Aquí pura rola chida: música y expresiones juveniles en México

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D I SE RTAC I O N E S . APROXIMACIONES AL CONOCIMIENTO DE LA JUVENTUD

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M I G U E L VI Z C A R R A D ÁV I L A Y AM AURY FERNÁNDEZ REYES COMPILADORES

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D I SE RTAC I O N E S .

APROXIMACIONES AL CONOCIMIENTO DE LA JUVENTUD

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M I G U E L VI Z C A R R A D ÁV I L A Y AM AURY FERNÁNDEZ REYES COMPILADORES

I N ST I T U TO JALISC IENSE DE L A JU VENT UD CENTRO DE IN VE ST I G AC I O N E S Y E ST UD I O S D E L A JU V E N T UD MÉ XIC O 2006

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Primera Edición: 2006 D. R. Instituto Jaliscience de la Juventud, Centro de Investigación y Estudios de la Juventud. D. R. Miguel Vizcarra Dávila y Amaury Fernández Reyes: por la recopilación. D. R. María Guadalupe Laura Báez Báez, Lic. Horacio Espinosa Zepeda, Mtro. J. Igor Israel González Aguirre, Mtro. Jesús Alejandro Hernández Ramírez, Lic. Carlos Alejandro Hidalgo Rasmussen, Dr. Alfredo Hidalgo San Martín, Dr. Rogelio Marcial Vázquez, Mtro. J. Alfredo Nateras Domínguez, Lic. José Navarro Cendejas, Dra. Bettylu Rasmussen Cruz, Aída Aracelí Rodríguez Carlos, Mtra. Tania Rodríguez Salazar, Dra. Amparo Tapia Curiel y Lic. Julio Alejandro Terrones Orozco: por su colaboración. D. R. Charlie Uribe, Esteban Soto, Mariana López, Ma Refugio Ruíz Vargas y Sara Guerrero: por su material fotográfico. www.ijj.gob.mx [email protected] [email protected] Portada: Roberto Morleghen Roger. Edición y diseño: Luis Fernando Ortega. INSTITUTO JALISCIENCE DE LA JUVENTUD, CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y ESTUDIOS DE LA JUVENTUD. Miguel Blanco No. 883. Zona Centro, Guadalajara, Jalisco. México. tel. 3658 3272 ext. 123

Prohibida la reproducción, por cualquier medio, electrónico o mecánico, total o parcial, con fines comerciales. ISBN: 968-5647-40-2

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Presentación

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MAPAS Y COORDENADAS:

ALGUNOS ROSTROS Y ESTADOS DE ÁNIMO DE LAS Y LOS JÓVENES DE «GUANATOS». Alfredo Nateras Domínguez*

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NO DE LOS VÁLIDOS Y CONSTANTES cuestionamientos que se han hecho, entre otros tantos, a los estudios acerca de las y los jóvenes, es su abierto centralismo: tanto por los autores que escriben o se hacen más visibles (del D. F. u occidentales) como del anclaje de lo joven a ciertas temáticas de siempre (las drogas, el empleo, lo educativo) y, circunscritos a lo urbano «chilango»1, o a la traducción automática en el imaginario social de lo juvenil como lo masculino. En este sentido, es de celebrar que este libro intitulado: Disertaciones. Aproximaciones al conocimiento de la juventud, (y que el lector recién empieza a leer), interpele ciertos flancos del tal centralismo, ya que se trata de un esfuerzo importante e interesante que convoca a varios y varias colegas de distintas trayectorias, formaciones académicas y adscripciones institucionales que construyen presencia y le dan cauce a los estudios regionales de * Profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (UAM-I). Coordinador general del diplomado: «Culturas juveniles. Teoría e investigación» (UAM-I). E-mail: [email protected] 1 Si bien lo «chilango» alude a los nativos de la Ciudad de México, las comillas y las cursivas hacen énfasis en la carga simbólica que se le ha depositado como adjetivo calificativo.

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occidente2 mostrando ciertos rostros, voces y estados de ánimo de las y los sujetos jóvenes de Guadalajara, Jalisco.3 De ahí que para mí es complejo andar escribiendo este texto y tener que comentar la obra; dado mi lugar de académico «chilango» (del D. F.) y posición como investigador / etnógrafo de lo que en varios sentidos (ambiguos) hemos reciclado y denominado como «Culturas juveniles urbanas» que, por lo que connota, acarrea de ya, un matiz excluyente, es decir, deja fuera lo no-urbano que bien lo podríamos traducir como lo rural y del campo versus la ciudad o las ciudades, o incluso desde las vertientes de lo tradicional contrapuesto a lo moderno. El tono y la tesitura de mis apreciaciones no partirán de comentar a profundidad los ensayos que componen este libro, sólo los tomaré como punto de partida, a fin de encaminar algunas libres y abiertas reflexiones, con el afán de establecer un diálogo con los autores y autoras en relación a lo que consideré los aspectos más significativos a resaltar. Situación que me lleva a seguir los trayectos, los senderos y las veredas temáticas marcadas y nombradas en cada uno de los trabajos y en los tres capítulos en los que se ha dividido esta obra. En el Capítulo I, «Instituciones y jóvenes», hay dos textos que en varios sentidos se relacionan entre sí, ya que desde diferentes lugares teóricos y abordajes metodológicos, trata lo 2 La Región de Occidente incluye a los estados de Colima, Nayarit y Jalisco. Vale recordar que a partir de la Encuesta Nacional de Juventud (ENJ), del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) del 2000, se desprenden una serie de cuadernos por cada una de las entidades federativas del país que dan cuenta de la heterogeneidad juvenil situada en los contextos locales específicos. Cfr., Ernesto Rangel, «Los Jóvenes de Colima a través de la Encuesta Nacional de la Juventud», Jóvenes Mexicanos del S.XXI, (ENJ) 2000; Zeyda Rodríguez, «Los Jóvenes en Jalisco», Jóvenes Mexicanos del S.XXI, (ENJ) 2000; y Fabiola González Román, «La juventud de Nayarit. Entre los mensajes Mundiales y el abandono local», Jóvenes Mexicanos del S.XXI, (ENJ) 2000. Para el caso específico de Jalisco, el cuaderno del reporte de investigación se estructuró a través de los siguientes ejes: Características fundamentales del estado de Jalisco; Familia; Educación y trabajo; Consumos y prácticas culturales de los jóvenes; y Creencias, expectativas, opiniones y auto percepción. 3 Aunque se extrañan varias plumas significativas del lugar, como las de Rossana Reguillo y María Martha Collignon, por citar tan sólo a estas destacadas colegas.

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relacionado con las instituciones instituidas e instituyentes; las «miradas» que edifican la construcción de la idea de lo joven y, de los acercamientos y desagregados temáticos que se han realizado en el ámbito de la salud tanto con los jóvenes de la localidad como desde una aproximación más amplia o general de los jóvenes en México. Hay algunas ideas sólidas e interesantes en el trabajo de J. Igor Israel González Aguirre, «Las imágenes del poder y el poder de las imágenes: la construcción institucional de la juventud de Jalisco» que apuntan a señalar la idea de lo joven como una construcción social y cultural, visible a través de los discursos y las expectativas que el Estado en abstracto y sus instituciones en concreto (la familia, la religión, los medios, la escuela), hacen patentes y esperan de sus jóvenes, en este caso de los de Guadalajara, Jalisco. Al mismo tiempo, se da una especie de mediación de las y los jóvenes en plural con respecto a lo que se espera de ellos y ellas, lo que conlleva a la expresión de las distintas maneras en que se va siendo joven. Esto nos remite a recordar que la condición juvenil está marcada por la heterogeneidad, es decir, hay distintas formas de serlo o hay diferentes sentidos en su contenido, por lo que la apropiación de la categoría de la juventud construida socioculturalmente lleva inevitablemente a la diversidad. De ahí que encontramos claramente un discurso público que habla de los jóvenes desde el deber ser, e incorporado por ciertos segmentos o sectores juveniles que bien se les podría reconocer como los jóvenes integrados. En contraparte, tenemos a los que construyen una identidad alterna a estos imaginarios culturales dominantes referidos como los jóvenes apocalípticos.4 Con la alerta de que entre el extremo de los integrados y los apocalípticos, hay otras 4 Existe un texto memorable de Martín Hopenhayn que entre otras cuestiones refiere a esta situación de la crisis de los meta relatos (¿el fin de las utopías?) circunscrito en el discurso de la crisis de la modernidad y lo postmoderno en América Latina, en donde los sujetos sociales (también está pensando en los jóvenes) se colocan en las disyuntivas y las paradojas. Cfr., Hopenhayn, Martín, Ni apocalípticos, Ni integrados. Aventuras de la modernidad en América Latina, Santiago de Chile, FCE, 1994.

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y otros jóvenes con variantes, tonos y tesituras intermedias que construyen, en todo caso, otros tipos del ser joven. Israel González, menciona que se agota la narrativa (tradicional) acerca del ciclo juventud / adultez, lo cual me parece un señalamiento muy atinado, ya que esto nos lleva a pensar que ante el desdibujamiento de la idea del estado-nación y el borramiento del estado benefactor, la moratoria social5 concedida a la condición juvenil se ha desquebrajado o roto, casi por completo, es decir, la trayectoria trazada de ser hijo de familia, estudiante, egresado o graduado, empleado, participante en la vida política o social y conformación de una nueva familia en la modalidad de casado, emparejado o de cualquier otra situación, ya no se cumple tal cual.6 Por otra parte, uno de los ámbitos en los que por tradición se ha atendido e investigado a los jóvenes, es lo referente al rubro de lo que se denomina como salud sexual y reproductiva que incluye una variedad de asuntos relacionados (VIH/SIDA / embarazo adolescente no deseado / aborto / infecciones de trasmisión sexual). De ahí que el trabajo colectivo de Alfredo Hidalgo San Martín, Bettylu Rasmussen y Carlos Alejandro Hidalgo: «Salud y atención a adolescentes en México», nos permita hacer algunas reflexiones y consideraciones al respecto. Es un estudio interesante que lleva a cabo una especie de estado del arte de la producción científica de investigación en salud y en servicios a adolescentes, a través de una revisión estadística (estudio bibliométrico) de revistas médicas y de trabajos de campo, registrados en una base de datos llamada Artemisa. Lo que resalta —nos dicen los coautores— es que hay muy poca producción científica del tema, aunque habría que tomar con prudencia esta 5 La moratoria social la concebimos como aquel tiempo sociocultural que se otorga en nuestras sociedades occidentales a fin de que los jóvenes (hombres como mujeres), se instruyan y preparen para que posteriormente se incorporen, a través de sus nuevas prácticas y roles sociales, a los mundos adultos. 6 Hay una dato muy fuerte y asociado a esta reflexión que arroja la ENJ del 2000: considerando los 37 millones de jóvenes que hay en el país (hombres y mujeres), se agrupan en cuatro tipos: 1. Los que estudian, 2. Los que sólo trabajan, 3. Los que estudian y trabajan y, 4. Los que ni estudian y ni trabajan que son alrededor de 8 millones de jóvenes entre los 12 y los 29 años de edad.

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aseveración, ya que se está haciendo una revisión desde el ámbito médico y, principalmente de cohorte cuantitativo, cuando hay que recordar que una gran parte de los estudios contemporáneos en salud sexual y reproductiva vinculada con los jóvenes y los servicios de salud, se encuentran en las disciplinas de la sociología, la psicología social, los estudios de género y la antropología de la salud, quienes privilegian las investigaciones cualitativas y otros medios de publicación y difusión de sus conocimientos y experiencias de intervención que regularmente no se encuentran reportadas en las revistas médicas. Por lo que aquí hay varios aspectos a rescatar o remarcar. Si bien es cierto que existen un sinnúmero de servicios inscritos en las instancias de salud del gobierno federal, estatal, municipal, e incluso delegacional, dirigidos a los adolescentes, hay grandes dificultades en las relaciones vinculares o ínter subjetivas entre los trabajadores de la salud (médicos, psiquiatras, psicólogos y enfermeras) y, los propios jóvenes (hombres o mujeres), en tanto que en una gran parte de casos, se juegan las relaciones de poder de los mundos adultos y del saber médico-psiquiátrico que no le otorgan el lugar de interlocutor válido o de sujetos de decisión de sí, a los jóvenes, aunado a que ellos o ellas, no tienen confianza para ir a los sistemas de salud (por pena, desconfianza o desconocimiento). Ejemplos de tales situaciones, tenemos varios: la negativa de algunas clínicas para dar información acerca de sexualidad a los adolescentes; de no distribuir gratuitamente condones, o incluso regañar y maltratar emocionalmente a las y los jóvenes cuando van a solicitar un servicio de salud. En cuanto a la morbilidad de los jóvenes, variable que retoman los coautores, nos enfrentamos a una paradoja o tensión que incluso implica a una gran parte de jóvenes, no sólo de México o de Guadalajara, Jalisco, sino a los de América Latina; están mejor provistos de salud, es decir, son más sanos que su generación inmediata anterior, aunque menos reconocidos en su morbilidad específica (Hopenhayn, 2005).7 7 Martín Hopenhayn habla de 10 paradojas o tensiones que se manifiestan en forma de

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En el Capítulo II, «El paso a la adultez», se agrupan cuatro textos que tratan asuntos relacionados con la familia, el trabajo, su representación y los medios masivos de comunicación. Estamos ante estudios con metodologías cuantitativas y cualitativas que transitan entre varias reflexiones, teniendo como vértice a algunas instituciones y determinadas prácticas socioculturales de los jóvenes, hombres y mujeres. El artículo de Tania Rodríguez, «Ideales sobre la familia en jóvenes de la zona metropolitana de Guadalajara», es muy revelador, en tanto y en cierto sentido, confirma algunos datos de otras investigaciones a nivel nacional, por ejemplo, en el sentido del valor real y simbólico que aún tiene la familia, junto con todas sus crisis y contradicciones, para una gran parte de jóvenes como sitio o territorio de contención / continente afectivo y, horizonte de futuro posible en tanto el deseo de conformar un nuevo núcleo familiar. Algo importante que la autora señala son los contextos en situación de conformación de familias en los que están inmersos los jóvenes y que se juegan en la trayectoria de los ideales familiares tradicionales y de los ideales emergentes de una familia moderna. Esto conlleva a decir que para una parte significativa de los jóvenes, ya sean hombres o mujeres, los ideales de la pareja estable y tener hijos, todavía persisten y prevalecen, sin dejar de reconocer lo complicado que implica esto y que en las vivencias de ser pareja en las vidas cotidianas, el ideal, poco a poco, tiende conflicto y en las que están insertos los jóvenes latinoamericanos. 1ª, más acceso a educación y menos empleo 2ª, más acceso a la información y menos acceso al poder 3ª, más destreza para autonomía y menos posibilidades de concretizarlas 4ª, mejor provistos de salud pero menos reconocidos en su morbilidad específica 5ª, más cohesionados hacia dentro pero más segmentados en grupos heterogéneos y con mayor impermeabilidad hacia fuera 6ª, más aptos para el cambio productivo pero más excluidos de él 7ª, mientras se expande el período juvenil como fase de moratoria vital, tiende a reducirse la proporción de jóvenes respecto del total de la población 8ª, han reducido su número de hijos, pero mantienen altas tazas de maternidad adolescente 9ª, desproporción entre consumos simbólicos y material 10ª, autodeterminación y protagonismo versus precariedad y desmovilización, Cfr. Martín Hopenhayn, América Latina. Desigual y descentrada,Buenos Aires, Norma Argentina, 2005,

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a desdibujarse. En todo caso, operan como posibles escenarios de llegada y, no más, como escenarios ciertos de partida. El sentido y el significado en la construcción de una familia todavía esta ligado con el deseo y el imaginario de la maternidad y la paternidad juvenil, aún y con todos los miedos y los temores a nivel de lo material como en lo simbólico de las emociones y los afectos encontrados en tanto lo subjetivo que va configurando la tensión entre lo tradicional y lo moderno del ser pareja joven. No puedo dejar de traer a mi memoria la matriz de significación de la paternidad y la maternidad de una parte de las y los jóvenes pandilleros que no está anclada a un proyecto de vida en pareja como tal, cual sea su especificad (civil, religiosa o en unión libre), sino que atraviesa la temporalidad definida de la existencia conforme a las situaciones al límite en que viven. Es el caso de los agrupamientos juveniles de pandillas (transnacionales) quienes a la brevedad posible, se están haciendo papás o mamás porque saben e intuyen que en cualquier momento van a ser asesinados o dejar de existir, en la lógica de la guerra urbana y las venganzas que hay entre los distintos agrupamientos de pandilleros. Un texto novedoso, por lo poco tratado de la temática, es el de Araceli Rodríguez, Amparo Tapia, María Guadalupe Laura Báez y Julio Alejandro Terrones en relación a los: «Aspectos del proceso de trabajo y de salud enfermedad de un grupo de niños, niñas y adolescentes de la industria del calzado en la ZMG». Digamos que es una investigación desde la epidemiología circunscrita en el proceso de trabajo y su relación con las condiciones de salud de la población señalada. Es un estudio que nos remite a la idea de las sociedades postindustriales en el entendido de lo que se ha nombrado como el trabajo flexible, es decir, aquel de los proyectos neoliberales o del capitalismo salvaje en el que la explotación y la exclusión social, son una situación que los caracteriza y, además, recae implacable en los sujetos sociales más vulnerables como lo son los niños, los adolescentes y los jóvenes. En esta situación de vulnerabilidad social y de salud en la que se encuentran estos sectores de la población, coincide y

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se correlaciona con el hecho de que en términos generales, los adolescentes y los jóvenes, inscritos en los circuitos del empleo y del subempleo, son los más explotados: con los peores salarios —por debajo de los adultos—, los que trabajan más horas, los que no crean prestaciones, ni antigüedad y, ni tampoco, se está en la posibilidad de construir una identidad como trabajador o asalariado, dada la alta inestabilidad del empleo. Este artículo se puede ligar, desde otras vertientes, con el de José Navarro Cendejas: «Representaciones sociales de jóvenes profesionistas sobre el trabajo», encaminado a explorar o dar cuenta de las percepciones y auto percepciones de este sector de jóvenes. De inicio me parece que estrictamente hablando, no es una investigación que emplea o usa el constructo teórico de las representaciones sociales, en tanto no se propone probar algunos aspectos de la teoría, sino que en todo caso, utiliza el concepto o el término8 para referirse a opiniones o imágenes elaboradas y construidas colectivamente por los jóvenes profesionistas en situación de desempleo o subempleo. Se está más cerca de una aproximación ciertamente cualitativa y desde una perspectiva clásica; más antropológica y cultural, al estilo de Moscovici o Jodelet. Esta postura de investigación es distinta a la otra línea conocida como la del núcleo básico, es decir, la concepción estructural de las representaciones sociales (Rouquette, Gimelli, Abric) quienes emplean metodologías cuantitativas en base a análisis estadísticos inferenciales y descriptivos (por ejemplo, árboles conceptuales) También en este artículo, podemos resitúar la discusión con respecto a la idea de moratoria social concedida en el trayecto del ser joven y abrir la discusión en otros horizontes reflexivos. Por ejemplo, algo importante a resaltar y que José Navarro lo refiere, es 8 Hay una apasionada discusión teórica entablada por varios psicólogos sociales, por ejemplo, Tomás Ibáñez (español) y Maritza Montero (venezolana), quienes consideran a las representaciones sociales como un concepto o categoría cognitiva, al cual le falta una teoría. Cfr., Tomás Ibáñez, Psicología Social Construccionista, Selección de textos: Jiménez-Domínguez, Universidad de Guadalajara, México, 1994; Maritza Montero (Coord.) Construcción y crítica de la psicología social, Anthropos, 1994.

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la contradicción o asimetría que se da entre los mundos laborales y los mundos de los sistemas educativos, en tanto corren en distintas coordenadas temporales y dinámicas económicas, dando por resultado la exclusión de una parte de jóvenes profesionistas de los mercados laborares. Se está ante otra paradoja o tensión que consiste en el hecho de que en términos amplios, los jóvenes contemporáneos están más certificados en lo educativo, es decir, tienen más niveles educativos: son más instruidos y con amplias y mejores habilidades en el manejo de las tecnologías de comunicación (computadoras, Internet) que su generación inmediata anterior, aunque están más desempleados, situación que no sucedía con la generación de sus padres que tenían menos niveles educativos, aunque lograban insertarse, sin muchas dificultades, en los circuitos laborales. Ahora, en cuanto a la educación como tal, lo que señala el autor es que la educación superior, para una gran parte de sus jóvenes de investigación, ha perdido su sentido, es decir, ya no es garantía de movilidad social a fin de mejorar las condiciones materiales de vida, lo cual tiene una lógica de verdad, sin embargo, pareciera ser que la educación superior todavía es una aspiración para una parte importante de jóvenes, más que nada por su valor simbólico, es decir, por ser espacios de la socialidad y por ende, importantes en las construcciones identitarias juveniles. El texto de Jesús Alejandro Hernández: «Sexo, droga y tv. De medios, sexualidad y salud en adolescentes clasemedieros de Guadalajara, Jalisco», en cuanto a la combinación de estrategias de investigación, cuantitativas y cualitativas (grupos focales), es interesante, ya que a mi entender, este estudio de análisis exploratorio del discurso de adolescentes, se sitúa más del lado de lo que los antropólogos denominan como los consumos culturales, e incluso, cercano a los trabajos de comunicación, siguiendo las teorías de la recepción.9

9 Cfr., Mabel Piccini, Ana Rosas Mantecón y Graciela Schmilchuk (coordinadoras), Recepción artística y consumo cultural, México, Juan Pablo Editores, 2000.

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Hay cuestiones importantes que el autor va señalando como la clasificación que lleva a cabo de adolescentes urbanos y semiurbanos con respecto a las preferencias en el uso y consumo de los medios como instrumentos de información en lo relacionado a la sexualidad y a la salud. En este sentido, no es de extrañar que en primer término aparezca la televisión, la radio y los periódicos. Esto es significativo en tanto que vuelve a confirmar que una de las cualidades de los jóvenes contemporáneos es el uso de las tecnologías de comunicación como uno de los accesorios culturales más significativos en la socialización, en la apropiación de la información, en las preferencias políticas, es decir, son potentes instrumentos para la construcción de opiniones e influir en la acción social. Interesante el dato de que los padres y los amigos, son las fuentes de información más confiables con respecto a la sexualidad. Habría que ver cómo se distribuyen estas percepciones en relación al género: las mujeres adolescentes a ¿quién recurren? y en ¿en qué aspectos o circunstancias? versus los hombres adolescentes. Por otra parte, no hay que olvidar que la escuela es la institución o el sitio en donde más información adquieren los adolescentes y los jóvenes, en relación a la sexualidad. El Capítulo III, «Creaciones juveniles», agrupa dos textos, uno que discute la configuración identitaria juvenil a partir del uso de drogas (ilegales) y el otro, sitúa a la música imbricada a determinadas adscripciones juveniles en los espacios urbanos. Son trabajos con registro en lo simbólico o de las subjetividades sociales o colectivas de los jóvenes. El artículo de Horacio Espinosa Zepeda, «Construcción de la identidad social en jóvenes consumidores de drogas de la ciudad de Guadalajara», da pauta para abrir varias reflexiones urgentes y vigentes en distintos sentidos, máxime cuando el asunto del consumo de las sustancias ilegales en las y los jóvenes, es uno de los aspectos más delicados de larga data en los estudios acerca de lo juvenil, abordado principalmente por los enfoques de la salud /

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enfermedad, es decir, de la psicología analítica y la psiquiatría que tienden a desocializar lo individual y a individualizar lo social. En primera instancia, el autor ubica el asunto de las identidades sociales en las coordenadas de la modernidad y recupera las propuestas de Erving Goffman, a fin de pensar el consumo de drogas y de los sujetos sociales juveniles desde los procesos de discriminación, la marginación y el estigma, como una suerte de identidades deterioradas. De ahí desarrolla las ideas acerca de lo que denomina como la identidad legitimadora, es decir, la que asume el estigma, la cual se contrapone, a la identidad de resistencia, aquella que la interpela. A partir de esta interesante argumentación, una de las preguntas que quizás habría que plantearse, sería la siguiente: ¿cómo pensar desde otros lugares teóricos de los que ya se han hecho el asunto del consumo de sustancias ilegales en los jóvenes cuando se asiste a las crisis de las identidades que fueron construidas bajo la lógica de la modernidad? Aquí cabría recuperar una propuesta de Martín Hopenhayn10 con respecto a que el asunto de la violencia y las drogas, son dos de los fantasmas que están recorriendo a América Latina y que en el caso de las sustancias, se convierten en una de las grandes problemáticas que afectan directamente al sector de las y los jóvenes y, por consiguiente, implica a los otros actores sociales: los mundos adultos y las instituciones. Aunque suene absurdo, el problema en el consumo de drogas que llevan a cabo una parte de las y los jóvenes, no está o se ubica, en la droga misma, sino que se desplaza en la carga simbólica que conlleva, esto es más claro cuando sabemos que realmente una de las dificultades serias para los jóvenes en el asunto de los consumos de sustancias, no es la marihuana o la cocaína, sino las drogas legales: el alcohol. A como lo da a entender Horacio Espinosa cuando refiere que las drogas son un elemento de configuración de la identidad 10 Hopenhayn, Op. cit., 2005.

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de muchas culturas juveniles urbanas; el consumo de las drogas ilegales, entra en el circuito juvenil globalizado como una especie de accesorio cultural, junto con otros como la música, de tal suerte que al consumirse un carrujo de marihuana, o aspirar una línea de cocaína, o ingerir una «tacha» (droga de diseño), probablemente también se está consumiendo el universo simbólico del grupo o los grupos a los cuales se está adscrito o a las que se pertenece. De igual manera, el consumo de drogas, en este eje de la configuración de las identidades juveniles, pasa por la experiencia del cuerpo: como aquel territorio de la decisión de sí que conlleva una connotación en lo individual aunque construida colectivamente. Sí como lo propone el autor, al transitar del estigma a los valores, creo que se está en la posibilidad de que más allá de la adscripción identitaria juvenil a la que se pertenezca, aparece la disputa y reivindicación por los derechos civiles y culturales. Esto llevaría a la posibilidad de construcción de ciudadanías juveniles en tanto demandar el respeto ante el hecho del consumo como una vía colectiva de reconocerse desde el lugar de usuario de drogas ilegales y, en la demanda de ser, en cuanto a la decisión de sí. El texto de Rogelio Marcial, «Aquí puras rolas chidas: música y expresiones juveniles en México», es de los que más disfruté, ya que además de ser de los mejor estructurados, está muy bien planteado y hace una contribución pormenorizada que hacía falta en los escritos de jóvenes y música, en tanto establecer las articulaciones y conexiones correspondientes entre las diversas culturas juveniles, los diferentes estilos musicales y los contextos sociales y políticos, partiendo del núcleo base o matriz de significación de la música rock. Me parece que una cuestión importante del texto del colega, es que permite sustraer varias reflexiones teóricas y metodológicas que implícitamente están presentes en su texto. Una de ellas es que no queda la menor duda de que la música del rock con sus diferentes géneros e hibridaciones o mezclas contemporáneas, es una de las matrices de significación más importantes para las y los jóvenes, no sólo de México, sino del mundo, de mediados del siglo pasado a la fecha y que entra dentro del ámbito de los estudios

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de las industrias culturales y los consumos, desde el lugar de lo simbólico o de las ínter subjetividades colectivas. En esta matriz de significación, abrevaron y se construyeron un sinnúmero de adscripciones identitarias juveniles que siguen alimentando a las actuales generaciones de jóvenes y, que además, le dieron visibilidad a las distintas formas de expresión social, cultural y política, en tanto abrieron varias rutas de posibilidades, no la única, en la construcción del ser joven. Asimismo, es muy importante remarcar que los trayectos o los procesos que se siguieron en esta construcción de las culturas juveniles y los estilos musicales, están referidos o anclados a los contextos sociales, culturales y políticos más amplios en los que están circunscritos los sujetos juveniles urbanos y rurales que nos permite comprender de mejor manera el sustrato relacional de las y los jóvenes. Quisiera destacar que el consumo de los estilos musicales por parte de las y los jóvenes urbanos y rurales, ha sido un instrumento para la acción social y la participación en lo político muy transcendente dado el agotamiento de las ideologías políticas duras (socialismo, capitalismo); el descrédito de la política instituida por los partidos políticos; la falta de legitimidad de los más importantes consorcios informativos y de fuertes cuestionamientos a los procesos electorales. Ahí tenemos la evidencia —y espero no exagerar— de que para una gran parte de las y los jóvenes, frente al desdibujamiento o el vaciamiento de sentido de la política, emerge con una fuerza de significación muy importante el ámbito o el terreno de lo cultural que se hace viable y visible a través de los movimientos juveniles como los del hip-hop, o de la música electrónica (ráves), o de la grupera (oldies, ballenato, cholos). La música, sus estilos —campo cultural señala Rogelio Marcial—, como objeto material y simbólico, se parecen a los sujetos sociales juveniles que la consumen y la habitan: hablan de la heterogeneidad de sentidos, expresión de las cotidianidades y de la gran diversificación política / cultural de las adscripciones juveniles en los espacios urbanos y rurales.

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Para terminar, reitero que los estudios, las investigaciones y los diferentes acercamientos disciplinares y metodológicos que se muestran y se dan a conocer en Disertaciones. Aproximaciones al conocimiento de lo juvenil, abren una veta importante y necesaria para los estudios regionales de occidente.

México, D.F. Miércoles, 19 de julio de 2006.

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Capítulo I

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LAS IMÁGENES DEL PODER Y EL PODER DE LAS IMÁGENES:

La construcción institucional de la juventud en Jalisco J. Igor Israel González Aguirre*

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L IGUAL QUE EN OTROS PAÍSES, en México, el mecanismo tradicional para incorporar a los sujetos [juveniles] al orden instituido tenía como eje una especie de «solidaridad circular»: el circuito comenzaba en la familia, continuaba en la escuela; luego venía el ingreso en el mercado laboral, la emancipación y, finalmente, la posterior formación de una nueva unidad familiar. Pero en el escenario de una modernidad tardía, es decir, dentro de un tenso orden social que no es totalmente tradicional ni completamente postmoderno como el nuestro, lo anterior ha ido dando de sí: en la medida en que se agota la narrativa [tradicional] acerca del ciclo juventud/adultez, la conformación de los sujetos juveniles responde más a una [postmoderna] competitividad individualista de trayectorias múltiples, que a un apego comunal consolidado. Por una parte, ello implica que los sujetos no están totalmente inmersos en el lugar social particular en el que han nacido, ni se identifican de lleno con él. Aunque esto no remite a un desanclaje total, ya que, por otra parte, el peso de la tradición aún resulta bastante significativo para la conformación de las distintas maneras de ser [joven]. De cualquier modo, lo que interesa señalar aquí es que la elección de un modo de vida, de ser *Alumno del Doctorado en Ciencias Sociales. El Colegio de Jalisco

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joven, estaría en función de un conjunto de circunstancias más o menos contingentes: si antes las particularidades de nuestro nacimiento (i. e. sexo, religión, posición social) determinaban nuestra identidad más profunda; hoy éstas sólo influyen en distintos grados en la construcción de un proyecto identitario que, fragmentario y disperso, es narrado por los sujetos con cierta coherencia, pero también con una relativa ambigüedad.1 Ante ello, pudiera pensarse que la dimensión formalmente instituida del orden simbólico [social, político, económico], es decir, el conjunto más o menos anónimo de componentes que median cualquier vinculación entre los sujetos y la alteridad, o entre los sujetos mismos, se difumina, pierde peso:2 si antes el ideal del deber ser juvenil recorría una ruta preestablecida por la tradición, pareciera que hoy se constituye en un ámbito más de indecibilidad y contingencia. Sin embargo, en contextos como el nuestro, el Estado y sus instituciones juegan aún un papel fundamental en tanto elementos que influyen en la construcción de la subjetividad,3 en la estructuración de las imágenes culturales que le otorgan visibilidad a lo juvenil. En última instancia, lo anterior coloca la construcción y negociación de los proyectos 1 Derivo esta idea a partir de la lectura de algunos ensayos entrañables escritos por Foucault. Véanse, por ejemplo, Michel Foucault. Las palabras y las cosas, Siglo XXI, México, 1997 (vigésimo sexta edición), sobre todo los capítulos «II: la prosa del mundo», «III: representar» y «IV: hablar», pp. 26-125 y; la serie de conferencias plasmadas en Michel Foucault. La hermenéutica del sujeto, Fondo de Cultura Económica, México, 2002 (segunda edición). 2 Esta es, sin duda, la hipótesis central que sostiene Lewkowicz: el agotamiento del Estado en tanto referente para la construcción de la subjetividad. Cfr. Ignacio Lewkowicz. Pensar sin Estado. Subjetividad en la era de la fluidez, Paidós, Argentina, 2004. Me parece que esta afirmación debería matizarse cuando se habla de las realidades latinoamericanas. No pretendo decir que las imágenes derivadas de las instituciones estatales constituyan el referente identitario par excellence. Más bien, la idea consiste en señalar que la subjetividad no se construye en el vacío que implica el agotamiento de las instituciones del Estado, sino, precisamente, alrededor de este vacío. Véase al respecto un sugerente análisis que explora esta perspectiva en Slavoj Žižek. El espinoso Sujeto. El centro ausente de la ontología política, Paidós, Argentina, 2001. 3 Por supuesto, debo esta idea a los sugerentes argumentos de Deleuze y Guattari. Cfr. Gilles Deleuze y Félix Guattari. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Pre-textos, España, 2004 (sexta edición).

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identitarios en el trasfondo del campo político: los sujetos juveniles se ven orillados a adoptar una postura con respecto a aquello que les es importante y les interpela; al mismo tiempo, los actores del orden institucional toman un posicionamiento con relación a aquello que los jóvenes tematizan en la actualidad: en la medida en que lo político se subjetiva, la subjetividad también se politiza. Aceptar lo anterior requiere de una apertura conceptual, la cual debiera trascender los límites establecidos por las ciencias sociales «clásicas»: la indecibilidad y la contingencia, en tanto componentes fundamentales de esta forma [diferente] de indagar lo social, son radicales y constitutivas. Ello quiere decir que no es posible llegar a un contexto puro, no se tiene acceso a la «Verdad Absoluta»,4 a un núcleo que daría cuerpo a aquello que en definitiva sería la forma adecuada de ser joven. De modo que todo escenario de indecibilidad estaría conformado de manera retroactiva: las formas de mirar/nombrar al joven, que se derivan del orden simbólico instituido, sin duda son constitutivas de los modos de ser joven; pero a su vez, tales modos inciden en la estructuración del orden simbólico desde el cual los jóvenes son vistos.5 Es por ello que el objetivo de este trabajo consiste en señalar que la construcción social/institucional de la juventud tiene aparejada una serie de modelos que asignan normas de conducta, valores, espacios, roles 4 Cfr. Slavoj Žižek. The fragile absolute –or, why is the christian legacy worth fighting for?, Verso, E. U. A., 2000. En este texto, el autor explora con bastante éxito [la utilidad de pensar en] la fragilidad de cualquier noción que se pretenda absoluta, así como el inesperado núcleo subversivo que radica en el centro de, por ejemplo, doctrinas como el cristianismo. 5 En este sentido, autoras como Maritza Urteaga han analizado el modo en que intervienen tanto las prácticas institucionales como las juveniles, en la construcción de las «imágenes culturales» que le otorgan visibilidad a los jóvenes. «Las imágenes culturales son la forma de presentación de las identidades y culturas juveniles en la escena pública» —afirma acertadamente Urteaga—. Lo anterior resulta importante en la medida en que tales imágenes inciden en la construcción social y cultural de la juventud en tanto categoría y, sobre todo, como realidad: contribuyen, pues, a que la sociedad califique, asuma y reconozca, en lo público y lo privado, a las personas y los hechos vinculados con la condición juvenil. Cfr. Maritza Urteaga Castro-Pozo. «Imágenes juveniles del México moderno», en José Antonio Pérez Islas y Maritza Urteaga Castro-Pozo (coords). Historias de los jóvenes en México. Su presencia en el siglo XX, SEP/IMJUVE/AGN, México, 2004, pp. 33 y 34.

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y estilos específicos que delimitan las maneras [«correctas»] de lo juvenil. La subjetividad no se construye, pues, en el vacío. Recordemos que el discurso público que «habla» acerca de los jóvenes se estructura en buena medida en y desde el ámbito formalmente institucionalizado. Analizar lo anterior tendría como meta evidenciar algunos de los mecanismos desde los que se identifica y define a los jóvenes jaliscienses, qua sujetos receptores de la política. Tal como lo señala Marcial,6 esto es importante porque, sin duda, ha incidido en la construcción tanto de los espacios que se consideran adecuados para el desenvolvimiento juvenil, como de las instituciones que velan por una correcta socialización de los jóvenes. Es por ello que resulta pertinente explorar algunos de los modos en que se ha ido construyendo institucionalmente la juventud en Jalisco, es decir, dar cuenta de cuáles son algunas de las imágenes culturales que hacen visibles a los jóvenes de nuestra entidad. CONTORNOS LIMINARES DE LO JUVENIL ¿Cuáles fueron las condiciones [sociales] que posibilitaron la creación del ser joven en la sociedad mexicana y, sobre todo, en Jalisco? Es evidente que no existe una respuesta unívoca a esta interrogante. De cualquier modo, sí puede afirmarse que las ideas acerca de lo juvenil en el estado tienen un carácter marcadamente centralizado, como si el ser joven tuviera como único eje aquello que ocurría con los individuos jóvenes que habitan el Distrito Federal. Como sabemos, la noción de juventud que prevalece en la actualidad en nuestro país fue gestada a principios del siglo XX. Sin embargo, dicha idea encaja sus raíces en las transformaciones experimentadas al interior de las esferas de socialización del México decimonónico: recordemos que al finalizar el siglo XIX la familia, la escuela, el mercado de trabajo, el tiempo de ocio, etc., mostraban dinámicas inéditas hasta entonces. Al respecto, Barceló 6 Cfr. Rogelio Marcial Vázquez. Jóvenes en diversidad. Ideologías juveniles de disentimiento: discursos y prácticas de resistencia. Tesis Doctoral, El Colegio de Jalisco, México, 2002.

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señala que no es sino hasta el último tercio del mencionado siglo, bajo el influjo del proyecto liberal, que los cambios que atravesaban a la nación impactarían en la condición de la población joven (es decir, aquellos que aún no eran adultos, pero que tampoco encajaban dentro de la niñez). De modo que al proponerse «educar al pueblo», y colocar sobre todo a la juventud como parte integral del proyecto nacional, el periodo de la Reforma puede verse como el incipiente ingreso del joven al escenario mexicano.7 En este sentido, puede decirse que el régimen porfirista fue un «impulsor» —con la reserva de las comillas— de los cambios modernizadores en el país.8 Esto es importante porque en dicho periodo se dieron los primeros esbozos de la creación institucional de la juventud mexicana. Si en todo el país la sociedad tendía a hacerse más compleja, las actualizaciones locales de este proceso adquirían matices particulares muy interesantes. Vale la pena señalar que en Jalisco se observaba cierta «fijeza» en el orden socio-simbólico. Con respecto a la composición de las fuerzas socioeconómicas durante el periodo previo a la revolución maderista, es notable que en la entidad la riqueza y el poder políticos estaban en manos de, cuando mucho, medio centenar de familias. Bajo el amparo de una política económica que impulsaba la inversión, implantada tanto por Luis C. Curiel y Miguel Ahumada, cada uno gobernador del estado en su momento, los capitalistas jaliscienses lograrían provechosas exenciones de impuestos. Ello les permitiría modernizar la industria tradicional (i. e. textilera, tequilera, aceitera, etc.) y concentrar aún más su influencia. Por otra parte, la elite de hacendados poseía casi el 40% de los terrenos laborables del estado, así como el 30% del total de ganado vacuno y más del 20% del caballar. Desde luego, debido a sus intereses en la industria y el comercio, este selecto grupo 7 Cfr. Raquel Barceló. «El muro del silencio: los jóvenes de la burguesía porfiriana», en José Antonio Pérez Islas y Maritza Urteaga Castro-Pozo, Op. cit., p. 114. 8 Mucho antes de que se impusiera la moda revisionista que atraviesa actualmente al oficio de historiar, Octavio Paz ya había efectuado una crítica sutilmente devastadora acerca del porfiriato. Cfr. Octavio Paz. El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura Económica, México, 1997 (cuarta reimpresión), pp. 145 y siguientes.

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que dominaba la economía de la entidad se oponía al cambio de una estructura que les era por demás favorable. De modo que junto con el clero formarían un bloque que pretendería evitar la propagación del inminente movimiento revolucionario.9 Por supuesto, estos sectores ostentaban una posición privilegiada en lo que hace a la estructuración del proyecto ideológico dominante y, por ende, en la determinación de lo que constituía el ideal del deber ser juvenil en el estado. Lo anterior adquiere una relevancia crucial en la medida en que se acepta que la juventud no es una entidad autónoma que se explica por sí sola. Discutir acerca de los jóvenes implica abordar al resto de los sectores de la sociedad en la que aquéllos se desenvuelven. Esto es así porque el contenido positivo de la categoría «juventud» se actualiza constantemente, y en ello juegan un papel importante los grupos dominantes. Esbozar la postura que puede ser atribuida a tales grupos también permite dar cuenta de las condiciones de posibilidad de lo juvenil que se tenían en una época particular. En este sentido, cabe hacer notar que, de acuerdo con las tendencias observables en todo el país, el relativo desarrollo industrial que se experimentaba en el estado permitió la formación de un pequeño sector social de mediana riqueza. Éste estaba conformado por profesionistas, administradores, pequeños comerciantes y rancheros, así como la incipiente burocracia de la entidad. Tal sector no alcanzaba a ser mayor del 30% del total de la población económicamente activa. Al estallar la revolución, los pequeños comerciantes buscarían obtener provecho al incrementar sus ganancias, pero sin comprometerse con ninguno de los bandos en disputa. En cambio, buena parte de los artesanos, acompañados de los obreros textiles y mineros, formarían las primeras organizaciones políticas anti-porfiristas. Estos grupos se convertirían, a la postre, en uno de los pilares más consistentes en tanto apoyos del movimiento revolucionario, y tendrían además 9 Cfr. Mario A. Aldana Rendón. Jalisco desde la revolución. Del reyismo al nuevo orden constitucional, 1910-1917, Tomo I, Gobierno del estado de Jalisco/Universidad de Guadalajara, México, 1987, pp. 21-26.

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fuertes vínculos con los movimientos estudiantiles posteriores.10 Como ya lo señalé, otro de los sectores que ostentaban mayor influencia en la entidad estaba constituido por el clero. Murià señala que a partir del triunfo de la República, en 1867, la jerarquía eclesiástica y su relación con el Estado fueron adquiriendo particularidades muy peculiares en el occidente del país. Desde la década de los sesenta, en el siglo XIX, la arquidiócesis de Guadalajara instituyó los llamados «arreglos de conciencia» para recuperar parte del capital que le había sido expropiado debido a las reformas gubernamentales. Desde luego, esto contribuiría a socavar el poder oficial que, de por sí, las autoridades no siempre fueron capaces de hacer valer. El entonces arzobispo Pedro Loza, teniendo en mente la necesidad de adaptarse a las condiciones sociopolíticas imperantes, procuró no entablar conflictos directos con la autoridad civil. Esta estrategia tenía como finalidad la perpetuación de los ideales católicos a través de la labor educativa. Por ello, en 1871 el mencionado arzobispo se empeñó en que las parroquias instauraran escuelas primarias. Ello con el objeto de conducir «…la cristiana enseñanza de la niñez y de la juventud». Tres años más tarde entraría en funciones el primero de estos establecimientos. Como veremos más adelante, para finales del siglo XIX, la política implementada por Pedro Loza había fructificado: el clero llevaba a cabo labores de educación/ adoctrinamiento en la mayoría de las parroquias foráneas sin mayores contratiempos; en la sede del arzobispado el prelado contaba con el respaldo de buena parte de la ciudadanía y con el respeto de las autoridades civiles.11 La influencia del sector clerical era, pues, considerable, y la «necesaria» educación de los «cuerpos y almas» de sus agremiados constituía un componente principal de su agenda. 10 Ibíd., pp. 27 y 28. 11 Cfr. José María Murià. «Iglesia y Estado en Jalisco durante la República restaurada y el porfiriato», en Secuencia, núm. 10, Instituto Mora, México, enero-abril de 1988b, pp. 43-50. Los mencionados arreglos de conciencia no eran otra cosa que una suma de dinero que pagaban los nuevos propietarios de los inmuebles expropiados a la Iglesia. Desde luego, ello con el objeto de «no perder sus almas».

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En este contexto, la instrucción pública también llegaría a ocupar el primer escaño dentro de las preocupaciones de los liberales jaliscienses, ya que predominaba entre ellos la idea de que ésta era la vía más eficaz para lograr la modernización del país. Como era de esperarse, la arena escolar se convertiría en un ámbito que tensaría la relación entre Iglesia y Estado. En el centro de este conflicto estaría, por supuesto, la juventud local. Vale la pena recordar que el triunfo del proyecto liberal traería consigo una aparente disminución de la influencia eclesiástica en la labor formadora. Desde la Reforma puesta en marcha por Benito Juárez se pensaba que el tránsito por el sendero escolar debería ser laico, con el objeto de generar un tipo específico de mexicano: laborioso, con mentalidad científica y plenamente dispuesto al progreso [¿quién mejor que los jóvenes para cumplir este propósito?]. Había que superar, en consecuencia, al mexicano «indolente» y «fanático» que había dejado como herencia el periodo colonial. La legislación, sobre todo en materia educativa, se perfilaba como el mejor conducto para lograr esta meta. Desde tal perspectiva, personajes como Aurelio Ortega, conocido dirigente obrero jalisciense, argumentaban la urgente necesidad de innovar los establecimientos de enseñanza, ya que si la educación no se generalizaba, de poco valdría toda igualdad jurídica. Los docentes y los clérigos desempeñarían papeles cruciales en este proceso.12 Para entender el peso del clero en la conformación de [las imágenes culturales que darían cuerpo a] los sujetos juveniles, basta recordar que de los más de doce millones de mexicanos que habitaban el país en 1895, el 99% eran católicos. Para Jalisco las cifras son muy similares: de los 1 millón 107 mil 227 habitantes que había el mismo año en la entidad, 1,103,985 pertenecían a la religión católica, es decir, más del 99%. A esto hay que agregar que en 1890 se contaba sólo en la municipalidad de Guadalajara con más de un sacerdote católico por cada diez profesores (ello sin considerar a los 4 ministros que pertenecían a otros cultos). 12 Cfr. José María Murià. Breve historia de Jalisco, SEP/Universidad de Guadalajara, México, 1988a, pp. 350-351.

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Si pensamos que unos años más tarde, en 1907, casi el 41% del total poblacional del estado estaría en edad escolar (i. e. tendría 15 años o menos),13 queda por lo menos claro el peso de los factores religiosos y educativos en la conformación de los sujetos juveniles. No es descabellado sugerir que el púlpito y el aula de clases bien podían ser vistos como palestras políticas. Aunado a todo ello, un elemento crucial en el proceso que demarca la emergencia de lo juvenil en el país, se encuentra en el conjunto de normas que dan cuerpo al estatuto jurídico de los jóvenes. En este sentido, Urteaga señala que ya en el Código Civil redactado en 1870 se declaraba que la población menor de 21 años era incapaz de protegerse o preservarse por sí misma de algún daño o peligro. De manera que al delimitar la minoría de edad —aduce acertadamente la autora— se expresaba una percepción de los jóvenes como seres «inestables y explosivos», necesitados de cuidado, por lo que se concede la patria potestad y la tutela a los padres. Éstos deberían inculcarles los principios morales necesarios para que lograsen, en la adultez, el mejor desenvolvimiento en el entorno social. Además, en la reforma al Código de 1883 el Estado hace explícito su interés en la educación de los jóvenes, puesta la mirada casi siempre en el ingreso de la juventud en la esfera laboral. Al respecto, Urteaga destaca que para el Estado, los adolescentes eran dueños de un «vigor avasallante» que mantenía tensos los «ánimos» de la sociedad. Por ello se consideró que a través del estudio y la adquisición de capacidades y oficios, los jóvenes se desarrollarían y se mantendría la paz.14 Por otra parte, puede decirse que durante el porfiriato, el proyecto liberal [evidentemente positivista] se sostuvo sobre una cimentación estructurada por los sistemas jurídico y educativo. Ello sobre todo por el carácter nacional que fueron adquiriendo 13 Cfr. Secretaría de Economía. Estadísticas sociales del porfiriato, 1877-1910, Secretaría de Economía, México, 1956. pp. 7, 16 y 27. 14 Es importante destacar que el Estado le concedía la «emancipación» a los jóvenes entre los 18 y 20 años. Aunque ello traía consigo una capacidad restringida: la ley les prohibía a los emancipados gravar sus bienes raíces y comparecer en juicio; aunque sí podían administrarlos y litigar. En este sentido, no está demás señalar —junto con Urteaga— que el modelo de juventud retomado por los legisladores mexicanos fue

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dichos sistemas, y porque fueron impuestos a buena parte de la sociedad civil en todo el país. Este centralismo generaría algunos consensos, sobre todo, entre las clases medias. En este contexto, Urteaga señala que en el último tercio del siglo XIX se admitía la necesidad de que el poder público interviniera para separar al joven de su familia, con el objeto de permitirle adquirir una educación que asegurara su bienestar en el futuro. Como puede verse, comenzaba a perfilarse, pues, la postergación de la juventud, su ocultamiento en el presente; su clasificación como una promesa para el porvenir. En este mismo sentido, desde la esfera educativa se proponía que la familia debería intervenir de manera activa en la «educación de las emociones» de la niñez y la juventud, así como en la instrucción y el desarrollo de sus «cuerpos y almas».15 Una revisión de la oferta estatal contemporánea dirigida a los jóvenes revelaría que estas tendencias aún prevalecen en buena parte de los planes y programas diseñados para atender a este sector poblacional.16 Aunque dicho análisis queda fuera de los límites de este ensayo, vale la pena señalar que, en el periodo de transición del siglo XIX al XX, tuvo lugar un intenso debate en torno a la propuesta de alargar el periodo educativo y la creación de estudios secundarios. Se argumentaba que ello serviría de base para incorporar al joven al mundo de la madurez al canalizar los «impulsos del adolescente». Ello con base en un plan de educación f ísica, intelectual y moral que era el mismo para todos, el cual enarbolaba dos grandes principios: 1. La educación de los el francés. En éste, la pubertad iniciaba a los 14 años para los hombres, mientras que para las mujeres comenzaba a los 12; terminaba, para ambos, a los 21 años. Cfr. Urteaga, Op. cit. 15 Cfr. Urteaga, Op. cit., p. 40. Cabe recordar que Justo Sierra, como subsecretario del Ministerio de Justicia e Instrucción fundó el Consejo de Educación Federal, con lo que pretendía activar el sistema escolar. A principios del siglo XX (en 1905), cuando se hizo cargo del Ministerio de Instrucción y Bellas Artes, dicho Consejo le permitió coadyuvar en la reapertura de los internados que habían sido abolidos unos años antes, por considerarse antinaturales. Ello con el objeto de dirigirlos a los estudiantes de provincia y a los huérfanos que vivían en las afueras de la ciudad de México. 16 Desde luego, las limitaciones de espacio inherentes a este tipo de documentos no permite abundar en esta idea. No obstante, en mi proyecto de tesis doctoral analizo

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jóvenes en el arte de gobernarse a sí mismos; y 2. La coeducación con el otro género para que pudieran convivir en una constante relación. De modo que ya entrada la segunda década del siglo XX, la institucionalidad vigente comenzó a reconocer la necesidad de conducir la «fuerza interior que impulsaba a la juventud» por la vía del «estudio, los deportes y la creatividad». Al respecto, Urteaga argumenta (apud Morch) que el surgimiento de la juventud está vinculado de manera directa con el desarrollo del sistema educativo: la condición juvenil fue, así, cimentada sólo en la condición de estudiante.17 No me queda duda que el impacto que tuvo esta perspectiva en la estructuración de las políticas públicas de juventud fue y sigue siendo mayúsculo. Es evidente, pues, que a finales del siglo XIX y principios del XX, el ámbito escolar, el sistema educativo, la legislación, y la familia jugaron un papel crucial en la aparición del ser joven en el escenario nacional. En este sentido, Urteaga señala que dichas esferas de socialización fueron fundamentales en la medida en que delimitaron los campos de acción y de posibilidades de esa naciente «criatura social». Ello fue así debido a que desde ahí se establecieron las normas y leyes que definirían, en lo sucesivo, las obligaciones, los derechos y las expectativas de la juventud. Desde ahí, también, se pretendió modelar las conductas que hacían de los jóvenes entes distintos con relación a otros segmentos etáreos de la población. Tal como lo refiere la citada autora, es en esta dimensión de socialización en donde es posible situar la construcción de una primera imagen del joven, la cual está relacionada de modo directo con profundidad estos argumentos. Cfr. J. Igor Israel González Aguirre. Y sin embargo se mueve. Cultura(s) política(s) juvenil(es) en Jalisco, proyecto de tesis doctoral, Doctorado en Ciencias Sociales, El Colegio de Jalisco, México, 2006 (mimeo). 17 Cfr. Urteaga, Op. cit., 2004, pp. 40 y 41. Urteaga destaca que los jóvenes que accedían a la educación preparatoria ingresaban a los 13 años y terminaban sus estudios a los 15. Ahí optaban por trabajar o continuar estudiando una profesión. Entre 1905 y 1911, Ezequiel Chávez, entonces subsecretario de Instrucción y Bellas Artes propuso tres años de estudio entre la primaria y el bachillerato para que el adolescente terminara su desarrollo f ísico. En 1925, mediante un decreto presidencial se autorizó, pues, la creación de escuelas secundarias que equivalían al ciclo secundario de la Escuela Nacional Preparatoria.

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con su condición estudiantil. Dicha imagen expresa, sin duda, un ideal del deber ser joven, que poco a poco se fue imponiendo como el único camino posible por transitar.18 Ahora bien, si la raíz de las imágenes de lo juvenil tienen su origen en el México central y decimonónico, vale la pena interrogarse acerca de ¿qué otros discursos fluyen en la actualidad en el espacio público local con respecto a los mundos juveniles? ¿Podemos encontrar rastros del discurso positivista y centralizado en el modo [institucional] actual que se tiene de ver a los jóvenes? Sin duda, el imaginario que se articula desde la esfera institucional/ pública sirve de marco para la percepción e interpretación de lo juvenil: se convierte en un «mapa» que, se supone, debería orientar los comportamientos y prácticas no sólo de los jóvenes, sino de la sociedad en general. Así, puede sugerirse —junto con Urteaga— que las representaciones institucionales acerca de lo juvenil se construyen, sobre todo, a partir de una «ideación», es decir, a raíz de una reconstrucción simbólica del ideal de un deber ser joven. Dicho ideal es extraído, ya sea del proyecto de nación, ya sea del modelo de desarrollo y del papel que la sociedad espera que el joven cumpla en dicho proyecto. Lo anterior pone de relieve un conjunto de atributos que se «esencializan» y se «colocan» como aspectos de la identidad juvenil. Así, cuando las prácticas de algunos jóvenes desbordan los límites de la «imagen institucional» de la juventud, se les estereotipa o estigmatiza.19 Pudiera pensarse que la creación de un imaginario acerca de la juventud es dominio exclusivo del Estado. No obstante, cabe señalar que la discursividad gubernamental no es el único lugar

18 Ibíd., pp. 43-46. Para ilustrar las dinámicas juveniles, Urteaga argumenta que entre 1857 y 1892, los estudiantes universitarios capitalinos sostuvieron una política más o menos independiente e incluso, en ocasiones, antigubernamental. Sin embargo, entre 1890 y 1910, la comunidad universitaria se caracterizó por ser apolítica y poco contestataria. De manera que las actividades extracurriculares estudiantiles tenían que ver más con veladas, serenatas y juegos florales. Así, entre dichos años, no había una clara organización gremial sobre la cual fuera posible estructurar movimientos, es decir, los estudiantes estaban más bien integrados al sistema porfirista. 19 Ibíd., p. 35.

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donde pueden encontrarse estas imágenes.20 Los otros discursos quizá sean incluso más significativos que los elaborados en el ámbito gubernamental de los Planes y Programas. Por ello, resulta interesante revisar en los párrafos siguientes algunas de las autopercepciones y heteropercepciones que circula(ba)n en torno a los jóvenes de la entidad. IMÁGENES/IMAGINARIOS: LOS JÓVENES VISTOS «DESDE FUERA» Previo a las elecciones presidenciales de 1988 —quizá el periodo de mayor efervescencia política en el país, después de lo ocurrido en el 68—, el ideal del deber ser juvenil gravitaba alrededor, sobre todo, de la adopción de lo que entonces [como ahora] se presentaba como el modo más adecuado para hacer frente al futuro. El circuito tradicional para insertarse en la adultez era la vía a recorrer para lograr ser alguien en la vida. En este sentido, la juventud era vista como una postergación, un aplazamiento, la época para prepararse para lo que estaría por venir. Ser joven equivalía, pues, a padecer una especie de incompletud, a estar marcado por la inmadurez, a ser víctima de la vulnerabilidad. Esto se pone de relieve con mayor claridad, por ejemplo, en un ensayo periodístico publicado en 1987 por Patricia Ruiz, en el diario El Jalisciense, titulado «Juventud, la esperanza». Más allá de cualquier representatividad estadística, las posibilidades analíticas en términos de la significación social que contiene en sí el mencionado texto, hacen que valga la pena analizarlo in extenso: Los jóvenes de hoy enfrentamos de distintas maneras las consecuencias que trae consigo la dif ícil época que nos ha tocado vivir. Habrá algunos que, desmoralizados, vivan el presente sin ánimos ya de superación personal o profesional y alimenten sus rencores y fracasos como parte de una 20 Como ya lo señalé más arriba, en otro lugar he revisado con relativa profundidad el discurso gubernamental que versa acerca de la juventud. En este trabajo me enfoco sobre todo en aquellos aspectos que si bien se adscriben al ámbito formalmente instituido no son parte del aparato de Estado [por lo menos de manera explícita] (i. e. la prensa). Cfr. J. Igor Israel González Aguirre, Op. cit., 2006. Véase sobre todo

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conducta que será dif ícil disolver o remontar cuando sean hombres y mujeres maduros. Serán, son, candidatos para no imitar: por una parte, los representantes de una generación escéptica e incrédula, feroces, implacables, en la crítica sin proponer, a cambio, alternativas reales, auténticas, para lograr el cambio que desean por estar influidos de ideas o teorías que en nada corresponden a nuestro país y en las que ellos creen ciegamente porque no han logrado distinguir la diferencia entre lo que se dice en un aula académica y lo que existe fuera de ella. Por otra parte, están los que se refugian en falsas salidas como el alcoholismo, la drogadicción o el total y aniquilante alejamiento de la realidad: ausente el interés hacia sus personas, su familia, su país, el mundo en el que viven. Pero hay otros jóvenes, y es la mayoría, que no pierden las esperanzas y las buenas expectativas para el futuro. En su presente, que resulta ser igual para todos, conservan el ánimo y la voluntad y se preparan de distintas maneras para mejor resolver los tiempos que vendrán. En esta época de crisis, para los jóvenes optimistas y conscientes, el estudio resulta ser una compensación que los satisface en el presente; mirar hacia el futuro con la perspectiva de su superación personal y profesional significa para ellos aliviar en buena parte los padecimientos de hoy. Así, existen jóvenes, lo mismo hombres que mujeres, solteros, casados, que con la responsabilidad de procurarse la satisfacción de sus necesidades económicas y de sus familiares, como la manutención diaria, pagar renta y servicios, vestirse y calzarse, vacaciones, etcétera, enfrentan la inflación, la reducción de sus salarios y las restricciones de sus capacidades para comprar o algo ahorrar. Ante ello, resuelven estudiar otra carrera universitaria o aprender otro oficio –aún cuando ya tienen una actividad que les permite estar hoy empleados y ganar un salario para asegurar, si es el capítulo IV. «Nombrar es crear: la construcción institucional de la juventud». Una versión muy sucinta de dicho capítulo aparece en Jóvenes en la mira. Revista de estudios sobre juventudes, vol. I, núm.1, enero-junio de 2005, pp. 9-20.

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posible, los beneficios profesionales y económicos en lo futuro. Con el esfuerzo que significa mantener y defender el empleo que actualmente tienen –y que les garantiza su sobrevivencia económica– existen jóvenes que sin medios, por ejemplo, deciden cursar una licenciatura en sociología con el sistema de la universidad abierta, o secretarias que retoman sus estudios abandonados temporalmente por el matrimonio o la maternidad, para graduarse en una carrera técnica o jóvenes que con experiencia ya profesional en su campo sin haberse titulado, optan por realizar sus tesis académicas y recibirse. Hacerlo es tener esperanzas para el futuro. Y estos son ejemplos de la juventud cuyos deseos y planes mucho gratifican en los tiempos actuales.21 En principio, el título del artículo indica, desde ya, el posicionamiento de la autora con respecto al modo ideal que correspondería al ser joven. En tanto que condensa en sí la «esperanza», el papel de la juventud estaría situado en algún punto del porvenir, implicando con ello una especie de aplazamiento del presente, la obligada prórroga de aquello que aún no es. En consecuencia, quizá habitar el mundo juvenil sea algo similar a estar disociado de sí, distante, a la «espera de uno mismo».22 Otro aspecto destacable del texto arriba citado estriba en la adscripción de la autora, es decir, el lugar en el que ella misma se coloca y desde el cual presenta sus argumentos. «Los jóvenes de hoy enfrentamos de distintas maneras las consecuencias que trae consigo la dif ícil época que nos ha tocado vivir» —aduce Ruiz—, incluyéndose 21 Cfr. Patricia Ruiz. «Juventud, la esperanza», en El Jalisciense, 11 de agosto, núm. 2283, año VII, México, 1987, p. 5 y 10. 22 Esta idea ha sido explorada de manera productiva por Derrida: «…esperarse en los límites, esperarse a encontrarse con los límites y esperarse uno mismo en los límites (dice el autor, en un texto entrañable), estar citado consigo mismo en ese lugar, en eso parajes que se denominan los «límites de la verdad», en las cercanías de esos límites. Cfr. Jacques Derrida. Aporías. Morir — esperarse (en) «los límites de la verdad», Paidós, España, 1998, pp. 107 y 108. ¿Acaso no es precisamente esa brecha entre Uno y Uno Mismo la que está en el centro de buena parte de las imágenes culturales que le otorgan visibilidad a los jóvenes de nuestro país?

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dentro de la población a la que alude. Habla, por decirlo así, «desde dentro», y en este sentido nos ofrece una perspectiva que permite indagar la autopercepción que algunos jóvenes tenían —y tienen— de sí. Más aún: la publicación del artículo en un diario local permite bordear el discurso acerca de la juventud que circulaba en la entidad, muy similar al que provenía del Estado, y al cual tenían acceso los jóvenes.23 Desde luego, en el texto de Ruiz aparentemente se plantea la existencia de una diversidad de formas de hacer frente al futuro, pero sólo para señalar que no todas ellas son legítimas. De hecho, pareciera que en última instancia sólo hay un modo de ser joven: «Habrá algunos que, desmoralizados, vivan el presente sin ánimos ya de superación personal o profesional…» —señala Ruiz—, refiriéndose, quizá, a lo que en otro lugar he definido como jóvenes apocalípticos.24 Llama la atención el término «desmoralizados». Éste no sólo alude a una falta de impulso para continuar, como pudiera derivarse de una primera lectura. La elección de las palabras por parte de la autora no es, de ningún modo, gratuita: la segunda acepción del concepto refiere a la corrupción de las [buenas] costumbres. De modo que si existen varias formas de 23 Por supuesto que habría que hacer un estudio de recepción para demostrar cuál es el impacto real que tenía el mensaje entre la población juvenil. Sin embargo, para mis propósitos, importa más destacar que la imagen innegablemente estaba ahí, circulaba en el fluir del discurso social. Sé que en la medida en que es subjetivado, un mensaje es indisociable del público que lo recibe. Las carencias de tiempo y espacio inherentes a todo ensayo no me permiten profundizar en este tipo de análisis. No obstante, más que como una limitación, planteamos esta cuestión como una apertura, como una posible y productiva línea de investigación que podría desprenderse de este trabajo. 24 En mi proyecto de tesis doctoral he utilizado la dicotomía de lo apocalíptico y lo integrado (sugerida por Umberto Eco) porque plantea el problema central de la doble postura ante la cultura de masas: la de los apocalípticos, que ven en ella la «anticultura», es decir, una especie de «caída irrecuperable»; y la de los integrados, los que desde un optimismo exacerbado, creen que vivimos en una globalización del marco cultural. De manera específica, para mi trabajo uso ambos términos para señalar una pertenencia o una disidencia de los actores juveniles con respecto a lo político institucional, porque me parece que metaforizan de manera clara los marcajes que han influido en la investigación de lo juvenil en México. Cfr. J. Igor Israel González Aguirre, Op. cit., 2006.

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ser joven, no todas serían correctas [morales]: aquellos jóvenes que no buscan la superación profesional o personal, es decir, que no se preparan para ingresar en la adultez por la vía tradicional, estarían «pervirtiendo» el circuito familia-escuela-esfera laboralfamilia. Todo distanciamiento con respecto a la forma adecuada de ser joven, cuyo precio a pagar es el «rencor» y el «fracaso», se convertiría en «…una conducta que será dif ícil disolver o remontar cuando [los jóvenes] sean hombres y mujeres maduros». Una vez más, la juventud sólo tendría lugar de manera postergada, a futuro. En consecuencia, el tiempo de ser joven sería, también, el tiempo de la espera(nza), de la incompletud que inmoviliza, que aplaza. Siguiendo con esta idea, es pertinente preguntar ¿cuáles son las características que «desmoralizan», es decir, corrompen, el modelo ideal de la juventud? Ruiz es bastante clara al respecto: «… son, candidatos para no imitar: por una parte, los representantes de una generación escéptica e incrédula, feroces, implacables, en la crítica sin proponer, a cambio, alternativas reales, auténticas, para lograr el cambio que desean». Queda puesto de relieve, aquí, otro de los grandes estereotipos que han marcado al mundo juvenil: aquel que señala que los jóvenes son los sujetos del cambio par excellence. Ser joven equivaldría a ser renovador, cambiante, volátil. No obstante, las propuestas hechas por aquella juventud que no transita por la ruta institucionalizada hacia la adultez [pero que sin embargo, se mueve] son invalidadas de antemano, ya que son «inauténticas», debido a que provienen de un marcado «escepticismo». La autora reconoce que no necesariamente la apatía escéptica implica inmovilidad; sino que la «movilización» de los escépticos en sí no es la que va acorde con el modelo ideal. Por ende, la crítica, pero sobre todo aquella que [según la perspectiva de la autora] no propone nada diferente a lo establecido, es vista como una labor eminentemente «destructiva», ajena a toda «propuesta real». Ahora bien, según Ruiz, ¿a qué factores respondería esta especie de anti-modelo de lo juvenil? La mencionada autora sitúa la «raíz del mal» [inesperadamente] en la esfera escolar, al afirmar con contundencia que los jóvenes se hallan «…influidos de ideas o

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teorías que en nada corresponden a nuestro país y en las que ellos creen ciegamente porque no han logrado distinguir la diferencia entre lo que se dice en un aula académica y lo que existe fuera de ella». Es claro que Ruiz se refiere al temor que había todavía hace algunos años con respecto a las tendencias marxistas. Pero más allá de ello, ¿acaso no se infiere de lo anterior, una vez más, la firme creencia en el carácter incompleto e inmaduro que aquejaría a los jóvenes? ¿Realmente no se plantea que la juventud equivale a un velo que hace imposible distinguir lo bueno de lo malo, lo Viejo de lo Nuevo, por parafrasear a Nietzsche? En consecuencia, la juventud equivaldría a esperarse a sí mismo, a ser conducido de la mano por los depositarios del saber (i. e. el Estado), para el posterior reencuentro [consigo] en la adultez. La idea positivista y decimonónica de que los jóvenes constituyen el sector poblacional más vulnerable, marcado por la inmadurez, se evidencia con mayor claridad cuando Ruiz esboza otra de las rutas que supone corrompen a la juventud. De manera específica, la mencionada ensayista plantea que al lado del escepticismo y la crítica destructiva «…están los que se refugian en falsas salidas como el alcoholismo, la drogadicción o el total y aniquilante alejamiento de la realidad». No está de más señalar que la dimensión lúdica es un elemento fundamental en la construcción de los proyectos identitarios juveniles y, como sabemos, existe una marcada percepción que asocia de manera consustancial dicha dimensión con elementos como el alcohol y las drogas. No obstante, más allá de ello, puede decirse que el abuso de sustancias constituye una problemática que aqueja a los jóvenes, pero también al resto de la sociedad. El verdadero problema radica en lo anterior como un mal exclusivo de la juventud ¿Acaso esto no implica asumir que el joven es un ser abierto a todo tipo de influencias, errante, sin capacidad de decisión y que, por ende, necesita que se le indique el camino para que no se extravíe? La línea que separa lo anterior del autoritarismo represor es bastante delgada. Para retomar otro ejemplo del fluir del discurso social, vale la pena destacar un «cartón» publicado en el mismo diario,

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El Jalisciense, a finales de la década de los ochenta (véase la figura 1). En éste se recrean las visiones estereotipadas [de raíz decimonónica] de la juventud a las que de manera enfática alude Ruiz en su ensayo. En la imagen se muestra a dos jóvenes, un chico y una chica, dialogando mientras caminan. Ella, la figura que en este caso encarna a la perfección el ideal del deber ser de la juventud, es rubia, y lleva el cabello amarrado en dos coletas. Sus ojos son grandes. Tiene una amplia sonrisa dibujada en el rostro. Trae puesto un suéter que la cubre hasta el cuello. En su brazo derecho sostiene un libro que tiene por título las letras ABC. La falda, amplia y cuadriculada, le llega poco más abajo del nivel de sus rodillas. Sus calcetas están dobladas alrededor de los tobillos. Todo es pulcro en ella (limpio y puro). En términos generales, en la figura representada por la chica se pone de relieve la serie de valores y atributos que son considerados por Ruiz [y quizá por el Estado y algunos sectores de la sociedad], como adecuados para la juventud. En principio, su atuendo es el típico uniforme de colegiala, por lo que, aunado al libro que sostiene en su mano, es posible asegurar que la joven está integrada plenamente al sistema escolar. Su vestimenta, además, permite hacer evidentes cuáles aspectos son sancionados de manera positiva, tales como la moral [el cabello sujeto indica cierto recato; el suéter que cubre/oculta el cuerpo hasta el cuello y la falda que tapa casi por completo las piernas, también] y la decencia [a diferencia de lo que ocurre con la ropa entallada, la vestimenta holgada de la chica corta de tajo con cualquier posible connotación sexual o erótica]. El modo en que la joven va caminando soporta esta idea: con paso firme, el cuerpo recto y la cabeza erguida. Es fácil asociar esta imagen de la joven con la inocencia y la ternura (con la esperanza). Aunado a ello, es significativa la forma en que más que sostener el texto, la chica se aferra a él, lo coloca sobre su pecho, a manera de escudo; como si la educación fuese la tabla de salvación, aquello que aleja todo mal, el camino correcto hacia la adultez [recordemos el circuito tradicional familia-escuela-trabajo-familia]. En contraste, el joven que aparece al lado de la chica en la imagen se corresponde, también, con la negatividad juvenil

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descrita por Ruiz en su ensayo. La evidente lógica del «espejo invertido» que rige este cartón permite señalar, sin duda, que el chico condensa en sí aquellos elementos que son sancionados como perjudiciales por el estatuto tradicional. Si la mujer es el Yin, el hombre es el Yang; si la mujer es el Bien, el hombre encarna al Mal. El joven tiene el cabello negro y encrespado, sus ropas, las cuales aluden también al uniforme escolar, lucen arrugadas, dan la impresión de estar sucias. En el lugar que se supone ocuparían sus ojos hay unas extrañas espirales que denotan cierto vértigo, una mirada perdida y obnubilada, provocada por el «evidente» consumo de sustancias que alteran la conciencia. Él también esboza una sonrisa, pero a diferencia de lo que ocurre con la chica, la del joven es retorcida, más bien parece una mueca. Alrededor de su cabeza hay, a manera de aureola, unos signos caóticos, centelleantes. En su mano izquierda lleva un cigarrillo que en vez de humo «echa chispas», lo que sugiere que éste no es normal, sino «recargado». Mientras que la joven camina recta y firme, el paso de su acompañante es errático, apenas es capaz de mantener el equilibrio; está a punto de caer. Finalmente, el diálogo que se establece entre ambos resulta esclarecedor: «¿De qué fue tu examen?», pregunta ella. «Antidoping», responde él.25 La vinculación entre el ensayo de Ruiz, el cartón de «Memo» y los estereotipos que sirven de cortapisa al mundo juvenil, es más que clara.26 Además de los ya descritos ¿qué otros elementos se están poniendo en juego en esta imagen? ¿Por qué acudir a ella como una vía para analizar la construcción institucional de la juventud en nuestra entidad? Hay varios factores que permiten ofrecer una respuesta a estas interrogantes. En primer lugar, no importa tanto la calidad artística del cartón, sino su contenido y significación, es decir, lo que posibilita decir acerca de las visiones 25 Cartón manufacturado por «Memo». Publicado en El jalisciense. Viernes 2 de enero, núm. 2163, 1987. p. A-3. 26 Una lectura aún más sombría de esta imagen podría sugerir que el Mal [todo aquello que desmoraliza a la juventud] ha penetrado hasta en los lugares que antes eran considerados como «sagrados» (i. e. la escuela, la familia).

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estereotipadas de la juventud.27 Por ende, la relevancia de la imagen presentada es ética y no estética. En este sentido, su lectura también puede ser política. Así, si la pulcra figura de la chica pretende llamar a la ternura, la desaseada estampa del joven tiende a producir repulsa. El asunto no es menor, sobre todo si se toma en cuenta que las políticas públicas encaminadas a atender las problemáticas de la población joven han estado elaboradas con base, en buena medida, en tales estereotipos. Sin duda, la imagen que se muestra aquí no sólo ilustra gráficamente los argumentos expuestos por Ruiz en su ensayo. En la medida en que es parte del fluir del discurso social, también otorga visibilidad a los jóvenes jaliscienses. Recordemos que las imágenes culturales de lo juvenil construyen socialmente a la juventud en tanto categoría, pero también como realidad. Es importante analizarlas porque contribuyen a que la sociedad 27 Podría objetarse que la figura no es estadísticamente representativa como para hacer alguna generalización; que se requiere un estudio previo de la recepción que tuvo y tiene dicha imagen; que el análisis formal de lo social tiene otras vías de acceso más tradicionales, acordes con el objeto de estudio; y un sin fin de cosas más. Pero ¿acaso las tendencias actuales de, por ejemplo, la historiograf ía moderna no sugieren cambiar el enfoque y analizar, además de la Gran Historia, las «pequeñas historias»? Autores como Ginzburg han hecho obras trascendentes, ilustrando el modo que se tenía de ver el mundo en la Europa del siglo XVI, a partir del análisis de un solo caso.Vid. Carlo Ginzburg. El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI, Océano, México, 1997. ¿Por qué no adoptar este giro y explotarlo nosotros, qua «narradores del presente»? ¿Por qué no hacer una lectura política de estos otros lugares en los que [aparentemente de manera poco común] se condensa lo social y se pone de relieve lo político? La veta de análisis que se abre con ello es casi inagotable.

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clasifique, interiorice y asuma, tanto en el espacio público como en el ámbito privado, a las personas y los hechos vinculados con la condición juvenil. En última instancia, en estas imágenes culturales [la descrita por Ruiz; la esbozada por «Memo»] se definen y delimitan las maneras [correctas e incorrectas] de ser joven. Remiten a un ámbito de indecibilidad ante el cual es necesario adoptar un posicionamiento. Son, pues, políticas. Finalmente, un factor crucial que podría pasar del largo en una primera vista radica en la postura de quienes aparecen en la imagen [o de los jóvenes que se describen en el ensayo de Ruiz]. Aparentemente, el diálogo que sostienen los jóvenes nos excluye, es algo que ocurre sólo entre ellos. Sin embargo, el campo de visión de ambos muestra otra cosa, ya que opera a la inversa. Nos interpela directamente: ellos platican entre sí, pero dirigen su mirada hacia nosotros, quienes en última instancia, somos los destinatarios del mensaje.28 Esta delimitación de un nosotros con respecto a un ellos es central a toda definición de campo político. De modo que no sólo asistimos a lo que allí ocurre, a manera de espectadores o testigos. Más bien, nos involucramos: con nuestra reflexión contribuimos recursivamente a (des)(cons)truir las visiones estereotipadas que allí se manifiestan. ¿Acaso verdaderamente esta imagen no se conecta casi a la perfección con la distinción entre apocalípticos e integrados a la que me he referido en otro lugar?29 ¿No es precisamente éste el cimiento sobre el cual se han erigido los estereotipos que sirven de cortapisa a los mundos juveniles? Estamos, pues, frente a las imágenes del poder, y somos testigos del poder de las imágenes en tanto elementos que inciden en la estructuración del ser joven en Jalisco. (DES)ENFOCAR LA MIRADA: EL POTENCIAL 28 Véase con respecto a esta idea del destinatario de los mensajes, el brillante análisis que hace Foucault de la obra Las Meninas (Cfr. Foucault, Op. cit., 1997); o el entrañable trabajo de Derrida acerca de la tarjeta postal y sus destinatarios. Cfr. Jacques Derrida. La tarjeta postal. De Sócrates a Freud y más allá, Siglo XXI, México, 2000. 29 No está de más insistir en que esta distinción es crucial para los argumentos que sostengo en mi proyecto de tesis doctoral. Cfr. J. Igor Israel González Aguirre, Op. cit., 2006.

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DE LOS «ESPACIOS INTERSTICIALES» Ahora bien, ¿qué conclusiones se pueden extraer de los argumentos planteados por Ruiz en su ensayo, o del análisis del cartón manufacturado por «Memo»? En la medida en que el futuro es el puerto al que desembocaría la juventud, en ambos trabajos se consigna que la mayor parte de los sujetos juveniles no pierden las esperanzas, no dejan atrás las «buenas maneras». Sin quererlo, a partir de su aferramiento al circuito tradicional para ingresar en la adultez, los discursos [obtenidos a partir de fuentes poco ortodoxas tales como un ensayo periodístico y un cartón cómico] que analizamos delimitan el ideal del deber ser de la juventud. Esto queda más claro cuando, por ejemplo, la autora del ensayo señala que «…hay otros jóvenes, y es la mayoría que no pierden las esperanzas y las buenas expectativas para el futuro […] se preparan de distintas maneras para mejor resolver los tiempos que vendrán». Igual que en el cartón de «Memo», la vía legítima para ser joven atraviesa necesariamente por el ámbito escolar, por el camino de una mejor preparación para el futuro. Aunque, como vimos más arriba, en dicho ámbito también se «corre peligro», por la propia naturaleza vulnerable del ser joven. «En esta época de crisis, para los jóvenes optimistas y conscientes, el estudio resulta ser una compensación que los satisface en el presente —afirma Ruiz—; mirar hacia el futuro con la perspectiva de su superación personal y profesional significa para ellos aliviar en buena parte los padecimientos de hoy».30 La importancia de revisar este tipo de discursividad radica en que, aún cuando han pasado casi dos décadas desde que fue elaborada, siguen teniendo una inusitada vigencia. Por ejemplo, puede decirse que, de manera reciente, en el Centro Universitario de Arte Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la Universidad de 30 ¿Quién puede estar en contra de estos ideales con respecto a la juventud? Para evitar alguna mala interpretación, es preciso señalar que no nos interesa calificar o descalificar un estilo de vida en sí. Más bien, pretendemos evidenciar el modo en el que desde el discurso, desde el ámbito de la vida cotidiana, se van sancionando de manera negativa las maneras de ser joven que no transitan por las vías instituidas y aceptadas socialmente.

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Guadalajara, fueron colocadas en los baños de la institución unas máquinas expendedoras de preservativos. Aún cuando la medida respondía a una cuestión de salud pública, las respuestas en contra no se hicieron esperar. En mayo del 2005 apareció publicada en el diario Público-Milenio una carta en la que se señalaba lo siguiente: Me gustaría que se profundizara más en el tema de las máquinas expendedoras de preservativos que se instalaron recientemente en el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Guadalajara, ya que a mí, como joven, y estoy seguro que a muchas personas más, nos escandalizan los extremos a los que hemos llegado dentro de esta sociedad para que dentro de lo que se supone debería ser un templo a la educación, la cultura y los valores se introduzcan estas «medidas experimentales» con los eufemismos de «responsabilidad, salud reproductiva, higiene y sexo seguro». Realmente incitan a que se siga utilizando el sexo como un juguete y a solapar la crisis de valores y el libertinaje que agobian a nuestra sociedad. Por lo tanto considero que el gobierno debería enfocarse a rescatar los valores cívicos y éticos en las escuelas para que a los jóvenes realmente se les inculque responsabilidad y prudencia acerca de la sexualidad, antes de implementar medidas como estas, que tal vez solucionen los problemas de salud y de crecimiento poblacional a corto plazo, pero que a la larga sólo contribuirán a que la sociedad se siga fragmentando más interiormente.31 En este texto se encuentran elementos que resultan cruciales para el análisis que hasta aquí he realizado, y que nos muestra cuáles factores inciden en la construcción de las imágenes culturales que otorgan visibilidad a la juventud jalisciense. En principio, es destacable la importancia que adquiere el tema en sí, 31 Cfr. Fernando José Isaac Navarro. «Preservativos en el CUAAD», en Público Milenio, año VII, núm. 2793, México, 23 de mayo de 2005 (sección correo).

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para los jóvenes. Aún cuando podría decirse que «el texto» alude sólo a los alumnos adscritos al CUAAD, «el contexto» en el que éste se enuncia es bastante más amplio. El mismo autor de la carta nos lo hace saber con su posicionamiento: el problema es local, pero la tematización de éste es de orden más global: «…ya que a mí [me perjudica], como joven —nos dice—, y estoy seguro que a muchas personas más». Mientras que el redactor de la misiva sitúa aquello que para él constituye un problema en unas coordenadas muy concretas, la interpelación ocurre en otra escala, ya que «le afecta» en tanto [y por ende, el autor se asume y se autodefine] como joven, y no [sólo] como alumno del Centro Universitario. Esto abre una vía analítica que permite «sentir el pulso» de la sociedad con respecto a algunos temas, como en este caso, la sexualidad.32 El hecho en sí [haber colocado una máquina expendedora de preservativos] le resulta, al autor de la carta, cuando menos escandaloso. Esto es así porque para él, con ello se transforma un «templo de la educación» en un «laboratorio» en donde se ponen en práctica «medidas experimentales». La «salud reproductiva», la «higiene», la «responsabilidad» y el «sexo seguro» se le presentan como meros «eufemismos» que efectúan una labor de ocultamiento: oscurecen la «crisis de valores y el libertinaje» que atraviesan a la sociedad; además, se promueve con ello el sexo como un «juguete», castigando y estereotipando las prácticas sexuales que tienen un fin lúdico, de placer [mal entendidas como propias de la juventud], y no un fin reproductivo [mal entendidas como propias de la adultez]. En tal sentido, pareciera que los jóvenes no tienen derecho a disfrutar «el juguete» de su sexualidad hasta que sean adultos y ya no lo «usen» como 32 Una vez más, vale la pena aclarar que la falta de tiempo y espacio restringe. Es evidente que se precisa realizar estudios más detallados con respecto a la recepción e impacto que tienen estos mensajes en la sociedad. No obstante, de acuerdo con los propósitos de este ensayo, el hecho de que el tema de la sexualidad haya «detonado» en alguien la necesidad de escribir una carta, y enviarla a un diario para su publicación, resulta, ya de por sí, ilustrativo de los «nuevos» temas que circulan en el campo político. Sin duda, éstos rebasan el ámbito formalmente institucionalizado y requieren de «nuevas aperturas epistemológicas» para entenderlos.

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juguete, sino «responsablemente», sólo para procrear. Ante todo esto ¿acaso no queda claro, por esta inesperada vía, la marcada tensión entre el [paulatino agotamiento del] modo tradicional de ser joven ofrecido por la institucionalidad vigente y la diversidad de demandas juveniles y, por ende, la necesaria re-arquitectura de aquél? El presente de estos jóvenes —a los que podríamos referirnos como los integrados— es igual al del resto, dice Ruiz en el ensayo analizado en la sección anterior. La diferencia radica en que éstos, «los buenos», conservan «el ánimo y la voluntad», preparándose para los «tiempos que vendrán»: «mirar al futuro con la perspectiva de su superación personal y profesional —consigna la autora— significa para ellos aliviar en buena parte los padecimientos de hoy». Presente ef ímero, volcadura hacia el futuro, apertura hacia lo otro; queda claro, pues, que desde esta perspectiva la juventud se padece, por lo que es necesario verla como una etapa que algún día se superará. Entonces ¿qué vías debe transitar la juventud para tener un mejor presente, en el futuro? Ruiz, en su ensayo, es enfática al respecto: estudiar otra carrera universitaria o aprender otro oficio. Aún cuando ya se tenga una actividad, lo anterior permitiría asegurar «…los beneficios profesionales y económicos en lo futuro» (las cursivas son mías). «Existen jóvenes que sin medios —ejemplifica Ruiz— […] deciden cursar una licenciatura […], o secretarias que retoman sus estudios abandonados temporalmente por el matrimonio o la maternidad33 […] o jóvenes que con experiencia ya profesional […] optan por realizar sus tesis académicas y recibirse». Hacer esto, concluye la ensayista, es tener esperanzas para el futuro. El final del texto es, definitivamente, oro puro: «Y estos son ejemplos de la juventud cuyos deseos y planes mucho gratifican en los tiempos actuales».

33 Aunque no es el objeto de este trabajo, vale la pena señalar que el ensayo de Ruiz también se revela como una vía de acceso para indagar los cambios que se han experimentado en los roles de género establecidos por la tradición. Habría que poner de relieve, pues, si hoy la maternidad y el matrimonio se anteponen, para la mujer, a la realización personal y/o profesional.

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¿Qué se pretende, pues, con el análisis efectuado en las páginas anteriores? En primera instancia, mi propósito fundamental radicó en señalar que la construcción institucional de la juventud en nuestro país y, sobre todo en Jalisco, está basada, de manera evidente, en dos estereotipos relacionados entre sí como una antinomia. Esto equivale a decir que el cimiento desde el cual se conceptúa al ser joven se sitúa en la visión que reduce lo juvenil a la dicotomía de lo apocalíptico/lo integrado. Por ello vale la pena sugerir que cuando nos enfrentamos a esta especie de perspectiva dual vale la pena intentar esgrimir el potencial crítico/analítico de los «lugares intermedios», de los «espacios intersticiales» —o aducir una «visión paraláctica», como la definen Karatani o Žižek—.34 Para esto se precisa, en principio, eludir la tentación tanto de «resaltar» la primacía de un aspecto sobre el otro (i. e. primar la investigación acerca de los jóvenes apocalípticos, como ha sucedido en México), como de elaborar una «síntesis dialéctica» de los opuestos. Más bien al contrario: resulta pertinente afirmar la irreductibilidad de la antinomia. Esto equivale a concebir el eje analítico no como una posición determinada, opuesta a otra, sino como la abertura [imposible de suturar] entre ambas posiciones. En este sentido, al revisar los contenidos de la discursividad que nombra [de manera antinómica] a los jóvenes, en este ensayo se ha intentado «abrir» un intersticio estructural/analítico entre la juventud apocalíptica y la integrada. Sin duda, se imponen preguntas que interrogan acerca de ¿qué ocurre en esa zona intermedia, en la vasta área gris del promedio? ¿Qué dicen los jóvenes desde las trincheras poco 34 Cfr. Slavoj Žižek. The parallax view (shortcircuits), MIT Press, E. U. A., 2006; y Cfr. Kojin Karatani. Transcritique. On Kant and Marx, MIT Press, E.U.A., 2003. La visión paralática puede entenderse como un aparente desplazamiento de un objeto, causado por el cambio en la posición del observador. Esta perspectiva permite abordar la brecha que se abre entre dos elementos entre los que no es posible síntesis o mediación alguna (i. e. entre jóvenes apocalípticos y jóvenes integrados). En este sentido, tales elementos estarían unidos sólo por una especie de cortocircuito experimentado por niveles analíticos que de otra manera serían irreconciliables. La discusión que esta noción [acerca de la actualización de la dialéctica] abre con respecto a, por ejemplo, aspectos como la democracia o la ciudadanía es muy productiva.

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visibles, que se tematiza desde un posicionamiento cercano a la apatía y el desencanto? Responder a lo anterior no sólo remitiría a una discusión abstracta. Tiene un fin práctico/epistemológico: se requiere, «interrogar a la realidad» ni desde el propio punto de vista [fenoménico], ni desde el punto de vista del Otro [noumenal]; sino, precisamente, desde la brecha que se abre entre ambos extremos. Es preciso abordar a este sector de la población [que no es ni apocalíptico ni integrado], el cual parece olvidado, como si los investigadores de lo juvenil se hubiesen empeñado en desdeñar porque [aparentemente] no tienen una visibilidad social significativa. Si el análisis es llevado a los ámbitos locales, esta tendencia se hace más marcada. Como si estos «jóvenes promedio» no existiesen, como si no fueran importantes para la construcción de, por ejemplo, lo democrático o de la ciudadanía. Recodemos que lo apocalíptico y lo integrado no son más que armazones sociales, es decir, no son entidades trascendentales [aunque parece que el discurso institucional/académico se esfuerza en no reconocerlo], sino discernibles por medio de nuestra «experiencia de la realidad». «La verdad reside en la brecha misma, en el cambio de perspectiva»35—afirma acertadamente Žižek—. En este sentido, en el eje argumental de este ensayo he planteado que «la solución» no radica en elegir analíticamente uno de los términos de la antinomia, ni en reproducir un tipo de síntesis que vendría a «superar la aporía» de lo apocalíptico y lo integrado —como han afirmado algunos—, ni a «descubrir» que ambas etiquetas conforman partes, fragmentos, de una «verdad global». Más que apelar así a un «cierre ontológico»,36 habría que reconocer una apertura fundamental, constitutiva, que no puede ser mediada. Se 35 Cfr. Slavoj Žižek. Violencia en acto. Conferencias en Buenos Aires, Paidós, Argentina, 2004, p. 15 36 Este «cierre ontológico» puede rastrearse por todas partes en la discursividad desde la que se narra la construcción institucional de la juventud en nuestro país: cuando los jóvenes dejen de serlo, y se integren plenamente como adultos a la institucionalidad vigente, se convertirán, por fin, en ciudadanos completos.

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precisa hacer énfasis, señalar que existe algo en esa brecha, una «nueva» dimensión [heurística] incapaz de ser reducida a ninguno de los dos términos entre los cuales existe. La propuesta con la que finaliza este texto implica el comienzo de otras aristas, en las que la intención última consiste, pues, en escuchar las voces de aquellos sujetos que han quedado fuera de la espectacularidad de «los reflectores y las pantallas televisivas»; por supuesto, teniendo siempre en cuenta la esfera local. Para decirlo a la Žižek: la juventud que no es ni apocalíptica ni integrada puede constituir, sin duda, uno de los centros ausentes en el proceso de la construcción de lo juvenil.

BIBLIOGRAFÍA

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SALUD Y ATENCIÓN A ADOLESCENTES EN MÉXICO Alfredo Hidalgo San Martín*/***, Bettylu Rasmussen Cruz* y Carlos Alejandro Hidalgo Rasmussen**

INTRODUCCIÓN ENTRO DEL CONOCIMIENTO que cada día se genera en torno a la adolescencia resulta valioso sistematizar lo que tradicionalmente se ha producido en el ámbito de la medicina y en especial el enfoque social que la epidemiología y estadística han recogido en México. Para el investigador y para el tomador de decisiones en salud resulta vital y para el estudioso de estas edades un complemento indispensable a los estudios que otras disciplinas psicológicas y sociales aportan. Para acometer esa tarea hemos hecho una revisión de fuentes estadísticas desde fines del siglo XX e investigaciones de campo que nos permitirá acercarnos a contestar las siguientes preguntas en relación a la situación de adolescentes en México: ¿Qué peso en el ámbito de la producción científica tiene la investigación en salud y en servicios de adolescentes? ¿Qué características sociodemográficas tienen las y los adolescentes? ¿Cuál es su situación de salud? ¿Cuál es su situación de mor-

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*Departamento de Enfermería para la Atención, Desarrollo y Preservación de la Salud Comunitaria del Centro Universitario de Ciencias de la Salud. ** Centro Universitario del Sur. Universidad de Guadalajara. *** Biblioteca Virtual en Salud ADOLEC México.

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bimortalidad? y ¿Cuál ha sido la respuesta social específica en cuanto a sus necesidades de atención a su salud?

PREGUNTA 1. ¿Qué peso en el ámbito de la producción científica tiene la investigación en salud y en servicios de adolescentes?

Para contestarla nos basamos en un estudio biblio-métrico, acerca de las publicaciones sobre adolescencia en revistas médicas de México integradas en la base de datos Artemisa que incluye las revistas de mayor calidad entre 1995 y 2000.1 (Cuadro 1) Encontramos que dos tercios de las 35 revistas habían publicado sobre adolescencia. De 5240 artículos, sólo 123 de éstos, es decir, un 2.3% fueron dedicados a la adolescencia y una sola revista —Salud Mental— publicó casi el 50%. Hubo 81% de trabajos sobre enfermedades y traumatismos, seguidos a distancia de servicios de salud (9.2%) y muy escasos los dedicados tanto a salud (2.5%) como a investigación (3.3%). Dentro de las enfermedades predominaron aquellas relacionadas con la sexualidad y reproducción (30%) y con enfermedades mentales (22.6%). En resumen, podemos caracterizar la producción científica de artículos sobre adolescencia en revistas médicas de México en ese período, como de presencia permanente baja (menos del 5%) pese a la magnitud de la población adolescente (más del 20%), concentrada en algunas revistas y dirigido a problemas relacionados especialmente con sexualidad y reproducción.

PREGUNTA 2. ¿Qué características sociodemográficas tienen los y las adolescentes?

q Magnitud De casi 100 millones de mexicanos en el año 2000 un 21.3% eran adolescentes de 10 a 19 años, proporción que tiende a la baja ya que en el 2005, con más de 103 millones de habitantes representó el 20.78%, debido a la disminución de la tasa de fecundidad, así como al efecto del crecimiento económico, a los programas de planificación familiar y a la migración continua (60% de los

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Cuadro No. 1 Artículos de adolescencia por año (No. y %)1995-2000

Fuente Rasmussen B. Hidalgo A. Estudio bibliométrico de publicaciones sobre adolescencia en revistas médicas de México en la base de datos Artemisa (1995-2000). Salud Pública de México. Vol. 45 Suplemento 1. 2003:167-170.

emigrantes a EE.UU. son jóvenes). Sin embargo, el incremento en números absolutos ha sido de casi 250%.2 q Cursos de vida En adolescentes encontramos transformaciones demostradas entre las cohortes de 1950-60 y de 1960-70. Estas últimas generaciones salen de la escuela más tardíamente: de 15 a 17 años (y más en nivel económico mayor), retrasan la salida del hogar paterno: de 18 a 20 años y retrasan la edad de la primera unión de 19 a 21 años. Existe cierta tendencia a la postergación de la edad en la que se experimenta el nacimiento del primer hijo. Pero las mujeres ingresan al mercado de trabajo más tempranamente: el 20.7% a los 19 años. Finalmente, hay persistencia de patrones más tradicionales en el ámbito rural.3

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Como dice Tussan3, las actitudes y valores de las y los jóvenes de hoy muestran grandes transformaciones que indican notables avances en la conformación de una nueva cultura demográfica, la cual tendrá un enorme impacto en las trayectorias familiares futuras. q Familia Entre 35 a 40% de adolescentes viven en hogares de extrema pobreza. La gran mayoría de adolescentes viven en familias con madre y padre (59.6%) o solo uno de los padres (13.7%); 26.6% han salido del hogar paterno de los cuales 4/5 están casados o en unión libre, fenómeno que en el área urbana es cuatro veces más frecuente que en la rural.4 Cuadro No. 2 EDAD DE LOS JÓVENES DEL PRIMER NOVIAZGO MEXICO, 2000

Fuente Instituto Mexicano de la Juventud. Encuesta Nacional de la Juventud 2000.

q Escolaridad Entre los 12 y los 14 años de edad no acuden a la escuela 11.6% de adolescentes; de los 15 a los 19 años de edad no acuden 41.3%, y al llegar a los 19 años de edad cerca del 89% han abandonado la escuela por motivos económicos y falta de acceso en su localidad principalmente.4

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A una edad en la que sería socialmente deseable que la mayor parte se dedicara a estudiar, sólo algo más de un tercio estudian (36.4%) y 10% estudian y trabajan.5 q Trabajo Representan una parte numerosa de la fuerza productiva del país pero solo algo menos de la mitad realiza alguna actividad económica estable aunque la participación casi se duplica en hombres (58% versus 30%). La relación laboral predominante es el trabajo asalariado (empleados u obreros) y hay un cuarto que trabajan sin pago. Finalmente en las mujeres un 15% se dedican a quehaceres del hogar. 6

PREGUNTA 3 ¿Cuál es la situación de salud de las y los adolescentes?

La salud la estamos considerando en su significado de desarrollo de potencialidades por lo cual tomamos algunos indicadores de la misma. q Toma de decisiones A partir de la Encuesta Nacional de la Juventud 2000 (jóvenes de 12 a 29 años) se observó cierta autodeterminación juvenil en cuanto a tener novio o novia y la forma de vestir, pero no así en fumar, beber y tatuarse.5 q Participación En cuanto a participación social un cuarto (25.5%) de los jóvenes afirmaron haberlo hecho; de éstos, la mayoría han estado en asociaciones deportivas, un poco más de la quinta parte en organizaciones religiosas y 14.8% en estudiantiles .5 q Sexualidad El 85.3% afirma haber establecido alguna vez una relación de noviazgo. La edad predominante a la que se produce esta experiencia por primera vez es entre los 15 y los 19 años, (57.9%).5 (Cuadro 2). En un estudio en Jalisco en 1995 en estudiantes casi un 50% de las mujeres había tenido noviazgo formal antes de ingresar a preparatoria (solo 20% informal) en cambio para los hombres fue al revés: 38% noviazgo formal y 49% informal. En cuanto a

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comportamientos más íntimos en las mujeres no superaron el 27% y en los hombres superaron el 60%.7 La edad promedio de la iniciación de la vida sexual activa fue de 15.4 años; para el área rural 13.8 y para el área urbana 16.7.7 Sólo el 35.8% de los adolescentes con inicio de vida sexual activa usó algún método anticonceptivo en su primera relación sexual.8 q Consumo de medios En un estudio realizado en la Zona Metropolitana de Guadalajara en 1995, el consumo de medios masivos se caracterizaba porque los adolescentes indicaban acceder más los medios electrónicos y menos los medios impresos. En el caso de los medios electrónicos, accedían más a la televisión (86%) que a la radio (82%), mientras que en el caso de los medios impresos, accedían más a las revistas (47.3%) que a los diarios (36.8%) con proporciones variables de consumo según variables sociodemográficas. El consumo diario de radio en horas iba de 4.3 a 5.3 siendo la más alta en el estrato medio. El consumo diario semanal de periódico en minutos iba de 9.8 a 18.3 siendo el más alto en el estrato alto, y lo mismo de revistas. El consumo diario de TV en horas iba de 3.2 a 3.8 siendo la mayor en el estrato alto. El consumo preferencial de géneros musicales, en los adolescentes, se orientaba a la música grupera (30.6%), al rock en español (26.6%) y al rock en inglés (17.6%), siendo este consumo diferente por estratos socioeconómicos y sexo.9 q Percepción de salud En México, a la población adolescente, se le percibe como sana, aunque 2% de ella considera que su salud es mala.10

PREGUNTA 4 ¿Cuál es su situación de morbimortalidad?

q Consulta El uso de los servicios de salud en México fue solamente de 7% del total de consultas otorgadas durante 2001, por causas que se ignoran, pero se conjetura que es por la falta de adecuación de la atención a sus necesidades.

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En el IMSS Jalisco representaron el 11.1% del total de las consultas. La proporción de consultas por 100 usuarios adolescentes en un año fue en el grupo de 10 a 14 años algo más de 180 en ambos sexos, entre 15 y 19 años aumentó en el hombre menos del doble (290) y en la mujer a más del doble (405). Las consultas por año fueron de 1.5 entre 10 y 14 años hasta 4 en las mujeres de 15 a 19 años. 11 q Hospitalización En mujeres de 10 a 14 años se destacan las causas relacionadas con el embarazo(17%), apendicitis (10.3%), luego lesiones (12%) y aborto (3.7%). En hombres de esa edad en primer lugar estaban las lesiones (38%)seguidas de apendicitis (12. 9%). En mujeres de 15 a 19 años siguen las causas relacionadas con embarazo en primer lugar pero con la mitad de los egresos (60.4%) seguido de abortos (8.2%). En hombres de 15 a 19 años ocupaban el primer lugar las lesiones (41.4%) y luego apendicitis (10.4%) apareciendo en el sexto lugar el uso de drogas y en el 16o el uso de alcohol.12 q Morbilidad específica Discapacidad En 2002, casi 1% de la población adolescente de 10 años a 19 años eran discapacitados .13 Tabaco y alcohol Según datos de la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) de 1998, 10% de las y los adolescentes fumaban. El 75% de los estudiantes empezaron a fumar antes de los 15 años de edad. Fumadores de 100 cigarrillos o más en su vida alcanzaban a un cuarto a los 19 años y un tercio consumían alcohol.14 Una encuesta del Distrito Federal realizada en noviembre del 2000 mostró que la experimentación del tabaco ha disminuido pero también ha disminuido la edad en que los adolescentes comienzan a consumir esta droga.15 Drogas Se calcula que alrededor de 4% de los hombres de entre 12 y 17 años de edad han probado alguna droga en su vida. Las drogas consumidas con mayor frecuencia son los inhalables y

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la marihuana y en menor proporción la cocaína y las pastillas psicotrópicas. En el bachillerato, 7% de la población reportó haber fumado marihuana en los seis meses anteriores y 2% ya había probado la cocaína.14 Alteraciones de la nutrición Otro problema serio, en esta población, es la prevalencia de sobrepeso y obesidad. La ENSA 2000 mostraba que el problema era más frecuente en las mujeres. De hecho, desde los 16 años un tercio de las jóvenes en México presentaban exceso de peso. De alguna manera se observa un número cada vez mayor de muchachas con anorexia aunque no hay estadísticas oficiales. 10 Accidentes y violencia El principal problema de salud que se registra en jóvenes son los accidentes (6% lo han tenido el ultimo año) y la violencia 1.6% la han padecido, que se expresa en los niveles más elevados de utilización de servicios. Los traumatismos y las fracturas representan un alto porcentaje dentro de los motivos de egreso hospitalario.16 Fecundidad, embarazo y aborto La tasa de fecundidad se ha reducido lentamente pero menos que entre el grupo de 20 y 24 años, por ello, entre 1970 y 2000 la contribución de los grupos de 15-19 a la tasa global de fecundidad ha venido creciendo, al pasar de 10.1 a 14.6 por ciento.17 Entre la población adolescente se estimó que durante el año 2000 ocurrieron en el país cerca de 366,000 nacimientos en madres de menos de 19 años de edad, lo que representó 17% del total de nacimientos18. A pesar de que durante los últimos seis años el número de nacimientos se redujo en poco más de 10%. Entre las mujeres unidas de 15 a 19 años de edad su contribución a la tasa global de fecundidad ha venido creciendo, al pasar de 11.1% en 1975 a 14.5% en 1999.16 El parto es la primera causa de egreso hospitalario, no solo en adolescentes de 15 a 19 años (en este ultimo grupo las cinco primeras causas de egresos están relacionadas con el embarazo) sino en las de 10 a 14 años, y aborto la quinta en estas últimas y la

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segunda en las de 15 a 19 años. Ocurren más de 25, 000 embarazos anuales en madres menores de 19 años de edad, que terminan en aborto y constituyen cerca de 10% del total.17 SIDA La población adolescente en forma directa aumenta su inicio de actividad sexual y de conocimientos para prevenir ITS, sin embargo, en la adolescencia tardía resulta proporcionalmente mayor los que llevan vida sexual activa en relación a los que tienen conocimiento para prevenir ITS. Las personas de 25 a 34 años de edad constituyen el grupo más afectado de SIDA, con 41.6% de los casos registrados en adultos, y de ellos un alto porcentaje debe haberse contagiado en la adolescencia. 19 En tres contextos socioeconómicos de Guadalajara se estudió en adolescentes de 15 a 19 años, las construcciones sociales sobre riesgo de VIH/SIDA con metodología cualitativa encontrándose que: a) El VIH/SIDA es percibido como enfermedad de personas inmorales. b) La noción cultural dominante sobre el uso del condón es más anticonceptiva que de protección y se sustenta en consideraciones sobre la afectividad de pareja, reputaciones sexuales, roles de género, embarazo, unión conyugal, sustento económico y aspiraciones de movilidad social. c) Predominan dudas sobre el uso consistente del condón y barreras culturales para usarlo. d) La concepción de los roles de género condiciona a ocultar identidades bisexuales, homosexuales y lésbicas, generando obstáculos para usar protección. En conclusión, las concepciones culturales de los adolescentes favorecen el desarrollo de prácticas sexuales no protegidas, contribuyendo a la probable difusión del VIH/SIDA.20 Suicidio En las estadísticas aparece el suicidio en 3er lugar de causas de muerte de 15 a 19 años tanto en hombres como mujeres en un ascenso de posiciones progresiva.21 La muerte por suicidio

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tiene en los hombres una tasa cinco veces mayor (13.3) que en las mujeres (2.4). Los resultados derivados de estudios cualitativos describen que el propio intento de morir es visto por ellos generalmente como una consecuencia de los problemas derivados de un ambiente familiar negativo.22 Mortalidad Las tasas de mortalidad de adolescentes son bajas comparadas con otras edades y mayores en hombres y en edades de 15-19 años pero la mayoría de las causas de muerte en adolescentes son evitables en casi 45% (Cuadro 3). Las primeras causas de muerte en hombres y mujeres adolescentes son los accidentes (40% y 24% respectivamente), homicidio y lesiones intencionales en el hombre (20.7%), tumores malignos (6% y 10%), suicidio (6.2% y 5.6%) y muertes maternas (5.3%). En la población de 15 a19 años los hombres fallecen 2.5 más veces por suicidio que las mujeres, más de 3.8 veces por accidentes y más de 6.5 veces por homicidio y lesiones.23

PREGUNTA 5 ¿Cuál es la situación de atención a la salud de las y los adolescentes? q Desarrollo histórico de los servicios para la salud de adolescentes en México. Las políticas demográficas de la década de los 60 en el siglo xx en América Latina vieron el nacimiento en México, en 1965, de la Fundación Mexicana para la Planificación Familiar, MEXFAM (www.mexfam.org.mx) la que llegó a desarrollar su programa Gente Joven (www.gentejoven.org.mx) que promovió la existencia de información y servicios médicos en todo el país, sobre salud sexual para adolescentes y jóvenes. Las actividades de Gente Joven se basaban en la participación activa de comités de voluntarios juveniles proporcionando servicios de educación sexual a las poblaciones de jóvenes más vulnerables en México: los no escolarizados, los que trabajan en fábricas, los pobres, los indígenas y las madres adolescentes.

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Cuadro No. 3 MORTALIDAD GENERAL EN ADOLESCENTES DE 15 A 19 AÑOS DE EDAD. REPÚBLICA MEXICANA. 1998 A 2001

*Tasa por 10,0000 hombres y mujeres de 15 a 19 años. Fuente: INEGI 2001 Mortalidad en México.

Otra importante institución nacional surgió en 1969: los Centros de Integración Juvenil (www.cij.gob.mx) contra las adicciones que han desarrollado centros de atención hospitalaria y ambulatoria para la prevención y curación de las adicciones a través de todo el país en los municipios prioritarios de acuerdo al Estudio de Riesgos Macrosociales. Otro centro del sector de organizaciones no gubernamentales se creó en 1978 en el D. F.: el Centro para Orientación de Adolescentes CORA (www.cora.org.mx) dedicado desde entonces a la educación y atención de adolescentes en salud sexual y reproductiva. La Asociación Mexicana para la Salud de la Adolescencia (www.amsaj.com) creada en 1989 señaló como Misión buscar las alternativas que propicien una salud integral y plena de las y los adolescentes. Para ello ha impulsado la investigación, así como la formación, capacitación y actualización constante de los profesionales interesados.

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Hasta 1989 aparece en el sector público la primera estructura dirigida a la salud de adolescentes: el Módulo de Fomento a la Salud delAdolescente del Instituto Mexicano del Seguro Social en Jalisco, que hace un estudio de necesidades y de acuerdo a eso, programas de atención hasta 1993 en que se convierte en la Unidad de Investigación Epidemiológica y en Servicios de Salud del Adolescente (http://adolec.org.mx/uiessa/index.htm), que produce investigación sobre salud y principales problemas de morbimortalidad de adolescentes de México, con publicaciones nacionales e internacionales de libros, artículos científicos, boletines periódicos, y alberga la Biblioteca Virtual en Salud ADOLEC, OPS. y por otra parte es sede de la Especialización en Salud de Adolescentes y Jóvenes de la Maestría en Ciencias de la Salud Pública de la Universidad de Guadalajara. El Modelo Chimalli (www.inepar.com.mx/Chimalli.htm) creado en 1991 por el Instituto de Educación Preventiva y Atención de Riesgos A. C. (INEPAR) tiene como fin producir resiliencia, con un enfoque proactivo y ecológico. Se aplica en planes de acción por ciclos de actividades, con duración aproximada de quince semanas en comunidades (escuelas, centros comunitarios y de desarrollo, barrios, unidades habitacionales, colonias). Chimalli interviene en las áreas de: uso de drogas y conducta antisocial, eventos negativos de la vida y estilo de vida (en la que se considera la sexualidad, el autocuidado de la salud, el uso del tiempo libre y consumismo). En 1993 se inició el Programa Coordinado de Atención al Adolescente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que propició la formación de Módulos de Fomento a la Salud de Adolescentes en Unidades de Medicina Familiar; los que funcionan como espacios de orientación para los consultantes de atención primaria y organizan grupos educativos. Ese mismo año se creó el DIF, Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia los programas de atención para adolescentes (www.dif.gob.mx/sifem.htm) como albergues, campamentos recreativos, defensa del menor y la familia, contra la explotación sexual comercial infantil y la atención a menores

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migrantes y fronterizos así como a madres adolescentes. Un año más tarde, en 1994, apareció el Programa Nacional de Adolescentes de la Secretaría de Salud con énfasis en salud sexual y reproductiva, y con acciones contra las adicciones y el abuso de sustancias tóxicas. El acceso permanece abierto y gratuito a los servicios de salud en el primer y segundo nivel de atención. Desde 1997 el Programa IMSS Solidaridad en zonas rurales de gran parte del país introduce los Centros de Atención Rural para Adolescentes (CARA) donde se identifican sus necesidades, se otorga consejería, información, educación para la salud y se fomenta el autocuidado. A la atención se adicionan los materiales de educación para la salud que se integran a los textos formales, en la escuela y a los audiovisuales, en las secundarias rurales por televisión y radio. Un hito singular significó en 1998 la creación del Instituto Mexicano de la Juventud (www.imjuventud.gob.mx) que es responsable de definir políticas nacionales enmarcadas en el Plan Nacional de Desarrollo y promover coordinadamente las acciones destinadas a mejorar el nivel de vida de la juventud mediante servicios sobre: sexualidad, becas académicas, empleo juvenil, servicio social, premios y certámenes, prevención de adicciones, medio ambiente, género, talleres, foros y encuentros juveniles, centros interactivos, poder joven, enlace con organizaciones, apoyo a jóvenes indígenas, red de turismo y recreación. En los Estados se crearon Institutos de la Juventud destacando entre otros por su gran desarrollo en actividades desde la investigación, culturales y de servicios el del Estado de Jalisco creado en el 2002 (sgg.jalisco.gob.mx/injuve/instituto.html) . En el año 1999 se dictó la Ley de Protección a niños, niñas y adolescentes (http://adolec.org.mx/legislacion.htm) que establece derechos a: la vida, no discriminación, condiciones de vida, protección, identidad, vivir en familia, salud, en discapacidad, educación, descanso y juego, cultura, participación, así como sobre medios y defensa legal. En el 2000 se creó el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (CENSIA) y su Programa de Acción

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para la Atención a la Salud de la Adolescencia (PASA), que es un programa interinstitucional del sector salud y con instituciones académicas científicas que busca incrementar la cobertura de los servicios entre adolescentes (www.conava.gob.mx). En el año 2001 el Instituto Mexicano del Seguro Social crea el PREVENIMSS que es un programa de acciones preventivas médicas y educativas en las Unidades de Medicina Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social y que incluye actividades preventivas para adolescentes (www.imss.gob.mx/IMSS/IMSS_ SITIOS/DPM/Servicios/PREVENIMSS/adolescentes/home. htm). Uno de los últimos esfuerzos institucionales hacia el mundo adolescente escolar es el Programa Intersectorial Educación Saludable (www.cofemermir.gob.mx/uploadtests/9095. 66.59.2.educacion_saludable.pdf ) formulado en 2002 y dirigido a los escolares destacando la importancia del autocuidado de la salud, mediante la promoción de hábitos y estilos de vida saludables que les permitan identificar y evitar las conductas de riesgo. q Seguro social y adolescentes El acceso a los servicios de salud en la población es medido a través de la derechohabiencia (DH) a la seguridad social. Entre la población general la DH es de 40% para todo el país. Del total de adolescentes(20,728.628) solo un 28 .8% esta asegurado y del total de derechohabientes un 18.6% son adolescentes.24 q Opinión de los servicios Un estudio cualitativo mediante entrevistas a grupos focales que buscó identificar los motivos y las expectativas que refirieron los adolescentes de una escuela preparatoria de Guadalajara para utilizar servicios de salud mostró que el uso de servicios se asocia con el diagnóstico y pronóstico que ellos y su red de apoyo le asignan. Los motivos referidos para no utilizar los servicios se relacionaron con timidez, vergüenza y no asertividad. El grupo de pares juega roles contradictorios (facilitador/oponente) para la utilización de los servicios. Se visualizaron como obstáculos los trámites administrativos, la espera, la falta de garantía de confidencialidad,

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el trato del personal y la ineficiencia de los servicios de salud. El sentimiento de invulnerabilidad que poseen los adolescentes les hace pensar que son «otros» y no «ellos» quienes necesitan los servicios de salud. Los motivos para no utilizar los servicios se encuentran asociados a características de su personalidad (no asertividad, vergüenza, timidez, desconfianza, pena). 25 q Proyectos especiales virtuales En razón del significado de las nuevas tecnologías de la información para el nuevo siglo resumimos algunos servicios dedicados a adolescencia que usan la comunicación mediante Internet, además que hoy todos los programas de atención antes señalados pueden encontrarse en la red. La Biblioteca Virtual en Salud (BVS), ADOLEC México (www.adolec.org.mx) a cargo de la Unidad de Investigación Epidemiológica y en Servicios de Salud del Adolescente del Instituto Mexicano del Seguro Social y del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, se construye en el año 2000 siguiendo las normas de las BVS del Centro Latinoamericano de Información en Ciencias de la Salud (BIREME 1999) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y que tiene como objetivo, crear una base de información para el acceso directo y sin costo a la información relevante para la salud y adolescencia nacional, integrando investigadores, profesionales e instituciones en la recolección de información producida en el país y pone al alcance de comunidades de investigadores, profesionales del área esta información científica y difundirla a la comunidad adolescente y de padres y maestros. También en 2000 se realiza el Diplomado de Educación a distancia: Salud Integral del Adolescente por la Universidad Autónoma de Nuevo León y OPS (www.prounisev.uanl.mx/ cursoops/) que incluye contenidos acerca de epidemiología de la salud del adolescente, promoción de la salud adolescente, crecimiento y desarrollo, sexualidad, nutrición, comunicación, atención a problemas específicos del adolescente: acné, embarazo, infecciones genitourinarias, vulvo-vaginitis, SIDA, dermatomicosis; aspectos psicológicos y sociales del adolescente, crisis en la

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adolescencia y políticas nacionales y regionales de salud del adolescente. La investigación virtual con autocuidado (http://www. congresoadolec.org/riesgo) en 2001, realizada en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara. Se presentó en línea un cuestionario de riesgo con acceso a autodiagnóstico a través de una clave secreta. El autodiagnóstico presenta el mismo cuestionario marcando las respuestas y con un foco rojo las que implican riesgo. En éstas, al hacer un clic permite ver un manual de autocuidado para cada grupo de riesgo con otras fuentes en la red. El Congreso Virtual en Salud de Adolescencia y Juventud México 2002 (www.congresoadolec.udg.mx) a cargo de la Biblioteca Virtual en Salud ADOLEC México, la Universidad de Guadalajara y la Unidad de Investigación Epidemiológica y en Servicios de Salud del IMSS, creó en Octubre de 2002 un espacio interactivo para promover la comunicación e intercambio científico entre investigadores, profesionales de la salud, educación, medios, organismos recreativos, de readaptación, instituciones oficiales y organizaciones no gubernamentales relacionadas con la salud de adolescencia y juventud en México poniendo a disposición y sin costo los últimos avances científicos para fomentar el desarrollo y calidad de la investigación en este campo en el país mediante el uso de la red. CONCLUSIONES La situación de salud de adolescentes en la segunda mitad del siglo XX es deficitaria, gran parte de sus problemas son prevenibles o reducibles. El ámbito de su desarrollo es aún poco conocido y, aunque se creó en México un acervo importante de conocimientos, resulta escaso para la importancia que este grupo tiene en la población. Al mismo tiempo, un amplio rango de normatividades e instituciones están preocupadas en proporcionar servicios para su atención, cada vez más crecientes, tanto en las esferas públicas que han incrementado su rol, como en las privadas que han sido pioneras.

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El siglo XXI de la sociedad de información agrega a México desde Jalisco y otros Estados, experiencias pioneras en este campo de la investigación, docencia y servicios de salud de la adolescencia. Al mismo tiempo se observa un impulso del gobierno y la sociedad para permitir la accesibilidad a dichos medios hasta en las zonas más marginadas, todo lo cual fortalece la respuesta social a las necesidades de este grupo poblacional tan significativo.

NOTAS 1 Rasmussen B. Hidalgo A. Estudio bibliométrico de publicaciones sobre adolescencia en revistas médicas de México en la base de datos Artemisa (1995-2000). Vl. 45. Suplemento 1. 2003:167-170. 2 INEGI, Dirección General de Estadística; Dirección de Estadísticas Demográficas y Sociales. Cuaderno No. 13 Estadísticas demográficas INEGI, Ed. 2001. 3 Tussan.R. «Demographic change and family a non family related life course patterns in contemporary México». Ph. D dissertation The University of Texas at Austin. 1997. 4 Consejo Nacional de Población. Situación actual de las jóvenes y los jóvenes en México. Diagnóstico sociodemográfico. México, D. F.: CONAPO, 2002. 5 Instituto Mexicano de la Juventud. Encuesta Nacional de la Juventud 2000. 6 Estimaciones del Consejo Nacional de Población con base en la Encuesta Nacional de empleo 1991-1997. 7 Hidalgo A. y cls. «Aparición de comportamientos sexuales de una cohorte de adolescentes de secundaria y preparatoria de Guadalajara 1994-1996». En: Rasmussen B. Hidalgo A. Investigaciones en Salud de Adolescentes. IMSS, OPS. 2002:33-36. 8 González C. Rojas R., Martínez R., Hernández M. y Olaiz G. «Perfil de comportamiento sexual en adolescentes mexicanos de 12 a 18 años de edad». Resultados de la ENSA 2000. Salud Pública de México vol. 47 No. 3, mayojunio de 2005. 9 Caballero R., Pineda R. «Consumo y exposición a los medios masivos en adolescentes de diferentes estratos socioeconómicos de Guadalajara». En Rasmussen B. Hidalgo A. Investigaciones en Salud de Adolescentes. IMSS, OPS 2002:257-266. 10 Secretaría de Salud, Instituto Nacional de Salud Pública. Encuesta Nacional de Salud. Cuestionario de Adolescentes 2000. 11 Rasmussen B Hidalgo A. «Consulta Médica de Adolescentes en el Instituto Mexicano del Seguro Social». Revista Médica del IMSS (37)1:27-35 ,1998. 12 Instituto Nacional de Estadística Geografia e Informática. Secretaría de Salud,

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Dirección General de Información y Evaluación del Desempeño 2002. 13 Sistema Intermunicipal de Base de Datos SIMBAD–INEGI 2000. 14 Consejo Nacional contra las adicciones. Encuesta Nacional de Adicciones.1998 México D. F. Secretaría de Salud 2000. Villatoro J. Medina-Mora M. E. «Las encuestas con estudiantes. Una población protegida en constante riesgo». Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz 2002. 16 Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes. Programa Nacional para la Prevención y Control de Accidentes 2001/2006. México, D. F. SSA, 2002. 17 Estimaciones del Consejo Nacional de Población, 2000. 18 Dirección General de Salud reproductiva. La salud sexual y reproductiva de los y las adolescentes, México D. F. SSA-DGSR,1999. 19 Instituto Nacional de Estadística, Geograf ía e Informática. Daños a la salud. Tabulados básicos y por entidad. México D. F. INEGI. 2000. 20 Caballero R. «Las concepciones culturales sobre el VIH-SIDA de los adolescentes urbanos favorecen el desarrollo de prácticas sexuales de riesgo». En: Rasmussen B. Hidalgo A. Investigaciones en salud de Adolescentes II. IMSS, OPS. 2005:48-53. 21 Cuaderno 7 y 8 de Estadísticas de Intentos de Suicidio y Suicidios, ediciones 2001 y 2002 INEGI. 22 Gonzalez-Forteza C. «Sobre suicidio y trastornos emocionales de adolescentes». Boletín Latinoamericano Adolescencia. IMSS UDG OPS No. 10; 2004. 23 INEGI, Dirección General de Estadística. Dirección de Estadísticas Demográficas y Sociales. 2001. 24 Sistema Intermunicipal de Base de Datos, SIMBAD–INEGI, 2000. 25 Nuño B. Canales J., Madrigal E. Villaseñor y M. Hidalgo A. «Motivos y expectativas que refieren adolescentes de 15 a 19 años para utilizar los servicios de salud». En: Rasmussen B. Hidalgo A. Investigaciones en Salud de Adolescentes. IMSS, OPS. 2002:327-330.

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Capítulo II

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IDEALES SOBRE LA FAMILIA EN JÓVENES DE LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA. Tania Rodríguez Salazar*

INTRODUCCIÓN OS JÓVENES DE HOY, CON TODO y que son muy diferentes a los jóvenes de antaño, continúan deseando tener una pareja estable y tener hijos, por considerarlos aspectos fundamentales para la realización personal o la felicidad. Estos anhelos de formación de familias están anclados a múltiples ideales de vida: el amor, la familia feliz, solidaria, y unida, entre otros. Los ideales, sin embargo, son por definición prácticamente irrealizables. Son estructuras imaginarias y abstractas que no pueden llevarse a cabo plenamente. Su función es configurar visiones sobre la vida buena1, sobre la vida que vale la pena de ser vivida a través de las cuales se justifican y se evalúan los cursos de acción. En este sentido, se puede decir que la cuestión de la familia, como muchas otras cosas en la vida cotidiana, incita a la idealización y la ensoñación: imaginamos con frecuencia que el

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*Universidad de Guadalajara. 1 «Respecto al contenido, la vida buena es, para cada uno, la nebulosa de ideales y de sueños de realización respecto a la cual una vida es considerada como más o menos realizada o como no realizada. (...) En este sentido, es el ‘objetivo hacia el que’ tienden estas acciones de las que hemos dicho, sin embargo, que tiene su fin en ellas mismas» (Ricoeur, 1996: 185).

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amor y la comunicación son la solución a toda clase de conflictos, que la unión en pareja y los hijos conducen directamente a la felicidad, que se puede tener una vida familiar armónica y, a su vez, éxito en el trabajo o en la profesión, que las diferencias de opinión en la pareja sobre cuándo y cuántos hijos tener son negociables fácilmente, que podemos lograr una distribución de roles familiares equitativa, entre otros más. No quiero negar que parte de estos sueños o ilusiones son susceptibles de realizarse, sino más bien insistir en que muchas veces las expectativas son muy grandes y su cumplimiento se percibe relativamente sin conflicto y sin la necesidad de ciertas clases de renuncias. En este capítulo se exploran los ideales que jóvenes urbanos configuran en torno a la convivencia en pareja y la reproducción. Parto del supuesto que, desde la perspectiva individual, los ideales ocupan dos posiciones en el espacio moral: se ubican «arriba», como conjuntos de creencias, normas, valores y deseos que gozan de cierta superioridad y se ubican por «delante», como horizonte de realización. En consecuencia, este tipo de esquemas culturales nos informan sobre los objetivos de realización de los jóvenes, así como de sus percepciones sobre los medios y las formas de alcanzarlos, independientemente que se traduzcan o no en prácticas congruentes2. La intención es comprender ¿cómo los jóvenes urbanos desean organizar su vida familiar futura?, ¿cuál es el modelo de vida familiar que les gustaría vivir? y ¿cuáles anhelos compiten con los de tipo familiar? Esta exploración de ideales familiares se hace considerando parte de los resultados de una encuesta de valores y deseos personales en jóvenes de 15 a 29 años realizada en la zona metropolitana de Guadalajara, así como utilizando material cualitativo obtenido en entrevistas a profundidad3. Se analizan una serie de indicadores útiles para 2 Es importante señalar que no se deben confundir los «ideales de acción» con los «motivos de la acción». Los primeros son preceptos culturales generales y abstractos que no pueden ser realizados en su totalidad, debido a que las personas actúan no sólo considerando este tipo de significados sociales, sino sobre todo en función de las circunstancias particulares que les toca vivir (cfr. Strauss, 1992). 3 Este material empírico fue obtenido en el marco de una investigación sobre los modelos

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explorar sus objetivos de formación de familias, considerando prioritariamente los calendarios y razones de la primera unión y el primer hijo, así como sus percepciones en torno a las mejores formas de convivencia en pareja y a los roles de género en la vida familiar. Los ideales y proyectos de los jóvenes en cuanto a la formación de familias constituyen utopías prácticas4, en tanto son algo irreal, pero tienen posibilidades de realizarse con grados diferentes de congruencia y tolerancia a la contradicción. Son, por decirlo así, hipótesis acerca de la experiencia futura. Estas visiones de futuro son importantes porque los jóvenes están en la búsqueda o han empezado una historia que realizar en el mundo complejo, donde las certezas se desdibujan y donde el abanico de opciones de vida son cada vez mayores. La juventud es un momento en que se desarrollan ciertos proyectos y otros se abandonan o se posponen. Es en este sentido, tiempo de elecciones primarias, de las cuales dependerán muchas de sus posibilidades futuras. NUEVAS OPORTUNIDADES EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO Las formas tradicionales de convivencia social y de conformación de la identidad personal se han transformado en la modernidad tardía. Diversos autores (Giddens, 1997; Beck, 1997; Berger y Luckman, 1997) insisten en que en las sociedades contemporáneas los contextos de acción son múltiples, los individuos enfrentan la diversidad y la diferencia en sus encuentros sociales negociando entre múltiples autoridades culturales y que esto conduce a la proliferación de estilos de vida disímiles. culturales de vida deseable de jóvenes urbanos, que no se limita al ámbito de la familia. Se trata de una investigación más amplia que actualmente realizo como tesis doctoral. 4 Los proyectos son utopías prácticas. Son utopías porque son algo irreal, esto es, representan lo futuro en un presente-como si; son prácticas, porque anticipan el futuro más irreal en un presente que adviene como posibilidad real. De este modo, el futuro motiva las utopías prácticas del presente (Luckman, 1996: 61).

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Las relaciones interpersonales y la vida cotidiana se han vuelto vulnerables, riesgosas, y esto ha impulsado la emergencia de individuos autónomos y reflexivos que se monitorean a sí mismos5. Especialmente las generaciones más jóvenes han sido y son las principales protagonistas de estos cambios. Estas nuevas generaciones han crecido en un mundo liberado de múltiples restricciones sociales, educativas, políticas, jurídicas, morales y religiosas. Lo cual ha implicado más autonomía individual y reflexividad. En el plano personal los fenómenos de la reflexividad (Giddens, 1997) y la individualización (Beck y Beck-Gernshmein, 2001 y 2003; Bauman, 2001) se manifiesta en la percepción de mayor libertad en la toma de decisiones, así como en la exigencia de dedicar más tiempo y esfuerzo en decidir qué y quiénes somos y cómo queremos vivir. Hoy las conductas tradicionales necesitan también ser justificadas y sus fuentes de autoridad están obligadas a convencer y competir con otras fuentes culturales. Las decisiones de casarse, unirse, o permanecer soltero, tener hijos o no, cuántos hijos tener, además de cómo y cuándo combinar trabajo y familia6, son algunos aspectos relevantes de la vida personal que pasan por procesos reflexivos más o menos conscientes. Diversas investigaciones constatan que los jó5 De acuerdo con Beck y Beck-Gershmein (2001: 25) no hay que perder de vista que dichos procesos «no pueden comprenderse como un acontecimiento puntual que pone en marcha a todos al mismo tiempo, sino como el producto de unos largos procesos históricos que en un lugar empiezan antes, y en otros más tarde. La descripción de tales procesos a unos les parece el mensaje de un extraño país del futuro; a otros la repetición de lo familiar y lo cotidiano.» Esta acotación es particularmente importante porque las reflexiones de estos autores se ubican en sociedades industrializadas en las que se han desarrollado más ciertos procesos que en las sociedades como la nuestra. Asimismo, es importante porque indica que estos procesos son vividos siempre bajo la impronta de modulaciones grupales dentro de una misma cultura y sociedad. 6 Las decisiones familiares son una clase de toma de decisión que suponen consecuencias de largo plazo, tienden a establecer rutinas de vida particulares, ameritan algún grado de deliberación consciente y transforman rutinas de vida (adquisición de nuevas responsabilidades, fijarse un sistema de relaciones personales reducido, la adopción de nuevos roles).

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venes contemporáneos tienen más libertades y nuevos retos para organizar su vida personal y que, precisamente, son ellos quienes están protagonizando nuevos patrones de formación y organización familiar (Beck y Beck-Gernshmein, 2003; Du BoisReymond, 1998). Los jóvenes de ambos géneros han nacido en un mundo en que la fecundidad puede ser regulada y controlada con relativa facilidad; gozan de mayor libertad familiar y sexual; eligen libremente a su pareja; pueden cohabitar, unirse, casarse o divorciarse con menores limitaciones jurídicas o morales; asimismo pueden profesar una religión y, a su vez, guiarse por preceptos muy distantes a ella; pueden estudiar, participar en la economía y la política con menores desigualdades entre hombres y mujeres. En este contexto, las mujeres son el grupo social que en el mundo moderno ha ampliado sus oportunidades de independencia económica, con su inserción cada vez mayor en el mundo del trabajo. Las opciones de los jóvenes para la organización familiar son mayores, pero esto no ha estado exento de problemas, contradicciones, confusiones, entre los ideales heredados y aprendidos en la familia de origen con las nuevas posibilidades y restricciones de su entorno. Los jóvenes se ven conminados a pensar y valorar sus decisiones en un mundo abierto a la elección. Esto no significa necesariamente una renuncia a los patrones de vida tradicionales, sino simplemente que éstos son elegidos entre muchos otros posibles. Enseguida trataré de explicar algunas situaciones de conflicto potencial entre los ideales familiares tradicionales y los ideales que emergen de las nuevas oportunidades de la modernidad. Estas reflexiones se hacen considerando consensos, controversias, así como similitudes y diferencias, por género y grado de marginación de jóvenes de la zona metropolitana de Guadalajara. Se utilizan datos cualitativos y cuantitativos que permiten una reflexión situada sobre los procesos de asimilación y transformación de los ideales de vida familiar de jóvenes en un contexto urbano.

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DESEOS COMPARTIDOS Sin duda los procesos de monitoreo reflexivo e individualización no permean de la misma manera ni con la misma intensidad a los distintos grupos de jóvenes7. En particular, en un contexto urbano como la ZMG (en contraste con los jóvenes rurales), los jóvenes tienen, objetivamente, más oportunidades y opciones de organización de su vida; no obstante, puede haber diferencias de grado de acceso a las mismas. Además, no todos tienen conciencia de ellas, y quizá tampoco, han desarrollado las capacidades necesarias para aprovecharlas. Para comprender los ideales de formación de familias de los jóvenes, es necesario analizar no sólo los acontecimientos vitales que anhelan, sino también el momento en que desean que ocurran y en el que ocurren efectivamente, así como los medios o las formas que suponen mejores para realizarlos. LA UNIÓN EN PAREJA La unión en pareja, sea por alguna modalidad de matrimonio o de unión libre, es una de las aspiraciones de vida que goza de una gran aceptación. Una proporción muy alta de jóvenes solteros de la ZMG manifiesta que le gustaría casarse o unirse a una pareja en algún momento de su vida (91.7%), contra unos pocos que no lo desean (8.3%)8. Sin embargo, más allá de este alto consenso que denota que la vida en pareja ocupa un lugar prioritario en el sistema de aspiraciones de los jóvenes, es importante señalar que hay controversias en torno a sus percepciones sobre la mejor forma de hacerlo9. 7 La juventud comienza y termina de manera diferente en función de la realización temprana o postergada de ciertas prácticas de vida. Los estudios sobre jóvenes indican que el periodo de juventud se extiende en el contexto de estratos sociales medios y altos urbanizados, debido a que tienden a prolongar sus estudios y retrasar prácticas asociadas a la vida adulta, tales como el matrimonio, el primer hijo o el primer empleo (Du Bois-Reymond, 1998). 8 Estos porcentajes se presentan en función de 480 casos de jóvenes que al momento de la encuesta declararon no estar casados o unidos a una pareja. 9 El amplio consenso que gozan los ideales de convivir con una pareja y tener hijos se presenta también en otras sociedades en desarrollo y desarrolladas. Los jóvenes imaginan su futuro principalmente casados y con hijos (Edley y Wetherell, 1999; Du Bois-Reymond, 1998; Sandoval, 2002),

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Entre los objetivos más polémicos para las y los jóvenes, están los temas de la vida en pareja vía el matrimonio o la unión libre. Ante la pregunta «Independientemente de tu situación, ¿cuál de las siguientes formas de vivir en pareja te parece mejor?», un porcentaje alto de hombres (67.3%) y de mujeres (74%) prefieren alguna modalidad de matrimonio, contra un porcentaje menor de hombres (32.7%) y de mujeres (26%) que prefiere alguna modalidad de unión libre (ver cuadro 1).

Considerando a los jóvenes que prefieren alguna modalidad de matrimonio, se observa que la opción dominante es el matrimonio civil y religioso (55.3%), en detrimento del matrimonio sólo civil (9%) o sólo religioso (6.1%). Entre los jóvenes que optan por alguna modalidad de unión libre, destaca la preferencia por la unión libre como un paso previo al matrimonio civil y religioso (19.3%), civil (2.8%) o religioso (0.8%) en detrimento de la unión libre sin matrimonio posterior (4.7%), la unión sin residencia común (0.8%) o una opción distinta (0.6%). Estos datos muestran que la actitud de los jóvenes encuestados frente a la unión libre refleja una defensa de la cohabitación para después adoptar la institución matrimonial, más que un rechazo o una oposición abierta (ver cuadro 2). Asimismo estos resultados indican que las formas de vida en pareja preferidas por los jóvenes si bien siguen el patrón de la doble unión institucional, es claro que se trata de un consenso que lentamente comienza a romperse pues aproximadamente tres de cada diez jóvenes prefiere una modalidad de unión libre.

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Sin pretender sugerir que la forma de pensar de los jóvenes sigue un solo patrón, presento dos testimonios que especifican razonamientos para sustentar la preferencia por la unión libre: No me gustaría casarme, yo creo que por el ejemplo que me dan mis padres, de esas pugnas que cualquier pelea, son constantes y más bien pienso que la pura palabra casarse o estar casado a uno lo condiciona y es así como algo malo, desde mi perspectiva. (Hombre, 23 años, soltero). No aspiro a tener una familia ni a casarme (…) Y de ahí escuchas que el mayor porcentaje te dice que está bien que no te cases, y si te dicen eso, ¿tú qué piensas?, que les ha ido mal, que el matrimonio vale sorbete. En unión libre sí. (Hombre, 28 años, soltero).

Estos razonamientos van en contra del matrimonio, a través del caso ejemplar de los padres o de otras personas en las que la experiencia de estar casado reporta cuestiones negativas. Lo interesante de estas reflexiones es que atribuyen esos problemas de la vida en pareja al estar casados, pero no suponen que en unión libre eso podría suceder. Esto indica una cierta idealización de las uniones consensuales, o quizá, el reconocimiento de que si las cosas no funcionan, es más fácil y rápido romper el vínculo.

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LOS HIJOS Los hijos también ocupan un lugar de privilegio en el sistema de valores y aspiraciones de los jóvenes de la ZMG, sin importar diferencias de sexo, edad y grado de marginación. Cuando se les pregunta si personalmente desean tener hijos10, la gran mayoría (90.6 %) contestó que sí, frente a un grupo reducido que no desea tenerlos (5.3%) o que tiene dudas al respecto (4.1%)11. Este deseo contempla un máximo de tres hijos12, lo que refuerza la intensidad de estos anhelos para los jóvenes investigados. Sin embargo, no fue posible explorar el por qué de tal o cual cantidad. De cualquier manera, sirva el siguiente testimonio para ilustrar cómo las consideraciones sobre cuántos hijos tener pudieran estar asociado a razones más o menos periféricas: [¿Cuántos hijos quieres tener?] Si duele, dos. Si no me duele, pues unos tres máximo. Él [su novio y próximo esposo] dice que quiere cuatro o cinco, como en su casa son muchos. Bueno, también en la mía, pero con él son como ocho, no sé. Su familia sí está grande, él es el más chico: tiene 19 años, es más chico que yo. Pero yo creo que sólo dos o tres. (Mujer, 22 años, soltera).

Si bien el temor al dolor del parto es un motivo hedonista que no hay que menospreciar y una razón poderosa para desear pocos hijos, resulta interesante observar que se trata de la dificultad más inmediata y quizá menos esencial con relación a todas las consecuencias que se derivan de tener hijos. Además, muestra que la decisión de cuántos hijos tener está sujeta a la negociación con la pareja y que las diferencias de opinión tienden a desestimarse pues se imagina que serán resueltas en el camino fácilmente. Es importante destacar que si bien los hijos son un componente esencial de los proyectos de vida de los jóvenes de la ZMG, estos llegan a su vida principalmente por azar o tradición. Cuando se les preguntó a los jóvenes con al menos un hijo sobre 10 Esta pregunta solamente se hizo a los jóvenes sin hijos al momento de la encuesta. 11 Estos porcentajes se calcularon en función de 491 casos de jóvenes que declararon no tener o haber tenido hijos. 12 Según el valor de la mediana= 3, de la media=2.74 con desviación típica=1.

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sus razones para tener el primero; el 40% respondió que fue un embarazo imprevisto, 32% que decidió ser madre o padre y 19.2% que se casó y simplemente tuvo hijos, contra otras respuestas poco significativas estadísticamente (ver cuadro 3).

De acuerdo con estos datos, se puede decir entonces que tener hijos es en primer lugar un acto imprevisto; en segundo una decisión propia; y en tercer lugar un acto natural inherente a la vida matrimonial13. Solamente 4 de cada 10 jóvenes viven la transición a la paternidad o maternidad como un acto de planificación o decisión reflexiva; los seis restantes, los tienen prioritariamente por falta de previsión o por tradición. Esto podría ser evidencia de que los jóvenes no temen lo suficiente al embarazo temprano como para buscar formas activas y conscientes de evitarlo y que la relación entre matrimonio e hijos sigue siendo fuerte, de modo, que se tienen hijos como un estado secuencial al matrimonio.

13 Los jóvenes que declaran tener hijos simplemente por que se casaron, evidencían que algunas decisiones vitales se toman por el mecanismo de «seguir la corriente». Éste es un mecanismo normativo-práctico que consiste en hacer lo que la mayoría hace y que opera en la «repetición» de trayectorias de vida. A través de este mecanismo, podría decirse, que se reproducen las tradiciones. Este mecanismo implica una forma de razonamiento práctico y rápido, que conlleva menor deliberación consciente.

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El escaso control y monitoreo que parecen tener los jóvenes en el ejercicio de su maternidad o paternidad, limita sus posibilidades y opciones de desarrollo en otros ámbitos, especialmente, si se es mujer14. No obstante, es probable que esto no ocurra sin sentimientos de insatisfacción o de deseos de que las cosas hubieran sido diferentes. Algunos jóvenes están conscientes de que los hijos significan el mayor obstáculo para la realización de otras opciones deseables. El siguiente testimonio, argumenta comparativamente a favor de postergar el matrimonio y lo hijos, pues constituyen una gran responsabilidad:

Pero sí me gustaría, incluso tener algún hijo y eso si me gustaría, pero definitivamente tendría que casarme después. Por ejemplo, tengo varias amigas que saliendo de la prepa se casaron y de todas formas aunque hubieran seguido estudiando, su vida es ya muy diferente. Es muchísima responsabilidad hacerte cargo de un hijo, a veces uno cree que no es tanta, pero es un ser humano que depende de ti en todo, al que lo tienes que educar, cuidar y dar amor. (Mujer, 22 años, soltera).

Hemos visto que solo para un grupo reducido de jóvenes encuestados, el haber tenido un primer hijo dependió de la planeación y la voluntad, en contraposición de un grupo mayor de jóvenes que lo tuvieron como un acto imprevisto o como una consecuencia tradicional del matrimonio. Es posible que esta diversidad de formas de tener hijos indique la existencia de ideales en competencia: el ideal de planear y decidir conscientemente la maternidad o la paternidad; el ideal, aunque cueste trabajo aceptarlo como tal, de tener hijos sin importar cuando ni de que manera llegan (y además, independientemente de que sea posible interrumpir un embarazo imprevisto); y el ideal de la maternidad y la paternidad como una consecuencia inherente al matrimonio. 14 Este escaso control podría estar derivado de una falta de acceso real a métodos anticonceptivos, de una percepción y sanción negativa sobre el aborto, o en su caso, de prácticas sexuales conservadoras o de autoengaño (esto es que se tienen aparentemente sin intención o planeación, dejándose llevar por el momento y sin pensar en las consecuencias).

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LOS CALENDARIOS Los jóvenes encuestados presentaron las siguientes características: el 25.8% solamente estudia, el 17.8% estudia y trabaja regularmente, el 40.6% solamente trabaja; el 28.1% está o ha estado casado y el 26.1% ha tenido cuando menos un hijo15. Analizando los calendarios en que han vivido las transiciones de abandono de estudios, primer trabajo, la primera unión y el primer hijo, se encuentran diferencias por posición económica (medida en cinco grados de marginación de acuerdo al Índice de Marginación Urbana desarrollado por CONAPO, 2000). Como se puede observar en el cuadro 4, en el grupo de jóvenes con mejor posición económica (baja o muy baja marginación), el acceso a un puesto de trabajo o una profesión se retrasa hasta los 17 años en promedio, ya que han prolongado su periodo de formación escolar. En contraste, en los grupos de jóvenes de peor posición económica (de media, alta y muy alta marginación), se entra en el mercado laboral desde los 15 ó 16 años. Esto indica con claridad que las trayectorias de los jóvenes a la edad adulta, siguen distintas rutas y se producen a velocidades distintas. Comparando las edades medianas en que los jóvenes encuestados han vivido determinadas transiciones de vida, se nota que realizan ciertos comportamientos biográficos en edades distintas. De acuerdo con estos resultados las diferencias en grado de marginación de los jóvenes están asociadas con el abandono de los estudios y la obtención del primer empleo a edades tempranas. Ambos hechos biográficos afectan las diferencias en los calendarios del primer hijo, aunque no de la primera unión para los jóvenes encuestados. De modo que los jóvenes que viven la transición al trabajo tempranamente, tiene más posibilidades de tener hijos pronto. En contraste, los jóvenes que abandonan a edades 15 Se ponen estos datos porque la representatividad de la encuesta solamente contempla grupos de edad, sexo y grado de marginación. De aquí que los datos que se presentan sobre trabajo, estudio o estado civil no puedan interpretarse como propios del conjunto de la población joven de la ZMG.

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superiores los estudios y trabajan más tarde, tienden a postergar los objetivos de formación de familias, sea porque se perciben como obstáculos para la carrera, la libertad o el tiempo libre; o bien, porque carecen de ingresos o de trabajo fijo para costear la formación de una familia según sus propias aspiraciones. Sin embargo, las diferencias en las edades en que viven las transiciones los jóvenes, se limitan a uno o dos años. Los jóvenes encuestados de alta y muy alta marginación abandonan los estudios, tienen su primer hijo y su primer empleo más tempranamente que los jóvenes de media, baja y muy baja marginación. Los jóvenes de marginación media, abandonan sus estudios y obtienen su primer empleo antes que los jóvenes de muy baja y baja marginación, mientras que las transiciones a la primera unión y el primer hijo coinciden con los calendarios de los jóvenes de baja y muy baja marginación. El casarse y el tener hijos son condiciones que pueden limitar la realización de otros objetivos de vida deseable. El número de jóvenes que han vivido esa transición y que continúan estudiando es mínimo (sólo el 3.9% de jóvenes que tiene hijos, estudia; sólo el 4.2% de jóvenes que están o han estado casados o unidos, estudia). Esto parece indicar que el matrimonio y los hijos son opciones

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incompatibles con el estudio, al menos, para gran parte de los jóvenes en esta región. Por otra parte, analizando sus percepciones sobre las edades ideales para casarse o unirse, tener el primer empleo y el primer hijo (independientemente de los hechos biográficos vividos) se observan discrepancias importantes (ver cuadro 5). Estos datos parecen indicar que, por circunstancias particulares, los jóvenes viven dichas transiciones a edades más tempranas que las que suponen más adecuadas. Mientras menor es el grado de marginación del lugar de residencia de los jóvenes, se observa que las edades ideales son mayores para todas las transiciones consideradas y que éstas van disminuyendo (hasta contrastar por dos años de diferencia) con los jóvenes que viven en zonas de marginación alta y muy alta. Es importante destacar que los jóvenes encuestados que han vivido estos acontecimientos biográficos lo han hecho con diferencias de dos a seis años de anticipación. Esto aplica para todos los grados de marginación y se acentúan las diferencias para el caso de la transición del primer hijo. En general, los jóvenes encuestados que han vivido la transición del primer hijo, lo han hecho con seis años de anticipación a lo que el total de los jóvenes encuestados suponen como edad ideal o más apropiada. Estos datos indican que si bien se desean los hijos, se considera mejor tenerlos a edades mayores a las que comúnmente se tienen. Esta discrepancia podría explicarse por el importante número de embarazos imprevistos y también porque muchos jóvenes encuestados todavía no han vivido dicha transición. ¿Por qué adelantan sus decisiones de casarse o tener hijos? Es una pregunta interesante, pero realmente dif ícil de contestar. Sin embargo, sirva el siguiente testimonio de una joven que trata estas discrepancias entre las edades ideales y sus planes inmediatos: No me gustaría tener hijos pronto, ay no. Yo me imagino que ya cuando tienes un hijo todo se va en él. Mejor nos esperamos unos dos o tres años, mínimo. Al principio él [su novio] no estaba de acuerdo, me decía «en cuanto nos casemos si sales embarazada,

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pues mejor» y yo «no». Pero ya, como que ya se convenció que mejor así. (…) [¿Cuál crees que sea la edad ideal para casarse, independientemente de tu situación?] Yo creo que veintitrés o veinticuatro años; me estoy adelantando (risa). Yo decía: «si me caso, como a los veinticinco», pero se me adelantó. [¿Por qué?] No sé, a lo mejor porque lo quiero mucho, pero yo creo que sí como a los veintitrés. (…) [¿Y la edad ideal para tener hijos?] Unos veintisiete, ya que tengas algo que darle a tu hijo. Seguramente en esto también

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me voy a adelantar (risa); pues si salgo embarazada, ya ni modo. Pero si por mí fuera, me esperaría unos cinco años. (Mujer, 22 años, soltera).

Este relato sugiere que si bien se tiene conciencia de que sería mejor esperar algunos años más para casarse o tener hijos, las cosas no suceden de esa manera. Para el caso del matrimonio, su razonamiento pone como causa de la anticipación, la intensidad del amor y para el caso de los hijos, el razonamiento indica que concibe el embarazo como algo que llega sin avisar y sobre lo cual puede controlar poco, además que está dispuesta a aceptarlo y no es una decisión que tome sola. Otras partes de este relato indican también la existencia de divergencias de opinión entre ella y su futuro esposo, en torno al tema de los hijos. Estas discrepancias entre edades reales e ideales pueden interpretarse como la emergencia de ideales reproductivos nuevos que paulatinamente se irán notando en las prácticas de formación de familias de los jóvenes. No obstante, se imponen los matices, pues tal parece que esto no es igual para todos los grupos sociales. Los datos de la encuesta metropolitana de valores y deseos personales, muestran que existen diferencias significativas16 por grado de marginación del lugar de residencia de los jóvenes en cuanto a la edad en que tienen su primer hijo, así como también en cuanto a la edad ideal o más apropiada para unirse y tener al primogénito. EL TRABAJO Y LA FAMILIA Los objetivos familiares, especialmente la paternidad o la maternidad, compiten con otras clases de anhelos, dentro de los que destacan los objetivos laborales y materiales. Los ideales primarios de formación de familias, especialmente para los jóvenes con mayor escolaridad y mejores oportunidades económicas, constituyen obstáculos para lograr otras aspiraciones. 16 Cuando hablo de diferencias significativas, me refiero a diferencias estadísticas confirmadas a través de la prueba de Chi cuadrada con una significación menor a .05

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Especialmente, la transición del primer hijo es un acto de la biograf ía que parece incompatible, sobre todo para las mujeres, pero no de manera exclusiva, con la consecución de metas en el ámbito del trabajo y la economía. Actualmente los y las jóvenes tienen mejores oportunidades y mayor disposición para estudiar en periodos más o menos prolongados (aunado al hecho de que continuar estudiando puede ser una buena alternativa ante situaciones de desempleo o subempleo). El hecho de estudiar contribuye, en alguna medida, para desear o anhelar un buen trabajo. Y, a su vez, encontrar un trabajo incrementa las posibilidades de alcanzar la independencia económica e incrementa las oportunidades para realizar objetivos de posesión, consumo o recreación, como tener casa, auto, viajar, entre otras cosas. Sin embargo, para poder mantener esos ingresos es necesario dedicar tiempo y esfuerzo para conservar el puesto de trabajo y desarrollar el oficio, carrera o profesión. Todas estas posibilidades constituyen barreras potenciales contra la realización del deseo de fundar pronto una familia y motivan la postergación del primer hijo. La pareja y los hijos son bienes valorados que, no obstante, limitan la consecución de otros objetivos de vida deseable que cada vez son más apreciados tanto por los hombres y las mujeres: en este sentido, están en franca competencia con la familia17. Esta historia de mayor escolarización y el desencadenamiento de mayores aspiraciones laborales y económicas, es especialmente significativa para las mujeres jóvenes que actualmente aprecian 17 Una investigación desarrollada en varias ciudades de México muestra que para las mujeres el trabajo fuera de la casa con horario y responsabilidades se percibe en clara competencia con la crianza de los hijos: «Cuando se trata de mujeres de carrera (tipo1), o que conciben la actividad económica como útil y satisfactoria (tipo 5), el compromiso con el trabajo puede formar parte de un proyecto individual como metas personales. En las demás situaciones, el compromiso básico es con el bienestar familiar, por lo que el trabajo es visto desde esa perspectiva, aunque las prácticas varían. A veces se trabaja con gran empeño en función de un proyecto familiar que involucra mantener el status social en los sectores medios (tipo 3) o reducir las carencias económicas y elevar la educación y el bienestar de los hijos en los sectores populares (tipo7) (García y Oliveira, 1994: 145-146)

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casi en la misma intensidad que los hombres metas asociadas al estudio, la profesión y el trabajo, sin renunciar a las aspiraciones de casarse y formar una familia. La dedicación exclusiva al hogar es hoy por hoy una forma de vida sujeta a la discusión entre los jóvenes de la zona metropolitana de Guadalajara. Cuando se les preguntó si estaban más bien de acuerdo o más bien en desacuerdo con la frase «Ser ama de casa es igualmente pleno que trabajar remuneradamente», los jóvenes encuestados manifestaron una opinión dividida: 57.6% a favor, y 42.4% en contra (ver cuadro 6). Lo que indica que la cuestión de la plenitud del trabajo doméstico frente al trabajo extradoméstico permanece sujeta a la controversia y a la diferencia de opinión.

En términos de modelos ideales de familia, una mayoría moderada (58%) de los jóvenes prefiere una familia donde ambos géneros trabajen fuera de casa y compartan las responsabilidades del hogar, contra una minoría importante (23.1%) que opta por una familia donde la mujer trabaje menos fuera y más en el hogar, y otra, que prefiere que el hombre trabaje fuera y la mujer exclusivamente en el hogar (18%). Esto indicaría que aproximadamente 6 de cada 10 jóvenes aprecia un modelo de familia de equidad entre los géneros, mientras dos consideran mejor un modelo de división del trabajo parcial y dos un modelo de división del trabajo radical y de corte tradicional (ver cuadro 7). Estas opiniones de los jóvenes reflejan que si bien ganan terreno ideales de equidad de género en la familia, prevalecen todavía concepciones que aprueban algún tipo de distribución tradicional de roles.

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Si bien existe esta opinión sobre responsabilidades y labores equitativas entre hombre y mujer, se observan diferencias significativas por género en otra pregunta de la encuesta. La mayoría de los hombres optan por el trabajo de tiempo completo (74%), contra un grupo menor que prefiere el trabajo de medio tiempo o temporal (21.7%) y el trabajo doméstico (4.3%). Las mujeres expresan prioridades mucho más divididas entre el trabajo de tiempo completo (43.9%), el de medio tiempo (38.4%), y en proporción menor, pero nada desdeñable, exclusivamente el trabajo doméstico (17.6%). Esto, en términos aproximados, significa que de cada 10 mujeres jóvenes, 4 quisieran trabajar de tiempo completo, 4 trabajar medio tiempo y 2 dedicarse al hogar de manera exclusiva (ver cuadro 8). Estos datos reflejan el hecho de cada vez más mujeres se han incorporado al mercado laboral y que en sus proyectos de vida optan más por alguna combinación de trabajo y familia, que exclusivamente el hogar y los hijos. Asimismo, se observa (ver cuadro 9) que las diferencias de opinión sobre su futuro son

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significativas en función de si actualmente estudian o no, siendo las primeras las que reportan una mayor preferencia por el trabajo de tiempo completo (50.7% contra el 37.4% de las jóvenes que no estudian), una menor preferencia por la dedicación exclusiva al hogar (12% contra 22.9% de las jóvenes que no estudian) y preferencias similares por el trabajo de medio tiempo (37.1% contra 39.7% de las jóvenes que no estudian).

Las diferencias que se observan en función de si actualmente estudian o no, son importantes porque muestran que la educación influye en los anhelos de vida de las mujeres jóvenes. Si bien todavía no de manera extendida a todas las jóvenes y en un proceso que se vislumbra todavía incipiente en el contexto urbano estudiado, estos resultados sugieren, como han señalado Beck y Beck-Gernshmein (2001; 2003), la existencia de tensiones entre

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los anhelos de trabajo de tiempo completo (y en consecuencia, de independencia económica) y la vida en pareja y los hijos. Citando textualmente:

Al interés de las mujeres por la seguridad económica independiente, se le opone, hoy como antes, el interés por una vida en pareja y por la maternidad. Y esta contradicción la viven, también y sobre todo, aquellas mujeres que saben lo que significan sus posibilidades profesionales y la dependencia económica del marido. El tira y afloja entre una «vida propia» y el «estar para otros», con una conciencia cambiada, demuestra la indecisión en el proceso de individualización femenina. (Beck y BeckGernsheim, 2001: 43).

Las jóvenes del mundo contemporáneo tienen que elegir entre modelos discrepantes y contradictorios: por un lado, la mujer profesionista que trabaja de manera independiente, y por otro lado, la vida en pareja y la maternidad. Si bien muchas mujeres se las ingenian para llevar a cabo ambas tareas, es posible que en la práctica siempre sea necesario elegir uno u otro como prioridad y, que en muchas ocasiones, las jóvenes pasan por desapercibido o minimizan tal dilema. El siguiente testimonio ilustra cómo algunas jóvenes que anhelan tanto el desarrollo profesional como la realización como mujer, idealizan sus posibilidades de combinar carrera y familia:

[…] eso engloba todas mis metas, casarme, formar una familia y desarrollarme profesionalmente en un área y al mismo tiempo formar una familia. Creo que los dos nos estamos desarrollando y nos apoyamos mucho en eso. Entre los dos, podemos hacer lo que los dos deseamos. [¿No crees que pudiera haber algún conflicto entre tu plan de casarte y tener hijos y el plan de crecer profesionalmente?] Pues tal vez sí, pero yo creo que se necesita mucha comunicación en la pareja, para poder sacar adelante los planes de los dos (con énfasis). No se vale que uno quiera hacer algo y no se pueda, yo creo que mientras la pareja esté suficientemente madura, y se tengan esa confianza, se puede resolver. (Mujer, 27 años, soltera).

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Esta forma de razonar sobre la compatibilidad de la profesión con la familia, coincide con lo que plantean los analistas de la individualización: Muchas chicas parecen tener expectativas de rol contradictorias: actividad laboral (una mujer moderna ha de tener una profesión propia, etcétera) y la maternidad. Si analizamos las respuestas a las preguntas sobre esta doble responsabilidad, por lo general o bien se niega el conflicto resultante o bien se aplaza su resolución continuando lo estudios. Las chicas de hoy tienen que escoger entre modelos discrepantes y contradictorios, pero no están preparadas para esta elección. Y los modelos que siguen son unos modelos cuya compatibilidad con el mundo real salta a la vista. (Allerbeck y Hoag, citados por Beck y Beck-Gershmein, 2003: 205) Las opciones más importantes de combinación de trabajo y familia para las mujeres implican un contexto donde los hombres se niegan al trabajo doméstico y en el que existen pocos recursos institucionales (p.ej. guarderías, escuelas con horarios prolongados, etc.) de apoyo a la inserción laboral de las mujeres: 1) postergar los hijos; 2) renunciar a tenerlos; 3) renunciar al trabajo productivo, luego de casarse o al tener hijos, sea de manera definitiva o para regresar después de algunos años; y 4) la doble jornada como trabajadoras y madres, con o sin el auxilio de familiares o empleadas domésticas. A MANERA DE COMENTARIO FINAL Independientemente de escolaridad y posición económica, los jóvenes comparten ideales respecto a la familia. Sin embargo, se observan también diferencias y controversias en aspectos particulares de un mismo ideal, o en su caso, ideales en conflicto o competencia. Sin embargo, la interpretación más plausible, de acuerdo a la discusión presentada en el capítulo, es que los ideales se modelan prioritariamente en función del género y la situación económica. No hay ideales que, en todos sus aspectos

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(en lo deseado, el cuándo y cómo se desea) atraviesen de lado a lado todas las capas sociales, ni que sean indiferentes a las cuestiones de género. Para las mujeres, las aspiraciones de casarse o tener hijos pueden obstaculizar o frenar su libertad de tener una carrera, estudiar o trabajar. Sin embargo, podría ser que para los hombres suceda al contrario: la formación de una familia propia es algo que los hacen valorar más el trabajo y los bienes materiales. La postergación de la vida en pareja y los hijos, en una interpretación alternativa, podría ser también un fenómeno social asociado a una creciente escasez de oportunidades laborales para los jóvenes, pues en dichas condiciones toma más tiempo acumular el capital necesario para pagar los costos materiales de una primera unión o hijo. De aquí que no sólo la prolongación de los estudios sea un elemento importante, sino también las barreras de entrada al mercado de trabajo que cada vez son mayores para algunos jóvenes, especialmente los menos escolarizados y de menores recursos económicos. El mundo moderno ha abierto muchas posibilidades de elección en el ámbito de la vida privada. Esto es una situación objetiva que, sin embargo, tiene consecuencias distintas para los grupos de jóvenes según el género y la condición económica. Los jóvenes más escolarizados y los del género masculino están en mejores circunstancias para aprovechar las nuevas oportunidades de organización de la vida en los ámbitos de la pareja y los hijos. El rezago de las mujeres que todavía se aprecia en la ZMG, se refleja en alguna medida en sus ideales que, en algunos casos, reproduce la imagen de la realización como mujer: dedicada al hogar y a los hijos. Todo esto, independientemente, de los sueños de amplia compatibilidad entre ámbitos en competencia. Sin embargo, vale la pena cuidarse también de querer juzgar los ideales de los jóvenes a partir de los propios, los cuales también son prácticamente irrealizables y son unos dentro de muchos posibles.

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ASPECTOS DEL PROCESO DE TRABAJO Y DE SALUD ENFERMEDAD

DE UN GRUPO DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DE LA INDUSTRIA DEL CALZADO, ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA.

Amparo Tapia Curiel*/**, Aída Araceli Rodríguez Carlos*, Ma. Guadalupe Laura Báez Báez* y Julio Alejandro Terrones Orozco*

INTRODUCCIÓN N ANTERIORES TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN realizados y, en reflexiones acerca de la problemática de la niñez trabajadora, vimos necesario incorporar a las discusiones el proceso de trabajo, o sea, qué hacen y cómo hacen su trabajo y cómo este proceso de trabajo está en estrecha relación con las condiciones de salud que pudieran presentar niños, niñas y adolescentes que laboraban en la industria del calzado. Hoy en día, la mayoría de los procesos de trabajo son cada vez más automatizados, y como suele pasar en el trabajo infantil, bajo la clandestinidad se ofrecen pocas medidas de seguridad. En el actual estudio se buscó conocer algunas posibles relaciones entre la salud y el trabajo que desempeñaba un grupo de niños, niñas y adolescentes que laboraban en la industria del calzado, esto, desde una perspectiva que incorporó elementos sociales y técnicos del proceso.

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*Laboratorio de Salud Pública. Departamento de Salud Pública. División de Disciplinas para el Desarrollo, Promoción y Preservación de la Salud. Centro Universitario de Ciencias de la Salud. Universidad de Guadalajara. **Unidad de Investigación Epidemiológica y en Servicios de Salud del Adolescente. Jefatura de Prestaciones Médicas. Delegación Jalisco. Instituto Mexicano del Seguro Social.

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Bajo este marco se realizó el acercamiento a la realidad de los niños, niñas y adolescentes, quienes muy probablemente, tuvieron un patrón de desgaste no relacionado sólo con las exigencias laborales y las condiciones específicas de la industria del calzado, sino que, posiblemente, su patrón específico de desgaste fue la expresión de lo anterior, amalgamado con su historia de vida familiar e individual, dada la corta edad y específica historia laboral. Con el fin de establecer la posible relación trabajo-salud de este grupo de niños, niñas y adolescentes trabajadores fue necesario identificar las particularidades del proceso laboral en la industria. La industria del calzado es una de las consideradas tradicionales, tanto en el sentido de su poca modernización tecnológica, de su organización del trabajo y por su vieja creación (Nieto, R. 1986). En Guadalajara, concretamente esta industria se caracteriza por formar una estructura en la que confluyen empresas grandes, medianas, pequeñas —que son las que constituyen el mayor número— y trabajo domiciliario (Arias, P. 1985. Hernández, A. 1983). Las unidades de pequeña escala se caracterizan por trabajar en su mayoría bajo la clandestinidad, lo cual representa una estrategia para disminuir los costos de producción, ya que con ello se evita el pago de impuestos, de medidas de seguridad e higiene en el trabajo, de pagos al Seguro Social, de prestaciones laborales e incluso del séptimo día. Este tipo de empresas también se caracteriza por emplear a niños, niñas y adolescentes. De las características socioculturales y laborales de las unidades de pequeña escala se encuentran: a) El taller manufacturero. Sus locales son casas habitación que han sido adaptadas a las necesidades del proceso productivo. La propiedad de los medios de producción es privada, en ocasiones el trabajador es el dueño de alguno de los instrumentos de trabajo que se emplean (martillos, cuchillos, chairas, estuche, etc.). La mecanización está prácticamente ausente, sólo se utilizan algunas máquinas y herramientas.

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El peso fundamental del proceso productivo descansa sobre el trabajo manual que los obreros realizan, auxiliados de sus herramientas. Los obreros son asalariados destajistas, y la división departamental en estas unidades es incipiente. En este tipo de talleres existe una estratificación de la fuerza de trabajo en base a la edad, sexo y calificación, existiendo la posibilidad de adquirir una habilidad zapatera. b) Taller cuasi-artesanal. El local se encuentra en la parte posterior de la casa del dueño. Algunos de estos talleres funcionan clandestinamente. En estos talleres la mecanización está totalmente ausente, el trabajo se efectúa manualmente, con el sólo auxilio de herramientas. c) Taller familiar. La ubicación de estas unidades productivas es doméstica, casi todos estos talleres son clandestinos. El proceso productivo trata de cumplirse en su totalidad dentro del taller, es frecuente que se manden maquilar operaciones, bien a un taller especializado o con obreros a domicilio que posean alguna máquina. El peso fundamental de la producción descansa sobre la familia, los miembros jóvenes participan en las tareas sencillas del proceso de trabajo y las mujeres, alternando las labores domésticas, ejecutan tareas de terminado y adorno. El peso de la producción recae en las destrezas y habilidades del jefe de familia y sus hijos que, en ocasiones, alternan esta actividad con la de obreros industriales. La producción clandestina se legaliza «a través de las empresas comercializadoras del calzado y así puede circular libremente por el mercado» (Nieto, 1986). Las implicaciones que las características socioculturales y económicas de la industria en específico del calzado, tienen en el empleo de niños, niñas y adolescentes, es lo que nos ha motivado a estudiar la problemática de salud de éstos. Uno de los elementos sustantivos que enmarcan el problema abordado es el hecho de que el desarrollo biológico de niños, niñas y adolescentes aún no se ha completado en su sistema óseo y muscular, otros son muy sensibles al contacto con cargas f ísicas, químicas, fisiológicas y psíquicas

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patógenas del medio ambiente frecuente en la industria del calzado. Lo anterior significa que hay mayores riesgos de que contraigan enfermedades infectocontagiosas, o lleguen a tener deformaciones esqueléticas y musculares, intoxicaciones, accidentes y desnutrición que entorpezcan el sano desarrollo f ísico, mental y social, ocasionando que se vea afectada la salud. Existen estudios que han abordado el análisis de la relación trabajo y salud en niños, niñas y adolescentes en diferentes ramas industriales como la industria del cuero, donde se utiliza pegamento que después de tiempo produce parálisis (Mendelievich, 1980); la fabricación de vidrio que produce la presencia de heridas o quemaduras (OMS,1987; Bequele 1990) y la industria textil donde se observó una elevada prevalencia de problemas de audición y síntomas respiratorios (tos, producción de esputos y disnea) (OMS, 1987); no siendo posible al momento localizar bibliograf ía de estudios que hayan abordado a niñas, niños y adolescentes trabajadores en la industria del calzado. Al abordar la problematización teórico metodológica del proceso de trabajo y su relación con la salud, la propuesta de Laurell (1989), se distingue por haber traducido empíricamente el concepto de proceso de trabajo como proceso de valorización. La autora retoma del Modelo Obrero Italiano, la conformación de grupos obreros homogéneos, que considera los siguientes criterios: 1) Ser del mismo sexo. 2) Tener un tiempo similar trabajando en la empresa, en el área o sección, en el departamento y en los puestos o tareas actuales. 3) Desempeñar las mismas tareas con objetos y medios de trabajo y las cargas y daños a la salud que reporten. Para la actual investigación se retomó dicha propuesta por considerar que proporciona la mejor explicación social de la relación trabajo y salud. Lo anterior dado que, el análisis dinámico que desarrolla, de los elementos constitutivos del proceso de trabajo, (medios de trabajo, objetos de trabajo, y trabajo en sí)

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resultan de gran utilidad para explicar por qué las exigencias laborales que la integración dinámica de dichos elementos entrañan, se transforma en específicas formas de trabajar, y éstas a su vez, en específicos patrones de desgaste obrero. Empero, quisiéramos anotar que, de acuerdo a la reflexión de Pérez (1991), no deben dejarse de lado otros factores sociales, medio ambientales y culturales que también intervienen. El fondo teórico que sustenta la elección del concepto proceso de trabajo es de corte marxista. Según esta teoría, en el capitalismo la manera en que éste se estructura para producir mercancías representa una serie de estrategias para enfrentar tanto la competencia ínter capitalista así como los conflictos entre capital y trabajo, que se dan en un sistema económico, en un sistema normativo, en un sistema de negociación o de resolución de conflictos, así como en un sistema cultural y valorativo. Lo anterior significa que, si queremos tener una idea integral de la relación trabajo y salud, debemos investigar la manera en que cada una de las dimensiones mencionadas interactúan entre sí y con el proceso de trabajo. En esta investigación se analizó la forma en que se organiza y se divide el proceso de trabajo, como una serie de exigencias laborales negativas que suelen expresarse en determinadas cargas laborales que deterioran la salud obrera, y se indagó acerca de los procesos no saludables. Cabe aclarar que, no se pretendió estudiar en los niños, niñas y jóvenes obreros la relación trabajo y salud en términos de desgaste y reproducción, sino solamente algunos daños y molestias a la salud, derivados de la forma de organización y división del trabajo. La definición del concepto de proceso de trabajo capitalista y la delimitación teórica y metodológica que se hace de éste, se justifica porque, en el capitalismo, el desarrollo de los conocimientos técnicamente aprovechables, intervienen en la estructuración de una gran diversidad de formas de extracción de plusvalor. Por consiguiente, el estudio del desgaste obrero es factible a partir del análisis de los elementos constitutivos del proceso de trabajo: los medios de trabajo, los objetos de trabajo y

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el trabajo en sí y de la manera en que aquellos interactúan entre sí y con el cuerpo y la mente obrera, ya que reflejan las estrategias que emplea el capital para extraer la ganancia que le exige el contexto económico, político y normativo para seguir operando como una empresa capitalista. Por lo anterior, el proceso de trabajo visto como proceso técnico y organizativo se constituye en la categoría central para estudiar las cargas laborales y el desgaste obrero. Para el estudio de los daños a la salud por motivos laborales, fue necesario definir los conceptos que nos ayudaron al respecto. Dichos conceptos son los de cargas laborales y desgaste obrero retomados en la misma acepción que les da Laurell (1989). Las cargas laborales se conceptualizan en oposición a la noción de riesgos de la medicina del trabajo tradicional, que sólo ve cada uno de los puestos del trabajo de manera aislada. Los elementos del proceso de trabajo se analizan de manera interactuante entre sí y con el cuerpo obrero, también las cargas laborales se analizan de manera interactuante entre sí, mismas que se potencian y se traducen en daños a la salud. Bajo esta lógica, en el análisis de las cargas laborales resulta más importante el área que el puesto laboral, más importante su potenciamiento que la apreciación aislada (Laurell, 1989). El concepto de desgaste obrero se diferencia del concepto de enfermedad identificada por la medicina del trabajo tradicional como resultado de riesgos específicos aislados en el lugar de trabajo. Se entiende por desgaste la pérdida de la capacidad corporal y psíquica potencial y/o efectiva que puede o no expresarse en lo que la medicina del trabajo reconoce como patología, esta definición sirve por tanto, para registrar patologías laborales no reconocidas jurídicamente como del trabajo. Como el desgaste no es posible captarlo fácilmente se han utilizado varios indicadores: uno de ellos es el de daños y molestias a la salud, otro el de perfil patológico. Cabe señalar que en esta investigación únicamente se tomó el indicador daños y molestias a la salud.

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MATERIAL Y MÉTODO Mediante consentimiento informado y muestreo propositivo se incorporaron 245 niños, niñas y adolescentes de ambos sexos, que trabajaban en unidades de pequeña escala de la industria del calzado, en la zona metropolitana de Guadalajara, Jalisco, México. Las técnicas que se utilizaron para la recolección de la información fueron: 1) encuestas colectivas con niños, niñas y adolescentes en los distintos talleres y fábricas, en las que se abordaban aspectos generales del proceso y condiciones de trabajo; 2) guía de observación del ámbito laboral; 3) encuesta que captó aspectos sociodemográficos; y 4) encuesta de morbilidad que captó daños y molestias a la salud. Para la conformación de grupos obreros homogéneos con niños, niñas y adolescentes, se buscó el apoyo de los dueños de las fábricas y/o talleres para que autorizaran el ingreso a los espacios laborales y permitieran tiempo y espacio para las reuniones de grupo. En aquellas fábricas y talleres donde fue posible el apoyo de los dueños, el equipo de investigación se acercaba a los niños, niñas y adolescentes para darles a conocer los objetivos de la investigación y describir la forma en que se desarrollarían las sesiones. Fue dif ícil la conformación de grupos homogéneos, dada la reciente incorporación al trabajo de algunos(as) niños(as) y adolescentes, y la alta movilización a que se ven obligados, como es el hecho de tener que ir de un puesto de trabajo a otro, o trasladarse de un empleo a otro. Las encuestas que captaron aspectos sociodemográficos y daños y molestias a la salud se realizaron en los domicilios familiares. RESULTADOS q Características sociodemográficas La edad de los y las participantes quedó comprendida en un rango de 5 a 17 años, con un promedio de 14.9 años, lo que coincide con lo reportado por Lezama (1993) y Amador y González (1993). La corta edad de los niños, niñas y adolescentes

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es una limitante legal para que se puedan incorporar al trabajo, lo que pudiera estar relacionado con el hecho de que la mayoría no contara con prestaciones, tuviera bajo salario y realizara largas jornadas laborales, al trabajar en la clandestinidad. En cuanto al género, hubo predominio de mujeres 68.6% en relación a hombres 31.4%, condición diferente a los reportes efectuados por DIF Jalisco, (1986). Lezama (1993) y Amador y González (1993) realizaron sus estudios en áreas y ámbitos en donde el predominio lo alcanzaron los hombres. Es probable que debido a los productos que se fabrican en la industria en la que se realizó esta investigación se requiera de destrezas y habilidades principalmente de mano femenina. Respecto a la escolaridad reportada por el grupo participante, no sabía leer ni escribir el 0.4%, cursó de 1 a 3 años el 2%, casi la mitad estudió de 4 a 6 años (49.4%), con algún grado de secundaria el 39.6% y no aportó datos el 8.6%. La baja escolaridad pudiera relacionarse con la temprana incorporación al ámbito laboral, situación que tiene similitud con lo que encontró Marcial (1979) en su estudio con 619 jóvenes, en donde casi la tercera parte no estudió porque trabajaba. EL PROCESO DE TRABAJO Y DAÑOS A LA SALUD DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES TRABAJADORES. Uno de los elementos que permite obtener ganancias en la industria del calzado es el mantener a los trabajadores fuera del control del proceso de elaboración del zapato. Se organiza el proceso laboral bajo la perspectiva taylorista, dejando fuera a los obreros de toda decisión importante, así como de las formas de programación de la producción de la fábrica o taller, mismas que se centran en pocas personas, con lo que cada obrero aporta su habilidad y no interfiere en las funciones de los demás. El proceso de elaboración del calzado se ordena en secuencia preestablecida, controlando los tiempos y movimientos para cada operación bajo una supervisión estrecha. Generalmente intervienen diversos trabajadores, cada uno en su puesto; para la mayoría, sobre todo los más jóvenes, el puesto es altamente

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rotatorio, ya que el zapato se va armando conforme pasa de un puesto o fracción de máquina a otro. La división y parcialización del proceso garantiza un incremento en la producción, dado que se aumenta el ritmo de trabajo al reducir en gran medida interrupciones y tiempos muertos, descalifica a la fuerza de trabajo al convertir la actividad de zapatero en una sucesión de tareas sencillas y monótonas. Para muchas de las operaciones que se considera que no requieren calificación, casi siempre hay mano de obra abundante, fácilmente desplazable que además no tiene muchas posibilidades de ascenso. Aunque la parcialización del proceso conlleva un alto ritmo de trabajo, ésta sola no garantiza el control y la optimización en la explotación de la fuerza laboral. Los trabajadores siguen manteniendo, sobre todo los adultos o los adolescentes de más edad, un cierto control sobre el proceso, por lo que el capital incorpora otros elementos en busca de mayor expropiación del control sobre el trabajo y maximizar la plusvalía. En las fábricas y talleres en los que el establecimiento de tiempos y cuotas de producción son más elaboradas; a lo largo de la jornada, el obrero permanece más tiempo frente a la máquina, herramienta o actividad y mantiene más constancia en el ritmo de producción. La supervisión se convierte en un factor de presión, dado que ejerce una vigilancia continua del ritmo y calidad de la producción, fomentando a su vez la división y competencia entre los y las trabajadores/as. El proceso de trabajo concreto en el lugar donde se da en forma acabada, es en la fábrica, en ésta se dan las condiciones sociales y dominantes en la producción. La producción fabril impone al resto de los establecimientos (talleres cuasiartesanales y familiares) las condiciones sociales para producir el calzado; los costos de producción, los precios de venta e incluso cierto nivel de mecanización. En términos prácticos, el proceso de trabajo se divide en los siguientes departamentos:

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1. Departamento de corto y destrozado. Lugar donde se inicia el corte de la piel o forro. La herramienta que se utiliza es la cuchilla, que constantemente se afila mediante la chaira o el triángulo. La piel se coloca sobre la mesa y apoyados en moldes de lámina (molduras) se procede a obtener las piezas que conforman el calzado. Esta actividad es la específica en este departamento, pero además se realizan otras como: rebajado, dobladillo, rayado, foliado y unión de piel o forros (operaciones preliminares del pespunte), mismas para las que se utilizan máquinas sencillas como foliadora, rebajadora, dobladora y suajadora. 2. Departamento de pespunte o aparado. Segundo paso en el cual se utiliza la máquina de coser y pespuntadora. Aquí se une por medio de pespunte las piezas cortadas y el forro, las operaciones de cortar hebras, embarrar con cemento las piezas que no van cocidas perforar y cardar también se realizan por obreros calificados. 3. Departamento de avío o suajado. Lugar donde se realiza el corte mecánico y suajado de diferentes materiales (suelas, tacones de vaqueta, materiales sintéticos, cascos y plantillas de tela o hule espuma), actividad que se lleva a cabo mediante suajadora. 4. Departamento de montado. Las labores específicas consisten en fijar la parte superior del calzado sobre la horma del número que le corresponde. Se dividen en tres tipos de fracciones: A) poner casco y contrafuerte, humedecer y amarrar el corte, engrapar plantas, pulir corte y conformar la máquina; B) se realizan acciones que van en torno a la máquina con riel transportador como: presentar o dar piso, montar talones, puntas y lados; C) ya montado el calzado se realiza el asentado, cardado o recortado de sobrante de piel y se le pone espinazo o costilla. 5. Departamento de ensuelado. Su tarea específica es ensamblar la suela al calzado, para lo que se puede utilizar cualquiera de las siguientes técnicas: 1) cosido stitcher, 2) cosido y pegado locksticher, 3) pegado, 4) cosido welt y 5) mixto. Antes de ensamblar la suela se embarra la planta del zapato y, de no tener máquina especial (se utilizan diferentes máquinas), se utiliza estufa eléctrica, y ya pegado el producto, se recorta la orilla sobrante.

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6. Departamento de entaconado. Se coloca una pequeña pieza del producto llamado firme, para pegar y clavar sobre éste la tapa o el tacón. 7. Departamento de acabado. Espacio en el que se quita al producto todas las irregularidades o asperezas para darle una presentación agradable. Se utilizan máquinas similares al esmeril o diferentes para cada operación: destroncadora, desviradora y afinadora, mediante las cuales se realiza el desbocado, destroncado, desvirado y afinado. Otras labores son: apomasado, pintado de suela y dar stein. 8. Departamento de adorno. En este se quitan los pequeños defectos del calzado, las acciones que se realizan son: quitar hilos sobrantes, lavado de la piel y el forro con agua y jabón, se utilizan solventes para quitar manchas al producto, planchado de la piel y el forro, pegar la plantilla de cuero y de hule espuma, pigmentado o retoque, fistoleado para dar brillo, troqueleado de algún folio, encintado, sacar brillo, control de calidad, ancajillado y flejes o marcado. El proceso debido a la organización del trabajo en esta industria afecta profundamente al trabajador en la medida en que se realizan tareas automatizadas carentes de sentido, vacías de contenido y sin creatividad. Para que los niños, niñas y adolescentes fueran admitidos en el trabajo se efectuaba una subcontratación, pues no contaban con contratos formales, situación que los llevaba a aceptar la poca o nula protección legal que se les brindaba, menos aún la posibilidad de conformar parte de un sindicato, para ser aceptados se les establecían requisitos como la edad, estudios de primaria, conocimiento del oficio, carta de recomendación y fianza entre otros, los que no siempre se respetaban tan fielmente, este era el caso de la escolaridad, ingresaban al trabajo niños, niñas o adolescentes que no sabían leer o escribir, la edad, que a pesar de que se establecía en 16 años, cuando había exigencia de mano de obra no se tomaban en cuenta. Los niños, niñas y adolescentes tenían limitadas prestaciones. Contaba con seguridad social el 50.8%, recibía

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aguinaldo el 52%, se le otorgaba préstamo a corto plazo al 11.9% y sólo se le daban utilidades a un 19.7%, correspondiendo éstas a una semana de salario. Para este estudio, a la par de identificar el proceso de trabajo, se trataron de identificar las exigencias laborales clasificándolas en cinco grupos: 1) Exigencias laborales derivadas de la organización del trabajo. Se identificó que se da lugar a que el trabajador desarrolle su actividad a una velocidad determinada, manteniendo un alto grado de atención y un cierto grado de apremio, sobre todo en algunos de los talleres donde el pago era a destajo y se incrementaba de acuerdo a su producción. En estos talleres el proceso de trabajo era fraccionado en múltiples operaciones, realizaban una de las tareas del proceso el 28.7%, de los y las niños(as) y adolescentes ya que algunos(as) mantenían una rotación constante después de terminar la tarea principal, realizando dos actividades el 46.7% y tres o más el 24.6%. Las actividades principales desempeñadas en el grupo de estudio fueron embarrar en el 24.6%, adornar 8.2%, montar 7.4%, doblar 7%, hacer moños 6.5%, preparar y/o rayar corte 6.5%, deshebrar 6.1% y con porcentajes menores, empalmar, lavar, acomodar, biselar, pegar suela, rebajar, entaconar, entre otras. Laboraban jornadas mayores de 36 horas/semana el 32.7%, de 30 a 36 el 60%, un 7.3% no aportó datos. El pago se mantenía en forma fija para el 72.1%, recibían pago a destajo 23%, en forma combinada 2.9% y el 2% no recibía pago. La categoría que tenía el grupo participante correspondió a la de maestro/a un 7.4%, obrero/a 58.6%, aprendíz el 31.6%, y estuvo como mandadero/a, personal de limpieza o comodín el 2.4%. En la mayoría de los talleres, la supervisión estuvo a cargo de uno de los obreros adultos quien había adquirido un amplio conocimiento de todas o gran parte de las actividades que se realizaban en un departamento.

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2) Exigencias relacionadas con el esfuerzo f ísico. En cuanto a estas exigencias que imponían las propias tareas que realizaban niños, niñas o adolescentes, éstas estaban asociadas con la organización del proceso de trabajo, pues en ocasiones se requería que efectuaran jornadas laborales prolongadas e incluso, intensas en algunos de los departamentos, en los cuales para realizar sus tareas, se veían obligados a adoptar posturas incómodas el 41%, dado que manejaban máquinas como la pespuntadora, perforadora, lijadora o cardadora, diseñadas en base a las dimensiones y fuerza corporal de los adultos. En los daños a la salud que refirió el grupo participante se encontró dolor de espalda, de cintura, musculares en brazos y piernas, los que pudieran explicarse debido a las largas jornadas en donde tenían que mantener ciertos músculos contraídos ocasionando cansancio y dolor, daños similares a los referidos por Alvear (1981). En otras de las actividades del proceso de elaboración del calzado, en donde los niños, niñas y adolescentes tenían que desplazar las pieles o latas de solventes, se refirió la presencia de dolores en cuello y brazos, además de observar el riesgo constante de sufrir lesiones de columna y hombros. 3) Exigencias laborales derivadas del uso y la transformación de las materias primas. En esta industria adquieren gran relevancia la utilización de pegamentos, pinturas, solventes, activadores y desmanchadores. El uso de los pegamentos se hacía necesario en los departamentos de pespunte, aparado, montado, ensuelado, entaconado, dispersándose en gran concentración en las diferentes áreas de trabajo, afectando a un gran número de trabajadores/as. Lo mismo sucedía con la utilización de solventes, desmanchadores y pinturas que se requerían en algunos de los otros departamentos. Los daños a la salud debidos a la exposición a sustancias, reportados por los niños, las niñas y los adolescentes fueron:

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infección respiratoria aguda en el 59.5%, cefalea un 50%, dermatosis el 27%, conjuntivitis 31% y algún signo neurológico como ataxia, temblor de intención, disimetría, disminución del tono y debilidad muscular, areflexia osteotendinosa, zonas de hipoestesia o anestesia que se presentó en el 22% de éstos(as). 4) Exigencias laborales derivadas del ambiente. Se identificó durante el proceso de elaboración del calzado la presencia de ruido constante por la maquinaria utilizada, temperatura superior a los 37 grados centígrados, humos, gases, vapores y polvos, la exposición a estas condiciones se acentuaba más debido al hacinamiento y a las deficientes condiciones de ventilación presentes en estos talleres. No se contaba con ventiladores y extractores o en su defecto, si los había, no estaban en funcionamiento. Exigencias que se sinergizaban con las correspondientes al uso y la transformación de las materias primas. 5) Exigencias laborales derivadas de los instrumentos de trabajo e instalaciones. Cabe señalar que en las diferentes actividades del proceso era indispensable la utilización de herramientas, las tijeras eran utilizadas por el 37% de investigados(as), el martillo y el marro por un 28.7%. Cobra relevancia el que los niños, niñas y adolescentes realizaban sus actividades en locales en mal estado e incluso sin la terminación completa del techo o muros, con instalaciones eléctricas desprotegidas. En la mayoría no existía espacio separado para comedor y los sanitarios eran insuficientes e incompletos (sin lavabo, puerta o cortina), con higiene deficiente. En áreas donde el tránsito del personal era constante había estibas mal colocadas y peligrosas, además de latas y disolventes sin identificación correspondiente. Como una expresión de la mayoría de los tipos de exigencias laborales se tiene a los accidentes de trabajo, mismos que fueron investigados para el último mes previo a las

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entrevistas, referidos por el 27% de niños, niñas y/o adolescentes. Las lesiones afectaron sus manos en el 88% de los y las que se accidentaron. FAMILIA La familia es el núcleo principal en donde las personas desarrollamos y adquirimos la mayoría de las características que determinan nuestra personalidad (Quiera, Casa Alianza, THAIS, 1997). Hoy en día debido a las exigencias de la vida moderna, las dinámicas familiares se ven afectadas por diversos tipos de condiciones sociales y económicas. Es por eso que otro de los aspectos que se incorporaron en el estudio fue lo relacionado a lo sociodemográfico de las familias (Espínola, et. al. 1995). El estudio de las familias, como parte de nuestro trabajo, nos ha permitido analizar situaciones en las cuales encontramos patrones que se van repitiendo de forma generacional. La decisión de los padres de que los hijos trabajen a edades tempranas depende de un conjunto de factores vinculados al origen social de la familia, se busca en el trabajo de los integrantes de la familia el procurar allegarse de recursos que les permitan mejorar su estado de bienestar. Los caminos que tienen las familias de niños, niñas y adolescentes trabajadores, están ligados a la disponibilidad de incorporar recursos a las actividades laborales, y cuanto mayor es el número de personas potencialmente activas, mayor es el ingreso económico que se puede obtener (Quesnel, A. Lerner, S. 1989). Con el objeto de conocer algunas características de las familias de las niñas, niños y adolescentes que trabajaron en la industria del calzado se encontró que predominó el tipo de familia nuclear con el 91%, el resto conformado por familias extensas. La jefatura de familia estuvo representada por el padre en el 81.2% de las familias, en el resto fue la madre. Estos(as) jefes(as) se desempeñaban como obreros, empleados, comerciantes, jornaleros, campesinos y artesanos.

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Respecto a la escolaridad de jefes(as) de familia, el 8.2% no sabía leer ni escribir, el 27.1% tenía algún grado de educación primaria, un 34.4% contó con primaria completa y sólo el 2% cursó algún grado de secundaria. El promedio de integrantes fue de 6.7%, y el 56.7% tenía menos de 18 años. De los miembros de la familia que trabajaban el 55% era obrero del calzado, 27.8% empleado, el resto jornalero, comerciante o campesino. El promedio de integrantes por género fue mayor para las mujeres 4 a 3 respecto de los hombres. Respecto a lo anterior, en estudios sociodemográficos se ha visto que la fecundidad es alta en la mayoría de los países subdesarrollados y es relativamente baja en la mayoría de las sociedades industriales desarrolladas (Adler, 1995). Aunque muchos de los jefes de familia estaban pensionados o realizaban actividades que les eran remuneradas se veían en la necesidad de incorporar al mercado de trabajo a más de un integrante, ya fueran niños, niñas o adolescentes. En el 13% de las familias se habían incorporado al trabajo dos niñas o adolescentes mujeres. Aún cuando más de la mitad de las familias incorporaron a más de un integrante al trabajo asalariado el 8.2% sólo percibían de 1 a 1.9 salarios mínimos. La incorporación al trabajo por parte de los niños, las niñas y adolescentes puede reforzar la teoría que afirma que la familia numerosa no solamente permite la utilización de mano de obra gratuita y abundante, sino que refuerza y multiplica las relaciones sociales de reciprocidad que forman la base de la seguridad colectiva de ingresos (Adler, 1995). Las familias habitaban viviendas ubicadas en las colonias Jalisco, Miravalle, Esperanza, Oblatos, Echeverría, Las Juntas, López Portillo, Mezquitera y Polanquito entre otras. El 70% contaba con casa propia, 23% la rentaba y el resto vivía en casas prestadas. En todas las viviendas se identificó dormitorio y espacio separado para la cocina; el 11% carecía de agua potable y 14.3% de drenaje; el hacinamiento estuvo presente en poco más de la mitad de los casos.

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CONCLUSIÓN En México, la Ley Federal del Trabajo prohíbe el trabajo infantil y queda a vigilancia y protección, el desempeñado por niños, niñas y adolescentes mayores de 14 años y menores de 16. Entre lo considerado está la protección especial en los trabajos peligrosos o insalubres, que el horario máximo de jornada sea de seis horas diarias, prohibición de las horas extraordinarias y laborar los fines de semana. La exigencia a los encargados o responsables del espacio laboral que se les de tiempo a niños, niñas y adolescentes para cumplir con su educación escolar. Son múltiples las causas del trabajo infantil, entre las que se destaca: la pobreza, que constituye un círculo vicioso al asociarse con el trabajo infantil, la creencia de que el trabajo en la niñez y la adolescencia es adecuado; a este respecto cabe señalar, que un gran número de niños, niñas y adolescentes que se incorporan a edades tempranas al trabajo ven truncado su futuro. En acercamientos efectuados con grupos de niños, niñas y adolescentes que trabajaban en diferentes ámbitos se mostró que el trabajo en sí afecta su desarrollo. Muchos trabajadores se encuentran expuestos a la exigencia de tareas que en algunos de los casos pueden generar riesgos relacionados con el ambiente de trabajo. Estos riesgos son aún mayores para niños, niñas y adolescentes que trabajan debido a la falta de atención, fatiga, juicio erróneo para tomar una decisión y conocimiento insuficiente del proceso de trabajo, o bien porque los equipos, la maquinaria, las herramientas y la planta f ísica de la mayor parte de los lugares de trabajo están diseñados para los adultos. El trabajo como tal, expone a los niños, niñas y adolescentes que trabajan a sufrir accidentes y los predispone a desarrollar múltiples enfermedades, ya que son más vulnerables que los adultos, esto en parte debido a la etapa de desarrollo en la cual se encuentran. Algunos niños, niñas y adolescentes trabajan bajo la presión de desconocer el ambiente laboral, se sienten obligados a conservar

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su trabajo, puesto que deben aportar el total o parte de su ingreso económico a la familia. Entre los riesgos, pueden encontrarse, la exposición a sustancias tóxicas, polvos, contaminantes, desmanchadores, disolventes o bien al manejo de equipos o maquinarias, que pueden originar en la persona problemas hematológicos, dermatosis y lesiones. En estudios epidemiológicos se ha demostrado que entre ciertos sectores de la población trabajadora, se puede encontrar riesgo de enfermedades «multifactoriales» como la hipertensión arterial, trastornos del sistema locomotor, enfermedades respiratorias crónicas no específicas, úlceras gástricas y duodenales y una serie de trastornos del comportamiento. Sin olvidar que algunos de estos padecimientos pueden estar sinergizados con las condiciones socioculturales y de vivienda en que se desenvuelve el trabajador. En cada sector laboral, los riesgos específicos para la salud e integridad f ísica del trabajador serán diferentes, en este caso los problemas de salud identificados en los niños, niñas y adolescentes fueron aquellos relacionados con el contacto de sustancias y agentes nocivos, y con inadecuadas condiciones que estuvieron presentes en el ambiente laboral como el hacinamiento y la deficiente ventilación e iluminación de las áreas de trabajo; lo que probablemente posibilitó la presencia de trastornos osteomusculares; amputación de alguna parte del cuerpo al manejar herramientas o maquinarias, conjuntivitis, dermatosis, signos neurológicos y la infección respiratoria aguda la cual pudo además estar presente por las condiciones de vida. En este artículo se mostraron algunas características que visualizan a los niños, niñas y adolescentes como seres vulnerables ante el trabajo. Es indudable que existe la incorporación de niños, niñas y adolescentes en la industria del calzado y que a tan corta edad ya presentan molestias y problemas de salud, condición que los pone en desventaja con los adultos, no permitiendo en ellos un desarrollo óptimo para su desempeño f ísico en el futuro.

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A través de la investigación realizada queda de manifiesto que los niños, las niñas y adolescentes constituyen un elemento fundamental como mano de obra productiva. La incorporación de más integrantes de una familia al ámbito laboral, le permite a aquellas en las que sus condiciones económicas son precarias, subsanar al menos una parte de sus necesidades, ante esto, se ha considerado que el trabajo es una estrategia importante de sobrevivencia de muchas familias tapatías. Ante el requerimiento de mano de obra que beneficia el crecimiento de la industria y las necesidades de las familias, el trabajo de niños, niñas y adolescentes en la industria del calzado muy probablemente se incremente cada día. Una realidad es el hecho de que por la organización del proceso de producción del calzado, los niños, las niñas y los adolescentes tienen limitadas oportunidades de llegar a integrar los conocimientos para su calificación como zapateros/as u otros diferentes. Es importante que se continúe con los esfuerzos para que los niños, las niñas y adolescentes que se ven en la necesidad de trabajar lo hagan únicamente en jornadas que les permitan continuar la escolarización o formación tecnológica. El desarrollo de este trabajo también permitió conocer que las exigencias laborales inherentes a las diversas actividades que se desarrollan para la producción del calzado y las derivadas del ambiente en que se lleva a cabo la actividad generan o sinergizan en muchos de los casos los daños a la salud, que por presentarse a tan temprana edad sus repercusiones serán muy probablemente de gran impacto. Ante lo expuesto se hace necesario realizar investigaciones en diversos ámbitos, ya que se considera que los niños, las niñas y adolescentes se encuentran laborando no sólo en la economía informal; además de que un número importante de ellos requieren soportar una férrea disciplina y duras condiciones de trabajo, con ritmos de producción muy intensos y largas jornadas que se prolongan más de lo normal, a cambio de salarios muy bajos.

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Se hace necesario la coordinación Gobierno e iniciativa privada para que el trabajo en industrias semejantes se realice bajo las normas establecidas. Lo antes planteado requiere de reflexiones y búsqueda de alternativas que por una parte puedan ser viables para las empresas y por otra permitan preservar la salud del futuro de México, sus niños, niñas y adolescentes. Entre tanto pueda verse disminuido el trabajo en los niños, es conveniente proteger de los factores de riesgo más significativos, como la maquinaria y los agentes tóxicos a aquellos que se ven en la necesidad de trabajar y se apliquen márgenes de seguridad efectivos. Si hemos aceptado que el trabajo infantil existe, debemos de procurar que los trabajos en que se emplean los niños, las niñas y los adolescentes, cumplan con lo estipulado por las leyes y diferentes organizaciones reguladoras del trabajo y las que velan por la protección y derechos de la niñez y adolescencia (Convención de los Derechos del Niño, Ley Federal del Trabajo, OIT, UNICEF, etc.). Muchos de nosotros, sea por la necesidad económica, por motivos culturales o por tradición familiar, hemos debido trabajar cuando niños, lamentablemente no todos tienen la suerte de superar esta situación sin afectar su integridad f ísica, mental y moral. Nos corresponde a todos contribuir a que los niños y niñas del mundo no tengan que trabajar, sino estudiar y jugar. Superar la injusticia extrema de niños, niñas y adolescentes que trabajan con riesgo para su salud, su seguridad e incluso su vida es tarea de todos. BIBLIOGRAFÍA Adler, L. (1995). La marginalidad como factor de crecimiento demográfico. En: Bar-Din, A. Los niños marginados en América Latina. Una antología de estudios psicosociales. Universidad Nacional Autónoma de México. Primera edic. México. Pp. 47-63. Alonso, J. ( 1981). Mujer y trabajo en México. En: Laurell, C., et.al. Condiciones de trabajo. Ed. Siglo XXI. Primera Edic. México. Alvear, G. (1988). Condiciones de trabajo y salud de las costureras. Salud Problema

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REPRESENTACIONES SOCIALES DE JÓVENES PROFESIONISTAS SOBRE EL TRABAJO. José Navarro Cendejas*

INTRODUCCIÓN RADICIONALMENTE LA EDUCACIÓN superior se ha considerado como una vía de acceso a mejores condiciones de trabajo, y como consecuencia a mejores condiciones de vida. Hubo un tiempo que se tenía una fe ciega en que la educación era la mejor vía para lograr la movilidad social, cuando el ingreso al sistema universitario era un verdadero privilegio de algunos cuantos. Sin embargo la realidad indica que en esta época tener un grado universitario no garantiza la obtención de un trabajo o bien de uno que corresponda al grado de preparación alcanzado gracias a la formación universitaria. Muchos de los jóvenes que egresan de alguna licenciatura pasan por períodos de desempleo1 o de subempleo2 mientras encuentran un trabajo de acuerdo a sus aspiraciones, expectativas

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*Estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales. Universidad de Guadalajara. 1 El desempleo es entendido como la situación en la cuál la persona no cuenta con un trabajo que le proporciona ingresos económicos para cubrir sus necesidades. Ver Gabriel, Leandro, «El problema del desempleo: causas y consecuencias» en: http:// www.edebedigital.com/EV/fmur/desempleo/desempleo.htm 2 El subempleo puede ser entendido de distintas maneras. Aquí se consideraron dos casos: jóvenes que estudiaron una carrera pero que realizan una actividad no relacionada con ella, o bien jóvenes que trabajan en su área pero de forma parcial es decir de medio tiempo. Ver Jesper, Venena, «Guía para la determinación de empleo inadecuado en una encuesta de hogares», en: http://www.oit.or.cr/estad/enc/subt.doc

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o necesidades. Estos jóvenes profesionistas3 viven la paradoja de tener mayor acceso a la educación, pero menos acceso al trabajo. Esta problemática ha sido atendida en mayor medida por diversos autores desde la perspectiva de los datos y las cifras que indican la magnitud del fenómeno, y menos a través de la experiencia de los jóvenes4. Por esta razón se llevó a cabo una investigación que trató de responder a la siguiente pregunta: ¿cómo se representan el trabajo jóvenes profesionistas en situación de desempleo o subempleo? La finalidad fue adentrarse en los significados sobre el trabajo de jóvenes profesionistas de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, la segunda ciudad más importante de México, con respecto al trabajo, en el contexto de un mercado que ofrece pocas posibilidades de desarrollo para quienes han egresado de la educación superior. En otras palabras se trató de comprender cómo jóvenes profesionistas enfrentan el desempleo o el subempleo desde su propia vivencia, tanto en lo concerniente a sus representaciones sociales como sus estrategias de inserción laboral. Este capítulo expone las primeros resultados de dicha investigación, considerando tres apartados: en el primero se muestran las características del mercado laboral de profesionistas, con algunos datos que permiten dimensionar el fenómeno del cuál se está hablando; en el segundo se presentan los presupuestos teórico-metodológicos que guiaron la investigación; y finalmente, en el tercer apartado, se presentan los principales hallazgos de investigación. 3 Dentro del universo amplio y heterogéneo de la juventud se encuentra un grupo específico que, a pesar de las dificultades que se presentan en el contexto socioeconómico actual en México, han logrado terminar una licenciatura, quienes a partir de aquí se nombrarán como «jóvenes profesionistas». 4 Rafael, Díez, «Jóvenes y empleo en los noventa», en: http://www.cinterfor.org.uy/public/ spanish/region/ampro/cinterfor/publ/diez; Navarro Leal, Marco, Posponer la vida. Educación superior y trabajo en Tamaulipas, Miguel Ángel Porrúa, México, 2000;, Suárez, María Herlinda, Jóvenes mexicanos en la «feria» del mercado de trabajo. Conveniencias e inconveniencias de tener educación superior, UNAM-Miguel Ángel Porrúa, México, 2005; Weller, Jurgën, «La problemática inserción laboral de los y las jóvenes», en: www.grade.org.pe/eventos/seminario_empleo/notes/policy%20note_ jovenes.pdf

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MERCADO LABORAL DE PROFESIONISTAS EN CRISIS Una de las situaciones que se ha cuestionado en los últimos años en la literatura académica sobre la problemática de los jóvenes5 en México es la existencia de un «tránsito lineal» hacia la emancipación juvenil con la ruta: familia-escuela-trabajo-participación social y/o política-formación de una nueva familia. Se ha demostrado que esta trayectoria «clásica» está cada vez menos vigente en la sociedad mexicana actual, lo que para los jóvenes se traduce, entre otras cosas, en fuertes dosis de incertidumbre con relación al futuro6. Si bien la inserción laboral de los jóvenes es un problema generalizado que rebasa las fronteras de nuestro país y de nuestro continente, y que afecta a diferentes tipos de jóvenes, en esta investigación sólo se consideró un grupo muy particular, el de los jóvenes profesionistas, que recurriendo al significado popular del término, agruparía a los jóvenes que han pasado por las diversas etapas del sistema educativo formal hasta concluir con una licenciatura. Con la finalidad de dimensionar el sector juvenil que interesa aquí, es preciso señalar que en México el 80% de los sujetos entre los 18 y los 24 años quedan excluidos de la universidad, y de la proporción que sí tiene acceso, sólo la mitad logran concluir sus estudios7. Por lo tanto, la importancia de este grupo radicaría en que los profesionistas son jóvenes que lograron permanecer y ser constantes en su formación a pesar de las dificultades del entorno. A partir de la década de los ochenta comenzó a darse en México un desfase claro, que se ha prolongado hasta la época actual, entre el desarrollo económico y el aumento de la matrícula 5 Tomando como referencia la definición del Instituto Mexicano de la Juventud, en este trabajo se considerará como «jóvenes» a personas entre 15 y 29 años. 6 Instituto Mexicano de la Juventud, «Programa nacional de juventud 2002-2006» en: http://www.imjuventud.gob.mx/Projuventud/principal.htm 7 De Garay, Antonio, Integración de los jóvenes en el sistema universitario. Prácticas sociales, académicas y de consumo cultural, Ediciones Pomares. Barcelona-México, 2004, p. 12 (no se proporciona el periodo de tiempo que se analizó para obtener el dato).

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educativa, en particular de la educación superior, que si bien todavía es baja, tal como se presentó en el párrafo anterior, ha tenido un crecimiento sostenido. Un indicador de este desajuste es el lento desarrollo del mercado de trabajo que no genera suficientes oportunidades para ocupar a todos los que terminan los estudios universitarios hasta el nivel de licenciatura. Desde hace poco más de dos décadas el sistema de educación superior ha producido una cantidad cada vez mayor de profesionistas que no tienen un lugar asegurado dentro de la competitiva realidad laboral actual8. Es innegable que la educación superior, en particular si es de calidad, conlleva beneficios para las personas con respecto a su preparación profesional y personal, pero lo que determina la creación o disminución de puestos de trabajo es la economía, no la estructura educativa. Por lo tanto la única manera en que la educación puede contribuir a una mayor productividad, es decir aumentar su «valor social»9, es cuando existen las oportunidades laborales correspondientes al crecimiento de la matrícula educativa10. Sin embargo, en la sociedad mexicana existe una demanda de títulos universitarios que ha encontrado respuesta en políticas de expansión de la matrícula en educación superior, lo que ha producido la llamada «masificación de la educación superior». Esta ampliación de cobertura ha seguido caminos distintos a los trazados por el mercado laboral, produciendo así brechas importantes entre la cantidad de profesionistas que egresan y la cantidad que demanda el mercado. Traduciendo lo anterior a cifras, el número de egresados del nivel superior pasó de 148,972 a 267,545 de 1991 a 1999. Con respecto al total de la población, la matrícula de educación superior pasó del 15 al 20 %11 en la misma década.

8 De Garay, Antonio, Ibíd. 9 Navarro, Op. cit.; ANUIES, «Mercado laboral de profesionistas en México. Diagnóstico y Prospectiva al año 2010», en: http://www.anuies.mx/e_proyectos/html/ciesa.htm; Suárez, Op. cit. 10 Suárez, Ibíd. 11 ANUIES, Op. cit.

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Como se ha venido argumentando, a pesar de que tradicionalmente la universidad se ha considerado como una vía de acceso a mejores condiciones de trabajo, la realidad indica que un título universitario no garantiza la obtención del trabajo, o bien, de uno que corresponda al grado de preparación de los egresados de alguna licenciatura. Esto se puede comprobar al contrastar las cifras de oferta y demanda en el mercado laboral de profesionistas, en donde se observan grandes brechas, particularmente en algunas licenciaturas con una sobreoferta considerable12, aclarando que aquí se está hablando de la «oferta» como el grupo de profesionistas que buscan un puesto de trabajo, mientras que la «demanda» se refiere a los puestos que requiere el mercado laboral para determinadas ocupaciones. A continuación una cifra contundente que habla de la disminución de oportunidades para la inserción laboral de los jóvenes profesionistas en México: «en el periodo de 1950-1980 se estiman 622,257 egresados de la educación superior mexicana para ocupar 440,000 nuevos empleos para profesionales; entre 1980 y 1990 se produjeron 1’162,352 egresados para 311,452 nuevos empleos profesionales».13 Como se mencionó anteriormente, para que la educación tenga efectos reales en la situación laboral es necesario el crecimiento económico. En el período de 1990 al 2000 la oferta de egresados creció al 6.7 por ciento en promedio anual, mientras que la economía lo hizo a razón del 3.5 por ciento anual en promedio14. Es decir que el número de egresados aumentó dos veces más que el crecimiento del producto interno bruto. Así, la oferta de egresados se enfrentó a un mercado laboral incapaz de ofrecer las oportunidades que se necesitaban para encontrar trabajo en correspondencia con su formación. Esto tiene como efecto secundario opacar los innegables logros educativos, que al menos en materia de cobertura, se han dado en nuestro país. 12 «Oferta neta de profesionistas menos demanda neta de profesionistas en ocupaciones y saldos relevantes para el análisis», en: http://www.anuies.mx/e_proyectos/html/ parte%201/cuadro%205.6.htm 13 Loret, en Navarro, Op. cit., p. 12). 14 ANUIES, Op. cit.

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Por otro lado el problema no radica tanto en las posibilidades que los profesionistas tienen para ocuparse en el mercado de trabajo15, sino en la falta de congruencia entre esos trabajos existentes y la posibilidad de poner en práctica las competencias desarrolladas por los profesionistas durante su formación universitaria, es decir la capacidad del mercado laboral de profesionistas para absorber a los jóvenes que egresan de la educación superior de acuerdo a su carrera. El número de egresados que requiere el mercado para ocupaciones de carácter profesional es mucho menor que el número total de egresados del sistema de educación superior. Además este excedente de oferta de profesionistas ubicados en ocupaciones de carácter residual, sugiere que los egresados universitarios desplazan de esas labores productivas a personas con menores niveles de educación formal.16 Las contradicciones entre el mundo laboral y el sistema educativo son evidentes. Según el Instituto Mexicano de la Juventud17 sólo el 20% de los jóvenes que trabajan lo hacen en un empleo relacionado con sus estudios; Muñoz Izquierdo18 encontró que sólo el 29% del total de egresados obtendrían ocupaciones propias del nivel de su escolaridad; la ANUIES19 es un poco más optimista porque habla que 55% de los egresados en el periodo de 1990-2000 lograron colocarse en ocupaciones profesionalizantes, mientras que el resto habría encontrado trabajo en ocupaciones menos especializadas, con ocupaciones que podrían ser desarrolladas por personas sin preparación universitaria. De lo anterior se podría concluir que existe una tendencia en el mercado laboral hacia al desaprovechamiento del capital cultural incorporado por los egresados de la educación superior, teniendo como consecuencia que la variable educación se vuelva 15 Existen evidencias que muestran que el grado de ocupación de los profesionistas es alto, sin considerar el tipo de ocupación, ANUIES, Ibíd.; Navarro, Op. cit. 16 ANUIES, Ibíd. 17 Instituto Mexicano de la Juventud 2002, Op. cit. 18 De Garay, 2004. 19 ANUIES, Op. cit.

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cada vez menos indispensable como factor para el ingreso y permanencia en el mercado laboral. De ahí que muchos egresados se vean obligados a ocuparse en puestos de una jerarquía y nivel de ingresos menor al que les correspondería teóricamente, de acuerdo al grado de escolaridad y a las competencias profesionales adquiridas.20 Además, las tendencias apuntan a que es dif ícil un incremento en los empleos remunerados, a menos que se presentara un crecimiento económico sostenido en los próximos años, escenario que no encontraría fundamentos sólidos para afirmarse en estos momentos.21 Las expectativas para los 360 mil jóvenes que egresaron de las universidades del país en el 2005, no son mejores que en los noventa: tendrán escasas oportunidades de empleo y con bajos salarios.22 CONSECUENCIAS DE LA SITUACIÓN PARA LOS JÓVENES PROFESIONISTAS. Los autores que han estudiado el fenómeno del trabajo profesional en los jóvenes, mencionan que una de las consecuencias del desfase entre el crecimiento de la matrícula de educación superior y el crecimiento del mercado de trabajo es que se crean expectativas, tanto en los jóvenes como es sus familias, que al no ser satisfechas generan problemas de frustración al no poder encontrar un trabajo acorde con los estudios realizados23. Por su parte Suárez24 afirma que «frente al largo camino de escolarización exigido por la educación superior, hoy, muchos jóvenes mexicanos se preguntan ¿vale la pena? El puro hecho de que hoy los jóvenes 20 De Garay, Op. cit. 21 La parte prospectiva del estudio de ANUIES que proporciona proyecciones de tendencias viene a confirmar este hecho. Según este estudio, las carreras con sobreoferta irían aumentando a lo largo de la década, debido a la falta de creación de puestos profesionales por parte del mercado. ANUIES, Op. cit. 22 Cuevas, Enrique, «Educación y mercado de trabajo. Impactos de la escolaridad en el empleo y los ingresos», Mimeo de la ponencia presentada en el IX Congreso Anual de la Academia de Ciencias Administrativas, 2005. 23 ANUIES, Op. cit. 24 Suárez, 2005, Op. cit., p. 7

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se hagan esta pregunta constata que la educación superior ha perdido sentido para ellos». Ante esta realidad los jóvenes profesionistas se ven urgidos a reconstruir su pensamiento de sentido común, es decir sus representaciones sociales sobre el mundo de lo laboral, proceso en el cuál seguramente se hacen la pregunta sugerida por la autora aunque modificándolo por «¿valió la pena?». Se menciona que se reconstruyen porque a lo largo de la historia formativa se van creando las representaciones y al acceder a la categoría de egresados toman un nuevo cariz a partir de la confrontación con la realidad laboral. Ante esta posible pérdida de las certidumbres sobre el futuro con relación a lo laboral, los jóvenes sufren consecuencias relacionadas con su proyecto de vida, que los lleva a modificar continuamente sus expectativas con el fin de adaptarse a las oportunidades reales existentes y construir su propio camino de crecimiento. Según Navarro Leal,25 gracias a la baja remuneración salarial existente, a la necesidad de realizar varios trabajos simultáneamente, a la mayor competencia por los mejores y escasos puestos, y en algunos casos a la necesidad de continuar estudiando, las nuevas generaciones de jóvenes profesionistas cuentan con menos tiempo para dedicarlo a la familia, a los amigos, a los pasatiempos y a las relaciones propias de su edad, en una palabra para vivir. Este autor sostiene que «la vida se pospone» hasta encontrar «mejores tiempos», con la esperanza de que acumulando experiencia, antigüedad, edad, relaciones sociales, diplomas y certificados, se pueda tener un mejor trabajo. El problema sería que esos «tiempos» se presentan cada vez con mayor distancia de la terminación de los estudios universitarios. Finalmente Suárez26 sugiere que la «conveniencia o inconveniencia de los estudios superiores para los jóvenes mexicanos, de todos los estratos sociales, debe ser reflexionada, planteada y discutida abiertamente con los jóvenes, tomando en cuenta cómo 25 Navarro Leal, Op. cit. 26 Suárez, Op. cit., p. 7

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les ha ido y les va «en la feria» del mercado de trabajo, así como sus frustraciones, logros, miedos y anhelos en la vida». Este fue precisamente uno de los fines principales de la investigación que aquí se presenta, en la que se consideraron a jóvenes que hicieron una apuesta por la educación superior, que terminaron una licenciatura y ya se encuentran, usando la figura de la autora, «en la feria del mercado de trabajo». Esta necesidad que menciona la autora de hacer reflexiones directas con los jóvenes profesionistas sobre sus expectativas laborales está reflejada por la escasa literatura existente sobre el fenómeno27. Además la mayoría de los estudios correspondientes muestran la visión de los jóvenes sobre el trabajo pero desde su condición de estudiantes universitarios, no de egresados28 PRESUPUESTOS TEÓRICO-METODOLÓGICOS DE LA INVESTIGACIÓN Ante la situación problemática brevemente presentada en los párrafos anteriores, surgieron una serie de preguntas que guiaron la investigación: ¿cómo experimentan o viven los jóvenes profesionistas la situación actual referente al trabajo?, ¿qué decisiones toman o piensan tomar con respecto a su futuro a partir del contexto laboral?, ¿cómo es su conciencia del problema?, ¿cómo viven el tránsito de la escuela al mundo del trabajo, o en algunos casos al no-trabajo?, ¿cómo es la transformación de su 27 También José Antonio Pérez Isla y Maritza Urteaga comparten esta opinión cuando afirman que «a pesar de que innumerables veces se ha planteado que la vinculación entre educación y empleo, en su punto de contacto concreto, es decir, en la incorporación del egresado del sistema educativo nacional al mercado de trabajo, es un tema eminentemente juvenil (independientemente del nivel que el joven egrese), poco se ha hecho para revisar este proceso a partir de la propia visión que los jóvenes tienen de esa experiencia, lo que arrojaría no sólo innumerables luces de cómo actuar para incidir sobre ambos sistemas, sino para conocer mejor sobre la condición juvenil misma y su relación con un aspecto central que la define en su incorporación y participación en otros campos del actuar social». Pérez Islas, José Antonio y Urteaga, Maritza, «Los nuevos guerreros del mercado. Trayectorias laborales de jóvenes buscadores de empleo», en Pieck, Enrique (coord.), Los jóvenes y el trabajo. La educación frente a la exclusión social, Universidad Iberoamericana. México, 2001, p. 367. 28 Guzmán, Carlota, Entre el deseo y la oportunidad: estudiantes de la UNAM frente al

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expectativas originales?, ¿cuáles son las consecuencias para sus proyectos de vida? Para poder responder a las preguntas arriba mencionadas, se recurrió al concepto de «representaciones sociales», que fue acuñado por Moscovici29 en los años sesenta, dando paso a lo que se conoce actualmente como Teoría de las Representaciones Sociales (TRS), que se ha desarrollado desde la psicología social, pero que ha tenido aplicaciones en diversas áreas de las ciencias sociales. Uno de los conceptos que describe con más claridad a qué se refieren las representaciones sociales es el que propone Jodelet30, cuando afirma que se trata de «la manera como nosotros, sujetos sociales, aprehendemos los acontecimientos de la vida diaria, las características de nuestro medio ambiente, las informaciones que en él circulan, a las personas de nuestro entorno próximo o lejano». Por lo tanto es un conocimiento espontáneo o ingenuo, de sentido común, conocimiento práctico en oposición al conocimiento formal o científico, además de ser un conocimiento socialmente elaborado y compartido. Dicho de otra manera, las representaciones sociales son razonamientos de la vida cotidiana que proporcionan categorías para dar cuenta de la realidad y así forjar las visiones sobre las personas, las cosas y los acontecimientos31. En este sentido Moscovici32 afirma que mercado de trabajo. UNAM. México, 1994; De Garay, Op. cit.; Pérez Rubio, Ana María y Saavedra, Guadalupe, «De los Discursos y las Prácticas: un ejemplo de aplicación del modelo de las representaciones sociales», En Revista Comunicación y Sociedad No. 39, , Universidad de Guadalajara. México. Enero-Junio 2001. 29 La primera referencia al concepto como se trabajo actualmente en la psicología social aparece en su obra El psicoanálisis, su imagen y su público, aunque los orígenes del concepto se encuentran en la sociología de Durkheim, quien utilizaba el concepto de «representaciones colectivas» para referirse a una serie de fenómenos sociales que no podían atribuirse a creación individual, sino que eran producto de la reflexión colectiva. Moscovici, Serge, El psicoanálisis, su imagen y su público, Huemul, Buenos Aires, 1979. 30 Jodelet, Denise, «La representación social, fenómeno, concepto y teoría», en Moscovici, Serge, Psicología Social, Paidós, Barcelona, 1986, p. 473 31 Ibáñez, Tomás, Psicología social construccionista, UDG, Guadalajara, 2001. 32 Moscovici, Op. cit., p. 79

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«las representaciones sociales hacen que el mundo sea lo que pensamos que es o que debe ser». La TRS incluye todo un cúmulo de explicaciones que hablan de las funciones, la formación y la organización de las representaciones dentro de la vida cotidiana de los sujetos sociales, —mismas que no se presentan en este lugar—, que fundamentan y vuelven más sólido el concepto que se acaba de presentar. Por lo tanto, para agrupar la serie de preguntas que se mencionaron anteriormente, se trabajó con la siguiente como eje de la investigación: ¿cuáles son las representaciones sociales del trabajo de jóvenes profesionistas que se encuentran en situaciones de desempleo o subempleo? Abordar esta pregunta implicó acceder al mundo interior de los jóvenes para descubrir y describir las ideas, los conceptos, las creencias, las actitudes que tienen respecto al trabajo, es decir sus representaciones sociales. La representación social del trabajo de los jóvenes profesionistas es un concepto complejo, que agrupa distintas esferas de la vida. Para la investigación se consideraron los siguientes elementos como constituyentes de la representación social: =Concepto de trabajo, es decir qué significa para ellos el trabajo desde su condición de egresados de la educación superior, así como las posturas y actitudes que asumen con respecto al trabajo, en las cuáles se reflejan sus expectativas laborales. =Explicaciones de la situación laboral actual, cuáles son las maneras en que explican la situación, debido a que ello tiene implicaciones en las decisiones que toman. =Estrategias de inserción de trabajo, es decir qué tipo de acciones llevan a cabo para buscar trabajo o para llevar a cabo proyectos laborales. La finalidad de la investigación no fue la de un estudio estadístico, que hablara de cuántos jóvenes tienen tal o cuál representación social, o de cuál es la representación mayoritaria sobre el trabajo en una muestra representativa de jóvenes. Se trató de un estudio de corte cualitativo, donde se intentó de encontrar, a partir del discurso de los jóvenes, rasgos o características de

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su vivencia con respecto al trabajo, y a su proceso de inserción laboral, con el fin de conocer cómo están experimentando los jóvenes profesionistas la precaria situación laboral a la que se ven enfrentados, es decir a partir de qué imaginarios, emociones, valores o creencias. Las representaciones sociales son construidas a partir de la interacción entre personas que comparten ciertas características específicas. Por lo tanto, para intentar mostrar algo de la diversidad de jóvenes profesionistas que viven en la ciudad de Guadalajara, donde se realizó la investigación, se recurrió a la diferenciación por tipo de universidad y por género. Se buscó una muestra teórica de jóvenes que pertenecieran a tres tipos de universidad que existen en la ciudad: universidades públicas, universidades privadas y universidades incorporadas33. Con respecto a la carrera de egreso no se tomó en cuenta para la muestra como criterio de elección, porque eso implicaba profundizar en la dinámica laboral de profesiones específicas y se salía de las posibilidades de la investigación. La edad de los jóvenes se consideró a partir del rango que sugiere el Instituto Mexicano de la Juventud, en el que el período de juventud terminaría a los 29 años. De esta manera se buscaron jóvenes entre 22 y 29 años. Por lo tanto la muestra se confeccionó con once sujetos, seis mujeres y cinco hombres, buscando proporcionar el tipo de universidad de egreso, que finalmente resultó como se presenta en el cuadro 1. Como ya se había mencionado, la investigación se realizó desde los presupuestos de la tradición cualitativa en la investigación social, que trata de abordar explícitamente la manera en que los sujetos significan su realidad, es decir los significados que les permiten desarrollarse dentro del espacio de la vida cotidiana, partiendo del supuesto de que la realidad se construye 33 La distinción clásica de las universidades es públicas y privadas. Sin embargo, se hizo aquí la distinción de las privadas en dos grupos, las «autónomas» (que a partir de aquí se les llamará privadas) y las «incorporadas». Esta distinción se vuelve significativa por las siguientes razones: las autónomas tienen sus propios planes de estudio, mientras que las incorporadas siguen en su mayoría los planes de estudio de otra universidad

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socialmente. Además esta perspectiva se centra en la experiencia del actor social como fuente del análisis y de la comprensión de la sociedad. Se recurrió a la entrevista a profundidad como técnica que podría proporcionar la información necesaria para descubrir las representaciones sociales del trabajo de los jóvenes profesionistas, debido a que dentro del discurso o relato se manifiestan dichas representaciones. Es importante considerar que los discursos construyen, mantienen y refuerzan interpretaciones de la realidad, es decir que instituyen, ordenan, organizan nuestra interpretación de los acontecimientos y de la sociedad e incorporan además opiniones, valores e ideologías34. El discurso pues, es un depositario privilegiado del conjunto de representaciones que circulan en el universo simbólico de una cultura. La entrevista a profundidad tiene como modelo una conversación entre iguales, donde el investigador es el instrumento mismo de la investigación. De esta manera se realizaron once entrevistas y no pueden modificarlos; las incorporadas tienen una cuotas considerablemente más bajas que las universidades autónomas; las incorporadas cuentan con edificios ubicados en distintos puntos de la ciudad, que frecuentemente son casas habitación adaptadas para usos educativos o se encuentran dentro de edificios de oficina, muchos de ellos cercanos al centro de la ciudad, mientras que las universidades autónomas cuentan con un núcleo de instalaciones amplio y ubicado normalmente hacia las afueras de la zona metropolitana. 34 Martín, Luisa, «El orden social de los discursos», en Revista Discurso, UNAM, México, núm. 21/22, otoño 1996, primavera 1997.

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con los sujetos identificados, en las cuales se tenía un guión básico de preguntas, pero se trató de seguir con el discurso que iban desplegando los actores a lo largo de la entrevista. El resultado es que ninguna de las once entrevistas contiene exactamente los mismos temas tratados, lo cuál enriquece lo encontrado, aunque dificulta el análisis y presentación de los resultados. La duración promedio de las entrevistas fue de 50 minutos, y éstas fueron grabadas en un dispositivo digital de audio para su posterior transcripción. REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE EL TRABAJO Una vez que se llevaron a cabo las entrevistas y después de su análisis, se procedió a obtener las representaciones sociales a partir del discurso de los jóvenes, de acuerdo las categorías que se habían establecido como componentes de las mismas, a saber: conceptos de trabajo, expectativas de trabajo, explicaciones de la situación laboral y estrategias de inserción laboral. Cabe señalar que la separación del discurso sobre el trabajo en estas categorías resultó un asunto complejo, debido a que los temas se mezclan unos con otros en los relatos. Esto habla de cómo los sujetos integran en su pensamiento de sentido común sobre el trabajo

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estas tres categorías, formando así un sistema de representación, que se podría ilustrar en el cuadro 2. A continuación se presenta una síntesis de los hallazgos principales en cada una de las categorías mencionadas. 1. Conceptos de trabajo Dentro de esta categoría se incluyeron tres aspectos que en su conjunto conforman la concepción que los jóvenes entrevistados tienen del trabajo: descripciones sobre lo que es el trabajo de acuerdo al significado que le atribuyen, posturas o criterios de elección y actitudes frente a situaciones relacionadas con el trabajo o la búsqueda de trabajo. SIGNIFICADOS DEL TRABAJO Las dos representaciones que se presentaron más fuertemente en los jóvenes entrevistados tienen que ver con el dinero que se produce al trabajar y con el hecho de trabajar en una actividad que guste, que genere satisfacción. «El trabajo es medio para conseguir ingresos económicos» Esta representación del trabajo como algo instrumental se manifestó de diversas maneras entre los jóvenes, pero lo que llamó la atención fue la consideración del dinero como un medio y no como un fin en sí mismo. En ningún caso se mencionó el deseo de acumular dinero como un fin, sino que siempre se manifestó que el dinero es el medio a través del cuál se pueden conseguir otros fines o aspiraciones personales. También se reconoció que el dinero que se obtiene mediante el trabajo es una manera de conseguir cierta estabilidad en la vida, liberarse de preocupaciones y pensar en un crecimiento a futuro a través del logro de objetivos personales. Esta representación del trabajo como fuente de ingresos económicos se traduce en las posturas frente a decisiones laborales, que se presentan más adelante. «El trabajo es una satisfacción y un gusto» Esta representación del trabajo como una actividad que produce satisfacción está muy presente en los relatos de los jóvenes. Todos mencionan como una de las características de su trabajo ideal el realizar una actividad que les produzca gusto,

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satisfacción. Aspiran a tener un trabajo que les guste, aunque reconocen que esto no siempre puede llevarse a cabo, y en sus decisiones concretas se reflejan diferencias en cuanto al peso que le dan a trabajar en algo que les guste o no. Otras representaciones que se obtuvieron pero que no fueron tan compartidas como las dos anteriores fueron con respecto a las relaciones personales, al crecimiento personal, al reconocimiento que se obtiene al trabajo y a la estabilidad que genera el trabajo. POSTURAS SOBRE EL TRABAJO Uno de los aspectos que forma parte de la concepción que tienen los jóvenes profesionistas con respecto al trabajo tiene que ver con las posturas que asumen de frente a la situación económicolaboral actual, entendidas aquí como criterios con los cuáles se relacionan con el mercado de trabajo y toman decisiones con respecto a su vida laboral. Dentro de estas posturas se agruparán tanto las situaciones reales en las cuáles los jóvenes ya han tomado decisiones aplicando esos criterios, como las situaciones hipotéticas, es decir cuando a los jóvenes se les preguntó qué decidirían en tal o cual situación. Uno de los requisitos que se buscó para conformar la muestra es que fueran jóvenes que no estuvieran conformes con su condición laboral35, es decir jóvenes en situación de búsqueda de trabajo, independientemente de que fueran desempleados o subempleados. Al estar en situación de búsqueda de trabajo, a los jóvenes se les presentan algunas disyuntivas de decisión de acuerdo a su situación laboral. Por un lado los jóvenes que se encuentran subempleados tienen dos posibilidades: conservar el trabajo que tienen y paralelamente estar buscando un nuevo trabajo o bien dejar el trabajo que tienen para dedicarse completamente a la 35 Cuando se hizo la búsqueda de jóvenes para conformar la muestra, se encontraron algunos jóvenes subempleados pero que estaban conformes con su situación, es decir, que se sentían satisfechos con el hecho de no estar ejerciendo su carrera y que no tenían intención de buscar otro trabajo. Dichos jóvenes no fueron tomados en cuenta porque no respondían al interés de la investigación. Tampoco se buscaron jóvenes que estuvieran ejerciendo la carrera aún cuando tuvieran intenciones de cambiar de trabajo.

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búsqueda de uno nuevo. Por otro lado los jóvenes desempleados tienen también dos posibilidades: aceptar una oferta u oportunidad de trabajo (empleo o autoempleo) o rechazarla. Evidentemente las cuatro opciones conllevan ventajas, desventajas, razones y consecuencias. Todos estos elementos son valorados por los jóvenes al momento de tomar sus decisiones. A pesar de la diversidad presentada en los jóvenes entrevistados (género, edad, carrera, situación familiar, universidad de egreso) después del análisis de las entrevistas se clasificaron estas posturas en dos grandes grupos: posturas pasivas y posturas activas. Es importante clarificar que lo que se está clasificando aquí son los criterios que tienen los jóvenes al momento de tomar sus decisiones no a los jóvenes en sí mismos. Es decir que no se está afirmando que hay «jóvenes pasivos» y «jóvenes activos». Las posturas activas tienen que ver con la disponibilidad para tomar o aceptar un trabajo independientemente de las condiciones o características de éste, mientras que las posturas pasivas son aquellas en las cuáles los jóvenes se colocan en la situación de esperar o prolongar su situación laboral (desempleo o subempleo) hasta que no se den algunas condiciones en los trabajos potenciales. Posturas activas Las posturas activas que se encontraron en el discurso de los jóvenes se pueden clasificar en dos grupos: las que tienen que ver con el sueldo o ganancia económica y las que se relacionan con la carrera. Las posturas activas que ponen al sueldo como criterio de elección fueron las siguientes. =«Con un buen sueldo, acepto cualquier trabajo»: K36, J, G, E. =«Temporalmente, acepto cualquier trabajo, con cualquier sueldo, para cubrir mis necesidades económicas»: B, E, A. 36 Las letras corresponden a los jóvenes que mostraron cada postura, de acuerdo a lo presentado en el cuadro 1.

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=«Estoy dispuesto a aceptar un bajo sueldo por mi inexperiencia»: H, I, B, C. =«Acepto cualquier sueldo siempre y cuando haga lo que me gusta»: J, F, H, C. Las dos primeras posturas fueron manifestadas por aquellos jóvenes que expresaron una mayor necesidad de ingresos económicos, debido a la situación familiar que viven o al apoyo que pueden recibir en casa. Esto coincidió con los jóvenes de mayor edad, quienes han tenido un recorrido más largo de búsquedas infructuosas y ponen el sueldo o la ganancia económica en un lugar más importante que la satisfacción o el gusto que puede generar el trabajo. Por el contrario los jóvenes que mencionaron tener un apoyo sólido de su familia o la ausencia de necesidades económicas fuertes, fueron quienes manifestaron estar dispuestos a recibir un salario bajo, porque ponían en un lugar más importante la satisfacción por el trabajo o la obtención de experiencia. Incluso en algunos casos se aceptó la disposición a trabajar temporalmente sin recibir un sueldo con tal de ganar experiencia, misma que después se capitalizaría en un buen salario. Las posturas que se relacionan con la carrera o con la formación profesional fueron las siguientes: =«Estoy dispuesto a dejar la carrera en segundo plano, con tal de entrar a trabajar»: G, K, J, E. =«Estoy dispuesto a negar mis estudios para conseguir un trabajo»: A. Estas dos posturas, muy relacionadas entre sí, fueron mencionadas también por los jóvenes con mayor experiencia de búsqueda de trabajo y de intentos por colocarse en su área de formación. Después de pasar el tiempo, ante la desesperación de no encontrar un buen trabajo, estos jóvenes están dispuestos a trabajar en un área distinta. El segundo caso fue mencionado por jóvenes que se han percatado que muchas veces el tener una carrera es un obstáculo al momento de pedir trabajo (como se verá

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más adelante en las explicaciones de la situación laboral). Entonces algunos se plantean la posibilidad de ir a solicitar empleo diciendo que sólo se tiene la preparatoria, con tal de entrar al trabajo y más adelante ir escalando puestos, pero con el trabajo ya seguro. Estas posturas llamadas activas reflejan el dinamismo de los jóvenes ante un mercado de trabajo que no ofrece muchas posibilidades de un ingreso seguro. Despliegan una serie de criterios que de acuerdo a sus circunstancias particulares, familiares, de edad, de estado civil, les permiten tomar ciertas decisiones. A continuación se presentan las posturas que se consideraron como pasivas, lo cuál no significa que se niegue lo anterior, sino que ayuda a comprender mejor los criterios de elección que utilizan los jóvenes para relacionarse con el mercado de trabajo. Posturas pasivas Las posturas que se clasifican como pasivas tienen que ver con los criterios que llevarían a los jóvenes a prolongar la situación laboral que se tiene hasta que se cumplan ciertas condiciones en los trabajos que pueden encontrar. =«Soy un profesionista y quiero ejercer mi carrera»: A, F, H, C, D. Esta es la postura que toman algunos jóvenes que rechazan un trabajo no relacionado con sus estudios, porque asumen que el esfuerzo que realizar para estudiar una carrera tiene que capitalizarse de forma que ejerzan su carrera, lo cuál los lleva a esperar y a seguir buscando un trabajo en su área de ejercicio. En general todos los jóvenes confirmaron al momento de la entrevista su gusto por la carrera que estudiaron, por la profesión que eligieron, sin embargo como se vio anteriormente, llega un punto en que algunos de ellos dejan en segundo plano el ejercicio profesional, debido a los compromisos económicos que tienen o a que aceptan la dificultad por encontrar un trabajo relacionado. =«Aunque sea un trabajo de mi área, si no tiene un buen sueldo no lo acepto». J, A, E.

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La experiencia de encontrar trabajo con bajos sueldos fue prácticamente compartida por todos los jóvenes, sin embargo el criterio para tomarlos o dejarlos se presentó de distintas maneras. Algunos consideran que entrar a trabajar bajo esas condiciones les impediría seguir buscando un mejor trabajo, por lo que prefieren esperarse. Algunos otros vivieron la experiencia de aceptar en algún momento un trabajo mal pagado, sin embargo una vez que tomaron la decisión de dejarlo no consideran posible que lo vuelvan a hacer. Otro caso, que es similar al mencionado anteriormente, es el de los jóvenes subempleados que tienen necesidades económicas y que no pueden arriesgar su entrada de dinero aún cuando se les presente la oportunidad de ejercer la carrera. Este hecho de rechazar ofertas es expresado por varios jóvenes como «darse el lujo de no aceptar un trabajo», con lo cuál reconocen que de alguna manera lo ordinario sería aceptar cualquier trabajo, mientras que lo que ellos hacen es «un lujo». Este tipo de posturas pasivas están fundamentadas principalmente en el apoyo que se recibe por parte de la familia. La mayoría de los jóvenes aceptan que cuentan con este apoyo (a excepción de dos de ellos, uno casado y otra que es de otra ciudad y se mantiene a sí misma) y reconocen que este hecho es el que les lleva a poder esperar hasta que llegue una oportunidad. Aceptan que de otra manera entrarían a cualquier trabajo, pero como cuentan con ese apoyo tienen la facilidad de hacerlo. Esto relaciona con una hipótesis de la dinámica del trabajo juvenil donde se menciona que las altas tasas de desempleo juvenil no son más que un falso reflejo de que los jóvenes no están trabajando por razones como la encontrada aquí37. Esto tampoco significaría que los jóvenes esten conformes con esta situación, es un indicador de que a pesar de las necesidades que tienen por colocarse en un trabajo, no están dispuestos a regalar sus capacidades o a desperdiciarlas en trabajos donde no sean valoradas. La espera no es la primera opción que se plantean, pero muchas veces es la más conveniente para ellos. 37 Weller, Op. cit.

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Actitudes frente al trabajo Dentro de este apartado se describirán las actitudes que se encontraron en los jóvenes con respecto al mercado de trabajo y las oportunidades que ofrece y a su situación laboral particular. Estas actitudes están ancladas en las representaciones sociales que tienen acerca del trabajo y se relacionan estrechamente con sus prácticas de ingreso, salida o permanencia en el mercado de trabajo. Buscando una presentación más clara de las actitudes se clasificaron en dos grandes grupos: actitudes positivas y actitudes negativas. Dentro de las actitudes positivas están aquellas que demuestran que a pesar de las dificultades del mercado de trabajo los jóvenes están confiados en que tendrán experiencias exitosas en el futuro. En las actitudes negativas se agruparon aquellas que hacen referencia a estados de ánimo o sentimientos que desde el punto de vista de los jóvenes entrevistados afectan su vida, principalmente laboral. Tal como sucedió en la presentación de las posturas frente al trabajo, no se pretende aquí hacer una clasificación de los jóvenes (en «negativos» o «positivos») sino de las actitudes que reflejan a través de su discurso. Actitudes positivas: Dos fueron las actitudes positivas que resultaron más significativas dentro del relato de los jóvenes. La primera de ellas es la paciencia con respecto a la situación laboral complicada que reconocen. Esta actitud tiene que ver con la aceptación de que la inserción laboral es un proceso dif ícil, que puede tomar mucho tiempo, y que no se obtiene nada con la desesperación. Se presentó en dos situaciones: en jóvenes que declaran no tener un situación económica preocupante, y que están tranquilos esperando que llegue su oportunidad, lo cuál de alguna manera era esperable, sin embargo jóvenes que no comparten necesariamente esta situación económica holgada pero que tienen poco tiempo de haber egresado de la licenciatura tienen la misma actitud optimista.

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La actitud de la paciencia está estrechamente relacionada con la siguiente actitud positiva: intentarlo constantemente. A pesar de la dif ícil situación laboral que reconocen en general que se percibió una actitud que se podría nombrar como de tener la cara en alto, es decir que no dejan de intentar de buscar el trabajo deseado. A pesar de que muchos jóvenes reconocen que el no haber encontrado trabajo les afecta en su vida personal y en el logro de sus proyectos de vida, mencionan que no quieren sentirse derrotados ante tal situación. Actitudes negativas: Conviviendo con las actitudes positivas, se encontraron algunas actitudes negativas, aunque tal vez en lugar de actitudes podrían ser sentimientos o estados de ánimo provocados por la situación laboral. El aspecto principal que se encontró como diferenciador de estas actitudes fue el tiempo de búsqueda. A mayor tiempo de búsqueda no exitosa, los jóvenes expresaron más claramente sentimientos como decepción, indignación, desilusión, desánimo, y algunos otros expresados con más fuerza como frustración, depresión o desesperación. Estos jóvenes reconocen que el no haber encontrado un trabajo que les permita cumplir su objetivo de ejercer su profesión, les genera este tipo de sentimientos, expresados de diversas maneras. Algunos de ellos fueron expresados como algo que se vivía al momento de realizar la entrevista, mientras que otros los mencionaron como experiencias pasadas que de alguna manera fueron superadas. Este tipo de actitudes están a la base de algunos de los criterios mencionados anteriormente, sobre todo de las posturas activas, que ante la desesperación los llevaba a aceptar condiciones laborales no del todo favorables. 2. Explicaciones de la situación laboral De acuerdo a su origen, las explicaciones de la situación laboral se clasificaron en dos tipos: las que surgen de causas externas y las que provienen de causas internas. Las primeras se refieren a aquellas situaciones que se encuentran fuera de las

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posibilidades de los jóvenes, es decir características del mercado laboral, mientras que las segundas son las que explican la situación laboral desde la propia persona, desde sus características y situaciones particulares. Ante esta diferenciación, se presentó una desproporción considerable ya que fueron más las explicaciones por causas externas que aquellas provenientes de causas internas. Explicaciones por causas externas En total se encontraron 29 explicaciones distintas por causas externas en todos los relatos de los jóvenes, aquí se presentan las más significativas. 1. «En cualquier trabajo te piden experiencia». Esta fue la explicación que se compartió más entre los jóvenes que participaron en la investigación. Perciben que el mercado laboral solamente acoge a personas con experiencia, dejando de lado la condición de ser profesionistas y estar preparados para llevar a cabo distintas tareas. Identifican la incongruencia de las exigencias en los trabajos, en donde se solicita a recién egresados con 2 ó 3 años de experiencia. Esta exigencia de experiencia es la principal traba que encuentran los jóvenes para no obtener un trabajo. 2. «La carrera no indispensable para trabajar». Por lo tanto desde este punto de vista el mercado de trabajo no reconocería las capacidades que tienen los jóvenes por el hecho de ser profesionistas y los trabajos que ofrece no son congruentes con este hecho. 3. «Los buenos trabajos se consiguen por medio de ‘palancas’». Esta fue una opinión muy generalizada en los jóvenes, quienes se explican su situación porque no han tenido los contactos estratégicos que les promuevan a un trabajo o a uno mejor. Ante esta situación se sienten en desventaja con respecto a los que sí cuentan con este beneficio. 4. «No existen las oportunidades para entrar a trabajar». Esta explicación la dan algunos jóvenes cuando expresan por qué no han conseguido un trabajo, que reflejaría una actitud de espera a que las oportunidades vengan de fuera.

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5. «Como tengo carrera es más dif ícil conseguir un trabajo». Este argumento refleja una incongruencia que los jóvenes detectan en el mercado de trabajo. Aparentemente contra toda lógica, muchos jóvenes piensan que los empleadores prefieren a personas sin estudios, ya que un profesionista exigiría un mayor sueldo y de alguna manera su presencia representaría cierta amenaza para los trabajadores que no cuentan con estudios, porque perderían su sueldo. Esto lleva a algunos jóvenes a pedir trabajo sin decir que son profesionistas. Explicaciones por causas internas Con respecto a las causas internas como explicación para la situación laboral que se tiene destacaron la falta de preparación específica en ciertas áreas y el hecho de no haber trabajado durante la carrera, lo cuál significa que al momento de egresar no se cuenta con la experiencia que se requiere en el mercado de trabajo. Ante esta explicación en varios jóvenes aparece una especie de reproche por el hecho de no haber trabajo, a pesar de que también reconocen las dificultades que encontraban para hacerlo por los horarios o las tareas escolares. Algunos de ellos incluso llegaron a mencionar que su apuesta fue por prepararse de la mejor manera y no distraerse con un trabajo, aunque ahora reconocen que tal vez ese fue su error. 3. Estrategias de inserción laboral Con respecto a las estrategias de inserción laboral, en donde se establece una relación entre las representaciones sociales y las prácticas, se identificaron dos estrategias: el empleo remunerado y el autoempleo. A excepción de una joven, que tenía el proyecto específico de dejar su trabajo y empezar a trabajar por su cuenta, todos los jóvenes consideran la posibilidad de ingresar a un empleo remunerado, para lo cuál llevan a cabo distintas formas de búsqueda. La principal herramienta que utilizan para buscar oportunidades es Internet, que también les sirve para mandar solicitudes y estar en contacto con posibles empleadores. Otras formas de búsqueda utilizadas por los jóvenes son el periódico, ir

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directamente a las empresas y por medio de conocidos. Tal como se ha descrito en algunas encuestas juveniles38, la estrategia de bolsas de trabajo no fue mencionada más que en un caso. La otra estrategia que se trató en las entrevistas fue el autoempleo. Aquí las opiniones fueron distintas, sin encontrar un patrón definido de diferenciación. La mayoría de los jóvenes aspiran a tener en algún momento un negocio propio, a ser sus propios jefes. Sin embargo algunos reconocen que sólo podrán llevar a cabo esta aspiración una vez que obtengan experiencia en un empleo remunerado, lo cuál también les permitiría conseguir el capital económico necesario para abrir su propio negocio. Otros jóvenes en cambio combinan su búsqueda de trabajo con alguna actividad por su cuenta, y están a la expectativa de que esta funcione o de que encuentren un empleo remunerado. En cualquiera de los dos casos el autoempleo es una situación esperada por los jóvenes, sea realizando una actividad relacionada con la carrera o bien un negocio no relacionado, pero donde el hecho de haber estudiado también podría capitalizarse de otras maneras. CONSIDERACIONES FINALES El panorama laboral para los jóvenes profesionistas está marcado por la incertidumbre de encontrar un trabajo o de poder ejercer la profesión elegida. Al tratar el tema con jóvenes concretos que sufren en su experiencia esta situación, sea por el desempleo o por el subempleo, se pudo constatar que ellos están plenamente conscientes de la situación, saben que la inserción laboral es un asunto complejo ante el cuál no se muestran ingenuos. Ven con desilusión el hecho de que haber estudiado una licenciatura no les ha abierto las puertas como ellos lo esperaban, como era la promesa cuando estudiaron su carrera. Se muestran indignados ante el hecho de que los puestos disponibles en el mercado laboral no corresponden con su preparación, ni por el tipo de actividad que realizarían, ni por el sueldo que se les ofrece. 38 Por ejemplo en la Encuesta Nacional de Juventud de 2000.

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Sin embargo, también fue evidente que los jóvenes cuentan con una serie de recursos que les permite hacer frente a la situación, recursos basados en sus representaciones sociales sobre el trabajo. Estos recursos hacen que los jóvenes no se queden cruzados de brazos, viendo cómo se les cierran las puertas del mercado de trabajo. Continuamente están esforzándose por ingresar, pero cuando ven que el mercado no aprecia sus competencias, prefieren esperar y buscarse su propio camino a través de actividades por su cuenta. Las distintas situaciones familiares que se encontraron, así como las necesidades económicas que tienen los jóvenes, determinan la puesta en práctica de esta postura de esperar o de tomar cualquier trabajo. Ante la impotencia de no poder cambiar las estructuras de trabajo, reconocen que hay aspectos en los cuáles ellos mismos tienen que seguir esforzándose para poder competir con otros jóvenes que están en la misma situación que ellos, pero no se muestran derrotados, sino en una continua búsqueda de las mejores oportunidades.

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SEXO, DROGA Y TV.

De medios, sexualidad y salud en adolescentes clasemedieros de Guadalajara, Jalisco.

Jesús Alejandro Hernández Ramírez*

INTRODUCCIÓN ADA VEZ MÁS LOS MEDIOS DE comunicación promocionan conductas saludables e imágenes que invitan a la gente a cambiar sus hábitos en cuanto a la salud se refiere, lo que puede constituir una oportunidad para que sus contenidos se valoren y optimicen de forma tal, que ayuden a mejorar el conocimiento, las creencias, valores, y comportamientos de salud de sus receptores. No obstante, los medios venden junto con la salud una imagen de juventud y bienestar pero sin presentar una agenda específica para los jóvenes, sobre todo en América Latina, que es el continente con el mayor contingente de población juvenil en el mundo. Hoy que la pandemia del VIH/SIDA y conductas como la ingesta del alcohol y las drogas se perfilan como causas de muerte cada vez más extensas entre la población juvenil, se resalta la importancia de elaborar mensajes bien diseñados que, difundidos a través de los medios por diversos canales y formatos, puedan ayudar a reducir la prevalencia de comportamientos de riesgo para la salud en estos segmentos poblacionales. Sin embargo, hace falta información de cuál es la relación que establecen los adolescentes

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con los medios de comunicación, así como sus características particulares; el lugar que estos ocupan en sus vidas; la importancia que les confieren, y los modos en que los utilizan. Cómo valoran y emplean la información que reciben de salud; así como de dónde reciben información específica sobre lo relacionado a su sexualidad y el VIH/sida. El presente artículo explora estas cuestiones a partir de un análisis de grupos focales de adolescentes clasemedieros entre 12 y 19 años en Guadalajara, Jalisco, México. DE JUVENTUDES, CIUDADES Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN Los estudios sobre juventudes aparecieron en la escena mundial relativamente hace poco tiempo. El crecimiento de las grandes ciudades occidentales reveló nuevos escenarios donde las sociedades se mostraron complejas y se configuraron nuevas maneras sociales de ser y actuar. Las ciudades no solo son los espacios donde los jóvenes se concentran en mayor número, o «un fenómeno f ísico, un modo de ocupar el espacio, sino también [...] lugares donde ocurren fenómenos expresivos que entran en tensión con la racionalización, o con las pretensiones de racionalizar la vida social».1 Un «espacio de investigación prioritario y privilegiado, en la medida en que no es solamente el escenario de las prácticas sociales, sino fundamentalmente el espacio de organización de la diversidad, de los choques, negociaciones, alianzas y enfrentamientos entre diversos grupos sociales por las definiciones legítimas de los sentidos sociales de la vida».2 La ciudad, entonces, comprende actores que se encuentran dentro de marcos sociales que determinan su posición, y que orientan sus representaciones y acciones.3 Esto refiere a la construcción social de la identidad, que es un proceso tanto individual 1 García Canclini, Néstor, «Culturas urbanas de fin de siglo: la mirada antropológica» en: www.cholonautas.edu.pe/pdf/culturas%urbanas-garcia%20canclini.pdf 2 Reguillo, Rossana, «Pensar la ciudad desde la comunicación. Un ejercicio necesario», en J. Galindo, y C. Luna (Coord.), Campo académico de la comunicación: hacia una reconstrucción reflexiva. ITESO/CONACULTA, México, 1995. 3 Jiménez, Gilberto, Paradigmas de identidad, en Aquiles Chihu (Coord.), Sociología de la identidad, UAM–Iztapalapa, México, 2002.

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como social: «mientras que la identidad social es una síntesis de la dialéctica de las definiciones internas que hace el actor acerca de sí mismo, así como de las definiciones externas que le dicen al actor lo que los demás actores le dicen que es, la identidad individual se deriva de los procesos tempranos de socialización. Se trata de las identidades primarias, que son por lo mismo más fuertes y las más resistentes al cambio».4 La identidad no sólo es un proceso interior, sino básicamente un proceso social y un «producto de las relaciones sociales» en el que la alteridad juega un papel decisivo, donde existe una relación de inclusión–exclusión que se ubica en espacios no necesariamente f ísicos, sino muchas veces simbólicos, y refieren a fronteras que «permiten definir quiénes pertenecen al lugar (y obtienen una identidad positiva) y quiénes deben ser excluidos (y obtienen una identidad negativa)». Por esto, los jóvenes como sujetos sociales componen un universo social cambiante y discontinuo, cuyas características son resultado de una negociación-tensión entre la categoría sociocultural asignada por la sociedad particular y la actualización subjetiva que sujetos concretos llevaban a cabo a partir de la interiorización diferenciada de los esquemas de la cultura vigente.5 La identidad juvenil, pues, no se construye a partir de un espacio f ísico o una categoría cerrada cuyos límites de acción están regulados y normados, sino a partir de la diversidad de prácticas sociales y la forma en que se realizan dentro de un determinado espacio social. La posibilidad de sostener que puede hablarse de un sujeto juvenil, presupone la elaboración de múltiples articulaciones, que ancladas efectivamente en unos rangos de edad, sean capaces de dar cuenta de los arraigos empíricos en que esa edad deja de ser dato natural y se convierte en un revelador de modos particulares de experimentar y participar del mundo… Para intentar 4 Chiu, Aquiles (Coord.), Sociología de la identidad, UAM–Iztapalapa, México, 2002. 5 Reguillo, Rossana, Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto, Editorial Norma, Argentina, 2000.

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comprender los sentidos que animan a los colectivos juveniles y a los jóvenes en general, hay que desplazar la mirada de lo normativo, institucionalizado y del deber ser, hacia el terreno de lo incorporado y lo actuado; buscando que el eje de «lectura» sea el propio joven que, a partir de las múltiples mediaciones que lo configuran como actor social, «haga hablar» a la institucionalidad.6 Una institucionalidad «crecientemente interconectada» por los medios de comunicación que se convierten en espacio fundamental, y que contribuyen a la formación de la sociedad en donde, de manera especial, la televisión se ha convertido en «la gran proveedora de imágenes y discursos para leer el mundo». Los medios se transformaron de tal modo que incluso han pugnado con las «instituciones tradicionales la hegemonía en la construcción de los sentidos sociales de la vida»,7 a la vez que la pantalla chica se ha convertido en «la autoridad cognitiva más importante de los grandes públicos», en la vocera legitimada de la ‘realidad’ por la cual non vidi, ergo non est.8 Por ello Orozco comenta que aun cuando el proceso de transmisión y recepción de los contenidos no es tan sencillo como se pensó originalmente, ya que la visibilidad del proceso se ha trastocado, y la comunicación se descentra debido a: a) la diferenciación intrínseca de los medios, b) la amplificación del potencial técnico de los diferentes instrumentos involucrados en la circulación de la información, y c) la activación de diferentes mediaciones en el proceso, reales pero intangibles… También sabemos que, a través de las propiedades f ísicas que ha conquistado y de los hábitos culturales que ha formado, la televisión cuenta con un alto margen de eficacia persuasiva comprobada para crear y cambiar las formas de pensar y actuar en México.9 6 Ibid. 7 Reguillo, Rossana, «Identidades culturales y espacio público: un mapa de los silencios», en: http://www.felafacs.org/dialogos/59-60/.Reguillo.pdf. 8 Sartori, Giovanni, Homo videns. La sociedad teledirigida, Taurus, España, 1997. 9 Orozco, Guillermo, «Desafíos pedagógicos de la formación profesional del comunicador: comunicación, modernización y democracia», en J. Galindo y C. Luna (Coord.), Campo académico de la comunicación: hacia una reconstrucción reflexivo, ITESO/ CONACULTA, México, 1995.

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En parte, por esto la comunicación ha dejado de ser solamente una cuestión de medios para referirse más bien a las mediaciones, como lo apunta Jesús Martín Barbero. El espectador se entiende entonces como «un sujeto histórico, situado, capaz de intervenir en su realidad».10 METODOLOGÍA El presente artículo parte de la investigación «Medios de comunicación y salud pública: la voz de los adolescentes», realizada en Guadalajara, Jalisco, que constituyó una parte del proyecto COMSALUD Latinoamérica.11 «La voz de los adolescentes» se realizó en Argentina, Honduras, Colombia, Paraguay, Ecuador, Perú, El Salvador, Guatemala, Venezuela, República Dominicana y México, y fue financiada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En este último país, el protocolo se aplicó y coordinó en Guadalajara por parte de la Mtra. María Martha Collignon (Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente), quien gentilmente me invitó a participar en el proyecto; así como también se realizó en Toluca, Estado de México (Universidad Autónoma del Estado de México, Universidad de las Américas). La pregunta que dirigió al proyecto fue: ¿cuál es y qué características tiene el rol de los medios de comunicación en la cotidianeidad de los adolescentes en América Latina, particularmente en el ámbito de la salud? El paquete metodológico se definió en dos etapas complementarias: una de corte cualitativo a través del uso de la técnica de grupos focales, y la segunda de corte cuantitativo con el uso de una encuesta. «Dado que se estableció que el trabajo era un estudio exploratorio, se privilegió un acercamiento mayor sacrificando la profundidad del discurso, apostando a tener el mayor y más diverso discurso sobre el tema». En particular, los guiones de los grupos focales se elaboraron por parte de «la coordinación 10 Reguillo, Rossana, Op. cit., 1995. 11 Obregón, Rafael, «Proyecto comsalud - Latinoamérica», en http://www.comminit. com/la/descripciones/lapdslatamerica/descripciones-1391.html

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central del proyecto; las dificultades radicaron en la extensión del mismo —incompatible con una dinámica de grupo focal de dos horas y un promedio de ocho integrantes por grupo—, por ello se hicieron guiones sintéticos y se priorizaron ejes de diálogo más que preguntas». El universo de estudio fue la población adolescente (hombres y mujeres) de doce a diecinueve años, teniendo en cuenta que la OPS reconoce como adolescentes a las personas comprendidas entre los diez y diecinueve años, y como jóvenes a quienes se encuentran entre los quince y veinticuatro años. «Todos los estratos socioeconómicos estaban incluidos y delimitados en las categorías de clase baja, media y alta; así como las poblaciones urbanas, semiurbanas, rurales e incluso poblaciones indígenas»; clasificándose a la población además en escolarizados y no escolarizados. Por «cuestiones de recursos económicos se tuvo que tomar la decisión de trabajar en todos los países sólo con dos estratos sociales (bajo y medio) y dos poblaciones (urbano y semiurbano)», lo delimitó el proyecto, y se eliminó el análisis de los sectores no escolarizados. Los grupos focales podían llevarse a cabo «en cualquier espacio que permitiera reunir a los jóvenes, desarrollar la actividad y trabajar cómodamente»; 12 por lo que las escuelas eran la opción más viable para realizarlos, al tener a un segmento de los sujetos de estudio en un solo espacio. La condición para seleccionar a las instituciones se refirió a la clase económica, definida por el prestigio de la escuela, su ubicación y elementos identificatorios como el tipo de zona, servicios, calle, banquetas, viabilidad, instalaciones de luz y teléfono, así como la vegetación existente. Sin embargo, había que tener en cuenta el resto de las variables — edades, pertenencia territorial—, y se decidió que las escuelas no debían estar geográficamente cercanas unas de otras para evitar al máximo la posible similitud del discurso, o el conocimiento de los participantes; además de tener el suficiente número de alumnos para evitar que se conocieran y el discurso se homogeneizara. 12 Collignon, María Martha, Comunicación personal, 26 de noviembre de 2002.

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El presente artículo muestra solo el análisis de los discursos de grupos focales de los adolescentes varones de la clase media en la ciudad de Guadalajara, por lo que las respectivas escuelas seleccionadas se muestran en el cuadro No. 1: Escuelas donde se realizaron los grupos focales

Cuadro No. 1

CLASE MEDIA URBANO

SEMIURBANO

12-15 años

Escuela Secundaria General No. 90

Escuela Secundaria General No. 36

16–19 años

Preparatoria No. 7

Escuela Preparatoria Santa María Tequepexpan

Se utilizó la técnica del análisis argumentativo para tratar el discurso de los chavos, pues «permite construir esquemas de representaciones lógicas de lo que se piensa y se dice en situaciones concretas de enunciación».13 Las categorías de análisis fueron elaboradas por los investigadores de COMSALUD tomando en cuenta dos niveles: uno correspondía a cada variable del proyecto, y el otro a una taxonomía que pudiera expresar dicha variable. Sin embargo, al momento de analizar los grupos, decidí modificar algunas de éstas en función de la ventaja que me ofrecía para el análisis una redistribución, o la aplicación de nuevas categorías que los mismos adolescentes en su discurso iban generando. Para cuestiones prácticas, los ejes 13 Chávez, María Guadalupe, De cuerpo entero… Todo por hablar de música. Tesis de doctorado, México, Universidad de Colima, México, 2001.

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analíticos del artículo se dividen a grosso modo en «medios», «salud» y «sexualidad». LAS VOCES DE LOS ADOLESCENTES. Con relación a los medios. Los adolescentes de 12 a 15 años urbanos se relacionan más con la televisión, el radio y el periódico en ese orden. Los utilizan lo más que se puede como distractores (especialmente los fines de semana), y sobre todo en sus tiempos libres o cuando no tienen tareas. La televisión se considera como el medio más importante y sirve principalmente para informarse de lo que sucede en el mundo, pero se prefiere sobre todo por el entretenimiento que ofrece. Es el medio que predomina en cuanto a acceso y al tiempo empleado para usarlo (cuatro horas y media diarias en promedio). Dado que los adolescentes pasan una buena parte del día en la escuela, la televisión se ve mientras realizan otras actividades cotidianas como comer, jugar con los hermanos, o antes de dormir. La televisión también es causa de disputas familiares cuando solo existe un monitor en el hogar y los padres quieren ver noticieros (o las madres las telenovelas), mientras los hijos programas de entretenimiento (caricaturas y series); aunque también hay otros momentos en que todos los miembros comparten juntos los programas de entretenimiento. Consideran que los contenidos de la televisión tienen una gran influencia en lo que la gente hace y decide. En cuanto al radio, es el segundo medio más importante para ellos. Se utiliza como herramienta para conocer la moda musical del momento, y para escuchar las noticias importantes, aunque su uso predomina entre los adultos. El periódico es el tercer medio más importante y utilizado por los adolescentes, sobre todo los fines de semana. Resalta que el uso del Internet no se mencionó como un tema relevante en este grupo, aunque sí se mencionaron los videojuegos como elementos que producen felicidad. Respecto a los adolescentes de 12 a 15 años en áreas semiurbanas, ellos se relacionan predominantemente con la televisión,

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el radio y el Internet. La primera es considerada «chingona» y generalmente se ve haciendo la tarea, en las horas de comida o antes de dormir. La mayoría de los participantes tiene televisión por cable (cinco adolescentes) y la consideran «chida», mientras el resto cara. Predomina el consumo de canales por cable, y destacaron variadas críticas a programas de canales locales como Ventaneando (Tv Azteca), Cosas de la vida (Tv Azteca), Hasta en las mejores familias (Televisa), Otro Rollo (Televisa) y Tempranito (Tv Azteca). El grupo destacó las características que debe tener un programa para ser exitoso entre los jóvenes: ser más didácticos que explicativos, sin repetir contenidos. Donde se traten quejas, se expongan maestros flojos, políticos ineficaces, y todos aquellos que no realicen sus actividades. O programas en donde se dieran consejos sobre cómo mejorar las relaciones familiares, sin gente pagada y sin fines de lucro, solo con el afán de ayudar. Tener información para todas las edades y utilizar lenguajes aptos para todos, pues esto reuniría más a la familia y promovería la comunicación y unión entre ellos. Tendrían que ser divertidos, con deportes extremos y que entretuvieran, sabiendo llamar la atención sin estupideces. Que se transmitieran por televisión abierta y trataran muchos temas como embarazo precoz, cáncer de mama, aborto, sin que se repitan, aunque con la posibilidad de retransmitirse. En cuanto al radio, los chavos lo escuchan por diversos motivos y en diferentes estaciones porque les ofrecen diferentes estilos de música. Mientras que el Internet lo usan para buscar información, checar el correo electrónico y contactar a personas. Al periódico lo consultan para ver la cartelera del cine y las secciones de deportes, aunque solo dos participantes leen el periódico con asiduidad. Algunos leen revistas que tratan sobre carros o cómics, y dedican de una a cuatro horas a los videojuegos, todo depende si se «prenden chido». Los adolescentes urbanos de 16 a 19 años, destacan el uso de la televisión y el radio, en ese orden, en cuanto acceso, consumo, y uso, con un impacto contundente. Respecto a la primera, la

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mayoría tiene acceso al cable, pero tanto aquéllos que lo tienen como quien no, se refieren a los contenidos televisivos locales de Guadalajara (cuatro canales) como aburridos, viejos y con temas pocos interesantes. El uso de la televisión en las casas cuando sólo se posee un aparato, también es motivo de confrontación entre los familiares cuando se trata de elegir qué canal o programa se verá. En general se detectaron tres posturas en el grupo respecto a la función que debiera cumplir la televisión socialmente: 1) La televisión como instrumento para difundir publicidad, hacer negocio y no transmitir cultura ni educación. 2) La televisión como entretenimiento y no como transmisora de educación. 3) La televisión como elemento antiestresante con diversidad de ofertas en canales y contenidos, en donde el espectador puede escoger su opción: cultura o entretenimiento. Los adolescentes coinciden en que la televisión cambia las personalidades de los espectadores. Y es que aseguran que las propuestas de los conductores (quienes son considerados como un fuerte factor de influencia en la vida, sobre todo en los programas juveniles), son aplicadas por muchos adolescentes en la vida real sin cuestionarlas. En general, consideran a estos programas como «monótonos», «mamones» y «comercializados». Reconocen que la televisión no funciona a partir de la enseñanza o la cultura, sino del mercado: se transmitirá aquello que deje mayores ganancias al medio sin importarle en realidad la persona o lo que la televisión pueda hacer en ésta. A la pantalla chica también se le asigna un poder sobre las conductas en los niños (de modo inconsciente), al transmitir mensajes que buscan una reacción en la población (como influir para que se laven las manos después de ir al baño). Un programa televisivo con éxito debería tener en cuenta el tipo de sociedad que se está enfocando: cada vez más globalizada, más af ín a los prototipos ofrecidos por Estados Unidos. El tipo de educación que tiene la población e incluso el grado de inteligencia. El segmento a quien iría dirigido. Así como contar con patrocinadores fuertes, conductores estéticamente atractivos (curvas pronunciadas en las mujeres; todos con piel blanca y ojos

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de color; el intelecto no importa, aunque dan por sentado que es poco); y productores inteligentes que compensen intelectualmente a los conductores. Deben tener contenidos diversos, cambiantes, multitemáticos, con videos musicales; así como reportajes ilustrados sobre sexo y de salud (no necesariamente impúdicos); y contar con invitados del medio artístico. Respecto al radio, se utiliza cuando los adolescentes realizan actividades manuales que les aligera el tiempo. Aunque su uso termina cuando los locutores exageran en el uso del habla; o no se relacionan con los jóvenes («viejitos de locutores»); o parecen «andar en ondas» que sobreexplotan expresiones e identidades (v. gr. locutores que semejan voces de cholos) y no generan credibilidad. En cuanto al Internet, éste es considerado un medio más amplio respecto a su alcance temático y contenidos; y menos restringido que la televisión, aunque poco utilizado en comparación con ésta. Su amplitud temática puede llevar a mal informar; o a contrariar la moral predominante en la sociedad; pero también a informar correctamente; así como a encontrar una forma de satisfacción sexual en el consumo de pornograf ía. Finalmente, a lo largo del discurso de los adolescentes persistieron dos posturas con relación a los medios de comunicación y sus contenidos: una liberal que potencia el uso de estos como elementos transmisores de educación, cultura y entretenimiento; y la otra que ve en los medios un peligro que atenta contra la moral y los valores de la sociedad, donde es preferible autocensurar y regular los contenidos. De aquí que los medios se utilicen en familia o de manera individual, dependiendo del contenido que en cierto momento se esté transmitiendo y se haya elegido ver. En cuanto a los adolescentes de 16 a 19 años de ámbitos semiurbanos, utilizan más la televisión, el radio y el teléfono. Sin ellos, no se enterarían de lo que pasa, les faltaría información o no habría entretenimiento. Recurren a la televisión para obtener información, para divertirse un rato, y se utiliza cuatro horas en promedio todos los días. Se ve con los papás y los hermanos generalmente a la hora de la comida, o en ocasiones por las noches.

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Los programas que se ven en familia (noticieros) son diferentes que los que se ven cuando están solos (entretenimiento), e incluso aseguran que la experiencia de ver televisión con la familia es diferente a verla con los amigos o solos. La radio se utiliza además de la televisión para entretenerse, informarse y escuchar lo que está de moda, mientras que el Internet lo utilizan poco y solo para consultar información especializada. El teléfono se usa más que el Internet para comunicarse con los amigos. Acerca de la salud. Para los adolescentes urbanos de 12 a 15 años, la salud implica estar sano f ísica, mental y psicológicamente. Así, por ejemplo, el cuerpo puede estar sano pero la mente enferma, produciendo un estado de enfermedad. Una persona enferma es alguien neurótico, que les pega a los hijos, o se la pasa gritando. La salud es algo que debe cuidarse y vigilarse desde el nacimiento y no solamente en ciertas etapas de la vida. Implica alimentarse bien para protegerse de las enfermedades y no consumir alimentos chatarra, cuya ingesta puede incluso convertirse en vicio, poniendo en riesgo la salud. Es además una conducta que se aprende desde niños. Opinan que los mensajes de salud se transmiten por medios efectivos como la televisión y los espectaculares en las calles, porque es más fácil verlos ahí que asistir a una reunión informativa, por ejemplo. Sin embargo, los medios de comunicación y algunas empresas no se preocupan por la salud, sino por vender productos con argumentos falaces haciendo creer que la salud del televidente es lo más importante. Esto sucede en casos como el de los comerciales que promocionan alimentos chatarra con personajes esbeltos; los que venden cigarros donde además aparece un cintillo con la leyenda «fumar puede causar cáncer»; o en los casos en que utilizan el deseo de la gente para bajar de peso, y promocionan productos que supuestamente los ayudarán a realizar tal cometido. Los mensajes de salud que identifican en los medios se refieren al consumo de frutas, verduras y vitaminas; abrigarse y consumir vitamina C en tiempo de frío; protegerse del cólera;

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la prohibición de la Secretaría de Salud para vender cigarros a menores de edad; la prevención del cáncer a través del examen papanicolau; a la prevención del VIH/sida y el cuidado sexual; a la prevención de la diabetes (a través del ejercicio y «evitando la gordura»); al rechazo de las drogas cuando alguien se las ofrece (a través de la campaña Vive sin drogas de Tv Azteca), así como a dejar de fumar pues provoca cáncer. Todos ellos de carácter preventivo pero cortos en cuanto a cantidad, aseguran. Los chavos consideran que el cigarro cumple diversas funciones como ayudar a tranquilizar a las personas, lo que hace que la gente los consuma y los solicite. Pero también constatan que la televisión promueve su uso a través de una imagen positiva, es decir, el cigarro aparece como un producto bueno a pesar de que en los mismos anuncios se previene su consumo por ocasionar cáncer. En realidad, aducen, esos mensajes no promueven la salud; lo harían cuando dejaran de anunciar los cigarros. Resalta que varios de los participantes tienen contacto constante con amigos o adolescentes en las esquinas de sus casas, quienes se drogan y los invitan continuamente a probar drogas (cocaína, marihuana, pastillas). En ocasiones, mencionan, esto funciona como una prueba de virilidad («para que te hagas hombre»), por lo que cuando rehúsan drogarse son considerados «maricones». Afirman que el uso de las drogas en los adolescentes se da por influencia de otras personas; para olvidar situaciones; porque creen que de esa forma resolverán sus problemas; porque consideran que algo bueno les va a pasar, o como mecanismo para generar felicidad (algún participante comentó que las drogas sustituyen la felicidad que proporcionan los videojuegos, y que incluso se destina la misma cantidad de dinero en unas u otros). Consideran además que a los adolescentes que fuman marihuana les hace falta información porque hacen cosas que van en contra de su salud, y que en ocasiones llegan a convertirse en adictos que llegan al extremo de robar para poder comprar la droga. El consumo de drogas, a las que califican como malas, puede evitarse y rechazarse con la difusión de información acerca de las consecuencias que éstas pueden ocasionar. No obstante, destacan

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que los adolescentes que se drogan sí conocen tales consecuencias (en algunos otros casos, mencionan que hay quienes las conocen pero las consideran como mentiras), aunque en los primeros ha prevalecido la influencia de los amigos y, posiblemente, la ausencia de una estabilidad familiar donde no hay comunicación y se sienten aislados. Esto los lleva a rechazar la información que poseen y encontrar en las drogas una respuesta a su aislamiento: «nos dicen [los que se drogan]: yo estaba como tú, yo ni fumaba y ahorita ya le hago a todo». En cuanto a los adolescentes semiurbanos de 12 a 15 años, consideran que los mensajes de salud en los medios tratan de ayudar a la gente, aunque muchas de las veces no son mensajes directos o programas con contenido, sino solo mensajes indirectos través de spots, como fumar puede causar cáncer o alentar a comer frutas y verduras. También encuentran los referentes a las campañas de Vive sin drogas, Lazo rojo y Enlázate a la vida, así como aquéllos que se enfocan al sida, a las drogas, al alcohol y al cigarro. Piensan que este tipo de mensajes son buenos y ponen de ejemplo el de Lazo rojo, que les enseña que sí hay alternativas si asisten a lugares de atención. No obstante, aseguran que existe una contradicción entre este tipo de mensajes y los contenidos de las telenovelas que se transmiten al mismo tiempo, donde muestran historias de drogadictos o a un personaje que «se metió con otro y ya se contagió de VIH». Así, en vez de transmitir mensajes de salud o una solución acorde a los spots de Enlázate a la vida en estas novelas, el personaje se suicida al contraer el VIH. Consideran que esto puede ser una influencia negativa para los jóvenes (en especial para los de «mente cerrada»), al proponer que no hay salida alguna. Ellos consideran que los mensajes de salud se enfocan a los jóvenes, sobre todo a aquéllos que ya se encuentran en alguna situación de riesgo, pero no a prevenirles situaciones; sólo dicen que hay salidas, pero no dicen las consecuencias. También comentan que algunos mensajes de salud se utilizan más como mercadotecnia que como mensaje de salud, pues se enfocan a la venta de un producto como en el caso de la tos o la gripa, en el que

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venden jarabes y promueven a la salud como si fuera un producto que puede ser comprado a través de un artículo. Los adolescentes mencionaron de manera particular otra área relacionada con la salud: la familiar. Comentaron que la mayoría de las familias están en conflicto, que los amigos siempre tienen problemas, y entonces se apartan de su grupo doméstico. Pero sobre todo que en ocasiones hay muchas diferencias y no se hablan siquiera entre los miembros, destacando que los adolescentes muchas veces «somos bien estúpidos» respecto a las relaciones familiares. En cuanto a los adolescentes urbanos de 16 a 19 años, los mensajes de salud que recuerdan tanto en la televisión como en la radio pertenecen a la Secretaría de Salud: abrigarse en época de frío; comer frutas y verduras; prevenirse del cólera; el que habla de la deshidratación y el «Vida suero oral»; el de la proliferación de mosquitos en estanques de agua por el efecto del calor. O las empresas de productos alimenticios que aconsejan lavarse las manos o tirar la basura en su lugar. Afirman que estas conductas ya forman parte de sus hábitos de salud porque les han encontrado sentido a dichos mensajes: estar sanos y no enfermos es mejor. Aseguran que si alguien tuviera algún grado de estudio y no vigilara estas normas, existiría una contradicción. En cuanto a los medios de comunicación, refieren que sólo existen spots alusivos a la salud pero no programas que se enfoquen a comentar cómo cuidarla, o lo que sucede en tal rubro en México o en el mundo, excepto por un programa de radio conducido por médicos que buscan orientar a los radioescuchas para que mejoren sus hábitos de salud. Identifican también contenidos negativos para la salud en los mensajes de productos como los cigarros Marlboro, que colocan en letras minúsculas «fumar puede causar cáncer», o «el abuso de este producto puede ser perjudicial para la salud». Piensan que si los medios de comunicación se preocuparan por transmitir contenidos de salud de manera seria generarían credibilidad. Y cuando hablan de seriedad se refieren no a programas con contenidos aburridos, sino con sustancia y

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apartados de comentarios y/o acciones «estúpidas» y «mamonas» por parte de los conductores, que en vez de solucionar problemáticas o generar diversión, provocan lo contrario. También consideran que hay mensajes que promueven actitudes preventivas respecto a la droga, pero al mismo tiempo promueven el ejercicio de la sexualidad juvenil. Esta doble propuesta (drogarse es malo y tener sexo es bueno), se opone a muchas ofertas que los adolescentes reciben en los medios, la familia y la escuela, generándoles desconcierto. Manifiestan entonces una confusión moral entre qué es lo permitido y lo que no, aunque al final del discurso concluyen que la propia conciencia dictaminará qué es lo bueno y malo en relación con qué tan bien o mal se sienta la persona con sus actos. Respecto a los adolescentes semiurbanos de 16 a 19 años, los mensajes de salud que detectan son los que promocionan comer frutas y verduras; decir no a las drogas pues destruyen (identifican a la flor bailando de Vive sin drogas, de Tv Azteca); el relacionado con la violencia intrafamiliar (padres que se drogan y golpean a mujer e hijos; ocasionándoles a estos últimos problemas psicológicos); y el relativo al cáncer por fumar. Así como los referentes al sida (el spot de enchufes), al uso correcto del condón, las pastillas anticonceptivas, y los que reciben de personas como la forma de utilizar el condón, la prevención con respecto a las relaciones sexuales, el autocuidado y la fidelidad a la pareja. Respecto a las drogas mencionan que sus consecuencias son la isolación social; centrarse solamente en las personas que les influyeron para drogarse; la ausencia de comunicación familiar; un cambio de mentalidad; pensar que las drogas alivianan; que ayudan a olvidarse de los problemas; así como daños al cuerpo. Respecto a la sexualidad. Para los adolescentes urbanos de 12 a 15 años, los padres y los amigos son las fuentes de información más confiables respecto a la sexualidad. Sus discursos denotaron dos posturas diferenciadas acerca del ejercicio sexual: para unos, éste debe ser algo que se planee y «no nada mas lanzarse; [sino] pensarlo con tiempo y

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decidir». Debe realizarse esporádicamente y con una sola persona, con la que piensen se unirán o se han unido en matrimonio, ya que hacerlo con «todo el mundo» trae diversas consecuencias y sería algo malo. La otra postura asegura que el sexo no tiene que ver con el número de veces que se realice, sino si se hace con protección o no para prevenir el VIH/sida, y con la suficiente información. Pero sobre todo, que la relevancia radica en la persona con quién se hace (alguien a quien se ame), más que si se está casado o no. Ambas posturas coinciden en que las relaciones sexuales conllevan un grado de amor para con la otra persona. Los chavos concordaron en que el deseo sexual tiene que ver con la edad, y que las relaciones sexuales entre adolescentes deben llevar ciertas responsabilidades («atenerse a lo que pueda pasar»), sobre todo en caso de que embaracen a una chica. Y es que constatan que las tasas de embarazos no deseados entre adolescentes son muy altas, y además que cuando estos se embarazan a cortas edades, los varones suelen dejarlas. Por ello y en general, coinciden en que un adolescente que ejerce su vida sexual debe hacerlo a partir de un cuerpo desarrollado, maduro f ísica y mentalmente. El embarazo convierte a los adolescentes en padres e implica una carga muy pesada; los compromete a mantener a una familia y a trabajar, pero sobre todo a conseguir un trabajo que sea bien remunerado (responsabilidad económica); compañía para la chica; así como proporcionar los cuidados que ella debe tener al dar a luz. Algunos aseguraron que las mujeres piensan diferente respecto al sexo que los hombres, pues éstas se permiten tener relaciones sexuales hasta que están casadas. Respecto al VIH/sida, mencionan que su prevención se promueve en la televisión y a través de propaganda impresa por su alcance masivo y su inmediata recepción, aunque en general la población no posee información de cómo se contagia. Consideran que los adolescentes constituyen el grupo que presenta más casos de contagio, y que Estados Unidos es el país que tiene mayor concentración de personas enfermas. Aseguran que el VIH se puede transmitir a través del sudor; de jeringas compartidas (sobre todo cuando las mujeres se contagian al compartir jeringas,

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y éstas contagian a otros hombres al tener relaciones sexuales con ellos); de mujeres que tienen múltiples parejas y contagian a otros hombres; o a través del contacto con una prostituta quien, por su trabajo, tiene un alto riesgo de estar contagiada. Y si bien el virus contagia cualquier persona sin distinción de grupo social, también comentaron que el VIH no se transmite cuando hay fidelidad entre los casados. Así como que el virus produce el sida y debilita a la gente, quien al final muere por las enfermedades que su sistema inmunológico no puede combatir. En este sentido, se constata que existen algunas confusiones entre las formas de contagio del VIH entre este grupo (sudor), así como que poseen un discurso conservador y machista sobre la mujer en la que ésta es portadora de riesgos, promiscua y quien puede poner en peligro la salud de los hombres. En cuanto a los adolescentes semiurbanos de 12 a 15 años, las primeras fuentes de información que tuvieron respecto a la sexualidad en algunos casos fueron los padres (en uno, un médico le daba libros al hijo), en otros los amigos más grandes, y la televisión. Aseguran que respecto a la sexualidad, «por dónde sea va a empezar, esa plática de todo sale, esa plática no la puedes evitar», pero que sin embargo la información que manejan los medios o la familia nunca es tan abierta. Respecto a los amigos, hermanos o tíos, siempre de mayor edad y quienes ya saben de sexualidad, son quienes transmiten información de modo informal, quienes piensan que los chavos ya saben al respecto y les empiezan a contar. Aseguran que eso los saca de onda, pero luego van conociendo y preguntando, «y si no preguntas, te dicen». En cuanto a la información sexual en la familia, algunos chavos se cohíben con los padres y tienen pena de preguntarles. O dados algunos conflictos que presentan las familias, los adolescentes se alejan y buscan otro medio de información. También comentan que los padres en ocasiones no están bien informados, y cuando los hijos les preguntan algo les responden que son muy chicos para saber de eso, o les aconsejan preguntarle a otra persona. Esto ocasiona que no tengan la suficiente confianza para hablar con sus padres de su vida sexual o sus dudas.

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En lo relativo a la escuela, ellos han tenido talleres con diversa información como la forma de colocar condones, métodos anticonceptivos y su efectividad, posiciones, ETS y menstruación. Hacen notar además que ellos recibieron información sobre lo básico de la sexualidad en quinto año de primaria (que crecerá vello en tales partes, que la voz cambiará), pero que ahora lo enseñan desde cuarto año. En su caso particular, ellos llegaron a la secundaria con pocos conocimientos a diferencia de las nuevas generaciones, quienes incluso ya saben lo que ellos han aprendido en los talleres de sexualidad. También constatan que la información que existe en la actualidad es más liberal. De las relaciones sexuales, algunos comentaron que se pueden tener en vez de abstenerse si se usa un condón, y otros que se deben tener con alguien con quien se lleve una relación seria y formal. Una relación seria es cuando el adolescente está dispuesto a tener un hijo, o si «enfermas» a la pareja, «responderle económicamente». En este tipo de relaciones no se usarían condones «porque sabes que ahí vas a quedar»; implica entonces la asunción de procrear y formalizarse como pareja. No obstante, el cuerpo es algo que se les antoja y hay situaciones en que «un cachondeo chido» puede llevar a que el adolescente no se aguante y tenga una relación sexual repentina, sin pensar. En tal caso, si no se tuvieran condones a la mano y «si estamos bien entradotes, ya ni modo». O eyacularían fuera (coitus interruptus), aunque el problema es que en ocasiones «estás tan excitado, que a la mera hora ni sientes o se te salen y tú no lo puedes evitar». Consideran que tener sexo con alguien que no se conoce es una «pendejada», y que hacerlo con la novia es porque se le quiere, no solo porque se les hace «buena», como pasa con algunos adolescentes. Aseguran no hay necesidad de arriesgarse a contraer sida o embarazar a la novia a esta edad, y por ello es mejor aguantarse o usar un anticonceptivo. Mencionan que una mujer que tiene relaciones con varios hombres es una «pinche piruja», y alguno dijo que hay morras que con decirles que «me dieron ganas» y «ya se me paró», se excitan, por lo que su discurso encuentra algunas similitudes con sus pares urbanos.

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Con relación a las enfermedades sexuales, comentan que existe el síndrome del piojo (Pthirus pubis), relacionado con el sida y que se adquiere a través del vello púbico por tener sexo, y luego se contagia al interior, así como a los testículos y el pene o a las pestañas. Así como que hay unas espinas que salen en el vello púbico por tener sexo, y duelen horrible. También han escuchado de la gonorrea y de la sífilis, donde esta última hace que se te pudra el órgano genital, según le dijo un amigo a un participante. Del VIH/sida comentaron que no es curable (aunque puede alargarse el periodo de vida de la persona) y que tiene muchas formas de transmitirse, (como por la saliva, dice uno mientras el resto lo niega). Mencionan también el contagio por contacto de heridas (besos, sangrado de encías y uso compartido de cepillos de dientes o rastrillos). Uno de los participantes aseguró que científicos contagiaron a un animal de sida y luego lo pudieron curar. Alguno dijo que fue porque los animales pueden controlar su temperatura, ya que el virus no soporta la temperatura y muere. De esta forma, los chavos expresan algunas confusiones respecto a las ETS en cuanto que establecen una relación directa entre sida y ladillas, o que éstas afectan a los testículos. O consecuencias inexactas acerca de la sífilis, la que no ocasiona se pudran los órganos pero lo que sí puede suceder con el granuloma inguinal o donovanosis. Además, manejan mitos como el de las espinas que salen en el vello púbico por tener sexo, o que los animales pueden curarse de sida. Respecto a los medios de comunicación y la sexualidad, comentan que estos dan por sentado que los televidentes poseen un conocimiento avanzado de la sexualidad, y además utilizan un lenguaje muy técnico que ocasiona que los adolescentes no entiendan a la primera. Además, aducen que no hay ningún dibujo o animación para entender lo que el presentador expone. En esto también intervienen los amigos, pues las palabras que circulan entre ellos es diferente a las palabras técnicas que presenta la televisión, y eso les crea confusión (verga versus pene, huevos versus testículos, por ejemplo). Ponen como ejemplo los comerciales de Durex, que venden condones con mayor sensibilidad, pero ellos

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no saben a qué se refieren con sensibilidad. Lo que hacen entonces, es ir descifrando los mensajes que reciben a partir de la unión de pequeños segmentos de sentido, o en ocasiones los padres les «traducen» los contenidos que los chavos ven en la televisión. En relación con los adolescentes urbanos de 16 a 19 años, el gusto por el otro sexo (f ísico o afectivo) es el motor para explorar la sexualidad adolescente. No obstante, los chavos constatan empíricamente que las etapas de desarrollo de cada adolescente son muy diferentes y no todos pasan por esos trances al mismo tiempo. Esto genera situaciones en donde los amigos fuerzan a los otros a demostrar su virilidad frente al grupo, a través de manifestaciones de gusto por el sexo opuesto, o a través de «exámenes» de información respecto a las relaciones sexuales o el faje. Los adolescentes comentan que este tipo de pruebas se pasan informándose un poco antes de que lleguen esas situaciones, para responder de la forma en que los pares esperan se haga. O en ocasiones mintiendo acerca de supuestas aventuras. Los chavos destacan que quienes presionan a los demás para que demuestren que «ya son hombres», en ocasiones no se han iniciado en tales situaciones. Los chavos hablan de cuatro fuentes de información sobre la sexualidad con las que cuentan y que han sido numeradas en orden de importancia que ellos les otorgan; los amigos (1) y los padres (2), que se pueden ubicar en un mismo nivel, aunque ambos con información cualitativamente distinta. Los amigos hablan de qué es la sexualidad, de los roles sexuales, de la acción de sus sexualidades; de cómo obtener placer; del morbo, de la burla, del albur; de lo lúdico, de las sensaciones, del goce, del know how. A su vez, los papás hablan de las consecuencias de una relación sexual y de la moral. Respecto a los padres, la intención de hablarles de las consecuencias negativas de tener sexo se dividen en dos, según sus propias experiencias: la primera tiene que ver con una prevención enfocada a evitar no un embarazo, sino una ETS. La otra posición se refiere no a cuidarse de las ETS, sino a no embarazar a una chica porque ello acarrearía problemas económicos para la familia en general. En este último caso se da por sentado que ocurriendo

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un embarazo, el chico se vería obligado a responder por la chica embarazada, y tal responsabilidad no caería en él o ella, sino en los padres de él. La otra fuente de información se refiere a la escuela (3): información biológica y fisiológica acerca de la sexualidad; métodos anticonceptivos; cómo se realiza un coito; los procesos del embarazo; ETS; así como las consecuencias de una relación sexual (como los padres). El cuarto elemento es la televisión, que aseguran rellena los huecos de información que les han quedado, y que sin embargo ubican en el mismo nivel que la escuela. Constatan además que las nuevas generaciones (primaria y secundaria) tienen mayor información sobre la sexualidad a diferencia de ellos, pues la misma información que obtuvieron de la televisión, por ejemplo, ahora estas generaciones la obtienen de la escuela. Consideran en general que los jóvenes tienen miedo a preguntar cosas que les interesa saber de la sexualidad, tanto por los tabúes familiares, religiosos y morales; como por la falta de comunicación con los padres (aunque en otros casos son los padres quienes están cerrados a platicar de estos temas); o porque no pueden romper el mito de la autoridad que les representan los maestros. Los adolescentes ubican a la sexualidad como un vehículo para divertirse, como algo íntimo, y también como una urgencia fisiológica al punto de que «las piernas se te doblan por la penetración». También como un elemento que los adultos ven como tabú, o un tema del que no se habla, o que está cargado de una fuerte moral conservadora; aunque también hay adultos más abiertos. Su conocimiento sobre el VIH-sida se refiere a las vías de transmisión (sexual, perinatal y transfusión), sea en personas heterosexuales u homosexuales. Sus fuentes de información han sido la escuela, la televisión, los padres y los amigos. Poseen bastante información al respecto, a tal grado que aseguran que los medios ya los saturaron con información y no hay nada nuevo bajo el sol que les puedan decir. Si quisieran buscar información relativa a la salud o a la sexualidad, aseguran les costaría trabajo pues no sabrían como encontrarla, pero destacan que su uso del Internet se enfoca a la

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búsqueda y consumo de pornograf ía, aunque también descubrir la existencia de modos alternativos de vivir la sexualidad, como por ejemplo las comunidades virtuales gay o incluso el sexo virtual, son elementos sorpresivos que les generan cierto desconcierto. Por otro lado, hablan también de dos clases de mujeres. Una es la prostituta o cualquier chica con la que se puede tener una relación sexual sin que se impliquen otros elementos como la confianza, la afectividad o el conocimiento; a quien se ve como un objeto de satisfacción sexual, y quien pone al descubierto la verdadera moral de los adolescentes y sus deseos sexuales. En estos casos, el uso del condón tiene dos posibilidades: con una prostituta siempre, con una chica-objeto, no siempre. Las excusas del hombre para no usarlo son la flojera de irlo a comprar, porque les aprieta, o el desconocimiento de su uso. Lo que importa en estas oportunidades para tener sexo no es el sida, las ETS o un embarazo, sino la satisfacción sexual inmediata. La otra clase de mujer es aquella con la que se ha dado una mínima confianza, un conocimiento previo, algo de afectividad y respeto. Aquí se habla ya de cierta estabilidad con la pareja, y el uso del condón se pone a discusión entre ambos. Su uso se enfoca no a prevenir enfermedades, pues la comunicación de la pareja supone la confianza de decirse las cosas, sino a prevenir embarazos. Esta clase de mujer no es reducida a un objeto de satisfacción sexual, sino que ella misma tiene el poder de decisión de no permitir un coito ante la falta del condón. En tal caso existen las alternativas de la masturbación mutua y/o el faje, y el hombre se pone a prueba a sí mismo en cuanto a su capacidad de decisión y responsabilidad para no tener la relación sexual. No obstante, también puede darse el caso de que la chica acepte la relación sin condón. Aseguran que en ocasiones no se piensa en el condón en el preludio a un coito, porque el ímpetu de las hormonas ofuscan la mente («hormona mata a neurona»), y los valores quedan en segundo plano. Esto también dependerá del carácter del chavo. Es a final de cuentas una lucha entre los valores propios, la moral, las hormonas y la voluntad de ambos adolescentes.

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Para los adolescentes semiurbanos de 16 a 19 años, en las relaciones sexuales se debe ser fiel a la pareja si se le ama, aunque si el amor acaba y se encuentra a otra persona, debe utilizarse el condón y la prevención, aunque siempre tratando de resaltar primero la fidelidad. Aseguran que la base para no tener riesgos sexuales se encuentra en la fidelidad a la pareja. Por ello no es suficiente usar el condón, sino ser fiel. Comentaron que los medios cumplen con avisar y prevenir del sida, pero la responsabilidad última es de los chavos. De esta forma, su discurso se centra en una argumentación conservadora que, no obstante, no niega las relaciones sexuales entre los jóvenes. Destacaron dos participaciones en las que mencionan conocer a jóvenes que tienen VIH. En uno de los casos, se trata de un joven heterosexual «bien reventado, bien galán», quien luego de enterarse que estaba contagiado se puso a reflexionar y cambió sus dinámicas, dando pláticas a otros jóvenes, «pero pues ya qué». El otro caso es el de un chico gay que se contagió y «se puso bien flaco, pero no se agüitó porque siguió echándole ganas». Respecto al sida, comentan que el virus se transmite por vía sanguínea o por semen, o por la eyaculación de las mujeres, y que aún no tiene cura. Aseguran que los medios transmiten información de prevención, sobre todo teléfonos en donde dan información. CONCLUSIONES Para responder a la pregunta de qué roles y características tiene los medios de comunicación en la cotidianeidad de los adolescentes, sobre todo en el ámbito de la salud, podemos decir que la televisión y el radio juegan un papel fundamental para todos los chavos tapatíos clasemedieros, mientras que el Internet, el periódico, revistas o el teléfono varían en cuanto al uso y consumo dependiendo del grupo. Los medios se usan como fuentes de entretenimiento, conocimiento, información y comunicación (Internet principalmente), sin dejar de lado a los videojuegos en el caso de los adolescentes de 12 a 15 años. Se utilizan solos o en compañía de familiares y amigos, al hacer la tarea, a la hora de comer, o antes de dormir. Destaca que en las familias de los adolescentes

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urbanos de ambos grupos hay disputas por el control de lo qué se verá en la televisión, y que consideran que ésta tiene una fuerte influencia en los telespectadores para que cambien sus conductas, sobre todo en niños y jóvenes. A su vez, el grupo semiurbano de 12 a 15 años y el urbano de 16 a 19 años, propusieron cambios en las estructuras y formatos de los programas televisivos para tener un mayor impacto en las audiencias juveniles. Por otro lado, los chavos urbanos de 12 a 15 años se distinguieron de los demás grupos en su discurso, al proponer una concepción de salud y ejemplos de lo que entienden es estar enfermo. Junto con los adolescentes urbanos de 16 a 19 años, conceptúan a la salud como una conducta que se aprende, y no solo como un estado corporal. Además, los grupos más jóvenes hallaron una contradicción fundamental en los mensajes de salud en los medios, al proponer a la salud como un elemento que puede obtenerse en la compra de productos. En este sentido, aseguran, los medios no se preocupan por la salud sino por vender, como en el caso de los cigarros. Otra contradicción que comentó el grupo urbano de 16 a 19 años, es la relativa a los mensajes de prevención sexual y de drogas con respecto a los mensajes que proponen las telenovelas. Destaca, además, que el grupo urbano de 12 a 15 años tiene continuo contacto con otros adolescentes que se drogan, quienes les ofrecen alcaloides como una prueba de virilidad; mientras que los chavos semiurbanos de 16 a 19 años discutieron sobre las consecuencias de la drogadicción. El tema de los conflictos en las relaciones familiares también se tocó como un problema de salud por parte de los adolescentes semiurbanos de 12 a 15 años. En cuanto a la sexualidad, los adolescentes comentan que ésta es un tema trascendental en sus vidas del que quisieran saber más. Aseguran que los padres; los amigos o familiares jóvenes; la escuela y la televisión, son medios de información y educación respecto a la sexualidad juvenil. Cada una de estas fuentes proporciona información diversa y con diferente calidad; aunque con relación a los padres, hay diversas circunstancias que impiden un contacto cercano de los adolescentes para que se constituyan

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en fuentes fidedignas de información y educación. Los chavos urbanos de 12 a 15 años mostraron dos posiciones respecto al sexo (conservadora y liberal), aunque la conservadora no niega el ejercicio de la sexualidad siempre y cuando el chavo se vaya a unir con la chica. Este grupo, junto con el de los urbanos de 16 a 19 años, mostraron además un discurso fuertemente machista con relación a las mujeres. Y resalta que ambos grupos de 12 a 15 años, mostraron confusiones en cuanto a las formas de contagio del VIH y las características de las ETS, así como algunos mitos sexuales. Mientras que el grupo urbano de 16 a 19 años, presentó un panorama real de las drogas en el mundo adolescente, donde éstas juegan un rol central como pruebas de virilidad. Finalmente, las voces de los adolescentes tapatíos proporcionan elementos exploratorios que permiten visualizar diversos campos de acción, a partir del área de los medios, la salud y la sexualidad, desde los cuales comenzar programas de interacción, intervención, evaluación e indagación para su bienestar integral.

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A D U L T E Z

Capítulo III

e CREACIONES JUVENILES

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C R E A C I O N E S

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CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD SOCIAL en Jóvenes consumidores de drogas de la ciudad de Guadalajara*

Horacio Espinosa Zepeda**

El vicio —dispensador de soledad— ofrece a aquel a quien marca la excelencia de una condición separada... [el vicioso] empieza donde los otros terminan. E. M. Cioran

INTRODUCCIÓN N ESTOS TIEMPOS, PREGUNTARSE acerca de la identidad parece más crucial que nunca, ya que anteriormente la cuestión identitaria parecía resuelta y acabada. Según el Diccionario de la lengua española y nombres propios Océano a esta se le define como «(el) conjunto de circunstancias que determinan quién y qué es una persona, y que la diferencian de las demás»1. Hasta la época moderna todos los referentes que la determinaban se sucedían, uno tras otro, de una manera tan estable e inmutable que generaban identidades aparentemente permanentes. Lo que subyacía en las sociedades «tradicionales» previas a la muy nombrada «posmodernidad» era la sensación de que

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* Lo que a continuación se presenta es tan solo una síntesis de un trabajo más amplio que constituye una Tesis para lograr el grado de Licenciado en Psicología por lo que el presente es necesariamente sintético y somero. ** Director de la revista electrónica Siliconsexy.com, especializada en música y difusión cultural. 1 Diccionario de la lengua española y de nombres propios. Editorial Océano.2002. España.

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el tiempo era perenne, la vida parecía un continuum eterno sin muchos sobresaltos ni interrupciones. Todo esto se opone a lo vertiginoso de la vida cotidiana actual. Actualmente parece que nuestra existencia se encuentra fragmentada y, nuestra vida deviene en un saltar continuamente entre varios roles, que en ocasiones no son asumidos de manera integral. A cada uno de éstos, corresponde una serie de imposiciones que pernean nuestra vida cotidiana. Tal como afirma Romaní (2001):

«De este modo, hemos pasado de estar encuadrados en sistemas sociales que podemos analizar, a partir de algunos de sus elementos objetivos básicos, como dotados de una cierta estabilidad/continuidad, a vivir en sociedades con condiciones que tienden a la segmentación de nuestra vida cotidiana. Y en relación con ello, estamos pasando de percibir el mundo a través de las grandes ideologías hegemónicas de la modernidad, a percibirlo también a partir de visiones parciales que ensayamos de ir articulando entre ellas, con mayor o menor fortuna... Todo ello conlleva un conjunto de dificultades a la hora de elaborar lo que conocemos como el sentido de la vida, de construir nuestras identidades personales y grupales».2

Es a la luz de estas ideas de multiplicidad y movilidad que se atribuyen al concepto de identidad social que se ha intentado relacionar esta con el uso de drogas de una manera no unidireccional y rígida; así, se intentará dar cuenta de las muchas interrelaciones, contradicciones y opacidades que se dan en el intento de construcción de una identidad, por parte de estos jóvenes. Es importante resaltar que el uso de sustancias, por sí mismo, no genera ninguna clase de identidad, si se le considera a esta como algo aislado. Las drogas, son tan solo uno de los elementos que configuran 2 Romaní Oriol. De la marihuana al éxtasis. Culturas juveniles, drogas y cambio social en España. JOVENes, Revista de Estudios sobre Juventud. Ed.: Nueva Época, año 5,núm. 15. México (2001). Pag: 91.

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la identidad de muchas de las culturas juveniles urbanas. Estos referentes identitarios así como la búsqueda espiritual, la música en conjunto con fenómenos como la estigmatización y la marginación se encuentran estrechamente vinculados en la construcción de las identidades en los jóvenes consumidores de drogas estudiados. NUESTROS ACTORES Y SU ESCENARIO Fueron siete jóvenes entre los 19 y 26 años de edad, pertenecientes al estrato socioeconómico de la clase media los entrevistados. Es importante resaltarlo, ya que muchas de sus características son propias de su grupo social por lo que difícilmente sus experiencias y personalidades son similares a las de jóvenes provenientes de otros extractos sociales (ver cuadro «definición de si mismo»). No obstante, el estigma y la discriminación son fenómenos que permean a toda la sociedad por lo que no descartamos la existencia de elementos estructurales que probablemente sean comunes a todos los consumidores de drogas e incluso a muchos jóvenes, que por su condición, se encuentran en una situación de desvalorización frente a una mayoría declarada como «normal». El escenario en el cual se desenvuelven estos jóvenes es Guadalajara, «la Perla de Occidente». Tradicionalmente esta ciudad ha sido la que ha proporcionado al país varios de los íconos y valores del México criollo, también ha sido una de las principales promotoras de ese chauvinismo moral tan rancio que se remonta a tiempos de la colonia. En la posmodernidad, estos anacronismos conviven en conflicto junto con las nuevas prácticas juveniles y su diversidad cultural, logrando un sincretismo donde se mezcla lo propio y lo ajeno. LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD SOCIAL EN LOS JÓVENES CONSUMIDORES DE DROGAS Uno de los hallazgos más significativos de este estudio, es que en el caso de los consumidores de drogas, estos no poseen una identidad sólida construida a partir de un solo elemento –uso de éste tipo de sustancias– si no que se nutren de un amplio número

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de referentes identitarios entre los cuales se encuentran las drogas y aspectos simbólicos relacionados con estas. Su identidad es un collage formado a partir de diferentes retazos sobresalientes de cotidianeidad: música, forma de vestir, lugares a los que asisten , en general, el tipo de «cotorreo» con el que se sienten identificados. Su discurso explícito es: «no todos los consumidores de drogas son iguales...»A, por lo que aparentemente no son las drogas el fundamento esencial en su relación con los demás. Así mismo, «no todas las drogas son iguales»A por lo que cada una se encuentra asociada a un estereotipo de quien la consume. Por lo tanto, para los usuarios de drogas existen dos elementos fundamentales para significar a sus pares; primeramente, el tipo de sujeto que hace uso de un determinado estupefaciente y por otro, el tipo de droga de su predilección. Mientras el discurso oficial habla de «drogadictos», para nuestros entrevistados es imposible tal generalización, misma que resulta de la demonización de éstas sustancias. Más que una reticencia a aceptar la etiqueta de «drogadicto» por ser denigrante, en los casos estudiados pudimos constatar que este supuesto es rechazado por su incompatibilidad yoica, es decir, el consumo de drogas no es fundamental en la conformación de su identidad, si no que se inscribe en el ámbito de los roles como pueden ser la membresía a un club deportivo o ser estudiante de tal o cual universidad. Aunque, por supuesto, existen las excepciones. Por su parte, estos casos excepcionales no dejan de ser sintomáticos de «algo» que afecta a todo el conjunto de consumidores. Este «algo» es el efecto del estigma social sobre la personalidad y la descripción que hacen de si mismos estos sujetos. Así, aunque la estigmatización de las drogas pese sobre todos, su efecto difiere llegando en algunos casos a ser devastadora. De esta manera, los intercambios verbales que mantuve con los jóvenes entrevistados muestra que en aquellos casos en A Con esta letra, se identificarán las participaciones del entrevistado «Rubén».

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los que es más evidente una identidad basada exclusivamente en el consumo de drogas son también en los que las categorías estigmatizantes tienen mayor peso. Un caso que ejemplifica la estigmatizacion sobre los consumidores de drogas es el siguiente:

«[..] En la secundaría llegué a probar la marihuana una vez [...] me juntaba con dos chavas, ellas nunca se habían drogado en su vida, ni tomaban, yo era alcohólica, pero ellas no tomaban, había un grupo como de diez chavas que todas las cotorreábamos y un tiempo nos dejaron de hablar y no sabíamos por qué, nos sentíamos tan rechazadas, éramos del tipo de que todos se nos hacían tontos ¿no?, pero eran nuestras amigan [...] después de un tiempo, de unos años, me entere por qué, nos rechazaban por que pensaban que éramos drogadictas, y entonces en la secundaria mucha gente pensaba que yo era drogadicta por mi manera de ser, siendo que no lo era, y no se me acercaban por que soy drogadicta ¿no?, y tal vez si me vieran más normal, este dirían, hola que tal o algo así, como que raro, como si tuvieras, tal vez, una cara verde y tuvieras una enfermedad, no se algo así...»B

En la mayoría de las ocasiones las autodefiniciones construidas exclusivamente a partir del consumo de drogas tendrán un carácter denigratorio y estigmatizante, la contundencia de los siguientes comentarios lo ilustran a la perfección: «[...] por que hasta el día de hoy, yo te digo, soy un enfermo, un adicto y mi enfermedad no se me quitó, mi enfermedad sigue, diario hay algo que me está diciendo haz esto, haz lo otro»C. Esta identidad se reafirma en los otros y su mirada, que cotidianamente reflejan extrañeza, desagrado o abierto rechazo: «[...] llego yo a mi escuela, tatuado, o sea tengo mis tatuajes y todo ese pedo y llego ahí y me ven y se espantan, y, ahí está el ¡drogadicto!, ¡aguanta!, ese güey está loco, o sea, o sea. no me lo dicen, pero se ve, o el director me ve y acá me barre, que

B Con esta letra se identificarán las participaciones de la entrevistada «Lucy». C Con esta letra se identificarán las participaciones del entrevistado «Guillermo B».

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onda con ese güey, me llaman la atención y este... o sea, es lo que te digo la mentalidad, el aparentar...»C.

Cabe mencionar, que en esto existe una cierta ambigüedad ya que el atributo estigmatizante se tiende a abanderar más o menos como algo positivo. Se trata de un acto de rebeldía, con el cual se resisten los embates de las normas sociales y sus estrategias de segregación tal y como se entrevé en el siguiente fragmento de una conversación con uno de los participantes en el estudio: ¿Tú cómo crees que la gente los veía a ustedes, a su círculo de amigos? Guillermo B.: Huy. Escoria total, si, escoria [...] muchos, tu sabes en nuestra sociedad existen muchos tabúes todavía , así como que hay, chale, la gente es muy moralista y todavía se espantan [...] nosotros pues éramos la banda, y nos sentíamos identificados no?, en nuestra forma de ver las cosas, de pensar, la forma de desenvolvernos con las personas, hasta cierto punto la autodestrucción que traíamos en la cabeza [...] por que fíjate, yo siempre crecí así con la hermandad, con la hermandad, por que son mis brothers desde chicos, son mis compas, son mis amigos y pues, es mi banda, es mi raza [...] siempre nos gusto que nos vieran como, no que nos gustará, pero hasta cierto punto nos daba un placer o algo, de que nos vieran como los rebeldes de la colonia, órale ahí va el Guillermo, o ahí va este cabrón, fuera de este mundo, o sea, son otro pedo [...] te digo la mera neta cabrón, la gente no nos importaba, fue una etapa en la cual nos sentíamos seguros de nosotros, de nuestro desmadre, de que nos salían las cosas, de que hacíamos esto, de que nos invitaban, no hay que invitar a esta banda, o sea teníamos nuestro círculo, la neta es que nos importaba lo que pensaban los demás y si nos importaba pues la verdad es que nos hacíamos pendejos». Sin embargo, para la mayoría de los sujetos entrevistados el consumo de drogas es tan solo un accesorio en su vida, se saben C «Guillermo B.»

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complejos y rechazan el construir su identidad a partir de un solo elemento sobre todo si se trata de algo tan estigmatizado como esta práctica. Una entrevistada explica al respecto:

«[...]Yo no soy «la marihuana» me entiendes [...] me gusta consumirla, es un gusto que tengo, pero no, no, no soy yo, o sea yo creo que me concibo como muchas otras cosas no? así como me gusta el tabaco, así como me gusta el café, no se, así como me gusta el cornflakes con limón, así también me gusta la marihuana [...] no creo que sea una parte de mi esencial y si me la quitan o si la dejo de usar mañana sienta mutilada una parte, ¿si me entiendes?[...]».D

Por otro lado, al interior de los grupos de consumidores «duros»3, por llamarles de algún modo, se da una dinámica discriminatoria y estigmatizante donde existen estratificaciones internas elaboradas a partir del tipo de droga que se consume. No es lo mismo fumar marihuana, que inyectarse heroína o inhalar thiner; cada uno de los diferentes tipos de consumidores se encuentran más o menos tipificados (Cuadro «tipos de droga y subjetividad»). En esta clase de consumidores, si podría hablarse de una identidad social determinada a partir del consumo de drogas. La discriminación y la marginación, son componentes esenciales en la conformación del estigma, sin embargo, estos dos elementos no bastan para que se asuma el mismo ya que para que este se dé hace falta que el individuo o el grupo al cual van dirigidos los comentarios y las actitudes estigmatizantes este predispuesto de tal manera que incorpore estas últimas a la definición que hace de su propia persona o comunidad; es decir, es indispensable para la reproducción del estigma que los sujetos (o los grupos) lo introyecten. D Con esta letra se identificarán las participaciones de la entrevistada «Dulce». 3 Por «duros» entendemos a aquellos usuarios en los que el consumo de drogas es un elemento central en las prácticas socializantes cotidianas, la organización del tiempo y las actividades diarias e incluso el funcionamiento interpersonal o (y) en casos extremos, físico y biológico.

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Por otro lado, este fenómeno puede también traducirse en actitudes de automarginación y autocompasión, que en algunas ocasiones desembocan en conductas autodestructivas. Esta fatídica espiral tiene que ver con cierta predisposición a la automarginación causada por una historia de vida llena de continuas descalificaciones y actitudes discriminatorias que de una u otra manera se reactualizan en el estigma asociado al abuso de las drogas. Se trata de un continuum que une la vida familiar, la experiencia intima consigo mismo y la vida social, marcada por la experiencia de la diferencia. La forma en cómo se tome esta aparente vivencia del ser diferente es lo que en gran medida va a determinar que, se asuma y se interiorize el estigma o bien, se enarbole la diferencia como un atributo positivo. Por lo general los grupos de jóvenes generadores de esta(s) cultura(s) de la(s) droga(s) encuentran maneras de atenuar o transformar el discurso estigmatizante oficial, mediante un movimiento dialéctico donde en ocasiones se asume (y se reproduce) y en otras se rechaza lo dictado por ese «otro» enjuiciador. Una de las formas de oponerse al estigma de la drogas es a través del imaginario que rodea a las mismas. Para nuestros entrevistados, éstas se encuentran revestidas de atributos tales como: espiritualidad, dadoras de conocimiento, herramientas para la creación artística o sustancias que favorecen el contacto con el otro y con uno mismo. El consumidor de drogas, obtiene un saber inédito para la mayoría no consumidora. A pesar de eso esta apología de las drogas solo se da en el caso de las «naturales» y vale la pena resaltar que las «químicas» son vistas de mala manera, que ninguno se siente identificado con ellas ni con el tipo de consumidor que las acostumbra. Incluso ni siquiera aquellos que han sido (o son) adictos a la cocaína, las pastillas psicotrópicas o el cristal dan una opinión positiva sobre las mismas (cuadro «tipos de drogas y subjetividad»). Los «químicos» significan decadencia, dejadez y enajenación. Por otro lado, el poder de las drogas solo puede ser igualado por el goce o la creación de obras artísticas y entre todas las artes, la

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música es la preferida y es que «...la música en sí, es una droga...»E, en sus formas sonoras se ven concretadas las divagaciones provocadas por estas sustancias. Es, este goce estético la mayor satisfacción provocada por ellas. Cada música va de la mano con una estética y un estilo de vida; Son estas culturas juveniles, con las cuales se sienten identificados estos jóvenes y no solamente con el consumo de drogas. Entre estas formaciones culturales se encuentran los «ravers4», «punks5», «hippies6», cholos7», «rockeros8» o «alternativos9» aunque en muchos de los casos la adscripción a estas no sea más que algo E Con esta letra se identificarán las participaciones del entrevistado «Arturo R.». 4 Surgen en las calles y discotecas de las grandes ciudades occidentales a principios de los ochenta. Se trata de un movimiento donde predomina el elemento de artificialidad, tanto en la existencia cotidiana del grupo como en la música que se escucha. En nuestro contexto el movimiento rave se encuentra dominado por la variante denominada como psycho el cual es un subgénero del trance en su vertiente más radical, musicalmente hablando. No se trata de un movimiento homogéneo, así que por lo general no está integrado por jóvenes con intereses y valores muy diferentes a los que ostentan cualquier jóven que le guste la fiesta y la vida relajada aunque algunos de ellos, los más comprometidos, estén interesados en la creación de arte a través de medios tecnológicos y la gran mayoría estén inmersos dentro de la cultura digital, también hay una marcada tendencia por revalorar filosofías de corte orientalista. En general, existe un fuerte impulso hacia todo lo que sea evasión y artificio, por lo que los intereses estarán centrados en la música electrónica y el consumo de drogas de diseño (tachas, ácidos, micropuntos), los estimulantes (cocaína y anfetaminas) así como los alucinógenos naturales (hongos y peyote). Su ideología resulta, al final, poco estructurada, con un antiautoritarismo muy vago, atracción hacia lo actual y lo fashion, exaltación del aquí y el ahora, hedonismo, explotación al máximo de las sensaciones, nihilismo y en algunos grupos, búsqueda de la espiritualidad en las religiones prehispánicas u orientales y apología de la ingesta de drogas, sobre todo los alucinógenos. 5 La subcultura punk, es sin lugar a dudas la más importante de todas las que han existido; para algunos teóricos ya ha trascendido la condición de contracultura o subcultura. Nace en Inglaterra a finales de los setenta como oposición franca y despiadada ante el movimiento hippie, al glamour y barroquismo del rock progresivo así como a la banalidad fiestera de la música disco. Citando a Polhemus (1994) «En vez de vuelta a la naturaleza y del flower power, artificio y acidez. En vez de peace and love, duda agresiva. En vez de megagrupos sinfónicos, bandas de ruidosos aficionados. En vez de «era del Acuario», no future» .Su ideología es anarquista, antiimperialista, antimilitarista, sindicalista y proletaria; En su forma original se presencia un marcado nihilismo, ironía y una rabia visceral. En la actualidad, más allá del nihilismo nos encontramos con jóvenes punks vinculados activamente a causas sociales y pugnando por la transformación del orden establecido desde trincheras teóricas tradicionalmente abanderadas por partidos de ultraizquierda. Por otro lado, la violencia en el punk es valorada como técnica expresiva y explosiva, nunca será una violencia organizada

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efímero o se asuma de una manera más bien ecléctica y poco ortodoxa. Es en esta multiplicidad de prácticas culturales propias sino más bien algo intuitivo, pero sobre todo se trata de una agresividad estética, tanto a nivel visual como auditivo. 6 Los hippies surgieron en los años sesenta como el grupo contracultural más importante y fuerte de la época, su ideología se afianzó de forma significativa y opacó a las demás contraculturas con las cuales compartió tiempo y espacio como los mods y los rockers. Los hippies se caracterizaban por utilizar el cabello largo, suelto y despeinado, ropa de colores brillantes, collares y pulseras de colores, accesorios propios de culturas no occidentales así como flores en el cabello o pintadas en la ropa. Su ideología era antimilitarista y pacifista, así mismo, estaban influidos por doctrinas esotéricas y filosofías de origen oriental. Los hippies vieron crecer y evolucionar el rock and roll por lo que seguramente se trate de la música con la que se identificaban, aún así no existe un género en específico que pueda ser definido como «hippie». En lo que se refiere a las drogas, ellos se caracterizaban por el consumo de drogas psicodélicas tanto naturales como sintéticas. Si a finales de los setenta todavía existían algunos hippies, los punks se encargaron de hacerlos desaparecer, por lo que ahora puede decirse que tan solo existen resabios de esa contracultura que bien podrían denominarse neo hippies. 7 Su origen son los barrios de inmigrantes mexicanos de Los Angeles, California y aunque el «cholo» como tal surge en los años setenta su verdadero origen se remonta a los años cincuenta cuando los grupos de jóvenes inmigrantes mexicanos comenzaron a reunirse en pandillas donde adoptaron formas de particulares de vestir, hablar y organizarse que derivaron en la conformación de los pachucos. El pachuco con tal de abrirse paso en la hostil sociedad norteamericana y sus actitudes racistas construyó formas culturales inéditas y de forma sincrética incorporó a una imagen de pulcritud y exageración en el vestir propia de los gentleman anglosajones algunos íconos de la identidad cultural mexicana como la imagen de la virgen de Guadalupe, crucifijos, tatuajes de «charritas», «zapatas» y «villas». Con el paso del tiempo se abriría paso al cholo con las características que le conocemos actualmente: pelón, tatuajes con íconos religiosos o de orgullo familiar, barrial y nacional, malla en el cabello, pantalones holgados, tenis y una imagen entre agresiva y pulcra. La ideología del cholo es abiertamente nacionalista y barrial, se ciñen bajo los valores de la fidelidad incondicional ante la familia, el terruño, la «jaina» (novia) y la pandilla, que es definida por ellos como «su familia. Una de las maneras que encontraron los cholos para hacer sobrevivir su identidad cultural fue ir mezclando de forma inconsciente el español y el ingles dando lugar al spanglish, de la misma manera puso su mirada en estilos musicales norteamericanos como el rock and roll de los años cincuenta y el hip hop actual para mexicanizarlos como en el caso de ritchie valens y la versión de «la bamba» de Los Lobos o géneros musicales propios como el Chicano rap 8 Término muy genérico para referirse a aquellos jóvenes que escuchan música rock, actualmente ante la enorme subdivisión del primigenio rock and roll se tiene un abánico muy amplio de adscripciones identitarias que derivan de este como «los punks», «los darks», «los indies» y un largo etcétera; aún así, algunos jóvenes siguen denominandose así mismo como simplemente «rockeros» lo cual denota un desmarcamiento de cualquier tendencia radicalizada de este. Su ideología como tal es muy inespecífica pero estaría ejemplificada en el denominado «rebelde sin causa»: viril, opuesto a las normas más por instinto que por ideología, bravucón, gregario y despreocupado.

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de la juventud donde las sustancias psicoactivas adquieren sentido dentro de un todo discursivo que incluye sonidos, ropajes, espacios y valores propios, como son: temeridad, curiosidad, creatividad, diversidad, exaltación del momento, primacía de los sentidos y la heterodoxia moral. A pesar del deseo de cambio en los valores establecidos, en el caso particular de los sujetos estudiados no existe injerencia en la esfera política «formal» o «informal», con la que se busque una posible transformación social concreta, ello que coincide con los altos niveles de apatía de este sector en cuanto a su participación en este ámbito. La verdadera pretensión de estos jóvenes, es realizar una fiesta continua donde los ánimos y lo sentidos exaltados instauren ese presente eterno que derriba de un solo «toque» la certeza casi inevitable de un porvenir incierto. IDENTIDADES LEGITIMADORAS EN LOS CONSUMIDORES DE DROGAS Para Castells, la identidad legitimadora es «introducida por las instituciones dominantes de la sociedad para extender y racionalizar su dominación frente a los actores sociales...»10 es decir, se tiene una identidad que es legitima ante las instituciones 9 Musicalmente hablando se trata de un subgénero de la música rock surgido en la década de los noventa. Se trata de una etiqueta utilizada por los medios musicales para referirse a un tipo de rock diferente, que se creía una verdadera alternativa al rock institucional y de masas; Se le llamo así por que se creía inclasificable tanto por su estructura, como por sus letras y estética desenfadada de los músicos que lo ejecutan; deudor del punk rock se trata de música enérgica pero se diferencia de estos últimos en el sentido de que introduce elementos del pop como un cariz más melódico en las canciones, atmósferas, coros pegadizos y voces femeninas. El término ha caído en desuso ya que es ambiguo y se encuentra sobre-expuesto por los medios masivos, por lo tanto se ha reutillizado la etiqueta, más underground, de indie ,utilizada en los ochenta para hablar del carácter autogestivo , independiente y alejado de las tendencias de moda de grupos de noise y post-punk, seguía siendo utilizada en Europa pero debido al posicionamiento mundial de los medios masivos norteamericanos se «impuso» el adjetivo alternativo en la decada de los noventa. El arquetipo de lo alternativo ha sido Kurt Cobain atormentado ex líder del grupo Nirvana el cual en su actitud resume la idiosincrásia de esta cultura: seres profundamente individualistas, desaliñados, despreocupados de las normas e instituciones sociales, nihilistas y con fuertes sentimientos de inadaptación.

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de control social con la condición de que se actúe conforme a los valores establecidos. También se puede ser legitimador sin que necesariamente compartamos los valores pre-establecidos, al asumir, conciente o inconscientemente; los estigmas, que pesan sobre nosotros y reproducirlos con nuestras actitudes. En los consumidores de drogas, la identidad conformista estaría marcada por aquellos individuos para los cuales el consumo de drogas significa una normalización más que una trasgresión. Por ejemplo, una ama de casa que se autodefine como «enferma de los nervios» y es adicta a los tranquilizantes; su consumo, no pone en tela de juicio ni a la autoridad ni a los mecanismos de control social. Es una drogadicta legal, por así decirlo. De hecho, su consumo favorece la prosperidad de una industria como la farmacéutica y el uso de este tipo de medicamentos no pone en tela de juicio a la autoridad médico-psiquiátrica, si no que al contrario la reafirma. Así pues, conforme vaya transformando su identidad de ser «enferma de los nervios» a ser depresiva, esquizofrénica o ansiosa, estará reafirmando, de manera cada vez más consistente, el lugar legítimo que se le ha otorgado dentro del entramado institucional. No obstante, no solo se posee una identidad legitimadora en lo que a drogas se refiere, haciendo un uso «legítimo» o institucionalizado de estas, sino que también se legitima al asumir el estigma publicitado por el discurso oficial y los medios de comunicación. Por más paradójico que esto parezca, un junkie bien puede poseer una identidad que legitime el control social a pesar de su aparente inconformidad con las reglas establecidas. En los años cincuenta, Merton hablaba de esta distinción, aunque su análisis es individualista y sus juicios, a mi forma de ver, moralistas: «El no conformista manifiesta públicamente su disentimiento; el aberrante se esconde detrás de su apartamiento

10 Castells, Manuel. La Era de la Información. Vol. II: El Poder de la Identidad. Ed. Siglo XXI. 2001. México.Pág. 30.

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de las normas. El no conformista niega la legitimidad de las normas sociales que rechaza; el aberrante reconoce la legitimidad de las normas que viola...».11

De una manera mucho más relacional y privilegiando lo social, Rossana Reguillo nos habla de cómo «la marginalidad se aprende, se introyecta y se hace piel...»12 siendo muchos jóvenes (y también adultos) cómplices de la estigmatización que pesa sobre ellos, legitimando, aunque si bien de manera involuntaria, la represión y la utilización de los mecanismos de control que pesan sobre muchos consumidores y adictos a las drogas. Goffman, por su parte, nos habla de cómo existe una cierta ambivalencia entre los grupos de estigmatizados, ya que incluso, a pesar de saberse discriminados pueden llegar a adoptar las mismas pautas estigmatizantes que pesan sobre ellos: «El individuo estigmatizado presenta una tendencia a estratificar a sus »pares« según el grado en que sus estigmas se manifiestan y se imponen. Puede entonces adoptar con aquellos cuyo estigma es más visible que el suyo las mismas actitudes que los normales asumen con él.»13

La estigmatización ejercida por parte de los propios estigmatizados, nos dice mucho sobre la manera en como los aparatos de control social facilitan que se asuma la censura del consumo de drogas como algo legítimo no únicamente para los no consumidores si no también para los mismos usuarios de drogas. Se podría decir que al «meterse» una droga también se está ingiriendo su «demonización» (sobretodo en aquellos que por su adicción se enfrentan a continuas descalificaciones). Al final, la 11 Clinard, Marshall B. Anomia y Conducta desviada. Paidos, Buenos Aires. Ed. Original: The Free Press of Glencoe. 1949. Pag. 29. 12 Reguillo, Rossana. «La gestión del futuro, contextos y políticas de representación. Jóvenes» Revista de estudios sobre juventud. Ed. Nueva Época, año 5, núm. 15. México. 2001. Pag. 19. 13 Goffman, Irving. Estigma. La identidad deteriorada. Amorrortu. Bs. As. Argentina. 2001. Pag 127.

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reproducción de los mecanismos de discriminación y segregación por parte de los propios adictos no es más que una consecuencia lógica de la dinámica social. Así, las conductas estigmatizantes tienden a reproducir como un círculo vicioso los efectos adictivos y autodestructivos que originalmente condenaba al cuestionar, apriorísticamente, el consumo de drogas y calificar a sus consumidores como criminales, vagos, parias, inconscientes o (y) débiles de carácter; lo que se provoca, es a manera de profecía autocumplidora, la interiorización del estigma y posteriormente la búsqueda de una purificación simbólica a través de la autodestrucción por el consumo compulsivo de las mismas. Es decir: «yo, como portador del mal, me merezco un castigo y la punición proviene del mismo mal que me da definición.» Estos introyectos se observan, por ejemplo, en la siguiente entrevistada:

«Tal vez si no hubiera conocido el mundo de las drogas tendría más idea […] que quiero estudiar saber para donde voy, sabría que ha sido de mi o como he sido en realidad […] como muchas ideas y nunca terminas nada[…] tal vez si no hubiera sido drogadicta o alcohólica más que nada tendría una mejor comunicación o una mejor convivencia con mi familia, por que no la tengo, por que me ven como un bicho raro no?[…] como comunicar con la gente que no consume drogas por que no va a entender muchos puntos a los cuales yo quiero llegar, por que si yo le hablo de que fumo marihuana va a decir: y fumas marihuana! o sea, no va a entender »B.

Es preferible poseer una identidad de estigmatizado y causar desprecio, a ser ignorado. En otras palabras, es preferible ser «algo», aún «lo peor» a «ser nada». Así que, a pesar de la posición de retraimiento social de los adictos, esta es solo relativa, ya que su identidad está perfectamente relacionada con la legitimidad de ciertos organismos de control social. Recordemos que, por un lado representan los chivos B «Lucy».

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expiatorios modernos y por otro, conviene que asuman una actitud de indefensión ya que moviliza y justifica la existencia de diferentes mecanismos de asistencia social que se encargan de ellos en forma de atención psiquiátrica, psicológica y en algunos casos, hasta religiosa. Oriol Romaní, uno de los mayores investigadores en lo referente al consumo de drogas afirma: «Parece razonable pensar que sin la criminalización, la alarma social y, en fin, la creación de un problema social alrededor de «la droga», seguramente no se habrían conseguido los recursos asistenciales hoy en día dedicados a ello. Pero esto es una fase ya superada y, en estos momentos, el conjunto de leyes sobre drogas y la dinámica sociocultural que comportan (con la estigmatización como principal elemento), tienden a crear interferencias, dificultades añadidas, a distintos niveles del funcionamiento cotidiano de la red asistencial...».14 Los adictos a las drogas, no necesariamente asumen una identidad legitimadora de forma clara, evidente y racionalizada; sino que, su legitimación es relativa, indirecta y simbólica. Es relativa en el sentido de que, su legitimación depende de que se asuma como cierta la definición estigmatizadora que han elaborado las instituciones lo cual los llevaría a adoptar una posición de ambivalencia respecto a sí mismos y a su grupo de pares. Esta ambigüedad, se traduce a nivel psicológico, en sentimientos de culpa que por otro lado, incitan las conductas autodestructivas. De la misma manera, la legitimación es indirecta en el sentido de que depende de que estos individuos reconozcan, de manera consciente o inconsciente, la legitimidad de las autoridades en lo referente a estas sustancias. Por más increíble que parezca, son comunes los adictos que creen que las drogas son malas y que no sería bueno que las legalicen, por ejemplo. 14 Romaní, Oriol. De la marihuana al éxtasis, Culturas Juveniles, Drogas y Cambio Social en España. jovenES, Revista de Estudios sobre Juventud. Ed. Nueva Época, año 5,núm. 15. México, 2001. Pág. 90.

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Por último, la legitimación es simbólica, en el sentido de que al autodefinirse como «anormales», con sus prácticas, actitudes y su marginalidad están legitimando, de manera indirecta, a la mayoría no consumidora y a las instituciones prohibicionistas. Si ellos son «anormales», el resto representa a la «normalidad». IDENTIDADES DE RESISTENCIA EN LOS CONSUMIDORES DE DROGAS. Según Castells, la identidad de resistencia es «generada por aquellos actores que se encuentran en posiciones/condiciones devaluadas o estigmatizadas por la lógica de la dominación, por lo que construyen trincheras de resistencia y supervivencia basándose en principios diferentes u opuestos a los que impregnan las instituciones de la sociedad.»15 La construcción de identidades de este tipo, conduce a la formación de tribus o comunidades que tienen como principal característica la de revertir los términos del estigma para transformarlos en valores. Por lo general, estos movimientos buscan la reivindicación de sus derechos. Se trata de colectivos que invierten la lógica de la auto denigración por el orgullo, abanderando un estilo de vida. Escuchemos a uno de los implicados: «[...] Fíjate que o sea yo platico, mucha gente me platica porque si tengo muchos amigos pachecos y yo si he notado que mucha gente que es pacheco con culpa y que lo ve así como que le agüita y que le traen remordimientos y que no se o sea que, que se lo reprime que lo hacen pero en el mismo tiempo lo reprime y, y se cuestiona...yo no lo comprendo o sea yo digo no manches si lo vas a hacer pues deberías saber porque lo haces y pues no se es un placer muy grande, es algo muy chido pero pues igual y es que esta muy estigmatizado, esta muy ¡ay! ¿Solo la gente porque se mete marihuana no vale? ¿o algo así? ¡No! [...] si son gente pacifica, gente amable, gente buena vibra, o sea, gente chida.»D

15 Castells, Manuel. La era de la información Vol II: el poder de la identidad, Op. cit. Pag 30. D «Dulce».

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En lo que se refiere al tema de los jóvenes y las drogas, Reguillo opina: «Los jóvenes han aprendido a transformar el estigma que sobre ellos pesa, en un emblema de identidad. Si algo caracteriza a los colectivos juveniles insertos en procesos de exclusión y de marginación, es su capacidad para hacer operar con signo contrario las calificaciones negativas que les son imputadas. Por ejemplo, la dramatización extrema de algunos constitutivos identitarios como el lenguaje corporal, el uso trasgresor del discurso o la transformación a valencia positiva del consumo de drogas como prueba de «virilidad» y desafío a las «buenas conciencias».16

La identidad aquí construida, se constituye de un modo de vida tribal y tiene las características mencionadas con anterioridad por Maffesoli: un renacimiento de la colectividad tribal, presentismo, búsqueda de una «conexión» profunda con el otro y un arraigado vitalismo derivado del asumirse como seres mortales. Son movimientos y agrupaciones, que no necesariamente abanderan alguna ideología, sino de acciones colectivas que construyen una identidad a partir de una pertenencia material, sensual, «de piel» y, por tanto, se expresan en cada «ahora» y «aquí» que se realiza, sin que se plantee un (im) probable futuro (im) perfecto, como había ocurrido en otras épocas y situaciones sociales.17 Es decir, la resistencia que ofrecen no es necesariamente política (en el sentido tradicional) aunque algunas veces derive en oposiciones abiertamente políticas. Lo que se reivindica aquí, más que nada es el uso del cuerpo. 16 Reguillo, Rossana. La gestión del futuro, contextos y políticas de representación. Jóvenes, Revista de estudios sobre juventud. Ed. Nueva Época, año 5, núm. 15. México. 2001 Pag 19. 17 Romaní, Oriol. De la marihuana al éxtasis, Op. cit. Pag 94.

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La consigna intrínseca, en el alegato a favor de las drogas, es la de la búsqueda de mayor libertad en lo que respecta al uso que hacemos de él. Se trata, entonces, de una resistencia en contra de la incorporación de las normas sociales «civilizadas» propias de la cultura occidental; de ahí, el carácter ritual del consumo de drogas, se trata de acceder a situaciones de éxtasis a través del cuerpo –aún cundo pasa por el plano psicológico y social– que han sido propias de muchas civilizaciones ancestrales. La construcción de las identidades de estos grupos juveniles se funda no solo en el consumo de drogas, sino también en la música, en el baile (como en el caso de los ya mencionados ravers), en el vestuario, en prácticas como los tatuajes y las perforaciones corporales, es decir, se trata de una afrenta en contra de lo que ha sido determinado como «propio» del cuerpo. Se trata de una forma de resistencia que se efectúa a partir de las producciones culturales propias de estos colectivos: la expresión artística a partir la pintura, la literatura, el diseño gráfico, la fotografía, pero sobre todo la música. Como ya se ha mencionado es en la creación o goce de la música donde se vuelcan todas las sensaciones producidas por la droga y viceversa, es a través de la música como se potencializa de mejor manera el efecto producido por las sustancias que alteran la conciencia. Hay un sentido de lo sagrado que se perdió con la tecnologización del mundo y que estos grupos intentan recuperar, la mayor parte de las veces de forma intuitiva y no exenta de ambigüedades. Esta idea de lo sagrado más que hacer referencia a una religiosidad institucional (o incluso a cualquier idea de religión en el sentido tradicional del término) se encuentra relacionada más con la idea ancestral de comunión es decir, con esta especie de impulso comunitario que se manifestaba en aquellas prácticas paganas, dentro de las cuales, el encuentro entre los miembros del clan para la celebración de rituales festivos en honor a las fuerzas vitales era parte central de su credo, antes que el seguimiento

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estricto de directrices dogmáticas como en las modernas instituciones religiosas. En síntesis, se puede decir que la principal diferencia entre este grupo (identidad resistencia) de consumidores de drogas y los descritos en el apartado dedicado a la identidad legitimadora es, a grandes rasgos, la cantidad de referentes identitarios que conforman a éstas mismas. Es decir, mientras que un adicto que ha asumido el estigma (identidad legitimadora) no tiene otro referente más que la droga misma, este grupo tiene muchos más referentes identitarios asociados al consumo de drogas. En pocas palabras, las drogas para los jóvenes con una identidad de resistencia pueden ser un medio (para alcanzar algo considerado superior) más que un fin en sí mismo. A MANERA DE CONCLUSIÓN La identidad en los consumidores de drogas estudiados, más que ser un elemento uniforme, perenne y coherente, es un conglomerado de diversas identificaciones relacionadas entre sí. La droga es solo un componente más dentro de este mosaico identitario y no solo en su aspecto material sino discursivo y simbólico. Existen diversos imaginarios (asociados a determinadas estéticas) acerca de las drogas y son estos los que proporcionan los elementos identitarios más que la droga en si misma. Entre los muchos imaginarios que rodean a estas sustancias en los casos estudiados se ponen de manifiesto, por lo menos cuatro de ellos: el misticista, el lúdico/creativo, el rebelde/oposicionista y el rebelde/marginalista. Para el misticista el uso de drogas forma parte de una cadena de elementos considerados significativos dentro de la cual algunos estupefacientes (sobretodo los alucinógenos) son considerados como enteógenos («Dios dentro de nosotros») es decir «sustancias vegetales que cuando se ingieren proporcionan una experiencia divina»18. Orientalismos, religiosidad prehispánica, aprecio por los espacios naturales y búsqueda de estilos de vida congruentes con el ecosistema forman parte de este discurso al cual se asocia el

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consumo de drogas «naturales» (aunque en algunos casos también se valoran las propiedades de el LSD y el éxtasis). Otra idea muy difundida entre algunos usuarios de estas sustancias, es que su consumo libera a la mente de ciertas ataduras propias de los convencionalismos sociales por lo que es propicia para el pensamiento creativo y la recreación de los sentidos a partir de sensaciones, imágenes y pensamientos gozosos, divertidos e ingeniosos. Debido a todo esto las drogas facilitan la creación artística y la invención. Se trata de un imaginario que he denominado lúdico/creativo. El consumo de drogas como una forma de trasgresión de las normas es también una idea muy difundida, independientemente de las sensaciones placenteras que «objetivamente» les son inherentes y que está asociada a una imagen de temeridad, así como de desafío. La extroversión asociada a algunas de estas sustancias forma parte de un todo que asocia una vestimenta «agresiva» o «extravagante», el uso del cuerpo y la gestualidad que va «mas allá» de lo cotidianamente aceptado, así como lenguaje desafiante o críptico. En pocas palabras, se trata de un uso de estupefacientes como una forma de rebeldía y oposición a lo establecido. Aún así, un uso «beligerante» de las drogas no siempre va acompañado de extroversión y una voluntad desafiante, si no que puede también propiciar el retraimiento y la sensación de marginalidad; no, sin cierta satisfacción estética de saberse «un decadente». A través de los medios de comunicación se ha difundido la imagen del junkie (lánguido, aislado y de mirada clavada), esto es, la viva representación del estigmatizado que muchos consumidores han asumido como una forma de sentirse «fuera de este mundo»C, alejados del juego social y sus valores. Este es, el imaginario del rebelde/marginalista. Unas cuentas precisiones intentando paliar posibles malas interpretaciones. Por un lado, es menester aclarar que estas últimas categorías analíticas, son tipologías que aunque elaboradas 18 Wasson, Gordon y Cols. El camino a Eleusis. FCE. México. 1992.

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a partir de los entrevistados no dejan de ser creaciones abstractas y reduccionistas, es indispensable no caer en la caricaturización y tener en cuenta que en la realidad los jóvenes consumidores de drogas mezclan cada una de estas clasificaciones e incluso más allá de una posible categorización, se encuentran personalidades únicas e irreductibles. Así mismo aunque los actores sociales somos conscientes de nuestra representación ante el otro e intentamos manipularla consciente o inconscientemente, esto no es razón suficiente para creer que los actos de los sujetos son simples imposturas o puestas en escena. Cuando se habla de estigmatización, no se hace solo referencia a una impostura si no a una construcción social «real» que tiene consecuencias «efectivas» en la autoestima, el estilo de vida y las expectativas de algunos de estos jóvenes. Es decir, si las tipologías trazadas sugieren la búsqueda de una determinada apariencia por parte de los mismos sujetos es por que han aprendido a jugar con los estereotipos que se les han impuesto y, en la teatralización encuentran una forma de exorcizar los estigmas. Sin embargo, las categorías antes enunciadas son representativas de como la identidad de los consumidores se construye a partir de una cultura de las drogas y no de la simple repetición de un acto (en ocasiones mecánico) como es la ingestión de sustancias psicoactivas, por lo que el sentido del consumo más que en las drogas en sí está en las prácticas, idiosincrasia, símbolos y valores de los jóvenes entrevistados. Entre los valores evidenciados y comunes a todos se encuentra la búsqueda de emociones fuertes, la curiosidad por conocer y experimentar nuevas sensaciones y estados de conciencia, así como la intrepidez e intensidad para «gozar de la vida»F. En síntesis, se podría interpretar como una valoración presentista y hedonista de la existencia. Esto tiene una doble lectura, por un lado, es un reflejo de la ideología inmediatista que emerge con fuerza en la sociedad C «Guillermo B.»

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contemporánea, sobre todo entre los jóvenes; Si desde los años sesenta hasta mediados de los ochenta imperaba un cierto deseo de transformación social por la vía política o incluso, artística, ahora, la esperanza de un cambio es casi nula, existe para muchos jóvenes la percepción de un inmanente estado de vacío ante la realidad y el porvenir. Ante semejante panorama solo queda la búsqueda de satisfacción instantánea. El futuro no importa, solo el presente tiene un mínimo sentido. Pero también, el hedonismo contemporáneo es una rebelión pasiva ante el ideal del hombre compulsivamente productivo que impera en nuestra sociedad, si la exigencia es el trabajo, elegir el relax puede entenderse como una forma de trasgresión, si las normas sociales exaltan la temperancia del goce, otra opción es el exceso. Nos dice Maffesoli: «...el eslogan inscripto en el frontón del campo de concentración nazi de Dachau: «Arbeit macht frei», el trabajo hace libre... los campos de concentración no fueron sino la forma paroxística de esos «campos» que son las sociedades contemporáneas, donde la conminación a «hacer» esto o aquello, su trabajo, su deber político o conyugal, la educación de sus hijos, sus vacaciones, etcétera, cambia una libertad ilusoria por una esclavitud real...».19 Ante la paradoja que implica el «tener que» someterse a un sistema productivo que no necesariamente significa para muchos jóvenes ni siquiera una relativa superación de las carencias materiales, algunos de ellos optan por su «dada de baja» de la nómina de la normalidad para dejarse llevar ante el irrefrenable impulso vitalista de la vida tribal que ofrece un presente eterno aunque contradictoriamente efímero. El revulsivo fondo que se esconde tras el consumo de estupefacientes, es la reintroducción de la tragedia en el F «Nancy» 19 Maffesoli, Michel. El instante eterno, el retorno de lo trágico en las sociedades posmodernas. Paidos. México.2001. Pág: 31.

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ambiente aséptico de la posmodernidad, es el rencuentro con una sociabilidad tribal olvidada donde sus miembros experimentan con sus cuerpos al límite con tal de saberse mortales. «…Te das cuenta de que en cualquier momento todo se puede acabar, yo creo que te contactas más con la vida y la muerte…»B. BIBLIOGRAFÍA Castells, Manuel. La Era de la Información Vol. II: El Poder de la Identidad. Ed. Siglo XXI.2001. México. Maffesoli, Michel. El instante eterno, el retorno de lo trágico en las sociedades posmodernas. Paidos. México.2001. Pere-Oriol Costa, Tornero P. José Manuel, Tropea, Fabio y cols. Tribus Urbanas, el ansia de identidad juvenil: entre el culto a la imagen y la autoafirmación a través de la violencia. Paidos. Barcelona.1996. Reguillo, Rossana. La gestión del futuro, contextos y políticas de representación. Jóvenes, Revista de estudios sobre juventud. Ed. Nueva Época, año 5, núm. 15. México. 2001. Romaní, Oriol. De la marihuana al éxtasis. Culturas juveniles, drogas y cambio social en España. JOVENes, Revista de Estudios sobre Juventud. Ed.: Nueva Época, año 5,núm. 15. México (2001). Wasson, Gordon y cols. El camino a Eleusis. FCE. México. 1992.

B «Lucy».

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AQUÍ PURAS ROLAS CHIDAS:

música y expresiones juveniles en México

Rogelio Marcial*

Toda música es política por naturaleza. Deanna C. Robinson.

L

a música siempre ha sido un compañero inseparable de las diversas formas de expresión y diversión en la historia de la juventud a nivel planetario o, por lo menos, de la juventud de los países de cultura occidental. Ciertamente, la juventud no es un concepto ahistórico. Como relación sociocultural (porque población en edad adolescente siempre ha existido), la juventud surge con la expansión planetaria de la cultura occidental por los requerimientos de la producción industrial y la necesidad de trabajadores capacitados, ya que en otro tipo de culturas los procesos de socialización y convivencia se reproducían (y en algunos casos siguen reproduciéndose) de acuerdo a patrones diferentes a los que se presentan en el mundo occidental. Lo que sí es cierto es que por lo menos durante la segunda mitad del siglo XX han existido diversas culturas juveniles que han tomado como uno de sus referentes identitarios diversos ritmos y corrientes musicales desde las que manifiestan sus visiones de mundo. Algunas de estas culturas juveniles se identifican y hacen suyo un estilo musical *El Colegio de Jalisco

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en particular, como los teddy boys ingleses, los provos holandeses o los blousons noirs franceses; pero han existido otras que surgen precisamente con la creación de una nueva corriente de música juvenil, como el punk y la música electrónica. Algunas de las más célebres de estas relaciones entre música y culturas juveniles son los pachucos y el boogie, los rebeldes sin causa y el rock & roll, los hippies y la música psicodélica, los skinheads y el rock-skin (punk-rock + ska), los rockers y el hardrock inglés, los mods y el jazz progresivo con mucho de rock; entre algunos más. En México han destacado los chavos de onda y el rock & roll, y en los últimos años los chavos-banda y el rocanrol,1 los cholos y las llamadas oldies, los taggers y el ska o el hip-hop, y los ravers y la música electrónica.2 En la inmensa mayoría de los casos, resulta improcedente hablar de las culturas juveniles sin mencionar los estilos musicales que hacen suyos y, desde allí, todo un mundo simbólico de referentes culturales que dotan de sentidos muchas de las prácticas y visiones de mundo de miles o millones de jóvenes en el mundo. Pero también resultaría incompleto hablar de muchas corrientes musicales sin hacer mención de las culturas juveniles que le han dado vitalidad por medio de complejos procesos de apropiación cultural de sus referentes y su simbología. Tal como puede verse, hablar de música y culturas juveniles es introducirse a un campo muy amplio y variado de expresiones juveniles y corrientes musicales. Sin embargo, en 1 La diferencia entre el rock & roll del movimiento de la Onda (1966-1972) con el rocanrol de las bandas juveniles (1978-1994), radica en que el primero dependió mucho del rock & roll hecho en los Estados Unidos y la Gran Bretaña y, a pesar de que existió una importante difusión de grupos mexicanos, pocos fueron los que lograron crear sonidos propios que caracterizaran al rock hecho en México. El término mexicanizado de «rocanrol» precisamente implica un complejo proceso de apropiación cultural de esta música, imprimiéndole ritmos, cadencias, letras, significados y variantes propias. 2 Con relación a las características, orígenes, contextos socioculturales, vestimenta, música y otras expresiones de las culturas juveniles mencionadas y de algunas más, véase Marcial, Rogelio. Jóvenes y presencia colectiva. Introducción al estudio de las culturas juveniles del siglo XX. El Colegio de Jalisco, México, 1997.

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este texto revisaré los casos, a mi parecer más destacados, de este vínculo en el contexto de nuestro país. Si bien es cierto que estas expresiones musicales tienen un origen definido que comúnmente son los países desarrollados de habla inglesa (Gran Bretaña y Estados Unidos), los procesos de apropiación de referentes simbólicos han ocasionado que buena parte de estas culturas juveniles se caractericen por lo global de sus principales símbolos, pero lo local de sus formas de expresión, significación y sentido. EL ROCK: LA BANDERA CONTESTATARIA JUVENIL POR EXCELENCIA En México existen diversas expresiones de jóvenes en torno a la cultura del rock y su simbología, desde la primera mitad de los años cincuenta. Las primeras evidencias al respecto provienen de la narrativa, el ensayo literario, el cuento y la novela, aún antes de estudios provenientes de las ciencias sociales.3 Gracias a autores como Federico Arana, Carlos Monsiváis, José Agustín, Parménides García Saldaña, Carlos Chimal y Víctor Roura;4 conocemos muchos de los procesos culturales por medio de los cuales sectores urbanos de la juventud de la ciudad de México se apropiaron de una cultura contestataria enraizada en el rock, que buscó abrir espacios de expresión juvenil dentro de una sociedad conservadora y temerosa de las manifestaciones de los jóvenes. Aunque sabemos también de algunas experiencias al respecto fuera de la ciudad capital, el 3 Ello no niega que aún en la actualidad, la literatura continua aportando interesantes narraciones sobre fenómenos asociativos de jóvenes mexicanos, como son el caso de Chimal, Roura y el mismo José Agustín. 4 Arana, Federico. Guaraches de ante azul. Historia del rock mexicano (4 Vols.), Posada, México, 1985; Monsiváis, Carlos, «La naturaleza de la Onda», en Amor perdido. ERA, México, 1977 y «Diálogos con la juventud», revista Encuentro núm. 7, CREA, México, agosto de 1984; Agustín, José. Contra la corriente. Diana, México, 1991; El rock de la cárcel. Jomo, México 1991, Ahí viene la plaga. Jomo, México, 1991, De perfil y otros relatos juveniles. Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Tamaulipas, México, 1995 y El hotel de los corazones solitarios. Patria, México, 1999; García Saldaña, Parménides. En la ruta de la Onda. Diógenes, México, 1974; Chimal, Carlos. Crines: otras lecturas de rock. ERA, México, 1994; y Roura, Víctor. Polvos de la urbe. PLAZ, México, 1994, así como Y los vecinos tocando. Daga, México, 1999.

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centralismo que caracteriza a nuestro país ha dejado ver muy poco lo que sucede fuera de ella. En general, la temática de los rockanroleros mexicanos (incluidos los covers fieles de los grupos «marginales») pecaba, para nuestra mirada actual, de intrascendente, cursi e ingenua, pero fue la misma temática de celebración del tiempo libre con la que sus ídolos norteamericanos conquistaron a la »chaviza» de la posguerra y a un auditorio juvenil urbano de otros países que se sentía interpelado por el ritmo y por lo que decían esas letras. En la Ciudad de México el rock and roll en términos de imagen, sonido y letras se constituyó en espacio celebratorio y fungió de rito de pasaje entre la edad infantil/adolescente y la adulta para ciertos jóvenes clasemedieros y de clases altas urbanas.5 En los años sesentas, además de las experiencias violentas hacia los estudiantes, también los conciertos de música rock fueron el objeto de represiones policiacas y de la intolerancia de una sociedad que no estaba dispuesta a comprender a sus jóvenes. El gran evento del rock de esos años fue el «Festival de Rock y Ruedas» de Avándaro en septiembre de 1971, realizado en Valle de Bravo (Estado de México). Este festival fue el caso más visible de una extensa actividad represiva por parte del gobierno, para quien los jóvenes no tenían el derecho de elegir la forma de divertirse que mejor les pareciera. Al día siguiente la prensa al unísono condenó al Festival de Avándaro en tonos escandalizados. Se dijo que fue «una colosal orgía», «4 muertos», publicó El Heraldo de México, «224 casos de intoxicados, quemados, atropellados, fracturados y heridos; casas, autos y tiendas asaltadas; la destrucción de árboles, sembradíos y líneas telefónicas es el saldo del festival». En realidad los muertos fallecieron 5 Urteaga, Maritza, «Imágenes juveniles del México moderno». En Pérez Islas, José Antonio y Urteaga Castro-Pozo, Maritza (coords.). Historia de los jóvenes en México. Su presencia en el siglo XX. Instituto Mexicano de la Juventud, México, 2004, p. 63 (cursivas en original).

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lejos de allí, sin la más mínima relación con el festival, y no hubo robos, ni asaltos, ni pleitos, ni devastación más allá de la basura que dejaron los participantes. [...] Sin embargo, mientras los muchachos se enorgullecían de su civilidad, Avándaro unió a México en su contra. Funcionarios, empresarios, comerciantes, profesionistas, asociaciones civiles y medios de difusión, además de las izquierdas y los intelectuales, condenaron a los chavos que compartieron la noche de su vida.6 Los rockeros (también como estudiantes preparatorianos y universitarios) hicieron evidente el abismo que existía en la sociedad mexicana de esos años entre la juventud y la población adulta, sus instituciones, gobernantes, medios de comunicación, etc. La emergencia de la juventud mexicana era ya evidente, así como la creciente diversidad que la constituía. En realidad, el tono de movimiento parecía una mezcla de las primeras manifestaciones pro-derechos civiles en los Estados Unidos y de las manifestaciones, contemporáneas al movimiento, en París, Praga, Berkeley y otras partes, en las que la solemnidad se combinaba con lo festivo y se hacía evidente la existencia de una cultura contestataria compartida. Los manifestantes de cabello corto y traje marchaban al lado de quienes llevaban pantalones de mezclilla y pelo largo; las mujeres que usaban traje sastre iban con aquellas que usaban pantalones y minifaldas. En parte, esa diversidad reflejaba diferencias generacionales. Pero también reflejaba la ecléctica sensibilidad cultural de la población estudiantil, influida, por una parte, por la historia del activismo estudiantil y, por la otra, por la revolución del rock.7

6 Agustín, José. La contracultura en México. La historia y el significado de los rebeldes sin causa, los jipitecas, los punks y las bandas. Grijalbo, México, 1996, p. 88. 7 Zolov, Eric. Rebeldes con causa. La contracultura mexicana y la crisis del Estado patriarcal. Norma Ediciones (Col. Vitral), México, 2002, p. 153.

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Lo que sí fue evidente para muchos jóvenes de nuestro país fue la necesidad de darle un sentido propio a las propuestas musicales provenientes de los países angloparlantes, a través de sus expresiones no sólo musicales, sino también culturales. Ello sólo pudo ser posible gracias a un complejo proceso de apropiación cultural en el que todo se adecua a las formas propias de los jóvenes mexicanos, al menos de aquellos identificados con esta música y sus expresiones. […] la llegada del rock and roll a México, su difusión y comercialización por grupos de jóvenes mexicanos, constituyó una forma de apropiación muy clara y concreta de lo moderno. Asimismo, para un grupo considerable de jóvenes urbanos de clase media, el rock fue también una bandera de identidad juvenil, frente al conservadurismo, la tradición y la moral represora de la época. El rock en México conformó para este sector, el espacio idóneo para proyectar sus actitudes y expresar emociones que les eran propias.8 Todo este ambiente (lúdico, por parte de los jóvenes; pero represivo, por parte de las autoridades) dejó un importante antecedente para cuando surgió el movimiento del rock nacional, un rock que buscaba desde finales de los años setentas su propia identidad, sus propias historias, sus propios actores, sus propias expresiones; pero que fue hasta iniciada la década de los noventas cuando muchas de sus propuestas lograron un lugar reconocido más allá de nuestras fronteras. DESDE LAS ZONAS URBANAS MARGINALES: EL ROCANROL El rock ha propiciado un acercamiento a las culturas juveniles urbanas que han hecho de esta música uno de sus principales estandartes de manifestación cultural. Ello ha permitido comprender las prácticas culturales-musicales de los jóvenes, a través del rock como campo cultural. Podemos auxiliarnos de estas manifestaciones musicales para comprender el complejo campo 8 Palacios, Julia, «Yo no soy un rebelde sin causa… O de cómo el rock and roll llegó a México». Pérez Islas, José Antonio y Urteaga Castro-Pozo (coords.). Op. cit., p. 345.

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cultural en el que se mueve aquella juventud que se identifica con esta propuesta musical. En aquellos momentos (década de los años ochentas), la sociedad vio dividida a su juventud entre «fresas» (los jóvenes integrados, de estratos sociales medios y altos, seguidores de las modas juveniles propuestas por los medios masivos de comunicación, y sin una crítica al sistema social en el que vivían) y «chavos-banda» (los jóvenes disidentes, de estratos sociales bajos y de extrema pobreza, críticos al sistema).9 En muy pocas palabras, este complejo campo cultural del rock fue incomprendido por la sociedad y sus representantes, que respondieron con medidas que van desde la cooptación hasta la represión abierta. Los jóvenes pandilleros fueron la cara oculta del sueño mexicano hasta que en el marco de la crisis de los años ochenta, emergerán masivamente los chavos banda en la periferia marginal de la Ciudad de México y los cholos en los barrios populares del norte del país. Ellos señalan la emergencia de un nuevo actor juvenil: el joven de colonias urbanas obrero populares; con formas organizativas propias: la banda, la clica y un ámbito espacial de agregación: los barrios urbano marginales. La espectacularidad de las prácticas culturales y sociales de los chavos banda y los cholos (vestimenta, lenguaje y conductas públicas violentas y autodestructivas) fue respondida por el poder con represión policiaca (redadas, razzias, extorsión), con infiltraciones e intentos de cooptación de sus líderes, y con apoyos asistencialistas enmarcados en el Año Internacional de la Juventud.10 Por ello, el rock puede ser, nos dice Urteaga, «una de las instancias/lugares privilegiados de interpelación de identidades/ 9 Habrá que aclarar que a la imagen de «chavo-banda» propia de las grandes urbes, específicamente de la ciudad de México, hay que sumarle a los «cholos», jóvenes en las mismas condiciones (disidentes, de estratos populares y marginados culturalmente) que surgen en el mismo periodo pero en ciudades y poblados expuestos a la migración internacional a los Estados Unidos, como Guadalajara, Tijuana, Morelia, Mexicali, Culiacán, Matamoros, Ciudad Juárez, Nogales, Aguascalientes, Monterrey, entre otras más. 10 Urteaga, Op. cit., p. 71.

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colectividades juveniles urbanas, una de las cuales, la «rockera», tendría una historia básicamente en la subterraneidad y/o marginalidad social urbana».11 Partiendo del análisis de la identidad juvenil, el rock se aprecia como parte de la identificación y significación en los procesos de interpelación de identidades. La instancia idónea en la que se interpela (se le puede enfrentar, se le puede ver, se le puede palpar) a la identidad chavo-banda es el rock en tanto producto de consumo cultural. Evidentemente, ello fue más nítido en la realidad «rocanrolera» del Distrito Federal de los años ochentas y noventas; aunque para los noventas y el inicio del siglo XXI, ciudades como Guadalajara, Tijuana, Puebla, Toluca y Monterrey, entre otras, lograron aparecer en el escenario rocanrolero del país. Al buscar los significantes que ayudan a comprender el hecho de que el rock mexicano, en tanto mercancía, motiva la convocatoria de ciertos jóvenes que gustan de escuchar en vivo esta música, para desde allí manifestar violentamente la inconformidad acumulada en los «agandalles» cotidianos y brutales de los agentes policíacos, este campo cultural se contempla como aquel contexto en el que los «rockeros» mexicanos buscan abrir (y a veces sólo conservar) los espacios idóneos para los «toquines» o «tocadas», frente a una sociedad que estereotipa tales manifestaciones y unas autoridades que fácilmente las reprime con fuerza; tal y como sucede en el caso de miles de jóvenes punks en los suburbios del Distrito Federal.12 11 Urteaga, Maritza, «Jóvenes urbanos e identidades colectivas», revista Ciudades, año IV núm. 14, Red Nacional de Investigación Urbana, México, abril-junio de 1992, p. 36. Véanse también de esta autora «Rock mexicano, violencia y organización», ponencia presentada en el Foro ¿Qué onda con el rock?, CONACULTA/Culturas Populares/IMER/DDF, Ciudad de México, noviembre de 1989; «Que qué onda ése (un acercamiento al rock chilango de los ochentas)», suplemento cultural Generación 90, año II núm. 23, El Día, México, 2 de enero de 1990; «Sé como tú quieres ser», Unomásuno, México, 27 de mayo de 1990; «Con los pelos de punkta», El Ciudadano, año I núm. 5, México, junio de 1990; «El rock nuestro de cada día», suplemento cultural Generación 90, año II núm. 48, El Día, México, 18 de diciembre de 1990; e «Identidad, cultura y afectividad en los jóvenes punks mexicanos», en Medina, Gabriel (comp.). Aproximaciones a la diversidad juvenil. El Colegio de México, México, 2000, pp. 203-247. 12 Véase Urteaga, Maritza. Por los territorios del rock. Identidades juveniles y rock mexicano. SEP/Causa Joven/CONACULTA (Colección JOVENes, 3), México, 1998.

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Pero también es cierto que gracias al rock es posible reconstruir ámbitos más específicos de la historia cultural de la juventud en nuestro país, sobre todo aquellas realidades que «logran escapar» de lo que sucede en el D. F. Autores como Antulio Sánchez, Adrián de Garay, Rogelio Marcial, Cynthia Ramírez, Jorge Pantoja y Pablo Hernández, reconstruyen algunas manifestaciones del rock como «ventana de observación» de los procesos culturales de la juventud mexicana, remitiéndonos a diversas prácticas en las que quedan evidenciadas las estrechas vinculaciones entre este género musical y los llamados «chavos-banda» o las «bandas juveniles». Ciertamente, también empiezan a identificar nuevas tendencias musicales como parte de las expresiones de diferentes culturas juveniles de los años noventa.13 Por ejemplo, en Guadalajara el movimiento del rock logró un importante auge que, más allá de compararlo con lo sucedido en la «gran capital», para los involucrados durante su expansión llegó a ser de tal envergadura, al grado de llamar a esta ciudad como la «Catedral del Rock». Guadalajara fue llamada por muchos, a principios de los setenta, «la catedral del rock en México». Ignoro de dónde salió la frase (probablemente de la ciudad misma). Quizá la denominación, con todo y su connotación religiosa, era exagerada, pero se basaba en un hecho real y comprobable: la cantidad de grupos que surgían aquí, con propuestas que en muchos casos rebasaban a las que aparecían en las ciudades de México o Tijuana, las otras dos urbes rockeras del país. En la Guadalajara de entonces había grupos y una estación de radio 13 Sánchez, Antulio, «El rock como imaginación. Acerca de los entramados de la música», JOVENes. Revista de estudios sobre juventud. Cuarta Época, año 2, núm. 6, Causa Joven, México, enero-marzo de 1998, pp. 12-39; De Garay, Adrián, «Una mirada a las identidades juveniles desde el rock. Interpretaciones y significados», en Ibid., pp. 40-53; Marcial, Rogelio, ««Dios bendiga a la banda y al rocanrol». Grupos juveniles de esquina en la cultura del rock en México», en Ibid., pp. 54-71; Ramírez, Cynthia, «Nómadas del fin del mundo. La música que en unos días no hablará de nosotros», en Ibid., pp. 72-83; Pantoja, Jorge, «La música siempre mueve multitudes. En busca de pistas para la historia de la música popular», en Ibid., pp. 84-93; y Hernández, Pablo, «Nezahualpolvo. Una historia a través de la música», en Ibid., pp. 94-100.

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que los programaba, había público y unos (pocos) lugares donde podían actuar.14 Los grupos inolvidables del rock tapatío fueron Toncho Pilatos, La Solemnidad (o simplemente La Sole), La Fachada de Piedra, La Revolución de Emiliano Zapata y 39.4. La estación de radio más conocida fue «la Estación Siete de tu Radio». Algunos de los lugares propios del rock tapatío fueron los llamados «hoyos funkis»15 como El Forum, El Modelo, Lucifer, el Caserón del Club de Leones, El Palacio del Espectáculo, Starwood, Búfalo’s, Pardiños, el Jim Morrison y otros «hoyos» localizados en la Tuzanía, San Andrés, Zapopan y las calles cercanas a la Calzada Independencia; así como tiendas de discos y otros espacios como La Manzana Verde, El Quinto Poder, El Vértigo Bazar, Polifonía y el Tianguis del Baratillo.16 En Guadalajara, el rock ha sido una de las principales banderas de identificación y contestación de una parte de su juventud, marginada y reprimida también, que ha estado caracterizada por el cierre autoritario de los espacios en los que se expresan los seguidores rockeros, como el foro mencionados Bufalo’s, el Starwood y el Pardiños, en los años ochentas,17 y el Rick’s, el Subterráneo y el Roxy, en lo noventa.18 Para el caso de la 14 Sánchez, Alfredo, «Los setenta en Guadalajara: del entusiasmo a la depresión». En Rafael Valenzuela (coord.). El rock tapatío. La historia por contar. Universidad de Guadalajara/Federación de Estudiantes de Guadalajara, México, 2004, pp. 17-18. 15 Para entender el papel dentro de la cultura del rock de los llamados «hoyos funkis», pero también de otras manifestaciones musicales como el danzón, el mambo, la guaracha e, inclusive, el tango, véase García Saldaña, Parménides, «Los hoyos funkis». En Chimal, Carlos (comp.). Crines: otras lecturas de rock, citado, pp. 69-76. 16 Al respecto véanse Rico, Alfredo, «Del lado de allá. Un vistazo al rock marginal en una charla con el Yonbin»; Navarrete, Paco, «Atrapados en los ochenta»; y Avilés, Carlos, «Crónica de vuelo a ojo de insecto». Todos en Rafael Valenzuela (coord.). El rock tapatío. La historia por contar. Universidad de Guadalajara/Federación de Estudiantes de Guadalajara, México, 2004. 17 Valenzuela, Rafael (coord.). El rock tapatío. La historia por contar. Universidad de Guadalajara/Federación de Estudiantes de Guadalajara, México, 2004. 18 Marcial, Rogelio. Desde la esquina se domina. Grupos juveniles: identidad cultural y entorno urbano en la sociedad moderna. El Colegio de Jalisco, México, 1996; y Marcial, Rogelio. Jóvenes en diversidad. Ideologías juveniles de disentimiento: discursos y prácticas de resistencia. El Colegio de Jalisco [Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales], 2002.

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ciudad de Tijuana, la forma en que se introduce y desarrolla el rock en esa ciudad fronteriza, que por sus características ha sido durante muchos años la «puerta de entrada» de diversas manifestaciones juveniles que han enriquecido su espectro cultural, nos permite entender los fuertes lazos comunicativo y de interacción entre las expresiones musicales y las prácticas juveniles.19 Por su parte, y gracias al estudio de Tere Estrada, se conoce también el importante papel de la mujer en el rocanrol mexicano, muchas veces olvidado. Las mujeres rockeras también tienen una opinión, y una lucha, dentro de las manifestaciones del rock.20 Sin embargo, una visión más global del rock en México puede evidenciar que esta manifestación cultural juvenil es principalmente un espacio lúdico, un espacio de ocio y «reventón», pero igualmente un derecho cultural de millones de jóvenes a existir, desarrollarse y expresarse según sus gustos y estilos. El rocanrol es una parte de la cultura juvenil que aún no ha sido mediatizada y comercializada en su totalidad, y ello da cuenta de la vitalidad y coherencia de sus propuestas recogidas por millones de jóvenes en el país. Con la inmejorable situación como protagonista central de la producción de rock en México y gracias también a la posibilidad de establecer contacto durante sus giras artísticas, José Luis Paredes Pacho21 (ex-baterista del grupo Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio) se acerca al rocanrol mexicano como manifestación cultural y expresión cotidiana y plural de lo jóvenes urbanos en México. Pacho, como mejor se le conoce dentro del ámbito cultural de nuestro país, ubica el contexto en el que se desarrolla el rock en México y destaca certeramente los principales responsables del proceso de estigmatización al que ha sido orillado. El rock mexicano se da en un país políticamente centralizado, por eso no conoce su magnitud nacional y tiende 19 Valenzuela, José Manuel y González, Gloria (coords.). «Oye como va». Recuento del rock tijuanense. Instituto Mexicano de la Juventud/SEP, (Colección JOVENes, 6), México, 1999. 20 Estrada, Tere. Sirenas al ataque. Historia de las mujeres rockeras mexicanas (1956-2000). Instituto Mexicano de la Juventud/SEP (Colección JOVENes, 7), México, 2000. 21 Paredes Pacho, José Luis. Rock mexicano. Sonidos de la calle. Pesebre, México, 1992.

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a ser reducido al trabajo de unos cuantos grupos de la capital. Se da en un país paternalista, donde los jóvenes no tienen acceso a espacios recreativos ni a lugares de ejercicio cultural propios. El rock es cultura y, por qué no, reventón, pero se da en un país patrimonialista que busca tutelar moralmente hasta el empleo del tiempo libre y la creación cultural de cada uno de sus ciudadanos. En consecuencia, el rock es todavía satanizado, su práctica lúdica reprimida y su temática censurada. Se da en un país sin democracia social, sin tribunales eficaces para la defensa ciudadana, es decir, sin instancias que protejan a la gente común contra el abuso del poder, la corrupción y la violencia policiaca. En consecuencia, cualquier funcionario puede cancelar sin apelaciones un concierto y la policía puede reprimir las modas «excéntricas» de los jóvenes sin razón alguna. Como complemento a estas limitaciones de la vida cotidiana en nuestro país, los medios de comunicación tampoco cumplen con su responsabilidad social de reflejar la diversidad de la cultura popular. Están rígidamente controlados o siguen líneas mercadotécnicas muy estrechas. [...] El rock en México es excelente o pésimo, frívolo o crítico, como cualquier música, pero sobre todo vital y diverso. [...] El rock mexicano se da en distintas regiones de un país multicultural y en casi todas las clases sociales. Incluso ha integrado a su sonido tradiciones musicales de distintas regiones y épocas mexicanas y ello ha producido diferentes resultados sonoros.22 Aún cuando el texto en cuestión no es el resultado de un estudio académico sobre la temática del rock en México producido en un centro prestigiado de investigación social, logra trascender el ensayo periodístico que, sin restarle su mérito, había caracterizado a los trabajos sobre culturas juveniles realizados fuera de los «altos muros» de la academia.23 Pacho aprovecha su situación como actor 22 Ibid., pp. 12-13. 23 Véanse, por ejemplo, León, Fabrizio. La banda, el Consejo y otros panchos. Grijalbo, México, 1985; y García Robles, Jorge. ¿Qué transa con las bandas? Posada, México, 1985.

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central del fenómeno, reconstruyendo el contexto social y cultural en el que «se da», como dice, el rock mexicano; y reflexiona todo ello con relación a la identidad cultural mexicana. Este trabajo se redondea, por un lado, con el ensayo excelente fotográfico de Pedro Valtierra;24 y por el otro lado, con una sugerente «versión propia de los hechos» referidos a la historia cultural del rock en México a cargo de la pluma de Carlos Monsiváis.25 La calidad del rock mexicano ha evolucionado hasta llegar a niveles internacionales con grupos como El Tri (D. F.), Botellita de Jerez (D. F.), Rockdrigo (D. F.), Caifanes (hoy Jaguares, D. F.), Café Tacuba (D. F.), La Barranca (D. F.), Banda Bostik (D. F.), Zurdok Movimento (Monterrey), Toncho Pilatos (Guadalajara), La Solemnidad (Guadalajara), La Cuca (Guadalajara); así como el desenvolvimiento a otras corrientes dentro del rock como el heavy metal, black metal y el death metal con grupos como Luzbel (D. F.), Next (D. F.) y Transmetal (D. F.). LA ANARQUÍA Y LA REVOLUCIÓN CULTURAL: EL PUNK ROCK Una de las derivaciones del rock como práctica cultural es el movimiento punk, iniciado en Londres a mediados de la década de los setenta por jóvenes de estratos populares. Como una respuesta a la inoperancia del pacifismo elegido por el movimiento hippie en tanto arma de protesta y contestación juvenil, el punk recurre a manifestaciones violentas al nivel simbólico desde la vestimenta y los adornos corpóreos y, sobre todo, la música. 24 Paredes Pacho, Op. cit., pp. 61-80. Habrá que subrayar que los textos citados de Fabricio León y Jorge García Robles cuentan también con excelentes trabajos fotográficos; el primero del propio Fabrizio León a manera de postales, y el segundo a cargo de Fabrizio León y Pedro Valtierra. Así como los textos citados de José Manuel Valenzuela y Gloria González, como el de Tere Estrada, editados por el Instituto Mexicano de la Juventud, se acompañan de un CD que recopila las principales canciones del rock tijuanense, para el primer caso, y del rock hecho por mujeres, para el segundo. 25 Monsiváis, Carlos, «Introducción. ¿Quién quiere triunfar en la política pudiendo vender un millón de discos?». Paredes Pacho, Op. cit., pp. I-XV.

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Como adelanté en el apartado dedicado al rocanrol en México, un importante camino que tomó el rock en la capital del país fue el punk. Ciudad Nezahualcoyotl (suburbio de la ciudad de México ubicado en el Estado de México) es el ámbito de identidades grupales que se asocian al punk rock defeño. Este ámbito sociocultural resulta muy significativo por sus peculiaridades, las que han hecho de «Nezayork», sus jóvenes y la música punk todo un imaginario colectivo propulsor de identidades articuladas en torno a la alternatividad cultural. Según la lógica de la socialidad propuesta por Maffesoli, estas bandas y las que siguieron creándose y deshaciéndose, ayudarían a la construcción no de una historia rockera nezayorkina, sino a la «de un mito (el rock nezayorkino) en el que participo». El elemento fundador de la ciudad de Nezayork, en el imaginario de los jóvenes, es el binomio mito (rockanrol nezayorkino)/territorio (de las bandas juveniles). Maffesoli sostiene que es a partir de un imaginario vivido en común, como se inauguran las historias humanas. Por un lado, la memoria colectiva de los jóvenes nezayorkinos está conectada a sus espacios próximos; por otro y, a través de figuras emblemáticas como los ancestros pandilleros, trasciende a las bandas y los ubica en una suerte de «estela o linaje» imaginario.26 Al considerar al rock mexicano como campo de producción cultural, es posible entender la conexión entre la producción del rock con la cultura de masas y la disputa por la hegemonía desde las industrias culturales. El rock en México ha sido uno de los campos desde donde se han creado identidades juveniles con claras manifestaciones disidentes y posiciones relacionales múltiples. Lo que los jóvenes rockeros comparten resulta ser un dispositivo de códigos comunes en cuanto a orientación valorativa que permite una clara distinción entre un «nosotros» y un «ellos» cultural. Esto es definido por los actores sociales como «una forma de vida», un «estilo de vida» que contraponen 26 Urteaga. Por los caminos del rock, citado, p. 192.

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a las imágenes televisivas hegemónicas y que se expresa en frases como: «nosotros somos libertarios, los otros domestican a la población» que, a partir de matices generacionales se concretaría en lo siguiente: 1) en la generación rockanrolera [década de los sesenta] la diferenciación se establece en términos lo sexuado versus lo asexuado. 2) En la generación ondera [década de los setenta], la contracultura es entendida como la transformación del «ser» en contraposición al «tener» del establishment. Por otro lado, la generación setentera generó «espacios alternativos» donde la contraposición se dio en términos de «lo comercial» versus «lo no comercial». 3) La generación punk [décadas de los ochenta y noventa] critica y se opone a las condiciones sociales y culturales existentes, a partir de asumir los signos emblemáticos de la sociedad industrial, caricaturizándolos hasta lo grotesco. En este caso, la contraposición se da a través de varios lenguajes: la imagen, la palabra y el sonido.27 Por otra parte, gracias al rocanrol es posible abordar las significaciones imaginarias que se están creando en el mundo juvenil popular urbano en el que se mueven miles de jóvenes, esto es, en la marginalidad social. Así, el movimiento punk de ciudad Nezahualcoyotl logró trascender en los años noventa la limitada organización de las bandas juveniles de los ochenta, gracias a que dentro de la filosofía punk la organización más allá del barrio es una necesidad para repeler la represión, marginación y estigmatización social. La primera categoría que se ponía en entredicho fue la de banda. El movimiento punk criticaba desde sus fanzines28 y sus expresiones colectivas esta expresión. Tanto el sustantivo como el adjetivo banda eran repelidos, pues los conceptos emanaban de las plumas amarillistas de los medios de comunicación. Ante ello, el movimiento punk retoma y asume la organización 27 Ibid., p. 233. 28 Fanzine: revista informal de circulación limitada elaborada por los propios jóvenes en condiciones de pocos recursos. Su nombre proviene del inglés fan (seguidor de un grupo musical o una cultura juvenil) y magazine (revista).

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de colectivos,29 se expresa simbólicamente a través de fanzines, busca opciones de supervivencia en las cooperativas y retorna a profesionalizarse en las escuelas de educación media y superior. Finalmente, hay que recordar que el punk salta al gueto ratonil del barrio para inventar la idea de banda metropolitana.30 Los grupos más representativos del punk en México son Atóxxxico (D. F.), Colectivo Caótico (D. F.), Rebel D’ Punk (D. F.), Vómito Nuclear (D. F.), Masacre 68 (D. F.), SS-20 (D. F.), Secta Suicida Siglo XX (D. F.), Yapps (D. F.), Sedición (Guadalajara), Trincheras de Guadalajara (Guadalajara), Fallas del Sistema (Guadalajara), Sin Razón Zoocial (Guadalajara), Thermo (Guadalajara), 208 (Guadalajara), D’C Cho (Guadalajara) y Extinguidor (Guadalajara). Por su parte, a diferencia de la capital del país, el punk fue seguido en Guadalajara por jóvenes de estratos medios y medios bajos. Buena parte de ellos estudiantes en niveles medio y superior, se conformaron colectivos como Acción Subterránea y La Comuna Libertaria, los cuales mantienen estrecho contacto con movimientos populares y organismos de la sociedad civil, además de ser miembros fundadores del Tianguis Cultural de Guadalajara. EL CULTO A LA MUERTE: GOTHIC ROCK Otra de las derivaciones del rock es la música gothic, que se caracteriza por la reproducción de sonidos góticos, los ritmos punks y letras que retratan una actitud catastrófica y negativa sobre la sociedad de consumo, belicista, enajenada y destructora del medio ambiente, haciendo una «súplica poética a la vida extraterrena, al anhelo de otra realidad sobrenatural».31 Siendo más preciso, la música gótica, como expresión de la dark wave, 29 Los colectivos son la forma básica de organización entre los punks. 30 Gaytán, Pablo. Desmadernos: crónica suburpunk de algunos movimientos culturales en la submetrópoli defeña. Universidad Autónoma del Estado de México, México, 2001, p. 191. 31 Monsalvo, Sergio, «Estética dark: melancolía por la muerte». Martínez Rentería, Carlos (comp.). Cultura contra cultura. Diez años de contracultura en México. México: Plaza y Janés, 2000, p. 193.

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aglutina varias subcorrientes del punk, como ethereal, illbient, gothic, bluepop, spiritual trance, ambient retro y algunas variantes de la música atmosférica; además de que esta cultura juvenil se divide internamente en dark folk, bat cape, dead rock y otras. Lo relacionado a la cultura juvenil, su desarrollo tuvo mucho que ver con el hecho de que el movimiento punk, a finales de la década de los setenta, había caído en descrédito por la forma en que la industria cultural comercializó sus emblemas y símbolos identitarios. Ello, poco a poco, había estado extirpando el fuerte cuestionamiento anarquista del movimiento y empezaba a convocar a jóvenes que se adherían a él, pero ya como una moda juvenil. Muchos jóvenes radicales encontraron en lo referente a una cultura asociada a la muerte y sus símbolos, nuevos sentidos colectivos de disentimiento desde el aislamiento. La imagen que empezaron a reproducir buscaba remarcar un aspecto de muerte en cada uno de ellos, mediante maquillaje, uñas largas, el color negro.32 Como pensamiento ético-religioso con una visión distinta acerca de la vida y de la muerte, los góticos nacen como un movimiento disconforme con el calvinismo del siglo XVII al «romantizar» la muerte y las fuerzas oscuras desde una visión sentimentalista.33 Internamente se reproduce una visión en la que de una crítica participante y activa de los colectivos punks, se pasa a un retraimiento a escala individual muy cercano a actitudes de aislamiento y de desesperanza. Los jóvenes que siguen este movimiento cultural, más allá de una metáfora, suelen ver la vida a través del color negro. Algunos de ellos realizan rituales que los acercan a la muerte, mediante el sacrificio de aves y roedores y, para sí mismos, realizándose heridas individualmente en presencia 32 A esto se le ha llamado el dark wave (ola oscura), que incluye expresiones al interior de la cultura punk como el industrial, el gótico, el dark, el fetish, hasta el cyberpunk. Véase Vizcarra Dávila, Miguel. Jóvenes y disidentes: el caso de las identidades de resistencia activa. Una aproximación a los skinheads-RASH, punks y psycos en Guadalajara. Universidad de Guadalajara [tesis de Licenciatura en Sociología], México, 2002. 33 Véase al respecto Campbell, Colin. The Romantic Ethic and the Spirit of Modern Consumerism. Blackwell Publishers (Colección Ideas), Gran Bretaña, 1993, pp. 134 y ss.

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de compañeros. Como muchas de las culturas juveniles existentes en nuestro país, la ciudad de Tijuana fue la puerta de entrada de este movimiento que pronto generó seguidores en varias ciudades de México. Siguiendo la ruta de Inglaterra-Estados Unidos, los góticos llegaron a Tijuana. Así, comenzaron a deambular seres noctámbulos, pálidos, demacrados, de aspecto enfermizo o diabólico, quienes adoptaron el Paladium y La Casa de Alvarado para reunirse en tardeadas y bailes. Algunos hombres incoporaron faldas y medias en su atuendo, así como maquillaje para desdibujar las huellas de irrigación sanguínea. Ojos oscuros, uñas crecidas y largas cabelleras (componentes sin vida que producen nuestros cuerpos). También incorporaron tatuajes: altares íntimos que se ofrendan a la muerte, a los ángeles o a las calaveras. Son figuras fantasmagóricas; émulos de zombies, lloronas, vampiros o vicarios de la muerte. Los góticos produjeron más de un susto a los despistados transeúntes que caminaban en las noches por las calles tijuanenses y se enfrentaron a figuras espectrales y lánguidas [...].34 En Guadalajara existen jóvenes seguidores del gótico que se mantienen informados del origen, las características y las subdivisiones del movimiento. Para ello editan fanzines, como sus antecesores los punks, en los que se reproducen fragmentos de poesía «gótica», recomendaciones de novelas, películas y música, así como invitaciones a fiestas y tocadas en la ciudad. Entre estos fanzines, los más conocidos son Muerte tapatía, Idiots rule, Oscura desilusión, Cría cuervos, Profundo y Lamento sí sostenido. Además, los programas de radio que difunden la música oscura también han aportado mucho en la consolidación de este movimiento, como Darkwave y Legado Oscuro (1010 AM). Solían ir a Les Fleurs du Mort, una cafetería propicia para la cultura gótica que combina la música oscura y el death metal.35 34 Valenzuela, José Manuel, «La siesta del alma. Los góticos y la simbología dark». JOVENes. Revista de estudios sobre juventud. México: Instituto Mexicano de la Juventud, nueva época, año 3, núm. 8, enero-junio, 1999, p. 26.

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Al menos en Guadalajara, existen cuatro formas de ser parte de la cultura darkwave. Por un lado, aquellos más discretos, estéticamente mejor vestidos, menos gustosos por estar en lugares donde hay mucha gente, fans de grupos musicales como los clásicos The Cure, London After Midnight, Bauhaus, Christian Death, Human Drama y Nick Cave & the Bad Seeds, así como Lacrimosa, Alien Sex Fiend, Diamanda Galas, Macbeth, Hagar, Fields of Nephilin, Therion y Sex Gang Children; quienes se adscriben a lo que llaman el «gótico original». El otro estilo gótico es más exagerado, con atuendos más espectaculares que incluyen otros colores además del clásico contraste entre ropa negra y maquillaje blanco (como el violeta, morado, gris y color hueso), que escuchan a grupos del dead rock como Theatre of Tragedy, Static X, A Perfect Circle, Korn, Tool, Dimmu Borgir, Cranes, Roseta Stone, Gitane Demone, Corpus Deliciti, Virgin Prunes y, en lo más comercial, Marilyn Manson, quienes se autoidentifican como seguidores del dark. Además, están los que se identifican con una filosofía de vida más volátil o, en todo caso, menos asequible, y que se le conoce como el «estilo etéreo», representado por grupos como Love is Colder Than Dead, The Cranberries y Dead Can Dance. Y finalmente, aquellos jóvenes tapatíos que han establecido sugerentes vasos comunicantes entre la cultura dark, la música industrial y la compleja cultura electrónica, y al que llaman el industrial electro dark, cuyos grupos de culto son Apotygma Berzerck y Blutengel. Bandas de música oscura o gótica en Guadalajara han existido también de buena calidad, como Gladiatoria Clan, Sueño de Luna, Anubis, Kaja Negra, Lesbian Bitches from Mars, Frecuencia Tequila, Aves a Veces, Sociedad Secreta, Innegard, Lumen, Arpa de Aura, Minsea, Tharsis, Non Mortis y Beu Ribe. Así como artistas, colectivos, diseñadores y proyectos que se expresan a través de ambientes «tenebrosos» como Coré (Angélica Guerra), 35 Ubicada en Morelos esquina 8 de Julio (en el centro de la ciudad), este cafetería logró convertirse en un espacio de convivencia y diversidad cultural al que acudían desde jóvenes darks y góticos hasta chavos fresas, pasando por rastas, punks y metaleros, así como algunas otras expresiones de la «fauna juvenil urbana» de Guadalajara.

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Mortigan (Horacio Cordero), Carlos Larracilla, Ornela (Alfredo Ornelas), Pinto (Juan Pablo Macías), José Fors, Laura Pacheco, Gabriel Jiménez, Darkcastle, Diavolo insurrecto, Tenoch, Judith Portocarrero, Nosferatu, Tomarte y Mentes Torcidas.36 MÁS ALLÁ DEL ROCK Y SUS DERIVACIONES: DIVERSIDADES JUVENILES Precisamente la diversidad cultural de los jóvenes obligó a considerar otros géneros musicales (el rap, el hip-hop y el triphop, las oldies, el ballenato, la música rave, el tecno, el house y el psychodelic trance, la música pop, el blues y el jazz, la cumbia y el merengue, la música tex-mex y aquella conocida como norteña o grupera, el grunge, etc.), y cuestionar seriamente el axioma de exclusividad sobre el carácter «contestatario» propio de la música de rock en torno a las expresiones juveniles. El carácter rebelde, solidario, festivo, unificador, integrador, contestatario, etc., dota a las diversas manifestaciones musicales de los jóvenes según las intenciones culturales de los actores sociales y el contexto histórico y social en que se llevan a cabo, y no dependen de un estilo musical específico. Ciertamente, la propia historia del rock lo ha convertido en una de las principales banderas de la inconformidad juvenil, pero la diversidad cultural hoy vigente ha demostrado que las impugnaciones y críticas de diferentes niveles pueden llegar a hacerse desde muchas prácticas culturales y diversas notas musicales con orígenes disímiles. Esto es, desde diferentes rolas, ruidos y bandas. Dedicada buena parte de nuestra energía en conocer y explicarnos el mundo de las bandas juveniles, donde no faltó quien creyera que ahí se encontraba el nuevo sujeto revolucionario, o bien, quienes suponíamos que todos los jóvenes que consumían rock despreciaban y rechazaban otros géneros musicales, la cambiante realidad social nos ha enseñado que también los jóvenes clasemedieros y burgueses construyen sus 36 Al respecto véase López, Sergio. Estética de la finitud. Expresiones de identidad de la comunidad gótica en Guadalajara. Universidad de Guadalajara (Tesis de Licenciatura en Sociología), México, 2005.

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propias redes de solidaridad y que la juventud ya no se aferra a un solo estilo musical.37 No sólo la juventud mexicana se encontraba de lleno en un proceso de diversificación cultural y política, al ir pasando la década de los noventa, y ello obligó a quitar del centro de atención en el rock y sus derivaciones (metal, punk, gothic). Además, dentro del mismo contexto, algunos de los músicos mexicanos supieron encarar las nuevas propuestas provenientes de distintos y lejanos puntos del planeta, fusionando en el rock ritmos, tendencias, sonidos y letras de muy diversos géneros y creando, con ello, sus propias propuestas que difícilmente se limitaban al rock «más puro». La nueva revolución callejera: el ska Ejemplificando el proceso referido líneas arriba de diversificación cultural entre los jóvenes, aparece un movimiento musical y cultural que hace de la rebelión callejera y cotidiana el centro de sus demandas: el ska jamaiquino. Son diversos los espacios, imágenes, letras y ritmos, de este otro género musical que ha convocado masivamente a los jóvenes en ciudades como el Distrito Federal, Tijuana, Mexicali, Ensenada, Monterrey, Toluca, Guadalajara, Tepic, Culiacán, Mérida, Cancún, Cuernavaca, San Luis Potosí y Querétaro, entre otras.38 Los ritmos afroantillanos que se originaron del ska (reggae, mento, calipso, akete, etc.), unidos a condiciones de exclusión social y cultural de sus jóvenes seguidores, también se han convertido en vehículos de la disidencia juvenil y en constructores de identidades colectivas a lo ancho de nuestro país. Como uno de los grupos pioneros en este ritmo en nuestro país, La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio marcó la 37 De Garay, «Una mirada a las identidades juveniles desde el rock...», citado, p. 52. El propio autor enfatiza la necesidad de «abrirse» a las diversas expresiones juveniles. 38 Al respecto ver Analco, Aída y Zetina, Horacio (coords.). Del negro al blanco. Breve historia del ska en México. Instituto Mexicano de la Juventud/SEP (Colección JOVENes, 10), México, 2000.

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pauta para otros grupos como Tijuana No (Tijuana), Salón Victoria (D. F.), Panteón Rococó (D. F.), Los de Abajo (D. F.), Santísima Trinidad (D. F.), La Tremenda Korte (D. F.), Sekta Core (D. F.), Los Estrambóticos (D. F.), Skarlatina (San Luis Potosí), Arre Lulú (Monterrey), Inspector (Monterrey), La Zaña (Guadalajara) y La Celestina (Guadalajara). Este género musical ha sido apropiado por varias culturas juveniles en el mundo, y particularmente en México. Una de ellas, los skinheads, han aderezado los ritmos punks con fuertes dosis de ska, sobre todo a partir del movimiento conocido como Oi! El nombre skinhead quiere decir «cabezas rapadas», debido a que sus integrantes se rapan como forma de identificación. Tienen una vestimenta propia y usan las patillas poco crecidas. El culto a la imagen y la estética es muy fuerte entre estos jóvenes. Se empezaron a formar pequeños grupos (conocidos como mods) que se asociaron a un territorio, lo demarcaron y lo defendieron de los intrusos. En la confluencia de algunos jóvenes mods con otros jóvenes seguidores del movimiento de rudie boys39 en la ciudad de Londres, se conforma una cultura juvenil fuertemente ligada a los valores culturales de la población obrera de la Inglaterra de los años sesenta. En México, algunos de los grupos de música skin más conocidos son Sector Oi! (D. F.), Virus (D. F.), Barra Brava (Tijuana) y Alerta Guerrilla (Guadalajara). Grupos que sirven de entorno musical a organizaciones de jóvenes skinheads anarquista y antifascistas como RASH Guadalajara (Red & Anarquist Skinheads), quienes hacen cotidiano su deslinde del movimiento que ellos llaman como boneheads (cabezas huecas)40 conformado por skinheads fascistas y neonazistas que no han podido aceptar que sus orígenes como movimiento cultural provienen de raíces afroantillanas (ska), por el desprecio racial, social y cultural hacia latinos, asiáticos, africanos, homosexuales y vagabundos. 39 Con relación a las formas de expresión, referentes culturales y orígenes de los movimientos de jóvenes modernists (mods) y rudie boys (rudies), véase Marcial, Rogelio, Jóvenes y presencia colectiva, citado, pp. 63-67 y 73-78. 40 Llamados también «naziskins».

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El ska también ha sido la bandera musical del movimiento tagger en la ciudad de México. A diferencia de otras ciudades como Guadalajara, en donde los jóvenes grafiteros se identifican con el movimiento afroamericano del hip-hop (al que me refiero más adelante) debido a los fuertes flujos migratorios al suroeste norteamericano, el ska le ha dado voz a los taggers defeños, uniéndose a la imagen visual de las creaciones en bardas, puentes vehiculares, edificios, anuncios exteriores, bancas, postes, vidrios, coches y cualquier superficie posible de ser grafitiada. Al movimiento tagger haré mayor referencia cuando hable de la cultura del hip-hop. También desde el caribe: el reggae Otra cultura juvenil muy extendida es aquella que se desprende la cultura rasta (de Ras Tafari, líder del movimiento filosófico-religioso en Etiopía) y que tiene su origen también en la isla caribeña de Jamaica, específicamente en su capital Kingston. Conjuntando de manera particular tres aspectos como fuente identitaria, a saber, la recuperación de su historia desde sus orígenes en el continente africano y la esclavitud; la re-interpretación de la religión judeo-cristiana, junto con la religión pentescostal y otras de origen africano; y la creación del reggae, una música con origen en ritmos africanos y caribeños, tales como el calipso y el ska, siendo Bob Marley su impulsor y el exponente más conocido a escala internacional; miles de jóvenes jamaiquinos conformaron un movimiento políticocultural durante los años sesenta y setenta en el que fueron identificados como rudies.41 Por los fuertes flujos migratorios de jóvenes jamaiquinos a Inglaterra, muchos de los símbolos de expresión de este movimiento fueron retomados, primero en Londres, y posteriormente en muchos países europeos y los Estados Unidos. La comercialización 41 Para entender la expansión de la música jamaiquina alrededor del mundo occidental, así como las diversas expresiones juveniles asociadas a esta cultura caribeña, véase el excelente libro de Giovannetti, Jorge. Sonidos de condena. Sociabilidad, historia y política en la música reggae de Jamaica. Siglo XXI, México, 2001.

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de la música reggae hizo que para los años ochenta y noventa existieran jóvenes simpatizantes de esta cultura juvenil en casi todo el mundo occidental. Son pocos los países en los que, de alguna manera u otra, la música reggae no haya influido en los grupos locales durante los años ochenta y noventa. Las expresiones culturales de este movimiento juvenil fueron el tema de la película The Reggae Movie (Randy Rovins, 1995), la cual ha sido distribuida a casi todo el mundo; además de la clásica The Harder They Come (Perry Henzell, 1972), protagonizada por Jimmy Cliff, uno de los músicos de reggae más reconocidos, junto con Bob Marley y Peter Tosh. En Guadalajara los jóvenes rastas han retomado muchas de estas expresiones, las que han sido actualizadas y acondicionadas a formas culturales de expresión y relación por parte de sus integrantes. La vida en armonía con la naturaleza y sus semejantes; el respeto a la diversidad sexual y cultural; una filosofía pacifista en contra del consumismo y en defensa del medio ambiente a nivel planetario, la presencia permanente de un grupo numerosos de percusionistas en el tianguis cultural cada sábado, el cual permite la incorporación de ejecutantes y bailarinas espontáneos para realizar improvisados performances, la conformación de «comunas urbanas» y la artesanía como uno de sus principales medios de subsistencia, son los ejes que articulan sus manifestaciones culturales. No sin dejar las asiduas noches de música y armonía en antros como La Mutualista, Djembé y Murga Bar, con conciertos de grupos como La Tirlanga, Mala Leche, La Celestina, X-Cantina, Grand Mama, Monte Bong, Natty Congo Sound System, Repatriazion, Semiyero, Dr. Myal, Golden Ganja y La Yaga. La apuesta a una convivencia inclusiva por parte de los seguidores de este movimiento cultural ha permitido que en él se entremezclen jóvenes pertenecientes a estratos sociales diversos. La música en mi barrio y mi cantón: las oldies, la onda grupera y el ballenato colombiano. En la segunda mitad de la década de los setenta aparece en la ciudad de Los Ángeles el movimiento cholo, compuesto

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básicamente por jóvenes mexicanos o hijos de mexicanos, que fueron los herederos de los pachucos en muchos sentidos (uso de tatuajes, consumo ritualizado de sustancias prohibidas, elaboración de murales o grafitis, reproducción de formas peculiares de identificación en el vestir y en el hablar, etc.). Principalmente, los cholos buscan, como sus antecesores, mecanismos de defensa étnica y grupal frente a una sociedad anglosajona fuertemente racista y violenta, encontrando en símbolos mexicanos como La Raza, Aztlán y la cultura prehispánica, fuentes de inspiración y combatividad cotidiana. Para los inicios de la década de los ochenta, este movimiento juvenil se expandió a las principales ciudades en ambos lados de nuestra frontera norte (San Diego, McAllen, El Paso, Tucson, Laredo, San Antonio, Brownsville, Tijuana, Mexicali, Cd. Juárez, Monterrey, Matamoros, Chihuahua, Nogales, Reynosa, Nuevo Laredo, Ensenada), y debido a las fuertes corrientes de migración de mexicanos a los Estados Unidos, la presencia de jóvenes cholos se notó en algunas ciudades de los estados de Sonora, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Michoacán, Guanajuato y el Estado de México. En la actualidad, algunas bandas cholas en diferentes ciudades de México están retomando los referentes culturales y las formas de expresión del movimiento de jóvenes chúntaros, originario de Monterrey, y con una fuerte influencia de la cultura del narcotráfico desde Colombia y de la cultura de la migración a los Estados Unidos. Con una actitud más propicia a las «mezclas» culturales entre «lo mexicano» y «lo gringo», evidenciado principalmente en su forma de vestir con los elementos más tradicionales del cholismo (paliacate, mezclilla, red en la cabeza, wainitos, etc.), junto con alguna playera o jersey de equipos norteamericanos de fútbol americano, béisbol y hockey sobre hielo, esta nueva generación de jóvenes expuestos a la migración internacional encuentra sentido en los referentes culturales provenientes de ambos lados de nuestra frontera norte. A su vez, la música oldies (rock and roll de los años cincuenta y sesenta, sobre todo el rock steady y el rockabilly) de los jóvenes cholos está siendo aderezada con la cumbia y el ballenato

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colombianos (música con ritmos recuperados de la polka y la cumbia cubana, combinados con el reggae, el ska, el ragamufin norteño, el rap y el hip-hop, y una enorme fuerza del acordeón como instrumento central), cuyas letras tienen mucho que ver con la cultura del narcotráfico, la emigración ilegal a los Estados Unidos, las condiciones laborales de esos migrantes, etc. El único grupo mexicano, originario de Monterrey, que se ha adentrado en esta corriente musical del chúntaro style es El Gran Silencio. Por su parte Celso Piña, también de Monterrey, cuenta con una larga trayectoria artística que hace poco se dio a conocer con la edición de dos CDs, en los que demuestra que la cumbia y el ballenato colombianos también surgen desde los barrios regiomontanos. Otra variedad de la relación entre música y expresiones juveniles lo constituye la llamada música «grupera» (onda grupera), dentro de la que se incluyen la música «ranchera», la «tecnocumbia», la música «tex mex», los «narcocorridos», la música de «tambora», boleros, cumbias y música romántica. Corriente musical que también ha sido retomada dentro de muchos barrios en los que confluyen jóvenes cholos. La diversidad cultural y la búsqueda por terminar con los estereotipos hacia este tipo de música y sus seguidores, están por detrás de toda una cultura que resalta como épicas las experiencias vitales de emigrantes, narcotraficantes, marginados y trabajadores agrícolas en diversas partes de México, Sudamérica y los Estados Unidos. En el fenómeno grupero convergen muchas cosas. Entre otras están la mezcla cultural, un imaginario que reivindica el estigma, lo popular que se imbrica con lo masivo, y a través del gusto por la música, una forma significativa de socialización y consumo juvenil.42 42 Morín, Edgar, «Vaqueros y gruperos en el rodeo de Santa Fe. La reorganización de lo real por el imaginario cultural», JOVENes. Revista de estudios sobre juventud. Instituto Mexicano de la Juventud/SEP, nueva época, año 4, núm. 11, México, abril-junio, 2000, p. 7. Morín llama la atención de la fuerte convocatoria de la corriente grupera entre la juventud mexicana.

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Este género musical y sus referentes culturales llegan desde los primeros años de la década de los noventa a la ciudad de México desde la frontera norte, pero existe un camino de regreso que retoma tendencias generadas en la «gran capital», retroalimentando el fenómeno juvenil y fomentando la existencia de miles de seguidores en espacios y regiones muy diversas. En el norte y en el centro de nuestro país esta corriente musical se ha afianzado de manera impresionante en los diversos sectores juveniles, incluyendo a jóvenes rurales y urbanos, pobres y clasemedieros, tranquilos y rebeldes (como el caso de los cholos, jóvenes desafiantes y transgresores a la vez que gruperos). Así, independientemente de nuestros juicios sobre calidad (la calidad, se dice ahora, la determina el cliente; y el cliente es el que paga), belleza y refinamiento de la música grupera, no es posible eludir este fenómeno social y musical.43 A pesar de que el fenómeno de «música grupera» se ha expandido a jóvenes y adultos de diferentes estratos sociales e, incluso, fuera de las grandes ciudades, y cuyo vínculo está más relacionado con la migración a los Estados Unidos, muchos jóvenes cholos y otros más identificados como chúntaros han hecho suyos algunos grupos y ritmos de esta corriente musical. La herencia afroamericana: el rap y el hip-hop La práctica del grafiti más allá de las bardas del barrio propio, junto con estilos de música definidos, formas de baile y otros referentes culturales, tienen sus orígenes en un movimiento cultural surgidos en los barrios negros por parte de jóvenes que 43 Castro, Rocío y Guerrero, Antonio, «Jóvenes gruperos en Aguascalientes. Para rescatar lo juvenil y lo regional». JOVENes. Revista de estudios sobre juventud. Causa Joven, cuarta época, núm. 4, abril-junio, México, 1997, p. 48. Este artículo, con algunas modificaciones en las que se relaciona el movimiento grupero con el cholismo, apareció como «Gruperos y cholos en Aguascalientes». Espacios. Cultura y sociedad, nueva época, año VII, núm. 26/27, Instituto Cultural de Aguascalientes, México, julio-diciembre, 1997, pp. 51-65.

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se negaban a participar en el proceso de «guetización» de sus ciudades; proceso que era el intento de las autoridades por mantener a los jóvenes encerrados en zonas según los grupos étnicos minoritarios en los Estados Unidos, «encerrando» así también sus expresiones, sus carencias y problemáticas. Tratando de superar la violencia de las bandas (gangs) de los años setenta, algunos jóvenes de origen afroamericano vuelcan en la música y el baile sus críticas al sistema y, desde allí, compiten simbólicamente con el fin de erradicar los mortales enfrentamientos entre ellos. Así, «levantarse»44 pretendió ser un recurso para salir del barrio y «apoderarse» de la ciudad. Los taggers (etiquetadores o marcadores, en español) retoman las principales expresiones del movimiento del hip-hop, basado en una serie de reivindicaciones de la población afroamericana radicada en los Estados Unidos que son aprendidas por miles de jóvenes mexicanos cuando migran a ese país en búsqueda de oportunidades que no encuentran en México. Actualmente englobado en la cultura del hip-hop, el grafiti es la expresión gráfica del movimiento, la cual se articula con las expresiones musicales del deejaying, el rapping y el b-boying; conformando así una compleja ideología que tiene su origen en el barrio negro del Bronx, en la ciudad de Nueva York. El deejaying (conocido también como turntabling) es una forma novedosa en esos años de mezclar música, creando sonidos propios, mediante el manejo simultáneo de dos o más tornamesas (aparatos para los discos de acetato, que en inglés se llaman turntable). El nombre de deejaying proviene de las iniciales en inglés de disk jokey, o dj, vocablo con el que se le conoce al artista que realiza este tipo de mezclas. Un recurso propio de este movimiento es el conocido como scratching (que se podría traducir como «rasgueo»), consistente en avanzar y retroceder el disco con la mano de manera rítmica, para con ello reproducir sonidos parecidos a un rasqueteo. En ocasiones 44 «Levantarse» (del inglés getting up) se refiere a darse a conocer mediante el grafiti, el baile o el rapeo.

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se recurre a sonidos con la boca, también reproduciendo un ambiente novedoso de ensambles sonoros con un alto grado de improvisación. Se reconocen a Kool Herc, Afrika Bambaataa y Grandmaster Flash como los djs pioneros que hoy son verdaderas leyendas o iconos del movimiento del hip-hop.45 Lo referente al rapeo o rapping (que también se conoce como mc’ing, ya que a quienes cantan se les llama MC por las siglas en inglés de Master of Ceremony, Maestro de Ceremonia) es la manifestación verbal del movimiento, cuya característica consiste en cantar en forma de verso la problemática que se vive en los barrios negros. También con mucha improvisación, la inmensa mayoría de las letras son fuertes críticas y serias demandas sociales y culturales que evidencian las condiciones negativas de reproducción social a las que es sometida la población negra en los Estados Unidos. Normalmente, el mismo artista es dj y mc, aunque existen muchos mcs que no mezclan música.46 Finalmente, la actividad del b-boying es la expresión corporal del movimiento. Mediante actitudes y estilos peculiares, la 45 Kool Herc, cuyo verdadero nombre es Clive Campbell, inmigró de Jamaica a Nueva York a la edad de 18 años. Afrika Bambaataa perteneció a la pandilla Black Swords (Espadas Negras) y fue fuertemente golpeado por policías en enero de 1975. Por lo anterior, Bambaataa abandona la banda y decide incursionar como artista en la expresión de los djs, promoviendo la no violencia y la expresividad creativa propia de los jóvenes afroamericanos. Su nombre lo retoma de un jefe zulu que se opuso a la colonización inglesa de Sudáfrica, promoviendo la unificación de las tribus de ese país. Bajo esta visión, funda el movimiento conocido como Zulu Nation, del que retoma la experiencia de propiciar la unidad aún desde orígenes diversos, promulgando el reconocimiento de negros, mexicanos, puertorriqueños, cubanos, asiáticos. La idea central fue la de rechazar cualquier tipo de discriminación por razones de color, religión o ideología, para superar los enfrentamientos entre bandas y pasar a un movimiento de unidad y resistencia en el corazón mismo de los Estados Unidos. El pacto conocido como Universal Zulu Nation estipulaba el compromiso de terminar con la violencia callejera por parte de los seguidores del movimiento. Finalmente Grandmaster Flash, cuyo verdadero nombre es Joseph Saddler, nació en enero de 1958 y fue el líder del grupo de rap Grandmaster Flash & The Furious Five, formado en el Bronx en 1976 (Al respecto véase Bazin, Huges. La culture hip-hop. Desclée de Brouwer, París, 1995). 46 Una buena reproducción del «enfrentamiento» entre mc’s (conocidos como batles o «batallas») dentro del ambiente del hip-hop, se presenta en la cinta 8 Mile,

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acrobacia y los movimientos espectaculares compiten al bailar originalmente el ritmo que se conoció como breaking dance y que se repitió con el rap y el trip-hop. Desde los movimientos mecánicos que tratan de copiar a un robot, hasta espectaculares brincos y giros con la cabeza sin sostenerse con las manos, piruetas, juego de piernas, contorsiones, movimientos que tratan de dar la imagen que una onda recorre el cuerpo desde los pies pasando por todo el cuerpo hasta la cabeza; los b-boys trataron de llevar al baile la competencia entre bandas rivales.47 Destacar en ello, o como artista en el diseño de grafitis o en la improvisación del rapeo, dotaba de mucho prestigio a la banda de origen frente a las demás. En nuestro país existen grupos de hip-hop de calidad como Control Machete (Monterrey), Fermín IV (ex vocalista de Control Machete, después de convertirse a la religión cristiana), Boca Floja (D. F.), Microfunk (D. F.), La Otra Escoria (Guadalajara, desaparecida), Instinto Animal (Guadalajara, surgida de La Otra Escoria), De Las Cenizas (Guadalajara, surgida de La Otra Escoria pero ya desaparecida), De Lo Simple o DLS (Guadalajara), Twisted Minded (Guadalajara), VSTO2 (Guadalajara), Suciedad Anónima (Guadalajara), Golosinómano (Guadalajara), Plata o Plomo (Guadalajara) y Tono Zordo (Guadalajara).48 El regreso a la psicodelia: la música electrónica Otro ámbito de esta relación entre música y jóvenes lo representa el movimiento rave, el cual ha impactado a millones de jóvenes en diversas partes del mundo. En México, sabemos de las fiestas rave, las formas de organización de sus seguidores, sus formas de expresión, vestimentas, performances, el «éxtasis» protagonizada por el rapero blanco Eminem. 8 Mile es un suburbio urbano de la ciudad de Detroit (ubicado en la milla número 8 de la autopista de entrada a la ciudad) habitado por población blanca fuertemente marginada (conocida de manera estigmatizada como white trash o «basura blanca»). 47 Incluso, y como reivindicación de las mujeres participantes en estas «batallas de baile», también debe hablarse de b-girls. 48 Agradezco a Jorge Alberto Espinoza Guzmán los datos sobre algunos de estos grupos originarios de la escena tapatía.

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(droga sintética) como acompañante primordial de algunos jóvenes ravers; así como también los diversos estilos de vida que surgen alrededor del ocio, la fiesta y el «reventón» entre los jóvenes de este nuevo milenio.49 La cultura rave surge a fines de los años ochenta en Inglaterra (especialmente en Manchester) y en Alemania (especialmente en Berlín) como un movimiento cultural juvenil en torno a un tipo de música para bailar y todo el ambiente apropiado que «debe» rodearlo. Este movimiento juvenil es mucho más complejo que eso, llegando en muchos casos a ser vivido más como una forma de ser joven y no tan sólo como una moda desechable en el bailar. Creando, para quienes participan en las fiestas, los raves, un espacio único de convivencia y expresividad, una oportunidad imperdonable para estar juntos. Un fantasma electrónico recorre el mundo. El movimiento rave posee hoy una implantación mundial de fuerza insoslayable. Además de la experiencia musical, el rave posee una gran cohesión colectiva (debido a su carácter fuertemente gregario), la cual no invalida la búsqueda persistente de expresiones individualizadas. La disposición a estar juntos otorga la base física para el despliegue emocional. El cuerpo conforma nuevos campos discursivos, en los que la gestualidad posee los créditos protagónicos. El cuerpo es discurso de unidad, de disposición sexual, de capacidad eufórica y recurso escenográfico. De esta manera, lo corpóreo proporciona significado al biocentrismo rave y define muchos de sus códigos comunicativos, mientras que la sociabilidad (como disposición emotiva de permanecer juntos) aporta su cuota como argamasa de la experiencia de coincidir.50 49 Véanse al respecto Valenzuela, José Manuel. El paso del Nortec: this is Tijuana. Trilce Ediciones/CONACULTA/Océano/Instituto Mexicano de la Juventud/El Colegio de la Frontera Norte/UNAM, México, 2004; Reguillo, Rossana, «Taggers, punks y ravers: las impugnaciones subterráneas». Jorge Alonso y Juan Manuel Ramírez Sáiz (coords.). La democracia de los de abajo en México, UNAM/La Jornada/Consejo Electoral del Estado de Jalisco, México, 1997; Marcial, Rogelio, «Ravers», Jóvenes y presencia colectiva, citado, pp. 106-111; y Lara, Camilo, «La insoportable levedad del rave». Viceversa, México, núm. 21, febrero de 1995, pp. 3-6. 50 Valenzuela, José Manuel. El paso del Nortec: this is Tijuana, citado, p. 59.

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Esta cultura juvenil puede encontrar conexiones históricas con la década de los años sesenta, cuando aparecieron drogas como el ácido lisérgico (LSD) y el MDMA (en forma de éxtasis), así como algunas ideologías anarquistas, pacifistas y humanistas. Es destacable la aportación que le dota la música industrial (del movimiento del darkwave), así como el Avantgard alemán. De la misma forma, la evolución de la música electrónica es otra fuente importante del surgimiento de la cultura rave, evolución que ha llegado a crear nuevos géneros musicales como el techno, el new wave, el progresive, el house, el trance, el gabber, el jungle, el acid jazz, el acid house, el acid trance, el hardtrance, el trance house, el goa, el breakbeat, el electro dark, el psychedelic trance, el hardcore, el tribal, el full on y otras derivaciones y subgéneros. Del escenario europeo con grupos como Kraftwerk, Tangerine Dream y Depeche Mode, así como las primeras fiestas rave en Manchester e Ibiza entre 1987 y 1988, el movimiento llega a Estados Unidos en el inicio de los noventa. En México, los DJs51 y artistas que han presentado actos en vivo con gran calidad han formado colectivos como Nortec (Tijuana), Nopal Beat (Guadalajara) y God is my Name (Lagos de Moreno). En Guadalajara las fiestas electrónicas empiezan a ser comunes desde inicio de los años noventa, y algunos DJs tapatíos llegan a ser tan famosos como los de Tijuana y el Distrito Federal. Sin embargo, las posibilidades de realizar estas fiestas cada vez se ven más reducidas. En primer lugar, por la insistente desconfianza de la sociedad tapatía hacia los espacios impulsados por los propios jóvenes (sin mediadores de ningún tipo) para expresarse y divertirse; y en segundo lugar, debido también a las implicaciones fiscales que este tipo de eventos conlleva en el sentido de su reglamentación (pago de impuestos) por ser lucrativas (cobrar por entrar al lugar), y la negación por parte de sus organizadores de ver reducidas sus ganancias. Estos 51 Los DJs (Disc Jockeys), mejor conocidos como diyéis, por su pronunciación en inglés, son quienes amenizan las fiestas programando y mezclando la música, también llegando a crear sonidos y composiciones propias.

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pretextos, y algunos otros, han propiciado que el hostigamiento policiaco a jóvenes seguidores del movimiento electrónico en Guadalajara haya alcanzado niveles exagerados. La vitalidad del movimiento electrónico ha sido encabezada, en los últimos cinco años, por la corriente del psychedelic trance. Conocida como psyco, sus seguidores se identifican como «saicos» al mexicanizar la palabra en inglés; así como su más reciente derivación: el full on. La novedosa fusión en lo musical acompaña una combinación sugerente entre la filosofía psicodélica, la cosmovisión de diferentes grupos étnicos existentes en México antes de la llegada de los españoles en el siglo XVI, y algunos emblemas y simbologías de culturas milenarias, como la judía y la musulmana. Desde el regreso a una relación respetuosa con el entorno ecológico y con la gente que les rodea, los «saicos» también buscan mejores relaciones con «uno mismo», como parte del necesario replanteamiento de muchas de nuestras concepciones y formas de convivencia social. El psyco como movimiento es una derivación de la cultura (y la música) trance, misma que profesa la paz, el amor y la armonía con la madre naturaleza, así como entre los seres humanos. En este sentido, cabe señalar que fue en su tiempo la propuesta más radical dentro de la cultura electrónica, sobrepasando la ideología del rave y a la que se ha resumido como PLUR [peace, love, unity and respect: paz, amor, unidad y respeto]. En este sentido, lo que hizo el trance fue mezclarla con la cosmovisión de algunas filosofías orientales, así como la de distintos pueblos prehispánicos [...] Estas influencias religioso-filosóficas son por las que se pretende y se busca una mejor relación con el universo, la naturaleza y, de allí, con uno mismo.52 La realización de festivales electrónicos por parte de los seguidores de esta corriente musical ha ocasionado 52 Vizcarra, Jóvenes y disidentes, citado, p. 194.

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enfrentamientos con los cuerpos policiacos, que llegan a suspenderlos bajo el argumento de la localización de distribuidores de sustancias prohibidas. Es por ello que en la actualidad, en Guadalajara se han organizado festivales «oficiales» que cuentan con el permiso correspondiente y se llevan a cabo en foros, bares o discotecas de la ciudad; pero a su vez, no se han dejado de realizar otros festivales que, con un poder mayor de convocatoria, se llevan a cabo en espacios abiertos ubicados fuera de la ciudad, los cuales llegan a durar más de doce horas.53 PALABRAS FINALES Las distintas formas de expresión juvenil han estado vinculadas estrechamente con corrientes musicales específicas. Las formas de apropiación cultural por parte de grupos de jóvenes en nuestro país seguidores de diferentes culturas juveniles, siguen demostrando que la música, entre otras expresiones, forma parte de los diversos mundos juveniles que entretejen vivencias, reclamos, experiencias, fobias, utopías, remembranzas, esperanzas, desmarcajes, adhesiones, tendencias e insistencias. La música es en sus vidas lo que son las pistas sonoras en las producciones cinematográficas, ¿cómo no poner atención en ella? No hace muchos años estábamos acostumbrados a que los jóvenes escuchaban la música que los medios masivos de comunicación promocionaban para la población juvenil, existiendo algunas variaciones. Aquellos que no lo hacían, buscaban en el rock a sus grupos favoritos.54 Hoy en día la diversidad juvenil ha implicado, a su vez, una diversidad de ritmos, tendencias, fusiones, apropiaciones y préstamos, desde los que se ha vuelto más difícil ubicar si un grupo «hace» rock, rap, punk o ska «puros». La 53 Sobre la represión a festivales de música electrónica en Guadalajara, véase Marcial, Rogelio, «La violencia hacia los jóvenes desde el poder». Estudios jaliscienses núm. 64, El Colegio de Jalisco, México, mayo de 2006, pp. 36-47. 54 Como ya lo mencioné varias páginas antes, la diferencia se redujo a un simple par de contrarios («fresas» v.s «rockeros») que reforzaba una mirada simplista hacia una juventud dividida entre «integrados» y «excluidos».

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experimentación que caracteriza a muchas de las culturas juveniles mencionadas en este trabajo, también ha significado que en lo musical los grupos de distintos géneros reflejen esa experimentación en propuestas frescas, propias, que han hecho que muchos de ellos sean reconocidos más allá de nuestras fronteras y, en algunos casos, estén marcando la pauta dentro del ámbito que les corresponde. La manera en que la relación música–culturas juveniles se entreteje, ha propiciado que en muchos de los casos los grupos de música retomen en sus letras las experiencias y expectativas de miles de jóvenes en sus formas de expresión y organización. Pero, a su vez, muchos de estos jóvenes se inspiran en las letras y ritmos de sus grupos de preferencia, ocasionando una relación de doble sentido, una relación dialéctica que no sólo, como dije, nos obliga a pensar en ambas temáticas cuando nos acercamos a una de ellas; sino que además dan sentido a muchas de las prácticas juveniles, casi siempre relacionadas con una visión política de su situación y la de sus sociedades. Ya gente conocedora de estos asuntos apuntó con certeza que «toda música es política por naturaleza».55 Al elegir las propuestas musicales de los medios masivos de comunicación y las empresas culturales que «cantan» a favor del establishment, se está asumiendo una posición política. Si se buscan alternativas y, sobre todo, propuestas que «cantan a todo pulmón» las críticas al sistema imperante, es obvio que también estamos ante posiciones políticas de resistencia social y cultural. Entre ambos extremos, hay una variedad de visiones de mundo y proyectos de sociedad que también deben ser vistos como los motivadores de posiciones políticamente construidas, que hablan o callan sobre lo que nos afecta, nos disgusta, nos complace y nos convoca. Por lo pronto, espero que este breve recorrido por los ambientes musicales que enmarcan y dotan de sentido a diferentes culturas juveniles vigentes hoy en México, sirva como un paso de acercamiento hacia un conocimiento de los orígenes y prácticas culturales de muchas de las formas de ser joven en 55 Robinson, Deanna (et. al.). Music at the Margins: Popular Music and Cultural Diversity. Sage Publications, Gran Bretaña, 1991, p. 26.

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nuestro país. Si bien quedó claro que aún hay largos y sinuosos caminos por recorrer, siempre será un avance poder estructurar un marco general de apreciación de los mundos juveniles y sus «formas de cantar» la realidad. Estoy consciente que la rapidez de movimiento de estas culturas juveniles vuelve obsoletos muchos de los marcos generales de apreciación que se construyen, pero habrá que ir también con velocidad tras sus huellas para poder recorrer, junto con esos jóvenes, los fascinantes caminos en los que se adentran las formas de expresión y organización juvenil. Aunque sea tan sólo para «rejuvenecer» nuestras ópticas,... ¡tan, tan!

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María Guadalupe Laura Báez Báez. Médica, Maestría en Ciencias de la Salud Pública por la Universidad de Guadalajara. Profesor Investigador de la Universidad de Guadalajara. Coautora de artículos publicados en revistas nacionales, en las que se han abordado condiciones de salud de los menores trabajadores en diversos ámbitos laborales. Amaury Fernández Reyes. Licenciatura en Sociología por la Universidad de Guadalajara. Promotor de Investigación en el Centro de Investigación y Estudios de la Juventud (CIEJUV), del Instituto Jalisciense de la Juventud (IJJ); miembro de la Red Jalisciense de Investigadores sobre Juventud (REJIJ); investigador para el proyecto antropológico y etnográfico enfocado a jóvenes de la Zona Metropolitana de Guadalajara, para el Centro de Estudios de las Micro tendencias Sociales (CEMTES); investigador y guionista para programas televisivos de corte Sociocultural en la Unidad de Producción Audiovisual (UPA) de la Universidad de Guadalajara. Horacio Espinoza Zepeda. Licenciatura en Psicología, Universidad de Guadalajara, Centro Universitario Ciencias de la Salud. «Educador de calle» de la campaña «De la calle a la vida», DIF Jalisco, 2002; auxiliar de Investigación en el proyecto «Redes sociales y riesgo de transmisión de VIH/SIDA en migrantes de tres contextos urbanos de México». IMSS - Universidad de Guadalajara, 2004; asistente de investigación «Vigilancia epidemiológica sobre los comportamientos de riesgo asociados al VIH/ SIDA y otras ITS, en comunidades mexicanas con migración a California, Estados Unidos, 2005». AIDS research program, University of California - Universidad de Guadalajara - Coesida Jalisco - Secretaría de Salud. Publicación del trabajo «Muchas voces... ¿cuántos sentidos? Cursos, discursos y recursos de las publicaciones alternativas tapatías» en el libro Uso de medios de comunicación alternativos en diversos grupos de jóvenes en la actualidad. Trabajo compilado por Teresa M. Torres López, Universidad de Guadalajara, CUCS, en proceso de impresión. Director de la revista electrónica Siliconsexy.com especializada en música y difusión cultural. J. Igor Israel González Aguirre. Candidato a doctor en Ciencias Sociales. En la actualidad investiga la construcción social de la democracia en Jalisco, sobre todo con respecto al papel que

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en ello desempeñan los jóvenes; miembro activo de la Red Jalisciense de Investigadores de Juventud (REJIJ); forma parte del Comité Editorial de la revista Jóvenes en la mira, editada por el Instituto Jalisciense de la Juventud y; colabora en el proyecto «Análisis y perspectivas de la infancia en Jalisco», auspiciado por la UNICEF y el DIF-Jalisco. Sara Guerrero. Cursa la Licenciatura en Fotograf ía de la Universidad de Guadalajara. Ha participado en varias exposiciones colectivas: Galería Ajolote en Guadalajara Jalisco; Jardín del Arte, México D.F.; Feria de las Artes Libres. Expo Guadalajara y; Mexicanos en US, Chicago. Jesús Alejandro Hernández Ramírez. Maestría en Sociología por The London School of Economics and Political Science (LSE) y Licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Cuenta con experiencia en el área de la investigación en comunicación: investigación latinoamericana, Medios de comunicación y salud pública: la voz de los adolescentes, en el ITESO e; investigación nacional Hacia una nueva cultura televisiva: análisis de los públicos de la telenovela Mirada de Mujer en la Universidad de Colima; así como en antropología social: diversas evaluaciones nacionales externas del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades, del gobierno federal y; la investigación nacional Pobreza y migración, en el CIESAS Occidente, poniendo énfasis en el estudio de las juventudes. Ha sido ponente y tallerista en diversos eventos nacionales e internacionales, y ganador de varios premios y reconocimientos como el primer lugar en el 6º concurso nacional La Ciencia para Todos 1999-2000 (categoría ensayo), del Fondo de Cultura Económica. Carlos Hidalgo Rasmussen. Licenciatura en Psicología. M. T. G. Doctorante en Desarrollo e Intervención Social, Universidad de Guadalajara, CUSUR. Profesor y Coordinador de la Carrera de Psicología en la Universidad de Guadalajara. Alfredo Hidalgo San Martín. Médico, M. S. P., D. en C. S. Universidad de Guadalajara, CUCS. Coordinador y Profesor del Postgrado y de la Maestría Virtual en Salud de Adolescencia y Juventud; investigador Jefe de la Unidad de Investigación Epidemiológica y de Servicios de Salud del Adolescente (hasta 2005) en el Instituto Mexicano del Seguro Social; coordinador de la Biblioteca Virtual en Salud «Adolec», México

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BIREME – OPS.; editor del Boletín Latinoamericano Adolescencia IMSS – OPS – UNICEF y del Suplemento Especial «La Salud de adolescentes y Jóvenes Salud Pública de México» 2003. Premio «Jalisco en Ciencias de la Salud», 2003. Mariana López Cruz. Estudios en la Carrera Técnica en Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara. Ha trabajado como fotógrafa para los periódicos Siglo XXI y El Occidental; actualmente es corresponsal-reportera para el periódico Record. Ha participado en varias exposiciones colectivas e individuales. Rogelio Marcial Vázquez. Doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de Jalisco; Investigador en El Colegio de Jalisco desde 1993, responsable de un proyecto de investigación sobre culturas juveniles en la zona metropolitana de Guadalajara; profesor en el propio Colegio y en la Universidad de Guadalajara. Coordinador del Programa de Doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de Jalisco y Director General Académico de esa institución. Ha publicado los libros Desde la esquina se domina, Jóvenes y presencia colectiva, La banda rifa, y es coautor, junto con Ricardo Fletes Corona y Roberto Rodríguez, de El otro Vallarta. Problemas contemporáneos de Puerto Vallarta. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Nivel II) y de los Consejos Editoriales de las revistas Fuentes. Estudios humanísticos y sociales de Zacatecas y; Jóvenes en la mira. Revista de estudios sobre juventud(es) del Instituto Jalisciense de la Juventud. Roberto Morleghen Roger. Pintor y videoasta. Ha participado en varias exposiciones colectivas e individuales entre las que destacan: The 17th Internacional children´s art exhibition Tokio Japón, 1987; Museo de las Artes, 2000; Plástica Joven «19 Propuestas». Ex-convento del Carmen, 2005. Alfredo Nateras Domínguez. Licenciatura en Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México; Maestría en Psicología Social, Universidad Nacional Autónoma de México; candidato a Doctor en Ciencias Antropológicas, U.A.M. – Iztapalapa. Profesor Investigador de la U. A. M. – Iztapalapa; coordinador del Diplomado: «Culturas Juveniles», en UAM – Iztapalapa. Publicaciones: Jóvenes, Culturas e identidades Urbanas, U. A. M. - Iztapalapa y PORRUA, 2002; coautor: Tiempos de Híbridos. Trazos y trayectos de lo emergente juvenil contemporáneo, Instituto Mexicano

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de la Juventud y Secretaría General de Juventud de Cataluña, 2004; prólogo: «Cuerpos posibles… cuerpos modificados. Tatuajes y perforaciones en jóvenes urbanos», Instituto Mexicano de la Juventud, 2004. José Navarro Cendejas. Licenciatura en Desarrollo Educativo Institucional, Universidad La Salle Guadalajara; Maestrante en Ciencias Sociales, Universidad de Guadalajara. Profesor de la Licenciatura en Educación, Sistema de Universidad Virtual-Universidad de Guadalajara y profesor de la Licenciatura en Desarrollo Educativo Institucional, Universidad La Salle Guadalajara. Coautor con Luis Fernando Ramírez Anaya Objetos de aprendizaje. Formación de autores con el modelo de redes de objetos, SUV- Universidad de Guadalajara. Bettylu Rasmussen Cruz. Enfermera, M. S. P., D. en C. S. del T. Profesor de Postgrado, Universidad de Guadalajara, CUCS. Investigador (hasta 2005) en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Premio «Pedro Sarquis Investigación Salud», 2004. S. N. I. Nivel 1. Aída Araceli Rodríguez Carlos. Licenciatura en Trabajo Social por la Universidad de Guadalajara, Maestría en Terapia Familiar. Investigadora del CUCS de la Universidad de Guadalajara. Coautora de artículos publicados en revistas nacionales en los que se han abordado aspectos como la magnitud del trabajo infantil, marginación social de los niños que trabajan en la calle, entre otros. Tania Rodríguez Salazar. Maestra en Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara, actualmente es Doctorante en Ciencias Sociales, en la misma institución. Profesora e investigadora del Departamento de Estudios de la Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara. Entre sus publicaciones se encuentra el libro Las razones del matrimonio, 2001, editorial U. de G.-CUCSH) y diversos artículos sobre representaciones sociales, cultura, emociones y jóvenes urbanos. Ma Refugio Ruiz Vargas. Estudios de Filosof ía y Fotograf ía dentro de la Universidad de Guadalajara. Desde hace diez años realiza trabajos como fotógrafo para diarios locales y agencias nacionales; miembro fundador del Banco de Imágenes de las Artes de Jalisco del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad de Guadalajara. Esteban Soto. Estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el ITESO. Creador, director y fotógrafo de proyectogdl.com. Amparo

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Tapia Curiel. Médica, Maestría en Investigación en Salud Pública, Doctora en Ciencias Sociomédicas. Investigadora del CUCS de la Universidad de Guadalajara y de la UIESSA. Coautora del libro Diseño, implementación y evaluación de programas por competencias profesionales integradas. Una experiencia en el CUCS de la Universidad de Guadalajara y Modelo de evaluación de la enseñanza y aprendizaje en Competencias Profesionales Integradas. Julio Alejandro Terrones Orozco, Licenciatura en Psicología por la Universidad de Guadalajara. Asistente de Investigación en el Laboratorio de Salud Pública del CUCS de la Universidad de Guadalajara. Charlie Uribe. Licenciatura en Artes Audiovisuales en el área de Fotograf ía, de la Universidad de Guadalajara. Ha participado en varias exposiciones colectivas e individuales entre las que destacan: VII Encuentro de la Plástica Joven, Museo de Arte Moderno de Guadalajara; Exposición individual del Proyecto Zoo York, Foro de Arte Contemporáneo; Underworld, Londres, Inglaterra y; Tijuana, Tijuana, México. Miguel Vizcarra Dávila. Licenciatura en Sociología por la Universidad de Guadalajara. Coordinador del Centro de Investigación y Estudios de la Juventud; secretario ejecutivo de la Red Jalisciense de Investigadores sobre Juventud; director de la revista Jóvenes en la mira Instituto Jalisciense de la Juventud (IJJ); miembro del Consejo Editorial 2005–2006, de la sección «Comunidad» del diario Mural, grupo Reforma. Mención Honorífica en el «Primer Concurso Nacional de Tesis sobre Juventud», 2003, Instituto Mexicano de la Juventud, con el trabajo titulado: Jóvenes y disidentes. El caso de las identidades de resistencia activa. Una aproximación a los Skin heads RASH, Punks y Psycos en Guadalajara. Ha publicado varios artículos, entre los que destacan: «La atención pública a la juventud en Jalisco» en Jóvenes: lo público y lo privado en la revista Estudios Jaliscienses, El Colegio de Jalisco, 2006; «Las Formas de Ser Joven Hoy», en el Boletín Latinoamericano de Adolescencia, UIESSA - IMSS, 2003, publicación financiada por la OPS y la UNICEF.

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Índice Presentación

7

MAPAS Y COORDENADAS: algunos rostros y estados de ánimo de las y los jóvenes de «guanatos».

Alfredo Nateras Domínguez Capítulo I INSTITUCIONES Y JÓVENES

23

LAS IMÁGENES DEL PODER Y EL PODER DE LAS IMÁGENES: la construcción institucional de la juventud en Jalisco.

J. Igor Israel González Aguirre 53

SALUD Y ATENCIÓN A ADOLESCENTES EN MÉXICO

Alfredo Hidalgo San Martín,

Bettylu Rasmussen Cruz y Carlos Alejandro Hidalgo Rasmussen. Capítulo II EL PASO A LA ADULTEZ

73

IDEALES SOBRE LA FAMILIA EN JÓVENES DE LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA.

Tania Rodríguez Salazar 97

ASPECTOS DEL PROCESO DE TRABAJO Y DE SALUD ENFERMEDAD de un grupo de niños, niñas y adolescentes de la industria del calzado,

zona metropolitana de Guadalajara. Amparo Tapia Curiel,

Aída Araceli Rodríguez Carlos, Ma. Guadalupe Laura Báez Báez, y Julio Alejandro Terrones Orozco

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119

REPRESENTACIONES SOCIALES DE JÓVENES PROFESIONISTAS SOBRE EL TRABAJO.

José Navarro Cendejas 147

SEXO, DROGA Y TV. De medios, sexualidad y salud en adolescentes clasemedieros de Guadalajara, Jalisco.

Jesús Alejandro Hernández Ramírez Capítulo III CREACIONES JUVENILES

175

CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD SOCIAL en Jóvenes consumidores de drogas de la ciudad de Guadalajara

Horacio Espinosa Zepeda 199

AQUÍ PURAS ROLAS CHIDAS: música y expresiones juveniles en México

Rogelio Marcial 239

COLABORADORES

I N S T I T U C I O N E S

q

Y

J Ó V E N E S

Disertaciones. Aproximaciones al conocimiento de la juventud, se terminó de imprimir durante el mes de Agosto de 2006. En su composición se utilizaron tipos Warnock Pro Subhead en 7, 8, 10, 12, y 18 puntos. La Edición consta de 1,000 ejemplares.

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