ARCINIEGA GARCÍA, Luis. \"El Centro de Estudios Históricos, colmena de investigadores\", Elías Tormo, apóstol de la Historia del Arte en España. Valencia: Institució Alfons el Magnànim, 2016, p. 107-112

May 24, 2017 | Autor: L. Arciniega GarcÍa | Categoría: Historiography (in Art History)
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Descripción

El Centro de Estudios Históricos, colmena de investigadores LUIS ARCINIEGA GARCÍA (Universitat de València)

Elías Tormo entendía el estudio de la historia del arte como una labor patriótica, pues permitía desentrañar el pasado y fijar una identidad en la sociedad, y además se ponía al servicio de un turismo cultural que generaba beneficio económico. En su opinión, las obras artísticas tenían “su propia y prístina virtualidad comunicativa y parlante”, lo que confería a la historia del arte una especificidad frente a la historia, pero al servicio de la misma. Además, consideraba que en el nacimiento de una nueva disciplina era fundamental crear firmes cimientos para su desarrollo. Estos objetivos pudieron satisfacerse en gran medida en la acumulativa transición de 1912-1913, puesto que, entre muchos otros acontecimientos, ingresó en el Centro de Estudios Históricos (CEH). La aportación de Elías Tormo a la historia del arte en España se realizó a través de numerosas instituciones, pero una de las más importantes en su trayectoria fue el CEH de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE). Esta, creada en 1907, fue un organismo primordial en la modernización científica llevada a cabo en España1, y específicamente de la historia del arte. En 1910 se creó el CEH, en cuyo decreto fundacional fijaba el “sagrado deber de descubrir nuestra propia historia patria en todas sus esferas”, a través de investigaciones y la iniciación en métodos de investigación, edición de fuentes, etc. El CEH contó desde los inicios con una sección de Arqueología dirigida por Manuel Gómez Moreno2, y en enero de 1913 se creó la sección de Arte encabezada por Elías Tormo,

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catedrático de la asignatura que desde ese mismo año pasó a llamarse de Historia del Arte. Con anterioridad, este ya había tenido relación con el núcleo fundador del CEH a través de su colaboración en Revista de Aragón (1900-1905) y su continuadora Cultura española (1906), cuya sección de Arte dirigieron Lampérez y Tormo3. Así como con la JAE a través de las pensiones que concedía para realizar viajes que facilitaran la modernización del pensamiento y ciencia española. En concreto, en 1911 y 1912 gozó de dos ayudas para conocer los museos europeos4. La idea ya se había aplicado un año antes por el catedrático valenciano Eduardo Boscá para la visita de museos de Historia Natural de Londres, Amsterdam, Bruselas y Argentina que tuvieran fauna fósil de las Pampas, y cuyo objetivo era la clasificación de la colección de esta procedencia en Valencia5. El trasladar esta iniciativa a los museos europeos de colecciones artísticas tuvo para Tormo una múltiple utilidad. Por un lado, contribuir a ofrecer su opinión sobre la clasificación del Museo del Prado, de cuyo Patronato formó parte; por otro, adquirir conocimiento que mediante catálogos y publicaciones facilitara la clasificación de la parte del patrimonio de origen español menos accesible y por ello menos conocido; y finalmente, difundir al público mediantes clases y conferencias estos avances. A lo largo de sus viajes por el extranjero mantuvo esta constante inquietud; por ejemplo, en el de estudios por Francia en 19266. La actividad del CEH quedó perfectamente registrada en las Memorias publicadas por la JAE hasta el

Sobre la institución pueden verse los recientes trabajos P UIG-SAMPER MULERO, Miguel Ángel (ed.). 2007; SÁNCHEZ RON, José Manuel y LAFUENTE Antonio (eds.). 2007; SÁNCHEZ RON, José Manuel y GARCÍA-VELASCO, José (eds.). 2010. Y sobre el CEH en concreto LÓPEZ SÁNCHEZ, José María. 2006. Sobre esta figura capital y estrechamente relacionada a la de Elías Tormo, véase GÓMEZ-MORENO, Mª Elena. 1995. GARCÍA CUETOS, María Pilar. 2011. LÓPEZ SÁNCHEZ, José María. 2006, pp. 24-26. FORMETÍN IBÁÑEZ, Justo y VILLEGAS, María José. 2007. El contexto de la pensión recibida por Tormo de la JAE muestra cómo entre 1908 y 1934 concedió un 20% de las solicitudes presentadas, de las que poco más de un 10% se dedicaron a Arte. Memorias contenidas en Anales. Madrid: JAE, tomo IV, 1910 y tomo VIII, 1912. Tras la experiencia de Tormo, Joaquín Folch i Torres, profesor de la Universidad Industrial de Barcelona, recorrió los museos con colecciones textiles para su estudio y conocer los criterios de organización que permitieran catalogar los catalanes (Archivo de la JAE, expediente 56-326). Así lo recogen la Memoria de la JAE, en la que se indica que Tormo continuó su estudio de pintura española en los museos departamentales franceses, visitando los de Grenoble, Dijon, Montpellier, Castres, Agen, Toulouse. Memoria correspondiente á los cursos 1926-1927 y 1927-1928. Madrid: JAE, 1929.

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año 1934, quedando solo fuera el curso previo a la Guerra Civil7. Elías Tormo encontró en el CEH un ámbito de estímulo intelectual y lugar de formación de investigadores. Desde los primeros años con la compañía de Menéndez Pidal, que era su presidente, Ortega y Gasset, y Gómez Moreno, que encabezaban otras secciones y especialmente con este último tuvo una trayectoria de estrecha cooperación y amistad, y con los colaboradores en la suya de Arte: Ricardo Orueta, mayor en edad y especialista en escultura, y Francisco Javier Sánchez Cantón, y a los que se añadirían hacia 1920 Juan Allende Salazar, Jesús Domínguez Bordona, que con anterioridad estaba en otra sección, Manuel Pérez y del Río Cossa y Manuel Herrera Gés; entre 1922 y 1924 en sustitución de los dos últimos ingresaron Diego Angulo y Antonio García Bellido; a comienzos de la cuarta década Juan Allende Salazar dejó de estar vinculado e ingresó como agregado Enrique Lafuente Ferrari, de la Biblioteca Nacional y profesor auxiliar de la Facultad de Letras, así como los colaboradores José López Rey, Manuel Ballesteros Gaibrois, Antonio Arroyo Gutiérrez, Felipa Niño, María Victoria González Mateos y María de los Ángeles Tobío; hacia 1933 esta última no continuó y se incorporaron Pedro Martul y Julián Sanz8. Además, cabe destacar la relación con los miembros de otras secciones, principalmente la de Arqueología, donde se hallaban Leopoldo Torres Balbás o José Moreno Villa. Precisamente este calificó el ambiente que él vivió en el CEH durante la segunda década del siglo como “colmena de abejas”, donde cada sección constituía una colmena, pero los ajetreados investigadores, como abejas, iban de una sección-colmena a otra en busca de ayuda9. Una idea que gravitaba, como muestra el documental ¿Qué es España? (1929-30), atribuido a Luis Araquistáin10, y cuya tercera parte se titula “La colmena científica”, en donde aparece Elías Tormo con otros colaboradores. Así lo expresó también Sánchez Cantón, que señaló cómo la parquedad inverosímil de medios acrecía el entusiasmo y apretaba la colaboración11. Con este equipo y ambiente se pudo atender objetivos ambiciosos mediante un trabajo coordinado con

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estabilidad de sus miembros. Muchos de ellos pasaron por sus clases de doctorado en la Universidad, pero en el CEH fueron colaboradores permanentes, incluso con extensión de su actividad en el Museo del Prado como es el caso de Sánchez Cantón y Allende Salazar. Por otro lado, algunos llegaron a obtener cátedras universitarias y/o la condición de académicos12. Además, en el CEH Tormo desarrolló algunas de las actividades que le eran más habituales en el ámbito universitario. Desde 1915 impartió lecciones sobre arte español y condujo las visitas al Museo del Prado, al Arqueológico Nacional y al Palacio Real, así como excursiones que tenían diferentes destinos en la provincia de Madrid y las más cercanas, como El Escorial, Aranjuez, Alcalá de Henares, Guadalajara, Segovia y La Granja, Ávila, Salamanca, Toledo… Desde el curso 1916-1917 se le relaciona entre el profesorado que contribuía a los cursos de lengua para la enseñanza del español y su cultura para extranjeros, que dirigía Menéndez Pidal y en los que también participaban Gómez Moreno y Altamira13. Y desde 1919 desarrolló estas actividades tanto en los cursos trimestrales como en los de vacaciones, en los que también eran acostumbrados Gómez Moreno y Cossío, y se incorporaron con los años muchos de sus colaboradores en la sección de arte. Igualmente impartió numerosas conferencias en centros de la JAE, como las pronunciadas en 1920 en la Residencia de Estudiantes, o en el CEH a partir de sus viajes de 1932 a 1934 en diversos cruceros por el Mediterráneo, como el cursillo “Enseñanza de un viaje a Oriente” que impartió en la primavera de 193314. La sección dirigida por Tormo comenzó por ser la octava, y aunque las diferentes restructuraciones redujeron el número, la suya se mantuvo ininterrumpidamente15. Eso sí, con una pequeña variación en su denominación, puesto que comenzó como “Arte escultórico y pictórico de España en la Baja Edad Media y el Renacimiento”, pero en 1931, coincidiendo con un cambio profundo de la institución, incluso de sede, eliminó la restricción temporal, aunque no la de los lenguajes artísticos, y pasó a llamarse “Arte pictórico y escultóri-

Memoria correspondiente á los años 1910 y 1911. Madrid: JAE, 1912; ... años 1912 y 1913 (1914); … años 1914 y 1915 (1916); … años 1916 y 1917 (1918); … años 1918 y 1919 (1920); … años 1920 y 1921 (1922); … cursos 1922-1923 y 1923-1924 (1925); … cursos 1924-1925 y 1925-1926 (1927); … cursos 1926-1927 y 1927-1928 (1929); … cursos 1928-1929 y 1929-1930 (1930); … cursos 1931 y 32 (1933); … cursos 1933 y 34 (1935). Utilizadas en LÓPEZ SÁNCHEZ, José María. 2006, pp. 83-84 y 112-113; y más detenidamente en CABAÑAS BRAVO, Miguel. 2007 y 2010. Datos obtenidos de las citadas Memorias publicadas por la JAE. Citado por CABAÑAS BRAVO, Miguel. 2007, p. 146. FUENTES, Juan Francisco. 2007. SÁNCHEZ CANTÓN, Francisco Javier. 1958, p. 12. CABAÑAS BRAVO, Miguel. 2007, 147. Memoria correspondiente á los años 1916 y 1917. Madrid: JAE, 1918. Memoria correspondiente á los cursos 1933 y 34. Madrid: JAE, 1935.

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Portada de una de las obras de recopilación de fuentes publicadas por el CEH.

co español”. Una denominación más representativa de algunas de las investigaciones emprendidas en la sección desde hacía una década, principalmente sobre el Barroco. Los objetivos principales de la sección durante su dirección podemos sintetizarlos en tres: por un lado, crear un fondo documental que permitiera cimentar positivista y filológicamente una historia del arte mediante la recopilación de noticias documentales y fondos fotográficos; por otro, crear modelos y canales adecuados para que la disciplina pudiera manifestarse bajo principios de rigor científico; y finalmente, colaborar activamente en el desarrollo de la nación asesorando y colaborando con el Patronato Nacional de Turismo. Ac-

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ciones que en gran medida aparecen cronológicamente con este orden. Respecto al objetivo de crear un fondo documental que permitiera cimentar la historia del arte, se emprendieron tres grandes acciones: la creación de un Fichero de Artistas; la creación de un fichero fotográfico, que en 1931 dio paso al “Fichero de Arte Antiguo”; y la catalogación de la escultura sepulcral de España anterior al siglo XIX. La creación de un Fichero de Artistas, también llamado corpus general de artistas españoles, a partir del vaciado bibliográfico y de archivo, primero nacional después internacional, fue sin duda la más ambiciosa tarea de toda la dirección de Tormo. Del entusiasmo en los inicios da buena muestra que en su primer año de existencia se obtuvieran 15.000 fichas16 y en 1915 llegaran a 20.00017. Esta labor se realizó a partir de la literatura artística en obras de Carducho, Pacheco, Jusepe Martínez o Palomino; de las de biógrafos de artistas o recopiladores de noticias de archivo, como las de Ceán Bermúdez, Llaguno, Conde de la Viñaza, Barón de Alcahalí, Sanchis Sivera, Ramírez de Arellano, Martí Monsó, Ossorio Bernard, Gestoso Pérez, Baquero, Martínez Sanz, Ríos, etc.; en las contribuciones a medio camino entre la literatura de viajes y una catalogación avant la lettre, como las de Ponz, o las bellamente ilustradas Recuerdos y Bellezas de España (1839 -1872) y España artística y monumental (1842-1850); en catálogos como el del Museo Español de Antigüedades (1872-1880) o en los boletines de excursiones; incluso en trabajos inéditos como los de Gómez Moreno (padre) o el tomo LV especial, dedicado a artistas españoles, de la serie «Documentos inéditos para la Historia de España». Singular relevancia tuvo también el vaciado de la documentación de las colecciones reales, un proyecto derivado que pudo enlazarse con los índices y trabajos de la sección. En concreto, esta actividad se produjo por la vinculación de Sánchez Cantón en la comisión de investigación del Museo del Prado, a solicitud de su Patronato y por sugerencia de Tormo, para favorecer las atribuciones pertinentes y el mayor conocimiento de los fondos de procedencia real18, y que se dio por finalizado en 191719. El fichero se concebía como un instrumento abierto a la reciprocidad; es decir, a que

Sobre los cambios en el número y denominación de las diferentes secciones del CEH véase CABAÑAS BRAVO, Miguel. 2007. Memoria correspondiente á los años 1912 y 1913. Madrid: JAE, 1914, pp. 244-245. Además, en el fondo de Elías Tormo custodiado en el ACCCV quedan muchos de los borradores de estas fichas. Memoria correspondiente á los años 1914 y 1915. Madrid: JAE, 1916. Memoria correspondiente á los años 1912 y 1913. Madrid: JAE, 1914, pp. 247-248. Memoria correspondiente á los años 1916 y 1917. Madrid: JAE, 1918.

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otros investigadores pudieran consultarlo y a que estos aportaran nuevos datos. Su incorporación se acrecentó con vaciados realizados en bibliotecas del extranjero y a partir de 1926 se reemprendió con especial protagonismo de Domínguez Bordona20. La creación de un fichero de reproducciones fotográficas se entendió como fundamental en una disciplina como la historia del arte. Se realizó a partir de los libros disponibles, y de compras y encargos de reproducciones a las casas Lacoste, Mariano Moreno, Mas… Encargos poco sistemáticos que en algunos casos estaban vinculados a los proyectos de los miembros del CEH, como la obra dedicada por Tormo a Jacomart y por la que se encargaron al fotógrafo Enrique Cardona de Valencia, o la del pensionado Ricardo de Orueta que se encargó de hacer las necesarias para su estudio del escultor Pedro de Mena Medrano21. De gran interés fue la decisión en los años 1914 y 1915 de centrarse en recoger la información del arte español en museos extranjeros que había recorrido Tormo pocos años atrás22. En esta decisión pudo influir la propuesta del marqués de Casa-Torres, y refrendada por Tormo, en el Patronato del Museo del Prado para crear carpetas expedientes con las reproducciones de los cuadros de los artistas españoles. Un nuevo impuso sistemático tuvo lugar hacia 1919 con motivo del “Inventario gráfico de España” que el Institut d’Estudis Catalans elaboraba para la Exposición de Industrias Eléctricas que debía celebrarse en Barcelona, un proyecto que se arrastraba desde 1913 y finalmente la urbanización de la zona de Montjuïc para este fin facilitó la Exposición Internacional de 1929, en la que Manuel Gómez Moreno contribuyó con la exposición “El Arte en España”. Con tal requerimiento bajo la dirección de Tormo se emprendió la realización de reportajes fotográficos, por ejemplo a finales de la segunda década del siglo Ávila, Granada, Gerona, El Escorial y Madrid. En estos momentos se estimaba la colección de fotografías en 6.500, cuya clasificación estaba a cargo de Manuel Herrera Gés23. Pero el decisivo cambio tuvo lugar, de manera general a la propia institución, empezando por el cambio de sede, en

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Ficha de “Datos estadísticos de sepulcros españoles”, correspondiente a Gascueña, Cuenca, 10 de julio de 1913. ACCCV, Fondo Elías Tormo.

1931 con la creación en las secciones de Arte y Arqueología del CEH del “Fichero de Arte Antiguo”, según decreto del Gobierno de la República de 1931, y dotado en los presupuestos del siguiente año. Ricardo de Orueta, como director general de Bellas Artes fue su impulsor y director. El fichero debía reunir los fondos fotográficos y gráficos del CEH, así como la adición de los que fueron adquiriéndose24; por ejemplo, desde 1932 mediante campañas sistemáticas por los fotógrafos Moreno, de Madrid, y Mas, de Barcelona25. El proyecto, con claros tintes de catalogación se centró más en arquitectura, contó con el asesoramiento de Gómez Moreno y el trabajo, entre otros, de Sánchez Cantón, quien inició en 1932 Monumentos españoles, que con criterio moderno recogía el catálogo monumental de España26. Menor recorrido tuvo la catalogación de la escultura sepulcral de España anterior al siglo XIX, y cuya intención guardaba mucha relación con los objetivos de la JIN en la que también estaba Tormo, y con las investigaciones de Ricardo Orueta. El proyecto comenzó en 1913, con el envío de un cuestionario al profesorado de enseñanza de Castilla la Nueva, acompañado de una

Memoria correspondiente á los cursos 1926-1927 y 1927-1928. Madrid: JAE, 1929. Memoria correspondiente á los años 1912 y 1913. Madrid: JAE, 1914. Memoria correspondiente á los años 1914 y 1915. Madrid: JAE, 1916. Se cita concretamente los de San Petersburgo, Budapest, Londres, Lille, Douay, Valenciennes, Amiens, Dunkerke, Orleans, Le Mans, Angers, Rennes, Nantes, Quimper, Burdeos y Avignon. En la Memoria correspondiente á los años 1916 y 1917. Madrid: JAR, 1918. Se indicaba: “Se han papeleteado las notas descriptivas y críticas de cuadros españoles, redactadas por el Sr. Tormo en sus excursiones por los Museos de Europa en 1912 y 1914, que próximamente habrán de publicarse”. Memoria correspondiente á los años 1918 y 1919. Madrid: JAE, 1920. Memoria correspondiente á los cursos 1931 y 32. Madrid: JAE, 1933. HERNÁNDEZ Juan; LÓPEZ-YARTO, Amelia. 1998. Sobre su modernidad y reconocimiento véase CABAÑAS BRAVO, Miguel. 2007, p. 150.

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Ficha de “Datos estadísticos de sepulcros españoles”, correspondiente a Gascueña, Cuenca, 10 de julio de 1913. ACCCV, Fondo Elías Tormo.

circular recomendada por la dirección general del ramo27. El objetivo era establecer un primer inventario que fijase la selección de las visitas posteriores con los permisos pertinentes. El proyecto se redujo a Cuenca y Guadalajara, siguiendo prácticamente el mismo destino que las Relaciones topográficas de tiempos de Felipe II, con el que compartía muchas facetas. No en vano por estas fechas Francisco J. Sánchez Cantón en un estudio sobre los pintores de cámara del siglo XVI, asoció tres proyectos contemporáneos para el conocimiento de España: las vistas de Wyngaerde, el mapa de España realizado según modernas técnicas cartográficas, conservado en El Escorial y atribuido a Pedro Esquivel, y las contestaciones de la encuesta enviada a los municipios de las citadas Relaciones Topográficas28. Orueta en 1919 publicó en el CEH La estatuaria funeraria en España, que incluyó la provincia citada y dos más. Respecto al segundo de los objetivos durante la dirección de Tormo en la sección de arte, crear modelos y canales adecuados para que la disciplina pudiera manifestarse bajo principios de rigor científico, hay dos aspectos a tratar. Uno, la publicación de los materiales que concentraban la atención del primer objetivo; y dos, la creación de una revista en consonancia a las exigencias de un foro científico profesional.

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De modo natural, la labor de estudio minucioso y sistemático en fuentes emprendido con motivo del fichero de artistas y del fichero de fotografías dio lugar a numerosas publicaciones de fondos documentales, así como de literatura o historiografía artística española. De lo primero, es buena muestra la participación activa en las noticias referidas a la catedral de Toledo donadas por Manuel Zarco del Valle y que publicó anotadas Sánchez Cantón con introducción de Tormo. De lo segundo, la publicación de las Fuentes literarias para la Historia del arte español, publicado por el CEH en cuatro volúmenes entre 1923 y 1941, compiladas por Sánchez Cantón, y a las que en 1930 se añadió la publicación de la Biografía Pictórica Valentina de Marcos Antonio de Orellana29. Lo cierto es que este tipo de proyectos tardó en arrancar por problemas de financiación y algunas de sus contribuciones se fueron avanzando en otros foros. Este es el caso del texto íntegro De la Pintura antigua, la versión castellana del libro de Francisco de Holanda hecha en siglo XVI por Manuel Denis, que con prólogo y notas Tormo y Sánchez Cantón publicaron en la RABASF. Además, muchas de las publicaciones de Tormo tenían como principal objetivo presentar las reproducciones hasta entonces desconocidas o al menos en su presentación conjunta; es el caso de sus obras Jacomart y el arte hispano flamenco cuatrocentista o las monografías de Antonio Pereda, Juan Fernández Navarrete el Mudo, Francisco de Herrera el Viejo… Mayor repercusión tuvo en ese deseo de crear vías de publicación más científicas la fundación en 1925 de Archivo Español de Arte y Arqueología, junto a Manuel Gómez Moreno y la sección de Arqueología que dirigía. Y esto principalmente teniendo en cuenta que probablemente la más prestigiosa del momento por las firmas que se sucedían en ella fuera el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones. El origen de la nueva revista desde el CEH no fue fácil, pues se esperaba que apareciese en 1920, no entró en prensa hasta 1924 y en años sucesivos se reconocía como el principal esfuerzo de la sección a lo largo de la década, pues a las labores de edición de esta revista cuatrimestral se añadía la exigencia de calidad de los artículos que presentaban los propios miembros del CEH30, y en los que asiduamente

Se cita en Memoria correspondiente á los años 1912 y 1913. Madrid: JAE, 1914, p. 247. Al menos 30 fichas se conservan en el fondo custodiado en ACCCV. SÁNCHEZ CANTÓN, Francisco J. 1914. Gracias a Tormo como ministro, con un remanente se consiguió publicar la citada obra de Orellana, la de fray Juan Ricci, los dibujos de pintores españoles recopilados por Sánchez Cantón, y de este la reedición de las fuentes literarias para la historia del arte español, de las que Tormo se lamentaba de no haber llegado a Ponz y Ceán. BHUC, Caja BH AP8 (12), “Memorias a mis nietos”, ff. 158-160. Memoria correspondiente á los años 1918 y 1919. Madrid: JAE, 1920. Memoria correspondiente á los cursos 1922-1923 y 1923-1924. Madrid: JAE, 1925. Memoria correspondiente á los cursos 1924-1925 y 1925-1926. Madrid: JAE, 1927.

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contribuyó Tor mo, incluso a partir de 1931 cuando pasó a di rigirla F. J. Sánchez Cantón. En ella se encuentran sus estudios sobre los crucifijos de bronce de El Escorial, Mateo Cerezo, Bartolomé Bermejo, los Osona o los primitivos valencianos. El tercero y último de los objetivos llevados a cabo durante la dirección Portada del primer número del área de arte del CEH de Archivo Español de Arte y por Elías Tormo, fue la Arqueología, 1925. colaboración con el Patronato Nacional de Turismo, que entendía el arte como una riqueza nacional. Desde su creación en 1928 incluyó entre las asesorías técnicas las secciones de arte y arqueología del CEH, y por R.D. del ministerio de Instrucción Pública se encomendó a Tormo los trabajos de la Guía del Centro de España; y publicó a través del citado patronato las guías de Sigüenza, Alcalá de Henares y Aranjuez, y en 1931 las de Alba de Tormes, el tesoro y los museos de Toledo y las catedrales de Salamanca. Los proyectos estrictamente vinculados a Tormo se truncaron con la República, incluido el catálogo monumental de España que elaboraban desde la sección Angulo y Lafuente31. La implicación de Tormo con el CEH perduró durante la cuarta década del siglo XX a través de la dirección de la sección, pero lejos del entusiasmo de los inicios. Una situación que se justifica por la edad, pero también por las ocupaciones del cargo de ministro en 1930-1931, y del relativo ostracismo que le causó este bagaje durante la República. Gómez Moreno y él dejaron de dirigir la revista que fundaron y por falta de medios se paralizó su trabajo encargado por el Patronato de Turismo. El CEH vio incrementada su asignación y colaboradores, y se impuso una estructura diferente de la fototeca, que dio excelentes resultados. Prácticamente la principal contribución de Tormo durante la prime-

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ra mitad de la citada década fueron las conferencias pronunciadas después de sus viajes por el Mediterráneo y Oriente Próximo. Desde 1934 pasó largas etapas estivales en Roma. Cuando estalló la Guerra Civil en el verano de 1936 allí se encontraba y allí permaneció durante la contienda salvo esporádicas visitas a la familia en Va- Documento de incorporación lladolid. Su actividad en de E. Tormo al CSIC, 1940. ACCCV, Fondo Elías Tormo. Roma se centró en pronunciar conferencias, y la redacción de dos importantes obras32, que como para él tenían cierta relevancia patriótica: la edición de Francisco d’Ollanda sobre los diseños romanos del portugués custodiados en la biblioteca de El Escorial y Monumentos de españoles en Roma y de portugueses e hispanoamericanos. Esta última, primero fue publicada por la Obra Pía y después de la guerra los dos proyectos vieron la luz a través de ediciones de lujo de la sección de relaciones culturales del ministerio de Asuntos Exteriores. En ambos casos renunció a cualquier remuneración. Las obras se iniciaron vinculadas en cierto modo al CEH a través de su centro adscrito en Roma, pero finalizaron y vieron la luz fuera de él, puesto que en 1938 el gobierno de Burgos, al que él prestó juramento, disolvió la JAE. Un año más tarde, finalizada la contienda en sustitución de la anterior se creó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Tormo y GómezMoreno se incorporaron al recién fundado Instituto Diego Velázquez del CSIC, heredero del CEH de la JAE. Allí permaneció Tormo, vinculado científicamente como colaborador y jefe de su sección de Escultura Medieval y Moderna, hasta su fallecimiento en 1957. Además, con relación al CSIC, fue nombrado vocal del Patronato Menéndez Pelayo (1941-1945) y consejero de honor (1946-1957)33.

PORTÚS, Javier; VEGA, Jesusa. 2004, pp. 81-82. Sobre esta etapa el mejor análisis se encuentra en VEGA, Jesusa. 2010. CABAÑAS BRAVO, Miguel. 2007.

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