 7 /julio – diciembre. Pp. 92-94.



Martínez Castaño, Víctor Calen (2003) Lectura que hacen las diferentes instituciones de los hip hoppers del barrio Kennedy. Trabajo de grado para optar por el título de trabajador social, Universidad de Antioquia, Medellín.



Osorio Velásquez, Elkin Ramiro (1990) Movimiento artístico y cultural del barrios Kennedy, ¿de imitación, de resistencia o alternativo? Trabajo presentado como requisito para optar el título de sociólogo, Universidad de Antioquia, Medellín.



Uribe de Correa, Clara (1987) Actividades y pasatiempos durante el tiempo libre dentro de lo cotidiano de la cultura del barrio Kennedy. Trabajo de grado para optar el título de antropóloga, Universidad de Antioquia, Medellín.

50



Arte, piel de barrio 1970 - 2012

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.