Arqueología de la Comarca Andina del Paralelo 42º. Localidad de Cholila. Primeros resultados

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Arqueología de la Comarca Andina del Paralelo 42º. Localidad de Cholila. Primeros resultados Cristina Bellelli, Vivian Scheinsohn, Pablo Fernández, Fernando Pereyra, Mercedes Podestá, Mariana Carballido

Arqueología de la Comarca Andina del Paralelo 42º. Localidad de Cholila. Primeros resultados Cristina Bellelli* Vivian Scheinsohn* Pablo Fernández* Fernando Pereyra** Mercedes Podestá*** Mariana Carballido*

* CONICET - I N A P L . * * FCE v N - UBA.

***INAPL.

INTRODUCCIÓN

1

Dichas tareas se llevaron a cabo a partir

En 1994, ante una iniciativa de la Escuela Secundaria de Cholila (provincia del Chubut) relacionada con el interés de un grupo de alumnos en preservar los sitios con arte rupestre de esa localidad, la Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chubut convino con este equipo de investigación en llevar a cabo un proyecto que contemple el rescate, documentación y puesta en valor de los sitios con arte rupestre de la Comarca Andina del Paralelo 42° -área situada entre los paralelos 41º 45' y 42° 35' de latitud sur y los meridianos de 71° y 72° de longitud oeste (Figura 1)1.

de un Provecto de Investigación Anual del C O N I C E T ( P I A Nº 6226) que fue dirigido por la Dra. Diana Rolandi de Perrot. I n cl u y ó , a d e m á s de l os a ut o r e s d e e st e trabajo, al Dr. Héctor Morras (I NTA) y la Lic. Mariel Paniquelli (Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chubut ).

2

L a s m u e st r a s f ot o g r áf i c a s y l o s C D R o m s

f u e r o n e nt r eg a d o s a l a s c om u ni d a de s q ue i n t e g r a n l a C o m ar c a A n di n a ( E l B o l s ó n , Lago Puelo, El Hoyo y Cholila), al INAPL y a la Administración de Parques Nacionales, dentro de los objetivos de t r ans f er enci a de conocimientos del PIA 6226.

El proyecto estuvo orientado hacia el relevamiento de sitios con arte rupestre y al diagnóstico de su estado de preservación. Sus resultados fueron presentados en diversas oportunidades (Bellelli et al. 1996, 1997a, 1997b; Podestá y Bellelli 1995a y b; Onetto et al. 1998; Podestá et al. 1997; Rolandi et al. 1997, 1998) y se volcaron en un CDRom (Bellelli et al. 1998) y en seis muestras fotográficas2. En este trabajo presentamos el diseño de investigación arqueológico y los primeros resultados correspondientes al proyecto que iniciamos en Cholila (provincia del Chubut). Estas investigaciones se proponen profundizar el trabajo arqueológico en esta localidad para luego ampliarlo al resto de la Comarca Andina. Presentaremos una breve descripción de las características medioambientales de la zona, el modelo arqueológico de uso del espacio que proponemos para la Comarca Andina y los primeros resultados alcanzados en la localidad de Cholila, que incluyen información geomorfológica, distribucional y tafonómica.

OBJETIVOS El objetivo general del proyecto es discutir el papel de los ambientes boscosos y del ecotono bosque-estepa en las estrategias adaptativas de las poblaciones de cazadoresrecolectores en el área mencionada. Los objetivos específicos son: 3

En este trabajo distinguimos el término

uso del de explotación. En la literatura arqueológica

explotación

admite

dos

significados distintos. a) hace referencia a la utilización de un determinado recurso o ambiente; b) implica una estrategia adaptativa vinculada a un ambiente o a un recurso relacionada a un determinado sistema de producción (sensu Ericson 1984), tal como ha sido usado en Scheinsohn (1998). Por lo tanto, cuando nos referimos a uso, lo hacemos en el sentido de lo enunciado en el punto a).

1) Establecer la profundidad temporal y las características de la presencia humana en los distintos ambientes de la región. 2) Analizar el uso 3 del espacio por parte de las poblaciones cazadorasrecolectoras mediante el estudio de la distribución espacial de los sitios y no-sitios (sensu Thomas 1975). 3) Determinar la disponibilidad y distribución actual de los recursos y establecer las características de su manejo en el pasado, a través del estudio de la tecnología y de la subsistencia. 4) Establecer la integridad del registro arqueológico.

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Desde el País de los Gigantes • Perspectivas arqueológicas en Patagonia

4

Este

objetivo

está

vinculado

con

el

proyecto UBACYT F1062. dirigido por R. Goñi y M. Berón. "Estudio de la variabilidad en

5) Realizar estudios paleodietarios, nutricionales, tecnológicos y del tratamiento de la muerte de restos óseos humanos4 .

enterratorios de momentos tardíos de PampaPatagonia:

aspectos

arqueológicos

y

bioantropológicos", que busca comparar los aspectos antes descriptos en muestras procedentes de los lagos Posadas y Salitroso y Parque Nacional Perito Moreno (Santa Cruz). Parque Nacional Lihué Calel (La Pampa), Piedra Parada .y

MEDIO AMBIENTE

Cholila (Chubut).

A los fines arqueológicos, el aspecto orográfico más relevante de la Comarca Andina es el hecho de que los cordones montañosos no están alineados. Así, existen numerosos pasos, boquetes y valles glacifluviales. Además, la divisoria de aguas no está dada por las altas cumbres, como en el resto de la Cordillera, sino que está situada más al este, lo cual hace que las lluvias del Pacífico ingresen al territorio argentino donde se detienen al enfrentar (de N a S) el Cordón del Piltriquitrón, Cerro Coihue, Cerro Maitén, el Cordón de Leleque y la Loma Boscosa. Hacia el este de estos cordones comienza el relieve de mesetas, bajos y cañadones (Bernades 1981). La Comarca Andina forma parte de la región de los bosques-andino patagónicos (Dimitri 1972). En ella se presentan dos distritos fitogeográficos: el Distrito del Bosque Caducifolio y el Distrito Valdiviano (Cabrera y Willink 1980). En la estrecha franja (de 100 a 170 km de ancho máximo) que abarca la región de bosques andino-patagónicos en nuestro país, las especies características del distrito Valdiviano se dan en pequeños manchones puntuales relacionados con niveles de precipitación superiores a 1500 mm anuales. Este distrito alcanza su máxima expresión en Chile. Las especies arbóreas características son el coihue (Nothofagus dombeyi), el ñire (Nothofagus antarctica) y en los afloramientos rocosos el ciprés (Austrocedrus chilensis). A los 900 m son reemplazados por la lenga (Nothofagus pumilio). Presenta un denso sotobosque con gran diversidad de helechos, líquenes, epífitas, musgos, enredaderas, lianas, canelo (Drymis winterü), ciprés de las guaitecas (Pilgerodendron uviferum), maniú macho (Podocarpus nubigena) y maniú hembra (Saxegothaea conspicua), entre una gran variedad de especies (Bernades 1981; Marchetti y Prudkin 1982; Faggi 1994; Mendes et al. 1995). El Bosque Caducifolio es el predominante en el área y puede darse a mayor altitud que el Distrito Valdiviano. Ocupa la franja que va desde la isohieta de los 1.500 mm hasta los cordones montañosos de más al Este donde las precipitaciones disminuyen a 500 mm. Lo caracterizan dos especies de Nothofagus de hoja caduca: el ñire (Nothofagus antarctica), en zonas de mallines y de altura y la lenga, localizada entre los 900 y 1.100 m.s.n.m. El ciprés se da en los afloramientos rocosos y cubre buena parte de las laderas de montañas. También en las zonas rocosas se presenta el radal (Lomatia hirsuta). En las zonas anegadizas (mallines) o en las costas de lagos y riberas de ríos se encuentran bosques de sauces (Salix sp.), herbáceas, ciperáceas y juncáceas. El maitén (Maytenus boaria) y el chacay (Chacaya trinervis) forman bosques en galería. Entre las especies no arbóreas se dan la virreina, la mutisia y el amancay (Alstroemeria arauntiaca). Con respecto a la fauna, hay que mencionar al huemul (Hippocamelus bisulcus), pudú o ciervo enano (Pudu puda), zorro colorado (Pseudalopex culpaeus), puma (Felis concolor) y numerosas aves. Cabe mencionar que aquí el bosque presenta mayor biodiversidad que en latitudes más altas, en virtud de que lo forman especies arbóreas deciduas y perennes y posee un rico sotobosque (Dimitri 1972; Marchetti y Prudkin 1982; Faggi 1994; Mendes el al. 1995). 5

Transición entre dos o más comunidades diversas.

Es una zona de unión o cinturón de tensión que podrá

tener

acceso

una

extensión

lineal

considerable pero es más angosto que las áreas de las comunidades adyacentes (Odum 1987 citado en Mendes et al. 1995: 39).

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En el lado argentino, los bosques se encuentran en contacto con una formación xerófila, la estepa patagónica. Así, se produce un ecotono5 entre la estepa y el bosque, fenómeno que no sucede en el lado chileno donde la Selva Valdiviana y el Bosque Caducifolio dominan el paisaje. Las precipitaciones disminuyen de 500 a 250 mm en la estepa. A lo largo de los cursos de agua penetran en la estepa especies del Bosque Caducifolio como el ñire y la lenga. El ciprés y el maitén también están presentes en las zonas transicionales y en los lugares húmedos de la estepa forman bosquecillos. También

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están presentes el radal y el chacay. Como especies esteparias pueden mencionarse el coirón (Stipa sp.), el neneo (Mulinum spinosum), cola de piche (Nassauvia glomerulosa), duraznillo (Coliguaya integerrima), matamora (Senecio filaginoides), calafate (Berberis sp.), etc. Aquí también se presentan los bosques en galería de sauces en las costas de los ríos y mallines con presencia de unquillo (Juncus sp.), trébol blanco y achicoria (Taraxacum officinale). Con respecto a la fauna, entre los mamíferos presentes hay que mencionar al guanaco (Lama guanicoe), el zorro gris (Pseudalopex griseus) y colorado, hurones (Lyncodon patagonicus), gato montés (Felis geoffroyi), gato de los pajonales (Felis colocolo), puma y zorrino (Conepatus sp.). Los roedores son abundantes: vizcacha (Chinchillidae sp.), mara o liebre patagónica (Dolychotis)casi extinguida-, tucu-tucu (Ctenomys sp.), cuises (Caviidae sp.), ratas, ratones, etc. Son comunes el piche (Zaedyus pichiy) y el peludo (Chaetophractus villosus). Entre los marsupiales puede mencionarse a la comadreja overa (Didelphis albiventrins). Las aves son numerosas: avutardas (Chloephaga sp.), anátidos, cisnes y paseriformes (Marchetti y Prudkin 1982; Dimitri 1972). En toda el área de la Comarca Andina el paisaje ha sido muy modificado por el asentamiento de centros poblados y de establecimientos agrícolas-ganaderos, el trazado de rutas y la introducción de especies vegetales y animales alóctonas. Uno de los efectos de este tipo de instalación ha sido el aumento en la frecuencia e intensidad de los incendios de bosques, producidos de manera accidental o intencional -para dejar terrenos libres para la producción agrícola-ganadera. La localidad Cholila se ubica en la franja ecotonal comprendida entre el Bosque Caducifolio y la estepa. Las precipitaciones anuales alcanzan aquí 716 mm mientras que Leleque -a 30 km lineales y a la misma altura sobre el nivel del mar (680 m) pero situada ya en un ambiente estepario- recibe 458 mm al año. Así, desde Cholila, puede accederse tanto al bosque como a la estepa siendo una zona en donde el paisaje y la vegetación cambian en pocos kilómetros. Con respecto a la fauna, además de lo mencionado más arriba para la zona ecotonal, también tenemos datos de que, hasta hace 30 años, el huemul solía ser avistado en Cholila, en las cercanías de mallines ubicados entre los 700 y 800 m.s.n.m., mientras que en la actualidad está confinado a las zonas más altas y rocosas de la Cordillera. No obstante, pensamos que en la angosta franja cordillerana, los límites del bosque y el ecotono fueron muy fluctuantes -dadas las oscilaciones climáticas holocénicas y los avances y retrocesos glaciarios-, por lo que el carácter ecotonal actual de esta región puede haber variado.

MODELOS ARQUEOLÓGICOS DE USO DEL AMBIENTE BOSCOSO

El bosque ha sido caracterizado como un ambiente de alta confiabilidad aunque de bajo rinde (Gamble 1990). Al ser estable presenta recursos constantes o predecibles para las poblaciones humanas, pero con un alto costo de obtención, al menos para los recursos comestibles. Así, es un bioma que no permite sostener ocupaciones prolongadas de grandes grupos de cazadores-recolectores. En cambio, la estepa sustenta una importante biomasa. Además presenta algunos de los recursos que también se dan en el bosque. Si bien la estepa sería ventajosa, es un entorno simple y por lo tanto inestable (Gamble 1990). Así, en momentos de mayor aridez, la presencia cercana del bosque permitiría aprovechar una gama de recursos, no necesariamente afectados por esta situación. Un modelo de este tipo fue planteado por Goñi (1988) en el Parque Nacional Perito Moreno (Santa Cruz) para los momentos tardíos. Además, una caracterización como la brindada permite sostener que el bosque pudo haber sido utilizado de manera esporádica en función de recursos específicos, como fue sostenido por Belardi et al. (1994) para Lago Roca. Desde una perspectiva diacrónica, el modelo de ocupación del espacio que plantea Borrero (1994-1995) sostiene una etapa de ocupación estable o de saturación del espacio en ciertos sectores que se corresponde con la de exploración o colonización de otros sectores de menor capacidad de sustento. Así, considera que alrededor del

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6000 A.P se identifica una estabilidad poblacional en algunos sectores de Patagonia ya que se ocupan ambientes archipielágicos, boscosos y de altura. Por ello, considera que la mayor parte de la región de bosques subantárticos sólo se habrían utilizado en una etapa de exploración tardía (sensu Borrero 1994-1995) aunque algunas zonas podrían haber sido exploradas más tempranamente (como en Ultima Esperanza, Chile). Ahora bien, una perspectiva sincrónica permite considerar aspectos relacionados con situaciones de movilidad estacional y complementariedad de sitios, tal como lo hacen Aschero et al. (1995) y Belardi et al. (1998). Así, la integración de estas dos perspectivas, sumadas a la información aportada por la literatura arqueológica (además de los citados ver Arrigoni 1991 y 1994; Aschero et al. 1992-1993; Aschero et al. 1998; Bellelli et al. 1997a; Mena 1987; Rolandi et al. 1997 y 1998), y a las características ecológicas del bosque en estas latitudes, permiten plantear el siguiente modelo de uso del espacio en la Comarca Andina del Paralelo 42°: Etapa I: Planteamos dos alternativas: a) La zona cordillerana se usaría en función de la obtención de recursos específicos del bosque/ecotono o como zona de tránsito a otras regiones (hacia la costa pacífica o de ésta hacia la estepa), en ambos casos con entradas de poca duración. b) No habría ningún tipo de utilización de ámbitos boscosos por lo que no se encontrarían evidencias arqueológicas. En el caso a), más probable, pueden plantearse las siguientes expectativas arqueológicas: 1) visibilidad arqueológica muy baja, 2) baja densidad de artefactos, 3) pocos o ningún sitio, 4) poca variabilidad artefactual, 5) baja frecuencia de restos faunísticos asociados con la explotación humana. Etapa II: La obtención de recursos específicos y el uso de la zona como tránsito a otras regiones estarían condicionados por nuevos factores, que aislados o en conjunto, habrían provocado que las poblaciones humanas se inclinaran a una mayor utilización relativa del bosque (lo que podría considerarse una fase de colonización sensu Borrero 19941995). Las causas que desencadenarían este tipo de utilización podrían haber sido: a) una mayor densidad de población en la estepa, b) un posible deterioro ambiental en ciertas zonas de la estepa debido a los cambios climáticos holocénicos (cf. Goñi 1988), c) una mayor densidad poblacional en el lado oeste de la cordillera. Así, pueden considerarse las siguientes expectativas arqueológicas: 1) mayor visibilidad arqueológica relativa, 2) mayor densidad artefactual, 3) mayor cantidad de sitios, 4) probabilidad de redundancia ocupacional y menor resolución, 5) mayor variabilidad artefactual, 6) frecuencias de restos faunísticos relativamente más altas y con mayor diversidad, 7) puede esperarse una mayor visibilidad de sitios con arte rupestre siempre y cuando sean cronológicamente recientes -dado que los soportes rocosos (ignimbritas, tobas y andesitas) son sensibles a la meteorización.

PRIMEROS RESULTADOS Las unidades de análisis espacial en la Comarca Andina fueron determinadas a partir

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Arqueología de la Comarca Andina del Paralelo 42°. Localidad de Cholila. Primeros resultados Cristina Bellelli, Vivian Scheinsohn, Pablo Fernández, Fernando Pereyra, Mercedes Podestá, Mariana Carballido

6

Una cuenca de drenaje es la unidad que

c o l ec t a ,

c o n ce n t r a

y

pr o m u ev e

el

del concepto de cuenca de drenaje6. La Comarca Andina está integrada por tres:

movimiento de las aguas y los sedimentos en la super fide de la tierra (Derbyshire et al. s/f:44). En este sentido el concepto es relevante para el análisis arqueológico, ya que las cuencas pueden considerarse como sistemas de circulación de energía que permiten acotar la distribución de materiales.

1) la del Chubut Superior, correspondiente a la vertiente atlántica, 2) la del Puelo, que desagua en el Pacífico (situado a 40 km del borde occidental de esta cuenca), 3) la del Futaleufú (ver Figura 2), también correspondiente a la vertiente exorreica del Pacífico. El proyecto que aquí se presenta se focaliza en el sector norte de la cuenca del Futaleufú tomando en consideración sólo el 27,4 % del total de dicha cuenca ya que nuestra área de investigación se extiende hasta el límite con el Parque Nacional Los Alerces, específicamente, en la localidad de Cholila. Los resultados que presentamos a continuación corresponden a los trabajos iniciados en dicha localidad.

GEOMORFOLOGÍA Los estudios geomorfológicos permiten conocer la evolución del paisaje y diferenciar e identificar las geoformas presentes. Esto es esencial para nuestro proyecto ya que los procesos geomórficos actúan diferencialmente al modificar el paisaje y transportar y depositar materiales. Desde el punto de vista geomorfológico, los principales procesos modeladores del paisaje en esta región han sido: la orogenia andina y la acción de los glaciares. La zona se caracteriza por un relieve relativo importante, lo que implica una dinámica geomórfica de magnitud tanto en la actualidad como en el pasado. El paisaje se encuentra dominado por el proceso glaciario que ha generado una serie de formas depositacionales y erosivas características. La identificación de las geoformas presentes en la localidad de Cholila se hizo a partir de la interpretación de fotografías aéreas, imágenes satelitarias, cartas topográficas y los correspondientes controles de campo. Quedó así conformado un mapa geomorfológico (Figura 3) que abarca el espacio central de nuestra área de investigación (entre los 42°25' y 42° 44' Lat. S y 71 ° 10' y 71 ° 23' Long. O). Los resultados de este estudio permitieron: a) diferenciar once unidades geomórficas: planicie glacifluvial, abanicos aluviales, planicie lacustre, bajos y cañadones, morenas, rocas aborregadas y morenas de fondo, pendientes con predominio de remoción en masa, antigua bajada (incluye una subunidad correspondiente a la bajada degradada), afloramientos rocosos, terrazas y planicies aluviales, dunas. b) evaluar la visibilidad arqueológica del área, afectada por el accionar de procesos glaciarios, fluviales, eólicos, de remoción en masa, desarrollo edáfico y posibles eventos de acumulación de piroclastos. La sumatoria de estos procesos y eventos permiten sostener que existe una baja visibilidad arqueológica general para la zona, aunque hay variabilidad según las geoformas. Para evaluar esta variación se tuvieron en cuenta, para cada geoforma, la pendiente, el suelo predominante, la cobertura vegetal, la erosión, la depositación y el grado de actividad morfogenética, variables relevantes para este tipo de análisis. c) estimar las condiciones paleoambientales para el Holoceno en la zona. Podemos inferir que, con posterioridad al retiro de los hielos ocurrido tras el Ultimo Máximo Glaciar hace aproximadamente 14000 años A.P para la región (Rabassa y Clapperton 1990), se produjo un mejoramiento climático, con un considerable aumento de la temperatura y probable desecamiento que habría tenido su pico en el lapso comprendido entre 7000 y 6000 años A.P., el denominado Hypsitermal. Con posterioridad, el clima habría comenzado a fluctuar pasando gradualmente, hace aproximadamente 5000-4500 años A.P.,

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Desde el País de los Gigantes • Perspectivas arqueológicas en Patagonia t

hacia nuevas condiciones glaciarias, comenzando el denominado Neoglacial (Mercer 1976; Porter 1981; Rabassa et al. 1984 y Rabassa y Clapperton 1990). El Neoglacial habría tenido tres eventos de avances de los hielos, localizados aproximadamente, entre los 4500 y 4000 años (Neoglacial I), entre 2800 y 2400 años (Neoglacial II) y a partir del siglo XIII de nuestra era en la denominada Pequeña Edad del Hielo. No hay morenas atribuibles al neoglacial en Cholila, pero sí las hay en los cordones vecinos de Leleque y Esquel. La manifestación más evidente de esta condición sería una mayor cantidad de agua y su impacto sobre la vegetación. Es probable que el ecotono, actualmente en Cholila, hubiera estado ubicado más hacia el este mientras que Cholila estaría probablemente cubierta de bosque. Asimismo, durante el Hvpsitermal, es probable que este límite se encontrara más al oeste de la zona considerada.

ESTUDIO DISTRIBUCIONAL Y DE RECURSOS Las prospecciones realizadas en el marco del PIA/CONICET 6226 proporcionaron una muestra asistemática de sitios con arte rupestre y sitios a cielo abierto en la Comarca Andina del Paralelo 42°. En la localidad de Cholila se localizaron tres sitios con arte rupestre -Raimapu, El Peñasco y Cerro Pintado- (ver Bellelli et al. 1998), un enterratorio saqueado y cinco sitios a cielo abierto en superficie -Juncal de Calderón 1 y 2 y Los Guanacos 1 a 3- (Figura 2). El arte rupestre presente en los tres sitios corresponde a la Tendencia Abstracta Lineal Compleja y a la Tendencia AbstractoRepresentativa Reciente -sensu Gradin 1988- (Podestá et al. 1997). Como primera aproximación sistemática se propuso el estudio de las distribuciones superficiales de artefactos (Thomas 1975; Foley 1981; Dunnell y Dancey 1983). Los datos obtenidos mediante esta metodología y las observaciones asistemáticas pueden tratarse desde un punto de vista distribucional (como, por ejemplo, lo hacen Belardi et al. 1998). El objetivo de tal estudio es evaluar la densidad, distribución y diversidad de artefactos en cada una de las geoformas identificadas. Para ello consideramos los valores hallados en función de las expectativas generadas a partir del estudio geomorfológico. Con este fin, se realizaron transectas de cinco metros de ancho por un kilómetro de largo (5.000 m2), divididas en subunidades de 500 m2. Se efectuó una transecta por geoforma. Dada la complicada topografía de la zona y la presencia de bosque denso es muy difícil recorrer 1.000 m lineales por lo que el criterio básico seguido para determinar la ubicación de cada transecta fue su practicabilidad. Se llevó registro del tipo de sedimento, pendiente, cobertura vegetal, datos relativos a la presencia de materias primas potencialmente utilizables y se recolectaron muestras de vegetales para la identificación de cada ejemplar, en cada transecta. Con este objetivo se realizaron dos campañas (mayo y noviembre de 1998). Se recorrieron siete transectas en sendas geoformas. Las características de cada una de ellas y sus correspondientes expectativas se presentan en la Tabla 1. En total, se recorrieron 30.000 m2. En el inicio y fin de cada subunidad de 500 m2 se tomaron fotos del paisaje. Se recolectaron muestras de materias primas potenciales. También se llevó un registro aparte de los conjuntos óseos encontrados en las transectas y fuera de ellas para realizar un seguimiento tafonómico de los mismos, cuyos resultados son presentados en la sección siguiente. Con respecto a las materias primas potenciales, a excepción de algunos bloques de basalto de mala calidad y un posible ópalo, no se registraron fuentes de aprovisionamiento. Sin embargo, algunas de las muestras recolectadas corresponden a minerales que pueden ser utilizados como pigmentos. Cabe destacar que no se encontraron artefactos en ninguna de las transectas recorridas, a excepción de una posible preforma de bola en la transecta 6. Aparte de este artefacto, en

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recorridos asistemáticos se encontró un núcleo de roca silícea, en el camino de acceso a Cholila, probablemente rodado de una ladera.

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En uno de los sitios de El Bolsón se utilizaron

pigmentos con esta misma composición para la ejecución de pinturas rupestres. Fuera de la

Las prospecciones fuera de transecta permitieron ubicar una fuente potencial de pigmentos en el alero localizado en el afloramiento de rocas tobáceas, ignimbríticas y andesitas del Cerro Pintado (Figura 2). Estos fueron determinados como oxalato de calcio hidratado -en el caso del pigmento rojo incluido en diaclasas de la roca del alero- y tierra verde (glauconita/ celadonita) -proveniente de rocas de coloración verde meteorizadas y diaclasadas y por lo tanto frágiles- que se encuentran en algunos sectores del alero (Wainwright y Elwig 1998)7.

Comarca, se ha identificado la presencia de tierra verde en motivos de un sitio en el área de Piedra Parada (r ío Chubut medio) y t ambi én en el sitio Cueva de las Manos (Noroeste d e s a n t a C r u z ) .

TAFONOMÍA Los análisis de tafonomía regional llevados a cabo en la localidad de Cholila tienen por objeto explorar las propiedades de los conjuntos óseos de superficie para poder interpretar los materiales arqueofaunísticos provenientes de la excavación de sitios arqueológicos. Específicamente se busca reconocer espacios con diferentes posibilidades de depositación, enterramiento y preservación de huesos (Borrero 1988). La metodología empleada contempló la realización de observaciones a lo largo de las transectas y fuera de ellas con el objetivo de dar cuenta de toda la variabilidad posible dentro de cada geoforma. La información se consignó en registros escritos y fotográficos que relevaron los siguientes aspectos (basado en Behrensmeyer 1991 y Cruz 1996):

8 Se consideró enterrado al hueso que presentaba más del 50 % debajo de la superficie.

a) ubicación de los conjuntos: geoforma, ambiente, emplazamiento, pendiente. b) características de las concentraciones: unidad microtopográfica, tamaño de la acumulación, densidad, ordenamiento espacial de los huesos, número de individuos, especies presentes, tipo de sedimento, cubierta vegetal. c) características de los especímenes: partes esqueletarias, lateralidad, porción, presencia de carne o cuero, meteorización, grado de articulación, modificaciones óseas (tipo y localización), abrasión/pulido, enterramiento8. La evaluación de estas variables estuvieron orientadas a la generación de información que relacionara las unidades geomorfológicas y sus características ambientales con la densidad de los restos óseos, la distribución diferencial por especies, el agrupamiento, el enterramiento y la presencia de daños de carnívoros. Se relevaron diecinueve concentraciones de huesos en siete transectas, a las que hay que sumar cuatro que se realizaron fuera de éstas (veintitrés concentraciones en total) y se analizaron en el terreno los atributos de 533 especímenes. En la Tabla 2 se presentan los resultados a partir de cada geoforma estudiada. Los resultados obtenidos hasta el momento indican que los Cañadones y Bajos son la geoforma con mayor densidad de huesos por km2 y de concentraciones de huesos, junto con la Roca Aborregada. Además, en la primera geoforma, el 35 % de los huesos está enterrado, lo cual indicaría una mayor posibilidad de enterramiento. Dado que aquí la topografía restringe la circulación de energía a un cauce determinado, resultará importante explorar el papel del pisoteo en relación con el enterramiento. Con respecto a la composición específica de las concentraciones, dominan las especies introducidas: vaca, caballo, ovicápridos y liebre. Los tres primeros taxones están relacionados con la explotación económica de los campos de la zona, por lo que en principio su distribución se encontraría condicionada por ese factor. También se han registrado mamíferos pequeños (probablemente liebre) y restos de un edentado (posiblemente piche patagónico). La escasa presencia de especies autóctonas podría estar vinculada al enorme impacto humano que ha sufrido la región a partir de su explotación ganadera desde fines del siglo pasado y la explotación turística como cotos de caza de algunos campos en años recientes. Es interesante señalar que, a pesar de que existen cuerpos de agua en la zona que albergan cierta cantidad de avifauna, no se han hallado restos de aves.

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DISCUSIÓN La escasez de artefactos registrada en las transectas puede atribuirse a problemas de visibilidad, ya que contamos también con sitios en superficie y aleros con pinturas rupestres, lo que confirma el uso de este ambiente en el pasado. La visibilidad es producto de la combinación de una serie de factores entre los que se destacan el grado de erosión-depositación, el desarrollo edáfico y la densidad y tipo de la cobertura vegetal. El primero de los factores exhibe una alta variabilidad espacial, por lo que debe ser discutido para cada geoforma particular. Los suelos de la zona estudiada presentan un grado moderado de desarrollo, aunque generalmente los epipedones (horizontes superficiales) son potentes y se encuentran bien desarrollados, lo que redundaría negativamente en la visibilidad. Por otra parte, la cobertura vegetal es muy importante en general. También el enterramiento podría estar desempeñando algún papel en relación con la ausencia de evidencia arqueológica, al menos en algunos sectores del espacio. Los sitios a cielo abierto se localizan en la geoforma Roca Aborregada, en cubetas de deflación donde impera la erosión por sobre la depositación- al borde de mallines rodeados de especies arbóreas. Los procesos erosivos aumentarían la visibilidad arqueológica. Podríamos plantear, entonces, una visibilidad arqueológica muy baja en general, pero con puntos de alta visibilidad localizados en sectores acotados del espacio, que se asocian a determinadas características ambientales y topográficas. Por otra parte, los sitios a cielo abierto y aleros con pinturas se encuentran a cotas de entre 600 y 700 m.s.n.m., donde hay o hubo bosque de ciprés, al menos en el pasado reciente. Esto podría indicar que: a) las zonas bajas de Cholila, planicies glacifluviales situadas aproximadamente a 500 m.s.n.m. y que corresponden en la actualidad a extensos mallines, no eran utilizadas; b) no encontramos rastros de presencia humana en las zonas bajas por problemas de visibilidad (ya sea por la acción de agentes geomorfológicos o la cobertura vegetal).

9

Actualmente, el pueblo de Cholila se

asienta sobre uno de estos mallines. Ello demandó obras especiales para los cimientos de las casas y obras de c a n al i z a ci ó n de a g u a. I n c l u s o ho y , s o n frecuentes los problemas con

las

pers.).

cloacas

(D.

Finkelstein

com.

Es interesante discutir la alternativa a) teniendo en cuenta que en momentos de alta humedad, estos mallines pudieron haber adquirido gran extensión y profundidad, por lo que posiblemente se hayan convertido en zonas intransitables9. Por ello, la circulación y ocupación humana podría haberse dado por encima de este nivel, a las cotas en las que actualmente se encuentran los sitios. Con respecto a los resultados alcanzados en los estudios tafonómicos, podemos esbozar algunas tendencias: a) Los Cañadones y Bajos parecen actuar como concentradores de huesos. Esto podría estar relacionado con el hecho de que esta geoforma conecta diferentes niveles altitudinales, lo cual la convierte en una zona de tránsito por excelencia. Por otra parte, su topografía los convierte en lugares favorables para la caza de ciertos carnívoros (cf. Borrero y Martín 1996). Además, se ha verificado su uso en función de la explotación ganadera que se desarrolla hoy en la región. Todos estos factores inciden en las posibilidades de depositación de huesos. b) La distribución de especies por geoforma indica que ésta está vinculada con la explotación ganadera de los campos. c) El enterramiento de los huesos no es homogéneo. Los Cañadones y Bajos tienen un importante potencial de enterramiento. Las demás geoformas deben ser consideradas con cautela ya que las muestras son muy pequeñas. Finalmente, los resultados tafonómicos muestran que los Cañadones y Bajos tienen un alto potencial de concentración de huesos, que hipotéticamente se podría hacer extensivo a otras partículas sedimentarias (sensu Stein 1987). Esto, combinado con las posibilidades

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de enterramiento que exhibe la geoforma, indicaría que, en el caso de haber sido usada por los seres humanos, la evidencia arqueológica estaría enterrada.

CONCLUSIONES En relación con el modelo planteado más arriba, la evidencia arqueológica disponible apuntaría hacia la Etapa I. Sin embargo, los estudios geomorfológicos, distribucionales y tafonómicos nos señalan que estamos enfrentando problemas de visibilidad y enterramiento. Esto nos lleva a plantear nuevas estrategias de muestreo que nos permitan elucidar estos problemas para poder evaluar el modelo. Pensamos que es necesario reducir la escala de análisis para poder explorar la variabilidad dentro de las geoformas, en función de variables topográficas y ambientales. Dada la localización de los sitios a cielo abierto ya ubicados, uno de los sectores a investigar serían los bordes de mallín. Otra tarea a realizar con este objetivo será la exploración de las cotas en donde se localizan los sitios conocidos en Cholila (a cielo abierto y con arte rupestre). Por el momento, no podemos acercar conclusiones en términos del modelo propuesto. Sin embargo, los datos presentados, la reorientación de las prospecciones, el relevamiento de recursos, la realización de transectas en las geoformas restantes y las futuras excavaciones en el área contribuirán a su contrastación.

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TABLA 1. Características de las transectas. Transecta Geoforma

Características geomorfológicas esperadas

Evaluación en transectas

1

Planicie glacifluvial

Relieve relativo: bajo. Pendiente: baja. Vegetación: pastizal y mixta. Cobertura vegetal: total. Erosión: baja. Depositación: media. Morfodinámica: baja, fluvial y eólica. Visibilidad esperada: baja a nula.

Pendiente: ausente. Vegetación (1): gramíneas. Cobertura vegetal (2): 100 %. Visibilidad: nula.

2

Abanicos aluviales

Relieve relativo: medio. Pendiente: media. Vegetación: arbustiva y pastizal. Cobertura vegetal: parcial. Erosión: alta. Depositación: alta. Morfodinámica: media, fluvial y eólica. Visibilidad esperada: media a baja .

Pendiente: entre 10 y 30º salvo al atravesar cañadones. Vegetación: arbustiva y arbórea (bosque de ciprés y Nothofagus).

Cobertura vegetal: entre un 60 % y un 80 % en general y en el sector más boscoso llega al 90%. Visibilidad: moderada en los sectores denudados.

3

Planicie lacustre

Relieve relativo: bajo. Pendiente: baja. Vegetación: arbustiva y pastizal. Cobertura vegetal: total. Erosión: baja. Depositación: media. Morfodinámica: baja, fluvial y eólica. Visibilidad esperada: baja a nula.

Pendiente: entre 20 y 70°. Vegetación: arbustiva, pastizal y arbórea (cipreses y en la costa del lago sauce criollo). Cobertura vegetal: entre 80 y 90 %. Visibilidad: baja a nula.

4

Cañadones y bajos

Relieve relativo: medio. Pendiente: media. Vegetación: mixta y especializada. Cobertura vegetal: total. Erosión: alta. Depositación: alta. Morfodinámica: alta, fluvial, remoción en masa. Visibilidad esperada: media a baja.

Pendiente: entre 10 y 40°. Vegetación: pastizal, arbustiva y algunos árboles aislados. Cobertura vegetal: alcanza el 90 %, aunque hay sectores con un 60 %. Visibilidad: baja a nula.

5

Rocas aborregadas y morenas de fondo

Relieve relativo: alto. Pendiente: alta. Vegetación: arbórea y arbustiva. Cobertura vegetal: parcial. Erosión: alta. Depositación: media. Morfodinámica: alta, remoción en masa y fluvial. Visibilidad esperada: media a alta.

Pendiente: entre 20 y 40°. Vegetación: pastizal, arbustiva y algunos árboles aislados. Presenta restos de bosque quemado. Cobertura vegetal: 60 y 80 %. Visibilidad: de baja a media.

6

Morena

Relieve relativo: medio. Pendiente: media. Vegetación: arbórea y arbustiva. Cobertura vegetal: parcial. Erosión: alta. Depositación: media. Morfodinámica: media, remoción en masa y eólica. Visibilidad esperada: media a alta.

Pendiente: 5 a 20°. Vegetación: arbustiva con algunos árboles aislados. En ciertos sectores hay gramíneas y helechos asociados a zonas de mallín. Cobertura vegetal: 80 % a 100 %. Visibilidad: en general es baja, pero aumenta en algunos sectores erosionados asociados a pequeños cauces.

7

Pendiente con predominio de remoción en masa

Relieve relativo: alto. Pendiente: alta. Vegetación: arbórea y arbustiva. Cobertura vegetal: parcial. Erosión: alta. Depositación: media. Morfodinámica: alta, remoción en masa. Visibilidad esperada: media a alta.

Pendiente: 20° a 30°. Vegetación: arbustiva y arbórea. Restos de bosque quemado. Cobertura vegetal: oscila entre 70 y 100 %. Visibilidad: baja.

(1) Las referencias acerca de las especies vegetales son tentativas y serán confirmadas en un futuro. A tal fin, se recolectó un herbario que está en proceso de clasificación. (2) La estimación de la cubierta vegetal se efectuó tomando como base un cuadrado de un metro por un metro, dentro del cual se midió la superficie cubierta, expresada en porcentaje.

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TABLA 2. Características de los conjuntos óseos. Geoforma y/o emplazamiento

Transecta

N° de concentraciones

N° de huesos

% de enterrados

Densidad por km2

Composición de los conjuntos

Planicie glacifluvial

1

1

30

0

15,0

Vaca

Abanicos aluviales

2

2

10

0

2,0

Vaca o caballo y mamífero indeterminado

Planicie lacustre

3

2

9

22

1,8

Ovicáprido y mamífero indeterminado

Cañadones y Bajos

4

413

35

57,0

Ovicáprido, vaca, caballo y mamífero indeterminado

Roca Aborregada y Morena de fondo

5

7

27

4

5,4

Vaca, ovicáprido, edentado y mamífero indeterminado

Morena

6

1

7

14

1,4

Mamífero indeterminado

Pendiente con predominio de remoción en masa

7

1

2

50

0,7

Ovicáprido

Mallín en borde de laguna

-

1

35

0

-

Caballo

Terraza fluvial

-

2

-

0

-

Vaca

6(1)

(1) Una de las concentraciones, de 158 huesos, está fuera de transecta, por lo que no ha sido considerada en el cálculo de densidad de huesos por km2.

FIGURA 1.

Comarca Andina del Paralelo 42°.

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Desde el País de los Gigantes • Perspectivas arqueológicas en Patagonia

FIGURA 2.

Mapa de la Comarca Andina del Paralelo 42°. El sombreado corresponde al sector norte de la cuenca del Futaleufú. Se indican los sitios arqueológicos mencionados en el texto y el área comprendida en el mapa geomorfológico de la Figura 3.

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FIGURA 3.

Mapa geomorfológico de la localidad Cholila.

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AGRADECIMIENTOS El apoyo de muchos miembros de la comunidad de Cholila fue indispensable para poder concretar este trabajo. Entre ellos debemos mencionar a Débora Finkelstein quien generosamente se puso a nuestra disposición en innumerables ocasiones, ofreciéndonos tanto sus conocimientos sobre Cholila como el calor de su hogar. El pequeño Germán Mejido nos alegró las noches y los días lluviosos. También fue indispensable el aporte de la futura colega Jimena Maranghelo, quien nos acompañó en las salidas de campo. Ella y sus padres fueron también generosos anfitriones. El aporte de Pedro Cifuentes y su madre, Elsa de Cifuentes, fue invalorable bajo todo punto de vista. Nos permitieron desde acceder a su propiedad y a sus colecciones y hasta ser nuestros guías en numerosas ocasiones. Nené Avilés nos brindó todos sus conocimientos y sus historias como habitante de Cholila. Queremos destacar también la cálida recepción que tuvimos en la Hostería El Trébol y el constante apoyo de Lidia Ingram, Marco Jager, Hans Walch, Lucy Rentschler, Lore Fiedler y Liliana Yañez. La profesora Adriana Moauro, Nancy Banegas, Aída Yañez y Nicole Bottcher nos aportaron su apoyo constante. Hay que destacar que sin el aporte económico del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Secretaría de Cultura de la Nación) y de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chubut este trabajo no hubiera sido posible. Queremos agradecer por ello a la Subsecretaria Elsa Estrucco de Pignolo, y a Mariel Paniquelli y Juan Carlos Cendra por los momentos compartidos durante los trabajos de campo. También agradecemos al personal del INAPL sus esfuerzos por conseguir que todo estuviera listo a tiempo. A todos ellos va nuestro sincero y más profundo agradecimiento.

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