ARTE, ÉTICA Y ESTÉTICA EN EL SIGLO 21 Definiciones, diferencias y su papel en la Era de la Información

¿Por qué no se siente correcto hablar del " arte del suicidio " o la " estética de la anorexia " ? Bien se puede decir que la ecuación del " arte + ética + estética = 1 " es el arte de la supervivencia. Arte, ética y estética, tres principios dialécticos, complementarios e inherentes a la supervivencia humana, tanto que con la aparición del homo sapiens, el arte paleolítico ya tuvo una función ritual, mágica o religiosa y por tanto orientadora, política e ideológica. Desde allá hasta los albores del tercer milenio, la tríada ha sufrido distorsiones y aberraciones devenidas en su papel mercantil, confrontativo o simplemente ornamental que pareciera caracterizarlo hoy. Pero no nos confundamos, no es del todo cierto, en la Era de la Información sigue tan viva como en las cavernas, sólo que las etiquetas, estilos y categorías aceptados como arte han fenecido; el nuevo arte cumple su función primigenia precisamente porque aún no tiene nombre, no ha sido etiquetado, que es la primera señal de su obsolescencia. Cada era del desarrollo humano se ha caracterizado y es consecuencia de la abundancia casi infinita de un elemento clave; nos correspondió vivir la transición hacia la Era de la Información con una disponibilidad de datos y procesos instantáneos y superpuestos que tienden al infinito, lo que a su vez genera al mismo ritmo, redes de comunicación complejas, horizontales, incalculables e impredecibles, disponibles y actualizables en tiempo real, luchando por sacudirse de la tradicional estructura de control y poder piramidal prevaleciente por milenios. Participamos de un escenario inédito y multifacético que se reformula a cada instante, donde por tanto, arte, ética y estética están redefiniendo sus nuevas estrategias, participación y alcance, al margen de las galerías, museos, críticos y mercaderes. ARTE El rol del arte sigue siendo el mismo: orientar a las multitudes hacia un mundo nuevo, que por lo pronto no logran vislumbrar, dada la poderosa inercia del statu quo, usando como códigos de comunicación los arquetipos ya instalados en el subconsciente colectivo, evadiendo así el ruido y descalificación previas al que se asocia cualquier discurso convencional. El material del arte ahora trasciende la conjunción de la plástica, lingüística, sonora o corpórea, integrándose con la dinámica de la comunicación digital, cibernética y la cuántica en cuanto a simultaneidad, realidad dividida, medición relativa, referencias repartidas, incertidumbre posicional, entrelazamiento, voluntad interactiva, presencia global e inmediatez. Naturalmente eludimos trivializar el arte asimilándolo a cualquier habilidad o destreza, como el caso de virtuosos de un instrumento musical que ejecutan fielmente una difícil partitura, pero que no son capaces de interpretarla acorde al estado de ánimo colectivo en una coyuntura emocional