Arquitectura de Tierra: Un estudio comparativo de dos sitios prehispánicos. Tesis de Licenciatura

September 28, 2017 | Autor: Gaby Lunas | Categoría: Archaeology, Household Archaeology, Tlaxcala, Earthen Architecture, Aguascalientes, Bajareque
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Descripción

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ

Arquitectura de tierra: Un estudio comparativo de dos sitios prehispánicos

TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIATURA EN ARQUEOLOGÍA

PRESENTA GABRIELA GUADALUPE ARELLANO GONZÁLEZ

DIRIGIDA POR DR. ALEKSANDER BOREJSZA

San Luis Potosí, S.L.P. 2014

A mi madre; gracias por haber tomado ácido fólico. Sin ti nada de esto sería posible.

ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS 1. Introducción

1

1.1. Problema de investigación

1

1.2. Metodología del estudio

3

2. Antecedentes

14

2.1. El bajareque dentro del contexto arqueológico

14

2.2. Trabajos etnográficos sobre arquitectura vernácula

24

3. La Laguna, Tlaxcala

35

3.1. Entorno bio-geográfico

35

3.2. Contexto arqueológico: Tlaxcala en el formativo

38

3.3. Procedencia de los materiales

40

3.4. Descripción y análisis de los materiales

51

3.4.1. Componentes orgánicos

52

3.4.2. Componentes inorgánicos

69

3.5. Intento de reconstrucción de los sistemas constructivos 4. El Ocote, Aguascalientes

84 94

4.1. Entorno bio-geográfico

94

4.2. Contexto arqueológico: Aguascalientes en el Epiclásico

96

4.3. Procedencia de los materiales

100

4.4. Descripción y análisis de los materiales

102

4.4.1. Componentes orgánicos

102

4.4.2. Componentes inorgánicos

113

4.5. Intento de reconstrucción de los sistemas constructivos 5. Observaciones etnoarqueológicas en el estado de Oaxaca. 5.1. Lugares de estudio

120 127 128

5.1.1. Santa Ana

128

5.1.2. Santa Catarina Coatlán

129

5.1.3. Los Sabinos

129

5.1.4. San Pedro Coatlán

130

5.2. Sistemas constructivos

130

5.2.1. Bajareque

131

5.2.2. Cerco de carrizo

132

5.2.3. Cajón

132

6. Conclusiones

148

7. Anexos

152

8. Bibliografía

158

LISTA DE FIGURAS

1.1.- Herramientas utilizadas en la medición de las piezas

11

1.2.- Horno/parrilla de ladrillo

11

1.3.- Delimitación del espacio con ladrillos.

12

1.4.- Pieza al interior de una torre de carbón.

12

1.5.- Segunda muestra de piezas de barro.

13

2.1.- Planta de los conjuntos habitacionales en Joya de Cerén.

29

Tomado de Sheets (2002: 2) 2.2.- Planta de la Operación 2 de Tetimpa.

29

Tomado de Plunket y Uruñuela (2005: 96) 2.3.- Material recolectado del montículo 3 de Loma Iguana, Veracruz.

30

Tomado de Juárez y Márquez (1992: 152) 2.4.- Cuexcomate localizado en Chalcatzingo. Tomado de google images

31

2.5.- Planta de la operación 10 de Tetimpa, los cuexcomates están señalados 32con lineas punteadas. (Tomado de Uruñuela y Plunke, 2012:48) 2.6.- Armazón de una estructura de Chan Kom.

33

Tomado de Redfield (1971: 33) 2.7.- Casa huasteca. (Tomado de López. 1993:170)

34

3.1.- Mapa de ubicación del sitio La Laguna

37

3.2.- Elementos B70A y B70B. Muros

46

3.3.- Elemento B47. Alineamiento de piedras

47

3.4.- Elemento B7. Muros B7A y B7D

48

3.5.- Elemento B33. Restos de una casa

49

3.6.- Preparación de piso al interior de B33

49

3.7.- Planta de la reconstrucción de las plataformas del área H

50

3.8.- Estructura 14M-1

51

3.9.- Huellas de desgrasante: a) lisas; b) con estrías. Pieza 7, Lote 1183 y Lote 1393

53

3.10.- Restos de fibras blancas de desgrasante. Pieza 147, Lote 2093

54

3.11.- Huellas de otras inclusiones en el enjarre: Restos de carbón. Lote 1393

54

3.12.- Comparación de huellas de desgrasante. Lote 2008

55

3.13.- Posible orientación de las impresiones en el patrón tubular. Pieza 1, Lote 2021

56

3.14.- Desplante de hoja en pieza experimental.

57

3.15.- Patrón de tableta subtipo 1, impresión central sobresaliente. Pieza 5, Lote 2021

59

3.16.- Patrón de tableta subtipo 1, impresión central hundida. Pieza 12 Lote 2021

60

3.17.- Patrón de tableta impresión lateral (intercalado con impresión central).

60

Pieza 30, Lote 2021 3.18- Patrón de tableta, subtipo 2. Pieza 135, Lote 2049

62

3.19.- Patrón tableta, subtipo 1. Cuerda triple que rodea la pieza. Pieza 3, Lote 2021

62

3.20.- Patrón de tableta, subtipo 3. Pieza, Lote 2008

64

3.21.- Impresión de horcón, pieza 26, Lote 2008

65

3.22.- Impresión de horcón, pieza 2, Lote 2008

66

3.23.- Impresión de cuerda. Pieza 26, lote 2008

67

3.24.- Posible impresión de cuerda. Pieza 26, lote 2008

68

3.25.- Impresiones laterales de la pieza. Pieza 2, lote 2008

69

3.26.- Enjarre crudo. Lote 1393

70

3.27.- Enjarre cocido. Pieza 1, Lote 2008

71

3.28.- Enjarre vitrificado. Pieza 192, Lote 2023

72

3.29.- Tiestos cerámicos utilizados como desgrasante. Pieza 85 Lote 2019

73

3.30.- Patrón de cocción (oxidación-reducción-oxidación). Pieza 198, Lote 2007

74

3.31.- Pieza ligeramente convexa en la cara exterior. Pieza 135, Lote 2049

75

3.32.- Acabado de superficie. Pieza 26, lote 2008

76

3.33.- Cara exterior de la pieza. Pieza 2 Lote 2008

77

3.34.- Horcón parcialmente recubierto de enjarre.

78

Santa Catarina Miahuatlán, Oaxaca 3.35.- Motivos de franjas y círculos. Pieza 24 Lote 2021

79

3.36.- Otros motivos en la pintura.

80

3.37.- Superficie pintada de rojo. Pieza 87 Lote 2019

81

3.38.- Otro motivo pictórico. Pieza 7, Lote 2021

82

3.39.- Motivo de franjas en blanco y rojo. Pieza 135 Lote 2049

83

3.40.- Huella de poste (B48) asociada a alineamiento de piedras (B47).

85

3.41.- Pared de bajareque, patrón tubular. Dibujo reconstructivo.

89

3.42.- Reconstrucción hipotética de una estructura del área F

90

3.43.- Amarres de cuerdas en los horcones. Dibujo reconstructivo.

91

3.44.- Patrón de tableta, subtipo 1. Reconstrucción hipotética

92

3.45.- Patrón de tableta, subtipo 2. Reconstrucción hipotética

93

4.1.- Mapa de ubicación del sitio El Ocote. Tomado de Pelz (2005: 8)

96

4.2.- Cuadrícula de excavación del cuadrante 1. Tomado de Pelz (2012).

101

4.3.- Restos de fibra blanca. Pieza 123

104

4.4.- Desgrasante: a) tipo 1, b) tipo 2. Pieza 42

104

4.5.- Desgrasante tipo 3. Pieza 15

105

4.6.- Impresiones ortogonales del armazón. Pieza 54

106

4.7.- Impresión de armazón con superficie estriada. Pieza 45

107

4.8.- Impresión de armazón con superficie lisa. Pieza 85

108

4.9.- Pieza 54. Restos de pintura y superficie cóncava. Pieza 54

109

4.10.- Posible fragmento de horcón. Pieza 73.

110

4.11.- Posible fragmento de horcón. Pieza 74.

111

4.12.- Posible fragmento de horcón. Pieza 76A.

111

4.13.- Fragmentos de bajareque con huellas de hoja. Bolsa 1

112

4.14.- Enjarre crudo. Pieza 31

114

4.15.- Enjarre vitrificado. Pieza 17

115

4.16.- Enjarre cocido. Pieza 64

116

4.17.- Gravilla usada como desgrasante. Pieza 27

117

4.18.- Fragmento con restos de pintura roja. Pieza 83

118

4.19.- Fragmento con pintura blanca amarilla y roja. Pieza 93

119

4.20.- Fragmento con restos de pintura anaranjada. Pieza 124

120

4.21.- Planta de cimientos de estructura.

121

El recuadro rojo señala un posible cuarto adosado, el recuadro azul una huella de poste. Modificado de Pelz y Jiménez (2012). 4.22.- Planta de estructura con forma de L.

121

Modificado de Pelz y Jiménez (2012). 4.23.-Pared de varas verticales. Dibujo reconstructivo.

124

4.24.- Reconstrucción hipotética de una estructura del cuadrante 1.

125

4.25.- Alineamiento principal con subdivisiones.

126

El recuadro rojo señala un posible cuexcomate. Modificado de Pelz y Jiménez (2012). 4.26.- Planta general del conjunto habitacional.

126

Modificado de Pelz y Jiménez (2012).

5.1.- Mapa de ubicación de los lugares registrados

139

5.2.- Vivienda de bajareque. Santa Catarina Coatlán, casa 6

141

5.3.- Detalle de pared de bajareque. Santa Catarina Coatlán, casa 6

142

5.4.- Detalle de puerta de carrizo. Santa Catarina Coatlán, casa 6

143

5.5.- Vivienda de cerco de carrizo. Santa Ana, casa 3

144

5.6.- Vivienda de cajón (1). Santa Ana, casa1

145

5.7.- Vivienda de cajón (2). Santa Ana, casa 2

146

5.8.- Detalle del techo. Santa Ana, casa 2

147

LISTA DE TABLAS

1.1 (a).- Lista de especies recolectadas en Tlaxcala

8

1.1 (b).- Lista de especies recolectadas en Aguascalientes

9

2.1.- Estado de las hojas según la época del año en Piana di Curinga.

32

Tomada de Ammerman (1988: 128) 4.1.- Resultados de fechamientos radiocarbónicos 5.1.- Casas estudiadas: a) Enlodado al interior; b) Tabletas;

99 140

c) Cimientos de adobe y enlodado al interior; d) Paredes de adobe, sólo una de bajareque

AGRADECIMIENTOS

Desde mi ingreso a la universidad, tuve la dicha de conocer varios personajes – arqueólogos y no- que trascendieron en mi vida y me influenciaron durante todo el tiempo que absorbió mi formación como arqueóloga. Mencionar a todas estas personas que estuvieron a mi lado y me apoyaron es lo más complicado que se me presentó al escribir esta tesis. En fin, espero no olvidar a nadie y si lo hago, pido una disculpa de antemano, es la edad. En primer lugar quisiera mencionar a los directores de los proyectos que me permitieron contar con el material necesario para mi estudio. Por un lado, el Dr. Richard Lesure y el Dr. David Carballo quienes me dieron la facilidad de contar con los materiales de La Laguna. De parte del sitio El Ocote a la Mtra. Ana María Pelz, que de igual manera me dio permiso de trabajar los materiales que excavó, quién además no ha dejado de apoyarme desde que la conozco; y que también fungió como una de mis asesores durante el proceso de la elaboración de la tesis. Hablando de asesorías, al Dr. Achim Lelgemann quien además de haber contribuido a mi formación académica, me brindó sus conocimientos en la culminación de mis estudios. Obviamente la persona que más me ayudó y soportó mis errores fue mi director, agradezco al Dr. Aleksander Borejsza por su paciencia y dedicación. Otras de las personas que siempre han estado de mi lado son, por supuesto mis padres; Rosa María González Reyes y José Luis Arellano Galaviz; además de mis hermanos Carlos Gerardo Arellano González y José de Jesús Arellano González. Y por qué no, también a mis cuatro perritos que también son parte de la familia; los quiero mucho a todos. Sin un orden preferencial quiero mencionar a todas aquellas personas que han compartido conmigo estas experiencias y de ser compañeros y conocidos se volvieron grandes amigos. Alba, Claudia y Julieta, con quienes he compartido infinidad de buenas y malas experiencias. A Jorge Alberto, Jorge, Chuy, Carmen, Tania, Carlos, Marisol, Nohemí, Karla, Julián, Raúl, Martín, Daniel, Enrique, Omar, Yahaira y todos mis

compañeros de generación, que siempre fuimos un gran equipo. A todos aquellos que no formaban parte de mi clase, pero aún así se volvieron muy importantes; Natan, Felipe, Chessil, Chava, Tere y Nilsa, gracias por su amistad. También me gustaría agradecer a todos los profesionistas que se cruzaron alguna vez en mi camino y me enseñaron tantas cosas. Dante, Sarah, Arthur, Ray, Charles, Jorge, Hiram, Alan y a las personas con las que tuve el placer de compartir una temporada de campo. Por supuesto, a mis profesores de la universidad Paty Julio, Peter Kroefges, Niklas Schulze, José Luis Pérez, Gilberto Pérez, Becket Lailson y demás docentes de la facultad. Y como mi vida no sólo ha sido San Luis Potosí, quiero mencionar a mis amigos de Aguascalientes, a quienes aprecio demasiado. Tere, Alex, Rubén, Hugo, Ana, Rubí Jazmín, Rubí, Laura, Anahí, Nayelli, Carolina y Carolina, Alejandra y Lula. Finalmente, quisiera hacer una mención especial y agradecer a José Martínez. Él me ayudó durante mi estancia en Oaxaca y nos volvimos buenos amigos, pero lamentablemente ya no se encuentra cerca, que en paz descanse. Pido otra disculpa por la falta de formalidad de esta dedicatoria, pero preferí escribir palabras sinceras en lugar de algo más propio. Nuevamente les agradezco a todos los mencionados y a los que se me pasaron, en verdad todos han cambiado una parte de mi perspectiva hacia la vida. Gracias

CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

1.1. Problemática del estudio La arquitectura de tierra ha formado parte de los sistemas arquitectónicos de los asentamientos prehispánicos desde fechas muy tempranas. Existe registro de construcciones de bajareque desde el Formativo (1500 a.C. – 200 d.C.) en diversos sitios mesoamericanos. Pero el estudio de estas estructuras es difícil, ya que solamente bajo ciertas condiciones se conservan los materiales que las componen. Dos tipos de materiales forman la estructura básica de las construcciones de bajareque: un armazón a base de ramas, troncos o palos y un recubrimiento de barro crudo. Ambos elementos contribuyen a mantener la estructura en pie. Tras el abandono de un sitio y como consecuencia del desmoronamiento de estos materiales muchas veces lo único que queda del edificio de bajareque es una acumulación de tierra, huellas de poste y, en el mejor de los casos, una alineación de rocas que marca sus cimientos. Por ello, es muy sencillo que pase desapercibida durante la excavación y se comete a menudo el error de descartar lo que en su momento fue un claro ejemplo de este sistema arquitectónico. Sin embargo, existen algunos factores que permiten la conservación de estos elementos y permiten recuperar información acerca de este tipo de edificaciones. Como en el caso de cualquier otro material, las condiciones ambientales favorables pueden preservar el bajareque por varios cientos de años, pero el principal factor que mantiene presente el registro de bajareque es el fuego. Cuando una casa de bajareque es quemada, la capa cruda de barro que la recubre se cuece, transformándose en algo parecido a una pieza cerámica; se vuelve resistente y mantiene su forma, proporcionando cierta cantidad de datos importantes. Por un lado, muestra impresiones al negativo del armazón de la estructura y por el otro, permite ver la capa de barro externa de las paredes y las características de la misma, por ejemplo si tenía algún tipo de decoración u acabado. La variable conservación del bajareque y la falta de técnicas bien definidas para su excavación y registro provocan que el contexto en el que se encuentra sea alterado fácilmente y que se pierda información relevante. Por ello, esta tesis se propone estudiar a

1

profundidad este tipo de materiales y los contextos en los que se encuentran, ampliando el conocimiento acerca de la arquitectura de tierra y de la manera de abordar su estudio. El hilo conductor de la tesis es la descripción del proceso de la construcción de unidades habitacionales domésticas y otros tipos de estructuras de bajareque, desde la obtención de la materia prima para su edificación, hasta su abandono y la formación del registro arqueológico; esto permitirá hacer una reconstrucción hipotética de los sistemas constructivos de los dos sitios considerados: El Ocote y La Laguna. Se trata de dos sitios prehispánicos con características considerablemente diferentes, pero que convergen en un punto: el uso del bajareque como parte esencial de su configuración arquitectónica. La Laguna, en el estado de Tlaxcala, es el sitio más antiguo, con ocupaciones importantes durante el Formativo tardío y terminal. El Ocote, en Aguascalientes, es el sitio que por el momento representa de mejor manera el Epiclásico en el estado. La naturaleza de este estudio impidió formular una hipótesis general, por lo que me he planteado más bien una serie de preguntas que guiaron la investigación, relativas al (1) aprovechamiento de materias primas y su relación con el entorno natural del sitio; (2) las características estructurales y estéticas de los sistemas constructivos; y (3) la perduración de rasgos prehispánicos en la arquitectura vernácula del pasado reciente. En cuanto a las materias primas quise saber si provenían de yacimientos cercanos o si algunas fueron importadas de lugares más lejanos. A nivel comparativo, una de las preguntas principales era hasta qué punto el entorno natural y otros factores bio-geográficos influyeron directamente en los sistemas constructivos de edificaciones prehispánicas de diferentes lugares y periodos. En cuanto a los sistemas constructivos quise saber si las características particulares de los restos de bajareque encontrados permitían inferir su posición estructural y cómo se articulaban los diferentes elementos dentro de un edificio. En cuanto a la perduración de rasgos culturales prehispánicos, quise saber hasta dónde la arquitectura vernácula de bajareque, bastante común en el medio rural mexicano hasta hace unas décadas, proporcionaba analogías etnográficas viables para la reconstrucción de los sistemas constructivos prehispánicos.

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El estudio que desembocó en la redacción de esta tesis se enfocó en tratar de contestar las preguntas plantadas desde varias perspectivas, incluyendo la arqueológica que implicó el análisis directo del material excavado, la comparación entre un sitio y otros, así como la comparación entre ambos sitios y ejemplos etnográficos. 1.2. Metodología del estudio La metodología de este estudio fue diseñada para cumplir con dos objetivos principales: identificar los materiales y técnicas utilizadas para la construcción de las estructuras de bajareque y hacer una reconstrucción gráfica de su apariencia física original. A pesar de que este trabajo involucra dos sitios con diferencias importantes, la metodología seguida en ambos casos fue muy similar. El material proveniente de Tlaxcala se revisó primero y los procedimientos desarrollados se aplicaron después al caso de Aguascalientes. Para diseñar el análisis del bajareque, se consultó inicialmente la mayor cantidad posible de publicaciones acerca del tema. El material de La Laguna había sido trabajado con anterioridad, por lo que no requirió ningún tipo de limpieza y su excelente estado de conservación permitió manipularlo sin dificultades. Inicialmente, se contaron y pesaron los fragmentos de cada lote de excavación y los datos se registraron en una tabla junto con información básica sobre el material: unidad de excavación, elemento, lote de excavación, número de pieza individual para los materiales más sobresalientes, peso, cantidad, número de fotografía y algunas anotaciones adicionales en las etiquetas. Las piezas fueron marcadas con el número de lote (en tinta negra), a excepción del material proveniente del área H, donde cada fragmento ya tenía asignado un número individual (en tinta blanca). Dentro del proyecto del que procedían los materiales se definió un lote como la unidad mínima de proveniencia. Un lote puede ser una capa o una parte significativa de la misma (véase Lesure, 2014:10). Durante este proceso fueron seleccionados los fragmentos más representativos con base en los siguientes criterios: presencia de impresiones del armazón de la estructura, restos de pintura en la superficie, formas particulares como esquinas, exposición a muy altas temperaturas (material fundido), material crudo, así como los diferentes tamaños. Los materiales de La Laguna estaban previamente divididos en tres categorías, según su contexto. La categoría I corresponde al bajareque encontrado junto a los cimientos de las casas, pisos, etc.; es decir 3

bajareque que proviene del colapso o demolición de casas in situ. La categoría II contiene bajareque redepositado, pero en contextos que con seguridad son del Formativo, por ejemplo el relleno de troncocónicas y otros elementos subterráneos. La categoría III incluye bajareque redepositado en contextos post-formativos. Para esta tesis sólo se tomaron en cuenta los de primera categoría y algunos de la segunda. Los materiales fueron fotografiados desde diferentes ángulos, capturando principalmente los diferentes tipos de huellas del armazón y detalles a resaltar en el análisis. Debido a la dificultad de transporte del material proveniente del sitio de El Ocote, no se realizó el conteo y pesaje de todas las piezas, sino que directamente se eligieron las más relevantes para el estudio. Se eligieron 143 piezas de bajareque y fueron marcadas con la temporada de excavación, el cuadro y capa en la que fue encontrado. Posteriormente se les agregó un número individual, ambos en tinta negra. De igual forma se fotografiaron y registraron los datos de las piezas. Para ayudar con la identificación de los componentes orgánicos de la materia prima, se llevó a cabo una recolección de especies vegetales de regiones cercanas a ambos sitios entre noviembre 2011 y febrero de 2012. En el estado de Tlaxcala la recolección se llevó a cabo en los alrededores de San José Teacalco, en las laderas de La Malinche, en Xaltianquisco así como en los alrededores del sitio de La Laguna. En Aguascalientes las colectas se hicieron en Santiago (municipio de Pabellón de Arteaga) y en el mismo sitio de El Ocote, así como en La Montesita, en el municipio de Ojuelos del vecino estado de Jalisco. Se recolectó una veintena de especies en Tlaxcala y el doble de esta cantidad en Aguascalientes y Jalisco. En todos los lugares se recibió la ayuda de los habitantes del lugar. Cada una de las especies fue enumerada e identificada con el nombre común con el que era llamado localmente. También se tomaron fotos de cada una de las plantas. Los criterios de la recolección se basaron en la bibliografía previamente consultada y la observación inicial de las piezas de bajareque; se buscó tomar muestras de varios tipos de árbol, maguey y carrizo (Tabla 1.1). En laboratorio, se procedió a la identificación de las muestras vegetales hasta el nivel taxonómico más bajo posible, con base en diferentes floras (Calderón de Rzedowski y Rzedowski, 2001; 2003). Algunas de las muestras no pudieron ser identificadas, porque no contaban con fruto o flor que lo permitiera, esto debido a la época del año en que fueron 4

recolectadas. Las muestras provenientes del Ocote ya habían sido identificadas previamente en 2008 por Valentina Serrano Cárdenas del herbario de la Universidad Autónoma de Querétaro. Las piezas inicialmente se categorizaron según su estado físico (crudo, cocido o vitrificado). Como se mostrará en los siguientes capítulos se hizo una división de los componentes del bajareque en dos grandes grupos: orgánicos e inorgánicos. Los componentes orgánicos se pueden inferir con base en las huellas e impresiones en las piezas de bajareque. En una situación ideal, se puede reconstruir su tamaño, orientación, especies utilizadas y finalmente su posible ubicación espacial en la estructura (pared, techo, esquina). El componente inorgánico es la tierra. Se puede considerar el tamaño de las partículas y su posible procedencia, la aplicación de diferentes capas de enjarre, recubrimientos de arcilla, pintura, así como los motivos decorativos que presentaba la pintura. Se registró el patrón de cocción de las piezas, anotándose como oxidados en las partes de tonalidades amarillas a rojas y como reducidos las tonalidades de morados a negros. Para la descripción inicial del bajareque se tomaron las dimensiones de las piezas mejor conservadas como ejemplo. Se midieron las dimensiones de las impresiones (largo, ancho y profundidad aproximada), tratando de reconstruir el diámetro de las mismas. El diámetro se calculó utilizando un kit para bajareque proporcionado por Charles Frederick (Figura 1.1) Con el fin de tener un punto de comparación, se realizó un experimento para intentar reproducir las impresiones dejadas por el armazón. Previo al experimento se hicieron moldes de barro con una proporción de 70% arcilla, 20% de desgrasante y 10% agua. El desgrasante utilizado fue el tule (cf. Cyperaceae) Se pretendía simular una situación en la que los moldes de barro eran expuestos a un calor constante para tratar de recrear a menor escala el evento en el que las piezas arqueológicas fueron cocidas. Si bien la temperatura de un incendio sería mucho mayor y menos controlada, el proceso de la cocción puede ser similar en ambas situaciones y podría dar un resultado similar.

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Los materiales utilizados en el experimento fueron: carbón (mezquite), ramas (provenientes del muestreo realizado en Aguascalientes y Tlaxcala), ladrillos, moldes de barro (bentonita y arcilla plástica para cerámica) y papel para la ignición de la fogata. El ambiente de calor controlado se logró en una parrilla/horno abierto al frente, hecho de ladrillo, con una campana metálica en la parte superior que permite la salida del humo (Figura 1.2). Se delimitó el espacio al interior de la parrilla con un muro de ladrillos, con la finalidad de concentrar la mayor cantidad de calor en un mismo lugar (Figura 1.3). Como combustible inicial se utilizó papel y se mantuvo una temperatura constante con carbón y las ramas del armazón. Inicialmente se colocó sólo uno de los moldes de barro, el cual pertenecía a la muestra de quiote de maguey (Agave salmiana) proveniente de La Laguna. La pieza se colocó al centro de una pila de carbón (piezas grandes) para mantenerla rodeada por el fuego el mayor tiempo posible (Figura 1.4) y tratar de que la cocción fuera uniforme. Dicha pila estaba sobre una cama de piezas pequeñas de carbón y algunas ramas. Conforme a la información obtenida en las entrevistas de la etnografía, un incendio consumía una casa de bajareque casi por completo en media hora aproximadamente, por lo que las piezas fueron expuestas al calor durante este tiempo. Después de retirarse del fuego se dejaron enfriar por un día. En la segunda prueba se colocaron ocho de los moldes (Figura 1.5) que correspondían a madroño (Arbutus xalapensis), jaral (Baccharis pteronoides), garabatillo (Mimosa texana), ocote (Pinus cf. hartwegii), huejote (Salix cf. paradoxa), encino (Quercus cf. glaucoides/ glabrescens), maguey (Agave salmiana) y carrizo (Gramineae). En este caso las piezas se colocaron directamente sobre el carbón, por lo que la cantidad de calor recibida fue menor. Al igual que en la primera prueba los moldes estuvieron expuestos al calor de 30 a 40 minutos. Finalmente, dos de los moldes se utilizaron para tratar de lograr una vitrificación en las piezas. Las especies utilizadas fueron el huizache cimarrón (Acacia farnesiana) y carrizo (Gramineae). Estas piezas fueron cubiertas por completo por carbón para lograr una temperatura mucho mayor e uniforme. Fueron expuestas al fuego alrededor de una hora.

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Además de los estudios de gabinete se realizó una temporada de campo en el estado de Oaxaca, donde se hizo un estudio etnoarqueológico durante un mes, de diciembre de 2012 a enero de 2013. La zona principal del estudio fue la Sierra Sur del estado, abarcando la cabecera municipal de Santa Ana y las comunidades de Santa Catarina Coatlán, Los Sabinos y San Pedro Coatlán que se localizan en la parte norcentral de la sierra, en el municipio de Miahuatlán. También se visitó San José del Pacífico, pero sin obtener resultados dignos de mención. El trabajo consistió en visitar los lugares mencionados haciendo inicialmente un recorrido de reconocimiento visual para ubicar las casas en las que se pudiera observar un sistema constructivo de bajareque o similar. Al identificar las viviendas se procedió a realizar entrevistas a los propietarios. Se tomaron fotografías de todas las casas registradas y de los detalles del sistema constructivo, algunos casos complementándolos con dibujos. Las preguntas de las entrevistas giraban en torno a la antigüedad de la casa, la identidad de los propietarios y constructores, los materiales utilizados y su proveniencia, todos los detalles posibles del sistema arquitectónico y las opiniones

acerca de las ventajas o desventajas de construir en bajareque. Toda la

información fue registrada en un diario de campo y las entrevistas fueron transcritas posteriormente. Durante los recorridos se contó con la ayuda de José Martínez, habitante de Los Sabinos. En total se registraron 41 casas con distintos sistemas arquitectónicos, pero todos relacionados con el bajareque. También se tomó una muestra de pared y cuerdas de una de las casas abandonadas en San Pedro Coatlán. Dentro del capítulo correspondiente a la etnografía se incluye una tabla con los datos básicos de las viviendas. Durante la parte final del estudio, se consideró toda la información obtenida para llegar a una posible reconstrucción de los sistemas constructivos utilizados en ambos sitios. Ésta se presenta en los capítulos siguientes de dos maneras, gráfica y textualmente. Se compararon los resultados de ambos sitios. En cuanto al impacto del entorno en las manifestaciones arquitectónicas, los materiales utilizados y la forma de trabajarlos, la función de los edificios en cuestión, rasgos de diferenciación social de los mismos y la formación del registro arqueológico.

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Colecta de especies vegetales en el Estado de Tlaxcala No. de muestra Nombre Común Identificación de especie 1 No identificado cf. Fagaceae, Quercus sp. 2 Encino Fagaceae, Quercus cf. glaucoides/ glabrescens 3 Ocote Pinaceae, Pinus cf. Hartwegii 4 Encino cf. Betulaceae, Alnus acuminata/ Fagaceae, Quercus 5 Madroño Ericaceae, Arbutus xalapensis 6 Sabino Cupressaceae, Juniperus deppeana 7 Capulín Rosaceae, Prunus cf. prionophylla 8 Jarilla Compositae, cf. Baccharis 9 Tepozán Loganiaceae, Buddleia cordata 10 Oyamel Pinaceae, Abies religiosa 11 Tejocote Rosaceae, Crataegus mexicana 12 No Id Fagaceae, Quercus cf. crassipes 13 Huejote Salicaceae, Salix cf. paradoxa 14 Uña de gato cf. Leguminosae, Mimosa sp. 15 Carrizo Gramineae 16 Maguey Agavaceae, Agave salmiana 17 Maguey Agavaceae, cf. Agave salmiana 18 Maguey Agavaceae, Agave salmiana 19 Álamo Salicaceae, Populus tremuloides 20 Tule cf. Cyperaceae 21 Nogal cf. Juglandaceae, Juglans 22 Trompetilla No identificado

Procedencia Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Teacalco, La Malinche Tzompantepec, Xaltianquisco Lázaro Cárdenas, La Laguna Lázaro Cárdenas, La Laguna Lázaro Cárdenas, La Laguna Lázaro Cárdenas, La Laguna Lázaro Cárdenas, La Laguna Lázaro Cárdenas, La Laguna Lázaro Cárdenas, La Laguna

Tabla 1.1 (a).- Lista de especies recolectadas en Tlaxcala.

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Colecta de especies vegetales en Aguascalientes No. de muestra Nombre común Identificación de especie 1 Palo bobo Convolvulaceae, Ipomoea murucoides 2 Maguey Agavaceae, Agave cf. salmiana 3 Colorín Leguminosae (Lotoideae), Erythrina cf. coralloides 4 Tripa de judas Vitaceae, cf. Cissus 5 Sotol Nolinaceae, Dasylirion sp. 6 Venadilla Meliaceae, cf. Melia 7 Palma Agavaceae, Yucca sp. 8 Varaduz Leguminosae (Lotoideae), cf. Eysenhardtia 9 Chemiso Chenopodiaceae, Atriplex sp. 10 Palo blanco Ulmaceae, Celtis sp. 11 Vara prieta Compositae, cf. Vernonia 12 Mostoshe Burseraceae, Bursera palmeri 13 No Id No identificado 14 Huizache cimarrón Leguminosae (Mimosoideae) Acacia farnesiana 15 Vara blanca Compositae, cf. Verbesina serrata 16 No Id No identificado 17 Lechuguilla Agavaceae, Agave filifera 18 Zacate Gramineae 19 Huevos de gato cf. Sapindaceae 20 Zacate Gramineae 21 Mezquite Leguminosae (Mimosoideae) Prosopis laevigata 22 Carrizo Gramineae 23 Huizache chino Leguminosae (Mimosoideae) Acacia schaffneri 24 Maguey Agavaceae, Agave sp. 25 Encino chaparro Fagaceae, Quercus deserticola 26 Ramón Anacardiaceae, Rhus sp.

Procedencia Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Pabellón de Arteaga, Cerro de Santiago Jalisco, Ojuelos, La Montesita Jalisco, Ojuelos, La Montesita Jalisco, Ojuelos, La Montesita

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27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40

Varaduz Chemiso Encino Jaral Vara hedionda Garabatillo Tepozán Sangre de grado Cacaixte Órgano Vara prieta Palo Colorado Roble Carrizo

Leguminosae (Lotoideae), cf. Eysenhardtia Chenopodiaceae, Atriplex sp. Fagaceae, Quercus magnoliifolia Compositae, Baccharis pteronoides Compositae Leguminosae (Mimosoideae) Mimosa texana Loganiaceae, Buddleia sp. Euphorbiaceae Jatropha dioica Asteraceae, Viguiera dentata Agavaceae, Agave sp. Leguminosae, Diphysa puberolenta Fagaceae, Quercus eduardii Fagaceae, Quercus resinosa Gramineae

Jalisco, Ojuelos, La Montesita Jalisco, Ojuelos, La Montesita Jalisco, Ojuelos, La Montesita Jalisco, Ojuelos, La Montesita Jalisco, Ojuelos, La Montesita Jalisco, Ojuelos, La Montesita Jalisco, Ojuelos, La Montesita Jalisco, Ojuelos, La Montesita Aguascalientes, El Ocote Aguascalientes, El Ocote Aguascalientes, El Ocote Aguascalientes, El Ocote Aguascalientes, El Ocote Aguascalientes, El Ocote

Tabla 1.1 (b).- Lista de especies recolectadas en Aguascalientes.

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Figura 1.1.- Herramientas utilizadas en la medición de las piezas.

Fig. 1.2- Horno/parrilla de ladrillo.

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Figura 1.3.- Delimitación del espacio con ladrillos.

Figura 1.4.- Pieza al interior de una torre de carbón.

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Figura 1.5.- Segunda muestra de piezas de barro.

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CAPÍTULO 2. ANTECEDENTES A pesar de que el bajareque es un sistema constructivo sustentable, práctico, de producción barata y que sigue vigente en varios lugares de México y el mundo; son relativamente pocos los estudios en los que el tema central sea el bajareque. Por lo general, se encuentra mencionado en monografías de sitios, informes de excavaciones o en el mejor de los casos un estudio etnográfico que recopila información y fotografías de varios lugares. Es común también encontrar detalles sobre la arquitectura vernácula en etnografías completas de asentamientos o grupos humanos. La conjunción y contraste de los estudios de carácter antropológico y arqueológico es la mejor manera de analizar el bajareque, desde los conceptos básicos técnicos de la arquitectura de tierra hasta la posible influencia de la dinámica social en su apariencia física. 2.1. El bajareque dentro del contexto arqueológico Son pocos los trabajos arqueológicos en los que se han mencionado los hallazgos de bajareque como algo primordial para el estudio de los sitios prehispánicos, incluso en algunos de los informes ni siquiera se hace mención del hecho de haber encontrado bajareque. Una de las causas podría ser que, los fragmentos de bajareque quemados (y crudos en algunas ocasiones) son por lo general lo único que sobrevive en el registro arqueológico, dificultando la interpretación de los sistemas constructivos. Probablemente las descripciones más conocidas del bajareque entre los arqueólogos son las de Kent Flannery. Flannery (1976) ofrece una descripción prototípica de una casa de bajareque, con base en diversos estudios etnográficos realizados en los años sesenta, además de las observaciones hechas a partir de la evidencia arqueológica obtenida durante la excavación de San José Mogote en Oaxaca. En resumen, muestra estas construcciones con una planta rectangular de aproximadamente 3 m por 5 m hasta 5 m por 7 m, sin ventanas, con sólo un acceso o puerta, techos de material perecedero de dos o cuatro aguas y patios de actividad inmediatos a las viviendas. Cuentan con cimientos hechos de piedra, principalmente muros dobles, desde los que desplantan paredes de carrizos o cañas amarrados con cuerdas y fibra de maguey. Este armazón está recubierto con una capa de arcilla cruda, posteriormente alisada con un enlucido o recubrimiento final de arcilla 14

blanca, que en algunas ocasiones muestra un tratamiento que le da la apariencia de una vasija cerámica. Durante las excavaciones en San José Mogote se encontraron varias unidades habitacionales y restos de estructuras de bajareque en las diferentes zonas del sitio (A, B y C; Flannery y Marcus, 2005). Al relacionar los hallazgos hechos con la descripción antes citada, se puede decir que las casas donde se encontró mayor cantidad de material, ya sean muros o restos de esquinas, concuerdan en forma y tal vez tamaño con la descripción del prototipo. Sin embargo, algunas especies de carrizo fueron introducidas durante la Colonia, y no hubieran estado disponibles en tiempos prehispánicos. Los fragmentos encontrados no demuestran claramente la configuración y morfología de la casa, sino su composición básica (capa de bajareque y recubrimiento). Lo único que se puede decir con seguridad es que efectivamente después del armazón se aplicaba el enlodado y un recubrimiento en el mismo barro o con otros elementos. Flannery distingue los edificios públicos de las residencias comunes según la naturaleza del acabado de la pared. Los edificios con una cubierta más blanca o estucada tendrían una función más importante de los que sólo muestran alisado, los cuales tendrían funciones exclusivamente domésticas. Hace también referencia al uso de adobes para la construcción de residencias de mayor rango. La relación entre los cimientos de piedra y los muros de bajareque se demuestra claramente en el Área C, en la que fragmentos de bajareque rodean los cimientos del edificio. Los muros en forma de “L” quizás marquen las esquinas de las casas, aunque también pueden sugerir una subdivisión del espacio interior o cuartos anexos a la estructura principal. El bajareque que se conserva en contextos arqueológicos puede indicar el grosor de los muros, las especies vegetales usadas en el armazón, las cuerdas y amarres que dejan impresiones en el barro, las fibras utilizadas y los puntos estratégicos donde estos se colocaban para darle soporte a la construcción (Moya, 1982: 52). Al conservarse sólo fragmentos de los muros, no se puede deducir su posición en la estructura, a menos que el fragmento de bajareque tenga algún indicador como una base regular no fragmentada (relacionado con el desplante del muro), o el ángulo que forma una esquina. Flannery identifica las residencias con base en los pisos y cimientos encontrados. En estos casos se podría limitar la interpretación al tamaño estimado de la estructura, apoyada 15

en el grosor de las piezas y su distribución. El hecho de encontrar pocos fragmentos de bajareque puede indicar, que las casas no se quemaron ni fueron destruidas abruptamente. Las huellas de poste también pueden proporcionar más datos en cuanto a las dimensiones de la estructura, ya que el grosor de los mismos da una idea acerca de su altura y por consecuente, de la altura de los techos y de la unidad misma. Flannery no habla mucho de las materias primas utilizadas para la elaboración de las viviendas. En San José Mogote se da casi por hecho el uso de carrizos para los paneles de las paredes. Este material presenta grandes cualidades para su uso y es utilizado con mayor frecuencia. En cuanto a los horcones se habla de pino como principal especie usada. La arcilla del recubrimiento se relaciona con la utilizada en la fabricación de cerámica. Flannery reproduce pocas fotografías o dibujos del bajareque y le da una mayor importancia a la apariencia del recubrimiento que a las impresiones. En la Casa 2 de San José Mogote se encontraron seis fragmentos de bajareque cerca de los cimientos de piedra. Dos de los fragmentos conservaban el recubrimiento en un color rosado. Los cimientos eran una alineación de piedras con un vano en el centro (un posible acceso). Junto a los cimientos, se encontraron dos huellas de poste cercanas a las orillas del alineamiento. Debido a que la casa fue alterada posteriormente por fabricantes de adobe no se pudo estimar su tamaño, pero los datos arrojados por esta excavación muestran varios puntos propuestos por Flannery: los cimientos de piedra, postes como sostén y un acceso. En resumen, el planteamiento de Flannery y el prototipo de vivienda que proporciona, cuenta con fundamentos muy válidos, tanto teóricos como prácticos, y concuerda con la mayoría de los hallazgos que comúnmente se presentan. Sin embargo, considero que no se puede tomar este modelo como algo establecido para todas las zonas del México prehispánico. Existen dudas razonables en cuanto a las características presentes en las viviendas en formas, tamaños, distribución del espacio, materias primas utilizadas y hasta en el mismo sistema constructivo. Los recursos disponibles y el entorno de cada sitio proporcionan diferentes elementos para que las características de estas construcciones cambien. Incluso en el mismo San José Mogote se encuentran algunas variaciones, dependiendo de la zona donde se encuentra la casa. 16

Otro proyecto que hizo un registro y descripción extensiva de unidades habitacionales es el de Chalcatzingo, Morelos. Prindiville y Grove (1987) hacen una categorización de los elementos arquitectónicos encontrados. Los dividen en edificios públicos, arquitectura especial y estructuras habitacionales. La interpretación se dificulta a veces porque el sitio de Chalcatzingo sufrió una erosión severa en la superficie de dichos elementos arquitectónicos, además de la posterior deposición de sedimentos coluviales. En cuanto a edificios públicos, Prindiville y Grove se refieren a tres plataformas de forma rectangular con taludes recubiertos de lajas de piedra. Son plataformas de grandes dimensiones PC-estructura 4 perteneciente a la fase Amate (1500-1100 a. C.), PCestructura 6 de la fase Cantera (700-500 a.C.) y PC-estructura 5 de la fase Barranca (1100700 a.C.). Son las más grandes del sitio y están asociadas a entierros y elementos arquitectónicos (cancha de juego de pelota, patio) que indican su excepcional importancia. Se localizaron otras cinco plataformas, pero la falta de información impide identificar claramente su función. Su ubicación y los materiales asociados (incluida una estela) permiten al menos decir que se trata de cimientos de edificios públicos o residencias de élite. Las plataformas son las siguientes: t-6 estructura 3 fase Amate, t-6 estructura 1 de la fase Cantera, t-15 estructura 5 de la fase Cantera, t-25 estructura 2 y t-27-estructura 1 de la fase Cantera tardía. Las dos últimas estructuras fueron identificadas como cimientos de casas y son las únicas en las que se menciona el hallazgo de fragmentos de bajareque sobre la plataforma. Las medidas de estas plataformas superan por mucho el promedio de los restos encontrados por Flannery en San José Mogote. La t-25 estructura 2 mide 16.5 x 4.5 en su planta y 0.50 m de alto, mientras que la t-27-estructura 1 mide 18 x 7.5 y 0.70 m de alto. Otra plataforma asociada al bajareque se registró como t-29 estructura 1. Su base mide 20 x 5 m y no se menciona su altura. Al igual que en las demás estructuras su superficie muestra un alto grado de erosión, pero aún así conservó restos de bajareque. En una tercera categoría estarían 16 estructuras incompletas identificadas como casas, 11 de la fase Cantera, 2 de la fase Barranca, 2 del Clásico y una posclásica. Durante la excavación se dio prioridad a la zona interna de los cimientos o hiladas de piedra encontrados y se extendió la excavación considerablemente a los alrededores, con el

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objetivo de registrar todo el espacio que abarcaba la vivienda. Durante la fase Cantera las plataformas de las casas tenían un tamaño promedio de 63 m2. Se encontraron dos tipos de cimientos de piedra durante la fase Cantera tardía. Por lo general, se encuentran ambos tipos en la misma estructura. El primer tipo se compone de alineamientos de guijarros de 20 a 40 cm. Se pueden encontrar 3 hileras a lo ancho del muro, pero una hilera es lo más común. Grove las asocia directamente a las estructuras de bajareque. Se recolectaron fragmentos de bajareque, pero no hubo evidencia de huellas de poste. El segundo tipo es de piedras grandes (de 50 a 80 cm) colocadas sobre una superficie relativamente plana. Al parecer se correlacionan con muros de adobe en lugar de bajareque. Hay tres variaciones de la misma: Una hilada de grandes piedras flanqueada por pequeños guijarros por ambos lados; una hilada de guijarros flanqueada por otra de piedras grandes y dos hiladas de piedras grandes (Prindiville y Grove, 1987: 67) Las estructuras identificadas como edificio públicos presentan el segundo tipo de cimientos, por lo que se cree que sostenían construcciones de adobe, a excepción de la estructura 2 que pudo haber sido de bajareque. Existen algunas variaciones en los cimientos según la fase a la que pertenecen, pero todos se relacionan con construcciones de adobe o bajareque. Grove menciona que los fragmentos de bajareque se identificaron fácilmente por las impresiones de ramas o varas que muestran.

La especie vegetal identificada en

Chalcatzingo es Tithonia tubaeformis de la familia Compositae; es una especie que abunda en la región y sus características coinciden con las impresiones arqueológicas. La mayoría de los fragmentos presentaba sólo una impresión, aunque algunas piezas de mayor tamaño tenían dos. Algunas de las piezas tenían una superficie cóncava; Prindiville y Grove sugerían que éstas pertenecían al enlodado al interior de la estructura. Una evidencia importante recolectada en Chalcatzingo son fragmentos que estaban in situ adheridos al piso. Indican que al recubrir los muros también se recubría con una porción del piso al interior de la vivienda. Un gran porcentaje de los fragmentos encontrados fueron afectados por un incendio parcial o totalmente. También se identificaron restos de una base de pintura blanca, probablemente hecha de caolín. No se recuperó ningún dato sobre los techos, que seguramente eran de un material perecedero. Debido a las condiciones del sitio es poco común que se encuentren restos de 18

pisos. Sin embargo, se pudieron identificar tres tipos diferentes: apisonados de tierra con una capa subyacente de piedras pequeñas; apisonados de tierra muy compactos sin capas de preparación y aplanados de barro. Otro de los ejemplos arqueológicos más informativos es el sitio de Joya del Cerén en El Salvador. Las circunstancias de la formación de su registro permitieron un estudio detallado de las estructuras encontradas, desde su sistema constructivo hasta las posibles divisiones y subdivisiones funcionales del espacio. Sheets (2013) detalla la excavación de dos unidades habitacionales, una bodega, un edificio público y dos estructuras más dentro de un conjunto ceremonial (Figura 2.1). El complejo doméstico 1 es el más explorado del sitio; allí se excavaron cuatro estructuras de bajareque con características muy similares y algunas variaciones debidas a su función. Se trata del complejo más humilde del sitio. Las cuatro estructuras se encuentran distanciadas una de otra de 2 a 4 m. La estructura 1 corresponde a la habitación principal de la familia. Sheets (2013) menciona que todas las estructuras de bajareque del sitio mantienen una similitud importante, por lo que describiendo la estructura 1 se podría detallar de manera general el sistema constructivo de bajareque utilizado durante el Clásico maya en el sitio de Cerén. Al igual que las demás estructuras del sitio, la estructura 1 se encuentra orientada al Este con una desviación de 30° del Norte magnético (la orientación era determinada por el acceso a la estructura). Para la construcción de las estructuras de bajareque se iniciaba con un montículo bajo de forma rectangular. Los bordes del montículo permitían el desagüe de la estructura. La tierra utilizada para el montículo se mezclaba con desgrasante para dar un mayor soporte a la estructura y evitar que el montículo se fracturara. Posteriormente se construía la plataforma principal, de forma rectangular, hecha con el mismo material del montículo. La superficie de la plataforma era expuesta al fuego por unos momentos para endurecerla. Se erigían columnas sólidas de adobe de 1.5 m de alto en las cuatro esquinas de la plataforma, éstas no estaban conectadas directamente con la estructura de bajareque, pero sostenían el techo que cubría toda la plataforma. Después de las columnas, se construía la habitación de bajareque, hecha con varas incrustadas directamente en la plataforma, separadas una de otra de 15 a 20 cm reforzadas por varas horizontales y amarres con cuerdas de maguey en lugares estratégicos como las varas horizontales del techo. Se utilizaba el mismo tipo de arcilla para el recubrimiento de las paredes que el utilizado en la construcción del montículo. La arcilla 19

se mezclaba con un desgrasante vegetal (alguna especie de pasto). La pared se cubría por ambos lados, resultando en muros de 15 cm de grosor aproximado. Las paredes de bajareque tenían una altura de 1.5 m y se dejaba un espacio sin barro antes de llegar al techo que permitía la circulación del aire. Los techos probablemente estaban hechos de zacate y eran de dos o cuatro aguas, con un ángulo mínimo de 30°. Como parte del complejo doméstico 1 se excavó la bodega de la misma (estructura 6). La bodega tiene las mismas características que la habitación principal con la diferencia de las dimensiones y el hecho de que sólo se recubrieron de arcilla 10 a 35 cm de la parte baja de los muros, a excepción de la pared este que se recubrió hasta la altura de 1.8 m. Probablemente el edificio se encontraba en renovación. La cocina (estructura 11) del complejo 1 también fue excavada. Tenía forma circular. Se recuperaron partes de una pared de bajareque de 1.3 m de alto, que probablemente circundaba la cocina. Se registraron también estructuras de bajareque en los complejos domésticos 2 y 4, además de la estructura 3 que era un edificio público. En el complejo 2 se recuperaron dos estructuras, la habitación principal y la bodega. Dichas estructuras tienen las características descritas previamente, con algunas variaciones, principalmente en las dimensiones. Del complejo 4 se excavó la bodega (estructura 4) siendo ésta la que se encontró en mejor estado de conservación. En cuanto a la estructura 3, ésta se construyó sobre una plataforma de 8.2 m x 5.35 m y 1.2 m de altura. No se tiene muchos datos de esta estructura debido a que no fue excavada, pero se puede observar que sus muros son de bajareque y que tiene mayores dimensiones que el resto de las estructuras. Un rasgo importante encontrado en las excavaciones de Cerén, son las asas de vasijas rotas colocadas en las cuatro esquinas de las entradas de las estructuras. Sheets (2013) considera que se utilizaban para amarrar las puertas de varas que daban privacidad a las residencias. En julio de 2001 la Fundación Salvadoreña de Desarrollo de Vivienda Mínima (FUNDASAL), el Centro de Investigación, Capacitación y Producción de Materiales Alternativos (CPM) y el Departamento de Promoción Social realizaron un plan de contingencia de sismos para la construcción de viviendas, basándose en el sistema constructivo de bajareque registrado por los arqueólogos en Joya de Cerén. Fue una respuesta al gran daño que sufren las viviendas de la región a causa de los sismos. Se 20

describe el proceso de construcción de dichas casas, así como los materiales utilizados. Se resalta como una de las peculiaridades de las casas de Cerén, el uso de columnas como una especie de contrafuerte. Para finalizar el estudio se hizo una recopilación de todas las dudas de los habitantes del lugar sobre este sistema de construcción. En el centro de México se tiene un ejemplo muy parecido a Cerén. El sitio de Tetimpa también tuvo un abandono abrupto, debido a la erupción del Popocatépetl en el Preclásico terminal. El sitio de Tetimpa cuenta con dos periodos de ocupación pero los complejos habitacionales mejor conservados proceden de Tetimpa tardío, del siglo I d.C. El sitio muestra un patrón de asentamiento semidisperso, por lo que los complejos tienen distancias variables entre sí, varía entre los 50 y 90 m y son separados por milpas. Los complejos habitacionales siguen un patrón estandarizado, que consiste de dos o tres estructuras colocadas en ángulos rectos alrededor de un patio central, en un acomodo semejante al de los complejos teotihuacanos de tres templos; siendo la estructura central la de mayor tamaño (Figura 2.2). Las casas de tres cuartos se encuentran dispuestas en aglomeraciones en donde los conjuntos secundarios rodean al principal y a su vez a una estructura ritual (Plunket y Uruñuela 2008:115). Los cuartos de bajareque están construidos sobre plataformas con talud-tablero de 70 a 90 cm de altura generalmente, y se accede a ellos por una escalinata central delimitada por alfardas (Plunket y Uruñuela 1998: 287). Las plataformas cuentan con una escalinata central además de presentar un ejemplo temprano del sistema arquitectónico de talud-tablero. Las fachadas de algunos edificios muestran figuras modeladas en barro y pintadas de colores blanco y amarillo (Plunket y Uruñuela, 2000:198) La operación 8, en el área de Petlachica muestra un conjunto destacado. Sus dimensiones son casi dos veces más grandes que los del resto de los conjuntos y también es doble del alto (1.78 m). El espacio techado del cuarto principal tiene un área de 43 m2. Plunket y Uruñuela (1998) consideran que estas diferencias físicas pueden explicarse por el carácter ceremonial o público del recinto, por el status de la familia que los habitaba. Las variaciones en los conjuntos habitacionales, principalmente en la estructura principal y el patio central, apoyan la idea de que la diferenciación en los conjuntos no se relacionaba con el tamaño de las familias o la cantidad de personas que utilizaban el espacio. Debido al abandono abrupto de Tetimpa, se pudo recolectar información de carácter etnográfico sobre el comportamiento social y la vida cotidiana. El patrón arquitectónico registrado en 21

Tetimpa pudo haber sido utilizado también en sitios como Cholula y Teotihuacán en sus inicios. Además de las estructuras habitacionales, en Tetimpa se registraron artefactos hechos de bajareque. Específicamente se tratan de cuexcomates, dispositivos de almacenamiento que Uruñuela y Plunket definen como: Receptáculos grandes –comúnmente entre 2 y 3 m de altura, pero puede llegar hasta 4 m –, ya sea esférico, en forma de pera, alargado, o adoptando franca forma de olla, construido de barro mezclado con zacate a través de la técnica de enrollado (2012:50) (Figura 2.4). Por lo general, los cuexcomates descansaban sobre cimientos de piedra de forma circular y se localizaban en las entradas de los conjuntos habitacionales (Figura 2.5). La aparición de los cuexcomates se remonta al Formativo terminal y se relaciona con la sustitución de las tronco-cónicas. Otros sitios con diferentes temporalidades donde se registraron cuexcomates son Cacaxtla, Cueva de la Olla (Cuarenta Casas) y Cuexcomate en Morelos. Hoy en día es posible encontrar este tipo de dispositivos de almacenamiento. Uno de los estudios más recientes es el que realizaron Juárez y Márquez (1992) sobre el sitio veracruzano de Loma Iguana. Su principal objetivo fue identificar la especie de planta que correspondía a las impresiones en los fragmentos de bajareque. El sitio se ubica en el municipio de La Antigua, Veracruz y tiene un área aproximada de 40 km2. La muestra procedía del montículo 3 que fue identificado como una zona habitacional. No se tiene un fechamiento exacto del sitio pero según los materiales encontrados, corresponde al Clásico medio. La metodología que siguieron consistió en la cuantificación y pesado de las piezas. Se describieron los fragmentos tomando en cuenta la forma, color, composición y textura, impresiones de estrías, ramificaciones de tallos leñosos e impresiones de tallos y hojas de pasto (Juárez y Márquez, 1992). Se hicieron moldes y contramoldes de plastilina y yeso para manipularlos y no dañar la pieza original. Se hicieron comparaciones con plantas del herbario y de una colecta realizada en el sitio. Se identificó el otate (Otatea acuminata ssp. acuminata), de la familia de las gramíneas, como el soporte del armazón (Figura 2.3). Fuera del área mesoamericana, se puede citar el estudio de Ammerman (1988) en el Mediterráneo. El sitio excavado fue Piana di Curinga en el área de Acconia de Calabria, con una ocupación durante el Neolítico. En este proyecto se plantearon tres objetivos 22

principales. En primer lugar, la descripción de los restos de las estructuras habitacionales de bajareque encontradas. En segundo lugar, el análisis de materiales líticos recuperados. Y finalmente, la relación de los recursos naturales con la interpretación de patrones de asentamiento. En el área H del sitio se recuperaron más de 1000 kg de fragmentos de bajareque y se registraron 48 estructuras de bajareque. La identificación de las estructuras fue en base a una prospección con magnetómetro y excavaciones extensivas. Los elementos a considerar para la posible reconstrucción de las estructuras fueron la distribución espacial de los restos, la distribución espacial de los fragmentos grandes, la distribución espacial de los guijarros utilizados como relleno en los muros (los cuáles iban dentro del lodo), las manchas en el suelo bajo la estructura y el patrón espacial de las vasijas cerámicas. Se identificaron dos tipos de impresiones de ramas en los fragmentos de bajareque: redondas de varas y rectas, quizás de tablas; éstas eran más comunes. Ammerman (1988) menciona que los restos de bajareque además de proporcionar datos sobre el diseño de la estructura y sus materiales constructivos pueden ayudar a inferir la época del año en que fue construida. Esto último se logró con base en las impresiones de hojas que se encontraron en los fragmentos de bajareque recolectado. Se consideró la temporada en la que diferentes especies de plantas contaban con hojas verdes y las temporadas de lluvia. Ammerman determina que las estructuras del área H pudieron empezar a construirse en los meses de octubre a febrero; temporada en la que se cuenta con menor cantidad de lluvia según las condiciones climáticas actuales; durante esta etapa se levantó la estructura de madera, para poder recubrirla con el barro en el periodo de mayo a junio y así utilizar las hojas de las especies identificadas durante el proyecto como un tipo de desgrasante; posteriormente se dejó secar la estructura durante los meses de verano (Tabla 2.1). Los ejemplos mencionados dan una muestra de la fragmentación del estudio de sistemas arquitectónicos de tierra. Se muestran dos principales enfoques. Por un lado se da importancia a la descripción del sistema arquitectónico y sus componentes esenciales y por el otro, a la identificación de las materias primas. Para realizar un análisis completo de un sistema constructivo, es necesario involucrar ambas perspectivas y tratar de inferir que representarían estos datos en la dinámica social del sitio.

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2.2. Trabajos etnográficos sobre arquitectura vernácula Wauchope (1938) realizó uno de los estudios etnográficos más completos en cuanto a arquitectura de tierra se refiere. Trabajó en la zona maya, tanto en el estado de Yucatán como parte de Guatemala, comparando ambas regiones. Wauchope describió la construcción de las plataformas, cimientos, terrazas, subestructuras, pisos, la forma de las casas, el marco de madera, techos, ventanas, puertas, muros y los materiales empleados. Para cada uno de estos elementos describe sus características, la manera de construcción, su distribución geográfica y en algunos casos menciona los diferentes tipos que existen de dichos elementos. En el caso de los muros de bajareque, menciona sólo un tipo de postes verticales, basado en los mismos principios constructivos que la mayoría de las casas de bajareque en Mesoamérica. Wauchope registra casas de bajareque con plantas rectangulares, circulares, cuadradas, absidales y de extremos aplanados. El estudio abarca desde la arquitectura de tierra hasta las casas de mampostería e incluye aspectos fuera de los tecnicismos arquitectónicos; se describen también los artefactos encontrados y la dinámica social de los habitantes de la vivienda. Estudios como éste permiten hacer una mejor comparación con los datos arqueológicos y así discernir el porqué de la permanencia de este sistema arquitectónico. Cabe señalar que los dibujos y diagramas gráficos de Wauchope son una fuente importante de los detalles y peculiaridades que conocemos para este sistema arquitectónico. Webster (1945) hace un registro similar pero más resumido de los tipos arquitectónicos registrados por Wauchope en Guatemala. Webster menciona brevemente que las viviendas con paredes de bajareque son encontradas en las comunidades más remotas, principalmente alrededor del lago Atitlán. Un detalle importante es la relación existente entre la inclinación del techo y factores climáticos como el viento y la cantidad de lluvia. En la cuenca de lago Atitlán donde se conservan muchos estilos arquitectónicos primitivos, se utilizaban los techos de paja. El uso de la paja para recubrir los techos es generalizado en las tierras altas y tierras bajas de Guatemala. La planta más común para este propósito es Muhlenbergia sp. Fauvet-Berthelot (1986) también detalla las características de la vivienda en la zona maya de Guatemala. Los sitios de estudio fueron Mixco Viejo en Chimaltenango, Caunial y Pueblo Viejo en la zona Quiché, con una ocupación de 1250 a 1525 en los tres sitios. Desde 24

tres perspectivas de investigación se detallan varios aspectos de la vida doméstica de los mayas de la zona. En la primera línea de investigación se realizó un estudio paleoetnológico con base en las excavaciones hechas en las unidades habitacionales, aportando datos sobre la composición estructural de dichas residencias. En segundo lugar se hizo en una especie de estudio demográfico, con base en la relación que existe entre las unidades residenciales y los centros cívico-religiosos. Para este estudio se conjuntaron los datos arqueológicos con información de fuentes escritas para poder inferir de manera aproximada la dinámica social de estos sitios. Finalmente, como tercera línea de investigación, se hizo un estudio etnográfico donde se registraron construcciones actuales, enfocándose en los espacios individuales como dormitorios o cocinas y en los materiales modernos utilizados, así como las reminiscencias de la arquitectura tradicional. Chan Kom es otro de los lugares de la zona maya donde se registró el proceso de construcción de una estructura de bajareque. La importancia del estudio es el detalle con que se describe dicho proceso y el vocabulario utilizado para referirse a las partes de la estructura. Según Redfield (1971) en Chan Kom el modelo de casa consta de cuatro troncos bifurcados y en algunos casos de seis, según sea el tamaño conocido como ocom. Los troncos delimitan el tamaño de la casa. Sobre ellos se colocan horizontalmente dos varas (balo) en los lados más angostos, mientras que los postes o varas de los lados largos se conocen como pachna y juntos forman la base del techo. Sobre éstos se colocaban las varas que forman las tijeras del techo (tisera), las cuales sostienen directamente el tronco principal del techo (honache). A la mitad de lo alto de las tijeras se forma otro rectángulo compuesto de los tache (varas cortas) y los capa (varas largas); un poste más (belcho) paralelo a los capac, divide está sección del techo a la mitad. Finalmente se coloca una vara perpendicular (x-neezinaan) que va desde las tisera a los pachan para dar rigidez al techo. Para el techo se colocaban varas verticales de dos diferentes largos. Unos hasta la mitad (xochemoi o latmoi) y otros hasta lo más alto (uiniciche). Estos son reforzados por conjuntos de varas verticales curveadas (copomoi) y varas solas (hil) entre las mismas. Un procedimiento similar se llevaba a cabo con las paredes teniendo a los culub como postes principales verticales y los hilche como refuerzos horizontales. Se registraron dos técnicas en la construcción de las paredes. La primera conocida como cololche, consiste en varias varas delgadas verticales separadas (cololche) sostenidas por tres varas horizontales 25

(hilche). Mientras que en la técnica chuyche, se utilizaban postes más gruesos y se colocaban más cerca unos de otros. Ambas técnicas implicaban un recubrimiento de barro en ambos lados de los muros. Los techos estaban hechos de hojas de palma (Figura 2.6) El estudio hecho por Vogt (1969) en Zinacantán fue base para las publicaciones de Flannery acerca de la vivienda mesoamericana. El prototipo de las casas consiste en una planta rectangular de un sólo cuarto, con un fogón al interior de la estructura. Vogt (1969) registra una clasificación de cuatro tipos de muros, de bajareque (pak'bal), adobe (shamital), troncos partidos o ramas (hit'bal) y tablas (tenel te'al), de cuatro tipos de materiales para el techo, de paja (hobel), teja (tesha) tejamanil (k'alb'il te'al) y lámina (tak'in); así como tres tipos de casas: Vakash na, el tipo más antiguo, Chukal na que se refiere a las casas de bajareque y las casas de paredes de adobe. Al igual que en los demás ejemplos mencionados Vogt describe el proceso de construcción de las estructuras así como el techo. Las similitudes con las casas ya descritas son importantes. También habla de la influencia de la zona de ladinos en San Cristóbal de las Casas. West (1969) realizó un estudio etnográfico en el área de Tabasco y el Oeste de Campeche, donde la vivienda tradicional era conocida como ¨la casa de guano¨. Ésta representaba pobreza y a la clase social más baja. Sus características principales son una planta rectangular dividida en dos cuartos como máximo. Contaba con apisonado de tierra y paredes de paneles de carrizo o bambú colocados de manera vertical en cimientos de tablas y amarrados. Contaba con puerta trasera y delantera y en ocasiones también tenía ventanas. Los techos eran de cuatro aguas. Existen otros estudios de carácter cuasi-etnográfico que no son etnografías de un solo sitio, sino que presentan información de varios lugares y la desglosan de una manera general. Principalmente se refieren a cuestiones técnicas y de materiales de producción. Estudios de este tipo son los hechos por Fernández (1994), Moya (1984) y López (1993). El aporte de estos trabajos es la recopilación de datos de los diferentes lugares del país y el mundo y el amplio acervo fotográfico, en dónde se registraron estructuras que actualmente serían muy difíciles de encontrar.

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Según Fernández la composición actual de la vivienda vernacular es influenciada por dos agentes principales. Por un lado, históricamente se tiene la influencia de la tradición mesoamericana que prevalece y las innovaciones hechas por los rasgos arquitectónicos españoles adquiridos en la Colonia. Por otro lado, influyen de manera significativa el clima y los recursos naturales. El clima influye en la arquitectura ya que una de sus funciones fundamentales de la vivienda es proteger al hombre, creando a través de la vivienda microclimas que favorecen su existencia; los recursos disponibles en una región naturalmente condicionan los materiales de construcción (Fernández, 1994:16). Moya describe también las técnicas de construcción, materiales utilizados y procedimientos aunados a la construcción de las viviendas en cinco regiones del país. La división de estas regiones corresponde a una clasificación hecha por Moya con base en el entorno de cada una de ellas, esto con el fin de clasificar de algún modo las variaciones de las viviendas de bajareque sin perderse en detalles excesivos que se pueden encontrar en los sitios. Moya además hace una comparación de las construcciones en México con las del resto del mundo, señalando, por ejemplo, algunas similitudes entre casas campesinas en Yugoslavia y Oaxaca. Al igual que los anteriores autores, López Morales registra y describe diversos tipos de habitaciones domésticas en sitios como Michoacán, la costa del golfo, Chiapas, ente otros. Un ejemplo destacado, son las viviendas encontradas en la Costa del Golfo. Dichas viviendas desplantan de plataformas circulares o elípticas conocidas como Cu o Cues en la región del Pánuco, Tampico y Huachinango. Según las crónicas de Sahagún, se trataban de chozas de planta circular, con paredes de Bambú y techo cónico, de palma seca (Figura 2.7) (López, 1993:171). En la actualidad, aún se conservan algunas casas con estas características, además de contar con paredes recubiertas de barro. Uno de los más recientes estudios es el realizado por la UNESCO. La UNESCO llevó a cabo en 2009 un taller titulado “Artesanos de arquitectura de tierra en América Latina y el Caribe: La técnica, la tradición oral y formas de transmisión del oficio”. En el taller participaron ocho maestros artesanos provenientes de Venezuela, Ecuador, Cuba, Perú y México, así como especialistas en las técnicas de la construcción en barro en la región, antropólogos y restauradores (Grigsby en Schulze, 2009: 5). Se recopilaron datos acerca de 27

los materiales y técnicas de construcción además de los ritos que se añaden a la construcción de una vivienda. La tradición oral y la transmisión del conocimiento de manera generacional también son un elemento importante en el estudio realizado. Se entrevistó a cada uno de los participantes y se le pidió ejemplificar cada una de las técnicas que conocía. Las actividades realizadas también fueron registradas en video.

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Figura 2.1 .- Planta de los conjuntos habitacionales en Joye de Cerén(Tomada de Sheets, 2002: 2)

Figura 2.2.- Planta de la Operación 2 de Tetimpa (Tomado de Plunket y Uruñuela, 2005: 96)

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Figura 2.3.- Material recolectado del montículo 3 de Loma Iguana, Veracruz (Tomado de Juárez y Márquez, 1992: 152)

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Figura 2.4.- Cuexcomate localizado en Chalcatzingo. Tomado de google images.

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Figura 2.5.- Planta de la operación 10 de Tetimpa, los cuexcomates están señalados con lineas punteadas. (Tomado de Uruñuela y Plunke, 2012:48)

Tabla 2.1.- Estado de las hojas según la época del año en Piana di Curinga (Tomada de Ammerman, 1988: 128)

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Figura 2.6.- Armazón de una estructura de Chan Kom (Tomado de Redfield, 1971: 33)

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Figura 2.7.- Casa huasteca. (Tomado de López. 1993:170)

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CAPÍTULO 3. . LA LAGUNA, TLAXCALA La Laguna forma parte del conjunto de sitios asentados en la región de Tlaxcala durante el Formativo tardío y terminal (600 a.C.-100 d. C.). Estos sitios presentan ciertas características consideradas como predecesoras de la cultura teotihuacana del Clásico (presencia de talud-tablero, alfardas, deidades, entre otros). Su abandono coincide con el inicio de la expansión de Teotihuacán, planteándose la migración de los habitantes de La Laguna a la emergente urbe (Carballo, 2006: 2). Las fases regionales según la cronología propuesta por García Cook (1989) ubican la ocupación de La Laguna entre las fases Texoloc tardío y Tezoquipan. Su cronología se basa principalmente en los recorridos de superficie hechos en los años setenta. Las más recientes investigaciones han modificado dicha cronología dándole a La Laguna una de ocupación que abarca de la fase Texoloc (650-500 a. C.) a la recién propuesta fase Tenexac (50-200 d.C.). La Laguna se ubica en lo que García Cook (1978) llama “El corredor teotihuacano”, corredor natural de comunicación que se extiende entre el norte de la Cuenca de México, el Valle Oriental de Puebla y más allá el Golfo de México (Carballo, 2006: 4). El sitio está en la divisoria continental, a una elevación promedio de 2600 m. 3.1. Entorno bio-geográfico La Laguna se ubica a 17 km al noreste de la ciudad de Apizaco, en el municipio de Lázaro Cárdenas, al norte de la cima del volcán La Malinche. En la actualidad forma parte de los terrenos de las ganaderías de Haro y La Laguna (Borejsza y Carballo, 2014) (Figura 3.1). El sitio se ubica dentro de la región fisiográfica de la Faja Volcánica Transversal (FVT). El relieve de la FVT consiste en una serie de planicies escalonadas, dispuestas desde las costas del Pacífico en Nayarit, hasta el Atlántico en Veracruz, las cuales en varios casos rebasan los 2000 m s.n.m. Las planicies están desmembradas por volcanes de todos tipos (Velasco de León et al. en Luna, 2008: 27). Debido a sus características variadas la FVT puede dividirse en tres tipos de paisajes: oriental, central y occidental. La Laguna se encuentra en la primera de éstas. El paisaje oriental se caracteriza por presentar muy poca cobertura vegetal, una orientación noroeste-sureste y un clima predominante templado. En él se presentan los 35

conglomerados urbanos más extensos de la región. La vegetación natural se localiza en los extremos, como matorral sarcocasicraule y espinoso en la porción norte y noroeste, bosques de pino, encino y mesófilo de montaña en el extremo oriente, con pequeños manchones de selva y matorral rosetófilo, sarcocasicraule y chaparral en el sureste (Ibíd., 45). El clima característico de la región es templado subhúmedo, con temperatura media anual de 12 a 18° C, siendo este el tipo de clima y la temperatura predominante de la FVT y el estado de Tlaxcala. Tiene como temperatura mínima promedio de -6 a 4°C y como máxima de 20 a 26°C. La precipitación anual presente en la región es de 3000 a 3500 mm. Los suelos predominantes de la zona son los andosoles y phaeozems. El tipo de vegetación que predomina en las regiones cercanas a La Laguna es el bosque de pino-encino. Sin embargo en el sitio como tal, la vegetación ha sido alterada y suplantada por las actividades humanas. Las rocas predominantes son ígneas extrusivas como andesitas, basaltos y tobas ácidos.

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Figura 3.1.- Mapa de Ubicación del sitio La Laguna. Tomado de Salazar, 2013

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3.2. Contexto arqueológico: Tlaxcala en el Formativo El sitio de La Laguna fue identificado inicialmente por Dean R. Snow durante la inspección realizada en la porción más septentrional del río Zahuapan, de junio de 1964 a mayo de 1965. Snow identifica al sitio con el número 17 y el nombre de San José Laguna. Lo considera como el sitio de mayor importancia durante el Formativo en la región. De manera casi simultánea se hizo una prospección en el sitio por parte de la Deutsche Forschungsgemeinschaft (DFG) recolectando algunas figurillas cerámicas. El Proyecto Arqueológico del Norte de Tlaxcala (PANT) (Merino Carrión, 1989) identifica al sitio como La Laguna (T-491) y lo ubica temporalmente en las fases Texoloc y Tezoquipan. Merino Carrión dice que el sitio pudo tener una extensión de 5 ha durante la fase Tlatempa para aumentar hasta 30 ha durante las fases Texoloc y Tezoquipan con una población estimada de 750 a 1750 habitantes. Dentro del Atlas Arqueológico en los noventas fue registrado con las siglas E14B2329097 y el nombre de Haro “N”; con una extensión aproximada de 30 ha. El sitio no fue excavado sino hasta 2003 por Aleksander Borejsza dentro del Proyecto Arqueológico “Investigaciones Acerca del Formativo y Precerámico en la Región de Apizaco” dirigido por Richard Lesure. Posteriormente Carballo inicia el Proyecto Arqueológico La Laguna (PALL) teniendo 5 temporadas más de investigación del sitio en 2005, 2006, 2008, 2009 y 2010. El análisis de los tipos y formas cerámicas, las figurillas cerámicas y las fechas radiocarbónicas de carbón y hueso, permitieron la modificación de la secuencia cronológica establecida por García Cook que originalmente contaba con cuatro fases, delimitando las fases regionales de la siguiente manera: Tzompantepec (900-800 a.C.), Tlatempa (800-650 a.C.), Texoloc (650-500 a.C.), Tezoquipan (500-50d.C.) y Tenexac (50-200 d. C.) La fase Texoloc (650-500 a. C.) tiene como característica un incremento de población considerable. Aparece como un nuevo tipo de asentamiento el pueblo, diferenciado por contar con estructuras residenciales, además de centros cívicos-ceremoniales mejor planificados. Se especializa la producción alfarera, el procesamiento del maguey y la elaboración de textiles. Se presenta una religión más consolidada, con representaciones tempranas de deidades que quizás sean antecedentes de Tláloc o Huehuetéotl (García Cook, 1978). 38

La fase Tezoquipan abarca de 500 a.C. a 50 d. C. Es considerada como el periodo de mayor apogeo cultural en Tlaxcala. La mayoría de la población se concentra en pueblos grandes o ciudades tempranas donde se construyen centros ceremoniales planificados (con calles, plazas, estructuras de varios cuerpos, talud tablero, drenajes, etc.). Según García Cook (1978), estas manifestaciones se encuentran en el Bloque de Tlaxcala, pero su expresión más fuerte se da en el Valle Puebla-Tlaxcala, al sur del Bloque. Los contextos excavados en La Laguna presentan materiales pertenecientes a las fases anteriores, además de la nueva fase Tenexac, de 50 al 200 d.C. Los fechamientos radiocarbónicos indican que el sitio no tuvo una ocupación continua. El primer periodo de actividad abarca de 600 a 400 a.C. El sitio estuvo abandonado por un periodo de alrededor 300 años, hasta la segunda ocupación que abarcó de 100 a.C. a 150 d.C. La primera ocupación está mejor representada por los elementos subterráneos y los contextos mortuorios excavados por Borejsza. La segunda ocupación está mejor representada por la arquitectura excavada por Carballo, pero los montículos y plataformas se encuentran llenos de artefactos redepositados de la primera ocupación (Borejsza y Carballo, 2014). Los restos de ocupación se extienden sobre aproximadamente un kilómetro cuadrado al Sur y Este del casco de la hacienda. La evidencia de ocupación se extiende a las laderas de tres elevaciones: Cerro La Gazca, Cerro Las Palmas y Cerro Las Ardillas. La altitud de los cerros es de 2700 m, 2640 m y 2590 respectivamente. El asentamiento formativo presenta un centro cívico-ceremonial en el paso entre Las Palmas y La Gazca. Cuenta con una plaza rectangular delimitada por montículos en tres de sus lados. El montículo del oeste se identificó como una cancha de juego de pelota. El área H, definida cuesta arriba al noreste de la plaza, muestra otro conjunto de arquitectura pública (Borejsza y Carballo, 2014). Se realizó una prospección geofísica, que permitió delinear los contornos de las estructuras arquitectónicas mayores del sitio. Se determinó que el complejo central del sitio, consiste en una plaza rectangular con un basamento piramidal al lado este, un altar central y dos montículos alargados paralelos al lado oeste. Se documentó los cabezales en forma de “I” del juego de pelota, los cuales no eran visibles en superficie. Las dimensiones de la cancha eran de 50 m por 100 m. Se considera a La Laguna como un ejemplo temprano de recintos

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más tardíos como Cantona o Tula debido al conjunto de templo, plaza y juego de pelota, orientado E-W (Carballo et al., 2011: 4). Las características físicas de los contextos excavados dependen de su ubicación dentro del sitio. Los vestigios encontrados en la planicie y a los pies de las laderas fueron sepultados por una importante capa de coluvión y sólo eran visibles en los lugares donde los habían cortado las zanjas de metepantles. En las laderas la visibilidad es mejor, aunque a veces limitada por la altura de la vegetación y los rellenos de terrazas modernas sepultaron los depósitos del Formativo. La Laguna pudo ser importante dentro de la región en la que se localiza, pero no tanto como los principales sitios tlaxcaltecas del Formativo, tales como Xochitecatl y Tlalancaleca. Sin embargo, se cree que La Laguna fue un centro políticamente independiente durante las dos ocupaciones, el cual dominaba jerárquicamente los asentamientos aledaños en un radio mínimo de 20 km (Borejsza y Carballo, 2014). Como ya se ha mencionado, el sitio es abandonado alrededor de 150 a.C. junto con otros sitios formativos en Tlaxcala, momento en el que comienza a sentirse la influencia teotihuacana. La Laguna no presenta evidencia de una ocupación importante posterior a esta fecha. 3.3. Procedencia de los materiales Para la clasificación de los materiales recolectados se hizo una división de los mismos en tres categorías según el contexto en el que se encontraron. La primera categoría corresponde al bajareque encontrado junto a los cimientos de las casas, pisos, etc. proveniente del colapso o demolición de casas in situ. La segunda categoría corresponde al bajareque redepositado en otros contextos formativos, como el relleno de troncocónicas. Finalmente, la categoría tres se refiere al bajareque redepositado en contextos postformativos. La muestra analizada proviene principalmente de las áreas H y F, además de algunos de los contextos del área B. El área F se ubica en la ladera sur del Cerro las Palmas. En el extremo de ladera arriba del área F se descubrió un muro de contención (elemento B70A). 40

También se encontró un muro de menor tamaño (B70B) formando un ángulo casi recto con el muro de contención (Figura 3.2). Al interior de la esquina que formaban estos dos muros se encontraron tres huellas de poste (elementos B71, B77 y B78). Dos de estas impresiones penetran dentro del relleno de un pozo troncocónico (elemento B43) que seguramente es anterior a la estructura, mientras que el muro B70B se desplanta sobre el relleno del mismo. Dentro de los elementos B71 y 77 fueron excavados dos guijarros que podrían funcionar como el soporte de los postes. Durante 2005, Carballo extendió las excavaciones en esta unidad y estableció que se trataba de la esquina de una plataforma habitacional que se registró como la estructura 15 M-1. La plataforma tiene muros de contención al frente y en uno de sus lados. Esto niveló el suelo lo suficiente para soportar una estructura habitacional, pero no se conservaron restos de la misma. Una muestra de carbón obtenida en la superficie de la plataforma proveniente de un horno para maguey, fue fechada en 20210 d.C (AA87636, 2σ), indicando que la plataforma fue construida durante la segunda ocupación del sitio. Los postes podrían funcionar como soportes de un techo que sobresalía más allá de la orilla de la plataforma. Durante la exploración de la estructura se tuvo que desarticular el muro B70B para continuar la excavación del elemento 43. El muro estaba compuesto por piedras de menor tamaño que B70A y el mortero estaba compuesto por lodo, residuos de fibras blancas y tepetate pulverizado. Carballo (2009) da a entender que la estructura habitacional encima de la plataforma mostraba las características que Flannery (1976) define para las construcciones de bajareque. Ladera abajo el elemento B47 (Figura 3.3) corresponde a los restos de una casa, de la que se encontraron alineamientos de piedra. Su posición estratigráfica la ubica también en la segunda ocupación del sitio. Se encontraron restos de bajareque quemado cerca de los alineamientos y sobre los mismos, sugiriendo que se trata de los cimientos de una casa de bajareque. El alineamiento de piedra más claro se encontraba orientado de Norte a Sur. No hay evidencia de que las piedras hayan sido careadas, pero sí fueron colocadas de manera intencional con su cara más plana apuntando hacia el Oeste, para formar una línea casi recta. Del lado este se encontraron otros tres alineamientos más cortos de piedras de menor tamaño; aproximadamente paralelos al alineamiento principal. Del lado oeste, se registró un alineamiento perpendicular al alineamiento principal. La acumulación de bajareque quemado que se encontró en este elemento se extiende a lo largo de la línea N-S y más allá 41

de ella, irrumpiendo en la boca de una fosa, el elemento B51. Una interpretación verosímil de estos elementos, es que el lado oeste de las piedras constituye la cara exterior de un muro que se daba1 hacia un patio. Por ende los restos de bajareque quemado pertenecerían al muro que se colapsó hacia el exterior de la casa. (Borejsza y Rodríguez López, 2014). Dentro del área F se excavaron también alrededor de 15 pozos troncocónicos, de los cuáles se extrajeron fragmentos de bajareque, tanto crudo como quemado. En las partes inferiores de los elementos B57, B46 y B39 se encontraron varios fragmentos de bajareque junto con una matriz compacta de sedimento fino de color amarillo que posiblemente corresponda a bajareque que no se coció. Estos tres elementos muestran una secuencia de rellenos en común. En la parte superior hay una acumulación de piedras incrustadas en una matriz arenosa en tonos de color café amarillento a gris amarillento. Las piedras descansan unas sobre otras y el sedimento fino rellena los espacios entre ellas. Las piedras son de tezontle, basalto y otras litologías no identificadas. No están careadas pero es muy probable que correspondan a los cimientos de estructuras habitacionales de materiales perecederos. En los niveles más bajos de los pozos disminuye la presencia de piedras y se encuentra una mayor cantidad de fragmentos de bajareque, tanto crudo como cocido dentro de una matriz de sedimento amarillo, de textura fina y compacta. Los fragmentos de bajareque encontrados en dichos pozos parecen provenir de muros de estructuras colapsadas. La mayor parte del relleno del fondo de los pozos, incluido el sedimento amarillo, parece provenir de la descomposición de bajareque que no estuvo expuesto al fuego. El elemento B39 contiene un ejemplar significativo de estos materiales: un fragmento de tezontle al cual se le adhirió una delgada capa de bajareque. La separación vertical de las piedras, el bajareque quemado y crudo se presenta de una manera más ordenada en este elemento donde cada uno predomina en alguno de los niveles del relleno de la boca hacia el fondo sucesivamente. Hipotéticamente la secuencia de depósito del pozo pudo iniciar con el bajareque crudo que tiene una mayor movilidad, seguido por los fragmentos quemados de los muros y finalmente las rocas que formaban los cimientos de las casas (Borejsza y Rodríguez López, 2014). No se tiene claro si el pozo fue utilizado durante la primera o la segunda ocupación del sitio. La estratigrafía sugiere que pertenece a la segunda, sin

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embargo el elemento no contiene artefactos que respalden de una manera contundente esta aseveración. En cuanto al elemento B57 sólo se exploró 15% de su volumen. Es el pozo troncocónico más profundo que se ha encontrado en el sitio, con 1.9 m de profundidad y un diámetro de 1.4 m en el fondo. Contiene pocos artefactos asociados a los restos de construcciones. Contiene abundantes impresiones y residuos de material fibroso de color blanco, similar al desgrasante utilizado en el bajareque del sitio. En el fondo del pozo hay una capa de 25 cm de profundidad de fragmentos de bajareque crudo y quemado. El límite superior de esta capa es casi horizontal por lo que pudo haber sido hecho a propósito. En esta superficie descansaban un metate y varias lajas; colocados verticalmente en la matriz de tierra que los separaba. El metate y las lajas formaban un polígono. En el mismo elemento se recolectó una pieza de bajareque adherida a dos piedras. El elemento B46 corresponde a la troncocónica más compleja en el sitio. Cuenta con una serie de enterramientos colocados en el pozo y removidos al entrara al pozo en otra ocasión. Muchos de los artefactos de este elemento parecen haber sido depositados como ofrendas funerarias. El relleno en la parte inferior se compone de bajareque crudo y la tierra producida por la desintegración del mismo. Al pie del Cerro Las Ardillas, en el área B, se encontraron dos montículos denominados 10M-1 y 10M-2. La unidad B-4, a 15 m del montículo 15M-1, reveló un muro de piedra que fue designado como Elemento B7. B7 contenía dos muros superpuestos. El interior y más antiguo (B7D), descansa directamente en la superficie del tepetate. Su inclinación demuestra que se trata de un muro de contención. Inmediatamente enfrente de B7D se encuentra B7A (Figura 3.4). Su propósito debió ser reforzar al muro original. El muro interno medía por lo menos 1.25 m de alto y fue desmantelado en parte para el análisis de los materiales constructivos. Estaba compuesto por piedras relativamente pequeñas, seleccionadas en cuanto a su forma y tamaño, para que embonaran más con otras. El muro fue reforzado con bloques de tepetate y piedras aún más pequeñas incrustadas entre el muro y el relleno. El muro B7A estaba hecho de piedras grandes, de 20 a 40 cm de largo, apiladas unas sobre otras de manera precipitada dejando espacios considerables entre las 43

piedras, rellenados con tierra. Los muros retenían un relleno de un metro de espesor. El material contenido era una mezcla de tepalcates, hueso, bloques de tepetate, fragmentos de carbón y otras inclusiones; la matriz era arenosa, friable y de un color amarillento claro. El relleno yace directamente sobre el tepetate. Sepultado bajo este relleno se encontró otro elemento arquitectónico, el B33 (Figura 3.5). Consiste en los cimientos del muro de una casa que descansan directamente sobre el tepetate. El muro atraviesa todo el ancho de la unidad B-4 en una línea recta. El interior de la casa estaba del lado oeste, donde hay una franja de 30 cm de ancho con piso. El muro estaba hecho de piedras no trabajadas. Sus hiladas se colapsaron hacia el exterior dejando una dispersión de escombro, mientras que las inferiores permanecieron en gran parte in situ. Las dimensiones de las piedras eran en general de 15 a 20 cm en su eje más largo. Los espacios entre piedras fueron rellenadas con un sedimento compacto amarillento. El color del sedimento se debe a los fragmentos de tepetate triturado. También tiene leves impresiones de hojas o tallos de monocotiledóneas. Al interior del muro se encontraron dos capas de preparación de piso, hechas de un sedimento migajoso mezclado con tepetate triturado (Figura 3.6). Encima de éstas estaban dos o tres láminas de un apisonado de lodo. La franja con los restos del piso termina abruptamente a 30 cm del muro, cortada verticalmente por el relleno (Borejsza y Rodríguez López, 2014). El área H se ubica en el centro del sitio. Esta área fue nivelada artificialmente en la ladera natural del Cerro Las Palmas. Dentro de dicha área se registraron tres estructuras. Carballo (2006) las identifica como residencias habitadas por la élite (Figura 3.7). Los artefactos asociados a las estructuras podrían ser indicadores de su índole habitacional. Sin embargo, las dimensiones y características especiales de los restos arquitectónicos apuntarían más bien a un edificio con una función

pública (Aleksander Borejsza,

comunicación personal). La estructura designada como 14M-1 es la de mayor tamaño. Es una plataforma con dimensiones 25 m x 25 m de base y 2.4 m de alto, seguramente soportaba una casa de bajareque de gran tamaño. La plataforma tiene muros en talud. Revestidos de piezas de tezontle y basalto careados por uno de sus lados, así como bloques de tepetate careados por todos sus lados. Por encima de éstos había un acabado de tepetate molido, de 5-6 cm de 44

grosor, posiblemente adherido con algún material vegetal. Carballo (2006) sugiere que la plataforma tiene un núcleo formado por un sistema de cajón y relleno, con base en uno de los muros informales expuestos por sus excavaciones. Sobre la plataforma se registraron restos de un piso hecho de tepetate molido (Figura 3.8). Al pie del talud norte de la plataforma se registró una concentración de bajareque quemado y madera carbonizada (elemento 154). Su datación radiocarbónica arrojó una fecha de 50-120 d.C. (Beta 227413, 2σ). El bajareque recuperado de este elemento estuvo expuesto a temperaturas altas, ya que muestra una vitrificación de algunos de sus componentes. En el lado Norte de la plataforma fueron excavados los restos de una escalinata. La escalinata encontrada es el acceso principal a la estructura y está formada de uno o dos escalones que conducen a un patio frontal. En el perímetro de la cima de la plataforma había dos huellas de poste (elementos 145 y 147), la primera de ellas rodeada por fragmentos de bajareque quemado (elemento 145). Había también un fogón colocado directamente sobre el apisonado (elemento 146); que cubría parte de la cima de la plataforma. El relleno de la plataforma es una tierra arcillosa mezclada con tepetate y basura redepositada. La estructura 14M-1-sub corresponde a una plataforma encontrada dentro de 14M-1 y anterior a ésta. Esta estructura fue delimitada con base a un muro aledaño a 14 M-1que tenía características notablemente diferentes y parecía corresponder a un momento previo de construcción. La fecha arrojada fue de 170-50 a.C (Beta 227414, 1σ). La estructura es de piedras más pequeñas, protegida por un aplanado de tepetate molido de 5 cm y algunas capas de lodo arcilloso de 1 cm de grosor. Las lajas encontradas sobre el talud norte de esta estructura, indica que probablemente tenía una forma de talud-tablero (Carballo, 2006). La estructura 14M-2 se encuentra al norte de 14M-1. Es muy similar y pertenece al mismo conjunto arquitectónico. La falta de exploración de la estructura no permite proporcionar datos exactos de sus dimensiones, mide aproximadamente 25 m2 y fue destruida mediante un incendio al igual que las otras estructuras del área H. Cuenta con el elemento 158, una posible huella de poste. 14M-3 es una plataforma de menor tamaño, fechada con base en una delgada capa de carbón quemado in situ en 110 a.C.-70 d.C. (AA63517, 2σ). Sus sistemas constructivos muestran muros en talud de menor tamaño (1.0 -1.3 m de altura aproximada), mampostería 45

de piedras y bloques de tepetate sin recubrimiento alguno. Esta estructura posiblemente fue utilizada como cocina y anexo de las dos plataformas principales. Los fragmentos de bajareque provenientes de esta área presentan una exposición al calor importante en algunos casos la arcilla se vitrificó. Carballo menciona que el área H se abandonó precipitadamente cuando se quemaron varias estructuras.

Figura 3.2.- Elementos B70A y B70B. Muros. Tomado de Borejsza y Rodríguez en Lessure, 2012:123.

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Figura 3.3.- Elemento B47. Alineamiento de piedras

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Figura 3.4.- Elemento B7. Muros B7A y B7D

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Figura 3.5.- Elemento B33. Restos de una casa

Figura 3.6.- Preparación de piso al interior de B33

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Figura 3.7.- Planta de la reconstrucción de las plataformas del área H. Tomado de Carballo en Lessures, 2014: 95

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Figura 3.8.- Estructura 14M-1

3.4. Descripción y análisis de los materiales Los materiales provienen de tres contextos diferentes. Los fragmentos del área H se consideran parte de estructuras de grandes dimensiones, posiblemente edificios públicos; en el área B el material proviene de estructuras habitacionales, al igual que en el área F donde su mayoría fue extraída de troncocónicas. Dentro del análisis se consideraron dos componentes principales, orgánicos (presentes sólo en forma de impresión) e inorgánicos. El material del área H es el que se encuentra en mejor estado de conservación, por lo que se ha considerado como un punto de partida para el análisis. Sin embargo, hay que recordar que se trata en muchos sentidos de una estructura excepcional. La mayoría de las piezas muestra una cara alisada o con un acabado de superficie y otra en donde se presentan las huellas del armazón de la estructura. Para fines prácticos del análisis, al referirse a la cara externa de la pieza se está hablando de la cara con un acabado o en la que debería de haber uno (no todas las piezas conservan esta capa) y al hablar de la cara interna se trata de la que muestra las impresiones. Identificar si las piezas corresponden al muro interior o exterior de la casa es muy difícil de determinar; debido a los motivos pintados en las piezas 51

posiblemente se trate de las piezas que daban al exterior. El material fue encontrado en tres diferentes estados físicos: crudo, cocido y vitrificado. Cabe señalar que no existen fragmentos crudos dentro de la muestra del área H. 3.4.1. Componentes orgánicos Los componentes orgánicos del sistema constructivo fueron identificados con base en las impresiones en el barro. Se clasificaron estas impresiones en tres niveles: desgrasante, armazón y elementos estructurales mayores. El desgrasante es un elemento que permite diferenciar al bajareque de cualquier otro material, ya que los demás artefactos hechos de barro no muestran el mismo patrón de huellas. Sin tomar en cuenta el estado físico de la pieza (crudo, cocido, vitrificado) es posible identificar las huellas dejadas por el desgrasante de origen vegetal utilizado en el enjarre de barro. Todas las piezas muestran un patrón de huellas de fibras delgadas de 1-3 cm de longitud y de 1-5 mm de ancho. Existen dos tipos de impresiones dejadas por el desgrasante vegetal; las que sólo son las impresiones de una fibra delgada y aquéllas más gruesas que al interior de la impresión muestran también algunas estrías muy delgadas, rectas y paralelas, orientadas a lo largo de la impresión (figura 3.9). En algunas de las piezas se conservaron los restos de una fibra de color blanco. Ésta se observa con mayor facilidad en una de las piezas vitrificadas (Elemento 154, figura 3.10). Las impresiones del desgrasante se encuentran distribuidas por toda la pieza sin ningún tipo de concentración u orientación. Su densidad es de 5 a 10 impresiones por cm3. Hay otros dos materiales utilizados como desgrasante o incorporados en el barro de manera fortuita; como fragmentos de carbón (figura 3.11). Los tiestos se encontraron en pocas piezas. Se utilizó el mismo desgrasante en todo el bajareque, sin importar los demás detalles del sistema constructivo. Considerando las características mostradas es posible que la planta utilizada sea algún tipo de pasto. Una de las especies recolectadas en La Laguna (tule, cf. Cyperaceae) fue utilizada como desgrasante durante los experimentos realizados, en los que algunos fragmentos elaborados en el laboratorio fueron expuestos al fuego para tratar de reproducir las impresiones registradas. Las impresiones producidas son muy similares a las del material arqueológico (figura 3.12); por lo tanto es una interpretación viable, además de que el tule proviene de un lugar muy cercano al sitio. Al momento de la realización del 52

experimento el tule ya se encontraba seco por lo que fue fácil de romper y triturar. En el caso de haber sido utilizada esta especie, los tallos podrían corresponder a las huellas delgadas y lisas; las hojas habrían dejado las impresiones con estrías. Otra opción podría ser alguna especie de pasto (Gramineae). Los pastos y el tule son muy similares físicamente y los pastos son fáciles de encontrar en diferentes tipos de ecosistemas. Sin embargo, considero que el tule tiene mayor posibilidad de coincidir, ya que los pastos tienen una serie de nudos en sus tallos y las piezas de bajareque no muestran ninguna huella que coincida con los mismos. En cualquier caso, la apariencia de las impresiones también depende del tamaño de los pedazos resultantes de la trituración del desgrasante.

a)

b)

Figura 3.9.- Huellas de desgrasante a) huellas lisas de desgrasante; b) huellas con estrías de desgrasante. Pieza 7, Lote 1183 y Lote 1393

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Figura 3.10.- Restos de fibras blancas de desgrasante. Pieza 147, Lote 2093

Figura 3.11.- Huellas de otras inclusiones en el enjarre: Restos de carbón. Lote 1393

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Figura 3.12.- Comparación de huellas de desgrasante Lote 2008

En cuanto al armazón se identificaron dos patrones principales de huellas. Con base a la forma, tamaño y distribución de las huellas se determinó que existe un patrón que se identificó como tubular (Anexo 3.1) y uno de tableta Anexo (3.2). Éstos se presentan en diferentes frecuencias, siendo el patrón tubular el más común. En el patrón tubular hay series de impresiones paralelas (2 a 5 por fragmento) con forma cilíndrica, con un diámetro aproximado de 2.5 a 4.5 cm, con una separación de 1 cm entre ellas. El patrón tubular cuenta con las piezas de mayor tamaño y grosor de toda la muestra. El fragmento con las impresiones más grandes mide 26 cm por 24 cm y tiene un grosor de 9 cm (Pieza 1, lote 2021). Cuenta con cinco impresiones en su cara interna y dos más ortogonales a éstas. Además de esta secuencia de impresiones paralelas, las piezas presentan a veces un par de impresiones ortogonales a éstas (a los lados, en ocasiones sólo en uno de ellos). Se considera que las primeras tenían una orientación vertical (Figura 3.13). Esta orientación del armazón es de las más comunes registrados en la arquitectura de bajareque. El grosor de la capa de barro utilizado para el enjarre es bastante considerable y tomando en cuenta de que posiblemente se trate sólo de la mitad del espesor de la pared, el utilizar los palos de manera vertical sería de mayor utilidad y sostendrían el peso de la pared de una manera más efectiva. La distancia entre las impresiones ortogonales (las cuales suponemos horizontales) es de alrededor de 20 cm y las impresiones de los troncos se encuentran menos definidas y son de menor tamaño (ej. 2.5 cm de diámetro y 10 cm de largo) lo que podría indicar que su función era más de apoyo que de sostener por sí mismas la estructura. No se encontraron impresiones horizontales en todas las piezas. Debido a la fragmentación de las paredes al momento de quemarse, la cantidad de ramas horizontales 55

era menor y la pared pudo haberse fracturado justo en el lugar de las mismas. Las impresiones horizontales se encontraban por fuera de las verticales. En el caso de una de las piezas del lote 2021 se encontró además una impresión de una cuerda que parece amarrar una rama horizontal a una vertical. La superficie de las impresiones es casi lisa, presenta estrías tenues paralelas al eje de las ramas. Todos los fragmentos en esta categoría muestran impresiones muy similares y posiblemente provienen de la misma especie de árbol. Se trataría de un árbol de ramas casi rectas con una corteza no muy rugosa o de ramas descortezadas. Otra de las alternativas es que se tratase no de ramas de árboles sino de pimpollos de algunas de las especies recolectadas, en este caso el oyamel sería un buen ejemplo, ya que es de tronco muy recto desde muy joven. Se descartan todas aquellas especies de ramas torcidas como el tepozán o tejocote. Con base en la recolección hecha en el estado de Tlaxcala las opciones podrían ser cualquier especie de pino, huejote y madroño. Durante el experimento de la quema de bajareque se obtuvieron piezas en las que la materia prima fue el quiote de un agave y el carrizo. Una de las principales marcas dejadas por los mismos es el desplante de sus hojas (figura 3.14), la cual no se presentó en ninguna de las piezas arqueológicas.

Figura 3.13.- Posible orientación de las impresiones en el patrón tubular. Pieza 1, Lote 2021

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Figura 3.14.- Desplante de hoja en pieza experimental.

Fuera del área H, en las áreas B y F, se localizaron algunas piezas con impresiones que corresponden a las características del patrón tubular. Aunque son pocas las piezas que presentan impresiones, éstas tienen de 1 a 3 impresiones paralelas en las que predominan las de 2.5 cm de diámetro, pero en pocos casos llegan hasta 3 o 4 cm. El patrón denominado como tableta se distingue por sus impresiones planas con estrías rectas y paralelas a lo largo de la impresión. Este patrón es el más complicado de interpretar. La mayoría de las piezas de este tipo pertenecen a la muestra del área H. Solamente se identificó un fragmento más en el área F, en el que la impresión de tableta es bastante difusa. Las huellas no corresponden a las de una materia vegetal en su estado 57

natural, sino de una materia que fue partida para darle la forma deseada. Por lo tanto, este patrón habla de un mayor esfuerzo y dedicación para trabajar la materia prima, la que debió de ser bastante resistente y práctica para ser modelada. Debido a la complejidad del patrón, se dividió en tres subtipos más. Los tres subtipos presentan impresiones de piezas trabajadas por todos sus lados. El subtipo número 1 es el de mayor frecuencia, con 17 piezas registradas. Presenta una impresión central, que siempre es la más ancha, con un ancho promedio de 6 a 7 cm. El tamaño de los fragmentos no es homogéneo; la pieza más grande mide 23 x 15 cm y 5 cm de espesor. El largo de sus impresiones es de 20 cm y su espesor de 1.5 cm. La impresión central también puede variar: se presenta al positivo, es decir el barro sobresale del resto de la pieza (figura 3.15), o al negativo cuando hay una huella hundida (figura 3.16). A los lados de dicha impresión central se observan impresiones laterales de similar espesor (1.5 cm), pero más angostas, lo que sugiere que sólo se conservan partes de éstas. Sus dimensiones son desconocidas, pero podrían ser parecidas a las de la impresión central. Estas impresiones parecen tener las mismas características que la central pero se encuentran en un nivel diferente. Esto sugiere que las tabletas no estaban alineadas, sino que se intercalaban con la aplicación del barro (figura 3.17). No se encontraron huellas de cuerda en este subtipo. Posiblemente las tabletas fueron colocadas con una orientación vertical.

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Figura 3.15.- Patrón de tableta, subtipo 1, impresión central sobresaliente Pieza 5, Lote 2021

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Figura 3.16.- Patrón de tableta, subtipo 1, impresión central hundida .Pieza 12 Lote 2021

Figura 3.17.- Patrón de tableta, impresión lateral (intercalado con impresión central) Pieza 30, Lote 2021

El subtipo número 2 cuenta con cuatro piezas registradas. Al igual que el anterior, presenta tabletas en diferentes niveles de la pieza o intercaladas en el barro, pero en este caso las tabletas parecen haber sido colocadas en pares y tenían contacto una con otra. El fragmento más grande mide 24 x 15 cm y 4 cm de espesor. El tamaño de la impresión es similar al subtipo 1: 20 cm de largo y 6 cm de ancho, con una profundidad de 1.5 cm. 60

También presenta impresiones laterales y las huellas de estrías rectas y paralelas se presentan en todos los casos. Lo que realmente distingue este subtipo es una impresión al negativo que se presenta al centro de la pieza (figura 3.18). Ésta parece corresponder a un elemento de menor tamaño, de aproximadamente 20 x 2.5 cm y 1.5 cm de espesor. Dicho elemento también se encuentra en un nivel diferente al de las impresiones centrales. La funcionalidad del mismo no es clara. No se registraron casos parecidos durante el estudio etnográfico y la revisión de los antecedentes tampoco muestra algún sistema constructivo similar. Su ubicación con respecto a las otras impresiones indica que podría servir para reforzar y dar estabilidad a las tabletas que se encuentran en contacto directo. Además de su funcionalidad en el armazón, está pieza extra podría fungir como una especie de ancla o tope para la aplicación del barro. Al utilizar tablas en lugar de palos o varas, se obtiene una superficie bastante lisa y al igual que en la actualidad la aplicación de una mezcla (barro, cemento, cal) sería difícil de fijar; es decir que probablemente estas piezas se utilizaban para que el enjarre se adhiriera con mayor facilidad, algo similar al proceso actual de revocar una pared, aunque aquí pudo utilizarse en los techos. Dos de las piezas de este subtipo muestran impresiones de cuerda con retorcido simple (Mirambell y Sánchez, 2005:84). Una de ellas es una cuerda sencilla que rodea todos los elementos de madera del armazón y la otra corresponde a una cuerda triple que sólo hace el amarre en las tablas de las impresiones centrales, es decir las que se encuentran más cerca del núcleo del enjarre (Figura 3.19). La orientación de las piezas pudo haber sido vertical.

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Figura 3.18- Patrón de tableta, subtipo 2. Pieza 135, Lote 2049

Figura 3.19.- Patrón de tableta, subtipo 1, cuerda triple que rodea la pieza. Pieza 3, Lote 2021

El subtipo número 3 difiere totalmente de los anteriores y se recuperaron tres piezas del mismo. En este caso se trata de impresiones paralelas con una separación de aproximadamente 3 cm entre cada par. La pieza más grande tiene 22 cm de largo, 16 de 62

ancho y 6 de espesor. Es la pieza más gruesa de los tres subtipos. Las impresiones dejadas por la madera son más profundas que las demás por lo que podría tratarse de una especie diferente a las anteriores. Las medidas de las impresiones son de 15 a 10 cm de largo, alrededor de 4 cm de ancho y 2.5 de espesor. Otro factor a remarcar es que las tabletas utilizadas en este subtipo fueron trabajadas de manera más cuidadosa. La orientación de la pieza en este subtipo podría no coincidir con los anteriores. Por el grosor y la forma en que están colocadas las tabletas (similar al patrón tubular) es probable que éstas se encontraran de manera vertical en el muro, pero sin descartar que pudieran haber sido colocadas de manera horizontal y que el ángulo en que fueron colocadas funcionara como un tope que detenía el barro como en el subtipo 1. En el caso particular de la pieza 1 lote 2008, las tabletas forman un ángulo de 45° con la pared (Figura 3.20). La especie utilizada debió de a alcanzar un diámetro considerable y ser resistente al calor, termitas y demás factores que pudieran amenazar la estabilidad de la vivienda. Pero sus características y el trabajo de las piezas también indican que debió de ser una planta fácil de partir. Una madera blanda o el quiote de algún maguey serían opciones viables. La ubicación espacial de estas piezas fue difícil de determinar. Sus características no coinciden con las de las paredes y tratar de levantar un muro de tablas requeriría de mucho esfuerzo y una configuración diferente. Las piezas además tienen una curvatura que indica que no se encontraban en una parte plana. El techo podría cumplir con estas características. En este caso el techo de la estructura debió de ser cónico o redondeado. Los tres subtipos deberían ser colocados de manera vertical convergiendo en un punto central (en el caso del techo cónico). Seguramente tenían varas horizontales para soportar el barro y en la colocación de las tabletas posiblemente su utilizó algún tipo de carrizo o bejuco, que son plantas flexibles, pero ya que no se conserva vestigio de éstos, lo último sería una mera suposición. Considero que un techo de esta forma sería el más factible. Un techo redondeado o parecido a una cúpula sería más complicado de armar con este tipo de materiales. La forma del techo debió de haber sido diseñada con una planta como el carrizo, para que su flexibilidad permitiera modificar las esquinas. Este primer armazón de carrizo sería la base del techo, los carrizos debieron estar colocados de manera horizontal y las tabletas 63

colocadas por encima de los mismos con el fin de recubrir los espacios huecos. Las circunferencias de carrizo debieron ser por lo menos cinco varas de carrizo unidas, debido las dimensiones de la estructura.

Figura 3.20.- Patrón de tableta, subtipo 3 Pieza 1, Lote 2008

Además de los diferentes tipos de impresiones registradas para las paredes, en el área H se encontraron dos piezas que parecen corresponder a horcones, es decir elementos estructurales mayores (Anexo 3.3). Ambas piezas cuentan con una impresión principal que abarca toda su superficie. Una de las piezas también cuenta con impresiones laterales con características similares al patrón tubular del armazón. Las piezas son de un tamaño considerable. La pieza no. 2 (figura 3.21) mide 28 x 16 y 5.5 cm de espesor y la pieza no. 26 (figura 3.22) 18 x 12 y 5.5 cm de espesor. Ambas pertenecen al lote 2008. Se cree que las piezas se encontraban colocadas de manera vertical en la estructura. La pieza 2 muestra impresiones que la relacionan directamente con una parte de las paredes, mientras que la 26 tiene un grosor considerable y marcas de amarres que hace pensar que su posición debió ser en uno de los horcones esquineros. La posibilidad de que éstos formaran parte del techo es 64

reducida, sobre todo por el peso. A pesar de que se han registrado techos de barro de espesor considerable en climas más secos por ejemplo en la provincia de Jujuy en Argentina (Tomasi y Rivet, 2011), en Tlaxcala las lluvias los volverían poco prácticos.

Figura 3.21.- Impresión de horcón. Pieza 26, lote 2008

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Figura 3.22.- Impresión de horcón. Pieza 2, lote 2008

La pieza 26 muestra la impresión más grande de la muestra. Su diámetro es de 40 cm y tiene un largo de 26 cm. La superficie de la impresión que dejó el horcón muestra un patrón de estrías diferente a los ya descritos. La textura del tronco utilizado parece ser bastante rugosa o de una corteza gruesa; las marcas dejadas por la corteza son profundas y se aprecian a lo largo de la pieza en un patrón regular. La pieza tiene la huella de una cuerda de 10 cm de largo y 2.5 cm de ancho en uno de sus extremos. La impresión de cuerda presenta en primera instancia una torsión en S y posteriormente un retorcido conjunto simple en Z: cuenta con cuatros conjuntos retorcidos, que de igual forma podrían ser cuatro cuerdas individuales (figura 3.23). En uno de sus lados más cortos la pieza muestra otro tipo de impresión, ortogonal a la principal, de 11 cm de largo y 2.5 de ancho (figura 3.24). Es poco profunda y en su superficie muestra un patrón de estrías que siguen la misma dirección y se encuentran muy cercanas unas de otras. Posiblemente es también la impresión de cuerda, pero con un retorcido con nudos, sin un torcido notorio. Se trataría de una cuerda bastante gruesa. Supongo que la pieza pertenece al recubrimiento de uno de los horcones de la estructura, probablemente a su extremo superior. La cuerda cuádruple sería para hacer el amarre de los palos verticales de las paredes y asegurarlos directamente al 66

horcón. Ésta se encontraba directamente sobre el armazón y también fue recubierta por las capas de barro aplicadas. La segunda cuerda posiblemente se encontraba expuesta en el extremo superior del horcón donde el recubrimiento de bajareque no se colocó. Su función pudo haber sido la de sujetar una de las contrasoleras del techo o incluso las tijeras del mismo.

Figura 3.23.- Impresión de cuerda. Pieza 26, lote 2008

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Figura 3.24.- Posible impresión de cuerda. Pieza 26, lote 2008

La pieza 2 es de menor tamaño. La huella principal tiene 11 cm de diámetro y 18 cm de largo. Las huellas de la corteza del tronco utilizado son diferentes. Su superficie muestra huellas lineales irregulares que se hunden o sobresalen de la superficie de barro, correspondientes a la textura de la corteza; se observan en dirección vertical y horizontal en la impresión. En ambos lados se observan impresiones de ramas más pequeñas que se parecen al patrón tubular de las paredes. Están a 1 cm de la huella principal (figura 3.25). Ambas huellas tienen una superficie lisa con pocas huellas que probablemente correspondan al desgrasante. Las dimensiones de las impresiones laterales son de 17 cm de largo, 4 cm de diámetro y 14 cm x 4 cm.

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Figura 3.25.- Impresiones laterales de la pieza. Pieza 2, lote 2008

Ambas piezas parecen corresponder a elementos de mayor importancia en la estructura. Dentro de una construcción de bajareque se pueden encontrar horcones en tres sitios diferentes: las esquinas de la estructura y a la mitad de las paredes, así como aquéllos que se localizan al exterior del perímetro de la casa y no entran en contacto con las paredes pero sostienen el alero del techo. La pieza 26 corresponde a una de las esquinas, debido a los amarres con los que cuenta, los cuales pudieron estar reforzando la estabilidad de las paredes. Además su diámetro aproximado de 40 cm supone un tronco de gran tamaño, bastante funcional como uno de los soportes principales de la estructura. La pieza 2 probablemente se encontraba en uno de los muros, ya que las impresiones laterales muestran su cercanía con los paneles de ramas que conformaban las paredes. En ambos casos no parece haber sido removida la corteza de los troncos, al contrario de las impresiones laterales del fragmento 2. Las especies utilizadas como horcones deben ser árboles de gran tamaño y troncos rectos que lleguen a alcanzar un diámetro importante, por lo cual considero que las especies utilizadas pudieron ser el oyamel (Abies religiosa) o algún pino (Pinus sp.). 3.4.2. Componentes inorgánicos La clasificación inicial de todo el bajareque dependía de su estado físico. Se dividieron las piezas en crudas, cocidas y vitrificadas (figuras 3.26, 3.27 y 3.28). Los fragmentos cocidos son los de mayor frecuencia y en los que se registraron los datos más relevantes. Según algunos datos recolectados por arquitectos (Minke, 1994), comúnmente 69

se mezclaba arena y arcilla en diferentes proporciones con el desgrasante, con el fin de obtener una mezcla más resistente y manejable. Si solamente se utiliza arcilla la aparición de grietas durante el secado es mayor. En La Laguna las piezas muestran una textura bastante arcillosa, con algo de limo, mientras que la arena es muy poca, por lo que supongo que la función de evitar las grietas recaía directamente en el desgrasante y ésta sería la razón de su abundancia en la mezcla del barro. Otro material inorgánico en el desgrasante son pequeños tiestos cerámicos que algunas piezas muestran (Figura 3.29)

Figura 3.26.- Enjarre crudo. Lote 1393.

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Figura 3.27.- Enjarre cocido. Pieza 1, Lote 2008

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Figura 3.28.- Enjarre vitrificado. Pieza 192, Lote 2023

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Figura 3.29.-Tiestos cerámicos utilizados como desgrasante. Pieza 85 Lote 2019

Las piezas crudas no mostraban muchos datos en cuanto al armazón se refiere, ya que muy pocas veces se conservan las impresiones del mismo. El hecho de que se hayan identificado piezas crudas durante la excavación es fuera de lo común y permiten el observar el material casi como era originalmente. Existen también fragmentos que fueron expuestos a temperaturas tan altas que vitrificaron la arcilla (la arcilla se vitrifica a una temperatura de 900°C como mínimo, dependiendo de su composición). Las piezas vitrificadas son de un tamaño considerable (30 x 18 cm y 13 cm de grosor: El. 154), adquieren tonalidades desde morado a negro. Presentan una superficie lisa y porosa, debido a la liberación de gases. Conservan fragmentos de arcillas no vitrificadas. La presencia de estas piezas vitrificadas indica que el fuego al que estuvieron expuestas las estructuras no fue controlado de ningún modo. Puede tratarse de un incendio accidental o provocado con la intención de destruir la residencia. En caso de haber sido un incendio intencional pudo ser un posible rito de terminación o abandono, o quizás un saqueo o invasión del lugar. Los 73

fragmentos cocidos fueron en los que se registraron los diferentes patrones de impresiones, huellas de desgrasante mejor conservadas, tipo de cocción, capas de enjarre utilizadas, pintura y los motivos de la misma. El tipo de patrón del armazón influye directamente en las características físicas del barro. Dentro del patrón tubular el tamaño de las piezas varía de manera considerable. Existen fragmentos de 27 x 26 cm hasta unas de 18 x 10 cm, pero predominan las piezas de mayor tamaño. Las piezas tienen una superficie lisa sin deformación plástica en su mayoría. Cuentan con tres capas de enjarre: la primera en la que se muestran las impresiones (cara interna de la pieza), una intermedia y la final en donde también se trabaja el acabado de la superficie (cara externa de la pieza). Algunas de las piezas perdieron la última de estas capas, posiblemente se partieron

debido a su espesor. La cocción que muestran los

fragmentos presenta una apariencia de oxidación y en algunos casos un patrón de oxidación-reducción-oxidación (figura 3.30).

Figura 3.30.- Patrón de cocción (oxidación-reducción-oxidación). Pieza 198, Lote 2007

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En cuanto al patrón de tableta el grosor del enjarre tiene una variación considerable según la pieza y el subtipo al que pertenezcan. El subtipo 3 tiene las piezas de mayor grosor y el 1 las de grosor menor. En cuanto a las capas de enjarre que se aplicaron también existe una variación; se pueden identificar dos capas en los subtipos 1 y 3, mientras que en el 2 se observan tres capas. Esto tiene mucha relación con la pieza extra utilizada en el subtipo 2. Las piezas muestran generalmente una cocción y oxidación homogéneas. En algunos casos se presenta una línea de reducción en la última capa de enjarre. Las piezas que muestran impresiones de cuerda tienen una ligera curvatura en su superficie lo que se podría relacionar a las cuerdas (Figura 3.31) también podrían indicar la posición de estas piezas en alguno de los extremos del muro. Estas piezas corresponden al patrón de tableta. El ángulo de curvatura que muestran es muy abierto por lo que no coincide con el diámetro de algún tronco, sino que se debe a la forma del techo que recubrían.

Figura 3.31.- Pieza ligeramente convexa en la cara exterior. Pieza 135, Lote 2049

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Ambas piezas con impresiones de horcones se encontraron cocidos de una manera bastante uniforme mostrando la presencia necesaria de oxígeno al momento de la combustión y por lo tanto una oxidación clara. La pieza 26 parece contar con la aplicación del barro en un momento único y un acabado de superficie sencillo y alisado, sin la presencia de vestigios de pintura (figura 3.32). En el caso de la pieza 2, no se conservó la última capa de recubrimiento, pero al parecer coincide con el tratamiento que se utilizó en el enjarre de los muros; tres capas siendo la última el recubrimiento con acabado de superficie (figura 3.33). Posiblemente en su última capa presentaba un decorado con pintura, como la mayoría de las piezas correspondientes a las paredes de la estructura del área H.

Figura 3.32.- Acabado de superficie. Pieza 26, lote 2008

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Figura 3.33.- Cara exterior de la pieza. Pieza 2 Lote 2008

Las dos piezas tienen una deformación mecánica que coincide con el contorno del tronco al cual recubrían. Como una característica peculiar, el grosor del fragmento 26 es considerablemente menor que el de los fragmentos de muro; se puede decir que en este caso la aplicación del barro posiblemente sólo fue con fines estéticos, para unificar el aspecto de la pared de la casa (probablemente de la fachada de la misma, aunque esto no se puede determinar con certeza). En los ejemplos etnográficos se puede observar que no es necesario recubrir los horcones esquineros con barro, en toda su circunferencia (Figura 3.34).

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Figura 3.34.- Horcón parcialmente recubierto de enjarre. Santa Catarina Miahuatlán, Oaxaca.

En cuanto a la pintura, la mayoría de las piezas que conservan su última capa también conserven pintura en su superficie. En algunos casos sólo se presenta una superficie alisada como acabado. La pintura y los motivos que presenta son factores que confirman el carácter excepcional de las piezas del área H. La pintura se presenta en dos colores: rojo y blanco. Para su aplicación se tuvo que trabajar detalladamente la última capa de enjarres de las paredes. Esta capa es de textura mucho más fina, la presencia de desgrasante es reducida y su espesor no supera los 5 cm. La pintura roja parece adherirse con mayor facilidad a la superficie de barro y se conserva en mejor estado que la blanca, además de que cubre una 78

mayor superficie de lo que en su momento debieron ser las paredes de la estructura. Cabe señalar que la mayoría de las piezas provenientes del área F y B perdieron ésta última capa. Los motivos representados son variados, pero debido a la fragmentación del material y la cantidad reducida de la muestra, es difícil interpretar estos motivos en su totalidad. Hay dos figuras geométricas base: círculos y franjas rectas (figura 3.35)

Figura 3.35.- Ejemplo de motivos de franjas y círculos. Pieza 24 Lote 2021

El color generalmente no se asocia con algún tipo de motivo específico, a excepción de las franjas gruesas (hasta 11 cm) que solamente aparecen en color rojo. El rojo pareciera ser el color principal del y en la mayoría de los motivos se encuentra delimitado por delgadas líneas en blanco. Hay también piezas donde se aprecia un solo color (Figura 3.36 y 3.37).

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Figura 3.36.- Otros motivos en la pintura.

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Figura 3.37.- Superficie pintada de rojo. Pieza 87 Lote 2019

Existen dos piezas que muestran un poco más de detalles. Una pieza del patrón tubular muestra dos franjas inclinadas en rojo delineadas en color blanco que terminan en dos círculos sólidos blancos (Figura 3.38). Con base en la orientación de las impresiones queda claro que las líneas eran diagonales.

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Figura 3.38.- Otro motivo pictórico. Pieza 7, Lote 2021

La otra pieza corresponde al patrón de tableta, y en su superficie podemos observar una franja vertical en rojo de 2.5 cm que está siendo delimitada por una línea blanca de 1 cm de grosor y a su vez otra línea perpendicular a ésta, en color blanco, que se dibuja de manera horizontal en la pieza (figura 3.39)

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Figura 3.39.- Motivo de franjas en blanco y rojo. Pieza 135 Lote 2049

Cabe señalar que las piezas recuperadas en las áreas B y F no cuentan con restos de pintura, pero sí conservan a veces la capa final más fina. Su acabado es burdo y solamente en algunos casos presenta un alisado de la superficie. El estado de Tlaxcala cuenta con abundantes bancos de barro, muchos de los cuales son explotados aún en la actualidad. En el mismo sitio de La Laguna existen horizontes Bt y Bw de suelo que tienen un contenido de arcilla lo suficientemente alto para haber servido como fuentes del enjarre (Aleksander Borejsza, comunicación personal). La presencia de carbón y tepalcates en las piezas sugiere que la arcilla fue obtenida de lugares muy cercanos a las áreas de actividad del sitio, incluso podrían haberse extraído de lugares contiguos a las construcciones.

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3.5. Intento de reconstrucción de los sistemas constructivos Los hallazgos de La Laguna permiten describir algunos aspectos de los posibles sistemas constructivos que varían según la ocupación y el área del sitio. En las áreas F y H hay evidencia de plataformas que nivelaban el terreno, mientras que en el área B los alineamientos registrados descansaban directamente sobre el tepetate. Los alineamientos de roca del área F son un ejemplo de los cimientos de los que desplantaban las estructuras de bajareque. En este caso los cimientos probablemente se apoyaban en una plataforma rectangular de poca altura. No todos los restos de bajareque encontrados en el área F están asociados con dicha plataforma, pero los cimientos en cuestión podrían corresponder al patrón de armazón utilizado para toda el área. El elemento B47 muestra que las estructuras de bajareque descansaban sobre cimientos formados por alineamientos de piedra de un tamaño considerable. Las hiladas menores que acompañaban al alineamiento principal podrían haber sido parte de un muro doble. Cerca de estos alineamientos se registró una huella de poste (elemento B48), posiblemente para sostener el alero sobresaliente del techo (figura 3.40).

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Figura 3.40.- Huella de poste (B48) asociada a alineamiento de piedras (B47).

Las estructuras dentro del área parecen haber tenido una forma rectangular. El patrón registrado para las paredes es el tubular. Con base en los antecedentes expuestos en el capítulo 2, los datos etnográficos y el análisis del material considero que los horcones esquineros son un elemento primordial en este tipo de construcciones y se encuentra siempre presente, independientemente del tipo de material utilizado en las paredes. Por ende, las estructuras en el área F también contaban con ellos. Horcones de apoyo y de menor tamaño debieron estar ubicados a lo largo de las paredes y según el largo de la estructura podrían ser de dos a cuatro. Ambos tipos de horcones debían de ser enterrados por lo menos medio metro debajo de la superficie, según la información dada por la gente 85

entrevistada durante el trabajo etnoarqueológico. Las paredes consistían en paneles de ramas rectas colocadas verticalmente y de forma paralela, con una mínima separación entre ellas, pero suficiente para que la capa de barro aplicada posteriormente se adhiriera a ellas. Para reforzar los muros se colocaron también algunas ramas de manera horizontal, posiblemente por ambos lados de las paredes (Figura 3.41). Los paneles debieron haber sido asegurados a los horcones y a las ramas horizontales mediante cuerdas, probablemente de fibras de maguey. El recubrimiento de las paredes, es decir el enjarre, estaba hecho principalmente de arcilla, con una pequeña porción de limo y arena. Se le añadía una cantidad considerable de desgrasante vegetal. Pequeños fragmentos de carbón y algunos fragmentos cerámicos se incorporaban al enjarre durante la preparación, aunque no queda claro si esto fue intencional. Las paredes eran cubiertas con enjarre solamente al exterior. La fuerte oxidación de las piezas indica que el armazón estaba expuesto al aire por uno de sus lados. Se colocaban dos capas de enjarre y una última capa más fina que se alisaba burdamente. No hay rastros de pintura en el material. No se encontró ninguna información acerca del techo de las estructuras, por lo que la reconstrucción se apoyó en el modelo de casas planteado por Flannery. Éste debió ser de dos o cuatro aguas y, además de los horcones, se apoyaba en postes más alejados de la estructura que sostenía los aleros, tal como lo sugieren las huellas de poste en frente de la plataforma 15M-1. Posiblemente se trataba de un techo de una altura aproximada de 2 a 4 m. Los materiales con los que se encontraba cubierto el techo no se conservaron por su naturaleza perecedera, pero como se mencionó pudo haber sido tule o algún tipo de pasto (Figura 3.42). Dentro del área B, se registró otro alineamiento de piedras que corresponde a los cimientos de una estructura de bajareque. De igual manera parece tratarse de una estructura de forma rectangular. Los cimientos parecen ser de muros dobles y se utilizó un mortero hecho de sedimento amarillo para fijar las piedras. En este caso pudo recuperarse parte del apisonado que se encontraba al interior de la estructura. Sin embargo, los fragmentos de bajareque del área B provienen en su mayoría de lotes excavados a considerable distancia de esta estructura y no muestran impresiones que permitan identificar el tipo de patrón

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utilizado para su construcción; probablemente se trataba de un patrón tubular, ya que es el más frecuentemente registrado en el sitio. Las estructuras del área H se localizaban sobre plataformas de gran tamaño, con paredes en talud-tablero y en los casos de las estructuras 14M-1 y 14M-2 con escalinata de acceso a la superficie de la plataforma. Dichas plataformas se encontraban sobre una superficie ya nivelada y con su propio acceso. Los pisos, al igual que en el área B, tenían capas de tepetate molido cubiertas por apisonados de lodo y abarcan toda la superficie de la plataforma. Las estructuras que desplantaban sobre las plataformas debieron ser de gran tamaño, ya que las mismas plataformas eran bastante grandes. El material proveniente de esta área plantea varios escenarios posibles. Después de determinar que las piezas formaban parte de un enjarre externo, se ubicaron en la estructura. Las características de las paredes consisten en una superficie exterior lisa, la presencia del patrón tubular en sus impresiones y asociación a otros elementos estructurales –un ejemplo de esto se muestra en la pieza con impresiones tubulares y de un horcón–. A partir de lo anterior se determinó que se encontraban colocadas de manera vertical con base en los antecedentes del sistema de bajareque, además de que el patrón en que se muestran – series

de tres a cuatro impresiones y

una o dos ortogonales–, el cual en términos

arquitectónicos soporta y mantiene eficazmente las paredes de barro, en lugar de una configuración contraria. Al igual que en el área F, las estructuras contaban con los horcones esquineros y de apoyo. La diferencia radica en el tamaño de la construcción y por ende el grosor de los troncos y ramas utilizadas. La construcción pudo tener una forma rectangular o seguir el cuadro formado por la plataforma. Si consideramos la hipótesis de un techo cónico o redondeado una estructura cuadrada sería más práctica. No se encontraron restos de cimientos de piedra. Al igual que los troncos y ramas, las capas de barro utilizado en el enjarre son de mayor grosor. Dos capas de enjarre eran cubiertas al final por una capa de material más fino alisado, sobre el cual se plasmaron diferentes motivos con pintura blanca y roja. Considero que las piezas con impresiones de 87

horcones corresponden a esta misma estructura: la del horcón de apoyo claramente tiene impresiones laterales tubulares y la pieza del horcón esquinero tiene impresiones de cuerda que parecen ser los necesarios para los amarres de los paneles verticales (Figura 3.43). El tipo de pintura utilizada y los motivos parecen ser muy similares en todas las piezas por lo que considero que las estructuras tenían una apariencia externa muy parecida. La peculiaridad del recinto del área H reside en el material proveniente del patrón de tableta. Si éste forma parte del techo, se trataría de una estructura que sale de los parámetros normalmente planteados para el bajareque. Además tendríamos la combinación de dos formas de bajareque en una sola estructura. Los vestigios de techos se encuentran muy pocas veces, ya que en la mayoría de los casos se ejecutan exclusivamente con materiales orgánicos y perecederos. Sin embargo, las impresiones encontradas en las piezas de La Laguna apoyan la idea de techos recubiertos con barro. Las piezas en cuestión tienen una superficie curveada que seguiría la forma cónica o redondeada del techo que cubría las estructuras. Los materiales utilizados en el techo se trabajaban con más cautela, moldeando la forma de los elementos orgánicos y es por esto que las impresiones registradas son muy distintas. El techo debió de estar recubierto con barro sólo por la parte externa, con una capa de alrededor de 5cm de espesor. El material del techo también tenía una decoración compleja y llamativa en pintura que se podía apreciar desde las laderas más altas de los cerros que conforman el sitio. El material no permite determinar claramente el tipo de techo del que se trata, por lo que se plantearon dos variantes posibles (Figura 3.44 y 3.45). La importancia del conjunto del área H permite inferir que se busco destacar o diferenciar estas construcciones de las casas comunes de bajareque, mediante el uso de sistemas constructivos más laboriosos y complejos (Anexo 3.4).

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Figura 3.41.- Pared de bajareque, patrón tubular. Dibujo reconstructivo.

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3.42.- Reconstrucción hipotética de una estructura del área F

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3.43.- Amarres de cuerdas en los horcones. Dibujo reconstructivo.

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3.4.- Patrón de tableta, subtipo 1. Reconstrucción hipotética.

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3.45.- Patrón de tableta, subtipo 2. Reconstrucción hipotética.

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CAPÍTULO 4. EL OCOTE, AGUASCALIENTES El pasado prehispánico del estado de Aguascalientes continúa teniendo varias interrogantes y datos faltantes, debido al poco trabajo de investigación que existe en la región. Los trabajos existentes no hablan de aprovechamiento de recursos, sistemas constructivos, modos de vida y patrones de asentamiento. Uno de los pocos sitios que ha recibido una mayor atención ha sido El Ocote. Los primeros acercamientos al sitio fueron hechos en 1986 por Lorena Mirambell y José Luis Lorenzo, quienes registraron las pinturas rupestres durante un recorrido para identificar sitios precerámicos en el norte del país. Posteriormente Daniel Valencia (1991) hizo un registro detallados de las pinturas dentro del marco del proyecto Atlas de Pintura Rupestre en Aguascalientes. A partir del 2000, el sitio ha contado con varias temporadas de excavación por parte de los arqueólogos Ana María Pelz y Jorge Jiménez. Algunos de sus resultados ya han sido publicados (Pelz y Jiménez, 2007) y son la principal fuente de información acerca del sitio. Además, existe la tesina de Licenciatura en Historia de Mario Palacios sobre las pinturas presentada en 2010 y los informes técnicos de los proyectos del Centro Regional INAH. 4.1. Entorno bio-geográfico El Ocote se ubica en el estado de Aguascalientes, a 47 km al suroeste de la capital. El área nuclear del sitio se ubica en la cima y las laderas del cerro de Los Tecuanes en el extremo nororiental de la Sierra del Laurel, teniendo como principal referente las pinturas rupestres que se encuentran en la ladera poniente (Figura 4.1). El Ocote se encuentra en Sierra del Laurel, la cual se eleva entre 700 y 1 200 m sobre los valles que la rodean. Muchas de sus laderas son abruptas. La sierra está cortada por abundantes cañadas, cuyos escurrimientos alimentan las corrientes de agua Gil y Calvillo; en algunos sitios presenta crestas rematadas por mesetas y su transición a valles es también abrupta. (Esparza, 2008) El clima de la región en que se localiza el sitio es semiseco templado con lluvias en verano (BS1kw). La temperatura media anual muestra un rango de 14° a 18°C. La precipitación total anual varía entre 400 y 700 mm. En los meses de julio y agosto se presenta la mayor precipitación, con valores entre 90 y 150 mm; en los meses de febrero y marzo se presenta la época de menor precipitación (menos de 10 mm). La temporada más 94

cálida se presenta en los meses de mayo y junio, con temperaturas medias entre 20° y 23°C; mientras que la más fría ocurre en diciembre y enero, con valores entre 12° y 14°C. (Ávila et al, 2008: 41) El sitio se encuentra en la provincia geológica de la Sierra Madre Occidental, en la que se localizan pequeños afloramientos de rocas metamórficas (esquistos) del Triásico que corresponden a las rocas más antiguas de la entidad. Se encuentran ampliamente distribuidas rocas ígneas extrusivas del Terciario, predominando las de composición ácida (riolitas, tobas, ignimbritas), así como algunos derrames de rocas ígneas extrusivas de composición básica; los depósitos sedimentarios de tipo continental presentes en esta provincia son constituidos por areniscas, conglomerados. En los alrededores del sitio no hay ningún río o arroyo de caudal considerable, aunque en la segunda mitad del siglo pasado se construyó en el lado oriente del cerro de los Tecuanes una presa (La Tomilique) que recibe los escurrimientos de las lomas de los alrededores. Además hay unos manantiales al poniente del cerro (Síntesis Geográfica de Aguascalientes, México 1988). La flora característica del lugar hoy en día y que puede formar parte de la original está representada por nopales (Opuntia sp.), agaves (Agave sp.), palmas (Yucca sp.), bromelias, palo bobo (Ipomoea sp.), copal (Bursera sp.), mezquite (Prosopis sp.), huizache (Acacia sp.), vara dulce o varaduz (Chloris sp.), sauce (Salix sp.), jarilla (Dodonaea viscosa), colorín (Erythrina coralloides) y cardón (Pachycereus pringlei), entre otros (Fig.). La fauna que podemos encontrar son venados, coyotes, zorras, pumas, gatos monteses, jabalíes, conejos, liebres, tlacuaches, mapaches, zorrillos, ardillas y diversos roedores; águilas, zopilotes, carpinteros, halcones y variedad de reptiles (Pelz, 2007: 88).

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Figura 4.1.- Mapa de ubicación del sitio El Ocote (Tomado de Pelz, 2005: 8)

4.2. Contexto arqueológico: Aguascalientes en el Epiclásico (600-900 d.C.) A diferencia de la dinámica desarrollada en la Cuenca de México durante este periodo, donde existe una constante competencia bélica por ocupar el lugar de sitio regente que queda libre posterior a la caída de Teotihuacán, el Centro-Norte de México muestra evidencia de una convivencia pacífica y de interacción comercial por parte de los sitios que conforman la región. Inicialmente esta zona del país se había considerado como la frontera marginal de Mesoamérica habitada por grupos de cazadores-recolectores. Si bien existe evidencia de campamentos de cazadores, también se ha comenzado a estudiar los asentamientos prehispánicos permanentes. Las características individuales de los sitios permiten correlacionarlos entre ellos y así proponer cierta dinámica social durante el Epiclásico. Uno de los elementos que unen a esta región como una zona de desarrollo similar son los tipos cerámicos que se presentan en diferentes sitios y que a pesar de ser diagnósticos de 96

una zona determinada son encontrados fuera de sus lugares de origen. Peter Jiménez (1989) hace mención de lo que llama, “esfera de interacción”. Incluye dentro de esta esfera los valles de Malpaso, de Juchipila y Valparaíso-Bolaños. Sin embargo, las investigaciones recientes han ampliado dicha esfera. Los lugares que se añaden son el norte de Guanajuato, la región del Tunal Grande en San Luis Potosí, Aguascalientes y los Altos de Jalisco (Fernández, 2007). La región centro norte del área mesoamericana comprende un enorme territorio que abarca desde las estribaciones de la Sierra Madre Oriental hasta el pie de monte de la Sierra Madre Occidental, incluyendo principalmente la sección norteña del Bajío, los Altos de Jalisco y toda la sección meridional de la provincia fisiográfica de la mesa central. De esta manera, incluye secciones considerables del territorio de los estados de Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí, Zacatecas, y la totalidad del estado de Aguascalientes (Fernández, 2007: 61). Los tipos cerámicos encontrados en estas regiones son los que permiten correlacionarlas de alguna manera, incluyen el tipo Valle de San Luis (diagnóstico del Tunal Grande); el pseudocloisonné, negativo, Rojo sobre Bayo y las figurillas tipo I (definidas en la Quemada). Otra característica de estos sitios es la gran cantidad de artefactos y desechos de piedra, cosa no tan usual en los sitios mesoamericanos al sur, y que sugiere una mayor importancia de la cacería (Braniff en Fernández, 2007:65). Según Meighan (2007) los grupos marginales pueden llegar a desarrollar innovaciones y productos propios debido a las influencias externas a las que se someten. Entonces, sitios como la Quemada, Alta Vista, Tunal Grande, El Cóporo, Santiago y El Ocote pasan de ser una frontera o una zona de transición entre Mesoamérica y los cazadores del norte y se pueden considerar como una región cultural unificada con una tradición establecida y constante durante el Epiclásico. El sitio del Ocote abarca 60ha. Se localizaron varios montículos y cimientos, así como las pinturas ya mencionadas, localizadas en la ladera poniente del cerro de los Tecuanes. Se identificó una plataforma en la cima del cerro denominada Plataforma 1 con una superficie aproximada de 20 por 10 metros; sobre ésta se encuentran dos estructuras: la Estructura 1 97

está orientada hacia el poniente. Su cara oriente está delimitada por la ladera natural del cerro. Las otras caras fueron delimitadas artificialmente. La Estructura 2 está orientada hacia el oriente. También presenta la modificación de la roca madre del cerro, además de hiladas de piedra al sur y escalones en las caras poniente y oriente. Estas estructuras son consideradas por Pelz como los basamentos donde se encontraban construcciones hechas probablemente de bajareque y techos de zacate o palma. La orientación de las dos estructuras es relacionada por los investigadores con una concepción mágica-religiosa y la importancia que tenían los movimientos solares en la cosmovisión de los habitantes del Ocote. Las estructuras mencionadas previamente fueron identificadas como basamentos con edificaciones de bajareque sobre los mismos. El sistema constructivo del basamento es a base de muros dobles de piedra, de grosor no mayor a 40 cm, usando como mortero tierra y piedra (Pelz, 2007: 91). Se identificaron cuatro diferentes capas estratigráficas en las laderas del cerro, de las cuales las tres primeras corresponden a las encontradas en la parte más elevada del mismo. Las diferencias entre capas radican en los procesos de erosión y deslave del propio cerro: Capa I: Humítica, de color café claro, de textura semigranulosa. Su espesor es mínimo y se origina por el proceso de desgaste y depósito de los sedimentos de las laderas del cerro. Capa II: Arcillosa, color café oscuro, grano medio, consistencia media, conocida en la localidad como jaboncillo. En este estrato se concentra el material cultural. El límite inferior de esta capa en la parte baja de la ladera corresponde a los apisonados de tierra encontrados durante la excavación. Capa III: Tepetate, color cremoso, granulosa, consistencia dura. Capa localizada bajo el piso A, mezclada con una cantidad significativa de ceniza. También se encontraron restos materiales cerámicos, líticos y hueso. Capa IV: Bajo la capa III se encontró otro apisonado de tierra denominado como piso B. Entre ambos pisos hay una diferencia de 80 cm. Se identificó a la capa IV bajo el piso B, ésta prácticamente corresponde al suelo estéril.

98

La Plataforma 1 también cuenta con una escalinata que la comunica con la parte inferior del cerro. Una característica importante del sitio es la utilización del terreno natural para facilitar la elaboración de los edificios, así como la utilización de grietas naturales como escondites o accesos. Se han registrado otras cinco plataformas en las laderas sur y poniente del cerro. En la parte baja del cerro en las zonas sur, oriente y poniente se encontraron los restos de construcciones sobre una plataforma de 70 por 70 metros; no le fue asignado un número a esta plataforma por los investigadores del proyecto original, por lo que por razones práctica será identificada como Plataforma A. Se trata de una serie de muros orientados de oriente a poniente, con otros perpendiculares a éstos. Los muros forman habitaciones cuyo interior parece haber sido quemado y cuentan con restos de ceniza, carbón y fogones. Se encontraron asociados a estas construcciones doce entierros; once adultos femeninos y masculinos y un infante, todos en posición lateral flexionada. Como ofrenda se encontraron vasijas, puntas de proyectil, navajas de obsidiana y riolita, raederas y tajadores, además de adornos de concha que resaltan el rango social más alto de ciertos individuos. La presencia de malacates y agujas de hueso indica una producción textil en el sitio. Los materiales recolectados en el sitio permitieron fechar el sitio, de manera tentativa entre el 600 y 900 d.C., dentro del Epiclásico, datación confirmada por las fechas radiocarbónicas de laboratorio de fechamiento del INAH (Tabla 4.1). Muestra

Catalogada

Material

Edad

Fecha calibrada (Oxcal)

2702

Muestra 1, fogón, cuadro

Carbón

1123 ± 27

770 AD (84%)900 AD

M-2, capa III 2703

Muestra 2, fogón, cuadro L-

910 AD (11.4 %) 970 AD Carbón

941 ± 15

1020 AD (95.4 %) 1160 AD

2, capa III 2704-A

Cuadro M-1, capa III

Carbón

1236 ± 24

680 AD (95.4%) 880AD

2704-B

Cuadro L-M ½, capa III,

Carbón

1185 ± 22

770 AD (94.4%) 900 AD

fogón 2704-C

Cuadro M-1, capa III, fogón

920 AD (1%) 940 AD Carbón

1169 ± 42

720 AD (2%) 740 AD 770 AD (93.4%) 980 AD

Tabla 4.1.- Resultados de fechamientos radiocarbónicos

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4.3. Procedencia de los materiales La muestra de bajareque, proviene en su mayoría de las temporadas de excavación de 2004 y 2005.Durante la temporada 2004, se excavó al pie de la ladera sur del cerro de los Tecuanes. La zona excavada abarca aproximadamente 4000 m2 y corresponde a un área habitacional identificada por Ana Pelz con base en los alineamientos de piedra y el tipo de material doméstico encontrado. El área de excavación se cuadriculó con unidades de 2 x 1 m en forma de tablero de ajedrez. Se les asignó un número (1-20 en dirección este-oeste) y letra (A-N norte-sur) a cada uno de los ejes de la cuadrícula. Se excavaron 116 cuadros alternadamente. Esta área de excavación fue designada como cuadrante 1. En la parte norte de la superficie excavada, se concentró el mayor número de alineamientos de piedra. Asociados a los mismos, se registraron restos de pisos de tierra y probables fogones, así como material cerámico, artefactos de molienda, figurillas, huesos de animal y gran cantidad de objetos de ornamento. En la mayor parte del espacio explorado las líneas de piedra aparecían casi a nivel de superficie. Sólo se retiró el primer estrato en la porción oriental. Hacia el occidente, se excavó la segunda capa alcanzando en general un nivel de tierra apisonada. El bajareque fragmentado está distribuido por toda el área (Pelz, 2005,36) (Figura 4.2).

100

Fig. 4.2.- Cuadrícula de excavación del cuadrante 1. (Tomado de Pelz y Jiménez 2012)

101

Durante la temporada 2005 se continuaron las excavaciones en el área habitacional. Se pudieron identificar distintos elementos, un posible taller, fogones asociados y los pisos ya registrados en la temporada anterior. En algunas partes se localizaron huellas de postes con circunferencias que varían entre 4 y 6 cm asociados a restos de pared de bajareque en cuyos fragmentos más grandes puede apreciarse la huella de los postes de madera, así como la impresión de restos de zacate, hierba y palma que conformaba el entortado que recubría la madera (Pelz, 2005: 57). La muestra seleccionada también cuenta con algunas piezas provenientes de otras zonas del sitio, específicamente de la Plataforma 1 ubicada en la cima del cerro, donde los edificios también estaban hechos de bajareque. En el área norte de la Plataforma 1 se encontraron fragmentos de bajareque, tanto sobre las estructuras, como sobre los niveles de roca madre (abandonados por visitantes o saqueadores ocasionales). Pelz señala que las estructuras que desplantaban sobre la Plataforma 1 posiblemente utilizaban el bajareque como sistema constructivo predominante. 4.4. Descripción y análisis de los materiales El material del Ocote está relacionado con los diferentes cimientos registrados en el cuadrante I de excavación; el material fue encontrado cerca de los alineamientos de piedra y las piezas más alejadas muestran indicios de haberse movido debido a la pendiente del lugar. Los cimientos corresponden a un área habitacional a las faldas de las estructuras más importantes del sitio. Junto con la mayor parte del material cultural proveniente de la excavación, la mayoría de las piezas se recuperó en la capa II. Asociado a los cimientos y las piezas de bajareque se encontró un apisonado de tierra. Las piezas se encontraron crudas, cocidas y vitrificadas. Además, varias de las piezas parecen pertenecer a una misma estructura, ya que tienen la misma tonalidad de cocción, el mismo patrón de impresiones y sobre todo porque proceden del mismo lugar. 4.4.1. Componentes orgánicos Los componentes orgánicos identificados en las piezas corresponden a dos tipos de impresiones: desgrasante y armazón. Existen algunas piezas con impresiones de mayor tamaño, pero éstas no alcanzan el tamaño de un horcón u otro elemento estructural mayor. 102

El desgrasante resulta ser otra vez un elemento determinante en la identificación del bajareque. Se encuentra en todas las piezas, sin importar su estado físico. Algunas de las piezas vitrificadas muestran restos de fibras de color blanco entre las impresiones del desgrasante (figura 4.3) El desgrasante utilizado es de origen vegetal. Todas las piezas muestran impresiones de 5 mm hasta 5 cm de largo y de 1 mm hasta 1 cm de ancho. Las más grandes de éstas son de hojas; se observa claramente su forma. Las más pequeñas son de fibras o tejidos vegetales parecidos, de los que sólo se aprecian fragmentos. Existen tres tipos de impresiones de desgrasante. El tipo 1 es muy delgado y no presenta estrías. Deja huecos tubulares en las piezas. El tipo 2 es delgado, con un ancho menor a 2 mm y muestra estrías muy rectas y finas orientadas a lo largo de la impresión (Figura 4.4). El tipo 3 es el más grande, con estrías igualmente rectas y finas a lo largo de la impronta. La impronta parece ser la de una hoja alargada. Este último tipo de desgrasante es el menos común, pero en una de las piezas incluso puede observarse el nudo del que desplanta la hoja (Figura 4.5). El desgrasante se distribuye por las piezas sin orden u orientación específica y su densidad es de unas 10 impresiones por cm3. Al parecer se utilizaron diferentes partes de la misma especie de planta en todas las piezas, incluyendo el tallo (tipo 1) y las hojas (tipo 3), éstas últimas trituradas en algunos casos (tipo 2). La especie pudo ser un pasto, pero no coincide con ninguna de las gramíneas recolectadas.

103

Figura 4.3.- Restos de fibra blanca. Pieza 123

a)

b) Figura 4.4.- Desgrasante: a) tipo 1, b) tipo 2. Pieza 42

104

Figura 4.5.- Desgrasante tipo 3. Pieza 15

El tipo de armazón identificado es el mismo en todas las piezas. Las impresiones registradas solamente varían en tamaño y la apariencia de la superficie. Se trata de series paralelas de varas o ramas delgadas de árbol bastante rectas (de tres a cuatro impresiones por pieza) que dejan impresiones tubulares en la pieza (Anexo 4.1). La separación entre las impresiones es de 5 mm a 1 cm. Su diámetro varía de 2 a 8 cm. La pieza con la impronta más grande proviene del cuadro L de la excavación. Algunas piezas también muestran impresiones de menor tamaño ortogonales a las descritas anteriormente. La distancia entre éstas es de 15 cm. Sus medidas son de 7 cm de largo y 1.5 cm de diámetro en promedio. (Figura 4.6) La superficie de la impresión que dejaron estas ramas se presenta en dos tipos distintos. El primero muestra estrías rectas y bastante marcadas a lo largo de la impresión. Las estrías tienen 1 mm de ancho y su largo depende de las dimensiones de la impresión. Las estrías se encuentran muy cerca una de otra y son abundantes en la superficie de la impresión (Figura 4.7). Las impresiones que llevan este tipo de estrías son más pequeñas; su diámetro varía entre 2 y 2.5 cm. La pieza más grande de este subtipo corresponde al cuadro de excavación N y sus dimensiones son de 10 x 15 cm y 5 cm de espesor, mientras que la única impresión visible mide 4.5 cm de largo y 1.2 de diámetro. La pieza se encuentra en estado crudo.

105

El otro tipo de impresiones tiene una superficie bastante lisa, lo que sugiere que se retiró la corteza a las ramas utilizadas. Las únicas marcas que se aprecian en algunos casos corresponden al desgrasante y algunos posibles huecos de la misma rama o canales dejados por insectos debajo de la corteza. Generalmente, las impresiones de este tipo son de mayor tamaño (más de 3 cm de largo) y de mayor frecuencia en la muestra. La pieza de mayor tamaño corresponde al cuadro de excavación L y mide 13 cm x 11 cm y 6 cm de espesor. Cuenta con dos impresiones de 2.2 cm de diámetro, 8 y 6 cm de largo respectivamente (Figura 4.8).

Figura 4.6.- Impresiones ortogonales del armazón. Pieza 54

106

Figura 4.7.- Impresión de armazón con superficie estriada. Pieza 45

107

Figura 4.8.- Impresión de armazón con superficie lisa. Pieza 85

La pieza 54 del cuadro M-5 de excavación es de las pocas en las que se encuentran ambos tipos del patrón tubular. Muestra tres impresiones con estrías y sólo una con superficie lisa. Esta pieza es muy interesante, ya que tiene algunos restos de pintura roja en su cara externa, de superficie bastante burda, con una deformación cóncava (Figura 4.9).

108

Figura 4.9.- Restos de pintura y superficie cóncava. Pieza 54.

El tamaño de las impresiones indica que las piezas proceden de estructuras no muy grandes, probablemente de función habitacional. De las diferentes especies recolectadas la que mejor coincide con las impresiones estriadas es la vara prieta (Diphysa puberolenta). Se trata de una especie de árbol pequeño que puede medir hasta 2 m de alto. Sus ramas son bastante rectas y el patrón de estrías de su corteza parece corresponder con el de las impresiones. Las impresiones lisas son más difíciles de asignar a una especie particular, ya que muchas se parecen después de retirar la corteza. Además de la vara prieta, se podría tratar del chemiso (Atriplex sp.), jaral (Baccharis pteronoides) o cacaixte (Viguiera dentata), por su tamaño y lo recto de sus ramas. Algunas de las piezas vitrificadas tienen impresiones tubulares bastante difusas que impiden cualquier acercamiento. Como ya se mencionó, ninguna de las piezas muestra evidencias claras de elementos estructurales mayores. La fragmentación del material en piezas muy pequeñas dificulta quizás su identificación. Sin embargo, las piezas 73, 74 y 76A, muestran una superficie bastante lisa con forma cóncava (Anexo 4.2). Las tres parecen ser parte de una misma 109

estructura ya que son muy similares en su aspecto físico. Quizás las partes cóncavas recubrían algún horcón que en este caso llegaría a medir 25 cm. (Figuras 4.10, 4.11, 4.12)

Figura 4.10.- Posible fragmento de horcón. Pieza 73

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Figura 4.11.- Posible fragmento de horcón. Pieza 74

Figura 4.12.- Posible fragmento de horcón. Pieza 76A

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Otro tipo de impresiones registradas en el bajareque corresponde a pequeñas hojas, posiblemente del mismo árbol utilizado en el armazón. Hay cuatro fragmentos muy pequeños en los que se puede apreciar las huellas parciales de hojas, de 1 a 2 cm por lado. Una de las huellas está ubicada entre las dos diferentes capas de barro. Posiblemente formaban parte del sistema constructivo, como una capa que permitía al barro adherirse con más facilidad o darle mayor estabilidad a la mezcla (Figura 4.13). A diferencia de las impresiones de hojas en el desgrasante que tienen un patrón de nervaduras paralelas característico de plantas monocotiledóneas, éstas impresiones son de hojas con un patrón de nervaduras dendrítico, característico de plantas dicotiledóneas.

Figura.- 4.13 Fragmentos de bajareque con huellas de hoja. Bolsa 1

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4.4.2. Componentes inorgánicos Al igual que en la mayoría de los sitios en los que se recuperaron restos de bajareque, los del Ocote fueron expuestos a un incendio o algún tipo de calor inestable, por un motivo que desconocemos (abandono, ritual, etc.). Por lo tanto es bastante común encontrar el material con diferentes niveles de cocción, hasta llegar al estado de vitrificación. La muestra contiene ocho piezas crudas, 16 con algún grado de vitrificación. El resto, es decir la gran mayoría, está cocido a diferentes niveles. La textura del barro en las piezas crudas y cocidas es arcillosa, con una presencia menor de arenas gruesas. Éstas servirían para estabilizar la mezcla y evitar que la superficie se fracturara de manera importante al momento de secarse el enjarre. En estado crudo, el enjarre tiene un color grisáceo (Figura 4.14). En la actualidad los habitantes del Ocote agregan a la mezcla utilizada en la elaboración de adobes un sedimento conocido en el lugar como arena blanca que refuerza el barro; el mismo también se utiliza en el recubrimiento de los techos de algunas casas. Se trata de un sedimento limo-arenoso con bastantes inclusiones de gravilla de color blanco que se encuentra en las laderas del Cerro de los Tecuanes, cerca de donde cruza la actual carretera. Posiblemente se utilizaba un sedimento similar en las construcciones del Epiclásico y a eso se debe el color de las piezas. En cuanto a las piezas vitrificadas se puede mencionar que están cocidas de manera irregular y presentan tonalidades desde rojos oscuros a grises y negros (Figura 4.15). Las piezas cocidas presentan diferentes tonalidades de cocción, desde amarillos claros hasta rojos. Cabe señalar que entre más claro es el color de la pieza mayor la facilidad con la que se desmorona el barro. (Figura 4.16)

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Figura 4.14.- Enjarre crudo. Pieza 31

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Figura 4.16.- Enjarre vitrificado. Pieza 17

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Figura 4.16.- Enjarre cocido. Pieza 64

Además del desgrasante vegetal algunas piezas presentan gravilla como parte de la mezcla del barro. La gravilla probablemente cumplía la misma función, pero su proporción es mucho menor a la del desgrasante vegetal (figura 4.17). Otro de los objetos identificados como desgrasante son pequeños fragmentos de cerámica, pero sólo se registraron dos piezas.

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Figura 4.17.- Gravilla usada como desgrasante. Pieza 27

La fragmentación del material no presenta ningún tipo de patrón en cuanto al tamaño de las piezas. Sin embargo, se distingue claramente que durante la construcción de las estructuras se utilizaron dos capas de enjarre y un recubrimiento final más fino en el que se podía hacer o no un acabado de superficie. La primera capa, la más interior, en la que se observan las impresiones del armazón, es la más gruesa y puede medir hasta 5 cm. La capa exterior mide de 1 a 2 cm. El último recubrimiento por lo general no rebasa los 5 mm y son muy pocas las piezas que aún lo conservan. Hay que recordar además la posible división de hojas entre la capa interior y exterior que mencioné en el apartado anterior. Los acabados de superficie son simples alisados y solamente cuatro piezas muestran restos de pintura. La pintura se puso directamente sobre la última capa de recubrimiento, el cual había sido previamente alisado. Se encuentran restos de pintura roja, blanca, amarilla, y anaranjada. Ninguna de las piezas muestra algún motivo claro (Figuras 4.18, 4.19 y 4.20).

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Figura 4.18.- Fragmento con restos de pintura roja. Pieza 93

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Figura 4.19.- Fragmento con pintura blanca amarilla y roja. Pieza 83

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Figuras 4.20.- Fragmento con restos de pintura anaranjada. Pieza 124

4.5. Intento de reconstrucción de los sistemas constructivos Con base en los datos recolectados, tanto del material como del contexto en el que fue encontrado se puede afirmar que en El Ocote se presenta un patrón de estructuras de forma rectangular, con posibles cuartos más pequeños adosados a la estructura principal (Figura 4.21). Otra variante es la estructura en forma de L (Figura 4.22) En el área de excavación se registraron varios alineamientos de piedra de dicha forma. Los alineamientos muestran cimientos de muros dobles. No se encontró ningún rastro de mortero entre las piedras. También se registraron apisonados de tierra que corresponden al área donde se encontraban las estructuras. El apisonado se extiende aproximadamente 2 m más allá de los límites de la estructura, en los cuatro sentidos, lo que sugiere que cubría no sólo el interior, sino también posibles áreas de trabajo afuera de la habitación. También se registraron huellas de poste en toda el área de excavación. Por su ubicación, dichas huellas no están relacionadas directamente con las estructuras.

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Figura 4.21 Planta de cimientos de estructura El recuadro rojo señala un posible cuarto adosado, el recuadro azul una huella de poste Modificado de Pelz y Jiménez, 2012.

Figura 4.22.- Planta de estructura con forma de L. Modificado de Pelz y Jiménez, 2012.

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Los muros dobles servían como soporte y las ramas del armazón se insertaban entre las rocas de donde desplantaba la pared. Las paredes se conformaban por hileras de ramas amarradas entre sí, separadas por 1 cm de rama a rama (Anexo 4.3). Posiblemente también se utilizaron ramas colocadas de manera horizontal, para reforzar la pared, aunque las piezas de bajareque no muestran ninguna evidencia de ello. La vara prieta identificada como una de las posibles especies utilizadas durante la construcción del sitio, crece en forma de ramas delgadas que miden hasta 2 m. Las paredes de las estructuras probablemente no rebasaban esta altura. Se utilizaban cuatro horcones esquineros que, según los ejemplos arqueológicos y etnográficos, debían de estar enterrados aproximadamente 1 m. Éstos eran el elemento estructural más importante, ya que posiblemente no había horcones de apoyo a lo largo de las paredes; las ramas utilizadas son bastante delgadas y no requerirían de mucho soporte para mantenerse erguidas. No se registró ninguna impresión de cuerdas, pero las fibras hechas de lechuguilla o alguna especie de maguey pudieron ser utilizadas para este fin. Las ramas pudieron haber sido agrupadas cada 3 o 4 piezas (4.23). Las más cercanas eran sujetas al horcón esquinero u horcón de apoyo más cercano. Se colocaban cuerdas en los extremos y al centro de las ramas como mínimo. También se debían de asegurar las ramas horizontales a los horcones y algunas de las ramas verticales. Para el recubrimiento de las paredes se utilizó una mezcla de barro, arena, desgrasante vegetal, gravilla y algunos tiestos cerámicos. Las paredes fueron recubiertas por dos capas de barro húmedo entre las cuales había una capa de hojas frescas, colocadas antes de que se secara la mezcla de barro. El exterior contaba con una delgada capa de arcilla que se agregaba para estilizar la superficie del muro. La superficie era alisada y posiblemente se cubría de algún pigmento para decorarla. El sitio está asociado a pinturas rupestres en las que predomina el color rojo, por lo que posiblemente las casas también eran decoradas en este color. Los recubrimientos descritos se aplicaban a las paredes por ambos lados y las cubría parcialmente. El color de la cocción de las piezas muestra que no hubo una cantidad de oxígeno y combustible constante para producir una oxidación completa. Posiblemente uno de los lados de las paredes se encontraba descubierto y actuó como combustible. Es probable que el fuego producido fuera insuficiente y las estructuras se quemaron parcialmente, lo cual también explicaría la poca

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cantidad de bajareque encontrado. Recubrir el interior tendría fines meramente estéticos, ya que no es necesario por razones estructurales en las casas de bajareque. No se tiene ningún tipo de evidencia que aporte información acerca de la forma de los techos. Durante la excavación se recolectaron restos de zacate y palma que al parecer formaban parte del recubrimiento de los techos, pero por su índole perecedera no se conservó en mayor cantidad. Se tiene conocimiento de que en sitios cercanos a El Ocote hace poco aún existían viviendas con techos de estos materiales, además de capas de arenas y arcillas (comunicación personal), pero no pude registrar ninguna. Por esta ausencia de datos concretos, en la reconstrucción hipotética (Figura 4.24) se tomaron como referencia algunos de los ejemplos etnográficos de Mesoamérica descritos en el capítulo 2. El cuadrante 1 del sitio, sobre todo en su extremo norte, conserva además de los cimientos rectangulares ya mencionados, elementos arquitectónicos adicionales, como bases de columna o cimientos de planta circular, algunos también asociados con pisos. La estructura más importante de esta zona mide 10 m x 1 m y parece estar dividida en cuartos más pequeños (2 m x 1 m). Se relaciona con una estructura circular del lado sur (figura 4.25), su cercanía podría indicar que la estructura circular sea la base que sostenía un cuexcomate o granero, pero debido a la poca información de la zona, esto sólo es una posibilidad. El bajareque se encontró disperso por todo el cuadrante muy cerca de las estructuras. Considero que la distribución de todos los elementos descritos indica que se trata de un solo conjunto residencial y que por su cercanía al conjunto ceremonial del sitio en la ladera sur fue ocupado por gente de un rango social elevado. Los materiales asociados a esta estructura son desechos domésticos. Se encontraron artefactos de concha, lítica tallada, malacates, adornos, cerámica pseudo-cloisonné y al negativo, un horno y varios entierros (figura 4.26).

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Figura 4.23.-Pared de varas verticales. Dibujo reconstructivo.

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4.24.- Reconstrucción hipotética de una estructura del cuadrante 1.

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Figura 4.25.- Alineamiento principal con subdivisiones. El recuadro rojo señala un posible cuexcomate. Modificado de Pelz y Jiménez, 2012.

Figura 4.26.- Planta general del conjunto habitacional. Modificado de Pelz y Jiménez, 2012

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CAPÍTULO 5. OBSERVACIONES ETNOARQUEOLÓGICAS EN OAXACA Los lugares donde se realizó la recolección de datos etnográficos forman parte de la provincia geográfica de la Sierra Sur del estado. La cabecera municipal de Santa Ana y las comunidades de Santa Catarina Coatlán, Los Sabinos y San Pedro Coatlán se localizan en la parte norcentral de la sierra (Figura 5.1). Las características bio-geográficas de los poblados son muy similares. La Sierra Sur cuenta con una gran diversidad de encinos. Hay diversos tipos de vegetación, pero en la parte norte predominan los bosques de pino-encino. Existen pocas áreas con bosque mesófilo de montaña (Arriaga et al., 2000: 499). El clima predominante de la región es semiseco y semicálido. La precipitación anual varía de 500 a 1000 mm y la temperatura media es de 12 a 24°C. Las variaciones del entorno bio-geográfico tienen un carácter social más que natural, debido a la urbanización de los poblados que conlleva la tala de árboles. La cantidad de árboles y vegetación es la principal variante entre los lugares registrados. Al adentrarse más en la sierra la vegetación se vuelve más densa. Santa Ana (1645 m s.n.m.) y San Pedro Coatlán (1906 m s.n.m.) presentan mayor cantidad de especies de encinos, mientras que en Santa Catarina (1700 m s.n.m.) y Los Sabinos (1710 m s.n.m.) predominan los pinos. La concepción social de la arquitectura de tierra que se presenta en todos los lugares visitados gira en torno a dos rubros. Por un lado, se considera desde el punto de vista económico que incluye los costos de producción, tiempo invertido, personal y recursos disponibles. Una casa hecha con materiales perecederos puede tener la ventaja de una producción barata, retribuida con una calidad y duración aceptables, pero implica un tiempo considerable para la obtención y preparación de los materiales, así como para el mantenimiento requerido. Es necesario reemplazar la mayor parte del techo y reparar posibles cuarteaduras en las paredes aproximadamente cada diez años. La inversión en una casa hecha con materiales industriales (lámina, cemento, varillas, etc.) es mayor, pero asegura mayor longevidad, poco mantenimiento y poco tiempo de elaboración. Por otro lado, es notorio que en el pensamiento colectivo se relaciona directamente a las casas de bajareque con una clase social baja, poco desarrollo económico y tecnológico.

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5.1. Lugares de estudio 5.1.1. Santa Ana Santa Ana es el poblado más grande de los cuatro y el más cercano a la capital del estado. Contaba con una población total de 1,697 personas en 2010. Tiene una distribución espacial dispersa, existiendo una distancia considerable entre los solares de familias vecinas. La unidad básica de integración social es la familia extensa (abuelos, hermanos, hijos, nietos) que habitan en diferentes espacios dentro de un mismo terreno. En cuanto a las actividades económicas la mayoría de las personas cuenta con terrenos de cultivo (ya sea para venta o autoconsumo), invernaderos (principalmente de tomate), palenques para la producción de mezcal, pequeños comercios, además de desempeñar ciertos oficios como albañil o mecánico. El porcentaje de personas que emigra a los Estados Unidos es considerable y junto con lo descrito anteriormente las remesas son la principal fuente de ingresos de la población. Dentro del total de casas registradas, Santa Ana cuenta solamente con dos casas elaboradas mediante la técnica de cajón y una de cerco de carrizo. Su cercanía a la capital del estado y a las principales vías de comunicación (carretera Oaxaca-Pochutla) ha permitido, desde el punto de vista particular de sus habitantes, un mayor desarrollo, por lo que las casas elaboradas en carrizo y lodo han sido sustituidas casi en su totalidad por aquéllas de cemento y/o lámina. Las construcciones tradicionales que se conservan en el lugar pertenecen a personas de edad avanzada que decidieron conservarlas. Según los habitantes de Santa Ana, las principales razones de que ya no existan casas de bajareque, carrizo o incluso de la desaparición de las casas de adobe son varias. Los materiales de construcción sintéticos siguen representando el progreso o la mejor posición social y económica del individuo, a pesar de no ser del agrado de algunas personas. Se va perdiendo el conocimiento de los métodos de construcción tradicionales. La mayoría de los habitantes dice “cómo se hacen”, pero pocos han construido una alguna vez. Dentro de la población del lugar pocas personas están dispuestas a realizar el mantenimiento constante que requieren estas casas.

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La enseñanza de la técnica de cajón no parece ser algo muy formalizado. Al considerarse la vivienda como una necesidad básica, la técnica se difundió mediante la observación directa o en transmisión generacional. 5.1.2. Santa Catarina Coatlán Se ubica en el municipio de Miahuatlán, al suroeste de Santa Ana, a una distancia aproximada de 7.5 km, por un camino de terracería que cruza la sierra. Cuenta con una plaza principal, alrededor de la que se concentra la mayoría de la población, mientras que el resto se distribuye a las orillas, sobre las lomas. Tiene una población total de 341 personas. El número de personas que emigran a los Estados Unidos también es considerable, pero la mayoría de la población económicamente activa labora en el municipio de Miahuatlán. Las personas que viven a las orillas de la localidad cuentan con terrenos más amplios, además de tener espacios destinados al cultivo de autoconsumo y en algunas ocasiones al cultivo comercial. Al igual que en Santa Ana, la unidad básica de integración social es la familia extensa. La visión de los habitantes acerca de las viviendas a base de tierra es la misma. Se las considera como algo indicativo de menor progreso, asociado a la pobreza. Pero, de cierto modo, es algo aceptado debido a la situación económica de la comunidad. Casi cada familia cuenta al menos con una casa de bajareque, carrizo o adobe en su propiedad, a excepción de aquéllas que viven en el centro. Un factor relevante en la disminución del uso de este tipo de arquitectura en Santa Catarina es la prohibición de la extracción de especies vegetales por parte de las autoridades locales, principalmente de la paja o cucharillo. Ninguno de los entrevistados mencionó haber aprendido a construir sus casas, fueron ayudados por algún familiar con experiencia o por amigos. 5.1.3. Los Sabinos Siguiendo hacia el Sur de Santa Catarina está la ranchería Los Sabinos. Si no se cuenta con vehículo propio y adecuado al terreno, no hay forma de llegar al lugar más que a pie por un camino hecho hace aproximadamente 40 años por el que circulaban las carretas. La distancia entre ambos lugares es alrededor de 4 km. 129

La ranchería cuenta con una población reducida, no mayor a 300 personas. Cuenta con una plaza principal, pero la población no se agrupa alrededor de la misma. Su patrón de asentamiento es totalmente disperso. La población se reparte en función de la topografía que es muy accidentada. Existe una distancia mínima de 150 m entre los solares. La mayoría de las familias cuenta con tres o cuatro habitaciones y amplios terrenos de cultivo. La unidad básica de integración social es la familia nuclear. La arquitectura de tierra predomina sobre las construcciones modernas, a lo que contribuye de manera importante el aislamiento parcial del lugar. Cada familia cuenta con al menos dos habitaciones hechas de bajareque o adobe. Pero la abundancia de este tipo de casas no cambia la concepción social negativa que se tiene de las mismas. 5.1.4. San Pedro Coatlán Cuenta con 659 habitantes en total. Al igual que en Santa Ana su cercanía a la carretera costera ha cambiado el paisaje del lugar. Existe una mayor cantidad de comercios familiares y el terreno utilizado para la siembra se ve reducido notoriamente en comparación con las comunidades mencionadas anteriormente. Su patrón de asentamiento es concentrado, de tal manera que el espacio entre las propiedades es mínimo, sobre todo en el centro de la localidad. Predomina la familia nuclear. A pesar de su mayor cercanía a la cabecera municipal, la arquitectura de tierra aún predomina en la comunidad. Cada familia cuenta con al menos una casa de este material. Los dos sistemas encontrados en el lugar son cajón y el bajareque tradicional. Al igual que en los demás lugares registrados, el aprendizaje de las técnicas constructivas no parece ser algo especializado. Por el contrario, se muestra como algo cotidiano y rutinario. 5.2. Sistemas constructivos Durante el estudio de

campo se identificaron tres diferentes sistemas que se

relacionan directamente con los prototipos de las casas-habitación descritas por Flannery (1976). En orden de frecuencia, se trata del sistema de cajón, el bajareque tradicional y el sistema conocido como cerco de carrizo. Se registraron en total 41 viviendas (Tabla 5.1).

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5.2.1. Bajareque Las casas registradas con este sistema constructivo se encuentran en tres de las cuatro comunidades mencionadas (no las hay en Santa Ana). Estas casas muestran la mayoría de las características definidas por Flannery (1976) para los ejemplos de casas pertenecientes al Formativo, con sus respectivas variaciones. Sus características generales eran una planta rectangular, un posible techo de paja unido con la estructura baja de la casa mediante cuerdas delgadas, paredes hechas con varas o fascículos de cañas, enjarre de lodo y en algunos casos cimientos de cantos rodados y guijarros. Las diferencias encontradas en las casas actuales se relacionan más con el material que el sistema constructivo. Por ejemplo, se usan refuerzos horizontales de carrizo sobre los muros de bajareque y tabletas de madera en lugar de ramas y/o carrizos. Las casas estudiadas cuentan además con ventanas. Dentro de la muestra se registraron 12 casas de bajareque. La estructura básica de las casas registradas se compone de cuatro horcones en las esquinas, con dos o tres troncos de apoyo en las paredes, según el largo de las mismas. Estos troncos no suelen ser de grandes dimensiones. Las paredes más largas tienen entre 4 y 5 m. En algunos casos presentan cimientos de bloques de piedra local. Las paredes desplantan de los cimientos o del piso en forma de paneles alargados de carrizo dispuesto verticalmente, reforzados por pares del mismo carrizo colocados de manera horizontal. Todo esto es amarrado con cuerdas delgadas de fibra de maguey en las orillas de las paredes a los horcones y con amarres de refuerzo a lo largo de la pared. La capa de lodo o barro que se coloca sobre los carrizos proviene de la arcilla local, por lo que su color varía de tonos amarillos a naranjas rojizos. En Los Sabinos se utilizan hojas de ocote como desgrasante, mientras que en los demás ejemplos se utiliza una mínima cantidad de paja o simplemente no se agrega un desgrasante. Para dar un mejor acabado a la casa, se agrega una última capa de barro más fina o cal; aunque no todas las casas la tienen. Los techos son de dos o cuatro aguas, hechos de cucharillo (trichilia havanensis), resina de ocote (los lugareños se refieren con este término a las hojas de ocote) o lámina; solamente los dos primeros muestran tijeras y por consecuente son más altos. La altura de los techos va de 1 a 3 m. Todas las casas presentan una puerta en una de las paredes largas.

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La dueña de la casa de bajareque más representativa es la señora Magdalena Santiago, de 63 años, habitante de Santa Catarina. La casa fue construida entre ocho personas en alrededor de una semana, el material fue obtenido de los alrededores del lugar, a una hora de camino a pie aproximadamente. La casa tiene 34 años de antigüedad y no ha sufrido ningún tipo de modificaciones, más que las acciones necesarias para su mantenimiento (Figura 5.2). Tiene una planta rectangular y sirve como cocina. Su fachada está orientada al norte. Sus dimensiones son 3 m x 4 m y 1.80 m el alto de sus paredes. Su techo es de cuatro aguas y tiene 3 m de altura. El marco de la casa cuenta con cuatro horcones (esquineros) de enebro (Juniperus) clavados en el suelo a 1 m de profundidad y con tres troncos de refuerzo en las paredes largas y dos en las cortas. Los cimientos son de bloques de piedra local, recubiertos con una capa de barro, razón por la cual no están a la vista. De los cimientos desplantan muros hechos a base de carrizos colocados de manera vertical. A diferencia de los descritos por Flannery, los carrizos no están agrupados, sino van uno tras otro consecutivamente, con una distancia máxima de 1 cm entre ellos, siendo sujetados por cuerdas a lo largo de la pared. Por encima de éstos hay una capa de barro por ambos lados (Figura 5.3). El barro llega hasta una altura de 1.45 m, sin cubrir por completo los carrizos. Finalmente se colocaron siete pares de varas de carrizo de manera horizontal, por fuera del barro, en cada una de las paredes para reforzarlas. Las paredes tienen un acabado de cal para darles un mejor aspecto. La casa tiene un acceso en el extremo derecho de la pared norte (fachada), una puerta hecha también de carrizos amarrados unos a otros (Figura 5.4). El piso no fue modificado de ninguna manera y forma parte del mismo terreno en el que se asienta la casa. El techo está hecho con un sistema de tijeras, solera y contrasoleras. Tiene carrizos colocados paralela y perpendicularmente a las mismas como apoyo y soporte de la paja que recubre el techo. El estado de conservación de la estructura es excelente y la propietaria menciona no tener ninguna intención de modificarla. 5.2.2. Cerco de carrizo Este sistema constructivo es el más antiguo conocido por los habitantes de las diferentes comunidades, por lo que se conservan muy pocos ejemplos del mismo. Siguiendo los principios de las casas de bajareque, la estructura principal se sostiene de los cuatro 132

horcones en las esquinas. Entre ellos hay paredes hechas completamente de carrizos, colocados verticalmente, paralelos unos a otros y con un espacio mínimo entre ellos. El techo de estas casas, construido con el sistema de tijeras, es el tradicional en la arquitectura de tierra. La altura del techo es considerable y su inclinación pronunciada. Los cimientos están hechos con hiladas de piedras grandes, visibles en la parte externa de las paredes. A diferencia de las casas de bajareque, en éstas circula más el aire. También es posible que estás casas requieran de mayor atención en su mantenimiento, al no estar protegida la construcción por el barro y al exponerse directamente los materiales al sol, lluvias y otros fenómenos naturales. Dentro del registro solamente se encontraron dos casas, en Santa Ana y Santa Catarina. La materia prima utilizada es casi la misma que en los otros dos sistemas constructivos, pero la forma en que se utiliza el carrizo es la principal distinción, ya que es un elemento básico de la estructura y no sólo sirve para reforzar a la misma. El dueño de la casa ubicada en Santa Ana es el señor Pedro Martínez Cesario, de 70 años. Fue construida en 1973 por dos personas que tardaron alrededor de un mes en su edificación. Es de planta rectangular, con un solo cuarto, que sirve como cocina. Mide 4 m x 6 m y sus paredes tienen 1.70 m de alto. Está construida a base de cuatro horcones de enebro y muros de carrizo (cercos). El techo es de cuatro aguas, con unas tijeras de 4 m de alto. Cuenta con tres soleras principales y entre diez y 15 varas de carrizo para formar la pendiente del techo. De manera perpendicular cuenta con cinco varas delgadas de ocote que forman los laterales del techo y diez en sus lados más anchos. Todos en conjunto forman un entramado de varas donde se entrelazan las hojas de cucharillo. La casa tiene como cimientos alineaciones de lajas y bloques de piedra, sobre los cuales se apoyan los muros de carrizo. Los muros se componen de paneles o cercos hechos de varios carrizos colocados verticalmente uno seguido de otro. De manera horizontal se colocaron más carrizos para dar estabilidad al muro (dos o tres carrizos). Éstos son amarrados tanto a los horcones como al cerco. Los amarres originales son de fibra de maguey y algunos han sido reemplazados por alambre, sobre todo en zonas que sostienen mayor peso, como cerca de los horcones. La casa no tiene ventanas y el único acceso es la puerta, también hecha de carrizo, ubicada en el extremo derecho de la pared este (figura 5.5).

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La particularidad de la casa de Don Pedro se debe principalmente a su uso. El carrizo seco y la paja o cucharillo son materiales altamente inflamables. Sin embargo, esta casa tiene como único uso la preparación de alimentos, principalmente la elaboración de tortillas. En su interior cuenta con un horno y un comal que es utilizado con frecuencia, por lo que el interior del techo se encuentra totalmente ahumado. A pesar de esto la casa nunca ha sufrido ningún incendio. La casa encontrada en Santa Catarina se encontraba abandonada desde meses atrás, no se pudo obtener mucha información acerca de la misma. Se encuentra en un estado poco deteriorado. Sus dimensiones son pequeñas y fue utilizada como habitación, posiblemente de un solo individuo. Si bien este sistema constructivo no involucra materiales de tierra, podría considerarse como un predecesor de los sistemas que sí la utilizan. Muestra similitudes importantes en sus componentes (cimientos, paredes, techo) con las casas de bajareque. 5.2.3. Cajón La estructura básica de este tipo de casa se es el marco o la estructura de madera. Consta de cuatro horcones principales (esquineros) que se entierran a una profundidad de 50 cm a 1 m. Se agregan de tres a cinco horcones de apoyo a lo largo de las paredes, dependiendo el número de las dimensiones de la casa. Los muros tienen dos componentes principales: una mezcla de arcilla con desgrasante vegetal y piedras de diferentes tamaños. El barro y las piedras se distribuyen uniformemente al interior del marco hecho con los horcones, directamente sobre cimientos de lajas. Las piedras de los muros no están colocadas una sobre otra, más bien parecen una inclusión en la mezcla de arcilla. A diferencia del bajareque, en este caso el barro funge como relleno en lugar de revestimiento. Al terminar de levantar los muros son encajonados con pares de carrizos colocados horizontalmente y amarrados con fibra de maguey. La altura de las estructuras sólo puede alcanzar entre 1.70 m y 2.50 m, debido a que el grosor de los muros (35-45 cm) y el peso que tienen podría volver inestable la estructura si tuviera una altura mayor. Después de armar la estructura base se colocan también los principales componentes del techo. En este caso la antigüedad de la casa suele determinar el material. Las casas más antiguas conservan un techo a base de cucharillo o paja, después se utilizó la teja y 134

últimamente lámina. El techo de cucharillo tiene una mayor altura e inclinación al resto. La altura varía entre los 3 y 4 m. El techo cuenta con tres soleras (una central y dos apoyadas directamente sobre los muros), dos refuerzos paralelos (contrasoleras) y alrededor de ocho refuerzos perpendiculares por lado a base de carrizo en forma de tijeras y puede ser de dos o cuatro aguas. En el caso de la teja y lámina se trata de techos de dos aguas. Además, estos materiales permiten una mejor circulación del agua, por lo que se puede utilizar un ángulo menor de inclinación. Es así que la altura por lo general no supera los 2.50 m. A diferencia del techo de cucharillo, no se utilizan las tijeras de carrizo como apoyo; en uno de los casos se colocaron pequeños paneles de carrizo (6-8 carrizos) sobre los cuales se apoya directamente la teja y los soportes de apoyo son del mismo material de los horcones. En cuanto al tamaño de la vivienda no existe una medida estándar. La función dicta el tamaño: una vivienda con subdivisión en cuartos tiene un mayor tamaño que una habitación única, almacén o cocina. En el municipio de Santa Ana se registraron dos construcciones de este tipo en muy buen estado y que aún siguen en uso, por lo que los considero como los ejemplos más ilustrativos de este sistema constructivo. Una de las casas es propiedad y sigue siendo habitada por Feliciano García, hombre originario de Santa Ana, de 92 años. Su casa es una de las más antiguas del lugar. La fecha aproximada de la construcción es 1942. Fue construida por el mismo dueño y aún se conserva en un muy buen estado. Se trata de una construcción de planta rectangular con un solo acceso. La fachada de la casa se encuentra orientada al Sur. Cuenta solamente con un cuarto. Sus dimensiones son 9 m x 4 m y 3 m de alto desde los cimientos hasta la parte más alta del techo (2.20 m de alto en las esquinas). Los cimientos son de lajas acomodadas horizontalmente unas sobre otras hasta una altura de 20 a 30 cm. El esqueleto está conformado por cuatro horcones en las esquinas y con otros de menor tamaño en las paredes (cinco en las paredes largas y tres en las cortas). Los horcones cuentan con un diámetro aproximado de 17 a 20 cm. Las paredes desplantan directamente de los cimientos y tienen un grosor de 35 cm. Están hechas de barro; cuentan con una matriz arcillosa y una menor proporción de cal, desgrasante a base de rocas pulverizadas, fragmentos cerámicos y pedazos de pencas de maguey, así como piedras de diferentes tamaños y formas 135

acomodadas indistintamente; se utiliza una cantidad similar de barro y piedras. Posteriormente, las paredes son “encajonadas” por varas de carrizo colocadas en pares horizontalmente, tanto al interior como al exterior de la pared, las cuales finalmente se amarran. Las paredes cortas cuentan con cinco cajones desde 30 x 100 cm a 40 x 110 cm aproximadamente. El muro frontal y posterior se divide en dos secciones. La inferior, con una altura de 95 cm, cuenta con mayor cantidad de piedras y los carrizos no son visibles. Lo que resta del muro muestra una mayor proporción de barro y los carrizos están a la vista. Los cajones en estos dos muros miden 80 x 10 cm. El lado interior de las paredes tiene un aplanado de cal. La fachada cuenta con el único acceso, una puerta de madera de ocote de 185 x 100 cm, con un marco de 10 cm de ancho y un desplante de 20 cm de la superficie del terreno. Se pueden observar tres pares de carrizos en la parte superior de la fachada. En el muro posterior de la casa se agregaron dos ventanas de 100 x 75 cm, con un marco de ladrillo. Los amarres de fibra de maguey que mantienen las varas de carrizo unidas al marco de la casa fueron sustituidos por alambre. Las esquinas de la casa tienen un aplanado de barro extra en la parte exterior para darle mayor resistencia a las paredes. El techo de lámina galvanizada es de dos aguas y tiene una altura de 80 cm. Cuenta con tres soleras horizontales y 17 viguetas colocadas perpendicularmente a éstas que sostienen las láminas El horcón central de las paredes cortas sostiene la solera principal del techo. Su función es meramente habitacional (Figura 5.6) Las modificaciones hechas a la casa son las siguientes: durante la década de los 50, se cambió el material original del techo. El techo original de cucharillo tenía una altura de 3 a 4 m aproximadamente. El cucharillo tiene una durabilidad de 15 o 20 años antes de ser reemplazado; después de este tiempo el techo fue sustituido por uno de tejas. Las dimensiones del mismo no se conservan. Finalmente, el techo de teja fue cambiado por uno de lámina y con esto se modificaron también las paredes laterales de la casa. Se le agregó altura a las paredes laterales mediante un agregado de adobes, hechos con el mismo tipo de arcilla de los muros. En 1952 el apisonado de tierra fue sustituido por un piso de cemento, grabándose el año en el mismo El dueño comenta que durante su niñez la mayoría de las casas (jacales) estaba hecha a base de cercos de carrizo, con techos de cucharillo. Su casa ha sufrido modificaciones a 136

través de los años, pero conserva sus elementos básicos. Estas construcciones están hechas a base de materiales locales fáciles de conseguir. Son resistentes debido a la plasticidad de los materiales, por lo que no se derrumban con facilidad. Don Feliciano hace mención del sismo del 15 de enero de 1931, de 7.8° de magnitud en escala Richter que no provocó daños importantes en las construcciones de Santa Ana. Las casas de barro son térmicas y su construcción es bastante económica. La cantidad de personas empleadas en la construcción de una casa de este tipo es de dos a cuatro. Cuatro personas tardarían aproximadamente ocho días en la construcción del armazón, incluyendo la recolección de los materiales y de uno a dos meses en la edificación de toda la casa. Es importante que no se utilice arena para la construcción, ya que ésta disminuye la plasticidad del lodo utilizado y con esto también reduce la estabilidad del material. La facilidad con la que estas casas se queman es un factor a considerar. Don Feliciano menciona que el cucharillo suele quemarse rápidamente y se incendia al tener contacto con cualquier chispa. En menos de tres horas, las casas se consumían por completo. La segunda casa es propiedad del señor Lorenzo Ríos. Fue construida en 1953. Es muy similar a la de Feliciano. La fachada de la casa está orientada al noreste. La planta es rectangular de un solo cuarto. Sus dimensiones son 5 m x 7 m y 3.2 m de alto. El grosor de los muros es de 35-40 cm. Sus muros difieren de la casa de Feliciano García por la mayor cantidad de cal contenida en la arcilla y el uso de piedras de mayor tamaño. Al igual que la casa de Feliciano, cuenta con un aplanado de cal sólo al interior (Figura 5.7). La casa aún conserva los amarres originales de fibra de maguey en sus muros. Cuenta con un solo acceso en la fachada (pared noreste), una puerta de ocote de 80 cm x 230 cm. No tiene ventanas o alguna otra entrada de aire o luz. El techo es de tejas de dos aguas. Mide 1 m de alto y cuenta con 3 soleras principales colocadas a lo largo de la casa, que son la base del techo. Ocho vigas perpendiculares a las soleras forman las dos aguas. Entre el entramado del techo se colocaron paneles de carrizo (mínimo 6 carrizos por panel) donde descansan directamente las vigas, unidas mediante una capa de barro (figura 5.8). Además cuenta con dos vigas que atraviesan el techo internamente y ofrecen una mayor resistencia al techo. Una porción del techo sobrepasa el ancho de la casa, dejando un toldo en la fachada de 1.8 m de ancho, sostenido por pequeños troncos de enebro. El piso es un aplanado de tierra sin ningún tipo de acabado. Sirve sólo para almacenar herramientas de campo. El uso que se le 137

dio a la casa ha contribuido a su mayor deterioro en comparación con la casa anterior. La lluvia, viento y otros factores han dejado huecos en las paredes y el techo. En la actualidad las demás construcciones de la propiedad del señor Ríos son de cemento y techos de lámina. Los materiales utilizados en la construcción de ambas casas son: enebro para los horcones, el ocote para las soleras, cucharillo para el techo, fibra de maguey para los amarres necesarios, piedras locales, carrizo y arcilla para la elaboración de las paredes. Todos los materiales son locales. Dentro del total de casas registradas, 38 son de cajón. Este sistema constructivo predomina en la región y es posible encontrar ejemplos en las cuatro comunidades estudiadas. Todas mantienen las características descritas, con las algunas variaciones según los materiales disponibles en cada lugar (tipo de piedra y arcillas). Por ejemplo, en Los Sabinos los techos están hechos de ramas de ocote y en el resto de los lugares son exclusivamente de cucharillo.

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Figura 5.1.- Mapa de ubicación de los lugares registrados (Modificado de INEGI, 2013)

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Lugar Santa Catarina Santa Catarina Santa Catarina Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos San Pedro Coatlán Santa Ana Santa Ana Santa Catarina Santa Catarina Santa Catarina Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos Los Sabinos San Pedro Coatlán San Pedro Coatlán San Pedro Coatlán San Pedro Coatlán San Pedro Coatlán San Pedro Coatlán San Pedro Coatlán Santa Ana Santa Catarina Santa Catarina San Pedro Coatlán

Propietario Teresa Santiago Magdalena Santiago Fausta Jijón Claudio García Claudio García Claudio García Abandonada Abandonada Esperanza Martínez Leobigildo Martínez Ceneida Martínez Abandonada Feliciano García Lorenzo Ríos Teofila Franco Santiago Inocencia Martínez Hermelinda Cruz Abandonada Fortunata Santiago Fortunata Santiago Abandonada Vicente Cruz Soylo Cruz García Soylo Cruz García Soylo Cruz García Esperanza Martínez Leobigildo Martínez Gabriel Martínez Guillermina Santiago Mtz. Marcelo Martínez Abandonada Anastasia Martínez Pedro Santiago Pedro Santiago Pedro Santiago Josefina Martínez Josefina Martínez Pedro Martínez Cesario Abandonada Emilia Pacheco Abandonada

Sistema constructivo Bajareque Bajareque Bajareque-a Bajareque Bajareque Bajareque Bajareque Bajareque Bajareque Bajareque-b Bajareque-b Bajareque Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cajón Cerco de carrizo Cerco de carrizo Mixta-c Mixta-d

Antigüedad 9 años 34 años 15 años 10 años 10 años 10 años Desconocida Desconocida 12 años 15 años 6 años 30 años 72 años 61 años 30 años 10 años 10 años 10 años 10 años 10 años Desconocida 30 años 15 años 15 años 15 años 9 años 15 años 10 años 40-50 años 30 años Desconocida 10 años 12 años 30 años 30 años 15 años 42 años 41 años Desconocida 30 años 30 años

Tabla 5.1.- Casas estudiadas: a.-Enlodado sólo al interior; b.-Uso de tabletas; c.- cimientos de adobe y enlodado sólo al interior; d.- Paredes de adobe, sólo una de bajareque

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Figura.- 5.2.- Vivienda de bajareque. Santa Catarina Coatlán, casa 6

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Figura 5.3.- Detalle de pared de bajareque. Santa Catarina Coatlán, casa 6

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Figura 5.4.- Detalle de puerta de carrizo. Santa Catarina Coatlán, casa 6

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Figura 5.5.- Vivienda de cerco de carrizo. Santa Ana, casa 3

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Figura 5.6.- Vivienda de cajón (1). Santa Ana, casa 1

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Figura 5.7.- Vivienda de cajón (2). Santa Ana, casa 2

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Figura 5.8 Detalle del techo. Santa Ana, casa 2

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CAPÍTULO 6. CONCLUSIONES Las especies vegetales recolectadas y la apariencia física de los vestigios de bajareque provenientes de La Laguna y El Ocote son distintos: Las especies de Tlaxcala son en su mayoría distintos tipos de árboles de maderas duras de alturas considerables, mientras que en Aguascalientes se obtuvo una variedad distinta de especies en las que predominan los arbustos, árboles de menor tamaño y algunas plantas xerófilas. Las rocas ígneas son predominantes en La Laguna y El Ocote cuenta con depósitos ígneos, metamórficos y sedentarios. Como consecuencia de las diferentes plantas encontradas en cada lugar, el bajareque muestra impresiones de ramas con un aspecto de superficie diferente (corteza) y tamaños; la arcilla utilizada es más fina y pura en el caso de La Laguna, mientras que El Ocote las inclusiones en la misma son mayores. Las piezas crudas de La Laguna muestran un color amarillo pálido y en El Ocote se observan distintos tonos de gris. Hablando de las estructuras, la principal discrepancia entre los sitios es la utilización de techos de bajareque para La Laguna. A pesar de esto los patrones arquitectónicos no son radicalmente diferentes. En ambos sitios se dio la utilización de troncos de tamaño considerable y maderas duras para los horcones y de ramas o pimpollos para los elementos verticales del armazón; al parecer el enjarre de barro de las estructuras sólo cubría su cara exterior y se utilizó pintura para decorarla (aunque en El Ocote existen menos vestigios de esto). Tanto en Tlaxcala como en El Ocote, se registraron estructuras de carácter habitacional y en las dos, el espacio delimitado por los pisos era mayor que la propia estructura, donde se podrían realizar otro tipo de actividades. En ambos casos, las materias primas utilizadas para la construcción se pudieron haber obtenido en lugares relativamente cercanos al sitio y no hay evidencia clara de ninguna materia de origen foráneo. En este sentido la importancia de la estructura radica en su función y sistema constructivo, no en el material con que está hecho. Los datos etnoarqueológicos también coinciden en este punto. Las estructuras de las áreas B y F de La Laguna tendrían al menos una apariencia similar a las registradas en El Ocote. Las diferencias o rasgos destacados de las estructuras se ven influenciados principalmente por su función, o el rol que tenía el inmueble en el diseño arquitectónico del sitio. En El Ocote y las áreas B y F de La Laguna existen estructuras de índole habitacional 148

con un sistema constructivo simple pero eficaz; mientras que dentro del área H se registró un sistema constructivo muy peculiar que difiere en varias de sus características de lo que normalmente se asocia con estructuras de bajareque. Una de las particularidades de las construcciones del área H es que, por su ubicación en un área nivelada a la mitad de la ladera del Cerro Las Palmas, se observaban fácilmente desde lejos, sobre todo las partes del sitio de La Laguna que están a mayor altura, tanto en el mismo Cerro de Las Palmas, como el Cerro La Gazca en frente. De esta manera, dependiendo de la posición del observador, se podían apreciar no sólo sus paredes, sino también sus techos, Las elaboración arquitectónica de las plataformas y de las estructuras de bajareque que se encontraban encima de ellas denotan la importancia de dichas edificaciones. Su excepcional decoración exterior, tamaño y sofisticado sistema constructivo son un raro ejemplo de que el bajareque no sólo se utilizaba en conjuntos habitacionales sencillos, sino que la eficacia, bajo costo de producción y resistencia del sistema permitían que se utilizara también para edificios de mayor importancia social. Posiblemente existan más ejemplos como éste, en el que estructuras de bajareque podría ser de uso público e incluso cívico-ceremonial. El trabajo requerido para acarrear, moldear y unir el material utilizado en el área H apunta hacia una mayor inversión de tiempo y esfuerzo. En este sentido, el entorno bio-geográfico de los sitios era un elemento importante en cuanto a la obtención de las materias primas para la construcción, pero no era determinante en los sistemas constructivos empleados. Quizás la parte más complicada en el estudio del bajareque es plantear y reconstruir arquitectónicamente una estructura de bajareque que se sale del canon de casas-habitación de un solo cuarto establecido por trabajos etnográficos y arqueológicos. Generalmente, se recupera una mínima parte de los fragmentos que formaron parte de la misma estructura y tampoco se conserva la posición en la que se encontraba originalmente. En algunos casos, el registro detallado de las piezas durante la excavación, tanto en el plano horizontal como vertical podría permitir una reconstrucción más acercada a la realidad, o al menos proporcionar datos de la posición de las piezas. Por ejemplo, la sobreposición de dos capas de fragmentos de bajareque con características distintas podría indicar que una formaba parte de la pared y la otra de un techo, también recubierto con barro.

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En los casos estudiados no disponemos de muchos datos acerca de la procedencia exacta de cada una de las piezas de bajareque, por lo que durante el análisis fue complicado interpretar su posición y orientación original. Sin embargo, las características físicas de las mismas piezas tienen indicadores de mucha utilidad. En primera instancia considero que todas las piezas corresponden a la cara externa de las estructuras. La mayoría de las piezas de la muestra de ambos sitios presenta una oxidación prácticamente completa como consecuencia de un incendio en donde la cantidad de combustible y de oxígeno fue más que suficiente para lograr dicho resultado, indicando que el armazón de la estructura estaba expuesto por uno de sus lados. En el caso del área H de La Laguna, la pintura y los motivos de la misma, muestran claramente que era importante resaltar la importancia del edificio y que éste fuera visible y llamativo para los habitantes o visitantes del sitio. No existe ningún fragmento de bajareque que sugiera la presencia de una estructura similar en El Ocote. En cuanto a las continuidades entre la arquitectura de bajareque prehispánica y la arquitectura vernácula del pasado reciente considero dos vertientes de análisis: las características físicas y el significado social de este tipo de arquitectura. La apariencia de las estructuras así como la naturaleza de los materiales utilizados no muestran una gran diferencia. Algunas especies de árboles, plantas y arcillas utilizadas han cambiado conforme a la disponibilidad de recursos en un lugar determinado. Varían obviamente según el entorno bio-geográfico en el que se encuentran las estructuras y este mismo entorno muchas veces ha cambiado desde la época prehispánica. Sin embargo, los diferentes materiales cumplen con funciones estructurales muy parecidas. Por ejemplo, el cucharillo, las hojas de palma o de pino son utilizados en los techos; todos son diferentes, pero sus propiedades físicas permiten que se coloquen y amarren entre los entramados de madera para impermeabilizar los techos. Actualmente, la forma que toman las construcciones de bajareque denota valores estéticos personales más que seguir normas sociales rígidas. Podríamos decir que físicamente las construcciones de bajareque no han cambiado radicalmente, sino que se han ido adaptando a ciertas condiciones sociales. La discrepancia más notoria radica en la connotación social que tienen. No existe evidencia contundente en los ejemplos arqueológicos estudiados en esta tesis que indique la asociación del bajareque con un rango 150

social bajo. Al contrario, se utilizaba también en edificios de gran importancia que posiblemente tenían una apariencia ‘monumental’. En contraste la perspectiva actual, tanto de los pocos moradores de las estructuras de bajareque como sus vecinos, las relaciona con un nivel bajo de recursos y su utilización se considera retrógrada, razón por la cual han caído poco a poco en desuso. Como consecuencia actualmente no encontramos edificios públicos o residencias de personas importantes en los que se utilice el bajareque y que puedan servir de analogías para interpretar casos arqueológicos.

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ANEXOS

Anexo 3.1. Dibujos de patrón tubular (perfil y cara externa)

Anexo 3.2.- Dibujos patrón tableta (perfil y cara externa) A) Subtipo 1, B) Subtipo 2, C) Subtipo 3

A) Subtipo 1

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B) Subtipo2

C) Subtipo 3

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Anexo 3.2. Dibujo de horcón (perfil y cara externa)

Anexo 3.3. Dibujos técnicos del sistema constructivo de La Laguna. A) Corte de pared, B) Corte de techo hipotético 1, C) Corte de techo hipotético 2

A) Pared

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B) Techo hipotético 1

C) Techo hipotético 2

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Anexo 4.1. Dibujo de perfil de patrón de armazón

Anexo 4.2. Dibujo de posibles piezas de recubrimiento de horcón

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Anexo 4.2. Dibujos técnicos del sistema constructivo de El Ocote. A) Corte de pared, B) Perfil de pared.

A) Corte de pared

B) Perfil de Pared 157

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