Apuntes para una ciudad futura.

Apuntes para la ciudad futura Juan Molina restrepo Catedra Bogotá 2011 – Fundación Gilberto Alzate Avendaño: Aproximaciones a la Ciudad del Futuro.

Introducción: Quisiera comenzar este texto con una premisa contundente: El futuro de la ciudad, de cualquier ciudad, está contenido en su presente. Cada ciudad contiene en sí misma los bloques constituyentes y los genes de su ADN. Y en este están contenidos los probables rasgos y modificaciones de su código genético. Este código contiene el conjunto de características culturales, sociales, políticas, económicas y físicas que constituyen el cuerpo ciudad y que permite las modificaciones posibles de este. Este texto ve a Bogotá inscrita en la fase histórica caracterizada por la globalización y el capitalismo avanzado como fenómenos inherentes a la geografía contemporánea, independientemente de que nos encontremos en un centro o una periferia de esta geografía. Porque si bien, dichos fenómenos tienen su centro en ciudades como New York, Paris, Londres, Tokio, Shangai o Sao Paulo, esto no excluye que nuestra ciudad viva las glorías y miserias derivadas de la consecuencias del accionar de esas ciudades en nuestro territorio. La hiperconexión, la segregación o la exclusión son algunos de los rasgos que caracterizan nuestras ciudades y territorios, y los caracterizarán aún más en los próximos años. Es en los pliegues y matices de estos fenómenos, en sus números y en sus formas físicas y culturales, donde es posible observar el probable futuro de nuestras ciudades. Se pretende observar a Bogotá como un laboratorio expuesto estas condiciones antes descritas. Condiciones que por definición no son específicas a este territorio pero que se despliegan en éste de manera particular haciendo encontrar temas genéricos con soluciones especificas. Soluciones y reflexiones que probablemente puedan ser aplicadas a otras ciudades y territorios de la urbanización global. Cinco temas serán el objeto de reflexión de esta conferencia, temas de los cuáles no se pretende dar soluciones ultimas y definitivas, sino más bien proponer y retomar otros ya inscritos en el código genético de nuestra ciudad y llamar la atención de los arquitectos a tomar un rol de confrontación pública y activa en esta discusión. 1. Demografía: La primera característica de nuestra ciudad es lo masivo de sus fenómenos. La ciudad de Bogotá se caracteriza por ser una “topografía artificial” de millones de habitantes. Y su población está destinada a crecer. En este contexto, la demografía parece ser el primer elemento de nuestro futuro: saber cuantos y quienes seremos significa tener conciencia de la velocidad de las transformaciones a las cuales seremos sometidos. Es en esas cifras donde podremos determinar las cantidades que ocuparán el espacio de la ciudad y por ende la densidad y la forma que deseamos para la ciudad futura.

Es en la demografía donde se hacen latentes las transformaciones que se darán en el medio urbanizado; y es ahí, precisamente, donde el arquitecto será llamado a actuar, no como mero observador de los fenómenos, sino como actor que orienta y propone ideas para definir lo que concretamente define la demografía en la ciudad: su forma futura. 2. La forma de la ciudad: La forma actual de Bogotá no tiene nada que ver con la clásica división campo / ciudad. Este límite neto se ha disuelto. Si observamos una fotografía satelital de la ciudad descubriremos que se asemeja más a una “nebulosa geográfica” que se despliega en forma de mancha por el territorio de la sabana, para disolverse finalmente en filamentos difusos por toso su territorio. Esta nebulosa artificial ha roto desde hace tiempo el equilibrio entre urbanización y naturaleza, produciendo un consumo excesivo de territorio que ha ocasionado, entre otras, las catástrofes que se han hecho evidentes en el último invierno. Esto además ha aumentado enormemente los desplazamientos internos de la población, con la consecuente disminución de la calidad de vida de parte de sus habitantes. Si bien el control total de la forma de la ciudad es una utopía, es nuestro deber imaginar su forma futura y decidir si queremos una ciudad más densa, compacta y accesible, o una cada vez más difusa y dispersa que aumente los tiempos de recorrido y con ello dificulte el acceso de sus habitantes a bienes y servicios. 3. Modernización y tecnología: La condición actual de nuestra ciudad es el de una modernización incompleta, un proceso que no ha sido capaz de responder eficientemente a la velocidad de las transformaciones en acto, dejando el subdesarrollo como única condición posible para esta ciudad. La dispersión de los recursos, su mala utilización y la pésima gestión ha llevado a un atraso crónico en los temas cruciales para la ciudad: desde infraestructura hasta espacio publico, pasando por nuevas técnicas de construcción y estrategias mas efectivas de desarrollo. La incapacidad de crear un “know how” local, capaz de acompañar este proceso necesario de modernización del sistema ciudad, es la causa principal de los límites a un desarrollo avanzado, completo e incluyente, que fomente la tecnología y la innovación como elementos claves de los procesos de desarrollo de la ciudad. 4. Segregación y territorios de la autoorganización: La ciudad parece modelarse por acumulación de materiales urbanos indiferenciados de dos tipos: Por un lado, aquella legal o formal que crece día a día por la acción de miles de emprendedores y promotores inmobiliarios que, en la mayoría de los casos, ven al arquitecto como una arandela insignificante. Como simple mano de obra incapaz de aportar a proyectos basados simplemente en la lógica de la especulación y la ganancia. Por otro lado, existe una arquitectura que posee una inteligencia que va más allá de si misma. Una arquitectura producida por miles de actores que cada día y con medios propios construyen la ciudad a través de millares de episodios

aislados y autoorganizados, que en nuestra ciudad son visibles en las urbanizaciones ilegales y en los territorios de la vivienda progresiva. Es en estos donde parecen construirse los espacios de la socialización y de lo colectivo: en las asociaciones entre vecinos, en la ayuda mutua, campos donde la arquitectura parece haberse vuelto invisible. La dúplice condición, entre lo formal e informal y lo organizado y autoorganizado, ha creado una ciudad de enclaves, bordes y segregaciones. Una ciudad donde los diferentes grupos y actores sociales no se comunican entre si. Una ciudad que parece construida exclusivamente para lo privado y no a través de lo colectivo y bajo el principio de integración en el espacio público de los diferentes grupos sociales que la constituyen. 5. Arquitectura y política: En este contexto, el rol del arquitecto no es el de reducirse a simple rufián del sistema capital, por el contrario debe recuperar su rol de actor o fuerza que de una manera u otra trate de interpretar la experiencia del espacio de la ciudad. Debe redescubrir las armas e instrumentos que en otras épocas hicieron de su pensamiento un representante sofisticado y radical, capaz de generar imágenes que irrigaron la política y la cultura de nuevos referentes e imaginarios a la hora de pensar el futuro de la ciudad. Recuperar la capacidad de hacer escuchar su voz y sintonizarse con los varios actores sociales y culturales significa influir en la esfera de la política, en últimas la responsable de liderar los procesos de transformación de la ciudad y el territorio. Conclusiones: El futuro de la ciudad es ahora. Se ve en la fuerza de su crecimiento, en los actores y fuerzas que presionan sobre ella. Está en las imágenes que atravesamos diariamente: Infraestructuras, lugares de la hipertecnología, espacios del habitar, espacios de la autoorganización, espacios del consumo, enclaves de miseria y la exclusión, comunidades cerradas y slums. Toda esta materia continuará reproduciéndose, pero de nosotros depende que la ciudad resultante no sea la misma: Más grande, más densa, el resultado maldito de esa mezcla de precariedad e hipertecnología que es hoy.