Apuntes; Inferiorizacion america en el imaginario alemán

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Descripción

La inferioridad de América en el imaginario alemán1 Patricio Lepe-Carrión Por eso, creemos necesario, antes de entrar al racismo kantiano, que hemos elegido como uno de los posibles ejemplos de racismo filosófico ilustrado, examinar muy brevemente el imaginario social en el que el filósofo desarrolla su obra antropológica; o de cómo aquella 'inferiorización' del continente americano fue recepcionada y asimilada por la literatura alemana. En su tesis doctoral, la destacada escritora española Rosa Ribas, llama la atención sobre el hecho de que si bien los portugueses, españoles e italianos fueron los primeros gestores de la empresa conquistadora, y que en un segundo momento lo fueron también franceses, holandeses e ingleses, es muy raro encontrarse con ‘alemanes’ en dicho proceso2; sin embargo, a pesar de su omisión en la literatura histórica, sí es posible hablar de ‘conquistadores alemanes’ (deutsche Konquistadoren) (Ribas 2005). Fueron sus relatos, junto a las imágenes míticas

del

Medioevo,

las

que

dieron

origen

a

las

primeras

percepciones/construcciones del ‘indio americano’ en tierras alemanas3, como un Otro desprovisto de todo rasgo civilizado; y que sin duda, reforzaban también la misma identidad de Europa y su efectivo posicionamiento como ‘centro’ y ‘referente’ del mundo conocido.

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Apuntes de apoyo a la docencia, derivados del trabajo de investigación del profesor Patricio Lepe-Carrión durante el año 2010. 2 Benjamín Vicuña Mackena, llama la atención sobre una destacada porción de sangre alemana en los conquistadores que llegaron a tierras chilenas. Un ejemplo, podría ser Bartolomé Blumenthal, considerado el primer alemán/judío que llega a Chile con la expedición de Valdivia; y también Pedro Lisperguer, que llega con García Hurtado de Mendoza en 1557 (“caballero notorio 2 de Benjamín los noblesVicuña de Alemania”, Mackena, como llama él mismo la atención solíasobre llamarse) una (cfr. destacada Vicuñaporción Mackenna de sangre 1903: 5-6). alemana 3 en Dada los conquistadores la naturaleza de quela llegaron presente ainvestigación, tierras chilenas. hemos Unevitado ejemplo, cualquier podría indagación ser Bartolomé a la compleja realidad Blumenthal, considerado geográfica el primer y cultural alemán/judío de aquello que que llega denominamos a Chile con la ‘Alemania’. expedición Esdepor Valdivia; ello que y también Pedro Lisperguer, que llega con García Hurtado de Mendoza en 1557 (“caballero notorio de los nobles de Alemania”, como él mismo solía llamarse) (cfr. Vicuña Mackenna 1903: 5-6). 3 Dada la naturaleza de la presente investigación, hemos evitado cualquier indagación a la compleja realidad geográfica y cultural de aquello que denominamos ‘Alemania’. Es por ello que por Alemania, nos referimos más bien al ‘área lingüística alemana’, o a su 'germanización' en un sentido muy lato.

Poco tiempo después de la llegada de Colón al continente americano, comenzaron a circular en Alemania una serie de folletos, mapas y cosmografías con representaciones caricaturescas de su geografía, de su flora, fauna y de sus habitantes. No sólo el apogeo de los nuevos modos de producción bibliográfica permitió a Alemania un aumento de su literatura en torno a América (en muchas ciudades alemanas existían imprentas en ese entonces), sino también, un interés económico por parte de los comerciantes interesados en las nuevas rutas para el tráfico de mercancías. Alemania, encabezaba durante los años 1492 y 1551, la lista de los países con mayor literatura sobre América, dominando de este modo el mercado editorial en todo el territorio europeo (cfr. Ribas 2005: 40-41, 48-49).4 Descripciones de canibalismo eran muy comunes5 en las cartas y hojas sueltas que lograban traducirse de los viajes de Colón y de Vespucio. En 1509 –por ejemplo-, un folleto titulado “Diβ büchlein saget” (“el librito dice”), que traduciría algunos escritos de Vespucio, relata el caso de unos indios antropófagos que devoran a un marinero frente a su tripulación, al cual previamente dieron muerte a palos. El mapamundi de Lorenz Fries (en tres ediciones: 1525, 1527 y 1530), en que aparecen indios vestidos con plumas comiendo trozos de carne humana. O el famoso libro de Sebastián Münzer, la “Weltbeschreibung” (“Descripción del Mundo”), editada en numerosas ocasiones hasta el siglo XVII, donde se describe y se ilustra a caníbales desnudos descuartizando cadáveres.

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Esta es otra de las razones de por qué al hablar de Alemania en su proceso de inferiorización de América, hablamos -al mismo tiempo-, de la inferiorización que hizo también Francia, Holanda, Austria, España, etc. 5 Recordar la gran relevancia que cumple la construcción del ‘caníbal’ en Europa para la justificación y legitimación de los estigmas aplicados a los nativos de América, y que por supuesto, se hará extensiva a la conquista del continente en general (cfr. Chicangana-Bayona 2008, 2009). Colón, y luego Vespucio, serán muy elocuentes en sus descripciones; para Colón –por ejemplo-. había indios inocentes e indios caníbales, éstos últimos serían los que, según la brillante propuesta del genovés, reemplazarían a las bestias en los cargamentos de los barcos que iban de regreso hacia Europa; el canibalismo, era un indicador de la bestialidad al mismo tiempo que legitimación de su instrumentalización como formas de pago o explotación (cfr. Todorov 1998: 54-56).

Ilustración 1 - “Caníbales con cabeza de perro”, en Uslegung der Mercarthen oder cartha ma-rina. Strasburg (1527). Lorenz Fries

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Estos textos, vinieron a fortalecer el imaginario negativo y despectivo que la Europa de los siglos venideros tendría de América. Según Friedrich Sixel, podríamos resumir en cuatro las características que el europeo considera ‘chocantes’ del nativo americano, y que por supuesto, la literatura alemana de los siglos posteriores a la conquista acentuará de tal forma que construirá una caricatura bastante aterradora y despectiva de la otredad americana: una vestimenta escasa, relacionada con el libertinaje indecoroso; la superstición, relacionada con el ateísmo y adoración a los demonios; la carencia de un Estado, relacionado con la anarquía e indisciplina; y el canibalismo, con la barbarie (cfr. Altmann 1995; cfr. Ribas 2005: 60). Por otro lado, nos parece muy interesante el texto del soldado y marinero alemán Hans Staden “Wahrhaftige Historie und beschreibung eyner Landtschafft der Wilden/Nacketen/Grimmigen Menschfresser Leuthen...” ("Verdadera historia y descripción de una tierra de gente salvaje, desnuda, feroz y caníbal..."), sus fantásticas aventuras en las tribus de tupinambá en las costas de Brasil, relatadas e ilustradas como seres antropófagos e inhumanos.

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En (Jáuregui 2008: 545).

Ilustración 2 - Grabado que ilustra la ‘brutalidad’ de los nativos americanos según Hans Staden

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También, el soldado y cronista –alemán- Ulrich Schmidel, en su obra las “Warhafftige Historien einer wunderbaren Schiffart...” ("Historias verdaderas de un viaje maravilloso..."), también contribuye con sus relatos a la imagen del indio como caníbal y salvaje. A fines del siglo XVI y principios del XVII, el refinamiento de los materiales y las técnicas artesanales con que se realizan los grabados, es acompañado de una nueva manera de visualizar al indio americano; no tan sólo más estilizado, en su estética de cuerpos apolíneos, sino también, en la representación que el nativo hace de una humanidad ‘no contaminada’, habitante de una tierra rica y fértil, en cuyo seno surge el mineral más hermoso y codiciado, el oro. Quizás sea Theodor De Bry (1528-1598), el dibujante y grabador más influyente en este aspecto; aunque de origen belga, sus trabajos circularon por toda Europa, y lograron reproducir un gran número de trabajos importantes.

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Más imágenes de Staden y Schmidel en: (Christian-Albrechts-Universität 2004).

Durante el siglo XVIII, si bien la imagen del indio americano sufre algunas transformaciones en países como Francia e Inglaterra, en Alemania casi se mantiene intacta. Por un lado estaba Humboldt (1769-1859), quien sin duda es uno de los más grandes viajeros científicos de la época, y que su aporte al conocimiento del continente sería vital para la Historia Natural, transformando desde luego la imagen que del indígena y de los criollos que tenían los europeos, pero su influencia no se vería directamente reflejada en los círculos intelectuales de ese entonces, habría que esperar algunos años más (Altmann 1995). Y por otro lado, las ideas de pensadores (principalmente franceses) que abogaban por la inocencia paradisíaca del nativo americano, por su vida de libertad, armoniosa y llena de felicidad, se encontraban Michel de Montaige (1533-1592) y JeanJacques Rousseau (1712-1778), quienes habrían elaborado una ampliada y novedosa visión del ‘bon sauvage’ (buen salvaje) que, tuvo muy poca repercusión en Alemania; Kant –por ejemplo-,no creía en el ‘buen salvaje’ de Rousseau, a pesar de su exacerbada admiración por el maestro francés8. Contra esta visión esperanzadora del habitante del ‘nuevo mundo’, surgirían nuevas proyecciones, no alemanas incluso, que enfatizarán la imagen de un ‘salvaje degenerado’ que, tendrá una gran repercusión en pensadores alemanes del siglo XVIII y XIX. Cabe mencionar en esta línea al finlandés Pehr Kalm (17161779), quien luego de sus viajes por el Norte de América publicara alrededor de 1753-61 su obra “En resa till Norra America” (en tres volúmenes), en la cual postula la idea de que toda vida en el Nuevo Mundo es afectada por una ‘degeneración gradual’ que, las termina por acabar muy prematuramente; su obra fue traducida a varias lenguas, y se cree incluso, que su idea sobre la ‘degeneración’ haya sido retomada años más tarde por Buffon9 en 1766. La traducción al inglés (“Travels in North America”) estuvo a cargo del viajero alemán Johann Reinhold Forster, padre del célebre naturalista Georg Forster (17548

AA 06, 33 (Akademie-Ausgabe). Donde recurre a informes de navegantes y viajeros para contrarrestar el ‘estado de naturaleza’ al que se refiere el ‘buen salvaje’: “[…] los filósofos que esperaban encontrar en el llamado estado de naturaleza [Naturzustande] ejemplos eminentes de la bondad natural de la naturaleza humana 9 A Buffon no lo mencionamos mayormente aquí, porque ya ha sido tratado con anterioridad (supra).

1794)10, con quien Immanuel Kant tuviera un par de malentendidos respecto a las diferencias y origen fisiológico de las razas humanas11.

Ilustración 3 - “Hombre de Tierra del Fuego”. Retrato de Hodges y Basire. Según Georg Forster la imagen que representa la más repugnante miseria de la naturaleza humana

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La conocida obra del teólogo prusiano Corneille de Pauw (1739-1799) “Recherches philosophiques sur les Américains” (“Investigaciones filosóficas sobre los americanos”) del año 1768-69, será una de las más polémicas de la época, y fue quizás la que más peso tuvo a la hora de rebatir las ideas del ‘buen salvaje’13. 10

Georg Forster, fue un prestigioso naturalista, viajero y revolucionario alemán, que formó parte – junto a su padre, gracias a quien se une a la tripulación- de la expedición alrededor del mundo del capitán James Cook ; su capacidad como dibujante, le permite publicar los descubrimientos de aquella travesía en 1777, luego que el almirantazgo prohibiera a su padre la publicación. Esto le trajo un sin número de problemas económicos, incluso la cárcel; por lo que tuvo que irse de Inglaterra y volver a su tierra natal, donde bajo la protección del Emperador Federico, fue nombrado profesor de Historia Natural en la Universidad de Halle, y director del jardín botánico, funciones que ocupó hasta su muerte. Aunque fallece relativamente joven, ya a los 36 años era conocido en toda Alemania como explorador, naturalista, geógrafo, y especialista en lenguas; además que conoció y debatió con los más destacados intelectuales de su época ("Introducción" en Forster 2000: xix-xliii; Nélson Papavero y Llorente Bousquets 1995) 11 Sobre la polémica Kant-Forster, véase infra. 12 Véase una descripción más detallada de este retrato en: (Forster 2000: 627-30). 13 Véase el apartado de nuestra investigación en torno a la ‘reivindicación del indígena’, las reacciones que tuvieron algunos americano en Europa, especialmente jesuitas como el mexicano Francisco Javier Clavijero (rebatiendo a Buffon), o el chileno Juan Ignacio Abate Molina (rebatiendo a Pauw), de quien el mismo Kant se vale en sus descripciones sobre Chile. Son estas polémicas, inscritas en un marco de transformación cultural, político y económico, propias del siglo XVIII en su segunda Modernidad, que permiten la consolidación de una identidad criolla ‘ilustrada’ en América,

Pauw, creía que esa idea de belleza y riqueza americana, pertenecía más al ámbito de lo mítico y fantasioso que a la realidad; sin duda que influenciado por Buffon, admitió muy encarecidamente la inferioridad e infertilidad del continente americano, aunque ahora extendida también a sus habitantes14, "une espéce dégénérée du genre humain; lache, impuissante, sans forcé physique, sans vigueur, sans élévation dans l'esprit" (cit. en Altmann 1995: 482). Finalmente, y siguiendo a Pauw, se encuentra el ‘abbé Raynal’ (Guillaume Thomas Francois Raynal) (1713-1796), sacerdote que escribió en 1770 una obra en cuatro tomos “Histoire philosophique et politique des etablissements et du commerce des Europeens dans les deux Indes”, y aunque atacaba la inquisición y la esclavitud de los negros (por ello censurada y prohibida), no logró escapar de los prejuicios de la época en tanto muestra una América inferior y miserable; admirándose de la capacidad que tenían los colonos europeos en adaptarse y transformar el hábitat americano, prueba innegable de la superioridad del hombre blanco. La imagen del indio, que acabamos de presentar –muy escuetamente-, viene a reforzar otra irrisión que comienza a gestarse durante el Siglo de las Luces, y de la cual serán herederos tanto Kant como Hegel, aunque sea el primero de ellos quien lo desarrolle más acabadamente: que el abuso de los conquistadores españoles es doblemente nefasto, ya que, no sólo es violenta y destructiva en sí misma, sino que, atenta contra seres incapaces de autodeterminación, contra seres de suyo ‘inferiores’ al hombre europeo15. o una consolidación de la ‘conciencia de clase’ que reafirmaba su pertenencia al territorio americano, y legitimaba al mismo tiempo su dirigencia (cfr. Cadelo Buitrago 2004: 21). Para mayor detalle sobre este interesante debate: (cfr. Castro-Gómez 2005a: 273-303; Gerbi 1960). 14 Recordemos que Buffon, en sus apreciaciones despectivas sobre América no incluyó a sus habitantes. En sus obras posteriores se encarga de dejar muy claro que los americanos eran iguales a los europeos, aunque históricamente más jóvenes. Pauw en cambio, sostiene que el americano es un degenerado tanto física, intelectual y moralmente. De ahí que el Abate Molina reaccionara diciendo que Pauw “ha escrito de las Américas y de sus habitantes con la misma libertad que pudiera haber escrito de la luna y de los selenitas” (Molina 1782: xvi-xvii). 15 Para una mayor profundización en torno a los antecedentes de la imagen que se tenía de América en la literatura alemana del siglo XVIII y XIX, véase: (Altmann 1995; Nélson Papavero y Llorente Bousquets 1995; Ribas 2005).Otros textos que no han sido consultados, pero sí hemos revisado, y que damos al lector las referencias: Arciniegas, Germán. Los alemanes en la conquista de América, Losada, Buenos Aires, 1941. San Román, Alberto. Contribución de los alemanes en la conquista de Sudamérica: siglo XVI, . “The Germans, the Portiguese and India”

de Pius Malekandathil. “The German Discovery of the World: Renaissance encounters with the strange and marvelous” de Christine R. Johnson.

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