Arquero lombardo. S. XII

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Descripción

Arquero lombardo, siglo XII

Las murallas de

de mayo. Fue un viaje relativamente ráEl objetivo de los cruzados era llegar Constantinopla, capital pido. En el camino, se les sumó un pecon rapidez a Tierra Santa abriendo el del Imperio bizantino. Ilustración del Salterio queño contingente de germanos lideracamino del Asia Menor. Con toda probade Godofedo Lutrell; do por Conrado, el condestable del bilidad, fue el propio Alejo quien alentó siglo XIV. emperador Enrique IV. esta idea, pues pretendía reactivar las Raimundo de Tolosa recibió a los crutierras recién conquistadas en la primezados francos y germanos en Constanra cruzada. Esteban de Blois, que había tinopla. Después, el propio emperador Alejo les dio participado en la expedición anterior, recomendó a la bienvenida con numerosos presentes. Alejo sugiRaimundo tomar el camino de Dorileo y Konya. Pero rió que Raimundo se convirtiese en el líder de los pronto surgieron las primeras discrepancias. nuevos cruzados que había llegado a su capital. La Los lombardos estaban impresionados por la figusugerencia fue asumida sin mayores recelos. No ra de Bohemundo de Tarento, que era para ellos el en vano Raimundo contaba con un gran prestigio y verdadero protagonista de la primera cruzada. En tenía un profundo conocimiento de Tierra Santa. aquellos momentos, el normando estaba preso en De Blois y sus hombres fueron conducidos al camel castillo de Niksar, situado al noreste de la penínpamento de los lombardos. sula de Anatolia, y su vida dependía del emir danishmend. Así pues, los lombardos intentaron convenLa partida hacia el desastre cer a Esteban y Raimundo de que era su obligación liberar a Bohemundo. Al principio, los caudillos franEl nuevo ejercito de cruzados estaba compuesto cos se negaron: eran conscientes de que esto les por lombardos, francos, germanos, algunos mercedesviaba de su ruta, cosa que acrecentaba los pelinarios pechenegos y unos pocos bizantinos al gros del viaje y, además, era probable que Bohemando del general Tsitas. La expedición marchó mundo causara nuevos problemas en cuando fuera por Nicosia y siguió el camino de Dorileo. liberado. De hecho, si Bohemundo quedaba libre,

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a sexta cruzada es, quizás, la más peculiar de todas las campañas que se llevaron a cabo para arrancar los Santos Lugares de la cristiandad de las manos de los infieles musulmanes. Liderada por Federico II, un emperador escéptico en materia religiosa, con fama de librepensador y blasfemo, fue un éxito inesperado porque se consiguió liberar Jerusalén no por la fuerza de las armas, sino por el poder de la diplomacia y la negociación.

Italia en tiempos de las cruzadas El siglo XII dio paso a la creación de un n u evo orden político en la península Itálica. Los principados creados por los aventureros normandos en el sur de la península y en Sicilia, unos territorios que fue-

ron conquistados a los bizantinos y a los sarracenos a finales del siglo XI, s u p usieron una ruptura con el tradicional mapa político italiano. Entre finales del siglo XI y el primer tercio del siglo XII, la familia de los Hautev i l l e , l iderados por el hábil Roberto Guiscardo, supo consolidar sus dominios y tuvo la habilidad de conseguir del papado un respaldo para la nueva situación que se había creado con la irrupción de los aventureros del norte de Francia. En 1139, el nieto de Roberto, Roger II, logró que el papa Inocencio II reconociera el reino que habían levantado. Mientras en el sur de Italia se sucedían estos acontecimientos, en los territorios

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del norte de la península la situación era, si cabe, bastante más confusa. Por un lado, había algunas ciudades importantes que habían logrado mantener, si bien de forma parcial, la tradición municipal del Imperio romano, con sus libertades y privilegios. Por otro, los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico pertenecientes a la dinastía Hohenstaufen, con Conrado III (1138-1152) a la cabeza, estaban luchando para revitalizar la posición del Imperio en Italia. El propio Conrado III terminaría por convertirse en uno de los líderes de la desastrosa segunda cruzada, que comenzó con la prédica de Bernardo, el elocuente abad de Clairvaux.

Las relaciones del Imperio y el papado A medio camino estos dos poderes se encontraba el papado. En esta época de inestabilidad política, los Estados Pontificios se vieron obligados a hacer verdaderos malabarismos para evitar la presión de los normandos del sur y de los emperadores germanos del norte, cosa que sólo pudieron conseguir apelando a la buena fe y a la fidelidad de los monarcas francos de la dinastía Capeto. Este periodo constituye una etapa clave en la historia de la Iglesia y de la propia configuración del fenómeno de las cruzadas: por un lado, se consolidó la reforma cisterciense propugnada por el abad Bernardo y el papa Eugenio III; por otro, los discursos del abad Melifluo y su decidido apoyo a la naciente orden del Temple, para la cual llegó a redactar una regla, fijaban los fundamentos cristianos de la idea de cruzada. En 1152, falleció Conrado III mientras realizaba el viaje a Italia para su coronación imperial, d e spués del fracaso de la segunda cruzada. Le sucedió su sobrino, Federico I Barbarroja. Estos hechos fundamentales implicaron aún más a los monarcas alemanes en los asuntos italia nos. Empeñado en que debía ser coronado por el mismísimo papa, Adriano IV, Federico viajó a Italia y se ent r evistó con los legados pontificios. La ruptura entre ambos poderes y la consiguiente división de Italia en dos bandos se debió a un error de traducción: la palabra latina beneficia, que significa «favor» o «protección», fue traducida por «beneficios», término que en el lenguaje de la época era sinónimo de feudos. Después de años de contr oversia, con un cisma religioso y varios enfrentamientos de por medio, Barbarroja consiguió hacer las paces con el papa-

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El triunfo del excomulgado

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a coronación de Federico como rey de J e rusalén constituye el punto central de su concepción de la soberanía imperial. Federico, apoyado por sus fieles súbditos germanos e italianos, así como de los cabal l e ros de la orden teutónica, se pre s e n t ó ante el altar de la iglesia del Santo Sepulc ro y, en ausencia del patriarca jero s o l i m itano, se ciñó él mismo la corona real. A partir de ese momento su fama no dejó de aumentar entre sus fieles, quienes viero n cumplidas en el joven emperador las profecías mesiánicas. Federico fue considerado un nuevo David y su triunfal entrada en la Ciudad Santa un remedo de la entrada de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos.

Casco Este arquero porta un casco tipo chapelle de fer (sombrero de hierro). Era un casco abierto, muy diferente a los grandes yelmos de la época, y era muy habitual entre las tropas de infantería.

Arco Es un ejemplo típicamente musulmán de arco compuesto o arco turquesco, el arma favorita de la caballería ligera turca. Su potencia les hacía mucho más mortíferos que el arco occidental.

Federico II (1194-1250), coronado junto a Luis IX (12141270). Ilustración de un manuscrito de Pierre Lombard; siglo XV. Biblioteca de la Sorbona, París (Francia).

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do e incluso entabló una alianza matrimonial con los normandos del sur de Italia al casar a su hijo y heredero, Enrique VI (11651197) con la princesa Constanza de Sicilia. Puestos en orden sus asuntos italianos y hondamente impresionado por la trágica derrota de los cruzados en los Cuernos de Hattyn y la caída de Jerusalén en manos del sultán Saladino, el anciano Barbarr o j a , v e t erano de la segunda cruzada que había liderado su tío Conrado, no dudó en abrazar de nuevo la causa de la Cruz. De este modo comenzó el fenómeno que la historia conoce como tercera cruzada. Por desgracia, su sueño de ver liberada la Ciudad Santa se hundió con él en las aguas del río Salef, en Anatolia, un trágico día de junio de 1190.

La cruzada del nieto de Barbarroja Federico II (1194-1250), hijo y sucesor de Enrique IV y nieto de Barbarroja, fue sin duda una de las figuras más seductoras y fascinantes de la Edad Media. Fue elegido rey por los príncipes electores alemanes cuando tan solo contaba dos años de edad. En un principio, nada hacía prever el éxito que tendría Federico, que de niño había vivido como un auténtico vagabundo en las calles de Palermo. Sin embargo, su linaje y el apoyo del papado lo colocaron, finalmente, en el lugar que le correspondía por derecho, y fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1212. Fedrico II pertenecía a una familia de larga tradición de cruzados: su antepasado Conrado III había sido el líder principal de la segunda cruzada, su abuelo Barbarroja había participado en la segunda y tercera cruzadas y su padre, el emperador Enrique VI, había fallecido repentinamente en septiembre de 1197, a los 32 años de edad, cuando se hallaba a punto de embarcar para Tierra Santa y cumplir así su

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Escudo Una de las características de los ejércitos de Tierra Santa era la permeabilidad a las modas de los musulmanes, aspecto que se hacía extensivo al armamento. Aunque los escudos circulares eran conocidos por los cristianos, el que porta este arquero es de clara influencia islámica. Cantimplora La falta de agua era un peligro para las tropas. Esta necesidad se hacía más acuciante si cabe en las campañas en Oriente, donde los largos y tórridos veranos eran frecuentes. Dentro del equipo militar era imprescindible la cantimplora, realizada en pellejo de animal forrada con piel.

voto de cruzado. Sin embargo, el nieto de Barbarroja sólo accedió a part i c ipar en la liberación de los Santos Lugares a raíz de una feliz casualidad: en 1225, había contraído matrimonio con Isabel de Brienne (también llamada Yolanda), la heredera del rey t itular de Jeru s alén. En 1226, antes de partir como cruzado a las tierras de Cristo, Fe d erico convocó una Dieta imperial en Cremona (Italia), con el objetivo de afirmar ciertos privilegios en el norte de Italia. Sin embargo, esta decisión p r ovocó cierto malestar en algunas ciudades lombardas, que, e n c a b e z adas por Milán, lograron restaurar la Liga lombarda y boicotearon la Dieta. Estas circunstancias obligaron al emperador a aplazar la aventura de la cruzada un año más. Un año después, cuando Federico había comenzado los preparativos para embarcar a Tierra Santa desde Brindisi, una epidemia le obligó de nuevo a posponer el viaje. El papa Gregorio IX, irritado por las demoras y pensando que todo aquello era una mala excusa de Federico para no cumplir sus votos, decidió excomulgar al emperador. Finalmente, Federico puso rumbo a Tierra Santa desde el puerto italiano en junio de 1228, haciendo caso omiso de la excomunión que pesaba sobre su persona. Apenas once meses después, el prestigio de la majestad imperial y la fascinante personalidad del nieto de Barbarroja lograban para la cristiandad lo que había sido imposible conseguir por la fuerza de las armas: el sultán al-Kamil de Egipto se comprometía a ceder a los cruzados las ciudades santas de Jerusalén, Belén y Nazaret. El 18 de marzo de 1229, Federico II, el emperador excomulgado se coronaba a sí mismo rey de Jerusalén en medio de la indignación de los soldados francos, la admiración de sus súbditos italianos y germanos y la indiferencia de la población local.

Mahoma (570-632),

se pondría al mando de la nueva expeque dominaban los selyúcidas, pero hijo de Abdulah, dición, pues De Blois tenía fama de resultó ser un castillo inexpugnable y profeta árabe y fundador del islam. Miniatura del cobarde y Raimundo, a pesar de su los cruzados tuvieron que contentarse siglo XVI. Royal Asiatic prestigio, no era un gran jefe militar. con asolar los campos a su alrededor. Society, Londres Finalmente, se impuso la opinión de Después, emprendieron de nuevo su (Reino Unido). los lombardos y la expedición se salió penosa ruta. de la ruta prevista para tomar el camino Raimundo decidió emprender el cade Ankara, que estaba en manos del mino hacia el norte para conquistar sultán selyúcida Kilij Arslan. Sin embargo, la ciudad Kastamuni, más conocido como Castra Comnese hallaba en medio de un territorio controlado por non, que había sido la casa solariega de la familia Alejo, por lo que los bizantinos les proporcionaron imperial bizantina. Raimundo pensaba que la convíveres. El 23 de junio, la expedición tuvo a la vista la quista de Ankara y Kastamuni les reconciliaría con ciudad, que estaba prácticamente abandonada, y la Alejo y que serían acogidos con los brazos abiertomaron al asalto. Los nuevos cruzados habían tos en las ciudades bizantinas del mar Muerto. aprendido bien la lección y pusieron Ankara bajo la El periplo hacia Kastamuni resultó un suplicio. autoridad de Alejo, pues no querían nuevos conflicLos turcos no se contentaban con quemar los camtos con el emperador. pos, sino que hostigaban continuamente a la expeDesde Ankara, los cruzados tomaron un sendero dición: además, el calor del verano se hacia insoque llevaba a Amasea y Niksar. En esa senda portable para los europeos. La única salida posible comenzaron sus penalidades, pues tuvieron que era marchar con rapidez hacia la costa. Los lombare n f r e n t a rse al líder musulmán Kilij Arslan. La táctidos se negaron, pues eran partidarios de avanzar ca de combate del turco era sencilla: sus tropas por territorio danishmend. Los cruzados siguieron iban por delante de los cruzados y, a medida que el curso del río Halys, adentrándose en las tierr a s avanzaban, iban quemando los campos. La táctica del emir danishmend. En las cercanías de la ciudad era muy efectiva, ya que los cruzados no podían de Mersivan el condestable Conrado cayó en una aprov i s i o n a rse y el hambre pronto se apoderó de la emboscada y perdió la mayoría de sus hombres. expedición. Pero los problemas no llegaron solos: Los danishmend y sus aliados habían concentraMalik Ghazi renovó su alianza con Kilij Arslan y condo todos sus efectivos para la batalla y Raimundo venció a Ridwan de Alepo de que enviara refuerzos. formó al ejército cristiano para ella. Los turcos pracLos cruzados alcanzaron la fortaleza de Gangra, ticaron su táctica de combate favorita: oleadas con-

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