Apuntes para una arqueología del paisaje campesino de Turminá, Cauca.

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Descripción

Apuntes para una arqueología del paisaje campesino de Turminá. Oscar H. Vargas Dentro del municipio de Inza, nororiente del departamento del Cauca, se encuentra el corregimiento de Turminá, que está ubicado en la vertiente oriental del valle del Río Negro. En este corregimiento se hallan 8 veredas, de las que en la parte norte se encuentran ubicadas las veredas de Guetaco, Fátima y La Palma, la primera en la parte baja (de los 1400 a los 1800 MSNM) y las otras dos en la alta (de los 1800 a los 2400). En esta primera aproximación al paisaje del territorio nos concentraremos en la vereda de Guetaco donde se encuentran dos unidades de vivienda que se lograron georeferenciar. Estas corresponden a baldíos adjudicados en la década de los cuarentas, tras la disolución de los resguardos. A partir de estas dos unidades de vivienda, desarrollaremos un análisis del paisaje histórico atendiendo las indicaciones de Criado (1999), quien plantea un análisis del paisaje a partir del análisis de lo formal, fisiográfico, tránsito, condiciones de visibilización y análisis de terrenos y topográfico. De estos se tiene información para los cuatro primeros y queda en deuda el último punto para una próxima aproximación. El objetivo de este trabajo es hacer una aproximación al análisis del paisaje histórico, como un punto de partida para el proyecto final de maestría, y con él se busca determinar el paisaje como uno de los componentes de la cultura campesina en Inza. Morfología del lugar; Inza se encuentra ubicado en la cordillera central en las inmediaciones del Nevado del Huila, constituyéndose como tal, en una zona importante tanto de actividad volcánica como tectónica. Por eso no es de extrañar que “[l]as geoformas presentes en el área de estudio han sido principalmente el resultado de la combinación de procesos internos, tales como, el calentamiento y deformación de las rocas (Metamorfismo) y la conjugación de fallas (Tectónica) asociadas al levantamiento activo de la Cordillera Central” (CRC/ACIT 2005; Pg 76 y 77). Aunque el municipio, en su totalidad, tiene distintos grandes paisajes morfológicos que van desde paisajes colinados, montañoso volcánico y glacio volcánico, el gran paisaje de la zona de estudio (Turminá) es del tipo tipo montañoso erosional que fue originado por procesos del tipo fluvio erosional, denudacional y agradacional” (CRC/ACIT 2005; Pg 77). Según el diagnóstico territorial que se hizo para un esquema de ordenamiento territorial del municipio de Inzá, se describe este paisaje como: “Esta unidad comprende las cotas de los 1.200 y 2.800 m.s.m, en los pisos térmicos templado y frío, su temperatura varia entre 20.5 y 15°C. La pendiente en estas zonas están entre el 7 y 75%. Geológicamente este paisaje esta conformado por depósitos volcánicos y fluviovolcánicos, no consolidados de la formación Popayán, Rocas ígneas pertenecientes a la Formación Coquiyó, Lodotitas del Pedregal y al conglomerado de San Antonio. Se encuentran también Rocas metamórficas pertenecientes a la metasedimentitas de Vitoncó y al Complejo Cajamarca. Estructuralmente este gran paisaje está influenciada por las fallas de Inzá, Paso de Bobo, El Molino y Togoima” (Municipio de Inza, pg 152-153). Fisiografía; En ese paisaje general se encuentra Turminá, que esta en la cuenca media del valle del Río Negro. Al norte del centro poblado se encuentra la vereda de Guetaco, vereda que tiene aproximadamente 3,12 Km2. Esta vereda está limitada por el sur con la quebrada Aguadita que la separa de la vereda de Turminá centro (donde está la cabecera del corregimiento); por el oriente con el Río Negro que la separa de la vereda de San José del corregimiento de Pedregal; por el norte con la quebrada Cruz de Chonta que la separa por el nororiente con la vereda de Río Negro de Pedregal y por noroccidente con

la vereda de la Palma de Turminá; y por el occidente con la vereda de Fátima.

Guetaco está ubicada en un monte que se eleva desde los 1400 hasta los 1800 m.s.n.m y que está rodeado por dos quebradas de un caudal menor y un río al que desembocan estas dos y que también limita con la vereda. En cuanto a la fisiografía del monte, se puede decir que tiene dos grandes unidades según la inclinación: la parte baja que tiene unas pendientes inclinadas pronunciadas y la parte más alta que tiene una menor inclinación llegando a parecer semiplana, tal y como se muestra en la siguiente imagen:

Patrón de asentamiento; Tomando como base dos adjudicaciones hechas por el gobierno a campesinos en la década de los cuarentas, y gracias a la memoria oral de campesinos de la región, se identificó en el terreno dos unidades de vivienda, las del señor Florentino Rojas y la de Teodoro Cotacio. Tras identificarlas en la fotografía aérea, gracias a tener las coordenadas georeferenciadas, se prosiguió con identificar las colindancias que en los documentos se describían, tratando de hacerse a una idea del tamaño de aquellos que colindaban, a partir de mirar las variaciones en los distintos tonos y formas en la montaña y tratando de suponer que esas variaciones, cuando eran formas semi-geometricas, corresponden con las fincas. A partir de eso se logró construir un primer mapeo de la montaña donde se identificaban distintas posibles fincas, tal y como se ve en la siguiente imagen:

Aunque de todas las fincas que se identificaron, solo las que tienen una información al 100% seguras son las dos de Cotacio y Rojas, nos aventuramos a construir un mapeo más extendido que daría cuenta de cómo se habría distribuido la propiedad de la tierra en la época de la disolución de los resguardos, y esto nos permite tener una idea preliminar de cómo debió ser esta repartición. El mapeo inició identificando la finca de Florentino Rojas, que dice que colindaba por el oriente con Manuel Salvado Rojas P. y Juan de la Cruz Rojas P., por el norte con Teodoro Cotacio y por el occidente con Andres Rojas, mientras que por el sur lo hacía con Juan Miguel Rojas. Como una de las colindancia era con su hermano Andres (se saben que eran familiares por entrevista al hijo de Florentino) se prosiguió a mirar la finca de Andres Rojas, que en el documento de adjudicación decía que colindaba por Oriente con Lino A Rojas y Florentino Rojas, por el norte con Teodoro Cotacio, por Oeste con Pedro P. Cotacio y Florentino Rojas y por el Sur Juan de la Cruz Rojas. Como justamente tanto Florentino como Andres colindaban con Pedro Pablo Cotacio y se tenía la información de esta adjudicación, se pasó a mirar las colindancias de este que eran: por Oriente camino Turmina- Río Negro, Florentino y Andres Rojas y Teodoro y Espiritusanto Cotacio, por el norte José Benito Cotacio, por occidente Evangelista Cotacio, Felipa Guevara, Lino Antonio Rojas, y por el sur Manuel Salvador Cotacio. Encontrando coincidencias, se fue poco a poco, armando un mapa donde se encontraba la finca de Teodoro Cotacio, que ya ha sido nombrada, y de la cual no se tenía el documento de la adjudicación pero sí se había

podido georeferenciar ya que se conoció al hijo del finado Cotacio. A partir de eso, se llegó a obtener la siguiente gráfica, donde se dan cuenta no solo de las colindancias comprobadas sino que además, me aventuro a dibujar otras de las fincas que estaban alrededor, basándome en la lectura de la fotografía aérea:

Tránsito: Una vez identificadas las fincas, se pasó a identificar cuáles eran los caminos que había en el terreno, y se encontraron de tres tipos: Vía principal, que comunicaba al corregimiento de Turminá con el municipio de Inza. Una vía secundaria, que comunica a Turminá con Guetaco pero que sigue hacia la vereda de Río Negro en el corregimiento de Pedregal; y unos caminos del tercer grado que comunican a Guetaco con Fátima pero que también permiten a los habitantes de Guetaco trasladarse por entre su vereda. Condiciones de visualización: La parte de la vereda se puede ver desde el pueblo de Turminá, desde San José y desde las partes altas de las veredas de Fátima, La Palma e inclusive desde la parte alta de la vereda de Socorro al sur. Al mismo tiempo desde la vereda Guetaco se puede ver Turminá, San José y la parte baja de Fátima. También según desde qué lugares se puede ver (las partes altas) y ser visto (las partes bajas) desde el Rio Negro. Algo que es particular, es que desde la vereda de Guetaco se puede ver buena parte de la ladera oriental del Rio Negro, y al mismo tiempo de varios puntos de esta ladera se puede mirar a

Guetaco.

La sensación de estar cerca y poder ir lejos. En el momento de la disolución de los resguardos en la década de los cuarentas del siglo XX, las familias del territorio de Turminá consolidaron una tenencia de la tierra que seguro venían cultivando desde antes, pero que a partir de la titulación iba a marcar una relación centrada en la posesión legal privada, que haría de cada una de sus parcelas un espacio específico para laborar y vivir con sus familias. En la repartición de estas adjudicaciones no hay muestra que haya habido una adjudicación distinta a la que se habitaba previamente (de esto se da cuenta cuando se observa colindancia entre hermanos, quienes debieron recibir la tierra de sus padres en el pasado). Es decir, donde estaban las fincas, era el mismo territorio que laboraban los padres de varios de los adjudicatarios. Claramente esta ubicación no era caprichosa; por lo menos los señores Rojas y Cotacio habían logrado tener tierras para el cultivo y vivienda que tenían dos características muy interesantes: por una parte estaban cerca del casco urbano de Turminá, lo que les permitiría ir a los oficios religiosos cuando fuera necesario y al resto de actividades socioculturales que se dieran allí. Pero al mismo tiempo, estaban ubicadas justo al lado del camino que comunica a Turminá con Río Negro. La importancia de este camino no solo radica en la facilidad para llegar a Turminá, sino que este camino era uno de los principales que se utilizaban en el pasado, (antes de que el camino Turminá- Inzay el de Turminá Pedregal estuvieran habilitados para los carros) para dirigirse no solo hacia la zona de Pedregal, sino desde allí salir hacia la Plata, municipio del Huila, donde se llevaban a cabo muchas de las ventas del café que cultivaban en la región. La vereda de Guetaco, en ese sentido, es muy estratégica, porque no solo está en el camino del pueblo de Turminá con el de Pedregal, sino que también está muy cercana (menos de 30 minutos caminando) al camino que comunica a Turminá con Inza, ruta por donde se puede sacar la producción hacia la cabecera municipal pero además también hacia el lado occidental de la cordillera central, llegando a Popayan, por el antiguo camino de Guanacas, camino que en la época colonial fue construido para

poder comunicar a Quito con Santafé, y que para la década de los cincuentas seguía siendo un cruce obligado entre el valle del Cauca y el del Magdalena.

La cercanía a caminos que conectan con lugares a largo tránsito, está acompañada por una red de caminos que conectan tanto a la vereda contigua de Fátima, que en la década de la disolución eran una misma unidad, porque solo hasta los sesentas es que se crea la nueva vereda de Fátima, como a las otras partes del mismo Guetaco. Como se pudo observar en los patrones de tránsito, no solo hay caminos que llevan de sur a norte sino también algunos que atraviesan desde la parte alta del monte a la parte baja, y que le permiten a los habitantes del territorio ir y venir al Río Negro. En conversación con Alirio Rojas, hijo de Florentino Rojas, este aseveraba que también su padre le había dejado tierra hacia la quebrada de la Aguadita, por lo tanto, estos caminos no solo conectaban con otras familias sino que, en casos como el del señor Rojas, y no debe ser el único, también servían para transportarse de las zonas altas a las bajas para cultivar los distintos territorios. Aún así, es importante recordar que dentro de la fisiografía del territorio hay una parte, cuyas pendientes son bien pronunciadas lo que seguro hizo más complicado el cultivo y, como el señor Tulio Cotacio hijo de Teodoro Cotacio comentó que también le pasaba, la tenencia de ganado, ya que este en ocasiones se despeñaba y moría. Esto explica por qué en la parte alta del monte, se concentran varias de las adjudicaciones que tenían vivienda, ya que aunque también se adjudicaba las partes bajas, donde mayor posibilidad de producción había era en la parte alta. La otra parte de la que casi no se tiene información es de la adyacente al Río, donde a partir de análisis de fotografías aéreas y de visita al terreno se ha logrado identificar unas partes planas, y allí también debieron darse asignaciones. En general, se observa que buena parte de las adjudicaciones no pasan de dos hectáreas, a excepción de la del señor Pedro Pablo Cotacio, que está en la parte más alta y que tiene una extensión de 9 hectáreas y media. Vale la pena, a futuro, explorar por qué este señor tuvo esta adjudicación tan importante y más

en la zona que se considera de más aprovechamiento para la producción. Es probable que este señor durante la época haya pertenecido al cabildo y su influencia le haya permitido acceder a esta tierra, pero muy seguramente esta preferencia en la asignación no pasó desapercibida por el resto de los adjudicados, y quién sabe qué tensiones pudo haber generado, pero como no se tienen evidencias de ello, por ahora es una mera conjetura. Finalmente, cuando se piensa en la situación en cuanto a visibilidad y visibilización, no se puede dejar pasar desapercibido el hecho que esta zona es una de gran valor, ya que desde allí se ve y puede ser vista por varios lugares, incluidos el casco urbano de Turminá y la zona urbana de San José. De hecho, cuando se está en la zona, una de las sensaciones más agradables es justamente la vista que se tiene desde Guetaco, ya que se puede observar, de forma maravillosa, buena parte de la ladera oriental del valle del Río Negro. Vivir en este lugar es levantarse en las mañanas con el sonido del río al fondo y si se está cerca a las quebradas, con el de ellas, y con esta espectacular vista a las montañas donde se desprende una vegetación coloridamente hermosa. Esto hace pensar que fue un lugar privilegiado en términos de lo que se observa, y que por décadas y quizás siglos pudo ser envidiado para asentarse allí. Claro, habría que mirar si desde la cuenca alta o baja del valle hay lugares con estas características tan interesantes, pero preliminarmente se puede afirmar que debió ser un lugar apetecido de tal forma que quienes accedieron allí tuvieron un privilegio frente a otros adjudicatarios, especialmente los que fueron propietarios de las partes altas. Conclusión preliminar, inquietudes a largo plazo. Definitivamente el paisaje campesino está marcado, no solo por la distribución de la propiedad entre las familias, sino que además está diseñado por las vías que permiten la movilidad dentro y hacia afuera del territorio. Es una articulación que se piensa para poder tener conectividad entre las propiedades de las distintas familias pero también las propiedades, que una misma familia tiene, en distintos lugares del territorio. Debido a que nació de una división legal que se basaba en criterios geométricos para la determinación de las fronteras, cuando el paisaje se mira desde lejos se logra apreciar como una colcha de retazos donde muchas de sus formas tienden a acercarse a figuras regulares, pero son acompañadas por las figuras que ríos o pendientes de las montañas producen y ello trae como resultado una colcha de retazos con figuras regulares e irregulares; al final, las personas, por más deseos de delimitar un terreno con un sentido estricto a su entendimiento, tienen que aceptar que las mismas formas fisiográficas dan posibilidades y limitaciones para ese empeño. El paisaje campesino entonces, termina siendo un enramado de lo que muchas familias hacen por mantener sus parcelas, pero al mismo tiempo, las formas que los caminos hacen como resultado del recorrido, ya sea para la producción, para la comercialización o el disfrute y contemplación de la vida, y como paisaje deja de ser formas particulares de las familias y es una expresión de formas sociales de una comunidad. A pesar de estas ideas, aun es mucho lo que queda por descubrir, y este trabajo solo ha sido una reflexión inicial a seguir desarrollando en el proyecto de investigación de maestría. Biografía; Corporación autónoma regional del cauca – crc y asociación campesina de inza tierradentro – acit; plan de ordenamiento y manejo de la subcuenca del rio negro , Municipio de Inzà – Cauca ; 2006 Criado Boado Felipe; Del terreno al espacio: Planteamientos y perspectivas para la arqueología del paisaje en Revista Capa # 6, Universidad Santiago de Compostela, 1999.

Municipio de Inza; Esquema de Ordenamiento Territorial, Diagnóstico Territorial; S.F.)

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