ÁRABES Y JUDIOS FINALMENTE SEMITAS

August 15, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Saudi Arabia
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Descripción

ÁRABES Y JUDIOS FINALMENTE SEMITAS
Fernando Álvarez Simán*
http://mx.geocities.com/feralvarezsiman/
La guerra es política con muertes, la política es guerra sin muertes.
Al levantar la bandera de la paz en el Medio Oriente, pidiendo un inmediato
alto al fuego, no hago más que participar de la idea mayoritariamente
mundial de que Israel y Palestina deben existir como países independientes
y soberanos, a pesar de las cargas históricas y religiosas, y muy
especialmente de las nefastas consecuencias de la repartición de Palestina
impuesta por la ONU para la creación del Estado de Israel, el 29 de
noviembre de 1947, a pesar del rechazo de los países árabes limítrofes.
Hoy, la realidad es otra, a pesar de guerras y otras hostilidades durante
casi sesenta años, Israel tiene derecho a existir y a convivir en paz con
sus vecinos. Los derechos del pueblo israelí no pueden justificar una
política genocida por parte de su actual gobierno, ni pueden dar pie al
desconocimiento de los derechos del pueblo palestino y de los pueblos
árabes. Esa es la diferencia.
La decisión de Israel de bombardear las poblaciones del Líbano y Gaza está
produciendo una crisis grave internacional que amenaza con extenderse a
toda la región del Medio Oriente. Del mismo modo las promesas de traer la
paz y la democracia a esta región y la paz a Palestina aprobando
invasiones, está demostrando una crueldad sin límites al aceptar las
naciones más poderosas de la tierra el aniquilamiento de naciones, en este
caso Líbano. La barbarie de Israel en Líbano y Gaza, con la cual la cuarta
fuerza militar de mas alcance en el mundo está destruyendo sistemáticamente
la infraestructura de este país , matando a mas de seiscientos civiles,
entre ellos numerosos niños, bloqueando las fuentes de alimentos y las
medicinas, destruyendo autopistas y desplazando a mas de 500.000 personas
debe ahora parar. También han muerto 51 israelíes, incluyendo 18 civiles,
desde que se inició la ofensiva. En resumen, Líbano, la economía más
floreciente del Medio Oriente moderno, recuperada de las cruentas guerras
de la década de los 80 está siendo condenada hoy a la prehistoria.
En estos momentos de confusión y de ceguera por la pretensión de controlar
las fuentes de los hidrocarburos y establecer un enclave de obediencia
norteamericana en Oriente Medio, nos inundan con propaganda dirigida a
desdeñar, y hasta a despreciar la civilización árabe-musulmana.(Samuel
Huntington, en el Choque de civilizaciones) Es hora de reconocer la enorme
aportación a la historia de la humanidad de la gran civilización árabe-
musulmana así como a las incalculables aportaciones de las tradiciones y
culturas judías que han contribuido al progreso y a la civilización. Son
estas reflexiones imprescindibles para desenmascarar un pretendido
antisemitismo que no existe pero del que llevan décadas intentando
aprovecharse algunos sectarios judíos que se han apropiado del concepto de
"semita".
Los semitas son un conjunto formado por numerosos pueblos y culturas
extendidos desde la antigüedad en un gran territorio del Medio Oriente y el
norte de la península arábiga. El término semita fue utilizado hacia
finales del siglo XVIII, para referirse a pueblos descendientes de Sem hijo
primogénito de Noé. El término semita, desde entonces, hace referencia a
los pueblos de lengua semítica, incluyendo a los árabes, los judíos, los
etíopes y los arameos (comunidades del Líbano y norte de Irak). Los árabes,
los nabateos y otros pueblos son tan semitas como los judíos. Nosotros,
muchos occidentales europeos y americanos, también tenemos un rico
componente semita sin el cual perderíamos nuestras señas de identidad.
Cuando decimos judíos no estamos hablando de los israelíes que son,
exclusivamente, los ciudadanos del Estado de Israel, cuando David Ben
Gurión creó ese Estado bajo los auspicios de la ONU. Antes no había
israelíes, y desde entonces, entre los ciudadanos del nuevo país, nación o
Estado, muchos eran judíos, otros musulmanes y otros cristianos. Poco a
poco, el pensamiento sionista, en su disparatada aventura de crear, el Gran
Israel, que nunca ha existido en la historia salvo en la fantasía de una
serie de fundamentalistas iluminados, pero que lleva explotando sin tregua
el victimisarse por las persecuciones que los judíos han padecido a lo
largo de la historia, pero sobre todo desde la persecución nazi que alcanzó
su cúspide en el Holocausto.
Por motivos no siempre justificados ni transparentes, por el mundo existen
muchas personas influyentes que poseen dos nacionalidades, el de su Estado
de origen y el del Estado de Israel. Es una pretensión, cada vez menos
defendible, de disfrutar de las ventajas de su país de origen y de una
pretendida supranacionalidad que les podría permitir actuar financieramente
desde Jerusalén, convertida en capital de un paraíso fiscal y, a la vez,
formar parte del poderoso lobby sionista. Estos aventureros, que no el
pueblo judío ni el pueblo de Israel, son responsables de los malentendidos
y de las incomprensiones que padecen considerables honorables y justas
personas. Hoy en día ya no se puede hablar del componente religioso como
fundamental ya que una gran parte de estos propagandistas sectarios no
profesan más religión que la del dinero, la del poder y la de una
pretendida superioridad que sin rubor enlazan con el mítico concepto de
pertenecer a un pueblo elegido, ¿por quién? Por eso es preciso
desenmascarar a estos arribistas y considerar las circunstancias de los
ciudadanos del Estado de Israel distinguiéndolos de los millones de judíos
que viven desde hace siglos en los más diversos lugares del mundo, pagando
sus impuestos, sirviendo en sus ejércitos, respetando sus leyes y
cooperando en el progreso de esas naciones, que son las suyas. La confusión
creada por personas sin escrúpulos nos ha llevado a la situación actual.
Sólo el mutuo conocimiento y respeto podrá llevarnos a un mañana más justo,
libre y habitable.
El Estado de Israel ya es un hecho refrendado por la comunidad de naciones
y que debe merecer todo nuestro respeto, comprensión y ayuda. Lo
inadmisible e injusto es que los palestinos no puedan disfrutar de los
mismos derechos dentro de un Estado de Palestina reconocido. ¿Por qué les
temen? ¿Por qué no han respetado y cumplido las repetidas resoluciones del
Consejo de Seguridad de la ONU que les obliga a reconocer y a retirarse a
las fronteras de 1976? ¿Por qué esa injustificable, agresiva y contra todo
derecho, construcción del Muro en muchos tramos sobre tierras que
pertenecen a los palestinos? ¿Por qué se han apoderado de las aguas que
regaban sus campos y de la libre circulación entre naturales de unas mismas
tierras mediante la construcción de ese muro que no puede generar más que
reacciones de legítima defensa por parte de los despojados y exiliados en
campos desde hace más de cuarenta años? ¿Es que los más de cinco millones
de palestinos desterrados no tienen derecho a defenderse y a recuperar sus
tierras? ¿Han cumplido los israelíes las resoluciones de la ONU que les
obliga a retirarse de las tierras ocupadas en Cisjordania, los altos del
Golán y Gaza? Se han empeñado en construir colonias ilegales en tierras que
no les pertenecen. Ese es el criterio de los dictadores, déspotas y tiranos
que pretenden aplicar la teoría del espacio vital y la guerra preventiva,
en espera de proclamar la teoría de las fronteras naturales. ¿Establecidas
por quién?
Y ante todo esto, nos declaramos semitas, mestizos descendientes de judíos
y de árabes y exigimos el alto el fuego sin condiciones porque ninguna
víctima civil es un daño colateral. Como hizo el rey de Dinamarca al ver
sus tierras invadidas por las tropas nazis. Estos impusieron leyes racistas
por las que los ciudadanos daneses judíos tenían que llevar una estrella
amarilla cosida a sus ropas. El rey salió una mañana a caballo, sin
acompañamiento, en un silencio que quitaba el aliento en Copenhague,
llevando dos estrellas amarillas cosidas a sus ropas en el pecho y en la
espalda. Que no tengamos hoy que ponernos la media luna como infamia porque
las acompañaremos con la cruz y con la estrella de David.
Si bien es cierto rechazamos los ataques terroristas y al terrorismo como
práctica de Hezbollah y de Hamas. Rechazamos que la búsqueda de terroristas
termine en la masacre de pueblos enteros y la disolución de familias y la
destrucción de la infraestructura de un país.
*PROFESOR INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS
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