\"Arquitectura romana de la Bética. Introducción al estudio de las fortificaciones\" (Segovia y la Arqueología romana, 1977): 223-238.

September 19, 2017 | Autor: A. Jiménez Martín | Categoría: Fortified Settlements (Archaeology), Carmona, Italica, Fortificaciones, Roman Archaeology, Baetica
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Descripción

ARQUITECTURAROMANA DE LA BETICA I. INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LAS FORTIFICACIONES4K Ar,¡oNso|ruÉunz Queremospresentaruna agrupación artificial de seis fortificacionesurbanas de Ponientea Levante,desdeel de las provinciasde Huelva y Sevilla,escalonadas río Tinto hasta el Corbones,distribuidas en torno al Guadalquivir por tierras de topografía suave y cultivadas de antiguo. funto con las de Mulva, Lora, Osuna, Baelo y Carteia completan el panorama de la mitad occidentalde la Bética en lo que respectaa fortificacionesromanas, dejando a un lado aquellas que ofrecen dudas de cronología, o bien se sabemuy poco de ellas (v. g. Hispalis cfr. Blanco, rg72).Con estasnoticiasy comentariosno pretendemosagotarel tema de esosseis ejemplares,complejasen sí y poco parecidas;nuestraintención se reducea dejar apuntado el tema, para desarrollarcon más amplitud, y en forma de monografías más adelante. sucesivas, Las fortificacionesde la Bética, como tantas otras de nuestro país, han pasado por dos modas sucesivasy antagónicasde nuestra Historiografía; tras un período, que arranca en la erudición dieciochescay cuyas últimas secuelasllegan a nuestrosdías(de Mena, rg7oi 19,Díaz Alcaide,1968: P.ry; Macías,ry69: ro6), para el que toda muralla era romana, se pasó a una tendenciahipercrítica que atribuía las fortificacionesal Sur del Tajo a épocamusulmana,preferiblementetardía, Hoy, superadasambasposturas,aunqu€ cristianaspostislámicas. o a restauraciones bajo obrasmusulmanasy cristianas,difi que todavía,reconocemos no desterradas ciles de fechar en la mayoríade los casos,subsistenrestosromanos que en algunos ejemplosconservandimensionesmuy notablesy sistemasdefensivostan interesantes como completos. anteriores,como puedeversepor El tema ha sido tratadoen variasocasiones la bibliografíacitada de Thouvenot, el CatálogoArqueológicoy Artístico de la pro* EI presente trabajo, aunque es fruto de labor personal, refleja las directrices de investigaci9" qy. -Sección de Aiquitectura Romana, del Departamento de Historia, en la Escuela Técnica Superior desarrolla la de Arquitectura de Sevilla, a cuyo Director, eI Dr. Aryto. Manzano Martos, deben las presentes páginas numerosas orientaciones e interesantes datos.

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uincia de Seuilla,Taracena,Torres Balbás,Garcí,ay Bellido y Balil. La única salveen dad qtre debemoshacer a estosautoreses la de fundamentar sus investigaciones en los últimos tres añospor los mismosdatos,que han sido ampliamenterebasados excavaciones v restauraciones. Las seis fortificacionesque hemos mencionadose relacionana continuación, comenzandopor las más occidentales: r.

Nieb'la (Huelua). La antigua llipla Minor (Torres Balbás, 196o: 43r; Torres Balbás, s/f: 63o; González, t95t: 4o5; Tovar 1974: ú8; Díaz, ry27: ry) está situada en un vado del río Tinto, y es la salida occidental, quizá puerto en la Antigüedad, de una rica comarca agrícola y minera (Luz6n et. al., 1974: 3r3 s.): su valor estratégicose vio acrecentadoen época romana con la construcción de un puente sobre el río, que permitía el paso de la calzada qu,eunía Ernérita con la desembocaduradel Guadiana, pasando por ltálica. La ciudad bajo el nombre de Elepla fue sede de un obispado visigodo desde el 589, al menos, hasta el n47. Fue tomada por'Abd al-Azis b. Muga b. Nosayr erl 7r3: tras sus muros se habían refugiado los últimos restos del ejército visigodo. Labla llevó una muy azarosaexistenciadurante toda la Edad Media (González, r95r: r48, r5g ss,2r3 y 439; Vives, ry63 zz3; Sánchez-Albornoz,rg72: p. 439), por Io que hemos de suponer que su cerca debió estar siempre a punto de defensa, lo que, por sí, nos indica que las reparacionesy reconstruccioneshubieron de ser numeroslsimas. Los muros actuales,que se fechan por razones arqueológicasbajo dominio almoravid, son de tapial rojo con esquinales y puertas labrados con sillares reaprovechados; sin embargo, enla zona más próxima al río quedan restosde muro de sillería que conviene estudiar con mayor detenimiento. El primer punto de interés está constituido por la torre del ángulo N.E. (lám. I, r) que arranca un basamento de planta cuadrada, labrado todo él de grandes sillares, que alcanza los 4,2o m de altura, desde donde, mediante triángulos inclinados, también de sillería, se pasa a un cuerpo octogonal con sillarejos en las esquinas y paramentos de tapial; creemos, a falta de la necesaria indagación arqueológica, que la sillería es antigua sin que falten ejemplos romanos muy parecidos; recordemos que en la mismá cerca áe Niebla exisiió otra torre de'ángulo octogonal, pero ésta salía ochavadadesdeel suelo y era toda de sillarejo y tapial. Todo el fanco de Levante de la fortaleza conservacomo características, más o menos uniformes, la existenciade paramentoscuya parte baja está constituida por sillares y la alta por tapial: unas vecesla fábrica tiene juntas muy anchas,quizá de época califal, mientras en otros casos,tal como la puerta que existe junto al , las piezas forman hermososparamentoslevemente almohadillados, con a.nathyrosis achafanada, que podemos atribuir, sin duda alguna, a época romana. El resto del trazado repite 1o hasta ahora visto, sin más variacionesque las meramente cuantitativas. En nuestra opinión el recinto musulmán (lám. I, z) se montó sobre los restos del romano, aprovechándolocomo basamentoo desmontándolopara aprovechar sus sillares como refuerzo. En algunos sitios, sobre todo en el llamado , es patente el abandono del trazado viejo para llevar la cerca almoravid

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más al interior, de tal manera que desaparecieranlas zonas intramuros batidas (lám. II, ¡). Hay otra raz6n, a nuestro €ntender decisiva,para afirmar salvo detalles la identidad aproximada de los recintos: no cabe suponer que en época romana el área protegida fuese menor, ya que, automáticamente, se pierden todas las ventajas que la topografía proporciona al lugar; por otra parte es posible que el recinto primitivo fuese levemente mayor, sobre todo por el lado de la carretera

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Niebla. Planta general

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Ayamonte-Sevilla, pero tal posibilidad se nos antoja femota, por ofrecer mayores dificultades para la defensa. En résumenr podemos afrrmar la existencia de un recinto romano en Niebla del que conocetnos,grosto ntodo, su trazado general, su _asPectoy materiales de su ÍáLrica y podemoi sospecharque sus torres eran cuadradas_y proyectadas totalmente al exterior. Nada sabemos de la ubicación y asPecto de sus Puertas, aunque cabe pensar que estaban situadas, aproximadamente, donde están las actuáles del Sotorro, del Agua, del Buey y del Embarcadero, que Parecen casar bien con los abundantes re-stosde trama ortogonal que se atisban en el actual urbanismo eleplense: quinientos años de dominio musulmán no han desvirtuado el trazado hipodámlco de la ciudad rotrnana,que, como las colonias augusteas de Écija y Méiida, defendió un puente como avanzadilla de romanizaciín. A época cálifal hemos de atribuir la pintorescareforma_que incluyó_estatuas,seguramente romanas, en la decoración de sus Puertas (Al-Himyari, ry63r 3¡;g). Tejada Nueaa (Huelva). En el término municipal de Escacenadel Campo existert doi fortalezas yermas que se conocen por el nombre de Tejeda: la Vieja, situada en las faldas de la Sieria, donde hubo minas en la Antigüedad, es una imponente fortaleza del primer milenio a.C. que excava en estos días el Prof. Blanco Freijeiro; la otra, llimada la Nueva, estf en el llano, cinco km. al Sur de la Vieja, y al

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Tejada. Planta general

borde de la misma calzada que mencionamos antes: era su sexta mansio, según el Itinerario con el nombre de Tucci, acreditado también por las monedas (Lv6n et al, 1974: 3r8). Su vida económica gravitaba sobre las minas y la agricultura, aunque ciertamente el paisaje antiguo no era de cerealesy viñedos como hoy día (González liménez, r97j: 6o). Las prospeccionesde superficie nos indican que el lugar estabahabitado desde el siglo rr a.C., presentando,más o menos, las mismas ca-

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racterísticasque la Itálica republicana (Ltz6n, ry7: 5z). La romana ltuci ha de ponerse en rélación con los ataques lusitanos al valle del Guadalquivir desde la Baeturia Celtica; nada sabemosde su población e historia, salvo la noticia de una inscripción funeraria y ciertas tradiciones sevillanas que la hacen patria de la esposa de Trajano. La ciudad, bajo el nombre áe Talyan, presenció las correrías de los rebeldesmuladíes del siglo x y las de guerreros portuguesesen pleno xrrr; fue reconquistada hacia n48 y desde esa fecha fue desploblándoseen beneficio de sus alquerías, para desaparecercomo núcleo de población a fines del xvr (González, r95t: r48, ú4, 439 ss.; Torres Balbás, ry57: $6; al-Himyari, 1963: z6r ss.; Salazary Escobar,rgro: rr3 ; Tovar, 1974: 16). El recinto de Tejada Nueva (lám. II, 4t ñg.3) está úazado de tal manera que aprovecha muy bien las faldas de la colina donde se asientai podemos intuir, gracias al fotograma aéreo,algo de su t¡azado urbano reflejado en los del trigal que la cubre: parece que tenía calles paralelas, lo que nos hace sospechar que fuese una fundación típicamente romana de ciudad hipodámica; también podemos situar dos de suspuertas y diecisietetorres de la cerca, amén de lo que parece una fuente.romana al borde de la calzada. En los lienzos de la muralla podemos reconocer dos etapas fundamentales superpuestas; la más antigua es indudablemente romana, y su circuito puede seguirse fácilmente gracias a los frogones de oPus caementiciunt. que afloran de trecho en trecho. Por el lado NO. podemos recorrer un largo tramo de muro y torres constituido por hormigón r€vestido con opas quadratum de grandes sillares con anathyrosis estrecha que produce un fuerte almohadillado rústico. Este lienzo llevaba catorce torres de planta rectangular proyectadastotalmente al exterior y muy próximas entre sí, ya que el terr€no circundante, donde los abundantes restos de superficie parecen indicar la ubicación de una necrópolis, es prácticamente llano. La segunda etapa del amurallamiento de Tejada puede llevarse sin problemas a época almohade, cuando la ciudad sufrió numerososataques: se apro. vechó el trazado romano a modo de z6calo, tal como hemos visto en Niebla y otras muchas ciudades andaluzas, sobre él se montó una cerca de tapial, armada con palos, de gran alrura, y de la que hoy quedan menos restos relativamente que de los muros romanos, cuyos sillares fueron traídos de las cercanías de Tejada Vieja, de unas canteras aún visibles hoy día.

3 . Gerena (Sevilla). Hasta su publicación en el tomo IV del Catálogo Arqueológico

y Artístico de la prouincia de Seailla (Hernández Díaz, ry53: 163) se ignoraba la existencia, en el actual casco urbano de Gerena, de un recinto romano y unas termas extramuros; sólo la posibilidad de que el nombre actual fuese pervivencia de un uilla del Bajo Imperio, cuyo possessorse llamara Gerus, hacía sospechar su origen romano (Ponsich, 1973: 74, González, rg1'r: r7o, r88,299 y 44r). Conocemos hoy una pequeña cerca de Ia que sólo subsistenrellenos de opus caclnenticium despojadosde sus revestimientosde sillares(1ám. III, 5y 6); lo más notable lo constituyen sus gran toffes, totalmente proyectadasal exterior, con un muro interno que no llegó a tener sillares y que dividía el interior de la torre en dos compartimientos perpendiculares a la muralla; pensamos que ambas cámaras irían rellenas o abovedadasde tal manera que el muro divisorio reforzaba la solidez de

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la torre que, con toda seguridad,albergaríamáquinasde guerra de buen tamaño, pues de otra manerano se explicantorres tan grandesy fuertesen una población tan pequeña;el trazadodel recintopuedeconjeturarsepo,rlos restosexistentes y las posibilidadestopográficasdel cerro, también deberecordarsela ley casigeneralde estosrecintosandaluces:el muro medievalaprovechasiempreque puede los restosdel romano.

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Gerena. Planta general

A unos cien metrosa Ponientede las murallas aparecenlos restosde unas termas en cuyosparamentosel opus testaceamprotegeal relleno interno de hormigón; un poco más allá, junto a la carretera,aparec€nlos restosde un pequeño mausoleoturriforme. Recordemos,finalmente, el ya reseñadocastillo medieval, del que tenemosnoticiasdesdeel siglo xrv (Collantes,1968: 98). En nuestra opinión el recinto romano es anterior a las termas, fundándonosen las características constructivas de ambos; ademásno cabepensarque la muralla fuese posterior a las termas, ya que éstas,aún en su estadoactual, proporcionaríanun providencialrefugio al asaltante.Creemos,por tanto, que el recinto murado representael área urbana en un momento determinado,y que las termas son fruto de la expansiónurbanísticaposterior, qtizá del siglo rr d.C. Resultaextraño que no poseamosnoticia alguna de esta ciudad romana, no sólo por la importancia que podemosdeducir de los restosconservados, sino que sus producciones,cereales,minas y canteras,y la proximidad al Guadalquivir, con

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él que se relacionabapor la misma calzadade Niebla y Tejada, hicieron de este núcleo urbano pasoobligado de los productosde las minas onubenseshacia llipa Magna; creemosque la misión de este fortín era la de defenderesta ruta tan significada,con una doble intención: protegerla comunicacióndel valle del Tinto con el del Baetis y vigilar el accesoa la zona de Itálica desdela Baeturia Celtica. +. Itálica (Sevilla). (Tovar, 1974: 163 s.; Bendala, 19732 263; Blanco y Luz6n, 1974: 7; Luzón, 1973:5; Ponsich,ry73: 88; Martínez,t973: t85; Balil, ry67: z5z; Taracena,ry48: 46r). Las murallas de Itálica son conocidasde antiguo y han sido estudiadas por García y Bellido, quien las relacionó,a nuestro entendersin razón alguna, con las correrlasmauritanasdel siglo u d.C. (Garcíay Bellido, 196o: rr3). Es bien sabidoque en tiemposde César(B.C. II-2o,6)la ciudadtenía cerca,y también que Leovigildo la restaurópara preparar el ataque que acabaríacon la reque los beldía de Hermenegildo(Thompson,r97r: 8r); nosotrossospechamos muros y torres que aún pudieron ver los eruditos del Renacimientoy los arqueólogosdel siglo pasado,y Garcíay Bellido estudió,son en realidadla reunión, más o menosartificiosa,de todassus etapas,veámoslascon detenimiento. Hoy sabemosque la fundación de Escipión se produjo en las dos cotas más altas del solar italicense,es decir, en lo que hoy es el pueblo de Santiponce; aquí han sido excavadosestratosque van desdela misma fundación a épocaimperial (Luz6n, ry73: 8 ss.), mientras, fuera de ésta zona, los restosromanos se levantansobreel terreno virtualmenteestéril desdeel punto de vista arqueológico (Blancoy Luzón, 19742r2); tampocopodemosolvidar el templo arcaicoexcavado junto a las termasde (Bendala,ry75), ni que el teatro, ciertamenteanterior a nuestraEra en su primera etapa,se asientaen la falda del cerro de San Antonio, a la manera griega. Estos dos colladostienen otras ventajasnaturalessobre los terrenos circundantes:por un lado son difícilmenteinundablespor las riadas anualesdel Guadalquivir y por otro la tierra de estaparte de ltálica, contra lo que Ie sucede al resto de la ciudad,no es de ,es decir no es inestabledesdeel punto de vista constructivo.Por todo ello cabesospecharque el primer recinto italicense sólo abarcabalos dos cerrosmencionados,y es más que probableque su trazado fuera aprovechado,en gran parte, por la segundafase (fig. 5), precisamenteque' dan restosen esta zona de grandestorres cuya planta es un segmento,más o menos completo, de clrculo, construido en opus caeflzenticiumsin ningún tipo de revestimiento; el param€ntoexterno, con menos materia, tiene la aparienciadel opus incertum de los grandesmonumentositalianos de la segundamitad del sique estastorres en círculo son, con glo rr a.C. (Lugli, r967t 4r2>; señalemos las republicanasde Osuna, las únicas que conocemosen la Bética occidental (Thouvenot, r94o: 38o). Esta muralla se ha conservadoen los lugaresmás escarpados,donde sirvió para contenerlas tierras; en otros tramos,en el , por ejemplo,hubo de ser pr€paradascon ladrillos en épocaposterior: hemosde sospecharque la construccióndel edificio teatral alteró profundamenteel sistemadefensivode sus aledaños.Con todo no se nos oculta Ia po-

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sibilidad de que la ciudad de Escipión llevara una protecciónmenos costosay definitiva, fosos,agger y empalizada,que más tarde se reforzaríande la forma muy frecuentes,en que la ciudad intervino en descrita,en algunade las ocasiones, confictos armadosa lo largo de las doscenturiasanterioresa la Era (lám. IV, 7 y 8). A principios del siglo ¡¡ d.C. (Chaves,ry74t en prensa)se urbanizó una extensaparcelaagrícolaadyacentea la ciudad vieja por el costadoNorte 1 la noua urbs se asentabaen terrenosque alcanzabana vecesincómodaspendientesy constituidos por arcillas expansivas.La planificaciónasí realizada,que contó desdeel momento de la inauguratio con una muralla a modo de contorno del nuevo po-

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Ittilica.

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merium, se iría cubriendo de edifrcacionesque, por las dificultades del terreno y las circunstancias económicas de la época, arrastrarlan una vida lángida hasta el comienzo del siglo lrr, salvo las casasque bordeaban las calles más concurridas entre la ciudad vieja y el inacabado anfiteatro. El muro del ensanche enlazaría con el viejo que serla reparado donde fue necesario; tenía un basamento, a veces enterrado y a veces visto, de hormigón, sobre el que se levantó un muro de cinco pies de.espesorformado por sillares pequeñosde-piedra de los-Alcores y opas caefltenticium, aunque no faltan Partes con ladrillos, que también fueron utilizados como cu€rnenta; estaestructura, que alcanzó al menos 5,6o m de altura, llevaba cada setenta pies una torre cuadrada de quince pies de lado, colocada a

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caballo sobreel muro: presumiblementeestaríanrellenasde tierra o escombros hastael nivel del adarve.La única puefta que conocemosadopta,de forma atróñca, la disposiciónde las puertasrepublicanasy griegasde tipo entre torres (Sáfund, r93z: 258; Gose, 1969: ab. roo ss.): dos fanquean un minúsculointerualluntque tiene la dimensiónjusta para alojar las hojasde la puerta; señalemosque las dimensionesy sistemasdefensivosempleadosen estaItálica de ridículossi se comparancon las fortificacionesaugusAdriano son verdaderamente teaso anterioresy las del Bajo Imperio. La restauraciónde Leovigildo se explicafácilmentesi ya suponemosabandonadoel ensanche:fue fácil reparar el recinto viejo con materialesdel derribo del nuevo, ya que una empresabélica que no duraría más de seismeses(primer más. semestredel año 583; Thompson,r97r : 88) no necesitaba

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Alcald. Planta general

En esta acrópolis,Itálica ahn, se asentaríauna sedeepiscopalsiete,años más tarde y la cabeterade una demarcaciónfiscal en el primer cuarto del siglo x; a partir del xr se va perdiendoel topónimo y se impone el de Santiponce (Martínez,- 1973: zoo), aldea asentadasobre el primer establecimientoromano de la Bética, sin que la estructuraurbana del pueblo actual refleje nada anterior a 1595. -5. Alcatá del Río (Sevilla).(HernándezGiméne", rg47| 43; Taracena,r9+8:. +Zt; HernándezDíaz, ry39: 96; Ponsich,ry73:. 68; González,r95ri rToi Thouvenot, r94o| 39oi Tovar, ry742 t6z). La estratégicasituaciónde estaciudad, junto por la. mano del al primer plnto vadeabledel Guadalquivir,ha sido acrecentada las únicas murason romanas un puerto: hombre dotándolade fortificacionesy la vieja llipa Magna; la en subsisten llas de las que tenemosnoticiasy que aún la domio.durante ciudad debió sufrir algún grave quebrantoen el Bajo Imperio nación visigoda,pues en el 7rz se llamaba Ragual. La poblaciónromana, como

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veremos más adelante, alcanzí considerable extensión a lo largo de la orilla del río, para, durante la Edad Media, reducir de forma muy notable su perímetro urbano hasta cubrir solamente una pequeña área al Sur de la actual iglesia parroquial, formando una ciudadela en la parte más escarpadadel recinto romano: sólo así cabe explicar que la capilla de San Gregorio Ossetano (muerto erl 544 y cuya inscripción funeraria se conservaen dicha capilla; Vives, 1969: 43) quedara dentro del porneriuln pero €xtramuros de la ciudad medieval, una de cuyas torres formó luego el campanario de la parroqui" (fig. 6). Podemos reconocer hoy grandes trozos de la cerca romana, aunque la mayor parte ha sido destruido o

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Carmona. general

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englobado por edificaciones modernas; la obra era de opus caentenriciurn reyestido de opus quadratum; el muro, diez pies de anchura por término medio, llevaba largos e irregulares estribos internos que, en nuestra opinión, no tuvieron otro papel que el de trabar la muralla a los taludes donde se asentaba; no cabe interpretar dichos contrafuertes como una solución para aumentar la anchura del adarve, ya suficiente de por sí, ni tampoco como indicios de un sistema similar al de los muros aurelianos de Roma, en los que aletas interiores sostenían una galería bajo el adarve (lám. V, 9 y ro). Las torres, aproximadamente cuadradas y de gran superficie, se asemejan a las de Gerena en cuanto a tamaño, materiales y disposición interna, pero también son parecidas a las de Itálica al proyectarse a ambos lados del muro, aunque

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hemos de reconocerque ésta semejaÍzano sirve como aproximacióncronológica amplios. El muro alcanzaen ya que sus límites temporalesson excesivamente algunos puntos los ¡z m de altura, aunque sospechamos que, en parte, son cimientoslo que vemos. Pesea los intentos adivinatoriosefectuados,nada sabemosdel t¡azado urbano de la romana llipa, pero ante la sola vista de su planimetríaactual podemos distinguir por una parte el pequeñoy orgánico núcleo medieval, y por otra el resto de las callesanterioresa nuestro siglo, y que no son sino la cristalización de los caminosque tocabano salíande dicho núcleo; en resumen,salvoestaciudadelapost-romana,el resto del actual trazadourbano de Alcalá del Río es el de w strassendorfmíitiple, ajeno totalmente a foros, cardos y decumanos,que, por añadidura,escasaregularidad tendrían en una ciudad indígena romanizada. 6. Carmona(Sevilla).$ovar, t974: r5jt HernándezDíaz; rg42: 65; Ponsich, 1973: 227; Thouvenot,r94o: 3g2; Taracena,ry48: 46z).A medidaque vamos conociendoen extensióny profundidad las fortiñcacionesde Carmona,mayor valor testimonialdamosa la f¡ase de César: lisdern diebus Carmonenses, quae est longe firmissima totius prouinciaeciuita.r(B.C. III, 19, 4); para nosotrosestas palabras,del año 49 a.C., se refieren a las imponentesmurallas que nos es dado contemplar hoy día, modificadasdesde entonces,aunque ciertamenteconservadas en grandestramos.El tema ha sido analizadoanteriormente,pero las intensas

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Carmona. Puerta de Córdoba

llevadasa cabo en los últimos diez años aconsejanestudiarel prorestauraciones blema er nihilo,lo que esperamoshacer en nuestratesisdoctoral, de la que las pr€sentespáginasno son sino una avanzadilla. Hay que señalarel acierto general del trazadopropuestopor el Catálogo de Seailla (HernándezDíaz, r94z), pero se hace imprescindibleuna profunda revisión sobreplanimetríaactualizadaz1o contrario es perder el tiempo. El recinto de Carmo, como el de todas las ciudadesasentadasen mesetas,tiene el trazado óptimo que aprovechatodas las ventajastopográficas,€s más, en ciertas partes de la cercacarmonenseel muro se limitó a regularizarde forma leve el escarpe

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natural del grupo de alcores que sirven de asiento a la ciudad; la muralla, de seis a ocho pies de espesor,está formada Por un doble paramento_de opus .quadratum y rellenb de hormigón ; los sillares llevan a veces almohadillado rústico; las toires, rectangulares y de escasaproyección, eran totalmente exteriores, y como el recinto sufrió una intensa reforma almorávid nada podemos afirmar sobre su altura y coronación (ñg. il. No dejaremos de indicar, en el tramo limítrofe con la poterná de la Puerta de Sevilla, la existencia de un foso de corte triangular y altura desconocida,{ue s€excavó en la roca fosilífera. Lo más notable de la cerca de Carmona son sus puertas; trataremos en primer lugar de la llamada
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